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TÍTULO Decisiones de localización, inversión extranjera y aglomeración industrial: Un análisis de largo plazo de la industria corchera en la Península Ibérica
Francisco Manuel Parejo (Universidad de Extremadura)1
Amélia Branco (ISEG-Universidad de Lisboa) João Carlos Lopes (ISEG-Universidad de Lisboa)
Jose Francisco Rangel Preciado (Universidad de Extremadura)
Área Temática: Localización, clusters y distritos industriales (8)
Resumen:
La industria corchera constituye, desde un punto de vista histórico-económico, un estudio de caso de importancia significativa en unas cuantas regiones de la cuenca mediterránea (valor añadido, empleo, desarrollo rural, exportación, …), donde ha subsistido hasta la actualidad formando aglomeraciones industriales. Tiene, además, una relevancia notable debido a su contribución a la sostenibilidad ambiental, en tanto que la materia prima que usa aglutina las características de natural y renovable, constituyendo uno de los principales aprovechamientos del bosque mediterráneo. Portugal y España son, y han sido desde los orígenes del negocio, los principales productores y exportadores de corcho y sus manufacturas en el mundo, siendo estas últimas, fundamentalmente, tapones de corcho natural y aglomerado. El propósito principal de este trabajo es estudiar los cambios históricos de localización de la industria corchera en la Península Ibérica, prestando especial atención a las decisiones empresariales de inversión extranjera y a la forma de organizarse la producción (aglomeraciones industriales). Comenzaremos el análisis estudiando las raíces históricas, motivaciones y consecuencias económicas de la deslocalización de empresas catalanas hacia Portugal durante el primer cuarto del siglo XX. Después, realizaremos un ejercicio de comparación con otros procesos recientes de deslocalización dentro de la misma rama industrial corchera, que se están concretando en la inversión directa en España que están realizando algunas empresas portuguesas del distrito industrial corchero de Aveiro, en el norte de Portugal, como es el caso de Corticeira Amorim. El marco teórico de la investigación será el de las teorías de localización industrial, tanto en su concepción clásica como en la visión que ofrece la nueva geografía económica.
Palabras Clave: Corcho; Industria corchera; Localización industrial; Portugal; España.
Clasificación JEL: L6, N6, R3
1 Contacto con autores: Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Extremadura (Dpto. Economía), Avenida de Elvas s/n C. P. 06071, Badajoz (España). E-mail: [email protected]. Tel.: 0034-924289300 (ext. 89127).
1. Introducción
Este trabajo pretende mejorar el conocimiento existente sobre los factores que condicionan
las decisiones empresariales de los industriales corcheros en cuanto a la localización y
deslocalización de sus establecimientos. Dichas decisiones han implicado cambios importantes
en la localización de la industria corchera mundial en los dos últimos siglos, los cuales han
llevado a una gran internacionalización del negocio y de las sociedades que en él participan,
especialmente en los últimos 150 años, que es el horizonte temporal de nuestra investigación.
Desde un punto de vista regional, o de estudio regional, la industria del corcho es un
interesante y relevante estudio del caso, por varias razones. En primer lugar, por su
contribución a la sostenibilidad medioambiental de algunas regiones, ya que utiliza una
materia prima natural y renovable, cuya explotación contribuye a sostener los ecosistemas
(bosque mediterráneo, esto es dehesas y montados) que la producen. En segundo lugar,
porque representa una importante contribución económica y social para algunas regiones
portuguesas y españolas, en términos de empleo, valor añadido y desarrollo rural (fijación de
la población rural). Y por último, pero no menos importante, porque es una industria muy
adecuada para el estudio de la localización de la actividad productiva. De hecho, la materia
prima de esta industria y su árbol de origen, el alcornoque, se restringe a una zona geográfica
delimitada por la cuenca mediterránea, en particular la Península Ibérica, donde se encuentra
la mayor parte de la superficie mundial de alcornocal.
Esta es la razón principal que explica la "iberización" de la industria corchera mundial, que ha
tenido lugar en la segunda mitad del siglo XX, la cual podemos atribuir a algunos factores que
han condicionado las decisiones de inversión y, por tanto, las estrategias de localización de las
principales empresas corcheras del mundo, hoy portuguesas y españolas, principalmente.
No obstante, Portugal y España siempre habían gozado de ventajas competitivas en la
fabricación del corcho, basadas, fundamentalmente, en la dotación de factores de esos países,
a saber, salarios bajos y producción casi exclusiva de la materia prima. Ello no impidió que la
industria corchera tuviera históricamente (al menos hasta las últimas décadas del siglo XX) una
importancia destacable en otros países mediterráneos como Italia y Francia (donde aún la
tiene; y también en otras naciones como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra (no
productoras de la materia prima), donde la industria ya se ha extinguido, prácticamente. Todos
ello, tradicionalmente, grandes consumidores de manufacturas corcheras.
La evaluación empírica de los factores de localización que explican estos cambios de
localización industrial es uno de los principales objetivos de este trabajo. Para ello trataremos
de responder, inicialmente, a cuestiones como: ¿Dónde se encuentra la industria corchera
actualmente? y ¿Cuáles son los cambios de localización que ha tenido a lo largo del tiempo y
por qué se han producido? Para intentar responder a estas preguntas se propone un esquema
metodológico “push-pull”, que es usado con frecuencia en la teoría de las migraciones, el cual
intentamos rellenar a partir de la teoría clásica de localización industrial propuesta por Alfred
Weber (1909) y de los posteriores desarrollos teóricos que han ido apareciendo en materia de
decisiones de localización y deslocalización de actividades productivas.
En concreto, se prestará especial atención al papel crucial de dos grandes empresas ibéricas
que marcaron la historia de los negocio de corchero en el siglo XX: L. Mundet & Son y
Corticeira Amorim. El interés de estudiar la Mundet, de origen catalán, radica en que fue
pionera en el proceso de integración internacional del negocio del corcho, en los primeros
años del siglo XX. Muchos años después, la historia de la posición hegemónica de Portugal en
la industria del corcho mundial se confunde con la historia de la firma lusa Corticeira Amorim,
la cual ostenta hoy una posición dominante en el negocio, al contar con el 26 por 100 de la
cuota del mercado mundial de productos corcheros; el 65 por 100 de cuota en el mercado
internacional de tapones de corcho; el 55 por 100 de cuota de mercado corcho aglomerado
compuesto; y el 80 por 100 en el de corcho aglomerado expandido (Amorim, 2011). A pesar de
actuar en el mismo lapso de tiempo, estas empresas desarrollaron diferentes estrategias de
producto con resultados radicalmente opuestos: Mundet, que fue una empresa exitosa hasta
mediados del siglo XX ejerciendo el liderazgo mundial, fracasó y quebró; en cambio, Amorim,
que estuvo aletargada durante el dominio de la Mundet, se ha convertido después en el líder
mundial en el negocio del corcho. Se trata, por tanto, de compañías que fueron líderes en
diferentes momentos de la historia corchera contemporánea, con estrategias de localización
diferentes que merecen ser contadas.
El trabajo se organiza de la siguiente manera. Se inicia con la revisión de la literatura sobre
teoría de la localización y de las decisiones de deslocalización de las empresas (sección 2). En la
sección 3 se describen las raíces históricas, las motivaciones y las consecuencias económicas
de los cambios espaciales e internacionales en la industria del corcho. Se utiliza un orden
cronológico, analizando los principales factores de localización que caracterizan las cuatro
fases en que hemos dividido la historia contemporánea de la fabricación del corcho. La sección
4 describe brevemente y compara las estrategias de productos y las decisiones de localización
de las dos compañías ibéricas dominantes: Mundet y Corticeira Amorim. Por último, en la
sección 5 se hacen algunas observaciones finales a modo de conclusión.
2. Factores de localización industrial: un encuadramiento teórico
En las últimas décadas, han aparecido nuevas líneas de investigación que han complementado
la teoría clásica de localización industrial enunciada por Alfred Weber a comienzos del siglo
pasado (Weber, 1929). Esta teoría asume los supuestos neoclásicos de competencia perfecta,
racionalidad económica de los agentes e información perfecta, estableciendo que las
decisiones de localización de las empresas son resultado de un proceso de evaluación y
selección racional en busca de aquella localización que minimiza los costes de producción.
Según esto, las empresas tenderían a situarse en ubicaciones cercanas a las fuentes de
abastecimiento de materias primas o a los centros de consumo de sus manufacturas,
buscando, precisamente, esa localización que minimiza los costes de transporte.
Décadas antes, el economista Alfred Marshall había acuñado el concepto de economías de
aglomeración, a las cuales otorgó el calificativo de externas a la empresa (Marshall, 1890).
Éstas han adquirido después gran relevancia en los modelos que explican la localización
industrial (Fujita y Thisse, 2002), pudiéndose hablar de aglomeraciones urbanas o
empresariales. En el primer caso, la teoría de sistemas urbanos desarrollada por Hoover
(Hoover, 1936 y 1948), por un lado, y las aportaciones de J. Jacobs sobre las economías de
urbanización de las ciudades (Jacobs, 1969), por otro, ponen de manifiesto la importancia de
las aglomeraciones urbanas en las decisiones de localización, pues constituyen para la empresa
un mercado amplio de consumo, abundante mano de obra, una mayor proximidad a los
centros de poder y decisión, y mayores posibilidades de innovación, información y acceso a
servicios auxiliares. En el caso de las aglomeraciones empresariales, las ventajas resultantes se
fundamentan en el acceso a un conjunto de recursos compartidos por las empresas así
organizadas, además de en las relaciones de cooperación que se establecen entre las empresas
aglomeradas (Pike, Becattini y Sengenberger, 1990). Su base teórica se encuentra en la teoría
de los distritos industriales enunciada originalmente por Marshall y desarrollada después por
la escuela italiana de los distritos industriales (Marshall, 1890; Beccatini, 2004 y 2005), la cual
ha tenido también otras variantes teóricas construidas sobre la terminología del cluster
(Porter, 1991). Sin duda, la consideración de las economías de aglomeración implica aceptar
que los patrones de localización de las empresas contienen aspectos no recogidos en el
sistema de precios (o costes) definido por la teoría clásica de localización industrial (Guenzi,
2006; Catalan, Miranda y Ramón-Muñoz, 2011; Soler, 2008). O, dicho de otra forma, supone
admitir que, con frecuencia, las empresas están dispuestas a sacrificar las economías de
transporte a cambio de gozar de otro tipo de economías o ventajas.
