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Trabajo de fotografía
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Saber para servir
UNIVERSIDAD DE LA SALLE.
CURSO:
INFORMATICA APLICADA A LOS NEGOCIOS 2
PROFESOR:
JOSE ANTONIO CAMACHO TROYO
TAREA 2
TECNICAS FOTOGRAFICAS
NOMBRE:
FABIAN MONGE
FECHA:
28-11-2014
TERCER CUATRIMESTRE 2014
Historia de la fotografía digital
La fotografía digital consiste en la obtención de imágenes mediante una cámara oscura, de forma similar a la fotografía química. Sin embargo, así como en esta última, las imágenes quedan grabadas sobre la película fotosensible y se revelan posteriormente mediante un proceso químico. En la fotografía digital las imágenes son capturadas por un sensor electrónico que dispone de múltiples unidades fotosensibles, las cuales aprovechan el efecto fotoeléctrico para convertir la luz en una señal eléctrica, la cual es digitalizada y almacenada en una memoria.
En 1969, los laboratorios Bell (AT&T) crean el chip sensible a la luz, esto será el principio de la fotografía digital. Willard Boyle y George Smith diseñan la estructura básica del primer CCD (Charged Couple Device), aunque en principio se plantea como un sistema para el almacenamiento de información, este principio del CCD dió paso al vídeo y fotografía digital.
Al disparar la cámara, la luz llega a un sensor CCD, que contiene en su interior millones de
cuadraditos llamados pixeles, que son los que forman una imagen cuando reciben luz. Cuando un CCD tiene un millón de cuadraditos, se dice que tiene un MP (megapixel) de resolución.
En diciembre de 1975, Kodak y Steve Sasson desarrollaron la primera cámara digital de la historia, este diseño tenía el tamaño de una tostadora. Con una calidad equivalente a 0,01 megapixel, además, necesitaba 23 segundo para guardar una fotografía en blanco y negro en una cinta de casette y otros 23 segundo en recuperarla.
En 1986, Kodak inventó el primer sensor de megapíxeles del mundo, tenía una capacidad de grabar 1,4 millones de píxeles que podían producir una impresión de calidad fotográfica de 5x7 pulgadas. El primer prototipo de una cámara digital comercial fue la Mavica (Magnetic Video Camera), realizada por Sony Corporation a principios de los años 80, era una cámara electrónica de video que producía imágenes fijas que eran grabadas en discos flexibles de 3.5 pulgadas.
La primera cámara fotográfica digital disponible en el mercado fue la Dycam Model 1, en 1991, que también fue vendida con el nombre de Logitech Fotoman. Usaban un sensor de CCD, grababa digitalmente las imágenes, y disponía de un cable de conexión para la descarga directa en el ordenador.
Fue en 1994, cuando Apple introdujo la primera cámara digital para usuarios de ordenadores, la QuickTake 100 (co desarrollada con Kodak) trabajaba con un ordenador personal mediante el cable serial y tenía un sensor CCD de 640x480 pixeles. Podía producir ocho imágenes almacenadas en su memoria interna, y también contaba con flash integrado.
Se comercializó durante tres años antes de dejarse de comercializar en 1997. Fueron construidos tres modelos del producto, incluyendo el 100 y 150, ambos construidos por Kodak, y el 200 construido por Fujifilm. Los modelos 100 y 200 solo son oficialmente compatibles con Apple Macintosh, mientras que el modelo 150 es Compatible con Apple Macintosh y Microsoft Windows.
Partes de una cámara fotográfica digital
Externamente una cámara fotográfica digital compacta guarda mucha similitud con las anteriores cámaras analógicas también compactas, que empleaban carretes de película de 35 mm, haciendo la salvedad que las analógicas no poseían pantalla LCD (Liquid Crystal Display – Pantalla de cristal líquido) para encuadrar, enfocar y visualizar las imágenes. Sin embargo, donde no se parecen en nada es en su interior, pues las cámaras digitales, como ya se explicó anteriormente, utilizan un sensor fotográfico electrónico para capturar las imágenes, un convertidor analógico-digital, un procesador de la señal o información digital y una tarjeta de memoria flash para almacenar las fotos en sustitución de los anteriores carretes de película fotográfica.
Ilustración simplificada del interior de una cámara fotográfica digital compacta.
