Una Clínica Sin Mucho de Realidad

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  • 7/25/2019 Una Clnica Sin Mucho de Realidad

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    Una clnica sin mucho de realidad - Guy Le Gaufey

    Cualquiera que sea el adjetivo que califca, a veces, a una clnica por ejemplo :analtica se ha de esclarecer primero el lazo que toda clnica mantiene con ladimensin de realidad con la que parece estar ntimamente ligada !ntent" desplegaranteriormente la semitica que trama el #uncionamiento del signo en la situacin clnica ,lo que me contentar" con resumir as por ahora : el signo clnico correspondeper#ectamente a la defnicin cl$sica del signo, seg%n la cual el signo representa algo

    para alguien &o cierto es que a partir de tal defnicin, el algo puede ser entendido dediversas maneras sin mencionar al alguien que, tam'i"n, puede ser o'jeto delecturas varias(l signo clnico se especifca, entre los dem$s signos, por tener algo que siemprepertenece a la dimensin de una u otra realidad di#erente de la su)a propia *eremosun poquito m$s tarde, en unos cuantos detalles, qu" pensar de este t"rmino derealidad, pero antes de indagar en esta direccin, tenemos que tomar en cuenta elhecho de que la nocin misma de realidad se opone a la del signo +or supuesto, sepuede considerar una cierta realidad del signo mismo pero en el caso del signo clnico,

    di#erenciamos, sin pensar en ello, la realidad del signo ) la de su re#erente -+or qu".La escena clnica

    &a clnica empieza cuando se producen signos enigm$ticos, signos que no dan por smismos sus signifcaciones propias, ) #rente a los cuales se encuentran por lo menos dospersonajes /se pueden reducir a uno, pero en este caso los dos papeles di#erentes seunen en una misma persona0 : primero, el clnico, el supuesto sa'er, no tanto de lo quesignifca e1actamente cada signo en cuanto se presenta, sino el advertido de lanaturaleza enga2adora del signo en s mismo, ) consecuentemente, el que no se dejaem'aucar por un sa'er li'resco que da a un signo su signifcacin sin 'uscar m$s3 sure#erencia 4h est$ el 'usilis

    5 por otra parte, est$ el segundo, al que vamos a nom'rar el alumno, el inocente, el quea veces ni ve al signo, o si se lo ve, cierra el pico sin arriesgarse m$s all$, o peor a%n: seprecipita a leerlo como en un li'ro, 'landiendo entonces una signifcacin vaca que no#unde su pertinencia en la singularidad del caso, sino %nicamente en la generalidad de unsa'er no6clnico, precisamente(sta di#erencia entre estos dos personajes es importante porque despliega en el espacioteatral de una escena el camino irrepresenta'le que permite ir del signo a su re#erente

    ) por eso tocar una signifcacin localmente pertinente (l alumno encarna aqu al signoen su opacidad, en su presencia pura de signo, es decir: una confguracin sensi'le que,de una u otra manera, deja adivinar que est$ representando algo di#erente, ) queentonces ha) que 'uscar este algo con lo que est$ ligado (nse2ar que ha) como unavalencia li're es lo que califca al signo como tal +uede ser el primer tra'ajo del clnico,que apunta al hecho de que tal apariencia sensi'le no se puede entender sin la presenciade una causa propia, o tam'i"n el del alumno que )a practica, como cada uno, lagimnasia general del signo ) sa'e, m$s o menos instintivamente, cuando una percepcintiene un valor anunciador de otra cosa, o no

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    (l clnico, por su lado, encarna en la confanza que le dan los alumnos, en su papel derelativa autoridad, en su sa'er pr$ctico tan codicia'le la conviccin, sino es que lacerteza, de que e#ectivamente 845 algo di#erente, 845 un re#erente, de suerte que elsigno hasta ahora enigm$tico va a li'erar pronto la signifcacin encerrada en "l mismo,que segua teniendo escondida 5 todo esto gracias al clnico ) su lectura paciente,cuidadosa ) atenta 4s, la escena clnica se o#rece como la de un drama, de unaaventura cat$rtica que puede tropezar ) #allar, pero tam'i"n tener "1ito en la produccinde una signifcacin que proviene de un lazo mu) #uerte entre el signo ) su algo )a que,las m$s de las veces, se trata de una relacin de causalidad: el signo es unaconsecuencia de la e1istencia del re#erente, del algo(l signo clnico se o#rece como signo porque algo se constru) directamente, o inici sudesarrollo a trav"s de una serie de etapas m$s o menos complejas &a fe're aparente,visi'le, procede de la in#eccin 'acteriolgica no visi'le ) de la de#ensa del organismo#rente a "sta 4s dice el clnico que conoce todo el camino : la de'ilidad de las 'acteriasa temperaturas ma)ores de 9 grados, el sistema de de#ensa inmunitaria ) su inverosmilinteligencia de la situacin, etc ;odo un sa'er, en este momento li'resco, se une all a lapercepcin del lado manifesto del signo para sostener el lazo entre este signo ) su

