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San Juan de los Lagos, Jal. Marzo de 2017 Nº 438 Pastoral Social Pastoral de la Salud Un horizonte pastoral con la alegría del Evangelio Un horizonte pastoral con la alegría del Evangelio

Un horizonte pastoral con la alegría del Evangeliodsanjuan.org/boletin/400s/Boletin_438.pdf · vivir con la dignidad de hijos de Dios. Las relacio-nes serán de justicia y equidad;

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San Juan de los Lagos, Jal. Marzo de 2017 Nº 438

Pastoral Social Pastoral de la Salud

Un horizonte pastoralcon la alegríadel Evangelio

Un horizonte pastoralcon la alegríadel Evangelio

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Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 28. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsable:

Comisión de Pastoral Socialy Pastoral de la Salud

Diócesis de San Juan de los Lagos.

SUMARIO:Presentación General............................................................................................ 1

PASTORAL SOCIAL:

Un horizonte pastoral: con la alegría del Evangelio ......................................... 2

Evangelii Gaudium y Pastoral Social .................................................................. 5

Derechos humanos, una agenda pendiente ........................................................ 8

La voz de la Iglesia en favor de los migrantes ................................................. 10

El agente de pastoral social: un profeta ............................................................ 16

Jesús, modelo de profeta .................................................................................... 19

Organizando nuestra pastoral social ................................................................. 21

PASTORAL DE LA SALUD:

Pastoral de la Salud integral: ¿Cómo afrontarla cristianamente? .................... 25

TEMAS PARA UNA SEMANA SOBRE CUIDADO DE ENFERMOS:

1. «Cambio de paradigma en los cuidados paliativos» ............................... 31

2. Historia de los cuidados paliativos .......................................................... 37

3. Tres aspectos para dialogar ....................................................................... 45

4. Necesidades espirituales de los enfermosen los cuidados paliativos ........................................................................ 47

5. Acompañamiento a la familia de los enfermos ....................................... 51

Respeto a la vida en el magisterio de los Papas .............................................. 59

Conclusiones ....................................................................................................... 81

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

Presentación General

En la primera parte, dedicada a Pastoral So-cial, ofrecemos algunos elementos de reflexióncon tres propósitos:

a) Prepararnos espiritual ypastoralmente, en comunióncon nuestra Iglesia que pere-grina en México, a asumir elproyecto global de pastoral, envista a la celebración de 500años del Hecho Guadalupano(año 2031). A esto se encami-nan los temas sobre Un hori-zonte pastoral con la alegríadel Evangelio, y una ilumina-ción desde Evangelii Gaudiumsobre la Pastoral Social.

b) Reflexionar sobre algunas di-mensiones de Pastoral Social,que ayuden a impulsar accio-nes en materia de derechos hu-manos y la condición migra-toria. En el apartado La voz dela Iglesia en favor de losmigrantes, hacemos unarelectura del mensaje del PapaFrancisco sobre la jornada mun-dial del migrante 2017, y algunasreflexiones conjuntas sobre la si-tuación migratoria ante las medi-das tomadas por el PresidenteDonald Trump, por Obispos esta-dounidenses y mexicanos.

c) Finalmente presentamos algunoselementos sobre el ejercicio delprofetismo, tratando de delinearun perfil espiritual del agente depastoral social y algunos puntos de referenciapara organizarla a nivel diocesano.

En la segunda parte, ofrecida por Pastoral de laSalud, se ofrecen reflexiones en torno al cuidado

de los enfermos, ya que es un campo en el cualtrabajan muchas personas, pero no se ha formali-zado ninguna atención especial para formarlos

como agentes cualificados. Al fi-nal se ofrecen cinco temas que pue-den realizarse en una semana desalud sobre atención a enfermos,con participación de todos los quecolaboran (familiares, enfermeros,médicos, terapeutas, etc.).

En la última parte, de la Vocalíapara el respeto a la vida, con moti-vo del Día de la Vida (25 de mar-zo), ofrecemos síntesis o extractosde documentos y frases de los últi-mos Papas acerca de la vida.

«El respeto a la vida es el mayorde los respetos. Para ello es nece-sario contar con un concepto am-plio del término ‘vida’. La vida eslo más valioso para cualquier serhumano. La vida se ve vulneradapor la enfermedad y eventualmen-te por la muerte —el cese de lavida.— Una de las principales pre-ocupaciones de los profesionalesde la salud es lógicamente la vida:su preservación, mantenimiento ycuidado. Nuestra sociedad ha pro-gresado tecnológicamente con sumavelocidad y las actitudes adecuadasno siempre están presentes para rei-terar el tan necesario respeto a lavida» (Pablo VI).

Esperamos que estos materialessean de utilidad para los agentes, y

lleguemos animados a la próxima Asamblea Dio-cesana de Pastoral, en la que discerniremos loconveniente para la próxima etapa de nuestroproceso diocesano de pastoral.

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1. Introducción

Nuestros obispos mexicanos nos proponen unproyecto global de pastoral, teniendo como hori-zonte la celebración de los 500 años del hechoGuadalupano en 2031.

Uno de los ejes transversales de este proyecto esasumir la Nueva Evangelización con la alegría delEvangelio. Ofrecemos algunos puntos de reflexión,inspirados en la ponencia de Mons. GustavoRodríguez Vega, ar-zobispo de Yucatán ypresidente del Depar-tamento Justicia y So-lidaridad delCELAM, en el semi-nario «Una Iglesia ensalida, pobre para lospobres» (25-28 enero2016), titulada: «Ladimensión social dela fe en la EvangeliiGaudium del PapaFrancisco».

Las palabras y los gestos proféticos del PapaFrancisco están trayendo aires de renovación a nues-tra Iglesia. Nos convoca a recuperar la frescuraoriginal del Evangelio, a buscar nuevos caminos,métodos más creativos, otras formas de expresión,signos más elocuentes y palabras cargadas de unrenovado significado para el mundo actual (cf. EG 11).

Esta renovación tiene un sentido programático,pues indica caminos para la marcha de la Iglesia enlos próximos años, invitándonos a una nueva etapaevangelizadora con un inédito estilo evangelizador.

Más que una institución orgánica y jerárquica, laIglesia es ante todo un pueblo que peregrina haciaDios. Sin dejar de ser un misterio que hunde susraíces en la Trinidad, tiene su concreción históricaen un pueblo peregrino y evangelizador. «Ser Igle-sia es ser pueblo de Dios» (EG 114).

El Papa lanza una sentencia: «Prefiero unaIglesia accidentada, herida y manchada por salir

a la calle, antes que una Iglesia enferma por elencierro y la comodidad de aferrarse a las propiasseguridades» (EG 49). Es una Iglesia que va alencuentro, que llega hasta las periferias y fronterashumanas y existenciales, que supera la «mundanidadespiritual» y evita una religiosidad hipócrita.

2. Ver la realidad desde la fe

El Papa Francisco ve la realidad desde la fe enJesucristo. Es una mira-da creyente capaz dedescubrir detrás de cadaacontecimiento la hue-lla de la gracia o del pe-cado. Por eso dice «NO»a una serie de situacio-nes que atentan contrael proyecto del Dios dela vida y la liberaciónpara la humanidad.

NO a una economíade la exclusión. Si los

bienes de la creación fueron creados por Dios paraser disfrutados por todos sus hijos, el sentido comúnnos indica que debemos vivir como hermanos,teniendo acceso a todos los bienes necesarios paravivir con la dignidad de hijos de Dios. Las relacio-nes serán de justicia y equidad; no una relaciónfratricida como Caín y Abel (cf. Gn 4,16), o laescandalosa diferencia social entre el pobre Lázaroy el rico epulón (cfr. Lc 16, 19-31).

El actual modelo económico excluye a las gran-des mayorías del acceso a los bienes de la creación.La ley de la oferta y la demanda, así como lacompetitividad y la ley del más fuerte, el poderosoacaba «comiéndose» al más débil.

Al sistema de exclusión vigente le molesta quese hable de ética, solidaridad mundial, distribuciónjusta de los bienes, preservación de fuentes detrabajo, dignidad de los débiles y compromiso porla justicia. Dicha molestia es un reto para el ejerci-cio de nuestro profetismo.

UN HORIZONTE PASTORALCON LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO

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El reto como cristianos es lograr una mejordistribución del ingreso (cf. EG 211). Supone evitarla exclusión en la distribución de bienes; superar lainequidad en el acceso a los recursos; incluir a todosen los planes de desarrollo; humanizar las leyes delmercado y favorecer una recta intervención delEstado en la regulación de la producción, transfor-mación y distribución de los bienes y servicios (cf.EG 203-204).

NO a la nueva idolatría del dinero. Denuncia lainequidad que significa la brecha entre ricos ypobres. Las ganancias de los ricos crecenexponencialmente, mientras las mayorías se vanquedando cada vezmás lejos. Esa nuevaidolatría recuerda elantiguo becerro deoro. Es el fetichismodel dinero, la dicta-dura de una econo-mía son rostro y sinun objetivo verdade-ramente humano(cfr. EG 55).

Esta nueva idola-tría tiene una raízantropológica: la negación de la primacía del serhumano. No son las riquezas las que sirven alhombre, sino el hombre el sacrifica lo más sagradode su dignidad en aras de las riquezas. Este sistemaconsumista y explotador también es un atentadocontra el equilibrio ecológico y, por lo mismo,contra el desarrollo sustentable (cfr. EG 57).

NO a la equidad que genera violencia. Cuandoen la distribución de los bienes de la creaciónimpera la exclusión y la inequidad, resulta imposi-ble erradicar la violencia. Tarde o temprano provo-ca la reacción violenta de los excluidos del sistema.Querer establecer la paz y la seguridad con larepresión y las armas es crear nuevos y peoresconflictos (cf. EG 60).

Los rostros sufrientes de nuestro tiempo. ElPapa invita a descubrir los nuevos rostros sufrientesde Cristo: periferias urbanas y zonas rurales; losque no tienen tierra, casa, alimentos, salud, y sufrenlas lesiones en sus derechos humanos (cf. EG 121).Advierte que en las ciudades prolifera el tráfico dedrogas y personas, el abuso y la explotación de

menores, el abandono de ancianos y enfermos, asícomo las variadas formas de corrupción y crimen(cf. EG 75). Agrega otros rostros de la pobreza:clandestinidad de ciertas actividades, redes de pros-titución, mendicidad, comercio informal, machis-mo, alcoholismo y supersticiones. Ninguno de es-tos aspectos de la realidad social podemos olvidaren nuestras tareas pastorales.

3. Iluminar la realidad

Las exigencias de la evangelización nos lanzana iluminar la realidad. Con una visión de ella desdela fe, su transformación no puede ser desde otra

perspectiva. La reali-dad que nos interpeladebe ser iluminadacon la Palabra deDios, descubriendo enella la voluntad delSeñor y nuestro que-hacer de cristianos.Hoy, el kerigma tieneun contenido ineludi-blemente social, puesen el corazón delEvangelio está la vidacomunitaria y el com-

promiso con los otros (cf. EG 171).No se olvida la conexión entre evangelización y

promoción humana, y la dimensión caritativa esparte constitutiva de la misión de la Iglesia. Nopodemos soslayar que, a la Iglesia, «nada de lohumano le puede resultar extraño» (EG 181).

Dadas las condiciones de nuestra vida moderna,la conversión cristiana nos pide revisar diligente-mente todas las cuestiones del orden social y losesfuerzos por obtener el bien común. Exige norelegar la religión a la intimidad secreta de laspersonas, sino impulsar su influencia en la vidasocial (cf. EG 183).

Para transformar la realidad desde la fe, reque-rimos estar atentos al clamor de los pobres. Cristomismo se hizo pobre. Al ser presentado al templo,sus padres llevaron la ofrenda de los pobres. Seidentificó con los pobres y se consagró a ellos «ElEspíritu del Señor está sobre mí, porque me haungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelioa los pobres» (Lc. 4,18).

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4. Transformar la realidad

La transformación de la realidad, desde unaperspectiva cristiana, Se impulsa desde una claraopción por los pobres, una Iglesia pobre para lospobres, para aquellos que la sociedad descarta ydesecha (cfr. EG 195). Por tanto, ninguno que seaprecie de ser cristianodebe olvidar su preocupa-ción por los pobres y por lajusticia social. Esto exigeuna radicalidad evangéli-ca en los discípulos misio-neros del Señor quien, consu palabra y su vida, dejóclaro que los pobres sondestinatarios privilegiadosdel Evangelio.

Para un cristiano, los po-bres no son solamente unacategoría cultural, socio-lógica, política o filosófi-ca. Son, ante todo, una ca-tegoría teológica. Optar porlos pobres es estar al servi-cio de ellos, valorar su dig-nidad, evitar su exclusión.

Para lograr lo anteriorserá necesario impulsar lalabor asistencial con ges-tos simples y cotidianos desolidaridad (las obras demisericordia). También es necesario superar elmero asistencialismo con una promoción integralde los pobres expresada en proyectos educativos,economía solidaria y organizaciones comunitariasque favorecen el protagonismo de los mismos po-bres. Los cristianos y, especialmente los agentes dela pastoral social, en todos sus niveles organizativos,deberán convertirse en instrumentos de Dios para laliberación integral y promoción de los pobres (cfr.EG 187).

Una tarea difícil de entender, y más difícil deimpulsar, es identificar las causas estructurales dela pobreza y de la inequidad. Supone resolversatisfactoriamente las situaciones provocadas porla autonomía absoluta de los mercados y la especu-lación financiera que, en el fondo, son raíz demuchos males sociales.

5. La dimensión misionera en clave social

En la línea del «actuar», el Papa propone cincoclaves que deben distinguir la acción misionera dela Iglesia en el siglo XXI. Son claves para todaacción pastoral y la pastoral social. Dichas clavesson: primeriar, involucrarse, acompañar, fructifi-

car y festejar. Veamos cadauna.

Primeriar: Tomar la ini-ciativa para abordar los as-pectos de nuestra realidad quemás nos desafían. Salir a lasperiferias geográficas yexistenciales para testimoniarel amor de Dios. Encontrar-nos con quien casi nadie seencuentra y llegar a los cru-ces de los caminos para invi-tar a los excluidos (cfr. EG24).

Involucrarse. Hacer reali-dad el misterio de la encarna-ción en la que Cristo asumióla vida, la existencia de sushermanos y se hizo parte deellos para construir una histo-ria diferente. Sin compartir lavida de nuestros hermanos,difícilmente sabremos losproblemas que enfrentan, lasilusiones que tienen y los es-

fuerzos que hacen por cambiar. De no «encarnar-nos» en la realidad de nuestro prójimo correremosel riesgo de vivir vidas paralelas, y no fue eso lo quehizo Jesús.

Acompañar. Se inspira en la historia de Israel yen los discípulos de Emaús. Dios siempre caminacon su pueblo y Jesús se hace compañero de cami-no. Esta es la misión de los seguidores del Señor yuna buena estrategia para la conducción de lascomunidades. Cada persona, grupo, comunidad,tiene sus procesos de desarrollo. Algunos son durosy prolongados pero, en todos, el discípulo misione-ro debe estar presente para acompañar el caminohacia la realización plena.

Fructificar. Hay más motivaciones evangélicas:por sus frutos le conocerán (cf. Mt 7,15-20); la fe sinobras está muerta (cf. St 2,14-17). Los frutos en

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estos campos dependen de los tiempos de Dios,pero no faltan frutos visibles en esta vida. La acciónpastoral, con todas sus limitaciones, da frutos quese expresan en testimonios de entrega personal ycomunitaria que, no pocas veces, se firma con lasangre del martirio. La acción de la Iglesia deberádar frutos en su acción temporal y también para lavida eterna.

Festejar. Celebrar con gozo los pequeños ograndes logros obtenidos en la lucha por construirel Reino de Dios. Nuestro pueblo ama la fiesta,celebra su fe con fiesta incorporando sus expresio-nes culturales y litúrgicas. Son espacios privilegia-

dos de evangelización que se renueva en su ardor,expresión y métodos. Las fiestas, entre otras cosas,refuerzan el sentido de pertenencia a una comuni-dad sociológica y eclesial. No lo desperdiciemos.

En los preparativos para nuestro VI PlanDiocesano de Pastoral, estas cinco claves se perfi-lan como horizontes hacia donde queremos dirigirnuestra acción pastoral en un futuro inmediato.Desde la fe, constatamos que Dios nos sigueprimeriando para encontrar el camino; se involucraen nuestros esfuerzos y los hace fructificar; nosacompaña en nuestro caminar y festeja con noso-tros la alegría de ser sus hijos.

EVANGELII GAUDIUM Y PASTORAL SOCIAL

1. Introducción

La elaboración de nuestro VI Plan Diocesano dePastoral está despegando. Nos guía como luzmagisterial la enseñanza del Papa Francisco. Bajoella queremos alimentar el ser y quehacer de nues-tra pastoral social, teniendo en cuenta especialmen-te las enseñanzas contenidas en la ExhortaciónApostólica Evangelii Gaudium.

Estas reflexiones se inspiran en la conferenciadel P. José Ignacio Calleja, 17 marzo 2014 enDiócesis de Vitoria (España). Aborda cuatro pun-tos: importancia de la dimensión social de la fe,algunos desafíos del mundo actual, las grandescuestiones sociales y el quehacer concreto de la fe.

2. La dimensión social de la fe

La dimensión socialde la fe, adquiere su im-portancia a partir de laineludible dimensiónsocial del anuncio delEvangelio, buscandoalentar a todos los cris-tianos a manifestar esafe con palabras, actitu-des y acciones (n. 258).

Evangelizar es ha-cer presente en el mun-do el Reino de Dios

(n. 76), como una buena noticia de salvación paralos pobres. Su primer anuncio (kerigma) convoca avivir como una comunidad de caridad porque nacedel amor, crece en el amor y traslada al amor.

La dimensión social de la fe tiene importanciaporque la acción salvífica de Dios se dirige a laspersonas y a sus relaciones sociales; se encarna entodas las situaciones que vive el hombre, reclaman-do una corresponsabilidad solidaria que lo lleva avivir la caridad y la lucha por la justicia, en laconstrucción del Reino de Dios.

Es cierto que, en la práctica, buscar el Reino deDios y su justicia plantea una serie de desafíosdifíciles de superar, pero la Doctrina Social de laIglesia, sin dejar de ser objeto de discusión en lo

concreto, ayuda a concretizar losgrandes principios en los que sebasa.

Tras la dimensión social de lafe, y las enseñanzas de EvangeliiGaudium, hay razones desoteriología, teología Trinitaria,Cristología, Eclesiología, Antro-pología y Ética. Sobre ésta,Evangelii Gaudium parece sos-tenerse en el «mandamiento» dela dignidad humana de los máspobres y excluidos y, por ella, lade todos.

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3. Algunos desafíos del mundo actual

El Papa hace énfasis en algunos desafíos delmundo actual, haciendo un discernimiento evangé-lico y no solo un análisis social a secas (EG 51-75).Elige dos desafíos que soncomo la «fuente» de otrosmás: la estructura econó-mica de la realidad y laconquista de la paz social.

Al referirse a la estruc-tura económica, parte de laobservación de que la ma-yoría de hombres de nues-tros tiempo vive precaria-mente, una inequidad cadavez más patente, la des-igualdad creciente y la ex-clusión se enseñorea delmundo social (cf. n. 53). Las causas de estos fenó-menos están, en parte, en una ideología de libertaddel mercado, pero, más concretamente, en las es-tructuras sociales injustas como la corrupción, ladeuda externa, la evasión fiscal y la especulaciónfinanciera.

Detrás de las causas que provocan un panoramaeconómico desolador, están las actitudes de pecadocomo el afán de ganancia exclusiva y la sed depoder que, poco a poco genera en la sociedad unatiranía invisible que pone en tela de juicio la capa-cidad y legitimidad de Estado con respecto al con-trol de los procesos sociales.

En este contexto social, un crecimiento econó-mico favorecido por la libertad del mercado resultauna falacia. En consecuencia, el ser humano seconvierte en un bien para «usar» y «tirar». Suimportancia radica en ser «consumidor» y,cuando deja de serlo, sencillamente «sobra».Por eso, concluye el Papa, se trata de una«economía que mata» (n. 53).

La crisis financiera y económica que atra-vesamos expresa una crisis antropológica,pues las personas sacrifican sus vidas y voca-ciones personales a la idolatría del dinero.Siendo idolatría, estructuras y actitudes depecado se convierten en un rechazo a Dios.

Para escapar de este círculo vicioso serequiere una ética «no ideologizada», sino

una ética que lleva a un cambio de actitud en losdirigentes políticos y en los mismos ricos que,buscando promover a los pobres con una solidari-dad desinteresada a favor del ser humano.

Somos una sociedad enfermade inequidad desde la raíz y, «mien-tras no se resuelvan radicalmentelos problemas de los pobres, re-nunciando a la autonomía absolutade los mercados y la especulaciónfinanciera, y atacando las causasestructurales de la inequidad, no seresolverán los problemas del mun-do y en definitiva ningún proble-ma» (n. 102).

La inequidad también da lugara la violencia y, la represión vio-lenta de la lucha por la justicia crea

nuevos y peores conflictos, cuya salida real es lajusticia (n. 60). La violencia es como hija de lainequidad y las dos se enquistan en las estructurassociales básicas. En el cambio de estas estructurasse encuentra la posibilidad cierta de la justicia y lapaz social (n. 59).

El otro gran hecho social es la conquista de la pazsocial, donde los evangelizadores como misionerosen mundo de su tiempo para conquistar la paz socialson fruto del bien común y del diálogo social.Abordamos este aspecto en el apartado siguiente.

4. Las grandes cuestiones sociales

El Papa señala dos grandes cuestiones que deter-minarán el futuro de la humanidad: la inclusiónsocial de los pobres y la paz como fruto del bien

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común y el diálogo social. Son como clave herme-néutica de otros fenómenos sociales y de todapastoral misionera.

La inclusión social de los pobres. Son los desti-natarios privilegiados del Evangelio. Son una cate-goría teológica antes que cultural, sociológica, po-lítica o filosófica (n. 198), y se manifiestan enrostros concretos (cfr. EG 210, 213, 215). De estemodo, nos propone el Papa el «evangelio de laspobrezas» como algo único que debemos vivir yproclamar con entrañas de misericordia.

Este evangelio de las pobrezas no solamente serefiere a las personas, sino también a los pueblos y alas regiones del propio país (n. 190). En unas y en otrasse impone un cuidado soli-dario con todos los pue-blos, junto a su identidad yautonomía (nn. 206-215).

La conquista de la pazsocial. Es fruto del biencomún y del diálogo so-cial. La paz social está enrelación directa con la dis-tribución de la renta, lainclusión de los pobres yel respeto de los derechoshumanos (n. 218).

Para lograrlo, el Papaacude a cuatro principiosnada fáciles de entender: el tiempo es superior alespacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; larealidad es más importante que la idea y el todo essuperior a la parte. Intentamos profundizar en ellos.

El tiempo es superior al espacio. El bien comúnrequiere de sus actores tiempo para ir plasmándolo,antes que requerir ocupar espacios sociales conmetas cortas y momentáneas. Por tanto, frente a laprisa y la ganancia de espacios políticos fáciles, esnecesario hacerlo con tiempo, dedicación y genero-sidad. De este modo, el tiempo dedicado a conse-guir fines más duraderos, es más importante que elespacio que se gana con metas cortas y pasajeras(cfr. Nn. 223-225).

La unidad prevalece sobre el conflicto. Los con-flictos ocasionados por querer conseguir la solidari-dad y la paz, siempre pueden trasladarse a un planosocial nuevo. Por eso se requiere, y es más importan-te, la unidad de las personas que sufren el conflicto,

has transformarlo en el eslabón de una nueva reali-dad social (n. 227). El cristiano confía en que todo hasido reconciliado en Cristo y que el Espíritu armoni-za todas las diversidades. Con esa esperanza posibi-lita una «diversidad reconciliada» (n. 230).

La realidad es más importante que la idea. Esteprincipio invita a no permitir que las «ideas»distorsionen o encubran la realidad. Al actuar así secorre el riesgo de oscurecer la historicidad de lassituaciones que vivimos como personas. Es mejorque las teorías se «encarnen» con sencillez en larealidad para explicarla y aportar luces para que larealidad sea justa.

El todo es superior a la parte. Tratar de armoni-zar la realidad global yla realidad local provo-ca tensiones y corre susriesgos, pero resulta en-riquecedora si nos sen-timos corresponsablesen la construcción delbien común.

En la convivenciasocial cada uno conser-vamos nuestra propiaoriginalidad y estamosllamados a construir elbien común universal ylocal. La paz sigue sien-

do el camino y el fruto del cumplimiento del biencomún, pero es necesaria la contribución de valorinapreciable del diálogo social.

Tomando en cuenta la dimensión social de laevangelización, se toma en cuenta el hecho de quela paz en el mundo requiere de la paz entre lasreligiones. En este renglón se alude al diálogointerreligioso que se da entre la Iglesia con elJudaísmo y con el Islam. Armonizar la realidadglobal con la realidad local sigue siendo un retopastoral.

5. Líneas concretas de acción

La convicción de que es necesario constituirnosen red de nudos solidarios y justos para acompañary compartir, para ayudar y promover, para denun-ciar y luchar, es algo generalizado en el pensamien-to de la Iglesia. Bajo la luz de la Evangelii Gaudium,el Papa abunda y concretiza este planteamiento.

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En cuanto a la caridad y el compromiso por lajusticia, los pobres son el punto focal, son la «obse-sión» del Papa porque lo son para el Evangelio ypara el sentido moral común. No se admitenespiritualizaciones de la realidad de los pobres nisolidaridades que no se traduzcan en ser parte delpueblo con los más vulnerables y débiles de cadalugar. Se trata de vivir con ellos y como ellos,amarlos con la hondura de Jesús y empeñarse porinclusión social desde, con y para ellos.

Refiriéndose a las estructuras sociales, el papales «otorga» un peso específico, dado a que enellas se enquistan la injusticia, la violencia y lasactitudes sociales que reclaman ante la Iglesia y

sus agentes de pastoral. Además, ni no aborda-mos el cambio de estructuras de injusticia a la parque la conversión de nuestra conciencia, no haysalida justa y en paz.

Lo más seguro es que las prácticas públicas yeclesiales en este sentido nos parezcan muy lentas,pero ya no podemos renunciar a este mandamientopastoral y moral: «los pobres nos evangelizan» y, sipermitimos que nos evangelicen, se nos planteanmuchos desafíos: ¿Tendremos tiempo para ello?¿Lo asumiremos adecuadamente en nuestras es-tructuras eclesiales? ¿Estaremos en condiciones deflexibilizar nuestra mente y nuestros hábitos devida ante llamadas como ésta?

DERECHOS HUMANOS,UNA AGENDA PENDIENTE

1. Introducción

El reconocimiento de los derechos humanos esla opción más compartida por los hombres y muje-res de buena voluntad. En nombre de la religión,explícito o sin él, es una apuesta en la que todomundo encuentra un puntode convergencia. Sin em-bargo, la proclamación so-lemne que de ellos hacenlos Estados no siempre co-incide con su cumplimien-to.

El Concilio Vaticano IInos dice que la Iglesia ve enlos derechos humanos laextraordinaria ocasión quenuestro tiempo ofrece paraque la dignidad humana seareconocida más eficazmen-te y promovida universal-mente como característica impresa por Dios Crea-dor en su criatura (cf. GS 41).

El Magisterio social de la Iglesia siempre havalorado positivamente la Declaración universalde los derechos del Hombre, proclamada por lasNaciones Unidas el 10 diciembre 1948, que Juan

Pablo II definió como una piedra miliar en elcamino del progreso moral de la humanidad.

Todos los «considerandos» que se contienen enel preámbulo de la misma nos aportan un buen

fundamento como punto departida: los anhelos de li-bertad, justicia y paz detodo ser humano; el reco-nocimiento de la dignidadintrínseca de todos loshombres; el reconocimien-to de que dichos derechosson constantemente viola-dos y la necesidad perma-nente de protegerlos.

El contenido de esteapartado se encamina a:Descubrir la dignidad hu-mana como principio delos derechos humanos y,

en último término, su fundamentación en Dios;Detectar las actitudes y acciones que manifiestan elrespeto y cumplimiento de tales derechos; y Expe-rimentar que, en la base de ellos hay una llamada deDios al amor al otro y a velar siempre por ladignidad de la persona humana.

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2. La Dignidad Humana

El Compendio de la Doctrina Social de la Igle-sia (capítulo III), refiriéndose a la persona humanay sus derechos, expone el principio personalista quedefine el punto de partida para unareflexión cristiana: «La Iglesia veen el hombre, en cada hombre, laimagen viva de Dios mismo; ima-gen que encuentra, y está llamadaa descubrir cada vez más profun-damente su plena razón de ser enel misterio de Cristo, Imagen per-fecta de Dios. Revelador de Diosal hombre y del hombre a sí mis-mo».

Ésta afirmación nos hace con-templar al hombre que ha recibidode Dios una incomparable e ina-lienable dignidad. Es a este hom-bre a quien la Iglesia se dirige y sirve, recordándoleconstantemente su vocación, para que sea cada vezmás consciente y digno de ella.

Toda la vida social es una expresión de suinconfundible protagonista: la persona humana. Lasociedad humana es, por tanto, objeto de la ense-ñanza social de la Iglesia desde el momento que ellano se encuentra ni fuera ni sobre los hombressocialmente unidos, sino que existe exclusivamen-te por ellos y para ellos. El hombre es, y debe ser, elsujeto, fundamento y fin de la sociedad (cf. CDSI106).

Toda la doctrina social se desarrolla a partir delprincipio que afirma la inviolable dignidad de lapersona humana. La Iglesia, de muchas formas, habuscado tutelar la dignidad humana frente a todointento de proponer imágenes reductivas ydistorsionadas de esa dignidad, y ha denunciadorepetidamente sus muchas violaciones. En la tramade las relaciones sociales emergen algunas de lasmás amplias capacidades de elevación del hombre,pero también allí se anidan los más execrablesatropellos de su dignidad (CDSI 107).

3. La realidad del pecado y la esperanza desalvación

En la raíz de las ofensas a la dignidad de lapersona humana, se encuentra la realidad del peca-do, desde el pecado original hasta el pecado que

cada uno comete, abusando de su propia libertad»(Juan Pablo II, Reconciliación y Penitencia, 2).

El misterio del pecado comporta una doble heri-da bajo diversos aspectos: todo pecado es personal

y todo pecado es so-cial, en cuanto tienetambién consecuen-cias sociales.

Es social todo pe-cado contra los dere-chos de la personahumana, comenzan-do por el derecho lavida, incluido el delno-nacido, o contrala integridad físicadel alguien; todo pe-cado contra la liber-tad de los demás, es-

pecialmente la libertad de creer en Dios y de adorar-lo; todo pecado contra la dignidad y el honor delprójimo. Es social todo pecado contra el bien co-mún y contra sus exigencias, en toda la ampliaesfera de los derechos y deberes de los ciudadanos(CDSI 118)

Las consecuencias del pecado alimentan lasestructuras de pecado. Estas tienen su raíz en elpecado personal y, por tanto, están siempre relacio-nadas con actos concretos de las personas, que lasoriginan, las consolidan y las hacen difíciles deeliminar.

Como cristianos no desconocemos la realidaddolorosa del pecado, pero tampoco desconocemosla luz de la esperanza, más grande que todo mal.Esta esperanza nos ha sido donada por la acciónredentora de Jesucristo que ha destruido el pecadoy la muerte, ya que «Cristo, el nuevo Adán, en lamisma revelación del misterio del Padre y de suamor, manifiesta plenamente el hombre al propiohombre y le descubre la sublimidad de su voca-ción» (GS 22).

4. Proyección del tema

Dada la importancia de los Derechos Humanosy la tarea pastoral que significa, nos toca impulsartodas las acciones posibles para su conocimiento,promoción y defensa. Proponemos los siguientescuestionamientos:

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¿Qué actitudes o acciones de cumplimiento oatropello de los derechos humanos descubrimosen nuestra comunidad?

