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UNIVERSIDAD AUTbNOMA METROPOLITANA IZTAPALAPA ! c. s. t4- I i LICENCIATURA EN FILOSUF~A SEMINARIO DE INVESTIGACIbN I11 El'iniegr&mjilosdfico de Fmndsco Mird QuadÚ. Hacia una kentterrdutica latinoamer2cana Matrícula: 91351810 I JULIO DE 1998

UNIVERSIDAD AUTbNOMA METROPOLITANA148.206.53.84/tesiuami/UAM7744.pdf · historicismo”.s Sin embargo, creemos también que el rigor del análisis lógico conceptual no está peleado

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UNIVERSIDAD AUTbNOMA METROPOLITANA

IZTAPALAPA !

c. s . t4- I i

LICENCIATURA EN FILOSUF~A

SEMINARIO DE INVESTIGACIbN I11

El'iniegr&mjilosdfico de Fmndsco Mird QuadÚ.

Hacia una kentterrdutica latinoamer2cana

Matrícula: 91351810

I

JULIO DE 1998

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~ K ) A D AUTÓNOMA M E ~ ~ P O L I T ~ A - IZTAPALAPA

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EL INTEGRALISMO FILOSóFICO DE FRANCISCO MERÓ QUESADA

Hacia una Hermeniutica Latinoamericana.

Por: José Alberto Benítez Oliva

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JUNIO DE 1998

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f 1 EL ~ G B A L I S M O F ~ O S Ó F I C ~ DE'FRANCISCO MIRÓ QUESADA I f HACIA UNA HERMENÉUTICA LATINOAMERICANA

L

PREFACIO ....................... :... ............. .:... .................................................. P- 3 MTRODUCCI~N.. ......... .,.. .................................................................... P. 4

CAPÍTULO 1 .................... ......................................................... .. ............ P. 7

! Los presupuestos cognosc$ivos del filosofar de Francisco Miró Quesada a) Antecedentes históricos y biográficos .................. P. 7

y Univpalismo en la FilosoJia.. ...................... p. 16 b) Andisis epistemológico de Historicismo

c) Conclusiones del capítulo 1 ................................. p. 28 ,

CAPITULO 2.. ......................................................................................... p. 31

Una interpretación generacional del filosofar Latinoamericano Recon&ucción crítica de Despertar ):proyecto delfilqsofar latinoamericano Prime& Sección I Analqrs del proyecto ..................................... p. 31 I .' .

i Segunt Sección ,

11 Las os respuestas de la terceru generación.. .................................... ...p. 40 III.Moq!elaciÓn cie la esencia.. ........................... .p. 43 IV Lahcinación del problema.. ..................... ..p. 46

Tercera Sección VIII Verificaciones.. ......... :. ............................ p. 48

ConclGiones del capítulo 2. . ............................ p. 52 I

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De la comprensih estructural a la *\

comprensión de caladura.. ................ .: ......... P. Recuperación anabásica: la búsqueda de la tradición.. ......................... P.

I

En tomo al concepto de generación como método de anallsls histórico.. .................................. P.

I . .

Conclusiones: Sobre autenticidad y creación intelectual.. ......... F.

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BIBLIOGRAFÍA.. .............................................................. p.. 69

BIBL~OGRAF~ACOMPLEMENTARLA .................................... P. 71 I

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PREFACIO

Para poder hablar de un filosofar propio de nuestros pueblos y en general de una pluralidad de filosof-as, es necesario justificar la posibilidad de I tal diversidad filosófica. El problema, entonces. es un argumento racional

!

contra l as posturas escéptica y absolutista en filosofia. Nuestra hip6tesis general es que no existe neutralidad epistémica en I

Ifilosofia, todo desarrollo filosófico implica la elección entre una diversidad de 1 . soluciones posibles a un mismo problema. i

Desde nuestra perspectiva, las primeras elecciones de valores son de 1 tipo epístemológico, éstas nos comprometen con ciertas tesis sustantivas sobre ~. .

cómo creemos que es el mundo.

determinan el carácter propio de cada filosofar.

diversidad de tesis y corrientes en Filosofia.

través del tiempo, esto conforma la historia de ía filosofia.

