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LA UNIVERSALIDAD DE LA FUNCION FALICA

Guy Le Gaufey

LA UNIVERSALIDAD DE LA FUNCION FALICA

La expresin funcin flica aparece en la enseanza de Jacques Lacan a partir de los primeros seminarios, pero con sentidos muy diferentes a aquel que tom con las frmulas de la sexuacin. De 1953 a 1969, la vemos manifestarse apenas una veintena de veces; aqu, en una casi confusin con la fase flica de Freud, all (pero henos aqu ya en el seminario La identificacin), se sita en un lazo ms o menos tendido con el deseo diferenciado de la demanda, pero no es sino con el seminario La angustia que toma un sentido ms original, en una suerte de homologa con la actividad oral:[] la existencia de este rgano enigmtico [] que es la lengua, nos permite igualmente hacer intervenir en ese nivel algo que, en las subyacencias de nuestro anlisis, esta all para nutrir la homologa con la funcin flica y su disimetra singular, aquella sobre la cual vamos a volver en un instante, es a saber que la lengua juega a la vez en la succin ese rol esencial de funcionar por lo que podemos llamar aspiracin, sostn de un vaco, del cual es esencialmente la potencia de llamado que permite a la funcin [de succin] ser efectiva, por otra parte, ser ese algo que puede darnos la imagen de la salida de eso ms ntimo, de ese secreto de la succin, darnos, bajo una primera forma, ese algo que quedar -se los remarqu- en el estado de fantasma, en el fondo, todo lo que podemos articular alrededor de la funcin flica, a saber el revs del guante, la posibilidad de una eversin de lo que est en lo ms profundo del secreto del interior.

He aqu entonces esta funcin, dotada de una particularidad topolgica remarcable: del hecho de una disimetra singular, es llamada a llevar hacia su manifestacin ms visible lo que est en lo ms profundo del secreto del interior, cuando al mismo tiempo est cara a cara de lo exterior, aspiracin, sostn de un vaco. Propiedades de apariencias contradictorias, pero que bien son aquella de la lengua en tanto que ese trmino, en su ambigedad propia, designa ese msculo que muebla nuestra cavidad bucal, rige nuestros goces gustativos, regla nuestras modulaciones fonticas, y se revela bienvenida en el amor as como designa la otra lengua, esa que hablamos, esa que nos lanza a la aventura subjetiva y forja la relacin con los otros.La funcin flica, en su acepcin lgica reglada, continua sin embargo hacindose esperar en el curso de los seminarios. De 1964 a 1968, la expresin se rarifica (tres pobres menciones en cuatro aos), para retornar solamente luego de la fabricacin de las frmulas llamadas de la sexuacin, en el sentido de las cuales ella reina de entrada habindolo heredado de la letra , que haba anteriormente servido para designar el falo simblico. La expresin falo simblico, que encontramos, tambin, a partir de los primeros seminarios, se hace, ms rara luego de 1963, reemplazada por la sola letra que continua mantenindose en la funcin epnima que aqu nos interesa.

Esta letra , en su oposicin nativa al , falo imaginario, viene para designar en el ser hablante tanto sea en l la presencia o ausencia de atributo peniano esta comn referencia a eso que en Freud se anunciaba como nica lbido para los dos sexos. Promoviendo este , Lacan confirma este reparto freudiano ubicando todos los seres hablantes en un mismo registro que toca a la vez al lenguaje y al cuerpo, en la dimensin simblica propia al lenguaje y a esta pieza central de la sexualidad que es el falo freudiano en la economa deseante. Este movimiento se acenta cuando acerca esta letra al trmino religioso de presencia real:

Pero entonces qu quiere decir el ? Es que lo resumo a designar este lugar de la presencia real en tanto que ella no puede aparecer ms que en los intervalos de lo que cubre el significante, que de esos intervalos, si puedo expresarme as, es de all que la presencia real amenaza todo el sistema significante.