¿Qué tanto insistimos en el cumplimiento de losdeberes que se encuentran detrás de cada uno delos derechos humanos?

¿Por dónde empezar a sensibilizarnos para valorary defender la dignidad humana?

¿Qué acciones o proyectos podemos impulsar ennuestra comunidad en vistas a una pastoral de losderechos humanos?

LA VOZ DE LA IGLESIAEN FAVOR DE LOS MIGRANTES

«Emigrantes menores de edad,vulnerables y sin voz»

Así reza el lema propuesto por el Papa Franciscoen su mensaje publicado el 8 septiembre 2016, conmotivo de la celebración de la Jornada Mundial delEmigrante y del Refu-giado, cuya celebraciónse propuso para el pasa-do 15 de enero de 2017.

Considerando el grannúmero de hermanosnuestros que viven, pordiversas razones, fuerade su lugar de origen,destacamos algunas delas reflexiones que elPapa Francisco nos pro-pone en su mensaje.

Una obra de misericordia

El Papa alude a dos textos del Evangelio queapasionan y comprometen:

El primero toca el aspecto de la acogida como uncamino seguro que conduce a Dios, partiendo de losmás pequeños y pasando por el Salvador: «El queacoge a un niño como este en mi nombre, me acogea mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sinoal que me ha enviado» (Mc 9,37; cf. Mt 18,5; Lc9,48; Jn 13,20).

Acoger a los niños, especialmente a los migrantes,es acoger a Dios que se ha hecho uno de nosotrospara estar cerca de los pequeños y los débiles. Laacogida es una obra de misericordia.

El segundo texto advierte la responsabilidad delque actúa en contra dela misericordia: «Al queescandalice a uno deestos pequeños quecreen en mí, más le val-dría que le colgasenuna piedra de molinoal cuello y lo arrojasenal fondo del mar» (Mt18,6; cf. Mc 9,42; Lc17,2).

Dicha advertenciaconsidera la explota-ción ejercida por gente

sin escrúpulos que somete a niños y niñas a laprostitución, redes de pornografía, esclavizadospor el trabajo de menores o reclutados como solda-dos, involucrados en el tráfico de drogas y en otrasformas de delincuencia, obligados a huir de conflic-tos y persecuciones, con el riesgo de acabar solos yabandonados.

La realidad de los emigrantes menores de edad,especialmente los que están solos, nos comprometea todos a hacernos cargo de los niños, que se

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encuentran desprotegidos por tres motivos: porqueson menores, extranjeros e indefensos; por diversasrazones, son forzados a vivir lejos de su tierra nataly separados del afecto de su familia.

El fenómeno migratorio está adquiriendo, cadavez más, una dramática cuestión mundial. La mo-vilidad humana ya no responde solamente a labúsqueda de un trabajo digno que eleve sus condi-ciones de vida. Tampoco se reduce a hombres enedad productiva, sinode mujeres, ancianos yniños que abandonansus hogares con la es-peranza de encontrarpaz y seguridad enotros lugares.

Pero son principal-mente los niños quie-nes más sufren las gra-ves consecuencias dela emigración, pues lacarrera desenfrenadahacia un enriqueci-miento rápido y fácillleva consigo tambiénel tráfico de niños, la explotación y el abuso demenores y, en general, la privación de los derechospropios de la niñez sancionados por la ConvenciónInternacional sobre los Derechos de la Infancia.

La particular fragilidad de los niños migrantes, confrecuencia los priva del derecho a un ambiente fami-liar propicio para su crecimiento; además, quedan almargen de recibir una educación adecuada, donde losniños puedan crecer como personas y protagonistasde su propio futuro y del respectivo país.

Los niños constituyen el grupo más vulnerableentre los emigrantes. Su pequeñez los hace invisi-bles y sin voz; su precariedad los priva de documen-tos y los oculta a los ojos del mundo. Estas condicio-nes de vida los lleva a lo más bajo de la degradaciónhumana, donde la ilegalidad y la violencia destru-yen su futuro.

De ese modo, los niños emigrantes acaban fácil-mente en lo más bajo de la degradación humana,donde la ilegalidad y la violencia queman en uninstante el futuro de muchos inocentes, mientrasque la red de los abusos a los menores resulta difícilde romper.

Propuestas de acción

Plantearse la cuestión migratoria desde la Pa-labra de Dios. El fenómeno migratorio forma partede la historia de la salvación y está conectado a unmandamiento de Dios: «No oprimirás ni vejarás alforastero, porque forasteros fuisteis vosotros enEgipto» (Ex 22,20); «Amarán al forastero, porqueforasteros fueron ustedes en Egipto» (Dt 10,19).

Considerar la migración como un signo de lostiempos. En este fenó-meno descubrimos laacción providencial deDios en la historia y enla comunidad humanacon vistas a la comu-nión universal. Comomiembros de la Iglesiaestamos convencidosde que nadie es extran-jero en la comunidadcristiana, que abraza«todas las naciones,razas, pueblos y len-guas» (Ap 7,9).

Defender la dignidad humana. Cada uno esvalioso, las personas son más importantes que lascosas, y el valor de cada institución se mide por elmodo en que trata la vida y la dignidad del serhumano, especialmente en situaciones de vulnera-bilidad, como es el caso de los niños emigrantes.

Centrarse en la protección, la integración y ensoluciones estables. Se trata de asegurar a los niñosemigrantes protección y defensa, para que no ter-minen en la calle, abandonados a sí mismos yvíctimas de explotadores sin escrúpulos que, másde una vez, los transforman en objeto de violenciafísica, moral y sexual.

Atentos a los factores de vulnerabilidad. Laindigencia y escasos medios de subsistencia; lasirreales expectativas que ofrecen los medios decomunicación; el bajo nivel de alfabetización; eldesconocimiento de las leyes, de la cultura y, aveces, de la lengua de los países de acogida, haceque los inmigrantes sean dependientes física ypsicológicamente.

Frenar el impulso a la explotación. El impulsomás fuerte hacia la explotación y el abuso de losniños viene a causa de la demanda. Si no se encuen-

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tra el modo de intervenir con mayor rigor y eficaciaante los explotadores, no se podrán detener lasnumerosas formas de esclavitud de las que sonvíctimas los menores de edad.

Solidaridad institucional. Muchos organismose instituciones, eclesiales y civiles ofrecen tiempoy recursos para proteger a los niños de las distintasformas de abuso. Es importante se implemente unacooperación cada vez máseficaz y eficiente, basadano sólo en el intercambiode información, sino tam-bién en la creación de redessolidarias. La fuerza de lascomunidades eclesiales serevela sobre todo cuandohay unidad de oración ycomunión en la fraternidad

Trabajar por la integra-ción de los niños y los jóve-nes emigrantes. Ellos de-penden casi totalmente delos adultos y, muy a menu-do, la falta de recursos económicos es un obstáculopara adoptar políticas adecuadas de acogida, asis-tencia e inclusión. En consecuencia, en lugar defavorecer la integración social de los niños emi-grantes, o programas de repatriación segura y asis-tida, se busca sólo impedir su entrada, beneficiandode este modo que se recurra a redes ilegales; otambién son enviados de vuelta a su país de origensin asegurarse de que esto corresponda realmente asu «interés superior».

Considerar la situación legal de los migrantes.Cuando los migrantes se encuentran en situaciónirregular o cuando son captados por el crimenorganizado, su situación se empeora. Con frecuen-cia se les destina a centros de detención. No es raroque sean arrestados y, ya que no tienen dinero parapagar la fianza o el viaje de vuelta, pueden perma-necer por largos períodos de tiempo recluidos,expuestos a abusos y violencias de todo tipo. Enesos casos, el derecho de los Estados a gestionar losflujos migratorios y a salvaguardar el bien comúnnacional se tiene que conjugar con la obligación deresolver y regularizar la situación de los emigrantesmenores de edad, respetando plenamente su digni-dad y tratando de responder a sus necesidades,cuando están solos, pero también a las de sus

padres, por el bien de todo el núcleo familiar. Siguesiendo crucial que se adopten adecuados procedi-mientos nacionales y planes de cooperación acor-dados entre los países de origen y los de acogida,para eliminar las causas de la emigración forzadade los niños.

Buscar y adoptar soluciones permanentes.Puesto que este es un fenómeno complejo, lacuestión de los emigrantes menores de edad se

debe afrontar desde la raíz.Ante las guerras, la viola-ción de los derechos hu-manos, la corrupción, lapobreza, losdesequilibrios y desastresambientales son parte delas causas del problema.Los niños son los prime-ros en sufrirlas. Por tanto,es absolutamente necesa-rio que se afronten en lospaíses de origen las cau-sas que provocan la emi-gración. Esto requiere el

compromiso de toda la Comunidad internacionalpara acabar con los conflictos y la violencia queobligan a las personas a huir. Además, se requiereuna visión de futuro, que sepa proyectar progra-mas adecuados para las zonas afectadas por lainestabilidad y por las más graves injusticias, paraque a todos se les garantice el acceso a un desarro-llo auténtico que promueva el bien de los niños yniñas, esperanza de la humanidad.

Llamamiento final

A quienes caminan al lado de los niños y jóvenespor los caminos de la emigración: ellos necesitanvuestra valiosa ayuda, y la Iglesia también os nece-sita y os apoya en el servicio generoso que prestáis.No os canséis de dar con audacia un buen testimo-nio del Evangelio, que os llama a reconocer y aacoger al Señor Jesús, presente en los más pequeñosy vulnerables.

Encomiendo a todos los niños emigrantes, a susfamilias, sus comunidades y a vosotros, que estáiscerca de ellos, a la protección de la Sagrada Familiade Nazaret, para que vele sobre cada uno y osacompañe en el camino; y junto a mi oración osimparto la Bendición Apostólica.

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Situación migratoria USA-MÉXICO

Durante sus primeros días de gobierno, Trumpemitió controversiales órdenes ejecutivas referen-tes a migrantes, determinando, entre otros puntos,detener el programa de admisión de refugiados alpaís durante 120 días y, en el caso de los refugiadossirios, suspender indefinidamente su acceso a Esta-dos Unidos.

También ordenó que se detenga el acceso al paísde ciudadanos de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán,Siria y Yemen. Otra polémica orden ejecutiva deTrump fue la que anunció «la inmediata construc-ción de un muro físico en la frontera sur, monitoreadoy apoyado por personal adecuado, para así prevenirla inmigración ilegal, el tráfico de drogas y depersonas y actos de terrorismo.

Ofrecemos algunas reflexiones y posturas que,en diversos artículos y comunicados, algunos obis-pos de Estados Unidos y de México, han externado.Nos ha parecido conveniente reproducir la declara-ción de nuestros obispos mexicanos «Valor y respe-to al migrante», firmado por Mons. Guillermo OrtizMondragón, Presidente la DimensiónEpiscopal de Movilidad Humana dela CEM y Obispo de Cuautitlán, yMons. Alfonso G. Miranda Guardiola,Secretario General de la CEM.

La voz de los Obispos

Mons. José Gómez, Arzobispo delos Ángeles (USA):

Lamenta algunas de las recientesórdenes ejecutivas firmadas por elpresidente Donald Trump con res-

pecto a los inmigrantes, refugiados y la construc-ción de un muro con México. Sin embargo, lamisión de la Iglesia es clara: estamos llamados aescuchar el lamento del pobre y estamos llamadosa abrir nuestras puertas al extraño que llama ya buscar el rostro de Cristo que viene a nosotros enel inmigrante y el refugiado.

Detener la admisión de refugiados por 90 o 120días podría no verse como un tiempo largo. Peropara una familia huyendo de una nación destrozadapor la guerra, o la violencia de los cárteles de ladroga, o de señores de la guerra que fuerzan inclusoa niños a enrolarse en sus ejércitos, esto podríasignificar la diferencia entre la vida y la muerte,advirtió.

«Es un hecho simple que no todos los refugiadosson terroristas, y los refugiados no son siquiera laprincipal fuente de amenazas a nuestro país».

Por ejemplo, el ataque terrorista del Estado Islá-mico en San Bernardino, California, «fue ‘cultivadoen casa’, realizado por un hombre nacido en Chicago».Si bien destacó que «una de las órdenes significaráque nuestro país finalmente comenzará a dar priori-

dad a ayudar acristianos y otrasminorías perse-guidas», cuestio-nó: «¿QuiereDios que nuestracompasión por lagente se detengaen las fronterasde Siria? ¿Va-mos ahora a de-cidir que algunaspersonas no me-

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recen nuestro amor porque tienen diferente colorde piel, una religión diferente o nacieron en el país‘equivocado’?». Lamentó que «en el nombre demostrar inflexibilidad y determinación, estamos co-municando al mundo una dura indiferencia». «Aho-ra mismo, ninguna nación acepta más refugiados queEstados Unidos. ¿Qué tipo de mensaje estamosenviando al mundo?».

«El problema es que nuestras leyes no han sidoaplicadas por tanto tiempo, que ahora tenemos millo-nes de indocumentados viviendo, trabajando, dandoculto a Dios y yendo a la escuela en nuestro país».«Eso incluye a millones de niños que son ciudadanosviviendo en casas con padres indocumentados; tie-nen el derecho –como ciudadanos y como hijos ehijas de Dios– de crecer con alguna garantía de quesus padres no serán deportados».

Cardenal Joseph Tobin, Arzobispo de Newark(USA), 27 enero: Las políticas de inmigraciónrecientemente anunciadas por el Presidente DonaldTrump son «inhumanas» y «destruyen familias ycomunidades».

La orden ejecutiva de Trump para construir unmuro fronterizo para combatir la inmigración ilegal«no muestra que Estados Unidos sea una naciónabierta y acogedora. Es lo opuesto de lo que signi-fica ser estadounidense». «Cerrar las fronteras yconstruir muros no son actos racionales. Las deten-ciones masivas y las deportaciones al por mayor nobenefician a nadie ya que esas políticas inhumanasdestruyen a las familias y las comunidades».

«De hecho, amenazar a las llamadas ´ciudadessantuario´ con el retiro de fondos federales paraservicios vitales como la salud, la educación y eltransporte no reducirá la inmigración. Solo dañará

a la gente buena de esas comunidades». Una «ciu-dad santuario» en Estados Unidos es aquella quepone en práctica políticas para limitar su colabora-ción con las autoridades federales de inmigración.Básicamente no deportan inmigrantes ilegales amenos que hayan cometido algún delito. Los Ánge-les, Nueva York y Chicago son algunos ejemplos.

Compartió su experiencia como nieto deinmigrantes: de niño, en Detroit, experimentó elcontacto con gente de otras nacionalidades, queconformaban «comunidades fuertes, trabajadoras,cumplidoras de la ley y llenas de afecto por sunación y su gente».

Mons. Joe Vasquez, Presidente del Comité deMigración de la Conferencia de Obispos Católicosde Estados Unidos y Obispo de Austin: Manifestóestar «descorazonado porque el presidente hapriorizado construir un muro en nuestra fronteracon México». «Esta acción pondrá innecesaria-mente en peligro las vidas de inmigrantes». «Laconstrucción de ese muro solo hará que losmigrantes, especialmente las mujeres y niños vul-nerables, sean más vulnerables a traficantes y acontrabandistas. Adicionalmente, la construcciónde un muro así desestabiliza a las muchas vibrantesy bellas comunidades interconectadas que vivenpacíficamente a lo largo de la frontera».

«En vez de construir muros, en este tiempo, mishermanos obispos y yo continuaremos siguiendo elejemplo del Papa Francisco. Nosotros ‘buscaremosconstruir puentes entre la gente, puentes que nospermitan derribar los muros de la exclusión y laexplotación». Señaló también que en lugar de estaspolíticas, los obispos estadounidenses ́ se mantendránfirmes «en nuestro compromiso de una reformacomprensiva, compasiva y de sentido común».

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Se ve clara la disponibilidad de los obisposestadounidenses que continuarán «ayudando y so-lidarizándonos con las familias inmigrantes. Lerecordamos a nuestras comunidades y a nuestranación que estas familias tienen un valor intrínsecocomo hijos de Dios». «Y a todos los afectados porla decisión de hoy, estamos aquí para caminarcon ustedes y acompañarlos en este viaje».

Nuestros Obispos Mexicanos

El 26 enero 2017, la Conferencia Episcopal deMéxico (CEM), emitió un comunicado que llevapor título «valor y Respeto al Migrante». Reprodu-cimos dicho comunicado íntegramente.

Valor y Respeto al Migrante

 Con profundo dolor, a través de los medios decomunicación recibimos la noticia sobre la ordenejecutiva que el Presidente de los Estados Unidosde América, Donald Trump, firmó para dar inicio ala construcción del muro fronterizo.

Los Obispos de la frontera norte de México y lafrontera sur de Estados Unidos, hemos venido tra-bajando, desde hace más de veinte años, por lamejor atención a los fieles que habitan dos paíseshermanos, enmarcados propiamente en una solaciudad; comunidades de fe atendidas por dos Dió-cesis (como Matamoros y Brownsville, o Laredo yNuevo Laredo).

Lo primero que nos duele es que muchas perso-nas que viven su relación de familia, fe, trabajo oamistad, quedarán bloqueadas aún más por estainhumana interferencia.

Unimos nuestro pensar y sentir a lo expresadopor el Obispo Joe Vasquez, Presidente del Comitéde Migración de la Conferencia del EpiscopadoAmericano (USCCB) y Obispo de la Diócesis deAustin, quien declaró:

«Estoy desalentado porque el Presidente (DonaldTrump) ha priorizado la construcción de un muroen nuestra frontera con México. Esta acción pondrálas vidas de inmigrantes innecesariamente en peli-gro. La construcción de ese muro sólo hará que losmigrantes, especialmente las mujeres y los niñosvulnerables, sean más susceptibles a los traficantesy contrabandistas. Además, la construcción de talmuro desestabiliza a muchas comunidades llenasde vida y bellamente interconectadas que habitan

pacíficamente a lo largo de la frontera. En vez deconstruir muros, en este momento, mis hermanosobispos y yo seguiremos actuando a ejemplo delPapa Francisco. Queremos construir puentes entrepersonas, puentes que nos permitan romper losmuros de la exclusión y de la explotación».

Como Iglesia que camina en México, seguire-mos apoyando cercana y solidariamente a tantoshermanos nuestros que provienen de Centro ySudamérica, y que van en tránsito a través denuestro país hacia los Estados Unidos. Expresamosnuestro dolor y rechazo a la construcción de estemuro, e invitamos respetuosamente a hacer unareflexión más profunda acerca de los modos comopuede procurarse la seguridad, el desarrollo, laactivación del empleo y otras medidas, necesariasy justas, sin provocar más daños de los que ya sufrenlos más pobres y vulnerables.

Pedimos a nuestras autoridades que en los diálo-gos y búsqueda de acuerdos con los Estados Uni-dos, aboguen por caminos justos, que salvaguardenla dignidad y el respeto a las personas, sin importarsu nacionalidad, credo y, sobre todo, apreciado lariqueza que aportan en su búsqueda de mejoresoportunidades de vida. Cada persona tiene un valorintrínseco e invaluable como hijo de Dios.

Respetamos el derecho del gobierno de los Esta-dos Unidos de cuidar sus fronteras y sus ciudada-nos, pero no creemos que una aplicación rigurosa eintensiva de la ley, sea la manera de alcanzar susobjetivos, y que por el contrario estas acciones songeneradoras de alarma y temor entre los inmigrantes,desintegrando muchas familias sin mayor conside-ración.

Que nuestra Madre de Guadalupe, Emperatrizde toda América, acompañe a quienes tienen laresponsabilidad de las negociaciones en ambospaíses, y que Ella, «la que está mirando bien a todaslas naciones» (Nican Mopohua), brinde consuelo yprotección a nuestros hermanos migrantes.

 + Guillermo Ortiz Mondragón.Presidente de la Dimensión Episcopal

de Movilidad Humana de la CEMy Obispo de Cuautitlán.

+Alfonso G. Miranda Guardiola.Secretario General de la CEM

y Obispo Auxiliar de Monterrey.

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1. Introducción

El presente contenido ofrece algunos elementosque ayuden a delinear el perfil espiritual del agentede pastoral social. Se inspira en una de las experien-cias bíblicas más comprometedoras: el profetismo.Los profetas bíblicos fueronhombres de Dios que realizaronsu tarea como una experienciade fe. Este es el punto de tododiscípulo misionero de Cristo.

En un primer momento des-cubrimos la identidad delprofetismo; su presencia y au-sencia en la realidad social denuestro tiempo. Luego descri-bimos el compromiso del profe-ta en las tareas de denunciar elpecado y anunciar la salvación.Concluimos ofreciendo algunoselementos que se pueden inte-grar en una celebración de laPalabra o en una celebraciónEucarística, contemplando a Je-sús en su papel de profeta.

2. Identidad del profeta

Toda experiencia de fe implica una funciónprofética. Por tanto, todos los seguidores de Cristo,desde el Bautismo, tenemos el compromiso de vivircomo profetas.

El profeta no es un «adivino» dedicado a prede-cir el futuro, sino un enviado de Dios. No es uncapricho o un pasatiempo, sino una vocación en lacual Dios toma la iniciativa. Está al servicio deDios. No habla sino en nombre de Dios y según loque Dios quiere (cf. Dt 18,17-22).

El profeta es un testigo de la verdad que anuncia.Su vocación se origina en un encuentro con Dios. Seesfuerza por transmitir el mensaje de Dios en unlenguaje asequible para los hombres de su tiempo.Su estilo de vida es el mejor medio de comunica-ción del mensaje divino (cf. Ez 24,15-27).

Asume con responsabilidad su misión. No esuna tarea fácil ser fiel al mensaje que se transmite,pues, con frecuencia, será un mensaje condenatorioy, entonces, siente la debilidad e impotencia que loimpulsa a huir; sin embargo, la palabra de Dios seconvierte el algo vital e imposible de rechazar (cf.

Jer 20,7-11).El profeta es un guardián de la

alianza entre Dios y los hombres.Condena el pecado que lleva a rom-per la alianza, y anuncia la salva-ción trayendo la esperanza al pue-blo e invitándolo a la conversión.Vigila para la alianza sea cumplidafielmente (cf. Ez 33,7-11).

Los falsos profetas. La historiamuestra que, así como surgieronprofetas elegidos por Dios, tambiénaparecieron falsos profetas que hi-cieron mucho daño a la comunidad.Leyendo algunos textos bíblicoscomo Dt 17-22 y Ez 1, 17,23), pode-mos «dibujar» el perfil de los falsosprofetas: inventan profecías; su es-tilo de vida no es nada ejemplar; son«adivinos» que hablan en nombre

propio; no son enviados por Dios, pero sí hablan ensu nombre; hablan y dicen mentiras que extravían ydesorientan al pueblo, a quien afligen y condenansin fundamento e injustamente.

Es muy saludable hacer un examen de concien-cia sobre nuestro modo de ejercer el profetismo.Confrontar en nuestra mente y en nuestro corazónlos perfiles del profeta auténtico y del falso profeta,nos pondrá en un camino de conversión pastoral.

3. Profetas de nuestro tiempo

El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium 35,nos recuerda que el profetismo es una tarea de todala Iglesia y de cada uno de los que a ella pertenece-mos por el Bautismo. Por ello, nuestra misión comoprofetas será hacer brillar la luz del Evangelio en lavida diaria, familiar y social. No es una misión

EL AGENTE DE PASTORAL SOCIAL:UN PROFETA

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exclusiva de la jerarquía, sino una tarea que consti-tuye, también a los laicos, como pregoneros de la feen las cosas que esperamos. El medio privilegiadopara cumplir esta misión sigue siendo nuestro tes-timonio de vida. Ha sido Dios quien nos eligió, nosllamó y nos en-cargó esta mi-sión.

Jesús haquerido trans-ferir su misiónprofética a laIglesia y éstaejerce tal fun-ción por el ma-gisterio, a tra-vés de todo elpueblo de Diosy por cada miembro en particular. Así, ser profetaes participar de la misión de Cristo y de la Iglesia,y el fundamento de dicha participación es el bautis-mo.

Las formas concretas de cumplir esta misión sonel testimonio de vida y la palabra. Los campos deacción son aquellos donde la Iglesia y cada cristianose hacen presentes, como el ambiente laboral, eco-nómico, político y cultural.

En resumen, los profetas y el ejercicio delprofetismo siguen siendo necesarios en la actuali-dad. Podemos compartir los testimonios de perso-nas que, fieles a su vocación, ejercen su profetismoen medio de nuestra comunidad. Son buenos cris-tianos y buenos agentes de pastoral. También pode-mos examinar la presencia de falsos profetas quedesorientan al pueblo. Evaluar el ejercicio actual denuestro profetismo es un buen inicio del proceso deconversión.

4. La denuncia profética

Ser profeta es comprometerse en la denuncia delpecado. Es una confrontación de la función conde-natoria del profeta en la Biblia y la exigencia de talcondena aun hoy por parte de los cristianos. Denun-ciar el pecado es ayudar a tomar conciencia de lainfidelidad del hombre con la alianza entre Dios ynosotros. Asumir esta tarea profética es denunciartodo pecado o situación de pecado, provocando einvitando a la conversión.

No es una tarea fácil, ya que supone condenarcomportamientos, denunciar injusticias, criticarposturas y, en el fondo, poner al descubierto que elpueblo se está desviando del Plan de Dios y de la leyque nos entregó.

La denuncia profética no es un mensajeabstracto, sino la condenación, acusación oadvertencia que el profeta hace sobre situa-ciones concretas. Es necesario conocer decerca tales situaciones para descubrir contoda claridad cuál es el plan de Dios y cómose manifiesta la infidelidad del pueblo.

El pecado es una constante de la historiahumana. El profeta que lo condena sufre yse angustia por su tarea de maldecir ennombre de Dios, pero mantiene al fin suesperanza y fortaleza en ese Dios que nuncalo abandona.

El pecado es un mal que siempre estará presenteen nuestra realidad personal y social. Ante estarealidad, los cristianos solemos afrontarla, callarla,ocultarla o hacernos cómplices de ella. Estas actitu-des ponen en tela de juicio nuestro ser y quehacer decristianos.

Si optamos por ser profetas hoy y aquí, hemos decomprometemos en desvelar la «infidelidad» a laalianza bautismal, la ingratitud a la misericordia yamor de Dios; las posturas religiosas vacías, quetranquilizan nuestra conciencia, y la injusticia y explo-tación del hombre por el mundo. De estos pecadossomos portadores cada uno y la sociedad; la denunciaes una condena de nosotros y de la sociedad.

En torno a la misión de denunciar el pecado,reflexionemos, personalmente o en grupo, sobre lossiguientes puntos:

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¿Qué males o pecados necesitan denunciarse ennuestra comunidad? Nos podemos inspirar en lostextos de Jer 11, 14; Is 5,1-7; 1,10-18; Am 8,4-7.

¿Qué responsabilidad tenemos como profetasen la condena y denuncia de esos pecados? Nosayudamos del texto de Ez 3,16-21.

¿Qué dificultades y contrariedades encontra-mos por querer ser coherentes con nuestra misiónprofética? Podemos tomar el ejemplo del profetaJeremías (20,7-13).

5. El anuncio profético

Ser profetas es comprome-terse en el anuncio de la salva-ción. Así lo hicieron los pro-fetas del Antiguo Testamentoy lo debemos hacer tambiénlos profetas de ahora. La vo-cación del profeta lleva siem-pre consigo una misión. Di-cha misión no consiste sola-mente en denunciar el peca-do, sino anunciar con gozo y esperanza el querer deDios: «Juro que no quiero la muerte del malvado,sino que cambie su conducta y viva» (Ez 33,11).

Es un grito que invita a la conversión y alienta alpueblo a renovar la alianza con Dios. A veces sutarea será destruir, arrancar, arruinar y arrastrar,pero también está puesto para levantar, edificar yplantar (cf. Jer 1,10). La triste experiencia de Israelen el exilio fue afrontada con el anuncioesperanzador de los profetas, anunciándoles que esposible una nueva alianza, con una buena dosis dearrepentimiento y conversión por parte del pueblo.La misión del cristiano de nuestro tiempo se dirigeen este mismo sentido.

La misión del Isaías era llevar un mensaje degozo y esperanza a quienes no lo tienen. Es ungidoy consagrado para esta misión salvadora (cf. Is61,1-15). Muchos años después, Cristo se presenta-rá también como el «Mesías», el «Ungido», el«Consagrado», el «Profeta» (cf. Lc 4,14-24).

El mensaje esperanzador de los profetas se ex-presa de múltiples formas: la llegada de Dios quecambia el sentido de las cosas (cf. Is 35,3-10); laposibilidad de renovar continuamente la alianzacon Dios (cf. Is 31,31-34); vislumbrar un cielonuevo y una tierra nueva en el que no exista el mal

(cf. Is 65,16-25). En fin, la certeza de que la condi-ción humana no está condenada al absurdo ni a ladesesperanza, pues Dios es nuestra fortaleza, nues-tra liberación y nuestro Padre.

La salvación anunciada por los profetas es algoconcreto para hombres concretos. Así nos lo ad-vierte el Papa Pablo VI cuando nos dice que «…elhombre que hay que evangelizar no es un serabstracto, sino un ser sujeto a los problemas socia-les y económicos» (EN 31).

Como en el Antiguo Testa-mento, y el mismo Jesús, elprofeta de nuestro tiempo nopuede estar ajeno a la realidadhumana y sus problemas. Lasalvación que se anuncia no sepuede reducir a una esperanzasimplemente humana, acu-diendo a las potencialidadespropias del hombre; pero tam-poco se puede reducir a unaesperanza simplemente espi-

ritual y trascendente.Sabemos que el Reino de Dios tiene su plenitud en

la eternidad, pero también sabemos que se empiezaa construir en este mundo. Por lo mismo, la salvaciónque anunciemos deberá tener en cuenta todos losrecursos que Dios nos ofrece en este mundo, sinapartar la mirada de la plenitud de todo en la eterni-dad de Dios. Desde esta perspectiva podemos re-flexionar sobre las siguientes cuestiones:

¿Qué clase de «esperanza» y «salvación» es-tamos anunciando a los hombres y mujeres denuestro tiempo? Compartir los testimonios depersonas de nuestra comunidad que son profetasde esperanza.

¿Cómo podemos ser portadores de esperanza ysalvación en un mundo «satisfecho», «poderoso»,«suficiente» y «seguro de sí»? Compartir las acti-tudes deseables para realizar esta tarea.

¿Qué exigencias concretas impone el «ser cris-tiano» si «vivir en la fe» significa «vivir comoprofeta»? Podemos «dibujar» el perfil del profetaque necesitamos en nuestro tiempo. No es otra cosaque ejercer el profetismo al estilo de Jesús. Paraesto proponemos una celebración de la Palabra ocelebración Eucarística, en la cual se incorporenalgunos elementos que a continuación ofrecemos.

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Elementos para una celebración de la Palabra ocelebración Eucarística

Canto de entrada:YO NO ERA PROFETA

Yo no era un profeta, ni un hijo de profeta,yo era un pastor y vendedor de higos.El señor me tomó de detrás del rebaño

y me dijo: ve y profetiza.

DESDE LA ALBORADA DE MI VIDA TE SENTÍ,SIN QUE TÚ ME HABLARAS YO SABÍA QUE ESTABAS AHÍ.

Luego me seguiste por doquiera que yo fui,y me protegiste velando siempre por mí.

DESDE LA ALBORADA...

En el verde espejo de los campos yo te vi,y en el aire fresco de los montes de sentí.

DESDE LA ALBORADA...

En la dulce risa de los niños yo te vi,y en el corazón de los sencillos de sentí.

DESDE LA ALBORADA...

En la noche negra tú estabas junto a mí,fue por tu presencia que un fango no caí.

Desde la alborada de mi vida te sentíy ahora me consagras para transformarme en ti,

para transformarme en ti.

Acto PenitencialSe pueden expresar algunas

peticiones de perdón. Sugerimoslas siguientes:

Por las veces en que hemoshuido de nuestro ser y quehacerde profetas, Señor, ten piedad.

Por las ocasiones en que he-mos desorientado a nuestra co-munidad, comunicándoles unmensaje alejado de la realidad yde lo que Dios quiere comuni-carnos, Cristo, ten piedad.

