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Incendios forestales, escasez de agua y aumento en las tarifas de los ser- vicios públicos son algunos de los “líos” que se le achacan al fenómeno de El Niño. ¿Qué tan ciertos es? ¿No será más bien poca previsión y mucha improvisación? Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987 http://www.unperiodico.unal.edu.co [email protected] Bogotá D.C. No. 130, domingo 14 de febrero de 2010 Salud Ciencia Coyuntura Innovación ¿Emergencia social o emergencia financiera? ¡No hay que dejarse confundir! La “aparente” bonanza petrolera en Colombia Pan y arepa de guayaba contra riesgo cardiovascular Vacas con chip incorporado 6 10 15 17 Pág. 7 con demasiados compromisos Un “Niño” Andrés Felipe Castaño/Unimedios

UN Periodico No. 130

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UN Periódico No. 130, Publicación Digital Universidad Nacional de Colombia - Unimedios

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Incendios forestales, escasez de agua y aumento en las tarifas de los ser-vicios públicos son algunos de los “líos” que se le achacan al fenómeno de El Niño. ¿Qué tan ciertos es? ¿No será más bien poca previsión y mucha improvisación?

Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987

http://www.unperiodico.unal.edu.co • [email protected]á D.C. No. 130, domingo 14 de febrero de 2010

Salud CienciaCoyuntura Innovación¿Emergencia socialo emergencia financiera?¡No hay que dejarse confundir!

La “aparente” bonanza petrolera en Colombia

Pan y arepa de guayabacontra riesgo cardiovascular

Vacas con chip incorporado

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2 Tecnología

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Director: Carlos Alberto Patiño VillaCoordinación periodística: Carolina Lancheros Ruiz Coordinación editorial: Nelly Mendivelso Rodríguez

Comité editorial: Jorge Echavarría Carvajal � Egberto Bermúdez � Paul Bromberg � Alexis de Greiff � Fabián Sanabria Concepto gráfico y diagramación: Ricardo González Angulo Corrección de estilo: Verónica Barreto Riveros

Traductora: Juliana Ariza Flórez Fotografía: Víctor Manuel Holguín � Andrés Felipe Castaño Impresión: CEET, Casa Editorial El Tiempo

Las opiniones expresadas por los autores y sus fuentes no comprometen los principios de la Universidad Nacional ni las políticas de UN Periódico

Página Web: http://www.unperiodico.unal.edu.co Versión Internet: UNDigital Correo electrónico: [email protected] Teléfonos: 316 5348 - 316 5000 extensión: 18384 / Fax: 316 5232 Edificio Uriel Gutiérrez Carrera 45 Nº 26-85, piso 5º. ISNN1657-0987

14 de febrero de 2010

Médicos, con nueva opción virtual para analizar imágenes

Investigadores de la Universidad Nacional han puesto a disposición de la ciencia el primer atlas virtual de histología médica del país. Cerca de 20 mil imágenes sobre tejidos orgánicos harán más eficiente el diagnóstico de los especialistas.

Magda Páez Torres,Unimedios

La figura de laboratorios re-pletos de placas, libros de consul-ta y médicos que deben tomarse días enteros para hacer un análisis desaparecerá gracias a los avances de la tecnología. La medicina se hace ahora más eficiente, precisa, con mayor impacto y un costo mínimo.

Unas 20 mil imágenes histo-lógicas que permiten estudiar los tejidos fundamentales del cuerpo humano se encuentran hoy siste-matizadas y disponibles para ha-cer más fácil la acción de los médi-cos. Se trata de un atlas virtual de histología, producto del trabajo de investigadores del grupo Bioinge-nium de la Universidad Nacional de Colombia.

Cuando el usuario encuentra alguna imagen de su interés puede solicitar al sistema que localice las similares. Así, se facilita el reco-nocimiento de distintas presen-taciones de las estructuras de los tejidos según el corte, el aumento y la tinción.

“Un atlas impreso está hecho de fotografías de alta calidad y es muy costoso. La ventaja de poner a disposición este conocimiento en Internet es que cualquier per-sona interesada puede entrar y ver la variabilidad de un tejido”, dijo el profesor Eduardo Romero, di-rector del grupo de investigación Bioingenium.

Posibilidades

En el caso del médico le ayu-da a mejorar su diagnóstico, por-que además de navegar sobre la imagen, puede comparar con dictámenes similares. El profesor Romero sostiene: “Este trabajo de histología tiene gran utilidad en dos escenarios: en el caso de un médico que se encuentra frente a un diagnóstico difícil, y en el de aquel que, en entrenamiento, compara sus resultados con otros realizados en la base de datos.

Las horas y el esfuerzo que invierte un especialista frente a un microscopio podrían reducirse con esta alternativa virtual, que además le permite navegar sin res-tricciones y de acuerdo con su interés profesional.

Este banco de imágenes cons-tituye también un elemento clave para la enseñanza en facultades de

Medicina y Biología, pues profeso-res y estudiantes se ven obligados a producir el material de forma manual.

“Tradicionalmente, en los cursos de histología se deben con-seguir muestras extraídas de ani-males, a las cuales se les aplican ciertos líquidos para que resalte la información de interés en cada tejido. Estos órganos se llevan a unas placas que posteriormente son analizadas mediante el mi-croscopio. Sin embargo, su tiempo de vida útil es muy corto, porque la lámina se oxida y la coloración cambia. Por lo tanto, la operación debe repetirse cada semestre: “Cor-tarlas, fijarlas y colorearlas”, expli-có el director de Bioingenium.

En www. informed.unal.edu.co. los usuarios podrán navegar sobre más de 20 mil imágenes de los tejidos funda-mentales del cuerpo humano.

El proceso

Para la obtención de las imá-genes, el atlas histológico deman-dó un trabajo de varios meses. Aunque algunas estaban disponi-bles de manera digital, otras de-bieron ser digitalizadas por los investigadores usando tejidos de ratones.

“Hicimos este trabajo en la-boratorio, apelando a diferentes

técnicas y elementos que permi-tieran ver el agua que compone los tejidos”, señaló Ángel Cruz, estu-diante de la Maestría en Ingeniería Biomédica.

La histología necesita de la co-loración de los órganos de interés, pues, como los tejidos son agua, no son visibles por su transparen-cia. Eso implica ponerlos sobre una lámina y después reemplazar el agua por alcoholes.

“Se colorean básicamente los ácidos y las grasas que existen en los tejidos. Dependiendo del con-tenido de cada uno se observan colores diferentes. Cuando se tie-ne en la lámina viene el proceso complejo de digitalizar”, afirmó el profesor Romero.

Agregó que este procedimien-to debe hacerlo alguien capacita-do para que realmente resulte un trabajo de calidad que le ofrezca al usuario lo que está buscando.

Aplicativo marca UN

La arquitectura del aplicativo también fue diseñada en la UN. Por tanto, los usuarios cuentan con un software público. “Diseñamos una estrategia que permite acceder al mapa histológico a gran velocidad, en 3 ó 4 segundos, sin importar el lugar donde se encuentre la persona o las condiciones del navegador que tenga”, comentó el profesor Romero.

El sistema ofrece diferentes he-rramientas de búsqueda, tanto por palabras clave como por el con-tenido visual de las ilustraciones. Cuando el usuario encuentra una imagen de su interés, puede solici-tar al servidor algunas ilustraciones parecidas, de acuerdo con criterios

de similitud visual como los colores, los bordes o las texturas.

“La investigación en material impreso toma largo tiempo, ya que se deben explorar diferentes fuentes de manera manual. Aunque existen algunas colecciones en Internet, es-tas no superan las 100 ó 200 ilustra-ciones”, señaló Jorge Camargo, estu-diante del Doctorado en Ingeniería de Sistemas de la UN.

El atlas histológico virtual se encuentra disponible en la pági-na www. informed.unal.edu.co. La búsqueda se puede hacer por texto o por imagen.

El sistema permite ejecutar operaciones sobre la imagen, des-cribir lo que se ve y guardar ilus-traciones diferentes.

El aplicativo está expuesto co-mo servicio web, con una arqui-tectura que permite evoluciones de forma diferente. Como este es un proyecto de software libre, el usuario también puede descargar un código y desarrollar y extender el aplicativo con el que se está dando soporte.

Por todas las opciones que ofrece, tanto en el campo médico como en el académico y de in-geniería, este proyecto fue selec-cionado por la Red Clara para ser presentado en la Organización de Estados Americanos (OEA).

La propuesta puede extender-se al análisis de imágenes radioló-gicas, constituyendo la base de los aplicativos utilizados en las salas de lectura de radiología, técnica-mente conocidos como PACS (del inglés Picture Archiving and Com-munications Systems), útiles en el seguimiento de enfermedades como el cáncer.

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Internacional

Haití: una alertaal predador mundo del desarrollo

En la sociedad haitiana cada ser viviente se volvió receptor de una anticipada sentencia de muerte, incluso antes de nacer, debido a la enorme variedad de sacrificios ceremoniales y/o económicos de las formas vivas.

Ricardo Andrés Roa,Investigador, Instituto de Bioética

U. Javeriana

Las dantescas imágenes ob-servadas tras el terremoto de Haití permiten un análisis de los hechos que trasciende las simples explica-ciones geológicas y los prejuicios. El país más pobre de América, cu-yo nombre en creole significa tierra de montañas, no es paria o exclui-do. Tampoco, porque su población sea en su mayoría escasamente educada o negra (como dicen los ofensivos comentarios callejeros de estos días), eso ha implicado una diferencia abismal en compa-ración con la mentalidad del resto de los países occidentales.

Por el contrario, Haití ha con-tado con marcas históricas en el pensamiento de la modernidad, como ser la primera nación que se granjeó su propia independencia (1804) y el primero en acabar con la esclavitud culminando su abolición en 1794. De hecho, Haití le sirvió de refugio a Bolívar (1815–1816) tras su fracaso en Venezuela, cuestión que posibilitaría luego la indepen-dencia de la Nueva Granada.

La ayuda internacional, intere-sada o no, ha estado siempre pre-sente en Haití como lo evidencia el edificio de Naciones Unidas –que colapsó en el terremoto– y la pre-sencia de Cascos Azules desde años antes (2004–2006) a la catástrofe.

En adición, el país a la izquier-da de la isla de La Española, com-partida con República Dominica-na, que curiosamente ha salido ilesa ante el ataque telúrico –con su abundante vegetación–, ha de-sarrollado las modas referentes a procesos geopolíticos continenta-les. Además de la independencia y abolición, las dictaduras latinoa-mericanas y del Caribe de los años 60 y 70 se cumplieron allí a través de indignos “representantes” pro-pios: los dictadores Duvalier (Papá Doc y Nene Doc).

La democracia presidencial y la burocracia, sumadas a otras modas sociales vigentes al mo-mento de la devastación, tales como fenómenos de rechazo a la cultura occidental blanca tradi-cional expresados en anticlerica-lismo, desconfianza sistemática hacia la política, corrupción, altas tasas de sida (al rehuir campañas de prevención sexual), criminali-zación de la sociedad, materialis-mo cultural, armamentismo civil, crisis energética, trato cruel hacia la naturaleza, toda suerte de su-persticiones esotéricas y en espe-cial la nociva creencia de que los problemas humanos se arreglan con inyecciones de dinero, ubican a los restantes países occidenta-les –ricos o pobres– en una clara similitud comportamental con la –solo en apariencia– distante Re-pública haitiana.

Comportamientos antiecológicos

La deforestación de Haití, que ha disminuido la presencia de ár-boles a menos de un 2% de la superficie nacional, se ha dado como consecuencia predadora del hambre y la inexistencia de fuen-tes energéticas. Como resultado, los habitantes –sin autocontrol éti-co o gubernamental alguno– han desolado las plantaciones natura-les en su propio perjuicio. Hoy en día, no solo escasea la leña, sino las fuentes de agua para consumo humano al desnudar los distintos nacederos o acuíferos. Esto es una grave advertencia para las socie-

dades basadas en mecanismos de generación energética fósil (car-bón y petróleo), como la colom-biana, que debe un creciente 50% de su electricidad a sistemas de generación térmica. La dinámica del cambio climático sigue ajena a quienes instauran estas políticas empresariales antiecológicas.

La función ambiental que cumplen los árboles en Haití, Francia o Colombia es similar. Es-tabilizan los terrenos evitando la erosión por vientos, o por lava-do de aguas, evitan inundaciones, protegen fuentes de agua dulce y capturan los gases del cambio cli-mático como vapor de agua (H2O) y dióxido de carbono (CO2). Junto con las algas oceánicas cianofí-ceas, los árboles son los pulmones del mundo al producir oxígeno

en el mismo proceso de captura de gases desequilibrados; dismi-nuyen hasta en 9 grados centí-grados la temperatura ambiental, comparando los valores arriba del follaje (copa arbórea) con aquellos del piso, reviven áreas desérticas y, en general, aumentan la fauna al ofrecer un medio de vida para animales y otros seres. Esta per-fecta máquina viva fue arrasada en Haití.

El comportamiento poblacio-nal violento de los humanos en pos de agua y alimentos – recru-decido y aumentado tras el terre-moto– u otras situaciones límite, demuestra que en circunstancias instintivas y extremas de super-vivencia, el ser humano olvida cualquier educación, jerarquía o respeto. Lo cual no conviene a

nadie, ni siquiera al más fuerte. Ni siquiera al más armado. Empero, esto es prevenible.

El desprecio por la vida hu-mana, animal o vegetal, que en Haití comenzase a través de los ritos religiosos de magia negra y vudú (proclamada religión oficial por los Duvalier), se fue trasla-dando a la manera colectiva de tratar a los otros seres vivos. En dicha sociedad cada forma vivien-te se volvió así receptora de una anticipada sentencia de muerte, incluso antes de nacer, debido a la enorme variedad de sacrificios ceremoniales y/o económicos de las formas vivas. Quizá estemos a tiempo de entender que vamos por el mismo camino y podamos corregir el rumbo. En vida herma-no, en vida…

AFP

AFP

El comportamiento de la población en busca de agua y alimentos, acentuado tras el terremoto, demuestra que en circunstancias extremas de supervivencia el ser humano olvida cualquier educación y llega a actuar con violencia.

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Entrevista

El mundo sin religiones: una gran mentira

En opinión de Danièle Hervieu–Léger, una de las intelectuales con-temporáneas más destacadas, las religiones han dado carácter e identidad a los pueblos. Así lo expresó la socióloga francesa, presidenta de la Escuela de Altos Estu-dios en Ciencias Sociales de París, en entrevista para UN Periódico.

Carlos Alberto Patiño Villa,Profesor Asociado

Instituto de Estudios UrbanosInstituto de Estudios Políticos

y Relaciones Internacionales, IepriU. Nacional de Colombia

Carlos Alberto Patiño Villa: ¿Por qué, contrario a lo que había sido la promesa de la modernidad, en el mundo contemporáneo la religión juega un papel sustancial?

Danièle Hervieu–Léger: Es cierto, la importancia masiva del fenómeno religioso en las socie-dades modernas ha sido una ver-dadera sorpresa para la sociología de las religiones que basaba sus razonamientos, desde sus inicios, sobre la hipótesis del declive de la religión ligado al avance de la ciencia, a la moderna afirmación política de la autonomía del sujeto y a la diferenciación creciente en-tre las instituciones. Esta aproxi-mación a la modernidad había implicado, evidentemente, la idea de que lo religioso en las socieda-des modernas estaba condenado a una decadencia irremediable. Y de hecho, durante mucho tiempo se observó, y aún se observa, el debi-litamiento de las grandes iglesias e instituciones religiosas, pero esto no significa el fin de la historia.

CAPV: En ese contexto, uno de los elementos más interesantes es ver a la religión de nuevo en el escenario de la política interna-cional. ¿Cómo comprender esta transformación?

DHL: Antes de dar una res-puesta, es necesario entender lo

que ocurre durante el origen de esa efervescencia religiosa. Desde mi punto de vista, hay dos dimen-siones mayores de la modernidad que habían sido olvidadas, de al-guna manera, en la descripción del paisaje de las sociedades mo-dernas: por una parte, la incerti-dumbre ligada a la velocidad de los cambios y, por otra, el fenó-meno de las migraciones. Estos dos acontecimientos en conjunto han producido lo que hoy obser-vamos: no solo el retorno y la ex-presión fuerte de la religiosidad, sino el retorno de lo religioso a la escena pública.

CAPV: La modernidad occi-dental prometió crear sociedades laicas y seculares, y hoy se observa una transformación profunda al respecto, pero en otras civilizacio-nes del mundo, como la islámica, ha sucedido un fenómeno tras-cendental, y es la revitalización de la sociedad a partir de la religión. Al parecer, lo mismo sucede en el hinduismo, en el sintoísmo; exis-te una especie de vitalidad de la religión en las sociedades contem-poráneas. ¿Por qué el mundo occi-dental y sus grandes intelectuales han tratado de negar permanente-mente este aspecto de la religión?

DHL: Pienso que ellos han dejado de negarla porque la re-ligión se les impone de manera masiva. Pero el descubrimiento y el reconocimiento de la sepa-ración ineluctable de lo religioso y de lo político en las sociedades modernas y democráticas no es una visión de los intelectuales.

Es, antes que nada, el producto de una historia que ha desembo-cado efectivamente, en todas las sociedades democráticas moder-nas, en la separación de lo reli-gioso de lo político: la ley ya no desciende del cielo, ella emana del soberano. Esto no quiere de-cir, sin embargo, que la religión no pueda constituirse, precisa-mente en las sociedades que se encuentran en una situación de déficit político, en una materia prima simbólica extraordinaria, especialmente para afirmar iden-tidades colectivas, comunitarias, étnicas o nacionales.

CAPV: Ulrich Beck ha hablado sobre la religión individual, ¿cómo entender esta concepción?

DHL: La renovación de ex-presiones de religiosidad en so-ciedades que de todas formas han sido trabajadas por el paradigma moderno de la separación entre política y religión, no se traduce en un retorno a un mundo re-ligioso tradicional en el cual lo religioso englobaba lo social, sino en una fuerte individualización de las creencias y las prácticas. Es una observación de la que habla Ulrich Beck, pero toda la sociología de las religiones desde hace 25 años, incluso 30, enuncia un nuevo pa-radigma: la secularización no es la desaparición de la religión, es la desregulación institucional de la religión y la individualización, la subjetivación, de lo religioso. Esta es la nueva problemática de la se-cularización. Que no es un retorno al pasado desde el punto de vista

de la descripción de las socieda-des religiosas, sino que implica, en efecto, una nueva aproximación a la manera como los individuos fabrican su sistema de creencias.

CAPV: ¿Se ha generado una especie de descontextualización de los grandes credos como el ca-tólico, y una prevalencia de un mundo mucho más cercano al ideal protestante?

DHL: Las grandes institucio-nes religiosas, especialmente las cristianas, han sufrido el choque de esta individualización, es decir, el cuestionamiento a la autoridad religiosa para prescribir las creen-cias, con síntomas muy parecidos. Estas se afectan, evidentemente, por la tendencia general a la pro-ducción individual de pequeños credos que proliferan de forma autónoma con relación a los gran-des de las instituciones religiosas. Desde este punto de vista, tanto para las iglesias cristianas como para las iglesias mainstream1 pro-testantes, el problema es extrema-damente difícil de manejar.

