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TEORÍA SOCIAL LATINOAMERICANA CÁTEDRA ARGUMEDO 2DO CUATRIMESTRE DE 2013 ABRIL PHILLIPS DNI 35972376 “Inventamos o erramos” A fin de año me recibo de la carrera de Ciencia Política de nuestra facultad. Se me hace inevitable reflexionar sobre lo que la carrera me dejó, qué herramientas y saberes incorporé y, a raíz de eso, en qué tipo de profesional creo poder convertirme. La realidad es que tuve una formación sumamente eurocentrista, enciclopedista y academicista. Las materias troncales son un recorrido por el pensamiento europeo y norteamericano, siendo la única excepción Historia Latinoamericana; la historia del pensamiento político, como a uno se la presentan, es europea: el sujeto, la historia, la sociedad, el Estado, la república y la libertad, se piensan sólo a través de este tamiz. Nuestra formación esta estructurada en función de cánones que no son los propios, de teorías y líneas de pensamiento que no son los nuestros. El pensamiento latinoamericano ocupa un lugar marginal dentro de los planes de estudio, se lo localiza en optativas o seminarios; de modo que uno puede recibirse como cientista social 1

Trabajo Pensamiento Social Latinoamericano- UBA Ciencia Política

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Trabajo Pensamiento Social Latinoamericano- UBA Ciencia Política

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TEORA SOCIAL LATINOAMERICANA

CTEDRA ARGUMEDO

2DO CUATRIMESTRE DE 2013

ABRIL PHILLIPS

DNI 35972376

Inventamos o erramos

A fin de ao me recibo de la carrera de Ciencia Poltica de nuestra facultad. Se me hace inevitable reflexionar sobre lo que la carrera me dej, qu herramientas y saberes incorpor y, a raz de eso, en qu tipo de profesional creo poder convertirme. La realidad es que tuve una formacin sumamente eurocentrista, enciclopedista y academicista. Las materias troncales son un recorrido por el pensamiento europeo y norteamericano, siendo la nica excepcin Historia Latinoamericana; la historia del pensamiento poltico, como a uno se la presentan, es europea: el sujeto, la historia, la sociedad, el Estado, la repblica y la libertad, se piensan slo a travs de este tamiz. Nuestra formacin esta estructurada en funcin de cnones que no son los propios, de teoras y lneas de pensamiento que no son los nuestros. El pensamiento latinoamericano ocupa un lugar marginal dentro de los planes de estudio, se lo localiza en optativas o seminarios; de modo que uno puede recibirse como cientista social sin haber ledo, por ejemplo, a Bolvar, a Artigas, a San Martn, a Mart, a Maritegui, a Jauretche y Scalabrini Ortiz. Irnicamente, se nos presenta al pensamiento latinoamericano como si se tratara de algo ajeno y prescindible, una rareza situada al borde de nuestra formacin intelectual con pretensin cientfica. La dicotoma entre civilizacin y barbarie, lo racional y lo irracional, parece seguir vigente; se sigue elevando al pensamiento importado a punto tal conferirle el estatus de universal, asocindolo con lo moderno y lo cientfico; trazando, a su alrededor, una frontera impenetrable, que excluye a todo pensamiento alternativo y lo priva de los atributos reservados slo para l. La ciencia poltica slo puede pensarse en trminos europeos y norteamericanos. Esta idea ha calado hondo en nuestras conciencias en tanto estudiantes. Se nos ensea a mirar nuestra realidad con lentes ajenos, se nos ensea a imitar y repetir frmulas que no nos pertenecen. No conocemos nuestra realidad, no nos conocemos. Y esto es as porque la manera de abordar nuestro anlisis parte de un extraamiento, de un pensar alienado, desvinculado de su identidad. Por otro lado, nuestra facultad tiene una fuerte impronta enciclopedista y academicista. Se nos ensea a repetir; los mtodos de evaluacin anulan la capacidad creativa del alumno, se premia la memoria, la habilidad de reproducir conocimiento, no hay desarrollo propio. El ensayo, el trabajo prctico, es la excepcin. No hay produccin de conocimiento, no se debaten ni procesan ideas, para reformularlas en trminos propios. A su vez, se nos inculca la idea de que el promedio, un cmulo de notas arbitrarias y circunstanciales, es un indicador de nuestra inteligencia; y de que la acumulacin de papers y credenciales nos convierte en mejores profesionales. Debemos preguntarnos qu tipo de intelectuales, qu tipo de profesionales se estn formando. A su vez, qu tipo de facultad queremos. Para ello, se proceder a recuperar los valiosos aportes de Rodriguez, Mart, Maritegui, Jauretche y Freire; tratando de hilvanar elementos que atraviesan a los distintos autores, y que se revelan como esenciales para discutir sobre el verdadero carcter de nuestra facultad y sobre las formas alternativas que pueden plantearse como horizonte.