Por las veces que hemos de-nunciado el pecado sin anunciarla esperanza de la salvación, Se-ñor, ten piedad.

Lecturas Bíblicas

Primera lectura:

Hebreos 1,1-4Reflexión. El discurso a los Hebreos resalta la

intervención de Dios a través de los profetas. Elloseran la voz y el eco de Dios. Pero la auténtica voz deDios es Jesucristo, la palabra encarnada. Cristo es elprofeta quien sintetiza todo el mensaje proféticoporque él es la plenitud de la revelación de Dios.Cristo entra en la historia humana introduciendo laetapa definitiva, que es la etapa de salvación. Nosanuncia que ya se ha cumplido el plazo y que estácerca el Reino de Dios. Nos exhorta a convertirnosy creer en el evangelio.

Evangelio:

Mateo 11,1-6El texto confirma la misión que Jesús se aplica

en la sinagoga, cumpliéndose el texto profético deIsaías. Ante la pregunta: «¿Eres tú el que ha de veniro tenemos que esperar a otro?», la respuesta deJesús no es evasiva, ni teórica, ni explicativa; es unarespuesta demostrativa con los hechos: «Vayan yanuncien a Juan lo que están viendo y oyendo: losciegos ven...».

Jesús testifica con hechos lamisión recibida. Y la misión esfundamentalmente salvadora,de esperanza, porque la conde-na y destrucción del pecado lostestifica con la cruz, quedandoenterrado de una vez para siem-pre el pecado: «Aprendamosque nuestro hombre viejo hasido crucificado con Cristo,quedando destruida nuestrapersonalidad de pecadores ynosotros libres de la esclavitudal pecado...» (Rm 6,6).

Al presentarse Jesús comoprofeta, su predicación y com-portamientos responden a lasdos grandes funciones profé-

JESUS, MODELO DE PROFETA

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ticas: condenar el pecado y redimir al pecador,denunciar la religiosidad vacía e introducir el nuevoestilo de religión en «espíritu y verdad», destruir lasfalsas esperanzas y proclamar un nuevo reino fun-damentado en el amor. Por eso Cristo es reconocidocomo profeta: «La gente entonces, al ver el signoque había hecho, decía: Este sí que es el profeta quetenía que venir al mundo» (Jn 6,14).

Oración de los fielesHermanos, oremos a Dios, nuestro Padre, y a

Cristo, el Señor, para que escuchen nuestrasoraciones y atiendan las súplicas que en ellashacemos. A cada petición responderemos

R/. Escúchanos, Padre.1. Por la Iglesia de Jesucristo, para que su presencia

en el mundo sea Palabra que ilumine el destino delos hombres y testimonio que impulse a la con-versión. Oremos.

2. Por las autoridades y gobernantes de los pueblos,para que en su ejercicio sean auténticos servido-res de la comunidad y la conduzcan hacia lalibertad, la justicia, la convivencia y la paz.Oremos.

3. Por los grupos, asociaciones y movimientoscristianos, para que sean comunidades eclesialesvivas y testimoniales, comprometidas en la de-fensa del evangelio y en la condena de todaestructura de injusticia y de pecado. Oremos.

4. Por todos los cristianos, para que asuman conresponsabilidad y coherencia de vida el ser deprofetas en su ambiente: que prediquen con elejemplo, que denuncien la injusticia con valen-tía, que hablen del evangelio con sencillez y quelleven alegría y esperanza al trabajo y a la vida.Oremos.

5. Por los aquí reunidos, por esta comunidad quebusca vivir la autenticidad del Bautismo, paraque descubramos que vivir la fe es vivir comoprofetas y, como grupo y como individuos, sea-mos testigos de la salvación que Jesús ha traído almundo. Oremos.

Señor Dios, danos la fuerza de tu Espíritu paraser tus profetas entre los hombres y haz que searealidad cuanto te hemos pedido. Por Jesucristo,nuestro Señor.

Canto final:

¿DÓNDE ESTÁN LOS PROFETAS?

«En dónde están los profetasque en otros tiempos nos dieron

las esperanzas y fuerzaspara andar, para andar.

En la ciudad, desde los campos,entre nosotros están (bis).

En la ciudad, ¿dónde están?En el mar, ¿en dónde están?

En la ciudad, ¿dónde están? (bis).

Sencilla cosa es la muerte,difícil cosa la vida,

cuando no tiene sentido ya luchar.

En dónde están los profetas...Nos enseñaron las normas

para poder soportarnos,y nunca nos enseñaron a amar.

En dónde están los profetas...»

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1. Punto de Partida

Las evaluaciones que realiza-mos en distintos momentos de nues-tro proceso pastoral, nos arrojanresultados no muy positivos en loque se refiere a la vivencia de ladimensión social de nuestra fe.

Uno de los puntos focales - Jus-ticia, Paz y Fraternidad -, en elcual centramos parte de nuestra ac-ción pastoral durante la vigencia de nues-tro V Plan Diocesano de Pastoral, no hasido suficientemente asumido para impulsaren nuestra Diócesis esta vertiente social de nuestrapastoral.

Nos propusimos «Parroquializar» nuestra ac-ción pastoral, buscando que la estructuraorganizativa se consolidara en ese nivel parroquial.No obstante los logros en este campo, como lasectorización geográfica de la parroquia, nos quedabuen camino por recorrer. De esto dependerá, engran parte, la consolidación de los niveles decanalesy diocesano.

2. Objetivos del tema

Ofrecer a los agentes de la pastoral social algu-nos elementos de formación, que permitan asumirmejor la tarea evangelizadora en el campo social.

Valorar los servicios caritativos que, aun condeficiencias, se están realizando en la parroquia,para buscar su consolidación o mejoramiento.

Detectar los aspectos más urgentes de la realidadsocial de la parroquia, para definir los equipos ocomisiones necesarias que los atiendan.

3. Elementos para la formación

Nuestros obispos latinoamericanos, desde 1979,nos trazaron una línea de acción: «cada país y cadaIglesia particular organizará su pastoral social conmedios permanentes y adecuados que sostengan yestimulen el compromiso comunitario, asegurandola necesaria coordinación de iniciativas, en diálogoconstante con todos los miembros de la Iglesia.(Documento de Puebla, 478).

Para asumir este llamamiento delos obispos, proponemos los siguien-tes elementos.a) Necesidad de la formación

La realidad social siempre nospresenta una desproporción entre lasnecesidades de las personas y losbienes disponibles para superarlas.

Siempre se necesitará más de lo quetenemos.Las necesidades son de todo tipo: ne-

cesitamos conocer mejor a Cristo, sus obras,su mensaje, su estilo de vida, su propuestaevangelizadora. También necesitamos conocernuestra Iglesia, su ser y su quehacer, sus enseñan-zas, sus líneas de acción pastoral. Es necesarioconocer también a los seres humanos, su ser y suvocación, sus anhelos y expectativas, sus tradicio-nes y costumbres, sus necesidades y obstáculospara satisfacerlas dignamente.

En este sentido se ve necesario que todo agentede pastoral social tenga un mínimo de conocimien-tos sobre Jesucristo, la Iglesia y el hombre(Cristología, Eclesiología y Antropología). Estofacilitará el camino para impulsar las tareaspastorales.b) Seguir el ejemplo de Jesús

Los evangelios nos narran que Jesús, en losdiferentes momentos de su vida; optó por los máspobres; consoló a los tristes; acogió a los pecado-res; animó a quienes habían perdido la esperanza;

ORGANIZANDO NUESTRA PASTORAL SOCIAL

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reveló la bondad del Padre celestial; propuso unmodelo de comportamiento; curó a quienes esta-ban enfermos; cultivó la amistad con toda clase depersonas; denunció las cosas que estaban mal;sintió lástima por quienes sufrían; defendió losderechos de los más desprotegidos; ofreció unanueva manera de relacionarse con Dios, con losdemás y con las cosas…

Jesús nunca estuvo ajeno a las necesidades espi-rituales, psicológicas y materiales de las personas.En la actualidad, como en los tiempos de Jesús,siempre existirán en mayor o menor medida estostipos de necesidades en las personas de nuestrasparroquias. Detectarlas y satisfacerlas serán, entreotras, algunas de las tareas ineludibles de la pastoralsocial.

Pero Jesús no solamente realizó estas acciones,sino que encomendó a sus discípulos que continua-ran esta obra. Entendemos que se trata de una tareade todos los seguidores de Cristo, de todos loscristianos, pero nuestra condición humana nos des-cubre la necesidad de un grupo de personas queanime a toda la comunidad parroquial para que vivaesta dimensión social de la fe. Ese grupo será elequipo o comisión de la Pastoral Social en todos losniveles eclesiales.c) Evangelizar la realidad social

La misión de la Iglesia es evangelizar. Su tareaes implantar el Reino de Dios, que es un Reino dela vida, de la verdad, de la justicia, de la paz, de lagracia y del amor.

Sin embargo, la humanidad vive en condicionesque no siempre propician que este Reino se hagarealidad. La vida económica, cultural y política nospresenta muchas desigualdades que es necesarioequilibrar. Es entonces cuando la tareaevangelizadora debe hacerse presente en esas rea-lidades temporales.

Evangelizar la realidad social existente ennuestras comunidades, consistirá en presentar laBuena Nueva de Jesucristo en todos los ambien-tes sociales. Se trata de proponer los criterios dejuicio para valorar lo que sucede en la comuni-dad; asumir los valores que inspiran las acciones;presentar los modelos de comportamiento acor-des al evangelio. En resumidas cuentas, evange-lizar es presentar a Cristo y su mensaje en todoslos ámbitos sociales.

4. Valorar y mejorar los servicios caritativos.

Desde el inicio de la Iglesia como institución,han existido servicios caritativos impulsados por lacomunidad eclesial en todos los niveles. Es muysaludable valorar y evaluar dichos servicios, bus-cando la manera de consolidarlos y mejorarlos.a) Servicios asistenciales

Consideramos como ser-vicios asistenciales los di-versos tipos de ayuda quese ofrece a quienes hansido consideradoscomo necesitadosde nuestras comu-nidades. Se tratade necesidadesbásicas que re-quieren ser sa-tisfechas deforma inme-diata. Se refiere también a la práctica de las obras demisericordia corporales.

Lo más común es que en la parroquia se ofrezcandespensas a quienes no tienen qué comer; ropa aquienes no tienen qué vestir; medicinas a quienesno pueden conseguirlas; ayuda a quienes van depaso… Son muy apreciables estas acciones, y mu-chas más, que se realizan en este campo asistencial.

Sin embargo, también es común que las perso-nas beneficiadas no siempre sean quienes más lo

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necesitan; que algunos necesitados reciban ayudasimultánea de distintas organizaciones, lo cual difi-culta que los recursos disponibles lleguen a ungrupo más amplio de beneficiados.

Ante esta realidad, puede ayudar mucho laelaboración y aplicación de un estudio socio-económico a todas las personas que actual-mente reciben ayuda asistencial desde laparroquia. Esto permitirá detectar las per-sonas que verdaderamente necesitan ayu-da. Además, dicho estudio nos ayuda adeterminar el tipo y el tiempo de ayuda quecada persona necesita.

Mucho ayudará también el entablar co-municación con otras organizaciones que,además de la parroquia, prestan serviciosasistenciales similares. Conocer el padrónde beneficiarios que cada organización tienenos ayuda a depurar nuestro propio padrón yllegar así a un mayor número de personascon estos servicios.

La diversidad de servicios asistencialesque se ofrecen en las parroquias, requiere queexistan una persona, o un grupo voluntarios, queimpulse y coordine dichos servicios. Esto depende-rá, por un lado, de la demanda de ayuda y, por otro,del número de voluntarios o agentes disponiblespara lograr una buena recaudación y distribución delos recursos destinados a la caridad con los másnecesitados.

Somos conscientes de que nunca estaremos encondiciones de satisfacer todas las necesidades de

todas las personas. Algunas de esas necesidadesrequerirán canalizarse a otras organizaciones, obien, impulsar otro tipo de acciones como las quemencionamos a continuación.

b) Servicios promocionalesLos servicios deben llevar al hombre y a

la mujer a pasar de condiciones menoshumanas a condiciones cada vez más huma-nas, hasta llegar al pleno conocimiento deJesucristo (cf. «Populorum Progressio», 20-21).

Pero la promoción humana no es algoajeno a la tarea evangelizadora, pues «Entreevangelización y promoción humana- de-sarrollo, liberación- existen efectivamentelazos muy fuertes. Vínculos de ordenantropológico, porque el hombre que hayque evangelizar no es un ser abstracto, sinoun ser sujeto a los problemas sociales yeconómicos. Lazos de orden teológico, ya

que no se puede disociar el plan de la creación del

plan de la redención que llega hasta situacionesmuy concretas de injusticia, a la que hay que com-batir, y de justicia que hay que restaurar. Vínculosde orden eminentemente evangélico, como es el dela caridad; en efecto, ¿cómo proclamar el manda-miento nuevo sin promover, mediante la justicia yla paz, el verdadero, el auténtico crecimiento delhombre?» (EN 31).

Entendiendo así la promoción humana, losservicios promocionales que estamos llamados a

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ofrecer en las parroquias, son aquellos que bus-can promover a las personas para que, con unasuficiente formación y disponibilidad de recur-sos, lleguen a ser sujetos de su propio desarrollo.Es cierto que nunca podremos ser autosuficientesen todo, pero sí en la satisfacción de algunasnecesidades básicas.

Apreciamos la labor que realizan diversas orga-nizaciones solidarias surgidas de la sociedad civil,gubernamental o eclesial. Algunas de ellas ofrecencursos de formación en manualidades, artes y ofi-cios. Otras más han impulsado la integración degrupos solidarios, especialmente en el campoagropecuario y financiero. Algunas personas e ins-tituciones asesoran para la ela-boración de proyectos produc-tivos y, de este modo, puedenacceder a diversos programasde apoyo gubernamental. Lapastoral de campesinos se estáesforzando en proponer un buenespacio de formación humana ycristiana, así como la comuni-cación de experiencias en elcampo productivo y la defensadel medio ambiente.

Más allá de los serviciospromocionales que hasta ahorase trata de impulsar, es necesa-rio dirigir la mirada hacia otros servicios, igual-mente promocionales, que tienen qué ver con lacalidad de la vida de las personas. No basta con lasatisfacción de las necesidades materiales a nivelpersonal o familiar. Se requieren también las con-diciones propicias que garanticen una convivenciasocial justa, fraterna y solidaria. Son cuestiones quetienen que ver con el respeto a los derechos huma-nos, la impartición de la justicia, las condicioneslaborales, las expresiones de violencia, la atencióna las víctimas, etc.

Sin duda que estos aspectos de la vida socialimponen serios desafíos a nuestra pastoral social.En nuestra diócesis estamos tratando de reestructu-rar las vocalías correspondientes, con el fin deatender mejor los aspectos antes mencionados. Paralograrlo, será necesario partir de las urgencias quese detectan en las parroquias, para impulsar accio-nes solidarias con los niveles decanal y diocesano.

Creemos que el camino puede ser la presencia delos animadores decanales para que, en comunióncon los responsables de las vocalías existentes, sereorganicen de la manera más conveniente las ac-ciones encaminadas a la caridad organizada, laformación social, la pastoral del trabajo (pastoraldel campo, economías solidarias), la pastoral de losenfermos, la pastoral de justicia y paz (derechoshumanos, promoción de la paz), la pastoral de losmigrantes y la pastoral penitenciaria. En este pro-pósito nos encontramos.

5. Proyección pastoral

Con el fin de dar continuidad a los contenidosasumidos en este tema, proponemos las siguientes

acciones:A nivel parroquial. Elabo-

rar una lista de las accionesasistenciales que se realizanen la parroquia. Señalar loslogros dificultades sobre cadauna de ellas.

Elaborar una lista de lasacciones promocionales quese impulsan en la parroquia,así como una lista de organi-zaciones de la sociedad civily gubernamental que pres-tan este tipo de servicios.Examinar qué relación tiene

o puede tener la pastoral social con estas organi-zaciones, y descubrir las posibilidades de reali-zar algunas acciones en común.

Finalmente, elaborar una lista de las urgenciasmás sentidas en materia de justicia y paz, econo-mías solidarias, migrantes, derechos humanos, en-carcelados, campesinos, etc.

A partir de este sencillo diagnóstico a nivelparroquial, los animadores decanales pueden ela-borar un diagnóstico en ese nivel, con el fin de irdeterminando las vocalías necesarias para impulsaresta tarea.

Contando con la situación parroquial y decanal,la comisión diocesana de pastoral social, en comu-nión con los niveles decanales y parroquiales, ten-drán un mejor horizonte para impulsar la pastoralsocial en el marco del VI Plan Diocesano de Pasto-ral que ya se avecina.

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¿Cuál es el origen de toda enfermedad?

La Fe cristiana afirma que Dios no ha creado laenfermedad. Esa entró en el mundo causada por elprimer pecado, cometido por el hombre Adán y lamujer Eva, cuando, tentados por el Diablo, abu-sando de su libertad, desobedecieron a Dios: que-rían ser superiores al mismo Dios y deseabanardientemente conseguir sus fines fuera de Dios.De ahí en adelante los pecados de toda personaindividual no han hecho más que acrecentar elmundo de los sufrimientos humanos.

Dios por tanto no quiere la enfermedad; no hacreado el mal ni la muerte. Pero, desde el momentoen que éstos, por causa del pecado, entraron en elmundo, su amor está todo dirigido a resanar al serhumano, a sanarlo del pecado e de todo mal y acolmarlo de vida, de paz y de gozo. Por esto haenviado a su Hijo Jesús, quien ha muerto y resuci-tado para liberar al hombre del pecado y de susconsecuencias.

¿Cuál es el sentido de la enfermedad?

La enfermedad, que toca antes o después eimplica la persona en todos sus niveles (desde elfísico al psicológico, espiritual, moral), es y per-manece siempre un misterio, un enigma.

La ciencia y la técnica pueden ayudar a encontraruna respuesta a la enfermedad. Pueden curarla, ali-viarla, eliminarla al menos en parte, pero no podráneliminarla del todo, y sobre todo no podrán nunca daruna respuesta satisfactoria a los interrogantes funda-mentales que el sufrimiento, la enfermedad, la mis-ma muerte suscitan en el corazón del ser humano.

Es necesario profundizar el sentido de la enfer-medad, del dolor, del sufrimiento teniendo presentestambién sus fundamentos médico-científicos, histó-ricos, filosóficos, bíblicos, teológicos.

Es importante en particular profundizar los textosde la Sagrada Escritura acerca del sufrimiento, sobreel sentido de la muerte.

El sentido último de tal realidad puede encontrar-se solamente a la luz de la Fe cristiana: «Por Cristoy en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de lamuerte, que fuera del Evangelio nos envuelve enabsoluta oscuridad» (Gaudium et spes, 22).

Dios de hecho no ha ahorrado el sufrimiento eincluso la muerte a Su mismo divino Hijo Jesús, elcual vence el pecado y los efectos del mismo (laenfermedad, el sufrimiento, la violencia y la muer-te) con Su muerte en cruz y sobre todo con SuResurrección.

PASTORAL DE LA SALUD

LA ENFERMEDAD:¿CÓMO AFRONTARLA CRISTIANAMENTE?

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Y esta victoria la remite Cristo ante todo a símismo, destruyendo la muerte con Su Resurrec-ción, y luego también para nosotros. De hecho,mediante el Bautismo por Él instituido, nos esperdonado el pecado original y resurgimos a la vidade hijos de Dios. Luego durante todo el recorrido denuestra vida sobre la tierra, luchando contra elpecado y sus consecuencias, reportamos con Cristola victoria, que por ahora es parcial, en la espera deaquella definitiva que Cristo realizará para nosotrosal final de este mundo, cuando entonces todo sufri-miento, enfermedad, muerte serán por Él definiti-vamente destruidos.

Por tanto, el sufrimiento puede hacerse serenoabandono a la voluntad divina y participación alsacrificio de Cristo.

¿Por qué siguen existiendo la enfermedady el sufrimiento, a pesar de que Dios seabueno, omnipotente, providente?

El CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA se expresaasí en relación a esto:

«A esta pregunta tanapremiante como in-evitable, tan dolorosacomo misteriosa no sepuede dar una respues-ta simple. Él conjuntode la fe cristiana cons-tituye la respuesta aesta pregunta: la bon-dad de la creación, eldrama del pecado, elamor paciente de Diosque sale al encuentrodel hombre con susAlianzas, con la En-carnación redentora de su Hijo, con el don delEspíritu, con la congregación de la Iglesia, con lafuerza de los sacramentos, con la llamada a una vidabienaventurada que las criaturas son invitadas aaceptar libremente, pero a la cual, también libre-mente, por un misterio terrible, pueden negarse orechazar. No hay un rasgo del mensaje cristiano queno sea en parte una respuesta a la cuestión del mal.

Sin embargo, en su sabiduría y bondad Infinitas,Dios quiso libremente crear un mundo «en estadode vía» hacia su perfección última. Este devenir

trae consigo en el designio de Dios, junto con laaparición de ciertos seres, la desaparición de otros;junto con lo más perfecto lo menos perfecto; juntocon las construcciones de la naturaleza también lasdestrucciones. Por tanto, con el bien físico existetambién el mal físico, mientras la creación no hayaalcanzado su perfección.

Así, con el tiempo, se puede descubrir que Dios,en su providencia todopoderosa, puede sacar unbien de las consecuencias de un mal, incluso moral,causado por sus criaturas: «No fuisteis vosotros,dice José a sus hermanos, los que me enviasteis acá,sino Dios... aunque vosotros pensasteis hacermedaño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevi-vir... un pueblo numeroso» . Del mayor mal moralque ha sido cometido jamás, el rechazo y la muertedel Hijo de Dios, causado por los pecados de todoslos hombres, Dios, por la superabundancia de sugracia, sacó el mayor de los bienes: la glorificaciónde Cristo y nuestra Redención. Sin embargo, no poresto el mal se convierte en un bien.

Creemos firme-mente que Dios esel Señor del mun-do y de la historia.Pero los caminosde su providencianos son con fre-cuencia descono-cidos. Sólo al fi-nal, cuando tengafin nuestro cono-cimiento parcial,cuando veamos aDios «cara a cara»(1Cor 13,12),  nosserán plenamente

conocidos los caminos por los cuales, incluso através de los dramas del mal y del pecado, Dioshabrá conducido su creación hasta el reposo de eseSabbat definitivo, en vista del cual creó el cielo y latierra» (CCC, 309-314).

¿Cómo se comportó Cristo en relación a losenfermos?Cristo, en su vida terrena, ha tenido una particu-

lar predilección hacia los enfermos y los que sufren.De hecho:· ha preferido a los que sufren;

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· ha sanado muchos enfermos, que recurrían a Élcon confianza: tales curaciones muestran queJesús es verdaderamente ‘Dios que salva’;

· no ha venido sin embargo para eliminar todos losmales aquí abajo, sino para liberar a los sereshumanos de la más grave esclavitud: la delpecado, que es la causa de todos los males ysufrimientos;

· se ha identificado con el enfermo: «»Estuve enfer-mo y mi visitaste» (Mt 25,36);  «Él  ha  tomadonuestras enfermedades y se ha cargado nuestrasmales» (Mt 8,17);

· ha  confiado  a  sus  apóstoles  el ministerio  de  lacuración, diciéndoles: «Curen a los enfermos»(Mt 10,8);

· ha instituido en particular dos sacramentos paralos enfermos: la Eucaristía (en cuanto Viático) yel Sacramento del Unción de los enfermos;

· ha enseñado a los que lo seguían a trascender elsufrimiento y a darle un significado salvador;

· ha invitado a todos sus seguidores a estar dispues-tos a sufrir con él y como él: «Si alguno quiereseguirme se niegue a sí mismo, tome su cruz y mesiga» (Mt 16,24);

· ha asegurado su ayuda: «Te basta mi gracia: mipoder en efecto se manifiesta plenamente en ladebilidad» (2 Cor 12,9);

· continúa  estando  con  nosotros  y  por  nosotros,sobre todo en nuestros momentos de sufrimiento.

Pero Jesucristo ha hecho incluso mucho más:· ha vivido, él mismo, el sufrimiento, hasta la muer-

te y muerte de cruz;· ha vencido, resucitando, el sufrimiento y la muer-

te, por sí y por nosotros.

¿Cuál es el comportamiento de la Iglesia enrelación a los enfermos?

La Iglesia, en su constante solicitud por losenfermos:· iluminada  por  la  fe,  proclama  y  testimonia  el

Evangelio del sufrimiento;· ha siempre acompañado y continuará a acompa-

ñar la predicación del Evangelio con iniciativasde asistencia y cuidado a favor de la multitud delos que sufren;

· ofrece su propia contribución específica medianteel acompañamiento humano y espiritual de losenfermos;

·invita a abrirse al mensaje del amor de Dios,siempre atento a las lágrimas de quien se dirige aÉl;

·sostiene la importancia de la pastoral sanitaria, enla cual adquieren un rol de especial relieve lascapellanías de los hospitales, que tanto contribu-yen al bien espiritual de los que pasan por lasestructuras sanitarias;

·favorece el desarrollo de aquel aporte preciosoque es dado por el voluntariado, que con suservicio dan vida a aquella fantasía de la cari-dad, que infunde esperanza también a la expe-riencia humana del sufrimiento. Es también pormedio de voluntarios que Jesús puede conti-nuar hoy a pasar entre los hombres, para bene-ficiarlos y sanarlos.

¿Cuál es la tarea de la medicina?

La medicina tiene como tarea:Servir siempre a la vida: promoviéndola y de-

fendiéndola desde su concepción hasta su ocasonatural. También cuando sabe que no puede debelaruna grave patología, dedica sus propias capacida-des a suavizar los sufrimientos.

Reconocer y respetar (o al menos no excluir) ladimensión trascendente, moral y espiritual de lavida humana.

Actuar y acrecentar la investigación y el progre-so científico:· como  instrumento  formidable  para  mejorar  las

condiciones de vida y de bienestar;· en  el  respeto  de  la  intangibilidad  de  cada  ser

humano;· evitando toda voluntad de dominio.

Realizar continuamente una atenta reflexiónsobre la naturaleza misma del ser humano, sobre sudignidad de ser humano creado por Dios a suimagen y semejanza. Tal dignidad inviolable delser humano:· pone al ser humano al centro y en la cima de todo

lo que existe en la tierra;· encuentra su fundamento:

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· en el misterio de la Creación, y en el de la Reden-ción, realizada por Jesucristo, el Hijo eterno deDios, Verbo de la Vida; o y en el destino del serhumano, el cual está llamado a ser hijo de Dios enel Hijo (Jesucristo) y templo vivo del EspírituSanto, en la perspectiva de la vida eterna decomunión beatificante con Dios;

· va respetada en cualquier circunstancia o condi-ción en la que se encuentre el ser humano y encualquier estadio de su desarrollo en el que seencuentre (embrión, feto, niño, adulto, anciano omoribundo). Ni siquiera el sufrimiento, el estadode inconciencia, la inminencia de la muerte dis-minuyen la intrínseca dignidad de la personahumana.Recordar que el servicio de la medicina a la vida

y a la salud es siempre y en todo caso un servicio queremite al sentido del sufrimiento y de la muerte.

Dejarse vivificar por la inspiración cristiana, lacual no quita nada al ser humano y a la investigacióncientífica, la ilumina y la dirige al verdadero bien-estar integral de cada persona y de toda la persona.

¿Cuál es la tarea de los médicos?

Los médicos tienen la tarea de:Ser siempre los servidores de la vida, que es

siempre un bien en sí misma y por sí misma.Respetar los principios éticos que tienen su raíz

en el mismo Juramento de Hipócrates, el cualafirma que:· no hay vidas indignas de ser vividas;· no  hay  sufrimientos,  por  cuanto  penosos,  que

puedan justificar la supresión de una existencia;· no hay razones, por muy altas, que hagan plausi-

ble la creación de seres humanos destinados a serutilizados y destruidos.Contribuir efectivamente a la eliminación de los

motivos del sufrimiento que humillan y entristecenal ser humano, y a edificar un mundo siempre másacorde con la dignidad del ser humano.

Ponerse a la escucha de cada ser humano, sindistinción ni discriminación alguna, y acoger atodos para aliviar los sufrimientos de cada uno. .

Ver en el enfermo no un número clínico, sinouna persona a la cual acercarse con humanidad yparticipación: a pesar de todo, el enfermo siempre

vale más que su enfermedad y su vida vale más queaquello que la amenaza.

Curar ciertamente la enfermedad, pero sobretodo al enfermo, teniendo presente lacomplementariedad e interdependencia de todaslas dimensiones de la persona (físicas, afectivas,morales, espirituales, familiares, sociales…).

Ir al encuentro de las necesidades de toda lapersona, recordando que la única respuesta verda-deramente humana, de frente al sufrimiento ajeno,es el amor que se prodiga en el acompañamiento yen el compartir.

Agregar al aporte institucional de la propiaprofesionalidad el ‘corazón’, que sólo está en gradode llegar al ‘corazón’ del enfermo y de humanizarlas estructuras.

Vivir la propia profesión como don de sí alenfermo (caridad profesional).

Recordar que existe una relación directamenteproporcional entre la capacidad de sufrir y la capa-cidad de ayudar a quien sufre: quien está dispuestoa aceptar y soportar con fuerza interior y conserenidad los propios sufrimientos es también lapersona más sensible al dolor ajeno y la más prontaa aliviar los dolores de los demás.

Poner en acto la verdadera compasión, la cual:· promueve todo racional esfuerzo para favorecer

la curación del paciente;· acompaña  al  paciente  con  amoroso  respeto  y

dedicación durante toda la duración de su enfer-medad, poniendo en acto todas las acciones y lasatenciones posibles para disminuir los sufrimien-tos y favorecer una vivencia de los mismos encuanto posible serena;

· estimula  la  solidaridad  y  el  compartir  no  sólojunto y por quien sufre sin más esperanza, sinotambién junto y por quien vive la experiencia deldolor de una persona querida;

· al mismo tiempo ayuda a detenerse cuando ningu-na acción resulta ya útil a la curación.

¿Cuál es la tarea de los médicos católicos?

El médico católico tiene la misión de:Poner en acto los mismos empeños expuestos

anteriormente los cuales son comunes a los médi-cos no católicos, con mayor dedicación y espíritu de

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abnegación, testimoniando el amor de Cristo porlos enfermos.

Prestar atención a la dimensión espiritual del serhumano, teniendo muy presente el sentido cristianode la vida y de la muerte, y la función del dolor enla vida humana.

Respetar siempre y fielmente la ley de Dios,poniendo en acto si es necesario la objeción deconciencia de frente a aquellas personas que con-tradicen la ley divina.

Saber reconocer en cada enfermo al mismoCristo: ocupándose del enfermo, el cristiano sabeque se ocupa del mismo Cristo (cfr. Mt 25,35-40).

Tomar de la fe cristiana el conforto en el propiosufrimiento y la capacidad de aliviar el sufrimientoajeno.

Estar consciente  de  serun instrumento del amor mi-sericordioso de Dios;

Colaborar con cuantosestán empeñados en la pas-toral del sufrimiento.

Vivificar el propio servi-cio médico con la oraciónconstante a Dios, «amante dela vida» (Sb 11,26),  recor-dando siempre que la cura-ción, en última instancia, vie-ne del Altísimo, por la inter-cesión particular también dela Santísima Virgen María invocada como Salud delos enfermos y Madre de las Ciencias.

Poner en práctica no sólo las curas médicas, sinotambién las espirituales, las cuales constituyen nosólo una necesidad sentida, sino incluso un derechofundamental de todo enfermo, con la consecuenteresponsabilidad de quienes lo asisten.

Interrogarse acerca de la propia espiritualidad,sobre el sistema de valores que guía la propiaexistencia, sobre las respuestas que nacen del cora-zón a los interrogantes relacionados con el signifi-cado del sufrimiento y de la muerte.

Llevar consuelo cristiano a los enfermos y a susfamiliares.

