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Tema 13 LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL Y JUVENIL. 1 INTRODUCCIÓN. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) representa un problema importante social por su alta incidencia en la población infantil y juvenil, así como por las consecuencias psicológicas que genera. Además de las dificultades que sufre el propio afectado, el TDAH repercute directamente en la familia. El sentimiento de fracaso de los padres y de los profesores en la consecución de sus objetivos con los niños hiperactivos genera en estos un déficit de autoestima y un agravamiento de sus conductas. Según el DSM-IV-TR el TDAH aparece en los primeros años de la infancia y se caracteriza por la presencia de tres síntomas fundamentales: el déficit de atención, la impulsividad y la hiperactividad. En los primeros años la hiperactividad y la inatención son los síntomas prioritarios. Pero a medida que se llega a la adolescencia, la hiperactividad decrece, la inatención se mantiene y aumentan las conductas impulsivas. El TDAH, más allá de un conjunto de síntomas, supone un problema global en la vida del niño, repercute en el rendimiento académico y afecta a sus juegos y a sus relaciones en casa. 2 CONCEPTO. El DSM-IV establece tres subtipos: a) El TDAH con predominio del déficit de atención. b) El TDAH con predominio de la hiperactividad y la impulsividad. c) EL TDAH combinado, en donde aparecen conjuntamente los tres tipos de síntomas. Los sujetos diagnosticados con TDAH con predominio del déficit de atención (DA) son más ansiosos y más despistados, frecuentemente están desconectados de su entorno y son menos agresivos. En le colegio cometen muchos errores y tienen dificultades para recordar lo aprendido. Por el contrario, los niños con TDAH con predominio hiperactivo- impulsivo (HI), así como los de tipo 1

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hiperactividad infantil: que es e intervencion

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Tema 13LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL Y JUVENIL.

1 INTRODUCCIÓN.El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) representa un problema importante social por su alta incidencia en la población infantil y juvenil, así como por las consecuencias psicológicas que genera.Además de las dificultades que sufre el propio afectado, el TDAH repercute directamente en la familia. El sentimiento de fracaso de los padres y de los profesores en la consecución de sus objetivos con los niños hiperactivos genera en estos un déficit de autoestima y un agravamiento de sus conductas.Según el DSM-IV-TR el TDAH aparece en los primeros años de la infancia y se caracteriza por la presencia de tres síntomas fundamentales: el déficit de atención, la impulsividad y la hiperactividad. En los primeros años la hiperactividad y la inatención son los síntomas prioritarios. Pero a medida que se llega a la adolescencia, la hiperactividad decrece, la inatención se mantiene y aumentan las conductas impulsivas.El TDAH, más allá de un conjunto de síntomas, supone un problema global en la vida del niño, repercute en el rendimiento académico y afecta a sus juegos y a sus relaciones en casa.

2 CONCEPTO.El DSM-IV establece tres subtipos:

a) El TDAH con predominio del déficit de atención.b) El TDAH con predominio de la hiperactividad y la impulsividad.c) EL TDAH combinado, en donde aparecen conjuntamente los tres tipos de

síntomas.Los sujetos diagnosticados con TDAH con predominio del déficit de atención (DA) son más ansiosos y más despistados, frecuentemente están desconectados de su entorno y son menos agresivos. En le colegio cometen muchos errores y tienen dificultades para recordar lo aprendido. Por el contrario, los niños con TDAH con predominio hiperactivo- impulsivo (HI), así como los de tipo combinado, presentan más problemas de hiperactividad y de conducta. 3 EPEDIMIOLOGÍA.Los datos epidemiológicos en la infancia son muy dispares y oscilan desde una tasa de prevalencia del 1% hasta el 20%-30%. Pero en general los distintos autores establecen una tasa en torno al 5%, cuando basan su estimación en datos clínicos.La ratio niños / niñas en la población general es de 4/1, pero en el ámbito clínico puede ser de 20/1. Es decir, las niñas tienden a pasar desapercibidas en el colegio y a ser evaluadas a la baja porque sus síntomas, menos relacionados con el exceso de movilidad, no resultan tan molestos para los adultos. Al contrario de lo que se pensaba, el TDAH continúa en la adolescencia y en la vida adulta. En adultos, la tasa de prevalencia se ha estimado en un 2%. 4 COMORBILIDAD DEL TDAH.4.1. Trastornos de conducta.Las alteraciones más habituales en casa son la desobediencia reiterada, las rabietas, el desorden, los insultos, las conductas agresivas. Todas ellas muy relacionadas con la dificultad de seguir las normas. En el colegio los niños hiperactivos, no captan