Esta alusin al misterio de la transustanciacin vale que nos detengamos all, sobre todo luego del libro notable de Irne Rosier-Catach sobre La palabra eficaz que pone en valor la pertinencia de las reflexiones medievales en cuanto a lo que podra volver eficaces o no las palabras atadas a todo sacramento. Mucho antes que Austin se interesara en los performativos, los ms grandes espritus de la cristiandad occidental se inclinaron sobre las condiciones que pueden hacer que una serie no cualquiera de signos haga acto al punto de modificar la condicin de los sujetos que las profieren o las acogen. En el centro de los sacramentos la Eucarista y su presencia real establecen que luego de la consagracin, lo que era pan y vino se encuentran siendo de all en ms el cuerpo y la sangre de Cristo. Con este sacramento, el signo no se contenta slo con significar, sino que sostiene el misterio de la encarnacin y hace que haya cuerpo. Con la presencia real, henos aqu una nueva ocasin en el mismo nivel de ese quiasma, esta eversin por la cual el signo deviene cuerpo y el cuerpo deviene signo, entre magia y religin, no lejos de las signatures a la Paracelso tal como Giorgio Agamben las comenta en su ltima obra. Es en esta agua que Lacan teje su asunto de falo simblico y de funcin flica: todos estos trminos visan un punto singular y catastrfico de la economa simblica que anuda sexo y lengua, y hace entrecruzar simblico y real de una manera que sobrepasa la consistencia de cada uno de los rdenes as ligados en ese nexus crucial. Estamos sin embargo todava muy lejos de una funcin en el sentido lgico. El trmino mismo viene de Frege, el cual hace su aparicin, discreta al comienzo, en los seminarios a partir de 1965 aportando con ese trmino de funcin la idea de una entidad simblica presentando un agujero, un vaco, y que no toma un valor de verdad hasta que no se colma ese agujero, ese vaco, gracias a un objeto que se especifica, l, por no presentar ningn vaco. Hay un costado succin, boca abierta, lengua aspirante en la funcin fregiana en la espera de su objeto. Sea lo que fuere, estas perspectivas abiertas por el concepto de funcin permiten a Lacan pasar del sustantivo falo a la funcin flica. Tendremos de eso, si no por prueba, al menos por indicio el hecho que el trmino falo, conoce, del punto de vista estadstico, un verdadero hundimiento en el curso de los seminarios: en tanto que los diez primeros aos lo ven aparecer cerca de 1500 veces, en los diez aos que siguen apenas si se muestra 200 veces, y para los ltimos aos, donde las sesiones se espacian y donde Lacan se muestra menos elocuente es verdad, no se cuentan ms que nueve tmidas apariciones. En tanto que sustantivo, presentaba en efecto el inconveniente de reenviar imaginariamente a un objeto siempre convocado a responder a las preguntas: Qu es? Dnde est? De qu est hecho? Eso se rompe? Etc. El trmino fregiano de funcin permite de ah en ms disolver este embotellamiento sustantivo en un adjetivo que no llama a las mismas preguntas embarazosas sobre la localizacin y las propiedades de un tal ser. Con esta casi desaparicin del sustantivo falo, la va est ahora abierta para la funcin flica, entendida en lo sucesivo en el sentido fregiano del trmino, provista de un argumento (x) y pasible de una cuantificacin que autoriza a servirse de ella para definir las universales y particulares afirmativas y negativas en el seno del cuadrado lgico que ordena estas cuatro proposiciones.

Esta inmediata promocin lgica no aporta sin embargo toda la luz que podramos anhelar en cuanto al sentido de esta funcin, sentido del cual es en vano buscar una definicin inaugural. Muy por el contrario, ms Lacan emplea para describir el funcionamiento de sus frmulas, y ms el lector est en la oscuridad respecto del sentido a darle a una tal funcin.De tanto en tanto, una advertencia cae, como ese 12 de enero de 1972: la funcin flica es propiamente lo que obtura la relacin sexual. Ah bueno. En el curso de la misma sesin, agrega:

Y no es porque dije que el goce sexual es el pivote de todo goce que por tanto defin suficientemente lo que es en l de la funcin flica. Provisoriamente, admitamos que sea la misma cosa.

