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TRABAJO PRÁCTICO SOBRE “LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO” DE EDGAR MORIN

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TRABAJO PRÁCTICO SOBRE “LOS SIETE SABERES NECESARIOS

PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO” DE EDGAR MORIN

La educación forma parte vital de la sociedad en que vivimos como

formadora de los saberes en el individuo. Esta función hace que caiga sobre ella una

carga muy pesada que dificulte la enseñanza-aprendizaje. Por eso en este trabajo se

trataran de ver algunas cuestiones con las cuales debe lidiar la educación tomadas de

la obra de Edgar Morín.

Como bien la historia lo demuestra no podemos dar por hecho la

existencia de un conocimiento puro y verdadero, al margen del error y la ilusión sobre

el mundo en el que vivimos.

La educación así, se encargará de identificar y esclarecer el error y la ilusión

del conocimiento, marcando de esta manera que en gran medida se hallan

atravesados por errores mentales (mundo psíquico interno, donde se hallan nuestras

necesidades, sueños, deseos, miedos y perturbaciones mentales que controlan la

visión y concepción del mundo; y donde la memoria -de forma inconsciente-

selecciona o borra los recuerdos), los errores intelectuales (teorías, doctrinas e

ideologías con las que vemos el mundo), errores de la razón (forma crítica y

autocrítica de ver las cosas y abierta a la discusión con respecto a otras

concepciones; sin cerrarse en la ilusión racionalizadora y caer en la doctrina) y las

cegueras paradigmáticas (selección y determinación de la conceptualzación y

operaciones lógicas insertos culturalmente en ellos, que impone los discursos y

teorías.

También la educación debe luchar contra el conformismo cognitivo, que tiene

que ver el poder que generan los paradigmas, creencias oficiales, teorías reinantes,

estereotipos cognitivos; que encarcelan al conocimiento y lo determinan a ellos. En

este conformismo se halla un imprinting cultural, que se refiere a la marca que poseen

el ser humano desde su introducción a la sociedad –familia-escuela-profesión – y la

normalización que elimina lo que ha de discutirse.

La noología (posesión), se refiere a la influencia que tienen nuestros productos

mentales a los cuales dotamos con vida y poder; y de esta forma nos poseen. Así

nacen los mitos y creencias que enriquecen a las culturas y logra que la noósfera esté

en nosotros y nosotros estemos en la noósfera, y domestique a la sociedad y a los

individuos. Si los individuos domesticaran sus ideas domesticarían a su vez a la

sociedad. Pero una idea o una teoría no debería ser pura e instrumentalizada, ni

imponer sus veredictos de manera autoritaria; ella debería relativizarse y

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domesticarse. Una teoría debe ayudar y orientar las estrategias cognitivas conducidas

por los sujetos humanos.

También debemos adecuarnos a lo inesperado y no sorprendernos ante lo

nuevo por estar asentados en nuestra teoría, sino ser capaz de revisar nuestras

teorías e ideas y tratar de adaptarlo a lo nuevo.

Con respecto a la incertidumbre, debemos tomarla como una herramienta que

nos permita destruir el conocimiento simplista y desintoxicante del conocimiento

complejo.

Otro problema que acecha a la educación es la globalización de los

conocimientos. Más bien nos enfrentamos a un interrogante: ¿De qué forma podemos

hacer acceder a los individuos a los conocimientos mundiales?

Para esto, la educación deberá tener presente:

El contexto, es decir que las informaciones y los elementos deben tener

en cuenta el contexto en donde se den, para que adquieran sentido.

Lo global, es decir las relaciones entre las partes y el todo, donde para

conocer las cualidades de las partes debo conocer el todo. Lo global es más que el

contexto.

Lo multidimensional, las unidades complejas como el ser humano –es

biológico, psíquico, social, etc.- o las sociedades –históricas, económicas,

sociológicas, religiosas, etc.-, son multidimensionales, es decir que para adquirir

información sobre ellas debemos reconocer esta multimensionalidad.

Lo complejo, esto existe cuando hay elementos de un todo que se

encuentran inseparables como lo económico, político, sociológico, psicológico,

afectivo, mitológico, etc.

Como consecuencia de esto la educación debe promover una “inteligencia

general” apta para referirse de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto en

una concepción global, relacionándolo con los saberes que posee el conociente y

superar las antinomias provocadas por el progreso de los conocimientos

especializados, es decir, por la separación de conocimientos.

La educación posee tres problemas esenciales:

Disyunción y especialización cerrada, esto hace que no se pueda

apreciar lo global, no permite su integración en una problemática global e impide tratar

correctamente los problemas particulares que solo pueden ser planteados y pensados

en sólo contexto.

Reducción y disyunción, esto conduce a reducir lo complejo a los

simple, obedece al postulado determinista, el principio de reducción oculta el riesgo, la

novedad, la invención; fracciona los problemas, separa lo que está unido,

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unidimensionaliza lo multidimensional. El principio de reducción es incapaz de

proyectar el contexto y el complejo planetario, la inteligencia ciega se vuelve

inconsciente e irresponsable.

