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    UNA LGICA DE LA NEGACIN PARA COMPRENDER A AMERICA

    Rodolfo Kusch(Resumen)

    Artculo publicado en la Revista Hoy en el Trabajo Social N 27, BuenosAires (Argentina) 1973

    Es corriente creer que la solucin de nuestros problemas habr desurgir recin al cabo de una aplicacin rigurosa de habilidades cientficasadquiridas en otros Continentes. Al cabo de andar por Amrica y de ver muydignos, aunque evidentes, fracasos en este sentido, caemos en la cuenta quela cuestin no radica en la importacin de ciencia, tanto como en la falta decategoras para analizar, an cientficamente, lo americano.

    Entra como componente significativo en nuestra mentalidad colonizada

    una cierta ceguera que no nos ver que ocurre con Amrica, por que es muyprobable que la cuestin no est en ella sino en nosotros, ya que nos falta la fey no tenemos esas categoras, necesarias para comprenderla.

    De ah, entonces, esta lgica de la negacin. Es un ensayo para verdesde un ngulo imprevisto lo americano, para captar todo su peso, hasta esepunto donde lo que ocurre en nuestro continente violenta las pautas culturalesde nuestra pequea burguesa tan empeada sospechosamente, en reformaralgo que tiene demasiada consistencia para ser alterado.

    Ante todo cabe notar que la negacin no esta tomada en su sentidomatemticamente estricto, sino ms bien en su semntica. Una cosa es utilizarla afirmacin y la negacin dentro de la lgica proporcional, con sus leyesapriorsticas, y otra lo es cuando se las toma desde el ngulo existencial.

    Vara, entre ambas propuestas, el sentido de la verdad. Por que si en elprimer caso sta consiste en una coincidencia entre pensamiento y realidad,en el segundo la verdad es entendida en su sentido ontolgico como vinculadacon el ser del existente.

    Pero, no obstante estas afirmaciones matemticas, pese a su apriorismo

    lgico, no estn exentas de una cierta carga existencial. Esta, por su parte, lesconfiere una semntica, segn la cual decir si o decir no, hace en granmedida al ser de lo existente mucho ms que al apriorismo lgico.

    Esto se advierte en la observacin que hace el matemtica Brouwer,cuando seala la dificultad que media en pasar de la negacin a la afirmacin.Entre lo que se ha demostrado falso y lo que se ha comprobado verdadero hayun lugar para lo que no est ni verificado ni reconocido absurdo. En cambioafirma que la verdad de una proposicin implica la negacin de su falsedad. Yesto ocurre as por que la verdad lgica en el sentido de Brouwer, es unaverdad que apunta a la posibilidad de decir s. La prueba esta en que Hilbert

    reacciona creando la meta-matemtica como teora de la demostracin. Setrataba de decir siempre si, y de residualizar todo lo que se vinculo con el no.

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    Segn esto, el afn de matematizar del pensamiento moderno occidentalresponde al deseo de delimitar, o de sealar, como si hubiera una urgencia deafirmar lo que realmente y no aparentemente se da, as como que eso que seda est fundado a priori. Lo que no se da realmente es entonces residualizado

    con la negacin a modo de desecho que no cumple con la instancia de laafirmacin.

    Es el motivo por el cual la lgica sirve a la existencia de la ciencia, encuanto ella se construye con un cmulo de afirmaciones. A su vez se afirmancosas, porque no hay ciencia sin objetos. Esto hace a la ndole de occidente,porque si este es creador de ciencia es porque no ve sino objetos. Ser esteun defecto epistemolgico de Occidente?

    Si la matemtica apunta a la afirmacin no dice todo lo que hay quedecir de la verdad, porque se le escapa la verdad deontolgica. Todo lo que

    hace a la ontologa invierte a la verdad matemtica. Es que cabe pensarentonces que si a la matemtica le corresponde una lgica de afirmacin, a laontologa en cambio le es propia una lgica de negacin? Veamos.

