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1. Saber cotidiano y saber científico 2. Las matemáticas 3. La escritura 4. El desarrollo de las ciencias 5. ¿Se puede pensar la ciencia después de Aus- chwitz? 6. Múltiples perspectivas sobre la ciencia 7. Contextos de las ciencias 8. La perspectiva gnoseológica 9. Identidades sintéticas 10. Contextos determinantes («El mundo a través del mundillo») 11. La neutralización de las operaciones 12. Para una clasificación de las ciencias (inten - sión y extensión de las ciencias) 13. El estado actual de la metodología científica

Tema 4

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1. Saber cotidiano y saber científico 2. Las matemáticas 3. La escritura 4. El desarrollo de las ciencias 5. ¿Se puede pensar la ciencia después de Aus- chwitz? 6. Múltiples perspectivas sobre la ciencia 7. Contextos de las ciencias 2. Las matemáticas Coloso sosteniendo el mundo, como la razón el conocimiento científico 1. Saber cotidiano y saber científico

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1. Saber cotidiano y saber científico2. Las matemáticas3. La escritura4. El desarrollo de las ciencias5. ¿Se puede pensar la ciencia después de Aus-

chwitz?6. Múltiples perspectivas sobre la ciencia7. Contextos de las ciencias

8. La perspectiva gnoseológica9. Identidades sintéticas10. Contextos determinantes («El mundo a través

del mundillo»)11. La neutralización de las operaciones12. Para una clasificación de las ciencias (inten -

sión y extensión de las ciencias)13. El estado actual de la metodología científica

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1. Saber cotidiano y sabercientífico

El saber científico no se superpone sin más al sabercotidiano, sino que supone una rup-tura con él. La cuestión es entender la naturaleza de esa separación o frontera.

Para cualquiera de nosotros es experiencia de todos los días comprobar la facilidad que tene-mos para aprender a jugar, captar con rapidez si nuestros padres, vecinos o amigos están enfada-dos o alegres... y la dificultad que tenemos para estudiar matemáticas, física o lengua. Unas acti-vidades las hacemos espontáneamente, apenas nos cuestan esfuerzo, pero las otras las vivimoscomo imposiciones u obligaciones, que aprendemos para salvar un examen, como si se tratarande deberes ajenos a la vida ordinaria.

Si tanta distancia hay entre unas y otras actividades, pudiera hacernos sospechar que elaprendizaje de las matemáticas y, en general, de los saberes vinculados a las ciencias, no es tan«natural» como el aprendizaje de caminar, hablar o justificar nuestras faltas y debilidades, cosaséstas en las que nos hacemos maestros en un abrir y cerrar de ojos. (Si por «natu-ral» entendemos aquello que está en nuestra propia composición de seres huma-nos). Parece bien establecido que el sistema nervioso humano no ha evoluciona-do tanto para ejercitarnos en la ciencia, como para adaptarnos al medio. Cuandose trata de sobrevivir, la constitución humana está muy bien configurada y res-ponde con precisión y prontitud a los estímulos del medio. Pero ¿qué pasa con laciencia? ¿De qué está hecha que se nos hace tan cuesta arriba familiarizarnos conella?

Quedamos entonces sobreavisados: ¿No será que el conocimiento ordinario—asociado a la supervivencia— y el conocimiento científico —asociado a la ver-dad— están separados por algún límite, por alguna frontera ineludible? Y si talfuera el caso, ¿por qué tipo de frontera? En el inicio mismo de nuestra civiliza-ción occidental, Platón (427-347 a.n.e.) teorizó ese corte o separación (xorismós)entre el saber de la vida ordinaria (doxa) y el saber científico (episteme). En untexto muy comentado (R e p ú b l i c a, 508a- 5 11e), Platón distingue tajantementeentre la pura opinión, que no es un saber erróneo, sino sólo válido para la vidacotidiana del trabajo, de los negocios o de la amistad, y la pura ciencia, un saberde gentes que se retiran a vivir en lugares más o menos escondidos y cerrados (laAcademia) y en donde, gradualmente, se van acercando al conocimiento de la ver-dad (nóesis) que, justamente, pasa por el ejercicio de la matemáticas (diánoia).Son las hipótesis matemáticas las que sirven a Platón de eslabón articulador entreel saber de los hombres corrientes y el de los hombres sabios. Las matemáticashabían añadido un plusal saber que desde entonces siempre confundirá a los unosy a los otros: a quienes consideran la ciencia como un saber elitista, dado única-mente a los elegidos, a los conocedores puros (gnósticos); o a quienes consideranla ciencia un saber innato, inscrito en la mente de los hombres, un mero juego lin-güístico, reprimido por los opresores de turno.

2. Las matemáticas

La geometría es la primera ciencia que se constituye, inventada por losgriegos, y que abre la experiencia humana a terrenos insospechados.

Que el elemento articulador al que se refiere Platón sean la geometría no esalgo caprichoso ni gratuito. Pues la geometría se constituye como la primera deentre las ciencias. Lo que significa, por contraposición, que el saber geométricono es necesario para sobrevivir. Los seres humanos han evolucionado durante muchos años sobreel planeta tierra sin saber matemáticas (con un poquito de cálculo tenían suficiente). Fueron hele-nos quienes establecieron relaciones necesarias entre rectas, ángulos, vértices... y lograrondemostrar ciertos teoremas, que aún se conocen por los nombres de sus inventores: el teoremade Tales de Mileto (c624-c546 ane) y el teorema de Pitágoras de Samos (c560-c480 ane). Laverdad del teorema, ciertos signos escritos en un papiro, se proyecta a la realidad, de modo quea través de la geometría se puede conocer lo que por medios normales se hace imposible. Porejemplo, se puede medir la altura de una pirámide, construida con enormes bloques de piedra.¿Cómo atravesar toda la pirámide para medir su altura con ayuda de un metro? No es necesario:se dibujan dos triángulos semejantes y se comparan sus lados. Tales encontró la estrategia parahacerlo posible: Midiendo su propio bastón clavado en el suelo (b) y la sombra que proyecta (s),

Coloso sosteniendo el mundo, como la razónel conocimiento científico

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se establece una relación que es posible comparar con la sombra de lapirámide (S) y su altura virtual (B). Conociendo (b)/(s) y (S) es posiblehallar (B), según la relación: (B) = (b)(S)/(s). Las relaciones se estable-cen entre figuras dibujadas, quedan entretejidas con los objetos reales,pues lo que se mide no es un trazo en el papiro, sino la «verdadera altu-ra de la pirámide» ¿No es esto algo realmente sorprendente?

