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Tesis de pregrado en antropología; Universidad Bolivariana, Chile: Molina Holmes, Guillermo: "¿Documental etnográfico o etnografía audiovisual ? Un caso de Etnografía Audiovisual Reflexiva"(2006)
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UNIVERSIDAD BOLIVARIANA
ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA
¿Documental etnográfico o etnografía audiovisual ?
Un caso de Etnografía Audiovisual Reflexiva
Tesis para Optar al Título de Antropólogo y al Grado Académico de Licenciado en Antropología Social
Alumno: Guillermo Alejandro Molina Holmes
Profesor Guía: Francisco Gallardo Ibáñez
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Agradecimientos: A mi esposa Lilian, a mis hijos Emiliano, Valentina y Amelia, por entregarme tanto amor y apoyo siempre. A mi madre Jane por su cariño y apoyo incondicional. A mis Hermanos Jaime y Carla por estar siempre cercanos. A mi padre Guillermo por su cariño y sabiduría. A Francisco Gallardo, mi profesor guía por su dedicación y oportunos consejos disciplinarios durante el proceso de desarrollo de esta Tesis. A la profesora Fresia Salinas por contagiarme de su pasión por la antropología, y su permanente disposición para leer y comentar mis textos. A mis colegas antropólogos visuales del proyecto Fondecyt 1030029 del MCHAP, Francisco Gallardo, Margarita Alvarado, Gastón Carreño, Juan Pablo Silva, Valentina Raurich, Felipe Maturana, María Paz Bajas , Samuel Linker y María Paz Peirano, por las largas reflexiones en torno a la temática de la antropología visual. A todas las personas que colaboraron con sus valiosos testimonios de vida, y depositaron su confianza en un etnógrafo cámara de video en mano. Mis agradecimientos a Chalo, Ernesto, Nano, Chico, Barrientos, Dany, Peiro, Lily, Gato, Aron, Ricardo, Carlos, y tantos mas. Santiago, Julio 2006.
INDICE:
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Resumen 07.
PRIMERA PARTE: LA INVESTIGACIÓN
I.-Introducción: 08.
II.-.-Objetivos de la investigación. 16.
2.1.-Objetivo General: 16.
2.2- Objetivos Específicos: 16.
III-Marco Teórico: 17.
3.1.- Fundamentación Teórica 17.
3.2-Propuesta teórico Metodológica: 22.
3.3- Metodología e instrumentos de registro 23.
IV.-Referencias etnográficas audiovisuales (discusión bibliográfica) 25.
4.1- sobre antropología visual y documentalismo antropológico 25.
4.2 -Las distintas convenciones genéricas del documentalismo etnográfico 29.
4.3- La etnografía audiovisual en Chile. 31.
4.4- Tratando de precisar lo que entendemos como Antropología Visual. 33.
SEGUNDA PARTE: EL GRUPO DE ESTUDIO.
V- Antecedentes generales del estudio etnográfico. 35.
VI- Sobre la gente de la calle. 37.
VII.-Sitios eriazos y "nómades urbanos":
(Sobre el grupo o la unidad de estudio) 46.
7.1 Estudios de Casos: 47.
7.2- Unidades y (Escalas) de Estudio. 49.
7.3- Casos estudiados 50.
TERCERA PARTE: EL RODAJE
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(Análisis y Reflexiones). VIII.- Etnografía audiovisual y tecnología: Entre el Home Video y el Broadcast Quality. (o la soga al cuello antes del rodaje). Las decisiones de la puesta en cámara. 52. IX.- Las decisiones de la puesta en cámara: (registrando en función del montaje). 59. X.-Sobre la experiencia del trabajo de rodaje. 62.
CUARTA PARTE: EL MONTAJE
XI.-La opción por un Montaje auto-reflexivo. 74. XII- Una estrategia ecléctica de montaje: (En busca de una narrativa audiovisual propia). 77. XIII- Diario Auto-reflexivo de Montaje: (Resumen de resúmenes mensuales) 81. XIV.-Un análisis y una reflexión semiológica sobre la obra final. 91.
QUINTA PARTE: CONCLUSIONES (Conclusiones, reflexiones y propuestas).
XV.- Etnografía audiovisual ecléctica y reflexiva: Conclusiones. (Reflexividad, nostalgia y perplejidad). 95. XVI-Por un espacio propio para la etnografía audiovisual. (Propuestas y criterios a considerar). 99.
XVII-Por una Etnografía Audiovisual Experimental. 95.
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SEXTA PARTE: ANEXOS
XVIII- Reflexiones sobre la postura teórica ecléctica y reflexiva en etnografía audiovisual. 102. XIX -Epílogo: Sobre mis privilegios y condición de clase: (o remordimientos por mi “Beca Restauran Plaza Garibaldi”). 108. Bibliografía: 117.
Filmografía: 119.
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Resumen:
Este trabajo de Tesis aborda desde una perspectiva reflexiva, el proceso completo de
realización de un video documental etnográfico, que trata sobre el modo de vida de los
ocupantes ilegales de sitios eriazos en el centro de la ciudad de Santiago. Esta investigación
es un estudio cualitativo exploratorio que se inscribe dentro del ámbito de la antropología
urbana, pero sin embargo al mismo tiempo pertenece al campo de la antropología visual,
echando mano a todo el bagaje disciplinario de la antropología Social. La cámara de video
interactúa con los sujetos de una forma activa y participativa, no obstante en algunos
momentos adopta una cierta distancia analítica de tipo observacional, para complementar
ambas miradas; asumiendo también permanentemente una actitud fenomenológica-
reflexiva en la cual el propio observador forma parte del modelo de producción de
conocimiento.
PRIMERA PARTE: LA INVESTIGACION
“El precio de la lucidez es alto. La practica radical de la etnografía es algo de lo
que raras veces se sale indemne: siempre se sufre daño”.
Manuel Delgado en el prologo a la edición española de
Tristes Trópicos de Claude Lévi-Strauss (1997).
“Nunca más en ninguna parte volveré a sentirme en mi casa”
Claude Lévi-Strauss (1997:59).
“Nunca más volveré a sentirme en mi casa, ni en mi propia casa. El daño para el
etnógrafo que investiga en su propia comunidad es el cambio que experimenta en
su relación con ella, tanto proveniente de él mismo como provocado desde la
misma comunidad para cuyos miembros ya nunca serás el mismo”( Díaz:2005:11)
Sebastián Díaz Iglesias en
“Hacer etnografía en la propia comunidad” (2005).
8
I.-Introducción:
Mi fascinación por la idea de realizar un estudio etnográfico en mi propio barrio
surgió cuando todavía era alumno de tercer año de antropología el año 2000. Recuerdo que
en ese entonces, asistía a la asignatura de Antropología Urbana que dictaba el profesor
Bernardo Arroyo, y fue en el desarrollo de sus clases donde surgió en mí esta inquietud. En
estas clases se discutía principalmente acerca de la sustancial diferencia entre realizar un
“estudio de la ciudad” y hacer “estudios en la ciudad”. Discutíamos sobre las formas de
aproximación que están implicadas en estas dos actitudes básicas, cualitativamente
distintas, y tienen fundamentos epistemológicos diferentes. Comúnmente se tiende a
diferenciar la sociología urbana de la antropología urbana, a partir de las prioridades de sus
enfoques metodológicos. Así, se dice que la actitud básica del sociólogo es estudiar la
ciudad - como un objeto de estudio en sí - valiéndose principalmente de métodos
cuantitativos y nomotéticos, como encuestas, censos y estadísticas , mientras la actitud
básica del antropólogo sería sentirse inclinado a estudiar en la ciudad, utilizando
preferentemente métodos cualitativos y empáticos , privilegiando la experiencia del trabajo
de campo. Al respecto Clifford Geertz señala:“El lugar de estudio no es el objeto de
estudio. Los antropólogos no estudian aldeas ( tribus, pueblos, vecindarios…): estudian en
aldeas. Uno puede estudiar diferentes cosas en diferentes lugares….” (Geertz,1997:33).
La implicancia de esta aseveración de Geertz connota todo un cambio de paradigma
dentro de la antropología, pues anteriormente, la antropología clásica (moderna) estaba
dominada por una visión objetivista del campo de estudio de la antropología. A partir del
auge de las críticas postmodernas, los antropólogos que sustentan esta tendencia se liberan
del distanciamiento analítico de los hechos socio-culturales, y al mismo tiempo dejan de
confinar los hechos al reducido campo del ámbito local como si fuera solo una localización
geográfica específica, y por ende objetivable. La nueva perspectiva postmoderna hace
énfasis en una visión fenomenológica, encarnada, vivenciada y sobre todo sumergida en los
hechos sociales, sin evitar el surgimiento de observaciones subjetivas, sino más bien
rindiendo cuenta de cómo ellas surgen.
9
También dentro de la antropología urbana contemporánea, hay interés por hablar de
la ciudad en toda su complejidad y no confinar a la antropología urbana a solo estudiar en
la localidad. “Varios antropólogos se ha rebelado contra este repliegue de su disciplina en
las pequeñas causas. ¿Por qué vamos a condenarnos a hablar del barrio y callar sobre la
ciudad, a repetir en las grandes urbes una concepción aldeana de la estructura social?.”
(García Canclini;1995:74).
Dentro de este contexto actual, la antropología urbana se permite estudiar desde la
objetividad hasta la intersubjetividad, desde la territorialización hasta la
desterrritorialización, y desde la localidad hasta la globalidad; me sentí motivado por hacer
una etnografía en-mi-barrio, básicamente porque quería realizar un estudio
fenomenológico intimista y vivencial, situado desde la experiencia del etnógrafo, para
luego interpretar estas experiencias dentro del contexto general de la ciudad globalizada.
Estaba seducido por estudiar en-la-ciudad, desde una concepción micro-social autosituada
(en-mi-barrio) como punto de inicio, para posteriormente observar, registrar, analizar, y
después llegar a una interpretación más general que trascendiera el entorno inmediato del
barrio y permitiera hablar sobre la ciudad. La idea era hacer una secuencia que partiera de
lo particular cotidiano, a lo general no fundado en una verdad objetiva, sino más bien en un
conocimiento validado empíricamente en el trabajo de campo compartido relacionalmente
(inter-subjetivamente) desde un dominio cultural.
Fue entonces bajo este influjo, que me dediqué a realizar un trabajo de etnografía visual
siguiendo las dinámicas de ocupación (residencial) de los sitios eriazos de Santiago Centro-
Poniente. Esta temática la empecé a trabajar con una etnografía titulada: “Los Rucos1 del
Barrio Yungay”: o en busca de los “nómades” urbanos" (Molina: 2000) que trató sobre
una descripción de la vida y los modos de subsistencia de los habitantes – ocupantes
1 En el ámbito de la cultura popular urbana chilena, se le denomina como “ruco” a las viviendas más precarias construidas con materiales reciclados de desperdicios tales como; plásticos, latas, cartones, maderas, etc. Estas viviendas ligeras son fáciles de levantar y de recoger - a modo de “tienda de campaña”. Tal vez la palabra “ruco” esté relacionada con la palabra “ruka”, la cual en lengua mapudungún designa a la casa habitación tradicional mapuche.
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ilegales- de los sitios eriazos del tradicional barrio Yungay de Santiago2 Durante el
desarrollo de esta investigación, el uso de la fotografía como metodología de registro cobró
un valor insospechado, pasando a ser uno de los aspectos más relevantes y significativos de
este trabajo etnográfico, en donde la fotografía cumplió el papel de data visual, fuente
primordial de contextualización del estudio, y materia prima de interpretaciones simbólicas,
que abrieron el camino a una reflexión acerca de la significación del vivir en estos micro
espacios urbanos. Esta experiencia, dio paso a una investigación que continuó
intermitentemente desde el año 2001 hasta el 2004; y que profundizó en torno al mismo
tema, -aprovechando el rapport y la buena disposición de las personas involucradas -los
“informantes”- , quienes sugirieron la posibilidad de realizar un video documental acerca
de ellos mismos, en su calidad de ocupantes-habitantes de al menos tres sitios eriazos
emplazados entre los barrios Yungay y Brasil de la Comuna de Santiago.
El registro audiovisual etnográfico se fue realizando de una forma bastante “espontánea”, -
ya que vivo en el mismo barrio de estudio -, y solo era cuestión de salir a la calle, caminar
tres cuadras y ya estaba sumergido en el “terreno”, compartiendo con los “informantes” y
vivenciando diversas situaciones. Siempre llevaba conmigo mi cámara de video digital, -
aunque no siempre grababa -, lista para ser usada en los momentos que consideraba
oportunos.
Desde que ingresé a estudiar antropología mi interés siempre estuvo puesto en la
antropología visual - siempre fue mi primera prioridad -, inclusive desde antes, cuando
estudiaba comunicación social-audiovisual, ya tenía un interés predilecto por el género
documental, y tenía la intuición de que la antropología visual era lo mío. Antes había
2 En los últimos años el gobierno ha impulsado una política de “renovación urbana” del centro de Santiago, que en la práctica ha significado la remodelación de antiguos barrios para densificar mas la población. En este proceso se han demolido numerosos edificios de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX - y en su lugar se construyen edificios nuevos, condominios y edificios de altura. Mientras tanto, algunos sitios despejados tras las demoliciones, son ocupados por personas que aprovechan las condiciones de refugio de estos sitios, que permiten su ocupación sin ser vistos (camuflaje) y, sobre todo aprovechan la estratégica ubicación de estos sitios para implementar estrategias de sobrevivencia, en relación a la recolección y reciclaje de materiales de desecho como : cartones, papeles, plásticos y metales. Además de otras ventajas que reporta el estar cerca de grandes concentraciones demográficas y servicios urbanos en el centro de la ciudad.
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estudiado comunicación social con mención audiovisual, y además había trabajado mas de
tres años como asistente de producción y dirección, de la conocida serie documental de
Canal 13 televisión, “Al Sur del Mundo”, creada y dirigida por Francisco Gedda quien me
incentivó en la senda del documental al permitirme participar en dicha serie que duró mas
de 10 años en pantalla y fue un importante referente del documental televisivo chileno.
Entré a estudiar antropología con la intención de encontrar una disciplina que me permitiera
profundizar en el abordaje de temas de investigación y me sirviera para la realización de
documentales. Había escuchado acerca de la antropología audiovisual, y había visto
algunos documentales etnográficos3 que me habían llamado mucho la atención,
principalmente por el grado de cercanía e intimidad que lograban con sus personajes
documentados. Mi principal interés era saber cómo se podía lograr un "acercamiento
intimo” con un entrevistado, y cómo poder profundizar en la indagación acerca de un tema,
pues consideraba, - y todavía sigo pensando - que la mayoría de los documentales que se
ven (principalmente en la TV) son demasiado superficiales en el tratamiento de sus temas,
muchos de ellos muy interesantes, lo cual me parece un desperdicio de recursos
audiovisuales. Posiblemente la mayoría de los documentales del circuito comercial de
distribución, están fuertemente ceñidos por las limitaciones propias del formato comercial
de distribución, no obstante, también muchos documentales de autor, - que se caracterizan
precisamente por ser producciones independientes -, no se alejan mucho de las
convenciones audiovisuales del documental comercial, a pesar de tratar de profundizar en
ciertos temas, suelen optar por tratamientos audiovisuales exotizantes, efectistas o
excesivamente estereotipados. El problema no debe ser solo la constricción propia de los
formatos comerciales, por lo tanto deben haber algunos supuestos implicados en el lenguaje
cinemático que determinan la verosimilitud de los documentales, en consecuencia debemos
3 En ese entonces no tenía muy claro qué documentales eran propiamente etnográficos, o simplemente eran documentales que trataban acerca de temas antropológicos. Recuerdo haber visto una instalación de video arte de Juan Downey a cerca de los Yanomami en el museo de Bellas Artes que me impactó mucho, así como también un video a cerca de los concheros del Zócalo de Ciudad de México de Guillermo Bonfil Batalla, antropólogo que ya admiraba por su libro “México Desconocido”.También recordaba haber visto “Caminito al Cielo”(1989) de Sergio Navarro y Alejandro Elton.
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abocarnos a estudiar la cultura audiovisual propia de los realizadores dentro de su inserción
en el paradigma visual propio de la cultura a la que pertenecen.
Ingresé a la Universidad Bolivariana, en gran parte al enterarme de que en su Escuela de
Antropología existía una asignatura dedicada exclusivamente a la antropología visual. Al
ingresar me di cuenta de que esta área de la antropología estaba en pañales, es decir, estaba
recién comenzando su desarrollo propio (al menos en Latinoamérica y en Chile), pues es un
campo de estudio poco desarrollado, poco trabajado, pero sin embargo la antropología
visual como tema está despertando un interés creciente entre los investigadores socio-
culturales, y sobre todo en los nuevos alumnos de antropología. Al menos ésta era la
sensación que me dio la experiencia de ingresar a la carrera de antropología e irme
metiendo en la asignatura, la cual consistía principalmente en tratar de llenar un vacío en la
formación académica de los estudiantes, en cuanto al abordaje teórico y metodológico de la
imagen, y así se iba configurando la asignatura, entregando algunas nociones generales de
semiología y teoría de la comunicación visual, mezclado con un poco de historia del cine
etnográfico, en donde revisábamos el trabajo de Flaherthy con su clásico Nanook y algunos
documentales etnobiográficos de Jorge Preloran, pero principalmente el énfasis del curso a
cargo del profesor Alejandro Elton, estaba puesto en desarrollar una cierta experiencia con
los medios audiovisuales, motivando la realización propia, así el curso se empeñaba
principalmente en una capacitación básica en lenguaje audiovisual y el manejo de equipos,
con el objetivo de salir a la calle - o al campo- con la intención de imprimir en el video las
cualidades distintivas de la mirada antropológica. Así, después de habernos iniciado en el
manejo de los equipos - en estos primeros ejercicios - se apelaba a aplicar una cierta
intuición empírica de lo que podría ser una antropología audiovisual. El énfasis estaba
puesto - en ese entonces - en la experimentación, tanto en el trabajo de cámara, como en la
narrativa audiovisual en general. Nos involucramos en esta tarea con pocos recursos y
precarios medios técnicos, dos viejas cámaras SVHS análogas en mal estado, las cuales se
compartían con la escuela de periodismo, al igual que el laboratorio audiovisual en el cual
se editaban en forma apurada los trabajos experimentales de antropología visual, todo esto
se hacía en el único equipo análogo de edición SVHS, el cual estaba siempre copado por
una alta demanda, pero contábamos con la siempre buena disposición de Javier Elizalde, el
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encargado de este laboratorio. En ese entonces, convalidé mis ramos de comunicación
audiovisual y fui ayudante del profesor Alejandro Elton, y participé en esta tarea pionera de
impulsar el ramo de antropología visual4. De ese periodo existen numerosos trabajos muy
interesantes, (lamentablemente con algunas condiciones técnicas deficientes, debido al mal
estado de los equipos). Estos videos que fueron realizados por alumnos de antropología,
eran básicamente guiados por un instinto disciplinario o una intuición desarrollada en tres
años de entrenamiento en la mirada antropológica, pues el taller se imparte durante el
transcurso del cuarto año de la carrera.
Una instancia extraordinariamente fructífera para el desarrollo teórico de la
antropología visual chilena y latinoamericana, han sido los congresos y seminarios
disciplinarios; en ellos, en el encuentro con colegas de distintas universidades, la
antropología visual chilena da señales de su proceso de desarrollo y maduración constante.
Recuerdo con especial agrado el V FELAA5(1998) realizado en México DF. en la ENAH6
, en donde me encontré por primera vez con entusiastas estudiantes de toda Latinoamérica
que teníamos más o menos los mismos intereses; allí reconocí la existencia de las dos
principales vertientes de estudio dentro de la antropología visual (la imagen fija y la imagen
en movimiento). Existía un grupo de estudiantes que abordaban principalmente el tema de
la epistemología de la fotografía y hacían una hermenéutica crítica de las fotografías
indigenistas, develando los dispositivos de exotización y violencia simbólica implicada en
estas imágenes sobre el indígena. También existía otro grueso bloque de estudiantes
interesados en las prácticas de la etnografía audiovisual y sus alcances teóricos y
metodológicos. Muy interesante fue también el VI FELAA (1999) realizado en Santiago,
allí nos reconocimos muchos colegas de distintas universidades que estábamos interesados
en antropología visual, y que nos desarrollábamos en distintas áreas de interés, en esa
oportunidad se mostraron interesantes trabajos de investigación y videos. Durante el IV
Congreso de Antropología Chilena (2001) realizado en la Universidad de Chile, se realiza
4 La Universidad Bolivariana fue la primera universidad chilena en incorporar la asignatura de antropología visual dentro de su malla curricular regular. 5 FELAA: Foro de Estudiantes Latinoamericanos de Antropología y Arqueología. 6 ENAH: Escuela Nacional de Antropología e Historia. (de México).
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por primera vez un simposio formal de antropología Visual7, antes solo se habían
presentado ciclos de video o muestras de fotografías, pero no se había consagrado un
espacio formal para la discusión de la antropología visual, esta experiencia alcanza un alto
nivel de participación entre expositores y asistentes, y las discusiones se sostienen a un
elevado nivel teórico.
En octubre del año 2002 se realiza en el Museo Chileno de Arte Precolombino un
ciclo documental titulado “Una Retrospectiva del Documental y la antropología en Chile”.
En dicha muestra organizada y curada por Francisco Gallardo, se hace por primera vez una
revisión panorámica del documentalismo antropológico nacional, la cual se insertó dentro
de un análisis del contexto histórico del documental antropológico, desde el surgimiento del
cine etnográfico, (que curiosamente se remonta al mismo periodo de origen del cine como
dispositivo tecnológico hacia fines del siglo XIX), pasando por las diversas formas
narrativas audiovisuales desarrolladas a lo largo de este proceso histórico. En esta instancia
se pudieron observar numerosos filmes antropológicos clásicos, y las más significativas
producciones documentales realizadas por antropólogos chilenos, lo cual abrió un excelente
espacio para comentar, discutir y reflexionar a cerca de la práctica antropológica y
audiovisual. Este importante evento sin duda marcó un hito y contribuyó a generar un
ejercicio auto-conciente de nuestra disciplina.
El año 2003 tuve el privilegio de ser invitado a formar parte de un equipo de investigación
en antropología visual que co-dirigen Francisco Gallardo y Margarita Alvarado, dos
connotados investigadores en el área. Este equipo se conforma en torno a un proyecto
FONDECYT que se propone estudiar el problema de la representación de los pueblos
originarios en el cine chileno (ficción y documental), contribuyendo de esta forma a una
comprensión de la antropología del cine, en su tarea de develar los procedimientos y
dispositivos utilizados por los realizadores nacionales en la representación de una alteridad.
7 Este simposio fue organizado por Gastón Carreño, quien ya había organizado la mesa de antropología visual del VI FELAA (1999).
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En esta interesante investigación también participan: Gastón Carreño, Felipe Maturana,
Juan Pablo Silva, Valentina Raurich y Maria Paz Bajas. Este mismo año le pido a Francisco
Gallardo que sea mi profesor guía de esta Tesis.
Ya más compenetrado en la disciplina de la antropología audiovisual, me sentí
atraído por la idea de trabajar en una etnografía audiovisual mezclando básicamente tres
enfoques teórico-metodológicos que se suelen usar en forma separada, en cambio elegí
alternar sucesivamente un acercamiento observacional (el cual corresponde a la actitud
tradicional de los documentalistas naturalistas, que observan a la distancia, evitando al
máximo perturbar con su presencia el contexto natural de los acontecimientos) con un
enfoque participativo (el cual supone una interacción activa entre el realizador con su
equipo de producción audiovisual y los sujetos ante la cámara); y otro reflexivo (que
implica la idea de hacer conciente al espectador del propio medio de representación
audiovisual, mostrando y problematizando los entretelones de la interacción entre los
sujetos delante y tras la cámara). Esta combinación puede resultar en apariencia
contradictoria y confusa, algo similar a combinar un enfoque objetivista-positivista con un
enfoque relativista-fenomenológico-hermenéutico lo cual es cada vez menos inusual en la
antropología contemporanea. En algún momento pensé en realizar esto de forma simultanea
(lo mas sincrónico posible), -lo cual empíricamente no me fue posible -, por que si bien
quería llevar a la practica una observación-participante cámara en mano todo el tiempo
y hasta las ultimas consecuencias, en la práctica no fue así, y se dio una dinámica de
alternancia de momentos de actitud observacional (distante o flotante, la cual mantiene una
distancia analítica) , seguidos de momentos de interacción observacional- participativa, y
momentos de reflexividad intersubjetiva ante la cámara. Este método ecléctico de trabajo se
ajustó en la práctica y resultó ser bastante productivo.
Un documental etnográfico reflexivo es el principal producto de esta Tesis (adjunto
en formato DVD), y este puede funcionar de forma autónoma con respecto al texto escrito,
y viceversa; sin embargo este material esta acompañado por un segundo DVD que contiene
las principales secuencias editadas que condensan lo mas significativo del material de
cámara original. Además, este trabajo de Tesis comprende también el presente texto escrito
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que especifica la metodología empleada durante este estudio, además rinde cuenta del
proceso etnográfico, proporcionando datos procedentes de apuntes de campo, diario
reflexivo de montaje, otros apuntes y reflexiones escritas durante el estudio, las cuales
pueden ser de utilidad para los investigadores de este material.
II.-.-Objetivos de la investigación.
2.1.-Objetivo General:
Validar el ejercicio de la etnografía audiovisual como un aporte teórico-metodológico a la
investigación antropológica. En este caso en la realización de un estudio etnográfico
exploratorio concreto, el cual pretende rendir cuenta de las dinámicas de ocupación y
subsistencia de los ocupantes – ilegales- de los sitios eriazos de los barrios Brasil y Yungay
de la Comuna de Santiago. Así mismo incorporar en la etnografía un componente auto-
conciente y reflexivo de la situación etnográfica.
2.2- Objetivos Específicos:
-Realizar un video documental etnográfico reflexivo que rinda cuenta del proceso y
la situación etnográfica, como una dinámica interactiva (intersubjetiva), y que al
mismo tiempo entregue una descripción exploratoria de la problemática de los
ocupantes de los sitios eriazos. Lo cual implica: visionar, transcribir y sistematizar
los registros audiovisuales (más de 20 horas de Video Digital 8) realizados durante
los años 2001-2004 para finalmente montarlos en el video definitivo.
-Realizar durante todo el proceso un auto- examen fenomenológico (autorreflexivo).
-Escribir un Ensayo (memoria) que rinda cuenta del proceso completo de reflexión
etnográfica audiovisual. Incluyendo como fuentes el material de cámara en bruto,
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grabaciones de audio (entrevistas), observaciones de campo escritas, transcripciones
y diario de montaje.
- Adjuntar un DVD con los condensados del material original de cámara procesado
en el proceso de montaje como secuencias temáticas o casos. Los cuales conforman
el material básico del cual surgiera el montaje definitivo del documental. Este es un
material relevante para el análisis reflexivo del proceso de montaje y proceso
etnográfico en general.
III-Marco Teórico:
3.1.- Fundamentación Teórica
La idea de este trabajo de Tesis en términos metodológicos es utilizar un enfoque teórico
ecléctico el cual permite recurrir tanto a un enfoque observacional de tipo naturalista,
para hacer descripciones del espacio fisco y la disposición material de los objetos, en
relación con los sujetos a estudiar, conformando una unidad física-espacial en donde se
producen las interacciones sociales, lo cual permite crear un marco de referencia o contexto
físico-ambiental, para describir las conductas observables, como la actividad
transformadora del ambiente por parte de los sujetos durante su actividad cotidiana en
cuanto a una relación de consumo energético y transformación de recursos, que están
implicados en los modos de subsistencia a estudiar . Esto nos acerca bastante a una mirada
desde la perspectiva de la ecología cultural (Steward, White) en antropología. Así mismo
un punto de vista observacional puede ser útil para contrastar o triangular datos subjetivos
procedentes de testimonios orales y discursivos. Las observaciones visuales tanto de
constatación de objetos materiales, conductas, relaciones espaciales, etc. No se
considerarán con la calidad de las evidencias visuales (objetivas) sino que serán tratados
como datos percibidos subjetivamente, por una mirada direccionada e intencionada por el
investigador y toda su carga subjetiva implicada. Por este motivo esta mirada
observacional es complementada por una actitud metodológica fenomenológica la cual
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constantemente se sitúa sobre la conciencia del investigador, de modo auto-reflexivo para
observar el proceso de categorización intuitiva y provisional que otorga el punto de vista
observacional, y así hacer uso de la reducción fenomenológica de Husserl al suspender
concientemente el juicio sobre las distinciones y categorías establecidas al momento de
observar, y colocar entre comillas estas categorías transitorias (Robberechts:1968: 79-93).
Para cumplir nuestro objetivo es necesaria la reflexión acerca de los metarrelatos y retóricas
implícitas en la construcción de los textos audiovisuales, para así encontrar la forma de
representación y evocación más adecuada, para validar la práctica etnográfica audiovisual8
Comúnmente se le asigna el nombre de “video antropológico” a cualquier video que ilustre
o trate sobre temáticas antropológicas. De la misma forma, desde el sentido común se suele
clasificar como “documental etnográfico” a cualquier documental que aborde una temática
referida a algún pueblo aborigen. Esta denominación hace pensar en el sentido común9 que
denomina a estos documentales como “etnográficos”, como si estuviéramos ante una
variante más del género documental, como lo son las entrevistas testimoniales, los
8 Las críticas posmodernas de la autoridad en la enunciación de los textos etnográficos y antropológicos (C.Geeertz, J. Clifford, D. Cushman, G. Marcus) develaron los fundamentos de validación que se anclan en modelo representativo de observación y aprehensión de la “realidad”; dicha episteme se generó a partir del siglo XV durante el renacimiento (M. Focault), mediante la racionalización de procesos ópticos que inciden en la producción de la imagen, siguiendo el modelo de la cámara obscura (ojo) que recibe la luz del exterior para proyectarla sobre un espacio de representación (el cuadro) mediante la proyección del eje óptico, perspectiva o punto de vista. Esta forma racional de traducir los fenómenos de la visión en mirada ideológica,”la imagen representada como proyección de la realidad” formaron parte del conjunto de supuestos de veracidad que más tarde conformaron el paradigma positivista de la ciencia. La pretensión de los antropólogos posmodernos por romper con el paradigma positivista, los ha llevado a postular nuevas prácticas de enunciación no atadas al modelo de representación. Esta búsqueda se ha materializado en múltiples expresiones narrativas, textuales y retóricas como la evocación, dialógica, poética, reflexiva, hermeneútica, etc. Sin embargo, una vez que se devela la episteme de la representación me surge la pregunta ¿acaso es posible dejar de representar?, ¿es posible dejar de mirar de la forma como miramos? . Creo que nuestra endoculturación visual está aún demasiado arraigado el paradigma de la representación, y finalmente esto se convierte en un problema metafísico, ya que es necesario suspender la representación para restituir la presencia plena del sujeto. 9 Clifford Geertz se refiere al sentido común como un sistema cultural (fenomenología de la vida cotidiana) que afianza las convicciones y determina los rangos de valor y validez (juicio) sobre una cosa u hecho de la vida cotidiana. Ver “El sentido Común Como Sistema Cultural” en el libro: “Conocimiento Local: Ensayos sobre la interpretación de las culturas ” Edit.Paidos (1994).
