TOGORES SANCHEZ, Luis - La Revuelta Tagala de 1896 97

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    Artculos[10][11]

    Dossier sobre la revuelta filipina de 1896-97

    [12][13]La revuelta tagala de 1896/97: Primo de Rivera y los acuerdos de Biac-na-Bat

    Luis E. Togores SnchezUniversidad San Pablo - CEU

    I. AGOSTO 1896-ABRIL 1897A. Preparacin de la revuelta

    Desde siempre el estado de insumisin en Filipinas fue algo endmico. Las campaas en

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    2Ver, de Diego, Emilio (coordinador):La Guerra de Cuba y la Espaa de la Restauracin, U. C. M., Madrid 1996;y Naranjo Orovio, Consuelo (editora): La Nacin soada:Cuba, Puerto Rico y Filipinas ante el 98, Doce Calles,Aranjuez 1996.

    3Trmino con el que se expresaban las actitudes y acciones independentistas, tanto en Cuba como en Filipinas,contrarias a la continuacin de la soberana espaola.

    4Grupo nacionalista tagalo-filipino, liderado por Rizal partidario de la adopcin de medidas polticas para lograrreformas en el archipilago, teniendo como objetivo final de independencia.

    5El 2 de julio de 1895 por una R. O. reservada, se formulaba un plan para erradicar la constitucin de asociaciones

    secretas del archipilago. El ministro de Ultramar Abarzuza, miembro del partido liberal de Sagasta, ya haba expuestosu criterio de prohibir la masonera en Filipinas con anterioridad. Por la prctica totalidad de los autores y publicistasde la poca, la masonera era en buena parte, la causante del independentismo filipino. Ver los trabajos de Foradada:Lasoberana espaola en Filipinas, Madrid 1897, y el de Jos M. Castillo y Jimnez,El Katipunan o el filibusterismo enFilipinas, Madrid 1897; as como los trabajos de Jos Andrs-Gallego sobre esta cuestin, entre otros.

    6El 22 de abril de 1894 El Imparcial, public diversos artculos muy documentados sobre los progresos que elseparatismo filipino haca. Postura secundada por elDiario de Sevilla,La Tradicin Navarra y el Diario Mercantil deZaragoza. Hechos que no cambiaron en casi nada la actitud de Blanco. Ver Andrs-Gallego, Jos: El separatismofilipino y la opinin espaola enHispania, ao 1971, p. 98.

    Mindanao y Jol se repetan con machacona insistencia sin lograr las autoridades de Manila terminarcon la actitud levantisca de los moros, extendindose esta indulgencia a las zonas pobladas por losigorrotes y hasta las lejanas Carolinas. El reinicio de la guerra en Cuba, el 24 de febrero 1895, sirvi para incitar a la rebelin a lossectores ms cultivados y europeizados de los tagalos, anhelantes de librarse del yugo de los castilas,

    para as quedar como dueos del archipilago2

    . La dcada de los aos 90 fue muy activa para el proceso nacionalista filipino. La creacin de uncomit de propaganda, en el que figuraba Rizal, dio lugar a la expansin del pensamientonacionalista entre los sectores ms cultivados de la sociedad tagala. A travs de folletos, libros y delperidico editado en MadridLa Solidaridad se difundi el pensamiento filibustero3. En 1892 nacaen Manila la Liga Filipina4, disuelta en 1894 y deportados sus fundadores, entre ellos Rizal, al nortede Mindanao. [14] El 7 de julio de 1892 nace el Katipunan(Kataastaasan Kagalanggalang ng Katipunan ngmga Anak ng Bayan - Venerable Sociedad Suprema de los Hijos del Pueblo), asociacin queliderar la lucha contra la permanencia de la soberana de Espaa en Filipinas. En el nacimiento y formacin de los sectores nacionalistas filipinos se encuentra la presencia de

    la masonera, principios e ideas que llegaron al archipilago -en opinin de Pi y Margall- de manodel acercamiento que vivi el archipilago a Europa en la dcada de los setenta. El acercamientopermiti el acceso de los tagalos a las Universidades espaolas y europeas sobre la base del grannmero de filipinos que realizaron estudios en la universidad de Manila. Segn Pi y Margall, en 1892estaban ya del todo organizados masnicamente los futuros rebeldes filipinos5. El diputado por Cuba Retana, ante esta situacin, reclamaba de continuo que el Capitn Generalde Filipinas, entonces general Blanco, impidiese esas conspiraciones. Lejos de comprobar lasdenuncias, Blanco, enemistado con el arzobispo de Manila -fray Bernardino Nozaleda- haca odossordos a estas advertencias, en las que no crea6.

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    7En los pueblos de San Juan del Monte, San Felipe Neri, San Pedro Macati, Pasig y Caimito haba entre 17.000 y20.000 afiliados al Katipunan. Segn datos facilitados por algunos de los prrocos de la zona, conseguidas porconfidencias o a travs del confesionario, a sus Prelados Diocesanos.

    8Sobre la naturaleza de guerra de 1896/97 en Filipinas ver Togores Snchez, Luis E.: La Revuelta de las Filipinasde 1896 enHistoria Abierta, nm. 16/1995, p. 5 y ss.

    9Sastrn, Manuel:La insurreccin en Filipinas y guerra Hispano-Americana, Madrid 1901, pp. 54 y 55.

    10El mando y actuacin de Blanco en Filipinas fue objeto de muchas y muy diversas crticas, tanto en Madrid comoen Manila, como consecuencia de su actuacin en relacin a la revuelta. Resulta fuertemente criticable, no susactuaciones una vez estallada esta, sino por su falta de percepcin del ambiente que se estaba formando, su incapacidad

    para prever algo que desde diversos sectores se le haba anunciado en repetidas ocasiones. En resumidas cuentas, suactuacin antes de que estallase la revuelta, no durante sta.

    Desde agosto de 1895 existan informes, llegados a travs de los religiosos espaoles queprestaban su ministerio en las diferentes provincias de Luzn, de la importancia que tomaba elKatipunany de su conocida actitud antiespaola, as como del gran nmero de afiliados con quecontaba7. En la misma lnea iban los informes de la Guardia Civil. El teniente Manuel Sitjar, jefe dela seccin de este cuerpo en Pasis informaba que en aquel pueblo existan entre 600 y 700 miembros

    afiliados a una asociacin de base masnica, pero cuyos verdaderos designios eran altamentepolticos y antiespaoles. Por estas fechas sus lderes realizan viajes a Hong Kong, Yokohama,Singapur... [15]con el fin de recabar apoyo exterior, recursos econmicos y armas para dar comienzoal levantamiento8. El 28 de junio de 1896, con todo ya dispuesto, el Consejo Supremo del Katipunandaba lassiguientes instrucciones a sus seguidores:

    Segundo.Una vez dada la seal de H.2.Sep. cada hermano cumplir con eldeber que esta G.R.Log le ha impuesto, asesinando a todos los espaoles, susmujeres e hijos, sin consideraciones de ningn gnero, ni parentesco, amistad,gratitud, etc. Cuarto. Dado el golpe contra el Capitn General y dems autoridades esp.los locales atacarn los conventos y degollarn a sus infames habitantes,respetando las riquezas en aquellos edificios contenidas, de las cuales seincautarn las comisiones nombradas al efecto por esta G.R.Log., sin que sealcito a ninguno de otros herm. apoderarse de lo que justamente pertenece alTesoro de la G.N.F. En la G.R.Log. en Manila a 12 de Junio de 1896. La primera de la tandeseada independencia de Filipinas - El Presidente de la Comisin ejecutivaBolvar- El Gran Maest. adj. Giordano Bruno- El G. Secret., Galileo9.

