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unca hubo en nuestra Institución un abando- no tan alarmante. Insti- tuciones Penitenciarias se está resquebrajando por su mal endémico de falta de personal y, ante ello, no hay respuestas, ni pro- puestas políticas. Al ya presumible argumento de herencia recibida, que CCOO ya venía denunciando como problema estructural, se res- ponde con inacción. ¿Pensará el Se- cretario General defender a sus em- pleados y empleadas públicos, ante sus correligionarios políticos, o sim- plemente dejará que pase el tiempo mientras que la Institución se desca- pitaliza de trabajadores públicos? La única preocupación actual de nuestra Administración Penitencia- ria es, controlar la gestión de los dí- as de permisos. Esta obsesión, de vigilar al empleado público, deja muy a las claras cuál es la verdadera concepción que tiene Administra- ción Penitenciaria sobre sus trabaja- dores públicos- la del cafelito y la lectura del periódico- como llegó a esgrimir sin ningún pudor el Secre- tario de Estado de Administraciones Públicas. Si fuéramos mal pensados, que no lo somos, podríamos deducir que intencionadamente se está llevando a Instituciones Penitenciarias hacia el colapso; y una vez que lleguemos a un punto de no retorno, cuando ya no se pueda estirar más la ausen- cia de recursos humanos, entonces nos encontraremos con un Plan de Ordenación de recursos humanos encima de la mesa. Será, en ese momento, cuando apa- rezca el Secretario General de IIPP y esgrima las consabidas proclamas: “Es doloroso pero no hay otra sali- da, tenemos que cumplir el déficit” “Es la crisis la que nos impulsa a ello, no hay otra alternativa...” Estatal de IIPP CCOO Tribuna Penitenciaria Estatal de CCOO IIPP www.fsc.ccoo.es/prisiones [email protected] Sumario: Lo que nos diferencia de la de la vigilancia privada... 2-3 Prisiones con un pie dentro del precipicio 3-4 Jornada, horarios y salud laboral en IIPP 4-7 Prisiones S.A 7-9 Utes si, pero con dere- chos 9-11 Cual es el limite del silencio 12-13 Modificación de las guardias sanitarias, un recorte más CCOO Prisiones si estuvo en la HUELGA GENERAL 14-15 16 Enero-Marzo 2013 Número 9 Hay un rumor muy extendido en la calle Alcalá nº40. Se dice, se comenta, que hay un nuevo Secretario General de IIPP. Algunos cuentan haber senti- do una presencia fugaz por la planta noble. Otros, menos osados, no se atreven a tanto y simplemente se hacen eco de dicha leyenda que, poco a poco, se ha ido extendiendo entre los trabajadores de los Servicios Centra- les. Editorial

Tribuna Penitenciaria Estatal de CCOO IIPP · de seguridad. También se encarga de una seguridad dinámica que es la de co-nocer a los internos/as, con quienes tiene un con-tacto

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unca hubo en nuestra Institución un abando-no tan alarmante. Insti-tuciones Penitenciarias

se está resquebrajando por su mal endémico de falta de personal y, ante ello, no hay respuestas, ni pro-puestas políticas. Al ya presumible argumento de herencia recibida, que CCOO ya venía denunciando como problema estructural, se res-ponde con inacción. ¿Pensará el Se-cretario General defender a sus em-pleados y empleadas públicos, ante sus correligionarios políticos, o sim-plemente dejará que pase el tiempo mientras que la Institución se desca-pitaliza de trabajadores públicos?

La única preocupación actual de nuestra Administración Penitencia-ria es, controlar la gestión de los dí-as de permisos. Esta obsesión, de vigilar al empleado público, deja muy a las claras cuál es la verdadera concepción que tiene Administra-

ción Penitenciaria sobre sus trabaja-dores públicos- la del cafelito y la lectura del periódico- como llegó a esgrimir sin ningún pudor el Secre-tario de Estado de Administraciones Públicas.

Si fuéramos mal pensados, que no lo somos, podríamos deducir que intencionadamente se está llevando a Instituciones Penitenciarias hacia el colapso; y una vez que lleguemos a un punto de no retorno, cuando ya no se pueda estirar más la ausen-cia de recursos humanos, entonces nos encontraremos con un Plan de Ordenación de recursos humanos encima de la mesa.

Será, en ese momento, cuando apa-rezca el Secretario General de IIPP y esgrima las consabidas proclamas: “Es doloroso pero no hay otra sali-da, tenemos que cumplir el déficit” “Es la crisis la que nos impulsa a ello, no hay otra alternativa...”

Estatal de IIPP CCOO

Tribuna PenitenciariaEstatal de CCOO IIPP

www.fsc.ccoo.es/[email protected] Sumario:

Lo que nos diferencia de la de la vigilancia privada...

2-3

Prisiones con un pie dentro del precipicio 3-4

Jornada, horarios y salud laboral en IIPP 4-7

Prisiones S.A 7-9

Utes si, pero con dere-chos 9-11

Cual es el limite del silencio 12-13

Modificación de las guardias sanitarias, un recorte más

CCOO Prisiones si estuvo en la HUELGA GENERAL

14-15

16

Enero-Marzo 2013Número 9

Hay un rumor muy extendido en la calle Alcalá nº40. Se dice, se comenta, que hay un nuevo Secretario General de IIPP. Algunos cuentan haber senti-do una presencia fugaz por la planta noble. Otros, menos osados, no se atreven a tanto y simplemente se hacen eco de dicha leyenda que, poco a poco, se ha ido extendiendo entre los trabajadores de los Servicios Centra-les.

Editorial

aptitudes sociales y educativas, etc., requiere de unas actitudes y formación especificas para el conjunto de los trabajadores y trabajadoras penitenciarios.