19
docudramas; los documentales naturalistas e históricos. Es así como la mayoría de las
producciones denominadas: “documentales etnográficos”, son elaboradas y concebidas por
especialistas del campo audiovisual, como cineastas y documentalistas; o por
comunicadores sociales y periodistas. De esta forma, dentro de la clasificación general del
documental etnográfico, se incluyen obras audiovisuales de las más disímiles facturas,
tratamientos retóricos y estéticos; ya que el documental etnográfico es considerado como si
fuera solamente un subgénero temático más, dentro del género documental en general. En
este sentido, para la antropología, sería interesante precisar y distinguir el dominio
“etnográfico”, que podría atribuirse a alguna producción audiovisual; asimismo está claro
que la cualidad de lo etnográfico no estaría solamente definido por su alcance temático, ya
que, lo más importante de la etnografía es precisamente su metodología, es decir, todo el
conjunto de prácticas teórico-metodológicas implicadas en el proceso etnográfico.
Si bien es cierto que en el grueso de estas producciones agrupadas dentro del rótulo
"documental etnográfico" participan frecuentemente algunos antropólogos - principalmente
como asesores de estos documentales - su ingerencia es bastante limitada; ya que,
generalmente, son invitados a aportar solo como especialistas, que se limitan a entregar
insumos y conocimientos para la contextualización del documental, pero la última opinión
que se suele imponer es la del autor-director-realizador, generalmente ajeno a la disciplina
etnográfica, y es él quien toma las decisiones finales. Por esta razón, la participación de un
antropólogo en el equipo de producción, no es necesariamente una garantía de que el
documental adquiera automáticamente la cualidad antropológica o etnográfica; porque, en
definitiva, como ya señalábamos, la cualidad “etnográfica” estaría condicionada al ejercicio
de una práctica teórico-metodológica, la cual se da solamente dentro de una situación
etnográfica de trabajo de campo.
Suele suceder que en los modos más comunes de colaboración entre audiovisualistas
(directores) y antropólogos (asesores), se establezca una situación asimétrica en cuanto a la
toma de decisiones temáticas, estéticas y comunicativas – salvo en algunas notables
20
excepciones10-. Esta asimetría, tal vez se deba a que los antropólogos no han adquirido el
suficiente manejo en las técnicas audiovisuales, y por este motivo, suelen automarginarse
de las decisiones fundamentales que determinan el carácter narrativo y retórico visual del
documental. El delegar siempre aspectos como la dirección de cámara y montaje a los
especialistas audiovisuales, equivale a entregar todas las operaciones medulares de la
narración audiovisual.
Con todas estas opiniones, no quiero aparecer como defensor de una idea contraria a la
colaboración y al trabajo transdisciplinario en el campo del documental, ya que la
concurrencia y participación de distintas miradas disciplinarias puede enriquecer
notablemente el resultado de la realización de documentales, pero considero que hace falta
un espacio propio de ejercicio para la etnografía audiovisual, la cual debiera ser
desarrollada principalmente por antropólogos de formación académica. Esta no es una
cuestión de sectarismo o hiperespecialización, sino que pienso que es necesario desarrollar
este espacio de realización propia, para suplir justamente la carencia de criterios
antropológicos en la producción de los llamados “documentales etnográficos” en general.
Es necesario un espacio disciplinario de experimentación de lenguajes, narrativas, retóricas
y estéticas, sin tener que someterse o entregar excesivas concesiones a criterios ajenos a la
exploración antropológica; como lo son muchas veces criterios comunicacionales
conservadores de la norma productora de verosimilitud, orientada hacia generar una
conducta de recepción preconcebida y homogenizante, que se ajusta al modelo de consumo
masivo audiovisual. Esta situación ha sido descrita por el sociólogo Pierre Bourdieu, como
la conducta del Fast Thinker:
...existe un vínculo entre el pensamiento y el tiempo, y uno de los mayores problemas que
plantea la televisión (- y también los documentales -) es el de las relaciones entre
pensamiento y velocidad. (Los) Fast Thinkers (son) pensadores que piensan más rápido
10 Por ejemplo en Chile tenemos el caso de las producciones de Claudio Mercado (Etnógrafo -etnomusicólogo) y Gerardo Silva (cineasta), quienes han logrado un notable nivel de trabajo en equipo; realizando un documental etnográfico en donde el criterio teórico-metodológico de la observación-participante se destaca. Ver”La Reina del Aconcagua”(2002) de Claudio Mercado y Gerardo Silva.
21
que su sombra....piensan mediante <ideas preconcebidas>, es decir mediante
<tópicos>...son ideas que flotan en el ambiente, banales, convencionales... La
comunicación es instantánea porque, en un sentido, no existe. El intercambio de <ideas
preconcebidas>es una comunicación sin más contenido... los Fast Thinkers... proponen
fast food cultural predigerido , prepensado.11 (Bourdieu, 1997: 38-40)
Quizás por esta razón, es frecuente que podamos observar numerosos documentales que
suelen ser calificados como “documentales etnográficos”; pero en la práctica muestran que
evidentemente, no logran deshacerse de los estereotipos del tratamiento televisivo; y
ocupan planos y recursos efectistas o sensacionalistas; para exacerbar un dramatismo que
suele ser una fórmula efectiva y verosímil para atraer la atención de un público cautivo a
este tipo de convenciones. También existen numerosos documentales que abusan de estos
recursos manipuladores de la audiencia; muchos de estos documentales que dicen ser
“etnográficos” insisten con tratamientos exotizantes y estigmatizantes de los pueblos
aborígenes, o las comunidades campesinas tradicionales. También, muchas veces estos
estereotipos vienen fundados sobre la base de prejuicios etnocéntricos; o apriorías
fundamentalistas. No existe el suficiente grado de reflexión autocrítica acerca de la
enunciación de estos prejuicios en el campo audiovisual. Lo anteriormente señalado, no
quiere decir que solo los antropólogos sean los únicos realizadores – autores pertinentes -
para desarrollar documentales antropológicos; de hecho, no se debe olvidar que muchos de
los pioneros del llamado cine etnográfico no eran antropólogos de formación disciplinaria -
como Flaherty - ; sin embargo estuvieron impregnados por el modo de pensar científico de
la época; esta forma de pensar tiene correspondencia con los paradigmas disciplinarios de
la antropología de ese entonces.
Si bien son pocos los antropólogos que han asumido la labor y la responsabilidad de ser
ellos mismos los realizadores y gestores de sus propios trabajos audiovisuales; estos
esfuerzos no han dejado de ser significativos para el desarrollo de la disciplina
antropológica. En la actualidad la antropología visual se perfila como una problemática
11 Ver “Sobre la televisión” de Pierre Bourdieu ; Edit. Anagrama, Barcelona 1997; pg. 38-40.
22
emergente dentro del concierto general de la antropología contemporánea. En
Latinoamérica su desarrollo no ha sido menos significativo, como lo demuestra el aumento
de ponencias en los últimos congresos y seminarios de antropología.12
3.2-Propuesta teórico Metodológica:
El objetivo central de este trabajo, es tratar de legitimar la pertinencia del video no solo
como herramienta de registro etnográfico; sino que también como dispositivo técnico-
teórico -metodológico de observación y reflexión antropológica. Así mismo, también
legitimar el lenguaje y la retórica audiovisual como un recurso narrativo válido para
elaborar textos audiovisuales de carácter etnográfico; entendiendo que el carácter
etnográfico se construye a partir de una práctica teórico-metodológica; y no solo por el
hecho de abordar un tema susceptible de ser observado por una mirada antropológica.
En consecuencia con nuestro enfoque ecléctico de investigación cualitativa; realizamos
simultáneamente métodos observacionales naturalistas y analíticos de descripción física y
espacial del entorno material donde ocurre la interacción social, tratando el entorno urbano
como un contexto ecológico-social, en donde podíamos observar distintas interacciones
energéticas de intercambio entre las comunidades y el entorno, luego a esta mirada se le
sobrepuso simultáneamente una mirada participativa y empática de acercamiento a los
sujetos, estableciendo condiciones básicas de rapport para sostener una observación
participante, con un énfasis en la relación inter-subjetiva entre el etnógrafo y los sujetos en
interacción participante. La mirada fenomenológica reflexiva siempre estuvo presente sobre
el proceso completo. En esta labor fue fundamental el uso de los recursos audiovisuales
para potenciar los análisis reflexivos durante todo el proceso etnográfico. La cámara
funcionó como un instrumento análogo a la mirada del etnógrafo participante, y material de
registro audiovisual fue un insumo más de la reflexión. El proceso de montaje facilitó un
proceso de reflexión de segundo orden (una auto-etnografía sobre el proceso etnográfico).
12 Por ejemplo ver ponencias del último simposio de Antropología Visual del 51° Congreso de Americanistas; (en proceso de publicación) disponible en www.antropologiavisual.cl
23
Durante este proceso se logró confrontar el conjunto de las observaciones preliminares
desde una perspectiva hermenéutica y epistemológica de los condicionamientos subjetivos
de la mirada del etnógrafo durante el proceso de observación a partir de sus motivaciones,
inquietudes y conocimientos previos. De esta forma se llega a un sustrato emocional y
anímico subconsciente desde donde emergen las posteriores distinciones y juicios a cerca
de los datos observados.
3.3- Metodología e instrumentos de registro:
A)-Etnografía:
La metodología etnográfica se orientó a hacer un registro etnográfico exploratorio y
descriptivo, del modo de vida de los habitantes de los sitios eriazos de los barrios Brasil y
Yungay, en el sector norponiente de la Comuna de Santiago. Como insumo de la misma
etnografía se consideraron las reflexiones registradas durante la situación etnográfica.
a) Observación distante (observacional): Utilización de un punto de vista
observacional y distante, para describir los contextos espaciales; las
dinámicas sociales y conductuales sin el involucramiento directo del
observador. Si bien este modo de acercamiento es criticado por su
pretensión objetivista y su tendencia a una mirada Etic, este punto de
vista puede ser trascendental para contrastar la observación participante.
b) Observación participante: Esta opción metodológica involucra al
observador en la participación activa de la situación etnográfica, tratando
de empatizar y vivenciar junto a los sujetos implicados los procesos a
observar, obteniendo así, las impresiones y testimonios de los propios
sujetos dentro de un clima de rapport.
c) Reflexión participante (autorreflexiva): una reflexión fenomenológica
y vivencial, que implica la participación activa del observador
24
(experienciador) en la praxis del fenómeno, en este caso el proceso
completo de la realización de la etnografía audiovisual.
B) Registros:
a) Audiovisual: Video Digital 8; rodaje de notas de campo.
b) Escritural: Notas en diario de campo y cuaderno de visionado de
imágenes.
C) Edición autorreflexiva (narrativa y retórica):
La intención de este trabajo de tesis es tratar de narrar paralelamente dentro del
orden escritural y el orden semiótico un mismo acontecimiento; para así poder
reflexionar sobre el proceso de autoconstrucción del relato etnográfico, y hacer un
ejercicio epistemológico de las observaciones y las distinciones, a las que se recurre
como narrador audiovisual en el momento del montaje de un documental que pretende
ser conscientemente etnográfico.
a) Edición Audiovisual: Montaje no-lineal: Definir la estructura
(cinemática) narrativa audiovisual del documental etnográfico. Hacer un
auto examen fenomenológico de proceso.
b) Edición Escritural: Selección de descripciones, ideas, conceptos
“claves” y reflexiones escritas en el diario de campo y cuaderno de
montaje, para encontrar una estructura narrativa (sintaxis y enunciación
apropiada) para hacer un texto escrito del genero ensayo antropológico.
c) Introspección Autoreflexiva: Durante todo el proceso.
25
En síntesis las metodologías empleadas durante este estudio se pueden resumir en
el siguiente listado:
a) Un estudio exploratorio y cualitativo cámara en mano.
b) Actitud Observacional.(distancia analítica)
c) Actitud Participativa. (fenomenología)
d) Actitud Reflexiva. (hermenéutica y autoconciencia epistémica)
IV .-Referencias etnográficas audiovisuales (Discusión Bibliográfica).
4.1- Sobre antropología visual y documentalismo antropológico.
El campo de la antropología visual se ha ido conformando principalmente gracias al
interés de la antropología por abordar la problemática de la imagen como constructo
cultural. El tema de la imagen (cuya significación viene del latín imago, imagen, visión, y
de imitari imitar) ha estado siempre en centro del debate filosófico occidental, pues el
concepto de imagen como “una reproducción mental de una cosa en ausencia de la misma”,
“la cual supone una experiencia sensible previa”(Herder:1992) ha sido la base del
pensamiento realista-objetivista, sustentado en la creencia de poder acceder visualmente a
la realidad a través de la imagen, mediante su mecánica visual de la representación de la
realidad externa y objetiva (como lo hace un espejo, que mediante el reflejo duplica la
imagen original) una realidad externa de forma objetiva, es decir de forma independiente al
sujeto perceptor de la imagen externa. Esta concepción de la representación mental emula
el mecanismo de la representación visual y es la base del concepto de representación que ha
caracterizado al pensamiento occidental. El debate metafísico y epistemológico de la
imagen y la representación ha servido de argumento y modelo cognitivo para afirmar la
creencia positivista de poder acceder a una realidad que se supone objetiva y observable.
Sin embargo las teorías de la cultura contemporáneas se alejan de estos presupuestos
positivistas y entienden que la “realidad”es más bien una construcción social y cultural
consensuada. Dentro de esta nueva mirada crítica, la antropología aborda esta problemática
26
de la imagen desde la perspectiva de develar la episteme que hay detrás de la construcción
de la imagen y la representación. Así el estudio antropológico de las imágenes, sean estas
dibujos, pinturas, grabados, fotografías, iconografías, películas o videos, ha cobrado una
especial relevancia puesto que estas imágenes son vistas como artefactos socialmente
construidos que nos dicen algo acerca de la cultura representada, así como también nos
dicen algo sobre la cultura del que crea la imagen y la representación (Ruby:1996). De esta
forma el estudio de la imagen ha sido abordado desde dos vertientes principales, una
concentrada en las condiciones de producción y consumo de imágenes y significados
(negociados culturalmente por una audiencia activa); estos son los estudios de
comunicación visual, mediación simbólica de imágenes y los estudios de percepción o de
audiencias. La otra vertiente se enfoca más a la interpretación de la significación de las
imágenes como textos o narrativas visuales, dentro de esta vertiente están los estudios
semiológicos y semióticos.
Otra distinción frecuente que se da en antropología visual es con respecto a los objetos de
análisis, una vertiente se enfoca en la imagen fija (dibujos, grabados, fotografías, etc.) y
otra hacia los estudios de la imagen en movimiento (cine y video). Ambas comparten un
interés interpretativo en tratar de develar la significación cultural de los artefactos visuales,
y ambas pretenden también describir cómo operan estos procedimientos y dispositivos
visuales al momento de construir estos artefactos visuales de acuerdo al contexto de la
cultura visual que los genera y los dota de significación. En el caso de la imagen en
movimiento, solo se agrega un grado más de complejidad al estudio, al considerar que las
producciones audiovisuales son multimediales, pues además de la imagen involucran las
dimensiones del sonido y el movimiento. El efecto o ilusión de imagen en movimiento
propio del cine, agregó además la característica de la temporalidad secuencial, en la cual
una imagen deja una impronta en la imagen que la sucede, conformando una narrativa
secuencial.
Para lograr el desarrollo y el fortalecimiento de la etnografía visual es necesaria la
participación protagónica de los antropólogos tanto en el campo empírico de la
realización audiovisual como, además, profundizando en el estudio teórico de la
27
Antropología Visual para fortalecer la práctica reflexiva y autoconciente de la
disciplina.
Las reflexiones epistemológicas y fenomenológicas de los antropólogos simbólicos y
postmodernos (Clifford Geertz, James Clifford, StephenTyler, G. Marcus y D.
Cushman ) abrieron el debate al criticar la noción de “autoridad” y “objetividad” en los
textos antropológicos; develando así la importancia de las estrategias retóricas y
narrativas del lenguaje al momento de construir y validar esta noción de “autoridad” al
interior del texto dentro del paradigma positivista-objetivista. Por otra parte, las críticas
postestructuralistas (Focault y Derrida) y los análisis semiológicos y semióticos (Roland
Barthes, Pierce ) destacaron la importancia de la imagen y la interpretación simbólica
de su significado como construcciones culturales. Estos enfoques coinciden en relevar
la importancia central de una episteme visual, que se instala como dispositivo
disciplinador de la mirada en la cultura moderna occidental, a partir de la emergencia
del humanismo renacentista del Quattrocento pero que se consolida hacia el siglo XIX
con revolución de la imagen fotográfica13 (Comolli, 1985: 40-57).
Estos antecedentes colocan a los estudios en antropología visual en un campo fructífero
de investigación de las culturas visuales contemporáneas. Dentro de este campo
también se levanta la iniciativa de utilizar los medios audiovisuales para producir
conocimiento etnográfico o antropológico. En este sentido es señero el trabajo de los
pioneros del registro documental etnográfico como Louis Regnault (1895), Alfred
Haddon (1898), Baldwin Spencer (1901), Rudolf Pöch (1904-1906) y Hans
Schomburgk (1912-1923), cuyos trabajos han sido poco conocidos en la actualidad,
cuando se tiende a hablar del comienzo del cine etnográfico con el estreno del
documental “Nanook of the North”(1922) de Robert Flaherty, el cual fue un éxito de
taquilla en las salas de cine de ese entonces. Los documentalistas antropólogos
generalmente citan como referentes o maestros de su iniciación en el documental al
13 Con respecto a esta temática ver “Técnica e Ideología; Cámara, Perspectiva, profundidad de campo” de Jean-Louis Comolli en “Movies and Methods “Vol II, edited by Bill Nichols, University of California Press, 1985, pag. 40-57.
28
propio Flaherty, así como también al maestro sovietico Dziga Vertov y su
conceptualización del - cine ojo- un cine documental involucrado con la “realidad
social”.
Hacia los años treinta, Margaret Mead y Gregory Bateson utilizan los medios de
registro cinematográfico para realizar estudios de la gestualidad y la expresión corporal
humana para develar los aspectos visuales de la cultura humana; el interés de la
utilización del registro cinematográfico se orienta a una producción científica y no a la
realización de un “documental”; el material de este trabajo es compilado en una serie
llamada “Caracter Formation in Different Cultures” (1952). Alan Lomax sigue el
ejemplo de Mead y Bateson, y desarrolla un método coreométrico para comparar
distintas danzas, en relación al movimiento corporal cotidiano y otras prácticas de
diversas culturas. En los años sesenta el antropólogo francés Jean Rouch inicia el
movimiento documentalista cinéma verité que funda el método de producción del
documental antropológico moderno.14
Sol Worth y John Adair en “Navajos Film Themselves” (1966) alentaron a los propios
nativos a hacer sus propios documentales para poder estudiar el modo de percepción visual
del nativo. En “The Ax Figth”(1971) de Timoty Asch y Napoleón Chagnon, se usó el film
como registro e instrumento de análisis y exposición del razonamiento antropológico.
Un tema recurrente en la antropología audiovisual es la representación visual de las culturas
en el documental etnográfico. La imagen por sí misma no nos dice con claridad si lo que
estamos viendo es realidad o ficción, y muchas veces es difícil distinguir entre un
comportamiento “natural” y una actuación ante la cámara. Por lo tanto el camarógrafo-
realizador antropólogo se enfrenta a la disyuntiva de qué actitud metodológica
implementar. ¿Cómo utilizar la cámara de una forma antropológica?, ¿Cómo montar un
documental que se precie de ser etnográfico?.
14 Se puede profundizar este tema en “Antropología Visual y Documentalismo Antropológico: Historia y Compromisos”de Francisco Gallardo en “Una Retrospectiva del Documental y la Antropología en Chile” Editado por el Museo Chileno de Arte Precolombino/Fondo Matta, Santiago 2002.
29
4.2 - Las distintas convenciones genéricas del documentalismo etnográfico.
Los investigadores del documental etnográfico suelen distinguir distintas convenciones
genéricas. Jay Ruby – uno de los iniciadores de la corriente reflexiva en el documental
etnográfico- ha sido un incansable teórico, buscador de una definición del cine etnográfico
que en rigor metodológico pudiera establecer una correspondencia con la etnografía escrita.
Elisenda Ardévol considera que se ha menospreciado la importancia del proceso completo
de producción y colaboración que determina la realización de un documental etnográfico.
Por lo tanto el problema no es tanto el buscar una definición estilística o genérica, sino más
bien, es la de encontrar un proceso de producción etnográfica de un documental. Bill
Nichols, - teórico del documental - propone una clasificación del cine documental en cuatro
modos de producción; que consideran tanto el estilo de filmación y la práctica material de
la producción:
a) El modo exposicional: ilustración de un argumento (textual) a través de imágenes.
b) El modo observacional: filmar la realidad tal como es.
c) El modo interactivo: mostrar la relación entre el sujeto filmado y el realizador.
d) El modo reflexivo:que implica la idea de hacer conciente al espectador del propio
medio de representación audiovisual, mostrando y problematizando los entretelones
de la interacción ante la cámara15
Peter I. Crawford propone la clasificación del cine etnográfico en tres modos de
representación:
a) Modo conspicuo: - “o mosca en la pared”- en la cual el realizador se mantiene
alejado y distante - procurando pasar desapercibido -observando los hechos que
registra con la cámara.
b) Modo experiencial: - “o mosca en la sopa” – en donde el realizador vive los
acontecimientos en los cuales participa junto a los demás sujetos.
15 Ver. “Representing Reality” Bill Nichols; Indiana University Press; 1991. Pg 32-75
30
c) Modo evocativo: -“o mosca en el yo”- en el cual el realizador reflexiona sobre su
relación con la cámara y con los sujetos representados.
Ardeból considera tanto los modelos de representación, los modos de producción y
colaboración, junto con el estilo de filmación y montaje para hacer una clasificación que
considere a las distintas corrientes y movimientos dentro del cine documental etnográfico.
A) cine explicativo: ( corresponde al exposicional de Nichols) se caracteriza
por ser un modelo ilustrativo de un texto (escritural) por parte de la imagen.
Incluye a los estilos: direct cinema , observacional cinema y el cinema
verité de Rouch.
B) cine participativo: este cine critica la pretendida invisibilidad del cine
observacional y cuestiona la autoridad del realizador sobre los sujetos-
actores y la imposición de una narrativa en la interpretación del
comportamiento registrado. (corresponde al participatory cinema de
McDougall )
C) cine reflexivo, autorreflexivo y autobiográfico: trata principalmente de
reflejar el proceso de producción en el producto; valora la subjetividad y un
punto de vista autorreflexivo por sobre una descripción neutral y
pretendidamente objetiva. Explicita tanto la metodología como la posición
teórica, ética y política del autor( cine reflexivo de Jay Ruby).
D) cine evocativo y deconstruccionista: propuesta de ruptura con los modos
de representación, subvierte los estilos narrativos y no da claves de
interpretación que se sitúen fuera de las imágenes intentando borrar los
géneros cinematográficos.( cine etnográfico de critica cultural de Trinh T.
Minh.)16
16 “Representación y Cine Etnográfico” (1998) de Elisenda Ardévol, en Quaderns de 1’ICA. Núm 10.
31
Al momento de escoger un enfoque teórico-metodológico para realizar este trabajo que
pretende ser validado como una etnografía audiovisual, he optado por un enfoque teórico-
metodológico ecléctico; que explora y combina distintas posibilidades dentro de la
polaridad dialéctica entre el punto de vista observacional y el participativo dentro del
rodaje; así como también una actitud fenomenológica (autorreflexiva y situacional) durante
todo el proceso de realización, y sobre todo en el momento del montaje del documental.
Sobre todo si consideramos que: el montaje audiovisual es el proceso generador de textos
audiovisuales (lenguaje cinemático: gramática y sintaxis audiovisual); y reconocemos que:
obviamente el montaje es intencionado y no es neutro (la intencionalidad del emisor); pues
cumple una función comunicativa o expresiva (al igual que el texto verbal o escritural). Por
este motivo en este trabajo, el observador-autor (narrador audiovisual) rinde cuenta de sus
filtros perceptuales y situacionales, haciendo explícita su participación y punto de vista
dentro del contexto de observación, haciendo un esfuerzo por hacer explícito el proceso de
reflexión interna, tanto en la operación de distinción de las categorías de análisis, y de hacer
visibles los conflictos en la toma de decisiones (y posiciones) al respecto.
El motivo por el cual se privilegia este énfasis reflexivo sobre el soporte audiovisual
(cinemático), es la intención de reivindicar esta competencia “lingüística visual”, que suele
ser subvalorada por la tradición escritural en el ámbito del trabajo etnográfico.
4.3- La etnografía audiovisual en Chile.
“Usualmente “video etnográfico” es sinónimo de video indígena. Es decir, video que
muestra la vida de un indígena o algún aspecto “exótico” de su cultura. Sin embargo,
muchos de estos videos llamados “etnográficos” no son producto de un trabajo
antropológico en terreno orientado a la recolección o construcción de datos, situación que
define lo etnográfico al interior de la disciplina antropológica, sino más bien, producto de
intereses paralelos a las metodologías y prácticas etnográficas.”(Maturana, 2002: 31).
32
Rompiendo con el postulado de sentido común - que denomina a toda realización
audiovisual que trate sobre el tema indígena como un “documental etnográfico”-; podemos
distinguir algunas producciones que sí se realizaron a través de una práctica etnográfica
sistemática. Por ejemplo, en Chile vale la pena reseñar como un antecedente histórico de la
etnografía audiovisual, - aunque se trate de un registro puro - un material de cámara sin
pretensiones de montaje, como lo es el registro cinematográfico de los Yanahiguas del
chaco boreal boliviano, hecho bajo condiciones de un estudio etnográfico de campo en
1951 por Bernardo Valenzuela, profesor de etnografía americana de la Universidad de
Chile. Sin embargo, en lo referente a superar el registro e iniciar un proceso de
experimentación en el desarrollo de un lenguaje propio dentro del documental etnográfico;
podemos destacar las primeras incursiones a fines de la década de los ochentas con el uso
de cámaras de video análogo (Umatic), como lo es el caso de “Santiago: Pueblo grande de
Huincas”(1987) de Rony Goldschmied, que trata sobre la situación de los mapuches
urbanos, y “Caminito al cielo”(1989) de Sergio Navarro y Alejandro Elton; producción que
formó parte sustantiva de la primera Tesis de grado para optar al titulo de antropólogo,
basada en una experiencia de video documental, cuyo insumo principal era una
metodología de investigación-acción participativa, entre un grupo de jóvenes poblacionales
de La Pincoya que se involucran en el proyecto para representar sus propias vivencias ante
la cámara de video. Durante esta década muchos antropólogos son requeridos como
asesores por series de televisión que trabajan el género documental; sin embargo esta
producciones están determinadas por un modo de producción propio del formato
comunicacional televisivo y no propiamente antropológico. 17
Durante la década de los noventa se destacan las producciones del arqueólogo y
etnomusicólogo Claudio Mercado; quien realiza “Con mi humilde devoción” (1994) donde
aplica un riguroso trabajo etnográfico de observación participante. Ya hacia fines de la
década de los noventa empieza a surgir una oleada de producciones audiovisuales hechas
por antropólogos, en parte debido a la masificación de los equipos de video y un creciente
17 Por ejemplo antropólogos y arqueólogos trabajaron como asesores en la serie de canal 13 “Al Sur del Mundo” de los hermanos Francisco, Manuel y Juan Carlos Gedda; y también en la serie “La Tierra en que Vivimos” de Sergio Nuño.
33
interés por parte de los estudiantes de antropología en insertar las cámaras en sus trabajos
de campo. Estas producciones son exhibidas en diversos congresos de la especialidad. Esta
tendencia se extiende hasta la década del 2000. Aquí solo cité algunos videos documentales
realizados de este extenso periodo; y solo destaqué algunas producciones hechas por
antropólogos, en este camino de experimentación en busca de un lenguaje audiovisual
propio; y cité solamente los documentales etnográficos más cercanos a la temática
propuesta en este trabajo de Tesis; pero debemos señalar que ya existe una historia –
aunque ésta se esté escribiendo recientemente – que explica la emergencia del documental
realizado por antropólogos, para satisfacer las necesidades de investigación y expresión, de
nuestras propias inquietudes antropológicas.18
Pero desde un punto de vista propiamente etnográfico reflexivo, y por un asunto de afinidad
en la temática urbana, no puedo dejar de destacar el trabajo:“Estudio de la
Claustrofobia”(2001) de Valentina Raurich; quien se sumerge en el delirio de los enfermos
psiquiátricos que deambulan entre clínicas, hospederías y las calles de la ciudad; para hacer
también visibles las reflexiones de los propios antropólogos realizadores.
4.4-Tratando de precisar lo que entendemos como Antropología Visual.
Conversando con algunos compañeros antropólogos apasionados por el tema de la
“antropología visual”; nos hemos puesto a discutir acerca de un tema ya clásico para
“nosotros19”, es decir discutíamos acerca de la pertinencia de hablar con propiedad de la
existencia de una antropología visual. Recuerdo a propósito un incidente muy cercano,
18 Vale la pena revisar el texto completo “Una Retrospectiva del Documental y la Antropología en Chile” F.Gallardo, V.Raurich, J.P. Silva, F. Maturana Editado por el Museo Chileno de Arte Precolombino/Fondo Matta, Santiago 2002. 19 Cuando me refiero a este “nosotros”, me estoy refiriendo a un colectivo informal, una comunidad bastante concreta y no muy numerosa de colegas – en la cual todos nos conocemos – y participamos en diversas instancias de trabajo y colaboración antropológica, vinculados siempre al área de la antropología visual, en donde nunca falta un espacio para conversar y reflexionar acerca de nuestros intereses comunes por la práctica disciplinaria y nuestra pasión compartida por la antropología visual.
