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Cuando los chicos del equipo Tigre llegan a Las Vegas, no pueden imaginar que los dinosaurios los acechan...
Pero todo es posible cuando los mayores exper-tos en saurios se reúnen en un congreso. ¿Será capaz alguno de ellos de matar a sus competido-res? ¿Y podrá impedirlo el Equipo Tigre?
DESCODIFICADOR PARA RESOLVER EL CASO
www.thomasbrezina.com
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TUS
ACCESORIOS
El cementerio de los saurios
THOMAS C. BREZINA
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ÚNETE AL EQUIPO TIGRE
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Dirección editorial: Elsa Aguiar Coordinación editorial: Xohana BastidaTexto: Thomas C. Brezina (www.thomasbrezina.com)Ilustraciones de cubierta e interiores: Naomi Fearn Diseño de cubierta: Maximilian Meinzold, MúnichTraducción del alemán: María Teresa Marcos Bermejo
Publicado originalmente en alemán por EGMONT Verlagsgesellschaften mbH, SchneiderBuch, Colonia www.schneiderbuch.de
Título de la edición original: Ein Fall für dich und das Tiger-Team: Der Saurier-Friedhof
© 2011, EGMONT Verlagsgesellschaften mbH, SchneiderBuch, Colonia
© Ediciones SM, 2013 Impresores, 2 Urbanización Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte (Madrid) www.grupo-sm.com
ATENCIÓN AL CLIENTETel.: 902 121 323 Fax: 902 241 222e-mail: [email protected]
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
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¡Únete al equipo Tigre!
NOMBRE:
Patrick. Fuerte como un tigre.
PUNTOS FUERTES:
antes estaba relleno, pero hoy tengo músculos. Me gustan el fútbol y el atletismo, y siempre estoy dispuesto a echarme unas risas cuando se presenta la ocasión.
MAYOR PROBLEMA:
no siempre soy tan valiente como pretendo.
ME MOLA:
los recreos, mi conejo Benny, saltar con paracaídas, la pizza, el té helado, los chistes y las bromas.
ME SACA DE QUICIO:
las trampas y los plastas.
LEMA:
¡A por ellos!
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NOMBRE:
Biggi (en realidad es Birgit). Veloz como un tigre.
PUNTOS FUERTES:
colecciono de todo y me gusta tomar la iniciativa. A veces, los chicos son unos pasmados (y no digo más). También me gusta ejercitar la memoria.
MAYOR PROBLEMA:
según Patrick y Luk, soy una cabezota. ¡Pero también lo son los rinocerontes y los elefantes!
ME MOLA:
la ropa, el helado de avellana, cocinar cosas ricas, los caballos, bailar, llevar siempre algo de comida encima.
ME SACA DE QUICIO:
los chicos pasmados, los quejicas, las vacaciones demasiado cortas, los mayores que no me toman en serio.
LEMA:
¡Sin esfuerzo, pero con fuerza!
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NOMBRE:
Luk (en realidad es Lukas). Astuto como un tigre.
PUNTOS FUERTES:
Soy un friki de los ordenadores y me gustan los chismes teledirigidos. He construido un cerdo volador y me encargo del equipamiento para nuestros casos.
MAYOR PROBLEMA:
¡El caos reina a mi alrededor!
ME MOLA:
las hamburguesas, mi TABLETA (que he reconvertido en un cacharro demencial), mi maletín de especialista lleno de trucos.
ME SACA DE QUICIO:
las discusiones y lo listilla que se pone Biggi (¡pero no se lo digáis a ella!). También odio que mi madre ordene mi habitación.
LEMA:
¡Insiste hasta que funcione!
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TU FICHA
NOMBRE: ................................................ - como un tigre
............................................................................................................
PUNTOS FUERTES: .....................................................................
............................................................................................................
............................................................................................................
MAYOR PROBLEMA: ..................................................................
............................................................................................................
............................................................................................................
ME MOLA: .......................................................................................
............................................................................................................
............................................................................................................
ME SACA DE QUICIO: ...............................................................
............................................................................................................
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LEMA: ..............................................................................................
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Encuentra las pistas y resuelve las preguntas del Equipo Tigre. Para comprobar tus respuestas, coloca el descodificador sobre el recuadro gris y deslízalo lentamente.Prueba aquí mismo:
A veces, el descodificador tam-bién resulta útil para buscar. Cuando veas ilustraciones con este símbolo, coloca el descodificador de manera que su lado derecho coincida con el del descodi-ficador dibujado y deslízalo hacia abajo. ¿En qué ventana aparece lo que buscas? ¿Y dónde: arriba, abajo o en medio de la ilustración?
