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Una Mente Renovada

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Page 1: Una Mente Renovada

MENSAJE: “Una Mente Renovada”

Por Emilio Álvarez Ortega.

Texto : Filipenses 4:8. Propósito General : Edificación. Propósito Particular : Aprender a controlar nuestros pensamientos. Tema : La mente. Introducción :

La historia del hombre se ha centrado, fundamentalmente, en torno a una batalla por

conquistar su mente. Toda acción humana –buena o mala- ha sido concebida, inicialmente, como una construcción mental, es decir, un pensamiento.

Nuestras sociedades han sido transformadas en la medida en que el hombre ha traído

al mundo material sus reflexiones mentales. Tales procesos se han llevado a cabo a lo largo de todas las edades y han estado presentes en absolutamente todas las civilizaciones.

En el medioevo, la idea de que cualquier postura antagónica al pensamiento de la

iglesia católica debía ser catalogada como herejía -sin olvidar las terribles condenas que tales personas recibían-, es un claro ejemplo de que los pensamientos humanos están bajo la influencia de Satanás, el príncipe de este mundo.

La modernidad nos presentó el nacimiento de ideologías1 que dividieron al mundo en

dos bloques: Socialistas y Capitalistas, teniendo como resultado la pérdida de millones de vidas humanas durante las dos guerras mundiales. Es así que el mundo ha sido testigo de cómo el pensamiento de hombres mentalmente enfermos ha causado la muerte de millones de personas, me refiero a Hitler y Stalin.

En nuestros días, la ciencia y la técnica –ambas nacidas del pensamiento humano- han

retado abiertamente a Dios al tratar de imitar su poder creador a través de la clonación de animales y, más recientemente, de personas.

Desarrollo :

En las Sagradas Escrituras ocupan un lugar importante algunas palabras relacionadas

con la mente, tales como: “los pensamientos”, “el entendimiento” y “el corazón” (que se usa a veces en lugar de mente).

Dios desea controlar nuestras mentes y Satanás trata de hacer lo mismo. La Biblia, al referirse a la mente, declara que ésta se encuentra cegada debido al

pecado y moralmente contaminada.

1 Conjunto de ideas, valores, aspiraciones, etc., elaboradas socialmente y asumidas individualmente, a través de las cuales una persona, grupo social o corriente tienen una representación de la realidad social.

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El Apóstol Pablo, en su segunda carta a los corintios, nos dice que el hecho de que algunos no crean el evangelio se debe a que “… el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos…” (2 Corintios 4:4).

Jesucristo, al referirse a lo que contamina al hombre nos dice: “…que lo que del hombre

sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7:20-23). Cuando Jesucristo habla del corazón de los hombres se refiere, sin lugar a dudas, a la mente.

Es necesario entonces, que el hombre renueve su manera de pensar. Respecto a la renovación mental que el creyente debe experimentar, el Apóstol Pablo

dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

¿En qué consiste la renovación de la mente propuesta por el Apóstol? Lo que Pablo les dice a los romanos es una referencia directa al estudio de la Biblia y a

la oración constantes. El no conformarnos a este siglo implica entonces un cambio de mentalidad, que se hará

posible en la medida en que permitamos que el conocimiento de Dios reemplace al conocimiento humano. En palabras del Apóstol: “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5).

Conclusión :

Mis hermanos, si en nuestra mente han abundado pensamientos de mal y no de bien,

pidámosle a Dios que nos de una mente renovada. Roguemos para que Él saque de nuestra mente todo pensamiento oscuro que nos impide conocer su voluntad, y que nos ayude a cultivar la oración y el estudio de su Palabra con tal de alcanzar aquella bienaventuranza prometida en el primer salmo anónimo: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Salmos 1:1,2).

Les invito a que reconozcamos nuestro pecado, y que confesemos que nuestra altivez a

subordinado los pensamientos de Dios a nuestros pensamientos. No encubramos nuestro pecado, sino a la luz de su Palabra permitamos al Espíritu Santo obrar en nuestras mentes. Un proverbio escrito por los varones de Ezequías dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).

AMÉN.