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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16716204 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Laura Moreno Angel, José Manuel Hernández, Oscar García Leal, José Santacreu Un test informatizado para la evaluación de la tolerancia a la frustración Anales de Psicología, vol. 16, núm. 2, diciembre, 2000 Universidad de Murcia España ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Anales de Psicología, ISSN (Versión impresa): 0212-9728 [email protected] Universidad de Murcia España www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Un Test Informatizado Para La Evaluación de La Tolerancia a La Frustración

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Laura Moreno Angel, Jos Manuel Hernndez, Oscar Garca Leal, Jos SantacreuUn test informatizado para la evaluacin de la tolerancia a la frustracin

    Anales de Psicologa, vol. 16, nm. 2, diciembre, 2000Universidad de Murcia

    Espaa

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    anales de psicologa 2000, vol . 16, n 2, 143-155

    Copyright 2000: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia Murcia (Espaa). ISSN: 0212-9728

    Un test informatizado para la evaluacin de la tolerancia a la frustracin

    Laura Moreno Angel*, Jos Manuel Hernndez, Oscar Garca Leal y Jos Santacreu

    Universidad Autnoma de Madrid

    Resumen: El Test de Tolerancia a la Frustracin constitu-ye una herramienta conductual alternativa al clsico autoin-forme para la evaluacin de la tolerancia a la frustracin como estilo de comportamiento. Un sujeto es tolerante a la frustracin si mantiene la tendencia de respuesta en una si-tuacin pese a los sucesivos fracasos que en la obtencin de la solucin se hayan podido dar. El Test de Tolerancia a la Frustracin consiste en una compleja tarea perceptiva, administrada por ordenador, en la que el nmero de re-fuerzos es muy bajo y las posibilidades de conseguirlo estn delimitadas slo a tres momentos durante la prueba. La ta-rea del sujeto consiste en ordenar las figuras que aparecen en pantalla en funcin de sus superficie. El sistema presen-ta dos fases: lnea base y test, que se presentan alternativa-mente. En el siguiente trabajo se describe el diseo de la prueba y se muestran los resultados de dos estudios, cuyos objetivos finales son el ajuste de las variables y los parme-tros que configuran el Test de Tolerancia a la frustracin como herramienta conductual para la evaluacin de un esti-lo interactivo. Palabras clave: tolerancia a la frustracin, test comporta-mentales, personalidad.

    Title: Computerized test for the tolerance frustration as-sessment. Abstract: The Frustration Tolerance Test is a behavioural tool which represents an alternative to classical self-report to assess tolerance frustration as a behavioural style. A par-ticipant is frustration tolerant if he/she maintains a consis-tent the response tendency in spite of successive failures that can occur while working on the task. The Tolerance Frustration Test consists of a complex perceptual task, de-signed for computer administration, which has a low num-ber of reinforcements and the possibilities to get them oc-cur in only three specific moments during the test. The participants goal is to order several figures which appear on the screen on the basis of their surface area. The system runs through two alternating phases: baseline and test. The task design is described here as well as the main results of two experiments. The overall objective of this paper is to examine the adjustment of the variables and parameters of the Frustration Tolerance Test in order to develop a be-havioural tool for the assessment of an interactive style. Key words: tolerance frustration, behavioural tool, person-ality.

    El concepto de frustracin ha estado presente en muchos estudios realizados desde distintos modelos y aproximaciones tericas. En los aos 30, Dollard y Miller (1944) propusieron la hiptesis de frustracin-agresin. Desde esta perspectiva la frustracin supone una interfe-rencia en la secuencia de comportamiento dan-do como resultado un incremento en la ten-dencia del organismo a actuar agresivamente. Posteriormente, el trabajo emprico fue enca-minado a aplicar la hiptesis a una gran canti-dad de fenmenos. El paso del tiempo ha mos-trado cmo no toda frustracin tiene como consecuente una respuesta agresiva y cmo de-

    * Direccin para correspondencia: Laura Moreno Angel. Facultad de Psicologa, mdulo 2, despacho 24. Universidad Autnoma de Madrid. Cantoblanco, 28049 Madrid (Espaa). E-mail: [email protected]

    trs de una agresin no siempre se encuentra un estado de frustracin. En los aos 50 se desarrollaron trabajos experimentales llevados a cabo en el rea de frustracin por tericos del aprendizaje. Brown y Farber (1951) sugirieron dos formas principa-les en las que la frustracin puede afectar al comportamiento manifiesto. Primero, sugieren que la frustracin puede aumentar el nivel ge-neral de motivacin. Segundo, que la frustra-cin puede servir como una clave o estmulo interno, punto de partida de nuevas formas de respuesta. Esta introduccin de la frustracin como variable intermedia lleva consigo denotar las condiciones antecedentes, especificar las re-laciones funcionales entre la frustracin y di-chas condiciones, y describir las formas en que dicho estado de frustracin puede afectar al comportamiento. Varios autores han defendido el uso del