Favorecer por parte del enfermo la petición y laacogida en la Fe, de los sacramentos que Cristo ha

instituido también para ayudar espiritualmente alenfermo: los Sacramentos de la Confesión, de laEucaristía (en particular como Viático) y de laUnción de los enfermos.

¿Cuáles aspectos positivos provienen de laenfermedad?

La enfermedad puede:Ayudar a tomar conciencia de nuestra limita-

ción, de la precariedad de nuestro camino aquí en latierra.

Dar origen a una densa y amplia red de solidari-dad a nivel familiar y social (voluntariado).

Ofrecer la posibilidad de saber leer el designiode Dios en la propia vida. La «clave» de tal lectura

está constituida por laCruz de Cristo. El Verboencarnado se ha encon-trado con nuestra debili-dad, asumiéndola sobresí en el misterio de laCruz. Quien sabe acoger-la en su vida experimen-ta cómo el dolor, ilumi-nado por la Fe, llega a serfuente de esperanza y desalvación.

Constituir una concre-ta posibilidad, ofrecida anuestra libertad, para de-cidir cuál realización es-

coger para nuestra existencia.Tener también un valor redentor para sí y para

los demás. Si el sufrimiento va unido al de Cristo,se hace participación en la obra de la salvación deJesucristo, llega a ser medio de salvación, puedetraer beneficios morales y espirituales al paciente ya la humanidad. «Yo completo en mi carne lo quefalta a los padecimientos de Cristo, a favor de sucuerpo que es la Iglesia» (Col 1,24).

¿Cuáles beneficios produce el sacramento dela Unción a los enfermos?

Este sacramento, instituido por Cristo no paralos muertos, sino para los vivos, y por tanto para elcristiano gravemente enfermo:

confiere un don particular del Espíritu Santo:una gracia de consuelo, de paz, de valor:

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· para enfrentar las dificultades de la enfermedad;· para unirse más íntimamente a la pasión de Cristo;· para contribuir al bien del Pueblo de Dios.

Perdona todos los pecados, si no ha sido posiblecelebrar antes el sacramento de la confesión.

Favorece a veces la curación, si esto ayuda a lasalvación espiritual del enfermo.

Prepara para el paso a la vida eterna.Permite usufructuar de la oración de toda la

Iglesia que:· intercede por el bien del enfermo;· sufre junto con él;· se ofrece, por medio de Cristo, a Dios Padre.

¿Cuál es la concepción cristiana acerca delos cuidados paliativos?

La Fe cristiana:

Reconoce la licitud y la necesidad en algunoscasos de los cuidados paliativos, los cuales están«destinados a hacer más soportable el sufrimientoen la fase final de la enfermedad y a asegurar almismo tiempo al paciente un adecuado acompaña-miento» (Evangelium vitae, 65). Estas de hechobuscan aliviar especialmente en el paciente Termi-nal, una vasta gama de síntomas de sufrimientofísico, psíquico y mental, y requieren por lo mismola intervención de un equipo de especialistas concompetencia médica, psicológica y religiosa,compenetrados entre ellos para sostener al pacienteen la fase crítica.

Afirma al mismo tiempo la necesidad de respe-tar la libertad de los pacientes, los cuales deben serpuestos en grado, en la medida de lo posible, «desatisfacer sus obligaciones morales y familiares ysobre todo deben poder prepararse con plena con-ciencia al encuentro definitivo con Dios» (EV 65).

Recomienda que el suministro de los analgésicossea efectivamente proporcionado a la intensidad ya la cura del dolor, evitando cualquier forma deeutanasia como se tendría suministrando ingentescantidades de analgésicos proporcionados con lafinalidad de provocar la muerte.

Recuerda la teoría del llamado doble efectoligado al uso de tales fármacos: los cuales de hechosi por una parte alivian el dolor, por otra parte

pueden llevar a la dependencia o incluso acelerar elefecto letal de la enfermedad.

Anima la formación de especialistas en cuida-dos paliativos, en particular con la creación tanto deestructuras didácticas en las cuales pueden intere-sarse también psicólogos y agentes pastorales, comode casas de cuidado para los enfermos terminales,recordando que ya en el siglo primero, en tiemposdel Papa San Cleto -tercer sucesor de San Pedro- laIglesia había proveído a su construcción.

¿Qué dice la Fe cristiana acerca del ensa-ñamiento terapéutico?

La fe cristiana afirma que:· El rechazo del ensañamiento terapéutico no es un

rechazo del paciente y de su vida.· El objeto de la deliberación sobre la conveniencia

de iniciar o continuar una práctica terapéutica noes el valor de la vida del paciente, sino el valor dela intervención médica sobre el paciente.

· La eventual decisión de no dar  inicio o de inte-rrumpir una terapia debe considerarse éticamentecorrecta cuando la misma es el resultado ineficazo claramente desproporcionado a los fines delmantenimiento de la vida o de la recuperación dela salud del paciente.

· El rechazo del ensañamiento terapéutico por tantoes expresión del respeto que en todo instante se ledebe al paciente.

¿Cuándo no habrá más enfermedad, sufri-miento y muerte?

La enfermedad, el sufrimiento y la muerte noexistirán más desde el momento en que CristoSeñor retornará al final de los tiempos, para liberarel universo de la corrupción y de la muerte y pararenovarlo con «los nuevos cielos y una nueva tie-rra» (2 Pt 3,13).

Bibliografía: CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (CCC), nn. 309-314;1499-1525; 

JUAN PABLO II:  Salvifici Doloris, 1984; Evangelium vitae, 1995;

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE (CDF):Donum vitae, 1987;

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I. Conceptos manejados en esta reflexión:

Paliativo / vida / muerte / salud / enfermedad /enfermo / creatura / cuerpo / mente / espíritu sentido/ resignificar / familia / comunidad cristiana / acti-tud / calidad de vida.

II. Un acercamiento al concepto Paliativo:

Todo aquello que suaviza los efectos del dolor osufrimiento. Tiene su origen en la palabra «palio»que significa manto.

Nota: Cuando un enfermo en la antigüedad esta-ba muriendo o sufriendo mucho se le cubría con unmanto para que recibiera calor, con ello se manifes-taba el gesto compasivo desus familiares.

III. Aspectos generales.

¿Por qué se conoce pocotodavía sobre los cuidadospaliativos?

Es una actividad recien-te (finales de los 70´s yprincipios de los 80´s).

Influye mucho nuestracultura, repelemos aquelloque nos conecte con el temade «la muerte». Tocar estetema significa para algunos que «ya se van a morir»o incluso se mezcla con lo supersticioso.

No hay una información y formación adecuadade lo que significan los cuidados paliativos.

Falta de sensibilización de los profesionalessanitarios en los cuidados paliativos. La medicinaestá enseñada a curar y no a cuidar.

La muerte se vive como un fracaso.

IV. Hacia un cambio de paradigma o con-junción de las formas:

De lo uni-direccional a lo tri-direccional: Médi-co-paciente-diágnostico-tratamiento.

Intrapersonal: atención de la persona.Interpersonal: su entorno y sus relaciones huma-

nas.Transpersonal: su sen-tido de vida y misión,su creencia hacia lotrascendente.

V. Un nuevo giro.

Emerge ahora en elterreno propio de laciencia médica la con-formación de otro mo-delo conceptual dondeel mismo acto médico,la enfermedad, la cura-ción, el cuerpo, la viday la muerte cobran nue-

vos significados y sentidos.En este nuevo modelo conceptual lo afectual y lo

emocional, lo sensible y lo intuitivo, junto con locientífico, lo racional y lo instrumental, tienen

TEMAS PARA UNA SEMANA DE SALUDSOBRE CUIDADO DE LOS ENFERMOS

TEMA 1:

«Cambio de Paradigma en losCuidados Paliativos»

Mons. Eduardo Cervantes MerinoObispo de Orizaba

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igualmente cabida. Ahora la medicina científicareelabora sus bases conceptuales e integra dimen-siones emocionales y espirituales a sus miradas yconcepciones estrictamente científicas, técnicas einstrumentales.

Esta nueva dimensión en lo científico apuntahacia un modelo interdisciplinario, pues se constataque todo afecta e interactúa con todo, como dice elPapa Francisco en la Encíclica Laudato Sí: «Todoestá conectado» (LS 16, 91, 117, 138, 240). Cadaelemento no sólo se define por lo que es o representaen sí mismo, sino, y especialmente, por su red dereacciones con todos los demás.

La medicina científica reestructura su visiónreduccionista de la salud y de la enfermedad yconstruye un novedoso sistema conceptual queincluye dimensiones individuales, emocionales,espirituales, sociales y ecológicas.

Afectivo + emocional + afectual + científico =nueva interpretación de la medicina. En este mode-lo la enfermedad se considera parte integral delproceso vital. Entonces la mirada científica haceque el médico comience a prestar atención al sufri-miento, a las emociones y a las intuiciones delenfermo, así como a considerar la posibilidad de laauto-curación y la autoregeneración del organis-mo.

Es un modelo que apunta más a sanar que a curar,a cultivar y a desarrollar procesos naturales fisioló-gicos y psicológicos.

¿Qué principios rigen los cuidados paliativosdesde la perspectiva cristiana?

a) La vida como don. Es un regalo que viene deDios. No somos dueños de ella y, por tanto, nopodemos disponer a nuestro gusto. La vida es ensí misma es valiosa. Es importante cultivar laactitud de agradecimiento a Dios por ella.

b) Actitud ante la vida. Cuidarla y respetarla entodas sus etapas hasta su final natural. Cadaquien es libre de decidir, pero no para matar.

c) Creaturalidad. El enfermo acepta sanamente suslimitaciones, es creatura.

d) Dolor-sufrimiento. Vivirlos con dignidad injer-tándolos al Misterio Pascual de Cristo. El enfer-mo atraviesa su propia pasión en la enfermedady más si es terminal.

Dice el Papa Benedicto XVI a los agentes dePastoral de la Salud sobre los enfermos terminales:«Anunciarles que Dios es el único que puede acabarcon su soledad y que puede transformarla en espe-ranza. Y que cuando el sufrimiento y el desalientose hacen más fuertes, piensen que Cristo los estáasociando a su Cruz porque quiere decir a través deellos una palabra de amor a cuantos han perdido elcamino de la vida y se han encerrado en su propioegoísmo» (Roma, Italia. 2009).e) Acompañamiento. Hacer camino junto con el

enfermo sirviendo en él a Cristo, todavía máscuando su vida se vuelve más vulnerable. Elacompañamiento se orienta en tres ejes: intra-inter-trans personal.

f) Capacidad de escucha. Que el enfermo cuentecon alguien que lo escuche y no lo juzgue, másbien que reciba pistas para asumir su propiaresponsabilidad.

g) Calidad de trato. Reconsiderar al enfermo comoser humano, hacerlo participar en diálogos, apren-der de él lo bueno y lo malo. Es decir, volver alser humano individual. Además, «ofrecerles ges-tos concretos de amor, de cercanía y de solidari-dad porque necesitan comprensión y continuoánimo. Es de lamentar que la sociedad marginea los enfermos sobre todo a los que están en faseterminal. La mentalidad eficiente de hoy margi-na a estas personas, les considera un peso y unproblema para la sociedad. Sin embargo, quientiene sentido de humanidad, sabe que deben serrespetadas por las dificultades y sufrimientosque afrontan por su estado de salud» (PapaBenedicto XVI, Roma, Italia).O bien, como dice el Papa Francisco en la Bula

Misericordiae Vultus: «Donde quiera que hayacristianos, cualquiera debería poder encontrar unoasis de misericordia».h) Oración y testimonio en la enfermedad. «Cul-

tiven en la oración el gusto por las cosas deDios. Sean testigos de que sólo Dios es sufuerza. Ustedes enfermos que experimentan lafragilidad del cuerpo pueden testimoniar confuerza a las personas que les están cerca cómoel bien precioso de la vida es el evangelio, elamor misericordioso del Padre y no el dineroo el poder. De hecho, cuando una persona enlas lógicas mundanas es importante no puede

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agregar un solo día a la propia vida. En laenfermedad se puede ver una visita de Diosque de forma misteriosa viene para liberar dela soledad y del sin sentido y transformar eldolor en tiempo de encuentro con Él, de espe-ranza y de salvación» (Papa Francisco, Roma,Italia, 2014).

i) Sanación integral. Sanar todas sus dimensionesmás que curarlas.

j) Visión de la muerte. Ayudar a concebir la muertecon menos irracionalidad y menos miedo; comoparte natural del proceso.

k) Por tanto, el servicio al enfermo consiste enayudarlo a que valoresu vida, la resignifique,la reconozca como undon de Dios y la inte-gre a los misterios dela Pasión de Jesucris-to, el Señor.

l) Acompañamiento a lafamilia es pieza im-portante de estos cui-dados.

«No es la ciencia laque redime al hombre. El hombre es redimido porel amor. Eso es válido incluso en el ámbito pura-mente intramundano. Cuando uno experimenta ungran amor en su vida, se trata de un momento de«redención» que da un nuevo sentido a su existen-cia». (Spe Salvi, 26. Benedicto XVI).

¿Qué sentido tienen los cuidados paliativos?

Mejoran la calidad de vida sobre todo en la fasefinal.

Ni adelantan ni retrasan la muerte, sino queconstituyen un verdadero sistema de apoyo y sopor-te para el paciente y su familia.

Por enfermedad terminal entendemos la que esincurable, progresiva, la que recurre de manerarepetida y no deseada a los servicios de urgencias yque genera sufrimiento de paciente y familia. Yaquí entra la actividad de los cuidados paliativos.

Los cuidados paliativos se aplican más en fun-ción de la complejidad del paciente que en funcióndel pronóstico. Por lo que pueden ser aplicables enfases anteriores a la final de la enfermedad.

¿A quiénes van dirigidos?A enfermos que tienen situación terminal cual-

quiera que sea su etiología (estudio de las causas delas cosas). ? Prácticamente a todo enfermo; seacentúa en quienes tienen un pronóstico de vidalimitado. ? Este cuidado no es sólo una intenciónsino un derecho.

Es fundamental la unidad enfermo-familia.¿Qué necesidades surgen al final de la vida?

Son múltiples.En el plano biológico: el control de síntomas:

dolor, disnea (ahogo o dificultad de respiración),anorexia (rechazo a lacomida), astenia (debili-dad o fatiga general), in-somnio). ? En el planoemocional: comunica-ción, angustia, ansiedad,temor, miedos.

En el plano espiritual:ponerse en paz consigomismos, con algún fa-miliar o amistad, y conDios.¿Cómo cubren esas ne-

cesidades los cuidados paliativos?Es importante el control de síntomas en el enfer-

mo para que pueda vivir estable en cierto modo alfinal de la vida.

Es muy difícil que alguien tenga un dolor intensoy pueda comunicarse, que exprese sus dudas, mie-dos, angustia y aquí entra el servicio de acompañarcon paciencia.

Es fundamental el apoyo a la familia e instruirlaqué debe hacer en cada momento.¿Qué tienen de innovador?

Que incluyen a: Todos los profesionales sanita-rios.

A la familia.A los asistentes espirituales.Y, al mismo paciente que se vuelve protagonista

(activo no pasivo).Nota: Los cuidados paliativos no están asociados

estrictamente al dolor o al sufrimiento sino tam-bién a síntomas, por ejemplo: vómito, náuseas,

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cansancio, estreñimiento, depresión, ansiedad,insomnio. A veces se presenta el síntoma del«delirio», que es una distorsión neurosiquiátricaasociada a estas enfermedades.

¿Es posible morir feliz, en paz y con dignidad? Sí.Claves:

a) El cómo se le cuida y cómo se le acompaña(asistencia médica, familiar, espiritual).

b) Auxiliar a la familia en sus necesidades emocio-nales-afectivas. Ellos también se angustian, pre-ocupan y duelen.

c) El mismo enfermo toma conciencia de su enfer-medad y toma el volante de su proceso.

Nota: Falta que seamos más humanos, más herma-nos. Ver en el enfermo a Cristo.

¿Qué deben y qué no deben buscar los cuidadospaliativos?

- No deben buscar el confort del paciente más biendeben buscarque el enfermomuera sano, esdecir, quemuera íntegro,entero, quepueda llegar alfinal de su vidadiciendo: «hevenido a hacerlo que te teni-do que hacer».

- Usar la cienciay la tecnolo-gía, no para fomentar la destrucción o prolongarla vida sin ninguna dignidad sino para hacerla máshumana. ? Buscar la calidad de vida.

- Asociar el proceso del enfermo con el MisterioPascual de Cristo.

- Algunas recomendaciones:- Buscar armonía entre lo que piensa, dice y hace.

La coherencia de sentido, saber a qué ha venidoaquí.

- Todos tenemos necesidad de reconciliación y deperdón, por eso ofrecer y aceptar disculpas.

- Promover la armonía con los demás y con lodemás, es decir, Dios.

- Para poder explorar a los enfermos, para tener unmapa de la arquitectura interior, para poder hacerpreguntas y entender y atender al que se va, hayque entender el propio misterio humano.

- Resignificar el legado: familia, hijos, nietos, loque hizo y enseñó.

- Ayudar a cerrar procesos.- Quienes creemos en Dios, sabemos que no sólo

existe lo que se ve, sino que nos espera una vidanueva en Cristo resucitado.Tres ejes a trabajar en los cuidados paliativos:Intra, inter, y trans personal, o bien, sentido,

conexión y trascendencia.Si acompañas estos elementos en una persona

que se está muriendo estarás realizando un aposto-lado de cuidados paliativos. Y si descubres que lapersona es capaz de estas tres dimensiones percibi-rás a un sabio de la vida.

Pero cuandouna persona nosabe dar razón nisentido a quévino a este mun-do, ni fue muy co-herente con suvida, ni tampocotuvo buenas rela-ciones con los de-más, ni tuvo ex-periencia cercanacon Dios tendrásla gran oportuni-dad para anun-

ciarle la Buena Nueva.Los enfermos tienen recursos y necesidades.El acompañamiento espiritual tiene una relación

de simetría. Relación empática del que acompañaes importante para poder recoger los recursos que elpaciente cultivó y mantenerlas vivas y cooperar conlas necesidades que manifieste.¿Qué sufrimientos y retos vas a encontrar como

agente de pastoral?Amenaza de la integridad del ser, del yo. Los

pacientes se sienten frágiles, vulnerables y tienendos posibilidades: verse como un problema o comouna oportunidad para resignificar su vida.

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Quien trasciende adquiere otro nivel de concien-cia, de sabiduría, esa es la experiencia en los cuida-dos paliativos.

Que no nos dé vergüenza hablar de sanación yésta debe entenderse como la recuperación de laintegridad de la persona.

Morirse no es una enfermedad, es parte de unproceso. Se puede morir bien o mal, sano e íntegro.

El acompañamien-to espiritual exige serprofesionales en el tra-to humano, compasi-vos, no tener miedo ala muerte, acercarse ala mirada del que seestá yendo y le decirle¡no temas!, entrega tuvida a Cristo que vinopor ti y dio la vida porti. Quien termina enesta dimensión acababien, aunque parezcaa veces ironía.

Inyectarle gozo,paz, seguridad en el momento de morir es como unalumbramiento, así como el bebé se encuentra fatal,no sabe cómo salir, pero cuando saca la cabeza yaestá mejor.

Si tu intención es ayudar no harás daño. Tepuedes equivocar, pero no dañar. Por eso hay queprepararse.

Procurar que los equipos de Pastoral de la Saludreciban la capacitación adecuada para promovereste nuevo paradigma.

El aporte de la psico-neuro-endocrino-inmunología.

Lo afectual y efectivo en los sistemas psíquico-nervioso-endócrino e inmunológico:

Nuestro psiquismo necesita de una muy buenarespuesta inmunológica y viceversa. ? Todo loque hacemos, sentimos, pensamos, expresamos,imaginamos actúa en forma directa en nuestroorganismo.

El sistema inmunológico no sólo ataca gérme-nes, virus, bacterias o células irregulares, tenemosla actitud para actuar sobre él.

Toda persona genera gran cantidad de químicoscada vez que piensa, siente, se expresa, actúa,decide. Con su actitud, el enfermo puede potenciarsus propias herramientas inmunológicas y psíqui-cas.

El enfermo excepcional es el que escucha susindicadores somáticos. El cuerpo sabe avisar cuan-do algo es bueno y cuando algo no está caminandobien.

Es importante lacantidad de defensas,pero más importantela calidad de ellas.

El sistema inmu-nológico puede con-dicionarse porquese encuentra bajo con-trol del sistema ner-vioso. Es el segundocerebro de nuestro or-ganismo. Considera-do el sexto sentido.Tiene la capacidad deescuchar y reaccionar

ante el diálogo emocional. Aquí se reciben dosmensajes: se quiere o no se quiere vivir.

Los estados emocionales elevan la capacidad derespuesta inmunológica y actúan a favor o en contradel siquismo. Aprender a expresar todo lo que sesiente y piensa, pues al reprimir una emoción sereprime una función orgánica.

Cada cambio de percepción cambia el compor-tamiento de los genes.

La felicidad es un estado endógeno, interno, apesar de lo que esté pasando se puede estar feliz.Las emociones son un puente entre la mente y elcuerpo y también entre el mundo físico y el espiri-tual. Las emociones son señales electromagnéticasque afectan la química y la electricidad de cadacélula del cuerpo.

Estados emocionales que estimulan: Paz /Tranquilidad / Alegría / Optimismo / Confianza /Esperanza / Motivación / Juego / Armonía / Acep-tación / Amor / Fe / Gozo / Éxtasis.

Estados emocionales que deprimen: Pre-ocupación por las cosas que no ocurrieron /Irritabilidad / Tensión. Ansiedad / Intoleran-

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cia / Desesperanza / Temor / Miedo / Odio /Rabia / Celos / Crítica / Juicios / Duelos.Todos ellos son venenos para el alma. ? Quienvive secuestrado en emociones negativas yase murió en vida.

VI. Algunos consejos de las neurociencias.

¡Lo que yo percibo es como yo estoy!El cuerpo sigue a la mente como la sombra al

cuerpo.Llevar al enfermo de la espera pasiva a la espera

activa. Entre consulta y consulta crear salud, es unproceso que se activa constantemente.

En la enfermedad la perso-na tiene la oportunidad de ha-cer una revisión total de vida yresignificarla.

Morirse… irse, no es unatragedia. La tragedia es morirsin haber vivido.

Reto: que cada personaaprenda a vivir hasta el día desu ocaso, íntegramente.

No es de nuestro sabercuándo será nuestro ocaso perosí cómo vivir cada día.

Primer paso frente a la en-fermedad es aceptarla.

Lo que no se acepta no se puede curar, cuando seacepta se tiene poder sobre ello.

Hay quien no acepta que algún día se tiene queir de este mundo.

Hay quien no quiere morir, pero no sabe darrazón del por qué, ni tampoco tiene razones paravivir.

Sana más expresar lo que se siente y piensa queconsumir un ansiolítico.

Los cuidados paliativos van hacia el diagnósticono al pronóstico.

El milagro no es que alguien se cure, sino quegire su modo de enfrentar la enfermedad. No aten-der el sufrimiento en un enfermo es anti-humano.

Dato preocupante: un alto índice de personasviven conectadas a las redes sociales, pero desco-nectadas conmigo mismas.

En la enfermedad se encuentran cosas buenas,por ejemplo, a quien lo regresó a lo verdaderamenteimportante y que había descuidado.

Cuando el enfermo trabaja en su recuperacióncomo mínimo duplica su sobrevivencia.

El enfermo puede experimentar plenitud a pesarde lo que está pasando.

Fuentes:

Carta Encíclica del Papa Benedicto XVI «SpeSalvi», 2007.

Mensaje del Papa Benedicto XVI en la Casa deAcogida, Fundación Roma, Italia, diciembre 2009.

Mensaje del Papa BenedictoXVI en su visita al hospitalSacro Cuore, Roma, Italia,mayo 2011. Mensaje delPapa Francisco en la visita alos enfermos del hospitalGemelli, Roma, Italia, julio2014.

Encíclica del Papa Fran-cisco Laudato Si´ 2015.

Bula MisericordiaeVultus del Papa Francisco,2015.

Sanación Integral. En IICurso nacional teórico ypráctico sobre la aplicación

clínica y social de la Psiconeuroinmunología (1999).Cuidados Paliativos. Hacia una medicina de la

compasión. En II Curso nacional teórico y prácticosobre la aplicación clínica y social de laPsiconeuroinmunología. (1999).

Un nuevo enfoque paradigmático de la medici-na. En II Curso nacional teórico y práctico sobre laaplicación clínica y social de laPsiconeuroinmunología. (1999).

Conferencia «El laboratorio interior».Tanatóloga Stella Maris Maruso, Córdoba, Argen-tina (2015).

Conferencia «Espiritualidad en los cuidadospaliativos», en la Academia Nacional de Medicinade Buenos Aires, el 11 de noviembre de 2015 en laJornada Científica sobre «La espiritualidad en lasciencias de la salud».

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

Definición:

Son cuidados totales, activos y continuados a lospacientes y a sus familias, proporcionados por unequipo multidisciplinar, cuando la expectativa mé-dica no es la curación. El objetivo del tratamientono es prolongar la vida, sino mejorar en lo posiblelas condiciones presentes del paciente y la familia,cubriendo sus necesidades físicas, psíquicas, socia-les y espirituales y, si es necesario, el apoyo seextiende al periodo del duelo.

El significado de los cuidados paliativos varíapor motivos culturales e históricos, pero también escierto que existen factores transculturales que hanpredispuesto de igualforma en diferentesépocas y culturas laexistencia de este tipode cuidados tan intrín-secamente vinculadosa la cronicidad y a losprocesos de dolor ymuerte.

Conocer los méto-dos e instrumento quepara afrontar el dolore intentar superar eltrance difícilmenteasimilable como la muerte, es como mejor se puedellegar a conocer y comprender el origen y la evolu-ción de esto que, con el transcurrir de los tiempos,se ha venido a denominar cuidados paliativos.

Introducción.

Las culturas más reacias al mantenimiento deenfermos con dolencias de alcance ilimitado cuyaexpectativa única de resolución reside en la muer-te, han sido culturas poco evolucionadas – salvoexcepciones notables – en las que el dolor asocia-do a la cercanía más o menos inminente de la

muerte se acababa configurando en tabú. Paraintentar comprender la causa por la que los enfer-mos desahuciados eran ayudados a morir o aban-donados a su suerte, tal como ocurría en las cultu-ras primitivas y en algunas tribus actualmente, enlas que no sólo se abandonan los enfermos, sinoque los viejos al llegar a la edad estipulada por latradición tienen que iniciar un viaje ritual sinretorno, hay que considerar la falta de remediospara paliar el dolor en el que se hallaban postradoslos enfermos, dolor incontrolado y duradero queúnicamente podía acabar con una muerte rápida ylo más indolora posible.

Al estudiar lahistoria de los cui-dados paliativos seformula una cues-tión fundamental:¿forman parte loscuidados paliati-vos de los proce-sos rituales? Esmás que probableque así sea, sobretodo, si tenemos encuenta los trabajosde antropólogosque demuestran

que procesos tan trascendentales como la muertehan estado siempre vinculados a los rituales. En lospueblos primitivos en el tema de los cuidadospaliativos como un componente ritual que formaparte del sistema cultural y social

Es en los cuidados paliativos, por su proximidadcon la muerte como gran misterio del ser humano,donde tiene más sentido esta fusión entre prácticade cuidados y ritos, pues es cuando se empieza atomar conciencia de la muerte y se inicia el culto alos muertos. Al considerar al moribundo como

TEMA 2:

Historia de losCuidados Paliativos

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alguien que va a iniciar un viaje hacia otro nivel.Los cuidados post-mortem que se dan a partir delpaleolítico medio y, sobre todo, en el mesolítico,constituyen una prolongación de la preparaciónpara el «más allá» administrada al moribundo se-gún las diferentes creencias tanto en la prehistoriacomo en la antigüedad: oraciones, comunión yextremaunción.

La paleo-patología ha permitido conocer lasenfermedades y las técnicas curativas en restosóseos

En toda Europa, la mayoría de los individuossobrevivió largamente a la trepanación, como mues-tran los festones granujientos de tejido óseoneoformado alrededor de la perforación, observa-bles a simple vista y radiográficamente.

Por otro lado existe, aun hoy día, un fuertetransculturalismo que permite apreciar el equiva-lente de lo que serían cuidados ante la fase final deenfermedades, por ejemplo, en África o en Europaidentificando en ambos casos la persistencia de unaestructura ritual bajo aspectos formales diferencia-dos. Una investigación al estudiar los sistemasindígenas de curación popular, identifica las carac-terísticas de los sistemas de cuidados paliativos quese desarrollaron en el contexto de las culturasprimitivas.

Giovanni Papini escribe en su libro Gog unahistoria sobre una isla del Pacífico Sur, donde lacomunidad en pleno había decidido que la isla nopodía sustentar más que 912 personas y dado queestaban aislados, decidieron que al inicio del año sesortearía entre todos los habitantes quienes debíanmorir antes de 15 días, para volver a dejar lapoblación en 912, ya que siempre nacen más de losque mueren.

Si tocaba a un niño, el dolor desgarrador para lospadres.

Si tocaba a un anciano suplicaba ya que le faltabapoco para morir, etcétera.

1. Pueblos primitivos:

Las características de los cuidados de salud enlos pueblos primitivos se aprecian en los diferentestipos de ritos: tratamiento, supervivencia, conser-vación y curación. Asimismo, los ritos dieron lugara técnicas puntuales, tales como el masaje, la

trepanación, las purgas y los eméticos. Los cuida-dos paliativos se integran en aquellas acciones demantenimiento de conservación de la vida del en-fermo, pero sin demasiados recursos para mitigar eldolor, constituyendo hasta el paleolítico más re-ciente o superior una práctica fuera de lo habitualdebido a las rudas condiciones de vida.

Los cuidados paliativos, en su equivalenciaética, conceptual y tecnológica respecto de cadaépoca, ya existían en las sociedades primitivas.En este sentido tanto la tecnología y la ciencia ylas creencias han tenido una gran importancia enla interpretación y organización de los cuidadospaliativos.

En consecuencia, los ritos alrededor de lamuerte constituyen una parte significativa de lahistoria de los cuidados paliativos que se desarro-llan adoptando las formas de los ritos de transi-ción cuando el hombre toma conciencia del sig-nificado de la muerte y comienza el culto a losmuertos y las creencias en el más allá, formanparte fundamental de la historia de la evolucióndel ser humano en el mundo, y su conocimientohistórico contribuye a una mayor comprensióndel fenómeno en la sociedad actual.

2. En el pueblo griego.

Para Hipócrates, La medicina tiene por objetolibrar a los enfermos de sus dolencias, aliviar losaccesos graves de las enfermedades, y abstenersede tratar a aquellos que ya están dominados por laenfermedad, puesto que en tal caso se sabe que elarte no es capaz de nada. Empeñarse en tratar las,además de resultar inútil, constituía un pecadocontra la naturaleza. El propósito de no prolongarla vida a toda costa que manifiesta la definición delos Cuidados Paliativos tiene aquí un claro y primerantecedente.

No hay, sin embargo, dato alguno que dé pie paraafirmar que en la medicina hipocrática existieraalgún tipo de asistencia propia y especializada,destinado a los enfermos desahuciados y moribun-dos. Dicha asistencia comenzará a ser concebida ypromovida en el cristianismo primitivo.

La tradición hipocrática no recomendaba el tratocon enfermos incurables y terminales. Podría supo-ner un desafío a una pena que los dioses habíanimpuesto a un mortal.

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3. La cultura cristiana antigua.

Con el influjo de la cultura cristiana las cosascambiaron. En latín el sentimiento cálido entre elanfitrión y el invitado y el lugar donde se experi-menta esa relación fue designado con el nombre dehospitium.

En Europa, desde el S. IV, en el período deConstantino y quizá guiado por su madre SantaElena, aparecieron instituciones cristianas inspira-das en los principios de la caridad evangélica, a lasque se dio el nombre de hospitales y hospicios. Losprimeros se establecieron en el mundo bizantino.

