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conflicto beagle

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La situacin internacional del gobierno militar chileno:

Universidad Andrs Bello

Facultad de Educacin y Humanidades

Escuela de Historia y Geografa

MEMORIA DE TTULO

El conflicto de las islas del Beagle y la situacin internacional chilena durante la controversia

TESIS PARA OPTAR AL TTULO DE PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFA, Y EL GRADO DE LICENCIADO EN EDUCACIN.

Juan Fuentes

Gonzalo Figueroa Herrera PROFESOR GUA ALUMNO

Via del Mar, 2008

ndice

Introduccin. Captulo I:Antecedentes histricos de las relaciones chileno-argentinas

I.1 Los primeros tratados y controversias territoriales durante el siglo XIX..I.2 El siglo XX y las primeras reclamaciones sobre las islas del BeagleI.3 Los graves incidentes que conducen a Chile a solicitar el arbitraje Britnico...Captulo II: La situacin internacional del gobierno militar chileno durante el conflicto de las islas del Canal Beagle

II.1 La realidad interna y su proyeccin internacional..

II.2 Las relaciones chilenas con Estados Unidos..

II.3 Las relaciones internacionales chilenas con los pases vecinos..Captulo III:La situacin internacional Argentina durante el conflicto del Beagle

III.1 El gobierno y la conduccin pragmtica de su poltica exteriorIII.2 Las relaciones argentinas con Estados Unidos..III.3 Las relaciones internacionales argentinas en el vecindario..Captulo IV:El conflicto y sus alternativas:

IV.1 Desarrollo legal del diferendo, el juicio arbitral y la distinta recepcin en Chile y Argentina del fallo..IV.2 Los vientos de guerra soplan en el extremo sur del mundoIV.3 Los ltimos esfuerzos por evitar el enfrentamiento armado,

la mediacin papal y la firma del definitivo Tratado de Paz y Amistad.Conclusiones............................................................................................Introduccin:La realizacin de nuestra investigacin estar centrada en lo que fue la disputa chileno-argentina por las islas situadas al sur del canal Beagle; Picton, Nueva y Lennox, que si bien, como veremos, no ha sido nueva, pues los primeros reclamos datan de comienzos del siglo XX, profundizaremos en los aos en los cuales el conflicto alcanz su punto ms lgido, es decir, entre los aos 1977 y 1985, periodo en los que ambos gobiernos estaban gobernados por regmenes militares, lo que responda a una tendencia dentro de Sudamrica, puesto que no eran los nicos que presentaban esta caracterstica, lo mismo suceda con Bolivia, Paraguay o Uruguay.

Esta presencia militar generalizada en los gobiernos sudamericanos, no signific sin embargo las mismas consecuencias dentro de la comunidad internacional para todos los pases afectados, muy por el contrario, hubo diferencias que tuvieron que ver con la imagen que proyectaban en el exterior, por diversos motivos, principalmente en materia de violacin de los derechos humanos, lo que para el caso chileno signific enfrentar una situacin de aislamiento que gener un escenario adverso o de mayor vulnerabilidad frente a las amenazas externas. Y es desde sta perspectiva precisamente que abordaremos nuestra investigacin, analizando el conflicto por la disputa de las islas situadas al sur del canal Beagle, a partir del estudio de las relaciones internacionales de los pases involucrados.

A treinta aos de que las relaciones entre Chile y Argentina estuvieran ms frgiles que nunca, llegando incluso a estar muy prximos a un enfrentamiento blico, nuestro trabajo intentar ser un aporte al conocimiento de este conflicto abordndolo desde una perspectiva que har hincapi en las relaciones internacionales chilenas durante este periodo en que estaba gobernado por una dictadura militar que contaba con una muy mala imagen internacional, lo que generaba que Chile se encontrara aislado y vulnerable a amenazas externas, como termin siendo el rechazo del laudo arbitral por parte del gobierno argentino.

En este sentido nuestra investigacin profundizar en proporcionar antecedentes que dan cuenta de sta cuestin, para lo cual, se analizarn sus relaciones con las principales potencias mundiales, con su vecindario y con los organismos internacionales, lo mismo se har para el caso argentino, de manera de comprender la motivacin del gobierno militar argentino de rechazar el laudo arbitral que entregaba a Chile la soberana de las islas en disputa. Nuestra hiptesis de trabajo tiene relacin con esto ltimo, dado que pensamos que la situacin de vulnerabilidad que enfrentaba Chile, debido al aislamiento que lo aquejaba por la mala imagen que exista en la comunidad internacional, dio pi a Argentina para rechazar el fallo britnico y sostener una permanente actitud agresiva en contra de Chile.

Para llevar a cabo nuestra labor haremos revisin a la bibliografa que trata especficamente el tema del conflicto por la zona del Beagle, como tambin algunos trabajos sobre historia chilena y Argentina. Revisaremos tambin, relatos de personas que fueron parte del gobierno chileno como tambin de militares que tuvieron participacin directa en la zona en disputa, junto con ello, se analizar prensa y algunas revistas de circulacin nacional, de manera de lograr una comprensin ms acabada del conflicto

Como sealbamos anteriormente, nuestro trabajo intentar ser un aporte al conocimiento del conflicto que enfrent a chilenos y argentinos por las islas del Beagle, sin pretender ser un relato del desarrollo del mismo, sino aportar a partir de la comprensin del escenario que enfrentaba Chile en el mbito internacional y cmo aquel escenario repercuti en el surgimiento de amenazas externas producto de la fragilidad que le generaba el encontrarse aislado y con una mala imagen internacional.

Captulo I:

Antecedentes histricos de las relaciones chileno-argentinasI.1 Los primeros tratados y controversias territoriales durante el siglo XIX.

El estudio del conflicto por las islas situadas al sur del canal Beagle, que tuvo a Chile y Argentina prximos a un enfrentamiento blico el ao 1978, necesariamente nos obliga a hacer un repaso a como se han desarrollado las relaciones entre ambas naciones a lo largo de su historia independiente, en lo que a materia de asuntos fronterizos se trata, de manera de entender cual ha sido el curso de accin seguido por dichos pases.

Las relaciones entre Chile y Argentina han pasado por momentos de tranquilidad y por otros de controversia y enfrentamiento, principalmente por divergencias en cuanto a sus derechos territoriales y martimos. Estos desacuerdos han sido parte de la historia republicana de ambas naciones y ha sido as casi desde que lograron independizarse de la corona espaola.

Lo que pasaremos a estudiar en este captulo sern los antecedentes ms importantes en la historia de las relaciones con Argentina, haciendo mencin a los tratados, protocolos y acuerdos en ese sentido, intentando explicar cmo se han ido forjando las relaciones entre ambas naciones y cmo se lleg al ao 1978 en que se estuvo muy prximo a una guerra.

Las relaciones con Argentina, a decir de los autores consultados, han sido de permanentes desencuentros, siendo uno de los principales motivos de ello los temas relacionados con la delimitacin fronteriza que en ocasiones ha sido poco precisa y otras ha sido interpretada de distinta manera por ambas naciones. Las diferencias en este sentido, se han dado a lo largo de toda la lnea fronteriza, pero ser labor de esta investigacin profundizar en las controversias surgidas en la zona austral, de manera de contextualizar el conflicto que es materia de estudio de este trabajo de investigacin, que es el conflicto por las islas australes Picton, Nueva y Lennox de 1978.

Al momento de la Independencia de estas naciones rega como mapa oficial, el realizado por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla de 1775 a peticin del Rey Don Carlos III. sta obra establece una definicin clara de los lmites territoriales de Sudamrica, y es la ltima fuente cartogrfica oficial para establecer los lmites de cada territorio que posteriormente se convertir en independiente. Esto es importante de establecer puesto que los primeros tratados celebrados tuvieron como antecedente patrimonial el principio denominado: Uti Possidetis fundado en los lmites del Virreinato de la Plata y de la Capitana General de Chile, siendo este el principal origen de los conflictos limtrofes entre Argentina y Chile.

Sin duda muchos de los problemas limtrofes que tuvieron lugar en los primeros aos de vida republicana de estas naciones, tienen que ver con el hecho de que gran parte de sus territorios no eran conocidos, por lo que se establecan lmites poco claros, carentes de precisin, y que dejaban abierta la posibilidad de que se entrara en controversia o desacuerdo, es por esto que si bien el uti possidetis defina los lmites territoriales de estos nuevos estados, en la prctica no fue as, ya que como comentbamos, estos no eran conocidos. Ejemplo de ello es el Artculo 3 de la Constitucin Poltica del Estado de Chile de 1822, donde se establece; El territorio de Chile conoce por lmites naturales: al sur, el Cabo de Hornos, al norte, el despoblado de Atacama, al oriente, Los Andes, al occidente el Mar Pacfico. Le pertenecen las islas del Archipilago de Chilo, las de Mocha, las de Juan Fernndez, la de Santa Mara y dems adyacentes.

Esta definicin de lmites no reconoce la Antrtica, no esclarece paralelos, se seala Los Andes como lmite oriental, pero nada dice sobre como se traza la lnea divisoria. En 1826 se firma un primer tratado que iba en esa direccin, es decir, se obligaban a respetar los lmites que ambos pases tenan en los momento de su independencia como, asimismo, a impedir la accin de terceras naciones que pretendieran modificar esos lmites por medios violentos; pero el Gobierno de nuestro pas no ratific ese instrumento, por lo que no pudo entrar en vigor.

Los primeros esfuerzos realizados por Chile para hacer efectiva su posesin en la zona austral de su territorio, es la realizada sobre el Estrecho de Magallanes el ao 1843, ao en que el Presidente Manuel Bulnes orden la organizacin de una expedicin que reafirmara la soberana de Chile en la regin magallnica. La expedicin comenz su viaje en Ancud, comandada por una corbeta que posea el mismo nombre, su trascendental misin era fundar la primera ciudad en la austral zona del Estrecho de Magallanes. La expedicin que estuvo al mando del marino Ingles residente en Ancud llamado Juan Williams fue exitosa y logr tomar posesin el da 21 de Septiembre de 1843, ese mismo ao se elabor un acta denominada Acta de Ocupacin Dios Salve a la Patria, que en su parte central establece: Con todas las formalidades de costumbre tomamos posesin de los Estrechos de Magallanes y su territorio en nombre de la Repblica de Chile a quien pertenece. Conforme est declarado en el Artculo 1 de su constitucin poltica y en el Acto se firmaron la Bandera Nacional de la Repblica, con salva general de veinte y un tiros de can.

I en nombre de la Repblica de Chile en el modo ms solemne cuantas veces haya lugar contra cualquier poder que hay en adelante trate de ocupar parte de este territorio. Y se firmaron conmigo el presente Acto el da veinte y un de Septiembre de Mil Ochocientos Cuarenta y tres aos y el tercer ao de la Presidencia del excelentsimo Seor General don Manuel Bulnes, y en 1848 se fundaba Punta Arenas.