34
ocurrido en el Primer Encuentro Chileno de Antropología Visual.20 Durante una
intervención del profesor Pedro Mege quién opinó que, básicamente en rigor, la
antropología visual no existe, ya que todos los métodos y teorías para abordar el estudio de
la imagen y la visualidad son métodos y teorías ya desarrolladas y aplicadas anteriormente
por la disciplina, no obstante - dijo - que la “antropología visual” es un nombre muy
seductor. Inmediatamente saltó a rebatirle al profesor Mege; Gastón Carreño - organizador
del encuentro - y le contra argumentó diciendo que si la antropología visual no existía,
entonces que era lo que había estado haciendo Jay Ruby o Timothy Asch en sus reflexiones
teóricas, o lo que estaban haciendo otros tantos investigadores en Latinoamérica (y nombro
un listado de investigadores como Susana Sel de Argentina, y Ana Luiza Carvalho da
Rocha de Brasil.). Después el profesor Mege contestó que él no se refería a que la
antropología visual no existiera de una forma alguna, y que justamente la existencia que
tenía era una existencia nominal, porque de alguna forma este seductor nombre congrega y
agrupa a personas, que le dan existencia nominal; pero desde un punto de vista teórico
todavía no existe, pero lo mas probable es que la antropología visual en un futuro pueda
llegar a existir; así como hay otras tantas antropologías que existen también desde una
forma nominal pero todavía no existen teóricamente hablando. Finalmente el profesor
Mege confesó que: "había que agregarle un poco de pimienta al asunto". Esta anécdota
retrata muy bien el estado actual de la discusión y reflexión en torno a la antropología
visual hoy en Chile. Por un lado existe el esfuerzo por crear un verosímil teórico de
antropología visual al interior de la propia disciplina antropológica, pero todavía nos hace
falta superar el nivel experimental y reflexivo en el que nos encontramos, para poder
contribuir a una elaboración teórica mas profunda, y así ser reconocidos plenamente como
antropólogos visuales por nuestro trabajo, tanto práctico como teórico.
Es interesante constatar que entre colegas con cierta afinidad común hacia la antropología
visual, o hacia la etnografía visual, también existan tantos puntos de vista diferentes, lo cual
hace más entretenida y diversa la discusión. Algunos se sienten más atraídos por el 20 Este encuentro inter-universitario se llevó a cabo en Noviembre del 2005 y fue organizado por el núcleo de Antropología Visual de la Academia de Humanismo cristiano, y en este encuentro participaron delegados de todas la universidades Chilenas que imparten la carrera de antropología: la Universidad de Chile, la Universidad Austral, la Academia de Humanismo Cristiano, la Universidad Católica de Temuco y la Universidad Bolivariana.
35
postestructuralismo o la semiología francesa; otros más afines a la semiótica pragmática
norteamericana. Algunos hablan de denotación y connotación; mientras otros prefieren
hablar de íconos claves. Particularmente, agradezco la oportunidad de haber podido formar
parte del equipo de investigación del Proyecto Fondecyt “la Ventana Indiscreta” a cargo
de Francisco Gallardo y Margarita Alvarado. Al interior de este equipo de investigación
básicamente discutíamos, reflexionábamos y trabajábamos en torno al tema central de
poder hacer una antropología del cine; a partir de una práctica que se proponía someter a un
análisis exhaustivo (cualitativo y cuantitativo) un corpus significativo de películas de
ficción y documentales chilenos; que abordaban el tema indígena. La idea era indagar
acerca de la construcción de la representación del indígena (y de paso indagar en el
imaginario del realizador) a partir del análisis estructural, semiológico, retórico y narrativo
de las distintas películas. Desde su descomposición estructural corte por corte, plano por
plano, midiendo duraciones; fichando tipos de planos y caracterizando cualitativamente
transiciones y continuidades de montaje, etc. Esta experiencia fue una excepcional escuela;
que indudablemente nos hizo crecer sobre todo en lo que respecta a nuestra formación
teórica.
SEGUNDA PARTE : EL GRUPO DE ESTUDIO
(Los "Otros" vecinos: Los "nómades Urbanos").
V- Antecedentes generales del estudio etnográfico:
Al realizar una revisión bibliográfica y buscar publicaciones antropológicas o sociales que
se pudieran referir a la temática específica que aborda esta Tesis, encontré escasos
antecedentes escritos, muy dispersos, que solo en forma indirecta o general se pueden
relacionar con el tema de los habitantes u ocupantes de sitios baldíos en la ciudad21. La
21 Específicamente en el tema solo me encontraba con mi propio trabajo etnográfico anterior (Manuscrito) : “Los Rucos del Barrio Yungay, - o en busca de los “nómades” urbanos”-(2000); y “Caleta San Borja”(2001), la cual es otra etnografía (Manuscrito) muy interesante, realizada por los alumnos de la Universidad Bolivariana: Alejandro Fierro, Ricardo Romo, Juan Carlos Pasten, y Helene Risor. En esta etnografía exploratoria ellos describen el modo de vida de ocupantes de una vieja instalación abandonada en calle Borja, comuna de estación Central.
36
mayor parte de los estudios que encontré se referían a la temática general de la “situación
de calle”22 o el “vagabundaje”23, dos temas ampliamente tratados por los estudios
sociológicos de la ciudad, en los cuales domina la idea del estudio de los sujetos sin
“domicilio conocido”,“o los sin casa”24 que deambulan por la ciudad.
Me resultó muy interesante revisar algunas experiencias en el ámbito de la investigación y
la intervención social sostenida por algunas ONG vinculadas a temas relacionados con el
mundo de la pobreza y la desigualdad social. Me llamó particularmente la atención el
trabajo de la “Corporación de Estudios Sociales y Educación SUR”, organización fundada
el año 1978, que tuvo como interés principal el estudio y el fomento de los movimientos
sociales de resistencia y lucha contra la dictadura militar. Dentro de esta línea general,
desarrollaron una serie de estudios sobre la temática territorial y urbana en los sectores
populares periféricos y marginales a los centros de desarrollo económico-social. Notables
son las recopilaciones de experiencias de los “sujetos pobladores” y la descripción de los
movimientos poblacionales de tomas de terreno. Gran parte de estos estudios desarrollados
durante los años ochenta, fueron publicados en la revista “Hechos Urbanos”, los cuales han
sido compilados electrónicamente y hoy pueden ser consultados en el sitio Web de esta
institución25. Además en SUR se han producido una serie de interesantes publicaciones - ya
en el periodo de retorno a la democracia - siguiendo la misma línea de investigación, pero
22 Dentro de esta línea encontramos los trabajos de: Gloria Ochoa y Claudia Pascual “Niños y Jóvenes en Situación de Calle”, publicado en las actas del IV Congreso de Antropología Chilena, Santiago,2001. 23 Desde un punto de vista etnohistórico es muy interesante el texto “Ociosos, Vagabundos y Malentretenidos: En Chile Colonial” de Alejandra Araya Espinoza, Editado por Dibam, Santiago, 1999. En este estudio se explica cómo en la sociedad colonial hasta los comienzos de la república, se criminalizaban las conductas de “vagancia” y “vagabundaje” como conductas amenazantes para la estructura social de la sociedad chilena fronteriza en proceso de consolidación de una identidad nacional y republicana. 24 Desde una perspectiva etnográfica y sociológica es interesante el artículo de Philippe Bourgois “Homeless En El Barrio”en el libro “La Miseria del Mudo”(1999) editado por Pierre Bourdieu. En este trabajo Bourgois entrevista a un homeless (sin casa) adicto al crack que vive en un gueto puertorriqueño de Harlem, e indaga sobre su modo de vida en condiciones de sufrir un apartheid urbano en New York. 25 www.sitiosur.cl
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reorientada principalmente a la problemática del espacio público, la participación
ciudadana, el desarrollo territorial y urbano26, dentro del contexto de los impactos de la
intervención pública en materia de vivienda social y convivencia urbana. Numerosas son
las publicaciones desarrolladas por diversos autores como José Bengoa, Francisca Márquez,
Susana Aravena (y otros), los cuales abordan estos tópicos que se relacionan con el
contexto general de esta Tesis, sin embargo, a un nivel más preciso sobre este fenómeno de
la ocupación de sitios eriazos para vivir en el centro de la ciudad no encontré trabajo, y
menos sobre la descripción de sus modos de subsistencia, entendidos como procedimientos
culturales, operaciones estratégicas y manipulaciones técnicas, en relación con todo el
universo simbólico de esta forma de vivir en la ciudad.
También me resultó interesante revisar los trabajos de la ONG “Corporación Caleta Sur”,
fundada el año 1992 en la comuna de Lo Espejo, la cual también se inserta en el ámbito del
trabajo comunitario en un sector definido como “popular urbano” (o“poblacional”). Su
línea de estudio y acción “tiene como misión institucional, contribuir a la promoción de
derechos, fortalecimiento, conocimiento y desarrollo organizacional de sectores urbano
populares, mediante el trabajo comunitario, para abordar las consecuencias sociales de la
pobreza generadas por la exclusión social”27.
VI- Sobre la gente de la calle:
Un tema general con el cual se puede relacionar este estudio etnográfico audiovisual, puede
ser el l modo de vida de las personas en situación de calle, ya que las personas que ocupan
en forma transitoria - o relativamente permanente - los sitios eriazos de Santiago Centro se
reconocen a si mismos como personas "de la calle", en el sentido de que la calle les otorga 26 Destacable es la reciente publicación “Santiago en la Globalización: ¿Una nueva ciudad?”(2005) editado por SUR , libro que compila a los trabajos de: Carlos de Mattos, Mará Elena Ducci, Alfredo Rodríguez, y Gloria Yañez Warner. Este libro hace una excelente revisión del proceso de modernización y reestructuración urbana de la ciudad de Santiago, desde la perspectiva del urbanismo.
27 http://www.caletasur.cl/misionvision.htm
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un sentido de pertenencia socio-cultural. Esta identificación con la calle se da en ámbitos
sociolingüísticos (del habla común) y de la referencia a actividades relacionadas con el
modo de subsistencia asociado a la explotación de los recursos de la calle; como un espacio
eminentemente urbano.
El tema de las personas que viven en situación de calle es un tema cada vez más relevante
en la agenda política de nuestro país, y se inserta en la línea política general que habla sobre
abolir la pobreza y promover la equidad social. Dentro de este contexto la vida en la calle
se ha relacionado en el imaginario colectivo, como una manifestación de la marginalidad
social extrema, la pobreza dura y el riesgo social. Esta percepción también es difundida y
consolidada en el imaginario colectivo a través de los medios de comunicación masiva,
como la prensa escrita y la televisión, los cuales han insistido en mostrar la vida de la
"gente de la calle" desde una mirada estigmatizante, la cual vincula a estas personas con las
problemáticas sociales del alcoholismo, la delincuencia y la drogadicción. Por ejemplo,
expectación pública en todos los medios generó la erradicación de la "Caleta28 Chuck
Norris" en septiembre del año 2001, este era un refugio ubicado en los ductos de
alcantarillado que desaguaban al río Mapocho entre los puentes Loreto e Independencia, en
Santiago. Una inspección para iniciar la construcción de la obra vial Costanera Norte dio
casualmente con esta caleta, en donde numerosos niños de la calle encontraban refugio.
Carabineros entregó a los menores de edad al SENAME29 Este hecho despertó el interés
público a raíz del descubrimiento de que estos niños eran drogadictos y ejercían
prostitución infantil, lo cual suscitó inmediatamente el interés de todos los medios
noticiosos. La expectación medial del caso subió al descubrir también que estos niños
estaban vinculados con un bullado caso judicial conocido como el caso Spiniack, que trata
sobre el descubrimiento de una red de pederastas, en la cual se acusaba la partición de
importantes empresarios y también importantes políticos. Este polémico caso sensibilizó a
la opinión pública sobre el tema de los niños de la calle, y puso al centro de la agenda
política el combate contra la pobreza extrema y la erradicación de las caletas.
28 En la jerga callejera se denomina Scaleta’ a los lugares que pueden servir de refugio o guarida transitoria. 29 Servicio Nacional del Menor.
39
En cierta forma las obras del proyecto modernizador de la Costanera Norte fortuitamente
sacaron a la luz publica, el problema social de las caletas y la gente de la calle, el cual
permanecía siempre como un problema latente y oculto (en la invisibilidad publica); hasta
que una catástrofe, como un incendio, una inundación, un terremoto, o un hecho de sangre,
lo saca nuevamente a la luz, ocupando portadas y pantallas. Mientras la expectación se
mantuvo en los medios; el gobierno se manifestaba a través de los mismos medios,
expresando su preocupación, y declarando la urgencia de atacar el problema de la gente que
habita en la calle; poniendo al centro del debate nacional la disminución de la pobreza,
mediante una forma mas equitativa de re distribuir los recursos.
Dentro de esta preocupación general han surgido otros temas de interés social más
particulares, como lo ha sido el tema de la vivienda social, o el tema de la indigencia; sin
embargo, para los organismos de asistencia social los indigentes y la gente de la calle,
siempre habían sido un sector “fantasma”, pues nunca se había censado este sector social
por no tener un domicilio fijo. En el mes de Julio del año 2005 se realizó el “Primer
Catastro Nacional de las Personas que Viven en Situación de Calle”, encuesta llevada a
cabo gracias a una iniciativa convocada por MIDEPLAN, en la cual participaron también
algunas ONG que trabajan en el tema, como el Hogar de Cristo y la Corporación Nuestra
casa. Antes de aplicar esta encuesta, se realizó un censo piloto en la comuna de Estación
Central y estimó que en la comuna hay 559 personas en condición de calle. De los cuales el
68.8% son hombres, 11.6% son menores de 17 años y 54.1 corresponden a adultos entre 30
y 59 años. Según la encuesta, lo sorprendente es que al parecer la mayoría llega a vivir a la
calle por motivos de carencia afectiva y no por razones económicas (solo un 30.7% declaró
motivos económicos); el 58.2% son solteros, un 34.5% estuvieron casados, 9.9% son
viudos y el 89.9% declaró estar actualmente solos sin ninguna pareja. El 29 de Julio se
realizó Primer Catastro Nacional De Personas En Situación De Calle; El Gobierno creía
que podían llegar a 12 mil, pero las cifras preliminares del catastro apenas hablan de 6.984
en todo el país. Sobre 40.000 habitantes fueron catastradas por 5.000 voluntarios en 80
comunas de todo Chile.30
30 www.portalciudadano.cl
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Respecto del tema de la gente que vive en la situación de calle, encontramos algunos
estudios sobre los usuarios de hospederías. Sin embargo en estos estudios dominan más los
enfoques interpretativos que indagan en el imaginario subjetivo de estos sujetos sociales,
pero poco se atiende al tema de la descripción de los espacios y la territorialización de estos
fenómenos sociales, pues se tiende a concebir estos fenómenos como eminentemente
émicos y por lo tanto dependientes de los sujetos, y se da por sentado de que se trata de
fenómenos básicamente desterritorializados o deslocalizados31, y evidentemente los
abordajes de aproximación al problema se construyen desde una marcada opción por la
perspectiva del enfoque emic, desatendiendo los factores del contexto material y espacial .
Por lo tanto, los énfasis se dan más en el campo de las historias de vida y las elaboraciones
simbólicas e interpretativas de los propios sujetos de la calle. Un texto muy interesante en
este sentido es el de la investigación realizada por la escritora chilena Diamela Eltit , quien
durante los años 1983, 1984 y 1985, sostuvo una serie de entrevistas con un interesante
vagabundo, del cual habla en su libro “El Padre Mío” (1989). Eltit transcribe entrevistas y
testimonios que rescatan los actos del habla del “Padre Mio”, Eltit busca traspasar la
frontera de una observación pasiva y contemplativa para evocar la angustia del monologo
interior del sujeto. Los monólogos son delirantes, llenos de carga vivencial y plenos de
significados. Pero también me interesó cómo Eltit presenta su libro, y describe la
exterioralidad de su experiencia visual (observacional) de acercamiento al tema. Ella cuenta
como le da la sensación de estar ante la presencia de “esculturas humanas” de “corporalidad
barroca”, presentando un montaje de objetos testimoniadotes, dispuestos al alcance de la
mirada del otro. Todo lo cual se acercaba bastante a mi experiencia visual sobre el tema de
los ocupantes de los sitios eriazos, quienes mostraban un dominio excepcional del
“camuflaje” para hacerse invisibles ante la mirada del transeúnte, o si no hacerse visibles
31 Dentro de esta corriente de antropología interpretativa que se aplica en el campo de lo urbano podemos destacar los trabajos de Néstor García Canclini (1995) y Jesús Martín Barbero (1991), quienes abordan la problemática de la construcción de los imaginarios urbanos dentro del contexto global de la redefinición de las identidades locales dentro del influjo global de los circuitos de producción, distribución y consumo de bienes culturales que se difunden a nivel trasnacional, intensificando los cruces e hibridaciones identitarias, las cuales en cierta forma se dan en espacios móviles de intersección y de tránsito, espacios desterritorializados o deslocalizados, que no permiten delimitar estos fenómenos que desbordan cualquier intento de circunscribirlos o fijarlos a una localidad determinada. Sin embargo creo que es posible y es interesante observar un espacio transitorio, registrar el flujo urbano con sus entradas y salidas, y establecer relaciones con el entorno material. En definitiva estudiar los espacios urbanos desde una perspectiva observacional, tratando de establecer relaciones ecológicas urbanas, identificando habitats y zonas de flujo, lo cual puede ciertamente servir para complementar y contrastar a un estudio interpretativo.
41
mediante operaciones de semantización objetual manipulando o montando su exterioridad,
como lo nota Diamela Eltit.
Sobre pobreza urbana y cultura popular urbana en los barrios de Santiago Centro, revisé
dos novelas arquetípicas de nuestra literatura, “El roto” (1920) de Joaquín Edwards Bello y
“Los Hombres Obscuros”(1934) de Nicomedes Guzmán. Ambas son novelas costumbristas
que resaltan el dramatismo de la vida del sujeto pobre en la ciudad. Con las reminiscencias
nostálgicas de un pasado campesino y la descripción de una cultura popular urbana con
identidad asentada en los barrios populares de ese entonces, como: San Borja, Mapocho y
Matucana. Al leer estos libros podía sentir que accedía - en cierta forma - a la
configuración de un imaginario social que fue construido en torno a la imagen del “roto
chileno”, aquel sujeto popular “inculto”- sujeto hecho a sí mismo-, forjado y templado en la
adversidad de su origen y condición social, pero con el ímpetu de sobrevivir y surgir, -
como lo señala Edwars Bello desde su mirada de aristócrata- , o el pobre como el sujeto que
encarna la fatalidad de una condición social subalterna y miserable, pero poseedor de una
tenacidad que lo hace sobrevivir en la adversidad, mediante la solidaridad social, como un
valor moral y una dignidad humana propia de la gente que ha conocido el sufrimiento en
carne propia, como lo da a entender Nicomedes Guzmán, en su novela escrita con tintes
autobiográficos. Ambas novelas retratan la vida de los conventillos, los prostíbulos, los
bares, las barriadas obreras, los bajos fondos y la gente de la calle. En ambos relatos
literarios, construidos desde distintas situaciones sociales; una desde la mirada aristocrática
y la otra desde la propia mirada subalterna; coinciden en la admiración y la fascinación que
produce el sujeto popular. Muchas de estas percepciones en torno al sujeto popular se
mantienen hasta el día de hoy. Muchos burgueses - educados en la cultura de la clase media
y alta - se espantan ante la violencia y la suspicacia de los “rotos” y sus “pillerías”
ingeniosas. En esta percepción del sentido común burgués, no deja de existir un cierto
sentimiento ambivalente, porque al mismo tiempo que se expresa un rechazo instintivo o un
temor hacia el sujeto “roto” por su temperamento violento, también se expresa al mismo
tiempo una admiración de su templanza y personalidad, en cuanto se resalta su picardía y
astucia (son “vivos”). Esta ambivalencia de rechazo-admiración ante el sujeto popular la
podemos observar en la novela de Edwars Bello en su caracterización del "roto chileno"
42
arquetípico; así como también lo podemos observar actualmente en el nuevo cine chileno
de la transición a la democracia; en donde el sujeto popular es protagonista con claridad a
partir de la década de los noventa; a partir de películas como: "Caluga o Menta" (1990) de
Gonzalo Justiniano, o las más recientes, Taxi para tres"(2001) de Orlando Lübbert ,
"Paraíso B"(2002) de Nicolás Acuña , "Mala Leche"(2004) de León Errázuriz, etc. En
todas ellas se recurre al imaginario del "realismo marginal" basado en un tratamiento
costumbrista neocriollo.
María Paz Peirano en su trabajo "La ciudad amenazante: representaciones de Santiago en
el cine chileno actual"; llega a la conclusión de que la construcción imaginaria de la ciudad
producida por las industrias de la cultura y la comunicación, - y específicamente en el cine
nacional -, potencian una producción simbólica tendiente a reafirmar un imaginario
colectivo; en donde los espectadores asocian directamente los espacios públicos con los
fenómenos de marginalidad, violencia y delincuencia, representando al espacio urbano
como un campo ideal de peligro y trasgresión, reforzando de esta forma la sensación de
inseguridad y miedo extendido en la ciudad, sobre todo en los espacios abiertos y públicos,
por lo tanto, se prefiere vivir en la seguridad que otorga la reclusión en el mundo privado,
sin embargo, lo interesante, es qué los realizadores cinematográficos nacionales,
curiosamente privilegian insistentemente en el tratamiento de temas centrados en el sujeto
popular y marginal, localizado preferentemente en el espacio publico, como fuente
dramática de sus narraciones, y en este ejercicio muestran la cara oculta de la ciudad,
representada en estos emplazamientos públicos (como la calle, el peladero, la cancha, el
sitio eriazo, etc.) , y de esta forma hacen visible la otra cara de la ciudad , la ciudad oculta e
inaccesible, a pesar de que este sea paradójicamente un espacio público (amenazador), en
contraposición al espacio privado (seguro). También es importante señalar que cuando se
representa al sujeto popular, principalmente se hace desde la tradición del relato intelectual
sobre lo pintoresco (Peirano: 2004).
Otra temática que revisé fue el fenómeno del los “okupas” en la ciudad de Santiago. Un
movimiento similar a los movimientos juveniles europeos de la década de los noventa (de
Madrid y Berlín del Este) inspirados en los movimientos culturales urbanos - como el punk,
el situacionismo, el neoismo, el anarquismo y la cultura undergraund -, que buscan
43
espacios alternativos de autogestión para realizar actividades contraculturales al margen del
sistema oficial. En el Barrio Brasil existen varios sitios y algunas casas ocupadas por
comunidades punks. Un fenómeno que al parecer viene en aumento.
En cuanto a la reflexión en torno a la cotidianidad de las personas que viven de la calle (y
su explotación como fuente de recursos) he encontrado apenas escasos antecedentes
bibliográficos en diversas fuentes que tocan tangencialmente este tema (revistas, diarios,
etc.) y prácticamente no encontré ninguna publicación etnográfica que lo aborde
frontalmente.
Los antecedentes etnográficos más directos acerca de la vida en los sitios eriazos están en
mi propio trabajo, ya que esta tesis es prácticamente la continuidad y sigue la misma línea
de un trabajo de campo anterior la etnografía titulada: “Los Rucos del Barrio Yungay, - o
en busca de los “nómades” urbanos”(2000)-, en el cual se usó la fotografía como medio de
registro e interacción con los sujetos de estudio, por lo tanto la fotografía fue un elemento
central dentro de este trabajo etnográfico. Cuando entablé el primer contacto con ellos, me
presenté, expuse mis intenciones y les presenté la cámara que llevaba conmigo, en
consecuencia ellos me conocieron con una cámara en mano. La cámara estuvo siempre
presente, pero con una especial preocupación de que no fuera a intimidar o incomodar. Al
comienzo me confundían con un reportero gráfico, pero luego al mostrarles las primeras
fotos que saqué de ellos, y al revisar las imágenes con ellos, se abrió una nueva forma de
comunicación, motivando numerosos temas de conversación. Generalmente, la experiencia
que ellos tenían de las personas que les sacaban fotos, eran de fotógrafos que lo hacían a
hurtadillas, siempre distantes, de improviso “robándoles” su imagen. Pocos sacaban fotos
con permiso, pero siempre con la condición de que les llevaran de vuelta algunas fotos,
pero nunca les entregaban de vuelta ninguna foto, por eso tal vez les causó tanto impacto
cuando les llevé las fotos y por primera vez las revisamos juntos y se las dejé.
La interacción cara a cara, las conversaciones abiertas, y también los momentos en que nos
pasábamos revisando las fotografías, abrían una situación y una predisposición a tomar una
actitud auto-reflexiva. Esta dinámica, esta relación establecida en el trabajo de campo, en
44
torno a las imágenes de sí mismos, incentivó que en el futuro se incorporara una cámara de
video, dando la posibilidad de realizar un documental siguiendo más o menos la misma
dinámica. Este ejercicio nos motivaba mutuamente, de hecho con este entusiasmo surgió la
idea de hacer un video, y asumí esta tarea tratando de hacerlo de la manera más
participativa posible, pero finalmente tuve que asumir que el mas interesado en hacer este
video era yo, y que si bien quería entregarles a ellos el mayor grado de participación en esta
realización para que fuera una obra colectiva, el interés de ellos era un interés distinto. Si
bien todos estaban interesados y motivados por participar en el video, como una forma de
ayudarme y colaborar en hacer mi trabajo de Tesis, el grado de compromiso y expectativas
a cerca de la realización del documental, era muy diverso e irregular en un grupo tan
heterogéneo; algunos no esperaban nada a cambio, no tenían expectativas de recibir ningún
beneficio y simplemente se entregaban deseosos de colaborar, motivados por la amistad y
las ganas de expresarse y testimoniar sus experiencias de vida. Otros se manifestaban más
pudorosos, y vergonzosos con la idea de ser grabados en video y ser entrevistados, pero
algunos poco a poco se fueron incorporando. Otros se mantuvieron participando con
reserva, e incluso algunos me apoyaron tras la cámara y me pidieron permanecer anónimos
y respeté este acuerdo y no los grabé.
Por mi parte el interés de hacer este video era ciertamente disciplinario, ya que siempre
pretendí hacer una etnografía audiovisual reflexiva, y quería que fuera lo más participativa
posible, y por lo tanto estuve siempre abierto y totalmente predispuesto al encuentro con el
otro, para interactuar con ellos en su propia dinámica cultural, y al mismo tiempo tratar de
ser lo más accesible posible a sus requerimientos. Por su parte, ellos me aceptaron como un
intruso simpático o como un amigo “cuico” más del barrio, ellos siempre estuvieron de
acuerdo y muy interesados en colaborar a hacer mi trabajo de Investigación, siempre trate
de aclarar las dudas que iban surgiendo en el camino, con respecto al curso de la
investigación y la realización del video documental a cerca de ellos, y sabían que este era
mi trabajo de Tesis para obtener el título de antropólogo. Ellos en general se sienten
orgullosos de colaborar conmigo, algunos, los más reticentes, luego de superar las
desconfianzas de que yo fuera a lucrar o sacar provecho económico de esta “película”
apoyaron también esta realización. El acuerdo de reciprocidad que tomé con ellos fue, que
45
una vez terminado el video, les entregaría una copia del documental como recuerdo, pero la
mayoría de ellos estaban más interesados en quedarse inmediatamente con algunas fotos
que para ellos tienen un valor sentimental, como son las fotos que les tomé de sus nietos,
amigos, perros, etc. Pero me ha llamado la atención el darme cuenta de que el principal
interés de ellos por colaborar conmigo en la realización de este video, estuvo motivada por
una sencilla y fuerte amistad, pues ellos me han expresado y me lo han demostrado con
hechos, para muchos de ellos es importante que me mantenga cercano a ellos, como un
amigo, un confidente, un cómplice, un aliado. En una oportunidad me pidieron como amigo
que intercediera ante un problema puntual que tenían con una visitadora social - yo
literalmente me negué - y les dije que pensaba que era mejor que ellos hablaran
directamente con ella, y en cierta forma se desilusionaron con mi actitud, pues contaban
con mi intervención, pero a pesar de que me negué, siempre estuve disponible para
conversar acerca de sus problemas y eso me lo agradecen siempre. De esta interrelación-
intersubjetiva trata gran parte de la reflexión final de esta Tesis.
La regularidad e intensidad de este trabajo de terreno estuvo dada por una fuerte
motivación hacia el tema general de “los ocupantes (ilegales) de los sitios eriazos de los
barrios Yungay y Brasil de la comuna de Santiago”.Pero reconozco que éste era un
pretexto para buscar una experiencia personal de encuentro intercultural fuera de mi
espacio socio-cultural cotidiano, estaba predispuesto y especialmente motivado por una
nostalgia existencial de un “Otro” idealizado, “los de abajo”, “los oprimidos”, “los
marginados” quienes son los referentes por excelencia de todo movimiento de redención
social.
El hecho de ser un vecino más - nacido y criado en el barrio – aumentaba la sensación de
ambigüedad de cohabitar un mismo espacio físico (el barrio), pero al mismo tiempo
evidenciar la existencia de diversos espacios culturales sobrepuestos en un mismo lugar, en
donde muchas veces estos casi no se tocan. Así me sumergí en la paradoja del antropólogo
nativo que estudia en su propia comunidad, dentro de la cultura propia describiendo la
alteridad que existe en esta co-habitación de espacios socio-culturales distintivos. Un
aspecto importante es la referencia a los espacios micro-locales (los sitios eriazos con sus
46
rucos) en donde se pueden localizar muchos fenómenos materiales que se refieren a la
exclusión económica y social, y al mismo tiempo pude observar la deslocalización e
invisibilización de estos lugares por parte de la percepción del transeunte común. Dentro de
este contexto los habitantes de los sitios eriazos son invisibilizados (“gente invisible”) junto
con sus pertenencias y espacios ocupados. Desde un punto de vista geográfico se podría
decir que habitamos una misma comunidad (el barrio) como unidad territorial-espacial,
pero en estricto rigor, a pesar de la proximidad y la vecindad existe una frontera socio-
cultural que resulta innegable en la experiencia cotidiana, y desde este punto de vista, el
cual es el punto de vista que corresponde a mi propio espacio socio-cultural cotidiano,
desde este espacio, los ocupantes de los sitios eriazos son designados como “Otros” con el
estricto rigor de la palabra, que connota una alteridad distinguible. “Ellos” también me lo
hicieron sentir claramente, a pesar de mis esfuerzos constantes por derribar estas fronteras,
sin embargo este esfuerzo se vio recompensado con la amistad y la confianza que poco a
poco fuimos alcanzando juntos, hasta alcanzar el rapport suficiente para incluir una
cámara de video a estos encuentros y conversaciones, en donde fueron quedando los
registros audiovisuales de estos encuentros. En la actualidad se han acumulado más de 20
horas de registro; todo este material fue procesado etnográficamente y reflexivamente; y
sirvió para editar un video documental de 45min. de duración , además de numerosas
secuencias editadas y condensadas las cuales fueron el material medular de este análisis
etnográfico audiovisual y reflexivo, que rindió cuenta del proceso completo de
investigación.
VII.-Sitios eriazos y "nómades urbanos": (Sobre el grupo o la unidad de estudio)
El tema de estudio de los sitios eriazos surgió inicialmente como una inquietud de estudiar
el territorio físico de ocupación, en relación con los grupos humanos que habitaban en ellos
como una unidad sistémica, donde entran en juego las dinámicas de transformación del
territorio, y la actividad humana como agente de esta transformación. Esta visión es
congruente con los enfoques de la ecología cultural32 y la ecología de sistemas33. Fue así
32 Por ecología cultural entendemos la corriente desarrollada por J. Steward durante los años treinta y cuarenta; en la cual se prioriza por el análisis de los efectos del entorno en la cultura,
47
como se realizó esta exploración identificando un total de 7 sitios eriazos ocupados, en los
cuales se reconocieron 17 grupos o unidades "familiares" de estudio, en un universo de 29
personas registradas34 como ocupantes de sitios eriazos.
