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Tradición milenaria
Dia de Muertos (MEXICO)
El paso de la vida a la muerte es un momento emblemático que ha causado
admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Por
muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la
muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea
para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella. México es
un país rico en cultura y tradiciones; uno de los principales aspectos que
conforman su identidad como nación es la concepción que se tiene sobre la vida,
la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ellas.
En México, cada pueblo, cada región, tiene sus propias tradiciones, sus propios
usos y costumbres. Pero si hay una tradición que encontramos en cada uno de
ellos, es sin lugar a dudas, la celebración del Día de Muertos. Es en ésta, en la
que cada familia se prepara para recibir a las almas de los seres queridos que
han abandonado esta vida.
El culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues los orígenes de la
celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los
españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha
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y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas
civilizaciones desde la época precolombina. Entre los pueblos prehispánicos era
común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante
los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemora el noveno mes
del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante
un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl,
conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "La
Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli,
Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la
celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
La celebración de Día de Muertos varía de región a región, de pueblo a pueblo,
pero todos tienen un principio común: la familia se reúne para dar la bienvenida
a las ánimas, colocar los altares y las ofrendas, visitar el cementerio y arreglar
las tumbas, asistir a los oficios religiosos, despedir a los visitantes y sentarse a
la mesa para compartir los alimentos, que tras haber sido levantada la ofrenda,
han perdido su aroma y sabor, pues los difuntos se han llevado su esencia.Hay
ms otras costumbres que se realizan
Se cree que las almas de niños regresan día primero de noviembre, y las almas
de los adultos regresan en día 2 de noviembre. Uno de los símbolos comunes
del día de muertos son las calacas; son cráneos que los celebrantes representan
con mascaras. Las calaveras de dulce, tienen inscritos los nombres de los
difuntos (o en algunos casos de personas vivas en forma de bromas) en la frente,
son consumidas por parientes o amigos. Otros platillos especiales del Día de
Muertos incluyen al Pan de Muertos, un panecillo dulce hecho a base de huevo
que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas, cráneos y
conejos.
Cuenta la historia y la tradición que ha pasado de boca en boca entre
generaciones, que las ánimas llegan en orden a las 12 horas de cada día, siendo
el orden más generalizado:
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28 de octubre: día en que se recibe a los que murieron a causa de un accidente
y nunca pudieron llegar a su destino, o bien, los que tuvieron una muerte
repentina y violenta.
29 de octubre: a los ahogados.
30 de octubre: a las ánimas solas y olvidadas, que no tienen familiares. que los
recuerden; los huérfanos y los criminales.
31 de octubre: a los limbos, los que nunca nacieron o no recibieron el bautismo.
1 de noviembre: a los niños, también referidos como "angelitos".
2 de noviembre: a los muertos adultos.
El elemento más representativo de la festividad de Día de Muertos en México
son los altares con sus ofrendas, una representación de nuestra visión sobre la
muerte, llena de alegorías y de significados.
https://www.visitmexico.com/dia-de-muertos.
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Día de los Muertos: Historia
Hoy en día, la celebración del Día de Muertos forma parte de una creencia que
tiene sus raíces en el mundo mexica e hispánico. El origen de los rasgos mexicas
forma parte de una creencia donde la muerte es vista como un despertar y como
un renacimiento al otro mundo.
Por otro lado, el rasgo cristiano, adquiere el matiz religioso del “buen morir”,
por medio de servicios, oraciones y vigilia. Los españoles celebraban comidas
familiares y llevaban a cabo misas para colocar ofrendas sobre las propias
sepulturas.
Ambas perspectivas –México prehispánico y colonial-, cobran importancia en
el mundo moderno, a través del culto a los muertos los días 1ero y 2ndo de
Noviembre. Los españoles trajeron sus propias celebraciones cristianas. Al
convertir a los nativos al catolicismo, se mezclan las tradiciones al coincidir el
Día de Todos los Santos y Todas las Almas con el festival mesoamericano
creando el actual Día de los Muertos.
Tradiciones Mexicanas y Ofrendas
Una tradición que materializa la creencia mexicana de celebrar el Día de los
Muertos es la “ofrenda”. La idea de la ofrenda consiste en obsequiar a los
difuntos, comida y bebida. Esta tradición nace de la era mesoamericana en
donde se creía que las almas de los difuntos viajaban a un lugar después de la
muerte. Pero este viaje se creía era largo y difícil lo cual requería que los
difuntos fueran enterrados con algunos objetos esenciales para un viaje seguro.