Este primer acto de soberana por parte del gobierno chileno en la zona austral no signific en la prctica obstculo alguno para que el inters de los argentinos sobre estos territorios cesara, cuestin que se aprecia en la nota de protesta que eman el gobierno argentino sobre la ocupacin chilena del Estrecho de Magallanes. Correspondi al gobierno de Rozas presentar el reclamo, sosteniendo, como seala Encina: el derecho de su pas a la extremidad sur del continente, sin distinguir entre Patagonia, Estrecho ni Tierra del Fuego.

Tras este episodio de desencuentro se abra la posibilidad de llegar a acuerdo en torno a la demarcacin de lmites entre ambas naciones, el gobierno de Bulnes lo pens as, y el 30 de agosto de 1848, haca llegar por medio del ministro Don Salvador Sanfuentes la intencin de Chile para llegar a acuerdo en esta materia, El momento actual, en que terminadas tan honrosamente las dificultades que apremiaban a la Federacin Argentina, puede el gobierno de Buenos Aires dedicar su atencin a otras materias que indisputablemente lo merecen, me parece el ms oportuno para excitarle a que concurra con el de Chile al indicado arreglo, la intencin chilena no tuvo acogida en Argentina teniendo obligadamente que aplazarse un entendimiento en lo referente a una delimitacin de los lmites que dejase atrs las controversias surgidas.

No obstante esta reaccin negativa al entendimiento y una serie de controversias dominadas por publicaciones de uno y otro lado de Los Andes que buscaban dar solides a los planteamientos de sus gobiernos, se fueron creando las condiciones para que Argentina mostrara un nimo ms conciliatorio y llano a llegar a un entendimiento, que en estricto rigor, no estaba dirigido a una solucin limtrofe, sino que fue enviado a Chile a comienzos de 1855 a Don Carlos Lamarca como encargado de negocios, investido de plenos poderes para suscribir un tratado de paz, amistad, comercio y navegacin. El gobierno chileno acept esta mocin de acuerdo y representado por don Diego Jos Benavente firmaba el tratado que fue ratificado por los gobiernos de Chile y Argentina, que fue promulgado el 30 de abril de 1856.

En este tratado nos parece importante detenernos porque si bien es un tratado que en lo central de su contenido versaba sobre temas referidos a las relaciones econmicas entre ambas naciones, resguardando los derechos, posesiones e intereses de ciudadanos de ambos pases en uno y otro lado de la cordillera y una preocupacin por que estas relaciones se mantuvieran a lo largo del tiempo, estableciendo un reconocimiento al vnculo de amistad y comercio que ha existido al momento de la consecucin del tratado, como tambin, y esto claramente no se pudo conseguir, la idea de una paz inalterable y amistad perpetua entre los Gobiernos de la Repblica de Chile y la Confederacin Argentina, y entre los ciudadanos de ambas Repblica. A la luz de los antecedentes que seguiremos estudiando no fue ms que una declaracin de intenciones que estuvo alejada de la realidad, ya que los problemas limtrofes con Argentina siguieron estando presente, desconociendo lo que el mismo tratado estableca en uno de sus artculos, puesto que si bien la discusin limtrofe se aplazaba, algo deca sobre este tema. Lo cierto es que si bien este Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegacin no buscaba resolver los temas en litigio, algo deca sobre aquello, que nos permitir dar una muestra sobre cual va ser el comportamiento de Argentina en torno a las controversias limtrofes con Chile, que ser de una permanente intencin por traer a la discusin la soberana de territorios que de cierta forma estaban ya claramente definida su posesin.

El artculo que hacemos mencin es el XXXIX del tratado, que establece: Ambas partes contratantes reconocen como lmites de sus respectivos territorios, los que posean como tales al tiempo de separarse de la dominacin espaola, el ao 1810, y convienen a aplazar las cuestiones que han podido o puedan suscitarse sobre esta materia para discutirlas despus pacfica y amigablemente, sin recurrir jams a medidas violentas y, en caso de no arribar a un completo arreglo, someter la decisin al arbitraje de una nacin amiga.

Como se aprecia, este artculo hace mencin al problema limtrofe que enfrentan Argentina y Chile, es decir, reconoce que dicho problema existe, pero establece que ambas naciones convienen en aplazar la solucin en esta materia, pero sin perjuicio de ello, el autor Carlos Castro Sauritain hace algunos reconocimientos importantes, uno de ellos es que ambas partes contratantes reconocen que los lmites territoriales de sus naciones son las que posean al momento de separarse de la dominacin espaola, otro aspecto relevante es la intencin demostrada por las partes contratantes de evitar la violencia en la bsqueda de soluciones ante posibles conflictos que se susciten, incluso seala sin recurrir jams a la violencia. Y por ltimo, destacamos el hecho que ya en este Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegacin se haga mencin a la participacin de alguna nacin amiga como arbitro.

Este tratado estim conveniente aplazar una solucin definitiva al problema limtrofe reconociendo que se entenda que cada nacin mantendra la soberana de los territorios que se posean al momento de independizarse de la administracin espaola, aplicando el uti possidetis, sin embargo, esto no fue suficiente para resolver o apaciguar los reclamos territoriales, esto debido a que no se entenda lo mismo sobre que territorios pertenecan a una u otra nacin. Argentina asuma de su propiedad toda la Patagonia, zonas de Tierra del fuego y del Estrecho de Magallanes, en tanto que Chile reclamaba su derecho a la Patagonia, su soberana en el canal de Magallanes y todas las islas situadas al sur de l.

Durante estos aos de controversia los gobiernos de Chile y Argentina encargaron investigaciones a connotados personajes que demostraran la propiedad de los territorios en disputa, para lo cual, sus trabajos de investigacin se remontaron a la poca colonial, buscando encontrar ttulos que lo demostraran. En este punto destaca el trabajo realizado en Chile por Miguel Luis Amunategui, Ttulos de la Repblica de Chile a la soberana y dominio de la extremidad austral del continente americano, quien recabando gran cantidad de antecedentes intent demostrar con claridad la soberana chilena en la regin. Este trabajo se le encarg como respuesta a publicaciones argentinas que buscaban demostrar que la Patagonia hasta el Cabo de Horno, como tambin las islas situadas al sur del Estrecho de Magallanes le pertenecan. Argentina respondi con el trabajo publicado por Dalmacio Vlez Sarsfield en 1853 denominado Antecedentes histricos y jurdicos de los derechos argentinos en el sur del continente.

Lo cierto, es que estos trabajos realizados en ambos pases no lograban esconder el profundo desconocimiento que exista sobre la Patagonia y ms an por las Islas situadas al sur del canal Beagle, por parte de la poblacin y de sus gobernantes. Paralelo a las discusiones ms bien acadmicas, sobre quien, de acuerdo a los antecedentes histricos, tena soberana sobre la Patagonia, los gobiernos de Chile y Argentina realizaban gestiones diplomticas que buscaban llegar a acuerdo, pero a pesar de estos esfuerzos los resultados no fueron los esperados, desconociendo Argentina el tratado de 1856 por lo que Chile envi a Victorino Lastarria y a Domingo Santa Mara para tratar de solucionar el problema, sin tener buenos resultados.

Fue as como llegamos al ao 1878, ao en que se lleg a la concrecin de un acuerdo firmado el seis de diciembre en Santiago de Chile por el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile Alejandro Fierro, y el cnsul de Argentina, Mariano Sarratea, conocido como Pacto Fierro-Sarratea.

El Pacto Fierro-Sarratea vena a dejar atrs los aires de guerra que se respiraban por aquel entonces, a propsito de roces que haban surgido con Argentina por lo que se entendi como intromisiones en territorio ajeno. Para el Presidente de Chile, Anbal Pinto, este tratado realmente distanciaba el enfrentamiento blico entre las dos naciones por lo que fue muy bien recibido por distintos sectores. El autor Exequiel Gonzlez Madariaga reconoce que detrs de esta iniciativa de acuerdo, existi por parte de Argentina, la intencin de frenar la respuesta chilena ante una clara intromisin de su escuadra en su territorio.

Nos referimos al proyecto de Convencin del 78, propuesto por Argentina para salvar con decoro a su escuadra, la que, por impericia, haba ido a encerrarse al interior del Ro Santa Cruz, lugar al que se le hizo partir, movilizada por un espritu blico irreflexivo. Conocido el hecho por las autoridades chilenas, se hizo necesaria la salida de la escuadra en direccin al Estrecho, noticia que llen de pnico al Gobierno argentino, el que se apresur en instruir al Cnsul Sarratea para que sin dilacin visitara al Presidente, el que, con bondad, termin introducindole a un Consejo de Gabinete. Esta inusitada visita dio ocasin al proyecto de Convencin Fierro-Sarratea, del 6 de diciembre, donde se estructur la intervencin de un Tribunal mixto, compuesto de chilenos y argentinos, y presidido por un tercero en discordia en el que se consagraban medidas para resolver la disputa de lmites, de conformidad con las normas de derecho establecida y con arreglo al Tratado de Paz y Amistad del ao 56. Haciendo fe en la proposicin argentina, el Presidente obtuvo que el congreso aprobara rpidamente el proyecto de Convencin y se dejara a los buques argentinos en libertad para que salieran del encierro en que con imprudencia haban ido a meterse. Satisfecho lo anterior, Argentina dilat preocuparse del proyecto de Convencin que haba ofrecido con extraordinario apremio para despus hacerlo perder valor en los archivos de gobierno.

El autor contextualiza este acuerdo explicando las dificultades que enfrentaba Chile por el aislamiento que estaba sufriendo por parte de sus vecinos, Per y Bolivia, a lo cual, se sumaba un acuerdo secreto entre dichas naciones y Argentina, segn palabras del autor, slo movidos por la codicia, que para el caso argentino, le permitira liquidar de una vez sus expectativas sobre la Patagonia y satisfacer tambin sus aspiraciones a aparecer en dos ocanos, lo que le daba la ocasin de convertirse en pas rector en el pacfico, todo este escenario, claro, estaba pensado en la suposicin que Chile saldra derrotado en un enfrentamiento blico.

Este principio de acuerdo, como sealbamos, contaba con una buena acogida en ambos pases, tanto entre los gobernantes como en la opinin pblica, el 14 de enero de 1879 Chile notificaba a Argentina la aprobacin del Parlamento chileno, pero faltaba un trmite importante que era la aprobacin del Poder Legislativo argentino. El autor Carlos Castro Sauritain reconoce la buena acogida que tuvo en la opinin pblica de ambos pases, El Parlamento chileno aprob el documento, pero el Poder Legislativo argentino lo rechaz en circunstancias que la prensa y la opinin pblica de esa nacin lo haban acogido con entusiasmo. Finalmente este intento de acercamiento y de solucin de las controversias no logr llegar a buen puerto, lo que hace sintona con las palabras del autor Gonzlez Madariaga, que demostraban un solapado inters de los gobernantes argentinos por dar solucin a un problema puntual y no buscar dar trmino al problema de fondo que los aquejaba.