7.1- Estudio de casos:
Desde un comienzo para sistematizar la recolección de datos creí pertinente utilizar la
metodología de los estudios de casos. Se tomó esta opción principalmente por que esta
investigación fue concebida como una etnografía audiovisual de carácter exploratorio, con
un fuerte énfasis es los aspectos cualitativos y descriptivos, la cual produciría una gran
cantidad de de observaciones de campo, referentes a un amplio espectro de situaciones
socio-culturales en un espacio no muy bien definido, por lo tanto se trató de establecer
delimitaciones físico-espaciales respecto de los emplazamientos de estas ocupaciones
humanas en diversos sitios eriazos dentro de los límites de los barrios Brasil y Yungay de la
comuna de Santiago. Una vez definidas las unidades de observación, comenzó la
acumulación de datos, como observaciones de campo y grabaciones de video, para realizar
un análisis clínico de los casos que pudieran facilitar un posterior análisis interpretativo y
reflexivo.
Los estudios de caso y los análisis de tipo clínico, fueron las metodologías predilectas de la
escuela sociológica de Chicago, sobretodo dentro de la tradición del interaccionismo
considerando ésta como una adaptación al medio ambiente. Esta adaptación de la cultura al medio ambiente se da mediante la interrelación entre tecnología productiva y pautas conductuales de explotación del medio ambiente. También se consideran importantes los aportes de L. Withe durante los años cuarenta que incorpora el análisis del consumo energético de los sistemas socioculturales durante la implementación de los factores materiales y tecnológicos; como organizaciones tecnoeconómicas, sociales e ideológicas. (Steward:1955). 33 La ecología de sistemas se basa en las nociones de "Biología del medio" de Odum, y la "biología del ecosistema" de Margalef. El ecosistema o sistema ecológico es el conjunto de relaciones que mantienen los componentes bióticos y abióticos en un área especial. Esta visión sistémica de interrelación entre poblaciones vivas y factores abióticos resulta muy pertinente para el estudio sistémico de poblaciones humanas 34 Estas personas se refieren a ocupantes de sitios eriazos que accedieron a ser entrevistados audiovisualmente o sus relatos fueron recogidos a través de notas de campo. Este conteo puede ser impreciso debido a que muchos habitantes de sitios eriazos son habitantes esporádicos, que pasan periodos en la calle abierta, o en otras caletas urbanas, como puentes, cámaras de alcantarillado, etc. Aquí solo se consideraron los ocupantes más permanentes de los sitios eriazos.
48
simbólico, perspectiva fundada por George Mead, Charles Cooley y John Dewey quienes
centraron su atención en el estudio de los procesos de configuración de la identidad social,
como producto de la interacción de los fenómenos sociopsicológicos que se producen al
interior de pequeños "grupos de pertenencia", y de cómo estos grupos participan de
espacios mas amplios de intercambio social. Para acceder a estos espacios de interacción
esta corriente de estudio recurrió a la aplicación de métodos etnográficos de observación
(en la ciudad) para ser aplicados en contextos microsociales (Pozzolli: 1999). Estos
métodos se utilizaron sobre todo en los casos de estudio de minorías inmigrantes que
formaban Getthos al interior de las grandes ciudades. Los estudios de casos fichaban las
observaciones de los hechos particulares que iban aconteciendo (como lo hace la ficha
clínica que registra la sintomatología expresada por los pacientes en el tiempo) observando
la evolución de los acontecimientos, comparando y relacionando de acuerdo a diversos
criterios analíticos y explicativos; de esta forma se sistematizaba la información recogida y
se relacionaban los aspectos microsociales del acontecer social en la ciudad.
Desde esta opción metodológica Rodrigo Moulian en su trabajo: “Magia, retórica y
cognición: Un estudio de casos de textos mágicos y comunicación ritual”, enseña como el
estudio de casos35 puede ser aplicado a un estudio cualitativo de carácter etnográfico, y al
mismo tiempo puede ser una estrategia de análisis textual y semiológico. Según dice Tellis
(citado por Moulian): “la característica quintaescencial de los estudios de caso es que ellos
se esfuerzan por alcanzar la comprensión holística de los sistemas culturales de acción"
(Moulian 2002: 58). En este sentido los sistemas culturales de acción se entienden como el
conjunto interrelacionado de actividades en las que están comprometidos los actores en la
situación social, por lo tanto, el estudio de casos intenta registrar la particularidad y la
complejidad de la situación social. Por otra parte Moulian también dice citando a Delano,
que los estudios de casos se caracterizan por una aspiración holística por comprender los
hechos socioculturales en el contexto social y al mismo tiempo aplican una perspectiva
emic hacia la comprensión de los hechos desde el punto de vista de los propios actores.
(Moulian: 2002)
35 . Moulian para definir su metodología de estudios de caso compila a diversos autores como Hartley, Yin, Freagin, Orum, Sjoberg y Tellis, que caracterizan y sistematizan diversos tipos de estudios de casos.
49
En gran medida en esta Tesis opté por un estudio cualitativo de casos, porque esta
estrategia permite la indagación empírica de los problemas de estudio en sus propios
contextos, en donde se manifiestan, en los lugares donde pueden ser cubiertos por múltiples
técnicas de recolección, y en especial es factible utilizar el registro audiovisual, como un
soporte técnico-metodológico de mucha eficacia en la recolección de datos cualitativos. El
registro audiovisual exploratorio (de la mayor cantidad de casos posibles), permitió
establecer el universo de los casos registrados en el área de estudio, ya delimitada
previamente por los límites urbanos de los barrios Brasil y Yungay.
7.2 - Unidades (Escalas) de Estudio:
Para abordar la sistematización de las unidades de estudio durante el estudio exploratorio,
se establecieron tres unidades correspondientes a tres escalas de observación, desde el
territorio (macro) hasta el sujeto (micro).
1) Sitio Eriazo: Unidad espacial de ocupación territorial delimitada por el perímetro de la
propiedad. Básicamente aquí se observa y se estudia la estructura material de la
ocupación, y la disposición física de los elementos culturales, en función de la
organización social que ocupa el sitio, poniendo un especial énfasis en la circulación y
el intercambio de bienes y recursos con el entorno exterior al sitio, en tanto flujos
energéticos y también simbólicos.
2) Unidad familiar o grupal: Se distinguen unidades familiares de parentesco,
vinculación conyugal o convivencia afectiva, generalmente estas unidades habitan una
estructura arquitectónica (un ruco) como unidad doméstica que delimita un cierto
espacio íntimo o más privado.
3) Individuos: Nos referimos a los sujetos como casos individuales, tratando de indagar
en sus historias de vida y relatos, observando también sus conductas personales en
relación al grupo social.
50
7.3- Casos Estudiados:
1.- Sitio Maipú c/n Santo Domingo.
-Unidades Familiares:
a) Turca y Negro.
b) Pilar
c) Peruano
d) Galo
2.- Sitio Santo Domingo c/n Maturana:
- Unidades Familiares:
a) Nano y Chalo
b) Chico
c) Barrientos
d) Ernesto.
e) Pepe.
3,- Sitio Alameda c/n Brasil:
- Unidades Familiares:
a) Dany y Lily.
b) Peiro
c) Aron
d) Gato
4.-Sitio Agustinas c/n Cumming
- Unidades Familiares:
a) Ricardo.
5.-Caleta Concha y Toro:
- Unidades Familiares:
a) Chico Rucio.
51
6.- Caleta Bandejón-Pileta.
- Unidades Familiares:
a) Chica y niños
7.-Caleta Liceo Cervantes:
a) Don Carlos.(Temuco)
b) Don Héctor (Santiago).
-Sitios registrados pero no estudiados:
1) Sitio Sotomayor c/n Moneda.
2) Sitio Rosas c/n Maturana
3) Sitio Portales c/n Libertad
Finalmente al momento de realizar el montaje definitivo del documental, a pesar de que
revisé todo el material de cámara, no todos los sitios eriazos quedaron dentro del
documental, ni tampoco todas las personas entrevistadas. En cierta forma, operó un criterio
de selección del material en tres etapas, la primera al momento de revisar íntegramente el
material de cámara y clasificarlo según criterios de relevancia etnográfica y audiovisual,
luego una segunda instancia al momento de montar las secuencias condensando el material
seleccionado, y luego al momento del montaje definitivo, ya con un criterio más narrativo
en el cual se utilizaron algunas secuencias completas y otros fragmentos de otras que
fueron fragmentadas; en este proceso algunas secuencias editadas quedaron fuera, y otras
fueron considerablemente reducidas.
El análisis de estas decisiones de montaje, es una interesante fuente de reflexión a cerca de
los dispositivos (concientes e inconscientes) que operan al momento de hacer estas
selecciones, esta reflexión será abordada en profundidad más adelante en la cuarta parte de
este texto referido al montaje.
52
TERCERA PARTE: EL RODAJE (Análisis y Reflexiones).
VIII.- Etnografía audiovisual y tecnología: Entre el Home Video y el Broadcast Quality. (o la soga al cuello antes del rodaje).
Estas filmando o grabando ?. Suele ser la típica pregunta que hacen los audiovisualistas
para tantear (y tasar) más o menos, el nivel de producción en la cual estamos embarcados
(en cuanto a costo y calidad del formato). En definitiva la pregunta va dirigida a saber de
que pelo36 es nuestro trabajo. La respuesta no puede ser ligera o trivial; pues realmente
existen distinciones sustantivas entre filmar y grabar; y no son entendidas como sinónimos,
como suele ocurrir en el común de la gente que confunde o no distingue estos dos
dominios.
El ‘filmar’ implica el uso de película celuloide fotosensible y estamos hablando
indiscutiblemente del formato Cine y todo el valor simbólico asociado al uso de este
especializado y exclusivo Arte-oficio. En cambio al decir ‘grabar’ nos estamos refiriendo al
uso de cintas magnéticas y al formato audiovisual del video, con todo el valor simbólico
que ello implica. Obviamente entre ambos formatos audiovisuales existe una considerable
brecha económica en cuanto a los costos de producción; ya que el formato cine es
exorbitantemente más caro que el formato video, sin embargo, actualmente con la aparición
del video digital de alta resolución surgió una buena alternativa económica para hacer más
accesible el cine a los realizadores independientes, y paradógicamente abandonar el
celuloide, y hacer cine digital a un bajo costo, sin sacrificar mucho la calidad de la imagen.
Existen algunos ortodoxos, que no consideran a esto cine; sin embargo el cine digital se ha
estado posicionando como un subgénero del cine; sobre todo adoptado por el circuito del
llamado cine independiente; inclusive ciertos movimientos como el Cine Dogma, deben en
gran parte su estilo y estética al reemplazo de las cámaras de cine por cámaras de video
36 Por pelo se entiende en la jerga chilena, a la calidad de una persona, producto o servicio. Existe el pelo fino, la buena calidad, el medio pelo la calidad media, que no alcanza a ser suficiente y el mal pelo, la mala calidad. En tiempos de chile colonial se utilizaba el término medio pelo para referirse a los criollos de clase media, los cuales se daban ínfulas de españoles peninsulares y aristócratas sin serlo. Los aristócratas los develaban diciéndoles que eran de medio pelo.
53
digital. Sin embargo; a pesar de esta convergencia indiscutible entre el cine y el video, -
esta evidente hibridación y retroalimentación de estos dos formatos audiovisuales -, creo
que también persisten dos tradiciones culturales audiovisuales que pueden ser
diferenciadas. Una es la tradición cinematográfica y la otra es la del video. Una que podría
ser más ortodoxa, aristócrata y docta; y la otra que puede ser más vulgar, popular o
prosaica. Entendiendo que estas dos tradiciones rara vez se encuentran "químicamente
puras".
En cierta forma, la discriminación de soportes audiovisuales según criterios de "calidad",
también producen una cierta estratificación social de la producción audiovisual. En donde
el cine tradicionalmente goza de un mayor privilegio social y profesional con respecto al
video, en sus distintos formatos. Curiosamente, en la década de los ochentas en Chile,
surgió un movimiento de audiovisualistas independientes en torno al tema del "video
popular", como una forma de contrarrestar el poder y la influencia de los medios de
comunicación establecidos (principalmente la televisión y el cine publicitario), tratando de
legitimar el uso de medios audiovisuales no profesionales (video en formatos de media
pulgada como: Betamax y VHS) por su bajo costo, accesibilidad y efectividad
comunicativa, curiosamente estos movimientos surgieron a través del impulso dado por
organizaciones no gubernamentales (ONG), opositoras al régimen militar, en este
movimiento audiovisual participaron muchos profesionales que trabajaban en el ámbito del
cine publicitario, pero dedicaban parte de su energía en capacitar a grupos de pobladores
populares en el uso del video. Sin embargo dentro de este contexto, existían diferencias
sustantivas dentro del movimiento del video popular según los medios empleados y el
apoyo técnico con el cual podían contar, por ejemplo no se podía comparar en igualdad de
condición; un video realizado en formato VHS (casero), con los videos realizados en
formatos Umatic o Betacam (profesionales), a los cuales solo tenían acceso algunas
organizaciones vinculadas con productoras profesionales que participaban dentro del
mercado audiovisual institucional o comercial; inclusive muchas de estas producciones
fueron financiadas con aportes externos provenientes de agencias internacionales; que
apoyaban la labor institucional de las ONG que operaban en ese entonces. Esto nos hace
reflexionar a cerca del vínculo que existe entre la utilización de los medios audiovisuales, y
54
la dependencia tecno-económica que esta actividad genera; pues no cabe la menor duda de
que si queremos un cierto grado de calidad, tenemos que necesariamente pagar por ella, y
pensar en la forma de conseguir los recursos financieros adecuados; - es decir entrar en la
lógica de la producción económica .- o sino, adecuar los medios audiovisuales disponibles
a nuestros limitados recursos financieros. Esta fue mi opción para la realización de esta
etnografía audiovisual, traté de acceder a una cámara de video digital 8, de calidad
aceptable desde un punto de vista común (formato Home Video; según la norma comercial),
es decir me compré la típica cámara de video casero, eso sí la más sofisticada de las caseras
para acercarme lo más posible a un formato institucional o profesional.
Entre los realizadores profesionales del formato video siempre ha existido esta
discriminación en cuanto a la calidad profesional de los soportes de trabajo, y en cierta
forma, también se opera paralelamente con un criterio de discriminación simbólica que
establece criterios de valoración (y de estatus) de las distintas producciones según ciertos
criterios "objetivos" como lo es la norma internacional Broadcast Quality sobre la cual se
basan los canales de televisión para controlar la calidad de la producción. Dentro de esta
norma solo entran imágenes y sonidos producidos dentro de un rango; (medido con
osciloscopio electrónico) que solo es posible de obtener con cámaras 3CCD, de formatos
digitales MiniDV, DV; DVcam y HG, y también los formatos análogos Betacam SP y
Umatic que están al borde de ser descontinuados. Si bien los costos de las cámaras Mini
DV están cada vez mas bajos, la cámara más barata que cumpla estas características esta
hoy a más de un millón de pesos en el mercado, por lo tanto todavía para mí es una cámara
inaccesible, y mi modo de trabajar es un modo más autónomo, y no me gusta la idea de
trabajar con cámaras arrendadas o prestadas.
¿Un antropólogo dedicado a la etnografía visual en que norma debería trabajar?; ¿será
adecuado trabajar en un formato casero, semi-profesional ?. Estas preguntas me las hice
miles de veces antes de decidirme a embarcar en la aventura de hacer mi primera etnografía
audiovisual. Primero pensé en tratar de gestionar a algún fondo concursable, envié el
proyecto a un concurso Fondart del año 2001, - y no me lo gané - si no hubiera hecho este
video en formato mini DV. Intenté conseguir fondos por otros lados, incluyendo mi
55
universidad, y ante éste rotundo fracaso en la gestión financiera de este proyecto, decidí
embarcarme en una auto-producción, apelando a la posibilidad de realizar una etnografía
visual de forma autónoma, minimalista y austera.
Pero en definitiva ¿Qué es lo que debería dar el valor a una etnografía audiovisual ?, ¿Qué
criterios son los realmente relevantes para hacer una etnografía audiovisual?, ¿Qué tanto
puede estar determinado ya de antemano el "valor" de un trabajo etnográfico audiovisual,
por el simple hecho de usar un determinado modo de producción?. Llegué a la conclusión
de que los criterios etnográficos y antropológicos tendrían que ser más importantes, que los
criterios técnicos y de formato audiovisual. Así que con tener una imagen aceptable en una
pantalla y tener un sonido distinguible, ya me daba por satisfecho.
Una vez embarcado en el formato video, me puse a pensar si existían tal vez diferencias
entre un modo de producción cine y un modo de producción video, diferencias que fueran
significativas al momento de hacer una etnografía audiovisual. ¿Qué tanto puede
determinar la materialidad del soporte el tratamiento audiovisual y el resultado final ?.
Básicamente las operaciones narrativas y retóricas audiovisuales posibles son las mismas
en los diferentes formatos, salvo algunos recursos como efectos visuales o digitales
distintivos, pero básicamente yo no pensaba utilizar efectos especiales ya que solo
trabajaría con imágenes normales, bien expuestas y al momento de montar me imaginaba
que lo haría fundamentalmente por corte directo. Por lo tanto, si reconocemos en el
desarrollo del arte cinematográfico las bases del lo que hoy llamamos lenguaje audiovisual
(cinemático), también podríamos argumentar que ha existido en el devenir histórico de este
lenguaje cinemático una constante evolución y mutación, producto del surgimiento de
distintos soportes materiales; tecnológicos y nuevos modos de organización de la
producción, - que de alguna manera afectan las formas de narrar y retoricar - y que han
dado como resultado la producción de diversos géneros expresivos de Cine y también han
generado nuevos géneros audiovisuales de otro orden (tecnológico-expresivo), que
desbordan las normas canónicas del cine , como es lo que ocurre con el video y los
multimedia (o net art). Este proceso de distinción al interior del lenguaje cinemático podría
entenderse como un proceso análogo a lo que sucede con las mutaciones lingüísticas que
56
ocurren dentro de una lengua madre al derivar en diversos sociolectos37; pues del Cine han
surgido diversas voces o hablas diferenciadas, y en muchos casos se habla de estos como si
fueran lenguajes independientes (aun que en estricto rigor tal vez no lo sean). Este es el
caso del llamado "lenguaje del video", al cual defienden sus cultores autodenominados
videastas en oposición a los cineastas; quienes reclaman un espacio propio para el video-
arte que los distinga del género cinematográfico. A propósito de este tema Jean Paul
Fargier dice: "Cine y video están hechos de la misma carne, son subculturas que divergen
en sus religiones"…"el dios real solo es para el séptimo arte (el cine) para el arte que no
logró constituirse en octavo arte (el video) , es un no-dios, sino un ídolo" (Fargier: 1994); y
al respecto también el videasta Néstor Olhagaray dice "…yo puedo trabajar el video a la
manera cinematográfica , y es lo que abunda , pero también cabe la otra posibilidad , la
cual pretendo motivar con inquietudes que tengan relación con el medio video "un video-
video" un medio que implica una tecnología, un soporte, una serie de recursos expresivos
propios"(Olhagaray:2002:49) Si bien es posible distinguir ciertos tratamientos particulares
del genero video-arte, en el uso de ciertos recursos expresivos propios (más cómo género
expresivo-estético que cómo soporte), también se pueden observar ciertas capacidades que
brinda el formato video, justamente esta capacidad de incentivar la apropiación amigable de
los dispositivos (muchos de ellos automáticos), los cuales propician un acercamiento
creativo con estos dispositivos; lo cual no quiere decir que en el uso de una cámara de cine
no existan estos, pero estas posibilidades creativas son distintas, sobre todo en el caso de la
interactividad del video, en el sentido - por ejemplo - de poder rebobinar la cinta casi al
instante y revisar el material recién grabado, y mostrárselo al sujeto grabado. Lo cual
cambia inmediatamente la actitud hacia la imagen grabada y permite una cierta
retroalimentación con las formas de grabar y tratar la imagen. El cine en este sentido es
ciego durante el rodaje; hay que confiar en el fotómetro o en la habilidad del director de
foto para saber si la exposición es la correcta, esto limita las posibilidades de correr riesgos
y corregir en la marcha durante el rodaje, pues el momento de revisar lo grabado se da en el
37 Dialectos socio-culturales, diatópicas: correspondientes a distinciones lingüísticas en comunidades diferenciadas de hablantes, por ejemplo por factores diatópicos debido a discontinuidades geográficas o espaciales o factores diastráticos: por constitución de comunidades diferenciadas por estratos sociales.
57
cine al momento del revelado y el copiado en positivo de la película38. Otra característica
de las cámaras nuevas del video es el visor-pantalla, de cristal líquido que permite colocar
la cámara en diversos ángulos lo cual permite variar los encuadres y tiros de cámara, y
sobretodo también permite al camarógrafo mirarse a si mismo mientras se graba, o
mostrarle a los sujetos su imagen mientras son grabados, en estos casos la pantalla de cristal
líquido funciona como un "espejo" en tiempo real, lo cual a mi entender incentiva
enormemente las cualidades reflexivas del formato video.
Sin duda el referente más próximo a la etnografía visual es el cine etnográfico. ¿Entonces
será correcto seguir hablando de cine etnográfico cuando la mayoría de las etnografías
visuales hechas actualmente se hacen en video?. ¿Existirán grandes diferencias en el modo
de rodar de Jean Rouch con su cámara de cine 16mm con sonido sincrónico, a la forma de
rodar actualmente con una cámara digital?. Si Rouch innovó aprovechando las ventajas
técnicas que le permitía la cámara de 16mm para crear el estilo cinema verite; ¿Qué nuevo
estilo etnográfico audiovisual podrá surgir de estas nuevas cualidades tecnológicas del
video digital ?.
El uso del video como formato audiovisual es un desarrollo industrial más reciente que se
desprende de la tradición cinematográfica, y corresponde a la era electrónica desarrollada a
partir de los años sesenta (en cambio el cine corresponde a la primera revolución industrial
metal-mecánica de principios del siglo XX). El uso del video esta emparentado con el
surgimiento de la Televisión, pero luego se independiza de ella con el surgimiento del
video tape (la cinta magnética), la cual hace transportable a las cámaras de video, y estas
remplazan a las cámaras de cine 16mm usadas comúnmente para el reportaje de prensa, y
al 8mm usadas para el cine casero. En la década de los ochentas se empieza a popularizar y
masificar el uso del video casero por que es significativamente más barato que el cine, aún
que es evidentemente de peor calidad, tanto en imagen como en sonido, sin embargo
posteriormente surge la llamada cultura del "video clip", como un fenómeno de cultura pop,
popularizando el uso de algunos efectos electrónicos como: croma key; wipes, etc.
38 Aun que ahora existen dispositivos simuladores de la exposición y que graban las secuencias en video paralelamente, para poder revisar las escenas recién grabadas en cine.
58
construyendo toda una estética distintiva. En cierta forma podríamos decir que el desarrollo
del video en la era electrónica y ahora en la era digital; han sido los factores tecno-
materiales que han acelerado la mutación genérica del cine, o bien decir que la era digital
funde e hibridiza ambas tradiciones culturales audiovisuales. Por lo tanto, asumiendo este
carácter híbrido, me embarqué en esta tarea de realizar una etnografía audiovisual, - desde
la precariedad de mis recursos limitados - optando por el uso deliberado del formato de
video digital 8, como una forma de experimentar también en un modo de producción más
autónomo y amigable para realizar una etnografía reflexiva.
Siempre pensé que para hacer un trabajo etnográfico lo ideal sería optar por un equipo
audiovisual lo más pequeño posible, lo más minimalista en todo sentido. La idea era
aprovechar la autonomía que brindan los nuevos equipos electrónicos de la era digital.
Cámaras super compactas y ligeras, de buena resolución en imagen, con un sistema de
audio sincrónico bastante decente, y una autonomía de alimentación eléctrica considerable
(dos horas continuas por cada batería pequeña de litio). Todas estas características sumadas
a un valor de mercado cada vez más accesible, hicieron posible que pudiera comprar una
cámara Sony Digital 8 DCR-TRV720, por algo más de 550 dólares; pues la encargué a
Miami. La cámara la encontré demasiado básica cuando la desembalé; - me desilusionó - a
pesar de que tenía un buen zoom 450x, Super Nigth Shot, Memory Stick, Super Laser Link,
AE program, enfoque e iris manual-automático, y chorrocientos efectos digitales. La
cámara evidentemente no era una cámara Broadcast Quality - es decir no cumplía con los
requerimientos mínimos para ser un equipo de calidad profesional- , era lo que es, una
buena cámara, de las mejores de la norma Home Video, es decir, de las cámaras para uso
casero. Esta opción por proponerme hacer un trabajo serio con un equipo casero o sub-
estándar podía ser interpretado como ponerme la soga al cuello de antemano y liquidarme
desde un punto de vista audiovisual profesional, al empezar a grabar con equipos sub-
estándar, sin embargo me pregunté ¿Cómo Raul Ruíz pudo hacer gran cine en 8mm? , y ¿
Porqué nosotros no?, en mi caso creo que llevé esta opción al extremo, partiendo por ser
uno mismo el camarógrafo-editor-sonidista-productor de prácticamente el documental
íntegro, y prácticamente auto-financiar la producción entera. Lo cual en cierto modo puede
ser interpretado como una clara opción por un minimalismo de la producción, o también
59
puede ser interpretado como una forma de ocultar una incapacidad para la gestión de la
producción, o falta de competencia para trabajar en equipo. Sin embargo, la capacidad de
establecer confianza con los sujetos y alcanzar altos grados de intimidad, que en gran parte
se da por las características de esta forma de trabajo, la cual puede ser menos invasiva y
más amigable.
IX.- Las decisiones de la puesta en cámara: (registrando en función del montaje).
Desde un comienzo, el trabajo de cámara para realizar este documental se planteó desde la
idea de complementar dos puntos de vista, - o acercamientos que se tienden a ver como
irreconciliables -, uno es el punto de vista observacional de tipo analítico propio de la
tradición naturalista, y el otro es el punto de vista participativo y empático. El trabajo de
cámara observacional trata de observar y describir principalmente los espacios como
contextos materiales y espaciales en donde se desarrolla la etnografía. El uso de esta
mirada observacional, es distante y no involucrada con los acontecimientos, se esfuerza por
mantener una cierta “distancia analítica”, la cual supuestamente garantiza la no
perturbación y alteración los contextos "naturales" de la observación. Esta mirada intenta
localizar y situar a los objetos y sujetos (sus imágenes) en relación a sus desplazamientos (o
conductas) observadas en un espacio-tiempo determinado (el contexto físico-espacial). Esta
mirada se centra principalmente en los procesos de transformación y las acciones
observables, que en cierta forma modifican el entorno. Se trata de registrar las conductas lo
más “naturalmente” posible, por eso la pretensión de los observadores naturalistas siempre
ha sido tratar de hacerse invisibles, para así no perturbar la observación. Esta idea de tratar
de invisibilizarse (como un espía que observa camuflado desde su escondite), ha sido la
pretensión del observador conspicuo que supuestamente podría lograr una situación de
observación ideal para el trabajo científico, en un ambiente controlado, aséptico no
contaminado y no perturbado, tratando de emular las condiciones de un laboratorio. Esta es
una idea bastante cuestionada hoy en día en antropología, sobre todo después de las críticas
postmodernas al cientificismo y al positivismo, y prácticamente hoy en día ya casi nadie
defiende la objetividad o la idea de que es accesible la "realidad" única; como lo aseveraban
60
antes los naturalistas y positivistas que creían en la fiabilidad empírica de la observación
como un criterio casi absoluto de validación objetiva39.
En cuanto a esta otra mirada - la participativa-, ésta se involucra directamente en las
dinámicas sociales, e interactúa fluidamente con los sujetos, privilegiando siempre la vía de
la empatía y el acercamiento sincero con el otro (como un legitimo otro en la convivencia),
estableciendo lazos de mutuo acuerdo, confianza, colaboración y complicidad. Este ha sido
básicamente el sello de la etnografía contemporánea, la cual valora por sobretodo el
relativismo cultural y un acercamiento respetuoso hacia los sujetos de estudio, tratando de
evitar todo tipo de práctica discriminadora o etnocéntrica. Esta mirada tiende a centrarse
desde la interacción en el lenguaje oral, y pretende rescatar los relatos en sus voces
originales. Ahora, está claro que en una situación de estudio, la perturbación del etnógrafo
es un hecho imposible de evitar, que más aún forma parte integral del modelo
epistemológico de investigación, y se estudia como tal, como un componente más del
círculo hermenéutico. Sin embargo, la idea de revalorar y utilizar el punto de vista
observacional no se trata de una simple defensa de un punto de vista esencialista o mucho
menos una pretensión objetivista; no obstante, un cierto énfasis puesto en los aspectos
espaciales y materiales a través del punto de vista observacional puede equilibrar a una
mirada construida exclusivamente desde un énfasis puesto en la intersubjetividad y la
participación. El punto de vista observacional sirve para contrastar y tener otro punto de
vista al momento de interpretar - por ejemplo - las declaraciones o narraciones hechas por
sujetos desde la oralidad, y contrastarlas con las conductas y acciones observadas. En cierta
forma, es recoger la preocupación de este viejo refrán popular que dice: "Del dicho al
hecho hay mucho trecho", y de esta forma confrontar los relatos con las prácticas
observadas. Comúnmente las etnografías contemporáneas tienden a quedarse con la verdad
parcial de los relatos, explícitos (e implícitos) aceptando solo una dimensión interpretativa
de los mismos, (solo la dimensión idealista simbólica o mental), sin embargo se desdeñan
las observaciones conductuales (materialistas, físicas y pragmáticas) posiblemente, por
39 Manuel Delgado defiende una postura de revalorar el punto de vista observacional al momento de hacer trabajo etnográfico, pues él considera que este punto de vista está en cierta forma desdeñado por las nuevas tendencias postmodernas e interpretativas. Ver "El Animal Público " (Delgado: 1999).
61
consideraciones éticas, debido a la dificultad de asumir la responsabilidad de emitir juicios
y distinciones analíticas, sobre dominios (físicos, materiales y subjetivos) que no pueden
ser validados en si mismos como una exterioridad objetivable, más que cómo criterios
arbitrarios de distinción emitidos por un sujeto. Sin embargo, esta tarea "sucia" puede ser
sumamente provechosa si se hace de una forma criteriosa, responsable y sobretodo
autocrítica; considerando siempre estos juicios y distinciones, como operaciones mentales
(arbitrarias y convencionales), y no como constataciones de una realidad objetiva. Esta
claro que esta "verdad objetiva" es prácticamente inaccesible; sin embargo no podemos
desdeñar todo lo que nos aporta la "observación directa" (o mejor dicho la percepción
sensorial acoplada estructuralmente con el entorno) que trata de configurar una imagen de
"realidad" a partir de los "datos" que se obtienen de la observación. Por que no utilizar el
mismo rigor fenomenológico, interpretativo y epistemológico a nuestras distinciones
provenientes de la observación directa, del mismo modo como también lo hacemos con los
"datos" que obtenemos de un relato, una conversación, o un documento escrito.- ¿Por qué
desdeñamos las fuentes que hacen referencia a la observación de un entorno material, si
estas también son eminentemente subjetivas y dependientes del observador? -, ¿Acaso la
persona que observa y distingue - en su subjetividad - no puede ser sometida a una
interpretación similar?.