    B. El inicio de la revuelta

    En agosto de 1896 se producen los primeros sucesos que marcan el inicio del conflicto que asolla mayor parte de la isla de Luzn a lo largo de ao y medio. Su sometimiento llevar a que tres

    generales, elegidos entre los ms prestigiosos de la Restauracin, detenten el mando del ejrcitoespaol en Filipinas, los generales Blanco, Polaviejay Primo de Rivera. Descubierta la conspiracin tagala, el 20 de agosto de 1896, las autoridades comenzaron a tomarlas medidas oportunas, declarndose el estado de guerra el 2410. Blanco contaba slo con 309soldados europeos pertenecientes al Regimiento de Artillera de guarnicin en Manila, estando el

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    11La guarnicin de Manila la componan 900 hombres de los Bones 1 y 2 del Reg. nm. 70; unos pocos de los Reg.73 y 74 y del Bon Discipliario; 600 del depsito de transentes; cerca de 200 de los Reg. Legazpi nm. 69 e Iberia nm.69; ms 250 del Bon de Ingenieros y de Reg. de caballera que mandaba [16]D. Jos Togores. A estas fuerzas delEjrcito se sumaron las fuerzas de la Guardia Civil Veterana y unos 100 nmeros del mismo Instituto de los Tercios 20,21 y 22; ms algunos infantes de marina y de la marinera de los cruceros anclados en el puerto.

    12El 3 de septiembre parta un Bon Infantera de Marina, 22 jefes, 13 sargentos, 882 soldados a bordo delCatalua; el 8 otro embarque compuesto por 3 jefes, 28 oficiales, 25 sargentos, 1.015 soldados de infantera de marina

    y cazadores a bordo del Montserrat, etc. A lo largo de los meses de septiembre a diciembre, llegaron a las Filipinas:582 jefes y oficiales, 625 sargentos, 24.251 soldados, forman 17 batallones de infantera, 2 Cas. de ingenieros, tresescuadrones de caballera y cuatro bateras de artillera.

    13Los fusilados son Francisco Osorio y Mximo Inocencio, ricos propietarios; Luis Aguado, contratista; VictorianoLuciano, acaudalado farmacutico; Hugo Prez, mdico; Jos Lallana, sastre; Antonio San Agustn, comerciante; AgapitoConchu, maestro; Eugenio Cabezas, relojero; Feliciano Cabuco y Mariano Gregorio, escribientes, as como los dosalcaides de la prisin donde se haba iniciado la revuelta. A los primeros se le atribua una fortuna de ms de 2.000.000

    pesos. Para la historiografa filipina los fusilados son titulados como los trece mrtires de Cavite. Ver Molina, AntonioM.:Historia de Filipinas,ICI, Madrid 1984, vol. I, p. 338.

    resto de las tropas del archipilago compuesto por indgenas, principalmente tagalos, mandados porjefes, oficiales y clases peninsulares11. [16] Con el inicio de la rebelin el 25 de agosto buena parte de las tropas tagalas alistadas en elejrcito espaol se pasaron a Katipunan. Pero las que quedaron en las filas del mismo se batieroncon eficacia, dando grandes pruebas de fidelidad y arrojo. La situacin de las autoridades espaolas

    era crtica. Desde los primeros das se organizarn entre los peninsulares que habitan en Luzn unidades devoluntarios, que ayudarn con eficacia a paliar las inmensas carencias de efectivos a que seenfrentaba el Gobernador General de las Filipinas en aquellos momentos. Los desrdenes se extienden desde Manila a las provincias de Cavite y Nueva cija. El 30 deagosto se declara el estado de guerra en las provincias de Manila, Bulacn, Pampanga, Nueva cija,Tarlac, La Laguna, Cavite y Batangas. El da anterior, 29 de agosto, ya Blanco haba pedidorefuerzos urgentemente a Madrid, acordando el Gobierno enviar un batalln de infantera de marinay otro de cazadores -unos 2.000 hombres- haca las Filipinas, a la mayor brevedad posible, junto alos cruceros Isla de Cuba e Isla de Luzn12. El envo de batallones de cazadores e infantera demarina era fruto de la carencia casi absoluta de regimientos y batallones regulares de infantera

    peninsulares, al estar todos los existentes combatiendo en Cuba. Hacia mediados de septiembre los desrdenes se limitaban a la provincia de Cavite y algunospueblos de Nueva cija. Aunque se puede considerar que la sublevacin haba fracasado en supropsito de terminar con el dominio espaol de un solo golpe, comenzaba a un conflicto que porsus caractersticas sera difcil de resolver. La represin de la revuelta comienza a cobrar sus primeras vctimas; son fusilados trecemiembros del Katipunan, el 12 de septiembre, tras un consejo de guerra, apresados por sublevarseen Cavite el 2 de septiembre13. Muchos tagalos fueron obligados a abandonar sus puestos en laadministracin, procedindose a la detencin de los partidarios del Katipunanque se encontraban[17]solapados entre los fieles a Espaa. La Gaceta de Manilapublica el 19 septiembre los decretos

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    14R. D. de 18 y 25 de septiembre de 1896, firmado por R. Blanco.

