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Capítulo 5Agrupa ión en el siglo XXI

�Los impresores. . . se habían adjudi ado, a �-nales del siglo XVIII, un vasto emplazamien-to. . . El pasaje du Caire y sus alrededores. . .Pero, on el re imiento de París, los impre-sores se dispersaron por toda la iudad. . . ½Ay!Cuántos impresores, deberían re ordar que. . .entre la alle St.-Denis y el patio de Mani-podio existe todavía una larga galería ahuma-da donde ya en olvidados sus verdaderos pe-nates� (Édouard Fou aud, 1844; en Benjamin2005:80).En este apítulo analizo el pro eso históri o experimentado en las artes grá� as para ontinuar en el mer ado de impresos a pesar de los ambios o urridos en el ontextourbano del siglo XXI. El proye to de independen ia de trabajadoras y trabajadoresgrá� os o urre en la iudad, no sólo a través de la onsolida ión de un es enario de tra-bajo íntimo, sino también en rela ión on dinámi as espa iales y lugares ompartidos.Así, presento ómo las empresas pequeñas y medianas de artes grá� as se ubi an ole -tivamente en lugares espe í� os para la produ ión y ómo intera túan signi� ados yprá ti as alrededor de ellos (Tuan 1977) que ambian al abo del tiempo. He privilegia-do la perspe tiva históri a al momento de dar uenta de la distribu ión espa ial de lasimprentas en iertos lugares, on el propósito de registrar los desafíos de trabajadorasy trabajadores grá� os para mantenerse a tivos a pesar de las di� ultades.Así, las observa iones de los lugares y los espa ios de trabajo de los servi ios grá� os, mepermitieron rela ionar los ir uitos produ tivos históri os on estrategias de agrupa iónque responden a los ambios de la iudad. Me pregunto ¾ ómo usa el espa io urbano

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160 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIel ole tivo de trabajadoras y trabajadores grá� os?, ¾ ómo se rela iona la posesión deestable imientos on la rea ión de nuevos lugares de trabajo en la iudad? Reviso la onstru ión históri a de representa iones sobre el espa io y la onsolida ión de lugaresmanufa tureros tomando en onsidera ión las transforma iones de las rela iones deprodu ión.De forma introdu toria, on el objeto de dar ontexto a la diversidad de lugares que son onstruidos por las empresas pequeñas y medianas de artes grá� as en Bogotá, me gus-taría presentar preliminarmente algunos �lugares omunes� que pare erían representanlas imprentas en general en el mundo ontemporáneo. Justamente, hay representa ionesque o ultan las dimensiones espa iales que quiero analizar. Las imágenes que obtene-mos de las imprentas a través de la industria ultural del ine, sugieren in o asuntosque presentan de forma esquemáti a y antinómi a, las prá ti as más divulgadas. Medetendré en ellas. Primero, uando las imprentas apare en en algunas pelí ulas lo ha- en de forma momentánea. En varias produ iones se expone una es ena fugaz quemuestra la ir ula ión de papeles impresos de forma automáti a y rápida, asi siempresin la interven ión humana. Estas es enas ilustran la reprodu ión impresa de algúnperiódi o para dar uenta de la publi a ión de un he ho noti ioso importante para lapelí ula, o de billetes, que por lo general pre eden una re�exión sobre la ban a o laes ena de un robo.La es eni� a ión de las imprentas de periódi os puede verse en los primeros minutosde uno de los más importantes lási os de Hollywood: Ciudadano Kane1. En estapelí ula apare en los periódi os plegados entre uerdas y me anismos de rodillos quelos suben rápidamente, mientras siguen una línea de produ ión. Por algunos momentosse apre ia la impresión de las páginas del diario en rotativas de gran velo idad, gruposde periódi os atados on lazos dispuestos a la distribu ión, y se es u han los sonidosde las máquinas. En este aspe to, la imagen que se proye ta de las imprentas on retasapoya omo un telón de fondo el ontenido mismo de la pelí ula (la biografía de unempresario de la prensa es rita), pero sirve también omo metáfora de la e� ien ia dela impresión me áni a y de la velo idad de la produ tividad al anzada en el siglo XX.A pesar de la existen ia posible de innumerables pelí ulas y es enas rela ionadas on lasimprentas durante más de un siglo de a tividades inematográ� as, me entraré ahoraen algunos �lmes produ idos en los últimos años, ya que permiten analizar parti ula-ridades de las representa iones ontemporáneas e in orporar los aspe tos re ientes delas te nologías digitales que me interesa dis utir. Un segundo aspe to es el despliegueté ni o que se puede apre iar en la onfe ión de libros. Además de la velo idad y lae� ien ia me áni a en la impresión, en la pelí ula El es ritor fantasma2, la exhibi iónde la fabri a ión de libros in luye el seguimiento ontinuo de la ámara a los papelesen su traye to hasta onvertirse en produ to �nal. Durante veinte segundos se apre-1Título original Citizen Kane, fue estrenada en 1941, dirigida y protagonizada por Orson Welles,produ ida por Mer ury Produ tions y Radio-Keith-Orpheum Pi tures.2Título original The ghost writer, fue estrenada en 2010, dirigida y produ ida por Roman Polanski.

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161 ia ómo entre rodillos en movimiento pasan hojas de papel para ser en uadernadas yagrupadas en el bloque de páginas que da unidad a ada ejemplar. Estos bloques aenen una banda transportadora y se muestra ómo ontinúan los libros su amino paraser pegados por el lomo; luego se ve la impresión de la portada del libro, el plegadoautomáti o de la misma para ser olo ada a los bloques de papel, y una banda quedirige los libros terminados a través de una bandeja de salida. Finalmente, en otrodispositivo de rodillos móviles los libros son apilados para su empaque.El desarrollo y la in orpora ión de te nología automatizada para la eje u ión de pro- esos omo la en uaderna ión, son presentados omo el re urso para la publi a ión ontemporánea de edi iones importantes, tal omo lo es el libro biográ� o del perso-naje políti o entral de la pelí ula. Durante la es ena de imprenta, lo más relevante esmostrar la publi a ión on reta y la alidad de su fabri a ión. Igualmente, este pro esode onfe ión de libros se presenta omo ompletamente automáti o y se pres inde delas personas que lo ha en posible.Una re�exión sobre el rol ultural de lo impreso on una presen ia menos desta adade las te nologías, se en uentra El libro de Eli3. En las es enas �nales de esta pelí ulase muestra la búsqueda por a opiar, después de una atástrofe en un ontexto post-apo alípti o, aquellas obras intele tuales, musi ales y literarias, perdidas en medio dela guerra. De primer orden en la trama de la pelí ula, se en uentra la publi a ión dela �Sagrada Biblia en la versión del Rey James impreso por Al atraz Press�, aquí laimprenta se presenta omo el gran medio para lograr la re upera ión de la ulturade la iviliza ión o idental. Este ter er aspe to fomenta una imagen generalizada y ala vez un po o románti a de los libros omo depositarios de la (alta) ultura es rita;paradóji amente, sabemos que la imprenta �desestabiliza el ono imiento o lo que sepensaba que era el ono imiento, al poten iar la on ien ia de los le tores a er a dela existen ia de relatos e interpreta iones en on�i to� (Briggs y Burke 2002:83). Noobstante, esta pelí ula también muestra el trabajo tipográ� o en el ontexto de untaller humanizado; parti ularmente, la imprenta se ejempli� a on la imagen de unaimpresora tipográ� a Heidelberg automáti a (también ono ida omo molino de viento�windmill en inglés� o pinza en Bogotá), que requiere del trabajo de un operario.Un uarto aspe to que las pelí ulas muestran, es el taller tipográ� o omo un espa io detrabajo de hombres al servi io de lograr una impresión. En Los falsi� adores4, durantela mayor parte de la pelí ula se pueden ono er las exigen ias de lograr una ex elenteimpresión y dupli a ión de la moneda inglesa. Además de una trama históri a basadaen he hos de la segunda guerra mundial, la imprenta se presenta omo el lugar donde seponen a prueba las destrezas de po os hombres para lograr impresiones perfe tas. Dela misma forma, el taller de imprenta apare e on detalles tales omo mesas de dibujo,3Título original The book of Eli, fue estrenada en 2009, dirigida por los hermanos Hughes y pro-du ida por Al on Film Fund. LLC.4Título original Die Fäls her, fue estrenada en 2006, dirigida por Stefan Ruzowitzky y produ idapor Ai hholzer Film y Magnolia Filmproduktion GmbH.

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162 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXImolinos de papel, sa apruebas, hibaletes e imprentas manuales. Si bien el entro deaten ión de buena parte de la pelí ula es el he ho de la falsi� a ión en el ontextode la guerra, para la audien ia es posible omprender el esfuerzo empleado para rearimágenes e impresos de a uerdo a un produ to esperado. Sin la pretensión de ha eruna ríti a de ine ilustrada y tomando en uenta úni amente el tema del trabajode falsi� a ión que muestra la pelí ula, se podría omentar que esta inta muestra elinterior de una imprenta desde el punto de vista de la explota ión del trabajo.Un aspe to �nal que apare e en las pelí ulas que he hallado on referen ias explí itas ala imprenta, es la ubi a ión marginal de algunos talleres dedi ados a la tipografía, tantoen el espa io de la iudad omo respe to a las te nologías de punta del siglo XXI. En lapelí ula Siete almas5 se muestra un taller semi-abandonado instalado en el garaje deuna asa estadounidense ubi ada en un suburbio. Algunas es enas dejan en laro quehay di� ultades para poner en fun ionamiento el taller, ya que hay máquinas dañadas,pero también hay alusiones que señalan que las te nologías digitales desplazaron a latipografía omo té ni a �tradi ional� para manipular el papel mediante presión, trans-feren ia dire ta de la tinta y empleo de tipos móviles, espe í� amente en la a tualidaden los Estados Unidos.Sin embargo, una máquina Heidelberg de 1956, idénti a a la que apare e en El libro deEli, es reparada y se ha en algunas po as impresiones que sirven a los protagonistaspara evo ar de forma románti a la onfe ión tipográ� a, al pare er la imprenta seusa omo metáfora de la supera ión de di� ultades vividas por los personajes (invitoa ada le tor, le tora, observador y observadora a proponer su propia interpreta iónal respe to). En esta pelí ula se muestra que la impresión tipográ� a, basada en lapresión de moldes sobre el papel, entró en ompeten ia on la te nología digital. Comoresultado, la tipografía se onvierte en una a tividad relegada y en desuso; la te nologíay el estilo de las impresiones tipográ� as sufren obsoles en ia y su empleo sólo puedesobrevivir por razones distintas a la divulga ión de imágenes impresas.La produ tividad me áni a, la alidad mediante la automatiza ión, la ultura ( ulta),la destreza para el trabajo y el rezago del arte tipográ� o frente a lo digital, son algunosaspe tos que se pueden sintetizar a partir de las alusiones a la imprenta he has por laindustria del ine. De una parte, tanto el ine omo la imprenta son re ono idas omoindustrias ulturales en el sentido original de esta no ión en Horkheimer y Adorno (SilvaRodríguez 2013:191)6, es de ir, omo el espa io parti ular de la produ ión intele tualbajo los imperativos de la forma de la mer an ía y omo me anismos de manipula-5Título original Seven Pounds, fue estrenada en 2008, dirigida por Gabrielle Mu ino y produ idapor Columbia Pi tures.6�La no ión de Industria Cultural re�ere el modelo de produ ión industrial de ine, músi a e infor-ma ión de entretenimiento a la manera de las grandes majors y estudios de California. Para Adorno, ine es sinónimo de Hollywood. . . Cine, radio, televisión e impresos son los medios que en Adornointegran la Industria Cultural. Todos, salvo la imprenta, son desarrollos te nológi os ara terísti osdel siglo XX, de la era industrial� (Silva Rodríguez 2013:191).

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163 ión (Res h y Steinert 2011). Sin embargo, no es mi interés allanar un análisis de lasrela iones entre estos dos se tores o la mer antiliza ión del arte. Mejor bien, quieroplantear que se han presentado algunas imágenes paradigmáti as de la imprenta en el ine y que estas imágenes generan un efe to parti ular en el públi o. Este efe to o urrea través de la sele ión de los ontenidos, la presenta ión de imágenes se undarias y laelabora ión de un uadro de fondo en el que se mueven iertos a onte imientos.En general, estas imágenes presentan de forma a ríti a la produ ión de medios impre-sos. En este punto la no ión de industria ultural entendida omo aquella que produ eun tipo de arte que está de a uerdo on lo estable ido (Horkheimer y Adorno 1998;Silva Rodríguez 2013) pare e tener ierta validez. A pesar de las ríti as a la no ión deindustria ultural uando se entiende omo símil a organismo de propaganda, y tambiéna las denominadas �industrias ulturales� en el ontexto de la gestión y �nan ia ióne onómi as (Res h y Steinert 2011). Esta no ión pare e parti ularmente ilustrativa del ontrol onjunto y estratégi o de iertos renglones produ tivos:�por ejemplo, grandes grupos e onómi os son poseedores simultánea-mente de industrias rela ionadas on la produ ión de bebidas, emento,derivados de los hidro arburos, equipos de fútbol, produ toras dis ográ�- as y inematográ� as, y medios de omuni a ión. . . Un solo grupo, Planetao Prisa, por men ionar un par de nombres re ono ibles en países de lengua astellana, son propietarios úni os o mayoritarios de anales e informativosde televisión, adenas radiales, medios es ritos y editoriales� (Silva Rodrí-guez 2013:195).En tal sentido, las imágenes que apare en en las pelí ulas reseñadas no ontroviertenlas rela iones de poder inmersas en el fun ionamiento de la produ ión y reprodu iónimpresa y es rita. Ciudadano Kane, El es ritor fantasma, El libro de Eli, Los falsi� a-dores y Siete almas, ha en una modesta re�exión sobre la industria ya existente de laimprenta sin ontemplar la historia de su propaga ión, las transforma iones o urridasen la organiza ión del trabajo o en la per ep ión de los impresos, y tampo o onsideranlas impli a iones lo ales de la produ ión. En este sentido, tanto la imagen de la im-presión ontinua de periódi os o libros en las maquinarias automáti as asi gigantes assin operario, omo el taller de falsi� a ión o el garaje abandonado, son imágenes que seofre en a los espe tadores, on la erteza de que éstos no están, ni estarán en un futuro, ompletamente familiarizados on estas realidades. Una minoría tiene la propiedad y elpoder de la industria editorial so�sti ada, mientras po as personas produ en impresosde o� io y lo ha en de forma marginada ( f. Horkheimer y Adorno 1998). Si se quiere,estas imágenes dirigen los deseos ha ia el onsumo de impresos produ idos de formaautomáti a y digital, mientras desestimulan formar parte, o ono er de primera mano,esta industria.

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164 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXILos a onte imientos relatados en estas pelí ulas, si bien su eden en diferentes tiemposhistóri os, tienen lugar en los Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania, lugares enlos que es posible equiparar la imprenta on la gran industria editorial y de impresos,pero en los uales se presenta simultáneamente la existen ia de talleres pequeños. Estadualidad pare ería ser ara terísti a de la imprenta alrededor del mundo; en Bogotáse eviden ia justamente una diferen ia ión importante (de orden te nológi o y de or-ganiza ión del trabajo) entre las imprentas grandes y aquellas pequeñas y medianas.La no ión de industria ultural bus a omprender el dominio de grupos e onómi osy uestiona que la ultura o la informa ión ir ule a través al mer ado; sin lugar adudas, puede ser pertinente para omprender la gran industria editorial arraigada a iertas multina ionales, pero queda mu ho por ha er para ono er las imprentas en ontextos on retos.De he ho, omo lo mostró Yúdi e, �la produ ión interna ional de lo ultural es unar hipiélago de en laves que atraviesan el mundo desarrollado y el mundo en desarro-llo� (2002:39). Sabemos que las te nologías ontemporáneas de los impresos no sóloestán vin uladas a lo digital, sino que además se han fabri ado máquinas de imprenta,impresoras y plóteres ada vez más pequeños que produ en impresos por demanda. Laste nologías a tuales no están rela ionadas ne esariamente on máquinas grandes y sedistribuyen de forma diferen ial (y desigual) a nivel mundial. Además, produ tores ydistribuidores de las industrias ulturales, on la �nalidad de mantenerse en el mer a-do, han implementado la ontrata ión de �redes de pequeñas y medianas empresas deservi ios espe ializados (vg. en inematografía)� (Yúdi e 2002:24). Con ello, se gene-ran nuevas on�gura iones espa iales y �ujos de pro esos produ tivos entre diferentesproveedores.De esta forma, una indaga ión etnográ� a e históri a de los pro esos ontemporáneosde las artes grá� as requiere re�exionar a er a la on�gura ión so ial de los lugares, apartir de la omplejidad de sentidos que intera túan para rearlos (Basso 1996; Massey1994; Tuan 1977). Así, las imágenes lasi� atorias de las imprentas que se podrían su-gerir a través de las oposi iones �industria ultural/taller�, � ultura de masas/ ulturalaboral�, �grupos e onómi os/empresarios aislados�, son introdu torias pero no espe- i� an los pro esos y las transforma iones de los impresos en la vida so ial. Me pare epertinente tomar distan ia de una omprensión amparada en antinomias, in luso de-jar a un lado las posibles diferen ias a priori entre las artes grá� as de los paísesdel noratlánti o y del sur, para tratar de identi� ar los ambios espe í� os que sufren ole tivos espe í� os rela ionados on la imprenta.Por ello, me interesa indagar la forma ión históri a (Amin 1978) de las imprentas enel ontexto de Bogotá, teniendo en uenta ómo iertos grupos so iales se ajustana las dinámi as globales (Wolf 1987) de difusión e in orpora ión de las te nologíasde las artes grá� as, on espe ial aten ión a la forma en que se organiza el trabajo(Wallerstein 1979) y onsiderando la ubi a ión (Harvey 2008). Es de ir, ¾qué tipo dees enario so ial es la iudad para trabajadoras y trabajadores? y ¾ ómo han ambiado

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5.1. LA CALLE SÉPTIMA O �LA OLLA� 165los lugares en rela ión on la nueva subjetividad empresarial y las nuevas te nologíasde la informa ión, la omuni a ión y la impresión? En la iudad se ha presentado un re imiento ontinuo de oferentes durante las últimas dé adas, que as iende a miles deestable imientos y personas que se dedi an al trabajo de las artes grá� as. Para abordaresta dinámi a tomo omo punto de partida la inser ión produ tiva en el paisaje urbano,el registro de los espa ios de en uentro y ir ula ión, y los equipamientos urbanos(Magnani 2005). En onse uen ia, propongo indagar los pro esos más re ientes a partirde analizar las transforma iones de ir uitos on retos que unen a las personas y loslugares.Por ir uito entiendo tanto el seguimiento regular de una ruta dentro de un �ujo másamplio ( f. Dannhaeuser 1989), omo aquel onjunto de �prá ti as u oferta de servi iosespe í� os por medio de estable imientos, equipamientos o espa ios que no mantie-nen entre sí una ontigüidad espa ial. [El ir uito℄ es re ono ido en su onjunto porlos usuarios habituales. . . [y℄ puede ser identi� ado, des rito y lo alizado� (Magnani2005:178s). Con esta no ión, se puede indagar la omplejidad de se tores so iales on-temporáneos de forma empíri a y dinámi a. También se puede utilizar para registrarlas lu has permanentes por el uso, o upa ión y tránsito de espa ios que no son homo-géneos (Santos 2006:227ss), así omo la diversidad de a tores que omparten lugares(Massey 1994). Entre otros asuntos, estas líneas de observa ión permiten un a er a-miento a las prá ti as e historias de las personas ya que impli an el seguimiento a latransforma ión del espa io, lo que también diluye distin iones exógenas y generalizadasentre lo públi o y lo privado (Magnani 2005).Con el análisis de pro esos so iales bajo esta no ión, espero mostrar ómo ole tivosespe í� os se ha en espa io y onstruyen historia, en medio de algunas alternativasposibles. Mirar las artes grá� as a través del registro de movimientos, traye toriasy regularidades que onstituyen ir uitos mayores, forma parte de las apuestas de laantropología olaborativa multisituada, ya que onsidero las omplejidades de ualquierlo alidad sólo en rela ión on otros lugares ( er anos y lejanos) y on los �ujos que one tan personas, te nologías, �nanzas, informa ión e ideología (Appadurai 2001) en elmundo. A ontinua ión, revisaré introdu toriamente la on�gura ión so ial de la mayorparte de las imprentas en Bogotá al �nal del siglo XX, para dar paso seguidamente, alos pro esos novedosos de o upa ión del espa io y a la onsolida ión de agrupa ionesprodu tivas en el siglo XXI, que valga de ir, no se redu en a talleres subalternos ofábri as erradas imponentes.5.1. La Calle Séptima o �La Olla�Las imprentas grandes y medianas en Bogotá, se lo alizaron durante las dé adas delos años sesenta y setenta en el entro de la iudad, en barrios omo La Candelaria,

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166 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXISantafé, Eduardo Santos y sobre los orredores de las arreras 9a y 4a espe ialmente,así omo en la zona industrial ubi ada en el o idente er ano. Desde enton es simul-táneamente, el re imiento urbano posibilitó el uso omer ial o múltiple de áreas queoriginalmente se proye taron omo de uso residen ial (Ramírez C. 2006). De tal forma,las imprentas antiguas van a vivir el in remento del número de tipografías pequeñas ymedianas en los orredores de la Avenida Cara as, Chapinero, Calle 13, Calle 72, Calle80, el Restrepo, Avenida 1o de Mayo y la zona Améri as-Carvajal durante la dé adade los años setenta, que representa el despegue de estas a tividades en toda la iudad(Córdoba y Gil-Bolívar 1997). Durante estas dé adas las alles y uadras del entro dela iudad, ara terizadas por el estable imiento de varias tipografías ontiguas, vivieronuna ve indad on ir uitos de inter ambio más o menos espontáneos que se sostuvieronal abo de los años. El lugar de trabajo no estaba ir uns rito al espa io de la eje u iónde tareas de algún trabajador o de alguna empresa en parti ular, mejor bien, se presen-taron dinámi as espa iales del trabajo ole tivo que tomaron por es enario la iudady los �ujos que la atravesaban.En la dé ada de los años o henta, las imprentas se ubi arán además, al interior de ba-rrios on onexión ha ia las avenidas prin ipales y el entro mismo, en lo alidades omoSuba, Engativá y Fontibón, y en los orredores de la Autopista Norte y de la Carrera7a, así omo en los barrios Restrepo y 20 de Julio. Esta disemina ión de imprentas enla iudad no impide iertas agrupa iones en los barrios Galán, Al ázares, 7 de Agosto,Colombia, San Fernando, y en las Calles 47 a 49, que ara terizan el paisaje de lasartes grá� as en Bogotá al �nal del siglo XX. Esta multitud de estable imientos mayo-ritariamente forjados por trabajadoras y trabajadores grá� os independientes, presentóuna onexión permanente on el entro de la iudad para la provisión de servi ios einsumos.En algunos momentos, las nuevas tipografías de la épo a tuvieron di� ultades para rear vín ulos on proveedores y on olegas de ara a la omplementariedad produ ti-va, por la dispersión de las artes grá� as y la onstante referen ia al entro. Igualmente,la ir ula ión desde los lo ales barriales ha ia el entro de la iudad on el objeto deproveerse, tuvo ontra parte en el tránsito desde el entro ha ia los barrios, en donde ir ularon informa iones sobre te nologías, pre ios, oferta de maquinaria e innova io-nes del se tor en general. Para la dé ada de los años o henta, las tipografías ubi adasen áreas periféri as y en barrios residen iales de la iudad, o aquellas estable idas enmuni ipios aledaños a la apital, re urrieron a estable imientos del entro que ofre íaninsumos, papeles, tintas o impresiones litográ� as; también se en ontraron allí lino-tipos, fotograbados, dibujantes, et . que omplementaron las a tividades de mu hasimprentas.Entre los mu hos produ tos disponibles en varios estable imientos en las inmedia ionesdel entro, se onseguían papeles de bobina y de segunda mano, y también impresionesde tamaños grandes que las imprentas pequeñas y medianas requerían espe í� amente.Mu has trabajadoras y trabajadores grá� os de las imprentas diseminadas por la iudad

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5.1. LA CALLE SÉPTIMA O �LA OLLA� 167fre uentaban una vez a la semana el entro on el objeto de llevar a abo algunospro esos y �mandar a ha er trabajos� (Relatos No. 5, 11, 20, 31, 36 y 37). Como señalaHora io: �en ese momento no se ono ían los omputadores. . . se trabajaba lo queera la fotome áni a antigua� (Relato No. 5), y se presentó ierta omplementariedadentre el trabajo litográ� o en el entro y el trabajo tipográ� o de algunas imprentaspequeñas y medianas en otras ubi a iones. Con el tiempo y de a uerdo a las ne esidadesprodu tivas, la oferta de servi ios en el entro suplió mu hos pro esos que las tipografíasdiseminadas por la iudad realizaban en sus propios talleres: la plani� a ión de lamanufa tura en términos de ostos y bene� ios empezó a ser de primer orden. Durantela dé ada de los años noventa para mu has trabajadoras y trabajadores independientes,fue ontinuo un es enario de risis on rela ión a la ubi a ión en la iudad.Algunas personas se estable ieron durante años en una lo aliza ión pero no lograronpermane er: �la 49 tuvo harta gente ahí. Hubo un auge ahí pero no [duró℄� (RelatoNo. 5). Algunas tipografías no lograron in ursionar en el mer ado litográ� o por des- ono imiento de este o� io, algunos estable imientos erraron e intentaron vender obus ar nuevos lientes sin lograrlo posteriormente (Relato No. 5). Se presentaron mu- has ini iativas de olo ar imprentas a puerta errada o abierta en barrios er anos alos domi ilios de algunas personas, por ejemplo en el noro idente de la iudad: Bonan-za (Relato No. 4), Boya á Real (Relato No. 1), Las Ferias, San Fernando (Relato No.7), o Santa Helenita (Relato No. 5), así omo en la lo alidad de Suba en su onjunto.La multitudinaria presen ia de trabajadoras y trabajadores grá� os independientes eneste se tor de la iudad, in idió en la de isión de algunos papeleros de trasladarse ha iala Estrada en varias o asiones, pero durante periodos ortos de tiempo.Además, el entro de la iudad fue el es enario de la puesta en fun ionamiento de lo- ales temporales en el �n de año. En la zona ono ida omo San Vi torino durante lasdé adas de los años setenta y o henta se organizó la Feria del Juguete que daba itaa omer iantes y onsumidores de la iudad para las festividades de embrinas. Estaferia organizada por el Fondo de Ventas Populares de la Al aldía Mayor (Siman a C.2008)7 in luyó a tividades de ompra y venta de mer an ías, pero también un númeroimportante de puestos alquilados para la manufa tura de impresos. Estos puestos detipografía ofre ieron impresiones de tarjetas de navidad y alendarios para los visi-tantes, tenían vitrina, muestrarios, tintas, papeles, tarjeteras, hibaletes y ajas paraimpresión en dire to y a la vista del públi o (Relato No. 37) (véase �gura en la páginasiguiente).7El Fondo de Ventas Populares reado en 1972 � omo organismo ads rito a la Se retaría de Go-bierno, on personería jurídi a, autonomía patrimonial y administrativa y dere ho a adquirir bienes. . . ,mediante el A uerdo 25 de di iembre 9 del Con ejo de Bogotá. . . [tuvo℄ omo fun ión prin ipal la ad-ministra ión de las asetas de ventas de omestibles del Estadio Nemesio Cama ho y de las GaleríasAntonio Nariño de San Vi torino. . . se le dota de los instrumentos legales para prestar e� iente servi ioy para resolver el problema de las ventas populares� (Siman a C. 2008:27).

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168 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.1.1: Imprimiendo tarjetas navideñas en La Feria del Juguete, 1983 - 1989[Fotografía ortesía de Pedro Ruiz Parra℄Estos estable imientos dieron la posibilidad de tener o in rementar ingresos orrientesde los tipógrafos, así omo permitieron la independen ia durante un orto periodo delaño. En 1993 on el De reto 1421 que di ta el régimen espe ial para el Distrito Capitalde Santa Fe de Bogotá, las ini iativas del Fondo de Ventas Populares dieron paso apolíti as en favor del respeto del espa io públi o y se empezaron a lausurar estas im-prentas temporales. Hoy en día, no obstante, se puede apre iar ómo en varias sedes dela papelería Panameri ana en la iudad se ofre en servi ios on idénti as ara terísti- as para el usuario, pero sin los trabajadores independientes. Hernando señala: �el añopasado trabajé omo tipógrafo ontratista allá� (Relato No. 39). Trabajadoras y tra-bajadores grá� os estable idos en el entro, visitantes independientes diseminados porla iudad que fre uentaron el entro y oferentes temporales de impresos, ara terizaronun espa io variopinto donde el trabajo tuvo lugar en medio de ir uitos de inter ambiomás o menos estables.Durante las dé adas de los años o henta y noventa en el entro de la iudad, omodi e Julio, uno de los tipógrafos itinerantes de enton es: �los más re ono idos eranlos papeleros. Se le ono ía omo �La Olla� y había algunos tipógrafos� (Relato No.11). Igualmente, Hora io señala que: �yo ono ía el entro, vulgarmente llamado �LaOlla�, hoy Parque Ter er Milenio, esa era la referen ia. No había nada más, esa erala referen ia para uno rela ionarse on este trabajo� (Relato No. 5). La Olla fue lazona de artes grá� as más importante de Bogotá al �nal del siglo XX, se ubi ó en elbarrio Santa Inés sobre la Calle Séptima entre arreras 10a y 11, y gozó de la mayorpopularidad entre trabajadoras y trabajadores grá� os. Su parti ular nombre se debea la ve indad inmediata on la Calle del Cartu ho ono ida, a través de los medios

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5.1. LA CALLE SÉPTIMA O �LA OLLA� 169de omuni a ión, por toda la so iedad na ional de la épo a omo un lugar violento,habitado por habitantes de alle, ontrolado por bandas que no permitían el ingreso delas autoridades, aso iado al trá� o y al onsumo de estupefa ientes. Leonardo, quientrabaja omo me áni o de máquinas litográ� as desde la dé ada de los años o henta,di e �La Olla es un se tor popular, donde habitaba supuestamente gente vi iosa de ladroga, gamines, ladrones y prostitutas, esa ombina ión en ese se tor donde tambiénhabía nego ios de tipografía� (Relato No. 15). �En La Olla había un ontexto muypobre� (Relato No. 5).La historia omer ial del barrio Santa Inés se remonta a la primera mitad del sigloXX y se vio transformada por los ambios en el entro de la iudad y la onstru iónde la Avenida Dé ima en las dé adas de los años uarenta y in uenta8. Una miradaretrospe tiva muestra que �en su épo a la alle del Cartu ho era una alle de impor-tantes a tividades omer iales. En sus alrededores existieron mu has tipografías quehoy en día están erradas. . . Del o henta para a á de verdad que se a abó la paz. . . Sea abó todo. Aún hay depósitos de papel, de botella, de hatarra, de todo lo que ustedquiera, pero llegó la invasión del vi io. Eso a abó on el se tor. Quedó bautizado onEl Cartu ho, omo el peor sitio de Bogotá y de Colombia� (Pineda 1998:25s). En elmismo sentido, �Santa Inés. . . era un barrio residen ial, que yo llamo de gente, gente.Ahí vivía Julio César Turbay Ayala. . . y Enrique Liévano. . . Esto se orrompió uandoempezaron a llegar los ompra venteros a la alle novena. . . en el 62 fue uando empe-zó a joderse todo. Eso fue uando se a abó la Plaza España, porque se vino toda esaplebe� (Saavedra 1998:255).En la dé ada de los años o henta omienza el deterioro de las rela iones so iales dela zona por la in iden ia de la delin uen ia, este deterioro se hizo explí ito para la iudadanía en general. Se podría de ir que la zona se onvirtió paulatinamente en unlugar temible, en el ual predominó un miedo subjetivo generalizado y motivado por eldaño poten ial que se puede sufrir en persona, porque anteriormente se ha produ idoun daño a otros en este lugar (Sal edo 1996:108). Si bien el miedo existió entre loshabitantes, residentes y visitantes de la zona, se generó una movilidad peatonal segurade trabajadoras y trabajadores grá� os. La alle de servi ios tipográ� os era angosta y on di� ultad abían dos vehí ulos, los estable imientos ubi ados allí ontaban on laseguridad del predio y de la aso ia ión de los mismos propietarios. Quienes ir ulabanen arro podían argar y des argar papeles y ontinuar rápidamente el re orrido hastasalir por la Avenida Cara as o la Calle 6a; por su parte, quienes aminaban por losandenes o por la alzada de la alle, podían movilizarse hasta la papelera de �la Mona�que hizo las ve es de límite seguro en la esquina de la Carrera 11.8Desde la dé ada de los años in uenta el barrio Santa Inés sufrió un pro eso de oloniza ión noplani� ada. Primero, fue abandonado por los propietarios que se desplazaron al norte de la iudaddespués del Bogotazo, y posteriormente dio paso a la onstru ión de la arrera dé ima y la demoli iónde la Plaza Central de Mer ado. Desde enton es ha sido lugar de reasentamiento de personasdesplazadas; y desde la dé ada de los años o henta se onvirtió en albergue de tra� antes de drogas,delin uentes y pobla ión marginada ( f. Saavedra 1998).

