Una Historia de la razón

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  • 7/29/2019 Una Historia de la razn

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    La presente edicin fue digitalizadaen las bellas tierras del muy distantey espacioso reino de Kollasuyu;durante los primeros, calurosos yfebriles das del mes de diciembredel ao 568 del quinto sol, del nuevo

    imperio de Tawantinsuyu.

    L i b e r a l o s L i b r o s

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    FRANOIS CHATELET

    UNA HISTORIA DE LA RAZON

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    Ttulo del original en francs:Une histoire de la raison. Entretiens avec Emile Nol Editions du Seuil, 1992Traduccin de Oscar Tern

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    NDICE

    La filosofa compartida,Jean-Toussaint Desanti ...................5Presentacin, Emile Nol ...................................................... 9

    1.

    La invencin de la razn .................................. ................ 152.La razn y la realidad ....................................... ................ 393.La ciencia de la naturaleza ............................................... 614.La poltica .................................................................... .... 835.Kant: pensador de la modernidad ................................... 1056.La historia ............... ......................................... .............. 1277.Razn y sociedad ....................................... .................... 1498.El porvenir ..................................................................... 167Bibliografa general .................................. .......................... 189Bibliografa de Franois Chtelet ...................................... 190

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    LA FILOSOFA COMPARTIDA

    Algunas presencias resultan bienhechoras por su sola manera, talvez, de ocupar el espacio. As se mostraba Franois Chatelet en

    cualquier sitio en el que se lo encontrara: la esquina de una calle,el peldao de una escalera, una carnicera, un aula o un saln deconferencias. Por el hecho de estar all, el espacio dejaba de serneutro. Yo no s demasiado bien cmo decirlo. En su presenciay en su proximidad, siempre experiment la sensacin de que seformaba una especie de crculo que nos envolva a los dos en un"interior" compartido, algo as como un abrigo. Afuera, elmundo segua su curso, ms bien inquietante. Pero all, duranteun tiempo, yo me senta bien. Y llegaba a pensar que Franois erade esas personas que tienen siempre en s mismas algo con lo cualproteger a los dems por su sola manera de estar, por su modosingular de ocupar el mundo.

    Tambin de iluminarlos. Su gesto y su palabra eran signos deacogida. Desde quien lo escuchaba hasta l, que hablaba, ladistancia estaba siempre colmada. Otra vez ese efecto de crculoy de envolvimiento surga de su presencia. La palabra queocupaba ese vaco aparente institua la urgencia de compartir. Elsentido de aquello que poda pensarse y decirse se mostraba all,a partir de la mirada, exigiendo convertirse en algo propio:

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    descubrirlo era ahora asunto de uno mismo, Franois esclarecasin constreir. Sin duda al mismo tiempo se esclareca a smismo, alcanzando al otro por la sola abundancia de su natura-leza, marca de una generosidad innata. Hasta tal punto que, situviera que definir con una palabra su "carcter", lo llamara"dispensador constitutivo". Toda parsimonia le resultaba impo-sible. No guardaba nada para l solo, ni sus fuerzas vitales, ni suspensamientos, ni su saber. Franois era el hombre de la ofrenda.En esto lo llamara "filsofo" en el sentido primigenio de lapalabra. Qu es la filosofa, en efecto, sino ese empecinamientoen la dispensa del pensar que rene, expresa y ofrece en elcompartir, dando as siempre y sin respiro "de qu pensar" aquien quiera or? Agrego que haba en Franois algo ms: elefecto de anillo y de abrigo precisamente, que colocaba, inclusosin haberse preocupado por ello, al otro en posicin de escu-charlo.

    Algunos llaman a esto "talento pedaggico". Pero el talento noes ms que un efecto subalterno que el artificio debe siemprereforzar. En el caso de Franois, el artificio resultaba intil: lapresencia de la palabra viviente, por s sola traa aparejada laescucha. Y a partir de esta escucha, en la proximidad de este solocuerpo, la filosofa, al exponerse en discurso, exiga ser recibida,y por ende compartida.

    Lo que aprendemos de Chatelet es que la filosofa es en sufondo una actividad corporal y, de cabo a rabo, prctica. Y esnecesario que lo sea, ya que el fi lsofo no puede alcanzar al otro,en su palabra, ms que exponindose a s mismo como sujetoparlante, sujeto visible y, en ltima instancia, pblico.

    Consecuentemente, es preciso asumir los riesgos que estoimplica. Es decir, aceptar exponerse, en el curso del mundo yante el pblico, a la luz del da. Nada de retiro tembloroso en elgoce altanero de un pensamiento solitario. Sino exactamente locontrario: llevar el pensamiento a la plaza pblica, all dondevive todo el ruido del mundo y donde la validez de lo que puedeplantearse debe sin cesar, para sobrevivir, ser sometido a laprueba de la comunicacin.

    Yo no dira entonces de Chatelet que ha sido un filsofo"comprometido"; no me gusta esta palabra, con su airecillo

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    militar que no resulla conveniente para la filosofa. Yo dira quel era un filsofo expuesto, y que asumi todos los riesgos queesto conlleva. Rehus seguir la corriente del curso del mundo. Eintervino en l como sujeto pensante, lo que necesariamentedeba conducirlo a tomar partido y a luchar. Y tom partidocontra toda injusticia, viniera de donde viniese. Lo cual eradifcil en ese tiempo en que el mundo apareca dividido en doscampos ninguno de los cuales por s solo era portador dejusticia y de verdad.

    En una palabra, yo dira que su principal pasin era la depublicar lo verdadero. "Publicar" debe ser aqu tomado en susentido fuerte: compartir con el mayor nmero posible. En esto,ocurra que llegaba a irritar a los miembros de la "corporacinfilosfica". No creo que al respecto haya experimentado lamenor inquietud. Tuvo razn, como Scrates, al obedecer a su"demonio", a riesgo de trastornar a la institucin por el hecho de

    multiplicar los lugares de intervencin filosfica.En el dominio del pensamiento, lo intempestivo siempre esfructfero, por el hecho mismo de que desordena, con tal de quesalvaguarde lo esencial: el empecinamiento en el trabajo deesclarecimiento. A esta exigencia de esclarecimiento Chteletsiempre permaneci fiel, como a su "demonio". Y posiblementefuera l, ese "demonio", el que habitaba la presencia de su cuerpoy la desplegaba como una potencia de comunicacin y de abrigo.

    Franois ha partido, ahora, y su "demonio" habita solamentelos escritos que nos ha dejado. All vive y all habla. Se loescuchar en los textos siguientes, transcripciones de una palabra

    que fue viva. Nos relata algo as como una historia de laracionalidad en la cual todava vivimos, desde sus orgenesgriegos, a travs de sus crisis, sus revoluciones, sus logros ytambin sus bloqueos, siempre sin embargo superados. Decidi-damente, ese "demonio" ama la luz. Pero sobre todo amacompartirla. Y es dentro de este espritu que Chtelet amaba ypracticaba la historia. Se ha dicho de la matemtica que es lahermana gemela de la filosofa. La historia es otra de ellas, en loque da para compartir: el camino, el largo recorrido, las promesasde futuro que viven en las marcas de lo que ha sido, aun cuandohayan sido cubiertas y parcialmente olvidadas.

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    Toda rememoracin es apropiacin, es decir, germen delpensamiento que se abre sobre un futuro exigido.

    A este trabajo nos invita, me parece, el "demonio" que habla

    todava en estos textos de Franois Chtelet. Una ofrenda quean nos es preciso acoger.

    JLAN-TOUSSAINT DESANTI1992

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    PRESENTACIN

    Pretender hacer una historia de la filosofa en ocho charlassonaba imposible, y Franois Chatelet sonri ante nuestra de-

    manda. Con gentileza, sugiri esquematizar, "como mximo",las grandes etapas de la racionalidad, una suerte de rpidorecorrido de la razn occidental, destinado a no filsofos.

    Ya era una apuesta ambiciosa. Una aproximacin a la racio-nalidad occidental supone un volver a enraizarse, un esfuerzo porreapropiarse de la razn a partir de un origen que se designa a smismo tradicionalmente: Grecia.

    Franois Chatelet se niega a hacer aqu una historia general de laracionalidad. Hay diversas formas de racionalidades en elmundo. El slo trata de aquella que subtiende a nuestra manera

    de pensar, en esta civilizacin llamada "occidental", y atravs delas etapas que le parecen centrales. Por ejemplo, despus dehaber hablado de Grecia salta veinte siglos y empalma conGalileo. Entonces exclama: "Es escandaloso lo que acabo dehacer!, pero en esta partida estoy obligado a extraer los ncleosfundamentales". Le resulta preciso as ir hasta el fondo de lascosas, explicitar su propio compromiso filosfico. En el fondo.

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    parte de un rasgo constitutivo de nuestro tiempo: la racionalidadtcnica, la del mundo industrial.

    Y se plantea la pregunta: cmo es que se lleg a ella?

    Volver a enraizarse, reapropiarse del trayecto para comprenderde dnde proviene eso. He aqu el proyecto de FranoisChtelet. Marcha ambiciosa pues, pero que al mismo tiempo sefija sus propios lmites: solamente se tratar de la razn deOccidente.

    Lo cual plantea el problema de una definicin de la razn y delnivel de discurso que permite no una "vulgarizacin" de lafilosofa, sino ms precisamente una "publicacin" en sentidopropio. Tornar pblica a la filosofa hacindole hablar el lenguajecomn.

    El discurso filosfico pblico debe ser un discurso incitativo, undiscurso que habla la vida y suscita la participacin deloyente. Esto Franois Chtelet sabe hacerlo. Evita en la medidade lo posible los trminos complicados, o si no, los comenta.Podra decirse que habla la filosofa con las dos mil palabras deRacine.

    Comienza con Scrates, Platn, Aristteles. Porque el co-mienzo se seala en funcin de lo que desde siempre ha sidoretomado en la continuidad del pasado. Y, hasta EmmanuelKant, sos fueron Platn y Aristteles, con la sombra de Scra-tes. La historia de la razn es un poco la historia de estasreanimaciones sucesivas: el nacimiento de la democracia, la

    importancia de la palabra, la hiptesis de lasIdeas, el pasaje dela persuasin a la bsqueda de la verdad.

    Henos pues ya con Galileo. Era legtimo saltar dos mil aos?Cuando Galileo comienza sus lecciones en Padua, explica untexto de Aristteles, el Tratado del cielo. Critica la concepcinaristotlica del peso de los cuerpos. Cmo? Utilizando razona-mientos sobre la hidrosttica que fue a buscar... en Arqumedes,en El tratado de los cuerpos flotantes. La filiacin se impone almismo tiempo que la toma de distancia. Cuando el mismoGalileo afirma que la naturaleza habla el lenguaje de las figurasy los nmeros, se puede caracterizarlo como platnico o pitag-

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    rico. Pero la idea fundamental que se perfila, que va a fundar todala ciencia occidental, es que detrs de la complejidad visible delmundo existe una simpleza invisible. Con Galileo, Descartes,Kepler, la relacin de la observacin y la experimentacin con lateora se impone de manera decisiva. Esta idea de experimenta-cin, ya presente en Aristteles y desarrollada por Bacon, seconvierte en el pensamiento moderno, por su rigor y sus referen-cias, en el sitio mismo de la demostracin.