El funcionario de vigilancia realiza más funcio-nes que las de mirar un monitor o abrir y cerrar

cancelas, funciones que estarían incluidas en el manejo de la tecnología de seguridad. También se encarga de una seguridad dinámica que es la de co-nocer a los internos/as, con quienes tiene un con-tacto directo, con el fin de mantener el orden, asegu-rar una convivencia orde-nada, velar por su seguri-dad y posibilitar el cumpli-miento del mandato cons-titucional, así como el de la normativa legal.

La base de esta seguridad dinámica es la obser-vación, función esencial dentro de las compe-tencias de vigilancia, sin la cual se hace imposi-ble una buena clasificación inicial y el éxito de los diferentes tratamientos que se aplican en prisión.

Con una formación adecuada y la experiencia, este funcionario/a aprenderá a predecir/anticiparse a las situaciones difíciles como son las agresiones, los plantes o motines.

El personal funcionario con servicio en interior combinan su papel de custodia con una fun-ción educativa y reinsertadora. Esta carga tra-

esde CCOO siempre hemos defen-dido una gestión penitenciaria que cumpla lo dispuesto en las normas internacionales, la Constitución

Española, la LOGP y los reglamentos que la desarrollan .Y que esté enmarcada dentro de un contexto ético y legal, que respete la cali-dad humana de todos los que tienen que ver con una prisión: em-plead@s públic@s peni-tenciarios, personas pri-vadas de libertad y sus familias, etc.

CCOO defenderá esta forma de gestión pública de IIPP, por ser la más segura ,eficaz y por reco-ger el espíritu de las nor-mas internacionales que regulan unos criterios para el desempeño de la actividad pública en prisiones: “...se debe traba-jar en exclusividad como funcionarios/as peni-tenciarios/as profesionales, tener la condición de empleados públicos y que la seguridad de su empleo dependa únicamente de su buena con-ducta, de la eficacia de su trabajo y de su apti-tud física” (regla mínima para el tratamiento de los reclusos nº 46)

El trabajo penitenciario es muy exigente y mul-tidisciplinar. El trabajar con personas privadas de libertad, sitúa a los trabajadores penitencia-rios en una situación jurídica determinada; y las condiciones psicológicas de muchos de los in-ternos con trastornos mentales, adicciones, sin

Página 2Tribuna Penitenciaria

Opinión

“Por eso ,cuando desde algunos espacios penitenciarios

se critica el carácter tratamental de nuestro

trabajo, no estaría de más el plantearse si reivindicar

la condición de que nuestro trabajo esté mejor

remunerado y sea más complejo de abordar

desde una perspectiva de vigilancia privada”

tamental es la que dota a nuestras funciones de unas características singulares que nos con-vierten en empleados públicos especializados y que requieren ,por tanto, un alto grado de for-mación y cualificación.

Por esta razón, no puede haber cualquier proce-so de selección o contratación. Contratar perso-nal con una mínima formación, con unas condi-ciones laborales distintas y poco retribuidas es caldo de cultivo de un trabajo sin motivación ni compromiso con el servicio público y no sería susceptible de abarcar los numerosos retos de nuestro trabajo.

Por eso cuando desde algunos espacios peni-tenciarios se critica el carácter tratamental de

nuestro trabajo, no estaría de más el plantearse si esto no será la condición de que nuestro tra-bajo esté mejor remunerado y sea más comple-jo de abordarse desde una perspectiva de vigi-lancia privada.

No seremos nosotros quienes defendamos una estrategia privatizadora. Desde CCOO seguire-mos induciendo a nuestra Administración Peni-tenciaria para que reconozca y defienda la im-portante labor social que realizan sus emplea-dos/as públicos penitenciarios y que apueste por esta forma de gestión y no por un modelo privado y economicista .

Estatal de IIPP CCOO

Página 3Número 9

Opinión

on el principio del nuevo año se re-nuevan los problemas. Desde CCOO llevamos años denunciando el pro-blema estructural de personal de

nuestra Institución, motivado por la deficiente planificación de la Administración Penitencia-ria anterior y por la inanición absoluta de la actual.

A continuación, os vamos a exponer los datos que la propia Administración nos facilita. No es, por tanto, una cuestión de opinión, se trata de una realidad palpable que los números demues-tran de manera incuestionable:

La OEP del año 2012 y 2013 es de “O” tra-bajadores y trabajadoras penitenciarios.

En el año 2011 causaron baja en IIPP por distintos motivos (jubilaciones, falleci-mientos, separación del cuerpo, etc.) un total de 435 empleados públicos peniten-ciarios. La Institución cuenta a finales del

2011 con un total de 25.477 trabajadores/as.

Según los datos manejados por Función Pública, con fecha del 16/10/12, a la hora de determinar la composición de la Mesa Delegada en IIPP, dentro del Acuerdo de Asignación de recursos y racionalización de estructuras, Instituciones Penitencia-rias cuenta con 23.242 trabajadores. Es decir, 2.235 empleados y empleadas pú-blicos menos que el año 2011.

Hay menos trabajadores en IIPP que en el año 2008 ,que eran 23.256. La descapitali-zación de recursos humanos supone que volvamos a registros de personal de hace cinco años, con el agravante de la apertu-ra de nuevos Centros Penitenciarios.

En el año 2021, habrá en IIPP 5.729 fun-cionarias y funcionarios de vigilancia con 57 o más años. Esto constituye, aproxima-damente, 1/3 de los funcionarios que

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Salud Laboral

realizan funciones de vigilancia, lo que refleja un acuciado envejecimiento de la Plantilla de Instituciones Penitenciarias.

En el año 2013/14 se abrirán nuevos Centros Penitencia-rios, entre ellos la prisión de Archido-na, que como cual-quier centro tipo requerirá una Plan-tilla superior a 500 trabajadores/as.

La situación que reflejan los datos, requiere de una pronta respuesta por parte de los responsables políticos de la Institución, respuesta que ni se ha dado ni se espera. Si por algo se caracteriza el Secretario General de Instituciones Penitenciarias es, por su indolencia en la gestión de los temas peni-tenciarios y por la escasa capacidad para escu-char a la parte social.

