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INTRODUCCIÓN Para los investigadores del arte prehistórico, estos años, en los que iniciamos la andadura del nuevo siglo, son años propicios para la conmemo- ración de diferentes efemérides relacionadas con nuestra materia de estudio, en las que suele cele- brarse el centenario de algún acontecimiento que en su momento supuso un hito importante en la historia de la investigación. Baste recordar, al respecto, el descubrimiento, en 1902, del abrigo de La Graja de Jimena, que para el estilo esquemático fue el jalón intermedio entre el hallazgo de la cueva de Los Letreros (1868) y los primeros estudios de los con- juntos de Las Batuecas (1911); o aquel otro relativo al descubrimiento, en 1903, de las pinturas de Cala- patá, que fue el punto de partida para la investiga- ción del arte levantino. Del mismo modo, podemos resaltar el punto de inflexión que supuso la publica- ción, en 1902, del conocido artículo de Cartailhac sobre la Cueva de Altamira, que rompió las últimas barreras de incredulidad que existían –incluidas las 281 QUAD. PREH. ARQ. CAST. 22, 2001 Un nuevo núcleo de arte rupestre postpaleolítico en Andalucía Oriental: el núcleo del río Guadalmena Miguel Soria Lerma* Manuel Gabriel López Payer* Domingo Zorrilla Lumbreras* Resumen Presentamos aquí un nuevo núcleo de arte rupestre descubierto en la alta Andalucía, que contiene dos conjuntos con pinturas esquemáticas –Cueva del Gordo y Los Castellones- y uno con pinturas esquemáticas y levantinas –Arroyo de Hellín-. El único grupo de estilo levantino existente posee la tipología y temática típicas de dicho estilo, con zoomorfos –cér- vidos y cánidos-, antropomorfos de diversa morfología y tamaño, y un ramiforme, cuya presencia aquí pudiera deberse a influencias procedentes del mundo esquemático. Las pinturas esquemáticas ofrecen una gran variedad, destacando las figu- ras del Arroyo de Hellín, donde aparecen oculados y bitriangulares simples, además de figuras compuestas de oculados y ramiformes y otras formadas por bitriangulares con tocado de barritas y ojos-soles. Su tipología y morfología avalan su ubicación dentro del III milenio aC. Résumé On présente ici un nouveau noyau d'art rupestre découvert dans la Haute Andalousie, qui contient deux ensembles avec des peintures schématiques - Cueva del Gordo et des Castellones - et un avec des peintures schématiques et des levantines - Arroyo de Hellín -. Le seul groupe de style levantin existant possède la typologie et thématique typiques de ce style, avec zoomorfes - cérvides et canidés -, anthropomorphes de diverse morphologie et de taille, et un ramiforme, dont la présence pourrait ici devoir se à des influences du monde schématique. Les peintures schématiques offrent une grande variété, en soulignant les figures du Arroyo de Hellín, où ils apparaissent oculés ou yeux lenticulaires et bitriangulaires sim- ples, outre des figures composées d'oculés et ramiformes et de d'autres formées par bitriangulaires avec toquets de lignes ou "barritas" et des soleils. Sa typologie et morphologie garantissent sa situation dans le III millénaire aC. * Sección de Arte Rupestre. Instituto de Estudios Giennenses. Pza. San Juan de Dios, 2. 2003-Jaén.

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Page 1: Un nuevo núcleo de arte rupestre postpaleolítico en Andalucía … · 2017. 10. 19. · brarse el centenario de algún acontecimiento que en ... tigación hemos ido descubriendo

INTRODUCCIÓN

Para los investigadores del arte prehistórico,estos años, en los que iniciamos la andadura delnuevo siglo, son años propicios para la conmemo-ración de diferentes efemérides relacionadas connuestra materia de estudio, en las que suele cele-brarse el centenario de algún acontecimiento que ensu momento supuso un hito importante en la historiade la investigación. Baste recordar, al respecto, eldescubrimiento, en 1902, del abrigo de La Graja de

Jimena, que para el estilo esquemático fue el jalónintermedio entre el hallazgo de la cueva de LosLetreros (1868) y los primeros estudios de los con-juntos de Las Batuecas (1911); o aquel otro relativoal descubrimiento, en 1903, de las pinturas de Cala-patá, que fue el punto de partida para la investiga-ción del arte levantino. Del mismo modo, podemosresaltar el punto de inflexión que supuso la publica-ción, en 1902, del conocido artículo de Cartailhacsobre la Cueva de Altamira, que rompió las últimasbarreras de incredulidad que existían –incluidas las

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QUAD. PREH. ARQ. CAST. 22, 2001

Un nuevo núcleo de arte rupestrepostpaleolítico en Andalucía Oriental:

el núcleo del río Guadalmena

Miguel Soria Lerma*Manuel Gabriel López Payer*Domingo Zorrilla Lumbreras*

ResumenPresentamos aquí un nuevo núcleo de arte rupestre descubierto en la alta Andalucía, que contiene dos conjuntos con

pinturas esquemáticas –Cueva del Gordo y Los Castellones- y uno con pinturas esquemáticas y levantinas –Arroyo deHellín-. El único grupo de estilo levantino existente posee la tipología y temática típicas de dicho estilo, con zoomorfos –cér-vidos y cánidos-, antropomorfos de diversa morfología y tamaño, y un ramiforme, cuya presencia aquí pudiera deberse ainfluencias procedentes del mundo esquemático. Las pinturas esquemáticas ofrecen una gran variedad, destacando las figu-ras del Arroyo de Hellín, donde aparecen oculados y bitriangulares simples, además de figuras compuestas de oculadosy ramiformes y otras formadas por bitriangulares con tocado de barritas y ojos-soles. Su tipología y morfología avalan suubicación dentro del III milenio aC.

RésuméOn présente ici un nouveau noyau d'art rupestre découvert dans la Haute Andalousie, qui contient deux ensembles

avec des peintures schématiques - Cueva del Gordo et des Castellones - et un avec des peintures schématiques et deslevantines - Arroyo de Hellín -. Le seul groupe de style levantin existant possède la typologie et thématique typiques de cestyle, avec zoomorfes - cérvides et canidés -, anthropomorphes de diverse morphologie et de taille, et un ramiforme, dontla présence pourrait ici devoir se à des influences du monde schématique. Les peintures schématiques offrent une grandevariété, en soulignant les figures du Arroyo de Hellín, où ils apparaissent oculés ou yeux lenticulaires et bitriangulaires sim-ples, outre des figures composées d'oculés et ramiformes et de d'autres formées par bitriangulaires avec toquets de lignesou "barritas" et des soleils. Sa typologie et morphologie garantissent sa situation dans le III millénaire aC.

* Sección de Arte Rupestre. Instituto de Estudios Giennenses. Pza. San Juan de Dios, 2. 2003-Jaén.

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MIGUEL SORIA LERMA, MANUEL GABRIEL LÓPEZ PAYER, DOMINGO ZORRILLA LUMBRERAS

del propio autor del artículo- respecto de la capaci-dad intelectual del hombre prehistórico para creargrandes obras de arte.

La reseña de este tipo de acontecimientos,aparte de su valor historiográfico, es al mismo tiem-po una excusa que los convierte en puntos de obli-gada referencia para la realización de un análisisretrospectivo acerca de los avances producidosdurante el amplio periodo conmemorado. En talsentido, y centrándonos exclusivamente en la pintu-ra rupestre postpaleolítica, hay que indicar que, sibien, ha sido largo el camino transitado, no lo esmenos el que queda por recorrer. Al respecto, pode-mos constatar lo mucho que se ha avanzado en ladefinición de los aspectos técnicos y morfoestilísti-cos de los grandes ciclos artísticos, así como en elconocimiento concreto de las áreas geográficas dedispersión y del bagaje de imágenes y símbolos quelos integran, pero también hemos de ser conscientesdel estancamiento producido en la problemática

relacionada con el análisis interpretativo y con elconocimiento de la génesis, fases de desarrollo yvías de expansión de los estilos, así como en lo quese refiere a la atribución cultural de las pinturas y alestablecimiento de hipótesis cronológicas que gocende un amplio consenso.

Hace ya varias décadas que, desde el estudiodel arte rupestre de la alta Andalucía, hemos inten-tado avanzar en la problemática aludida partiendodel análisis de los numerosos conjuntos ya conoci-dos y de los que en sucesivas campañas de inves-tigación hemos ido descubriendo. Entre las aporta-ciones realizadas, podemos destacar el estudio delas primeras pinturas paleolíticas del alto Guadal-quivir (López, Soria, 1982; 1985) y el hallazgo demás de 100 conjuntos postpaleolíticos, cuyas carac-terísticas nos han permitido enriquecer la tipologíade los estilos esquemático y levantino, establecer lasrespectivas áreas de expansión de ambos estilos enesta zona, y progresar en aspectos como el análisis

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Figura 1. Núcleos de arte rupestre en la provincia de Jaén: 1.- Sierra de Segura; 2.- Sierra de Quesada; 3.- SierraMágina; 4.- Sierra Sur de Jaén; 5.- Guadalmena; 6.- Guadalén; 7.- Aldeaquemada; 8.- Despeñaperros; 9.- Los Guindos-

El Centenillo.

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interpretativo y la atribución cultural y cronológica delas pinturas (López, Soria, 1988; 1999; Soria, López,1989; 1999a; 1999b; 1999c; 1999d; 2000).

Todo ello ha sido posible gracias a laconfluencia de dos factores: uno, relativo a laspropias características del territorio investigado,situado en una de las encrucijadas de difusión delos esti los mencionados, y el otro, comoconsecuencia de las intensísima labor dedocumentación que en dicha zona hemos venidodesarrollando durante muchos años, en los que sehan prospectado casi la totalidad de los núcleosorográficos del alto Guadalquivir y del alto Segura.El resultado ha sido la conformación de nuevenúcleos de arte rupestre, cuatro de elloslocalizados en las sierras Subbéticas (Segura,Quesada, Mágina y sur de Jaén), y cinco en SierraMorena oriental (Guadalmena, Guadalén,Aldeaquemada, Despeñaperros y Los Guindos-ElCentenillo), que en su totalidad comportan laexistencia de más de 200 abrigos pintados.

