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Una inclusión real basada en la dignidad · en el lugar de los demás, porque a «Ponerse en los zapatos del otro significa servicio, humildad, generosidad» menudo somos esclavos

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sus derechos y siendo responsables también de sus deberes como ciudadanos. Sabemos que sin la seguridad de una vivienda, o la estabilidad de un empleo, las posibilidades de acceso a los recursos sanitarios, a la educación o a la formación se reducen drásticamente.

Conocemos a las personas que a diario hacen uso de la ayuda de la Fundación Jesús Abandonado: del Centro de Acogida, del Centro de Día, del Comedor Social, del área de psicología y psiquiatría dedicada a la salud mental, de la enfermería, del

servicio de ducha y ropería, de los voluntarios podólogos, odontólogos, ginecólogos, peluqueros. Sabemos de sus necesidades, de lo que nos piden. Y también somos conscientes de que aunque no es fácil, es totalmente posible poner solución a su situación. Está en su mano, en nuestra mano. Cuando la Fundación Jesús Abandonado comenzó su andadura, apoyada en el esfuerzo de voluntarios, las condiciones y la sociedad misma eran muy diferentes. Ahora, treinta años después, ha habido un cambio bastante significativo, con un (sig.)

Desde los mismos inicios de la Fundación Jesús Abandonado hace más de treinta años, las personas más vulnerables de toda la sociedad y su dignidad han sido el centro de nuestra atención y de los servicios y recursos de los que disponemos.

Con el apoyo indispensable de toda la sociedad murciana, instituciones y medios de comunicación, nuestros voluntarios y profesionales pueden realizar su trabajo los 365 días del año, comprometidos con las realidades más vulnerables de la Región de Murcia, afrontando a diario los desafíos que implica erradicar la desigualdad en todas sus vertientes. Trabajamos para hacer de los espacios de acción social de la Fundación Jesús Abandonado un lugar donde la Hospitalidad se constituye en un principio fundamental, un valor esencial y nuestra referencia ética central.

En nuestro camino y nuestro esfuerzo por acabar con la pobreza, estamos firmemente convencidos de que un hogar permanente, unido a un trabajo estable, son los cimientos en los que se apoya la vida de todas y cada una de las personas, y todo lo que rodea: familia, amistades, una vida independiente o el acceso a recursos e instituciones, haciendo uso de todos

Una inclusión real basada en la dignidad de contar con una vivienda y un empleoJesús Abandonado trabaja todo el año para facilitar hogares donde construir un futuro y un trabajo para proporcionar estabilidad

Carmen, gracias a la ayuda de los profesionales del Centro de Empleo y Formación de Jesús Abandonado y las empresas colaboradoras, ha encontrado un empleo en el sector de limpieza

Miguel, en su vivienda integrada en el proyecto Housing First Elona, en una formación en el aula del centro de empleo

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incremento del volumen de servicios y de la complejidad de los distintos perfiles, que ha originado a su vez una adaptación a las necesidades emergentes, con el fin de seguir prestando esa mano necesaria y dotar de nuevas oportunidades a todos los que lo necesitan. Política, economía, desarrollo, igualdad, equidad, justicia, son términos que deben ir de la mano.Queremos la transformación real de la sociedad y creemos que ayudar a prevenir y acabar con el sinhogarismo es una tarea compartida, que nos afecta a todos, al igual que la Fundación Jesús Abandonado es

una labor común, fruto del esfuerzo de toda una sociedad. Y es nuestra responsabilidad hacer uso de las mejores herramientas posibles para llevar a cabo esta misión. La puesta en marcha de recursos como el Centro de Empleo y Formación o el programa ‘Housing First’ (la vivienda, lo primero), son claros ejemplos de este esfuerzo para dotarnos de esas herramientas que nos ayuden en esta lucha por una inclusión real. Personas como Carmen, Elona o Miguel, son solo tres ejemplos de los cientos de personas que han sido atendidas por nuestros profesionales y voluntarios, y que han

disfrutado de la posibilidad de acceder a estos recursos. La Fundación Jesús Abandonado se reinventa junto a las nuevas necesidades, que en muchos casos van más allá de una atención básica de cama y comida, o un espacio donde ser escuchado y compartir experiencias. Por eso trabajamos por una inclusión real basada en la dignidad que proporciona una vivienda y un empleo. Creamos oportunidades para la participación social a través del trabajo, y facilitamos casas donde vivir, hogares donde construir un futuro. Porque eso sí es una verdadera inclusión.