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adecuadamente las demandas sociales del entorno y se muestran incapaces de suprimir conductas impropias.Todo ello lleva a estos niños a vivir experiencias sociales negativas, a sentirse rechazados por parte de los demás y, a tener menos oportunidades de aprendizaje social y general que los niños normales.

4.2. Dificultades de aprendizaje y bajo rendimiento académico.Este es quizá uno de los problemas que más frecuentemente se asocian a la hiperactividad. A causa de su déficit y de la adopción de estrategias de aprendizaje poco prácticas, el niño con TDAH presenta dificultades de rendimiento académico.Hay grandes diferencias en el rendimiento académico entre los niños con TDAH. Pero además. La trayectoria de cada niño en cuanto al rendimiento puede ser irregular.

4.3. Malestar emocional.El comportamiento molesto de estos niños genera un gran número de reproches y de comentarios negativos sobre su conducta y, lo que es peor, sobre su persona. La humillación y las situaciones negativas entorpecen el aprendizaje y el desarrollo de la autoestima. El resultado de todo ello, junto al fracaso escolar asociado, es una autoestima baja, cambios se humor frecuentes, irritabilidad, poca tolerancia a la frustración y conductas ansioso-depresivas.La ansiedad se refleja en diversas conductas que denotan inquietud: nerviosismo, tendencia a la precipitación, implicación frecuente en accidentes.La depresión en la infancia y en la adolescencia puede manifestarse más en forma de irritabilidad o de desmotivación generalizada que en forma de tristeza.A nivel atribucional, los niños hiperactivos suelen mostrar más atribuciones externas que los niños normales, tanto sobre los acontecimientos positivos como sobre los negativos.Lo que se concluye de todo ello es que ejercen un escaso control personal sobre los acontecimientos que les ocurren.

4.4. Alteración del entorno familiar.A medida que trascurre el tiempo, los padres sienten una enorme culpabilidad al constatar que su forma de educar no resulta eficaz. Además los padres suelen estar en el punto de mira del colegio y de su misma familia y, por ello, sienten el reproche de no saber educar adecuadamente a su hijo con TDAH. En estas circunstancias aumentan el estrés familiar y las discusiones entre los propios padres, que hacen explícitos sus desacuerdos en materia de educación. La relación de los padres con el colegio se hace difícil, sobre todo cuando se limita a recibir una serie de quejas constantes de los profesores.

5 ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO.Hoy día no hay una total certeza sobre las causas del TDAH, que, probablemente, son múltiples.-Factores genéticos: la investigación con gemelos sugiere que hay una predisposición a este trastorno. En concreto, los hijos de padres con TDAH tienen hasta un 50% de probabilidades de sufrir el mismo problema.- Factores psicológicos y ambientales: el nivel de psicopatología de los padres, así como un entorno familiar que incluya un escaso control de la conducta de los niños, una insuficiente supervisión de sus conductas y un sistema de disciplina muy punitivo, contribuyen a aumentar los síntomas del TDAH.

