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Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

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Cuaderno de estudio UCDM – MuerteEl propósito de los cuadernos de estudio, es compilar los términos más importantes de UCDM, retomando los tres libros del Curso. Cuando leemos cada uno de estos textos compilados, nuestro conocimiento y entendimiento de cada uno de ellos nos posibilita una mayor comprensión y asimilación, que nos brinda certeza de estar embarcados en un plan de estudios plenamente coherente.Si tenemos en cuenta que los términos que usa UCDM, son muy diferentes a como los conocemos usualmente, compilarlos en un solo texto, nos permite reprogramarnos en un nuevo contexto, más claro y menos denso. Es una experiencia de reprogramación, que nos brinda mayor libertad y nos conduce a nuestra propia realidad y reconocimiento de estar en un plan perfecto.

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Muerte

Un Curso de Milagros

MUERTE:

Mentalidad Errada:

El testigo último de la aparente realidad del cuerpo y de que nos

separamos de nuestro Creador, Que es la vida; si el cuerpo muere entonces

tiene que haber vivido, lo cual significa que su hacedor -el ego- tiene que ser

real y tener vida además; también el ego lo concibe como el máximo castigo

por el pecado de habernos separado de Dios.

Mentalidad Correcta:

El tranquilo abandonar del cuerpo después de que éste ha cumplido su

propósito como instrumento de enseñanza.

(Glosario de Terminos)

Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a los

muertos porque tanto la enfermedad como la muerte son invenciones tuyas,

y, por lo tanto, las puedes abolir. (T.1.I.24.1)

Eso es lo que la Biblia quiere decir con "Ya no habrá muerte", y por lo

que yo pude demostrar que la muerte no existe. (T.1.IV.4.2)

El término "Juicio Final" asusta no sólo porque ha sido proyectado sobre

Dios, sino también por la asociación de la palabra "final" con la muerte.

(T.2.VIII.5.1)

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La mente puede hacer que la creencia en la separación sea muy real y

aterradora, y esta creencia es lo que es el "diablo". Es una idea poderosa,

dinámica y destructiva que está en clara oposición a Dios debido a que

literalmente niega Su Paternidad. Examina tu vida y observa lo que el diablo

ha hecho. Pero date cuenta de que eso que ha hecho se desvanecerá

completamente a la luz de la verdad, ya que su cimiento es una mentira. El

hecho de que Dios te haya creado constituye el único cimiento que no puede

ser debilitado, ya que la luz se encuentra en él. Tu punto de partida es la

verdad, y tienes que retornar a tu Origen. Mucho se ha visto desde entonces,

pero en realidad no ha ocurrido nada. Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a

pesar de que tu mente está en conflicto. Todavía no has retornado lo

suficiente, y de ahí que tengas tanto miedo. A medida que te acercas a tu

Origen, experimentas el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento

como si se tratase del miedo a la muerte. Pero la muerte no existe. Lo que

existe es la creencia en la muerte. (T.3.VII.5.10)

Pero la muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la muerte.

(T.3.VII.5.11)

Tú que tienes miedo de la salvación estás eligiendo la muerte.

(T.3.VII.6.5) Vida y muerte, luz y obscuridad, conocimiento y percepción,

son conceptos irreconciliables. (T.3.VII.6.6)

Al mundo no se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad,

y la verdad sólo la pueden conocer aquellos para quienes el Reino fue

creado, y por quienes espera. (T.3.VII.6.11)

Hasta que no lo hagas, estarás desperdiciando tu vida, ya que ésta

simplemente seguirá siendo una repetición de la separación, de la pérdida de

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poder, de los esfuerzos fútiles que el ego lleva a cabo en busca de

compensación y, finalmente, de la crucifixión del cuerpo o muerte.

(T.4.IN.3.4-5)

Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que

eres eterno. Tal vez pienses que esto se logra con la muerte, pero con la

muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. Todo se logra con la

vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la

mente. El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres

vida. Si compartimos la misma mente, tú puedes superar la muerte puesto

que yo la superé. La muerte es un intento de resolver conflictos no tomando

ninguna decisión. Al igual que todas las demás soluciones imposibles que el

ego propugna, ésta tampoco resultará. (T.6.V.A.1.2)

Si compartimos la misma mente, tú puedes superar la muerte puesto que

yo la superé. (T.6.V.A.1.5)

Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas

del miedo a despertar. (T.8.IX.3.2)

La manera en que te despiertas indica cómo usaste el tiempo que pasaste

durmiendo. ¿A quién se lo ofreciste? ¿Bajo que maestro lo pusiste? Siempre

que te despiertas desanimado es que no se lo ofreciste al Espíritu Santo. Sólo

cuando te despiertas feliz utilizaste el tiempo que pasaste durmiendo en

armonía con Su propósito. Dormir puede ciertamente "drogarte" si lo usas

indebidamente en favor de la enfermedad. Dormir no es una forma de

muerte de la misma manera en que la muerte no es una forma de

inconsciencia. La inconsciencia total es imposible. Puedes descansar en paz

debido únicamente a que estás despierto. (T.8.IX.4.7)

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No se dan cuenta de que negar a Dios es negar su propia Identidad, y en

este sentido el costo del pecado es la muerte. (T.10.V.1.5)

Parece como si la enfermedad y la muerte hubiesen entrado en la mente

del Hijo en contra de la Voluntad del Padre. El "ataque a Dios" le hizo

pensar a Su Hijo que era huérfano, y como resultado de su depresión inventó

al dios de la depresión. Ésa fue su alternativa a la dicha porque no estaba

dispuesto a aceptar que, si bien era un creador, él mismo había sido creado.

El Hijo, sin embargo, se encuentra desamparado sin el Padre, Quien

constituye su única Ayuda. (T.10.V.4.1)

El Hijo de Dios no puede disponer la muerte para sí mismo porque su

Padre es Vida y Su Hijo es como Él. (T.11.I.9.10)

No hallarás paz hasta que hayas extraído los clavos de las manos del Hijo

de Dios y hayas sacado la última espina de su frente. El Amor de Dios rodea

a Su Hijo, a quien el dios de la crucifixión condena. No enseñes que mi

muerte fue en vano. Enseña, más bien, que no morí, demostrando que vivo

en ti. Pues poner fin a la crucifixión del Hijo de Dios es la tarea de la

redención, en la cual todo el mundo juega un papel igualmente importante.

Dios no juzga a Su inocente Hijo. Habiéndose dado a Sí Mismo a él, ¿cómo

iba a poder juzgarlo? (T.11.VI.7.3)

Te has crucificado a ti mismo y te has puesto una corona de espinas sobre

la cabeza. Aun así, no puedes crucificar al Hijo de Dios, pues la Voluntad de

Dios no puede morir. Su Hijo ha sido redimido de su propia crucifixión, y tú

no puedes condenar a muerte a quien Dios ha dado vida eterna. El sueño de

la crucifixión aún descansa pesadamente sobre tus ojos, pero lo que ves en

sueños no es la realidad. Mientras sigas percibiendo al Hijo de Dios como

crucificado, es que estás dormido. Y mientras creas que puedes crucificarle,

estarás simplemente teniendo pesadillas. Tú que estás comenzando a

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despertar, todavía eres consciente de tus sueños y aún no los has olvidado.

Te olvidarás de ellos y cobrarás conciencia de Cristo cuando otros despierten

para compartir contigo tu redención. (T.11.VI.8.3)

Dios ama ciertamente el mundo real y aquellos que perciben la realidad

de éste no pueden ver el mundo de la muerte, pues la muerte no forma parte

del mundo real, en el que todo es un reflejo de lo eterno. (T.12.III.8.2-3)

Dios te dio el mundo real a cambio del mundo que tú fabricaste como

resultado de la división de tu mente, el cual es el símbolo de la muerte.

(T.12.III.8.4)

El mundo que percibes es un mundo de separación. Quizá estés dispuesto

a aceptar incluso la muerte con tal de negar a tu Padre. Sin embargo, Él no

dispuso que fuese así, y, por lo tanto, no es así. Tu voluntad sigue siendo

incapaz de oponerse a lo que la Suya dispone, y ésa es la razón de que no

tengas ningún control sobre el mundo que fabricaste. No es éste un mundo

que provenga de la voluntad, pues está regido por el deseo de ser diferente

de Dios, y ese deseo no tiene nada que ver con la voluntad. El mundo que

has fabricado es, por lo tanto, completamente caótico, y está regido por

"leyes" arbitrarias que no tienen sentido ni significado alguno. Se compone

de lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes

miedo de ello. Sin embargo, un mundo así sólo se puede encontrar en la

mente de su hacedor, junto con su verdadera salvación. No creas que se

encuentra fuera de ti, ya que únicamente reconociendo dónde se encuentra es

como podrás tener control sobre él. Ciertamente tienes control sobre tu

mente, ya que la mente es el mecanismo de decisión. (T.12.III.9.2)

Contempla el Guía que tu Padre te ha dado, para que puedas aprender que

posees vida eterna, pues la muerte no es la Voluntad de tu Padre ni la tuya, y

todo lo que es verdad es la Voluntad del Padre. (T.12.IV.6.1-2)

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La vida no te cuesta nada, pues se te dio, pero por la muerte tienes

ciertamente que pagar, y pagar un precio exorbitante. (T.12.IV.6.3)

Si la muerte es tu tesoro, venderás todo lo demás para comprarla.

(T.12.IV.6.4)

El Espíritu Santo te guía hacia la vida eterna, pero tienes que abandonar

tu interés por la muerte, o, de lo contrario, no podrás ver la vida aunque te

rodea por todas partes. (T.12.IV.7.6)

Recuerda, pues, que cada vez que miras fuera de ti y no reaccionas

favorablemente ante lo que ves, te has juzgado a ti mismo como indigno y te

has condenado a muerte. (T.12.VII.13.1)

La pena de muerte es la meta final del ego porque está convencido de que

eres un criminal que merece la muerte, tal como Dios sabe que eres

merecedor de la vida. (T.12.VII.13.2)

La pena de muerte nunca abandona la mente del ego, pues eso es lo que

siempre tiene reservado para ti al final. (T.12.VII.13.3)

Deseando destruirte como expresión final de sus sentimientos hacia ti, te

deja vivir sólo para que esperes la muerte. (T.12.VII.13.4)

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Pues mientras te sientas culpable estarás escuchando la voz del ego, la

cual te dice que has traicionado a Dios y que, por lo tanto, mereces la

muerte. (T.12.VII.14.4)

Pensarás que la muerte procede de Dios, y no del ego, porque al

confundirte a ti mismo con el ego, creerás que deseas la muerte.

(T.12.VII.14.5)

Cuando te sientas tentado de sucumbir ante el deseo de la muerte,

recuerda que yo no morí. Te darás cuenta de que esto es cierto cuando mires

dentro de ti y me veas. ¿Cómo iba yo a haber superado la muerte para mí

solo? ¿Y cómo iba a haberme dado el Padre vida eterna a mí, a no ser que

también te la hubiese dado a ti? Cuando aprendas a ponerme de manifiesto

jamás verás la muerte, Pues habrás contemplado lo inmortal en ti mismo, y

así, al contemplar un mundo que no puede morir, sólo verás lo eterno.

(T.12.VII.15.1)

Cuando aprendas a ponerme de manifiesto jamás verás la muerte, Pues

habrás contemplado lo inmortal en ti mismo, y así, al contemplar un mundo

que no puede morir, sólo verás lo eterno. (T.12.VII.15.5-6)

Pues este mundo es el símbolo del castigo, y todas las leyes que parecen

regirlo son las leyes de la muerte. (T.13.IN.2.4)

La aceptación de la culpabilidad en la mente del Hijo de Dios fue el

comienzo de la separación, de la misma manera en que la aceptación de la

Expiación es su final. El mundo que ves es el sistema ilusorio de aquellos a

quienes la culpabilidad ha enloquecido. Contempla detenidamente este

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mundo y te darás cuenta de que así es. Pues este mundo es el símbolo del

castigo, y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte. Los

niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. Su crecimiento va

acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la

separación y la muerte. Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros,

y sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. Parecen amar,

sin embargo, abandonan y son abandonados. Parecen perder aquello que

aman, la cual es quizá la más descabellada de todas las creencias. Y sus

cuerpos se marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan

de existir. Ni uno solo de ellos ha podido dejar de creer que Dios es cruel.

(T.13.IN.2.6)

Mientras sigas creyendo que el Hijo de Dios es culpable seguirás

caminando a lo largo de esa alfombra, creyendo que conduce a la muerte.

(T.13.I.3.6)

La más tenebrosa de las piedras angulares que ocultas, mantiene tu

creencia en la culpabilidad fuera de tu conciencia, pues en ese lugar

tenebroso y secreto yace el reconocimiento de que has traicionado al Hijo de

Dios al haberlo condenado a muerte. (T.13.II.3.1-2)

He dicho que la crucifixión es el símbolo del ego. Cuando el ego se

enfrentó con la verdadera inocencia del Hijo de Dios intentó darle muerte, y

la razón que adujo fue que la inocencia es una blasfemia contra Dios. Para el

ego, el ego es Dios, y la inocencia tiene que ser interpretada como la

máxima expresión de culpabilidad que justifica plenamente el asesinato.

Todavía no entiendes que cualquier miedo que puedas experimentar en

conexión con este curso procede, en última instancia, de esa interpretación,

pero si examinases las reacciones que éste suscita en ti, te convencerías cada

vez más de que eso es cierto. (T.13.II.6.2)

Bajo los tenebrosos cimientos del ego yace el recuerdo de Dios, y de eso

es de lo que realmente tienes miedo. Pues este recuerdo te restituiría

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instantáneamente al lugar donde te corresponde estar, del cual te has querido

marchar. El miedo al ataque no es nada en comparación con el miedo que le

tienes al amor. Estarías dispuesto incluso a examinar tu salvaje deseo de dar

muerte al Hijo de Dios, si pensases que eso te podría salvar del amor. Pues

este deseo causó la separación, y lo has protegido porque no quieres que ésta

cese. Te das cuenta de que, al despejar la tenebrosa nube que lo oculta, el

amor por tu Padre te impulsaría a contestar Su llamada y a llegar al Cielo de

un salto. Crees que el ataque es la salvación porque el ataque impide que eso

ocurra. Pues subyacente a los cimientos del ego, y mucho más fuerte de lo

que éste jamás pueda ser, se encuentra tu intenso y ardiente amor por Dios, y

el Suyo por ti. Esto es lo que realmente quieres ocultar. (T.13.III.2.4)

Puedes aceptar la demencia porque es obra tuya, pero no puedes aceptar

el amor porque no fuiste tú quien lo creó. Prefieres ser un esclavo de la

crucifixión que un Hijo de Dios redimido. Tu muerte individual parece más

valiosa que tu unicidad viviente, pues lo que se te ha dado no te parece tan

valioso como lo que tú has fabricado. Tienes más miedo de Dios que del

ego, y el amor no puede entrar donde no se le da la bienvenida. Pero el odio

sí que puede, pues entra por su propia voluntad sin que le importe la tuya.

(T.13.III.5.3)

Dadas las circunstancias, ¿no sería más deseable estar equivocado, aparte

del hecho de que, en efecto, lo estás? Aunque tal vez se podría argumentar

que la muerte indica que antes hubo vida, nadie sostendría que prueba que la

vida existe. Incluso la vida previa a la que la muerte parece señalar, habría

sido inútil si tan sólo hubiese desembocado en la muerte y necesitase de ésta

para probar que existió. Pones en duda el Cielo, pero no pones en duda la

muerte. No obstante, podrías sanar y ser sanado si la pusieses en duda. Y

aunque no sabes lo que es el Cielo, ¿no sería éste más deseable que la

muerte? Has sido tan selectivo con respecto a lo que pones en duda como

con respecto a lo que percibes. Una mente receptiva es mucho más honesta

que eso. (T.13.IV.3.3)

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Pones en duda el Cielo, pero no pones en duda la muerte. (T.13.IV.3.4)

Y aunque no sabes lo que es el Cielo, ¿no sería éste más deseable que la

muerte? (T.13.IV.3.6)

Tú no deseas realmente el mundo que ves, pues no ha hecho más que

decepcionarte desde los orígenes del tiempo. Las casas que erigiste jamás te

dieron cobijo. Los caminos que construiste no te llevaron a ninguna parte, y

ninguna de las ciudades que fundaste ha resistido el asalto demoledor del

tiempo. Todo lo que has hecho lleva impreso sobre sí el estigma de la

muerte. No lo tengas en tanta estima, pues es un mundo viejo y decrépito, e

incluso según lo construías estaba ya listo para retornar al polvo. Este mundo

doliente no tiene el poder de influenciar al mundo viviente en absoluto. Tú

no puedes conferirle ese poder, y si bien lo abandonas con tristeza, en él no

puedes encontrar el camino que conduce más allá de él hacia el otro mundo.