El trabajo desarrollado tuvo uno de suspuntos culminantes en 1998 con el reconocimientode una cuarta parte de los mismos comoPatrimonio de la Humanidad, circunstancia queestimuló en nosotros el deseo de concretar unproyecto concebido tiempo atrás: la realización delcatálogo de arte rupestre de la provincia de Jaén,labor que se encuentra avalada con la aprobacióny el apoyo del Instituto de Estudios Giennenses y ala que estamos actualmente dedicados.

Con dicho objetivo, durante los últimos añoshemos intensificado nuestras investigaciones,sobre todo a partir de 1998 gracias a laincorporación de Domingo Zorrilla en los trabajosde campo, lo que ha facilitado el descubrimientode numerosos conjuntos en todos los núcleosindicados. A su labor se debe el descubrimiento delos abrigos que integran el núcleo del ríoGuadalmena, cuyo primer estudio ofrecemos enestas páginas en la certeza de que el análisis desu variado contenido, tanto estilístico comotipológico, nos permitirá profundizar en elconocimiento y resolución de la problemática queen líneas anteriores hemos reseñado.

Su importancia viene avalada por lapresencia, en uno de sus conjuntos –Arroyo deHellín-, de las primeras figuras humanaslevantinas halladas en Sierra Morena oriental, loque convierte a este núcleo en un preciadoeslabón que puede contribuir a dar respuesta a la

presencia del estilo levantino en esta zona. Elhallazgo, en el mismo lugar, de bitriangulares yoculados de la más diversa tipología yprocedencia, junto a figuras compuestas muyvariadas, le otorgan un interés añadido.

EL NÚCLEO DEL RÍO GUADALMENA

Es éste el núcleo cuyo descubrimiento hasupuesto la más reciente e interesante aportaciónal conocimiento del arte rupestre postpaleolítico enAndalucía oriental. Su situación en el extremooriental de Sierra Morena, le otorgó un incentivoañadido para su exploración por el hecho deocupar una posición intermedia entre los núcleosde Aldeaquemada y de la Sierra de Segura, en losque están presentes pinturas levantinas yesquemáticas. Se trataba por consiguiente deobservar, como así ha ocurrido, si las pinturas deeste lugar podían ofrecer datos novedosos encuanto a la expansión y desarrollo de dichosestilos.

Como su nombre indica, el núcleo se ubicaen torno al río Guadalmena, que discurre endirección noreste-sudoeste, próximo y de formacasi paralela al Guadalimar, del que es suafluente. El curso de éste, conforma una depresiónque constituye una doble vía de comunicaciónnatural que une el alto Guadalquivir, por un lado,con la submeseta sur y la vertiente mediterráneapor otro. Esta última vía, que enlaza el Guadalimarcon el río Mundo, puede contribuir a explicar lapresencia de figuras de estilo levantino en estazona.

En toda la región es perceptible la estructurafallada de Sierra Morena, que conforma aquí untípico relieve apalachiense en el que las cuarcitasocupan los lugares más elevados –entre los 800 ylos 1000 metros de altitud-, mientras que losmateriales blandos, víctimas de la erosión, ocupanlas vaguadas. Los cursos de agua hanprofundizado su cauce, llegando, mediante unproceso de erosión regresiva, a capturar los ríosde la vertiente norte de la sierra, como es el casode los propios Guadalmena y Guadalimar.

En la actualidad el clima y la vegetación sonde tipo mediterráneo, con abundancia de jaras y len-tiscos, junto con un chaparral muy clareado y pinode repoblación. La fauna tiene en los ciervos y jaba-líes sus máximos exponentes, aunque a juzgar porlas figuras de sus conjuntos y las que aparecen en el

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núcleo de Aldeaquemada, la cabra montés debió deser abundante en época prehistórica. El suelo espobre para el cultivo pero muy apto para la prácticade la ganadería y de la caza. Abundan también losfilones de plomo, si bien no tenemos datos sobreexplotaciones mineras antiguas.

Es en los crestones de cuarcita donde lafracturas han configurado una serie de abrigos ycovachos de escasa profundidad que son los quealbergan las pinturas.

CUEVA DEL GORDO

SITUACIÓN

Está situada en la vertiente norte del cerrodel Castellón del Moro, en la ribera izquierda delrío Guadalmena, a unos 200 metros de su cauce.Está orientada al norte y a unos 540 metros dealtitud. Sus dimensiones son de 7 metros deanchura, 5 metros de profundidad y 2 metros de

altura. Pertenece al término municipal de Segurade la Sierra, si bien la localidad más próxima esArroyo del Ojanco (Jaén).

La escasa calidad de la roca soporte,cuarcita grisácea y oscura, unido a la humedad dellugar y a la formación consiguiente de líquenes, hadificultado la conservación y observación de laspinturas, las cuales se distribuyen en dos grupos.

Grupo 1: se encuentra en la pared del fondodel covacho, a unos 40 centímetros del suelo yparcialmente cubierto por una capa de carbonatos.Se trata de un antropomorfo de brazos en asa y deuna barra vertical de color rojo intenso.

Grupo 2: está situado unos 2 metros a laderecha de la entrada de la cueva, en un panelvertical ubicado sobre una roca adosada a lapared que actúa a modo de poyo natural. Laspinturas están a 1,40 metros del suelo y su estado

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Figura 2. Mapa de situación de los conjuntos del núcleo del río Guadalmena: 1.- Cueva del Gordo; 2.- Los Castellones;3.- Arroyo de Hellín. : pinturas esquemáticas; : pinturas levantinas y esquemáticas.

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Figura 3. La Cueva del Gordo.

Figura 4. Cueva del Gordo. Grupo I.

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Figura 5. Cueva del Gordo. Grupo 2.

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de conservación es pésimo por las causasaludidas.

De izquierda a derecha, se observan, en pri-mer lugar y a distinto nivel, los restos de variasfiguras, algunos de apariencia antropomorfa, muydesvaídos y de color rojo anaranjado. A unos 74centímetros a la derecha, junto a los restos de unafigura antropomorfa, vemos otra de brazos en asa,un pluricircular con eje central y un zoomorfo quepresenta la indicación de dos patas, rabo y dosapéndices a modo de cuernos u orejas. Estas dosúltimas figuras están enlazadas. Hacia la derecha, a32 centímetros del zoomorfo, encontramos un antro-pomorfo simple con indicación de una cabeza circu-lar y abultada y un arco junto a uno de sus brazos.Su color es rojo castaño oscuro. Finalmente, en elextremo derecha se observan restos de otras figurascasi perdidas.

ABRIGOS DE LOS CASTELLONES

SITUACIÓN

Denominamos así a un conjunto de abrigosubicados en la elevación del mismo nombre,localizada a unos 500 metros al sur del cerro delCastellón del Moro. Ambas elevaciones seencuentran abrazadas por un meandro del ríoGuadalmena que discurre por el oeste. Losabrigos están a unos 600 metros de altitud, en lascuarcitas que conforman una cumbre de formatriangular que destaca por encima de la típicavegetación mediterránea. Pertenecen al términomunicipal de Segura de la Sierra (Jaén).

DESCRIPCIÓN DE LAS PINTURAS

Abrigo I

Se encuentra en la base de las afloracionescuarcíticas de la cumbre indicada. En realidad esun ángulo abierto que forma la pared, de unos 4metros de anchura por 1 metros de profundidad ycon escasa protección natural. Está orientado aloeste.

En la parte izquierda, a partir de 92centímetros desde el suelo, encontramos unafigura de aspecto antropomorfo de color rojocastaño, dos pares de barras horizontalesligeramente arqueadas de color rojo castañooscuro, un antropomorfo cruciforme del mismo

color y restos de varias figuras de aparienciaantropomorfa, poco definidas por la identificaciónde su color con el de la pared.

En la pared derecha, observamos, en laparte inferior, dos antropomorfos de color rojoclaro, uno de ellos portando un arco y el otro unobjeto similar. Se distinguen además restos deotras figuras y, en la parte superior, un zoomorfopectiniforme de perfiles curvilíneos con un trazovertical sobre el lomo, tal vez indicando lapresencia de un animal herido.

Por último, unos 5 metros a la izquierda delabrigo, en un alisamiento vertical de la pared y a1,70 metros del suelo, encontramos otro pequeñogrupo de pinturas muy mal conservado y de colorrojo rosáceo. Se trata de una agrupación de tresbarras paralelas y verticales, restos de variosantropomorfos de apariencia ancoriforme y otrosrestos indefinidos.

Abrigo II

Está situado en la misma elevación rocosa, aunos 30 metros del abrigo I y a un nivel máselevado. Se trata de un gran ángulo pétreo, cuyolado mayor está orientado al oeste. Su protecciónnatural es muy escasa y alberga varios grupos depinturas.

Grupo 1: se encuentra al principio del abrigo,en una pared inclinada hacia adentro y orientada alsur. Su conservación es mala. De abajo hacia arriba,en sentido diagonal y de color rojo castaño oscuro,se observa un antropomorfo típico simple con losbrazos levantado y un tocado apenas perceptibleque conforma una cabeza con dos pequeños apén-dices. A la derecha hay restos y manchas de otroposible antropomorfo con un brazo que no se harellenado. En sentido ascendente, vemos los restosde dos antropomorfos incompletos, uno en rojoclaro, y otros restos indefinidos.

Grupo 2: está situado en un alisamientovertical de la pared, a unos 5 metros del grupoanterior y orientado al oeste. El suelo precedenteforma un poyo natural. A partir de 1,37 metros delsuelo, se distingue un numerosos grupo de figurasde color rojo rosáceo que, en su mayoría, sondifíciles de delimitar y de distinguir respecto de lacoloración rojiza de la roca soporte.

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Figura 6. Los Castellones.

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De derecha a izquierda, observamos unapareja de antropomorfos típicos simples; una agru-pación integrada por una figura reticulada, que enrealidad es un ramiforme inscrito en un trazo arque-ado; restos de figuras muy imprecisas, y otro rami-forme que, junto a los restos anteriores, está aso-ciado a alineaciones de puntos y a zoomorfospectiniformes, estos últimos situados en la periferiadel grupo. A un nivel superior, hay alineaciones debarras de color rojo claro muy desvaídas y casiperdidas que pudieron ser también zoomorfos.Hacia la izquierda, vemos otra agrupación de figurasmuy mal conservadas en la que se observa algúnzoomorfo, varios pectiniformes y alineaciones debarras, unas de espesor normal, verticales y hori-zontales, y otras muy finas, paralelas y verticales,junto a restos de figuras de apariencia antropomor-fa y una pequeña figura casi circular. Sobre todasellas hay un antropomorfo tipo golondrina.