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170 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIPara estos años, omo señaló Sal edo, en Bogotá se estimuló �un estilo de vida res-tringido a iertos lugares y a iertas horas espe í� as� hasta limitar a las personas ala onte er prede ible de su rutina (Sal edo 1996:113). Tanto así que los tipógrafos quefre uentaban La Olla no se arriesgaban a in ursionar en otras alles, ni a transitar enhoras de la no he. La seguridad para el desarrollo de las a tividades produ tivas demandar a ha er iertos trabajos y de omprar insumos y papeles, se ofre ía además,por la onviven ia que se daba en los estable imientos y espa ios abiertos de la alle:�todos nos en ontrábamos realmente allá en La Olla� (Relato No. 5). De tal forma,este lugar estigmatizado por unas personas tuvo otras signi� a iones. Bogotá �ofre emu hos tipos de entornos físi os� que son per ibidos de formas diferentes y moldeanlas a tividades urbanas (Tuan 2007:233), y la rela ión on las subjetividades laboralesy los proye tos produ tivos de las personas impli aron un habitar en el ontexto de la entralidad y simultaneidad de lo urbano (Lefebvre 2013).En La Olla las rutinas diarias de mu has personas se daban ita simultáneamente yquizá por esta razón los estable imientos que fun ionaron allí fueron prósperos. Parauna trabajadora o trabajador grá� o que se desplazara desde un barrio de la iudado desde otro muni ipio, la oferta de mu hos servi ios le permitía ha er una agenda dea tividades y aprove har el día para terminar rápidamente su labor. En ada puertade la Calle Séptima se podían en ontrar servi ios de orte de papel, he hura de artes, orre ión de negativos, quemado de plan has, fabri a ión de lisés y sellos, impresio-nes en diversos tamaños, terminados de en uaderna ión (Relatos No. 11, 20 y 33), yfabri a ión de lingotes en las linotipias que dejaron los periódi os el Siglo y el Tiempo,que di ho sea de paso, expresan un pro eso generalizado por el ual la renova ión te -nológi a de las empresas grandes, fomenta el re imiento de las imprentas medianas ypequeñas (Relato No. 5). La rutina de trabajo de impresión en tipografías de la iu-dad en intera ión on el aprovisionamiento en la Calle Séptima generó �hasta 1994,un mer ado bueno, bueno� (Relato No. 11), en ese enton es en La Olla �había hartomovimiento� (Relato No. 5).La Calle Séptima omo referente de produ ión de las artes grá� as en Bogotá, tuvoun importante re imiento durante las dé adas de los años o henta y noventa, queestuvo a orde al in remento en el número de imprentas diseminadas por la iudadque intera tuaban on ella: �La Olla. . . era poquito, no era ni mu ho, después se fueabriendo ha ia la arrera on e, pero. . . no pudieron seguir onstruyendo. . . Al anzarona reformar asas para ha er edi� ios grandes modernos. Bodegas para papel, paramáquinas� (Relato No. 5). Durante la dé ada de los años noventa omenzó a rumorarsela demoli ión de la Calle del Cartu ho y La Olla, y a partir de 1998 se da ini io a unpro eso de reordenamiento urbano que afe tará mu hos barrios aledaños, desde allíhasta San Vi torino (Carbonell Higuera 2011).

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 1715.2. El �Nuevo Milenio�Con el propósito de re uperar el espa io públi o del entro de la iudad, los gobiernosde Bogotá de �nales del siglo XX y prin ipios del XXI, lograron la onstru ión de obras omo el Parque Ter er Milenio y el Eje Ambiental en zonas que se ara terizaron omoo upadas para el usufru to parti ular en detrimento del uso públi o. Esta ini iativa se omplementó on otros dis ursos omo por ejemplo: la redu ión de la delin uen ia, �laforma ión iudadana, la ompetitividad urbana, las ini iativas iudadanas por el uida-do del medio ambiente, [o℄ las propuestas de autorregula ión en el onsumo de servi iospúbli os� (Beltrán Cama ho 2011:13). Ante edente de este pro eso de re onstru iónde espa ios es el Plan de Renova ión del Centro que se reó en 1979 y se fortale iódurante la dé ada de los años o henta. Durante la dé ada de los años noventa fueronimportantes el Taller del Espa io Públi o, el �Programa de re upera ión urbana SanVi torino-Santa Inés. . . de la Al aldía� (Herrera de la Hoz 2011:86ss), y la rea ión dela Defensoría del Espa io Públi o9. En el año 2000 se inauguró el sistema de transportepúbli o Transmilenio omo puntal del nuevo modelo de renova ión.Durante este periodo o urrió la destru ión del barrio Santa Inés, la alle séptima yLa Olla, para dar lugar al Parque Ter er Milenio. Si bien se ha señalado que en elpro eso de renova ión urbana del entro de Bogotá �la materializa ión del espa iopúbli o no responde a la satisfa ión de las ne esidades urbanas ole tivas� (MoralesSán hez 2011:153). Estas transforma iones físi as aparejaron una serie de respuestasso iales de he ho para ha er frente a la pérdida de lugares de trabajo arraigados. Amediano plazo se presentó un ambio sustan ial para las artes grá� as en Bogotá, porel traslado de mu hos estable imientos y la onfe ión de un nuevo modelo produ tivoque remplazó lo onstruido dé adas atrás. Para algunas papeleras y distribuidoras deinsumos fue un momento propi io para fortale er su presen ia en la iudad, olo andovarias sedes en diferentes lugares, pero para otros, la situa ión determinó quedarse en lasinmedia iones del lugar y en las artes grá� as, o desapare er. También se presentaronrespuestas inmediatas.Entre los años 1998 y 2002 se edi� ó en la Calle Séptima entre las arreras 10a y 11,el entro omer ial de artes grá� as denominado Nuevo Milenio. Esta onstru iónformó parte de las respuestas de propietarios, omer iantes, trabajadoras y trabajado-res grá� os frente al desplazamiento inminente que tendría lugar en estos años. Estaedi� a ión o upó un lugar entral dentro del imaginario ole tivo durante los años �-nales de las a tividades de artes grá� as que tenían lugar en La Olla, ya que ambióun po o el aspe to general de la uadra y apare ió omo un derrotero en ontra de laspresiones del nuevo modelo urbanísti o.9Con ejo de Santa Fe de Bogotá D.C., A uerdo 18 de 1999.

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172 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIEl entro omer ial de artes grá� as fue edi� ado por ini iativa de un papelero re o-no ido, de a uerdo on Leonardo: �Guzmán fue quien hizo el entro omer ial en LaOlla, se llamaba Nuevo Milenio� (Relato No. 15). Para algunas personas, on esteedi� io se bus aba en are er la propiedad del lote en el que anteriormente se ubi abanalgunos talleres de artes grá� as, y on ello re ibir bene� ios tras la venta o ompen-sa ión e onómi a per ibida por la expropia ión (Relatos No. 5 y 15). Igualmente, esta onstru ión junto on otras po as de ara terísti as similares, permitió expresar eldes ontento frente a la inten ión de demoler las asas existentes por parte del Institutode Desarrollo Urbano (Idu). Sin embargo, estas infraestru turas no fueron re ono idas on las mejoras he has en estos años y quienes las onstruyeron perdieron las inver-siones (Relato No. 15). Por su parte, los propietarios re ibieron el valor de los prediosantiguos y los inquilinos tres millones y medio de pesos para �eva uar y onseguir adónde ir� (Relato No. 23).Erigir un edi� io omo estos, on �nes omer iales, es similar en ierta medida al pro e-so de onstru ión de ostosos entros omer iales privados y en grandes super� ies dela iudad (malls). Cada uno de ellos in idió, de una u otra forma, en la vida de visitan-tes y habitantes produ iendo nuevas identidades y signi� ados (Mit hell 2000:129ss),adoptó la forma de una pequeña iudadela omer ial on una arquite tura novedosa ytransformó el espa io pre edente10. Estas edi� a iones siguen las tenden ias estilísti asen términos materiales y simbóli os. Se diseñan, instalan, renuevan y/o remodelan lasinfraestru turas on pisos, paredes, ilumina ión, te hos, vidrios, et . que podrían re- ono erse omo a tuales. Estas formas pueden garantizar el �ujo de los transeúntes ein rementar el valor de los arrendamientos.Sin embargo, los entros pequeños son diferentes puesto que no omparten iertas ara terísti as. Los entros omer iales grandes además de pretender el onsumo delas lases más altas de la so iedad (Mora Díaz 2012)11, tienen omo objetivo prin ipalla distribu ión de mar as interna ionales y la olo a ión de hipermer ados, a la vezque se en uentran dominados por grupos so iales on poder e onómi o que re urren aarquite tos reputados (Ward 2005). Adi ionalmente, estos entros omer iales grandesubi ados en suburbios o áreas residen iales, tienen un primer auge en la dé ada delos años o henta en Latinoaméri a, uando se forma una lase media emergente y sein orporan vehí ulos masivamente en las iudades apitales omo Bogotá12; empero,10Vi tor Gruen en la dé ada de los años uarenta del siglo XX esbozó las ara terísti as prin ipalesdel entro omer ial moderno (Ward 2005).11En los entros omer iales grandes está ex luido el ingreso de iertas personas que no se onsideran onsumidoras, omo por ejemplo, habitantes de alle. En algunos, se espe i� a la ex lusión medianteavisos que señalan la prohibi ión de ingreso a personas vestidas on trajes de trabajo, on as os,botas, impermeables y herramientas de trabajo.12Mora Díaz señala la onstru ión de entros omer iales en Bogotá así: Uni entro en 1976; Gra-nahorrar en 1982; Metrópolis y Ciudad Tunal en 1984; [Bulevar Niza en 1988;℄ Ha ienda Santa Bárbaray Centro Chía en 1989; Plaza de las Améri as en 1991; Andino en 1993; Salitre Plaza y Portoalegreen 1996; Bima en 1998; y Atlantis Plaza en 2000. Durante lo que va orrido del siglo XXI hasta el año2012 se han onstruido los siguientes: Paseo San Rafael, Portal 80, Álamos Diver Plaza, Palatino yUni entro de O idente en 2004; Plaza Imperial, Plaza Mayor Chía y El Retiro en 2005; Gran Esta-

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 173 omenzaron a onstruirse a �nales de la dé ada de los años sesenta siguiendo modeloseuropeos y estadounidenses para fa ilitar el onsumo (Ward 2005).Centros de artes grá� as omo Nuevo Milenio, no siguen los parámetros inmobilia-rios de entros omer iales vin ulados de forma explí ita al mer ado interna ional. Dehe ho, a pesar de desarrollar la industria editorial, de impresos y digital, su propósi-to es ofre er arrendamiento y servi ios a un públi o trabajador; de un lado vin ulana trabajadoras y trabajadores grá� os, y de otro, suplen la demanda de lientes querequieren impresos. Igualmente, son el resultado de ambios urbanos, agrupa iones es-pontáneas que se onvierten en permanentes y de estrategias para permane er en elmer ado. Se podría de ir que la onstru ión de entros omer iales de artes grá� asa �nales del siglo XX fue una innova ión para un se tor e onómi o manufa turero, yaque en las industrias pequeñas y medianas prevale ía el estable imiento en re intosindependientes, en bodegas o lo ales, aislados o ve inos.Sin embargo, el ontexto omer ial favore ía estas innova iones produ tivas. Por unaparte, el entro de la iudad se ara terizó por la presen ia de la zona de San Vi -torino on varios puestos omer iales adya entes en espa ios omo el de las GaleríasAntonio Nariño (Beltrán Cama ho 2011; Mora Díaz 2012) que tenía algunos libreros ypapelerías, y por la ubi a ión de algunos tipógrafos alrededor de la Feria del Jugueteanual (Siman a C. 2008; Relato No. 37). Adi ionalmente, en La Olla a �nales del sigloXX, se presentó una gran a�uen ia de oferentes y ompradores de servi ios de artesgrá� as. Papeleros y tipógrafos se ubi aron en lo ales propios o arrendados, que onel paso del tiempo fueron insu� ientes por el re imiento de la demanda de lientes,intermediarios y olegas ve inos. Se presentó enton es, una presión sobre el espa io queinvitó a dividir lo ales, abrir espa ios en subarriendo, y onstruir nuevos espa ios alinterior de las asas on el objeto de in rementar el usufru to y uso del suelo de laCalle Séptima13.Agrupamientos y densi� a ión de este tipo, se presentaron también en el omer iodel entro de la iudad al �nal del siglo XX en otros ramos. Por ejemplo, en plazasde mer ado y en las inmedia iones on la venta de omida en restaurantes ( f. MariñoSolano 1994), en pasajes para la venta de artesanías y muebles, tal omo el Pasaje Rivas,en el omer io de ropa (Mora Díaz 2012), o en entros omer iales destinados a la rumbajuvenil (Gómez Serrudo 2003). De tal manera, la agrupa ión bajo un mismo te ho, yno en las inmedia iones de las alles, empezó a ser importante para trabajadoras ytrabajadores de las artes grá� as, omo lo había sido para mu hos otros omer iantes ión, Santafé, Santa Ana y Milenio Plaza en 2006; San Martín, Altavista y Hayuelos en 2008; CentroMayor, Capellanía y Calima en 2010; y Titán y Metro 127 en 2012 (Mora Díaz 2012:41ss).13En San Vi torino y el Barrio Santa Inés, durante las últimas dé adas del siglo XX �los antiguospropietarios, a ostumbrados a tener grandes terrenos, unos destinados ex lusivamente al omer io yotros omo bodegas u o� inas, desenglobaron sus terrenos para darle espa io a lotes más pequeños ya usos mixtos omo omer io-bodega o edi� ios de bodegas y o� inas� (Morales Sán hez 2011:124s).

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174 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIdel entro. Quizás esta disposi ión espa ial da uenta de un �estilo de vida� que sematerializa en la otidianidad y en ir unstan ias físi as (Tuan 2007:233s).Sólo en algunas ramas omer iales se han edi� ado entros para la venta de produ tosna ionales e importados, on espa ios modestos para aminar y reunirse, de ara a lare ep ión de visitantes de todas las lases so iales. Uno de ellos, el Centro Comer- ial Gran San Vi torino, onstruido a mediados de la dé ada de los años noventa,y ubi ado a menos de un kilómetro de distan ia del lugar donde existió La Olla, sirvió omo referente dire to para que papeleros y propietarios bus arán la onstru ión delprimer entro omer ial de artes grá� as (Relatos No. 15 y 37). El Gran San, omoes ono ido popularmente, se espe ializa en la venta de ropa informal y formal a pre- ios bajos y re oge la oferta de fabri antes pequeños y medianos (Mora Díaz 2012).Nuevo Milenio adoptó de este modelo arquite tóni o y mer antil, y la distribu iónde pequeños lo ales de un mismo se tor omer ial bajo la ini iativa privada.La edi� a ión de Nuevo Milenio y de otros entros pequeños fue una estrategia paraha er frente a los ambios urbanos que se avizoraban a �n de siglo, y que posibilitóademás, el in remento de la renta de algunos propietarios, pero que no bus aba delibe-radamente in rementar el onsumo o garantizar la implanta ión de nuevas mar as deartes grá� as. Los entros omer iales ubi ados en La Olla, aprove haron la existen iade ir uitos onstruidos previamente y tuvieron un impa to modesto en el fortale i-miento de las rela iones produ tivas de la zona, ya que fueron destruidos junto onlas onstru iones antiguas y no se estable ieron posteriormente en otros lugares. Sinembargo, la disposi ión espa ial de lo ales adya entes bajo una misma administra ión,la rea ión de pasillos físi os de ir ula ión, el estable imiento de dos o más pisos enel mismo entro omer ial, y por sobre todo, la voluntad de los omer iantes grá� os,dieron lugar a edi� a iones y usos que transformaron paulatinamente las rela ionesprodu tivas de trabajadoras y trabajadores grá� os.En el momento del traslado de las personas de La Olla, ha ia otros lugares de la iudadpara ontinuar en el desempeño de sus o� ios, se siguieron ole tivamente algunos des-tinos más o menos omunes, que fraguaron una resigni� a ión de lugares y la rea iónde nuevos espa ios produ tivos. En primer lugar, y siguiendo la idea del entro omer- ial plani� ado, se edi� ó el Centro Empresarial de la Industria Gráfi a.Ésta fue la ini iativa institu ional para afrontar el proye to de renova ión urbana y el onse uente desplazamiento de trabajadoras y trabajadores grá� os. El también ono- ido omo E oparque de la Industria Grá� a fue onstruido por Con on reto S.A. enla administra ión de Al alde Mayor de Bogotá Antanas Mo kus Sivikas, on el apoyodel Departamento Té ni o Administrativo del Medio Ambiente (Dama) y realizadopor la Aso ia ión de Pequeños y Medianos Comer iantes Papeleros de Artes Grá� as(As opro) en el año 2003; allí se reubi ó a 54 �empresarios de artes grá� as por la onstru ión del Parque Ter er Milenio� (Monroy y Ramírez 2004:137).

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 175La onstru ión de este entro empresarial formó parte de los proye tos de ParquesIndustriales E oe� ientes14 de la iudad y se planteó retos interesantes e inusualesen uanto al tratamiento de aguas, a opio de residuos y la administra ión (Monroyy Ramírez 2004). Este lugar no sólo plani� ó el agrupamiento deliberado de algunosempresarios de artes grá� as, sino que abrió una importante dis usión para el manejoambiental de los insumos y residuos de la produ ión. Este E oparque, además delfun ionamiento interno de la produ ión y la gestión ambiental, es a tualmente unedi� io de dos plantas de uso ole tivo ubi ado en la zona de Paloquemao. En el primerpiso, después de un vestíbulo y las es aleras, hay dos pasillos paralelos de tres metrosy medio de an ho que dan a eso a más de setenta estable imientos de artes grá� as;en el segundo piso hay a eso a una zona de omidas on er a de diez restaurantes y afeterías que utilizan mu has personas de la zona. En ierta medida, en este entroindustrial manufa turero hay una hibrida ión de los objetivos y modelos de los entros omer iales onstruidos en los años o henta en la iudad, los pasajes omer iales del entro que sirvieron de lugar de en uentro y omer io, y las prá ti as e ológi as dereutiliza ión y re i laje de papel heredadas y ara terísti as de La Olla.También se presentaron otros desplazamientos a diferentes lugares de la iudad, prin i-palmente ha ia los barrios Santa Isabel, Ri aurte y Estrada (Relato No. 11), que podíanalbergar una nueva imprenta on posibilidades de prosperar, o tenían una historia demanufa tura en artes grá� as y formaban parte de algunos ir uitos se undarios de tra-bajadoras y trabajadores grá� os. La ne esidad de implantar varios estable imientossimultáneamente durante estos años, abrió la posibilidad de rear nuevas agrupa io-nes que lograsen dar abida a las tipografías y garantizar la ontinuidad de los �ujosprodu tivos. Se onsolidan en la Carrera Novena, algunos pasajes que antes tuvieronve indad e intera ión dire ta on La Olla y se estable e el Centro de Artes Grá-fi as Aya u ho, en el antiguo teatro homónimo; este onjunto, amplía el es enariode lo ales abiertos al públi o y on mostrador ha ia la alle, que existían de tiempoatrás en este lugar de la iudad (véase �gura en la página siguiente).A pesar de ello, las imprentas ubi adas a tualmente en la Carrera Novena heredanla problemáti a de la renova ión urbana, y junto on otros omer ios se enfrentan aproye tos que pretenden desplazarlos. La Carrera Novena es ontigua al barrio CentroAdministrativo Na ional, que in luye (por lo menos) la Casa de Nariño, el Congreso dela Repúbli a y la Al aldía Mayor de Bogotá. Esta ubi a ión preferen ial la ha onvertidotambién en un espa io estimado para la amplia ión o rea ión de nuevas edi� a ionesde gobierno. En la perspe tiva de algunos propietarios, omer iantes, trabajadoras ytrabajadores grá� os, la onstru ión del �Proye to Ministerios� entre las arreras 8ay 9a vulnera la posibilidad de permane er en este lugar (Relato No. 19). De he ho, enel primer semestre de 2013, se presentó la visita formal para el ierre de�nitivo de unestable imiento después de la venta del mismo, en ella parti iparon visiblemente siete14�El programa Parques Industriales E oe� ientes para Bogotá. . . , fue planteado a partir del Plande Ordenamiento Territorial de Bogotá, el Plan de Gestión Ambiental del Distrito 2001-2009 y laPolíti a de Produ ión y Consumo Sostenible para Bogotá� (Monroy y Ramírez 2004:129).

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176 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIN

Calle 6

ParqueEl Renacimiento

Corporaciónde Ferias y

Exposiciones

Terminal deTransportes

Calle 3

Carrera50

Calle 13

Calle 19

AvenidaEl Dorado

Calle 7Carrera

30

Carrera7

Avenida de las Américas

Avenida68

AvenidaLuis Carlos Galán

AvenidaBoyacá

AvenidaRojas Pinilla

Calle 53

Casa EditorialEl Tiempo

Calle 63

Galán

Alcázares

Carrera Novena

Figura 5.2.1: Artes grá� as durante la segunda mitad del siglo XX[Ubi a ión aproximada de los estable imientos por áreas de la iudad℄

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 177personas entre poli ías, hombres vestidos de paño y una mujer que pare ía dirigir ladiligen ia. Las últimas pertenen ias que no se pudieron trasladar desde el lo al de laCalle Séptima on Carrera Novena a otros lugares, fueron olo adas en los andenespara ser rematadas a los transeúntes o a otros omer iantes.La ubi a ión de estable imientos de artes grá� as en la Carrera Novena se remonta an-tes de la dé ada de los años sesenta, momento en el ual se radi aron varias imprentas, omo por ejemplo Formas Minerva (Relato No. 9). Desde enton es los alma enes demuebles que existieron previamente fueron reemplazados por tipografías (EntrevistaD) y se formó un espa io de manufa tura ara terísti o del entro de la iudad quepermite el en uentro on los lientes de impresos, pero que además, a�rma la presen iaen el lugar de forma físi a y simbóli a on la olo a ión de pla as en piedra que mar- an el territorio de las tipografías (véase �gura en la página siguiente). Es de desta arel empleo de un re urso perenne para nombrar y de�nir el espa io, justamente uan-do este se tor de tipografías se en uentra entre los límites de permane er o emigrarde�nitivamente.El desalojo que he presentado arriba, se realizó a un estable imiento que gozaba de unaemblemáti a pla a. La ontinuidad omer ial del mismo, de a uerdo on la persona en- argada es: ��seguir trabajando on los lientes por teléfono�. La situa ión perentoriade reubi arse, impli a improvisa ión y también la ne esidad de mantener vivos los ir- uitos de inter ambio on la lientela. De allí que la agrupa ión en iertos lugares, no serestrinja a la o upa ión y apropia ión del espa io pre edente, sino también, y de formamás relevante, a la inten ionalidad de sostener y rear ir uitos de servi ios estables.Para trabajadoras y trabajadores grá� os la posibilidad de existir in luye un sentidodel espa io que sugiere futuro e invita a la a ión (Tuan 1977:54).El ostado oriental de la arrera novena está onformado por varias propiedades, al-gunas republi anas y erradas de uso gubernamental, administrativo o militar omo elEdi� io Caldas. Ellas se ontraponen al ostado o idental, en donde priman las asas oloniales on estable imientos abiertos al públi o, que se desta an por la presen iatanto de tipografías omo de alma enes de prendas militares. Durante los últimos añosse han adquirido algunos predios de la manzana oriental para �nes gubernamentales,y esto ha generado temor por el destino de los lugares de trabajo de mu has personasque se han radi ado aquí durante dé adas.La estrategia de edi� ar que se dio previamente a la destru ión de La Olla ha eaños, es reemplazada en la oyuntura re iente por la protesta, la resisten ia pa í� a enlos lugares de trabajo, y en algunos asos, la mejora de algunos lo ales aislados parain rementar su valor. Trabajadoras y trabajadores grá� os, omer iantes de prendasmilitares, propietarios de ompraventas y otros servi ios que se ofre en en el se tor,han olo ado arteles que expresan desa uerdo a la pretensión de modi� ar el ará ter omer ial del entro. También se han presentado manifesta iones en la alle para exigir

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178 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.2.2: Avisos en piedra en las fa hadas de la arrera novena, 2013[Arriba, Centro Aya u ho y Pasaje de artes grá� as. Abajo, Publinstant e Impresos Guillo. Esteúltimo ha errado en 2013 por la venta del inmueble℄�el dere ho al trabajo y el no desplazamiento, y re lamar al gobierno y a la inmobiliariade renova ión urbana Virgilio Bar o Vargas� (véase �gura en la página siguiente).Si algunas trabajadoras y trabajadores grá� os, en alidad de propietarios o de vi-sitantes del entro, se movieron a nuevas lo alidades desde La Olla, mientras otraslograron agruparse en el E oparque, aquellas que de idieron o se vieron obligadas apermane er en la Carrera Novena, se enfrentan al on�i to por la propiedad y a nuevaspresiones que ponen en riesgo el ejer i io del trabajo y el arraigo a esta zona. En otroslugares, se forjaron espa ios produ tivos espe í� os que rela ionan las dinámi as detrabajo heredadas de antaño basadas en ir uitos (entre el entro, las periferias y lasve indades barriales) y la estrategia omer ial de agruparse. De tal forma, los ambiosurbanos que la iudad implantó al omienzo del nuevo milenio signi� aron ambiosdramáti os para las artes grá� as.

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 179

Figura 5.2.3: Avisos en defensa del omer io del entro de la iudad, 2012-20145.2.1. O� inas y pasajesLos pro esos históri os que han experimentado las artes grá� as impli an ambios enlos ir uitos produ tivos y ajustes a las posibilidades que otorga la iudad en diferentesmomentos. Se presenta así, una intera ión entre lugares on retos y �sentidos� deespa io que se transforman (Tuan 1977). La innova ión de edi� ar un entro de artesgrá� as omo Nuevo Milenio, tiene ante edentes en la historia de las tipografías es-table idas en las inmedia iones de una misma uadra re ono ida popularmente, omoes el aso de la � arrera 5a entre alles 6a y 13� (Herrera Durán 2014) a la manera delos impresores parisinos del siglo XVIII que señaló Édouard Fou aud en el epígrafe, ytambién en las o� inas e imprentas aisladas ubi adas al interior de entros omer ialesgrandes (malls) y pequeños no espe ializados. Estas dos modalidades de ubi a ión enel espa io, omparten la pretensión de satisfa er la demanda de lientes que transi-tan por la iudad. En el lenguaje orriente de trabajadoras y trabajadores grá� os,se denomina � lientes dire tos� a quienes ordenan la onfe ión de trabajos de impre-sión propios. Es de ir, quienes se a er an a un estable imiento en bus a de impresosque utilizarán on propósitos so iales (invita iones), omer iales (publi idad), empre-sariales (re ibos), industriales (empaques), et . y que a ambio re iben los impresos ompletamente terminados.A �nales del siglo XX se estable ieron o� inas de editoriales e imprentas medianas ypequeñas en algunos pasajes y entros omer iales pequeños no espe ializados en zonas omo Chapinero y el entro de la iudad (Relato No. 9). Fueron preferentemente espa- ios de re ibo, entrega e inter ambio de transa iones on los lientes de los impresos,pero en general no tenían maquinarias y la produ ión se desarrolló en otros lugares.En la a tualidad hay algunos estable imientos y o� inas de diversos servi ios de artes

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180 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIgrá� as en varios entros omer iales que mantienen la rela ión de inter ambio, peroque pueden in luir servi ios de impresión digital, y por lo tanto, si requieren máquinas,estas son de un volumen relativamente modesto.En todo aso, estas imprentas son subsidiarias de los inmuebles omer iales disponiblesa los que pueden a eder. Ubi arse en los lo ales de entros omer iales preexistentespresenta la ventaja de aprove har el �ujo de ompradores poten iales, que de unau otra forma, aminan tranquilamente disfrutando de las vitrinas y la exhibi ión demer an ías. Cada individuo en alidad de paseante observa ómodamente entre lasgalerías iluminadas y protegidas de la intemperie aquellos objetos que puede onsumir(Benjamin 2005; Serra 2006)15. Es un es enario propi io para llevar a abo la ele ióny el eventual onsumo de impresos (Bauman 1999). Pero el prin ipio de la �galeríaa ristalada� se omplementa on el de la multitud que es onde tanto la riqueza omola pobreza (Serra 2006) y por lo tanto no se trata de un públi o espe ializado quegenere una demanda representativa de impresos.De forma similar, las uadras on tipografías, así omo las imprentas aisladas y disper-sas, ubi adas en otros lugares de la iudad, se dirigen mayoritariamente ha ia lientesdire tos. No obstante, también ha sido orriente para las artes grá� as de la iudad elestable imiento de o� inas on servi ios espe ializados dirigidos a otras trabajadoras ytrabajadores grá� os. Frank por ejemplo, onformó entre 1975 y 1982, la empresa ArteEditorial, que �ofre ía el servi io de omposi ión a editoriales y después el servi iode negativos� (Relato No. 4). El desarrollo de algunos pro esos espe ializados de lamanufa tura en estable imientos independientes, orrió paralelo al desmantelamientode varias imprentas grandes y generó integra ión produ tiva de mu hos servi ios entresí. De la misma forma, a �nales de la dé ada de los años o henta Wilson olo ó unao� ina en so iedad on un uñado y ofre ió el diseño de artes para impresión litográ�- a; se ubi ó en la Carrera 13 on Calle 24 y suplió la demanda re iente de diseño por omputador a prensistas y tipografías de la zona y de toda la iudad (Relato No. 31).Estos servi ios permitieron que las imprentas de la iudad ampliaran la apa idad deprodu ión on pro esos externos que sólo ontrataban para trabajos espe í� os. Estetipo de o� inas y estable imientos de servi ios grá� os espe ializados no se dirigen a lientes dire tos y son subsidiarios de los servi ios de linotipia que existieron durante elsiglo XX; omo por ejemplo, Fotograbado Cárdenas que ofre ió la he hura de lingotesy lisés en el barrio La Candelaria, o la uadra de papeleros y tipografías ubi adas enLa Olla. Mu has personas omo Frank y Wilson, montaron su nego io propio (véaseCapítulo 4 ) y bus aron lientes entre las imprentas para los servi ios que ofre ían.15Para Benjamin, quien propone la no ión de �âneur (paseante), en los pasajes omer iales seda tanto una on entra ión ex esiva de mer an ías, omo los paseantes se onvierten en mer an ías(Benjamin 2005:77). Pienso que hay una onversión de los paseantes en mer an ías uando aminany son observados omo referente simbóli o para otros aminantes- ompradores que los onsumen; noobstante, esta dimensión no ha sido objeto entral de mi análisis.

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 181Los ir uitos que utilizaron imprentas y trabajadoras y trabajadores grá� os disper-sos, se ampliaron on numerosos estable imientos he hos a la medida, y se subrayó laimportan ia del entro de la iudad omo lugar de servi ios grá� os. De tal forma, sein rementó la a�uen ia de ompradores de servi ios espe ializados, que re urrían al entro sólo en bus a de subprodu tos de impresos, ya que sus trabajos obede ían aotros lientes dire tos. La alidad ofre ida por algunos estable imientos, ostos bajoso la er anía al lugar de trabajo propio, tenían gran importan ia para trabajadorasy trabajadores grá� os a la hora de elegir dónde mandar a ha er artes, plan has, ne-gativos, impresiones, a abados o en uaderna iones. La Olla tuvo gran importan ia ensu momento, justamente porque albergó estable imientos que ofre ían mu hos de estosservi ios, sino todos los ne esarios para el desarrollo de ualquier tipo de impresos.De esta forma, al �nal del siglo XX se utilizaron mayoritariamente servi ios grá� osubi ados en el entro, aunque otro número de personas utilizó también ir uitos dis-tintos y otras ubi a iones. En general, los transeúntes que demandaron estos servi iosse denominaron �intermediarios�; en ierto sentido se trató de nuevos paseantes pro-du tivos. Hasta �nales del siglo XX, en las artes grá� as prevale ió la distribu ión deestable imientos en lo ales, o� inas y bodegas independientes en áreas er anas o dis-persas por la iudad, entre los uales se presentó la a�uen ia de lientes dire tos, perotambién de forma re iente, la ir ula ión de intermediarios. Entre siglos y posterior-mente, el entro omer ial de artes grá� as Nuevo Milenio, los pasajes de la CarreraNovena y del Centro Empresarial de la Industria Gráfi a (E oparque),fueron la expresión de un ambio dirigido ha ia la reunión de servi ios de artes grá� asen un mismo espa io físi o. Estos lugares se transformaron, tomaron impulso y pobla-ron, on el arribo de trabajadoras y trabajadores grá� os que se desplazaron desde elbarrio Santa Inés, y se dio paso a rela iones so iales nuevas.En el E oparque la onstru ión impli ó la parti ipa ión del gobierno y la �nan ia- ión rediti ia de más de la mitad de los ostos del proye to; aquí los mismos trabaja-dores y empresarios tienen la propiedad horizontal de los predios (Monroy y Ramírez2004:134). Este es un aso ex ep ional ya que las propiedades son generalmente to-madas en arriendo por trabajadoras y trabajadores grá� os, a rentistas que tienen lapropiedad inmobiliaria de bodegas o varios lo ales. En términos generales, para los pro-pietarios de la tierra el osto re iente de los inmuebles, la existen ia de propiedadesimprodu tivas y la tenden ia ha ia la densi� a ión en las áreas entrales de la iudad,han ondu ido a pensar en la edi� a ión de entros omer iales para albergar variosestable imientos y lo ales en la profundidad o en la altura de un predio, e in remen-tar la renta. Este pro eso ha o urrido de forma emergente y ha permitido valorizarpaulatinamente iertas áreas deterioradas o on po o uso.La o upa ión, usufru to y valoriza ión de espa ios de la iudad para las artes grá� as,pare e formar parte de un pro eso amplio de regenera ión del entro de la iudad yde algunas áreas residen iales. Este tipo de fenómenos ono idos omo gentri� a ión,o urren desde la dé ada de los años in uenta en Norteaméri a y Europa, ya sea de

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182 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIforma insospe hada al onstruir vivienda nueva después de la segunda guerra mundial,o de forma es rupulosamente plani� ada para valorizar y re onquistar áreas de iertas iudades; si bien obede en a diversas situa iones urbanas, pare en haberse generalizadomundialmente a prin ipios del siglo XXI (Smith 2002:437). En Asia y Latinoaméri a sepresentó un urbanismo neoliberal desigual on experien ias variadas, pero on prá ti asaso iadas a la retoma de ontrol políti o, ultural y geográ� o en áreas de las grandes iudades por parte de las lases medias y altas, on aso ia iones entre el se tor privadoy el se tor públi o para invertir e intervenir zonas de interés (Smith 2002)16.En Bogotá podemos apre iar entre siglos, una progresiva apropia ión del entro porparte de las élites gubernamentales na ionales y la plani� a ión urbana de la iudad,en donde se valorizan espa ios para infraestru tura buro ráti a, la ir ula ión de perso-nas, la inversión de apitales, y otros dis ursos y proye tos más o menos realistas. Lasdinámi as de gentri� a ión que valorizan áreas de la iudad y generan usos espe í� osy ex lusivos, forman parte de las ontingen ias que deben sortear los ir uitos produ -tivos de las artes grá� as. No se generó un fortale imiento de las o� inas aisladas en entros omer iales mixtos, pero sí se debilitó el ejer i io del trabajo en estable imientosindependientes y se destruyeron equipamientos omo la Calle Séptima.Esta situa ión sugiere que los ir uitos estable idos para la produ tividad de mu haspersonas re laman ontinuidad frente a un momento ríti o. La reorganiza ión produ -tiva posterior a los ambios o urridos en el entro de la iudad afe tó la o upa ión delespa io y se observa la búsqueda ole tiva de ni hos de trabajo. Este pro eso no essólo una respuesta a la risis propi iada por la gentri� a ión, también responde a los ambios te nológi os y a las transforma iones laborales. La onvergen ia de lientesdire tos e intermediarios en �ujos produ tivos de las artes grá� as, es el resultado derela iones que se van sedimentando on el tiempo y que onforman el paisaje labo-ral. Así omo la intermedia ión se onvierte en un elemento produ tivo dentro de los ir uitos de inter ambio de subprodu tos de impresión, a partir de la dé ada de losaños o henta; la agrupa ión de trabajadoras y trabajadores grá� os mani�esta la ne- esidad de dar ontinuidad al ir uito que une propiedad, oferta, demanda intermediay demanda �nal.Entiendo por agrupa ión, aquellas prá ti as que reorganizan y garantizan la ontinui-dad produ tiva de los ir uitos mediante el estable imiento de espa ios ole tivos. Así,los ir uitos y las agrupa iones forman parte de un pro eso históri o que logra on-formar lugares, traye torias ompartidas y ole tividades. A ontinua ión muestro laforma ión de pasajes, que son la expresión primaria de la agrupa ión en las artes grá-� as en Bogotá. Paralelamente a la onstru ión de los primeros entros omer ialesy manufa tureros de artes grá� as, se rearon de forma pragmáti a lo ales dispuestos16Algunos ejemplos son: la edi� a ión residen ial de lujo, la integra ión de iertas periferias a las iudades, el desplazamiento de lases trabajadoras ha ia las áreas periféri as de los entros de empleo,la rea ión de entros empresariales on mer ados interna ionales que in luyen restaurantes y hotelespara extranjeros que desplazan las a tividades omer iales e industriales previas (Smith 2002).

