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1 ÍNDICE MARCO HISTÓRICO. 3 LA HERENCIA BARROCA. 5 ANTONIO ZAMORA. Vida y Obra. 9 EL MITO DE Don Juan 11 No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. 17 O ¿hay castigo para el diablo? BIBLIOGRAFÍA. 24

Trabajo sobre No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague

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NDICE

MARCO HISTRICO. LA HERENCIA BARROCA. ANTONIO ZAMORA. Vida y Obra. EL MITO DE Don Juan No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.

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O hay castigo para el diablo?

BIBLIOGRAFA.

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MARCO HISTORICO

Teniendo en cuenta que No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y convidado de piedra es una obra de principios del siglo XVIII, y que no hay que olvidar que en Espaa esta poca est marcada por la tradicin barroca, podemos concluir que el contexto histrico cultural que ms afecta a la obra y al autor es el propio del barroco. Los numerosos estudios que existen sobre el teatro espaol de esta poca han demostrado que las obras ms representadas eran las de los grandes autores del siglo XVII. Los principales autores de este momento, pobres en ingenio y originalidad, no son ms que imitadores. Se escriben comedias de capa y espada, heroicas y de santos, histricas y de enredo. El tono es menos sublime, las intrigas ms complicadas; en resumen, se exagera y se recarga pero la esencia es la misma. La primera mitad del siglo XVIII en Espaa es post-barroca. La cada del Imperio condicion el orden internacional en los siglos XVII y XVIII. Ser un acontecimiento equiparable a la descomposicin del imperio turco en el XIX. Las alteraciones polticas haban conducido al imperio al declive. Durante los ltimos decenios del siglo XVII y los primeros del XVIII se produce en Europa un cambio trascendental en todos los rdenes. Los valores y conceptos que dirigan la sociedad del Barroco entran en crisis poco a poco. El cambio parte de Inglaterra y de un conjunto importante de pensadores que ponen en tela de juicio los viejos valores de la sociedad y del saber tradicionales. Defendan unos cambios de ideas y modos de interpretar el mundo que procedan del racionalismo a ultranza de la clase burguesa en ascenso. En Espaa, el siglo XVIII comienza con el estreno de la casa real borbnica procedente de Francia. La nueva dinasta favorece e impulsa la instauracin de la cultura de la Ilustracin Francesa y logra que nuestro pas se incorpore a la poltica y cultura europeas. Pronto comienzan las reformas de los ilustrados. Espaa, a principios del siglo XVIII estaba muy alejada de Europa. La sociedad estaba dividida en clases bastante rgidas (aristocracia, clero, labradores, criados, mendigos...); pero al mejorar las condiciones de vida, aumenta la poblacin y aparece una nueva clase social: la burguesa. Este principio del XVIII testifica lo que ya se inici en el siglo anterior: el fin de la hegemona poltica de Espaa en Europa y el comienzo de una larga

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decadencia poltica y social. Se produce un descenso de la natalidad (de forma voluntaria), un descenso de la mortalidad (avances mdicos, sociales). Se tiende al ciclo demogrfico moderno. Para BUSTELO y G. DEL REAL no se puede hablar de revolucin demogrfica alguna, ya que slo es un esbozo de reduccin de la mortalidad catastrfica. Se produjo un aumento de poblacin que no fue causa ni consecuencia de modificaciones estructurales. La economa del XVIII est basada en la agricultura. Repercute en el inters de la nobleza y el clero por la tierra. Se comenzar a pedir una transformacin (desamortizacin de las tierras vinculadas). Se producen novedades, no estructurales, lo que hace pensar que no hubo una revolucin econmica en el siglo XVIII, sino nicamente unas mejoras. A pesar de las hambrunas del XVII, la sociedad parece contar con los recursos necesarios para defenderse. Los seores comienzan a buscar la propiedad y titularidad de las tierras para obtener beneficios (monetarios) de ellas. Dio lugar a una reaccin literaria (memorias, informes) para que se cambiase la ordenacin que impeda el comercio de tierras. En el campo del XVIII sigue habiendo escasez de equipos y medios animales. Durante el reinado de Carlos III se realizan importantes reformas que consiguen mejorar el pas. La influencia cultural de la Ilustracin francesa llega a travs de la Corte Real; los monarcas se convierten en protectores de las Artes y de las Letras. Reflejo de esta preocupacin cultural son las numerosas instituciones que, a imitacin francesa, se crean en nuestro pas durante el Siglo de las Luces: la Real Academia Espaola, la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia, el Museo del Prado...

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LA HERENCIA BARROCA

Los hombres piensan que vivir es un ir muriendo cada da Temas de la literatura barroca:

La muerte. El sentimiento amoroso vivido de forma desgarradora. La apariencia engaosa de las cosas (la vida es una representacin teatral, en la que Dios es el autor, y los seres humanos, los actores). La insatisfaccin y la soledad (el hombre se siente solo ante el caos)

Paralelamente, en el siglo XVII, el ser humano adopta una postura asctica (de menosprecio de todo lo terreno) y adopta una postura estoica (de resignacin ante la desgracia) El artista y el escritor del barroco buscan la originalidad para provocar en el pblico la admiracin y la sorpresa, y no se someten a ningn modelo ni a ninguna regla (a diferencia de los autores renacentistas) La lengua literaria del siglo XVII destaca por la complicacin en la forma o el contenido. La dificultad formal es sinnima de belleza artstica. Se trata de una creacin de reflexin intelectual y donde se recrea la emocin natural.

TEMAS DEL ARTE Y LA LITERATURA BARROCA Durante esta poca se buscan otras formas, otros enfoques y otros recursos (complicacin, dificultad, exageracin...) para expresar los mismos temas del Renacimiento.

