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Carlos Santos Aguirre
2014
UN LLAMADO A LA VERDAD
1
ÍNDICE
Abreviaciones y Versiones de la Biblia.....…….……………………………….4
Introducción...…………………………………………….…………………………………5
La Primera Evidencia: el Diseño Externo…...……..…………………. 9
La Segunda Evidencia: el Diseño Interno…………………………….12
I. Observando Nuestro Día a Día……………………………………………...14
II. Algunas Aclaraciones…………………………………………………………..18
III. La Implicación de la Ley Natural………………….……………………… 20
La Tercera Evidencia: la Historia………………………………………….21
I. ¿Qué Es lo que Llamamos Historia?......................................................23
II. La Fiabilidad y Credibilidad de la Historia…………………………….25
III. El Relativismo Histórico……………………………….…………………..….26
La Cuarta Evidencia: la Biblia……………………………….……………….29
I. Los Libros de la Biblia y el Canon……………………..…………….…..30
II. El Canon del Antiguo Testamento………………..………………….….32
A. La tradición judía sobre el canon……………………………………………33
B. Las referencias del N. T. sobre el canon del A. T…………………………35
C. El testimonio de escritores fuera de la Biblia………………..……….….36
D. Los Apócrifos del Antiguo Testamento……….…………………………...38
III. El Canon del Nuevo Testamento…………………………………………41
A. Las razones para la colección de libros del N.T…….…………………..41
B. El canon del Nuevo Testamento es reconocido…………..…………….42
C. Los apócrifos del Nuevo Testamento……………………….……………...45
La Quinta Evidencia: Dios en la Historia…………………………..….47
I. La Prueba Bibliográfica………………………………….…………………..49
2
II. La Prueba de la Evidencia Interna………………………………………53
A. Las supuestas contradicciones de la Biblia…………….………………..53
B. Las fuentes de los escritores del N.T………………….………………….55
III. La Prueba de la Evidencia Externa………………….……….………….59
A. Los cristianos primitivos…………………………………..…….………….59
B. Los escritores seculares……………………………………………………..60
C. Las evidencias arqueológicas………………………………………………65
La Sexta Evidencia: el Milagro Histórico-el Hecho………..……70
I. El Escenario Antes de la Resurrección……………………………...…74
A. La muerte de Jesús……………………………………………………..…….74
B. La sepultura y la tumba……………………………………………….…….76
C. La piedra………………………………………………………………………..78
D. El sello y la guardia…………………………………………..……….……...79
E. Los apóstoles cobardes…………………………………….………………..81
II. El Escenario Después de la Resurrección……….……………………82
A. La tumba vacía………………………………………………….……………..82
B. El sello y la guardia………………………………………….……………….83
C. Los apóstoles revolucionarios……………………………………………..84
III. Posibles Objeciones……………………………………………………..…….88
A. La teoría del desmayo……………………………………………………….88
B. La teoría del robo……………………………………………………..………90
C. La teoría de las alucinaciones………………………………...……………92
D. La teoría de la tumba equivocada…………………………………………94
IV. La Conclusión de la Resurrección………………………………….……96
La Séptima Evidencia: el Milagro Histórico-el Significado..98
Conclusión…………………………………………………………………….…..…..105
3
Apéndice I: la Ley Natural………………………………..………………….106
Bibliografía……………………………………………………………………………119
I. Libros………………………………..…………………………………………….119
II. Internet……………………….………………………………………………….121
4
ABREVIACIONES Y VERSIONES DE LA BIBLIA
Acerca de las abreviaciones del ensayo, he de decir que no hay muchas, ya que no he
querido abusar de ellas. Aunque referiré las de mayor importancia en la siguiente lista:
N.T. —Nuevo Testamento
A.T. —Antiguo Testamento
a.C. —Antes de Cristo
d. C. —Después de Cristo
Aprox. — Aproximadamente
En cuanto a las versiones de las Biblias que he usado, son dos:
LBLA: Las Biblias de las Américas
RVA 1989: La Biblia Reina-Valera 1989
Aunque por defecto la Biblia utilizada es LBLA. Cuando uso la otra versión lo señalizo.
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INTRODUCCIÓN
“El creyente no hace la
verdad, sino la verdad hace
al creyente”
El autor del ensayo
“¿La verdad?, ¿Qué es eso?” Fue lo que me pregunté cuando hace unos años me
hablaron de Dios. No tenía mucha idea de su significado porque me costaba encontrar
una respuesta clara a las siguientes preguntas: ¿Cómo sabemos que algo es la verdad,
cuando casi todas las cosas son verdades al mismo tiempo en nuestra sociedad? ¿Qué es
lo que distingue algo realmente verdadero de algo completamente falso? Si preguntamos
a muchas personas por qué creen en su religión, o por qué creen en su libro sagrado,
probablemente responderían: “porque es verdadero” o “porque es la verdad”. Pero si yo
les preguntase: “¿Por qué creen que la Biblia o el Corán es verdadero? o ¿Por qué creen
que su religión es la verdadera? En la mayoría de los casos, probablemente responderían
que la razón por la que creen que es así, es simplemente porque tienen fe en ello.
Esto me llevaría a considerar la siguiente pregunta: ¿el creyente hace la verdad, o la
verdad hace al creyente? Personalmente, podría decir que la verdad fue quien me hizo
creyente, porque si yo alegara que las cosas que creo son verdaderas, solamente porque
tengo fe en ellas, entonces caería en un serio engaño. La razón debería ser la silla donde
se sienta la fe, ya que el creyente no hace la verdad, sino la verdad hace al creyente. No
pretendo que todo lo divino deba ser creído por razonamientos lógicos, pero lo que si
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reclamo encarecidamente, es que seamos personas íntegras y honestas a la hora de
buscar la verdad, y que basemos nuestra fe en algo verdaderamente razonable. Porque el
hecho de investigar si lo que creemos es verdadero, es uno de los favores más grandes
que el ser humano puede hacerse a sí mismo. ¿Acaso viajaríamos confiados en un avión,
si supiésemos que las alas no están reparadas? O ¿Acaso no tendríamos miedo de
montarnos en un vehículo, si nos dijesen que ese coche lo ha reparado gente
incompetente? En ambos casos, tendríamos mucho cuidado en arriesgarnos a creer que
no nos va a ocurrir nada, porque lo que razonamos es que corremos peligro. Del mismo
modo, corremos un gran riesgo si nuestra fe no tiene como base la razón. Digo esto
porque muchas personas han creído en diversas religiones, simplemente porque esas
religiones son pertenecientes al país donde viven, y no porque hayan demostrado, al
menos a ellos mismos, que las creencias que profesan son ciertas por algo más que su
misma fe. Hace falta mucho coraje y valentía para enfrentarse a las creencias de uno
mismo y cuestionarlas a un nivel profundo.
Algunos han proclamado demasiadas cosas sobre este tema, demasiadas sin duda
alguna, aunque con tan poco tino y con tan poca consideración, que han causado más
confusión que claridad. Estos individuos no hicieron un llamado a la verdad, sino que
solamente se remitieron a llamar “verdad” a todo lo que pensaban. Por ello, me he
propuesto ejercer de abogado de la verdad ante mi más querido juez, el cual es usted.
Tan solo con saber que está verdaderamente interesado en querer conocer la verdad, es
para mí usted tan digno de honra y de respeto, al igual que aquellos que tienen la misma
pueril emotividad por buscar y encontrar lo verdadero. El tema que le presento para que
emita un veredicto, es el caso de Dios. Presentaré a lo largo de este ensayo evidencias,
abogaré por aquello que no es mi verdad, sino la verdad, y usted como juez imparcial y
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justo, tendrá la elección y oportunidad de emitir un juicio sobre evidencias que
demandan un veredicto.
Me veo forzado a decir que, en vista de la opinión popular acerca de lo divino, el
cientificismo se ha vuelto un dios que es exaltado como el único vehículo para conocer
lo que es cierto. Debido a esta ola intelectual la ciencia se ha vuelto una gran dictadora y
para muchos académicos, es la única manera de conocer la verdad. Aunque surge un
serio problema con este planteamiento porque debemos tener en cuenta que existen más
métodos para conocer la verdad, los cuales son altamente verificables y muy fiables.
Por ejemplo: ¿Podemos comprobar científicamente que usted fue a dar clase a sus
alumnos esta mañana? La respuesta es “no”, ya que la pregunta no es apropiada al
hecho que se está tratando. Imagínese que le pregunto: “¿Cuál es la longitud de este
líquido, contenido en esta botella de leche?” Usted seguramente me diría: “¿se ha vuelto
loco? El líquido tiene otra unidad de medida, como por ejemplo: el litro”. Del mismo
modo, la pregunta que se plantea sobre su asistencia tiene otra manera de ser
respondida, que no se rige al modo científico. El hecho de que no se pueda demostrar
científicamente su asistencia, no significa que usted no haya ido a dar clase, ya que si
preguntásemos a sus alumnos, y a los demás profesores que le vieron, ellos nos dirían
que sí fue a impartir clase. Además de ello, tenemos evidencias, como su firma que dejó
al pasar lista a sus alumnos, también las notas que apuntó en la pizarra, las cuales están
inherentes a su peculiar caligrafía. Si tomamos todas estas evidencias en cuenta, es
bastante razonable y congruente decir que sí enseñó a sus alumnos la Revolución
Francesa. Aunque no sea científico todo lo mencionado, sigue siendo una manera de
conocer la verdad.
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En vista de lo dicho, las evidencias toman un lugar más acogedor en nuestras mentes, un
lugar en el cual podemos inclinarnos a creer algo basado no solamente en datos
científicos, sino también en razonamientos consistentes, eventos históricos, pruebas
arqueológicas, etc. Las evidencias, trabajando conjuntamente con nuestra excelsa
habilidad de construir realidades lógicas y congruentes en el tiempo, nos pueden ayudar
a llegar a la verdad. Siempre este proceso requiere ciertos saltos de fe para completar y
juntar cada pieza del rompecabezas, pero no de cualquier rompecabezas sino el de la
inquebrantable e inalterable verdad. Le hago un llamado a la verdad, y sin más demora,
me dispongo resuelto a empezar a defender mi caso: el caso de Dios.
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PRIMERA EVIDENCIA: EL DISEÑO EXTERNO
“Porque lo que se conoce acerca de Dios es
evidente dentro de ellos [nosotros], pues Dios se
lo hizo evidente. Porque desde la creación del
mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y
divinidad, se han visto con toda claridad, siendo
entendidos por medio de lo creado, de manera
que no tienen excusa.”
(Romanos 1:19-20)
Una vez un hombre sabio me dijo que muchas veces el gran problema no es el problema
en sí mismo, sino cómo se lidia con él. Del mismo modo, no creo que el problema
resida en que la ciencia y la fe se contradigan o que sean incompatibles, sino más bien
en cómo la gente ha interpretado y relacionado estos dos titanes. Cuando se piensa en la
ciencia, inmediatamente viene a la cabeza ‘lo verdadero’, ‘lo lógico’. Sin embargo,
cuando se piensa en la fe, ‘lo irracional’ y ‘lo supersticioso’ aparecen de la nada como
asesinos.
No entiendo por qué las personas tienen una tendencia excluyente en su manera de
pensar. Tampoco quiero decir que la fe y la ciencia están relacionadas a un nivel en la
que las dos sean lo mismo. Mas lo que sí es claramente recalcable, es que una sugiere a
la otra, como si una amiga suya le recomendara conocer a su amiga. Del mismo modo,
nuestra amiga la ciencia nos pide encarecidamente que conozcamos a su amiga la fe.
Veamos cómo esto se relaciona. La ciencia, en comparación con los modelos no
científicos del mundo, es la más verdadera, ya que es capaz de probar mediante
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contrastación empírica esa pretensión de verdad. Además, es capaz de descubrir sus
propias deficiencias porque puede corregirse construyendo representaciones parciales de
las estructura del mundo cada vez más adecuadas. Esto, como ya se ha dicho antes, no
quiere decir que sea el único medio para conocer la verdad. A grandes rasgos, la ciencia
estudia cómo son las cosas, es decir, explican de qué manera se comportan. Esto es lo
que llamamos leyes, como por ejemplo: las leyes biológicas o la ley de la gravedad.
Muchos colectivos científicos han querido utilizar la ciencia como medio para
demostrar la existencia de Dios. Honestamente, no termino de entender semejante
empresa. Sería indebido hidratarnos bebiendo cerveza, porque aunque aparentemente
estemos bebiendo líquido, no nos estamos hidratando, sino que en realidad estamos
consiguiendo el efecto contrario, ya que sabemos que el alcohol nos deshidrata. De la
misma manera, cuando queremos utilizar la ciencia para demostrar la existencia más
allá de algo, caemos en el mismo error. Estamos utilizando un taladro cuando lo que
realmente queremos, es tapar un agujero. Debemos utilizar la información de una
manera apropiada, para que no caigamos en errores semejantes como los mencionados
anteriormente. La tarea de la ciencia no es demostrar que hay un creador, sino explicar
la creación y todo lo que ella envuelve.
Estas explicaciones que la ciencia nos aporta sobre lo creado son de vital importancia,
porque estas nos muestran que lo creado no es un conglomerado de eventos sin lógica y
sin sentido, sino más bien todo lo contrario, nos revela que hay un diseño en toda la
creación, y por tanto un diseñador. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que
toda la creación está regida por ciertos tipos de leyes, que resultan ser, como poco,
fascinantes y algo escandalosos para nuestro entendimiento. Un gran número de
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astrónomos ha descubierto, que las características del universo, de nuestra galaxia y de
nuestro sistema solar, son tales, que es un milagro que todo esté tan encajado para que
haya vida en la Tierra. La única explicación razonable que han dado sobre este diseño
increíble, es que un creador personal e inteligente haya sido capaz de crear todo a tal
grado de preparación que no nos cabe duda de que hay un propósito detrás de todo este
escenario. Además, considerando que el universo observable contiene aproximadamente
casi un billón de galaxias, cada una con un promedio de cien mil millones de estrellas,
podemos concluir que ni siquiera por procesos meramente naturales, hubiera sido
posible que un planeta reuniera todas las condiciones para que la vida pueda surgir. No
es una sorpresa que científicos como James Trefil, entre otros, hayan especulado que la
vida física inteligente existe solo en la Tierra.
A la luz de estas explicaciones sobre el universo, como otras, tales como las leyes
biológicas del ser humano, y las leyes de la misma naturaleza, podemos ver que todo
sigue un orden, como si estuviera pensado y diseñado. Es evidente que detrás de todo lo
creado hay un gran diseño, y la ciencia es la encargada de explicarlo y de reconocerlo a
través de leyes. Incluso a pesar de que la ciencia ha avanzado inexorablemente, no ha
demostrado nada diferente, sino que con más precisión y seguridad podemos decir, sin
lugar a dudas, que hay un gran diseño en todo lo creado.
12
LA SEGUNDA EVIDENCIA: EL DISEÑO INTERNO
“… muestran la obra de la ley escrita
en sus corazones… sus pensamientos
acusándolos unas veces y otras
defendiéndolos.”
(Romanos 2:15)
Imagine que me acerco a usted y abro la placa trasera de un reloj en frente suya, y le
pido que explique lo que ve, asumiendo que es un experto. Sin lugar a dudas, será capaz
de mostrarme todo el mecanismo y su función dentro de todo ese diseño que llamamos
“reloj”. A través de esa explicación, no tendremos reparo en decir que viendo ese gran
diseño, a su vez también estamos viendo a un diseñador, quien ha puesto cada tuerca y
cada eje de tal manera, que todo en su conjunto sea un reloj y no un montículo de
chatarra. De la misma manera, los humanos somos como ese reloj, ya que de todas las
creaciones que como humanos podamos observar, la más grandiosa de ellas es la
especie humana. Además, no solo podemos analizarla y estudiarla como muchas cosas
observables o tangibles, sino que también podemos hacer algo más que no podemos
hacer con otras cosas: mirar en nuestro interior desde una perspectiva moral.
Digamos que la moral es como el manual de instrucciones de un reloj, y este último
como un humano. Cuando nosotros violamos ciertas reglas del manual, el reloj no tiene
un buen funcionamiento, quizás no se pare por completo, pero de alguna manera ha
quedado un poco estropeado. Del mismo modo, la moral es lo que nos dice qué es lo
que se debe hacer o no se debe hacer. Mucha gente alega que la moral viene moldeada
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según la sociedad en la que vivas, y más concretamente, por la cultura en la cual te has
criado. Aunque esto parece sonar lógico y convincente, debo decir que la le ley natural
o ley moral está por encima de todas las sociedades y sus respectivas culturas.
A lo largo de la historia, la humanidad ha apelado a adjetivos como: injusto, malo,
atroz, bueno, justo, honesto, etc. Si tomamos en cuenta estas cosas, nuestra mente se
iluminará con una de las más grandiosas e inquietantes realidades, la cual es que todos
estamos bajo una especie de ley moral, nos guste o no. Un gran puñado de brillantes
pensadores han hablado de la ley natural o ley moral. Algunos de estos son: Cicerón,
Tomás de Aquino, Kant, C.S. Lewis, entre otros. Estos han llamado a esta ley de
muchas maneras, y han enfocado esta teoría desde diferentes enfoques, dando algunos
argumentos similares y otros muy diferentes. Para nuestro propósito haré uso,
indistintamente, de términos como: ley moral, ley natural, ley de la naturaleza humana,
autentica moral, auténtico bien, entre otros. Como vemos, esta idea no es nada nueva, ya
que el hombre, desde sus inicios, ha podido observar que esta ley moral siempre ha
estado en él. Lo que sí ha cambiado de manera muy significativa, a lo largo de los años,
es la interpretación y la implicación que le han dado a esta ley moral. Todo lo que voy a
explicar a continuación, lo puede corroborar examinando su propia esencia. Se dará
cuenta de que todos los argumentos que expondré serán indudablemente ciertos y
precisos en todo lo que respecta, no solo a la realidad misma de la humanidad, sino
también a la suya propia.
Primero que todo, es imprescindible definir esto tan llamativo denominado “ley”.
Muchos de nosotros sabemos que las leyes no se pueden violar. Por ejemplo: la ley de la
gravedad existe, independientemente de que nos guste o no. De hecho, sabemos que
existe sin ninguna duda. Esto lo vemos cuando se nos caen objetos personales o cuando
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se nos cae algo encima. Por otro lado, se podrían mencionar las leyes que rigen el
universo o las leyes biológicas. Pero sean cuales sean estas leyes, la mayoría de
nosotros estamos familiarizados con ellas. Como vemos, estas explican cómo algo se
comporta, por tanto, no pueden ser violadas o ultrajadas por nadie, ya que simplemente
describen las realidades que coexisten en nuestro mundo, incluidos nosotros. No
obstante, la ley de la naturaleza humana, se refiere a algo totalmente distinto, ya que no
explica cómo nosotros nos comportamos, sino que nos dice cómo nos deberíamos
comportar. Además, esta ley sí puede ser violada, de hecho, ha sido ultrajada por cado
uno de nosotros en repetidas ocasiones. Teniendo esta distinción de conceptos en
nuestra cabeza, hablaremos de esta ley, y explicaremos de qué modo descubrimos que
está por encima de cualquier fenómeno cultural.
I. Observando nuestro día a día
Tome un breve momento para imaginarse cada situación:
¿Cómo se sentiría si ha estado haciendo una cola para tramitar ciertos documentos
durante 5 horas, y descaradamente alguien se colara delante de usted, y debido a la
indecencia de este sujeto, cierran la oficina en frente de sus narices? ¿Cómo se sentiría
si alguien cogiera a su mujer/marido y le golpeara hasta dejarlo medio muerto? ¿Qué
pensaría si un criminal robara todo el dinero que puso en el banco? ¿Qué le vendría a la
cabeza si un pederasta acosara a sus hijos y le mintiese y dijese que solo estaba
jugando?
Sin duda alguna, si fuéramos victimas de estas injusticias, frases como las siguientes
atravesarían nuestras mentes constantemente y sin compasión: “¡eh! estás tonto o ¿qué
le ocurre?, es una gran falta de respeto que te cueles en mi sitio, llevo cinco horas
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haciendo esta cola”, “¡eh! Para de golpear a mi mujer/marido, o si no, te voy a matar”
“Es una gran ofensa que me hayas robado todo el dinero de mi cuenta, eso está fatal”
“¡Eres un acosador! Apártate de mis hijos, ¡loco, degenerado! Encima eres tan malo y
deshonesto, que mientes y dices que estabas jugando con ellos”
Es evidente que siempre que sufrimos desgracias por parte de los demás, apelamos a lo
que está bien, a lo que es honesto y leal para que se nos haga justicia. Estas
reclamaciones también las hacen aquellas personas que ante todo son truhanes. Incluso
estos que hacen lo malo apelarían a lo que es justo si sufrieran las mismas desgracias
que ellos mismos provocan a los demás, con el fin de que se les parase de tratar de una
manera indigna. Dicho de otro modo, hasta los criminales quieren justicia cuando se
trata de defender alguna falta que se ha cometido contra ellos. Todos nosotros,
diariamente, recurrimos a palabras como “bien” y “mal” para mostrar a las personas que
nos han ofendido y que deben parar de hacerlo. Y los mismos que utilizamos estas
palabras de una manera justiciera, cuando se nos dice lo mismo, recurrimos a justificar o
demostrar que lo que hemos hecho, no ha violado lo que está bien o lo que es decente.
Curiosamente, en las repetidas ocasiones que hacemos algo bueno, no sentimos la
necesidad de dar explicaciones a alguien, pero cuando hacemos algo malo, las
justificaciones son una necesidad que sentimos, ya sea que lo expresemos o no. Las
ganas irresistibles de justificar lo que hemos hecho nos acosan de una manera muy
apabullante, ya que gran parte de cómo nos sentimos, nos dice que lo que hemos hecho
no está bien. Evidentemente, encontramos siempre excepciones, como personas que no
han tenido un desarrollo sano y, a causa de ello, tanto sus facultades emocionales como
mentales no están, en absoluto, en la línea de algo apropiado para la especie humana.
Mas esto es algo depravado, porque va en contra de la naturaleza propia de los hombres.
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Sin embargo, alguien podría pensar que la razón por la cual las personas tienen
diferentes verdades o maneras de ver ‘el bien’ o ‘el mal’, es porque han vivido en
diferentes civilizaciones o épocas. De este fundamento nace la teoría sobre las
diferentes pautas morales de las civilizaciones. No obstante, para nuestra sorpresa, lo
que está bien y lo que está mal, está determinado por lo que consideramos como
verdadero y falso. Si mi definición de ‘bien’ o ‘mal’ es falsa para usted, entonces no
importa cuánto bien o cuánto mal haga, porque no estaremos hablando en igualdad de
términos. Luego ¿Cómo en nuestro tiempo encontramos lo que es ‘verdad’? Parece esto
imposible, viendo que muchas verdades coexisten, y no solo coexisten, sino que
también se promueven y se defienden como modos de ver la vida. Muchos han
concluido que no es posible encontrar esa respuesta. Por eso defienden que existen
diferentes pautas morales. Sin embargo, ni debo ni puedo constreñirme en dar un
veredicto, ya que califico como ‘falsa’ esa teoría sobre la moralidad. El gran problema
de muchas teorías, incluida la que acabo de mencionar, no reside en la lógica que se
sigue, sino en el mismísimo planteamiento en el que han construido todo ello. Toda
esta confusión tiene su origen en la aceptación de ciertos conceptos, que se han tomado
de una manera errónea y muy distorsionada.
Primero que todo, si algo que es verdad contradice otro supuesto, entonces ese supuesto
debe ser mentira. Porque si yo dijese que 2x2=4, y alguien dijera que 2x2=5, entonces,
¿Cómo llegaríamos a un acuerdo? Esta misma teoría de que cada uno tiene su verdad es
incongruente en su argumentación, ya que al igual que las multiplicaciones, la ley
natural no se contradice tampoco, y además es algo que no se crea sino que se descubre.