En relación con la pregunta del Islam, pienso que hay un error de perspectiva cuando se imagina a priori que es extraño a la in-dividualización de las creencias. Especialmente en el Islam de la diáspora, se observa el hecho de que a la vez que es referencia, la conversión a esta religión per-mite construir identidades indi-viduales, y al mismo tiempo sirve en situaciones en que se niega la autonomía política para fabricar identidades colectivas.

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Entrevista

CAP: En la perspectiva nor-mal, se suele suponer que los indi-viduos carecen de religión o viven inmersos en rituales tradicionales. ¿Cómo se construye el creer, la creencia y la vida cotidiana en una dimensión religiosa?

DHL: Por un lado, nos en-contramos en un absoluto entre la alternativa de inserción en sis-temas regulados y organizados de un credo, y por otro, en la ausencia de creencias. Es justamente esta alternativa simplificadora la que ha hecho explotar la crítica de la teoría de la secularización.

En efecto, lo interesante es ver cómo hoy esta religiosidad indivi-dual les permite a los individuos (independientes con relación a los grandes sistemas religiosos insti-tuidos), ir al contrario y producir pequeños sistemas de creencias que los deja reunir, organizar y darle sentido a sus experiencias personales, antes fragmentadas y marcadas por la diferenciación ex-tremadamente potente de las acti-vidades sociales, que hacen difícil la integración de la personalidad individual.

Lo religioso sirve para vol-verle a dar coherencia a la vida de los individuos. Solo que esta coherencia ya no se obtiene del exterior por el sistema religioso. Es fabricada por los mismos indi-viduos apoyándose en todo tipo de recursos simbólicos que se les presenten.

CAP: Volviendo a la esfera de lo internacional, algunos autores y muchos observadores suponen que un punto de inflexión impor-tante de la relación entre política y religión es la Revolución iraní de 1979. ¿Usted cómo analiza ese proceso?

DHL: La Revolución iraní ha sido un momento absolutamente clave en la toma de conciencia del retorno masivo de lo religioso sobre la escena pública. En efecto, la hipótesis clásica, heredada de la filosofía del siglo de las luces, señalaba que la privatización de lo religioso reafirmaba fuertemente su presencia en la escena política y pública. En un primer momento se dijo que la Revolución iraní era el efecto boomerang, el retorno de una modernización forzada.

El régimen del Sha quiso mo-dernizar de forma extremadamen-te brutal a la sociedad iraní y lo religioso fue un medio para pro-testar contra ese propósito. Por tanto, creo que era una pseudo-modernización, que pretendía ser cultural pero era económica. Tam-poco era política puesto que se estaba muy lejos de la democracia. Por lo tanto, lo religioso funcionó como un formidable dispositivo de protesta contra la violencia de una cierta modernidad que, entre otros asuntos, era autoritaria. Por ejemplo, el Sha hacía perseguir por su policía a las mujeres que llevaban el velo en la calle. Y la manera de afirmar una capaci-dad autónoma para determinarse consistió en la reivindicación para poder llevar el velo en los espa-cios públicos. Así, la Revolución iraní puso nuevamente en escena la formidable capacidad de lo re-ligioso para proveer los recursos simbólicos como protesta cuando el lenguaje político no se podía emplear. El Islam se convirtió en el recurso político, en tanto que tal, para afirmar frente a Occidente la identidad específica de la sociedad árabe musulmana.

CAPV: ¿La relación entre iden-tidad y religión en el mundo con-temporáneo es una anomalía de

las sociedades contemporáneas?DHL: Sería absurdo imaginar

que el fenómeno de reconstruc-ción de las identidades culturales y políticas, a través de lo religioso, es un error de la historia o una pa-tología política temporal. En reali-dad, se trata de un fenómeno que cuestiona el carácter atomizante y destructor de las culturas loca-les, de un cierto tipo de proceso modernizador, especialmente en el campo económico e incluso en el campo político. Dicho de otra

manera, no se deshace porque sí de lo relacionado con la identidad del colectivo. El problema de una modernidad que dejó de ser triun-fante es que evidencia hasta qué punto es destructora de las iden-tidades. No solo es cierto en los países árabes musulmanes o en la India, también en las sociedades europeas y norteamericanas.

Si el individualismo es eman-cipador, también es destructor de

las identidades. Cuando las socie-dades y los individuos se debilitan, y el mundo y la integración social hacen falsos individuos, es claro que, desde la perspectiva religiosa, existe la posibilidad de renovar las identidades.

CAPV: Para finalizar, un tema polémico, ¿qué piensa usted sobre lo que el presidente Nicolás Sarko-zy ha presentado como definición de lo que significa ser francés?

DHL: Soy funcionaria de la República Francesa y no hago nin-

guna declaración sobre las institu-ciones y la práctica política fran-cesa, en tanto que se me pregunta como profesora universitaria pa-gada por la República. Es una obli-gación de reserva que forma parte de mi condición como profesora universitaria.

No obstante, lo que resulta interesante es mirar hacia lo que el presidente Sarkozy hace eco cuan-do da tal importancia al tema de

la identidad nacional y lo que hay detrás de la superficie del discurso político. Lo que me interesa saber como socióloga y evidentemente como ciudadana es sobre qué te-rreno ese discurso puede tomar cuerpo y volverse movilizador. La evaluación sobre el discurso del presidente Sarkozy no tiene ma-yor interés. Mientras que por el contrario, aquella de saber cómo los franceses representan hoy su nación, sus raíces, sus relaciones con las antiguas colonias, la forma

como ellos asumen que Francia ya no es una gran potencia sino una potencia mediana que debe asu-mirse como tal, es el verdadero in-terrogante detrás de su pregunta.

1N.T. Las mainstream churches o iglesias de “la corriente principal” hacen referencia por lo general a los principales grupos cristianos, como la Iglesia Católica o la Iglesia Orto-doxa Oriental.

AFP

AFP

La reivindicación de la mujer para llevar el velo en la calle, pese a la persecución de la policía, es un ejemplo de cómo la sociedad iraní se apoyó en lo religioso para protestar contra la violencia de la modernidad autoritaria impuesta por el Sha.

Según la socióloga francesa, el Islam ha permitido construir identidades individuales pero también ha servido en situaciones en que se niega la autonomía política para fabricar identidades colectivas.

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Coyuntura

La reexploración de viejos campos petroleros y el alza mundial del precio del petróleo explican el aumento de la producción del cru-do en Colombia, lo cual no significa que el país esté en bonanza. La duración de las reservas puede estimarse para unos 6 ó 12 años más.

Carlos Guillermo Álvarez H.,Profesor Honorario

U. Nacional de ColombiaJunta Directiva EPM

En los últimos dos años la producción petrolera colombiana aparece en aumento. La agencia EFE indicó recientemente que el año pasado fue de 670.000 barriles diarios. Si se compara con la de 618.000 del 2008, el incremento es del 8% y, comparada con la del 2007, el aumento es del 17%. ¿Qué está pasando? ¿Será per-manente esta tendencia? Un gráfico con datos históricos responde estas preguntas.

Colombia no es un país petrolero, tiene algunas re-servas, pero frente al total mundial (que por cierto es-tán en declive), apenas lle-ga a una décima del 1% del total, según la publicación mencionada como fuente de datos. Nótese también que las reservas totales colombia-nas no aumentan y han per-dido más de un 50% desde el tope de los 3,2 gigabarriles de 1992.

Digamos que el aumento de la producción colombiana de los últimos años se expli-ca fundamentalmente por el aumento mundial del precio del crudo.

La caída de precios en el periodo crítico para la econo-mía mundial del año pasado fue pasajera. Las estimacio-nes de precios para el futuro inmediato se colocan entre el rango de us$ 70 y us$ 80, por lo cual la rentabilidad de petróleos de altos costos de extracción y de baja calidad se mantiene.

Esta situación ha hecho rentable la producción de vie-jos campos de crudos pesados descubiertos hace muchos años en Colombia: Castilla en 1969, Apiay en 1981, Rubiales hacia el 2000. El alto precio

La “aparente”bonanza petrolera

en ColombiaEn fin, Ecopetrol y sus aso-

ciados han efectuado otras inver-siones importantes para recupe-raciones secundarias y terciarias en campos viejos, que al final agregan unos cuantos miles de barriles diarios a la producción colombiana. El mantenimiento de este nivel va a depender de cómo se logre su aumento y có-mo se llegue a una suerte de segundo pico, como el logrado en 1999 (con una extracción de

unos 838.000 b/d), para volver a disminuir la producción a una cierta tasa, digamos del 8% en promedio.

A manera de conclu-sión, se puede decir que, aun bajo el potencial de hi-drocarburos colombianos, la autosuficiencia nacional se debe mantener unos seis años más (con la actual tasa de producción anual, o sea unos 244 millones de barri-les), incluyendo un pequeño potencial de exportación con las reservas actuales (unos 1.400 millones de barriles) sin aumentar.

Por los elementos cono-cidos hasta hoy, las reservas probadas se valoran de ma-nera conservadora y se puede pensar que las reales (al precio actual) pueden ser superiores. El reputado geofísico Colin Cambell, que anima una aso-ciación para el estudio del pico de producción1, estima incluso que las reservas co-lombianas están subvaluadas un 50% para el año 2003, es decir, las reservas efectivas pueden ser unos 3 gigabarri-les. Su duración, pues, man-teniendo la actual tasa de extracción, puede estimarse para unos 6 ó 12 años.

1Ver http://www.peakoil.net/search/node/WORLD+OIL+RESERVES. El punto de las reservas es muy serio, se estima que en el planeta en general están sobrevaluadas.

ha permitido una campaña de in-versiones complementarias (como pozos de delimitación adiciona-les o transporte) sobre los cam-pos descubiertos, que ha llevado a una mejor valoración de las re-servas; por ejemplo, las estimadas de Rubiales pasan de 170 millones a unos 500 millones de barriles, lo que permite producir más de 150.000 barriles diarios y efectuar inversiones en un oleoducto supe-riores a us$ 500 millones.

Hace cinco años (e incluso hoy parcialmente) ese crudo se sa-caba ineficientemente en camio-nes. La gran inversión en trans-porte en el departamento del Meta permite incluso explotar campos con pocas reservas. Los esfuerzos exploratorios en áreas realmente nuevas son más bien precarios y es por eso que el mapa de reservas del país se mueve poco, excepción hecha de las reevaluaciones de los viejos campos.

Petróleo us$/b corrientes 1960-2007

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Colombia: Producción y reservas de crudo 1980-2009

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Colombia Reservas gigabarriles Producción diaria

Fuente: Statistical Review of World Energy, British Petroleum, 2009.

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Coyuntura

Un “Niño” con demasiados compromisos

Incendios forestales, escasez de agua y aumento en las tarifas de los servicios públicos son algunos de los “líos” que se le achacan al fenómeno de El Niño. ¿Qué tan cier-tos es? ¿No será más bien poca previsión y mucha improvisación?

J. Orlando Rangel-Ch.Instituto de Ciencias Naturales

U. Nacional de Colombia

Desde agosto del 2009, voce-ros gubernamentales anunciaron la inminente llegada del fenómeno de El Niño, con lo cual la disminu-ción marcada de las lluvias estaba asegurada en el país.

La distribución de las preci-pitaciones a lo largo del año con-diciona los procesos biológicos y la manera en que el hombre hace uso de la oferta ambiental. Así, en la región Andina, donde se asienta el 72% de la población, hay tiempo seco y altas temperaturas de di-ciembre a marzo, lluvias desde fi-nales de marzo a junio, época seca desde julio hasta mitad de agosto y lluvias fuertes en septiembre, octubre y noviembre.

En las planicies de la Orino-quía, el Caribe y la Amazonía llueve (con distribución diferente) des-de abril–mayo hasta noviembre y hay escasez desde diciembre hasta marzo. La situación climática ac-tual es la común: escasez de lluvias y altas temperaturas, fenómeno natural que se relaciona con nues-tra posición geográfica y con la cir-culación global de los vientos.

¿Cuándo se puede hablar de El Niño?

En 1992, época de la famo-sa hora Gaviria, nos cambiaron los hábitos cotidianos por la se-quía que conllevó descensos en la generación eléctrica y molestos apagones.

Si se analiza una base históri-ca de montos de precipitación en localidades de la Costa Caribe, los años 1991, 1993 y 2001 presenta-ron valores muy bajos de lluvia con déficit cercano al 50% del monto promedio anual. De tal manera, si en una localidad debían caer 1.200 mm de precipitación, en uno de estos “año–Niño” se recibieron entre 600 y 700 mm menos, con lo cual se presentaron alteraciones en los procesos de apropiación de la oferta ambiental (caudales/embalses). Así, se entenderían en-tonces los trastornos de finales del 91 y del 92.

Nótese que para esta califica-ción fue necesario tener los valores y poder comprobar que el efecto se presenta en una extensión conside-rable, ya que en ocasiones, mien-tras que en una localidad las lluvias pueden ser inferiores al promedio anual, en otra distanciada 50–80 km y con una variación fisiográfica mínima, es posible que la lluvia sea normal o inclusive mayor que el promedio anual.

Por tanto, no se debe gene-ralizar y no se puede pretender que el efecto se presente con igual intensidad en toda la geografía, ob-servación que aparentemente no tienen en cuenta los portavoces gu-bernamentales al patrocinar que se culpe, al pobre Niño, de los aconte-cimientos y de sus decisiones.

El Niño y los incendios forestales

Con Niño o sin Niño, en la cotidianidad de los bogotanos ya está incorporado el espectáculo de los helicópteros recogiendo agua en los estanques y vertiéndola so-bre los Cerros Orientales. No se requiere magia para asegurar su presencia en enero, si las autorida-des y los organismos ambientales no toman las decisiones conve-nientes que eviten al máximo estas acciones de pirómanos.

La mayoría de las quemas, tanto en los Cerros Orientales co-mo en la alta montaña de Co-lombia, incluyendo el páramo, son provocadas. Las causas son varias, la principal es la falta de educa-ción ambiental y ecológica de los moradores y visitantes.

Si ya existen tecnologías apro-piadas que permiten tener una ba-se de datos sobre incidencia de los incendios forestales, frecuencia y coberturas vegetales, ¿por qué no se toman las previsiones del caso y por qué sobre la recuperación de áreas afectadas se exageran los costos requeridos? Al menos para el páramo, lo prudente es neutrali-zar el acceso de ganado, aumentar la vigilancia y dejar que la sucesión natural actúe; no es necesario lle-nar de árboles una zona que solo los tiene en situaciones ecológicas muy particulares.

Es inadmisible que cada año se asista al mismo drama que in-creíblemente tiene su comple-mento en octubre o noviembre, cuando los excesos de lluvia hacen que los ríos inunden las planicies interandinas y del Caribe. En am-bos casos simplemente hay impre-visión e improvisación.

El Niño y la economía

Con los anuncios apocalípti-cos sobre El Niño, en algunos ren-glones se dispararon los precios. En el campo energético se habló de aumentos en las tarifas domi-ciliarias y de disminuir la venta de energía a países vecinos. Sin em-bargo, recientemente las mismas empresas afirmaron que el fenó-meno será resistido por los embal-ses y se puede seguir exportando energía a los países vecinos.

En septiembre del 2009, juz-gué atrevida la posición de los vo-ceros gubernamentales que anun-ciaban El Niño, porque en nin-gún momento mostraron tablas comparativas de los montos de precipitación y los consolidados anuales de lluvia en series históri-cas. Sus percepciones aceleradas no tuvieron en cuenta el precepto

de que no hay nada más imprede-cible que el clima.

Luego comenté que ese Niño ya no estaría en octubre cuando llegaran las lluvias, como efectiva-mente sucedió. Desde el primero de enero se nos bombardea con las alzas que se presentarán debido a El Niño, y todo el mundo está uti-lizando esta excusa para justificar incrementos. Parece que la única manifestación que no se afectó fue el aumento salarial decretado por el Gobierno: 2% ¿Es esto equi-tativo cuando según los voceros gubernamentales venimos de un año–Niño y seguimos en otro?

Suministro de agua y El Niño

Hay una larga lista de mu-nicipios con problema de agua y premonitoriamente se dice que varias capitales entrarán en racio-namiento. Curiosamente, en Ma-nizales se anunció que había agua de sobra porque el programa de conservación y recuperación de cuencas que adelantan las empre-sas encargadas ha hecho posible esta maravillosa condición. Esta afirmación explica en buena parte la escasez en algunas localidades.

En una cuenca deficitaria (se-ca a muy seca) con lluvias muy ba-jas, la disponibilidad de agua de-be ser el controlador de cualquier ocupación humana. No se pueden permitir crecimientos exagerados y desordenados en algunos sitios, en donde en condiciones norma-les no hay disponibilidad hídrica.

En Colombia, a excepción de muy pocas localidades, diciembre, enero y febrero, e inclusive marzo, son épocas muy críticas en lluvias, luego uno podría imaginarse el efecto de una disminución en lo-calidades con los montos normal-mente muy reducidos.

Si en la costa Pacífica colom-biana (excepto Tumaco y Darién) se dejan de recibir 700 u 800 mm de precipitación al año, es bastan-te probable que no se presenten fenómenos catastróficos graves, ya que los montos anuales son supe-

riores a 3.000 y 4.000 mm y hay capacidad de almacenamiento de agua en el suelo; por el contrario, si en la Sabana de Bogotá dejan de caer 400 mm de precipitación, la mayoría del clima del territorio se tornaría entre muy seco y árido con afectación profunda a la biota y, por ende, a la apropiación de los recursos y de los servicios ambien-tales por el hombre.

¿Cómo afrontar la situación?

Aunque Colombia es un país excepcionalmente húmedo, el agua es un capital recuperable. Entidades como la Comisión Re-guladora del Agua deben ocupar-se de temas relacionados con la economía hídrica en los ambien-tes naturales y no solamente de las tarifas.

Las dependencias de Minam-biente deben apoyarse en los gru-pos de investigación universitarios para formular proyectos reales, viables y no empresas faraónicas que no aportarán conocimientos necesarios para entender la eco-nomía hídrica del país.

La iniciativa del referendo por el agua debe ser aprobada para que la comunidad se apropie de sus metas y vigile el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Si ya están identificados puntos crí-ticos para abastecimiento de agua (simple, no potable), ¿por qué no se proponen medidas que miti-guen estas épocas críticas?

Hay que incentivar hábitos de ahorro, captación de aguas lluvias, tratamiento de aguas residuales. Las oficinas de planeación muni-cipal y departamental deben estar atentas cuando se revisen los POT y EOT, con el fin de incluir acti-vidades y acciones que permitan paliar la falta del líquido vital.

No podemos seguir culpando al pobre Niño de todo lo que pasa en Colombia entre diciembre y marzo para luego empalmar con La Niña en la segunda mitad del año y acha-carle otras tragedias que proporcio-nan tantos titulares de prensa.