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    concepto de frustracin para explicar la extin-cin aunque su impulso se deriva principal-mente de la obra de Amsel y sus colegas (1958; 1962; 1994). Amsel afirm que, cuando se es-pera una recompensa, su ausencia produce un estado interno denominado frustracin que es desagradable y las respuestas que llevan a la re-duccin de ese estado son fortalecidas. El pri-mer efecto de un programa de extincin es un incremento de la frecuencia e intensidad de respuestas. Transcurrido este efecto se observa una disminucin del mismo. De todos estos es-tudios destacamos cmo la frustracin ha sido estudiada sobre los efectos de extincin produ-cidos en el comportamiento previamente aprendido (Yates, 1975). Cuanto ms sobre-aprendido sea ste (alta frecuencia del refuerzo asociado al comportamiento) ms intenso es el estado de frustracin. Considerando las dificultades terminolgi-cas apreciadas en la literatura acerca de la rela-cin entre la tolerancia a la frustracin y la per-sonalidad se puede decir que, al hacer referen-

    cia a la tolerancia a la frustracin, no queda cla-ro si los autores se refieren al grado en que una situacin es frustrante o a una variable de per-sonalidad que determina hasta qu punto un sujeto soporta situaciones frustrantes y persiste a pesar de ello en la tarea. Amsel (1958) habla de la reaccin de frustracin en el sujeto y de las condiciones del contexto que la producen. Respecto a la reaccin de frustracin, hace re-ferencia a la respuesta manifiesta, el inicial au-mento de la motivacin (velocidad de la res-puesta) y una eliminacin o disminucin final de dicha respuesta. Supone, tambin, que esas respuestas se dan por la hipottica reaccin de frustracin del individuo, la cul abarca los dos momentos: 1) aumento del vigor y 2) decai-miento de la respuesta (ver Figura 1). Respecto a las condiciones que para Amsel desencadenan una reaccin de frustracin, son aquellas en las que no se administra recompensa despus de varias recompensas. Es decir, situaciones en las que el sujeto espera dicha recompensa.

    Figura 1: Representacin de baja (lnea continua) y alta (lnea de puntos) tolerancia a la frustracin.

    Nuestro inters es evaluar las diferentes re-acciones de frustracin de los sujetos frente a un mismo contexto. Consideramos tolerancia a

    la frustracin como una manera de comportar-se relativamente consistente ante situaciones que se caracterizan por un bajo nmero de re-

    VIGOR RESPUESTA

    TIEMPO

    Lnea Base

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    fuerzos. El modo de comportamiento que con-sideramos tolerancia a la frustracin consiste en mantener la respuesta en una situacin pese a la ausencia de refuerzos en la obtencin de la so-lucin que se hayan podido dar. Para evaluar la tolerancia a la frustracin como la hemos definido necesitamos instru-mentos de evaluacin que nos permitan dife-renciar a unos sujetos de otros. Aunque no se han encontrado cuestionarios o autoinformes especficos de frustracin o de tolerancia a la frustracin, s que existen algunas escalas dedi-cadas a ello. En el caso del factor de segundo orden Q4 del Cuestionario Factorial de Perso-nalidad 16PF (Cattell, 1975), los 9 tems que forman el factor fueron introducidos con la fi-nalidad de diferenciar entre personas frustradas y no frustradas. Una de las escalas especficas de tolerancia a la frustracin encontradas per-tenece al Inventario de Personalidad para ven-dedores (Les Editions du Centre de Psycholo-gie Applique, 1977). En este inventario se de-fine tolerancia a la frustracin como la capaci-dad para soportar las situaciones de inferiori-dad o de digerir los fracasos. Los 8 tems que forman esta escala se presentan como situacio-nes ante las que el individuo ha de elegir, de en-tre las tres alternativas que se ofrecen, la que le parezca ms adecuada. Veamos, por ejemplo, uno de esos tems:

    P... est jugando a las cartas con sus amigos; a pesar de sus esfuerzos, pierde varias veces seguidas. Cul es, segn usted, su reaccin ms probable?

    A. Despus de todo, esta tarde he aprendido bas-tante. Seguramente ganar la prxima vez.

    B. Siempre ocurre lo mismo; el juego de las cartas no se me da bien.

    C. Realmente no estoy en forma esta tarde.

    Cuestionarios y autoinformes como los que acabamos de nombrar han sido los instrumen-tos que se han empleado clsicamente en la evaluacin de la personalidad. En ellos, lo in-teresante es la respuesta que el individuo da a la pregunta y no tanto los comportamientos con base en los cuales esa respuesta se manifiesta (Hernndez, Santacreu y Rubio, 1999, pg.23).