«La libertad existe cuando tienes un hogar»

«Mi trabajo me da un bienestar que no tenía»

«He vivido veinte años en la calle, en la que me vi por problemas familiares, veinte años muy largos, entrando y saliendo de albergues, trabajando de vez en cuando en la fruta, en la construcción, sin ninguna cosa fija, sin contrato, sin casa, sin futuro en realidad. La casa (del proyecto ‘Housing First’ de la Fundación Jesús Abandonado) me ha supuesto la alegría de tener una vivienda a mi gusto, adornándola como yo quiero. Tener la alegría de disfrutar de la libertad, que es lo más importante, porque en la calle la libertad no existe, la libertad existe cuando tienes un hogar, cuando sabes que tienes un sitio seguro, garantizado. Esa es la libertad y la alegría. Lo positivo de tener la casa es que me obligo a cuidarme, a ir al médico, me aporta la tranquilidad de que tengo un hogar, que no me veré nunca más en la calle. La casa me aporta dignidad. Cuando estaba en la calle, todo el mundo me ignoraba, o tenía problemas, y me han agredido muchas veces. Con tu hogar sabes que eso no va a ocurrir. La dignidad de las personas es lo más importante del mundo, no las podemos abandonar a su suerte», asegura Miguel.

«He tenido una vida dura, con diferentes problemas, pero es importante que otras personas que puedan estar en esa situación sepan que es posible salir. Es muy triste estar en la calle, hijos que no te miran, nietos que no ves... Yo doy gracias a Dios que ahora tengo todo eso, una pareja, puedo ver a mis hijos, y estoy muy bien. He hecho muchos cursos (en el Centro de Empleo y Formación de la Fundación Jesús Abandonado) y ahora estoy trabajando, pero cuesta muchísimo trabajo salir, te lo tienes que ganar poco a poco. El trabajo me ha dado la vida, lo es todo. No ya el dinero en sí, sino es ser útil, trabajar, ser como todo el mundo, no estar pensando en la calle, poder comprarle un juguete a tus nietos, pasear por Murcia, ver los escaparates. El empleo me ha aportado muchas cosas, una estabilidad, una seguridad en mi misma, mucho bienestar en mi vida que antes no tenía. La alegría de disfrutar del día, de las cosas pequeñas que te hacen feliz. El trabajo es muy necesario, y muy necesario también la ayuda para encontrarlo, y el seguir esforzándose, no hay que conformarse», enfatiza Carmen.

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La Orden Hospitalaria San Juan de Dios mantiene una Comunidad de Hermanos en el Centro de Acogida de la Carretera de Santa Catalina desde 1992, a través de la cual desarrolla su actividad en la Región de Murcia, junto con colaboradores, voluntarios y profesionales de la Fundación Jesús Abandonado. Actualmente esta Comunidad la conforman los Hermanos Martín Cuenca, Superior de la OHSJD, Pascual Piles, Jesús Goñi, Damián Navarro y Alfredo Trívez, en su segunda etapa en Murcia tras su paso como anterior director de Jesús Abandonado de octubre de 1993 a julio de 1998. A través de su trabajo en el Comedor Social, en el Centro de Acogida, en la ropería, en el programa de atención a personas sin hogar en las calles de Murcia, o en servicio de atención espiritual y religiosa, transmiten el carisma de la Hospitalidad, propio de la OHSJD.

