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Æ Dios no impone nada, pues no es arbitrario ni caprichoso. Si nos recuerda los «dos caminos», uno de la vida y el otro de la muerte, no es porque Él decida que esto o aquello es malo, sino para advertirnos que hay sendas que nos denigran, que se oponen a nuestra perfección, que nos sumen en la infelicidad y nos conducen finalmente a la perdición. Æ El Plan de Dios busca nuestra plenitud personal, cristiana y conyugal. Para aseverar que estamos ante un Dios impositivo y sobre-exigente, debemos sacar del horizonte humano el Misterio Reconciliador: la Anunciación- Encarnación con su prolongación en la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión. Æ En el original latino, la voz personare se traduce por «resonar», «sonar con fuerza». La persona resuena por sí misma en razón de su altísima dignidad. Æ Será en el cristianismo donde se forma con mayor propiedad el concepto de persona. Dios es un ser personal que ha creado, sostiene, redime y ama a cada persona en particular. Debido a esta cualidad poseemos las siguientes características: «Dios es arbitrario, impositivo y sobre-exigente» Persona humana y santidad ¿El llamado de Dios a la santidad es un capricho y una imposición?, ¿qué le podemos decir a los que piensan de esta manera? Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudes Tema 9 ¿Qué significa estar llamado a la santidad? Æ Partiendo del hombre concreto, descubriremos su profundo llamado a la perfección en Cristo y a la actualización de este misterio en el estado de vida concreto al que cada uno es convocado. Æ Si debemos aquilatar las verdades esenciales para el hombre de hoy, hay que aplicarnos a responder con la mayor claridad y profundidad posibles estas tres preguntas: Æ La santidad es el «eje transversal» que penetra y orienta la raíz misma de cada uno de estos ámbitos en la propia existencia. Æ Es conocido por todos el mandato que hiciera Cristo a sus discípulos: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos». El mandato es eminentemente positivo, pero no está libre de interrogantes. Æ Dado el contexto de la cita podemos observar que la perfección está referida al amor y a sus concreciones en la praxis cristiana. Antiguamente, ser cristiano, significaba estar dispuesto a entregar la vida en cualquier momento. Cristianismo y heroísmo cruento eran sinónimos. Æ Pero las costumbres religiosas se fueron ablandando con el tiempo y se cayó en una especie de mediocridad. Como reacción aparecieron hombres santos que deseaban vivir la radicalidad del mensaje evangélico. Queda claro que ellos marcaron la pauta en ese entonces de lo que debería ser un cristiano auténtico: un héroe y mártir voluntario, de comportamiento excepcional. Æ Se fue construyendo así, una moral de dos pisos. La moral de los perfectos que se retiran del mundo y la moral de la masa, pecadora por esencia, cuya virtud esencial debía ser la penitencia, y el perdón. Æ El matrimonio fue considerado el «último recurso» para la sanación de los instintos de la carne. Punto de partida 9 Estamos llamados a conocer y poseer la verdad mediante el intelecto. Somos seres racionales. 9 Formamos una unidad completa, no necesitamos completarnos con otro ser, pero sí estamos abiertos a perfeccionar lo que somos. 9 Somos libres y responsables de nuestras acciones. 9 Por tener espíritu y ser creados por Dios somos un fin en sí mismo no podemos ser manipulados por nadie y tenemos derechos inviolables. 9 Estamos abiertos al encuentro con Dios y análogamente con los demás seres humanos. El amor y la comunicación son parte de nuestra vida más íntima y necesaria. Æ A diferencia de las cosas yo soy la única creatura que puede ser consciente de sí misma, que puede pensar, que tiene memoria, que es libre y que esa libertad la puede ejercer por medio de su voluntad. Æ Soy capaz de conocerme desde el fondo de mi propio ser y descubrirme como alguien irrepetible y único. ¿Qué significa e implica ser persona? ¿Qué significa e implica ser cristiano? ¿Qué significa e implica haber optado por el estado de vida matrimonial? ¿ ? 98 99 Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudes Encuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Tema 9

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Page 1: Tema 9

Æ Dios no impone nada, pues no es arbitrario ni caprichoso. Si nos recuerda los «dos caminos», uno de la vida y el otro de la muerte, no es porque Él decida que esto o aquello es malo, sino para advertirnos que hay sendas que nos denigran, que se oponen a nuestra perfección, que nos sumen en la infelicidad y nos conducen finalmente a la perdición.

Æ El Plan de Dios busca nuestra plenitud personal, cristiana y conyugal. Para aseverar que estamos ante un Dios impositivo y sobre-exigente, debemos sacar del horizonte humano el Misterio Reconciliador: la Anunciación- Encarnación con su prolongación en la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión.

