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Análisis del modelo bioético subjetivista bajo la perspectiva de la película “Aventura en Alaska”
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Universidad AnáhuacCampus Cancún
Licenciatura Médico CirujanoÉtica y Bioética
Tipos de Modelos BioéticosAnálisis del modelo bioético subjetivista bajo laperspectiva de la película “Aventura en Alaska”
Escrito por Elías Moussi Saad *Revisado por Ma. Gabriela Yacamán Elías
Cancún, Quintana Roo, México a sábado, 4 de julio de 2015
Tabla de contenidoIntroducción 3................................................................................................................Análisis del modelo bioético subjetivista bajo la perspectiva de la película “Aventura
en Alaska” 4..........................................................................................................Conclusión 5..................................................................................................................Referencias 6................................................................................................................
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Introducción¿Quién nos enseña como vivir? ¿Quién nos dice que es lo que está bien o mal? ¿Debemos
de intentar ir tras la felicidad o la verdad? y, si escogemos la felicidad, ¿atenderemos a nues-
tra propia felicidad o a la felicidad compartida? Desde la antigüedad, las personas han bus-
cado responder a estas preguntas; de esta manera, se ha producido una búsqueda implaca-
ble por responder y definir la razón de las acciones del hombre. Mucho antes de las primeras
teorías que daban explicación a estas cuestiones, el hombre se percataba de su acción de-
terminada hacia el bien. Es decir, el hombre comprendía a un nivel empírico que era lo que
estaba bien y lo que estaba mal de manera prácticamente innata. Intentando responder a
esta actitud de virtud moral, Platón plantea su primera teoría, la ética platónica, que, al igual
que la socrática, postula que el hombre tiende hacia la búsqueda del bien, por lo que bastaría
conocer este para obrar correctamente. No obstante, Aristóteles replantea la teoría basán-
dose en la inexistencia de un único bien; de esta forma, la ética aristotélica “comienza afir-
mando que toda acción humana se realiza en vista de un fin, y el fin de la acción es el bien
que se busca” (Webdianoia, s.f.).
A la par en que el hombre comenzó a enfocar sus acciones en torno a las necesidades, los
oficios se fueron creando; dentro de estos oficios, fue la medicina la primera de las ciencias
que propulsó la necesidad por acuñar un nuevo término, pues era el deber del médico no ver
solo por su propio bien, sino por el bien común. De esta manera nace el concepto de la
bioética, que no fue más que una ética aplicada en beneficio de la relación médico-paciente.
Dentro del Corpus Hipocraticum podemos encontrar uno de los cuatro principios que hoy en
día definen a la bioética.
— “Primum non nocere", Hipócrates.
Durante el año de 1927, el teólogo protestante alemán Fritz Jahr publica bajo el título de Bio-
Ethics: A Review of the Ethical Relationships of Humans to Animals and Plants dentro de la
revista Kosmos un trabajo que plasmaría lo que el denominó “el imperativo bioético”, en
donde Jahr “sugiere considerar a cada ser vivo como un fin en sí mismo y tratarlo como tal
en la medida de lo posible” (Garzón, 2009). Posteriormente en el año 1979, cinco años de-
spués de la publicación del Informe Belmont, Beauchamp y Childress publican la primera
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edición de su libro titulado Principles of Biomedical Ethics, en donde conjuntan y postulan lo
que sería la corriente del principalismo, término adoptado más tarde tras la publicación del
artículo A Critique of Principalism (1990) por los doctores en filosofía Clouser y Gert, que así
denominaban despectivamente al modelo de principios de Beauchamp y Childress. De esta
manera, se buscó responder a los dilemas éticos que se planteaban en el campo de la
bioética clínica, basándose en los cuatro principios publicados en el libro de Principles of
Biomedical Ethics: 1) no maleficencia; 2) beneficencia; 3) autonomía; y, 4) justicia.