Este patrón de deteriorar un servicio público, para luego imponer la lógica de la privatización en torno a supuestos ahorros o necesidades

económicas, es un terri-torio común que viene imponiéndose en los úl-timos años en la gestión de lo público.

En cualquier caso, hoy más que ayer, es nece-saria una respuesta con-junta de todas las traba-jadoras y trabajadores penitenciaros, al más que probable menosca-

bo inminente de nuestras condiciones de tra-bajo. CCOO viene defendiendo, desde hace tiempo, retomar la Plataforma Unitaria Sindi-cal de prisiones como única opción viable para defender nuestros derechos sociales y econó-micos.

Estatal de IIPP CCOO

a experiencia sindical en salud laboral prue-ba que, la organiza-ción del trabajo con-

diciona la exposición de los riesgos laborales que deno-minamos tradicionales. Las relaciones, entre trabajo y salud, no tienen una explica-ción instantánea, ni una úni-ca causa. No obstante, existe suficiente documentación científica que acredita una serie de factores que tienen influencia negativa sobre la salud del personal, y que en algunos casos pueden des-

empeñar un marcado papel inductor en patologías gra-ves.

Los horarios y las jornadas de trabajo han sido un elemento recurrente en las relaciones laborales en Instituciones Pe-nitenciarias, hasta el extremo de ser el eje de todos los pro-cesos de negociación de las condiciones de trabajo. Por ello, nos hemos encontrado cómo las diferentes Adminis-traciones que han ido pasan-do por la Institución, con in-dependencia del color políti-

co, han ido poniendo el acen-to en la visión economicista de la organización del trabajo, es decir, cómo tener al perso-nal penitenciario el mayor número de horas y de días de servicio en los centros, y así necesitar con ello el menor número de efectivos para mantener en funcionamiento el sistema. La salud, para los gestores de la Administración, no es un factor a tener en cuenta, y cuando se ven obli-gados a considerarlo lo conta-bilizan como un incremento de gasto.

“Este patrón de deteriorar un servicio público, para luego

imponer la lógica de la privatización en torno a supuestos ahorros o

necesidades económicas, es un territorio común que viene

imponiéndose en los últimos años en la gestión de lo público”

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Para CCOO el eje de la acción sindical y, por lo tanto, de nuestra participación en la negociación colectiva en IIPP, han sido las personas; sin per-sonas no hay beneficios ni op-timización de recursos. Por ello, cuando hablamos de horarios lo hace-mos considerando a las personas y su salud como el elemento que garantiza el éxito de una organización.

La organización de las jornadas y horarios, en Instituciones Peniten-ciarias, está sometida a múltiples factores que tienen especial incidencia sobre los riesgos y la salud de sus empleadas y em-pleados, y por tanto sobre la eficiencia de la propia Institu-ción.

Las prisiones se han diseñado para mantenerlas alejadas de las poblaciones, en algunos casos a grandes distancias. Razones de seguridad, de in-eficiencia en el transporte co-lectivo o de carácter personal, sitúan una elevada utilización del vehículo privado entre el personal penitenciario. El 35% de los accidentes laborales son accidentes “In itinere”, es decir, a mayor número de des-plazamientos la probabilidad de accidente se incrementa exponencialmente.

Los riesgos psicosociales siempre han tratado de ocul-tarse por parte de nuestros

gestores penitenciarios. A pe-sar de que legalmente deben de evaluarse, sólo lo han hecho en algunas prisiones. Y los datos los tienen bajo llave, sin presentarlos a la Comisión Técnica de Prevención, donde

estamos CCOO y la parte so-cial. Pero como no se pueden poner puertas al campo, sabe-mos que esos datos corrobo-ran los estudios realizados por CCOO en algunas prisiones, con un impacto de los riesgos psicosociales muy elevado en el medio laboral penitenciario. La exposición a los riesgos psi-cosociales provoca efectos en dos niveles:

A corto plazo, a través de procesos conocidos como estrés, donde inclu-yen diversos aspectos de la salud tanto física como mental o social.

A largo plazo, ya que di-versas investigaciones han demostrado que el estrés laboral afecta a todas las

condiciones de salud física y mental.

En consecuencia, la exposición a los riesgos psicosociales pue-de derivar en otras enferme-dades cuando provoca estrés

laboral, como infartos, hiperactividad bron-quial, artritis reumatoi-de, patologías del co-lón, psoriasis, proble-mas endocrinos y pro-blemas de salud men-tal.

Íntimamente, ligado a los riesgos psicosocia-les, los trabajadores penitenciarios tenemos una elevada incidencia del llamado Síndrome de Burnout. Los sínto-mas de burnout pueden

ser agrupados en físicos, emo-cionales y conductuales: ma-lestar general, cefaleas, fatiga, problemas de sueño, úlceras u otros desórdenes gastrointes-tinales, hipertensión, cardio-patías, pérdida de peso, asma, alergias, dolores musculares (espalda y cuello) y cansancio hasta el agotamiento. Además, en las mujeres, pérdida del ciclo menstrual, distancia-miento afectivo como forma de autoprotección, disforia, aburrimiento, incapacidad pa-ra concentrarse, conducta des-personalizada en la relación con el cliente, absentismo la-boral, abuso de drogas legales e ilegales, cambios bruscos de humor, incapacidad para vivir de forma relajada, entre otros. Estos síntomas tienen unas consecuencias negativas hacía

“Para CCOO el eje de la acción sindical, y por lo tanto de nuestra

participación en la negociación colectiva en IIPP, han sido las personas; sin personas no hay beneficios ni optimización de

recursos. Por ello, cuando hablamos de horarios lo

hacemos considerando a las personas y su salud como el elemento que garantiza el éxito de una organización”

Página 6Tribuna Penitenciaria

la vida en general, disminu-yendo la calidad de vida per-sonal y aumentando los pro-blemas familiares y en toda la red social extralaboral del trabajador, debido a que las interacciones se hacen ten-sas, la comunicación termina siendo deficiente y se tiende al aislamiento.