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-Alteraciones en le cerebro: las alteraciones cerebrales (baja actividad en lóbulos frontales y en le sistema límbico y menores niveles de dopamina que es el neurotransmisor que permite la comunicación entre diversas estructuras del cerebro) pueden ser responsables de los problemas atencionales y de la falta de inhibición de impulsos, que pueden agravarse si hay por factores psicosociales, como los conflictos familiares o la falta de habilidades educativas de los padres.A su vez, el circuito de la atención, al estar alterado en estos niños, va a producir un funcionamiento inadecuado de las funciones mentales ejecutivas:+ Memoria de trabajo no verbal: implica la retención de la información y permite pensar en la tarea que se está haciendo, tener percepción retrospectiva y prospectiva. De este modo, el niño con TDAH carece del sentido de la percepción temporal y muestra dificultades para planificar su tiempo y sus tareas, así como para hacer previsiones ante el futuro inmediato.+ Memoria de trabajo verbal: interiorización del lenguaje autodirigido. A los niños hiperactivos les falta la interiorización del lenguaje y de las normas de los comportamientos necesarios para la convivencia.+ Control de emociones y mantenimiento de la motivación y del grado de alerta: estos niños se frustran fácilmente y no saben o no pueden inhibir su enfado o su angustia cuando tienen que afrontar ciertos esfuerzos, como por ejemplo, ordenar sus cosas, hacer las tareas, leer. Les supone un esfuerzo mantener la motivación, por lo que cambian frecuentemente de entretenimiento o tarea.+ Dificultad en fragmentar, organizar y reconstruir conductas: las dificultades para organizarse y planificar su actividad y su tiempo les van a afectar para resolver todo tipo de problemas. En suma, la capacidad de planificación y de solución de problemas está alterada en este tipo de niños.Desde el punto de vista de la psicología del aprendizaje se pueden dar otras explicaciones:-La aversión a la demora del refuerzo: Se pude entra en una dinámica de refuerzo a conductas poco adaptativas y, con el paso de los años, cada vez se puede hacer más difícil poner freno a las demandas insaciables de algunos adolescentes con TDAH.- La falta de previsión de las consecuencias: muchos padres temen que sus hijos se conviertan, al llegar la adolescencia, en carne de cañón de conductas problemáticas, precisamente por no ser capaces de anticipar las consecuencias de su conducta. Esta dificultad traerá consigo diversas complicaciones sociales y familiares, así como un retraso académico.- Déficit de autorregulación: este problema está relacionado con un estilo de respuestas rápido e impreciso. Los niños con TDAH manifiestan una gran dificultad para guiar sus conductas mediante la percepción adecuada de la situación y mediante el pensamiento activo para frenar sus propias conductas inadecuadas.- Ineficacia del castigo: los niños con TDAH no aprenden de los errores, aunque estos hayan sido castigados muy a menudo. Estos niños no aprenden de una experiencia negativa en la que se sientan humillados, sino que, por le contrario, esta les desalienta y les agobia. La humillación y las situaciones negativas entorpecen el aprendizaje y socavan la autoestima.En resumen, muchas de estas explicaciones ayudan a comprender gran parte de los comportamientos de los niños con TDAH, pero ninguna de ellas da cuenta por completo de este cuadro clínico.

