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MORAL SOCIAL CRISTIANA. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA EN LA DSI y LA MSC. Rosabel Esteba i Luz

Trabajo Final de Msc. Rosabel

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Tema monográfico sobre la responsabilidad social de la empresa, en relación con la Moral social Cristiana y la Doctrina Social de la Iglesia.La empresa es un conjunto de personas que pretenden una finalidad de uso social, tanto en cuanto a necesidad de mercado como a auto-realización personal de directivos y empleados.

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MORAL SOCIAL CRISTIANA.

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESAEN LA DSI y LA MSC.

Rosabel Esteba i Luz

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1- ¿QUÉ ES UNA EMPRESA Y CUAL ES SU RESPONSABILIDAD SOCIAL?.

La tradición económica antigua, veía en la empresa una unidad de producción, en la que el capitaly el trabajo del obrero, se unen para producir unos servicios o bienes que, tras la venta de los cualesse generará un beneficio, que volverá a manos del capital como iniciador del proceso deproducción, y que ha contratado al trabajo del obrero a cambio de una remuneración. Estaperspectiva procede del pensamiento capitalista que enfrenta capital/trabajo creando un problema defondo social, y privando a la empresa de ser comprendida como una entidad autonoma conconsistencia e identidad propias.

Posteriormente las ciencias de la organización se encargarán de corregir y enriquecer esta miradacapitalista sobre la empresa, humanizándola y dotándola de una entidad organizativa, percibiéndolacomo una organización de un conjunto de personas, reunidas con unos fines comunes, que ponenen común su actividad para lograr dichos fines, ayudados por una cierta estructuración de lamisma actividad.

Esta forma de percibir la entidad peculiar de una empresa, la descentra del seductor interés queproduce en ella el lucro económico excesivo, y abre sus perspectivas a un panorama que va muchomás allá de la relación patrón/obrero como realidades irreconciliables que el capitalismo enfrentaba.Centrándose en los objetivos comunes de los que se hace partícipes a todos los miembros de laorganización.

El paso de la unidad de producción a la organización se explicará mejor teniendo en cuenta algúnpaso intermedio, como es la progresiva toma de conciencia de que la empresa puede ser consideradacomo una entidad autónoma, con sus fines propios, que no siempre tendrán por qué coincidir ni con los de los trabajadores ni siquiera con los de sus accionistas. De todos modos en la empresa como organización hay, por primera vez, una consideración explícita de los trabajadores como personas y colaboradores de los propietarios del capital, que va más allá de las tensiones clásicas entre gerentes y accionistas.

Hoy hallamos ambos modelos de empresas, e incluso pueden superponerse en una misma empresa.El hecho de que se trabaje para enfocar la entidad de una empresa en el sentido de una comunidadorganizativa entre individuos con un objetivo común, en beneficio propio, de la sociedad y delpropio planeta... requiere ya un notable esfuerzo de asunción ética, que no todas la empresas estánen condiciones o dispuestas a asumir, para propiciar un desarrollo empresarial humanizante ysostenible en esa dirección.

Teniendo en cuenta estas exigencias éticas se va dibujando un perfil nuevo y peculiar para elhombre y la mujer de empresa. Que es un fiel reflejo de la actitud de servicio al bien común quedebe ser la norma fundamental del quehacer empresarial, que supera al humanitarismo dispuesto asolucionar emergencias puntuales...Este nuevo modus vivendi et operandi de la entidad responsabley ética empresa/empresario, consiste en una disposición constante, en otra forma de concebir tantola función social del empresario/a como la de la propia empresa unida a sus miembros internos:directivos, trabajadores, accionistas, y externos: proveedores, compradores, ecosistema, logísticainternacional etc... estilo que se manifiesta en un nuevo modo de hacer que acepta lasconsecuencias de la responsabilidad social del acto y/o decisión empresarial como entidadorganizativa humana.

