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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 107 La recuperación de la memoria es uno de los atractivos más seductores de la histo- ria. Los testimonios, las huellas necesarias para la reconstrucción de un acontecimien- to en el pensamiento de un ser humano, requieren de un proceso crítico, confron- tado, riguroso y con una suerte de dosis de representación ficcional, para así poder ofre- cer un panorama lo más posiblemente veraz de aquello que deseamos recuperar. En este caso, los indicios que la activi- dad docente puede dejar en la memoria de las sociedades y las culturas tienen caracte- rísticas insospechadas, sobre todo si la trans- misión del conocimiento se ofrece dentro del ámbito musical. Es excepcional que un maestro de música produzca reflexiones es- critas sobre su propia obra o que manifieste su pensamiento o su carácter en un ensayo literario. El maestro de música nos hace cómplices de su mundo abstracto a través de las notas, acordes, tiempos y silencios armónicamente ordenados en un lengua- je de infinitas formas: eso, concretamente, es lo que transmite y lo que ese misterioso zoon musical nos enseña a descubrir para, entonces, hacer de ese mundo de operacio- nes sonoras un lenguaje propio. Si parto de este pensamiento es porque, en justa medida, deseo fijar en un texto los procesos de la docencia y la investigación de Daniel García Blanco en su paso por nuestra Universidad. Su trayectoria profe- sional fue múltiple y una parte sustancial de su trabajo la realizó en el seno de nues- tra Alma Mater durante treinta años. Este ensayo trata de resaltar las colaboraciones de este músico chiapaneco y destacado im- pulsor y estudioso de la música popular me- xicana como distinguido universitario. Al hacer un balance del intrincado pa- norama de actividades desarrollado por Gar- cía Blanco (1929-2008), es posible encon- trar que sus intereses profesionales y artís- ticos no fueron regidos por una preferencia específica, una corriente estética o una agru- pación artística. En su caso, los derroteros siempre fueron de la mano con circunstan- cias personales, familiares y profesionales. En su natal Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, García Blanco aprendió, desde pequeño, los primeros elementos de la música a través del conocimiento de la marimba, actividad que enriqueció en años posteriores. Duran- te su adolescencia estudió en la Escuela Nor- mal y a partir de entonces comenzó la inte- gración de la enseñanza (su permanente vocación) con su sensibilidad musical. En 1956 emigró con su familia a la Ciu- dad de México para buscar nuevos hori- zontes profesionales, en un periodo en don- de coinciden, dentro de este espacio urbano, una gran cantidad de historias semejantes: habitantes provincianos que forjan sus des- tinos bajo los transparentes cielos de la gran capital. Sus primeros años en la capital no fue- ron fáciles; sin embargo, a inicios de la dé- cada de los sesenta, comenzó a tener con- tacto con profesores de danza regional, a quienes acompañó al piano en las sesiones de formación. Es allí donde García Blanco empezó a organizar y a recopilar el amplio repertorio de ritmos musicales del país que, en 1966, se consolidaría en una de sus pri- meras publicaciones: Danzas y bailes regio- nales de México (Veintidós transcripciones pa- ra piano). El contacto con coreógrafos de la talla de Marcelino Torreblanca, Héctor Fink, Emma Duarte, Xóchitl Medina y Guillermo Arriaga lo llevó a integrarse a múltiples proyectos, como el del Conjun- to Folclórico Mexicano del Seguro Social (1960-1964), bajo la conducción musical de quien fuera una de sus principales in- fluencias artísticas y profesionales, el maes- tro Blas Galindo. Por otra parte, su virtuosismo como acompañante musical lo condujo a iniciar sus labores en la Escuela Nacional Prepa- ratoria plantel 5 (Coapa) en los cursos de baile folclórico con la maestra Graciela Re- yes, desde 1966 hasta 1972. Durante este periodo, la profesora Reyes, titular de la Compañía de Danza de la Preparatoria 5, le encargó la realización de múltiples arre- glos y grabaciones para festivales artísticos preparatorianos, donde destacan Los lan- ceros para el cuadro intitulado “1900” y las Cuadrillas de Valparaíso, Zacatecas, graba- ciones aún inéditas. La preocupación (y poé- tica) que siempre quiso alcanzar García Blanco a través de sus arreglos musicales fueron siempre la nitidez y el timbre ori- ginal de la obra reconstruida. La maestra Reyes le entregaba un guión o una graba- ción base y García Blanco investigaba cuál podía haber sido la instrumentación origi- nal de la pieza. A partir de este proceso, consolidaba su arreglo y elaboraba la gra- bación con músicos profesionales. Duran- te las sesiones de trabajo, exigía a sus cole- gas que se ciñeran al timbre buscado, a la recuperación de la afinación que pudieran haber tenido los instrumentos de la época. Los resultados, esperemos, podrán ser es- cuchados en una futura edición de sus tra- bajos fonográficos inéditos. 1 Posteriormente, García Blanco se de- sempeñó como profesor de Actividades Estéticas durante una veintena de años (1972-1991), específicamente como pia- 1 Desde junio de 2010 estos materiales y toda su producción fonográfica se encuentran bajo el resguar- do de la Fonoteca Nacional para su consulta. Daniel García Blanco: Una gesta musical en la UNAM Óscar Armando García