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6 EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE LA HIPERACTIVIDAD.Si bien, según el DSM-IV-TR no se debe hacer el diagnóstico de TDAH antes de los 7 años, muchos padres y maestros detectan comportamientos anómalos antes de esa edad: no entretenerse con nada, reclamar la atención continua de los padres.La evaluación del TDAH requiere métodos y fuentes diversos. Asimismo, la evaluación debe ser continuada en el tiempo y comprehensiva tanto de los aspectos centrales del trastorno como de las consecuencias negativas derivadas.Los padres y profesores suelen ser los mejores informadores sobre la conducta del niño. La confirmación del diagnóstico requiere observaciones directas del niño en distintos ambientes naturales.6.1. Entrevistas.El interés de la entre vista está dirigido a conceptualizar el problema en los términos más concretos posibles, es decir, en los aspectos nucleares del trastorno, en la intensidad de los síntomas, en el curso del problema y las consecuencias de las conductas implicadas.Desde la perspectiva del análisis funcional de la conducta, se trata, en primer lugar, de especificar las características del problema y su carácter excesivo o deficitario a partir del triple sistema de respuestas, así como su intensidad, frecuencia y duración. En segundo lugar, se analizan las contingencias de las conductas especificadas, referidas a los estímulos antecedentes y a las consecuencias mantenedoras de esas conductas. Y en tercer lugar, se obtiene información acerca de las variables organísmicas, que recoge toda la historia biológica del niño antes, durante y después del parto así como los factores relacionados con su crecimiento, aprendizaje, estilos educativos, relaciones familiares, estilos de vida saludable.Por último, se recaba información sobre la situación actual del niño, referida al problema y a otros factores importantes de su vida.La entrevista con los padres debe complementarse son la entrevista a los profesores, con la entrevista al pediatra y con la entrevista al propio niño que explica las dificultades que tiene y como se siente.6.2. Escalas conductuales.A) Al niño:Se puede comenzar por tests de inteligencia (WISC-R) y pruebas específicas de atención (Test de atención sostenida SAT) y pasar más tarde a valorar datos objetivos de tareas escolares y calificaciones.B) Al adolescente: Se puede comenzar por tests de inteligencia y pruebas específicas de atención:- Capacidad intelectual (WAIS-III).- Escala de Magallanes de Atención Visual (EMAV-2).Respecto a la personalidad y el ajuste emocional, conviene recurrir, si es necesario, a distintas pruebas:- Ansiedad (STAIC).-Depresión (CDI).- Escala de Magallanes de hábitos asertivos (EMHAS).Siempre hay que hacer una evaluación cuidadosa del rendimiento académico teniendo en cuenta las calificaciones.C) A padres y profesores:- Cuestionario de conducta infantil (CBCL).- Escala de Conners para profesores (EDAH), menores de doce años.-Cuestionario de situaciones en la escuela.- Cuestionario de situaciones en le hogar.

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6.3. Técnicas de observación directa del comportamiento.Permite establecer la línea base del problema antes del tratamiento. La observación en casa debe referirse a las conductas de desobediencia y a las interacciones con padres y hermanos; y la observación en el colegio, a la inatención, ala perturbación en el aula, al rendimiento académico y al cumplimiento deformas.En adolescentes y adultos jóvenes es conveniente observar las dificultades de organización y planificación, y la capacidad de controlar las emociones, así como el abandono de los estudios o el trabajo y el consumo de alcohol y drogas. En suma se trata de observar si hay una baja tolerancia a la frustración, un humor cambiante o una dificultad generalizada para concentrarse y atender a sus responsabilidades.

6.4. Diagnóstico clínico.Es preciso evaluar los problemas asociados de tipo educativo (fracaso escolar) y clínico (trastornos de conducta, depresión y problemas de ansiedad).En definitiva, hacer el diagnóstico de TDAH es una cuestión de juicio clínico en donde se deben sopesar todas las pruebas habidas. Por tanto la decisión de diagnosticar un TDAH y de embarcar al niño y a la familia en un tratamiento debe depender finalmente de la intensidad del trastorno y del daño causado al niño en la convivencia en casa, en el funcionamiento escolar y en las relaciones sociales.

7 TRATAMIENTOS EFECTIVOS PARA LA HIPERACTIVIDAD.La intervención adecuada para un niño hiperactivo requiere, por necesidad, un tratamiento combinado (farmacológico, psicológico y psicoeducativo) y un seguimiento largo.7.1. Objetivos terapéuticos.Los objetivos fundamentales de cualquier intervención deben llevar a reducir la sintomatología del trastorno y a proteger la autoestima del niño.Los objetivos principales de las intervenciones terapéuticas son: reducir la actividad, mejorar la atención sostenida, controlar la impulsividad y la agresividad, respetar las normas sociales, mejorar las relaciones familiares y sociales, controlar las emociones, mejorar el rendimiento académico, mejorar la autoestima, la aceptación personal y la autonomía y cultivar un estilo de vida reflexivo.

7.2. Tratamientos psicológicos para el TDAH.

7.2.1. Programas para padres.Una de las mejores formas de ayudar a un niño TDAH es ayudar a sus padres. Se trata primero de explicarles en qué consiste el trastorno, lo que facilita su compresión y la adopción de una disposición más positiva hacia el niño. En segundo lugar se les enseña diferentes estrategias psicológicas de manejo de contingencias y de control de estímulos para abordar adecuadamente el problema del niño, así como a vivir de otra manera para hacer frente a su propio estrés y para controlar las situaciones de riesgo. Por último se les pone en contacto con Asociaciones de Niños Hiperactivos para compartir con ellos la formulación de problemas y la búsqueda de soluciones.