Hoy en día, estas fechas se enfocan en la tradición de recordar a los difuntos por
medio de ofrendas, altares y regalos. Algunas creencias derivan la presencia de
los cuatro elementos esenciales de la naturaleza: tierra, viento, agua y fuego; así
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como otros elementos que expresan la dualidad de la vida y la muerte de la
existencia humana:
Tierra. Representada por los frutos que alimentan a los
muertos, se observan frutos de temporada como calabazas,
tejocotes, mandarinas, naranjas y caña de azúcar.
Viento. En indispensable el copal y el incienso por la creencia
de que el humo se esparce por el aire, marcando “caminos”
para los difuntos.
Agua. Puesta en una jarra o en un recipiente, las almas
calman su sed con agua fresca después de un largo viaje que
los transporta hasta su altar.
Fuego. Las velas se encienden para que las almas sean
recordadas. Por lo general son colocadas cuatro cirios o
veladores que representan los cuatro puntos cardinales para
orientar a los espíritus durante su viaje.
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Flores de Cempasúchil. Esta flor tradicional color amarillo
se da en temporada y tiene un olor particular que remite al
día de los muertos. Se acostumbra esparcir sus pétalos en la
puerta de la casa y alrededor de la ofrenda para orientar el
alma del difunto.
Calaveras de dulce. Elaboradas en diferentes tamaños se
preparan disolviendo el azúcar en agua hasta obtener un
jarabe muy espeso que se vierte en los moldes. Cuando el
azúcar se seca, la masa es decorada, coloreada y recortada
con papel brillante.
Objetos y recuerdos que hayan pertenecido al difunto, tales
como artículos personales, fotografías, y herramientas de
trabajo que hagan sentir más cómodo al difunto en su
regreso a casa.
Platillos típicos, representados por las características de la
región, destacan lo mejor de la cocina mexicana, tal como el
mole, frijol, tortillas, chocolate, pozole, café, guajolote, y
otros dulces típicos.
Aunque muchas familias mexicanas ya no tienen altares personales en casa, las
ciudades del país observan esta tradición única y es reconocida por la UNESCO
como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad..
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"CALAVERAS", UNA HERMOSA Y CASI
DESAPARECIDA TRADICIÓN
Te presentamos los orígenes de esta expresión popular que, a pesar del tiempo,
se resiste a morir entre las mentes y las letras de quienes gustan de escribir
"burlándose de la muerte".
Foto: México desconocido
Cuando hablamos de la vida, la muerte siempre tiene lugar. Pero no son el temor
ni la tristeza las compañeras de la “calaca” en esta ocasión. Son la escritura en
verso y los grabados que dan vida a imágenes divertidas y jocosas,
transformadas en una alternativa de desahogo cuando se vive una pena.
Una de las tradiciones mexicanas en peligro de extinción son las “calaveras”,
antiguamente llamadas “panteones”.
Te presentamos los orígenes de esta expresión popular que, a pesar del tiempo,
se resiste a morir entre las mentes y las letras de quienes gustan de escribir
"burlándose de la muerte".
Cuando hablamos de la vida, la muerte siempre tiene lugar. Pero no son el temor
ni la tristeza las compañeras de la “calaca” en esta ocasión. Son la escritura en
verso y los grabados que dan vida a imágenes divertidas y jocosas,
transformadas en una alternativa de desahogo cuando se vive una pena.
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Una de las tradiciones mexicanas en peligro de extinción son las “calaveras”,
antiguamente llamadas “panteones”.
Las calaveras son como un epitafio-epigrama lacónico, dice el zamorano
Eduardo del Río “Rius”, y están escritas en forma de verso dedicado a los
amigos, familiares o conocidos sólo en Día de Muertos. Una de sus
características es que constituye una oportunidad para expresar lo que se piensa
acerca del otro, de espacios, funciones o cosas, de un régimen del pasado y del
presente. No es fácil decir lo que uno piensa de los demás, por eso las calaveras
constituyen una forma de literatura valiente.
Quienes escriben panteones son personas que ven la muerte con un sentido del
humor, combinado con ingenio que le imprimen a sus escritos. Gustan
desarrollar su imaginación para decir lo que piensan, aceptando el reto de
comunicarse en verso, octavas o décimas de todos los sabores y gustos.
Esta forma de escritura se desarrolló desde el siglo XIX. Al cobrar fuerza en
el siglo pasado, las calaveras comenzaron a ser censuradas por los gobiernos
en turno debido a que una gran cantidad sirvió como crítica a los funcionarios,
pues en ellas se manifestaba la inconformidad que imperaba entre los
gobernados. La policía llegó a confiscar o destruir muchas de éstas, por eso no
es fácil encontrarlas en las hemerotecas. A pesar de la censura, en el Día de
Muertos se ejerce -ahora muy poco- esta forma de escribir, con el
consentimiento de las autoridades.