Escribá y Murgui (2008) han incidido en la importancia de la mano de obra cualificada y de la
aglomeración en las decisiones de localización de las industrias. Estos aspectos están
presentes, según los autores, especialmente, en regiones con una gran tradición industrial. La
tradición industrial o artesanal (y por extensión, comercial y financiera) puede ser, por tanto,
otro factor a tener en cuenta al elegir la ubicación de los establecimientos. De hecho, parece
razonable pensar que regiones con una acusada tradición industrial y/o comercial ejercen una
fuerza de atracción de empresas mayor que aquéllas que carecen de ella. Como afirman
Belussi y Sedita (2009), la existencia de antiguas tradiciones gremiales en un territorio es un
factor endógeno determinante para el nacimiento y formación de aglomeraciones industriales
(Marshall, 1890; Elola et al., 2012), por lo que se puede concluir que las “precondiciones
históricas” de los territorios actúan como un factor que las empresas tienen en cuenta en sus
decisiones de localización.
En una línea crítica con las tesis clásicas de localización industrial han ido las aportaciones
realizadas desde el ámbito teórico institucional y comportamental. En el primero de los casos,
las críticas se han centrado en señalar la existencia de un mercado imperfecto de competencia
monopolística donde las decisiones de localización no dependen tanto de factores externos a
la empresa como de factores internos, como las relaciones con otras empresas o con las
instituciones (Martin, 2002). En cuanto al enfoque comportamental (las llamadas “teorías
behavioristas”), las primeras aportaciones aparecieron en la década de 1960 atacando
directamente a dos supuestos básicos de las teorías clásicas de localización: la existencia de
información perfecta en los mercados y la racionalidad de los agentes económicos (Cyert y
March, 1963). En este campo, Simon (1965) defiende que los agentes económicos no tienen un
comportamiento completamente racional en términos económicos, al tiempo que otros
autores como Pred (1967) aluden a la existencia de información imperfecta para las empresas,
lo que introduce sesgos en las decisiones de localización de éstas. Por otra parte, publicaciones
como Berry (1979) inciden en que la decisión de localización es una decisión basada en una
visión subjetiva de aspectos como la potencialidad de ventas de una determinada ubicación o
la valoración de las condiciones físicas y económicas del entorno. Aydalot (1985), incluso,
divide el proceso de decisión en varias etapas donde la empresa, de forma subjetiva, va
desechando posibles localizaciones en función de factores como las características de la mano
de obra, condiciones ambientales, disponibilidad de infraestructuras u otros criterios
puramente económicos, siendo la decisión final personal y subjetiva. En suma, los enfoques
comportamentales introducen un sesgo subjetivo en las decisiones de localización de las
empresas, lejos de las objetivables condiciones de la localización óptima que se derivaban de
la teoría weberiana. Hasta el punto que trabajos como Cuadrado y Aurioles (1989) hablan de
diferentes conductas localizacionales de las empresas, que están en función de la información
de que disponen y de su percepción de las alternativas de ubicación consideradas.
Un nuevo impulso a la teoría de la localización ha sido la aparición de la denominada “Nueva
Geografía Económica” a comienzos de la década de 1990 (Krugman, 1991; Fujita, Krugman y
Venables, 1999; Fujita y Thisse, 2002). Utilizando un marco de competencia monopolística, la
NGE construye un modelo que vincula las disparidades geográficas con las disparidades
económicas, según el cual la distribución espacial de la actividad económica (su aglomeración
o su dispersión) resulta de un equilibrio de fuerzas centrípetas y centrífugas (que son, al fin y al
cabo, factores de atracción y expulsión de industrias). Las primeras, que favorecen la
aglomeración de empresas, actúan en regiones desarrolladas, que tienen un tamaño de
mercado grande. Se fundamentan en que estas regiones, al ser las que mayor salario real
ofrecen, son también las que más trabajadores de zonas circundantes atraen,
retroalimentando ello la citada demanda. También actúan como fuerzas centrípetas la
existencia de spillovers tecnológicas y la integración de procesos en la aglomeración de
empresas. Por su parte, las fuerzas centrífugas son las responsables de las disparidades
económicas, y por tanto, las causantes de la localización de empresas en zonas periféricas
(menos desarrolladas). Actúan, por ejemplo, debido al encarecimiento del suelo en las
regiones desarrolladas, o porque la mano de obra tiende a ser más barata en las regiones
menos desarrolladas, lo que puede ser un factor de atracción de industrias, añadido a la menor
competencia que hay en éstas, en comparación a las regiones desarrolladas. Todo ello, además
de la contaminación y otras externalidades negativas asociadas a las zonas desarrolladas, que
actúan como factores que desaconsejan la localización en ellas.
Las críticas recibidas por el modelo propuesto por la NGE, al margen de cuestiones
metodológicas (acusado formulismo matemático y excesiva simplicidad de los supuestos del
modelo, que no considera aspectos como los “accidentes históricos”, se han centrado en que
no contempla debidamente cuestiones como el papel de las instituciones, el cambio técnico o
los aspectos cualitativos de la mano de obra, por lo que deja fuera potenciales factores de
localización empresarial, perdiendo capacidad explicativa (Cuadrado, 2012).
Aportaciones teóricas más recientes tienden a encuadrar las decisiones de localización de las
empresas dentro del marco más amplio que supone la decisión global de invertir (Artus y
Muet, 1984; Wheeler y Moody, 1992; Escribá y Murgui, 2008). Así, al margen de los factores ya
referidos (cercanía a mercados de consumo y a las fuentes de aprovisionamiento de materias
primas, cantidad y calidad de la mano de obra, aglomeraciones urbanas y empresariales, etc.),
la decisión de localización estaría condicionada también por la calidad de vida existente; la
incertidumbre asociada a la ubicación a elegir; el marco político, social e institucional existente
en las diferentes alternativas de localización; la tradición y otros aspectos culturales como el
idioma, el tipo de empresariado existente, etc. (Sedita y Belusi, 2009; Elola et al, 2012); o la
propia casualidad, cada vez más señalada como factor de localización explicativo en muchos
estudios empíricos2. Sin dejar de lado aspectos de estructura empresarial como la intensidad
tecnológica o el ciclo de vida de la industria en cuestión (Menzel y Fornahl, 2009).
Por último, entendemos que el estudio de las decisiones de localización de las empresas se ve
enriquecido con el análisis de las decisiones de movilidad de las empresas (la llamada
relocalización industrial) (Pellenbarg, van Wissen y van Dijk1, 2002 y 2008)3. Desde esta óptica
de “migración de industrias”, los recursos metodológicos usados en el análisis de los
movimientos migratorios del factor trabajo pueden ser útiles en el análisis de la localización
industrial. Es el caso de las teorías puh-pull, ampliamente usadas para explicar la movilidad de
la mano de obra. A partir de éstas, las decisiones de localización industrial responden
básicamente a factores pull que se dan en una localización determinada frente al resto de
alternativas. En cambio, las decisiones de movilidad (relocalización) contemplarían
primeramente los factores push, determinantes para que la empresa se plantee el cambio de
localización. En definitiva, en las decisiones de localización o deslocalización habría que
contemplar también aspectos como los costes de la relocalización, los diferenciales de
productividad (entre la antigua y las nuevas alternativas de localización) o las perspectivas de
crecimiento de la empresa en una y otra ubicación4. Este es el enfoque que utilizaremos en el
siguiente epígrafe para explicar los cambios de localización de la industria corchera, en el cual
contemplaremos también, como factores de atracción-expulsión de inversiones, los aspectos
legislativos (legislación laboral, comercial, etc.), las políticas económicas aplicadas (política
aduanera, política industrial, política de tipo de cambio, etc.)5, la estabilidad política, social y
laboral (nivel de sindicación, movimiento obrero, nivel de organización empresarial, etc.), y los
aspectos culturales que han podido favorecer o entorpecer la implantación de industrias en
una localización determinada o el cambio de localización de éstas. También se considerarán los
aspectos coyunturales de índole económica, política (guerras o períodos de inestabilidad
política) o social (movimientos sociales y/o laborales que afectan al desarrollo del negocio).
3. Cambios de localización de la industria corchera
Desde su origen, en Francia a mediados del siglo XVII (Medir, 1953), la transformación
industrial del corcho ha estado condicionada por dos hechos que permanecen intactos en la
2 Ver, por ejemplo, Gómez y García (2001), que plantean la hipótesis de que el cluster del automóvil de Vigo pudo haber tenido en la casualidad uno de los factores de localización determinantes. 3 Un trabajo empírico sobre el comportamiento de las empresas en términos de relocalización industrial para 21 países, en Brouwer, Mariotti y van Ommeren (2003). 4 Canals (2006) hace un repaso de los factores que favorecen el offshoring de servicios y manufacturas y la deslocalización de empresas en Estados Unidos y España, incidiendo en estos aspectos. 5 Recientes estudios vinculados a la localización industrial, como Belussi y Sedita (2009) y Elola et al (2012), referidos al nacimiento de aglomeraciones industriales, haciendo alusión a la importancia de las instituciones y de las políticas nacionales y locales para la atracción de empresas.
actualidad: por un lado, la extremada concentración de la materia prima en unos cuantos
países de la cuenca mediterránea, único enclave del mundo donde crece el alcornoque
(Gráfico 3.1.); y por el otro, la gran dispersión geográfica de la demanda de productos
manufacturados, vinculada, en gran medida, a la también dispersa producción mundial de vino
y otras bebidas espirituosas, cerradas tradicionalmente con corcho. Ello ha supuesto que el
negocio corchero haya tenido siempre un acusado carácter internacional, fundamentado, por
una parte, en la importancia creciente de los flujos de importación de materia prima,
realizados por los países no productores de la misma que se lanzaron a la fabricación corchera
a finales del siglo XIX, y por otra parte, en el aumento, también importante, del comercio
internacional de manufacturas corcheras, en el que se han visto implicados, como
exportadores e importadores, multitud de países de los cinco continentes (Zapata, 2002;
Zapata y otros, 2009; Parejo, 2009; Parejo, 2010).
