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Impreso en Medellín-Colombia ca. 1950 s.p.i. Contiene: 1) Dibujo. p. 21 2) Papel y Cartón. p. 41 3) Encuadernación. p. 79 4) Modelado y vaciado. p

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Facsímil de un texto escolar de manualidades. Faltan las primeras y las últimas páginas. Handmade scholar works, ca. 1950.

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Trabajo Manual Impreso en Medellín-Colombia ca. 1950 s.p.i.

Contiene: 1) Dibujo. p. 21 2) Papel y Cartón. p. 41 3) Encuadernación. p. 79 4) Modelado y vaciado. p. 85. 5) Trabajos en madera. p. 97. 6) Labores de ojalata y alambre. p. 107. 7) Labores en disco p. 120. 8) Labores femeninas. p. 123. 9) Himno del trabajo manual. p. 133.

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EL DIBUJO

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EL DIBUJO, TRABAJO MANUAL

I D E A S G E N E R A L E S

E l dibujo es parte esencial de los trabajos manuales. E s t a aseveración no requiere argumentos, pues, «incluso — dice Mallart y Cuto — podemos considerar el dibujo como parte integrante del trabajo manual» .

E l corresponder al dibujo tal inclusión, hace pues que yo le dedique algunos páirafos de mi obra.

Dibu jar es representar ante nuestra vista por medio de lineas (en pro-yección o en perspectiva) las formas de los cuerpos; también se comprende ba jo el nombre de dibujo cuando se representa la carencia de luz o ía presencia de ella por medio de las impresiones de un lápiz lo que constituye la sombra.

P o r la definición anterior se comprende que el dibujo no debe confun-dirse con la pintura; en el dibujo se representan las formas, en la pintura la imagen fiel con los colores. E l dibujo es pues base de la pintura; asi como para saber leer y escribir se requiere saber los elementos de las palabras, las letras, así, para saber pintar, esto es ver y expresar la belleza del color y del conjunto, se debe saber apreciar y hacer gráficas las proporciones, formas y contornos en la realización práctica del dibujo. D e nada sirve expresar el color de los objetos , si se prescinde de aquella disposición de sus formas distribuidas con la belleza de la proporción.

L a importancia , de esta materia debe considerarse desde el punto de vista artístico y desde el punto de vista pedagógico. B a j o su primer aspecto bien lo define Leonardo de V i n c i « E l dibujo es la base fundamental de las bellas artes; es imitar con líneas todo lo vis ible».

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I M P O R T A N C I A D E L D I B U J O

L a pintura se inspira en las bellezas naturales y sus concepciones las manifiesta por la representación de las imágenes.

L a música tiene así mismo un auxiliar en el dibujo por la gráfica de las notas.

L a escultura se basa en el dibujo. E l pobre artesano que confecciona prendas para nuestra utilidad per-

sonal, nuestros muebles, nuestra habitación misma, realiza su labor previo un diseño o dibujo.

P a r a las profesiones, ingeniería, mecánica, medicina, etc . tengo informe, está constituyendo un escollo la carencia de conocimientos de dibujo, y los alumnos que han recibido algunas nociones y ejercicios escolares han tenido en ello un efectivo beneficio.

A h o r a , con relación a la trascendencia pedagógica del dibujo, conside-remos, que él es trabajo manual, y la importancia pedagógica de éste es-tá suficientemente comprobada. N o obstante, concretándome a detallar la im-portancia que el dibujo tiene b a j o tal aspecto, diré que es uno de los me-dios más auxiliares en la obra didáctica y educativa.

E n esta época de inquitud espiritual, de anhelo por renovación peda-gógica, de campañas por encausar la escuela hacia miras fundamentalmente activas, pensemos de una manera racional, que no está la obra en amparar toda idea que se nos presente sin tener en cuenta la adaptación, pero tam-poco y muy especialmente en seguir marchando por senderos trillados por el rutinarismo.

Pensemos pues que el dibujo (y en general los trabajos manuales) cons-tituye un medio eficaz de dar a la escuela una maravillosa actividad, ha-ciendo que eficazmente siiva de «modo de expresión» en toda la enseñanza.

L a importancia pedagógica del dibujo puede deducirce de su influen-cia en* las demás asignaturas.

E n la explicación del método ideovisual, que personalmente he practi-cado, pude bien observar que el dibujo es un fundamento de l?s diversas e -tapas y ante todo de la «de las i d e a s » . D e igual modo es el dibujo un auxiliar*'de toda práctica de escuela activa poniéndolo al servicio frecuente del alumno.

E n el mismo método de lectura de palabras normales, bien sabemos que el primer procedimiento es mostrar al pequeño el dibujo correspondien-te a la palabra normal de cuyo análisis ha de sacarse la letra,

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C o m o medio de intuición sensible tiene su aplicación en la historia con los mapas, croquis, esquemas, planos y cuadros de ilustración.

Lo mismo ocurre como auxiliar de la geografía y en ¡a aritmética con las gráficas de figuras y objetos para las nociones y operaciones numéricas de las secciones infantiles.

N o menos méritos tiene el dibujo como auxiliar de las ciencias natu-rales, tan desgraciadamente descuidadas, sirviendo de intuición para el cono-cimiento de los sistemas y funcionamientos orgánicos.

Y , como todo traba jo manual, el dibujo es un gran factor para edu-car la vista y la mano, pues, «dibujar bien es ver bien» dice un autor, y la mano en su constante actividad por el dibujo, tiene cada vez más pro-gresiva habilidad que complementa la razón de importancia de esta asignatu-ra auxiliar, de tan frecuente aplicación en la vida práctica.

S U S D I V I S I O N E S

E n diversos sentidos se puede considerar la división del dibujo. S i se tiene en cuenta el modelo básico de su ejecución, puede ser de imitación, que es el que se efectúa mediante otro dibujo realizado de antemano, pro cedimiento que se denomina comunmente copia. S i se toman como modelos los objetos reales de la naturaleza, el dibujo se llama natural en el cual se ciñe el autor a poner los detalles con las proporciones aparentes, esto es, como se los presenta la ilusión óptica lo que se llama perspectiúa natural, y, el dibujo sometido, no a la visión aparente sino a las propoiciones e x a c -tas, posición y aspecto preciso y lineal que se llama dibujo geométrico.

Considerando el dibujo como la expresión de la belleza, es decir ba-jo el concepto del A r t e , se llama dibujo artístico, que puede inspirarse en en el desnudo humano, ( A c a d e m i a ) o en la naturaleza y se llama de or-namentación. S i se scmete a reglas de arte y a normas profesionales el di-bujo se llama también técnico.

E l dibujo pedagógico es el dibujo considerado b a j o su concepción es-colar . T e n é i s aquí el carácter b a j o el cual nos corresponde estudiar esta materia. N o es el ideal de la escuela formar artistas; es éste dominio de las escuelas de bellas artes, institutos técnicos, escuelas de ingeniería, e tc . L a escuela primaria debe encerrar el dibujo dentro de paréntesis esencialmente educativos (sin ahogar por supuesto, sino antes encausando tinosamente las disposiciones personales que con tendencias artísticas suelen a veces resultar).

C o m o norma general, se entiende la concepción pedagógica del dibu-jo en el ciclo escolar.

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C U A D R O 2.a

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S U S M E T O D O S

D o s escuelas rigen en la didáctica propiamente del dibujo; Son éstas la de M . J . Ravaisson y la de M . Guil laume.

L a escuela de Ravaisson dispone que el primer grado sea el dibujo artístico y como su principal ob je to es el que el aprendiz adquiera el co-nocimiento intuitivo de la belleza, considerando que tiene la figura humana tía gran resplandor de belleza se empieza preferentemente en su método por el -dibujo de tales formas. E s el método en que se han formado muchos artistas.

P e r o como está dicho, la importancia del dibujo en la escuela debe basarse en su aspecto pedagógico, por ello se prefiere el método de Guil lau-me que reúne la doble venta ja de adaptación a la escuela y de utilidad, de acuerdo con el ideal de la escuela activa, pues dice Mal lar t y Cutó en su obra « L a escuela ac t iva» :

« T e n e m o s , pues, dos problemas que resolver en la adaptación de la enseñanza del dibujo a la educación activa. Por una parte hay que aprove-char el dibujo del niño para su formación integral, utilizánd. lo como medio para las otras enseñanzás que lo necesiten. P o r otra, se trata oe buscar mó-viles y objetivos que lleven al niño a dibujar con toda atención e interés, a fin de que adquiera, en las mejores condiciones, las técnicas del d ibu jo» .

P E R I O D O S D E L M E T O D O D E G U I L L A U M E

T i e n e este método tres períodos: E l primero se circunscribe a las figuras planas; en él la vista aprecia las

distancias y las proporciones que guardan las líneas; considera a o jo sus lon-gitudes, división en partes iguales, estudio del cuadrado y su exacta cons-trucción; luego el rectángulo, con variación en sus dimensiones y diagonales y algunas figuras de ornamentación. L a s figuras del cuadro N.° 2 , nos dan idea del proceso en el primer período.

E l segundo período comprende dibujos de objetos de fres dimensiones; se enseñará con la práctica y la teoría en el dibujo geométrico como tam-bién la perspectiva; se dibujarán sólidos geométricos, primero se enseña la representación geométrica que la perspectiva pues es una preparación para la última.

Cuando los niños tienen buena noción en lo anterior, se procede al

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ejercicio de objetos usuales como mesas, camas, nuevos dibujos de ornamen-tación, más complejos por supuesto que en el primer período. L o s dibujos del cuadro N . " 3 , nos dan idea de la marcha del segundo período.

E l tercer período comprende la figura humana y la de los animales; éste período se lleva a c a b o en caso de haber tenido un desarrollo nota-ble los precedentes. E s de advertir que es casi inaplicable en la escue-la primaria. S i n embargo lo expongo aquí para no dejar incompleta la ex-plicación del método de Guiilaume. E n el tercer período, se empieza pues, por el sistema óseo y se procede sintéticamente; se enseña a dibujar los o-jos, la b o c a , orejas, miembros y así hasta completar la figura humana.

A L G U N O S P R I N C I P I O S S O B R E M E T O D O S Y S O B R E L A E S -

C U E L A A C T I V A E N R E L A C I O N C O N E L D I B U J O

E l método •— dice G i n e b r a — debe ser conforme a la naturaleza de nuestras facultades y de los objetos que deben ser conocidos» , y de este principio filosófico deduzco que, en el dibujo, como en toda finalidad cien-tífica, deben considerarse la índole de las facultades psíquicas del niño a la vez que la materia, ob jeto de la enseñanza, para poder definir el método con que se ha de actuar, los medios particulares o procedimientos y la ex-tensión y orden de los puntos que constituyen el derrotero en la materia propuesta.

T o d o s sabemos que múltiples factores y circunstancias influyen en la mutabilidad de los principios aplicables como medios de didáctica: la naturaleza del clima, las condiciones sociológicas, y, en general, las manifestaciones y ten-dencias que muestran la evolución de la naturaleza según la edad y temperamento. A lo dicho se agrega que, si los progamas suelen ser divergsntes ante estas circunstancias, también lo son ante el concepto personal o punto de vista desde el cual los considere quien los elabora.

Debiéndose considerar, pues, como una recopilación de puntos de na-turaleza variable ante tantos factores, se deduce lo importuno de definir aquí programas precisos o derroteros dogmáticos para la aplicación de nuestras escuelas; no obstante, creo del caso exponer algunos principios que pueden ser bases de orientación, pues juzgo trascendente su conocimiento al tratar de formar un programa de dibujo.

L a verdadera «escuela activa» no concibe los programas de principios

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únicos, sin vida y de rutinario encausamiento, ni mira la asignatura «el d ibu jo» , sino una actividad auxiliar de las demás. O b s e r v a Mal lar t : « C o m o innovación mínima necesaria en las escuelas actuales, el dibujo y los trabajos manuales han de ponerse al servicio de las demás anseñanzas escolares. S i se tratase de adaptaciones de la escuela activa ideal, diríamos que tiene que ponerse al servicio de la formación integral, entendiéndose que no se tendría que pensar en desarrollar unos programas de enseñanza prefijados pudiéndose en cambio organizar actividades de gran poder formativo sin someterse a los marcos de disciplinas teóricas».

E n el mismo sentido argumenta el autor del párrafo precedente cuando dice: « E n vez de presentar programas inanimados y esquemas insípidos de las disciplinas científicas y de los grupos de adaptaciones que se piden al hombre formado, la escuela activa ha de ofrecer algo que esté más cerca de la comprensión de los niños y más en condiciones de mover su actividad espontánea.

L a escuela activa, en vez de inmutables derroteros, acepta las cuestiones que surgen ante el interés del niño, tinosamente encausado por el maestro y exci tado por la trascendencia como el tema se hace acequible a la mente infantil, y como algo de una utilidad positiva que se constituye en poderosa vinculación entre el principio científico y la voluntad.

E n la escuela activa, como está dicho, no se mira el dibujo como una materia de exclusiva finalidad técnica, clara está la idea que debe ser un auxiliar de las demás cuestiones y que su verdadero carácter d e b e encaminarse por definidas miras educativas. « D i b u j a r por dibujar, trabajar por trabajar representa una aberrac ión», es una nueva confirmación sobre lo dicho.

E l dibujo se aprovecha en todas las cuestiones de estudio, englobadas en los centros de interés como de un «modo de expresión» y su marcha se realiza a la vez en armonía con los trabajos manuales, pues primero se realiza un dibujo «representativo» o tal como el niño concibe el ob jeto que lo inspira. Después un dibujo acotado o dividido en partes y conforme a ciertos trazos, y, finalmente, la fase constructiva en que el ob je to se construye en papel, arcilla, madera u otra materia y que constituye propiamente el t rabajo manual.

C o m o no se acepta en la escuela nombrada el dibujo sin una finalidad propia U objet ivo especial, no aprueba los ejercicios mecánicos ni las copias forzosas y cansonas en que se anulan la espontaneidad y el interés; debe el pequeño por tanto realizar su dibujo para el decorado de su a lcoba; para la ornamentación de su juguete, como plano del objeto del t raba jo manual que suscitó su realización; como expresión de la idea en lectura, historia, geografía, etc .

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E n nuestro país, no se practican en absoluto los principios de la escuela activa, pero al verificar lo que sea factible, una adaptación, deben tenerse en cuenta el medio, las condiciones de los educandos, y en ello pensar que el dibujo constituye una valiosa clave de la evolución mental.

R i g e pues, el dibujo natural, el dibujo como expresión, sin reproches por lo imperfecto que resulte, puesto que se basa en la «s incer idad».

E n cuanto al programa en la escuela común que podemos llamar tra-dicional, ya está dicho, lo considero como una síntesis de puntos variables ante muchas circunstancias y ante el mismo concepto de quien lo forme, pues se me ocurre pensar que si a ocho personas de autoridad pedagógica reconocida, se les pidiese por aparte la elaboración de un programa de dibujo para escuelas primarias, resultarían ocho planes diversos, si no por sus prin-cipios metodológicos generales, al menos por la naturaleza de los ejercicios. A l exponer algunos puntos a guisa de programa, consigno pues, como opi-nión, que esto de determinar planes no puede ser dogmático sino algo por demás variable, como concibo en general muchas cuestiones de didáctica, de arte, de literatura, en gracia de la personalidad individual.