    Yo existo en cuanto tengo una intuicin de la totalidad, o sea de ser yesa es toda mi verdad y la afirmo. Exijo entonces la verdad que es la plenitudde ser. Y existo en tanto hago proyectos para afirmar el ser. Existir implica serposible. No puedo existir si no convierto mi existir en proyectos.

    Ahora bien, utilizo un proyecto en tanto cruzo la calle y proyecto laposibilidad de cruzarla, o tambin cuando proyecto para mi madurez laobtencin de un titulo universitario o, si soy hechicero, cuando reafirmo laposibilidad de ser. Ese proyecto participa de la totalidad de ser. En el fondo nointeresa si este se realiza o no. Mi vivir esta montado sobre su realizacin yante, todo, sobre el supuesto que esto es posible. Y esto, a los fines del vivirpuro, basta. En esto no entra la propuesta cientfica. Por qu?

    Porque parto del axioma del que existir es estar en la falsedad, esa quecorresponde a las circunstancias que se oponen a mi proyecto de ser. Dijimosque vivir es requerir la totalidad del ser. Ah media el proyecto. Todo lo quehaga mi vida lo har con una firmeza lgica, pero desde la falsedad de la

    circunstancia o sea, lo har en un sentido simtrico e invertido a la proporcinde Brouwer. Si l afirm que en ciencia no hay continuidad entre lo falso y loverdadero, yo existo como si la continuidad se diera. La afirmacin de la verdadest colocada como una totalizacin de mi ser a partir de la negacin de lascircunstancias.

    A su vez existen muchas totalizaciones. La puedo lograr en la brujera,como ejecutivo de una empresa, o como religioso. Lo puede hacer comomahometano como quechua o como aymara. Por qu? Pues por la propuestacultural. La razn profunda de ser una cultura es la de brindarle un horizontesimblico que me posibilita la realizacin de mi proyecto existencial. La cultura

    reglamenta mi totalizacin correcta, y es correcta an cuando la totalizacin se

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    d a nivel de simple brujera. Adems es tan correcta la totalizacin en lacultura aymara, como en la quechua o en la occidental.

    El punto de arranque de esto es el puro existir o, como podramosllamarlo en Amrica, el puro estar, como un estar aqu y ahora, asediado por la

    negacin o sea por las circunstancias. Y esto lleva a un axioma. Si vivo lafalsedad y quiero lograr la verdad de ser, si la lgica de vivir es una lgicasimtrica invertida a la lgica cientfica, cabe afirmar que la lgica comociencia, o la ciencia misma, son apenas un episodio de la lgica del vivir.

    En suma existo, luego pienso y no al revs. Por esos la verdadmatemtica es slo un episodio de la verdad ontolgica. La pretensinoccidental en ese momento, de encontrar una ciencia universal es falsa. En vezde ciencia se puede hablar apenas de una actitud metdica. Adems como elexistir es bsico, lo nico universal es el existir mismo.

    Esto, por su parte, hace que el Trabajo Social no pueda en Amrica seruna actividad respaldada por el conocimiento cientfico. Ciencia supone unenfrentar el objeto a partir del sujeto de acuerdo con una lgica de afirmacin.Pero en los fenmenos sociales no intervienen objetos sino sujetos. No soncosas las que tengo delante, sino algo que tiene existencia. De ah que lo quecabe al Trabajo Social es ya, no el conocimiento desde una lgica de laafirmacin, sino la comprensin que slo se logra por una lgica de lanegacin. No me interesa ya cmo un brujo hace un ritual, sino el hecho de queponga en ste su proyecto de ser. Con esto el Trabajo Social se haceacientfico si usamos la palabra en el sentido corriente. Si se sigue insistiendoen su carcter cientfico, es porque detrs del Trabajo Social hay un interspoltico de convertir al sujeto observado en cosa. En ese caso el Trabajo Socialservir para traducir sujetos en objetos-cosas, o sea en ver al brujo como cosay a esta cosa como susceptible de transformacin a fin de someterla al uso dela pequea burguesa, lo cual no es posible.