La falsa racionalidad, el problema de los seres humanos es el de

aprovechar las técnicas pero no subordinarse a ellas, es decir, que se hallan en vía de

una subordinación ante el conocimiento tecnocrático que se especializa en ciertos

temas –como por ejemplo las máquinas artificiales, etc.-, sin poder comprender lo

vivo, lo humano; reduciendo todo a meras supersticiones en las costumbres y miedos

en las poblaciones. Se trata de comprender un pensamiento que separa y que reduce,

junto con un pensamiento que distingue y religa, hay que conjugarlos, no abandonar

el conocimiento de las partes por el todo.

La educación del futuro deberá estar centrada en la condición humana,

estos deben reconocerse por su humanidad y diferenciarse y comprender la

diversidad cultural. Conocer lo humano es situarlo en el universo y a la vez separarlo

del el.

Por esto, la educación, deberá ligar los conocimientos de las ciencias

naturales –con el fin de ubicar la condición humana en el mundo-, con los de las

ciencias humanas –con la necesidad de aclarar las multidimensionalidades y

complejidades humanas-; no solamente la filosofía y la historia sino también la

literatura, la poesía, las artes, etc.

Aquí surge la cuestión del arraigamiento-desarraigamiento. El arraigamiento

en el cosmos físico y en la esfera viviente; y desarraigamiento humano. Estamos a la

vez dentro y fuera de la naturaleza.

La condición cósmica, aquí surge la cuestión de nuestra ubicación en el

universo y de los pensamientos cambiantes sobre ello, donde primero se creía en la

existencia de un universo ordenado, perfecto y eterno, y luego se pasó a uno

completamente antagónico, donde competen el orden, desorden y organización; y

donde se crea un auto-organización viviente a nuestro modo.

La condición física, se refiere a la substancia física que se organizó

sobre la Tierra de forma termodinámica.

La condición terrestre, se refiere al origen de la Tierra que se auto-

produjo y se auto-organizó dependiendo del sol. Somos a la vez seres cósmicos y

terrestres.

La condición humana, se refiere la importancia que debemos poner en

la hominización que nos muestra como animalidad y humanidad, que juntas

constituyen nuestra condición humana. Se trata de explicar como la evolución del

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hombre permitió que se desdoblara en dos principios: uno biofísico y otro psico-socio-

cultural.

Lo humano del humano.

Unidualidad, el humano es un ser biológico y cultural. El homo sapiens

es también homo demens.

El bucle cerebro-mente-cultura, el hombre es plenamente humano por y

en la cultura. No hay cultura si no hay cerebro humano, y no hay mente (mind),

capacidad de conciencia y pensamiento sin cultura. La mente humana es un

surgimiento que nace y se afirma en la relación cerebro-cultura, una vez surgida

interviene en el funcionamiento cerebral con efecto retroactivo.

El bucle razón-afecto-impulso, las relaciones entre las tres instancias

son complementarias y antagónicas, implican conflictos entre la impulsivilidad, el

corazón y la razón. La relación triúnica no obedece a una jerarquía razón-afectividad-

impulso; hay una relación inestable, cambiante, rotativa entre estas tres instancias.

El bucle individuo-sociedad-especie, los individuos son el producto del

proceso reproductor de la especie humana, pero este proceso debe ser producido por

dos individuos. Las interacciones entre individuos producen la sociedad y ésta, que

certifica el surgimiento de la cultura, tiene efecto retroactivo sobre los individuos por la

misma cultura. Todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto

de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de

pertenencia con la especie humana.

La unidad y la diversidad humana. La educación del futuro deberá velar por

que la idea de unidad de la especie humana no borre la de su diversidad y que la de

su diversidad no borre la de la unidad. Existe una unidad humana. Existe una

diversidad humana. Comprender lo humano, es comprender su unidad en la

diversidad, su diversidad en la unidad. Hay que concebir la unidad de lo múltiple, la

multiplicidad del uno.

La educación deberá ilustrar este principio de unidad/diversidad en todos los

campos.

- El campo individual, hay una unidad/diversidad genética, es decir que

el hombre lleva en sus genes a la especie humana. Y posee también una

unidad/diversidad singular cerebral, mental, afectiva, intelectual, subjetiva…

- El campo social, hay una unidad/diversidad de las lenguas, de las

organizaciones sociales y culturales.

- Diversidad cultural, no hay sociedad humana, arcaica o moderna que

no tenga cultura, pero cada cultura es singular. Así, siempre hay la cultura en las

culturas, pero la cultura no existe sino a través de las culturas. Aquellos que ven la

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diversidad de las culturas tienden a minimizar u ocultar la unidad humana; aquellos

que ven la unidad humana tienden a considerar como secundaria a la diversidad de

las culturas. Es pertinente, en cambio, concebir una unidad que asegure y favorezca

la diversidad, una diversidad que inscriba en la unidad.