Y o soy por naturaleza enemigo de las opiniones extremas. N o proscribo en absoluto el dibujo cuadriculado para los, dos primeros años con algunas condiciones: que no se recurra a regla, compaces y otros medios mecánicos racionalmente reprobados por don V i c e n t e Puig como opuestos a la esponta-neidad; que no sea sistemático ni predominante sino un procedimiento auxi-liar y en gracia de la variedad misma. Q u e se encause en cuanto se pue-da al niño por el dibujo natural del que se hablará adelante; por el dibu-jo imaginativo como expresión de las ideas generales y por el dibujo libre que muestre la inventiva del pequeño, poniendo en eficaz actividad su ima-ginación; que los ejercicios sean variados y que sean éstos como preparación práctica para la ornamentación, trazo de algunas labores como cubiertas, estu-ches, marcos, y el dibujo de cartas geográficas, e tc .

N o se haga del dibujo cuadriculado un e jercicio esencialmente mecá-nico; al verificar el alumno algunos trazos con la dirección del maestro, dé-jese que realice por aplicación trazos que completen la figura; que él mis-mo idee dentro de las cuadrículas, composiciones de su agrado, greca?, ro-setones, y que, l ibremente, aplique colores a su amaño, lo cual instintiva-mente ocasiona una fruición al niño que goza con los efectos vistosos, hijos de su ingenio.

N o miro tampoco mal que el pequeña realice de vez en cuando algún ejercicio de copia, máxime si personalmente lo desea, y, siempre que no se trueque tal práctica en proceder rutinario con sistematizados modelos, ina-decuados, fallos de expresión.

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D e s d e el primer año se verificará el dibujo a base de los t r a b a j o 5

manuales; el niño realiza un recortado en papel, por e jemplo, y trazará o dibujará la forma o contorno resultante en el álbum que notables escritores en cuestiones pedagógicas aconsejan; en dicho álbum se pegarán los recortes, figuras geométricas, entrelazados, esterillas, cartones recortados para la con-fección de muebles, estuches u otros objetos y los dibujos respectivos e jecu-tados por los mismos pequeños.

D e b e tenerse especialmente en cuenta que a los párvulos no d e b e en-señárseles definiciones científicas, y que torpeza sería el recargar a pequeñue-los con programas forzosos, desconociendo que los dos primeros años son verdaderos preparatorios a la vida de estudio, y, antes que período de a -prendizajes áridos, son etapas de iniciación y desarrollo mental, donde de-be reinar la alegría, la animación y el espíritu propios de la edad infantil,-donde cada chico sea cual una abe ja que goza en el laborar activo y es-pontáneo-

D e s d e el primer año debe iniciarse el dibujo del natural, el que ha de ser la forma predominante en los cursos superiores, como que el alumno tiene en él la libertad para su mano y para su actividad mental. Simultánea-mente a los procesos del dibujo se irán enseñando las nociones geométricas tomadas como conclusión en el análisis de los sólidos, los que, en armonía con el t raba jo manual, se construirán por los niños en cartón, pasta, yeso, madera, a la vez que las labores en general tendrán como forma gráfica e lrdibujo espontáneo de los alumnos.

N o deben tampoco descuidarse los dibujos de inventiva, de éxito fe-liz en la formación del alumno, y una clave importante para su estudio psí-quico.

E L D I B U J O N A T U R A L .

Algunas nociones. Consiste éste en dibujar, no mediante modelos o dibujos previamente realizados, sino a la vista de los mismos objetos reales. Nunca faltarán pues motivos, ya que la naturaleza es inagotable en ellos. E s la forma de máxima importancia en la enseñanza de la materia en cuestión, pues, su valor educativo para la vista y para la mano, es, como para el desarrollo mental, fundamento que le hace prevalecer entre otros procedimien-tos de dibujar, y realizar correctamente un «dibujo del natural», es tener perfección en este arte de aplicación tan múltiple y de tan justa predilección.

E n el dibujo natural se supone una línea, que, llamada línea de hori-zonte, se toma como base para la representación de los objetos . E n esta lí-

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nea supuesta se imagina así mismo un punto hacia el cual pa iece tendieran a reunirse ciertas líneas del ob je to , que, al alejarse de nuestra vista, nos pa-recen convergentes. Es te es el l lamado punto de fuga.

T é n g a s e presente que la línea no es algo material, y lo que así lla-mamos es tan sólo la forma de expresión convencional para darnos idea de lo que en su verdadera concepción es abstracto.

Admit ida esta intuición de la línea, bien podrían formularse ciertos prin-cipios de aplicación en la perspectiva natural. H e aquí a lgunos :

a ) L a s líneas verticales en el ob je to al nivel del horizonte, se repre-sentan también con verticales en el dibujo ( T o d a s las líneas verticales de los ejercicios de dibujo natural en el cuadro 5 , representan contornos con línea? verticales en el cuadrado o cubo real.

b ) L a s líneas paralelas que en el ob je to están de frente al observador, se representan paralelas en el dibujo. E j . a b y cd, de la fig. 7 5 , y J L M N de la fig. 1 0 8 .

c ) L a s líneas paralelas que en el ob je to no están de frente al obser-vador se representan por líneas convergentes que tienden al punto supuesto en la línea de horizonte, E j . O P y Q r , que, como se ve, aparecen conver-gentes, y, tanto más, cuanto al girar el cuadro sobre el lado O Q se alejan más los extremos P y r del punió de üísia del observador. ( F i g . 7 6 ) .

c h ) U n factor de trascendencia en el d ibu jo natural es la distancia con la cual varía el tamaño de los cuerpos, y a que éstos, a mayor distan-cia, se ven más pequeños.

d ) A l contrario de lo que ocurre en el dibujo geométrico y en el dibu-jo de imitación cuyo efecto es siempre el mismo, en el dibujo natural la posi-ción o aspecto del dibujo cambia según cambie o varíe el punto de vista elegido por el observador.

D e las explicaciones precedentes se deduce que un mismo objeto puede tener muy diversas representaciones, según esté encima, al nivel o d e b a j o de la línea de horizonte, y según el punto de vista, como y a se di jo.

P E R S P E C T I V A N A T U R A L D E L C U A D R A D O

E n los párvulos el dibujo natural debe ser práct ico y muy sencillo. E n los ejercicios preliminares de dibujo natural, metódico, debe el maes-

tro empezar por la representación del cuadrado en sus diferentes posiciones al nivel de la línea de horizonte ( 7 5 a 8 8 ) . C o m o modelo dispondrá una ho-ja cuadrangular de cartón, la cual, en su posición de frente, puede verse en la fig. 7 5 .

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C U A D R O 5.°

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Comprendidos estos ejercicios y acostumbrados ios alumnos a apreciar la posición relativa de las líneas, pasará a los e jercicios conducentes a re-presentar el mismo cuadrado encima de la línea de horizonte ( 8 9 a 9 7 ) y luego d e b a j o de la línea de horizonte ( 9 8 a 1 1 1 ) .

C o m o se ve, al girar el cuadrado sobre uno de los ejes verticales, o mejor dicho, c a d a vez que se pone menos de frente al observador, dismi-nuye el e je horizontal de dicho cuadrado, en tanto que aumenta la conver-gencia de los lados antes horizontales.

Obsérvese así mismo que en los ejercicios de perspectiva sobre el cua-drado de frente, ai hacer girar éste sobre uno de los lados horizontales, disminuye la altura o distancia entre ellos, a la vez que la convergencia se realiza en los extremos de los lados antes verticales y que ya se ale jan.

E J E R C I C I O S D E P E R S P E C T I V A N A T U R A L D E L C U B O

Estos ejercicios con el cuadrado disponen al alumno para los ejercicios de dibujo natural del cubo, y a que éste es formado de seis cuadrados que para efecto de la «perspect iva» bien pueden considerarse como uno en di-versas posiciones.

C o m o sucede en el cuadrado, pueden realizarse ejercicios con el cubo , al nivel de la l ínea de horizonte, e jercicios de perspectiva del cubo encima de la línea de horizonte, y, ejercicios de perspectiva del mismo cubo de-b a j o de la línea de horizonte.

E n los ejercicios de perspectiva natural del cubo, como se ve en los dibujos del 1 1 2 al i 3 2 , cuando el cubo está completamente de frente al observador se ve como un cuadrado (1 1 2 ) , y cuando está en otra posición, los cuadrados van tomando !a forma de trapecios con los lados no paralelos más o menos convergentes, y con los lados paralelos conservando mayor o menor distancia, según que tales faces estén más o menos a la vista del observador.

E J E R C I C I O S D E P E R S P E C T I V A N A T U R A L

D E L A C I R C U N F E R E N C I A

P a r a los ejercicios de perspectiva natural de la circunferencia se dispon-drá de un círculo de cartón, el cual, sostenido por un e je de alambre que pase por el centro a modo de diámetro, se colocará en diversas posiciones.

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C U A D R O 6 . °

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38 •

Obsérvese que el círculo, completamente de fíente, tiene por contorno la circunferencia, y que, a medida que va girando sobre su e je vertical, pre-senta el aspecto de una elipse cada vez más cerrada hasta quedar sólo una línea vertical. Figuras del 1 3 3 al 1 4 0 . S i se continúa la rotación, o si se hace girar hacia el lado opuesto, mientras el e je vertical de la elipse per-manece invariable, el horizontal aumentará progresivamente en sentido con-trario, hasta que hallándose completamente de frente, quedará al dibujarse nuevamente delineada la circunferencia. Figuras del 1 4 1 1 4 8 .

S i en lugar de hacerse girar el disco de cartón sobre su e je vertical, se hace girar sobre el e je horizontal, ya es éste el invariable, en tanto que el vertical variará, haciéndose la elipse resultante más o menos cerrada, se-gún que esté más o menos de frente al observador.

L a perspectiva de la esfera es siempre la misma, ya que cualquiera que sea su posición y cualquiera que sea el punto de vista del observador presentará su forma esférica; variará, eso si, la sombra, según los cambios de la luz.

Real izados los ejercicios de perspectiva del cuadrado, del cubo y de la circunferencia, se verá el alumno con la disposición preliminar más a pro-pósito para el dibujo natural de sólidos geométricos, y de los objetos de la naturaleza, ricos en variedad y en interés.

Pueden realizarse dibujos tomados de las flores, de las hojas, del remo vegetal en general, y se tendrá como efecto, bellos motivos decorativos muy empleados en el arte como verdadero dibujo de ornamentación.

E l dibujo natural, está claramente expuesto por autorizados conceptos, es la forma mejor en la enseñanza general de la materia; mas, para desva-necer los prejuicios múltiples sobre tal aseveración, téngase presente que no se exige al alumno un resultado perfecto; pues lo que importa es la educa-ción a la vez que la técnica racional, el adiestramiento de la mano con po-sitiva libertad, la espontaneidad mental misma. ( L o s 6 finales dibujos del cuadro número 6 muestran algunos breves ejercicios de perspectiva natural).

O R D E N Q U E S I G U E N E N L A U T I L I Z A C I O N D E L O S

M A T E R I A L E S A L G U N O S A U T O R E S

L a s diversas naciones extranjeras adoptan para el t raba jo manual los materiales que corresponden a sus condiciones, a su grado de civilización, a sus industrias, a su clima, y así, los trabajos en alambre tienen gran a c e p t a -

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ción en Suiza y en Italia; los trabajos en madera en el norte de Europa y el modelado en arcilla entre los anglosajones.

Ezequiel Solana tiene en su obra el siguiente plan al que da luego un explicativo desarrollo: T r a b a j o s en papel, en cartón; sigue con los de ma-dera y termina con labores en otras materias: arcilla, bramante, junco, mim-bre, vidrio.

Lorent y Debuisson propusieron un programa que se inicia con ejercicios frotbel ianos y prosigue con modelado en arcilla o pastel ina; plegado y re-cortado en papel; y ensamblado de cartón; t raba jo de alambre y finalizan con el t raba jo en madera.

T o r o y G ó m e z , como todos en general inicia el plan de su obra con tabajos en papel y en cartón, sigue con modelado y vaciado ert yeso, tra-b a j o en madera, labores de pa ja y alambre, en seguida con hierro y otros metales, y termina con un complemento sobre fotografía, nociones prácticas de electricidad y breves procedimientos con vidrio.

L a nueva obra del t raba jo manual de Luis E . R e y e s tiene un plan en este orden: Pape l , cartón, madera, repujado en cuero, cobre, y estaño lami-nado, termina su plan con trabajos en mimbre.

E l sistema N a a s ya está expresado en un principio fue originado por A -braamson quien fundó la primera escuela en la población de Naas para sos-tener las prácticas del trabajo manual, como costumbres tredicionales que ya empezaba a anular la civilización en su suelo se funda en dos principios generales: la enseñanza debe basarse en un plan metódico y debe ser dirigida por un profesor verdadero y no por un simple artesano. A d e m á s se trabaja solo en madera lo que constituye el slojd: la enseñanza es voluntaria, individual y no simultánea y los discípulos fabrican objetos de utilidad pero no de luio.

E n 1 7 8 6 se fundó en Estokolmo otra escuela cuyo programa comprende la cestaría, encuademación, el torneado y la escultura en madera, es de ad-vertir que el sistema Naas no ha sido adoptado en su forma original en nin-guna nación; cada una, según sus condiciones y su medio, le ha introducido modificaciones.

Y con respecto a los centros de interés, bien sabido es que consiste el ha-cer girar la enseñanza al rededor de ciertos motivos presentados como ne-cesidades o deseos del niño, lo cual por constituir ciertos móviles personales determina el esfuerzo y la observación espontáneos. N o hay nombres de las materias sino finalidades que engloban todos aquellos detalles geográficos, his-tóricos, matemáticos, gráficos, o constructivos, y es aquí precisamente donde estriba mi razón de traer al caso los centros de interés, pues incluyen, y de manera muy especial la gráfica y construcción o sea el dibujo y el t raba jo manual al servicio franco del alumno y del desarrollo fructuoso del centro.

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D i c e en efecto un autor y a nombrado: « C u a n d o la imagen se ha deter-minado suficientemente, los alumnos dibujan a punta de pincel, en negro o en colores, a la aguada, sin cuidar los detalles sino la sinceridad en la ex-presión de las ideas, escenas determinadas por esos medios» .

«Para le lamente al dibujo representativo a mano alzada el alumno hace el dibujo constructivo determinando las dimensiones de diversas partes, y fi-nalmente pasa a la construcción del ob je to y a su decorado»

V e m o s pues, que cualquiera que sea la escuela y circunstancias, puede emplearse el t raba jo manual y con notable provecho de la obra educativa. Suele objetarse que no están los niños en todas las condiciones pecuniarias que los posibilite para el gasto de dinero en traba jo manual. E s t e es un ar-gumento muy presentado pero carente de razón: U n a docena de papel sati-nado de colores vale cincuenta centavos; pueden sacarse esterillas o tej idos como las que se ven en los cuadros del I 5 al 1 8 , y pueden computarse a cen-tavo. U n a docena de hojas de cartón de un metro por 0 , 7 0 centímetros va-le un 1 , 0 0 peso; con c a d a una de las hojas pueden verificarse cuatro tra-ba jos como los que se observan en los cuadros 2 0 y 2 1 que salen por lo tanto a dos centavos aproximadamente. C o n centavo y medio podría e -jecutarse así mismo una silueta como las que tenemos en los cuadros 1 0 y 1 1. C o m o se ve, los valores hasta aquí expuestos son de común alcance, mas, si se desease trabajos sin exigencia de gasto alguno, en fábricas y ta-lleres, papelerías, e tc , se obtiene, como y o he obtenido, gratuitamente re -cortes de papel , cartulina, lata o madera, fuera de que el t raba jo de mo-delado en arcilla nada cuesta y es de muy provechosa aplicación.