    Esto lleva a una seria duda sobre la posibilidad en general en TrabajoSocial. Se trabaja en general sobre algo y no hay un algo en lo social, comodijimos, sino sujetos que existen. Es ms, si transformamos el conocer encomprender todo cambia. Cuando se comprende se sacrifica todo respaldo

    cientfico. Comprendersupone sacrificar al sujeto que comprende, e implicaser absorbido o condicionado por el sujeto comprendido. Entonces, si asisto aun ritual de un brujo y lo comprendo, ste impone sus pautas a m comoobservador. No hay entonces Trabajo Social en el sentido positivista. Quientrabaja es el brujo sobre m, y no yo sobre el brujo. Este, en tanto escomprendido, brinda toda la solidez existencial de su quehacer ritual, afianzacon ello su cultura, o sea, pone al desnudo no su brujera sino su ser posible.Por eso cabe afirmar que a partir de una lgica de la negacin, el brujomodifica mi pauta cultural occidental o sea, en este caso, mi prejuicio sobre labrujera.

    Por qu ocurre esto? Pues porque la comprensin apunta a laaprehensin de la esencia del existir del sujeto comprendido, o sea de su ser

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    posible. Comprender la existencia de un sujeto es captar el mecanismo centralde todo existir, cuya finalidad fundamental es su posibilidad de ser en el propiohorizonte cultural. Existir es ser posible, proyeccin de ser y ser es totalizacin,segn una lgica de negacin que me lleva de la negacin a la afirmacin deser, a la inversa de lo propuesto por Brouwer para la matemtica.

    No hay existente sin una intuicin de la totalidad de ser. Si vivo en unavilla miseria o soy un indio aymara, me acompaa siempre una intuicin de latotalidad como posibilidad y dentro del horizonte de una cultura propia. Es elpoder ser esencial que da sentido al existir. Y frente a este poder ser quremedio queda al Trabajo Social sino someterse al proyecto del brujo, a sunegacin que hace la razn de ser que lo que hace vivir?

    Veamos algunos ejemplos. En Eucaliptos, una totalidad situada a 80kilmetros al norte de Oruro en Bolivia, asist a un ritual que serva parasacralizar un camin recin comprado. Se lo colocaba entre dosconstrucciones. Una se denominaba Gloria, y la otra Anchanchu. Una era fasta,

    vinculada al dios cristiano y la segunda nefasta, de vieja datas en la culturaaymara. El camin, desde el punto de vista de lo dicho ms arriba, eraconsecuencia de una lgica de la afirmacin, porque es cosa, objeto. Pero suinstalacin entre las dos construcciones slo es comprensible a partir de unalgica de negacin. Gloria y Anchanchu parten de la falsedad original del existiry sumergen al camin en un horizonte simblico condicionado por la culturaaymara. Simbolizan el requerimiento de una verdad del existir. Esta verdadsobrepasa al camin. Esta representa por su parte una verdad menor ycircunstancial. Es ms cierta la verdad circunstancial que el camin. El camines un episodio de la totalidad del ritual. Lo que vale es el ritual porque amparala posibilidad de operar existencialmente con el camin. Va en esto unaespecie de sobrerracionalidad americana que se apoya en la afirmacin de esatotalidad. Esto lleva a preguntar al margen: Occidente es en Amrica unepisodio y no una totalidad?

    Veamos otro ejemplo. Anastasio Quiroga es un hombre de pueblo quelleg a tener cierta notoriedad como folklorista. Haba sido pastor de cabras enJujuy y luego se radic en Buenos Aires, donde mantuvo una notable pureza depensamiento. Tena una interesante concepcin del mundo. Por una parteconceba la natura como un smbolo sumamente cargado, ya que tenavirtudes como la de ser libro abierto que deca las esencias de la vida, o

    compartimentaba a la naturaleza y la ordenaba: Los leones con los leones, lostigres con los tigres. Cada uno con su sendita y con su chacrita, su cuevita.