Esta responsabilidad social empresarial a la que nos referimos, surge o se inspira en las verdadesevangélicas y de la praxis moral social cristiana consecuente con el principio de que el poder detodo tipo implica el servicio al hombre y al mundo, en la caridad, que las exhortaciones de la DSI

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ofrece al mundo por medio del Magisterio eclesial, acerca del respeto a la dignidad y solidaridad,debidos y enfocados en primer término, hacia las personas que constituyen el conjuntoorganizativo de la empresa, seguidamente, hacia la misma sociedad a la que ofrece sus dones yservicios, y por último pero no menos importante, hacia el entorno medioambiental, configurandouna organización de trabajo/producción mediante recursos energéticos sostenibles que respeten lasalud y la vida del ecosistema, para beneficio no sólo de las generaciones presentes, sino también delas futuras...una empresa que se precie de ser solidaria con el hombre y la sociedad mundial nopuede dejar de serlo con el hogar de la misma, que depositó en nuestras “responsables” manos elCreador...pues tanto el hombre universal como su entorno poseen ambos una dignidad inalienable,el hombre como hijo de Dios, y el segundo, como don divino de la creación.

La empresa tiene una gran responsabilidad para con las personas que trabajan en la misma, pues gracias a Dios, ya se superó la conciencia de que el trabajo humano es fruto del puro comercio, siendo una mercancía que se compra y se vende (cf. LE 7): S. Juan Pablo II (14/9/1981).

7 Precisamente estas afirmaciones básicas sobre el trabajo han surgido siempre de la riqueza de la verdad cristiana, especialmente del mensaje mismo del "Evangelio del trabajo", creando el fundamento del nuevo modo humano de pensar, de valorar y de actuar. En la época moderna, desde el comienzo de la era industrial, la verdad cristiana sobre el trabajo debía contraponerse a las diversas corrientes del pensamiento materialista y "economicista".

Para algunos autores de tales ideas, el trabajo se entendía y se trataba como una especie de "mercancía", que el trabajador —especialmente el obrero de la industria— vende al empresario,que es a la vez poseedor del capital, o sea del conjunto de los instrumentos de trabajo y de los medios que hacen posible la producción. Este modo de entender el trabajo se difundió, de modo particular, en la primera mitad del siglo XIX. A continuación, las formulaciones explícitas de este tipo casi han ido desapareciendo, cediendo a un modo más humano de pensar y valorar el trabajo. La interacción entre el hombre del trabajo y el conjunto de los instrumentos y de los medios de producción ha dado lugar al desarrollo de diversas formas de capitalismo —paralelamente a diversas formas de colectivismo— en las que se han insertado otros elementos socio-económicos como consecuencia de nuevas circunstancias concretas, de la acción de las asociaciones de los trabajadores y de los poderes públicos, así como de la entrada en acción de grandes empresas transnacionales. A pesar de todo, el peligro de considerar el trabajo como una "mercancia sui generis", o como una anónima "fuerza" necesaria para la producción (se habla incluso de "fuerza-trabajo"), existe siempre, especialmente cuando toda la visión de la problemática económica esté caracterizada por las premisas del economismo materialista.

Hay un factor que no puede separarse de toda actividad laboral/empresarial, por su importancia sustantiva, que es el respeto por la dignidad de la persona (cf. LE 9). Los medios de producción son verdaderamente legítimos cuando sirven para crear empleo/trabajo. (cf. LE 14). Esta es una gran responsabilidad social de toda empresa hacia la sociedad de su entorno próximo, como también se extiende esta responsabilidad en la capacidad de integrar en sus plantillas empleados inmigrantes, quienes solicitan trabajo fuera de su país empobrecido, con la esperanza de hallar respetado su derecho a disfrutar de igualdad de oportunidades para su desarrollo socio-económicoasí como para poder mejorar la calidad de sus vidas y la de sus familias, asegurándose un próspero y sereno futuro entre nosotros.

Uno de los objetivos necesarios para el desarrollo de los hombres y los pueblos en un ambiente de paz real y duradera, es como hemos dicho, la posibilidad de ejercer un trabajo digno derecho como colaboradores y miembros de una empresa socialmente responsable que además de producir servicios amables con el ecosistema, procura que sus trabajadores sean justamente remunerados, por el mismo derecho a la equidad salarial, pues no hay desarrollo pacífico de hombres, ni de pueblos si lo que se ofrece al miembro de la empresa a razón de su trabajo-que es colaboración con

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los propósitos de la misma- es insuficiente para su sostén vital o para el bienestar de su familia...no sólo debe el hombre tener para comer, el salario del trabajador ha de ser tan digno que permita al mismo ahorrar una parte de su sueldo para dar seguridad al futuro, en los estudios de sus hijos, las mejoras de la vivienda, los problemas graves de salud etc.

No hay peor forma de violencia empresarial que negar al operario el sueldo que su dedicación y laboriosidad, experiencia y grado de especialización merecen...empeora la situación cuando el operario debe aceptar “el asalto a su salario” pues no le queda otra alternativa para mal vivir...una empresa responsable con la sociedad no puede permitir esto, debe ejercer una economía moral y una política moral empresarial equitativa con todos sus miembros.