3. La escritura

El contexto de las ciencias no es la conciencia pura, sino el tra-bajo de los hombres para la supervivencia y las técnicas de las quese dota. La geometría no hubiera podido imaginarse siquiera, sinel desarrollo de los signos de la escritura.

Lo que hay detrás del teorema de Tales o de Pitágoras no es sólouna inteligencia privilegiada, que sin duda la hay, sino múltiples técni-cas. Porque las ciencias no nacen de la cabeza de los científicos, comoAtenas de la cabeza de Zeus, sino de las técnicas, como enseña Wil-

helm Dilthey (1833-1911). No hay nada como un hecho en bruto o undato puro (el das Gegebene de Kant o el Tatsachende Husserl), porquelo dado se presenta siempre bajo algún tipo de forma, se da con-forma-

da de alguna manera, fundamentalmente, bajo la estructura de las téc-nicas.

El desarrollo de la geometría en Grecia necesitó como condicio-nes previas el desarrollo de la agrimensura o medición de tierras —losegipcios—, de la astronomía —los babilonios— y, sobre todo, de laescritura —los fenicios—. Los griegos refinaron los signos utilizados

por los pueblos semíticos, que no se preocuparon porrepresentar las vocales. Los griegos convirtieron en sig-nificativas las vocales y las sílabas se disolvieron en apa-reamientos consonante-voca l. De esta manera puededecirse que el alfabeto había sido dado a luz. Así que lahumanidad debe a los griegos la creación de un lenguajefonético, un lenguaje que solo la familiaridad de nuestracultura gráfica y alfabetizada nos puede hacer pareceralgo simple, trivial o natural; pero de eso, nada de nada.

Los griegos comprendieron que los signos escritosno solo poseían un sentido semántico —reemplazando osustituyendo a las cosas—, sino que los signos mismoseran operatorios, que funcionaban como herramientas,logrando saberes que desbordaban la experiencia cotidia-na. ¿Podría haber algo más extraordinario que la verdadformulada por el teorema de Pitágoras? ¿En virtud de quérazón el resultado de sumar los cuadrados de los catetosde un triángulo rectángulo habría de ser idéntico a elevaral cuadrado la hipotenusa, con independencia de lasmedidas de los lados del triángulo? ¿Qué propiedad haceque esta relación sea constante cualesquiera sean los con-textos en los que se establezca? A diferencia de otrossaberes empíricos, el saber matemático es un saber racio-nal e independiente de la común observación, cuya posi-bilidad queda mediatizada por el empleo de los signos

Pero si el descubrimiento de un teorema es cosa espléndida, la sis-tematización de todos los teoremas que iban hallando los geómetras esalgo maravilloso. Eso es lo que significó la famosa obra Los Elemen -tos de Euclides (fl. 365 ane), en donde el teorema de Pitágoras resul-taba ser una mera proposición: exactamente la Proposición 47 del libroI. El carácter sistemático de Los Elementos lo apreció ya P roclo deBizancio (410-485): “Si escuchamos a quienes gustan de narrar cosasantiguas, hallaremos que atribuyen este teorema a Pitágoras y dicen quesacrificó un buey por su descubrimiento. Por mi parte, aunque admiroa los que conocieron primero la verdad de este teorema, más me mara-villa el autor de los Elementos, no solo por establecerlo mediante unaclara demostración, sino por haber sentado en el libro sexto una prue-ba más general con las pruebas incontestables de la ciencia” (Comen -tarios a Euclides, 426, 6-15).

Un teorema no es, por tanto, un ideograma que simbolice unas ide-as (i = yin y yan), sino que el contenido de esas ideas se encuentran enlas relaciones mismas entre los términos del diagrama: es como si lasrelaciones ente la altura y las sombras de la pirámide se proyectaransobre el papel en el que se con-forma la proporción (lógos). Este des-plazamiento de lo semántico —el lenguaje cotidiano, poético, religio-so...— a lo sintáctico —el lenguaje construido por encadenamientosque obedecen a reglas lógicas— es la verdadera revolución del sabercientífico. Lo importante en Los Elementos de Euclides son las relacio-nes entre los signos que dejan de trabarse entre sí por relaciones de cau-sa y efecto. A diferencia de los signos la magia, capaz de crear entida-des y de provocar efectos, los signos de la ciencia adquieren autono-mía, como si tuvieran vida propia, dotados de reglas construidas segúnsus propios términos, independientes de nuestros sentimientos, denuestros deseos, de nuestras vivencias...

4. El desarrollo de las ciencias

Las ciencias, que comenzaron siendo el saber de unos pocos —escuelas p itagóricas, academia platónica, museo de A l e j a n d r í a ,universidades medievales, gabinetes de ciencias naturales...—, sehan integrado en el saber de toda la sociedad —universidadesmodernas, laboratorios, industrias...

El conocimiento científico de la antigüedad se encontraba, en todocaso, vinculado a instituciones al margen de la sociedad, que sólo reci-

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Mitad de la medida de la base Sombra de la pirámide

Sombradel bastón

Rayos solares

bastón clavadoverticalmente

Medida de la altura de la pirámide por su sombra

Tablilla de escritura. Primera fijación de los conocimientos

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bía sus resultados en forma de tecnología, como aquellas famosasmáquinas ideadas por Herón de Alejandría (fl. 62) que permitían abrirlas puertas del recinto sagrado del templo: Al encenderse el fuego delsacrificio, el aire dentro del altar se expande hace aumentar la presiónde una esfera, parcialmente llena de agua, que fuerza al agua a pasarpor un sifón hasta un recipiente que desciende y tira de una cuerda quepasa por dos rodillos, lo que hace abrirse las puertas. Cuando el fuegose apaga, la presión del aire dentro del altar vuelve a la normalidad, elagua pasa del recipiente a la esfera y un contrapeso hace que las puer-tas se cierren de nuevo.

Pero con el descubrimiento de América y la competitividad por lahegemonía entre las naciones europeas, la ciencia se va consolidandocomo una saber para la vida ordinaria. Con la obra genial de Isaac New-ton (1642-1727) se da un paso gigantesco en Física; con los descubri-mientos de las cé lulas ayudados por el microscopio de Antón vanLeeuwenhoek (1632-1723) y Regnier de Graaf (1641-1673), en bio-logía; con las clasificaciones de las especies naturales de Linneo (1707-1778) y Buffon (1707-1788), en botánica y zoología...

