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Teotihuacan

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Teotihuacan (náhuatl: Teōtihuácān, «Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses»)?[nota 1] es el nombre que se da a la que fue una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica. El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes. Los restos de la ciudad se encuentran al noreste del valle de México, en los municipios de Teotihuacan y San Martín de las Pirámides(estado de México), aproximadamente a 45 kilómetros de distancia del centro de la Ciudad de México. La zona de monumentos arqueológicos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1987.

Los orígenes de Teotihuacan son todavía objeto de investigación entre los especialistas. Alrededor del inicio de nuestra era, Teotihuacan era una aldea que cobraba importancia como centro de culto en la cuenca del Anáhuac. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esa época, como muestran las excavaciones en la Pirámide de la Luna. El apogeo de la ciudad tuvo lugar durante el Periodo Clásico (ss. III-VII d. C.). En esa etapa, la ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. La influencia de Teotihuacan se dejó sentir por todos los rumbos de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos en ciudades como Tikal y Monte Albán, entre otros sitios que tuvieron una importante relación con los teotihuacanos. El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso en el norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población de la ciudad se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.

Se desconoce cuál es la identidad étnica de los primeros habitantes de Teotihuacan. Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos de habla otomangueana, particularmente los otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacan fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico, como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo de la región del Golfo y del área maya.

Durante la época prehispánica, Teotihuacan ha sido motivo de interés para quienes han sucedido a los teotihuacanos en Mesoamérica. Los toltecas y mexicas excavaron los restos de la ciudad para extraer objetos preciosos de ella. Esto ha sido confirmado por las exploraciones arqueológicas en Tula y el Templo Mayor de México-Tenochtitlan. La ciudad fue convertida en el escenario de mitos esenciales para las creencias mesoamericanas, como la Leyenda de los Soles de los mexicas.

Actualmente es la zona arqueológica del país con mayor afluencia de turistas, por encima de sitios como Chichén Itzá y Monte Albán. A pesar de lo que pudiera suponerse dada la gran cantidad de monumentos restaurados del sitio, las excavaciones arqueológicas en Teotihuacan continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad, de la que, por cierto, se desconocen cuestiones tan importantes como su nombre original y la filiación étnica de sus fundadores. Se sabe, en cambio, que fue un sitio cosmopolita, por la presencia documentada de grupos originarios de la costa del Golfo o de los Valles Centrales de Oaxaca.

Entorno geográfico

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Teotihuacan fue fundada en una posición poco común en su época con respecto al patrón de asentamiento propio de la cuenca de México durante el Preclásico Medio. La mayoría de los asentamientos de mayor envergadura en la región se localizaban en la ribera del sistema lacustre del Anáhuac o muy cerca de ella. Cuicuilco y Copilco en el sur; Ticomán, El Arbolillo, Zacatenco y Tlatilco en el norte; y Tlapacoya en el oriente son ejemplo de ello. En contraste, Teotihuacan se levantó a quince kilómetros de la costa del lago de Texcoco, sobre el río San Juan en el valle que ha tomado el nombre de la ciudad. Duverger afirma que la ubicación de Teotihuacan corresponde no sólo a una frontera ecológica, sino a la frontera entre la civilización agrícola mesoamericana y el mundo cultural de los pueblos aridoamericanos nómadas.10

El valle de Teotihuacan forma parte de la cuenca de México. Se ubica en el noreste de ese gran vaso lacustre de más de 14 mil km2 de superficie, dentro de los límites que actualmente corresponden al estado de México. Su altitud va de los 2 240 msnm a los 3 200 en la cúspide del cerro Gordo. En la zona de monumentos arqueológicos la altitud es de 2300 msnm. El valle está limitado al norte por los cerros Gordo, Malinalco y Colorado; al sur por la sierra de Patlachique, con elevaciones superiores a 2600 msnm; y hacia el oriente termina en las inmediaciones de Otumba y los cerros aledaños. Al suroeste del valle se localiza el cerro Chiconautla, cerca de la antigua desembocadura del río San Juan. El cerro Tonala, al poniente, marca la separación entre el valle de Teotihuacan y la llanura aluvial donde se encuentran Tecámac y Zumpango.

El drenaje principal del valle de realiza hacia el vaso del lago de Texcoco a través de los ríos San Juan, San Lorenzo y Huixulco. Estos ríos son estacionales, crecen en época de precipitaciones y durante el resto del año sus corrientes desaparecen de la superficie para emerger en la siguiente estación lluviosa.11 Los ríos del valle de Teotihuacan desembocaban en la época prehispánica cerca de Cuanalán. Debido a la desecación de los lagos del Anáhuac —proceso iniciado en el siglo XVII y que continúa hasta el siglo XXI 12 —, el San Juan ha sido canalizado hacia el desagüe general del valle de México.