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Coyuntura

Colombia y Venezuela en el Consejo de Seguridad

Análisis sobre el recurso reciente de Colombia y Venezuela al Conse-jo de Seguridad y sus implicaciones para el derecho internacional.

Antonio J. Rengifo L., PhDProfesor de Derecho Internacional

Grupo Frontera y TerritorioU. Nacional de Colombia

Surgida de los escombros de la Segunda Guerra Mundial y de las nuevas realidades geopolíticas derivadas de ese conflicto pla-netario, la Organización de Na-ciones Unidas estableció, en el sistema estructurado en la Carta de San Francisco, lo que es la columna vertebral de esa organi-zación en materia de paz y segu-ridad internacionales: el Consejo de Seguridad.

Este ente lo conforman quin-ce miembros: cinco permanentes, vencedores en la Segunda Guerra Mundial, que disponen de poder de veto, a saber, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y Chi-na, y diez más, elegidos por la Asamblea General para periodos de dos años.

El Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas faculta al Consejo de Seguridad para instar a las partes interesadas a que cumplan con las medidas provi-sionales que juzgue necesarias o aconsejables, que en ningún caso podrán perjudicar los derechos, las reclamaciones o la posición de las partes interesadas, todo ello “a fin de evitar que la situa-ción se agrave”.

El Estatuto de Roma otorga al Consejo de Seguridad autoridad para remitir casos a la Corte Penal Internacional, cuando esa corte no tenga competencia directa para abocar conocimiento, como ha su-cedido con la atribución de com-petencia a la Corte por la situación de Darfur, en Sudán, Estado que no es parte del Estatuto de Roma.

El Consejo de Seguridad tiene facultades para cualificar la grave-dad de las amenazas a la paz, pu-diendo adoptar una gama de me-didas, alternativas o acumulativas, que constituyen intervenciones graduales. El ejercicio de esas fa-cultades ha evolucionado desde la caída del Muro de Berlín. Es en ese contexto que conviene analizar el recurso reciente de Colombia y Ve-nezuela al Consejo de Seguridad y sus implicaciones para el derecho internacional.

Evolución

El Consejo de Seguridad ha pasado a actuar con notorio di-namismo después de la caída del Muro de Berlín, ejerciendo inclu-so “actividades legislativas” que, en opinión de algunos autores, la Carta no le otorga y desarrollando nuevos mecanismos de derecho internacional para la preservación de la paz.

De ocuparse esencialmente de conflictos internacionales, el Consejo de Seguridad ha pasado a ocuparse de conflictos internos, aún más difíciles de tratar, con im-plicaciones internacionales reales, pues en algunos casos desbordan las fronteras de un Estado o reci-ben influencia militar y política de Estados o grupos vecinos, consti-tuyéndose, en algunos casos, en verdadera amenaza para la paz.

El Consejo de Seguridad se ocupa hoy de crisis humanitarias, de violaciones masivas de dere-chos humanos y promueve pro-cesos de democratización como respuesta a guerras civiles. Se ha abierto a compartir responsabili-dades con organizaciones regio-nales intergubernamentales. Las ONG juegan hoy un rol importante ante ese organismo, aunque con

reticencias de algunos miembros permanentes.

El terrorismo es un problema internacional del que se ha ocupa-do con especial atención el Consejo de Seguridad. Incluso, dos decadas antes de los acontecimientos del 2001 en Nueva York, principalmen-te con ocasión de los atentados a los aviones de la Pan Am en Locker-bie y de la UTA en el Sahara, ya se interesaba en este problema.

Es en ese contexto y en el marco de esas evoluciones, que es preciso entender los recursos recientes al Consejo de Seguridad por parte de Colombia y Vene-zuela, con enfoques y objetivos diferentes.

Nota de Colombia

En noviembre del 2009, en un discurso duramente crítico al ac-tual Acuerdo de Cooperación Mi-litar entre Colombia y los Estados Unidos de América y en el contex-to de unas relaciones diplomáticas en continuo deterioro entre los dos países vecinos, el Presidente de la República Bolivariana de Venezue-la hizo un llamado a la oficialía de su país, a que “no perdamos tiem-po en prepararnos para la guerra y en preparar al pueblo”.

Ante esa amenaza de guerra, como respuesta, el Gobierno de Colombia anunció, a través de un comunicado de prensa de la Presidencia, su decisión de acudir a la OEA y al Consejo de Seguri-dad de las Naciones Unidas. El Gobierno precisó que Colombia no ha hecho ni hará un solo gesto de guerra a la comunidad inter-nacional y menos a países her-manos, advirtiendo que su único interés consiste en la superación del narcoterrorismo, que durante tanto tiempo ha maltratado a los colombianos. Finalmente, expre-sa que “mantiene su disposición

al diálogo franco, a las vías del entendimiento y de las normas del derecho internacional”.

Es claro que Colombia no po-día permanecer impasible ante la amenaza del Gobierno venezola-no y que la respuesta debía ser el recurso a las instituciones con competencias en esas materias, en la perspectiva de una diplomacia preventiva, consistente en evitar un agravamiento de la “situación”, tal como lo prevé la Carta.

El fundamento jurídico de la nota presentada por Colombia al Consejo de Seguridad puede ha-llarse en el artículo 34 de la Carta de las Naciones Unidas, que facul-ta a ese Consejo para investigar to-da controversia o toda “situación” susceptible de conducir a fricción internacional o que podría dar origen a una controversia, a fin de determinar si su prolongación puede poner en peligro el mante-nimiento de la paz y la seguridad internacionales.

Se trata de un mecanismo pre-ventivo que trae la Carta de las Na-ciones Unidas para evitar a tiempo que de las amenazas se pase a los hechos, a las escaramuzas y, peor aún, a las escaladas. Ese mecanis-mo es utilizado frecuentemente por los Estados.

La nota de Colombia, im-puesta por la circunstancia de una evidente amenaza de guerra, no excluye la negociación entre los dos Estados ni cierra espacios para mediación por parte de institucio-nes o de otros Estados.

En esas condiciones, tampoco podría pretenderse que a partir de la nota de Colombia, el Consejo de Seguridad, so pretexto de la situación entre los dos Estados, pueda inclinarse sobre la situación Colombiana y sus complejidades. Sería asumir que en la era de la globalización, de las comunicacio-nes instantáneas y de la influencia de las ONG, el Consejo de Segu-

ridad o la Corte Penal Interna-cional no tienen competencias ni conocimiento sobre la situación en Colombia.

Una posición más realista de-be conducir a la consolidación de estrategias tendentes a responder a la situación de conflicto interno y a las presiones externas, cum-pliendo a la vez los compromisos jurídicos internacionales adquiri-dos libremente por el Estado co-lombiano. Jean–François Revel, en una obra célebre, señaló que no existe política exterior plausible si no comporta la amenaza de una guerra, lo cual implica desplegar mecanismos para evitarla. Es una posición diplomática de lejos mu-cho más difícil y compleja que el recurso a la alternativa belicosa. Pero menos costosa.

Es difícil precisar si la nota de Colombia ha podido contribuir a morigerar el lenguaje belicoso del jefe de Estado venezolano. Lo que es real es que el recurso al Consejo de Seguridad mostró la negativa de Colombia para entrar en una confrontación retórica so-bre la guerra y su disposición pa-ra recurrir a la institucionalidad existente en esa materia.

Caso de Venezuela

Mientras Colombia limitó su acción a una nota informativa, Ve-nezuela optó por construir un caso para la inclusión de la situación de Colombia en la agenda de trabajo del Consejo de Seguridad.

En su escrito, la cancillería ve-nezolana expresó al Consejo de Seguridad “su fuerte preocupa-ción” sobre el conflicto armado colombiano que, en su percep-ción, constituye “una seria ame-naza para la paz y la seguridad internacionales”.

Venezuela se presentó como víctima de ese conflicto armado,

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La negativa del Consejo de Seguridad de la ONU a la solicitud de Venezuela mostró que la situación de Colombia no pone en peligro la paz internacional.

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evocando “innumerables inciden-tes en la frontera común”, produ-cidos por “la evidente incapacidad del Estado colombiano de cumplir con su deber de proteger a los ciu-dadanos que allí viven y de ejer-cer el control de su territorio”. Sin embargo, la cancillería venezolana no documentó ninguno de esos “innumerables incidentes”.

Sobre la base de duras crí-ticas al paramilitarismo, al nar-cotráfico y al Plan Colombia, el canciller venezolano fundamenta su escrito en cifras y datos conte-nidos en documentos del Secre-tario General y del Consejo de Seguridad relacionados con los niños en los conflictos armados y el problema del desplazamiento, en los cuales se trató la situación de conflicto en Colombia o se hizo mención a ella.

También son duramente cues-tionados por Venezuela el reciente Acuerdo de Cooperación Militar entre Colombia y los Estados Uni-dos de América y los hechos de marzo del 2008 en Ecuador, estos últimos en vía de superación por los dos Estados involucrados.

Especial mención hizo Vene-zuela a la Resolución 1894 del 2009, adoptada por el Consejo de Segu-ridad, en la cual quedó establecido que las violaciones masivas y siste-máticas al derecho internacional humanitario y a los derechos hu-manos en situaciones de conflic-to armado “pueden constituir una amenaza para la paz y la seguridad internacionales”.

Pese a sus esfuerzos, Venezue-la no logró que el Consejo de Se-guridad incluyera el conflicto de Colombia en su agenda de trabajo. Dos razones principales podrían explicar esa negativa.

En primer lugar, no todo con-flicto interno constituye per se una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Si entre dos países existen riesgos de fricciones, ema-nadas del conflicto interno en uno de ellos, la respuesta no puede ser la amenaza de guerra ni el recurso a la fuerza. Para evitar respues-tas desproporcionadas, el derecho internacional pone a disposición de los Estados diversos meca-nismos para la solución pacífica de controversias, algunos con mediación de organismos interna-cionales.

La segunda explica-ción tiene que ver con la posición diplomática de Venezuela, durante los años del gobierno del Coronel Chávez Frías, consistente en alinear-se con otros países que se oponen radicalmente a la intervención de las Naciones Unidas en los asuntos internos de los Estados.

En esa línea diplo-mática, Venezuela se ha apresurado a reconocer a Osetia del Sur y a Ab-jasia como países inde-pendientes a pesar de abrigar en sus territorios amplias instalaciones militares rusas. También se opuso Venezuela a la inclusión del caso de Honduras –deposición del Presidente Zelaya– en la agenda del Consejo de Seguridad. La diploma-cia venezolana no pudo documentar en qué y por qué la situación de Co-lombia sería diferente. Es una falta de coherencia

de la diplomacia del vecino país sobre ese punto específico.

Es preciso resaltar que Colom-bia actuó como debía frente a la amenaza de guerra proveniente del Presidente de Venezuela. Una amenaza de guerra no puede ser tomada a la ligera ni como asunto de retórica. La nota diplomática de Colombia tiene valor jurídico de precedente, que amerita estra-tegia diplomática y seguimientos. Desde el derecho internacional no puede ser de otra forma.

Más allá de la coyuntura

La negativa del Consejo de Se-guridad a la solicitud de Venezuela mostró que la situación de Co-lombia no pone en peligro la paz internacional, lo cual, es obvio, no le exonera del cumplimiento de los compromisos internacionales adquiridos libremente por el Esta-do colombiano.

Las tensiones y las crisis de fronteras en los países del sur del continente americano se explican en parte por los reajustes en las doctrinas de seguridad, globales y regionales, consecuencia del final de más de cuatro décadas de con-flicto bipolar.

Ni esos reajustes ni las dife-rencias ideológicas de los gobier-nos son obstáculo para la coope-ración entre Estados en materia de seguridad colectiva o regional. En los tiempos más críticos de la ca-rrera nuclear, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa implementó las Medidas para el Fomento de la Confianza Mutua y la Seguridad, que demos-traron ser eficaces. Su implemen-tación requiere, obviamente, de una alta dosis de voluntad política, diplomacia y compromiso.

En la Declaración de San-tiago de 1995 y en la Asamblea General de 1996, la Organiza-ción de Estados Americanos re-comendó la aplicación de esas medidas, advirtiendo que ellas deben ser adaptadas a las con-

diciones geográficas, políticas, sociales, culturales y económicas de cada región. La implementa-ción de esas medidas debería ser una prioridad de política exterior en materia de seguridad en la re-gión, tanto de los Estados como de las naciones. Las guerras son declaradas por los gobiernos, pe-ro las sufren los pueblos.

Puede decirse que las ame-nazas de guerra y la guerra mis-ma son asuntos demasiado serios para ser dejados a meros análisis de coyuntura política. En lo que se anuncia como la era de ins-

titucionalización de una justicia internacional, la guerra tiene hoy implicaciones jurídicas que no es posible desconocer, en particular, en lo que concierne a la responsa-bilidad de quienes desencadenan guerras de agresión.

En materia de guerra, además de asegurar la defensa del Estado, el éxito de una política exterior consiste en saber dosificar los fac-tores políticos y los mecanismos jurídicos utilizados cuando corres-ponde, para negociar siempre, en todo espacio y circunstancia.

AFP

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Fuerzas de seguridad de Venezuela cerca al río Táchira que conecta a este país con Colombia.

Venezuela se presentó como víctima, evocando “innumerables inciden-tes en la frontera común” y duras críticas al paramilitarismo, al narcotrá-fico y al Acuerdo de Cooperación Militar entre Colombia y EE. UU.

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Salud

¿Emergencia socialo emergencia financiera?No hay que dejarse confundir. Las medidas de “Emergencia Social”, que en apariencia ponen en cintura a todos los actores del sistema, en realidad lo que buscan es proteger el “negocio” de la salud, en detrimento de los usuarios.

Mario Hernández Álvarez,Departamento de Salud Pública

Facultad de MedicinaU. Nacional de Colombia

No nos llevemos a engaños. Después de 15 años de operación de la Ley 100, se constata que el gasto en salud aumenta cada vez más, sin alcanzar los resultados prometidos; que los recursos dis-ponibles no fluyen porque cada agente, incluido el Estado, trata de gastar menos y obtener más pro-vecho, y que los aportes y los im-puestos disponibles no alcanzan para lograr la famosa y siempre aplazada cobertura universal del aseguramiento.

Frente a este viejo y cada vez mayor problema, el Gobierno deci-dió ejercer las únicas dos funciones que cree están a su disposición: “regular” el mercado para que fun-cione bien y buscar más recursos a través de nuevos impuestos.

Las medidas adoptadas se pueden resumir en ocho frentes: primero, el incremento de los im-puestos a los cigarrillos, las cerve-zas y los juegos de azar, siguiendo la vieja tradición de nuestro Es-tado cantinero. Segundo, la cen-tralización del manejo de recursos públicos del Régimen Subsidiado, supuestamente para evitar la co-rrupción en el nivel municipal y, de paso, concentrar en el gobierno central su asignación. Tercero, la obligación impuesta a la ciudada-nía de tener que demostrar su ca-pacidad de pago, personal y fami-liar, a la hora de requerir servicios, pues la igualación de los planes obligatorios dejará por fuera una cantidad aún indefinida de “pres-taciones excepcionales en salud”. Cuarto, la restricción del uso de la tutela al convertirla en un riesgo financiero para las familias cuando les sea favorable. Quinto, el control de precios de ciertos medicamen-tos, aquellos que descaradamente las aseguradoras y la industria far-macéutica recobraron con creces al Fosyga. Sexto, un nuevo apriete de clavijas a los hospitales, para terminar de convertirlos en verda-deros negocios rentables. Séptimo, un golpe certero a la autonomía profesional, en especial de los mé-dicos y los odontólogos, al some-ter su criterio solo a la “evidencia científica” y sancionar las deci-siones clínicas que atiendan a la diversidad y la especificidad de los enfermos. Y octavo, el estableci-miento de plazos perentorios para el pago de las deudas y el flujo de recursos, para proteger el negocio y garantizar la confianza inversio-nista en el sector.

No hay que dejarse confundir

¿Por qué el Gobierno optó por un conjunto de medidas que

en apariencia golpean a todos los actores del sistema? La respues-ta puede confundirnos. Parece un gobierno de mano dura que por fin puso en cintura a todos los agentes para obligarlos a cumplir sus deberes. Esto es cierto, si se entiende la lógica fundamental del sistema. Pero no es conveniente para la salud de los colombianos.

La lógica no es otra que la del modelo de “competencia regula-da con subsidio a la demanda”, adaptado a rajatabla a la realidad nacional. Desde este modelo, los sistemas de salud son un conjunto de servicios de atención de las en-fermedades o “prestaciones” que se transan en los mercados. Ellas tienen un precio que los mercados definen, pero cuando se dejan ope-rar libremente, generan problemas tan serios como la exclusión siste-mática que hoy existe en Estados Unidos. Por eso, una regulación gubernamental que ponga ciertos límites a los agentes del mercado debe ser suficiente para disminuir los efectos indeseables.

Como complemento está el “subsidio a la demanda”, para que los pobres, uno por uno, puedan entrar a ese mercado. Tal es el fun-damento del Régimen Subsidiado. Pero para justificar el subsidio es necesario que el derecho a la aten-ción médica esté atado a la capaci-dad de pago de las personas.

Solo los que demuestren no contar con recursos para pagar su aseguramiento podrán recibir subsidio. El resto, es decir, todo el que tenga algo con qué pagar, debe pagar. Primero, pagar la co-tización mensual obligatoria para entrar al Régimen Contributivo y obtener un plan de prestacio-nes restringido por la rentabilidad

del negocio, segundo, pagar las prestaciones excepcionales de su bolsillo o con otro seguro que en Colombia conocemos como “me-dicina prepagada”.

El gobierno Uribe, y todos los defensores de la “competencia re-gulada con subsidio a la deman-da”, están convencidos de que es la mejor opción para el mundo en-tero, en especial para los pobres, como pensaba el ex ministro Juan Luis Londoño y el consentido de Bill Gates, el ex ministro mejicano Julio Frenk.

Efectos perversos

El modelo es perfecto para cumplir dos propósitos: llevar el negocio de la salud “a sus justas proporciones” y obtener la mayor legitimidad posible del Estado en el uso de los recursos públicos, pues solo se destinan a los pobres. Y claro, también sirven para ob-tener votos. Pero los ciudadanos y las ciudadanas, la academia, los profesionales de la salud y la Corte Constitucional no podemos dejar-nos confundir.

Ésta no es la mejor manera de garantizar el derecho a la sa-lud que existe en el mundo. Por el contrario, cada vez más se de-muestra que atar el derecho a la capacidad de pago de las personas tiene varios efectos perversos, que son insostenibles desde el punto de vista ético y humano. Los más importantes son: primero, parece obvio que los pobres tengan salud para pobres y los ricos para ricos, según su propiedad; segundo, nos parece natural que los asegurado-res hagan negocio con el dolor y la muerte, porque tienen derecho a explotar su propiedad; tercero, nos

parece normal que solo los que puedan pagar tengan los trata-mientos oportunos y de la calidad que su bolsillo les permita, mien-tras el resto se somete al mínimo.