Ahora bien, la ciencia irrumpe en la sociedad de manera impara-ble con la revolución industrial del siglo XIX. La nueva organizaciónde la sociedad es resultado de una explotación de los hombres desco-noc ida hasta entonces: el trabajo en las fábricas. Mas, al tiempo, lafábrica necesita operarios e ingenieros que han de adquirir un conoci-miento de los procedimientos técnicos y científicos. Y así, en Inglate-rra un público curioso llena el teatro para escuchar las disertaciones dela Royal Institution impartidos por científicos de la época, entre los quebrillan Humphy Davy (1778-1829) o Michael Faraday (1791-1867).La ciencia se hace cada vez más familiar a las gentes, hasta que con laescolarización de los niños en las naciones industrializadas, los coci-mientos científicos se convierten en creencias compartidas por prácti-camente toda la población, mezclados e identificados con los conoci-mientos ordinarios y supervivenciales, y dejando de ser un saber parainiciados y privilegiados.

5. ¿Se puede pensar la ciencia después de Auschwitz?

El poder de las ciencias ha mostrado también su ro s t ro terrible,cuando la ciencia, en forma de tecnología, es usada para la destruc-ción. La Humanidad conoce ya los límites de su propia supervivencia.

Pero ¡ay! La lucha de los estados europeos por elpoder y el control de las materias primas desvían la direc-ción de las ciencias casi en exclusivo beneficio de los pro-yectos militares. Durante el horrible siglo XX se produ-cen dos catástrofes vinculadas a la tecnología de magni-tudes impresionantes: La primera Guerra Mundial cono-ce millones de muertos y los filósofos (humanistas) pali-decen ante la potencia de las armas y desconfían de lasciencias que les dan soporte. La Segunda Guerra Mundiallleva al paroxismo la fuerza de las armas con la bombaatómica y a la indignidad con los campos de exterminio,resultado de la más refinada tecnología del régimen nazi.

Los neopositivistas del Círculo de Viena quieren sal-var la ciencia y dan la vuelta a la consideración tradicio-nal: En primer lugar hay que eliminar la metafísica comobase o fundamento de las ciencias, incapaz de hacerse conel asunto. En segundo lugar, hay que reconstruir el cono-cimiento científico a partir del sentido común, de la vidaordinaria.

Porque cuando la burocracia de los Estados sintetizatécnicas y ciencia en su forma de tecnología, la cienciaempieza a ser mirada con recelo. Tras estas barbaries dela primera mitad del siglo XX ¿son posibles ya la filosofía y la ciencia?¿No habremos ido demasiado lejos? ¿Son las ciencias la causa de ladecadencia o deriva catastrófica del mundo occidental como quierenTheodorAdorno (1903-1969) y Max Horkheimer (1895-1973)? ¿Esnecesario eliminar la razón, la filosofía que ha acompañado la exalta-ción de la técnica, como piensa Martín Heidegger (1889-1976) el rei-vindicador del Ser?

Y, sin embargo, dada la actual composición de la humanidad, unapoblación en torno a los 6.000 millones de seres humanos con todas las

necesidades de higiene, alimentación, agua... que ello supone, las emi-graciones forzadas, las hambrunas; las nuevas enfermedades, la conti-nua depauperización del entorno ecológico, el despilfarro de una socie-dad de puros consumidores (¡que se sostiene en la propia Declaraciónde Derechos Humanos!)... Un mundo superpoblado tiene las horas con-tadas si no hace un uso racional y eficiente de la ciencia y la tecnología

tanto para lograr una producción que a todos satisfaga, como para repa-rar los daños infligidos a la naturaleza y facilitar el reciclaje de lo pro-ducido.

6. Múltiples perspectivas sobre la ciencia

Las ciencias no han de contemplarse, en ningún caso, al modo mani-queo: «Todo bondad o todo maldad». Porque las ciencias, en los dos últi-mos siglos, se han transformado en parte de la condición humana.

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Enseñanza en una clase de ciencias naturales

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Así que, al menos, hay dos perspectivas bajo las cuales se puedencontemplar las ciencias: la ciencia salvadora y benéfica o la ciencia des-tructiva y diabólica. Pero hay otras perspectivas intermedias que pro-ceden de la tradición. Aun se puede escuchar citando expresamente aAristóteles que la ciencia es ese «algo» que se busca (zetoumene epis -teme), pero que nunca se encuentra, porque la realidad siempre ocultaalgo; también se sigue afirmando que la ciencia es el saber de Dios ociencia de simple inteligencia, pues sólo el Creador del mundo puedeconocer su obra; incluso hay quienes otorgan ese papel creador a unaConciencia Pura, al Espíritu, o más trivialmente, a la Cultura. Mas, seacual sea nuestra perspectiva, la ciencia es un conjunto de saberes quese han constituido históricamente.

Por consiguiente, el primer analogado del término «ciencia» nopuede ser otro que el de la ciencia de tradición helena, la ciencia de Pitá-goras, de Euclides, de Arquímedes; la ciencia que se despega conCopérnico, Képler, Galileo... y culmina con Newton; la ciencia que fer-tiliza la revolución industrial. Hay que tener presente, pues, las mecá-nicas newtoniana, relativista y cuántica; la termodinámica, el electro-magnetismo, la química clásica, las geometrías euclídea y riemannia-na... Hemos de partir, pues, de las ciencias, de los saberes positivos yno de consideraciones metafísicas o trascendentes.

7. Contextos de las ciencias

Las ciencias están encarnadas en las instituciones humanas...Muchos de los malentendidos sobre las ciencias proceden de con-

templar ciencias desencarnadas, fuera de contexto. Hubo un tiempo enque hasta los tratados de geometría se publicaban sin una sola figura comola famosa G e o m e t r í a de Adrien Marie Legendre (1752-1833). Pero laciencia necesita encarnarse, entretejerse con los problemas humanos,existenciales y vivenciales. Por eso es necesario d i a l e c t i z a r la clasifica-ción contrapuesta que hacía Hans Reichenbach (1891-1953) entre elcontexto de descubrimiento, relativo a la biografía y anecdotario de loscientíficos, y el contexto de j u s t i f i c a c i ó n, relativo a la verdad y a la recons-trucción lógica de la teoría. Necesitamos un contexto más complejo en elque quepan tanto los descubrimientos e invenciones de los científicos ,como los intereses y ambiciones de los empresarios y mercaderes... Sitratamos la ciencia como una totalidad, se pueden distinguir, por un lado,los contextos distributivos (o de semejanza) y los contextos atributivos(o de contigüidad); si nos fijamos en las partes, se puede tener en cuentasu estructura (momento s i n c r ó n i c o) o su decurso histórico (momento d i a -c r ó n i c o). Al cruzar ambos criterios se obtienen diversos subcontextos:los problemas a que da lugar la enseñanza de las ciencias, las cuestionessobre innovaciones e inventos que logren los científicos, las justificaciónde las teorías científicas, y las aplicaciones tecnológicas

El cuadro se puede ilustrar con el ejemplo de Los Elementos deEuclides: Es una obra escrita para enseñar geometría a los estudiosos;pero desde el punto de visto sincrónico quiere mostrar la coherencia detodos sus teoremas. Y si bien son una innovación en el tratamiento dela geometría, permiten más tarde su aplicación en múltiples activida-des, por ejemplo la medida de distancias entre la costa y los barcos, laorientación a través de las estrellas, la construcción de fuertes, etc.