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 183a dos lados de un pasillo entral de entre uno y tres metros de an ho, on salida a la alle. Esta disposi ión prevé tanto el in remento de lo ales y vitrinas en un espa ioredu ido, omo la posibilidad de movilizar personas y mer an ías. En los momentosini iales de la apertura de mu hos pasillos pequeños, primó generalmente la ini iativapor aprove har el espa io y a oger imprentas pequeñas y medianas desplazadas de otroslugares; posteriormente, el logro de una a�uen ia importante de personas y nego ios,podría permitir la permanen ia de una infraestru tura omo esta y del espa io so ial.La onsolida ión de lugares omo un destino regular para mu has personas permitehablar de pasajes omer iales, que son las primeras agrupa iones medianamente plani-� adas para las artes grá� as del siglo XXI, pero que son también estru turas heredadasen Bogotá desde la Europa del siglo XIX17. Me gustaría des ribir algunos aspe tos deun pasaje por el ual pude aminar, ya que ejempli� a el presente de esta modalidad deagrupa ión. Se trata de un lugar que tiene una do ena de lo ales, on fa hadas de ua-tro metros de an ho aproximadamente, en los uales se pueden distinguir subdivisionesy uniones que impli aron el traslado de algunos muros y la ade ua ión de las puertas.En el pasillo entral pueden apre iarse en el te ho onexiones elé tri as en desuso junto on las instala iones en fun ionamiento, mientras en el piso hay baldosas de diferentesmotivos y épo as. Esto señala que los pasajes en su onjunto han pasado por momentosimportantes de reestru tura ión. Las remodela iones físi as se rela ionan on ambiosen la omposi ión so ial del pasaje: los arrendatarios a tuales se dividen entre algunosantiguos que llegaron ha e o ho o in o años y nuevos que tienen entre uno y dos años.Hay una historia de lu has ontinuas para lograr la permanen ia en el tiempo.El pasaje se re ono e porque tienen una vida so ial propia on historias de las personasy de sus trabajos otidianos. De una parte, sirve omo lugar de paso para quienestransitan en las inmedia iones del entro omer ial en el que se ubi a y permane eabierto al públi o on servi ios de baños y tiendas. De otra parte, las personas quetrabajan en él utilizan estos servi ios de forma ontinua para alimentarse, des ansary onversar al abo del día. Las a tividades produ tivas sobresalen la mayor parte deltiempo. El piso inmediato a los lo ales se en uentra o upado por mesas on paquetes,arrumes grandes de papeles impresos, estibas on pliegos, ajas apiladas y vitrinas onmuestrarios, que mu has ve es sirven de puerta, baranda o mesa de re ep ión. El espa ioque podría llamarse de media altura, es el es enario para la transforma ión del papel on maquinarias sobre mesas, la exhibi ión y alma enamiento de impresos, así omoestantes on elementos de trabajo. En la parte superior del pasaje se apre ian avisos on la oferta de los lo ales que los paseantes pueden observar y ara teriza la ofertadel pasaje (se desta an plasti� ados y troqueles). Se trata de un lugar denso dondetrans urre la vida otidiana y el trabajo de una ole tividad que desarrolla a tividadesque guardan ierta a�nidad y/o omplementariedad.17Para Benjamin los pasajes son espa ios privilegiados en donde es posible pasearse entre las mer- an ías y las formas; en sus propias palabras: �la arquite tura [europea℄ más importante del siglo XIXes el pasaje� (2005:832).

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184 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXILos pasajes on entran varios oferentes de artes grá� as en espa ios relativamente pe-queños y onforman talleres de manufa tura; se trata de estable imientos nuevos, an-tiguos servi e que fun ionaron a puerta errada en o� inas, imprentas reubi adas o losestable imientos de La Olla. Gozan de espa ios de uso omún generalmente iluminados,permiten que las personas aminen y observen mer an ías ofre idas en mostradores devidrio; para los oferentes impli a disponer una exhibi ión de produ tos, herramientas oservi ios on el objetivo de omer ializar y trabajar en el futuro. Como hay un númeroimportante de pasajes en la iudad y se presentan espe ializa iones en áreas omo lalitografía o la impresión digital, el onjunto de oferentes así reunidos puede garantizarla demanda de mu hísimos lientes de impresos.En los pasajes también se desarrolla el trabajo de intermediarias, intermediarios y tra-bajadoras y trabajadores grá� os omprometidos on pro esos de trabajo on retos. Sibien, hay una disposi ión ha ia los lientes dire tos, expresada en la exhibi ión de gran antidad de muestrarios, emblemas genéri os omo �tipografía� o servi ios de impresiónpersonales omo �tarjetas de presenta ión�, hay un onjunto de servi ios espe ializadosy pro esos puntuales de impresión. Los estable imientos ofre en servi ios omo la ven-ta y orte de papel, impresiones, sellos, botones o artí ulos publi itarios impresos, et .que bus an satisfa er ne esidades a pre ios de fábri a, y en onse uen ia, fomentan la�exibilidad produ tiva. Justamente, intermediarias e intermediarios ono en tanto lasne esidades de los lientes dire tos, omo las posibilidades produ tivas que se ofre enen el onjunto de los pasajes. Este ono imiento es pertinente para desenvolverse enmedio de una oferta que presenta espe ialidades dentro de espe ialidades; por ejemplo,en el área de quienes enumeran, sólo algunas personas enumeran boletas para sorteos on más de seis ifras. De esta forma, las traye torias de la intermedia ión siguen ir- uitos generales entre iertos pasajes, pero están abiertas a ambios de a uerdo a laoferta de estable imientos on retos. Hay aperturas y ierres de lo ales regularmente.Entretanto, intermediarias e intermediarios pueden re ibir apoyo explí ito de estable i-mientos dispuestos a ha er intermedia ión. En el año 2007, en un pasaje que omenzabaa poblarse, el lo al on fa hada a la alle tuvo un aviso que de ía �aquí se ha e todo�(Relato No. 16). Además de ser un enun iado atra tivo para quienes tienen po o ono- imiento de la oferta de servi ios, expresa que el públi o al que se dirige in luye tantoa intermediarios omo a lientes dire tos. La divulga ión de servi ios en las pla as depiedra en la Carrera Novena, diversos muestrarios, la satisfa ión de ne esidades pa-ra asi ualquier liente, y servi ios de todo tipo a pre ios de fábri a y de onsumo,ha en que los pasajes manufa tureros de artes grá� as a ojan, en medio de ierta am-bigüedad, tanto a paseantes de la iudad, omo a trabajadoras y trabajadores grá� osque bus an fabri ar algún produ to on reto. Esta ambigüedad expresa la ne esidadde rear y re omponer ir uitos produ tivos, a través de la lo aliza ión de una ofertaatra tiva para el mayor número de personas.Así, los pasajes son lugares que aglutinan a tividades y otorgan ierta seguridad atrabajadoras y trabajadores grá� os para el desempeño diario. En este sentido, los ofe-

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 185rentes bus an un equilibrio entre la permanen ia y la búsqueda de mejores ubi a iones.El espa io omienza a ser un fa tor determinante para la produ ión tanto o más quelas máquinas (Lefebvre 2013). Para los paseantes, a su vez, el �espa io� de los pasajespermite libertad de movimiento y libertad de ele ión. No es ne esario restringirse ala oferta de alguno en parti ular, pero se puede aprove har la omplementariedad quehay en algunos de ellos para ha er impresos e� ientemente. �El lugar es seguridad y elespa io es libertad: estamos ligados al primero, mientras deseamos el segundo� (Tuan1977). Estas propiedades permiten que los lientes dire tos puedan ingresar a los pa-sajes on interés, mientras los paseantes produ tivos (intermediarios) se desenvuelvenen los ir uitos posibles.5.2.2. Centros omer iales y manufa turerosPiénsese en tres pro esos que o urren simultáneamente en las artes grá� as: (1) los entros omer iales grandes dirigidos al onsumo sirvieron de modelo para la edi� a- ión de entros omer iales pequeños, (2) las o� inas de artes grá� as instaladas en entros omer iales mixtos tienen di� ultades para atraer un públi o espe ializado, y(3) los pasajes de artes grá� as permiten el �ujo de trabajo y personas, aunque tienenalgunas di� ultades para permane er en el tiempo. Sobre la base de estos tres fenóme-nos se onstruyeron lugares en los uales se privilegia la produ ión sobre el onsumo.Estos lugares dan soporte a la e onomía lo al porque vin ulan propietarios de inmue-bles, trabajadoras y trabajadores grá� os, y onsumidores de impresos de la iudad. A ontinua ión, quisiera mostrar el aso de un entro omer ial no espe ializado que se onvirtió en el espa io privilegiado de artes grá� as en Bogotá. Este entro omer ialse ara terizó por el omer io de ropa (Relato No. 12) y tuvo un pro eso posterior detransforma ión, a partir de la olo a ión de un par de lo ales y o� inas de imprentaspasando por la onstru ión de varios pasajes y el aprove hamiento del espa io, hasta onvertirse en un entro manufa turero y de omer io de servi ios de impresión.En 1996, luego de la liquida ión de una empresa grande de artes grá� as, un grupo de uatro exempleados se aso ió y fundó una empresa propia. Estos aso iados ontratarona una se retaria y empezaron on una o� ina pequeña ubi ada en un entro omer- ial er ano a la sede de la empresa originaria; allí permane ieron durante algunosmeses, hasta que se trasladaron por nuevas ne esidades produ tivas (Relato No. 35).Esta o� ina fun ionó en la zona omer ial del barrio Ri aurte, en las inmedia ionesdel segundo piso del enton es Centro Comer ial Jhorman, fundado en 1968, onstruidooriginalmente para la venta de vestidos y alzado para hombres. Este entro omer- ial se ara terizó por la omplementariedad de servi ios on otros entros adya entesen adenados por pasillos y puertas. Entre otros estable imientos, hubo tiendas de aba-rrotes, instrumentos musi ales, omidas, así omo un alma én por departamentos yvarias tabernas; sin embargo, la ara terísti a más desta ada del entro omer ial des-de siempre ha sido la bolera del Ri aurte, ubi ada en el piso superior. Es probable que

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186 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIen las inmedia iones, en el año 1998, existiera solamente un par de talleres pequeñosde artes grá� as (Relato No. 11).Este lugar se había onvertido en las últimas dé adas del siglo XX en un espa io po-pular para trabajadoras y trabajadores de la zona industrial adya ente, ya que allí sereunían de vez en uando para departir en o asiones espe iales o después de re ibir elsalario (Relatos No. 2 y 35). Se ara terizó prin ipalmente omo un lugar de reunión,espar imiento y omer io diversi� ado. A pesar del estable imiento de algunos lo alesy la existen ia de una zona de entretenimiento basada en las tabernas y en la bolera,gran parte del entro omer ial estaba en desuso. Un antiguo teatro, así omo la fábri ade Jhorman, estaban prá ti amente abandonados y no había disponibilidad ompletade servi ios públi os para el año 2000 debido a una onerosa deuda (Relato No. 23). Enestas ir unstan ias, tanto el señor Sa ristán, dueño de Jhorman, omo un onjuntopionero de inquilinos que trabajaron en artes grá� as en La Olla, a ordaron la adap-ta ión y habilita ión de lo ales, el pago de los servi ios públi os para que entraran enfun ionamiento y la ondona ión del primer mes de arriendo (Relato No. 23). Con elpasar de los meses fue re iendo la demanda de lo ales porque otros desplazados deLa Olla en ontraron que era un lugar propi io, y también porque aquellos visitantesque mandaban a ha er algunos trabajos en ella, de idieron radi arse en este lugar porrazones e onómi as (Relato No. 26).Desde enton es, la ter era planta donde se ubi aba la fábri a de vestidos dio lugar anumerosos lo ales dispuestos en los ostados y separados por pasajes de dos metros dean ho, que se arrendaron para artes grá� as. Los amplios baños del teatro se dividieron,destinando una parte de los mismos para nuevos lo ales y otra para baños pequeños.Los as ensores se quitaron y junto on otros espa ios de uso omún se onvirtieron enlo ales también, todo esto �sin ingeniería� (Relato No. 23). Esta experien ia relatadapor Jeferson y otras personas, o urrió de forma espontánea. Simultáneamente, otrasáreas de lo ales mejor dotados también fueron tomadas en arriendo por trabajadorasy trabajadores grá� os, y se utilizaron otros pisos del edi� io.Durante los primeros años de este pro eso de adapta ión a las demandas del mer adoinmobiliario para artes grá� as, la prin ipal preo upa ión fue la ubi a ión y el soste-nimiento de los estable imientos en el tiempo, tal y omo o urre en ualquier entro omer ial no espe ializado. Sin embargo, el lugar adoptaría varias ualidades espe ia-les. En primer lugar, lo fre uentaban mayoritariamente intermediarias, intermediariosy otras trabajadoras y trabajadores grá� os, on lo ual los estable imientos omenza-ron a espe ializarse más que en ofertar impresos para un públi o general. Es así omoprensistas, en uadernadoras, numeradores, papeleros y ortadores de papel, se ubi aron on maquinarias y servi ios on retos, omo por ejemplo impresión a tamaño 1/4 (deun pliego on 100 x 70 ms.), y las o� inas de empresas on servi io a lientes dire tosse retiraron.

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 187

Figura 5.2.4: Centro Na ional de las Artes Grá� as Ri aurte, fa hada sur, 2012La rea ión de estos nuevos espa ios para el trabajo en artes grá� as, modi� ó par- ialmente la estru tura previa de otros estable imientos. El alma én, la bolera y losparqueaderos fun ionan de manera regular, pero se ha presentado un fortale imientode afeterías, tiendas, restaurantes y tabernas que son fre uentadas por trabajadoras ytrabajadores grá� os otidianamente. A tualmente, esta agrupa ión de estable imien-tos re ibe por nombre Centro Na ional de las Artes Gráfi as Ri aurte, setrata de una estru tura que tiene fa hadas on varias puertas en tres vías importantesy avisos sobrios en las paredes exteriores de los pisos superiores. Los pasillos internosadya entes se unen por interse iones que permiten una movilidad �uida, la presen iade imprentas on imágenes, sonidos y olores ara terísti os dan la idea de una edi� a- ión monolíti a, y en un re orrido ualquiera se puede tener la idea de en ontrarse enun solo y mismo lugar (véase �gura en esta página).Sin embargo, el Centro Na ional se divide en se iones administradas indepen-dientemente, tiene entradas, pasillos y espa ios que umplen reglas diferen iadas, y sepresentan subagrupa iones de distintas a tividades manuales en pequeños talleres o deservi ios de impresión a gran tamaño. Las se iones sólo se ha en evidentes uando se ierran algunas de las puertas, se omparan los tamaños de los lo ales, o se observanalgunas prá ti as rela ionadas on el aseo y la disposi ión de enseres. De esta forma,los entros omer iales son un referente so ial amplio en donde on urren ir uitosdiversos.

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188 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIEl re imiento del Centro Na ional en el barrio Ri aurte, es paradigmáti o porquese onformó de forma emergente durante los últimos quin e años y ha llegado a serla mayor on entra ión de artes grá� as en Bogotá, on trabajadoras y trabajadoresgrá� os permanentes que pueden as ender a más de un millar y un número mayor devisitantes, entre lientes dire tos, intermediarias e intermediarios. Además, esta formade agrupa ión ha sido imitada en los alrededores in rementando la presen ia de las artesgrá� as en el barrio, y también en otras zonas de la iudad on un impa to menor. Silos pasajes se instalan en una propiedad o en una por ión de la misma y rean unadinámi a propia de ve indad, espe ializa ión y movilidad, los entros de artes grá� asson un polígono que puede unir varios predios, ubren menos de una manzana y puedentener un omplejo de pasajes diferen iados.Esta onforma ión tuvo origen tanto en la a umula ión e ini iativa de algunos empre-sarios grá� os e inmobiliarios, omo en el éxito del entro de artes grá� as en el ortoplazo posterior a su lanzamiento, esto signi� a que se trató de una simbiosis entre quie-nes ofre en espa ios y quienes trabajan en ellos de ara a la produ ión. De tal forma,hay ajustes en los objetivos de explota ión más o menos a ordes a las ne esidades delos tiempos. Por ejemplo, en un momento determinado un estable imiento o upó latotalidad de un lo al, pero posteriormente se subarrendó un espa io para un diseñadorgrá� o y se redujo el espa io propio original (Relato No. 1). Estos ajustes, lejos deafe tar negativamente la renta de la propiedad, in rementan la oferta y popularidad delos entros y pasajes, he ho que pare e favore er a la totalidad de los impli ados.Los entros de artes grá� as tienen objetivos para la explota ión de los predios, para lasele ión de los servi ios que ofertan los lo ales y para la organiza ión del trabajo. Es-tos objetivos se expresan en la forma en que se genera el inter ambio de subprodu tosde impresos, omo en la denomina ión misma, que in luye nombres omo los siguien-tes: entro omer ial empresarial, entro de servi ios, gran entro omer ial, entrona ional, entro, parque, entro olonial y entro de nego ios. Algunos se dirigen ha iael posi ionamiento de algunos renglones de servi ios de impresión on retos, mientrasotros se vin ulan más a las ondi iones urbanas del lugar en el que se ubi an. En lasfa hadas hay espa ios ubiertos de publi idad, tanto on el nombre del entro mismo, omo de los lo ales que se ubi an en esta posi ión privilegiada, de ara a llamar laaten ión de los paseantes en la ruta de la alle (véase �gura en la página siguiente).A su vez, el interior de ada uno de los entros de artes grá� as es parti ular debido ala on�gura ión arquite tóni a omo a la presen ia de ierto tipo de estable imientos.En el Centro de Artes Gráfi as Aya u ho, se ha e énfasis en la oferta delitografías y tipografías en el ontexto del antiguo teatro. Hay allí una disposi ión delo ales pequeños ubiertos por un te ho ole tivo de tejas a doble altura, pisos opa osy un des enso in linado desde los andenes en las entradas hasta el interior de la platea.Por su parte, en el Centro de Nego ios Gráfi os se ha e énfasis en la impresióndigital, la impresión de objetos promo ionales y en litografía de formatos grandes; esta onstru ión nueva se desta a por la transparen ia de las puertas y paredes, los pisos

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5.2. EL �NUEVO MILENIO� 189

Figura 5.2.5: Espa ios de entros omer iales de artes grá� as, 2013[Arriba, vista de la fa hada del Centro omer ial de las artes grá� as No. 2.Abajo izquierda, vista de profundidad de un pasaje entral on lo ales en dos ostados.Abajo dere ha, vista verti al de algunos espa ios de trabajo en dos plantas℄brillantes y la ilumina ión ompleta. En términos generales, algunos están ompuestospor vidrios de piso a te ho y son es enario para la apre ia ión de objetos e imágenes,otros se ara terizan por el desborde de papeles en pro eso de impresión por los pasillosy barandas.Si bien se presenta ierta permanen ia en los entros de artes grá� as que logran onso-lidarse hasta hoy, al igual que on pasajes on retos, los arrendatarios ambian al abode los años y los servi ios se transforman de a uerdo a las ondi iones ompetitivas deve indad on otros lugares. En los últimos in o años además, se han presentado ini ia-tivas de onstru ión plani� ada en la zona del barrio Ri aurte on el objeto explí itode ofre er artes grá� as. Estas edi� a iones nuevas, tienen planos y se rigen por lasnormas vigentes sobre la base de li en ias18, por lo tanto prevén iertas omodidadesy servi ios urbanos. Entre ellas, el he ho de tener es aleras amplias y de ser predios o18Presiden ia de la Repúbli a, De retos 1469 de 2010, 1272 de 2009, 564 de 2006. Congreso de laRepúbli a, Ley 810 de 2003.

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190 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIpolígonos simétri os, lo que armoniza on la preferen ia por los nego ios nuevos onoferta de servi ios de impresión on te nologías digitales re ientes. Este he ho signi� aque la espe ializa ión o urrida a prin ipios del siglo XXI en las inmedia iones de Cen-tro Na ional se sostiene y amplía a otros predios er anos, pero bus a in ursionar on estable imientos bien delimitados y ostosos. Hay un fortale imiento de las artesgrá� as en esta zona, que impli a la onsolida ión de ir uitos de inter ambio re ono- idos por todas las trabajadoras y trabajadores grá� os de la iudad, pero también es laro que hay sujetos nuevos que ingresan e intera túan on este omplejo produ tivo.5.3. Zonas de on entra ión produ tivaLas dinámi as so iales de ubi a ión para las artes grá� as son el resultado de llevara abo el proye to empresarial de la independen ia a través de empresas pequeñasy medianas. Estas dinámi as, además, o urren en el ontexto de otros a tores y de ondi iones so iales previas y/o externas a las motiva iones empresariales de adaimprenta parti ular. El aprove hamiento de lugares preexistentes on servi ios y �ujosespe ialmente atra tivos para estable er imprentas tiene ontinuidad en la respuestade la iudad que los utilizó antes (demanda de las lientelas y otras a tividades de lapobla ión). Esta rela ión entre usos y lugares onstruidos puede representarse omouna agrupa ión ompleja, omo una � ompresión espa io-temporal� en la ual haydiferen ia ión so ial (Massey 1994), y por lo tanto, presenta grados variables de a uerdoy on�i tividad.Revisé las agrupa iones de artes grá� as que se onformaron luego de los desplazamien-tos desde �La Olla�. En estas agrupa iones se ha en evidentes varias ara terísti asgenerales omo la diversidad de formas de produ ión y ontrol de la organiza ión deltrabajo, que os ilan entre oferentes individuales de servi ios temporales hasta empresasmedianas on varias sedes pero on po os empleados. Algunos autores ha en un lla-mado a mirar on detalle las fronteras entre diferentes �modelos� de organiza ión deltrabajo y la onviven ia entre ellos (Virno 2003:111), en ierto sentido, me in lino porregistrar la diversidad de a tores que se aglutinan en la iudad, pero quiero mostrarsobre todo la onstru ión so ial de estos espa ios.En el barrio Ri aurte, luego de la onsolida ión del Centro Na ional de ArtesGráfi as, se presentó la olo a ión masiva de estable imientos de impresos en losalrededores en lo ales y bodegas er anas. La oleada de nuevos estable imientos afe tóel uso previo de mu hos lo ales y entró en ompeten ia on las empresas medianas quefun ionaron en las inmedia iones desde dé adas atrás omo Arte Litográ� o, Jilpor,Linotipia Bolívar, Litoperla, La Ameri ana o Editorial Montes (Relato No. 2). En iertamedida, el arribo de nuevos oferentes disputó una demanda más o menos estable, y los on�i tos por ésta siguieron latentes a pesar de la espe ializa ión y omplementariedadde los servi ios.

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 191El in remento del número de oferentes en un mismo lugar no fue plani� ado, no formóparte de objetivos gremiales de re imiento e onómi o, omo he mostrado, la subjeti-vidad empresarial impulsó la rea ión de empresas independientes. Mejor bien, adalo al, edi� io o alle, ofre ió ventajas puntuales a trabajadoras y trabajadores grá� osque se arriesgaron a invertir. Ciertas empresas y/o ubi a iones por razones de a eso,visibilidad o one tividad on la demanda, tendrían el privilegio de a aparar una parteimportante de las transa iones, mientras otras, se verían obligadas a bus ar lientespermanentemente, pero obtendrían bene� ios de una lo aliza ión subsidiaria y del a - eso a mu hos servi ios bási os para la produ ión. Esta ir unstan ia notoria en elRi aurte, se presentó de forma similar en la Carrera Novena, el Galán y la Estrada, endonde durante el siglo XXI se ha dado un ajuste positivo entre la demanda y la ofertade impresos que las onsolida omo los lugares más representativos de las artes grá� asen Bogotá.Estas uatro zonas a ogen alrededor de 2.000 estable imientos y, por lo tanto, se han onvertido en un omplejo produ tivo re ono ido por todos los a tores de las artesgrá� as. Cada una presenta espe i� idades que permiten la onstru ión de ir uitosde inter ambio. Me pare e ne esario nominar y de�nir estas zonas de on entra iónprodu tiva, omo es enarios de intera ión so ial de trabajadoras y trabajadores grá�- os que generan sentidos omplejos de lugar (Basso 1996; Massey 1994). Estas zonas se ara terizan por onstituirse y re er en los últimos quin e años por medio de la reubi- a ión de apitales en lugares on retos (Lefebvre 2013; f. Harvey 2008); son lugaresque in orporan empresas de diferentes tamaños y objetivos de mer ado por la rea iónde nuevos espa ios de trabajo; tienen �ujos otidianos de personas, te nologías, �nan-zas, informa ión e ideología (Appadurai 2001); y son espa ios abiertos que uali� an lasoportunidades de los barrios para armonizar dialé ti amente un sistema de produ iónmundial y las intera iones territoriales (Santos 2006:229ss) (véase �gura en la páginasiguiente).Estas zonas guardan rela iones entre sí para el desarrollo de iertas a tividades produ -tivas de todas las imprentas de la iudad. Las no iones de agrupa ión e integra ión hanestado presentes en los análisis e onómi os para omprender el desarrollo empresarialy proye tar políti as (Laguna Reyes 2010), aunque no se han he ho análisis on re-tos en rela ión on los ir uitos y la disgrega ión ole tivos. Desde la e onomía los on eptos más representativos son distrito industrial, lúster y adena produ tiva, queforman parte del saber experto de las ien ias de la administra ión, pero pueden verseenrique idos si se omprende ómo trabajadoras y trabajadores desde sus estrategiasendógenas y empíri as, han logrado onstruir zonas de on entra ión estables19. Con-19Las zonas de on entra ión produ tiva, operan en gran medida omo distritos industriales que uentan on la presen ia de un onjunto elevado de empresas pequeñas y medianas que ombinanestrategias de ompeten ia y oopera ión para o upar los mismos mer ados, in rementan su e� ien ia,a eden a mayor informa ión o adquieren servi ios de uso omún (Méndez 1997:53; Piore y Sabel 1984;Zaratiegui 2004). Podría argüirse que estas zonas, o sus a tores, forman parte del lúster de industriasna ionales ompetitivas del ampo de las artes grá� as, ya que tienen niveles de integra ión produ tivaverti al entre proveedores, produ tores y omer ializadores (Porter 1990). También se podría de ir que

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192 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.3.1: Zonas de on entra ión produ tiva en artes grá� as en Bogotá

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 193sidero ne esario profundizar en los pro esos históri os, los on�i tos so iales que sepresentan por la agrupa ión y los vín ulos de las manufa turas on el espa io urbano ir undante, para omprender ómo se onstruyeron, asi inadvertidamente por unamiríada de personas independientes, estas agrupa iones omplejas20.Di ho lo anterior, en la Carrera Novena hay asas oloniales y republi anas que tienenestable imientos de artes grá� as. En el Ri aurte, el Galán y la Estrada, lotes grandesdestinados al uso residen ial en la segunda mitad del siglo XX dieron paso a la onstru - ión de bodegas para usos industriales y omer iales. En los momentos de gesta ión delas zonas de on entra ión produ tiva en artes grá� as, estos barrios ontaban on lapresen ia de un onjunto representativo de servi ios de otros omer ios. En el Ri aur-te por ejemplo, se ubi an desde dé adas atrás, alma enes on venta de diversos tiposde muebles y estanterías, equipos de refrigera ión, o inas y servi ios metalme áni os,entre otros; mientras en la Estrada hay una importante zona de omer io de ropa. Enlas inmedia iones de estos barrios también se ubi aban entros omer iales grandes yalma enes por departamentos.Con los servi ios y produ tos existentes en estos barrios, las imprentas uentan ahora on mer ados y ir ula ión de personas que son poten iales onsumidores de impresos.En algunas áreas on retas se presenta la sobreposi ión de artes grá� as y estable i-mientos de otros omer ios, mientras en otras, se on�guran espa ios parti ulares dondelas imprentas son mayoritarias. Si los omer ios de ropa, mer an ías, alimentos o mue-bles, se ubi an en vías de gran a�uen ia e importan ia para la movilidad de la iudad,las imprentas se instalan sobre una o dos vías vehi ulares de ir ula ión importantepara una lo alidad. En el entro, la Carrera 9a es una vía angosta subsidiaria de laAvenida 10a, que da a eso al mer ado más importante de mer an ías y servi ios dela iudad; en el Galán, la Carrera 60 une a la Calle 3a y a la plaza de mer ado de losbarrios Trinidad y Galán (fundada en 1973) on el Outlet de las Améri as, entro de omer io de ropa ubi ado sobre la amplia avenida homónima; en la Estrada, la alle71 y la Carrera 69K están one tadas a las populares Avenida 72 y Avenida Rojas; yen el Ri aurte, la Carrera 28 y la Calle 11, se vin ulan a las avenidas 6a y Jiménez, ya la Carrera 30 o Avenida Norte-Quito-Sur.En el ontexto de estas vías lo ales, se presenta la ir ula ión de vehí ulos que se puedendesplazar fá ilmente a ualquier parte de la iudad, one tar vías intermuni ipales, lle-estas zonas forman parte de la adena produ tiva de impresos editoriales y otras industrias onexas(Pardo de Serrano 2003). Soy ons iente que aspe tos que resaltan estos on eptos omo la integra iónadministrativa, las alianzas de oopera ión, la proximidad, el rol del Estado en el fortale imiento de iertos se tores industriales o la ultura regional, podrían determinar aspe tos en la on�gura ión ompetitiva de las imprentas omo un todo que in luye a las empresas grandes. No obstante, onla no ión zonas de on entra ión produ tiva bus o ha er énfasis en la intera ión entre los pro esoshistóri os que transforman los lugares y los ir uitos so iales reales que progresivamente dan forma aunas agrupa iones.20Al pare er, el objetivo de fortale er la industria editorial olombiana es omún a algunos gruposempresariales produ tores de papeles e impresos, pero des ono e empresas pequeñas y medianas, tanto omo a trabajadoras y trabajadores grá� os.