(T.13.VII.3.4)

Las mejores alternativas que el ego ofrece para contrarrestar lo que se

percibe como la ruda intromisión de la culpabilidad en la paz son: el olvido,

el sueño y la muerte. (T.13.XI.1.1)

Sí, en verdad eres bendito. Mas en este mundo no te das cuenta de ello.

No obstante, tienes los medios para aprender que lo eres y verlo claramente.

El Espíritu Santo usa la lógica con tanta facilidad y eficacia como lo hace el

ego, salvo que Sus conclusiones no son dementes. Éstas toman una dirección

diametralmente opuesta y apuntan tan claramente hacia el Cielo como el ego

apunta hacia las tinieblas y la muerte. Hemos examinado gran parte de la

lógica del ego y hemos visto sus conclusiones lógicas. Y habiéndolas visto,

nos hemos dado cuenta de que tales conclusiones no se pueden ver excepto

en ilusiones, pues sólo ahí parece verse claramente su aparente claridad.

Démosles la espalda ahora y sigamos la simple lógica que el Espíritu Santo

utiliza para enseñar las sencillas conclusiones que hablan en favor de la

verdad y sólo de la verdad. Si eres bendito y no lo sabes, necesitas aprender

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que ciertamente lo eres. El conocimiento no es algo que se pueda enseñar,

pero sus condiciones se tienen que adquirir, pues eso fue lo que desechaste.

Puedes aprender a bendecir, pero no puedes dar lo que no tienes. Por lo

tanto, si ofreces una bendición, primero te tiene que haber llegado a ti. Y

tienes también que haberla aceptado como tuya, pues, de lo contrario, ¿cómo

podrías darla? Por eso es por lo que los milagros dan testimonio de que eres

bendito. Si perdonas completamente es porque has abandonado la

culpabilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado cuenta de que

eres inocente. ¿Cómo ibas a percatarte de lo que se ha hecho por ti, sin tú

saberlo, a menos que hicieses lo que no podrías sino hacer si se hubiese

hecho por ti? (T.14.IN.1.5)

Deja el mundo de la muerte atrás, y regresa al Cielo en paz. (T.14.V.1.8)

La muerte cede ante la vida, simplemente porque la destrucción no es

verdad. (T.14.VI.4.1)

La santidad espera serenamente en el templo el regreso de aquellos que la

aman. La Presencia sabe que ellos retornarán a la pureza y a la gracia. La

misericordia de Dios los admitirá con gran ternura, desvaneciendo toda

sensación de dolor y pérdida con la garantía inmortal del Amor de su Padre.

Allí el miedo a la muerte será reemplazado por la alegría de vivir, pues Dios

es Vida, y ellos moran en la Vida. La Vida es tan santa como la Santidad

mediante la que fue creada. La Presencia de la santidad vive en todo lo que

vive, pues la santidad creó la vida y no puede abandonar lo que creó tan

santo como ella misma. (T.14.IX.4.4-5)

El objetivo del ego es la muerte, que es su propio fin. (T.15.I.2.8)

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El ego es un aliado del tiempo, pero no un amigo. Pues desconfía tanto de

la muerte como de la vida, y lo que desea para ti, él no lo puede tolerar. El

ego te quiere ver muerto, pero él no quiere morir. El resultado de esta

extraña doctrina no puede ser otro, por lo tanto, que el de convencerte de que

él te puede perseguir más allá de la tumba. Y al no estar dispuesto a que ni

siquiera en la muerte encuentres paz, te ofrece inmortalidad en el infierno.

Te habla del Cielo, pero te asegura que el Cielo no es para ti. Pues, ¿qué

esperanzas pueden tener los culpables de ir al Cielo? (T.15.I.3.2)

Y al no estar dispuesto a que ni siquiera en la muerte encuentres paz, te

ofrece inmortalidad en el infierno. (T.15.I.3.5)

Creer en el infierno es ineludible para aquellos que se identifican con el

ego. Sus pesadillas y sus miedos están asociados con él. El ego te enseña que

el infierno está en el futuro, pues ahí es hacia donde todas sus enseñanzas

apuntan. Su objetivo es el infierno. Pues aunque tiene por finalidad la muerte

y la disolución, él mismo no cree en ello. El objetivo de muerte que ansía

para ti, le deja insatisfecho. Nadie que siga sus enseñanzas puede estar libre

del miedo a la muerte. Sin embargo, si se pensase en la muerte simplemente

como el fin del dolor, ¿se le tendría miedo? Hemos visto antes esta extraña

paradoja en el sistema de pensamiento del ego, pero nunca tan claramente

como aquí. Pues el ego tiene que dar la impresión de que mantiene al miedo

alejado de ti para conservar tu fidelidad. Pero tiene que generar miedo para

protegerse a sí mismo. Una vez más, el ego intenta y lo logra con demasiada

frecuencia, hacer ambas cosas, valiéndose de la disociación para mantener

sus metas contradictorias unidas, de manera que parezcan estar en armonía.

El ego enseña, por lo tanto, que la muerte es el final en lo que respecta a

cualquier esperanza de alcanzar el Cielo. Sin embargo, puesto que tú y el

ego no podéis estar separados, y puesto que él no puede concebir su propia

muerte, te seguirá persiguiendo porque la culpabilidad es eterna. Tal es la

versión que el ego tiene de la inmortalidad. Y eso es lo que su versión del

tiempo apoya. (T.15.I.4.8)

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El ego enseña, por lo tanto, que la muerte es el final en lo que respecta a

cualquier esperanza de alcanzar el Cielo. (T.15.I.4.13)

Sin embargo, puesto que tú y el ego no podéis estar separados, y puesto

que él no puede concebir su propia muerte, te seguirá persiguiendo porque la

culpabilidad es eterna. (T.15.I.4.14)

Si percibieses la relación especial como un triunfo sobre Dios, ¿la

desearías? No pensemos en su naturaleza aterrante, ni en la culpabilidad que

necesariamente conlleva, ni en la tristeza, ni en la soledad. Pues esos no son

sino atributos de la doctrina de la separación, y de todo el contexto en que se

cree que ésta tiene lugar. El tema central de su letanía al sacrificio es que

para que tú puedas vivir Dios tiene que morir. Y ése es el tema que se

exterioriza en la relación especial. Mediante la muerte de tu yo, crees poder

atacar al yo de otro, arrebatárselo, y así reemplazar al yo que detestas. Y lo

detestas porque piensas que no te ofrece la clase de especialismo que tú

exiges. Y al odiarlo lo conviertes en algo ínfimo e indigno porque tienes

miedo de él. (T.16.V.10.6)

Se erige un altar entre dos personas separadas, en el que cada una intenta

matar a su yo e instaurar en su cuerpo otro yo que deriva su poder de la

muerte del otro. (T.16.V.11.5)

El rito de compleción no puede completar, pues la vida no procede de la

muerte, ni el Cielo del infierno. (T.16.V.11.8)

La relación especial debe reconocerse como lo que es: un rito absurdo en

el que se extrae fuerza de la muerte de Dios y se transfiere a Su asesino

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como prueba de que la forma ha triunfado sobre el contenido y de que el

amor ha perdido su significado. (T.16.V.12.4)

Ningún rito que hayas inventado en el que la danza de la muerte te deleita

puede causar la muerte de lo eterno, ni aquello que has elegido para

substituir a la Plenitud de Dios puede ejercer influencia alguna sobre ella.

(T.16.V.12.10-11)

Sólo los que son completamente dementes podrían contemplar la muerte

y el sufrimiento, la enfermedad y la desesperanza, y considerarlos bellos y

santos. (T.16.VI.10.3)

La verdad en sí no necesita defensa, mas tú necesitas ser defendido contra

tu aceptación del regalo de muerte. (T.17.IV.10.2)

Tú que crees que Dios es miedo tan sólo llevaste a cabo una substitución.

Ésta ha adoptado muchas formas porque fue la substitución de la verdad por

la ilusión; la de la plenitud por la fragmentación. Dicha substitución a su vez

ha sido tan desmenuzada y subdividida, y dividida de nuevo una y otra vez,

que ahora resulta casi imposible percibir que una vez fue una sola y que

todavía sigue siendo lo que siempre fue. Ese único error, que llevó a la

verdad a la ilusión, a lo infinito a lo temporal, y a la vida a la muerte, fue el

único que jamás cometiste. Todo tu mundo se basa en él. Todo lo que ves lo

refleja, y todas las relaciones especiales que jamás entablaste proceden de él.

(T.18.I.4.4)

Y ni Dios ni Su santísimo Hijo pueden hospedarse en una morada donde

reina el odio, y donde tú has sembrado semillas de venganza, violencia y

muerte. (T.18.VI.7.2)

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Pues el costo del pecado es la muerte, y ¿podría acaso perecer lo que es

inmortal? (T.19.II.3.6)

No hay un solo baluarte en toda la ciudadela fortificada del ego más

celosamente defendido que la idea de que el pecado es real, y de que es la

expresión natural de lo que el Hijo de Dios ha hecho de sí mismo y de lo que

es. Para el ego eso no es un error. Pues ésa es su realidad: la "verdad" de la

que nunca se podrá escapar. Ése es su pasado, su presente y su futuro. Pues

de alguna manera se las ha arreglado para corromper a su Padre y hacerle

cambiar de parecer por completo. ¡Llora, pues, la muerte de Dios, a Quien el

pecado asesinó! Éste sería el deseo del ego, que en su demencia cree haberlo

logrado. (T.19.II.7.6)

A los mensajeros del miedo se les ordena con aspereza que vayan en

busca de culpabilidad, que hagan acopio de cualquier retazo de maldad y de

pecado que puedan encontrar sin que se les escape ninguno so pena de

muerte, y que los depositen ante su señor y amo respetuosamente.

(T.19.IV.A.I.11.2)

Para el ego el pecado significa muerte, y así la expiación se alcanza

mediante el asesinato. (T.19.IV.A.I.17.3)

Nadie puede morir por otro, y la muerte no expía los pecados.

(T.19.IV.A.I.17.8)

Se me da la bienvenida en un estado de gracia, lo cual quiere decir que

finalmente me has perdonado. Pues me convertí en el símbolo de tu pecado,

y por esa razón tuve que morir en tu lugar. Para el ego el pecado significa

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muerte, y así la expiación se alcanza mediante el asesinato. Se considera que

la salvación es un medio a través del cual el Hijo de Dios fue asesinado en tu

lugar. Mas ¿iba acaso a ofrecerte a ti, a quien quiero, mi cuerpo, sabiendo lo

insignificante que es? ¿O, por el contrario, te enseñaría que los cuerpos no

nos pueden separar? Mi cuerpo no fue más valioso que el tuyo; ni fue

tampoco un mejor instrumento para comunicar lo que es la salvación, si bien

no Su fuente. Nadie puede morir por otro, y la muerte no expía los pecados.

Pero puedes vivir para mostrar que la muerte no es real. El cuerpo

ciertamente parecerá ser el símbolo del pecado mientras creas que puede

proporcionarte lo que deseas. Y mientras creas que puede darte placer,

creerás también que puede causarte dolor. Pensar que podrías estar contento

y satisfecho con tan poco es herirte a ti mismo; y limitar la felicidad de la

que podrías gozar es recurrir al dolor para que llene tus escasas reservas y

haga tu vida más plena. Esto es compleción tal como el ego lo entiende.

Pues la culpabilidad se infiltra subrepticiamente allí donde se ha desplazado

a la felicidad, y la substituye. La comunión es otra forma de compleción, que

se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más allá del

cuerpo. (T.19.IV.A.I.17.9)

No hagas caso de su locura, ni creas que lo imposible es verdad. No

olvides que el ego ha consagrado el cuerpo al objetivo del pecado y que

tiene absoluta fe de que el cuerpo puede lograrlo. Sus sombríos discípulos

entonan incesantemente alabanzas al cuerpo, en solemne celebración del

poderío del ego. No hay ni uno solo que no crea que sucumbir a la atracción

de la culpabilidad es la manera de escaparse del dolor. Ni uno solo de ellos

puede dejar de identificarse a sí mismo con su propio cuerpo, sin el cual

moriría, pero dentro del cual, su muerte es igualmente inevitable.

(T.19.IV.B.I.16.5)

Los discípulos del ego no se dan cuenta de que se han consagrado a sí

mismos a la muerte. (T.19.IV.B.I.17.1)

De igual manera, el ego encuentra la muerte que busca, y te la devuelve a

ti. (T.19.IV.B.I.17.6)

Page 18: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

A ti y a tu hermano, en cuya relación especial el Espíritu Santo entró a

formar parte, se os ha concedido liberar -y ser liberados- del culto a la

muerte. Pues esto fue lo que se os ofreció, y vosotros lo aceptasteis. No

obstante, tenéis que aprender más acerca de este extraño culto, pues encierra

el tercer obstáculo que la paz debe superar. Nadie puede morir a menos que

elija la muerte. Lo que parece ser el miedo a la muerte es realmente su

atracción. La culpabilidad es asimismo algo temido y temible. Mas no ejerce

ningún poder, excepto sobre aquellos que se sienten atraídos por ella y la

buscan. Y lo mismo ocurre con la muerte. Concebida por el ego, su

tenebrosa sombra se extiende sobre toda cosa viviente porque el ego es el

"enemigo" de la vida. (T.19.IV.C.1.1)

Lo que parece ser el miedo a la muerte es realmente su atracción.

(T.19.IV.C.1.5)

Mas una sombra no puede matar. ¿Qué es una sombra para los que viven?

Basta con que la pasen de largo para que desaparezca. ¿Y qué ocurre con

aquellos cuya consagración no es a la vida; los "pecadores" enlutados, el

lúgubre coro del ego, quienes se arrastran penosamente en dirección

contraria a la vida, tirando de sus cadenas y marchando en lenta procesión en

honor de su sombrío dictador, señor y amo de la muerte? Toca a cualquiera

de ellos con las dulces manos del perdón, y observa cómo desaparecen sus

cadenas, junto con las tuyas. Ve cómo se despoja del ropaje de luto con el

que iba vestido a su propio funeral y óyele reírse de la muerte. Gracias a tu

perdón puede escapar de la sentencia que el pecado quería imponerle. Esto

no es arrogancia. Es la Voluntad de Dios. ¿Qué podría ser imposible para ti

que elegiste que Su Voluntad fuese la tuya? ¿Qué significado podría tener la

muerte para ti? Tu dedicación no es a la muerte ni a su amo. Cuando

aceptaste el glorioso propósito del Espíritu Santo en vez del del ego,

renunciaste a la muerte y la substituiste por la vida. Ya sabemos que ninguna

idea abandona su fuente. Y la muerte es el resultado del pensamiento al que

llamamos ego, tan inequívocamente como la vida es el resultado del

Pensamiento de Dios. (T.19.IV.C.2.4)

Page 19: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

El pecado, la culpabilidad y la muerte se originaron en el ego, en clara

oposición a la vida, a la inocencia y a la Voluntad de Dios mismo.