Los suelos del valle de Teotihuacan pertenecen principalmente a cuatro tipos. El feozem corresponde al 40% de la superficie, Le siguen en importancia los tipos vertisol (16%), cambisol (13.5%) y leptosol (13%).13 Se han realizado investigaciones con el propósito de observar cuál ha sido el impacto de la actividad humana sobre los suelos de Teotihuacan. Rivera Uria et al. advierten que en algunos sitios como el cerro San Lucas la composición de la superficie ha cambiado dramáticamente.14 En este caso encontraron que antes del establecimiento de las primeras comunidades del Preclásico el suelo dominante en ese lugar era el luvisol, que actualmente ha desaparecido. Otras secciones del valle fueron afectadas con propósitos constructivos. El volumen inmenso de materiales empleados para el relleno de la pirámide de la Luna procede de la superficie de zonas cercanas al edificio —donde se han encontrado depresiones artificiales— y alcanza 2 millones de m3.15

La vegetación del valle de Teotihuacan ha cambiado poco respecto a la época prehispánica, aunque es evidente que el paisaje actual es resultado de una combinación de factores naturales y antropogénicos. La diferencia principal consistiría en la extensión de los ecosistemas vegetales —pues la superficie dedicada a la agricultura ha crecido a costa de ellos— y en la desaparición de las especies del género Pinus en el paisaje del valle.16 En la actualidad la región presenta seis tipos principales de vegetación. Cuenta con pequeños reductos de bosque de encinos, ubicados en el cerro

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Gordo; este tipo de vegetación probablemente cubrió las zonas que actualmente son ocupadas por matorrales de encino (Quercus microphyla) que constituyen un segundo tipo de vegetación. El matorral de xerófitas es el tipo de vegetación más representativo en la actualidad, y comprende especies como Opuntia streptacantha, Zaluzania augusta y Mimosa biuncifera. A estos tipos de vegetación se suman los pastizales, la vegetación hidrófila estacional, asociada con la temporada de lluvia.17

Las condiciones del valle favorecieron la concentración demográfica por ser benéficas para el estilo de vida mesoamericano basado en la agricultura. Los patrones de asentamiento indican que durante el Preclásico (c. 2500 a. C.-200 d. C.) las primeras aldeas se establecieron en las laderas de los cerros que, como se dijo arriba, contaban con suelos aluviales propios para el cultivo, pero a partir del Clásico (c. 200-700 d. C.) ocurrió un aumento de la población en el fondo del valle.18 Sin embargo, por estar localizado en la zona de transición entre el ambiente lacustre del Anáhuac y el más seco de los valles de Tulancingo y del Mezquital, estaba expuesto a algunas fluctuaciones climatológicas. La iluviación de la arcilla encontrada en el tepetate del cerro San Lucas da cuenta de una disminución de la humedad ambiental que coincide con el aumento de la población,19 aunque el apogeo de Teotihuacan parece estar relacionado con un ambiente relativamente más húmedo y templado el actual.

Cronología

La historia de Teotihuacan es larga y compleja, por lo que para abordar sus diferentes aspectos se ha propuesto la utilización de una cronología que la divide en diversos períodos. La cronología de Teotihuacan está construida en torno a los restos cerámicos hallados en las excavaciones, de modo que cada una de las fases de esta cronología está relacionada con ciertos cambios técnicos o estilísticos que se observan en los productos alfareros de la ciudad. En muchos sentidos, este procedimiento ha ayudado a simplificar la tarea de la datación de los restos arqueológicos, puesto que es un material muy abundante que resiste bien al paso del tiempo y se ha encontrado en diversos contextos arqueológicos.

Sin embargo, el procedimiento no deja de presentar algunos inconvenientes, por ejemplo, la definición de las características de cada fase cerámica y su delimitación en el tiempo. Siendo numerosos los investigadores que han puesto su atención en Teotihuacan, se dispone de varias cronologías para la ciudad. En la actualidad parece haber consenso en torno a la cronología propuesta por René Millon y su equipo de colaboradores.[24] A pesar de esta aceptación generalizada, existen algunos trabajos que ponen de manifiesto que dicha cronología debe ser ajustada. Por ejemplo, George Cowgill y Evelyn Rattray han propuesto que la decadencia de Teotihuacan ocurrió entre cincuenta y cien años antes de la fecha sugerida por Millon. Desde ese punto de vista, la dimensión temporal de algunas fases cerámicas en la cronología teotihuacana podría reducirse. Para efectos de este artículo se ha optado por seguir la cronología de Millon en lo general.

Calzada de los MuertosArtículo principal: Calzada de los Muertos.