Durante la alta Edad Media existía la llamada«muerte doméstica». El moribundo, consciente desu próximo deceso, invitaba a sus seres queridos areunirse alrededor de su lecho y realizaba el llama-do «rito de la habitación». Todos participaban deesta particular ceremonia dirigida por quien seencontraba próximo a morir. En esto consistía la«buena muerte», en aquella que ocurría junto a losseres queridos y que era anticipada por el moribun-do, pudiendo éste disponer de tiempo para prepararsus asuntos personales, sociales y espirituales.

En Roma, el primer gran hospital fue erigido enel año 400 por Fabiola, una discípula de SanJerónimo, en tiempos del emperador Julián ElApóstata, con el fin de atender a los peregrinos quellegaban a Ostia, el puerto de Roma, desde África,Asia y el Este.

Los hospicios de la Edad Media, no tenían real-mente una finalidad clínica sino más bien caritati-va. Se situaban cerca de las rutas más transitadascomo ocurre, por ejemplo, en el Camino de Santia-go en España: el Hospital de San Marcos en León,La Abadía de Samos en Orense, o el Castillo de losTemplarios en Ponferrada, León. En estos sitios seatendían todo tipo de personas necesitadas: viaje-ros, huérfanos, peregrinos, etc. Se proporcionabaalojamiento y comida a los que se encontraranenfermos. Curar a los que fuera posible era lógica-mente el primer objetivo, pero como lamentable-mente a veces no había mucha ciencia que ofrecer,muchos morían sin remedio, siendo cuidados hastasu muerte, poniendo un especial énfasis en subienestar espiritual.

Pero el hospicio medieval no fue primariamenteun lugar dedicado a los moribundos.

San Bernardo, en el siglo XII utilizó la palabraHospice para señalar el lugar de los peregrinos.

Posteriormente, en Francia, San Vicente dePaul (1581-1660) volcó su celo apostólico en elcuidado de los pobres fundando dos Congrega-ciones: Los sacerdotes de la Misión, o Lazaristas,y las Hijas de la Caridad; esta última con la ayudade Santa Luisa de Marillac. San Vicente promo-vió la creación de numerosos hospicios parapobres por toda Francia.

Las Hijas de la Caridad continuaron desarrollan-do esa labor con pobres y enfermos.

Su ejemplo de amor a los enfermos fue imitadopor los protestantes un siglo más tarde cuando enPrusia surge la Fundación Kaiserwerth, que seconsidera como el primer Hospice protestante.

4. Inicios de la Modernidad.

Parece, sin embargo, que la primera vez que seutilizó la palabra «Hospice» refiriéndose al cuida-do de los moribundos fue en Lyón, Francia, en1842. Allí Mme. Jeanne Garnier, a través de laAsociación de Mujeres del Calvario, creó diversosHospices o Calvaries.

En 1899, con esta misma inspiración, AnneBlunt Storrs, fundó el Calvary Hospital en NuevaYork. Hoy sigue siendo una prestigiosa instituciónen la que muchas personas se dedican a los trata-mientos paliativos de enfermos con cáncer de faseavanzada. Sin conexión con los anteriores, en 1879,Madre Mary Aikenhead, fundadora de las Herma-nas Irlandesas de la Caridad estableció en DublínOur Lady´s Hospice y, en Londres, en 1905, el St.Joseph´s Hospice.

Al tiempo otras Protestant Homes abrieron suspuertas también en Londres para atender enfermosde tuberculosis y algunos enfermos de cáncer.

Tal como hoy los conocemos, los CuidadosPaliativos tienen una andadura histórica muy corta,de unos treinta y siete años aproximadamente, peroen un periodo tan breve han logrado ser reconocidoscomo la respuesta más ponderada, completa y satis-factoria que cabe dar en los comienzos del tercermilenio a las necesidades de asistencia que com-porta el tiempo de morir o, dicho de otro modo, a laetapa terminal en la vida de un enfermo y dequienes le asisten en dicho trance.

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5. Los cuidados paliativos en la pastoral dela salud actual.

La historia de los Cuidados Paliativos tienemucho que ver con la Pastoral de la Salud, y éste esuno de los aspectos que, a mi modo de ver, apenasha sido analizado y subrayado por los historiadores,incluso en el seno de la propia Iglesia Católica.

En la visión que la Sagrada Escritura ofrecesobre el proceso de morir. a. En el libro del Qohelet.La advertencia de este sabio de Israel de que hay untiempo para morir (Qh 3,2) constituye un hitoinicial en la conciencia humana y cristiana de que elmorir no es el mero preludio fáctico de la muerte,sino un verdadero tiempo o etapa en la vida de loshombres, el último: un tiempo en el que estosnecesitan una asistencia destinada no ya a la cura-ción corporal sino a la ayuda integradora e integra-da a bien morir.

Tanto en el presen-timiento anticipado desu muerte como en laaproximación inme-diata a la misma, losEvangelios ponen enboca del Señor pala-bras que, para la Tra-dición cristiana poste-rior, constituirán unailuminación teológicay un acicate para laacción pastoral orien-tada a la promociónde la buena muerte. Entresaco brevemente aquellasexpresiones de Jesús cuyo contenido refleja demodo incipiente planteamientos y desarrollos queaparecen en los Cuidados Paliativos actuales.

¿De qué le sirve al hombre ganar el mundoentero si echa a perder su vida? (Mt 16,26). Estaexpresión, al formar parte de una perícopa en la queJesús anuncia por primera vez su pasión y muerte,un tiempo oportuno para que la vida humana alcan-ce su acabamiento fausto o infausto, humanizadoro deshumanizador, plenificante o degradante.

Dos mil años después, la Dra. Kübler-Ross,una de las dos pioneras de los Cuidados Palia-tivos, titulará significativamente uno de suslibros así: El morir, último escenario del cre-cimiento humano

Mi alma está triste hasta el punto de morir.Quedaos aquí y velad conmigo (Mt 26,38). Lapetición de compañía y apoyo hecha por Jesús a susdiscípulos en Getsemaní hubo de influir claramenteen la conciencia de las primeras comunidades cris-tianas acerca de la necesidad de asistir, es decir, deestar junto a quienes se aproximan a la muerte, y deatenderles mediante una serie de cuidados cuyaenumeración expondré en los apartados siguientes.Aquí sólo quiero añadir que el Evangelio de Juan,las representaciones plásticas de la Pietá en el artecristiano y composiciones musicales como el StabatMater han sido y son exponentes de la importantefunción de acompañamiento que el cristianismoatribuye a la familia y allegados del enfermo termi-nal en el proceso de morir. En concreto, la alusióna la presencia junto a Jesús moribundo en la cruz dela Virgen María, de María la de Cleofás y María

Magdalena, así comode Juan (19,25-27).

Padre, pase de míeste cáliz (Mt 26,39).

El estado de ánimode Jesús que denota estaexpresión es el de quienestá ante el umbral dela muerte y pide a Diospaliación para pasarpor este trance. Lucas22, 43s, paralelo al deMateo, presenta a unángel confortando a

Jesús, sumido en agonía y sudando como gotasespesas de sangre.

La concepción paulina del morir con Cristo, quellevó a los cristianos a concebir la muerte como eltránsito con Cristo a la Vida, a través de la resurrec-ción con Él, e impulsó a las comunidades cristianasa proveer los cuidados necesarios para que los fielestuvieran garantizada esa vivencia pascual al finalde su vida. Desde entonces, es inconcebible para unverdadero cristiano pensar en el morir como en unasituación de soledad forzosa y forzada; bien alcontrario, morir puede y debe ser siempre, segúnSan Pablo, morir en compañía de Cristo. Atesti-guada en numerosos textos de su cartas, por ejem-plo, en 2Tm 2,11: Si hemos muerto con Él, vivire-mos con Él (también Rm 6,4s; 8,17; Flp 3,10; ...).

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La institución de las casas de acogida (hospices)y de los hospitales.

Los xenodokoi (xenodocoi), o casas de acogidainstituidas por la Iglesia desde una época muytemprana para la asistencia a enfermos y pobres, yla posterior aparición de los hospitales(nosokomioi, nosocomioi) y de las enfermeríasmonásticas (infirmaria) son ya un claro referenteantecesor de los hospices que surgirán en Francia,Inglaterra y otros países, en los siglos XIX-XX,para asistir específicamente a enfermos desahu-ciados y moribundos.

La primera de la que se tiene noticia documentalfue fundada por el Papa Cleto, tercer sucesor de SanPedro en la sede de Roma, el año 73.

El primero de ellos, y el más emblemático en laantigüedad fue la ciudad hospitalaria fundada ha-cia el año 370 por San Basilio en Cesarea deCapadocia.

Por lo que respecta a Roma, se considera que elprimer gran hospital fue fundado en la Urbe el año400 d. C. por Fabiola, una matrona discípula deSan Jerónimo.

En el monacato occidental a partir de San Benitode Nursia. A título de ejemplo, cabe decir que seconserva el plano arquitectónico del monasterio deSan Gallo, en Suiza, donde aparece claramente ellugar destinado al infirmarium.

La tradición cristiana de la cura animarum (elcuidado de las almas), que tomó su primer granimpulso de la Regula Pastoralis, del Papa SanGregorio Magno, la cual miraba al cuidado espiri-tual de las personas, sobre todo de aquellas atribu-ladas por situaciones graves, como las enfermeda-des incurables y terminales.

A lo largo de su historia en el seno de la Pastoralde la Iglesia, la tradición de la cura animarum hapromovido diversos cuidados orientados a la sana-ción espiritual, tales como el consuelo compasivo,las celebraciones sacramentales de la Reconcilia-ción, la Unción de los Enfermos y el Viático paralos moribundos, y la garantía de una guía pastoral ymoral personalizada.

Hoy, desde la vertiente secular del pensamientomédico, vuelve a valorarse muy positivamente latradición cristiana de la cura animarum como unode los fundamentos históricos más sólidos e

inspiradores de la actual filosofía asistencial delcuidado Su pontificado se extendió desde el año590 al 604. En la Regula Pastoralis enseñó que elguía de las almas debe ser un prójimo compasivo detodos, un observador perspicaz, atento y discernidorcomo el médico del cuerpo.

De la tradición pastoral de la Cura animarumsurgieron, a su vez, estos otros dos rasgos del Medie-vo, antecedentes de los actuales Cuidados Paliativos:

El mandato a los médicos medievales de advertira los enfermos, y no sólo a los desahuciados, acercade su diagnóstico y pronóstico clínicos cuando unoy otro apuntaban a una situación de gravedad pato-lógica, y de invitarles a recibir la adecuada asisten-cia espiritual.

La prescripción de sanciones legales y económi-cas a los médicos que no cumplieran ese mandato esun claro indicio de la suma importancia dada enton-ces a los cuidados espirituales, que se juzgabandebidos y pertinentes a los enfermos graves.

La aparición y difusión del Ars moriendi. Entrelos años 1403 y 1408, Jean de Gerson, clérigo,catedrático y canciller de la Sorbona, publicó suobra Opus tripartitum, a cuya tercera y última partedio el título de De arte moriendi. Se trata de unescrito en el que se describe el proceso del morirdesde la perspectiva de la espiritualidad cristiana.Esta obra se propagó rápidamente por Francia,luego se tradujo a diversos idiomas y fue el primerode los muchos tratados al respecto publicados hastabien entrado el siglo XVI.

Ars moriendi es un testimonio elocuente de lahonda convicción de la Iglesia de que morir yayudar a morir constituye un verdadero arte, encuya realización la inteligencia y el sentimiento,ayudados por la gracia de la fe y de los sacramentos,y por la relación pastoral interpersonal constituyenlos elementos integrantes fundamentales.

La influencia del Ars moriendi se extendió en elmundo católico a través de diversas variacionesliterarias y prácticas hasta bien entrado el sigloXIX, época en la que su enfoque asistencial, espi-ritual y pastoral cristalizó en la institución de loshospices.

En Francia existían desde la Alta Edad Media lasConfreries de la Bonne Mort, que eran asociacio-nes de voluntarios encargados de ayudar a los

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moribundos y, cuando estos fallecían, también a susfamilias en la celebración de los ritos funerarios yluego prestándoles su apoyo a lo largo del procesodel duelo. Por su parte, S. Vicente de Paul y SantaLuisa de Marillac promovieron ya en la primeramitad del siglo XVII la creación de numerososhospices para pobres por toda Francia. Las Hijas dela Caridad continuaron desarrollando esa labor conpobres y enfermos

Los movimientos de hospice pueden ser compa-rados con los hospicios de finales del siglo XIX. Poresas fechas el desarrollo de la ciencia médica y losnuevos descubrimientos terapéuticos para podercurar las enfermedades, que hasta entonces eranletales, provocaron en los médicos un cambio pro-fesional; hasta entonces el médico fungía como ungran cuidador, y con estos avances, cambia paraasumir un papel autoritario y paternalista, pues lospacientes ya no estaban en «manos de Dios», sinoen las suyas.

La institución de los hospices para moribundosen los siglos XIX y XX. Nos encontramos ya en elumbral mismo de la historia propiamente dicha delos Cuidados Paliativos, inaugurada por la Dra.Cicely Saunders, al fundar en 1967 el St.Christopher´s Hospice en el barrio londinense deSydenham.

 Dicha fundación es el final de una etapa que seinició más de un siglo antes, en el año 1842 y en laciudad francesa de Lyon, donde Mme. JeanneGarnier, con la ayuda de dos amigas suyas viudas,constituyó la Association des Dames du Calvairecuyo objetivo era aliviar y consolar a los enfermosincurables. Fue aquí y entonces donde, al parecer,se utilizó por primera vez la palabra hospice paradesignar el cuidado de los moribundos En realidad,la Association fue fundada en 1843.

A partir de 1843, la Association de Mme. Garnierfue fundando en diversas ciudades francesas unosestablecimientos tipo hospice, que recibieron elnombre de Maison des Dames du Calvaire.

En Paris la Maison fue fundada en 1874, en la ruede Lourmel.

Es digno de señalar el hecho de que las Maisonfueron fundadas como instituciones alternativas ala atención que los enfermos indigentes recibían enlos hospitales decimonónicos, cuyas lamentables

condiciones higiénicas y hosteleras hacían que sesintiera verdadero rechazo a morir en ellos.

Desde 1971 se llama Maison Medicale JeanneGarnier, y hoy sigue siendo una prestigiosa institu-ción dedicada al tratamiento paliativo de enfermoscon cáncer en fase avanzada. Hoy se encuentraubicada en el 106 Avenue Emil Zola (75015-Paris).Para una mayor información sobre la MaisonMedicale y la Association des Dames du Calvaire.

las Hermanas Irlandesas de la Caridad (IrishSisters of Charity) fundaron en Dublín, en 1879, elOur Lady´s Hospice y mas tarde, en 1905, el St.Joseph´s Hospice de Londres, institución dondetrabajó e investigó Cicely Saunders, entre 1958 y1967, es decir, antes de fundar ella misma el St.Cristopher´s Hospice. Esta última palabra, hospice,tanto en lengua francesa como inglesa, pasó enton-ces a designar específicamente un establecimientodedicado al cuidado de los moribundos.

En 1948, y también en el Reino Unido, seconstituyó como organización caritativa, la MarieCurie Memorial Foundation cuyo objetivo eraasistir en su casa a los enfermos de tumores incu-rables. En 1952, tras la experiencia acumulada enel seguimiento a domicilio de más de 7000 enfer-mos, se dio carácter oficial a un programa decuidados continuados de enfermería a domicilio yen nursing homes, llamado Marie Curie CancerCare. El programa partía de la constatación de quela asistencia al uso dispensada a pacientes deenfermedad avanzada no satisfacía sus necesida-des de control del dolor y de otros síntomas, asícomo de apoyo psico-social, espiritual, de infor-mación y de otros tipos de comunicación, sinolvidar la ayuda requerida por la familia.

En Julio de 1967, Cicely Saunders fundó enLondres el St. Christopher´s Hospice, que se con-virtió a partir de entonces en el centro promotor deuna nueva forma de comprender y asistir a losenfermos terminales: los Cuidados Paliativos.

Había iniciado su contacto con los enfermosterminales en el periodo de 1941 a 1958, traba-jando como voluntaria en la St Luke´s Home forthe Dying Poor, una casa para moribundos lleva-da por religiosas en Bayswater, Londres, y de allípasó a trabajar desde 1958 a 1967 en el St.Joseph´s Hospice de las Hermanas Irlandesas,también en Londres.

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Los cuidados paliativos como los conocemoshoy.

El nombre de Cuidados Paliativos surgió en elRoyal Victoria Hospital de Montreal, Canadá, sieteaños después.

E. Kübler-Ross publicó en 1969 el primero y elmás famoso de todos sus libros: On Death andDying (Sobre la muerte y los moribundos). Fue elresultado de su asistencia a los moribundos -directay colocándose a su altura- y de las investigacionesque realizó a base de miles de entrevistas con ellosen hospitales de New York, Colorado y Chicago.

E. Kübler-Ross nació en Zurich en 1926 y siem-pre estuvo interesada por el mundo espiritual.

A partir de 1945, sutrabajo se centró en lamuerte y el morir, cuan-do se hizo miembro delInternational Volun-tary Service for Peace,institución que prestóayuda a las comunida-des destrozadas tras laSegunda Guerra Mun-dial. Las mariposas queserían el símbolo de latransformación hacia labelleza que, según ella,ocurría al tiempo de lamuerte, las descubrióen el campo de concen-tración de Maidanek, grabadas en las paredes dellugar donde los prisioneros pasaban sus últimashoras de vida

Después de graduarse como médico en la Uni-versidad de Zurich, en 1958, viajó a los EstadosUnidos y, al ver allí los tratamientos que se aplica-ban en los hospitales a los enfermos terminales,manifestó: Se les rehuía y se abusaba de ellos;nadie era sincero con ellos. Ella, a diferencia demuchos de sus colegas, se sentaba junto a losenfermos terminales y les escuchaba. Al poco tiem-po comenzó a dar charlas sobre esos enfermos y aexplicar que ellos le hablaban de sus experienciasmás íntimas en esa etapa terminal. Más tarde escri-biría: Mi objetivo era romper el hábito profesionalde negar a los pacientes que manifestaran susasuntos más íntimos.

Su hermana Eva Bacher declaró que ella estabamuy orgullosa de que su trabajo ayudara a implan-tar el Hospice Movement en los Estados Unidos.

A lo largo de los años setenta dirigió cientos detalleres (workshops) y pronunció un gran númerode conferencias a grupos reducidos de personas entodo el mundo. También tuvieron aceptación mun-dial las cinco etapas psicológicas del morir, quedescribía en su libro. Y, a medida que crecía suinfluencia, combinaba la enseñanza y el aprendiza-je en hospitales e instituciones médicas.

A finales de los setenta asumió la presidencia delElisabeth Kübler-Ross Center y del Shanti NilayaGrowth and Healing Center. En los ochenta com-pró una granja de 300 acres en Head Waters, Virgi-

nia, para convertirla enun centro de sanación yde talleres, y la llamóHealing Waters. Al mis-mo tiempo dirigió suatención a la ayuda a losniños nacidos con SIDA,en un momento en quenadie se ocupaba aún deellos.

Se jubiló oficialmen-te en 1995, y se retiró aArizona donde, a pesarde que su cuerpo se ibadebilitando a causa detrastornos serios, y de que

un incendio destruyó su casa y sus enseres, siguiórecibiendo a cientos de visitantes de todo el mundo.El 29 marzo 1999 Time Magazine la nombró una delas mentes más grandes del siglo, dentro de una listade cien personalidades. Recibió más de cien títuloshonoris causa de facultades y universidades de Esta-dos Unidos. Con sus conferencias y escritos fue laimpulsora del cambio y el avance en asuntos tanimportantes como los testamentos vitales, los cuida-dos a domicilio y, sobre todo, la ayuda a los enfermospara que murieran con dignidad y respeto.

Desde 1970 se desarrollaron en Inglaterra losequipos de atención a domicilio, los Home CareTeams. Tal desarrollo se debió a dos organizacio-nes caritativas (Cancer charity): la Mac MillanCancer Relief Foundation y la Marie CurieCancer Care

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En el mismo año las enfermeras de la MarieCurie atendieron a unos 20.000 enfermos de cán-cer, un 40 % de todos los del Reino Unido.

Esta organización dispone, además, de 5.000camas en Hospices.

Al poco tiempo, comenzaron también a desarro-llarse los Centros de Día y los Equipos de SoporteHospitalario.

En 1974 y en los Estados Unidos se abrió elConnecticut Hospice, y en 1984 el modelo Hospicefue incorporado al sistema público de salud en losEstados Unidos (Medicare) el cual en 10 años,hasta 1993, creció hasta contar con 1290 estableci-mientos en todo el país. Al año siguiente, en 1994,los servicios tipo Hospice atendieron a más de340.000 pacientes.

Sin embargo, el mayor desarrollo de los Cuida-dos Paliativos en los Estados Unidos se concretó enlos programas de atención a domicilio

En 1974, el Royal Victoria Hospital deMontreal abrió el primer Servicio de CuidadosPaliativos, y fue allí donde por primera vez se usóespecíficamente el término paliativo para desig-nar los tratamientos no curativos, destinados alos pacientes de enfermedad avanzada, progresi-va e incurable. A partir de entonces comenzarona surgir en diversos países Unidades de CuidadosPaliativos, de las que a continuación mencionosólo algún ejemplo.

En 1982 inició su andadura la primera Unidadde Cuidados Paliativos de España, en el hospitalMarqués de Valdecilla, de Santander, promovi-da por el Dr. Jaime Sanz Ortiz. La Unidad fuereconocida como tal por la Sanidad pública en1987. En ese mismo año nació la segunda Unidadde Cuidados Paliativos en el hospital de la SantaCreu, de Vic, Barcelona. Casi al mismo tiempose abrió otra Unidad en el hospital El Sabinal, deGran Canaria, dirigida por el Dr. Marcos Gómez,que fue también el primer gran impulsor de laformación de los profesionales sanitarios en Cui-dados Paliativos en la España de entonces yposterior.

También en 1987 surgió en Francia la primeraUnidad de Cuidados Paliativos, en el Hopital Saint-Michel (Institute Mutualiste de Montsouris). Doceaños más tarde, en 1999, una ley del 9 de Junio dio

carácter oficial a los Cuidados Paliativos y estable-ció que toute personne malade dont l’état le requierta le droit d’accéder à des soins palliatifs et à unaccompagnement. 

En 1986 la OMS publicó el documento CancerPain Relief, destinado a servir de guía en lostratamientos antiálgicos de los enfermos cancero-sos, haciendo especial hincapié en el uso defármacos y, en concreto, de opioides para aliviar oeliminar el dolor

En 1987 la Medicina Paliativa fue establecidacomo especialidad académica y materia obligatoriaen el Reino Unido. Posteriormente también ha sidoadmitida como especialidad en Canadá, Australia yPolonia.

En 1991 la OMS publicó el documento CancerPain Relief and Palliative Care y, basándose enél, el Subcomité de Cuidados Paliativos, delprograma Europa contra el Cáncer, promovidopor la Comisión de las Comunidades Europeas,elaboró la definición de los Cuidados Paliativosya citada (Cf. I. 3).

 En  1992  se  constituyó  en  Gran  Bretaña  elNational Council for Hospice and Palliative Care.

 En Diciembre de 2000 el Sistema Nacional deSalud de España aprobó el Plan Nacional de Cui-dados Paliativos. España es actualmente, despuésdel Reino Unido, el país europeo con mayor desa-rrollo de los Cuidados Paliativos

En 1992 salió la primera edición del Catecismode la Iglesia Católica, que dice en su nº 2279: Loscuidados paliativos constituyen una forma privile-giada de la caridad desinteresada.

Por esta razón deben ser alentados.En la actualidad los Cuidados Paliativos son una

disciplina y una rama de la asistencia médica muyafín al pensamiento y a la sensibilidad del Catolicis-mo, es acorde con su Credo y Tradición.

Seguir aportando a sus raíces y a su joven troncola savia contenida en la Tradición teológica y pas-toral de la Iglesia respecto del morir, a través de esaforma de comunión deliberativa y asistencial que eshoy la interdisciplinariedad, no es más que seguirtransmitiendo y abriendo cauces operativos a laconvicción de San Pablo: Si morimos con Cristo,viviremos con Él (2 Tim 2, 11).

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

1. LA TANATOLOGÍA.

Es una disciplina integral que estudia el fenóme-no de la muerte en los seres humanos, aplicando elmétodo científico o técnicas forenses, tratando deresolver y enfrentar las situaciones conflictivas quesuceden en torno a ella, desdedistintos ámbitos del saber,como son la medicina, la psico-logía, la religión y el derecho.

Es una disciplina científicaque se encarga de encontrar elsentido al proceso de la muerte,sus ritos y significado concebi-do como disciplina profesional,que integra a la persona comoun ser biológico, psicológico,social y espiritual para vivir enplenitud y buscar sutranscendencia.

Desde la perspectiva psico-lógica está enfocada a estable-cer entre el enfermo en tránsitode muerte, su familia y el perso-nal médico que lo atiende, unlazo de confianza, seguridad y bienestar, además depropiciar en el enfermo terminal, los cuidados ne-cesarios que le aseguren una muerte digna y en paz.

Los objetivos de la tanatología se centran en lacalidad de vida del enfermo terminal, evitando laprolongación innecesaria de la vida, así como suacortamiento prematuro propiciando una muerteadecuada, que Se caracteriza por las siguientesacciones:

Atención al sufrimiento psicológico.Atención a las relaciones significativas del en-

fermo.

Atención del dolor físico.Atención al sufrimiento espiritual.Atención a las últimas voluntades.Atención a los aspectos legales.Una característica importante de la tanatología

como rama de la medicina, con-siste en facilitar al enfermo ter-minal, todos los cuidados paliati-vos necesarios en cualquier ám-bito de acción, y ayudar a la Fa-milia del enfermo, a sobrellevar yelaborar el proceso de duelo pro-ducido por la muerte de éste.

Los derechos y valores inhe-rentes a la persona humana ocu-pan un puesto importante en laproblemática contemporánea. Aeste respecto, el Concilio Ecu-ménico Vaticano II ha reafirma-do solemnemente la dignidad ex-celente de la persona humana yde modo particular su derecho ala vida. Por ello ha denunciadolos crímenes contra la vida, como

«homicidios de cualquier clase, genocidios, aborto,eutanasia y el mismo suicidio deliberado» (Cons.Past. Gaudium et spes, n. 27)

La materia propuesta en este documento con-cierne ante todo a los que ponen su fe y esperan-za en Cristo, el cual mediante su vida, muerte yresurrección ha dado un nuevo significado a laexistencia y sobre todo a la muerte del cristiano,según las palabras de San Pablo: «pues si vivi-mos, para el Señor vivimos; y si morimos,morimos para el Señor. En fin, sea que vivamos,sea que muramos, del Señor somos» (Rm 14,8;Fil 1,20).

TEMA 3:

Tres Aspectospara Dialogar

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2. MUERTE.

La muerte es, en esencia, unproceso terminal que consiste enla extinción del procesohomeostático de un ser vivo y, porende, concluye con el fin de lavida.

La muerte es, en esencia, unproceso terminal que consiste enla extinción del procesohomeostático de un ser vivo y, porende, concluye con el fin de lavida.

3. LA EUTANASIA.

La palabra eutanasia deriva del griego eu-thánatos cuyo término acuñado a la voz castellanaeutanasia, eu (bien) y Thanatos (muerte), buenamuerte, tal concep-to en el tiempo ac-tual tiene una granconnotación, cuan-do entra en pugnael derecho a morircon dignidad sinnecesidad de recu-rrir a sofisticadosadelantos médicosy tecnológicos.

El tema de laeutanasia tiene unenorme interés, nosolo académico,filosófico, ético, legal, sino que principalmentepráctico, para el médico que atiende y da tratamien-to a los enfermos, muchos de ellos con dolenciasmalignas, degenerativas neurológicas entre otrasmás por consiguiente incurables.

Criterios de la eutanasia.1.- Los que establecen que la eutanasia es un dere-

cho que debe de tener cada individuo, para darmuerte a un enfermo incurable:Francisco Bacon. La eutanasia es un derecho

que asiste a una persona para dar muerte a otra por

motivos de piedad, cuando los dolores son insopor-tables y no hay esperanza de salvación.

Osvaldo Romo Pizarro, es la prácticaque se traduce en el supuesto derechopara matar a una persona anticipándose ala llegada de la muerte a fin de suprimirsu dolor, provenientes de una enferme-dad o lesión incurable.2.- Los que hacen referencia a la voluntaddel enfermo, la cual siempre debe deexistir:

León Lattes, la muerte dada a peticióndel enfermo doloroso e incurable, paraacortar su tormentosa agonía.

Juan Palomar de Miguel, muerte sinsufrimiento físico y en sentido estricto, provocadade esta manera o voluntariamente.3.- Aquellos individuos que actúan por piedad y

provocan la muerte del enfermo:Quilino M. Polaino Lorente,

es una muerte dulce y tranquilaque se procura dar a los enfer-mos incurables y a los moribun-dos antes de que su vida se ex-tinga en una agonía amasadacon sufrimientos y sin esperan-za.

Guillermo Cabanellas deTorres, Muerte sin dolorcanónicamente, muerte sin re-mordimiento o en la especiehumana, en la generación de lamisma.

Raúl Goldstein, muerte sin dolor, sin sufrimien-to, muerte dulce, en sentido estricto, es la muerteprovocada por un sentimiento de piedad para acor-tar el sufrimiento del agonizante.

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1. LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL EN CP.

Los CP no resuelven el problema de la patología,pero sí animan y alivian a la persona enferma y susfamiliares. Los CP favorecen una mejor calidad devida. En un cuidado integral mucha importanciatiene el acompañamiento espiritual y, por quien escreyente, un acompañamiento religioso.

Aspectos de una persona: Espiritual, emocional,intelectual, social y corpórea.

La espiritualidad es un movimiento de búsque-da personal en tres direcciones:– Hacia el interior de uno mismo en búsqueda de

SENTIDO.– Hacia el entorno en búsqueda de CONEXIÓN-

COMUNIÓN.– Hacia el más allá en búsqueda de TRASCEN-

DENCIA.La dimensión espiritual tiene un rol fundamental

en la personalidad del sujeto:Da unidad, «rige» las demás dimensiones

(INTEGRADORA);Da orientación (ORIENTADORA)

2. NECESIDADES ESPIRITUALES.

a. Necesidad de ser reconocido como personaEn el sufrimiento es fácil que la persona se sienta

inútil, fracasada («sobrante»): vacila su autono-mía, sus facultades físicas y mentales, su capacidadde comprender la realidad. Quien sufre pierde suidentidad, se percibe como un ser anónimo: necesi-ta ser mirado con estima.b. Necesidad de amor

Sin amor no hay realización de la persona huma-na. No se trata sólo de emociones de cariño, afecto

y sensibilidad, es la experiencia del don de símismo.

No sólo «recibir amor» SINO TAMBIÉNPODERLO «REGALAR»

También el contacto físico, la sonrisa, la escuchaatenta, los gestos de cariño asumen importancia eneste contexto.c. Necesidad de manifestar la angustia y las pre-

guntas difícilesLa angustia es «compañera» de nuestra vida y

se deben encontrar modalidades adecuadas paramanejarla.

Es una «necesidad» poder expresar la angustia yplantearse las preguntas difíciles.Acompañamiento en el manejo de las preguntas

difíciles: se trata de una meditación en voz alta y... No exigen una respuesta.

d. Necesidad de releer la vida propia y poderla«decir» a alguienFrente a una pérdida la vida cambia. Nace la

necesidad de narrar la vida propia. La mirada alpasado a veces es realizada en soledad, descubrien-do las cosas que realmente han valido la pena yrelacionándolas con las que han sido menos signi-ficativase. Necesidad de sentido

El sentido se «crea»… ¿Cómo?* El descubrimiento de nuevos valores* La revisión de las propias opciones fundamenta-

les* Lograr un nuevo equilibrio y una nueva madurezf. Necesidad de perdón

La mirada al pasado, la búsqueda de sentido,

TEMA 4.