    re#erente, al construir una cadena causal sin ruptura ;odo esto parece 'astantecientfco, mu) seguro, entonces: -cu$l es la di#erencia cuando decimos que la #o'iaprocede de la angustia de castracin. -< que la histeria procede de un deseoinsatis#echo.Cuando este lazo de la signifcacin correcta aca'a por esta'lecerse, la di#erencia entreel alumno ) el clnico se destru)e localmente, se reduce a nada =ien mirado todo esto,ha) algo de la cada del teln so're la o'ra semitica que ha'a empezado con elsurgimiento del signo enigm$tico (l p%'lico siempre se identifca #uertemente con estapareja alumno>clnico porque en ellos dos se inscri'e el misterio del signo ) su

    cumplimiento, su manera de alcanzar por fn su signifcacin +asar as del alumno mediociego al clnico cu)a mirada sa'e traspasar la opacidad del signo es casi por e1celencia laodisea semitica en s misma, ) es por eso que el 'uen clnico tiene tanto de ?lises:astuto, h$'il, re@e1ivo, intuitivo ) tra'ajador4 partir de este planteamiento mnimo so're el signo clnico en su tensin dram$tica,tenemos que re#erirnos a la o'ra ma)or de Aichel Boucault, en la cual aisl como nadieantes lo ha'a hecho lo que llam el nacimiento de la clnica u '%squeda lo condujo adi#erenciar con maestra los caminos a trav"s de los cuales se di'uj una nueva clnica, laque ho) todava entendemos cuando ha'lamos de una clnica cualquieraEl nuevo objeto de la clnica

    (l magnfco li'ro de Boucault en mi opinin, pro'a'lemente el mejor que escri'i, porsu estilo, su #uerza de conviccin ) la pertinencia de sus an$lisis nos permite apreciar laconsistencia histrica que tom este t"rmino desde su reinvencin al inicio del siglo D!D4l dedicarse a destacar el papel de las #uerzas polticas en juego, en la construccin de lanueva importancia del t"rmino clnica antes ) despu"s de la Eevolucin #rancesa,Boucault no 'usca tanto esclarecer el dispositivo semitico en este giro e preocupa,so're todo, por lo que llama el #enmeno de convergencia entre las e1igencias de la

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    ideologa poltica ) las de la tecnologa m"dica +ero a lo largo de su tra'ajo, no puedeevitar consideraciones 'astante semiticas al esclarecer el papel atri'uido a la miradaclnica(n ello so'resale su talento de escritor para dar e1istencia ) consistencia a un ser tan#ugaz como el de una mirada nueva en el orden m"dico Go es que la clnica #uese algonuevo en s mismo Hesde 8ipcrates ) Ialeno, el lecho del en#ermo siempre ha'a sidoel lugar privilegiado de la indagacin m"dica +ero Boucault tiene razn, o por lo menosnos convence ) nos o'liga a capitular sin resistencia #rente a la idea de que en el virajedel siglo de las luces, algo intervino en la mirada clnica que nunca hu'iera podido ocurrirantesAuestra con toda claridad que la singularidad del caso clnico nunca se presentanaturalmente, por s misma, a pesar de sus pretensiones de hacerlo as Gos in#orma quela constitucin de la clnica moderna se hizo en primer lugar en un com'ate contra lamedicina de la Bacultad ) a #avor de la oci"t" Eo)ale de A"decine, un com'ate entreuna medicina de las esencias de las en#ermedades, ) otra de las apariencias de lasen#ermedades, interesada en las epidemias, con un estilo m$s higienista, ) casi

    estadstico (sto #ue un viraje decisivo para que se destacase la en#ermedad, no en smisma, sino en sus apariencias visi'les, ) m$s all$ de sus particularidades sociales,regionales, #amiliares, etc lo este episodio histrico de lucha entre dos medicinaspermite entender 'ien por qu" la mirada clnica necesit un terreno nuevo, un terrenoque )a no tena nada natural, el de una nueva concepcin del espacio del hospital clnicoen el cual los signos de la en#ermedad se presenta'an como en un $m'ito homog"neo(sto es un punto clave: el o'jeto de la mirada clnica )a no se encuentra en la naturaleza,como pura mani#estacin de su esencia a trav"s de la variedad de sus apariencias, sinoen el hospital clnico, es decir en un lugar en el cual han sido aislados algunos casostpicos de en#ermedades &o que se encuentra entonces en semejante lugar clnico donde

    reina la mirada clnica, no son tanto en#ermedades, sino conjuntos de signos queplantean pro'lemas semiolgicos, ) revelan la presencia indirecta de tal o cualen#ermedad 8u'o aqu un cam'io de valor de lo visi'le: antes, los signos patolgicos noeran m$s que los ndices directos de una en#ermedad considerada como un ser, complejo) ajeno pero 'ien individuado (n el hospital clnico, los signos valen por s mismos,componen un mensaje que el clnico de'e desci#rar signo por signo, letra por letraImportancia de la descripcin

