Tonkonoff. Creencias, Deseos, Sociedades

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    Sociologa Molecular1

    Sergio Tonkonoff

    Quiero decir que si se sabe si un

    hombre es un decidido monista o un

    decidido pluralista, se sabe quiz mssobre el resto de sus opiniones que

    calificndolo con cualquier otro nombre

    que termine en ista. Creer en lo uno o en

    lo mltiple es la clasificacin con el

    mximo nmero de consecuencias.

    William James Pragmatismo

    Cmo leer a Tarde hoy y para qu: preguntas

    elementales ante el retorno de este pensador por tanto

    tiempo ausente.

    Habr que darle la razn a sus adversarios y ver en

    l un especulador imaginativo y acientfico (Durkheim)

    convencido de que el individuo es la primera y ltima piedra

    del edificio social (Bougl)? Ser cuestin de seguir, en

    cambio, quienes lo reivindicaron como un psiclogo social

    que slo conoca conciencias individuales (Bondel) o como un

    precursor del individualismo metodolgico (Boudon)? Muchas

    veces se encontrarn en Tarde frases que podran volver

    1 Prlogo del Libro Creencias, Deseos, Sociedades de Gabriel Tarde, Editorial

    Cactus, Buenos Aires, en prensa

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    solventes estas interpretaciones. Afirmaciones como

    descartando lo individual, lo social no es nada. Si a ello se

    suma la preocupacin por la singularidad de este magistrado

    de provincia, creador excntrico de una filosofa y una

    sociologa pluralistas, outsider del sistema universitario

    devenido profesor del Collge de France y luego olvidado por

    la posteridad francesa, tal vez entonces se terminen

    aceptando las lecturas apresuradas, agonsticas o

    malintencionadas que han promovido ese olvido. Pero

    hacindolo se habr perdido lo esencial: para Tarde todo,

    incluyendo al individuo, es una sociedad.

    Su obra renace bajo otra mirada, hacia 1968, con la

    crtica al estructuralismo y la publicacin de Diferencia y

    Repeticin, ttulo que le insina un homenaje. All Deleuze lo

    presenta como el filsofo de la diferencia emancipada de lo

    negativo, como quien ha ido ms lejos en el tratamiento y

    clasificacin de la categora oposicin, y como el creador de

    una microsociologa que rechaza el recurso explicativo a

    factores impersonales o a las ideas de los grandes hombres,

    reemplazndolos por las pequeas ideas de los pequeos

    hombres, las pequeas invenciones y las interferencias entre

    corrientes imitativas. Luego, en Mil Mesetas (1980), el

    homenaje deleuziano se explcita, y esa microsociologa

    surge en acto como un potente motor del esquizo-anlisispoltico y social (por eso resulta de la mayor utilidad abordar

    la lectura de, por ejemplo, la meseta Micropoltica y

    Segmentariedad en paralelo con el ensayo La Opinin y la

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    Multitud de Tarde). Una tercera referencia importante se

    encuentra en el libro de Deleuze sobre Foucault, publicado en

    1986. En esta obra se seala una tarea todava pendiente:

    confrontar la microfsica del poder con la microsociologa de

    Tarde. Es que esta ltima tena por objeto la propagacin de

    las pequeas ideas de los pequeos hombres, una rbrica

    de funcionario, una nueva costumbre local, una desviacin

    lingstica, una torsin visual, tanto como aquella otorgaba

    un rol fundamental a las minsculas invenciones ligadas a

    la produccin de un poder que no pasa por formas sino por

    puntos singulares.

    Esta recuperacin deleuziana ha sido el comienzo y la

    orientacin de una serie de desarrollos en los cuales las

    micro-sociolgicas de Tarde aparecen como claves centrales

    de un modo de comprensin de lo social que se anuncia

    como un paradigma todava en formacin. La primera gran

    puesta en obra de este nuevo paradigma fue, ahora podemos

    verlo, Vigilar y Castigar (1975) an cuando el nombre de

    Tarde no sea mencionado all ni una sola vez. Foucault

    caracteriza al modo disciplinario de ejercicio del poder como

    una especie de huevo de Coln en el orden de la poltica.

    Una invencin que no debe entenderse como una nica

    emergencia producida sbitamente y ex nihilo, sino como

    una multiplicidad de procesos, con frecuencia menores,de origen diferente, de localizacin diseminada, que

    coinciden, se repiten o se imitan, se

    apoyan unos sobre otros, se distinguen segn su dominio de

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    aplicacin, entran en convergencia y dibujan poco a poco

    el diseo de un mtodo general. Las disciplinas seran una

    anatoma poltica del detalle, hallazgos tecnolgicos diversos

    que, combinndose, entramndose en redes flexibles,

    difundindose a lo largo de la multiplicidad del cuerpo social,

    llegan a formar una sociedad disciplinaria. Enseguida se ver

    cun estrictamente tardeana es esta conceptualizacin de la

    lgica social del poder.