Æ En el original latino, la voz personare se traduce por «resonar», «sonar con fuerza». La persona resuena por sí misma en razón de su altísima dignidad.

Æ Será en el cristianismo donde se forma con mayor propiedad el concepto de persona. Dios es un ser personal que ha creado, sostiene, redime y ama a cada persona en particular. Debido a esta cualidad poseemos las siguientes características:

«Dios es arbitrario, impositivo y sobre-exigente»

Persona humana y santidad

¿El llamado de Dios a la santidad es un capricho y una imposición?, ¿qué le podemos decir a los que piensan de esta manera?

Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudes

Tema 9

¿Qué significa estar llamado a la santidad?

Æ Partiendo del hombre concreto, descubriremos su profundo llamado a la perfección en Cristo y a la actualización de este misterio en el estado de vida concreto al que cada uno es convocado.

Æ Si debemos aquilatar las verdades esenciales para el hombre de hoy, hay que aplicarnos a responder con la mayor claridad y profundidad posibles estas tres preguntas:

Æ La santidad es el «eje transversal» que penetra y orienta la raíz misma de cada uno de estos ámbitos en la propia existencia.

Æ Es conocido por todos el mandato que hiciera Cristo a sus discípulos: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos». El mandato es eminentemente positivo, pero no está libre de interrogantes.

Æ Dado el contexto de la cita podemos observar que la perfección está referida al amor y a sus concreciones en la praxis cristiana. Antiguamente, ser cristiano, significaba estar dispuesto a entregar la vida en cualquier momento. Cristianismo y heroísmo cruento eran sinónimos.

Æ Pero las costumbres religiosas se fueron ablandando con el tiempo y se cayó en una especie de mediocridad. Como reacción aparecieron hombres santos que deseaban vivir la radicalidad del mensaje evangélico. Queda claro que ellos marcaron la pauta en ese entonces de lo que debería ser un cristiano auténtico: un héroe y mártir voluntario, de comportamiento excepcional.

Æ Se fue construyendo así, una moral de dos pisos. La moral de los perfectos que se retiran del mundo y la moral de la masa, pecadora por esencia, cuya virtud esencial debía ser la penitencia, y el perdón.

Æ El matrimonio fue considerado el «último recurso» para la sanación de los instintos de la carne.

Punto de partida

9 Estamos llamados a conocer y poseer la verdad mediante el intelecto. Somos seres racionales.

9 Formamos una unidad completa, no necesitamos completarnos con otro ser, pero sí estamos abiertos a perfeccionar lo que somos.

9 Somos libres y responsables de nuestras acciones.

9 Por tener espíritu y ser creados por Dios somos un fin en sí mismo no podemos ser manipulados por nadie y tenemos derechos inviolables.

9 Estamos abiertos al encuentro con Dios y análogamente con los demás seres humanos. El amor y la comunicación son parte de nuestra vida más íntima y necesaria.

Æ A diferencia de las cosas yo soy la única creatura que puede ser consciente de sí misma, que puede pensar, que tiene memoria, que es libre y que esa libertad la puede ejercer por medio de su voluntad.

Æ Soy capaz de conocerme desde el fondo de mi propio ser y descubrirme como alguien irrepetible y único.

• ¿Qué significa e implica ser persona?

• ¿Qué significa e implica ser cristiano?

• ¿Qué significa e implica haber optado por el estado de vida matrimonial?

¿ ?

98 99Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudesEncuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Page 2: Tema 9

¿Qué dificultades históricas han habido para entender que todos estamos llamados a una vida santa?

¿Qué podemos hacer en la vida diaria para ser santos y conformarnos más plenamente al Señor Jesús?

¿Cómo podemos explicar la relación entre santidad y realización personal?

¿Qué es la santidad para un cristiano?

¿Cuál es la importancia del bautismo en el camino de la santidad?

Æ Cada uno de nosotros permanece siendo uno mismo y no «se convierte en otra persona o en otra cosa» con el paso de los años. Por un dinamismo interior permanecemos en el tiempo a través de los cambios. El hombre anhela ser y para siempre. El hombre es un ser para la Vida.

Æ La persona no sobrevive a los cambios si se encierra en sí misma. Al ser semejante a Dios, el hombre lleva la huella indeleble del amor y, por tanto, necesita amar. Esto se manifiesta en una fuerza de realización. Necesitamos salir de nosotros mismos para proyectar el amor a los demás. Constatamos así que el hombre es un «ser-para-el encuentro».

Æ Estos dinamismos fundamentales se traducen psicológicamente en dos necesidades que esperan su satisfacción: la necesidad de seguridad y la necesidad de significación. La primera busca «saberse amado» y «saber amar», y la segunda nos inclina a percibir cada vez con mayor claridad nuestra singularidad y valor personal; así como la capacidad para descubrir la razón de ser de nuestra vida en el mundo. Vividas en colaboración con la gracia de Dios, representan un camino seguro a la santidad.