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194 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIvar pasajeros, mer an ías, materias primas y maquinarias; igualmente, estas vías sirvende lugar de paso a otras alles pequeñas. La distribu ión de los estable imientos de ar-tes grá� as en las zonas de on entra ión produ tiva, se puede diferen iar en dos áreas:un entro denso donde se en uentran prin ipalmente distribuidoras de papel, entros omer iales, presen ia poli ial o militar, y algunos po os estable imientos de servi iosalimentarios, monetarios o de omuni a iones. Y una periferia on algunas imprentasy usos diversi� ados dada la ve indad dire ta on omer ios de ropa, supermer ados,viviendas, o� inas, bodegas, et . (véase �gura en la página siguiente).Estas ara terísti as espa iales son el resultado de pro esos históri os diferen iados. Enla Carrera Novena la agrupa ión posterior al desplazamiento de varias trabajadoras ytrabajadores grá� os del barrio Santa Inés, se logró por la onstru ión de pasajes y entros de artes grá� as, lo que impli ó el in remento de personas que o uparon espa iosantes deso upados. En el barrio Ri aurte se onstruyeron pasajes, se abrieron lo alesy se habilitaron predios antiguos para edi� ar entros omer iales que hoy as iendena más de una de ena. En el Galán prevale en los estable imientos independientes yempresas medianas que tienen una intera ión moderada on el públi o de paseantes.Las empresas y so iedades instaladas en el Galán uentan mayoritariamente on lien-tes dire tos y sólo subsidiariamente dependen de la demanda barrial. Sin embargo, enlos últimos años se ha presentado el aumento de lo ales on avisos a la alle ofertandoservi ios de impresión y pro esos de artes grá� as, que son utilizados en gran medidapor imprentas de la zona, intermediarias e intermediarios. Hoy en día se puede verque mu hos estable imientos de la Carrera 60 tienen una puerta informativa, de vi-drio, traslú ida o de media altura, que permane e errada y permite a los propietariostrabajar a puerta errada, y re ibir simultáneamente algunos lientes o asionales dela alle. Tanto la diversidad de lientelas que se obtiene on esta estrategia, omo losarrendamientos relativamente baratos, han permitido el re imiento de la zona. En elGalán no se presentan pasajes ni entros omer iales, la Carrera 60 se integra a variasbodegas de impresión diseminadas al interior del barrio (Relatos No. 33 y 35).La Estrada ontaba on in o litografías a �nales de la dé ada de los años noventa (Re-lato No. 1) y omo zona de on entra ión de artes grá� as sufrió un momento de risisantes de su onsolida ión. Se presentó una a�uen ia de distribuidoras de papeles y dealgunos impresores durante los primeros años se este siglo. José fue uno de los primerospapeleros en llegar desde el barrio Santa Inés en el 2000 y permane er hasta ahora,en el mismo lugar. Para él, quien onstruyó su asa omo vivienda y lo al papelero, lapermanen ia en este lugar es garantía de estabilidad familiar después de sufrir el des-plazamiento (Relato No. 10). Quizás por ello, ha soportado las di� ultades mer antiles.Sin embargo, en el periodo que abar a los años 2000 a 2004 aproximadamente, mu hosde quienes llegaron a la Estrada no lograron adaptarse a las ondi iones del lugar nipermane er, entre ellos otra distribuidora de papeles (Relato No. 20).

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 195Calle 10

Calle 9

Calle 8

Calle 7

Plaza de Bolívar

AlcaldíaMayor

Congreso de la República

Casa deNariño

ParqueTercerMilenio

ClaustroSan

AgustínCentro

Ayacucho

Policía

Carrera 8

Carrera 9

Carrera 10

Calle

5A

Calle

5

Calle

4C

Outletde las Américas

Plaza deMercado

Carrera 6

0

Carrera 6

2

Carrera 6

4

Calle 4

Avenid

a 6

8

Carrera 69G

Carrera 69K

Carrera 69M

Carrera 69P

Calle 7

0

Calle

71

N N

Carrera 69I

Avenid

a

Calle 7

2

Policía

N

Calle 12B

Calle 10

Carrera 2

7

Carrera 2

8

Calle 12

Carrera 2

9

Policía

N

Calle 11

Parque

Carrera Novena Galán

Estrada Ricaurte

Lugar

Centro Nacional de

Artes Gráficas

Avenida de las

Américas

Figura 5.3.2: Distribu ión de artes grá� as por zonas de on entra ión produ tiva[Esquema artográ� o de los estable imientos de a uerdo a la presen ia mayoritaria o relevante, onbase en informa ión de ampo tomada durante los años 2012 y 2013. Esta representa ión en el plano artesiano tiene es alas heterogéneas℄

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196 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIAntonio llegó a la Estrada en 2002, se trasladó temporalmente al barrio Álamos durante2003 y 2004, y regreso a �nales de 2004 de nuevo. Él se dedi a a enumerar y troquelar enuna pinza Heidelberg. Sus desplazamientos previos obede ieron a la falta de demandapara su a tividad, pero señala que: �desde 2005 me fue bien� (Relato No. 17). Paraalgunas personas la Estrada no estaba � omer ializada� antes de 2004 y esto di� ultóel desarrollo de las artes grá� as (Relatos No. 5, 17 y 20); para otras, el re imientoha sido ontinuo desde el 2000 (Relatos No. 1, 10, 11 y 12); esto indi a que quieneslograron permane er ontaron on demanda y no se vieron afe tados, mientras que otraspersonas no pudieron a oger la demanda ne esaria para sus ingresos en los primerosaños del presente siglo. No obstante hay dos ideas ompartidas:Primero, en la Estrada hay un ambio permanente en la omposi ión de los estable- imientos. Se presentan ontratos temporales de arrendamiento, traslados de lo al enlo al, so iedades y disolu iones que desembo an en que �mu has personas que estánhoy no sean las mismas que estaban ha e diez años� (Relato No. 5). Esta situa ión es onse uente on la a�rma ión del fra aso de mu hos estable imientos (Relatos No. 5, 7y 17) y el re imiento de la ompeten ia para a tividades on retas, vg. enumerar, omopor el re imiento de las impresiones digitales (Relato No. 12). Y segundo, durante losaños 2004 y 2005 llegó un número importante de empresas a la Estrada que soportanla on�gura ión produ tiva a tual (Relatos No. 6 y 17). Desde estos años se observa unin remento que Salvador resume di iendo que �del 2009 para a á ha tenido re imientodel 150%� (Relato No. 18), por su parte Augusto men iona en 2012 el número de 150lo ales por lo menos (Relato No. 1), que hasta hoy ha venido en aumento.Estas oyunturas históri as muestran que la onforma ión de ada una de las zonas de on entra ión produ tiva no ha seguido un urso similar, aunque en onjunto se puedeapre iar el re imiento y la apa idad de in luir servi ios de artes grá� as novedosos enmedio de la oferta de impresos onsolidada previamente. Después del desplazamientodel entro se rearon progresivamente uatro zonas importantes que ampliaron el ir- uito de artes grá� as, entre ellas se sostienen rela iones de oexisten ia ompetitiva.En la a tualidad hay vín ulos entre las zonas y las imprentas dispersas en otros luga-res. Las rela iones entre el numeroso onjunto de estable imientos de artes grá� as envarios orredores de la iudad y las zonas de on entra ión produ tiva, son �uidas yos ilan entre la armonía y el on�i to.Ahora bien, las zonas produ tivas donde se ubi an los estable imientos son un logroen el proye to de mu has personas que onsiguieron, a pesar de varias risis, sostenerimprentas en el tiempo. Este pro eso ha tomado años pero en la a tualidad se podríade ir que las zonas de on entra ión produ tiva se ubi an en áreas metropolitanas dis-tintas que suplen los uatro puntos ardinales de la iudad. Pienso que se trata de unpro eso de apropia ión de la iudad en el ual se genera una alternativa produ tiva.Con retamente, se supera la omisión de la plani� a ión gubernamental que no disponeáreas de industrializa ión y manufa tura para uso demo ráti o. Este modelo de apro-pia ión no se basa espe ialmente en gozar de la propiedad de los inmuebles, sino en la

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 197op ión ole tiva de implementar op iones reales de trabajo rentable. Sin embargo, estelogro históri o o urre en medio del on�i to entre la agrupa ión y la disgrega ión.5.3.1. Lugares �pesados�Los a tores diversos que trabajan o se movilizan en las zonas de on entra ión pro-du tiva expresan, a su vez, diversos �sentidos del lugar� rela ionados on historiasparti ulares (Basso 1996:35). Por supuesto, para quienes logran mantenerse en el lugarque han apropiado, por disponer de re ursos para renovar ontinuamente maquinariaso tienen el monopolio del mer ado de impresos en un renglón puntual, la unión físi- a, prá ti a y emotiva on las zonas puede ser eminentemente positiva (propiedad yapego). Sin embargo, en la medida en que la onstru ión y signi� a ión del espa ioimpli a intera iones so iales y a tores en on�i to (Massey 1994), para la mayor partede las personas es orriente enfrentarse a las rela iones ompetitivas que se presentanen las zonas.Para trabajadoras y trabajadores grá� os que bus an estable erse en la zonas de on- entra ión produ tiva es importante ono er las posibilidades reales de superviven iade sus servi ios en medio de la ompeten ia (e onómi a y por ubi a iones espe í� as).La ontienda permanente por la demanda de lientes para las a tividades que desa-rrolla ada trabajadora o trabajador grá� o, se presenta en diferentes es enarios. LaEstrada y la Carrera Novena tienen una oferta mayoritaria de servi ios de imprentadirigida ha ia la alle. En el Galán la mayoría de las imprentas en uentra sus lientespor medio de las ventas domi iliarias o la li ita ión (Relato No. 33). En el Ri aurte, porsu parte, grandes avisos de lo ales privilegiados anun ian servi ios, mientras al interiorde los pasajes proliferan avisos dirigidos a los aminantes. En todas no obstante, hayuna onvergen ia de servi ios dirigidos a lientes dire tos omo a intermediarias e in-termediarios. Esta oferta ompartida que anun ia tanto �tipografías� omo �plan hasCTP� afe ta la per ep ión públi a de los impresos y la dinámi a propia del trabajointerno en las imprentas. Los onsumidores quieren tener informa ión sobre lo que pue-den omprar, pero ¾ uáles son las onse uen ias de dar a ono er partes de pro esosprodu tivos y materiales extraños?Para los lientes dire tos esta situa ión se tradu e en bus ar mejores pre ios para losimpresos que ne esitan, y también en algunos asos, en la posibilidad de ono er másde la produ ión. Es así omo la informa ión de los avisos dirigidos a la alle no solo onforma un menú de op iones elegibles, sino que da la entrada para ono er nuevosservi ios de las maquinarias disponibles, resolu iones de impresión, pre ios y tamañosajustables a las ne esidades, et . (véase �gura en la página siguiente). Todo esto va en ontravía del ono imiento depositado en vendedoras y vendedores que podrían obtenerun margen de ganan ia de a uerdo al mer ado y al pedido on reto, y afe ta tambiéna oferentes que no disponen avisos o servi ios llamativos.

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198 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.3.3: Estable imientos on fa hada a la alle, 2012[Tres vistas frontales de lo ales ubi ados en diferentes lugares. A la dere ha, vista lateral de doslo ales al aminar por la alle. Los servi ios y produ tos expuestos son: litografía, tipografía,impresión de toda lase de papelería para empresas, tarjetas so iales, a� hes, folletos, plegables,agendas, revistas, uadernos orporativos, en uaderna ión empresarial, sellos, servi io de orte,impresión digital, solu iones grá� as, osido al aballete, pegado hot-melt, plegadora, impresión láser,diseño grá� o, impresión o�set, plan has por omputador, metáli as en CTP, impresión gratis,papeles na ionales e importados, impresión uatro olores a 1/2 pliego, terminados, Ri oh,Heidelberg, arnetiza ión y botones, 1440 Dpi.℄Es por lo menos interesante que la prolifera ión de servi ios y subprodu tos de impresosexpuestos al públi o no es perseguida ni ensurada. Por el ontrario, se da abida anuevos oferentes y anun ios desatando una lid ontinua que in luye propaganda visual.Se olo an vallas, avisos tridimensionales en los andenes o olgados en las fa hadas, sesub- ontratan vo eadoras y vo eadores que reparten volantes, se expone publi idad deservi ios grá� os por las alles de la iudad a través de amionetas, y on todo, se generaun ambiente de ompeten ia permanente. Las uatro zonas de on entra ión produ tivahan oexistido durante los últimos quin e años, pero no todas las personas que tratande ubi arse allí logran adaptarse debido a la ompeten ia desleal. Competen ia que sepuede basar en vender servi ios por debajo del pre io legítimo (Relato No. 10), o en�tomar� el liente de otra persona deliberadamente.

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 199Intermediarias e intermediarios, tanto omo olegas que omparten algunos pro esosde produ ión, están expuestos a perder sus lientes propios a manos de otras personas.Hora io a uña la expresión �le birlan el liente�, para de�nir la situa ión en la ualuna persona, mediante el engaño, se apodera del liente de otra (Relato No. 5). En los asos más fre uentes, quienes tienen onta to on los produ tos pueden ha er uso de lainforma ión impresa de las empresas o lientes, y omuni arse on el objeto de ha ermejores ofertas para onvertirse en los proveedores futuros de artes grá� as. Si sabemosque algunas personas dependen de dos o tres lientes para ontinuar su arrera laboral,el impa to de una pérdida de este tipo puede ser grave.Por esta razón, algunas trabajadores y trabajadores grá� os que tienen lientes pro-pios guardan distan ia respe to a los oferentes que podrían birlar poten ialmente, ose sus riben a rela iones produ tivas sólo on olegas de on�anza. Para quienes notienen un estable imiento propio y se movilizan entre diferentes servi ios grá� os esne esario enton es, re urrir sólo a lugares espe ializados que no dispongan de ir uitosde produ ión de trabajos ompletos (Relato No. 18), y por lo tanto, no tengan apa- idad para atender a lientes dire tos. Como en mu hos asos no es posible garantizarla onfe ión de un impreso en lugares de on�anza, y en todo aso hay una difusiónde la informa ión de los lientes dire tos, las zonas de on entra ión se on iben omo�lugares pesados� en los uales es ne esario moverse on uidado.La pre au ión primera la toman quienes ono en las artes grá� as desde ha e dé adas,es de ir, la genera ión que trabajó durante la dé ada de los años o henta. Se tratade sostener rela iones er anas on los lientes sobre la base de la amistad y de a tos omo el de ha er un trabajo gratis para el liente ada año (Relato No. 5). De estamanera es posible rear lazos de on�anza que se mantienen a pesar de intentos porbirlar, tal omo omenta Salvador: �a un liente le hi ieron una llamada de donde unterminado y unas arpetas que hi e en el Ri aurte. Le ofre ieron los servi ios, el lientees de on�anza y me omentó. . . y seguí trabajando para él� (Relato No. 18). Sinembargo, estas situa iones de �delidad son ada vez más es asas debido a la ontiendapermanente por los pre ios y los servi ios.Mu has personas independientes se ven obligadas a re urrir a algunos servi ios ajenosque ponen en riesgo la permanen ia de sus lientes. Por su parte, quienes bus an unlo al para estable erse en una zona de artes grá� as de la iudad deben analizar lasventajas y las di� ultades que tiene una a tividad determinada. Salvador ha trabajadolos últimos veinti in o años en artes grá� as, primero en tipografía en un taller pequeñode forma independiente, luego en en uaderna ión y en litografía asistió a empresas quelo ontrataron a destajo, posteriormente se aso ió y olo ó un lo al temporalmente enla Estrada. Hoy en día es independiente, pero depende de los lientes que ha logradomantener y se ubi a en el barrio Santa Helenita, residen ial on omer ios diversos(Relato No. 18). Él es una de las mu has personas que tomó la de isión de ubi ar suestable imiento de impresos lejos de toda agrupa ión de artes grá� as, on el objetode onservar a sus lientes.

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200 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIEsta alternativa sugiere que no se presenta un pro eso úni o desde la disgrega ión ha iala agrupa ión. Algunas personas permane en en las zonas de on entra ión, mientrasotras pre�eren sostener rela iones dis retas on ellas basadas en la provisión de insumos.Esta situa ión a�rma la observa ión de Soja: �en el espa io urbano. . . la aglomera iónno es ex lusivamente un pro eso de atra ión, un movimiento interior ha ia un entro.También fun iona en sentido ontrario, omo una fuerza de des entraliza ión y difu-sión que ambia on el paso del tiempo� (Soja 2008:47s). Ahora bien, quienes bus anemplearse en artes grá� as deben ponderar los requerimientos del trabajo y las for-mas de ontrata ión, para determinar el vín ulo que estable erán on las zonas. Lasdesventajas son bastante representativas.Para algunas diseñadoras y diseñadores grá� os empíri os o profesionales, trabajar enel Ri aurte puede ser desgastante por el alto volumen de trabajo que obliga a produ ir ontinuamente sin ofre er alidad (Relatos No. 16 y 24). Para los impresores, en mu hos asos es impres indible a eptar una sobre arga de trabajo para poder lograr ingresosdeseados (Relato No. 26). Para mu has personas las a tividades pesadas se re�erensobre todo a aquellas que impli an esfuerzos mayores, omo por ejemplo trabajar deno he (Relato No. 8), o desventajas para sí mismo, omo el aso de ofre er un servi iobarato on la �nalidad úni a de no perder el liente (Relato No. 37). Para quienes ono en on ierta distan ia el trabajo en las artes grá� as, no se trata de un es enariode trabajo favorable: un diseñador grá� o joven, espe ializado en presenta iones digi-tales y proye tos web onsidera que �no me desempeñaría en artes grá� as. . . se orrenriesgos al manipular antidades grandes de impresión, si se trabaja omo empleado loshorarios son sumamente pesados� (En uesta 29).Igualmente, las zonas de on entra ión produ tiva son densas porque disponen de mu- hos espa ios ompartidos destinados a la eje u ión del trabajo. Se presenta una mul-titud de personas que movilizan pro esos de trabajo diariamente y que de una u otramanera produ en simultáneamente, formas de organiza ión del uso del espa io. En pri-mer lugar, la ade ua ión de espa ios para artes grá� as impli a bási amente la aperturade lo ales que tienen una fa hada de vidrio o mostrador; un área de produ ión on ta-maños variables; y un baño para el aseo personal que también es utilizado para el lavadode los elementos de trabajo. De tal forma, hay una hibrida ión de usos omer iales,produ tivos y personales en espa ios pequeños, que en las zonas de on entra ión va atomar dimensiones importantes dada la antidad numerosa de unidades produ tivas.Los espa ios habilitados on servi ios ompletos tendrán la apa idad de suplir lasne esidades produ tivas y las de quienes trabajan allí, pero la mayor parte de losestable imientos requieren el uso de espa ios alternativos a los propios on el objeto delograr llevar a abo su a tividad (vg. baños ole tivos). Se presentan varias di� ultadesrela ionadas on los usos híbridos del espa io, que emergen en la prá ti a otidiana sinprevisión o ontrol. La más evidente es el uso del espa io omún de los pasillos on�nes privados que limitan la movilidad de otras personas o la ir ula ión de paseantes,pero que en otro sentido, dan visibilidad a la oferta de servi ios y pueden ha er más

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 201atra tivo el lugar. Aquí, las personas estable idas on mayor antigüedad gozan dealgunos privilegios, omo olo ar enseres legítimamente (Relato No. 9).Así, la disposi ión de objetos (enseres, papeles, et .) en el espa io ir undante de losestable imientos no está exenta de on�i tos o señalamientos. Por ejemplo Johan, quientiene un lo al de impresión en el ala sur del Centro Na ional, está in onforme on sus ve inos del frente del pasaje porque olo an botellas en el suelo �todas lasmañanas� (Relato No. 26). No obstante, en las áreas de los entros omer iales en losque se presenta la propiedad horizontal o el arrendamiento bajo ontratos es ritos, seprodu en ontinuamente ajustes a las normas para la utiliza ión del espa io, y se bus aun trato igualitario para todos.La administra ión de una se ión del Centro Na ional ha e explí ita la rela iónentre el ontrato de arrendamiento y el manual de onviven ia, en una artelera in-formativa que se en uentra a la vista de todas las personas que pasan por el pasilloprin ipal. Además de otros asuntos, el manual ha e énfasis en que �las zonas omunesno son para laborar, alma enar, dejar osas o mer an ías ni omo sitio de reunión. Eluso de las zonas omunes para laborar perjudi a a todos y bene� ia a muy po os. . .dentro del Plan de Saneamiento Bási o se nos exige mantener las zonas omunes to-talmente despejadas. . . �21. La previsión y ontrol de prá ti as otidianas que podríanafe tar el trabajo ole tivo, pretenden fa ilitar el desplazamiento de las personas a piey el desarrollo de las a tividades de inter ambio on los lientes en el entro omer ial.Pero una gran parte de los visitantes de los entros omer iales son en realidad inter-mediarias e intermediarios que ne esitan omprar y ordenar iertos servi ios, pero queademás, deben parti ipar en el pro eso produ tivo transformando los impresos. Inter-mediarias e intermediarios tienen una rela ión de usufru to on el espa io diferente a lade las personas estable idas en un lo al y de los lientes dire tos. De una parte, �el in-termediario no tiene lo al, no paga servi ios, no paga arriendo, tiene todos los servi iosa disposi ión. . . por las alles de Bogotá� (Relato No. 18); y de otra, no tiene a esoa la manufa tura ya que los lugares omunes están ontrolados y no dispone de unopropio. Algunas a tividades que realizan, en medio de los pro esos que sub ontratan,son: sele ionar papeles, orregir ar hivos digitales o artes impresos, re ortar o re�lartrabajos pequeños manualmente, organizar bloques de papel impreso, empa ar, et .Estos asuntos que se podrían denominar menores, tienen una alta representatividadpor el onjunto numeroso de personas que trabaja en una zona de on entra ión.Otras labores menores pero multitudinarias de trabajadoras y trabajadores grá� osestable idos, omo desplegar trabajos en los pasajes o utilizar los hornos mi roondas de21De a uerdo on el Manual de Conviven ia: [se prohíbe fumar, usar músi a a alto volumen, elingreso y parqueo de bi i letas o motos, dejar basura en las zonas omunes, el ingreso de vendedoresambulantes, et .℄. También hay disposi iones para el uso de los baños ole tivos, el horario de laspuertas, el horario de ingreso y salida de arrendatarios y parti ulares, el trabajo no turno y festivo,la seguridad del edi� io y el manejo de basuras.

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202 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.3.4: Espa ios prohibidos para ha er trabajos, 2013algunos restaurantes para alentar el almuerzo, son ontroladas en mayor o menor gradopor las administra iones y los ve inos de las zonas de on entra ión produ tiva on elobjeto de onservar los espa ios de tránsito y de onsumo. A los espa ios prohibidosque señalamos arriba, se agregan las afeterías y el mobiliario disponible para el usode los paseantes, que se a�rman omo lugares para el des anso a través del onsumopagado (véase �gura en esta página).Las zonas de on entra ión produ tiva son enton es, lugares densos en los uales hayuna onstante reglamenta ión para ontrolar el desarrollo del trabajo. La ompeten iaentre oferentes y personas dedi adas a la intermedia ión o urre otidianamente, aunqueen algunos lugares on retos se favore e a quienes tienen la o upa ión legítima delespa io. En estas zonas, la ita multitudinaria permite la genera ión de lazos entre lientes regulares y algunos oferentes de servi ios; lazos que se ven amenazados porla ompeten ia y la oportunidad de obtener ganan ias. Trabajadoras y trabajadoresgrá� os no se enfrentan a las lientelas dire tamente, la rela ión que tienen on elmer ado de impresos pasa a través de las rela iones produ tivas ompetitivas que segeneran en las zonas de on entra ión produ tiva. Con ello, el pro eso personal de ontinuar trabajando sigue su urso para quienes asumen este tipo de rela iones para ompetir.

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 2035.3.2. Cir uitos otidianosSi el estable imiento en las zonas de on entra ión puede ser ompli ado, en ada unase presentan algunas ventajas que ha en posible tolerar la pesadez que impli a la om-peten ia. Re onstruir ir uitos mediante la apropia ión de se tores de la iudad paralas artes grá� as, genera una e onomía lo al y un �paisaje� on vín ulos ulturales ( f.Basso 1996). Por ejemplo, en el Galán y la Estrada los arrendamientos son relativamen-te e onómi os. En el entro hay una disposi ión general ha ia el trabajo, omo lo señalaMartha, �me gusta trabajar on gente de la novena, por la seriedad y el umplimien-to� (En uesta 28). Mientras en el Ri aurte se presentan oportunidades permanentes de ontrata ión. Esto re�eja los sentidos de lugar diversos que se presentan en las zonasde on entra ión produ tiva.La ontinuidad de las zonas, on la apa idad que tienen de satisfa er una gran demandade impresos de la iudad, se puede expli ar por los ir uitos, las intera iones y lasubi a iones de mu has personas y sujetos disímiles, así omo por las rela iones que sepresentan entre las zonas22. Para omprender esta ontinuidad des ribo las onexionesrelativamente fuertes on los �ujos de te nología, de personas y de trabajos de impresión( f. Appadurai 2001). En primer lugar, hay un aprove hamiento intensivo de insumosy maquinarias extranjeras para la rea ión de impresos y la produ ión general de lasartes grá� as. En uanto a las maquinarias, los ir uitos predominantes in luyen la ompra y el uso de servi ios de asesoría y mantenimiento, que se basan en la onexióninterna ional; y en el ontexto na ional o lo al, el sostenimiento de un ir uito de omer io basado en la ompra y venta de maquinarias importadas antaño, y de algunasprodu idas o transformadas lo almente23.La posibilidad de aprove har este �ujo de te nología bási o para emprender la tarea deimprimir impli a la provisión de servi ios públi os y privados. En la Estrada, antes delos años 2004 y 2005, el sistema elé tri o bifási o suplía las ne esidades eminentementeresiden iales del barrio. Con la llegada de numerosos estable imientos de artes grá� as,y sus maquinarias, fue ne esario disponer no sólo de predios on onexión elé tri atrifási a, sino in rementar la arga que soportan las manzanas donde se ubi an lastipografías. En este pro eso de mejorar la provisión elé tri a, se presentaron ortesregulares del servi io. Parti ularmente, ada vez que una máquina nueva ingresaba y22Coin iden ialmente, Beltrán Vergara señala que �en 1957, la úni a ruta de buses [del barrio℄ ibade Las Ferias al Ri aurte, omo salía ada hora, la gente prefería viajar en zorras adaptadas paratransportar pasajeros. . . � (1997:72). El barrio las Ferias es ve ino inmediato de la Estrada; desdeenton es, hay una onexión más o menos plani� ada entre estas dos áreas.23Porter investigó la industria alemana de artes grá� as, mostró ómo el país líder mundial desde elsiglo XIX hasta nuestros días, vin uló la produ ión, la investiga ión, la forma ión y la espe ializa ión,en un proye to omún de a tores a adémi os, empresariales, innovadores y del Estado. Asimismo, lade�ni ión del lúster alemán de impresión, se rela iona on la produ ión e innova ión en varias ramasrela ionadas: maquinarias de imprenta, papeles, máquinas para la fabri a ión de papel, sistemas detipos, tintas de impresión y maquinaria para imprimir empaques (Porter 1990:179ss). Las zonas de on entra ión produ tiva en Bogotá onsumen algunos produ tos de este lúster so�sti ado.

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204 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIse ponía en fun ionamiento antes de 2010, se presentaban � ortes de energía y no sepodía trabajar durante un par de horas� (Relato No. 10). El �ujo de te nologías, através de la importa ión de maquinarias, fue en estos años omo ahora, un indi adordel ambio permanente que presentan las artes grá� as para produ ir impresos.Con el ingreso de una máquina nueva, mu hos oferentes ven la entrada de un ompetidorfuerte; por ejemplo, las máquinas grandes on varias torres y sistemas ele tróni ospara el ontrol de las impresiones a uatro olores, pueden desplazar las máquinas querequieren de mu ho trabajo de los operarios (Relato No. 33). Esta situa ión afe ta amu has personas porque hay un ingreso regular de maquinarias nuevas que ha e unllamado a la a tualiza ión onstante (véase �gura en la página siguiente). Para estasmaquinarias es ne esaria la renova ión de predios, ya que deben ontar on un sistemaelé tri o industrial, tener espa ios de trabajo su� ientes, y ontar on puertas de ingresoa las onstru iones. Esta última observa ión es importante porque en mu hos pasajesy entros omer iales se presentan di� ultades físi as, que impli an la olo a ión onmonta argas o el ingreso de las máquinas por partes.Con estas impli a iones, los entros omer iales que se onstruyen en la a tualidadpueden prever la instala ión de maquinarias y enfo arse en servi ios que utili en lasnuevas te nologías. La in orpora ión de te nología es posible por la existen ia de lugaresque admiten transforma iones urbanas, tal omo lo fueron en un prin ipio los barriosen donde se ubi an las uatro zonas de on entra ión produ tiva. Predios grandes,lo ales y bodegas, se pueden subdividir, unir, onstruir en altura, one tarse a la redde internet, remodelarse, olo ar ristales y dar abida a las te nologías. Esta es unaforma on reta de parti ipar en el ir uito de las maquinarias importadas, en la uallos propietarios de los predios se adaptan a las te nologías on la transforma ión deespa ios, mientras los servi ios de la iudad se disponen para el usufru to que se puedalograr on las mismas.En segundo lugar, las personas �uyen por las zonas de on entra ión produ tiva. Haymovimiento ontinuo de las personas on trabajos de impresión por las alzadas, ande-nes, pasillos, es aleras y estable imientos. Cada trabajadora o trabajador grá� o sigueun amino parti ular en la eje u ión de sus a tividades. Los ante edentes de la onexión on las zonas éntri as se pueden rastrear en la situa ión orriente que se vivió entreel entro y las tipografías en los barrios en la dé ada de los o henta. Hora io re uerdaen extenso un día de trabajo en La Olla, así:�Llegaba allá a mandar a ortar el papel. Llevaba el arte he ho a mano.Si llevaba un negativo, ha ía la orre ión y había retoques. Y mandarquemar las plan has. Iba a separar turno, a ver donde e haba el trabajo,y ver en uánto tiempo se lo tenían. Mu ha gente ha ía eso. Las máquinasvivían al tope ahí. Lo normal eran dos o tres días. Después, retirarlo deimpresión. Lo llevaba impreso a mi taller y lo terminaba, ha ía levantada,

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 205

Figura 5.3.5: Ingreso de máquina Hamada B452A al Galán, 2013re�lada, en olada, osida. Después, omo el transporte era muy difí il yaen la iudad. Enton es uno mandaba a ha er allá todo� (Relato No. 5).En la a tualidad se ha diversi� ado la ubi a ión de los servi ios, pero también, las ondi iones de alidad y los pre ios, lo ual impli a una búsqueda informada de loslugares. Para quienes trabajan a domi ilio o se dedi an a la intermedia ión, quizá lomás importante sea dirigirse ha ia oferentes de on�anza que fa iliten la �uidez entrepro esos. Desde �nales de la dé ada de los años noventa Hernando ha sido intermediario,después de abandonar la tipografía di e: �ahora yo pre�ero ir donde Augusto en laEstrada� (Relato No. 37). Entre las razones que en uentra para ello están que el lugares más tranquilo en ompara ión on la Carrera Novena o el Ri aurte, puede utilizarlas mesas y alma enar trabajos, puede saludar y hablar on las personas ya que losprensistas prestan aten ión y �no andan de afanes� (Relato No. 37).La ir ula ión de personas a través de las zonas de on entra ión produ tiva, on pa-peles, paquetes y objetos adjuntos, y la permanen ia para ha er algunas a tividadesmanuales omplementarias, obede e tanto a la �exibilidad produ tiva que invita a uti-lizar diferentes servi ios, omo a la de isión de las rutas posibles que les sean favorables(véase �gura en la página siguiente). Esta �exibilidad es parti ularmente propi ia en-tre independientes. Durante los años �nales de la dé ada de los años noventa, algunasempresas grandes y medianas ontrolaron la demanda de algunos pro esos omo los

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206 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.3.6: Transporte manual de papeles, 2013[Fotografías de la Estrada y el Ri aurte. Se transportan: plan has y pruebas, pendones y tirajes℄plasti� ados pero la ontrata ión de servi ios estuvo sujeta a la exigen ia do umen-ta ión legal y al requerimiento de antidades espe í� as de impresión o tamaños depapel preestable idos. Estas barreras aparejaron lentitud en los pro esos de impresióny fueron in onvenientes para mu has trabajadoras y trabajadores grá� os.De tal forma, las zonas de on entra ión forman parte de una es enario históri o que onvo a a mu hos sujetos desde tiempos atrás y permite una ir ula ión más o menoslibre y rápida. Por ejemplo, se puede omprar y ortar papel en ualquier papelera deinmediato, así omo es posible lograr un trabajo extra que se reali e por la no he en asode urgen ia. Igualmente, el a eso inmediato a internet es determinante para algunaspersonas. Los estable imientos de las zonas que ofre en servi ios de telefonía elular yde internet al públi o, también tienen instalados en sus omputadores programas dediseño grá� o que permiten la edi ión de ar hivos para impresión.Felipe es un empresario joven que maneja su nego io por internet desde ha e uatroaños. Él señala que no ono e a sus lientes porque ellos sen illamente mandan aha er sus trabajos por �la plataforma� o por orreo ele tróni o y onsignan dineroa su uenta, mientras él, envía los ar hivos a un lugar en el Ri aurte que ha e eltrabajo ompleto. En una onversa ión ompartida entre varias personas, advierte quese desplaza desde su o� ina en la Autopista Norte al Ri aurte para re oger los trabajosy entregar el dinero por los servi ios. Felipe ha e su apari ión en el estable imiento de