L o s trabajos en yeso u otras materias de algún valor, solo se efectuarán con alumnos de posibles recursos, y , los de alguna complicación artística, con aquellos de excepcionales disposiciones, que debe el maestro estimular previo su espontáneo deseo y sus factibles condiciones.

C o m o se suele decir que los maestros no tienen todos habilidades pa-ra la clase del trabajo manual, se puede responder que en la escuela pri-maria se pueden realizar trabajos muy sencillos al a lcance común de! maes-tro que quiera desplegar iniciativa y celo por su deber , a más de que gran labor puede realizarse con sugerir o encauzar el interés del niño, como ya se di jo . H a y sin embargo un recurso, que, con favor de tan trascendente a c -tividad, puede emplearse. E s este el intercambio de profesores para tal efec-to, por lo regular en una agrupación de 4 o más institutores no falta uno que más o menos tenga disposiciones para la materia en cuestión; pues en tal caso, puede, con beneficio máximo, disponerse el programa de modo que el tal maestro diri ja el t raba jo manual sucesivamente en los diversos grupos, entretanto que los profesores de éstos, suplen su falta en el año a su cargo.

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P A P E L Y CARTON

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LABORES EN P A P E L E l papel es el material generalmente designado por los diversos autores y

métodos para iniciar el t raba jo manual, determinación que obedece a varias razones, entre ellas, el ser de más fácil adquisición, el prestarse más para el manejo del niño, su influencia educativa y el demandar muy pocos o ningunos instrumentos, a lo cual se agrega el ser adecuado por su módico valor a nuestras clases pobres.

M u c h a s y diversas labores pueden efectuarse con el papel, entre las cua-les, por su más común aplicación, merecen citarse: el plegado, el recortado, el entrelazado, el trenzado, el esterillado, el picado, el repujado y la car-toplastia.

P L E G A D O

L a primera etapa o serie de ejercicios son los constituidos por el plega-do, que consiste en verificar en hojas cuadrangulares, rectangulares, o de o-tra forma poligonal, dobleces o pliegues dando como efecto nuevas formas geométricas o bien curiosas imitaciones de objetos.

E l plegado es de gran importancia como iniciación de las labores manua-les, pues el manipuleo o acción constante de los dedos o de toda la mano, desarrolla la habilidad o pericia de los niños; determina la sugestión de for-mas y figuras nuevas, adquiriendo un progresivo desarrollo la inventiva o i-niciativa de los educandos y se forma el gusto estético infantil.

E J E R C I C I O S

Múltiples son los ejercicios que pueden realizarse con el plegado, pero como es imposible consignar su totalidad en esta obra, me limito a exponer

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algunos cuyas ilustraciones gráficas están en el cuadro número 7 las cuales sugieren otras variadas labores.

A n t e todo, como ejercicios preliminares, puede el maestro dar una ho-ja cuadrada a cada alumno y hacer :

a ) Q u e la doblen en dos mitades formando así dos rectángulos iguales. b ) Q u e la doblen nuevamente según la mitad y quedarán cuatro rec-

tángulos. c ) D o b l a r la ho ja según una de sus diagonales y quedarán dos trián-

gulos rectángulos. c h ) Doblar una ho ja de papel en dos, en tres, en cuatro o más partes

iguales. C o m o importa que los trabajos manuales marchen armónicamente con el

dibujo y las nociones geométricas, debe con los pequeños obtenerse que di-bujen, a modo de iniciación en dibujo natural, el contorno de las labores obtenidas en c a d a pliegue, lo cual da como resultado cuadrados, triángulos, vértices, líneas cuya nomenclatura aprenderán los niños, como está sabido, sin entrar en el campo de las definiciones áridas e inadecuadas.

T é n g a s e en cuenta de manera especial que la formación de un álbum pa-ra los trabajos manuales que sean del caso, es de suma importancia con es-tos ejercicios como con las labores de papel siguientes.

S O M B R E R O D E T R E S P I C O S

S e toma un rectángulo de papel y se dobla por su mitad ( F i g . 1 6 3 del cuadro 7 ) dando origen a dos rectángulos con la base común A D . M e d i a n -te un doblez en dos nuevas partes marquemos la mitad N M . Llevemos a M A y a M D sobre M N , y quedará la figura 1 6 4 . L o s rectángulos de ex -ceso sobre G H rebatámoslos respectivamente a uno y a otro lado y abrien-do por G H se obtendrá el sombrero deseado.

R I N C O N E R A O A L H A J E R A

Dóblese para obtener la figura 1 6 5 . Vué lvase uno sobre otro los ángu-los en B y en C . A b r a s e según G H y llévese a G sobre H para obte-ner la figura 1 6 6 .

L l e v a n d o a O sobre M se obtendrá el esquinero deseado y si se dobla a O y a R ( a uno y otro lado) sobre M quedará la montera. ( F i g . 1 6 8 ) .

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E L B A R C O

O b t e n i d a la montera ( F i g . 1 6 8 ) se cierra uniendo los puntos B y C . T í r e s e de los dos vértices exteriores y queda terminado el pequeño barco . F ig . 1 6 9 .

L A M E S A

S e toma un cuadrado de papel; se dobla por sus diagonales formando cuatro triángulos rectángulos con un vértice común y se desdobla luego; se pliegan hasta el centro los cuatro lados marcándose con esto el nuevo cua-drado E F G H ( F i g . 1 7 1 ) y se desdobla así mismo. S e voltea la ho ja ; se doblan los cuatro ángulos sobre el centro y se vuelven a desdoblar. N u e v a -mente se voltea el papel y sus cuatro vértices se llevan al centro. D e estos pliegues y dobleces que se indican en los números 1 7 1 y 1 7 2 , resulta al fin la mesa del grabado número 1 7 3 .

M O L I N O O R E H I L E T E

C o n plegar las patas de la mesa en una misma dirección se tendrá el molino. F ig . 1 7 4 y 1 7 5 .

L A P A J A R I T A

Procédase como para hacer la mesa o el molino pero al terminar la rea-lización indicada por los grabados 1 7 1 , 1 7 2 , 113 y 1 7 4 , mediante replie-gues que indica mejor el proceso activo, se tendrá la pajarita I 7 6 .

E L B A R C O D O B L E

P a r a obtener el b a r c o doble, ( 1 7 7 ) basta reunir dos a dos las aspas del molino de la figura 1 7 5 , y replegar respectivamente las dos mitades de cada uno de los dos lados opuestos del cuadrado O N T S .

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B A R C O D E V E L A

S e saca una de las puntas que se hallan al centro del b a r c o doble y se obtiene el barco de vela. ( F i g . 1 7 8 ) .

T A R J E T E R O

C o m o para hacer la mesa, dóblese el cuadrado de papel en el sentido de sus diagonales, llévese los cuatro lados al centro para formar el pequeño cuadrado central ( 1 7 1 ) . Sin desdoblarse vuélvase el papel y tórnense así mismo al centro los vértices del cuadrado resultante. Sin volver la hoja , dóblese se-gún los ejes de este mismo cuadrado.. S e voltea entonces la ho ja introdu-ciendo los pulgares y los índices por deba jo de los ángulos centrales a la vez que se juntan los vértices de los extremos y se obtendrá el tar jetero propuesto (fig. I 7 9 ) .

P O R T A M O N E D A S

Dóblese como para obtener un barco doble dispuesto para el barco de Vela; se desdobla por completo uno de los lados. S e llevan al centro los vértices resultantes y se forma el cuadrado que se ve en la figura 1 8 0 . S e do-bla la parte superior sobre la inferior y al verificar la misma operación por el lado opuesto queda realizado el portamonedas ( 1 8 2 ) .

C A J A

P a r a realizarla basta estirar los lados del portamonedas.

C U B O O G L O B O

Dispóngase un cuadrado con sus diagonales y sus ejes mediante plie-gues según se ha indicado (fig. 1 8 4 ) . H á g a s e que se levante el vértice O y y que se junten R y L l ; quedan entonces triángulos isósceles superpues-tos como se ve en la figura 1 8 5 . D e igual manera puede plegarse según

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C U A D R O 7 .

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^ 48 ^

las medianas O P y O J ; apliqúense a I y a L sobre O ( F i g . 1 8 5 ) do-blando según las medianas P T y P C H . H á g a s e lo mismo en el lado opues-to y t e n d r e m o s varios pliegues dispuestos en forma romboide. S i los vértices que están en el extremo del e je horizontal los llevamos al centro ( a uno y otro lado) tendremos que el t rabajo nos presenta la forma de la figura 1 8 7 . D o b l a n d o luego las puntas sueltas en G o en F , se introdu-cen por entre A M y por entre M B o por entre D M y por entre C M y al otro lado del t raba jo lo mismo, nos resulta la figura 1 8 8 , que luego de un sencillo repliegue, al soplár en uno de sus puntos G o F , resulta el cu-bo o globo pedido y que se ve en la figura 1 8 9 .

D i c h o está que puedeü realizarse muchas labores de plegado imitando objetos curiosos y ocasionando especial diversión a los pequeños, a la vez que un notable provecho en su habilidad manual y en la formación de su iniciativa. E n este tratado me limito a las precedentes labores como suges-tiones, observando que más que las explicaciones dadas, que, por lo múlti-ples pueden resultar confusas, puede dar mayor resultado la práctica cons-tante y la iniciativa del mismo niño encauzada por el preceptor entusiasta.

R E C O R T A D O

Múltiples ejercicios pueden realizarse igualmente con el recortado de papel, labor qiie en forma tan general parece corresponder a un instinto infantil, pues recortar (por simplemente cortar ) un papel; sacar de un pe-riódico una figura o lámina; recortar estrellas o calados caprichosos rigién-dose por previos pliegues o trazados; recortar el forro de la cometa , los casquetes del globo, e tc . , son ocupaciones que bien agradan a los niños y aún a las personas formadas. Quién al tener un papel y una ti jera al al-cance de su mano, no siente como una provocación o necesidad instintiva de cortar?

E s el recortado labor igualmente de un gran valor educativo por su eficacia en la formación de la habilidad manual, por la sugestión a la fan-tasía y el encauzamiento a la inventiva del niño, por su aplicación á las nociones geométricas y por corresponder a oportunidades constantes en la vida práctica.

C o m o ejercicios preliminares bien se le puede hacer recortar al peque-ño el cuadrado, el rectángulo, el rombo, el triángulo, el trapecio, el círcu-

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lo y otras figuras cuya nomenclatura (sin definiciones como está d i c h o ) pue-den ir aprendiendo desde los ejercicios de plegado.

L a s diversas labores de papel pueden recopilarse en un álbum a pro-pósito ( A l b u m de trabajo manual) en el cual se pueden ir verificando los dibujos del caso que manifiesten la simultaneidad que debe mediar entre el dibujo y el t raba jo manual o constructivo propiamente dicho. Conforme con lo expuesto, en el dicho álbum se pegarán las formas completas, cuadrados, rectángulos, e tc . , indicadas; luego la misma labor pero con recortado al cen-tro, como formada de fajas o cintas a modo de marco con la forma dicha; y, finalmente, este mismo dibujo y el dibujo mismo formado en línea de la figura geométrica propuesta. E,s esta una labor que, conceptúo, armoniza en debida forma el t rabajo del recortado, el dibujo y las nociones geométricas.

R E C O R T A D O D E P L A N T I L L A S Y R O S E T O N E S

Mediante pliegues especiales de una forma geométrica, se puede, al recortar determinados trazos, obtener calados o plantillas caprichosas, que, en papeles brillantes o de colores vistosos, se prestan mucho a la ornamen-tación de cometas, globos, pantallas, marcos, ca jas u otros objetos .

P a r a los ejercicios del cuadro N o . 8 tomamos por base un cuadrado de papel A B C D (figura 1 9 0 ) . Pleguémoslo luégo según su diagonal D B y tendremos dos triángulos equiláteros superpuestos como se ve en la fig. 1 9 1 . Si en el sentido de su mediana o de su altura A C H , doblamos A C H B %

sobre A C H D , tendremos entonces cuatro triángulos rectángulos que a la vez son isósceles superpuestos, y , sobre el posterior de ellos B A C H { F i g . 1 9 2 ) se efectuarán los trazos para el recortado general. Según esta, p r e c e d e m o s con la figura 1 9 3 para obtener la plantilla 1 9 4 ; en la figura 1 9 5 para obtener la í 9 6 ; los trazos y los cortes 1 9 7 para tener por resultado la cruz 1 9 8 ; los del triángulo 1 9 9 para que resulte la cruz 2 0 0 y los que se ven en el 2 0 1 para el rosetón 2 0 2 .

Estos trabajos aúnan a su sencillez la facilidad y gusto del niño para desplegar su inventiva en la confección de otros diversos.

R E C O R T A D O D E F I G U R A S Q U E P U E D E N D I V I D I R S E E N D O S P A R T E S S I M E T R I C A S M E D I A N T E U N E J E

S e toma un cuadrado o rectángulo de papel y se dobla por su mitad, con lo cual quedan dos rectángulos superpuestos A B C D (Figura 2 0 3 ) . S e

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C U A D R O 8

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C U A D R O 9

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dibuja en el rectángulo superior la mitad de la figura de manera que el doblez quede de e je en la figura total. Basta recortar y abrir y se verá el ob je to completo. A s í con el trazo y corte de la figura 2 0 3 se tendrá la copa 2 0 4 , y con el trazo y corte indicados en el número 2 0 5 se obtie-ne el bol iche del grabado 2 0 6 .

P a r a las figuras un poco complicadas, como animales, bien puede, si se quiere, adoptarse previamente el procedimiento de la cuadiícula, como se ve en la ilustración 2 0 7 para obtener el perro de la parte inferior. U n a vez hecho el trazo y recortado el contorno, se h a c e un ligero repliegue que indica el sentido común, con el fin d e que la cabeza quede un poco erguida.

D e igual modo se procede en las figuras 2 0 9 y 2 1 0 que dan por resultado la l iebre; 2 1 1 y 2 1 2 , el elefante, y 2 1 3 y 2 1 4 para obtener la v a c a del dibujo final. C o m o al desdoblar las partes superpuestas ya corta-das quedan estos animales con sus cuatro patas, pueden tales figuras parar-se con gran gusto de sus pequeños autores.

R E C O R T A D O D E S I L U E T A S

C o m o material se dispone un rectángulo del papel que se emplea para carteles de luto o papel negro en que vienen envueltos los rollos para im-presión fotográfica; otro rectángulo de papel bristol, marquilla, cartulina u otro papel b lanco sin rayas, además almidón o goma y una ho ja de papel carbón caso de tenerse que recurrir al procedimiento (no recomendable) del ca lcado.