    Ms recientemente, tambin Bruno Latour y Maurizio

    Lazzaratto han encontrado en Tarde el punto de partida de

    nuevas formulaciones acerca de la realidad social y los

    modos de conocerla.

    Latour lo considera un precursor de la teora de la

    accin-red desarrollada en su libro Reassembling the Social

    (2005). Uno de los objetivos de esta teora es cuestionar queexista un fenmeno especfico llamado sociedad. Cuestiona,

    adems, que lo social pueda ser tenido por una variable

    explicativa o un factor independiente. Siguiendo la gua de

    Tarde (y de Deleuze) propone una sociologa que reemplace

    la nocin de sociedad por la de asociacin o ensamblaje, y

    que haga derivar sus explicaciones del rastreo de enlaces

    entre elementos heterogneos convirtindose entonces en

    una asociologa. Tarde es para Latour un terico de lasredes avant la lettre, esto es, antes de la mundializacin

    tecnolgica y el estallido de la bomba informtica. Es

    tambin alguien que crey irrelevante la divisin naturaleza-

    cultura para la comprensin de la interaccin humana y

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    estim inconveniente la distincin micro-macro para

    responder a la pregunta de cmo la sociedad es generada.

    Latour entiende que otro, ms venturoso, hubiera sido el

    destino de las ciencias sociales si los dos volmenes de la

    Psicologa Econmica de Tarde hubieran recibido ms

    atencin que El Capital, o si sus Leyes Sociales hubieran

    ocupado el lugar de Las Reglas del Mtodo Sociolgico de

    Durkheim.

    Lazaratto, por su parte, encuentra en l al creador de

    una ontologa del acontecimiento y la multiplicidad,

    imprescindible para la produccin de nuevas formas de

    pensamiento sobre la sociedad y la poltica. Tarde participa

    aqu de la familia antihegeliana que de Nietzsche a Deleuze

    pasando por W. James y Bergson perfilan una va de salida

    a las filosofas del sujeto y a las teoras sociales que sellaron

    la modernidad. Es presentado en Puissances de linvention

    (2002) como una alternativa a la oposicin entre

    individualismo y holismo de las sociologas clsicas por

    cuanto concibe la produccin y composicin del mundo social

    sobre la base del doble mecanismo de la repeticin y la

    diferencia. Es visto adems como una opcin frente al

    marxismo y la economa poltica por cuanto quiere explicar la

    formacin del valor, no en relacin a la produccin

    econmica y la acumulacin del capital, sino a la dinmica

    del acontecimiento o la invencin.

    Todo esto para decir que tal vez estemos asistiendo a

    la configuracin de un nuevo paradigma nuevos conceptos y

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    nuevas conexiones que asume a Tarde como un fundador y

    como un contemporneo. Y que muy probablemente todo lo

    nuevo que hay en este pensador de fines del siglo XIX

    dependa de este tipo de lecturas. Sea como fuere, tal es el

    marco especfico a travs del cual Tarde llega hasta nosotros.

    Desde su muerte en 1904, su influencia, que supo ser

    mundial (de Jos Ingenieros a la primera Escuela de

    Chicago), haba ido mermando hasta casi desaparecer. No

    fue sino hasta fines de la dcada de 1980 que comenzaron a

    reeditarse en Francia algunos de sus trabajos ms

    importantes, y slo en 1999 se emprende la publicacin de

    sus obras completas bajo la direccin de ric Alliez, discpulo

    de Deleuze y uno de los fundadores de la revista Multitudes.

    En el 2001, esta revista dedica un nmero monogrfico a al

    renacimiento en cuestin titulndolo Tarde intempestivo

    alusin nietzscheana que tal vez hable menos del autor

    recuperado que del contexto en el que se produce su

    recuperacin.

    ste es uno de los motivos por los cuales algunos

    historiadores de las ciencias sociales han llegado a afirmar

    que estaramos padeciendo una epidemia de tardomana, y

    a considerarla injustificada. Rechazan el carcter de este

    redescubrimiento adjetivndolo como filosficamente

    sesgado, agiolgicamente motivado e histricamente

    anacrnico. Y de Tarde execran sobre todo su ausencia de

    racionalidad cientfica, calificando su mtodo de pensamiento

    como metafsico, literario y hasta periodstico, e impugnando

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    la escasa o nula disposicin a la validacin emprica de las

    hiptesis que profiere. Es claro que esta crtica sigue una

    tradicin: la que encuentra en l un referente negativo,

    portador sugerente, perspicaz y hasta simptico, de aquello

    que hay que evitar si se quiere hacer una ciencia de lo social.

    Tal tradicin merece el nombre de durkheimniana.