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 207Ernesto dos ve es a la semana durante el tiempo su� iente para efe tuar la transa ión.Para ellos dos, internet es un elemento lave que permite abolir las distan ias, a elerarlas impresiones y trabajar de ara a lograr ingresos.Otra forma de movilidad de personas al interior de las zonas de on entra ión produ ti-va tiene que ver on el mer ado de empleo. En los primeros años de la onforma ión dela Estrada, fue ara terísti a la oferta de prensistas que se movían entre varios talleres.Estos impresores ofre ían su trabajo para e har tirajes por los uales se estable ía unatarifa. Augusto omenta: �era la guerra que yo le pago a mil, que yo le pago a dosmil. Enton es allí me pagan tanto [de ía el trabajador℄ y a otro [empresario℄ le to abapagarle lo mismo y eso se volvió un despelote� (Relato No. 1). Como esta situa ión on�i tiva impidió el desarrollo ontinuo del trabajo, on el tiempo fue preferible paraalgunas personas, emplear de tiempo ompleto a los prensistas (Relatos 1 y 12).Este no es el aso de otros o� ios omo el diseño grá� o, la me áni a y la en uader-na ión que son requeridos de a uerdo a la demanda de intermediarias, intermediarios,empresarias o empresarios que tienen la ne esidad de estos pro esos. Cuando se pre-senta un trabajo on reto de en uaderna ión que requiere produ ión inmediata, seha e un llamado dire to a las personas que se ono en de antemano, por lo generalse trata de quienes han trabajado en las inmedia iones y que otros intermediarios hanreferen iado. Casi siempre, uando se trata de trabajos grandes o que requieren po aexperien ia (vg. empa ar), se soli ita a las personas onvo adas en primera instan iaque busquen o traigan a otras personas para emplearse (Relato No. 18). Quienes em-plean a las en uadernadoras difí ilmente asumen la ontrata ión de tiempo ompleto;pre�eren pagar por ada uno de los produ tos soli itados, in luso en los asos que haypermanen ia laboral de meses.Cuando los estable imientos requieren una persona �ja dado que uentan on apa idadde pagar un salario, lo orriente es re urrir a personas er anas o on experien ia,pero también se presenta on fre uen ia el anun io en las paredes de las zonas de on entra ión produ tiva, tal omo o urre on los anun ios que ofre en maquinarias oinsumos (véase �gura en la página siguiente). A los prensistas se les exige generalmentetener experien ia, mientras que a las diseñadoras y diseñadores grá� os, tener buenaortografía. Por supuesto, en ada uno de los o� ios es requerida una ali� a ión bási ade a uerdo a la alidad del trabajo a desarrollar. En todo aso, la integra ión formal on institu iones edu ativas lo ales que tienen forma ión en artes grá� as es débil. Lasrela iones so iales al interior de las zonas sostienen el mer ado de trabajo.En ter er lugar, los �ujos propios de los trabajos impresión son evidentes en las zonasde on entra ión produ tiva. Para quienes se en uentran estable idos en un lo al, omopara quienes ordenan algunos pro esos de impresión en la misma zona, las rela ionesde proximidad entre servi ios son de primer orden. Una de las ara terísti as másdesta adas de las zonas, ya que fa ilita el trabajo de quienes trabajan allí, es el empleo

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208 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

Figura 5.3.7: Ofertas de empleo en espa ios de uso omún, 2013[Tres soli itudes para trabajos que requieren experien ia. Abajo a la dere ha, venta de una máquinapara ha er s reen℄de zorras. Las zorras son vehí ulos de tra ión humana que sirven para transportarpapel sobre ruedas y permiten el aprove hamiento de los servi ios próximos al interiorde zonas (véase �gura en la página siguiente). Transportar papeles, trabajos, impresoso tirajes en ellas es un asunto orriente y multitudinario por las alles del Ri aurte y dela Estrada, y una de las prin ipales a tividades que one ta estable imientos, bodegas,maquinarias y otros vehí ulos entre sí.Los impresos requieren la ir ula ión de dinero que se ve fa ilitada en las zonas por laexisten ia de servi ios �nan ieros. Hay varios ban os que tienen sedes en el Ri aurte,aunque hay a eso a mu hos de ellos en las inmedia iones de todas las zonas. Tambiénse presenta una oferta numerosa de estable imientos de giros ele tróni os, que operanen-línea y pueden re ibir o entregar dinero de a uerdo a una transa ión en otro lu-gar. Algunos de estos estable imientos también ofre en servi ios de apuestas, que sonutilizados fre uentemente por trabajadoras y trabajadores grá� os. Entre las formasmás generalizadas de tener a eso al dinero para lograr la �nan ia ión produ tiva (y/opersonal) se en uentra la parti ipa ión en adenas, que es una modalidad de ahorro ole tivo sin obro de intereses, y el re urso a prestamistas re ono idos en ada una delas zonas que sí obran intereses. Estos últimos, también ono idos omo agiotistas ogota-a-gota, entregan dinero a quien lo soli ite y re iben uotas diarias o semanales quere ogen personalmente en medio de estrategias de amistad omer ial e intimida ión.Así, los �ujos de los pro esos de impresión, del dinero que los soporta y de las a tivi-dades personales lu rativas, son garantizados en unas zonas de la iudad. Estas zonashan sido onstruidas on la onvergen ia de los proye tos produ tivos de mu has tra-

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 209

Figura 5.3.8: Transporte de papeles en �zorra�, 2013[Fotografías de la Estrada y el Ri aurte℄bajadoras y trabajadores grá� os independientes. Proye tos que se ven favore idos porservi ios públi os de transporte, parqueaderos y espa ios públi os al aire libre de usomultitudinario en los que se puede des ansar, tomar asiento o jugar mi rofútbol (véase�gura en la página 211 ). Todo este onjunto de servi ios, aunado a los ir uitos propiospara produ ir impresos, otorgan a la zonas unas posibilidades laras de usufru to quese on entran en unas po as alles de la iudad.La omprensión del pro eso produ tivo a través de los ir uitos permite superar unamirada estáti a y sin róni a de los estable imientos, omo también ontrovierte la ideaque trabajadoras y trabajadores son una ole tividad de personas que no ambia en eltiempo ni en el espa io. Valga de ir que es posible superar la mirada antinómi a quedifra ta la aten ión en editoriales deshumanizadas y en talleres marginales que pare enrefugio para el Gutenberg del siglo XV. La distribu ión de las imprentas en el siglo XX ara terizada por la entralidad, se transforma y da lugar al pro eso de agrupa ión delsiglo XXI.Los tipógrafos se one taban on las artes grá� as de la iudad en la antigua CalleSéptima, donde siempre ono ieron las innova iones y de una u otra forma omplemen-taron los servi ios de las grandes industrias editoriales. En la a tualidad, tipografíasve inas en una uadra, pasajes densos y entros de artes grá� as espe ializados sonagrupa iones de estable imientos que ofre en los servi ios de impresión que demandala iudad ontemporánea. A su vez, las zonas de on entra ión produ tiva son lugares on fronteras abiertas, en las uales se presenta un ontinuo ingreso y salida de órdenes

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210 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXIde impresión, papeles, insumos, personas, te nologías, informa ión, �nanzas, imágenes,et ., de forma que los ir uitos se rean ontinuamente y alteran la entralidad de laste nologías (viejas y nuevas) y de las ubi a iones privilegiadas. Esto me permite señalarque los independientes han re urrido a la rea ión de una artografía produ tiva quese re rea onstantemente.Como mostré anteriormente, es ne esario tener una perspe tiva empresarial para lograrrela ionarse on las lientelas y onsolidar el proye to de vida alrededor del ejer i io delos o� ios de la imprenta. Pero esto no es su� iente. Se requiere onstruir un sentido delugar ole tivo para el en uentro de las artes grá� as on la so iedad en general y onlas lientelas parti ulares. La manufa tura impli a la unión de pro esos que ofre endiferentes personas, la rea ión de espa ios produ tivos, el uso de servi ios privadosde otros se tores e onómi os, el soporte de servi ios omplementarios de la iudad, lain orpora ión de te nologías y el sostenimiento de inter ambios. Las representa ionesdel espa io produ tivo se transforman ontinuamente y se materializan on la rea iónde ir uitos y lugares on retos. Sólo así se permiten los inter ambios y las onexiones detrabajadoras y trabajadores grá� os on las te nologías. Las artes grá� as se apropiaronde la iudad a pesar de que algunas personas las ven omo adu as. De he ho, sepresenta una moviliza ión del espa io on �nes de produ ir impresos: una onstru ión ontinua de lugares para el mer ado.

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5.3. ZONAS DE CONCENTRACIÓN PRODUCTIVA 211

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Figura 5.3.9: Distribu ión de estable imientos y servi ios en el Ri aurte[Esquema artográ� o on base en informa ión de ampo tomada durante los años 2012 y 2013. Estarepresenta ión en el plano artesiano tiene es alas heterogéneas℄

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212 CAPÍTULO 5. AGRUPACIÓN EN EL SIGLO XXI

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Capítulo 6�Mantener una buena imagen�

�. . . en los omienzos de la Europa modernalos viejos medios de omuni a ión oral y ma-nus rita oexistieron e intera tuaron on elnuevo medio de la imprenta, de la misma ma-nera que a omienzos del siglo XXI la impren-ta, medio ya viejo, oexiste on la televisión einternet. . . � (Briggs y Burke 2002:83)En este apítulo quiero enfo ar la aten ión en el ontexto de produ ión so ial de lasimágenes. Reviso los ambios o urridos en las imágenes impresas y los signi� ados de lasmismas, tomando en onsidera ión las transforma iones de las rela iones de produ ión.Me interesa analizar ambios so iales tomando omo punto de partida los pro esos defabri a ión bajo el ontrol de las imprentas, hasta ara terizar el ontexto en el uallas lientelas y los usuarios tienen un rol protagóni o en la produ ión de imágenesimpresas. Planteo este análisis tomando en uenta las a tividades del diseño grá� o y lasartes grá� as en su onjunto. Lo ual impli a revisar la parti ipa ión de varios a toresen la onstru ión de un espa io so ial (material y virtual) de imágenes que in orporapaulatinamente la difusión y uso de los omputadores, las omuni a iones (satelitales,ele tróni as, inalámbri as) y los medios digitales en los últimos años. Considero posibleampliar el ono imiento que tenemos de las representa iones visuales y de los usosso iales de las imágenes en la vida ontemporánea, on un enfoque entrado en lasprá ti as produ tivas que tome en uenta las transforma iones históri as y el sentidoso ial de lo impreso.

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214 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�Esta propuesta impli a revisar un ontexto so ial a otado para evitar la tenden ia a for-mula iones on pretensiones universales, aunque impli a también, la re�exión a er a delas onexiones que guarda la produ ión de imágenes on el es enario de la innova iónte nológi a y las herramientas digitales. En este sentido, propongo un análisis etno-grá� o e históri o de las artes grá� as y omparto, en alguna medida, la preo upa iónpor temas de relevan ia en el ampo de los estudios sobre lo visual. Parti ularmente, laprolifera ión de las imágenes en las so iedades modernas (Barthes 1989), el re imien-to de la industria ultural de la imagen (Horkheimer y Adorno 1998; Res h y Steinert2011; Silva Rodríguez 2013), los efe tos de las imágenes en los medios de omuni a ión ontemporáneos y el públi o (M Luhan 1996), la transforma ión del arte en mer an ía(Baudrillard 2012; Benjamin 1989) y el rol de las imágenes en la onforma ión de estilosde vida (Ewen 1991).La te nología de la imprenta pare e quedar obsoleta on la misma velo idad que emer-gen y se ha en hegemóni os los medios digitales. Sin embargo, los entornos digitaleshan entrado en fran a intera ión on las imágenes impresas. Las te nologías digitalessen illamente onviven, y en algunos es enarios ompiten, on los impresos. Esta a�r-ma ión, para algunos posiblemente redundante y para otros seguramente involutiva,amerita una re�exión a er a de la atra ión que ejer e lo impreso ha ia algunas per-sonas, y la tenden ia románti a a olo ar la tipografía, en tanto té ni a de presión delpapel, en el lugar privilegiado del buen gusto.El asunto prin ipal es la aparente e irre on iliable dualidad de la reprodu ión deimágenes en el mundo de las impresiones digitales o en el mundo de las impresionesme áni as. Emily, la mujer protagonista de la pelí ula Siete almas1, a pesar de en on-trarse en el ontexto de un taller tipográ� o abandonado e improdu tivo en una delas es enas, pone resisten ia a las impresiones digitales ontemporáneas porque no son�profundas� y resalta el trabajo tipográ� o de la siguiente forma:Emily: �Aquí trabajaba. Estas son mis máquinas.Ben: �Son geniales, ¾de uándo son?Emily: �Esta tiene 120 años. Es para imprimir tarjetas, invita iones a bodas.Ben: �¾Y ésta?Emily: �Esta es menos vieja, es una espe ie de molino de viento de 1956. . . es másbien un arte en vías de extin ión. Esta otra fun iona aún, ¾quieres ver ómofun iona?Ben: �Por favor.1Título original Seven Pounds, fue estrenada en 2008, dirigida por Gabrielle Mu ino y produ idapor Columbia Pi tures.

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215Emily: [mientras imprime una tarjeta℄�Hoy en día, un verdadero tipógrafo odia a las � hi as modernas�, queremos unaimpresión profunda. . . por ien años intentaron fabri ar máquinas para ha erimpresiones super� iales, pero por suerte quedan osas omo estas, es la úni amanera de probar que no es una impresión digital.Ben: [to ando el papel entre sus dedos índi e y pulgar℄�Creo que se siente mu ho más.Como vemos, esta mujer muestra a su interlo utor uno de los valores de la tipografía:alterar la super� ie lisa del papel on la presión. De esta forma, sugiere que la impre-sión �super� ial� tiene un valor se undario quizás más mer antilizado y super�uo queel del verdadero arte tipográ� o que tiene una materialidad. También en el ontexto olombiano y parti ularmente en la imprenta del Instituto Caro y Cuervo, se onsideraque la tipografía tiene un valor superior al de las impresiones litográ� as y digitales.Esta imprenta se pre ia de ser un museo vivo que onserva la memoria históri a in-dustrial de Colombia e imprime en la a tualidad un tipo de libro que �posee valoresagregados porque es fabri ado on destrezas artesanales siguiendo los postulados delarte tipográ� o, los uales le on�eren ara terísti as de lási a severidad. . . omo enlos buenos tiempos� (Jiménez Gómez 2014:46, 21). Estas alusiones en defensa de las ualidades ex ep ionales de la tipografía en el ontexto otras te nologías de impre-sión, forman parte de las expe tativas estéti as de mu has personas que ono ieron deprimera mano la manufa tura de los libros, antes de la difusión de los omputadores,puesto que debían orregirlos (editores y letrados), o per ibieron omo usuarios, tra-bajadoras o trabajadores, las ualidades de las �bras de los papeles y las texturas delas impresiones.No obstante, a pesar del valor espe ial de las impresiones tipográ� as, las imágenesimpresas tras ienden las te nologías en las que se fabri an por varias razones: (1) lasimágenes tienen omo objetivo la per ep ión visual y apre ia ión del públi o, (2) quie-nes produ en imágenes impresas utilizan varias te nologías de a uerdo a la disponibili-dad produ tiva, y (3) los impresos se rela ionan on la �imagen so ial� de los artí� es( lientes que mandan a imprimir sus ideas). Estas ualidades de los impresos puedenser per ibidas on ierta laridad a partir de la revisión históri a de los pro esos de ambio que sufrió la produ ión en las imprentas en medio de las intera iones entre latipografía, la litografía u o�set, los omputadores y las impresiones digitales. Igualmen-te, la tipografía es vigente espe ialmente en las multitudinarias imprentas pequeñas ymedianas de Bogotá, aunque oexiste y es omplementada on otras te nologías paraprodu ir un sinnúmero de impresos2.2La imprenta na ional del Instituto Caro y Cuervo también utiliza la tipografía en la a tualidad: es�el úni o taller en el universo editorial en donde se imprimen libros on buena alidad, que se exhibenen las ferias na ionales e interna ionales, on espe ial re ono imiento por los valores agregados que onlleva su produ ión mediante pro esos históri os [tipografía, linotipia, osido a mano℄� (JiménezGómez 2014:36).

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216 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�La a tualidad de la tipografía, en medio de otras te nologías de impresión, me lleva apensar en la insu� ien ia expli ativa del te nologi ismo que de reta su �n, tanto omoen la renova ión del ulto a la reprodu ión me áni a por presión en la épo a digital ontemporánea. Benjamin señaló ómo la épo a de la reprodu ión me áni a (del di-bujo, la es ritura y la músi a a través de té ni as omo xilografía, grabado, aguafuerte,imprenta, litografía, fotografía, dis o gramofóni o), desplazó la reprodu ión plásti ay la obra de arte on su existen ia irrepetible en el aquí y en el ahora (Benjamin1989:18ss). A Benjamin le preo upó la autenti idad de la obra de arte, que no radi aen la pérdida frente a la falsi� a ión (que deber también ser manual y se re ono e omo apó rifa), sino en que la reprodu ión té ni a es legítima on independen ia deloriginal, aquí lo auténti o pierde su autoridad plena (1989). Esta preo upa ión porla autenti idad se expresa en la imagen positiva de la imprenta omo una te nologíaartísti a ontemporánea, omo produ tora de una obra de arte ulta (impresos lási- os), omo el dispositivo que rea la onexión entre el aquí, el ahora, la estéti a y laspersonas.Antes de la difusión de los omputadores en las artes grá� as de Bogotá, los impresoso uparon un lugar espe ial dentro de las formas de omuni a ión en iertos se tores dela so iedad (industria, gobierno) y en iertas o asiones y temporadas espe iales del año( elebra iones familiares, navidad), que les permitió ser onsiderados omo pequeñasobras auténti as. Los objetos impresos parti iparon, en ese enton es, laramente en laforma ión de rela iones so iales ( f. Mauss 2006, 1972; f. Miller 2007). A ontinua ióndes ribo el es enario general de inter ambio entre las tipografías y las lientelas al �naldel siglo XX, y desarrollo en los siguientes apartados, la in orpora ión de las imágenesdigitales y las onse uentes innova iones que mez lan las te nologías disponibles en la iudad.Primero que todo, mu has trabajadoras y trabajadores grá� os de la genera ión for-mada en las dé adas de los años setenta y o henta señalan que han ono ido gente de�toda lase� a razón del ejer i io de su trabajo (Relatos No. 5, 7, 10, 11, 18 y 25). Esde ir, se rela ionaron on personas que in luyen ve inos y gente que requería impre-sos familiares, pasando por empresarios que mandaban a imprimir papelería omer ial,hasta personalidades políti as o de la farándula na ional. Estas rela iones o urrieronpor la ne esidad de de�nir las ara terísti as de los impresos de a uerdo al gusto dediversos lientes y on asesoría dire ta. Asesoría ofre ida por aquellas tipógrafas y tipó-grafos que atendían personalmente a sus lientes en imprentas pequeñas, pero tambiénpor aquellos empleados, en imprentas grandes y medianas, que elaboraron impresos on exigen ias espe iales por parte de las lientelas.Trabajadoras y trabajadores grá� os vin ulados a una empresa omo empleados duran-te el siglo XX, tuvieron onta to on lientes a través de la media ión de las estru turasde ventas de las imprentas. En mu hos asos, sólo algunos lientes muy relevantes paralas empresas (amigos o lientes regulares de los propietarios) podían in idir dire ta-mente en detalles de las impresiones o ingresar a las instala iones para onversar on

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217los tipógrafos. También fue orriente que las imprentas tuvieran rela iones omer iales on agen ias de publi idad en las dé adas de los años setenta y o henta. Estas agen iasfungían omo intermediarias de artes grá� as en rela ión on lientes �nales. Por ejem-plo, �Duque, Pon e de León, y Delgado Aso iados, mandaban a ha er papelería delgobierno. . . Las agen ias diseñaban los modelos de las invita iones a reuniones a ó -teles, inaugura iones, elebra iones, aniversarios, umpleaños, de todo, para ministros,gobernadores. . . , que en esa épo a [eran de℄ día y no he. Y yo imprimía todo ese tipode tarjetería� (Relato No. 5). Así, la elabora ión de los impresos impli ó una rela ióndire ta entre las personas para de�nir los aspe tos materiales y té ni os del produ to.Durante y antes de la dé ada de los años o henta, las a tividades omer iales signi-� aron también rela iones de amistad entre trabajadoras, trabajadores grá� os y las lientelas. Por ejemplo, una tarjetas se imprimieron on el nombre Rodolfo, pero enrealidad la persona titular se llamaba Rodulfo, pero omo había una buena rela iónentre el tipógrafo y el liente, las tarjetas se a eptaron así y la rela ión omer ial on-tinuó sin problemas. En este sentido Hora io re uerda: �yo tenía esa apa idad, o esa ara terísti a: asi volverme amigo de los lientes, aún hoy todavía. . . eso es difí ilporque se les dedi a mu ho tiempo� (Relato No. 5). En estas rela iones personales la ondi ión de trabajadoras y trabajadores grá� os no se ir uns ribió al terreno de laprodu ión material, sino que se amplió al terreno de la intera ión so ial on otros�nes políti os, e onómi os, so iales o familiares.De tal forma, algunas rela iones on lientelas espe í� as pudieron otorgar prestigioa los tipógrafos por el onta to on personas onsideradas importantes. Antes de ladé ada de los años noventa las impresiones fueron valoradas de a uerdo a la alidad desu onfe ión, se podría de ir que la tipografía bien he ha representó en el ámbito dela produ ión omuni ativa algo así omo la élite de la presenta ión personal. Desdeun impreso prosai o omo la etiqueta de un produ to de distribu ión masiva, pasandopor un periódi o tabloide, hasta una tarjeta de invita ión a un matrimonio de la élite,podían ser atalogados omo de buena o mala alidad en términos de impresión y onfe ión, y en esta medida representaban el estatus tanto del impresor omo delpropietario de las mismas. Las impresiones sobre un sustrato omo el papel tuvierongran efe to so ial, signi� aban el re ono imiento o la impresión que las personas podíandar a otras.El papel so ial que representaban los impresos fue re ono ido y explotado por lasmismas trabajadoras y trabajadores grá� os, por ejemplo, el eslogan de una imprentade la épo a era: �Dé buena impresión, nosotros la imprimimos en su papelería�, onello se asumía el ompromiso de realizar los impresos uidando el gusto y la imagendel liente. Desde una mirada retrospe tiva, los tipógrafos en general ha ían bien sutrabajo (Relatos No. 5, 7 y 11) puesto que en las dé adas de los años setenta, o hentay la primera mitad de los noventa, las tarjetas expresaban el trabajo esmerado de latipografía y de esta forma se garantizaba la reputa ión y la ontinuidad produ tiva.

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218 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�Igualmente, en el siglo XX para mu has personas �la imagen de uno eran las tarjetas�(Relato No. 11). Estas fueron de uso orriente en en uentros personales y omer iales on el propósito de ha er a uerdos y estable er vín ulos entre las personas, más alládel objetivo de entregar alguna informa ión. Las tarjetas fueron un objeto de presti-gio que detentaban po as personas o empresas. Algunos lientes omo por ejemplo laPresiden ia de la Repúbli a, o los hoteles Dann y Tequendama, exigían ierta alidady ex lusividad omo �parte de su hi anería [estos trabajos requerían del uso de te -nologías me áni as omo℄ el alto relieve� (Relato No. 7) y de un manejo experto dela tipografía (Relato No. 5). Mu hos trabajos de impresión de este tipo tenían po os lientes, po os nego ios que lo fabri aran y po a ompeten ia (Relato No. 7), lo que los onvertía en produ tos rentables. También es ierto que la diversidad de produ tos im-presos se restringía a la existen ia de determinados papeles y sustratos para impresión, omo a la oferta de tintas e insumos; elementos limitados y ex lusivos si se omparan on la disponibilidad a tual.Así, los impresos en toda la diversidad que aparejan, impli an rela iones on mu hos ti-pos de a tividades e onómi as y so iales de los lientes. Así omo la demanda ontinuade papelería de una empresa puede indi ar la bonanza de la misma (Relato No. 18),también la �delidad de una persona ha ia un tipógrafo puede indi ar amistad (RelatoNo. 7). Este tipo de vín ulos so iales en el trabajo on reto y la onfe ión de la ima-gen de la papelería de alguna persona o empresa, podrían en alguna medida disuadirlas presiones propias del trabajo rutinario de las imprentas, in luso dar la sensa iónde en ontrarse en as enso personal ha ia una posi ión so ial mejor que la de obreroasalariado. Tanto las rela iones on las agen ias de publi idad, omo el vín ulo on lospropietarios, editores y periodistas de las imprentas, editoriales y periódi os, permitíanel ono imiento desde adentro de la vida otidiana de algunos se tores so iales domi-nantes de la vida na ional. Frank por ejemplo, debía orregir artí ulos a última hora yparti ipar en alguna medida de las edi iones del periódi o (Relato No. 4).Para algunas personas, este tipo de onta tos fue la expresión de pertene er a las a ti-vidades de una élite so ial aunque en alidad de obreros. Este tipo de auto-ads rip iónso ial, en donde hubo re ono imiento de los empleadores a las apa idades de los tra-bajadores, favore ió la permanen ia de las personas en las labores es lavizantes de laimprenta. Sin embargo, formar parte de la imagen y reputa ión de otros, tuvo mu hoque ver on los salarios y el prestigio propio de los tipógrafos antes de la dé ada delos años noventa. En ese enton es, las tarjetas eran produ tos ostosos que soportabaningresos importantes de las tipografías y se en ontraban dentro de las a tividades quetrabajadoras y trabajadores grá� os podían realizar on fa ilidad. David, Hora io, Ju-lio y Teresa, produjeron un número importante de tarjetas de presenta ión personal y omer ial durante las dé adas de los años o henta y noventa. David señala que las tar-jetas en esa épo a tenían un valor e onómi o mayor que en la a tualidad ½en términosabsolutos! (Relato No. 9). Lo ual a�rma que la tipografía fue una a tividad que gozóde re ono imiento so ial real mani�esto en los ingresos y en el rol que los impresostuvieron para las lientelas.

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Figura 6.0.1: Cole ión de tarjetas impresas en tipografía, 1997[Izquierda y entro, uadros de tarjetas en tipografía. Dere ha, primera tarjeta en litografía he ha poreste tipógrafo℄Mu has personas se dedi aron ex lusivamente al trabajo tipográ� o antes de la mitadde la dé ada de los años noventa. Hora io trabajó la primera parte de este periodoha iendo tarjetas en tipografía en una máquina manual (Relato No. 5), Teresa se dedi óal trabajo de terminados, estampados y repujados (Relato No. 20), ajistas omo Juliolevantaron moldes, imprimieron pruebas que enviaron a los lientes y orrigieron lostextos (Relato No. 11), y en estos pro esos o uparon todas las jornadas de su vidalaboral, tal omo lo señala David (Relato No. 9). En este pro eso de trabajo ontinuoy esmerado, se rea�rmaban las rela iones on los lientes. En el trabajo de ampo pudeen ontrar una muestra parti ular de tarjetas elaboradas en tipografía organizadas dea uerdo a la orienta ión de la leyenda, tono de papel y olores de la impresión, que fueexhibida omo muestrario y expresión de la alidad del tipógrafo que las produjo. Enesta ole ión de aproximadamente 600 tarjetas, resalta la presen ia de elabora ionesen mu hos olores así omo la intensión de rear un objeto artísti o (véase �gura enesta página).Los muestrarios que ada imprenta ole iona ofre en posibilidades y motivos diver-sos a los lientes en produ tos omo tarjetas personales e invita iones a matrimonios,primeras omuniones, grados, et . A partir de ellos, omienza el pro eso de asesoríapara lograr un produ to personalizado y eje utable en la tipografía. De tal forma, late nología del trabajo tipográ� o permitió satisfa er los gustos de los lientes en on-jun ión on las apa idades té ni as de trabajadoras y trabajadores grá� os. Ya desdeenton es, hubo una intera ión importante on la litografía, y on otros impresos pre-fabri ados, on la �nalidad de onstruir una imagen apropiada para ada o asión yuso de los impresos. Espe ialmente, hubo otros muestrarios elaborados en antidadesmayoristas por imprentas grandes para la distribu ión a las pequeñas y medianas parauna posterior sobreimpresión personalizada. Se trató de muestrarios que ofre ían tar-jetas navideñas, en el siglo XX, y los que promo ionan alendarios anuales, hasta hoyen día. Estas imágenes prefabri adas on la edi ión para una temporada on reta y laventa al por mayor de imágenes más o menos estandarizadas, fueron la base para quemu hos impresos tuvieran diseños atra tivos y a la vez personales.

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220 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�Estas rela iones omer iales al �nal del siglo XX, más allá de la genera ión de ganan ias,tuvieron un impa to en el desempeño de las a tividades de trabajadoras y trabajadoresgrá� os. Si el valor so ial de los impresos estuvo unido al estatus de los lientes, losimpresos en tanto produ to, también dan uenta de una organiza ión del trabajo enrela ión bidire ional on los lientes y otros es enarios de subjetividad de las personas.Cuando la litografía se empieza a utilizar masivamente para la he hura de tarjetas,después de la primera mitad de la dé ada de los años noventa, también se in rementala ompeten ia para los tipógrafos y se redu en los ostos de produ ión, el tiempo deentrega y el valor de venta. Las tarjetas dejan de imprimirse individualmente y a manoen los a ostumbrados tamaños 9 m. x 5.5 m. y se ha en montajes de 4 o 6 tarjetaspara imprimir en una misma hoja de mayor tamaño. Apare e la �reprodu tibilidad�litográ� a que no altera la super� ie del papel, genera impresiones a mayor velo idad yno elimina las rela iones personales, pero que afe tó la reputa ión que mu has personasganaron a partir del trabajo en la tipografía, pues se vieron obligadas a ono er yprodu ir on la litografía.A �nales de la dé ada de los años noventa las tarjetas se elaboraron prin ipalmenteen litografía, on lo ual se in orporaron imágenes produ idas por omputador y setransformó la fun ión de los tipógrafos omo readores de la imagen del liente. José omenta sobre este ambio: �a los lientes ahora les gustan osas in reíbles. Hay artesa los que uno di e: �qué osa tan fea�. Hay gente a la que le gusta [imprimir tarje-tas sobre℄ el papel Craft [rústi o para empa ar℄ y la tinta negra, hasta on man has[diseñadas deliberadamente℄� (Relato No. 10). De tal forma, mu has trabajadoras ytrabajadores grá� os de las genera iones que ejer ieron la te nología de la tipografíaantes de la dé ada de los años noventa, onsideraron enton es y lo ha en ahora, sise en uentra a tivos, que la imprenta es un es enario de inter ambio alrededor de las alidades personales.Si bien no hay un es enario generalizado de ulto al arte inmortal y letrado de lasimprentas tipográ� as, lo ierto es que la produ ión té ni a de imágenes es ahoramuy distinta por la oexisten ia de varias te nologías en la produ ión de impresos ylos valores parti ulares que se aso ian a ada una. De tal forma, me pare e ne esariorevisar ómo se transforman los �valores� aso iados a las imágenes y a los impresos,bajo la onsidera ión de que estos valores son �el mismo pro eso de re ono imientopúbli o� por el ual se evalúan la importan ia y el modo en el ual se ha en las osas[Tradu ión libre℄ (Graeber 2001:47). Con el objeto de identi� ar la rela ión entre laimpresión de imágenes y la produ ión so ial de la impresión personal.

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6.1. IMÁGENES DIGITALES 2216.1. Imágenes digitalesEn las artes grá� as se rean, produ en y reprodu en imágenes en todas las te nologíasdisponibles. Hasta la primera mitad de la dé ada de los años noventa era mayoritario elempleo de elementos de dibujo artísti o o té ni o para rear imágenes, y las te nologíasdigitales omenzaban a difundirse (véase Los �artes� en apítulo 3 ). Si bien, las letrassoportadas en tipos de buena alidad forman parte del haber de quienes trabajan enartes grá� as, en ese enton es era fre uente, para lograr impresos que ontenían grá� as,re urrir a imágenes previas y disponibles en lugares omo los dire torios telefóni os o enplantillas adhesivas (Relato No. 25). La té ni a empleada para aprove har estos re ursosfue la de al ar, re ortar y pegar para posteriormente quemar plan has de impresión.Los artes que se lograban omo base para las impresiones tenían una onfe ión manual,en ellos se puede apre iar hoy, on la mirada domesti ada por los omputadores, un onjunto de retoques, remiendos, mues as e imperfe iones que en aquel enton es notenían la menor importan ia.Las imágenes utilizables en las imprentas tenían enton es tres orígenes: publi a ionesprevias, fotografías y dibujos (artes) propios de trabajadoras y trabajadores grá� os.Con la difusión de los omputadores y parti ularmente on las galerías de imágenesdisponibles en algunos programas y en Compa t Dis , se abrió para las imprentas unhorizonte de trabajo que permitió mejorar los produ tos para los lientes. Para mu haspersonas se ampliaron las posibilidades reativas al punto de señalar que se trató deuna �revolu ión� (En uesta No. 21). Pero la revolu ión que llevaría a los tipógrafos,diagramadores, ilustradores, diseñadores no profesionales y demás impresores, a me-jorar sus produ tos on exa titud y alidad, ha sido par ial por varias razones hastael presente. En primer lugar, omo antaño, hay usos y una importante demanda deimpresiones que no tienen origen en imágenes omputarizadas. Estas imágenes, impre-siones y reprodu iones informativas o fun ionales, tienen el mérito de ser e onómi asy e� ientes, asi siempre son mono romáti as y para algunos interesados en el diseñográ� o y onsumidores, forman parte de los impresos tradi ionales y populares. Lavigen ia de este tipo de impresiones no ha e obligatoria la onfe ión de imágenes di-gitales bajo estándares de pre isión, alidad o la estéti a de moda (véase �gura en lapágina siguiente).En segundo lugar, el perfe ionamiento de las té ni as para rear imágenes digitales enlas imprentas no es autónomo. Antes de la difusión de los omputadores, trabajadorasy trabajadores grá� os ubrieron el mer ado de impresos on produ iones propias,apoyadas en la onfe ión de imágenes integradas omo un produ to-estéti a. Re or-demos que los talleres en el siglo XX se onformaron privilegiadamente omo espa iosautónomos que tenían a su disposi ión todos los elementos de trabajo requeridos paraelaborar mu hos produ tos (véase 4.1.2 en la página 132). Esta autonomía reativafue posible tanto por la re ursividad para ajustarse a las demandas modestas de los lientes, omo por el aislamiento relativo en que se en ontraban las vitrinas de las imá-

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222 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�

Figura 6.1.1: Impresiones mono romáti as, 2013[De izquierda a dere ha: avisos impresos en tipografía, fa tura de venta y alendario de bolsillogenes en ada uno de los talleres. Pero en el siglo XXI, además de la preferen ia ha ialas impresiones y manipula iones omputarizadas, la agrupa ión en pasajes y entros omer iales en Bogotá in rementa el onjunto de objetos que o upan el espa io visualde las artes grá� as y la parti ipa ión de los lientes en la onfe ión de las imágenes.Durante los últimos veinte años, las galerías de imágenes, los ar hivos disponibles eninternet, la fa ilidad para la rea ión de dibujos por omputador, dispositivos omo ámaras y s anner, entre otros, han sido ono idos ampliamente por la so iedad engeneral. Trabajadoras y trabajadores grá� os no son las úni as personas que adquieren apa idades para manejar do umentos digitales y en esta medida se presentan exigen- ias externas respe to a su manufa tura. Asuntos tales omo la resolu ión, la utiliza iónde iertos re ursos o herramientas potentes de los programas (vg. lu es y efe tos), yel a oplamiento a las expe tativas de los lientes respe to a la moda, serán he hosque dirijan las apa idades de aprender a manipular las imágenes ontemporáneas. Los lientes se han onvertido en sujetos más ríti os de las imágenes y de los produ tosimpresos. El uso de los medios ele tróni os para la reprodu ión digital de las imágenes,permite que el aura de ada imagen salga del lugar esotéri o de las imprentas y ir uleentre el onjunto de los observadores (Benjamin 1989:20ss; Res h y Steinert 2011).En ter er lugar, la difusión de los omputadores y todos aquellos elementos que losa ompañan, ha generado un in remento del número de produ tores de imágenes eimpresos. La revolu ión digital in rementó el número de trabajadoras y trabajadoresgrá� os así omo expulsó a otros, on lo ual se rearon nuevos es enarios de om-peten ia que se apoyan en la in orpora ión de te nologías a tualizadas, la puesta enmar ha de pro esos produ tivos on ellas y la in lusión de otras personas. Por ejemplo,letreristas, aerogra�stas y quienes se dedi an a la fabri a ión de avisos y pan artas, hanvisto ómo las impresiones digitales en tamaños grandes y sobre super� ies sintéti as,reemplazan el trabajo artísti o y manual previo (En uesta No. 2).