La calzada de los Muertos o Miccaohtli constituye el eje norte-sur de la ciudad de Teotihuacan. Actualmente tiene una longitud de aproximadamente dos kilómetros,

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aunque las investigaciones de Millon en la ciudad dan cuenta de que pudo alcanzar los tres kilómetros. Este eje comienza en la plaza de la Luna, recinto arquitectónico que se localiza frente a la pirámide de la Luna, y se prolonga hacia el sur a La Ciudadela, un conjunto arquitectónico situado en las inmediaciones del cauce del río San Juan. La anchura de esta gran vía es de 40 metros y su eje está desviado ligeramente hacia el noreste, 15º 30’ respecto al norte geográfico.[64]

A lo largo de la calle se encuentran los edificios más importantes destinados a templos, palacios y casas de personajes de altura. Allí están, además de las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa), el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y muchas edificaciones más que en su día fueron de gran belleza. En uno de los aposentos se descubrieron pisos construidos con dos capas de láminas de mica de 6 cm de espesor, que fueron cubiertas más tarde con tezontle. El visitante puede contemplar esta curiosidad siempre que se lo pida al guardia del recinto.

[editar] Los grandes basamentos

Tienen un núcleo hecho de adobe. Después fueron revestidos de estuco y de piedra y añadieron un friso adornado con relieves geométricos se construyeron como basamento de un templo que se hallaba en la plataforma. Los españoles que llegaron en el siglo XVI, todavía alcanzaron a ver los ídolos del Sol y de la Luna.

Pirámide del SolArtículo principal: Pirámide del Sol.

La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacan y el segundo en toda Mesoamérica, sólo detrás de la Gran Pirámide de Cholula. Por sus considerables dimensiones se puede observar a varios kilómetros de distancia. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada de aproximadamente 225 metros por lado, por lo que suele compararse con la pirámide de Keops en Guiza (Egipto).

El edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no alcanzan la altura de la primera plataforma. La pirámide del sol se ubica en la banda oriental de la calzada de los Muertos, prácticamente alineada en forma perpendicular con esta vía. La imagen actual de la pirámide corresponde a la restauración realizada por Leopoldo Batres entre 1905 y 1910, pues como parte de la conmemoración del Centenario de la Independencia de México se habilitaron varios edificios de la ciudad para convertirlos en un atractivo turístico.[65] La restauración de Batres ha sido criticada posteriormente por apresurada e incompleta,[nota 10] amén de que se realizó sobre concepciones de la arquitectura mesoamericana basadas en los modelos egipcios.

En los inicios de Teotihuacan, el sitio donde se encuentra la pirámide del Sol correspondía a una especie de muro con base de talud y desplante vertical sin asociación a otras estructuras. El uso que tuvo esta estructura se desconoce, aunque Sugiyama plantea que pudo servir para delimitar un espacio sagrado. La pirámide del Sol tuvo dos etapas constructivas, durante la primera prácticamente alcanzó las dimensiones que tiene actualmente. El uso de la pirámide del Sol y el significado que tuvo para los habitantes de Teotihuacan permanece como una incógnita.[66]

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En 1971 Jorge Ruffier Acosta encontró un túnel bajo la pirámide, cuyo acceso se encuentra frente a la plataforma adosada. Los primeros investigadores del túnel —al que se llama también “cueva sagrada”— supusieron que se trataba de una caverna natural que fue empleada con propósitos rituales, lo que explicaría la construcción del monumento sobre ella. Sugiyama y su equipo han demostrado que la cueva fue cavada completamente por humanos. La estructura del túnel recuerda a las tumbas subterráneas de Occidente pues el acceso se lleva a cabo a través de un tiro de 6.5 metros. La cavidad se prolonga hacia el este por aproximadamente 97 metros, al final del túnel—que prácticamente coincide con el centro del edificio— se encuentra una cámara de cuatro lóbulos que, de acuerdo con la hipótesis de Sugiyama, pudo contener una tumba real..

[editar] Pirámide de la LunaArtículo principal: Pirámide de la Luna.

La pirámide de la Luna es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacan. Durante el siglo XIX también se conoció como Meztli Iztácual, nombre que Manuel Orozco y Berra recoge en su obra, donde sostiene la hipótesis decimonónica de que Teotihuacan fue una ciudad tolteca.[67] Su forma final la adquirió después de siete etapas constructivas. Tiene una planta aproximadamente cuadrada de 45 metros por lado. Es de tamaño menor que la Pirámide del Sol, pero se encuentra a la misma altura por estar edificada sobre un terreno más elevado. Su altura es de 45 m. Junto a esta pirámide se encontró una estatua llamada Diosa de la Agricultura que los arqueólogos sitúan en época tolteca primitiva.

Esta pirámide se encuentra situada muy cerca de la del Sol, cerrando por el norte el recinto de la ciudad. Desde su explanada se inicia el recorrido del eje principal conocido como Vía o Calzada de los Muertos.