8. La perspectiva gnoseológica

... Pero es necesario establecer, además, el carácterd i f e rencial delas ciencias respecto de otros saberes: políticos, artísticos, literarios...

Las ciencias, en todo caso, no pueden reducirse a su aspecto lógi-co, ni a su aspecto social o institucional. Para conceptualizar esta carac-terística necesitamos encontrar la perspectiva gnoseológica que vincu-le ambos aspectos. Si las ciencias son construcciones teóricas que serealimentan de observaciones o experimentos, los analistas de la cien-cia pueden optar por cuatro posiciones. O bien por privilegiar loshechos experimentales sobre las teorías, es decir, depurar las teoríashasta desvelar los hechos que la fundamentan o sostienen (descripcio -n i s m o); o bien, al contrario, privilegiar las teorías y considerar loshechos a lo sumo como falsadores (t e o re t i c i s m o); o bien poner encorrespondencia o armonizar hechos y teorías (a d e c u a c i o n i s m o); obien negar la distinción de hechos y teorías, porque lo que en un casofunciona como un hecho, en otro caso lo hace como teoría (por ejem-plo, la electricidad es una rama de la teoría física, pero cuando Galva-ni aplica una corriente eléctrica a un anca de rana y observa cómo secontraen los músculos, está utilizando la electricidad como un hecho dela neurofisiología). Ahora bien, si se considera que cualquier composi-ción de términos es válida, como hace Paul Feyerabend (1924-1994)estamos cerca del anarquismo epistemológico, en donde tan relevantees la magia como la ciencia. Si, por otra parte, se considera que sóloalgunas composiciones son verdaderas, precisamente aquellas queenlazan los términos según identidades sintéticas, estaremos ante laTeoría del Cierre Categorial propuesta por Gustavo Bueno (1924-).Recorreremos a continuación algunos conceptos clave de las ciencias.

9. Identidades sintéticas

Las ciencias se constituyen al establecer identidades sintéticas.Un ejemplo espectacular —el descubrimiento de la estructura delADN— aclarará este concepto.

Si nos olvidamos por un momento de la eficacia y del poder de lasciencias y nos centramos en su perspectiva gnoseológica, las cienciasse presentan como síntesis de múltiples cursos de operaciones realiza-das en distintos campos científicos, cuyos términos están en ocasionesmuy alejados entre sí. Veamos el espectacular caso del descubrimientode la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN). Si seguimos eldespliegue del libro de James Watson, La «doble hélice», podremosobservar de manera desenfadada y brillantísima lo que es una investi-gación científica: Por una parte, el mundo social que rodea a los inves-tigadores con todas las ambiciones psicológicas de los personajes, eluso que se hace hasta de los amigos y familiares (Watson está dispues-to a emparejar a su hermana con el cristalógrafo Wilkins para sacarleinformación, etc).

Por otra, las múltiples líneas de investigación que sintetizan Fran-cis Crick y James Watson en el teorema de la «doble hélice»: a) La

teoría de la evolución, cuyo mecanis-mo de la selección natural fue propues-to por Charles Darw i n ( 1 8 0 9 - 1 8 8 2 ) .b) los experimentos del monje agusti-no George Mendel (1822-1884) queunifica todo lo concerniente al «proble-ma de la herencia»: los factores genéti-cos son factores hereditarios «discre-tos», que retienen cada uno su propiocarácter y no son fluidos que se mez-clan (según el modelo aristotélico). En1900 Hugo de Vr i e s ( 1 9 4 8 - 1 9 3 5 ) ,Erich von Tschemark (1871-1962) y

C.E. Correus (1864-1933) reproducen el trabajo de Mendel y HermanJ. Mulle (1890-1967) descubre en 1927 que los genes podían mutarseartificialmente por medio de rayos X, c) el interés de los citólogos porconocer cómo y por qué se produce el nacimiento de un ser a partir desus padres. Antón van Leeuwenhoek en el siglo XVII había descubier-to con el uso del microscopio unas minúsculas partículas que llamó«animáculos» en el fluido seminal masculino, los espermatozoides(1677). Regnier de Graaf describió el fulínculo ovario, confirmadoexperimentalmente por Karl Ernst von Baer en 1827. Oscar Hetwig(1849-1922) observa directamente el proceso de fertilización de un eri-zo de mar en el microscopio, d)WalterSutton (1877-1916) une las doslíneas de investigación mendeliana y citológica y, en un artículo de