    II

    El proyecto de Durkheim se bas en el intento de

    fundar la sociologa como la ciencia positiva de los hechos

    sociales. Para ello busc, en primer lugar, delimitar un plano

    de consistencia especfico de lo social separndolo del plano

    individual afirmando que uno y otro pertenecen a distintos

    niveles de realidad. Es decir, procur dar a la sociedad una

    entidad ontolgica y analticamente irreductible, tratndola

    como un sistema de representaciones colectivas que poda y

    deba describirse y explicarse excluyendo toda referencia a la

    psicologa. Esto lo llev a postular a la sociedad como un

    dominio sui generis, una (supra)individualidad con vida

    propia, marcada por su ndole exterior y coercitiva respecto

    de los individuos que, sin embargo, son su condicin

    necesaria. Es que, en opinin de Durkheim, slo en tantototalidad lo social se da a la investigacin sociolgica,

    abstraccin hecha de sus manifestaciones individuales.

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    Tarde, en cambio, aunque estaba interesado en

    producir un discurso cientfico con el nombre de sociologa,

    no parta de lo social como un dominio preexistente y

    separado de los elementos que lo componen. Aceptando la

    mxima aristotlica segn la cual no hay ciencia de lo

    particular, intent, tambin l, fundar su autonoma relativa.

    Pero en lugar de comenzar separndola de la psicologa

    procur hacerlo distinguiendo tres modalidades de accin

    inter-psicolgica o inter-mental: la imitacin, la invencin y

    la oposicin.

    Llam imitacin a la interaccin a distancia en la que

    alguien propone y alguien acepta o, tambin, en la que uno

    manda y otro obedece. Relacin asimtrica, contingente y

    reversible, que puede o no re-producirse cada vez, tanto

    como cada vez invertirse (y entonces quien era modelo

    pasar a ser copia). Operacin, consciente o inconsciente,

    capaz de multiplicarse sin limitaciones internas

    homogenizando el espacio social en el que se despliega, o

    ms bien, produciendo un tipo particular de espacio: el de las

    similitudes y la reproduccin social. De manera que el lazo

    social se producira de la siguiente forma: un modo de hacer,

    sentir o pensar surge en un individuo y se transmite a otro

    que lo repetir sirvindole de ejemplo a un tercero, que ser

    copiado a su vez. Esto es lo que Tarde denomina rayo, flujo ocorriente imitativa: el modo especfico por medio del cual lo

    diferente se vuelve semejante, y el primer paso para la

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    conformacin de identidades y conjuntos all donde haba una

    dispersin de elementos heterogneos.

    No habra inconveniente en llamar atomista a esta

    perspectiva siempre que, sabiendo a la materia social

    enteramente divisible en molculas y tomos, se admita que

    tambin estos ltimos pueden descomponerse. En breve:

    aqu los individuos no son elementos irreductibles y

    compactos. Se trata, ms bien, de mnadas abiertas, hechas

    casi por completo de creencias y deseos. Tales son las

    partculas, sub-atmicas si se quiere, que conforman el

    mundo interno de las personas. Pero adems, y aqu est la

    clave, ellas mismas conforman el contenido de la vida social.

    Esta vida no es ms que el fluir, confluir y diferir de las

    corrientes inter-mentales de conviccin y pasin que tanto

    componen como descomponen a la sociedad y a sus sujetos.

    De manera que un individuo es, antes que nada, una zona de

    pasaje y sedimentacin de los flujos que en l (o ella) se

    reproducen. Es en la interaccin social, a travs de la

    imitacin de otros y de s mismo, que va teniendo lugar una

    unidad psquica de coherencia y determinacin relativas all

    donde haba (y donde persiste) una mnada biolgica, fsica

    y metafsicamente excesiva y porosa. De manera que los

    individuos imitan pero lo importante es lo imitado.

    De dnde provienen entonces las creencias y losdeseos que se imitan? Cul es la gnesis de lo que se ofrece

    como modelo? La respuesta de Tarde a esta cuestin se

    concentra en el concepto de invencin. Toda invencin tiene

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    lugar en un individuo, pero aqu tampoco es ste la categora

    principal ni el elemento constituyente. Lo nuevo acontece en

    alguien que, sin embargo, no es exactamente su origen.

    Sucede (puede suceder) que ciertos flujos imitativos que

    atraviesan y constituyen a un sujeto se combinen en l o en

    ella de un modo imprevisto. Entonces una innovacin, simple

    o compleja, ilustre o desapercibida, tendr lugar. El

    innovador es el locus de una precipitacin inesperada que

    pone una nueva diferencia en el mundo. Si es imitada, la

    invencin ser propiamente social. Se convertir en un foco

    cuyos rayos modificarn la disposicin del espacio en el que

    se propagan y, si tienen suerte, originarn espacios

    nuevos.

    Pero no todo acontecimiento se despliega

    socialmente, no toda invencin es efectivamente imitada. Y

    esto entre otras cosas porque, en cada tiempo y lugar, hay

    mltiples invenciones que compiten entre s y con otras

    anteriores a ellas que se reproducen ahora como tradiciones.