Chile, en tanto, se vera envuelto en un conflicto que lo enfrent con sus vecinos Bolivia y Per, la Guerra del Pacfico, por lo que su foco de atencin estara ms bien orientado a lograr un triunfo en esta contienda en el norte del pas. Sin perjuicio de aquello, las negociaciones con Argentina se mantuvieron, pero envueltas, por parte de Chile, de una actitud poco firme en la defensa de su territorio, bsicamente por la guerra en la que estaba envuelto, por un desconocimiento y desvalorizacin de las tierras en disputa y por lo que Francisco Encina denuncia como un americanismo que cruzaba a gran parte de la clase dirigente, intelectuales y la opinin pblica de Chile, cuestin que se mantendra hasta el ao 1879.

En cambio, a este lado de los Andes, la gran mayora de los intelectuales, sin ms excepciones que Amunategui, Varas, Ibez, Prez Rosales y unos cinco o seis ms, abierta o disimuladamente, combatieron el empeo con que el gobierno gast en defender los derechos de Chile a la Patagonia. Hemos visto que Lastarria los atac con ms denuedo y decisin que la propia cancillera del Plata, desde su puesto de ministro, encargado precisamente de hacerlos valer ante el gobierno argentino. Vicua Mackenna desarroll por ms de diez aos una tenaz campaa contra los ttulos de Chile a la Patagonia, que culmin con su gran discurso de 1878 en el Senado, y con su libro La Patagonia.

Estas palabras de Encina nos recrean un escenario muy adverso para la disputa y defensa de la soberana de territorios que pertenecan a Chile, puesto que se pensaba que la Patagonia, por su escaso valor, no mereca arriesgar la paz con naciones vecinas. Cosa muy contraria al ambiente que el autor recrea allende los Andes.

El virus del americanismo dio bote contra el instinto de conservacin y el impulso hacia el crecimiento y el podero. Todos sus hombres pblicos sostuvieron con admirable firmeza y continuidad de rumbos los derechos de su patria a la Patagonia, a la Tierra del Fuego y a la mitad oriental del Estrecho. La opinin pblica, por su lado, se agrup a su alrededor, dispuesta a afrontar todos los sacrificios, inclusive la guerra, para afianzar la integridad del territorio nacional, y cuando Fras y otros partidarios de las soluciones violentas la agitaron, respondi con tal energa, que su voluntad se convirti en estorbo a los gobiernos para llegar a soluciones ventajossimas para la Argentina, sin las eventualidades y complicaciones de una guerra, para la cual el pas no estaba preparado.

Es as como se llega al Tratado de Lmites de 1881, que significaba una solucin definitiva al problema limtrofe que arrastraban Chile y Argentina haca dcadas. El tratado firmado el 23 de julio de 1881, entr en vigencia en octubre del mismo ao, estableciendo en una primera parte que: Animados los Gobiernos de la Repblica de Chile y de la Repblica Argentina del propsito de resolver amistosa y dignamente la controversia de lmites que ha existido entre ambos pases, y dando cumplimiento al artculo 39 del Tratado de abril del ao 1856, han resuelto celebrar un Tratado de Lmites y nombrado a este efecto sus Plenipotenciarios, a saber:

S. E. el Presidente de la Repblica de Chile, a don Francisco de B. Echeverra, Cnsul General de aquella Repblica; S. E. el Presidente de la Repblica Argentina, al Doctor don Bernardo de Irigoyen, Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores.

En lo que respecta a nuestro estudio el tratado en su parte central establece en el artculo I: El lmite entre Chile y la Repblica Argentina es, de Norte a Sur, hasta el paralelo cincuenta y dos de latitud, la Cordillera de los Andes. La lnea fronteriza correr en esa extensin por las cumbres ms elevadas de dicha Cordillera que dividan las aguas y pasar por entre las vertientes que se desprenden a un lado y otro.

En el artculo III seala: En la Tierra del Fuego se trazar una lnea que, partiendo del punto denominado Cabo del Espritu Santo en la latitud cincuenta y dos grados cuarenta minutos, se prolongar hacia el Sur, coincidiendo con el meridiano occidental de Greenwich, sesenta y ocho grados treinta y cuatro minutos hasta tocar en el Canal "Beagle". La Tierra del Fuego dividida de esta manera ser Chilena en la parte occidental y Argentina en la parte oriental. En cuanto a las islas, pertenecern a la Repblica Argentina la isla de los Estados los islotes prximamente inmediatos a sta y las dems islas que haya sobre el Atlntico al Oriente de la Tierra del Fuego y costas orientales de la Patagonia; y pertenecern a Chile todas las islas al Sur del Canal "Beagle" hasta el Cabo de Hornos y las que haya al Occidente de la Tierra del Fuego.

Lo primero, decir que el tratado en su inicio recoge las buenas intenciones de ambos gobiernos a resolver el conflicto limtrofe por medio de una va pacfica que dejara atrs cualquier atisbo de enfrentamiento blico, es decir, se buscaba resolver amistosa y dignamente la controversia de lmites que ha existido entre ambos pases, segundo, se estableca como lmite de divisin continental el principio de divisoria de aguas, tercero, Chile renunciaba a la parte oriental de la Patagonia ,y cuarto, quedaba claramente establecido la pertenencia de Chile de todas las islas situadas al sur del Canal Beagle hasta el Cabo de Hornos, junto con las que se encontraban al occidente de Tierra del Fuego.

El tratado, a pesar de las buenas disposiciones declaradas por ambos gobiernos, no logro ser la solucin definitiva a los problemas limtrofes que enfrentaban, si bien gener un perodo de relativa tranquilidad, los problemas reaparecieron en la dcada del noventa, cuando, de acuerdo a lo indicado en el tratado, fueron designados los peritos que tenan por misin definir en terreno la lnea fronteriza. Los principales inconvenientes nacieron a partir de la interpretacin que se hicieron en uno y otro lado de la cordillera, ya que no siempre las ms altas cumbres coincidan con la lnea divisoria de las aguas, hacindose difusa la frontera.

Las principales diferencias surgieron en el norte, en la Puna de Atacama, zona que si bien, producto de la Guerra del Pacfico pasaba a ser chilena, existi una controversia con Argentina, debido a que Bolivia haba firmado un tratado que haban mantenido en secreto, mediante el cual, ceda una parte de dicho territorio. Otra regin en conflicto la encontramos en la zona austral del continente, que se explica por la diferencia de interpretacin del tratado, por un lado, en Chile se pensaba en dar prioridad a la idea de la divisoria de aguas y Argentina se cargaba por la lnea de las altas cumbres.

Ahora bien, las diferencias de interpretacin surgidas a partir del Tratado de 1881 obligaron a los gobiernos de Jorge Montt en Chile y Luis Senz Pea en Argentina a firmar un protocolo que corrigiera o aclarara de manera definitiva cual sera el criterio para establecer los hitos fronterizos, de manera que no dieran espacio a controversias, llegando as a la firma del Protocolo de 1893. Las diferencias de interpretacin, como explicbamos, se basaban en el mecanismo que se utilizara para definir los hitos fronterizos, cuestin que se hizo aun ms latente el ao 1892, cuando se iniciaron las labores de demarcacin por parte de las comisiones. Por lo que el protocolo vino a aclarar dicha controversia, que segn el autor Gonzlez Madariaga, Argentina introdujo la teora de las altas cumbres violentando lo establecido en el pacto de lmites. El contenido del protocolo estipulaba en su artculo I: las ms altas cumbres que dividan aguas, por lo que el tema estara zanjado. Otro elemento importante que agrega es el mencionado en el artculo II, en el cual se establece claramente que cada nacin tendr soberana absoluta en los territorios al oriente de la Cordillera de los Andes, para el caso argentino, y lo mismo para el caso chileno al occidente de la Cordillera de los Andes, de esta manera, quedaba claramente establecido que no sera posible satisfacer posibles aspiraciones de tener salida al Pacfico o al Atlntico, segn sea el caso, como al parecer si ha existido en Argentina.

Todas estas gestiones realizadas por los Gobiernos de Chile y Argentina que llevaron a la concrecin de acuerdos y tratados como son el Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegacin de 1856, el Pacto Fierro-Sarratea de 1878, que finalmente no lleg a aprobarse, el Tratado de 1881, su Protocolo adicional de 1893, dan luces sobre lo complicada que ha sido la definicin de lmites con Argentina, y por supuesto la intencin permanente de llegar a encontrar puntos de encuentro, que lamentablemente, no han llegado a buen puerto. Esto lo planteamos dado que la firma de acuerdos, y su valor legal, no siempre determina una solucin definitiva, independiente de las buenas intenciones declaradas por uno y otro lado de la cordillera, la prctica presenta escenarios distintos, con intenciones e intereses que se encuentran muchas veces alejada a lo que se podra considerar una fraternidad entre pases hermanos.

La diferencia en las posturas deriv en la firma de un nuevo tratado en 1896, el cual estableca entre otras cosas que, si ocurrieran divergencias entre los peritos al fijar en la Cordillera de los Andes los hitos divisorios al sur del paralelo 26 52' y 45" y no pudieran allanarse amigablemente por acuerdo de ambos Gobiernos, estos quedaran entregadas al arbitrio del Gobierno Britnico, quien quedara encargado de aplicar las disposiciones del tratado, luego de que una comisin que el arbitro designara, estudiara en terreno la situacin

Todos los esfuerzos realizados tendientes a llegar a algn acuerdo definitivo que pusiera fin a las diferencias de interpretacin o desconocimiento de los tratados existentes no lograron cristalizar por distintas razones. En ocasiones pasaron por la ambicin, otras por el desconocimiento geogrfico de las zonas en disputa que dificult su puesta en prctica, entre otras, y como veremos, estos desencuentros se mantendrn durante el siglo XX, incluyendo la zona austral y ms especficamente la zona del Beagle con sus islas Picton, Nueva y Lennox.I.2 El siglo XX y las primeras reclamaciones sobre las islas del BeagleLos aos finales del siglo XIX estuvo marcado por desacuerdos o desencuentros en lo que respecta la demarcacin de lmites a lo largo de la frontera chileno-argentina. Las diferencias de interpretacin se haban dado en distintos puntos, en ocasiones sin poder ser resueltas por mecanismos bilaterales, lo que agitaba los nimos en ambas naciones. Es por estos motivos que el ao 1902 se busc encontrar un mecanismo de solucin definitivo para todas las controversias que pudiesen surgir, llegndose a la firma del Tratado General de Arbitraje de 1902, conocido como Los Pactos de Mayo.