- Sapiens demens, el siglo XXI deberá abandonar la visión unilateral que

define al ser humano por la racionalidad (homo sapiens), la técnica (homos faber), las

actividades utilitarias (homo economicus), las necesidades obligatorias (homo

prosaicus). El ser humano es complejo y lleva en sí de manera bipolarizada los

caracteres antagónicos: sapiens y demens (racional y delirante); faber y ludens

(trabajador y lúdico); empiricus y imaginarius (empírico e imaginador); economicus y

consumans (económico y dilapilador); prosaicus y poeticus (prosaico y poético). Hay

una relación manifiesta u oculta entre la psiquis, el afecto, la magia, el mito, la religión,

hay a la vez unidad y dualidad entre homo faber, homo ludens, homo sapiens, y homo

demens. Y en el ser humano, el desarrollo del conocimiento racional-empírico-técnico

no ha anulado el conocimiento simbólico, mítico, mágico o poético.

- Homo complexus, la educación debería mostrar e ilustra el destino con

las múltiples facetas del humano: el destino de la especie humana, el destino

individual, el destino social, el destino histórico, todos los destinos entrelazados e

inseparables. Así, una de las vocaciones esenciales de la educación del futuro será el

examen y el estudio de la complejidad humana. Ella conducirá a la toma de

conocimiento, esto es, de conciencia, de la condición común a todos los humanos, y

de la muy rica y necesaria diversidad de los individuos, pueblos, culturas, sobre

nuestro arraigamiento como ciudadanos de la Tierra.

Un problema que debe afrontar la educación es el de cómo enseñar la

identidad terrenal en un ámbito donde reina la diversidad, sobre todo en esta era

planetaria donde estamos viviendo y que se remonta siglos atrás con el

descubrimiento de América; donde las razas, culturas, creencias, costumbres,

lenguas comienza a entrelazarse y convertirse en una rica y compleja cultura. Para no

adentrarnos tanto en la historia a continuación se desarrollaran algunos legados del

siglo pasado.

- La herencia de muerte, no se refieren solamente a las muertes dejadas

por las dos guerras mundiales y a los centros de concentración nazis y soviéticos;

sino que nos referimos a: las armas nucleares que amenaza con la destrucción global;

y los nuevos peligros que se refieren a la muerte ecológica provocadas por el

desarrollo técnico-industrial –dominación desenfrenada de la naturaleza- y la

aparición de virus como el SIDA que no podemos extinguir y reaparición de bacterias

que creíamos haber desaparecido y volvieron con mayor fuerza.

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- Muerte de la modernidad.

- La esperanza.

El aporte de las contracorrientes que suscitan los cambios de los

acontecimientos: la contracorriente ecológica (crecimiento de las degradaciones y el

surgimiento de catástrofes técnicas/industriales no puede más aumentar); la

contracorriente cualitativa (se apega a la calidad en todos los campos, empezando

con la calidad de vida); la contracorriente de resistencia a la vida prosaica (se

manifiesta con la búsqueda de una vida poética dedicada al amor); la contracorriente

de resistencia a la primacía del consumo estandarizado (se manifiesta de dos formas

opuestas, una busca la consumación y la otra busca la moderación y la templanza); la

contracorriente de emancipación con respecto a la tiranía omnipresente del dinero y

la contracorriente en contra la violencia. Todas estas corrientes prometen

intensificarse y ampliarse durante el siglo XXI.

En el juego contradictorio de las posibilidades. Aquí entran en duda el

futuro de las ciencias y las técnicas que el hombre dominan y que en el futuro

pudieran llegar esclavizarlo.

La posibilidad antropológica, sociológica, cultural, mental de progreso, restaura

el principio de esperanza pero sin certeza “científica”, ni promesa “histórica”. Es una

posibilidad incierta que depende mucho de la toma de conciencia, las voluntades, el

ánimo, la suerte… Por esto, las tomas de conciencia se han vuelto urgentes y

primordiales. Lo que conlleva el peor peligro conlleva también las mejores esperanzas

y por esta razón el problema de la reforma del pensamiento se ha vuelto vital.

La identidad y la conciencia terrenal, de la Tierra como nuestra Patria como

primera y última. Hace falta que aprendamos a ser, vivir y compartir como humanos

del planeta Tierra. Reconocer nuestra conciencia antropológica (nuestra unidad en

nuestra diversidad); conciencia ecológica (de que todos los seres humanos habitamos

en una misma biosfera); la conciencia cívica terrenal (responsabilidad y solidaridad

para los hijos de la Tierra) y conciencia espiritual (de la condición humana).

Es necesario enseñar ya no a oponer el universo a las partes sino a ligar de

manera concéntrica nuestras patrias familiares, regionales, nacionales y a integrarlas

en el universo concreto de la patria terrenal