Æ Todo se inicia cuando recibimos el don del Bautismo. Este sacramento ha obrado en nosotros una transformación radical: hemos pasado de la «muerte» a la «vida».

Æ Al don recibido en el Bautismo, corresponde una respuesta generosa de cada uno de nosotros. La vida cristiana es el desarrollo de la semilla de vida eterna que se siembra en el corazón del cristiano.

Æ En palabras de San Juan Pablo II: «La efusión del Espíritu en el Bautismo une al creyente como el sarmiento a la vid, que es Cristo; lo hace miembro de su Cuerpo místico».

Æ Finalmente, en todo cuanto hagamos en nuestra vida cotidiana tenemos la ocasión de ponernos en la presencia de Dios. El encuentro con el Señor Jesús, la configuración con Él, la imitación de su vida, nos vuelca a testimoniarlo «en primera persona». La exigencia del apostolado, surge también, del mismo dinamismo bautismal.

Æ Ser santos es desplegarse en la «invisibilidad» de la vida cotidiana dando con ello gloria a Dios. Es un pensar, vivir y actuar en las circunstancias normales de la vida según las luces que nos da la fe de la Iglesia, inapreciable tesoro para el recto peregrinar.

Æ Como cristianos, nuestro camino de santidad consiste en conformarnos con el Señor Jesús -«no soy yo, es Cristo quien vive en mí»-, o en imitar sus virtudes, que en esencia es lo mismo.

Æ El santo de nuestro tiempo es aquel que vive su vida ordinaria con tal intensidad, que hace de ella un culto agradable a Dios, así como un elocuente testimonio del amor de Cristo en medio del mundo.

Æ El santo de hoy descubre en las realidades terrenas un ámbito de realización personal querido por Dios. Su presencia y compromiso en medio del mundo según el designio divino configuran tanto su identidad personal como su propia realización y felicidad. Esta presencia se traduce en acción transformante por medio del amor, acción que brota de un compromiso profundo con el Señor y que se manifiesta en el silencio de las actividades ordinarias de cada día, a semejanza de nuestra Madre María.

Dinamismos constitutivos

Cristianismo y santidad

El santo de hoy

100 101Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudesEncuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Page 3: Tema 9

Æ La santidad del matrimonio es la fuente en la que se apoya el desarrollo cristiano de la familia; y la familia es la célula básica de la sociedad.

Æ Visto desde el llamado al apostolado, los núcleos familiares se convierten en una ocasión propicia para crecer en la santidad personal, en la comunión de los esposos, en el desarrollo de los vínculos familiares y en la apertura a la sociedad.

Æ La comunión de los corazones al interior de la familia cristiana debe convertirse en un camino de perfeccionamiento en el amor. Este dinamismo, lejos de fusionar a los seres que la componen, los singularizan cada vez más y en orden a su misión; asomando con claridad la vocación al amor a través de la conyugalidad, la paternidad, la maternidad, la filiación y la fraternidad. Esta tarea solo se logra cuando se ha madurado suficientemente en la conciencia de ese «ser-para-el otro».

Æ Podemos definir a la familia como una «escuela de personalización». Cada miembro de este cuerpo –pequeña iglesia doméstica que tiene a Cristo como cabeza– va interiorizando el llamado al amor como don de sí, desde una perspectiva cristo-céntrica. He ahí la importancia de la Eucaristía como centro de la vida familiar.

Æ En su «Carta a las familias», San Juan Pablo II afirma: «El Concilio Vaticano II, particularmente atento al problema del hombre y de su vocación, afirma que la unión conyugal —significada en la expresión bíblica «una sola carne»— sólo puede ser comprendida y explicada plenamente recurriendo a los valores de la persona y de la entrega.

Æ El matrimonio no es un juego. Y precisamente por ello se requieren las condiciones, en activo, para vivir ofreciéndose como auténtico don de uno al otro y experimentando la progresiva conciencia del sacramento con que Dios los ha bendecido.

Æ En ello radican seguramente las duras palabras que pronunció no hace mucho, como una advertencia, el más importante exorcista del Vaticano, el Padre Fortea: «El demonio odia a la familia porque es reflejo de la Trinidad». ¿Cómo proteger a nuestra familia de esta amenaza permanente? Desear ser santos y poner los medios para ello ya es bastante. Debemos vivir en permanente oración y conversión, y así disponernos mejor para compartir la Buena Nueva.