Durante el trabajo de campo, cámara en mano, me centré tanto en la observación
materialista de los contextos sociales, ecológicos y urbanos; como en los aspectos
intersubjetivos de una interacción cara a cara. Me dediqué con tanto esfuerzo a la
observación distante tratando de entender las dinámicas de la ocupación de los sitios
eriazos en relación con el entorno geográfico del barrio y de la ciudad, así cómo también
me esforcé al máximo para alcanzar el mayor grado de intimidad posible con las personas
involucradas en este estudio, y hacerlos partícipes de esta investigación, a través de una
interacción basada en la confianza y la aceptación (un buen rapport) y esto se daba también
al presentar la cámara y hacer que ésta se volviera algo familiar . Una vez naturalizada la
cámara, - como una extensión del antropólogo preguntón -, para que ésta se volviera cada
vez más intimista. Esta confianza me permitió grabar muchas veces con bastante soltura,
permitiéndome inclusive hacer de esta actividad una práctica casi automática o
62
subconsciente, a pesar de que los criterios que ocupaba ya estaban en cierta forma
predeterminados; en la idea de registrar lo más posible los contextos y las acciones
completas, siempre en función de producir un material de cámara pensando en un montaje
posterior. Básicamente la única idea preconcebida era tratar de registrar todo en función de
poder editar secuencias descriptivas, - en función de este cruce de miradas observacionales
y participativas -, que nos permitieran montar y "reconstruir" narrativamente el contexto
audiovisual del proceso etnográfico.
X.-Sobre la experiencia del trabajo de rodaje:
La idea de hacer este documental etnográfico surgió cuando cursaba el quinto año de
carrera, entonces partí haciendo las primeras tomas del barrio, y también hice las primeras
entrevistas a algunos amigos que serían mis "informantes claves"; desde ese entonces ya
tenía la idea de realizar mi tesis de grado en esta temática; - la realización de una etnografía
audiovisual sobre los ocupantes de los sitios eriazos -, como producto de un largo periodo
de observación, y acercamiento al tema sin apuros y a un ritmo determinado por el propio
fluir de la interacción, sin apuros. Estas eran las ventajas que yo suponía que tenía el hacer
una investigación etnográfica totalmente movida por inquietudes propias, en el seno de mi
barrio. El tema me interesaba demasiado, y ésta motivación, y ésta facilidad de acceso, tal
vez, finalmente jugo un poco en contra, y el trabajo terminó por ser nada de fácil y
sumamente complicado, no por tener que viajar grandes distancias, hacer mucho esfuerzo
físico o soportar climas extremos, sino porque la intensidad emocional de estos encuentros
perturbaban mi vida cotidiana, y era yo quien iba a éste encuentro - era mi responsabilidad -
; lo pasé muy bien y lo pasé muy mal. Me quedé un buen tiempo solo registrando e
interactuando, sin saber que hacer con todo el material que iba acumulando, este era el
principal problema; no sabía como digerir ese cúmulo de experiencias nuevas y tanto
material recopilado. Por lo tanto éste exceso de motivación, creo que tuvo mucho de
complicación, y yo antes pensaba que el hacer una etnografía en el seno de mi propio barrio
iba a ser necesariamente un trabajo más fácil, mas económico y sencillo, porque suponía
que no significaba grandes esfuerzos en planificar y gestionar recursos financieros, para
63
hacer largos viajes de terreno con el equipo audiovisual, pues el terreno estaba
prácticamente a la vuelta de la esquina; sin embargo esta accesibilidad al mismo tiempo
finalmente jugó en contra, pues si bien espacialmente solo caminaba unas cuantas cuadras,
interiormente, mentalmente y emocionalmente, sentía que recorría kilómetros y kilómetros
al interior de cada relato de vida, de cada habitante de sitio eriazo, y luego inmediatamente
el regreso a la cotidianidad, a mi casa, mi hogar nunca era un regreso, siempre llevaba el
trabajo de terreno de vuelta a casa, no había ningún momento de descanso mental - ningún
reset - era una obsesión de querer penetrar en la intimidad de estas personas sin
violentarlos; tratando de ganarme la confianza de ellos, exponiéndome tal cual, con mis
intenciones explícitas de querer conocerlos en profundidad.
Comencé el rodaje en agosto del año 2001 y lo continué hasta septiembre del año 2004; me
demoré tres años solo en esta larga etapa de observación-participación-registro. Nunca
pensé que me iba a demorar tanto tiempo solo en el rodaje, pero la verdad es que me
mantuve grabando inclusive hasta en los momentos en que estaba montando el material de
esta etnografía audiovisual. Decidí darle un corte drástico a esta obsesión-compulsión por
registrar y dejé de hacerlo el año 2004, sino hubiera continuado sin fin. Me sentía como un
coleccionista obsesivo de relatos de vidas ajenas, - y no me gustó -, por que tenía mi vida
afectiva y familiar desatendidas. Era el momento de comenzar el regreso a casa; - el fin del
trabajo de campo -, terminar definitivamente la Tesis y empezar a escribir. Terminar de una
vez por todas con este largo tramite.
Las primeras secuencias las grabé en agosto del 2001con mi cámara Digital 8 nueva, entre
secuencias familiares, empezaba a grabar sistemáticamente un sitio eriazo de calle
Agustinas casi al llegar a Ricardo Cumming. Este sitio me llamaba mucho la atención, se
notaba que estaba ocupado por que al fondo se podía ver un ruco hecho de maderas y
plásticos, y varios objetos instalados de formas extrañas, amontonamientos de piedras;
apilamiento de maderas, chatarras y desperdicios en un orden bastante estético,
"decorando" u "organizando" el sitio eriazo de una forma muy singular. Para mi eran
verdaderas instalaciones artísticas, de alguien con un desarrollado sentido del espacio y
sobretodo con un deseo de expresión visual. Estas "instalaciones" estaban mirando hacia la
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vereda; a la vista de las personas que transitaban por la calle. En este sitio eriazo vivía solo
con su perro Ricardo, un joven esquizofrénico del cual me hice muy amigo, a quien
después pude entrevistar en numerosas oportunidades.
También en este mismo mes inicié las primeras grabaciones participativas con mis amigos
del sitio eriazo de calle Santo Domingo, ellos no tenían ningún problema con participar y
ayudarme en mi trabajo, y no tenían problema con que usara la cámara para entrevistarlos o
grabarlos cuando ellos trabajaban. De hecho, a ellos los conocí en marzo del 2001 y fueron
los primeros en colaborar con mi investigación; aquí pongo un fragmento de mi diario de
campo en el cual cuento como fue este primer contacto y como primero introduje la cámara
fotográfica al estudio de campo:
Rucos de Santo Domingo
(El primer contacto) 29-marzo 2001.
El sitio eriazo ubicado en calle Santo Domingo, vereda norte entre Ricardo
Cumming y Maturana; siempre me había llamado la atención. Inclusive le había
sacado algunas fotos hace un tiempo atrás y siempre me dio curiosidad conocer a las
personas que ocupaban este sitio.
Venía de ir a dejarle la colación a mi hijo Emiliano al colegio Alonso de Ercilla
que queda en la calle Maturana, serían como la una y media de la tarde, iba yo en
bicicleta y me encontré a la entrada del sitio con un señor medio huasqueado40 que
llevaba un atado de cartones; resultó ser Don Barrientos (un hombre de unos
cuarenta y tantos años), luego salieron del sitio dos señoras una gorda y una muy
flaca a mirar quien estaba afuera conversando con Barrientos; y luego se asomó
un joven como de treinta años. Les conté quien era yo, y les dije que estaba
haciendo un estudio, y era estudiante de antropología de la Universidad
Bolivariana, y que estaba interesado en conocerlos para saber si les interesaba
colaborar conmigo en hacer este trabajo de investigación. (En ese entonces no
40 Chilenismo que significa estar algo subido de copas pero no totalmente borracho.
65
tenía muy claro si este sería definitivamente mi tema de Tesis, sencillamente tenía
curiosidad y estaba tanteando terreno).
- “¡ Ah¡ La universidad Bolivariana si la conocemos” – contestaron Barrientos y el
“Chico– me ayudaron a entrar la bici al sitio, por un agujero en la pared que
hacia de entrada a un metro del nivel del piso. Me convidaron de entrada una
cañita de vino blanco y conversamos un rato. Me sentía muy observado.
Barrientos y el “Chico” decían que ubicaban la Universidad por que salían a
cartonear41 por calle Huérfanos y de allí la ubicaban, porque a veces le
“macheteaban”42 una moneda o un cigarro a los estudiantes – “son buena honda
los estudiantes” – dijeron-. Estaban haciendo una cazuela con dos ollas sobre las
brasas.
El líder del grupo – pensé - debe ser el “Nano”, pareja de Rosario “Chalo” ( la
mujer gordita). Ellos me contaron que trabajaban principalmente recogiendo
cartón, y que lo venden a 20 pesos el kilo a un predicador evangélico que vive al
frente. No me había dado cuenta, pero justo al frente, cruzando la calle, en otra
fachada derruida había otro sitio ocupado, el sitio era más pequeño y estaba más
densamente ocupado por mediaguas una junto a la otra en dos hileras dejando un
angosto pasillo, de lado a lado por el sombrío pasillo colgaban ropa a secar.
¿Quizás cuantas personas viven allí? – pensé - al parecer hay seis casas muy
apretadas en un reducido espacio. La Chalo me contó que ellos (los de al frente)
siempre han mirado el sitio donde ella vive con ojos de venir a quedarse aquí, por
que tiene mucho más espacio, pero por ningún motivo ellos (la Chalo y el resto
de los residentes del sitio) pensarían en dejar venir a vivir al sitio a mas personas,
porque dicen que así están bien, ya se conocen y se tienen confianza, y se turnan
para cuidar el sitio, no dejarlo solo; además necesitan el espacio amplio para
guardar cartón y no quieren atados con mas vecinos.
41 Actividad que consiste en recoger cartones de la basura para después venderlos por kilo, en ese entonces el cartón se pagaba a 20 pesos el Kilo. 42 Viene de “machetear” que es la acción de pedir en la calle. Principalmente se piden monedas (dinero), cigarros y alimentos.
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Luego se incorporó a la conversación el “chupacabras” (Ernesto), que estaba
“enfermo de curado”43 según le decían sus compañeros. Ernesto repetía a cada
rato, “soy amigo de los universitarios del ARCIS que quemaron a un paco”. La
Chalo y el Chico le corregían a cada rato que “nada que ver” que yo era de la
Bolivariana; pero Ernesto insistía en que él me había visto en el ARCIS. El Nano
por otro lado me contaba que había nacido en Nehuentue, cerca de Puerto
Saavedra, y que le gustaba este estilo de vida en un sitio así como este, donde se
puede hacer fuego y tomarse un vinito tranquilo. Pero dejó en claro que lo que
más le gustaría al él sería surgir; y por eso dice que esta juntando cartón para
poder surgir, para poder tener algo propio. Conversamos un buen rato más entre
todos y les plantee la posibilidad de que me dejaran sacarles algunas fotos para
una próxima visita y me dijeron que ningún problema, que ellos estaban de
acuerdo con colaborar con mi trabajo por que se notaba que yo era una persona
con buenas intenciones. El Nano se me acercó y me dijo que yo le había caído
bien, y que sólo por eso nomás me daba permiso para continuar con mi idea de
entrevistarlos y sacarles fotos.
Hacia septiembre del 2001 estaba completamente sumergido en la tarea de realizar una
etnografía visual y registrar la mayor cantidad de detalles posibles; me gastaba gran parte
de mi escaso dinero en cintas de video, y estaba en la etapa más intensa de trabajo; grababa
casi todos los días en el sitio de Santo Domingo; y la relación de complicidad con Ernesto,
Víctor, la Chalo, el Nano y Barrientos estaba muy buena, ellos tenían mucho interés es
contarme muchas cosas y participar de esta idea de hacer un video acerca de sus vidas.
Grabo sin problemas situaciones de vida cotidiana, solo me auto censuro - por pudor ante
tanta intimidad -, y trato de ser más prudente. Me dedico a hacer secuencias descriptivas de
las faenas del trabajo del reciclaje del cartón, los procesos de recolección, el acopio, y el
amarre del cartón. Simultáneamente mezclo actitudes de cámara observacional y
participativa. En ese entonces tomo contacto con los habitantes del sitio eriazo de Alameda
con Brasil:
43 Muy Borracho.
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Jueves 27 de Septiembre 2001
( Primer Contacto)
Fui en la tarde como a las 4 PM a visitar los rucos cercanos a mi nuevo barrio
(Brasil). Quería ir a ver un sitio que al que ya le tenía echado el ojo. Este sitio
eriazo queda por la Alameda entre José Toribio Medina y Almirante Barroso. Este
es un sitio muy piola y grande con mucho fondo. Sabía que adentro vivía gente
por que se apenas se alcanzaba a ver algunos rucos al fondo. Entonces grité frente a
la reja - haló!!!- y me ladraron los perros y salió Lily - ¡ , me sorprendí ! - era
una amiga de la Chalo que hacía tiempo la había conocido en el sitio de Santo
Domingo. Lily me reconoció y le conté que quería conocer a las personas que
vivían allí, y que tenía interés en entrevistarlos. Me dijo que pasara como a las 11
AM del viernes, o hoy en la noche; y me dijo que ahí podía conocer a su pareja el
Dany.
Lunes 1 de Octubre 2001
12: 30 A.M.
Después de ir a pagar la luz pasé a ver los rucos de Alameda. Llegue hasta el
agujero de la reja metálica que cierra el sitio y entré - como me había dicho antes la
Lily – “cuando venga entre nomás nadie le va a venir a abrir la puerta”, y
efectivamente no existe puerta, y el sitio es tan grande, que se hace difícil escuchar
desde el fondo donde están los rucos, además, debe ser muy poco piola que
alguien se ponga a gritar ¡ Haló ¡ desde afuera, como lo hice yo cuando la Lily me
salió a recibir con cara de extrañada. Entonces esta vez llegué y entré, y de
inmediato los perros se pusieron a ladrar furiosos y fueron a mi encuentro. Me
dio mucho susto. Veía los hocicos babosos de los perros ladrándome muy cerca
con sus agudos colmillos. Por suerte salió el Dany a recibirme y calmó a los
perros. Me cayó muy bien de presencia - inmediatamente - por su rostro sonriente.
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Era un joven de unos veintidós años, y se veía como una persona muy alegre y
fresca, se presentó y me dijo que estuvo esperando mi visita para el mismo día
viernes en el cual hable con Lily. Me contó que se le había caído el ruco: "se me
quebraron unos palos" – dijo - y después me contó que el vivía en ese sitio desde
los 3 años de edad. Estaba también la Lily y se me acercó para preguntarme si no
había visto a la tía Chalo, y le dije que la había visto el jueves. Me contó que el
otro día había venido otro universitario para hacerles una movida con el Hogar de
Cristo para poner una media agua en el sitio, - "este sitio tiene como 28 años
botado” – dijo el Dany. “Una vez vino el dueño a echarme y me quedé nomás,
después vino el hijo parece?..también a sacarme y después de artos años, y le
dije que yo vivía acá. Me reclamo que yo tenía el sitio sucio, …shi, mah encima
quería se lo limpiara”.La Lily dijo que ahora tal vez se van a venir a vivir con
ellos unos amigos al sitio. También contó que “antes se habían venido a vivir
unos cabros punk, pero eran muy escandalosos y buenos para la pelea, llegaron los
pacos y los desalojaron a todos”.Ellos me contaron que también los pacos los han
desalojado del sitio, y se han tenido que ir a dormir al bandejón de la Alameda, en
la plaza, pero que después siempre vuelven al sitio. Dany dice: “Que tanta guea,
tanta cuática, si ¿quién se va comprar este sitio?, si creo que están pidiendo como
800 millones”.
El día 12 de Septiembre después del atentado a las torres gemelas; me encuentro con los
chicos del sitio eriazo de Santo Domingo y nos dedicamos a ver la televisión y comentar los
hechos; ese mismo día grabe unas "hermosas" secuencias, una de Ernesto, lavándose,
peinándose y cepillándose los diente; y otra de una conversación entre Chalo y Ernesto a
propósito del atentado. Este tema fue seguido durante casi toda la semana, por que a ellos
les interesaba mucho comentarlo.
En octubre del 2001 asistí a la fiesta "Santiago Amable" que se realizó en calle Matucana,
fue un día domingo, mi intención era grabar algúnas tomas de la vida del barrio y sobretodo
las reacciones de los vecinos ante esta fiesta de la cultura ciudadana, organizada por
diversas organizaciones culturales barriales. Asistí a esta fiesta con mi esposa, mis hijos y
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una amiga de la familia, en esa oportunidad me dediqué a seguir con cámara a Orlandosky,
un señor que vivía en una caleta de la calle huérfanos, bajo el puente peatonal. Orlandosky
era un vagabundo y machetero muy cómico, de agradable trato y conversación amable,
muy querido por los estudiantes del ARCIS a quienes les macheteaba unas monedas para
comprar su copete. Orlandosky es alcohólico y usa su simpatía para llegar a las personas y
pedirles una moneda de forma ingeniosa. Siempre ví a Orlandosky de buen humor y por
este motivo me llamaba mucho la atención como personaje, aún que sabía que el no vivía
en un sitio eriazo, de todos modos me parecía relevante registrarlo. Cuando fui con cámara
a esta fiesta pensaba solo hacer algunas tomas generales y grabar algo de ambiente, pero me
encontré con Orlandosky que estaba bailando en los múltiples escenarios desplegados por
calle Matucana, se acercaba a las tarimas y empezaba a bailar desenfadado al ritmo de la
música que fuera, lo grabé bailando Jazz frente a la orquesta "Big Band" de la Pincoya, el
público se reía a mares con sus movimientos similares a los de Cantinflas mientras la banda
interpretaba un jazz al estilo Ray Coniff. Luego, se desplazó a otro escenario donde un
conjunto ejecutaba música andina con quenas y zampoñas, donde Orlandosky también
hacia su show de baile. Sin darme cuenta me quedé solo, mi familia se fue y yo seguía
grabando a Orlandosky siempre desde un punto de vista observacional, a pesar de que
estaba con cámara en mano y me confundía como uno más en el público, yo no era
simplemente uno más, era un observador al asecho de Orlandosky, quien bailaba ahora hip
hop, luego bailaba Slam44 al son de una banda de Agro Metal, y luego bebía con unos
jóvenes que le convidaban chelas45. A pesar de que grabé un muy buen material de
Orlandosky nunca lo utilicé para la edición del video etnográfico, y si en un momento
pensé en utilizar este material era por que había conversado con Orlandosky, - le había
contado que tenía imágenes de el bailando en la fiesta de Matucana y quedé en mostrárselas
algún día, también le había propuesto entrevistarlo en el lugar donde dormía, y me dijo que
estaba encantado en participar en mi video-investigación y quedé en pasarlo a ver a su
caleta. Pero se cambió de lugar y nunca más lo encontré, o lo encontraba de paso justo en
los momentos en que andaba sin cámara por el centro de Santiago; Orlandosky se había
44 Es una forma juvenil de bailar música rock en recitales en vivo; se suelen empujar unos contra otros y girar en círculos, empujando y chocando con los demás; moviendo frenéticamente el cuerpo, cantando y gritando eufóricos. 45 Cervezas, en la jerga juvenil.
70
cambiado de caleta y estaba viviendo frente al juzgado civil. Nunca más lo volví a ver, y
sin entrevista pensaba que no tenía sentido incorporarlo al documental.
Durante el mismo mes inicié también las grabaciones observacionales del sitio eriazo de
Brasil con la Alameda, (ubicado más precisamente en la Av. Libertador Bernardo
O´higgins cerca de la calle José Toribio Medina). En esa oportunidad inclusive utilicé
trípode, para hacer planos generales y panorámicos del emplazamiento del sitio en plena
Alameda, en medio del agitado tráfico santiaguino. Grabé a una señora de edad que se
ponía a mendigar en la vereda frente al sitio eriazo, al lado de un paradero de micros con
un platito de peltre y un pasamontañas negro, al estilo sub-comandante Marcos. Ella estaba
con una bolsa revisando ropa interior. Grabé con el zoom esta "escena", desde el bandejón
central de la Alameda a una considerable distancia, me sentía como un espía pues no le
había pedido permiso para grabarla, simplemente lo hacia desde la distancia con mi zoom.
Las micros y los automóviles se interponían en la imagen. Pensaba en acercarme algún día
y preguntarle si la podía entrevistar. Lo hice unos días después, le pregunté y me respondió
con unos garabatos, y me quedó claro que no quería saber nada de mis intenciones. Me
sentí mal por haberla grabado antes sin su consentimiento, - me justificaba diciéndome que
la calle es un espacio público y no privado - pero no me convencía este argumento y traté
de no hacer más grabaciones de este tipo, pero continué haciéndolas aun que me
complicaran; tenía una compulsión por grabar, quería capturar la espontaneidad de las
acciones que realizaban las personas de la calle, sin que ellos se dieran cuenta de la
presencia de la cámara. Pues siempre pensaba en poder después acercarme a ellos,
explicarles lo que estaba haciendo, mostrarles lo que había grabado y después pedir que me
autorizaran a usar esas imágenes, y por supuesto también lo más importante poder
entrevistarlos y conversar con ellos. Esto no siempre sucedió así, a veces grababa a alguien
y después nunca más los volvía a ver, como me pasó con una viejita de avanzada edad, a la
cual grabé en calle Romero mientras alimentaba a unas palomas con migas de pan y hacía
una fogata de papeles y cartones para calentarse. No pude aguantar la tentación de grabarla
en forma conspicua. Nunca más vi a esta viejita y tampoco utilicé estas imágenes. Esto me
paso muchas veces con innumerables personajes de la calle. Me interesaba tratar de
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registrar el modo de vida tanto de las personas que habitan los sitios eriazos así como
también la gente que vive en la calle y los vecinos en general.
A fines del año 2001 había profundizado en la relación con los habitantes del sitio eriazo de
Santo Domingo y había entrevistado en profundidad a Ernesto; Chalo; y Víctor; quienes me
contaron en cámara muchos detalles a cerca de sus vidas. El Nano y Barrientos prefirieron
que no los entrevistara, les incomodaba contar aspectos de sus vidas en cámara; sin
embargo no estaban en desacuerdo en que los grabara mientras trabajaban o estaban en
situaciones cotidianas. Sin cámara, logré conversar con ellos en mucha profundidad, sin
embargo ellos siempre tuvieron sus aprehensiones ante la posibilidad de exponerse
directamente a una entrevista personal ante la cámara. Nunca los presioné y profundicé
grabando a quienes no tenían problemas ante la cámara. Para los que se mantenían más
distantes utilicé mi libreta de campo para tomar notas de lo que íbamos conversando. El
mismo criterio ocupé con los habitantes de los sitios eriazos de Brasil y Agustinas.
En una noche de enero del 2002 realicé una grabación nocturna en el sitio Alameda cerca
de calle Brasil, cámara en mano utilizando el Nigth Shot , un dispositivo electrónico que
emite una luz infrarroja que permite grabar en total oscuridad. La jornada de grabación fue
bastante larga; estuve más de tres horas con ellos en el sitio y en la calle revisando
basureros, pero solo logré grabar dos secuencias largas, una sobre la compra de cigarrillos;
cuando el Dany le encarga al Peiro que vaya a comprar cigarrillos y luego vuelve al sitio y
se arma una larga conversación, y otra secuencia más larga donde conversan de diversos
temas mientras fuman marihuana. Después de la grabación revisamos las imágenes reímos
un buen rato y grabamos la luna llena, hasta que se nos gastó la batería. Fue así como me
perdí de grabar una situación en la cual salían los chiquillos a revisar los tarros de basura
con los perros, esta acción nunca la registré y se quedó grabada en mi memoria, y nunca se
me ocurrió después proponer volver a grabarla o recrear la situación, en este sentido
prefiero no recrear situaciones, simplemente lo que no se pudo registrar no se registro.
Durante el primer semestre del 2002 en forma esporádica, pero más o menos regular, una o
dos veces por semana, me dediqué a rodar y profundizar en la investigación, tanto en el
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sitio eriazo de Santo Domingo, como el de Brasil, pero estuve más concentrado en grabar el
sitio eriazo de Agustinas, donde vivía Ricardo. Se le había perdido su perro Boby, y se
encontraba muy solo. Ricardo se dedicaba a lavar autos frente a su sitio y lo entrevisté
mientras trabajaba lavando un auto, la situación de audio no estuvo buena, sin embargo, el
testimonio fue muy interesante. Durante el segundo semestre del mismo año conocí a Don
Carlos quien vive en una caleta, frente al Liceo Cervantes en Agustinas, lo entrevisté un par
de veces en video, siempre de noche junto a sus perros. En una ocasión llegaron unos
voluntarios de un colegio católico a entregarle comida. En ese momento cambié mi
posición de camarógrafo empático y participativo, para adoptar una actitud observacional
que me permitió grabar el contexto de interacción social entre los voluntarios y don Carlos.
A fines del año también incorpore una visión más global del barrio; me dediqué a hacer
planos descriptivos del barrio, grabar demoliciones y construcciones de edificios nuevos,
grabar escenas de la vida cotidiana, siempre con un énfasis observacional. Hice tomas
panorámicas del barrio desde un edificio nuevo, grabé la lluvia y a gente durmiendo en las
calles, grabé la feria libre y allí hice algunas entrevistas a feriantes y a comerciantes
coleros46; También me dedique a entrevistar a vecinos del barrio, haciendo entrevistas
rápidas estilo periodísticas, tratando de sondear la percepción de los vecinos y comerciantes
del barrio acerca de la gente que vive en la calle. También entrevisté en la calle a
estudiantes del barrio universitario de República, - preguntando lo mismo- pero éstas
entrevistas no me gustaron mucho, las encontré demasiado periodísticas, apelando al factor
sorpresa, pero tenían un cierto encanto de lo estocástico47 (o casi aleatorio) de preguntar al
primero que pase por la cámara, con casi un nulo grado de selección, pero me resultó muy
estereotipado; me dio la sensación de que por la rapidez la gente me contestaba lo primero
que se les venía a la cabeza , este ejercicio era interesante como un sondeo de opinión o de
la percepción subconsciente sobre el tema, sin embargo decidí no usar estos testimonios,
por que prefería las entrevistas hechas en un contexto de mayor intimidad y participación.
46 Comerciantes que venden a la cola de la feria libre, sin permiso municipal y sin pertenecer al gremio establecido de feriantes. Venden principalmente ropa vieja y cachureos, mucha gente que duerme en la calle - como don Carlos - , se dedican a vender en la feria de coleros. 47 Por estocástico se entiende una secuencia de sucesos que combinan un componente aleatorio con uno selectivo.
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Así fui definiendo un método que aplique hasta el año 2004, en el cual iba alternando
registros observacionales del barrio, desde un traveling cámara en mano desde el interior de
una micro en su recorrido, hasta ponerme en una esquina en la noche a registrar el trafico
de transeúntes. Durante este periodo realicé algunas grabaciones acerca de mi entorno
cotidiano, la casa y mi taller, por que pensé que estas imágenes junto a otras grabaciones
familiares con mi esposa y mis hijos, podrían servirme para narrar el punto de vista
subjetivo del etnógrafo, y así rendir cuenta de mi situación personal, desde donde elaboro
ésta etnografía. Finalmente decidí al momento del montaje utilizar una narración en off para
hacer más explícita ésta situación, y decido grabar fotos familiares del archivo de una tía
materna, buscando fotos de mis abuelos y mis tíos. Así también me dediqué a grabar planos
de detalle e inserts, de cuadros de mis abuelos, retratos y otros objetos; así como también
hice planos generales de mi casa actual; que es la misma casa en la cual vivieron mis
abuelos, en donde viví en mi infancia junto a mi madre y mi hermana. Básicamente esta
actitud ecléctica de grabar desde un punto de vista observacional y participativo en forma
casi simultanea fue la norma general, sin embargo, también experimenté con otras actitudes
más periodísticas, como el hacer notas cortas, preguntas tipo encuesta relámpago, o hacer
algunos planos secuencias estilo stedycam con la cámara al nivel del piso siguiendo a un
personaje mientras camina, utilizar Nigth Shot, etc. Pero debo confesar que siempre me
quedé con un estilo de cámara más conservador, tratando de mantener planos estables, con
poco movimiento a pesar de que muchos eran hechos cámara en mano, sin embargo trataba
de mantener un nivel cercano al nivel de la mirada, siempre tratando de imprimir una
mirada "realista" a las imágenes; y si utilizaba algún artificio, buscaba la forma de
justificarlo o la forma de develar el artificio ante la misma cámara.
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CUARTA PARTE : EL MONTAJE XI.-La opción por un Montaje auto-reflexivo:
"Mucha gente cree sinceramente que el guión documental en realidad no
existe, que es una simple pauta - una escaleta - una escritura momentánea
que se hace sobre la marcha y que no tiene ningún valor en si mismo"(…)
"La única ventaja del género es que el guión documental se "rescribe" mas
tarde en la moviola (por que se mantiene abierto hasta el final). En realidad
el montaje documental no presupone sólo ensamblar los planos, sino
concluir el trabajo de guión iniciado al principio de una manera
prospectiva". Patricio Guzmán.