Grupo 3: está ubicado a unos 14 metros alnorte del anterior, siguiendo el mismo poyonatural, en un ángulo que forma la pared, cuyolado derecho, que es el que alberga las pinturas,está orientado hacia el sur. A la derecha del panelrocoso, a 1,24 centímetros del suelo, hay unafigura antropomorfa típica simple de brazoslevantados y una barra junto a ella. Su color es

castaño rojizo. A 1,10 metros de las anterioresfiguras y a 80 centímetros del suelo se observauna especie de figura en “pi” muy alargada y delmismo color. Finalmente, un metro más a laizquierda, en una ligera inflexión rocosa, seencuentra el grupo principal, escasamente visibledebido a su mala conservación. A la derecha y deabajo hacia arriba, se observan dos antropomorfosincompletos, uno mostrando un arco, con untocado aplanado y un brazo en asa, y otro, muydesvaído, con un brazo en asa y el otro portando

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Figura 7. Los Castellones. Abrigo I. Parte izquierda.

Figura 8. Los Castellones. Abrigo I.

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Figura 9. Los Castellones. Abrigo II.

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un objeto, quizás otro arco. A su derecha hayrestos de otras figuras. En la vertical de losarqueros se encuentran tres pectiniformes depequeño tamaño y fino trazado, y una gran figurareticulada mediante finos trazos que forman pisoshorizontales, dando la sensación de algún tipo deregistro contable. A la izquierda encontramos unacomposición formada por varios zoomorfospectiniformes, una figura en espiral, dos figurasreticuladas de perímetro curvilíneo, un ramiforme,una barra horizontal paralela y otra en forma de Y,en el mismo sentido, y restos de otras figuras. Enellas predominan los colores castaño claro ycastaño rojizo oscuro. Los pectiniformes son dediverso tamaño, varios de los cuales poseenindicación del rabo y/o de la cabeza, y contendencia a formar grupos de dos o tresindividuos. Uno de los zoomorfos de la izquierdapresenta sobre el tronco unos atributos en formade pareja de círculos unidos. Un metro a laizquierda se observa una figura en forma de “T”inclinada de color rojo claro.

Abrigo III

Se halla a unos 150 metros al este delanterior, en el extremo oriental de la cumbre deLos Castellones, junto a diversos restos deconstrucciones de época imprecisa. En realidad no

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Figura 10. Los Castellones. Abrigo II. Grupo I.

Figura 11. Los Castellones. Abrigo II. Grupo 2.

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Figura 12. Los Castellones. Abrigo II. Grupo 3. Partederecha.

Figura 13. Los Castellones. Abrigo II. Grupo 3. Parte izquierda.

Figura 14. Los Castellones. Abrigo III.

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es un abrigo, sino una pequeña visera rocosaarqueada, orientada al sur y precedida de un poyonatural también inclinado. En la citada visera,distinguimos dos antropomorfos de brazos en asaque muestran en su trazado diferentes tonalidadesen rojo claro y en castaño rojizo oscuro. Sobre elantropomorfo izquierdo hay restos de otras figurasincompletas, una de ellas de brazos en asa y enrojo claro, otra de aspecto ramiforme y otrapectiniforme, estas dos últimas con las dostonalidades de color citadas. A derecha e izquierday a distinto nivel, se observan restos muyindefinidos y mal conservados de otras figuras.

ABRIGO DEL ARROYO DE HELLÍN

SITUACIÓN

Este abrigo se encuentra a unos 200 metrosde la margen derecha del arroyo del mismonombre, que enlaza por el oeste con elGuadalmena a unos 4 kilómetros al sur del

embalse de dicho río. El abrigo está dividido endos oquedades contiguas, una, orientada alnoreste, cuyas dimensiones son de 8,50 metros deanchura, 5 metros de profundidad y 5,50 metrosde altura, y otra, orientada al norte, de 6,50 metrosde anchura, 3 metros de profundidad y 9 metrosde altura. Está a una altitud de 600 metros ypertenece al término municipal de Chiclana deSegura (Jaén).

La roca que conforma el abrigo es cuarcita deescasa calidad, muy cuarteada y erosionada, lo queunido a su color, en ocasiones grisáceo y negruzco,y a las formaciones de líquenes y otrosmicroorganismos, ha dado lugar a que laconservación de las pinturas sea pésima y suobservación muy dificultosa.

DESCRIPCIÓN DE LAS PINTURAS

Grupos 1-2: están formados por variasagrupaciones y motivos más o menos aislados. Elprimero se encuentra a 3,20 metros a la derecha

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Figura 15. Arroyo de Hellín.

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Figura 16. Arroyo de Hellín. Grupo 1.

Figura 17. Arroyo de Hellín. Grupo 2.

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de la primera oquedad, a unos 2 metros del sueloy protegido por una pequeña visera natural. Sucolor es rojo anaranjado muy desvaído. Contienedos figuras inclinadas en forma de “pi”, tal vez doszoomorfos, y tres cuadrados contiguos entre sí ydispuestos horizontalmente. Entre estas figurashay otra muy difusa y de apariencia ramiforme.Debajo del grupo descrito y de otra pequeña viseranatural, hay una figura bitriangular sin rellenointerior y del mismo color.

Hacia la izquierda, a 95 centímetros delgrupo 1 y a 1,43 metros del suelo se observa unafigura en forma de barra horizontal con el interiorparcialmente relleno y de color rojo. Siguiendo enla misma dirección, a 90 centímetros de la figuraanterior y a 1,60 metros del suelo, encontramosuna pequeña barra vertical de fino trazado y colorrojo oscuro.

Otra pequeña agrupación está situada aunos 38 centímetros a la izquierda de la figuraprecedente y a 1,65 metros del suelo. Estáprotegida por un saliente rocoso. La integran unafigura bitriangular sin relleno interior, que posee untrazo arqueado y mal conservado que a modo debrazo surge desde el hombro derecho, y una figurareticulada, dispuesta en forma de ajedrezado,integrada por dos filas de cuadrados inclinadossobre los que discurre, de forma paralela, unalínea zigzagueante. Su color es rojo oscuro muydesvaído.

En la misma dirección, casi en el vértice deentrada al abrigo, a 48 centímetros del grupoanterior y a 1,47 metros del suelo, hay una figurade color rojo en forma de ángulo.

Grupo 3: se encuentra en el interior y a laderecha del primer abrigo, a 1,70 metros del sueloy a un metro de la entrada, en un pequeñoalisamiento ennegrecido que dificulta mucho suvisión. Se trata de dos antropomorfos incompletos,del tipo de brazos en asa, cuya cabeza estáconformada mediante la indicación de dos ojos. Sucolor es rojo.

Grupo 4: se halla en la pared izquierda de lamisma oquedad, en una zona muy cuarteada queha sufrido frecuentes desprendimientos. Lasfiguras son de color rojo anaranjado, exceptuandovarios puntos que son de color rojo oscuro. Suconservación es pésima debido a lascircunstancias que en un principio enunciamos.

En primer lugar, de derecha a izquierda,observamos un oculado en el que distinguimos losdos ojos con apéndices radiales, a modo de ojos-soles, y un eje central en el que se insertan dosramificaciones con pequeños apéndices verticales.Debajo de esta figura se encuentran restos de dosfiguraciones ramiformes con arcos abiertos y para-lelos, junto a una especie de zigzags y una doble“Y”, todos ellos de color rojo anaranjado. A la izquier-da del oculado, muy poco visibles a causa de lasexudaciones de la roca y del ennegrecimiento de lapared, se encuentra una figura reticulada y unpequeño zoomorfo, que están acompañados pordos pares de barras ligeramente arqueadas y otrabarra más fina y casi perdida. El color de estepequeño grupo es rojo.

Siguiendo hacia la izquierda se encuentra laagrupación principal de este panel. En ella, junto amultitud de restos de manchas y de barras muydesvaídas, observamos numerosas puntuaciones,algunas de ellas de color rojo oscuro, y variasfiguras de gran interés situadas en la partesuperior y central que, por su carácter compuesto,denominamos como oculados-ramiformes. Estasfiguras poseen los ojos con un contorno entre

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Figura 18. Arroyo de Hellín. Grupo 3.

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Figura 19. Arroyo de Hellín. Grupo 4. Parte derecha.

Figura 20. Arroyo de Hellín. Grupo 4. Parte izquierda.

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cuadrangular y triangular, alguno de ellos conindicación del punto de la pupila, mientras que laparte ramiforme está formada por un eje verticalcon barras horizontales a ambos lados. De lasramificaciones inferiores penden pequeños trazosverticales y paralelos. Esta característica divide aestas figuras en dos grupos: uno con la formaexpresada y otro, formado por tres figuras muy malconservadas, en las que los trazos inferiores sealargan y quedan inscritos dentro de unrectángulo. En el centro de la composiciónsuperior hay un oculado-ramiforme que destacasobre los demás en tanto que presenta doble filade tracitos verticales, y da la sensación de habersido ejecutado sobre un antropomorfo simple delque sobresalen, en un tono más claro, algunosapéndices que indican las piernas. Todas estasfiguras son de color rojo anaranjado.

Grupo 5: está situado a la altura de la aristaque separa las dos oquedades del abrigo, a 1,80metros a la izquierda del grupo 4 y a 1,35 metrosdel suelo. Su conservación es aún más deficientedebido a que la roca está menos protegida de laintemperie. No obstante, observamos trespequeñas agrupaciones de figuras cuyadescripción es la siguiente:

En primer lugar, en la parte superior,encontramos tres antropomorfos de tipobitriangular, parcialmente conservados, con losbrazos en asa e indicación de las piernas y de untocado formado por barritas horizontales y ojos-soles. Las barritas están ligeramente arqueadashacia arriba. Entre las dos figuras de la izquierdahay varias líneas en zigzags y otra similar bajo lospies de la figura central. Otros restos de figurasmás pequeñas se asemejan parcialmente a losantropomorfos citados. El color es rojo.

A unos 30 centímetros debajo del grupoanterior, observamos los restos de varios motivosde similar colorido pero con diferente intensidad ygrado de conservación, entre los que distinguimosdiversas manchas indefinidas, un bitriangular sinrelleno interior y un zoomorfo pectiniforme con unacuerna ramificada. Por último, unos 40 centímetrosa la derecha, se encuentran dos zigzags muyincompletos de color rojo.