    4 partir de esta primera eleccin que produce el nuevo terreno clnico, se plantea mejorel pro'lema de una clnica moderna: por supuesto, ha) una prioridad "tica ) t"cnica del

    ojo, de la mirada que destaca los signos, pero esto no 'asta )a que se trata de ense2ar alalumno, ) por eso de conjugar la agudeza de la mirada advertida del clnico con elaparato del lenguaje (s %nicamente a trav"s de este %ltimo que se puede esperar unatransmisin del sa'er clnico He ah la importancia de la descripcin, t"rmino clave deluniverso clnico ?n cierto 4mard, citado por Boucault, deca mu) 'ien: &Jart de d"crireles #aits est le suprKme art en m"decine tout pLlit devant lui 4l 'uscar una nitidez lingMstica tan aguda como la de su discernimiento visual, el sa'erclnico hu'o de inventarse r$pidamente una terminologa 'astante rgida, )a que setrata'a entonces de conjugar la singularidad de lo visto con la homogeneidad de lo

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    transmisi'le He ah un con@icto grave entre el naturalismo de una clnica a'ierta a unamirada no recargada con un sa'er ajeno al o'jeto, ) la indispensa'le nomenclatura m$s omenos rgida gracias a que la mirada inocente puede trans#ormarse en una pala'ra culta,que reconoce a trav"s de la dispersin de los datos de todo orden, los elementospertinentes para esta'lecer el diagnstico correcto (ste es el con@icto que se encarna enlos dos personajes de la escena clnica que descri'a al inicio&o m$s interesante en las consideraciones de Boucault es lo que "l llama la estructuraal#a'"tica de la en#ermedad aqu se encuentran sus notaciones en lo que se refere alne1o entre semiologa m"dica ) semitica general, es decir entre sntoma ) signo(sta concepcin al#a'"tica corresponde a un cam'io de paradigma mucho m$s amplioque el que estudiamos aqu 4 lo largo del siglo D*!! ) de la primera parte del siglo D*!!!,el modelo de la constitucin de un sa'er )a era la clasifcacin 'ot$nica, que ordena'a apartir de las semejanzas visi'les la heterogeneidad percepti'le, sin tener miedo deperderse en una ar'orescencia indefnida (ra, en aquel entonces, el paradigma centralpara pasar de la infnitud de lo percepti'le a la fnitud de los elementos del sa'erhumano 4 partir del fn del siglo D*!!!, es al contrario: la gram$tica , se presenta como un

    modelo de construccin de un sa'er, en la medida en que revela cmo una lenguapermite comprender que la infnitud de lo que se puede signifcar proviene de una seriefnita de t"rminos algo que de'a reducirse m$s tarde a la do'le articulacin dellenguaje 5a no se trata'a entonces, en la construccin de un sa'er, de descri'ir alinfnito las di#erencias percepti'les, sino tam'i"n de #a'ricar la 'atera mnima cu)ost"rminos se encontraran en todas las mani#estaciones que pudi"ramos visualizar 4 lamirada: las variedades sin fn de lo visi'le a la terminologa clnica: los ladrilloselementales a partir de los cuales se constru)en las en#ermedades, ) por eso seentienden

    He tal modo que )a no se trata de perci'ir una en#ermedad en s misma, sino %nicamentelo que llamo aqu sus ladrillos, es decir los signos mnimos con los que el clnicoconcluir$ so're tal o cual en#ermedad (l diagnstico surge como una conclusinhipot"tica, ) no como la percepcin indirecta de una en#ermedad que se esconderadetr$s de los signos que la traicionan -Nu" es una pleuresa., pregunta el gran m"dico#ranc"s Ca'anis despu"s de ha'er descrito los signos que la caracterizan Ol mismocontesta: (s el c%mulo de estos accidentes que la constitu)en &a pala'ra PpleuresaQ nohace m$s que recordarlos de una manera m$s a'reviada ;enemos entonces queconsiderar un cierto nominalismo de la clnica moderna en el sentido de que lo que e1isterealmente, )a no son tanto las en#ermedades, consideradas como los universales de la(dad media, sino los signos patolgicos en sus propios re#erentes (stos signos

    constitu)en el al#a'eto clnico que el 'uen alumno de'e aprender de memoria (s casi alrev"s de la concepcin anterior en la cual los mismos signos no eran m$s que unaespecie de di'ujos so're una tela visi'le que testimonia'an de la presencia de un ser taninvisi'le como ne#asto, aciago ) #unestoBoucault escri'e p$ginas memora'les so're el hecho de que, en este viraje, unaconcepcin 'astante religiosa de la en#ermedad, como mani#estacin individuada de lomalo, se deshace en #avor de otra concepcin que encuentra en la muerte, en lapatologa anatmica, la racionalidad %ltima de las #uerzas que se oponen a la vida &anueva clnica se quiere laica, no porque sus clnicos seran en adelante ateos, sino porque