Ejecución. S e coloca sobre la mesa el papel negro con su otra faz vuelta a nuestra vista; se verifica por dicho lado el dibujo propuesto. Bas ta luego recortar los contornos del caso y pegar cuidadosamente la figura en el rectángulo de cartulina blanca donde quedará la silueta invertida. S i se desea, pueden colorearse algunos espacios según el gusto e iniciativa de quien realiza la labor, o bien reemplazar el color con retazos de crespón, velo romano, organdí o cualquier tela vistosa recortada de acuerdo con la figura y pe-gada de antemano sobre el fondo blanco o en el reverso de la misma silue-ta y antes de pegarla.

P a r a suplir el marco de estas siluetas que suelen quedar con elgante aspecto, se puede emplear cartón y tiras del papel de encuademación que i-mita la madera, y, para que dé la labor la impresión de tener vidrio, se puede emplear el papel trasparente l lamado «celofán» de poco costo y mag-nífico resultado.

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C U A D R O 1 0

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E n los cuadros 1 0 y 11 se pueden ver algunas siluetas de mi inicia-tiva. A la izquierda los trazos o bosquejos sobre la faz blanca del papel negro, y al frente y a la derecha de cada diseño, su respectiva silueta, la que queda, como es natural, invertida al volver la hoja para el efecto.

ENTRELAZADO Y TRENZADO

L a s labores de entrelazado y trenzado, de un notable efecto, son de mucha eficacia en el adiestramiento de los dedos y de frecuente aplicación en la ornamentación, en la confección de marcos, de bonitos cinturones con cinta, cuero, percalina, pegamoy y en el cruzamiento o enlace de figuras geométricas,

Ejercicios:

P L E G A R U N A T I R A A L R E D E D O R D E O T R A

S e dispone horizontalmente una tira larga A B , F ig 2 2 7 . S e toma una segunda fa ja de distinto color , C D , y, colocándola oblicuamente por deba jo de la primera, se voltea en torno de ella de manera que su lado vaya coin-cidiendo como para forrar completamente a la horizontal. E l grabado 2 2 7 nos da la idea del procedimiento. D e modo semejante puede entrelazarse una faja en otra doblada como se ve en el dibujo 2 2 8 o bien en dos fa-jas cruzando alternativamente, como se observa en el mismo ejercicio, la u-na faja por las otras dos. V

P L E G A R U N A T I R A D E P A P E L F O R M A N D O

L I N E A Q U E B R A D A

S e toma la tira para el efecto y se va plegando formando ángulos rectos, uno por deba jo y otro por encima sucesivamente, lo cual da el efecto que se pide y que se^puede apreciar en la figura 2 2 9 . Repi t iendo este e jercicio con otra fa ja de color, queda y a muy fácil entrelazarlas como se observa en el grabado 2 3 0 .

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E N T R E L A Z A R U N A T I R A D E P A P E L . E N T R E O T R A S D O S

Segundo Procedimiento. S e dobla una tira de papel hacia la mi-tad haciendo que la una parte vuelva paralela y contigua al lado da la otra como se ve en la fa ja M O P de la figu ra 2 3 1 . S e pasa luego la segunda fa ja R S cruzándola alternativamente en disposición vertical y plegándola en ángulo recto en los lados opuestos M A y B P . E s t e e jercicio da el efecto de la figura 2 3 1 claramente comprensible y preparación del 2 3 2 que cons-tituye el mismo, con la sencilla diferencia de entrelazarse ante todo dos fajas plegadas como se di jo al iniciarse esta explicacio'n y como se observa en el punto T el e jercicio ( 2 3 2 ) .

E N L A Z A R C U A T R O F A J A S

S e dobla la primera A B ( F i g 2 3 3 ) por su mitad; se enlaza con la segunda C D como muestra el grabado; en la misma forma esta segunda se enlaza con la tecera E F la que a su vez termina el entrelazado propuesto, cruzándose por entre la horizontal A B como se ve en la figura 2 3 3 .

TRENZADO

H a b l o del trenzado en este punto por la íntima relación que tiene con el entrelazado del cual es como una forma especial, y las mismas razones pue-den aducirse de su valor educativo.

P a r a realizar el trenzado se disponen las tiras de papel en colores di-versos, trabadas una a una y unidas con almidón en una de sus extremida-des formando haces iguales. S e pasa en seguida una tira del haz de la de-techa, por e jemplo, por encima de la primera de las de la izquierda, y lue-go por deba jo d e la segunda. . . . y así cada una d é l a s tiras del haz d é l a derecha va cruzándose con las de la izquierda en forma de esterilla, y cuando la faja ha pasado alternativamente por todas lasdel haz opuesto, se re-pliega y se torna a entrelazar en sentido contrario. E l proceso práctico, me-jor que las explicaciones verbales, determinará el aprendizaje de la labor nombrada. L a figura 2 3 4 da idea de un trenzado con tres fajas; la 2 3 5

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C U A D R O 12

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de un trenzado con cuatro fajas y el e jercicio 2 3 6 expresa la labor de tren-zado con 5 fajas.

LAS FIGURAS GEOMETRICAS A P L I C A C I O N C O N E N E L E N T R E L A Z A D O

E n las labores del t raba jo manual en general es como ya se ha dicho de trascedencia sugerir una enseñanza simultanea, en cuanto sea posible, con las nociones geométricas de clara aplicación y con el dibujo de las obras realizadas. Conforme con lo expuesto, expongo aquí algunos ejercicios que c o m o adaptaciones del triángulo al entrelazado juzgo adecuados para la orientación de esta labor.

Procedimiento. — S e dibuja cada uno de estos triángulos ( 2 3 7 ) aisla-dos en cartón el que se forra con papel vistoso para mejor aspecto. R e -cortados los dichos triángulos se realiza un corte en uno de sus lados pa-ra verificar luego una introducción o enlace a modo de cadena en la que los triángulos u otras figuras odoptadas hacen de eslabones.

T o d o s los dibujos del cuadro 1 3 expresan caprichosas labores que, en la forma dicha, se pueden efectuar con el triángulo en entrelazado.

E L E N T R E L A Z A D O D E O T R A S F I G U R A S G E O M E T R I C A S

E s innecesario detallar la confección de otro entrelazados con diversas figuras geométricas, pues basta lo dicho para efectuar nuevos entrelazados ya que el procedimiento es el mismo.

Conforme con esto expongo lo ejercicios del 2 4 3 al 2 4 7 inclusive, co-mo labores de aplicación en el entrelazado del cuadrado donde dicha figu-ras geométrica, previo el trazo y corte en cartulina, se eslabona como pá-ra formar una malla especial. L a labor tiene además el efecto de un boni-to ca lado.

L o s ejercicios del número 2 4 8 al 2 5 1 inclusive, manifiestan la misma labor de entrelazado realizado con rectángulos lo que dá un efecto no me-nos bello y muy a propósito para la confección de marcos caprichosos, que, forrados en papel dorado o de varios colores, son atractivos, salen de poco costo y muy útiles para planas dibujos u otros labores escolares.

E l entrelazado puede, como se ve en los ejercicios del 2 5 2 al 2 5 4 , efectuarse con otras formas geométricas, prevaleciendo siempre la iniciativa

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CUADRO 13

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1.

1

CUADRO 14

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y el buen gusto del autor. E n estas circunferencias puede entrar un núme-ro diverso lo mismo que una variada forma de entrelazado.

( D é j e s e iniciativa libre al alumno para que realice otras labores origi-nales).

E S T E R I L L A D O

E s el esterillado una ocupación de no menos valor educativo a las hasta aquí explicadas^ ella constituye para el niño una labor por demás estética y de gran poder sugestivo e interesante, para él que se siente cautivado por el vistoso efécto en el juego y cambio de los colores. P a r a las niñas puede considerarse también como ejercicios de preparación a la puntada del lomillo, y por lo tanto de verdadero mérito práctico como aplicación escolar.

Considero como primera etapa del esterillado, el estudio del modelo, que puede hacerce en una hoja de papel cuadriculado donde se marcan con sombra o se dejan en blanco las cuadrículas que sean del caso para el dibujo, que, según la iniciativa, se idea.

C o m o segunda etapa, que podría llamarse didáctica, se aprovecha el tablero cuyas cuadriculas dibujadas con tiza o de jadas en limpio corres-ponderán a las del papel; y, finalmente.

L a fase constructiva para la cual se dispondrá un cuadrado de unos 0 . / 5 ctms. de lado, de papel del color que se desee, con divisiones ver-ticales dejando una margen de 0 , 2 a 0 , 3 ctms. V é a s e la figura 2 5 5 que-da la idea de la disposición y cortes previos de la ho ja en que se efec-tuará el tejido o esterilla. E l número de fajas verticales que se recortan corresponderán al de una serie de cuadrículas empleadas en el dibujo del tablero o del cuaderno donde se ha efectuado el trazo gráfico. S e dispon-drá el mismo número de tirillas de papel recortadas previamente en otro color, las que para efectuar el tejido se pasarán horizontalmente por deba-jo o por encima de las que tiene la ho ja antes dispuesta, cuantas correspondan limpias o sombreadas en el dibujo que se imita.

Es tos ejercicios pueden realizarse en cintas, serpentinas, cuero, esparto, pa ja y aún en lata con notable aplicación en la confección d e objetos curiosos.

E n los cuadros del 1 5 al 1 8 inclusive expongo una serie de labores de esterillado, que pueden dar origen a muchas otras ideadas por el maes-tro y aún por los mismos alumnos.

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C A R T O N A D O

E l t raba jo en cartón es de gran trascedencia como labor manual, ya que son muchísimos los objetos que con él pueden realizarse en el círculo del programa escolar, y su importancia se pone más de manifiesto al con-siderar su valor educativo y el mérito de su aplicación, pues es mucha la utilidad de las labores que con el cartón, como material, se pueden efectuar: marcos, cofres, estuches, valijas, portalibros, cubiertas de álbum y en gene-ral t raba jos de encuademación e imitaciones de casas, muebles, animales, re-cortados y una infinidad de objetos más que sería largo enumerar y que un maestro ingenioso puede idear para la enseñanza de sus alumnos.

Iniciación. C o m o trabajos de preparación bien puede el maestro en-señar. a ) A cortar un cartón en ángulo recto, bien empleando la escuadra o ya mediante perpendiculares, b ) R e c o r t a r el cuadrado, el rectángulo, el trián-gulo, el trapecio (Figuras que a la vez que pega en su álbum el alumno las dibujará, siguiendo un proceso como en las labores de papel) , c ) R e c o r t a r letras o figuras sencillas dibujadas en cartón, c h ) C o m o aplicación de líneas curvas, recortar en cartón el círculo, el semicírculo, la corona circular, el óva-lo, la elipse e tc .

Ejercicios objetivo». V e a m o s siquiera el detalle de algunos objetos , y de éstos se aprovechará el profesor como de sugestiones para la ejecución de otras labores tal cual se practicó en el t rabajo del papel .

M A R C O D E R E T R A T O O L A M I N A

Expl i cará el maestro el trazo en el tablero primero de Un marco sen-cillo en que tenga predominio la recta, la perpendicular, el cuadrado, el rec-tángulo etc . A este fin corresponde el grabado 2 7 9 del cuadro 1 9 .

S e efectúa ante todo el dibujo o trazo en el cartón para el efecto con las proporciones que indique el retrato o lámina que se desea enmarcar. H e -cho el dicho trazo por el profesor en el tablero, con las explicaciones del caso, lo verifican los_; alumnos en el cartón como se di jo, y, una vez corre-gido por el maestro, se procede al recortado propiamente del t raba jo o la-bor de cartón. ( E l profesor inspeccionará el manejo del cortaplumas -o la ti-

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jera, que no se salgan del trazo previo, ni realicen piquetes o cortes imper-fectos. V i e n e luego la forrada del marco que bien podría quedar con hermo-so aspecto si se efectuase en raso, terciopelo, percalina, pero que, dadas las condiciones pecuniarias de la generalidad de nuestros alumnos, el t raba jo ma-nual escolar debe tener siempre bases de economía , d e b e pues por lo tan-to utilizarse el papel, de colgadura, de encuademación u otros vistosos de los que en variadísimos colores se suelen encontrar a módicos precios en el comercio.

P u e d e luego enseñarse a construir un marco con aplicaciones de la lí-nea curva, y en tal caso, si los alumnos son de años aventajados, puede el maestro enseñarles como problemas prácticos geométricos, a trazar un arco , unir arcos con rectas, unir arcos entre sí, trazar la circunferencia, el óvalo, la elipse, la o j iva e tc .

E l número 2 8 0 nos muestra un marco en que pueden apreciarse algu-nas de las nombradas aplicaciones.

U N A B A N D E J A

E n este ob jeto como en el anterior, puede el maestro hacer que los alumnos adquieran prácticamente algunas nociones geométricas. Corresponde al profesor hacer observar el ob je to real o el boceto que de antemano pre-sente. H e c h o el dibujo «representativo» tal como los alumnos lo conciban, se hacen las aplicaciones y análisis geométricos que dan origen a la segunda e-tapa «del dibujo aco tado» o reducido a detalles lineales aplicables. V i e n e fi-nalmente la fase o etapa constructiva, o t raba jo propiamente manual.

Ver i f i cado el trazo de un rectángulo en el cartón, A B C D , F i g . 2 8 1 , se circunscriben los trazos que indican la misma figura; basta recortar los contornos que indica el sentido común y efectuar dobleces por las previas incisiones superficiales que se hayan hecho en el pequeño rectángulo cen-tral E F G H , y queda entonces una bande ja con el aspecto de la que mues-tra el grabado 2 8 2 , y que puede utilizarse como cigarrera.

C A J A D E C A R T O N

M u c h o s estilos de ca jas podrían ponerse, pero aquí solamente consig-no dos que dan clara idea de la labor.

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CUADRO 19

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Primera: E s esta la indicada por el dibujo 2 8 4 , que, como se ve, está formado por rectángulos contiguos ( F i g . 2 8 3 ) los que al plegarse por las líneas de contacto , o lados de continuidad, darían como efecto la c a j a 2 8 4 . E s t a bien puede ser cúbica siendo cuadrados los verificados en el tra-zo dicho.

Segunda: E s la sfgunda c a j a que se obtendría al construir sobre los lados de un polígono regular cuadrados o rectángulos como se ve en la figura 2 8 5 . S e recorta este trazo, se unen los cuadrados construidos sobre los lados del polígono central, pegando mediante fajas de cartón o con un cartón ú-nico, dichos cuadrados por los lados de contacto , dando por efecto la ca ja propuesta del número 2 8 6 . E n forma semejante puede, si se desea, efectuar una tapa a propósito para tal ca ja , la que forrada con percalina, raso o sim-plemente papel de vistoso color, da un efecto grato y presta práctica utilidad.

S O L I D O S G E O M E T R I C O S

Inútil es consignar detalles prolijos y modelos sobre la construcción es-pecial de todos y c a d a uno de los sólidos geométricos. Basta , pues, expli-car la construcción de uno, una pirámide triangular, por e jemplo, quedan-do luego a la iniciativa del profesor la enseñanza de otras confecciones en los demás sólidos. S e hace el trazo de las faces o caras dispuestas como se ve en la figura 2 8 7 . S e realizan luégo pliegues por los lados de contac-to, y se cierra la figura quedando tales lados ya contiguos formando las aristas por donde se efectuará el pegado, hecho lo cual se puede forrar en bonito papel el sólido obtenido. L a figura 2 8 8 da idea del resultado que se obtiene.