Æ Es imprescindible hacer un balance personal para situarnos bien: ¿cuál es mi verdadera actitud frente a Dios y su Plan?, ¿cuál es mi actitud ante las exigencias que el seguimiento del Plan de Dios tiene sobre mis pasiones desordenadas, sobre mis caprichos, sobre mis gustos y disgustos?, ¿cuáles son mis obras?, ¿están de acuerdo, mis obras, con los mandamientos?, etc.

Matrimonio y santidad

A manera de corolario

¿El matrimonio es un camino a la santidad?, ¿cuáles son las condiciones infaltables para que sea así?

¿Qué medios concretos debo poner para lograr la perfección a la que me llama el Creador?

¿Cuál es el modelo o paradigma de la santidad para nuestro tiempo?

¿Realmente creo en la posibilidad de ser santo?

102 103Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudesEncuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Page 4: Tema 9

Si después de reflexionar sobre este tema nos sentimos en falta, ¿qué es lo que vamos a hacer desde hoy mismo?

¿Realmente le hemos puesto una «varilla alta» a nuestro camino de realización plena o hemos optado por la mediocridad?

Oremos

Señor, fuente y origen de todo amor humano; concédenos la gracia de ser uno para el otro signo de Tu presencia invisible.

Te pedimos que nuestro matrimonio nos conduzca a tu Reino de vida eterna.

Danos, Señor, la fe suficiente para construir la casa de nuestro amor sobre Ti, que eres nuestra piedra angular.

Guía nuestras vidas, para que nuestro matrimonio camine hacia la Santidad y podamos alcanzar la felicidad plena que tienes reservada para cada uno de nosotros

Amén

Dialoguemos en pareja

¿Percibimos realmente que la mejor manera de prepararnos para el matrimonio es haciendo un esfuerzo personal por cooperar con la gracia y alcanzar nuestra propia santidad?

¿Estamos dándole la importancia debida a la Eucaristía? ¿Estamos yendo a la Misa para comprometernos más con Jesús o lo estamos evadiendo?

¿Cómo nos podemos preparar desde hoy para ser santos en nuestra paternidad o maternidad?

¿Cómo nos estamos acercando al ideal de ser esposos santos?, ¿qué medios concretos vamos a poner?

104 105Matrimonio, camino de santidad y perfeccionamiento en las virtudesEncuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Page 5: Tema 9

¡Realiza un chequeo de Santidad ante el Doctor Divino!

9 «Saque la lengua por favor»

9 «Veamos el electrocardiograma»

9 «Tenemos que hacer un fondo de ojo»

9 «¿Le duele la cabeza?»

9 «Ahora veremos los reflejos»

9 «Déjeme revisarle los oídos, por favor»

¿Tus palabras son limpias?, ¿eres chismoso?, ¿ofendes fácilmente a los demás?, ¿acostumbras mentir para zafar?, ¿haces con frecuencia comentarios procaces o humillantes?, ¿tu lenguaje humorístico está mayormente erotizado?

¿Hay envidia?, ¿celos?, ¿egoísmo?, ¿a quién le deseas lo peor?, ¿hay alguien a quien no le puedes perdonar algo?, ¿cómo está la relación con tu novio(a)?, ¿le has puesto límites a tu amor?

¿Ves programas que no son para todo público: sexo, violencia, etc.?, ¿acostumbras ver videos o programas con contenidos superficiales o nocivos? Las revistas que acostumbras leer o tus programas de televisión favoritos, ¿los leerías con tu esposa y tus hijos al lado?

¿Entretienes tu mente con pensamientos impuros?, ¿piensas siempre con segunda intención?, ¿acostumbras pasar tiempo pensando en cosas espirituales?, ¿alimentas tu mente con buenos libros?

¿Qué vicio no logras vencer?, ¿el cigarrillo?, ¿la pereza?, ¿la TV?, ¿los videojuegos?, ¿el alcohol?, ¿las drogas?, ¿la pornografía?, ¿la violencia?, ¿las apuestas?, ¿crees que Dios puede darte la victoria, siempre y cuando estés dispuesto a cambiar?

¿Qué tipos de música escuchas a menudo?, ¿te animan a hacer cosas buenas? o ¿a ofender, maltratar, dañar, tomar, etc.?

Trabajemos en casa

106 Encuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Page 6: Tema 9

Si has pasado un tiempo examinándote y has encontrado cosas que están fuera de lugar, es tiempo de renovarte ante Él, ¿cómo?

Receta:

¡Es momento de aplicar la “receta”!

9 «No se ofenda pero le haré preguntas personales»

9 «¿Y tu relación con Dios y la Iglesia?»

¿Qué cuadros tienes en tu cuarto?, ¿tienes alguno que refiera a Dios?, ¿son imágenes frívolas?, ¿hay imágenes eróticas?, ¿eres sencillo y sobrio en el vestir?, ¿estás aferrado a las prendas de marca?, ¿te ufanas de tus logros laborales y de tu condición económica?