Una Gesta Musical en La UNAM

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Una Gesta Musical en La UNAM

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  • REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MXICO | 107

    La recuperacin de la memoria es uno delos atractivos ms seductores de la histo-ria. Los testimonios, las huellas necesariaspara la reconstruccin de un acontecimien-to en el pensamiento de un ser humano,requieren de un proceso crtico, confron-tado, riguroso y con una suerte de dosis derepresentacin ficcional, para as poder ofre-cer un panorama lo ms posiblemente verazde aquello que deseamos recuperar.

    En este caso, los indicios que la activi-dad docente puede dejar en la memoria delas sociedades y las culturas tienen caracte-rsticas insospechadas, sobre todo si la trans-misin del conocimiento se ofrece dentrodel mbito musical. Es excepcional que unmaestro de msica produzca reflexiones es-critas sobre su propia obra o que manifiestesu pensamiento o su carcter en un ensayoliterario. El maestro de msica nos hacecmplices de su mundo abstracto a travsde las notas, acordes, tiempos y silenciosarmnicamente ordenados en un lengua-je de infinitas formas: eso, concretamente,es lo que transmite y lo que ese misteriosozoon musical nos ensea a descubrir para,entonces, hacer de ese mundo de operacio-nes sonoras un lenguaje propio.

    Si parto de este pensamiento es porque,en justa medida, deseo fijar en un texto losprocesos de la docencia y la investigacinde Daniel Garca Blanco en su paso pornuestra Universidad. Su trayectoria profe-sional fue mltiple y una parte sustancialde su trabajo la realiz en el seno de nues-tra Alma Mater durante treinta aos. Esteensayo trata de resaltar las colaboracionesde este msico chiapaneco y destacado im-pulsor y estudioso de la msica popular me-xicana como distinguido universitario.

    Al hacer un balance del intrincado pa-norama de actividades desarrollado por Gar-

    ca Blanco (1929-2008), es posible encon-trar que sus intereses profesionales y arts-ticos no fueron regidos por una preferenciaespecfica, una corriente esttica o una agru-pacin artstica. En su caso, los derroterossiempre fueron de la mano con circunstan-cias personales, familiares y profesionales.

    En su natal Tuxtla Gutirrez, Chiapas,Garca Blanco aprendi, desde pequeo,los primeros elementos de la msica a travsdel conocimiento de la marimba, actividadque enriqueci en aos posteriores. Duran-te su adolescencia estudi en la Escuela Nor-mal y a partir de entonces comenz la inte-gracin de la enseanza (su permanentevocacin) con su sensibilidad musical.

    En 1956 emigr con su familia a la Ciu-dad de Mxico para buscar nuevos hori-zontes profesionales, en un periodo en don-de coinciden, dentro de este espacio urbano,una gran cantidad de historias semejantes:habitantes provincianos que forjan sus des-tinos bajo los transparentes cielos de la grancapital.

    Sus primeros aos en la capital no fue-ron fciles; sin embargo, a inicios de la d-cada de los sesenta, comenz a tener con-tacto con profesores de danza regional, aquienes acompa al piano en las sesionesde formacin. Es all donde Garca Blancoempez a organizar y a recopilar el ampliorepertorio de ritmos musicales del pas que,en 1966, se consolidara en una de sus pri-meras publicaciones: Danzas y bailes regio-nales de Mxico (Veintids transcripciones pa-ra piano). El contacto con coregrafos dela talla de Marcelino Torreblanca, HctorFink, Emma Duarte, Xchitl Medina yGuillermo Arriaga lo llev a integrarse amltiples proyectos, como el del Conjun-to Folclrico Mexicano del Seguro Social(1960-1964), bajo la conduccin musical

    de quien fuera una de sus principales in-fluencias artsticas y profesionales, el maes-tro Blas Galindo.