Análisis del modelo bioético subjetivista bajo la perspec-
tiva de la película “Aventura en Alaska”El análisis del largometraje Aventura en Alaska nos puede enseñar, a través del personaje
principal Christopher McCandless, una perspectiva de la vida guiada por una filosofía subje-
tivista. El subjetivismo, también conocido como el modelo liberal-radical, es una corriente
cuya “referencia única y suprema del juicio ético es la libertad” (León, s.f.); también nos de-
clara que la ética y la costumbre no coexisten. Su principio es la voluntad y autonomía del
hombre, y el límite la libertad ajena (Sgreccia, 2012, p. 63). De esta forma, el subjetivismo
busca liberarse de las cadenas sociales y enajenar todo vínculo laboral, familiar y moral,
permitiéndose así el libre albedrío de elección; esto es, una libertad primitiva, pero definitiva,
que no responde ante la responsabilidad. Así nos ilustra el intrépido personaje de Aventura
en Alaska (2007), “dos años él caminó la Tierra, sin teléfono, sin alberca, sin mascotas, sin
cigarrillos. Libertad absoluta. … Ya no más ser envenenado por la civilización de la cual huye,
y camina solo sobre la tierra para así perderse en la naturaleza. — Alexander Supertramp,
Mayo de 1992” . 1
Es posible hablar del modelo subjetivista como de un objeto en movimiento; esta corriente se
caracteriza fuertemente por su dinamismo, pues, como ya se mencionó en el párrafo anterior,
se deshace de cualquier vínculo, de manera que la moral de una persona con una filosofía
subjetivista “no puede fundamentarse ni en los hechos, ni en los valores objetivos y trascen-
dentes, sino sólo en la “opción” autónoma del sujeto” (Sgreccia, 2012, p. 63); es decir, no se
Todas las traducciones de la película original en inglés Aventura en Alaska (Into the Wild) fueron he1 -chas por mí.
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reconocen valores, puesto que estos van adaptándose a la conveniencia del sujeto según su
situación. Como ejemplo de este pensamiento, el personaje principal de Aventura en Alaska
(2007), Christopher McCandless, nos enseña que “la esencia básica del espíritu de vivir de
un hombre es su pasión por la aventura. La alegría de la vida proviene de nuestros encuen-
tros con nuevas experiencias, y por ello no existe mayor gozo que tener un horizonte infini-
tamente cambiante, para cada día tener un nuevo y diferente sol”.
Una postura negativa del modelo subjetivista es que antepone el principio de autonomía por
encima de los otros tres principios. Es por ello que los defensores del liberalismo ético se han
empeñado en buscar algunas fórmulas de ética pública para enmendar sus errores, renun-
ciando a la fundamentación “racional” y “moderadora” para proponer un “principio de toleran-
cia” (Sgreccia, 2012, p. 65). Es decir, el sujeto tiene la libertad de ejercer su voluntad, siem-
pre y cuando esta no colisione con aquella de los demás; o sea, el sujeto no produce un mal,
pero tampoco produce un bien ajeno, ni se preocupa de velar por la libertad del otro. De esta
forma, “mi libertad se termina donde empieza la de los demás” (J.P. Sartre, frases célebres,
s.f.). Así mismo, el personaje de Christopher McCandless, en la película de Aventura en
Alaska (2007), nos dice, “si deseas algo en esta vida, solo estira tus brazos y tómalo”. Habi-
endo hecho una revisión de la otra cara de la moneda, la crítica más precisa que se le puede
hacer a esta filosofía es que aquellas personas que no puedan reclamar su libertad pierden
totalmente su derecho a la elección; estas, por supuesto, son personas cuyo principio de au-
tonomía es parcial o totalmente dependiente como en el caso de infantes, niños o ancianos,
pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, malformaciones congénitas o discapaci-
tantes, fetos o embriones, por mencionar solo algunas.
ConclusiónDe esta forma, podemos concluir que el subjetivismo es un modelo bioético útil en cuanto
sea utilizado de manera individual, y en un caso totalmente aislado. Como se observó en el
largometraje de Aventura en Alaska (2007), Christopher era un hombre independiente, libre
de responsabilidades, que hacía de nómada a manera de conocer una vida sencilla, sin pre-
ocupaciones; haciendo cita a una de sus frases, “he decidido vivir esta vida por algún tiempo.