Lo que debe singularizar al hombre y a la mujer que regentan una empresa socialmente responsablees la real apertura a las justas exigencias del bien común, que no se opongan a la existencia de la misma empresa. Esto responde a la voluntad de hacer de su empresa un verdadero factor de crecimiento y desarrollo económico de la sociedad. Lo que a buen seguro, creará beneficios económicos para la empresa y para los empleados, además del bienestar humano que se genera en una empresa en la que además de trabajar, puede el trabajador colaborando junto a los empresarios, realizarse y crecer como persona en la elaboración de su trabajo, que será un beneficio en sí mismo para la sociedad, cuyo es el fin de todo servicio que se le presta a la misma…

Podemos así entender, que todo acto del hombre, sea directivo o empleado, debe estar focalizado hacia su fin último, hacia esa esperanza escatológica de los cristianos, que se extiende a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, de ir recreando aquí en la tierra el Reino de Dios que disfrutaremos en plenitud en la gloria...pues no merece menos ningún hijo de Dios que acepte los dones y las promesas del Padre en El Hijo, por el Espíritu.

Respecto a la responsabilidad medioambiental de la empresa, ésta posee unas dimensiones que llega a afectar al mundo y al hombre en su conjunto, una empresa que contamina no sólo perjudica a la misma población en la que se sitúa, sino que la estela que produce puede llegar a extenderse de forma inusitada...a ejemplo de los desastres de las centrales nucleares ocurridos en los últimos decenios. Esa obstinación de las empresas de abastecimiento energético, uno entre muchos otros ejemplos, de seguir utilizando recursos energéticos altamente contaminantes, las convierte en verdaderas estructuras empresariales al servicio de la muerte y del pecado, pues las consecuencias de los desastres naturales y los ataques contra la salud pública que provocan, proceden de una mirada empresarial centrada en los puros beneficios económicos a corto plazo, girando la espalda al hombre al que deben servir y al planeta al que deben respetar contribuyendo a su óptima preservación...olvidando que todos somos responsables de las condiciones de vida que heredarán nuestros descendientes.

El deterioro ecológico del ambiente ha aumentado a pasos de gigante, y la forma de explotar losrecursos naturales del planeta debe cambiar de forma radical a razón de las consecuencias bio-climáticas que está originando.Por lo tanto, la preservación de las condiciones ambientales que favorezcan un óptimo desarrollo ypromuevan la convivencia humana es un deber moral de las empresas y de sus miembros externose internos, tenemos aquí un desafío a la creatividad y a la responsabilidad de toda empresaconsciente de su influencia social.

Las empresas responsables también ofrecerán a sus miembros unas jornadas laborales que se ciñana lo legalmente estipulado por el Estado de derecho y del bienestar, y la justicia social custodiadadesde cerca por el Magisterio eclesial...pues por muy gratificante que sea el trabajo y el productodel mismo, todo miembro del conjunto empresarial tiene derecho a un tiempo de descanso diario y

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semanal, de ocio vacacional, y de disfrute de su familia, como también un tiempo dedicado a laformación que no repercuta en su salario, como al reciclaje dedicado a la asunción de nuevosprocesos de mejora laboral, y conocimiento de las nuevas tecnologías sostenibles aplicables a laempresa, que redundarán en beneficio de sus miembros, de la misma, de la sociedad y delecosistema. Toda empresa responsable también tendrá al corriente los pagos al seguro social de todos suscolaboradores, así como una mutualidad de accidentes de trabajo, en el caso de que algún miembrode la organización empresarial sufra un percance físico durante el ejercicio de su actividad.

Y procurará hacer participes de los beneficios “extra” de la empresa a quienes los hayan generado,estimulando así la autoestima de sus miembros, el bienestar de sus familias, e incentivando el amorpor un trabajo que, además de bien hecho, es sostenible, amable con el hombre y con el medioconstituyendo en sí mismo un ejemplo de praxis moral social cristiana, y también como lo indicanlos beneficios,genera todo este conjunto de prosperidades, económicas, sociales, medioambientales,asociadas y deseables. Pues para quien sigue la lógica del amor cristiano en el desarrollo de la tareaempresarial, sabe que la caridad como principio ético evangélico aplicado al trabajo empresarial,solo puede revertir en beneficios de carácter social,cultural,económico,político,ecológico yhumano...pues estas empresas evolucionan y crecen fieles al designio divino que se inspira en elbien común del que deben disfrutar todos los hombres, y respetan a la creación conscientes de queésta es un regalo de Dios que hay que preservar y cuidar.