    Por otro lado, centrar el estudio de la tole-rancia a la frustracin como variable de perso-nalidad en el plano comportamental nos lleva a construir pruebas que aporten datos objetivos que posibiliten la observacin de una forma peculiar de comportarse. Esto es lo que en otros trminos Cattell denomin datos T (Cat-tell, 1957), datos que provienen de pruebas ob-jetivas entendidas como un procedimiento para obtener una puntuacin individual, basada en respuestas a estmulos sin que el individuo co-nozca cul es la respuesta correcta ni pueda modificar su respuesta en una determinada di-reccin. Esto determina la necesidad de cum-plir dos condiciones relacionadas entre s: 1) enmascarar el objetivo real de la prueba 2) determinar a priori que ninguna de las

    posibles alternativas de respuesta lleva apare-jada una mayor cantidad de refuerzo.

    El marco terico a partir del cul hemos abordado el estudio de la tolerancia a la frustra-cin ha sido el inter-conductual. La concepcin de Ribes (1990a) nos lleva a considerar que la evaluacin de la personalidad debera atender a los determinantes del comportamiento, es de-cir: a) La competencia del sujeto, b) el contexto al cul se enfrenta, c) la motivacin con la que aborda esa situa-

    cin y, d) el modo (o estilo interactivo configurado

    diacrnicamente) con el que se comporte ante situaciones funcionalmente equivalen-tes.

    Desde la perspectiva terica asumida, al en-frentarse a una situacin el individuo pone en juego su modo particular de comportamiento (estilo interactivo), los motivos y la competen-cia especfica para esa tarea. Pero una condi-cin metodolgica necesaria para la correcta evaluacin de un estilo interactivo es asegurar que la ejecucin no est determinada a priori por la motivacin o las competencias. Es decir, si permite al sujeto mostrar distintas alternati-vas de interaccin pero la suma total de refuer-zos es igual para cada una de ellas. Segn Mis-chel (1968), la evaluacin comportamental de la

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    personalidad requiere de situaciones en donde el comportamiento no se encuentre previamen-te determinado por los requerimientos de la ta-rea. A la hora de evaluar la tolerancia a la frus-tracin como estilo interactivo se hace necesa-rio crear una situacin en la que quede igualada la motivacin y la prueba diseada no requiera una competencia aptitudinal especfica. Siendo as, las diferencias de los sujetos al enfrentar la tarea seran debidas a las variables de persona-lidad o, dicho de otra manera, dependern del estilo interactivo. El estilo interactivo es la manera en que una persona enfrenta una situacin con una de-terminada relacin de contingencia. En ese sen-tido, algunos autores (Rubio y Santacreu, 1998) han entendido tolerancia a la frustracin como la manera en que los individuos persisten en una determinada respuesta ante situaciones donde el nmero de refuerzos es muy bajo. De este modo, se construy el Test de Tolerancia a la frustracin (TTF). El test fue construido so-bre un soporte informtico y crea una situacin experimental idnea que permite evaluar la to-lerancia a la frustracin mostrada por un sujeto que se enfrente a la tarea. En este sentido, el TTF no es presentado sino como un ejemplo de herramienta de evaluacin de los estilos de comportamiento que tanto Ribes (1990c; 1990d) como otros (Mischel, 1968; Blasco, 1994; Hernndez, Santacreu y Rubio, 1999; Hernndez, 2000) han propuesto. En su diseo inicial, la prueba meda el ni-vel de ejecucin del sujeto antes y despus de una fase de generacin de frustracin y consi-deraba la tolerancia a la frustracin como el de-terioro de la ejecucin en la segunda fase res-pecto a la primera. En ambas fases, la tarea consisti en ordenar unas superficies de difcil discriminacin segn su tamao. No observan-do un cambio en la ejecucin se aadi una se-gunda fase de generacin de frustracin ms larga que la anterior. Para que los sujetos no distinguieran entre los periodos de frustracin y test se reforzaron dos de los veinte ensayos de este tipo. En este estudio piloto, y despus de varias modificaciones relativas al diseo y configuracin de la prueba, los resultados mos-