Grupo 6: se encuentra a la izquierda de lasegunda oquedad y a 6,45 metros del grupo 5. Setrata de un panel cuya roca soporte está muy

oscurecida, por cuya razón y con mucha dificultadsólo pudimos observar allí restos de diversosmotivos distribuidos en tres niveles. El superiordebió contener varias figuras, posiblementezoomorfos de aspecto semiesquemático y de colorrojo anaranjado. A un nivel medio observamos losrestos muy imprecisos de otros figuras casiperdidas, alguna de ellas de aparienciaantropomorfa y del mismo colorido que el grupoanterior. Por último, a un nivel inferior distinguimostres barras convergentes, muy mal conservadas yde color rojo.

Grupo 7: está situado un metro a laizquierda del grupo 6. Lo componen dosagrupaciones de figuras de estilo levantino. Laagrupación inferior, situada a 1,45 metros delsuelo, está ejecutada en un alisamiento de lapared muy erosionado, por lo que su conservacióny visibilidad son pésimas. No obstante, mediante laobtención de buenos calcos, complementados conel uso de diaposit ivas y de fotografías contratamiento informatizado, hemos observado lapresencia de dos figuras humanas de gran tamañoy color rojo rosáceo, un ramiforme del mismocolor, un cérvido muy perdido y de color rojoanaranjado, restos de otras figuras y, a un nivelmedio, dos figuras antropomorfas de pequeñotamaño y los restos de otras casi perdidas.

Respecto a las figuras humanas de mayortamaño, la de la derecha posee representada la cabe-za, con una melena de aspecto trianguliforme; los dosbrazos, uno proyectado hacia adelante y el otro enforma de asa y apoyado en la cintura; el tronco alar-gado y acampanado, quizás indicando la presencia deuna falda que llegaría hasta las rodillas, y las dos pier-nas, una de las cuales con indicación del pie corres-pondiente. A la derecha se encuentran un pequeñoramiforme vertical de fino trazado y del mismo color. Elotro antropomorfo presenta parte de la cabeza y delcuello, un brazo arqueado en forma de asa apoyadoen la cintura y el otro inclinado y dirigido hacia un hazde finos trazos paralelos que muy posiblemente indi-can la presencia de flechas. El tronco es alargado yposee unas extremidades inferiores gruesas, conindicación del muslo, pierna y pie, y una cinta o ador-no a la altura de la rodilla. La cadera aparece pro-nunciada con un trazo fino y paralelo indicando la pre-sencia de algún faldellín. El falo y las flechas citadassubrayan el carácter masculino de esta figura.

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Figura 21. Arroyo de Hellín. Grupo 5.

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Figura 22. Arroyo de Hellín. Grupo 6.

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Figura 23. Arroyo de Hellín. Grupo 7.

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Figura 24. Arroyo de Hellín. Grupo 7. Parte inferior.

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Entre las figuras humanas descritas, ycromáticamente bajo las mismas, se observan losrestos de un cérvido del que se aprecia la cuernaen perspectiva semitorcida, el cuello, el tronco ylas extremidades delanteras. Hay más restos entorno a estas f iguras, algunos de aspectoramificado.

Sobre las figura anteriores, se encuentran dosantropomorfos de reducido tamaño y espesor, concabeza diferenciada del cuerpo y extremidades pro-yectadas hacia delante. Es posible que delantehubiera otra figura similar y tal vez un zoomorfo demayor tamaño. El color de esta agrupación es rojoclaro y su conservación es mala.

Finalmente, a unos 63 centímetros sobre lavertical de las grandes figuras humanas y bajo unapequeña visera natural, se encuentra laagrupación superior. La mala conservación de susfiguras y el ennegrecimiento de la pared hacenmuy dificultosa su visión, tan sólo facilitada con losmétodos ya indicados. Se trata de varias figuraszoomorfas, muy desvaídas y casi perdidas, entrelas que destacan dos figuras de cérvidos quemiran hacia la derecha, una de ellas muyincompleta, y un grupo de 4 a 7 cánidos que sedirigen en dirección contraria. Los cérvidospresentan el tronco relleno con tinta homogénea ylas extremidades proyectadas hacia delante. Elmás completo posee una pezuña bisulca eindicación de la cuerna. Respecto a los cánidos,excepto el situado en el extremo derecho, demenor tamaño, con rasgos l ineales y raboarqueado hacia adelante, el resto presentaindicación de las orejas, tronco más abultado yrelleno con tinta homogénea, rabo en prolongacióndel lomo y extremidades rígidas y ligeramenteproyectadas hacia delante. En la parte superiorizquierda de esta agrupación, observamos losrestos muy indefinidos de otra figura de aparienciaancoriforme. Todas las figuras son de color rojo.

ASPECTOS TÉCNICOS Y ESTILÍSTICOS

Desde el punto de vista técnico y morfoestilís-tico, las figuras de estos conjuntos se pueden dividiren dos agrupaciones diferentes. Por un lado, nosencontramos con un grupo del Arroyo de Hellín –elnúmero 7-, claramente encuadrable dentro del esti-

lo levantino, mientras que por otro, el resto de losgrupos aquí estudiados se clasifican dentro del esti-lo esquemático. De esta clasificación, debido a supésima conservación, queda excluido el grupo 6del Arroyo de Hellín, pues aunque su parte inferiores esquemática, el resto de las figuras presentanunas características tan indefinidas que hacen de suanálisis estilístico un ejercicio asentado sobre basesmuy poco sólidas.

El estilo levantino del grupo indicado sededuce de la morfología y grado de naturalismo desus figuras, de los convencionalismos formalespresentes en cada motivo y de la técnica deejecución de los mismos. Respecto de lamorfología de las figuras, se observa que, casitodas ellas, fueron representadas medianteimágenes planas, con el interior relleno de tintahomogénea y con una serie de detallesidentificativos de la especie en el caso de lasfiguras animales, o de adornos, tocados y armasen el caso de las figuras humanas. El grado denaturalismo, como es característico en este estilo,es más acusado en las figuras zoomorfas que enlas antropomorfas, si bien, dentro de estas últimas,observamos un par de antropomorfos de trazadofiliforme con un grado de esquematización muyelevado, pero cuya técnica de ejecución ydisposición anatómica nos hace clasificarlos comolevantinos. Los convencionalismos formalesapuntan en el mismo sentido, como se puededeterminar, no sólo por la configuración de losdetalles citados –tocados, armas, adornos-, sinopor la forma de representar el movimiento de loszoomorfos, generalmente con las extremidadesproyectadas hacia adelante, por el tratamiento enperspectiva torcida o semitorcida de las cuernas, ypor las características anatómicas de losantropomorfos de gran tamaño, que aparecen concierta desproporción entre el tórax y lasextremidades inferiores, circunstancia que, aunqueno es generalizada, si que es frecuente en esteestilo. Observando las extremidades de las figurashumanas de mayor tamaño, así como el trazadodel resto de las figuras, se deduce el empleo definos instrumentos de ejecución, lo que apuntatambién en la dirección indicada. Por otra parte,las composiciones acumulativas en las que seasocian antropomorfos con zoomorfos aludiendo al

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mundo cinegético de sus autores refuerza tambiénla calificación estilística del grupo.

Por su parte, el encuadramiento del resto delas figuras dentro del estilo esquemático se deducedel grado de simplificación y geometrización de lasformas, de su técnica de ejecución y de otros aspec-tos como la forma de representar el movimiento o decomponer los grupos. En lo que se refiere a la sim-plificación de las formas, se aprecia que éstas fue-ron reducidas a los elementos imprescindibles parasu identificación, como es el caso de la mayoría delos antropomorfos y zoomorfos, o simplificadashasta niveles no figurativos, como es el caso de loscírculos concéntricos, de los puntos, barras, etc.

Técnicamente, las figuras de este núcleo serealizaron mediante trazos lineales de aspectogeométrico, lo que, conduce a una sensación derigidez y de falta de movimiento. El trazado deejecución es variable; no obstante, la mayoría delas figuras presentan un espesor de trazado medio–entre 1 y 2,50 centímetros-, normalmenteguardando una relación de proporcionalidad con lalongitud del motivo, tal y como podemos apreciar,por ejemplo, en algunos zoomorfos de pequeñotamaño de Los Castellones –grupo 3 del abrigo II-,cuyo espesor oscila entre los 2-3 milímetros y sulongitud entre 2,50 y 3,30 centímetros. Estacircunstancia revela el empleo de instrumentos deejecución variados, usados en función de lascaracterísticas de las f iguras que serepresentaron, que pudieron consistir en pinceleshechos con plumas o pelo de conejo, o utilizandolos dedos para la configuración de puntos odigitaciones.

En el aspecto compositivo se observa unaausencia de escenas con registro secuencial onarrativo, quizás sustituido por un registroacumulativo en el que lo prioritario es la relaciónentre las propias figuras más que una posición querevele una relación espacio-temporal.

No obstante, estas características noaparecen de modo generalizado en estado puro.Por un lado, el grado de simplificación y degeometrización de las formas suele ser variable,introduciéndose a veces un grado diverso denaturalismo en función de las necesidades delmensaje, circunstancia que se observa en lasrepresentaciones de arqueros (Cueva del Gordo y

grupo 3 del abrigo II de Los Castellones). Lomismo podemos decir respecto de la indicación delmovimiento, que a veces pudo estar transmitido através del incremento del número de extremidadesde los zoomorfos, como es el caso de muchos delos pectiniformes, si bien no es descartable que laabundancia de extremidades sea un recurso paraindicar la presencia de una manada. Por su parte,no siempre hay una supuesta disposición aleatoriade las figuras, siendo frecuente la presencia deescenas de caza o pastoreo cuyos motivos semuestran en una estrecha vinculación aunque noestén dispuestos unos a continuación de los otros.

En cuanto al análisis cromático, las pinturasde este núcleo no presentan ninguna sorpresa,siendo la gama de rojos y castaños la que aparececon carácter generalizado. No se observansuperposiciones ni repintados, aunque en el abrigoIII de Los Castellones se aprecia que sus figurasse ejecutaron empleando dos colores distintos:rojo castaño y castaño rojizo oscuro.