No creo que la jurisprudencia acumulada en el país, que sus-tentó la Sentencia T–760 del 2008, tenga el espíritu de mantener este estado de cosas. La Corte Consti-tucional tiene la oportunidad de contrastar estos decretos con tal jurisprudencia y la sociedad co-lombiana estará atenta a ello. Pero desde la academia, desde los pro-fesionales de la salud y desde los ciudadanos, no es posible aceptar estas perversiones.

La sociedad colombiana se merece un sistema de salud que permita garantizar de mejor ma-nera el derecho fundamental a la atención médica, atando el dere-cho a la condición de ciudadano o ciudadana y no a la capacidad de pago. Esto no quiere decir que no se pague por la salud. Existen me-canismos de financiamiento que permiten, sin duda alguna, que no existan razones económicas para no prestar un servicio de salud necesario.

Además, hay formas de orga-nización que permiten prevenir enfermedades, promover la sa-lud de la población y controlar y disminuir los gastos en atención de enfermedades. Esa no es una utopía, es una realidad en varios países, tanto capitalistas como so-cialistas. Necesitamos un nuevo pacto político por la salud y la seguridad social en Colombia. La ruta de la protección del negocio, por encima de la protección de la gente, no es sostenible desde la ética de los derechos humanos.

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La Emergencia Social decretada por el Gobierno es un golpe certero a la autonomía profesional, en especial de los médicos y los odontólogos, y a los usuarios que ahora tendrán que demostrar su capacidad de pago, personal y familiar, a la hora de requerir servicios.

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Fiebre Q,de la granja al humano

Vacas, ovejas y cabras, entre otros animales de granja, tienen un enemigo común. Bacterias del ge-nero Coxiella, responsables de la fiebre Q, una enfermedad altamente infecciosa que no solo se transmite fácilmente entre espe-cies animales, sino que, por contacto, puede contagiar al ser humano. ¿Cuál es la situa-ción en Colombia?

Arturo Duica Amaya,Grupo de Investigación Biología

de la Adaptación de los Animales al TrópicoFacultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia

U. Nacional de Colombia

La fiebre Q es una patología mundialmente distribuida. Fue re-portada por primera vez en 1936 en Australia. El agente etiológico que desencadena el cuadro clínico es el cocobacilo Coxiella burnetii, altamente infeccioso y muy resis-tente a la desinfección.

Al producirse el contagio, el microorganismo ingresa al cuerpo del animal, dirigiéndose a sus teji-dos mamarios, ganglios linfáticos supramamarios, placenta y útero. Allí se aloja en las células para reproducirse, pero un número de agentes infectantes permanece en el espacio extracelular para ser ex-cretadas en la leche, el semen, la orina, las heces, los tejidos pla-centarios y el líquido amniótico al momento del parto.

Tanto secreciones como teji-dos se convierten en una impor-tante fuente de infección. Se calcu-la, por ejemplo, que en la placenta de una oveja contaminada pueden encontrarse aproximadamente mil millones de microorganismos por gramo de tejido; de igual ma-nera se liberan en la leche, pues se han encontrado aproximadamen-te cien mil unidades infectantes de Coxiella burnetii por ml.

La infección se puede trans-mitir por contacto directo entre animales, por medio de vectores biológicos como ácaros y garrapa-tas, y a través de organismos que se alimentan de sangre y trasladan los agentes bacterianos a animales domésticos y salvajes. De la mis-ma forma puede ocurrir con las personas.

Humanos, en alto riesgo

Los individuos con más pro-babilidad de contagiarse con el microorganismo de la fiebre Q son quienes trabajan en explotacio-nes donde se manejan animales y sus productos: granjeros, veteri-narios, empleados de las plantas de sacrificio, laboratoristas, entre otros, cuyo contacto con vacas, ca-bras, ovejas y sus secreciones (que además pueden convertirse en ae-rosoles, aumentando el riesgo de infección) es permanente.

Por eso es importante que este personal conozca y practique las medidas sanitarias pertinentes para evitar el contagio, sin importar si los animales presentan o no el cuadro clínico asociado a la enfermedad, ya que una vez la especie presenta sintomatología puede recuperarse y ser portadora de la infección latente en forma asintomática.

Lo anterior se evidencia en estudios epidemiológicos de sero-prevalencia realizados en los Esta-dos Unidos, país en el que la fiebre Q se considera como enfermedad de declaración obligatoria. Esto debido a que, al analizar sueros sanguíneos en grupos de animales de granja, se encontró reacción positiva antígeno–anticuerpo para Coxiella burnetii en el 41,6% de los ovinos, 16,5% de los caprinos y 3,4% de los bovinos analizados.

En el mundo, la sociedad le está dando cada vez más prioridad a la prevención de la enfermedad y al control de este agente infeccio-so para evitar el aumento de casos. En Holanda los reportes a diciem-bre del 2009 muestran que han fa-llecido seis personas y cerca de dos mil trescientas están contagiadas

con la fiebre Q. Por eso, el ente gu-bernamental inició una campaña de sacrificios masivos en granjas de producción de cabras y ovejas infectadas, con la meta de sacri-ficar aproximadamente cuarenta mil animales de 61 explotaciones. Así busca evitar la propagación del mal.

En Checoslovaquia, durante un estudio que buscaba probar (en 1982) la efectividad de una va-cuna para controlar la expansión de la enfermedad, también fue ha-llado un número significativo de infectados. De mil trescientas diez

personas en alto riesgo de ser con-tagiadas, todas resultaron seropo-sitivas a la patología. Así mismo, se ha evidenciado la presencia de la fiebre Q en países de Suramérica. En Argentina, en 2005, al realizar análisis serológicos de los anima-les en una granja, se encontró que el 13% estaba infectado, razón por la cual se sacrificaron.

Casos en el país

En Colombia también hay pre-sencia de la enfermedad. Reportes del año 1961 muestran un alar-

mante porcentaje infeccioso en la población bovina de diferentes re-giones, en las que se encontró 83% de prevalencia en vacas lecheras y 77% en animales tipo carne.

Estudios realizados en 1977 mostraron una prevalencia de an-ticuerpos del orden del 24% en la población del país. Actualmente, el porcentaje de personas afecta-das genera números cercanos a los encontrados en la década del 70. Esto lo evidencia una investi-gación realizada por el grupo del Dr. Máttar en 2006, que tuvo como objetivo establecer la seropreva-lencia en la población de tres mi-croorganismos, uno de los cuales era C. burnetii.

Al realizar chequeos serológi-cos representativos de la población en riesgo entre los 16 y 65 años, en los departamentos de Córdoba y Sucre, Máttar encontró una sero-positividad a este microorganismo del 26,6%, lo que permitió con-cluir que los niveles de anticuer-pos contra la bacteria son altos. Se demostró que las enfermedades zoonóticas en la región del Caribe colombiano son comunes entre la población.

Los síntomas

Es importante tener en cuenta la sintomatología de esta enfer-medad, incluida en la lista de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), como una de las zoonosis de alto impacto en la sociedad.

Cuando ingresan los microor-ganismos infectantes al ser huma-no se incuban por un espacio que oscila entre 15 y 30 días. Transcu-rrido este lapso se presenta un cua-dro gripal acompañado por fiebre (temperaturas entre 39º y 40ºC), intenso dolor de cabeza, molestia muscular, pérdida del apetito, de-caimiento, fatiga y malestar gene-ral. Un porcentaje de los afectados puede padecer neumonía, tos y fuerte dolor torácico.

La fiebre Q también puede afectar otros sistemas del paciente y generar hepatitis, ictericia, cam-bio en el color y textura de las he-ces, alteraciones cutáneas, y en ca-sos menos frecuentes, meningitis y pericarditis. Sin embargo es poco frecuente que el paciente afectado por la forma aguda de esta enfer-medad muera. En el caso contrario, durante la forma crónica, ocurren periodos de fiebre cuya prolonga-ción por varios meses aumenta el riesgo de mortalidad, ya que los microorganismos que migran por el torrente sanguíneo presentan tropismo por los tejidos cardiacos, generando endocarditis e insufi-ciencia cardiaca progresiva que puede desencadenar la muerte.

El tratamiento para esta enfer-medad se realiza con una antibio-terapia; el antibiótico de elección, Doxiciclina, hace parte del grupo de las tetraciclinas. Es efectivo de-bido a su amplio espectro contra bacterias de tipo Gram (+) y (-).

De esta manera, se plantea el riesgo y la facilidad de infectarse con microorganismos que no son exclusivos de los animales, a los que están expuestos quienes trabajan en el sector pecuario. Motivo suficiente para tomar conciencia sobre prác-ticas sanitarias acordes al trabajo que se desempeña en la granja y acudir a una valoración médica an-te cualquier alteración de la salud, que permita hacer un diagnóstico adecuado e instaurar una terapia eficiente para contrarrestar la pre-sencia de la enfermedad.

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En Holanda, la meta es sacrificar cuarenta mil animales (cabras, ovejas, va-cas, etc.) de 61 explotaciones para así evitar la expansión de la enfermedad.

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Salud

Niños ostomizados:del trauma físico al socialLos niños ostomizados son aquellos que nacen con una malformación interna en algún órgano y deben ser intervenidos quirúrgicamente para abrir un orificio en su piel que les permita co-nectar dicha parte con el exterior de su cuerpo. Tal abertura es llamada “estoma” y, dependiendo del caso, les facilita respirar, ingerir alimentos o llevar a cabo eliminación in-testinal o urinaria.

Luis Miguel Palacio,Unimedios

Hasta el momento de su naci-miento, Francisco Jiménez recibía oxígeno por medio de la placenta de su madre. Al nacer, el médico de tur-no detectó su dificultad para respirar y, con instrumento en mano, abrió un agujero en su tráquea para que el aire le llegara a los pulmones. Una “suer-te” similar corrió Julián Torres, un bebé que nació sin orificio anal, y por eso fue necesario conectar una parte de su intestino a la pared de la piel del abdomen y abrir allí una especie de ano temporal. Desde ese momen-to, ambos se convirtieron en niños ostomizados y permanecerían en esa condición meses o, tal vez, años.

A problemas congénitos se aso-cia la necesidad de abrir un estoma en el cuerpo de un niño, procedi-miento que se realiza en el periodo neonatal. Estadísticas del Departa-mento de Salud del Estado de Nueva York señalan que la incidencia de niños nacidos con malformaciones congénitas es de 3,4%, siendo más frecuentes en el sexo masculino. El Ministerio de la Protección Social advierte que en Colombia consti-tuye una de las primeras causas de morbilidad y mortalidad en meno-res de 14 años.

Aunque el nombre del estoma de-pende del órgano intervenido, cuatro de estos son frecuentes en pediatría:

En primer lugar, la gastrostomía, que comunica el estómago con la pared abdominal para que, a través de este agujero, sea alimentado el be-bé. Se realiza generalmente por fallas neurológicas que impiden al niño la deglución de alimentos o por secue-las de ingestión de cáusticos.

En segundo lugar está la colosto-mía, en la que se deriva una parte del intestino hacia la piel del abdomen para favorecer la eliminación intesti-nal. Se lleva a cabo por malformacio-nes anorrectales.

Siguen la urostomía, en la que se desvía algún tramo de la vía urinaria, también hacia la piel abdominal, para la eliminación de la orina, y finalmen-te, la traqueostomía, donde es perfo-rada la tráquea para que ingrese aire a los pulmones, debido a alteraciones en el tracto respiratorio.

En las traqueostomías, el agujero permanece visiblemente abierto en el cuello. En el caso de las gastrosto-mías, una sonda es la encargada de pasar los alimentos al bebé, y para las colostomías y urostomías, una bol-sa plástica adherida a la piel alrede-dor de la abertura colecta la orina y la materia fecal que se deposita allí hasta que la bolsa sea vaciada nue-vamente.

El 20% de las malformaciones congénitas se relacionan con el factor hereditario, el 7,5% con mutaciones genéticas, el 6% están directamente asociadas a irregularidades cromosó-micas, el 5% a enfermedades mater-nas y otro 5% al uso de medicamentos anticonvulsivos. Alrededor del 60% de las causas de estas malformacio-nes continúa siendo un misterio.

Existe un gran número de casos en los cuales los niños nacen sin malformaciones internas, pero sufren algún accidente o desarrollan patolo-gías que desembocan en un proceso de ostomización. Tal es el caso de Durley Herrada, un adolescente que lleva ocho de sus 15 años con una co-lostomía, como consecuencia de un accidente en el que un carro lo arrolló y le causó graves heridas internas.

También se registran casos de procedimientos quirúrgicos que fra-casan, o en los que se evidencia que la malformación es irrecuperable y los menores llegan a la edad escolar con el estoma.

¿Y en la escuela qué?

En la multitudinaria y calurosa ciudad de Sao Paulo (Brasil), Joao da Silva, de solo 9 años, asiste a la escue-la, en el oriente de la ciudad, con una especie de bufanda enrollada sua-vemente en su cuello para esconder el estoma en su traquea. “Respira a través de su cuello”, dicen sus ami-gos. Mientras tanto, en un colegio del norte de la capital colombiana, Juan Pablo, de 6 años, por milésima vez en el año le dice “No” a un curioso com-pañero que siempre le pidió dejar ver la bolsa de colostomía que cuelga de su abdomen. “Juanito”, como le llaman, sabe que al día siguiente otro niño se le acercará con el mismo re-querimiento.

El impacto psicológico de vivir con un estoma es más fuerte en un menor que en un adulto, y las re-acciones que genera esta evidente intervención quirúrgica en un salón de clase son factores que estimulan la deserción escolar. Así lo señala un estudio hecho por Sandra Guerrero, docente de la Facultad de Enfermería, quien realizó su tesis de doctorado con padres de niños ostomizados en Brasil y Colombia,

Este estudio hace parte del pro-grama Cuidado Integral al Niño Osto-mizado, de la Facultad de Enfermería de la UN, que además revela que la

tercera parte de los niños con esta condición no asiste a la escuela.

El programa funciona desde 1994 y trabaja con la población más gran-de de menores ostomizados del país, ubicados en el Hospital La Misericor-dia de Bogotá. Solo en los últimos seis años ha atendido un promedio de 100 nuevos casos por año.

La bolsa de colostomía: ¿un problema?

Anteriormente, se consideraba que la bolsa de colostomía hacía parte de los elementos básicos e insustitui-bles para la realización de los proce-dimientos a los cuales tiene derecho el afiliado al sistema de salud. De esta forma, la autorización de la cirugía llevaba implícita la entrega por parte de la EPS de todo elemento, mate-rial, dispositivo o equipo biomédico que requiriera el tratamiento, pues no existía un límite para el alcance de la prestación de los servicios de salud contemplados.

Este tema se definió gracias a la Sentencia T–760 del 2008, proferida por la Corte Constitucional, la cual implica que el médico tratante del ni-ño ostomizado es quien debe solicitar al Comité Técnico Científico de la EPS a la que pertenezca, el suministro de bolsas para colostomía de sus pacien-

tes, y posteriormente, el costo le será retribuido a la EPS por el Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga).

Según Sandra Guerrero, los usua-rios tienen la percepción de que, para la EPS, los elementos que requiere el niño ostomizado son un gasto y no una inversión. Sin embargo, pese a la sentencia, “algunas EPS procuran evadir el acceso de los usuarios a los servicios y medicamentos contenidos en el POS, con estrategias como tiem-pos prolongados de espera para con-sulta, intervención y entrega de medi-camentos–suministros, gran cantidad de trámites burocráticos, ausencia de medicamentos y elementos médicos en sus farmacias y la información equivocada o incompleta sobre los trámites necesarios para recibir los elementos del menor”, señala la en-fermera.

Lo anterior es ratificado por Edil-ma Malaver, madre de Durley Herra-da, quien asegura tener más de dos meses exigiendo a la EPS la bolsa de colostomía, sin obtener respues-ta positiva. “No puedo esperar más –dice Edilma–, mi niño necesita un cambio de bolsa y no tenemos dinero suficiente para comprarla”.

Se espera que al aplicar el Acuerdo 03, motivado por la Sentencia de Tutela T–760, los pacientes ostomizados, y de manera particular los niños y sus fami-lias, tengan mejor calidad de vida.

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A este niño, que nació con malformación ano-rectal (ano imperforado), se le realiza un proceso de higiene previo a la colocación de la barrera de protección cutánea que evita la exposición del estoma a infecciones.

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Ciencia

Patricia Barrera Silva,Unimedios

Giardia es uno de los parásitos intestinales causantes de diarrea más comunes en cualquier parte del mundo. Sin embargo, tuvie-ron que pasar 300 años desde su descubrimiento, en 1681, para que la Organización Mundial de la Sa-lud (OMS) lo reconociera como un problema global de salud. Anual-mente se reportan dos billones de infectados en todo el planeta.

En el 2004, en Noruega logró infectar a toda una población de más de cien mil habitantes, que permanecieron con diarrea duran-te 15 días. Varios episodios simi-lares en otras partes del mundo hicieron que por fin en ese mismo año la OMS dispusiera recursos para su investigación.

La mayoría de científicos que estudian el parásito se han con-centrado en su enquistamiento, es decir, en la manera como arma su pared protectora (quiste) para sa-lir del hospedero (un ser humano o un animal) y permanecer en el medioambiente.

En la Universidad Nacional de Colombia las investigaciones so-bre Giardia comenzaron hace cin-co años con una tesis doctoral que buscaba respuestas sobre el pro-ceso contrario (desenquistamien-to), mediante el cual el parásito abandona el quiste que lo protege, acción que ocurre una vez llega al intestino de su hospedero.

Según la investigadora Magda Alvarado, autora de la tesis, “se tra-ta de un proceso muy interesante del cual se sabe poco porque no es fácil ni agradable de estudiar: los quistes hay que recuperarlos

Núcleo

Cuerposbasales

Flageloanterior

Discoventral

Cuerposmedianos

Flageloposterior

Flageloventral

Flagelocaudal

Entorpecen ataquede peligroso parásito intestinal

de muestras fecales de pacientes con giardiasis, como se llama la enfermedad diarreica ocasionada por el protozoo patógeno”. Ella se arriesgó y estableció un método para hacerlo.

Giardia infecta humanos y otros mamíferos. Sobrevive en to-do tipo de climas y se transmite principalmente por el consumo de agua no potable o alimentos conta-minados. Es resistente a desinfec-tantes comunes como el hipoclo-rito y puede permanecer por años fuera de su hospedero, gracias a que forma una pared invulnerable de glúcidos y proteínas que lo pro-tege y cubre.

Los casos de disentería que causa pueden convertirse en crónicos y durar años. En los niños, la población más afecta-da, estas diarreas pueden con-llevar a problemas de malnutri-ción e incluso de retraso en el desarrollo.

Una especie en transición

Sin embargo, no son las re-percusiones médicas de Giardia o su resistencia a morir lo que más llama la atención de los investiga-dores. Es su génesis. En biología celular se distinguen dos grandes reinos: los procariotas, del que ha-cen parte todas las bacterias, y los eucariotas, que son células más organizadas y pueden ser de plan-tas o animales.