    traron una mejora de la ejecucin hacia la mi-tad de la prueba (tras diez ensayos de genera-cin de frustracin) y un deterioro posterior de la misma (tras veinte ensayos del mismo estilo). Rubio y Santacreu (1998) obtuvieron una ade-cuada distribucin del ndice, as como la inde-pendencia entre los niveles de ejecucin en la tarea de discriminacin del tamao de las figu-ras y el ndice de la tolerancia a la frustracin. Por tanto, esta prueba presenta una situa-cin frente a la que se pone en juego el com-portamiento caracterstico de cada individuo sin que medien otros factores como la motiva-cin (suponemos que es igual en todos los suje-tos) y las competencias (discriminacin de las superficies), ya que, como seala Mischel (1968), las caractersticas particulares del test no deberan dirigir al sujeto en una determina-da direccin de respuesta. En el test, simple-mente se informa al sujeto de cul es su objeti-vo (ordenar unas figuras de mayor a menor ta-mao) y de cules son las condiciones. Se regis-tran los distintos modos de resolver la tarea, obteniendo as las diferencias individuales de los sujetos en cuanto al nivel de deterioro de la ejecucin. En el presente trabajo se muestran dos es-tudios empricos llevados a cabo con diferentes muestras en los que se pretendi replicar los resultados iniciales obtenidos por Rubio y San-tacreu (1998) y contrastar el efecto de alguna de las variables incluidas en el primer diseo de la prueba. El objetivo final fue el ajuste del Test de Tolerancia a la Frustracin como herra-mienta que permita medir fiablemente este esti-lo o manera de comportarse. Estudio Piloto El primer objetivo de este estudio fue la puesta a prueba del test y del procedimiento, en el sentido de entendimiento de instrucciones, funcionamiento de las condiciones y adecua-cin del ndice. El segundo objetivo fue estu-diar el efecto que tiene la retirada del refuerzo en una tarea como la que el test presenta. Por ltimo, se pretendi confirmar que el ndice utilizado por Rubio y Santacreu (1998) permite

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    diferenciar a unos sujetos de otros en cuanto a la tolerancia a la frustracin. En concreto, las hiptesis de trabajo fueron las siguientes: 1) La disposicin de los parmetros del Test

    de Tolerancia a la frustracin permite dis-criminar entre sujetos con diferentes niveles de tolerancia a la frustracin.

    2) El nivel de ejecucin y el resto de los par-

    metros conductuales utilizados para la eva-luacin no se vern afectados por la admi-nistracin de dos refuerzos durante los en-sayos de frustracin.

    Mtodo Sujetos Participaron un total de 32 sujetos, estu-diantes universitarios de 18 a 30 aos de edad (mediana de 21), el 50% de los cules eran mu-jeres y el 50% varones, todos ellos con expe-riencia previa en el manejo de aplicaciones in-formticas. Se establecieron, mediante asigna-cin aleatoria, dos grupos experimentales de 16 sujetos cada uno. Materiales El test en cuestin est construido sobre soporte informtico; en concreto, ha sido pro-gramado en Visual Basic v5.0, pudiendo ser ejecutado bajo entorno Windows 95 o NT 4.0; asimismo, se dispone de versiones ejecutables bajo Windows v3.11. Procedimiento: la tarea El sistema reproduce una situacin tpica de refuerzo positivo. La situacin experimental consiste en una tarea perceptiva en la que el nmero de refuerzos es muy bajo y las posibili-dades de conseguirlo estn delimitadas a tres

    momentos durante la prueba. Presentndola como una tarea de discrimi-nacin perceptiva, la finalidad es ordenar las ocho figuras que aparecen en pantalla en orden decreciente en funcin de su superficie. Para obtener un acierto el sujeto debe ordenar co-rrectamente, al menos, cinco de ellas: a) Si la respuesta es correcta obtendr un

    mensaje durante cuatro segundos en el que se dice Acierto, junto con un sonido agradable.

    b) Si el orden es incorrecto la pantalla mos-trar Error, junto con un sonido des-agradable.

    c) Si pulsa menos de 5 figuras, la pantalla de Error estar acompaada de un mensaje que le recuerda el mnimo nmero de figu-ras que es necesario seleccionar para obte-ner un acierto.

    Aunque en pantalla slo aparecen ocho fi-guras, existen cinco clases segn el tamao, di-ferencindose unas de otras en un 5 % de pixe-les que las forman, de manera que las once ms pequeas tienen un 20% de pixeles menos que las dos ms grandes (existen en total dieciocho figuras). Cada figura lleva asociado un valor pa-ra la posterior cuantificacin. Este valor es 5 para la grande, 4, 3, y as sucesivamente hasta el valor 1 para la ms pequea. El nivel de ejecu-cin de un sujeto en cada ensayo viene deter-minado por el orden de las figuras que haya pulsado y el valor asociado de cada una de ellas. Esta puntuacin es calculada mediante el diferencial de respuesta, es decir, la discrepan-cia entre el orden correcto y el orden pulsado por el sujeto en un determinado ensayo. El rango de ejecucin es de 0 hasta 47, siendo 0 la peor ejecucin (no pulsar ninguna figura) y 47 la mejor posible (ordenar correctamente las 5 primeras figuras). El sistema restar a la ejecu-cin de cada ensayo un valor determinado si no se pulsan, al menos, cinco figuras.

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    Figura 2: Pantalla de ejecucin del Test de Tolerancia a la frustracin: fase de test. Los 45 ensayos de los que consta la prueba se configuraron de la siguiente manera: Duracin mxima del ensayo: 10 segundos. Pausa post-ensayo: 4 segundos, durante los

    cules aparece el mensaje de acierto o error.

    Intervalo entre ensayos: 0 segundos. Si es ensayo de lnea base (ejecucin): 8 figu-

    ras en pantalla de distinto tamao y con po-sibilidad de elegir un orden correcto.

