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Texto Exposición «Par de subjetividades con un cable a tierra» Sebastián Burgos - Alperoa Muñozcoloma

Texto Exposición "Par de subetividades"

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Texto Exposición "Par de subetividades con un cable a tierra" de los artsitas Sebastián Burgos y Alperoa.

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Texto Exposición

«Par de subjetividadescon un cable a tierra»

Sebastián Burgos - Alperoa

Muñozcoloma

Muñozcolomawww.munozcoloma.com.ar

Texto del catálogo Exposición«Par de subjetividades con un cable a tierra»de los artistas Sebastián Burgos y Alperoa.

Concepción, Chile 2012

Se podría señalar que uno de los síntomas másrecurrentes de la posmodernidad es la desconfianzaextrema a la homogeneización, aquello que tiemposatrás se erguía como deseable comenzó a levantarsospechas cuando las personas comenzaron apercatarse que esto quizás no era más que otro medioque servía al establishment para controlar aquello quedenominamos, en muchos casos, arte o cultura.Aunque resulte evidente me es necesario mencionarque siempre resulta más fácil y económico controlartodo lo que se adscriba a la norma, porque todo loque emerge fuera de ella implica un trabajo especial,un método que requiere el concurso de recursos queel mercado no está dispuesto a gasta o a invertir en«solucionar» esta falla.

Ahora bien, señalo lo anterior porque si algo no tieneesta muestra, que nos presenta Burgos y Alperoa, esuna mínima actitud que se acerque a aquello de lanormalización, a simple vista uno se percata que ladiferencia, en general, en la producción material de laobra es brutal, pero quizás lo cuestionable seencuentra en la intencionalidad en la producción de

sentido de ésta. A mi juicio, a pesar de que ambas seencuentran en dos puntos distantes, ambospertenecen al mismo campo semántico, inclusosimbólico, y que a pesar de la tremenda lejaníaexistente entre ellos tienden a unirse en su trayecto,no obstante esta tendencia sufre de aquello que en lamatemática se denomina asintótica, manteniéndosesiempre a una distancia que jamás permitirá que seunan en un solo discurso, poniendo en tensión lacondición vernácula del arte y del ser humano, merefiero a la materia y al espíritu.

No se puede soslayar, además, que al observar lasobras de Alperoa el recuerdo se ancleindefectiblemente en algunos trabajos de Basquiat oRauschenberg, particularmente los que rebalsanmateria. Y es a través de la eclosión de líneas, coloresy objetos como el artista nos invita a sumergirnos enlo visceral que tiene la creación en general, en lo quealgunos podrían calificar de dionisiaco, que nos atan ala materialidad y nos señalan que en medio deldesorden (o través de éste) la violencia insiste enaparecer en cada espacio. Como si la acumulaciónexplosiva fuera el centro de un mensaje histórico-biográfico del productor y la urgencia por deshacersede aquellos objetos atesorados como reliquias (en unaespecie de Síndrome de Diógenes) fuera el medio paraaferrarse a un mundo que intenta dejar atrás la propiamaterialidad que la constituye para acercarse a unmundo más sutil, con mayor levedad.

Dentro de la misma lógica emerge la obra de Burgos,pero la cual se mueve, justamente en sentidocontrario. Es probable que también apele a fenómenossimilares a los Alperoa, pero a través de su visualidadnos lleva a un mundo que raya en lo onírico, perosiempre dejando un punto de sujeción del ser humanoa la realidad, una realidad donde la soledad permeatodo, donde el individuo, algunas veces presente porsu ausencia, es parte insustituible de un escenario que

nos mueve hacia la angustia, a esa sensación mustiade sabernos, en algún momento, colmados de vacío.Como si nuestro sino no fuera más que perdernos, nisiquiera en la mirada del otro, si no en la propia, ennuestras económicas pequeñeces. Esto reforzado, porejemplo, por el título de una de sus obras, «Ceguerablanca» que produce inmediatamente unaintertextualidad con Saramago, con aquella ablepsialechosa de su «Ensayo sobre la ceguera», exponiendoal ser humano a todas sus limitaciones. Además, porsi fuera poco, toda su obra es reforzada por esa especiede estética de la scuola metafísica de Di Chirico, de laausencia total.

Resumiendo, la tensión que se produce en el cruce quese genera entre estas propuestas quizás no sea másque el reflejo de la dicotomía a que nos enfrentamosa diario entre la materia y el espíritu, y quizás mejor,entre la carne y la voluntad. Una voluntad generadaen el fragor de la lucha diaria por licuar lo turbio quese nos presenta a cada instante, aquello que nos señalaque estamos ahí junto a otros ciegos, y nos dejamosdomesticar por la candidez de aceptar la realidad sincuestionamientos, por sufrir (sin voluntad) de aquellaceguera lechosa. Por el contrario, la muestra puedepermitir ver la fractura generada producto de estatensión obligándonos (ojalá) a percatarnos de losmalabarismos que realiza el mercado para poderesquivarlos, para producir un quiebre en la fantasía,en el espectáculo, para generar una duda metódica(desde la base) y darnos cuenta que en estas dinámicasnos encontramos irremediablemente solos.

Así cayendo en la argucia de la (re)lectura tendría queterminar señalando que si bien una parte del trabajoes pura materia, su gestación devela la nostalgia queprovoca el vacío. Mientras la otra en su resultado finaltambién nos termina por reafirmar aquello… todo essoledad.