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    la presencia milenaria de lo malo en lo maligno, el malestar, lo mal"fco se desvanececomo principio unitario de cada en#ermedad 8asta entonces, cada una tena unae1istencia propia que poda ser pensada como un sujeto en el reino de lo malo,o'edeciendo a su amo, el espritu maligno (l gran modelo de la encarnacin, quepermiti durante siglos pensar el ne1o entre esencia ) e1istencia, entre el ser ) susmani#estaciones, segua siendo un eje #undamental en la vieja clnica, en la antiguamanera de pasar de la variedad de los signos a la unidad de una en#ermedad He ah enadelante, de'ido a la mirada clnica que se reconcentra en la lectura de los signospatolgicos presentes en un hospital hecho para ense2arlos, desaparece el reino de lomalo con sus sujetos, las di#erentes en#ermedades, ) se di'uja un nuevo ne1o entre signo) realidadRealidad clnica y racionalidad

    &a realidad que cada signo implica entonces, )a no es la en#ermedad misma (sto esclarsimo en la cita de Ca'anis: el mismo signo puede mu) 'ien encontrarse enen#ermedades totalmente di#erentes lo el conjunto apunta a una, ) a una sola +ero senecesita'a un paso m$s para li'erarse claramente de la nocin de esencia de cada

    en#ermedad, ) de su inscripcin en una nosogra#a ) una nosologa Bue el tra'ajo delm"dico #ranc"s =roussais quien, en la #amosa cuestin de las fe'res, lleg a considerarque todas /se conocan por lo menos una docena0, no eran una sola, por supuesto, sinoque era la manera en que los tejidos reacciona'an cuando, por una razn cualquiera,esta'an irritados 4 la concepcin de una serie de fe'res esenciales se su'stitua la ideade una misma #orma de reaccin del organismo (n una disputa con otro m"dico, elmismo =roussais ha'la'a de desesencializar el estatuto general de la fe're paraconsiderar %nicamente la localizacin del signo aparente, ) entender a partir de ah elsu#rimiento, no del en#ermo, sino del tejido aislado por la localizacin /) eventualmente,si se poda, curarlo0

    Con "l, )a no se trata entonces de 'uscar signos que permitiran concluir so're tal o cualen#ermedad, sino de localizar el signo en el espacio del cuerpo, porque esta localizacinpermite conce'ir una causalidad /) luego una racionalidad0 que )a no requiere delpensamiento de entidades casi meta#sicas, como se le aparecan a =roussais lasen#ermedades que le o#reca la nosologa de su "poca (l signo clnico 'asa en adelantesu racionalidad en esta indispensa'le localizacin Comenta Boucault :&Jespace local de la maladie est en mKme temps, et imm"diatement, un espace causal(l espacio local de la en#ermedad es al mismo tiempo, ) en el acto, un espacio causal

    +ero este espacio necesita a'solutamente una lesin, por lo menos la mani#estacin en elespacio del cuerpo del signo que autoriza atri'uirlo a una causa directa o indirecta 4quest$ el punto clave de la nueva clnica, que permita no precipitarse hacia cualquieresencialidad de la en#ermedad, ) por eso mismo, no regresar tan r$pido al modo depensar de antes, utilizando la nueva terminologa de la clnica moderna 4qu podemosadivinar algunas preguntas que es posi'le plantear a una clnica analtica, empezandocon pro'lemas que se encuentran en la psiquiatraLesin o no lesin