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1902, advierte que los cromosomas se comportancomo factores mendelianos: se presentan uno porcada progenitor,e) en 1910 Thomas Hunt Morgan(1866-1945) experimentando con la ya mítica mos-ca Drosophila melanogaster indica que los factoreshereditarios no son entidades abstractas, hipotéticas,útiles para salvar ciertos fenómenos, para explicar losfenómenos detectados por Mendel sino que sonestructuras materiales contenidas en los cromoso-mas, a las que llama genes, f)George Wells Beadle(1903-1989) y Edward Lawrie Ta t u m ( 1 9 0 9 -1975) redefinen el concepto de gen: según la fórmu-la: «un gen, un enzima», g) los genes son entidadesfísicas, mas ¿qué tipos de moléculas explicaban laherencia? ¿Las proteínas o los ácidos nucleicos?Siguiendo las exper iencias de Griffith, O s w a l dAvery (1877-1955) del New York’s Rockefeller Ins -titute, descubre en 1944 que el auténtico portador dela herencia no es la proteína, sino un tipo de molécu-las: el ácido desoxirribonucleico, h) trras la SegundaGuerra Mundial, los físicos cuánticos se incorporanla investigación animados por un libro ¿Qué es lavida? (1944), escrito por el maestro de todos ellosErwin Schödinger (1887-1951), quien tiene pues-tas sus esperanzas en resolver el problema de la vidapor la vía de la física cuántica, Schrödinger defineel gen como un cristal aperiódico con irregularida-des locales en las que aparece escrito el mensajegenético sobre un fondo aperiódico. En el Califor -nia Institute of Tecnology de Pasadena, codirigidopor Max Delbrük (1906-1981) y S a l v a d o r L u r i a(1912-1991), están tratando de desentrañar el «miste-rio de la vida»: ¿cómo controlan los genes la herenciacelular? Reproducen bac ter ias infectándolas con unvirus llamado f a g o (de ahí el nombre de «grupoFago»), el cual, o bien destruye la bacteria en laque se aloja, o bien se estabiliza y las bacteriasse multiplican perpetuando el virus, i) ErwinChargaff (1929-1992), bioquímico austríaco que trabaja en Columbia,observa algunas curiosas regularidades: en cada muestra de ADN siem-pre hay un número similar de moléculas de adenina y de timina, asícomo de citosina y guanina, j) pero hacía falta algo más:el análisis de la estructura del ADN a través de rayos X.Si se miden los ángulos en que la intensidad con que lascaras del cristal reflejan los rayos X se puede deducir laforma en la que se encuentran los átomos en el espacio.Maurice Wilkins (1916-) piensa que si el ADN absorbela luz ultravioleta habría de poder observarse el movi-miento del ADN celular a través del microscopio. Wil-kins realiza fotografías del ADN muy fiables y RosalindFranklin (1920-1958), por su parte, descubre el tipo dedifracción α -ADN sobre ADN humedecido, k) LinusPauling (1901-1994), el genial químico que trabaja en elCalifornia Institute of Tecnology, considera que la biolo-gía molecular era una parte de la química estructural yque los “misterios de la vida” se desvelarán utilizandoconceptos químicos bien fundados: conocimiento delcarbono y los enlaces que mantiene los átomos, etc. Con-sidera más interesante construir esos modelos hipotéti-cos que calcular las coordenadas exactas de los compo-nentes del cristal (camino que siguen Wilkins y Rosalind)y presenta un modelo del ADN que llamaba ´hélice-ᔪ:los amino·cidos que integran las moléculas de proteínasestén dispuestos a dar forma de hélice y sugiere que lomismo podría ocurrir a la molécula del ADN.

Pero la síntesis de toda esta investigación la consiguenJames Wa t-s o n (1928) y Francis Crick (1916-) que proponen el 28 de febrero de1953 el esquema de la estructura de los ácidos nucleicos como dos cade-nas lineales enroscadas entre sí formando una espiral alargada: la «doblehélice».

Así pues, parece que el descubrimiento de la estruc-tura del ADN poco tiene que ver con la genialidad deunos u otros, sino que es el resultado de múltiples cur-sos operatorios de verdades muy heterogéneas queconfluyen en una identidad sintética: “[Watson yCrick] se encerraron —comenta J. Fried— juntos enel laboratorio y empezaron a pensar sobre todo el con-junto de datos de que ya disponían”. No hay nada aquíque tenga que ver con correspondencias o ajustes entreel pensamiento y la realidad, sino entre partes de lamateria entre sí.

10. Contextos determinantes («El mundo a travésdel mundillo»)

Los teoremas científicos no son resultados dela pura deducción (consecuencias a partir de axio-mas) ni de la pura inducción (generalización a par-tir de algunos casos relevantes), sino de estructu-ras, modelos o contextos determinantes.

Ahora bien, las identidades sintéticas no conflu-yen porque sí, porque sus términos posean propieda-des mágicas, ni por la genialidad innata de los inves-tigadores, sino porque están construidas a partir derigurosos esquemas de identidad que se traban en

estructuras a partir de las cuales es posible acceder a losteoremas. A estas estructuras las denomina GustavoBueno contextos determinantes o a r m a d u r a s, puesactúan como una especie de bastidor sobre el que sevan estableciendo ciertas relaciones. Más que curiosoes significativo que el bastidor sobre el que se practi-ca el típico «encaje de bolillos» se llame en algunaszonas el «mundillo», lo que nos da la pauta para ensa-

yar una regla mnemotécnica: «el mundo (la realidad) sedescubre por mediación del mundillo (el contexto deter-

minante)».Los esquemas de identidad son las estructuras que sopor-

tan el edificio de las ciencias y a los que, en definitiva, recurren loscientíficos continuamente: relaciones de ángulos en el triángulo inscri-to en la circunferencia (trigonometría), pero también balanzas, espectó-metros, tubos de vacío... Únicamente uno de los posibles candidatos a

contexto determinante queda excluido: el universo entero (que tan feli-ces hace a los metafísicos y que pone de los nervios a los científicos).Señalemos alguno de los primeros contextos determinantes:

El «triángulo» en Tales de Mileto. El contexto determinante quepodría pasar por ser el primero en instituirse es el triángulo, según el

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uso que de él hizo Tales de Mileto —y de ahí el acierto de Kant al situar-lo en el inicio de las matemáticas (Crítica de la Razón Pura, B XII)—. ATales se le atribuye el teorema de la bisección —«todo triángulo ins-crito en una circunferencia que tenga como diámetro uno de sus ladoses rectángulo»— que puede parecernos muy trivial y sencillo. Perocuando se encuentra al lado de otros teoremas —«los ángulos de untriángulo isósceles son iguales»; «los ángulos opuestos por el vérticeson iguales» (teoremas que Proclo atribuye a Tales)...—, lo que está

construyendo es nada menos que un contexto determinante a partir dela circunferencia, que contiene multitud de esquemas de identidad: ellugar geométrico de los puntos que equidistan de otro llamado centro;la uniformidad en la curvatura... En torno al triángulo se determinanlas relaciones de los teoremas de proporcionalidad. Tales, como se havisto, mide la altura de una pirámide, pero ahora puede generalizarse atriángulos de todas clases con tal de que tengan un ángulo en común..

El «círculo» en los Elementos de Euclides. El círculo se encuen-tra en el inicio de la astronomía y la cosmología griega, pues según el

historiador Michel Serres (Historia de las ciencias, 1991, pág. 162),parece que en Babilonia, a pesar de las observaciones muy precisas querealizan de los cielos, no logran organizarlas en un esquema geométri-co; ni siquiera aparece el círculo. El círculo (la esfera) es estructuraautónoma —no tiene arriba ni abajo— y crítica, beligerante contra lasmitologías —no necesita ni de Atlas ni de un elefante para sostenerse.Platón mismo utiliza la «racionalidad» del círculo para demostrar la

autonomía de la Tierra: “Aunque —prosiguió él— estoy convencidoyo, lo primero, de que, si está en medio del cielo siendo esférica, paranada necesita del aire ni de ningún soporte semejante para no caer, sinoque es suficiente para sostenerla la homogeneidad del cielo en sí idén-tica en todas direcciones y el equilibrio de la tierra misma...” [Fedón,108e - 109a].