Abundan los temas morales y religiosos (la fugacidad de las cosas y de la vida, la muerte...) debido al desengao que siente el hombre. Son frecuentes, tambin, los temas filosficos, doctrinales y polticos (la naturaleza humana, el honor...)

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EL TEATRO EN EL SIGLO XVII: LA COMEDIA NUEVA

El teatro fue el gnero literario ms innovador y de mayor xito en el siglo XVII. En el se formaron compaas teatrales y, en algunas ciudades, se abrieron locales dedicados a las representaciones: los corrales de comedia. A estos corrales, acuda numeroso pblico, casi diariamente. Las obras duraban dos o tres horas, y se representaban por la tarde para aprovechar la luz del da. El escenario nunca quedaba vaco, ya que entre los actos se representaban todo tipo de actuaciones. Los decorados y el vestuario eran pobres. Ese deseo de satisfacer los gustos y exigencias del pblico fue lo que impuls a Lope de Vega a renovar el teatro espaol de la poca. Hacia 1590, Lope de Vega, en su Arte nuevo de hacer comedias, establece las pautas de la comedia nueva. Para Lope, la accin de una comedia deba de ser rpida y el pblico deba poder identificarse fcilmente con las costumbres y los valores de los personajes. La renovacin teatral de Lope de Vega se caracteriza por los siguientes puntos: Mezcla de lo trgico y lo cmico en una misma obra Esto iba en contra de las normas clsicas. Esta mezcla proporcionaba a la obra mayor variedad y animacin. Ruptura de la regla de las tres unidades

Lope, por el contrario introdujo acciones paralelas y secundarias que sirvieran de contraste a la principal. Ampli el tiempo de la obra para poder presentar todos los sucesos posibles y situ la accin en mltiples escenarios para poder dar mayor variedad al espectculo. Divisin de la obra en tres actos (en lugar de los cinco de la dramtica clsica.) Estos tres actos solan corresponder, respectivamente, a cada una de las fases del argumento: planteamiento, desarrollo y desenlace. Los actos o jornadas se dividen a su vez en breves escenas.

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Variedad mtrica. Las obras se escriben siempre en verso, pero se utilizan distintos tipos de metros y estrofas segn el desarrollo de la accin. El verso predominante es el octoslabo.

Adecuacin del lenguaje: Carcter, edad o condicin social del personaje que habla (Lope lo llama decoro potico)

Introduccin del personaje del gracioso o figura del donaire. Inclusin en la obra de elementos lricos (canciones populares, bailes...) Los temas ms importantes son:

El honor o la honra: Es decir, el buen nombre personal o familiar. Si se pierde, es no slo un deber sino un acto de justicia el recobrarlo, recurriendo si es necesario a la venganza. El amor: La conquista de una dama por el galn es el eje de la trama de numerosas comedias.

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ANTONIO DE ZAMORA Vida y Obra

(Madrid, 1664 - d, 1728) dramaturgo espaol.

En 1689 era ya oficial de la Secretara de Indias en la parte o seccin de Nueva Espaa. Fue amigo del dramaturgo Francisco Bances Candamo, a quien sustituy como poeta oficial de la Corte desde 1694; en 1696 el Ayuntamiento de Madrid le encarg la composicin de los Jeroglficos para el tmulo de la reina madre doa Mariana, en las exequias que celebr, a 19 de mayo, en el convento de Santo Domingo el Real; en 1698 lleg a ser gentilhombre de cmara del rey Carlos II. El Ayuntamiento le encomend adems las inscripciones para el catafalco de este rey en la referida iglesia, y compuso la Fnebre numerosa descripcin de estas Exequias, toda en verso, como ya lo indica su afectado ttulo. Y, en fin, para las honras del serensimo seor Luis de Borbn, prncipe heredero de Francia, padre de Felipe V, escribi por igual comisin los Jeroglficos el ao de 1711. Partidario de los Borbones durante la Guerra de Sucesin, tuvo que esconderse de los proaustriacos. Celebr la entrada de Felipe V en Madrid en 1717 con el auto sacramental El pleito matrimonial del cuerpo y el alma (1701), que ampliaba otro precedente de Pedro Caldern de la Barca, cuya escuela dramtica sigui; tambin celebr este acontecimiento en un romance heroico titulado Epinicio mtrico, Prosphonema numeroso. La zarzuela Todo lo vence el amor fue compuesta para celebrar el nacimiento de Luis I en 1707 y se represent en el Coliseo del Buen Retiro con msica de Antonio de Literes; su dramma musical Anglica y Medoro fue representado con motivo de la boda de don Luis. Cultiv los gneros dramticos habituales entonces: comedias religiosas y de santos (Judas Iscariote, El lucero de Madrid y divino labrador san Isidro, La honda de David), comedias histricas (Cada uno es linaje aparte, La doncella de Orleans, La defensa de Tarifa, La destruccin de Tebas) y comedias de figurn, donde destac especialmente por Don