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    (n su nacimiento mismo, esta clnica psiqui$trica se encuentra dividida entre los que'uscan incansa'lemente la lesin ) triun#an cuando la encuentran, como en la par$lisisgeneral6, ) los que ni siquiera piensan en 'uscarla, como el psiquiatra #ranc"s BranTois&euret ) su tratamiento moral, en la primera parte del siglo D!D 4hora se trata de lomismo, slo que la lesin se ha reducido en un punto preciso del #uncionamiento neuro6'iolgico: si #alta la cantidad 1 de tal o cual neuro6transmitor, esto desempe2a sinpro'lema el papel atri'uido anteriormente a la lesin porque siempre se trata de lalocalizacin de un tejido corporal &a quimioterapia puede presentarse como lacontinuacin de una clnica seria, en el hilo de la gran clnica inventada al inicio del sigloD!D, porque sus "1itos demuestran la presencia de una causalidad #sica, qumica, ) luegoespacial ) corporal +ero este ideal m"dico no pudo a'arcar la totalidad inesta'le delcampo psiqui$trico de ah la tentacin de construir un nuevo tipo de clnica, que )a no seapo)ara tanto en la lesin ) el tipo de #uncionamiento de su signo, sino en la produccinde un signo de otra naturaleza, mucho m$s discursiva &os grandes clnicos psiquiatrasdel fn del siglo D!D ) del inicio del DD /&egrand du aule, "rieu1 et Capgras, HeCl"ram'ault, etc0 se aventuraron en un modo de descripcin que am'iciona'a rivalizarcon la clnica moderna Go tengo el tiempo sufciente para detallar sus es#uerzos,

    entonces mejor me dirijo directamente a Breud que agrav considera'lemente lacuestin, al cortar casi por completo, el %ltimo lazo que queda'a con la nuevainteligencia del signo esta'lecida por la nueva clnicae sa'e 'astante 'ien que la #ractura entre Charcot ) Breud se produjo so're la cuestinde la lesin pero no e1iste tanta gente que pueda medir 'ien la importancia de lap"rdida de Breud en el terreno de la racionalidad clnica cuando se decidi a a'andonarsu neurotica, es decir no slo la idea de una causalidad lesional, sino tam'i"n la de untrauma se1ual en la patogenia de la histeria (n este caso, la nocin de tejido corporalpoda ser sustituida por la de, digamos, tejido histrico: la teora de la degeneracin, por

    ejemplo, lo haca sin ma)or pro'lema por los psiquiatras que la practica'an, al considerarque la historia de las generaciones era capaz de e1plicar la presencia de sntomasclnicos +ero la suposicin lesional segua siendo decisiva para ellos nadie se permitanegarla, slo aplazarla un poco Breud, sin vacilar mucho, la a'andon, no sin pro'lemapara "l, ) so're todo para la cohorte de sus alumnos en la cual no todos entendieron 'ienlas consecuencias de tal renunciaBreud mismo e1trem las cosas hasta poner en duda que el an$lisis se apo)a'a demanera decisiva en la nocin de causalidad (n su con#erencia DD*!!, pregunta a sussupuestos auditores si sa'en 'ien lo que se llama una terapia causal u descripcincorresponde mu) estrechamente a la de una clnica m"dica en el mejor sentido de la

    pala'ra +ero precisa de inmediato que el an$lisis no se puede entender as,esencialmente a causa de este #enmeno e1tra2o, crucial en el tratamiento, que tenemosque nom'rar: la trans#erencia-+or qu" tal precisin. +orque a sus ojos hu'iera sido un error #atal conce'ir la repeticinligada a la trans#erencia como la prue'a de que hu'iera pasado lo mismo anteriormente?na trans#erencia al padre so're la persona del m"dico, escri'e Breud, no es la prue'ade que el en#ermo hu'iera su#rido anteriormente de semejante lazo li'idinalinconsciente con su padre e deshace aqu la posi'ilidad de pensar tranquilamente en

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    una especie de clnica histrica que constitu)era sin em'argo ) aparentemente el%nico recurso de una clnica analtica-Nu" pasa entonces del lado del signo. 8a'amos entrevisto que la nueva clnica seha'a dado una comprensin mu) precisa de los re#erentes de los signos que a ella leinteresa'an, a trav"s de su preocupacin por la localizacin &a realidad que 'usca'a elnuevo clnico perteneca de pleno derecho a la realidad que el nuevo discurso cientfcoesta'a midiendo +odemos recordar aqu el hecho de que la tercera seccin del primerli'ro en &a ciencia de la lgica, de 8egel, se intitula ;eora de la medida, ) corre so'rem$s de sesenta p$ginas (sta pasin de la medida implica una concepcin del signo a lacual pertenece de pleno derecho el signo clnico Go es que, de vez en cuando, este signotome un giro cualitativo sino que el re#erente de este signo sigue siendo algo espacial,algo que, 'ajo algunas condiciones, podra ser medidoDos clnicas dos si!nos