La potencia del contexto determinante puede comprobarse a tra-vés del artefacto conocido como gnomón, estilete que recibe la luz solar.

La dificultad para definir el gnomón es grande: ¿Máqui-na, cálculo o razón algorítmica?... Es mucho más inteli-gible si se entiende como contexto determinante. Losesquemas de identidad que pueden encontrarse entre laslongitudes de las sombras recogidas a lo largo de un año,permiten construir un modelo del universo. El gnomón,al interceptar la luz del sol, va dejando huellas en la are-na, como si escribiera en una página en blanco. No sirvesólo para señalar la hora, sino para construir un modelo,un micro-mundo, un esquema cosmográfico del univer-so.

Este contexto determinante se fue desarrollando yfue absorbido por otros más fértiles, como las seccionescónicas de Desargues. Pero llegó un momento en que lafiguración agotó sus posibilidades y ha sido el ordenador—nuevo contexto determinante— el que, en palabras delgenial creador de los fracta les Benoit Mandelbro t(1924- ), permite continuar su despliegue: «Había unancho hiato, de un centenar de años, en que el dibujo care-ció de función en matemáticas, porque la mano, el lápizy la regla estaban agotados. Se entendían bien y habíanquedado rezagados. Y el ordenador no existía».

11. La neutralización de las operaciones

La objetividad de las ciencias se fundamenta en una curiosapropiedad que tienen las operaciones humanas: ciertas relacionespueden separase —neutralizarse— de los intereses o finalidades delos individuos que realizan esas operaciones.

A pesar de que las ciencias se deben a operaciones humanas, elcientífico queda anulado al formular la verdad científica. Es cierto quelos científicos ponen su ingenio y dedicación, pero, una vez que logran

el teorema, el sujeto desaparece, como si nada tuviese quever con el resultado obtenido. Estamos rodeados de milesde artilugios procedentes de la ciencia, de los que desco-nocemos a sus creadores. ¿Quién sabe, por ejemplo, queel pretensado de hormigón —un invento solo compara-ble en importancia para la construcción a la aparición delarco—, fue obra del ingeniero francés Eugéne Freyssi-net (1879-1962) y no un producto natural?

La ciencia es conocimiento de la realidad, decimos,pero se ha de formular a través de proposiciones lingüís-ticas. Ahora bien, los signos poseen múltiples dimensio-nes, como hizo notar el semiótico Charles Morris (1901-1979): la dimensión sintáctica, que relaciona los signoscon signos; la dimensión semántica, que relaciona los sig-nos con cosas. La dimensión pragmática, que relacionalos signos con acciones. Si aplicamos esta clasificación ala ciencia, diremos que en los ejes sintáctico, semánticoy pragmático se distribuyen las partes formales o figurasde las diversas ciencias. Veamos: En el eje sintáctico sedefinen los términos que se vinculan entre sí por relacio-nes de semejanza o identidad, pero también de sinexióno contigüidad (como la llave y la cerradura). Las opera -c i o n e s o transformaciones que un objeto exper imenta

bajo la acción de un sujeto operatorio y que han de ser como mínimodos; ciertos instrumentos humanos —microscopios, telescopios, etc.—son operadores. Las operaciones (manuales y mentales) aproximan yseparan, lo que hace que las operaciones sean teleológicas (estrategiasde cursos operatorios, prolepsis y anamnesis), por lo que los términoscompuestos o disociados no se componen o disocian por sí mismos, yde ahí procede el carácter sintético de las operaciones. Y las relaciones

62 Tema 4

Edad Moderna: la época de la aceleración de la ciencia

Técnica y Ciencia

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necesarias que se establecen entre los objetos por medio de esas opera-ciones.

En el eje semántico se definen las referencias necesarias para quesea efectiva la operatividad. Los fenómenos u objetos (apotéticos, a dis-tancia) sobre los que se llevan a cabo las operaciones de separar o deaproximar (análisis y síntesis). Y las esencias o estructuras que resul-tan de la eliminación o neutralización de los sujetos.

En el eje pragmático se definen las normas de la lógica formal. Losdialogismos o debates, transmisión de documentos, enseñanza, congre-sos, etc. entre los distintos sujetos de una comunidad científica. Y losautologismos o las relaciones del sujeto consigo mismo: los sueños, lamemoria, los recuentos, etc.

El campo genuino de la neutralización de las operaciones es el delas matemáticas. Valga como ejemplo el teorema de Pitágoras: Prime-ro se segregan los componentes subjetuales: las manipulaciones de lospitagóricos con azulejos sobre la arena...; luego se construyen los com-ponentes objetuales: figuras planas diversas: ángulos, triángulos, cua-drados...; por último se establece una asombrosa relación (de identi-dad): la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de lahipotenusa. De esa relación se marginan contenidos como el color delas figuras, el tiempo que se tarda en trazarlas, etc..

Pero también los ganaderos, cazadores, carniceros o cocinerosneutralizan los elementos subjetivos. Cuando A r i s t ó t e l e s ( 3 8 4 - 3 2 2a.n.e) teoriza las acciones de matar o cocinar un animal, lo hace en con-traposición a los matemáticos pitagóricos, que respetan tanto el cuerpovivo del animal, que llegan incluso a prohibir el consumo de carne(Jámblico, Vida de Pitágoras, 24). Aristóteles, sin embargo, postula lamuerte del animal para realizar observaciones que, como en el caso delas matemáticas, no pueden manifestarse directamente (Historia de losanimales, III, 2-3, 511 b 13ss, 513 a 12 ss).

Así que habrá diferentes maneras de neutralización. Quienes con-sideran que el cierre de las verdades científicas se realiza fundamental-mente en el eje semántico defienden que la verdad se refiere a entida-des dotadas de pleno sentido, perfectas, inalterables y eternas, que seabren camino desde el mundo autónomo de las Ideas, Formas, Arque-tipos, Esencias... Sirva como ejemplo el Institute for Advanced Studyde Princenton que acogió a genios de la talla de Albert Einstein (1879-1955) o Kurt Gödel (1906-1978) para que se dedicaran exclusivamen-te a desvelar la verdad sin recurrir ni a máquinas ni instrumentos ni acualquier tipo de consenso (como no hay regla sin excepción, a uno deellos, el genial matemático John von Neuman (1903-1957) se le per-mitió construir un ordenador).