Gráfico 3.1. El mundo suberícola. Distribución del área de alcornocal en el mundo
FUENTE: Natividade (1950: 35)
Lo anterior otorga, presumiblemente, a los costes de transporte una importancia notable
dentro de la estructura de costes de la industria (Sampaio, 1977; Mira, 1998), junto al coste de
adquisición de la materia prima y a los costes laborales, de tal forma que algunos factores
clásicos de localización industrial como la cercanía a la materia prima y la proximidad a los
mercados de consumo de las manufacturas se antojan determinantes, a priori, en la evolución
histórica de esta rama industrial. No es casual, por tanto, que la industria corchera mundial se
encuentre en la actualidad concentrada en algunos países de la Europa del Sur, especialmente
en la Península Ibérica, muy cerca de las grandes manchas de alcornocal del planeta. Ni
tampoco que sean estos mismos países hoy los que controlan el mercado mundial de corcho y
sus manufacturas. Véase el Cuadro 1, que no precisa de comentarios.
Cuadro 3.1. Cuotas de diferentes países en las exportaciones mundiales de corcho
manufacturado (Cálculos realizados en dólares USA corrientes) (%)
1962-1964 1982-1984 2002-2004 España 17.1 12.7 13.3 Portugal 56.4 73.7 66.9 España + Portugal 73.5 86.4 80.2 Francia 1.5 2.8 4.3 Italia 5.4 1.4 3.9 Alemania 1.2 3.3 2.7 Reino Unido 4.6 2.4 0.3 Europa (a) 95.5 97.6 94.8 USA 4.1 1.4 3.3 Otros 0.4 1.0 1.9
(a) Incluye, además de los países europeos mencionados en el cuadro, Austria, Bélgica, Holanda y suiza.
FUENTE: Parejo (2009: 347).
Pero la localización de la industria corchera no ha sido la misma siempre, sino que ha habido
grandes cambios a lo largo de los últimos siglos, pudiéndose distinguir, de acuerdo a la
bibliografía existente (Zapata, 1996; Zapata, 2002), al menos 4 etapas: (1) Etapa originaria y de
desarrollo industrial de la fabricación (1680s-1730s); (2) Etapa de hegemonía absoluta de
Cataluña en la fabricación (1730s-1900); (3) Etapa de hegemonía relativa de Cataluña en la
fabricación (1900-1936); (4) Etapa de hegemonía portuguesa en la fabricación (1936-2010s).
Comenzaremos por analizar los factores que dieron lugar a la etapa originaria (etapa (1)), para
después, analizar las razones que estuvieron detrás del paso de la primera a la segunda etapa
(razones que recogemos en el Cuadro 3.2.), de la segunda a la tercera (Cuadro 3.3.) y de la
tercera a la cuarta (Cuadro 3.4). En todos los casos nos limitaremos a mencionar los factores
más relevantes, en nuestro criterio, teniendo en cuenta que a veces estos responden más a un
planteamiento hipotético que a resultados empíricos.
Los orígenes contemporáneos de la industria corchera se encuentran en Francia, vinculados al
descubrimiento del vino espumoso en la región de la Champaña, en el segundo tercio del siglo
XVII. Su descubridor, el monje benedictino Dom Pierre Perignon, conoció el corcho debido a
sus continuos viajes a Cataluña, percibiendo rápidamente que la mejor forma de conservar el
famoso champán era encerrándolo en una botella de cristal sellada con un tapón de este
material, al tener este una serie de propiedades físicas y orgánicas que permitían la
oxigenación del vino y su óptima preservación. Dada la presencia de alcornocales en el país
galo, la difusión del vino espumoso indujo el nacimiento de una incipiente industria corchera
en el Sur de Francia, donde estos eran más abundantes, en concreto, en algunas comarcas de
Aquitania y de la Provenza, y en algunos puntos de los Pirineos Orientales. De esta forma, los
clásicos factores de localización actuaron en los orígenes del negocio, en tanto: (a) que la
industria gala se desarrolló allí donde había alcornoques, al sur del país, esto es cerca de la
materia prima; (b) y que la fabricación francesa surgió cercana a los grandes mercados de
tapones de la época, como era el caso de la famosa Feria de Beaucaire (el mayor mercado de
tapones de corcho del mundo hasta la década de 1830), localidad francesa situada en el
departamento de Llanguedoc, muy cerca de la ubicación de la industria corchera de la región
de Provenza (Medir, 1953; Ros, 2002).
Fruto del aumento sostenido del consumo de vino por toda Europa, y de su creciente
embotellamiento, la demanda de tapones de corcho se expandió ampliamente. Los
alcornoques franceses pronto dejaron de ser suficientes para atender a la fabricación. Es por
ello, probablemente, que la fabricación dio el salto al exterior de Francia, llevada por operarios
franceses (éstos fueron los primeros transmisores del know how de la fabricación artesanal de
tapones), iniciándose en Cataluña (donde había nuevos alcornoques a explotar),
probablemente en la localidad de Tossa de Mar hacia 1739 (Julià, 1983). La industria corchera
también se inició en Alemania en fechas tempranas cercanas a 1730 (Voth, 2009), en concreto
en Delmenhorst; y también en Inglaterra, o al menos hay bastantes indicios de comienzo de la
fabricación corchera allí en fechas cercanas a 1730 (Alvarado, 2002).
En el Cuadro 3.2. hemos tratado de sintetizar los factores que propiciaron estos cambios de
localización de la industria, utilizando, para ello, el conocido esquema push-pull, que recoge
los factores de expulsión, que actúan en la localización originaria, y de atracción, que lo hacen
en las nuevas localizaciones.
Cuadro 3.2. Factores de atracción y expulsión de la industria corchera en el paso de la
“etapa originaria de la industria” a la “etapa de hegemonía absoluta catalana”
Factor Push Pull País / Región País / Región
Cercanía de la materia prima Francia Cataluña
Cercanía a los mercados de manufacturas Alemania Inglaterra Cataluña
Tradición industrial, comercial, financiera Alemania Inglaterra Cataluña
Disponibilidad de know how Inglaterra Cataluña
¿Alemania?
Marco institucional ¿Francia? ¿Inglaterra? ¿Cataluña? ¿Alemania?
Coyuntura económica, política y social ¿Francia? ¿Inglaterra? ¿Cataluña? ¿Alemania?
Aglomeración industrial Alemania Cataluña
A grandes rasgos, el principal factor de expulsión que actúa en Francia es la incapacidad de su
materia prima de atender al crecimiento de la demanda de manufacturas de corcho. Ésta
debió de causar problemas a la fabricación gala, que obligó a muchos operarios a emprender la
fabricación en otras regiones suberícolas. Este sería, precisamente, uno de los factores de
atracción de la fabricación que actuó en Cataluña, donde había alcornoques para explotar.
Cataluña, además, al igual que Alemania e Inglaterra, gozaba de una tradición industrial y
comercial apreciable, al igual que de puertos de acceso a los mercados de Europa Central y del
Norte, aspectos que, sin duda, actuaron como impulsores de la fabricación corchera (Ros,
2002). Por lo que sabemos, además, los orígenes de la industria del corcho en Cataluña se
nutrieron del know how de operarios franceses, aunque el capital de los primeros
emprendimientos fue autóctono (Sala, 1998; Medir, 1953). Con seguridad, debieron de
intervenir como factores de expulsión (en Francia) o de atracción (en Cataluña, Alemania e
Inglaterra) cuestiones de carácter institucional (políticas económicas, marco jurídico, etc.) y de
coyuntura económica y social que se nos escapan, entre ellos el auge mercantil que vivió
Cataluña en el siglo XVIII (Feliu, 2012), que debió de contribuir al rápido ascenso catalán a la
posición hegemónica en el negocio. Lo que sí parece constatado es que la aglomeración de
industrias corcheras pudo actuar como un atractivo para la incorporación de nuevos
establecimientos en los enclaves de Delmenhorst en Alemania (Voth, 2009) y de las comarcas
corcheras del Alto Ampurdam, en la provincia de Gerona (Cataluña) (Sala, 1998). Sea como
fuera, la industria corchera catalana no tardó en alcanzar el liderazgo mundial, disfrutando de
una posición hegemónica casi absoluta hasta finales del siglo XIX (Zapata, 1996; Zapata, 2002).