7.2.1.1. Reforzamientos positivo y extinción.Los niños aprenden sobre la base de una disciplina familiar. Puesto que los niños TDAH reclaman mucha atención, es necesario reforzar sus conductas positivas mediante halagos. De esta manera se consigue aumentar la frecuencia de dichas conductas. Por ello, las técnicas de condicionamiento operante son una importante referencia en la

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intervención con niños hiperactivos para manejar las consecuencias ambientales derivadas de su conducta. La primera parte de la terapia tiene un componente eminentemente educativo. A los padres se les enseña a buscar comportamientos y actitudes positivos de sus hijos entre tantos comportamientos negativos. La dispensa de refuerzo positivo a conductas adaptativas es más útil siempre que al mismo tiempo se extingan las conductas negativas. La extinción implica no prestar atención a las conductas que molestan.

7.2.1.2. Economía de fichas.La economía de fichas puede desempeñar un papel un papel complementario. No siempre la aprobación y el halago son suficientes para aumentar las conductas positivas. Las fichas son puntos que actúan como refuerzos positivos y que se pueden obtener tras obtener tras haber realizado una conducta positiva previamente establecida. Con el uso de esta técnica se obtiene beneficios siempre que las reglas del juego estén bien establecidas. Si además se combina con una adecuada utilización del refuerzo, de la extinción y del coste de respuesta el efecto es más evidente. Estos niños requieren mucho seguimiento y una supervisión detallada sobre el cumplimiento del plan.

7.2.1.3. Castigo.EL objetivo del castigo es disminuir conductas negativas. Hay que diferenciar lo que es el castigo de los que son los límites de disciplina. Los límites son normas y costumbres que ayudan a los hijos a conseguir hábitos saludables y, facilitan el respeto a los demás y, mejoran la convivencia.El castigo supone aplicar un estímulo punitivo, retirar privilegios o reprender y puede ayudar a rectificar y aprender otras conductas más adaptadas, siempre que estas se refuercen. El castigo debe ser proporcional a la conducta, debe cumplirse inmediatamente o en el momento establecido y no debe ir acompañado de4 contacto físico ni de insultos o broncas.Hay distintos tipos de castigos: + Reprimendas regañina que un niño recibe después de una conducta negativa.+ Coste de respuesta posibilidad de perder algo que el niño ha ganado.+ Tiempo fuera retirar al niño de una situación reforzante a una menos gratificante durante un tiempo limitado.El castigo no debe utilizarse como una forma única de control de la conducta porque puede generar efectos secundarios negativos: reacciones de malestar emocional, aparición de comportamientos agresivos con otros niños, conductas evitativas. Debe utilizarse siempre con el refuerzo positivo de las conductas positivas alternativas.

7.2.1.4. Pautas familiares.En edades tempranas los padres deben propiciar un ambiente ordenado en el niño para facilitar hábitos rutinarios en cuestiones de sueño, descanso y alimentación, así como fomentar juegos controlados que estimulen la atención.Más allá de las técnicas concretas, uno de los objetivos de los padres es enseñar a los niños a cumplir normas, es decir, fomentar las conductas de obediencia y de autonomía para evitar broncas innecesarias o la creación de un mal ambiente en el hogar.Aprender a dar órdenes, a hacer peticiones o a dar recomendaciones es una de las tareas que tienen que aprender los padres en un clima de confianza. Consejos que pueden ser útiles:

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* Llamar por su nombre al niño cuando está cerca, mirarle a los ojos y en tono suave darle una orden o hacerle una petición.* Emitir instrucciones claras y precisas, para que el niño sepa bien qué es lo que hay que hacer, coherentes entre los padres y consistentes en el tiempo.* Utilizar frases cortas, sin sermonear, sin insultar y sin gritar.* Dar instrucciones de una en una, más bien pocas y que no se contradigan.* Eludir el contacto físico cuando se formulan peticiones.* Asegurarse de que la orden la ha entendido y se ha enterado.