¿Evitas ir a la iglesia porque sabes que estás mal?, ¿no acudes al sacramento de la confesión porque te sientes indigno de recibirlo o porque no estás dispuesto a dejar de pecar?, ¿meditas en las Sagradas Escrituras?, ¿te mantienes informado de lo que vive la Iglesia en los lugares más alejados tanto como esperas con gran expectativa el noticiero de la noche?

Æ Confiésate (ahora mismo, prométele al Señor que te confesarás; no demores).

Æ Apártate (toma la determinación de no hacer nuevamente lo que te alejó de Dios).

Æ Arregla tus cuentas pendientes. Si debes perdonar, perdona. Si debes pedir perdón, hazlo rápido. Si debes devolver algo o restituirlo, hazlo lo antes posible.

Æ Busca un compañero de ruta (ten siempre cerca un buen amigo católico o un consejero espiritual).

Æ Haz esto todas las veces que sientas que tu ser se ha quebrado. Usa esta guía para tu tiempo de confesión y para tu oración diaria.

Æ No te preocupes de la paga. ¡Tu médico trabaja ad honorem!

107Trabajemos en casa

Page 7: Tema 9

«El sacramento del matrimonio puede considerarse de dos modos: uno, mientras se realiza; el otro, mientras dura después de realizado. Pues es semejante al sacramento de la Eucaristía, que es sacramento no sólo mientras se celebra, sino también mientras permanece; ya que, mientras los cónyuges viven, su unión es siempre el sacramento de Cristo y de la Iglesia».

Casti Connubii, 116.

«El sacramento del matrimonio asume la realidad humana del amor conyugal con todas las implicaciones y "capacita y compromete a los esposos y a los padres cristianos a vivir su vocación de laicos, y, por consiguiente, a ‘buscar el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios’". Íntimamente unida a la Iglesia por el vínculo sacramental que la hace Iglesia doméstica o pequeña Iglesia, la familia cristiana está llamada ‘a ser signo de unidad para el mundo y a ejercer de ese modo su función profética, dando testimonio del Reino y de la paz de Cristo, hacia el cual el mundo entero está en camino’. La caridad conyugal, que brota de la caridad misma de Cristo, ofrecida por medio del Sacramento, hace a los cónyuges cristianos testigos de una sociabilidad nueva, inspirada por el Evangelio y por el Misterio pascual. La dimensión natural de su amor es constantemente purificada, consolidada y elevada por la gracia sacramental. De esta manera, los cónyuges cristianos, además de ayudarse recíprocamente en el camino de la santificación, son en el

«Muchas veces a los novios y a los casados les invita la palabra divina a que alimenten y fomenten el noviazgo con un casto afecto, y el matrimonio con un amor único. Muchos contemporáneos nuestros exaltan también el amor auténtico entre marido y mujer, manifestado de varias maneras según las costumbres honestas de los pueblos y las épocas. Este amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona, y, por tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales específicas de la amistad conyugal. El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don especial de la gracia y la caridad. Un tal amor, asociando a la vez lo humano y lo divino, lleva a los esposos a un don libre y mutuo de sí mismos, comprobado por sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida; más aún, por su misma generosa actividad crece y se perfecciona. Supera, por tanto, con mucho la inclinación puramente erótica, que, por ser cultivo del egoísmo, se desvanece rápida y lamentablemente. Este amor se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud. Este amor, ratificado por la mutua fidelidad y, sobre todo, por el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel, en cuerpo y mente, en la prosperidad y en la adversidad, y, por tanto, queda excluido de él todo adulterio y divorcio».

Gaudium et Spes, 49.

¿Qué nos enseña la Iglesia?

108 Encuentro III: «Matrimonio, sacramento y fuente de santidad»

Page 8: Tema 9

«El deber de santificación de la familia cristiana tiene su primera raíz en el bautismo y su expresión máxima en la Eucaristía, a la que está íntimamente unido el matrimonio cristiano. El Concilio Vaticano II ha querido poner de relieve la especial relación existente entre la Eucaristía y el matrimonio, pidiendo que habitualmente éste se celebre “dentro de la Misa”. Volver a encontrar y profundizar tal relación es del todo necesario, si se quiere comprender y vivir con mayor intensidad la gracia y las responsabilidades del matrimonio y de la familia cristiana. La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiano (…) Y en este sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza los cónyuges cristianos encuentran la raíz de la que brota, que configura interiormente y vivifica desde dentro, su alianza conyugal. En cuanto representación del sacrificio de amor de Cristo por su Iglesia, la Eucaristía es manantial de caridad. Y en el don eucarístico de la caridad la familia cristiana halla el fundamento y el alma de su “comunión” y de su “misión”».