Precisamente, de la importancia de la espiritualidad, hablaba Pascual Piles en el libro ‘Siguiendo las huellas de San Juan de Dios hoy’: «Hablar de espiritualidad es hablar de vida, de

aquello que reside en la entraña, en lo más profundo del ser humano, de todo aquello que da sentido a la existencia y que tiene que ver con el conjunto de valores, convicciones y creencias que sostienen dicho sentido y que responden a las preguntas que verdaderamente interesan a las personas en relación a su existencia, así como al deseo y la búsqueda de la felicidad (...) Se trata de algo que es consustancial y constitutivo de

todo ser humano, que va más allá de la religiosidad: las personas que no tienen un credo religioso también tienen su mundo espiritual. La espiritualidad necesita ser cuidada y alimentada, cosa que con frecuencia no sucede, porque existe siempre la tentación de vivir en la superficialidad, sin bajar a la profundidad de uno mismo. Descuidarla es arriesgarse a vivir según el viento que sopla y, en definitiva, a perderse».

La labor de la Orden Hospitalaria

El Hno. Pascual Piles, conversando con una residente del Centro de Acogida de la Fundación Jesús Abandonado

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«El llamamiento para abrir las puertas de las parroquias al comienzo del invierno pasado fue escuchado por muchas personas y muchas parroquias... En el Vaticano hay dos parroquias y cada una acogió a una familia de Siria. Muchas parroquias en Roma abrieron sus puertas a la acogida y sé que otras, que no tienen sitio, recogieron dinero para pagar el alquiler durante un año a las personas y familias necesitadas. El objetivo debe ser la integración, es importante que los acompañen durante un período inicial. En muchas partes de Italia se ha hecho. Las puertas se han abierto en muchas escuelas católicas, conventos, en muchas otras estructuras.

Por eso digo que el llamamiento fue escuchado. También sé de muchas personas que han dado donativos en metálico para pagar el alquiler de las personas sin domicilio fijo. (...) Los que llegan a Europa huyen de la guerra o del hambre. Y de alguna manera somos culpables porque explotamos sus tierras, pero no hacemos ningún tipo de inversión para que ellos puedan beneficiarse. Tienen derecho a emigrar y tienen derecho a ser acogidos y ayudados. Pero esto debe hacerse con esa virtud cristiana que debe ser propia de los gobernantes; la prudencia. ¿Qué significa? Significa aceptar a todos aquellos que se “pueden” acoger. Y esto con respecto a los números. Pero es igualmente importante reflexionar sobre “cómo” acoger. Porque acoger significa integrar. Integrar, significa entonces, entrar en la vida del país, respetar la legislación del país, respetar la cultura del país, pero también respetar la propia cultura y las riquezas culturales. Recibir, acoger, consolar e integrar inmediatamente. Lo que falta es la integración. Cada país debe ver a cuantos puede acoger. No se puede acoger si no hay posibilidad de integración (...)

Es muy difícil meterse en los zapatos, en el lugar de los demás, porque a

«Ponerse en los zapatos del otro significa servicio, humildad, generosidad»

menudo somos esclavos de nuestro egoísmo. En un primer nivel, podemos decir que la gente prefiere ocuparse de sus propios problemas sin querer ver el sufrimiento u otras dificultades. Pero hay otro nivel. Ponerse en los zapatos de los demás significa tener una gran capacidad de comprender, de entender los momentos y las situaciones difíciles. Si pensamos, además, en las existencias que están hechas a menudo de soledad, ponerse en los zapatos del otro significa servicio, humildad, generosidad, que es también la expresión de una necesidad. Necesito que alguien se ponga en mis zapatos. Porque todos necesitamos comprensión, compañerismo y un consejo. Cuántas veces he conocido a personas que, después de haber buscado consuelo en un cristiano, ya sea un laico, un sacerdote, una monja, un obispo, me

Papa Francisco durante una audiencia con los participantes del jubileo sin hogar en el Salón Pablo VI en El Vaticano