Los científicos piensan que hubo una transición entre estos dos tipos de organismos que co-menzaron como procariotas y de alguna manera evolucionaron y se convirtieron en eucariotas, pero no saben cómo sucedió. Giardia estaría ubicado en esa transición entre un procariote y un eucariote, lo que tendría grandes implica-ciones para la comprensión de la evolución de las células.

“Giardia es uno de los euca-

riotes más antiguos, por ello es un modelo de estudio muy interesante y útil”, explica Alvarado, científica del Laboratorio de Investigaciones Básicas en Bioquímica de la Uni-versidad Nacional de Colombia.

Parásito desenmascarado

Lo que hizo la investigadora fue aislar los quistes del parásito e indu-cir las condiciones favorables para este en un tubo de ensayo. “Pusimos pH ácido –que funciona como estí-mulo– y lo sometimos a una tempe-ratura de 37 grados centígrados. Así, logramos desenquistarlo”, afirma.

El siguiente paso fue analizar el papel de la fosforilación de pro-teínas en este proceso. La fosforila-ción es una modificación química que les permite a las células reali-zar cambios rápidos en la actividad de una proteína. El resultado fue muy promisorio: “Si impedimos que se fosforilen las proteínas en la fase final de su proceso de salida del quiste, el parásito no podrá di-vidirse”, asegura Alvarado.

Este hallazgo es importante porque el parásito tiene sobre su superficie una estructura indispen-sable para infectar al hospedero. Se trata de una pequeña ventosa (disco adhesivo que actúa como una chupa), con la cual se pega al intestino humano y causa la enfer-medad. Al no completar el proceso de división no alcanza a aparecer la ventosa y de esta manera a Giardia le resulta imposible permanecer en el hospedero.

Adicionalmente, en la investi-gación se analizó el sistema regula-do por el ión calcio y la proteína cal-modulina. Los resultados permiten pensar que este sistema está involu-crado en la movilidad del parásito, lo que también es importante durante la infección.

“Este bloqueo simulado en laboratorio arroja información básica importante, ya que el co-nocimiento molecular de la bio-logía de este parásito permite en-tender procesos más complejos, y a largo plazo generar estrategias de control eficaces”, concluye la investigadora.

Algunos podrían preguntarse qué importa lo que pasa en Giardia, si al fin y al cabo produce solo diarrea y en el 30% de los casos ni siquie-ra aparecen síntomas. La respuesta es que muchos otros parásitos tie-nen paredes resistentes y viven este proceso de desenquistamiento. Los mecanismos que utiliza Giardia son tan básicos, que si los investigado-res logran entenderlos, podrían con certeza bloquear los mecanismos de otros patógenos más evolucionados y destructores.

Ilustración del parásitocon cada una de sus partes.

La condición actual de prevalencia de giardiasis en el país es desconocida. Entre los estudios más recientes se encuentra uno publicado en el 2007 por la Unidad de Parasitología y el Depar-tamento de Salud Pública de la Facultad de Me-dicina de la Universidad Nacional de Colombia, con población escolar y preescolar de La Vir-gen, en Quipile, Cundinamarca. El análisis con-cluyó que la prevalencia de la infección por G. duodenalis no ha cambiado significativamente en el periodo de estudio: se encontró 13,60% en 1995, 12,84% en el 2001 y 15,16% en el 2005. El último estudio nacional sobre la enfer-medad se realizó en 1980 durante la Encuesta Nacional de Morbilidad.

A partir de la modificación química de una proteína perteneciente al parásito intestinal Giardia, reconocido como problema de salud pública mundial por su alta capacidad de contagio, científicos de la Uni-versidad Nacional de Colombia logran detener su salida del quiste que lo protege justo cuando va a atacar el intestino humano. Un avance que podría convertirse en la base para impedir la multiplicación de este organismo que se transmite principalmente por el consumo de agua no potable o alimentos contaminados.

El agua no potable con que se preparan los alimentos es uno de los lugares de permanencia del parásito Giardia.

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Octocoralcon propiedades medicinalesEn aguas del archipiélago de San Andrés y Provi-dencia se encuentra un octocoral al que científicos de la Universidad Nacional de Colombia estudian con tanto detalle, que ya le han descubierto moléculas con excelentes propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y actividad contra líneas can-cerígenas.

Magda Páez Torres,Unimedios

En el mar de San Andrés y Pro-videncia, Colombia guarda uno de sus tesoros, que aunque en apa-riencia es solo una especie marina, constituye una fuente invaluable de moléculas aptas para combatir problemas de salud de la pobla-ción y útil también en la industria de pinturas para embaracaciones.

Se trata de un octocoral –or-ganismo colonial formado por pe-queños pólipos con ocho tentácu-los– conocido en el ámbito cientí-fico como Pseudopterogorgia elisa-bethae, que habita en el Caribe, pero cuya presencia solo empezó a ser importante en el país hace cerca de 8 años, cuando investiga-dores del grupo Estudio y Aprove-chamiento de Productos Naturales Marinos y Frutas de la Universidad Nacional de Colombia, empezaron su búsqueda y análisis.

Este octocoral ya se había es-tudiado en sitios como las Baha-mas y Jamaica, sin embargo cien-tíficos de la UN han encontrado compuestos químicos diferentes, con propiedades biológicas im-portantes entre las que se destaca su excelente actividad antiinfla-matoria.

“Se hallaron cerca de 10 com-puestos con estructuras nuevas, de la familia de las pseudopte-rosinas y seco–pseudopterosinas (algunos conocidos como agen-tes antiinflamatorios o como in-gredientes de productos cosmé-ticos), y otros diterpenos sin azú-car con mejor actividad biológica que las reportadas anteriormente en la literatura química. Además, se establecieron dos quimiotipos diferentes para P. elisabethae, el quimiotipo 1 para los especíme-nes de Providencia y el quimioti-po 2 para los de San Andrés”, dijo la profesora Carmenza Duque, directora del grupo de investiga-ción del Departamento de Quí-mica de la UN.

Actividad antiinflamatoria

Con pruebas in vivo y usando mediadores asociados a inflama-ción, se valoraron las propiedades antiinflamatorias de extractos y compuestos puros. “Los resulta-dos mostraron una alta efectivi-dad, cercana a la presentada por la indometacina, uno de los medica-mentos más efectivos en el control de la inflamación”, afirmaron Alba Lucía Valenzuela y Hebelin Correa,

investigadoras del Doctorado en Ciencias Farmacéuticas y en Cien-cias–Química, respectivamente.

Ya en el laboratorio, se lleva-ron a cabo pruebas con neutrófilos y macrófagos, células relacionadas con la inflamación. En este caso, los compuestos puros mostraron más de un 59% de eficiencia. Las pseudoterosinas U y Q fueron las que mejor actividad antiinflama-toria mostraron, aunque todas evi-denciaron propiedades, en niveles diferentes.

Estas moléculas podrían ser de gran beneficio en la fabricación de productos farmacéuticos para tratar quemaduras, inflamaciones relacionadas con estrés y cicatriza-ciones, entre otras. También pue-den tener un alto valor en el mer-cado cosmético, ya que poseen una alta actividad antioxidante.

Contra el cáncer

Para ampliar el conocimiento sobre el potencial de este orga-nismo, se emprendieron más es-tudios utilizando compuestos del octocoral de San Andrés y del de Providencia, con el fin de conocer otras propiedades biológicas que pudiera tener, esta vez, en relación con actividad anticancerígena.

Con el profesor Fabio Aristizá-bal, del Departamento de Farma-cia, se hicieron ensayos en labora-torio utilizando paneles de líneas celulares. Se probaron diferentes moléculas que mostraron activi-dad diferencial, es decir, algunas fueron más efectivas en casos de-terminados, lo que las perfilaría como un posible tratamiento para

ciertos tipos de cáncer.“Ahora hay que seguir anali-

zando el mecanismo de acción, para comprobar qué tan factible es producir medicamentos a futuro”, afirmó Aristizábal.

Otras propiedades

Uno de los problemas que se presentan en objetos sumergidos en el mar, como los barcos, es la adhesión de material biótico sobre superficies vivas o inertes (fouling). Este proceso va corro-yendo las superficies, lo que re-presenta grandes pérdidas para la industria naviera. Según la investi-gadora Duque, los costos anuales derivados de combatir el fouling, considerando solo la industria na-val, son del orden de 5 billones de dólares.

Por tanto, la ciencia ha ve-nido trabajando en encontrar sustancias antifouling, que pro-tejan las superficies y disminu-ya así el impacto económico. Actualmente se manejan recu-brimientos sintéticos que re-pelen la adhesión del fouling, pero la mayoría de ellos son altamente tóxicos.

En esta investigación se están buscando productos naturales que en vez de matar a los organismos, los repelan, constituyéndose así en una promesa como aditivos en recubrimientos amigables con el ambiente. El estudio de este octo-coral demostró que la especie es una buena fuente de sustancias con propiedades antifouling, por ejemplo las pseudopterosinas Q y U mostraron una respuesta eficaz.

Pocas existencias

Aunque las bondades de Pseu-dopterogorgia elisabethae son muchas, el panorama comenzó a ensombrecerse cuando la investi-gadora Mónica Puyana realizó es-tudios de densidad poblacional y encontró bajos valores para los dos quimiotipos: menos de un espéci-men por metro cuadrado.

“Las poblaciones que hay en este momento no resisten ni una primera recolección. Si la hacemos para desarrollar algún medicamen-to, o como aditivos de pinturas an-tifouling, acabaríamos con la espe-cie”, sostuvo la profesora Duque.

Así, Hebelin Correa dedica su tesis doctoral a la búsqueda de mi-croorganismos que puedan ser res-ponsables de la producción de estas sustancias biológicamente activas.

Como lo expresó la profesora Duque, de tener éxito habría un camino muy alentador en la in-vestigación de una fuente susten-table de estos compuestos, que no conlleve a la extracción directa de su medio natural. Y es que cultivar un microorganismo es un proceso muchísimo mas fácil que cultivar el macroorganismo entero o que utilizar procedimientos de síntesis química costosos y complejos. De esta forma, se avanzaría en el tra-tamiento médico de afecciones de salud.

Estas investigaciones consti-tuyen un paradigma en estudios bioprospectivos –poco comunes en Colombia–, que contribuyen a que el país conozca y aproveche su bio-diversidad marina.

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En un octocoral como este fueron hallados componentes químicos con propiedades antiinflamatorias. Su uso podría extenderse al mercado farmacéutico.

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Los atributos de la guayaba ahora podrán encontrase en bocados típicos como el pan y la arepa. Un grupo de químicos y médicos halló que la pectina de la fruta ayuda a controlar el riesgo cardiovascular, y para aprovechar dicha virtud, incluyeron la sustancia en estos dos alimentos básicos de la canasta familiar.

Carlos Andrey Patiño Guzmán,Unimedios

La guayaba es un fruto asom-broso. Las abuelas siempre lo han sabido, sin embargo, no se había realizado un estudio científico se-rio que corroborara sus beneficios. Un grupo interdisciplinario com-probó que la pectina de esta fruta, abundante en Colombia, ayuda a disminuir los riesgos cardiovas-culares.

Rica en vitaminas A, B y C, la guayaba se utiliza tradicional-mente para prevenir gripas, aliviar males estomacales y, en general, como alimento nutritivo y ener-gético. Las químicas Luz Patricia Restrepo, Blanca Laura Ortiz y Ce-cilia Anzola, junto a Clara Pérez, de la División de Lípidos y Diabetes, de la Facultad de Medicina, y sus estudiantes, fueron más allá.

En Colombia el consumo de guayaba es muy alto y la produc-ción tan grande, que se desper-dician considerables cantidades. La profesora Restrepo se pregun-tó ¿cómo utilizar ese excedente y aprovechar su riqueza nutri-cional?

“La idea surgió porque en la Universidad manejábamos un proyecto de actualización de la Ta-bla de Composición de Alimentos Colombianos para el Bienestar Fa-miliar. En ese momento, el Minis-terio de Agricultura hizo una con-vocatoria en busca de un alimento de gran potencial y decidimos que la guayaba era perfecta”, dice la profesora Luz Patricia.

Aunque en la Tabla se habían establecido componentes bási-cos de la fruta, las investigadoras hicieron análisis biológicos más

contra riesgo cardiovascular

Un estudio demuestra que la pectina de la guayaba le ha-ce contrapeso al colesterol malo que tapa las arterias del torrente sanguíneo.

Pan y arepa de guayaba

profundos para hallar valores agregados aún sin descripción. Encontraron que la pectina de la guayaba (considerada una fibra polisacárida de tipo soluble) pue-de ser un elíxir de la salud.

¿Cómo utilizarla?

La profesora Anzola, del Gru-po Cambios Químicos y Bioquí-micos de Alimentos Frescos y Procesados, del Departamento de Química, indicó que buscaron ali-mentos de uso masivo, que no tuvieran fibra y se les pudiera agre-gar la pectina de guayaba.

El pan y la arepa fueron los candidatos perfectos. Por eso mientras iban amasando mezcla-ban la sustancia. Luego eligieron a un grupo de 70 personas, de diversas condiciones físicas, para que consumieran el producto y así adelantar los análisis clínicos que permitieran comprobar los benefi-cios de la prometedora pectina.

El objetivo, según sostiene la investigadora Blanca Laura Ortiz, era evaluar los efectos de la sus-tancia en los niveles de coleste-rol total, colesteroles HDL y LDL. De igual manera, triglicéridos en adultos, divididos en tres grupos de riesgo cardiovascular. Durante 15 días estas personas consumie-ron los alimentos criollos que con-tenían la pectina de guayaba.

Según Clara Pérez, de la Fa-cultad de Medicina, el periodo se eligió debido a que se ha deter-minado que el colesterol cambia en las personas cada ocho días, lo que significa que en 15 días se observarían cambios significativos en la población de estudio.

“Dividimos a los pacientes en

tres grupos: menores de 24 años, entre 35 y 45 años y mayores de 50 años –cada uno con característi-cas propias de riesgo cardiovascu-lar–, más edad, peso, circunferen-cia de la cintura, posibilidades de problemas de dislipidemia (au-mento en el nivel de los lípidos) o de diabetes”, describe Pérez.

Esto les permitió tener una gama amplia de personas expues-tas al alimento. Se hizo así para poder extrapolar los resultados a la población colombiana. Se com-probó, a través de encuestas, que todos los grupos tenían un consu-mo de fibra similar, lo que favore-ció contar con un grupo homogé-neo para el estudio.

Al comparar los exámenes previos y los realizados después del consumo cotidiano de pectina, se comprobó que, en efecto, esta sustancia redujo significativamen-te los niveles de colesterol malo (LDL) y en general produjo un im-pacto positivo en el perfil lipídico de los pacientes.

Capa protectora

La profesora Restrepo explica que la pectina actúa en el organis-mo creando una capa –como una fina película– en las paredes de los intestinos, la cual disminuye la ab-sorción de las grasas, del colesterol e inclusive de la glucosa.

“Además tiene un efecto adi-cional. Debido a que la pectina captura mucha agua, genera una sensación de llenura que le ayuda a controlar el apetito a quienes consumen más alimentos de lo debido”, dice la química.

Paralelo a la investigación se realizó un estudio con las semillas

de la guayaba, bastante desper-diciadas también en la industria del bocadillo. De estas pepitas los investigadores extrajeron fenoles, que son antioxidantes naturales.

“La carnosidad de la fruta contiene la pectina. Esa parte co-mestible se convirtió en ácido con una solución de ácido clorhídrico, se filtró y recibió una adición de etanol, con el cual se obtuvo un glóbulo de pectina pura”, describe Luz Patricia Restrepo.

El último proceso consistió en quitarle el natural color rosa a la guayaba, pues “¿imagina usted una arepa o un pan rosados? ¡Raro, ¿verdad?! Por eso debimos afinar los lavados con etanol para quitar el pigmento”, dice jocosamente la química.

El producto resultante fue molido hasta obtener el polvo fino que se incorporó a las masas de pan y de arepa. Para Clara Pérez sería ideal que la harina de maíz pudiera contener esa pectina. Así los consumidores contarían con un alimento que, por anticipado, previene los factores desencade-nantes de enfermedades cardio-vasculares.

Las investigadoras aclaran que para beneficiarse de las pro-piedades de la pectina de guaya-ba habría que consumir la fruta diariamente en grandes canti-dades, mientras que al extraer-la previamente y adicionarla en forma concentrada a la harina del pan o de la arepa, se ob-tendrían los beneficios descritos. “Por supuesto, no hay que dejar de consumir este fruto crudo o en jugo, pues por sí mismo es un alimento maravilloso”, concluyen las científicas.

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Innovación

Ingenieros diseñaron un sistema electrónico portátil para perso-nas invidentes, que detecta fácilmente obstáculos y funciona a partir de vibracio-nes. El novedoso dispositivo es económico y podría sustituir al tradicional bastón, ca-da vez más sofisticado y costoso.

Al encender el dispositivo se activa el sensor que envía un haz de luz para medir la distancia. Cuando éste encuentra un obstáculo lo refleja y el fotorreceptor del sensor lo capta.

Elizabeth Vera Martínez,Unimedios

En Colombia existen 1.134.085 personas con limitación visual, se-gún censo adelantado por el Dane, y su herramienta básica de movili-dad, orientación e identidad es el bastón.

Sin embargo, regularmente sufren accidentes con objetos suspendidos, como ramas de ár-boles y andamios de obras en construcción, y se les dificulta abordar el transporte urbano, pues el bastón no les permite detectar obstáculos por encima de su propio cuerpo.

También existen otros siste-mas menos convencionales para asegurar la movilidad de estas per-sonas como son los perros lazari-llos, entrenados para ser sus guías. El problema es que a muchos invi-dentes nos les gusta tener anima-les como bordón, y menos saber que su ingreso a sitios públicos como supermercados o centros comerciales va a ser obstaculizado por el rechazo a las mascotas. Eso sin tener en cuenta que, quienes aman a los perros, van a tener que padecer el duelo de su muerte, pues un can vive menos que un ser humano.

En fin, apoyados en esta rea-lidad, un grupo de estudiantes de la carrera de Ingeniería Mecá-nica y Mecatrónica de la UN di-señó un dispositivo electrónico que les permitirá a las personas que carecen de visión despla-zarse con relativa libertad, al tiempo que los guiará y alertará ante la presencia de objetos cer-canos.

¿En qué consiste?

El equipo consta de dos sis-temas: uno de sensado y otro de procesamiento y aviso. El prime-ro se utiliza para detectar objetos suspendidos y tiene un alcance frontal de aproximadamente 80 centímetros. Está provisto de un brazalete y dos bandas elásticas –una se ubica en la cabeza y otra en la muñeca– que contienen un sensor infrarrojo protegido por una carcasa de acrílico.

El rango de alcance del dis-positivo de manilla es de aproxi-madamente un metro y medio y consta de una minúscula caja negra en donde se encuentra el sistema de alerta que procesa la señal y, al activarse, genera vi-braciones.

El segundo sistema, de pro-cesamiento y aviso, mide y de-tecta obstáculos a nivel del suelo. Contiene dos cajas de acrílico que almacenan la energía con la cual se alimenta la tarjeta de los com-ponentes electrónicos que permi-te el procesamiento de la señal arrojada por el sensor y el sistema de aviso compuesto por un motor de masa excéntrica.