    Por el otro calificaba peyorativamente a la sociedad, porque estabaalejada de la natura, como un mbito temible, despiadado e injusto. La nicaperfecta es para m la natura. No hay sociedad en el mundo que sea perfecta.Que me perdonen todos si me equivoco. Haba, sin embargo, un grupohumano intermedio que eran los que tenan el don de natura, y podan curarincluso por telfono el embichamiento de los animales, o saban comportarsede acuerdo con normas morales.

    Quiroga distingua entonces dos reas. Por una parte tomaba elelemento simblico como la natura que es inspiradora de la energa vital y de

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    moral, por el otro negaba todo lo que se opone a ella, como ser la sociedadcomo entidad hostil y nefasta. El universo est ordenado por la natura entanto crea compartimentos naturales, en los cuales se encuadra la accin detodos, tanto animales como hombres. Slo a partir de natura logra Quiroganegar lo que se da delante o, mejor, negaba lo que desde el punto de vista

    occidental se afirma. Su operar lgico era por la negacin. Negaba lo que sedabas delante para recurrir a una especie de operador seminal, o sea lanatura, que le serva para dar sentido al mundo.

    Tanto en el ritual de Eucaliptos con el Anchanchu y la Gloria, como lanatura de Quiroga, constituyen una especie de sobrerracionalidad que sihacemos caso a los encasillamientos occidentales tendr que ver algo con loemocional. Pero lo emocional es un campo poco abordado por la investigacinoccidental. Constituye un concepto residual al cual va a parar todo lo que no estil y no se somete a una explicacin cientfica.

    Lo emocional es, en general, considerado como lo irracional. Pero apartir de las investigaciones de Jung, pareciera tener una racionalidad propiacomo que influye en la estructuracin de la psique. Sin embargo, lo emocionalno es una entidad psquica opuesta, sino que cabe entenderla como un reapsquica en donde lo intelectual o sea, la capacidad de delimitacin, o sea deafirmacin a nivel de cosas, se va perdiendo gradualmente, pero que no poreso carece de una vigencia energtica primordial en todo lo que hace a laintegracin del sujeto.

    Desde lo emocional y desde sus capas profundas brotan los principalessostenes de la vida de un sujeto. En cierto modo el concepto de natura deQuiroga surge como un arquetipo ordenador del mundo.

    A esto cabe ordenar la forma como operaba Quiroga para poner envigencia esa rea as llamada emocional. Su discurso era acompaado porun antidiscurso el cual negaba lo dicho y, entre ambos, constituirn una trampalgica, a fin de que lo emocional brindara un trmino que sirva de operadorseminal como lo es el de la natura. Este no surge del razonamientoproporcional sino a nivel de intuicin emocional, y al margen del conocer y delinteligir. Quiz sea por eso mismo que este concepto le serva de elemento dereferencia para mantener la vigilancia de su posibilidad de ser, puesta en

    prctica frente a las amenazas de una gran ciudad como Buenos Aires.

    Ahora bien, podemos idear un mtodo que se base en la negacin, yque consista en invertir el sentido lgico y cientfico, y parta de la negacin paraentrar en la pregunta total de la posibilidad de ser? Ah, como es natural, unono puede delimitar y determinar, sino seguir la orientacin dada por esarespuesta para ser. Pero es ah, en ese campo residual o mejor residualizadopor la actitud mental occidental, en donde uno se encuentra con toda la verdadde nuestro existir. Es el estar, que es al fin la tierra virgen sobre la cual hemontado mi posibilidad de ser. Ah se da ciegamente la seminalidad que orientami proyecto para ser y casi siempre con elementos que haban sido

    descartados por una cultura pblica.