Y entonces: funcin flica = goce? Mejor que precipitarnos aqu a leer una equivalencia tal dando muy rpido sentido a este trmino de goce tenido por evidente para quien lo emplea pero oscuro para todos los otros, nos retrasaremos aqu en una de las dificultades de lectura de las frmulas de la sexuacin, que proviene del valor que Lacan dio a las escrituras del lado izquierdo, dicho hombre, en tanto que comentario logicizado del mito del asesinato del padre producido por Freud en Ttem y tab (Lacan dixit, Freud, en cuanto a l, considera la cosa como un hecho histrico, Im Anfang war die Tat).La primera proposicin escrita es la universal afirmativa, que enuncia , todo hombre, todo parltre () verifica (dice si a) la funcin flica hacindose del argumento: (). Lacan comenta esta escritura as (una sola vez): todo hombre es esclavo de la funcin flica. Enunciado que se refuerza por el sentido dado por Lacan mismo a la particular afirmativa, a este ledo como Existe al menos uno que dice no a la funcin flica, con por ejemplo faro (y nico) el padre totmico supuesto gozar de todas las mujeres, all comprendida entonces su madre, y para escapar al Edipo entendido como ley de gnero. Este padre constituir as la excepcin nica, todava una vez que confirmara la regla, segn el adagio bien conocido y lgicamente estpido.

Estas afirmaciones, y tantas otras salidas de los seminarios de aquellos aos, constituyen un embrollo del que es difcil deshacerse en la medida en la que ellas aportan un orden lgico riguroso para la construccin freudiana ms inspirada de Ttem y tab, la que ofrece a la vuelta un sentido listo para llevar (prt--porter) para las escrituras que preferimos en general no leer en su ordenamiento interno, contentndonos desde entonces con el comentario autorizado de Lacan al respecto. No hay ms que un quid en esto, pero es de talla: la particular afirmativa es una particular, y no una singular. Ella afirma algo en la ocasin decir no a la funcin flica, como siendo el caso, no de uno slo, sino de algunos. no significa en efecto, hay uno y slo uno que, sino hay algunos que. Lacan lo olvida tan poco en su lectura aplicada a las frmulas que llama el homoinzun, dejando entender que si no hay jams cero en ese sitio, si hay al menos uno, no est excluido jams que haya varios. La cuestin que no est reglada, para ese solo cuantificador existencial, es saber si este existen una(o)s x tales que puede llegar hasta todos de la universal afirmativa de la cual no sera ms que una instancia particular (es el sentido de la particular llamada mnima por J. Brunschwing), o si conoce un mximo antes de alcanzar ese todos, si se detiene en un no todos, gracias al cual se hablar de particular mxima.

Ahora bien el padre de la horda freudiana, ese del que Lacan dice gozar de todas las mujeres, no conocemos algunos o al menos uno por horda, sino uno y slo uno. Si un competidor llega, habr lucha a muerte y no quedar ms que uno y slo uno en funcin. No estamos con l en el caso de una particular afirmativa, sea de una funcin que, en lgica, no formula de la misma manera que una particular la cuestin de la existencia del elemento del que ella habla. Para comprender esta endiablada funcin flica, vale ms pasar del apoyo que Lacan ofrece a su auditorio de entonces con su versin de Ttem y tab, y descartarse de esta vulgata freudiana del asesinato del padre en tanto que excepcin nica a la serie humana argumento que cobra rpidamente sentido en nuestras culturas monotestas para aventurarnos a la vez hacia lo que Freud quiso hacer con su trmino de castracin y la manera que Lacan lo recibi.Afirmamos, escribe Freud, que la organizacin genital flica, perece (zugrunde gehen) con [la] amenaza de castracin (kastrationsdrohung).