CARACTERÍSTICAS DE LOS ABRIGOS

Dado el escaso número de abrigoscatalogados en este núcleo, aún es pronto paradeducir de sus características topográficas algúndato que pueda establecerse con carácternormativo. Así por ejemplo, no existe unaorientación dominante, aunque se echa de menosla dirigida hacia el este que es, en cambio, ladominante en los demás núcleos de Sierra Morenaoriental (López, Soria, 1988). La amplitud ytamaño de los abrigos es muy variable y no semuestra como un elemento revelador. Tampocohay una selección de los abrigos en altura,estando los estudiados entre los 540 y los 620metros de altitud, cotas entre las que oscila elrelieve medio de la zona, cuyas máximas alturasestán en torno a los 800 metros. Si acaso seobserva una ubicación próxima a la existencia decursos de agua y a zonas propicias para la caza yel pastoreo. Recordemos que los suelos de usoagrícola son pobres. Al mismo tiempo esimportante resaltar la proximidad de estosconjuntos respecto de la vía de comunicaciónnatural que en su momento indicamos.

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ANÁLISIS MORFOLÓGICO, TIPOLÓGICO EINTERPRETATIVO

LAS FIGURAS LEVANTINAS

Centrándonos nuevamente en las figuras delgrupo 7 del Arroyo de Hellín, podemos clasificarlasen tres subgrupos, que se correspondenglobalmente con los antropomorfos, los zoomorfosy con un par de figuras atípicas dentro del artelevantino: una especie de ancoriforme horizontalmuy mal conservado situado entre los zoomorfosdel extremo superior, y un ramiforme de finaejecución y con la misma tonalidad de color que lafigura antropomorfa próxima, ubicado en la parteinferior derecha del grupo.

Respecto a los antropomorfos, que en sumomento dividimos según su tamaño y morfologíaen dos grupos, distinguimos, en los de gran tamaño,unos rasgos morfológicos muy naturalistas, conexpresión de la cabeza con tocado, uno de ellos deaspecto trianguliforme; de los brazos, y de unasextremidades inferiores musculosas que contras-tan con la delgadez de los brazos y del tórax. La pre-sencia de un faldellín, de una cinta o adorno en larodilla y de varias flechas junto al antropomorfoizquierdo, así como una posible falda acampanadaen el de la derecha, son características cuyos para-lelismos son bastante frecuentes en el área levanti-na, por lo que en sí mismas no aportan novedadessignificativas acerca del origen de estas figuras. Noobstante, hay que recordar que la presencia defiguras con indicación de manos y de pies es unrasgo típico de la zona meridional de este estilo,especialmente presente en la zona de Nerpio (Alon-so, Grimal, 1996a).

Por su parte, los antropomorfos de reducidotamaño y espesor, que aparecen con laextremidades inferiores y superiores proyectadashacia adelante y en actitud dinámica, tienentambién sus paralelos más próximos en el área deNerpio, con figuras de apariencia similar en el Torcalde las Bojadillas (Alonso, Grimal, 1996a, 95 ss).

En cuanto al grupo de los zoomorfos,podemos dividirlo a su vez en tres subgrupos. Poruna parte, en la zona inferior del panel, nosencontramos con un cérvido de gran tamaño,infrapuesto a los antropomorfos, cuya mala

conservación dificulta su análisis morfológico ycomparativo, si bien se aprecia una cuerna enperspectiva semitorcida y una proyección delcuello en prolongación del tronco que recuerda laactitud de estos animales durante la berrea,aspecto que aparece en muchos de los cérvidosdel núcleo de Nerpio y que está relacionadoindirectamente con el tema de los cérvidosafrontados, muy frecuente, sobre todo, en elnúcleo de Vélez Blanco -Estrecho de Santonge,Lavaderos de Tello, Cueva Chiquita- (Soria,López, 1988, 41 ss).

Los otros dos grupos de zoomorfos de la partesuperior del panel, integrados por los dos cérvidosque miran hacia la derecha y por un grupo de cuatroa siete cánidos o carnívoros que van en direccióncontraria, poseen la típica disposición de las extre-midades proyectadas hacia delante y el tronco relle-no de tinta homogénea, características muy fre-cuentes en los zoomorfos de estilo levantino deSierra Morena oriental (López, Soria, 1988, 231 ss).Es bien cierto que los cánidos presentan un gradode naturalismo inferior al de los cérvidos, lo que noes obstáculo para incluirlos dentro del estilo levanti-no, ya que este tipo de figuras recibió, en ese aspec-to, un tratamiento menos específico que el que sereservó para los cérvidos o los cápridos. En el casodel cánido que se encuentra situado en el extremoderecho sus rasgos están todavía más simplificadosque los del resto. En todos ellos la actitud dinámicase ve reforzada por la propia inclinación de las figu-ras. En general este tipo representaciones no sonmuy abundantes en el estilo levantino, observándo-se una relativa distribución desde la zona del Jucarhacia el sur, siempre con características poco natu-ralistas y con una morfología muy diversa, lo que aveces ha motivado su inclusión dentro de la deno-minación amplia de carnívoros (Alonso, Grimal,1996b, 194-196).

Finalmente, nos encontramos con dosfiguras atípicas dentro del estilo levantino: una, elcitado ancoriforme horizontal, vinculado al gruposuperior de zoomorfos, cuya mala conservación nonos permite precisar si se trata de los restos o delesbozo de una figura perdida o incompleta, y otra,un ramiforme, asociado por su proximidad, color ytécnica de ejecución al antropomorfo inferiorderecha, del que encontramos paralelos en casi

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todos los núcleos del alto Guadalquivir pero dentrodel arte esquemático. Por el momento aludimosaquí a su singularidad y a su relación con la figuracitada, cuyo probable carácter femenino se haindicado.

De las circunstancias analizadas se deduceque este grupo fue ejecutado, posiblemente,desde abajo hacia arriba en diferentes fases. En laprimera fase debió de realizarse el cérvido inferiory otras figuras cuyos restos se perciben en suentorno. Seguidamente y en dos fases distintas,cuyo orden no podemos precisar, debieron deejecutarse, por un lado, el ramiforme y losantropomorfos de gran tamaño –los cuales seubican sobre el cérvido anterior guardando con éluna relación de proporción- y, por otro, lospequeños antropomorfos de la zona central delpanel. Finalmente, en la zona menos apta parapintar, situada bajo una cornisa ennegrecida, serealizó la composición cinegética superiorintegrada por cérvidos y cánidos y por el citadoancoriforme horizontal.

En resumen, creemos que los paralelismosreferidos acerca de la morfología de las figuras,revelan que la presencia de este grupo en estazona es el fruto de una expansión del estilo levanti-no cuyo origen hay que buscarlo en los núcleos pró-ximos del suroeste de Albacete. Sus característicasvienen a confirmar, de forma definitiva, la expansióndel estilo levantino en sus fases clásicas por tierrasdel alto Guadalquivir, circunstancia que ya habíamospuesto de manifiesto en el núcleo de Quesada,pero que para muchos no era tan evidente en SierraMorena oriental, donde la existencia de conjuntoscomo los del Prado del Azogue o de la Tabla dePochico, carentes de representaciones antropomor-fas y con algunas figuras zoomorfas algo atípicas,introducían alguna duda al respecto.

En cuanto al análisis interpretativo, la sucesivaadición de figuras en diferentes fases condujo auna composición acumulativa de la que sólo sepuede extraer una escena: la formada por los cérvi-dos y cánidos de la parte superior. No obstante, todohace referencia a la temática tradicional del artelevantino: la caza como actividad esencial de super-vivencia, tanto en el aspecto puramente materialcomo en el aspecto social. En un trabajo recientesobre el núcleo de la Sierra de Segura, expusimos

nuestra idea de que, sin desestimar un sentidomágico propiciatorio de la caza o de la fecundidad,que se podía intuir en algunos conjuntos levantinos,en la mayoría de ellos se percibían también unosvalores conmemorativos y didácticos que estabandirigidos, junto a los anteriores, a facilitar y perpetuarla cohesión de los grupos sociales (Soria, López,1999a, 67-70). No obstante, en el caso que aquí ana-lizamos, la inclusión de un elemento propio del arteesquemático como es el ramiforme, añade una con-notación inédita, por cuanto se trata de la represen-tación de un motivo que, dentro del estilo esquemá-tico y como veremos más adelante, posee unsimbolismo relacionado con un carácter generador y/o renovador de vida, lo que está en consonancia consu asociación junto a una posible figura femenina.

LAS FIGURAS DE ESTILO ESQUEMÁTICO

En lo que respecta a las figuras de este estilo,por una parte, nos encontramos con una serie demotivos escasamente relevantes en cuanto a sutipología, que son muy frecuentes en toda el áreaesquemática. Nos referimos a figuras como losantropomorfos típicos simples, la mayoría de lasrepresentaciones zoomorfas, ya sean simples cua-drúpedos o pectiniformes, las barras y los puntos.Dentro de los antropomorfos la presencia de figurasde brazos en asa (abrigo III de Los Castellones), noaporta tampoco datos muy significativos, en tantoque están presentes en Sierra Morena oriental -Barranco de la Cueva, Los Guindos- (López, Soria,1988) y en el subbético -Graja de Jimena, Cueva delPlato- (Soria, López, 1989). Otro tanto se puededecir de los antropomorfos típicos simples de brazoslevantados, muy semejantes a los antropomorfos endoble Y, que están presentes en casi todos losnúcleos del alto Guadalquivir, y en los casos de losnúcleos de Sierra Mágina y sur de Jaén integradosespecialmente en los abrigos de la periferia delnúcleo, lo que nos llevó a considerarlos, en esoscasos, como propios de conjuntos que podían cum-plir, además de otros objetivos, una misión indica-dora de apropiación simbólica del territorio (Soria,López, Zorrilla, 2002). Tal vez su presencia aquí enlos grupos 1 y 3, primero y último, del abrigo II de

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Los Castellones, se relacione con un significado

similar.En el extremo contrario al de las figuras

indicadas, en esta ocasión por su rareza, resultapoco reveladora, desde el punto de vista de suanálisis distributivo, la presencia de figuras comoel ajedrezado del grupo 2 del Arroyo de Hellín, o laespiral del grupo 3 del Abrigo II de LosCastellones, estos últimos escasamente presentesen Sierra Morena y con un origen y cronologíaindefinidos dentro de la pintura esquemática. Esasmismas peculiaridades dificultan también suanálisis interpretativo.

