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ubaté anapoima piedecuesta socorro barbosa floridablanca villa de leyva aratoca moniquirá facatavá san gil tabio arcabuco tenjo machetá choachí la mesa la calera a bogotá

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ubaté

anapoima

piedecuesta

socorro

barbosa

floridablanca

villa de leyva

aratoca

moniquiráfacatativá

san gil

tabio

arcabuco

tenjo

machetá

choachí

la mesa

la calera

a bogotá

Carolina Rojas Ricaurte

vagabundo

“me parece que donde estaría siempre bien

es allí donde no estoy”

Baudelaire

El vagabundo

… “Que anda errante de una parte a otra”…

Desconocidos

Poder interpretar sus arrugas, sus sonrisas, sus mo-

vimientos y ocupaciones como yo quiera y además

transmitir su imagen para que así cualquier otra per-

sona la re-interprete y le dé nuevos significados, es lo

más valioso de la ignorancia. Son extraños para mí

y lo serán para quien los vea, pero la imagen invita a

apropiársela, a observarla, a crear un álbum familiar

de completos desconocidos.

Boceto

Me detengo en lo simplemente interesante, subjeti-

vo, probablemente accidental, en encontrar el ins-

tante decisivo, un climax de acción gracias a un ojo

atento. Esto se convierte en lo auténtico, lo natural y

verdadero. Según Pere Salabert, “la imaginación pa-

rece tener en este caso un cometido principal. El de

atravesar la realidad en pos de otra realidad más fir-

me, que reconocemos gracias a nuestra sensibilidad,

pero de la que nada ni nadie nos dará nunca razón

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cumplida (…) a pesar del daguerrotipo.”(43)

Tuve –o creé- una experiencia al estar en persona

en las escenas y ver con mis propios ojos lo que iba

encontrando en los viajes. A partir de esto quedó un

recuerdo que al tomar una fotografía se distorsionó,

se idealizó el momento, además de abrir la posibili-

dad de muchas otras interpretaciones y sensaciones

en aquellos que sólo verán el registro. Se crean nue-

vas realidades y lo que cada quien piense o se ima-

gine a partir de la imagen, nadie podrá debatírselo.

Decidí emprender un recorrido, viajar, alejarme de

lo que diariamente me rodea, me agobia, me fatiga y

capturar con mi cámara momentos fugaces, espon-

táneos, imperturbables por la presencia de la cámara

o de quien la carga. Encontré así instantes irrepeti-

bles, sin pretensiones y tomas llenas de valor estético

y sentimental para mí. La cámara se convirtió en mi

bitácora de viaje y con ella armé un archivo de más

de tres mil bocetos, simplemente esbozos de lo que

en la mayoría de los casos, no habría sido una buena

fotografía si me hubiera sentado a medir la luz o a

arreglar a los personajes. Así como describe Richard

Klein el trabajo de Elizabeth Payton: “Peyton está

siempre caminando sobre una fina línea entre lo su-

perficial de la imagen fotográfica y su potencial para

distorsionar y exagerar por propósitos emocionales-

una posición natural para una artista que trabaja en

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la tradición expresionista. Esta tensión se revela a

través de la frecuente elección de sacarlas ligeramen-

te de foco o por el fracaso del flash o con una con-

traluz muy fuerte.” (9)

Por supuesto estos deliciosos incidentes vienen a mí

a causa de la falta de tiempo, no puedo perder el

momento mágico preocupándome por estas banali-

dades formales. Lo que haya de venir que venga con

la cabeza en alto. “Que sea paisaje o monumento,

cuando el objeto aparece bajo la luz de lo sublime,

es una <verdad> inconmensurable y tiene vocación

de permanencia.”(Salabert 64)

El viajero no explica nada, no es veraz, sólo cons-

tata. Hace tiempo que el motivo de sus viajes dejó

de ser la conquista de tierras desconocidas o la do-

cumentación, ahora es una experiencia de vida y el

registro es puramente placentero pero que se quiere

elevar a niveles hieráticos, se quiere conservar como

un tesoro y –como en este caso-se puede mostrar

como tal. Y lo dice Diderot: “Nacido con el gusto

por lo maravilloso, que lo exagera todo a su alre-

dedor, ¿cómo haría el hombre para dejar las cosas

en su justa proporción, cuando debe justificar, por

decirlo así, el camino que ha recorrido y el esfuerzo

que ha invertido para ir a ver tan lejos?”. (Salabert

43)

Viajar, escribir, tomar fotos, andar, escapar, mirar,

recorrido, bitácora, equipaje, cámara, momento, fe-

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ria, personajes, andanzas, avanzar, caminar, paisaje,

retrato, objeto, vestuario, movimiento, acción, des-

conocido, desplazamiento. Tratar de capturar las im-

presiones más fugaces.