Lo que la mayoría llama “mi verdad”, es simplemente una aplicación de la auténtica
´moral’, ya sea que esta se acerque más al ideal o no. Pese a que la mayoría de personas
piensa que las civilizaciones han tenido diversas ‘verdades’ o ‘pautas morales’, estas
17
nunca han sido tan incompatibles o contradictorias como para establecer una diferencia
total entre ellas. Más bien, sería más prudente y acertado decir que, teniendo una misma
verdad o ley natural, todos nosotros hemos aplicado esto de distintas maneras, unos
acercándonos más al ideal y otros menos. Esta explicación se parece a la realización de
un retrato: algunos pintores, no tan buenos, plasmaran en el lienzo algo más lejano de la
realidad, sin embargo, los pintores que poseen mucha pericia en su pincel, retratarán con
una excelente precisión. Pero los dos grupos se han esforzado por pintar el mismo
rostro, aunque unos con más éxito que otros. De la misma manera, unos han
establecido aplicaciones prácticas de esa auténtica moral que se acercan más al ideal de
esta, mientras que otros no han tenido tanto éxito en ello o simplemente se han negado a
hacerlo.
Probablemente, lo que estoy aseverando como cierto le puede sonar dogmático o
arrogante, pero no es lo que pretendo, sino que únicamente quiero abogar por lo que es
cierto y verdadero. Si usted, mi querido lector, está en conflicto con este planteamiento,
entonces le rogaría que me respondiese a las siguientes preguntas: si todos tenemos
nuestras verdades, entonces ¿tendría sentido decir que están mal los recientes robos de
dinero por parte de los políticos? ¿Acaso tendría sentido decir que está mal que los nazis
hayan matado a miles de judíos? Nunca diríamos estas cosas si de verdad no creyéramos
que tanto los políticos como los nazis sabían lo que debían hacer. Si no tuviéramos esta
ley natural que nos dice lo que está bien y lo que está mal, no tendría sentido decir que
lo que han hecho está mal. Porque esta reprensión sería igual que culpar a una persona
de tener los ojos azules en vez de negros, o de tener el cabello rizado en vez de liso.
Simplemente sería un absurdo tras otro. A esto se añaden las múltiples explicaciones
que nos han dado estos colectivos para justificar sus acciones, defendiendo que era
bueno lo que hacían. Esto es una muestra más de que esta ley natural está intrínseca en
18
nosotros, y no nos podemos resistir a justificar todo lo malo que hacemos, ya que difiere
de esa voz que nos dice lo que deberíamos hacer. Para saber que algo está torcido
necesitamos conocer lo que es una línea recta. Del mismo modo, para saber que algo
está mal, necesitamos saber lo que está bien, y aunque esta moral ha sido aplicada de
diversas maneras, el principio es el mismo.
II. Algunas aclaraciones
Una cosa que podemos confundir son los hechos con la moral. Por ejemplo: usando la
tabla de multiplicar, nosotros podemos equivocarnos en nuestros cálculos, pero eso no
quiere decir que la lógica que se sigue en las matemáticas se contradiga. Otra situación
que ilustra muy bien esto es la siguiente: en una tribu de África, se tenía la creencia de
que al recién nacido había que exponerlo al humo que producen los arbustos en llamas.
Uno podría objetar que debido a que esto es así, la ley natural cambia según la cultura.
Pero esto es falso, porque de nuevo se está confundiendo el principio o la ley con la
aplicación que se le da. En la cabeza de los padres del niño estaba el deber de cuidar y
proteger a sus hijos, esa es la ley natural, pero erróneamente pensaban que la mejor
manera de aplicar esa ley era seguir la creencia que se tenía respecto al humo. En sus
cabezas estaban cumpliendo con su deber, pero debido a la ignorancia estaban
perjudicando al niño. Por tanto, podemos ver que la ley de la naturaleza humana sigue
estando constante en nosotros, a pesar de las aplicaciones erróneas que se le puede dar.
La educación que nos dan en la escuela o la que nos dan nuestros propios padres puede
suprimir cierta ignorancia a la hora de aplicar la ley moral, pero en ningún momento
podemos pensar que la educación es a lo que nos referimos con esta ley. En realidad, la
educación está supeditada a la ley natural, ya que gracias a ella muchas de las cosas que
llamamos “progreso” significan nada más ni nada menos que un acercamiento práctico
19
más certero a la auténtica moral o ley de la naturaleza humana. Cuando hablamos de
algo ‘mejor’, quiere decirse que tiene por implicación un referente que todos tenemos en
mente lo cual es: ‘lo perfecto’. Por ello, de nuevo vemos que está latente esa idea de la
ley moral en nosotros.
Podemos reconocer esta ley moral, incluso en situaciones que no son convenientes para
nosotros. Lo ilustraré con el siguiente ejemplo: en la guerra fría había una gran red de
espionaje por parte de las dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética.
En ese entonces, cada potencia sobornaba a gente que estaba del otro bando para
comprar la información confidencial sobre lo que se estaba haciendo en la base
enemiga. A pesar de que para usted sea muy conveniente que una persona del otro
bando le dé información privilegiada a cambio de dinero, pensaría que esta persona que
se está dejando sobornar es un traidor. Nunca se fiaría de una persona así para guardar
información selecta. Con esto, podemos ver que la ley moral está por encima, incluso,
de lo que nos conviene.
Algunas personas pueden decir que tal ley no existe, sino que todos esos sentimientos
que nos dictan lo que deberíamos hacer, nacen de nuestros instintos. Por ejemplo: en un
ataque de robo, usted está en una joyería con sus hijos. En ese preciso momento le
saltan dos instintos: uno de ellos le pide escapar porque sabe que corre peligro, sin
embargo, el otro instinto le pide quedarse a luchar por sus hijos. Pese a que hay un
conflicto entre estos dos instintos, la ley natural nos dice que lo que está bien es
quedarnos y proteger a nuestros hijos. A la luz de esta verdad, se podría decir que los
instintos son como las marchas de la caja de cambios de un coche. Ninguna marcha es
mala o buena, sino que la marcha estará bien o mal, dependiendo del momento y la
situación. Habrá situaciones en las cuales tengamos que cambiar a primera y habrá otra
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situaciones que lo correcto sea ponerlo a quinta. Del mismo modo, la ley natural nos
dice en qué momentos debemos alimentar un instinto u otro.
Si aún le siguen quedando algunas dudas puede consultar el apéndice I, este refleja un
contraste sobre leyes o pautas morales de diversas civilizaciones, situadas en diferentes
lugares y diferentes épocas. Se dará cuenta de que estas pautas morales son muy
similares y responden todas a una auténtica ley moral.
III. La implicación de la ley natural
La implicación y el significado que tiene esta ley natural sobre nosotros, C.S. Lewis lo
explica de manera muy aguda y precisa:
“si hay un poder controlador fuera del universo, no
podría mostrársenos como uno de los hechos dentro del
universo... del mismo modo que el arquitecto de una casa
no podría ser una pared o una escalera o una chimenea de
esa casa. El único modo en que podríamos esperar que se
nos mostrase sería dentro de nosotros mismos como una
influencia o una orden intentando que nos
comportásemos de una cierta manera. Y eso es
justamente lo que encontramos dentro de nosotros”
(Lewis, 2001: 42)
.
Gracias a un análisis meticuloso de nosotros mismos, sabemos que hay una ley natural y
que nosotros la hemos violado y no la cumplimos. Además, nos vemos formando parte
de un vasto universo en el cual nosotros somos parte de la creación, y por si fuera poco,
dentro de nosotros encontramos el diseño interno llamado “ley natural” puesto por un
ser sobrenatural. Podemos concluir que todo esto apunta a Dios. Lo cual plantea una
siguiente pregunta: ¿Alguna religión es capaz de demostrar que es la cierta y que este
Dios interactúa con su creación? ¿No son todas las religiones lo mismo? ¿Podemos
realmente conocer a ese Diseñador?
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LA TERCERA EVIDENCIA: LA HISTORIA
“Si buscáis la verdad, puede que encontréis el consuelo al final. Si buscáis el consuelo no obtendréis ni el consuelo ni la verdad... sólo palabrería y creencias deseadas para empezar y, al final, desconsuelo.”
(Lewis, 2001:49)
En la actualidad, conocemos grandes multitudes que creen en una cosa o en otra. Lo
que nos concierne a nosotros como buscadores de la verdad es saber si lo que ellos
creen es verdad. Porque en nuestros días, la mayoría de lo que creen no sabe cómo o de
qué manera es verdadero lo que profesan. No obstante, debo decir que muchos ateos no
creen, teniendo una fe ciega en otra cosa que no es Dios. Dicho de otro modo, por
ambos lados, encontramos estos dos grandes males. No llamo “mal” a tener una postura
sobre Dios, sino a tener esa postura sin saber realmente por qué y seguir creyéndolo
simplemente por pura comodidad o consuelo.
Cuando hablamos de las religiones en general, lo primero que puede venir a la cabeza
es: “todas llevan al mismo lugar” o “todas se parecen mucho”. No creo que la
importancia resida en lo que se parecen, sino en lo que las hace distintas, ya que a través
de esa distinción podemos ver cuáles se acercan a la verdad y cuáles no. Por tanto, lo
que realmente importa es si hay algo distinto en ellas, y si lo hay, es relevante hacernos
la siguiente pregunta: ¿esa diferencia prueba que esta religión es verdadera frente a la
demás? Entre todas las religiones que podemos estudiar, la gran mayoría tiene sus
22
raíces en mitos y tradiciones que no tienen una confiabilidad histórica. Yendo más a
profundidad, encontramos cuatro religiones que son las más seguidas: el confucionismo,
el budismo, el islam y el cristianismo. Solo una de ellas destaca aún más que las demás
por lo que afirma su profeta: es el cristianismo. Varias personas a lo largo de la historia
han declarado ser dios, pero ninguno de ellos declaró públicamente que iba a resucitar
en tres días para demostrar que él era Dios en la carne, y que por medio de su sacrificio,
la muerte y el pecado ya no tendrían más poder sobre los humanos siempre y cuando le
siguiéramos. Para muchos, aceptar a Jesús como un personaje que realmente existió y
que resucitó de entre los muertos, es algo que ni siquiera podrían plantearse, a menos
que alguien les demostrase lo contrario. Eso es exactamente lo que vengo a exponer con
los siguientes apartados. A continuación, vamos a ver si la historia misma, y el
cristianismo que tiene lugar en ella, son razonablemente confiables.
Casi todas las cosas que conocemos en la actualidad se deben al grandioso trabajo que
muchos historiadores han hecho con respecto a este campo de conocimiento. No
obstante, manteniendo varias conversaciones con muchos estudiantes universitarios, y
leyendo escritos hechos por hombres instruidos y cultos, he visto que se ha cuestionado
si realmente podemos conocer la historia. Por ello, ni debo ni puedo dejar este asunto
sin tratar, ya que el gentío reclama con todo su corazón una respuesta satisfactoria a la
asesina pregunta: en verdad, ¿Podemos conocer la historia?
Dado que la mayoría de eventos de la Biblia son históricos, y que el mismo Jesús es un
personaje histórico, estas dos presuntas realidades nos llevan a pensar y a preguntarnos
detenidamente si realmente podemos conocer la historia. Dar respuesta a esta pregunta
es sumamente relevante, ya que si tal empresa no puede ser llevada a cabo, entonces de
nada nos sirve hablar de la Biblia desde una lupa histórica, si lo que llamamos “historia”
23
no la consideramos como cierta. Debido al relativismo existente no solo en nuestra era,
sino también en los tiempos de antaño, es importante desempolvar este cajón de dudas,
con el fin de que cada objeto quede tan reluciente, hasta que estemos seguros de su
valiosa autenticidad.
A. ¿Qué es lo que llamamos “historia”?
El filósofo historiador británico Robin G. Collingwood afirma:
“La historia, entonces, es una ciencia, pero una ciencia de
una clase especial. Es una ciencia cuya ocupación es
estudiar eventos no accesibles a nuestra observación, y
estudiar estos eventos por inferencia, razonándolos a
partir de algo que es accesible a nuestra observación, y
que el historiador llama ‘evidencia’ de los eventos en los
que está interesado” (Collingwood, 1965: 252)
De acuerdo a la definición dada por Collingwood, podemos ver que tenemos un acceso
indirecto, pero al fin y al cabo, un acceso. Aunque lo concerniente de este asunto, es
saber cuán fiable es este acceso del que nos habla la historia. Por ello, un interrogante
vital aparece como un ladrón en la noche, este es: ¿cómo llega la historia a sus
aseveraciones? Para cada ciencia existe un método a través del cual nos acercamos a
verdades parciales o incompletas en muchos casos. El método usado por la historia se
basa en analizar cuidadosamente los objetos encontrados, además de investigar y
contrastar todos los documentos que pueden ser objetos potenciales de estudio, a través
de los cuales podemos descubrir muchas cosas que nos ayudan a entender lo que
ocurrió. El resultado de haber obtenido una reconstrucción histórica del pasado a través
de este método es lo que llamamos ‘historiografía’ (la escritura de la historia).
24
Según el artículo “The Study of History”1 en la Encyclopaedia Britannica, podemos
diferenciar cuatro importantes pasos que se siguen en la historiografía:
1. Heurística: Un historiador debe conocer su propio ámbito, pero para
ello, hace uso de muchas recopilaciones de manuscritos,
conocimiento de muchos documentos o artículos de lo que se
estudia, avances de otros historiadores respecto a lo que se investiga,
clasificación de objetos o materiales de diversos tipos, etc. Todo esto
debe estar en su mesa de trabajo.
2. El conocimiento de la interpretación actual: como bien sabemos,
en la historia convergen muchas disciplinas relacionadas, ya que esta
se trata de todo lo que ha pasado o sucedido. Por ello, se mantiene el
principio de que la investigación parte de lo que se conoce, es decir,
de lo que tenemos recopilado. A la hora de analizar esta información
descubrimos que apunta hacia ciertos periodos en la historia, que nos
ayuda a tener una mayor foto de lo que investigamos.
3. La investigación: La investigación histórica es todo el proceso que
conlleva el establecer y construir sucesos o acontecimientos que han
tenido lugar en ciertos periodos. Es evidente que ninguno de
nosotros puede experimentar aquellos eventos en la historia que ya
han tenido lugar, pero lo que si tenemos son todos los objetos que el
pasado nos ha dejado a su paso.
4. La escritura: Una vez que se ha investigado todo el material del que
se dispone, el deber del historiador sobre este respecto se basa en
separar lo dudoso y falaz de lo que realmente es verdadero y
auténtico. Finalmente, el historiador se embarca en la labor de
exponer significativamente lo sucedido respecto al tópico o periodo,
en el cual ha estado trabajando.
1 Vid. (Toynbee, 1970: 635-636)
25
B. La fiabilidad y credibilidad de la historia
A través de la historiografía podemos tratar asuntos sobre la fiabilidad y credibilidad
por parte del autor de la fuente histórica. La historiografía puede dar respuesta a las
siguientes preguntas: ¿cómo podemos creer que es cierto lo que escribió Cornelio de
Tácito, historiador romano, que vivió entre los años 55-120 d. C.? Yendo aún más
profundo ¿Cómo sabemos que Cornelio de Tácito existió?
Curiosamente la pregunta sobre la existencia de Cornelio de Tácito es simple de
contestar, ya que alguien tuvo que escribir lo que leemos en sus obras; pensamos que
esas obras están escritas por Cornelio de Tácito porque tienen su firma. Habiendo
contestado a esta pregunta, la importancia no recae realmente en si el que escribió esa
obra se llamaba Cornelio o Juan o Pepito. En realidad, lo que más nos interesa es saber
si esa persona fue capaz de escribir lo que sucedía en su época, y si realmente lo fue, la
siguiente incógnita que subyace a esta, es si esta persona estaba dispuesta a plasmar y
testificar lo que es cierto.
En respuesta a lo planteado anteriormente, se deben considerar como cierto los
testimonios de muchos historiadores, ya que muchos de ellos eran testigos oculares, es
decir, escribían lo que era perteneciente a la época en la que vivían. En cuanto a si ellos
estaban dispuestos a plasmar lo que era cierto, debemos apelar a la ley natural. La ley
natural hace que las personas sientan ese deber de testificar lo que es verdad, dentro de
las limitaciones que se tengan; aunque bien es cierto que esta ley natural puede ser
violada por tales sujetos. Pero en defensa de los historiadores, debo decir que no todos
testifican lo falso. Una manera de comprobarlo es a través de contrastar los escritos de
la misma época o a través de la arqueología, así podemos asegurar que los lugares que
muchos de ellos describieron como verdaderos, en realidad, son ciertos. Dicho de otro
26
modo, la credibilidad de un historiador puede ser estudiada a través de sus propias
afirmaciones comparándolas con los hallazgos arqueológicos o los escritos que
coexistieron con los suyos. Existen muchos más medios, pero he mencionado algunos
como ejemplos. Más adelante nos adentraremos en profundidad.
C. El relativismo histórico
Hay un asunto que algunas personas han planteado sobre este tema, que sería un crimen
para mí no abarcarlo. Este asunto trata la controversial incógnita sobre si la historia es
relativa a tal punto que no podamos considerarla como una fuente fidedigna de
conocimiento. Muchos académicos con los que he hablado han especulado que aunque
un historiador tenga la más pura intención de plasmar lo que es cierto, es imposible
realmente hacerlo porque no posee todas las reliquias e información del evento que se
estudia. Y en caso de que los tuviese, tampoco podría capturar lo que aconteció, ya que
la subjetividad está inherente al ser humano. Dicho de otro modo, argumentan que los
humanos vemos la realidad según como somos, por tanto, lo que describimos no tiene
un valor auténtico cuando se trata de describir la realidad. Por lo que a mí respecta,
puedo conceder estas dos objeciones como ciertas, ya que ningún humano puede
conocer en su totalidad los eventos históricos del pasado, y es obvio que los humanos
observamos la realidad a través de nuestros diferentes filtros. Pero, personalmente creo
que hay una pregunta que no ha sido formulada, la cual es vital para saber si
verdaderamente podemos conocer la historia, esta pregunta es: ¿estas dos limitaciones
—la carencia de objetos y la subjetividad del autor— hacen realmente imposible el
conocimiento de la historia?
Tratemos primero la objeción que sostiene que no se puede conocer la historia porque
un historiador no es capaz de averiguar el pasado con totalidad debido a la carencia de
27
todo lo perteneciente al evento que se estudia. A través de la arqueología podemos
conocer que existieron monumentos en honor a varios emperadores; por medio de
muchos escritos que se han conservado sabemos cómo reinaban y qué lugares
conquistaron, también podemos conocer que los testigos oculares testificaron acerca de
muchos acontecimientos, etc. A la luz de estas evidencias se puede llegar a reconstruir
el pasado con mucha exactitud y precisión. El que no se conozca con total certeza lo que
ocurrió, no significa que sea subjetivo o falso. En todo caso, sería apropiado decir que
lo que tenemos es parcialmente objetivo y verdadero, siempre y cuando lo respaldemos
con evidencias consistentes, porque no se necesita saber todo para conocer algo, de
hecho, casi todo lo que conocemos hoy en día es, en cierto modo, desconocido.
Ahora pasemos a tratar la segunda objeción sobre si un testimonio o un escrito que fue
elaborado en el pasado es de valor o no. Muchas personas con formación académica
creen que no, porque la realidad ha podido ser manipulada por la subjetividad del autor.
Ante este argumento, debo conceder que el historiador puede ser subjetivo en cuanto a
cómo califica los hechos, pero no en el acontecimiento en sí. Además, esta subjetividad
en los hechos no llega a ser tan grande en su percepción como para que no se pueda
conocer nada verdadero acerca del acontecimiento. Es inconcebible que el filtro del
historiador elimine el valor objetivo y verdadero de la evidencia, a tal punto que todo lo
que dice resulte estéril. Ante esto, debemos entender que la subjetividad es parte de todo
ese paquete de conocimiento, allí es donde converge el relato que se estudia y la
agudeza del historiador en seleccionar sabiamente qué es lo que se debe descartar como
falso. Probablemente un historiador puede discurrir en su propio relato sobre si El
Holocausto fue favorable o no, pero de lo que si estamos seguros es que hubo un
holocausto. Hay un factor subjetivo unido a algo que es verdadero y objetivo. Alguien
podría debatir que el lanzamiento de las bombas atómicas Hiroshima y Nagasaki fue
28
justificado, pero de lo que no hay duda es que hubo dos explosiones atómicas.
Nuevamente, vemos un factor subjetivo unido a algo que es verdadero y objetivo. Por
tanto podemos ver que a pesar de que la subjetividad forma parte del ser humano, así
mismo nos damos cuenta de que la objetividad y su capacidad aguda y honesta para la
reproducción de hechos, son igual de inherentes a su esencia.
En conclusión, se nos ha hecho evidente que podemos conocer la historia a pesar de
nuestra subjetividad o nuestra limitada posesión de objetos de estudios del pasado.
Además, vemos que es potencialmente verificable y altamente verdadero lo que
consideramos ‘historia’, ya que sigue un método bastante meticuloso y exhaustivo para
demostrar su pretensión de verdad. Y es por ello que todo lo que no reside en aquella
luz histórica, cae en ese foso llamado “mito”.
29
LA CUARTA EVIDENCIA: LA BIBLIA
"Creo que la Biblia es el
mejor don que Dios jamás
haya dado a los hombres."
Abraham Lincoln2
Antes de nada vamos a ver el libro principal que habla acerca de Jesús: la Biblia. Es de
gran relevancia hablar de ella, ya que aquí se encuentran la mayoría de testimonios
acerca de este personaje tan revolucionario. En este apartado podremos ver cómo ha
sido preparada la Biblia, y si en su preparación ha sido manipulada. Debo aclarar que no
pretendo demostrar su fiabilidad como libro divino, sino más bien como fuente
histórica.
Me he encontrado a cientos de personas que siempre han afirmado que la Biblia ha sido
cambiada. También, han alegado que la canonización de la Biblia ha sido alterada por
las instituciones religiosas, y que por tanto, nadie debería fiarse de ella. No me
sorprende en absoluto que la gente sienta esa incredulidad en sus corazones. Es más,
esta reacción me parece natural, ya que va en armonía con una mente racional y
consecuente. No obstante, esta gran confusión se debe a dos cosas principalmente:
primero, la ignorancia que se tiene en cómo se formó la Biblia; y segundo, la
2 Vid. Dirección URL: http://es.wikiquote.org/wiki/Biblia (Consultado: 27/01/2014) Lincoln
30
concepción que se tiene sobre el canon, y la relación que este guarda con respecto a los
libros apócrifos.
I. Los libros de la Biblia y el canon
La Biblia, a los largo de los siglos, ha sido objeto de muchas controversias, las cuales
han estado enfocadas sobre todo en la canonización y los textos apócrifos. La palabra
‘canon’ proviene de una raíz que significa ‘caña’ o ‘junquillo’ (hebreo, ‘qaneh’; griego,
‘kanon’) La caña llegó a ser un instrumento de medir, y su significado evolucionó a
“regla, patrón, norma”. Está claro que este término se utiliza para referirse a lista de
libros oficialmente aceptados como sagrados.
Los grandiosos eruditos del Nuevo Testamento, Geisler y Nix, nos brindan el siguiente
comentario acerca del canon:
“Un libro no es la palabra de Dios porque fue aceptado
por el pueblo de Dios. Más bien, fue aceptado por el
pueblo de Dios porque es la palabra de Dios. Esto
significa que Dios le da al libro su autoridad divina, y no
el pueblo de Dios. Ellos sólo reconocen la autoridad
divina que Dios le da” (Geisler y Nix, 1968:210)
En la tabla de la siguiente página, vemos la división de la Biblia y los libros que esta
contiene. El gran evento que separa el Nuevo Testamento del Antiguo Testamento, es el
nacimiento de Jesús. Todas estas diferencias las veremos a más detalle. Pero esta tabla
nos ayudará a tener una idea general de la Biblia. No están incluidos los libros
apócrifos.