Necesidades Espiritualesde los Enfermos

en los Cuidados Paliativos

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reclama hacer las paces con uno mismo, con losdemás y con Dios. La reconciliación con la memo-ria del pasado y la superación del sentimiento deculpa no siempre es fácilg. Necesidad de trascendencia

Experimentar la continuidad de la historia hu-mana (una trascendencia «horizontal»): lo que unapersona ha realizado, el testimonio que deja, laherencia espiritual.

Hacia una trascendencia «vertical»h. Elaborar el dolor por las separaciones y dar

continuidadElaboración del dolor por las separaciones /

pérdidas:Las «pérdidas» pequeñas y grandes pueden faci-

litarnos la vivencia de la muerte como última pér-dida. Poder manifestar «el sufrimiento» por estaspérdidas.i. Necesidad de auténtica esperanza, no de ilusio-

nes falsasLas pequeñas esperanzas, entre presente y futu-

ro, entre límite y proyecto;La esperanza de la continuidad de la vida en el

más allá: apoyo de las creencias espirituales yreligiosasj. Necesidad de expresar sentimientos religiosos

Relación de una persona con un SER TRAS-CENDENTE (Dios)

Puede no estar presente en las vivencias de unapersona.

3. ORIENTACIONES PARA ELACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL.

- El desarrollo de la sensibilidad (frente a la indife-rencia)

- Una actitud de apoyo a las creencias espiritua-les personales (incluso si éstas parecen inusualeso son desconocidas).

- Proporcionar intimidad- Acompañar a tomar decisiones éticas- Transmitir cariño e interés por la persona- Mantener una actitud positiva- Cuidar nuestro lenguaje- Facilitar el servicio religioso

4. QUIEN ACOMPAÑA.

La mejora de la calidad de los cuidadosespirituales como una dimensión de los cui-dados paliativos: el informe de la Conferen-cia de Consenso. Christina Puchalski, BettyFerrell, Rose Virani, Shirley Otis-Green, Pa-mela Baird, Janet Bull, Harvey Chochinov,George Handzo, Holly Nelson-Becker, MaryjoPrince-Paul, Karen Pugliese y Daniel Sulmasy.Los días 17 y 18 de febrero de 2009, en Pasadena(California), se celebró una Conferencia deConsenso. La conferencia se basó en el con-vencimiento de que el cuidado espiritual es uncomponente fundamental de los cuidados pa-liativos.

Los estudios han demostrado que la espiritua-lidad es una necesidad del paciente, que afecta alas decisiones sobre el cuidado de la salud, asícomo los resultados de este cuidado, incluida lacalidad de vida.

Las convicciones espirituales y religiosas tam-bién pueden provocar una angustia que incrementelas cargas de la enfermedad.

Algunos estudios han puesto de relieve la impor-tancia de los cuidados espirituales dentro de los CPy el rol de los profesionales de la sanidad en loscuidados espirituales.

Recomendaciones generalesLos cuidados espirituales deberían ser parte in-

tegral de cualquier modelo de cuidados de la salud… y ser compasivos.

Los modelos de cuidados espirituales deberíanbasarse en el respeto a la dignidad de todas laspersonas…La angustia espiritual o las inquietudes religiosas

deberían tratarse con la misma atención y celeri-dad que el tratamiento para el dolor o cualquierotro problema ...

La espiritualidad debería considerarse como unaconstante vital del paciente. Los problemas espi-rituales deberían ser una parte de los cuidadoshabituales, de la misma manera que se controla eldolor de forma sistemática. ...Los modelos de cuidados espirituales deberían

ser interdisciplinarios y los entornos clínicos debe-rían de contar con un capellán formado...

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En la bibliografía existente se identificaron cin-co categorías de cuidados espirituales:- Valoración espiritual,- Modelos y planes de cuidados,- Entrenamiento de equipos interprofesionales,- Mejora de la cualidad,- Desarrollo personal y profesional.

5. VALORACION ESPIRITUAL.

La evaluación espiritual es una determinaciónrápida sobre si una persona está experimentandouna crisis espiritual profunda y está necesitada, portanto, de derivación inmediata a un capellán. Laevaluación espiritual ayuda a determinar qué pa-cientes pueden beneficiarse de una valoración es-piritual en profundidad.

Recomendaciones respecto a la Valoración- Todo paciente debería recibir una evaluación

espiritual sencilla al ingreso…- Los profesionales de la salud deberían adoptar e

implementar herramientas estructuradas devaloración...

- Todos los miembros del personal deberían mos-trarse atentos, sensibles y preparados para re-conocer la angustia espiritual.

- Todos los profesionales de la salud deberíanentrenarse para realizar evaluación espiritual. .

- La valoración espiritual formal debería llevarla acabo un capellán...Los profesionales de la salud deben determinar

cómo integrar la información procedente de lavaloración espiritual dentro del plan general detratamiento del paciente.

Esta integración incluiría la identificación o eldiagnóstico de los problemas / necesidades espiri-tuales, de los objetivos espirituales (si procede), asícomo determinación, implementación y valoraciónde las intervenciones espirituales apropiadas.

6. Algunas herramientas para detectar ysatisfacer las necesidades espirituales.

Herramientas de valoración espiritualSPIRIT (Christina Puchalski in 2000)S: sistema de creencias espiritualesP: espiritualidad personal

I: integración con una comunidad espiritualR: práctica de rituales y restriccionesI: implicaciones del cuidado médicoT: planificación de los acontecimientos terminales

La herramienta fue elaborada por Maugans(Maugans, t.a. -1996- ‘The spiritual history’ archi-ves of family medicine vol 5 jan 1996) (citada enPuchalski, c.m. -2007 8- ‘Spirituality and the careof patients at the end of life: an essential componentof care’, Omega 56: 1, 33 46).

The FICA spiritual history toolDesarrollado por Dr. Pucharski y un grupo de

Primary Care Physicians (1996)Acrónimo que puede usarse para recordar qué

preguntar en una biografía espiritual:F fe o creenciasI importancia e impactoC comunidad de referenciaA dirección de una persona de confianza

Preguntas sobre algunos temas-rubros:F ¿Qué es tu fe o creencia? ¿considera usted ser una

persona espiritual o religiosa? ¿qué realidades ledan sentido en su vida?

I: ¿Es importante en su vida? ¿qué influencia tieneen su auto-cuidado? ¿cómo sus creencias haninfluido en su comportamiento durante la enfer-medad? ¿qué rol piensa que juega en recuperarsu salud?

C: ¿Forma parte de una comunidad espiritual oreligiosa? ¿es ésta de apoyo y cómo? ¿hay unapersona o un grupo que usted quiere o que esrealmente importante para usted?

A: ¿Cómo le gustaría que su cuidador se dirigierahacia usted en relación con estos temas durantesu cuidado?‘Preguntas sobre esperanza’ (HOPE

QUESTIONS) para una evaluación espiritualformal durante la consulta médica, desarrolla-das como herramienta de aprendizaje para estu-diantes de medicina, residentes y médicos prac-ticantes. Incorpora la evaluación de la espe-ranza en la consulta médica por Anandarah &Hiht (2001). Citado por autores más recientesE.G. Puchalski [192]

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Su nemotecnia es:H: Fuentes de la esperanza, sentido, consuelo, for-

taleza, paz, amor y relaciones.O: Rol de la religión organizada para el pacienteP: Espiritualidad personal y su vivenciaE: Efectos en el cuidado médico y las cuestiones

relacionados con el final de la vida.Herramienta para evaluar lo espiritual. EJEM-

PLOS DE PREGUNTAS DE HOPE:H: Fuentes de la esperanza, sentido, consuelo,

fortaleza, paz, amor y relaciones. Hemos discu-tidos sus sistemas de soporte. Me estaba pre-guntando, ¿qué hay en su vida que le da soporteinterior? ¿cuáles son las fuentes de su esperan-za, sentido, consuelo, fortaleza y paz? ¿quéhace para hacer frente a los momentos difíci-les? ¿qué lo sostiene y lo hace seguir adelante?para algunas personas, sus creencias espiritua-les o religiosas son una fuente de consuelo yfortaleza al hacer frente a los altibajos de lavida; ¿esto es igual para usted? Si la respuestafue «sí», vaya a las preguntas O y P. Si fue «no»,considere preguntar: ¿alguna vez lo fueron? si larespuesta fue «sí» preguntar: ¿qué cambió?

O: Religión organizada ¿Se considera parte de unareligión organizada? ¿qué tan importante esesto para usted? ¿qué aspectos de su religión leson de ayuda y cuáles no? ¿es usted parte de unmovimiento o comunidad espiritual? ¿esto leayuda a usted? ¿cómo?

P: Prácticas espirituales personales ¿Tiene ustedcreencias espirituales independientes a cual-quier religión organizada? ¿cuáles son? ¿creeusted en Dios? ¿qué tipo de relación tiene condios? ¿qué aspectos de su espiritualidad o delas espiritualidades en general encuentra demás ayuda? (oración, meditación, lectura detextos sagrados, asistencia a servicios religio-sos, escuchar música, pasear, comunión con lanaturaleza)

E: Efectos en el cuidado médico y en las cuestionesrelacionados con el final de la vida. ¿Su enfer-medad o condición actual ha limitado su capa-cidad de hacer aquello que le ayuda espiritual-mente? (o ¿ha afectado su relación con Dios?)como doctor, ¿hay algo que pueda hacer para

ayudarle a tener acceso a aquello que le ayudaa usted? ¿está usted preocupado sobre conflic-tos que puedan surgir entre sus creencias y sutratamiento médico /cuidado/decisiones? ¿lesería de ayuda conversar con el capellán oalgún guía espiritual? ¿existen prácticas o limi-taciones que deba saber sobre cómo ofrecerlesu tratamiento médico mejor en relación con sufe y creencias espirituales? (restricciones ali-menticias, transfusiones sanguíneas…).

7. Intervenciones espirituales.

Intervenciones.

1. Presencia compasiva2. Escucha reflexiva, averiguaciones sobre los even-

tos vitales importantes3. Apoyo a las fuentes de fortaleza espiritual del

paciente4. Preguntas abiertas para evocar sentimientos5. Averiguar las creencias y prácticas espirituales6. Revisión de la vida, escuchando la historia del

paciente7. Presencia continuada y seguimiento8. Visualizaciones guiadas frente al dolor «sin

sentido»

Tratamientos

9. Relajación progresiva10. Ejercicios de respiración o contemplación11. Terapia orientada a dotar de sentido12. Derivaciones a los proveedores de cuidados

espirituales..13. Empleo de cuentos e historias14. Terapias para mantener la dignidad15. Masajes16. Reconciliación consigo mismo o los demás17. Grupos de apoyo espiritual18. Meditación

C0

19. Lecturas o rituales sagrados o espirituales20. Yoga, Tai-chi22. Ejercicio23. Llevar un diario

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TEMA 5:

Acompañamiento a la Familiade los Enfermos

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Congregación para la Doctrina de la Fe,Instrucción DONUM VITAEsobre el respeto de la vida humana naciente y

la dignidad de la procreación (1987). Síntesis.

Introducción

Los avances de las investigaciones biomédicasen el dominio de la procreaciónplantean nuevos problemas mora-les que suscitan perplejidad. Lainstrucción propone los criteriospara la valoración moral de estascuestiones. Tras una introducciónen la que sienta los principios fun-damentales, la primera parte tratadel respeto debido al embrión hu-mano; la segunda responde a lascuestiones morales planteadas porla procreación artificial; y la ter-cera da orientaciones sobre la re-lación entre la moral y la ley civilen este campo.

Las ciencias y las técnicas noson moralmente indiferentes: exi-gen el respeto incondicionado de los criteriosfundamentales de la moralidad, el servicio a lapersona humana y a su bien verdadero e integralsegún el plan de Dios. Las intervenciones artifi-ciales sobre la procreación no deben rechazarsepor el mero hecho de ser artificiales, pero debenser valoradas moralmente por su relación con ladignidad de la persona y su vocación divina. Loque es técnicamente posible no es, por esa solarazón, moralmente admisible.

Para formular un juicio moral en este camposon decisivos dos principios fundamentales, queel Magisterio de la iglesia, a la luz de la revela-ción, ofrece a la razón humana:

- «La vida de todo ser humano ha de ser respetadade modo absoluto desde el momento mismo dela concepción, porque el hombre es la únicacriatura en la tierra que Dios ha querido por símismo, y el alma espiritual de cada hombre esinmediatamente creada por Dios.»

- «La procreación humana supone la colabora-ción responsable de los espo-sos con el amor fecundo deDios» y «debe realizarse en elmatrimonio mediante los ac-tos específicos y exclusivosde los esposos».

PABLO VI

I. EL RESPETO AL EMBRIÓN

«El ser humano ha de serrespetado como persona des-de el primer instante de suexistencia». La ciencia con-temporánea reconoce que enel cigoto resultante de la fe-

cundación está ya constituida la identidad biológi-ca de un nuevo individuo humano. «Ciertamenteningún dato experimental es de por si suficientepara reconocer la existencia de un alma espiritual,sin embargo, los conocimientos científicos ofre-cen una indicación preciosa para discernir racio-nalmente una presencia personal desde este primersurgir de la vida humana: ¿Cómo un individuohumano podría no ser una persona humana? ElMagisterio no se ha comprometido expresamentecon una afirmación de naturaleza filosófica, perorepite de modo constante la condena moral decualquier aborto procurado. Esta enseñanza per-manece inalterada y es inalterable».

EL RESPETO A LA VIDAEN EL MAGISTERIO DE LOS PAPAS

PABLO VI, JUAN PABLO II, BENEDICTO XVI Y FRANCISCO

AMA, RESPETA, PROMUEVE Y DEFIENDE LA VIDA

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Por lo tanto, «el ser humano debe ser respetadoy tratado como persona desde el instante de suconcepción y, por eso, a partir de ese mismomomento se le deben reconocer los derechos de lapersona». Este principio determina las respuestasdadas a los problemas morales planteados en estecampo.

El diagnóstico prenatal

«El diagnóstico prenatal es lícito si los méto-dos utilizados, con el consentimiento de los pa-dres debidamente informados salvaguardan lavida y la integridad del embrión y de su madre, sinexponerles a riesgos desproporcionados. Pero seopondrá gravemente a la ley moral cuando con-templa la posibilidad, en dependencia de susresultados, de provocar un aborto».

Por consiguiente, «la mujer que solicitase undiagnóstico con la decidida intención de proce-der al aborto en el caso de que se confirmase laexistencia de una malformación o anomalía,cometería una acción gravemente ilícita». Tam-bién obrarían de modo contrario a la moral laspersonas que aconsejasen o impusiesen el diag-nóstico a la gestante con el mismo propósito yel especialista que, al hacer el diagnóstico,contribuye voluntariamente a favorecer la con-catenación entre diagnóstico prenatal y aborto.Ninguna autoridad puede tampoco imponer unadirectriz de este tipo.

Intervenciones sobre el embrión

Intervenciones terapéuticas. «Son lícitas siem-pre que respeten la vida y la integridad del em-brión, que no la expongan a riesgosdesproporcionados y que tengan como fin sucuración».

Investigación y experimentación sobre em-briones. «La investigación médica debe renun-ciar a intervenir sobre embriones vivos, a no serque exista la certeza moral de que no se causarádaño alguno a su vida y a su integridad ni a la dela madre, y sólo en el caso de que los padres hayanotorgada su consentimiento». La experimenta-ción sobre embriones vivos a no ser que tenga unafinalidad (directamente terapéutica para el sujetomismo, es ilícita.

«Es inmoral producir embriones humanos des-tinados a ser explotados como ‘material biológi-co’ disponible». En la práctica habitual de lafecundación in vitro, no se transfieren todos losembriones al cuerpo de la mujer; los que no sirveno no se necesitan son destruidos. Comportándosede tal modo, el investigador usurpa el lugar deDios, ya que determina arbitrariamente a quiénpermita vivir y a quién mandará a la muerte.

Otras formas de manipulación genética, comolos proyectos de fecundación entre gametos hu-manos y animales, o los intentos de obtener un serhumano sin conexión alguna con la sexualidad(fisión gemelar, clonación) «deben ser conside-rados como inmorales, en cuanto que están encontraste con la dignidad tanto de la procreaciónhumana como de la unión conyugal».

La misma congelación de embriones, aunquese realice para mantenerlos vivos, constituye unaofensa al respeto debido a los seres humanos, porcuanto les expone a graves riesgos y les coloca enuna situación susceptible de nuevas manipulacio-nes.

Igualmente, las intervenciones sobre el patri-monio genético que tienden a producir seres hu-manos seleccionados en cuanto al sexo o a otrascualidades son contrarias a la dignidad personaldel ser humano. Estas prácticas no pueden justi-ficarse por sus posibles consecuencias beneficio-sas para la humanidad futura, pues cada personamerece respeto por sí misma.

II. INTERVENCIONESSOBRE LA PROCREACIÓN.

La instrucción trata de la fecundación in vitrocon transferencia de embriones (FIVET) y de lainseminación artificial mediante transferencia alas vías genéticas de la mujer del esperma previa-mente recogido.

Como dato previo hace notar la conexión quegeneralmente existe entre la FIVET y la destruc-ción de embriones humanos. Se recogen variosóvulos, se fertilizan y después se cultivan in vitrodurante algunos días. Habitualmente no se trans-fieren todas a las vías genéticas de la mujer,algunos embriones sobrantes se destruyen o se

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congelan. Este tipo de abusos es condenable, perono exime de una ulterior reflexión ética sobre lastécnicas de procreación artificial consideradas ensí mismas.

Fecundación artificial heteróloga

«Es moralmente ilícita la fecundación de unamujer casada con el esperma de un donadordistinto de su marido, así como la fecundacióncon el esperma del marido de un óvulo no prece-dente de su esposa. Es moralmente injustificable,además, la fecundación artificial de una mujer nocasada, soltera o viuda, sea quien sea el donador».

Esta valoración se justifica porque, «desde elpunto de vista moral, solo es verdaderamenteresponsable, para con quien ha de nacer, la pro-creación que es fruto del matrimonio». Todo serhumano debe ser acogido siempre como un don yuna bendición de Dios. Sin embargo, la procrea-ción de una nueva persona debe ser el fruto y elsigno de la mutua donación personal de los espo-sos. «La fidelidad de los esposos, en la unidad delmatrimonio, comporta el recíproco respeto de suderecho a llegar a ser padre y madre exclusiva-mente el uno a través del otro».

A su vez, «el hijo tiene derecho a ser concebi-do, llevado en las entrañas, traído al mundo yeducado en el matrimonio: sólo a través de lareferencia conocida y segura a sus padres puedenlos hijos descubrir la propia identidad y alcanzarla madurez humana». Estas razones determinanun juicio moral negativo de la fecundación artifi-cial heteróloga. El recurso a los gametos de unatercera persona «constituye una violación delcompromiso recíproco de los esposos y una faltagrave contra aquella propiedad esencial del ma-trimonio que es la unidad».

Por las mismas razones es rechazable la mater-nidad sustitutiva, pues «representa una falta obje-tiva contra las obligaciones del amor materno, dela fidelidad conyugal y de la maternidad respon-sable».

Fecundación artificial homóloga

La Instrucción se detiene especialmente en elcaso de la fecundación artificial homóloga (FIVETe inseminación artificial entre esposos), el punto

más delicado y esperado de este documento. Suvaloración moral viene dada por la doctrina de laIglesia sobre el nexo que debe existir entre laprocreación y el acto conyugal.

En virtud de la naturaleza del matrimonio ydel íntimo nexo entre sus fines, a Iglesia enseña«la inseparable conexión que Dios ha querido yque el hombre no puede romper por propiainiciativa, entre los dos significados del actoconyugal: el significado unitivo y el significadoprocreador» (Pablo VI, Humanae Vitae). Esteprincipio tiene consecuencias bien conocidas enla regulación de los nacimientos. La mismadoctrina aclara el problema moral de la fecunda-ción artificial homóloga. Esta, «al intentar unaprocreación que no es fruto de la uniónespecíficamente conyugal, realiza objetivamenteuna separación análoga entre los bienes y lossignificados del matrimonio».

La estrecha unión existente entre los bienes delmatrimonio y entre los significados del acto con-yugal se fundamenta en la unidad del ser humano,compuesto de cuerpo y alma espiritual. El actoconyugal es un acto inseparablemente corporal yespiritual. «El origen del ser humano es de estemodo el resultado de una procreación ligada a launión no solamente biológica, sino también espi-ritual» de los esposos. En cambio, una fecunda-ción obtenida fuera del cuerpo de los espososqueda privada de los significados y de los valoresque se expresan en la unión de las personashumanas.

«La persona concebida deberá ser el fruto delamor de sus padres. No puede ser querida niconcebida como el producto de una intervenciónde técnicas médicas y biológicas: esto equival-dría a reducirlo a ser objeto de una tecnologíacientífica».

¿Es moralmente lícita?

Para algunos esposos estériles el recurso a laFIVET homóloga se presenta como el único me-dio para obtener un hijo sinceramente querido; sepregunta si en esas situaciones la totalidad de lavida conyugal no bastaría para asegurar la digni-dad propia de la procreación humana. Esta buena

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intención no es suficiente. «El procedimiento dela FIVET se debe juzgar en sí mismo, y no puederecibir su calificación moral definitiva de la tota-lidad de la vida conyugal en la que se inscribe, nide las relaciones conyugales que puedan prece-derlo o seguirlo».

«En las circunstancias en que es habitual-mente realizada, la FIVET implica la destruc-ción de seres humanos, por lo que contradice laya mencionada doctrina sobre el aborto». Peroaun en el caso de que se tomasen todas lasprecauciones para evitar la muerte de embrio-nes humanos, la FIVET homóloga disocia elacto conyugal y los gestos destinados a la fe-cundación humana. Realizada fuera del cuerpode los cónyuges por medio de terceras perso-nas, confía la vida y la identidad del embrión alpoder de los médicos y de los biólogos, einstaura un dominio de la técnica sobre elorigen y el destino de la persona humana.

«La concepción in vitro no es de hecho obteni-da ni positivamente querida como la expresión yel fruto de un acto específico de la unión conyu-gal. En la FIVET homóloga, por eso, aun consi-derada en el contexto de las relaciones conyuga-les de hecho existentes, la generación de la perso-na humana queda objetivamente privada de superfección propia».

«Ciertamente, la FIVET homóloga no poseetoda la negatividad ética de la procreaciónextraconyugal; la familia y el matrimonio siguenconstituyendo el ámbito del nacimiento y de laeducación de los hijos. Sin embargo, en confor-midad con la doctrina tradicional sobre los bienesdel matrimonio y sobre la dignidad de la persona,la Iglesia es contraria desde el punto de vistamoral a la fecundación homóloga in vitro».

Inseminación artificial homóloga

«La inseminación artificial homóloga dentrodel matrimonio no se puede admitir», pues diso-cia voluntariamente los dos significados del actoconyugal. «Si el medio técnico facilita el actoconyugal o le ayuda a alcanzar sus objetivosnaturales puede ser moralmente aceptado. Cuan-do, por el contrario, la intervención técnica susti-tuya al acto conyugal, será moralmente ilícita».

El sufrimiento por la esterilidad

«El sufrimiento de los esposos que no puedentener hijos o que temen traer al mundo un hijominusválido es una aflicción que todos debencomprender y valorar adecuadamente». Por partede los esposos, este deseo de descendencia esnatural. «Sin embargo, el matrimonio no confierea los cónyuges el derecho a tener un hijo, sino sóloel derecho a realizar los actos naturales que desuyo se ordenan a la procreación». No existe unverdadero y propio derecho al hijo. «El hijo no esalgo debido y no puede ser considerado comoobjeto de propiedad: es más bien un don».

Los esposos que se encuentran en esta doloro-sa situación pueden hacer otros importantes ser-vicios en favor de los demás. También se debeimpulsar a los científicos a proseguir sus trabajosde investigación, con objeto de poder prevenir yremediar las causas de la esterilidad, salvaguar-dando la dignidad de la procreación humana.

III. MORAL Y LEY CIVIL

La tercera parte hace una llamada a la res-ponsabilidad de las autoridades políticas enesta materia, pues la autodisciplina de los in-vestigadores no basta para asegurar el respetode los derechos personales y del orden público.Si el legislador omitiese sus deberes de vigilan-cia, el eugenismo y la discriminación entre losseres humanos podrían verse legitimados. «Laautoridad política no puede autorizar que sereshumanos sean llamados a la existencia median-te procedimientos que los exponen a losgravísimos riesgos antes mencionados. Si laley positiva y las autoridades políticas recono-ciesen las técnicas de transmisión artificial dela vida y los experimentos a ellas ligados,ampliarían todavía más la brecha abierta por lalegalización del aborto».

«La ley debería prohibir explícitamente queseres humanos, aunque estén en estado embrio-nal, puedan ser tratados como objetos de experi-mentación, mutilados o destruidos». Por su obli-gación de estar al servicio de la familia, la ley nopodrá autorizar aquellas técnicas de procreaciónartificial que arrebatan, en beneficio de terceras

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personas, lo que constituye un derecho exclusivode la relación entre los esposos. «Por eso no podrálegalizar la donación de gametos entre personasque no están legítimamente unidas en matrimo-nio. La legislación deberá prohibir además, envirtud de la ayuda debida a la familia, los bancosde embriones, la inseminación post mortem y lamaternidad sustitutiva».

«Todos los hombres de buena voluntad debenesforzarse, particularmente a través de su activi-dad profesional y del ejercicio de sus derechosciviles, para reformar las leyes positivas moral-mente inaceptables y corregir las prácticas ilícitas.Además, ante estas leyes se debe presentar yreconocer la objeción de conciencia»

SAN JUAN PABLO II

«La vida humana debeser respetada y protegidade manera absoluta desdeel momento de la concep-ción. Desde el primer mo-mento de su existencia, elser humano debe ver re-conocidos sus derechos depersona, entre los cualesestá el derecho inviolablede todo ser inocente a lavida»

«Me afecta cualquieramenaza contra el hom-bre, contra la familia y lanación. Amenazas quetienen siempre su origen en nuestra debilidadhumana, en la forma superficial de considerarla vida»

«El respeto a la vida es fundamento de cual-quier otro derecho, incluidos los de la libertad»

«El sentido más verdadero y profundo de lavida es un don que se realiza al darse»

«Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantizaque un día un poder humano no reivindique denuevo el derecho a decidir qué vida humana valey cuál no vale?»

Juan Pablo II, Encíclica

EVANGELIUM VITAE

(25 marzo 1995). Resumen.

2. «El Evangelio de la vida está en el centro delmensaje de Jesús.» Presentando el núcleo centralde su misión redentora, Jesús dice: «Yo he venidopara que tengan vida y la tengan en abundancia»(Jn 10,10). Se refiere a aquella vida «nueva» y«eterna», que consiste en la comunión con elPadre. Es en esa «vida» donde encuentran plenosignificado todos los aspectos y momentos de lavida del hombre.

3. Valor incomparable de la persona. El hom-bre, llamado a una plenitud ‘más allá de lasdimensiones de su existencia terrena’, participa-ción de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta

vocación manifiesta la grandeza yel valor de la vida humana. Almismo tiempo, subraya el carác-ter relativo de la vida terrena. Elvalor sagrado de la vida humanase descubre ya en la ley natural.En el reconocimiento de este de-recho se funda la convivencia hu-mana y la comunidad política. Loscreyentes en Cristo deben, demodo particular, defender y pro-mover este derecho.

4. Concilio Vaticano II: «ElHijo de Dios, con su encarnación,se ha unido, en cierto modo, contodo hombre». Este acontecimien-

to revela a la humanidad no sólo el amor infinitode Dios; sino también el valor incomparable decada persona humana. «El Evangelio del amor deDios al hombre, el Evangelio de la dignidad de lapersona y el Evangelio de la vida son un único eindivisible Evangelio.»

5. Nuevas amenazas a la vida humana. Cadapersona, en virtud del misterio de la encarnación,es confiada a ‘la solicitud materna de la Iglesia’:toda amenaza a la dignidad y vida del hombrerepercute en la Iglesia. Compromiso en su misiónde anunciar el Evangelio de la vida. Hoy es

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urgente ante la multiplicación y agudización delas amenazas contra la vida. Con el progresocientífico y tecnológico han surgido nuevas for-mas de agresión contra la dignidad humana.

6. Amenazas a la vida. Todo lo que se opone ala vida: homicidios, genocidios, aborto, eutanasiay suicidio voluntario. Todo lo que viola la integri-dad de la persona humana: mutilaciones, torturas,coacción psicológica. Todo lo que ofende a ladignidad humana: condiciones infrahumanas devida, encarcelamientos arbitrarios, deportacio-nes, la esclavitud, la prostitución, la trata deblancas y de jóvenes, las condiciones ignominio-sas de trabajo.

7. Nuevas amenazas a la vida humana. Nuevasituación cultural, que «confiere a los atentadoscontra la vida un aspecto inédito y aún más inicuoocasionando ulteriores y graves preocupaciones:amplios sectores de la opinión pública justificanalgunos atentados contra la vida en nombre de losderechos de la libertad individual». Se pretendeno sólo la impunidad, sino la autorización delEstado, con el fin de practicarlos con absolutalibertad.

8. Raíz de la violencia contra la vida. «Caín selanzó contra su hermano Abel y lo mató» (Gn4,8). El Evangelio de la vida está como en contra-dicción con la experiencia lacerante de la muerteque entra en el mundo y oscurece el sentido de laexistencia humana. La muerte entra por la envi-dia del diablo (cf. Gn 3,1.4-5) y por el pecado delos primeros padres (cf. Gn 2,17; 3,17-19). Yentra de un modo violento: «Cuando estaban en elcampo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lomató» (Gn 4,8).

9. Un fratricidio cada homicidio. El hombremata a su hermano. Como en el primer fratricidio,en cada homicidio se viola el parentesco «espiri-tual» que agrupa a los hombres en una única granfamilia. Además, no pocas veces se viola tambiénel parentesco «de carne y sangre», por ejemplo,cuando las amenazas a la vida se producen en larelación entre padres e hijos, como sucede con elaborto o cuando, en un contexto familiar o deparentesco más amplio, se favorece o se procurala eutanasia.

10. «¿Soy yo acaso el guarda de mi herma-no?». Caín rechaza asumir aquella responsabi-lidad que cada hombre tiene en relación con losdemás. «Esto hace pensar espontáneamente enlas tendencias actuales de ausencia de respon-sabilidad del hombre hacia sus semejantes,cuyos síntomas son, entre otros, la falta desolidaridad con los miembros más débiles de lasociedad —es decir, ancianos, enfermos,inmigrantes y niños— y la indiferencia que confrecuencia se observa en la relación entre lospueblos, incluso cuando están en juego valoresfundamentales como la supervivencia, la liber-tad y la paz» (EV).

11. La sangre clama desde el suelo. Dios nopuede dejar impune el delito: desde el suelosobre el que fue derramada, la sangre del asesi-nado clama justicia a Dios (cf. Gn 37,26; Is26,21; Ez 24,7-8). De este texto la Iglesia hasacado la denominación de «pecados que cla-man venganza ante la presencia de Dios» yentre ellos ha incluido, en primer lugar, elhomicidio voluntario.

12. Caín es maldecido y castigado. Jardín delEdén: lugar de abundancia, de amistad con Dios.País de Nod: lugar de miseria, de soledad y lejaníacon Dios

13. «Puso una señal a Caín para que nadie quele encontrase le atacara». Ni siquiera el homicidapierde su dignidad personal y Dios mismo se hacesu garante. Es aquí donde se manifiesta el miste-rio paradójico de la justicia misericordiosa deDios. Dios no quiso castigar al homicida con elhomicidio, ya que quiere el arrepentimiento delpecador y no su muerte.

14. Eclipse del valor de la vida. Violenciacontra la vida de millones de seres humanosforzados a la miseria y al hambre, las guerras, laviolencia derivada del comercio de armas, eldesajuste de los equilibrios ecológicos, la droga,modelos de práctica de la sexualidad que portangraves riesgos para la vida.

