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Transformaciones culturales. Cambio en las mentalidades. La educación y la prensa.

Tema 13.3

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Transformaciones culturales.

Cambio en las mentalidades.

         La educación y la prensa.

El mundo que se vivió bajo los últimos años del siglo XVIII y el primer tercio del XIX en España, fue un mundo cambiante. Las ideas que habían impulsado a los revolucionarios franceses cruzaron los Pirineos y aunque se trato de impedir su difusión en la Península fue imposible; circulaban libros y folletos con las ideas que acabarían destruyendo el Antiguo Régimen. Después de la guerra de la independencia la llegada de Fernando VII radicalizó la situación. No se trataba sólo de una lucha de ideas políticas, sino de choque de mentalidades.

1. CAMBIO EN LAS MENTALIDADES: KRAUSISMO, POSITIVISMO, DARWINISMO.

La cultura española del siglo XIX se caracteriza por la influencia de las corrientes culturales europeas, por la difícil convivencia entre tradición y progreso, por el elevado analfabetismo y el escaso interés por la cultura y la ciencia.

            Destaca la irrupción del krausismo como modelo de pensamiento. Se trataba de un sistema filosófico formulado por los alemanes Christian Krause y Heinrich Ahrens, e introducida en España por el profesor Julián Sanz del Río hacia 1874. Pronto se formará un grupo en el que se encontraban Giner de los Ríos, Bartolomé Cossío, Canalejas, Fernando de Castro, Rafael Altamira, Salmerón y Azcárate. Su ideología se basaba en la primacía de la razón, la defensa de la libertad de conciencia, el culto a las ciencias experimentales, liberalismo y tolerancia, moral austera, importancia de la disciplina y del cumplimiento del deber individual, optimismo en la naturaleza humana, anticlericalismo y espiritualismo de carácter místico-panteísta que condujo a buscar la presencia de Dios en la naturaleza, la más auténtica manifestación divina.

            Pensaban también que la falta de libertad había impedido el desarrollo de la ciencia en España, culpando a la intolerancia católica y a la Inquisición el haber deformado a los españoles hasta convertir nuestro país en un cuerpo enfermo, sufriendo por esto duros ataques del clero.           

 Propugnaban la incorporación de las mujeres a la enseñanza, la europeización del país, la reforma de las costumbres y la confianza en la acción educativa y pedagógica para superar la ignorancia.

            La principal obra del krausismo fue la creación en 1876 de la “Institución Libre de Enseñanza” en Madrid, a la que se añadió en 1907 la “Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas”.

            Por su parte, el positivismo impulsó la incorporación de los modernos métodos científicos al estudio de los fenómenos sociales, dejando de lado las especulaciones metafísicas del pasado. Fueron aplicados a los estudios sociológicos (Azcárate), antropológicos (Antoniio Machado Álvarez) e historiográficos (Altamira).

El darwinismo social Es aquella corriente que extrapola la teoría de la evolución de Charles Darwin al campo social. En el último tercio del siglo XIX, determinados grupos intentaron justificar el imperialismo mediante el argumento de que los individuos y colectividades con mayor capacidad serían los más aptos para sobrevivir, en tanto que aquellos que carecían de esas cualidades estarían condenados a la extinción o a la supeditación. El hombre blanco, con su depurada técnica, organización y superior civilización estaría facultado para “civilizar” y utilizar en provecho propio a los pueblos inferiores. El darwinismo social desembocó directamente en el racismo y la xenofobia. Se expresó de forma radical a lo largo de la primera mitad del siglo XX en el antisemitismo nazi. también En 1877 Darwin fue nombrado profesor numerario de la Institución Libre de Enseñanza, siendo González Linares el encargado de difundir sus teorías, provocando

numerosos ataques de la Iglesia.

LA EDUCACIÓN

A).- La difusión de la cultura liberal se realiza solo entre elites por lo que será muy limitada, la mayoría de la población es muy pobre y analfabeta. En 1860 el 75 por ciento de la población era analfabeta y otro 10 por ciento sólo sabía leer y escribir. La Educación sólo llega a pequeños grupos a pesar de que se empieza a considerar como un asunto de interés público, necesario para el desarrollo del país en su vertiente económica (necesidad de formar obreros especializados) social (necesidad de formar individuos con unas determinadas formas de pensar) y política (necesidad de formar ciudadanos).