31
LIBROS DE LA BIBLIA
Los 66 libros de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento
ANTIGUO TESTAMENTO
(39 libros)
NUEVO TESTAMENTO
(27 libros)
El pentateuco Evangelios
Génesis Mateo
Éxodo Marcos
Levítico Lucas
Números Juan
Deuteronomio Libro histórico
Libros históricos Hechos de los Apóstoles
Josué Epístolas De Pablo
Jueces Romanos
Rut Primera de Corintios
Samuel, 1 y 2 Segunda de Corintios
Reyes, 1 y 2 Gálatas
Crónicas, 1 y 2 Efesios
Esdras Filipenses
Nehemías Colosenses
Ester Primera de Tesalonicenses
Libros poéticos y sapienciales Segunda de Tesalonicenses
Job Primera de Timoteo
Salmos Segunda de Timoteo
Proverbios Tito
Eclesiastés (Qohélet) Filemón
Cantar de los Cantares Hebreos
Libros proféticos Otras epístolas
Isaías Santiago
Jeremías Primera de Pedro
Lamentaciones Segunda de Pedro
Ezequiel Primera de Juan
Daniel Segunda de Juan
Oseas Tercera de Juan
Joel Judas
Amós Otros
Abdías Apocalipsis
Jonás
Miqueas
Nahúm
Habacuc
Sofonías
Hageo
Zacarías
Malaquías
32
El cuadro3 que aparece en esta página ayuda a ilustrar este importante principio
PUNTO DE VISTA INCORRECTO PUNTO DE VISTA CORRECTO
La iglesia es quien determina el canon La iglesia es quien descubre el canon
La iglesia es madre del canon La iglesia es hija del canon
La iglesia es el magistrado del canon La iglesia es el ministro del canon
La iglesia es quien administra el canon La iglesia es quien reconoce el canon
La iglesia es juez del canon La iglesia es testigo del canon
La iglesia es maestra del canon La iglesia es sierva del canon
Ahora pasemos a ver cómo es posible saber que la iglesia es la que descubre el canon y
no quien la crea.
II. El canon del Antiguo Testamento
La manera en que el canon se formó fue a través de concilios, y personajes
representativos de la época que escribieron acerca de lo que estaba establecido. Para
nuestro interés es importante tomar en cuenta cuatro cosas: primero que todo debemos
tomar los eventos y los escritos de los propios judíos acerca de los libros del Antiguo
Testamento, es decir, lo que ellos consideraban como sagrado según la tradición que se
seguía; segundo, es de vital importancia mirar las referencias que muchos de los
escritores del Nuevo Testamento hacen sobre pasajes o versículos del Antiguo
Testamento, ya que esto nos ayudará a confirmar lo que la tradición judía consideraba
como libros divinos; en tercer lugar, consideraremos los testimonios de escritores fuera
de la Biblia, pero que sin embargo, escribieron cosas referentes a los libros que los
judíos consideraban como Palabra de Dios; en cuarto y último lugar, pero de igual
relevancia, veremos por qué algunos libros son considerados como apócrifos y no como
3 Vid. (Geisler y Nix, 1968:221)
33
libros sagrados. No está demás hacer una exhortación remarcable sobre la importancia
de mantener en mente que la iglesia es la que descubre el canon y no quien lo crea.
A. La tradición judía sobre el canon
Para entender cómo los judíos reconocieron el canon del Antiguo Testamento, es
necesario hablar del periodo intertestamentario. Hubo un tiempo en el que los judíos
pensaban que Dios mismo se había retirado y ya no hablaba a la humanidad. Eso es lo
que se denomina ‘Periodo Intertestamentario’. Este periodo abarca aproximadamente
400 años entre los últimos libros reconocidos como canónicos, estos eran: Malaquías,
escrito entre el 450 y el 430 a.C. junto con Crónicas, escrito no más tarde del 400 a. C;
y terminó con el inicio de la predicación de Juan el Bautista en el siglo I. Estos últimos
libros, sumados a todo el resto de libros del Antiguo Testamento, aparecen en la Biblia
llamada “Septuaginta” (LXX), la cual es una traducción del hebreo al griego. Este
compendio de libros, fue escrito entre los años 250 a 150 a. C. Por ello, podemos saber
que el canon ya estaba establecido una vez elaborada la “Septuaginta”
El gráfico de la siguiente página presenta un desglose del canon hebreo según se
encuentra en muchos libros tales como ediciones modernas del Antiguo Testamento
judío4. Algunos lectores que han leído la Biblia, podrían pensar que las biblias actuales
no tienen el mismo orden ni las mismas divisiones, que se presentan en el gráfico. Estas
diferencias se deben a que Samuel, Reyes, Crónicas y Esdras-Nehemías están divididos
en dos cada uno; además, los libros de los profetas menores (Oseas, Amós, Micah, Joel,
Abdías, Jonás, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías) en la biblia
4 Dirección URL: https://ia600503.us.archive.org/3/items/bibliahebraica00kitt/bibliahebraica00kitt.pdf
(Consultado el 24/01/2014, página 16)
34
judía son denominados como “Los Doce”. En cuanto al orden de los libros, la iglesia ha
optado por un orden tópico en vez del orden oficial.
LA LEY (TORA) Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio
LOS PROFETAS
(NEBIM)
Josué, Jueces, Samuel, Reyes (Profetas
anteriores)
Isaías, Jeremías, Ezequiel, Los Doce (Profetas
posteriores)
LOS ESCRITOS
(KETUBIM O
HAGIOGRAFA)
Salmos, Proverbios, Job (libros poéticos)
Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones,
Ester, Eclesiastés, (Cinco rollos [Megilot])
Daniel, Esdras-Nehemías, Crónicas (Libros
históricos)
Otro de los elementos más importantes sobre la tradición judía respecto al canon es: el
concilio de Jamnia. Hacia el año 90 d. C. hubo un concilio de rabinos que tuvo lugar en
Jamnia. Algunas personas sostienen que se reunieron para ver qué libros se incluirían
en el canon hebreo. Lo interesante de esta reunión es que nunca se llegó a ninguna
conclusión. El biblista David Ewert, profesor emérito, aporta un gran comentario sobre
este concilio:
“Levantaron ciertas preguntas acerca de la presencia de
ciertos libros en el canon. Los libros que este concilio
excluyó realmente nunca habían estado dentro del canon.
La inquietud principal del concilio era sobre el derecho
de ciertos libros a quedarse dentro del canon, pero no la
aceptación de nuevos libros
[…]
Estos libros fueron inspirados por Dios y llevaron el sello
de autoridad sobre sí desde el principio. A través de un
largo uso en la comunidad judía, su autoridad fue
reconocida y a su debido tiempo fueron añadidos a la
colección de los libros canónicos.”
(Ewert, 1983: 71-72)
35
B. Referencias de N.T. acerca del canon del A.T.:
Los cuatro evangelios reflejan las declaraciones que Jesús hizo acerca de los libros del
A.T. lo cual es muy importante para saber qué libros eran considerados como divinos.
La siguiente lista refleja las declaraciones verbales de Cristo:
Lucas 24:44 Y les dijo: Esto es lo que yo os decía cuando todavía
estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que
sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los
salmos.
Mateo 4:4 Pero El respondiendo, dijo: Escrito está: “NO SOLO DE
PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE
SALE DE LA BOCA DE DIOS.”
Aquí Jesús cita Deuteronomio 8:3
Mateo 4:10 Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito
está: “AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y SOLO A EL
SERVIRAS.”
Jesús cita Deuteronomio 6:13
Marcos 13:14 Mas cuando veáis la ABOMINACIÓN DE LA
DESOLACIÓN puesta donde no debe estar (el que lea, que
entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes
Jesús cita Daniel 9:27
Juan 6:45 Escrito está en los profetas: “Y TODOS SERÁN
ENSEÑADOS POR DIOS.” Todo el que ha oído y aprendido del
Padre, viene a mí.
Jesús hace referencia a Isaías 53:13
36
A lo largo de todo el Nuevo Testamento podemos encontrar alrededor de 1000
escrituras del Antiguo testamento5 citadas o que hagan alusión a ellas. Pero quizás la
más significativa para nuestro propósito es la siguiente frase de Cristo:
Lucas 11:51 “…desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías,
que pereció entre el altar y la casa de Dios; sí, os digo que le será
cargada a esta generación.”
F.F. Bruce, que fue un gran erudito de la biblia y profesor de
universidad, aporta una gran comentario sobre Lucas 11:51
“Con estas palabras Jesús confirma su testimonio acerca
del alcance del canon del Antiguo Testamento. Abel fue
el primero mártir mencionado en las escrituras (Génesis
4:8), Y Zacarías fue el último mártir mencionado en el
Antiguo Testamento, según el orden de los libros en
hebreo. Fue apedreado mientras profetizaba a la gente
“en el atrio de la casa de Jehovah” (2 Crónicas 24:21).
Génesis era el primer libro en el canon hebreo, y
Crónicas el último. Sería como decir de “de Génesis a
Malaquías” según nuestro orden. Así Jesús confirmaba la
autoridad y la inspiración divina de todo el canon hebreo”
(Bruce, 1984: 96)
C. El testimonio de escritores fuera de la Biblia
A continuación vamos a ver otra lista de personas que no pertenecen a la Biblia, pero
que escribieron cosas referentes sobre el Antiguo Testamento, lo cual nos ayudará a ver
que el canon ya estaba establecido desde hace mucho tiempo.
El prólogo del libro Eclesiástico: “Muchas e importantes lecciones
se nos han transmitido por la Ley, los Profetas y los otros que les han
5 Dirección URL: http://mb-soft.com/believe/tsh/ntot.htm (Consultado: 24/01/2014)
37
seguido”6 escrito alrededor del 130 a. C; este prólogo nos muestra
como ya para ese entonces existía la división tripartita del canon
hebreo.
El historiador judío Josefo: él vivió hacia finales del siglo I d. C.
También habló de las tres divisiones del canon y comentando acerca
de esto, escribió:
“Que hemos acreditado muy firmemente esos libros de
nuestra propia nación será evidente por lo que hacemos;
porque durante las muchas edades que han pasado nadie
se ha atrevido a añadir algo a ellos, quitar algo de ellos o
hacer cualquier cambio en ellos. Llega a ser algo muy
natural a los judíos, inmediatamente y desde su mero
nacimiento, tener en alta estima estos libros porque
contienen doctrinas divinas y a persistir en ellos.
Además, si la ocasión lo requiere, estar dispuesto a morir
por estos libros. Porque no es cosa nueva que cautivos
judíos, a veces muchos en número y frecuentemente en
tiempo, sean sometidos a tormentos y hasta muertes de
todo tipo, antes de que dijeran ni una palabra contra
nuestras leyes y los registros que las contienen”
(Josefo, 1960:609)
Melitos, obispo de Sardis: Melitos hizo la primera lista de los libros
del Antiguo Testamento (cerca del año 170 d. C) Eusebio, historiador
romano, en la Historia Eclesiastica IV.26, preserva los comentarios de
Melitos:
“Melitos dijo que él había conseguido la lista fidedigna
mientras viajaba en Siria. Los comentarios de Melitos se
encuentran en una carta de su amigo Anesimius: ‘Sus
nombres son estos […] cinco libros de Moisés: Génesis,
Éxodo, Números, Levítico, Deuteronomio, Jesús Naue
[Josué], Jueces, Rut. Cuatro libros de los reinos, dos de
las Crónicas, los salmos de David, Los proverbios de
Salomón (llamado también sabiduría), esclesiastés,
Cantar de los Cantares, Job. De los profetas: Isaías,
6 Dirección URL: http://es.wikisource.org/wiki/Eclesi%C3%A1stico:_Pr%C3%B3logo (Consultado el
24/01/2014)
38
Jeremías, los Doce en un solo libro, Daniel, Ezequiel,
Esdras’” 7
F.F. Bruce cometa sobre la lista de Melitos:
“Probablemente Melitos incluía Lamentaciones junto con
Jeremías, y Nehemías con Esdras (aunque es curioso
encontrar a Esdras entre los profetas). Si es así, su lista
incluye todos los libros del canon hebreo (arreglados
según el orden de la Septuaginta), con la excepción de
Ester. Ester puede no haber sido incluido en la lista que
Melitos recibió de sus informantes en Siria”
(Bruce, 1984: 100)
Estos son varios testimonios de escritores fuera de la Biblia, pero hay más documentos
que apoyan lo mismo como los de Filón (filósofo judió de Alejandría), o también
encontramos referencias en El Talmud y la Mishna. Sin embargo, para nuestro
propósito creo que tenemos suficiente con estos testimonios. En vista de esto, podemos
decir que el rumor de que el A.T. ha sido manipulado por las instituciones religiosas es
falso. Se ha hecho evidente que el canon había sido establecido, en los tiempos donde
los judíos pudieron reconocer a los profetas y a los libros sagrados.
D. Los libros apócrifos del Antiguo Testamento
Los libros apócrifos han sido motivo de gran morbo alrededor de los círculos literarios,
ya que para muchos, estos son muestras de que la Biblia es más un libro de ciencia-
ficción que divino. Pero, ¿qué es esto de ‘apócrifo’? Este término proviene del vocablo
griego “apókrufos” que quiere decir “escondido u oculto”. En el siglo IV d.C. Jerónimo
fue el primero en llamar a este grupo de escritos o libros: “literatura apócrifa”.
La siguiente lista representa los libros apócrifos8, los cuales son aceptados por la Iglesia
Católica Romana; algunos libros son excluidos en el canon de los ortodoxos griegos y
7 Vid. (McDowell, 2004:33)
39
rusos, entre otros. Los protestantes rechazan estos libros como canónicos. Estos libros
son los siguientes:
1 Esdras (aprox. 150 a.C.)
2 Esdras (aprox. 100 d.C.)
Tobías (a veces llamado Tobit; proviene del siglo II a.C.)
Judit (aprox. Mediados del siglo II a.C.)
Adiciones a Ester (aprox. 100 a.C.)
Sabiduría de Salomón (o solamente Sabiduría; aprox. 40 d.C.)
Eclesiástico o Sabiduría de Sira (aprox. 180 a.C.)
Baruc (aprox. 100 a.C)
Adiciones deuterocanónicas: son adiciones a libro canónico de Daniel,
estas adiciones son usadas por los ortodoxos, las cuales son las
siguientes: Susana, Bel y el dragón, y El canto de los tres jóvenes.
La oración de Manasés (aprox. siglo II d.C.)
1 Macabeos (Siglo I a.C.)
2 Macabeos (Siglo I a.C.)
Aunque ha habido un gran debate sobre estos libros, es fácil saber de que no son
canónicos, ya que el mismo testimonio histórico muestra la exclusión de estos libros
desde un principio y a lo largo de los siglos. A continuación listaré 10 razones
consistentes por las cuales nadie debería considerar estos libros como canónicos:
1- Los rabinos de Jamnia (90 d.C.), en el concilio que tuvieron, no
reconocieron los libros apócrifos.
2- No encontramos citas que hicieran Jesús o los escritores del Nuevo
Testamos sobre los libros apócrifos, a pesar de que hemos visto que
8 Vid. (Earle, 1971: 37-41)
40
tenemos alrededor de 1000 citas o referencias que el N.T. hace sobre
el A.T.
3- El filósofo judío de Alejandría, Filón, (20 a.C.- 40d.C) citaba
muchos pasajes del Antiguo Testamento, reconociendo su división
tripartita, pero nunca citó los libros apócrifos como la Palabra de
Dios.
4- Josefo (30-100 d.C.) historiador judío, excluye explícitamente los
libros apócrifos, enumerando los libros del A.T. dando como
resultado 22.
5- Jerónimo (340-420 d.C.), que fue un gran erudito y traductor de la
versión al latín llamada “Vulgata”, rechazó los libros apócrifos como
parte del canon.
6- Ningún canónigo ni concilio eclesial reconoció los libros apócrifos
como canónicos durante los primero cuatro siglos.
7- Los Padres de la Iglesia Primitiva como Orígenes, Cirilo de
Jerusalén y Atanasio hablaron en contra de estos libros.
8- Muchos eruditos católicos romanos rechazaron los libros apócrifos
durante el periodo de la Reforma.
9- Martín Lutero y otros reformadores rechazaron reconocer estos
libros como divinos.
10- No fue hasta el año 1546 d.C. que la Iglesia Católica recibió estos
libros como sagrados. Esto se debe a la actitud reactiva en contra de
la Reforma Protestante, que tuvo sus inicios en el Concilio de
Trento.
41
Podemos concluir, diciendo certeramente que el A.T. no ha sido manipulado ni alterado
como muchos han clamado. Además, vemos fuertes evidencias de que el canon fue
reconocido y no inventado según la conveniencia. A pesar de las diferencias que hacen
algunas instituciones religiosas sobre estos libros, tenemos el testimonio histórico que
nos dice cuáles realmente son los libros que forman parte de A.T.
II. El canon del Nuevo Testamento
En este apartado veremos cómo se formó el Nuevo Testamento. Para ello es muy
importante tomar en cuenta lo siguiente: en primer lugar, es de gran relevancia saber las
razones para su colección, en las cuales veremos que muchas circunstancias hicieron
necesaria la recopilación de los libros considerados como sagrados; en segundo lugar,
veremos como el canon fue reconocido, de nuevo citaré escritos de la época de diversas
personas; en tercer y último lugar, trataremos los libros apócrifos, y veremos por qué
fueron excluidos del canon.
A. Razones para la colección de los libros del N.T.
En el siglo I, hubo un gran número de situaciones que hicieron necesario el
reconocimiento del Nuevo Testamento con sus respectivos libros y cartas. A
continuación, veremos las situaciones más significativas, que hicieron a la iglesia
primitiva llevar a cabo tal empresa.
Las herejías: en el siglo I y II encontramos una gran diversidad de
situaciones en las cuales la ‘sana doctrina’ estaba siendo atacada. Por
ejemplo: en el año 140 d.C. el hereje Marción, desarrolló su propio
compendio de la Biblia y comenzó a divulgarlo entre el gentío.
También en muchas iglesias de Medio Oriente usaban libros que
eran muy cuestionables en cuanto su autenticidad. En vista de estos
42
inconvenientes, la iglesia se vio forzada a reunir los libros que
debían ser considerados como parte del N.T.
El estudio personal: el estudio semanal de las escrituras era muy
importante, por ello, muchos cristianos se vieron en necesidad de
tener a mano los escritos que eran realmente pertenecientes a los
apóstoles y evangelistas. Esta necesidad también se debe en gran
parte a los conflictos que tenían los cristianos en la vida diaria, ya
que por eso, necesitaban las verdaderas fuentes para consultar sus
problemas y buscar una solución a estos.
Las misiones evangelizadoras: el cristianismo en el primer y
segundo siglo, se extendió de una manera apabullante. Por eso, fue
necesario traducir la Biblia a otros idiomas, pero esta tarea habría
sido imposible si no se hubiese tenido claro cuáles eran los libros
considerados como divinos. Por ejemplo: en el siglo II, la Biblia fue
traducida al siríaco y al latín clásico.
Las persecuciones: entre los varios ataques que tuvo la iglesia
primitiva, uno de ellos fue la destrucción de los libros sagrados.
Muchos de esos mártires, dieron su vida por la protección de estos
escritos. Esto no es un argumento baladí, ya que nadie daría su vida
por un libro sagrado del que no está seguro si es verdadero. Los
cristianos del primer siglo sabían muy bien cuáles eran los libros
sagrados. Quizás algunos no lo supieran, pero tenemos testimonios
de cristianos que lo tenían muy claro, y por esa causa murieron.
B. El canon del Nuevo Testamento es reconocido
Durante los primeros años de la iglesia primitiva, encontramos personas muy
representativas. Estas fueran las encargadas testificar acerca del canon, y de
43
reconocerlo. Muchos representantes como Ignacio (50-115 d.C.), Policarpo (115 d.C.),
Justino Mártir (100-165 d.C.), e Ireneo (180 d.C.) se refirieron a los libros del A.T. y del
N.T. Entre ellos uno de los más importantes es Ireneo. El erudito de la Biblia, F.F.
Bruce escribe, sobre Ireneo y la relación de este con el canon, lo siguiente:
“La importancia de la evidencia descansa en su relación
(la de Ireneo) con la edad apostólica y en sus
asociaciones ecuménicas. Criado en Asia Menor, a los
pies de Policarpo, quien a su vez fue discípulo de Juan,
Ireneo llegó a ser obispo de Lyon en Galia, allí por el año
180 d.C. Sus escritos dan testimonio del reconocimiento
canónico de los cuatro Evangelios, los Hechos, las
epístolas a los Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas,
Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y
2 Timoteo, Tito, 1 Pedro, 1 Juan y el Apocalipsis. En su
tratado Contra las herejías, III, ii, 8, es evidente que para
el año 180 d.C. la idea del Evangelio cuádruplo había
llegado a ser tan axiomática en toda la cristiandad que era
posible referirse a él como un hecho establecido, tan
obvio, inevitable y natural como los cuatro puntos
cardinales de la brújula o los cuatro vientos.”
(Bruce, 1984: 109)
Otra de las personas más representativas fue Atanasio de Alejandría (367 d.C.) , el cual
fue un obispo. Él nos dio una lista del Nuevo Testamento con el mismo orden que ahora
tenemos. Esta lista la encontramos en una carta festiva que mandó a las iglesias:
“Nuevamente, no es tedioso hablar de los libros del
Nuevo Testamento. Son: los cuatro Evangelios (según
Mateo, Marcos, Lucas y Juan). Luego, los Hechos de los
apóstoles, las epístolas (llamadas católicas o universales),
que son siete; vale decir, la de Santiago, una; las de
Pedro, dos; las de Juan, tres; después de estas, la de
Judas, una. Además son catorce las epístolas de Pablo,
escritas en este orden: La primera, la dirigida a los
romanos; luego dos dirigidas a los corintios; después de
estas, la dirigida a los gálatas; luego, la dirigida a los
efesios; luego la dirigida a los filipenses; luego, la que
fue a los colosenses; después de estas, las dos a los
tesalonicenses; luego la dirigida a los hebreos;
nuevamente, las dos a Timoteo; una a Tito; y finalmente,
la dirigida a Filemón. Además: el apocalipsis de Juan”
(Atanasio, 1888:552)
44
Poco después de que Atanasio mandara esta carta, Jerónimo y Agustín hicieron de
forma muy similar una lista de los libros pertenecientes al Nuevo Testamento. Ya para
el año 393 d.C. hubo un concilio llamado el “Sínodo de Hipona”, en el que se hizo una
lista de los 27 libros del Nuevo Testamento. En realidad, no se le otorgó ninguna
autoridad que antes no tuviera simplemente se oficializó la canonización que antes,
como hemos podido ver, ya estaba establecida. Desde entonces, ni los católicos
romanos ni los protestantes, ni siquiera la Iglesia Ortodoxa Oriental, han cuestionado
seriamente los 27 libros aceptados en el N.T. Para terminar con este apartado, el
siguiente cuadro9 ilustra de manera muy precisa cómo los padres de la iglesia primitiva
tenían en sus mentes el canon, tanto es así, que hasta se podría recomponer
prácticamente todo el Nuevo Testamento con las citas de estos grandes representantes.
A continuación hay una enumeración de las citas que hacen sobre el N.T.
Escritor Evangelios Hechos Epístolas
de Pablo
Epístolas
generales
Apocalipsis Totales
Justino
Mártir
268 10 43 6 (226
alusiones)
3 330
Ireneo 1.038 194 449 23 65 1.819
Clemente
de Alejan
dría
1.107 44 1.127 207 11 2.406
Orígenes 9.231 349 7.778 399 165 17.992
Tertuliano 3.822 502 2.609 120 205 7.258
Hipólito 734 42 387 27 188 1.378
Eusebio 3.258 211 1.592 88 27 5.176
Totales
Generales
19.368 1.352 14.035 870 664 36.289
9 Vid. (Geisler, N. L. y Nix, W. E; 1986: 431)
45
C. Los libros apócrifos del Nuevo Testamento
En vista del morbo que se ha desatado sobre los libros apócrifos estas últimas décadas,
no puedo dejar sin tratar este asunto. A continuación, daré una lista parcial de los libros
apócrifos y luego daré las razones por las cuales, estos y los demás libros apócrifos han
sido rechazados.