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6.1. IMÁGENES DIGITALES 223Las imágenes omienzan a ser manipuladas digitalmente y se exhiben de forma regularnumerosas impresiones-imágenes en lugares visibles de los estable imientos y zonas de on entra ión produ tiva. La invita ión al onsumo de impresos se ha e a través de lasimágenes mismas desplegadas que uali� an modas, estilos y elementos grá� os quepueden ser utilizados por mu has personas. Así, para los onsumidores los impresos nose restringen a la fun ionalidad evidente (vg. sobres o re ibos), sino que representanla posibilidad de obtener algo memorable a partir de aquellas imágenes parti ularesatravesadas por las te nologías ( f. Ewen 1991).Bajo todas estas ir unstan ias, la onfe ión y alidad de las imágenes es relativa al ontexto ambiante de uso y de produ ión. De tal forma, onsidero que no hay imáge-nes neutras que puedan ser onsideradas omo la expresión del desarrollo te nológi ode punta. Si bien, las so iedades ontemporáneas se ara terizan por el onsumo deimágenes (Barthes 1989:176s) y probablemente asistimos a la �profusión de imágenesen las que no hay nada que ver. . . imágenes que no dejan huellas. . . y are en. . . de onse uen ias estéti as� (Baudrillard 2012:28)3. Es igualmente válido de ir que la pro-du ión y divulga ión de imágenes ha al anzado niveles tan altos, que la presen ia delas mismas en el espa io so ial es un fenómeno de tanta relevan ia omo la misma on�gura ión estéti a ( f. Horkheimer y Adorno 1998:204).En alguna medida, la vida so ial ontemporánea organizada por el deseo, la ele ióny el onsumo, no podría ser regulada por normas estéti as abstra tas (vg. lo bello) odel ampo del arte (Bauman 1999). Las imágenes se onsumen porque pueden elegirsey utilizarse on �nes so iales, dentro de los uales tienen sentido. Parti ularmente, enlas pantallas de los omputadores, tanto omo en paredes, ventanas y vitrinas de los entros de artes grá� as, pasajes e imprentas de la iudad, es notorio el onglomerado deimágenes on origen en lo digital y en pro edimientos de reprodu ión me áni a. Estasimágenes expuestas a la vista de los visitantes y de quienes trabajan otidianamenteen artes grá� as, son muestras de impresiones previas que se han realizado y tienen elobjetivo de presentar los produ tos del trabajo.En este ontexto hay anun ios, todo tipo de avisos informativos, una in�uen ia impor-tante de las imágenes de la televisión, el ine y los re ursos disponibles en internet ydispositivos móviles. El aprove hamiento del espa io físi o de los inmuebles para olo arimágenes tiene omo ontra parte el onsumo y la apropia ión de formas, ideas, oloresy riterios estéti os que se vuel an sobre las produ iones propias de quien las requieraposteriormente. Los muestrarios parti ulares elaborados por las tipografías omo úni ore urso para a eder a la imagen impresa en dé adas pasadas, pare en redu irse en elpresente y dar paso a las imágenes que o upan la iudad misma y el espa io virtual.La multitud de imágenes dispuestas en el mer ado visual de las artes grá� as podríaser expli ada mediante la aída del orden estéti o, en palabras de Baudrillard: �Nohay peor enemigo de la forma que la posibilidad de disponer de todas las formas�3Considero ne esario ligar la interpreta ión de las imágenes al pro eso de produ ión, on el objetode a�rmar el ará ter so ial de las mismas.

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224 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�(2012:113). Sin embargo, me interesa tomar otro amino y preguntar ¾ ómo es posibleprodu ir más imágenes a partir de todas las imágenes?, y teniendo en onsidera iónla omnipresen ia de los medios ele tróni os, ¾qué sentido adquiere la imagen impresapara los usuarios?El pro eso de produ ión de imágenes es nego iado entre varios a tores. Esto o urre apesar de que los usuarios de los omputadores pare erían estar ada vez más apa ita-dos para produ ir sus propias imágenes y ar hivos. Si otrora los tipógrafos presentarona los lientes bo etos para la aproba ión de las impresiones, en la a tualidad los lientestienen mayor protagonismo en la rea ión. La rela ión entre lientes, intermediarios yquienes diseñan, es un en uentro de riterios diferen iados que se basan en la omple-mentariedad o la ontroversia respe to a la reatividad, la ne esidad, la oportunidad yel valor de las imágenes. Aunque se presentan impresos de produ ión regular sobre labase de la reprodu ión de la misma imagen institu ional que perdura durante dé a-das (vg. papelería empresarial), y que exige la reimpresión �el a un original previo; enmu hos asos la a tualiza ión e innova ión de los diseños es la regla.En los estable imientos dedi ados al diseño por omputador, se onfe ionan mu hísi-mos artes que umplen la fun ión de imágenes originales para reprodu ión. Para adaimpreso se requiere un arte que debe ser revisado por lientes y ajustado por espe ia-listas para ontinuar el pro eso en una máquina espe í� a. Es el aso de pro esos omoel diseño ini ial de la �imagen orporativa� de una empresa, que apareja la rea iónde varios artes rela ionados en un esquema similar para usos publi itarios o adminis-trativos, y que in luye el diseño de un logotipo (Relato No. 11). En estos pro esos dediseño es orriente observar una persona que manipula los aparatos (quien diseña) yotra que se ubi a detrás para veri� ar el resultado, mientras mira en dire ión a lapantalla y señala los ambios a realizar ( liente, intermediaria o intermediario). Estadinámi a de rea ión onjunta es produ tiva, on�i tiva y el entro de la rea ión deimágenes en la a tualidad. El fundamento de esta rela ión es que los lientes de lasdiseñadoras y diseñadores grá� os, pueden realizar �mil y un ambios� (En uesta No.6) bajo la preo upa ión úni a de mejorar su propio produ to.El aprove hamiento del tiempo de trabajo de diseñadoras y diseñadores grá� os paraha er artes, más allá de niveles óptimos de rentabilidad y salario, ha llevado a mu hosoferentes a de retar tarifas y normas para los lientes; algunas es ritas en avisos visiblesal públi o, omo por ejemplo: �Valor orre ión mínima $ 2.000. Valor arte mínimo,15 minutos $ 6.000. Valor arte media hora $ 15.000. Valor arte hora $ 30.000�. Dela misma forma, para diseñadoras y diseñadores grá� os profesionales o on títulosde edu a ión superior, en las artes grá� as se presenta mu ha ompeten ia, lo que ontrae pre ios de venta muy bajos y po o rentables. Algunos a�rman que esto sedebe a las presiones de los lientes que �al omienzo de las nego ia iones bus an todotipo de rebajas� (En uesta 2), mientras otros señalan que las diseñadoras y diseñadoresgrá� os empíri os, ha en uso de los programas y herramientas digitales sin ono er nadadel diseño grá� o, al punto que pueden ha er ualquier osa por ualquier pre io. De

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6.1. IMÁGENES DIGITALES 225forma lapidaria algunos profesionales di en: los empíri os son las personas que ono ensuper� ialmente los programas, elaboran un diseño medio re o sin sustenta ión grá� a,o en ompli idad on algunos lientes a eptan �diseños� sin sentido estéti o (En uestas9, 11 y 16).Se podría señalar que los profesionales en diseño tienen la ventaja de ofre er produ tosvisuales que siguen riterios on eptuales elaborados, mientras sufren las di� ultadesde la intera ión produ tiva on otras trabajadoras y trabajadores grá� os. Es el asode una joven diseñadora egresada que funge omo intermediaria, ella omenta que �esterrible uando uno envía el diseño perfe to, pero en el taller, al realizarle ajustes �naleslo modi� an y el resultado �nal es desastroso. Enton es pierde uno tiempo y dinero.También me su edió que me ambiaron el olor ½½½½Fue terrible!!!! (si )� (En uesta13). La onviven ia entre diseñadoras y diseñadores grá� os profesionales y empíri oses on�i tiva en las artes grá� as en Bogotá por razones e onómi as, por riteriosestéti os o por la experien ia en rela ión on otras a tividades produ tivas; se onsideraex ep ional (aunque posible) trabajar para un liente que re onoz a un buen diseño on el valor e onómi o ade uado (En uesta 28).Como en algunos estable imientos se ha e énfasis en la apa idad reativa o en la alidad de los produ tos, señalando que se en uentran por en ima de la ompeten ia(en el pasaje o entro omer ial en el que se ubi an), hay estrategias de promo ión quesimultáneamente bus an desprestigiar a los ve inos, justamente porque ha en diseñográ� o empíri o (véase �gura en la página siguiente). En general, al interior de losestable imientos las imágenes se nego ian tanto en el sentido de la ele ión de lasformas, omo en el osto del trabajo mismo. Para mu has diseñadoras y diseñadoresgrá� os profesionales de las genera iones jóvenes, la posibilidad de per ibir la totalidadde las ganan ias, liberarse de la presión de los jefes, la utiliza ión del tiempo propio y laresponsabilidad frente a la elabora ión y entrega de los trabajos, son asuntos ventajosospara ha er diseño de forma independiente (Relato No. 24; En uestas 2, 4, 7, 8, 14, 17,20, 28 y 30).Sin embargo, el onta to dire to on lientes sin media ión administrativa ajena, apa-reja una serie de riesgos e impli a aprender a desempeñarse en una serie de tareas;desde la de isión del tiempo de trabajo onjunto on el liente, pasando por el valorde los produ tos, hasta la ele ión de los momentos de entrega de avan es par ialesantes de la entrega de�nitiva. La situa ión de diseñadoras y diseñadores grá� os (pro-fesionales y empíri os) se ha e más ompleja uando son oferentes independientes deltrabajo reativo, ya que la rela ión dire ta on los lientes les obliga asumir normastá itas o ha er a uerdos explí itos respe to al dinero y la produ ión. Las situa ionesmás relevantes son des ritas on laridad en el Centro Na ional de la Industria Grá� ay A�nes (Cenigraf)4, donde se publi ó un a� he pedagógi o dirigido a estudiantes dediseño grá� o en el año 2013, en él se exhiben las: �5 osas que todo diseñador grá� odebe saber�. A ontinua ión las analizo:4Este entro de forma ión en artes grá� as en los niveles té ni o y te nológi o, forma parte delServi io Na ional de Aprendizaje (Sena) y se en uentra ubi ado en er anías al barrio Ri aurte.

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226 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�

Figura 6.1.2: A� he alusivo al diseño empíri o, 2013[Abajo en letras pequeñas: �Año on año, universidades, fa ultades de arte y es uelas té ni as enMéxi o liberan miles de �diseñadores grá� os y artistas plásti os� que involuntariamente abaratan elmer ado y ontaminan las alles on pésimos produ tos visuales�. Cortesía de un estable imiento enel Centro Na ional de las Artes Grá� as Ri aurte℄1. Jamás le haga modi� a iones a un proye to on el liente presente,Cliente: �Sí. . . que se vea serio, así de �empresa� ½pero no tanto! menos. Y quetenga bolitas ½mu has bolitas!Esta re omenda ión bus a evadir la prá ti a omún de trabajar junto on los lientesen un mismo es ritorio para produ ir artes. En la a tualidad es un problema generali-zado que se ha e evidente en la disposi ión físi a de los estable imientos de las zonasde on entra ión produ tiva. Allí, mu hos omputadores pueden verse desde los pasi-llos, mientras las diseñadoras y diseñadores grá� os dan la espalda, esto quiere de irque están dispuestos para que los lientes observen los programas y opinen sobre laelabora ión de los artes. Las opiniones de los lientes sobre la elabora ión de los artesen vivo son desgastantes para quienes diseñan, mientras quienes son independientesmu has ve es deben trabajar en estas ondi iones otidianamente.2. Si no obras lo justo, no solamente devalúas tu trabajo, sino el de todos los olegas,Cliente: �Oye, hazme un des uento ¾no?

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6.1. IMÁGENES DIGITALES 227Diseñadora o diseñador. Por quinta vez: �NO.La ompeten ia por los pre ios de venta al públi o de los artes y servi ios de diseñográ� o es alta. En algunos estable imientos que imprimen volúmenes importantes detarjetas u otros produ tos, los diseños pueden in orporarse omo servi ios gratuitosen promo iones. Además, esta previsión expresa la ne esidad ole tiva de estable er ontroles so iales a la oferta on pre ios razonables y rentables. Es difí il que el li-bre mer ado de los diseños garanti e simultáneamente ingresos y empleo digno a laspersonas.3. El liente siempre espera que termines antes y se sentirá on el dere ho demolestarte,Cliente: �Hey, ¾ya está mi trabajo?Diseñadora o diseñador: �¾Pero si apenas viniste ayer?Cuando los lientes, intermediarias e intermediarios sub ontratan los servi ios de diseñográ� o pueden fá ilmente onvertirse en jefes. La situa ión ontra tual de ada servi iono es unívo a, las rela iones de poder dependen de asuntos omo el pre io del produ too la reputa ión de quien diseña. En las artes grá� as además, se presenta un alto omponente de urgen ia por el tiempo que tarda un onjunto de pro esos para lograrun impreso determinado. En todo aso, la presen ia de los lientes en el lugar y momentoen que diseñadoras y diseñadores grá� os están trabajando, es una forma dire ta deexigir la elabora ión inmediata, mientras la otra forma es el llamado ontinuo a laentrega de los produ tos.4. Si el liente quiere Bueno, Bonito y Barato, apli a la regla de las tres Bs:Si es bueno y bonito no puede ser barato. Si es bonito y barato no puedeser bueno. Si es bueno y barato no puede ser bonito.A á se pone de presente que la produ ión de los impresos, on la imagen personal quelos lientes quieren generar a través de ellos, depende ex lusivamente de los re ursose onómi os que dispongan para la realiza ión. El trabajo de diseñadoras y diseñadoresgrá� os se puede adaptar a las ne esidades de la demanda puesto que las apa idadesde los saberes permitirían desarrollar ualquier imagen, impreso o pieza publi itaria.No obstante, también se apre ia en esta re omenda ión un esfuerzo para edu ar a las lientelas y moderar sus pretensiones on el propósito de regular los valores estéti os ylos pre ios.

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228 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�5. Antes de empezar, pide un anti ipo y nun a entregues el trabajo sin que tehayan terminado de pagar,Diseñadora o diseñador: �Sí. . . ½espera! ¾qué quieres de ir on que depositas el pró-ximo mes?Quienes se dedi an al diseño grá� o forman parte de las genera iones jóvenes de traba-jadoras y trabajadores grá� os. La mayor parte de ellos ono e de forma empíri a lasne esidades produ tivas de las artes grá� as y al de idir trabajar omo independientes,se ven en la ne esidad de tomar parte en el ontexto general de la produ ión so ial delos impresos en donde hay también personas de las genera iones anteriores que sabenha er nego ios ( lientes, intermediarios). En este ontexto, ser joven puede signi� ardesprote ión y la espe ializa ión del o� io del diseño se onfronta on las rela ionesde poder que transitan en medio de un ontexto aparentemente té ni o.Al ierre del a� he, en la parte baja, se señala: �Y re uerda: El liente siempre pierdela razón�. A pesar de las re omenda iones sobre evadir el trabajo vigilado, olo arpre ios ade uados, evitar la presión laboral, instar a una rela ión oherente entre pre ioy produ to, y saber obrar por el trabajo, es seguro que la elabora ión de imágenesdigitales está lejos de ser un o� io ompletamente re ono ido. Además, el trabajo dediseño grá� o es ne esario para garantizar impresiones y reprodu iones �ables, onlo ual los lientes, intermediarias e intermediarios deben llegar a a uerdos on lasdiseñadoras y diseñadores grá� os para ontinuar on los pro esos subsiguientes, apesar de las diferen ias que pudieran presentarse.En este pro eso de diseño, los lientes proponen ideas de a uerdo a las ne esidades ygustos propios, omo en rela ión on la oferta que ono en (al interior y exterior delas artes grá� as, la iudad y el entorno virtual), on lo ual su a tua ión reativase presenta omo onsumo-produ ión ( f. Horkheimer y Adorno 1998). De tal suerte,las multitudinarias imágenes que sobresalen a tualmente en los espa ios físi os y enlas pantallas de las artes grá� as, no son muestrarios elaborados pero sí son imágenes on luidas; su papel prin ipal es, en última instan ia, servir de insumo para nuevasimágenes de usuarios poten iales. Así, el onsumo de imágenes tras iende en la fabri- a ión de nuevos produ tos, donde los signi� ados y sentidos de las mismas ambian.Por ejemplo, la imagen de un superhéroe de dibujos animados que originalmente sirviópara ilustrar una pelí ula, luego formó parte del logotipo de una empresa de impre-siones digitales que la usó omo estandarte, y ahora se utiliza para ha er volantes quepromo ionan un gimnasio.Estas re�exiones sobre el diseño grá� o me permiten señalar que las imágenes son re- ursos so iales y no simplemente objetos de ontempla ión estéti a. En la medida enque las imágenes no permane en �jas, es ne esario revisar ómo se produ en en el quedenomino: i lo de las imágenes impresas. Si a eptamos que el texto impreso rea un

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6.1. IMÁGENES DIGITALES 229sentido de lo on luido en los ampos de la literatura, la �losofía y la ien ia (Ong2009:130s), pero sobre todo permite ríti as posteriores (Briggs y Burke 2002); en loslibros impresos, en impresos prosai os (publi itarios o empresariales) y en impresionesdedi adas a eremonias, también es ierto que hay un pro eso de apropia ión y trans-forma ión de imágenes y textos que tiene un sentido so ial. Como señala Beltrán, �elpúbli o no es un ente aislado, atemporal; una imagen no es nun a totalmente nueva,siempre tiene rela ión on el medio y las experien ias pasadas. . . La omuni a ión através de imágenes no siempre es lara. . . es un pro eso de so ializa ión; la informa iónpuede en ontrar dis repan ias, ser aptada o no, pero siempre motiva una respuestamás o menos inmediata. La re ep ión de la omuni a ión no es a epta ión pasiva�(1984:17). Por una parte, las imágenes tienen un destino, un valor aso iado al uso y al onsumo ( f. Baudrillard 2012:96), y por otra, siguen un pro eso de transforma ión al abo del tiempo.Aquí se podría pensar en un movimiento í li o de produ ión y reprodu ión (Marx1946 I:476ss5) que tiene un momento reativo ini ial (1), que se ara teriza por lanego ia ión entre los lientes y quienes trabajan en el diseño grá� o, y por el a eso yel aprove hamiento de un onglomerado de imágenes. Un segundo momento produ tivo(2), dominado por trabajadoras y trabajadores grá� os, mediante la manipula ión,(re)produ ión y ir ula ión de imágenes, on la opia y/o impresión en diferentespro esos (artes, plan has, pruebas, et .). Un ter er momento de apropia ión so ial (3),externo a trabajadoras y trabajadores de las artes grá� as, en el ual los impresos sondistribuidos, utilizados y apre iados por parte de públi os on retos, de a uerdo al �nprevisto, vg. publi itar un evento a través de arpetas y a� hes. Y un uarto momentosele tivo (4), en el ual hay una utiliza ión de los impresos por fuera del ontexto de usoprevisto, que impli a la exhibi ión omo muestra, omo imagen uyo �n es onvertirseen modelo para nuevas imágenes aprove hables en impresos, abriendo la posibilidadde un nuevo momento reativo. Este i lo expresa tanto la ne esidad de reprodu iónde imágenes y de valores aso iados a ellas, omo la parti ipa ión a tiva de quienesprodu en- onsumen imágenes.En este i lo están involu radas trabajadoras y trabajadores grá� os dé adas atrás y endiferentes tipos de impresos. La divulga ión de los muestrarios de alendarios y tarjetasnavideñas para las temporadas de �n año, que onformaron un mer ado en el siglo XX,fue posible por la observa ión ríti a de imágenes en la rea ión, la produ ión, laapropia ión y la sele ión. Miguel por ejemplo, observa on desánimo ómo la ofertade la Cole ión Almanaques 2014 de una editora popular �tiene los mismos motivosde ha e treinta años� (Relato No. 36). Esta a�rma ión muestra que las imágenes hansido objeto de análisis y se esperaría mu ho más de ellas. Esta ole ión que reviséjunto on él, es un muestrario en forma de libro para uso de una vendedora o vendedordomi iliario que lo puede exhibir a lientes poten iales en sus lugares de a tividad.5�Cualquiera sea la forma so ial del pro eso de produ ión, éste tiene que ser ne esariamenteun pro eso ontinuo. . . Ninguna so iedad puede dejar de onsumir, ni puede tampo o. . . dejar deprodu ir. Por onsiguiente, todo pro eso so ial de produ ión onsiderado en sus onstantes vín ulosy en el �ujo ininterrumpido de su renova ión es, al mismo tiempo, un pro eso de reprodu ión� (Marx1946 I:476).

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230 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�La mayor parte de las imágenes de los alendarios, almanaques y tarjetas de mues-tra que omponen la ole ión, son fotografías de pose editadas por omputador. Seofre en temas para elegir el estilo que se quiere utilizar en los impresos entre: lási o,bíbli o, animales, arros, motos, toros y granja, panes y pasteles, frutas y verduras,y on té ni as espe iales omo: es ar hado, espiral y mural. Desde mi punto de vistaestas imágenes son un po o arti� iales ya que utilizan siempre el primer plano on olores vivos (efe to de satura ión), evo an paisajes idíli os, en donde se apre ian per-sonas au ási as, animales de raza, vehí ulos de exhibi ión, alimentos sele ionados,et . (véase �gura en la página 238). Esta lase de opiniones personales son omunes ala hora de elegir los motivos por parte de los lientes antes de omprar.Sin embargo, esta ole ión re�eja innova iones respe to al estilo prevale iente en elsiglo XX, rela ionadas on la in orpora ión de impresiones plasti� adas y es ar hadas,la espe i� a ión de ategorías para lientes on retos omo las panaderías, pasteleríasy afeterías, la rea ión en un mismo produ to de almanaques-tarjetas de navidad, así omo la rea ión de un almanaque bajo el título de arte, que pretende a oger a lientesmás exigentes. Con estas innova iones y on el uso re urrente de estilos antiguos sepuede garantizar la venta a ompradores regulares ( omo por ejemplo estable imientosde omer ios espe í� os) y satisfa er las expe tativas de lientes nuevos.En asi todas las ategorías de impresos se ha en innova iones, ya que los produ -tos nuevos permiten la onserva ión o el in remento del número de lientes, permitenel aprove hamiento de los re ursos produ tivos disponibles y en algunos asos agre-gan valor y ganan ias al trabajo6. Otras innova iones llamativas en el mer ado de lasartes grá� as son las impresiones sobre super� ies de tres dimensiones en artí ulospromo ionales omo po illos, esferos, láminas y otros materiales que impli an te nolo-gías digitales, té ni as de serigrafía, y maquinarias y materiales parti ulares. Quizá lasmás llamativas porque impli an otros sentidos más allá de la vista y el ta to, son lasimpresiones de perfumados; éstas se utilizan para promo ionar perfumes y fragan iasprin ipalmente, aun uando hay también usuarios que agregan los olores para mejorarla experien ia de los re eptores de los impresos. Estos pro esos de innova ión, omomu hos otros, han tomado tiempo para onsolidarse dentro del i lo de las imágenesimpresas y transforman la produ ión y per ep ión de los impresos. Es difí il atribuir-los a la inventiva de una persona en parti ular y son el resultado de una adop ión máso menos general entre trabajadoras y trabajadores grá� os.6En el ámbito de la en uaderna ión por ejemplo, se adopta un sistema de separa ión de juegos( onjunto de original y opias dentro de una libreta) de papel quími o que opia lo es rito sólo alas opias siguientes on el mismo número, mediante una hoja gruesa móvil que permite el registrode re ibos y fa turas al usuario sin dañar el siguiente número. Este sistema, llamado Lin oln, semanufa tura úni amente en los asos que el liente lo espe i�que, se trata de un pro eso relativamenteestandarizado (Relato No. 5), y permite la onserva ión de la alidad de las imágenes impresas a pesarde las manipula iones de los lientes.

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6.1. IMÁGENES DIGITALES 231Este i lo se ha e evidente en las zonas de on entra ión de artes grá� as, dado que allíintera túan mu hos a tores (además de diseñadoras y diseñadores), proliferan las imá-genes y los muestrarios se exponen a los lientes �nales pero también a otros oferentesque los pueden utilizar omo re urso reativo. Dos momentos del i lo son el preám-bulo de transa iones posteriores on las imágenes: (1) el reativo donde prevale e lapresen ia de los lientes en el diseño y (3) el de apropia ión so ial donde hay uso inten- ional de las imágenes para omuni ar y ser utilizados so ialmente por su públi o. Elpúbli o al que se dirigen las imágenes, los impresos y los produ tos grá� os en general,re urre a los produ tos de las artes grá� as omo soporte de rela iones so iales másamplias. Es relevante desta ar que para los onsumidores, se presenta on simultanei-dad un mer ado de produ tos impresos, un mer ado de imágenes que se onsume enel ontexto de la experien ia y a eso a la informa ión obtenida a través del produ to(Silva Rodríguez 2013:189).A su vez, para ada produ to impreso, la rela ión entre la alidad de la fa tura materialy la apa idad omuni ativa, es variable y depende del impa to que el liente �nal bus aen su públi o. Esta distin ión apare e on fuerza uando se presentan insatisfa iones delos impresores o de los lientes frente a la alidad esperada de un determinado produ to.En mu hos asos, trabajadoras y trabajadores grá� os onsideran que el produ toque han elaborado ha quedado de mala alidad y planean repetirlo (materialmente),mientras que los lientes por su parte, uando lo revisan se enfo an en la disponibilidadpara la distribu ión inmediata (de imágenes), sin ha er onsidera iones de alidad ya eptan el produ to sin notar imperfe iones (Relatos No. 18 y 33). En otros asos, los lientes obligan la repeti ión de los impresos a pesar de tener una buena fa tura desdeel punto de vista de los impresores.De allí que los produ tos que esperan los lientes �nales se ajustan a las demandasso iales proye tadas, mientras que la manufa tura obede e a riterios personales, máso menos indeterminados, de trabajadoras y trabajadores grá� os. In luso, a pesar deexistir estándares de alidad ada vez más laros, omo por ejemplo, la orresponden iaajustada del olor entre pantallas e impresos. Esto permite de ir que el i lo de lasimágenes impresas opera on el objeto de satisfa er los usos y la presenta ión del liente frente a una audien ia previsible. Veamos un ejemplo.Cono í una pareja de novios en la víspera de su matrimonio en 2014. Como parte delos preparativos mandan a onfe ionar las invita iones a la eremonia y elebra ión.Llegan a la zona de tipografías del Ri aurte y se en uentran on una oferta llamativa, setrata de la impresión de las invita iones bajo la forma de un pasaporte olombiano. Estapresenta ión impresa in luye dos elementos de vieja data, ono idos por tipógrafos y lientes: una parti ipa ión, que anun ia la buena nueva, y una invita ión, que señala ellugar de en uentro. Sin embargo, el pasaporte (parti ipa ión) y un pasabordo de vueloadjunto (invita ión), son novedades de los últimos años que rompen on las antiguas yelegantes tarjetas plegables selladas on sobres. Un onjunto de motiva iones para laele ión, in luye la distin ión que signi� a usar este modelo de invita iones que evo a

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232 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�los viajes aso iados a la luna de miel, y la posibilidad de generar un impa to diferenteentre los invitados. La entrega de este objeto a una persona o a su familia lleva implí itala sorpresa, porque sólo hasta abrir y leer on ierto detenimiento, se puede identi� ar laramente que se trata de una invita ión al matrimonio. Para Isabel, quien re ibió unade las invita iones-pasaporte es importante onservarlo omo �re uerdo de la familia,por lo que es raro, [ya que℄ a manera de tarjeta de invita ión, es fuera de lo omún, delo que uno ve orrientemente, y por mi sobrino, porque los quiero mu ho a ellos�.Una síntesis posible del objetivo de este tipo de impresos es �no pasar desaper ibido�.Este efe to va de la mano on innova iones en los impresos, que son provistas en eles enario reativo de trabajadoras y trabajadores grá� os, de ara a lograr la demanday satisfa ión de lientes. El pasaporte y el pasabordo son elabora iones (anónimas)que ahora forman parte de las posibilidades para fabri ar invita iones. Esto se halogrado porque en el momento produ tivo (2) hay intera iones entre trabajadoras ytrabajadores grá� os que produ en este tipo de innova ión, y en el momento sele tivo(4) se ha olo ado este modelo de invita ión en muestrarios que son provistos a los lientes.Igualmente, la ele ión de este tipo de invita iones en la rea ión (1), y la puestaen mar ha de la distribu ión a los invitados (3), proye tan la imagen del liente deimpresos frente a su públi o. Es así omo los impresos son imágenes readas para laper ep ión visual que requieren una manufa tura a eptable, pero son indis utiblementeprodu tos ligados a los gustos, las aspira iones, la imagen, la reputa ión y buen nombrede las personas que los mandan a ha er, es de ir, de quienes los onsumen y olo an en ir ula ión. En la produ ión y el uso de las imágenes podemos re ono er un ontextoritual en el ual los lientes tienen la obliga ión de brindar imágenes a sus invitados,mientras los invitados responden a los impresos en el ontexto del ritual.Hay un i lo de �presta iones totales� (Mauss 1959:1120) dentro de las uales las imá-genes son un elemento que ir ula on �nes so iales de las lientelas, pero que tambiénatraviesa los es enarios produ tivos, y de esta forma, las imágenes onvo an un es e-nario amplio de rela iones so iales. Considero que en general, el i lo de las imágenesimpresas se tradu e en la inten ión ole tiva de mantener una buena imagen de los lientes frente a su públi o. Los impresos que se distribuyen en la iudad reprodu en,diseñan e innovan on nuevas imágenes y efe tos visuales que tienen el objetivo de llegarasertivamente a públi os sele tos. Mientras para trabajadoras y trabajadores grá� osprodu ir imágenes digitales es tanto una obra reativa omo un pro eso ole tivo quepuede generar ingresos.

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6.2. LA INNOVACIÓN DE �LOS CUPOS� 2336.2. La innova ión de �los upos�Utilizaré omo herramienta analíti a el i lo de las imágenes impresas para ara te-rizar una de las innova iones más impa tantes en la produ ión de tarjetas, en lasartes grá� as en Bogotá durante los últimos años, ya que ha afe tado mu hos pro esosprodu tivos y a todos los a tores impli ados. Esto impli a revisar los inter ambios deforma históri a. Como esta innova ión omenzó a implementarse uando el mer ado deimpresos litográ� os (o�set) desplazó algunos servi ios ofre idos por las tipografías, esne esario ha er una revisión que re onoz a sus orígenes y los ambios posteriores en laprodu ión de imágenes impresas. Se trata de un pro eso que transforma, al abo delos años, la rea ión de las imágenes, las expe tativas de los lientes y la oferta de losmodelos de los impresos.De tal forma, me interesa indagar por las �políti as de valor� (Graeber 2001:88) y ómo se expresan en prá ti as otidianas que ambian on el paso del tiempo. Es de ir,¾ ómo se dan las lu has para estable er el valor de los impresos?, ¾ uáles impresosmere en ser onfe ionados? y ¾ uáles rela iones de produ ión onsolidan estas polí-ti as de valor? La no ión de i lo permite ver la intera ión dinámi a entre lientesy trabajadoras y trabajadores grá� os en el urso de los momentos reativo (1), pro-du tivo (2), de apropia ión so ial (3) y sele tivo (4), a la vez que registra la historiade la in orpora ión de los ambios te nológi os. Con él es posible indi ar el rol y lasapuestas de los parti ipantes en el pro eso, los impresos on retos y las prá ti as.A �nales del siglo XX, las máquinas litográ� as de tamaños pequeños (1/8, doble ar-ta, doble o� io y 1/4) empezaron a ha erse populares en varios lugares de la iudad, olonizaron impresos he hos predominantemente en maquinas tipográ� as pequeñas ytarjeteras manuales, y mu hos impresores ofertaron sus servi ios a otras trabajadoras ytrabajadores grá� os dire tamente. La forma de ontrata ión se basó en ese momento,y ontinúa siendo así hasta hoy en día, en la he hura de �tirajes� de impresión, quesigni� a la reprodu ión on una misma plan ha, de un trabajo on 1.000 opias im-presas o menos. Los impresos se ha en bus ando la mejor rela ión entre el rendimientodel papel, el número de tirajes y la alidad de la impresión. Por este motivo, aquellostrabajos que requieren más de 1.000 unidades impresas pueden imprimirse en un solotiraje (y no en más) si se olo an más imágenes iguales en un papel más grande. Porejemplo, para imprimir 2.000 hojas de tamaño arta, se pueden imprimir sólo 1.000hojas tamaño doble arta on dos imágenes iguales en una imprenta ade uada, redu irlos ostos a un sólo tiraje y a elerar el pro eso7.7Otras prá ti as para ahorrar pro esos de trabajo que usan los impresores y todas las personas delas artes grá� as son: Imprimir por ambas aras on una sola plan ha; quemar un negativo on variasimágenes de impresión, utilizando espa ios de imágenes grandes dónde no hay impresión para quemarimágenes pequeñas. Al quemar las plan has se elige la se ión (imagen grande o pequeña que se quiereimprimir); enumerar y perforar simultáneamente en un solo tiraje, en este aso la perfora ión quedaimpresa igualmente; imprimir tonos on degrada ión entintando on dos diferentes olores de tinta(espesa) el lado dere ho e izquierdo de los rodillos.