    Cada invencin encuentra a su paso acontecimientos y flujos

    ejemplares que pueden tanto complementarla como

    neutralizarla. Esa neutralizacin, que para Tarde slo puede

    ser provisoria, es el ncleo de los fenmenos de oposicin

    fenmenos que tambin forman parte de la vida social como

    l la entiende.Las polmicas del tipo que fueran y las guerras son

    formas masivas de oposicin; la vacilacin de un individuo

    slo es su forma infinitesimal. Los conflictos sociales suceden

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    cuando dos corrientes de fe o deseo actuadas por individuos

    convencidos y apasionados se enfrentan entre s. Pero dado

    que la indecisin respecto de adoptar o rechazar una nueva

    palabra, vestido, oficio, profesin o partido remite a vectores

    imitativos que proviniendo del exterior se interceptan y

    contraran en una sola mente, tambin la duda en un sujeto

    es un fenmeno netamente social.

    No ha de pensarse sin embargo, nos advierte Tarde,

    que las oposiciones ocurren cuando se enfrentan dos flujos

    radicalmente diferentes entre s. Las diferencias radicales no

    pueden enfrentarse. La oposicin es, antes bien, un tipo de

    repeticin especial: la de dos cosas semejantes, dispuestas

    a destruirse entre s en virtud de su misma semejanza. Los

    trminos opuestos son fuerzas trabadas en relacin por

    concurrir sobre el mismo objeto: unas afirman y otras niegan

    el mismo credo, opinin, sentimiento o prctica. Tarde, como

    Simmel, vio claramente que el conflicto, lejos de constituir el

    paroxismo de la separacin entre individuos y grupos, suele

    ser un modo (muy intenso) de lazo social. Crea, adems,

    que las oposiciones, ms que constituir el motor del cambio

    socio-histrico, comportan cierto modo de equilibrio o

    detencin en sus devenires. Para l las verdaderas

    transformaciones en el proceso multicentrado de la

    comunicacin social no provienen de las luchas en cualquierade sus formas aun las ms violentas. La violencia es sobre

    todo el resultado de una exacerbacin de las contra-

    semejanzas, el efecto fsico de la agudizacin de un proceso

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    opositivo. Proceso que, pasado el umbral de funcionalidad

    favorable a la reproduccin del sistema oposicional, puede

    conducir a la destruccin de un estado de cosas, pero no a su

    transformacin.

    En Tarde slo las invenciones son capaces interrumpir

    el juego de las repeticiones y contra-repeticiones para dar

    lugar a lo nuevo. Y aun siendo de tal importancia, se trata de

    sucesos raros y difciles.

    III

    Puesto en estos trminos, el nivel propio de lo social

    es el de los flujos de creencias y deseos colectivos, las

    corrientes de fe y pasin que constituyen (y destituyen) a los

    individuos, los grupos y las instituciones. Por eso la

    sociologa debe ser, ante todo, una ciencia de las conexiones.

    Debe estudiar el fluir inter-individual, por contacto o

    distancia, de afirmaciones y negaciones, atracciones y

    repulsiones, obediencias y resistencias que tejen la trama

    social. Debe hacer las veces de una cartografa de esos

    flujos. Un saber cuyo dominio esencial radica en todos los

    hechos de comunicacin entre espritus y todos sus efectos,

    y cuya tarea consiste en dar cuenta de la creacin,conservacin, distribucin y metamorfosis de los cauces de

    conviccin y voluntad que producen y son producidos por

    la accin inter-individual. De ah que sus primeros objetos de

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    estudio no hayan sido las grandes representaciones, las

    clases sociales o los aparatos estatales, sino los procesos

    microscpicos de repeticin, contra-semejanza y

    diferenciacin producidos en las multitudes, los pequeos

    grupos, la opinin pblica, la conversacin, el rumor y los

    intercambios econmicos. Y de ah que no tolere bien

    abstracciones tales como la sociedad (o, incluso, el

    individuo), ni pueda pensar en trminos de estructuras y

    factores los procesos de transformacin social pero tampoco

    los estados de equilibrio.

    De manera que aqu el primer paso para abordar el

    estudio de un fenmeno social, sea ste generalizado o

    restringido, estable o crtico, consiste en encontrar un inicio.

    Una invencin que, en tanto co-adapta algunos de sus

    vectores, siempre depende del campo social en el que se

    efecta, pero al que tambin desborda mediante esa

    conjuncin indita que ser un (nuevo) comienzo. Aqu todas

    las cosas sociales empiezan y terminan en la comunicacin

    entre individuos, y una comunicacin tal posee siempre un

    punto de irradiacin singular. Aun cuando un modo de

    accin, pensamiento o valoracin pueda institucionalizarse o

    colectivizarse de forma que parezca impersonal, hay en sus

    comienzos y en sus sucesivas transformaciones, un

    individuo, o ms bien un tipo particular de individuacin.Tarde quiere que descompongamos las nociones reificantes

    de nuestro vocabulario habitual ciencia, moral, derecho,

    economa, nacin, etc. haciendo las historias de los

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    procesos especficos de emergencia y diseminacin que esas

    nociones slo captan en su resultado. Estos trminos

    abstractos no dejan ver lo que en realidad ha sucedido.