B).- Para conseguir estos objetivos se realiza una política educativa que empieza a poner en pie la enseñanza pública. Durante el reinado de Isabel II se promulgan las dos primeras leyes de enseñaza

• 1845: Plan Pidal que establece enseñanza primaria y secundaria pública y privada, y enseñanza Universitaria sólo pública.

• 1857: Ley de Instrucción Pública de Claudio Moyano. Organiza la educación Universitaria en 5 facultades y establece el Cuerpo de Catedráticos y las oposiciones de secundaria.

Pero estas leyes tienen muy poco desarrollo porque aunque la enseñanza se concebía como un derecho, ni el Estado podía financiarlo, ni la población infantil dejar de trabajar. Además los Ayuntamientos, a los que se encarga de la construcción de escuelas, se encontraban pobres y sin recursos por la desamortización de comunales de Pascual Madoz, de 1.855. La enseñanza secundaria era atendida por las diputaciones que tenían la obligación de mantener un Instituto por cada capital de provincia. La enseñanza universitaria concentraba la mayor parte de la inversión estatal en educación.

C).- La enseñanza privada para los hijos de los ricos si se desarrolla quedando en manos de la Iglesia que encontró en ella una forma de recuperar influencias en la sociedad controlando la mentalidad de los futuros gobernantes.

El papel de la Iglesia En la formación de la mentalidad del siglo XIX comienza con los moderados que consideran el catolicismo como elemento fundamental de la identidad nacional y como freno moral para conseguir orden frente al radicalismo político y social. El Concordato de 1851 además de paralizar la desamortización y excluir a cualquier otro culto, permitía a la Iglesia católica intervenir en la educación pública y en la libertad de imprenta e incluso sobre la actividad de maestros y profesores.

Durante los años ochenta del siglo llegaron a España numerosas congregaciones religiosas de carácter educativo, los maristas, los salesianos, los marianistas o las ursulinas. El fenómeno de privatización de la educación secundaria no se produjo sin embargo en la enseñanza primaria, donde mayoritariamente las instituciones escolares eran públicas. En cualquier caso el coste de obtener el titulo de bachiller (de 370 pts alrededor de 1895) hacía estos estudios inaccesibles a la clase obrera.

D).- La libertad de cátedra. La reforma educativa liberal, especialmente en la Universidad, fue muy criticada por la Iglesia. Filósofos como Donoso Cortés y Jaime Balmes ,o más tarde Menéndez Pelayo, empezaron a plantear el Integrismo Católico que defendía la unidad católica del Estado y la preponderancia de la fe sobre la razón.

En 1875 el ministro de Fomento Manuel Orovio supeditó la libertad de cátedra a su acuerdo con la doctrina y el dogma católico. Frente al decreto reaccionaron algunos profesores universitarios, primeramente los catedráticos de farmacia y Historia natural de la Universidad de Santiago de Compostela, que protestaron ante el Rector y que fueron separados de sus puestos. Estos hechos trascendieron en Madrid, y provocaron la reacción de Gumersindo de Azcárate, Giner de los Ríos, Emilio Cautelar o Nicolás Salmerón, que también fueron sancionados y separados del servicio. De estos profesores sancionados surgiría la Institución Libre de Enseñanza.

E).- El Krausismo y la Cultura Laica Mientras tanto en la Universidad comienzan a desarrollarse las teorías conocidas como Krausismo; ideas introducidas por Julián Sanz del Río, catedrático y discípulo del filósofo Alemán Krause, y por Francisco Giner de los Ríos, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Madrid, que defendía:

Un humanismo racional, laico y moral. La fe en el progreso a través de la educación. El ejercicio de la razón y el desarrollo de la ciencia. Políticamente eran demócratas. La principal aportación de lo seguidores del Krausismo en España

fue la creación de la Institución Libre de Enseñanza (1876-1936). Este Instituto se origina en los primero momentos de la Restauración e introdujo en España la Coeducación, el Darwinismo y el Positivismo En esta institución se educó la mayor parte del personal republicano dirigente durante la II República, y de la intelectualidad liberal que produce el resurgimiento cultural del primer tercio del Siglo XX.