E l sentido común indica el trazado para la construcción de sólidos diversos.

MUEBLES DE CARTON

E s la confección de muebles de cartón una labor de trascendente valor, tanto por la actividad que con ello se suscita, como por el interés que des-pierta la idea de la utilidad para integrar el muñequero y en general los jue-gos de las pequeñas de la casa.

B a s a d o en el trazo del molde o plantilla de una sola pieza, he ideado

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CUADRO 20

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MUEBLES DE C A R T O N f » '"S

CUADRO 21

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la construcción de algunos pequeños muebles de los cuales, a modo de o -rientación, se ven algunos grabados en los cuadros 2 0 y 2 1 .

S e traza ante todo el dibujo formado de rectángulos u otras figuras geométricas, las que se hacen observar bien de los niños. H e c h o el dibujo, trazo o plano, y observadas las aplicaciones geométricas y nociones de nú-mero y medida, se recorta y se hacen los pliegues, después de verificar, co-mo se explicó antes, ligera incisión superficial en las líneas por donde se h a de plegar. A s í se tendrá, según los cuadros 2 0 y 2 1 , los pequeños muebles que se ven después de c a d a trazo o plantilla. Forrado el diminuto mobilia-rio en papel de encuademación de color c a o b o , a imitación de la madera, da el notable efecto de ser confeccionados en ésta realmente. (F iguras del 2 8 9 al 3 0 4 )

U A R T O P L A S T I A

E s esta una labor no menos importante, ya que consistiendo en la confección de objetos con papel machacado y molido adicionado de almi-dón o cola, está por demás al alcance de los niños pobres, y, la importan-cia de los juguetes así obtenidos es tanto más apreciable, como que pueden manejarse por los pequeñuelos sin que se rompan como suele ocurrir con los preparados con arcilla, yeso, loza u otra materia frágil.

P R E P A R A C I O N D E L P A P E L

E s t e procedimiento es muy sencillo. Bas ta remojar de uno a dos días trozos de papel de cualquier naturaleza, siendo preferible el ordinario de periódico; se m a c h a c a o muele, (pasándolo si se quiere por un molino de los empleados en el hogar para el maíz) T e n i e n d o así triturado o mo-lido el papel, se agrega cola o engrudo espeso, y al revolver e l . p r o d u c t o , se obtiene una pasta o papilla suave de naturaleza moldeable con la cual pueden hacerce los sólidos geométricos, los relieves geográficos, ciertos vacia-dos en un previo molde, ( lo que constituye la. cartoplastia propiamente di-c h a , ) y muchosfmodelados sencillos.

P a r a la conservación de esta pasta es conveniente agregar una cucharada de formol por cada K i l o de engrudo o el sumo de 2 a 3 limones.

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CUADRO 22

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C O N F E C C I O N D E U N A E S F E R A

T o m a d a una como modelo, se cubre en la superficie de la semiesfera con pequeños fragmentos humedecidos de periódico y se va aplicando luego la pasta para el efecto de modo que quede uniforme en su espesor ( D e 1 a 2 centímetros).

S e c a la semiesfera se confecciona la segunda en la misma forma. P u -lidos o recortados los bordes, se aplican una sobre otra de modo que coin-cidan o correspondan y con cola , engrudo o pasta ,se pegan; cuando esta labor está seca, se puede perfeccionar la forma esférica mediante la super-posición de la misma pasta, o de una formada de yeso con cola, y, cuan-do esté nuevamente seca, se pule con papel de lija de números cada vez más reducidos. E l trazo de los meridianos y paralelos servirán como cua-drículas para el dibujo del planisferio que se efectuará con colores de acua-rela para facilitar la nomenclatura o colocación de los nombres, con tinta china negra, terminado lo cual se finaliza el t raba jo barnizando.

E l hacer una esfera por el procedimiento l lamado de los husos, cas-quetes que se pegan por sus contornos, como expona Julli y R o c h e r o n es bastante difícil y se presta a mucha imperfecc ión .Más fácil y de mejor efec-to es el expuesto por Ezequiel So lana y que consiste en verificar un poco de discos concéntricos, los que se pegan sobrepuestos de manera decenden-te, conforme a la longitud de sus radios, y puliendo luego con papel de lija hasta obtener una superficie uniforme.

Detal lada la construcción de una esfera, queda a la iniciativa del maes-tro explicar a los alumnos otras muchas labores que con la p a s t a - p a p e l pueden realizarse; en el cuadro 2 2 se exponen algunas de tales obras.

R e s t a agregar que para el vaciado, como se expone en el cuadro 2 3 sobre la confección de muñecas, se dispone el molde y se da interiormente un baño de aceite , o se aplica antes que la pasta pequeños trozos de pa-pel de periódico humedecido, como se di jo en la explicación para confec-cionar la esfera.

M U Ñ E C A S Y A N I M A L E S D E P A P E L M O L I D O

P o r pertenecer a la cartoplastia, expongo aquí el procedimiento sobre la confección de muñecas y otras figuras, siguiendo más o menos la expli-cación de Carmen Champí A l v e a r .

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C o m o se expl ica para el vaciado en yeso más adelante, medíate una figura que se tenga o que se realice en arcilla, se e jecuta en dos partes y en yeso el molde de una c a b e z a de muñeca por efemplo. E n la parte cón-cava del cráneo se aplica una grasa, o bien, como lo muestran las figuras 3 1 0 y 3 1 1 , tiras humedecidas de periódico, Carmen Champi A l v e a r acon-seja que se sigan superponiendo ya con engrudo más tiras de periódico has-ta formar una pasta de unos 7 mm. P o r el mismo procedimiento se pue-den sacar muchas otras figuras. Y o miro muy conveniente el que la pasta di-cha se forme, como en la esfera, con papel molido preparado como y a se sabe. L a misma operación se realiza para vaciar la cara ( 3 1 1 ) y estando las dos partes secas se separan del negativo quedando un efecto o positivo en la pasta formada como se ve en la figura 3 1 2 .

C O L O C A C I O N D E L A F R A N E L A

S e recortan o liman los bordes como se explicó para la esfera; «se to-ma un pedezo de franela cortada en forma ovalada al b i e s » . S e embadurna con engrudo a la vez que la parte exterior del positivo, y colocando enci-ma la franela dicha, se va presionando con los dedos de manera que se a -dapte por completo en todas las partes curvas resaltando perfectamente las formas ( F i g . 3 1 3 ) S e pliegan las partes sobrantes como se observa en el dibujo 3 1 4 , y poniendo las partes anterior y posterior correspondientes, con hilo o seda del mismo color de lo franela, se cose alternativamente como se ven en la figura 3 1 5 .

« T e n e m o s así una c a b e z a rudimentaria: falta completarla y darle a nuestro gusto una fisonomía alegre, triste, bonita, rara, sorprendida» Pinta-mos entonces según nuestro gusto, los ojos, las mejillas, la b o c a , de mane-ra que dé un efecto bello o grotesco ( f ig . 3 1 6 ) S e forra luego la c a b e z a con un retazo de género del color que se desee el cabello, y con media del mismo color desflecada, o bien con lana, jersey y pelo natural, se imita con muy buen resultado el cabel lo que puede ser lacio, ondulado, ensorti jado, negro o rubio, conforme a la índole de expresión o raza que se proponga representar. ( 3 1 8 a 3 2 0 )

E l cuerpo puede realizarse por un procedimiento semejante, o bien cor-tando dos moldes con su forma, que se cose por sus contornos y se relle-nan de crin, lana, estopa, aserrín, aunque esta materia tiene el inconve-niente de quedar muy pesada y salirse por los rotos que posteriormente se hagan.

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¿Ó 9 310 311

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Otro procedimiento. Después de poner el papel humedecido, pue-de emplearse malla o punto, que, al engrudarlo y adaptarlo por completo a todas las formas en la cavidad del negativo, copia el conjunto de la c a -ra. S e c a la labor se separa del molde y se forra en raso rosado c o m j se hizo en el vaciado en cartón con la franela. S e pintan luego los ojos, la b o c a , las mejillas, y como en el sistema anterior, se pone cabel lera de me-dia desflecada, hilo, lana seda. L a s caras así obtenidas presentan un bello efecto y son labores a propósito para ornamentación de cojines, edredones y otros objetos de hogar.

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ENC U A DE R N A CIO N

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ENCUADERNACION L a encuademación es un traba jo de importancia suma como labor ma-

nual escolar, tanto por su valor educativo como act ividad, como por la aplicación practica en la vida común.

Ejecución:

C O S T U R A

A n t e todo se ordenan por sus páginas todos los cuadernillos; se pone luego en la prensa 3 2 1 donde se verifica con una sierra varios cortes tras-versales en el lomo, tal como se ve en la figura dicha. S e saca luego y se lleva al aparato 3 2 2 donde se efectúa la costura propiamente. P a r a ello se colocan o disponen previamente 2 ó 3 cordones o pita tensos, según la longitud del libro y según la distancia entre los cortes realizados en la primera operación. T o m a n d o luego como primer cuadernillo para la costu-ra el último del libro, se coloca de modo que los cordones tensos vertical-mente en el aparato queden pasando por las ranuras centrales del cuader-nillo. S e introduce luego la aguja enhebrada en cáñamo o hilo fuerte por el orificio A ( F i g 3 2 3 ) y se saca por B , de mánera que quede una punta sobrante en A ; se pasa por encima de la pita y se introduce por el mismo B ; al pasar por el interior del cuadernillo se saca por C y co-giendo la segunda pita pasando como en la primera por encima, se intro-duce la aguja por el mismo C para llevarla por el interior y sacarla por D . C o l o c a d o el segundo cuadernillo, entra la aguja por el mismo ex-tremo D , y en sentido contrario se realiza la operación ya indicada. A l sacar la aguja por A , se anuda la hebra con la extremidad o punta deja-da al iniciar la costura. E n la misma forma se va cosiendo a lado y lado, y al llegar a una extremidad se pasa la aguja por el cuadernillo anterior con el fin de que todos queden unidos. T e r m i n a d a la costura se cortan las

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pitas de jando unos cuantos centímetros sobrantes a cada lado. S e recorta luego con una cizalla o cuchillo. Nuevamente se lleva el libro a la prensa, se aplica cola al lomo y se golpea éste con un mazo o martillo, como el sentido común lo indica, para que quede con cierta redondez o curvatura lo que determina el acanalamiento del corte opuesto al lomo, a la vez que a éste se aplica nuevamente cola .

T A P A S O P A S T A S

S e cortan dos rectángulos de cartón que excedan unos cuantos milímetros a las dimensiones de las ho jas . P a r a pegar tales tapas, en los puntos que tocan las pitas del cosido se efectúan unos agujeros; se introducen exterior-mente por ellos tales pitas, las que sacadas interiormente, vuelven a ent.arse en forma de puntada por un segundo orificio a mayor distancia del lomo. S a c a d a s exteriormente las extremidades de las pitas, se desflecan sobre los cartones o tapas donde se pegan con cola , al sacarse, se golpean con el martillo para que asienten mejor , y luego se cortan con el cuchillo las aris-tas exteriores de las tapas para pulir o perfeccionar la curvatura del lomo.

S e recorta una fa ja de papel que, cubriendo el lomo, monte sobre las tapas unos dos o tres centímetros, y aplicando almidón exclusivamente por el lado correspondiente al lomo se pega en éste . Igualmente se recortan dos o tres trocitos de pita o de cartón que se pegan transversalmente y a distan-cias simétricas en el lomo.

L O M O , E S Q U I N E R A S Y F O R R O

E n piel, tela, percalina o pegamoy, se corta, como antes se hizo en papel , una fa ja , la cual se adelgaza o desbasta por sus lados mayores y única-mente se aplica engrudo en las partes que pegan en las tapas, realizado lo cual, se doblan o pliegan las extremidades sobrantes hacia adentro, y , una especie de paleta de madera que tiene un filete, se pasa fuertemente a los lados de las pitas o cartoncillos, antes colocados , para que resalten sobre el lomo a modo de repujado en la piel, percalina o pegamoy, lo cual cons-tituye el cordonado, que sirve a la vez de ornamentación del l ibro.

S i se desea, puede ponerse al l ibro unas punteras o esquineras del mis-mo material empleado en el lomo, ( F i g u r a 3 2 6 ) cortando unos triángulos rectángulos c u y a pegado en las esquinas del libro lo indica el sentido común.

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C o m o última operacijáfl se pone a las pastas el forro de papel de encua* dernación, del cual hay múltiples y bellos estilos. S e p ega luego sobre la pasta interiormente, una h o j a de papel blanco o de color, de jada previamente; ésto con el fin de lograr un buen aspecto de la encuadeíneción en el interior de la pasta.

Pueden emplearse materiales como raso, terciopelo y chapetas o camafeos finos, repujados y títulos con hermosos dorados, pero éstas son aplicaciones de lujo que no tienen campo en nuestras escuelas, por lo cual he dado simple-mente las nociones ya expuestas sobre la encuademación práctica y común.

P u e d e finalmente, si se desea, poner para la conservación del libro un forro exterior que pueda, cuando se quiera reponer. Consiste éste en una simple ho ja o rectángulo de papel en el que se efectúan unos cortes en las partes correspondientes a los extremos del lomo y en el excedente de la ho ja , los que se repliegan hacia adentro asegurándose en la misma past^ del libro-L a figura 3 2 7 nos da idea del trazo para el forro dicho que la generalidad de las personas bien conoce , pero que, por sencillo y común, no debe el maes-tro dejar de enseñar a los alumnos que no sepan, pues es procedimiento útil por demás que no debe faltar para conservar en buen estado los libros escolares.

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MODELADO Y VACIADO

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MODELADO Y VACIADO E l modelado, modelaje o modelación, consiste en producir, mediante

una substancia plástica como arcilla, cera , plastidina, las formas de los cuer-pos para vaciarlos luego, si se desea, en yeso, algún metal o ciertas pastas, o simplemente para realizar tal labor como un procedimiento educativo^

E s en realidad por demás educativo el modelado y por ello de gran im-portancia como actividad manual, pues bien lo justifican el ser un notable e jercicio activo de los dedos al imprimir las formas; la observación de éstas en el modelo y la aplicación mental, máxime si es un traba jo imaginativo; la visión del conjunto y luego el proceso analítico para apreciar el detalle y la sproporciones en la línea y en la forma, fundamentos a los cuales se a-grega el carecer la arcilla de valor y el no requerirse herramientas para sus labores, por lo cual está al alcance de las clases pobres.

D e lo expuesto deducimos la razón del predominio del modelado en arcilla como labor manual entre los anglosajones.

P R O C E D I M I E N T O P A R A P R E P A R A R L A A R C I L L A

E l procedimiento propiamente técnico para preparar la arcilla es el con-sistente en sustraer de ella los guijarros, desleírla en agua ( F i g . 3 2 8 del cuadro 2 5 ) , colocarla o pasarla por un anjeo o tela basta, como se ve en la figura 3 2 9 , y decantarla para formar un rollo o pasta suave al tacto co-mo el que nos da idea la figura 3 3 0 .