Ahora bien l haba advertido ya a sus lectores sobre el hecho que la amenaza sola no era suficiente para nada. Para volverla eficaz (problema flico si los hay!), para que el nio acuerde su creencia, un tono de voz amenazante no es suficiente. Cul es entonces ese movimiento, subjetivo entre todos, donde se acuerda el consentimiento a una amenaza, donde se le cree? La visin de los rganos femeninos, incluso maternales, tampoco es suficiente: el pequeo muchacho, sin embargo inquieto, sale del paso entonces considerando que eso va a crecer, o que ella ha sido castigada, o no importa que otro argumento que pondr a salvo la universal afirmativa llevada al menos al mundo animal, y tal que el pequeo Hans lo anunci un da: Un perro y un caballo tienen un hace-pip; una mesa y una silla no lo tienen.

En cuanto a la muchachita, Cmo Freud se las arregla para hacerla entrar en la fase flica y la castracin que invenciblemente all se incorpora?

La nia no comprende, escribe, que su falta actual de pene es un carcter sexual, pero ella la explica por la hiptesis (die Annhame) que ella tuvo un miembro grande, y que ella lo perdi por castracin (durch Kastration verloren hat).

Ha aqu una construccin muy sofisticada, que parece muy delicada para universalizar, pero no nos detendremos aqu en consideraciones sociolgicas en la medida en la que se trata de establecer la universalidad de la fase flica considerada como estando de partida en cada uno, muchacha o muchacho, en tanto todas estn sometidos a la castracin, sea que ella ya haya tenido lugar (muchacha), sea que ella se perfile en el horizonte (muchacho). Hay entonces en Freud mismo una implicacin recproca (es decir una equivalencia) entre fase flica y castracin porque la segunda se impone como modo sea de salida sea de entrada obligada de la primera, lo que Lacan retoma en su cuenta en la escritura de una universal en la cual se afirma y la unicidad de la fase flica y su lazo obligado a la castracin, segn los modos que slo especificarn las particulares afirmativa y negativa. Para lo que ser de la conviccin tocante a la castracin, descartemos en principio la idea de una constatacin emprica, incluso repetida. Slo un acontecimiento de pensamiento puede venir a establecer la universalidad de la fase flica, porque ella est basada en una induccin que permite pasar de la observacin, emprica, segn la cual algunos (n0 +n +nn +1) lo tienen al todos lo tienen muy poco emprico de la universal afirmativa. Esta induccin, que est en el fundamento de la universal, no podr ser suspendida ms que si se encuentra aceptada sobre el mismo modo lgico la existencia de excepciones que le hacen objecin.Son las particulares las que vienen en Lacan a efectuar estas objeciones diferenciadas de la universal afirmativa, algunos x se especifican de un que funciona como un hay al menos uno que escapa a la funcin, en tanto que otros se encuentran llevados hacia un , sea una aceptacin parcial de la universalidad en la medida en la que all se dice que no todo dice si a esta funcin flica.Aplicando a esta lectura cruzada de la declinacin del complejo de Edipo segn Freud y de las frmulas de la sexuacin segn Lacan, dicho de otro modo rechazando la facilidad equivocada de asimilar el decir no a un rechazo pnico de la castracin simbolizado por un padre totmico que continua siendo comido en todas las salsas, no se puede no notar la perfecta ambigedad de decir si de la universal afirmativa. A qu se trata de decir si? En qu la posesin universal del falo equivaldra a su prdida? Quin ha jams dichos si a una tal oposicin de valores? A cul funcin todo ser parlante dice satisfacer a travs de esta funcin flica?Para comprender situacin tal, vale mejor volverse sobre otro tipo de enunciado universal que toca l tambin de frente todo ser humano afirmando: todo lo que vive muere, lo que implica la muerte por venir de quien lo enuncia, quien lo piensa. Sobre la base de qu induccin puede surgir tal conviccin? As es necesario reconocerlo: cada uno, abandona rechazar esta idea con la ltima energa, conviene la verdad de esta universal () donde la funcin afirma que cada uno de sus elementos (entonces el viviente que la profiere) perder la propiedad que produce su pertenencia al conjunto que sirve de base a la funcin.Con este tipo de proposicin que anuncia la ruina de la propiedad que ella afirma, no se tendr obstculo para encontrar una particular afirmativa del tipo : es suficiente haber asistido a una misa de entierro del estilo cristiano para saber que Jess es ese, y que en eso abri el camino para cada uno que, como l, habr perdido su vida terrestre. Adems, esperando la resurreccin de los cuerpos (que Jess conoci el tercer da), cada uno guardar intacta su alma, probando as que no todo del difunto habr muerto (naura dfunt) (). Y por otra parte, queda claro que no hay la sombra de uno para escapar a esa suerte porque Jess mismo, si bien fue dios, sucumbi a ella ().