    15Actitud muy diferente a la desarrollada en el caso de Jol. Una cosa era cuestionar el derecho de Espaa sobre lasislas del norte de Borneo y sur de Filipinas, apoyando a los piratas moros, y otra muy distinta era colaborar a quebrarla soberana de una potencia europea y blanca a manos de un pueblo colonizado. No se podan, bajo ningn concepto,sentar precedentes que podan volverse contra todos los europeos. [18]Para la cuestin de las Jol/Borneo y el trficode armas ver Montero Vidal, J.: Historia de la piratera malayo-mahometana en Mindanao,Jol y Borneo, Madrid1888; Salom Costa, Julio: Espaa ante el imperialismo colonial del siglo XIX: la cuestin de Jol y Borneo enHomenaje a Antonio Domnguez Ortiz, Madrid 1981; Tormo, Leandro: El Obsipo Volotieri combarcano de Rizal enMissionalia Hispnica, Madrid 1976/77, nm. 97 a 102; Togores, L. E.: Conflictos con Inglaterra a propsito de la Islade Borneo enEstudios sobre Filipinas e Islas del Pacfico, Madrid 1989.

    de embargo de los bienes de los sublevados14. A esta poltica inicial de lgica dureza sigui unamplio indulto por parte del general Blanco, al que no se acogieron casi ninguno de los alzados. El 1 de octubre llegaban los primeros refuerzos a Manila a bordo del Catalua. El 6 de octubreatracaba el vapor Montserrat. El 14 salan para Cartagena y Fernando Poo los primeros deportadosa bordo del Manila. El mismo da llegaba el Antonio Lpez con ms refuerzos, al igual que

    ocurrira el 17. El 3 de noviembre llega el Coln con tropas y el 14 el Covadonga. Durante elmes de octubre se produjeron ms de cien pequeos combates. Paralelamente a la grave situacin que se viva en Luzn estallaron dos pequeas revueltas: unaen Mindanao, en el Fuerte Victoriadonde la 3 Ca. disciplinaria pas a sus mandos a cuchillo;descubrindose tambin una conspiracin entre las tropas tagalas del regimiento nm. 68 deguarnicin en Jol. Ambas no tuvieron grandes consecuencias para la seguridad del archipilago,aunque s mucha resonancia en la prensa espaola. Las acertadas medidas tomadas por Blanco, a pesar de sus escasos efectivos y posibilidades,sirvieron -al menos- para circunscribir la revuelta al centro de Luzn y a la etnia tagala. Entre las causas del fracaso de la conspiracin en su intento de terminar con los peninsulares deun golpe, as como en las operaciones militares de las primeras semanas de la revuelta, hay que

    sealar la importante carencia de armas que sufrieron desde el primer momento los sublevados.Nunca dispusieron de ms de 1.500 armas de fuego de todo tipo, siendo las mejores de stas las queaportaron los desertores del ejrcito espaol. La relativa carencia de medios econmicos delKatipunan en los primeros momentos, la frrea vigilancia por parte del servicio exterior delministerio de Estado y de la Armada espaola, as como la negativa por parte de Gran Bretaa,Francia y Japn a venderles armas, hicieron imposible un incremento de su armamento en cantidadesconsiderables. Gran Bretaa adopt una postura favorable a la defensa de los intereses de Espaa. Una nacinblanca, en plena era del imperialismo, nunca favorecera una revuelta colonial en contra de losintereses de una potencia europea colonizadora15. La Gaceta de Singapur publicaba el 12 deseptiembre el siguiente Decreto dado por el Gobernador de la plaza: [18]

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    16Gaceta de Singapore, 12 septiembre de 1896.

    Siendo as que subsiste la paz y amistad entre S. M. la Reina y S. M.Catlica el Rey de Espaa; y siendo as que ciertos sbditos del dicho Reyde Espaa en ciertas partes de su dominio llamadas las islas Filipinas se hanrevelado contra su autoridad y existen hostilidades entre la dicha MajestadCatlica y los dichos sbditos revoltosos, y siendo as que S. M. la Reinadesea que ninguna expedicin naval ni militar sea organizada dentro de sus

    dominios para ir en contra de los dominios en Filipinas de S. M. Catlica nien ninguna otra parte. Por lo tanto, yo, sir Charles Bullen Hugh Milchell, poreste advierto y severamente prohbo a toda persona dentro de esta colonia deninguna manera prepare, organice, pertenezca o ayude a preparar, organizaro ser empleado en cualquier misin, en cualquier expedicin naval o militar

    para ir contra los dominios de S. M. Catlica en las Filipinas u otra parte,bajo las penas prescritas contra toda persona que ofenda el acta 1870Foreign Enlistment Acty todo otro estatuto y ordenanza previsto para estoscasos16.

    Otro decreto de las mismas fechas prohiba la exportacin de armas, municiones, plvora ypertrechos de guerra desde esas colonias hacia las Filipinas por tres meses. Es indudable que el levantamiento tagalo produjo sorpresa. En muy poco tiempo hubo no slo

    que frenar la insurgencia, sino que remodelar la estructura militar del archipilago ante las grandesdemandas que ocasionaba la guerra; hospitales, cuarteles, depsitos de municin, etc. No todo sepudo improvisar como la carencia de planos, de material sanitario y de bateras de artillera. Contodo, muchos de estos problemas se solventaron con ms eficacia de lo que era de suponer para unanacin sumergida en una guerra en Cuba, con su hacienda casi quebrada y, sobre todo, en unterritorio que tena dejado de la mano de Dios desde el mismo da que lo conquist.

    C. Polavieja se hace cargo del mando de las operaciones

    A finales de 1896 un ex capitn general de Cuba, Camilo Polavieja, es enviado para hacerse cargode las operaciones militares y, poco despus, del mando de la Capitana General de las Filipinas. El9 de diciembre el general Blanco es nombrado Jefe del Cuarto Militar de la Regente. El 3 de

    diciembre de 1896 llegaba Polavieja a Manila, el 8 es nombrado Capitn General del archipilago,ocupando el cargo el da 13. [19] Desde el primer momento ste fijar su atencin y el esfuerzo blico en una serie de operacionespara desarticular la rebelin, logrando importantes xitos en Nueva cija, La Laguna, Batangas,Zambales y Batn, aunque el mayor se producir en Cavite. Con el fin de eliminar el apoyo que reciban los insurrectos de la poblacin civil Polavieja tornaralgunas de las medidas adoptadas por Weyler en Cuba. Proceder a concentrar la poblacin rural delas provincias de Batn, Bulacn, Manila, Cavite, Morong, Laguna y Batangas. Dir que para losleales no tengo ms que sentimientos de afecto y de proteccin: para los traidores, toda la energame parece poca. El 26 de diciembre de 1896 comenz el Consejo de Guerra que condenara a Rizal, presidido porel Teniente Coronel de caballera D. Jos Togores, siendo acusado Rizal de los delitos de rebelin,sedicin y asociacin ilcita. Condenado a ser fusilado el 30 del mismo mes. A finales de diciembre lleg el vapor San Fernando que transportaba desde Barcelona al 8 Bonexpedicionario, esperndose, en breve, la llegada de 5.000 hombres a bordo del Coln y delMagallanes. Se compraron importantes lotes de caballos en Australia para dotar de monturas al

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    17Tom este nombre de su jefe directo, el general de divisin D. Jos Lachambre. Para estudiar estas operacionesen detalle ver Monteverde y Sedano, Federico:La Divisin Lachambre, 1897,Madrid 1898.

    18Los muertos eran el Tte. Col. Fierro, y el Sgto. Miguel Lozano, hiriendo al Tte. Jos Antonio Rodrguez.

