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Desde hace varios meses se viene gestando una iniciativa de la sociedad civil para reformar la Ley 5 de 1992 o Reglamento del Congreso. Esa ley que se ha citado tanto en radio y prensa últimamente gracias al estado de salud del vicepresidente Garzón- es la que regula la actuación de los congresistas, los partidos, las mesas directivas, los funcionarios y cada uno de los pasos del trámite legislativo, es decir, el proceso por el cual se proponen, discuten y aprueban las leyes y reformas a la Constitución en este país. Puede decirse entonces que es una de las leyes más importantes.
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Una oportunidad para rescatar la imagen del Congreso
colombiano
Por: Marcela Escandón Vega Directora del Observatorio Legislativo
Instituto de Ciencia Política
Artículo publicado en el periódico Opinión Caribe Santa Marta, Magdalena
Octubre de 2012
Una de las lecciones que dejó a los colombianos la fallida y escandalosa reforma a la justicia es la
imperiosa necesidad de fortalecer la legitimidad del Congreso de la República a través de reformas
serias que eliminen los procesos dudosos y opacos que hoy aquejan a la institución. Esto, para los
ciudadanos significa un llamado de alerta. No sólo no hemos sido responsables con nuestro voto sino
que no estamos haciendo lo suficiente a la hora de exigir transparencia y rendición de cuentas a
nuestros congresistas (a nuestros ediles, concejales, diputados, alcaldes, gobernadores…).
Por su parte, para los congresistas esto significa no sólo salvar su pellejo o asegurar una posible
reelección. Significa dignificar el oficio del político, una profesión ingrata y tristemente célebre por los
miles de escándalos que todos ya conocemos y no repetiré en esta ocasión. Sin embargo, lo cierto es
que a pesar de todos los escándalos, en este país y en el Congreso, existen buenos políticos, políticos
honestos. Respecto a ello, antes de que eleven un grito de indignación al cielo, quiero sustentarles mi
argumento con un caso en particular, el cual conozco de primera mano.
Desde hace varios meses se viene gestando una iniciativa de la sociedad civil para reformar la Ley 5 de
1992 o Reglamento del Congreso. Esa ley -que se ha citado tanto en radio y prensa últimamente
gracias al estado de salud del vicepresidente Garzón- es la que regula la actuación de los congresistas,
los partidos, las mesas directivas, los funcionarios y cada uno de los pasos del trámite legislativo, es
decir, el proceso por el cual se proponen, discuten y aprueban las leyes y reformas a la Constitución
en este país. Puede decirse entonces que es una de las leyes más importantes.
Esta propuesta civil, liderada por el programa Congreso Visible de la Universidad de los Andes y el
Observatorio Legislativo del Instituto de Ciencia Política, ha sido producto de arduas jornadas de
trabajo, con académicos expertos, congresistas, secretarios y otros funcionarios del legislativo; así
como numerosas reuniones con voceros de partidos y mesas directivas del Congreso para discutir
punto por punto las motivaciones y consecuencias de cada una de nuestras propuestas. Luego de un
largo proceso, finalmente tenemos como resultado un proyecto de ley de 188 artículos, el cual será
radicado en los próximos días* y cuenta con la aprobación y respaldo de las mesas directivas de
Senado y Cámara, sus respectivos presidentes, los miembros de las comisiones accidentales para la
modernización del Congreso y, recientemente, del Ministerio del Interior.
Este proyecto, tiene como objetivos principales:
Actualización con la legislación y jurisprudencia actual, especialmente la Ley de Bancadas y la Ley de transparencia y acceso a la información,
Optimización de la actividad legislativa mediante la incorporación de la tecnología actual a la actividad del Congreso,
Publicación de toda la información del Congreso en un formato que sea acorde con los principios de la Iniciativa de Gobierno Abierto suscrito por Colombia,
Fortalecimiento de la transparencia en todas las actividades del Congreso,
Mayor organización institucional, legitimidad y fortalecimiento del legislativo colombiano.