7.2.1.5. Conclusiones.La actuación de los padres con un niño con TDAH supone cultivar una sana autoridad paterna. Superar las dificultades de la vida cotidiana con naturalidad y armonía, sin dramatismos, con buenos modelos de conducta familiar, con exigencia paro con cariño, es la mejor forma de establecer unos buenos criterios de funcionamiento familiar. Hay otros recursos complementarios: evitar la comparación con los hermanos u otros niños, recurrir al sentido del humor, fomentar las relaciones familiares y sociales amplias en casa y potenciar el desarrollo de habilidades estéticas, deportivas y lúdicas en el niño. 7.2.2. Programas para niños.

7.2.2.1. Autorregulación.Las técnicas cognitivas se utilizan para que le niño aprenda a regular su conducta mediante la autoobservación, de modo que tenga conciencia de su propio comportamiento, y el autorreforzamiento contingente a la realización de las conductas adaptadas.Por medio de la autorregulación el niño aprende a utilizar el lenguaje interno como variable reguladora de su conducta, aprende a darse órdenes o prohibiciones por medio del habla interna.Con el entrenamiento de autoinstrucciones el niño puede aprender a hablar internamente, de tal manera que le pueda resultar más fácil pensar y tomar conciencia de lo que hace o quiere hacer. El terapeuta va modelando todas las fases primero en voz alta, después en voz baja y al final de manera encubierta. Así en la primera fase se define el problema preguntándose en voz alta cuál es la tarea que se está realizando En la segunda fase el terapeuta le ofrece al niño una guía externa. La tercera fase consiste en darse autoinstrucciones en voz alta. En la cuata fase las autoinstrucciones se dan de una forma más susurrante. En la quinta fase el niño, siguiendo siempre el modelo del terapeuta, tiene que hablarse pensando sólo para sí. Todo el proceso lo seguiría de manera encubierta hasta acostumbrarse.Otro aspecto de este entrenamiento se refiera a prender a adquirir control emocional. 7.2.2.2. Control de la irritabilidad.La frustración constante a la que estos niños están sometidos facilita que expresen una agresividad que, frecuentemente, está fuera de su control. Estos niños se enfadan muy a menudo y tienen enormes errores dificultades para detener la rabia, pensar en la situación y después actuar racionalmente. Este aprendizaje interno y regulador de su conducta puede ser de especial utilidad para el control y manejo de la ira.

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7.2.2.3. Programas de comunicación.Esta intervención tiene como objetivos resolver dificultades interpersonales para conseguir una mejor adaptación social. Uno de los objetivos es prender a comunicar sentimientos y opiniones, pero otro importante es aprender a saber callar o a inhibir la conducta impulsiva cuando la situación lo requiera.

7.2.2.4. Técnicas de resolución de problemas.Estas técnicas son de utilidad para aprender a enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana sin evitarlos. En el caso de los niños hiperactivos, mucho de estos problemas suelen tener que ver con la organización de sus horarios y responsabilidades, con organizar su tiempo libre, con saber medir riesgos, con ser capaz de decir no.En general, estas técnicas están implicadas para tranquilizar al niño y ayudarle a autocontrolar sus conductas hiperactivas impulsivas.

7.2.2.5. Sobrecorrección.Esta técnica supone reparar o restituir los efectos de las conductas destructivas con la práctica positiva de una conducta adaptada. Algunos jueces de menores han hecho una adaptación de este programa al entrono judicial. Parece más razonable utilizar estas medidas que no ingresar a un adolescente en un centro de menores.

7.2.2.6. Trabajo con grupos adolescentes.El trabajo con adolescentes en grupo es un método eficaz para estimular una buena autoestima y reforzar los objetivos individuales que cada uno lleva a cabo con su familia, sus profesores y su propio terapeuta.En resumen, cualquiera de los programas que se lleve a cabo con estos niños y adolescentes va a requerir mucha supervisión y guía.