La presencia de figuras reticuladas,asociadas a zoomorfos pectiniformes y a unarquero en el grupo citado de Los Castellones, o azoomorfos y barras en el grupo 4 del Arroyo deHellín, quizás aluda a un significado relacionadocon estructuras o trampas para la caza, idea quealgunos investigadores pusieron de manifiesto enotros casos (Acosta, 1968, 94).

En cuanto al pluricircular con eje centralhallado en la Cueva del Gordo con una estructuraantropomorfizada, posee cierta difusión en SierraMorena oriental, donde lo encontramos enconjuntos como La Cueva del Santo y el Charcodel Helechal (López, Soria, 1988), si bien estáausente en el resto de los núcleos del altoGuadalquivir.

Más interesante es la presencia de figurascomo los oculados, los bitr iangulares o losramiformes, o de aquellas otras que reúnen rasgosque normalmente aparecen por separado. Es elcaso de muchos motivos del Arroyo de Hellíncomo los oculados-ramiformes del grupo 4, losantropomorfos de brazos en asa oculados delgrupo 3, o los antropomorfos bitriangulares contocado de barritas y ojos-soles del grupo 5, todoslos cuales presentan como factor común elelemento oculado, que se manifiesta aquí comofiel exponente de unos rituales que perduraron enlas diferentes fases pictóricas de este conjunto,mostrando a través de la variedad de figuras

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Figura 25. Arroyo de Hellín. Grupo 5. Parte superior.

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compuestas el empleo de un código esquemáticomuy elaborado.

Comenzando por el motivo oculado presenteen el extremo derecha del grupo 4 del Arroyo deHellín, parece responder a una morfología propiade algunos núcleos del Sureste, donde serepresenta con un par de círculos o puntosrodeados arriba y/o abajo por diversos arcos. En elcaso de los motivos del Collado del Guijarral lasimilitud es más que evidente, pues también losarcos inferiores se encuentran rematados portracitos verticales y paralelos (Soria, López, 1990).En otras ocasiones desaparecen dichos trazos,como en la Cueva de la Diosa Madre (López,Soria, 1989, 90-92) o en los Abrigos de los Ídolos,en el núcleo de Nerpio (Alonso, Grimal, 1996a, 53-55). No obstante, también aparece algún ejemplaren la vertiente septentrional de Sierra Morena,donde los arcos supercil iares adquieren lasupremacía, como en los conjuntos del PeñónCollado del Águila y del Reboco del Chorrillo, en laprovincia de Ciudad Real (Caballero, 1983, planos36 y 106).

No cabe duda de que, a juzgar por el númerode conjuntos del Sureste peninsular en los quesuele aparecer, el motivo oculado debió de ser laexpresión gráfica de una divinidad, que enprincipio y como se revela a través la presencia deídolos oculados en hueso en las tumbas delLevante o en las cerámicas simbólicas de LosMillares (Martín, Camalich, 1982) debió de tenerun carácter protector vinculado a ritualesfunerarios. Su concreción junto a motivosrelacionados con la caza en el conjunto delCollado del Guijarral, tal vez se refiera a unaampliación de ese carácter protector, dirigido aquíhacia los grupos sociales favoreciendo la actividadque en mayor medida contribuía y permitía lasupervivencia: la caza. La presencia de este tipode motivos en el Arroyo de Hellín en figuras quetienen un carácter sincrético, tal vez hagareferencia a la existencia de cultos dirigidos adivinidades que también debieron sintetizaratribuciones de diversa índole.

Por su parte, las figuras bitriangulares,presentes en el Arroyo de Hellín tanto en formassimples, ya sea silueteadas o con relleno interior–grupos 2 y 5-, como en formas compuestas,uniendo la estructura bitriangular con un tocado debarritas y ojos-soles –grupo 5-, han sidocatalogadas, normalmente, como representacio-

nes de ídolos, encontrándose ampliamenterepresentadas en los núcleos del Sureste, deSierra Morena y de Extremadura (Acosta, 1968,208).

En sus formas simples, entre los múltiplesparalelos reseñables podemos fi jar nuestraatención en las representaciones de la Cueva deLos Letreros (Vélez Blanco, Almería)(Soria, López,1989, 31-37) o en el Abrigo del Melgar (Quesada,Jaén) (Soria, López, 1999d), en los queclaramente se uti l izan dichos motivos pararepresentar grupos familiares de forma simple ocon una posible relación de parentesco (Martínez,1992). No obstante, en el Sureste peninsular,desde Almería hasta Alicante, y en la provincia deJaén, parece ser frecuente la presencia debitriangulares asociados a soles y/o a ojos-soles,como es el caso del Barranco de la Palla, delBarranco del Migdia y de Penya de l’Ermita delVicari en la zona de Alicante (Hernández, Ferrer,Catalá, 2000, 250-267), de la Cueva del Gitano(Yeste, Albacete)(Soria, López, 2000, 925-925) ysobre todo en El Gabar (Vélez Blanco)(Breuil,1935, lám. XXIII), yacimiento éste en el queaparecen bitriangulares asociados a soles, a modode ojos, situados unas veces a ambos lados dedichas figuras y otras distribuyéndose por parejasdentro de un conjunto en el que tambiénobservamos motivos en zigzags, cérvidos y algúnantropomorfo. Gran paralelismo adquieren tambiénlas figuras del Abrigo de los Órganos (SantaElena, Jaén)(López, Soria, 1988, 95-97), dondeaparece una pareja de antropomorfos bitriangula-res asociados a un ciervo y a un arco con susrespectivas flechas, que presentan un tocado muysimilar a las figuras del Arroyo de Hellín y delGabar, pues aunque no aparecen los típicos trazosradiales en los ojos, al menos en uno de ellosaparecen indicados fragmentos de pintura lavadadispuestos radialmente en las circunferencias deltocado. Al mismo tiempo, no debemos olvidar, queel tocado de barritas horizontales es bastantefrecuente en Sierra Morena oriental, donde sehace especialmente presente en los conjuntos delnúcleo de Aldeaquemada, concretamente en elArroyo de Martín Pérez y en la Garganta de la Hoz(López, Soria, 1988, 42, 75, 76), así como en elabrigo inédito del Arroyo de los Arcos. Porconsiguiente, resulta evidente que el tipo de tocadode los bitriangulares del Arroyo de Hellín viene areunir características de origen diferente, pues

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mientras los ojos-soles son motivos propios delSureste peninsular, las barritas horizontales lo sonde Sierra Morena oriental.

El posible signif icado de este t ipo derepresentaciones hay que abordarlo, no de formaaislada, sino en el contexto de las conjuntos en losque aparecen. La repetición de las citadasasociaciones de bitriangulares con ojos-soles, yasea en forma de tocado o mediante un motivoadjunto, a los que se unen figuras zoomorfas y aveces figuras en zigzag, y que aparecen tanto enla pintura rupestre esquemática como en lasrepresentaciones de los vasos de Los Millares, eneste caso tratando los bitriangulares y los oculadoscomo figuras separadas, no obedece a un hechocasual sino que responde a la existencia de uncódigo de signos relacionado, como ya se hadicho, con algún ritual de tipo funerario o deprotección de los grupos sociales y de lasactividades económicas de las que dependían.

Por su parte, las representaciones ramifor-mes también aparecen en formas simples, como enlos grupos 2 y 3 del Abrigo II de Los Castellones, yen formas compuestas, en esta ocasión como ocu-lado-ramiforme, en el grupo 4 del Arroyo de Hellín.En sus formas simples son motivos muy frecuentesdentro de la pintura esquemática, apareciendo aso-ciados en los núcleos giennenses a barras (Graja deJimena II) a barras, puntos y antropomorfos (Barran-co de la Cueva) o a puntos, antropomorfos y zoo-morfos (Los Guindos)(López, Soria, 1988 y 1989). Alrespecto es representativa la asociación del grupo 2del Abrigo II de Los Castellones, con ramiformes,puntos, antropomorfos y zoomorfos. Tal parece que,del mismo modo que ocurría con los motivos ante-riores, el motivo ramiforme suele vincularse de formacodificada a un determinado grupo de signos, cuyosignificado global está en función del elemento rami-forme, que en unas ocasiones tiene su origen en elmundo vegetal, como se puede observar en el con-junto de Las Jaras, en Sierra Morena, donde a unárbol del que se desprenden sus frutos, en forma depuntos, se asocian arqueros y cérvidos (López,Soria, 1988, 120 ss), mientras que en otras lo tieneen el mundo animal, donde se identifica claramentecon la cuerna de los cérvidos, tal y como podemosobservar en el conjunto de la Tinada del Ciervo I, enNerpio, con una escena de caza, en la que se dis-tingue un arquero, acompañado de varios cánidos,que persigue a un cérvido con una gran cuerna enabanico, a los que se asociaron, posteriormente,

varios motivos de cuernas aisladas en el mismopanel y un ramiforme vertical típico en el abrigocontiguo, mostrando la secuencia completa del pro-ceso de simplificación de dicho motivo (Soria, López,2000, 913-917). En ambos casos estas figuras sonrepresentativas de una naturaleza que aporta ali-mento y que se renueva, y a la que se asocian, en lamayoría de los conjuntos, tanto los grupos humanos,que a veces aparecen por parejas, como los zoo-morfos, mostrándose como un elemento generadorde vida que se trasmite al mundo de la relacionessociales y al de las actividades económicas.

En lo referente a las forma compuesta deoculado-ramiforme, presente en el grupo 5 delArroyo de Hellín, se trata de un tipo de figura pocofrecuente dentro de la pintura esquemática, queviene a sintetizar en un solo motivo elementos quepor separado, si tenemos también en cuenta laigualdad ojos-soles, se relacionan, como ya hemosindicado con un carácter protector y generador devida. La aparición de motivos pintados muysimilares en las cerámicas simbólicas de LosMillares (Siret, 1907, sepultura número 21, lám.III), cuyo significado y finalidad no debieron de serdiferentes a los de otros motivos ya reseñados yaparecidos en el mismo lugar, así viene acorroborarlo. No obstante, las diferenciasmorfológicas existentes entre estas mismas figurasdel Arroyo de Hellín, tres de las cuales presentanlos tracitos de las barras inferiores inscritos en unrectángulo, añaden una división dentro del grupocuyo sentido se nos escapa. Por otra parte, lasuperposición de un oculado-ramiforme sobre unaposible figura humana pudo tener como objetivo laantropomorfización de dicho motivo.