“El dispositivo surgió después de una consulta que le hicimos a varias personas con limitación vi-sual. Nos contaron su necesidad de tener una herramienta que les

Crean reemplazo de bastón para personas invidentes

diera más seguridad, y les llamó mucho la atención nuestra idea de crear un prototipo sensado que detectara obstáculos suspen-didos”, indicó Linamaría Gallegos, quien junto a Juan Manuel Fon-seca y Alfonso Castro crearon el novedoso diseño, cuyo costo es inferior si se compara con otros similares.

Pero, ¿cómo funciona? Se-gún sus diseñadores, “al encen-der el dispositivo se activa el sensor que envía un haz de luz para medir la distancia. Cuan-do éste encuentra un obstáculo lo refleja y el fotorreceptor del sensor lo capta. Dependiendo de la distancia en que se en-cuentre el objeto se genera una alerta a través de un microcon-trolador y al tiempo se acciona un motor que se mueve con alta velocidad”.

Cambio de hábito

Para Olga Lucía Ruiz, del Ins-tituto Nacional para Ciegos, INCI, “la tradición del bastón tiene si-glos y funciona muy bien”, por eso considera difícil que las personas no videntes puedan acomodarse a un nuevo dispositivo. Argumentó otros usos del bastón que no les ofrecería, como por ejemplo “la po-sibilidad de emplearlo como meca-nismo de defensa”.

No obstante sus reparos, Ruiz considera importante contar con las personas invidentes a la hora de im-plementar la novedosa herramienta. “Es inusual para ellos e implicaría todo un cambio cultural, en el que además es necesario involucrar a las personas videntes, pues estas en ocasiones no respetan a los que no tienen visión, aun cuando advierten que portan bastón”.

Para Gallegos, es claro que su propuesta requiere el estableci-miento de una curva de apren-dizaje, y ello toma su tiempo: “Sabemos que algunas personas cuando quedan ciegas tardan en-tre tres y seis meses para aprender a manejar el bastón. El proceso les implica desarrollar una serie de habilidades casi al tiempo, por ejemplo, mayor sensibilidad en sus reflejos, mover el cuerpo con más destreza y dominar el entorno con el bastón para poder caminar con más comodidad y seguridad. Supusimos que para emplear el dispositivo se requería de un pro-ceso similar”, asegura.

Por eso, el prototipo de los di-señadores integra etapas de capa-citación, sensibilización y familia-rización de las personas invidentes con el sistema, en particular con los niveles de vibración, alerta cla-ve ante posibles dificultades. Así lo advierte Gallegos: “Al probarlo evidenciamos que los reflejos jue-gan un papel fundamental frente a cualquier obstáculo detectado. Una señal emitida por el aparato le permite al usuario ser precavido y detener su paso a tiempo”.

Computador a cuestas

En el mercado colombiano existe un equipo similar al pro-puesto por los ingenieros de la UN, manejado a través de un com-putador portátil, un cinturón y un sensor, elementos que debe cargar la persona invidente todo el tiem-po en un morral. Gallegos asegura que “resulta bastante engorroso, pues el peso de este sistema oscila entre 1 y 3 kilogramos”.

“Nuestro equipo es el más pe-queño hasta ahora diseñado en el país y tiene entre sus característi-cas el uso de microcontroladores que procesan la señal de los sen-sores de manera fácil. Además es liviano”, aseveró la ingeniera.

En otros países como Argen-tina existen equipos sofisticados, pero costosos. Lo mismo ocurre en Francia, donde un bastón que mide hasta 15 metros de distan-cia vibra y emite sonidos, es la sensación. Cuesta cerca de 18 mil euros, unos 54 millones de pesos colombianos.

El innovador dispositivo de-tector de obstáculos desarrollado por el grupo de ingenieros de la UN está lleno de virtudes, pues no solo guía de forma segura al usua-rio, sino que es de fácil manejo, liviano y, sobre todo, económico.

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Este detector, diseñado con fines didácticos, es el preámbulo al equipo final, cuyo diminuto tamaño, 2 x 1 cm, le asegurará comodidad al usuario.

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Innovación

Vacascon chip incorporado

Un software para monitorear bovinos les permi-tirá a los ganaderos colombianos contar con in-formación precisa sobre la “historia de vida” de sus vacas. El nacimiento, la alimentación, la producción y hasta las enfermedades que ha padecido cada animal quedarán consig-nados en un chip. Ello facilitará la selección de productos de mejor calidad y su exportación a naciones exigentes para la compra de cárnicos como la Unión Europea.

Ángela María Betancurt Jaramillo,Unimedios

Iniciando la década de los 90 se registraron miles de muertes de seres humanos y especies bovinas como consecuencia de la pande-mia Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE), conocida también como enfermedad de las “vacas locas”, que afectó sobre todo a Europa.

Como se determinó que el mal lo padecían inicialmente los ani-males y se transmitía fácilmente al hombre por consumo de alguna de sus partes, inmediatamente el Gobierno español tomó medidas drásticas frente a la salubridad de los alimentos que se derivaban del ganado. El fin era que los ciudada-nos volvieran a consumir normal-mente productos como la carne, la leche y el queso, pues la baja en la demanda afectó tanto el comer-cio nacional como el internacional debido a las restricciones que se tomaron para que el virus no se siguiera propagando.

Fue así como desde 1997 en este continente se puso en marcha el proyecto Trazabilidad para Ga-nado, un proceso para monitorear a los bovinos en aspectos como manejo, alimentación, enfermeda-des y producción de leche, entre otros, vigilados desde el nacimiento hasta su sacrificio. De esta manera, al adquirir cualquier derivado, el comprador tiene la posibilidad de verificar la información del origen y la historia de vida del animal, pro-porcionada por el ganadero.

Mediante este procedimiento se logró regular el mercado interno y las importaciones que llegaban de distintos países del mundo, al tiem-po que se obligó a que cada uno de los pasos de la cadena productiva del ganado fuera transparente ante los ojos del consumidor. Se cum-plió el objetivo final: recuperar la confianza de los compradores.

Desde ese momento, esta ley rige a cabalidad en el continente europeo. Los productos que in-gresan deben estar soportados con este sistema de información e identificación animal, que ca-da vez es más exigente para los exportadores, quienes debieron comenzar a buscar opciones para cumplir con estos requerimientos.

¿Y Colombia qué?

En el 2004, el Gobierno co-lombiano emitió la Ley 914, con la que se creó el Sistema Nacional de Identificación e Información del Ganado Bovino, un programa en el que se dispone de informa-ción sobre bovinos y sus produc-tos. Cobija desde el nacimiento del animal, como inicio de la cadena alimenticia, hasta que llega como producto al consumidor final.

Mediante este programa se bus-ca la permanencia y acceso a nuevos mercados, la seguridad alimentaria y la identificación del ganado bovino, soporte para el desarrollo de progra-mas en materia de salud animal y base de información para el mejora-miento genético de la ganadería.

Aprovechando esta norma, emitida por la Presidencia de la República, desde el 2009 un ad-ministrador de sistemas informá-ticos de la UN en Manizales y un empresario de la región pusieron en marcha una propuesta de inno-vación tecnológica que promete hacer más eficiente el proceso de caracterización del ganado colom-biano. La iniciativa es apoyada por el Servicio Nacional de Aprendiza-je (Sena) y Colciencias.

Una solución “Animal” para ganaderos

Animal. Así se denomina el proyecto dedicado a realizar iden-tificación y trazabilidad de ganado vacuno, por medio de la tecnolo-gía RFID (Identificación por Ra-dio Frecuencia). “Se soporta en un chip electrónico que le asigna un número diferente a cada cabeza de ganado y lo guarda en una base de datos que registra información detallada de la vaca desde el mo-mento de su nacimiento, comenta Henry Vargas de Los Ríos, profe-sional de la UN en Manizales y diseñador de Animal.

El chip, elaborado por estu-diantes de Ingeniería Eléctrica de la UN, se inserta en el estómago de la res desde el momento en que nace y se queda allí hasta su sacrificio. Este pequeño circuito integrado envía señales a las estaciones de lectura remota (antenas), ubicadas en cada uno de los potreros de la finca y en sitios estratégicos, como la pesa o el establo.

La información obtenida de cada una de las cabezas de ganado se registra en un servidor insta-lado en un software. Así se puede saber cuántas raciones de comida consumió cada vaca, los litros de leche que produjo, si fueron más o

menos que el día anterior, conocer el estado de salud y establecer un control de peso y de natalidad. De igual manera, almacena datos genéticos del animal, por ejemplo, la detección temprana de enfer-medades como mastitis, el tiempo de madurez de preñez del animal o el tiempo de secado de la leche, y calcula exactamente la fecha de inicio y de terminación del líquido, convirtiéndose en una herramien-ta de ayuda para el mayordomo.

Pero aún hay más. El nove-doso sistema evita que el gana-do sea ordeñado antes de la hora acostumbrada. Si llegase a ocurrir, inmediatamente emite una señal que envía al celular, beeper o palm del dueño de la finca para infor-marle lo que está sucediendo en su hato. De esta manera se logra, dice Vargas de Los Ríos, “mejorar la calidad de la carne y la leche del bovino con el fin de exportar-las con mayor facilidad, puesto que el ganadero puede controlar lo que pasa con cada uno de sus animales”.

El dueño de un hato que im-plemente los servicios de Animal contará con un paquete que ofrece la plataforma tecnológica, com-puesta por chips para cada uno de los semovientes de la finca, ante-nas para cada potrero, un sistema

de medición de leche automático que convierte de kilos a litros y la capacitación al mayordomo, quien es entrenado para que maneje el software y aproveche las ventajas que le trae estar apoyado en el sis-tema. Él es el encargado de encen-der todos los días el computador.

De la misma forma, si la finca tiene potreros que están muy le-jos del ordeñadero, el mayordomo puede contar con un lector propio, como una palm, con el cual se puede trasladar por el terreno y a la hora del ordeño identificar la vaca que sigue e informar cuántos litros de leche debe dar.

Este proyecto no tiene simila-res. El más parecido es el Sistema de Identificación e Información de Ganado Bovino (Sinigan), ejecuta-do por el Ministerio de Agricultura y la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), que solo se dedica a la identificación y no tie-ne los otro servicios de Animal. El software se encuentra en la última fase de pruebas. Su ejecución ha arrojado como resultado un 80% de confiabilidad de la información que entrega.

Terminada esta etapa se em-prendería el mercadeo del pro-ducto, inicialmente en el Triángulo del Café y posteriormente en las regiones ganaderas del país.

Animal es el nombre del sistema que registra la historia de vida del ganado vacuno, por medio de identificación por radiofrecuencia.

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¡Pilas! y bombillos: “basura electrónica” que inunda el país

El uso racional de energía en Colombia está acarreando una gran producción de desechos. Un estudio sobre la venta, distribución y consumo de pilas y bombillas así lo revela. A partir de estos resultados, Minambiente prepara regla-mentación para la disposición final de dichos residuos.

David Calle,Unimedios

Los colombianos consumen un promedio anual de 210 millo-nes de unidades de pilas y alrede-dor de 108 millones de bombillas. Así lo señala un completo estudio de la Facultad de Ingeniería de la UN en Bogotá y el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, en el que se realizó un diagnóstico sobre la venta, distri-bución y consumo de estos pro-ductos.

Los resultados serán utiliza-dos por el despacho ministerial para implementar programas posconsumo y elaborar una re-glamentación sobre la disposición final de dichos residuos en el país, tal como ocurre en otras naciones del mundo, principalmente de Eu-ropa, que ya tienen claro a dónde debe ir a parar esta “basura elec-trónica”.

Para relacionar la producción nacional, importación y exporta-ción de pilas y bombillos, los in-vestigadores se basaron en infor-mación del Dane y otras fuentes autorizadas.

Según algunos resultados, pese a la oferta en el mercado de bombillas ahorradoras o fluo-rescentes compactas, en el país apenas se consumen unos 6,5 mi-llones y su uso es mayoritario en el sector comercial e industrial. Las bombillas fluorescentes tubulares están en segundo lugar de uso, con 12 millones de unidades. En-tretanto, se observó que la bom-billa halógena, aunque también es útil en el sector residencial, es empleada principalmente para la iluminación de oficinas y espacios públicos.

En cuanto al mercado de las pilas, por su uso en tecnología, las de mayor consumo en el país son: las primarias alcalinas, con un 41%; las primarias zinc–car-bón, con el 57%; en conjunto las tecnologías dióxido de mercurio, dióxido de plata y litio cilíndricas corresponden al 5%, mientras las pilas alcalinas botón son el 2% así como las níquel cadmio.

Uso racional de energía vs. residuos

A partir de este diagnóstico, Fernando Herrera León, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, coordina-dor del Laboratorio de Ensayos Eléctricos Industriales de la UN y uno de los autores de la investi-gación, resalta que la importancia de darle prioridad al uso racional de energía está teniendo conse-cuencias y costos como el uso de tecnologías que consumen menos energía y/o que producen una gran cantidad de residuos.

“Si estos desechos no reciben un manejo adecuado pueden ter-minar en los rellenos sanitarios de los municipios y ciudades, y su manipulación y destrucción en estos sitios, ocasionar concentra-ciones en cantidades peligrosas de mercurio y plomo. Incluso se sabe que algunos de los componentes electrónicos que contienen son di-fíciles de reutilizar o de reciclar”, explicó el profesor Herrera León.

Estudios en el mundo mues-tran que las pilas no pueden ser dispuestas en los rellenos sanita-rios, sino que deben ser procesa-das o recicladas. Por eso, el inves-tigador asegura que algunas de las propuestas del estudio resaltan la necesidad de recolectar, tratar y re-cuperar parte de los componentes metálicos de estos dispositivos.

En este sentido, hace énfasis en los problemas que acarrea una indebida disposición o almacena-miento de este tipo de insumos como los metales pesados que se encuentran en pilas primarias y secundarias, muchos de los cua-les son considerados como peli-grosos por ser tóxicos para el ser humano y el ambiente.

Por una conversión sana

“Un bombillo incan-descente no tiene proble-mas de mercurio como los fluorescentes compactos, sin embargo, al cambiar los primeros por los segundos se incrementarán los residuos”, ex-

plica Óscar Suárez Medina, inge-niero de la UN en Medellín.

De ahí la necesidad de hacer un plan posconsumo y evitar que las bombillas y baterías se convier-tan en una descarga importante para el medioambiente, considera Suárez Medina.

La investigación también re-vela que, en el caso de la ilumi-nación residencial, se emplean unos 76 millones de bombillas, la mayoría de ellas incandescentes. Las mismas que deberán desapa-recer a partir del primero de enero del 2011, cuando entre a regir la directriz del Ministerio de Minas y Energía sobre Uso Racional de Energía que determina el reem-plazo de las bombillas de baja efi-cacia, como es la incandescente, por las de mayor eficacia como la fluorescente compacta.

“A pesar de la tendencia fuerte para desplazarla y prohibirla, co-mo dice el Decreto 3450 de 2008 emitido por el Ministerio, de la bombilla incandescente se em-plean al año cerca de 56 millones de unidades, es decir que con esa calidad de luz se ilumina el 70% de los hogares colombianos. Este alto consumo se explica por la alta ro-tación, pues duran entre 4 y 8 me-ses (unas 1.000 horas), de acuerdo

con el uso”, explicó el profesor Fer-nando Augusto Herrera León.

La distribución del consumo de bombillas por departamentos y de acuerdo a su tamaño pobla-cional indica que el 39% de los consumos residenciales de pilas se originan principalmente en An-tioquia, Bogotá, Valle del Cauca y Cundinamarca, seguido por Nari-ño, Bolívar, Córdoba y Cauca que consumen el 22%.

El uso de pilas en los hogares colombianos representa el 61% del total nacional.

2010, un año clave

César Augusto Buitrago, direc-tor de Desarrollo Sectorial Sos-tenible de Minambiente, afirmó al respecto que “la cartera tiene en consulta dos normas, una para pilas y otra para computadores. De igual manera se trabaja en proce-sos reglamentarios para bombillas y el sector de llantas usadas”.

El funcionario mencionó el ajuste de tiempos en la resolución para que estos planes se puedan elaborar y así recoger adecuada-mente los residuos para que no va-yan a botaderos ni a rellenos, sino a sitios adecuados de recolección.

Según explicó Buitrago, en los proyectos de resolución se tiene previsto que las empresas, pro-ductores e importadores de estos

dispositivos presenten planes de gestión y de devolución

de residuos al Ministerio para su evaluación. “A partir del 2011 se empe-zarán a recoger porcen-tajes determinados de tales desechos y se es-tablecerán metas pro-gresivas para su acopio”, concluyó.

• En el país las bombillas más usadas son: incandescentes, 76,2 millones (70,4%); fluorescente tubular, 18,7 millones (17,3%); mercurio, haluros y sodio, 6,8 millones (6,3%), y fluorescente compacta, 6,5 millones (6%).• En promedio, anualmente se consumen alrededor de 200 millones de pilas, de las cuales el 57% corresponde a pilas primarias de zinc–carbón y el 41% a primarias cilíndricas alcalinas.• En 2008, el promedio de residuos pos consumo de pilas se estimó en 10.000 toneladas y los residuos en bombillas cerca a 8.800 toneladas.

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Contaminantes orgánicos, amenaza invisible para América LatinaLos contaminantes orgánicos persistentes (COPs) son sustancias químicas usadas en la industria, la agricultura y hasta en campañas sanitarias de fumigación. Sus residuos permanecen en el ambiente durante dé-cadas y pueden generar en los humanos cáncer o daños en el sistema nervioso central. Naciones Unidas, con participación de la Universidad Nacional en la Orinoquia, adelantó un muestreo histórico de estas sustancias en ocho países de América Latina y el Caribe.

Luis Miguel Palacio,Unimedios

Los COPs están formados por compuestos altamente tóxicos con gran capacidad de acumulación en el tejido graso de los seres hu-manos, la vida silvestre, los suelos y en los sedimentos de ríos y lagos, de los cuales son casi imposibles de eliminar. Un claro ejemplo de la persistencia de estas sustancias es el hecho de que las madres pueden transferir los compuestos a su descendencia a través de la le-che materna. A las consecuencias mencionadas en la salud se suman desórdenes reproductivos y altera-ciones del sistema inmune.

La inminente amenaza que representan para la salud mundial –debido a que viajan con facili-dad de un país a otro a través del medioambiente, su manufactura está internacionalizada y su uso es indiscriminado– ha llevado a los países, incluido Colombia, a in-tegrar el Convenio de Estocolmo, que entró en vigencia el 17 de ma-yo de 2004. Su fin, reza en las actas, “es proteger la salud humana y el medioambiente de contaminantes orgánicos persistentes, reducien-do o eliminando sus emisiones”.