El trabajo a turnos es una modalidad de organización, de la que participan un buen número de trabajadoras y trabajadores penitenciarios. Los efectos negativos del tur-no de noche, sobre la salud de las personas, se dan a dis-tintos niveles. Por una parte, se ve alterado el equilibrio biológico por el desfase de los ritmos corporales y los cambios en los hábitos ali-mentarios; además se dan perturbaciones en la vida familiar y social.

Otro factor de alta inciden-cia, sobre la salud del perso-nal penitenciario, es el traba-jo nocturno. Al trabajo noc-turno van asociados los ries-gos del trabajo a turnos e incorpora nuevos riesgos pa-ra nuestra salud. La actividad laboral, desempeñada en las horas de la noche, con inde-pendencia del trabajo de que se trate, ha sido objeto de varios estudios que ponen de manifiesto sus efectos negativos y dañinos sobre la salud, produciendo alteracio-nes tanto orgánicas como psíquicas. Entre los efectos

patológicos sobre el equili-brio físico, mental y emocio-nal se han descrito los del tipo cardiovascular, hormo-nales, metabólicos, digesti-vos, emocionales (estrés cró-nico), síndrome de fatiga crónica, etc. “Cada quince años de trabajo nocturno se produce un envejecimiento de unos cinco años, y un ter-cio de la gente que lo reali-za padece fatiga, neurosis, ulceras y alteraciones cardía-cas” (P. CAZAMIAN, investi-gador y experto de la OMS, 1986). Últimos estudios aso-cian el trabajo nocturno con incremento de cánceres y riesgos de diabetes tipo 2.

Todos estos factores de ries-go están íntimamente liga-dos a la organización del tra-bajo en Instituciones peni-tenciarias, y tienen una ele-vada incidencia en los facto-res de salud del personal pe-nitenciario, por lo que cual-quier modificación de la or-ganización del trabajo debe de tener inevitablemente consecuencias positivas o negativas en su salud.

CCOO lleva tiempo reivindi-cando modificaciones que mejoren las condiciones de salud de los empleados peni-tenciarios, tales como:

Posibilitar establecer un coeficiente reductor por años de servicio en puestos con los riesgos señalados, (se puede combinar años y ries-gos) que permita tener su horizonte opcional de jubilación en los 57 años.

Una vigilancia de la sa-lud específica por el puesto de trabajo des-empeñado.

Posibilitar horas de sueño durante los tur-nos de noche.

Rotación rápida y ade-cuada a las necesida-des sociales y familia-res.

Frente a esta posición, la Ad-ministración penitenciaria insiste, una y otra vez, en incrementar la presencia en

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los centros y alargar los turnos. La falta de recursos y la desca-pitalización humana a la que se está sometiendo el servicio público de prisiones, trae de nuevo a la palestra estos plan-teamientos economicistas co-ntra las personas que presta-mos servicio dentro de las pri-siones. Nos quieren hacer creer, (como en tantos otros muchos casos) que el actual sistema “no es sostenible”; va-mos, que vivimos por encima de nuestras posibilidades tam-bién en nuestros turnos de tra-bajo.

Las consecuencias no se hacen esperar. No solo nuestras rela-

ciones laborales y condiciones de trabajo son ostensiblemen-te peores, sino que al mismo tiempo nuestra salud colectiva se deteriorara exponencial-mente, incrementado los efec-tos de todos los riesgos ya se-ñalados y provocando una morbilidad prematura, un in-cremento de las incapacitacio-nes y una peor vida personal, social y familiar del personal penitenciario.

Tal vez esta sea la razón de que no quieran facilitar estos datos a los representantes de los tra-bajadores, como desde CCOOhemos exigido. Actúan como si ocultando los datos ocultáse-

mos el problema, pero los pro-blemas los vivimos cada día en los puestos de trabajo de todas las prisiones españolas.

Todo cambio horario que no vaya en la dirección de las pro-puestas defendidas por CCOO, irá en la dirección de empeorar las condiciones laborales y la salud de las trabajadoras y tra-bajadores en Instituciones Pe-nitenciarias.

Sólo hay un camino, defender nuestra salud, defender nues-tras condiciones laborales co-mo servidores de lo público en un servicio público eficaz.

Opinión

l mantra con el que nos obsequian nuestros Gobiernos, hoy día, es el mantra de que los servicios privados son “mejores” que los públicos, que si

son más eficientes, que si son más modernos, que si nos cuestan menos y así una larga canti-nela, que a base de ser repetida machacona-mente, por sus medios de comunicación, pre-tenden sumergirla en el subconsciente colecti-vo como pensamiento único, como verdad na-tural.

Más allá de posiciones ideológicas o defensas partidistas, la experiencia, la siempre tozuda realidad, parece chocar frontalmente con los viejos cánticos de los nuevos flautistas de Hamelin, aunque parezca obvio que la empresa privada gestione un servicio público para obte-ner beneficios y que los mecanismos económi-cos que los posibilitan estén determinados. Las variables son claras: el servicio es más caro o se presta “menos” servicio, se pauperizan las con-diciones del personal, o lo que es más habi-tual ,todo junto a la vez.

Página 8Tribuna Penitenciaria

La liberalización siempre conduce al mismo lugar: beneficios privados con cargo a costes sociales, privatizaciones municipales, liberali-zaciones de los combustibles, liberalización de la energía y un largo etc. .Salvo colocar a polí-ticos y familiares en los consejos de éstas mul-tinacionales, la única “ventaja” es que los ciu-dadanos pagamos mucho más caro lo mismo.

