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El mundo poético de Jorge Teillier, respuesta y huida a lo cotidiano.
“Mi mundo poético era el mismo que ahora
suelo habitar, y que tal vez un día deba
destruir para que se conserve”
Jorge Teillier
Introducción
Jorge Teillier, su literatura y sus poemas , se ubican en un lugar, en el cual intenta
relacionar un contexto nacional con su propio discurso, donde su poética es su discurso y es
también su vida, “porque no importa ser buen o mal poeta, escribir buenos o malos versos,
sino transformarse en poeta”. Frente a momentos obligados en la vida de cualquier
provinciano, Teillier se opone, frente a salir de su hogar, frente a un viaje seguro a la
capital, como Pablo Neruda y su asombro con los crepúsculos de Maruri, Teillier vio una
posibilidad para responder al mundo que le correspondía vivir , creando una nueva vida , un
nuevo mundo lárico, del lar , en el cual se arraiga a la tierra, a la espiritualidad de una
manta o de la locomotora 254, no pretende volver a vivir lo ya pasado, funda su mundo
desde la nostalgia hacia una nostalgia por el futuro, “el poeta es un ser marginal , pero de
esa marginalidad y de este desplazamiento puede nacer su fuerza: la de transformar la
poesía en experiencia vital, y acceder a otro mundo...el poeta es el guardián del mito hasta
que lleguen tiempos mejores” (Teillier, 1968)
De esta manera Teillier configura su poética en torno a una respuesta hacia la
realidad planteada por otros discursos y por una sociedad de control que establece a través
de líneas macroeconómicas la vida de sus sobrevivientes.
Existe un poema de Teillier que ha rondado por mi cabeza desde los 13 años,
tal vez marca la entrada al mundo de Teillier e invita a reflexionar otras realidades donde
hablar de felicidad no es utópico.
Presentación
Es propicio presentar ciertos aspectos socio históricos para un análisis de este tipo
en donde se destacan las principales coyunturas socio históricas de una época en que la
creación del “estado desarrollista” era primordial en la política nacional y todas las
posibilidades de estudio, trabajo, y económicas, se centralizaban en la ciudad , en la gran
urbe, la metrópoli que comenzaba a crecer.
Durante el último tercio del siglo XIX y la primera mitad del XX, Chile
experimentó un fenómeno migratorio hacia los centros urbanos. Sus causas estuvieron
relacionadas con factores macroeconómicos. Fundamentalmente se inició un sostenido
crecimiento minero en función de nuevas actividades, fundamentalmente el salitre y el
cobre, en detrimento de los productos como el trigo y la plata. Para la explotación del
salitre, la población empezó a concentrarse en pequeños núcleos urbanos del norte grande:
las oficinas salitreras. Además, aumentaron los habitantes en los puertos de salida del
mineral. En el caso de la agricultura, los grandes propietarios del valle central iniciaron un
proceso de expansión y modernización, para cultivar sus tierras a costa de los pequeños y
medianos productores, que fueron expulsados o empeoraron sus ya precarias formas de
vida.
Ambos fenómenos de transformación económica, provocaron un crecimiento del
Estado que incrementó su tamaño y funciones y, a principios del siglo XX, el país inició un
proceso de industrialización en algunas provincias, que sin embargo se concentró sólo en
los grandes centros urbanos -fundamentalmente Santiago-, por lo que éstos fueron
creciendo a una tasa más elevada que el resto del país.
Cuenta Teillier, “pero vuelvo a 1953... cuando como todo provinciano debí hacer el
viaje bautismal de hollín de trenes de entonces a Santiago, atravesando la noche como en
un vientre materno hasta asomarse a la lívida madrugada de boca amarga de la Estación
Central.” (Teillier, 1968)
Se desarrolló así una migración heterogénea y fluctuante, en la que las ciudades de
pequeño o mediano tamaño fueron escala necesaria para los desplazamientos. Esto
provocó, sobre todo en la capital del país, un fenómeno de sobrepoblación y saturación de
la infraestructura urbana, surgiendo el problema del acceso a viviendas dignas.
Teillier
Teillier construye a través de su poesía un mundo y una identidad que podríamos
calificar como creativa, constructiva y revolucionaria, se acerca a lo que algunos autores
definen como “identidad abierta”, ( silva , 2004) en la que una “conciencia opositiva” se
opone a centros de poder y a discursos que operan en su vida, como formas de control.
Desde esta perspectiva Teillier va mas allá en su rol de poeta y crea un mundo nuevo en el
cual las redes de poder y control centralizadas no tienen cabida, inaugura una especie de
resurrección de un autor todopoderoso que nada puede, sino vivir su propio mundo y posee
como principal característica apropiarse del texto, de mantener las cosas en su ser y
también hacer que pasen , que fluyan y que franqueen los secretos , reaparecen donde no se
le han llamado (Alonso, 1997).
“La conciencia opositiva produce identidades abiertas construidas desde la otredad,
ya no desde una etnia ,genero o raza construida sino desde la certeza del control
permanente, esta respuesta la entrega Teillier , con todo un mundo nuevo y enseñando una
forma de vida nueva, en que los ciclos , estaciones , espíritus , tierra, ángeles y gorriones,
reinas de otras primaveras, cosas vistas se encuentran en una ficción útil , una forma de
memoria , desde un mito que no se acaba de renunciar y la conciencia de su irrealidad , que
se prolonga en una pugna que no se resolverá jamás.
“...y tratando de buscar la paz...doy por terminada mi tarea al tener la certeza de no
encontrarla jamás”
El poema analizado, es pequeño pero el poder de sus estructuras le confieren una
importancia en la poesía del joven Teillier, que sin ser sorprendido por las políticas y
coyunturas de la época se manda construir el país de nunca jamás , que como el mismo cita
a Alicia a través del espejo, “las palabras no significan sino lo que nosotros queremos, y el
vino y la poesía con su oscuro silencio, dan respuesta a cuanta pregunta se le
formule”(Teillier, 1968)
La Llave
Dale la llave al otoño.
háblale del río mudo en cuyo fondo
yace la sombra de los puentes de madera
desaparecidos hace muchos años.
No me has contado ninguno de tus secretos.
Pero tu mano es la llave que abre la puerta
del molino en ruinas donde duerme mi vida
entre polvo y más polvo,
y espectros de inviernos,
y los jinetes enlutados del viento
que huyen tras robar las campanas
en las pobres aldeas.
Pero mis días serán nubes
para viajar por la primavera de tu cielo
Saldremos en silencio,
sin despertar al tiempo
Te diré que podremos ser felices.
Jorge Teillier
En primer lugar, la apreciación del análisis critico del discurso , que se trabaja en este
poema, desarrolla una línea mixta en que se preocupa de elementos mas arraigados en la
literatura como discurso y supone que como todo texto la poesía también se establece como
discurso que responde a dispositivos de la relación texto / contexto, en la que Teillier asume
una posición definida, con elementos diversos propios de la literatura, pero propios de un
mundo nuevo que establece el mismo autor con el lenguaje como herramienta. Pues las
palabras pueden decir cualquier cosa, pues “...el asunto es que las cosas sueñen con
nosotros y al final no se sepa si somos nosotros quienes soñamos con el poeta que sueña
este paisaje, o es el paisaje quien sueña con nosotros y el poeta y el pintor.” (Teillier,
1968?)