En 2005, Naciones Unidas y el Convenio iniciaron las acti-vidades de muestreo del aire en ocho países de América Latina y el Caribe (Cuba, México, Costa rica, Colombia, Bolivia, Chile, Brasil y Argentina), con el fin de crear el primer registro de la proporción o presencia de estas sustancias en las áreas examinadas y así tener un punto de referencia o de compara-ción para determinar, a través de investigaciones posteriores, si los COPs han aumentado, reducido o eliminado en el ambiente.

Es necesario aclarar que el análisis realizado en los países mencionados no es representati-vo para la región en su totalidad, debido a las enormes diferencias en la dimensión geográfica y a las características ecológicas, entre otros factores.

Las sustancias prohibidas contempladas en esta lucha son: aldrin, clordano, DDT, dieldrín, endrín, heptacloro, hexacloroben-ceno, mirex, PCBs, PCDDs/ PCDFs y toxafeno; sin embargo, queda abierta la investigación para in-cluir más nombres en este delica-do inventario.

Según Germán Joaquín López, profesor de la UN en la Orinoquia, en el anterior grupo de sustancias se destacan los PCBs porque están presentes en los transformadores eléctricos que, al terminar su ciclo de funcionamiento, no pueden ser arrojados al medioambiente. Por

lo tanto, algunas empresas elec-trificadoras invierten grandes re-cursos económicos para que otra entidad trate esos residuos. Indicó además que, “lamentablemente, no siempre lo hacen porque no les resulta económicamente rentable, lo que convierte a estos transfor-madores en un peligro para la sa-lud humana”.

Esta sustancia, una vez inge-rida ya sea por vía oral o respira-toria, se acumula principalmente en tejidos como el cerebro y el hígado.

Muestras de calidad de aire

Un muestreador metálico de calidad de aire brilla en plena lla-

nura araucana desde el 2005. Se trata de un dispositivo llamado PUF, el cual simula un pequeño platillo que funciona con una es-puma de poliuretano adentro para tomar muestras temporales.

Según el Plan de Vigilancia Mundial de los Contaminantes Orgánicos Persistentes, fueron seleccionadas tres matrices prio-ritarias para el monitoreo de es-tas sustancias: aire, leche humana y/o sangre humana, debido a que son parámetros universales que proporcionan información sobre los niveles de exposición a los cuales está sometida la población mundial.

Para esta investigación, Amé-rica Latina y el Caribe se divi-dió en cuatro subregiones en

las cuales se estima habitan 562 millones de personas hipotética-mente expuestas. Mesoamérica, el Caribe, los Andes y el Cono Sur, que comprenden una zona desde México hasta Argentina y Chile, con 33 países de los cuales fueron seleccionados 8 para ubicar 11 puntos de muestreo en sitios con condiciones medioambientales específicas.

En Colombia, las muestras fueron manejadas por la Univer-sidad Nacional en Arauca, ciudad ubicada a 120 metros sobre el nivel del mar y cuya tempera-tura oscila entre los 32 y los 40 grados centígrados. Arauca es un departamento con antecedentes históricos en el uso de plaguicidas utilizados en años anteriores para combatir vectores como dengue y malaria. Aunado a lo anterior, al-gunas de estas sustancias habían sido empleadas para el cultivo de arroz, yuca y plátano, productos que conforman en gran medida la base económica de la región.

El número de compuestos analizados en los ocho países cu-brió cuatro plaguicidas: dieldrín, clordano, heptacloro y DDTs, así como los polémicos PCBs, que son un producto industrial. De forma general para los once pun-tos de análisis, el resultado evi-denció el número de veces que aparecieron las sustancias por ca-da cien muestras.

Los clordanos, generalmente de uso agrícola para fumigación, fueron encontrados en un inter-valo de 50 a 60 veces. En segundo lugar, se registraron los PCBs con una frecuencia de 42 apariciones sobre cien muestras. Finalmente, el dieldrín, otro insecticida, se ca-racterizó por 33 apariciones sobre el panorama anterior.

Una segunda fase de la inves-tigación comenzó este mes. Se es-pera aumentar de 8 a 15 los países de muestreo, incluyendo a Anti-gua y Barbuda, Jamaica, Bahamas, Haití, Barbados, Perú y Ecuador.

Latinoamérica y el Caribe son regiones cruciales para la proble-mática ambiental global, ya que juntas conforman un área que cubre el 15% de la población de la Tierra y cuentan con grandes centros urbanos cuya calidad del aire es pésima. Tal es el caso de Santiago de Chile, Bogotá, Ciudad de México y Sao Paulo, ciudades registradas además en las cifras del Plan de Vigilancia Mundial de COPs, que responsabiliza a la contaminación atmosférica del planeta de 2,3 millones de casos anuales de enfermedades respi-ratorias crónicas en los niños y 100.000 casos de bronquitis cró-nica en adultos.

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El dispositivo PUF simula un pequeño platillo que funciona con espuma de poliuretano y sirve para tomar muestras temporales de la calidad del aire.

Según el primer informe de vigilancia regional COPs, 8 países, de los 33 que integran Mesoamérica, el Caribe, los Andes y el Cono Sur, fueron seleccionados para ubicar once puntos de muestreo. En estas cuatro subregiones habitan 562 millones de personas.

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Glaciares, voz de alerta que se extingue

Los glaciares tropicales están condenados a des-aparecer. Estudios recientes estiman que luego del 2022, estas imponentes masas ya no existirán. Expertos recomiendan aprovechar las décadas que les quedan de vida para entender lo que quieren decir con respecto al pasado, presente y futuro del clima.

Glaciar Pérdida (%) Periodo Área remanente (km2)

Sierra Nevadade Santa Marta 41 1989-2007 6

Sierra Nevadadel Cocuy 40 1989-2007 17

Nevado del Ruiz 38 1989-2004 8.5

Nevadode Santa Isabel 49 1989-2004 4

Nevado del Tolima 24 1991-2004 2

Nevado del Huila 58 1989-2005 8Estado de retroceso de los glaciares colombianos, según Poveda y Pineda (2009).

Patricia Barrera Silva,Unimedios

Aunque el 10por ciento de la Tierra está cubierta por glaciares, solo en África oriental, Nueva Gui-nea, Colombia, Ecuador y Perú estos sistemas se encuentran ubi-cados cerca a la línea ecuatorial, lo que los hace únicos en el mundo.

“Estas masas de hielo respon-den con rapidez a las condiciones de la atmósfera, ya que no están ubicadas en latitudes condiciona-das por las estaciones. Además, es difícil encontrar otro sistema natural que pueda contar con su-ma precisión lo que realmente está ocurriendo en la atmósfera”, explica Jorge Luis Ceballos, de la Subdirección de Ecosistemas e In-formación Ambiental del Ideam y responsable del estudio de la diná-mica glaciar en Colombia.

La fidelidad con la que registran los ciclos de la temperatura, hume-dad relativa, precipitaciones y otros indicadores del clima local hace de los glaciares excelentes laboratorios para estudiar el cambio climático.

Por eso un grupo de investi-gadores liderado por Germán Po-veda, profesor de la Universidad Nacional de Colombia e integran-te del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), advierten en un reciente artículo publicado en la revista Advances in Geosciences, que los seis glaciares que le quedan a Colombia mues-tran alarmantes tasas de deshielo de 3 km por año. Por ello, pronos-tican que para finales del 2022 ya no existirán.

Derretimiento inevitable

El proceso de extinción de gla-ciares no es algo nuevo en Colom-bia. En el Parque Natural Nacional Los Nevados existía uno llamado El Cisne, y del cual solo queda una montaña con cobertura de páramo. Pocos recuerdan que era un glaciar.

El monitoreo del Ideam y Parques Naturales Nacionales, entidades encargadas además de administrar estos ecosistemas, muestran en sus registros históri-cos que ocho desaparecieron du-rante el siglo pasado: entre otros, el Quindío, el Galeras, el Puracé y el Sotará. “Es un proceso que viene desde hace varias décadas”, afirma Ceballos.

Ahora son víctima del olvido crónico de los colombianos, pero eso no significa que hayan dejado de ser importantes. Leonardo Real, ingeniero de recursos hídricos del Ideam y quien tiene a su cargo estudios en la Sierra Nevada del Cocuy, relata cómo por el hecho de ser sitios muy turísticos, se han convertido en fuente de ingreso para los pobladores de la región.

“El Parque del Cocuy es gran-de y en muchos sectores hay ha-ciendas de campesinos que de-sarrollan sus labores económicas, como el turismo, en la región. Además, llevan a cabo desviacio-nes de caudales para sus acue-ductos veredales empleando las aguas que nacen en el páramo, pero también en el glaciar”, relata el ingeniero Real.

Deshielo en cifras

El más reciente reporte del IPCC, número IV, estableció con un 90% de certeza que las actividades humanas han causado el calenta-miento global: “Los cambios en el clima están afectando los sistemas físicos y biológicos de los continen-tes”, indica el informe.

Los trabajos realizados por el profesor Poveda y la estudiante de maestría Ketty Pineda, basados en el análisis de imágenes satelitales del proyecto Landsat, muestran que para el año 2021 el glaciar de la Sierra Nevada del Cocuy ha-brá desaparecido completamen-te. También registra un nivel de deshielo para los demás glaciares (como se presenta en la tabla).

Ya desde 1997, un trabajo ade-lantado por el grupo de investiga-ción del profesor Poveda encontró cambios estadísticos muy signifi-cativos del clima en Colombia. El periodo evaluado fue entre 1960 y

1995, en el cual se identificaron au-mentos en las temperaturas medias y mínimas del orden de 0,1 grados Celsius por año y aumentos del or-den de 0,3% por año en humedad relativa. Además, se reconoció una disminución de 4 m3/s al año en las principales cuencas hidrográficas del país, así como aumentos en la humedad atmosférica y en la eva-poración potencial.

“Utilizando Landsat TM e imágenes satelitales, actualizamos los datos de retroceso de las seis formaciones glaciares restantes tropicales de Colombia, para el periodo 1987–2007. Los análisis

técnicos detallados permiten esti-mar que la tarifa de encogimiento de todos los glaciares se incremen-tó desde el 2000, haciendo que su área disminuyera de 60 km2 en 2002 (Flórez, 2002) y 55,4 km2 en 2003 (Ceballos et al., 2006), a me-nos de 45 km2 en 2007”, relata el profesor Poveda.

Lo anterior descubre que la cifra media de retroceso de los gla-ciares en el país alcanza 3,0 km2 al año. Advierte el investigador que, aunque deben tenerse en cuenta algunas diferencias regionales, a tal paso todos los glaciares colom-bianos desaparecerán alrededor del año 2022, es decir, mucho an-tes del plazo o fecha límite de 100 años mencionado por el reporte del IPCC en el 2007.

Poveda insiste en que los gla-ciares tropicales colombianos ne-cesitan que se ponga en práctica un programa urgente de supervi-sión, porque su extinción conlle-vará enormes implicaciones para la planificación de los usos del re-curso hídrico en la región Andina y la Sierra Nevada de Santa Marta.

Guardando proporciones, los casquetes de glaciares continen-tales pueden ser un buen ejemplo. Actualmente la Antártida y Groen-landia son los únicos que existen. Si Groenlandia se fundiera, el nivel del mar en todo el mundo aumen-taría unos 21 metros, mientras que si la Antártida lo hiciera, los nive-les subirían hasta 108 metros.

Así que el fenómeno de des-hielo que vive Colombia, sumado a la fuerte deforestación de los An-des tropicales, tendrá importantes implicaciones sobre el régimen del ciclo hídrico de los páramos y los bosques de montaña. Esto pondrá en alto riesgo la disponibilidad de agua para el consumo humano y la supervivencia de los ecosistemas.

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Formación rocosa, resultado del deshielo del nevado del Ruiz.

Fotos satelitales que evidencian el retroceso del hielo entre 1950 y 2006 en el glaciar Conejera, norte del nevado Santa Isabel. Cifras de la UN hablan de 3 km de pérdida por año.

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Sistema motorizado para la siembra “a chuzo” de piña

El hoyador, una herramienta motorizada para elaborar ca-mas de semilla en cultivos de piña, les ayudará a los pequeños agricultores a disminuir tiempos de operación y costos de producción para ser más competitivos en el mercado. Su manejo no erosiona el suelo en zonas de ladera y perfora un hoyo para siembra cada 6,5 segundos.

El hoyador es ergonómico y posee cambios en la caja de transmisión pa-ra que el usuario le imprima la velocidad requerida. Este novedoso equipo reemplazaría los bueyes, el tractor y la rudimentaria siembra "a chuzo".

Laura Marcela Fuertes Sánchez,Unimedios

El incremento de la produc-ción frutícola en Colombia es in-negable. Del mismo modo que el área sembrada, el volumen de la producción de frutas ha adqui-rido progresivamente una mayor participación en el sector agrícola, alcanzando, en el 2005, un total de 2,9 millones de toneladas y una participación del 11,7% en la pro-ducción total del país, según el Plan Frutícola Nacional (PFN).

A la luz de estas cifras se vis-lumbra un futuro prometedor, más aún cuando la tendencia mundial está dirigida al mayor consumo de frutas, tesis que sustenta el PFN cuando señala un incremento, a partir de 1982, del 80% de abaste-cimiento en los países de la Unión Europea y de un 35% en los países de Asia y América Latina. De tal manera, es imperante continuar investigando, entre otros temas, sobre mejores métodos de pro-ducción que le permitan al país aumentar su participación en el mercado mundial, y brindar mejo-res oportunidades a los pequeños agricultores, quienes desarrollan sus cultivos en condiciones eco-nómicas difíciles y en zonas mar-ginales de ladera.

Tal es el caso de la región se-miárida del Cañón del Dagua, prin-cipal productor piñero del Valle del Cauca. Sus cultivos mueven una pe-queña economía y generan empleo, sin embargo, provocan un elevado impacto ambiental cuestionado in-tensamente por los grupos ecologis-tas. Esto llevó a que, desde el 2003, expertos del Instituto de Investiga-ciones del Espacio Rural (IIER), de la UN en Palmira, investigaran nuevos modos de cultivo para disminuir el impacto ambiental.

Uno de los principales aportes del grupo es un hoyador mecánico para la siembra a “chuzo” de piña, que potencialmente les permitirá a los productores agilizar su trabajo sin afectar el suelo y el recurso hí-drico. La idea surgió del profesor José Otocar Reina y su preocupa-ción por los niveles de contami-nación ocasionados en los siste-mas tradicionales de siembra: “Los agricultores preparan los suelos con bueyes o tractores y modifican completamente su estructura. Ello causa erosiones que se complican en épocas de invierno”, aseguró el profesor Otocar.

En términos ambientales, se ha comprobado que el sistema más apropiado para obtener piña es la siembra “a chuzo”. No obs-tante, su uso no ha sido acogido ampliamente debido a los altos costos que implica tener que hacer manualmente un hueco por cada planta. “En el caso de Dagua, solo algunos agricultores utilizan este método como alternativa para cul-tivar pequeñas áreas, pero para re-ducir costos de labranza emplean su propia fuerza de trabajo y la de su familia”, aseguró el profesor Ós-car Chaparro Anaya, doctor en el área de Ingeniería y Mecanización Agrícola.

Además de contaminar menos, uno de los objetivos del hoyador

mecánico es motorizar la siembra “a chuzo” para facilitar la labor de los agricultores sin afectar su pro-ductividad, y brindarles un instru-mento viable comercialmente co-mo muestra de lo que la academia puede hacer por el campo.

Innovación en el agro

El hoyador mecánico desarro-llado en la UN propone una forma distinta de hacer la siembra, pues además de abrir huecos rápida-mente (cada 6,5 segundos, a través de brocas de diferentes formas y tamaños), asegura que sus dimen-siones y la roturación del suelo sean los apropiados para el buen crecimiento de la piña en zonas de ladera. Otra de las ventajas del sistema es que economiza el uso del agua.

En este sentido, el profesor Chaparro califica como una in-novación el producto elaborado por su grupo de investigación: “El hoyador es ergonómico y posee cambios en la caja de transmisión para que el usuario le imprima la velocidad requerida. Sin lugar a dudas es un equipo novedoso que reemplazaría los bueyes, el tractor y la rudimentaria siembra a chuzo. Su diseño incluye materiales na-cionales, y su peso es tan liviano que facilita la interacción hombre–máquina.

Agricultores que han segui-do de cerca cada uno de los pa-sos de construcción del hoyador, como Lucy Stella Escobar, directo-ra de la Fundación Agroecológica Colombiana, lo califican como un trabajo mancomunado entre inves-tigadores y agricultores. “Es loable la forma desinteresada en que los expertos de la UN nos entregaron todo su conocimiento y tuvieron en cuenta nuestras necesidades. Por eso estamos ansiosos por recibir el producto final”, manifestó.

Otros agricultores ven el ho-yador como un gran avance para el campo y en particular para el cultivo de la piña en Dagua, zona donde esta fruta se ha conver-tido en la base del sustento fa-miliar. “En pruebas preliminares observamos que disminuyó, casi cuatro veces, el tiempo en que se abren las camas de las semillas. Lo que indica que el rendimiento puede ser mayor”, dijo la directo-ra Escobar.

Para el profesor Chaparro queda claro que los beneficios ob-tenidos con el hoyador motorizado frente a sistemas tradicionales, de amplio uso en la zona, permitirán reducir los costos de mano de obra y modernizar la siembra.

Los profesionales trabajan en los últimos ajustes de la máquina, que estará lista el primer semes-tre de este año. El equipo podrá adaptarse a cualquier taller local y les dará la oportunidad a los agricultores de contar con una he-rramienta tecnológica con la cual podrán competir en el mercado y obtener mayores índices de pro-ductividad y efectividad. Lo mejor, cuidando el medioambiente.

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Estudios genéticos realizados en Colombia reve-lan hallazgos sobre el comportamiento repro-ductivo, la resistencia a insecticidas químicos y biológicos y la distribución geográfica del insecto plaga conocido como "gusano cogollero" o "polilla del maíz", terror de los culti-vos de este cereal en el mundo.

Elizabeth Cañas Rodríguez,Unimedios

El nombre Spodoptera frugi-perda no le dice nada a los agricul-tores, pero basta con mencionar “gusano cogollero” para que in-mediatamente sepan de qué plaga se les está hablando. Y cómo no van a identificarlo con rapidez, si este insecto de hábitos nocturnos afecta cada año el 35% de la pro-ducción de maíz en el país, e inclu-so, en años anteriores, sus efectos nocivos obligaron a importar el grano.

Pero eso no es todo. Sus da-ños se extienden a plantaciones de arroz, algodón, caña de azúcar y sorgo –en las que ha aumen-tado su densidad poblacional– y a alimentos almacenados. De ahí que entomólogos de la Univer-sidad Nacional de Colombia en Medellín, obstinados en seguirle la pista, hayan logrado identificar dos biotipos o modelos de la es-pecie Lepidoptera: Noctuidae, y definir sus características mole-culares, ecológicas, fisiológicas y reproductivas.

Este aporte científico, hecho por primera vez en el país, ini-ció con investigaciones realizadas por estudiantes y profesores en la zona agrícola del Tolima, departa-mento en el que el boom del algo-dón transgénico durante el 2004 originó que el insecto, conocido también como “polilla del maíz”, proliferara y se convirtiera en la principal plaga de ese cultivo.