La funcin que responde a esos juegos de escritura ya sea flica o vital debe as encubrir en su seno una contradiccin, al menos poseer un pliegue interno que permita un despliegue tal, pliegue ya anunciado en la cita inaugural segn la cual la funcin flica participa de la posibilidad de una eversin de lo que est en lo ms profundo del secreto del interior. Hay all como una reminiscencia del Ms all del principio del placer freudiano: bajo el recubrimiento indefinido de la pulsin de vida, la plaga sin fin de la pulsin de muerte. No la una sin la otra, no la otra sin la una. Este pliegue interno a la funcin rinde cuentas del lazo entre falo y castracin como lo hace en este ejemplo entre vida y muerte. Ni ms ni menos. De suerte que la funcin flica, tal como Lacan la adelanta con las frmulas de la sexuacin, contrae en una misma letra, esta mayscula anteriormente conectada a la presencia real el dios en la hostia el principio mismo de la articulacin significante y simblico: que dos elementos pueden hacer uno permaneciendo cada uno distinto del otro. He aqu el mnimo requisito para pasar de dos elementos discretos y fijos a su ligazn que designa una direccin.

Es por all que Lacan, comentando una nueva (y casi ltima) vez esta funcin flica, al final de De un discurso que no sera del semblante, incorpora explcitamente a Frege. Usando un witz que tiene siempre un innegable xito entre los lacanianos, Lacan sostiene que su texto pronunciado el 9 de mayo de 1958 en alemn en el Institut Max Plank de Munich encubra en su ttulo Die Bedeutung des Phallus un pleonasmo en el sentido en el que Falo all equivaldra a Bedeutung, y recprocamente. Es conveniente aproximarse a esta preciosa indicacin con alguna precaucin.As Lacan acept que se traduzca al francs este artculo bajo el ttulo La signification du phallus, tal como lo encontramos en los crits. A primera vista, no habra que buscar sospechas en tal traduccin porque Bedeutung puede muy bien traducirse en la ocasin por significacin, tambin por sentido, tambin incluso por importancia, incluso acepcin (cuando se trata de Bedeutung de un trmino). Sin embargo por poco que se tengan exigencias fregianas (es el caso de Lacan que aqu nos interesa), es importante ser ms precisos. El gran artculo de 1892 titulado ber Sinn und Bedeutung fue traducido por Claude Imbert Sens et dnotation, de suerte que Sinn = sentido (sens) y Bedeutung = denotacin (dnotation). La tradicin lgica francesa, para diferenciarse de la inglesa denotation y porque dnotation es un trmino en principio aceptado en lingstica (donde se opone a connotacin) tom luego el hbito de convertir la Bedeutung fregiana en referencia. As se opone muy frecuentemente en lo sucesivo, no sentido (sens) y denotacin (dnotation), sino sentido (o significacin) y referencia. El falo entonces en lo sucesivo se entiende como un pleonasmo en la perspectiva de la referencia, los dos ambicionando puntuar un fuera de simblico, en el sentido lacaniano del trmino. (Se ve en el pasaje que Lacan se descart del falo como significante, fue este como significante paradojal.) Pero qu es entonces referencia? Si la significacin, la Sinn estrella de la maana y la significacin, la Sinn estrella de la noche son distintas, estas significaciones diferentes revelan luego de encuesta cientfica poseer una Bedeutung una referencia comn que se llama Venus, pero este nombre no es slo una referencia, l es tambin otra significacin, otra Sinn. Slo el acuerdo sobre este alineamiento de varias significaciones sobre un mismo elemento concebido como no siendo del orden literal designa lo que se llamar una referencia. Esta referencia permite entonces hacer equivaler las diversas significaciones que lo aceptan como referencia comn, continuando la distincin de unas y otras.Entonces si el falo as promovido por la funcin flica no es otra cosa que una referencia universal para todo ser hablante, eso implica que sean cuales sean los elementos producidos a lo largo de una cadena simblica cualquiera, y por poco que ella sea proferida, ese falo constituir la referencia comn de todas las ocurrencias as producidas en tanto que concatenadas.