    (ncontramos aqu una de las m$s viejas distinciones en la naturaleza del signo: losesc"pticos considera'an que de'an por lo menos di#erenciar los signos

    conmemorativos ) los signos indicativos Cito ahora a e1tus (mpiricus:e dice que un signo es conmemorativo cuando ha sido claramente o'servadoasociado a la cosa signifcada en el momento en que "sta es o'via, ) nos induce, cuando"sta %ltima )a no es evidente, a recordar aquella primera asociacin, aun cuando elo'jeto signifcado )a no se presenta actualmente de manera manifesta ?n signo se llamar$ de indicacin, no cuando est$ claramente asociado a la cosasignifcada, sino cuando designa, en virtud de su naturaleza propia ) de su constitucin,aquello de lo que es el signo, como por ejemplo los movimientos del cuerpo son los

    signos del almaGo nos sorprende el ejemplo fnal, que nos indica, en este caso, que la nueva clnica se#unda'a en el signo conmemorativo, como lo aconseja'an los esc"pticos para quieneslos signos de indicacin no amerita'an ser considerados como signos verdaderos +eroes claro tam'i"n que la clnica #reudiana se instal, en gran parte, en el terreno de estesigno de indicacin, )a que la realidad a la cual remita la ma)ora de los signos que aBreud le interesa'a, nunca la ha'a visto nadie u realidad psquica, tan necesariacomo era, lo pona en un terreno semitico en el cual se perda la posi'ilidad de emplearlas t"cnicas de la nueva clnica

    -e poda #undar otra clnica. Gos encontramos, ho) todava, ante esta misma pregunta )lo mejor que podemos hacer es no olvidar los datos de este tan 'ien llamadonacimiento de la clnica (s nota'le que Breud no disimul la difcultad, ) la reconociplenamente en este tan 'ien conocido primer p$rra#o intitulado (picrisis, en el caso de(liza'eth von E3, en los (studios so're la histeria (scri'e:Go he sido psicoterapeuta siempre, sino que me he educado, como otros neuropatlogos,en diagnsticos locales ) electroprognosis, ) por eso a m mismo me resulta singular quelos historiales clnicos por m escritos se lean como unas novelas 'reves, ) de ellas est"ausente, por as decir, el sello de seriedad que lleva estampado lo cientfco +or eso me

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    tengo que consolar diciendo que la responsa'le de ese resultado es la naturaleza mismadel asunto, m$s que alguna predileccin ma es que el diagnstico local ) las reaccionesel"ctricas no cumplen ma)or papel en el estudio de la histeria, mientras que unae1posicin en pro#undidad de los procesos anmicos como la que estamos ha'ituados areci'ir del poeta me permite, mediando la aplicacin de unas pocas #rmulaspsicolgicas, o'tener una suerte de inteleccin so're la marcha de una histeria(sto se lee generalmente como algo 'astante rom$ntico, sin que se mida 'ien eldesenganche semitico que aqu est$ puesto en o'ra &a invencin ulterior de la 'ruja,es decir de la metapsicologa, agravara la situacin en la medida en que la realidad desus instancias est$ totalmente incluida en la lgica de los signos de indicacin, )su'vierte tam'i"n la 'ase de la clnica cu)o nacimiento ha sido tan 'ien descrito porBoucaultEl pie "ue le falta a una clnica analtica

    Guestra descripcin se ha complicado 'astante, ) para progresar en nuestra aclaracinde lo que es una clnica analtica, tenemos que volver nuevamente so're el escenario

    clnico tal como se lo present" inicialmente (n el momento en que se aleja el re#erentedel signo, pasando de la casi presencia de la conmemoracin a la casi ausencia de laindicacin como en las novelas 'reves de Breud, se desvanece tam'i"n el alumno:)a no ha) ah nadie que vea el signo en s mismo, con plena inocencia +ara que se vea elsigno mismo se necesita aqu"l que va a esta'lecerlo: el analista, el narrador, el paciente,poco importa su ttulo, pero al #amoso tri$ngulo de partida: clnico>alumno>signo, le #alta,de ahora en adelante, un pie (l signo, tan enigm$tico en su sentido como o'vio en supresencia en la clnica m"dica, ha desaparecido como tal en adelante, para ense2arlo,ha'r$ que construirlo

    4ntes, en el tiempo de la clnica que estudi Boucault, la naturaleza pr1ima del re#erentese revela'a en el hecho de que el signo mismo se da'a generosamente para cualquiermirada atenta, lista ) deseosa de instruirse 4hora 'ien, se revela con nuestro nuevoescenario un rasgo que esta'a 'astante escondido en nuestras primeras consideracionesa propsito de la escena clnica: el alumno era, por principio, a'solutamente cualquiera(l clnico no, pero el alumno s, porque "l era %nicamente este punto de ceguera ) deaprendizaje progresivo que lo haca pasar del signo opaco al signo cumplido (n eso, es elhermano del o'servador cientfco que es necesario en toda ciencia e1perimental: esteo'servador es cualquiera, o no es +or el contrario, la situacin analtica, como lo escri'eBreud, aqu directo en lo esencial, no admite cualquier tercero 4parentemente, con esta#rase, se trata slo de aislar a la pareja analista>paciente +ero ello implica tam'i"n que