    Pero por ms que la demostracin est por encima de todasospecha, cmo presentar esas ideas? La verdad no se imponepor s misma. Toda teora cientfica, por refinada y precisa quefuere, fracasa si no se inserta en la estratificacin de la culturadonde aparece. Entonces Galileo se hace estratega. Escribe losDiscursos y Demostraciones para cumplir con el rigor y losDilogos sobre los dos principales sistemas del mundo paracumplir con la persuasin.

    Paralelamente, la estrategia poltica se pone en prctica conMaquiavelo. En el momento en que el trabajo galileano concluyecon el mundo aristotlico de lo supralunar y de lo sublunar yunifica el universo al someterlo a las mismas leyes de la mec-nica, como por un efecto en espejo Maquiavelo instaura unadisociacin en el mundo poltico entre el poder divino y el podertemporal. Se funda una filosofa poltica, apuntando a que lasrelaciones entre los hombres estn regidas por la razn. Lapreocupacin por la eficacia en este dominio poltico hace juegocon la verificacin experimental en la ciencia.

    Luego un salto: Emmanuel Kant. Un nuevo paralelismo se

    dibuja. Mientras Descartes se haba constituido en el "adminis-trador" del pensamiento de Galileo, Kant desempea un papelsemejante respecto del trabajo de Newton. En el fondo, entreGalileo y Kant est Newton, el surgimiento de la mecnicaracional, que va a desarrollarse en la mecnica celeste de Laplacey en la mecnica analtica de Lagrange.

    Con esta apropiacin del saber y la apropiacin explcita de lasLuces, Kant seala un giro. Ya no es el heredero de Descartes.Antes de l, y frente al discurso de la verdad del Dios perfecto ycreador, se deca: cmo es posible que exista el error? Kant

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    pregunta: cmo es posible que haya verdad? Gran lector,plantea el principio de la relacin de exterioridad de la filosofacon las disciplinas sobre las cuales reflexiona, e instaura elespritu crtico como instrumento. Lo real est velado por

    naturaleza, est en el fenmeno. El objeto kantiano es feno-mnico.

    La filosofa alemana del fin del siglo xix se pregunta cmopensar a Kant. Puesto que ha agotado la filosofa, si se lo tomaen serio ya no hay ms metafsica posible. Cmo salir delatolladero? Hegel recoge el desafo.

    Con la Revolucin Francesa, el Imperio y el entero estreme-cimiento de Europa, la historia adquiere una densidad hastaentonces desconocida. Hegel refunda un pensamiento sobre unabismo del pensamiento al inscribir la filosofa en ese nuevohorizonte, el de la historia, para escribir su fin. Es simultnea-mente el genio y el pecado de soberbia de la filosofa. Pretenderexponer el saber absoluto en un libro no indica solamente unafalta de modestia sino, ms grave an, una falta de humor. Unedificio donde vendr a rebotar la risa sarcstica de Nietzsche ya abrirse el abismo del inconsciente freudiano.

    A medida que nos acercamos a la poca contempornea, lafilosofa deber tener en cuenta a las ciencias humanas y sociales.As, el marxismo se infiltra en el pensamiento filosfico con laintencin, a veces exorbitante, de vaciarlo de contenido. Igual-mente el psicoanlisis, que a travs de su metapsicologa tiendea pensar que la filosofa en tanto tal no tiene razn de ser.

    Los hombres viven en la desdicha. Cmo arrancarlos de ella? Aesta pregunta planteada a partir de Platn. Nietzsche responde:con las "ideas" se evita posiblemente la desdicha pero no se vive.La pregunta bien planteada no es la de si esto es verdadero, sinola de cunto vale.

    En nuestros das, recuperara la filosofa el terreno frente aesas ciencias humanas y sociales, o bien su futuro estaraamenazado?Qu es una filosofa que no traa de pensar su tiempo?Respuesta: la filosofa no tiene objeto propio, y debe cuestionar

    a su poca en relacin con los saberes que se constituyen,incluyendo las aproximaciones y las incertidumbres que esto12

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    comporta. Es preciso asumirlo. En la medida en que nuestracultura se halla por naturaleza en estado de inacabamiento,siempre existir este modo de insercin en lo inacabado que esla filosofa. En cuanto a la cuestin del ser, nadie se las ha visto

    nunca con el ser stricto sensu.

    Sea como fuere, despus de Freud ya no se puede hacerfilosofa como antes, en la medida en que el concepto deinconsciente es un aporte insoslayable del psicoanlisis para lafilosofa, que ya no puede considerar a este pensamiento como"puro", desvinculado de lo afectivo...

    De la misma manera, e independientemente de lo que ocurrecon el marxismo en la actualidad, tampoco se puede negar suaporte. Si se recuerda que estas conversaciones con FranoisChatelet datan de 1979, resultan impactantes por la significacinactual de lo que dicen. Hace trece aos esto no era evidente.

    La razn no debe ser confundida con el entendimiento ofacultad de comprender. Esta facultad se llama en FranoisChtelet el deseo de transmitir, y ella animaba a este universita-rio, a este periodista, a este panfletario, a este docente alcompromiso cotidiano al que haba consagrado su vida: latransmisin de la filosofa.

    Estaba adems la voz de Franois Chtelet, su timbre, el ritmo desu palabra, que contribuyeron a la seduccin de sus charlasradiofnicas difundidas por France Culture y dirigidas a oyentesnefitos.

    Queda este texto, en el cual hemos tratado de conservar supresencia calurosa, en la medida permitida por la transcripcin,dirigida al lector no filsofo. Lo cual no quiere decir que elfilsofo no extraer placer de l y, quin sabe, no redescubrir allel maravillamiento del despertar a la filosofa.

    EMILE NOLAgradecemos a Thierry Marchaisse por su preciosa ayuda en elestablecimiento de las citas.

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    1. LA INVENCIN DE LA RAZN

    EMILE NOL:La filosofa es un objeto demasiado vasto parapretender recorrerla en un proyecto de una dimensin tan

    limitada como la nuestra. Nosotros vamos a atenernos a larazn. Pero ste ya es tambin un programa muy ambicioso. Loesencial de nuestra filosofa occidental, europea, no consiste enesta progresin hacia la racionalidad?

    En principio, la razn es inherente al pensamiento o bien hasido "inventada"? La humanidad ha hecho aparecer, en unmomento de su historia, un gnero cultural desconocido hastaentonces, cuyo principio sera el pensamiento racional y defini-ra aquello que se llama la filosofa?

    FRANOIS CHTELET:Creo que se puede hablar de una invencin

    de la razn. Para entender cmo la filosofa ha podido surgircomo gnero cultural nuevo, optara por referirme a una situa-cin privilegiada: la Grecia clsica. Y no es que yo piense quetoda filosofa sea griega. Pero es claro que Grecia ha conocido,por razones contingentes, histricas, acontecimientos tales quealgunos hombres han podido hacer aparecer ese gnero originalque no tena equivalente en la poca, y que se impuso en un

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    debate con otros gneros culturales que tambin buscaban lapreeminencia. Y, por otras razones contingentes -se ver luegode qu modo-, tuvo un xito sorprendente.

    xito cultural, pero qu impacto sobre la realidad! Marx diceen las Tesis sobre Feuerbach que la filosofa contempla el mundopero que no lo transforma.

    Y bien, creo que ha dicho una tontera. Los filsofos hantransformado el mundo. Lo han querido y lo han conseguido. Nodirectamente, por cierto, sino porque sus ideas han influido sobrelas lites y sobre las masas. Las ideas filosficas se han incorpo-rado en lo real. De lo cual deriva el inters por saber cmo elproyecto filosfico ha nacido y se ha consolidado. Visitemos eseterreno primero de la ciudad griega, ms exactamente de lademocracia ateniense, para ver en qu condiciones esta ideapudo aparecer.

    Estamos en el siglo v antes de nuestra era. Grecia est divididaentre el poder de mltiples ciudades, algunas muy pequeas -deltamao de la comuna de Montmartre, por ejemplo-, otras msgrandes -de la superficie del departamento de la Seine-et-Marne.La ms extensa es Esparta. Estas ciudades tienen en comndioses, una cultura, una lengua. Pero son rivales. Se hacen laguerra a pesar de la amenaza de la invasin brbara que pesaconstantemente sobre ellas. Estas ciudades han creado coloniasque, muy rpidamente, conquistan su independencia y hacensoplar un espritu nuevo. Ha sido preciso elaborar ntegramenteun organismo, construir ciudades, instituir constituciones, y el

    pensamiento tradicional se ha hallado sometido a una rudaprueba. Para esas colonias, la tradicin ya no alcanza. Esteespritu remonta hacia el centro y, desde el siglo vi, todas estasciudades son sacudidas por un viento de renovacin. sto esparticularmente verdadero para Atenas, donde algunos hombresvan a inventar lo que se llamar la "democracia". En esa poca lademocracia se define esencialmente por la igualdad. Todos losciudadanos, independientemente de quienes fueren, cualquiera,fuere su fortuna, su origen, la antigedad de su familia, todos soniguales ante la ley. Tienen el mismo derecho de intervenir ante

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    los tribunales y de tomar la palabra en las asambleas donde sedelibera acerca del destino colectivo.

    Puede imaginarse el impacto de un cambio semejante sobre lacultura tradicional.

    En efecto, en la democracia la palabra se convierte en reina.Hasta entonces las decisiones eran en general tomadas en secretopor los aristcratas. Las familias nobles deliberaban y luegoanunciaban al pblico la decisin adoptada para el conjunto dela colectividad. En esas ciudades tradicionales, la educacin erasobre todo moral y militar. Se le conceda poco valor a la palabra.Se habla poco y, cuando se habla, se recitan los viejos poemastradicionales que glorifican los orgenes misteriosos de la ciu-dad. En la ciudad democrtica la palabra se va a imponer y el quela domine va a dominar.

    Ubiqumonos entonces en Atenas, a principios del siglo v.