Un nivel tal de universalidad alarma en lo que supera por mucho al orden de las razones. Despus de Leibniz y su gran principio, que nada es sin razn, todo lo que es, se encuentra de una u otra manera, concatenado a otros seres segn los lazos que es permitido articular (o que se espera articular) en razn. Con la promocin lacaniana del falo como referencia general, en el sentido en el que Marx hablaba del oro como equivalente general en la economa capitalista del siglo XIX, toda jaculatoria puntuar el pasaje hacia esa referencia. Es decir que ningn desarrollo simblico es concebible sin este falo que refiere para toda puesta en acto de cualquier fragmento de cadena significante, pero es decir tambin que esta promocin del falo al firmamento de la referencia general nos dice todo sobre su funcin, y nada sobre lo que es, sea lo que sea. A una universalidad tal no le falta pertinencia para un psicoanalista en la medida en la que da las razones de algo, inventado enteramente por Freud, a saber la regla fundamental: que no importa lo que pueda ser puesto en relacin con no importa que y producir en el mismo paso, no tanto de entrada una significacin (dejemos eso a esta prima cercana que se llama paranoia), sino esta referencia flica y el sujeto que le cuelga. As la definicin del sujeto en tanto que representado por un significante para otro significante se sita ella tambin en estas cimas de universalidad, y una definicin tambin universal del sujeto no poda ser alcanzada ms que por aquel que se volvi un referente universal.Queda que este universal que no interesa a Jacques Lacan ms en tanto que tropieza sobre la existencia, enteramente devuelto en su cuadrado lgico a las particulares afirmativa y negativa. Cada existente, asido por este universal que lo inscribe en el ser en tanto que habla, tropieza diferentemente siguiendo las aporas de un infranqueable binarismo sexual. Esto es otra historia, que supone otros desarrollos. No busqu aqu sin embargo ms que situar la funcin flica, aquella a partir de la cual pueden desarrollarse las frmulas de la sexuacin, mostrando que esta funcin encubre necesariamente, no tanto una contradiccin sino una suerte de pliegue interno que articula dos pendientes que ella distingue ligndolas sin perder en nada su unidad. En ese sentido, ella es la matriz simblica que ofrece a un cuerpo dotado de la capacidad de parlotear esta nueva perspectiva de obrar en lo sucesivo en tanto que sujeto. En esta nueva aventura, el atributo peniano que pareca dar su nombre a la funcin no es ms que un accidente de tamao, seguramente! pero le ser necesario componer con los modos de objetar, de hacerse objeto de la universal que funda cada parltre como sujeto particular, es decir: sexuado.Fuente: www.web.me.com/legaufeyTraduccin:

Claudia Bilotta

Buenos Aires, noviembre 2009.Referencias de las notas en castellano.1- Lacan, Jacques, Seminario 10 La angustia, V. C. de Ricardo Rodrguez Ponte, traduccin para circulacin interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires -EFBA.

2- Lacan, Jacques, Seminario 8 La transferencia en su disparidad subjetiva, V.C. de Ricardo Rodrguez Ponte traduccin para circulacin interna se la EFBA.3- No me fue posible ubicar una versin en espaol.

4- Agamben, Giorgio, Signatura Rerum, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2009.

7- Le Gaufey, Guy, El Notodo de Lacan, Ediciones Literales,

Buenos Aires, 2007.