    Ejrcito. Una vez frenado con estos efectivos el avance de la insurreccin en las provincias querodeaban a Manila, Polavieja slo esperaba la llegada de ms refuerzos para lanzarse a la ofensiva. Para llevar adelante su minucioso plan de operaciones Polavieja organiza una importante fuerzaque pas a llamarse Ejrcito de Operaciones en la Isla de Luzn, ms conocida por divisinLachambre17. Compuesta esta divisin por tres brigadas de infantera, as como por diversas fuerzas

    del Cuartel General de la Divisin, de la Comandancia General de Luzn y de las de Manila/Morong.Esta fuerza qued organizada con fecha 7 de febrero de 1897. En sntesis el plan de operaciones era: aislar a los insurrectos en Cavite, cortando suscomunicaciones con las provincias de La Laguna, Batangas y Manila y proceder a su cerco yaniquilacin sistemtica. Polavieja decide atacar el ncleo de la sublevacin que se encuentra en Cavite, donde losinsurrectos tienen varios campos fortificados, gran cantidad de municiones y armas de fuego,contando con unos efectivos en torno a los 30.000 hombres. Entre el 16 y 23 de febrero de 1897 losinsurrectos son vencidos en toda la provincia y desalojados de sus reductos. El caudillo tagaloAguinaldo se retiraba a Imus, al tiempo que el jefe Bonifacio hua a Naic. [20] La rebelin, a pesar de sus continuas derrotas, segua muy virulenta en Tondo, Silang, Dasmarias

    y Zapote. Las tropas espaolas, en palabras de Polavieja, estn empeadas en una verdadera guerrade conquista en la que iban logrando un saldo positivo. Mientras se proceda a estas operaciones el 25 de febrero estallaron disturbios en Manila, alsublevarse un grupo de carabineros indgenas que hirieron a un oficial peninsular y mataron a unteniente coronel y a un sargento europeos18. Fueron fcilmente vencidos. Cuando Polavieja dimite como Capitn General informa que las provincias al norte de Luznestn totalmente pacificadas, as como las de Batn, Zambales y Manila. En Moring y La Lagunaapenas hay 300 insurrectos, existiendo pequeos grupos en Tarlak, Pangasinn, Nueva cija yPampanga. En la zona de Cavite y Batangas hay un grupo insurrecto en torno a los 4.000 hombres.El resto del archipilago est en paz. A pesar de este aparentemente optimista informe la situacin no es tan buena, pues la tctica de

    guerrillas adoptada por los tagalos impide consolidar lo conseguido. Las peticiones, denegadas, dems tropas para profundizar en la pacificacin ser la causa de la dimisin de Polavieja. El 15 de abril sala Polavieja hacia Barcelona, donde iba a ser recibido en olor de multitud einvestido por sus partidarios con el ttulo de general cristiano.

    II. ABRIL 1897 - FEBRERO 1898.A. El mando de Primo de Rivera

    El 22 de marzo de 1897 es nombrado Fernando Primo de Rivera nuevo Capitn General de lasFilipinas, partiendo para Extremo Oriente el 27 del mismo mes. Desembarcando en Manila el 23 deabril. A su llegada el pas estaba:

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    19Primo de Rivera, Fernando:Memoria dirigida al Senado por el capitn general D. Fernando Primo de Riveraacerca de su gestin en Filipinas, Madrid 1898, pp. 21 y 22.

    20Sastrn, M.: p. cit., p. 261.

    (...) hondamente perturbado; que la tranquilidad no exista; que ni aundentro del mismo Manila, nadie se consideraba seguro durante la noche,temiendo males imaginarios que haban producido alarmas, al parecer,injustificadas.

    Haban ocupado nuestras fuerzas a Santa Cruz, San Francisco de

    Malabn, Prez Dasmarias, Imus, Silang y dems puntos situados a laderecha de la lnea que los citados forman; pero quedaban en poder de losinsurrectos una extensa y riqusima zona de Cavite, comprendida porestos mismos pueblos, y los montes de Dos Peces, Maybao, Uruc,Sungay, Panysayan, lmites de esta provincia y de [21]la de Batangas.Eran dueos y se estaban fortificando en Quintana, Indang, Mndez

    ez, Alfonso, Bailn, Magallanes, Maragondn, Tarnate, Naic y otraspoblaciones menos importantes, que forman el permetro o estnenclavadas en la zona por ellos ocupada19.

    Existan partidas en los montes de San Mateo, provincia de Manila, en San Fernando de laLaguna -bosque Buhogusnan- Batn, Morong, Bulacn, Batangas y Tayabas. Haba numerosostulisanes en Pampanga. Estallando otra pequea revuelta en Jol. Siendo especialmente fuerte la

    posicin de los insurrectos en Biac-na-bat. Primo de Rivera calculaba que los insurrectos eran unos25.000 con unas 1.500 armas de fuego de todo tipo. Su primera proclama al llegar a las islas ser llamando a la paz y prometiendo hacer justicia atodos, lo que no impide que se continen las operaciones militares en Cavite infligiendo grandesderrotas a los rebeldes. Antes de iniciar stas dio un indulto, en el que se deca:

    Art. 1. Declaro subsistente el bando de 26 de Marzo ltimo,hasta terminar el 17 de Mayo, da en que se celebra el cumpleaos deS. M. el Rey, concediendo indulto de toda pena a los que, hallndosecomprometidos en los actuales sucesos bajo cualquier concepto, y noestando a la disposicin de las Autoridades, se presenten a lasmismas. -Art. 2. Pasado el plazo que se seala en el artculo anterior,sern perseguidos con el mayor rigor los comprometidos en los

    actuales sucesos que no se hubieran acogido a indulto20.

    El 17 de mayo Primo de Rivera dict otro decreto de indulto, poltica que fue continuada con elindulto de 18 de junio, todos publicados en la Gaceta de Manila. Nuevamente el centro de las operaciones militares estar en la provincia de Cavite. Las fuerzasque haban de operar en ella eran cuatro brigadas independientes: una al mando del general Suero,situada en San Francisco de Malabn; otra al mando del general Pastor, en Imus; la tercera estabaen Silang al mando del general Ruiz Sarralde, y la cuarta, al mando del general Jaramillo, operabaen tierra de Batangas, limtrofe a Cavite. El 30 de abril sala el Capitn General con su cuartel general para Cavite. Su primer triunfo fuela toma de Naic, defendida por el propio Emilio Aguinaldo. La prdida de esta poblacin supuso paralos insurrectos 400 muertos y varios centenares de heridos y prisioneros. A esa victoria sigui laconquista de Maragondn y de otros enclaves, de forma que a fines de mayo de 1897 [22]podaconsiderarse pacificada aquella provincia, aunque no de manera definitiva.

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    21VV. A.A.:Historia General de Espaa y Amrica, vol. XVI, Madrid 1983, p. 363.

    22Gallego y Ramos, Eduardo: Operaciones practicadas contra los insurrectos de Cavite desde el principio de lacampaa hasta al ocupacin de la provincia por nuestras tropas, Madrid 1898, p. 63.