(T.19.IV.C.I.3.1)

Pero una cosa es segura: Dios, que no creó ni el pecado ni la muerte, no

dispone que tú estés aprisionado por ellos. (T.19.IV.C.I.3.3)

Es un cuerpo que ellos consagraron a la muerte, un símbolo de

corrupción, un sacrificio al pecado, ofrecido a éste para que se cebe en él y,

de este modo, siga viviendo; algo condenado, maldecido por su hacedor y

lamentado por todos los miembros de la procesión fúnebre que se identifican

con él. (T.19.IV.C.I.4.2)

¿Y qué es ese cuerpo vestido de negro que quieren enterrar? Es un cuerpo

que ellos consagraron a la muerte, un símbolo de corrupción, un sacrificio al

pecado, ofrecido a éste para que se cebe en él y, de este modo, siga viviendo;

algo condenado, maldecido por su hacedor y lamentado por todos los

miembros de la procesión fúnebre que se identifican con él. Tú que crees

haber sentenciado al Hijo de Dios a esto eres arrogante. Pero tú que quieres

liberarlo no haces sino honrar la Voluntad de su Creador. La arrogancia del

pecado, el orgullo de la culpabilidad, el sepulcro de la separación, son todos

parte de tu consagración a la muerte, lo cual aún no has reconocido. El brillo

de culpabilidad con el que revestiste al cuerpo no haría sino destruirlo. Pues

lo que el ego ama, lo mata por haberle obedecido. Pero no puede matar a lo

que no le obedece. (T.19.IV.C.I.4.5)

La muerte, de ser real, supondría la ruptura final y absoluta de la

comunicación, lo cual es el objetivo del ego. (T.19.IV.C.I.6.5)

Page 20: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Aquellos que tienen miedo de la muerte no ven con cuánta frecuencia y

con cuánta fuerza claman por ella, implorándole que venga a salvarlos de la

comunicación. (T.19.IV.C.I.7.1)

Pues consideran que la muerte es un refugio: el gran salvador tenebroso

que libera de la luz de la verdad, la respuesta a la Respuesta, lo que acalla la

Voz que habla en favor de Dios. (T.19.IV.C.I.7.2)

El obstáculo que tu aparente amor por la muerte supone y que la paz debe

superar parece ser muy grande. (T.19.IV.C.I.7.5)

Bajo el polvoriento contorno de su mundo distorsionado, el ego quiere

dar sepultura al Hijo de Dios, a quien ordenó asesinar, y en cuya

putrefacción reside la prueba de que Dios Mismo es impotente ante el

poderío del ego e incapaz de proteger la vida que Él creó contra el cruel

deseo de matar del ego. Hermano mío, criatura de Dios, esto no es más que

un sueño de muerte. No hay funeral, ni altares tenebrosos, ni mandamientos

siniestros, ni distorsionados ritos de condena a los que el cuerpo te pueda

conducir. No pidas que se te libere de eso. Más bien, libera al cuerpo de las

despiadadas e inexorables órdenes a las que lo sometiste y perdónalo por lo

que tú le ordenaste hacer. Al exaltarlo lo condenaste a morir, pues sólo la

muerte podía derrotar a la vida. ¿Y qué otra cosa, sino la demencia, podría

percibir la derrota de Dios y creer que es real? (T.19.IV.C.I.8.2)

El miedo a la muerte desaparecerá a medida que la atracción que ésta

ejerce ceda ante la verdadera atracción del amor. El final del pecado, que

anida quedamente en la seguridad de tu relación, protegido por tu unión con

tu hermano y listo para convertirse en una poderosa fuerza al servicio de

Dios, está muy cerca. El amor protege celosamente los primeros pasos de la

salvación, la resguarda de cualquier pensamiento que la pudiese atacar y la

Page 21: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

prepara silenciosamente para cumplir la imponente tarea para la que se te

concedió. Los ángeles dan sustento a tu recién nacido propósito, el Espíritu

Santo le da abrigo y Dios Mismo vela por él. No tienes que protegerlo; ya

dispones de él. Pues es inmortal, y en él reside el final de la muerte.

(T.19.IV.C.I.9.1)

Cuando alguna cosa te parezca ser una fuente de miedo, cuando una

situación te llene de terror y haga que tu cuerpo se estremezca y se vea

cubierto con el frío sudor del miedo, recuerda que siempre es por la misma

razón: el ego ha percibido la situación como un símbolo de miedo, como un

signo de pecado y de muerte. (T.19.IV.C.I.11.1)

¿Qué verías si no tuvieses miedo de la muerte? ¿Qué sentirías y pensarías

si la muerte no te atrajese? Simplemente recordarías a tu Padre. Recordarías

al Creador de la vida, la Fuente de todo lo que vive, al Padre del universo y

del universo de los universos, así como de todo lo que se encuentra más allá

de ellos. Y conforme esta memoria surja en tu mente, la paz tendrá todavía

que superar el obstáculo final, tras el cual se consuma la salvación y al Hijo

de Dios se le restituye completamente la cordura. Pues ahí acaba tu mundo.

(T.19.IV.D.1.1)

Pues este velo obscuro, que hace que la faz de Cristo se asemeje a la de

un leproso y que los radiantes rayos del Amor de Su Padre que iluminan Su

rostro con gloria parezcan chorros de sangre, se desvanecerá ante la

deslumbrante luz que se encuentra más allá de él una vez que el miedo a la

muerte haya desaparecido. (T.19.IV.D.2.3)

La dedicación a la muerte y a su soberanía no es más que el voto

solemne, la promesa que en secreto le hiciste al ego de jamás descorrer ese

velo, de no acercarte a él y de ni siquiera sospechar que está ahí.

(T.19.IV.D.3.2)

Page 22: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Observa cómo la creencia en la muerte parece "salvarte". Pues si ésta

desapareciese, ¿a qué le podrías temer, sino a la vida? La atracción de la

muerte es lo que hace que la vida parezca ser algo feo, cruel y tiránico. Tu

miedo a la muerte no es mayor que el que le tienes al ego. Ambos son los

amigos que tú has elegido, ya que en tu secreta alianza con ellos has

acordado no permitir que jamás se revoque el temor a Dios, de modo que

pudieses contemplar la faz de Cristo y unirte a Él en Su Padre.

(T.19.IV.D.4.1)

La atracción de la muerte es lo que hace que la vida parezca ser algo feo,

cruel y tiránico. (T.19.IV.D.4.3)

Tu miedo a la muerte no es mayor que el que le tienes al ego.

(T.19.IV.D.4.4)

Y la atracción de la muerte desaparece para siempre a medida que la

atracción del amor despierta en ti y te llama. (T.19.IV.D.5.5)

La "belleza" del pecado, la sutil atracción de la culpabilidad, la "santa"

imagen encerada de la muerte y el temor de la venganza del ego a quien le

juraste con sangre que no lo abandonarías, se alzan todos, y te ruegan que no

levantes la mirada. (T.19.IV.D.6.3)

Ningún deseo desquiciado, ningún impulso trivial de volverte a olvidar,

ninguna punzada de miedo, ni el frío sudor de lo que aparenta ser la muerte

pueden oponerse a tu voluntad. (T.19.IV.D.7.6)

Page 23: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Concedámonos la redención unos a otros y compartámosla, para

podernos levantar unidos en la resurrección, y no separados en la muerte.

(T.19.IV.D.I.17.5)

Libera a tu hermano aquí, tal como yo te liberé a ti. Hazle el mismo

regalo, y contémplalo sin ninguna clase de condena. Considéralo tan

inocente como yo te considero a ti, y pasa por alto los pecados que él cree

ver en sí mismo. Ofrécele en este huerto de aparente agonía y muerte su

libertad y completa emancipación del pecado. De esta manera, allanaremos

juntos el camino que conduce a la resurrección del Hijo de Dios y le

permitiremos elevarse de nuevo al feliz recuerdo de su Padre, Quien no

conoce el pecado ni la muerte, sino sólo la vida eterna. (T.19.IV.D.I.18.4)

Esta semana empieza con ramos y termina con azucenas, el signo puro y

santo de que el Hijo de Dios es inocente. No permitas que ningún signo

lúgubre de crucifixión se interponga entre la jornada y su propósito, entre la

aceptación de la verdad y su expresión. Esta semana celebramos la vida, no

la muerte. Y honramos la perfecta pureza del Hijo de Dios, no sus pecados.

Hazle a tu hermano la ofrenda de las azucenas, no la de una corona de

espinas; el regalo del amor, no el "regalo" del miedo. Te encuentras a su

lado, con espinas en una mano y azucenas en la otra, indeciso con respecto a

cuál le vas a dar. Únete a mí ahora, deshazte de las espinas y, en su lugar,

ofrécele las azucenas. Lo que quiero esta Pascua es el regalo de tu perdón,

que tú me concedes y yo te devuelvo. No podemos unirnos en la crucifixión

ni en la muerte. Ni tampoco puede consumarse la resurrección hasta que tu

perdón descanse sobre Cristo, junto con el mío. (T.20.I.2.3)

No podemos unirnos en la crucifixión ni en la muerte. (T.20.I.2.9)

Page 24: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Pues tú has pedido -y se te ha concedido- la fortaleza para poder

enfrentarte a este último obstáculo, y no ver clavos ni espinas que

crucifiquen al Hijo de Dios y lo coronen como rey de la muerte. (T.20.II.7.8)

¿Te gusta lo que has fabricado? Un mundo de asesinatos y de ataque por

el que te abres paso tímidamente en medio de constantes peligros, solo y

temeroso, esperando a lo sumo a que la muerte se demore un poco antes de

que se abalance sobre ti y desaparezcas. (T.20.III.4.2) Los asesinos están

aterrorizados y los que matan tienen miedo de la muerte. (T.20.III.4.5)

Él no le confiere poder alguno al pecado, que, por consiguiente, no tiene

ninguno; tampoco le confiere poder a sus resultados tal como el mundo los

ve: la enfermedad, la muerte, la aflicción y el dolor. (T.20.IV.1.5)

Esto produce lo que parece ser una muralla de carne alrededor de la

mente, que la mantiene prisionera en un diminuto confín de espacio y tiempo

hasta que llegue la muerte, y disponiendo de un solo instante, en el que

suspirar, sufrir y morir en honor de su amo. (T.20.VI.11.2)

El cuerpo es el ídolo del ego, la creencia en el pecado hecha carne y

luego proyectada afuera. Esto produce lo que parece ser una muralla de

carne alrededor de la mente, que la mantiene prisionera en un diminuto

confín de espacio y tiempo hasta que llegue la muerte, y disponiendo de un

solo instante, en el que suspirar, sufrir y morir en honor de su amo. Y este

instante no santo es lo que parece ser la vida: un instante de desesperación,

un pequeño islote de arena seca, desprovisto de agua y sepultado en el

olvido. Aquí se detiene brevemente el Hijo de Dios para hacer su ofrenda a

los ídolos de la muerte y luego fallecer. Sin embargo, aquí está más muerto

Page 25: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

que Vivo. No obstante, es aquí también donde vuelve a elegir entre la

idolatría y el amor. Aquí se le da a escoger entre pasar dicho instante

rindiéndole culto al cuerpo, o permitir que se le libere de él. Aquí puede

aceptar el instante santo que se le ofrece como substituto del instante no

santo que antes había elegido. Y aquí puede finalmente darse cuenta de que

las relaciones son su salvación y no su ruina. (T.20.VI.11.4)

Los juicios no son sino juguetes, caprichos, instrumentos insensatos para

jugar al juego fútil de la muerte en tu imaginación. (T.20.VIII.7.1)

Cuando hayas contemplado lo que parecía infundir terror y lo hayas visto

transformarse en paisajes de paz y hermosura; cuando hayas presenciado

escenas de violencia y de muerte y las hayas visto convertirse en serenos

panoramas de jardines bajo cielos despejados, con aguas diáfanas,

portadoras de vida, que corren felizmente por ellos en arroyuelos danzantes

que nunca se secan, ¿qué necesidad habrá de persuadirte para que aceptes el

don de la visión? (T.20.VIII.11.1)

Lo único que hacen las ilusiones es ocasionar culpabilidad, sufrimiento,

enfermedad y muerte a sus creyentes. (T.22.II.3.1)

Os dais el uno al otro o bien vida o bien muerte; sois cada uno el salvador

del otro o su juez, y os ofrecéis refugio o condenación. (T.22.II.7.2)

¿No te das cuenta de que una guerra contra ti mismo sería una guerra

contra Dios? Y en una guerra así, ¿es concebible la victoria? Y si lo fuese,

¿la desearías? La muerte de Dios, de ser posible, significaría tu muerte. ¿Qué

clase de victoria sería ésa? El ego marcha siempre hacia la derrota porque

Page 26: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

cree que puede vencerte. Dios, no obstante, sabe que eso no es posible. Eso

no es una guerra, sino la descabellada creencia de que es posible atacar y

derrotar la Voluntad de Dios. Te puedes identificar con esta creencia, pero

jamás dejará de ser una locura. Y el miedo reinará en la locura, y parecerá

haber reemplazado al amor allí. Éste es el propósito del conflicto. Y para

aquellos que creen que es posible, los medios parecen ser reales. La

muerte de Dios, de ser posible, significaría tu muerte. (T.23.I.2.4)

La segunda ley del caos, muy querida por todo aquel que venera el

pecado, es que no hay nadie que no peque, y, por lo tanto, todo el mundo

merece ataque y muerte. (T.23.II.4.1)

¡Cuán bella hacen aparecer a la muerte las leyes del miedo! (T.23.II.15.7)

¡Dale gracias al héroe que se sentó en el trono del amor y que salvó al

Hijo de Dios para condenarlo al miedo y a la muerte! (T.23.II.15.8)

¿Cómo es posible que algunas formas de asesinato no signifiquen

muerte? (T.23.II.17.1)

Fuera del Cielo no hay vida. La vida se encuentra allí donde Dios la creó.

En cualquier otro estado que no sea el Cielo la vida no es más que una

ilusión. En el mejor de los casos parece vida, en el peor, muerte. Ambos son,

no obstante, juicios acerca de lo que no es la vida, idénticos en su

inexactitud y falta de significado. Fuera del Cielo la vida es imposible, y lo

que no se encuentra en el Cielo no se encuentra en ninguna parte. Fuera del

Cielo lo único que hay es un conflicto de ilusiones, de todo punto insensato,

imposible y más allá de la razón, aunque se percibe como un eterno

impedimento para llegar al Cielo. Las ilusiones no son sino formas. Su

contenido nunca es verdad. (T.23.II.19.4)

Page 27: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Si la intención del ataque es la muerte, ¿que importa qué forma adopte?

(T.23.III.1.9)

¿Podría cualquier forma de muerte, por muy hermosa y caritativa que

parezca, ser una bendición y un signo de que la Voz que habla por Dios le

está hablando a tu hermano a través de ti? (T.23.III.2.1)

No confundas una tregua con la paz ni la transigencia con el escape del

conflicto. Haber sido liberado del conflicto significa que éste ha cesado. La

puerta está abierta; te has retirado del campo de batalla. No te has quedado

allí con la esperanza cobarde de que el conflicto no se reanude sólo porque

los cañones se han acallado por un momento y el miedo que asola el lugar de

la muerte no es evidente. En un campo de batalla no hay seguridad. Lo

puedes contemplar a salvo desde lo alto sin que te afecte. Pero dentro de él

no puedes encontrar ninguna seguridad. Ni uno solo de los árboles que aún

quedan en pie puede ofrecerte cobijo. Ni una sola fantasía de protección

puede servir de escudo contra la fe en el asesinato. He aquí el cuerpo,

vacilando entre el deseo natural de comunicarse y la intención antinatural de

asesinar y de morir. ¿Crees que puede haber alguna forma de asesinato que

ofrezca seguridad? ¿Podría acaso la culpabilidad estar ausente de un campo

de batalla? (T.23.III.6.4)

Tenerle miedo a Dios es tenerle miedo a la vida, no a la muerte.

(T.23.IV.1.2)

La vida no crea a la muerte, puesto que sólo puede crear a semejanza

propia. (T.23.IV.3.7)

Page 28: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

La llave que tú tiraste Dios se la dio a tu hermano, cuyas santas manos

quieren ofrecértela cuando estés listo para aceptar el plan de Dios para tu

salvación en vez del tuyo. ¿Cómo puedes llegar a estar listo, salvo

reconociendo toda tu abyecta desdicha y dándote cuenta de que tu plan ha

fracasado y de que jamás te aportará ninguna clase de paz o felicidad? Esta

es la desesperación por la que ahora estás pasando, pero no es más que una

ilusión de desesperación. La muerte de tu especialismo no es tu muerte, sino

tu despertar a la vida eterna. No haces sino emerger de una ilusión de lo que

eres a la aceptación de ti mismo tal como Dios te creó. (T.24.II.14.4)

Y a Dios Mismo, que sabe que la muerte no es tu voluntad, no le queda

otro remedio que decir: "Hágase tu voluntad" porque tú crees que lo es.