    Si es ensayo de test (frustracin): 8 figuras en pantalla, 7 de ellas de igual nmero de pixe-les, sin posibilidad de ordenarlas correcta-mente.

    La finalizacin del ensayo se produce cuan-do se pulsan las 8 figuras de la pantalla o cuan-do transcurren los 10 segundos de duracin del ensayo. La prueba consta de cinco partes secuencia-les, imperceptibles para quien la realiza. Esta secuencia surge de la combinacin de fases de lnea base, en las que existe la posibilidad de realizar la tarea correctamente; y fases de test, en las que hacerlo de manera correcta es impo-sible, ya que las figuras presentadas en este tipo de ensayos son de idntico tamao. Los 45 en-sayos de los que consta la prueba se distribuyen de la siguiente manera (ver Figura 3):

    1 Fase 2 Fase 3 Fase lnea base lnea base lnea base

    1 Fase de Test 2 Fase de Test

    Figura 3: Disposicin de los 45 ensayos del Test de Tolerancia a la Frustracin - Fases de lnea base (ejecucin): tres fases de cin-

    co ensayos (que corresponden a los ensayos n1-5, n16-20 y n41-45) en los que se mues-tran en pantalla 8 figuras de distintos tama-os, siendo posible ordenarlas correctamente

    y, por tanto, recibir el mensaje de acierto, junto con un sonido agradable.

    - Fases de test (frustracin): dos fases de diez (n6-15) y veinte ensayos (n21-40) respecti-vamente en los que se muestran igualmente 8

    1 6 16 21 41 45

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    figuras, 7 de las cules son iguales y la octava de tamao mayor. Los motivos por los que una de las figuras es mayor que las dems son, por un lado, evitar que el sujeto respon-da al azar, y por otro, evitar que atribuya el error obtenido a la dificultad de la tarea. Des-tacamos que los sujetos no pueden apreciar la igualdad de tamao (mismo nmero de pixe-les) de las siete figuras. Estos ensayos siem-pre finalizan con el mensaje de error, junto con un sonido desagradable.

    Diseo El diseo planteado fue un diseo inter-grupo simple y se establecieron dos modos de administracin del test: Para el grupo 1: Se proporcionan dos aciertos

    en la segunda fase de test, en los ensayos n2 y n13 de esta fase. Remitimos a la Figura 3 mostrada anteriormente para ver que, del to-tal de 45 ensayos de los que consta la prueba, los aciertos corresponden al ensayo n22 y n33.

    Para el grupo 2: No se proporciona ningn acierto durante la segunda fase de test.

    Variables La variable independiente de este trabajo fue la propia condicin experimental recin descrita. La informacin que proporciona el sistema acerca de la ejecucin de una sesin es la si-guiente: a) Media de la ejecucin de los ensayos de ca-

    da fase de lnea base. Como se muestra en la figura 4, proporciona el nivel de ejecu-cin en tres momentos diferentes.

    b) Pendientes de las rectas representadas en la figura 4, que unen los puntos 1 y 2, y 2 y 3 respectivamente, y que recogen el aumento o el deterioro de la ejecucin a lo largo de la prueba.

    c) Latencia de respuesta: tiempo que transcu-rre hasta pulsar la primera figura del ensayo.

    d) Duracin del ensayo.

    e) Nmero de figuras pulsadas. f) Niveles de ejecucin: puntuacin obtenida

    en funcin de la secuencia de figuras pulsa-da.

    La variable dependiente utilizada fue el ndi-ce de tolerancia a la frustracin, mediante el cul se considera el deterioro que se produce en la eje-cucin debido a una ausencia de refuerzo. Esto es, la pendiente entre la ejecucin 2 y la ejecu-cin 3. Aquel sujeto cuya ejecucin no se dete-riore, a pesar de no obtener refuerzo durante una determinada cantidad de ensayos, manifes-tar una alta tolerancia a la frustracin. Es de-cir, su pendiente ser alta y positiva. Por tanto, la diferencia en el mantenimiento o deterioro de la ejecucin se entiende como diferencia en-tre los sujetos en cuanto al estilo de compor-tamiento que se pretende medir. Resultados Con respecto a la hiptesis de que la distri-bucin del ndice recogiera la variabilidad de los sujetos y los discriminara segn los diferen-tes niveles de tolerancia a la frustracin, se con-trast la normalidad de la distribucin con la prueba de Kolmogorov-Smirnov, no obtenien-do diferencias significativas entre la distribu-cin observada y esperada (Zndice = 0,768; p>0,59). Es decir, la distribucin del ndice no se desva significativamente de una curva nor-mal. Como se detall en la descripcin de la ta-rea, existen dos ensayos reforzados en la se-gunda fase de test. Son los ensayos n22 y n33, los cules siempre finalizan en acierto para el conjunto de sujetos que formaban el grupo 1 de este estudio. Para estudiar el efecto que es-tos aciertos tienen sobre el comportamiento, estudiamos las diferencias entre los dos grupos en la latencia, duracin del ensayo y nmero de figuras pulsadas en los ensayos posteriores a los del acierto, tomando la administracin o no de los dos aciertos en fases de test como los dos niveles de un nico factor: la propia admi-nistracin de la prueba.