Familiaris Consortio, 57.

«Abrid la Escritura, y allí veréis que, cuando los padres fueron santos, también lo fueron los hijos. Cuando el Señor alaba a los padres o madres que se distinguieron por su fe y piedad, jamás se olvida de hacernos saber que los hijos y los servidores siguieron también sus huellas».

Santo Cura de Ars ( Deberes de los padres hacia sus hijos). 196

«No olvidéis que entre los esposos, en ocasiones, no es posible evitar las peleas. No riñáis delante de los hijos jamás: los haréis sufrir y se pondrán de una parte, contribuyendo quizá a aumentar inconscientemente vuestra desunión. Pero reñir, siempre que no sea muy frecuente, es también una manifestación de amor, casi una necesidad. La ocasión, no el motivo, suele ser el cansancio del marido, agotado por el trabajo de su profesión; la fatiga —ojalá no sea el aburrimiento— de la esposa, que ha debido luchar con los niños, con el servicio o con su mismo carácter, a veces poco recio; aunque sois las mujeres más recias que los hombres, si os lo proponéis».

San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 26.174Familiaris Consortio, 56.

mundo signo e instrumento de la caridad de Cristo. Con su misma vida, están llamados a ser testigos y anunciadores del sentido religioso del matrimonio, que la sociedad actual reconoce cada vez con mayor dificultad, especialmente cuando acepta visiones relativistas del mismo fundamento natural de la institución matrimonial».

Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 220.

109¿Qué nos enseña la Iglesia?

Page 9: Tema 9

La fidelidad conyugal: una mirada integral

El proyecto cristiano de familia

Encuentro IV

Iglesia doméstica y sacramento de amor

Page 10: Tema 9

La fidelidad conyugal:una mirada integral

Tema 10

Señor, Padre santo,Dios omnipotente y eterno,

te damos gracias y bendecimostu santo Nombre. Tú has creado

al hombre y a la mujerpara que el uno sea para el otro

ayuda y apoyo.Acuérdate hoy de nosotros. Protégenos y

concédenosque nuestro amor sea entrega

y don, a imagen de Cristo y de la Iglesia.Ilumínanos y fortalécenos en la tarea

de la formación futura de nuestros hijos,para que sean auténticos cristianosy constructores de la ciudad terrena.

Haz que vivamos juntos por largo tiempo,en alegría y paz,

para que nuestros corazonesse puedan elevar siempre hacia Ti,

por medio de tu Hijo en el Espíritu Santo.

Amén

Diná

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Æ ¿Creen que una de las principales causas para el rompimiento de un matrimonio sea la falta de fidelidad?, ¿por qué?

De manera individual, cada uno observará la imagen mostrada. Luego de unos minutos escribirán alrededor las posibles causas que destruyen una unión matrimonial y, en paralelo, sus reconstituyentes.

Compara tus respuestas con la de tu novio (a) y observa las similitudes. Dialoguen sobre las razones que los llevó a colocar ello y sobre el por qué creen haber coincidido.

Indicaciones

Nos conocemos

112 113La fidelidad conyugal: una mirada integralEncuentro IV: Iglesia doméstica y sacramento de amor

Page 11: Tema 9

El vocablo castellano fidelidad proviene del latín fidelitas-atis y viene a significar «lealtad», «cumplida adhesión», «observancia de la fe que uno debe a otro», «verdad», «sinceridad», «constancia en los afectos y en el cumplimiento de sus obligaciones»; en definitiva, denota a aquel que cumple sus promesas y por ello se muestra digno de confianza.

Æ La fidelidad humana tiene que aspirar a ser divina, pues somos creados a imagen y semejanza de la Trinidad. Dada esta constitución real, podemos deducir que la fidelidad no es una imposición externa, sino un llamado desde lo profundo de nuestro ser, es decir, una vocación.

Æ El amor humano, firmado en el matrimonio, es confirmado por Dios para toda la vida. No puede ya dar marcha atrás, como no lo puede el tiempo. Debe vivir en esta certeza y saber que la indisolubilidad en que se envolvió representa para él el más extraordinario de los privilegios, no una obligación penosa.

Æ La convivencia, las uniones de hecho, «el matrimonio a prueba» o la cohabitación más impersonal, no poseen en sí, ni la intención de exclusividad e irrevocabilidad, ni la gracia de unión. Los mantiene el bienestar, el aprovechamiento, el goce pasajero –acaso intenso–, o la conveniencia. Sea lo que fuere, las puertas permanecerán siempre abiertas. Si apareciese una incomodidad intolerable, por alguna de las dos partes, la separación será la salida más fácil.