    Tienden a ocultar los acontecimientos, las propagaciones y

    las oposiciones luego de las cuales un ejemplo se vuelve

    annimo, repitindose como si no tuviera origen, o como si

    ste fuese indefinido. Esto quiere decir que debemos

    entender al Individuo y a la sociedad, tambin a los

    subsistemas intermedios y a los agregados internacionales,

    como aquello que hay que explicar y no como lo que se debe

    suponer. Para dar cuenta de cualquier objeto social es

    preciso reconstruir las historias que convergen en l

    otorgndole la fisonoma con la que se nos ofrece. Esta es la

    historia de las creaciones singulares que lo produjeron, el

    radio de propagacin que alcanzaron, las resistencias que

    hallaron en su camino, los conflictos que provocaron, las

    verdades que desplazaron, las composiciones que

    entramaron, el nuevo mundo (grande o pequeo) que fueron

    capaces de engendrar, y que ahora aparece ante nosotros

    como una materia compacta y naturalizada, verdadera.

    Tarde nos propone entonces una sociologa microfsica cuyo

    mtodo sea el de la heterognesis o el de lo que Foucault

    llam, siguindolo de cerca en este punto, la genealoga2.

    2 Es notable que cada vez que se hable de la nocin de genealoga en

    Foucault slo se haga referencia a su filiacin nietzscheana. Para ello el texto

    testigo es, claro est, su ensayo de 1971, Nietzsche, la genealoga, la

    historia, aparecido en un volumen colectivo como homenaje a Jean

    Hyppolite. Sin embargo, si se tiene en cuenta que en Vigilar y Castigar,

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    El mtodo de la heterognesis nos deja ver que todo

    lo que aparece a la distancia como un continuo hecho de una

    sola pieza, resulta ser una multiplicidad. Y nos permite

    preguntarnos cmo llegan estas multiplicidades a

    conformarse como unidades ms o menos duraderas que, en

    cierto nivel y desde cierto punto de vista, son sistemas de

    estructuras y funciones? Y qu clase de sistemas son stos?

    La respuesta de Tarde es que toda unidad social debe

    entenderse como un compuesto, una configuracin o

    ensamblaje de afluencias antes dispersas, que crece o

    decrece segn nuevas corrientes confluyan en l y segn los

    cauces que lo conformaron aumenten o disminuyan su

    quantum. La forma, estabilidad y duracin de un conjunto

    remite entonces a la interaccin asociativa de corrientes

    imitativas que co-adaptndose adquieren cierto tipo de

    estructuracin y funcionamiento relativamente coordinado.

    Estas co-adaptaciones son tanto lgicas como teleolgicas:

    sistematizan creencias y fines, convicciones y deseos.

    Para caracterizar un ensamblaje cualquiera, hay que

    identificar cul ha sido, en su caso, el modo especfico en que

    se han articulado o dispuesto los elementos que lo

    componen. Se debe medir tambin la coherencia de dicha

    disposicin, as como los grados de cohesin que ligan a las

    Foucault declara explcitamente su intencin de realizar una genealoga del

    alma moderna, basta con remitirse al desarrollo de ese libro para ver que la

    operacin genealgica se realiza all, ante todo, a partir de la magistral

    utilizacin de la serie tardeana bsica multiplicidad-invencin-difusin.

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    distintas partes entre s. Asimismo, debe mapearse su

    morfologa interna, los modos de circulacin de sus flujos,

    sus grados de intensidad (alzas y bajas), el carcter

    atractivo o repulsivo de sus cargas, tanto como las entradas

    y salidas (regulares e irregulares) que informan su economa

    y sus relaciones con otros conjuntos. Ello habr de hacerse

    cada vez, para cada conjunto, en cada tiempo y lugar.

    Con todo, esta tendencia empirista y nominalista en

    Tarde no le impide sealar una serie de rasgos comunes a

    todos los modos de composicin social. En primer lugar, se

    trata siempre de ensamblajes de relaciones inmanentes. Es

    decir, de lazos que no remiten a ninguna esencia, sustancia o

    estructura exterior que les otorgue un fundamento o un

    sentido situado ms all de su propia disposicin. Relaciones

    que (segundo rasgo) poseen un carcter contingente tanto

    en lo que respecta a su emergencia como a su duracin. Lo

    que equivale a decir que se producen cada vez, y cada vez

    pueden dejar de producirse: contingentes no slo en el

    momento de su surgimiento sino incluso cuando ya se ha

    instaurado el circuito de su re-produccin. Ello es as sobre

    todo porque (tercera caracterstica) en ningn caso la

    estructuracin generada de esta manera totaliza a sus

    elementos. Aqu el todo siempre es menor a la suma de sus

    partes. Y ello porque cada una establece un vnculofragmentario con las otras para formar el conjunto al que