Según la profesora Clara Inés Saldamando, coordinadora de la Maestría en Entomología de la UN en Medellín, un biotipo re-presenta poblaciones de insectos idénticos en su forma, pero con grandes diferencias en sus mar-cadores moleculares. “Establecer dicha desigualdad es importante para avanzar en su especificación y evolución. También es clave a la hora de desarrollar tratamientos específicos que los contrarresten, y para generar nuevas variedades de productos agrícolas que resis-tan su acción”.

Los trabajos sobre la identi-ficación de los biotipos de maíz y arroz de S. frugiperda, realizados por Ana María Vélez, María Isabel Velásquez, Juan Diego Ríos, Ma-riela Lobo y Haydi Salinas, inclu-yen marcadores moleculares mito-

Nuevas luces sobre polilla que ataca el maíz

condriales y nucleares, análisis del aislamiento reproductivo entre los dos biotipos, del comportamien-to de resistencia a insecticidas y a la endotoxina Cry del Bacillus thuringiensis, así como un estudio sobre la genética de poblaciones del insecto en el país y una inves-tigación relacionada con su com-portamiento migratorio.

Un cruce curioso

Los hallazgos genéticos de Ana María Vélez, en Colombia, confirman estudios realizados por la científica Dorothy Pashley Prowell, quien en los años 80 iden-tificó, mediante marcadores mole-culares, los biotipos del insecto en muestras de maíz y arroz colecta-das en cultivos de varias regiones de los Estados Unidos y Centro-américa, al igual que en Ecuador y la Guyana Francesa.

que el de maíz también está pre-sente en algodón y en sorgo.

En cuanto al comportamiento reproductivo del insecto plaga, los investigadores determinaron que las hembras del maíz no se aparean con los machos del arroz, mientras que las hembras del arroz sí se cru-zan con los machos del maíz. Se-gún la profesora Saldamando, “ello descubre incompatibilidad repro-ductiva en una dirección de cruce y otras características de supervi-vencia, longevidad y fertilidad de los biotipos y sus híbridos”.

El análisis científico señala que los dos biotipos se encuen-tran en un proceso de diferencia-ción genética y, desde el punto de vista evolutivo, representan un gran hallazgo, tal como lo co-menta la experta: “Con el tiempo podrían convertirse en dos espe-cies o razas de polillas diferentes, con características particulares de acuerdo con el cultivo hospedero que habiten”.

Resistencia a insecticidas

Los dos biotipos del cogollero del maíz han demostrado diferen-cias en su resistencia a insecticidas biológicos, en particular a la endo-toxina producida por la bacteria Bacillus thuringiensis, Cry1Ac, que genera daños en el aparato diges-tivo de la polilla hasta provocar su muerte.

En cuanto a los insecticidas químicos, el estudiante Juan Die-go Ríos encontró que la polilla del arroz es menos resistente a los componentes metomil y lambda-cialotrina.

Para la científica Elizabeth Aguilera Garramuño, vinculada al Centro de Investigación de Tibai-tatá de Corpoica, “estos hallazgos resultan de gran importancia si se tiene en cuenta que los produc-

tores usan indiscriminadamente insecticidas que muchas veces no son efectivos”.

De igual manera destacó el trabajo de los científicos de la UN por tratarse de uno de los prime-ros ejercicios investigativos que, sobre un insecto plaga, integra las condiciones de su dinámica y ecología.

Además de la acción del gu-sano cogollero en los cultivos de arroz, la investigación incluye el análisis de las poblaciones de S. frugiperda en sorgo, algodón, pas-tos y maíz en los departamentos del Meta, Valle del Cauca, Córdoba y el ya mencionado departamento del Tolima.

Los estudios continúan desa-rrollándose con el fin de deter-minar la existencia de diferentes genotipos de los cromosomas y su asociación con las plantas hos-pederas y su comportamiento mi-gratorio.

Entretanto, Mariela Lobo y Haydi Salinas analizan la secuen-ciación de un gen de la larva S. frugiperda, conocido como cito-cromo oxidasa I (COI), para ob-servar si existen variaciones en las polillas asentadas en los cultivos de las diferentes regiones.

El estudio se adelanta median-te marcadores moleculares, integra la identificación de los biotipos, su distribución por planta hospedera y la estructura genética de las po-blaciones con miras a avanzar en la fijación del “bar coding” o códi-go genético de la especie.

Para estos análisis, la UN en Medellín cuenta, entre otros ele-mentos, con un laboratorio mole-cular y un insectario para la cría de polillas. Los estudios son apoyados por la Corporación para Investiga-ciones Biológicas (CIB) y el Grupo de Investigación en Biotecnología Vegetal CIB–Unalmed.

Los dos biotipos del cogollero del maíz han demostrado diferencias en su resistencia a insecticidas biológicos, en particular a la endotoxina producida por la bacteria Bacillus thuringiensis, Cry1Ac, que genera daños en el aparato digestivo de la polilla hasta provocar su muerte.

Así, se ha demostrado que cada biotipo de S. frugiperda se asocia a una planta hospedera en particular –uno a arroz y el otro a maíz–. Sin embargo, se evidenció

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Crecimiento de los grupos de investigación en la UN

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624Otras instituciones

Fuente: VRI (2009) con base en OCyT (2009) y consultas realizadas para el periodo 2000 a 2008 en ISI WoS. Software de procesamientoVantage Point y Excel.

424 464 521 547 646 687 906

Investigación de la UN,

llamada al orden

¿Qué se investiga? ¿Quiénes lide-ran el desarrollo en ciencia, tec-nología y creación artística? ¿En qué ámbitos se tiene liderazgo? La Vicerrectoría de Investigación de la UN quiere poner mayor orden en casa, por eso construye agendas del conocimiento. El primer logro es la identificación de las capacidades de investigación.

Carlos Andrey Patiño Guzmán,Unimedios

Docentes de la Universidad Nacional de Colombia: 2.993. Ni-vel de formación académica: 27% doctorado, 44% maestría, 10% especialización, 9% especialidad médica y 10% es profesional uni-versitario. Principales rangos de edad: 33,7% entre los 30 y 39 años, 29% entre 40 y 49 años y 35,1% entre 50 y 59 años. Cuántos se de-dican a la investigación: 1.882.

Datos como estos se consoli-daron por el trabajo que desarrolla la Vicerrectoría de Investigación de la UN, que construye las agen-das del conocimiento. El objetivo es saber cómo ha sido y es la inves-tigación en ciencia, tecnología y creación artística en la Institución para proponer su proyección en el tiempo.

El primer resultado es la en-trega de un modelo de indicadores múltiples y complejos, que duró año y medio en su construcción. Este permite describir las capaci-dades actuales de investigación de la alma máter. Se trata de un mode-lo conformado por dos módulos.

El primero es la medición del capital intelectual. Se acudió a la revisión de los escasos indicadores previos que existían, que no daban cuenta de las actividades de inves-tigación de la Institución, pero que sirvieron de pauta para saber el camino a tomar.

Con este trabajo se logró tener el 90% de los indicadores propues-tos para el nuevo modelo, así como generar otros procedimientos para la recolección, cruce y depuración de la información, que proceden de bases de datos tanto internas como externas. Estos resultados se han compartido con la comunidad académica en el libro Capacidades de investigación en la Universidad Nacional de Colombia 2000–2008; una aproximación desde el capital intelectual.

El segundo módulo se centra en la identificación de capacidades, mediante portafolios temáticos que permitan conocer las competen-cias específicas de la Institución. ¿Para dónde se va?, ¿con quiénes se cuenta?, ¿qué potencial existe? Son preguntas que se responderán en la medida que se afiance esta clase de información.

El vicerrector de Investigación de la UN, Rafael Molina, sostiene que el análisis de las capacidades de investigación es solo una de las siete herramientas que se utilizan para construir las agendas de co-nocimiento, que se constituirán en el referente de planeación de las labores de investigación y ex-tensión en los próximos años en la Universidad.

Añade, además, que las agen-das constituyen la propuesta que la Institución le ofrece al país y que requiere el consenso de la comunidad académica y de otros actores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, necesarios para su validación, apropiación, implementación y financiación. “El escenario para la construcción de agendas del co-nocimiento cuenta como elemen-to transversal la generación de una visión compartida de futuro. Es un trabajo colectivo”.

En la actualidad, según afirma el vicerrector, la comunidad cien-tífica de la UN está lo suficiente-mente madura como para respon-sabilizarse ante un proyecto de es-tas magnitudes, pues el objetivo es que las agendas del conocimiento sean utilizadas, desarrolladas, en-

riquecidas y potenciadas por los investigadores.

Crecimiento

La pormenorizada indagación realizada en la agenda sobre ca-pacidades de investigación arroja datos reveladores en cuanto al cre-cimiento de la producción intelec-tual que ha tenido la Universidad

Nacional en las últimas décadas.Es de destacar el aumento en

producción y visibilidad interna-cional a través de las bases de datos científicas como ISI WoS. En el año 2000, la UN publicó 15 ar-tículos en este importante medio. En 2007 fueron 368.

En conjunto, otras institucio-nes del país se han mantenido estables en su producción desde el

2000, mientras que la UN muestra un crecimiento significativo. (Ver recuadro Crecimiento de la pro-ducción y visibilidad internacional de la UN).

El profesor Molina asegura que es vital conocer datos como la cantidad de grupos de investiga-ción que hay en la UN, pero, dice, estos son solo una pequeña parte de los indicadores necesarios para dar cuenta de la real complejidad del sistema de investigación. El cruce entre múltiples variables es el que arroja datos reveladores e interesantes sobre cómo evolucio-na el quehacer científico, tecnoló-gico y artístico en la UN.

Por ejemplo, se destaca el he-cho de que del 25% de los grupos de la UN registrados en Colcien-cias hay 159 que corresponden a grupos intersedes, “grupos que fueron capaces de romper el muro de su laboratorio, de su facultad e incluso de su sede para buscar alianzas e intercambios con inves-tigadores de otras regiones”, anota Rafael Molina.

La identificación de las áreas del conocimiento en que traba-jan los grupos de investigación es una tarea clave y necesaria para conocer las capacidades de inves-tigación. El trabajo no es fácil se-gún se detectó en el desarrollo del proyecto, pues existen dificultades para llegar a un consenso sobre una clasificación que responda a las necesidades de todos.

Al hacer la categorización y teniendo en cuenta lo expresado por los docentes, en la Universi-dad existen unas dos mil líneas de investigación. Sin embargo, los grupos, al registrarse en la plata-forma ScienTI, de Colciencias, de-ben seleccionar sus áreas de traba-jo según los programas nacionales de CyT, lo que delimita a términos reales las líneas en las que se in-vestiga, que son cerca de 700.

Conectados

El profesor Molina dice que los investigadores deben estar co-nectados con los planes de de-sarrollo nacionales, regionales y locales; con los planes decenales de los ministerios; con el Conpes, y con Colciencias. Agrega que el papel de la comunidad académica debe ser el de entablar una co-municación de doble sentido con los responsables del desarrollo del país, liderando o proponiendo nuevos escenarios para el progre-so nacional.

La profesora Marcela Sánchez, coordinadora técnica del estudio de las capacidades de investiga-ción de la UN, asegura que si se mira esta clase de datos de forma objetiva, se puede evidenciar un gran potencial en la Institución, pero todavía falta precisar en qué se es realmente bueno.

“Sabemos que hay investi-gadores excelentes, que tenemos muchos laboratorios, que ciertas áreas están más fortalecidas. Iden-tificar las capacidades de inves-tigación nos permite consolidar ciertas áreas e impulsar otras que tienen menos fortalezas y menos personas”, dice Sánchez.

"Conocernos mejor es ad-quirir conciencia de nuestras ca-pacidades y limitaciones, darnos cuenta de que podemos ser mejo-res en espacios que no habíamos contemplado. Por eso, la Univer-sidad Nacional de Colombia, con la construcción de las agendas del conocimiento, quiere adquirir ma-yor conciencia de su potencial" concluye el vicerrector.

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Reseñas

Autor: Beatriz Quiñones CelyInstituto de Estudios en Comuni-cación y Cultura, IecoU. Nacional de Colombia

Esta investigación propone –mediante la crítica de las evi-dencias que ubican en el centro del proceso de mediatización de la violencia al conflicto armado colombiano– distanciarse de los enfoques que privilegian la dimen-sión política del fenómeno y re-visar el acontecimiento violento desde el croquis de su percepción imaginaria, es decir, desde tres di-mensiones reconocibles, cercanas a la violencia cotidiana: violencia

oscura, violencia degradada, vio-lencia muda.

Se parte del reconocimiento de la potencialidad crítica y creativa de la noción de imaginario social y de admitir que es posible encontrar una visión alternativa en las fisuras de la representación mediática de la violencia colombiana. Se propo-ne, así mismo, abordar la violencia colombiana desde la observación intensiva de un material productivo por su naturaleza y por su forma particular de expresar el fenómeno, desde un género específico: la fic-ción televisiva y en una época deter-minada: la década de los noventa.

El corpus de la investigación es-tá compuesto por las series de ficción

representativas de las tres etapas en que se segmentó la década: Cuando quiero llorar no lloro (1989–92), La alternativa del escorpión (1992–1996) y El Fiscal (1997–1999).

Este material se complementa con la observación de dos corpus anexos que hacen énfasis en las di-mensiones subjetivas de la violencia: la revisión del acontecimiento de los noventa mirado desde las portadas de la revista Semana y la lectura simultánea –y en paralelo– de las interpretaciones sobre la violencia política (publicadas a lo largo de la década), que dan cuenta de los acto-res, las estrategias y los discursos del conflicto armado colombiano.

Violencia y ficción televisiva. El acontecimiento de los noventa

René DescartesJorge Aurelio Díaz (Traducción)Facultad de Ciencias HumanasU. Nacional de Colombia

René Descartes (1596–1650) es sin duda uno de los pilares filosó-ficos del mundo moderno, y uno de aquellos filósofos cuyo pensa-miento se halla plasmado, en lo fundamental, en una gran obra: Meditaciones acerca de la Filosofía Primera.

Este texto posee, además, una peculiaridad: fue presentado por el autor a diversas personas doctas, antes de ser publicado, de modo

que recibió una serie de objecio-nes a las que buscó responder en forma pormenorizada. Él mismo dice: “Me presentaron tantas y tan variadas objeciones, que me atrevo a confiar en que no será fácil que a alguien se le ocurran otras, al menos de cierta importancia, que ellos no hubieran ya presentado. Por lo tanto, les ruego una y otra vez a los lectores que no juzguen de las Meditaciones antes de que se hayan dignado leer todas esas objeciones y sus respectivas res-puestas” (AT VII 10).

Por otra parte, aunque el texto original fue escrito en latín, la len-

gua de los académicos en el siglo XVII, muy pronto fue traducido al francés, no para ser leído por todo el mundo, ya que el autor consi-deraba que su escrito no debería caer en manos indoctas, sino para liberarlo de las adherencias que pudiera tener del vocabulario de la escolástica. La traducción fue conocida y aprobada por el mismo Descartes, de modo que se tienen así dos textos un tanto diferen-tes, que pueden ser considerados ambos como originales. De ahí la conveniencia de disponer de am-bas versiones y su respectiva tra-ducción al castellano.

Meditaciones acerca de la Filosofía Primera.Seguidas de las objeciones y respuestas

Editor:Germán Palacio CastañedaU. Nacional de Colombiaen Amazonía

Este libro, editado por la Uni-versidad Nacional de Colombia en Amazonía con apoyo del Institu-to Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos y Ecofondo, compila una serie de escritos que amplían la reflexión sobre la go-bernabilidad y su rumbo hacia la gobernanza. Presenta también análisis que desbordan marcos reducidamente institucionales y normativos de la política ambien-tal expresa o táctica.

La publicación toma la Ama-zonía como foco regional y de campo, lo que permite examinar de manera profunda las determi-naciones ambientales, la política agropecuaria, energética o de se-guridad democrática en la región amazónica.

Incluye temas como Ecología política y gobernanza en la Ama-zonía; Hacia un balance crítico del régimen de Uribe; Burocracias y co-munidades indígenas en la Amazo-nía local colombiana; Energía, me-gaproyectos y medioambiente en la Amazonía; Políticas ambientales y recursos naturales en la fronteras nacionales amazónicas, y Ordena-

miento territorial en corregimientos departamentales, los casos Mirití, Paraná, Tarapacá y el municipio de Puerto Nariño en el departamento del Amazonas, entre otros.

Este trabajo fue realizado por el profesor Germán Palacios co-mo editor, Héctor Alimonda, Aura María Puyana, Carlos Franky, Dany Mahecha, Juan Álvaro Echeverri, Ramón Laborde, Pedro Galindo, Lorenzo Vargas, Marco Tobón, Fer-nando Franco, Carlos Zárate, María del Pilar Trujillo, Elizabeth Beau-fort, Celia Días, Camilo Torres, Li-na Hurtado, Olga Lucía Chaparro, Julio Roberto del Cairo y Gloria González.

Ecología política de la Amazonía

Número 67Septiembre–diciembre del 2009Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Iepri U. Nacional de Colombia

La revista Análisis Político pre-senta los más diversos y relevantes estudios, reflexiones y debates so-bre la realidad política colombiana e internacional, en un periodo his-tórico de creciente complejidad pa-ra la sociedad y el sistema político.

En esta edición, la número 67, presenta un artículo sobre la dis-tribución territorial de los apoyos electorales en América Latina, to-mando como casos a Ecuador, Perú y Honduras en el periodo de 1979 a 2006. Su autora, Margarita Batlle, explora los diferentes niveles de nacionalización en los sistemas

de partidos, discute herramientas metodológicas e identifica diferen-tes elementos, institucionales y ex-trainstitucionales, que dan cuenta de esas discrepancias.

Otro artículo, de los investiga-dores Francisco Gutiérrez Sanín y Fabián Acuña, se refiere a la polí-tica de los referendos en los países andinos. Inicia con la narrativa de los 20 referendos presentes en el periodo 1985–2009, indispensable para captar la variedad de motivos, contextos y actores involucrados en la oleada plebiscitaria de la región. Luego discute varias posibilidades de clasificación y analiza lo que sugiere el panorama agregado del universo de experiencias. En otro punto se centra en las tensiones entre democracia y liberalismo, y en la relación entre las consultas y

el sistema político.Por su parte, Jaime Rafael Nie-

to pretende mostrar que la pobla-ción civil bajo dominio de los acto-res armados no siempre es víctima pasiva de la violencia y la agresión armada, ni que su actitud es inevi-tablemente de lealtad sumisa ante tal dominio. El artículo se titula “Resistencia civil no armada en Medellín. La voz y la fuga de las comunidades urbanas”.

Otros artículos hablan de la política antidrogas y la necesidad de enfrentar las vulnerabilidades de Colombia; la disidencia cuba-na; el ascenso pacífico de China y su paralelo fallido en América Latina; la evolución estratégica del conflicto armado en Colombia, y los caminos de la guerra durante el siglo XIX.

Análisis Político