Hay quienes hicieron periodismo atrevido con las calaveras dedicadas a
magistrados, maestros, poetas, militares, artistas y otros personajes, mismas que
publicaban en hojas sueltas, en periódicos o revistas y se vendían al público el 2
de noviembre. Entre estas publicaciones está La Patria Ilustrada, semanario
decimonónico que registra algunas de las calaveras más antiguas.
También hay quienes se manifestaron con gran fuerza en el arte sobre el tema
de la muerte. El más reconocido por sus grabados e ilustraciones de calaveras
fue el artista José Guadalupe Posada. Sus calacas de Francisco Villa, de Zapata,
sus famosas catrinas, don Quijote de la Mancha y calaveras ciclistas, entre otras,
dieron la vuelta al mundo.
Después del gran movimiento de masas e ideas que significó la Revolución
Mexicana, arreció el control de escritos sobre la vida política y, como
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consecuencia, las calaveras abundaron sobre personajes famosos como Diego
Rivera, Tata Nacho, Rodolfo Gaona, Joaquín Pardavé, Guty Cárdenas y otros.
A Diego Rivera: Este pintor eminente cultivador del feísmo se murió
instantáneamente cuando se pintó a sí mismo.
A Guty Cárdenas: Este joven trovador se nos volvió vanidoso y de purito
hablador yace olvidado en el foso.
A inicios de la década de 1940, el Taller de Gráfica Popular (donde
colaboraban grabadores como Zalce, O’Higgins, Anguiano y Yampolski)
impulsó, entre otras actividades, las calaveras. En ellas podemos medir el
descontento social, escolar o laboral. Por ejemplo, ésta que refleja el ingenio
mexicano sobre la salud, hecha en 1942, sacada de la extinta revista Los
Agachados:
"Listas van y listas vienen, y las medicinas tienen precios exorbitantes.
Cualquier dolor de barriga cuesta un dolor de cabeza y total nadie se alivia. La
muerte que no es tan tonta ya puso su botiquita que es una preciosidad... Por
supuesto con licencia de los de salubridad."
Con el surgimiento de su periódico El Apretado, en 1950, Renato
Leduc impulsó las calaveras sobre políticos y otros personajes de la vida
pública, que aún circulan en el ambiente.
En la actualidad, las calaveritas anónimas languidecen. Cada vez que se festeja
el Día de Muertos, su producción es menor y escasos sus escritores.
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Foto: Astrid Rodríguez
Como nosotros no queremos que esta tradición muera, nuestra colaboradora
Astrid Rodríguez nos escribió esta calavera.
Doña Calaverita
muy bien sombreruda
se peina y se pinta
para su huesudo.
Le prepara tortillas
ricas y calientitas
con flor de cempasúchitl
y un toque de tequila.
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Ahí viene Don Calaca
¡bien cara de vaca!
tomando su chelita
el charro abraza y besa a su mujercita.
Los dos se alegran juntos
de ser bien mexicanos
celebran en su huerto
¡Feliz Día de Muertos!
Y tú... ¿continuas con la tradición de redactar calaveritas?
https://www.mexicodesconocido.com.mx/calaveras-hermosa-y-casi-
desaparecida-tradicion.html.
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RECETA DE PAN DE MUERTO
De imagen fresca y azucarada, ¿quién no ha quedado prendado con el delicioso
sabor de esta obra maestra de la panadería mexicana?.
ÁNGEL ARTURO RAMÍREZ GARCÍA
Ingredientes:
-1 kilo de harina2
-30 gramos de levadura instantánea.
-10 gramos de Maximix 40 (acelerador que se encuentra en cualquier tienda
donde se venden ingredientes para panaderías). Opcional.
-300 gramos de azúcar.
-5 gramos de sal.
-8 huevos.
-100 gramos de mantequilla.
-80 gramos de manteca vegetal.
-200 mililitros de agua (1 taza).
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Preparación:
Mezcla la harina con la levadura en el Maximix 40. Forma una fuente y en el
centro añade la sal, el azúcar y la mantequilla. Posteriormente, agrega poco a
poco los huevos, mezclando a la perfección. Agrega agua y amasa de 30 a 40
minutos o 15 minutos en la batidora con el gancho especial.
Deja reposar la masa hasta que doble su tamaño. Después, dale forma a los
panes, decorándolos con huesitos hechos de la misma masa o con unas figurillas
que parezcan muertitos. Unos se embarran con una mezcla de huevo y agua y
se espolvorean con ajonjolí, los otros se espolvorean con azúcar. Mete la pieza
en el horno precalentado a 180º C, y mantenla durante 25 minutos o hasta que
estén cocidos. Esto se sabe cuando al pegarles por la parte de abajo, suene
hueco.