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    Si encontramos a paisanos salteos cantando coplas en una carpa,podemos hacer dos cosas; o tomamos en cuenta simplemente el aspectodelimitativo (o sea la copla), o, por un mtodo de negacin, llegar al otromargen profundo de estar desde donde se da la voluntad de ser ellos quesostiene el campo de las coplas. Ah se abren otros condicionamientos de su

    restante concepcin del mundo, incluso el motivo real por el cual dicen lascoplas.

    Es indudable que un mtodo de negacin niega lo meramente dado anivel perceptivo o de concepcin inmediata y llega a la profundidad delfenmeno o sea, va de la mera copla al trasfondo humano. Pero es clarotambin que, negando as se entra en un campo de indeterminacin. Es elcampo en donde no se dan las determinaciones occidentales a las cuales unoest habituado. Se coloca entonces uno por debajo de las pautas culturalesvigentes, pero entra en el rea de verdad del objeto de estudio. Entra, en suma,en el campo donde se configura la posibilidad de ser con sus propias pautas y

    su propia voluntad cultural que las condiciona.

    Al hacer esto se rompe el modelo del universo que suele acompaar a lainvestigacin. Se dice, por ejemplo, que el canto de la copla es la consecuenciade un proceso y que se realiza para mostrar destreza o encubrir intenciones,con lo cual se cree agotar la descripcin de lo que est detrs del hecho decantar. Sin embargo no es as. La posibilidad de ser el proyecto de existirtransciende el mero hecho del canto. Mejor dicho, el existir ni siquiera se agotaen el proyecto mismo del canto circunstancial de la copla, sino que sobrevive ypuede manifestarse en muchos otros fenmenos laterales.

    Esto, por su parte, se advierte en el hecho de que el proyecto de existirsurge de una inmersin en lo negativo mismo. No habra proyecto si no hubieraun horizonte de negacin que niega o tiende a negar el hecho mismo de vivir.

    Esto, por su parte, se advierte en el hecho de que el proyecto de existirsurge de una inmersin en lo negativo mismo. No habra proyecto si nohubiera un horizonte de negacin que niega o tiende a negar el hecho mismode vivir. Enfermedades, miedos, amenazas polticas, o de autoridades, lasimple angustia de no poder realizarse, todo ello condiciona el proyecto en s yhace al proyecto lo que la negacin a la afirmacin.

    Por aqu se desciende a la verdad del existente. La verdad del mismorequiere una totalizacin de su existir y sta se da como rea en la cual seentra una vez que se niegan sus pautas puestas en claro. En suma, menosvalor tiene el canto de la copla que la voluntad de existir y de ser del coplero.

    Pero si, a travs de la negacin, llegamos a descubrir la realidadhumana en s misma, cabe ver que pasa con la indeterminacin que se abre alcabo de la aplicacin del mtodo. Por ejemplo, si Freire propone laconcientizacin, es porque ya parte de elementos de concientizados, de loscuales quiere que participe el educando de acuerdo a una lgica de la

    afirmacin. Pero he aqu que, si niego estos elementos, entro en un campo de

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    indeterminacin, segn el cual no s con exactitud qu es lo que deboconcienciar.

    Y he aqu la cuestin. Puedo estar seguro de saber con exactitud ques lo que debo concienciar, y si ello vale la pena?

    Tomemos, por ejemplo, las lminas 3 y 4 de su libro La educacincomo prctica de la libertad. Supone Freire que cuando se muestra el cazadorcon arco y flecha, y luego el cazador con un fusil, el sujeto suele advertir que elsegundo pertenece a un rango cultural ms desarrollado.

    Pero que pasa si niego a ambos cazadores? Si hago esto la negacinme lleva a una infraestructura del existir que condiciona el hecho de cazar. A suvez en ese fondo rescato y eso es mucho- la voluntad de vivir de los doscazadores, previo a la determinacin del cmo hay que cazar. En esta rea enque me coloco, se me aproximan los dos cazadores y, adems, entro en el

    rea de la verdad existencial de ambos. Habra que recobrar desde est rea,recin, la posibilidad de ser de ambos, o sea el proyecto de su vivir y no metopar sino con el hecho de que ambos han propuesto su propia verdad, queterminar en que uno use el arco y la fecha, y el otro el fusil, y que ambascosas no son reversibles.