Pregunta para ti
IMPORTANTE
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Encontrarás un montón de consejos y ca-sos para entrenarte a partir de la página 143.
No olvides apuntarte un tanto por cada respuesta correcta en la ficha del caso (que en-contrarás en la página 141).
Y ahora... ¡en marcha!
Y ahora, la primera pregunta para ti:¿En qué ventana encuentras los prismáticos? SE DERRU
MBA
EL PUENTE D
EL LOBO
ROBO
DE DIAMANTES
EN ÁMSTERDAM
SE INTENSIfIcAN LOS
cONTROLES fRONTERIzOS
PARA EvITAR
EL cONTRABANDO DE jOyAS
TRAfIcANTES EN LA cIUDAD
¿Podrá
detenerlos
la policía?
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UNA LLEGADA ACCIDENTADA
Por un lado se acercaban varios Triceratops caminando pesadamente, con sus cabezas de tres cuernos agachadas en actitud amenaza-dora. Por el otro asomaba una manada de Deinonychus, con las garras curvas extendidas y listas para atacar.
Biggi se encontraba bajo las fauces abier-tas de un Tyrannosaurus rex cuyo gaznate era profundo como una cueva. Sobre las cabezas de Luk y Patrick, varios saurios voladores planeaban como buitres hambrientos.
–Me siento como si hubiésemos viajado cien millones de años al pasado –afirmó Luk.
–Sí, estos carteles en 3D son una pasada –opinó Biggi–. ¡Parece como si estos bichos pudieran saltar sobre nosotros en cualquier momento!
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Por encima de las escenas de saurios, un cartel luminoso resplandecía en la pared:
Biggi y Luk echaron a andar detrás de Patrick, que ya se había adelantado porque no le hacían mucha gracia aquellos mons-truos antediluvianos.
Cuando los tres miembros del Equipo Tigre salieron del aeropuerto, el calor y la luz los
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golpearon como un mazazo. Biggi sacó del bolso sus gafas de sol y se las puso con un suspiro de alivio.
–Se nota que estamos en mitad del desierto –se quejó Patrick, enjugándose el sudor de la frente con el borde de la camiseta.
–Estamos en Las Vegas –le corrigió Biggi.–¿Y dónde está Las Vegas, si puede sa-
berse? –replicó Patrick, irritado.–En el estado americano de Nevada –afirmó
Biggi sin inmutarse.Patrick se volvió hacia Luk.–Anda, haz el favor de decirle a la señora
sabelotodo que tengo razón.Luk asintió.–Patrick no se equivoca, Biggi: la famosa
ciudad de Las Vegas se encuentra en mi-tad del desierto. Cuando estábamos a punto de aterrizar, he mirado hacia abajo y me ha
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parecido un oasis enorme. ¡Mira, lo he fil-mado con mi cámara nueva! –dijo Luk ense-ñándole a su amiga un aparato del tamaño de un libro de bolsillo–. ¿Quieres verlo?
–Déjalo, so plasta –replicó Biggi cruzando los brazos sobre el pecho–. No sé por qué les he dado la paliza a mis padres hasta que os han invitado al viaje... ¡No hay quien os aguante!
Las puertas de cristal se abrieron con un siseo y los padres de Biggi salieron del aero-puerto con un carro cargado de maletas. La señora Borge, que había captado las últimas palabras de su hija, dijo en tono apaciguador:
–No os peleéis, chicos. Llevamos unas veinte horas de viaje y estamos todos hechos polvo. Lo que necesitamos ahora es un po-quitín de calma.
–¡Eh, que se llevan mi maleta! –gritó al-guien detrás de ellos.
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Todos se volvieron: un hombre con gafas de sol, sombrero, camisa con estampado de melones y pantalones cortos de color marrón salía de la terminal haciendo aspavientos. Se acercó al carro del equipaje y, sin decir nada, agarró una maleta mediana de color gris y echó a correr con ella.
–¡Eh, que esa es la mía! –se enfureció Biggi–. ¡Ese imbécil acaba de robarme la maleta!
Patrick echó a correr para perseguir al hombre, pero se detuvo enseguida. No con-seguía verle por ninguna parte.
–Bueno, por lo menos he podido grabarlo todo –dijo Luk agitando su cámara–. Pode-mos ir ahora mismo a la policía para ense-ñárselo.