Todos estos derechos del trabajador que repercuten en el bienestar de la empresa y de todos susmiembros, en su innovación tecnológica y evolución continua adecuada a los tiempos modernos,deben estar protegidos por la justicia, defendidos y estimulados por la caridad política, que sesustenta en los principios evangélicos y que debe aplicarse en el contexto laboral /empresarial comoen cualquier otro contexto social-económico-político-cultural, a la búsqueda siempre del biencomún, en especial de los sectores más débiles de la sociedad y de la propia empresa.

De cara al servicio de los colectivos más desafortunados, las empresas socialmente responsables,suelen crear “Fundaciones” sin ánimo de lucro, destinadas a dar apoyo a proyectos de tipo socialque genera la propia empresa, o que le sugieran sectores que soliciten ayuda de la misma paragenerar nuevas oportunidades de desarrollo y bienestar en los países subdesarrollados, extendiendoasí los brazos solidarios de la empresa y superando las fronteras físicas territoriales,en aras delejercicio ilimitado de la caridad, pues la caridad cristiana supera todos los obstáculos,independientemente de los resultados de éxito o fracaso que se obtengan...lo importante es eldesarrollo del hombre en gozo y amor...el desarrollo del Reino, por el que Cristo luchó.

2- PROPUESTAS DE LA DSI A FAVOR DE LA RESPONSABILIDA SOCIAL EMPRESARIAL.

La doctrina social de la Iglesia sí ha expuesto su reflexión ética sobre la empresa y su función en lasociedad, éstos serán los presupuestos desde donde avanzar cristianamente, por el camino de laResponsabilidad empresarial social, y, si de ésta responsabilidad hablamos, la luz que iluminará elcamino surgirá de las reflexiones magisteriales sobre la economía y sus exigencias éticas, que a lapraxis se traducen en estar al servicio de la persona, de su auténtico desarrollo y en la evolución deun humanismo integral y solidario.

La doctrina social de la Iglesia no se limita a condenar la economía resultante del sistemacapitalista. Ciertamente, respetando la autonomía de la ciencia, emite un juicio sobre los efectos queha tenido en la historia, en los momentos en los que de un modo y otro se vulnera o viola ladignidad de la persona.

Cuando la Iglesia ejerce su misión profética desea inspirar a la reflexión crítica acerca de los

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procesos sociales y centrando su atención en la superación de situaciones contrarias o disconformescon las verdades reveladas por el Señor. Aunque la Iglesia no debe conformarse con ejercer una postura crítica de la sociedad, sino que debealentar a sus miembros, formados en los múltiples ámbitos del saber, a continuar buscando lassoluciones duraderas y pertinentes que orientarán los procesos humanos hacia el ideal de amor(agapé), justicia, bienestar común priorizando las necesidades de los más pobres, solidaridad comocompromiso permanente y responsable del hombre hacia todo hombre, y paz propuestos por laPalabra Revelada.

El camino hacia las soluciones reales, supone sacrificios por parte de todos, con frecuencia son losmás pobres los que más se sacrifican pues no les queda más remedio, y paradójicamente, los quemás tienen no desean perder sus privilegios en beneficio de los más desafortunados de la sociedad.La ciencia económica afirma que los recursos y los bienes materiales son limitados, así que debenser distribuidos de la forma más equitativa y racional posible.

El Creador hizo todo lo existente para benéfico disfrute de todos, como enseña la Revelación y laTradición cristiana, así pues toda postura imperialista o usurpadora por parte de las grandesempresas, constituye un desafío al divino engranaje de la caridad y un ataque contra la vulneradadignidad del hombre, por la explotación a la que los someten en contra sus costumbres y cultura,contra los ecosistemas que privilegian a los habitantes de los territorios, que con su invasión yexpropiación se creen con derecho a modificar o destruir. Una legislación política caritativainternacional debería velar de forma contundente para evitar este nuevo “colonialismo capitalista”fundamentado en una economía amoral, que no es más que una forma de invasión y de violación delos derechos humanos fundamentales de los pueblos indígenas, por poner un sólo ejemplo.