7.2.3. Programas para profesores.El esquema de intervención se apoya en los mismos principios y técnicas que la intervención llevada a cabo con padres pero adaptada a las necesidades del aula, las normas de clase y del colegio.Un programa de formación de profesores puede incluir los siguientes contenidos:1. Instruir a los profesores en el conocimiento del TDAH:2. Enseñar a los profesores técnicas de modificación de conducta.3. Formar a los profesores en el uso de estrategias para la organización y autorregulación del comportamiento.4. Facilitar las acomodaciones educativas precisas.5. Utilizar la autoevaluación reforzada. El objetivo es que el alumno con el TDAH sea consciente de su propia conducta. Comprende un desarrollo en res fases: discusión con los alumnos sobre las normas de clase, entrenamiento en habilidades de autoevaluación, y economía de puntos.6. Hacer un seguimiento del programa.Los resultados de este programa han sido positivos en relación con el rendimiento académico y la conducta y, más en concreto, con el aumento del control inhibitorio, la mejora de la atención y con un mayor rendimiento en matemáticas, lenguaje y conocimiento del medio.

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7.3. Tratamientos psicofarmacológicos para el TDAH.Los estimulantes mejoran la atención, las relaciones sociales y el rendimiento académico de los niños hiperactivos, así como reducen la conducta impulsiva. Al parecer, su vía de acción incluye el aumento del nivel de activación cerebral y la estimulación del sistema reticular activador, así como del sistema límbico, del núcleo estriado y de los lóbulos frontales que controlan la atención y los procesos inhibitorios. Asimismo, hay una potenciación de las funciones ensériales y una reducción de la sensación de fatiga, lo que hace posible una intensificación del esfuerzo intelectual.Los fármacos más adecuados son los estimulantes que no deben administrarse a niños menores de 6 años. EL metilfenidato es el estimulante más empleado para el tratamiento del TDAH y se puede administrar como un fármaco de acción corta Rubifén que se prescribe en 2 ó 3 dosis diarias o como un fármaco de acción larga Concentra que se administra en una única dosis diaria.En cuanto a la dosis óptima: las dosis bajas resultan más adecuadas en el TDAH de tipo inatento porque mejoran la atención sin influir directamente en la conducta. Las dosis altas parecen más apropiadas en el TDAH de tipo combinado porque influyen directamente sobre la conducta impulsiva.Estos fármacos pueden generar efectos secundarios, como la disminución del apetito, los fenómenos de rebote, la detención transitoria del crecimiento y, a veces, la intensificación de tics ya existentes. 8 APLICACIONES PRÁCTICAS.

8.1. Ejemplo de un caso clínico de hiperactividad.Leer página 541-545.

9 CONCLUSIONES Y TENDENCIAS DE FUTURO.

No deja de ser chocante, por ejemplo, que más de la mitad de los niños con TDAH no reciban un tratamiento.La terapia combinada de fármacos y tratamientos conductuales parece obtener resultados superiores (en torno al 66 % de éxitos) a los tratamientos aislados ( 50% en el caso de fármacos; 33 % en el caso de la terapia de conducta sola). El fármaco puede hacer frente a los síntomas nucleares del trastorno (déficit atencional, hiperactividad e impulsividad) y el tratamiento cognitivo-conductual puede contribuir a la reducción de la dosis del fármaco, el aumento del grado de satisfacción de los padres y profesores y a la mejora de las habilidades sociales del niño.Respecto al pronóstico de futuro, la tercera parte de los pacientes responden bien al tratamiento y se produce una mejoría clara entre 17-18 años; otra tercera parte mejora, pero con niveles de adaptación familiar y a la escuela insuficientes; y, por último, la tercera parte restante no evoluciona satisfactoriamente, sobre todo cuando los niños tienen un cociente intelectual bajo, la familia es de un nivel socioeconómico humilde y los padres carecen de una estabilidad emocional.En suma, la hiperactividad es un trastorno complejo cuyo tratamiento no puede limitarse a unos meses cuando el niño está en la educación primaria.

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