El viaje

¿Por qué viajo? ¿Qué me impulsa? El desalojo, la

huida. La esperanza de redimir una angustia, la ne-

cesidad de dilatar el espacio, de alejar el horizonte.

El desplazamiento es sensibilizador y por consi-

guiente estético. “Si aquello que determina nuestra

admiración permanece inmóvil, la contemplación

caerá poco después en el aburrimiento o en la fati-

ga.” (Salabert 42) El sueño curativo del viaje, como

diría Dennis Porter. Una pérdida gozosa de tiempo,

un descanso en la actividad de la memoria, y no hay

persona más feliz que la desmemoriada.

El viaje implica salir de lo cotidiano, es exploración,

escape, búsqueda. Cada viaje es una experiencia

transformadora, o al menos queremos que así sea.

Viajamos buscando un cambio por más pequeño

que sea, siendo románticos incluso una epifanía, una

revelación.

Cada viajero es único ya que trae consigo distintas

experiencias, ilusiones y expectativas frente al viaje;

a lo que está a punto de descubrir. Cada quien carga

sus vivencias y conocimientos y de ahí parte para

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tener contacto u observar aquello desconocido. Este

encuentro con el otro es también una reafirmación

de su identidad, un conocerse a sí mismo al intentar

descifrar y entender lo que se le presenta por pri-

mera vez. Por lo tanto el viaje es una experiencia

subjetiva y en últimas va adoptando la personalidad

del viajero, es a través de sus ojos que se hace real.

Muchas veces ese otro o ese lugar al que se viaja

no es realmente desconocido, pero hay un redes-

cubrimiento, se ve con nuevos ojos ya que uno ha

cambiado y así como el lugar, nunca será el mismo,

siempre hay un aprendizaje, un nuevo hallazgo, una

nueva creación o ficción.

Lo primero que se nos ocurre al pensar en viaje

es desplazamiento. Desplazarse de un lugar a otro.

Pero la verdad no hace falta recorrer grandes distan-

cias para realizar un viaje. De hecho no es necesario

desplazarse físicamente para viajar. Los medios para

trasladarse han cambiado con el tiempo: la llegada

de la imprenta le dio paso a los libros para trasladar

al lector a distintos lugares y épocas, además de ge-

nerar sensaciones, conocimiento, liberación y todo

lo que el viajar implica. En esto también está inclui-

do por supuesto el cine, la radio, el internet y demás

cosas que no implican desplazamiento físico. Y esta

no es sólo una virtud de la tecnología; si pensamos

en el teatro, la música, la pintura, rituales y cuenteros

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encontraremos lo mismo: una forma de viajar a otro

lugar de estar en un nuevo ambiente.

Santayana clasifica al viajero en distintas categorías;

el conquistador, bien conocido por todos; el que mi-

gra, que es la forma más radical y trágica de viajar,

la cual implica un renacer, cambiar el paisaje interior

de la mente; el explorador o naturista cuyas aven-

turas son menos trascendentales, pero prolongadas

y brillantes; el mercader, que es el más legítimo; el

turista, el más notorio; y el vagabundo. “Camina al

azar, en inocente holganza, o empujado por algún

apremio morboso. Sus descubrimientos, si hace al-

guno, serán hallazgos fortuitos logrados o por pura

inquietud o pescando en ríos revueltos (…) trata de

escapar de sí mismo. Su instinto es arrebujarse en al-

gún rincón amparador sin ser visto y comenzar nue-

vamente a vagar a la mañana siguiente, sin propósito

y sin beneficio.”(Santayana 4)

A veces nos sentimos agobiados en la tierra natal, de

su frialdad e incertidumbre. Buscamos la liberación,

escapar a la soledad, sin meta preconcebida, simple-

mente entregarnos al azar, a lo extraño, destruir los

prejuicios y entregarnos a la serenidad. Viajar por el

puro gusto de viajar, el vagabundo es un proscrito

voluntario.

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Artista viajero

Al final de la experiencia, el viajero se detiene y hace

un recorrido mental, mira el archivo de su viaje para

darle una nueva forma. Hace un viaje por las inter-

pretaciones y el arte de contar, de mostrar, escoger

y evocar. Este es un viaje tan importante como el

anterior, tratándose de alguien que se alimenta de la

imagen y vive por ella, a alguien que no le basta la

recopilación, un artista que se aventura a darle una

forma plástica a este material.

Hay un proceso de curaduría, de reflexión frente al

material que se recopiló, una maquinaria de manipu-

lación de las imágenes y de la enfrentación de unas

con otras.