En la ilustración más arriba se pueden observar, de forma simplificada, las partes que integran una cámara digital compacta, tal como se explican a continuación: 1.- Objetivo fotográfico formado por una combinación de lentes convergentes y divergentes, recubiertos con una capa antirreflejos azulada. El objetivo puede ser del tipo de distancia focal fija o incorporar un mecanismo zoom óptico de distancia focal variable, para acercar objetos, paisajes o personas que deseamos fotografiar. Las lentes que integran el objetivo fotográfico pueden ser de plástico (con baja calidad visual), o de cristal (con mayor calidad visual). 2.- Sensor fotográfico CCD (Charge Coupled Device – Dispositivo de carga acoplada), integrado en prácticamente todas las cámaras digitales compactas y en algunas digitales reflex. Algunas marcas de cámaras digitales reflex emplean también en algunos de sus modelos semiprofesionales y profesionales sensores del tipo CMOS (Complementary Metal Oxide Semiconductor – Semiconductor de Óxido Metálico Complementario), con una superficie mucho mayor que las de un CCD. La función del sensor consiste en capturar los fotones de las imágenes que recibe a través del objetivo de la cámara convirtiéndolos en impulsos eléctricos de corriente alterna (analógicos) en el caso de los CCD o digitalizarlos directamente en el caso del sensor CMOS. 3.- Dispositivo ADC (Analog-to-Digital Converter – Convertidor Analógico-Digital). Convierte en código numérico binario (o digitaliza) los impulsos o variaciones eléctricas analógicas correspondientes a los fotones de las imágenes que captan los sensores CCD.
4.- Dispositivo DSP (Digital Signal Processor – Procesador de Señal Digital). Es el encargado de regular y controlar todo el sistema electrónico de la cámara, así como procesar las imágenes para enviarlas al medio de almacenamiento masivo (la tarjeta de memoria), una vez digitalizadas. 5.- Circuitos electrónicos asociados al funcionamiento de la cámara 6.- Tarjeta de memoria o de medio de almacenamiento masivo empleado para guardar las fotos que vamos capturando. 7.- Batería de Ión-Litio, que suministra la corriente eléctrica necesaria para el funcionamiento de la cámara.
8.- Visor óptico que incorporan algunas cámaras para encuadrar las imágenes, además de la pantalla LCD. En la actualidad ya ha desaparecido en la mayoría de las cámaras compactas de gama media.
9.- Lámpara flash.
10.- Botón para realizar el disparo de la foto.
Accesorios de las cámaras digitales
Errores comunes del fotógrafo
Existen un sinnúmero de errores que si no reflexionas y continúas cometiendo con
frecuencia, pueden aniquilar tu prestigio como “Cazador de imágenes”. Estos descuidos
comunes se deben en la mayoría de los casos, a una falta de análisis sobre los
requerimientos de la toma por hacer y casi todos, tienen soluciones muy simples que si
recuerdas y aplicas en cada ocasión que uses tu cámara, seguramente no volverán a
repetirse. Conozcamos juntos a “Los diez más buscados”, los diez errores más comunes de
los que debes mantenerte alejado para mantener a salvo tu reputación, ante el cruel juicio
de los espectadores:
1. Imagen oscura
El primero de ellos es conocido en el bajo mundo de las luminarias como “El Tinieblas”: la
luz es la materia prima en cualquier disciplina que tenga que ver con la captación de
imágenes y la única forma de garantizar buenos resultados en nuestras fotografías es contar
con ella en abundancia, o en caso contrario, compensar su ausencia de alguna forma. Lo
primero que hay que tomar en consideración es que las cámaras digitales, aún las
profesionales, son mucho menos sensibles a la luz que aquellas que utilizan películas
de nitrato de plata y esto, representa una gran desventaja especialmente cuando se trata de
fotografía nocturna. Es cierto que la gran mayoría de las cámaras, incluyendo las de tipo
“Snaspshot”, cuentan con un pequeño flash integrado pero lamentablemente, este tipo de
dispositivos no ofrecen una distancia crítica mayor a tres metros y medio. Es entonces
necesario que antes de disparar, procures mantener los sujetos u objetos a una distancia
tolerada por la potencia del flash que se esté utilizando.
El segundo horror o error que persigue a los incautos en sus primeras experiencias
fotográficas es “El Movido”, y tiene mucho que ver con lo dicho en el punto anterior. Para
ser captadas con precisión, las imágenes en movimiento requieren de una mayor velocidad
de obturación, es decir que el tiempo de exposición de la película o sensor a la escena debe
ser muy corto, ya que de lo contrario, se superpondrá varias veces la imagen del objeto en
movimiento hasta crear un efecto conocido como “Barrido”. Para que la velocidad de
obturación sea alta (es decir breve), es indispensable que las condiciones de iluminación
sean óptimas. En el caso de la fotografía analógica, es posible adquirir películas de muy alta
sensibilidad que facilitan enormemente las tomas en movimiento, para los equipos digitales,
algunos poseen un modo de configuración que permite incrementar la velocidad de
obturación siempre y cuando, cuentes con la fortuna de asistir a las carreras en un día
completamente soleado.