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Domingo de don Blas y Don Bruno de Calahorra, pero sobre todo por El hechizado por fuerza, estrenada en 1698 y una de sus comedias ms famosas, donde se satiriza al necio Don Claudio; en ella al estilo de Molire, dibuja un personaje que posee ms vicios que virtudes, comunes a una clase social poderosa por economa, rango y su presunta superioridad moral; en la obra, su negativa a casarse impide de rebote el matrimonio de su hermana, y su actitud prepotente, prejuiciosa y caprichosa trae de cabeza a sus sirvientes, sus amigos y su mdico. Al resto de los personajes que le rodean no les queda otro remedio que urdir una trama de engaos en la que le hacen creer que est hechizado y que morir si no se casa. Para ello se sirven de todos los medios a su alcance. Fue la obra ms famosa de su poca y estuvo reponindose durante siglo y medio. Otra de sus obras de ms xito fue No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague o convidado de piedra, que trata de la leyenda de don Juan, pieza menos sutil que la de Tirso de Molina y algo ms realista que la de Jos Zorrilla, pues no deja el final abierto a la duda como este. Se estuvo representando durante las fiestas de difuntos de todos los aos hasta que fue sustituida por la obra de Zorrilla. Antonio Zamora era un admirador de Caldern y fue un autor popular en este primer tercio del siglo XVIII. A Zamora le atrajeron adems los temas costumbristas y fantsticos (dentro de estos ltimos, fue muy popular su comedia de magia El mgico de Salerno. Cultiv asimismo la zarzuela, que l llamaba dramma musical; su libreto para Viento es la dicha de amor tena msica de Jos de Nebra; para este tipod e obras prefiri el tema mitolgico. Sus obras dramticas, con el ttulo de Comedias nuevas, se editaron en 4 vols. en Madrid, 1722 (Comedias Nuevas con los mismos saynetes con que se executaron) y Madrid, 1744 (Comedias de don Antonio de Zamora gentil-hombre que fue de la casa de su magestad, y su oficial de la Secretara de Indias, parte de Nueva Espaa). Sus entremeses representan una transicin hacia el populismo de los de Ramn de la Cruz.

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EL MITO de Don Juan

EL mito es, inicialmente, palabra sagrada, y como tal, palabra que debe guardarse, pues oculta en s un secreto, un secreto que debe interpretarse para extraer una enseanza. Aquel que confiaron las divinidades a los hombres, revelndoles, bajo esta forma, el origen del ser que son, del mundo en que viven y de las instituciones que les rigen. Es, por tanto, la palabra primordial que rige, establece y organiza la sociedad arcaica. Muchas sociedades arcaicas comparten y profesan similares mitos. Porque sucede que el mito, concebido como un todo, no es historia y es atemporal en esencia. Un ejemplo de ello es el mito de don Juan que es recreado desde la antigedad en diversas leyendas. Una de estas es el mito de Ixin, antiguo rey Tesalio, personaje legendario por su carencia de escrpulos y por su animalidad. Este personaje dedica todo su poder a destruir la institucin del matrimonio arcaico. Los dioses regulaban est institucin orientada a salvaguardar la vida en sociedad. Ixin, como burlador original, traiciona la palabra dada antes de su boda con la doncella y deja de pagar la hedna a Hesioneo, padre de la novia. La obligacin sagrada del marido era el pago de los hedna, valor atribuido a la mujer. Este valor sigue simbolizado en las arras del matrimonio actual. Ixin engaa varias veces a Hesioneo. Vulnera lo humano y lo divino sin ningn arrepentimiento y termina engaando, a este, una ltima vez y en la refriega lo asesina arrojndolo a una fosa llena de carbn ardiente. Este motivo del fuego, el elemento constante que acompaa al Burlador, aparece en el mito de Ixin unido, como en donjun, a la negrura de la muerte, en la fosa de carbn incandescente que convirti a Hesioneo en ceniza. Porque el fuego pertenece por entero al destino de Ixin. As que en este primer ncleo inicial del mito aparece un burlador y adems se manifiesta el contraste entre la negrura y el brillo luciferino que son propios, de donjun, unidos a la idea de la muerte, concebida en este caso como una katbasis o cada a la profundidad y entraa de la tierra. La physis, que representa Ixin, corresponde a la fuerza creciente e incontrarrestable de lo vivo en la plenitud de su ejercicio: la juventud. Est se opone al nomos, el orden regulado y estable en que radican las instituciones, entre ellas la del matrimonio, origen sagrado del parentesco.

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Esa violencia contra el orden, que Ixin practica reiteradamente, origina la ruptura del vnculo familiar: la phila. Esta es una de las condiciones que Aristteles esgrime para que la tragedia exista. En el caso de Ixin y tambin en Donjun, dicha ruptura de phila se produce en dos instancias. La primera con la promesa incumplida, burla que incluye un perjurio, con el que se vulnera gravemente el viejo rito nupcial. Pero en la segunda, el nexo humano y sagrado, salta por los aires con el crimen de Ixin en la figura de Hesioneo. De ah que el mito dibuje a Ixin como el transgresor por excelencia de lo humano y lo divino para los griegos. Por otra parte el asesinato de Hesioneo podemos reconocerlo como el asesinato arquetpico del padre, con el que el marido le reemplaza ante la novia, de manera que Hesioneo ocupa un lugar idntico al que le corresponde a Don Gonzalo en el drama de Tirso. Las dos formas de transgresin que estn expresadas en el mito articulan la estructura del drama el teatro, un teatro en el que se unen la tragedia y la comedia: el crimen ocasiona la tragedia; y su opuesta, la burla, trasunto de la risa, constituye la comedia. Burla y risa suelen aparecer unidas en Don Juan. Otro tema que aparece, desplazando el episodio a las alturas del Olimpo, en el que se reconoce nuevamente la mala ndole del personaje, es el del castigo. Tras el asesinato de Hesioneo, Ixin queda abandonado de todos y sin perdn de los dioses, para caer vctima de la ate. Sin embargo, encuentra la comprensin del padre, el dios Zeus, que le da una nueva oportunidad perdonndole. Este se apiada de l, en cuanto protector por excelencia de los huspedes y de los suplicantes, brindndole la ms cordial acogida. Pero Ixin, de nuevo un Don Juan sin escrpulos, se propone de inmediato la seduccin de Hera. Zeus recurre, entonces, inteligente a la astucia, tal como habra hecho Ixin, y con el concurso de esta se burla del burlador. Finge un doble inconsistente de Hera, una nube, as llamada Nephele, y cuando Ixin copula con el fantasma de Hera. De esta unn nacen dos engendros que son los centauros. Zeus, al final, le condena, a girar sobre los cielos encadenado a una rueda de fuego. Ixin sufre el suplicio de girar quemndose eternamente como destino postrero. Irona macabra: el ms fogoso, tal como le sucedi a Don Juan, condenado al fuego eterno. Don Juan, de talante mudable y caprichoso, que puede corresponder, en cierto modo, a la mudanza que es propia de los personajes barrocos, va en ella mucho ms lejos que cualquiera de su tiempo. Ardor y atrevimiento son rasgos juveniles, de modo que a partir de estos atributos, podemos considerar ahora la condicin de nuestros personajes. Ambos representan