T o r o y G ó m e z expone otro procedimiento, pues dice que «para pre-parar el barro, después de secarlo bien al sol se desmenuza, se echa en u-na cubeta o artesa con una quinta parte de su volumen de agua, se amasa bien y a las 2 4 horas puede emplearse» .

Dispuesta J a arcilla como ya se explicó, pueden realizarse pastas con

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el espesor que se desee y con cortes o contornos caprichosos imitando for-mas geométricas, cuadrangular ( 3 3 1 ) , cruzada ( 3 3 2 ) , circular ( 3 3 3 ) , elíptica ( 3 3 4 ) , rectangular, e t c .

D I B U J O P O R I N C I S I O N P R E P A R A C I O N A L M O D E L A D O

C o m o una racional y acertada preparación al modelado, se puede rea-lizar el decorado por incisión que se practica con notable éxito en algu-nas escuelas de Norte A m é r i c a . L a s figuras del 3 3 5 al 3 4 3 dan idea del procedimiento, que, como se ve, consiste en verificar los dibujos o figuras mediante un corte o incisión, lo cual es una labor preliminar para después realizar el relive o modelado propiamente dicho. E s t e sistema es una acep-table transición entre el dibujo y el modelado.

P R O C E D I M I E N T O S D E M O D E L A D O

Entre los procedimientos de modelado cito los que expone Linares B e -cerra : E l procedimiento por superposición o en relieve, en el cual el maes-tro adhiere sobre la superficie del tablero una capa de arcilla de un cen-tímetro de espesor y formando un cuadro. E n éste realiza el profesor el di-bujo que trata de enseñar, cortando y sacando, o superponiendo ciertas par-tes, explicará las nociones geométricas del caso. Después los alumnos irán copiando las operaciones que el maestro realice sucesivamente, y luego dibu-jarán la forma obtenida en papel cuadriculado, tomando como guía las líneas de la cuadrícula.

F u e r a de los métodos por vaciado y por superposición, se citan el mo-delado por rollos y el modelado por fragmentos. D i c e Linares Becerra que ambos están muy en boga en las escuelas A m e r i c a n a s .

E l modelado poi rollos se realiza efectuando con la arcilla una espe-cie de rodillo o rollo delgado (figs. 3 4 4 y 3 4 5 ) y con éste, sobre la plan-cha para el efecto , se van siguiendo los contornos del dibujo hecho de ante-mano por incisión. (F igs . 3 4 6 , 3 4 7 y 3 4 8 ) .

E l modelado por fragmentos se realiza poniendo éstos (fig. 3 4 9 ) sobre la plancha o efectuando con trozos de la arcilla destinada los objetos en su forma completa.

P a r a el pulimento o perfección de las figuras se puede, si se desea, u-

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tilizar los estiques que son unos utensilios sencillos de m a d e r a , ( F i g s . 3 5 0 y 3 5 1 ) o de m a d e r a y a l a m b r e ( 3 5 2 ) .

P a r a la c o l o c a c i ó n del t r a b a j o se pueden citar entre varios t ipos de mesas, el que se observa en la figura 3 5 3 , que a la vez que se le puede dar rotac ión sobre un e je , E J , con grrn adaptac ión para el a lumno, es va -r iable en su altura. L o s g r a b a d o s 3 5 4 y 3 5 5 son grecas o figuras en q u e predomina el ángulo rec to .

A l suspender un t r a b a j o inconcluso es conveniente cubrir lo con un tra-po h ú m e d o a fin d e conservar la suavidad de la arci l la .

C u a n d o se desee dar la m á x i m a resistencia a una l a b o r de barro , se q u e m a en el horno , ( 1 ) y esto es lo que d a la finura a las terracotas , di-versos o b j e t o s de b a r r o y en general a la o b r a de alfarería .

D e b e el maestro dirigir las labores d e m o d e l a d o de m a n e r a que lleven una rac ional graduac ión , y que las nociones geométr icas y el d ibu jo , tengan, c o m o en todo t r a b a j o manual , un p r á c t i c o desarrol lo .

S o n muchos los d ibu jos que en el mode lado pueden efectuarse y mu-c h a por lo tanto la importancia de esta labor c o m o una act iv idad que en g r a d o sumo es propia a la inventiva y manifestación de la personal idad y del gusto instintivo del p e q u e ñ o . E n el c u a d r o número 2 7 en los e jerc ic ios del 3 5 4 al 3 5 6 e x p o n g o algunos g r a b a d o s de m o d e l a d o de ornamentac ión o , c o m o el d ibu jo d e este mismo género, inspirado en el reino vegetal , ho-j as y rosetones, que , formados de curvas , pueden sugerir a su vez otros tra-b a j o s a los niños.

P u e d e n efec tuarse en arci l la , c o m o t r a b a j o de m o d e l a d o , otros o b j e t o s de forma ci l indrica , redonda o c o m p l e t a c o m o los jarrones de que dan idea los g r a b a d o s 3 6 5 y 3 6 6 y otras figuras c o m o botel las , bote l lones , c o p a s , f loreros, e t c .

U n a labor de preponderante valor en la prác t i ca del t r a b a j o manual es la e j ecuc ión de relieves geogiá f i cos c o m o el q u e representa el g r a b a d o 3 6 7 ; esta real ización es tar.to más importante c o m o q u e auna a la t rascen-dencia q u e toda labor manual tiene en sí, la condic ión de buscar una fina-l idad y el Fervir d e a f i l i a r notable p a r a las nociones geográf icas q u e ha-llan en la e j ecuc ión personal del niño un notab le deta l le d e asociac ión y d e in terés .

(1 ) A l barro destinado para obras que se han de quemar se agrega arena menuda para que no se reviente.

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VACIADO EN YESO

E l vaciado en yeso es una labor relativamente sencilla como que se realiza mediante previos moldes lo que constituye cierto mecanismo, pues aun-que a la o b i a vaciada se le suele efectuar casi siempre un perfeccionamien-to o pulimento especial, no obstante es como labor manual de inferior im-portancia educativa al modelado.

P a r a efectuar el molde, si el relieve o figura del modelo es de arc i -lla, se pone sobre la dicha figura una leve capa o baño de talco o algu-na grasa; se unen luego 2 partes de yeso fino por una de agua, se mez-clan bien y con una brocha se aplican directamente formando una capa de 2 a 3 milímetros. S e prepara en seguida otra capa de doble cantidad de yeso la que se aplica cuando tenga la consistencia- de la mezcla empleada en albañilería, en una capa más gruesa.

C o m o la reacción produce calor, el t rabajo en yeso se calienta y el sacarlo entretanto sería perder la labor que es entonces por demás quebra-diza. C u a n d o se enfríe, se moja con agua que atravesando prontamente el y e -so ablanda la arcilla, la que puede entonces separarse quedando el molde o negativo como se ve en la figura 3 6 8 . P a r a efectuar el vaciado propia-mente, se aplica una grasa interiormente al negativo y mezclando yeso como se ha dicho, se veiif ica el vaciado que al secarse y separar el molde> da por resultado la impresión deseada, la que puede entonces lavarse, pulirse con yeso preparado, y atesarse con papel de acero de b a j o número, y, fi-nalmente, pintarse. L a figura 3 6 9 d a la idea del efecto final.

S e advierte que al echarse agua al yeso, éste se hidrata tomando la cantidad de agua que por naturaleza requiere; el yeso se asienta y el agua que queda encima se bota entonces.

L o s grabados del 3 7 0 al 3 7 2 muestra algunos vaciados en yeso.

Un procedimiento más técnico. P a r a vaciar terracotas por un procedimiento más técnico, se aplica sobre el modelo polvo de talco o gra-sa y encima una capa de arcilla bien adherida. S o b r e ésta se pondrá luego una nueva capa pero en yeso y regularmente gruesa, a la vez que se pro-cura el que quede en piezas que permitan la separación. Cuando el yeso está seco se apartan las piezas dichas, se sustrae la arcilla, se engrasa la terracota original y sobre ella se ajustan nuevamente las piezas exteriores de yeso, quedando entre la figura y éstas vacío el espacio que antes ocupara la arcilla. E n dicho espacio se vac ia cera o cola de cone jo derretida las

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que al endurecerse constituirán el negativo. Después de separadas, basta vaciar yeso en sus cavidades en una parte de espesor uniforme, el que formará las partes que, pegados por sus lados correspondientes, da al puli-mentarse con papel y pintarse según el gusto la terracota propuesta.

PASTA FIBRON

C r e o oportuno anotar aquí la composición de la pasta fibrón, pues es de notable resultado en el vaciado como qne tiene la propiedad de no ser frágil.

S e compone la pasta fibrón mezclando en 5 partes de yeso, 2 de blan-co de España , cola de cone jo en proporción regular, de manera que, no qued-í muy espesa ni muy débil , agréguesele sulfato de hierro y alumbre.

A l verificar el vac iado de un bf>jo relieve, es conveniente, después de haber vaciado sobre el molde yeso en cantidad suficiente para copiar todos los detalles, colocar un retazo de gante y continuar el vaciado de una se-gunda capa de yeso, de manera que el gante quede entre las dos, con lo cual queda la labor de mayor resistencia.

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TRABAJOS EN MADERA

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T R A B A J O S EN MADERA D i c h o esta que el slójd es el nombre con que se designa entre los

suecos los trabajos en madera. L o s trabajos en madera son de suma importancia como actividad ma-

nual, pues a la común afición de los niños, quienes desde pequeños son instintivamente inclinados a labrar madera, se une lo práctico de las labores con esta materia, y así en la vida común suele ocurrirse, ya reparar un mueble, y a enmarcar un retrato o lámina de nuestro agrado, y a otra labor cualquiera en que a falta del carpintero su sencillez y su urgencia requieren nuestra personal act ividad. L a razón de las ideas precedentes sobre la im-portancia de las labores en madera como ocupación manual es complemen-tada con el prestarse la materia dicha a múltiples realizaciones que en la Escuela Actitía son de un gran valor educativo y verdaderas claves de mu-chas nociones en los campos del dibujo, de la aritmética y de la geometría.

Conocimiento de las herramientas. C o n el t raba jo de la madera como con cualquiera otra labor, d e b e empezarse por conocer las herramientas para el efecto, sus nombres, su finalidad, su mane jo . D e b e enseñarse las herramientas para cortar: serrucho ( 3 7 3 ) segueta ( 3 7 4 ) azuela ( 3 7 5 ) sie-rra alemana ( 3 7 6 ) sierra de marquetería ( 3 7 7 ) . E l cepillo ( 3 7 8 ) con hie-ro de bisel recto y angosto para el pulimento final de la madera; la gar-lopa ( 3 7 9 ) con hierro de bisel recto y ancho para aplanar y empezar el pulimento y el garlopín ( 3 8 0 ) con hierro de filo curvo que se de ja más saliente de la c a j a y que sirve para desbastar.

Instrumentos para trazar: escuadra, ( 3 8 1 ) , (regla, 3 8 2 ) , gramil, ( 3 8 3 ) mentro, ( 3 8 4 ) compaz, etc .

Herramientas para perforar: formón ( 3 8 5 ) escoplo, ( 3 8 6 ) berbiquí , ( 3 8 7 ) barrenos o brozas, ( 3 8 8 a 3 9 1 ) .

Herramientas para clavar y desclavar: martillo ( 3 9 2 ) tenazas ( 3 9 3 ) , alicates e tc .

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CUADRO 29

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E l torno para ejecutar el torneado y el banco que con su respectiva prensa constituye un elemento de trascendental utilidad en el t raba jo formal de la madera.

( V e a n s e en el cuadro 2 9 las herramientas anotadas) .

ENSAMBLADO Y RECORTADO EN LA MADERA

Conocidas las herramientas y el fin de ellas debe el maestro enseñar a los alumnos a arreglar la madera según se dice : « a codal y escuadra 8

esto es disponer bien los cortes, y hacer que se ajusten bien los puntos de contacto para obtener una unión perfecta.

Bien sabido es que en nuestras escuelas no se dispone de instrumen-tales propios para una enseñanza ceñida a una técnica absoluta, pero yo quiero no eludir el exponer aquí ciertas ideas y ejercicios, ya que mi obra es para el maestro y este no debe limitar sus nociones a las que toma en su didáctica el alumno.

E s el ensamblado una operación de gran trascendencia cuando se quie-re realizar una obra de mayor técnica, perfección y solidez.

E l en5amblado puede ser de espiga (figs. 3 9 6 a 3 9 8 ) de almohadón y horquilla ( 3 9 9 a 4 0 1 ) de barbilla ( 4 0 2 ) , empalmadura de cola de mi-lano ( 4 0 3 a 4 0 5 ) y ensambladuras en bisel; recta ( 4 0 6 a 4 0 8 , o en ángulo 4 0 9 a 4 1 1 ) .

CALADO

O t r a serie de trabajos de hermoso efecto es la realizada con el ca» lado en el cual se recorta la madera en caprichosa combinación de rectas y curvas.

P a r a el calado se emplea la sierra de mano ( 3 7 6 ) o la sierra de mar-quetería ( 3 7 7 ) y puede constituir una ocupación propicia para desplegar la iniciativa del niño.

P a r a un traba jo de marquetería se efectúa previamente el diseño o dibujo de la labor y luego se recorta con la sierra para el efecto.

L o s grabados 4 1 4 y 4 1 5 muestran dos ceniceros que con fácil e j e -cución pueden obtenerse para el servicio en el hogar.

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T A B U R E T E Y B A N Q U E T A

C o m o una aplicación de! ensamblado de espiga puede considerarse el taburete el cual podría construirse en la escuela en reducidas proporciones o ya con las que a continuación se explica:

P a r a las patas de atrás se hace un trazo en dos partes iguales de a 0 , 4 5 ctms. la una correspondiente a la pata propiamente y la otra al es paldar y por lo tanto un poco inclinada tal como se ve en los grabados 4 1 6 y 4 1 7 . E l lado transversal del prisma de la pata tendrá unos 0 , 0 4 ctms. S e cortan las patas de adelante, dos prismas rectangulares de a 0 , 4 5 ctms. cada uno y ocho prismas más como se ve en ios grabados del 4 1 8 al 4 2 5 , los cuales, excluyendo las cotanas o cortes de sus extremos, tendrán 0 , 2 4 ctms. en cuatro de ellos, para las uniones laterales y 0 , 2 7 ctms. en los otros cuatro para las uniones de atrás y de adelante. S e recorta una piel ( 4 2 8 ) previamente remojada para poderla distender y lograr su templa-da normal al secarse. L a fig. 4 3 0 representa la pieza que de igual longitud a los barrotes trasversales en el mismo sentido, une las patas de atrás en la parte superior del espaldar.

( E n la fig. 4 2 9 tenemos una representación del taburete deseado) .

L A B A N Q U E T A

P u e d e en una tabla verificarse el trazo y corte de dos trapecios igua-les y de dos triángulos respectivamente opuestos a las bases menores, como se observa en la fig. 4 9 1 . Bas ta cortar por el centro, según la línea A B , y se tendrán los dos soportes con la longitud y altura que se quiera dar a la banqueta . Córtense luego tres tablillas ( 4 3 2 a 4 3 4 ) de un ancho igual a los lados del trapecio a cortes verificados y una varilla ( 4 3 5 ) de la misma longitud. A l clavar estas piezas como el sentido común indica se tendrá la banqueta 4 3 6 .