    Sobre el estado de la guerra opinaba el siempre crtico Pi y Margall: La guerra no est concluida.No ocupan los insurrectos las plazas de Cavite en que se encastillaron; pero vagan por los montesy algn da caern donde menos se les espere (...). En luchas como las de Filipinas es difcilrestablecer la paz, mucho ms difcil conservarla21. Vencido en Cavite, Aguinaldo se retir hacia Nueva cija y Bulacn, quedando grupos de

    insurgentes en Talisay y San Pablo. A pesar de las continuas derrotas en las provincias prximas aCavite y Manila los focos de rebelin permanecan bastante virulentos. Las tcticas de guerrilla queutilizaban por estas fechas los tagalos hacan muy difcil la pacificacin de las provincias. Duranteel mando de Polavieja haban elegido los pueblos para hacerse fuertes y combatir, lo que les lleva ser sistemticamente derrotados; ahora, emboscados en las sierras y selvas resultaban casiimposible de encontrar, rodear y vencer. Aguinaldo se atrincherar en Batangas, a donde es perseguido. Nuevamente las tropas espaolasle desalojan obligndole a evacuar este territorio y La Laguna, lo que fuerza nuevamente a Aguinaldoa refugiarse, tras una larga huida en Biac-na-bat. Los rebeldes se encuentran sitiados en lasprovincias de Bulacn, Nueva cija y Pampanga, as como en el monte Aryat y en la zona deBiac-na-bat.

    Las operaciones ejecutadas por Primo de Rivera -a criterio de Eduardo Gallego- se caracterizaronpor el sello de la actividad y la decisin. Mientras que la divisin Lachambre no realiz nuncamovimientos por brigadas independientes, las cuatro brigadas independientes creadas por Primoatacaron simultneamente Naic, Amadeo e Indang, contando con muy reducidas fuerzas y saliendotriunfantes en sus empresas. Es cierto que la sublevacin estaba muy quebrada tras las operacionesde Polavieja-Lachambre, pero no lo es menos que an quedaban muchos pueblos y villas en poderde los insurgentes. La campaa fue tan rpida como exitosa, faltndole slo el haber logrado impedirla fuga de Aguinaldo de Cavite, hecho casi imposible dada la naturaleza del terreno22. A pesar de todos estos xitos Primo de Rivera pensaba que las medidas militares no traeran la pazdeseada con rapidez. El hecho de haberse internado los rebeldes en la selva haca que stos, aunquecada da menos fuertes, pudiesen prolongar su resistencia por mucho tiempo. El 10 de septiembre [23]

    estall un nuevo complot en Manila. La Guardia Civil Veterana derrot a los 82 tagalos conjurados.Todo haca presuponer que la guerra se prolongara, hecho especialmente grave cuando Espaanecesitaba concentrar todas sus fuerzas y energas en el absorbente conflicto antillano, y, muyespecialmente, en aquellos momentos en que la actitud de los Estados Unidos se comenzaba aconfigurar como una amenaza an mayor que la propia guerra de Cuba.

    B. La actuacin de Primo de Rivera para llegar a una paz negociada

    El 4 de agosto de 1897 escriba Primo de Rivera a Cnovas notificndole que se le habapresentado el influyente tagalo D. Pedro A. Paterno, con la oferta de negociar la paz con los rebeldesa cambio del perdn y una cantidad en torno a los 500.000 pesos para stos. Carta que no lleg a leerCnovas al ser asesinado. Pero de la que s se enter su sustituto, el hasta entonces ministro de la

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    23Entre el 8 de agosto (asesinato de Cnovas) y el 4 de octubre de 1897 (sexto gabinete Sagasta) hizo cargo delgobierno interinamente.

    24Primo de Rivera, F.: p. cit., p. 124.

    25Cepeda Adn, Jos: Sagasta.El poltico de las horas difciles, FUE, Madrid 1995, p. 153.

    26Este gobierno sustitua al formado por Cnovas el 23 de marzo de 1895, en el que desempeaba la cartera deUltramar Toms Castellanos.

    27Primo de Rivera verta en su Memoria... las siguientes opiniones sobre la prensa: carecen casi en absoluto depersonal ilustrado y competente; apenas trata los asuntos de verdadero inters para el pas, perdiendo el tiempo endiscusiones estriles y rencillas de localidad que causan efectivo dao a los prestigios espaoles: la informacin quetransmite al pblico, hecha por jvenes inexpertos que toman el oficio de reportero como podran tomar el de nuevosescribientes, que es para lo nico que sirven, extrava ms que ilustra la opinin, llevndola a formar juiciosequivocados.

    Guerra Marcelo Azcrraga23, manteniendo la correspondencia sobre este asunto con el gobiernoconservador en las cartas de fecha 1, 4, 13 y 27 de septiembre de 189724. La situacin en que qued el gobierno sin Cnovas y la clara certeza de su rpida destitucin lleva ste a no tomar ninguna medida, actitud irresponsable en unos momentos tan graves como los quese vivan.

    El anarquismo internacional asesinaba a Cnovas en San Sebastin el 8 de agosto de 1897. Comomuy bien seala Cepeda Adn, Sagasta que tantas veces ambicionara el poder, en pocas ocasionesle resultara menos apetecible que en aquella llamada angustiosa de Mara Cristina para regir losdestinos de la patria en peligro25. A sus 72 aos aceptaba obligado por el patriotismo a formar susexto gobierno. El 4 de octubre de 1897, el jefe liberal comunicaba su gabinete a la Regente; PoGulln en Estado, Trinitario Ruiz Capdepn en Gobernacin, Conde de Xiquena en Fomento,Alejandro Groizard en Gracia y Justicia, Joaqun Lpez Puigcever en Hacienda, el teniente generalMiguel Correa en Guerra, el contraalmirante Segismundo Bermejo en Marina y Segismundo Moreten Ultramar26. Por aquellas fechas la prensa daba noticias pesimistas sobre Filipinas, logradas a travs depersonas llegadas del archipilago, especialmente en relacin al estado sanitario del ejrcito, al gran

    nmero de enfermos, a la alta mortalidad [24]y al estado anmico y debilitado de los que servan enactivo y a lo difcil de las operaciones, lo que suma al nuevo gobierno y a toda la nacin en un estadode incertidumbre27. Pero lo que resultaba especialmente grave era la terrible situacin econmica enque se encontraban las arcas espaolas para hacer frente a los gastos de dos guerras colonialessimultaneas:

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    28Archivo Histrico Militar (a partir de ahora A. H. M.), Del M. Ultramar al Gobernador General de Filipinas, del4 de noviembre de 1897.

    29A. H. M. Del Gobernador General de Filipinas (Primo de Rivera) al Presidente del Consejo de Ministros, Manila5 de octubre de 1897, cifrado.

    30Estas fuerzas se formaron con filipinos de etnias distintas a la predominante poblacin tagala de Luzn. Primo deRivera emple aqu una tctica similar a la realizada por britnicos y franceses en sus imperios, utilizando los puebloscolonizados unos contra otros. El caso de los britnicos en la India durante la revuelta de los cipayos en 1857 produjomagnficos resultados.