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todo el vigor juvenil. En ellos se muestra la juventud hecha mito. Asesinan a los viejos, son la inconstancia en persona; burlan, traicionan y se ren de su burla. Son, como hoy y como siempres aves de paso que caminan aprisa. No temen a la muerte porque esta les queda lejos, tan largo me lo fiis, decan el Don Juan de Tirso y el de Zamora. Estos son atributos perennes del joven lleno de fuerza y vigor que no acepta deberes y responsabilidades, que apetece de lo prohibido y desnuda sus instintos de cazador arcaico. La voz del mito arcaico resuena en las palabras que hicieron suyas algunos de nuestros autores ms preciados. Lope, Tirso, Zamora y unos cuantos ms hasta hoy mismo, trasladndonos con ellas la obligacin de la reflexin el aprendizaje y la trasmisin posterior en el alma de nuestros textos. Desde la estatua que habla y responde al desafo o castiga al galn destructor de las normas de convivencia social, al hombre irrespetuoso de lo establecido, en todas las obras citadas se han encontrado signos que, de uno u otro modo, vuelven a aparecer como componentes intertextuales del drama tirsiano. Pero El burlador y, en general, el mito donjuanesco son algo que vive en otros niveles de la conciencia humana. Sean cuales fueren sus orgenes, la donjuana se ha implantado en la tradicin occidental como fenmeno de una constante profunda que alimenta las bases mismas de la convivencia colectiva. Hay que constata que el mito se engendra en Espaa a comienzos del siglo XVII y simboliza una de las facetas del hombre moderno, del hombre de hoy, y ms que nunca define una actitud ante la vida y la sociedad. Don Juan se instala en el mundo literario de la mano de Tirso, dejando de lado dudas sobre la autora, y es evidente que las sucesivas reencarnaciones del personaje se llevan a cabo dentro de las coordenadas que estructuran el juego escnico de su creacin. Los don Juan de Moliere, Pushkin, Mozart, Zorrilla, etc., por citar slo algunos de los ms famosos, son herederos del de Tirso. La leyenda donjuanesca, por otro lado, nace apoyada en fondos populares y folklricos relacionados con el culto a los muertos y los banquetes funerarios. Y es esta clula germinal la que arraiga de modo prodigioso en la tradicin espaola. Y la que se desarrolla en las escenas finales de El burlador de Tirso. El convite macabro arraigado desde antiguo en la tradicin espaola est presente ya en Tirso y es una aportacin netamente

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nacional, como apuntaba Maran. Lo universal es el tema de la burla amorosa. Este tender a eliminar lo ms arraigado en la tradicin popular espaola: el convite macabro. El elemento ms hispnico de la leyenda adquiere mayor fuerza en obras como la que nos ocupa de Zamora. La teatralidad, eminentemente barroca, de dicho elemento ya aparece inscrita en la tradicin del romancero espaol. El convite macabro se estructura con arreglo a ciertas coordenadas dramticas ya en el romancero, lo cual explicara el uso fundamentalmente teatral que del tema hicieron Tirso de Molina y los escritores que siguieron. Este elemento est recogido en romances como los sealados por Menndez Pidal- Uno de ttulo Pa misa diba un galn, encontrado en Curuea, provincia de Len; y tambin otro de ttulo Un da sealado, hallado en Riaza, Segovia. Existe otra versin de este ltimo, En la corte de Madrid, localizada en Revillavallejera ( Burgos). Los tres romances identificados por Menndez Pidal, han sido sealados por este como antecedentes del texto de Tirso. En estos textos ya aparece la dimensin conquistadora del personaje pero tambin estn los aspectos macabros y blasfemos de Don Juan: El desafo al muerto y el convite macabro. Ejemplo de lo primero es el puntapi que propina a la calavera que se encuentra en el camino. Esto es un acto injuriante al mundo de ultratumba Don Juan es ya un mito universal. Ningn hispanohablante actual de cultura media, o incluso, de escasa cultura, tendra dificultades para definir qu es un donjun o un tenorio. Aunque la impresin es que slo tras el espaldarazo de Zorrilla los trminos, como tales, penetraron ampliamente en el torrente de la lengua hablada. Tenorio se consigna la etimologa y el significado: Por alusin al protagonista del clebre drama de Zorrilla, m. fig. galanteador audaz y pendenciero. Tenorio es el tpico romntico de la fogosidad hispnica. Tirso hace una condena de la degradacin de las virtudes de la caballera y la nobleza. Recordemos la clebre frase de la Jornada Segunda, en boca de la villana Aminta: La desvergenza en Espaa se ha hecho caballera. En este sentido seguirn a este otros personajes, autnticos donjuanes, o conquistadores de mujeres, como don Carlos, el amante traidor de La Ninfa del Cielo, o el don Jorge de la Santa Juana, aparente tirano feudal forzador de doncellas campesinas, como tantos otros a lo largo de la historia del teatro.