    La ciudad ha tomado una importancia considerable. Los brba-ros llegados de Persia han sido derrotados en dos oportunidades-en 490 y en 480- en la pennsula y, en esas dos oportunidades,es la joven ciudad de Atenas la que ha llevado el combate msdecidido contra esta invasin. Hasta entonces ella no habatenido prcticamente importancia. Cuando los brbaros sondefinitivamente rechazados -despus de Salamina-, Atenas seconvierte en un poder importante sobre el cual convergen lasmiradas. La democracia ateniense, entonces, se manifiesta comoun modelo. Se puede decir que, surgida de Atenas, el gusto porla palabra gana a la Grecia entera. Al mismo tiempo nacen

    tcnicas, artes. Tengo ganas de jugar a los pedantes y emplear lapalabra griega que se usaba en la poca, la palabra tejn. En tejnse destaca al mismo tiempo la idea de tcnica, de un saber-haceraplicado, pero tambin la idea de un arte, de una invencin, deuna produccin original. Tendr por cierto que emplear estapalabra para remarcar estos dos aspectos a la vez de prctica y deinvencin individual. Este desarrollo de la palabra va a entraarel nacimiento de tcnicas particulares, de lo que ms tarde se

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    llamar la "retrica". Para tener posibilidades en una ciudadsemejante, es preciso saber hablar, saber convencer. Como haocurrido muchas veces en otras civilizaciones, la aparicin deuna tejnengendra el nacimiento de una profesin. La democra-

    cia ateniense tendr necesidad de instructores, de gentes capacesde ensear a los otros a hablar bien, a manejar hbilmente losargumentos de manera de convencer, sea en los tribunales -quetratan sobre asuntos privados-, sea en las asambleas -que tratanasuntos pblicos-. Saber convencer de que tal posicin es mejorque otra se torna algo capital.

    Platn -que viene un poco despus, a fin del siglo- nos habla deestos instructores de la democracia. Los llama, con untrmino que, debido a l, ha tomado un matiz peyorativo,"sofistas".

    Es verdad que hoy para nosotros designa ms bien un personajede mala ley, que utiliza argucias dudosas para evitar el trata-miento serio de los problemas.

    En efecto, etimolgicamente "sofista" quiere decir simplemente"intelectual que sabe hablar", que posee el dominio del lenguaje.Esta generacin de sofistas viene adems sobre todo del exterior.Platn dice de ellos que son personas que tienen el acento del sur.(Esto hace pensar un poco en esos grandes tenores de la IIIRepblica, antes de la Primera Guerra Mundial, todos los cualesvenan del Medioda.) Son gente de lenguaje sonoro, dice Platn,que se instalan en Atenas, abren escuelas de elocuencia que almismo tiempo son -insisto sobre este hecho- escuelas de

    poltica. Entonces, despus de la segunda guerra mdica, cuandoest un poco ms tranquila respecto de los brbaros, Atenas seconvierte en una ciudad pujante, que construye un imperio yrefuerza su rgimen democrtico.

    Un nombre permanece vinculado a este perodo: el de Pericles.Se habla de "siglo de Pericles".

    Recordar, ironas de la historia, que ese "siglo" dur treintaaos. Pero se tiene razn al calificarlo de "siglo", en la medida

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    Platn.Le Banquet [El Banquete] (216-217), en Oeuvres completes, t.I, Gallimard, "Bibl. de La Pliade", p. 755 (trad. Len Robin).

    (Alcibades, ebrio, hace el retrato de Scrates en su presenciay en pblico.)

    Tened por bien sabido, en efecto, que ninguno de vosotrosconoce a este hombre; pero yo os lo develar. Scrates -ste esun hecho que vosotros verificis- manifiesta hacia los bellosmuchachos amorosas disposiciones, los ronda constantementey resulta transportado hacia ellos. Por otra parte, todo lo ignoray nada sabe, sta es la postura que l adopta! Y estos modales,no son los de un Sueno? Lo es sobradamente, palabra dehonor! Esta en efecto es la envoltura exterior del personaje,como el Sueno esculpido, pero en el interior, una vez que loabrs, os figuris, camaradas bebedores, de qu cantidad desabidura est lleno?

    Sabedlo: se puede ser bello, pero esto no le interesa en absoluto;manifiesta un desprecio por ello hasta un grado totalmenteinimaginable; se puede ser rico, se puede poseer algn otroatributo envidiado por la multitud, todos esos bienes a su juiciono tienen ningn valor, y nosotros, nosotros no somos nada paral! S, es a vosotros a quienes me dirijo! Actuando de estamanera en sus relaciones con los otros, entre ingenuidades yjuegos, pasa toda su vida.

    Pero cuando se pone serio y el Sueno ha sido abierto, hay aqualguien que haya visto las figuras de divinidades que se encuen-tran en su interior? Lo ignoro, pero yo las vi, y las encontr hastatal punto divinas y completamente doradas, hasta tal puntosoberbias y maravillosas, que no tuve ms remedio que hacer

    todo lo que Scrates me ordenaba!

    en que han pasado tantas cosas en esos treinta aos. En la Atenasde Pericles se produce una verdadera aceleracin de la historia.En realidad, estn presentes dos fuerzas. Frente a los sofistas semantiene la vieja tradicin religiosa, para no hablar sino de losaspectos culturales; cierto nmero de aristcratas, que quieren aAtenas, piensan que la ciudad se ha encarrilado en una vapeligrosa. Para ellos, se entrega a un derroche de gastos y a un

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    imperialismo a veces cruel. Se dedica de una manera desvergon-zada al comercio y a la bsqueda de la ganancia. Efectivamente,en esta democracia ateniense el gusto del poder por el poderpuede inquietar a algunos. Aquella tradicin encuentra un eco en

    los grandes poetas trgicos. En cierto modo Esquilo, aun moder-nizando la tradicin, mantiene la llama de la vieja concepcin delmundo, en la que los dioses estaban omnipresentes y era precisomantenerse en guardia para no contrariarlos. Contra esta tradi-cin se desarrolla entonces el pensamiento sofstico, de esoshombres que hoy llamaramos gustosamente -pero esto seraevidentemente un anacronismo- "progresistas", salvo por eldetalle de que los griegos no tienen la idea de progreso. Piensanque la humanidad recorre siempre el mismo ciclo. Tendremosoportunidad de volver sobre esta problemtica con Aristteles.Entre estas dos fuerzas que se combaten (una tradicin enveje-cida y gloriosa, que no se hace cargo de las demandas de larealidad y de la sociedad, y un nuevo pensamiento tal vez un tantodemasiado sumiso a esta demanda y que la satisface demasiadofcilmente), entre ambas se manifiesta un extrao personaje:Scrates.

    Pero Scrates, a su manera, es un sofista. Slo que, a diferenciade sus habilidosos colegas en el arte de hablar, no abre escuelay no pide dinero a sus interlocutores. Pretende hablar ennombre de su daimon, de su genio personal.

    Pretende hablar porque esto le produce placer y porque se afligedemasiado cuando ve a sus conciudadanos dejarse arrastrar porla inmoralidad y el gusto por el lujo. Scrates se pasea por la

    ciudad, cumple seriamente pero sin exceso su oficio de ciudada-no. Combate cuando hace falta combatir, en la lnea armada delos hoplitas atenienses; asiste a los tribunales cuando es precisoasistir; pero no tiene oficio. Su oficio es hablar con sus conciu-dadanos. Vive con muy poco. No necesita dinero. Desarrolla unacrtica violenta a la vez contra la tradicin y contra el estado deespritu sofstico. Muestra a todos esos profesionales que ocupanuna posicin importante en la configuracin social que creensaber y que en realidad no saben nada. Al respecto, para com-

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    prender al personaje de Scrates es til evocar uno de losdilogos que Platn relata y que le conciernen. Es un dilogosimple que se llamaLaques. Laques es un viejo general, bienconocido por los atenienses, que se ha hecho ilustre en batallas

    clebres. El dilogo comienza -es una comedia, un dilogosocrtico en el lenguaje de Platn es una verdadera pieza deteatro- por la demanda de dos padres de familia que vienen ainterrogar a Laques y a Nicias -Nicias es otro estratega ateniense,mucho ms joven; es un hombre poltico, cosa que Laques no estotalmente-. Los dos padres los interrogan entonces para sabersi es necesario hacer tomar lecciones de arte militar y de esgrimaa sus hijos. Le han pedido a Scrates que se rena con ellos paratratar de responder a esta cuestin. Los dos especialistas -Laquesy Nicias- intervienen. Para Laques las lecciones de este tipo soncompletamente intiles, ya que el arte militar se aprende sobre elterreno. Para Nicias, por el contrario, las lecciones son indispen-sables: l mismo reconoce haber mejorado desde que las recibi.Como hay una voz en pro y otra en contra, y dado que estospadres de familia estn habituados a la democracia, se vuelvenhacia el tercer personaje, Scrates, para desempatar el debate.Por quin vota l? Scrates dice que se encuentra desolado, quel no procede as. No puede responder a la pregunta planteadaporque no hara ms que dar un punto de vista subjetivo que notiene ningn tipo de importancia. Necesita comprender lo quedicen Laques y Nicias, y les pide permiso para interrogarlos: porqu has dicho esto?, por qu has tomado tal ejemplo?, por quen determinado momento has cambiado de tono? Conduce unainvestigacin muy sutil y, al cabo de cierto tiempo, aparece claropara todos los interlocutores que Laques y Nicias no saban lo

    que decan, que hablaban de manera puramente mecnica, quehan fabricado su argumentacin a partir de una idea preconcebi-da, pero que esta argumentacin no es en absoluto probatoria.Los dos padres se vuelven entonces hacia Scrates y le preguntanqu es lo que habra que hacer. Es all donde Scrates toma elcamino de la invencin de la filosofa. Dice: Es preciso hacertomar lecciones de arte militar a los hijos? Esta no es una buenapregunta. Primero es necesario saber para qu sirve eso. Qu sequiere? Que nuestros hijos sean capaces de defenderse sobre el

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    terreno, de derrotar al enemigo, de honrar nuestro nombre albatirse como corresponde, y de preservar la vida. Muy bien.Entonces el arte militar tiene por finalidad la adquisicin de lavirtud militar. Es preciso saber pues qu es la virtud militar. Si

    no, se responder -como acaban de hacer Laques y Nicias- almargen del problema. Se expondr un punto de vista, pero no sedar una respuesta convincente. Ya se ha adivinado que Scratesacaba de inventar algo nuevo, que veinticuatro siglos despus sellamar el "concepto".

    Para responder a una pregunta, hay que saber lo que contiene,reparar en la idea que all se encuentra, elaborar su represen-tacin. En trminos modernos: construir el concepto.

    Exactamente. Luego -segundo acto de la comedia- Scrates ensuma toma la direccin de las operaciones e interroga a Laquesy a Nicias para saber qu es la virtud militar. Ocurre tambin eneste caso que ninguno de los dos generales es capaz de respondera dicha pregunta. Scrates no tiene ningn inconveniente, antelas demostraciones brindadas por uno y otro, en demostrar quelo que dicen no tiene sentido y que no resiste a la argumentacin.Entonces nosotros, los lectores, que vemos llegar el fin deldilogo, pensamos que vamos a tener la respuesta. Y bien, nadade eso. Esta es toda la habilidad de Scrates. El no resuelve. Alos dos padres de familia que le insisten, les explica: He dichoque, para responder a la cuestin planteada, era preciso saber enqu consiste la virtud militar, pero jams he dicho que yo losaba. Ahora, si queris, podremos volver a encontrarnos maa-na en tal sitio y a tal hora. Y el dilogo termina as.