Las nuevas y complicadas situaciones que se viven dentro y fuera de la Iglesia, afectando alcontexto social, económico, político y cultural, precisan la acción moral de los fieles laicos (cf.Christifideles Laici 3), directamente implicados en la actividad empresarial, ya que el desarrollo yla prosperidad de los respectivos países precisa la colaboración de todos los hombres, quienes con elfruto de su propia actividad laboral y con su tesón afrontarán el reto de la injusticia económica quepesa sobre los países pobres...en el caso de las mismas empresas, éstas deben poner al servicio desus países su profesionalidad y lo mejor de su experiencia, preservando su autonomía y suidentidad, por encima de todo egoísmo de clase o partidista.

Las empresas socialmente responsables deben plantearse todas estas cuestiones, superando el planode la pura tecnología y de la técnica, y observando un panorama mucho más amplio: el de laspersonas.Los países, ciudades y pueblos deben tener la oportunidad de desarrollarse y de salir hacia adelante,dejando atrás la miseria y la pobreza, por medio del trabajo de sus ciudadanos, como miembrosactivos y participativos en el conjunto de la empresa responsable, lo que sin duda se permitirá através del ejercicio de una moral cristiana aplicada a la política, a la economía, a la sociedad y alas culturas...en la que la asunción del concepto de responsabilidad común que a todos nos implica,y que caracteriza el compromiso solidario por el bien común, la justicia, la libertad y la paz, seaeficiente y real.

La doctrina social de la Iglesia respecto a la responsabilidad social de la empresa, se ha focalizadoen la concepción de la empresa en tanto “comunidad de personas”, esta asunción de la empresa seafirma para aplicar un valor añadido al lugar que ocupan los trabajadores en el seno de la empresa.

Las referencias a la función social de la empresa se derivan de sus relaciones internas (Empleados,gerentes, accionistas o propietarios), así como en sus relaciones externas (proveedores, sociedad,gobierno, acreedores, ecosistema y clientes). Si nos centramos en el magisterio de S. Juan Pablo II,

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veremos dos referencias a la función social de la empresa, las reflexiones sobre la antropologíasubyacente a la economía y a la misma empresa, reflexión reflejada en (CA 35).Que sitúa la finalidad de la empresa, no en la simple producción de beneficios, sino en suexistencia como comunidad de hombres, que de múltiples formas buscan satisfacer sus necesidadesfundamentales, constituyendo empresa como “comunidad de personas”, forman un grupoespecífico al servicio de la sociedad entera.

Ya hemos hablado de la importancia del ejercicio del funcionamiento interno del trabajo y de surealización en la empresa como comunidad de personas, ahora nos referiremos a su proyección yfunción social que es lo que legitimiza su existencia.

La empresa presta un servicio a la sociedad que ella misma le demanda, la prestación de bienes yservicios, en una óptima relación calidad/precio, que satisfagan las necesidades de la sociedad coneficacia. Espera también la sociedad de la empresa ética y responsable, la producción de un valor económicoy su equitativa distribución entre los distintos agentes económicos. Múltiple función de la Empresaque hoy se encuadra en el marco de la globalización, factor que ha contribuido a reforzar laconciencia de la responsabilidad empresarial.

SS. Juan Pablo II, estuvo muy atento ante estos nuevos fenómenos del cambio en la economíamundiales, tras el derrumbe del colectivismo, al que se adelantó en 1987 con su encíclica (SRS),pues la globalización como concepto surgió poco más tarde, en la década de los 90.

El concepto axial de SRS era la Interdependencia como el punto remarcable de la economía delmomento; situando en la base de la propuesta central de la encíclica a la Solidaridad.Presentada por el Pontífice no sólo como una exigencia que surge del ser humano, ni de sunaturaleza social, sino como la mejor respuesta, la respuesta moral más acertada para lapertinente Interdependencia creciente entre los pueblos (SRS 39-40).

Situando a la empresa en este nuevo contexto de los últimos decenios del siglo XX, se remarcadesde la DSI, que la responsabilidad mayor de la empresa procede del poder mayor y de lainfluencia que la empresa ejerce en el mundo globalizado. El poder que ejercen las empresas nosólo actúa ante los gobiernos, sino que puede llegar a transformar (de forma benigna o maligna) a lasociedad, a sus instituciones, alterando incluso sus costumbres, beneficiando o perjudicando a lastradiciones de las diversas culturas.