Lista parcial de los libros apócrifos10
:
La epístola del Pseudo-Bernabé (aprox. 70-79 d.C.)
Epístola a los corintios (aprox. 96 d.C.)
Una homilía antigua, o Segunda Epístola de Clemente (aprox. 120-
140 d.C.)
Pastor de Hermas (aprox. 115-140 d.C.)
Didache, la enseñanza de los doce (aprox. 100-120 d.C.)
Los Hechos de Pablo y Tecla (aprox. 170 d.C.)
El Evangelio según los hebreos (aprox. 65-100 d.C.)
Epístola de Policarpo a los filipenses (aprox. 108 d.C.)
Las siete epístolas de Ignacio (aprox. 100 d.C.)
La razón por la que estos libros fueron rechazados no es porque no tengan validez
alguna. Una cosa que aquí es muy importante diferenciar es La Palabra de Dios, y el
material complementario. Para los cristianos La Palabra de Dios es infalible, y el
material complementario se sirve de apoyo pero siempre con un ojo crítico, ya que
puede haber cosas erróneas, por tanto, no tiene la misma condición que la Biblia. No
obstante podemos decir que estos escritos bien sirvieron como material de apoyo y
exhortación para los fieles, como muchos libros lo son hoy en día.
10
Vid. (Geisler, N. L. y Nix, W. E; 1968: 316)
46
Siguiendo la línea de los brillantes y grandes eruditos de la Biblia, Norman Geisler y
William E. Nix,11
podemos decir que las razones por las cuales estos libros no se
consideraron canónicos son muy obvias. En primer lugar, ninguno de esos libros tuvo
una aceptación más allá de su entorno geográfico, además fue durante un pequeño
periodo de tiempo en que gozaron de dicha aceptación. Como segunda razón,
encontramos que estos libros siempre estuvieron en un estado semicanónico, ya que
solo aparecían como apéndices en ciertos manuscritos o mencionados raramente en
algunos listados. En tercer lugar, vemos que ningún concilio y ni siquiera ningún líder
de la iglesia incluyó estos libros, como libros sagrados del Nuevo Testamento. Además
cabe decir, como una cuarta razón, que algunos de estos libros fueron muy disputados,
ya que había ciertas dudas. Estas dudas se debían a que en algunas epístolas canónicas
hacen algunas referencias a estos libros apócrifos; otro motivo de confusión sobre estos
libros fue que algunos tenían cierta pretensión apostólica, es decir, hacían alarde de su
autoridad como lo haría un apóstol. No obstante, una vez que se disiparon estos
interrogantes, no hubo más debates sobre este asunto.
11
Vid. (Geisler, N. L. y Nix, W. E; 1968: 317)
47
LA QUINTA EVIDENCIA: DIOS EN LA HISTORIA
"La Biblia trae el sello
distintivo de su origen, y una
distancia inconmensurable la
separa de todo competidor”.
William Gladstone12
Hasta ahora, se ha hecho evidente que es posible conocer la historia, y además se ha
podido observar cómo la Biblia fue elaborada. Es importante tener en mente que
muchos libros no son considerados como históricos, debido a las múltiples
incongruencias temporales, errores geográficos e inconsistencias en el mismo relato que
estos poseen. Muchos de mis conocidos y no tan conocidos han apelado a la razón para
disputar la historicidad de la Biblia. Cuando nos referimos a ‘historicidad’, es
remarcable saber que este término significa ‘la cualidad histórica de algo’. Dicho de
otro modo, ¿cuánto de histórico, posee la Biblia? ¿Podemos considerar la Biblia como
algo fiablemente histórico? Es inexpresable de qué manera tan apabullante, muchos
académicos, e incluso historiadores, se han burlado de las descripciones que la Biblia
hace sobre su tiempo y su entorno. Tal afrenta no puede ser abandonada sin antes dar
una respuesta consistente y sólida. Hay que dejar que la historia auxilie e ilumine las
mentes de aquellos que quieren ser iluminados por su luz, esa luz que testifica con
12
Vid. Dirección URL: http://es.wikiquote.org/wiki/Biblia (Consultado: 27/01/2014) William Gladstone
48
pruebas contundentes, y que a su vez deja a los efímeros buscadores de la verdad un
consuelo para sus almas.
Cuando se trata de la literatura es indispensable tomar en cuenta los tres principales
medios13
que nos ayudarán a aprobar o desaprobar algo como histórico. Estos son:
1. La prueba bibliográfica: es la que analiza los documentos que han
llegado hasta nosotros, ya que no tenemos los originales. En vista de
esto, es necesario saber cuán confiables son las copias que tenemos
en relación con la cantidad de manuscritos y el lapso de tiempo entre
la copia original y las copias existentes en la actualidad.
2. Prueba de la evidencia interna: esta prueba se encarga de dar al
documento estudiado el beneficio de la duda. Es decir, no se debe
descalificar el documento sin antes haber visto una contradicción
evidente, o alguna discrepancia en los datos que se estudian de dicho
documento. Sería un argumento falaz si alguien creyese que por el
hecho de que un documento presente dificultades o problemas no
resueltos, es un documento falso o no digno de ser tratado. Debería
ser todo lo contrario, las dificultades no minimizan la validez del
documento, sino que ayudan a considerarlo desde la perspectiva
correcta, haciéndose evidente que las anteriores maneras de
estudiarlo han sido erróneas o no apropiadas para el asunto en
observación.
3. Prueba de la evidencia externa: es la encargada de hacer un
escrutinio sobre los documentos que son coetáneos respecto al
documento estudiado. Dicho de otra manera, los materiales
históricos, ajenos al escrito que se está tratando, validan o refutan el
testimonio interno que ha sido provisto por el documento bajo
observación. Con todo ello, una persona puede hacer un contraste
13
Vid. (Sanders, C; 1952: 143)
49
más preciso de los eventos y descartar todo aquello en lo que haya
discrepancias y datos falsos. Eso nos ayudará para saber si el
documento tiene certeza, fiabilidad, y autenticidad respecto a lo que
este declara como cierto.
Estos tres métodos son muy meticulosos y escudriñan de manera muy aguda todo lo que
puede ser estudiado en cuanto a un documento que ha tenido su realidad en el pasado.
Estos métodos se van a aplicar al Nuevo Testamento. No trataré el Antiguo Testamento
porque para el propósito de este ensayo es más apremiante que se abarquen otros temas
de mayor relevancia. Sin más disoluciones, presento ante usted las pruebas que
demuestran la historicidad del Nuevo Testamento.
I. La prueba bibliográfica
Es de una remarcable importancia saber cómo se establecen las fechas de los
manuscritos. Para ello, es importante tener en consideración las características que nos
ayudan a reconocer un periodo frente a otros, como: las maneras de escribir, idiomas,
modos de cómo separar y dividir las frases, el formato de los textos, etc. Por ejemplo:
no era lo mismo el cómo se organizaban los textos en el siglo I, en comparación a
nuestros días. Tampoco será lo mismo si comparo los materiales que se utilizaban para
escribir en el siglo X en contraste con los nuestros. El tomar esto en cuenta nos ayuda a
diferenciar en qué periodo de la historia se encuentran los distintos escritos. Para llegar
a establecer estas fechas, principalmente se siguen siete pautas14
:
14
Vid. (Geisler y Nix, 1986:242-246)
50
1. Materiales utilizados
2. Tamaño y forma de las letras
3. Puntuación
4. Divisiones del texto
5. Ornamentación
6. Color de la tinta
7. Textura y color del pergamino
Ahora que este concepto de la datación de los manuscritos ha sido clarificado, se puede
hablar del número de manuscritos y sus respectivas fechas. No tenemos los escritos
originales de las obras antiguas, ni tampoco las del Nuevo Testamento. No obstante,
cualquiera se quedaría perplejo si hace un contraste de las copias del N.T con respecto a
las demás obras clásicas. Hay aproximadamente 5.686 copias en griego de los
manuscritos, sin sumar las más de 10.000 copias de la Vulgata latina y por lo menos
9.300 de otras versiones antiguas; si sumamos todo esto, estamos cerca de alcanzar
25.000 copias de manuscritos que existen a día de hoy. No hay ningún documento de la
antigüedad que siquiera se acerque a estas cantidades tan arrolladoras. Si hiciéramos un
contraste con la obra que está en segundo lugar en cuanto a su autoridad bibliográfica,
mencionaríamos La Ilíada de Homero, la cual tiene tan solo 643 manuscritos en
existencia. Además, el primer texto completo de esta obra data del siglo XIII.
El gráfico15
de la siguiente página ilustra el número de los manuscritos en griego y en
otros idiomas. Aunque las cifras puedan variar un poco dependiendo de qué experto
enumere los manuscritos, en líneas generales estas son las cantidades:
15
Vid. (McDowell, 2004:42)
51
Como se puede ver, ningún documento perteneciente al periodo antiguo está tan bien
atestiguado bibliográficamente como el Nuevo Testamento. A ello se añade que, en
ninguno de los casos, el tiempo entre el original y la copia sea tan breve como lo es en
el caso del N.T., ya que los manuscritos existentes más antiguos son del siglo IV, es
Clase
Tipos
Número de
Manuscritos
Subtotal
Total
Manuscritos en
griegos existentes
Unciales
Minúsculos
Leccionarios
Papiros
≈ 307
≈ 2.680
≈ 2.410
≈ 109
5.686
+24.970
Manuscritos en
otros idiomas
Vulgata latina
Etíope
Eslavo
Armenio
Peshita(siriáco)
Bohaírico
Árabe
Latin antiguo
Anglosajón
Gótico
Sogdiano
Siríaco antiguo
Persa
Franco
≈ 10.000
≈ +2.000
≈ 4.101
≈ 2.587
≈ +350
≈ 100
≈ 75
≈ 50
≈ 7
≈ 6
≈ 3
≈ 2
≈ 2
≈ 1
+19.284
52
decir, de unos 250 a 300 años después del original. Si alguien osara a objetar sobre
estos hechos, entonces toda la antigüedad clásica caería en la oscuridad, puesto que
nada puede competir con el vasto número de copias que posee el N.T.
El siguiente cuadro16
ilustra una comparación amplia de algunos de los documentos
antiguos con el Nuevo Testamento: (449/408)
Autor
Libro
Fecha de
redacción
Copias más
antiguas
Intervalo
Cantidad de
copias
Homero La Ilíada 800 a.C. 400 a.C. 400 años* 643
Heródoto Historia 480-425 a.C. 900 d.C. 1.350 años* 8
Tucídides Historia 460-400 a.C. 900 d.C. 1.300 años* 8
Platón 400 a.C. 900 d.C. 1.300 años* 7
Demóstenes 300 a.C. 1100 d.C. 1.400 años* 200
Julio Cesar
Comentario
de las
guerras
gálicas
100-44 a.C.
900 d.C.
1.000 años*
10
Livio
Décadas
59 a.C-17d.C.
Siglo IV
(parcial)
Siglo X
(mayoría)
1.000 años*
(los dos)
1 parcial
19 copias
Tácito Anales 100 d.C. 1100 d.C. 1.000 años 20
Plinio el
joven
Historia
natural
61-113 d.C. 850 d.C. 750 años 7
Nuevo
Testamento
50-100 d.C. 114
(fragmentos)*
200 (libros)*
250(la mayor
parte del
N.T.)*
325 (Todo el
N.T.)
+50 años*
100 años*
150 años*
225 años*
5366
16
Vid. (Geisler y Nix, 1968:408)
53
Con todas estas evidencias, no cabe duda de que la prueba bibliográfica del Nuevo
Testamento es abundantemente rica en copias a su favor. Ninguna persona racional
descredita esta abrupta realidad en cuanto a la fiabilidad del N. T., la cual deja los
documentos antiguos en un rincón, poniéndose el N.T. en el altar de la credibilidad
bibliográfica.
II. Prueba de la evidencia interna
Hay dos cosas de gran importancia en cuanto a la prueba de la evidencia interna.
Primero debemos considerar las supuestas contradicciones de la Biblia, que muchos
intelectuales han argumentado con muy poco cuidado y de manera muy superficial. En
segundo lugar, analizaremos las principales fuentes que tuvieron los escritores del
Nuevo Testamento, para ver cuán fidedignas son sus narraciones acerca de los hechos
que acontecieron en el primer siglo.
A. Las supuestas contradicciones de la Biblia
Es exasperante escuchar todos los días que la Biblia está llena de contradicciones, y
cuando uno humildemente se dispone a preguntar a los proclamadores de estas
especulaciones: “¿Puedes mostrarme una contradicción en la Biblia?”, de repente te
darás cuenta que un tono titubeante en su voz, tras otro más defensivo y agresivo,
saldrá de la boca de estos. Lamentablemente hay pocas personas que han hecho un
estudio profundo sobre este tema, y los que han perseverado en esta búsqueda terminan
más convencidos de que la Biblia no posee contradicciones. Una de las más grandes
eminencias sobre la Biblia fue Gleason Archer, a quien se le conocía en el seminario
como el hombre que sabía más de 30 idiomas, la mayoría de los cuales eran de la época
54
del Antiguo Testamento en el mundo de Oriente Medio. Este erudito dijo lo siguiente
acerca de las contradicciones de la Biblia:
“En las escrituras mismas hay una respuesta buena y
suficiente para refutar cualquier acusación que se ha
levantado en contra de ellas. Pero esto es lo que puede
esperarse de la clase de libro que la Biblia afirma que es,
la puesta por escrito de la Palabra inerrante e infalible del
Dios viviente” (Archer, 1982:12)
Debido a la línea argumental del ensayo, no puedo dedicarlo a exponer todas las
contradicciones que muchas personas han alegado. Es simplemente imposible; en tal
caso, tendría que verme forzado a escribir un ensayo exclusivamente sobre ese tema, y
aun así tendría serias dudas de poder abarcarlo satisfactoriamente. No obstante, para
nuestro propósito, mostraré un ejemplo de una supuesta contradicción que algunos
intelectuales han alegado como tal. Se ha argumentado que hay una contradicción
dentro de la Biblia sobre la muerte de Judas. Veamos estos dos pasajes donde se
refieren a dicha muerte.
Mateo 27,3-8 Hechos 1,16-19 3 Entonces Judas, el que le había entregado,
viendo que Jesús había sido condenado, sintió
remordimiento y devolvió las treinta piezas de
plata a los principales sacerdotes y a los
ancianos, 4 diciendo: He pecado entregando
sangre inocente. Pero ellos dijeron: A
nosotros, ¿qué? ¡Allá tú! 5 Y él, arrojando las
piezas de plata en el santuario, se marchó; y
fue y se ahorcó. 6 Y los principales sacerdotes
tomaron las piezas de plata, y dijeron: No es
lícito ponerlas en el tesoro del templo, puesto
que es precio de sangre. 7 Y después de
celebrar consejo, compraron con ellas el
Campo del Alfarero para sepultura de los
forasteros. 8 Por eso ese campo se ha llamado
Campo de Sangre hasta hoy.
16 Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura
en que por boca de David el Espíritu Santo
predijo acerca de Judas, el que se hizo guía de
los que prendieron a Jesús.17 Porque era
contado entre nosotros y recibió parte en este
ministerio. 18 (Este, pues, con el precio de su
infamia adquirió un terreno, y cayendo de
cabeza se reventó por el medio, y todas sus
entrañas se derramaron. 19 Y esto llegó al
conocimiento de todos los que habitaban en
Jerusalén, de manera que aquel terreno se
llamó en su propia lengua Acéldama, (es
decir, campo de sangre.)
55
Esta supuesta contradicción queda expuesta como falsa por dos razones: la primera
razón es que, en realidad, no existe ninguna contradicción en el relato bíblico, ya que
una contradicción ocurre cuando una declaración excluye la posibilidad de otra. La
segunda ley de la lógica es la ‘ley de la no contradicción’, que dice que algo no puede
ser verdadero y falso al mismo tiempo, es decir, si dos supuestos se contradicen, uno de
ellos tiene que ser mentira. En los dos relatos se puede ver la sucesión de hechos, pero
ninguno de ellos es excluyente, sino más bien complementarios en el tiempo. Un hecho
precedió al siguiente ¿cómo podemos saber esto? Si fuéramos a La Tierra Santa
(Palestina e Israel), nos daríamos cuenta de que este campo en el cual se menciona la
muerte de Judas, se encuentra bajo una colina a las afueras de Jerusalén. Por tanto, se
puede concluir que primero Judas se ahorcó y luego cayendo de cabeza se reventó por el
medio, y todas sus entrañas se derramaron. Es abrumador ver de qué manera una
supuesta contradicción puede ser resuelta cuando se le presta el cuidado suficiente.
B. Las fuentes de los escritores del Nuevo Testamento
Esta es una pregunta de gran importancia, ya que narrar un hecho real y certero depende
en gran medida de las fuentes de información que uno tenga. Mientras más cerca esté la
fuente del acontecimiento, más fidedigno será el relato. Sorprendentemente, las fuentes
de los escritores del Nuevo Testamento fueron, en algunos casos, sus propias
observaciones de la realidad, es decir, ellos mismos fueron la fuente; y en otros casos,
fueron personas que transmitieron todos los acontecimientos a estos escritores, en
calidad de testigos oculares. En vista de esto, podemos decir con seguridad que sus
fuentes son ‘fuentes primarias’. Las afirmaciones o demostraciones de esto, lo
encontramos en los siguientes pasajes de la Biblia:
56
Lucas 1:1-3 “ Por cuanto muchos han tratado de compilar una
historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, tal como nos
las han transmitido los que desde el principio fueron testigos
oculares y ministros de la palabra, también a mí me ha parecido
conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia
desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo
Teófilo”
2 Pedro 1:16 “Porque cuando os dimos a conocer el poder y la
venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas
ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de su
majestad.”
1 Juan 1:3 “lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a
vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros;
y en verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo
Jesucristo.”
Hechos 2:22 “Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús el
Nazareno, varón confirmado por Dios entre vosotros con milagros,
prodigios y señales que Dios hizo en medio vuestro a través de El,
tal como vosotros mismos sabéis”
Juan 19:35 “Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio
es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también
creáis.”
Lucas 3:1 “En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César,
siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de
Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de la región de Iturea y
Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,”
57
Hechos 26:24-26 “Mientras Pablo decía esto en su defensa, Festo
dijo a gran voz: ¡Pablo, estás loco! ¡Tu mucho saber te está haciendo
perder la cabeza! Mas Pablo dijo: No estoy loco, excelentísimo
Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Porque el rey
entiende estas cosas, y también le hablo con confianza, porque estoy
persuadido de que él no ignora nada de esto; pues esto no se ha
hecho en secreto.”
Estas afirmaciones son de gran importancia, ya que vemos que la mayoría de cristianos
del primer siglo no solo apelaron a lo que ellos vieron para convencer, sino también
recurrieron a decir que ellos (la gente) mismos habían visto lo mismo. Dicho de otro
modo, remarcaban repetitivamente los acontecimientos acerca de Jesús y su ministerio,
los cuales la gente había visto. Estos son argumentos de gran peso, que no pueden ser
despreciados ni infravalorados. Llegados a este punto, alguien podría objetar que los
autores que escribieron estas cosas, vivieron muchos años después de los
acontecimiento que narran. Pero esto no es verdad en el caso del Nuevo Testamento, y
menos aún, en el caso de los evangelios y de las epístolas de Pablo.
En los cuadros17
de la siguiente página, presento dos tipos de posturas acerca de la
datación de los evangelios y de las cartas de Pablo. Por un lado, tenemos las posturas de
los eruditos más conservadores, que en ciertos casos, algunos de los libros todavía
siguen en consideración, ya que se cree que algunas fechas no son lo suficientemente
conservadoras, como es el caso del libro de Mateo. Por el otro lado, tenemos la postura
de los eruditos más liberales, que afirman que algunas fechas prueban ser imposibles,
como por ejemplo el libro de Juan; y con respecto a los demás libros, sus fechas no
suelen ser aceptadas por los eruditos competentes de la actualidad. Aunque en cualquier
17
Vid. (McDowell, 2004:64)
58
caso, las fechas siguen estando muy próximas al tiempo en el que el acontecimiento
tuvo lugar. Es importante tomar en cuenta, a la hora de interpretar el cuadro, que a pesar
de que un documento antiguo se estudie y más o menos se encaje en cierto periodo, es
necesario ir más allá y buscar datos del mismo documento y de lo que cuenta, para saber
más exactamente su datación. Tal empresa es llevada a cabo por muchos eruditos.
FECHA DE LOS CONSERVADORES FUENTES FECHAS ERUDITOS
CARTAS DE PABLO 50-66 d.C. D. Edmund Hiebert
MATEO 70-80 d.C. Everett Harrison
MARCOS 50-60 d.C.
58-65 d.C.
Adolf von Harnack
T.W. Manson
LUCAS Principios del 60 Everett Harrison
JUAN 80-100 d.C. Everett Harrison
FECHA DE LOS LIBERALES FUENTES FECHAS ERUDITOS
CARTAS DE PABLO 50-100 d.C. Werner Georg Kümmel
MATEO 80-100 d.C. Werner Georg Kümmel
MARCOS 70 d.C. Werner Georg Kümmel
LUCAS 70-90 d.C. Werner Georg Kümmel
JUAN 170 d.C.
90-100 d.C.
F. C. Baur
Werner Georg Kümmel
En vista de todos estos datos tan contundentes y precisos, el Nuevo Testamento debe ser
considerado por los eruditos como un documento competente de fuentes primarias del
siglo I.
59
III. La prueba de la evidencia externa
Como dije antes, la prueba de la evidencia externa es de suma importancia, ya que a
través de esta, se pueden ver las fuentes externas al documento bíblico. Esto es de gran
utilidad, porque los documentos que han coexistido a la par con La Biblia, nos auxilian
a discernir lo falaz de lo que es realmente verdadero. Sería un argumento baladí si
alguien quisiese demostrar, desde una perspectiva histórica, la fiabilidad de la Biblia
consigo misma sin hacer un contraste con otros documentos y objetos de estudio de la
época. Para esclarecer este asunto, es necesario tomar en cuenta tres aspectos: primero
que todo, cabe mencionar a los escritores cristianos primitivos, es decir, los no
pertenecientes a la Biblia; en segundo lugar, es indispensable mencionar los
testimonios de personas que no eran cristianas (escritores seculares), pero que sin
embargo, confirman lo que es narrado en el Nuevo Testamento; y en último lugar, se
expondrán las evidencias arqueológicas que apoyan los datos del N.T.
A. Escritores cristianos primitivos
Este apartado no estará muy desarrollado, ya que se ha dicho mucho sobre los escritores
cristianos primitivos cuando se abarcó el tema del canon del Nuevo Testamento. En
aquella sección hay un cuadro sobre las miles de referencias que los padres de la iglesia
primitiva hicieron sobre el N.T. Esto claramente confirma la autenticidad de los
documentos bíblicos por parte de ellos. Sin embargo, citaré un trozo de texto para dar al
lector un ápice de cómo eran estos escritos.
60
Eusebio, en su obra Historia Eclesiástica 3.39, preserva los escritos de Papías, que fue
un obispo de Hierápolis (130 d.C.), en los cuales se registran dichos del “Anciano” (el
apóstol Juan):
El Anciano solía decir: “Marcos llego a ser el intérprete
de Pedro, y escribió de manera exacta, pero no en orden,
todo lo que recordaba de las cosas dichas y hechas por el
Señor. Porque él no había oído al Señor ni había sido uno
de sus seguidores, sino que más tarde, como he dicho, fue
seguidor de Pedro. Pedro solía enseñar según la ocasión
lo demandaba, sin dar una disposición sistemática a los
dichos del Señor, de modo que Marcos no erró al escribir
algunas cosas tal como las recordaba, porque tenía un
propósito dominante: no omitir nada de lo que había
oído, y no hacer ninguna declaración falsa en su relato”18
Como vemos, las personas más cercanas al cristianismo no solo daban validez al Nuevo
Testamento, sino que también se aseguraban de testificar con precisión lo que había sido
visto, dicho, y oído. Habiendo hecho está cita, dejo por terminado este punto, ya que se
complementa sólidamente con cosas dichas anteriormente.