Es mediante estos pactos firmados el 28 de mayo de 1902 que se establece en su artculo I que: Las altas partes contratantes se obligan a someter a juicio arbitral todas las controversias de cualquier naturaleza que, por cualquier causa, surgieren entre ellas, en cuanto no afecten a los preceptos de la constitucin de uno u otro pas y siempre que no puedan ser solucionadas mediante negociaciones directas.

Ahora bien, en su artculo III se seala: Las altas partes contratantes designan como arbitro al gobierno de su Majestad Britnica. Si alguna de las partes llegare a cortar sus relaciones amistosas con su Majestad Britnica, ambas partes designan como arbitro, para tal evento, al gobierno de la Confederacin Suiza.

Junto con esto se firm un segundo Pacto que acordaba la limitacin de armamentos, que buscaba paralizar la construccin de de naves de guerra que tenan en construccin, de manera de lograr una equiparidad de sus escuadras, lo que sin duda era un reconocimiento del deteriorado estado en que se encontraban sus relaciones, en el texto Chile en el siglo XX se seala: El ao 1902 se firm un Tratado General de Arbitraje entre Argentina y Chile, quedando as la Corona britnica como arbitro permanente. Este acuerdo fue un acierto porque los problemas fronterizos entre ambos pases no cesaron.

Este acuerdo firmado en 1902, es de gran importancia para el curso de los acontecimientos relacionados con nuestro tema de estudio, que es el conflicto surgido por las islas al sur del Beagle, dado que ser ste el tratado que el gobierno de Chile evoque para sustentar su posicin de solicitar de manera unilateral la participacin de la corona britnica para que resolviese el conflicto.

El estudio realizado hasta el ao 1902, en el cual se firman los pactos de mayo, permite formarnos una visin de cmo se han ido forjando las relaciones internacionales entre Chile y Argentina desde que se consolidaron como naciones independientes y soberanas. Hemos visto que los roces por problemas limtrofes no han sido casos aislados, y que han sido ocasionados por el desconocimiento o el desentendimiento de acuerdos o antecedentes que determinaban con cierta claridad la soberana de uno u otro pas sobre determinados territorios.

La situacin durante el siglo XX no ser muy distinta, a los problemas que se sucedieron durante el siglo anterior, habr que agregar los primeros reclamos argentinos sobre la zona del Beagle, que como sabemos, derivarn en profundas diferencias que alcanzarn su punto ms lgido el ao 1978, en que se estuvo muy prximo a un enfrentamiento blico. Al respecto el autor Francisco Ghisolfo Araya seala: Argentina comenz esta nueva etapa de conflictos pidiendo el trazado de un lmite martimo en el Canal Beagle, en 1904, en circunstancias que su jurisdiccin llegaba a la ribera norte del canal, slo a tocar sus aguas como lo dice el tratado; luego, en 1915, reclama no tan slo las aguas del Canal Beagle, sino tambin su soberana sobre las islas Picton, Lennox y Nueva. A raz de estos reclamos argentinos en 1904 y posteriormente el 28 de junio de 1915 se firma un convenio que busc dar solucin a estas diferencias, a propsito Gonzlez Madariaga seala: En Junio de 1915 se firma un convenio entre Chile y Argentina para entregar a la decisin del Arbitro britnico la soberana sobre las islas Picton, Nueva, Lennox e islotes adyacentes. Este Protocolo fue aprobado por las respectivas Cmaras de Senadores de Chile y Argentina y qued pendiente para su consideracin en la Cmara de Diputados de Chile. Este protocolo, que basado en el Tratado General de Arbitraje, le confera la responsabilidad de dirimir la decisin a su Majestad britnica, no fue ratificado.

Los intentos por solucionar estos desencuentros se sucedieron durante la primera mitad del siglo XX sin poder llegar a soluciones a pesar de los buenos oficios de cancilleres y funcionarios de ambos pases. El ao 1938 se estuvo cerca de encontrar una salida al conflicto mediante la firma de un acta firmada por los cancilleres de Chile y Argentina en Mendoza: mediante un acta suscrita en esa ciudad, el 2 de Febrero de 1938, declaran entre otras cosas, sus deseos de encontrar cuanto antes la solucin de la cuestin del Canal Beagle, sea mediante la ratificacin de un protocolo anterior (1915) o mediante arreglo directo. Como consecuencia de ello ambos gobiernos suscribieron un nuevo convenio de arbitraje, el 4 de mayo de 1938, entregando esta vez el fallo de la controversia al procurador de los Estados Unidos de N.A., Mr. Homer Cumings, pero el acuerdo no lleg a ser sancionado porque al dejar su cargo, Argentina lo objet como arbitro.

El 21 de noviembre de 1953 Chile realiza un acto de soberana importante con la fundacin de la base naval Puerto Williams, convirtindose posteriormente en la ciudad ms austral del mundo. Sin duda esto signific para Chile la ocupacin de una zona estratgicamente muy trascendente, puesto que se situaba a orillas del Canal Beagle y significaba un punto importante en el trfico entre el Ocano Pacfico y el Atlntico. Sin embargo, las tensiones en las relaciones chileno-argentinas aumentarn en los aos posteriores, con una escalada de incidentes que estarn muy cerca de entrar al terreno blico. I.3 Los graves incidentes que conducen a Chile a solicitar el arbitraje britnico

La dcada del cincuenta est marcada por la reanudacin de las conversaciones para llegar a una solucin al problema, pero sin lograr buenos resultados, y por un incidente que va tensar las relaciones y que tendr gran repercusin pblica, este ser conocido como el incidente del Islote Snipe.

Todo parti el 1 de mayo de 1958, cuando la Armada inaugur oficialmente un faro que haba instalado en el islote Snipe, un promontorio ubicado en la entrada y al centro del Canal Beagle. Sin embargo, siete das ms tarde, Jacobo Neumann, en esa poca jefe de la III Zona Naval y posteriormente comandante en jefe de la Armada, recibi un preocupante informe de la FACH. Sobrevolando la zona, uno de sus aviones detect la desaparicin del faro del lugar. En su reemplazo, en la parte ms alta del islote, haba sido colocada una torre metlica, tipo mecano, de unos cinco metros de altura.

Lo sucedido admita una sla lectura: detrs del incidente estaban las manos de la Armada Argentina, lo que de por s constitua un atropello a la soberana chilena. Ms tarde se supo que la operacin la haba realizado el patrullero Guaran.

La respuesta chilena fue categrica en no permitir una violacin a la soberana nacional, por lo que se envi al lugar al capitn de corbeta Hugo Alsina, al mando del patrullero Lientur, para que ocupando todos los medios necesarios, incluso emplear las armas, de haber resistencia, retirara el faro argentino. La misin fue llevada a cabo en forma exitosa el 11 de mayo, sin haberse encontrado con presencia Argentina. Una segunda misin fue recomendada por el capitn Hugo Alsina, destinada a recuperar e instalar el faro destruido, es en este momento cuando se estuvo muy cerca de un enfrentamiento, ya que cuando se efectuaban las maniobras se avist la presencia de tres fragatas argentinas.

Las fragatas se acercaron hasta unos 3.000 metros de distancia y pararon sus maquinas. Pudimos apreciar que tenan cubierto su armamento secundario, dos grupos dobles de caones-ametralladoras de 40 mms., lo que haca un total de 12 bocas de fuego, de gran poder destructor y muy superior al escaso y pobre armamento del patrullero. En esa situacin, estime conveniente recuperar el buzo y la chalupa, para lo cual se hizo la seal de reunin, la letra R del alfabeto morse., que consiste en tres pitazos, uno corto, uno largo y otro corto. Al escuchar los pitazos los argentinos contestaron de igual manera, pensando que eran en seal de saludo. Despus se supo que por problemas de comunicacin entre los mandos argentinos haba llegado con retraso la orden de hundir la embarcacin chilena.

El incidente no se dio por terminado por parte de Argentina que present oficialmente sus molestias al agregado naval de Chile en Buenos Aires, capitn de navo Jos Costa Francke y tres meses ms tarde, el 09 de agosto de 1958 toma un curso de accin ms violenta al enviar al destructor San Juan al islote y tomar posesin de l. Ahora la situacin se puso mucho ms seria. Se haba producido una invasin militar en territorio chileno. La armada suspendi el plan de entrenamiento de la escuadra y orden que toda la flota de combate se desplazara al sur, lista para entrar en accin. Al arribar al islote las tropas chilenas pudieron ver con sorpresa que los argentinos se haban retirado. A lo largo de la dcada del sesenta sucedieron otros incidentes en la zona, claramente menos grave que el relatado, pero que generaron ms de algn incidente diplomtico y mantuvieron en alerta a las Fuerzas Armadas.

Dado los graves incidentes que venan sucedindose los Presidentes Jorge Alessandri y Arturo Frondizi intentaron dar muestras de acercamientos, y el 2 de febrero de 1959 firmaron en el aeropuerto Los Cerrillos una declaracin que el autor Gonzlez Madariaga define como la antecmara concebida para dar paso a los Protocolos de 1960, esta declaracin conocida como Declaracin de Los Cerrillos contena el compromiso de ambos gobernantes a entrar prontamente en negociaciones tendientes a encontrar las formulas arbitrales que permitieran solucionar los diferendos existentes.

Es as como el 22 de marzo de 1960 los Presidentes Frondizi y Alessandri firmaron en Santiago de Chile la Declaracin Conjunta sobre Arbitraje y el 12 de Junio del mismo ao el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Digenes Taboada de Argentina y el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Chile, Sergio Gutirrez Olivos firmaron los Protocolos de 1960, los acuerdos contaban de tres protocolos de arbitraje y un convenio de navegacin. Unos de los protocolos se refera al Beagle y estableca Como consecuencia de todo lo dicho precedentemente, las Partes acuerdan someter a la decisin de la Corte Internacional de Justicia de la Haya la nica cuestin pendiente relativa a la interpretacin del Tratado de Lmites de 1881, aludida en el considerando segundo, relativa a determinar a cul de las Partes corresponde la soberana, al Este del Meridiano 6713,5 Longitud Oeste de Greenwich, sobre las islas Picton y Nueva e islotes Snipe, Solitario, Hermanos, Gardiner, Reparo, Packsaddle, Jorge, Augustus y el islote rocoso al Sur de las dos islas Becasses.

El citado protocolo entregaba a Argentina los islotes Becasses, a lo cual Chile no estaba de acuerdo y se reconoca la soberana chilena en la isla Lennox, lo que no tuvo buena acogida allende Los Andes, en tanto, el convenio de navegacin permita el paso inocente de los barcos de guerra argentinos por la ruta habitual entre el Canal Beagle y el Estrecho de Magallanes y por la ruta directa, a travs del Canal Murria, entre el Canal Beagle y el Paso Drake, lo que fue rechazado por el Parlamento chileno.