(T.24.III.5.8)

La libertad, la paz y la dicha se encuentran ahí, al lado del ataúd en el que

duermen, llamándolos para que vuelvan en sí y despierten de su sueño de

muerte. (T.24.III.7.2)

Todos los que se consideran especiales están dormidos, rodeados por un

mundo de belleza que no ven. La libertad, la paz y la dicha se encuentran

ahí, al lado del ataúd en el que duermen, llamándolos para que vuelvan en sí

y despierten de su sueño de muerte. Mas ellos no oyen nada. Están perdidos

en sueños de que son especiales. Odian la llamada que los puede despertar y

maldicen a Dios porque no convirtió su sueño en realidad. Maldice a Dios y

muere, pero no por mandato de Aquel que no creó la muerte, sino sólo en el

sueño. Mas abre los ojos ligeramente y verás al salvador que Dios te dio a

fin de que pudieses contemplarlo y devolverle su patrimonio. Dicho

patrimonio es también el tuyo. (T.24.III.7.6)

Page 29: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Ser especial implica una falta de confianza en todo el mundo excepto en

ti mismo. Depositas tu fe exclusivamente en ti. Todo lo demás se convierte

en tu enemigo: temido y atacado, mortal y peligroso, detestable y merecedor

únicamente de ser destruido. Cualquier gentileza que este enemigo te ofrezca

no es más que un engaño, pero su odio es real. Al estar en peligro de

destrucción tiene que matar, y tú te sientes atraído hacia él para matarlo

primero. Tal es la atracción de la culpabilidad. Ahí se entrona a la muerte

como el salvador; la crucifixión se convierte ahora en la redención, y la

salvación no puede significar otra cosa que la destrucción del mundo con

excepción de ti mismo. (T.24.IV.1.7)

Hazte a ti mismo esta pregunta: ¿Puedes proteger la mente? El cuerpo sí,

un poco, mas no del tiempo, sino temporalmente. Y mucho de lo que crees

que lo protege, en realidad le hace daño. ¿Para qué quieres proteger el

cuerpo? Pues en esa elección radica tanto su salud como su destrucción. Si

lo proteges para exhibirlo o como carnada para pescar otro pez, o bien para

albergar más elegantemente tu especialismo o para tejer un marco de

hermosura alrededor de tu odio, lo estás condenando a la putrefacción y a la

muerte. Y si ves ese mismo propósito en el cuerpo de tu hermano, tal es la

condena del tuyo. Teje, en cambio, un marco de santidad alrededor de tu

hermano, de modo que la verdad pueda brillar sobre él y salvarte a ti de la

putrefacción. (T.24.VII.4.6)

El Cristo en ti no habita en un cuerpo. Sin embargo, está en ti. De ello se

deduce, por lo tanto, que no estás dentro de un cuerpo. Lo que se encuentra

dentro de ti no puede estar afuera. Y es cierto que no puedes estar aparte de

lo que constituye el centro mismo de tu vida. Lo que te da vida no puede

estar alojado en la muerte, de la misma manera en que tú tampoco puedes

estarlo. Cristo se encuentra dentro de un marco de santidad cuyo único

propósito es permitir que Él se pueda poner de manifiesto ante aquellos que

no le conocen y así llamarlos a que vengan a Él y lo vean allí donde antes

creían estaban sus cuerpos. Sus cuerpos entonces desaparecerán, de modo

que Su santidad pase a ser su marco. (T.25.IN.1.6-7)

Page 30: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

¿De qué otra manera podrías poner de manifiesto al Cristo en ti, sino

contemplando la santidad y viéndolo a Él en ella? La percepción te dice que

tú te pones de manifiesto en lo que ves. Si contemplas el cuerpo, creerás que

ahí es donde te encuentras tú. Y todo cuerpo que veas te recordará a ti

mismo: tu pecaminosidad, tu maldad, pero sobre todo, tu muerte. ¿No

aborrecerías e incluso intentarías matar a quien te dijese algo así? El mensaje

y el mensajero son uno. Y no puedes sino ver a tu hermano como te ves a ti

mismo. Enmarcado en su cuerpo verás su pecaminosidad, en la que tú te

alzas condenado. En su santidad, el Cristo en él se proclama a Sí Mismo

como lo que eres tú. (T.25.I.2.4)

El ataque convierte a Cristo en tu enemigo y a Dios junto con Él. ¿Cómo

no ibas a estar atemorizado con semejantes "enemigos"? ¿Y cómo no ibas a

tener miedo de ti mismo? Pues te has hecho daño, y has hecho de tu Ser tu

"enemigo". Y ahora no puedes sino creer que tú no eres tú, sino algo ajeno a

ti mismo, "algo distinto", "algo" que hay que temer en vez de amar. ¿Quién

atacaría lo que percibe como completamente inocente? ¿Y quién que desease

atacar, podría dejar de sentirse culpable por abrigar ese deseo, aunque

anhelase la inocencia? Pues, ¿quién podría considerar al Hijo de Dios

inocente y al mismo tiempo desear su muerte? Cada vez que contemplas a tu

hermano, Cristo se halla ante ti. Él no se ha marchado porque tus ojos estén

cerrados. Mas ¿qué podrías ver si buscas a tu Salvador y lo contemplas con

ojos que no ven? (T.25.V.2.8)

No obstante, si el Espíritu Santo puede convertir cada sentencia que te

impusiste a ti mismo en una bendición, entonces no pudo haber sido un

pecado. El pecado es lo único en todo el mundo que no puede cambiar. Es

inmutable. Y de su inmutabilidad depende el mundo. La magia del mundo

parece ocultar de los pecadores el dolor del pecado, y engañar con falsos

destellos y con ardides. Mas todo el mundo sabe que el costo del pecado es

la muerte. Y ciertamente lo es. Pues el pecado es una petición de muerte, un

deseo de hacer que los cimientos de este mundo sean tan firmes como el

amor, tan dignos de confianza como el Cielo y tan fuertes como Dios

Mismo. Todo aquel que cree que es posible pecar mantiene al mundo

Page 31: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

excluido del amor. Y esto no cambiará. Sin embargo, ¿sería posible que lo

que Dios no creó compartiese los atributos de Su creación, cuando se opone

a ella desde cualquier punto de vista? (T.25.VII.1.6)

Mas todo el mundo sabe que el costo del pecado es la muerte. Sin

embargo, puedes renacer en cualquier instante y recibir vida nuevamente. La

santidad de tu hermano te da vida a ti que no puedes morir porque Dios

conoce su inocencia, la cual tú no puedes sacrificar, tal como tu luz tampoco

puede desaparecer porque él no la vea. Tú que querías hacer de la vida un

sacrificio, y que tus ojos y oídos fuesen testigos de la muerte de Dios y de Su

santo Hijo, no pienses que tienes el poder para hacer de Ellos lo que Dios no

dispuso que fuesen. En el Cielo, el Hijo de Dios no está aprisionado en un

cuerpo ni ha sido sacrificado al pecado en soledad. Y tal como él es en el

Cielo, así tiene que ser eternamente y en todas partes. Es por siempre él

mismo: nacido de nuevo cada instante, inmune al tiempo y mucho más allá

del alcance de cualquier sacrificio de vida o de muerte. Pues él no creó ni

una ni otra, y sólo una le fue dada por Uno que sabe que Sus dones jamás se

pueden sacrificar o perder. (T.25.VII.1.6)

¿Cómo iba a permitir Dios que Su Hijo se extraviase por un camino que

es sólo la memoria de un instante que hace mucho que pasó? Este curso te

enseña sólo lo que es ahora. Un terrible instante de un pasado lejano que ha

sido completamente corregido no es motivo de preocupación ni tiene valor

alguno. Deja que lo muerto y lo pasado descansen en el olvido. La

resurrección ha venido a ocupar su lugar. Y ahora tú eres parte de la

resurrección, no de la muerte. Ninguna ilusión del pasado tiene el poder de

retenerte en un lugar de muerte: la bóveda en la que el Hijo de Dios entró

por un instante, para ser instantáneamente restaurado al perfecto Amor de su

Padre. ¿Y cómo iba a podérsele mantener encadenado cuando hace tanto

tiempo que se le liberó de las cadenas, que éstas desaparecieron de su mente

para siempre? (T.26.V.10.6)

Page 32: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Ninguna ilusión del pasado tiene el poder de retenerte en un lugar de

muerte: la bóveda en la que el Hijo de Dios entró por un instante, para ser

instantáneamente restaurado al perfecto Amor de su Padre. (T.26.V.10.7)

El mundo real es la contrapartida a la alucinación de que el tiempo y la

muerte son reales, y de que tienen una existencia que puede ser percibida.

(T.26.V.12.3)

Esto es lo que es toda vida: un aparente intervalo entre nacimiento y

muerte y de nuevo a la vida; la repetición de un instante que hace mucho que

desapareció y que no puede ser revivido. (T.26.V.13.3)

Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que

vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo hará. No porque tenga

el poder de hacerlo, sino únicamente porque has negado que no es más que

una ilusión, y le has otorgado realidad. Y así, es real para ti y no algo que no

es nada. Y al percibirse como real se le abrieron las puertas al mundo de las

ilusiones enfermizas. Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en

herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte, ha llegado a ti de esa

manera. Pues nadie puede otorgarle realidad a una sola ilusión y escaparse

del resto. Pues ¿quién podría elegir quedarse sólo con aquellas ilusiones que

prefiere y, al mismo tiempo, encontrar la seguridad que sólo la verdad puede

conferir? ¿Quién podría creer que todas las ilusiones son iguales y, al mismo

tiempo, mantener que una de ellas es mejor que las demás? (T.26.VI.1.6)

Tal vez no comprendas el papel que juega el perdón en el proceso de

poner fin a la muerte y a todas las creencias que surgen de las brumas de la

culpabilidad. (T.26.VII.8.6)

Page 33: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Tal vez no comprendas el papel que juega el perdón en el proceso de

poner fin a la muerte y a todas las creencias que surgen de las brumas de la

culpabilidad. (T.26.VII.8.6)

La salvación, perfecta e íntegra, sólo pide que desees, aunque sea

mínimamente, que la verdad sea verdad; que estés dispuesto, aunque no sea

del todo, a pasar por alto lo que no existe; y que abrigues un leve anhelo por

el Cielo como lo que prefieres a este mundo, donde la muerte y la desolación

parecen reinar. (T.26.VII.10.1)

En cada deseo de ataque elige la muerte en lugar de lo que la Voluntad de

su Padre dispone para él. (T.26.VII.16.6)

Gloria eterna a ti que se te ha encomendado salvar al Hijo de Dios de la

crucifixión, del infierno y de la muerte. (T.26.VII.17.4)

Unámonos para derramar bendiciones sobre el mundo del pecado y de la

muerte. (T.26.VII.19.3)

Lo que antes era un lugar de muerte ha pasado a ser ahora un templo

viviente en un mundo de luz. (T.26.IX.3.2)

Page 34: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

En tu liberación del sacrificio se pone de manifiesto la de tu hermano,

haciéndose así evidente que tu liberación es la suya. Mas cada vez que sufres

ves en ello la prueba de que él es culpable por haberte atacado. De esta

manera, te conviertes en la prueba de que él ha perdido su inocencia y de

que sólo necesita contemplarte para darse cuenta de que ha sido condenado.

Mas la justicia se encargará de que él pague por todas las injusticias

cometidas contra ti. La injusta venganza por la que tú estás pagando ahora es

él quien debería pagar por ella, y cuando recaiga sobre él, tú te liberarás. No

desees hacer de ti mismo un símbolo viviente de su culpabilidad, pues no te

podrás escapar de la sentencia de muerte a la que lo condenes. Mas en su

inocencia hallarás la tuya. (T.27.I.2.6)

Siempre que consientes sufrir, sentir privación, ser tratado injustamente o

tener cualquier tipo de necesidad, no haces sino acusar a tu hermano de

haber atacado al Hijo de Dios. Presentas ante sus ojos el cuadro de tu

crucifixión, para que él pueda ver que sus pecados están escritos en el Cielo

con tu sangre y con tu muerte, y que van delante de él, cerrándole el paso a

la puerta celestial y condenándolo al infierno. Mas esto sólo está escrito así

en el infierno, no en el Cielo, donde te encuentras a salvo del ataque y eres la

prueba de su inocencia. La imagen que de ti le ofreces, te la muestras a ti

mismo y le impartes toda tu fe. El Espíritu Santo, en cambio, te ofrece una

imagen de ti mismo en la que no hay dolor ni reproche alguno para que se la

ofrezcas a tu hermano. Y aquello de lo que se hizo un mártir para que diese

testimonio de su culpabilidad se convierte ahora en el perfecto testigo de su

inocencia. (T.27.I.3.2)

El poder de un testigo transciende toda creencia debido a la convicción

que trae consigo. Se le cree porque apunta más allá de sí mismo hacia lo que

representa. Tu sufrimiento y tus enfermedades no reflejan otra cosa que la

culpabilidad de tu hermano, y son los testigos que le presentas no sea que se

olvide del daño que te ocasionó, del que juras jamás escapará. Aceptas esta

lamentable y enfermiza imagen siempre que sirva para castigarlo. Los

enfermos no sienten compasión por nadie e intentan matar por contagio. La

Page 35: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

muerte les parece un precio razonable si con ello pueden decir: "Mírame

hermano, por tu culpa muero". Pues la enfermedad da testimonio de la

culpabilidad de su hermano, y la muerte probaría que sus errores fueron

realmente pecados. La enfermedad no es sino una "leve" forma de muerte;

una forma de venganza que todavía no es total. No obstante, habla con

certeza en nombre de lo que representa. La amarga y desolada imagen que le

has presentado a tu hermano, tú la has contemplado con pesar. Y has creído

todo lo que dicha imagen le mostró porque daba testimonio de su

culpabilidad, la cual tú percibiste y amaste. (T.27.I.4.6)

Sé un testigo de su inocencia y no de su culpabilidad. Tu curación es su

consuelo y su salud porque demuestra que las ilusiones no son reales. El

factor motivante de este mundo no es la voluntad de vivir, sino el deseo de

morir. El único propósito que tiene es probar que la culpabilidad es real.

Ningún pensamiento, acto o sentimiento mundano tiene otra motivación que

ésa. Éstos son los testigos que se convocan para que se crea en ellos y para

que corroboren el sistema que representan y en favor del cual hablan. Y cada

uno de ellos tiene muchas voces, y os hablan a ti y a tu hermano en

diferentes lenguas. Sin embargo, el mensaje que os dan a ambos es el

mismo. Engalanar el cuerpo es una forma de mostrar cuán hermosos son los

testigos de la culpabilidad. Preocuparte por el cuerpo demuestra cuán frágil

y vulnerable es tu vida; cuán fácilmente puede quedar destruido lo que amas.

La depresión habla de muerte, y la vanidad, de tener un gran interés por lo

que no es nada. (T.27.I.6.11)

Nada de esto es un pecado, sino un testigo de la absurda creencia de que

el pecado y la muerte son reales, y de que tanto la inocencia como el pecado

acabarán igualmente en la tumba. (T.27.I.8.1)

En este espacio vacío, del que el objetivo del pecado ha sido erradicado,

se puede recordar el Cielo. Ahora su paz puede descender hasta aquí y la

perfecta curación reemplazar a la muerte. El cuerpo puede convertirse en un

símbolo de vida, en una promesa de redención y en un hálito de inmortalidad

para aquellos que están cansados de respirar el fétido hedor de la muerte.

Page 36: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Deja que su propósito sea sanar. De esta manera, pregonará el mensaje que

recibió y, mediante su salud y belleza, proclamará la verdad y el valor de lo

que representa. Deja que reciba el poder de representar la vida eterna, por

siempre a salvo del ataque. Y deja que su mensaje para tu hermano sea:

"Contémplame hermano, gracias a ti vivo". (T.27.I.10.2)

Y la desesperanza y la muerte no pueden sino desaparecer ante el

ancestral clarín que llama a la vida. (T.27.II.6.5)

Un milagro no le puede ofrecer menos a él de lo que te ha dado a ti. De

esta manera, tu curación demuestra que tu mente ha sanado y que ha

perdonado lo que tu hermano no hizo. Y así, él se convence de que jamás

perdió su inocencia y sana junto contigo. El milagro deshace de este modo

todas las cosas que, según el mundo, jamás podrían deshacerse. Y la

desesperanza y la muerte no pueden sino desaparecer ante el ancestral clarín

que llama a la vida. Esta llamada es mucho más poderosa que las débiles y

miserables súplicas de la muerte y la culpabilidad. La ancestral llamada que

el Padre le hace a Su Hijo, y el Hijo a los suyos, será la última trompeta que

el mundo jamás oirá. Hermano la muerte no existe. Y aprenderás esto

cuando tu único deseo sea mostrarle a tu hermano que él jamás te hirió. Él

cree que tiene las manos manchadas de tu sangre, y, por lo tanto, que está

condenado. Mas se te ha concedido poder mostrarle, mediante tu curación,

que su culpabilidad no es sino la trama de un sueño absurdo. (T.27.II.6.6)

Hermano la muerte no existe. (T.27.II.6.8)

Has decidido hacer de tu hermano el símbolo de un "amor-odioso", de un

"poder-débil", pero sobre todo, de una "muerte-viviente". (T.27.III.2.1)

Page 37: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Pero si te niegas a dar tu bendición, el mundo te parecerá ciertamente

temible, pues le habrás negado su paz y su consuelo, y lo habrás condenado

a la muerte. (T.27.V.4.6)

Los testigos del pecado sólo oyen la llamada de la muerte. (T.27.VI.2.11)

Y por cada testigo de la muerte del cuerpo, Él te envía un testigo de la

vida que tienes en Aquel que no conoce la muerte. (T.27.VI.4.7) De la

misma manera en que el miedo es el testigo de la muerte, el milagro es el

testigo de la vida. (T.27.VI.5.7)

No obstante, para Aquel que envía los milagros a fin de bendecir el

mundo, una leve punzada de dolor, un pequeño placer mundano o la agonía

de la muerte, no son sino el mismo estribillo: una petición de curación, una

llamada de socorro en un mundo de sufrimiento. (T.27.VI.6.6)

Las únicas alternativas que tienes ante ti son o bien una muerte durmiente

y sueños de maldad por una parte, o bien un feliz despertar y la alegría de la

vida por otra. (T.27.VII.9.4)

¿Qué otras alternativas tienes ante ti, sino la vida o la muerte, despertar o

dormir, la guerra o la paz, tus sueños o tu realidad? (T.27.VII.10.1)

¿Qué otras alternativas tienes ante ti, sino la vida o la muerte, despertar o

dormir, la guerra o la paz, tus sueños o tu realidad? Existe el riesgo de

Page 38: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el

cuerpo con el Ser que Dios creó. No obstante, una cosa jamás puede ser su

propio opuesto. Y la muerte es lo opuesto a la paz porque es lo opuesto a la

vida. Y la vida es paz. Despierta y olvida todos los pensamientos de muerte,

y te darás cuenta de que ya gozas de la paz de Dios. Sin embargo, si es cierto

que realmente puedes elegir, tienes entonces que ver las causas de las cosas

entre las que eliges exactamente como son y dónde se encuentran.