B. Escritores seculares primitivos
Muchos críticos que han negado la historicidad del Nuevo Testamento han hecho
especulaciones que se basan en argumentos que no tienen realmente una base lógica.
Ellos alegan que el N.T. no tiene validez porque fue escrito por los propios discípulos y
los cristianos que vivieron después de ellos. A ello se añade el falso martilleo
argumental que aplican, diciendo que no hay fuentes seculares que apoyen lo que narra
el Nuevo Testamento. Tales afirmaciones no pueden dejarse sin cuestionar.
Estos dos reclamos son terminantemente falsos. Por un lado, el decir que el testimonio
de los cristianos no es válido porque hay partidismo, es mentira ya que estos estuvieron
18
Vid. (McDowell, 2004:64)
61
más cerca de los eventos que narran; por ejemplo: los sobrevivientes del Holocausto
judío no solo estaban cerca de los eventos, sino que también lo experimentaron en su
propia carne, y ese mismo hecho los capacita y los coloca en la mejor posición para ser
los exponentes de dicha aberración. Del mismo modo, los cristianos del primer siglo,
son los mejores capacitados para testificar lo que realmente sucedió. En cuanto a la
segunda conjetura sobre que no hay fuentes seculares para que apoyen la historicidad
del Nuevo Testamento, he de decir que es una falacia movida principalmente por el
morbo popular. En verdad, hay bastantes testimonios seculares que respaldan los
eventos narrados por La Biblia. A continuación listaré los más significativos:
Tácito: es considerado uno de los historiadores más importantes del
mundo antiguo. Él nos aporta un relato sobre el gran incendio de
Roma, del cual algunos culpan al emperador Nerón:
“Y así Nerón, para divertir esta voz y descargarse, dio
por culpados de él, y comenzó a castigar con exquisitos
géneros de tormentos, a unos hombres aborrecidos del
vulgo por sus excesos, llamados comúnmente cristianos.
El autor de este nombre fue Cristo, el cual, imperando
Tiberio, había sido justiciado por orden de Poncio Pilato,
procurador, de la Judea¡ (sic) y aunque por entonces se
reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición
tornaba otra vez a reverdecer, no solamente en Judea,
origen de este mal, pero también en Roma, donde llegan
y se celebran todas las cosas atroces y vergonzosas que
hay en las demás partes “ (Tácito: XV. XLIV)19
Probablemente, la “perniciosa superstición” se refiere a la
resurrección de Cristo. Lo mismo se sigue en Suetonio.
Suetonio: era el secretario general del emperador Adriano, quien
reinó del 117-138 d.C. Él confirma el reporte de Hechos 18:2, el
cual dice que Claudio mandó a todos los judíos (entre ellos Priscila y
Aquilas) salir de Roma en el año 49.
19
Vid. Dirección URL: http://historiantigua.cl/wp-content/uploads/2011/07/Tacito_-_Anales.pdf (Consultado:
25/01/2014)
62
“[Claudio] Hizo expulsar de Roma a los judíos, que,
excitados por un tal Cresto (118), provocaban
turbulencias”20
(Suetonio, Tiberio Claudio Druso: XXV)
Suetonio también habla acerca del gran incendio de Roma:
“Los cristianos, clase de hombres llenos de supersticiones
nuevas y peligrosas, fueron entregados al suplicio”21
(Suetonio, Nerón Claudio:XVI)
Es indispensable hacer una aclaración sobre el relato de Suetonio. Él
escribió sobre estos eventos unos 75 años después de que ocurrieran
por tanto, no podía realmente saber si los disturbios habían sido
realmente instigado por una persona llamada ‘Cresto’ (Cristo), o si
era debido a alguien que tenía ese nombre. Probablemente, Suetonio
se estaba refiriendo a la disputa entre los judíos respecto a la
identidad de Cristo.
Josefo: vivió entre el 37-100 d.C., era un fariseo de la línea
sacerdotal y un historiador judío, aunque trabajaba bajo la autoridad
romana. Pese a que él era judío, no creía que Jesús fuera el Mesías ni
lo proclamó como tal. Josefo formula muchas declaraciones que
comprueban de manera clara la naturaleza histórica del N.T. Estas
declaraciones son las siguientes:
Josefo se refiere a Jesús como el hermano de Santiago, el
cual fue asesinado como mártir. Hablando del sumo
sacerdote Ananías, dijo: “…él reunió al Sanedrín de los
jueces, y trajo ante ellos al hermano de Jesús, quien fue
llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago, y algunos
otros [o alguno de sus compañeros]; una vez que hubo
presentado una acusación contra ellos como violadores de
la ley, los entregó para que fueran apedreados”
(Josefo, 1900: 20.9.1)
Este pasaje fue escrito en el 93 d.C. Sin ninguna duda, vemos que
esto confirma el reporte del Nuevo testamento acerca de Jesús. Esto
20
Vid. Dirección URL: http://uhphistoria.files.wordpress.com/2011/02/gaio-suetonio-los-doce-
cesares.pdf (Consultado: 25/01/2014)
21 Vid. Dirección URL: http://uhphistoria.files.wordpress.com/2011/02/gaio-suetonio-los-doce-
cesares.pdf (Consultado: 25/01/2014)
63
también muestra que era una persona real, que vivió en el primer
siglo, y que además era identificada por otros como el Cristo, quien
tenía un hermano llamado Santiago.
También Josefo confirmó la existencia y el martirio de Juan el
Bautista, el cual era un profeta que preparaba el camino a Jesús.
“Algunos de los judíos pensaron que la destrucción del
ejército de Herodes vino de Dios, y en una manera muy
justa, como un castigo por lo que él hizo contra Juan, a
quien llamaba el Bautista. Porque Herodes lo mató; Juan
era un buen hombre y había mandado que los judíos
practicaran la virtud, tanto como la justicia unos hacia
otros como piedad ante Dios, y de esa forma vinieran
para bautizarse” (Josefo, 1900: 18.5.2)
Plinio el joven: este era un autor y administrador romano. En una
carta al emperador Trajano, alrededor del 112 d.C., describe las
prácticas de los cristianos de esa época:
“Tenían la costumbre de reunirse en cierto día prefijado,
antes de que fuera de día. Cantaban un himno a Cristo en
versos alternados, como a un dios; se comprometían por
un voto solemne, no a hacer cosas malas, sino a nunca
cometer ningún fraude, robo o adulterio, a nunca falsear
su palabra, ni a negar un encargo que se hubieran
comprometido a entregar. Después de ello acostumbraban
separarse, y luego volver a reunirse para participar de la
comida; pero comida de una clase común e inocente.”
(Plinio, 1998: 10:96)
Esta cita brinda una clara evidencia de que Jesucristo era adorado
como Dios por los cristianos primitivos, además de seguir
practicando el partimiento del pan, como se menciona en Hechos
2:42,46.
El emperador trajano, en respuesta a la carta de Plinio, escribió las
siguientes sugerencias en cuanto a los cristianos:
“No se debe buscar a estas personas; cuando se las
denuncie y encuentre culpables, deben ser castigadas. La
siguiente restricción se aplica: cuando la persona niegue
ser un cristiano, y brinde prueba de que no lo es (por
ejemplo: por adorar a nuestros dioses) debe ser
perdonada sobre la base del arrepentimiento, aunque
previamente se pueda haber sospechado de ella” (Plinio,
1998: 10:97)
64
El talmud: los escritos talmúdicos son obras que recogen las
discusiones rabínicas sobre las leyes judías, tradiciones, costumbres,
historias y leyendas. Los escritos más valiosos en cuanto al Jesús
histórico son aquellos que fueron reunidos entre el 70 y el 200 d.C.
durante el llamado ‘periodo tanaítico’. El texto más relevante para
nuestro asunto es ‘Sanedrin 43ª’:
“En la víspera de la Pascua, Yeshu [Jesús] fue colgado.
Durante 40 días previos a su ejecución, un heraldo salía y
gritaba: ‘Él va a ser apedreado porque ha practicado la
brujería y ha seducido a Israel a caer en la apostasía. Si
alguien tiene algo que decir en su favor que se presente y
ruegue en su favor’. Puesto que nadie se presentó, él fue
colgado en la víspera de la Pascua”22
(Talmud babilónico: sanedrín 43a)
Esta cita nos muestra datos muy importantes, que confirman el
Nuevo Testamento, ya que incluyen el hecho y el tiempo de la
crucifixión, tanto como la intención de los líderes judíos religiosos
de matar a Jesús.
Luciano de Samosata: fue un escritor griego del siglo II. En sus
obras vemos múltiples críticas sarcásticas sobre el cristianismo:
“Los cristianos adoran a un hombre hasta el día de hoy;
es el distinguido personaje que introdujo estos nuevos
ritos, y que fue crucificado… Estas criaturas equivocadas
comienzan con la convicción general de que ellos son
inmortales, lo cual explica el desprecio por la muerte y la
autodevoción voluntaria que es común entre ellos. Su
legislador original impuso sobre ellos que son todos
hermanos, desde el momento en que se convierten, y
niegan a los dioses de Grecia, adoran al sabio crucificado
y viven de acuerdo con sus leyes. Todo esto lo toman
ellos por fe, con el resultado de que desprecian por igual
todos los bienes terrenales, considerándolos meramente
como propiedad común.” (Luciano, 1949: 11-13).
En este pasaje vemos claramente cómo lo que dice el Nuevo
Testamento es cierto, aunque Luciano lo dice a modo de burla, su
22
Vid. Dirección URL: http://www.tyndale.cam.ac.uk/Tyndale/staff/Instone-
Brewer/prepub/Sanhedrin%2043a%20censored.pdf Consultado: 25/01/2014) (p.g. 6 –Sanedrín 43a)
65
escrito sigue siendo igual de informativo y comprueba como cierto
lo que dice el N.T.
Aunque hay muchas más fuentes (Mara Bar-Serapion, los gnósticos, Flegón, entre
otros) he creído conveniente continuar con nuestro caso ahora que se ha hecho evidente
en este apartado que las fuentes seculares afirman de manera contundente la historicidad
del Nuevo Testamento.
C. Las evidencias arqueológicas
Ha habido miles de hallazgos arqueológicos que confirman la historicidad del Nuevo
Testamento, aunque la mayoría de las masas populares no están al corriente de esto.
Estos grandes descubrimientos, uno detrás del otro, han dado la certeza y el
reconocimiento sobre muchas descripciones bíblicas. Por ello, la Biblia se ha vuelto
una gran fuente de autoridad.
A continuación, se listaran las evidencias arqueológicas más significativas:
Los Hechos de los Apóstoles: los eruditos están de acuerdo con que
Lucas fue quien escribió este libro de la Biblia. Durante muchos
años, Lucas fue el hazme reír en torno a los círculos de erudición, ya
que se le culpaba de tener datos erróneos acerca sus descripciones en
el libro de Hechos. No obstante, para sorpresa de muchos, recientes
hallazgos han sido muy abrumadores, ya que mostraban de manera
apabullante que todos esos juicios sobre Lucas eran injustos, porque
a través de estas evidencias se dieron cuenta de que Lucas estaba en
lo cierto. En total, Lucas23
indica 32 países, 54 ciudades y 9 islas sin
23
Vid. (Geisler, 1998: 47)
66
ningún error. Pasaremos a ver algunos de los puntos descriptivos
disputados por parte de eruditos, y cómo se esclareció el asunto por
medio de la arqueología.
Los arqueólogos24
creían que Lucas estaba equivocado en su
descripción de Listra y Derbe, ya que él las situaba en Licaonia,
y además que Iconio no pertenecía a esa área (Hechos 14:6) Esta
creencia vino a partir de los escritos romanos de Cicerón, quién
decía que Iconio estaba en Licaonia. Por ello, los arqueólogos
dijeron que la fiabilidad de Lucas era muy dudosa como fuente
fidedigna. No obstante, Sir William M. Ramsay encontró un
monumento en 1910 que mostraba que Iconio era una ciudad
frigia. Descubrimientos posteriores han confirmado esto más
aún.
También se dudaba de Lucas25
por algunos términos que
utilizaba. Por ejemplo: Lucas se refiere a Filipos como una
“parte” o “distrito” de Macedonia. Utilizó la palabra griega
meris, que se traduce como “parte” o “distrito”. F.J.A. Hort
pensaba que Lucas había errado con el uso de esa palabra, ya
que Hort traducía meris como una “porción” pero no como un
“distrito”. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas
mostraron que la palabra meris se utilizaba también para
describir las divisiones del distrito.
En otro caso, se culpó a Lucas26
de no usar palabras precisas en
su relato , ya que se refirió a los gobernantes de Filipos como
praetors (magistrados), no obstante, de nuevo la arqueología ha
dado la razón a Lucas, ya que los hallazgos han demostrado que
24
(Free, 1969: 317)
25 (Free, 1950: 320)
26 (Free, 1950: 321)
67
el uso de praetor se empleaba para los magistrados de una
colonia romana.
En otra situación27
, la palabra politarca fue motivo de debate, ya
que Lucas utiliza esta palabra para nombrar a las autoridades
civiles de Tesalónica (Hechos 17:6, en español “gobernadores”)
El debate empezó porque en la literatura clásica, politarca no se
utiliza. Pese a ello, recientemente se han encontrado 19
inscripciones que usan ese título, a lo que se añade que cinco de
ellas se refieren a Tesalónica. Una de ellas fue descubierta en un
arco romano perteneciente a Tesalónica, en la que se pueden ver
los nombres de seis politarcas de aquella ciudad.
Otras evidencias: Hay más evidencias arqueológicas que muestran
que la precisión de Lucas, solamente pudo ser hecha por alguien que
conocía con exactitud los lugares y que, además de eso, tuviera
fuentes muy certeras. En el caso de Lucas, encontramos todo esto,
así que no es de sorprender que uno de los más brillantes
arqueólogos de todos los tiempos, Sir William M. Ramsay dijese:
“Lucas es un historiador de primer nivel; sus
declaraciones no meramente son de hecho dignas de
confianza…este autor debe ser ubicado junto a los más
grandes historiadores” (Ramsay, 1915:222) además dijo:
“La historia de Lucas no puede ser superada en cuanto a
su confiabilidad” (Ramsay, 1962:81)
Los osarios28
: otro hallazgo tuvo lugar en 1945, año en el que
hallaron dos osarios (receptáculos para huesos), cerca de Jerusalén.
Esos osarios fueron descubiertos por Eleazar L. Sukenik, quien
afirmó que estos receptáculos eran los registros más antiguos del
cristianismo. Fueron hallados en una tumba, cuyas inscripciones 27
Vid. (Henry, 1969:325,360)
28 Vid. (Henry, 1969: 327,328)
68
dicen lesou iou y lesous aloth; también había cuatro cruces. Es muy
probable que la primera frase sea una oración a Jesús; la segunda,
una oración para la resurrección de la persona muerta.
El enlosado: Durante muchos siglos no se había descubierto ningún
registro sobre el patio en el cual Jesús fue llevado a juicio ante
Pilato. Este patio (Juan 19:13) es mencionado como “el enlosado” o
“el empedrado”, y en hebreo es “Gabbatha”. William F. Albright29
mostró que este patio era el de la Torre Antonia, que era el cuartel
romano en Jerusalén. Lo que ocurrió fue que quedó enterrado cuando
la ciudad fue reedificada en la época de Adriano, y este patio no se
descubrió hasta hace poco.
La crucifixión30
: en el año 1968 se descubrió en Jerusalén un
cementerio muy antiguo, en el que había 35 cadáveres. Se concluyó
que estos cuerpos pertenecían al siglo I, más concretamente, al año
70 d.C. durante las revueltas de los judíos contra Roma. Uno de estos
cuerpos era un hombre llamado Yohanan Ben Ha’galgol. Este sujeto
presentaba todas las características propias de una víctima de
crucifixión. Cada una de las características confirma la descripción
del Nuevo Testamento.
29
Vid. (Albright, 1960:141)
30 Vid. (Geisler,1998: 423)
69
Las monedas31
: hay tres monedas que se mencionan en el Nuevo
Testamento, las cuales son: la moneda del tribuno (Mateo 22:17-21;
Marcos 12:13-17; Lucas 20:20-26); las treinta piezas o siclos de
plata (Mateo 26: 14-15); y las dos blancas de la ofrenda de la viuda
(Marcos 12:41-44; Lucas 21:1-4). Todas estas monedas han sido
identificadas con bastante certeza.
31
Vid. (Dockery, Keneth y Sloan, 1994: 362)
70
LA SEXTA EVIDENCIA:
EL MILAGRO HISTÓRICO-EL HECHO
“…Si Cristo no ha resucitado, vuestra
fe es falsa; todavía estáis en vuestros
pecados. Entonces también los que
han dormido en Cristo han perecido.
Si hemos esperado en Cristo para esta
vida solamente, somos, de todos los
hombres, los más dignos de lástima.”
(1era Corintios 15:17-19)
¿Resurrección? ¡¿Resurrección física?! ¡¡¿Un hecho histórico?!! Si alguien le dijera que
la resurrección es un hecho histórico, probablemente se mofaría por la incredulidad a la
que le lleva su razón. No obstante, esa misma razón que le hace negar rotundamente la
resurrección como un hecho histórico, será la misma que le lleve a convencerse de lo
opuesto. A esto le llamo ‘El milagro histórico’. Curiosamente, el hecho de que esto sea
un asunto histórico, hace que la discusión filosófica de este tema quede en un segundo
plano. La madre Historia arranca de los brazos este asunto a la madre Filosofía. Esto se
debe a que la resurrección es algo más tangible y verificable que un discurso de ideas
que sigue una lógica dentro de un planteamiento abstracto sobre algo.
Tratar este hecho es de tal importancia, que si no se hiciese no valdría de nada hablar de
algo accesorio. Se podrían argumentar muchos temas sobre el cristianismo, pero sin
ninguna duda, en la resurrección y solo en la resurrección, es donde el cristianismo se
71
cae al foso llamado ‘mito’ o se levanta como el hecho histórico más sorprendente que
haya ocurrido jamás. Casi todas las religiones se basan en presuposiciones filosóficas
para demostrar su pretensión de verdad, salvo cuatro de ellas. Estas son: el judaísmo, el
budismo, el islam y el cristianismo. Si se pasa a un nivel más profundo de análisis y
escudriñamiento, será clarividente que solo una de ellas promulga algo aún más
escandaloso para la lógica humana: esta es el cristianismo. Esto se debe a que todos los
argumentos de las demás religiones languidecen ante tan asesina pretensión por parte de
Jesucristo. En caso de que tales religiones quisiesen sobreponerse ante el cristianismo,
necesitarían que algo más las auxiliara aparte de sus propios profetas o sus particulares
presuposiciones filosóficas. Abraham, el padre del judaísmo, murió alrededor del 1900
a.C. pero nadie clamó que él había resucitado o que él había pretendido decir tal cosa.
Buda, tampoco proclamó tal cosa ni se llamó a si mismo ‘Dios’, ni siquiera en ningún
libro búdico encontramos ninguna aparición después de muerto. Mahoma, murió el 8 de
junio del 632 d.C. a los 61 años de edad en Medina, su tumba es visitada anualmente
por miles de musulmanes. Los fieles que profesan su fe en estas tres religiones están de
acuerdo en que nunca ninguno de sus profetas ha resucitado, exceptuando el
cristianismo. ¿Cómo está la tumba de Jesús? Vacía. Esto es una afirmación de gran
peso, no es un argumento baladí si se pretende demostrar en un alto grado cómo esto
pudo suceder. Además, no solamente se proclamó que Jesús iba a resucitar, sino que
esta resurrección iba a ser una resurrección física o corpórea. Sería una estupidez por
parte de algún profeta lanzar una afirmación inverosímil que le califique como
mentiroso. Solo un necio haría tal aseveración, ya que haciendo eso, se garantiza el
abandono total por el gentío creyente. Sin embargo, Jesús lo hizo, y abrumadoramente,
las evidencias claman que así fue. A continuación, tenemos las afirmaciones de Cristo,
que no solo predijo su resurrección, sino que también remarcó que este hecho
72
demostraría y respaldaría, a modo de señal, su autenticidad como Mesías. Estas son las
siguientes:
Mateo 16:21 Desde entonces Jesucristo comenzó a declarar a sus
discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de
los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser
muerto, y resucitar al tercer día.
Mateo 17:9 Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó,
diciendo: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre
haya resucitado de entre los muertos.
Mateo 17:22-23 Mientras andaban juntos por Galilea, Jesús les dijo:
El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Y
le matarán, y al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron mucho.
Mateo 20:18-19 He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre
será entregado a los principales sacerdotes y escribas, y le
condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para burlarse de
El, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará.
Mateo 26:32 Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de
vosotros a Galilea.
Marcos 9:10 Y se guardaron para sí lo dicho, discutiendo entre sí
qué significaría resucitar de entre los muertos
Juan 2:18-22 Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que
haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les
dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Entonces los
judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y
tú lo levantarás en tres días? Pero Él hablaba del templo de su
cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se
73
acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la
palabra que Jesús había hablado.
Aunque puede haber mentes pensantes que se confabulen para dudar de este hecho, no
pueden negarlo por más que quisiesen, ya que negarlo implica demostrar de manera
convincente que la resurrección no tuvo lugar en la Historia. A lo largo del ensayo, se
han puesto los cimientos argumentales para llegar al punto culminante, el cual es ‘el
milagro histórico’. Para muchos puede que el tema de la resurrección sea meramente un
asunto que compete a la teología, y que tratar este tema desde una perspectiva histórica
no es más que un conglomerado de petulancias. Sin embargo, esto sí es posible, ya que
una cosa es el significado de la resurrección, y otra cosa es el hecho de la resurrección.
Dicho de otro modo, alguien podría abrigar en su mente el hecho de la resurrección,
pero no su significado. Esto se debe a que el aceptar su significado lleva consigo una
implicación personal, mientras que dar el hecho como válido no tiene por qué llevar a
alguien a estar involucrado de ese modo. Si usted no está persuadido con esto, luego,
cómo respondería a estos planteamientos: ¿Qué tiene de teológico un lugar ambientado
en el primer siglo, en el cual habitaban los judíos? ¿Qué tiene de teológico un lugar
geográfico donde había una tumba construida en la roca de una colina cerca de
Jerusalén? ¿Qué tiene de divino decir que Jesús era un hombre, entre los hombres, fuera
lo que fuera además de ello? ¿Qué tiene de inverosímil analizar a aquellos hombres que
se acobardaron cuando fueron a por Jesús, y un tiempo después, murieron por la misma
persona de la que se retractaron en un tiempo anterior? ¿Qué tiene de teológico analizar
un acto de crucifixión, del cual muchos fueron partícipes? ¿Qué tiene de divino hacer un
escrutinio de la psicología de estos hombres a través de sus acciones y palabras? ¿No
eran este sitio, esa tumba, Jesús y sus discípulos, entidades reales? Por tanto ¿Qué hay
74
de doctrinal en cuanto a esto? Por ello, a lo que nos podemos atener a decir es que esto
no es un problema meramente teológico, sino que también es un problema histórico al
que se le debe dar una respuesta en igualdad de términos.
A la luz de estas aclaraciones veremos el hecho histórico de la resurrección, en el cual
se analizarán dos escenarios: el primero es el escenario antes de la resurrección, y el
segundo es el escenario después de la resurrección. Además habrá un tercer punto en el
que se trataran las principales objeciones que han sido presentadas por varios
intelectuales. Debido a la línea argumental del ensayo, citaré las escrituras bíblicas
indispensables para entender ciertos aspectos de gran importancia sobre el tema de la
resurrección. Otras simplemente las explicaré con mis propias palabras sin citarlas ni
dar un excesivo detalle, ya que estas últimas son solamente para dar un mejor contexto.
I. El escenario antes de la resurrección
Es importante tomar en consideración varios aspectos sobre el escenario antes de la
resurrección.
A. La muerte de Jesús
Uno de los acontecimientos más cruciales antes de la resurrección, fue la muerte de
Jesús. Este es un asunto de gran relevancia, ya que es importante saber si Jesús murió, y
si murió, cómo y en qué condiciones.