Finalmente, el gobierno de Eduardo Frei Montalva llev a cabo negociaciones que buscaban llegar a un entendimiento con Argentina mediante conversaciones directas, sin obtener resultados positivos, por lo que en diciembre de 1967, de acuerdo a lo que contemplaba el Tratado General de Arbitraje de 1902, decide recurrir al gobierno de S.M. Britnica en forma unilateral, para que zanjara la controversia.Esta iniciativa chilena fue rechazada por el gobierno argentino y slo tras la reunin de los presidentes Eduardo Frei y Juan Carlos Ongana en 1970 se llegar a un entendimiento que se ratificar con la firma de los ministros de relaciones exteriores de Chile y Argentina, Gabriel Valds y Lus Mara de Pablo Pardo, respectivamente, aceptando el arbitraje pero estableciendo Argentina la condicin de que Inglaterra tendra que nombrar un tribunal ad-hoc, integrado por jueces pertenecientes a la corte internacional de justicia de la Haya, escogidos previamente por Chile y Argentina. Finalmente en 1971 el compromiso arbitral es ratificado con la firma de los respectivos embajadores ante el gobierno britnico.Captulo II:

La situacin internacional del gobierno militar chileno durante el conflicto del BeagleII.1 La realidad interna y su proyeccin internacional

El conflicto del Beagle, como narrramos en captulo anterior, tiene una data anterior al gobierno reinante al momento de alcanzar su punto ms lgido en 1978, sin embargo, corresponder a ste hacerse cargo de tomar las principales medidas tendientes a conservar la soberana y la seguridad nacional, en caso de que un conflicto armado detonase.

Como es obvio, el hecho que sea el gobierno militar imperante, quien haya tenido que dirigir las acciones a seguir con respecto al conflicto, todo lo que lo envuelva tendr repercusin en sus decisiones, como tambin las que se tomen fuera de Chile. Es por esto que la deteriorada imagen internacional, que durante el transcurso del conflicto, mantena el rgimen castrense, jugar un rol muy importante en las decisiones que se tomen tanto en Chile como en Argentina.

En el mundo exista un rechazo ms o menos generalizado en contra del gobierno militar chileno, principalmente por el manejo interno como tambin las medidas que se haban tomado a nivel internacional. A propsito, en el texto Historia del siglo XX chileno de Sofa Correa y otros se seala:

Si bien el pas en el pasado haba estado sometido a gobiernos de facto, se trataba en este caso de una dictadura indita con alcances totalitarios, a juzgar tanto por el rigor empleado como por el propsito avasallador de la civilidad histrica. El congreso fue clausurado, declarndose el pas bajo estado de sitio, con lo cual quedaron suspendidas las garantas individuales. Se prohibieron los partidos polticos de la Unidad Popular, mientras los restantes entraban en receso, para luego-en 1977- tambin caer bajo proscripcin. La administracin pblica tambin fue purgada, y se ved toda actividad, manifestacin pblica y organizacin poltica de base. Las elecciones sindicales se suspendieron; el gobierno se reserv el derecho a designar dirigentes laborales y sus reuniones quedaron sujetas a autorizacin previa de carabineros. Se disolvi el Tribunal Constitucional, se quemaron los registros electorales. El toque de queda impuesto en el territorio nacional restringi todo desplazamiento nocturno de la poblacin, adems de permitir a los dispositivos castrenses escudarse de cualquier fiscalizacin pblica civil. La censura de prensa escrita, radio y televisin, slo autoriz medios adictos al rgimen; todas las publicaciones debieron ser revisadas con antelacin a su edicin. Las universidades fueron intervenidas designndose oficiales uniformados o en retiro para ejercer los cargos de rectores delegados, quienes procedieron a exonerar a acadmicos de larga trayectoria, en una primera etapa las instancias directivas de gobierno- fueron radicadas preferentemente en militares, admitindose a lo sumo, que civiles de probada lealtad a las nuevas autoridades sirvieran en calidad de asesores. Todos estas medidas adoptadas por el gobierno militar, y sin lugar a dudas, la forma de ascender al poder (derrocando mediante un golpe de estado a un gobierno elegido democrticamente), fueron generando en la comunidad internacional un sentimiento de rechazo que poco a poco se fue incrementando debido a acciones llevadas a cabo por agentes del estado que buscaban lograr extirpar cualquier forma de oposicin. Para justificar las medidas adoptadas se planteo que el pas estaba en un escenario de guerra interna, sin embargo, muchas veces las acciones seguidas sobrepasaron las convenciones internacionales que rigen los estados de guerra. Sin perjuicio de lo expresado, cada vez son menos los que piensan que lo que hubo despus del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 fue una guerra civil, porque la resistencia armada fue muy poco significativa y los militares demoraron poco tiempo en tener un control total del pas. Todo lo explicado fue generando que Chile fuese quedando cada vez ms aislado en el concierto internacional, lo que afectar distintos mbitos del quehacer del pas. El autor Heraldo Muoz define el concepto aislamiento como: la inhabilidad por parte de un Estado de establecer y/o mantener contactos externos positivos y dinmicos. El aislamiento poltico de un Estado implica un deterioro del prestigio nacional, elemento intangible del poder de particular trascendencia para los pases que, como Chile, no cuentan con grandes recursos militares o econmicos. En el caso concreto de Chile el fenmeno de aislamiento significara que el gobierno en el poder no puede satisfacer los objetivos nacionales en el contexto mundial con la misma facilidad y xito alcanzado por sus predecesores. El aislamiento es entonces un problema de carcter relativo que debe ser examinado desde una ptica comparada, pero que, en definitiva, tiende a facilitar el surgimiento de amenazas a la seguridad nacional del Estado-nacin involucrado y limita sus alternativas de accin. Al insertar la situacin chilena a la definicin, al momento de enfrentar la disputa por las islas situadas al sur del canal Beagle, nos encontramos con que gran parte de ella se cumple y para demostrar aquello, haremos una revisin de los principales problemas que enfrentaba el gobierno castrense durante esos aos. Por el momento sealar que el ltimo prrafo de la definicin hace sintona con la hiptesis de nuestra investigacin, de momento que seala que el aislamiento tiende a facilitar el surgimiento de amenazas a la seguridad nacional del Estado-nacin involucrado y limita sus alternativas de accin, en este sentido nosotros postulamos que el estado deteriorado de la imagen internacional, y su consiguiente aislamiento, propici el que Argentina rechazara el laudo arbitral britnico y sostuviera una actitud agresiva facilitadora de un enfrentamiento blico, ya que si bien existan en ambos pases dictaduras militares con una mala imagen en materia de Derechos Humanos, Argentina estaba mejor posicionada con respecto a Chile en el concierto internacional. Al respecto el autor Heraldo Muoz seala que al mismo tiempo, el unilateral desconocimiento hecho por Argentina del laudo arbitral sobre el Beagle emitido por Gran Bretaa, en febrero de 1978, se constituy en la evidencia ms dramtica del aislamiento poltico en que se debata el rgimen militar. Chile fue incapaz de concitar apoyo internacional. Incluso pases que eran considerados amigos al gobierno, como Uruguay, Paraguay y Guatemala, evitaron pronunciarse acerca del asunto.El principal factor de aislamiento que enfrent Chile durante el gobierno encabezado por Augusto Pinochet, segn el autor Heraldo Muoz fue la radicalizacin de su postura en contra del comunismo y su visin bipolar del mundo, cuestin que poco a poco estaba quedando atrs mediante un relajamiento de las tensiones entre el este y el oeste, tanto es as que el Presidente de Estados Unidos Richard Nixon llevaba a cabo una poltica de acercamiento con URSS, de hecho fue el primer mandatario en viajar a Mosc. Lo mismo suceda con la Repblica Democrtica Alemana que buscaba formulas de convivencia y cooperacin, lo que a palabras del autor se transformaba en un alto grado de incongruencia entre la posicin de Chile y la concreta realidad poltica internacional.Esta poltica seguida por el gobierno militar se proyect haca la aplicacin de violentos mtodos empleados para combatir a sus opositores, junto con adoptar medidas que restringieron las libertades individuales, de tal manera que tuvieron un rechazo por parte de organismos internacionales, como es el caso de la Asamblea General de la ONU, de diciembre de 1974, en la cual se aprob una resolucin que condenaba a Chile por las violaciones a los derechos humanos, sta sera la primera de posteriores condenas en esta materia.En el mbito diplomtico la situacin no era muy distinta, una de las primeras decisiones de la Junta Militar en materia de poltica exterior fue la ruptura de relaciones diplomticas con Cuba, seguida de la expulsin de los diplomticos de ese pas acreditados en Chile, y la suspensin de los vnculos oficiales con Corea del Norte. Al mismo tiempo, varios pases socialistas rompieron relaciones con el gobierno militar, entre ellos la Unin Sovitica, la Repblica Democrtica Alemana, Polonia, Checoslovaquia, Hungra, Bulgaria, Yugoslavia y Vietnam del Norte. Ciudadanos extranjeros se vieron tambin involucrados en incidentes con las Fuerzas Armadas, lo que provoc conflictos con distintos pases, con los cuales, incluso se cortaron las relaciones diplomticas, tal es el caso del maltrato que fueron vctimas los embajadores de Suecia y Francia por parte de uniformados chilenos al tratar de prestar ayuda a una refugiada uruguaya, lo que provoc una protesta formal de ambos pases y la salida del embajador sueco del pas al ser declarado persona non grata. Tambin hubo desencuentros con Colombia y Venezuela cuando en 1974 la cancillera aplaz el otorgamiento de salvoconductos a ex parlamentarios asilados en sus embajadas.Otro ejemplo de lo aislado que estaba quedando Chile en el concierto internacional lo encontramos a propsito de la primera visita de un canciller extranjero luego del golpe de estado de 1973, este es el caso del Ministro de Relaciones Exteriores mexicano Emilio Rabasa, que visit Chile el 26 de noviembre de 1974. El canciller logr conseguir 72 salvoconductos para trasladar a Mxico a igual nmero de asilados en su embajada en Santiago, a cambio de normalizar el envo de frmacos, fertilizantes y azufre, lo cierto es que luego de su visita este acuerdo quedo nulo y terminaron por romperse las relaciones diplomticas.Con Espaa la situacin haba sido bastante cercana bsicamente por la cercana de las posturas de Francisco Franco y Augusto Pinochet en cuanto a erradicar la amenaza comunista, de ah las muestras de apoyo por parte del gobierno espaol manifestadas por el rechazo a las condenas a Chile por temas relacionados con los derechos humanos ante la ONU, cuestin que cambi luego de su muerte, sumndose el ao 1978 a la condena internacional contra crmenes y atropellos en contra de sus opositores y se profundiz aun ms el ao 1982 al triunfar el Partido Socialista Obrero (PSOE) con Felipe Gonzlez presidiendo el gobierno. Lo que se mantuvo con Espaa fueron las relaciones econmicas, independiente de los roces permanentes por reclamos presentados ante las violaciones a las garantas individuales y la consiguiente respuesta chilena que las consideraba como una intromisin en asuntos internos del pas.Respecto de este ltimo punto es necesario hacer un alcance. La poltica chilena seguida en materia econmica por parte del gobierno militar estuvo marcada por una apertura y recuperacin de relaciones comerciales con pases que se haban interrumpido durante el gobierno de Salvador Allende. El modelo econmico del gobierno castrense significaba una profundo cambio que se caracterizaba por una apertura a la economa mundial, en el cual el estado ya no cumpla un rol intervencionista en las reas de produccin, en los salarios, los precios o las tasas de inters, propio del modelo seguido por el gobierno de la Unidad Popular, muy por el contrario, las autoridades consideraron que el estado deba solamente entregar las reglas del juego y dejar en manos de privados el funcionamiento de las actividades econmicas. La necesidad de contar con la confianza de los inversionistas extranjeros fue una de las primeras prioridades del Gobierno, y condujo al trmino de las expropiaciones de tierra agrcola y a la devolucin al sector privado de la inmensa mayora de las empresas integradas al rea social bajo el gobierno de Salvador Allende. La caracterstica de este modelo le permiti al gobierno militar mantener relaciones econmicas con pases que en materia diplomtica encontraban profundos desacuerdos, principalmente por el manejo llevado en materia de derechos humanos y por no facilitar la recuperacin de una institucionalidad democrticaLas relaciones con Gran Bretaa, que por lo general se haba desarrollado en buenos trminos, entraron en crisis a raz de la detencin y tortura de la doctora Sheila Cassidy, de dicha nacionalidad, acusada de ayudar a un dirigente de la oposicin que perteneca al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Este incidente produjo un menoscabo en la imagen internacional de Chile, puesto que las medidas adoptadas por el gobierno fueron expulsar o detener a periodistas de distintas publicaciones inglesas como Le Monde, Newsweek, Corriere Della Sera, Dagens Nyheter, lo que signific un detrimento en el trabajo periodstico, y por supuesto, en la libertad de expresin.Todos estos incidentes que enfrentaba Chile tenan una repercusin internacional dejndolo cada vez ms aislado, y por ende, ms vulnerable. Al respecto la revista Ercilla sealaba: Chile es el nico pas del mundo que enfrenta en estos momentos desde el punto de vista poltico- a las dos ms grandes potencias de la tierra. Con EE.UU. la piedra de tope ha sido el tema de los derechos humanos, con URRS la posicin anticomunista y la campaa desatada por los soviticos a raz del derrumbe del gobierno de la UP. A la posicin del gobierno de Carter se han sumado la mayora de las potencias occidentales. Sucede que las decisiones tomadas por el gobierno militar, encaminadas a lograr un mayor control del estado, estaban muchas veces reidas con los convenios internacionales que resguardaban los derechos fundamentales de las personas. Cuestin que provoc que gobiernos que en ocasiones tenan la misma postura poltica y con mayor razn los que no, adoptasen medidas diplomticas como son la suspensin de las relaciones, el voto de sancin en la ONU, o bien, como es el caso ingles, entre otros, el trmino de las ventas y entregas de armas y repuestos de equipos blicos que Chile haba comprado con anterioridad, lo que claramente afectaba su funcionamiento, el de las Fuerzas Armadas, y con ello la seguridad nacional, lo que lo dejaba en una situacin de vulnerabilidad frente a otras naciones. Esta fractura en las relaciones con Gran Bretaa slo se super tras la llegada al gobierno de Margaret Thatcher el ao 1979, momento en que se reanudaron plenamente las relaciones diplomticas con Chile.Ahora bien, la decisin de pases que vendan armas y repuestos a Chile de descontinuar su entrega condujo a que el gobierno militar tuviese que recurrir al mercado negro para mantener equipada las Fuerzas Armadas del material blico necesario, lo que no aseguraba un buen funcionamiento y significaba un costo exageradamente elevado.