El señor y la señora Borge sacudieron la cabeza con incredulidad.
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–¡Habrase visto! –murmuró el padre de Biggi–. Y eso que no tenía pinta de maleante...
Los cinco dieron media vuelta y regresa-ron al frescor de la terminal de llegadas. Bus-cando el puesto de la policía, llegaron a la sala
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de recogida de equipajes. Las cintas trans-portadoras giraban incansables con su carga de maletas, bolsas de deporte y mochilas.
–Voy a preguntar dónde podemos denun-ciar el robo –dijo el señor Borge.
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Luk observó cómo se alejaba y luego miró a su alrededor.
–¡Un momento! –exclamó de pronto–. Esto es muy, pero que muy raro...
Pregunta para ti
¿De qué se acaba de dar cuenta Luk?
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SORPRESA
Patrick retiró la maleta de la cinta transpor-tadora y se la entregó a Biggi.
–¿Cómo puede estar aquí, si ese hombre se la acaba de llevar? –se extrañó la chica.
–¡Es lógico! –repuso Luk–. Tenéis dos ma-letas iguales. Tú te llevaste la de ese tipo por equivocación y dejaste la tuya aquí. ¡Caso resuelto!
–¡Menos mal que tenemos aquí al Equipo Tigre! –exclamó la señora Borge dando una palmada.
Aliviados, los cinco tomaron un taxi para ir al hotel New York, donde iban a alojarse. El hotel no solo se llamaba como la famosa ciudad americana, sino que también tenía el mismo aspecto que aquella; frente a la entrada incluso había una reproducción a escala de
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la Estatua de la Libertad. El edificio era enor- me, como todo en Las Vegas, y en algún lugar de las cercanías se oía el estruendo de una montaña rusa.
–¡Qué guay, una montaña rusa! ¡Vamos a probarla! –se entusiasmó Biggi.
–¡De eso nada! Primero hay que comer y luego tenemos que dormir un poco –la atajó su madre.
Biggi suspiró: sabía que protestar no le serviría de nada.
Los tres amigos subieron a la habitación que iban a compartir, en la planta 42. Luk, incansable, filmaba todo lo que se le ponía por delante.
Al entrar en la habitación, enfocó las im-ponentes camas y comentó:
–¡Aquí dentro podría dormir una familia entera! Es impresionante, la verdad.
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Biggi lanzó su maleta sobre una de las ca-mas y se dispuso a abrirla, pero las cerradu-ras estaban atascadas.
–¡Si no las cerré con llave! –exclamó, apre-tando los dientes por el esfuerzo.
En ese momento se oyeron dos estallidos. Biggi salió despedida hacia atrás y aterrizó bruscamente sobre su trasero.
–¿Qué pasa? ¿Has traído petardos? –le pre-guntaron sus amigos entre risas.
Sin decir nada, Biggi señaló la maleta, de la que salían dos estelas de humo. Al verse la mano, se sobresaltó: tenía las palmas com-pletamente negras. Patrick y Luk soltaron una exclamación de sorpresa al ver que el rostro de Biggi también estaba tiznado.
Las estelas de humo se expandieron en todas direcciones como una nube de tinta en el agua. Extrañamente, no olía a nada raro.
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–¡Rápido, abrid la ventana! –exclamó Luk.Patrick saltó hacia la pared, descorrió la
cortina y trató de abrir el ventanal. Sus esfuer-zos fueron inútiles: dado que la habitación
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estaba climatizada, todas las ventanas se en-contraban cerradas a cal y canto.
–¡Si no puedes abrir la ventana, abre la puerta! –indicó Luk, atemorizado.
–¿Qué pasa? –balbuceó Biggi–. ¿Me ha-béis vuelto a gastar una broma?
En el pasillo empezó a sonar una alarma, y sobre la puerta de la habitación se encendió una luz amarilla parpadeante.
–Vamos a tener problemas... –suspiró Luk, acercándose a la maleta para examinarla–. ¿Estás segura de que esta es la tuya, Biggi?
–Bueno, es exactamente igual –respondió la chica, insegura.
–¿Tu maleta tiene alguna marca?–Sí, hay un corazón grabado en la parte de
abajo. Me lo hizo hace tiempo algún bromista.–¡No la toques! –exclamó Patrick cuando
Luk quiso coger la maleta para darle la vuelta.
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Pregunta para ti
¿Sabrías decir si esta maleta es la de Biggi?
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