Antes de que Jesús fuera condenado a ser crucificado, fue flagelado por los soldados
romanos. En este terrible castigo32, se le quitaba primeramente la ropa al criminal, y
luego se ataba fuertemente a un poste o pilar en el tribunal. Estos severos flageladores,
con el ánimo de un psicópata, lanzaban crueles latigazos a la víctima. Pese a que los
32
Vid. (Mattingly, 1961:21)
75
hebreos reducían estos latigazos a 40, los romanos no hacían caso de límites respecto a
este castigo. La víctima, en este caso Jesús, estaba a la merced de sus lictores. El
instrumento de tal abuso se llamaba flagrum, que estaba compuesto por trozos de hueso
y metal, los cuales podían lacerar la piel humana a tal punto que las venas eran dejadas
al descubierto, y hasta los músculos, tendones y entrañas quedaban expuestos
Después de este terrible castigo, Jesús fue llevado, como un títere descocido, a ser
crucificado. Este era uno de los peores castigos que existían, además entre los judíos ser
colgado de un madero significaba ser maldito. Eso era precisamente por lo que Jesús
estaba pasando, además del mareo, calambre, sed, hambre, insomnio, fiebre, entre otras
cosas. Dicho de otra manera, Jesús estaba soportando todo lo horrible y despiadado que
pueden tener el dolor y la muerte. Para entender esto con más precisión, es importante
tomar en cuenta el relato bíblico, más concretamente el relato del Apóstol Juan, el cual
fue un testigo ocular de los eventos:
“Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo:
¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el
espíritu. Los judíos entonces, como era el día de
preparación para la Pascua, a fin de que los cuerpos no se
quedaran en la cruz el día de reposo (porque ese día de
reposo era muy solemne), pidieron a Pilato que les
quebraran las piernas y se los llevaran. Fueron, pues, los
soldados y quebraron las piernas del primero, y también
las del otro que había sido crucificado con Jesús; pero
cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba
muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los
soldados le traspasó el costado con una lanza, y al
momento salió sangre y agua.”
(Juan 19:30-34)
Hay algo muy grandioso en el relato que da Juan, y eso es el detalle sobre “la sangre y
el agua” cuando el soldado romano le traspasó con la lanza. Aunque algunos se
pregunten ¿cómo esto es posible? de hecho, es posible. Las víctimas de la crucifixión
tardaban muchas horas en morir, por eso el relato nos cuenta que los judíos le pidieron a
76
Pilato quebrar las piernas de los crucificados, ya que haciendo esto, la muerte iba a ser
más rápida por la asfixia que conllevaba estar en esa postura sin un apoyo. No obstante,
cuando estaban a punto de hacer esto con Jesús, no hizo falta porque ya estaba muerto.
Todas las cosas por las cuales había tenido que pasar Jesús antes de que le crucificaran,
le dejó en un estado de dolor y de gran agonía. La referencia que hace Juan sobre la
sangre y el agua es muy reveladora, y a la vez muestra dos cosas: primero, que esto era
un relato verdadero; y segundo, que sin lugar a dudas, Jesús estaba muerto.
Los expertos33
en tema de anatomía y medicina (Dr. William Stroud, Dr. C.D. Ludwig,
Samuel Houghton, Landisi, Ramazzini, Morgagni y otros anatomistas) creen que esto
se debe a una ruptura de corazón, la cual ocurre cuando una persona sufre un gran pesar
y una angustia extrema, que lo lleva a un profundo agotamiento. Cuando esto ocurre, se
obtiene sangre parcialmente coagulada y una especie de suero, algunas veces en grandes
cantidades. Esto es lo que Juan llama “sangre y agua”; para él esto sería una cosa muy
estrambótica, pero para nosotros es algo reconocible. Ante esta aclaración no nos queda
ninguna duda de que Jesús, en verdad, estaba muerto incluso antes de que la lanza le
fuera traspasada.
B. La sepultura y la tumba
A continuación, se muestra un relato mezclado de las distintas partes del evangelio
acerca de la sepultura y la tumba de Jesús. He optado por escoger las escrituras que nos
dan un hilo de la historia bastante preciso con casi todos los detalles. Como podréis
notar debido a la mezcla, se han perdido un poco la coherencia y la cohesión, pero para
nuestro propósito es un mal menor, ya que lo que queremos saber es lo que narran los
evangelios sobre este evento.
33
Vid. Dirección URL: http://www.libros1888.com/24_Behold.htm (Ruptura de corazón)
77
“Juan 19:38-39 Después de estas cosas, José de
Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto
por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para
llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso.
Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. Y
Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche,
vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como
de cien libras. Mateo 27:59 Tomando José el cuerpo, lo
envolvió en un lienzo limpio de lino, Marcos 15:46
quien compró un lienzo de lino, y bajándole de la cruz, le
envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que
había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a
la entrada del sepulcro. Juan 19:40-41 Entonces tomaron
el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con
las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre
los judíos. En el lugar donde fue crucificado había un
huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual
todavía no habían sepultado a nadie.”
Sin duda alguna, sabemos más sobre la sepultura de Jesucristo y el sitio donde esta tuvo
lugar que de cualquier sepultura del Antiguo Testamento, de cualquier rey de Babilonia,
faraón egipcio, filósofo griego o César Los judíos tenían la costumbre de que al sepultar
a alguien, antes se le debía lavar, luego se daba paso a vendarlo ajustadamente desde las
axilas hasta los tobillos con vendas de lino de unos 30cm de ancho. Entre las vendas se
ponían las especias, que tenían dos fines: por un lado la de preservar el cuerpo, y por
otro, el de actuar a modo de pegamento con el objetivo de formar una capa consistente y
sólida. En cuanto a la tumba, Alfred Edersheim, historiador judío, brinda los siguientes
detalles:
“Rápidamente lo llevaron a una tumba en el huerto
cercano. Ese tipo de tumba o cueva (meartha) tenía
nichos (kukkin) donde se ponía a los muertos. Se debe
recordar que a la entrada de la “tumba” ----y dentro de “la
roca”---- había un “atrio”, de tres metros cuadrados,
donde comúnmente se ubicaba el féretro, y los que
transportaban al muerto se reunían para los últimos
oficios” (Edersheim, 1962:617)
78
Con toda esta información, podemos hacernos la siguiente idea acerca de la tumba de
Jesús: la tumba pertenecía a José de Arimatea, la cual estaba cerca, en un huerto. Esta
no era una cueva natural sino una excavación artificial en la roca; además, no estaba
hecha en el suelo, según la costumbre actual, sino que estaba cortada horizontalmente,
en la cara de la roca.
C. La piedra
La piedra34
es una de las piezas claves y aunque parece no tener importancia, la tiene
como objeto inerte y pesado. Los judíos le llamaban golel; esta fue rodada hasta la
abertura de la tumba, y probablemente otra piedra más pequeña llamada dofeg según era
la costumbre, aunque esta última no es mencionada en el relato del evangelio. Pero lo
que sí sabemos con certeza es que esta piedra era muy pesada (aproximadamente dos
toneladas), por lo que era necesario que fuera movida entre varios hombres. No es de
extrañar la reacción que tuvieron María Magdalena, María, la madre de Jacobo, y
Salomé, ante semejante piedra.
Marcos 16:3 Y se decían unas a otras: ¿Quién nos
removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
Aunque las mujeres no eran pocas en número, la piedra seguía presentando una gran
dificultad. Se piensa que se necesitaban un gran número de hombres, no sería
escandaloso decir que más de 10 eran requeridos para llevar a cabo tal empresa.
34
Vid. (Edersheim, 1962:618)
79
D. El sello y la guardia
“Al día siguiente, que es el día después de la
preparación, se reunieron ante Pilato los principales
sacerdotes y los fariseos, y le dijeron: Señor, nos
acordamos que cuando aquel engañador aún vivía, dijo:
“Después de tres días resucitaré.” Por eso, ordena que el
sepulcro quede asegurado hasta el tercer día, no sea que
vengan sus discípulos, se lo roben, y digan al pueblo: “Ha
resucitado de entre los muertos”; y el último engaño será
peor que el primero. Pilato les dijo: Una guardia tenéis;
id, aseguradla como vosotros sabéis. Y fueron y
aseguraron el sepulcro; y además de poner la guardia,
sellaron la piedra.
Mat 27:62-66
El sellado se hacía en frente de los soldados romanos que eran encargados de proteger
esta señal, ya que era un delito que una vez colocado el sello se rompiera. Los romanos
pusieron una cuerda35
alrededor de esa gran piedra, que se adhería a cada extremo de
esta con un sello de arcilla. Por ello, si alguien quería mover la piedra tenía que romper
dos cosas, la dignidad del signatario, es decir el que ha firmado eso, y la cinta o cuerda
física que se ponía alrededor de la piedra. Era de gran temor para muchos romper un
sello romano, ya que solo un loco se atrevería a ello. Esto le costaría la vida a alguien
que se atreviese a ejecutar tal afrenta.
Ahora tomemos en cuenta a la guardia encargada de proteger la tumba. Hay que
diferenciar dos tipos de guardias: el primer grupo es la ‘guardia romana’, que estaba
supeditada a las órdenes y autoridad de Pilato, y el segundo grupo es ‘la guardia del
templo’ la cual estaba bajo las directrices de los sumos sacerdotes. En este relato a
pesar de que pueda parecer confusa la frase pronunciada por Pilato “Una guardia tenéis;
id, aseguradla como vosotros sabéis.” Se está refiriendo a la guardia romana, no a la
35
Vid. (Alford, 1869:301)
80
guardia del templo. Esto se puede saber primeramente porque los judíos fueron a Pilato
a pedir esta guardia, pero Pilato, en realidad, no tiene jurisprudencia sobre los guardias
del templo. Si hubiese sido cierto que eran los guardias del tempo, en tal caso, habrían
tenido que pedírselo a los sumos sacerdotes, que eran los encargados de tomar ese tipo
de decisiones. Como segunda razón, cuando la resurrección tuvo lugar, los soldados
romanos fueron a los principales sacerdotes para que impidieran la muerte de estos, ya
que el castigo merecido por la negligencia en cuidar el sello podría ser muy severo,
hasta el punto de costarles la vida. Esto lo vemos en Mateo 28:14 “… si esto llega a
oídos del gobernador, nosotros lo convenceremos y os evitaremos dificultades”. Si estos
hubieran sido los soldados del templo, no habrían sentido necesidad de asegurar sus
propias vidas ante Pilato sino ante los mismos sumos sacerdotes. Por tanto, se puede ver
claramente que la guardia a la que se refiere el texto bíblico es, de hecho, la guardia
romana.
Una guardia romana estaba compuesta por cuatro personas, uno de ellos actuaba como
centinela mientras los otros tomaban una vigilancia más relajada, pero a la vez
preparados para actuar ante cualquier amenaza o peligro. Aunque alguien podría pensar
que eran pocos, estos eran soldados realmente equipados y férreos sin ningún tipo de
lástima ante el enemigo. El catedrático, Tomas George Tucker, cuando estaba en vida,
nos brindó una gran descripción del armamento que llevaba un soldado romano:
“En su mano derecha llevaba la famosa lanza romana.
Esta es un arma poderosa, de más de 1,80 metros de
largo. Consiste en una cabeza de hierro agudo fijado a un
asta de madera. El solado podía atacar con ella como una
bayoneta, o podía lanzarla como una jabalina y luego
pelear cuerpo a cuerpo con su espada. En el brazo
izquierdo tenía un escudo grande, el cual podía tener
diversas formas. Una de las formas más comunes era con
bordes hacia adentro como una porción de un cilindro de
1,20 metros de largo y 75 centímetros de ancho…El
escudo no sólo se llevaba por medio de un mango, sino
81
que podía ser sostenido con un cinturón sobre el hombro
derecho. La espada---un arma para atravesar, más que
para cortar---, a fin de que tuviera camino libre fuera del
escudo, se colgaba en el lado derecho por medio de un
cinturón que pasaba sobre el hombro izquierdo. Aunque
este arreglo nos puede parecer torpe, debe recordarse que
la espada no se requería hasta que la mano derecha
estuviera libre de la lanza; y que luego, antes de sacarla,
se la podía girar fácilmente hasta la izquierda por medio
del cinturón en el que estaba amarrada. En el lado
izquierdo el soldado llevaba una daga en su cinto”
(Tucker, 1910:342-344)
En vista de todo esto, es evidente que un soldado romano estaba bastante preparado,
además de la disciplina tan férrea a la que estaban sometidos. No se podían permitir
ningún tipo de concesiones.
E. Los apóstoles cobardes
Marcos 14:50 “Y abandonándole, huyeron todos.”
En el momento en el que Jesús más los necesitaba, ellos huyeron. Aunque habían estado
tres años con él y pese a que ellos tenían fe en su maestro, no fue suficiente para resistir
la persecución. Necesitaban algo más que milagros y enseñanzas para reafirmar su fe.
En verdad, de algún modo se deja notar que muchos de ellos perdieron su fe en Jesús, y
de que este era Dios en la carne. No eran ni muy valientes, ni muy férreos en sus
convicciones acerca de Cristo. Su fe languideció cuando el temor y la tribulación
abrigaron sus corazones.
82
II. El escenario después de la resurrección
A continuación, se expondrán los hechos después de la resurrección.
A. La tumba vacía
Hay un hecho en los relatos de los evangelios e incluso seculares que no pelean ni
disputan sobre él. Este hecho es que ‘la tumba estaba vacía’. Aunque esto era así, para
muchos esto no suponía creer en Jesucristo como divinidad, ya que la cuestión de
máxima relevancia esta inherente a estos interrogantes: ¿Por qué estaba vacía? ¿Qué
había ocurrido? ¿Quién puede dar una explicación?
Es muy obvio que la tumba vacía era un hecho que todo mundo aceptaba, porque en un
círculo tan reducido, si esto no hubiese sido cierto, fácilmente habrían podido ir en
contra de esta aseveración yendo a la tumba y comprobándolo. Nadie puede evadir esta
evidencia acumulativa y corroborativa. Hasta los propios judíos que pidieron la guardia
romana para que aseguraran el sello y vigilaran la tumba, se inventaron una explicación
fraudulenta del ‘porqué’, pero no negaron el hecho de que la tumba, de veras, estaba
vacía. Ni siquiera tenemos registro de algún rastro en la Biblia, ni en los libros apócrifos
que hayan tenido lugar en una fecha indisputablemente antigua, que diga que alguien
fue a la tumba de Jesús para suplir su pena o melancolía. A esto se añade los sermones
predicados por los apóstoles, los cuales no pronunciaron nada acerca de la tumba vacía,
ya que este era un hecho aceptado. Este silencio sobre dicho acontecimiento causa un
desasosiego que como poco, deja el ánimo de nuestras almas en suspense.
83
B. El sello y la guardia romana
2Y he aquí, se produjo un gran terremoto, porque un
ángel del Señor descendiendo del cielo, y acercándose,
removió la piedra y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era
como un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve; 4 y de miedo a él los guardias temblaron y se quedaron
como muertos. 11… he aquí, algunos de la guardia
fueron a la ciudad e informaron a los principales
sacerdotes de todo lo que había sucedido. 12 Y después
de reunirse con los ancianos y deliberar con ellos, dieron
una gran cantidad de dinero a los soldados, 13 diciendo:
Decid esto: “Sus discípulos vinieron de noche y robaron
el cuerpo mientras nosotros dormíamos.” 14 Y si esto
llega a oídos del gobernador, nosotros lo convenceremos
y os evitaremos dificultades. 15 Ellos tomaron el dinero e
hicieron como se les había instruido. Y este dicho se
divulgó extensamente entre los judíos hasta hoy.
(Mateo 28:2-4, 11-15)
El sello había sido roto, a pesar de que la guardia romana estaba para vigilarlo. La
constricción los llevo a huir. Ellos fueron a buscar ayuda a los sumos sacerdotes; como
vemos en relato, estos últimos le dijeron a los soldados que mintieran si alguien les
preguntaba, diciendo que se habían quedado dormidos. Aunque esto era una solución
temporal, ellos seguían teniendo miedo ya que si esto llegaba a oídos del emperador,
este último les castigaría con la pena de muerte por semejante negligencia y falta de
disciplina. Es por eso que los sumos sacerdotes les sobornaron y les dijeron que si había
algún problema con el emperador, ellos mismos presentarían defensa para que los
soldados no sufrieran tal castigo. En vista de esta situación, era un hecho innegable que
algo muy raro había pasado para que los soldados no vigilaran la tumba y el sello
hubiera sido roto, ya que sus vidas dependían de ello. Este acontecimiento sigue
clamando a gritos una explicación.
84
C. Los apóstoles, los revolucionarios del mundo
Aquellos hombres que al principio huyeron estando asustados por la persecución y la
muerte de su maestro, de repente, de manera milagrosa, fueron los hombres más férreos
e íntegros que jamás hubiesen existido. Eran heraldos de la verdad, dispuestos a dar su
vida por lo que era cierto, y de hecho, así lo hicieron. Es incuestionable la autenticidad
de estos escritores, de estos testigos, porque ellos no habrían muerto por una mentira,
sino todo lo contrario, si hubiera sido cierto que Cristo no hubiera resucitado, ellos no
habrían proclamado a Jesús resucitado. Es cierto que hay gente que ha muerto por sus
creencias, y estas eran mentiras, pero en el caso de los apóstoles, lo que corroboraba si
algo era cierto o falso no era una propia concepción filosófica, sino la observación de un
hecho que sucedió y que tuvo lugar en la historia. De hecho, nada podría explicar el
fenómeno del cristianismo, y su rápida expansión si estos en realidad no hubieran creído
que fuese verdad. Bien es cierto, que la gente no tenía tanta tecnología o estudios como
los que tenemos hoy en día, pero ciertamente no era estúpida como para no distinguir a
alguien que habían conocido. Estos santos valientes junto con miles de cristianos, dieron
su vida con una fe inquebrantable mostrada por una moral tan excelsa que no cabía en
las mentes de las personas del primer siglo, ni siquiera del nuestro. Lo que testificaron
como ‘la verdad’ les costó su vida, no hay ningún argumento sólido de que estos
hombres fueran engañados por una mentira. Si esto en realidad hubiese sido una farsa el
cristianismo nunca se habría expandido tanto geográficamente, y nunca habríamos
tenido los miles de testimonios que tenemos. No tenemos ningún registro en la historia
de que ninguna religión demuestre su pretensión de verdad clamando que su profeta o
85
salvador resucitaría al tercer día, y que a la vista de las evidencias, así se hiciese.
Además las apariciones fueron múltiples:
A María Magdalena: Marcos 16:9; Juan 20:14
A mujeres que regresaban de la tumba: Mateo 28:9-10
A Pedro, tarde en el día: Lucas 24:34; 1Corintios 15:5
A los discípulos de Emaús: Lucas 24:13-33
A los apóstoles, sin Tomás: Lucas 24:36-43; Juan 20:19-24
A los apóstoles con Tomás presente: Juan 20:26-29
A los siete junto al mar de Tiberias (o mar de Galilea): Juan 21:1-23
A una multitud de más de 500 creyentes sobre una montaña en
Galilea: 1Corintios 15:6
A Santiago: 1Corintios 15:7
A los once: Mateo 28:16-20; Marcos 16:14-20; Lucas 24:33-52;
Hechos 1:3-12
En la ascensión: Hechos 1:3-12
A Pablo: Hechos 9:3-6; 1Corintios 15:8
A Esteban: Hechos 7:55
A Pablo en el templo: Hechos 22:17-21; 23:11
A Juan en Patmos: Apocalipsis 1:10- 19
Estos testigos nunca habrían testificado algo que hubiera sido una mentira, debido a la
moral tan intachable que tenían; de hecho, cuando les preguntaban si creían en Cristo, a
pesar de que les costaría la vida decir que “Sí, lo hacían. Además, el silencio de los
judíos sobre esta proclamación, habla incluso más fuerte que la voz de los propios
cristianos. Si ellos en realidad hubiesen querido probar que era falso, habrían podido
enseñar el cuerpo muerto por toda la ciudad, sin embargo, no lo hicieron porque no
pudieron. Habría sido fácil refutar todo este tema de la resurrección tan solo mostrando
el cuerpo muerto de Jesús, y esto simplemente se habría convertido en una anécdota
86
más de la historia. Pero esto no es meramente un hecho histórico, sino que
probablemente sea el hecho que más ha revolucionado el mundo entero. Tan solo con
que alguien hubiera probado que Jesús no fue resucitado de entre los muertos, el
cristianismo se habría caído como un mito o una gran mentira. No obstante, esto no ha
sucedido, y todo apunta a que tampoco ocurrirá.
Además, tenemos el gran testimonio de Saulo de Tarso (Pablo), el cual había perseguido
a los discípulos para matarlos. Pablo pensaba que Cristo era un mentiroso que
blasfemaba contra Dios, ya que proclamaba ser el Hijo de Dios y Dios en la carne. Este
apóstol era un intelectual de primer nivel aparte de tener un frío temperamento. Su
conversión y sus cartas son un testimonio apabullante que algo milagroso le sucedió. Él
mismo en sus cartas dice que Jesús le habló y lo llamó a ser un seguidor suyo. En
algunos relatos relacionados con él, vemos su total convicción acerca de Cristo
crucificado, y su alegación de que los demás sabían que esto no era ajeno a un grupo
pequeño de gentes, sino que lo habían visto multitudes. Refiriéndose a las apariciones
de Jesús, les escribió a los Corintios lo siguiente:
1Corintios 15:6 luego se apareció a más de quinientos
hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún,
pero algunos ya duermen.
También tenemos otro relato en el que Pablo le dijo a Agripa (Rey judío) y a todos los
demás que constituían la corte que Cristo era el encargado de anunciar luz tanto al
pueblo judío como a los gentiles por motivo de su resurrección. Mientras Pablo36
decía
esto en su defensa, Festo (procurador de Judea) le interrumpe y le dice a gran voz:
36
Vid. (Hechos 26:24-28) RVA 1989.
87
-¡Estás loco, Pablo! ¡Las muchas letras te vuelven loco!
Pero Pablo dijo:
—No estoy loco, oh excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Pues el rey, delante de quien también hablo confiadamente, entiende de estas cosas. Porque estoy convencido de que nada de esto le es oculto, pues esto no ha ocurrido en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? ¡Yo sé que crees!
Entonces Agripa dijo a Pablo:
-¡Por poco me persuades a ser cristiano!
Como vemos, Pablo dice “esto no ha ocurrido en algún rincón”, es decir este apóstol
alegaba a que mucha gente estaba enterada de lo sucedido. Nadie se opuso a negar esto,
sino que simplemente se burlaron y otros quedaron algo atónitos ante el gran discurso
de Pablo, el cual no solo proclamaba la verdad, sino que también, a través de sus
escritos, es evidente que gozaba de unas facultades mentales muy vigorosas y agudas.
Como vemos, todos estos hombres que parecían no tener ningún fin, que eran hombres
normales de diversos oficios y muchos de ellos cobardes, se convirtieron en los hombres
más revolucionarios y valientes de todos los tiempos, los cuales pagaron con su propia
vida porque ellos sabían que lo que testificaban era verdad. Además, el hecho
psicológico y sociológico que trajo consigo el cristianismo, no puede ser explicado
dando otra teoría. Este brutal cambio en la historia que marcó un antes y un después sin
nada que se le compare, solo lo explica convincentemente un milagro histórico: ‘la
resurrección de Cristo’.
88
III. Posibles objeciones
En este apartado se expondrán las objeciones que se han lanzado sobre este tema a lo
largo de toda la Historia. En primer lugar: la teoría del desmayo, que sostiene que Cristo
nunca murió, sino que solo se desmayó; en segundo lugar: la teoría del robo, la cual
argumenta que los discípulos de Jesús robaron el cadáver; en tercer lugar, la teoría de la
alucinación, que se basa en que las apariciones de Cristo fueron meras alucinaciones; en
cuarto y último lugar, la teoría sobre la tumba equivocada, que sostiene que las mujeres
y todos los demás fueron a una tumba diferente.