(T.27.VII.10.2)

Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz porque el

mundo equipara el cuerpo con el Ser que Dios creó. (T.27.VII.10.2) Y la

muerte es lo opuesto a la paz porque es lo opuesto a la vida. (T.27.VII.10.4)

Despierta y olvida todos los pensamientos de muerte, y te darás cuenta de

que ya gozas de la paz de Dios. (T.27.VII.10.6)

Sueñas que tu hermano está separado de ti, que es un viejo enemigo, un

asesino que te acecha en la noche y planea tu muerte, deseando además que

sea lenta y atroz. Mas bajo este sueño yace otro, en el que tú te vuelves el

asesino, el enemigo secreto, el sepultador y destructor de tu hermano así

como del mundo. He aquí la causa del sufrimiento, la brecha entre tus

míseros sueños y tu realidad. La pequeña grieta que ni siquiera ves, la cuna

de las ilusiones y del miedo, el momento de terror y de un odio ancestral, el

instante del desastre, están todos aquí. He aquí la causa de la irrealidad. Mas

es aquí donde se des-hará. (T.27.VII.12.1)

Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus dulces sueños

reemplacen a los que soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte.

(T.27.VII.14.3)

Page 39: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo. No es difícil cambiar un

sueño una vez que se ha identificado al soñador. Descansa en el Espíritu

Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que soñaste

aterrorizado, temiéndole a la muerte. El Espíritu Santo te brinda sueños de

perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino y quién la

víctima. Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos ni de muerte. El

sueño de culpabilidad está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están

cerrados. Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. Duermes

apaciblemente ahora, pues éstos son sueños felices. (T.27.VII.14.5)

En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y

tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte

del sueño de otro. El milagro no te despierta, sino que simplemente te

muestra quién es el soñador. Te enseña que mientras estés dormido puedes

elegir entre diferentes sueños, dependiendo del propósito que le hayas

adscrito a tu soñar. ¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? Un

sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las imágenes

que quieres que se te muestren. (T.28.II.4.4)

Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los

sueños de enfermedad y muerte de nadie. (T.28.IV.1.1)

Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad,

rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de

compartirlos. Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. Pues al

no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. Y el amor no puede

sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las

únicas alternativas que existen. Donde uno aparece, el otro desaparece. Y el

que compartas, será el único que tendrás. Y tendrás el que aceptes, pues es el

único que deseas tener. (T.28.V.2.1)

Page 40: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Tú que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta brecha, no te

das cuenta de que ahí es donde os encontráis prisioneros en un mundo que se

percibe como que existe aquí. El mundo que tú ves no existe porque el lugar

desde donde lo percibes no es real. La brecha se halla celosamente oculta

entre las tinieblas, e imágenes nebulosas surgen para cubrirla con formas

vagas e indefinidas y con siluetas cambiantes, por siempre insubstanciales e

inciertas. Sin embargo, en la brecha no hay nada. No hay secretos

impresionantes ni tumbas tenebrosas desde los que el terror surge de los

huesos de la muerte. Observa la diminuta brecha y contemplarás la inocencia

y la ausencia de pecado que verás dentro de ti cuando ya no tengas miedo de

reconocer el amor. (T.28.V.7.5)

Todo aquel que dice: "Entre tu mente y la mía no hay separación" es fiel

a la promesa que le hizo a Dios y no al miserable voto de serle eternamente

fiel a la muerte. (T.28.VI.5.4)

Ésta es la promesa del Dios viviente: que Su Hijo viva, que toda criatura

viviente forme parte de él y que nada más viva. Aquello a lo que tú has dado

"vida" no está vivo, y sólo simboliza tu deseo de vivir separado de la vida,

de estar vivo en la muerte, y de percibir a ésta como si fuese la vida, y al

vivir, como la muerte. Aquí las confusiones se suceden una tras otra, pues

este mundo se basa en la confusión y en nada más. Su base es inmutable, si

bien parece estar cambiando continuamente. Mas ¿qué podría ser eso, sino lo

que realmente significa el estado de confusión? Para los que están

confundidos la estabilidad no tiene sentido, y la variación y el cambio se

convierten en la ley por la que rigen sus vidas. (T.29.II.6.2)

Tu salvador no ha muerto ni tampoco mora en lo que se edificó para ser

un templo a la muerte. (T.29.II.10.4)

Page 41: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

En el sueño de cuerpos y muerte aún puede vislumbrarse un atisbo de

verdad que tal vez no es más que una pequeña chispa, un espacio de luz

creado en la obscuridad donde Dios refulge todavía. (T.29.III.3.1)

Se te ofrece un sueño en el que tu hermano es tu salvador, no tu enemigo

acérrimo. Se te ofrece un sueño en el que lo has perdonado por todos sus

sueños de muerte: un sueño de esperanza que compartes con él, en vez de los

sueños de odio y maldad que sueñas por tu cuenta. ¿Por qué parece tan

difícil compartir este sueño? Porque a menos que sea el Espíritu Santo Quien

le otorgue al sueño la función que debe tener, éste continuará estando al

servicio de la muerte, ya que fue concebido para el odio. Cada forma que

adopta es, de alguna manera, una invocación a la muerte. Y aquellos que

sirven al señor de la muerte han venido a adorarlo en un mundo de

separación -cada uno con su diminuta lanza y enmohecida espada- para

cumplir su vieja promesa de morir. (T.29.V.7.2)

En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del

sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato,

así como de aflicción y pérdida. (T.29.VI.1.4)

¡No jures morir, santo Hijo de Dios! Pues eso es hacer un trato que no

puedes cumplir. Al Hijo de la Vida no se le puede destruir. Es inmortal

como su Padre. Lo que él es no puede ser alterado. Él es lo único en todo el

universo que necesariamente es uno sólo. A todo lo que parece eterno le

llegará su fin. Las estrellas desaparecerán, y la noche y el día dejarán de ser.

Todas las cosas que van y vienen, la marea, las estaciones del año y las vidas

de los hombres; todas las cosas que cambian con el tiempo y que florecen y

se marchitan, se irán para no volver jamás. Lo eterno no se encuentra allí

donde el tiempo ha fijado un final para todo. El Hijo de Dios jamás puede

cambiar por razón de lo que los hombres han hecho de él. Será como

siempre ha sido y como es, pues el tiempo no fijó su destino, ni marcó la

Page 42: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

hora de su nacimiento ni la de su muerte. El perdón no lo cambiará. No

obstante, el tiempo sólo está a la espera del perdón para que las cosas del

tiempo puedan desaparecer, ya que no son de ninguna utilidad.

(T.29.VI.2.12)

La muerte no existe porque todo lo que vive comparte la función que su

Creador le asignó. (T.29.VI.4.9)

Pues aunque el mundo sea un sueño de muerte, no tienes por qué dejar

que sea eso para ti. (T.29.VI.5.2)

Esta persistente ilusión le impulsará a buscar miles de ídolos, y más allá

de éstos, mil más. Y todos le fallarán, excepto uno: pues morirá y no se dará

cuenta de que el ídolo que buscaba era su muerte. La forma en que este ídolo

se manifiesta parece ser algo externo a él. No obstante, su intención es

destruir al Hijo de Dios que se encuentra en su interior, y así probar que

logró vencerlo. Éste es el propósito de todo ídolo, pues ése es el papel que se

le asignó, y ése es el papel que no puede cumplir. (T.29.VII.3.2)

Siempre que tratas de alcanzar un objetivo en el que el mejoramiento del

cuerpo es el beneficiario principal, estás buscando la muerte. (T.29.VII.4.1)

Pues crees que puedes experimentar insuficiencia, y la insuficiencia es

muerte. (T.29.VII.4.2)

Los ídolos no pueden sino desmoronarse porque no tienen vida, y lo que

no tiene vida es un signo de muerte. (T.29.VII.5.1)

Page 43: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Los ídolos no pueden sino desmoronarse porque no tienen vida, y lo que

no tiene vida es un signo de muerte. Viniste a morir, por lo tanto, ¿qué

puedes esperar, sino percibir los signos de la muerte que buscas? Ni la

tristeza ni el sufrimiento proclaman otro mensaje que el de haber hallado un

ídolo que representa una parodia de la vida, el cual, al no tener vida, es

realmente la muerte, a la cual se considera real y se le da forma viviente. No

obstante, no hay ídolo que no haya de fracasar, desmoronarse y desintegrarse

porque ninguna forma de muerte puede ser vida y lo que se sacrifica no

puede ser íntegro. (T.29.VII.5.2)

Ni la tristeza ni el sufrimiento proclaman otro mensaje que el de haber

hallado un ídolo que representa una parodia de la vida, el cual, al no tener

vida, es realmente la muerte, a la cual se considera real y se le da forma

viviente. (T.29.VII.5.3)

No obstante, no hay ídolo que no haya de fracasar, desmoronarse y

desintegrarse porque ninguna forma de muerte puede ser vida y lo que se

sacrifica no puede ser íntegro. (T.29.VII.5.4)

Pues, de otra manera, el futuro será como el pasado: una serie de sueños

deprimentes, en los que todos los ídolos te irán fallando uno tras otro, y

donde verás muerte y desengaño por doquier. (T.29.VII.7.2)

La salvación trata de probar que la muerte no existe y que lo único que

existe es la vida. (T.29.VII.10.2)

Mas no es así. La salvación trata de probar que la muerte no existe y que

lo único que existe es la vida. Sacrificar la muerte no supone pérdida alguna.

Page 44: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

Un ídolo no puede ocupar el lugar de Dios. Deja que Él te recuerde Su Amor

por ti, y no trates de ahogar Su Voz con los cantos de profunda

desesperación que les ofreces a los ídolos de ti mismo. No busques

esperanzas más allá de tu Padre. Pues la esperanza de felicidad no es la

desesperación. (T.29.VII.10.3)

El resultado de tu auto-traición tiene que ser el miedo, pues el miedo es

un juicio, y conduce inevitablemente a la frenética búsqueda de ídolos y de

muerte. (T.29.IX.9.3)

Escucha ahora a Dios hablarte a través de Aquel que es Su Voz así como

la tuya, recordándote que tu voluntad no es odiar ni ser un prisionero del

miedo, un esclavo de la muerte o una insignificante criatura de escasa vida.

(T.30.II.3.3)

Dios se dirige a ti y te pide que salves al mundo, pues mediante tu propia

salvación el mundo sana. Y todo el que camina sobre la faz de la tierra

depende de tu decisión, para aprender que la muerte no tiene ningún poder

sobre él, toda vez que comparte tu libertad y tu voluntad. Tu voluntad es

sanarlo, y puesto que esto es una decisión que tomaste con él, él ha sanado.

Y ahora Dios ha sido perdonado, pues decidiste ver a tu hermano como

amigo. (T.30.II.5.2)

Más allá de todo ídolo se encuentra el Pensamiento que Dios abriga de ti.

Este Pensamiento no se ve afectado en modo alguno por la confusión y el

terror del mundo, por los sueños de nacimiento y muerte que aquí se tienen,

ni por las innumerables formas que el miedo puede adoptar, sino que, sin

perturbarse en lo más mínimo, sigue siendo tal como siempre fue. Rodeado

de una calma tan absoluta que el estruendo de batallas ni siquiera llega hasta

él, dicho Pensamiento descansa en la certeza y en perfecta paz. Tu única

realidad se mantiene a salvo en él, completamente inconsciente del mundo

que se postra ante ídolos y no conoce a Dios. El Pensamiento que Dios

Page 45: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

abriga de ti, completamente seguro de su inmutabilidad y de que descansa en

su eterno hogar, nunca ha abandonado la Mente de su Creador, al que

conoce tal como su Creador sabe que dicho Pensamiento se encuentra en Su

Propia Mente. (T.30.III.10.2)

Nadie sucumbe ante su vana atracción, pues el sufrimiento y la muerte se

han percibido como cosas que ya no se desean y por las cuales no vale la

pena esforzarse. (T.30.V.2.5)

Contempla a tu hermano con esta esperanza en ti y comprenderás que él

no pudo haber cometido un error que hubiese podido cambiar la verdad

acerca de él. No es difícil pasar por alto errores a los que no se les ha

atribuido efectos. Mas no perdonarás aquello que consideres que tiene el

poder de hacer del Hijo de Dios un ídolo. Pues en ese caso él se habrá

convertido para ti en una imagen sepulcral y en un signo de muerte. ¿Podría

ser eso tu salvador? ¿Podría acaso el Padre estar equivocado con respecto a

Su Hijo? ¿No será más bien que te has engañado a ti mismo con respecto a

aquel que se te dio para que lo curases a fin de que tú te pudieras salvar y

liberar? (T.30.VI.10.4)

Sin tu respuesta esta llamada se deja morir, de la misma manera en que se

la salva de la muerte cuando tú oyes en ella la llamada ancestral a la vida y

comprendes que es tu propia llamada. (T.31.I.9.2)

¡Cuán equivocado estás tú que no oyes la llamada cuyo eco resuena más

allá de cada aparente invocación a la muerte, la llamada cuyo canto se oye

tras cada ataque asesino, suplicando que el amor restaure el mundo

moribundo! (T.31.I.10.3)

Page 46: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

¿Y qué quiere él de ti? ¿Qué otra cosa podría querer, sino lo mismo que

tú quieres de él? En esto es tan fácil elegir la vida como la muerte, pues lo

que eliges para ti lo eliges para él. Le haces dos llamamientos, tal como él a

ti. Estos dos llamamientos ciertamente constituyen una elección, pues de

cada uno de ellos se deriva un resultado distinto. Si él acaba siendo tu líder o

tu seguidor no importa, pues en cualquier caso habrás elegido la muerte.

Pero si él clama por la muerte o por la vida, por el odio o bien por el perdón

y por la ayuda, entonces el resultado no será el mismo. Si oyes el primero de

esos llamamientos, te separarás de él y te perderás. Mas si oyes el segundo,

te unirás a él y en tu respuesta se halla la salvación. La voz que oyes en él no

es sino la tuya. ¿Qué te pide? Escucha atentamente, pues te está pidiendo lo

mismo que te ha de llegar a ti, ya que lo que estás viendo es una imagen de ti

mismo y lo que estás oyendo es tu propia voz expresando tus deseos.

(T.31.II.5.4)

La mente que se considera a sí misma un pecado sólo tiene un propósito:

que el cuerpo sea la fuente del pecado, para que la mantenga en la prisión

que ella misma eligió y que vigila, y donde se mantiene a sí misma separada,

prisionera durmiente de los perros rabiosos del odio y de la maldad, de la

enfermedad y del ataque, del dolor y de la vejez, de la angustia y del

sufrimiento. Aquí es donde se conservan los pensamientos de sacrificio,

pues ahí es donde la culpabilidad impera y donde le ordena al mundo que

sea como ella misma: un lugar donde nadie puede hallar misericordia, ni

sobrevivir los estragos del temor, excepto mediante el asesinato y la muerte.

Pues ahí tú te conviertes en un pecado, y el pecado no puede morar allí

donde moran el júbilo y la libertad, pues éstos son sus enemigos y él los

tiene que destruir. El pecado se conserva mediante la muerte, y aquellos que

creen ser un pecado no pueden sino morir por razón de lo que creen ser.

(T.31.III.5.2)

Existe una marcada tendencia a pensar que el mundo puede ofrecer

consuelo y escape de los mismos problemas que tiene como propósito

perpetuar. ¿A qué se debe esto? Se debe a que éste es un lugar en el que

elegir entre ilusiones parece ser la única opción, y a que tú crees tener

Page 47: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

control de los resultados de tu elección. Piensas, por lo tanto, que en el breve

lapso que se extiende desde tu nacimiento hasta tu muerte se te ha concedido

un poco de tiempo para tu uso exclusivo: un intervalo de tiempo en el que

todo el mundo está en conflicto contigo, si bien puedes elegir el camino que

te librará del conflicto y te conducirá más allá de las dificultades que no son

de tu incumbencia. Pero sí que te incumben. ¿Cómo ibas a poder, entonces,

escaparte de ellas dejándolas atrás? Lo que tiene que ir contigo te

acompañará, sea cual sea el camino que elijas recorrer. (T.31.IV.1.5)

Siéntete agradecido por lo que Él es, pues en ello reside tu escapatoria de

la locura y de la muerte. (T.31.IV.11.5)

El velo que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la salvación, así

como el amor a la culpabilidad y a la muerte, no son sino diferentes nombres

de un mismo error: que hay un espacio entre tu hermano y tú que os

mantiene aparte debido a una ilusión de ti mismo que lo mantiene a él

separado de ti y a ti alejado de él. (T.31.VII.9.1)

Pues de lo que esa cosa se compone es de locura, de dolor y muerte; de

traición y de profunda desesperación, así como de sueños fallidos y de haber

perdido toda esperanza, salvo la de morir, para así poner fin al sueño de

miedo. (T.31.VII.14.3)

El mundo necesita la luz, pues es ciertamente un lugar sombrío, y los

hombres se desesperan por haber negado la visión del salvador y lo que ven

es la muerte. (T.31.VII.15.2)

Estoy decidido a ver las cosas de otra manera. Lo que ahora veo no son

sino signos de enfermedad, desastre y muerte. Esto no puede ser lo que Dios

creó para Su Hijo bien amado. El hecho en sí de que vea tales cosas

Page 48: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo.

