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Una rosa negra Una rosa para Emily (1930), uno de los cuentos capitales del Premio Nobel de Literatura, William Faulkner, transcurre en un ficticio pueblo en el sur de los Estados Unidos, y nos cuenta la vida de Emily Grierson desde fines del siglo XIX a principios del XX. Pero Faulkner no lo hace en forma cronológica, sino que comienza con el funeral de Emily y, desde ahí, narra su vida mediante continuos saltos temporales que imponen una lectura atenta para reconstruir el orden de los hechos. Quien nos cuenta la historia es un narrador vicario y en plural, que representa al pueblo entero, en contraposición a Emily, como individualidad. La ambientación (el olor, la oscuridad, el polvo), la decadencia y el desenlace perturbador sitúan a Una rosa para Emily dentro del subgénero Southern Gothic. La decadencia de Emily y de su aristocrática familia es observada y narrada por un pueblo que se va transformando con el paso del tiempo,

Una Rosa para Emily, 33 líneas

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Page 1: Una Rosa para Emily, 33 líneas

Una rosa negra

Una rosa para Emily (1930), uno de los cuentos

capitales del Premio Nobel de Literatura, William

Faulkner, transcurre en un ficticio pueblo en el sur de los

Estados Unidos, y nos cuenta la vida de Emily Grierson

desde fines del siglo XIX a principios del XX.

Pero Faulkner no lo hace en forma cronológica, sino

que comienza con el funeral de Emily y, desde ahí, narra

su vida mediante continuos saltos temporales que imponen

una lectura atenta para reconstruir el orden de los hechos.

Quien nos cuenta la historia es un narrador vicario y en

plural, que representa al pueblo entero, en contraposición a

Emily, como individualidad.

La ambientación (el olor, la oscuridad, el polvo), la

decadencia y el desenlace perturbador sitúan a Una rosa

para Emily dentro del subgénero Southern Gothic.

La decadencia de Emily y de su aristocrática familia es

observada y narrada por un pueblo que se va

transformando con el paso del tiempo, que se abre a la

modernidad. En este sentido, la propia Emily representa la

decadencia del Sur luego de la Guerra de Secesión, lo que

vemos desde el primer párrafo (que la define como un

“monumento caído”), o cuando descansa en el cementerio

con las tumbas anónimas de los soldados sureños caídos

en la guerra; y, finalmente, en los conflictos que mantiene

Emily con las nuevas generaciones del pueblo.

El desenlace, sorpresivo e impactante, es otra muestra

de la maestría de Faulkner: a lo largo del relato hay

innumerables indicios que nos conducen de manera lógica

hacia el final (el olor persistente, la actitud de Emily ante

la muerte de su padre, el veneno para ratas, entre otros), y

que se encargan de hacer del cuento una obra completa y

redonda, con una secuencia fáctica y simbólica impecable.

Nicolás Vidal del Valle