No obstante, el panorama económico e industrial corchero mundial ya había comenzado a
cambiar desde mucho antes. Por razones similares a las comentadas, el crecimiento de la
demanda mundial de manufacturas corcheras hizo que la despensa catalana de corcho fuera
insuficiente para atender a la fabricación ya hacia la década de 1830. En esas fechas, las
fábricas catalanas tuvieron problemas para trabajar todos los días de la semana, al no disponer
de suficiente materia prima (Medir, 1953). Es entonces cuando los catalanes comenzaron a
emigrar hacia el suroeste peninsular, comenzando a trabajar el corcho extremeño, andaluz y
portugués. Este proceso tuvo varias oleadas. La primera de ellas iniciada en los años 30 del
siglo XIX, con varias rutas. Una relativa a la emigración de taponeros catalanes a varias zonas
de Andalucía, principalmente a Sevilla, donde solos o asociados con el capital andaluz, los
catalanes abrieron los primeros talleres corcheros andaluces desde 1840 (Parejo, Faísca y
Rangel, 2013; Serrano, 2008). Otra fue la llegada de catalanes a Extremadura, donde, con
frecuencia, se asociaron con el capital inglés, que en 1838 había puesto en funcionamiento la
fabricación del corcho en la localidad de Alburquerque (Parejo, Faísca y Rangel, 2013). Y
también la emigración de catalanes al sur de Portugal, primero a algunas zonas del Algarve, y
después a zonas del Alentejo, donde el catalán Andreu Camps inició la industria corchera en la
localidad de Azaruja (Évora), hacia 1845 (Sala y Nadal, 2010). Se puede percibir una segunda
oleada de catalanes que emigraron buscando un mejor porvenir a finales del siglo XIX. En esta
oleada hay que situar a Lorenzo Mundet y a sus hijos, que por motivos que serán comentados
se lanzaron a la apertura de mercados en Ultramar (en América del Norte, principalmente) y al
inicio de la fabricación en Seixal, en el distrito portugués de Setúbal.
Cuadro 3.3. Factores de atracción y expulsión de la industria corchera en el paso de la
“etapa de hegemonía absoluta catalana” a la “etapa de hegemonía relativa catalana”
Factor Push Pull País / Región País / Región
Cercanía de la materia prima Francia Cataluña
Extremadura (SPA) Andalucía (SPA)
Italia Algarve (PORT) Alentejo (PORT)
Estremadura (PORT) ¿Magreb?
Cercanía a los mercados de manufacturas
Italia Estremadura (PORT)
Estados Unidos Otros países
Tradición industrial, comercial, financiera Italia
Estados Unidos Otros países
Disponibilidad de know how
Extremadura (SPA) Andalucía (SPA)
Italia Algarve (PORT) Alentejo (PORT)
Estremadura (PORT) ¿Magreb?
Marco institucional ¿Cataluña?
¿Italia? ¿Algarve (PORT)? ¿Alentejo (PORT)?
¿Estremadura (PORT)? ¿Magreb?
Coyuntura económica, política y social Cataluña
¿Italia? ¿Algarve (PORT)? ¿Alentejo (PORT)?
¿Estremadura (PORT)?
Aglomeración industrial
Italia Algarve (PORT) Alentejo (PORT)
Estremadura (PORT)
Acceso a la técnica Cataluña
Italia ¿Estremadura (PORT)?
Estados Unidos Otros países
Existencia de empresa(s) líder(es) ¿Estremadura (PORT)? Estados Unidos
Casualidad ¿Estremadura (PORT)?
Tenemos que advertir que, aparte de la expansión corchera catalana por el suroeste ibérico, la
fabricación se había ya iniciado en muchos otros países. Sandro Ruju sitúa el comienzo de la
industria corchera italiana hacia 1830, muy cercano al del suroeste ibérico, con la participación
de operarios franceses (Ruju, 2000). Además, desde mediados del siglo XIX el negocio dejó de
estar concentrado en los países productores de corcho y comenzó a extenderse por todo el
mundo, especialmente a partir de la década de 1880. Hacia 1900 había una industria corchera
significativa, entre otros países (y al margen de los ya citados más arriba) en Estados Unidos y
Rusia (Parejo, 2009). En el Cuadro 3.3 hemos sintetizado los factores de expulsión y atracción
que explican los cambios de localización mencionados, los cuales pasamos a comentar.
Los principales factores de expulsión que actuaron en Cataluña, en la segunda mitad del siglo
XIX, fueron básicamente tres. El primero de ellos, que había sido un factor de atracción un siglo
antes, fue la disponibilidad de materia prima. Como se ha dicho, hacia 1830 la despensa de
corcho catalana se agotó. Los alcornocales de esta región no eran capaces de atender las
necesidades de la fabricación, de ahí que comenzaran a ser explotados las grandes dehesas y
montados del suroeste peninsular. Este fue, por tanto, un factor de atracción de la industria en
regiones como Extremadura y Andalucía, en España, y Algarve y Alentejo, en Portugal. Pero
también en Italia (que contaba con una importante presencia de alcornoques en Cerdeña) y en
los países del Magreb, cuyo corcho empezó a ser explotado por la industria Francesa (Puyó,
1999 y 2009).
El segundo factor que actuó como expulsor en Cataluña fue la crisis de la taponería tradicional,
puesta de manifiesto a finales del siglo XIX y primeros años del XX, como consecuencia de la
aparición del aglomerado de corcho y de otros cierres como los discos de corcho (Medir, 1953;
Parejo, 2009). Con el aglomerado de corcho cambiaron drásticamente las características de la
industria corchera, y por extensión, del negocio. Disponer del saber hacer pasó a un segundo
plano, en beneficio de la capacidad técnica y la tradición industrial, en tanto que la fabricación
de manufacturas de aglomerado era mucho más intensiva en capital que la vieja taponería
artesanal. Países como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra, capaces de montar grandes
empresas en la terminología de Chandler (1996), ampliaron su posición como transformadores
de corcho, siendo los primeros en incorporar las mejoras técnicas que implicaba la producción
de aglomerados. Cataluña, como ha sido documentado, fue de los últimos países en acceder a
este cambio técnico, aunque cuando accedió, lo hizo con rapidez y solvencia, pudiendo
mantener, al menos, la hegemonía relativa del negocio mundial (Sala, 2003; Zapata, 1996;
Medir, 1953; Espadalé y Martí, 2002). Sin embargo, consideramos que este fue un factor de
expulsión que actuó en Cataluña; nos referimos a la desventaja técnica de esta región frente a
las nuevas localizaciones de la industria en los países desarrollados no productores de corcho.
Con la expansión de las manufacturas de aglomerado y sus múltiples aplicaciones, desde
comienzos del siglo XX, el negocio se diversificó, y el mercado mundial de manufacturas
corcheras se expandió. Países como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania, y otros muchos
países de alta renta, se convirtieron en los mercados de manufacturas corcheras más
importantes, circunstancia que fue bien aprovechada por sus respectivas industrias
autóctonas, gracias a las políticas proteccionistas aplicadas por estos países desde finales del
siglo XIX.
No entraremos a valorar la actuación del resto de factores de coyuntura económica o de
índole institucional, aunque diversos trabajos han constatado que, durante la primera guerra
mundial, aquellas industrias orientadas al mercado europeo (como la taponería catalana)
sufrieron duramente los efectos del conflicto (Alvarado, 2008), frente a aquellas otras que
habían sabido diversificar su producción (accediendo a la producción de aglomerados) y
orientar su output a mercados de Ultramar como el estadounidense (Sala, 2003; Parejo, 2009).
Como se verá, esta fue una de las razones del rápido avance de L. Mundet and Sons, empresa
originaria de Cataluña, instalada en Seixal Portugal en 1906. En este ejemplo, además, la
casualidad (de haber viajado a Nueva York a labrarse un porvenir, de José Mundet) pudo haber
sido uno de los aspectos que, a posteriori, dieron el éxito industrial a esta sociedad catalano-
portuguesa.
El primer tercio del siglo XX, de hegemonía relativa catalana, fue muy convulso en el negocio
mundial corchero. También muy próspero. El negocio alcanzó dimensiones sin precedentes en
los países con industria corchera, especialmente en España, donde las exportaciones del sector
llegaron a alcanzar cifras por encima del 6 por 100 de las exportaciones del país (Parejo, 2009;
Sala, 2003). La primera guerra mundial, primero (Alvarado, 2008), la lucha de las grandes
empresas corcheras mundiales por el control de la materia prima (Sala, 2003), segundo, y la
gran depresión iniciada en 1929, finalmente, provocaron cambios en el negocio que acabaron
dando fin a los treinta años más prósperos de la fabricación corchera contemporánea. La
guerra civil española de 1936 fue la gota de agua que colmó el vaso, y la desencadenante del
ascenso de Portugal a primera potencia mundial del negocio (Zapata, 2002). Desde entonces,
por factores que intentaremos sintetizar en el Cuadro 3.4, y explicar a partir de él, la industria
corchera de los países no productores empezó a desaparecer, en un proceso que fue explicado
magistralmente por Sampaio (1977), y que dio lugar a lo que Zapata (2002) denominó la
“iberización de la industria corchera mundial”. Este proceso, como su nombre indica, ha
supuesto la concentración en la Península Ibérica de la industria corchera mundial, aunque
cambiándose las tornas con respecto a lo ocurrido anteriormente. Ahora es Portugal la que
ejerce el liderazgo en el negocio (en concreto la industria lusa ubicada en el distrito
administrativo de Aveiro), y España, tradicionalmente especializada en la producción de
manufacturas, ha matizado su especialización, siendo ahora, en gran medida, subsidiaria de la
industria lusa, al abastecerle de materia prima o de semimanufacturas para trabajar (Zapata,
2002; Branco y Parejo, 2008; Parejo, 2009 y 2010).
Cuadro 3.4. Factores de atracción y expulsión de la industria corchera en el paso de la
“etapa de hegemonía relativa catalana” a la “etapa de hegemonía portuguesa”
Factor Push Pull País / Región País / Región
Cercanía de la materia prima
Estados Unidos
Alemania Inglaterra
Otros países
Portugal España ¿Italia?
¿Francia? ¿Magreb?
Disponibilidad de mano de obra abundante y barata
Estados Unidos Alemania Inglaterra
Otros países
Portugal
Marco institucional Portugal
Aglomeración industrial Aveiro (PORT) ¿Extremadura (SPA)?