La libertad y la simple belleza es demasiado buena para dejarla pasar” (Aventura en Alaska,
2007). Así pues, pienso que vivir sin ataduras emocionales, por ejemplo, nos vuelve seres
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fríos y calculadores, independientes de lo material y de lo metafísico; seres altamente in-
teligentes, capaces de comprender y superar circunstancia alguna. No obstante, esto solo
sería ideal en un mundo hipotético, similar a la realidad del aislamiento total que representa
vivir en Alaska, ya que los humanos somos seres sociales que tendemos a agruparnos como
cualquier otro animal, porque comprendemos el significado de lo que simboliza una manada:
seguridad. Cabe señalar que como seres sociales buscamos las relaciones y, para lograrlo,
es necesario hacer uso de la reciprocidad, asunto que conlleva finalmente a la manifestación
de las emociones. Christopher, por otro lado, dominaba en él un sentido intrépido, una chispa
que con el tiempo terminó por convertirse en una hoguera que hizo arder un bosque entero,
dejando entre los escombros rastro alguno de principios primitivos por desarrollar. Dentro de
estos principios, podemos encontrar el modelo sociobiológico cuando lo encontramos en la
escena de la playa y menciona, “leo en algún lado, lo importante que es en la vida no nece-
sariamente ser fuerte, sino sentirse fuerte” (Aventura en Alaska, 2007). Otro caso particular,
cuando el personaje principal se encuentra trabajando en un campo de maíz para ganar
dinero y poder así continuar su viaje, es cuando observamos el modelo pragmático-utili-
tarista. Por último, al final de la película nos encontramos al modelo personalista, una vez
que Christopher, cerca del lecho de su muerte, se da cuenta, en un momento de quizá pro-
fundo arrepentimiento, que “la felicidad es real únicamente cuando se comparte” (Aventura
en Alaska, 2007); este modelo es único respecto a los demás, pues el centro del universo se
vuelve el hombre, un “punto de referencia, fin y no medio” (León, s.f.).
Por último, creo que elegir entre una sola corriente sería labor de gran hazaña, pues vivir
bajo una sola postura no es algo que dignificar, ni mucho menos alentar, contrario a lo que el
común de los denominadores diría conforme nos ha ido enseñando la historia llena de rev-
olucionarios extremistas, frívolos magnates, líderes racistas o sobrios pacifistas. Es por eso
que sostengo fuertemente que no podemos dejarnos llevar hacia un extremo de la cuerda,
sino buscar un equilibrio, tener un control interno que nos permita analizar y resolver cada
situación de la cotidianidad de una manera distinta, pero con un profundo sentimiento moral.
ReferenciasWebdianoia. (s.f.). La filosofía de Aristóteles. La Ética aristotélica: la Ética a Nicómaco.
Obtenido de http://www.webdianoia.com/aristoteles/aristoteles-etica.htm
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Garzón, F. A. (2009). Fritz Jahr, ¿el padre de la bioética?. Revista Latinoamericana de Bioética, 9(2), 6-7. Obtenido de http://www.redalyc.org/pdf/1270/127020306001.pdf
Clouser, K. D., & Gert, B. (1990). A critique of principalism. Journal of Medicine and Phi-losophy, 15(2), 219-236. Obtenido de http://jmp.oxfordjournals.org/content/15/2/219.short
León, F. J. (s.f.). La ética de la vida en la sociedad actual. Mercabá. Obtenida de http://www.mercaba.org/FICHAS/bioetica/etica_de_la_vida_en_la_sociedad%20actual.htm
Sgreccia, E. (2012). Manual de Bioética I: Fundamentos y ética biomédica. Madrid: Bib-lioteca de Autores Cristianos.
Penn, S. (productor & director). (2007). Aventura en Alaska [película]. Estados Unidos: Paramount Vintage.
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