SRS le recuerda a la empresa el fin último de su economía, factor que ella no puede ignorar y queel pontifice pone ante sus ojos, como el “desarrollo integral y solidario”,estas condiciones de tododesarrollo humanizante, provienen de los principios enunciados por SS. Pablo VI, (PopulorumProgresio 1987) encíclica sobre el tema del desarrollo, doctrinas recogidas por el Papa Wojtila ennumerosas ocasiones.

La segunda aportación de la DSI a la responsabilidad social de la empresa, presenta una reflexiónsobre la antropología subyacente a las instituciones sociales y a la actividad económica.

Que plasma la profundidad del análisis del Pontífice polaco, sobre la “calidad” antropológicasubyacente en las instituciones, las costumbres, el sistema de valores que determina y legitima alsistema dándole su razón de ser...este análisis se centra en diferenciar las estructuras de pecadosocial y colectivo, que puede llegar a generar una institución empresarial amoral, y quemalignizaran con sus efectos a la sociedad mundial, de las que lo benefician por su antropología yvalores éticos próximos al evangelio, que se traducen en una praxis responsable y moral de laacción empresarial social centrada en el bienestar social común.

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S. Juan Pablo II, ha seguido esta linea en SRS y en CA, ofreciendo la propuesta de unaantropología cuyo eje axial es la verdadera libertad cuyo paradigma acabado es Jesucristo, libertadque se encargaron de desfigurar el liberalismo y el marxismo.

En los últimos años de su pontificado, S. Juan Pablo II, reflexiona sobre cómo la lógica relativistadel mercado consumista -en el que todo vale para generar consumo- está creando una nueva yalienante forma de cultura, excluyendo a los que no están a la “altura” de las exigencias de unconsumismo desaforado, abriendo una brecha aún más profunda entre países del hemisferio norte,desarrollados, y del hemisferio sur, subdesarrollados; así como estableciendo diferenciasinsuperables entre las clases sociales.

Este es el fragmento 3, del discurso de SS. Juan Pablo II a la Academia Pontificia de Cienciassociales (27/4/2001)

“Una de las preocupaciones de la Iglesia con respecto a la globalización es quese ha convertido rápidamente en un fenómeno cultural.

El mercado como mecanismo de intercambio se ha transformado en el instrumento de una nuevacultura.

Muchos observadores han notado el carácter intruso, y hasta invasor, de la lógica de mercado,

que reduce cada vez más el área disponible a la comunidad humanapara la actividad voluntaria y pública en todos los niveles.

El mercado impone su modo de pensar y actuar, e imprime su escala de valores en el comportamiento”

Esta cultura que impone el mercado capitalista, que ha prevalecido ante el colectivismo, impone suley y su lógica abarcando el conjunto del hombre y de la sociedad al completo. Denuncia que seconcretó en (CA), cuya crítica sobre el sistema económico capitalista se centra en que éste imponela lógica económica a todos los ámbitos, limitando la libertad del hombre al ejercicio de la libertadeconómica, que nos traslada de nuevo al concepto antiguo de empresa, y a una deshumanización delcomercio, vulnerando su calidad y su legitimación al servicio del bien del hombre y de la sociedad; Pues reduce a los seres humanos en dos categorías económico-sociales-culturales: el productor y elconsumidor.

“Todo esto se puede resumir afirmando, una vez más, que la libertad económica es solamente un elemento de la libertad humana.

Cuando aquella se vuelve autónoma, es decir, cuando el hombre es considerado más como un productor o

un consumidor de bienes que como un sujeto que produce y consume para vivir,entonces pierde su necesaria relación con la persona humana y termina por

alienarla y oprimirla”(CA 39).

La responsabilidad social de la empresa en su eticidad, no se aleja de estas enseñanzas del Magisterio como criterios de acción de la MSC que afectan a la correcta praxis empresarial, que señala el Pontífice como contrarios a la verdadera identidad de la propia empresa y de sus objetivos en aras del bien común del hombre y de la sociedad que la legitiman.

Si entendemos esta reflexión en base a la economía, factor fundamental del desarrollo humano y

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social, cultural de los pueblos, aunque no el único, ni el último…pues se enfoca hacia el Reino.La forma de enfocar la economía que tenga la empresa responsable, no dejará de influir en la sociedad a la que sirve, y este enfoque preciso designa una gran responsabilidad por su parte.

La función social de la empresa implica también mantener la actividad y las potencialidades deésta dentro de sus propios límites y no contribuir a una extrapolación de las leyes económicas a todala vida de la sociedad. Aquí es difícil de exagerar el poder de la empresa para influir sobre las costumbres, gustos y criterios de la sociedad con sus potentes instrumentos de promoción y publicidad.