Existencia de empresa(s) líder(es) Aveiro (PORT) Casualidad ¿Aveiro (PORT)?
La coyuntura que se ha narrado es indisoluble con el rápido ascenso de la empresa portuguesa
Amorim & Irmãos (cuya denominación pasará a ser después Corticeira Amorim), como se verá
en el apartado 4, que se convirtió en la mayor empresa industrial del mundo en el sector,
posición que ostenta hoy, varias décadas después. Pero ¿cuáles fueron, entonces, los factores
que expulsaron a la industria de los países no productores de corcho? ¿Y los factores de
atracción de la misma a la Península Ibérica, esto es a Portugal? (Cuadro 3.4.).
A priori, aunque es un proceso que requiere de un estudio más pormenorizado, los principales
factores de expulsión (hipotéticos) que debieron de actuar en los países no productores de
corcho fueron tres. Primero, el encarecimiento de los transportes, que recomendaba una
localización más próxima de la materia prima (Sampaio, 1977). Segundo, el fuerte crecimiento
de los salarios reales que hubo en muchos de estos países durante la edad dorada del
capitalismo, que hizo que la fabricación corchera en ellos dejara de ser competitiva,
especialmente porque en Portugal las medidas implementadas por el Estado Novo iban en el
sentido contrario. Es decir, en el país luso las autoridades procuraron la contención salarial en
el norte del país, para facilitar la localización de industrias (Branco y Parejo, 2011). El tercer
factor fue la proliferación de sustitutivos del corcho en muchas de las aplicaciones que hasta
entonces había tenido el corcho aglomerado (téngase en cuenta que la industria corchera de
los países no productores de corcho era, en gran medida, de manufacturas de aglomerado).
Este último factor, además, incitó a que muchas fábricas de estos países dejaran de utilizar el
corcho como materia prima y se lanzaran a fabricar sustitutivos de éste, sin necesidad de
abandonar el mercado al que atendían (Zapata, 2002).
En cuanto a los factores que ayudaron a que la industria se concentrara, de nuevo, en la
Península Ibérica (y en un nivel más global, en el sur de Europa), cabría distinguir varios
aspectos. El primero, ya comentado, la cercanía a la materia prima, debido al encarecimiento
relativo de los transportes. El segundo, que hemos contemplado dentro del marco
institucional, está vinculado con las numerosas evidencias que existen de que las políticas
económicas adoptadas por el Estado Novo portugués favorecieron la fabricación corchera, y su
instalación en el norte del país, en el concejo de Feira (García Pereda, 2009; Branco y Parejo,
2008 y 2011). Allí se había instalado Amorim & Irmãos a comienzos del siglo XX, por razones
que serán analizadas (entre las que estuvo, probablemente, la casualidad). Allí también
desarrolló su estrategia empresarial que le ha llevado a ser la empresa que controla el
mercado mundial de manufacturas corcheras, arrastrando a Portugal (o quién sabe si al
contrario) a primera potencia mundial en el negocio de hacer manufacturas de corcho.
4. El papel crucial de las dos compañías ibéricas dominantes: Mundet y Corticeira Amorim
En esta sección, se analizan los cambios en la organización espacial y en la localización de dos
compañías corcheras que ejercieron el liderazgo mundial en el negocio en momentos distintos
del siglo XX. Asimismo, se valora su contribución a la "Iberización" del negocio de corchero,
ocurrida durante el mismo. Las decisiones de localización de estas dos empresas - Mundet y
Amorim -, en particular las que afectan a la Península Ibérica, se examinan teniendo en cuenta
los antecedentes históricos de las mismas y mediante el uso de otros documentos de apoyo,
tales como artículos de revistas e informes anuales de estas sociedades.
A grandes rasgos, la Mundet inició a comienzos del siglo XX un proceso de reubicación
completo, trasladando el centro de sus actividades desde Cataluña a Portugal, al tiempo que
cambió drásticamente su especialización productiva, pasando de la mera producción de
tapones de corcho natural a la fabricación de todo tipo de manufacturas de corcho natural y
aglomerado. Por su parte, Corticeira Amorim sufrió un proceso de deslocalización parcial a
partir de la década de 1970, aunque mantuvo la producción de tapones naturales como su
principal área de especialización. A diferencia de lo ocurrido con la Mundet, esta reubicación
parcial apenas significó la aparición de varias unidades nuevas en otras localizaciones, aunque
conservándose la unidad central original en Santa Maria da Feira (Portugal). Además, este
proceso de deslocalización no afectó a todo el proceso de producción de la empresa, sino sólo
a algunas ramas de este, y fue efectuado a través de diferentes formas de inversión, como el
establecimiento de acuerdos con otras empresas, la subcontratación, o incluso la adquisición
directa del capital de empresas competidoras.
Teniendo en cuenta la trayectoria histórica y las características de las decisiones de
localización de estas dos empresas, y el análisis de los mismos en términos de la ubicación
espacial de su proceso de producción, será posible identificar los factores que estuvieron
detrás de las decisiones de localización. Ello es relevante pues, en nuestro criterio, el estudio
de la ubicación/reubicación de procesos de estas empresas puede ayudar a mejorar nuestra
comprensión de los cambios en la organización espacial de la industria del corcho en
diferentes países, y por tanto, de las diferentes fases del ciclo de vida de esta industria en cada
uno de ellos.
4.1. L. Mundet & Sons: éxito y culminación de una estrategia de localización industrial en
Portugal (1865-1928)
La “era Mundet” del negocio corchero portugués encajaría cronológicamente en la tercera de
las 4 etapas antes referidas. Dicho de otra forma, los Mundet fueron una de las numerosas
familias catalanas que, por diversas razones (entre ellas la crisis de la taponería tradicional
catalana, en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX), abandonaron sus poblaciones de
origen y emigraron en busca de un futuro (industrial, en este caso) mejor. Para entender la
llegada de los Mundet al negocio corchero, y su ascenso meteórico en el mismo en las
primeras décadas del siglo XX, hay que remontarse varias generaciones atrás6. El referente del
grupo corchero que tendría éxito en Portugal, Lorenzo Mundet i Corominas, procedía de una
larga estirpe de industriales corcheros, al igual que su mujer, Teresa Carbó i Saguer, que era
hija de un pequeño industrial corchero catalán, con el cual Lorenzo comenzó a trabajar en
1865, en la localidad gerundense de San Antonio de Calonge (Sala y Nadal, 2010: 101-103). La
expansión del negocio desde ese año hasta finales del siglo XIX fue notable, acorde a la edad
dorada que se vivió en la taponería corchera a partir de 1880 (Medir, 1953). Sin embargo, las
cosas empezaron a cambiar hacia el cambio de siglo, por razones ya comentadas, vinculadas a
la aparición del aglomerado de corcho y de otros cierres como los discos de corcho,
produciéndose una crisis sin precedentes en la taponería corchera catalana, paralela al auge
de la fabricación en los países no productores de corcho (Parejo, 2009).
Las nubes grises que asomaban por la industria corchera catalana no eran nada halagüeñas
sobre el porvenir de los hijos de Lorenzo Mundet. El mayor de ellos, José Mundet i Carbó,
6 Para ello, recomendamos la lectura de Sala y Nadal (2010), que hace un recorrido genealógico por la familia Mundet desde siglos atrás hasta su desembarco en Seixal (Portugal).
conocedor de la difícil situación que se cernía sobre el negocio familiar en Cataluña, decidió
emigrar a Estados Unidos. Las razones de por qué eligió Estados Unidos no están claras, pero
parecen no estar vinculadas al negocio corchero, sino a la tendencia general migratoria de la
época. Así, hacia 1890 se instaló en Nueva York para tratar de labrarse un porvenir lejos de las
órdenes de su padre. Rápidamente percibió en Estados Unidos el desarrollo del mercado de las
nacientes manufacturas de aglomerado, lo que le llevó a abrir un pequeño taller corchero en
Brooklin en 1895. El crecimiento meteórico de este taller neoyorquino de José Mundet,
alimentado con el corcho en plancha que le enviaba su padre desde Cataluña, derivó en la
necesidad de abrir un establecimiento preparador en Palamós (Cataluña), a pocos kilómetros
de la central de San Antonio de Calonge. De tal forma que en 1898, el “grupo de empresas” L.
Mundet and Sons se componía ya de 3 establecimientos: uno preparador en Palamós y dos
transformadores en San Antonio de Calonge y en Nueva York. La casualidad de viajar a Nueva
York, empujado por la crisis de la taponería tradicional, el saber hacer y la cercanía a los
mercados de manufacturas fueron, por tanto, claves en el desarrollo inicial de este nuevo
emprendimiento industrial de José.
En vista de las expectativas de crecimiento del mercado de manufacturas corcheras, el
pequeño de los hijos Mundet, Arturo, también se instaló en Nueva York en 1902, requerido
por su hermano. Pero viendo las posibilidades que empezaba a haber en el mercado mejicano,
uno de los de mayor crecimiento junto al argentino en la época, se desplazó a Méjico D. F. para
abrir, ese mismo año, un establecimiento taponero (Carrasco y otros, 2010). La rama mejicana
de los Mundet estaba en funcionamiento. Y también la argentina, pues un hermano de
Lorenzo Mundet, José Mundet, tío de José y Arturo, se había lanzado a vender tapones en el
mercado argentino solo unos años antes.