La idea de un pensamiento crtico, original y creativo, nos invita a preguntarnos sobre la calidad y el valor de nuestros conocimientos; si se tratan de meras copias y reproducciones automticas e irreflexivas de ideas extranjeras o del procesamiento de ideas formuladas en otros contextos, pero apropiadas de manera consciente para enriquecer la mirada propia. Los escritos de Simn Rodriguez van a estar atravesados por un rechazo contundente a la enseanza memorstica e imitadora. Insiste en el carcter innovador de la educacin, en la necesidad de forjar sujetos crticos, preguntones. En vez de imitar hay que pensar, nos dice; la educacin debe fundarse en la puesta en prctica del entendimiento, no de la memoria. Esta concepcin de la educacin como prctica innovadora, creativa, original est enlazada con la idea de cortar con el yugo de la dependencia y la imposicin de ideas. Rodriguez insiste en que la Amrica no debe imitar servilmente sino ser original, Amrica debe entregarse al desafo de crear lo propio antes de caer en el facilismo de la imitacin, inventamos o erramos. Jos Mart va a entender que los lentes europeos y norteamericanos no logran captar el enigma hispanoamericano; no pueden comprender las complejidades que presentan pueblos originales, con sus composiciones singulares, utilizando herramientas ajenas, herramientas que fueron pensadas para realidades y contextos distintos; va a decirnos que se imita demasiado y que la salvacin est en crear. Para Mart es determinante que la universidad europea le ceda el paso a la universidad americana, y que sta ltima forje intelectuales y futuros gobernantes americanos, que puedan aspirar a estudiar, analizar o gobernar pueblos que conocen. Maritegui opone a la ilusin de la soberana nacional, la idea de la segunda independencia, la cual ya no debe librarse con las armas sino con las ideas. El pensador se nos presenta como un claro ejemplo de la apropiacin de ideas extranjeras; recupera los elementos que le provee el socialismo para enriquecer su pensamiento, pero los reformula en sus propios trminos, de manera que stos se adecuen a lo que su realidad le impone, y no al revs. Jauretche le dedica una parte fundamental de su obra al pensar en nacional y latinoamericano, en contraposicin a la simple repeticin de repertorios ajenos. El autor entiende que los americanos se hallan atravesados por zonceras, por construcciones artificiales y distorsionadas que constituyen la percepcin que tenemos sobre nuestra propia existencia. Opone la intelligentzia a la inteligencia, entendiendo por la primera un status de carcter intelectual diferenciado del pueblo, que opera como herramienta colonial en el campo de la cultura, reproduciendo un pensar acrtico y eurocentrista, que toma como absolutos valores relativos, situados en momentos y lugares especficos, reproduciendo sistemticamente su pretensin de universal; La inteligencia se hizo intelligentzia y dando por resuelto que la cultura era exclusivamente lo importado se convirti en uno de los ms eficaces instrumentos para extirpar de raz los elementos locales de cultura preexistente. En este sentido, Jauretche sostiene que la idea no fue desarrollar Amrica segn Amrica, incorporando los elementos de la civilizacin moderna, enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el rbol. Se intent crear Europa en Amrica transplantando el rbol y destruyendo al indgena que poda ser obstculo al mismo para su crecimiento segn Europa y no segn Amrica. Aqu se encuentra con las reflexiones de Freire, quien afirma que pensar sobre Brasil era pensar sobre el Brasil desde un punto de vista no brasileo. Se juzga el desarrollo cultural brasileo segn criterios y perspectivas en las cuales el pas era necesariamente un elemento extranjero. Es evidente que era este un modo de pensar profundamente alienado. Sufra porque el Brasil no era idntico a aquel mundo imaginario, porque no era Europa o Estados Unidos, viva proyectando la visin europea sobre el Brasil, pas atrasado. Cuanto ms quera ser un hombre de cultura menos quera ser brasileo. La asimilacin entre lo europeo y lo estadounidense -en tanto encarnacin de la civilizacin- con la cultura. Lo propio es desechado, la cultura es la cultura extranjera. Pensar lo propio es pensarlo desde las categoras de pensamiento que nos ofrece lo ajeno. El pensar es un pensar alienado. En trminos de Freire, el oprimido aloja al opresor, se confunde con l y observa la realidad en los trminos que ste le impone. El comportamiento del oprimido es un comportamiento prescrito en base a pautas ajenas, fijadas por el opresor. En un primer momento, el oprimido busca parecerse al opresor, siente una atraccin irresistible por l, busca imitar sus patrones de vida. A su vez, introyecta la visin que el opresor tiene de l, se autodesvaloriza. Es slo a travs de la pedagoga de la liberacin que el oprimido puede aduearse de su propio pensar, liberarlo. Freire contrapone a la pedagoga bancaria la pedagoga problematizadora; la mera transferencia de contenidos a alumnos que son concebidos como depositarios de saberes se opone al desarrollo de la curiosidad y del pensamiento crtico a travs del dilogo. En los autores pesa la idea de que la libertad no est garantizada con la independencia; Amrica Latina ha sido atravesada por una colonizacin cultural y pedaggica, la cual ha calado profundo en las conciencias, las instituciones educativas y en los medios de comunicacin. Es la subordinacin cultural la que sigue perpetundonos en nuestra condicin de dependencia y es aqu donde debe librarse la batalla por una verdadera libertad, en el espacio de las ideas. Aqu, las trincheras de ideas valen ms que trincheras de piedras. Seguimos pensando a nuestros pueblos en trminos ajenos y es por ello que no logramos conocerlos. El pensar alienado, la extranjerizacin y el extraamiento deben rendirse ante un pensar propio y apropiado.