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    Figura 4: Representacin de las fases de test y del ndice de tolerancia a la frustracin La prueba de Mann-Withney informa que slo se obtuvieron diferencias significativas en la latencia del ensayo n23 (U=58; p=,008) y n34 (U=47; p=,002), siendo menor el tiempo transcurrido hasta pulsar la primera figura del ensayo en el grupo que recibi los aciertos (la-tencia media para ensayo n23: 2,69 y 3,52 se-gundos para el grupo 1 y grupo 2 respectiva-mente; y latencia media para el ensayo n34: 2,26 y 3,49 segundos para el grupo1 y grupo 2 respectivamente). Con respecto a la pendiente que recoge el deterioro de la ejecucin, es decir, el ndice de tolerancia a la frustracin tampoco se obtuvie-ron diferencias significativas entre los dos gru-pos (U: 109,5; p=.486). La discusin de este estudio se demora a la discusin general para poder combinarlo con el segundo estudio. Estudio n2 Partiendo de los resultados obtenidos en el primer estudio dimos un paso ms en el anlisis de las variables. En este estudio se utiliz el mismo diseo y configuracin del TTF, pero

    aplicado a una muestra mayor que la del primer estudio. Los objetivos en este caso fueron: 1. Analizar la distribucin del ndice de tole-

    rancia a la frustracin. 2. Estudiar los efectos que en esta muestra

    tienen los refuerzos administrados por la prueba en la segunda fase de test.

    3. Comprobar que el TTF evala el estilo de comportamiento denominado tolerancia a la frustracin independientemente de la competencia de cada sujeto para ordenar superficies segn su tamao.

    Mtodo Sujetos Participaron un total de 800 sujetos con edades comprendidas entre 21 y 44 aos (me-diana de 28), que realizaron el Test de Toleran-cia a la Frustracin dentro de un proceso de se-leccin para optar a un puesto de trabajo, sien-do el 50% varones y el 50% mujeres en cada grupo. La asignacin a cada grupo estuvo determi-nada por el momento en el cual las personas

    -2

    3

    8

    13

    18

    23

    28

    33

    38

    43

    48

    Serie1 20,96 35,24 29,38

    1 2 3

    Ejecucin 1

    Ejecucin 2

    Ejecucin 3 Idx 3

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    anales de psicologa, 2000, 16(2)

    pasaban por el proceso de seleccin, de tal forma que en el primer momento se aplic la condicin con aciertos y en el segundo mo-mento la condicin sin aciertos. Aunque no hubo un proceso de asignacin al azar a los grupos, dado que no exista ningn criterio que determinase el momento en el cual los sujetos iban a pasar la prueba, s se puede concluir que este fue un proceso aleatorio. Materiales Se emple el mismo material con los mis-mos parmetros de configuracin y modos de administracin que en el primer estudio. Diseo y procedimiento Del mismo modo que en el estudio piloto, la prueba tena dos modos de administracin en cuanto a los dos aciertos administrados en la segunda fase de test. Asimismo, se crearon dos grupos (N=400) y se estableci el mismo diseo intergrupo simple que en el estudio an-terior. Variables El sistema recoga las mismas variables que en el estudio piloto, siendo la variable indepen-diente la condicin experimental y la depen-diente el ndice de tolerancia a la frustracin. Resultados En primer lugar, se estudi la distribucin del ndice en la muestra utilizada y, al igual que en el primer estudio, no se encontraron dife-rencias significativas entre la distribucin ob-servada y esperada, segn la prueba de Kolmo-gorov-Smirnov (Zidx3 = 1,159; p=,136). Al igual que en el estudio piloto, tampoco se obtuvieron diferencias significativas entre los dos grupos en la pendiente que recoge el deterioro de la ejecucin, es decir, el ndice de tolerancia a la frustracin (F=0,616; p=,433, con medias de 0,039 y 0,046, y desviaciones tpicas de 0,12 y 0,13 para el grupo 1 y grupo 2 respectivamente), siendo las distribuciones de