    La escasez de recursos con que se ha encontrado el Gobierno, loprolongado de la lucha en Cuba y las dificultades que en los mercadosde Europa se vienen creando a los Gobiernos por aquellos que buscansus propios provechos a travs de las desgracias de Espaa, imponena todos los que ejercen la autoridad en su nombre, como V. E., nuevasy ms estrictas obligaciones para llegar al termino de una lucha que no

    podra ya prolongarse mucho tiempo sin comprometer la existenciamisma del pas28.

    El 5 de octubre de 1897 Primo de Rivera enviaba un telegrama cifrado al Presidente del Consejode Ministros, como consecuencia de la formacin del nuevo gobierno, en el que pona su cargo adisposicin de Sagasta, inicindose con este telegrama una abundante comunicacin telegrfica ypostal por la que se puede seguir el desarrollo de los acontecimientos en relacin a la guerra y losacuerdos de Biac-na-bat:

    Enseoreada la rebelin, a m llegada, de una parte considerable y lams fragosa de la provincia de Cavite, y existiendo slo, despus de lasoperaciones por mi dirigidas, partidas refugiadas en los montes de otras

    provincias ya perturbadas, sin ocupar pueblo alguno, y que suman a lo ms

    1.500 hombres armados, crea y creo que la insurreccin que encontr aunpotente estaba dominada, como entiendo hoy que puede concluirse con elconcurso de voluntarios de las provincias leales, que a ello se me ofrecen,con nueva accin enrgica del Ejrcito (...) Pero siendo del dominiopblico que V.E.en 9 de agosto dijo segn Imparcial y otros que si mivoluntad era buena el estado del pas era peor que a mi llegada , locual probaba no haba acertado en mi gestin, sin amor propio yatento slo al bien de mi Patria, ruego a V.E.incline nimo S. M.nombre sustituto que con ms fortuna llene este importante delicado

    mando que no es posible desempear y ms en estos momentos sin la

    absoluta confianza del Gobierno29. [25]

    El 7 de octubre, por la misma va, el Capitn General del archipilago propona dos caminos para

    terminar con la revuelta tagala, en la lnea de sus ltimas cartas al fallecido Cnovas. En primer lugarlograr la victoria por las armas con el apoyo de los numerosos voluntarios filipinos de las provinciasleales, dispuestos a luchar contra los tagalos30. Va que, como sealaba el propio Primo de Rivera,resultaba factible, aunque muy costosa en sangre, dinero y tiempo, aunque mucho ms barata ypolticamente ms llevadera que la de emplear tropas peninsulares. Manifestando su certeza de quemanu militarise terminara con la guerra aunque, eso s, persistiran con toda seguridad brotes delincoada independentista de muy difcil extincin. Suponiendo stos una amenaza potencial de casiimposible cuantificacin de cara al futuro, aunque tambin era cierto que este tipo de insurgencia era

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    31A. H. M., Del Gobernador General al Presidente Consejo de Ministros, Manila 7 octubre 1897, cifrado.

    32Primo de Rivera, F.: p. cit., pp. 127-128.

    33A. H. M., Del Gobernador General al Ministro de Ultramar, Manila 22 de diciembre de 1897, reservado.

    algo normal y constante -como ya hemos sealado- en el archipilago. La segunda va era comprar por un milln setecientos mil pesos a los jefes y las partidas rebeldescon sus armas, pasando los desertores tagalos del ejrcito espaol a cuerpos disciplinarios. Gestinsta realizada gracias al mediador tagalo Paterno. El pago sera en los siguientes plazos: al entregarseAguinaldo con su partida, cuatro meses despus al rendirse el resto de las partidas rebeldes, y el tercer

    y ltimo plazo al verse totalmente garantizada la paz. El dinero era, tericamente, destinado aindemnizar familias arruinadas, embargadas, a viudas y hurfanos, permitir la emigracin de loslderes y comprar a la soldadesca del Katipunan. A criterio de Primo de Rivera, esta opcin ofrecagrandes ventajas econmicas y salvara la vida de muchos peninsulares que por clima pierden 40 por100 en ao en muertos e intiles teniendo 20 por 100 en hospitales y convalecientes que representandiez mil bajas ao y desprestigiando cabecillas vendidos que emigraran31. A las ventajas ya sealadas de llegar a un acuerdo aada el hecho de que se impediran posiblesdesembarcos de armas, los cuales revitalizaran la revuelta sin ninguna duda; sta, que nunca habacontado con ms de 1.500 armas haba sido muy difcil de vencer, si contase con nuevos pertrechosse volvera francamente peligrosa. El 9 de octubre llegaba a Manila una comunicacin desde Madrid que deca: Importantsimo

    telegrama de V. E. aplaza toda respuesta al suyo del da 5, relativo a dimisin. Consejo de Ministrosestudia detenidamente sus planes [26]y resolver en breve sobre ellos32, pidindole al da siguiente,desde Madrid, aclaraciones sobre los plazos de los pagos a Aguinaldo, su cuanta, etc. El mismo da 10 de octubre enviaba Primo de Rivera al Gobierno los datos de los tres plazos parala compra de la rendicin de los tagalos: el primero de 700.000 pesos al entregarse Aguinaldo condesertores y armas; segundo, 500.000 cuatro meses ms tarde siempre que se hubiesen entregadotodas las dems partidas; en tercer y ltimo lugar unos 500.000 pesos, dos meses despus deasegurada la paz. Este plan fue acogido con entusiasmo por las autoridades de Manila -GeneralesCastilla y Tejeiro, Arzobispo, Auditor General, Alcalde de Manila, Secretario General y GobernadorCivil de Manila-, lo que no impidi que Primo de Rivera continuase con su idea de levantar unejrcito colonial con efectivos fieles no tagalos para continuar la campaa en caso de que fracasaran

    las gestiones de Paterno. El 13 de octubre desde Manila se peda al Gobierno que tomase una decisin; (...) consideroindispensable que Gobierno resuelva sin demora sobre llamamiento voluntarios, de cara a no pararlas operaciones y as mantener una presin constante sobre Aguinaldo y sus partidarios. Primo de Rivera comenz con gran xito la recluta de voluntarios de las provincias no tagalas delas Filipinas: (...) cuando vieron llover sobre la Capital millares de voluntarios, dispuestos a auxiliara nuestras tropas, y comprendieron que las bajas se cubriran inmediatamente, sin grandes gastos niprdidas de tiempo, y que no contaban con el apoyo del pas, se convencieron de que, ms o menospronto, su derrota total, era segura33. El 17 de noviembre de 1897 desde Bacolor (Pampanga) sala un telegrama para el Ministro deUltramar informando de la eficacia y xito de las fuerzas de voluntarios filipinos contra lospartidarios del Katipunan. La entrada en combate de estas unidades caus un gran impacto en la

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    34Primo de Rivera, F.: p. cit. p. 133.