    A su vez, esta conclusin choca con mi propuesta cultural occidental, ya queslo veo como nica solucin el fusil. Pero he aqu que, como no sonreversibles, no puedo sino tolerar el arco y la fecha, y redescubrir a partir de ahla voluntad de ser del cazador indgena. A esto conduce la ventaja decomprender y no de conocer.

    En todo esto he terminado por negar el elemento delimitativo y me hequedado con el irracional, si se quiere llamarlo as. Cabe considerar que no hayotra denominacin menos peyorativa que sta. Pero si entramos a analizar asta, encontraremos quiz otros aspectos. Lo irracional hace que Quiroga seaferre a un concepto seminal como la natura, o que en Eucaliptos esapresunta irracionalidad se coloque como teln de fondo y d lugar al ritualhasta el punto de crear una superestructura que cubra al camin y lotrascienda.

    Lo irracional o lo emocional, como queramos llamarle, nodebe ser tomado como una zona enrgica de mayor indeterminacin que lointelectual, pero si que contiene elementos delimitativos igualmente positivos,porque son elementos puestos a priori segn otra lgica. Decir Anchanchu esuna forma de delimitar a partir de una emocionalidad. No ess que laemocionalidad es totalmente irracional, sino que cuenta con una racionalidadinvertida y simtrica, y cumple con la funcin de proponer una lgica que partede lo negativo, o mejor, de lo que es antagnico respecto a la propuestaintelectual y que, por lo tanto, tiene una funcin compensativa y, por eso,fundamental, ya que hace a la existencia misma. La emocionalidad en los doscasos compensa la intelectualidad a la cual se los quiere someter desde el

    punto de vista occidental. Ni Quiroga quiere someterse a la intelectualizacinsocializante de la gran urbe, ni los campesinos de Eucaliptos quieren

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    someterse al puro camin. De ah en el primer caso la contrapuesta de lanatura y, en el segundo, la del ritual. En los dos casos se juega la totalidad delhombre, porque ste en ninguno de los dos casos se juega la totalidad delhombre, porque ste en ninguno de los dos casos quiere alienarse.

    Mediante la negacin se desciende al campo de verdad en el que sedesempea el existir. Este no se concibe sino en el horizonte de su estar. Setrata, en suma, de todo lo que condiciona el ser del existente. Ene l horizontedel estar entra la necesidad de cazar con fechas y no con el fusil, o recurrir a lanatura o sonsacar al Anchanchu el buen funcionamiento del camin o,incluso, en el caso de occidente, cazar con el fusil y no con el arco.

    La senda que se interna en la emocionalidad de ningn modo meintroduce en un en un campo de indeterminacin, sino a nuevasdeterminaciones, ante las cuales no estoy preparado como sujeto investigadoroccidentalizado, pero que debo utilizar a nivel de trabajo social. Por este

    camino llego a formas aparentemente negras y secundarias pero que hacen alaesencialidad del existir del sujeto observado. Es evidente que no puede existiradorando nada ms que un camin o lo meramente social de la gran urbe. Eslo que los mtodos as llamados cientficos no conciben, como que estos nosalen del estrecho mbito de lo delimitado y esto, a su vez, (lo delimitado) delcampo cerrado de una cultura occidental.

    Esto, por su parte, se advierte en el hecho de que el proyecto de existirsurge de una inmersin en lo negativo mismo. No habra proyecto si nohubiera un horizonte de negacin que niega o tiende a negar el hecho mismode vivir. Enfermedades, miedos, amenazas polticas, o de autoridades, lasimple angustia de no poder realizarse, todo ello condiciona el proyecto en s yhace al proyecto en s y hace al proyecto lo que la negacin a la afirmacin.