    la variable semejantes. La Tabla 1 muestra las diferencias significa-tivas obtenidas entre los dos grupos en las me-didas consideradas. Establecidos a partir de las condiciones experimentales descritas destaca-mos las diferencias que se obtienen en la laten-cia y la duracin tanto del ensayo n23 como del n34, siendo mayor la media de ambas va-riables en los dos ensayos para el grupo 1, que recibi los aciertos. Al contrario que en el estu-dio piloto, tambin se encuentran diferencias entre los dos grupos en el nmero de pulsacio-nes del ensayo n23. Para contrastar si exista interaccin entre la condicin experimental (grupo con aciertos o sin ellos) y el momento de la ejecucin (ensa-yos al inicio, hacia la mitad y al final de la eje-cucin, correspondientes con lnea base 1, 2 y 3) se realiz un anlisis de varianza con dos factores, uno de ellos con niveles independien-tes (grupo) y otro de ellos con medidas repeti-das (ejecuciones en las tres lneas base). Los re-sultados indicaron que el efecto de la interac-cin entre la condicin y el momento de la eje-cucin no era significativo (F=0,240; p=,787), as como tampoco lo era el grupo de pertenen-cia como condicin experimental (F=1,08; p=,299). El nico factor significativo a la hora de dar cuenta de las diferencias entre las ejecu-ciones de la muestra total de las tres fases de l-nea base fue el momento de la ejecucin a lo largo de los 45 ensayos de los que consta el TTF (F=430,7; p=.000). Este resultado indica que, para el conjunto de la muestra, la ejecu-cin es significativamente peor en el primer momento, propicindose una mejora en la se-gunda fase que se mantiene en la tercera y l-tima. En la Tabla 2 se aprecia cmo el rendi-miento mejora en ejecucin 2. Efectivamente, la media de ejecucin en la primera lnea base es significativamente menor que la segunda l-nea base (DMSScheff= -7,37; p=,000). Como tercer objetivo se planteaba contras-tar que el Test de Tolerancia a la frustracin meda el estilo de comportamiento indepen-dientemente de la competencia aptitudinal de los sujetos para ordenar las figuras segn su tamao.

  • 152 Laura Moreno ngel et al.

    anales de psicologa, 2000, 16(2)

    En dicha tabla tambin se muestra el nivel medio de ejecucin en las tres fases de lnea ba-se de las que consta la prueba, y la tolerancia a la frustracin operativizada, como ya se co-ment, como la pendiente que recoge el dete-rioro de la ejecucin entre la segunda y tercera fase de lnea base. Se obtiene una correlacin negativa significativa entre la ejecucin en la

    segunda fase de lnea base y el ndice de tole-rancia a la frustracin (r=-0,457; p=,000). Los sujetos que, en los cinco ensayos que forman la ejecucin 2, tienen bajas puntuaciones tienden a tener pendientes positivas entre la ejecucin 2 y la ejecucin 3 y, por tanto, sern clasificados como sujetos de alta tolerancia a la frustracin.

    Figura 5: Distribucin del ndice de tolerancia a la frustracin.

    ,45,35,25,15,05-,05-,15

    -,25-,35

    -,45-,55

    160

    140

    120

    100

    80

    60

    40

    20

    0

    Desv. tp. = ,13

    Media = -,04

    N = 798,0010

    19

    4144

    91

    138

    148

    106

    73

    55

    40

    108

  • Un test informatizado para la evaluacin de la tolerancia a la frustracin 153

    anales de psicologa, 2000, 16(2)

    Tabla 1: Anlisis de varianza realizado sobre la latencia, duracin, n figuras pulsadas de los ensayos n23 y n34, te-niendo en cuenta el refuerzo que uno de los grupos recibi en los ensayos n22 y n33.

    Media (mlseg) Desv. Tp. F, gl=27 p

    Latencia en Grupo 1 3085,32 mlsg 1417,8 28,018 ,000

    Acierto en ensayo n23 Grupo 2 2563,11 mlsg 1368,4

    ensayo n22 Duracin en Grupo 1 10221,09 mlsg 628,9 121,15 ,000

    ensayo n23 Grupo 2 9560,28 mlsg 1021,7

    N pulsac en Grupo 1 5,56 fig 1,47 9,544 ,002

    ensayo n23 Grupo 2 5,89 fig 1,60

    Latencia en Grupo 1 2981,12 mlsg 1502,49 11,729 ,001

    ensayo n34 Grupo 2 2611,92 mlsg 1542,68

    Acierto en Duracin en Grupo 1 10187,8 mlsg 735,49 66,711 ,000

    ensayo n33 ensayo n34 Grupo 2 9695,85 mlsg 952,60

    N pulsac en Grupo 1 5,54 fig 1,50 1,251 ,264

    ensayo n34 Grupo 2 5,65 fig 1,49

    Tabla 2: Descriptivos y correlaciones entre las ejecuciones de cada fase de test y el ndice de tolerancia a la frustra-cin, en el segundo estudio.