Los autores nos exigen pensar sobre el carcter social y popular de la educacin. La educacin como formadora de nuevas conciencias, de hombres nuevos. La idea de formar ciudadanos, personas sociales con sentido de comunidad. La necesidad imperiosa de que la sociedad se acerque, se funda con el pueblo, de que abarque a todos, o en palabras del Ernesto Che Guevara que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no slo entre los alumnos, sino tambin entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie. Rodriguez ve en la educacin la condicin de posibilidad de colonizar al pas con sus propios habitantes; incorporando a todos, inclusive los ms mseros, los marginados, a la nueva sociedad que requiere, para su formacin, de sus propios hombres. Desafa a la idea de una educacin elitista, entendiendo que la ignorancia esta ligada a la pobreza y que, en una sociedad desigual, la educacin y riqueza de pocos tiene como contrapartida la ignorancia y miseria de muchos los Doctores Americanos no advierten que deben su ciencia a los indios y a los negros. Porque si los Seores Doctores hubieran tenido que arar, sembrar, recoger, cargar y confeccionar lo que han comido, vestido y jugado durante su vida intil, no sabran tanto, estaran en los campos y seran tan brutos como sus esclavos.

Con todo, los autores nos incitan a preguntarnos sobre el carcter de nuestra universidad, sobre el conocimiento que en ella se produce y los intelectuales que en ella se forman. Una reflexin de este carcter nos enfrenta necesariamente con que an nos encontramos muy alejados de la idea de la universidad como espacio creador de un pensamiento nacional, popular y crtico. Nos encontramos frente a una problemtica que en necesario instalar en el debate; es imperioso que nos preguntemos, junto a Mart Cmo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en Amrica donde se ensee lo rudimentario del arte de gobierno, que es el anlisis de los elementos peculiares de los pueblos de Amrica?; que nos cuestionemos junto a Jauretche si queremos formar intelectuales con un pensar puesto en lo nacional y lo latinoamericano, o meros reproductores de conocimientos ajenos y alejados, es decir, zonzos con credenciales que les brindan el estatus intelectual; que pensemos si de la universidad egresan alumnos pensantes y preguntones, con capacidad crtica e innovadora, y con un fuerte arraigo social, como aspiraba Rodriguez; si puede decirse que existe hoy una ciencia, una filosofa; si nos hemos despojado de las sombras de nuestro opresor o si seguimos pensando en sus propios trminos. Freire nos seala que reconocerse en el lugar de oprimido implica un primer gran paso hacia la liberacin, un paso necesario pero no suficiente; aqu es donde entra el poder transformador de la pedagoga, de la educacin, como camino hacia una verdadera libertad. Los autores nos brindan, no slo las herramientas para pensar dnde estamos parados sino hacia dnde podemos ir. Nos invitan a pensar como fin ltimo la libertad cultural e intelectual y a la educacin crtica, popular, latinoamericana como va para alcanzarlo. Si reconocemos el potencial revolucionario que encierra la educacin, la libertad pasa de ser algo lejano y difuso, para convertirse en algo verdaderamente posible. Debemos repensar nuestra universidades, sus contenidos y sus mtodos de enseanza, en stos trminos.

Rodriguez, Simn; Sociedades americanas;Ediciones publicadas en Arequipa (1828), Concepcin (1834), Valparaso (1838), y Lima (1842), Pg 77.

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Jauretche, Arturo; Los profetas del odio y la yapa, Buenos Aires, 1967, Pg. 149.

Jauretche, Arturo; Los profetas del odio y la yapa, Buenos Aires, 1967, Pg. 101

Freire, Paulo, Pg 94

Ernesto Che Guevara; Discurso al recibir el doctorado honoris causa de la Universidad Central de las Villas, 28 de diciembre de 1959.

Rodriguez, Simn, El libertador del medioda de Amrica y sus compaeros de armas, Arequipa, 1830, pg. 61.

Mart, Jos; Nuestra Amrica, Red ediciones, 2012, pg. 54.

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