9- Freud, Sigmund, El sepultamiento del Complejo de Edipo,

Obras Completas, Tomo XIX, Amorrortu, Buenos Aires, 1988. 10- Freud, Sigmund, Anlisis de la fobia de un nio de cinco aos,

Obras Completas, Tomo X, Amorrortu, Buenos Aires, 1988. 12- Lacan, Jacques, Seminario 18 De un discurso que no sera del

semblante, V.C. de Ricardo Rodrguez Ponte traduccin para

circulacin interna de la EFBA. 13- Lacan, Jaques, La significacin del falo, Escritos, tomo 2,

Siglo XXI editores, Buenos Aires, 1996.

14- Frege, Gottlob, Sentido y referencia, en Estudios sobre

Semntica, Ediciones Orbis, Madrid, 1985. J. Lacan, La angustia, sesin del 15 de mayo de 1963. Versin corta en la edicin de Seuil, p. 271-272. Versin Roussan, p. 205.

J. Lacan, La transferencia en su disparidad subjetiva, edicin stcriture, sesin del 26 de abril 1961.

Irne Rosier-Catach, La Parole Efficace, Signe, rituel, sacr, Paris, Le Seuil, coleccin Des Travaux, 2004.

G. Agamben, Signatura rerum, Sur la mthode, Paris, Vrin, 2008

Frege no ser traducido al francs por Claude Imbert (crits philosofhiques, luego Les fondements de larithmetique) hasta 1971, pero es posible que Lacan haya tenido acceso un poco antes a alguno de esos textos, publicados en alemn desde hace mucho tiempo. A partir de 1971, entonces en los seminario o peor y El saber del analista, Frege deviene sin embargo una referencia constante.

La expresin, vale mejor aqu saberlo o recordar, no es ms que una abreviacin de la frmula jurdica: La excepcin confirma la regla para los casos no exceptuados, en donde el legislador entiende significar que fuera de las excepciones que l mismo previ para la ley que promulga, no ser aceptada ninguna otra. Se est lejos del sentido transportado por el empleo de la frmula abreviada que sobreentiende que la regla no sera reinar en todos lados y para todos, que hay siempre uno para no ser cordero, etc. El sentido moral, incluso revestido de oropeles lgicos, no debe ilusionar aqu si al menos se quiere bien no confundir lgica y sapiencia.

Desarrollo de este punto en Guy Le Gaufey, Le pastout de Lacan, consistance logique, consquences cliniques, Paris, Epel, 2006, p. 77-83

Al punto que la lgica moderna busc eliminar estas proposiciones singulares gracias a los procedimientos de escritura que le permitieron los cuantificadores.

S. Freud La Disparition du complexe dOEdipe en La vie sexuelle, Paris, PUF, 1973, p.119. Allemand: Studeinausgabe V, p.247. zugrunde gehen: Perderse (se perdre), arruinarse ( se ruiner), naufragar (faire naufragar), perecer (prir).

S. Freud, Cinq psychanalyses, Paris, PUF, 1971, p. 96 Allemand: Studienausgabe VIII, p. 16.

Al respecto de la cual Freud avisora de entrada: Aqu nuestro material deviene -de manera incomprensible- ms oscuro y ms lacunario: S. Freud, en La Vie sexuelle, op. Cit., p 121. Studienausgabe V, p. 249

J. Lacan, Dun discours qui ne serait pas du semblant, Paris, Le Seuil, 2006, p. 169-178

J. Lacan, La signification du phallus, in crits, Paris, Le Seuil, 1966, p. 685-696. Esta fue aparentemente la primera y la nica publicacin de este texto, ninguna publicacin alemana est indicada al final de los crits.

Gottlob Frege, Sens et dnotation, In Ecrits logiques et philosophiques, Paris, Le Seuil, 1971, traduccin Claude Imbert, P. 102-126

A lo que hace falta agregar el hecho que en 1947 Carnap, en su obra fundamental Meaning and Necessity, asimil la Bedeutung fregiana a la extensin (en tanto que opuesta a la intencin), viendo all el dominio de los objetos que permiten interpretar el lenguaje lgico elegido, lo que ha reforzado en el campo lexical francs la equivalencia Bedeutung = referencia.