    Estudio 2 (N=800) Ejec. 1 Ejec. 2 Ejec. 3 Idx3 Media y

    desviacin tpica 28,311 dt: 7,53

    35,684 dt: 6,03

    33,674 dt: 6,33

    -4,29E-02 dt: 0,13

    Correlaciones con Idx3 r=-0,061 r=-0,457* r=0,528* *La correclacin es significativa al nivel ,01 (bilateral). Discusin General El objetivo final de esta investigacin era ajus-tar los parmetros que constituyen el TTF, con la intencin de crear una situacin adecuada para la evaluacin de la tolerancia a la frustra-cin como estilo interactivo o modo consisten-te de comportamiento en el sentido propuesto por Ribes (1990c). En el segundo estudio se obtiene un ajuste a la curva normal de la distribucin del ndice de tolerancia a la frustracin, pudiendo con-cluir que la prueba recoge la variabilidad de los

    sujetos y permite diferenciarlos segn la medi-da de nuestra variable dependiente. Con respecto a los efectos que pudiesen haber tenido los dos aciertos administrados por el sistema durante la segunda fase de test desta-caramos, en el segundo estudio, el aumento que se produce en la duracin del siguiente en-sayo al del acierto. Una posible interpretacin puede ser que el tiempo de ese ensayo aumenta debido a la novedad que supone obtener un acierto dentro de un conjunto de ensayos en los que se recibe error (fase de test). Por otro lado, la existencia de estos dos

  • 154 Laura Moreno ngel et al.

    anales de psicologa, 2000, 16(2)

    aciertos que no se corresponden con la elec-cin de figuras por parte del sujeto no afect al ndice de tolerancia a la frustracin ya que no se encontraron diferencias entre los grupos en ningn estudio. Uno de los ajustes en relacin al test original ser, por tanto, la eliminacin de esos dos aciertos diferencindose claramente la fase de lnea base como aquella en la que es po-sible ordenar correctamente las figuras y obte-ner acierto, de la fase de test como aquella en la que elegir el orden correcto no es posible y, por tanto, se obtiene error. Otro de los objetivos que nos planteamos era contrastar la hiptesis de independencia en-tre la tolerancia a la frustracin y el nivel de ejecucin. Como se mostr en la Tabla 2, per-teneciente al segundo estudio, la ejecucin en la segunda fase de test correlaciona negativamen-te con el ndice de tolerancia a la frustracin (r= -0,433; p=.000). En este caso, los sujetos que en esta fase de test muestran bajas ejecu-ciones tienden a tener pendientes positivas en-tre la segunda y la tercera fase de lnea base. La mejora que se produce entre estas dos fases de test no puede ser tomada en su totalidad como indicador de alta tolerancia a la frustracin. En resumen, si el estudio de la tolerancia a la frustracin entendida como estilo interactivo implica el desarrollo de situaciones contextua-les en las que la ejecucin del sujeto no se vea afectada por las propias caractersticas de la si-tuacin, no podemos decir que el Test de Tole-rancia a la Frustracin mida este estilo de com-portamiento con independencia de la compe-tencia aptitudinal (Ribes 1990b). As pues, los sujetos que en la segunda fase de lnea base muestran bajas ejecuciones tien-den a tener altas pendientes entre la segunda y la tercera fase de lnea base. La mejora que se produce entre estas dos fases no puede ser to-mada en su totalidad como indicador de alta to-

    lerancia a la frustracin. Es decir, el ndice no permite identificar a sujetos con alta tolerancia a la frustracin si stos han obtenido un bajo nivel de ejecucin en la segunda fase de test. De facto, esta correlacin negativa se reduce si consideramos a la mitad de la muestra que me-jor ejecucin tiene en la segunda fase de lnea base (r=-0,085). Si bien es cierto que la curva de ejecucin de nuestros datos (vase figuras n1 y n4) se pudiera parecer a la curva tpica de extincin tal y como se encuentra descrita en muchos libros de aprendizaje (Williams, 1943; Tyler, 1959; Wagner, 1961; Rachlin, 1976; Catania, 1979; Tarpy, 1983, 1986, 1999) no lo es menos que las formas las respuestas, siendo el modo de medir la ejecucin muy distinto. Las curvas de extincin se refieren a una sola respuesta de idntica morfologa y funcin (p.e, apretar una palanca), mientras en la prueba que hemos di-seado de trata de distintas respuestas. Por tan-to, no se puede utilizar las medidas habituales de tasa de respuesta o intensidad de la misma (Amsel, 1954, 1962; Lawson, 1965). Los resultados obtenidos hasta el momento nos llevan a sugerir modificaciones en el TTF para atender a los cambios de conducta que in-forman de una mayor o menor resistencia a la extincin (Amsel, 1962, 1994). Por un lado, uno de los ajustes, ya comentado, ser la elimi-nacin de los dos aciertos administrados por el sistema durante las fases de test. Por otro lado, se deber reorganizar la distribucin de los 45 ensayos creando una secuencia de fase lnea base (5 ensayos) - fase test (25 ensayos) - fase lnea base (5 ensayos). Se disminuir, tambin, el criterio de dificultad a partir del cul se consigue acierto, para asegurar que todos los sujetos reciben re-fuerzos en la fase de lnea base y poder ver qu efectos produce la ausencia de refuerzo en la conducta de ejecucin del TTF.

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