II.2 Las relaciones chilenas con Estados Unidos Las relaciones internacionales mantenidas con Estados Unidos durante la dictadura y dentro de los aos que dur la disputa por las islas del Beagle, podramos separarlos en dos momentos, el primero sera entre los aos 1973 y 1976, aos en que gobernaron Nixon y Ford, periodo en que las relaciones fueron buenas, marcadas por el apoyo brindado al nuevo gobierno dictatorial chileno, y un segundo momento al asumir el Presidente Jimmy Carter el ao 1977, quien sostendr una poltica de frrea defensa de los derechos humanos, por lo que entrar en constantes diferencias con el gobierno castrense. Durante los aos 1973 y 1976 los gobernantes norteamericanos incrementarn su ayuda econmica a Chile y colaborarn a que el rgimen castrense tuviese una mejor imagen internacional, durante el periodo 1974-1976 las administraciones de Richard Nixon y de Gerald Ford respaldaron la renegociacin de la deuda externa de Chile en el Club de Paris y, junto con varias instituciones financieras internacionales, asignaron importantes montos de ayuda econmica al rgimen militar. El total de la asistencia en ese periodo (1974-76) ascendi a 183,6 millones de dlares contra los 19,8 millones recibidos por Allende. Tambin se llegar acuerdo con compaas norteamericanas para que retomasen sus actividades econmicas dentro de Chile, suspendidas tras las expropiaciones durante el gobierno de Salvador Allende.Este escenario favorable en las relaciones con Estados Unidos tuvo un vuelco desde el ao 1976 cuando las relaciones entraron en un profundo deterioro producto de las criticas del congreso norteamericano al manejo con que se haban llevado las relaciones con Chile, esto a propsito de una investigacin realizada que implicaba a Estados Unidos con el golpe de estado, la participacin norteamericana en los hechos que llevaron al quiebre del rgimen constitucional chileno, que impactaron a importantes sectores polticos estadounidenses y mantuvieron la atencin de la prensa y del congreso a la situacin chilena. El quebrantamiento de los derechos humanos en Chile se convirti as en objeto de escrutinio en el Capitolio, y la poltica gubernamental de apoyo al rgimen chileno lleg a ser entonces tema de la crtica de los demcratas a la administracin republicana.Esto produjo que el tema de las violaciones a los derechos humanos pasara a ser central en las relaciones con Norteamrica, de hecho la poltica seguida por el Presidente Jimmy Carter (1977-1981), estuvo marcada por su defensa. El ao 1976 se aprobaba la enmienda Kennedy, que prohiba la venta de armamentos y reduca su ayuda econmica a Chile a 27,5 millones de dlares, sta enmienda estableca ciertas condiciones para su levantamiento que recoge el autor Ral Sohr: Un progreso significativo en el respeto de los derechos humanos, que la venta fuese del inters nacional de Estados Unidos y que las autoridades chilenas no ayudasen o encubriesen al terrorismo internacional, y tomasen todas las medidas apropiadas para someter ante la justicia a los acusados de los asesinatos.

La Enmienda Kennedy signific, entre muchas otras cosas, que el otro modelo de aviones de combate, la quincena de F-5 Tiger II de la empresa norteamericana Northrop, tambin se qued sin repuestos en el mercado formal. A lo que se suma una serie de medidas adoptadas por gobiernos que provean a Chile de armamento, La indignacin pblica internacional llev a los sindicatos de la planta Rolls Royce de East Kilbride, en Escocia, a boicotear la entrega de los motores Avon sometidos a mantenimiento as como de repuestos. Luego el propio gobierno britnico respald la medida. De esta forma, ya en 1974, la FACh perdi el abastecimiento regular para su principal avin de combate. La continua y metdica violacin de los derechos humanos llev a Francia, Holanda, Austria, Suecia y Alemania a decretar diversos embargos a la venta de armamentos, sobre este punto Heraldo Muoz precisa: En junio de 1978 precisamente cuando abundaban los rumores de guerra entre Argentina y Chile, el gobierno estadounidense suspendi el embarque haca Chile de 11 toneladas de componentes de bombas encargadas en 1974, luego que el Sindicato Internacional de Estibadores y Cargadores (ILWU) de San Francisco se negara a embarcarlos en protesta por la condicin de los derechos laborales en Chile. En agosto de 1980 el gobierno austraco decidi cancelar la venta de 100 tanques y 300 ametralladoras al gobierno chileno, luego que los sindicatos de Austria anunciaran que se opondran a cargar los materiales blicos, y luego que el Partido Socialista del Primer Ministro Bruno Kreisky se pronunciara en contra de la transaccin comercial en razn de que las armas podan ser utilizadas para propsitos que no fuesen la autodefensa. De manera similar, a principios de 1981 cuando nuevamente se registraron tensiones entre Chile y Argentina como consecuencia de la detencin de militares argentinos en Chile, y viceversa, y del cierre unilateral de la frontera con Chile por parte de la Casa Rosada-, Alemania Federal suspendi la venta de dos submarinos al gobierno chileno, luego que surgiera resistencia a la operacin comercial por parte del sindicato germano del metal y del propio partido gobernante SPD (socialdemocracia). En noviembre de 1983, ante una informacin referida a la compra de caones suizos de 20 milimetros por parte de una empresa chilena, el embajador de suiza en Santiago indic que su pas mantena la posicin de no vender armas de guerra a Chile