    35Primo de Rivera, F.: p. cit. p. 133. La distribucin era la siguiente: 400.000 pesos pagados a Aguinaldo en un cheque contra el Banco de Hong Kong:200.000 a la entrega de todas las partidas; y los otros 200.000, dos meses despus de cantarse el Te Deum. Los 900.000

    pesos restantes no incluidos en el documento, no renunciaban a ellos, pero deban servir para indemnizar a los noarmados.

    36Ibdem, p. 135.

    moral de los alzados:

    Escrito este telegrama se me present comisin llegada del campoenemigo en Biac-na-bat con pases firmados por Aguinaldo, Llanera y otros:son aceptables le dejo marchar a Manila para all terminar dando cuenta alGobierno. Es indudable que estas soluciones responden al entusiasmomostrado por todas las islas del archipilago contra la rebelin34.

    Esto produjo la llegada de Paterno desde el campo tagalo provisto de un poder amplsimo por elque se le nombra rbitro (cva) para la negociacin. La [27]rendicin estaba garantizada. Primo deRivera narra as estos sucesos en su memoria al Senado:

    (...) ped explicaciones acerca del nmero de armas que tenan y debanentregar, porque no venan en los documentos, contestndome que era 587 entotal las que entregaran; y como slo de desertores y de otras procedenciastenan un nmero que se acercaba al doble, no poda conformarme con tan

    pocas, porque dud de la sinceridad de todos (...). Tampoco aparecan lascantidades convenidas: habamos tratado de 1.700.000 pesos, y slo de800.000 se habla en el documento, indicando su inversin35.

    La cuestin de las armas preocupaba en sumo grado a Primo de Rivera, especialmente al afirmarPaterno que Aguinaldo no tena ms armas que las 587 citadas, estando las que faltaban en manos deotros jefes. Las autoridades espaolas exigieron el levantamiento de un estadillo, en el que constasetipo de armas -especialmente las de sistema Remington y Mauser-, a qu partida y jefe pertenecany el nmero de insurrectos que las formaban. El 20 de noviembre llegaba a Manila un telegrama desde Madrid que deca: Autorizo a V. E. parafirmar acta; considera tambin ha llegado el momento de entregar primer plazo cuando a juicio de

    V. E. estn satisfechas condiciones convenidas, cuidando V. E. sin suspender accin militar, de que

    sta no venga a interrumpir cumplimiento de lo convenido, o a dar pretexto a insurrectos para creer

    se les falta a lo estipulado. Urge concluir con todo36.

    El problema principal para cerrar el trato era que la autoridad de Aguinaldo no era reconocida porvarios jefes de partida, lo que llev a Primo de Rivera a dar de plazo para entregar las armas hasta el12 de diciembre, al tiempo que se continuaban las operaciones con la toma de Puray y se atacabaMinuyan, Maquiling e Irurulong. El 4 de diciembre llegaba un nuevo telegrama desde Madrid en el que se alentaba a la pacificacin:Retardo produce gran decepcin, y ltimos combates indican creer que pacificacin est lejana.Dado estado financiero y complicaciones posibles,pacificar es lo que es importantsimo. Lograr la paz por la va militar se haba complicado al desperdigarse los insurrectos por variassierras extraordinariamente accidentadas, por lo que Primo de Rivera decidi dejar para el final elasalto al ncleo donde se encontraban los principales cabecillas con el objetivo de dar: [28]

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    37A. H. M., Del Gobernador General al Ministro de Ultramar, Manila 4 de diciembre 1897, cifrado.

    38A. H. M., Del Gobernador General al Ministro de Ultramar, Manila 22 de diciembre de 1897, reservado.

    39A. H. M., Del Gobernador General al Presidente del Consejo de Ministros, Manila 14 de diciembre de 1897,cifrado.

    tiempo a stos para facilitar entrega y ms visto el resultado de estos combates yel gran efecto del ardor de los seis mil voluntarios ya en lucha y juego a la vez conlas dos armas sin olvidar deseos del Gobierno e inters del pas. Confo aunque nose entreguen lograr en un mes pacificacin bastante para dar por terminada laguerra aunque queden pequeas partidas muy general siempre en este pas y queslo el tiempo y la guardia civil pueden extinguir37.

    Para amedrentar en lo ms posible la moral de los que an resistan en Biac-na-bat, Primo deRivera aceler ms las operaciones creando una fuerte lnea militar entorno al campo atrincheradotagalo, al tiempo que persegua y acosaba, incluso, a las familias de los rebeldes:

    Quizs, all, en la Pennsula, se juzgue cruel y contrario a la sana doctrina jurdicaeso de exigir responsabilidades a las familias de los alzados por la conducta de unindividuo. Pero teniendo en cuenta que eran el espionaje constante entre nuestrosEjrcitos y quienes recaudaban los recursos de boca y guerra para el enemigo, exagerla pena porque se haca preciso preparar la opinin y siempre habra tiempo para atenuarsus efectos como lo hice cuando fue oportuno38.

    El avance de las tropas espaolas era ya imparable. Se haban tomado Ilorong, Puray, Minuyan yAryat entre el clamor de las provincias no tagalas, gracias al decidido apoyo de sus voluntarios.

    Ocupar Biac-na-bat era seguro, pero dado lo accidentado de la zona, Primo de Rivera no tenaconfianza en poder apresar a los jefes de la revuelta, aunque estaba convencido de que stos slo seconvertiran en algunas partidas sueltas de escaso poder una vez rendidos sus refugios. Para el Capitn General del las Filipinas y sus generales la compra de la paz era la opcin msrazonable: esta paz deja a salvo honor de Espaa y del Ejrcito. El 14 de ese mismo mes se comunicaba a Madrid la firma de los acuerdos que ponan fin a larevuelta;

    Comisin campo rebelde march hoy con acta firmada y redactada entrminos altamente honrosos Espaa: Aguinaldo dedicar das inmediatoscomunicar rdenes rendicin a todas las partidas: da 25 estarn generales Tejeiroy Monet en Biagnabat, saliendo el mismo da Aguinaldo jefes y gobierno rebelde

    para Lingayen, embarcando el 27 para Hong Kong con teniente coronel Primo deRivera que exigen les acompae en garanta de sus personas. Llegarn dicho

    puerto el 31 telegrafiando sus partidarios entreguen armas y entregadas [29]quesean, se abonar primer plazo, pagando segundo cuando se rindan partidas deotras provincias, y tercero cuando reine paz en toda la isla39.

    Primo de Rivera telegrafa -cifrado- el 18 al Ministro de Ultramar expresando sus temores, bajoel ttulo de reservadsimo:

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    40A. H. M., del Gobernador General al Ministro de Ultramar, Manila 18 de diciembre de 1897, cifrado.

    41Ibdem.