Existe una larga polémica dentro de la tradición documentalista acerca de la
pertinencia o no de la elaboración de un guión previo al montaje de un documental. Muchos
documentalistas dicen que un rasgo distintivo del género documental es precisamente que
el documental puede prescindir de un guión - que lo determine todo de antemano - a
diferencia del género ficción o argumental que se construye fundamentalmente a partir de
directrices pre-concebidas, que guían el relato y la narración. El documental en cambio, se
elaboraría a partir de una dinámica no determinada, más abierta al azar, pero no del todo
indeterminada, sino más bien como una especie de orden estocástico. Esta independencia
de la directriz de un guión previo e intencionado, sería la garantía de la independencia del
documental con respecto a la ficción, y a la vez este rasgo lo acercaría más a la "realidad"
de los sucesos. Las discusiones contemporáneas acerca de la pretensión de objetividad en la
narración documental, develaron la existencia de recursos expresivos y narrativos que son
usados recurrentemente por los documentalistas, y que justamente buscan provocar un
“efecto de realidad” o “credibilidad”, - curiosamente ficcionando la “realidad”- mediante
el uso de dispositivos retóricos de montaje. Independientemente, si afirmamos la existencia
de la directriz de un guión o no, durante el rodaje o montaje de un documental, lo cierto es
que dentro del proceso de registro, y en la revisión de material, surgen ideas de cómo
"presentar" (o representar) el documental, lo cual implica la elaboración de una estructura
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(más o menos consciente) de organización del relato, que por más flexible que éste
pretenda ser, en el proceso siempre se desechan muchos elementos y se rescatan otros,
según la aplicación de algún criterio de selección (en función de una economía del lenguaje
en el relato). Este proceso de edición o montaje, que comprende las operaciones básicas de
seccionar, desechar y ordenar en función de un sentido narrativo, es un proceso que puede
ser muy interesante de observar y analizar minuciosamente; y justamente en esta reflexión
surge la pregunta: ¿ por que destacamos ciertos aspectos y descartamos otros?, ¿ En que
supuestos se basan estos criterios de discriminación y relevancia ?. Este conflicto de tener
que tomar la decisión de que se queda adentro y que se queda afuera del relato, es el
conflicto propio del proceso de “edición” de cualquier discurso (ya sea escrito, verbal o
icónico). La utilización de criterios de distinción y selección operan como categorías
simbólicas y operativas, establecidas para estructurar el relato; y este proceso está
básicamente al centro de todas las problemáticas de la interpretación intercultural. Entonces
resulta tremendamente interesante realizar un ejercicio autorreflexivo de la operación de
montaje, sobre todo si lo que intentamos hacer es precisamente una etnografía audiovisual,
que puede entregar numerosa información tanto acerca de la propia cultura visual del
investigador (y su paradigma cultural en general), como también los aspectos visuales
(icónicos), proxémicos, acústicos, quinésicos y cinéticos de la cultura observada e
interpelada a participar en la experiencia etnográfica audiovisual del observador.
Precisamente los registros audiovisuales tienen múltiples capas susceptibles de
interpretación semiológica, ya que los significados no se encuentran solo en el registro
icónico puro, y tampoco se limita al lenguaje verbal articulado, sino que existe toda una
gama de códigos y signos, no lingüísticos. Katya Mandoki desde la estética, hace un
interesante análisis de los fenómenos estéticos que operan en los ámbitos del arte y la vida
cotidiana (en la poética y en la prosaica), y reflexiona sobre los registros retóricos y
dramáticos implicados. Estos registros justamente están implicados en el registro
audiovisual. El registro icónico abarca la visualidad de los objetos, artefactos y
ambientaciones como medios de expresión. La aplicación de la icónica poética se da
principalmente en las artes plásticas, la pintura, la escultura, la arquitectura, la fotografía, el
teatro y el cine. La icónica prosaica se daría en el vestuario, el maquillaje, la utilería, la
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decoración doméstica y cotidiana. El registro acústico en el ámbito poético se refiere al
sonido y la entonación como medios de expresión, como por ejemplo la interpretación y
ejecución musical; la música aplicada en el cine y el teatro, etc. El mismo registro acústico
en el ámbito prosaico se relacionaría con la modulación de la voz, el silencio, tono, timbre
y ritmos al hablar. El registro quinésico se refiere al cuerpo y su expresividad; la mirada, la
postura, la temperatura, el olor, el semblante y la gestualidad. El uso del recurso quinésico
poético está en la danza y la actuación teatral y cinematográfica; y el mismo recurso
quinésico en la prosaica se observa en la expresión corporal cotidiana (Mandoki: 2001),
muchos de estos aspectos son estudiados dentro del área general de la comunicación no
verbal. La proxémica estudia el uso del espacio entre individuos de acuerdo a convenciones
culturales, mediante la enunciación de carácter físico-espacial; la proxémica está aplicada
en la pintura, la fotografía, la instalación, la arquitectura, el teatro y el cine. Todos estos
recursos extra verbales adquieren distintos énfasis y connotaciones comunicacionales
(culturalmente normados). 48. Toda esta potencialidad de áreas de estudio pueden ser
aprovechadas por la antropología con el apoyo de los medios audiovisuales; tanto en el
registro como en una posterior edición autorreflexiva, al hacer un minucioso auto-examen
de nuestros dispositivos de percepción, distinción, representación e interpretación de esta
“realidad” tratada primero en el registro audiovisual y luego en la representación final de la
obra editada. El hacer del proceso de edición un ejercicio de autoconciencia de los
dispositivos a utilizar y el auto-examen de las motivaciones y decisiones (subconscientes)
tomadas al momento de escoger un determinado tratamiento estético (y no otro) , un
determinado encuadre (y no otro), o un determinado fragmento visual (y no otro).
48 Ver “Análisis Paralelo en la Poética y la Prosaica. Un Modelo de Estética Aplicada”de Katya Mandoki en Revista Chilena de Investigaciones Estéticas: Aisthesis, N° 34 año 2001, Instituto de Estética, Pontificia Universidad Católica de Chile.
77
XII.- Una estrategia ecléctica de montaje: (En busca de una narrativa audiovisual propia).
La idea inicial con respecto al montaje era transcribir la totalidad del material de cámara a
cintas VHS con el display de código de tiempo impreso en la imagen, para de esta forma
facilitar el visionado del material, y así poder seleccionar los fragmentos precisos que
deberían ser subidos al computador; y de esta forma economizar tiempo y espacio en el
Disco Duro. En la práctica, este método resultó ser muy efectivo para asimilar el material y
transcribir testimonios y descripciones de los planos grabados, para esta tarea utilicé un
cuaderno en el cual apuntaba a mano, pues generalmente revisaba las imágenes durante las
noches en el televisor de mi casa antes de dormir. Así logré transcribir y marcar la altura de
casi el 100% del material, solo anoté someramente y en poco detalle cierto material que ya
prácticamente daba por descartado de antemano, ya sea por considerarlo irrelevante en
cuanto a contenido o deficiente en cuanto a audio o imagen. La siguiente etapa era subir el
material al computador de acuerdo a los trozos seleccionados y marcados en el cuaderno de
visionado con sus coordenadas de código de tiempo. Pronto me dediqué a subir el material
al computador y ordenarlo en carpetas según el contexto natural de donde se extraían los
clip de origen, por ejemplo si en una cinta estaba grabado un suceso específico como por
ejemplo: - entrevista a Chalo mientras cocina cazuela -, en el mismo día no solo grabé a
Chalo cocinando, - describiendo audiovisualmente todo el proceso de cocina y las acciones
implicadas- , sino que al mismo tiempo mientras grababa casi sin cortar la grabación, -
mientras conversamos acerca de su vida-, aprovechaba de hacer algunas imágenes, planos
cerrados de utensilios u otros objetos, para después poder utilizarlos como inserts (o
insertos) durante el montaje. Por este motivo no solo anotaba lo referente a los contenidos
de las entrevistas, sino también anotaba a cerca de los planos o secuencias que hacían
alguna descripción de los ambientes, contextos o simplemente eran imágenes que después
imaginaba que me podrían servir como inserts de continuidad. Por lo tanto al momento de
revisar el material me encontraba generalmente, con que en la misma cinta tenía grabada
una fluida entrevista a cerca de la historia de vida de Chalo, y en algunos fragmentos se
intercalaban inserts de la olla, el fogón, el gato, y los utensilios de cocina, porque cuando
se producían pausas naturales en la conversación aprovechaba de grabar otras cosas sin
cortar la toma. Por ejemplo mientras la Chalo se levantaba a buscar leña, yo la seguía con
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cámara y aprovechaba de hacer planos generales del sitio. En cierta forma en el material de
cámara ya existía una intención de registro, en función de un montaje descriptivo, y era
generalmente como un material pre-editado durante la acción misma, lo que se llama en la
jerga audiovisual (edición de cámara); esta habilidad la tienen generalmente desarrollada
los camarógrafos de eventos rutinarios, (como: matrimonios, ceremonias de premiación,
etc.). En estas acciones estandarizadas y normadas por ciertos protocolos, es más fácil
adivinar el curso de la acción y por lo tanto adelantarse a las acciones y poner la cámara
justo en el lugar oportuno. En la vida cotidiana también existen ciertas pautas de conducta -
mas o menos - adivinables, y un camarógrafo experimentado justamente trata de anticiparse
a la acción para encontrar el tiro de cámara y la angulación más adecuada para registrar la
acción.
En fin, en cuanto al material de cámara quedé bastante conforme con mi mano, en muchas
oportunidades las grabaciones se hacían muy fluidas, y fue justamente con estas
grabaciones mas fluidas con las cuales me resultó más fácil editar, pues si se logra registrar
bien el contexto en donde se producen las acciones cotidianas, y se logran registrar las
conductas y los gestos expresivos de la situación, el montaje se vuelve mucho mas fácil !!,
sobre todo si se logró registrar el contexto completo con todas las escalas de planos ( es
decir desde los planos generales, hasta los planos de detalles, pasando por una gran
variedad de planos de conjunto, planos enteros, planos medios y primeros planos).
Otro aspecto relevante es el sonido ambiental, trataba también de aprovechar de registrar
sonido ambiental, justo en los momentos de “silencio” que se producían, o durante las
pausas dentro del flujo de la conversación. Un sonido infernal casi siempre presente y muy
difícil de controlar fue el de las ruidósas micros y los vehículos en las calles. Muchas veces
interrumpían la conversación o la contaminaban con el rugido de los motores.
Lamentablemente en el sonido grabado estos ruidos se hacen más molestos que en la
situación natural. Para evitar esta situación lo ideal hubiera sido contar con un micrófono
direccional, yo soñaba con un Sanheisser y un zeppelín para aislarlo, pero fue demasiado
caro, - se me hacía imposible arrendar y tampoco tuve dinero para comprar uno -, coticé
muchos por internet y los más baratos no bajaban de 160.000 pesos, y además tendría que
79
comprar un mezclador portátil con unidad Phanthom para poder usarlo, y además adaptar el
enchufe canon del micrófono a un mini plug, pero en definitiva ya había optado por usar un
equipo mas minimalista, casero y autónomo, quizás menos profesional pero bastante bueno,
sobre todo en cuanto a la imagen de mi cámara (Digital 8) sobre la cual no me quejo, pero
sí estaba conciente de que el sonido era algo complicado, por esta razón utilizaba también
un micrófono lavalier de corbata que funciona con una pequeña pila. Después en marzo del
año 2003 pude comprarme un micrófono direccional inteligente Sony, - no es muy bueno -
pero disminuyó bastante los problemas de sonido, sobretodo cuando no tenía tiempo de
poner el micrófono de solapa.
Mi idea de edición era bastante purista, ojalá usar puro corte directo y ninguna transición de
plano artificiosa; pues pretendía lograr un alto grado de naturalismo en la narración
audiovisual, para este efecto había tratado de grabar la mayor cantidad de detalles
descriptivos del entorno en el desarrollo de cada situación etnográfica. la opción
metodológica que había tomado era en cierta forma compatibilizar una mirada etic con una
mirada emic, en forma alternada, para alcanzar este objetivo trabajé la cámara desde una
perspectiva observacional para tratar de describir los contextos generales, desde un punto
de vista distante, ayudado por un trípode con el cual hacía planos largos y amplios.
También ocupaba el mismo punto de vista para hacer acercamientos con el lente (zoom)
para seguir ciertas actividades a la distancia, - cómo lo hace el naturalista que observa la
conducta de los animales salvajes en su ambiente natural - , la idea era tratar de
mimetizarme con el entorno, tratar de invisibilizarme e invisibilizar la cámara, para
describir el entorno como un espía o un paparazzi. Pero también, tenía claro que quería
una cámara participante, y con este objetivo - primero que nada - presentaba la cámara a las
personas que quería entrevistar y les contaba acerca de los motivos por los cuales los quería
grabar, y luego les mostraba la cámara y les explicaba su funcionamiento. La idea era
involucrar mi ser antropólogo-preguntón-con-cámara y así "naturalizar" la cámara, y en
cierta forma logré que me asociaran inmediatamente con ella. Muchas veces yo no quería
grabar y me sentía inseguro de sacar la cámara, pero eran ellos mismos los que me decían.:
- "ya poh Guillermo saca la cámara, ¿ para qué la traes si no grabas?!" . La cámara así se
convirtió en una herramienta que motivó muchas conversaciones, pues ellos mismos
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cuando sentían la necesidad de hablarle a la cámara o querían mostrar algo sencillamente
me pedían que los grabara, pues ya estaban acostumbrados a que yo siempre andaba
cargando con ella. También muchas veces la batería de la cámara se nos gastaba al
momento de revisar en conjunto el material grabado, inmediatamente después de grabarlo,
o de un día para otro. La cámara estaba hasta tal punto involucrada que muchas veces su
sola presencia motivaba a los sujetos a participar en la situación. Pero también a veces
pasaba desapercibida, hasta el punto de que me permitía seguir una orientación
observacional analítica y distante de las conductas, facilitando la tarea de contextualizar los
entornos físicos y ambientales en los cuales estaba inserta la interacción social.
Yo suponía que iba a poder subir casi todo el material grabado en el computador, pero mi
memoria disponible (casi 100GB) se me hizo poco. Pero de todos modos me dediqué a
capturar y subir las secuencias en bruto a partir del material original de cámara y casi
simultáneamente las editaba para ahorrar espacio en el disco duro. Mediante este método
de condensación del material de cámara, se editaron las secuencias de las acciones
registradas y se dejó fuera el material que no se ocupó en la edición. El criterio de
selección fue la de la re-contextualización de los contextos etnográfico, y la selección
de las acciones y los diálogos más significativos. Estas secuencias fueron al momento de
montarlas bastante largas y trataron en lo posible de dar la sensación de un tiempo real.
Pero era un material montado (aunque traté de evitar al máximo el montaje, y hacer el
menor docupage49 posible). Pero mi idea, más que evitar el montaje era más bien utilizarlo
de una manera criteriosa, para así poder narrar audiovisualmente la situación etnográfica lo
mas fielmente posible con respecto a sus contextos “reales”. Es decir, en cierta forma
estaba apelando desde un principio a este criterio de evocar las situaciones “reales” de los
acontecimientos sucedidos; en este sentido no me estaba alejando de la pretensión básica y
tradicional del género documental.
49 El docupage es una operación básica del montaje cinematográfico, consiste en descomponer y fragmentar el tiempo original de los acontecimientos mediante cortes y la extracción de fragmentos “redundantes” o menos significantes de la acción, la idea es conservar la continuidad y el sentido lógico de las acciones para tener una coherencia con el relato audiovisual y la retórica empleada para narrar.
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XIII- Diario Auto-reflexivo de Montaje: (Resumen de resúmenes mensuales)
Marzo 2004.
Empezando a Editar
Por fin tengo el computador instalado, me faltan los parlantes pero no importa, mientras
tanto estoy ocupando unos audífonos. Todavía no puedo creer de que estoy empezando a
editar en un computador propio, y más encima con un buen equipo un Sony Vaio PCV-
RS420 , Pentium4 , con 100 Gb de disco duro, fue la mejor opción de compra que tuve, por
el millón de pesos que tenía de presupuesto. Un préstamo que me dio mi madre por que
vendió un departamento. Me siento muy afortunado, a pesar de que yo quería comprarme
un Iboock Mac. La posibilidad de acceder a un equipo propio es un lujo, un gran privilegio,
pero también es cierto que cada vez es más accesible, antes en la década de los ochenta o
noventa era casi imposible acceder a un equipo de edición, costaban muchos millones.
Siento que estoy digiriendo un material muy denso, difícil de masticar, estoy sumergido
ante el desafío de comenzar a editar un video documental. Reviso y tomo notas del material
de cámara.
Abril 2004.
Comencé a mudar mi taller de “Casa América”50 me salía 40.000 pesos mensuales, era una
pequeña pieza como buhardilla en un tercer piso de una casa muy antigua. Tengo mi nuevo
taller “isla de edición”, en una pieza que me facilitó mi madre en el segundo piso de su
restaurante. Lo estoy acondicionando poco a poco, trayendo mis repisas y libros, pero lo
primero que hice fue poner una mesa con el computador para empezar a editar. Tengo todo
para concentrarme en la edición.
Empecé a hacer una bitácora o protocolo de edición en donde registro la hora de inicio de
las jornadas de edición y las horas en las cuales me fatigo y termino de editar, tomo un 50 Centro Cultural Vecinal del Barrio Yungay ; ubicado en calle Hurtado Rodríguez.
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pequeño o largo descanso y luego continúo. Me doy cuenta de que me fatigo después de
editar durante una hora y media, como promedio. Este ha sido un ritmo natural de edición,
sin presiones, por que paralelamente he tenido que editar un video ensayo para el proyecto
Fondecyt en el cual tengo más urgencia de entregar, y he editado tandas de hasta cuatro
horas o cinco horas seguidas, voy a ver que tan conveniente es el resultado de editar de esta
forma en comparación con la otra. La labor de edición es una labor que te aísla del mundo,
por que te sumerges en las imágenes y los sonidos, el mundo de las entrevistas, los
testimonios, la memoria capturada, las reflexiones, etc.
Mayo 2004.
Ya he montado algunas secuencias, el criterio de selección es mostrar o describir primero el
entorno, y luego presentar a los "personajes" en el contexto cotidiano. También sigo el hilo
conductor de las acciones o las conversaciones, en el caso de las entrevistas. Llevo como
veinte minutos bien editados, el computador funciona bien, aun que no me acostumbro al
programa Adobe Premier, antes yo editaba en Final Cut y me resultaba más fácil, más
amigable, seguramente por que aprendí edición no lineal en un Macintosh de un amigo que
tenía instalado el programa Final Cut, - el cual es bastante bueno y muy amigable -, por lo
tanto ya tengo internalizados todos los comandos de ese sistema, y por eso tal vez me
cuesta tanto empezar a aprender de nuevo, las funciones y las ubicaciones de los comandos,
pero de todos modos este aprendizaje no lo empecé desde cero, ya que yo yá sabía de
edición análoga y digital.
Junio 2004.
Vengo saliendo de un bajón de ánimo muy grande, no tenía tiempo disponible para
continuar editando durante las últimas semanas. Principalmente me concentre en terminar
el montaje del video ensayo: “De Barthes a Sánchez: un ejercicio práctico de antropología
del cine”, el cual forma parte del proyecto FONDECY en el cual estoy trabajando y será mi
ponencia audiovisual en el V Congreso de Antropología Chilena. El resultado para mi gusto
no fue suficientemente satisfactorio, a pesar de que fue un interesante ejercicio de análisis
83
semiológico y teoría antropológica audiovisual. El montaje me resultó muy difícil, y estuvo
lleno de dificultades (además de las dificultades técnicas que son entendibles considerando
de que recién me estoy adaptando al nuevo programa Adobe Premiere Pro y a mi nuevo
computador PC, sin embargo, a esto se sumaban los problemas teóricos y metodológicos de
cómo hacer un video ensayo antropológico a partir de un material muy heterogéneo,
compuesto por auto entrevistas, imágenes de archivo, fotografías, imágenes graficas,
fragmentos de la película de Sánchez en VHS, etc. Yo antes estaba habituado a trabajar con
un material muy homogéneo, imágenes principalmente de un mismo contexto, entrevistas y
acciones cotidianas dentro de un contexto etnográfico documental, material que se me hace
mucho mas fácil de montar, por que precisamente en la edición de documentales (y sobre
todo de carácter etnográfico) la operación del montaje se ve muy facilitado por trabajar con
material perteneciente a un mismo contexto, el cual genera una continuidad a pesar de que
en el empalme de un plano con otro no exista raccord o continuidad visual.
Julio 2004.
Llevo editados como 35 minutos correspondientes a ocho secuencias, creo que me estoy
acercando a la mitad del trabajo de montaje. He seguido básicamente el mismo criterio
metodológico, descripción de ambientes, seguimiento de acciones y relatos intercalados con
inserts de continuidad. Me ha costado muchísimo concentrarme, paralelamente estoy
buscando trabajo pues me encuentro totalmente desfinanciado. Le he mostrado las
secuencias a mi hermano, mi hermana, un primo y unos amigos, para sondear como va el
asunto de la percepción del público. Quería sondear a un público no especializado, ni
audiovisualistas, ni antropólogos, quería la opinión crítica de un público estándar. Recibí
comentarios de asombro por reconocer a algunos personajes del barrio, y se sorprendieron
por mi acceso a la intimidad de las vidas de los personajes de este documental, y también
mostraron una cierta curiosidad por las formas de vida de estos sujetos. Pero me dio la
sensación de que evaluaban esas imágenes como imágenes curiosas de personajes extraños
- brígidos, bizarros o freacks - y me preguntaban como me había atrevido a entrar con
cámara donde vivían ellos. Por si solas, éstas imágenes parecieron haber motivado una
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reflexión acerca de la intimidad y el acercamiento a estos personajes del barrio, que
generalmente pasan desapercibidos en sus aspectos más íntimos. Al recoger estas
impresiones en este primer público perceptor del documental, me desalenté pensando, o
mejor dicho confirmando una idea que ya tenía de antes, - que era esa sensación de que
éste tema es poco interesante para el común de la gente -, sin embargo para mí es un tema
relevante al cual le otorgo bastante sentido. Al menos encontraron a los personajes del
video, como personas simpáticas y chistosas. Eso me deja algo tranquilo, porque mi
intención nunca fue hacer un relato sensacionalista, efectista, o truculento, para impactar
al publico; aun que el material grabado tiene muchas cosas que pueden prestarse fácilmente
para hacer un relato en esa dirección; pero al contrario, yo he optado concientemente por no
caer en el tratamiento estereotipado de la gente que vive en la calle, representándola sólo
cómo un drama social y quedarme solo con la apelación al sentimentalismo dramático, para
buscar una reacción en el público. Sin embargo, a pesar de mi cuidado, tengo miedo de
mostrar lo que llevo editado del video a los propios sujetos que aparecen en él, tengo susto
de que no les guste y que me lo censuren antes de tiempo. Porque en definitiva el video no
está terminado, y la “historia todavía no la he terminado de contar”. Es aquí donde me
encuentro con mis limitaciones, al momento de tener que contar una historia coherente con
el propósito etnográfico, y construir una narrativa audiovisual, porque cuando uno edita un
material audiovisual, por el sólo hecho de seleccionar ( esto queda adentro y esto queda
afuera ) y ponerlo en un orden cronológico ( esto va primero y esto viene después) , ya es
construir un relato, porque en la sucesión se articula la cadena sintagmática de
significantes. Pero con respecto a la construcción de verosimilitud y a la forma narrativa y
comunicativa, todavía no lo tengo resuelto aún, éste relato puede ser verosímil o
inverosímil, puede ser considerado bien o mal narrado según los propios criterios de los
géneros narrativos, y puede ser efectivo o inefectivo de acuerdo a distintos parámetros
comunicacionales, - de acuerdo a la intención que se le dé al mensaje -, pero lo que está
claro es que bueno o malo; como dice el axioma de P. Watzlawick: - “ es imposible no
comunicar” - refiriéndose al hecho, de que toda acción o comportamiento en una situación
de interacción tiene eminentemente un valor comunicativo, por lo tanto, pretendo asumir
que necesariamente tengo que narrar adecuadamente, - si quiero hacer un documental
etnográfico -, por que la otra opción sería evitar el montaje y la narración mas elaborada , y
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mostrar el material de cámara en bruto,- lo cual es demasiado y prácticamente indigerible
para una audiencia - y la opción de editar el material implica necesariamente una síntesis
del material, lo cual requiere la aplicación de un criterio de selección y de economía del
lenguaje, que en este caso tiene que ser elaborado desde un criterio etnográfico.
Para Cristián Metz el lenguaje cinemático se basa principalmente en la construcción de
verosimilitud como un proceso en el cual se establecen convenciones entre el director y su
audiencia, ya que en el montaje de una película, el director concientemente articula un
sentido narrativo en función de las expectativas inconscientes de un público. Estas
expectativas están hechas de preconcepciones arraigadas en el imaginario audiovisual de un
público habituado al consumo de historias y narrativas coherentes, por lo tanto se establece
un acuerdo tácito entre el realizador y el público, así se funda básicamente el fenómeno de
la verosimilitud en el cine; y a éste “mecanismo” comunicativo precisamente recurren los
directores y los montajistas de cine, pues se basan en la reproducción de las convenciones
que cumplen las expectativas endoculturizadas en la cultura audiovisual de los
sujetos.(Metz: 2002)
Con respecto a esta problemática, - la construcción de la verosimilitud - esta sumamente
legitimada en el cine ficción y es un acuerdo explicito ( fabricar una “realidad” ficticia
creíble), sin embargo en el caso del género documental este acuerdo esta implícito, pero se
mantiene oculto, pues se supone que éste trata de evita la "ficción" al máximo para mostrar
la realidad lo más cruda posible; (la "realidad verdadera"), pero sinembargo los
espectadores de documentales (inconscientemente) también esperan verosimilitud y
coherencia narrativa audiovisual (que en definitiva es un artificio ficcional), que ayuda a
digerir y encontrar un sentido a la narración (inclusive en los documentales). Hockins
habla precisamente acerca del problema de la expectativa de verosimilitud que existe en el
público de los documentales etnográficos, siendo que estos no tienen como objetivo
principal ser “verosímiles” o productores de ese efecto de realidad al cual está tan
habituado el público.(Hockins: 1975).
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Tengo susto de que el único que entienda el sentido del mensaje del documental sea yo, y
que los otros puedan sacar conclusiones “erróneas” de lo que quise transmitir. No se por
que ahora me preocupa el problema comunicacional, - antes no me preocupaba -, antes
esperaba y confiaba en que el material montado quedaría tan evidente, tan transparente, que
a los espectadores les costaría muy poco interpretar "correctamente" y “libremente” los
sucesos registrados y montados en el documental. En un comienzo, yo pretendía eliminar la
narración que supone un ejercicio de montaje. En el fondo pretendía poder invisibilizar ésta
operación (narrativa ficcional), no por una cuestión cosmética o comunicacional - para que
no salte la imagen - , sino por que buscaba una retórica que apelara a un "realismo
etnográfico" que tratara de resaltar la sensación de una interacción familiar cara a cara, en
un tiempo real; a pesar de que se sobre entiende - como lo hemos dicho anteriormente - que
un documental en rigor, también es una ficción. Pero pienso que lo que quiero hacer es
presentar los hechos y la situación etnográfica lo menos tratada en lo posible, o tratada en
función de un contexto que le de sentido.
Agosto 2004
Últimamente he avanzado bastante en la edición del documental, la estrategia que he
adoptado es condensar el material de cámara inmediatamente después de subirlo al
computador (captura), y de esta forma aprovechar el material “fresco” (recién re-
visionado), e inmediatamente montar una secuencia de cada contexto o situación
etnográfica registrada en video. Porsupuesto ya antes me había dado el trabajo de visionar
todo el material y alturarlo según el data code impreso en la imagen de referencia.
He tenido algunos problemas con el espacio en el disco duro, pues simultáneamente estuve
editando otros dos videos performances. Entonces llegó un momento en que mis dos discos
duros casi llegaban al tope, con más de 80 GB ocupados. Lo cual me ha hecho perder
bastante tiempo en desocupar los discos, y desfragmentarlos.
La semana pasada mí hija Valentina - que tiene 10 años - me acompaño en el taller
mientras yo editaba la secuencia de los chiquillos del sitio Brasil bañándose en la pileta del
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bandejón central de la Alameda. Pensé que mi hija no le prestaba atención a lo que yo
estaba haciendo, pues se veía muy entretenida ayudándome a ordenar unos dibujos, pero no
fué así, Valentina estaba además atenta de las voces y los diálogos de la secuencia que
estaba editando, por que después me comentó.
-¿Papá por que muestras tanto lo malo en tu Tesis?
- ¿cómo es eso de lo malo?- le pedí que me aclarará -,
y ella me dijo: – "bueno, eso que ellos mismos cuentan, de que roban, de que fuman
marihuana, y esas cosas, y más encima lo dicen riéndose. Todo lo que he visto han sido
puras cosas malas, nada bueno".
Este comentario que me hizo mi hija me dejó pensando.
-" Oye papá por que no cuentas mejor las cosas buenas también?"- yo le contesté que
justamente en ese momento ellos estaban hablando de esos temas, pero que en otros
momentos hablan de otras cosas.
Estaré sesgando el tema en el montaje del documental ?, o ya he tenido la mirada sesgada
desde el rodaje?. La verdad es que mayoritariamente he tratado temas densos, difíciles
conflictivos, que podrían ser interpretados o valorados como temas o motivos “malos”,
(negativos, densos o conflictivos) por que sencillamente creo que son mucho menos
frecuentes los temas que podríamos considerar como “buenos” (positivos y alegres), porque
sencillamente, ellos querían comunicar preferentemente sus problemas y angustias antes
que querer comentar sus alegrías.
Septiembre 2004
Básicamente me siento deprimido, no he podido alcanzar la meta de terminar la edición de
este documental, el plazo que me había puesto para terminar mi tesis era hasta fines de
Agosto. La autodisciplina de trabajo no me ha funcionado! - y suelo desconcentrarme de la
tarea principal, terminar el documental y por ende mi Tesis. Creo que estoy muy estresado,
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incluso fui a parar al medico hace dos semanas, por un alza de la presión arterial,
probablemente debido a mi ansiedad, la cual no me deja concentrarme en mi trabajo.
Además están las presiones económicas, que no me dejan dedicarle el tiempo en
exclusividad a la tarea de terminar de una vez por todas este documental !. También
últimamente me he distraído tratando de editar un video arte para enviar al concurso de la
Galería Animal, gasté tiempo y memoria del disco duro pero no alcancé a terminarlo a
tiempo, además estaba trabajando paralelamente en el análisis y el fichaje de la película la
“Manta cacique”(2003) de Pablo Muñoz, la cual tengo que descomponer plano por plano, y
luego fichar, este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT “La ventana indiscreta”.
Quiero empezar a editar la primera secuencia del documental, a partir de las secuencias
condensadas, empesaré por una introducción al tema del barrio, los rucos y los sitios
eriazos. He pensado en comenzar con un relato autobiográfico que me sitúe como un
vecino del barrio, y quiero contar mi experiencia a partir de mis vivencias en la misma casa
que habitaron mis abuelos. Al imaginarme ésta secuencia, y pensar cómo puedo resolverla
de una forma sintética y clara, no he dejado de pensar en una canción con la cual me he
estado obsesionando. Esta se llama Damisela Encantadora y es del compositor cubano
Ernesto Leucuona, y la cantaba Jorge Arbizu en los años treintas. Por más que la he
buscado en internet y en disquerías no la he podido conseguir. Esta canción creo que evoca
perfectamente el pasado del barrio, y me parece, - aun que no estoy seguro - que esta
canción era escuchada y tarareada por mis abuelos. En todas las demás secuencias que he
trabajado las he montado a partir del ritmo propio de las acciones y el movimiento de los
personajes en distintas situaciones cotidianas, o también a partir de la selección de
fragmentos significativos de los relatos de los propios sujetos entrevistados.
La idea con respecto al montaje es tratar de editar íntegramente el documental a partir de
los contextos geográficos, las acciones, las conductas y los diálogos de los propios sujetos.