Actualmente la ofensiva de hacer caja con los servicios de los ciudadanos está centrada en dos sectores básicos para cualquier Estado moderno: la enseñanza y la sanidad. Res-pecto a la enseñanza, sin te-ner en cuenta los filtros de selección que emplean en la admisión para dejar fuera a los alumnos con mayores difi-cultades o más necesidades educativas, el 42,7% del gasto en enseñanza reglada lo efec-tuaron los alumnos que cur-saron sus estudios en aulas de titularidad pública (822 euros por alumno), el 21,6% los que estudiaron en aulas privadas concertadas (1.549 euros por alumno) y el 35,7% restante los que lo hicieron en aulas privadas sin concierto (3.627 euros por alumno).

En lo que refiere a la sanidad privada, al mar-gen de selección de pacientes, patologías y pruebas, los estudios comparativos de coste por cama, en la Comunidad de Madrid entre hospitales públicos y hospitales privados, se-ñala cifras incontestables: en los públicos el coste cama va desde los 208.000 hasta los 337.000 euros anuales. En los privados estas cifras se sitúan desde los 323.000 hasta los 505.000 euros.

Los datos nacionales e internacionales que contrastan un menor costo económico y ma-yor beneficio social de los servicios públicos,

son extensos. La ofensiva de privatizar los ser-vicios públicos sólo cabe situarla como un in-tento de aprovechar las posiciones políticas para obtener el control económico y unos be-neficios empresariales, de las necesidades so-ciales básicas.

Recientemente ha saltado a los medios de co-municación que políticos catalanes, con inter-eses empresariales en diferentes sectores económicos, habían planteado la privatización

de las cárceles catalanas y poder así entrar en el nego-cio carcelario. Esos mismos medios de comunicación se-ñalan cómo, en conversacio-nes telefónicas, afirmaban que el modelo debería de ser como el de EEUU, con concesiones administrativas, modelo que al final acaba siendo privado y que tiene a alguien que gestiona el pa-quete «llave en mano». El primer paso sería encargar a la seguridad privada las ta-reas de vigilancia del perí-metro de las cárceles catala-nas, y así «liberar» a los agentes de los Mossos

d’Esquadra, que hasta ese momento se encar-gan de ello.

A CCOO esto nos suena. Eso de liberar agen-tes de la vigilancia exterior son los mismos argumentos que puso sobre la mesa el Minis-terio de Interior, para proponer privatizar la vigilancia exterior en nuestras prisiones. ¿Tendrá también esa misma idea, ser una avanzadilla, para ulteriores privatizaciones? ¿Qué grupo empresarial propicia la ofensiva privatizadora? ¿Tendrá alguna relación políti-ca con el Gobierno?

Para los incrédulos, los que siempre dan otra oportunidad, los que navegan a favor del po-der, los que siempre tienen esperanza de que

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no pase nada, para todos los que siempre en-cuentran justificación para rendirse, ahora dirán que no se puede privatizar las prisiones, al me-nos no la vigilancia. ¡Error! ,existen los mecanis-mos para hacerlo. No sere-mos nosotros los que arti-culemos el cómo, pero que nadie tenga duda que todo es privatizable en términos jurídicos.

¿Mejoraría el sistema peni-tenciario español con una gestión privada del mismo? Al margen de que el proceso siempre es el mismo, es decir, gestores vinculados a la empresa privada que dejan que se deteriore el servicio público lo suficiente co-mo para que aparezca la salvación privada, po-demos vislumbrar la búsqueda del beneficio económico en los principales actores dentro del sistema penitenciario.

En cuanto al personal, nos encontraríamos con “compañeros” que estarían cobrando la mitad que nosotros, trabajando más horas y con me-nos derechos. Dejaríamos de ser “rentables” y el primer paso sería igualar nuestras condicio-nes a las de los recién llegados.

La gestión de penas no tendría ya una finalidad social, porque también en esa gestión de penas se podría obtener beneficios, y en esa tesitura, son muchas las preguntas que surgen… ¿La ali-

mentación se desplomaría para ganar más?, ¿Los per-misos tendrían tasas?, ¿Los terceros grados cuanto costarían?, ¿Habría fábri-cas en las cárceles con ma-no de obra gratuita hacien-do dumping social a las empresas del exterior?...

Y finalmente ,un sistema carcelario dedicado a la obtención de beneficios necesita que social-mente sea alimentado. El endurecimiento del código penal ,por parte de quienes han impul-sado la privatización, es la primera necesidad para permitir engordar la cuenta de resultados con un incremento de la población penal.

Estos esbozos señalan por dónde puede abrirse camino la privatización en prisiones.

La movilización, por tanto, es una necesidad frente a las aventuras privatizadoras en prisio-nes.

Estatal de IIPP CCOO

“La movilización ,por tanto, es una necesidad frente a las aventuras

privatizadoras en prisiones”

Opinión

pesar de que cada día la distancia se acrecienta entre los mandatos constitucionales y la realidad de la calle, ante los ataques de los llama-

dos mercados que sustituyen la voluntad popu-lar por el orden del dinero, no menos cierto es que necesitamos reivindicar un Estado Social y de Derecho y, también hoy más que nunca, una democracia participativa, una democracia real. Por ello, nos negamos a enterrar los man-datos constitucionales y reivindicamos su vi-

mos su vigencia como marco jurídico de convi-vencia. No está de más recordar al artículo 25.2 de la vigente Constitución, que orienta la política penitenciaria y el cumplimiento de las penas hacia la reeducación y la reinserción so-cial.

El modelo penitenciario, “almacén” o de “venganza social”, parece superado no sólo le-galmente sino también socialmente. Funda-mentalmente queda superado porque la con-

Página 10Tribuna Penitenciaria

cepción económica, imperante en nuestra cotidianidad, no permite un modelo de un costes tan elevados y con nulos resultados sociales.

No es novedad que al albur del modelo penitenciario constitucionalista se hayan ido modernizando las prisiones como sis-tema de cumpli-miento de penas y, a su vez, en las relaciones labora-les el personal pe-nitenciario se haya ido homolo-gando paulatina-mente al resto de empleadas y em-pleados de la Ad-ministración Ge-neral del Estado.

