UN DÍA MÁS

Imagina que eres un o una adolescente, que vives en un barrio obrero de cualquier ciudad. Tu padre trabaja en un taller de automóviles con horario de mañana y tarde .Tu madre se dedica a la limpieza de un bar y un par de comunidades, además cuida a dos ancianos en su casa, lo que le obliga a estar mucho tiempo fuera de casa, incluso los fines de semana. Tus dos hermanos son pequeños, lo que te exige hacerte cargo de ellos y colaborar en las tareas del hogar.

Hoy como todas las mañanas tu madre ha salido muy temprano, tu padre te ha despertado a ti y a tus hermanos, ha puesto algo de desayuno sobre la mesa y se ha marchado. Como siempre te toca a ti ocuparte de que se vistan y acercarlos al cole antes de irte al instituto. Normalmente están remolones, se pelean entre ellos por cualquier tontería y tú ya estás harto o harta de regañarles todas las mañanas. Hoy a Luis le has dado un coscorrón cuando le ha cogido a Andrea el bocadillo que tu madre le dejo preparado para el recreo. Luego has abierto la puerta, has bajado las escaleras y los dos te han seguido envueltos en sus riñas. En la calle nada cambia. Por fin la puerta del cole, salen corriendo sin decirte ni adiós.

Ya estás sólo y caminas hacia el instituto, hoy de nuevo no llevas las tareas hechas. ¿Qué es eso de hacer tareas en casa? No me gusta hacerlas, no me gusta estudiar, no entiendo nada de lo que me explican en clase. Me gustaría ser como Víctor y Raúl que hacen preguntas a los profesores ¡como les atienden! Qué atención muestran hacia esos alumnos. Y qué me dices de Ana, Bea, Marta y Laura siempre sus libretas perfectas, sus trabajos maravillosos, sus exámenes de ejemplo para todos. Y Yo, a nada que me muevo, allí en mi silla escondida de la última fila, ya me echan la bronca y si tengo suerte ese día no me mandan al pasillo.

No lo soporto, me siento mal. Hoy encima tengo que ir a hablar con la directora por el follón de ayer en los baños. Llenamos el techo de bolas mojadas de papel higiénico. Fue muy divertido. Lo hicimos en la clase de inglés, nos la saltamos el colega y yo. Menudo rato bueno que pasamos. Lo malo es que nos pillaron.

La directora llamó a mi padre, pero al parecer él le dijo que se ocupara ella del asunto que él ya tiene mucho de lo que preocuparse. A mi padre le da igual lo que yo haga. Sólo se preocupa de ir al bar y beber con los amigos y de que cuando llegue a casa tenga la comida en el plato. Menudas broncas le monta a mi madre cuando se retrasa en algo o cuando los pequeños se pelean. Siento mucho miedo y me pongo muy nervioso cuando grita, no me gustan los gritos.

Ya sé que me dirá la directora, me da igual. Como siempre nos sentará delante de ella, se mostrará enfadada, hablará de lo que hemos hecho, de cómo repercute en nuestras notas, de nuestros suspensos, de las pocas posibilidades que tenemos de sacar el título de ESO, del tipo de personas que somos. Nos dirá lo que ya sabemos y luego nos hará limpiar el baño, ¡esto es lo mejor! Al acabar vuelta a clase, a aguantar las miradas de todos los compañeros preguntándose que habrá pasado.

Me gustaría ser como ellos, pero no puedo. No sé lo que me pasa. No puedo escuchar a los profesores mientras hablan, prefiero rascar la mesa y ver cada día como crece el agujero que estoy haciendo.

Llaman a la puerta de clase, estoy nervioso e inquieto me ha venido a buscar la jefa de estudios a la clase de matemáticas. Salgo y camino detrás de ella, ni me mira. No se dirige al despacho de la directora. No sé a dónde vamos, esto pinta feo.

Nos paramos frente a una puerta, es el despacho del orientador/orientadora, espero.

Allí estáis vosotros esperando que entre. Suena la puerta veis mi cara y un saludo afectuoso sale de vuestras bocas.

Este que está ahí sentado a lo mejor se cree que puede hacer algo por mí, menudo rollo.

La verdad es que su saludo me ha resultado agradable veremos que sucede….

… y ahora cada uno de vosotros podrá seguir la historia con un mayor grado de empatía.