U N A A L C A N C I A C U B I C A

S e recortan cuatro tablillas cuadradas como la que se dibuja en el número 4 3 7 y dos más con un excedente por c a d a lado igual a su grue-

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so; basta pegar en cuadro las cuatro pequeñas y luego las dos superiores exteriormente y a modo de tapas para que, con una ranura en una de e-llas, se obtenga ¡a a lcancía propuesta de la cual nos da idea el grabado 4 3 9 .

U N A P E Q U E Ñ A E S C A L E R A

S e recortan en madera dos varillas de forma cilindrica o prismática cuyas faces tengan 0 , 0 2 ctms. de ancho por 0 , 4 5 de largo. D e los pa-lillos que suelen tener algunos bombones, pueden cortarse 1 0 con la longi-tud de 0 , 0 7 ctms. E n cada una de las varillas se señalarán luego 1 0 divisiones a la distancia de 0 , 0 4 ctms. , de jando por consiguiente 0 , 0 2 ctms. y 1/2 en las extremidades. E n las divisiones dichas con una broza de 1/8 se efectuarán perforaciones a 0 , 0 1 ctm. de profundidad. S e mojan en cola las extremidades de los palillos y luego se unen con ellos las dos varillas por las perforaciones anotadas.

U N A R E P I S A

D e acuerdo con las nociones geométricas puede sugerirse al alumno las formas romboide, circular u oval las que trazadas totalmente, pueden servir para la plantilla que va atrás; la mitad para la que va horizontalmente, y la cuarta parte para la que ha de unir a las plantillas anteriores. L o s núme-ros 4 4 3 , 4 4 4 y 4 4 5 dan más clara idea de lo hasta aquí explicado. E n cada lado del rombo 4 4 3 puede hacerse un corte semicircular y resultará la cruz 4 4 6 . Igual corte se hará en la mitad de la hipotenusa del triágnlo rectángulo que forma la cuarta parte. ( F i g 4 4 7 ) . Basta pegar tales planti-llas y quedará la repisa de que nos da idea el dibujo 4 4 8 i

M u c h o s otros objetos pueden realizarse con la madera cuyo traba jo , como se dijo antes, constituye el s l ó j d en el sistema Naas .

L a s figuras 4 4 9 y 4 5 0 representan las dos patas de un compás, y la 4 5 2 un marco, objetos útiles en el campo escolar y de fácil construcción.

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LABORES DE HOJALATA Y DE ALAMBRE

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LABORES DE HOJALATA Y D E ALAMBRE

LA HOJALATA

E l trabajo de hojalata, si bien es cierto, no es de una práctica tan co-mún como las otras materias: papel, arcilla, madera, alambre, etc ; no obs-tante tiene suma trascendencia como labor manual, sobretodo con clases su-periores o establecimientos secundarios, pues, su aplicación es innegable co-mo auxiliar de las nociones geométricas y como medio de manifestarse la iniciativa del alumno, a lo cual se complementa la oportunidad de realizar muchas labores prácticas en la vida común y de fácil e jecución.

C o m o las labores de la hojalata y del a lambre guardan íntima relación, tanto por requerir algunos elementos comunes como por tener una y otra el procedimiento de la soldadura, las incluyo en el mismo capítulo y empiezo por explicar de la manera más llana posible el procedimiento básico de sol-dar .

Conviene tener en cuenta que la soldadura que en el presente impor-ta, es la que se refiere a las materias en cuestión, la soldadura común, consistente en obtener la conexión y resistencia mediante la liga formada de estaño y plomo en iguales proporciones.

E L E M E N T O S D E L A S O L D A D U R A

L o s elementos que se emplean en la soldadura son: el cautil o solda-dor que debe ser de cobre , F i g . 4 5 3 ; la soldadura, liga de estaño y plomo como se dijo, F ig . 4 5 4 ; el ácido clorhídrico o muriatico, F i g . 4 5 5 y la sal amoníaco en tronco, 4 5 6 .

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E X P L I C A C I O N D E L A S O L D A D U R A

E l procedimiento de soldar se comprenderá mejor explicando el re-miendo de una vasi ja, de una jarra por e jemplo.

T o m a m o s la jarra, F ig 4 5 7 , con una lima limpiamos el óxido y la gra-sa que tenga en los contornos del orificio; recortemos una lata que alcan-ce a cubrirlo, con dos o tres patillas y en la forma que se ve en la par-te superior de la figura 4 5 8 . S e abren dos ranuras, y, como se observa en el mismo grabado, se introducen por ellas las dichas patillas las que se re-machan luego interiormente como aparece en 4 5 9 . S e calienta bien el cau-til; el ácido clorhidríco, al que previamente se le han adicionado unos tro-citos de zinc o en su carencia recortes de hierro galvanizado, para hacerlo menos activo, se aplica con una brocha en los contornos del orificio. S e frota bien el cautil contra el trozo de sal de amoníaco para limpiarlo y luego contra la barra de soldadura, hasta tanto que se haya verificado cier-ta adhesión en el filete del cautil (cauti l estañado) el cual sigue cogiendo por fusión la soldadura que al aplicarla sobre la pieza de remiendo verifi-ca una conexión resistente.

A L G U N A S H E R R A M I E N T A S P A R A E L T R A B A J O D E L A

H O J A L A T A Y D E L A L A M B R E

L a enseñanza de un oficio debe empezar por el conocimiento y manejo de las principales herramientas requeridas; consecuente con lo dicho y tal co-mo se procedió en las labores de madera, nombraremos así mismo algunas de las herramientas esenciales en los trabajos de hojalata y del alambre.

L a s principales herramientas en este género de labores son pues: los cor talatas, figuras 4 6 3 y 4 6 4 ; los alicates de puntas plana y de puntas redon-das, 4 6 5 y 4 6 6 ; el martillo 4 6 7 , el cautil o soldador de cobre ya nombra-do; la prensa o mordaza, 4 6 9 , el compás y el mazo, y la lima, a los cua-les pueden agregarse trozos cilindricos o prismáticos de madera para ciertas labores, observando que los elementos esenciales son los nombrados antes e incluidos entre los números 4 6 3 y 4 7 1 .

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CUADRO 32

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A L G U N A S L A B O R E S C O N H O J A L A T A

Aprendida la aplicación de la soldadura pueden realizarse muchas o* bras de utilidad y de fácil e jecución. P u e d e n iniciarse con el corte de fi-guras planas sencillas; cuadrados, rectángulos, triángulos, elipses, círculos, etc . P u e d e luego, con alumnos avanzados, realizarse sólidos como prismas, pirá-mides, como aplicaciones geométricas especiales, y aquí una de las manifes-taciones de la importancia de las labores con hojalata , el ser un auxi-liar de las nociones científicas. L a confección de sólidos que demanden al-guna dificultad, de acuerdo con el principio pedagógico: «de lo fácil a lo di f ícil . . . . O más claro, la graduación en la enseñanza, puede estar precedi-da de labores prácticas sencillas, como ganchos para la costura de cuader-nos etc .

C E N I C E R A

P a r a obtener ésta basta trazar en la hojalata con el compás dos cír-culos concéntricos. S e recorta por el exterior resultando el disco 4 7 6 y lue-go, con el alicate de punta redonda y co locado siempre de modo que las puntas lleguen a la circunferencia central, se va efectuando a uno y otro la-do movimientos de presión de manera que se obtenga ondulaciones en la corona circular, lo cual da por resultado la cavidad y efecto que nos pre-senta la figura 4 7 7 .

U N A C A J A D E H O J A L A T A

A un rectángulo se le trazan y recortan hacia sus ángulos rectos cua-drados como da la idea la figura 4 7 8 . S e unen mediante rectas los vér-tices centrales consecutivos quedando un rectángulo central ( A B C D ) . B a s t a plegar los rectángulos exteriores sobre los lados contiguos con el rectángulo central y soldar por las aristas que forman los lados de contacto, para que quede la ca ja propuesta que se ve en el grabado 4 7 9 .

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U N C A N D E L E R O

S e construye un pequeño plato en la forma que se procedió para te-ner la cenicera. S e recortan piezas como se ve en 4 8 1 para la ore ja ; 4 8 2 para el anillo 4 8 3 que soportará la bujía o vela, y, finalmente, mediante pequeñas ranuras se dispone el anillo sobre el plato y se realiza la soldadura con lo cual resulta el candelero del grabado 4 8 4 .

U N E M B U D O

C o n el compás se traza un sector de corona circular, de mayor o me-nor ángulo según quiera hacerse el embudo más o menos abierto ( 4 8 5 ) . S e recortan igualmente piezas como se ve en 4 8 6 para el tubo, y 4 8 7 para la ore ja . R e s t a disponerlos y soldarlos en la forma 4 8 8 para obtener el ob jeto que se desea.

D I S C O Z U M B A D O R

S e traza igualmente con el compás un disco y en el contorno de la circunferencia, con las tijeras cortalata, se verifica un corte dentado a modo de sierra. C e r c a del centro y a igual distancia se abren dos pequeños ori-ficios. Basta ensartar un cáñamo por ellos y anudarlo en sus extremidades pava tener el disco zumbador.

U N A F L A U T A

E n un rectángulo de lata se traza y recorta la forma qué vemos en 4 9 1 , con 6 orificios, para el tubo o cuerpo principal de la flaula m cues-tión. S e traza una segunda pieza en la forma 4 9 2 y se dobla como se o b -serva en 4 9 3 para tener la boquilla 4 9 4 . Soldadas como indica el sentido común se obtiene la flauta 4 9 5 .

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U N A R E G A D E R A

U n rectángulo que al juntar sus lados inferiores dé el cuerpo ci l indrico a . U n c írculo con otro central recor tado c o m o indica 4 9 7 y un disco c o m -pleto e igual al primero, además de recortes de ho ja la ta c o m o muestran los g r a b a d o s : ch, p a r a el tubo de salida del agua; d, para la p ieza en forma de e m b u d o ; e , para el disco con orificios de sal ida; f, para el soporte del tubo y g y h p a r a las ore jas , dan con la soldadura deb idamente apl icada la r e g a d e r a del d ibu jo 5 0 5 .

x \LAMBRE

E l t r a b a j o del a lambre es en el p r o g r a m a de labor manual de inferior interés a las real izadas en m a d e r a , pero también de una innegable importan-cia c o m o act ividad escolar, y a q u e es de práct ica apl icación en nociones nu-méricas de las medidas y de los principios geométr icos , l lenando por lo tan-to la f inalidad del t r a b a j o manual pedagógico : s^r igualmente auxiliar de o -tras nociones .

E l empleo del a lambre en tales ocupac iones , es además de importancia por el constante entrenamiento de los dedos y de la mano al e fectuar las f lexiones y por el entusiasmo tan sostenido en el a lumno, que bien se fa-miliariza con esta ocupac ión , la que presenta a d e m á s un c a m p o vasto a la inventiva q u e c o m o manifestación de la personal idad se pone en j uego con benefic iosos resultados.

C o m o el a lambre puede tener múltiples gruesos, se advier te que d e b e procurarse la adaptac ión de éstos a la índole de las labores y al esfuerzo del alumno, d e j a n d o las labores del a lambre muy grueso para clases superio-res o establecimientos secundarios.

L a s ocupaciones con el a lambre convienen además c o m o un procedimiento de iniciación técnica , c o m o preparaciones que son a las variadas labores q u e se realizan con el hierro en el c a m p o del taller: grecas , re jas , mallas, ver -jas e ingeniosas combinac iones de rectas y curvas, verdaderas figuras orna-mentales , e fecto de la imaginación y del gusto estét ico personal .

E l me jor a lambre a d o p t a b l e es el de hierro galvanizado.

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P R O C E S O C O N E L A L A M B R E

L a s labores de alambre propiamente deben iniciarse con el entrenamiento en enderezarlo, cortarlo, doblarlo bien en ángulos perfectos o en curvas más o menos abiertas. D e b e n formarse figuras geométricas sencillas como el cuadra-do, el rectángulo, la circunferencia, elipses, espirales, etc .

C u a n d o el alambre es muy grueso y se desea formar un ángulo sin que dé el aspecto de curva, se verifica una incisión superficial con la lima en el punto donde se tendrá el vértice, y al doblar se obtiene un ángulo perfecto.

O T R A S L A B O R E S

Prol i jo y complicado resultaría explicar todas y cada una de las la-bores que con alambre están representadas por los grabados siguientes; basta decir que ellas y muchísimas otras realizables, pueden ser el efecto del en-

frenamiento frecuente y metódico del alumno, efecto a la vez de la inicia-tiva, que, como dicho está, tiene un vasto campo de actividad en los pro-cesos con la materia que nos ocupa.

Rea l izadas estas obras pueden decorarse con la aplicación de colores y algunas con el entrelazado de cintas especiales.

Entre las labores con alambre pueden efectuarse goznes ( 5 0 6 ) llaveros ( 5 0 7 ) . Portaplatos ( 5 0 8 ) , tabaqueras ( 5 0 9 y 5 1 0 ) , papeleras ( 5 1 1 ) nombres ( 5 1 2 ) , armazones de pantalla ( 5 1 3 ) canastas ( 5 1 4 ) jaulas ( 5 1 5 , ) mallas ( 5 1 6 ) caprichosas combinaciones de rectas y curvas, como se di jo, y mu-chísimos objetos de curiosidad y de interés. ( C o m o los objetos que presentan las figuras del cuadro N . ° 3 5 .

C o m o procedimiento, especialmente para ciertas labores femeninas, se aconse ja forrar el alambre en tiras de papel celofán arrolladas a modo de espiral.

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LABORES EN DISCO E s común encontrar discos que se abandonan, o por estar averiados,

o por ser muy viejos, o por tener música que nos desagrada. E n las labo-res manuales son aprovechables materias muy diversas, y así, estos discos nos presentan la facilidad de realizar curiosos objetos con su pasta, por un procedimiento que a la vez que está a nuestro alcance es divertido y de al-guna novedad.

V e a m o s algunas explicaciones en la confección de objetos comunes como los siguientes:

U N A R E P I S A

S e toma un disco al cual se le verifica con un lápiz a propósito o con un instrumento de punta el trazo de la plantilla que se quiere sacar. S e somete el disco a la ebullición en agua, y , cuando está blando, se re-corta por las líneas o contornos antes efectuados ( F i g . 5 3 6 ) . E l disco pue-de manejarse moviéndolo con un alicate en la vasija en que se hierve. E s t e procedimiento es rápido y por lo tanto debe sacarse el disco una vez cor-tado y oportunamente ponerlo en una prensa o pisarlo con alguna tabla y un ob je to pesado, pues suele torcerse y deformarse pronto al sacarse.

T a l como se explicó para el recortado de la plantilla indicada ( 5 3 7 ) , se procede para obtener las otras plantillas o piezas, 5 3 8 y 5 3 9 , que, una vez pegadas con cola común, se obtiene la repisa propuesta de que nos da idea el grabado 5 4 0 .