La idea inicial era tratar de evitar a toda costa el uso de una narración en Off, sin embargo
ahora estoy pensando en recurrir a una, justamente pensando en como resolver ésta
secuencia inicial, en la cual quiero hacer una buena síntesis conceptual de cómo yo llegué a
este tema de investigación, porque creo que a partir de esta operación de auto definirme (y
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auto situarme) como autor de este trabajo etnográfico audiovisual, entregaré un punto de
referencia para que el público del documental pueda interpretar la subjetividad del relato
con una mayor cantidad de antecedentes. También pensé en algún momento hacerme una
auto entrevista, o pedirle a alguno de los chiquillos del sitio de Brasil que me entrevisten
(por ejemplo podría ser el Dany) todavía no descarto esa posibilidad; para evitar la locución
en off.
Octubre 2004.
45 minutos de edición limpia y lista en ocho secuencias, y como 90 minutos más en
condensados y secuencias sucias, que me han dado más de un dolor de cabeza y me tienen
repleto el disco duro del computador. Me quedan solo 10 Gb disponibles de un disco de
100 Gb, nuevamente tendré que hacer una limpieza de disco. Soy evidentemente muy
desordenado para trabajar, me gusta subir todo el material al computador y después ir
seleccionando adentro, y después ir condensando el material en secuencias, narrando
audiovisualmente, con los planos del mismo contexto de grabación, siguiendo las acciones
en secuencias lógicas, a pesar de que obviamente se vulnera de este modo la secuencia
lineal de los acontecimientos mediante la construcción de elipsis temporales, pues el
montaje audiovisual es en gran medida eso , una síntesis conceptual, narrativa, que
funciona a través de la descomposición del tiempo lineal. En este proceso se trastoca
también el orden secuencial, para después ordenar según una determinada lógica narrativa y
discursiva, propia del lenguaje audiovisual o cinemático. Pero, además de los criterios
cinemáticos, se suma una intención teórico-metodológica que proviene de la etnografía
antropológica.
Es increíble como ha pasado el tiempo y aun no termino de editar el documental y mucho
menos he avanzado en el texto de la Tesis. Esta situación no deja de provocarme mucha
angustia. Me siento atrapado por un circulo vicioso, no me concentro en mi Tesis por que
tengo problemas económicos que solucionar, y si me ocupo de buscar trabajo dejo de
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ocuparme de la Tesis, y si no me titulo prónto las posibilidades de encontrar un trabajo
mejor remunerado será mas difícil.
Noviembre 2004-
Acabo de terminar una versión especial de 33 minutos para presentar al V Congreso
Chileno de Antropología Chilena. Trabajé prácticamente a mucha presión para entregar
dentro del plazo el master final de 30 minutos. Me resultó emocionalmente y muy difícil
hacer este video, a pesar de que tenía material de sobra con las secuencias que ya tenía
editadas, sin embargo sentía que tenía que justificar de alguna manera mi punto de vista, y
explicar como y por que llegué yo a este tema de investigación, el cual se ha vuelto en
cierta forma una obsesión. Tenía pensado para este efecto incorporar alguna especie de
autobiografía muy breve que me situaría como investigador en el barrio, además tendría
que explicar brevemente mi vinculación afectiva con el barrio. Hace tiempo atrás venía
acumulando en una carpeta algunos clips de video en los que estoy con mis hijos, y en los
cuales también me encontraba autorretratado por mi cámara., inclusive llegue a editar un
fragmento a velocidad acelerada con música de fondo de Suxie and the Banshees, pero
finalmente no utilicé éstas imágenes.
Mi gran problema metodológico de montaje era introducir estos contenidos y al mismo
tiempo entregar alguna información relevante, hablar sobre la casa de mis abuelos y mi
familia materna, hablar sobre algunos datos biográficos y de mi sentimiento hacia el barrio,
y de esta forma contextualizar las motivaciones que yo tenía para hacer este estudio
etnográfico audiovisual. También tenía que explicar las sensaciones que me producía el
propio trabajo de campo, tenía que hacer explicita mi frustración y mi falta de ánimo hacia
el último periodo de investigación. En definitiva quería sincerarme y exponer de una forma
sintética y evocativa toda esta compleja situación de campo, por esta razón titulé este video
como “los Otros vecinos” Una etnografía audiovisual reflexiva. Traté de ser autoreferente
en la cantidad suficiente para exponer mis sentimientos o entregar algunas pistas que
puedan servir al espectador del video para interpretar mi punto de vista, sobretodo el
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sustrato emocional - que en definitiva - creo que incide en la elección del tema de estudio y
el marco teórico metodológico.
XIV.-Un análisis y una reflexión semiológica sobre la obra final:
Básicamente la versión definitiva del documental: “Los “Otros” Vecinos: Una Etnografía
audiovisual reflexiva”, como producto principal de esta Tesis, fue presentado por primera
vez al publico en el contexto del V Congreso Chileno de Antropología. En esa ocasión el
video tuvo una buena aceptación por parte de un público principalmente compuesto por
colegas antropólogos. Recibí numerosos comentarios, críticas y algún que otro elogio.
Quedé conforme con el resultado en cuanto a la sensación que dejaba en la audiencia. Tal
vez la única critica profunda y la cual logro abrir un fructífero debate fue un comentario
que me hizo mi amigo y colega Juan Pablo Silva quién insistía en decirme que el
documental finalmente era eso básicamente un documental, y que según su opinión no
quedaba claro – en estricto rigor – la cualidad etnográfica de éste trabajo. Esta opinión me
molestó en un comienzo pero después entendí lo que me trataba de decir, pues estábamos
conversando últimamente mucho junto a Valentina Raurich acerca de la calidad
antropológica de nuestras producciones audiovisuales, ya que no nos bastaba el argumento
de que por el simple hecho de que un antropólogo haga un video o un documental, este
obtiene inmediatamente la cualidad de ser “etnográfico” o “antropológico”; también
hablábamos de que si un documentalista respetuoso y conocedor de las metodologías
etnográficas sin ser necesariamente antropólogo de formación profesional, también podría
hacer un documental etnográfico. Pues Juan Pablo argumentaba que la etnografía era un
método más de las ciencias sociales; - yo no quedé muy conforme con estos argumentos - y
le expresé que para mi, la etnografía era mucho más que un conjunto de procedimientos
teórico-metodológicos aislados del proceso etnográfico-antropológico (como un sistema
indisoluble), y le expresé que consideraba que en éste quehacer etnográfico estaba
implicado lo más medular de la producción antropológica y su formas de acceder al
conocimiento; sobre todo en lo que se refiere a la práctica de una etnografía reflexiva. Lo
cual puede hacer una diferencia sustantiva entre la elaboración de una antropología de
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oficina o gabinete, a hacer una antropología reflexiva a partir de una dimensión vivencial
(de campo etnográfico). Bueno el asunto es que yo me sentía un tanto perturbado por este
comentario de que en mi documental no quedara tan claro de que fuera un documental
formalmente etnográfico (en si), más que un compilado de imágenes y entrevistas
capturadas dentro de un contexto etnográfico. Reconozco que no fui formalmente, ni
explícitamente etnográfico en cuanto a haber podido lograr integrar sintéticamente una
mayor profundidad en las reflexiones sobre el trabajo de campo en el propio documental;
pues traté más que nada de evocar la integralidad de la situación etnográfica de campo,-
y pienso que esto también es etnografía - , aun que sea una parte del proceso y
lógicamente no corresponda a la totalidad del proceso; la idea fue hacer una metonimia - la
parte por el todo - evocando a partir de estos fragmentos el proceso completo. De todos
modos, a raíz de este comentario pensé en incorporar una nueva secuencia y aumentar otro
fragmento de narración en Off para explicar un poco más en detalle ciertas reflexiones del
trabajo de campo. En todo caso, ésta es una discusión en la cual todavía estamos
entrampados muchos colegas, pero siempre tratando de buscar una forma adecuada y
pertinente de producir narraciones audiovisuales propiamente etnográficas y
antropológicas.
En cuanto a un análisis del documental en sí, podría decir que a un nivel denotativo
aparecen representados frecuentemente los sitios eriazos, como espacios destacados dentro
del contexto barrial, haciendo un contraste con la construcción de edificios nuevos, dentro
de la composición de un sintagma, que después connota el conflicto de la demolición –
construcción, que esta en la base de la dinámica de renovación urbana de Santiago en la
cual esta inserta el barrio. Luego, ésta construcción sumatoria de elementos denotativos del
barrio, con imágenes de construcciones antiguas y personajes del barrio, estaban destinadas
a connotar una cierta nostalgia por un pasado, para esta construcción juega un papel
clave el uso de una antigua canción tocada por una victrola51, provocando una emoción
empática por los habitantes del antiguo barrio; mostrando rostros e imágenes de ancianos
entre los personajes del barrio. A esta construcción se le suma una secuencia de fotos
familiares de mis abuelos, tíos, Madre, hermanos, Esposa e Hijos, para connotar una
51 La canción era Damisela Encantadora de Ernesto Leucuona, e interpretada por Juan Arbizu.
93
historia de vida arraigada sentimentalmente con el barrio. Un relato de voz en off reafirma
estas connotaciones visuales, y al mismo tiempo explica las motivaciones (explícitas) de
este trabajo de campo. Otra secuencia de sitios eriazos con signos de ocupación, abren la
posibilidad del encuentro con los sujetos con la secuencia de la Chalo preparando comida,
en el sitio eriazo y conversando de su vida intima. En las secuencias de interacción
etnográfica - como podríamos llamar a estas -, aparece también la voz del camarógrafo, el
cual no se ve en el cuadro, pero se percibe mediante su voz, alude a la mirada subjetiva del
etnógrafo en el relato audiovisual. En cuanto al tratamiento de imagen, en las secuencias se
alternan momentos descriptivos y distantes - hechos con cámara en trípode - mostrando
siempre los entornos ecológico-sociales de interacción, y se entremezclan con las
secuencias de entrevistas participativas, - hechas cámara en mano - en las cuales se nota la
interacción del camarógrafo.
La acción participante queda de manifiesto en una secuencia grabada de noche, en la cual
unos jóvenes consumen marihuana y me preguntan la hora mientras grabo, - y les contesto
que es la una y media de la mañana -, y pongo la muñeca con mi reloj ante el lente de la
cámara. La selección de muchos fragmentos como estos, connotan un deseo de mostrar la
naturaleza empática de esta relación entre los sujetos y el etnógrafo-camarógrafo.
Aquí en adelante las connotaciones del documental se sobreponen en distintas direcciones,
hacia temas como, la vida de la calle, el consumo de drogas, la recolección y el reciclaje
como modos de subsistencia, fragmentos de historias de vidas, todo un compilado de
imágenes y relatos fragmentarios sobre el tema general de vivir en los sitios eriazos.
Finalmente la voz en off vuelve con un relato para rendir cuenta del proceso de
distanciamiento (extrañamiento), adelantando el retiro del etnógrafo de la situación de
campo, finalmente se muestra la secuencia del funeral de Barrientos, la cual tal vez cumple
una función de puntuación “dramática” al terminar el relato con un dato fuerte e
impactante, el cual, si estuviera descontextualizado del sintagma cinemático de toda la
película podría ser interpretado como un intento por “exotizar” el relato con imágenes
impactantes y emotivas; sin embargo el tratamiento participativo de la cámara en
consecuencia con los relatos anteriores, legitiman la presentación de esta cruda secuencia.
Además, explícitamente los propios sujetos incentivan a grabar todo lo que allí sucede. Las
94
connotaciones de este documental auto-designado como etnográfico, apuntan
principalmente al impacto de expresar la vivencia etnográfica, - desde el punto de vista del
etnógrafo realizador -, evocando su situación histórica y existencial particular, para después
presentar como la situación etnográfica devela – y sorprende – con una realidad que ocurre
en un espacio físico (territorial) tán cercano, pero que sin embargo, antes pasaba
desapercibido. Esta sorpresa del contacto y la profundización del encuentro se evoca
principalmente en las secuencias descriptivas observacionales, pero al mismo tiempo
también en las secuencias participativas.
Finalmente, el relato audiovisual termina siendo un texto audiovisual más evocativo y
expresivo que explicativo o narrativo, sin ninguna duda. Lo cual podría ser interpretado
como un alejamiento de las expectativas narrativas-descriptivas que despierta el objetivo
principal de hacer un estudio exploratorio y reflexivo. Sin embargo, a un nivel reflexivo se
alcanzó un grado más profundo de introspección y análisis fenomenológico, sobre todo en
los aspectos epistemológicos del uso de la cámara de video cómo un recurso teórico-
metodológico integral de investigación etnográfica. Esto solo quedó evocado a un nivel
implícito y no lo suficientemente explicito en el documental. Tal vez la opción final, de
realizar una narración con un énfasis más evocativo, pudo dar la sensación de haber
ocultado el carácter ecléctico e integral del proceso de realización de este trabajo, sobre
todo en el rodaje, lo cual tal vez no quedó del todo solucionado en el montaje y en la
narración audiovisual final. Siento que en cierta forma me dejé llevar por una intuición
narrativa que se fue construyendo durante el proceso.
"En el lugar donde trabajo existe la costumbre de tirar al water los restos
húmedos del café que permanece en el fondo de la cafetera. Un día alguien
ingresó al baño y al ver los restos del café esparcido en la taza tuvo arcadas
y vomitó".
"Las cosas no son lo que son, sino lo que terminan siendo".
95
El mundo funciona disperso, necesita ser ordenado para adquirir sentido.
El sentido es la clave de interpretación que se produce al organizar los
elementos dispersos cuyo significado o relación no era evidente.
A este modo de organizar los acontecimientos para que produzcan un
sentido particular, le podemos llamar relato.
El relato es la más particular, la más histórica de las formas narrativas. El
relato es transcultural y transhistórico y ha acompañado al hombre desde
que habla. O mejor dicho desde que es hablado"
CARLOS FLORES DELPINO
Director de La Escuela de Cine
"Quince hipótesis sobre el relato de ficción".
QUINTA PARTE: CONCLUSIONES (Conclusiones, reflexiones y propuestas). XV.- Etnografía audiovisual ecléctica y reflexiva: Conclusiones (Reflexividad, nostalgia y perplejidad)
El ejercicio teórico-práctico de la etnografía y la antropología a través de la utilización
reflexiva de los medios audiovisuales - como dispositivos metodológicos de investigación -,
abren la posibilidad de reflexionar sobre uno de los temas más relevantes y contingentes de
la cultura global contemporánea. Me refiero, a esta especie de malestar en nuestra cultura
(occidental) con respecto a la episteme moderna de la representación, que remplaza o
sustituye la presencia plena de la vivencia subjetiva (de "carne y hueso"), por una imagen
especular (una apariencia). Este malestar en contra del paradigma de la representación, se
manifiesta en la emergencia de una conciencia creciente que devela los dispositivos de
sustitución de la presencia del sujeto, mediante una operación de modelación de una
realidad re-presentativa a través de una mediación de interfases tecnológicas. Las críticas
96
postmodernas al positivismo científico (a la objetividad y el esencialismo universalista),
pueden relacionarse perfectamente con este malestar que generan hoy en día éstas
construcciones de representaciones (verosímiles) inscritas en los meta relatos universalistas,
que pretenden monopolizar una visión de mundo específica (el paradigma positivista-
moderno) basado en criterios de validación que residen en la construcción de una autoridad
(lógica-racional) auto-legitimadora de estos criterios. La reacción en contra de este
paradigma moderno, resalta los aspectos subjetivos, encarnados y vivenciados, en forma
múltiple y fragmentaria por los distintos sujetos, según sus distintos puntos de vistas
situacionales, pues los paradigmas emergentes se basan en criterios de fractalidad,
relatividad, caos y juego. Si bien se reconocen estructuras, éstas se deconstruyen
lógicamente en sus componentes mínimos, y se observan sus reglas de combinación y
estructuración hasta develar las convenciones que las articulan. Tanto es así que desde una
visión sistémica y cognitiva se llega a pensar que la "realidad" es solo una convención, - un
constructo consensuado - que radicaría básicamente en una construcción mental, como dice
la escuela del constructivismo, afianzándose así en una actualización sistémica, -
organicista y cibernética - de una de las tradiciones filosóficas más viejas: el idealismo. Por
este motivo tal vez hoy se desconfía de la filosofía materialista, tradicionalmente entendida
como antagónica al idealismo. Sin embargo, creo que es posible superar éste antagonismo
dialéctico y validar tanto el idealismo y como el materialismo, como opuestos
complementarios, co-determinantes 52 (mente-cuerpo, idea-materia, energía-masa, etc.).
En gran medida este es el esfuerzo por realizar una etnografía audiovisual reflexiva y
ecléctica, tratando de superar esta contradicción complementando un punto de vista
observacional (con un énfasis materialista) con un punto de vista participativo-empático
(con un énfasis idealista) en un intento de tratar de complementar ambas visiones como co-
dependientes y co-determinantes al momento de interpretar la "realidad". Mi intención es
tratar de ampliar la visión constructivista y sistémica, para no caer en un reduccionismo
inverso, que suplanta el "Todo es determinado-objetivo-material" por el "Todo es relativo-
52 Como co-determinantes en la interacción de un marco no determinístico, sino más bien un flujo o devenir estocástico-probabilístico.
97
subjetivo-mental (idea)53". El problema está en la "totalización" y la universalización, y al
parecer hoy la tendencia es tratar de superar un extremo para caer en el otro, y no integrar
sistémicamente ambas polaridades. ¿Por qué no pensar en elaborar un enfoque materialista-
interpretativo-simbólico?, ¿Por qué no profundizar tanto en lo observacional como en lo
fenomenológico y hacer más integral la práctica de la observación participante?. Desde este
punto de vista, resultó interesante trabajar desde una etnografía audiovisual ecléctica y
reflexiva. Si embargo, la perplejidad y la incertidumbre, que genera esta actitud de trabajar
con puntos de vista tan diversos; al mismo momento que enriquece el espectro de
observación e interpretación, también provoca la sensación de que uno se aleja de los
fenómenos de la vida cotidiana (y el sentido común), aumentando ésta sensación de
extrañamiento o desnaturalización que uno siente al reflexionar acerca de estas cuestiones
epistemológicas y fenomenológicas, a veces dan la sensación de que uno se escapa y se
aleja demasiado del entendimiento de las cosas ordinarias al abandonar el sentido común. A
veces el pensamiento teórico y la especulación filosófica, resulta ser un factor que genera
más perplejidad que claridad. De hecho hoy la tendencia es desconfiar precisamente de lo
evidente y lo claro, en pos de una explicación compleja (mientras más multivariable y
caótica mejor). De hecho hoy la incertidumbre se menciona como una de las características
del pensamiento contemporáneo. Pero curiosamente esta ultra-modernidad o
postmodernidad - según se quiera ver - luego de derribar las certidumbres y las verdades
universales, han provocado un fuerte impulso por buscar nuevos referentes de sentido. Aquí
es desde donde surgen las narrativas nostálgicas, como un fenómeno contemporáneo
preocupado por redefinir las identidades, y reconstruir el sentido de las narrativas
existenciales. El nihilismo postmoderno carente de fundamentos anda en búsqueda de
nuevos referentes, y los busca en las historias remotas pre-modernas, en el pasado
mitificado, y en los pueblos aborígenes no occidentales, buscando los referentes de una
nueva sociabilidad comunitaria, que nos acerque más a la naturaleza y así poder restablecer
ese nexo - que supuestamente - cortamos en algún momento de nuestra historia evolutiva,
al transitar de ser seres íntegramente naturales a ser seres culturales completamente
artificiales.
53 Me refiero a la concepción idealista de la mente, pues también existe una visión materialista-estructuralista de la mente como un dominio lingüístico-socio-cultural.
98
Finalmente la búsqueda narrativa de esta etnografía audiovisual, después del arduo trabajo
de reflexión terminó siendo un documental etnográfico-reflexivo, que finalmente escogió
narrar desde la nostalgia - auto situando el punto de vista del etnógrafo - empeñado en
referenciar su experiencia etnográfica con sus mutaciones reflexivas, para poder entregar
las claves de acceso a una interpretación más amplia del proceso etnográfico. La idea era no
restringir el espectro de interpretaciones posibles, y evocar el contexto emocional del
trabajo de campo, y la intensidad emocional de las vivencias en la interacción cara a cara.
Básicamente esta etnografía visual es un documental, pero no deja de ser un intento claro
por tratar de definir un género distintivo y adecuado para la práctica etnográfica; de allí la
pertinencia de sus metodologías y enfoques eclécticos, su afán prospectivo y descriptivo de
los entornos ecológicos, materiales-espaciales-relacionales, y su afán reflexivo y evocativo
de los aspectos inter-subjetivos. Dentro de las libertades creativas de un enfoque ecléctico
esta la utilización integral de los recursos teórico-metodológicos, y la apertura a múltiples
interpretaciones o lecturas. Básicamente lo que creo que debería distinguir a una etnografía
visual de otros géneros o expresiones documentales, precisamente es este afán de la
etnografía y la antropología contemporánea por profundizar en la complejidad de la
interpretación de los fenómenos socio-culturales, no cerrando, si no más bien incentivando
la producción de múltiples lecturas. Sin embargo, creo que también es útil saber encontrar
la forma adecuada de narrar audiovisualmente y dar un sentido de comunicabilidad y
verosimililitud, pero al mismo tiempo entregando claves para facilitar su desmontaje y
hacer más ricas e integrales las interpretaciones, y por ende, profundizar en la complejidad
epistemológica y hermenéutica del trabajo etnográfico. En la dosificación criteriosa y
adecuada de estos dispositivos: observacionales y empáticos, retóricos y narrativos está la
senda del documental etnográfico audiovisual.
99
XVI-Por un espacio propio para la etnografía audiovisual. (Propuestas y criterios a considerar).
El desarrollo de la antropología visual en Chile ha sido una emergencia temática producto
del desborde de las áreas temáticas de la disciplina antropológica y otras áreas afines de
conocimiento, así como también incide la emergencia de nuevos paradigmas cognitivos,
más complejos, sistémicos y holísticos. Esta emergencia temática de la antropología visual
dentro de las ciencias sociales, estaría caracterizada por un deseo de experimentar con
nuevas metodologías y formas alternativas de representación, tratando de superar la noción
de autoridad del los meta relatos científicos (positivistas), tratando de buscar nuevas formas
narrativas y discursivas, más participativas, empáticas, inter-subjetivas, polifónicas,
evocativas, eclécticas, etc. Dentro de estas tendencias “experimentales”54 de representación,
surgidas al interior de la antropología, la antropología visual ha sido un área que convoca
cada vez mayor interés entre los investigadores socio-culturales, sobre todo a partir del
impacto de la “era de las telecomunicaciones” en el mundo cultural, en donde los medios
audiovisuales cobran cada vez más relevancia en el consumo cultural y la intermediación
simbólica dentro de la situación de un mercado globalizado. Esta situación podría explicar
el interés de los antropólogos latinoamericanos por abordar temas visuales, y mediales
desde una perspectiva crítica, y también la posibilidad de utilizar los propios recursos
visuales y audiovisuales, como recursos teóricos y metodológicos de investigación. Esto
explicaría también el auge contemporáneo en la realización de videos documentales
etnográficos, sobre todo por parte de los antropólogos más jóvenes.
Dentro de la antropología visual, la etnografía audiovisual debería distinguirse claramente
de cualquier otra producción audiovisual, por implicar en su modo de producción, los
criterios teóricos y metodológicos básicos de la etnografía.
A modo de propuesta creo que los criterios básicos para considerar una etnografía
audiovisual en estricto rigor deberían ser:
54 Al hablar de experimental no me refiero solo a la noción de experimentación científica, sino a una acepción más amplia que involucra la exploración intuitiva, como en la experimentación artística, la cual es muy productiva en un contexto fenomenológico reflexivo.
100
a) rendir cuenta de una situación etnográfica:
Establecimiento de condiciones de rapport, aprobación (acuerdo mutuo), complicidad,
confianza e intimidad con los sujetos a interactuar participativamente. Rendir cuenta de
la participación del etnógrafo y su cámara (como autor), y cómo sus dispositivos
afectan en la situación etnográfica de estudio (como sistema), haciendo explícitos sus
pre-supuestos cognitivos de estudio, y mostrando en el desarrollo de la etnografía
audiovisual la interacción (inter-subjetiva) entre el investigador y los sujetos de estudio.
b) Desarrollar un componente observacional: Observar y describir el contexto
etnográfico, con cierto distanciamiento analítico para establecer observaciones del
entorno espacial-temporal, geográfico, describir; desplazamientos, emplazamientos,
acciones, conductas e interacciones inter-subjetivas. Contrastar permanentemente la
acción preformativa (realizativa) con los relatos orales.
c) Desarrollar un componente participativo: Involucrarse subjetivamente con el tema
de estudio etnográfico, empatizar con los sujetos implicados, abrir situaciones de
interacción no previstas, estar abierto a la deriva de la interacción inter-subjetiva.
d) incorporar un componente reflexivo sobre el proceso de desarrollo etnográfico:
Rendir cuenta del proceso global, a partir de la situación preliminar al estudio,
describir los acontecimientos durante su desarrollo e incorporar las reflexiones
producto de las interacciones etnográficas, tanto orales como audiovisuales.
La etnografía audiovisual así descrita, - como un proceso de interacción inter-subjetiva -,
cuyo interés primordial es el acceso a un grado de comprensión de la cultura visual y sus
dispositivos operantes dentro del sistema socio-cultural. No necesariamente tiene abarcar
que abarcar o describir el proceso completo de la etnografía en una realización audiovisual,
puede tratar solo un fragmento que rinda cuenta o evoque la totalidad, - una metonimia: "la
parte por el todo" - , pero sin embargo esta realización, en su construcción tiene que ser
101
hecha en consecuencia con la orientación metodológica del proceso completo, para así
poder relacionarla con otros productos del proceso etnográfico. Es decir una etnografía
audiovisual podría funcionar como libreta de campo, como observaciones de terreno, como
entrevistas, como video reseña de un aspecto, como documental explicativo, reflexivo,
participativo, etc. y no tendrá que agotar necesariamente toda la complejidad de la situación
etnográfica , - y no por esto dejaría de ser etnográfico - ya que el abordaje etnográfico-
antropológico estaría implicado en su orientación teórica y metodológica básica, la cual
debería estar implícita en todos sus productos etnográficos, como por ejemplo, textos
escritos, registros de video sin editar, documentales editados, etc.
XVII-Por una Etnografía Audiovisual Experimental.
El limitar las instancias de experimentación audiovisual etnográfica, y reducir esta práctica
a solo imitar las enunciaciones convencionales y los clichés de los géneros más conocidos
de la narración audiovisual, - como el cine o la televisión - sin sobrepasar estos estilos por
temor a transgredir las normas de la recepción convencional; suele ser el principal freno a
la experimentación en antropología audiovisual, ya que los públicos – no solo populares,
sino que también doctos - están endoculturizados en un dominio muy convencional, el de la
recepción mediada por formas tecnológicas, estéticas, narrativas y retóricas. El innovar con
un “lenguaje propio”, con sus propias convenciones, es el verdadero desafío práctico de la
etnografía audiovisual; explorar nuevas formas narrativas, nuevas enunciaciones que
impliquen toda la complejidad de la situación etnográfica.
También nos suele suceder a los antropólogos, que al momento de experimentar con el
manejo de los medios audiovisuales, con objeto de realizar algún video de carácter
etnográfico, ya sea por falta de experiencia, conocimiento, u oficio técnico en el manejo de
los equipos, ante esta dificultad, se suela recurrir inconscientemente a ciertos clichés
audiovisuales, cómo por ejemplo, el dejar la narración y la conducción completa del
documental subordinado a un guión – textual - bien escrito y documentado, preciso, con
una síntesis clara en lo que respecta a la gramática comunicacional del mensaje, sin
102
embargo este guión que puede ser bastante fiel a una visión antropológica en su
construcción escritural, no logra liberarse de una función convencional que amarra y
restringe la potencialidad de las imágenes y las limita a cumplir solamente una función
ilustrativa y explicativa del texto escrito– materializado en el guión-, esta limitación de la
narrativa audiovisual favorece a una estrategia audiovisual autoritaria, que en el montaje
definitivo contradice los criterios etnográficos o antropológicos que quería expresar
audiovisualmente; y de esta manera muchas veces la imagen en lugar de “validar” el
discurso textual termina por “Invalidar” su veracidad, al connotar la operación de trucaje o
montaje de las imágenes subordinadas al texto escrito, liquidando la credibilidad del relato
audiovisual.
QUINTA PARTE (REFLEXIONES ANEXAS).
XVIII- Reflexiones sobre la postura teórica ecléctica y reflexiva en etnografía audiovisual.
Al hacer de la práctica audiovisual un ejercicio reflexivo y conciente del empleo de los
dispositivos técnicos e instrumentales (teórico-metodológicos), como herramientas de
registro y captura de datos susceptibles de ser analizados y procesados en función de un
producto narrativo final, nos abrimos a la posibilidad de profundizar en las implicancias
epistemológicas del uso (nunca neutral e intencional) de estos dispositivos tecnológicos,
con el objeto de producir una determinada “experiencia” o “conocimiento” relevante para
nuestro estudio.