Aunque pueda haber más objeciones, estas han sido las más creídas y promovidas por
los intelectuales. Es indispensable decir sobre este asunto que la evidencia que se
muestra a favor o en contra de algo tiene que ser considerada como un todo. Muchos
han buscado cosas en los relatos o en los eventos descritos anteriormente, los cuales no
siempre quedan muy claros o que dan lugar a ciertas incógnitas, pero esto tiene que ser
considerado dentro de todo lo evidente. Si alguien apelase a una supuesta objeción para
derribar todo un conjunto de evidencias, entonces debería probar que todo lo demás no
fue así y que además de ello, concuerda con la objeción mencionada. En los siguientes
ejemplos veremos cómo esto sucede y cómo es refutado cuando se toma todo en
conjunto.
A. La teoría del desmayo
Las mentes que apoyan esta teoría se basan en que Cristo fue clavado en la cruz, y que
por causa de la pérdida de sangre y por las heridas que tenía, se desmayó. Sin embargo,
sostienen que no murió, sino que lo bajaron de la cruz en un estado de desmayo. Por
89
ello, Pilato se sorprendió de que muriera tan pronto, pero no es que estuviera muerto,
sino solo desmayado. Además, argumentan que las especias con las que fue
embalsamado Jesús tienen efectos reavivantes. Ante la vista de todas estas razones,
creen que Jesús pudo sobreponerse y aparecer como si estuviera resucitado.
Aunque esto puede sonar algo lógico, las evidencias para refutar esta teoría no solo son
muchas sino que además son abrumadoramente aplastantes. Si tomamos en cuenta todo
el desgaste emocional que tuvo Jesús en el huerto de Getsemaní, los golpes e insultos en
el patio del sumo sacerdote, los viajes ida y vuelta entre Pilato y Herodes, además de la
terrible flagelación romana, el viaje al Calvario, la tortura de los clavos, la sed, la fiebre,
el hambre, su costado traspasado por la lanza romana, etc. No podemos esperar que sea
creíble que no estuviera muerto, a lo que se añade que un soldado romano sabía bien
cuando alguien expiraba. Aunque en realidad Jesús ya estaba muerto cuando le
traspasaron con la lanza, ya que todas las cosas por las cuales había tenido que pasar
antes de que le crucificaran le dejaron en un estado de dolor y de gran agonía. La
referencia que hace Juan sobre la sangre y el agua, cuando el soldado le atraviesa con la
lanza, es muy reveladora y a la vez muestra dos cosas: primero, que esto era un relato
verdadero; y segundo que, sin lugar a dudas, Jesús estaba muerto antes de que le dieran
el golpe de gracia. Como dije antes, los expertos en tema de anatomía y medicina creen
que esto se debe a una ruptura de corazón, la cual ocurre cuando una persona sufre un
gran pesar, una angustia extrema, que lo lleva a un profundo agotamiento. Esto es lo que
Juan llama “sangre y agua”.
Pero imaginaos que ignoramos todo lo que se acaba de explicar y suponemos que estaba
en un estado de desmayo. ¿Es creíble que Jesús hubiera podido aguantar en el estado en
el que se encontraba, durante 36 horas sin atención médica, sin comida y sin agua?
90
¿Creeríamos que en ese estado pudo quitarse las vendas apretadas que pesaban
alrededor de 30 kilos más las especias que le habían puesto? ¿Sería razonable luego
pensar que movió una piedra de casi dos toneladas por su cuenta y se pasó por alto la
guardia romana que vigilaba, y caminó sin dificultad 11 kilómetros entre Emaús y
Jerusalén?
Si esto hubiera ocurrido, entonces esto habría sido más milagroso que la propia
resurrección. Es evidente que no aguanta el escrutinio a la luz de todas las evidencias.
B. La teoría del robo
Esta teoría defiende que los discípulos de Jesús robaron el cuerpo durante la noche. Esto
solo puede tener dos explicaciones, las cuales son excluyentes una de la otra. La
primera, es que ha sido una obra humana; y la segunda, que ha sido una obra divina. Lo
increíble y fascinante de todo esto es que las afirmaciones que dicen que robaron el
cuerpo aceptan que no había nada, por tanto, si este robo no ha sido una obra humana,
nos queda optar por lo más racional: obra divina.
No habría razón alguna para pensar que los enemigos (los romanos y los sumos
sacerdotes) robaron el cuerpo de Jesús, ya que estos mismos querían que se mantuviese
allí para demostrar al tercer día que esto era una gran farsa mostrando el cadáver.
Además, en el relato de Mateo, es evidente que los soldados reportaron el hecho a los
sumos sacerdotes, los cuales no negaron el hecho, sino que se inventaron una excusa
para no asumir lo que había realmente ocurrido.
El otro presunto colectivo sería el grupo de seguidores de Cristo. Primeramente, estos
no tenían fuerzas para enfrentarse a una guardia romana y correr el peligro de que los
matasen. No tenían ningún poder para hacerlo, e incluso aunque lo hubiesen hecho, no
91
habría tenido sentido, ya que ellos no habrían muerto por una mentira que sabían que,
de hecho, lo era. Su maestro había proclamado la verdad y siempre animaba a que así se
hiciese. Además los apóstoles, robando el cuerpo, no ganaban nada sino la misma
muerte. Esto va directamente en contra de nuestro instinto de preservación. Aun así, si
aceptáramos la situación de que así lo hicieron, ¿cómo explicaríamos el posible
enfrentamiento con los soldados? Si los soldados estaban despiertos no se entiende
cómo dejaron que se llevaran el cuerpo, y en caso de que hubiesen estado dormidos no
podrían saber de todos modos que los discípulos fueron los responsables. Además, este
es un argumento sumamente baladí, ya que en caso de que hubiesen estado dormidos, la
roca de casi dos toneladas los habría despertado. Otra de las cosas es que las vestiduras
fúnebres de Jesús se encontraban dentro de la tumba, lo cual no habría sido posible si
los discípulos lo hubieran cogido para llevárselo, ya que quitárselas habría sido una gran
tarea debido a las especias que formaban un pegamento muy fuerte entre las vendas y el
cuerpo. Aun concediendo este robo, ¿por qué, entonces, no les denunciaron y les
obligaron a entregar el cuerpo? Y, si hablásemos de José de Arimatea, el cual era dueño
de la tumba y seguidor secreto de Jesús, no lo habría hecho sin haber consultado antes a
los demás, pero todo lo dicho anteriormente se aplica a este último individuo también,
por tanto, también su posible intervención queda más que descartada.
Pese a que se han concedido como ciertos argumentos bastantes inverosímiles, ni
siquiera se pueden sostener ya que son escandalosamente falsos. Vaya donde vaya la
razón, se encuentra callejones sin salida si pretende creer en esos argumentos que
sostienen o defienden la teoría del robo. Por ello, es evidente que la conclusión es que
fue una obra divina y no una obra humana.
92
C. La teoría de la alucinación
Esta objeción hay que tratarla con mucho tino, ya que si los testigos oculares de la
resurrección tuvieron alucinaciones, entonces sí que podríamos tener más dudas sobre
el milagro histórico.
Antes que nada, es necesario definir qué es una alucinación para poder abarcar este
tema. De acuerdo con dos destacados psiquiatras:
“[Una ilusión es] una percepción errónea, una respuesta
falsa a una estimulación de los sentidos… Pero en una
persona normal, esta creencia falsa comúnmente trae el
deseo de verificar a menudo otros sentidos que pueden
acudir al rescate y satisfacerla de que es meramente una
ilusión. (Hiensie y Shatsky, 1948:280)
Una vez que tenemos este concepto claro, se puede pasar a ver las características de las
alucinaciones que algunas personas han argumentado de manera muy concisa y clara.
(Anderson37
; Little38
; Peru39
) Además, se dará respuesta a por qué las visiones de los
testigos oculares en el relato de la Biblia no lo son.
Suelen ser personas que sufren de nervios, además siempre están
tensas y se imaginan muchas cosas. No obstante, Los hombres que
tienen una actitud heroica y sincera no sufren alucinaciones, en el
caso de los apóstoles podemos ver una actitud valiente ante la muerte
por la esperanza que tenían, y además eran conscientes de por qué
creían esto.
37
Vid. (Anderson, 1968:4-9)
38 Vid. (Little, 1987:67-69)
39 Vid. (Peru, 1939:97-99)
93
Las alucinaciones de una persona están estrechamente ligada a
experiencias sufridas en el pasado, las cuales quedan registradas en
el subconsciente de la persona. Por ello son imaginaciones muy
personales y subjetivas. Con esta afirmación, es imposible albergar
la posibilidad de que un gran puñado de personas tenga la misma
alucinación, ya que los apóstoles y los demás discípulos y discípulas
tenían pasados muy diferentes, sus perfiles psicológicos de estos
eran muy contrarios.
El cuándo y el dónde son muy importantes, ya que una persona
solamente puede tener alucinaciones en lugares melancólicos, en el
cual puede llegar a ese estado emocional y mental. En el caso de los
evangelios, es evidente de que Jesús se presentó a muchas personas
en distintos momentos y en distintos lugares. Estos entornos y
momentos no propiciaban ese estado mental en todos y tampoco
podía ser al mismo tiempo, ya que no estaban juntos.
Otra de las cosas indispensables para que haya una alucinación, es el
deseo anticipado de visualizar lo que se está pensando. En el relato
de los evangelios (Lucas 24:13-31; Juan 20:15; Juan 21:4) se hace
evidente que les costó reconocer a Jesús, ya que en realidad no lo
esperaban, es decir la realidad los forzó a creer en lo que estaban
viendo. Es obvio que, ante esta reacción, no había un sentimiento
previo de ver lo que estaba delante de ellos, sino todo lo contrario,
tenían una reacción escéptica y estaban haciendo sus cosas.
Comúnmente, las alucinaciones se intercalan a los largo de los días,
es decir, tienen una continuidad progresiva o van desapareciendo con
el pasar del tiempo, Pero no sucede de golpe. A lo largo de las
apariciones que tuvo Jesús después de su resurrección, muchas
personas lo vieron, aunque esto tuvo, en el caso de los últimos que lo
vieron, un periodo de 6 semanas; después de eso no hubo registro
94
que otra aparición tuviera lugar. Por tanto, no podemos explicar con
la teoría de las alucinaciones estos hechos, ya que eran muchos, y a
partir de un periodo de tiempo todos dejaron de verlo.
Una alucinación está caracterizada por ser, en la mayoría de los
casos, solo visual; por ello, los demás sentidos pueden ayudarnos a
distinguir una mera alucinación de algo más. En el caso de los
testigos oculares, muchos de ellos tuvieron un periodo de tiempo
extenso, y además tuvieron percepciones auditivas y físicas (mateo
28:17; Lucas 24:39; Lucas 24:42-43)
En vista de estas evidencias, podemos concluir que la teoría de las alucinaciones
languidece ante el escrutinio, quedándose solo en una idea creativa pero no convincente.
D. La teoría de la tumba equivocada
Esta teoría fue promovida por el catedrático Kirsopp Lake de la Universidad de
Harvard. Citaré lo que él dice acerca de la tumba equivocada, con el fin de que se haga
evidente que aun la erudición puede ser analizada bajo la lupa de un escrutinio justo e
imparcial, y probarse que esta teoría está equivocada e incompleta. Bajo esta misma
lupa se han puesto a lo largo del ensayo todas las evidencias presentadas.
A continuación se presenta la formulación de esta teoría:
“Está seriamente en duda si las mujeres estaban
realmente en una posición de estar bastante seguras de
que la tumba que visitaron era aquella en la cual José de
Arimatea había sepultado el cuerpo del Señor. Los
alrededores de Jerusalén están llenos de tumbas cavadas
en las rocas, de modo que no sería fácil, distinguir la una
de la otra sin tomar cuidadosas notas… Es muy dudoso si
ellas estaban cerca de la tumba en el momento de la
sepultura… Es probable que ellas estaban observando a
la distancia, y que José de Arimatea era un representante
de los judío mas bien que de los discípulos. Si es así,
95
ellas habrían tenido un poder limitado para distinguir
entre una tumba en la roca y otra tumba cercana. Debe
reconocerse, entonces, la posibilidad de que ellas fueron
a la tumba equivocada; esto es importante porque brinda
la explicación natural del hecho de que mientras ellas
habían visto la tumba cerrada ahora la encuentran
abierta…
Sino era la misma tumba, todas circunstancias parecen
acomodarse. Las mujeres llegaron temprano en la
mañana a una tumba que ellas pensaban que era aquella
en la cual habían visto que sepultaban al Señor. Ellos
esperaban hallar una tumba cerrada, pero encontraron una
abierta. Un joven…sospechando el problema, trató de
decirles que habían cometido un error en cuanto al lugar:
“No está aquí”, les dijo, “Venid, ved el lugar donde
estaba puesto”, y probablemente señaló a la tumba de al
lado. Pero las mujeres estaban aterrorizadas al darse
cuenta de su equivocación, y huyeron”
(Lake 1912:250, 251, 252)
Pese a que suene bastante convincente y atrayente, esta teoría no se sostiene. Se ha
tomado un enfoque muy parcial de los eventos y se han cogido y expuesto los datos de
tal manera que suene lógico. Esto no es justo, ya que las evidencias hay que
contrastarlas y analizarlas como un todo. Habían pasado tan solo 72 horas, es muy
dudoso que una persona se olvide de donde han enterrado a su ser querido, y menos aún
un grupo de tres mujeres. Pero aun así, concedamos como cierto que las mujeres fueron
a la tumba equivocada, ¿Acaso no habría sido capaz José de Arimatea, el dueño de la
tumba, de ir y mostrar la tumba correcta? O ¿Acaso no habrían podido ir los sumos
sacerdotes y la guardia romana a decir dónde era? ¿Por qué, entonces, los sumos
sacerdotes que estaban en contra de Jesús no enseñaron su cuerpo cuando la
resurrección comenzó a ser proclamada? Estos tres últimos colectivos bien sabían
dónde se encontraba la tumba de Jesús. Además Kirsopp Lake cita de manera incorrecta
el texto en Marcos:
96
Versión de Lake
Versión de la Biblia
“No está aquí”, les dijo, “Venid, ved el lugar
donde estaba puesto”
“Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.”
Lake no menciona la frase “ha resucitado”, la cual tiene mucho más sentido a la luz de
las evidencias y a la veracidad de los textos bíblicos. Se ha esclarecido este asunto, y
las evidencias deniegan esta teoría como verdadera.
IV. La conclusión del hecho de la resurrección
Se ha hecho más que obvio que las evidencias que apoyan el hecho de la resurrección
como un hecho histórico son múltiples y muy abrumadoras. A lo largo del ensayo se ha
expuesto que hay un diseñador, que podemos conocer la historia, el cómo fue formada
la Biblia y que esta puede ser tomada con mucha garantía por su historicidad. Y como
último, se han expuesto los hechos de lo que pasó antes y después de la resurrección,
refutando todo tipo de objeciones ante estas pruebas. Y aunque puede alguien sugerir
alguna teoría más, si se toman las evidencias como un todo, son convincentes de una
manera muy apabullante y aplastante
La fe que un cristiano puede tener en la resurrección está muchísimo más respaldada
que cualquier teoría alterna a esta. Si se considera que esto es un absurdo, se tendría
que decir que la incredulidad es aún mayor. Se necesita menos fe para creer en la
resurrección y a Cristo como Dios mismo que para creer otras teorías.
97
Termino este apartado con las palabras de Simon Greenleaf, el famoso profesor de
leyes de Harvard.
Todo lo que el cristianismo pide de los hombres…es que
sean consecuentes con ellos mismos; que traten sus
evidencias como tratan la evidencia de las otras cosas; y
que ellos traten y juzguen a los actores y testigos del
cristianismo como tratan con sus prójimos, cuando
testifican de temas y acciones humanas, en los tribunales
humanos. Que se compare a los testigos consigo mismos,
con los otros, y con los hechos y circunstancias que los
rodean; que cada testimonio sea examinado, como si
fuera dado en un tribunal, por parte del adversario,
sujetando a los testigos a un riguroso interrogatorio. El
resultado, creemos confiadamente, será una convicción
irrefutable de su integridad, habilidad y verdad.
(Greenleaf, 1965:46)
98
LA SÉPTIMA EVIDENCIA:
EL MILAGRO HISTÓRICO-EL SIGNIFICADO
“…Él fue herido por nuestras
transgresiones, molido por nuestras
iniquidades. El castigo, por nuestra
paz, cayó sobre El, y por sus
heridas hemos sido sanados.”
(Isaías 53:5)
Este sí es un asunto teológico que, como hemos podido ver, no se basa en un mito,
sino en un milagro histórico, el cual es la resurrección de Jesucristo. Si este hecho se
acepta, entonces tenemos un motivo para estar inquietos. Tratemos este tema.
Uno de los predicadores más prominentes de la actualidad, Paul Washer40
, me ayudó a
entender el evangelio de una manera más clara, y parte de mi siguiente explicación fue
estimulada por él. Una de las preguntas más relevantes que nos tenemos que hacer
cuando estudiamos la Biblia es la siguiente: ¿Cuál es la verdad más aterradora de la
Biblia? Algunos podrían responder el infierno, otros dirían que es la persecución, tú
podrías pensar que es el pecado, etc. No obstante, para esa controversial pregunta, la
respuesta es muy simple: la verdad más aterradora de toda la Biblia es que Dios es
bueno y justo.
40
Vid. Dirección URL: http://www.youtube.com/watch?v=ECvW0AxJLIc (La verdad más aterradora de las
escrituras) (Consultado: 25/01/2014)
99
El gentío clama en sus corazones que Dios es injusto y malo, y que por eso hay todas
estas catástrofes, sufrimientos y enfermedades alrededor de todo el mundo. Pese a que
este sentimiento pueda ser muy real en nuestras vidas, si analizamos más
meticulosamente este asunto nos daremos cuenta de que en realidad esto no es así. A
decir verdad, el hecho de que Dios sea bueno y justo es nuestro principal problema,
porque nosotros no somos ni buenos ni justos. Nosotros hemos ultrajado la ley natural,
que ahora podríamos llamarla “la ley de Dios”. Sabiendo lo que debíamos hacer, no lo
hemos hecho, y en repetidas ocasiones, hemos sido muy conscientes de ello; es más,
algunas veces lo hemos hecho hasta de manera premeditada y ensayada. En vista de
esta situación, surge una pregunta que debe ser respondida: ¿qué hace un Dios justo y
bueno con gente injusta y mala? Para responder a esto, quizás sea propicio formularla
en otros términos más familiares: ¿qué hace un juez justo y bueno con gente mala que
ha cometido crímenes? En nuestro sistema de justicia nadie es juzgado por sus buenas
obras, sino más bien por sus faltas. Dicho de otra manera, no importa que hayas dado
de comer a los pobres y ayudado a los desamparados, ni si has adoptado a muchos
niños y has construido casas en África. Cuando alguien es juzgado por una falta, nada
de lo mencionado anteriormente tiene algún peso.
Por ejemplo: nuestra vecina ‘Venganza’ encuentra a su marido ‘Infidelidad’,
acostándose con otra, y de los celos e indignación que ella siente, los mata. Cuando
‘Venganza’ está en el juicio, no se le toman en cuenta todas sus buenas obras, sino el
asesinato cometido de las dos personas. Ahora, si ella supiera que el juez es su amigo
‘Soborno’, estaría tranquila porque sabe que puede saltarse la ley dándole algo de
dinero. Pero, si ella sabe que el juez que la va a interrogar es ‘Justo’, entonces tiene
100
serios motivos para estar nerviosa y llena de miedo, ya que este juez le va a dar lo que
merece, que es la pena de muerte.
Del mismo modo, Dios es ese juez y nosotros somos esos asesinos. La diferencia es
que Dios es perfecto, por tanto, delante de Él, el mejor de todos los humanos es un
desastre. Nosotros hemos quebrado la ley divina, y un Dios perfecto necesita castigar
el mal hecho. En caso de que no lo hiciera, no estaría siendo justo ni bueno. En vista
de nuestra condición, si Dios decidiera mandarnos al infierno o darnos los peores
sufrimientos y castigos, Él seguiría siendo igual de justo y bueno, porque eso que
hemos recibido es exactamente lo que merecemos. En tal caso, Dios está satisfaciendo
su justicia descargando su ira sobre nosotros por el mal que hemos hecho.
No obstante para nuestro consuelo, esta terrible verdad nos lleva a considerar la
siguiente pregunta ¿Cuál es la verdad más esperanzadora de toda la Biblia? Mi
respuesta a esta pregunta es la siguiente: Dios es misericordioso. Su misericordia es lo
único que nos podría salvar en tal situación, ya que no recibiríamos lo que merecemos
(el castigo) sino lo que no merecemos (el perdón). Pero surge un estrambótico
interrogante ¿Cómo se concilia la justicia y bondad de Dios con la misericordia? Dios,
como ser perfecto no puede contradecir su propia esencia, Él necesita satisfacer su
justicia. La respuesta a este dilema es: el evangelio. ¿El evangelio? ¿Qué es eso? He
escuchado a un gran número de personas hablando de que Jesús ha muerto por
nuestros pecados, pero… ¿Qué significa esto?
101
Cuando Jesús estaba en la cruz dijo: “…Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?”41
Hay algo muy sorprendente de este clamor, podríamos pensar: “qué
malo es Dios que en el momento más crucial y duro de la vida de su propio hijo, le
abandonó”, pero necesitamos ir más en profundidad: ¿Por qué le abandona? La
respuesta reside en nuestra salvación. Jesucristo había vivido sobre la tierra sin haber
cometido pecado alguno, habiendo sido un hombre sin mancha. Pero cuando él estaba
a punto de morir, se convirtió en el peor criminal que haya existido, ya que cargó no
solamente con los pecados de los violadores, pederastas, acosadores, estafadores, sino
también con todos los nuestros. Él cargó todo eso sobre su cuerpo, y murió una vez y
para siempre, con el fin de que, a través de su sangre, pudiéramos tener una relación
con Dios. Este sacrificio fue necesario porque, debido a nuestros pecados, la relación
que teníamos con Dios se quebrantó, es decir, nuestras maldades nos apartaron de Él.
Por ello, para tener una relación con nosotros, alguien tenía que pagar el precio de
nuestra salvación. El encargado de esta excelsa tarea fue Cristo, el cual no solo nos
salvó sino que nos compró con cada gota de su preciosa sangre. Esta es la razón por la
cual Jesús de dolor clamó “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Porque, de hecho, Dios le abandonó. Por causa de sus heridas fuimos sanados.
Muchas personas con las que he hablado solo toman en consideración el sufrimiento
físico de Jesús cuando hablan del evangelio. Pero si podemos ser salvos no es por los
latigazos o golpes que le dieron a Cristo, ni siquiera por los mismos clavos en la cruz.
Si podemos ser salvos es porque Dios mismo quebró a su hijo con la ira que nosotros
merecíamos. Esto lo hizo por amor para tener una relación con nosotros. Es esta la
manera en que la justicia y la bondad de Dios convergen con su misericordia, de tal
41
Vid. Marcos 15:34
102
modo que Dios siga siendo justo, pero que a la vez salve al pecador. Esto es lo que
explica la siguiente escritura:
“por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de
Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por
medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien
Dios exhibió públicamente como propiciación por su
sangre a través de la fe, como demostración de su
justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los
pecados cometidos anteriormente ,para demostrar en este
tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que
justifica al que tiene fe en Jesús.”
(Romanos 3:23-26)
Además Dios lo resucitó al tercer día, demostrando que ni la muerte ni el pecado tienen
poder sobre nosotros. Un cristiano no le tiene miedo a la muerte ni al pecado porque
sabe que a través de la resurrección de Jesucristo estos dos enemigos cayeron y no
tienen más poder. Esto se debe a que la resurrección de Jesucristo representa la victoria
de Dios y la derrota del pecado y de la muerte, y con esa fe, un cristiano confía en que
cuando Cristo venga de nuevo, va a ser resucitado o llevado con Él. Esta realidad puede
ser buenas noticias o malas noticias dependiendo de qué manera lo tomemos, ya que por
un lado, podemos ser los más dichosos de todo el mundo, porque tenemos una
esperanza de ser salvados de nuestros pecados; pero por otro lado, si no aceptamos a
Cristo, entonces estamos en serios problemas.