3. Imagen desenfocada
El tercer error es el villano aliado de los optometristas y es conocido como “El Miope”. Las
fotografías “Fuera de foco” representan una verdadera molestia para quien las hace, y
pueden incluso llegar a generar crueles apodos como “El Cuatrojos”. Un buen enfoque es
crucial en cualquier fotografía y puede lograrse fácilmente poniendo atención en los
siguientes puntos:
Cuando se trabaja con el arillo o control de enfoque en modo manual y se cuenta con un lente tipo “Zoom”, la forma más efectiva de asegurar la imagen es primero, hacer un acercamiento sobre el sujeto al límite de lo que permita el rango de amplificación del lente. Una vez establecida la toma cercana, hay que asegurar el enfoque buscando alguna parte de la imagen que tenga líneas perfectamente definidas (un barrote, el tronco de un árbol, los labios de una persona, etc.). Ya con el enfoque definido, se puede volver a retirar la toma hasta el encuadre originalmente planeado.
Cuando se trabaja con el arillo o control de enfoque en modo manual y no se cuenta con buena iluminación como para establecer el enfoque, es necesario hacer un cálculo aproximado de la distancia del sujeto u objeto y adaptarlo a la escala de distancias que comúnmente, viene inscrita en el cuerpo del lente de la cámara. Es preferible hacer el disparo con este margen de error, a hacer la toma sin tener idea de cuál será el resultado.
Cuando se utiliza una cámara que calcula el enfoque de forma automática a través de un haz infrarrojo, es importante asegurar que no exista ningún tipo de malla, barrotes o incluso cristales entre la cámara y el objeto o sujeto. Este tipo de obstáculos, pueden causar un error en el cálculo de la cámara y no definir con claridad el objetivo principal.
Cuando por condiciones de iluminación o movimiento, la cámara no puede lograr el enfoque en modo automático, lo mejor es buscar un punto bien iluminado a una distancia similar del objeto que se quiere fotografiar. Después, presionar el botón a la mitad del recorrido (para guardar el parámetro de enfoque) y encuadrar de nuevo el objeto para completar el disparo.
Por último, cuando se trata de un paisaje nocturno y la cámara no logra enfocar automáticamente, lo mejor es pasar al modo manual y colocar el arillo o control de enfoque en el extremo marcado con el símbolo de infinito (∞).
4. Oportunidad perdida
El cuarto error es probablemente el más perverso de todos. Cuando se hace presente,
mancha indeleblemente la reputación del fotógrafo de ridículo y vergüenza. Se le conoce
como “El Ausente” y se manifiesta cada vez que se pierde el momento exacto de la
fotografía por falta de preparación. ¿En cuántas ocasiones se te ha escapado el momento
exacto en el que el festejado apaga las velas, porque la cámara estaba tratando de enfocar
en automático? ¿Cuántas veces se fue la oportunidad de inmortalizar un espectacular
atardecer en la playa porque la pila se descargó? ¿Cómo pudiste permitir que se te fuera la
oportunidad de fotografiar un platillo volador, sólo porque la cámara estaba guardada en su
estuche? Una buena fotografía depende en gran parte del sentido de la oportunidad y como
mencioné antes, somos cazadores de imágenes y la liebre siempre escapa ante el titubeo
de la escopeta. Asegúrate siempre de contar con todos los elementos necesarios que te
permitan enfrentar cualquier contingencia que se presente durante el evento: baterías
suficientes y con buena carga, películas o memorias de sobra, una correa cómoda que te
permita mantener tu cámara siempre lista y a la mano, un paño suave o papel tisú por si es
necesario limpiar la lente, y los accesorios adicionales siempre cerca (tripié, flash, lentes,
etc.), en una buena maleta que permita mantener todo protegido y en orden.
5. Imagen en contraluz
El quinto error es el favorito de los malhechores bajo un programa de protección de
testigos: “El Anónimo”, y este error se produce cuando de forma accidental, se hace una
toma a contraluz. Por norma general, es importante asegurar que nuestro sujeto principal
sea el que se encuentra en mejores condiciones de iluminación. Si el fondo refleja
significativamente más luz que el centro de atención, hay que tratar de exponer de acuerdo
a los valores correctos del sujeto principal y sacrificar el resto en la sobre exposición
resultante. Un ejemplo clásico de esta problemática es un retrato en la playa, donde el
sujeto se encuentra bajo la sombra y el fondo se compone de la cálida arena y el mar que
reflejan la furia del sol. Para tratar de contra restar esta desfavorable situación, se debe
colocar el flash en modo activado, de esta forma aunque la cámara indique que no lo
requiere, el flash disparará y compensará un poco el alto contraste de la escena.
6. Ojos rojos
El sexto error es un poco difícil de controlar y más que considerarlo como un descuido, lo
clasificaría como un accidente provocado por influencias ultra terrenales. Se llama “El
Diabólico”, y se produce en las personas y especialmente en algunos animales como los
gatos que al ser fotografiados, reflejan en sus ojos infernales el alma de un ser maligno...