El ejercicio reflexivo de la antropología se hace más fructífero (y complejo) con la ayuda
de los dispositivos tecnológicos de “captura audiovisual”, sin desmerecer la tremenda
pertinencia de la escritura en una libreta de campo, la cual nunca he desechado o
desdeñado. Sin embargo, el uso del video como una libreta audiovisual de campo, resulta
interesante justamente por que entrega un registro distinto al de la escritura, y sirve como
un método de contraste del registro escrito, y de esta forma obtenemos más elementos
cruzados para analizar e interpretar posteriormente. Es decir, entre el dilema de hacer o no
103
hacer un registro audiovisual, sin duda es preferible hacerlo, sobre todo si este recurso está
a nuestro alcance al momento de hacer una etnografía. Esta puede ser una opción
absolutamente personal, por que me agrada y me funciona operar con la cámara de video y
su registro, y asumo la complejidad de esta opción, que contrasta el registro escrito con el
audiovisual, además, creo que funciona muy bien la metáfora de la visión de la cámara
como si ésta fuera una extensión del sentido de la vista, y el micrófono fuera una extensión
del sentido del oído, y por lo tanto la cinta equivaldría a la memoria sensible, y finalmente
las secuencias grabadas, podrían acercarse a lo que puede ser una síntesis de la mirada
subjetiva del etnógrafo en relación a la experiencia de campo. Lo interesante es que el
registro audiovisual permite acceder tanto a aspectos concientes e inconscientes de la
mirada del etnógrafo. Muchas veces se accede a un cierto automatismo de la mirada, al
capturar imágenes y sonidos en situaciones de grabación espontánea durante el trabajo de
campo, aun que también existen registros concientes y deliberados, también es cierto que se
cuelan ciertas decisiones o intuiciones subconscientes del etnógrafo-camarógrafo. Estas
características reflexivas que nos proporcionan los equipos audiovisuales, nos dan además
la posibilidad -no menos importante- de poder revisar y volver a visionar el material
grabado muchas veces, - y re interpretar lo que allí se ve – es una verdadera maravilla! ,
pues nunca el material se agota del todo, y siempre otorga nuevas lecturas y sentidos de
interpretación. En fin, fueron estas características técnicas y performativas que otorgan
estos instrumentos audiovisuales, - principalmente el video como soporte – el que me
sedujo y me llevó hacia el camino de explorar la etnografía audiovisual como una opción
aún que todavía no está lo suficientemente validada teóricamente al interior de nuestra
disciplina, pues existe una resistencia, y una desconfianza de la productividad (teórica-
metodológica) del video en la investigación antropológica, por que siempre el registro
audiovisual produce un cierto grado de incertidumbre y complejidad, por lo tanto siempre
es complejo su tratamiento y manipulación para crear un producto final coherente, que
rinda cuenta del proceso de investigación sin desvirtuar o reducir su complejidad – por lo
tanto debe ser editado y narrado adecuadamente, evitando la tendencia al reduccionismo,
sin embargo, todavía no sabemos con precisión como hacerlo, y estamos buscando el modo
narrativo audiovisual más pertinente, por lo mismo experimentamos en esta búsqueda ya
que no existe un género narrativo audiovisual propiamente etnográfico (en estricto rigor
104
teórico) lo suficientemente legitimado desde el punto de vista científico ante la academia, a
esta percepción tal vez contribuya el hecho de que siempre un video o filme etnográfico es
visto como se mira cualquier documental común y corriente, - sea éste uno que trate sobre
flora y fauna, o sobre una tribu nativa -, porque se ven y se consumen como cualquier otro
documental - de los que estamos habituados a ver -, de acuerdo a nuestro conocimiento
previo (sentido común), y proyectamos inconscientemente nuestras expectativas de lo que
debe ser un documental como lo establece nuestra costumbre de espectadores
endoculturados en el consumo de documentales ya estandarizados por las convenciones (de
verosimilitud) de la TV o el cine, solo que en el caso el caso del llamado documental
"antropológico" o "etnográfico", comúnmente esperamos que este tenga además un cierto
contenido etnográfico, de esta forma solemos poner en la misma categoría realizaciones
hechas siguiendo criterios etnográficos, junto con otras que no tienen nada de etnográfico
más que referirse a una etnia como tema. Por lo tanto, comúnmente se suele otorgar
gratuitamente el título de etnográfico o antropológico, a muchas producciones
audiovisuales, por el simple hecho de que estas producciones tratan temas o motivos
pertinentes para la antropología, entonces cabe preguntarse: ¿Qué tema no es pertinente
para la antropología?, y por consiguiente ¿Podríamos definir todos los documentales como
antropológicos, por el simple hecho de que todos pueden ser susceptibles del interés de un
análisis antropológico?; si fuera así, estaríamos confundiendo los temas y objetos de
estudio con las cualidades disciplinarias de la antropología (teóricas y metodológicas), y en
cierto modo, esta forma de pensar hace que comúnmente se traten los videos y
documentales a un nivel muy básico, solo como objetos de estudio que contienen un cierto
interés cultural susceptible de un análisis o interpretación antropológica, sin embargo los
documentales y otros géneros audiovisuales, no se agotan a este nivel de meros objetos de
estudio o contenidos temáticos, pues también ellos son complejos dispositivos de
producción de significados y narrativas audiovisuales, las cuales se organizan de forma
sistemática y estructural (como lenguaje cinemático, retórico, narrativo y discursivo).
Entonces si no reconocemos este nivel generativo de los dispositivos audiovisuales,
estaríamos truncando la posibilidad de emplear de forma reflexiva estos recursos teórico-
metodológicos susceptibles de ser aplicados en función de la producción de conocimiento
etnográfico y antropológico. Por lo tanto a las producciones audiovisuales que se dicen ser
105
antropológicas y etnográficas, podemos exigirles consistencia de acuerdo a nuestros
intereses disciplinarios, como metodologías de investigación y producción teórica y
reflexiva.
Una de las necesidades más imperantes dentro de la práctica de la etnografía audiovisual es
precisamente la de explorar y buscar una narrativa y retórica pertinente para consolidar un
género etnográfico audiovisual propio. (o tal vez varios géneros traducibles a diversos
productos antropológicos-audiovisuales: Ensayos, Monografías, Notas, Reseñas, Artículos,
Etnografías, etc.). La cuestión es que hasta el momento gastamos muchos esfuerzos en
experimentar con herramientas y dispositivos, pero hemos sido poco proactivos con los
objetos de estudio o problemas que aportan las líneas tradicionales de la investigación
antropológica, y no nos hemos integrado al desarrollo de líneas de investigación generales,
aportando desde nuestra especificidad, al contrario, solemos reforzar nuestro
enclaustramiento en función de consolidaar nuestra especificidad, lo cual puede ser
interpretado como una etapa de desarrollo necesario, pero tenemos la preocupación de tener
que integrarnos de forma más sistémica a la comunidad antropológica para evitar caer en
una hiperespecialización reduccionista, que nos impida integrarnos a programas de
investigación transversales e interdisciplinarios, con objetos de estudio en común con otras
especialidades de la antropología y las ciencias sociales. Generalmente hemos gastado
nuestra energía en la experimentación y la reflexión epistemológica que implica el uso de
estos recursos, más que tratar de describir o tratar de explicar un fenómeno socio-cultural
externo. Posiblemente esto se deba a que todavía la etnografía audiovisual es una corriente
emergente dentro de la disciplina, (sobre todo en Latinoamérica, - y todo el tercer mundo -,
en donde prácticamente no existió el desarrollo de un movimiento de cine antropológico o
etnográfico (salvo algunas honrosas excepciones aisladas55), posiblemente por el difícil
acceso a los medios de producción audiovisual por un tema de dependencia tecnológica y el
alto costo de los equipos, como consecuencia de la asimetría estructural de la distribución
del poder y los recursos económicos en general.
55 Por ejemplo podemos destacar los filmes etnobiográficos de Jorge Preloran en Argentina,
106
Sin embargo, como mis amigos y colegas antropólogos visuales Juan Pablo Silva y
Valentina Raurich56, han señalado en más de una oportunidad – no podemos seguir
quejándonos y justificarnos en el pretexto de que ésta es una disciplina nueva y
“emergente”, pues según la opinión de ellos, el cine etnográfico es una corriente bastante
antigua en la disciplina, con periodos de mayor o menor auge, - pero eso si -, ha sido poco
estudiada, sobretodo en nuestro país, en donde reproducimos exageradamente el “mito” de
que la antropología visual y la etnografía audiovisual son corrientes nuevas, poco menos
que postmodernas o ultra contemporáneas; ya que en lugar de estudiar y profundizar en la
historia de la antropología visual, nos engolosinamos con cámaras y ganas de hacer videos
sin tener ninguna noción de la importancia de movimientos como el direct cinema, o el
participatory cinema para la antropología. Desde este punto de vista ellos recomiendan
revisar a los clásicos, mas allá Flaherty, Vertov o Rouch, y revisar también lo que se hace
hoy en día en el cine etnográfico. Ellos se plantean desde el punto de vista de la necesidad
de profundizar en el estudio teórico antes que empezar a experimentar como si no hubiera
existido nada antes, con ese afán permanente de querer re-fundar eternamente la disciplina
y nunca dar un salto en la acumulación de conocimiento, y estar siempre empantanados en
lo mismo.
Yo personalmente tengo una opinión distinta, estoy de acuerdo con ésta necesidad de
profundizar en el estudio histórico y sobretodo teórico de estas corrientes de la antropología
global. Sin embargo reconozco también este sentimiento de querer experimentar con la
cámara de video como si nunca hubiese existido una etnografía visual, pues creo que para
el caso de nosotros los latinoamericanos, este es un acceso nuevo a estas tecnologías de
registro audiovisual, y que solo con la masificación del video digital se están dando las
condiciones materiales-tecnológicas y socio-culturales para hacer una etnografía visual
propia , - desde el punto de vista del nativo que se apropia de estos artefactos y los re-
significa mediante su uso. En este sentido, valoro éstas ganas de querer experimentar
vivencialmente con la cámara; y con los equipos de edición, metiendo mano y aprendiendo
mediante el ensayo y el error. Considero que ésta es una etapa exploratoria necesaria para
56 Juan Pablo Silva y Valentina Raurich son docentes de la cátedra de Antropología Visual en la Universidad Bolivariana, junto a Felipe Maturana y Alejandro Eltón.
107
reconocernos, con nuestros propios códigos, - los cuales supongo deben tener alguna
distinción de los códigos globales – en definitiva, defiendo una cierta mirada “subalterna” y
“postcolonial” del fenómeno, pues creo que no da lo mismo ser un antropólogo situado en
Chile a ser un antropólogo situado desde el “primer mundo”. No obstante este es un tema
bastante discutible dentro del concierto global. Ante lo cual - insisto - en que en un sentido
todavía vivimos localizados al interior de una “periferia”. En un contexto tal vez más
multicéntrico y deslocalizado, - si puede ser -, pero en definitiva creo que domina
mayoritariamente una relación de subalternidad de una minoría por sobre una mayoría,
(todavía existe un predominio de los países del hemisferio Norte por sobre los del
hemisferio Sur). Sin embargo podría decirse que simultáneamente convivimos en la
globalidad y la localidad (la glocalización de la que habla García Canclini57).
El ejercicio etnográfico audiovisual trae como consecuencia una predisposición a realizar
un auto-examen reflexivo y crítico, acerca de los procesos de observación, distinción,
interpretación, narración, y discursividad audiovisual, pues durante las decisiones tomadas
en el rodaje o el montaje, uno se pregunta inmediatamente por las selecciones que hizo, por
lo que dejó afuera y lo que dejó adentro, y como lo trató, mediante que operaciones y con
que dispositivos o recursos técnicos; entonces inmediatamente vienen las preguntas a cerca
de las consecuencias (narrativas o discursivas) que estas operaciones traen de la mano y la
responsabilidad que asumimos en ellas como creadores de estos relatos antropológicos
audiovisuales. Esto nos hace muchas veces preguntarnos acerca de la posición política que
tomamos con nuestro trabajo etnográfico, el cual me parece que es imposible de tratar o
plantear desde una neutralidad u objetividad.
57 Refiriéndose al neologismo Glocalize que se refiere a lo local globalizado (García Canclini:1995;85-88)
108
XIX.-Epílogo: Sobre mis privilegios y condición de clase: (o remordimientos por mi “Beca Restauran Plaza Garibaldi”).
Recuerdo que alguna vez, a propósito de mi extravagante idea de entrar a estudiar
antropología, - lo cual significaba sacrificar mi carrera como comunicador audiovisual para
dar un giro en mi vida por un rumbo incierto –, mi padre me comentó: - “yo tengo la
impresión de que la antropología es una carrera para gente rica, - esa es mi idea -, como
que la antropología es un hobby, un lujo, que solo se pueden dar las personas que ya
tienen una situación económica estable”. Con este comentario mi padre me quería decir
que meditara mi decisión, que la antropología era un camino demasiado incierto e inestable
económicamente en países pobres como los nuestros. Pero yo le contra argumenté de que
sentía que era mi vocación y que había muchos antropólogos que a pesar de la adversidad
se abren un camino propio. Mi padre me recalcó que yo estaba casado y ya tenía dos hijos,
y me sugirió que lo volviera a pensar desde una visión más “realista”. Yo no dudé, pensé
que lo mío era la antropología visual, y que mi paso por comunicación audiovisual era un
buen inicio, pero no era mi final. Pensaba seguir trabajando media jornada en proyectos
audiovisuales y media jornada la dedicaría a estudiar. Pero en la práctica no fue así, cada
vez me costaba más trabajar media jornada, pues ya no me llamaban de ninguna productora
porque no tenía disponibilidad completa para trabajar cien por ciento y dejar los estudios.
En definitiva el horario de estudio, el cual era fragmentado con clases en las mañanas y las
tardes, más la carga de los terrenos y los trabajos, hicieron muy difícil compatibilizar el
trabajo con los estudios. No era imposible trabajar, pero de todos modos bajaron
drásticamente mis ingresos económicos, recargándole la mano a mi esposa, quien también
trabajaba mientras sacaba su doctorado. La oportunidad de poder estudiar de nuevo fue
producto de un ofrecimiento que me hizo mi madre, mientras yo pasaba por un momento de
cesantía y depresión. Ella me dijo que ahora ella tenía una buena situación y que ella podía
pagarme la carrera. Dudé por su ofrecimiento, pero las ganas de estudiar antropología
pudieron más que mi orgullo y entré a estudiar en la Universidad Bolivariana. No niego que
me sentía como desfasado en el tiempo. Pero luego mi entusiasmo por la carrera hizo que
me concentrara principalmente en mis estudios. El estudio de la antropología fue mi pasión
y mi terapia existencial.
109
Posteriormente durante el desarrollo de esta Tesis de grado, me cuestioné muchas cosas, y
una de ellas fue un cuestionamiento por mi estilo de vida tan burgués. Me incomodó mi
propia condición privilegiada. Sentía que era tremendamente injusto que yo tuviera una
oportunidad de volver a estudiar una carrera universitaria, mientras tantos compatriotas no
la tienen. Entrar a estudiar de nuevo fue una situación que me llevó a tomar conciencia
práctica de mi situación de clase, no asumida. No debo negar que provengo de una
tradición izquierdista (marxista-leninista) a la chilena. Es decir durante mi juventud
temprana, en el exilio en México decidí incorporarme activamente a la vida política, al
entrar a militar en las Juventudes Comunistas de Chile. (JJCC). Durante este periodo me
preparé políticamente y teóricamente dentro de esta línea ideológica, estudiando marxismo
y debatiendo en mi célula los informes políticos del comité central del PC. Retornamos a
Chile el año 85, y yo desde mi lugar de lucha en el frente estudiantil secundario me
entregué por entero al desarrollo del proyecto de la Sublevación Nacional, convencido
moralmente de la legitimidad de nuestra política de Rebelión Popular, la cual legitimaba el
uso de todas las formas de lucha, (incluyendo la vía armada) para derrocar a la dictadura
militar e instaurar una asamblea constituyente que gobernara los destinos del país bajo una
orientación democrática y popular. Como es de esperar, mi pasado tiene algo de
repercusión en mi presente, sobre todo en lo que se refiere a una sensibilidad social,
orientada hacia un deseo de abolir las diferencias de clases y los privilegios, que fundan a la
sociedad capitalista.
Si bien es cierto que, por el hecho de ser hijo de profesionales de clase media, siempre me
consideré un privilegiado, sin embargo siempre luché contra el estilo de vida burgués, y
traté de renunciar voluntariamente a todo tipo de privilegio social, de hecho en México y en
Chile siempre sentí orgullo por estudiar en establecimientos de educación pública, en
contacto íntimo con “el pueblo”, y tratando siempre de aprender de una “cultura proletaria”
y “popular”, ciertamente siempre idealizada.
Este entrenamiento ideológico en adquirir una “conciencia de clase” (proletaria) sin ser
proletario, y el esforzarme en tratar de identificarme siempre con los pobres y desposeídos
110
del mundo, en cierta forma lo ejercí despreciando mi propia historia familiar, la historia de
mis abuelos y bisabuelos, paternos y maternos, todos ellos inmigrantes europeos que, en
pleno periodo de auge neo-colonizador y modernizador, salieron de una Europa
convulsionada para inmigrar hacia Latinoamérica (para hacerse la América ) y hacer
fortuna en nuevas tierras alejadas de la civilización. Algunos de estos ancestros familiares
tienen un pasado más que cuestionable, (mirados desde una posición moralista
contemporánea de post-guerras ). Tengo algunos bisabuelos ingleses- escoceses, masones
que se fueron primero a colonizar Sudáfrica, ellos tenían una mina de diamantes y fueron
parte del régimen esclavista. Después compraron tierras en Chile Central y decidieron
probar suerte en el campo chileno en su fundo de Copequén. Los otros eran colonos
alemanes, empresarios agrícolas que se adjudicaron el antiguo Molino de Doñihue. De
ambas familias tanto la materna (Holmes-Heins), como paterna (Molina-Bragazzi) fueron
familias acaudaladas que se vinieron abajo después de la crisis mundial del año 1939.
Entonces los herederos de esas fortunas, mis abuelos, vivieron el periodo del fin de la
opulencia, y les tocó la época de tener que rematar las propiedades y con ello les tocó vivir
el fin de la buena fortuna, y luego vino el descenso y la marginación social de la vida de la
aristocracia a la que alguna vez pertenecieron y estaban acostumbrados. Siempre recuerdo
los modales refinados de mis abuelos, tías y otros familiares mayores. También tengo
algunas tías que rayan en la siutiquería y viven añorando el pasado aristocrático de nuestras
familias venidas a menos.
Este tema creo que afloró inconscientemente en la realización del documental de mi Tesis,
ya que mi interés por la vieja arquitectura del barrio y las demoliciones de las antiguas
casas, en cierta forma representaban o evocaban, la historia de ese pasado de mis
familiares, esa era la fuente de la nostalgia y el dolor de mis abuelos, padres y tíos. Las
demoliciones y la transformación del barrio solo hacían más patente la historia de este final,
hacía más evidente (en forma física y material) una transformación económica y social que
ya había ocurrido hace años atrás. Reconozco que en mi infancia más temprana, crecí
escuchando relatos del pasado glorioso de los abuelos. Por lo tanto este barrio transformado
con las demoliciones, hacía más patente la nostalgia que yo sentía por una historia familiar
negada, por asumir una historia social que consideraba más urgente.
111
La ciudad se está transformando, se está modernizando, y en este dinamismo de destrucción
y construcción también afloran signos profundos, como los escombros materiales de una
demolición. Signos fragmentados que evocan un paso, una forma previa que existió y que
en cierta forma prefiguró las condiciones de lo que vivimos hoy. Este sentido histórico
(muy materialista- histórico) hizo preguntarme también por mi condición de clase, mi
linaje, mis ancestros, en definitiva toda mi historia parental, y sus mutaciones sociales en el
tiempo; siento que esta historia puede explicar mi inquietud ingenua, y en cierta forma
inconsciente por estudiar los sitios eriazos como espacios de interacción material y
simbólica, los cuales pueden ser interpretados por su ocupación, transformación y uso
social. Lo interesante es que en un comienzo pensé que principalmente mi inquietud era
una inquietud social, pues creía que mi interés único era estudiar los sitios eriazos de mi
barrio, en función de sus ocupantes actuales - los nómades urbanos- , los cartoneros58, los
viejos chichas59 y los cabros volados60. Pensaba que mi principal interés era un deseo de
denunciar la injusticia social, el desamparo y las duras condiciones de vida, de estas
personas pobres y desposeídas de recursos que luchan por subsistir ante toda la adversidad
del sistema, aprovechando los recursos más precarios que la ciudad brinda, haciendo uso
del ingenio y el instinto de sobre vivencia. Sin embargo, la historia profunda de este trabajo
de campo no se agotaba allí, en la problemática social más evidente, pues también existía
un componente subjetivo detrás de la mirada de la cámara, era la mirada del etnógrafo en su
barrio, en sus elementos, en su historia.
Esta conciencia de mi historia familiar, este reconocimiento de mi nostalgia y mis afectos,
reveló un profundo sustrato emocional, desde donde yo me planteaba esta observación
etnográfica. Por lo tanto, estaba accediendo al filtro o al prisma desde donde yo articulaba
mi mirada. Si bien no puedo determinar todos los aspectos condicionantes de mi mirada, al
menos pude vislumbrar auto-concientemente algunos. El tema de establecer con precisión
el lugar desde donde me sitúo para observar fue un tema de introspección constante, y solo
llegaba hasta este sentimiento de nostalgia bastante impreciso. ¿Nostalgia de qué? , ¿De los
58 Recolectores de cartón, el cual después venden para su posterior reciclaje. 59 Expresión familiar y afectuosa, - de la calle - para referirse a los adultos y mayores alcohólicos. 60 Expresión familiar – de la calle – para referirse a jóvenes adictos a ciertas drogas como la pasta base, la marihuana, solventes, etc.
112
abuelos?, todos los abuelos mueren y es doloroso. Nostalgia por la demolición de la casa de
Echaurren? , ¿Por el pasado familiar?, ¿Por la infancia perdida?, ¿ Por los amigos del
barrio?, ¿Por el barrio?. Todos estos motivos son lógicos y pueden ser causantes de esta
sensación de nostalgia. Pero no quedaba satisfecho, sentía que no era una nostalgia común
por el pasado. Sentía que quedaba algo sin descifrar.
La negación de mi familia burguesa y mi condición social privilegiada, me fue enrostrada
con violencia en muchas oportunidades durante mi trabajo de campo. Ciertamente nunca
fui aceptado como uno más de ellos, y me lo hicieron sentir de múltiples maneras.
Sacándome en cara mi condición de estudiante universitario, “culto”, “instruido”,
“inocente”, y hasta “tonto”, “agilado”, con lo que respecta la vida de la calle.
Constantemente se expresaban en un coa muy canero, muy gitano, para dejarme colgado,
marcando ocupado. Me recriminaban de que era cagado, amarrete61, que tenía plata y que
no la compartía a destajo. Creo que nunca lograron entender que yo también pasaba
pellejerías y me faltaba la plata. Como me veían con la cámara de video, o a veces me veían
en mi bicicleta, o en el auto de mi esposa en el supermercado, ellos juraban de que yo tenía
mucha más plata y que simplemente era cagado, al momento de darles una cooperación.
Me enrostraban mi condición social de buen pasar al decirme irónicamente “Tío”, - como
llaman ellos a los visitadores sociales y voluntarios del Hogar de Cristo -, ellos sabían que
me molestaba y con mayor razón ellos me decían así.
Mi nueva situación post dictadura, luego de varios años de gobierno “democrático” de
acuerdo al marco de la constitución de 1980, - herencia vergonzosa del gobierno militar –
me ha dejado perplejo. Mi condicionamiento previo estaba en participar y comprometerme
hasta entregar la vida si fuese necesario, por un proyecto revolucionario. Pero no pasó, no
hicimos ninguna revolución, y fuimos una generación de sobrevivientes algo desadaptados
a esta situación de transición eterna a la democracia62. En mi caso el tema de la pobreza y la
61 Formas de decir tacaño, o avaro. 62 Interesante para reconocer este fenómeno generacional puede ser ver el documental chileno “Actores Secundarios” (2004) de Pachi Bustos y Jorge Leiva, el cual narra el ideario y el compromiso de vida que tuvimos los integrantes del movimiento estudiantil secundario durante la dictadura militar.
113
inequidad social me golpea fuerte, pues en gran parte mi compromiso y mi apuesta de vida
estaba enfocada al ideal del cambio radical de esta situación. Con la llegada de la
democracia, también fructificó el negocio familiar de mi madre, periodista gráfica dedicada
ahora a un restorán mexicano: “Plaza Garibaldi”, el cual fue impulsado gracias a un crédito
blando del Banco del Estado, otorgado por el gobierno con la intención de reinsertar
laboralmente a los retornados del exilio. El negocio fue un éxito en la década de los
noventa y consolidó la estabilidad de la familia nuclear y extendida. Nunca me dejé de
cuestionar esa inserción de mi madre en el mundo empresarial, yo siempre la había visto
como una mujer profesional comprometida políticamente por la causa del retorno de la
democracia y la transformación social. Yo tenía la imagen de mi madre izquierdista que se
sacrificaba por nosotros y los demás, viviendo siempre agobiada por deudas y los abusos en
el trabajo asalariado. Ella fue empleada de muchas empresas gráficas y editoriales, siempre
fue mal pagada y vivió muchos periodos de cesantía. Poco a poco me tocó vivir la
transformación de mi madre en empresaria, observé sus sacrificios por el negocio en el cual
todos los hermanos participamos en su comienzo. Pero luego vino la estabilidad, el negocio
creció y prosperó. Se contrató cada vez mas personal llegando a tener 22 empleados,
muchos de ellos reclutados en la Vega Central, y ya algunos, los mas antiguos, ya
cumplieron 13 años trabajando en el Restauran junto a mi madre. La relación de mi madre
con sus trabajadores es bastante amistosa, de buen trato, pero no deja de ser una relación
jerárquica como suele ser la dirección de toda empresa. El restauran de mi madre, en todo
caso, no deja de ser una empresa familiar, artesanal que tiene muy poco de moderna, sobre
todo en lo que respecta a su administración y gestión. Todavía no existe ningún
computador, ni siquiera para emitir boletas o llevar la contabilidad. Sin embargo la empresa
familiar no deja de ser una empresa capitalista (qué duro me suena en este caso escribir la
palabra capitalismo!), lo cual supone un sistema basado en la producción de plusvalía,
generación de ganancias o excedentes económicos, maximización de las utilidades y uso
racional de los recursos de acuerdo a las condiciones de mercado, (precios, oferta-demanda,
etc.). Esto incluye a los recursos humanos ( los trabajadores son personas!). Así es el frío
mundo de la empresa y los negocios. Mi madre lo ha sabido hacer bien, desde una
perspectiva innata o mejor dicho empírica, pues sabe manejar de forma intuitiva la
114
“mecánica” del negocio gastronómico. Desde el punto de vista de los trabajadores, mi
madre es una buena “jefa”, no paga mal, paga más de lo que el mercado gastronómico suele
pagar, y además tiene un buen trato con sus trabajadores. Sin embargo, yo no me veo como
parte de este negocio, y trato de sustraerme al hecho, pues siento cierta adversidad hacia el
tema de ser patrón y tener que negociar o fijar un salario de trabajo; o tener que despedir a
alguien. En realidad admiro y al mismo tiempo cuestiono (aunque parezca absurdo) esa
capacidad empresarial que tiene mi madre. Yo me siento incapacitado para tomar ese tipo
de decisiones. Si por mi fuera, yo haría una repartición igualitaria de las ganancias y se iría
a la quiebra el negocio (tal vez).Siento que tengo un cierto trauma, o adversidad patológica
con el dinero. Un resentimiento social hacia los ricos. No puedo separar el papel moneda de
lo que significa en cuanto a ser un componente sustancial del sistema de dominación y
enajenación. No sirvo para vender y tampoco para fijar precios. Lo cual ha sido una
catástrofe económica en mi vida personal y familiar, pues soy padre de tres hijos y no
puedo responder económicamente como quisiera por ellos. De hecho ahora estoy
terminando mis estudios gracias a la “Beca Restaurant Plaza Garibaldi”, por el simple
hecho de ser el privilegiado hijo de la dueña; y en estos cinco años de estudio me ha
salvado además de más de alguna situación de crisis económica. Lo cual no es poco común
por mi inestabilidad laboral. Posiblemente por este motivo me sentí motivado a agradecer
en el video documental a mi madre y a los trabajadores del restauran como los principales
colaboradores para la realización de esta etnografía audiovisual reflexiva. Claro, es verdad
que éste era el deseo voluntario de mi madre - el financiarme un estudio universitario
porque ella antes no lo pudo financiar- , sin embargo, no creo que ésta haya sido la
voluntad explicita de los trabajadores del restauran, sin embargo se los agradezco de todos
modos, sin ocultar mi sentimiento de culpa, por usufructuar de mis privilegios que tienen
una directa relación con la falta de oportunidades que tienen ellos, y sus hijos, por causa de
este injusto sistema social que no fuimos capaces de cambiar, y que ahora legitimamos y
perpetuamos con nuestras prácticas laborales.
Esta reflexión, ha dañado fuertemente mi autoestima, pues ha derribado el mito que yo
construía sobre mí mismo, pues tenía la percepción y el auto-convencimiento de que yo era
una persona cercana por simple afinidad a los intereses de la clase explotada. Sin embargo
115
mis actitudes, mis conductas más bien se han ido aburguesando cada vez más, en la medida
que voy envejeciendo y voy insertándome más en este mundo y sus compromisos. He
aprendido también a reconocer y enfrentar mi propia posición de clase, mi origen, mi
historia y mis costumbres de vida burguesa. En cierta forma ellos me colocaron en mi sitio,
me hicieron sentir que yo no pertenecía a su espacio, ni a su mundo. Ellos supieron
enrostrarme mi condición privilegiada, la cual yo trataba de disimular o minimizar al
máximo. Nunca logré mimetizarme, no era ni fui uno mas de ellos, aunque lo intenté. Pero
fui aceptado como el cuico simpático y buena onda, el “Tío” bonachón y atento que se
interesaba en ellos y en cada detalle de sus vidas; y así me gané su confianza y estimación;
y por lo mismo, recibí como consecuencia este reproche y esta recriminación (de clase) por
conservar mi condición privilegiada, fuente de mis resguardos y mis reservas para
participar con ellos de una forma extrema y excesiva. Para ellos solo existe el momento
presente, y yo me guardaba para un futuro, pensando en mis hijos, esperando poder
brindarles en un futuro seguridad y protección. La típica sobreprotección burguesa, - pienso
ahora – en la calle los niños se salvan solos día a día. Mis temores no dejaron de delatarme.
A veces me decían “papito” - con cierta risa irónica – cuando me veían echándome para
atrás y guardándome para después. El sentido de la vida es mucho más intenso, y
desgarrado en la calle, en la precariedad, allí se juega siempre el todo en el momento
mismo. Se podría decir que ellos viven en el aquí-ahora permanente, salvando minuto a
minuto.
La vida de estudiante universitario en una universidad privada, - por muy alternativa al
sistema que ésta se plantee ser - es una vida privilegiada. No tanto por las comodidades que
supone y tampoco por los accesos a bienes y servicios, sino más que nada por su afán de
poder acumular para un futuro. (se dice que la educación es como una inversión a futuro).
Se parte por una acumulación de un estatus básico (de prestigio social) el cual es en si
mismo la condición de estudiante universitario, y de allí en adelante se acumulan
conocimientos y se incrementa el prestigio social con la titulación, y después se podrá
incrementar más con los post grados. Algo tiene la educación formal institucional, que hace
cierta reminiscencia de los títulos de nobleza medievales. El prestigio social y el status se
construyen con este tipo de operaciones simbólicas, pero sin duda la más distintiva en esta
116
sociedad capitalista es la acumulación de recursos y su ostentación, esa es la operación que
da más prestigio y valoración social hoy en día.
A propósito de esta reflexión iniciada a partir del reconocimiento de mi condición social
burguesa, y la evidencia empírica de cómo funcionan y tienen vigencia todavía las
distinciones de clase social, también reconocí en mi entorno familiar un temor por el
descenso social. Una especie de temor a perder la posición y los pocos privilegios que da
esta posición. Más que un afán por seguir acumulando bienes y capital para ascender
socialmente, (lo cual puede ser una aspiración “legitima”). Más se lucha, y genera más
tensión la amenaza de perder lo ganado, y seguir perdiendo. Es algo que observo en mi
entorno familiar extenso, compuesto principalmente por tíos y primos de clase media, la
mayoría no muy consolidados, y siempre temerosos de que la situación económica pueda
empeorar. Es terrible vivir con un miedo constante a la pobreza y la sensación de
inseguridad que esto provoca.
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