15. Otro género de atentados. Con caracteresnuevos respecto al pasado y que suscitan proble-mas de gravedad singular: Tienden a perder, en laconciencia colectiva, el carácter de «delito» y a

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asumir el de «derecho», hasta el punto de preten-der un reconocimiento legal por parte del Estadoy la sucesiva ejecución mediante la intervencióngratuita de los mismos agentes sanitarios. Gol-pean la vida humana en situaciones de máximaprecariedad, cuando está privada de toda capaci-dad de defensa. Se producen dentro y por obra dela familia, que está llamada a ser, sin embargo,«santuario de la vida».

16. Eclipse del valor de la vida. Profundacrisis de la cultura: se dificulta ver con claridadel sentido del hombre, de sus derechos y debe-res. A esto se añaden dificultades existencialesy relacionales, situaciones de particular pobre-za, angustia o exasperación, en las que la prue-ba de la supervivencia, el dolor hasta el límitede lo soportable, y las violencias sufridas, ha-cen que las opciones por la defensa y promo-ción de la vida sean exigentes, a veces inclusohasta el heroísmo.• Eclipse. Estructura de pe-cado que en muchos casos se configura como«cultura de muerte».

17. Nuevas amenazas. Aborto y mentalidadanticonceptiva. Técnicas de reproducción artifi-cial: reducen a la vida humana a simple ‘materialbiológico’, sacrificio de embriones. Diagnósti-cos prenatales: ocasión para proponer o practicarel aborto eugenésico. Infanticidio: cuando se nie-gan los cuidados elementales y hasta la alimenta-ción a recién nacidos con graves deficiencias.

18. Eutanasia: para enfermos incurables oterminales, anticipar la muerte. Fenómeno de-mográfico: caída de los nacimientos en paísesricos y superpoblación de países pobres. Ame-nazas programadas de manera científica y siste-mática…

19. Conjura contra la vida. «Con el tiempo, lasamenazas contra la vida no disminuyen. Al con-trario, adquieren dimensiones enormes. No setrata sólo de amenazas procedentes del exterior,de las fuerzas de la naturaleza o de los «Caínes»que asesinan a los «Abeles»; no, se trata deamenazas programadas de manera científica ysistemática. El siglo XX será considerado unaépoca de ataques masivos contra la vida, una serieinterminable de guerras y una destrucción perma-

nente de vidas humanas inocentes. Los falsosprofetas y los falsos maestros han logrado elmayor éxito posible» (Juan Pablo II, Denver, VIIIJornada Mundial de la Juventud)

20. Eclipse del sentido de Dios y del hombre.Mentalidad que tergiversa o deforma el conceptode subjetividad contra Exaltación del hombrecomo ser ‘indisponible’. Concepto de libertadque exalta de modo absoluto al individuo. Contrala libertad posee una esencial dimensión relacionaly un vínculo constitutivo con la verdad. Desapa-rece toda referencia a valores comunes y a unaverdad para todos: relativismo ético. Contra Va-lores universales y verdad absoluta

21. Viviendo «como si Dios no existiera», elhombre pierde no sólo el misterio de Dios, sinotambién el del mundo y el de su propio ser. Eleclipse del sentido de Dios y del hombre conduceinevitablemente al materialismo práctico, en elque proliferan el individualismo, el utilitarismo yel hedonismo. La llamada «calidad de vida» seinterpreta principal o exclusivamente como efi-ciencia económica, consumismo desordenado,belleza y goce de la vida física, olvidando lasdimensiones más profundas —relacionales, espi-rituales y religiosas— de la existencia.

22. En tal contexto el sufrimiento, elementoinevitable de la existencia y factor de posiblecrecimiento personal, es «censurado», rechazadocomo inútil, más aún, combatido como mal quedebe evitarse siempre y de cualquier modo. Elcuerpo ya no se considera como realidad perso-nal, signo y lugar de las relaciones con los demás,con Dios y con el mundo. Se reduce a puramaterialidad: órganos, funciones y energías quehay que usar según criterios de goce y eficiencia.Por consiguiente, también la sexualidad sedespersonaliza e instrumentaliza.

23. La procreación se convierte entonces en el«enemigo» a evitar en la práctica de la sexuali-dad. Las relaciones interpersonales experimen-tan un grave empobrecimiento. Se duda de laconciencia de cada persona, que en su unicidad seencuentra sola ante Dios. También se cuestiona,en cierto sentido, la «conciencia moral» de lasociedad.

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24. Signos de esperanza y llamada al compro-miso. La Sangre de Cristo, mientras revela lagrandeza del amor del Padre, manifiesta quéprecioso es el hombre a los ojos de Dios y quéinestimable es el valor de su vida. Manifiesta alhombre que su grandeza, y por tanto su vocación,consiste en el don sincero de sí mismo. En estaSangre los hombres encuentran la fuerza paracomprometerse en favor de la vida. Es el motivomás grande de esperanza, más aún, es el funda-mento de la absoluta certeza de que según eldesignio divino la vida vencerá: «No habrá yamuerte» (Ap 21,4).

25. SIGNOS DE ESPERANZA: Esposos ge-nerosos, Centros de ayuda a la vida, Grupos devoluntarios, Asociaciones de médicos y organi-zaciones, Movimientos en favor de la vida, Fami-lias caritativas.

26. Gestos cotidianosde acogida, sacrificio ycuidado desinteresado.Nueva sensibilidad con-traria a la guerra. Aver-sión en la opinión públi-ca contra la pena demuerte. Mayor atencióna la calidad de vida y a laecología. Nacimiento ydesarrollo de la bioética

27. Mensaje cristia-no sobre la vida. ElEvangelio de la vida esuna realidad concreta y personal, porque consisteen el anuncio de la persona misma de Jesús: «Yosoy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6).«Yo soy la resurrección y la vida. El que cree enmí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y creeen mí, no morirá jamás» (Jn 11,25-26).

28. La vida es siempre un bien. Jesús lleva atérmino el sentido de la vida: revela su grandezay valor. En el rostro de la vida humana resplande-ce la gloria de Dios. La dignidad de la vidahumana no sólo está ligada a sus orígenes, tam-bién a su fin, a su destino de comunión con Dios:el don de la vida eterna. Exigencia de veneracióny amor por la vida de todos.

29. Responsabilidades del hombre ante la vida.La dignidad del no nacido: la existencia de cadaindividuo, desde su origen, está en el designiodivino. La vida en la vejez y en el sufrimiento:aunque la vida del cuerpo en su condición terrenano es un valor absoluto, nadie puede decidirarbitrariamente entre vivir y morir. La verdad dela vida es revelada por el mandamiento de Dios(de la ley del Sinaí al don del Espíritu). En el árbolde la Cruz se cumple el Evangelio de la vida: seilumina el sentido de la vida y de la muerte de todoser humano.

30. La Ley Santa de Dios. «Si quieres entrar enla vida, guarda los mandamientos» (Mt 19,17).«Se le acercó uno y le dijo: ‘Maestro, ¿qué he dehacer de bueno para conseguir vida eterna?’ (Mt19, 16). «Si quieres entrar en la vida, guarda losmandamientos» (Mt 19,17). El Maestro habla de

la vida eterna, es decir,de la participación en lavida misma de Dios. Aella se llega por la ob-servancia de los manda-mientos del Señor, in-cluido también el man-damiento «no matarás».

31. Evangelio y man-damiento. El manda-miento de Dios no estánunca separado de suamor; es siempre un donpara el crecimiento y la

alegría del hombre. El don se hace mandamiento,y el mandamiento mismo es un don. El hombrefue creado a imagen de Dios: también el hombrees rey. Sin embargo, no se trata de un señoríoabsoluto, sino ministerial, reflejo real del señoríoúnico e infinito de Dios. Por eso, el hombre debevivirlo con sabiduría y amor, mediante la obe-diencia a su santa Ley.

32. Vida humana: sagrada e inviolable. Diosse proclama Señor absoluto de la vida del hom-bre, creado a su imagen y semejanza (cf. Gn1,26-28). Por tanto, la vida humana tiene uncarácter sagrado e inviolable, en el que se reflejala inviolabilidad misma del Creador. Por esto,

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Dios se hace juez severo de toda violación delmandamiento «no matarás», que está en la basede la convivencia social. Explícitamente, tieneun fuerte contenido negativo: indica el límiteque nunca puede ser transgredido. Implícita-mente, conduce a una actitud positiva de respetoabsoluto por la vida.

33. Otras cuestiones: Legítima defensa. Penade muerte. Vida del inocente. Aborto. Eutanasia.Suicidio asistido.

34. El delito abominable del aborto. Entretodos los delitos contra la vida, el aborto procura-do presenta características que lo hacen particu-larmente grave e ignominioso. El Vaticano II lodefine, con el infanticidio, como «crímenes ne-fandos». Hoy la percepción de su gravedad se haido debilitando en la conciencia de muchos. Laaceptación del aborto en la mentalidad, en lascostumbres y en la misma ley es señal evidente deuna peligrosísima crisis del sentido moral, que escada vez más incapaz de distinguir entre el bien yel mal, incluso cuando está en juego el derechofundamental a la vida.

35. Ante situación tan grave, se requiere lla-mar a las cosas por su nombre. «¡Ay, los quellaman al mal bien, y al bien mal!; que danoscuridad por luz, y luz por oscuridad» (Is 5,20).En el caso del aborto se percibe la difusión deuna terminología ambigua, como la de «inte-rrupción del embarazo», que tiende a ocultar suverdadera naturaleza y a atenuar su gravedad enla opinión pública. Pero ninguna palabra puedecambiar la realidad de las cosas: el aborto procu-rado es la eliminación deliberada y directa, comoquiera que se realice, de un ser humano en la faseinicial de su existencia, que va de la concepciónal nacimiento.

36. «Es ya un hombre aquél que lo será»(Tertuliano). «Desde el momento en que el óvuloes fecundado, se inaugura una nueva vida que noes la del padre ni la de la madre, sino la de unnuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo.Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desdeentonces. A esta evidencia de siempre... la genéticamoderna otorga una preciosa confirmación». Lasmismas conclusiones de la ciencia sobre el em-

brión humano ofrecen «una indicación preciosapara discernir racionalmente una presencia per-sonal desde este primer surgir de la vida humana:¿cómo un individuo humano podría no ser perso-na humana?».

37. Está en juego algo tan importante que,desde el punto de vista de la obligación moral,bastaría la sola probabilidad de encontrarse anteuna persona para justificar la más rotunda prohi-bición de cualquier intervención destinada a eli-minar un embrión humano. «El ser humano debeser respetado y tratado como persona desde elinstante de su concepción y, por eso, a partir deese mismo momento se le deben reconocer losderechos de la persona, principalmente el dere-cho inviolable de todo ser humano inocente a lavida» (Donum Vitae).

38. Desorden moral grave. La Tradición cris-tiana es clara y unánime, desde los orígeneshasta nuestros días, en considerar el aborto comodesorden moral particularmente grave. La legis-lación canónica sanciona que «quien procura elaborto, si éste se produce, incurre en excomu-nión latae sententiae» (C. 1398); es decir, auto-mática. La excomunión afecta a todos los quecometen este delito conociendo la pena, inclui-dos también aquellos cómplices sin cuya coope-ración el delito no se hubiera producido. Lavaloración moral del aborto se debe aplicartambién a las recientes formas de intervenciónsobre los embriones humanos que, aun buscan-do fines en sí mismos legítimos, comportaninevitablemente su destrucción.

39. El drama de la eutanasia. Cuando prevale-ce la tendencia a apreciar la vida sólo en la medidaen que da placer y bienestar, el sufrimiento apa-rece como amenaza insoportable, de la que espreciso librarse a toda costa. La muerte, conside-rada «absurda» cuando interrumpe por sorpresauna vida abierta a un futuro rico de posiblesexperiencias interesantes, se convierte por el con-trario en una «liberación reivindicada» cuando seconsidera que la existencia carece ya de sentidopor estar sumergida en el dolor. El hombre, recha-zando u olvidando su relación fundamental conDios, cree ser criterio y norma de sí mismo y

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piensa tener el derecho de pedir incluso a lasociedad que le garantice posibilidades y modosde decidir sobre la propia vida en plena y totalautonomía.

40. Por eutanasia en sentido verdadero ypropio se debe entender una acción o unaomisión que por su naturaleza y en la inten-ción causa la muerte, con el fin de eliminarcualquier dolor. «La eutanasia se sitúa en elnivel de las intenciones o de los métodosusados». Debe distinguirse la decisión de re-nunciar al llamado «ensañamiento terapéuti-co», o sea, ciertas intervenciones médicas yano adecuadas, por ser desproporcionadas a losresultados que se podrían esperar o, bien, porser demasiado gravosas para el paciente o sufamilia. En este contexto aparece el problemade la licitud del recurso a ciertos analgésicosy sedantes para aliviar el dolor del enfermo,cuando esto comporta el riesgo de acortarle lavida. Ya Pío XII, a pesar de tener como conse-cuencia limitar la conciencia y abreviar lavida, «si no hay otros medios y si, en talescircunstancias, ello no impide el cumplimien-to de otros deberes religiosos y morales».

41. La eutanasia es una grave violación de laLey de Dios, en cuanto eliminación deliberada ymoralmente inaceptable de una persona humana.Semejante práctica conlleva, según las circuns-tancias, la malicia propia del suicidio o del homi-cidio. Compartir la intención suicida de otro yayudarle a realizarla mediante el llamado «suici-dio asistido» significa hacerse colaborador, yalgunas veces autor en primera persona, de unainjusticia que nunca tiene justificación, ni siquie-ra cuando es solicitada.

42. Ley civil y ley moral. «Hay que obedecer aDios antes que a los hombres» (Hch 5,29). Una delas características propias de los atentados actua-les contra la vida humana consiste en la tendenciaa exigir su legitimación jurídica, como si fuesenderechos que el Estado, al menos en ciertas con-diciones, debe reconocer a los ciudadanos y, porconsiguiente, la tendencia a pretender su realiza-ción con la asistencia segura y gratuita de médi-cos y agentes sanitarios.

43. Conformidad de la ley civil con la ley moralnatural. En la tradición de la Iglesia se encuentrala doctrina sobre la necesaria conformidad de laley civil con la ley moral, como se recoge en laencíclica de Juan XXIII: «La autoridad es postu-lada por el orden moral y deriva de Dios. Por lotanto, si las leyes o preceptos de los gobernantesestuvieran en contradicción con aquel orden y,consiguientemente, en contradicción con la vo-luntad de Dios, no tendrían fuerza para obligar enconciencia...; más aún, en tal caso, la autoridaddejaría de ser tal y degeneraría en abuso». Yadecía santo Tomás de Aquino: «La ley humana estal en cuanto está conforme con la recta razón y,por tanto, deriva de la ley eterna. En cambio,cuando una ley está en contraste con la razón, sela denomina ley inicua; sin embargo, en este casodeja de ser ley y se convierte más bien en un actode violencia».

44. Amar y respetar la vida. El cristianotiene el imperativo de respetar, amar y promo-ver la vida de cada hermano, según las exigen-cias y las dimensiones del amor de Dios enJesucristo. «El dio su vida por nosotros. Tam-bién nosotros debemos dar la vida por los her-manos» (1Jn 3,16). Pide amar y respetar la vidade cada hombre y de cada mujer y trabajar conconstancia y valor, para que se instaure final-mente en nuestro tiempo, marcado por tantossignos de muerte, una cultura nueva de la vida,fruto de la cultura de la verdad y del amor. Urgeuna movilización general de las conciencias yun común esfuerzo ético, para poner en prácti-ca una gran estrategia en favor de la vida.Todos juntos debemos construir una nueva cul-tura de la vida. La revelación del Evangelio dela vida se nos da como un bien que hay quecomunicar a todos.

45. Conclusión. «Una gran señal apareció enel cielo: una Mujer vestida del sol» (Ap 12,1):la maternidad de María y de la Iglesia. «ElDragón se detuvo delante de la Mujer... paradevorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz» (Ap12,4): la vida amenazada por las fuerzas delmal. «No habrá ya muerte» (Ap 21,4): esplen-dor de la resurrección

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

PAPA BENEDICTO XVI

AÑO 2006

* Ante la supresión directa de un ser humano nopuede haber ni componendas ni tergiversacio-nes; no es posible pensar que una sociedadpueda combatir eficazmente el crimen cuandoella misma legaliza el delito en el ámbito de lavida naciente (Discurso, 13 de mayo).

* La Iglesia promueve ciertamente una «culturade la vida», generosa y creadora de esperanza,y no sólo por motivos estricta-mente confesionales (Discur-so, 30 de junio).

* Por lo que se refiere al derechoa la vida, es preciso denunciarel estrago que se hace de ellaen nuestra sociedad: ademásde las víctimas de los conflic-tos armados, del terrorismo yde diversas formas de violen-cia, hay muertes silenciosasprovocadas por el hambre, elaborto, la experimentación so-bre los embriones y la eutana-sia (Mensaje, 8 de diciembre).

* El derecho a la vida y a la libre expresión de lapropia fe en Dios no están sometidos al poderdel hombre (Mensaje, 8 de diciembre).

* El nacimiento de Cristo nos ayuda a tomarconciencia del valor de la vida humana, de lavida de todo ser humano, desde su primer ins-tante hasta su ocaso natural (Ángelus, 24 dediciembre).

AÑO 2007

* La vida, que es obra de Dios, no se debe negara nadie, ni siquiera al más pequeño e indefensode los niños por nacer, mucho menos cuandotiene graves discapacidades (Ángelus, 4 de fe-brero).

* De la verdad «hacer el bien y evitar el mal»brotan los demás principios más particulares.Uno de esos principios es el del respeto a la vidahumana desde su concepción hasta su término

natural, pues este bien no es propiedad delhombre, sino don gratuito de Dios (Discurso, 12de febrero).

* El derecho humano fundamental, el presupues-to de todos los demás derechos, es el derecho ala vida misma. Esto vale para la vida en elmomento de la concepción hasta la muertenatural (Discurso, 7 de septiembre).

* El aborto no puede ser un derecho humano; esexactamente lo opuesto. Es una «profunda heri-da social» (Discurso, 7 de septiembre).

* La vida es siempre unaopción: entre honradez e in-justicia, entre fidelidad e in-fidelidad, entre egoísmo yaltruismo, entre bien y mal(Homilía, 23 de septiembre).* El más allá no es un lugardonde acabaremos despuésde la muerte, sino la realidadde Dios, la plenitud de vida,a la que todo ser humano, pordecirlo así, tiende (Homilía,1 de diciembre).

AÑO 2008

* Los agentes de las diversas actividades carita-tivas, siguiendo los pasos de Cristo, están lla-mados a ser testigos del valor de la vida, entodas sus expresiones, defendiendo especial-mente la vida de los débiles y de los enfermos(Discurso, 29 de febrero).

* La vida es siempre un don inestimable; cada vezque surge, percibimos la potencia de la accióncreadora de Dios que se fía del hombre y, de estemodo, lo llama a construir el futuro con lafuerza de la esperanza (Discurso, 10 de mayo).

* Es necesario testimoniar de manera concretaque el respeto a la vida es la primera justicia quese debe aplicar (Discurso, 12 de mayo).

* El seguidor de Cristo está llamado a ser cada vezmás «profeta» de una verdad que jamás podráeliminarse: únicamente Dios es Señor de lavida. Él conoce, ama, quiere y guía a todohombre (Discurso, 12 de mayo).

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* Nuestro corazón y nuestra mente anhelan unavisión de la vida donde reine el amor, donde secompartan los dones, donde se construya launidad, donde la libertad tenga su propio signi-ficado en la verdad y donde la identidad seencuentre en una comunión respetuosa (Discur-so, 17 de julio).

* La vida es siempre un don inestimable; cadavez que surge, percibimos la potencia de laacción creadora de Dios, que se fía del hom-bre y, de este modo, lo llama a construir elfuturo con la fuerza de la esperanza (Discur-so, 10 de mayo).

* Toda persona necesita tener un «centro» de suvida, un manantial de verdad y de bondad delcual tomar para afrontar las diversas situacio-nes y la fatiga de la vida diaria (Ángelus, 1 dejunio).

AÑO 2009

* La Iglesia proclama incesantemente: la vidahumana es bella y debe vivirse en plenitud tam-bién cuando es débil y está envuelta en el miste-rio del sufrimiento (Mensaje, 2 de febrero).

* Nunca se insistirá bastante en que el derecho ala vida debe ser reconocido en toda su amplitud(Discurso, 3 de abril).

* La apertura a la vida está en el centro delverdadero desarrollo (Encíclica-28, 29 de ju-nio).

* A la plaga difusa, trágica, del aborto, podríaañadirse en el futuro, aunque ya subrepticia-mente en gestación, una sistemática planifica-ción eugenésica de los nacimientos (Encíclica-75, 29 de junio).

* Se va abriendo paso una mentalidad eutanásica,manifestación no menos abusiva del dominiosobre la vida, que en ciertas condiciones ya nose considera digna de ser vivida (Encíclica-75,29 de junio).

AÑO 2010

* El apoyo a la eutanasia ataca el corazón mismode la concepción cristiana de la dignidad de lavida humana (Discurso, 5 de febrero).

* Desde el primer instante, la vida del hombre secaracteriza por ser vida humana y por estosiempre portadora de dignidad, en todo lugar ya pesar de todo (Discurso, 13 de febrero).

* En el momento del dolor es cuando surgen demanera más aguda en el corazón del hombre laspreguntas últimas sobre el sentido de la propiavida (Exhortación Apostólica-106, 30 de sep-tiembre)

* Mientras la palabra del hombre parece enmude-cer ante el misterio del mal y del dolor, y nuestrasociedad parece valorar la existencia sólo cuan-do ésta tiene un cierto grado de eficiencia ybienestar, la Palabra de Dios nos revela quetambién las circunstancias adversas son miste-riosamente «abrazadas» por la ternura de Dios(Exhortación Apostólica-106, 30 de septiem-bre).

* La fe que nace del encuentro con la divinaPalabra nos ayuda a considerar la vida humanacomo digna de ser vivida en plenitud tambiéncuando está aquejada por el mal (ExhortaciónApostólica-106, 30 de septiembre).

* Dios ha creado al hombre para la felicidad ypara la vida, mientras que la enfermedad y lamuerte han entrado en el mundo como conse-cuencia del pecado (Exhortación Apostólica-106, 30 de septiembre).

* Pero el Padre de la vida es el médico del hombrepor excelencia y no deja de inclinarse amorosa-mente sobre la humanidad afligida (Exhorta-ción Apostólica-106, 30 de septiembre).

* El culmen de la cercanía de Dios al sufrimien-to del hombre lo contemplamos en Jesús mis-mo, que es «Palabra encarnada. Sufrió connosotros y murió. Con su pasión y muerteasumió y transformó hasta el fondo nuestradebilidad» (Exhortación Apostólica-106, 30de septiembre).

* La cercanía de Jesús a los que sufren no se hainterrumpido, se prolonga en el tiempo por laacción del Espíritu Santo en la misión de laIglesia, en la Palabra y en los sacramentos, enlos hombres de buena voluntad, en las activida-des de asistencia que las comunidades promue-

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

ven con caridad fraterna, enseñando así el ver-dadero rostro de Dios y su amor (ExhortaciónApostólica-106, 30 de septiembre).

* El Sínodo da gracias a Dios por estos testimo-nios espléndidos, a menudo escondidos, de tan-tos cristianos –sacerdotes, religiosos y laicos–que han prestado y siguen prestando sus manos,sus ojos y su corazón a Cristo, verdadero médi-co de los cuerpos y las almas (ExhortaciónApostólica-106, 30 de septiembre).

* El Sínodo exhorta a continuar prestando ayudaa las personas enfermas, llevándoles la presen-cia vivificante del Señor Jesús en la Palabra y enla Eucaristía. Que se les ayude a leer la Escrituray a descubrir que, precisamente en su condi-ción, pueden participar de manera particular enel sufrimiento redentor de Cristo para la salva-ción del mundo (Exhortación Apostólica-106,30 de septiembre).

* Por tanto, sería totalmente falsa e ilusoria cual-quier defensa de los derechos humanos políti-cos, económicos y sociales que no incluyeran laenérgica defensa del derecho a la vida desde laconcepción hasta la muerte natural (Discurso,28 de octubre).

* También como parte de los esfuerzos hacia losmás débiles y más indefensos, ¿hay algo másindefenso que un niño no nacido o un pacienteen estado vegetativo o terminal? (Discurso, 28de octubre).

* Cuando los proyectos políticos contemplan,abierta o veladamente, la descriminalizacióndel aborto o de la eutanasia, el ideal democráti-co - que sólo es verdaderamente tal cuandoreconoce y tutela la dignidad de toda la personahumana - es traicionado en sus bases (Discurso,28 de octubre).

* Es imprescindible que los nuevos desarrollostecnológicos en el campo médico nunca va-yan en detrimento del respeto a la vida ydignidad humana, de modo que quienes pade-cen enfermedades o minusvalías psíquicas ofísicas puedan recibir siempre aquel amor yatenciones que los haga sentirse valoradoscomo personas en sus necesidades concretas(Discurso, 7 de noviembre).

* Orar por los que están al servicio de los quesufren, trabajando incansablemente para quelas personas con discapacidades puedan ocuparsu justo lugar en la sociedad y no sean margina-das a causa de sus limitaciones (Discurso, 7 denoviembre).

* Quisiera reconocer, de manera especial, eltestimonio fiel de los sacerdotes y visitadoresde enfermos en sus casas, en los hospitales o enotras instituciones especializadas. Ellos encar-nan ese importante ministerio de consolaciónante las fragilidades de nuestra condición, quela Iglesia busca desempeñar con los mismossentimientos del Buen Samaritano (Discurso, 7de noviembre).

* La salud es un bien precioso para la persona y lacolectividad que hay que promover, conservary tutelar, dedicando medios, recursos y ener-gías necesarias para que más personas puedanacceder a ella (Mensaje, 15 de noviembre).

* Por desgracia, aún hoy permanece el problemade muchas poblaciones del mundo que no tie-nen acceso a los recursos necesarios para satis-facer las necesidades fundamentales, de formaparticular en lo que respecta a la salud (Mensa-je, 15 de noviembre).

* Es necesario trabajar con mayor empeño atodos los niveles para que el derecho a la saludse haga efectivo, favoreciendo el acceso a loscuidados sanitarios primarios (Mensaje, 15 denoviembre).

* En nuestra época se asiste por una parte a unaatención a la salud que corre el riesgo de transfor-marse en consumismo farmacológico, médico yquirúrgico, convirtiéndose casi en un culto delcuerpo, y por otra parte, a la dificultad de millo-nes de personas de acceder a condiciones desubsistencia mínimas y a fármacos indispensa-bles para curarse (Mensaje, 15 de noviembre).

* También en el campo de la salud, parte inte-grante de la existencia de cada uno y del biencomún, es importante instaurar una verdaderajusticia distributiva que garantice a todos, sobrela base de las necesidades objetivas, cuidadosadecuados (Mensaje, 15 de noviembre).

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* El mundo de la salud no puede sustraerse a lasreglas morales que deben gobernarlo para queno se convierta en inhumano (Mensaje, 15 denoviembre).

* Se promueve la justicia cuando se acoge la vidadel otro y se asume la responsabilidad hacia él,respondiendo a sus expectativas, porque en él secapta el rostro mismo del Hijo de Dios, que pornosotros se hizo hombre (Mensaje, 15 de no-viembre).

* El Pueblo de Dios peregrino por los senderostortuosos de la historia une sus esfuerzos a losde tantos otros hombres y mujeres de buenavoluntad para dar un rostro verdaderamentehumano a los sistemas sanitarios (Mensaje, 15de noviembre).

* La justicia sanitaria debe estar entre las priori-dades en la agenda de los Gobiernos y de lasinstituciones internacionales. Por desgracia, jun-to a resultados positivos y alentadores, hayopiniones y líneas de pensamiento que la hie-ren: me refiero a cuestiones como las relaciona-das con la llamada «salud reproductiva», con elrecurso a técnicas artificiales de procreaciónque comportan la destrucción de embriones, ocon la eutanasia legalizada (Mensaje, 15 denoviembre).

* El amor a la justicia, la tutela de la vida desde suconcepción hasta su término natural, el respetode la dignidad de todo ser humano, deben sersostenidos y testimoniados, incluso contra co-rriente (Mensaje, 15 de noviembre).

* El misterio de la Encarnación del Señor y elinicio de la vida humana están íntima yarmónicamente conectados entre sí en el únicodesignio salvífico de Dios, Señor de la vida detodos y cada uno (Homilía, 27 de noviembre).

* La encarnación nos revela con intensa luz y demodo sorprendente que toda vida humana tieneuna dignidad altísima, incomparable (Homilía,27 de noviembre).

* En esta línea se coloca la solicitud de la Iglesiapor la vida naciente, la más frágil, la másamenazada por el egoísmo de los adultos y porel oscurecimiento de las conciencias. La Igle-

sia continuamente reafirma cuanto declaró elConcilio Vaticano II contra el aborto y todaviolación de la vida naciente: «La vida, unavez concebida, debe ser protegida con el máxi-mo cuidado» [ibid., n. 51] (Homilía, 27 denoviembre).

* Respecto al embrión en el seno materno, laciencia misma pone en evidencia su autonomíacapaz de interacción con la madre, la coordina-ción de sus procesos biológicos, la continuidaddel desarrollo, la creciente complejidad delorganismo. No se trata de un cúmulo de mate-rial biológico, sino de un nuevo ser vivo, diná-mico y maravillosamente ordenado, un nuevoindividuo de la especie humana. Así lo fue paraJesús en el seno de María; así lo ha sido paracada uno de nosotros, en el seno de la madre.Con el antiguo autor cristiano Tertuliano pode-mos afirmar: «Es ya un hombre aquel que loserá» (Apologético, IX, 8); no hay ningunarazón para no considerarlo persona desde laconcepción (Homilía, 27 de noviembre).

* Por desgracia, también después del naci-miento, la vida de los niños sigue estandoexpuesta al abandono, al hambre, a la miseria,a la enfermedad, a los abusos, a la violencia,a la explotación. Las múltiples violaciones desus derechos que se cometen en el mundohieren dolorosamente la conciencia de todohombre de buena voluntad (Homilía, 27 denoviembre).

* Ante el triste panorama de las injusticias come-tidas contra la vida del hombre, antes y despuésdel nacimiento, hago mío el apasionado llama-miento del Papa Juan Pablo II a la responsabi-lidad de todos y de cada uno: «¡Respeta, defien-de, ama y sirve a la vida, a toda vida humana¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justi-cia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felici-dad!» [Enc. Evangelium vitae, 5] (Homilía, 27de noviembre).

* Exhorto a los protagonistas de la política, de laeconomía y de la comunicación social a hacercuanto esté en sus posibilidades para promoveruna cultura siempre respetuosa de la vida huma-na, para procurar condiciones favorables y re-

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

des de apoyo a la acogida y al desarrollo de esta(Homilía, 27 de noviembre).

* A la Virgen María, que acogió al Hijo de Dioshecho hombre con su fe, con su seno materno,con el cuidado solícito, con el acompañamientosolidario y vibrante de amor, confiamos la ora-ción y el compromiso a favor de la vida naciente(Homilía, 27 de noviembre).

* Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen ysemejanza. Por eso, toda persona es titular delderecho sagrado a una vida íntegra, tambiéndesde el punto de vista espiritual (Mensaje, 8 dediciembre).

* La Iglesia afirma que el derecho a la vida delinocente es inviolable, y que debe tener priori-dad sobre todos los demás supuestos. De estemodo, dirige la atención hacia un principiomoral objetivo, basado en la ley natural, cuyocontenido es accesible a la recta razón y nodepende de decisiones políticas o del consensosocial (Discurso, 19 de diciembre).

AÑO 2011

* Espero que todos se esfuercen por hacer quecrezca la cultura de la vida, para poner en elcentro, en cualquier circunstancia, el valor delser humano. Según la fe y la razón, la dignidadde la persona no se puede reducir a sus faculta-des o a las capacidades que pueda manifestar y,por tanto, no disminuye cuando la persona esdébil, inválida y necesitada de ayuda (Ángelus,6 de febrero).