Æ La gracia del matrimonio consiste exactamente en conceder a los esposos la fuerza deseada para poder seguir siempre adelante y para amarse cada vez más. Les permitirá volver a encontrarse –después de las inevitables diferencias, después de los conflictos pequeños y grandes, que componen el «combo» de toda vida en común–, más sólidamente unidos que nunca.

Æ En la gracia, los esposos encontrarán la fuerza, la estabilidad, la madurez de su amor. A través de ella, un amor tan frágil como su propia libertad podrá hacerse suficientemente estable para mantenerlos juntos durante toda la vida, «en la salud y en la enfermedad».

Æ Dios es el paradigma de fidelidad porque su alianza con la humanidad permanece para siempre, no en abstracto y de forma genérica; sino más bien como un compromiso con cada uno de los hombres y mujeres, sean santos o pecadores, asumido en toda la magnitud desde su libérrima voluntad y naturaleza, ser y amor.

Æ El matrimonio tiene un carácter único y por ello admirable. Es una elección irrevocable que se dirige hacia alguien que se admira por la verdad que representa, la verdad de ser mujer o la verdad de ser varón.

Æ Luego acontece el enamoramiento como camino de comunión. Será comunión plena cuando encuentre su coronación en el matrimonio y su finalidad en la procreación y educación de los hijos que nazcan de esa relación.

Æ Todo lo existente y amable nos invita a la fidelidad porque nos compromete en su desarrollo. Se entiende entonces el sustrato común a las diversas fidelidades: fidelidad al enamorado, al novio o al cónyuge.

¿Qué ideas distorsionadas se tienen de esta virtud?

¿Qué es la fidelidad? ¿Es posible mantenerla?

¿Por qué razón el amor exige la fidelidad?

¿Por qué razón la fidelidad involucra a todas las dimensiones de nuestra naturaleza humana?

¿Qué características debe tener un matrimonio cristiano que tenga la fidelidad como su horizonte?

¿Cuáles son las características de un cónyuge fiel?

¿Qué es la fidelidad? La fidelidad conyugal

114 115La fidelidad conyugal: una mirada integralEncuentro IV: Iglesia doméstica y sacramento de amor

Page 12: Tema 9

9 El mismo noviazgo es liberador en la medida que se sitúe en un proyecto cuyo fin es la estabilidad e irrevocabilidad de la relación. La decisión de «elegir a uno entre tantos» es el inicio de un mayor compromiso y exige exclusividad. Obviamente falta el sacramento. Pero este actuar maduro dispone mejor la naturaleza de los novios y de la comunión que han construido, para acoger más vívidamente la gracia y la bendición.

9 Todo matrimonio que quiera sobrevivir como tal debe velar por su hogar, mantener la ley de la convergencia que dicta que todo lo que se realiza individualmente, debe buscar, en cuanto proyectivo, una mayor comunión con el otro. Y se deben arrancar desde el inicio las semillas de la discordia y la desconfianza.

9 Los matrimonios que se aman no dejan que nada ni nadie se interfiera entre ellos por temor a que el amor se disuelva en infidelidad. Esta disolución es la muerte de la felicidad, de la paz del corazón, de la alegría profunda de la ilusión inherente a un proyecto común que comporta una altísima intimidad.

9 Ser fiel al cónyuge quiere decir, antes que nada, reservar el corazón para él. En suma, hay que ser fiel al propio amor. Se trata de velar atenta y constantemente. Es infiel, de hecho, todo el que se olvida de amar como debería y quien deja que su corazón sea invadido por cualquier preocupación, por noble que sea, menos la de renovar su amor.

¿De qué forma la fidelidad no se reduce solamente a “no cometer una infidelidad”?

¿Qué opinión les merece esta frase de Gustave Thibon?

¿Qué es la fidelidad mental?¿Qué es la fidelidad del corazón?

Æ Esta fidelidad no debe concebirse exclusivamente en el orden de lo sexual. ¡Cuántas personas se imaginan que son fieles sólo porque no entregan su cuerpo! Pero entregan su corazón, y viven en la más grave de las infidelidades: la del corazón.

Æ El mismo Señor Jesús enseña a sus discípulos que la Ley definitiva del amor –la que Él vino a instaurar como plenitud de la antigua– comporta un obrar casto y puro. Asimismo, le da un altísimo valor, nunca antes conocido, a las intenciones del corazón: «No desearás a la mujer de tu prójimo».

Æ Esta fidelidad cordial engendra la fidelidad mental. Donde está su corazón, debería decirse, ahí se encuentran sus pensamientos, memoria e imaginación. El Evangelio no podría formular más exactamente las exigencias de la verdadera fidelidad, cuando nos advierte que aquel que mira a una mujer con el mal deseo ya es adúltero en su corazón.