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234 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�Este ante edente, inadvertido para los lientes dire tos, permane e o ulto en el mo-mento reativo del i lo de las imágenes (1). En la rea ión de la imagen original queel liente quiere publi ar, no tiene la menor importan ia en qué maquina se imprimenlas opias, siempre y uando se onserven las espe i� a iones y los riterios de alidada ordados. Este es el aso de un produ to pequeño y muy soli itado que produ enlas imprentas: las tarjetas de presenta ión personal, tarjetas omer iales o tarjetas devisita, que miden aproximadamente 9 x 5.5 ms. El i lo de imágenes que siguieronlas tarjetas antes de la dé ada de los años noventa on la preeminen ia de la té ni atipográ� a, se puede sintetizar omo Ci loA así: (1) se rea una imagen original de latarjeta mediante un molde que el liente aprueba; (2) luego se reprodu e la tarjeta enel taller on el número de opias espe i� adas, una por una manual o me áni amente;(3) el liente entrega las tarjetas a su públi o y �da una buena impresión�; y (4) elimpresor sele iona aquellas tarjetas representativas té ni a o visualmente para o uparparte del muestrario y servir de guía para otros lientes; posteriormente, el i lo puede omenzar de nuevo.Este i lo expresó el inter ambio entre tipógrafos expertos y lientes legos, se podríade ir que hubo un en uentro de on ep iones distintas del valor de las imágenes im-presas. Como he mostrado, la tipografía es apre iada a tualmente por la onfe ióndetallada de los impresos, mientras para los impresores fabri ar tarjetas fue, en el sigloXX, una a tividad rentable en medio de un trabajo re ono ido. De esta forma, antesde la dé ada de los años noventa se presentó una diferen ia ión basada en el re ono i-miento ha ia el otro. De una parte, los lientes respetaron las apa idades de tipógrafos on retos, y de otra, los tipógrafos se esmeraron por onfe ionar tarjetas ade uadaspara representar a los lientes.Ci loB de las tarjetasEl i lo de las tarjetas ambia a lo largo de las últimas dé adas. La produ ión detarjetas en tipografía se vuelve lenta en ompara ión on la eleridad de la litografíaen maquinarias pequeñas y del diseño grá� o por omputador. A �nales de la dé adade los años noventa, las tarjetas omenzaron a imprimirse en litografía aprove handola existen ia de servi e disponibles para trabajadoras y trabajadores grá� os. Llamaréa este periodo de ambio a �nales la dé ada de los años noventa, Ci loB de las tarjetas.En el momento reativo (1) se registró el ambio de las imágenes de tipos ha ia lasimágenes digitales. Si bien las pantallas se en ontraban bajo el ontrol de las imprentas,se empezaron a nego iar las imágenes entre lientes y diseñadoras y diseñadores. Enel momento produ tivo (2), trabajadoras y trabajadores grá� os se per ataron queen el es enario litográ� o, las tarjetas tenían un tamaño diminuto para ser impresaspor imprentas litográ� as on apa idad de impresión de hojas ompletas. Enton es lasolu ión fue lograr la impresión de varias tarjetas en una misma hoja simultáneamente.

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6.2. LA INNOVACIÓN DE �LOS CUPOS� 235Algunas personas señalan que, uando ambiaron del o� io de tipógrafos a litógrafos,imprimieron onjuntamente uatro o seis tarjetas de lientes diferentes en una sola ho-ja y tiraje de reprodu ión (Relatos No. 5 y 36). Esta impresión múltiple, ya estabapresente en la búsqueda por lograr el máximo aprove hamiento del papel o redu ir elnúmero de tirajes, pero no era orriente la in lusión de diferentes lientes e imágenesen la misma impresión. Como estas impresiones ontaban on la parti ipa ión de di-señadores grá� os, quemadores de plan has, prensistas y distribuidores de papel. Paratodos fue ne esario ajustar los subprodu tos a estas demandas, omo también apren-der la forma de ha er estas impresiones múltiples. Es así omo, el papel onven ional(grueso, de olores suaves, on �bras y texturas) para tarjetas de tamaño 9 x 5.5 ms.dio paso a nuevos tamaños de venta otidiana. Tamaños de 20 x 14 ms. o 20 x 20 ms. empezaron a tener un uso masivo, mientras que los diseños individuales debieronpasar por un segundo pro eso de montaje, para ser enviados juntos a impresión. Desdeenton es, los trabajos de impresión son programados en fun ión del tamaño del papel omprado (disponible o ajustado a la ne esidad del omprador y on rela ión favorableen términos de rentabilidad) y no de un solo produ to �nal, se piensa en lograr laprodu ión de varias tarjetas simultáneamente.Luego de la impresión, orte y separa ión de ada uno de los grupos de tarjetas, los lientes re iben su pedido y pueden notar la diferen ia que apareja el diseño por ompu-tador y la impresión litográ� a, respe to a las tarjetas onfe ionadas anteriormenteen tipografía. A las lientelas les es indiferente que sus tarjetas hayan sido impresasjunto on otras en la misma hoja grande, durante todo el pro eso previo a su re or-te. Mayoritariamente, hay una per ep ión positiva del empleo de los omputadores en ompara ión on los moldes de la tipografía, y las mejoras se proye tan dentro deltrabajo de diseño grá� o posterior. En el momento de apropia ión so ial de las tarjetas(3), el públi o de los lientes puede re ono er la apa idad expresiva de un produ tonuevo, el liente está al tanto de los diseños ontemporáneos por omputador, ya quepara él no es su� iente entregar una tarjeta, sino además se esfuerza por lograr undiseño a orde a los ánones visuales para no estar pasado de moda. De igual forma, lasele ión de las muestras para posteriores diseños (4), va a ser ajustada a las mejoresprodu iones grá� as que in luyen diseños on dibujos llamativos o logotipos bonitos,y sólo se onservaran las tarjetas en tipografía que tienen a abados omo repujes yestampados que requieren moldes.El i lo se repetirá posteriormente, on la in orpora ión de mejoras té ni as en eldiseño, rela ionadas on el desarrollo de las plataformas omputarizadas; es de ir, onel uso de fuentes novedosas, tramas (rellenos on �ligranas de puntos impresos) de olor, justi� a ión perfe ta de los renglones, et . Tarjetas manufa turadas en tipografíadurante el siglo XX (Ci loA) y tarjetas en litografía que in rementaron la velo idad enla produ ión de los pedidos, a �nales de la dé ada de los años noventa (Ci loB), daránpaso a la onforma ión de un nuevo i lo que afe ta la organiza ión del trabajo y laper ep ión de las tarjetas.

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236 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�Ci loC de las tarjetasEn el siglo XXI, el Ci loC de las tarjetas, in luye la posibilidad de rear y editar imá-genes desde diferentes lugares. El momento reativo (1) impli a el diseño grá� o, peroeste diseño se es inde en dos partes: de un lado, está el ar hivo ele tróni o que lo sopor-ta y de otro, la imagen reada. Esto signi� a que hay una ir ula ión de ar hivos entre omputadores de lientes y quienes diseñan. En los niveles de intera ión personal hayun inter ambio de memorias usb, que tienen ante edentes en soportes omo Disquetes,Dis os ópti os, zip o intas digitales; mientras en los pro esos de omuni a ión por in-ternet se da el envío de ar hivos por orreos ele tróni os y redes so iales. La ir ula iónde estos ar hivos no reemplaza la intera ión entre lientes y diseñadoras y diseñadores;mejor bien, permite la a umula ión de versiones de avan e, la orre ión en diferentestiempos y lugares, así omo la parti ipa ión de varias personas en el pro eso de diseño.En el momento produ tivo (2), se in orporan a omienzos del siglo XXI máquinas deimpresión a tamaños grandes (1/4 mayor, 1/2 y pliego) on disponibilidad para trabaja-doras y trabajadores grá� os mediante la ontrata ión de tirajes. Esto aparejó la ideade imprimir más de seis u o ho tarjetas en una sola hoja de impresión. Por ejemplo, enuna hoja de tamaño 1/4 pueden aber treinta y dos tarjetas. La produ ión enton es, sevol ó ha ia la onse u ión de un número de lientes que ordenaran sus tarjetas bajo lassiguientes ondi iones: tiempos de entrega simultáneos, tarifas y espe i� a iones té ni- as de impresión iguales (papel, número de olores, número de opias), y entrega deldiseño de ada tarjeta en ar hivos y bajo ondi iones similares (programas, tamaños,separa ión de olores). Quienes se interesaron en ofertar esta modalidad de impresión on un solo tiraje para mu hos lientes de tarjetas, a tualizaron la prá ti a de ha ertirajes mediante la separa ión de turnos para ha er las impresiones, y postularon elnombre � upos� para señalar la in lusión del diseño de una tarjeta en el ontexto dela gran hoja (véase �gura en la página siguiente).De tal forma, intermediarios que ordenaban tarjetas pasaron a apartar upos. Para lospioneros se trató de una propuesta difí il ya que tardaron en a opiar los lientes, o nosiempre se logró ompletar el número ne esario de tarjetas para empezar a ha er laimpresión. Además, a mu has personas no les era onveniente sus ribirse a espe i� a- iones estandarizadas que no tenían en uenta las antiguas peti iones personalizadas delos lientes dire tos. Por ejemplo, la antidad de tarjetas que se imprimen en un upo onven ional es de 1.000, mientras los lientes desean antidades menores mayoritaria-mente. En todo aso, la intermedia ión se amplió on la oferta de upos de tarjetas. Latransa ión orriente onsistía en entregar un ar hivo para imprimir y posteriormente,en 2 o 3 días, re oger el pedido terminado, masivamente por más de treinta lientespor upo.Se presentó en onse uen ia, una apropia ión so ial (3) de las tarjetas he has medianteel modelo de upos, que permitió que lientes dire tos ono ieran nuevos papeles, olo-

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6.2. LA INNOVACIÓN DE �LOS CUPOS� 237A.

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B.

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C.

Figura 6.2.1: Fases de la impresión de tarjetas y upos[A, Tarjeta impresa en tipografía. B, Tarjetas impresas en tipografía o en o�set.C, Tarjetas �de upo� impresas en o�set℄res y terminados de las impresiones. Los vendedores e intermediarios ofertaron tarjetasdiferentes a las he has anteriormente, ahora sobre papeles lisos y blan os a los uales seagregaba alguna textura mediante la impresión y el diseño deseado. Para trabajadorasy trabajadores grá� os familiarizados on las tarjetas he has en tipografía, y quizáspara algunos interlo utores de los lientes dire tos, las impresiones lisas y super� ialesde los upos perdieron el ará ter físi o, tá til y elegante que expresaban las tarjetasanteriormente. En el mismo sentido, y dada la in orpora ión de imágenes digitales sin riterios estéti os, algunos onsideran que antes, las tarjetas tenían diseños on retosque omuni aban más (Relato No. 5). De allí que las impresiones super� iales de los upos, puedan ser objeto de ríti a por algunas personas que onsideran mejor la ti-pografía; mientras que para otros, los pre ios bajos que ompiten on la impresión deuna sola tarjeta personal, obligan a imprimir tarjetas en upos.A pesar de las ríti as, se presentó un favoritismo por esta te nología litográ� a y pro-du tiva, que en última instan ia redu e el valor de ambio de ada produ to parti ulare in rementa el volumen de la produ ión. En onse uen ia, la rentabilidad de impri-mir tarjetas se so ava y los tipógrafos quedan al margen de las lientelas. Se onstruyede esta forma un nuevo mer ado de impresos, imágenes y estilos, que se produ e y onsume rápidamente. La demanda de upos se in rementa onjuntamente entre lasestrategias de los litógrafos y las posibilidades de edi ión de imágenes. Si se imprimeuna imagen ualquiera, esta puede ser reemplazada por otra que tiene una diferen iamínima de diseño que se ha e en �tiempo real�, a su vez, en uestión de horas o díasen las imprentas se reprodu en impresos �mejorados�. En los impresos el ontenidoestéti o, el estilo, es onsustan ial a su ará ter mer antil (Ewen 1991).

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238 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�

Figura 6.2.2: Impresiones poli romáti as exhibidas en estable imientos, 2012[Izquierda: diferentes motivos de almanaques, olo ados en la pared interna de un estable imiento.Dere ha: hoja impresa on upos de tarjetas de presenta ión, exhibida en el vidrio de un pasaje℄En el momento de sele ión de imágenes (4), la nueva oferta trajo onsigo el despla-zamiento de los muestrarios de imágenes de tarjetas ejemplares, y el surgimiento deuna oferta de upos espe ializada. En otras palabras, los muestrarios pasaron a laspantallas y al riterio de lientes y diseñadoras y diseñadores grá� os, mientras quelas ualidades té ni as de las tarjetas que se van a imprimir, se publi an para que losintermediarios elijan en donde apartar el upo. La innova ión de los upos se on entraen las espe i� a iones bajo las uales un liente se puede sus ribir, mas no en unatarjeta o estilo parti ular: en la gran hoja de un upo se en uentran todas las imágenes(véase �gura en esta página).Ci loD de las tarjetasLa prolifera ión de la impresión de una imagen grande en imprentas igualmente gran-des, que in luye mu has impresiones pequeñas de varios lientes, ha sufrido ambiosre ientes que a�rman el ará ter rela ional e históri o de la innova ión. Quiero mostrarun último Ci loD para esbozar la forma en que trabajadoras y trabajadores grá� osviven la a tualidad de los upos. En este i lo se in orporan las ofertas espe ializadaspara diseñar las tarjetas propias, estas ofertas no sólo in luyen las espe i� a iones depapel, olores o tamaños, sino que ingresan en un espa io ompetitivo que ha e énfasis

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6.2. LA INNOVACIÓN DE �LOS CUPOS� 239en el valor y en los tiempos de entrega. Esta situa ión se presenta por la difusión demaquinarias y estable imientos que ofre en terminados, y la ne esidad de armonizarlos pro esos produ tivos en rela ión on las litografías.La produ ión de plasti� ados es onse uente on la in orpora ión de plásti os ad-hesivos (al alor) y la oferta de máquinas en zonas de on entra ión produ tiva quelos pueden fabri ar. De una dé ada ha ia atrás, plasti� ar la arátula de un libro eraun pro eso monopolizado por empresas grandes, los plasti� ados brillantes eran la re-gla y omenzaba a difundirse lentamente la plasti� a ión en plásti o opa o (mate).Tomó años onfe ionar impresos plasti� ados a la medida para públi os domésti oso empresariales ya que los ostos eran elevados y los oferentes no tenían a eso a laplasti� a ión en un estable imiento er ano, e onómi o y abierto a ha er un impresoex lusivo o en po as antidades. En general, han he ho arrera los upos on super� iesplasti� adas y ubiertos on brillos ultravioleta (Uv). La demanda de estos agregadosa las impresiones es tal, que es difí il registrar un oferente que imprima sin ellos y un liente que no tenga en su poder tarjetas plasti� adas.Las té ni as de plasti� a ión de las tarjetas permiten una gran variedad de op ionespara rear terminados espe í� os. Igualmente, y a diferen ia de las dé adas pasadas, ha re ido el número de tarjetas que se imprimen por las dos aras del papel. Impresiones auna, dos o uatro tintas (full olor); plasti� ados brillante, mate, texturizado, plateado,dorado, brillos ultravioleta; y tarjetas tipo tarjeta de rédito opa a o transparente; sonalgunas de las op iones que pueden ser ombinadas en alguna de las aras de los uposy generar ofertas diversi� adas ha ia intermediarias e intermediarios. No obstante,la disponibilidad y popularidad de algún tipo de upo es lo más importante para la ontinuidad produ tiva de los mismos; por ejemplo, hay avisos que indi an: �CupoBrillante Diario�, o �Promo ión, por ada 14 upos brillantes en un mes re lame unogratis�.La diversidad de estos terminados impli a que los lientes pueden dar alidad a su pro-du to de a uerdo a las té ni as ontemporáneas. En el momento reativo (1) enton es,se ha e ne esario elaborar una propuesta que tenga en uenta que la tarjeta va a estarplasti� ada de alguna manera, y elegir la se ión de la impresión que se desea on bri-llo ultravioleta, mediante la elabora ión de un arte independiente. Aquí la reatividadrequiere la ade ua ión a los ánones té ni os para que el produ to quede bien he ho yse aprove hen los agregados; tanto omo impli a el esfuerzo para generar diseños bue-nos que vayan más allá de las modas, este es un desafío que sufren mayoritariamentediseñadoras y diseñadores grá� os empíri os que han re ibido las ríti as por opiary pegar imágenes me áni amente. También, se presentan asos en los uales es difí ildiseñar una tarjeta sen illa para ser impresa a través de upos (vg. los plasti� adosson obligatorios para la super� ie de todas las tarjetas de un upo plasti� ado), así omo la plasti� a ión apareja la imposibilidad de es ribir posteriormente sobre ellas.Las té ni as dirigen, en algún sentido, el desarrollo de las imágenes.

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240 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�En el momento de produ ión (2), para los oferentes es importante ontar on la a-pa idad de realizar de forma bien e� iente ada uno de �los upos�, ya que de ellodepende la reputa ión propia y la permanen ia de los lientes. Esta es una tarea queimpli a tanto la garantía de la produ ión en las maquinarias bajo ontrol o propiedadpropia, omo la posibilidad de re urrir a otros olegas y trabajadoras y trabajadoresgrá� os que ofre en servi ios omplementarios omo terminados, plasti� ados o ortede papel. Para quienes se dedi an a trabajar en la oferta de upos e imprimen variasedi iones semanales, es ne esario en onse uen ia, mantener su propia reputa ión fren-te a los olegas que proveen servi ios omplementarios para fabri arlos. La e� ien iaadministrativa y la sub ontrata ión de un determinado subpro eso que entre en armo-nía en la línea produ tiva de los upos, impli a que las personas on las que se trabajatienen un alto grado de responsabilidad y ompromiso on quien las ontrata (RelatoNo. 28).Esto quiere de ir que los upos no se manufa turan generalmente en un solo estable- imiento, sino que requieren la interven ión de varios oferentes de servi ios puntuales.Se presenta el aso de oferentes de upos que tienen o� inas en diferentes lugares dela iudad donde re iben las órdenes y anti ipos en dinero para elaborar los upos, ymanufa turan en el Ri aurte. Es así, omo la ompeten ia por el mer ado de las tarje-tas no se tradu e solamente en el a aparamiento de los lientes, sino mejor bien, en laespe ializa ión y permanen ia en una a tividad dentro del pro eso produ tivo.Ernesto por ejemplo, ha trabajado ha iendo upos durante los últimos in o años. Co-menzó solo omo intermediario, bus ando lientes y ordenando impresiones y otrospro esos en el Ri aurte. Al abo del tiempo, in rementó la demanda y el pro eso pro-du tivo tuvo que ser ajustado y regulado. Tiene dos lo ales-o� inas, en una re ibe yentrega pedidos on la ayuda de una se retaria, y en la otra, se ha e el trabajo demontaje de los diseños, aquí trabaja un diseñador grá� o profesional. A la semanadespa ha más de seis upos, lo que impli a ontar on dos proveedores de papel, tresmáquinas de impresión entre las uales se puede elegir la disponibilidad inmediata,dos plasti� adoras, y una impresora que se espe ializa en brillo Uv. Los �ujos entre ada uno de esto pro esos deben ser ontrolados: la se retaria debe ono er los ingresose onómi os de los upos para omprar insumos y ontratar impresiones; el diseñadordebe enviar los montajes a impresión y brillo Uv, rápida y orre tamente para umpliren tiempo y alidad on todos los lientes; Ernesto debe onseguir �nan ia ión paraa elerar pro esos y no depender de la entrega de un par de tarjetas que omprometantodo el upo (Relato No. 28).De tal forma, para los oferentes a tuales de upos, pare e evidente la ne esidad de ontar on apa idades administrativas y de mer adeo que permitan oordinar en unsolo produ to la on urren ia de múltiples lientes y olegas para generar on�anzay permanen ia en el mer ado de upos. También hay quienes re iben las órdenes porinternet, on o sin pago anti ipado, y desarrollan la produ ión en tiempo ré ord. Dela misma forma, se mantiene la oferta lo alizada y on aten ión personal en estable-

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6.2. LA INNOVACIÓN DE �LOS CUPOS� 241 imientos que olo an sus ofertas en avisos, o llegan al públi o de paseantes mediantepersonas que anun ian y entregan volantes. Hay prolifera ión de ini iativas omer ialesque bus an a oger la demanda de impresos, pero para los lientes e intermediarios re-gulares, será apital la buena imagen del oferente expresada en la experien ia, a eso, alidad, oportunidad o pre io de los upos que fabri a.A su vez, la apropia ión so ial (3) de los upos on diversas té ni as y en tiemposrelativamente ortos, ha onvertido a las tarjetas en un objeto que expresa derro heté ni o, mientras la imagen del poseedor depende ne esariamente de la alidad deldiseño grá� o. Los lientes dire tos e intermediarios bus an la rela ión óptima, dea uerdo a sus ne esidades, entre las espe i� a iones té ni as y la propuesta visual.Como los pre ios se han estandarizado y los upos in luyen iertos agregados de fábri a,para los lientes se ha e ne esario aprove har todos los re ursos en sus tarjetas y noperder ninguna espe i� a ión, de ara a generar un mayor efe to visual.De tal suerte, las imágenes sele ionadas (4) para servir de muestra y para la ontinui-dad del i lo reativo de quienes desean tarjetas, son indiso iables de las té ni as deimpresión que ofertan los upos. Tiempos de produ ión ompetitivos, espe i� a ionesy a eso a las ofertas serán la lave para de idir ómo ha er las tarjetas. La diver-sidad té ni a de los upos se ha extendido a otros impresos más allá de las tarjetasde presenta ión. En primer lugar, algunas personas onfe ionan impresos que, en unpro edimiento inverso, agrupan dos o más tarjetas de una hoja de upos, para produ irtarjetas más grandes on otros usos, por ejemplo plegables (bro hures). También, hoyen día se en uentran ofertas de upos en antidades de 500 opias, otros para imprimirvolantes, adhesivos, tarjetas imanadas o imantadas para olo ar en super� ies metáli- as o neveras (usados para promo ionar servi ios de omida o droguerías a domi ilio),troquelados o on puntas redondeadas, et . Todos estos upos se sirven de las posibili-dades de generar una rea ión basada en el diseño grá� o, y en el aprove hamiento dela integra ión produ tiva que se presenta entre diferentes trabajadoras y trabajadoresgrá� os que los produ en. Las ofertas se on entran en la ompeten ia por el mer adode impresos que se extiende más allá de las tarjetas pequeñas, mientras que el artegrá� o orre por uenta del liente, aunque es posible que algún oferente lo obsequie omo parte del upo mismo (véase �gura en la página siguiente).La innova ión de los upos onsiste en que vale la pena ha erlos mientras se des artanotras modalidades de impresión igualmente posibles. Los upos garantizan la satis-fa ión poten ial de deseos mediante un onsumo integral. Están one tados on laste nologías que usan otidianamente las personas ( omputadores, dispositivos móvi-les), son baratos, son una mer an ía de � onsumir y tirar�, y tienen in�nitas op ionespara ser onfe ionados. En palabras de Bauman: �en la prá ti a. . . la vo a ión del onsumidor se satisfa e ofre iéndole más para elegir, sin que esto signi�que ne esa-riamente más onsumo� (1999:53). Los impresos a tuales que se produ en en Bogotá

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242 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�Periodoaproximado Cambioprin ipal Crea ión Produ ión Apropia ión Sele iónCi loA Antes de ladé ada de losaños noventa [Tipografía℄ ... Molde Taller Buenaimpresión MuestrarioCi lo B Dé ada de losaños noventa Máquinaslitográ� aspequeñas ... Arte por omputador Tiraje devariastarjetas Diseñosdigitalesmodernos Muestrario on mejoresdiseñosCi loC Primeradé ada delsiglo XXI Máquinaslitográ� asgrandes ... Edi ión dear hivosdigitales Cupos Críti a a lasinnova ionesté ni as Oferta de upos on es-pe i� a ionesCi loD Últimos in oaños Máquinas determinados ... Ar hivos ondiseños yterminados Integra iónprodu tiva Rela ióndiseño / alidad Servi ios de upos ompetitivosFigura 6.2.3: Ci lo de las tarjetas y otras imágenes impresas[En la a tualidad, un impreso puede seguir ualquiera de los i los ABCD℄están rela ionados on la e onomía lo al y on los requerimientos de lientelas diversas.Trabajadoras y trabajadores grá� os, independientes y ubi ados en diferentes lugaresde la iudad han posi ionado una modalidad de impresos que es útil a los propósitos onsumistas.6.3. La vida so ial de las imágenesLa revisión históri a de la produ ión de imágenes impresas en las artes grá� as enBogotá en las últimas dé adas, permite señalar que existe un vín ulo estre ho entrevarios a tores que o upan simultáneamente la posi ión de onsumidores y produ tores.Parti ularmente, la difusión de los omputadores y el uso masivo para la rea ión,edi ión y observa ión ríti a de los artes y de las imágenes a reprodu ir en mediosimpresos, logró simultáneamente tumbar el monopolio que los tipógrafos tuvieron sobrelos diseños y las imágenes. Así, los saberes de la imprenta que impli an manipularmáquinas, papeles y el pro eso de produ ión, requerirán también ono imientos máso menos profundos sobre programas, rea ión y ir ula ión de ar hivos.La in ursión de la te nología digital y los programas de diseño afe taron la organiza ióndel trabajo análoga que prevale ió antes de la dé ada de los años noventa. Sin embargo,la te nología en sí misma fue un dispositivo transformador de las rela iones so iales

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6.3. LA VIDA SOCIAL DE LAS IMÁGENES 243que sostuvieron trabajadoras y trabajadores grá� os on las lientelas. Desde enton es,los omputadores ha en una media ión entre la manipula ión de las imágenes y laspersonas. Esto signi� ó que ualquier persona, en alidad de neó�to de los sistemas omputarizados, o upó un lugar similar a aquellas personas té ni as en la onfe iónde artes.Es posible de ir que en el siglo XX las lientelas se vieron obligadas a on�ar en la apa idad de las artes grá� as análogas para la onfe ión de impresos. Mientras enlo que va orrido del siglo XXI, entre las lientelas y quienes diseñan, se presentannego ia iones y la ne esidad de llegar a a uerdos sobre las imágenes que se van aimprimir. Esta parti ipa ión más a tiva de los lientes pare e exigir mayores esfuerzospor parte de trabajadoras y trabajadores grá� os, que deberían poder suplir nuevasne esidades y de esta forma garantizar el empleo ha ia el futuro. Pero también, el rolde los lientes genera una intera ión rápida entre la demanda y la oferta de impresosque permite la ir ula ión de imágenes y la ne esidad de renovarlas permanentemente.Es así omo a partir del siglo XXI se generan nuevos tipos de impresos, omo los � u-pos�, que transforman notoriamente las rela iones de produ ión de todas las artesgrá� as de la iudad. Imprimir upos, generó la posibilidad de a tualizar on una pe-riodi idad orta la �imagen orporativa� de mu hísimas empresas de todos los tamañosy se tores de ara a la publi idad de sus servi ios. De alguna forma, la demanda re iópor el efe to mismo de la impresión de más tarjetas, volantes, plegables, et . que las lientelas empezaron a ordenar en mayores antidades. Por ejemplo, yo imprimí 500tarjetas para un liente a través del sistema de upos, luego él ontrató otras 500 pa-ra in luir un ambio sin haber entregado la totalidad de las anteriores a su públi o,y posteriormente, in luyó un nuevo ambio en otras 500 para quedar ompletamente onforme, aunque todas las anteriores quedaron inservibles. Esta posibilidad estuvo iertamente vedada ha e un par de dé adas porque las 1.500 tarjetas en su onjuntotenían el osto de las primeras 500, y además, la mayor parte de los lientes a eptaríaque su primera tarjeta sería ade uada hasta que se a abaran las existen ias.He señalado que las imágenes impresas son objetos fun ionales que omuni an y sirvena los �nes omer iales más pragmáti os (vg. registrar una transa ión mediante re i-bos enumerados y legales), pero en la medida que los impresos son objetos e imágenes,también pueden ser objeto de ontempla ión, identi� a ión y prestigio. Con la hegemo-nía de la te nología análoga, los tipógrafos tuvieron el rol de guiar la personaliza iónde los impresos, ya que poseían el poder o apa idad o ulta de generar objetos quesalvaguardaban la imagen, impresión, buen nombre o reputa ión de las personas. Estetipo de apa idad fortale e la valora ión positiva del �arte tipográ� o� omo aquel queprodu e de ididamente impresos lási os.Este poder o ulto de otorgar una imagen impresa a las personas, y a través de ésta, unobjeto omplementario a la reputa ión o imagen so ial, no se pierde on la in ursión

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244 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�de las te nologías digitales. Pero ninguna persona puede estar segura de haber he holo su� iente para lograr la imagen impresa que la represente �elmente, ya que puedeparti ipar en el pro eso sin delegarlo a otros y on el re urso a múltiples fuentes visuales.La idea de separar el diseño grá� o de las interven iones de los lientes de impresos,puede ser positiva para mejorar el desempeño laboral de quienes diseñan de o� io, peroes una argu ia que no puede o ultar la voluntad propia de los lientes por maquillarsu propia imagen y la des on�anza ha ia quienes quieren parti ipar en esta a tividadpor dinero. Si antes se presentó el envío de bo etos para orre ión, ahora se tratade un trabajo en vivo que es más rápido y exigente porque se pueden ha er ambios apri hosos para probar ual op ión gusta más.Por supuesto, la diversidad de las lientelas y la lu ha por el ejer i io espe ializado deun saber experto, impli a que diseñadoras y diseñadores grá� os, tanto empíri os omoprofesionales, ontinúen desempeñando en algunos asos el papel históri o de reado-res de imágenes personales. En esta lu ha entre o� ios, la mayoría de las trabajadorasy trabajadores grá� os que han logrado ser también onsumidores y produ tores deldiseño grá� o, ompiten en la rea ión de imágenes impresas on quienes se dedi anex lusivamente al diseño, pero pueden tener la fa ilidad de lograr mejores produ tosimpresos para omplementar la imagen personal o orporativa de los lientes. Parti u-larmente, las lientelas pueden ser onquistadas on produ tos impresos de a uerdo ala materialidad de los mismos y a los efe tos so iales que pueden produ ir más allá delas imágenes super� iales de los píxeles. En este aso, se pone de presente la apa idadde intermediarias, intermediarios, trabajadoras y trabajadores grá� os para poner enmar ha estrategias para lograr el impreso ade uado para el liente.Las lientelas son diversas tanto omo los produ tos impresos que ir ulan por la iu-dad. En esta medida, habría dos a titudes extremas entre las uales se en uentran lasde isiones sobre las imágenes. Una en la ual los dibujos no tienen ninguna importan- ia, siempre y uando se logre umplir la fun ión; este es el aso de quienes publi anpor su uenta libros, periódi os, et . y deben sujetarse a presupuestos redu idos, perotambién el aso de quienes produ en impresos masivos de divulga ión a públi os am-plios sin una onexión dire ta on el artí� e de los impresos (vg. uadernos es olares).La a titud ontraria es la impresión de ualquier formato on el objetivo deliberado depresumir.En el medio de estas inten iones ideales ontrarias transita la realidad de las demandasde las lientelas. Sin embargo, la diferen ia entre los impresos ordinarios y los impresoselegantes no se puede lasi� ar de a uerdo a un rango. Como señala Appadurai �ladistin ión entre mer an ías modestas y exóti as no se basa en una diferen ia de tipo,sino on mayor fre uen ia en una desemejanza en la demanda a lo largo del tiempo o, ave es, en una desigualdad entre los lugares de la produ ión y del onsumo� (1991:59).Esta situa ión donde el uso y el prestigio de las imágenes depende de los pro esos deprodu ión y de onsumo, se re�eja en la ansiedad por obtener la imagen ade uada,la imagen más valiosa en el ontexto so ial (vg. el pasaporte-invita ión al matrimo-

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6.3. LA VIDA SOCIAL DE LAS IMÁGENES 245nio). La ne esidad de mu has personas por a ompañar la vida so ial y omer ial onimpresos que apoyen sus a tividades y su reputa ión, tanto omo quienes imprimenhojas baratas, forman parte de un i lo en el que trabajadoras y trabajadores grá� osen uentran las mejores rela iones entre diferentes pro esos de produ ión.Sólo el trabajo onjunto entre lientes, trabajadoras y trabajadores grá� os, y el pú-bli o re eptor de impresos, en un i lo ontinuo, puede garantizar el impa to de lasimágenes impresas. Ninguno de los a tores tiene autonomía para produ ir las imáge-nes, pero permanente intera túa, onsume y produ e imágenes que ir ulan en la vida ontemporánea a través de la televisión, el ine, internet, los dispositivos móviles y la iudad misma. Contrariamente al es epti ismo frente a esta multipli a ión de las imá-genes que deja en segundo plano la dimensión estéti a (Baudrillard 2012), onsideroque la estéti a de todas las imágenes está en rela ión on los grupos so iales que lasutilizan. Para las lientelas el uso de imágenes y produ tos impresos a tualizados es unaoportunidad para agregar valor al ontenido de sus a tividades rituales, omer iales,publi itarias, et . De forma similar, trabajadoras y trabajadores grá� os están al tantode las modas y utilizan las imágenes para satisfa er las ne esidades de los lientes.Quizás tanto las imágenes impresas omo las imágenes so iales, ir ulan a través de lasimprentas ontinuamente on el objeto de a tualizar la reputa ión general. Los lientestienen expe tativas respe to a las tenden ias visuales: �los onsumidores modernos sonví timas de la velo idad de la moda� (Appadurai 1991:50), lo que impli a la produ iónso ial en el aquí y en el ahora. De allí que, on la informa ión disponible, sea ne esarionego iar las imágenes en las formas y en el osto de produ irlas. Siempre on el pro-pósito de ontinuar en la lu ha por lograr ierta autenti idad, a tualidad o e onomía.Si esto es ierto para las lientelas, lo es también para trabajadoras y trabajadoresgrá� os, ya que los impresos y las imágenes generan bene� ios re ípro os.La reputa ión an lada al desarrollo de los pro esos de la imprenta radi a en los impre-sos mismos. Cuando los subprodu tos impresos ir ulan en medio de las a tividadesprodu tivas de los olegas, es ne esario para todas las personas impli adas lograr elprodu to inmediato, tanto omo lograr on�anza para futuros pro esos mediante el umplimiento del pago por los servi ios. La imagen so ial de trabajadoras y trabajado-res grá� os en ualquiera de las a tividades que desempeñan, depende de la apa idadde produ ir trabajos y de produ ir on�anza para una eventual ontrata ión posterior.Por ello, es orriente que los protagonistas de las imprentas se interesen por poseer ydistribuir sus propias tarjetas, omo muestra de lo que son y ha en, y on�rmar la opi-nión ole tiva que se tiene de ellos. Jeferson, on 45 años de trabajo en artes grá� as,señala que: �me he preo upado en la vida de �mantener una buena imagen�, porqueeso es omo todo, hay buenos y malos. . . algunos han tenido que irse, han salido delmedio� (Relato No. 23). De esta forma, las personas que dan vida al i lo históri o delas imágenes impresas, a tualizan su imagen propia frente a otros.