    no se puede introducir disimuladamente este tercero, este o'servador tan importante enel estatuto del o'jeto cientfco, )a que su presencia determina la capacidad de repetir lae1periencia ;enemos aqu, con el tratamiento analtico, una vivencia que no se puederepetir, que no autoriza a un tercero, ) que luego no nos o#rece un signo de la mismanaturaleza que el de la e1periencia cientfca, o clnica (sto se olvida com%nmente, )tendemos a reci'ir el signo clnico analtico como un signo conmemorativo cuandosiempre es, sin ninguna duda, un signo de indicacin, totalmente construido por el quepretende ense2arlo

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    8e aqu una de las razones por las cuales &acan identifc, en su seminario E!, larealidad psquica ) la religiosa: am'as se alcanzan por signos de indicacin 5 por m$sindispensa'les que sean estos signos en el orden semitico, no autorizan una clnica enel sentido que la despleg Boucault, aunque les pese a tantos analistas que ha'lan deClnica #reudiana ) de Clnica lacaniana sin pesta2ear, considerando que colgar unadjetivo por ah ) un sustantivo por all$ no es sino una mera cuestin de gram$tica-;enemos acaso que a@igirnos por esas condiciones tan crticas en lo que se refere alnivel de realidad del signo pertinente en una clnica que, a pesar de mis ironasanteriores, se querra analtica. Go, porque son a%n m$s graves de lo que parecen, )precisamente en esta desmesura, encontramos nuestra suerte en la medida en quelogramos tocar el punto en que )a no se necesita seguir corriendo detr$s de una realidadcualquieraHe lo que se trata ahora es de a'andonar la realidad histrica as como tam'i"n lapsquica, )a que esta %ltima trae con ella la oposicin normal>patolgico que #unda todala psicopatologa He tal modo que se desvanecen muchas cosas al mismo tiempo: elalumno /el o'servador0, el signo enigm$tico ) la perspectiva de su re#erente, pero

    tam'i"n la pareja normatividad>patologa que esta'a silenciosamente al principio de laeleccin del signo clnico Gos encontramos ahora en un mar de pala'ras sin contarsiquiera con una gua para sa'er por dnde 'uscar lo que permitira cerrar unasignifcacin correctaGo quiero d$rmelas aqu de poeta, ) encomiar los deleites del silencio interior, o de lapura presencia a las cosas de ese mundo nuestro, como lo hizo tan 'ien 8ugo von8o#mannsthal en su carta de &ord Chandos me gustara mucho m$s hacerme eco de lanocin de primeidad #orjada por Charles anders +eirce, nocin que coment" largamentedurante el %ltimo seminario que dict" aqu el a2o pasado e trata de considerar con esto

    un lado del signo que generalmente uno se apresura a pasar por alto: el signo sinrelacin a nada ) a nadie Gi en relacin a quien lo produce como signo enigm$tico, nitampoco en relacin a quien lo escucha con plena inocencia, ni en relacin a lo que #ueraque le diera su signifcacin e trata del signo #uera de su complemento re#erencial ) decualquier dimensin de interlocucin, tal como +eirce lo presenta en su 'ase: un puroWould 'e, algo en espera, que trae su propia m%sica, como si estuviera casi totalmenteensimismado (ste concepto de primeidad desa#a la razn )a que plantea la necesidadde darse algo que no tiene ninguna relacin con nada: o sea, algo aparente )per#ectamente incomprensi'le(n esta e1igencia, no ha) sin em'argo nada de chi@adura de poeta urge m$s 'ien

    como condicin ine1pugna'le del equili'rio interno del signo en su triparticin '$sica:para alcanzar cualquier triplicidad, ha) que apo)arse en un uno que se sostenga por smismo, sin 'uscar m$s amparo otro ejemplo de la misma necesidad, es lo que hace&acan, de otra manera, con su rasgo unario e podra demostrar aqu la pertinenciasemitica de esta primeidad tal como la conci'i +eirce pero -qu" ha) de su pertinenciaen el suelo analtico en 'usca de su clnica .El ocurrir del sujeto