Para ello, incluye modificaciones en 4 temas a saber: Bancadas y otras agrupaciones en el Congreso,
mesas directivas, control político y trámite legislativo.
En cuanto al primer tema, el presente proyecto de ley adapta el Reglamento del Congreso a la
actuación de las Bancadas, en lugar de limitarse a la regulación de la actuación individual de los
congresistas. Adicionalmente, el proyecto define la conformación de los Grupos Parlamentarios, una
figura que permite a partidos pequeños (en algunos casos unipersonales) aliarse con otras bancadas
para promover acciones conjuntas y aumentar sus probabilidades de aprobación de leyes.
Finalmente, se propone la conformación de grupos interpartidistas para la defensa de intereses
comunes, con el fin de que los congresistas puedan defender intereses temáticos muy específicos y
promover propuestas puntuales estableciendo alianzas por fuera de su bancada, lo cual permite que
los legisladores, sin ir en detrimento de los lineamientos de su partido, identifiquen puntos afines
independientemente del partido y aúnen fuerzas. Esta fórmula resulta muy efectiva para promover
proyectos puntuales, aumenta la transparencia de algunas alianzas informales que en adelante
deberán tener un registro y por tanto, facilita el control ciudadano.
Respecto a las Mesas Directivas, la reforma busca garantizar a quienes se establezcan como
opositores del Gobierno Nacional o sean partidos minoritarios, voz en la Mesa Directiva de tal forma
que estén enterados de primera mano de las decisiones que se tomen para la organización del trabajo
legislativo. Igualmente, en comisión, se propenderá, como es la tradición en el Congreso Colombiano,
que el vicepresidente sea de una fuerza política diferente del Presidente.
Por su parte, la función de Control Político es desarrollada en el articulado planteando una definición,
procedimiento general y clasificación explícitas, hoy inexistentes en el Reglamento del Congreso a
pesar de ser esta una parte fundamental de la labor legislativa y un factor clave en el sistema de
balances y contrapesos entre las distintas ramas del poder en Colombia.
En materia de Trámite Legislativo, las modificaciones más importantes se refieren a continuación:
Eliminación del voto secreto como procedimiento valido para votaciones que no sean de
elección del Procurados General de la Nación y del Contralor General de la República1.
Instauración de formatos digitales únicos para todos los documentos del Congreso, con el fin
de evitar perdida de información, disminuir las irregularidades y favorecer la transparencia.
Fortalecimiento de la publicidad exigiendo la optimización del uso de herramientas web para
la información de cada trámite. Se da un plazo de un año para la realización de los cambios
técnicos y tecnológicos necesarios.
Se definen y clasifican de las enmiendas; se precisa el concepto de legislatura según
sugerencia de la Corte Constitucional y se adiciona un parágrafo sobre la consulta previa a
comunidades minorías étnicas, para que sea un tema tenido en cuenta por los legisladores a la
hora de presentar proyectos.
En síntesis, el proyecto que ingresa al legislativo es una oportunidad única para el país. En primer
lugar por su origen: una iniciativa de académicos y organizaciones de la sociedad civil independientes
que a diario hacen seguimiento a lo público. En segunda instancia por su contenido: es producto de
años de experiencia y meses de arduo y serio trabajo. Y finalmente, por su proceso: un conjunto de
debates entre ciudadanos y miembros del Congreso que acogieron la propuesta; congresistas y
funcionarios que están comprometidos con el fortalecimiento del órgano máximo de toda
democracia.
Me comprometo a mantenerlos informados de la evolución de este interesante proceso.
*Nota: Luego de la publicación de este artículo, el proyecto
fue radicado el día 1 de noviembre de 2012, con lo cual inicia
su curso al interior del legislativo.
1 Debido a que ambos funcionarios tienen jurisdicción disciplinaria sobre los congresistas resultaría inconveniente que conocieran los resultados
individuales de votación. En los demás casos los congresistas deben dejar constancia de sus decisiones ante la opinión pública.