    siempre excede. Por otro lado, cada parte puede participar

    de distintos agrupamientos a la vez, tanto como huir de

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    todos ellos. No hay en este mundo relaciones exhaustivas y

    excluyentes. Sucede que cada elemento es en s mismo un

    conjunto desbordado por conexiones y fugas que no entran

    en composicin en el nivel de su unidad. Afirmar que un

    sistema no totaliza a sus componentes, significa que cada

    uno de ellos tiene actividad propia y que acta (cuando lo

    hace) como asociacin en distintos agrupamientos a los que

    pertenece segn distintas modalidades y en grados diversos,

    pudiendo, adems, modificar alguna de sus relaciones sin

    cambiarlas todas. Finalmente, un conjunto semejante no slo

    no consigue totalizar a sus componentes sino que tampoco l

    mismo podr ser cabalmente completo y absolutamente

    coherente. Ser un sistema, pero nunca podr clausurar su

    sentido ni detener sus derrames, y estar siempre sujeto a

    constantes variaciones en la intensidad de sus flujos, as

    como en los grados de conexin y coordinacin de sus

    partes.

    Todo esto implica que sociedad e individuo pueden

    seguir siendo nociones legtimas del discurso sociolgico

    siempre que se los conciba como conjuntos abiertos de

    relaciones inmanentes, contingentes y parciales de creencias

    y deseos en continuo devenir. Y siempre que se entienda su

    constitucin como un acontecimiento en s mismo. En uno

    como en otro, algunas de las mltiples corrientes queconforman la trama polimorfa de la vida social han llegado, a

    travs de co-adaptaciones precisas, a formar sistemas de

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    juicios (una lgica) y sistemas de fines (una teleologa), sin

    dejar por ello de diferir e interferirse en otros aspectos.

    De modo que todo individuo es un intervalo entre dos

    dispersiones, y su unidad relativa, nunca totalizada, tambin

    ella es un producto de la asociacin de elementos que lo

    exceden. Constituye un conjunto que tiende a la coherencia y

    la completitud sin conseguirlas jams, un punto de

    estructuracin, inestable y provisorio, de las corrientes

    pasionales y creyentes que conforman la vida social en su

    exuberancia y diversidad.

    En cuanto a las morales, las religiones y las

    ideologas as como los Estados y las organizaciones

    econmicas ms que estructuras externas a los elementos

    que constreiran desde afuera, son, ante todo, formas de

    hacer, sentir y pensar, inter o trans-individuales. Visto en

    detalle aquello que llamamos institucin tiene la forma de

    una red ligada a otras redes. Su conformacin no depende de

    entidades o procesos que, desde un exterior infraestructural

    o trascendente, determinaran su forma y permitiran su

    estabilidad. En Tarde, lo hemos visto, el origen de las

    regularidades macroscpicas (econmicas, culturales,

    polticas) debe buscarse en la repeticin multiplicada de

    cierto tipo de actividad. Repeticin que implica, ella misma,

    variaciones infinitesimales.Los estados estables de la materia social se deben a

    un gran nmero de actividades elementales simultneas.

    Pero esa estabilidad se encuentra constantemente trabajada

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    por incontables y pequeas variaciones, aun en el nivel de la

    repeticin elemental que la produce. Es que aquello que

    entra en composicin y se re-produce de un individuo a otro

    o ms bien, de una porcin de un individuo a una porcin

    de otro sufre, por lo mismo, modificaciones que trabajan

    inevitablemente en favor del desequilibrio y la

    transformacin del sistema que conforman. Tmese cualquier

    regularidad estadstica, poniendo la atencin no en su media

    sino en su coeficiente de variacin, y se sabr que no hay

    conjunto, por ms estable que parezca, que no est sujeto a

    cada momento a las mutaciones ms diversas. Mutaciones

    infinitesimales que incluso mantenindose en su ritmo ms

    lento resultan capaces, pasado cierto umbral, de modificar

    por s solas las caractersticas globales del conjunto.

    Siguiendo este camino puede pensarse en una red de

    redes, y otorgarle el nombre de sociedad a esa composicin

    de nivel superior. Pero no se obtendr de esto la imagen de

    un cuerpo lleno, cabalmente organizado y funcional: un

    organismo. Tampoco se encontrar un edificio de dos pisos

    atravesado por una contradiccin que determina todas sus

    instancias. Lo que surgir en cambio es una inmensa y tupida

    trama de relaciones marcada en infinidad de puntos por

    disyunciones que la bifurcan y oposiciones que la

    interrumpen. Red que, adems, coexiste con un nmerotodava mayor de relaciones (sociales) a las que no incluye.