 LA PRENSA.

Fue uno de los principales vehículos de expresión y creación de estados de opinión y de difusión de las corrientes culturales europeas. A través de la prensa se dieron a conocer las obras de los principales escritores e intelectuales y, sobre todo, los acontecimientos más destacados de la época.

Ya tuvo una resonante importancia durante el Trienio Liberal, llegándose a publicar más de medio centenar de periódicos. Sin embargo, es a partir de los años 30 cuando la prensa adquiere una dimensión nacional. En la época isabelina destacan diarios como “La Época”, “La Iberia”, “El Clamor Público” o “La Democracia”, a través de los cuales se difunde el liberalismo.

Desde los años 60, la madurez y el pluralismo de la prensa española se manifiesta en la aparición de un nuevo tipo de periódicos de información general, como “El Imparcial” o “La Correspondencia de España” y de nuevas publicaciones de prensa especializada y de revistas ilustradas como “La Ilustración Española y Americana” de 1869.

4. LAS MANIFESTACIONES LITERARIAS Y ARTÍSTICAS. Distinguimos en el siglo XIX dos periodos separados por el

Sexenio Democrático. En el primero el romanticismo histórico, impulsado por la influencia de Chateubriand y Walter Scott, da lugar a un romanticismo tradicionalista y antiliberal en las obras de Alberto Lista y Agustín Durán. El romanticismo liberal aparecerá hacia 1834, influido por la obra de Victor Hugo, siendo sus principales representantes Larra, Martínez de la Rosa y José de Espronceda. Tendrá también un componente regional como ocurre con la Renaixença catalana.

A mediados de siglo se impone el realismo, representado por las obras costumbristas de Fernán Caballero. No obstante el Romanticismo continuará tanto en la obra de Bécquer como en la de Rosalía de Castro.

 

La arquitectura compaginó elementos modernistas (ensanches de Barcelona y Madrid) con la historicista (neoclásico, neogótico, neomudéjar). La escultura mantuvo viva la tradición neoclásica en la obra de Bellver, Querol o Benlliure. La pintura fue más rica y variada. El neoclasicismo dio pasó a los románticos Alenza y Lucas. El realismo tiene en Madrazo, Martí y Ansina a sus principales representantes con escenas de la vida cotidiana. Hacia mediados de siglo se impone el academicismo de tipo histórico, destacando Eduardo Rosales, Gisbert, Pradilla y Mariano Fortuny.

El segundo periodo el realismo se impone en su vertiente naturalista, destacando Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas “Clarín”, Valera, Blasco Ibáñez o Pardo Bazán que nos muestran una España urbana y rural desde un punto de vista crítico.

Entre los años 1898 y 1914 triunfan las tesis modernistas de los hombres de la generación del 98 y del regeneracionismo.

Se produce en el ámbito musical un auténtico afán nacionalista, inspirado en la riqueza del folklore: Sarasate, Albéniz, Granados, Turina y, sobre todo, Falla y Rodrigo.

El arte de finales del siglo XIX tiene en el arquitecto catalán Antonio Gaudí el máximo exponente de la arquitectura modernista. En pintura destaca Casas, Rusiñol, Nonell, Zuloaga y un joven Picasso. También se puede hablar de un arte de exaltación del regionalismo en autores como Pinazo y Sorolla (Valencia), Romero de Torres (Andalucía) o Zubiarte y Arteta (País Vasco).

A principios del siglo XX se impone la arquitectura funcional, los escultores Macho, Julio González y Gargallo desarrollan los “ismos” y Picasso y Gris iniciarán el cubismo.

5. CONSECUENCIAS

• Las transformaciones culturales en España estuvieron muy condicionadas por el peso de las ideas tradicionales mantenidas por la Iglesia Católica. 

• La estructura educativa pública española fue siempre débil, por lo que las tasas de alfabetización en España fueron siempre inferiores a las de los países de su entorno . 

• El desarrollo económico y social del primer tercio del siglo XX favoreció un desarrollo cultural importante. 

• El desarrollo de una cultura laica y progresista fue lento y difícil y colaborará al cambio político que supuso la II República.

Trabajo realizado

Cristhian Gómez Fonssy Llanos