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    &a ruptura entre los signos ) sus re#erentes se desarrolla siguiendo dos planos di#erentes?no condujo al hallazgo de la incompletud de lo sim'lico a trav"s de los es#uerzos deHavid 8il'ert ) Yurt IZdel (sta ruptura permiti estudiar la consistencia propia de unsistema de signos, sin hacer intervenir ninguna propiedad de sus re#erentes (ste #ue elcaso de la aritm"tica que, desde Brege ) Eussell, ) su descu'rimiento de las #amosasparadojas, #orcejea'a sin poder esta'lecer su propia consistencia, porque siempre semezcla'an las propiedades de sus escrituras con las de los nom'res, inclu)endo as elterri'le infnito que genera'a cada uno lo sa'a 'ien las paradojas (n 7X97, IZdeldemostr fnalmente que, a pesar de su postura de eje central de las matem$ticas, laaritm"tica no poda demostrar su propia completud (so no constitu)e, de ning%n modo,una de'ilidad su)a, sino un punto clave de su #uncionamiento+ero nos interesar$ m$s, para concluir, el otro lado que les importa un 'ledo a losmatem$ticos 4qu )a no se trata de construir un sentido, o de encerrar a cualquierasignifcacin, sino de arregl$rselas de tal manera que uno pueda quedarse a la espera,su#riendo el hecho de que, precisamente, el sentido no se d", no se encuentre, ) aun aveces se rehuse tercamente durante un largo largo tiempo +ienso, por ejemplo, enciertos an$lisis de sue2os que aca'an tra)endo signos totalmente enigm$ticos, que no se

    dejan reducir a cualquier signifcacin, precisamente lo que &acan llam:las letras ensuspenso /en sou[rance0 en la trans#erencia i ha), como se dice a veces, una clnicade la trans#erencia, "sta tiene que tomar en cuenta, con agudeza, esta tensin peculiarque caracteriza al analista, por lo menos tanto como su sa'er terico, pr$ctico )cualquier otra cosa que viniera de su an$lisis did$ctico Go es e1actamente ignoranciade su parte, o paciencia, o cualidad de escucha: todas esas pala'ras se referen a#altas ) virtudes personales ) )oicas e trata m$s 'ien de una postura semitica en lacual el signo encuentra su condicin inaugural, aquella que destac +eirce con tantaaudacia gracias a su primeidad, es decir tam'i"n: el mero valor de llamada del signo ) me gusta en esta ocasin poder re#erirme al castellano que al'erga aqu algo de la

    llama en la llamada &o que da su llama al signo se ahoga ) se muere en lasignifcacin sin la cual no o'stante no podramos hacer nadaA$s arri'a del cierre de la signifcacin, a partir de la cual se puede desplegar todo lopsicopatolgico si se quiere, e1iste este punto de acogida del signo que so'repasacualquier clnica en la medida en que se presenta como una especie de cele'racin de ladimensin sim'lica a trav"s de la cual encuentra su propia e1istencia el sujeto de lapala'ra (l analista, en su capacidad de no reducir todo lo que se dice a signifcaciones,manteni"ndose a la espera de un sentido que no logra alcanzar su cierre, sin dejarescapar algo vago precisamente esto vago que va a interpretar el otro signo, "ste quesiempre est$ por venir, el analista se coloca decididamente en el lecho de la corriente

    sim'lica4l respetar as a lo vago que caracteriza el cierre mismo de cada signifcacin, esteanalista o#rece puntualmente a su paciente el al'ergue en el cual toda realidad est$ ensuspenso: la de su historia como la de sus #antasas, la de sus traumas como la de sugoce He este suspenso, o'viamente, no se puede decir mucho +ero cuando este vaco#alta, cuando la clnica que se quiere analtica se constru)e ) se ense2a en #orma depsicopatologa, cada uno puede sa'er, en el acto, que se ha perdido esta carencia derealidad que da su llama, su $nimo, al orden ) al desorden sim'lico

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    &eer m$s: http:>>clinica)psicoanalisis7We'nodees>neWs>una6clinica6sin6mucho6de6realidad6gu)6le6gau#e)>

    http://clinicaypsicoanalisis1.webnode.es/news/una-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey/?utm_source=copy&utm_medium=paste&utm_campaign=copypaste&utm_content=http%3A%2F%2Fclinicaypsicoanalisis1.webnode.es%2Fnews%2Funa-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey%2Fhttp://clinicaypsicoanalisis1.webnode.es/news/una-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey/?utm_source=copy&utm_medium=paste&utm_campaign=copypaste&utm_content=http%3A%2F%2Fclinicaypsicoanalisis1.webnode.es%2Fnews%2Funa-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey%2Fhttp://clinicaypsicoanalisis1.webnode.es/news/una-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey/?utm_source=copy&utm_medium=paste&utm_campaign=copypaste&utm_content=http%3A%2F%2Fclinicaypsicoanalisis1.webnode.es%2Fnews%2Funa-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey%2Fhttp://clinicaypsicoanalisis1.webnode.es/news/una-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey/?utm_source=copy&utm_medium=paste&utm_campaign=copypaste&utm_content=http%3A%2F%2Fclinicaypsicoanalisis1.webnode.es%2Fnews%2Funa-clinica-sin-mucho-de-realidad-guy-le-gaufey%2F