El viajero no necesita un desplazamiento físico como

hemos visto, y así mismo no tiene que ser fiel a una

cartografía, sino que puede jugar con esta y reinven-

tar el territorio, el mapa. Bien sea con la experiencia

del recorrido, o con el recuerdo de lo que implicó

cada lugar. No hay reglas para seguir jugando con la

imágen, con “el arte de trazar mapas geográficos”

Sobre lo demás Bibliografía

ARTISTA viajero. Recordé a Cezzane y a los im-

presionistas, a Delacroix saliendo con todas sus he-

rramientas a capturar su alrededor. La exótica tierra

de Marruecos produjo diversas y valiosas libretas

de bocetos. El encuentro con el gran arte; el viaje

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a Italia de los alemanes Goethe y Winckelman, los

ingleses Byron, Shelley, Ruskin y Keats y el frances

Stendhal.

AUSTER, Paul. El palacio de la luna. Maribel de Juan,

traducción. Barcelona. Editorial Anagrama. 1996.

Tenemos a M.S. Fogg que termina viviendo como

un vagabundo en Central Park y a Julian Barber, pin-

tor reconocido en su época, que decide viajar para

retratar los paisajes del Oeste al tiempo que alejarse

de su fría mujer.

BAARS, Stefanie. El viaje y la escritura: caminos hacia

la búsqueda espiritual y un doble conocimiento en On De

Road. Tesis de pregrado. Universidad de los Andes

2008 Siempre es bueno ver otras tesis, leer a perso-

nas que nadie alaba ni tilda de sabio, gente que está

más cerca de mí, de lo que hago en este momento.

BIBLIOTECA general Ramón de Zubiría Universi-

dad de los Andes, sección artes y humanidades.

BRESSON, Cartier. Instante decisivo.

COLECCIONISMO

CALLE, Sophie. Please Follow me. Detective voyeris-

ta. Suite Venitienne.

CASTAÑEDA, Carlos. Las enseñanzas de Don Juan

una forma yaqui de conocimiento. México. Fondo de Cul-

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tura Económica, c1974. En este momento estaba

leyendo este libro y me apasionó la forma en la que

el personaje se deja llevar por el mundo nuevo e in-

comprensible y de cómo se abre para recibir cada

nuevo conocimiento.

CÓTAMO, Maria Angélica. Japón y yo: ficciones frente

a lo desconocido. Tesis de pregrado. Universidad de los

Andes 2005.

DICCIONARIO. Real Academia Española.

DISDÉRI y las Tarjetas de visita como práctica so-

cial y como objeto de colección.

EXPOSICIONES, Juan Rulfo, Exposición de foto-

grafía, sala de exposiciones edificio Santo Domingo

Universidad de los Andes 2010 y Ensamblando la

nación.

GÓMEZ, Alberto León. La Noción De Viaje En Pe-

dro Páramo (1955) De Juan Rulfo. Tesis de pregrado.

Universidad de los Andes. 2008. Bueno, el título te-

nía la palabra viaje, pero que hablara de Pedro Pára-

mo ya era suficiente para llamar mi atención.

HARCKER, Santiago. Sus libros de fotografía.

JEUNET Jean-Pierre. Le fabuleux destin d’Amélie Pou-

lain 2001. La colección particular de Nino. Una re-

copilación, un álbum de fotografías que encontraba

rotas bajo la máquina de instantáneas y que contenía

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en especial a un misterioso sujeto. Este álbum es de

gran valor para Nino, su compañero, su impulso.

KLEIN, Richard. Elizarbeth Payton, Portrait Of An

Artist. Italia. Damiani 2008

LYONS, John O. “Dar un paseo con el único fin

de hacer un paseo... no para llegar a ningún lado...

porque el hecho de contemplar el paisaje se convir-

tió en una afirmación de sí mismo más que en un

proceso para aprehender el mundo natural”. Lyons,

John. The Invention of The Self, Southern Illinois

University Press, 1978. Pag 157.

PORTER, Dennis. Literature and travel, Modernism and

the dream of travel. Hanne, Michael editor. Amster-

dam. Editorial Rodopi 1993

SALABERT, Pere. Figuas del viaje: tiempo, arte, identi-

dad. Rosario. Universidad Nacional de Rosario. 1995

SANTAYANA, Jorge. Filosofía del viaje. serbal.pntic.

mec.es

TURISTA. Ahora tenemos una concepción peyora-

tiva de la palabra turista, pero nos olvidamos de su

origen y real significado. El turismo fue siempre una

manera artística de viajar, en el sentido de las gran-

des expediciones de sigo XVII y XVIII e incluso en

la banalización del XIX. El objetivo del turista es el

propio viaje, el viaje de placer.

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