Adems el cambio de visin del rgimen chileno por parte de Norteamrica signific un cambio en la votacin en las organizaciones internacionales de derechos humanos, en las cuales se sancionar el actuar de los organismos del estado en esa materia, junto con esto el presidente Carter recibir a representantes de la oposicin como Clodomiro Almeida y Eduardo Frei y presion constantemente para que mejorara la situacin de los derechos humanos en Chile.Estas medidas dejaban a Chile vulnerable a cualquier amenaza extranjera al territorio nacional, pero el hecho que marcar las relaciones con Estados Unidos ser el asesinato del ex canciller y ex embajador del gobierno de Salvador Allende en Estados Unidos Orlando Letelier y su asistente norteamericana Ron Moffit, el 21 de septiembre de 1976 en Washington D.C. Sin duda, el acontecimiento ms crtico y delicado en las relaciones chileno-norteamericanas recientes ha sido el asesinato del ex Canciller Orlando Letelier y Ron Moffit, perpetrado en Washington D.C. en septiembre de 1976, en el que aparecieron implicados tres oficiales del ejrcito chileno, el ex agente de la DINA, Michael Townley un ciudadano estadounidense residente en Chile- y cuatro cubanos. Townley, luego de ser trasladado a EE.UU., confes haber participado en el crimen bajo las rdenes directas del Director de la DINA, General Manuel Contreras. Una de las derivaciones de la confesin de Townley y del caso Letelier, en general- fue el acentuamiento de una divisin entre dos gruesas fracciones pro gubernamentales: los denominados blandos y los duros o nacionalistas.El verse inmiscuidos militares en servicio en el atentado a Letelier provoc que las diferencias entre grupos que pensaban que era necesario extraditar a los militares tras la peticin del fiscal norteamericano, llamados blandos, y los que pensaban que no haba que ceder ante la presin estadounidense, llamados duros o nacionalistas, se profundiz, llegndose incluso a presentar por parte de los duros, una acusacin constitucional en contra de tres miembros civiles del gabinete; el Ministro del Interior Sergio Fernndez, el Ministro de Educacin Gonzalo Vial y el de Relaciones Exteriores Hernn Cubillos, cercanos a la lnea blanda, que finalmente no prosper.Al respecto de las diferencias que existan sobre el manejo de las relaciones diplomticas chilenas es necesario sealar que hasta comienzos de 1978 estas eran dirigidas plenamente por uniformados bajo un estilo que el autor Heraldo Muoz denomina pretoriano-ideolgico, este estilo se distingue por ser directo y altamente ideolgico; tiende a dejar escaso margen para la negociacin, el dilogo y los compromisos; y est asociado ms bien con personal castrense que con diplomticos de carrera. Esta forma de conducir las relaciones exteriores haba significado diversos desencuentros con distintos pases, ya que la postura chilena no era ms que una proyeccin del manejo interno, es decir, no haba espacio para el dilogo o el entendimiento lo que significaba una posicin intransigente y confrontacional frente a las diferencias que surgieron, ejemplo de aquello fue el desencuentro con Italia despus que decidiera retirar al embajador en Santiago como forma de protesta por la condicin de los derechos humanos en Chile, a lo que el Ministro de Relaciones Exteriores, Vicealmirante Ismael Huerta respondi con una amenaza de suspender la concesin para operar en Chile de la lnea area estatal italiana ALITALIA, que decidi suspender los vuelos a Chile. Otro incidente similar que grafica como se conduca la poltica exterior chilena se produjo en marzo de 1974, fecha en que el gobierno britnico decidi no otorgar nuevas licencias de exportacin a Chile, que los contratos existentes seran revisados y que la mantencin y suministros de repuestos de los aviones jets de la Fuerza Area sera suspendida. Estas medidas provocaron gran molestia en el gobierno chileno que reaccion declarando la desconfianza en Gran Bretaa como nacin exportadora poniendo en duda su futura venta de cobre a dicha nacin. Este estilo de conduccin provoc desacuerdos en las esferas de poder, sobre todo de los sectores econmicos que vean como se les cerraban puertas para realizar negocios producto de la postura radical de Chile frente a sus controversias. Hernn Cubillos al respecto seala: se criticaba la militarizacin de la poltica exterior, se haba transformado el Ministerio de Relaciones Exteriores casi en un regimiento militar. Se haba dejado de lado a funcionarios de carrera diplomtica y de mucho valor, que estaban siendo desplazados por el criterio de las falsas lealtades. A los militares les cost mucho entender que haban civiles que podan ser tan leales como ellos al sentido patrio.La respuesta chilena ante estos conflictos es slo una muestra de lo que fue una constante durante estuvieron encargados de las relaciones internacionales de Chile personas que no eran diplomticos de carrera, sino que militares que impusieron su sello en la cancillera, significando un retroceso en lo que haba sido histricamente su actitud de irrestricto respeto al derecho internacional y una apertura al dilogo que seguramente hubiese derivado en soluciones tanto ms favorables a Chile, sin acentuar ms su situacin de aislamiento que tiende a estimular el surgimiento de amenazas a los intereses nacionales bsicos del Estado en cuestin, las que, en circunstancias normales, posiblemente no se plantearan, es en este escenario desfavorable que Argentina rechaza el laudo arbitral que entregaba a Chile la soberana de las islas Picton, Nueva y Lennox, entrando en un periodo muy frgil en las relaciones con nuestros vecinos.A todos estos problemas hay que agregar una serie de variables que se conjugaron de tal manera que se transformarn en claros indicadores del desprestigio en el que haba cado Chile en el concierto internacional, entre los que podemos destacar est la permanente votacin en contra de la condicin que se encontraban los derechos humanos ante la ONU, de la mayora de los pases que mantuvieron relaciones con Chile durante la dictadura, o al menos entre los aos 1974-1984, que son los que han sido consultados, y por supuesto de aquellos que las suspendieron, la baja en las visitas a Chile de gobernantes extranjeros que entre los aos 1974-1982 es muy clara si se compara con la dcada anterior (ver cuadro N1) o las fluidas visitas de representantes de la oposicin al rgimen militar a distintos jefes de estados en contra posicin a lo que suceda con personeros de gobierno. Cuadro N1: Visitas de Jefes de Estados Extranjeros a Chile (1964-1985)

Nombre de Visitantes Cargo PasFecha de visita

Giusseppe SaragatPresidente Italia Septiembre de 1965

Balduino IRey BlgicaOctubre de 1965

Arzobispo MakariosPresidenteChipreOctubre de 1966

Kenneth KaundaPresidenteZambiaNoviembre de 1966

Ral LeoniPresidenteVenezuelaAbril de 1997

Olav VReyNoruegaSeptiembre de 1967

Jorge Pacheco ArecoPresidenteUruguaySeptiembre de 1968

Indira GhandiPrimera MinistraIndiaOctubre 1968

Isabel IIReina Gran BretaaNoviembre de 1968

Juan Carlos OnganaPresidenteArgentina Enero de 1970

Agustn LanussePresidenteArgentina Octubre de 1971

Fidel Castro RuzPrimer MinistroCubaNoviembre de 1971

Luis EcheverraPresidenteMxicoAbril de 1972

Alfredo StroessnerPresidenteParaguaySeptiembre de 1974

Juan Mara BordaberryPresidenteUruguaySeptiembre de 1975

Jorge Rafael VidelaPresidenteArgentinaNoviembre de 1976

y febrero de 1978

Joao B. FigueiredoPresidenteBrasilOctubre de 1980

Gregorio AlvarezPresidenteUruguayMarzo de 1982

Fuente: Muoz Heraldo, Las Relaciones Exteriores del Gobierno Militar Chileno, Edit. Las Ediciones del Ornitorrinco y Prospel-CERC, Santiago, Chile, 1986, Pg. 137 La imagen que proyectaba Chile en el exterior, como hemos visto, se haba deteriorado a tal punto que claramente afectaba su seguridad, en el sentido que se haban cortado relaciones con naciones con las que se acostumbraba tener cercana, es que la forma que se haba conducido la diplomacia chilena al mando de militares, hasta el ao 1978, acarre una serie de conflictos producto de su postura intransigente y poco abierta al dilogo, generando que la permanente sancin ante la ONU u otros organismos internacionales por el tema de los derechos humanos significara el rompimiento de las relaciones y que pases que provean a Chile de armamentos y repuestos para el buen funcionamiento del material blico dejaran de exportarlo. Toda esta situacin dejaba a Chile muy vulnerable a las amenazas externas, cuestin que no variaba dentro del vecindario puesto que las relaciones con los pases vecinos, a pesar de existir dictaduras militares como en Chile, vieron profundizadas sus diferencias.

II.3 Las relaciones internacionales chilenas con los pases vecinosLas relaciones con los vecinos Per, Bolivia y Argentina haban llegado a tal punto de hostilidad que dentro de las Fuerzas Armadas exista la preocupacin de que los acercamientos que en ocasiones se llegaban a nivel de cancillera no lograran aquietar los aires blicos que se respiraban. Ante esta eventualidad seguan preparndose silenciosamente para el peor escenario, es decir, que si se llegaba a un enfrentamiento blico con los argentinos, peruanos y bolivianos se sumaran en busca de recuperar territorios perdidos que legtimamente pertenecan a Chile, el gobierno no slo estaba preocupado por la situacin con Argentina, sino que tambin de los vecinos del norte. Particularmente entre los militares exista una razonable inquietud ya que se acercaba el centenario de la guerra del pacfico y tanto Per como Bolivia no ocultaban sus afanes revanchistas. Al respecto Carlos Castro Sauritain, oficial de la Fuerza Area chilena, activo en esos aos, seala: los aos 1975 y 1976 resultaran altamente crtico para nuestra seguridad puesto que sabamos que nos encontrbamos en inferioridad material con Per desde el punto de vista militar; adems, tenamos clara conciencia de que en una guerra con Per, Bolivia actuara como su aliado y recordemos que en 1976, en Argentina, un golpe de estado haba llevado al poder al General Videla; todo este cuadro nos obligaba a mirar con gran preocupacin el comportamiento de nuestros vecinos, quienes, como hemos visto, a menudo han dado seales ntidas de inters por partes de nuestro territorio. Dentro de las Fuerzas castrenses este escenario de enfrentamiento con los tres vecinos se conoca como hiptesis vecinal 3 (HV3), nosotros siempre consideramos tambin de que un conflicto con Argentina tena grandes posibilidades de extenderse hacia Per y Bolivia

En el escenario de hostilidad que sufra Chile, por parte de sus vecinos, mucho tena que ver el aislamiento que enfrentaba producto de cmo haban gobernado el pas los militares, situacin que invitaba a Per, Bolivia y Argentina a creer que el momento era propicio para hacer las reclamaciones que dichos pases consideraban pendientes, o como en el caso argentino, rechazar el laudo arbitral de S.M. Britnica sobre la soberana de las islas Picton, Nueva y Lennox. En un reportaje de la revista Ercilla se esbozaba en febrero de 1978 una conjetura del porqu Argentina rechazara el fallo las verdaderas razones de este paso slo son presumibles, pero cada vez ms delineables. Quiz en parte se trate de aprovechar la difcil situacin internacional porque atraviesa Chile. Una muestra del escaso apoyo con que contaba Chile se aprecia en como se desarrollaron las tratativas para dar solucin a la demanda boliviana acerca de su mediterraneidad. La diplomacia chilena haba conseguido mantener bajo sus trminos cualquier negociacin tendiente a solucionar el problema boliviano, aduciendo que de haber un problema, este era de carcter bilateral, cuestin que se mantuvo hasta la llegada del rgimen militar al poder, ya que va a ser durante el gobierno de Pinochet, y principalmente a fines de los 70 que la demanda boliviana comenzar a tener eco en los organismos internacionales como la OEA, que comenz a mostrarse favorable a la demanda pacea, la soledad de Chile en el mbito interamericano quedo evidenciada en el curso de la Novena Asamblea General de la OEA, celebrada en La Paz en 1979. Por 25 votos a favor y uno en contra (el de Chile) se aprob un declaracin en la que se declar de inters hemisfrico permanente encontrar una solucin justa y equitativa que proporcione a Bolivia acceso soberano y til al Ocano Pacifico, y se recomend a los pases involucrados iniciar negociaciones que podran considerar, entre otros elementos, la inclusin de una zona portuaria de desarrollo multinacional integrado. A lo que se sum el apoyo de distintos pases en el mundo, entre ellos Estados Unidos que consideraba que el tema boliviano era la causa de un posible conflicto en el subcontinente. Los argumentos jurdicos chilenos haban sido contundentes en demostrar que el problema de la mediterraneidad boliviana no era un tema para solucionar de manera multilateral, pero no fue as durante la dictadura, por el contrario, que un organismo internacional como la OEA se manifestara en este tema reflejaba la contingencia desfavorable que enfrentaba Chile y en algunos sectores se haca sentir la molestia, despus de la resolucin de La Paz, varios ex embajadores chilenos firmaron una declaracin pblica sealando que lo sucedido en la OEA ilustraba el aislamiento poltico de Chile, pese a los slidos argumentos jurdicos de la posicin chilena. Adems, la declaracin afirmaba que el aislamiento internacional de Chile era atribuible a las caractersticas del actual gobierno, que han daado la imagen del pas.