    Puede entenderse lo que le ha ocurrido a Scrates. Se ha vueltoinsoportable. Al proceder de esta manera, al rehusarse aresponder, al irritara todo el mundo mediante esos razonamien-tos corrosivos que destruyen las argumentaciones y quiebran lascertezas sobre las cuales se ha construido la ciudad ateniense,l deba atraerse el odio de todos.

    Por otra parte, Platn, en un dilogo admirable, laApologa de22

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    Scrates, presenta la defensa de Scrates, acusado de impiedadante el tribunal. Platn evoca a tres acusadores. Es significativoque cada uno represente profesiones importantes en Atenas. Unoes un rtor poltico, el otro un adivino -la adivinacin

    desempea un gran papel en la poca, es una forma de lo quenosotros llamaramos hoy "propaganda"- y el tercero es unhombre de oficio -un ingeniero-. La ciudad ateniense, enefecto, no se ha contentado con solistas, maestros de lapalabra; ha producido tambin hombres polticos de grancalidad, hombres de oficio que han construido una flotanotable y han llevado a cabo progresos tecnolgicos nadadespreciables. Ha producido tambin -esto no figura en eldilogo platnico- historiadores. Revisitaremos este ltimoaspecto a propsito del estatuto de la filosofa.

    Entonces, todos se dirigen contra este personaje socrtico quearruina las divinidades cvicas y de esta manera aparece comoun impo.

    Su intencin, segn Platn -que lo muestra tanto en su Apologacomo en el Critn-, es la de salvar la ciudad y no la de arruinarla.Pero aparentemente el objetivo parece nefasto. Y Scrates esllevado delante de los tribunales; rechaza defenderse, es conde-nado a muerte, se le ofrece escapar -a los atenienses no lesgustaba demasiado condenar a muerte a sus conciudadanos; estacondena era formal, y los magistrados que lo haban condenadoesperaban que escapara-. El rechaza esa posibilidad, bebe lacicuta, muere. De su enseanza y de esta muerte ejemplar va anacer la filosofa; filosofa platnica, por cierto, pero ocurre que

    Platn brinda una definicin que ha permanecido en el centro delejercicio de la filosofa hasta la actualidad. Porque, incluso si sees fundamentalmente antiplatnico, no se puede ser filsofo msque desde una perspectiva que reenva al anlisis platnico. Enla Cana VII, donde Platn relata su vida, se dice que este jovende buena familia, prometido a los ms bellos destinos de hombrepoltico, ha renunciado a la carrera que se le ofreca, debidoprecisamente a la muerte de Scrates.

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    As, para pensar bien el platonismo, es preciso comprender quePlatn ha tenido por objetivo durante su larga vida -ochentaaos- defender el mensaje socrtico, tornarlo positivo.

    Dira gustosamente que todo ocurre como si Platn hubiesequerido ser Scrates, no solamente para plantear preguntas, sinotambin para dar respuestas con el fin de seguir viviendo. Platnlleva tan profundamente el remordimiento de la condena y de ladesaparicin de Scrates, que se convierte en el administradordel mensaje socrtico para que la ciudad cambie y para que loshombres como Scrates puedan seguir vivos. Platn asumecomo tarea la reforma completa de la organizacin cvica paraque otros hombres que tengan el mismo genio personal deScrates, el mismo daimon, puedan expresarse. Es lo que llama"hacer vivir al hombre con colores divinos", es decir, fuera de lainmoralidad y en la transparencia de la verdad. La obra platnicase construye esencialmente contra los solistas. Platn no ataca la

    tradicin sino de manera moderada porque ya no la considerapeligrosa. El enemigo nmero uno es, segn l, esta sofstica queha enervado en sentido estricto a los atenienses, que los hareblandecido. Los ha lanzado a empresas dudosas tanto en elterreno cultural como en el de la poltica exterior.

    Sin embargo el pensamiento platnico tiene el mismo punto departida que la sofstica: la palabra. Platn hereda esto deScrates.

    Para luchar contra la palabra engaosa no se dispone ms que dela palabra, a menos de entregarse a la violencia. Esto es precisa-mente lo que rechaza el pensamiento platnico. Platn funda la

    Academia en el ao 384 antes de nuestra era; la Academia es u-na escuela, probablemente onerosa, abierta en los jardines de unaciudad llamada Akademos, donde las familias griegas enviabanvoluntariamente a sus hijos para recibir lecciones de mate-mtica, de dialctica y posiblemente la enseanza secreta dePlatn que, lamentablemente, ha desaparecido por completo.Jams sabremos lo que fue la enseanza secreta de Platn;solamente conocemos la enseanza exterior llamada "exotri-

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    ca". En esta escuela, Platn procede a una refutacin sistemticadel pensamiento de los maestros de la democracia. Hace de ellauna crtica acerba. Muestra que no hay ninguna razn para quela mayora tenga razn. El nmero de voces no hace la verdad.No es porque se sepa construir un barco o fabricar zapatos que sees capaz de gobernar una ciudad. Y l se propone, con la solaayuda de la palabra, construir un discurso que sera juez de todapalabra.

    No es se el esquema de una definicin de la filosofa ? Cmola consigue?

    Retoma el camino socrtico. Sus dilogos parten de cuestionessimples. Las que los ciudadanos se plantean corrientemente apropsito de tal o cual acontecimiento: qu es la justicia o, msexactamente, Fulano se ha conducido justamente en tal o cualcircunstancia? Y a partir de esto se plantea la cuestin de saber

    qu es la justicia. Fulano es piadoso? Y se plantea la cuestinde saber qu es la piedad hacia los dioses o la piedad hacia lospadres. Es preciso o no lo es practicar la gimnstica y alimen-tarse con frugalidad? Y se plantea la cuestin del placer. Lafilosofa -es preciso insistir sobre este punto- parte decuestiones simples: lo que se acostumbra a llamar, en la jergafilosfica, cuestiones "empricas". A partir de lo cual seesfuerza por construir una argumentacin que permitaresponder no en el nivel de la simple opinin, del simple puntode vista, sino en el nivel del concepto -de la idea "clara ydistinta", dir ms tarde Descartes-. Cmo procede Platn?Habiendo planteado la cuestin, muestra lo que est en juego, laidea central a la cual se refiere. Despus, mediante un juego de

    preguntas y respuestas, monta un dispositivo argumentativoque, en cada etapa del desarrollo, requiere el acuerdo de losinterlocutores presentes. Es por ello que el dilogo es la formanormal de la filosofa naciente. Estilsticamente, un dialogo es unjuego de preguntas-respuestas argumentadas con la posibilidad,para cada uno de los interlocutores, de intervenir con el fin desolicitar explicaciones suplementarias, para exigir una pruebarealmente satisfactoria. El arte del dilogo se llamar- con unapalabra que, en la filosofa, va

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    a tener un destino muy importante- la "dialctica". El filsofoopone su dialctica, su tcnica del dilogo, a la tcnica retricadel sofista. Aristteles va a puntualizar esta oposicin al distin-guir la persuasin, que segn l es esencialmente el arte delabogado poco preocupado al fin de cuentas en la verdad de lo quedice mientras obtenga el pago de su cliente, y la conviccin, queapunta a crear certezas durables en el interlocutor. La apuestaplatnica vuelve a decir que es posible, con la ayuda de la solapalabra, construir un ordenamiento que requiera la adhesin detoda persona de buena fe. Este es el segundo esquema de lo quepodra llamarse el "discurso filosfico". En el fondo, si sereflexiona sobre ello -y esto puede sorprender a primera vista-,el filsofo afirma que no hay hechos. Plantea que el hecho essiempre la experiencia singular de un individuo colocado encircunstancias singulares. El hecho es siempre un poco comodecir "Yo, seor, he estado en Verdun", la afirmacin de unatoma de posicin sin otro fundamento que la experiencia de aquel

    que se ha encontrado en esa posicin. El filsofo tiene unaexigencia suplementaria. Es lo que Platn ha retenidofundamentalmente de la enseanza socrtica. Cada uno puedeevocar hechos, todos esos hechos pueden ser contradictorios ydestruirse entre s. Sin duda se pueden evocar o invocaracontecimientos, pero entonces es preciso que seancomprensibles para quien no los ha vivido o para quien los havivido desde otro punto de vista. Para el hombre, el hecho pasanecesariamente por la palabra y por la reflexin. Los filsofosse sitan en la necesidad de adoptar decisiones en comn parasalvaguardar la existencia colectiva, para tornarla tan felizcomo sea posible. El filsofo platnico verifica que en laasamblea del pueblo que toma las decisiones de Atenas, cada

    uno ve las cosas segn el color de su propio cristal, como se dice.Cada uno construye la realidad en funcin de sus pasiones, desus deseos, de sus intereses, y la decisin que de all resulta noes necesariamente verdadera. A veces prevalece una mayora, aveces otra. No sera mejor tener en cuenta en la decisinadoptada el punto de vista de todos? Pero cmo los hombresintercambian experiencias si no mediante la palabra? Existe unapalabra para esto, y aqu tambin voy a jugar al pedanteadoptando la palabra griega: logos. En una primera

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    acepcin, logos es una palabra: "tringulo", "ngulo", "Afrodi-ta", "imaginario"..., una palabra dotada de sentido, por oposicina la palabra "abracadabra", que no tiene sentido. Ojo!, la palabra"abracadabra" tiene un sentido porque acabo de decir que ella notiene sentido. Acabo de darle el sentido de la palabra que no tienesentido. La palabra "humano" -Aristteles lo muestra muyclaramente en las primeras pginas de la Poltica- es necesaria-mente una palabra dotada de sentido que, recogida por otro,suscita una reaccin, una representacin, una adhesin o unrechazo. En este sentido, Aristteles opone laphon, la voz, allogos, la palabra. Logos evoluciona muy rpidamente. Ya nosignifica solamente la palabra dotada de sentido, sino el conjuntoque tiene un sentido de palabras dotadas de sentido. Por ejemplo,"Afrodita es la diosa del amor" o "La suma de los ngulos de untringulo es igual a dos rectos". Pero existen combinaciones delogoi-palabras que no dan una logos-frase; por ejemplo, "Lasuma de los ngulos de un tringulo cuadrado es igual aun sapo".

    Esto no tiene sentido. De aqu surge una tercera significacin delogos: aquello que tenemos en nosotros que permite vinculardistintas frases que tienen un sentido para construir una demos-tracin de conjunto que tenga un sentido. El trabajo del dilogofilosfico parte de lo que cada uno tiene asegurado, desde estospretendidos hechos, para pasarlos por la prueba del sentido. Setrata pues en cada instante de preguntarse lo que significan esoshechos y de verificar la validez de la significacin que ha sidoestablecida.