EL PROBLEMA DE LA CRONOLOGÍA

La ubicación de los conjuntos rupestres enespacios crono-culturales ha sido, desde siempre,uno de los problemas más dificultosos con los quese ha enfrentado la investigación del arte rupestrepostpaleolítico. En lo que a nosotros respecta,normalmente, para intentar resolver el problemanos hemos basado en tres pilares: el estudio delpoblamiento prehistórico de los núcleos donde sealbergan los conjuntos, el estudio de los datosculturales aportados por las propias pinturas y elanálisis de los paralelos en arte mueble.

La aplicación de estos criterios de actuaciónen el núcleo del río Guadalmena es, en la

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actualidad, una tarea irrealizable dada la carenciade estudios sobre el poblamiento. Por otra parte,los datos que se pueden obtener de las propiaspinturas acerca de las actividades económicas desus autores son también muy limitados.

Comenzando por las figuras levantinas seobserva, como es común en este esti lo, lapreferencia por representaciones relacionadas conel mundo cinegético, en este caso reforzadas conla presencia de cánidos como elemento auxiliar dela caza. Esta característica no es muy clarificadorarespecto de la cronología de las pinturas, pues losdatos que proceden de otros núcleos próximoscomo el de la Sierra de Segura, extraídos a partirde las excavaciones de la Cueva del Nacimiento(Asquerino, 1992), revelan que las actividadesvenatorias tuvieron una importancia predominantesobre las demás, por lo menos hasta el neolíticomedio, circunstancia que proporcionó un abanicocronológico y cultural bastante amplio para ubicarlas pinturas levantinas de dicho núcleo (Soria,López, 1999, 71-78) y que, en principio, se puedehacer extensiva a las pinturas del mismo estilo enesta zona.

Más clarificador es el análisis del origen deeste tipo de manifestaciones en Sierra Morena.Hasta hace poco tiempo, la presencia de figuraslevantinas en la zona, reconocida en yacimientoscomo Tabla de Pochico y Prado del Azogue(López, Soria, 1988), mantenía la incógnita de suprocedencia, aunque ya habíamos apuntado quehabía ciertos elementos como las flechas conemplumadura o las pezuñas bisulcas que, al noaparecer en el núcleo de Quesada, donde haytambién varios conjuntos levantinos (Soria, López,1999b), hacía más viable la llegada de este estilopor la zona septentrional del alto Guadalquivir.Creemos que las figuras levantinas del Arroyo deHellín así lo vienen a confirmar y a reforzar, ya queaportan en este sentido el dato añadido de lapresencia de dos tipos de figuras humanas quetampoco aparecen en el núcleo de Quesada y que,en cambio, sí están presentes en los núcleosalbacetenses. Pensamos, por consiguiente, que laexpansión del estilo levantino hacia Sierra Morenadebió de utilizar como vía la que enlaza los cursosde los ríos Mundo y Guadalimar. Por motivos quedesconocemos y con las debidas reservas a causade las pequeñas zonas que quedan porprospectar, la primeras fases del Arroyo de Hellín,en las que se ejecutaron el cérvido de gran

tamaño y los antropomorfos, no encontraroncontinuidad en el alto Guadalquivir. Sí laencontraron en cambio, aunque sin la presenciade cánidos, el resto de las figuras zoomorfas, quese plasmaron con rasgos convencionales similaresen toda Sierra Morena oriental, especialmente losrelacionados con el relleno interior de las figuras,con tintas homogéneas, y con el trazado de lasextremidades, rígidas y proyectadas hacia delante,algunas de ellas con las pezuñas bisulcas (López,Soria, 1988, 223 ss).

Por todo lo expuesto, no cabe duda de quela presencia de conjuntos como el del Arroyo deHellín enriquecen el análisis cronológico, toda vezque su variado contenido, en el que sobresale laasociación de un ramiforme con figurasantropomorfas levantinas, viene a revitalizar elproblema de la coexistencia de los esti loslevantino y esquemático, posibilidad que, aunquees admitida por muchos investigadores, aún tienepor consensuar su marco temporal.

Normalmente, dicha coexistencia se haestablecido en base a las características de lospropios conjuntos pictóricos, sobre todo a partir delas distintas superposiciones de figuras, lo queunido a los datos aportados por el estudio de lacultura material, ha dado como resultado elsolapamiento total o parcial de las hipótesiscronológicas establecidas para ambos estilos.

Efectivamente, si tenemos en cuenta que lamayoría de las teorías emitidas para el artelevantino, excepto la del profesor Jordá (1978),subrayan su ubicación en períodos que van desdeel epipaleolítico a la edad del bronce (Pacheco,1924; Ripoll, 1968; 1990; Beltrán, 1968), o bienestablecen su desarrollo dentro del neolítico,aunque haciéndolo propio de sociedadescazadoras (Hernández, Ferrer, Catalá, 1988, 282-284), y que hay una marcada tendencia a situar elestilo esquemático a partir de la implantación de laeconomía de producción (Hernández, Ferrer,Catalá, 2000; Baldellou, 1999; Soria, López, 1989;etc.), nos encontraríamos, en consecuencia, conun amplio período de desarrollo paralelo,encuadrable básicamente dentro del neolítico, quea su vez llevaría implícita la coetaneidad de dosculturas, cuyos protagonistas tendrían rituales yformas de expresión distintas, pero que utilizaronfrecuentemente los mismos espacios físicos desubsistencia y en ocasiones los mismos soportespara su mensaje pictórico.

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Esta circunstancia ha sido aceptada con diver-sos matices por diferentes investigadores, aunqueno encaja muy bien con el hecho de que la mayoríade las superposiciones, lo son de levantino sobremacroesquemático por un lado, y sobre lineal-geo-métrico por otro; y, sobre todo, aunque con algunasexcepciones, de esquemático sobre levantino(Ripoll, 1968; Beltrán, 1968; Hernández, Ferrer,Catalá, 1988; Alonso, Grimal, 1995), lo que, en prin-cipio, no habla muy a favor de una coexistencialevantino-esquemática duradera, dando lugar a que,junto a otros fundamentos, algunos investigadoressitúen al arte levantino, básicamente, en el epipa-leolítico, aunque admitiendo una cierta perduraciónen el neolítico antiguo (Alonso, Grimal, 1995). Sinembargo, este periodo de desarrollo del arte levan-tino dentro del neolítico, incontestable como conse-cuencia de la presencia de las superposiciones defiguras levantinas sobre macroesquemáticas, evi-denciadas sobre todo en los conjuntos de La Sarga,cuyo arte macroesquemático mostraba evidentesparalelismos con los motivos de las cerámicas car-diales aparecidos en el neolítico antiguo de la Covade l’Or (Martí, Hernández, 1988), es para otros elpunto de inicio de los estilos levantino y esquemáti-co y, por consiguiente, de su coexistencia (Hernán-dez, Ferrer, Catalá, 1988).

De lo expuesto hay admitir que, como mínimoy durante el neolítico antiguo, pudo existir, en lamitad oriental de la Península, un arte levantinocomo modo de expresión de grupos de economíaeminentemente depredadora, al mismo tiempo quese desarrollaba un arte esquemático como vehículode expresión de sociedades que ya habían asimila-do la economía productora. Sólo admitiendo la exis-tencia de culturas distintas podremos explicar unasdiferencias estilísticas y temáticas tan acusadas.Ahora bien, un asunto es que hubiera un desarrolloparalelo, y otro, bien distinto, es que la coexistenciafuera al mismo tiempo convivencia, circunstanciaque debió depender estrechamente de la relaciónentre población y recursos. En ese sentido, la espe-cialización cinegética de los grupos levantinos debióactuar en su contra al entrar progresivamente encompetencia con los grupos esquemáticos que, enespacios de ambiente serrano, a pesar de tener unmayor espectro subsistencial, tenían en la ganade-ría y en la caza sus principales formas de vida.Una excesiva presión demográfica sobre zonas conrecursos limitados acabó por desnivelar la balanza afavor de los grupos con economía diversificada,que con el tiempo terminaron imponiéndose a los

grupos levantinos, los cuales, por su especialización,entraron en recesión, viéndose obligados, en oca-siones, a adoptar algunas características de la eco-nomía de producción, como la ganadería y la cerá-mica, que mejoraban sus condiciones de vida, peroque no alteraban sus actividades tradicionales engrado sustancial, ya que la plena adopción de unaeconomía cerealista sí que hubiera supuesto, anteso después, un cambio más profundo en sus hábitoscotidianos y una mayor inversión de trabajo. Ese esel proceso que se observa, por ejemplo, en algunasde las comunidades que durante el neolítico mediohabitaron en la Sierra de Segura, como es el casode los pobladores de la Cueva del Nacimiento(Asquerino, 1992), los cuales continuaron en dichoperiodo con las tradiciones líticas y cinegéticas pro-pias del epipaleolítico, no descartándose que pudie-ran realizar alguna de las fases pictóricas levantinasde los conjuntos de ese núcleo (Soria, López, 1999a,71-78).

De cualquier modo, los nuevos modos deproducción terminaron imponiéndose, con lo quelos grupos de tradición epipaleolítica acabaronperdiendo sus señas de identidad, su concepcióndel mundo y de la vida, los rituales relacionadoscon sus mitos y creencias, y sus formas deexpresión gráfica.

Este proceso, al principio de coexistencia yfinalmente de hegemonía esquemática, que debiótener diferentes vicisitudes según las zonas, es elque se evidencia en las superposiciones entre losestilos esquemático y levantino, superposicionesque, si tenemos en cuenta la totalidad de los abrigoscon arte postpaleolítico del Levante peninsular, sonmeramente circunstanciales y esporádicas, nodebiendo explicarlas como una muestra de la impo-sición de unos grupos sobre los otros, en primerlugar porque no todas las que hoy se observandebieron realizarse en dicho periodo y, en segundolugar, porque en la mayoría de los casos, las figurasanteriores no sólo se respetaron sino que se utiliza-ron junto a las nuevas para complementar el men-saje pictórico. La disposición espacial de los dife-rentes motivos en frisos como los de Alpera o Cogul,por citar dos conjuntos tradicionales, o en otros dereciente descubrimiento como Cañada de la Cruz(Soria, López, 1999a, 19-23), donde las figuras cen-trales de los paneles son levantinas y las periféricasesquemáticas, no sólo vienen a subrayar lo expues-to, sino que hablan a favor de una secuencia crono-lógica que otorga una mayor antigüedad al artelevantino.