    Por otra parte, su virtuosismo comoacompaante musical lo condujo a iniciarsus labores en la Escuela Nacional Prepa-ratoria plantel 5 (Coapa) en los cursos debaile folclrico con la maestra Graciela Re-yes, desde 1966 hasta 1972. Durante esteperiodo, la profesora Reyes, titular de laCompaa de Danza de la Preparatoria 5,le encarg la realizacin de mltiples arre-glos y grabaciones para festivales artsticospreparatorianos, donde destacan Los lan-ceros para el cuadro intitulado 1900 y lasCuadrillas de Valparaso, Zacatecas, graba-ciones an inditas. La preocupacin (y po-tica) que siempre quiso alcanzar GarcaBlanco a travs de sus arreglos musicalesfueron siempre la nitidez y el timbre ori-ginal de la obra reconstruida. La maestraReyes le entregaba un guin o una graba-cin base y Garca Blanco investigaba culpoda haber sido la instrumentacin origi-nal de la pieza. A partir de este proceso,consolidaba su arreglo y elaboraba la gra-bacin con msicos profesionales. Duran-te las sesiones de trabajo, exiga a sus cole-gas que se cieran al timbre buscado, a larecuperacin de la afinacin que pudieranhaber tenido los instrumentos de la poca.Los resultados, esperemos, podrn ser es-cuchados en una futura edicin de sus tra-bajos fonogrficos inditos.1

    Posteriormente, Garca Blanco se de-sempe como profesor de ActividadesEstticas durante una veintena de aos(1972-1991), especficamente como pia-

    1 Desde junio de 2010 estos materiales y toda suproduccin fonogrfica se encuentran bajo el resguar-do de la Fonoteca Nacional para su consulta.

    Daniel Garca Blanco: Una gesta musical en la UNAMscar Armando Garca

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    nista acompaante del Taller de Baile Re-gional en la Preparatoria 4 (plantel Tacuba-ya) con la profesora Rosaelia Serra. Duranteeste periodo tambin se integr activamen-te en la consolidacin y planificacin delos talleres artsticos de la Escuela Nacio-nal Preparatoria, junto con los profesoresEnrique Ruelas, Hctor Azar, Marcela RuizLugo, Hctor Tllez y Gonzalo Correa,entre otros.

    En 1972 particip en la produccin deuno de los ttulos fonogrficos de la serieVoz Viva de Mxico (serie folclore) deno-minado Msica de la Ciudad. Bajo la con-vocatoria de Marisa Magalln, entoncesencargada del Departamento de Graba-ciones de la Direccin General de Difu-sin Cultural (por entonces coordinado porGastn Garca Cant) y el atinado regis-tro sonoro del ingeniero Rodolfo SnchezAlvarado, Garca Blanco dise la estruc-tura de esta investigacin y escribi la pre-sentacin del disco, es decir, un cuadernode doce pginas donde expuso una serie dereflexiones acerca de la msica recopiladapor este singular equipo de trabajo, en unaCiudad de Mxico que se asomaba a los pri-meros aos de la dcada de los setenta. Enun principio mencionaba lo excepcionalque es que un msico deje un testimonioescrito de sus ideas y, justamente, este cua-derno condensa por escrito, en gran medi-da, lo que para Garca Blanco sera su vi-sin sobre el estudio y las repercusiones dela msica popular en la cultura mexicana.

    Este trabajo fonogrfico de recopilacinmusical era tambin la consolidacin de unade las preocupaciones estticas de GarcaBlanco: rescatar los horizontes musicales decada ciudad, la memoria sonora de cadaregin, de cada poblado de la nacin. Enel caso especfico de la Ciudad de Mxico,Garca Blanco (grabadora en mano) siem-pre trataba de hacer el registro de las dife-rentes sinfonas que se despliegan a diarioen nuestro entorno, bajo la consigna y elconocimiento sensible de que esta urbe erael compendio musical de todo el pas. Porotra parte, cuando viajaba por el interiorde la Repblica, siempre estaba atento a losrepertorios musicales que ofrecan las radio-difusoras locales o a los cantos de los artis-tas ambulantes de los restaurantes, plazas,cantinas o espectculos regionales.