    El punto de vista microscpico permite saber que, conforme

    se pasa de un nivel de composicin a otro superior en

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    generalidad, se va de lo ms complejo a lo ms simple y

    estereotipado. Por eso las sociedades presentan un tipo de

    organizacin ms sencillo que el de sus componentes (redes

    de un nivel de generalidad inferior). Para resumir esta tesis

    Tarde seala, con su elocuencia caracterstica, que un

    hormiguero es incomparablemente menos complicado que

    una hormiga.

    He all la particularidad de esta sociologa molecular:

    tomar como punto de partida la inmensa diversidad y

    complejidad de lo ms pequeo que es tambin lo ms

    indeterminado; saber que lo heterclito y lo heterrquico son

    el principio y el final de lo social estructurado; y entender

    que lo macro es siempre ms esquemtico y ms

    estandarizado que lo micro. En suma, es propio de esta

    sociologa mostrar en que la sociedad no comprende la

    totalidad de lo social.

    Si agregado significa adaptado, y diversos agregados

    pueden co-adaptarse, entonces una sociedad es una co-

    adaptacin de nivel superior de sistemas a los que articula

    parcialmente. Lo cual supone, a su vez, que al interior y al

    lado de la figura agujereada que dibuja su permetro,

    necesariamente impreciso y discontinuo, pueden existir a)

    otros sistemas no adaptados (diferentes), b) sistemas que se

    le oponen parcial o masivamente, as como c) un centellearde diferencias no compuestas ni opuestas a nada. Puesto en

    otros trminos, todo campo social organizado esta surcado y

    excedido por novedades y tradiciones, formas de subjetividad

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    y de des-subjetivacin, fenmenos de banda, pblico y

    multitud, que son criminales, inmorales o antiestticos por

    contradecir la ortodoxia que necesariamente sanciona esta

    red de redes. Pero que tambin pueden constituirse como

    pequeos mundos paralelos al orden vigente, evasivas que

    difieren en mayor o menor grado de aquello que busca

    determinarlas.

    IV

    Se ve cmo, sobre el fin del siglo XIX, la polmica

    entre Tarde y Durkheim es decir, el enfrentamiento de

    posibilidades diversas para la naciente disciplina sociolgica

    encarnadas en dos individuos particularmente aptos

    constituy un conflicto cuya resolucin tendra consecuencias

    fundacionales para las ciencias sociales y su divisin del

    trabajo. La victoria institucional de Durkheim, y su posterior

    establecimiento oficial como padre fundador, delimit

    fuertemente el espacio de ese saber a travs de la exclusin

    de las posiciones tardeanas a las que excomulgaba como

    psicologistas. Result de all la norma de la separacin de la

    sociologa de la filosofa, la psicologa, la biologa y el arte; la

    exclusin de la pregunta por el individuo; y la fijacin de lasinstituciones como objetos de anlisis, sino exclusivos, al

    menos privilegiados. Desde entonces el mainstream de la

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    disciplina asumira una perspectiva del mundo social que

    seguramente puede llamarse macrofsica.

    Siguiendo esta perspectiva se encontraron

    importantes regularidades tras la aparente errancia y

    diversidad de los comportamientos individuales. Luego se

    formularon modelos y leyes para describir y explicar esas

    regularidades. Pero enseguida se sustancializaron las

    generalizaciones realizadas atribuyendo las repeticiones,

    uniformidades y estabilidades descubiertas a entidades

    globales que seran su causa (vg.: la conciencia colectiva o el

    sistema social). Se hipostasiaban de esta manera los

    productos de la vida social en distintos pares cuyos polos

    despus se iran a estudiar por separado: sociedad/individuo,

    representaciones sociales/representaciones individuales,

    Estado/sociedad civil, estructura/agencia. Por esa razn

    aquellos fenmenos sociales que no dependan de esas

    entidades totales tendieron a permanecer fuera, o en los

    mrgenes, del campo de visibilidad de las tradiciones tericas

    dominantes. Cuestiones como la imaginacin, los afectos y

    las pasiones colectivas, la lgica social de las masas y los

    pequeos grupos, junto con las formas de (des)subjetivacin

    que les corresponden, fueron consideradas manifestaciones

    secundarias o excepcionales, en el lmite para-sociales,

    cuando no patolgicas: residuos de la sociedad y de susciencias.

    De un tiempo a esta parte, la regla de separacin

    tajante entre saberes y el privilegio del objeto macrosocial

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    han dejado de ser obedecidos. La sociologa se vio, de buen

    grado o a su pesar, frente a la necesidad de encontrarse

    nuevamente con el resto de las ciencias sociales, tanto como

    de intensificar su dilogo con la filosofa y en menor medida

    con el arte inaugurando el espacio que hoy llamamos teora

    social. Las sociedades, por otra parte, van dejando de ser

    entendidas como totalidades. Esto vale al menos para

    quienes descubren que la sociedad (es decir, la totalizacin

    funcional, estructural o dialctica de las relaciones sociales)

    nunca ha existido. Al mismo tiempo, vuelven a ser centrales

    aquellos fenmenos tan invisibles para las grandes teoras

    sistmicas como marginales para las sociedades organizadas

    a las que respondan, en gran medida, esas teoras. Y ello

    porque el momento actual parece ser el de un tendencial

    despliegue de lgicas pos-societales: aquellas que ponen en

    cuestin la identidad de los conjuntos autoconcebidos como

    Estados-nacin, promoviendo la pluralizacin de los modos

    de sociabilidad y el re-encantamiento creciente del mundo.