] La Ciudadela y la pirámide de la Serpiente Emplumada

La Ciudadela es un conjunto arquitectónico localizado en la banda poniente de la calzada de los muertos, al sur del curso del río San Juan. El conjunto forma una gran plaza cuadrangular de aproximadamente 400 metros por lado y fue construido durante la fase Miccaotli, entre los años 150 y 250 d. C. El conjunto de La Ciudadela comprende también la pirámide de la Serpiente Emplumada, a la que rodean trece templos secundarios construidos sobre una plataforma. Detrás del templo de las Serpientes Emplumadas se encuentran dos conjuntos habitacionales que pudieron estar reservados para la élite teotihuacana. En el centro de la plaza se encuentra un adoratorio con cuatro escalinatas que daban acceso a la plataforma. La Ciudadela se convirtió en el centro político, cultural y económico de la ciudad de Teotihuacan, sitio que había correspondido al conjunto de la pirámide del Sol hasta entonces. Las causas de ese desplazamiento del centro de la ciudad son desconocidas, pero podría haberse debido a factores políticos.[68]

La pirámide de la Serpiente Emplumada se halla a una cierta distancia de las dos grandes pirámides, en la Calzada de los muertos. Fue un descubrimiento arqueológico de 1920. Estaba soterrado por una pirámide de paredes lisas, sin ningún tipo de ornamentación.

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En noviembre de 2010, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia enviaron un carro robot, llamado Tlaloque I y diseñado por el Instituto Politécnico Nacional, para explorar un túnel estrecho, a 8 metros de profundidad y de aproximadamente 100 metros lineales de fondo, ubicado justo debajo del templo. Al hacer uso de un georradar, se llegó a la conclusión de que dicho túnel lleva a 3 cámaras donde los investigadores suponen se hallan los restos de algunos personajes importantes de Teotihuacan. De acuerdo a la arqueóloga Verónica Ortega: «Lo primero que hubo para hacer adoración en Teotihuacan fue este túnel y posteriormente pusieron un lugar ya sagrado, ahí se construyó la Pirámide del Sol [...] El recubrimiento es totalmente de lodo, [los teotihuacanos] tratan de dar una apariencia lisa a estos muros, probablemente para que las personas que se introdujeran aquí no se dieran cuenta que seguía el túnel». Previamente, este lugar había sido hallado por la cultura mexica y, más recientemente, en los años 1970, aunque en este último no se realizaron mayores hallazgos.[69] [70]

El palacio de Quetzalpapálotl (náhuatl: quetzalli-papálotl, «Mariposa-quetzal, mariposa de plumas, mariposa preciosa»)? es una edificación que fue vivienda de la élite teotihuacana. Más específicamente, se ha propuesto que fue la residencia de los principales sacerdotes de Teotihuacan.[71] El palacio de Quetzalpapálotl se localiza en el ángulo suroeste de la plaza de la Luna, detrás de la estructura 5 de este conjunto. Para acceder a su interior hay que subir una escalinata custodiada por unos jaguares. Desde la plataforma sobre la que se encuentra el edificio es posible descender al patio central del palacio. Este espacio está rodeado por pórticos que enmarcan los accesos a las cámaras interiores del palacio. Las columnas de piedra están talladas profusamente con representaciones de mariposas y plumas de quetzal, de ahí el nombre del palacio. En el tiempo que estuvo en funciones esta edificación, los relieves en las columnas fueron policromados. Los muros interiores estuvieron decorados con motivos relacionados con el culto a la divinidad del agua. Una de las subestructuras de este edificio es el patio de los Jaguares. Los muros de esta sección están decorados con escenas que representan a jaguares que portan penachos de plumas de quetzal y, frente a ellos, representaciones de caracoles marinos y corazones humanos.

[editar] Pintura mural

Teotihuacan es una de las ciudades prehispánicas que más pintura mural conservan, importantes ejemplos se pueden encontrar en Tepantitla, Tetitla, Atetelco, la Ventilla o en el Museo de murales prehispánicos Beatriz de la Fuente, nombre de la fundadora del proyecto La pintura mural prehispánica en México de la UNAM, que desde 1990 registra en fotografías los murales de éste sitio. En los estudios sobre la pintura mural prehispánica dirigidos por De la Fuente se explica que la interdependencia entre pintura mural y arquitectura es definitiva, pues el orden para la lectura de los muros está condicionado por la disposición que éstos tiene en los espacios arquitectónicos y las escenas las describe básicamente como mitológicas. La pintura teotihuacana se localiza en el exterior de los edificios en los taludes y los tableros de los basamentos piramidales y en el interior, en los pórticos y en los cuartos y corredores. Según Sonia Lombardo, investigadora de dicho proyecto, las primeras obras pictóricas datan de la fase Micaotli (150-200 d. C.)