Æ La fidelidad exigida por el amor no debe, por lo tanto, ser meramente exterior. Debe radicar en el poder creador y conservador del espíritu. Todo el ser bio-psico-espiritual de la persona humana debe fijar su atención y su deseo, también el sexual evidentemente, en el cónyuge, único y exclusivo destinatario del eros y el ágape. Esto es tanto más importante cuanto que la infidelidad mental, practicada al mismo tiempo que la fidelidad exterior, pone al sujeto en un estado de tensión y disociación tal que, a largo plazo, producirá una neurosis. Los propios psicoterapeutas serios dan razón de ello.

Fidelidad del corazón

Fidelidad mental

« »«La verdadera fidelidad consiste en hacer renacer a cada instante lo que nació una vez: estas pobres semillas de

eternidad depositadas por Dios en el tiempo, que la infidelidad rechaza y la falsa fidelidad momifica».

Gustave Thibon

116 117La fidelidad conyugal: una mirada integralEncuentro IV: Iglesia doméstica y sacramento de amor

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Æ Cuando se vive en estado de represión, exacerbado por el pensamiento, se está condenado al desequilibrio. En la perspectiva propia del matrimonio, esto conducirá a la multiplicación de los conflictos, a su envenenamiento, al resquebrajamiento de la unidad. La fidelidad auténtica, además de cordial, debe ser, por tanto, mental.

Æ Quien ama guarda su cuerpo, lo mismo que su corazón, para el amado. Además, en razón de la unidad de los componentes de la naturaleza humana, no se da nunca algo de la carne, sin dejar también en ella algo del alma.

Æ A la fidelidad interior debe, por tanto, agregarse la fidelidad exterior, para que se defienda plenamente el amor y la unidad conyugal. Los que se nieguen a la fidelidad integral están condenados al «desamor». Están resquebrajando su hogar, su amor, su vida y su felicidad. ¿Qué les queda? El recuerdo vacío de un placer pasado, la conciencia de que han sido y son indignos, el amargo gesto de la traición, el dolor de haber dejado una certeza por una quimera.

Æ El adulterio lleva consigo su propio castigo, pues termina siempre por destruir a aquellos o a aquellas que crean encontrar su bien en él. Una vez revelado, se transforma en una catástrofe, si queda en secreto es un veneno para la psiqué y para la conciencia. Los que se entregan a él pierden toda la verdadera libertad del amor. ¿Cómo volverán a su cónyuge, después de haberles engañado, y de haber dilapidado su amor, profanando su corazón y la dignidad de su cuerpo?

Æ Hay que obrar el bien para hacer crecer el amor. Este esfuerzo queda condensado en estas leyes que todo matrimonio debe seguir con sentido de urgencia:

Æ Como se trata de leyes, terminaremos con esta frase que es muy esencial: «La fidelidad se construye día a día, o un día descubres que no la tienes más».

9 Ley de la lucha: el amor es una conquista, hay que hacerlo realidad con esfuerzo cotidiano.

9 Ley del dinamismo: es necesario vivir en permanente referencia al otro, proyectados hacia él, convirtiendo al cónyuge en nuestro proyecto vital.

9 Ley de la vigilancia: hay que estar atentos a los signos de división que se puedan presentar en la relación. Detectarlos a tiempo, y separarlos como la maleza, debe ser nuestra prioridad.

9 Ley del desprendimiento: habrá que esforzarse por suprimir todo aquello que posea una naturaleza capaz de apartar, por poco que sea, al marido y a la mujer.

9 Ley de la esperanza: certeza de que todo amor, bien vivido, tiene como resultado la felicidad.

9 Ley de la estima: el amor exige que cada uno se convierta en objeto fascinante para el otro.

9 Ley del sacrificio: para amarse siempre, renunciar siempre.

9 Ley de la alegría: compartir la alegría de amarse.

9 Ley de la paz: vivir desarmados.

9 Ley del progreso hacia Dios: vivir en marcha, tendiendo hacia el infinito.

Æ Ser fiel es ser persona humana. Una vida fiel es la única vida auténtica. Tal cualidad es propicia para encumbrarnos hacia la cima de los ideales más hermosamente humanos. Y los proyectos personales siempre se formulan en positivo; razón por la cual aumenta la expectativa por una mayor perfección, la confianza en lograrlo finalmente, y como corolario una gran felicidad e ilusión.

Fidelidad sexual

Las leyes de la fidelidad

Hacia una fidelidad existencial

¿Qué es la fidelidad carnal?

¿Cómo proteger y alimentar la fidelidad conyugal?

¿Qué es la fidelidad existencial?

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