C E N I C E R A

P a r a obtenerla, cuando está blanda la pasta del disco, se verifica cier-ta ondulación, presionando alternativamente e! alicate en torno a la circun-

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f< renci?, tal como se procedió para realizar en .hoja lata una cenicera seme-jante ; i-on ésto tendremos el resultado que deseamos y en el cual nos orienta el d i b i j o 5 4 1 .

U N A C A J A Y O T R A S L A B O R E S E N D I S C O

S e traza un cuadrado o rectángulo que tenga los vértices en la cir-cunferencia del disco; se recorta en seguida e igual cosa se h a c e con los pequeño^ cuadrados o rectángulos que se trazan como se procedió en la c a -ja de hojalata; se pliegan los rectángulos exteriores sobre los respectivos la-dos del central, y, por los lados que resultan en contacto formando aristas de la ca>a resultante, se pega con cola con lo cual se obtiene el resultado final ( 5 4 2 ) .

E n la forma indicada pueden obtenerse otras labores con la pasta del disco, tocas sencillas y curiosas como el marco de retrato del número 5 4 3 .

E s t a ; labores, una vez terminadlas, se pueden ornamentar barnizándolas, verificándoles grabados con un buril y según el gusto personal, o bien de-corarse c o i colores al óleo, piocedimientos éstos que dan un atractivo as-pecto y s<.>n divertidos por demás.

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LABORES FEMENINAS Deficiente por demás quedaría mi obra si hubiese omitido la conside-

ración del trabajo manual como actividad femenina, como punto trascenden-te y de vital importancia en la formación práctica de la mujer.

C r e o no haber desvirtuado las miras de mi interés en el curso de las exposiciones pasadas, en las cuales, como punto de general trascendencia, he considerado el t raba jo manual de concreta y detallada aplicación en la obra femenina.

L o s trabajos de papel: plegado .recortado, trenzado, entrelazado, este-rillado; los trabajos de dibujo, modelado y vaciado; la confección de ob je -tos de pasta como muñecas y otras muchas labores, creo, dan a esta obra la adaptación favoiable y deseada.

E s t e interés femenino tiene un alto valor en nuestra educación po-pular, pues bien acertada es la b r e c h a que abran los pueblos civilizados a los ideales de una formación esencialmente práctica en pro de sus mujeres.

A las labores pasadas pueden sumarse muchas otras en los institutos fe-meninos.

Justamente loable es la laboriosidad de la mujer y hac ia ella debemos encauzar el personal dicen te femenino. L a s ocupaciones de lavar, aplanchar, tejer, randar, surcir, como toda actividad de la misma índole, forman en el hogar un ambiente de encantadora paz y holgura propicio siempre a la virtud.

L a s labores con hilo, seda, lana, pa ja ; las puntadas como el lomillo, la felpa, el macramé, son ocupaciones que bien acreditan la laboriosidad de la mujer, ocasionándole positiva expansión y alejándola de toda pasividad per-judicial. Entre dichas labores pueden citarse también algunas como el.

R E P U J A D O E N C A R T U L I N A .

P a r a obtener éste, se traza el diseño del dibujo sobre el papel o cartulina que se coloca sobre una tela envuelta a su vez en forma

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de almohadilla; con una aguja o punzón se hacen perforaciones por los con-tornos como se ve en el grabado 5 4 4 . P a r a imitar la sombra, tales perfora-ciones se verificarán más contiguas y numerosas donde deba quedar más oscuro. A s í se observa en el reverso del repujado en cartulina un efecto semejante al del dibujo 5 4 5 . P u e d e , si se desea, decorarse el t raba jo aplicando leve-mente en algunos detalles colores de acuarela .

A P L I C A C I O N E S D E L E N T R E L A Z A D O Y E S T E R I L L A D O

S e pueden realizar algunas con cintas, cuero, fieltro, etc . para el a-dorno de sombreros, carteras y otros ob jetos como se ve en los números 5 4 6 y 5 4 7 .

C I N T U R O N

Es te puede efectuarse cortando en papel celofán u otra clape, una fa ja ( 5 4 8 ) se dobla primero en dos ( 5 4 9 ) y luego en cuatro como aparece en 5 5 0 . S e entrelaza en la forma 5 5 1 , y procediendo así, consecutivamente, un en-trelazado como 5 5 2 , al cual pegándole unos broches en las extremidades, presta el oficio de un elegante cinturón.

E S Q U I N E R A

S e recorta un cartón en dos plantillas como las que aparecen en 5 5 3 y 5 5 4 , por e jemplo. S e forran en raso u otra tela a propósito y se cosen o unen como indica 5 5 5 , a la vez que se adorna con cinta plegada capri-chosamente. Es ta labor puede servir para guardar tarjetas, joyas u otros ob-jetos.

U N A P A N T A L L A

D e muy atractivo aspecto es la que puede confeccionarse así : se dis-ponen unas ruedas o círculos de alambre y se unen entre si ( 5 5 6 ) de ma-nera que el más pequeño y central tenga adaptación al foco . E n seda, ve-lo romano u organdí, se recortan boleros, los que al ponerlos en torno a las

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CUADRO 40

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ruedas de alambre serán cada vez más angostas del centro para fuera. Eri el recortado, modo de linea quebrada u andulada, se cuelgan, como fie co , canutillos o pepas de vidrio ensartados y queda un efecto final, encan-tador y vistoso como el que muestra la figura 5 5 9 .

E S C A R C H A O L L U V I A D E T I N T A

E s t a labor es muy conocida pero dado su carácter de atracción no omito su expl icac ión :

S e recortan figuras en papel las cuales se colocan sobre el que ha de tener el efecto propuesto.

S e pone encima un trozo de anjeo o cernidor de alambre como el 5 5 8 y con el cepillo 5 5 7 , previamente humedecido en tinta del color que se quie" ra, se va pasando con un movimiento de vaivén sobre el an jeo con lo cual queda esparcida la tinta que cae por entre la malla, obteniéndose al quitar las figuras recortadas un aspecto como el que aparece en los grabados del 5 6 0 al 5 6 4 .

M u c h a s otras labores como está dicho pudieran realizarse. L a s ilustra-ciones del 5 6 5 al 5 8 4 representan algunos ejercicios de monogramas tan a-plicables en la marca de costuras; 5 8 5 y 5 8 6 unas cortinas en anjeo de hilo y sencilla labor de fleco.

LABORES CON HILO Y LANA LABOR líS CON HILO

Son muchísimas las Jabores que con hilo pueden realizarse, pero lejos de explicarlas todas y cada una de ellas, lo que sería imposible, quiero só-lo exponer aquí los procedimientos referentes a la confección de correas c>n hilo lavable.

P a r a obtener éstas, se dispone como telar un sencillo marco o ba tider de madera de 1 , 7 0 más o menos de largo por unos 0 , 4 0 ctms. de ancho (fig. 5 8 7 ) ; dos pequeños cilindros de unos 0 , 3 0 ctms. c o m o el del nume-ro 5 8 8 y una regla delgada cuyo largo puede seí mayor al ancho del bas-tidor descrito, tal como la que aparece en el grabado 5 8 9 .

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C o n cordones suficientemente largos (para aflojar cuando esté bien tem-plada la correa ) se amarran por los cuellos de los extremos los cilindros a los lados pequeños del marco y a una distancia según el largo que se quie-ra tenga la correa propuesta. S e amarra el extremo de la hebra o hilo en B y se pasa por encima del bolillo opuesto volviéndolo a su vez por de-b a j p del primero.

E n el hilo r|e encima, A B , se monta un cáñamo, L S O , cuyas dos extremidades pasan al mismo lado de la inferior C D . S e vuelve el hilo por encima del primer bolillo y se le sigue dando vueltas como envolviéndolo en-tre los dos bolillos, colgando, como se di jo , cáñamos de las hebras supe ' riores o que pasan por encima, y de jando pendientes los extremos siempre por el mismo lado de lo® hilos inferiores. T e n d i d o s los hilos, en número de sesenta aproximadamente, tanto por encima como deba jo ( o más o menos según según el ancho de que se desee la correa que se construye) se atan los cáñamos por la parte inferior, pues si alguno se suelta, queda el hilo li-bre y por lo tanto traba. H e c h o lo hasta aquí explicado, queda todo dis-puesto como muestra la ilustración 5 9 1 .

C o m o los cáñamos montados en los hilos superiores pasan alternativa-mente por entre los inferiores, es natural que al tirar de la madeja total se ocasione un cruzamiento o entrelazado como se ve en 5 9 2 . S e dispone un ovillo de piola o pita N r o . 1 5 de la usada para labores de macramé, y se pasa la extremidad por entre los tendidos de hilo como se observa en E F , hecho lo cual se tira de la made ja o haz de cáñamos para cruzar los hilos y con la regla se pisa dicho cruzamiento como aparece en la fi-gura y de manera que quede bien firme la pita que hace de trama.

P a s a r pues dicha piola o pita por entre los tendidos, inferior y supe-rior de hilos; cruzar éstos halando la made ja de cáñamos y pisar con la regla para que la pita quede firme, son operaciones que se verifican conse-cutivamente, para que con el hilo lavable de colores como urdimbre y la pita como trama se tenga la correa deseada de la cual nos da idea el gra-bado 5 9 3 . O b t e n i d a la correa, se le pone una hebilla de las que con le-tras (iniciales del apell ido) se venden en el comercio y que en todo caso d e b e ser de presión y no de pasadores que dañarían o romperían la co-rrea.

TRABAJOS CON LANA C o n la lana que en madejas de bellos colores se vende en el comercio,

se pueden realizar algunas curiosas labores. A q u í sólo expongo los procedimien-tos para confeccionar mochilas y riatas.

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CUADRO 41

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M O C H I L A S

E n una aguja capotera se ensarta la hebra de lana. E n un frasco, una botella o un cuarto, se envuelve y anuda la extremidad de la hebra . T o m a n d o la aguja se pasa de arriba para a b a j o por «entre la botella y la hebra en anillo a la vez que se saca por encima de la extremidad fija y se hala como para formar nudo. L a figura 5 9 4 puede dejar comprender mejor esta sencilla operación que al repetirse consecutivamente hasta el cuello de la botella y con lana de colores seleccionados con gusto, se obtiene un traba jo co-mo el que aparece en el dibujo 5 9 5 que al sacarse presenta el aspecto del que se observa en el dibujo 5 9 6 y al que sólo resta coser por su fondo, ponerle una borla en la parte inferior y un cordón corredizo en torno a su abertura para obtener la simpática bolsa o mochila de que da idea la ilustración 5 9 7 .

R I A T A S

S e dispone un trozo del l lamado «tubo o popo de Castilla» de unos 0 , 1 0 centímetros y labrado en uno de sus extremos en la forma dentada que aparece en el dibujo 5 9 8 . Ensar tada la aguja capotera en la hebra de lana, se verifica una colocación especial en torno a los dientes de manera que al verificar la puntada se vuelve hacia dentro quedando una especie de malla cilindrica que, al proseguir el t raba jo se va' acreciendo a lo largo y en el interior del tubq resultando la riata semejante a las de los grabados 5 9 9 y 6 0 0

TRABAJOS EN MIMBRE

E l mimbre es un be juco que abunda mucho en nuestra tierra y que con el l lamado comunmente cestillo y con otro que nuestros campesinos denomi-nan tripeperro se presta mucho a labores prácticas de iniciativa personal, y tanto más como que el be juco puede trabajarse casi sin herramientas, razón que le concede gran valor como labor manual escolar.

P r e p a r a c i ó n . E l procedimiento para prepararlo es el siguiente: se cocina el be juco y luego se pela con un instrumento cortante; para blanquearlo, en la cantidad de una arroba de be juco por e jemplo, se hierve en agua que alcance a taparlo; se adiciona al agua unos 3 0 gramos de ácido oxál ico y el jugo de 5 limones. S i se quiere preparar be juco en cantidad inferior dis-minuyase la solución según la proporción anotada.

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C U A D R O 4 2

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E J E R C I C I O P R E L I M I N A R

C o m o entrenamiento de iniciación en las labores con mimbre, realícense trenzados como éste:

S e toman seis trozos de be juco que se atan por una de sus extremidades como se ve en la figura 6 0 1 . Divididos luego en pares hágase un cruzamiento como se observa en el grabado 6 0 2 ; apretando y prosiguiendo en esta forma se obtiene el trenzado propuesto, según la ilustración 6 0 3 .

U N C E S T O C U A D R A D O

P a r a realizarlo dóblese en forma de cuadrado un be juco A B C D y en éste se entrelaza otra A C H F G H de la figura 6 0 4 . E n la forma en que se enlaza éste se cruza otro trasversalmente I J K L L L y además los be jucos S T , U V y X Y verticalmente y en la misma forma pero traversalmente también M N , O P y N R . Finalmente se cruzan dos pares de bejucos en el sentido de las diagonales como muestra la misma figura 6 0 5 . S e doblan los cabos o extremidades y se verifica luego un.cruzamiento al través, de varios bejucos alternados con lo cual se obtiene el cesto 6 0 6 .

P a r a rematar un canasto en be juco se doblan los cabos o puntas de modo que entren sostenidos entre el cruzamiento trasversal como muestra la figura 6 0 7 . T a m b i é n puede efectuarse una especie de ribete arrollando un bejuco delgado a modo de espiral en todo el borde .

U N C E S T O C I R C U L A R

Dispónganse unos be jucos en forma de estrella y según se ve en 6 0 8 . Póngase un c a b o más, A B , y comiéncele a enroscar en espiral otro be juco co-mo muestra el grabado 6 0 9 . Cuando este trabajo que formará el asiento, tenga la proporción debida, se doblan los cabos hacia arriba y se continúa el entrela-zado trasveisal del be juco que forma el cuerpo principal del cesto propuesto.

T a m b i é n se pueden reemplazar los cabos que suben con varillas de helecho y enirecruzar horizontalmente algunas virutas de madera con lo cual se tendrá una canasta como la que aparece en el dibujo 6 1 0 a la cual se le puede poner un asa de be jucos dispuestos a modo de trenza.

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CUADRO 43

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CUADRO 44

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E L HIMNO D E L T R A B A J O MANUAL L E T R A DEL A U T O R

MUSICA DEL MAESTRO

C A R L O S V I E C O

C O R O

¿Mientras vibra joconda canción inspirada en glorioso ideal, nuestro brazo aprestigie la acción realizando el t rabajo manual.

I

Nuestro espíritu inquieto y febril de fruición en la activa labor, al esfuerzo conjunto y viril rinda opimo tributo de honor.

II

O b r a es bien. « T r a b a j a r es orar» fe tendremos. «Querer es poder» sea pues oración nuestro obrar, transformemos el aula en taller.

III

Transformemos en obra genial, como unidos por un corazón, la madera, la arcilla, el metal , el esparto, el papel y el cartón.

I V

V a m o s ya a modelar y a tejer, a la granja, ¡»1 floiido jardín; nuestro ingenio bien triunfe al tener mil objetos de un práctico fin.

V

F e , constancia, labor y honradez sean virtudes de fiel tradición; que el trabajo manual sea a la vez dualidad de placer y d e acción.

V I

L o o r pues al proficuo sentir que el audaz laborar mueve audaz y que el patrio progreso al surgir sea la gloria del brazo tenaz.

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