Lema en el lateral del Centro de Acogida de la Fundación Jesús Abandonado en la Ctra. de Santa Catalina, realizado en una ini-ciativa conjunta con Acción Poética Murcia

dice: “Sí, me ha escuchado, pero no me ha entendido.” Entender significa ponerse en los zapatos de los demás. (...) Sencillamente, las personas sin hogar necesitan lo mismo que los emigrantes, es decir, la integración. Desde luego, no es fácil de integrar una persona sin hogar, porque cada

una de ellas tiene una historia especial. Por eso tenemos que acercarnos los unos a los otros» (Declaraciones del Papa Francisco a la revista Scarp de’ tenis, revista de y para personas sin hogar).

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«Somos unos privilegiados, y es una oportunidad ser solidarios y tirar del carro por los que no pueden hacerlo»

Guillermo Martínez, voluntario de la Fundación Jesús Abandonado desde hace catorce años en diferentes servicios y recursos, en la lavandería del Centro de Acogida de la Ctra de Santa Catalina

Guillermo Martínez es voluntario desde hace 14 años en las instalaciones de la Fundación Jesús Abandonado, donde ha colaborado en muchas áreas, como el Comedor Social o la consigna. Como explica, «todo esto comenzó por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno donde un grupo de voluntarios muy numeroso colaborábamos con muchas causas, con donaciones de sangre, banco de alimentos o prestando ayuda en diferentes entidades como Jesús Abandonado».

Para Guillermo, «las cosas han cambiado bastante» en lo referente al servicio y los recursos de la Fundación Jesús Abandonado, donde ahora colaboran alrededor de 400 personas compartiendo su tiempo

como voluntarios. «Antiguamente eran los propios residentes los que se ocupaban de las consignas, y los transeúntes se lavaban la ropa en unas pilas que había, desaparecían cosas, había problemas, pero hace ya varios años que con el servicio de consignas y lavandería (que en 2017 lavó 21.610 prendas) y cómo están organizados los servicios de voluntariado, se ha avanzado muchísimo en servicio y en calidad, pero hacen falta muchos voluntarios».

Citando a Adam Smith, «él decía que la solución de los problemas estaba en la división del trabajo y es cierto». «El trabajo no lo puede hacer uno nunca solo, ni tan siquiera en grupo, tiene que ser una cadena en movimiento para que se consiga un resultado

global que merezca la pena, y es lo que está pasando en Jesús Abandonado.Lo interesante es tener muchos voluntarios dedicados poco tiempo, que no sea un obstáculo en su vida».

«Muchas veces la vida del voluntario dura año y medio como mucho, esa es mi experiencia. A veces les surgen cosas, y otras veces se decepcionan, porque hay gente que viene como si fuera una misión, a salvar el mundo, y no se dan cuenta que esto es una máquina muy grande que funciona con diferentes mecanismos pequeños, donde ellos hacen una pequeña parte, no salvan el mundo. Y es necesario hacer equipo entre voluntarios, profesionales y otros colaboradores, sentir que estás haciendo algo en común con otros. Todo esto requiere

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gente que lave la ropa, gente que recoja la ropa, gente que reparta la ropa, gente que haga las habitaciones, gente que prepare los desayunos por la mañana, gente que los sirva. Es una maquinaria muy grande, y se requiere que cada uno haga su papel, con vocación de servicio».

En su opinión «el servicio de voluntariado está muy bien organizado, porque el voluntario no viene a tiempo completo, es imposible que lo haga, sino que se le pide colaborar con dos horas de su tiempo por semana, nada más, pequeñas píldoras, el día que le venga bien. Y con los grupos de WhatsApp organizados por áreas es rápido avisar de que alguien no puede venir y que otra persona le cambie el turno. Cuando la gente ve todo lo que hace la Fundación Jesús Abandonado, prueba como voluntario, y ve cómo funciona, se contagia».