El significado de no aceptar a Cristo es: el infierno. Pero ¿Qué es el infierno? ¿Quién
reina allí? Este lugar es el destino de todos aquellos que no aceptan a Cristo, ya que la
ira de Dios que merecemos va a ser satisfecha allí. Además, Satanás no es el que reina
en ese lugar de rechinar de dientes, quien reina allí es Dios también, y Satanás es el
primero en la lista de aquellos que van a recibir tal castigo. En cuanto a la gente que va
al cielo y al infierno, la distinción de mayor importancia no está en que unos sean más
buenos que otros, porque de hecho todos son malos ya que han pecado y son un desastre
103
delante de Dios. La verdadera distinción está en que un grupo aceptó a Cristo como
Señor y Salvador de sus vidas y el otro no. Pero esta aceptación no es meramente algo
verbal, sino que implica toda nuestra vida, ya que Jesús pagó con la suya. Ante esto, la
pregunta que nos concierne es: ¿Cuánto damos nosotros por él? Y si vamos más en
profundidad, la pregunta que subyace a esta no es cuánto estamos dando sino ¿Cuánto
nos estamos quedando? Este sacrificio implica toda nuestra vida. Aunque esto suene
muy intolerante, la verdad es que si no estamos entregando todo nuestro corazón a Dios,
entonces no le estamos siguiendo. Te digo esto, querido lector, porque conozco esto
muy de cerca; es tanta la cercanía que tengo hacia esta verdad, que no puedo ni debo
constreñirme en decirte algo más personal.
Conozco de manera muy íntima a un joven peruano, el cual cuando vino a España con
la edad de once años. De los doce a quince años tuvo muchos cambios, y no
precisamente para bien. Se dedicaba a golpear y robar a gente en la calle, acosando a sus
compañeras de clase y a chicas de la calle, a tal punto que lo querían expulsar por
agresión y acoso. Era implacable y frío, trataba a las mujeres como si fueran objetos
sexuales. A su madre le insultaba y la llamaba “loca” y le decía “tú no eres mi madre”.
A su padre no le dio un puñetazo porque lo cogieron en el impulso. Además de todo
eso, con sus hermanos se pegaba y no les respetaba. Vivió una vida llena de lujuria,
cuyos detalles son muy delicados para ser expresados en este ensayo. Pese a ello, este
mismo joven dio un cambio sin precedente, ya que no solo paró de hacer lo malo sino
que se encomendó a sacrificar su vida por otros. Además, se acercó a todas aquellas
chicas que había acosado, y les pidió perdón con el corazón en la mano. A aquellos
muchachos que habían sido víctimas de sus maltratos, les pidió disculpas de una manera
muy sentida. Su madre lloraba de felicidad, no podía entender qué le había ocurrido, y
sus hermanos no sabían cómo responder a semejante cambio. Tanto fue el impacto que
104
tuvo, que la mayoría de personas se acercaban intrigadas a preguntarle qué le había
sucedido. Y él contestaba con el ánimo de un niño alegre: “es por Jesucristo”.
Ese joven peruano soy yo. El entender que hay un Dios y comprender lo que él hizo por
mí, me llevó al arrepentimiento y a las aguas del bautismo teniendo 15 años de edad.
Desde entonces han pasado ya 5 años. Te puedo decir que gracias a Dios, he podido
escribir este ensayo y mostrarte cuál es ‘la verdad’ y no mi verdad. Jesús dijo: “yo
soy…la verdad…”42
Y es a él a quien te presento.
42
Vid. (Juan 14:9)
105
CONCLUSIÓN
Querido lector, todos los días tomamos decisiones, ya sea que lo aceptemos o no.
Cuando pensamos que no hemos decidido nada, en realidad, ya hemos decidido. Te
ruego encarecidamente que consideres todas las evidencias expuestas a lo largo de este
ensayo y que tomes una decisión. Los argumentos expuestos han sido muy contundentes
y además bastante verificables. Hombres y mujeres racionales como nosotros no pueden
hacer caso omiso a estas verdades. Te hago un llamado a la verdad, Cristo es la verdad.
“El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.”
JESUCRISTO43
43
Vid. Juan 10:10
106
APÉNDICE I: La ley natural
Este listado sobre leyes morales de diversas civilizaciones y en el orden que están
expuestas, fue un trabajo hecho por el gran pensador C.S. Lewis44
, quien a su vez lo
utilizó también como apéndice Adjunto este apéndice para demostrar lo dicho
anteriormente, que las pautas morales no son distintas, sino que todas responden a una
auténtica ley moral. En lo que ha podido haber confusión es en las múltiples
aplicaciones prácticas que tienen estos principios morales. Pero vemos una misma raíz
en cada situación que se va a ilustrar a continuación:
La ley de la beneficencia general
En negativo:
“No he matado” (tradición egipcia. De la Confesión del Alma justa, “Libro de la
muerte”. V. Encyclopedia of Religion and Ethics. ERE, vol, V, p.478)
“No matarás” (Tradición judía. Éxodo 20,13)
“No atemorices a los hombres o Dios te atemorizará a ti” (Tradición egipcia.
Preceptos de Ptahhetep. H.R Hall, Historia Antigua del Oriente Próximo, p. 133)
“En el Nástrond (Infierno) vi… asesinos.” (Tradición nórdica. Volospá 38,39)
44
Vid. (Lewis, 2007: 82-96)
107
“No he causado desgracia alguna a mis semejantes. No he hecho más arduo el
inicio de cada jornada a los ojos de los que trabajan para mí.” (Tradición egipcia.
Confesión del Alma Justa. ERE v. 478)
“No he sido codicioso” (Tradición egipcia. Ibid)
“Quien ejerce opresión, busca la ruina de su morada” (Babilonio. Himno a
Samas. ERE v. 495)
“Aquel que es cruel y calumniador tiene el carácter de un gato” (Hindú, Leyes
de Manu. Janet, Historia de la ciencia política, vol. I, p. 6)
“No calumniarás” (Babilonio. Himno a Samas. ERE v. 495)
“No darás falso testimonio contra tu prójimo” (Tradición judía. Éxodo 20,16)
“No pronuncies una palabra que puede herir a alguien” (Hindú, Janet, p.7)
“¿Ha apartado a un hombre honesto de su familia? ¿Ha roto un clan fuertemente
unido?” (Babilonio. Relación de pecados de las tablas de Conjuro. ERE. v.446)
“No he causado hambre. No he causado tribulación” (Tradición egipcia. ERE. v.
478)
“No hagas con los demás lo que no quieras que hagan contigo.” (Tradición
china. Anales de Confucio, traducción de A. Waley, XV. 23; cf. XII. 2)
“No guardes rencor en tu corazón a tu hermano” (Tradición judía. Levítico
19,17)
“Aquel cuyo corazón está orientado hacia la bondad incluso en su grado mínimo,
a nadie disgustará” (Tradición china. Anales, IV.4)
108
En positivo:
“Por Naturaleza se sigue que un hombre puede desear que exista la sociedad y
desear pertenecer a ella” (Tradición romana. Cicerón, De Officiis, I, IV)
“Por la ley fundamental de la Naturaleza, el hombre debe ser preservado en la
mayor medida posible “(Locke, Tratado de Gobierno Civil. Ii.3)
“Cuando la gente se haya multiplicado, ¿qué se podrá hacer por ellos? El
Maestro dijo: enriquecedlos. Jan Ch’´iu dijo: Cuando se les haya enriquecido,
¿qué se podrá hacer por ellos? El maestro dijo: instruidlos” (Tradición china,
Anales, XIII.9)
“Habla con ternura… demuestra buena voluntad” (Babilonio. Himno de Samas.
ERE v.445 )
“Los hombres vinieron a la existencia por el deseo de los propios hombres de
hacerse el bien mutuamente” (Romano. Cicerón, De Off. I. VII)
“El hombre es la maravilla del hombre.” (Tradición nórdica. Hávamál 47)
“A quien se le pida limosna debería siempre darla” (Hindú. Janet, 1.7)
“¿Qué hombre de bien contempla las desdichas como algo que no le concierne?”
(Romano, Juvenal XV. 140)
“Hombre soy: nada de lo humano me es ajeno” (Romano. Terencio, Heaut.
Tim.)
“Ama a tu prójimo como a ti mismo.” (Tradición judía. Levítico 19, 18)
“Ama al forastero como a ti mismo.” (Tradición judía, Ibid. 33,34)
109
“Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros también a
ellos.” (Tradición cristiana. Mt 7,12)
La ley de la beneficencia especial
“Bajo una única perspectiva trabaja el gentil hombre. Cuando esta está
firmemente alcanzada, el Camino se esclarece. Ciertamente, la conducta correcta
hacia nuestros padres y hermanos mayores es la perspectiva de la bondad.”
(Tradición china. Anales, I.2)
“Los hermanos lucharán entre sí y serán la ruina unos para otros” (Tradición
nórdica. Leyenda de la Época Perversa previa al Fin del Mundo, Volospá 45)
“¿Ha insultado a su hermana mayor?” (Babilonio. Relación de Pecados, ERE
v.446)
“Les veréis ocuparse de los suyos y de los hijos de sus amigos… sin rechazarlos
en absoluto” (Redskin. Le Jeune, citado en ERE v.437)
“Ama a tu mujer con dilección. Contenta su corazón durante toda la vida”
(Tradición egipcia. ERE v. 481)
“Nada puede jamás cambiar los anhelos de bondad de un hombre bien
pensante.” (Anglosajón, Beowulf, 2600)
“¿No amó Sócrates a sus hijos, a pesar de que los hizo como hombre libre y
consciente de que los dioses tienen la primera palabra en nuestra amistad?”
(Griego. Epícteto, III. 24)
110
“La afección natural es una cosa justa y acorde a nuestra Naturaleza.” (Griego.
Ibid., I. XI)
“No debo ser insensible como una estatua, sino que debo desarrollar al máximo
mis relaciones naturales y artificiales como devoto, como hijo, como hermano,
como padre y como ciudadano.” (Griego. Ibid., III. II)
“Te comunico esta máxima: sé condescendiente con tus hijos. No tomes
venganza cuando yerren.” (Tradición nórdica. Sigrdrifumál, 12)
“¿Sólo los hijos de Atreus aman a sus mujeres? Todo hombre de bien, de mente
recta, ama y estima a los suyos.” (Griego. Homero, Iliada, IX. 340)
“La unión y el compañerismo entre los hombres será cultivados si cada cual
recibe de nosotros mayor atención en la medida en que nos es cercano.”
(Romano. Cicerón, De Off. I. XVI)
“Parte de nuestro ser lo reclama nuestro país, parte nuestros padres, parte
nuestros amigos.” (Romano. Ibid. I. VII)
“¿Si un gobernante (…) lograra la salvación de todo el Estado, lo llamarías
Bueno? El Maestro dijo: no sería ya una cuestión de <<Bondad>>. Sería, sin
duda alguna, un Sabio Divino.” (Tradición china. Anales, VI. 28)
“¿Te das cuenta de que, a los ojos de los dioses y de los hombres de bien, tu
tierra natal merece de ti más honor, adoración y reverencia que tu madre y que tu
padre y que todo tus ancestros? ¿Qué deberías responder con mayor cariño a su
enfado que al de tu padre? ¿Que si no puedes persuadirla de que cambie su
modo de pensar debes obedecerla sin rechistar, tanto si te obliga a hacer algo
como si te maltrata o te envía a la guerra donde te pueden herir o matar?
(Griego. Platón, Crito, 51 A, B)
“Quien no se preocupa de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha
renegado de su fe” (Tradición cristiana. 1 Tm 5,8)
111
“Recuérdales que acaten al gobierno y autoridades.” (…) “Te ruego que se
hagan oraciones por los reyes y por todos los constituidos en autoridad.”
(Cristiano. Tito 3,1 y Tm 2,1-2)
Obligaciones con nuestros padres, mayores y ancestros
“Tu padre es imagen del Señor de la Creación; tu madre es imagen de la Tierra.
Para quien los deshonra, toda obra de piedad es en vano. Este es el primer
deber.” (Hindú. Janet, I.9)
“¿Ha menospreciado a su Padre o a su Madre?” (Babilonio. Relación de
Pecados. ERE v.446)
“Yo era un empleando al lado de mi padre…iba y venía según me mandaba.”
(Tradición egipcia. Confesión del Alma Justa. ERE v.481)
“Honra a tu Padre y a tu Madre.” (Tradición judía. Éxodo 20,12)
“Cuida de tus padres.” (Griego. Relación de deberes en Epícteto, III. VII)
“Los niños, los ancianos, el pobre y el enfermo deberían ser considerados los
señores de la atmosfera.” (Hindú, Janet, I.8)
“Álzate ante las canas y honra al anciano” (Tradición judía. Levítico 19,32)
“Yo cuidé del anciano, le di mi bastón.” (Tradición egipcia. ERE v.481)
“Les verás ocuparse… de los ancianos.” (Indios [Pieles rojas]. Le Jeune, citado
en ERE v.437)
112
“No he sustraído las obligaciones del santo difunto.” (Tradición egipcia.
Confesión del Alma Justa. ERE v.478)
“Cuando se muestra un respeto apropiado hacia el difunto en el momento final y
perdura cuando éste está ya lejano, la fuerza moral de un pueblo alcanza su
punto álgido.” (Tradición china. Anales, I. 9)
Deberes hacia nuestros hijos y hacia la posteridad
“Los niños, los ancianos, el pobre y el enfermo deberían ser considerados los
señores de la atmosfera.” (Hindú, Janet, I.8)
“Casarse y engendrar hijos.” (Griego. Relación de deberes. Epícteto, III. VII)
“¿Puedes imaginarte una comunidad de naciones epicúreas? (…) ¿Qué
sucedería? ¿De dónde procedería la población a sustentar? ¿Quién les educaría?
¿Quién sería el Tutor de los Jóvenes? ¿Quién sería el Director de Educación
Física? ¿Qué se enseñaría?” (Griego. Ibid)
“La naturaleza genera un amor especial hacia los hijos.” Y “Vivir acorde a
nuestra Naturaleza es el bien supremo, “(Romano. Cicerón, De Off. I. XXII)
“El niño es digno del máximo respeto.” (Romano. Juvenal, XIV. 47)
“El maestro dijo: respetad a los jóvenes.” (Tradición china. Anales, IX. 22)
“La matanza de las mujeres y, muy especialmente, de los chicos y chicas
jóvenes que suponen la fuerza futura de un pueblo, es la parte más triste (...) y lo
sentimos profundamente.” (Indios [pieles rojas]. Relato de la Batalla de la
Rodilla Herida. ERE v.432)
La ley de la justicia
Justicia sexual:
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“¿Se ha acercado a la mujer de su vecino?” (Babilonio. Relación de Pecados.
ERE v.446)
“No cometerás adulterio.” (Tradición judía. Éxodo 20,14)
“En el Nástrond (Infierno) vi (…) a los seductores de las mujeres de otros.”
(Tradición nórdica. Volospá 38,39)
Honestidad:
“¿Ha establecido falsos límites? (Babilonio. Relación de pecados. ERE V.446)
“Errar, robar, incitar al robo.” (Babilonio. Ibid.)
“No he robado.” (Tradición egipcia. Confesión del Alma Justa. ERE v.478)
“No robarás” (Tradición judía. Éxodo 20,15)
“Prefiere las pérdidas a las ganancia vergonzosas.” (Griego. Chilon Fr. 10.
Diels)
“La justicia es la intención estipulada y permanente de hacer valer los derechos
de cada hombre.” (Romano. Justiniano, Instituciones, I,I)
“Si un nativo hacía cualquier clase de descubrimiento --por ejemplo, el de un
Hovenia dulcis [Vid japonesa] – y lo marcaba, en lo que se refiere a los
indígenas de su tribu, se le reservaba en adelante a él, sin importar cuánto tiempo
hiciera de ello.” (Aborígenes australianos. ERE v.441)
“El primer aspecto de la justicia es que no se debe causar daño a alguien a
menos que haya sido dañado por la conducta incorrecta del otro. El segundo es
que el hombre debe tratar la propiedad pública como propiedad pública, y la
propiedad privada como algo suyo. No hay nada, por naturaleza, como la
propiedad probada; pero las cosas se deben convertir en privadas bien mediante
114
ocupación prior (como cuando en el pasado los hombres llegaban a un territorio
inhóspito) o bien mediante conquista, ley, acuerdo, pacto o repartición.”
(Romano. Cicerón, De Off. I. VII)
Justicia en los tribunales:
“Quien no acepta soborno (…) le es grato a Samas.” (Babilonio. ERE v. 445)
“No he difamado al esclavo ante quien está por encima de él.” (Tradición
egipcia. Confesión del Alma Justa. ERE v. 478)
“No darás falso testimonio contra tu prójimo.” (Tradición judía. Éxodo 20, 16)
“Estima tanto a quien conoces como a quien no” (Tradición egipcia. ERE v.
482)
“No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por
honrar al rico” (Tradición judía. Levítico 19,15)
La ley de la buena fe y de la veracidad
“El sacrificio se mancha con la mentira, y el mérito de la limosna con el fraude.”
(Hindú. Janet, I.6)
“Que la boca llena de mentiras no encuentre en ti aval: desprecia lo que de ella
salga.” (Babilonio. Himno a Samas. ERE v.445)
“¿Con su boca hacía honor al Yea; estaba su corazón lleno de Nay?” (Babilonio.
ERE v.446)
“No he dado falso testimonio.” (Tradición egipcia. Confesión del Alma Justa.
ERE v.478)
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“No perseguí el engaño, no presté falso testimonio.” (Anglosajón. Beowulf,
2738)
“El maestro dijo: sed constantemente hombres de buena fe.” (Tradición china.
Anales, VIII. 13)
“En el Nástrond (Infierno) vi a los perjuros.” (Tradición nórdica. Volospá 39)
“Aborrecible como las puertas del infierno es para mí el hombre que dice una
cosa y esconde otra en su corazón,” (Griego. Homero. Iliada, IX. 312)
“El fundamento de la justicia es la buena fe.” (Romano. Cicerón, De Off. I.
VIII)
“[El caballero] debe aprender a confiar en sus superiores y a guardar las
promesas.” (Tradición china. Anales, I.8)
“Cualquier cosa es mejor que la traición.” (Tradición nórdica. Hávamál 124)
La ley de la piedad
“El pobre y el enfermo deberían ser considerados los señores de la atmosfera.”
(Hindú, Janet, I.8)
“Quien intercede por el débil le es grato a Samas.” (Babilonio. ERE v.445)
“¿Ha dejado de liberar a un prisionero?” (Babilonio. Relación de pecados. ERE
V.446)
“He dado pan al hambriento, agua al sediento, vestido al desnudo, y una barca al
que carecía de ella.” (Tradición egipcia. ERE. v. 478)
“Nunca se debe maltratar a una mujer ; ni siquiera a una flor.” (Hindú. Janet, I.8)
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“Ahí, Thor, hallaste desgracia; cuando golpéate a la mujer.” (Tradición nórdica.
Hárbarthsljóth 38)
“En la tribu Dalebura, una mujer lisiada de nacimiento fue en todo momento
trasladada de un lado para otro por sus semejantes hasta su muerte a los sesenta
y seis años.”(…) “Nunca abandonaban al enfermo.” (Aborígenes australianos.
ERE v.443)
“Verás cómo se ocupan de (…) las viudas, los huérfanos y los ancianos, sin
reprocharles nada.” (Indios [pieles rojas]. ERE v.439)
“La naturaleza manifiesta haber dado a los seres humanos el corazón más
sensible posible habiéndonos conferido la facultad de llorar. Esta es nuestra
mejor capacidad.” (Romano. Juvenal, xv. 131)
“Dicen que fue el más benigno y gentil de los reyes del mundo.” (Anglosajón.
Plegaria del héroe en Beowulf, 3180)
“Cuando sigues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no
vuelvas a recogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda.” (Tradición
judía. Deut 24,19)
La ley de la magnanimidad
“Hay dos clases de injusticia: la primera se encuentra en quienes hacen daño a
alguien; la segunda en quienes pudiendo, no lo protegen del daño.” (Romano.
Cicerón, De off. I. VIII)
“Los hombres han sabido desde siempre que cuando se ejerce la fuerza y se hace
mal se deben proteger a sí mismos; han sabido que cualquier hombre que
buscara su comodidad ejerciendo una violencia sobre los demás no debía ser
soportado, sino combatido por todos y a toda costa.” (Inglés. Hooker, Laws of
Eccl. Polity, I. IX. 4)
117
“Pasar por alto un ataque violento es fortalecer el corazón del enemigo. El vigor
es valeroso; la cobardía es vil.” (Tradición egipcia. El Faraón Senusert III. cit. H.
R. Hall, Historia Antigua del Oriente Próximo, p.161)
“Vinieron a los campos de la alegría, la hierba fresca de las Mmaderas
Afortunadas y la morada de los Benditos (…) en compañía de quienes fueron
heridos en la lucha por la tierra de los suyos.” (Romano. Virgilio, Eneida VI.
638-9, 660)
“Nuestro coraje debe ser mayor, nuestro corazón más resistente, nuestro espíritu
más austero conforme nuestras fuerzas se debilitan. Aquí yace nuestro señor,
hecho pedazos, nuestro mejor hombre en el polvo. Si alguien piensa en
abandonar esta batalla, bramará por siempre.” (Anglosajón. Maldon, 312)
“Pedid e imitad al hombre que, mientras la vida es grata, la muerte no le es
dolorosa.” (Estoico. Séneca, Ep. liv)
“El maestro dijo: amad el aprender, y si os atacan estad dispuestos a morir por el
Buen Camino” (Tradición china. Anales, VIII. 13)
“Se debe preferir la muerte antes que la esclavitud y las acciones despreciables.”
(Romano. Cicerón, De Off. I. XXIII)
“Mejor es para el hombre la muerte que la vida innoble.” (Anglosajón. Beowulf,
2890)
“La naturaleza y la razón mandan que nada de mal gusto, nada afeminado, nada
lascivo sea hecho o pensado.” (Romano. Cicerón, De Off. I. IV)
“No debemos escuchar a quienes nos advierten de que <<seamos hombres para
tener pensamientos buenos, y seamos mortales para tener pensamientos
mortales>>, sino que debemos tener en consideración la inmortalidad cuanto sea
posible y tensar cada nervio para vivir según lo mejor que hay en nosotros, que,
118
aun siendo pequeño en magnitud, sobrepasa con mucho en poder y en honor a
cualquier otra cosa.” (Tradición griega. Aristóteles. Eth. Nic. 1177B)
“El alma debe, por tanto, guiar al cuerpo, y el espíritu de nuestras mentes al
alma. Esta es, por tanto, la primera ley por la cual el poder supremo de la mente
exige obediencia al resto.” (Hooker, op. Cit. I. VIII. 6)
“Dejadle que no desee morir, dejadle que no desee vivir, dejadle que espere su
momento (…) Dejadle que soporte con paciencia duras palabras, que se abstenga
por completo de los placeres corporales.” (Tradición hindú. Leyes de Manu.
ERE II. 98)
“Quien está inmóvil, quien ha comedido sus sentidos (…) se dice que es un
devoto. Como una llama que no vacila en un lugar en calma, así es el devoto”
(Tradición india. Bhjagavad gita.ERE II. 90)
“¿Acaso el amor a la sabiduría no es una iniciación ante la muerte?” (Tradición
griega. Platón, Fedón, 81 A)
“Sé que permanecí en el patíbulo durante nueve noches, herido por una lanza en
señal de sacrificio a Odín, mi persona ofrecida a Mi Persona.” (Tradición
nórdica. Hávamál, l. 10 en Corpus poeticum Boreale; estrofa 139 en Lieder der
Älteren Edda, Hildebrand, 1922)
“En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en la tierra y muere,
no da fruto; pero si muere da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde.” (Juan
12, 24-25)
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