    42La actuacin de Primo de Rivera, en lo referente al logro del acuerdo con los insurrectos en Biac-na-bato, resultsumamente polmica. Inicialmente fue considerada como un gran servicio prestado a la nacin -en palabras del propioFernando Primo de Rivera-, para ser tras los sucesos de 1898 muy criticada.

    43Las quejas de la opinin pblica se canalizaron desde el Gobierno contra Blanco y Primo de Rivera, con elpropsito de cargar exclusivamente sobre los militares todo el peso del Desastre.

    Me explico justa impaciencia del Gobierno en publicar la paz, pero noconoce la raza mestiza china en que domina la hipocresa y falsa y me espantala idea de que sabedores de la publicacin sean capaces de variar las bases

    pactadas con nuevas exigencias; no lo espero, pero temo hasta que no sea unhecho. Har por que aqu se ignore hasta el 25 que es el da de tenerlos en mi

    poder. Hoy hago salir a Paterno que nada sabe con primera letra a la orden del

    Banco Hong Kong de cuatrocientos mil pesos para que la ensee y haga verla formalidad del compromiso con la seguridad de que paga con su vida y

    bienes el no cumplir lo firmado como se lo he jurado. Le acompaa tenientecoronel Primo de Rivera. Que los siete das de angustia que me esperan hayanservido a la nacin, Reina y Gobierno. Gracias por sus cariosasfelicitaciones40.

    A las medidas de actuaciones combinadas de las tropas, gestiones polticas y uso de presiones detodo tipo achacaba Primo de Rivera el xito, aunque estaba seguro de haber terminado con la revueltapor la va militar, de llegarse a los acuerdos de Biac-na-bat:

    (...) me ha parecido ms poltico convertir la gloria que hubieran logrado losalzados si hubiesen muerto en campaa, en una deshonrosa venta, he ido al

    pacto para abreviar la insostenible situacin de Tesoro Pblico y para nodejar a la aventura de un xito militar la desaparicin de los cabecillas

    prestigiosos41.

    Sin Aguinaldo y los ms importantes jefes, Primo de Rivera pensaba que los inevitables restos dela revuelta se convertiran slo en partidas de bandidos que terminaran por extinguirse perseguidospor la guardia civil, como de hecho habra ocurrido de no haberse iniciado la guerra con EstadosUnidos en 1898. Aguinaldo y sus partidarios ms allegados partieron para Hong Kong, donde cobraran el 3 deenero de 1898, de manos del teniente coronel Miguel Primo de Rivera, la letra de 400.000 pesoscorrespondiente al primer plazo de lo pactado. Dinero a cambio del cual haban aceptado deponer lasarmas. El 6 de enero se rendan los jefes tagalos Paciano Rizal, Miguel Malvar y Mariano [30]Tinio,entregndose poco despus las partidas de Tras, Riego de Dios, Mogica, Malvar, Tinio yMakabulos... El 21 de enero Primo de Rivera informaba al gobierno que la paz era un hecho en elarchipilago42. Primo de Rivera logr la pacificacin de los jefes tagalos ms importantes, lo que no impidi quecontinuasen existiendo diversas partidas en el campo de escasa fuerza. Situacin con la que yacontaban los jefes militares espaoles. Se ha acusado al Gobierno y a Primo de Rivera de aceptar una paz vergonzosa en Filipinas43.Manuel Sastrn, el autor probablemente ms documentado, y con una visin ms global del problema

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    44Sastrn, M.: p. cit. p. 318.

    de todos los que escribieron en la poca, valoran en los siguientes trminos el grave error deBiac-na-Bat:

    El pacto fue una imposicin al general Primo de Rivera hecha por elGobierno de la Metrpoli (...). Cuando se esperaba al general Primo deRivera en el lugar sealado para dirigir personalmente la accin contraBiacnabat; cuando las fuerzas de la brigada Monet estaban ya todasaprestadas en sus posiciones para ejecutar lo que segn el bien meditado

    plan del Marqus de Estella les competa, el general Monet fue llamadopor el General en jefe con toda urgencia con el objeto de comunicarlenuevas importantsimas instrucciones: fueron stas totalmente opuestas ycontradictorias a las anteriores. El Marqus de Estella hizo saber alcomandante general del Norte y centro de Luzn, Sr. Monet, la resolucindel Gobierno de la Metrpoli de que a toda costa se hiciese la paz. (...) El general Primo de Rivera lleg al extremo de verter copiosascandentes lgrimas al transmitir al general Monet las nuevas rdenes queechaban por tierra...44.

    Como hemos visto, tanto el gobierno como el propio Primo de Rivera y la cpula militar y polticadel Filipinas, coincidan en la necesidad de llegar a los acuerdos de Biac-na-bat.

    La continuacin de las operaciones contra los campos atrincherados de Biac-na-Bat, aunque stashubiesen sido un xito rotundo, slo habran servido [31]para terminar con el contingente principalde miembros del Katipunan agrupados junto a Aguinaldo, pero en el resto de Luzn hubiesecontinuado la guerrilla, con los peligros ya sealados. El pago a los ms importantes lderes tagalos garantizaba la eliminacin de las partidas msimportantes, pero no de todas, logrndose un importante ahorro en dinero y sangre, de los que tannecesitados estaba Espaa. Esta decisin permita al Gobierno y al Ejrcito fijar toda su atencin enCuba y en la amenazante actitud de los Estados Unidos. Los brotes insurgentes continuaron en los meses siguientes, pero a pesar del carcter derrotista queintentaron darle los grupos peninsulares -tanto en Espaa como en las Filipinas- enemigos de lasolucin lograda, Biac-na-bat supuso un acierto. Los sucesos de Zambales, la conspiracin deManila, la insurreccin de Ilocos, los combates en los montes Mangatarem, los asesinatos de europeosen Pampanga y los sucesos de Ceb en las Visayas no eran ms que los lgicos coletazos de casi dosaos de guerra. Lgicos cuando casi nada ms firmarse los acuerdos de Biac-na-bat los EstadosUnidos comenzaron a maniobrar contra los intereses de Espaa en las Filipinas. Sin la intervencin de los Estados Unidos, -primero de carcter poltico y conspiratorio y luegomilitar-, Espaa habra logrado con toda seguridad la pacificacin de Filipinas. Hecho que no hubieseimpedido que ms tarde o ms temprano el independentismo y la guerra hubiese vuelto a asolar elarchipilago, pero varios aos ms tarde, segn la importancia y efectividad de las medidasadministrativas y militares que hubiesen adoptado Madrid y Manila. Filipinas an no se encontrabaen la situacin de Cuba, ni tena una posicin geogrfica tan peligrosa para los intereses de Espaa.

    La intervencin norteamericana precipit los acontecimientos, quitando a Espaa su ms importanteposesin en el Pacfico y retrasando en dcadas el nacimiento de una Repblica Filipinaverdaderamente independiente. [32][33]