    En el cuaderno mencionado, es posibledar seguimiento a la informacin sobre elmaterial sonoro recopilado en el lbum: m-sica de concheros, cantos de procesin,msica de pastorelas, msica en los restau-rantes, msica de la calle de Bocanegra,msicos de la va pblica, el corrido, el ja-rabe, la Orquesta Tpica de la Ciudad deMxico, bandas de msica, la Plaza Gari-baldi, el danzn y la cancin urbana, estaltima ilustrada con dos canciones interpre-tadas por Salvador (Chava) Flores. Ofrez-co tan slo una breve muestra del materialde este escrito: Garca Blanco nos informaque el bolero Ella es de Domingo Casano-va Pacheco, cubano avecindado en Mri-da Yucatn, y que el romntico motivo deesta cancin obedece a la rendida declara-cin de amor que el autor modesto co-chero de oficio en Mrida hiciera a la granactriz doa Virginia Fbregas, pero questa declinara, cortsmente, en atencin delrespeto que le mereca su condicin de mu-jer casada.2

    La audicin de los treinta cortes que con-forman este lbum nos sigue sorprendien-do por su enorme capacidad para evocar lariqueza sonora de nuestra ciudad. No obs-tante este esfuerzo de investigacin musi-cal, su difusin qued en un desafortunadoy limitado tiraje; slo unos cuantos colec-cionistas tuvieron acceso a este material ensu momento.

    Garca Blanco siempre hizo especialmencin de esta experiencia discogrfica,con la firme esperanza de que se pudieranelaborar otras ediciones semejantes en lamisma Ciudad de Mxico y en otras po-blaciones del pas. Resulta significativo que

    la variedad de los materiales recopiladosen esta obra hayan sido elemento de re-flexin para los trabajos posteriores de estemusiclogo.

    La investigacin para este fonogramafue uno ms de los incontables eslabonesde la prolfica trayectoria profesional de Gar-ca Blanco, quien continu difundiendolos materiales recopilados a travs de con-ferencias en diversos planteles de la Univer-sidad y participando tambin en proyectosartsticos como la serie sabatina de televi-sin Historia del corrido mexicano con Jor-ge Saldaa. En esta emisin se mostraronmusicalmente los materiales de la obra deVicente T. Mendoza (maestro de GarcaBlanco a finales de los cincuenta) que tam-bin fueron publicados por la UNAM. Cola-boraron en esta serie personalidades de lamsica popular mexicana como scar Ch-vez, Tehua, Amparo Ochoa, Gilberto PrezGallardo y el Tro Los Morales, entre otros.

    Menciono la que sera su ltima cola-boracin con la UNAM: la grabacin del l-bum Fiesta mexicana con el tenor FranciscoAraiza en la sala Nezahualcyotl en agostode 1985. En esta produccin de la DeutscheGrammophon, Garca Blanco solicit la in-tervencin de msicos de la Orquesta Fi-larmnica de la UNAM para poder integrarun ensamble junto con maestros ejecutan-tes de mariachi y, de esta manera, consoli-dar la sonoridad requerida para los arreglosde las canciones mexicanas que integrabanel repertorio del lbum. Este disco se ago-t en el transcurso de dos semanas en va-rias partes del mundo y nunca tuvo unadistribucin nacional, por lo que prctica-mente es un fonograma desconocido ennuestro medio.

    El ltimo bastin de los proyectos do-centes y artsticos de Garca Blanco fue laEscuela de la Msica Mexicana, donde for-m a numerosas generaciones de ciudada-nos desde 1990, las cuales se acercaron concuriosidad al aprendizaje de la msica po-pular de nuestro pas.

    Valga entonces esta nota para dejarconstancia del itinerario de un profesoruniversitario que, en su caso, cumpli ge-nerosamente con las expectativas sustan-ciales de nuestra Universidad: la ensean-za, la investigacin y la difusin de lamsica mexicana.

    2 Daniel Garca Blanco, Presentacin de Msica dela Ciudad, Voz Viva de Mxico, UNAM, 1973, p. 5. Laletra del bolero dice:

    Ella, la que hubiera amado tanto,la que hechiz con msica mi alma,me pide, con ternura que la olvideque la olvide sin odios y sin llanto.

    Yo que llevo encerrados tantos sueosyo que guardo tantas tumbas en el almano s por qu sollozo y tiembloal cavar una ms en mis entraas.

    Yo que he visto los sarcasmos de la vidabajo el cielo misterioso de las farsasA ti, mujercita querida,un altar levantar dentro de mi alma.