Es en ese contex-to donde, en algu-nos casos desde hace ya casi 20 años, se impulsan modelos de intervención peni-tenciaria alternativos al modelo carcelario tradicional. Una de esas vías que se ha configurado como exitosa en el tiempo es, el modelo de las Unidades Terapéuticas Educativas. Se configura en Asturias, im-pulsada por un grupo de profesionales pe-nitenciarios que generosa y altruistamente apostaron por entregar un plus personal más allá de sus exigencias profesionales, para superar las carencias que el modelo de intervención penitenciaria tradicional contiene.

El transcurso del tiempo, los resultados y una eficaz política comunicativa han logra-do que el modelo UTE se haya ido exten-diendo a diversos centros penitenciarios españoles y obtenido un innegable reco-

nocimiento mediático penitenciario, incluso más allá de las fronteras nacionales.

Recientemente ha saltado a los medios de comunicación una fuerte campaña en “defensa” de las UTEs de Villabona, frente a lo que se supone un ataque por parte del Consejo de Dirección contra este modelo.

No seremos noso-tros quienes defen-damos a una Secre-taría General de Instituciones Peni-tenciarias, a la que cuestionamos di-ariamente en sus orientaciones, polí-ticas y actuaciones en el medio peni-tenciario y para con sus trabajadores. Pero no podemos caer tampoco en el

adoctrinamiento simplista de enarbolar con-signas que no reflejen un debate y una re-flexión colectiva, previa acerca del momento y las perspectivas del modelo UTE.

CCOO ha sido consciente y se ha comprome-tido a apoyar e impulsar el modelo UTE. Tanto es así que hemos abogado por “especializar” el Centro Penitenciario de Vi-llabona como una UTE global. Lo hemos de-fendido así a pesar de que, tanto la Direc-ción como los responsables de la UTE, no coincidieron en ver “viable” nuestra pro-puesta. Porque siendo necesario salvaguar-dar el modelo UTE en Villabona las dimen-siones adquiridas han generado contradic-ciones que han provocado “daños colatera-les” y que afectan a la gestión del propio servicio público penitenciario.

Queremos reflexionar y, desde aquí, invita-mos a hacerlo para aportar a los diferentes

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ámbitos penitenciarios a participar de esa re-flexión, con propuestas y alternativas. Para CCOO los elementos que necesitan ser tratados y re-sueltos serían los siguientes:

A) Problemas de clasificación interna:

El crecimiento de la UTE, en Villabona, ha dejado que los escasos “módulos normales” sean mani-fiestamente anormales, pues en un espacio físico tan restringido ha provocado que en una prisión masificada la clasificación no sea la reglamenta-ria, siendo un riesgo y un problema para los inter-nos de estos departamentos, así como un factor de conflictividad para el centro, y una sobrecarga laboral y de riesgos para el personal de estos mó-dulos.

B) Relaciones laborales del personal UTE:

El sistema de provisión de puestos es manifiesta-mente mejorable. La asignación del personal se hace con criterios que no están objetivizados en ninguna RPT. Sus funciones no están definidas normativamente, y en el caso de las comisiones de servicio se incumple en su totalidad la instruc-ción sobre comisiones de servicio. Todo ello ge-nera un alto nivel de subjetividad, aleatoriedad y de diferenciación respecto al personal que no puede participar de los puestos de trabajo UTE, al tratarse de módulos independientes, con un sis-tema de trabajo independiente y unos niveles de implicación, funciones y dedicación diferencia-dos. Deberían de contar con una RPT propia, co-mo área funcional independiente, donde se defi-nan las funciones, horarios, retribuciones y se

provean las plazas de un modo normalizado me-diante concurso.

C) Garantías jurídicas del modelo:

El modelo de intervención penitenciaria que re-presenta la UTE precisa de un mayor anclaje nor-mativo dentro de las políticas que se desarrollan en IIPP, con un ejercicio de responsabilidad por parte de los gestores hacia el modelo UTE.

Llama la atención que mientras los módulos de respeto cuentan con una ”normativa específica” sobre su funcionamiento, para la actividad UTE no exista marco normativo. Es necesario acotar este espacio para cuestiones tales como la cesión de derechos y obligaciones del contrato terapéu-tico, métodos de trabajo, etc. Es necesaria una instrucción que regule y normalice estas activida-des.

Finalmente desde CCOO, como defensores de un servicio público, con empleados públicos, aun va-lorando el esfuerzo que representa el voluntaris-mo y el sacrifico personal, entendemos que quien crea que el modelo UTE es necesario y que debe pervivir en IIPP ,se conciencie que es necesario “institucionalizar la UTE” por encima de persona-lismos y fuera de batallas partidistas. Ya no hay sitio para proyectos personalizados al margen de la normativa legal vigente, tanto laboral como penitenciaria.

CCOO considera necesarias y útiles las UTEs. Por consiguiente demandamos que ha llegado el mo-mento de normalizar su realidad.

Página 12Tribuna Penitenciaria

uchos se escandalizaron de las medidas y tomaron el camino más fácil y estéril, el de las siglas partidarias. Depositaron

toda su fe, toda su dema-gogia y todo su activismo político en que cambian-do las siglas en el Gobier-no todo quedaría arre-glado, es decir, las em-pleadas y los empleados públicos encontrarían la paz en el paraíso laboral, prometido en el papel couché electoral. La rea-lidad se impone y por encima de amistades y fobias quedan las políticas ;éstas tienen una frontera muy tenue entre los dos partidos que se alternan en el Gobierno, en cuanto a materia de servicios públicos y políticas de empleados públicos.

Los nuevos gestores cambiaron caras y siglas, pero no han hecho frente a ningún compro-miso electoral de los que les sirvieron para alcanzar el Gobierno. Rajoy no sólo no revocó la políticas contras los empleados públicos del Gobierno Zapatero, sino que las intensifi-có y las profundizó, recortando más dere-chos, recortando más los salarios y precari-zando más los servicios públicos y a los servi-dores de lo público, hasta extremos descono-cidos en la historia de la democracia en Espa-ña.