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Durante el proceso descrito, cuya duracióntambién debió de ser diferente según las zonas,pudieron producirse influencias recíprocas entredichos estilos, si bien éstas son difíciles de concre-tar o detectar, no sólo por su escasez, sino porque lamayoría de sus características pueden entrar per-fectamente dentro del grado de variabilidad morfo-lógica y técnica de ambos. No obstante, dichasinfluencias debieron de producirse a través delempleo de las mismas técnicas de ejecución,pudiéndose observar figuras esquemáticas ejecuta-das con una finísima pincelada; en la temática repre-sentada, apareciendo escenas de caza con unaconcepción escénica narrativa; en el grado de natu-ralismo de las figuras, sin que su simplificaciónimplique una evolución estilística de lo levantinohacia lo esquemático, cuyo origen fue completa-mente independiente; o en la presencia de figurasde un estilo en escenas o composiciones propias delotro. Valgan como ejemplo algunas figuras antropo-morfas del Abrigo I de Benirrama, calificadas comode tipo esquemático-levantino (Hernández, Ferrer,Catalá, 1988, 188), y un par de grupos de la Cuevade los Herreros (núcleo sur de Jaén), cuya revisiónestamos acometiendo, donde aparece, por un lado,una escena de caza con cánidos de reducido tama-ño, fino trazado y cierto naturalismo, en una escenade cacería de un cérvido que también contiene sím-bolos esquemáticos, y por otro, un grupo de figurasesquemáticas de fino trazado con un cáprido natu-ralista (Soria, López, 1989, 124-125). El caso delramiforme del grupo 7 de Arroyo de Hellín, ejecuta-do con la misma técnica y color que los grandesfiguras humanas levantinas del mismo grupo, seríarepresentativo de la presencia de una figura esque-mática asimilada dentro de una composición levan-tina. El caso opuesto, aunque formando parte dediferentes fases de ejecución, se observa en algu-nos conjuntos de Sierra Morena oriental, como laCueva del Santo o Las Vacas del Retamoso, dondealgunas figuras de zoomorfos naturalistas o semi-naturalistas, ejecutadas con técnica y morfologíalevantinas, aparecen como elementos intrusivosdentro o en la periferia de los grupos esquemáticos.En cambio, en el caso del conjunto de Tabla dePochico sucedió lo contrario: a los grupos de zoo-morfos se añadieron antropomorfos o signos esque-máticos que fueron situados, sobre, junto o en laperiferia de las figuras animales levantinas (López,Soria, 1988).

En lo que se refiere a las figuras y grupos deestilo esquemático, el mundo cultural que reflejansus escenas y motivos aluden al mundo de la caza

como una parte importante de sus actividadeseconómicas. Así lo podemos observar en el AbrigoI de Los Castellones, con un arquero y unzoomorfo con una flecha clavada en el lomo, o enel Grupo 3 del Abrigo II del mismo lugar, dondeaparecen arqueros bajo figuras zoomorfas dediverso tipo y tamaño. Por otra parte lasrepresentaciones de bitriangulares con ojos–solesasociados a líneas en zig zágs horizontales (grupo5 del Arroyo de Hellín) y de ramiformes asociadosa figuras humanas y a puntos (grupo 2 del AbrigoII de Los Castellones), pueden estar relacionadas,como ya hemos expuesto, con un mundo deeconomía productora.

Además de las observaciones indicadas, lasfiguras esquemáticas de estos conjuntos, en espe-cial las del Arroyo de Hellín, cuentan con una granriqueza de paralelos en arte mueble que puedenservirnos para concretar su cronología. Así porejemplo, en lo que respecta a los oculados, encon-tramos sus paralelos más próximos en los denomi-nados ídolos oculados realizados en hueso, piedra ycerámica (Almagro, 1973, 134-180), casi todos elloscon una configuración bastante similar en cuanto ala representación del motivo, generalmente conexpresión de los ojos y de una serie de arcos con-céntricos sobre o debajo de los mismos. Los reali-zados en piedra tienen su principal área de disper-sión en Extremadura, Andalucía occidental y elAlentejo, mientras que los realizados en huesos lar-gos se concentran en el Sureste, con ejemplarescomo los de Almizaraque (Almería) y, sobre todo, enel Levante, donde destacan, entre otros, los ejem-plares de La Pastora (Alcoy), Ereta del Pedregal(Navarrés), Malla Verda (Corbera de Alcoy), Bolu-mini (Alfafara), Garrofer (Onteniente), etc. (Hernán-dez, Ferrer, Catalá, 2000, 54).

En cuanto a los oculados aparecidos encerámica, los ejemplares más conocidos son loscorrespondientes a las cerámicas simbólicas deLos Millares, donde aparecen figuras de oculados-ramiformes y, sobretodo, de ojos-soles asociadosa bitr iangulares y zoomorfos esquemáticosfechados por métodos absolutos a mediados del IIImilenio aC -2345 ± 80 aC (Almagro, 1959),cronología que, básicamente, coincide con laobtenida para algún ejemplar en hueso como el deNiuet (Alqueria d’Asnar, Alicante) datado entre el4600 BP y el 4400 BP (Hernández, Ferrer, Catalá,2000, 54 y 56).

En cuanto a los bitriangulares, los paralelosmás próximos se encuentran en los llamadosídolos cruciformes o ídolos planos, ejecutados en

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hueso o en piedra, cuya morfología responde demanera exacta a los motivos pintados: dostriángulos unidos por sus vértices opuestos con osin expresión de la cabeza mediante un apéndicecuadrangular, y a veces con indicación de losbrazos. Su área de distribución es amplia, conejemplares en Huelva, en la zona de Lisboa ysobre todo en el Sureste y Levante (Almagro,1973, 33-62 mapa 2). Sus límites cronológicos, ajuzgar por dos hallazgos aparecidos en LaCarigüela, uno correspondiente al neolítico final(Acosta, 1984, 39) y otro perteneciente a losmomentos de transición de la edad del cobre a lacultura del Argar (Pellicer, 1964), podrían situarsedesde comienzos del III milenio aC hasta el 1800aC. La presencia de bitriangulares incisos en lascerámicas simbólicas de Los Millares, cuyadatación absoluta ya se ha indicado, viene aconfirmar dicha datación.

En lo que respecta a motivos como los rami-formes y los soles, su cronología es difícil de preci-sar, por ser elementos que aparecen representadosen vasos cerámicos correspondientes a diversoshorizontes culturales, cuya cronología se extiendedesde el neolítico antiguo al calcolítico (Martí, Her-nández, 1988; Hernández, Ferrer, Catalá, 2000, 54;Acosta, 1984, 35-38). Recordemos que en el casode los ramiformes pintados, éstos aparecen ya con-formados en el arte macroesquemático, lo que hablade la antigüedad de este tipo de figuras. No obstan-te, los motivos compuestos del tipo oculado-rami-forme debieron de tener la misma cronología que losoculados simples. Por su parte los soles tambiénfueron motivos de amplia difusión y antigüedad.Acosta (1984, 48) indicaba que los soles utilizadospara representar los ojos de los ídolos es un con-vencionalismo indígena de raíz neolítica, circuns-tancia que se ha verificado con el hallazgo de mate-riales cerámicos con ojos-soles procedentes de lasubbética cordobesa fechados en contextos cultu-rales correspondientes al neolítico medio (Gavilán,Vera, 1993).

Por todo lo expuesto, pensamos que la mayo-ría de los grupos esquemáticos de estos conjuntos,debieron ejecutarse dentro del calcolítico, a media-dos del III milenio aC.

CONCLUSIONES

Respecto a las figuras levantinas:

1°. El arte levantino tuvo dos vías depenetración hacia el alto Guadalquivir, una, a

través de la Sierra de Segura, desde Nerpio aQuesada pasando por Santiago de la Espada, yotra, desde el suroeste de Albacete a través de losríos Mundo y Guadalimar hacia Sierra Morenaoriental.

2°. Las pinturas levantinas del Guadalmenamuestran el último momento en el que se empleóla figura humana en esta zona y el inicio de lascaracterísticas típicas de los zoomorfos de SierraMorena.

3°. Su temática está relacionada con elmundo cinegético, si bien, la presencia de unafigura ramiforme dentro del grupo levantino revelainfluencias provenientes del mundo esquemático.

Respecto a las figuras de estilo esquemático:

1°. Las figuras esquemáticas, sobre todo lasdel Arroyo de Hellín, debieron de ejecutarse, ajuzgar por sus paralelos en arte mueble, amediados o finales del III milenio aC. La desigualtipología de los otros conjuntos no nos permitesituarlos respecto a la del conjunto citado.

2°. En el Arroyo de Hellín las asociacionesde figuras y su tipología revelan que su temáticagiró en torno a dos motivos centrales: los ojos-soles y los ramiformes, los cuales estuvieronrelacionados con rituales de protección y/ogeneradores de vida.

3° Las figuras bitriangulares con tocado debarritas y ojos-soles conjugan influencias propiasde Sierra Morena –tocado de barritas–, con otrasprocedentes del Sureste –ojos-soles–.

Jaén, 23 de mayo de 2002

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1. Vista de la Cueva del Gordo.

2. Vista del cerro de Los Castellones.

LÁMINA I

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1. Detalle del grupo 1 del Abrigo II de Los Castellones.

2. Pectiniformes del grupo 3 del Abrigo II de Los Castellones.

LÁMINA II

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1. Zoomorfos del grupo 3 del Abrigo II de Los Castellones.

2. Arquero del grupo 3 del Abrigo II de Los Castellones.

LÁMINA III

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1. Vista del Abrigo del Arroyo de Hellín.

2. Grupo 2 del Arroyo de Hellín.

LÁMINA IV

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1. Figuras de oculados-ramiformes del grupo 4 del Arroyo de Hellín.

2. Parte superior del grupo 5 del Arroyo de Hellín (fotografía con tratamiento informatizado).

LÁMINA V

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1. Parte inferior del grupo 7 del Arroyo de Hellín (fotografía con tratamiento informatizado).

2. Parte superior del grupo 7 del Arroyo de Hellín (fotografía con tratamiento informatizado).

LÁMINA VI