Según Sala y Nadal (2010), el volumen de demanda hacia 1905 era tan grande que José
Mundet requirió a su padre la apertura de un nuevo establecimiento transformador, más
grande y con posibilidades de diversificación de la producción, para atender a la amplia gama
de manufacturas corcheras que se vendían en el mercado norteamericano. Inicialmente se
pensó en abrir este establecimiento en Palamós, al lado de la industria preparadora que
habían abierto unos años atrás. Sin embargo, finalmente, los Mundet se decantaron por
comprar unos terrenos de una vieja fábrica de jabones en Seixal (Portugal), en el distrito
administrativo de Setubal, localidad muy cercana al puerto de Lisboa, donde comenzaron a
trabajar el corcho en 1905. Probablemente, el precio de los terrenos fue importante en la
decisión, junto a la cercanía al puerto de Lisboa, idóneo para la salida de mercancías hacia los
mercados de Ultramar.
La apertura en Seixal de L. Mundet & Sons supone un punto de inflexión en la industrialización
corchera portuguesa. El nuevo establecimiento, del cual eran socios José y Arturo Mundet i
Carbó, Lorenzo Mundet y Lluís Gubert i Capellà (marido de Carolina Mundet i Carbó, que era
hija de Lorenzo y hermana de los dos primeros) se convirtió rápidamente en referencia de la
fabricación corchera mundial, y en el eje sobre el que pivotó la estrategia de expansión
mundial de la firma. De hecho, como apuntan Carrasco y otros (2010), la sociedad cambió su
sede social desde Cataluña a Portugal, optando por una estrategia de deslocalización total
desde aquella región española hasta el margen sur del Tajo, en su desembocadura.
El crecimiento de la firma, marcado por su gran capacidad para abrir nuevos mercados y por su
estrategia de diversificación productiva, fue rápido. Ello hizo que empezaran a abrir
establecimientos por toda la geografía portuguesa, a la vez que se producía su expansión
internacional. Concretamente en el año 1908, ya contaba la firma con 3 establecimientos
preparadores en San Antoni de Calonge (Cataluña), Jabugo (Andalucía) y Vendas Novas
(Évora); 3 establecimientos transformadores, en Seixal (Setúbal), Brookling (Nueva York) y
Palamós (Cataluña); y 7 establecimientos comercializadores, en Estados Unidos, Canadá,
Alemania, Inglaterra, Portugal, Argentina y México (Sala y Nadal, 2010). En 1917 abrió un
nuevo establecimiento preparador de corcho en Mora (Évora, Portugal), que estuvo operativo
hasta su cierre en 1963. Ese mismo año abrió otra fábrica preparadora en Vendas Novas
(Évora, Portugal), y una transformadora en Amora, a pocos kilómetros de Seixal (1917-1967).
La década de 1920 fue excepcionalmente buena para L. Mundet & Sons, cuya expansión se
concretó en la apertura de tres establecimientos más en tierras portuguesas: el primero en
Montijo (Setúbal, Portugal) en el año 1922, dedicado a la fabricación de corcho aglomerado; el
segundo, también en Montijo, en 1925, dedicado a la fabricación de aglomerado de corcho
negro (ambas fábricas estuvieron operativas hasta 1988); y el tercero en la localidad de Ponte
de Sor (Portalegre, Portugal), con una finalidad preparadora (Cuadro 4.1.1). Esa misma década,
la firma abrió un establecimiento preparador en Argelia (1927), y otro en San Vicente de
Alcántara (Extremadura) en 1928, al tiempo que un almacén comercial en Croydon (Inglaterra)
en 1926 (Graça y Afonso, 2010), completando una estrategia de negocio basada, más allá de
en la cercanía a las fuentes de abastecimiento de la materia prima, en el conocimiento de los
mercados de consumo y en la proximidad a estos. De cómo un pequeño taller taponero
catalán se convirtió en la mayor empresa corchera del mundo tuvo mucho que ver el destino,
o la casualidad, además de su estrategia productiva de gran empresa moderna, en el sentido
chandleriano (Chandler, 1996), asentada en Seixal (Portugal).
Cuadro 4.1.1. Compañías de la L. Mundet &Son en Portugal
Localización Fecha inicial y final Actividad Seixal (Setúbal) 1905 – 1988 Corcho manufacturado Mora (Évora) 1914 – 1963 Corcho preparado (semielaborado) Amora (Setúbal) 1917 – 1967 Corcho manufacturado Vendas Novas (Évora) 1917 (vigencia temporal)
1949 – 1952 Corcho preparado (semielaborado) Almacén
Montijo- Bela Vista (Setúbal) 1922 – 1988 Corcho aglomerado (manufacturado) Montijo -As Nacentes (Setúbal) 1925 – 1988 Corcho aglomerado negro (manufacturado) Ponte de Sor (Portoalegre) 1927 – 1963 Corcho preparado (semielaborado)
FUENTE: Graça y Afonso (2010)
4.2. Corticeira Amorim, SGPS, SA: la fuerza impulsora detrás de la internacionalización del
negocio del corcho (1930-2010)
Hoy en día, Corticeira Amorim SGPS S. A. (en adelante, Corticeira Amorim (CA)), un nombre
que abarca todas las empresas en las que posee participaciones CA, es el resultado de la
transformación de Corticeira Amorim S. A. en una sociedad de cartera, una medida que se
llevó a cabo en 1991. En concreto, CA es una sub-holding del Grupo Amorim, que gestiona el
negocio de corcho. Tiene domicilio en Mozelos, freguesía del municipio de Santa Maria da
Feira, en el distrito portugués de Aveiro. Las cuotas que mantiene CA en el mercado mundial
son indicativas de su posición de liderazgo: el 26 por 100 en el mercado mundial del tapón de
corcho; el 65 por 100 en el mercado de pavimentos y revestimientos de corcho aglomerado; el
55 por 100 en el mercado de aglomerados compuestos; y el 80 por 100 en el de aglomerados
expandidos (Amorim, 2011).
CA fue fundada en 1963, pero sus orígenes se remontan a comienzos del siglo XX. En 1908 los
primeros Amorim dedicados al corcho se trasladaron desde Oporto a Vilanova de Gaia, muy
cerca de las bodegas de vino de aquella ciudad (al otro lado del Duero), donde instalaron un
pequeño taller taponero. Poco después, en 1922, la segunda generación de la familia Amorim
intensificó la fabricación fundando la sociedad Amorim & Irmãos Lda., que empezó a trabajar
en un establecimiento que ya sí podría ser calificado de fábrica, en el municipio de Santa Maria
da Feira (Aveiro). Esta sociedad se dedicaba a la producción de tapones de corcho,
beneficiándose también (como el taller originario) de su proximidad a la región del vino de
Oporto. El ascenso fue rápido, y en la década de 1930 Amorim ya era el mayor fabricante de
tapones de corcho en el norte de Portugal.
La elección de la primera ubicación de esta empresa (que marca su inicio como empresa)
puede ser explicada por el factor de casualidad. El hecho de que la esposa de António Alves
Amorim fuera de Lamas (Santa Maria da Feira) debió de pesar en la decisión de instalarse allí
para iniciar la fabricación de tapones, en lo que es el origen histórico de lo que hoy es una
empresa internacional con más de un siglo de existencia.
Por seguir con el esquema teórico planteado, tanto factores de atracción (pull) como de
expulsión (push) debieron de influir en la decisión del empresario. De entrada, los Amorim
decidieron abandonar Oporto porque el patriarca, António Alves Amorim, tuvo un desacuerdo
con su socio en el negocio que tenía abierto en esta ciudad (factor push). La nueva ubicación
lleva a pensar que las razones familiares actuaron como un factor pull que favoreció el traslado
hacia Santa Maria da Feira. Además, el tipo de industria original (industria doméstica) hizo
posible el uso de mano de obra de la familia sin tener que preocuparse acerca de los recursos
existentes en la región. El haber permanecido en esta localización posteriormente puede ser
explicado por los efectos de la “path dependence”, pero también por el aprovechamiento de
las economías de aglomeración (Lopes y Branco, 2013), a raíz del surgimiento y desarrollo de
un distrito industrial corchero en torno a este municipio a partir de la década de 1930.
Pero fue la tercera generación de la familia (en los años 1950 y 1960) la principal responsable
del impulso internacional de la empresa. Ésta fue la fundadora de CA, causante del aumento
de los negocios en el extranjero y de la ejecución de sendas estrategias de integración vertical
y de diversificación, que llevó a la empresa a la posición de líder mundial en el negocio del
corcho, para convertirse en una de las mayores empresas exportadoras del país.
La fase de crecimiento de CA muestra también una dinámica de localización clara. Durante
esta fase, que podemos referenciar en las décadas de 1960 y 1970, CA abrió nuevas unidades
en Santa Maria da Feira para comenzar a producir aglomerados y productos de corcho
triturado, cuya materia prima procedía de los residuos de corcho resultantes de la producción
de tapones (que había sido hasta entonces la actividad productiva de la compañía). Un factor
que explica la ubicación de las nuevas plantas de aglomerado y trituración (factor pull) debió
de ser, precisamente, la necesidad de conectar con bajos costes las nuevas unidades y el
establecimiento productor de tapones. También debieron de influir en la insistencia de esta
localización, en Santa Maria da Feira, la existencia de salarios más bajos que en otras regiones
de Portugal y las ya referidas economías de aglomeración.
En esta primera fase, CA combinó su estrategia de integración vertical con una estrategia de
integración horizontal mediante la adquisición de otras empresas en el negocio de corcho. A
pesar de mantener la mayor parte de sus establecimientos en Portugal (probablemente, la
cercanía a la materia prima así lo exigía, además de los factores ya mencionados), se hicieron
los primeros intentos de internacionalizar la empresa, a partir de la adquisición de Comatral
(1972), con sede en Marruecos, y Samec (1976), una de las principales compañías de corcho
españolas, situada en Sevilla, muy cerca de una de las regiones productoras de corcho más
importantes de España. Asimismo, durante esta primera fase también se intensificó el proceso
de apertura de oficinas en el extranjero con el fin de controlar el proceso de distribución
internacional de manufacturas corcheras.