3- APORTACIONES DE LA MORAL SOCIAL CRISTIANA A LA RSE.

La Iglesia no debe ofrecer soluciones concretas que “dirijan” a las empresas en el ámbito de suresponsabilidad social, pues como entidades autónomas debe respetarlas. Pero como hemos visto enlos textos magisteriales, en los que ya se contempla a la empresa como una entidad autónoma encomunidad de personas, si que los cristianos laicos podemos ser iluminados por el Magisterioeclesial, para poder proponer nosotros mismos, como miembros activos de la Iglesia inseridos pornuestra vocación en los diversos ámbitos: social, económico, cultural, empresarial, sindical ypolítico...respetando también la autonomía de todos ellos y el pluralismo secular;

No obstante el respeto a la autonomía de las diferentes ciencias, no debemos dejar que se nosarrincone con el argumento de que la moral social cristiana sólo debe ser ejercida en el seno de uncontexto confesional (privatizandola), como si esta praxis inspirada por los principios evangélicosno fuera a ser beneficiosa para iluminar y aderezar el mundo con la armonía que ella destila...y en elcaso que nos ocupa, es conveniente desprivatizarla, en beneficio de la empresa que quiere verse a símisma como responsable del desarrollo benéfico en la sociedad.

Por su misión fundamental, ni la Iglesia como ninguno de sus miembros no pueden dejar de lado, lapromoción y la defensa de la dignidad de todo hombre y de sus derechos, pues la vida del hombrees sagrada (Pablo VI), en orden a su origen divino, razón por la que el hombre se realiza comoverdadero hombre, tras las huellas de Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios y, también hemosde recordar que la creación también es un don sagrado......y razón por la que acoger el don delplaneta, el ecosistema mundial, como prenda y hogar que nos dispensó el Creador, pensando en elbien y disfrute de todos los hombres sus hijos...aplicable todo este discurso al ámbito de la RSE.

“ No corresponde a los pastores de la Iglesia intervenir directamente en la actividad política y en la organización de la vida social.

Esta tarea forma parte de la vocación de los fieles laicos, que actúan por su propia iniciativa con sus conciudadanos.

La acción social puede implicar una pluralidad de vías concretas. Deberá atender siempre al bien común

y ajustarse al mensaje evangélico y a la enseñanza de la Iglesia. Pertenece a los fieles laicos “animar con su compromiso cristiano, las realidades y ,

en ellas, procurar ser testigos y operadores de paz y de justicia”.

(SRS 47; cf 42).

Por coherencia cristiana; ya que la Iglesia reflexiona a la luz del evangelio y de la lectura creyentede la realidad, iluminada por la inspiración que ofrece el Espíritu en cualquier tiempo, pues estamosen camino hacia la utopía escatológica, que se realizará precisamente en el mundo en el quevivimos como “locci theológici” que sacralizó el Mesías con su Presencia entre los hombres...Diosencarnó para que el hombre recibiera el don de la divina condición.

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Entonces, desde la Iglesia, el fiel cristiano laico recibe la formación evangélica y los sacramentosque son Espíritu y fuerza de Dios para lanzarse con ánimo a la tarea que Jesús le encomendó,predicar el Evangelio a toda criatura...más no sólo de palabra, sino por medio de la praxis adecuadailuminada por la correcta actitud moral cristiana; priorizando siempre las necesidades de los másdesafortunados como umbral a tener en cuenta de forma global.

El cristiano además de su formación eclesial y evangélica, puede recibir según su vocación laformación que le aportan las ciencias empresariales, la economía ética de la empresa responsable,solidaria y sostenible, el derecho etc..la Empresa socialmente responsable es otro “lugar teológico”privilegiado para que los fieles cristianos implicados en su ámbito puedan ejercitar la praxis moralsocial cristiana que dará lugar a una RSE o lo que es lo mismo, a una empresa que entiende su granresponsabilidad en cuanto al desarrollo económico, cultural y humano, en el seno de la sociedad a laque debe servir, pues esta le ha dado origen por sus demandas y la legitima por su utilidad enbeneficio de todos, empezando por los más pobres.