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Don Juan, galanteador y por tanto galn. Un hombre de buena estatura, bien proporcionado y con gracia en el movimiento. Este atractivo fsico hace singular a creaciones como el marqus de Bradomn, personaje valleinclanesco, cuyas tres caractersticas son ser feo, catlico y sentimental. Estas aparecen opuestas al donjuanismo y son una lectura grotesca del modernismo en el que Valle-Incln navegaba en aquellos momentos. Valeroso y audaz es el prototipo de Don Juan que nos lega Moliere, ejemplo de degradacin caballeresca. Al igual que le de Tirso, al que llaman en su ciudad el Hctor de Sevilla-, segn comunica su padre al Rey. En resumen, el valor, la temeridad, la audacia, y no slo empleadas en las conquistas amorosas, a los donjuanes literarios se les supone, como a los ejrcitos espaoles segn las ordenanzas. Y tal vez sea esa una de sus cualidades inalterables que explica, en parte, la popularidad y simpata que el arquetipo donjuanesco pueda suscitar. Pendenciero es don Juan en Zorrilla, pasando por Antonio de Zamora. Pero todos, como el Don Juan de Tirso, estn demasiado seguros de sus prerrogativas de clase social. Este amparo del poder les arroja, ms si cabe, a la refriega, seguros como estn de no tener castigo. El poder terreno les protege y no tienen ningn miedo al ms all. Algo que en la juventud est demasiado lejano y es demasiado ambiguo para merecer su atencin. Los muertos y su mundo no tienen nada que hacer contra su vitalidad y son capaces de retar, por tanto, a la misma muerte y a Dios. Don Juan busca la gloria, pero la gloria en la tierra: la fama. Por ella pregonan sus triunfos, en Don Juan no hay prudencia, ni decoro, ni sutileza y mucho menos anonimato. Este alarde se torna explcito en Zorrilla, con la clebre apuesta y la escena correspondiente en la Hostera. En el caso de La Regenta, el alarde, la enumeracin de conquistas, tiene lugar en el Casino, donde lvaro hace un recuento de sus triunfos, presumiendo de sus tcnicas de seduccin que, ante el posible fracaso en la conquista de Ana Ozores, le acrediten como el maestro, el indiscutible y envidiado Tenorio de Vetusta. Aventuras diversas en las que destaca su arte de seductor, su ausencia de escrpulos, su audacia, su astucia y rapidez en el ataque. El verdadero donjun del siglo, y de todos los siglos tal vez, vence, es romntico, caballeroso, egosta, vital, grosero, violento, descarado, y hasta torpe, si hace falta. El personaje romntico es capaz de amor y generosidad, de arrepentimiento, de regeneracin, esa es su transformacin radical con

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respecto a los anteriores. No es el libertino de Moliere ni el disoluto rastrero de Goldoni. Los personajes clarinianos se salvan siempre por el amor, su don Juan no. En su donjun, lvaro, todo es falso, fro y necio; un egosta incapaz de amar a los dems. Y tan ilusorio que es un galn ya maduro que se las ve y se las desea para cumplir como corresponde con la seora y la criada a la vez. Hay en estos textos una denuncia social, fortsima en Tirso y ms an en Moliere. Presentan las hazaas de don Juan como un abuso de poder por parte de una clase cortesana, que se ampara en la impunidad de sus prerrogativas y que traiciona la esencia de la caballera. Con su poder social, su rango y hasta su dinero, y su confianza en las influencias polticas de su padre pretende salir con bien de todo desatino. Clarn va ms all y crea un donjun que ostenta el poder el mismo, haciendo a su personaje jefe del partido conservador en la sociedad espaola de la Restauracin, cuyas bases implcitamente se critican. Con el tiempo ha ido desapareciendo la perspectiva teolgica, tan clara en Tirso. Tan evidente en el Qu largo me lo fiis!, tal vez la frase ms reveladora de la arrogancia de don Juan. Pero indudablemente hoy esa dimensin se ha minimizado en favor de la idea de don Juan como transgresor de toda ley moral y social, que ejercita sus empresas amparndose en su rango social. Una actitud de reto hacia un orden establecido, y que por encima de todo, persigue la fama y la gloria. La dimensin religiosa, y con ella de la condenacin ha desaparecido, es ms, creo que hoy don Juan no sera castigado, ms bien al contrario. Hoy don Juan sera elevado a los altares de la fama por los siervos de esta. Hoy la fama a cualquier precio es la diosa. Hoy don Juan sera un Dios con trono en la tierra sin miedo a un ms all inexistente.

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NO HAY PLAZO QUE NO SE CUMPLA NI DEUDA QUE NO SE PAGUEO hay castigo para el diablo?