    Pero qu es lo que permite verificar la significacin delhecho sino su aceptabilidad por parte de todos?

    El dilogo ofrece la posibilidad de operar esta verificacin deaceptabilidad. Platn en susDilogos apela a cierto nmero deinterlocutores. Cada uno de ellos -estos textos estnadmirablemente compuestos- representa una posicin: estaquel que cree en los hechos, aquel que venera a los dioses,etc. Cada uno desempea un papel y, cuando se evoca unasignificacin delante de l, reacciona en funcin del punto devista que representa para verificar si, desde ese punto de vistasignificacin resulta

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    Mozart concluye cuando todos los temas han sido expresados ensu amplitud y su diversidad. La categora mayor es la de launiversalidad. El filsofo es aquel que tiene en cuenta el hechode que el hombre es un ser comunitario. Ahora bien, en unacomunidad es preciso esforzarse por construir -tanto como seaposible, teniendo en cuenta las fortalezas y las debilidadeshumanas- un discurso tan bien argumentado, verificado, cuida-dosamente pesado, que al fin cada uno est de algn modoobligado a dar su acuerdo, a aceptar ese discurso. Es necesarioobservar que se trata de una postura de extrema importancia,porque las cuestiones que all se plantean jams son inocentes.

    No existen nunca preguntas inocentes?

    No creo que las haya. Cuando se interroga acerca de la justicia,de la piedad, del placer, se remite a la conducta de los individuosy de la colectividad. A estos discursos platnicos Aristteles los

    va a llamar una sofa, y al que lo sostiene, y tiende amorosamentehacia la constitucin de esta sofa, un filsofos. En la palabrasofa, que se traduce por "sabidura", existen dos dimensiones:una terica y otra prctica. La dimensin terica corresponde aese discurso que provoca el asentimiento de todos los que loescuchan. En cuanto a la dimensin prctica, ella formula laexigencia de que este asentimiento contenga el acuerdo decomportarse segn las prescripciones definidas por dicho discur-so. La sabidura es por completo tanto una manera de conducirsecuanto una manera de pensar; ms precisamente, es un modo deaparear el pensamiento y la conducta. Por otra parte, el objetivoplatnico es el de formar hombres de poder, hombres que,conociendo lo que provoca el asentimiento, deben ser capaces de

    construir una poltica que recibir el acuerdo de unos y de otrosy que har cesar la guerra, la guerra civil. La apuesta esconsiderable. La esperanza del filsofo es entonces construiruna especie de tribunal pacfico, capaz de elaborar el discursode conjunto, juez de todos los discursos y que pueda ser almismo tiempo juez de todas las prcticas, de todas lasconductas. La prueba de la significacin, a la cual el hecho sesomete, supone la construccin del concepto. El concepto no esotra cosa en el

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    fondo que la estructura mental que acompaa al desarrollo deldiscurso. El concepto no tiene otro sentido que ese desarrollodiscursivo. El concepto de tringulo es el que figura de maneraprecisa tal enunciado de tipo matemtico. El concepto de justicia

    es esta estructura que se halla presente en el desarrollo de undiscurso sobre la buena organizacin de la sociedad. Sernecesario esperar a la filosofa moderna para que en la nocin deconcepto entre la idea de representacin abstracta. Tendremosoportunidad de volver sobre esto. Este podra ser por lo dems elcuarto sentido de logos.

    Por otra parte, es as como Aristteles llega a emplearlo.

    Los traductores actuales, cuando se encuentran en una situacinembarazosa para traducir los textos extraordinariamente densosde Aristteles, utilizan la palabra "concepto" cuando encuentranla palabra logos. Quisiera insistir sobre dicha postura porque, sidicho tribunal existe, es preciso ver bien que es temible. Que

    juzgue los otros discursos, vaya y pase. Que juzgue las conduc-tas es lo que se convierte en lo ms grave y va a ser objeto deinterrogaciones mltiples de ah en adelante, tanto en el interiorcomo en el exterior de la filosofa, especialmente de parte de losque van a rechazarla, y los ha habido en la historia delpensamiento. Juzgar las conductas implica otorgarse laposibilidad de decir con toda certeza y, de algn modo, sinapelacin quin es loco y quin es criminal. No agrego nadams por el momento a este respecto.

    En ese sentido, la voluntad filosfica puede ser exorbitante y

    peligrosa.

    Pero antes de llegar a eso es preciso marcar una evolucin que semanifiesta desde la construccin platnica, en el interior mismodel platonismo. Es sumamente notable que sea el propio Platnquien nos seala esta mutacin en su proyecto. Esto ocurre en undilogo que, muy probablemente. Platn publica -yo deberadecir, para evitar los anacronismos, hace pblico- en el momen-to en que funda la Academia, el Gorgias. La tercera parte del

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    Gorgias es una discusin entre Scrates- siempre portavoz dePlatn - y un personaje que probablemente no ha existidohistricamente, contrariamente a otros personajes que figuran enlos dilogos de Platn. Este personaje es por consiguiente unainvencin platnica. Se llama Calicles.

    Platn. Gorgias (484h-485c), Garnier, Flammarion, p. 226(trad. Emile Chambry).

    (Calicles acusa a Scrates de perder el tiempo por estarsiempre filosofando.)La filosofa, Scrates, est por cierto llena de encantoscuando uno se dedica a ella moderadamente en la juven-tud; pero si uno se demora en ella ms de lo necesario, laruina os espera. Porque, por bien dotado que se est,cuando se contina filosofando hasta una edad avanzada,se permanece necesariamente novato en todo lo que esnecesario saber si se quiere ser un hombre honesto yhacerse una reputacin. Y en efecto, no se entiende nadade las leyes del Estado y del lenguaje que es preciso tenerpara tratar con los hombres en las relaciones privadas opblicas, ni se tiene ninguna experiencia de los placeresni de las pasiones, en una palabra, de los caracteres de loshombres. As uno se presta a risa cuando se mezcla enalgn asunto privado o pblico, de la misma manera que,me imagino, se cubren tambin de ridculo los hombrespolticos cuando se mezclan en vuestras conversaciones yen vuestras disputas.

    Scrates y Calicles discuten muy duramente acerca de lasignificacin de la justicia y del uso de la retrica. Caliclesresponde con gran vehemencia, casi con grosera, a la

    argumentacin socrtica. Luego, en un giro del dilogo, Caliclesse torna amable. Se contenta con responder: Pero s, estoy deacuerdo contigo. Seguramente, Scrates... Al cabo de ciertotiempo.

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    Scrates se apercibe de ello y, volvindose hacia l, le dice: Peroqu es lo que te lleva a ser ahora tan corts? Y Calicles expresaesta frase terrible: Si soy amable contigo, es porque no meinteresa en absoluto lo que dices. Sigo hablando contigo pordeferencia hacia el viejo Gorgias que est con nosotros, pero nome preocupan en absoluto tus proposiciones. Se trata de una delas mayores objeciones, de las ms terribles que se puedan haceral filsofo. El filsofo es aquel que usa de la palabra. Entonces,qu puede hacerse con aquel que no se interesa en la palabra, quela utiliza de una manera nicamente pragmtica, segn el estilode "Psame la sal"? Qu hacer con el que en la comunidad sesirve de la palabra como de un instrumento, como de un martillo,de un cuchillo o de un garrote, pero que no se inquieta por lasignificacin de las palabras, que no se esfuerza por construir undiscurso que requiere la adhesin de los otros? Esta es la granpregunta de la filosofa, y Platn subraya este problema con unvigor sorprendente. Hasta donde s, solamente la sabidura china -

    que no es filosofa en el sentido estricto del trmino- ha sabidoreferirse al mismo tipo de problema.

    Pero es preciso que el filsofo responda a semejante adversario.Es preciso que le pueda oponer algo a ese desprecio del no

    filsofo frente a su discurso.

    Esta respuesta es la constitucin de otra categora, de otroconcepto pivote: el de verdad. Hasta aqu no he utilizadoprcticamente este trmino porque, desde mi punto de vista, nollega sino tardamente en la evolucin del pensamientoplatnico. El filsofo, frente a esta objecin trgica, va a ir msall del simple asentimiento de los presentes, de todos aquellos

    a quienes se puede dirigir, y va a afirmar que el discurso quesostiene es el discurso que, por excelencia, corresponde a lo real.Va a afirmar que el discurso filosfico, por tener valor universal,tiene asimismo una correspondencia con la realidad. Es as comoPlatn va a sostener su empresa construyendo una ontologa,una doctrina del ser, inventando de algn modo la palabra,diciendo lo que es el ser. Esto se llama la doctrina o hiptesis delasIdeas.

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    Platn, Parmnide [Parmnides] (132). en Oeuvres completes. t.II. Gallimard. "Bibl. de la Pleiade". p. 201 (trad. Len Robin).

    (El joven Scrates se dirige al viejo Parmnides e intentaprecisar su "idea" de las Ideas.) Estas ideas de las que

    hablamos existen a ttulo de modelos, de "paradigmas",en la eternidad de la naturaleza, respecto de los objetos,que se les parecen y que son reproducciones de aqullas;y esta participacin que los otros objetos tienen en lasideas no consiste sino en ser hechas a su imagen.

    Antes de cerrar esta primera charla quisiera retomar algunospuntos. Usted dice que la filosofa naci en Grecia en el siglo vantes de nuestra era. Pero otras civilizaciones importantes la

    precedieron. Egipto, para no referirme ms que a l, ha tenidouna gran influencia sobre la cultura griega.

    Sin ninguna duda. Hay que protegerse de un occidentalismo

    excesivo. Yo hablo aqu de filosofa stricto sensu, en unaacepcin que concierne a Europa, con la idea de que esta figurade la filosofa se expandi ulteriormente por el mundo. Dichoesto, sera un muy grave error creer que el Occidente, Europa,tiene el privilegio de la reflexin y de la sabidura. Los egipcios,en efecto, haban elaborado una profunda concepcin del mun-do, un cierto tipo de sabidura tan significativa como la filosofatal como apareci a partir de Platn. Lo mismo vale para laChina, la India... Existe un modo de la sabidura en los mitos delas sociedades guayakis, de Amrica del Norte o de Papuasia. Lafilosofa, pues, no tiene ningn privilegio. No digo en absolutoque solamente exista este modo de reflexin y este modo desabidura. Existen otros que valen tanto como l. Pero los griegos

    inventaron lo que he llamado el logos o la razn. una manera deconstruir la sabidura. Existen otras. No existe ningn privilegio33

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    de parte de los griegos; simplemente, el hecho de que, porrazones histricas, esta concepcin de la sabidura nacida de lafilosofa stricto sensu ha influido de manera decisiva en laconcepcin de la ciencia que luego tuvo efectos considerables en

    la transformacin de la humanidad. Por ejemplo, los chinosinventaron tcnicas muy notables, pero no extrajeron de ello -sinduda tuvieron sus razones- lo que nosotros, en Europa, hemosextrado, y lo que hemos extrado proviene de la filosofa.