Lo anterior permitió que, hacia 1970, Portugal ya exportara más del 50 por 100 de sus
productos corcheros en forma de manufacturas, superando su histórica especialización
exportadora en productos semielaborados de corcho. En definitiva, parece que CA optó por
concentrar su actividad en el ámbito regional (en Portugal), ya que la compañía estaba
"incrustada" en el entorno de Santa Maria da Feira, aunque, con la incipiente integración
internacional de la empresa comenzó a incrementar su presencia como productor y
comerciante en varios países, y a consolidar el liderazgo mundial portugués en el negocio del
corcho.
A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, CA se enfrentó a una fuerte competencia en el
negocio de tapamentos de botellas. No obstante, el corcho natural se siguió utilizando en la
mayoría de los vinos de gama alta, en particular en los vinos espumosos de calidad. En esta
coyuntura, la estrategia de internacionalización de la empresa en la producción y
transformación se consolidó mediante la adquisición (o participación mayoritaria en el capital)
de varios de los más importantes productores de corcho, teniendo en España el principal
centro de inversiones. El capital necesario para llevar a cabo esta internacionalización se
obtuvo en el mercado de valores. Así, en 1988 CA, Champcork (fundada en 1982 en Portugal, y
dedicada a la producción de tapones de corcho para vinos espumosos y champán), Ipocork
(creada en 1978, que pasó a denominarse más tarde Amorim Revestimientos, SA) y Amorim &
Irmãos (productor de tapones de corcho, también en Portugal) empezaron a cotizar en la bolsa
de valores de Portugal.
La segunda fase en que estamos dividiendo la evolución económica y estratégica de CA se
caracterizó por la expansión de la compañía dentro de la región de origen y la formación de
nuevas sucursales nacionales e internacionales. El grupo Amorim adquirió participaciones de
control en el capital de varias empresas: Carl Ed Meyer (Alemania); Amorim Francia (Burdeos,
Francia); Tapones Associates (Napa, EE.UU.); Gerhard Schiesser (Viena, Austria). Otros no
estaban totalmente controlados por el Grupo Amorim: Hungarokork Amorim (Hungría), Vitor y
Amorim (España) y Portocork Sudáfrica. Wicanders también pasó a formar parte de las
inversiones extranjeras de CA en 1989. En esta última inversión, realizada en Suecia, el factor
determinante no fue el acceso a la materia prima (en Suecia no hay alcornoques), sino el
establecimiento en uno de los principales países consumidores de corcho aglomerado.
La estrategia de internacionalización se llevó a cabo, en este caso, a partir de alianzas
empresariales y mediante la adquisición de participaciones en empresas extranjeras. Ello, al
margen de reforzar la integración internacional de CA, le permitía mantener el control de su
propia red de distribución de tapones de corcho y demás manufacturas de aglomerado,
convirtiendo a esta compañía en una empresa multinacional.
En 2001, la cuarta generación de la familia Amorim entró en escena. António Rios de Amorim
sucedió a su tío, Américo Amorim, como el presidente de CA. Comenzó entonces una tercera
fase, caracterizada por la total integración vertical (hacia arriba y hacia abajo) de la producción
de tapón de corcho. Ello otorgó a CA una mayor autonomía en las actividades de suministro de
materia prima, y de forma más evidente en el negocio de la preparación del corcho (la
industria preparadora). En la consolidación de la empresa en el extranjero, España emergió
como una ubicación estratégica en términos de materia prima, la tradición en la producción de
tapón y la proximidad a los mercados del vino.
A finales de 2002, como resultado de un informe elaborado por Roland Berger, CA fue
organizado en cinco áreas de negocio: materias primas (compra, almacenamiento y
preparación inicial); fabricación de tapones de corcho natural; fabricación de corcho
aglomerado compuesto; elaboración de pavimentos y revestimientos de corcho aglomerado; y
fabricación de aislamientos de corcho. El área de materias primas, que suministraba a todas las
unidades de producción de la empresa, se distribuyó geográficamente por Portugal, España,
Sudáfrica, Marruecos e Italia (Cerdeña), asegurando así la presencia de la compañía en todos
los países productores de corcho. Las unidades de negocio restantes producían y
comercializaban manufacturas que, en algunos casos, se nutrían de los residuos de la
fabricación de tapones de corcho. Mientras, el corcho de calidad insuficiente, no susceptible
de ser utilizado en la producción de tapones, se integraba en el área de suministro de materias
primas junto a los residuos, para la producción de las manufacturas de aglomerado.
En 2004 se inició un proceso de reestructuración en las unidades industriales ubicadas en
España, Portugal y Norte de África, con el objetivo de centralizar la producción de discos para
tapones de corcho en el sur de Portugal. Poco después, en 2006, el foco principal llegó a ser el
negocio de la fabricación de tapones de corcho, dada la demanda especializada de este
producto en diferentes industrias. Asimismo, durante 2007 la compañía se embarcó en otro
proceso de reestructuración, creando dos macro áreas que integran las cinco unidades de
negocio: el corcho técnico y corcho aglomerado se fusionaron en una nueva unidad de "corcho
compuesto", mientras que la unidad de "corcho natural" paso a incluir a la materia prima y la
producción de tapones de corcho. Por último, la investigación y el desarrollo se centralizaron
en una sola unidad. El Cuadro 4.2.1. Muestra el Organigrama de CA en el año 2012.
Cuadro 4.2.1. – Organigrama de la Corticeira Amorim
FUENTE: Corticeira Amorim, S.G.P.S., S.A., Annual Report 2012.
Cuadro 4.2.1. – Organigrama (cont.)
FUENTE: Corticeira Amorim, S.G.P.S., S.A., Annual Report 2012.
En la primera década del siglo 21, CA fue una de las empresas portuguesas más
internacionalizadas (Informe Anual 2012): 296 agentes (44 situado en España), 30 unidades
industriales (8 plantas en España) y 84 empresas (14 empresas en España). El cuadro 4.2.2
muestra una lista de las principales empresas del grupo, con detalles sobre su ubicación, fecha
de inicio, situación actual y el tipo de propiedad.
COMPOSITE CORK COVERING CORK INSULATION CORK
Production
Distribution
Distribution
Cuadro 4.2.2. Compañías del Grupo Amorim en España
Razón social Localización Fecha de inicio Situación Propiedad (tipo) Actividad AMORIM & IRMAOS-IV SA
San Vicente de Alcántara (Extremadura)
19/02/1988 Cerrado: 10/26/2010 (ver Amorim Florestal España SL)
Directa Corcho preparado
AMORIM FLORESTAL-ESPAÑA SL
San Vicente de Alcántara (Extremadura)
19/02/1988 Fusionada con Amorim & Irmãos - IV; Amorim Florestal España, SA and Amorim Florestal Catalunya SL (2010)
Directa (100%) Corcho preparado
AMORIM FLORESTAL ESPAÑA, SA
San Roque (Cádiz) 1999 Cerrado (ver Amorim Florestal España, SL)
Corcho preparado
AMORIM FLORESTAL-CATALUNYA SL
Cassà de la Selva (Girona, Cataluña)
28/02/2001 Cerrada: 11/15/2010 (ver Amorim Florestal España SL)
Directa Corcho preparado
AMORIM FLORESTAL MEDITERRANEO SL.
San Roque (Cádiz) 15/01/2003 Abierta Directa (100%) Corcho preparado
VICTOR Y AMORIM SL Navarrete (La Rioja) 03/11/1992 Abierta Directa (50%) Distribución de corcho manufacturado
AMORIM CORK ESPAÑA SL.
San Vicente de Alcántara (Extremadura)
26/11/2003 Abierta Directa Distribución de corcho manufacturado
FRANCISCO OLLER SOCIEDAD ANONIMA
Cassà de la Selva (Girona, Cataluña)
Adquirida 31/07/2007
Abierta Directa (87.01%) Producción de tapones de cava
SURODIS SL San Vicente de Alcántara (Extremadura)
2007 Abierta Indirecta – subsidiaria de Francisco Oller SA
CHAPUIS, SL Girona (Cataluña) 2007 (Grupo Francisco Oller SA)
Abierta Directa (100%)
OLIMPIADAS BARCELONA 92, SL.
Girona (Cataluña) 2007 (Grupo Francisco Oller SA)
Abierta Directa (100%)
TREFINOS SL Palafrugell (Girona, Cataluña)
Adquirida en Junio 2012
Abierta Directa (90.91%) Producción y distribución de tapones de cava.
AUGUSTA CORK SL San Vicente de Alcántara (Extremadura)
Adquirida en Junio 2012
Abierta Indirecta – subsidiaria de Trefinos
Producción de tapones de cava
AGGLOTAP, SA Girona, (Cataluña) Adquirida en Junio 2012
Abierta Indirecta – subsidiaria de Trefinos
Producción de tapones de cava
DRAUVIL EUROPEA SL San Vicente de Alcántara (Extremadura)
26/06/1998 Abierta Directa (100% )
Corcho granulado
AMORIM REVESTIMIENTOS SA
Barcelona (Cataluña) 16/05/1984 Abierta Directa (100%) Corcho para revestimiento
FUENTE: Base de datos SABI y Amorim Reports.
En cuanto a la presencia de CA en España se refiere, y en términos de materia prima, San
Vicente de Alcántara y Cádiz (Extremadura y Andalucía) son las áreas más relevantes, teniendo
en cuenta que CA no posee bosques de alcornoques en este país. Como se dijo anteriormente,
CA concentra su producción de discos de corcho en el sur de Portugal (Ponte de Sor), próxima
a la preparación del corcho (la unidad de Coruche, adquirida en 2001, es el referente principal
del grupo en esta parte del negocio), siendo ésta la zona más importante en términos de
producción de corcho del mundo. Estas unidades completaron el proceso de verticalización
industrial hacia arriba, por estar cerca de la producción de tapones de corcho y corcho
aglomerado.