Antonio de Zamora anticipa el modelo que ms tarde har universal Zorrilla en su Don Juan Tenorio. Zamora inserta al personaje en un paisaje costumbrista, en una ciudad donde lo estudiantil, y con ello la juventud, campa a sus anchas y son dueos de la noche. La oscuridad ampara sus hazaas y sus crueldades. Crueldades de jvenes cazadores compitiendo por el triunfo que sealan para festejarlo y darlo a conocer. Jvenes que huyen del anonimato. En No hay plazo que no se cumpla ni venganza que no se pague esto est reflejado desde el primer momento como fondo de un cuadro terrible que presenta una sociedad pervertida que se enseorea de la ciudad cuando la luz se apaga y las tinieblas dan paso al reino del diablo. Este costumbrismo que preconiza, de alguna manera lo romntico, es una constante a lo largo de la obra y la atraviesa incluso las escenas de mayor dramatismo. La escena del inicio es una algaraba nocturna tpica de estudiantina, de tunos disfrazados de colores y cintas, con la msica como aliada que estn celebrando la victoria sobre el honor de uno de sus aclitos. Esta celebracin pasa por la terrible crueldad de sealar la casa de la dama deshonrada, cual apestada, para escarnio social de esta. Puesto que la sociedad no castiga al miserable sino a su vctima. Terrible realidad y terrible vergenza para toda una colectividad impasible, que o mira para otro lado, o re, eso s, mientras ellos no sean las vctimas. Slo entonces se acuerdan y exigen se cumplan las leyes de la caballera perdida. Don Juna aparece en escena con este fondo rodendole. Est en su territorio y est en su salsa. Aqu en un dios. En esta primera jornada se nos pone en antecedentes de sus correras allende los mares y que no difieren mucho del texto tirsista. La nica diferencia es que don Juan fuerza su salida de Npoles movido por el deseo de regresar a Espaa, su verdadero reino. Zamora exhibe en esta obra un gran conocimiento de la carpintera teatral. Organiza la trama con una gran economa de medios y deja dibujada con suma perfeccin la psicologa del protagonista. La obra est dividida en tres jornadas y estas en escenas marcadas por las salidas y entradas de los

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personajes. En la estructura es visible la herencia barroca. No ay unidad de tiempo ni de lugar. Las acciones existentes en la trama convergen todas sin excepcin hacia el ncleo principal, el personaje de don Juan, que al igual que el de Tirso atraviesa la escena como un huracn hacia su destino final. Final espectacular y truculento heredero del teatro barroco y especialmente de la representacin de los autos sacramentales con toda la puesta en escena de lo fantstico y ultraterreno. En este sentido la raz barroca est clara pero hay elementos que ya hacen notar el aire de lo que viene. El uso de la luz y la sombra, las escapadas milagrosas en medio del gento, las peleas de espadas, y otros elementos relacionados con la accin, que a veces es trepidante, aunque sea un eco lejano, ya adivinan el romanticismo que llega. La cronologa en la obra de Zamora est alterada y las hazaas de don Juan en Npoles aparecen relegadas a un pasado lejano, al contrario que en el texto tirsista, cumpliendo nicamente la funcin de ahondar en el carcter del protagonista, dejando clara su personalidad y forma de proceder. La habilidad de Zamora estriba en buena medida en su capacidad para relacionar entre varios enredos y, de este modo, integrarlos en la accin principal, presentando situaciones en las que distintos personajes se han hecho acreedores de justicia con un solo deudor. La solucin adecuada para todos y cada uno de los conflictos generados pasara porque el protagonista recibiera el merecido castigo. El mito ya lo deja establecido: toda vez que don Juan parece tener la suerte siempre a su favor para escaparse de la justicia terrenal o de la venganza de sus semejantes, el deseado desenlace vendr de la mano de la justicia divina. En cuanto a los personajes, Zamora reduce su nmero teniendo en cuenta el reparto hecho por Tirso. Del grupo de mujeres que desfilaba en El burlador de Sevilla slo identificamos aqu a doa Ana de Ulloa, con mayor relieve en la accin, y, por tanto, mejor caracterizada. Los otros personajes femeninos juegan un papel muy diferente. Al conocer la verdadera personalidad del que fue su prometido, y sobre todo despus de su malvada conducta, en doa Ana se opera una transformacin que la convierte en una mujer desdichada, sumamente infeliz y obsesionada por vengar la muerte de su padre, esto la har llegar a tomarse la justicia por su mano, una vez que ha sido abandonada por la justicia real. Ante la pasividad del rey, que no hace apenas nada por escarmentar al culpable, ella busca otros medios para acabar con don Juan, por si acaso saliera victorioso del duelo con Filiberto. Una figura nueva es la de doa Beatriz de Fresneda. Tiene en comn con la anterior el ser tambin vctima del burlador. Sin embargo, su actitud hacia

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l es totalmente distinta, est locamente enamorada de don Juan. Nada puede hacer que desaparezca su amor, es un personaje romntico: La pasin la desborda, no le deja ver y cuando ve le sigue amando. Beatriz crre en el poder curativo de su amor y, por esto, a pesar de sus muchos engaos y su desprecio, sigue luchando por su amor en la confianza de que algn da cambie. Siempre est dispuesta a ayudarle y en ms de una ocasin le libra de la muerte. Su vida es un continuo sobresalto: "Entre mi hermano y mi amante / es con iguales vaivenes / toda tragedia es mi vida". Pero acabar desengandose ante la realidad de los hechos y decidir pasar el resto de sus das en un convento. El destino de las mujeres decentes en aquella poca segua siendo el matrimonio o el convento como nicas opciones. Por esto es novedoso el personaje secundario de La Pispireta. Mujer descarada, buscavidas, artista y pcara, presumida y alegre, que sobrevive por si misma y no duda en usar todas sus artimaas para seguir adelante. Es una mujer que disfruta de la vida, para bien y para mal. Ella es tambin una burladora, y se burla de todos, tanto de las mujeres como de los hombres. Don Luis de Fresneda, con quien mantiene relaciones sentimentales, la llama Catuja, apelativo familiar de Catalina. Encarna un tipo popular, diferente en todo al de las otras dos mujeres. En escena se presenta "con mantellina blanca y montera", acompaando a los estudiantes cantando jcaras. Tambin ser ella la que contrate don Juan para que amenice con su guitarra y canciones la cena en su casa. Habla de manera vulgar, con un lenguaje continuamente salpicado con vocablos propios de germana. Zamora respeta en su totalidad los principales personajes masculinos. Sin embargo da mayor importancia en la accin a de algunos de ellos. Destaca el caso del duque Octavio, que en esta obra se llama Filiberto Gonzaga. Frente a la actitud vil de don Juan, representa al verdadero caballero que quiere recuperar su honor retando pblicamente al canalla ofensor. El autor le otorga mayor protagonismo pues alarga su papel hasta el final hacindole intervenir en las escenas ms importantes. Tras enterarse de la muerte de don Juan, como caballero que es, solicita al rey la mano de doa Ana. Otro de los personajes nuevos es don Luis de Fresneda, caracterizado como un jcaro, guapetn, valentn y camorrista, desmereciendo as su ilustre origen. Es un espejo de don Juan. Se considera el custodio del honor de su hermana y como tal se siente ofendido porque don Juan la corteja a sus espaldas, sin su consentimiento. Por ello, se enfrenta al burlador en varias ocasiones. En una de las ocasiones incluso cumpliendo el encargo de doa Ana de asesinar al burlador. Zamora lo convierte en asesino a sueldo. Con motivos, pero que no rechaza el dinero, dejando as clara su catadura moral y, por tanto, alejndolo del ideal del caballero que deba ser.