Hay una hoja de ruta, compartida por ambos partidos, tutelada internacionalmente, que pasa por extender el mercado y los beneficios

empresariales a las parcelas de lo público y lo social mediante la privatización, la elimina-ción de derechos sociales y la depauperación y empobrecimiento de quienes desempeñan

su función en los servicios públicos.

Los que jaleaban siglas olvi-daron políticas; se han puesto de perfil y tratan de hacer humo. En CCOO, co-mo siempre, desarrollamos nuestra acción sindical so-bre políticas y no sobre siglas,. Por eso hemos orga-nizado huelgas a todo tipo de Gobiernos, nos moviliza-

mos en la calle independientemente del color de turno y defendemos nuestra alternativa que pasa inexcusablemente por la defensa del Estado del Bienestar, con unos servicios públicos eficaces, con unas empleadas y em-pleados públicos profesionales y reconocidos socialmente.

Instituciones Penitenciarias no es un servicio público ajeno o al margen de la realidad de todas las políticas que se desarrollan contra los servicios públicos. Es imprescindible res-ponder desde el conjunto, lo particular es más fácil de eliminar y obviar por parte del Gobierno de turno. Las políticas sindicales federales han sido las que han respondido de un modo más consecuente y sostenido en el tiempo, explicándose así porqué prisiones se ha quedado un poco al margen de la movili-zación general de los empleados y empleadas públicas. Lo corporativo en el medio peniten-

Opinión

Desde que en mayo del 2010 el Presidente del Gobierno de entonces, J.L. Rodríguez Zapatero, se subió al atril del Congreso de los Diputados y levantó su palabra y su mano para atacar los servicios públicos y a los servidores de lo público, han caído sobre nuestras espaldas ríos de agravios, mentiras, desprecios, etc. y sobre todo ataques preñados de odio y mezquindad co-ntra las empleadas y los empleados públicos.

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ciario propicia que nuestro ámbito se quede sin respuestas a una crisis sistémica estructural.

Desde CCOO, al igual que hemos hecho en fun-ción pública para la AGE y todas las demás admi-nistraciones,venimos tra-tando de impulsar res-puestas sindicales unita-rias. La Plataforma Sindi-cal Unitaria de IIPP es el elemento sobre el que se pueden articular actua-ciones que nos reivindi-quen como trabajadores penitenciarios, ante los graves retrocesos que como empleados públicos penitenciarios estamos padeciendo. En numero-sas ocasiones hemos conminado e invitado a las otras organizaciones, tanto con Gallizo como con Yuste, a dar ese paso al frente en una de-fensa más activa del personal de prisiones y sus derechos. Probablemente no hayamos sabido hacerlo con la suficiente persua-sión, pues en los casos que hemos logrado que se reali-zase alguna actuación casi siempre ha sido de un perfil muy bajo, y en los últimos tiempos la pasividad sindical es aún mayor creando cierta perplejidad entre las trabajado-ras y los trabajadores penitenciarios.

La movilización y la defensa de los empleados públicos y sus derechos continúa ,es permanen-te a nivel general y CCOO prisiones participa activamente. Nos preocupa que organizaciones con una fuerte presencia en el medio peniten-ciario, mantengan un completo silencio sindical sobre lo que sucede o pueda suceder en Institu-ciones Penitenciarias.

Con este silencio hemos conseguido que nos re-bajen y nos quiten todo lo que han quitado a los empleados públicos (rebaja salarial, pérdida de paga extra, pérdida retributiva por estar enfer-mo, eliminación de días moscosos y canosos...) Pero además, en prisiones, tenemos que añadir

nuevos recortes : no hemos cobrado parte de la productividad, quieren fiscalizar los días “otros” y que se doble y se presten servicios obligatorios y gratuitos a criterio de la Administración, nos

van a modificar la ins-trucción de jornadas y horarios, nos han dejado sin vacunar, nuestra carga de tra-bajo se ve incremen-tada por la cada vez mayor falta de perso-nal, se modifican ar-bitrariamente retribu-ciones del personal sanitario, y un largo

etc.

Siendo grave lo que viene sucediendo, lo peor está por llegar. Nuestra Administración está dando muestras, cada día, de mayor arrogancia y prepotencia. Saca la conclusión de que el silen-

cio en IIPP es acatamien-to a lo que está suce-diendo y que pronto nos “informará” de sus deci-siones para obtener per-sonal, de cómo se abri-rán los centros sin OEP, de qué alcance tendrá la

privatización exterior, de la productividad en las guardias sanitarias o las del país vasco, de la mo-vilidad funcional o geográfica, etc.

Porque el que calla otorga, piensan en su arro-gancia….

Desde CCOO, creemos que hemos superado el límite tolerable del silencio. El precio que se ha pagado es alto, pero el que se puede pagar es inasumible. En CCOO consideramos que hay que gritar alto y claro que no queremos ni recortes, ni pérdidas de derechos en Instituciones Peni-tenciaras. Y queremos hacerlo contando con quienes se definen como mayoritarios en prisio-nes, los cuales permanecen callados ante toda esta debacle que padecemos.

Estatal de IIPP CCOO

“La movilización y la defensa de los empleados públicos y sus

derechos continúa, es permanente a nivel general y CCOO prisiones

participa activamente...”

Página 14Tribuna Penitenciaria

Sanitarios

finales de Octubre , la Admi-nistración Penitenciaria, en su afán de continuar con el mo-delo de recortes que está apli-

cando en todas las Administraciones Pú-blicas, entró a modificar el modelo sani-tario implantado en las cárceles desde el año 1990.

Los sanitarios somos un colectivo con unas particularidades propias, tanto en la labor que realizamos en las prisiones como por las condiciones laborales que tene-mos.