    Por aqu se desciende a la verdad del existente. La verdad del mismorequiere una totalizacin de su existir y sta se da como rea en la cual seentra una vez que se niegan sus pautas puestas en claro. En suma, menosvalor tiene el canto de la copla que la voluntad de existir y de ser del coplero.

    Pero si, a travs de la negacin, llegamos a descubrir la realidad

    humana en s misma, cabe ver que pasa con la indeterminacin que se abre alcabo de la aplicacin del mtodo. Por ejemplo, si Freire propone laconcientizacin, es porque ya parte de elementos de concientizados, de loscuales quiere que participe el educando de acuerdo a una lgica de laafirmacin. Pero he aqu que si niego estos elementos entro en un campo deindeterminacin, segn el cual no s con exactitud qu es lo que deboconcienciar.

    Y he aqu la cuestin. Puedo estar seguro de saber con exactitud ques lo que debo concienciar, y si ello vale la pena?

    Tomemos por ejemplo las lminas 3 y 4 de su libro La educacin comoprctica de la libertad. Supone Freire que cuando se muestra el cazador con

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    arco y flecha y luego el cazador con un fusil el sujeto suele advertir que elsegundo pertenece a un rango cultural ms desarrollado.

    Pero que pasa si niego a ambos cazadores? Si hago esto la negacinme lleva a una infraestructura del existir que condiciona el hecho de cazar. A su

    vez en ese fondo rescato y eso es mucho- la voluntad de vivir de los doscazadores, previo a la determinacin del como hay que cazar. En esta rea enque me coloco, se me aproximan los dos cazadores y adems entro en el reade la verdad existencial de ambos. Habra que recobrar desde est rea recinla posibilidad de ser de ambos, o sea el proyecto de su vivir y no me toparsino con el hecho de que ambos han propuesto su propia verdad, queterminar en que uno use el arco y la fecha, y el otro el fusil, y que ambascosas no son reversibles.

    A su vez esta conclusin choca con mi propuesta cultural occidental, ya queslo veo como nica solucin el fusil. Pero he aqu que, como no son

    reversibles, no puedo sino tolerar el arco y la fecha y redescubrir a partir de ahla voluntad de ser del cazador indgena. A esto conduce la ventaja decomprender y no de conocer.

    En todo esto he terminado por negar el elemento delimitativo y me hequedado con el irracional, si se quiere llamarlo as. Cabe considerar que no hayotra denominacin menos peyorativa que sta. Pero si encontramos a analizara sta, encontraremos quiz otros aspectos. Lo irracional hace que Quiroga seaferre a un concepto seminal como la natura, o que en Eucaliptos esapresunta irracionalidad se coloque como teln de fondo y d lugar al ritualhasta el punto de crear una superestructura que cubra al camin y lotrascienda.

    Lo irracional o lo emocional, como querramos llamarle, nodebe ser tomado como una zona enrgica de mayor indeterminacin que lointelectual, pero que contiene elementos delimitativos igualmente positivos,porque son elementos puestos a priori segn otra lgica. Decir Anchanchu esuna forma de delimitar a partir de una emocionalidad. Es que la emocionalidades totalmente irracional, sino que cuenta con una racionalidad invertida ysimtrica, y cumple con la funcin de proponer una lgica que parta de lonegativo, o mejor, de lo que es antagnico respecto a la propuesta intelectual y

    que, por lo tanto, tiene una funcin compensativa y por eso fundamental, yaque hace a la existencia misma. La emocionalidad en los dos casos compensala intelectualidad a la cual se los quiere someter desde el punto de vistaoccidental. Ni Quiroga quiere someterse a la intelectualizacin socializante dela gran urbe, ni los campesinos de Eucaliptos quieren someterse al purocamin. De ah en el primer caso la contrapuesta de la natura, y en elsegundo la del ritual. En los dos casos se juega la totalidad del hombre,porque ste en ninguno de los dos casos quiere alienarse.