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246 CAPÍTULO 6. �MANTENER UNA BUENA IMAGEN�El mer ado de las imágenes se ha estilizado por ompleto, no a través de la estéti adel arte, sino por la propaga ión del onsumo visual de la reputa ión de las personas.Permane er en las artes grá� as impli a onstruir una imagen propia omo trabajadorao trabajador, que ofrez a la idea de poder onstruir imágenes de otros. Paradóji amen-te, esta ualidad de servi io ha ia otras personas que se in orpora a quienes trabajan,entra en on�i to on la retribu ión e onómi a y on la subordina ión de las a tivida-des del diseño grá� o en el mer ado de impresos. No obstante, los lientes y usuariosde imágenes impresas re iben de las artes grá� as una personalidad onstruida que seajusta aproximadamente a sus deseos. El propósito de quienes olo an en ir ula iónestas imágenes es ser re ordados a través de aquellos objetos que, sólo por un instante,trasmiten la idea que se tiene de sí mismo.

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Capítulo 7Con lusionesHe partido del supuesto que la imprenta omo te nología global moderna produ tora delibros, publi a iones periódi as e impresos de diversas ara terísti as, ha desempeñadoun rol protagóni o en la onforma ión de las so iedades na ionales, de las iudades yde los mer ados lo ales durante in o entenarios (Anderson 1993; f. Darnton 1987; f. Eisenstein 1994). Pero en los lugares que se ha generado una produ ión impresahan sido disímiles los usos on retos. Parti ularmente en Latinoaméri a, durante lossiglos XVIII y XIX, se desta ó la onsolida ión de un a ervo intele tual ligado a la� ultura letrada� que otorgó a la imprenta un lugar omo agente ivilizador, edu a-tivo y políti o ( f. Rama 1998; f. Vásquez 2014). En la a tualidad esta importan iase ha visto so avada por la emergen ia de medios de omuni a ión y te nologías deimpresión nuevas arraigadas en los desarrollos informáti os, pero se han re on�guradolas audien ias y un onjunto de �artes grá� as� desarrollan impresos para los públi oslo ales más diversos.Mi interés a adémi o es parti ipar en el desarrollo de la antropología del trabajo, onel aporte de indagar la omplejidad a tual que se vive en aquellos se tores so iales quedependen del trabajo en las artes grá� as para vivir. La imprenta y las artes grá� asno son úni amente te nologías de omuni a ión, también forman parte de pro esoshistóri os que siguen el urso de las ir unstan ias y las ini iativas de iertos gruposso iales. En la investiga ión fue de importan ia menor on ebir las imprentas omosubsidiarias de los intereses informativos de quienes las ontrolan (vg. la imprentapatrióti a al servi io de la independen ia); resalté el rol de quienes se han dedi ado alos o� ios de la imprenta y bus an dar ontinuidad a su profesión. En este sentido, heinterpretado las artes grá� as desde el punto de vista del mundo del trabajo y desdelas experien ias vitales que unen a iertas personas on la manufa tura de impresos.247

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248 CAPÍTULO 7. CONCLUSIONESLas representa iones hegemóni as de las imprentas, las artes grá� as y las industrias ulturales de la omuni a ión, ha en énfasis en las te nologías de punta y en los impre-sos de difusión masiva. Las imágenes impresas proliferan y aturden el es enario visual( f. Baudrillard 2012). Por tal razón, empresas grandes y multina ionales de los mediosimpresos apare en omo las representantes por antonomasia de las a tividades rela io-nadas on las imágenes que nos rodean. De a uerdo on esta idea, estos a tores seríanlos primeros afe tados por el desarrollo de las omuni a iones ele tróni as ya que losmedios virtuales desplazan a los materiales. Sin embargo, la mayoría de los impresoslo ales en Bogotá no se ara terizan por ser masivos o por la existen ia de edi ionesde ientos de miles de opias (vg. best-sellers). La iudad se ara teriza por la pro-du ión de ientos de miles de impresos (vg. tarjetas) que tienen solamente ientos de opias. Asistimos a la prolifera ión de mu hos impresos pequeños que dan soporte a lasa tividades del mer ado interno (Amin 1978).En Bogotá se presentó en la dé ada los años setenta del siglo XX, un in rementoimportante de las a tividades de las imprentas pequeñas y medianas, que expresó el re imiento tanto de las a tividades e onómi as y so iales de la iudad, omo del mismo onglomerado de empresarios y trabajadoras y trabajadores grá� os. Este salto oin ide on la puesta en mar ha de políti as neoliberales en el ámbito na ional. Desde estemomento, las tenden ias ontemporáneas del trabajo, la iudad y las nuevas te nologíasde la omuni a ión y la informa ión, entran a formar parte de los retos de las imprentas.En mu hos asos, las imprentas asumen de forma de idida la in orpora ión de lastransforma iones estru turales en estos ampos para adaptarse y ontinuar existiendo.En este ontexto de las artes grá� as lo ales, mi apuesta ha sido omprender la for-ma ión históri a re iente de unas imprentas renovadas, si se quiere a tualizadas a lasexigen ias de la ontemporaneidad. Entender ómo se ha forjado un espa io so ial quepare ería no tener posibilidades de éxito, ya que en su ontra se en ontraría la obso-les en ia de las viejas té ni as artesanales de la omuni a ión, el avan e de un modelourbano basado en el se tor de servi ios que no fa ilita la industria ni la manufa tura, yel es enario del desempleo que sería imposible de afrontar sin re urrir a un nuevo pa-radigma de Estado. Planteo que la forma ión so ial de las artes grá� as de las últimasdé adas es posible por la rela ión entre personas on retas, a tividades produ tivasre ono ibles y dinámi as globales.Bogotá es la iudad apital de Colombia on importan ia de primer orden en los ámbitospolíti o, e onómi o, administrativo, industrial, artísti o, ultural, deportivo y turísti o.Tiene una posi ión entral en las a tividades del país en el ontexto na ional e inter-na ional, que ha en de la iudad un lugar propi io para el re imiento del mer ado enmu hos se tores y en los impresos. La indaga ión que guía mi propuesta, no obstante,no hizo énfasis en la onexión de la industria de las artes grá� as lo al dire tamente onel mer ado de impresos interna ional. Es de ir, no revisé detalladamente ómo ir ulanlos impresos, el trabajo, las maquinarias, et . en la iudad y en rela ión on el mundo( f. Xiang Biao 2007). Esta línea de investiga ión me pare e pertinente puesto que la

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249industria de los impresos onvo a a mu hos a tores que produ en maquinarias (Por-ter 1990) y sub-produ tos ulturales en diferentes partes del mundo (Yúdi e 2002),así omo las imágenes adquieren ierta onnota ión de universalidad on las nuevaste nologías (vg. logotipos). Esta es un área promisoria para investiga iones futuras.El análisis antropológi o que he desarrollado se enfo a en entender las experien ias deun ole tivo de personas que se rela ionan on las artes grá� as en las últimas dé adas.Este ole tivo me pare e espe ialmente importante para la on�gura ión de la so iedadurbana a tual porque no tiene un re ono imiento evidente en el entorno de la produ - ión ultural ( on eptual), a pesar de ser su produ tor material. Esta invisibilidad delas trabajadoras y trabajadores grá� os omo a tores del ámbito ultural se rela iona on la apre ia ión de Sassen, quien señala la ne esidad de omprender diferentes ultu-ras del trabajo que dan soporte a los nego ios globales ontemporáneos ya que no hansido in orporadas en la omprensión de la globaliza ión e onómi a (2000). Considerone esario indagar las experien ias laborales de aquellos ole tivos so iales que se rela- ionan on la produ ión de las imágenes impresas, ya que transforman y personalizanla imagen que sus interlo utores y lientes emplean on �nes so iales.Estos trabajadores pueden brindar algunas pistas sobre la globaliza ión, máxime uan-do son las personas en argadas de lidiar on la ontienda más re iente de la imprentafrente a la omuni a ión virtual y los medios digitales. Propuse en onse uen ia, unenfoque biográ� o que res ató la experien ia de las personas en su individualidad,pero que integró también una mirada ríti a de los fenómenos so iales, elementos quepermitieron omprender un pro eso históri o on mati es. Este enfoque impli ó el a er- amiento a las narrativas, datos diversos, análisis omplejos, rememorar momentos do-lorosos y la apa idad de ha er una síntesis de un onjunto in�nito de re�exiones sobrelas artes grá� as. Con�rmé en el pro eso de investiga ión que las biografías personalesson muy diferentes a las viven ias ole tivas; son irredu tibles e in onmensurables re- ípro amente ( f. Brah 2011). Sin embargo, tuve presente un punto medio entre estosopuestos aparentes. Se trató de la subjetividad entendida omo una on ien ia ulturale históri a que opera dialé ti amente entre la ultura públi a y los sentimientos, deseos,ansiedades, inten iones, et . de las personas ( f. Ortner 2007).Con la subjetividad omo herramienta on eptual en ontré lo que, a falta de una mejorexpresión, se puede nominar omo una subjetividad patrimonial en las artes grá� as.Se trata de un omplejo de disposi iones sentidos y prá ti as, que se transformandurante las últimas dé adas, y permiten la superviven ia de las personas en los o� iosde la imprenta e in ursionar en nuevas a tividades. La subjetividad no es onstruida ons ientemente de una vez de a uerdo a un plan, aunque tampo o se trata de unafórmula abstra ta que se adquiere y pone en mar ha deliberadamente. Es de ir, laspersonas ole tivamente van ambiando su forma de ser en el mundo, de a uerdo a las ontingen ias que experimentan y los deseos para su propio futuro. Esta formula ióntiene soporte en hallazgos espe í� os de mi investiga ión que presentaré a ontinua ión.

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250 CAPÍTULO 7. CONCLUSIONESTrabajadoras y trabajadores grá� os que en la a tualidad desempeñan o� ios de la im-prenta en Bogotá forman un ole tivo so ial diverso. De forma sintéti a se puede señalarque trabajan en a tividades reativas, me anizadas, manuales y omer iales; aunque eltrabajo manual queda, mu has ve es, invisibilizado por la produ ión e impresión delas imágenes mismas. Además, en las artes grá� as se produ en impresos para públi osigualmente diversos. Las a tividades de las personas son útiles y muy a tuales en unaso iedad que privilegia el sentido de la vista: hay quienes manejan plóteres, impresorasdigitales, omputadores de diseño e imprentas, tanto omo quienes elaboran avisos,pendones, papelería impresa, folletos, tarjetas, libros, revistas, agendas, arpetas, et .Esta diversidad impli a traye torias distintas tanto omo apre ia iones variables sobreel trabajo y la historia misma de las imprentas.Estas personas, desde el punto de vista de la historia de vida, son también diversas enaspe tos omo el lugar de na imiento, la forma y edad de ingreso a las empresas, lasmotiva iones para aprender y ontinuar ejer iendo en las artes grá� as, que muestran ómo toman parte en una profesión que está presente en la iudad y pueden es oger.Abordé esta diversidad de personas metodológi amente a través de la antropología o-laborativa multisituada que arrojó omo resultado una visión ompleja de narrativasposi ionadas y lo alizadas en donde las personas hablaron desde sus experien ias ge-nera ionales, desde las frustra iones y logros en su profesión, desde sus rela iones degénero, desde su per ep ión espa ial de la iudad, et . De tal forma, no se trata de unsujeto so ial homogéneo, sino de un onjunto diverso de personas que tienen experien- ias parti ulares vividas al abo de los años, que en algunos momentos onvergen onlas experien ias de otros olegas. Sólo en el es enario de esta onvergen ia me pare ióposible a uñar una biografía de las artes grá� as.Ejer er los o� ios de las artes grá� as impli a ompartir y adquirir una serie de dis-posi iones ulturales para sí mismo(a), no sólo on el propósito de permane er en lasimprentas, sino también omo parte de la persona misma para poder ha er el trabajoen el ontexto de la ole tividad. En ontré que estas disposi iones serán el fundamentopara onstruir una arrera personal an lada a un saber-ha er; las distingo en uatro omponentes que podrían ara terizar la subjetividad ontemporánea en las artes grá�- as. El primer omponente ha e referen ia a los saberes de la imprenta. Se trata de (A)aprender empíri amente los o� ios, (B) valorar positivamente el trabajo esmerado paragenerar impresos satisfa torios o de alidad y, (C) adquirir la apa idad de resolverproblemas produ tivos de ara a lograr efe tivamente la termina ión de los impresosy demás produ tos grá� os. Esta disposi ión ha ia el trabajo es ligeramente distinta ala que se re oge en la no ión de artesano ( f. Sennett 2009), que in luso puede sonarana róni a para las imprentas. En artes grá� as la produ ión manufa turera in luyeel empleo de maquinarias de diferentes te nologías y la reprodu ión de opias homogé-neas del mismo produ to de ara terísti as industriales. Como también, las a tividadesse dirigen espe í� amente al lu ro y no ne esariamente a la expresión artísti a o fol ló-ri a: no hay un � ompromiso estéti o� on la obra que implique emplear más tiempoque el razonablemente rentable.

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251Quienes ono en algún o� io de la imprenta saben onfe ionar lo pertinente a suespe ialidad y sostienen vín ulos on otras etapas de pro esos produ tivos impli adosen ada produ to parti ular. En este ontexto ole tivo el manejo de las imágenes, lasformas y/o los estilos, es onstruido entre mu has personas (diseñadores, impresores,en uadernadoras) y por esta razón las a tividades están laramente vol adas ha ia lare ep ión y entrega de sub-produ tos útiles a otros. De esta forma, hay una re ipro idadbasada en asuntos prá ti os para que los impresos lleguen a buen término y no ometererrores. El aprendizaje té ni o es omplementado on un aprendizaje produ tivo másamplio que ha e de las artes grá� as un trabajo eminentemente so ializado. Así, eneste tipo de trabajo manufa turero la espe ializa ión y la omplementariedad van de lamano, de forma que se presentan posibilidades evidentes para ono er otros pro esosprodu tivos y espe ialidades.Parti ularmente, mu has personas que no tienen una forma ión té ni a o universitariaen artes grá� as, indagan por aquellos o� ios que les llaman la aten ión y podríandesempeñar de a uerdo a sus apa idades. Así se forma una arrera que es oherente on la vo a ión, el gusto personal y las posibilidades de aprender de otros empíri a-mente. Para quienes estudian una arrera universitaria y ejer en o urre algo similar( ono imiento formal - prá ti a - ono imiento empíri o). Estas ualidades del trabajoen artes grá� as serán la base personal para afrontar a tividades produ tivas.Un segundo omponente de la subjetividad ontemporánea de las artes grá� as es elejer i io del trabajo independiente. Esta modalidad de trabajar impli a un pro eso per-sonal en el ual se asume la responsabilidad de onstruir un proye to de vida an lado ala búsqueda diaria de lientes, on la subse uente a umula ión de un patrimonio pro-pio. Se trata de un es enario en el ual trabajadoras y trabajadores grá� os asumieronuna nueva forma de ser en el mundo, ahora omo empresarios. Las mayorías de todaslas genera iones a tivas en la a tualidad onsideran que la propiedad del salario, o deltrabajo propio, forma parte de las premisas del ejer i io de los o� ios. Lo que desde elpunto de vista e onómi o pare ería el en uentro de múltiples personas independientesen el juego del mer ado y la ompeten ia, apare e bajo la ópti a de la subjetividad, omo una herramienta de las personas para ontinuar la arrera laboral en un ontextode �libertad�. Un ontexto en el ual, mu has personas oin iden en señalar: el tiempode trabajo se puede administrar de a uerdo a otras o upa iones personales y donde laobliga ión se ir uns ribe sólo a la eje u ión de ontratos de produ ión espe í� os, sinvigilan ia produ tiva o dedu iones.Con una perspe tiva históri a de la subjetividad, también se a laró que este proye tode vida unido a la arrera en las imprentas, permite la apropia ión de los medios deprodu ión y aspira iones de as enso so ial por a umula ión de apital. En el fondo, serempresario independiente signi� a apartarse nominal y fá ti amente de la ads rip ióna la lase obrera. Esta será, para mu has personas, una forma de a eder a un nombre, auna de�ni ión de sí mismo(a) en rela ión on la parti ularidad propia y las apa idadesde a umula ión. Esta ondi ión individual se omplementa on el número masivo de

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252 CAPÍTULO 7. CONCLUSIONESindependientes que se registra desde la dé ada de los años setenta (Rentería 1993). Enel plano ole tivo, la independen ia pare e ser una respuesta on reta a las prá ti asneoliberales que redujeron las garantías y la oferta de empleo en imprentas medianasy grandes, que fomentaron la externaliza ión de las a tividades produ tivas en lasempresas y que por omisión redujeron el apoyo a la industria y la manufa tura lo ales.Esta modalidad de trabajo independiente es generalizada e inseparable de las aspi-ra iones por obtener bene� ios e onómi os tangibles por el trabajo realizado, sin lamedia ión de patronos. La independen ia produ tiva es la estrategia de trabajadoras ytrabajadores grá� os para ontinuar la vida en las ondi iones neoliberales. Pero estaestrategia, que es sobre todo un pro eso de larga dura ión, no es fá il de sostener porlas �u tua iones del mer ado, los ambios te nológi os y la ompeten ia entre pares.No sólo hay un en uentro dire to y desigual on las lientelas de impresos, a las ualeshay que onquistar y mantener, sino que la iudad misma es un es enario ambianteen el que se debe a tuar.El ter er omponente es la apropia ión de la iudad para las a tividades produ tivas.La ontingen ia urbana más importante que sufrieron las artes grá� as en Bogotá, enlos últimos años, fue la destru ión del entro de a opio, distribu ión y trabajo omúnque se ubi ó en la Calle Séptima. A partir de este su eso popular y ono ido por todaslas personas impli adas en las imprentas (ex epto las más jóvenes), pude a er armea las omplejidades del signi� ado y el sentido de los lugares. En este aspe to fue deutilidad la etnografía multisituada (Mar us 1995) que me permitió identi� ar lugaresy los ir uitos de movilidad en la iudad. De esta forma, pude ha er un seguimiento ala ontinuidad de las a tividades de la imprentas a pesar del ierre de estable imientos on retos y del traslado de las personas.Esta alternativa fue la entrada para mayores hallazgos referidos a las dinámi as espa- iales de las imprentas. Primero, los pro esos produ tivos se basaron, durante el sigloXX, en ir uitos de inter ambio que fomentaron una rela ión entre el entro y estable- imientos dispersos por la iudad. Cuando la Calle Séptima dejó de existir a �nales delsiglo XX, los ir uitos previos obligaron la rea ión de agrupa iones nuevas para llevara abo las artes grá� as. De esta forma, se multipli aron las entralidades de a uerdo on las demandas de onjuntos emergentes de imprentas en los barrios Ri aurte, Galány Estrada. Se puede apre iar ómo trabajadoras y trabajadores grá� os a tuaron frentea la oyuntura, espe ialmente on la revisión que hi e de las transforma iones de loslugares on el paso del tiempo. La revisión onjunta de las transforma iones espa ialesy de los pro esos históri os en las iudades es una perspe tiva analíti a prometedorapara omprender los proye tos de futuro de ole tivos on retos.En segundo término, las imprentas se transforman de a uerdo a los sentidos que seotorgan a los lugares y a los espa ios (Tuan 1977). En ontré omplementariedad entrela onstru ión paulatina de un lugar (estable imiento, o� ina) de trabajo que se on-

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253vierte en patrimonio propio, y la onstru ión de espa ios so iales para el desempeñode los inter ambios produ tivos ( ir uitos). El lugar disputa la propiedad o el uso delas infraestru turas, las te nologías y los paseantes- onsumidores, mientras el sentidodel espa io genera los pro esos de apropia ión de la iudad para desarrollar el trabajo ole tivamente. De esta forma, lo que denomino agrupa ión en el siglo XXI es el resul-tado de un pro eso históri o que muestra la importan ia de numerosas imprentas, detodos los tamaños y ualidades, para sostener las demandas de impresos que se generanen la iudad.Las a tividades laborales ne esitan un soporte físi o en los inmuebles y en los �ujos omer iales. Las personas a ondi ionan ontinuamente las rutas que siguen para llevara abo pro esos de trabajo, en algunos asos se regirán por la ne esidad de fortale erlazos on olegas de on�anza, mientras en otros, por la búsqueda de mejores pre ioso de servi ios innovadores. Al tratarse de trabajo independiente hay una búsquedapermanente por al anzar el ontrol del espa io que impli a el a ondi ionamiento de ir uitos a los ni hos produ tivos existentes (o en onforma ión). En otras palabras,el espa io so ial en las imprentas impli a la elabora ión de artografías produ tivas onstantemente. Los ir uitos ono idos son útiles para el trabajo presente, pero deben rearse (o poner a prueba) rutas nuevas para garantizar la produ ión futura. En estesentido, los ir uitos son dinámi os.El uarto omponente es la rea ión de la imagen del otro. Las imprentas onservaronel monopolio sobre la rea ión de las imágenes, antes de la difusión de las te nologíasdigitales y del surgimiento del diseño grá� o por omputador. Las lientelas tuvieronen ese enton es un mar o relativamente restringido de ele ión sobre los on eptosestéti os y visuales. Con la edi ión por omputador al al an e de todos los públi os, los onsumidores de imágenes tienen un papel protagóni o para de idir estilos y uali� arel sentido de los impresos. Por su parte, quienes trabajan deben produ ir diseños yganar reputa ión en nuevos o� ios derivados de las te nologías digitales. En ontré que elprotagonismo de los lientes es ontrarrestado por parte de trabajadoras y trabajadoresgrá� os a través de impresos innovadores, on el objeto de ontinuar en la produ ión.Ni los lientes, ni quienes trabajan en artes grá� as, pueden de idir on autonomía losestilos y las imágenes que se imprimirán. Se trata de un pro eso olaborativo en el ual todas las personas son onsumidoras y produ toras de imágenes, pero en el ualse presenta la �nalidad de garantizar la reputa ión de los lientes. Para trabajadorasy trabajadores grá� os la rea ión de impresos impli a ne esariamente armonizar lamoda y una personalidad propia onse uente on el liente. Para ello se utilizan té ni asnuevas que re�ejan las modas pero se personalizan todos los produ tos on mayoresesfuerzos en el diseño grá� o y en los terminados (post-impresión). En este ontexto, lasubjetividad antigua, an lada en la elabora ión de imágenes impresas de forma unitariaque in luía ha er todo (imágenes e impresos) al interior de una imprenta, se transformay ontrasta on el es enario a tual, en el ual los lientes in iden en la rea ión de lasimágenes y se abre la aja negra de los tipógrafos que monopolizaron el pro eso reativo.

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254 CAPÍTULO 7. CONCLUSIONESHoy en día, las personas en las artes grá� as aportan elementos reativos sólo en lamedida que los lientes lo requieren para mantener su imagen, y los esfuerzos mayoresse on entran en ofertar produ tos llamativos para ser omer ializados e� ientemente.En onjunto, al abo de las últimas dé adas hay una transforma ión de los valoresso iales aso iados a las imprentas. Para trabajadoras y trabajadores grá� os estosvalores han mutado en la dire ión de bus ar un patrimonio propio que permita la ontinuidad produ tiva omo empresarios, más allá del estable imiento de los talleresautónomos prevale ientes y rentables hasta �nales del siglo XX. De a uerdo on lasexperien ias relatadas por personas que trabajaron en su madurez, durante la dé adade los años o henta, y se vieron afe tadas por múltiples pro esos que afe taron las artesgrá� as, se onstruyó una on ep ión nueva del trabajo: durante las últimas dé adasse ha e ne esario llevar a abo un proye to de vida, de ara a una ondi ión futura debienestar, sobre la base de la independen ia.Este proye to es onse uente on pro esos que se vivieron de forma personal, en mediode inquietudes, inde isiones, emo iones, expe tativas, et . pero que pueden ser ote-jados on el siguiente modelo. Primero, ada persona asumió ons ientemente que seen ontraba sola, desprotegida por institu iones públi as, privadas o gremiales que pu-dieran mejorar la alidad del empleo y otorgar bene� ios so iales. Luego, se re ono ela imposibilidad de in ursionar en el terreno políti o (desa redita ión al sindi alismo,ex lusión de las organiza iones de industriales) y en onse uen ia las personas no pro-ponen re lamos ole tivos, políti os, o movilizadores ha ia la opinión públi a, a er a delmalestar que se sufre sin prote ión laboral y so ial alguna. Posteriormente, las perso-nas uentan on una úni a herramienta a su disposi ión: la onstru ión de un proye toindividual propio en búsqueda de ondi iones laborales propi ias para ontinuar unavida personal y familiar.Este modelo, si bien esquemáti o, puede ser ilustrativo de las per ep iones y ansieda-des de aquellas personas que se enfrentaron a ambios dramáti os en los o� ios de laimprenta y vieron el o aso de la vida proye tada alrededor de los talleres. Las personasno esperan que las ondi iones laborales estru turales mejoren, onsideran que debentrabajar ontinuamente. Bus an día a día lientes poten iales sin tener la seguridad deobtener los ingresos su� ientes, pero esperando la ontrata ión de un trabajo ostosoque permita obtener ganan ias representativas. En orrela ión on estas ir unstan ias,trabajadoras y trabajadores grá� os diseñan un proye to de futuro a orde. En ontréque durante las dé adas re ientes, trabajadoras y trabajadores grá� os de todas lasgenera iones onstruyeron de forma individual pero mayoritariamente, sobre la basede los saberes de la imprenta y on rela ión a otros olegas, un proye to empresarialpropio que permitiera llevar a abo el proye to de vida personal y familiar. Este pro-ye to de vida impli a trabajar y ahorrar dinero para adquirir propiedades (lo ales ymaquinarias). Para ello, se dilatan las expe tativas de a umula ión en el tiempo ya queel estipendio periódi o por el trabajo personal es la base de los ingresos. No re urren ainstitu iones, sólo ex ep ionalmente a entidades ban arias.

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255Esta forma de subjetividad basada en la búsqueda de propiedad y en el in rementodel patrimonio personal es probablemente una de las experien ias ontemporáneas deltrabajo ompartidas on otros se tores so iales. La no ión de subjetividad patrimonialpuede ser omparativamente útil para revisar otros ole tivos laborales. Si bien enlas artes grá� as en ontré la mez la de los saberes empíri os, de la independen iaempresarial, de las artografías produ tivas y de la onstru ión de la reputa ión, enel fondo hay una ne esidad de las personas por apropiar estos re ursos y onsolidar unproye to de vida. De esta forma, las personas que trabajan en artes grá� as puedenser re ono idas y quizás o upar un lugar protagóni o en las dinámi as ompetitivas, omuni ativas y urbanas ontemporáneas.Esta investiga ión tomó partido por una mirada e lé ti a del materialismo históri o quesirvió de fundamento a la aproxima ión antropológi a. Me pare ió de espe ial utilidadrevisar la historia a partir de las ondi iones materiales de existen ia de las imprentas,justamente para dar visibilidad a un se tor so ial que ha sido po o investigado por las ien ias so iales y desde la administra ión sólo se enfo a en las empresas. El e le ti ismo onsiste en onsiderar las tenden ias e onómi as, políti as y so iales, en rela ión on elrol de las personas en las forma iones so iales de las uales son protagonistas. De allí,sugiero observar el mundo del trabajo a través de un on epto ampliado de rela ionesde produ ión, que si bien parte de las rela iones so iales entre poseedores de los mediosde produ ión, del apital y del trabajo, debe dar abida a asuntos omo los valoresso iales de la produ ión y las transforma iones en los sentidos de lugar. Pienso quellegar a omprender estas rela iones de produ ión desde el enfoque biográ� o y on ategorías omo relato y subjetividad, permite registrar la a tua ión y la re�exividadde las personas en los fenómenos so iales. En este ontrapunteo entre una teoría de lahistoria y aproxima iones dirigidas ha ia las experien ias humanas emotivas, onsideroque tenemos posibilidades de investiga ión antropológi a que podrían revelar ómo lasbiografías del trabajo forman parte de las resisten ias a las reformas de orte neoliberal.

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256 CAPÍTULO 7. CONCLUSIONES

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Relatos biográ� osCon el objetivo de onservar el anonimato de algunas personas que parti iparon en lainvestiga ión ompartiendo su experien ia de trabajo, señalo solamente el nombre depila; en algunos asos es � ti io. Posteriormente, se muestra la fe ha del primer en uen-tro o entrevista en formato añomes día, y �nalmente el lugar en donde se re ogieronlos relatos.(1) Augusto, 120901, Estrada. (2) Consuelo, 130202, Ri aurte. (3) Patri- ia, 121103, Bogotá. (4) Frank, 120827, Estrada. (5) Hora io, 130307, Bo-gotá. (6) Elena, 121008, Estrada. (7) Fa undo, 121013, Bogotá. (8) Fer-nando, 121012, Bogotá. (9) David, 130303, Centro. (10) José, 120827, Estrada.(11) Julio, 120901, Estrada. (12) O tavio, 120828, Estrada. (13) Catalina,121008, Estrada. (14) Ri ardo, 121008, Estrada. (15) Leonardo, 121008, Es-trada. (16) Roberto, 120912, Bogotá. (17) Antonio, 120825, Estrada. (18)Salvador, 121220, Bogotá. (19) Ramiro, 130309, Centro. (20) Teresa, 120826,Bogotá. (21) Luisa, 130325, Bogotá. (22) Nélson, 130411, Centro. (23) Jefer-son, 130704, Ri aurte. (24) Gerardo, 130620, Estrada. (25) Hugo, 130627,Bogotá. (26) Johan, 130711, Ri aurte. (27) Carlos, 130713, Ri aurte. (28)Ernesto, 121106, Ri aurte. (29) Andrés, 140129, Galán. (30) Felipe, 130711,Bogotá. (31) Wilson, 140131, Bogotá. (32) Ángela, 130313, Centro. (33)Jaime, 140201, Galán. (34) Brandon, 130606, Ri aurte. (35) Margarita,140128, Galán. (36) Miguel, 131029, Estrada. (37) Martín, 131113, Estrada.(38) Mi hael, 130719, Ri aurte. (39) Hernando, 131029, Estrada.EntrevistasCada una de las entrevistas presenta un tema on reto tratado on ierta profundidad.(A) Alejandra, 120503, Bogotá. (B) Alonso, 140101, Bogotá. (C) Ramón,130712, Ri aurte. (D) Leopoldo, 120703, Ri aurte. (E) Sofía, 130715, Ri aurte.271

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272 CAPÍTULO 8. REFERENCIASEn uestaLa en uesta ele tróni a fue reada a través de la apli a ión �Formularios de Google�que permite la edi ión, envío y re ep ión de respuestas por orreo ele tróni o e internet.La en uesta se publi ó posteriormente en un blog reado en �Blogger�, de forma que ualquier persona pudiera diligen iarla luego de ingresar la dire ión en un navegadorde internet.Nota té ni aEs ribí este do umento on software libre bajo Li en ia Públi a General de GNU. Uti-li é el sistema operativo Debian, distribu ión GNU/Linux. Las prin ipales apli a ionesque empleé fueron Lyx (sistema de prepara ión de do umentos), Weft QDA (herramien-ta para el análisis de textos), Inks ape (programa para rea ión y edi ión de grá� osve toriales), Gimp (programa de manipula ión de imágenes y fotografías), y Gramps(sistema de manejo de informa ión y análisis genealógi o).