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Con respecto al protagonista Zamora retoma los rasgos propios del arquetipo, pero da mayor relevancia a algunos de ellos, con lo que su Don Juan se diferencia claramente de los anteriores. Ya desde el principio nos lo presenta como una persona con fama de burlador de mujeres, ya desde este inicio don Juan aparece ntidamente dibujado. Para ahondar en este dibujo Zamora coloca la figura del criado frente a la de don Juan como un espejo inverso. Esto da mayor relevancia a la perversidad del personaje. El criado se muestra circunspecto por los engaos y burlas de don Juan. intenta constantemente desviarle de este camino, le avisa de las consecuencias, le intenta hacer ver la inmoralidad de su proceder, pero no consigue su objetivo. Como criado que es se debe a su amo. As nos muestra la realidad de la servidumbre el autor. Una servidumbre que obliga a presenciar lo que no se desea, una servidumbre ms moral que sus amos en muchas ocasiones, y de la que no se pueden librar. Los criados no tienen opcin de elegir al amo, de hecho Camacho se queja en una ocasin de no poder dejarle y servir a un mejor amo. Curioso es que el criado tenga en cuenta la clase para discernir la magnitud del delito, en cuanto a la burla a una mujer, y que don Juan por el contrario iguale a todas las mujeres, eso s en la desgracia. El eje central de las acciones de don Juan est unido a la figura del comendador mayor de la Orden de Calatrava y padre ce doa Ana de Ulloa, con quien pretender casarle su padre, cuestin a la que no est dispuesto don Juan, Pues creste / aunque el cielo se juntara / con la tierra que me entregue / yo a prisin voluntaria, aunque esto no significa que renuncie a conquistarla, a la vez que ronda a Julia. De hecho la nica a la que no ama pero no puede conquistar es la nica a la que no olvida. La obsesin del cazador que no soporta que se le escape una de las mejores piezas le ronda durante toda la obra. Esto convierte a doa Ana en un personaje central de la trama. Esta, junto a su padre y Filliberto son el reverso del mundo representado por don Juan. Un don Juan frente a todo el mundo, a toda una sociedad, es lo que nos propone Antonio de Zamora. Un don Juan ms fro y calculador que el ingeniado por Tirso. Un personaje consciente de sus actos y que convierte estos es un acto de reafirmacin frente a la sociedad. Una sociedad a la que utiliza para conseguir sus fines y a la que reta para erigirse como merecedor de la mayor gloria. El don Juan de Zamora no tiene la profundidad psicolgica de otros donjuanes anteriores o posteriores, este es una mscara terrible de la chulera del mito hispano, quizs enraizado con el mito del soldado espaol de la poca. Una suerte de soldado fanfarrn famoso en toda Europa por seductor, valiente, arrojado, jugador y amoral.

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Reincidente y pertinaz en sus correras no se arrepiente en ningn momento de sus fechoras. Desterrado, como en Tirso, de Npoles por deshonrar a doa Beatriz de Fresneda, a la recriminacin por la ofensa, que le hace Camacho, don Juan contesta con un menosprecio y un laconismo sangrante: S, y toda su hincha fue / por no cumplirla la palabra / que la di de ser su esposo. Est accin, reincidente en la obra de Zamora, resalta el valor de don Juan, que el criado no le niega, como no niega nadie su arrojo, lstima que lo gaste de manera tan funesta. Aunque su valor est minimizado por su posicin de privilegio, al igual que en Tirso, y del lo cual es consciente y alardea. Con la ayuda de los estudiantes, los hechos que se han ido encadenando en el dilogo entre amo y criado culminan cuando don Juan le agradezca a don Luis, su espejo, la ayuda prestada con una herida, que dobla los motivos de venganza del hermano de doa Beatriz. Este comportamiento acaba de caracterizar a don Juan, quien, al herir a su salvador, afirma que l es el diablo. El mvil principal de don Juan es la traicin, a todos y a todo, no tiene lmite porque no tiene moral. As, traidor,/ con una ofensa me pagas / haberte dado la vida?". Con la herida de su enemigo culmina esta secuencia que une el pasado remoto de don Juan con el presente de la escena, configurando la accin dramtica que actualiza en la obra y que se estructura en el eje burla-castigo, los dos elementos fundamentales del mito y fijados por Tirso ya desde el ttulo de su obra: El Burlador y el Convidado de Piedra. Burla, muerte, transgresin y castigo. Todos los elementos anteriores del mito estn en la obra de Zamora. Sin embargo en el esquema de este el intento de castigar la burla de don Juan se estrella en el fracaso, un fracaso reiterado que contrasta con el ttulo escogido por el autor, en el que todo el nfasis recae en el castigo. Castigo que slo se materializa al final de unas secuencias de la accin marcadas por la impunidad de don Juan, que se presenta como el ncleo significativo de la obra. La obra est organizada dramticamente en relacin a la dialctica entre burla y castigo y plagada de numerosas referencias al carcter diablico de don Juan. Primero nos narran los desmanes de don Juan en Sevilla y luego en Npoles. En los que hay una reincidencia en la burla de doa Beatriz. Despus se presenta el intento de castigo a cargo de don Luis, que queda frustrado. En la segunda, la accin que queda abierta en la escena inicial, se contina en la secuencia, en la que Filiberto, a travs de don Gonzalo solicita del Rey los medios para la reparacin de su honor. En el primer caso fue el valor de don Juan el que impidi la venganza de don Luis, en el segundo es la intercesin de su padre, privado del Rey, quien detiene su