Es importante consignar que las muestras de acercamiento o distanciamiento a que llegaban las cancilleras eran paralelo a los preparativos blicos que se realizaban, Per se estaba armando y ya apuntbamos que Chile haba trasladado tropas al norte, reforzando los campos minados. Con Bolivia el ao 1975 se retomaron las relaciones diplomticas al lograrse un acercamiento entre los generales Banzer y Pinochet. Las conversaciones comenzaron en Charaa, tras la iniciativa de Pinochet de encontrar una solucin a la demanda boliviana de solucionar su mediterraneidad mediante un arreglo que satisficiera las aspiraciones de ambos pases. Lo cierto es que no se lleg a acuerdo bsicamente porque el requerimiento que hacan los bolivianos era contar con una salida soberana al pacfico, frente a lo cual Chile exiga una superficie territorial compensatoria al rea de tierra y mar que se entregara a Bolivia, pero para realizar este acuerdo era necesario contar con la aprobacin de Per de acuerdo al tratado de 1929, cuestin que no se consigui. Tras los fracasos en las negociaciones se volvan a romper las relaciones diplomticas en marzo de 1978.Con Per la situacin no era distinta. Los vecinos del norte, con los cuales las relaciones nunca han sido tan cordiales, parecieron ser aun ms hostil al arribo de la dictadura militar en Chile, establecindose una preocupacin permanente en ambos lados de la frontera que deriv en una serie de medidas preventivas. En Chile se estaba en todo momento alerta a los movimientos que realizaban sus vecinos del norte por lo que se consideraba una fundada posibilidad de un ataque peruano, as lo han reconocido militares activos en esos aos, como son los citados Fernando Matthei, Comandante en jefe de la FACH el ao 1978 y Carlos Castro Sauritain oficial de la Fuerza Area, quienes manejaban dentro de las alternativas de un enfrentamiento blico con Argentina, el que Per tambin se uniera en una ofensiva en contra de ChileEl aislamiento poltico que enfrentaba Chile durante se desarrollaba en su punto ms lgido el conflicto por las islas australes, es decir, desde que se conoce el fallo arbitral, hasta que se llega a la concrecin del Tratado de Paz y Amistad (1977-1985), se debi principalmente a la manera represiva con que se condujo al pas, debido a la posicin sumamente ideologizada de los militares, cuestin que se plasm en el desarrollo de la poltica exterior, acarrendole los problemas que hemos mencionado lneas atrs, y tambin polticas adoptadas en el plano interno que tuvieron gran repercusin en el plano internacional, y que hicieron que la buena imagen que Chile posea hasta el ao 1973 cayera en un profundo desprestigio que se vi reflejado en las permanentes votaciones sancionando a Chile por la condicin en que se encontraban los derechos humanos, en organismos internacionales como la ONU, la OIT o la OEA. Estas votaciones daban cuenta no slo de la persecucin detencin y tortura de opositores al rgimen militar, sino de polticas como son la expulsin del pas de extranjeros de distintas nacionalidades por considerarlos un peligro para el rgimen y el orden interno, las medidas restrictivas en contra de los medios de comunicacin y profesionales que trabajaban en ellos, medidas antisindicales que mantuvo en alerta permanente a organizaciones internacionales de trabajadores como fue el caso de la ORIT (Organizacin Regional Interamericana del Trabajo), que en protesta por la poltica laboral del gobierno militar amenazaban con un boicot total al comercio internacional de Chile el ao 1978, dentro de otros ejemplos que se podran entregar.Lo cierto es que los antecedentes entregados permiten formarse una imagen de la situacin que viva Chile durante los aos mencionados (1977-1985), quedando claro lo aislado que estaba Chile en el concierto internacional producto de cmo haba gobernado el pas el gobierno militar. Un estudio publicado el ao 1981 en la revista Proceedings del Instituto Naval de Estados Unidos sealaba que mientras dure el aislamiento poltico internacional del gobierno militar, se registrar un permanente deterioro de la seguridad nacional de Chile. Chile ha estado polticamente aislado desde 1973 sostena el informe- y hasta que ocurra un cambio se ir deteriorando su poder, respecto a sus vecinos, escenario que dejaba a Chile vulnerable frente a las amenazas externas que aprovech Argentina para aprovechar el fallo arbitral de S.M. Britnica.Captulo III:La situacin internacional Argentina durante el conflicto del BeagleIII.1 El gobierno y la conduccin pragmtica de su poltica exteriorLa situacin poltica en Argentina para los aos que estamos estudiando no distaba mucho de la chilena, en el sentido que tambin estaba siendo gobernado por un rgimen militar que haba arribado al gobierno mediante un golpe de estado perpetrado el 24 de marzo de 1976, momento en que una junta de gobierno formada por Jorge Rafael Videla en representacin del Ejrcito, el almirante Emilio Eduardo Massera por la Armada y el brigadier general Orlando Ramn Agosti en representacin de la Fuerza Area, asume la direccin de la nacin, entregndole la presidencia al General Videla para que encabezara el autodenominado Proceso de Reorganizacin Nacional que contaba con un ambicioso plan de gobierno que buscaba reorganizar la nacin, renovar sus estructuras econmicas, reformar las instituciones polticas y dar nuevos contenidos a los valores establecidos en el prembulo constitucional. Entre los objetivos bsicos se mencionaban la soberana poltica, la moral cristiana, la tradicin nacional, la dignidad de ser argentino, la seguridad nacional, la erradicacin de la subversin y de sus causas, y la insercin internacional del pas en el mundo occidental y cristiano.La conduccin del pas en el plano interno tampoco se diferenciaba a la realidad chilena, es decir, la junta de gobierno haba llevado a cabo una dura represin en contra quienes se oponan al rgimen castrense, exigiendo el retorno a la democracia. Esto signific el arresto y matanza de un gran nmero de ciudadanos argentinos, y por supuesto la protesta de la comunidad internacional en torno al tema de los derechos humanos en la Argentina enloquecida de la segunda mitad del 70 haba dos bandos enfrentados e igualmente incursos en error: la guerrilla de izquierda con su irresponsabilidad iluminista y su soberbio desprecio por las mayoras, y los militares que se sentan imbuidos de la mesinica misin de exterminarla, sin respetar la ms mnima inhibicin tica.Pero, entre los dos, eran los militares quienes estaban muchsimo ms equivocados, y de esto no puede haber la ms mnima duda, pues ellos representaban el Estado y este debe custodiar la ley, no violarla sistemticamente, como lo hicieron, en el marco de un aberrante programa de exterminio aplicado no slo a los guerrilleros sino tambin a millares de personas slo sospechosas de alguna remota convivencia con ellos.Sin embargo, esta realidad interna Argentina que se proyectaba en el mbito internacional generando el rechazo de diversos pases, a diferencia de lo que suceda en Chile, no condujo a los trasandinos a un nivel de aislamiento poltico como el que s afect a Chile.Ya decamos que la conduccin chilena de sus relaciones exteriores y su estilo de diplomacia estaba marcado por un fuerte componente ideolgico, directo, cerrado al dilogo, lo que significaba en muchas ocasiones el trmino definitivo de sus relaciones, cuestin que en Argentina no ocurri bsicamente porque los gobiernos militares siguieron una poltica pragmtica intensificando sus contactos econmicos, militares y culturales con pases de distinta orientacin poltica e ideolgica.Ejemplo de sta conduccin pragmtica la podemos encontrar en el incremento de su intercambio comercial con la URSS, siguiendo una poltica pragmtica, los gobiernos militares argentinos tambin intensificaron sus contactos econmicos, militares y culturales con la Unin Sovitica. El intercambio comercial entre los dos Estados creci aceleradamente de US$ 30 millones en 1970 a US$ 634 millones en 1979, y a US$ 1500 millones durante los primeros nueve meses de 1980. Ms an, Argentina no se uni al embargo cerealero contra la URSS implementado por EE.UU. bajo la administracin Carter; en 1980, de las 12,5 millones de toneladas de granos que export, el 60% fue canalizado al mercado de Europa Oriental. Asimismo, en abril de 1981, Argentina suscribi un acuerdo con Mosc mediante el cual se comprometa a suministrar a la URSS entre 60 mil y 100 mil toneladas anuales de carne, durante un perodo de 5 aos, las autoridades argentinas separaron aspectos ideolgicos de decisiones que en el plano econmico convenan a la nacin. Este perfil "pragmtico", segn el historiador argentino Carlos Escud, se debi a que los productores agropecuarios percibieron a la URSS y al Este europeo como importantes mercados alternativos. En la reunin de gabinete del 25 de marzo de 1977, el ministro de economa Martnez de Hoz defendi la necesidad de profundizar las relaciones econmicas con Mosc como nico medio para mejorar la balanza comercial, en un contexto donde el mercado de Europa Occidental estaba cerrado para las exportaciones argentinas por la presencia de fuertes barreras arancelarias. Las buenas relaciones con la Unin Sovitica provocaron que se extendieran a Cuba, convirtindose el rgimen castrista en un gran aliado de la dictadura Argentina. En la columna anteriormente citada se dan a conocer testimonios de funcionarias de Derechos Humanos del gobierno de Carter que dan cuenta de las buenas relaciones que mantuvieron ambos gobiernos, sealando que los argentinos y los cubanos trabajaron juntos para bloquear la mocin de condena durante todo el perodo de la junta militar, y tambin que fue una negociacin difcil: los rusos y los cubanos no queran hacer nada contra la Argentina, explicando esta conducta por la fuerte relacin comercial que una a la Argentina con la Unin Sovitica, de la cual Cuba era virtualmente una colonia. Adems se agrega que durante la etapa de Videla en el poder (1976-1981), la ms sangrienta en relacin a la violacin de derechos humanos de toda la historia argentina, los contactos econmicos con Cuba se fortalecieron, lo que llev al gobierno cubano a invitar a Videla a participar a la Reunin de Pases No Alineados en La Habana a celebrarse en septiembre de de 1979. Videla no acept esta invitacin dado que era absurdo dar a conocer el apoyo argentino a quien era conocido en aquel entonce