Lo que veo me muestra que no sé quién Soy. Estoy decidido a ver los

testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión

de mí mismo.

Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad. ¿Cómo puedo

saber quién soy cuando creo estar sometido a continuos ataques? El dolor, la

enfermedad, la pérdida, la vejez y la muerte parecen acecharme. Todas mis

esperanzas, aspiraciones y planes parecen estar a merced de un mundo que

no puedo controlar. Sin embargo, la seguridad perfecta y la plena realización

constituyen mi verdadera herencia. He tratado de despojarme de mi herencia

a cambio del mundo que veo. Pero Dios la ha salvaguardado para mí. Mis

pensamientos reales me enseñarán lo que es mi herencia. (L.PI.56.1.3)

Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la

misma. Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti

mismo. Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad

atacando a la creación y a su Creador. Ahora estás aprendiendo a recordar la

verdad. Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de

manera que los pensamientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos

de muerte. (L.PI.62.2.5)

A esta arena cuidadosamente preparada, donde animales feroces acechan

a sus presas y la clemencia no puede hacer acto de presencia, el ego viene a

salvarte. Dios te hizo un cuerpo. Muy bien. Aceptemos esto y alegrémonos.

En cuanto que cuerpo, no te prives de nada de lo que el cuerpo te ofrece.

Apodérate de lo poco que puedas. Dios no te dio nada. El cuerpo es tu único

salvador. Representa la muerte de Dios y tu salvación. (L.PI.72.6.9)

La luz ha llegado. Te has curado y puedes curar. La luz ha llegado. Te

has salvado y puedes salvar. Estás en paz y llevas la paz contigo

Page 49: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

dondequiera que vas. Las tinieblas, el conflicto y la muerte han

desaparecido. La luz ha llegado. (L.PI.75.1.6)

Piensa en la liberación que te brinda el reconocimiento de que no estás

atado a las extrañas y enrevesadas leyes que has promulgado para que te

salven. Crees realmente que te morirías de hambre a menos que tengas fajos

de tiras de papel moneda y montones de discos de metal. Crees realmente

que una pequeña píldora que te tomes o que cierto fluido inyectado en tus

venas con una fina aguja te resguardará de las enfermedades y de la muerte.

Crees realmente que estás solo a no ser que otro cuerpo esté contigo.

. Considera estas sesiones de práctica como consagraciones al camino, a la

verdad y a la vida. No dejes que ninguna ilusión, ningún pensamiento de

muerte ni ninguna senda sombría te desvíe de tu propósito. Estás

comprometido a la salvación. Resuélvete cada día a no dejar de cumplir tu

función. (L.PI.R2.IN.5.2)

. ¿Por qué no habrías de dar saltos de alegría cuando se te asegura que

todo el mal que crees haber hecho nunca ocurrió; que todos tus pecados no

son nada; que sigues siendo tan puro y santo como fuiste creado, y que la

luz, la dicha y la paz moran en ti? La imagen que tienes de ti mismo no

puede resistir la Voluntad de Dios. Tú piensas que eso es la muerte, sin

embargo, es la vida. Tú piensas que se te está destruyendo, sin embargo, se

te está salvando. . (L.PI.93.4.3)

. Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de

vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en ti. Comienza estos

períodos de búsqueda con estas palabras: Soy tal como Dios me creó. Soy

Su Hijo eternamente. Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. Éste

es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la realidad.

Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a

deambular por el mundo. Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede

concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la muerte. (L.PI.94.3.8)

Page 50: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. El Espíritu Santo conserva este plan de Dios en la Mente de Dios y en la

tuya, exactamente como lo recibió de Él. Dicho plan no tiene nada que ver

con el tiempo toda vez que su Fuente es intemporal. No obstante, opera

dentro del tiempo debido a tu creencia de que el tiempo es real. El Espíritu

Santo contempla impasible lo que tú ves: el pecado, el dolor y la muerte, así

como la aflicción, la separación y la pérdida. Mas Él sabe que hay algo que

no puede sino seguir siendo verdad: que Dios sigue siendo Amor, y que eso

que ves no es Su Voluntad. (L.PI.99.5.4)

. Si el pecado es real, entonces el castigo es justo e ineludible. La

salvación, por lo tanto, sólo se puede obtener mediante el sufrimiento. Si el

pecado es real, la felicidad no puede sino ser una ilusión, pues ambas cosas

no pueden ser verdad. Los que pecan sólo merecen muerte y dolor, y por eso

es por lo que claman. Pues saben que eso es lo que les espera, y que los

buscará y que en algún punto y en algún lugar los encontrará, de modo que

puedan saldar la deuda que tienen con Dios. Debido a su terror, tratan de

escaparse de Él. Mas Él los seguirá persiguiendo y ellos no podrán escapar.

(L.PI.101.2.4)

. Si el pecado es real, la salvación tiene que ser el dolor. El dolor es el

costo del pecado, y si el pecado es real el sufrimiento es inevitable. La

salvación no puede sino ser temible, pues mata, aunque lentamente, y antes

de otorgar el deseado favor de la muerte a las víctimas que están casi en los

huesos antes de haber sido apaciguada, los despoja de todo. Su ira es

insaciable e inclemente, aunque totalmente justa. (L.PI.101.3.3)

. La salvación no puede sino ser temible, pues mata, aunque lentamente, y

antes de otorgar el deseado favor de la muerte a las víctimas que están casi

en los huesos antes de haber sido apaciguada, los despoja de todo.

Page 51: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. "Descanso en Dios." Completamente impávido, este pensamiento te

sacará adelante a través de tormentas y luchas, más allá del infortunio y del

dolor, de la pérdida y de la muerte, y te llevará a la certeza de Dios. No hay

sufrimiento que no pueda sanar. No hay problema que no pueda resolver. Y

no hay apariencia que no se convierta en la verdad ante los ojos de vosotros

que descansáis en Dios. (L.PI.109.3.2)

. Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la

maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen. (L.PI.110.1.4)

. Si sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pueden

reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfermedad, la muerte

no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. (L.PI.110.3.1)

¡Cuán santas son nuestras mentes! Todo cuanto vemos refleja la santidad

de la mente que es una con Dios y consigo misma. ¡Cuán fácilmente

desaparecen los errores y la muerte da paso a la vida eterna! Nuestras

luminosas huellas señalan el camino a la verdad, pues Dios es nuestro

Compañero en nuestro breve recorrido por el mundo. Y aquellos que vienen

para seguirnos reconocerán el camino porque la luz que nos acompaña se

rezaga, si bien, no se separa de nosotros según seguimos adelante!

(L.PI.124.2.3)

. ¡Cuán fácilmente desaparecen los errores y la muerte da paso a la vida

eterna! (L.PI.124.2.3)

. El amor no se puede encontrar en las tinieblas ni en la muerte.

(L.PI.127.6.2)

Page 52: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Buscas la permanencia en lo pasajero, el amor donde éste no se

encuentra, la seguridad en medio del peligro y la inmortalidad en las

tinieblas del sueño de muerte. (L.PI.131.1.2)

. Ir en pos de lo imaginario conduce a la muerte porque es la búsqueda de

lo que no es nada, y mientras vas en pos de la vida estás clamando por la

muerte. (L.PI.131.2.6)

. El único tiempo que queda ahora es el presente. Aquí, en el presente, es

donde el mundo queda liberado. Pues al dejar que el pasado quede cancelado

y al liberar el futuro de tus viejos temores, encuentras escape y se lo ofreces

al mundo. Has esclavizado al mundo con todos tus temores, dudas y

aflicciones, con todo tu dolor y todas tus lágrimas; y todas tus penas lo

oprimen y lo mantienen prisionero de tus creencias. La muerte lo azota por

doquier porque albergas en tu mente amargos pensamientos de muerte

(L.PI.132.3.5)

. Más la curación es el regalo que se les hace a aquellos que están listos

para aprender que el mundo no existe y que pueden aceptar esta lección

ahora. El hecho de que estén listos hará que la lección les llegue en una

forma que ellos puedan entender y reconocer. Algunos la entienden de

súbito al borde de la muerte y se levantan para enseñarla. Otros la

encuentran en una experiencia que no es de este mundo, lo cual les

demuestra que el mundo no existe porque lo que contemplan tiene que ser la

verdad a pesar de que contradice claramente al mundo. Algunos la

entienden de súbito al borde de la muerte y se levantan para enseñarla.

(L.PI.132.7.3)

Page 53: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Los enfermos se curan a medida que abandonas todo pensamiento de

enfermedad, y los muertos resucitan cuando permites que los pensamientos

de vida reemplacen a todos los pensamientos de muerte que jamás

albergaste. (L.PI.132.8.4)

. Mientras hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente hacia

la vida eterna. (L.PI.135.18.4)

. Él se ha acordado de ti. Hoy nosotros nos acordaremos de Él. Pues ésta

es la Pascua Florida de tu salvación. Y tú emerges de nuevo de lo que

parecía ser la muerte y la desesperanza. Ahora renace en ti la luz de la

esperanza, pues ahora vienes sin defensas a descubrir cuál es tu papel en el

plan de Dios. ¿Qué insignificantes planes o creencias mágicas pueden seguir

teniendo valor una vez que la Voz que habla por Dios Mismo te ha mostrado

tu función? (L.PI.135.25.4)

. Y el Cielo no se ha inclinado ante el infierno, ni la vida ante la muerte.

(L.PI.136.11.3)

. La curación, el perdón y el feliz intercambio del mundo del dolor por

uno en el que la tristeza no tiene cabida, son los medios por los que el

Espíritu Santo te exhorta a que lo sigas. Sus dulces lecciones te enseñan

cuán fácilmente puedes alcanzar la salvación y cuán poca práctica necesitas

para dejar que Sus leyes reemplacen a las que tú promulgaste para

mantenerte prisionero de la muerte. Su vida se vuelve la tuya propia, al tú

extender la poca ayuda que Él te pide para liberarte de todo lo que jamás te

causó dolor. (L.PI.137.9.2)

Page 54: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Así pues, hoy comenzamos a examinar la decisión que el tiempo tiene

como fin ayudarnos a tomar. Tal es su santo propósito, diferente ahora del

que tú le habías conferido: ser un medio para demostrar que el infierno era

real, que toda esperanza acaba en desesperación y que la vida misma

finalmente sucumbirá ante la muerte. Pues sólo con la muerte se reconcilian

los opuestos, ya que poner fin a la contradicción es morir. Y así, se considera

que la salvación es la muerte, pues la vida se ve como un conflicto. Resolver

el conflicto es, por lo tanto, poner fin a tu vida. (L.PI.138.7.2)

. Tal es tu Pascua. Y de esa manera depositas sobre el mundo la ofrenda

de azucenas blancas como la nieve que reemplaza a los testigos del pecado y

de la muerte. Mediante tu transfiguración el mundo se redime y se le libera

jubilosamente de la culpabilidad. Ahora elevamos nuestras mentes

resurrectas llenos de gozo y agradecimiento hacia Aquel que nos restituyó la

cordura.

. Pensar que Dios creó el caos, que contradice Su Propia Voluntad, que

inventó opuestos a la verdad y que le permite a la muerte triunfar sobre la

vida es arrogancia. (L.PI.152.7.1)

. Así es como opera la salvación. Al tú hacerte a un lado, la luz que

refulge en ti da un paso adelante y envuelve al mundo. No proclama que el

castigo y la muerte vayan a ser el final del pecado. Éste desaparecerá entre

jolgorios y risas, pues se reconocerá su extraña absurdidad. Es un

pensamiento descabellado, un sueño tonto, ridículo quizá, pero no temible.

Mas ¿quién pospondría un solo instante su acercamiento a Dios a cambio de

un capricho tan absurdo?

. Éste es un día de silencio y de fe. Es un tiempo especial y muy

prometedor en el calendario de tus días. Es un tiempo que el Cielo ha

Page 55: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

reservado para brillar sobre él y verter una luz perenne en la que se oyen

ecos de la eternidad. Este día es santo, pues anuncia una nueva experiencia;

una manera de sentir distinta y una conciencia diferente. Son muchos los

días y las noches que te has pasado celebrando la muerte. Hoy vas a

aprender a sentir el júbilo de la vida. (L.PI.157.1.5)

. Contempla el caudal de milagros desplegados ante ti para que los des.

¿No eres acaso merecedor de esos mismos regalos cuando Dios Mismo

dispuso que se te concediesen? No juzgues al Hijo de Dios, sino sigue el

camino que Dios ha señalado. Cristo ha soñado el sueño de un mundo

perdonado. Ése es Su regalo, a través del cual puede tener lugar una dulce

transición de la muerte a la vida; de la desesperación a la esperanza.

Permitámonos por un instante soñar con Él. Su sueño nos despierta a la

verdad. Su visión nos provee de los medios por los que regresar a nuestra

santidad eterna en Dios, la cual nunca perdimos. L.PI.159.10.5)

. Cuando el odio se posa sobre algo, exige su muerte tan inequívocamente

como la Voz de Dios proclama que la muerte no existe. (L.PI.161.7.4)

. He aquí la Palabra mediante la cual el Hijo se convirtió en la felicidad de

Su Padre, en Su Amor y en Su compleción. He aquí donde se proclama la

creación y donde se honra tal como es. No hay sueño que no se disipe con

estas palabras; no hay pensamiento de pecado o ilusión en dicho sueño que

no se desvanezca ante su poder. Estas palabras son la trompeta del despertar

que resuena por todo el mundo. Los muertos despiertan en respuesta a su

llamada. Y los que viven y oyen este sonido jamás verán la muerte

(L.PI.162.2.6)

. La muerte es un pensamiento que adopta muchas formas, las cuales a

menudo no se reconocen. La muerte puede manifestarse en forma de tristeza,

miedo, ansiedad o duda; en forma de ira, falta de fe y desconfianza;

preocupación por el cuerpo, envidia, así como en todas aquellas formas en

Page 56: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

las que el deseo de ser como no eres pueda venir a tentarte. Todos esos

pensamientos no son sino reflejos de la veneración que se le rinde a la

muerte como salvadora y portadora de la liberación. (L.PI.163.1.1)

. En cuanto que encarnación del miedo, anfitrión del pecado, dios de los

culpables y señor de toda ilusión y engaño, el pensamiento de la muerte

parece ser muy poderoso. (L.PI.163.2.1)

. En cuanto que encarnación del miedo, anfitrión del pecado, dios de los

culpables y señor de toda ilusión y engaño, el pensamiento de la muerte

parece ser muy poderoso. Pues parece encerrar a todas las cosas vivientes en

sus marchitas manos y a todos los deseos y esperanzas en su puño funesto,

así como percibir toda meta únicamente a través de sus ojos invidentes. Los

débiles, los indefensos, así como los enfermos se postran ante su imagen, al

pensar que sólo ella es real, inescapable y digna de su confianza. Pues la

muerte es lo único que inevitablemente llegará. (L.PI.163.2.4)

. Todas las cosas excepto la muerte parecen ser inciertas y perderse

demasiado pronto independientemente de cuán difícil haya sido adquirirlas.