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condena. Las dos escenas cierran un ciclo completo, en el que ni la venganza individual ni la justicia de la sociedad, representada por el Rey, alcanzan a un personaje demonaco que pone su castigo fuera del mbito de lo humano. Zamora nos retrata a un don Juan de peor calaa que el de Tirso. Este don Juan no tiene empacho en empuar la espada y liarse a mandobles con el menor motivo, contra cualquiera, contra una mujer, contra su padre y contra el mismsimo rey. No tiene reparo en pisotear y ofender con la espada los lugares sagrados y rerse de los muertos, llega a desafa hasta a Dios. Nada est fuera de su alcance, nada le arredra, su soberbia, atrevimiento y arrogancia son casi infinitos. Entra en conventos si es necesario para robar virginidades, o demuestra su crueldad ofendiendo a desahuciadas, como se dice de doa Beatriz de Fresneda, Doble crueldad, pues, hacer esperar y creer a quien ya no tiene esperanzas de matrimonio. Slo ante la muerte se acobarda, y slo ante la muerte pide perdn y se redime. Que tan fcil redencin. Don Juan que siempre elude el castigo lo elude hasta el final. Zamora pretende dar una leccin, asustar con el peligro del infierno a los disolutos y amorales de la sociedad. Esto queda ya patente en el ttulo, ttulo que encierra la amenaza: No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. En consonancia con la tradicin catlica se intenta controlar a la sociedad mediante el miedo. Miedo a una condena eterna que significa quemarse en el infierno. Este miedo deba estar patente en la sociedad de la poca teniendo en cuenta los quemados por la inquisicin en la hoguera. Claro que quien hace la ley hace la trampa, y al igual que la Inquisicin, que con slo arrepentirse perdonaba a los pecadores, don Juan queda libre del castigo al pedir perdn y mostrar ese arrepentimiento en ltima instancia. Fcil pues es la solucin para poder seguir pecando El don Juan de Zamora, a su paso moviliza, hace reaccionar a una sociedad aptica. Su crueldad, amoralidad, sadismo y arrogancia parecen hacerla despertarse de su letargo. Entonces la sociedad se mueve y pide justicia al rey. Pero el rey tiene prebendas para los suyos, el rey delega en otros y en leyes antiguas el ejercicio de la justicia. El duelo como tradicin para dirimir ofensas sigue estando presente y an no existe una justicia clara impartida desde el poder del estado. Poder que corresponde, en este caso, al rey. Solo al final este parece tomar una decisin con respecto a don Juan, manda encarcelarle, y as ejercer su poder, apartando su deferencia para con don Diego, padre de don Juan. Pero en este momento aparece la ayuda de la nobleza, el conde, que comparte clase con don Juan le ayuda a eludir la justicia. El dibujo social queda claro y ntido, no hay posibilidad de

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justicia terrena. A esto concurre, en diferente medida el azar y la fortuna, que tambin parecen estar del lado de don Juan. En la escena en que don Luis le dispara y la oscuridad ampara a don Juan impidiendo que el caballero le de muerte. Zamora nos dibuja una sociedad en tinieblas y un personaje que se alza como rey en este mundo rodeado de oscuridad. Las sombras y la luz se dibujan como metforas del conocimiento y la ignorancia, respectivamente. Quizs Zamora atisbara la luz de la ilustracin como posibilidad de cambio en el orden social. La ilustracin estaba en puertas y con ella el conocimiento sustituir a la teologa como forma de articular la sociedad. El pecado ser sustituido por el delito y las leyes religiosas y morales por las civiles. La nobleza perder sus prebendas y una sociedad civil, con la burguesa en alza a la cabeza impondr un nuevo orden. Entonces el estado impartir la justicia, el rey a la cabeza de monarquas constitucionales asumir su deber y no cejar en sus funciones. Quizs su deseo fuera horrorizar a su comunidad y con ello removerla en busca de nuevas opciones, de nuevas salidas a problemas antiguos. Quizs deseara que no fuera esa extraa justicia divina la que se encargara de los miserables de la sociedad. Quizs soara con un castigo para ellos en la tierra. Quizs el deseo era simplemente de justicia y se limit a escenificar la falta de ella.

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BIBLIOGRAFA CONSULTADA

Un precedente mtico de Don Juan. Jos Ricardo Morales. Don Juan en Europa. Mauricio Molho. Inversin dramtica y forma narrativa: Los romances del convite

macabro. Alfredo Hermenegildo. Sobre la demonologa de los burladores. Aurora Egido. No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. Antonio

de Zamora. El burlador de Sevilla. Tirso de Molina. Don Juan. Molire. La Regenta. Clarn. Burla y castigo de Don Juan en Antonio Zamora. Pedro Ruiz

Prez. El Arte Nuevo de Hacer Comedias. Lope de Vega.

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