    Justamente, usted habla de sabidura china, no de filosofa. Peroun filsofo, no es un amigo de la sabidura, ya fuere griego ochino ? Usted dice que se trata de una forma particular vincula-da al lenguaje, pero los egipcios y los chinos no eran mudos,tambin se servan del lenguaje para reflexionar sobre lasabidura.

    Indudablemente. La diferencia reside en esto: aqu "sabidura"

    quiere decir al mismo tiempo reglas de vida, de conducta, y sabersistemtico fundado sobre la idea del ser, idea especficamenteeuropea. Me parece que jams, en ninguna otra especie decivilizacin, ha aparecido algo que pudiera llamarse el "ser". Esimpactante que un lingista como Benveniste muestre que lalengua griega fue la cuna obligatoria de este tipo de filosofaporque en la lengua griega existe precisamente la posibilidad deforjar, de utilizar esta palabra, "ser", mientras que en otraslenguas esta posibilidad no existe. Sera posible preguntarse si laescritura ideogrfica o jeroglfica permite pensar el ser. En estosin embargo no existe ningn privilegio. Yo no digo que quieneshan inventado el ser tienen una concepcin ms profunda o mejor

    que la de quienes no lo han inventado. Verifico simplemente quees en esa cuna de civilizacin donde domina la lengua griegadonde apareci el concepto de ser y donde se va a convertir encentral en el pensamiento europeo; pensamiento que, por elejercicio del colonialismo en particular, se va a extender por todoel mundo.

    Esta filosofa fue, en cierto modo, inventada por Scrates. Y seobserva que Scrates no existe para los otros ms que a travs

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    irremediablemente desaparecidos. Toda la primera parte delpensamiento de Aristteles se ha perdido. De creer en lo quedicen los romanos, se trataba de dilogos aun ms bellos que losde Platn.

    Retengo tambin que, en la bsqueda de la verdad, ni la opininde la mayora ni el discurso fundado en la autoridad songarantas satisfactorias. As, el camino de la verdad estaraexclusivamente reservado a la filosofa.

    S. Esta es la ambicin filosfica, que para algunos puede pareceruna locura. Freud no vacilaba en decir que el filsofo es unparanoico, un hombre con ambiciones desmedidas. Esta esempero la ambicin de Platn. El comprueba que la democraciase equivoca, que los hombres de oficio tambin se engaan. Delos demcratas toma la idea de mayora y la desarrolla de maneraextrema. De la mayora hace la universalidad. De la idea de

    competencia toma la tcnica del dilogo, y reuniendo estos dosaspectos pretende constituir una forma de competencia univer-sal, que sera la competencia de la razn. Es en este sentido quedigo, en un parntesis que he pretendido inquietante -y mealegro de que esta afirmacin lo haya inquietado-, que en elfondo el filsofo toma una responsabilidad enorme cuando dice:Voy a construir un discurso universal capaz de juzgar a todoslos dems discursos y, por consiguiente, a todas las conductas -un discurso sabio-. Voy a determinar quien es loco y quin escriminal. Es ala vez una posicin excesiva y una responsabilidadexorbitante.

    Es un discurso totalitario.

    El riesgo del discurso totalitario est constantemente presente enla filosofa. No creo que los filsofos resulten tentados por eltotalitarismo: existe en ellos una idea fundamental, la delibertad. Razn y libertad deben formar parejas. Pero es ciertoque la filosofa en las manos de polticos que tienden altotalitarismo es un instrumento temible.

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    2. LA RAZN Y LA REALIDAD

    Aceptemos que la razn fue inventada en Grecia en el siglo vantes de nuestra era. Esta invencin fue formalizada por Platn.

    Pero cul es su resultado en la realidad? Cmo Aristteles,cuyo pensamiento brilla todava, va a tomarse de ello puraasentar la autoridad de la filosofa y mostrar que slo ella dice"lo que es tal como es"? Nuestra anterior conversacin apun-taba, en el fondo, a esta empresa un tanto excesiva: tratar dedefinir lo que es el discurso filosfico. Usted haba llegado a unpunto crucial: la invencin de la hiptesis de las Ideas por partede Platn.

    Y bien, vamos a examinar hoy el contenido y las consecuenciasde esta hiptesis, as como la interpretacin que de ella haceAristteles. Aristteles, quien despus del esplendor platnicose va a constituir en administrador del ejercicio de la filosofa, y

    esto, como usted ha sealado, durante muy largos siglos.

    Para que las cosas sean claras, es necesario recordar en qucondiciones Platn fue llevado a construir esta hiptesis. Com-prueba que los hombres son desdichados. Son desdichadosporque sufren. Porque cometen la injusticia y porque la sufren.

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    Comprueba tambin -o cree comprobar- que ninguno de losremedios propuestos empricamente permite superar esta situa-cin. Entonces l mismo decide inventar el remedio por excelen-cia. El discurso universal. Entendemos por ello un conjunto deenunciados coherentes, bien compuesto, legitimado en cadaetapa de su desarrollo, de tal modo que todo individuo de buenafe est obligado, por la rectitud de ese discurso, a someterse a l.Este discurso intenta responder tanto a las grandes como a laspequeas cuestiones que el hombre se plantea. Empero, tropiezacon un obstculo. Platn mismo lo seala: algunas personas nose interesan por la palabra o no la toman ms que como medio dedifundir informaciones cotidianas y no como medio de regular laconducta. El personaje que simboliza esta actitud, como se havisto, es Calicles, que aparece en la tercera parte del Gorgias.

    Donde Calicles declara bruscamente a Scrates, portavoz dePlatn: Lo que dices no me interesa y seguir actuando como

    actuaba antes, sin preocuparme de las lecciones que pretendesdarme.

    S. Platn ha convencido a sus interlocutores de que l haconstruido un discurso universal; se trata ahora de apuntalar lacertidumbre entre los diversos participantes en el dilogo. YCalicles va a servirle de reactivo, obligando al filsofo a profun-dizar su punto de vista. La hiptesis de las Ideas es decisiva paramostrar que, a pesar de las apariencias, el discurso filosfico noes simplemente un discurso universal que se sostiene por su solopoder de conviccin. Adems, dice lo que es tal como es. O, parautilizar una frmula ms breve, el discurso filosfico dice el ser.Volver sobre esta nocin. Por el momento, tratemos de ver lo

    que significa. Durante nuestro encuentro anterior, he hablado dela esencia. Dije que el filsofo verificaba contradicciones entrelas diversas opiniones desarrolladas por los hombres. Estaspodan ser o bien redundantes, repitindose sin avanzar, o biencon lagunas, dejando aspectos sin solucionar. Es preciso tomarun desvo por otro camino. ElLaques muestra que, por ejemplo,no se puede responder simplemente a la pregunta de si hay quehacerles tomar lecciones de arte militar a los hijos.

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    Scrates dice que es preciso interrogarse previamente sobre elcoraje y la virtud militar.

    En el lenguaje filosfico, "qu es el coraje?" significa "cul es

    la esencia del coraje". Para ser recibido, semejante discurso debetener un referente en lo real. Es necesario que el que lo pronunciatenga la certeza de que no es un discurso vaco, sino que secorresponde con algo. Este discurso debe apoyarse sobre un datoconsistente. Es necesario, de alguna manera, que esta famosaesencia del coraje exista en alguna parte. La hiptesis de las Ideasnace de all. En este ejemplo, esto no aparece claramente, pero selo entender mejor si se lo refiere a un universo ms riguroso: elde la matemtica. He aqu entonces una idea que tendr laocasin de desarrollar a continuacin: la filosofa se nutresiempre de materiales externos. La filosofa de Platn se alimen-ta de los trabajos de los matemticos de su poca. El mismo, porlo dems, era un matemtico.

    Tomemos la palabra "tringulo". "Tringulo" puede ser unafigura que se dibuja sobre la arena de la palestra. Entonces se tratade una imagen, de una imagen singular: tal tringulo, dibujadotal da, a tal hora, por tal persona, y que tiene tales dimensiones.A partir de este tringulo se pueden realizar experiencias, pero nose puede deducir nada con certeza: sus lneas son groseras, y essuficiente un golpe de viento para que el tringulo desaparezca.Pero se puede ver al tringulo de otro modo. Considerar lapalabra "tringulo" segn la convencin establecida entre losque hablan de la figura. Vamos a llamar "tringulo" al polgonode tres lados, o a la figura constituida por tres rectas que se cortandos a dos.

    Pero esta convencin es muy insuficiente para garantizar lacerteza. Entonces, en qu consiste la hiptesis de las ideas?

    En esto: existen en alguna parte, en otro mundo -que no es estemundo, que no se da a la sensibilidad, es decir, a la percepcinvisual, auditiva u olfativa-, tringulos que poseen una realidad.A primera vista, la hiptesis parece aberrante. Platn sostiene si nembargo con mucha firmeza que, si no se admite la hiptesis de

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    que ese otro mundo existe, entonces es preciso resignarse a ladesdicha. Es preciso aceptar cometer la injusticia o padecerla; espreciso aceptar la finitud del hombre, particularmente, la muerte.El pensamiento filosfico se elabora, de algn modo, a partir de

    esta apuesta.Platn.La Rpublique [La Repblica] (VII, 514), en Oeuvrescompletes, t.I, Gallimard, "Bibl. de La Pliade", p. 1101 (trad.Len Robin).

    (Scrates expone a Glaucn la condicin humana a travsde la alegora de la caverna.)Represntate pues a unos hombres que viven en unaespecie de morada subterrnea en forma de caverna, laque posee a todo lo largo una entrada que se abre a la luz.Estn desde su infancia en el interior de esta morada,encadenados por las piernas y el cuello, de modo queno pueden cambiar de lugar ni ver otra cosa que lo que

    tienen por delante, debido a la cadena que sostiene sucabeza y les imposibilita girarla. La luz proviene de unfuego que arde detrs de ellos sobre una altura lejana.Entre ese ruego y los prisioneros imagnate la subida deun camino, a travs de la cual hay que imaginarse quese ha levantado un pequeo muro, parecido a lasmamparas que los exhibidores de marionetas levantanentre ellos y el pblico.Me lo imagino!, dijo. Entonces, a lo largo de ese pequeo muro, imagnate aunos hombres que llevan, superando el muro, todo tipo deobjetos fabricados, de estatuas o aun de animales depiedra, de madera, hechos de todo tipo de materiales:naturalmente, entre quienes llevan estos objetos hay

    algunos que hablan y otros que se callan. T has hecho,dijo, una extraa descripcin, y tus prisioneros sonextraos! Ellos se nos asemejan, repliqu.