En el caso de los tapones de corcho, Girona y San Vicente de Alcántara (Cataluña y
Extremadura) son los lugares más importantes. Varias observaciones se deben hacer respecto
a estas unidades. En primer lugar, acerca de la adquisición del Grupo Oller en 2007, conviene
advertir que se trata de un acontecimiento histórico determinante en el negocio, tanto en
Cataluña como en el conjunto del mercado europeo. Entanto que Oller era una de las
referencias en la producción mundial de tapones, la compra supone un refuerzo de la
capacidad de CA en la producción y distribución de tapones de champán en los mercados
español, italiano y francés. Un año después de esta adquisición, Champcork e Interchampanhe,
dos empresas ubicadas en Portugal, fueron disueltas. En 2012, la adquisición de Trefinos
(primera empresa catalana en la producción y comercialización de tapones, con seis unidades
dedicadas a la producción y distribución de tapones de corcho para cava y vinos espumosos, y
con una imagen de marca de enorme valor en el mercado) ha constituido un nuevo refuerzo
del segmento de champán y tapones de vino espumoso para CA. Este tipo de tapones (para
champán y demás vinos espumosos) tiene un carácter estratégico indiscutible en el área de
negocio del tapón de corcho. En este caso, el dominio de este nicho de mercado sigue estando
en poder de Cataluña, aunque desde los últimos años las principales unidades de producción
que controlan el mercado (Trefinos y Oller entre ellas) pertenecen a una empresa portuguesa.
También en el sur de Portugal, la inversión en Equipar (Coruche) ha servido para centralizar
toda la producción de un determinado tipo de tapones (los llamados "Twin Top®").
En resumen, la explicación de la presencia de la empresa en el sur de España se puede
encontrar en su objetivo de tratar de dominar la producción de materia prima. En el norte
(Cataluña), la presencia respondería a la intención de controlar la producción de tapones, en
particular la de tapones de champán, eliminando la competencia (es decir, añadiéndola al
grupo), además de situarse cerca de los países productores de vino de Europa. Dos estrategias
de refuerzo competitivo, que se derivan de las decisiones de localización anteriores, pueden
ser identificadas a partir de la descripción anterior. Así, CA es una empresa integrada
verticalmente, que controla la producción de la materia prima, su transformación en
productos terminados y distribución.
Desde la década de 1970, la compañía ha fortalecido su posición en los países productores de
corcho, y en España en particular. En la década de 1980, la empresa comenzó a adquirir otros
productores y distribuidores de corcho de todo el mundo, aumentando su posición como líder
mundial en todos los aspectos de la producción y distribución de corcho.
En el siglo XXI, la atención se ha centrado de nuevo en España, y una vez más en la proximidad
de las materias primas (en el sur) y la producción de tapones (en el norte). La adquisición de
varias empresas en el norte de España ha sido especialmente importante y la "Iberización" del
negocio del corcho es ya una realidad, dada la creciente importancia del comercio entre
Portugal y España. Eso sí, Portugal importa corcho natural de España, y España ocupa el tercer
lugar en términos de las exportaciones portuguesas de manufacturas corcheras.
Pero, ¿hay motivos para pensar que el negocio se está trasladando desde Santa Maria da Feira
(Portugal) a España por la empresa multinacional? Sin poder dar una respuesta contundente a
tal cuestión, sí parece que algunos datos apuntan en esa dirección. La tendencia entre 2004 y
2010 apunta a un descenso en el sector del corcho portugués, con la disminución de empleo y
una caída en los niveles de producción en Santa Maria da Feira (Lopes y Branco, 2013). Las
exportaciones de productos manufacturados de corcho también se han obtenido mejores
resultados fuera de Feira, a pesar de que esta zona sigue siendo claramente dominante (Lopes
y Branco, 2013).
6. Observaciones finales
El propósito central de este trabajo era el análisis de las decisiones de localización y
deslocalización de la industria corchera a lo largo del ciclo de vida de ésta, contemplando un
horizonte temporal de más de un siglo. Para ello, hemos fragmentado el período de estudio en
4 fases de desarrollo de la industria, atendiendo a los cambios de localización que ha
registrado ésta a nivel mundial.
La mayoría de los estudios de localización industrial usan enfoques microeconómicos o de
gestión que utilizan datos de panel para extraer regularidades empíricas mediante métodos
econométricos o cuestionarios. En este trabajo se ha seguido una metodología diferente,
tratando de descubrir las tendencias a largo plazo de la industria del corcho con un enfoque
macroeconómico que presta más atención a los factores históricos, sociales y políticos.
En este sentido, en la parte empírica del trabajo se ha propuesto un esquema push
(expulsión)-pull (atracción) para identificar los factores que explican las decisiones de
localización de las empresas corcheras, llegándose a la conclusión que la mayor parte de éstos
fueron de índole económica. La teoría de la localización clásica, la nueva geografía económica,
la literatura sobre clusters y distritos industriales, y los estudios de decisiones de
deslocalización de las empresas, contribuyen a la construcción de este marco, poniéndose de
relieve la importancia en las decisiones de localización de aspectos como los costes del
transporte, la disponibilidad y cercanía a las materias primas, los costes laborales, la
proximidad a los mercados, las economías de aglomeración, las políticas y los incentivos del
gobierno local y central, la iniciativa empresarial, e incluso las circunstancias casuales.
Por una combinación de razones explicadas en el documento, el liderazgo del negocio mundial
corchero pasó secuencialmente de Francia a Cataluña, en el desarrollo inicial de la industria
(siglo XVIII), abriéndose una etapa de hegemonía catalana de más de un siglo; y de Cataluña a
Portugal, posteriormente, desde comienzos del siglo XX, en una fase de hegemonía lusa que
persiste en la actualidad.
Precisamente, con el avance del siglo XX la industria corchera ha tendido hacia la “iberización”,
de una forma más rápida en las últimas décadas del mismo y en lo que llevamos del siglo XXI.
Juntos, Portugal y España representan una proporción abrumadora del negocio en cualquier
indicador de producción y empleo que pudiéramos considerar (por ejemplo, representan
conjuntamente más de las tres cuartas partes de la producción mundial y del comercio
internacional). En este proceso económico y social fueron determinantes dos empresas
ibéricas, cuyo origen puede encontrarse en el siglo XIX, pero cuyo éxito sólo se ha evidenciado
de forma clara en el siglo XX: Mundet y Corticeira Amorim.
Muchos aspectos unen y separan a estas empresas. Mundet comenzó como una pequeña
empresa familiar con sede en Cataluña, dedicándose inicialmente, de forma exclusiva, a la
producción de tapones de corcho. Corticeira Amorim también comenzó como una pequeña
empresa familiar, también en la producción de tapones de corcho. Con la aparición de corcho
aglomerado a finales del siglo diecinueve, la fabricación de tapones de corcho natural se vio
seriamente amenazada; de forma muy clara en aquellos enclaves artesanales especializados en
dicha fabricación, como era el caso de Cataluña (donde hacia 1900 aún permanecía instalada la
Mundet). Paradójicamente, esta crisis de la taponería tradicional (así la ha denominado la
historiografía) no afectó negativamente al taller taponero que emprendió la familia Amorim en
Santa Maria da Feira en 19008. Al contrario, el negocio de los Amorim prosperó y en 1930 la
empresa ya era el principal productor de tapones de corcho del norte del país, beneficiándose
de la proximidad del vino de Oporto. Mientras tanto, Mundet se había visto obligada a
desplazar su principal actividad productiva a Portugal (Seixal), encarando un proceso de
diversificación productiva sin precedentes en el negocio desde el tapón de corcho natural
hacia la producción de manufacturas de corcho aglomerado.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Portugal se aseguró el liderazgo en el mercado
mundial. Sin embargo, la competencia de los materiales sintéticos puso en tela de juicio el
éxito de Mundet (las manufacturas de aglomerado fueron las más expuestas a la competencia
sintética), y en la década de 1980 la empresa cerró. En cambio, a partir de la década de 1960
Amorim & Irmãos intensificó su crecimiento diversificando su negocio, añadiendo a su
tradicional especialización en el tapón de corcho natural la producción de manufacturas de
corcho aglomerado; precisamente aquellas manufacturas que habían condenado a la Mundet.
En el caso de Amorim, parece que la creación de Corticeira Amorim para la fabricación de
manufacturas de aglomerado se vio favorecida por al menos dos aspectos: primero, por la
utilización de los residuos de la producción de tapones de corcho de otras plantas del grupo
ubicadas muy cerca de ésta; y segundo, por los bajos salarios existentes en la región norte de
Portugal frente al resto del país, los cuales pudieron permitir un mejor comportamiento
competitivo de las manufacturas de la empresa frente a los sustitutivos sintéticos.
La desaparición de los principales competidores de Corticeira Amorim situados en el sur de
Portugal ha allanado el camino de ésta. La diversificación y el control de la oferta de materia
prima en el sur de España y Portugal son también parte de la estrategia de la empresa.
Además, lejos de mantener la totalidad de su producción en Portugal, durante la primera
década del siglo XXI Corticeira Amorim comenzó a comprar algunas unidades de producción de
tapones de corcho en Cataluña, cerrando de forma paralela algunos de sus establecimientos
en Santa Maria da Feira. Los "factores de atracción" de inversiones en Cataluña pueden haber
sido la proximidad a los consumidores (mercado vinícola francés y español), la existencia de
una red de transporte más eficiente (en particular hacia el centro de Europa) y el interés de
controlar a los principales competidores. Pero, ¿puede esto significar que las economías de
aglomeración en Santa Maria da Feira se agotan? La historia comparativa de estas dos grandes
empresas corcheras pueden aportar una respuesta a esta y otras cuestiones, auqneu este
examen más detenido lo dejamos, de momento, para futuras investigaciones.
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