En realidad, este efecto se produce cuando el iris del ojo se encuentra muy abierto y ante la
imposibilidad de reaccionar a la misma velocidad del disparo del flash, la luz es reflejada
directamente en el cristalino creando el destello rojo que vemos en la imagen. Para tratar de
evitar este accidente lo ideal es preparar a los sujetos colocándolos de frente a alguna
fuente luminosa o incluso, utilizar el modo de ráfaga de disparos previos (red eye reduction),
que algunas cámaras tienen disponible en sus programaciones.
7. Encuadre descuidado
“El Descuartizador” es el temible mote que recibe el séptimo error de la lista y se refiere a
un descuido en la composición del encuadre. Nunca es placentero a la vista la mutilación de
partes que han sido excluidas de la fotografía como la cabeza completa de alguien, una
mejilla, la barbilla en un acercamiento extremo e incluso, hasta manos y piernas cuando son
significativas para la composición. La mayoría de las cámaras analógicas y digitales,
integran en sus visores marcas de referencia con la intensión de prevenir este tipo de
equivocaciones, siempre y cuando, nos limitemos a encuadrar los sujetos y objetos dentro
de las líneas acotadas.
8. Imagen rojiza o azulosa
Una vez más se deja ver la importancia del conocimiento sobre las propiedades de la luz en
otro error común: “El Daltónico”, y este se produce cuando no calibramos adecuadamente
la cámara a la temperatura cromática de la fuente luminosa. La luz, dependiendo de su
emisor y el grado de filtrado que sufre antes de llegar hasta el lente, posee diferentes
temperaturas cromáticas que en los dispositivos de registro visual, se traducen en diferentes
gamas tonales que van desde colores cálidos como el salmón, hasta colores fríos como el
azul del cielo. Esto resulta muy difícil de observar ante el ojo humano debido a su
asombrosa capacidad de adaptación, sin embargo, el color blanco no se comporta de la
misma manera en una toma exterior a las diez de la mañana, que en un atardecer al punto
de las seis. En el primer caso, seguramente tendremos una aproximación más precisa al
concepto del blanco y en el segundo, el blanco resultará teñido por tonos rojizos debido a la
inclinación con la que incide la luz solar en nuestra atmósfera al momento. El estudio de
las temperaturas cromáticas es una ciencia apasionante y compleja de la que se hablará
más a fondo en otro momento, por lo pronto y para efectos prácticos, si utilizas una cámara
analógica, puedes adquirir filtros “De corrección” que permiten ajustar la percepción del
lente a diferentes temperaturas cromáticas y para el caso de los equipos digitales, la
mayoría de ellos realizan un ajuste de forma automática denominado “White balance”
(balance de blanco).
9. Referencias fuera de proporción
Cuando uno protagoniza sus propios eventos, muchas veces asumimos que todo mundo
comprende igual lo que nosotros vivimos y esta suposición, genera el noveno error de
nuestra lista: “El Adivinador”. Este error es especialmente común cuando se hacen tomas
en eventos masivos o escenarios con grandes objetos, y pretendemos que la silueta del
familiar que mide apenas 4 milímetros en comparación con el gigantesco monolito que lo
acompaña, sea reconocida por todo el mundo y que además, se alcance a apreciar que en
aquel entonces cuando se tomó la fotografía, todavía usaba frenillos. Si lo que buscas es
atestiguar la presencia de alguien en paisajes u objetos monumentales, es mucho más
recomendable mantenerlos a una distancia cercana a la cámara y encuadrados en un
extremo, que hacerlos insignificantes colocándolos a gran distancia.
10. Fallas en el equipo
El décimo y último de la lista, es un error que hace evidente también el grado de
compromiso de la persona con la fotografía. Se titula “El Chatarras” y se refiere a aquellas
personas que toman pésimas fotografías simplemente porque no procuran el cuidado que
su equipo merece y lo mantienen en condiciones precarias de operación. Huellas de grasa
en las imágenes, ralladuras, lentes estrellados, ausencia de flash por no encontrarse en
operación, y hasta residuos de jitomate del bocadillo del último evento, son los síntomas
claros de una persona que no valora ni respeta la inversión que hizo en su instrumento y
que por lo tanto, no se encuentra verdaderamente comprometido con este fabuloso
pasatiempo. Debes hacerte al hábito de limpiar frecuentemente tu equipo con instrumentos
básicos como papel tisú para los lentes, brochas y aire comprimido. Un mantenimiento
preventivo con el distribuidor autorizado del equipo un par de veces por año, también es una
excelente idea para hacer de tu equipo, una inversión placentera y perdurable que responda
fielmente a las exigencias que tu creatividad demande.
Collage Iglesias y arte sacro