Hay muchas razones para ser voluntario. Guillermo entiende el voluntariado como una obligación «A mi Dios me ha dado mucho, soy un privilegiado, yo, mi familia, somos unos privilegiados, yo he tenido mucha suerte en la vida. ¿Cómo no lo voy a devolver? Por ejemplo, todos los que han sido militares alguna vez tienen muy claro el concepto de prestar servicio, a todo el mundo, a todo el que lo necesite. Si tienes necesidad, acude a nosotros que te ayudamos. Y si no necesitas nada, porque Dios te ha premiado con tanta suerte, tienes que dar de lo tuyo, de esa parte que has recibido, dar ese servicio, a tirar del carro ayudando a los que no pueden, ser solidarios».

«Cuando yo era joven, y scout, el concepto de estar siempre listo, de Baden-Powell (fundador del Movimiento Scout Mundial) era y es una filosofía de vida. Uno no quiere ser imprescindible ni mucho menos, pero tiene que estar siempre listo, para cada vez que se requiera, estar siempre dispuesto».

Para la Fundación, el voluntariado ha sido el eje fundamental en el trabajo diario desarrollado en la sociedad murciana desde su constitución, y en su propia identidad. Los voluntarios colaboran activamente en el desarrollo de todos los servicios y recursos, mostrando su compromiso responsable no sólo con Jesús Abandonado, sino con toda la sociedad.

El papel de la juventud solidariaLa Fundación Jesús Abandonado

es consciente de que, a la hora de construir un mundo mejor para todas las personas, los jóvenes juegan un papel determinante, y están llamados a ser ejes del proceso activo que debe promover un cambio de actitudes y comportamientos en favor de una sociedad más justa y solidaria. Para Guillermo Martínez «la gente joven siempre ha sido solidaria porque no tiene nada que perder, no tienen nada, y siempre comparten lo poco que tienen, y hacen amistad con todo el mundo. No tienen prejuicios, no se guardan nada, no tienen miedo, están dispuestos a todos, son muy solidarios. Yo les diría que no sabéis la satisfacción que da saber que servimos para algo, que estamos todo el rato estudiando, pero que hay que darle importancia a lo que somos capaces de hacer con nuestra edad. ¡No tenemos que esperar a ser mayores ni a tener experiencia, podemos hacer cosas por la sociedad ya, en Jesús Abandonado!».

Del convencimiento de la importancia de los jóvenes surge el proyecto específico de voluntariado solidario de verano, que, aunque abierto a todo el mundo y con vocación de permanencia en el tiempo, durante todo el año, sí está especialmente pensado y dirigido a aquellos jóvenes que se quedan en la ciudad durante

los meses de julio, agosto y primera quincena de septiembre, bien por estudios o por trabajo. Con el lema ‘Sabor Solidario’, plasmado en tarrinas de helado de Jesús Abandonado, se transmite la frescura necesaria, no solo a nivel de imagen, sino también de servicio a la hora de atender correctamente a las personas más necesitadas.

Con una imagen más diferente, y un mensaje más innovador, pretende llegar a esos jóvenes que en verano pueden tener un poco más de tiempo, para que prueben la experiencia de voluntariado. Bajo las premisas de «¿A quién no le gusta el helado?» y «¿Te atreves a probar un helado con sabor solidario?», quiere sugerir que a buen seguro te va a dejar buen sabor de boca, y es algo que se va a querer repetir sin duda alguna.

Otra de las ideas de la campaña es que existe un voluntariado perfecto para cada persona, con ese sabor solidario que le dan las múltiples áreas donde llevarlo a cabo en la Fundación Jesús Abandonado, como el Comedor Social, el Centro de Día o el Centro de Acogida, recogido en unas pequeñas tarrinas que simbolizan un compromiso mínimo de un par de horas en jornada de mañana o tarde a la semana. Multitud de posibilidades de un sabor solidario enfocado a gente positiva, con espíritu solidario, con energía y con ganas de comprometerse y ayudar a los que no tienen nada.

Voluntarias del Comedor Social hacen un llamamiento a los jóvenes con la campaña de voluntariado ‘Sabor Solidario’

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