    Mediante la negacin se desciende al campo de verdad en el que sedesempea el existir. Este no se concibe sino en el horizonte de su estar. Se

    trata, en suma, de todo lo que condiciona el ser del existente. En el horizontedel estar entra la necesidad de cazar con fechas y no con el fusil, o recurrir a la

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    natura o sonsacar al Anchanchu el buen funcionamiento del camin o,incluso, en el caso de occidente, cazar con el fusil y no con el arco.

    La senda que se interna en la emocionalidad de ningn modo meintroduce en un campo de indeterminacin, sino a nuevas determinaciones,

    ante las cuales no estoy preparado como sujeto investigador occidentalizado,pero que debo utilizar a nivel de Trabajo Social. Por este camino llego a formasaparentemente negras y secundarias pero que hacen a la esencialidad delexistir del sujeto observado. Es evidente ella que no puede existir adorandonada ms que un camin o lo meramente social de la gran urbe. Es lo que losmtodos as llamados cientficos no conciben, como que estos no salen delestrecho mbito de lo delimitado y esto, a su vez, (lo delimitado) del campocerrado de una cultura occidental.

    Slo mediante la negacin habremos de lograr la entrada en el estadosimple, que es lo mismo que la inmersin en una totalidad real del existente. En

    el fondo, detrs de la negacin se daran la preguntas por lo condicionante o,sea el puro hecho de darse de estar ah existiendo. Y lo condicionante esta,como vimos, en sectores no explorados desde nuestra perspectiva, porqueesta ltima no pasa de ser en todos los casos meramente occidental.

    Cabe tomar en cuenta un ltimo problema y es ste: cmo deboencarar el Trabajo Social si empleo el mtodo de negacin, ya que no debomodificar al sujeto comprendido? Tomemos el caso de un grupo aymara, ydigamos que hemos resuelto encontrar alguna solucin de tipo econmico paraque hagan frente a la economa del dinero del mundo occidental.

    Ahora bien, en la cultura aymara encuentro que esta resuelve suscuestiones econmicas con una economa de trueque basada, a su vez, en unsistema de prestacin llamado ayni, segn el cual los integrantes de unacomunidad se prestan ayuda mutua, sin remuneracin, para levantar lacosecha o para construir la casa.

    Esta costumbre entra en la posibilidad de ser de la comunidad aymara.No puedo sustituirla entonces por ninguna cooperativa, ni por formasoccidentales an cuando estas me parezcan ms convenientes. Debocontinuar la lnea evolutiva que plantea la propuesta aymara.

    En este punto cabe pensar entonces que, si tomo en cuenta la lgica denegacin del aymara, debo extender la negacin a mis propias propuestasculturales occidentales. Pero como no se trata de dejar a los aymara librados asu suerte es necesario que encuentre una salida, pero nicamente a partir de lapropuesta de ellos. O sea que tiene que ser con todos los contenidos de lacultura aymara.

    No cabe duda que una salida al problema lo constituyen los das deprestacin que ellos contabilizan minuciosamente. Es probable queestableciendo un banco de das de prestacin, se logre agrupar a las

    comunidades para realizar trabajos colectivos que ya no beneficiarn a cadacomunidad, sino a todas las comunidades. Recin con los productos agrcolas

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    obtenidos por este medio habr de lograrse en ellos una suficiente fuerzaeconmica para hacer frente a la economa occidental. A todo esto se habrmontado un mecanismo en el cual no entra el dinero el que desde un punto devista cultural el aymara no es afecto- pero que, sin embargo, manifestara unafuerza econmica que puede resolver los problemas comunitarios con mejor

    solvencia, como por otra parte, lo hacen habitualmente.

    Cualquier solucin en otro sentido, como ser proporcionarle los mediostecnolgicos necesarios para su evolucin sera prematura si no se le facilita laevolucin de sus propias races. De nada vale sustituir el arado de madera porel de hierro, o imponerles la bomba hidrulica o el uso del jabn , y menosincorporarlos violentamente en la economa del dinero occidental, si no se harespetado la evolucin propia del ethos, de su voluntad de ser.

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