    Todo sucede como si Platn, al construir su famosa alegora 42

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    de la caverna, propusiese a los hombres la siguiente alternativa:o ustedes consideran mi hiptesis como una fantasa, un produc-to de mi imaginacin irrisoria o represiva, y entonces -lesadvierto- se arriesgan a ser sometidos a la constante precariedady a la desesperacin, o sostienen conmigo esta hiptesis, y tal vezentonces vean surgir la posibilidad de conducirse de manera talque ya no estn expuestos a aquella desdicha. Precisemos queeste mundo es el de las apariencias, y que el otro es incluso unmundo actual. No tiene nada que ver con la afirmacin religio-sa de otro mundo despus de ste, nada que ver con unaafirmacin de la inmortalidad del alma. Es cierto que Platn creatambin en la inmortalidad del alma, pero se puede ser muy bienun pensador ateo y no molestarse por la hiptesis de las Ideas.

    Si el mundo de las Ideas es otro mundo que ste, pero al mismotiempo igualmente actual, entonces se lo puede captar desdeahora haciendo los ejercicios mentales necesarios.

    Precisemos las cosas examinando la gnesis de la esencia, talcomo ha sido definida por el filsofo. Platn denomina doxa a lasmltiples opiniones desarrolladas por el buen sentido democr-tico. Muestra que dichas opiniones se refieren siempre a preten-didos hechos que en realidad son en gran parte el producto de laspasiones, de los intereses, de los deseos y de las circunstancias.Cada una ve lo real como le conviene y llama "realidad" a lo quese corresponde precisamente con sus disposiciones subjetivas.

    Entonces, qu propone?

    Propone, con la hiptesis de las Ideas, que ese discurso que ha

    recibido la adhesin de todos y cada uno sea apuntalado,subrayado, afirmado mediante el reconocimiemto de que existeotra realidad distinta de esta realidad aparente. El mundo de lasIdeas, realidad esencial, permanece inmutable mientras las apa-riencias no cesan de cambiar, presas del devenir -hoy diramos,en el flujo de la temporalidad-. El mundo de las Ideas, poresencia, es estable y transparente. A la imagen del tringulodibujada sobre la arena, al tringulo convenido para entablar una

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    cuenta a la vez de su aparicin y de su configuracin. Ella es, dealgn modo, en el mundo de las esencias lo que el Sol es en elmundo sensible: Esencia o Idea del Bien, es al mismo tiempoEsencia o Idea del uno. Platn dice que ese mundo es tan bello,tan profundamente inteligible, de una transparencia tan sorpren-dente, que apenas es posible hablar de l con las palabras delmundo sensible. De hecho, es en la conducta del filsofo dondese manifiesta verdaderamente, donde se lo reconocer. Es en laaplicacin de la visin donde se podr identificar a aquel que havisto verdaderamente la realidad tal como es. De tal modo lafilosofa platnica llega a algo as como a una mstica, a unamstica de lo inteligible. Por otra parte -ya lo he sealado desdenuestra primera conversacin-, exista una enseanza esotricade Platn, reservada a algunos privilegiados, de la cual notenemos ningn conocimiento y que probablemente iniciaba enciertos misterios, como en la religin tradicional. As, el plato-nismo, primer momento de la filosofa, se ha constituido debido

    a razones y causas polticas. Se ha desarrollado luego como unareligin, pero una religin de lo inteligible y no de lo misterio-so. Es el misterio de lo inteligible, y no la apologa de lo mis-terioso. Se afirma que lo inteligible subtiende al mundo y que elespritu lo gobierna. Para conducirse como se debe aqu abajo, espreciso someterse a un cierto nmero de pruebas: las del apren-dizaje del saber. Hay que tener en cuenta en qu poca ocurreesto. Un autor trgico, de modo quizs un tanto imaginado, nospermite comprender la posicin platnica. Se ha dicho que lastragedias de Eurpides -el tercero de los grandes trgicos griegosdespus de Esquilo y de Sfocles- son de un mundo del cual losdioses se han retirado. En las tragedias de Eurpides, en el fondono quedara lugar ms que para aullar o vociferar por la partida

    de los dioses. El emprendimiento platnico tiende a dejar alhombre satisfecho a pesar de la partida de los dioses. Todo ocurrecomo si Platn se dijera: el hecho de que los dioses hayan partidono debe hacernos capitular. Los hombres tienen en s la reservade su espritu, de su esfuerzo de inteligibilidad que debe permi-tirles superar la desdicha de ah en ms inmanente al mundo. Yen esta perspectiva Platn propone una escuela, la Academia,donde formarse. Partiendo de la hiptesis de las Ideas propone un

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    de la teora de la definicin, de la teora del juicio y de la teoradel conjunto de juicios que se llama "silogismo".

    Aristteles, Organon. 3, "Primeros Analticos" (I, 1), Vrin, p.4 (trad. J. Tricot).

    El silogismo es un discurso (logos) en el cual, puestasciertas cosas, una cosa distinta de las puestas resultanecesariamente de stas por el solo hecho de ser puestas.

    A continuacin, muestra que si el discurso as formalizado esconvincente, entonces debe corresponderse con la experienciadel otro. La adhesin es no solamente el signo de que el discursoest bien construido, sino tambin la prueba de que quien lorecibe est convencido de ello y ve las cosas como el emisor deldiscurso. Aristteles infiere de esto pues -siempre con razona-mientos que hoy da llamaramos razonamientos de buen senti-do- que este acuerdo que se establece en torno de un discurso

    bien reglado corresponde a un acuerdo que concierne a la cosa dela que se habla y no a la Idea, a la esencia, del trasmundo. Se tratapor cierto para l de la cosa que tenemos actualmente ante losojos, a la cual cada uno puede referirse, a la cosa que se puedesealar con el dedo. Mientras que Platn propona ese programaloco de mostrar lo que por definicin no puede aparecer, Arist-teles pone la filosofa al alcance de todos los ciudadanos ya quecada uno puede juzgar acerca de la validez de ese discurso alreferirse a su experiencia cotidiana.

    Entonces la esencia se convierte en otra cosa. Ya no es aquellarealidad transparente que se encuentra ms all. Se la encuen-tra en las cosas mismas. Es el ncleo comn que cada uno puede

    sealar en la medida en que sepa expresar su experiencia segnlas formas normales de un discurso bien reglado, bien cons-truido.

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    La filosofa medieval, que reflexion mucho sobre estas cuestio-nes, acostumbraba a oponer la filosofa de Platn a la deAristteles de la siguiente manera: Para Platn, el caballo que veo es un caballo puramente

    aparente; el verdadero existe en el mundo de las Ideas. La Ideadel caballo es solamente perceptible para el ojo del alma y estecaballo que veo se limita a imitarlo torpemente.

    Para Aristteles la esencia del caballo se encuentra en cadauno de los caballos sensibles; cada caballo que puedo ver poseeen s la esencia de lo que yo llamara la "caballidad" o esencia dela "caballera".

    En suma, Aristteles realiza esta operacin que se va aconvertir en la del trabajo filosfico: introducir una constantecirculacin entre la esencia y la apariencia. La esencia no es unarealidad que est ms all, la esencia es esencia de la aparienciacomo la apariencia es apariencia de la esencia. Tratemos dehacer entender esto aun un poco mejor. Para designar la palabra"esencia", Aristteles se sirve de dos palabras: la palabra tiest,que quiere decir "lo que es", y una palabra un tanto mscomplicada pero ms bonita -no resisto al placer de analizarla-,el tau ti en nai, expresin misteriosa que la Edad Mediatraduce por Quid dite -pero no zozobremos en suscomplicaciones. Tau ti en nai quiere decir: lo que una cosa eshabitualmente. La esencia es pues, en cualquier realidadsensible, lo que es permanente, lo que no cambia, lo que subsisteindependientemente de sus accidentes. As respecto del hombre,los hay grandes y pequeos, gordos y delgados, que se llaman

    Scrates o Calias, que corren rpida o lentamente, que son ricoso pobres... Puedo multiplicar los accidentes, pero esto seguirsiendo el hombre. Pero jams podra decir que la esencia delhombre consiste en ser pequeo o rico, as como en tener dospiernas, porque los pjaros tambin tienen dos patas. Sin haceruna revisin exhaustiva de lo que podra ser el hombre,comprobamos que, con toda certeza, es el nico que pronunciafrases, secuencias de palabras que tienen una significacin. Esel ser que habla, que habla para decir algo. Por cierto, losanimales gritan, los animales sealan, pero no

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    hablan, no tienen intercambios simblicos. Y Aristteles dice: laesencia del hombre consiste en poseer la palabra significante, loque hemos encontrado bajo el trmino de logos, ese ncleosignificante. Los medievales traducirn esto diciendo que elhombre es un animal racional.

    Esto genera consenso, pero merece mayor atencin. Se puedencometer errores. Se puede decir que el hombre es el nico animalque re.

    En efecto, Aristteles hace aqu una distincin muy sutil: no hayque confundir la esencia con lo propio (de donde provienenuestra expresin: "La risa es lo propio del hombre"). La raznes la esencia, la risa es lo propio del hombre. Formula una seriede recetas para distinguir la esencia respecto de lo propio. Estono requiere de una educacin especial, sino aprender a formalizarel propio discurso. Ensyense en hablar claramente, dice Arist-

    teles, y se convertirn en filsofos, sern capaces de descubrir loque hay de permanente en este mundo. Para restablecer lacirculacin entre la esencia y la apariencia, cada uno es invitadoa verificar en cada momento la validez del lenguaje filosfico.Digo "validez", y no solamente "legitimidad". Esta es quizs lagran invencin aristotlica. De Platn, Aristteles retiene elproyecto global: construir el discurso capaz de juzgar a todos losdems discursos y a todas las conductas. Aristteles est deacuerdo con Platn en pensar que se puede as acceder a la sofa,esta especie de saber-sabidura, que permite al hombre vivircomo corresponde a un hombre. Tambin est de acuerdo conPlatn en pensar que el discurso filosfico debe ser legitimadoen cada una de sus etapas, que debe provocar la conviccin del

    oyente o del interlocutor, pero agrega un criterio suplementario,el de la verificacin.

    Por no haber sabido descubrir ese criterio, Platn fue obligadoa formular la hiptesis de las Ideas, esta afirmacin de algnmodo desesperada: hay verdad.

    Mientras que Aristteles invita al ciudadano a verificar en cada 53

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    instante en la realidad, en el seno del mundo de las apariencias,la validez de los enunciados filosficos. En la ptica platnica,el discurso universal no tiene otra justificacin ms que ladiscursiva. No es ms que una justificacin del discurso por eldiscurso. Y ante esta debilidad Platn supuso la existencia de lasIdeas. Aristteles toma las cosas de un modo ms simple: seesfuerza por construir un sistema de enunciados, una verdaderaenciclopedia. Aristteles ha creado, lo recuerdo, el primer centrointernacional de la investigacin cientfica de la cuenca delMediterrneo. Tena misiones un poco por doquier y colecciona-ba las piedras raras, los cristales extraordinarios, los animalesmonstruosos... Era un investigador cientfico.