En el primer aspecto, todos somos cons-cientes que la mejora en la asistencia sanitaria en las últimas dos décadas ha sido un factor que ha fa-vorecido el buen funcionamiento de los centros ya que el control tanto de toxicó-manos como de enfermos mentales han sido elementos, entre otros muchos, que han hecho que disminuyese la conflictivi-dad en los centros. Podemos decir sin exagerar, que la mejora de la asistencia sanitaria en los Centros Penitenciarios, ha constituido un elemento esencial en la convivencia y seguridad de los mismos.

Pero la otra cara de la moneda, la que hace referencia a las condiciones labora-

les que tenemos, muy pocos compañeros la conocen y es importante que se sepa.

De todos los Cuerpos de la Administración Penitenciaria somos el único que, de for-ma obligatoria, estamos obligados a reali-zar guardias sanitarias con lo que nuestra jornada laboral siempre es superior a las 37,5 horas semanales. Esta no es la única diferenciación que sufrimos con el resto

de Cuerpos Peniten-ciarios y es que, en el caso de los médicos, no se entiende cómo todos los grupos A de la Administración Penitenciaria tengan un nivel 24, a excep-ción de los médicos que tienen un nivel

23, y que los enfermeros, a pesar de estar en contacto directo con los internos, ten-gan asignado un complemento específico similar a un funcionario de oficinas.

Como se ha dicho al principio, la Adminis-tración está modificando de manera uni-lateral la asistencia sanitaria que dispen-samos, y que se traduce en la supresión de la asistencia sanitaria en los CIS, o el cambio de guardias de presencia física a localizada en algunos Centros Penitencia-rios. Detrás de esta medida se esconde un recorte en las retribuciones del perso-nal sanitario de estos centros.

“Podemos decir sin exagerar, que la mejora de la asistencia

sanitaria en los Centros Penitenciarios,

ha constituido un elemento esencial en la convivencia y seguridad de los mismos”

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El cambio del modelo de asistencia sanita-ria afectará considerablemente al devenir de la convivencia en esos Centros Peni-tenciarios. Esta me-dida obligará ,al per-sonal de vigilancia, a realizar valoraciones medicas ante la au-sencia del personal sanitario, lo que ge-nerará serios conflic-tos competenciales.

Desde CCOO hemos criticado duramente esta medida, prime-ro porque la Admi-nistración se niega a negociar con los res-ponsable sindicales una modificación de las condiciones de trabajo, demostran-do una vez más la prepotencia de esta Administración y, segundo, porque aplica la manera más sencilla de ahorrar pero a la vez la más discriminatoria e injusta.

Para conocimiento de todos, la partida p resu p u est ar ia más importante dentro del área sanitaria no son las retribuciones que reciben tanto médicos como enfer-meros, sino el gasto farmacéutico que hay en los centros.

Es en éste punto donde debemos desta-car que la ineficacia de la Administración

por aminorar y racionalizar dicho gasto lo soluciona por el camino más fácil: disminuir

la asistencia sanita-ria que reciben los internos y conse-cuentemente las retribuciones de los trabajadores.

No es de recibo que haya centros que tengan un gas-to farmacéutico por interno/mes hasta cuatro veces superior que otros centros, cuando la asistencia sanitaria que se dispensa es similar en la mayo-ría de centros. Esto es debido, ni más ni menos, a que no

se ha intervenido de manera adecuada en el control de dicho gasto…..pero claro, como gestor es mucho más sencillo recortar la par-tida para guardias sanitarias que mejorar la gestión del gasto farmacéutico. En definitiva,

que estamos ante otro claro ejemplo de atropello de un colectivo por la in-eficacia manifiesta de nuestra querida

Administración Penitenciaria.

Estatal de IIPP CCOO

“Detrás de esta medida se esconde un re-corte en las retribuciones del personal sani-

tario de estos centros”

Opinión

esde CCOO en IIPP, queremos agradecer a los miles de ciuda-danos y de empleadas y emplea-dos públicos su participación ac-

tiva en la HUELGA GENERAL. Decir que se desarrolló con enorme éxito en la jornada de ayer.

En IIPP, la participación fue más alta que en anteriores HUELGAS, aunque por debajo de otros colectivos de empleados públicos de nuestro país, cuestión que es fácilmente ex-plicable por la posición de algunos sindicatos de nuestro ámbito.

La Huelga de ayer fue, ante todo, una HUEL-GA CIUDADANA, don-de no sólo participaron los trabajadores de todo el país sino que fue apoyada y secunda-da masivamente por multitud de colectivos sociales.

Lo que nos jugamos no es sólo nuestro futuro como trabajadores, sino también como ciu-dadanas y ciudadanos.

NO hay excusas, CCOO estuvo y estará como siempre con las trabajadoras y los trabajado-res, ya sean públicos o privados, y con todos

los ciudadanos que están soportando una cri-sis que ellos no causaron.

Los que no estuvieron fueron los compañeros de CSIF, que una vez más asumieron el papel de esquiroles en la función pública, intentan-do desmovilizar a los trabajadores públicos. Esperemos, por el bien de los empleados pú-blicos, que CSIF asuma lo antes posible su pa-pel de sindicato y retome la unidad de acción

sindical.

Más esperpéntica fue incluso la actuación de ACAIP, cuyo sindi-cato USO convocó a la HUELGA y no partici-paron, aunque sí deci-dieron realizar una concentración en los centros de Villanubla y Valdemoro unas horas antes de que

empezara la misma.

Esperemos, por el bien de los trabajadores públicos penitenciarios, que ACAIP abandone su estrategia de marketing sindical y empiece a acometer la defensa de los trabajadores.

Todas las huelgas son políticas y ayer CSIF y ACAIP hicieron política, defendiendo las polí-ticas del Gobierno a cambio de abandonar a los trabajadores penitenciarios.

Estatal de IIPP CCOO

Tribuna PenitenciariaEdita: Sección Sindical Estatal de IIPP CCOO

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