Ninguna de ellas parece ofrecernos seguridad con respecto a lo que nos ha

de brindar, y son propensas a defraudar las esperanzas que una vez nos

hicieron abrigar y a dejar tras sí un mal sabor de boca, en lugar de

aspiraciones y sueños. Pero con la muerte se puede contar. Pues vendrá con

pasos firmes cuando haya llegado su hora. Jamás cesará de tomar todo lo

que tiene vida como rehén. (L.PI.163.3.1)

. ¿Te postrarías ante ídolos como éste? Aquí la fortaleza y el poderío de

Dios Mismo se perciben dentro de un ídolo hecho de barro. Aquí se

proclama que lo opuesto a Dios es señor de toda la creación, más fuerte que

la Voluntad de Dios por la vida, o que la infinitud del amor y la perfecta e

inmutable constancia del Cielo. Aquí por fin se derrota la Voluntad del

Padre y del Hijo, y se entierra bajo la lápida que la muerte ha colocado sobre

Page 57: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

el cuerpo del santo Hijo de Dios. (L.PI.163.4.4) Impío ahora debido a la

derrota, el Hijo de Dios se ha convertido en lo que la muerte quiere hacer de

él. En su epitafio, que la propia muerte ha escrito, no se menciona su

nombre, pues ha pasado a ser polvo. En él sólo se menciona lo siguiente:

"Aquí yace un testigo de que Dios ha muerto". Y esto es lo que la muerte

escribe una y otra vez, mientras sus veneradores asienten, y, postrándose con

sus frentes en el suelo, susurran llenas de miedo que así es. En su epitafio,

que la propia muerte ha escrito, no se menciona su nombre, pues ha pasado a

ser polvo. (L.PI.163.5.2) Y esto es lo que la muerte escribe una y otra vez,

mientras sus veneradores asienten, y, postrándose con sus frentes en el suelo,

susurran llenas de miedo que así es. (L.PI.163.5.4) Es imposible venerar a

la muerte en cualquiera de las formas que adopta, y al mismo tiempo

seleccionar unas cuantas que no favoreces y que incluso deseas evitar,

mientras sigues creyendo en el resto. (L.PI.163.6.1) Es imposible venerar

a la muerte en cualquiera de las formas que adopta, y al mismo tiempo

seleccionar unas cuantas que no favoreces y que incluso deseas evitar,

mientras sigues creyendo en el resto. Pues la muerte es total. O bien todas

las cosas mueren, o bien todas viven y no pueden morir. En esto no hay

términos medios. Pues aquí nos encontramos de nuevo ante algo que es

obvio y que debemos aceptar si queremos gozar de cordura: lo que

contradice totalmente un pensamiento no puede ser verdad, a menos que se

haya demostrado la falsedad de su opuesto. Al ser la voluntad de éstos

más fuerte, pudo vencer a la Suya y, de esta manera, la vida eterna sucumbió

ante la muerte. (L.PI.163.7.3) Puede que los que veneran la muerte tengan

miedo. Sin embargo, ¿pueden ser realmente temibles estos pensamientos? Si

se diesen cuenta de que eso es lo que creen, se liberarían de inmediato. Esto

es lo que tú les vas a mostrar hoy. La muerte no existe, y renunciamos a ella

en todas sus formas, por la salvación de ellos, así como por la nuestra. Dios

no creó la muerte. Cualquier forma que adopte, por lo tanto, tiene que ser

una ilusión. Ésta es la postura que hoy adoptamos. Y se nos concede poder

mirar allende la muerte, y ver la vida que se encuentra más allá. La muerte

no existe, y renunciamos a ella en todas sus formas, por la salvación de ellos,

así como por la nuestra. (L.PI.163.8.5) Y se nos concede poder mirar

allende la muerte, y ver la vida que se encuentra más allá. (L.PI.163.8.9)

. Dios no creó la muerte. (L.PI.163.8.6)

Page 58: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. La muerte no existe, pues la muerte no es Tu Voluntad. (L.PI.163.9.5)

. ¿Qué otra cosa sino tus pensamientos de aflicción y de muerte

ensombrecen la perfecta felicidad y vida eterna que la Voluntad de tu Padre

dispone para ti? (L.PI.165.1.2)

. El deseo de morir ha recibido respuesta, y la vista mediante la cual se

contemplaba a la muerte ha sido substituida por una visión que percibe que

tú no eres lo que pretendes ser. (L.PI.166.11.2)

. La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida.

(L.PI.167.1.5) La muerte no existe porque Dios no tiene opuesto.

(L.PI.167.1.6) La muerte no existe porque el Padre y el Hijo son uno.

(L.PI.167.1.7)

. En este mundo parece haber un estado que es lo opuesto a la vida. Tú lo

llamas muerte. Sin embargo, hemos aprendido que la idea de la muerte

adopta muchas formas. Es la idea subyacente a todos los sentimientos que no

son de suprema felicidad. Es la alarma a la que respondes cuando reaccionas

de cualquier forma que no sea con perfecta alegría. Todo pesar, sensación de

pérdida, ansiedad, sufrimiento y dolor, e incluso el más leve suspiro de

cansancio, cualquier ligera incomodidad o fruncimiento de ceño, dan

testimonio de la muerte. Por lo tanto, niegan que vives. (L.PI.167.2.3)

. Tú crees que la muerte es algo que sólo tiene que ver con el cuerpo. Sin

embargo, es sólo una idea, y no tiene nada que ver con lo que se considera

físico. Los pensamientos se encuentran en la mente. Éstos pueden entonces

aplicarse según lo dicte la mente. Y es en su punto de origen donde debe

Page 59: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

efectuarse el cambio si es que éste ha de tener lugar. Las ideas no abandonan

su fuente. El énfasis que este curso ha puesto en esta idea se debe al papel

central que ocupa en nuestros intentos de que cambies de parecer con

respecto a ti mismo. Es la razón de que puedas curar. Es la causa de la

curación. Es la razón de que no puedas morir. Su veracidad te estableció

como uno con Dios. (L.PI.167.3.1)

. La muerte es el pensamiento de que estás separado de tu Creador. Es la

creencia de que las condiciones cambian y de que las emociones varían

debido a causas que no están bajo tu control, que no son obra tuya y que tú

jamás puedes cambiar. Es la creencia fija de que las ideas pueden abandonar

su fuente y adquirir cualidades que ésta no posee, convirtiéndose así en algo

diferente de su origen, aparte de éste en lo relativo a su naturaleza, así como

en lo relativo al tiempo, a la distancia y a la forma. (L.PI.167.4.1)

. La muerte no puede proceder de la vida. Las ideas permanecen unidas a

su fuente. Pueden extender todo lo que su fuente contiene. En este sentido,

pueden ir mucho más allá de sí mismas. Pero no pueden dar origen a lo que

jamás se les dio. Tal como fueron concebidas, así será como ellas a su vez

conciban. Tal como nacieron, así es como darán a luz. Y de allí de donde

provinieron, allí mismo regresarán. (L.PI.167.5.1)

. Dios sólo crea mentes despiertas. Él no duerme, y Sus creaciones no

pueden poseer algo que Él no les confiera, ni dar lugar a condiciones que Él

no comparte con ellas. El pensamiento de muerte no es lo opuesto a los

pensamientos de vida. Libres para siempre de toda oposición, los

Pensamientos de Dios son eternamente inmutables, y tienen el poder de

extenderse inmutablemente para siempre, aunque dentro de sí mismos, pues

son omnipresentes. (L.PI.167.8.3)

Page 60: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Seamos hoy criaturas de la verdad, y no neguemos nuestro santo

patrimonio. Nuestra vida no es como nos la imaginamos. ¿Quién podría

cambiar la vida sólo porque cierre los ojos, o por que haga de sí mismo lo

que no es al estar dormido y ver en sueños algo opuesto a lo que él es? Hoy

no pediremos la muerte en ninguna de sus formas. Tampoco dejaremos que

ni siquiera por un instante cosas imaginarias que aparentemente se oponen a

la vida moren allí donde Dios Mismo estableció el Pensamiento de vida

eterna. (L.PI.167.10.4)

. Y en Sus Pensamientos, que no tienen opuesto, entenderemos que sólo

hay una vida, y ésa es la vida que compartimos con Él, con toda la creación,

así como con sus pensamientos, los cuales Él creó como una unidad de vida

que no puede separarse con la muerte ni abandonar la Fuente de vida de

donde provino. (L.PI.167.11.3)

. La muerte no existe. (L.PI.177.1.1)

Si el odio encuentra acogida en tu corazón, percibirás un mundo temible,

atenazado cruelmente por las huesudas y afiladas garras de la muerte.

(L.PI.189.5.4).

. El dolor es una perspectiva errónea. Cuando se experimenta en cualquier

forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. El

dolor no es un hecho en absoluto. Sea cual sea la forma que adopte,

desaparece una vez que se percibe correctamente. Pues el dolor proclama

que Dios es cruel. ¿Cómo podría entonces ser real en cualquiera de las

formas que adopta? El dolor da testimonio del odio que Dios el Padre le

tiene a Su Hijo, de la pecaminosidad que ve en él y de Su demente deseo de

venganza y de muerte (L.PI.190.1.7).

Page 61: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Y el miedo, negando el amor y valiéndose del dolor para probar que

Dios está muerto, ha demostrado que la muerte ha triunfado sobre la vida.

(L.PI.190.3.6)

. El dolor es señal de que las ilusiones reinan en lugar de la verdad.

Demuestra que Dios ha sido negado, confundido con el miedo, percibido

como demente y considerado como un traidor a Sí Mismo. Si Dios es real, el

dolor no existe. Mas si el dolor es real, entonces es Dios Quien no existe.

Pues la venganza no forma parte del amor. Y el miedo, negando el amor y

valiéndose del dolor para probar que Dios está muerto, ha demostrado que la

muerte ha triunfado sobre la vida. El cuerpo es el Hijo de Dios, corruptible

en la muerte y tan mortal como el Padre al que ha asesinado. (L.PI.190.3.7)

. ¿Qué has hecho para que éste sea tu mundo? ¿Qué has hecho para que

sea eso lo que ves? Niega tu Identidad, y ése es el resultado. Contemplas el

caos y proclamas que eso es lo que tú eres. No ves nada que no dé

testimonio de ello. No hay sonido que no te hable de la flaqueza que hay

dentro y fuera de ti; ni aliento que respires que no parezca acercarte más a la

muerte; ni esperanza que alientes que no haya de acabar en llanto.

(L.PI.191.2.6)

. Niega tu verdadera Identidad y contemplarás la maldad, el pecado y la

muerte, y verás la desesperanza arrebatarte de las manos todo vestigio de

esperanza, dejándote solamente con ansias de morir. (L.PI.191.3.3)

. No verás una imagen devastadora de ti mismo vagando por el mundo

llena de terror, mientras que éste se retuerce en agonía porque tus miedos

han dejado impreso en su corazón el sello de la muerte. (L.PI.191.6.5)

Page 62: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Un milagro ha iluminado todas las lúgubres y viejas cavernas en las que

los ritos de la muerte reverberaban desde los orígenes del tiempo. Pues el

tiempo ya no tiene dominio sobre el mundo. El Hijo de Dios ha venido

radiante de gloria a redimir a los que estaban perdidos, a salvar a los

desvalidos y a darle al mundo el regalo de su perdón. ¿Quién podría ver el

mundo como un lugar siniestro y pecaminoso cuando el Hijo de Dios ha

venido por fin a liberarlo nuevamente? . (L.PI.191.8.1)

. Tú que te percibes a, ti mismo como débil y frágil, lleno de vanas

esperanzas y de anhelos frustrados; nacido sólo para morir, llorar y padecer,

escucha esto: se te ha dado todo poder en la tierra y en el Cielo. No hay nada

que no puedas hacer. Juegas el juego de la muerte, el de ser impotente, el de

estar lamentablemente encadenado a la disolución en un mundo que no tiene

misericordia contigo. No obstante, cuando tengas misericordia con él, su

misericordia resplandecerá sobre ti. (L.PI.191.9.3)

. Deja entonces que el Hijo de Dios despierte de su sueño, y que al abrir

sus ojos santos, regrese para bendecir el mundo que él fabricó. Éste nació de

un error, pero acabará en el reflejo de la santidad del Hijo de Dios. Y éste

dejará de dormir y de soñar con la muerte. Únete a mí hoy. Tu gloria es la

luz que salva al mundo. No sigas negándote a conceder la salvación.

Contempla el mundo que te rodea, y observa el sufrimiento que se abate

sobre él. ¿No está acaso dispuesto tu corazón a llevarles descanso a tus

fatigados hermanos? . (L.PI.191.10.3)

. El perdón contempla dulcemente todas las cosas que son desconocidas

en el Cielo, las ve desaparecer, y deja al mundo como una pizarra limpia y

sin marcas en la que la Palabra de Dios puede ahora reemplazar a los

absurdos símbolos que antes estaban escritos allí. El perdón es el medio por

el que se supera el miedo a la muerte, pues ésta deja de ejercer su poderosa

atracción y la culpabilidad desaparece. El perdón permite que el cuerpo sea

percibido como lo que es: un simple recurso de enseñanza del que se

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prescinde cuando el aprendizaje haya terminado, pero que es incapaz de

efectuar cambio alguno en el que aprende. (L.PI.192.4.2)

. Así pues, todo aquel que aparentemente te tienta a sentir ira representa tu

salvador de la prisión de la muerte. (L.PI.192.9.6)

. Y así, cada instante que se le entrega a Dios, con el siguiente ya

entregado a Él de antemano, es un tiempo en que te liberas de la tristeza, del

dolor y hasta de la misma muerte. (L.PI.194.3.4)

. Y así, cada instante que se le entrega a Dios, con el siguiente ya

entregado a Él de antemano, es un tiempo en que te liberas de la tristeza, del

dolor y hasta de la misma muerte. (L.PI.194.3.4)

Lo único que puedes hacer ahora es tratar de arrastrarlo a la muerte junto

contigo, para que sea tan impotente como tú, y para que en sus ambiciosas

manos quede tan poco como en las tuyas. (L.PI.195.3.3).

. Y deja que en tu gratitud haya cabida para todos los que se han de

escapar contigo: los enfermos, los débiles, los necesitados y los temerosos,

así como los que se lamentan de lo que parece ser una pérdida, los que

sienten un aparente dolor y los que pasan frío o hambre y caminan por el

camino del odio y la senda de la muerte. (L.PI.195.5.2)

. De esta manera le enseñas también a tu mente que no eres un ego. Pues

las formas con las que el ego procura distorsionar la verdad ya no te seguirán

engañando. No creerás que eres un cuerpo que tiene que ser crucificado. Y

verás en la idea de hoy la luz de la resurrección, refulgiendo más allá de

Page 64: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

todos los pensamientos de crucifixión y muerte hasta los de liberación y

vida. . (L.PI.196.3.4)

. Y ahora, por un instante, percibes dentro de ti a un asesino que ansía tu

muerte y que está comprometido a maquinar castigos contra ti hasta el

momento en que por fin pueda acabar contigo. No obstante, en ese mismo

instante es el momento en que llega la salvación. Pues el temor a Dios ha

desaparecido. Y puedes apelar a Él para que te salve de las ilusiones por

medio de Su Amor, llamándolo Padre y, a ti mismo, Su Hijo. Reza para que

este instante llegue pronto, hoy mismo. Aléjate del miedo y dirígete al amor.

(L.PI.196.11.1)

. Mas si aprendes a dejar que el perdón desvanezca los pecados que crees

ver fuera de ti, jamás podrás pensar que los regalos de Dios son sólo

préstamos a corto plazo que Él te arrebatará de nuevo a la hora de tu muerte.

(L.PI.197.6.2)

. El perdón es el único camino que te conduce más allá del desastre, del

sufrimiento y, finalmente, de la muerte. (L.PI.198.4.1)

. En este mundo parece haber diversos escondrijos donde la piedad no

tiene sentido y el ataque parece estar justificado. Mas todos son uno: un

lugar donde la muerte es la ofrenda que se le hace al Hijo de Dios así como a

su Padre. Tal vez pienses que Ellos la han aceptado. Mas si miras de nuevo

allí donde antes contemplaste Su sangre, percibirás en su lugar un milagro.

¡Qué absurdo creer que Ellos podían morir! ¡Qué absurdo creer que podías

atacar! ¡Qué locura pensar que podías ser condenado y que el santo Hijo de

Dios podía morir! (L.PI.198.7.2)

.

Page 65: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. Mas todos son uno: un lugar donde la muerte es la ofrenda que se le hace al

Hijo de Dios así como a su Padre. (L.PII.226.1.2)

. Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo. Me alzaré glorioso, y dejaré

que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo durante todo el día. Le

traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi

Padre me habla. Y contemplo el mundo que Cristo quiere que yo vea,

consciente de que pone fin al amargo sueño de la muerte, consciente de que

es la llamada que mi Padre me hace. . (L.PII.237.1.4)

. Padre, queremos devolverte nuestras mentes. Las hemos traicionado,

sumido en la amargura y atemorizado con pensamientos de violencia y

muerte. Ahora queremos descansar nuevamente en Ti, tal como Tú nos

creaste. (L.PII.249.2.2)

. El pecado es la morada de las ilusiones, las cuales representan

únicamente cosas imaginarias procedentes de pensamientos falsos. Las

ilusiones son la "prueba" de que lo que no es real lo es. El pecado "prueba"

que el Hijo de Dios es malvado, que la intemporalidad tiene que tener un

final y que la vida eterna sucumbirá ante la muerte. Y Dios Mismo ha

perdido al Hijo que ama, y de lo único que puede valerse para alcanzar Su

Plenitud es la corrupción; la muerte ha derrotado Su Voluntad para siempre,

el odio ha destruido el amor y la paz ha quedado extinta para siempre.