    Aristteles invita a cada uno a desarrollar su conocimientofabricando un discurso que, en la medida de lo posible, restaureo exprese las articulaciones del ser mismo. El trabajo del filsofoser por lo dems hacer corresponder las articulaciones del

    discurso con las articulaciones del ser.Aristteles, Mtaphysique [Metafsica] 9 (10, 1051a34-bl7).Vrin (trad. J. Tricot).

    La verdad o la falsedad depende, respecto de los objetos,de su unin o su separacin, de manera que estar en laverdad es pensar que lo que est separado est separado,y que lo que est unido est unido, y estar en la falsedades pensar contrariamente a la naturaleza de los objetos.Cundo pues hay o no hay aquello que se llama verdaderoo falso? Es preciso, en efecto, examinar bien lo queentendemos por esto. T no eres blanco por el hecho deque nosotros pensemos de manera verdadera que eresblanco, sino que por el hecho de que t eres blanco, al decirque lo eres, decimos la verdad.

    Este ser asimismo el comienzo de los debates filosficos. Enefecto, segn las circunstancias histricas, las culturas, losmodelos a los cuales se referirn las diversas teoras filosficas,

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    la nocin de "ser" va a tomar diferentes sentidos. Por ejemplo,con la filosofa medieval un personaje de extrema importancia vaa intervenir y va a sustituir al ser. Se va a llamar "Dios". Va aocupar la escena durante cierto tiempo. Despus, ser el sujeto

    trascendental, luego ser la historia; pero no nos anticipemos.El programa aristotlico en s sigue siendo el mismo: construirese texto portador de inteligibilidad que torne al ser tan transpa-rente como sea posible y que permite constituir saberes y cumpliractos tan sensatos como un hombre pueda esperar cumplir.

    Usted ha hablado mucho pero yo quisiera volver sobre estanocin de Idea. Existen palabras contemporneas como "pat-tern", tomada de los angloamericanos, o "modelo","estructura", "patrn" (en el sentido de modelo de vestido);existe tambin "concepto ". Cul de entre todas estas palabrasestara ms cerca de la nocin de esencia, de Idea?

    Y bien, yo dira que todas ellas estn lejos. Platn confiere a lanocin -tomo el trmino ms general para designar todo eso delo que usted acaba de hablar- un peso ontolgico. El piensa queeso existe, que es real, mientras que por ejemplo "concepto" o"estructura" remiten a principios de inteligibilidad. El conceptoes una estructura de inteligibilidad que se crea para pensar unacosa, pero no es la cosa. Para Platn, existe asimilacin entre larealidad que hace inteligible y la realidad en el sentido ms fuertedel trmino, dotada de un peso, de una consistencia por s misma.Esta idea tendr consecuencias filosficas. Es muy sorprendentepor ejemplo verificar que. antes de la segunda guerra mundial, unnotable matemtico que se llamaba Albert Lautman pudo decirse

    platnico y afirmar que el tringulo, el nmero 2, existan. Segnl, no se poda concebir la matemtica sin conferirle una verda-dera existencia a esas nociones. Hay entonces en Platn -y esesto lo que hace la profunda originalidad de su doctrina - unasuerte de confusin entre lo inteligible y lo real. Se trata de lo realinteligible.

    Y el aspecto esotrico de la enseanza de Platn ? Lo que esconfusin, desde un cierto punto de vista, mirado desde la

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    perspectiva misma del esoterismo no es quizs confusin sinoacceso a una realidad efectiva. Dnde Platn, que enseabaeste aspecto por lo dems completamente perdido, haba adqui-rido ese conocimiento esotrico?

    Dada la importancia y la naturaleza de los textos platnicos, anhoy se sigue preguntando sobre el sentido de los mismos. Enparticular, al principio del libro IX deLa Repblica, un pasajeoscuro donde Platn explica cmo el mundo vuelve a caer en loininteligible ha dado lugar a mltiples hiptesis. Parecera serque un elemento de su enseanza esotrica se ha intercalado eneste texto pedaggico. Diversas investigaciones estn de acuer-do sobre el hecho de que el platonismo se inscribe en la lneapitagrica de esos pensadores que han divinizado a los nmeroscomo principios explicativos de lo real, de donde quizs derivela importancia del modelo matemtico en el pensamiento dePlatn. Existe asimismo un personaje -porque es un verdaderopersonaje- que desempea un gran papel en el pensamiento dePlatn: Egipto. Platn hace decir a uno de sus protagonistas:vosotros, los griegos, no sois ms que nios; hombres son losegipcios. Parece que para un cierto nmero de griegos la sabidu-ra originaria estaba all. Cul es la porcin de realidad, deseriedad histrica en esto? Se trata de una filiacin, o lareferencia a Egipto es uno de esos mitos de origen que cadacultura construye para guardarse sus espaldas? Confieso que nosoy lo suficientemente competente como para responder a estapregunta.

    Una palabra ms sobre Aristteles. Para l, la esencia est en

    la cosa misma, la cosa percibida por la experiencia, que sepuede sealar con el dedo. Ella est al alcance de todos losciudadanos, ha dicho usted, pero al hacer esto se ahorra todoel esoterismo del que acabamos de hablar?

    Platn es un pensador que linda con el esoterismo. Hoy podrahablarse de misticismo. Aristteles es tradicionalista a ras delsuelo. Su proyecto es seguramente un proyecto de saber-sabidu-ra, pero tambin un proyecto poltico. Mientras que Platn

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    propone una forma de revolucin reaccionaria, un regreso hacialos orgenes, Aristteles quiere salvar la ciudad tal cual es.Comprueba, como Platn, el desorden en el que se encuentra laciudad, pero quisiera mantener sus estructuras principales. Sufilosofa es un tanto al uso de los ciudadanos magistrados.Recordemos que la ciudad griega es una ciudad si n funcionarios.Los cargos pblicos estn cubiertos rotativamente por los ciuda-danos. Esto es cierto para la democracia ateniense, pero en otrosregmenes, incluidos los aristocrticos, esto funciona de lamisma manera. Ahora bien, en la ciudad ideal de Platn apareceel funcionario. El filsofo-rey es una suerte de alto funcionarioque, en nombre de sus capacidades, decide por los dems. All seencuentra, creo, un tema muy importante de la ruptura entre losdos filsofos.

    Tambin est la nocin del criterio de verificacin, que espropio de Aristteles. All puede verse una actitud de experimen-

    talista, en el sentido casi moderno de la palabra, que funda laciencia occidental.

    S, en verdad se puede decirlo. Por cierto, las diferencias sonconsiderables: la teora de las cuatro causas enunciadas porAristteles no es cientfica en el sentido en que nosotros enten-demos la ciencia hoy en da, segn la cual la causalidad eficientepredomina sobre las otras causas. Pero hay por cierto unavoluntad experimentalista en Aristteles, que por otra parte no estan original. Lo que es original es su formulacin. Aristteles seinscribe en una tradicin relativamente nueva, la de los ingenie-ros, de los mdicos, tambin de los fsicos (los fysikoi), que seapoyan sobre la experiencia para construir los enunciados.

    Desde ese punto de vista, Aristteles es sorprendentementemoderno.

    Una ltima cuestin antes de abandonar Grecia para dirigimoshacia un perodo ms reciente. La democracia ateniense es ellugar donde nace la filosofa. En democracia, por principio,todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Pero se trata de unademocracia que vive sobre la esclavitud.

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    Evidentemente, uno de los elementos que permiten a estademocracia ser democracia es el trabajo de los esclavos. Si losciudadanos pueden ser, como dice Gustave Glotz, los accionistasde una sociedad annima llamada "ciudad", es porque hay untrabajo productivo realizado por seres que no son consideradospor los griegos, en su inmensa mayora, como hombres. Arist-teles al respecto nos parece extremadamente chocante cuandopronuncia frases del estilo de "los brbaros no tienen de hombresms que los pies". Quiere decir que no tienen simplemente msque la forma humana, pero no la esencia del hombre. Por lodems, la palabra "brbaro" es indicativa, es una onomatopeya,el brbaro es aquel que no sabe hablar, que tartamudea. Esterechazo del otro es constitutivo del pensamiento griego. Arist-teles dice en algn lugar que podramos vivir sin esclavos si laslanzaderas funcionaran completamente solas. S que esto eschocante. Pero cree usted que nosotros hemos hecho realesprogresos? Las lanzaderas funcionan solas? Entonces, an

    hoy, Aristteles estaba realmente equivocado?58

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    3. LA CIENCIA DE LA NATURALEZA

    Esta vez daremos un salto en el tiempo. Con qu legitimidad?Estamos ya en el siglo de los grandes descubrimientos. Qu

    dilogo entabla la filosofa con la ciencia de la naturaleza ? Qu tiene para decir de la nueva fsica elaborada por Copr-nico y Galileo ? Descartes descubre el "Yo pienso " y las "ideasclaras y distintas". No podra verse esto como un segundocomienzo de la filosofa?

    Se podra. La gran revolucin fsica, comenzada en el siglo xviy proseguida en el xvii, corresponde a la elaboracin del sistemade Galileo y a su administracin por Ren Descartes. Pero alpasar de la constitucin del campo de la filosofa a travs delpensamiento y los textos de Platn y Aristteles -Aristtelesmuere en el ltimo tercio del siglo iv antes de Cristo- a lospensadores del siglo xvi, salto veinte siglos de historia. Esto espropiamente escandaloso. Y lo es ms porque tambin losmanuales escolares parecen desconocer estos siglos interme-dios. Se considera que lo que pas en el oriente del Mediterrneodespus del hundimiento de la ciudad griega -a partir del sigloni antes de nuestra era- es confuso y carente de importancia.

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    Solamente se presta inters a lo que ocurre en el occidente delMediterrneo, Roma. Y se califica todava a menudo a la EdadMedia como "oscurantista". Lo cual es falso.

    El oriente del Mediterrneo, entre el siglo ni antes de Cristo yel v-vi siglo de nuestra era, conoce una vida cultural muyimportante, en particular con los desarrollos del pensamientoneoplatnico. Despus van a aparecer fenmenos tan importan-tes como el Islam, el pensamiento que se construye alrededor dela profeca de Mahoma.

    En cuanto al Occidente, a partir de los Padres de la Iglesia,desde el siglo ni. se producen acontecimientos intelectuales deuna importancia capital. Basta con citar a San Agustn y LaCiudad de Dios, a San Bernardo y su heroico combate por lascruzadas y contra las herejas -o lo que se consideraba que eranherejas-, al admirable monumento de Toms de Aquino y lo queha podido llamarse el "primer" Renacimiento del siglo xiii.

    Sin duda es un e