* La temática del síndrome post-aborto —esdecir, el grave malestar psíquico que con fre-cuencia experimentan las mujeres que han re-currido al aborto voluntario— revela la vozirreprimible de la conciencia moral, y la heridagravísima que sufre cada vez que la acciónhumana traiciona la innata vocación al bien delser humano, que ella testimonia (Discurso, 26de febrero).

* En esta reflexión sería útil también prestaratención a la conciencia, a veces ofuscada, delos padres de los niños, que a menudo dejansolas a las mujeres embarazadas (Discurso, 26de febrero).

* Los médicos, en particular, no pueden descui-dar la grave tarea de defender del engaño laconciencia de numerosas mujeres que piensanque en el aborto encontrarán la solución a difi-cultades familiares, económicas, sociales, o aproblemas de salud de su niño. Especialmenteen esta última situación, con frecuencia se con-vence a la mujer —a veces lo hacen los propiosmédicos— de que el aborto no sólo representauna opción moralmente lícita, sino que es inclu-so un acto «terapéutico» debido para evitarsufrimientos al niño y a su familia, y un peso«injusto» para la sociedad (Discurso, 26 defebrero).

* En un marco cultural caracterizado por el eclip-se del sentido de la vida, en el cual se haatenuado mucho la percepción común de lagravedad moral del aborto y de otras formas deatentados contra la vida humana, se exige a losmédicos una fortaleza especial para seguir afir-mando que el aborto no resuelve nada, sino quemata al niño, destruye a la mujer y ciega laconciencia del padre del niño, arruinando amenudo la vida familiar (Discurso, 26 de febre-ro).

* Esta tarea, sin embargo, no concierne sólo a laprofesión médica y a los agentes sanitarios. Esnecesario que toda la sociedad se alinee endefensa del derecho a la vida del concebido ydel verdadero bien de la mujer, que nunca, enninguna circunstancia, podrá realizarse en laopción del aborto (Discurso, 26 de febrero).

* Igualmente, serás necesario proporcionar lasayudas necesarias a las mujeres que lamenta-blemente ya han recurrido al aborto y ahoraestán viviendo todo su drama moral y existencial(Discurso, 26 de febrero).

* La juventud, lo hemos recordado otras veces, esla edad en la que la vida se desvela a la personacon toda la riqueza y plenitud de sus potencia-lidades, impulsando la búsqueda de metas másaltas que den sentido a la misma. Por eso,cuando el dolor aparece en el horizonte de unavida joven, quedamos desconcertados y quizános preguntemos: ¿Puede seguir siendo grandela vida cuando irrumpe en ella el sufrimiento? A

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este respecto, en mi encíclica sobre la esperanzacristiana, decía: «La grandeza de la humanidadestá determinada esencialmente por su relacióncon el sufrimiento y con el que sufre (…). Unasociedad que no logra aceptar a los que sufren yno es capaz de contribuir mediante la compa-sión a que el sufrimiento sea compartido ysobrellevado también interiormente, es una so-ciedad cruel e inhumana» [Spe salvi, 38]. Estaspalabras reflejan una larga tradición de humani-dad que brota del ofrecimiento que Cristo hacede sí mismo en la Cruz por nosotros y pornuestra redención. Jesús y, siguiendo sus hue-llas, su Madre Dolorosa y los santos son lostestigos que nos enseñan a vivir el drama delsufrimiento para nuestro bien y la salvación delmundo (Discurso, 20 de agosto).

* Estos testigos nos hablan, ante todo, de ladignidad de cada vida humana, creada a imagende Dios. Ninguna aflicción es capaz de borraresta impronta divina grabada en lo más profun-do del hombre. Y no solo: desde que el Hijo deDios quiso abrazar libremente el dolor y lamuerte, la imagen de Dios se nos ofrece tam-bién en el rostro de quien padece (Discurso, 20de agosto).

* Esta especial predilección del Señor por el quesufre nos lleva a mirar al otro con ojos limpios,para darle, además de las cosas externas queprecisa, la mirada de amor que necesita. Peroesto únicamente es posible realizarlo comofruto de un encuentro personal con Cristo. Deello sois muy conscientes vosotros, religiosos,familiares, profesionales de la salud y volunta-rios que vivís y trabajáis cotidianamente conestos jóvenes. Vuestra vida y dedicación pro-claman la grandeza a la que está llamado elhombre: compadecerse y acompañar por amora quien sufre, como ha hecho Dios mismo. Yen vuestra hermosa labor resuenan también laspalabras evangélicas: «Cada vez que lo hicis-teis con uno de estos, mis hermanos más pe-queños, conmigo lo hicisteis» [Mt 25, 40](Discurso, 20 de agosto).

* Por otro lado, vosotros sois también testigos delbien inmenso que constituye la vida de estos

jóvenes para quien está a su lado y para lahumanidad entera. De manera misteriosa peromuy real, su presencia suscita en nuestros cora-zones, frecuentemente endurecidos, una ternu-ra que nos abre a la salvación. Ciertamente, lavida de estos jóvenes cambia el corazón de loshombres y, por ello, estamos agradecidos alSeñor por haberlos conocido (Discurso, 20 deagosto).

* Queridos amigos, nuestra sociedad, en la quedemasiado a menudo se pone en duda la digni-dad inestimable de la vida, de cada vida, osnecesita: vosotros contribuís decididamente aedificar la civilización del amor. Más aún, soisprotagonistas de esta civilización. Y comohijos de la Iglesia ofrecéis al Señor vuestrasvidas, con sus penas y sus alegrías, colaboran-do con Él y entrando «a formar parte de algúnmodo del tesoro de compasión que necesita elgénero humano» [Spe salvi, 40] (Discurso, 20de agosto).

* Una sociedad sólo es verdaderamente humanacuando protege sin reservas y respeta la digni-dad de cada persona desde su concepción hastael momento de su muerte natural. Sin embargo,si decidiera «descartar» a sus miembros másnecesitados de protección, excluir a hombres deser hombres, se comportaría de un modo pro-fundamente inhumano y también de un modono verdadero respecto de la igualdad —eviden-te para toda persona de buena voluntad— de ladignidad de todas las personas, en todas lasfases de la vida (Discurso, 7 de noviembre).

* La investigación científica brinda una oportuni-dad única para explorar la maravilla del univer-so, la complejidad de la naturaleza y la bellezapeculiar del universo, incluida la vida humana.Sin embargo, dado que los seres humanos estándotados de alma inmortal y han sido creados aimagen y semejanza de Dios, hay dimensionesde la existencia humana que están más allá delos límites que las ciencias naturales son capa-ces de determinar. Si se superan estos límites, secorre el grave riesgo de que la dignidad única yla inviolabilidad de la vida humana puedansubordinarse a consideraciones meramente

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PASTORAL SOCIAL Y DE LA SALUD

utilitaristas. Pero si, en cambio, se respetandebidamente estos límites, la ciencia puede daruna contribución realmente notable a la promo-ción y a la salvaguarda de la dignidad delhombre: de hecho, en esto radica su verdaderautilidad (Discurso, 12 de noviembre).

* El hombre, agente de la investigación científi-ca, en su naturaleza biológica a veces será elobjeto de esa investigación. A pesar de ello, sudignidad trascendente le da siempre el derechode seguir siendo el último beneficiario de lainvestigación científica y de nunca quedar re-ducido a su instrumento (Discurso, 12 de no-viembre).

* La mentalidad pragmática que con tanta fre-cuencia influye en la toma de decisiones en elmundo de hoy está demasiado inclinada a apro-bar cualquier medio que permita alcanzar elobjetivo anhelado, a pesar de la amplia eviden-cia de las consecuencias desastrosas de estemodo de pensar. Cuando el objetivo que sebusca es tan deseable como el descubrimientode una curación para enfermedadesdegenerativas, los científicos y los responsa-bles de las políticas tienen la tentación de igno-rar las objeciones éticas y proseguir cualquierinvestigación que parezca ofrecer una perspec-tiva de éxito (Discurso, 12 de noviembre).

* Quienes defienden la investigación con célulasmadre embrionarias con la esperanza de alcan-zar ese resultado cometen el grave error denegar el derecho inalienable a la vida de todoslos seres humanos desde el momento de laconcepción hasta su muerte natural (Discurso,12 de noviembre).

* La destrucción incluso de una sola vida humananunca se puede justificar por el beneficio queprobablemente puede aportar a otra. Sin embar-go, en general, no surgen problemas éticoscuando las células madre se extraen de lostejidos de un organismo adulto, de la sangre delcordón umbilical en el momento del nacimien-to, o de fetos que han muerto por causas natura-les (Discurso, 12 de noviembre).

* Al llamar la atención sobre las necesidadesde los indefensos, la Iglesia no piensa sólo

en los niños por nacer sino también en quie-nes no tienen fácil acceso a tratamientosmédicos costosos. La enfermedad no hacedistinción de personas, y la justicia exigeque se haga todo lo posible para poner losfrutos de la investigación científica a dispo-sición de todos los que pueden beneficiarsede ellos, independientemente de sus posibi-lidades económicas. Por consiguiente, ade-más de las consideraciones meramente éti-cas, es preciso afrontar cuestiones de índolesocial, económica y política para garantizarque los avances de la ciencia médica vayanacompañados de una prestación justa y equi-tativa de los servicios sanitarios (Discurso,12 de noviembre).

* La postura de la Iglesia no admite ambigüedadalguna por lo que se refiere al aborto. El niño enel seno materno es una vida humana que se ha deproteger. El aborto, que consiste en eliminar aun inocente no nacido, es contrario a la voluntadde Dios, pues el valor y la dignidad de la vidahumana debe ser protegida desde la concepciónhasta la muerte natural (Exhort. Apost. AfricaeMunus 70, 19 de noviembre).

* La defensa de la vida comporta también laerradicación de la ignorancia mediante la alfa-betización de la población y una educación decalidad que abarque a toda la persona. A lo largode su historia, la Iglesia Católica ha prestadouna atención especial a la educación. Ha sensi-bilizado, animado y ayudado continuamente alos padres a vivir su responsabilidad de prime-ros educadores de la vida y la fe de sus hijos(Exhort. Apost. Africae Munus 74, 19 de no-viembre).

* Reconocer con gratitud la vida como un doninestimable lleva a descubrir la propia dignidadprofunda y la inviolabilidad de toda persona(Mensaje, 8 de diciembre).

* La vida humana pertenece sólo a Dios, que nosla ha regalado, y no está abandonada a mercedde nadie, ¡ni siquiera a merced de nuestro librealbedrío! Estamos llamados a custodiar la perlapreciosa de nuestra vida y de la de los demás(Discurso, 18 de diciembre).

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AÑO 2012

* Cuando la vida se vuelve frágil, en los años dela vejez, jamás pierde su valor y dignidad: cadauno de nosotros, en cualquier etapa de la exis-tencia, es querido, amado por Dios, cada uno esimportante y necesario (Discurso, 12 de no-viembre).

* Tampoco es justo codificar de manera subrep-ticia falsos derechos o libertades, que, basadosen una visión reductiva y relativista del serhumano, y mediante el uso hábil de expresionesambiguas encaminadas a favorecer un preten-dido derecho al aborto y a la eutanasia, amena-zan el derecho fundamental a la vida (Mensaje,8 de diciembre).

AÑO 2013

* El aborto directo, es decir, querido como fin ocomo medio, es gravemente contrario a la leymoral. Cuando afirma esto, la Iglesia no deja detener comprensión y benevolencia, también ha-cia la madre. Se trata, más bien, de velar paraque la ley no llegue a alterar injustamente elequilibrio entre el derecho a la vida de la madrey el del niño no nacido, que pertenece a ambospor igual (Discurso, 7 de enero).

PAPA FRANCISCO.

12 DE MAYO 2013: Respetar la vida desde suconcepción, el nuevo tuit del papa.

15 mayo 2013: «Es Dios quien da la vida.Respetemos y amemos la vida humana, especial-mente la que está indefensa en el seno de lamadre». Tuit publicado en nueve idiomas, des-pués de la audiencia.

El papa reivindicó públicamente el caráctersagrado de la vida por primera vez el domingopasado en la Plaza de San Pedro, antes de rezar elRegina Coeli, e invitó a los miles de fieles reuni-dos a «mantener viva la atención de todos sobreel tema tan importante del respeto por la vidahumana desde el momento de su concepción».Saludó «a los participantes en la Marcha por lavida, que tuvo lugar esta mañana en Roma» yalentó la petición de firmas por esta intención.

«Me agrada recordar la recogida de firmas quehoy se realiza en muchas parroquias italianas, afin de sostener la iniciativa europea Uno de Noso-tros, para garantizar protección jurídica al em-brión, tutelando a todo ser humano desde el pri-mer instante de su existencia».

«Un momento particular para aquellos quedefienden el carácter sagrado de la vida humanaserá la Jornada de la Evangelium Vitae, que ten-drá lugar aquí en el Vaticano, en el contexto delAño de la fe, los próximos 15 y 16 dejunio. Respecto al aborto pidió que se «garanticeprotección jurídica al embrión tutelando a todoser humano desde el primer momento de suexistencia».

5 DE JUNIO 2013

El ser humano está en «peligro», en el mundo«no manda el hombre, sino el dinero».

Exhortación EVANGELII GAUDIUM27 noviembre.

EL ABORTO

212. «Entre los débiles que la Iglesia quierecuidar con predilección están los niños por nacer,que son los más débiles e indefensos de todos, alos que hoy se les quiere negar su dignidad huma-na quitándoles la vida y promoviendo legislacio-nes para que nadie pueda impedirlo».

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213. «Éste no es un asunto sujeto a supuestasreformas o «modernizaciones». No es progresis-ta pretender resolver los problemas eliminandouna vida humana».

214. «(…) Pero también es verdad que he-mos hecho poco para acompañar adecuada-mente a las mujeres que se encuentran en situa-ciones muy duras, donde el aborto se les pre-senta como una rápida solución a sus profundasangustias, particularmente cuando la vida quecrece en ellas ha surgido como producto de unaviolación o en un contexto de extrema pobreza.¿Quién puede dejar de comprender esas situa-ciones de tanto dolor?».

El respeto a la vida es el mayor de los respetos.Para ello es necesario contar con un conceptoamplio del término ‘vida’. La vida es lo másvalioso para cualquier ser humano. La vida se vevulnerada por la enfermedad y eventualmentepor la muerte «el cese de la vida».

Una de las principales preocupaciones de losprofesionales de la salud es lógicamente la vida:su preservación, mantenimiento y cuidado. Nues-tra sociedad ha progresado tecnológicamente consuma velocidad y las actitudes adecuadas nosiempre están presentes para reiterar el tan nece-sario respeto a la vida.

Pontificio Consejo para la Familia,

VADEMECUM PARA LOS CONFESORESSOBRE ALGUNOS TEMAS DE MORALCONYUGALLa enseñanza de la Iglesia sobre la procrea-

ción responsable1. Los esposos han de ser confirmados en el

inestimable valor y excelencia de la vida humana,y deben ser ayudados para que se comprometan ahacer de la propia familia un santuario de la vida:«en la paternidad y maternidad humanas Diosmismo está presente de un modo diverso a comolo está en cualquier otra generación ‘sobre latierra’».

2. Consideren los padres y madres de familiasu misión como un honor y una responsabilidad,en cuanto son cooperadores del Señor en la llama-

da a la existencia de una nueva persona humana,hecha a imagen y semejanza de Dios, redimida ydestinada, en Cristo, a una Vida de eterna felici-dad. «Precisamente en esta función suya comocolaboradores de Dios que transmiten Su imagena la nueva criatura, está la grandeza de los espososdispuestos ‘a cooperar con el amor del Creador ySalvador, que por medio de ellos aumenta yenriquece su propia familia cada día más’».

3. De esto deriva, para los cristianos, la ale-gría y la estima de la paternidad y de la materni-dad. Esta paternidad o maternidad, es llamada«responsable» en los recientes documentos dela Iglesia, para subrayar la actitud consciente ygenerosa de los esposos en su misión de transmi-tir la vida, que tiene en sí un valor de eternidad,y para evocar una vez más su papel de educado-res. Compete ciertamente a los esposos —quepor otra parte no dejarán de solicitar los consejosoportunos— deliberar, en modo ponderado ycon espíritu de fe, acerca de la dimensión de sufamilia y decidir el modo concreto de realizarlarespetando los criterios morales de la vida con-yugal.

4. La Iglesia siempre ha enseñado la intrínsecamalicia de la contracepción, es decir de todo actoconyugal hecho intencionalmente infecundo. Estaenseñanza debe ser considerada como doctrinadefinitiva e irreformable. La contracepción seopone gravemente a la castidad matrimonial, escontraria al bien de la transmisión de la vida(aspecto procreativo del matrimonio), y a la do-nación recíproca de los cónyuges (aspecto unitivodel matrimonio), lesiona el verdadero amor yniega el papel soberano de Dios en la transmisiónde la vida humana.

5. Una específica y aún más grave maliciamoral se encuentra en el uso de medios que tienenun efecto abortivo, impidiendo la anidación delembrión apenas fecundado o también causandosu expulsión en una fase precoz del embarazo.

6. En cambio es profundamente diferente detoda práctica contraceptiva, tanto desde el puntode vista antropológico como moral, porque ahon-da sus raíces en una concepción distinta de lapersona y de la sexualidad, el comportamiento de

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los cónyuges que, siempre fundamentalmenteabiertos al don de la vida, viven su intimidad sóloen los períodos infecundos, debido a serios moti-vos de paternidad y maternidad responsable.

El testimonio de los matrimonios que desdehace tiempo viven en armonía con el designio delCreador y lícitamente utilizan, cuando hay razónproporcionalmente seria, los métodos justamentellamados «naturales», confirma que los esposospueden vivir íntegramente, de común acuerdo ycon plena donación las exigencias de la castidady de la vida conyugal.

3. Orientaciones pastoralesde los confesores1. En relación a la actitud que debe adoptar

con los penitentes en materia de procreaciónresponsable, el confesor deberá tener en cuentacuatro aspectos: a) el ejemplo del Señor que «escapaz de inclinarse hacia todo hijo pródigo, todamiseria humana y singularmente hacia toda mi-seria moral o pecado»; b) la prudente cautela enlas preguntas relativas a estos pecados; c) laayuda y el estímulo que debe ofrecer al penitentepara que se arrepienta y se acuse íntegramentede los pecados graves; d) los consejos que, enmodo gradual, animen a todos a recorrer elcamino de la santidad.

2. El ministro de la Reconciliación tenga siem-pre presente que el sacramento ha sido instituidopara hombres y mujeres que son pecadores. Aco-ja, por tanto, a los penitentes que se acercan alconfesionario presuponiendo, salvo que existaprueba en contrario, la buena voluntad —quenace de un corazón arrepentido y humillado (Sal50,19), aunque en grados distintos— de reconci-liarse con el Dios misericordioso.

3. Cuando se acerca al sacramento un peniten-te ocasional, que se confiesa después de un largotiempo y muestra una situación general grave, esnecesario, antes de hacer preguntas directas yconcretas sobre el tema de la procreación respon-sable y en general sobre la castidad, orientarlopara que comprenda estas obligaciones en unavisión de fe. Por esto mismo, si la acusación de lospecados ha sido demasiado sucinta o mecánica,

se le deberá ayudar a replantear su vida frente aDios y, con preguntas generales sobre las diver-sas virtudes y/u obligaciones, de acuerdo con lascondiciones personales del interesado, recordar-le positivamente la invitación a la santidad delamor y la importancia de sus deberes en el ámbitode la procreación y educación de los hijos.

4. Cuando es el penitente quien formula pre-guntas o solicita —también en modo implícito—aclaraciones sobre puntos concretos, el confesordeberá responder adecuadamente, pero siemprecon prudencia y discreción, sin aprobar opinioneserróneas.

5. El confesor tiene la obligación de advertir alos penitentes sobre las transgresiones de la ley deDios graves en sí mismas, y procurar que deseenla absolución y el perdón del Señor con el propó-sito de replantear y corregir su conducta. De todosmodos la reincidencia en los pecados de contra-cepción no es en sí misma motivo para negar laabsolución; en cambio, ésta no se puede impartirsi faltan el suficiente arrepentimiento o el propó-sito de evitar el pecado.

6. El penitente que habitualmente se confiesacon el mismo sacerdote busca a menudo algo másque la sola absolución. Es necesario que el confe-sor sepa realizar una tarea de orientación, queciertamente será más fácil donde exista una rela-ción de verdadera y propia dirección espiritual —aunque no se utilice tal expresión— para ayudar-le a mejorar en todas las virtudes cristianas y,consecuentemente, en la santificación de la vidamatrimonial.

7. El sacramento de la Reconciliación requie-re, por parte del penitente, el dolor sincero, laacusación formalmente íntegra de los pecadosmortales y el propósito, con la ayuda de Dios, deno pecar en adelante. Normalmente no es nece-sario que el confesor indague sobre los pecadoscometidos a causa de una ignorancia invenciblede su malicia, o de un error de juicio no culpable.Aunque esos pecados no sean imputables, sinembargo no dejan de ser un mal y un desorden.Esto vale también para la malicia objetiva de lacontracepción, que introduce en la vida conyu-gal de los esposos un hábito desordenado. Por

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consiguiente es necesario esforzarse, en el modomás oportuno, por liberar la conciencia moral deaquellos errores que están en contradicción conla naturaleza de la donación total de la vidaconyugal.

Aun teniendo presente que la formación de lasconciencias se realiza sobre todo en la catequesisgeneral y específica de los esposos, siempre esnecesario ayudar a los cónyuges, incluso en elmomento del sacramento de la Reconciliación, aexaminarse sobre sus obligaciones específicas devida conyugal. Si el confesor considerase necesa-rio interrogar al penitente, debe hacerlo con dis-creción y respeto.

8. Ciertamente continúa siendo válido el prin-cipio, también referido a la castidadconyugal, según el cual es preferibledejar a los penitentes en buena fe si seencuentran en el error debido a unaignorancia subjetivamente invenci-ble, cuando se prevea que el peniten-te, aun después de haberlo orientado avivir en el ámbito de la vida de fe, nomodificaría la propia conducta, y conello pasaría a pecar formalmente; sinembargo, aun en esos casos, el confe-sor debe animar estos penitentes aacoger en la propia vida el plan deDios, también en las exigencias con-yugales, por medio de la oración, lallamada y la exhortación a la formación de laconciencia y la enseñanza de la Iglesia.

9. La «ley de la gradualidad» pastoral, que nose puede confundir con «la gradualidad de la ley»que pretende disminuir sus exigencias, implicauna decisiva ruptura con el pecado y un caminoprogresivo hacia la total unión con la voluntad deDios y con sus amables exigencias.

10. Resulta por tanto inaceptable el intento —que en realidad es un pretexto— de hacer de lapropia debilidad el criterio de la verdad moral. Yadesde el primer anuncio que recibe de la palabrade Jesús, el cristiano se da cuenta que hay una«desproporción» entre la ley moral, natural yevangélica, y la capacidad del hombre. Pero tam-bién comprende que reconocer la propia debili-

dad es el camino necesario y seguro para abrir laspuertas de la misericordia de Dios.

11. A quien, después de haber pecado grave-mente contra la castidad conyugal, se arrepientey, no obstante las recaídas, manifiesta su volun-tad de luchar para abstenerse de nuevos pecados,no se le ha de negar la absolución sacramental. Elconfesor deberá evitar toda manifestación dedesconfianza en la gracia de Dios, o en las dispo-siciones del penitente, exigiendo garantías abso-lutas, que humanamente son imposibles, de unafutura conducta irreprensible, y esto según ladoctrina aprobada y la praxis seguida por losSantos Doctores y confesores acerca de los peni-tentes habituales.

12. Cuando en el penitente existe la disponibi-lidad de acoger la enseñanza moral, especialmen-te en el caso de quien habitualmente frecuenta elsacramento y demuestra interés en la ayuda espi-ritual, es conveniente infundirle confianza en laProvidencia y apoyarlo para que se examinehonestamente en la presencia de Dios. A tal finconvendrá verificar la solidez de los motivos quese tienen para limitar la paternidad o maternidad,y la licitud de los métodos escogidos para distan-ciar o evitar una nueva concepción.

13. Presentan una dificultad especial los casosde cooperación al pecado del cónyuge que volun-tariamente hace infecundo el acto unitivo. Enprimer lugar, es necesario distinguir la coopera-ción propiamente dicha de la violencia o de lainjusta imposición por parte de uno de los cónyu-

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ges, a la cual el otro no se puede oponer. Talcooperación puede ser lícita cuando se dan con-juntamente estas tres condiciones:

1. la acción del cónyuge cooperante no sea en símisma ilícita;

2. existan motivos proporcionalmente graves paracooperar al pecado del cónyuge;

3. se procure ayudar al cónyuge (pacientemente,con la oración, con la caridad, con el diálogo:no necesariamente en aquel momento, ni encada ocasión) a desistir de tal conducta.

14. Además, se deberá evaluar cuidadosa-mente la cooperación al mal cuando se recurre aluso de medios que pueden tener efectos abortivos.

15. Los esposos cristianos son testigos delamor de Dios en el mundo. Deben, por tanto estarconvencidos, con la ayuda de la fe e inclusocontra la ya experimentada debilidad humana,que es posible con la gracia divina seguir lavoluntad del Señor en la vida conyugal. Resultaindispensable el frecuente y perseverante recur-so a la oración, a la Eucaristía y a la Reconcilia-ción, para lograr el dominio de sí mismo.

16. A los sacerdotes se les pide que, en lacatequesis y en la orientación de los esposos almatrimonio, tengan uniformidad de criterios tan-to en lo que se enseña como en el ámbito delsacramento de la Reconciliación, en completafidelidad al magisterio de la Iglesia sobre lamalicia del acto contraceptivo.

Los Obispos vigilen con particular cuidadocuanto se refiere al tema: no raramente los fielesse escandalizan por esta falta de unidad tanto enla catequesis como en el sacramento de la Recon-ciliación.

17. Esta pastoral de la confesión será máseficaz si va unida a una incesante y capilarcatequesis sobre la vocación cristiana al amorconyugal y sobre sus dimensiones de alegría y deexigencia, de gracia y de responsabilidad perso-nal, y si se instituyen consultorios y centros a loscuales el confesor pueda enviar fácilmente alpenitente para que conozca adecuadamente losmétodos naturales.

18. Para que sean aplicables en concreto lasdirectivas morales relativas a la procreación res-ponsable es necesario que la valiosa obra de losconfesores sea completada por la catequesis. Eneste esfuerzo está comprendida a pleno título unaesmerada iluminación sobre la gravedad del peca-do referido al aborto.

19. En lo que atañe a la absolución del pecado deaborto subsiste siempre la obligación de tener encuenta las normas canónicas. Si el arrepentimientoes sincero y resulta difícil remitir el caso a laautoridad competente, a quien le está reservadalevantar la censura, todo confesor puede hacerlo atenor del can. 1357, sugiriendo la adecuada peni-tencia e indicando la necesidad de recurrir antequien goza de tal facultad, ofreciéndose eventual-mente para tramitarla.

CONCLUSIÓN

La Iglesia considera como uno de sus principa-les deberes, especialmente en el momento actual,proclamar e introducir en la vida el misterio de lamisericordia, revelado de modo excelso en la per-sona de Jesucristo.

El lugar por excelencia de tal proclamación yrealización de la misericordia, es la celebración delsacramento de la Reconciliación.

La coincidencia con este primer año del trieniode preparación al Tercer Milenio dedicado a Jesu-cristo, único Salvador del mundo, ayer, hoy ysiempre (cf. Heb 13,8), puede ofrecer una granoportunidad para la tarea de actualización pastoraly de profundización catequística en las diócesis yconcretamente en los santuarios, donde acudenmuchos peregrinos y se administra el Sacramentodel perdón con abundante presencia de confesores.

Los sacerdotes estén completamente disponi-bles a este ministerio del cual depende la felicidadeterna de los esposos, y también, en buena parte, laserenidad y el gozo de la vida presente: ¡sean paraellos auténticos testigos vivientes de la misericor-dia del Padre!

Ciudad del Vaticano, 12 de febrero de 1997.Alfonso Card. López Trujillo. Presidente del

Pontificio Consejo para la Familia

+ Francisco Gil Hellín Secretario

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LA VIDA HUMANA ES UN DON

* Los católicos creemos que la vida existe porqueDios, el Creador, así lo ha querido (Gn 1,26-28)

* Esta afirmación no con-tradice en nada a la cien-cia; sea cual sea el proce-so que da origen a la vida,la voluntad de Dios estádetrás de él.

* La vida humana es undon, es la de más valor,pues hombre y mujer es-tán creados a imagen ysemejanza de Dios.

- RESPONSABLES DEL DON RECIBIDO

Los regalos se reciben con agradecimiento y,de alguna manera, nos vinculan con aquellos quenos los dan. Por eso, el cristiano recibe la vidahumana con gratitud y, ante ella se siente respon-sable. Esto supone:* RECIBIRLA ante todo, la vida se acoge y se

agradece en uno mismo y en los demás. Así, elcristiano ve la vida humana como un signo delamor de Dios.

* CONOCERLA La vida humana es un desafíoconstante al pensamiento humano. Por un lado, esuna llamada a la ciencia para que conozca cadavez mejor su funcionamiento. Por otro, planteamuchas preguntas sobre las que la filosofía y laantropología deben reflexionar: ¿Qué es el hom-bre? ¿Qué es la vida humana?

* CUIDARLA Esto supone crear unas condicionessociales que permitan a todos llevar una vidadigna y atender adecuadamente la salud de laspersonas.

* PROMOVERLA No basta con cuidar la vida queya existe. Estamos llamados también a ser fecun-dos, es decir, a dar vida con la vida que tenemos.(Gn.1, 28)

* DEFENDERLA En muchas ocasiones y demuchas maneras, la vida se ve amenazada. Es

deber del cristiano ponerse del lado de la vida ydefenderla.

* AMARLA.- ¡El mejor y más grande regalo!- La vida humana, un valorabsoluto+ La vida humana es unvalor absoluto y sagrado.+ La legítima defensa, queno es sinónimo de matar,es uno de los casos en losque la defensa de la vidapuede ser un grave deber.+ La entrega de la propiavida por amor es el ejem-

plo más alto y claro de lo que supone valorar lavida de los demás por encima del propio bienestary de los propios intereses.Jesús es ejemplo de esta entrega total y por

amor.Extractos compilados por la Vocalía de la

Vida, Método de Ovulación Billings,

Diócesis de San Juan de los Lagos

CONCLUSIONES:

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ORACION DEL AGENTE DE PASTORALSANITARIO

Señor, me has escogido para atender a los enfermos. 

Señor, me has escogido, para ser testigo de tu amor  y de tu Reino en el mundo de la salud y de la enfermedad. 

Quiero ser como tú:  acogedor con todos, en especial con lo más marginados. 

Quiero ser sensible ante sus sufrimientos,  paciente en sus limitaciones  y liberador de sus miedos. 

Cura, Señor, mis limitaciones defectos y dolencias. 

Alivia mis cansancios y fortalece mi debilidad. 

Ayúdame a cumplir mi tarea pastoral,  que sea humano y servicial. 

Bendice, Señor, a cuantos trabajan con los enfermos,  con sus familiares y a los sanitarios. Amén 

ORACION DEL AGENTE DE PASTORALSANITARIO

Señor, me has escogido para atender a los enfermos. 

Señor, me has escogido, para ser testigo de tu amor  y de tu Reino en el mundo de la salud y de la enfermedad. 

Quiero ser como tú:  acogedor con todos, en especial con lo más marginados. 

Quiero ser sensible ante sus sufrimientos,  paciente en sus limitaciones  y liberador de sus miedos. 

Cura, Señor, mis limitaciones defectos y dolencias. 

Alivia mis cansancios y fortalece mi debilidad. 

Ayúdame a cumplir mi tarea pastoral,  que sea humano y servicial. 

Bendice, Señor, a cuantos trabajan con los enfermos,  con sus familiares y a los sanitarios. Amén