Quienes consideran que el cierre de las verdades científicas se rea-liza fundamental-mente en el eje sintáctico suponen que todo lo que nosean hechos bien observados (operaciones sobre términos) y sus mani-pulaciones matemáticas (relaciones) sería circunstancial y prescindi-ble. El ejemplo por antonomasia es el p royecto Manhattan en LosÁlamos, en el que todos los conocimientos científicos yesfuerzos administrativos y militares se dispusieron aconstruir una bomba atómica y que explotara realmente,sin importar ni la inteligibilidad del proceso ni el consen-so del proyecto.

Quienes consideran que el cierre de las verdadescientíficas se realiza fundamentalmente en el eje prag -mático afirman que la verdad científica tiene que ver concompromisos sociológicos y psicológicos que comparteuna comunidad de científicos. El concepto de paradigmade Thomas Khun (1922-1996), que tanto éxito ha cose-chado, puede entenderse de este modo: lo importante noes su verdad o falsedad de los teoremas, sino que sea par-te del acervo cultural de una comunidad.

12. Para una clasificación de las ciencias (intensión yextensión de las ciencias)

No siempre es posible una neutralización total,absoluta, de las operaciones. De ahí que algunas cien-cias se las considere «ciencias duras», cuando la neu-tralización es máxima, o «ciencias blandas», cuandoquedan residuos de los sujetos operatorios.

Así que según sean los procesos de neutralización, se hablará decursos científicos distintos, de ciencias diferentes: Ciencias en las quese neutraliza completamente el sujeto operatorio o ciencias α-operato -rias; ciencias en las que es imposible segregar el sujeto operatorio o

ciencias α-operatorias; ciencias intermedias en las que esa neutraliza-ción se hace más débil.

El punto de vista aquí utilizado es el de la extensión , de modo quelas ciencias quedan clasificadas según los campos científicos que deli-miten. Suelen contemplarse en dos grandes rótulos: Ciencias de laNaturaleza (identificadas con las ciencias ?-operatorias) / Cienc iasHumanas (identificadas con las ciencias ?-operatorias). A su vez, cadauna de ellas se subdividen en tantas ciencias como campos específicos

63Tema 4

¿Ciencia médica?

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se hayan desarrollado. Por ejemplo, en Física, Biología, Química, etc.La Física, a su vez, en Mecánica, Óptica, Electricidad, etc. Y así ocu-rre con todas las demás. Es en este ámbito en el que suelen concurrir lasdistintas epistemologías y gnoseologías para ofrecer un criterio de com-prensión de la ciencia.

Sin embargo, ya nos hemos encontrado con la valoración de lasciencias y las polémicas que han suscitado tras el uso de la ciencia en lasguerras o en el holocausto. En este caso no se habla tanto de c i e n c i a scomo de La Ciencia. Ahora nos encontramos más cerca de los proble-mas filosóficos metafísicos o éticos, pues la Idea de Ciencia se encuen-tra en beligerancia con otras Ideas: el Humanismo, la Psicología, la Cul-tura, el Mito, la Religión o la Ecología, que se presentan como alterna-tivas a la Idea de Ciencia, y que pretenden dar cuenta del Mundo, por-que ofrecen, pongamos por caso, mejores servicios, los psicólogos pre-ferirán la terapia de grupos a la filosofía, los culturalistas, la música delR o c k - a n d - R o l l, los religiosos, la participación en ceremonias, los eco-logistas, la vida en islas remotas, &c. En este caso se entiende la cienciaen su sentido i n t e n s i o n a l.

13. El estado actual de la metodología científica

La actual vida mundana de los hombres está cadavez más integrada en la tecnología y, por lo tanto,depende cada vez más del desarrollo y refinamientode las ciencias. Se hace inexcusable para los ciudada-nos adquirir un sentido crítico sobre las posibilidadesy límites de las ciencias, e impedir que quede en manosde los pesimistas, los charlatanes y los poderosos.

En una época tan compleja como la que vivimos, lasciencias quedan recubiertas por múltiples capas ideoló-gicas, por intereses tantas veces inconfesables, por laesperanza y los temores que despierta. Podría decirse quela comprensión del lugar que ocupa la ciencia en esa redsocial, económica y política de las sociedades globaliza-das es el gran ejercicio que ha de realizar cualquier estu-diante de cualquier bachillerato, sea el de Humanidadeso el Tecnológico, el Artístico o el Sanitario, porque es laciencia quien orienta su vida profesiona l. Hoy se noshacen inexcusables diversas cuestiones en las que la cien-cia juega un papel central:

a) Cuestiones relacionadas con la tecnología y lainteligibilidad. Si las ciencias están financiadas por losEstados o por las grandes empresas multinacionales para

convertirla inmediatamente en tecnología, comercializarla y sacar bue-nos beneficios, ¿cómo puede humanizarse para servir a la inteligibili-dad de nuestra vida y nuestra sociedad?

b) Cuestiones relacionadas con la ideología. Pero las ciencias nosólo sirven para enriquecer a los Faustos de nuestro tiempo, sino quetambién se utilizan como arma ideológica para justificar causas antihu-manas: así, el racismo, desde el determinismo biológico, etc.

c) Cuestiones relacionadas con las pseudociencias. Más cercanoa la vida ordinaria, la ciencia también se convierte en un pretexto parasostener los más absurdos disparates o para servir de consuelo, comohacen las pseudociencias.

d) Cuestiones relacionadas con la racionalidad. La impor-tancia decisiva de las ciencias para configurar nuestra conciencia, puesson las ciencias las que constituyen la conciencia (“El ser determina laconciencia, no la conciencia el ser”, decía Marx). Es ésta la razón de laimportancia que adquiere la Geometría en nuestra cultura, como cien-cia-fuente, modelo de las demás ciencias. El matemático y filósofoRené Thom (1923-2002) dice al respecto: “El pensamiento científicose separó del mágico desde el momento en que nació la Geometría. Elnacimiento de la Geometría separó la magia de la ciencia, ya que en elpensamiento mágico son posibles las acciones a distancia mediante lapropagación por similitud”.