A los que la empresa “comunidad de personas”, no debe nunca olvidar, pues los productos oservicios que ella genere no deben ser privativos de las clases privilegiadas hacia las que estádirigida la vorágine del consumismo capitalista...la economía, así como el desarrollo social quedebe suscitar dicha empresa, debe ser sostenible tanto para la economía del país subdesarrollado,como sostenible en cuanto al contexto ecológico que preserve el ecosistema mundial.

La promoción pública de la fe también se puede proyectar desde el ámbito de la RSE, pues eltiempo de la praxis moral social cristiana es tiempo del Señor, en el que Dios nos sigueacompañando de la mano y en el que espera que nuestras vidas, obras, empresas y trabajos seajusten a su voluntad.

El del cristiano es un compromiso solidario permanente que desde el contexto de la RSE se dirigea un mundo en desarrollo, por medio de una reflexión sobre las múltiples opciones de compromisopolítico, económico, cultural, ecológico, social...que esté en coherencia con la moral del Amorpropuesta por Jesucristo, desde estas opciones todas dentro del marco jurídico-legal-democrático,adaptadas al pluralismo social pero sin oponerse a los principios básicos de la fe evangélica ni de laidentidad cristiana, que pueden ciertamente beneficiar a la secularidad con el ejercicio de una tareaempresarial que beneficiará a todos los miembros de la comunidad mundial, pues la ética que lamotiva es dicho beneficio global, ante-puesto al logro del beneficio únicamente económico quepreconiza el capitalismo.

Una empresa con esta identidad en sus acciones y producciones destila la “calidad” fruto de untrabajo hecho con amor, en un contexto de justicia para todos los miembros de la empresa, quesuscita el bien común para los receptores de los intereses internos y externos de la misma, y quecrea un clima de serena colaboración tanto dentro de la empresa, como extendiéndose en el entornoal que beneficia. Promoviendo el desarrollo y la paz de la sociedad con la que se Interrelaciona.

“La Caridad en la Verdad es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia,

un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral.

Deseo volver a recordar particularmente dos de ellos, requeridos por el compromiso para el desarrollo

en una sociedad en vías de globalización : La Justicia y el bien común”. (CV 6)

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Los criterios éticos cristianos que se reflejan en las actitudes que inciden en el mundo de la economía (La universalidad de los bienes, la comunicación de los mismos, la concreta limosna, la ayuda al pobre para que a través de su propio trabajo pueda salir de la pobreza y contribuir al desarrollo de su pueblo, el rechazo del lujo y del despilfarro que supone todo gasto superfluo), se podrán entender de forma individual, para realizar el esfuerzo de comprensión recíproca y el cambio de las conciencias, que recreará una conciencia sensibilizada en cada persona respecto a quelos bienes económicos tienen un destino universal.

De la misma forma puede pensarse y realizarse el proyecto que surge de la RSE, si los miembros dela comunidad de personas como empresa, asumen estos criterios creando una economía moral y unapolítica social caritativa de expansión, que abarque los sectores más subdesarrollados, a fin de potenciar los recursos existentes en esos países, estimulando así el desarrollo de los mismos, por medio del trabajo de sus habitantes.

Movimiento solidario que procurará beneficios económicos a estos países, lo que revertirá también en el beneficio de la propia entidad empresarial, pues toda empresa que funciona obtiene beneficios,que se re-invierten en recursos técnicos y en personas/nuevos miembros que por la generación del trabajo se incorporan a la empresa, para consolidar de forma ética y racional el desarrollo del lugar donde esté establecida la empresa que es consciente del peso de su responsabilidad en la sociedad…

Es decir, que entiende el concepto, que hemos ido explicando en este trabajo, sobre la RSE(Responsabilidad Social Empresarial), asunción sustantiva que da lugar a empresas amables ysolidarias, sostenibles, rentables... que no perjudicarán ni al entorno, ni al hombre, ni a lasociedad...sino que procurarán su crecimiento y su desarrollo contribuyendo así al mantenimientode la Paz verdadera, la que es fruto del bienestar de los hombres, lo que constituye el derecho detodos.

FUENTES:

- MSC.

- DSI.

- Ildefonso Camacho, S.J. La RSE y la Doctrina Social de la Iglesia. Doc. Pdf.

- S.S. Juan Pablo II. Discurso a los empresarios Mexicanos. (19/05/1990).

- MCA:

Encíclicas del Magisterio relacionadas a temas sobre trabajo/desarrollo/economía/empresa(CV-PP-SRS-CA-LE...).

Carta de los derechos humanos emergentes.

Rosabel Esteba i luz+