(L.PII.Preg4.3.3)

. Los sueños de un loco son pavorosos y el pecado parece ser ciertamente

aterrador. Sin embargo, lo que el pecado percibe no es más que un juego de

niños. El Hijo de Dios puede jugar a haberse convertido en un cuerpo que es

presa de la maldad y de la culpabilidad, y a que su corta vida acaba en la

muerte. Mientras tanto, su Padre ha seguido derramando Su luz sobre él y

Page 66: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

amándolo con un Amor eterno que sus pretensiones no pueden alterar en

absoluto. (L.PII.Preg4.4.3)

. La dulce visión de Cristo redime al mundo de la muerte, pues todo

aquello sobre lo que Su mirada se posa no puede sino vivir y recordar al

Padre y al Hijo: la unión entre Creador y creación. (L.PII.271.1.4)

. Sólo con que pudiese comprender esto hoy, el mundo entero se salvaría.

Pues es la decisión de abandonar la locura y de aceptarme tal como Dios

Mismo, mi Padre y mi Fuente, me creó. Es la resolución de no seguir

dormido en sueños de muerte, mientras la verdad sigue viviendo

eternamente en el júbilo del amor. Y es asimismo la resolución de reconocer

al Ser que Dios creó como el Hijo que Él ama, el Cual sigue siendo mi única

Identidad. (L.PII.282.1.3)

. Este pensamiento se puede utilizar para expresar que la muerte y el pesar

es lo que le espera a todo aquel que viene aquí, pues sus alegrías

desaparecen antes de que las pueda disfrutar o incluso tener a su alcance.

Mas es también la idea que no permite que ninguna percepción falsa nos

mantenga en su yugo, ni represente más que una nube pasajera en un

firmamento eternamente despejado. Y es esta calma, clara, obvia y segura, lo

que buscamos hoy. (L.PII.300.1.1)

. De una nueva percepción del mundo nace un futuro muy diferente del

pasado. El futuro se ve ahora simplemente como una extensión del presente.

Los errores del pasado no pueden ensombrecerlo, de tal modo que el miedo

ha perdido sus ídolos e imágenes, y, al no tener forma, deja de tener efectos.

La muerte no podrá reclamar ahora el futuro, pues ahora la vida se ha

convertido en su objetivo, y se proveen gustosamente todos los medios

necesarios para su logro. ¿Quién podría lamentarse o sufrir cuando el

presente ha sido liberado, y su seguridad y paz se extienden hasta un futuro

tranquilo y lleno de júbilo? (L.PII.314.1.4)

Page 67: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limitado y

separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en

la muerte. (L.PII.Preg12.1.1) El ego es la "prueba" de que la fuerza es

débil y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se

opone a Dios es verdad. (L.PII.Preg12.1.3) El Hijo de Dios no tiene ego.

¿Qué puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él?

¿Qué puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una dicha

eterna? ¿Qué puede saber del miedo o del castigo, del pecado o de la

culpabilidad, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es paz

eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la

tranquilidad y silencio más profundos? (L.PII.Preg12.1.3)

. La muerte es una ilusión, y la vida, la verdad eterna. (L.PII.331.1.9)

. A esta situación de enseñanza restringida y sin esperanzas, que no

enseña sino muerte y desolación, Dios envía a Sus maestros. (M.IN.4.7)

. Pero el tiempo, con sus ilusiones de cambio y de muerte, agota al mundo

y a todas las cosas que habitan en él. (M.1.4.7)

. Pero el tiempo, con sus ilusiones de cambio y de muerte, agota al mundo

y a todas las cosas que habitan en él. (M.1.4.7)

. ¿Qué ocurre, sin embargo, cuando el paciente usa la enfermedad como

una forma de vida, creyendo que la curación es el camino a la muerte?

(M.6.1.6)

Page 68: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. De los juicios se deriva toda soledad y sensación de pérdida; el paso del

tiempo y el creciente desaliento; la desesperación enfermiza y el miedo a la

muerte. (M.10.6.6)

. Ésta es una pregunta que todo el mundo debe hacerse. Es verdad que la

paz no parece ser posible aquí. Sin embargo, la Palabra de Dios promete

otras cosas que, al igual que ésta, parecen imposibles. Su Palabra ha

prometido paz. Ha prometido también que la muerte no existe, que la

resurrección tendrá lugar y que el renacimiento es la herencia del hombre. El

mundo que ves no puede ser el mundo que Dios ama, y, sin embargo, Su

Palabra nos asegura que Él ama al mundo. La Palabra de Dios ha prometido

que aquí es posible la paz, y lo que Él promete no puede ser imposible. Mas

es cierto que hay que contemplar el mundo de otra manera, si es que se han

de aceptar Sus promesas. Lo que el mundo es, ya ha sido determinado. Tú no

puedes elegir lo que debe ser. Pero sí puedes elegir cómo lo quieres ver. De

hecho, eso tienes que elegirlo. (M.11.1.5)

. Volvemos nuevamente al tema de los juicios. Esta vez pregúntate qué es

más probable que sea verdad: tus juicios o la Palabra de Dios. Pues ambos

afirman cosas diferentes acerca del mundo, y tan opuestas que no tiene

objeto tratar de reconciliarlas. Dios ofrece salvación al mundo, tus juicios

quieren condenarlo. Dios afirma que la muerte no existe; tu juicio ve a la

muerte como el final inevitable de la vida. La Palabra de Dios te asegura que

Él ama al mundo; tus juicios afirman que el mundo no es digno de ser

amado. ¿Quién tiene razón? Pues uno de los dos tiene que estar equivocado.

No puede ser de otra manera. (M.11.2.5)

. La muerte no existe. (M.17.9.10)

Page 69: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. ¿No es preferible vivir a elegir la muerte? (M.20.4.9) Vivir es júbilo,

pero la muerte no es sino llanto. (M.20.5.1)

. Vivir es júbilo, pero la muerte no es sino llanto. Ves en la muerte tu

escapatoria de lo que has hecho. Pero lo que no ves es que tú mismo

inventaste la muerte, la cual no es más que la ilusión de un final. La muerte

no puede ser una escapatoria porque el problema no radica en la vida. La

vida no tiene opuesto, pues es Dios. La vida parece ser lo opuesto a la

muerte porque tú has decidido que la muerte acaba con la vida. Perdona al

mundo y comprenderás que nada que Dios creó puede tener fin, y que nada

que Él no haya creado es real. Con esta frase se resume nuestro curso. Con

esta frase se le da a nuestras prácticas el único objetivo que tienen. Con esta

frase se describe el programa de estudios del Espíritu Santo exactamente

como es. . (M.20.5.2)

. Pero lo que no ves es que tú mismo inventaste la muerte, la cual no es

más que la ilusión de un final. (M.20.5.3)

. La muerte no puede ser una escapatoria porque el problema no radica en

la vida. (M.20.5.4)

. La vida parece ser lo opuesto a la muerte porque tú has decidido que la

muerte acaba con la vida. (M.20.5.6)

. Hemos repetido en muchas ocasiones que alguien que haya aceptado

perfectamente la Expiación para sí mismo puede sanar el mundo. En efecto,

ya lo ha hecho. La tentación podrá volver a acosar a otros, pero nunca a Ése.

Él se ha convertido en el Hijo de Dios resucitado. Ha vencido a la muerte al

Page 70: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

haber aceptado la Vida. Se ha reconocido a sí mismo tal como Dios lo creó,

y al hacerlo, ha reconocido que toda cosa viviente forma parte de él. Ahora

su poder es ilimitado porque es el Poder de Dios. De esta manera, su nombre

se ha convertido en el Nombre de Dios, pues ya no se considera a sí mismo

separado de Él (M.23.2.5).

. ¿Quiere decir esto que el maestro de Dios no debe creer en la

reencarnación, ni discutirla con otros que sí creen en ella? ¡Por supuesto que

no! Si él cree en la reencarnación, sería un error que renunciase a su creencia

a menos que su Maestro interno así se lo aconsejase. Y eso es muy poco

probable. Es posible que se le indique que está haciendo un mal uso de la

creencia, de tal manera que ello resulta perjudicial tanto para el progreso de

su alumno como para el suyo propio. En ese caso se le recomendaría una re-

interpretación, puesto que ésta sería necesaria. Lo único que se tiene que

reconocer, no obstante, es que el nacimiento no fue el principio y que la

muerte no es el final. Mas ni siquiera esto se requiere del principiante. Él

sólo necesita aceptar la idea de que lo que sabe no es necesariamente todo lo

que es posible aprender. Su jornada habrá comenzado. (M.24.5.7)

. La muerte es el sueño central de donde emanan todas las ilusiones. ¿No

es acaso una locura pensar que la vida no es otra cosa que nacer, envejecer,

perder vitalidad y finalmente morir? Ya hemos planteado esta pregunta

anteriormente, pero ahora debemos examinarla con mayor detenimiento. La

creencia fija e inalterable del mundo es que todas las cosas nacen para morir.

Se considera que así es como "opera la naturaleza", y ello no se debe poner

en tela de juicio, sino que debe aceptarse como la ley "natural" de la vida. Lo

cíclico, lo cambiante y lo incierto; lo inestable y lo inconstante; lo que de

alguna manera crece y mengua siguiendo una trayectoria determinada, es lo

que se considera la Voluntad de Dios. Y nadie se pregunta si un Creador

benigno hubiese podido disponer algo así. (M.27.1.1)

. Si el universo que percibimos fuese tal como Dios lo creó, sería

imposible pensar que Dios es amoroso. Pues aquel que ha decretado que

todas las cosas mueran y acaben en polvo, desilusión y desesperanza, no

Page 71: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

puede sino inspirar temor. Tu insignificante vida está en sus manos,

suspendida de un hilo que él está listo para cortar sin ningún remordimiento

y sin que le importe, tal vez hoy mismo. Y aun si esperase, el final es seguro

de todas formas. El que ama a un dios así no conoce el amor, ya que ha

negado que la vida sea real. La muerte se ha convertido en el símbolo de la

vida. Su mundo es ahora un campo de batalla, en donde reina la

contradicción y los opuestos luchan en una guerra interminable. Allí donde

hay muerte es imposible la paz. (M.27.2.6)

. Allí donde hay muerte es imposible la paz. (M.27.2.8)

. La muerte es el símbolo del temor a Dios. (M.27.3.1)

. La muerte es el símbolo del temor a Dios. La idea de la muerte oculta Su

Amor y lo mantiene al margen de la conciencia cual un escudo puesto en

alto para bloquear el Sol. Lo siniestro de este símbolo basta para demostrar

que la muerte no puede coexistir con Dios. La muerte presenta una imagen

del Hijo de Dios en la que éste acaba "descansando en paz" en los brazos de

la devastación, donde los gusanos lo esperan para darle la bienvenida y así

prolongar un poco más su propia existencia gracias a su muerte. Mas los

gusanos están igualmente condenados a morir. Y de esta forma, todas las

cosas viven gracias a la muerte. En la naturaleza, el devorarse unos a otros

es la "ley de la vida". Dios está loco y sólo el miedo es real (M.27.3.4)

. Si la muerte es real para una sola cosa, la vida no existe. (M.27.4.2)

. Si la muerte es real para una sola cosa, la vida no existe. (M.27.4.2)

Pero si la vida es real, lo que se niega es la muerte. (M.27.4.4)

Page 72: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 14 - UCDM_Muerte

. La "realidad" de la muerte está firmemente arraigada en la creencia de

que el Hijo de Dios es un cuerpo. (M.27.5.1) Y si Dios hubiese creado

cuerpos, la muerte sería ciertamente real. (M.27.5.2) Si Dios es Amor, la

muerte es, de hecho, la muerte de Dios. (M.27.5.5)

. "El último enemigo destruido será la muerte." ¡Por supuesto que sí! Sin

la idea de la muerte no habría mundo. Todos los sueños acabarán con éste.

Ésta es la meta final de la salvación, el fin de todas las ilusiones. Y todas las

ilusiones nacen de la muerte. ¿Qué puede nacer de la muerte y tener vida?

Por otra parte, ¿qué puede originarse en Dios y morir? Las inconsistencias,

las transigencias y los ritos que el mundo fomenta en sus vanos intentos de

aferrarse a la muerte y al mismo tiempo pensar que el amor es real, no son

más que necios trucos mágicos que no tienen sentido ni eficacia. Dios es

eterno, al igual que todas las cosas creadas en Él. ¿No ves que de no ser así,

Él tendría un opuesto y el miedo sería tan real como el amor? Sin la idea

de la muerte no habría mundo. (M.27.6.3)

. Maestro de Dios, tu única tarea puede definirse de la siguiente manera:

no hagas ningún trato en el que la muerte sea parte integrante de él.

(M.27.7.1)

. La resurrección, dicho llanamente, es la superación de la muerte o el

triunfo sobre ella. (M.28.1.1) La resurrección, al ser la afirmación de la

vida, es la negación de la muerte. (M.28.2.1)

. La muerte no existe. (M.28.4.2)

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. La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones; percibe el pecado,

justifica la ira, y considera que la culpabilidad, la enfermedad y la muerte

son reales. (C.1.6.1)

. Esto es lo que era el ego: el odio cruel, la necesidad de venganza y los

gritos de dolor, el miedo a la muerte y el deseo de matar, la ilusión de no

tener hermanos, y el yo que parecía estar solo en el universo. (C.2.8.1)

. Y ahora el conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y

completamente comprensible, entra en su reino. Ya no hay percepción, ni

falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no hay

cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de

Dios. Dios sabe que ese altar es el Suyo, así como el de Su Hijo. Y ahí se

unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer el

último instante del tiempo, y ahora la última percepción del mundo no tiene

propósito ni causa. Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado

finalmente, no hay jornada, ni creencia en el pecado, ni paredes, ni cuerpos.

Y la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para

siempre. (C.4.7.7)

. En su completa identificación con el Cristo -el perfecto Hijo de Dios, Su

única creación y Su felicidad, por siempre como Él y uno con Él- Jesús se

convirtió en lo que todos vosotros no podéis sino ser. Mostró el camino para

que le siguieras. Él te conduce de regreso a Dios porque vio el camino ante

sí y lo siguió. Jesús hizo una clara distinción, todavía velada para ti, entre lo

falso y lo verdadero. Te ofreció una demostración palpable de que es

imposible matar al Hijo de Dios, y de que el pecado, la maldad, la malicia, el

miedo o la muerte no pueden alterar su vida en modo alguno. (C.5.3.5)

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. La muerte no existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. (C.5.6.9)

. Tú eres Su manifestación en este mundo. Tu hermano te invoca para que

seas Su Voz junto con él. Por sí solo no puede ser el Ayudante del Hijo de

Dios, pues por sí solo no tiene ninguna función. Pero unido a ti es el

resplandeciente Salvador del mundo, Cuyo papel en la redención de éste tú

has completado. Él te da las gracias a ti y a tu hermano, pues te elevaste con

él cuando él empezó a salvar al mundo. Y estarás con él cuando el tiempo

haya cesado y ya no quede ni rastro de los sueños de rencor en los que

bailabas al compás de la exangüe música de la muerte. Pues en su lugar se

oirá el himno a Dios por unos momentos más. Y luego ya no se oirá más la

Voz, ya que no volverá a adoptar ninguna forma, sino que retornará a la

eterna Amorfía de Dios. (C.6.5.6)

. El perdón se Le ha dado para que lo enseñe, para que lo salve de la

destrucción y para que haga que los medios para la separación, el pecado y

la muerte se conviertan de nuevo en el santo regalo de Dios. (S.2.III.6.7)

. Lo llamamos muerte, pero es libertad. No viene en formas que parecen

ser dolorosamente impuestas sobre una carne renuente, sino como una

amable bienvenida a la liberación. Si ha habido verdadera sanación, esta

puede ser la forma en la cual la muerte llega cuando es tiempo de descansar

un poco de la labor gustosamente realizada y gustosamente terminada.

Ahora vamos en paz a climas más suaves y aires más libres, donde no es

difícil ver que los regalos que dimos fueron guardados para nosotros. Pues

Cristo es más claro ahora; Su visión más sostenida en nosotros; Su Voz, la

Palabra de Dios, más ciertamente nuestra. (S.3.II.3.1)

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. Esto no es muerte de acuerdo con el mundo, pues la muerte es cruel ante

sus ojos temerosos y adopta la forma de castigo por el pecado. ¿Cómo

podría entonces ser una bendición? Y ¿cómo podría ser bienvenida si se le

teme? ¿Qué sanación ha ocurrido en tal visión de lo que es sólo la apertura

del portal a una oración más elevada y a una justicia impartida con amor? La

muerte es recompensa y no castigo. Pero semejante punto de vista debe ser

fomentado por la sanación que el mundo no puede concebir. No hay

sanación parcial. Lo que sólo intercambia ilusiones no ha hecho nada. Lo

que es falso no puede ser parcialmente cierto. Si estás sanado, tu sanación es

completa. El perdón es el único regalo que tú das y que quieres recibir.

(S.3.II.5.1)