Y si es la razón un resultado de las ciencias, y no las ciencias de larazón, el mediador entre el hombre y las ciencias no puede se la purabiología, sino las instituciones históricas. La Razón —como resultadoque es y no fuente— requiere de un «inmenso esfuerzo» para mantener-se en la sociedad. Los valores vinculados al conocimiento científicorequieren instituciones estables y muy costosas, así como el esfuerzo desus cultivadores. La disolución de la ciencia no nos devolvería a situa-ciones pre-lógicas o pre-lingüísticas, sino ante la Barbarie etnológica.La ciencia i n t e n s i o n a l m e n t e entendida, es la mejor instancia que nos per-mite, por igual, la crítica al argumento de la f u e r z a , de la a u t o r i d a d, comola dictadura de los intereses más vulgares, folklóricos y atávicos de nues-tras comunidades masificadas. El peligro se halla en desarrollar la inten-sión como un límite, al modo hegeliano al identificar ciencia, filosofíay saber absoluto; o, al modo de los positivistas-cientistas que afirmancomo criterio único de conocimiento, el científico, lo que nos conducea la otra cara de la barbarie: la barbarie del especialista.

* * *Y aunque la ciencia es racional, no todo lo racional se identifica

con lo científico. Son múltiples los ámbitos de racionalidad: sociales,éticos, políticos..., muchos de los cuales se tratan a lo largo de este libro.El reto sobre el cómo han de desplegarse las ciencias sigue siendo elgran problema (socrá tico, estoico) que abrió la cultura helenística.¿Cómo es posible, si lo es, vivir (lenguaje natural) sabiamente (lengua-je científico)?

64 Tema 4

Escena renacentista: entre la Filosofía y la Ciencia

Sabio. Operaciones científicas

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65Tema 4

A C T I V I D A D E S

Actividad 1

Demuéstrese el Teorema de Tales en los términos que utili-za Diógenes en el siguiente texto:

«Jerónimo dice que Tales midió las pirámides según susombra, observando el momento en el que nuestra propia som -bra se iguala a nuestra altura» (Diógenes Laercio: Vidas de losfilósofos más ilustres, I, 27)

Actividad 2

En el Corpus Hermético ya se comprendió el carácter espe-cífico de los signos usados por los griegos frente a los tradicio-nales. Confróntense magia y demostración en el siguiente tex-to:

«Expresado en la lengua original, este discurso [el de Her -mes] conserva con toda claridad el sentido de las palabras; y,en efecto, la misma particularidad del sonido y la propia ento -nación de los vocablos egipcios retienen en sí mismos la ener -gía de las cosas enunciadas. Para que tú detentes el poder, ohrey —y tú todo lo puedes—, preserva este discurso de toda tra -ducción, a fin de que tan grandes misterios no lleguen a los grie -gos con su falta de nervio y lo que podríamos llamar sus falsasgracias no haga palidecer y desaparecer la gravedad, la soli -dez, la virtud eficaz de los vocablos de nuestra lengua. Porquelos griegos, oh rey, no tienen más que discursos vacíos, buenospara producir demostraciones; y esto es, en efecto, toda la filo -sofía de los griegos, ruidos de palabras. En cuanto a nosotros,no usamos simples palabras, sino ruidos llenos de eficacia» .(Cf. Derchain: Historia de las religiones, 1977)

Actividad 3

Las teorías c ientíficas pueden combinarse con ideologíasdiferentes y aun opuestas. Un ejemplo de esta ambigüedadestá magníficamente narrada en una escena de la película deHitchcock, C o rtina rasgada, en la que el científico de la URSSy el científico de EE.UU, con propósitos subjetivos y políti-cos muy diferentes, se encuentran resolviendo una ecuacióndiferencial, segregada totalmente de las ideologías de sus pro-t a g o n i s t a s .

Actividad 4. Razona tú mismo…

Tras leer el siguiente texto de Delacampagne, Historia dela filosofía en el siglo XX , Península, Barcelona, 1999, pág. 205,escribir sobre el tema: «¿Se puede pensar la ciencia después deAuschwitz? ».

«Nunca jamás en el curso de la historia una empresa de esegénero [la Shoah (catástrofe), el holocausto] se ha beneficiadodel apoyo multiplicador de la ciencia, de la técnica y de la buro -cracia perfectamente organizada: tres recursos de los que elnacionalsocialismo ha sabido obtener todo el partido posible y

que desembocan en 1942-1943 en la proliferación de esas ver -daderas «máquinas de matar» que son los campos de extermi -nio»

Actividad 5. Investiga desde el ensayo

Leer e l libro de James Watson, La «doble hélice» ( h a yediciones en Salvat y Alianza Editorial), en e l que narra el des-cubrimiento de la estructura del ADN. Watson va presentando,por una par te, los diferentes sujetos que intervienen en estaempresa c ientífica; por otra, las distintas estrategias que Cr icky el mismo Watson imaginan y experimentan, hasta que todosesos cursos operatorios quedan neutralizados y sacan a la luzel sorprendente y maravilloso teorema de la «doble hélice».Más tarde, otros exper imentos confluyen en el mismo resulta-do, en la misma identidad: los experimentos de Arthur Korn-b e rg , que sintetiza el ADN en un tubo de ensayo a partir de losnucleótidos, sa les inorgánicas, magnesio y una enzima; losexperimentos de Matthew Mese lson, Franklin Stahl y JeromeVinograd mediante el ultracentrifugado en gradiente de den-sidad, etc.

Actividad 6. Relaciona razonando

Willian Bateson (1861-1926) —el inventor del términogenética—, explica el mendelismo a los reclutas del ejército bri-tánico: «La herencia es un signo inevitable, un imperativo bio-lógico que aflora antes o después por más que uno se oponga aello». Uno de aquellos soldados se levanta y califica la nuevateoría como «calvinismo científico». Explíquense las razones detan curiosa respuesta.

Actividad 7. Aplica conocimientos. Clasifica

Asóciese la característica operatoria de la ciencia con lossiguientes textos:

a) «Toda la industria del hombre estriba en aproximar lassustancias naturales unas a otras o en separarlas; el resto es unaoperación secreta de la naturaleza». (F. Bacon,: Novum orga -num, I,3)

b) «La geometría, por lo tanto, es demostrable, porque laslíneas y las figuras acerca de las cuales razonamos, son traza -das y descriptas por nosotros mismos; y la filosofía civil es tam -bién demostrable porque somos nosotros mismos los que hace -mos la sociedad». (Cf. Mondolfo: Ve rum factum, Siglo XXI,Buenos Aires, pág. 62)

c) «Tal como rezaba la divisa de los antiguos químicos,ignis muta res. El fuego opera alteraciones y metamorfosis en lafragua del herre ro y el crisol del alquimista; en el horno delfabricante, el fuego transforma el mineral en material. El fuegocuece el barro, genera el metal, fabrica el vidrio. En el hogar, elfuego habitaba la construcción; en el horno, el fuego construyela habitación». (Luis Fernández Galiano: El fuego y la memo -ria, Alianza, Madrid, 1991, pág. 40)