    Lgicas sociales que empiezan a ser analizadas a partir de

    nociones como creencia, deseo, acontecimiento, mmesis,

    multitud, pblico, red y dispositivo. Nociones que, llegadas

    por la va del pensamiento posestructuralista, hoy forman

    parte del vocabulario usual de disciplinas que, por lo general,

    desconocen el vector tardeano de su filiacin.

    Este desconocimiento acrecienta un riesgo propio de

    los anlisis post-societalistas: el de caer en las aporas de

    la diseminacin (peligro inverso al fetichismo sustancialista

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    de la sociologa tradicional). Y ello porque la problematizacin

    de las dinmicas emergentes con un nfasis excesivo en la

    dispersin que se supone caracterstica de la tardo-

    modernidad, en sus fenmenos de redes, masas, bandas o

    tribus, puede perderse en el juego especular que describe.

    En otras palabras, corre el peligro de omitir, en el plano

    terico, la necesidad de dar cuenta de los modos especficos

    de agenciamiento o disposicin de esas dinmicas; de no

    reparar en la existencia de articulaciones y sistematizaciones

    relativas sin las cuales ninguna identidad y ningn sentido,

    por lbiles que fueran, seran posibles. El riesgo correlativo

    en el plano poltico radica en ignorar las constantes

    recuperaciones por parte del capitalismo semitico de la

    diversidad liberada con la crisis de la modernidad, y su re-

    codificacin en trminos de lo que Scott Lash llam

    reestabilizacin posmodernista.

    Lo notable en Tarde es que puede servirnos de

    prevencin frente a las hipstasis societalistas (modernas)

    tanto como ante las aporas de la diseminacin

    (posmodernas). Ello es as porque su perspectiva rechaza la

    posibilidad de conjuntos o identidades clausuradas al tiempo

    que consigue evitar la absolutizacin de su opuesto polar e

    imaginario (la dispersin no estructurada). Y porque teniendo

    a la pluralidad del mundo como principio y como fin no

    renuncia a preguntarse por los modos de composicin de las

    unidades y los sistemas a los que atribuye un nivel de

    realidad no menor en ese mundo.

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    La actual celebracin del reencuentro de la filosofa y

    las ciencias sociales con Tarde en tanto pensador de la

    multiplicidad, no debe hacernos perder de vista algo

    fundamental: hay conjuntos sociales, y pueden ser objetos

    genuinos de una teora social fincada en una ontologa y una

    poltica de la diferencia, a condicin de ser des-

    sustancializados y des-totalizados. Tarde as lo hace. La

    asombrosa novedad que todava comporta su sociologa

    radica en su capacidad para pensar la sociedad conservando

    el punto de partida que conquist con la elaboracin una

    ontologa de la diferencia una neo-monadologa. Aquella

    que se resume afirmando que los verdaderos agentes y las

    verdaderas acciones son infinitamente variados e

    infinitamente pequeos; o postulando lo heterogneo, en

    lugar de lo homogneo, en el corazn de las cosas. Punto de

    partida que permite una comprensin de lo social apoyada en

    modelos hidrulicos, ondulatorios y de clculo infinitesimal,

    all donde paradigmas todava vigentes trabajan con modelos

    orgnicos, mecnicos o dialcticos.

    Donde otros ven a la sociedad como un todo orgnico

    cimentado en grandes divisiones funcionales, o como un

    conjunto de base y superestructuras atravesado por un

    conflicto fundamental, Tarde nos invita a encontrar redes de

    comunicacin que, inductivamente, van produciendo unefecto de conjunto plagado de oposiciones conflictivas y de

    fugas. Invitacin a ir de un tratamiento panormico o en

    bloques a la exploracin en detalle de los modos elementales

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    de produccin, reproduccin y metamorfosis de los conjuntos

    y las unidades sociales; a no dirigir la primera mirada a las

    estructuras globales sino a los flujos sub-representacionales

    y las repeticiones variadas, las conexiones y disyunciones

    moleculares en las que aqullas se originan y se diluyen.

    Desplazamiento de la macro a la microsociologa, sin dudas,

    pero donde sta ltima no remite slo una escala de

    descripcin y anlisis (la interaccin cara a cara) sino

    tambin, y sobre todo, a un punto de vista para la

    comprensin general de una poca: la clave de bveda de los

    vnculos interpersonales en sus pormenores locales tanto

    como de los grandes sistemas sociales en su devenir y

    transformacin.