I

La elección de valores est6 en hnción de nuestros .intereses. estos I

Existe una pluralidad de intereses que justifica la existencia de la I

El desarrollo de las distintas corrientes se realiza de manera racional a

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I I I i i INTRODUCCI~N :

logia y objetivos) I < . i

No es simple curiosidad intelectual la que me ha con ,ucido al debate fil&fico acerca del relativismo. Mi motivación se relaciona irectamente con la posibilidad de hablar de un filosofiu propio de nuestros pue i los.

Una de las preocupaciones más constantes dd pensamiento latinoamericano de los últimos cien d o s ha sido la relación ,de su identidad CUW con la fitosofia. Los escritos sobre el tema no + m pocos y se extienden no solamente a la filosofia e historia, sino tambid al campo de la sociología, la antropología y otras áreas 'de la cultura hamana como la literahim y el arte. Sin embargo, creemos que el tema está lejos de llegar a una conclusión final.

El problema concreto al que se enfrenta cualquier fildsofo que quiera hablar de un pensamiento filosófico particular, es el presupuesto de que la actividad filosófica es una actividad teórica con pretensiones de validez universal. Sin embargo, a tos primeros filósofos univer,c;alistas griegos, suceden inmediatamente los f'tlósofos sofistas, según los cuales es posible probar la verdad de cualquier tesis. "Desde entonces quiefies creen en la posibilidad de alcanzar un conocimiento universal, válido para todas las é p a s , y quienes rechazan esta posibilidad, se enfrenian de manera irreconciliablett.'

Es quizá Hegel el primer filósofo que intenta solucion esta antinomia concibiendo la estructura del conocimiento como un proceso ue se desarrolla a txavés de la Historia. Para Hegel "este desarrollo es racio al, es decir, se . r e a l i z a de acuerdo con principios de validez suprahistófica. El intento hegeliano, aunque plantea el problema desde un nuedo enfoque (el histaricismo), fracasa porque las leyes del desarrollo del conocimiento racional expuestas en su sistema no corresponden muchas veces con los hechos"? Hay desde luego, aportes importantes, como la consideración de los datos históricos en el análisis de toda verdad filosófica, pero el sistema global es @so, pues los razonamientos dialécticos de Hegel son, e muchos casos, arbitrarios. No se imponen con la necesidad que debe tener el conocimiento rachal. f I

i

I Mird Q..Fco. "Hiicismo y Universalismo en Filosofia" en DASC.4L. hi. (comp. Refurhismn cuirurul y flaqíia UNAM. MCxico 1992, p. I93 1 . ' l b . p. 1 9 7 Mird no hace distinciones entre tipos de hisroricismo. Por el uso que hack del termino y al autor que se k ambuy (Hegel) podríamos calificarlo, siguiendo A. Schaff. como un hisfor@smo presenrbrir. Para m& infwmacib ver nom 4. Sobre este tema ver SCHAFF. .1. Hktoriu 1' kerdud. Ed. Grijalbo. México 1974

, 4 !

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Desde la perspectiva de Mid el mayor esfuerzo para superar la contraposici6n entre es el que elabora José

(ktqga y Gasset. el significado de la verdad del el conocimiento

razón pura que que los

principios varían a través de la historia perol en cambio, el conocimiento de la histuria rebasa la relatividad de la propia historia y se constituye en conocimiento absoluto. Pero esta tesis adolece de dos dificultades:

I I

1 ) Es obvio que el conocimiento hist&co no es absoluto y que hechos históricos considerados como reales en una determinada época pueden ser considerados como ‘inexistentes ed una época diferente.

2) Por otro lado, para que el conociqiento histórico pueda constituirse como tal, es imprescindible utilizar una serie de principios de la razón abstracta (especialmente lógicos y epistemológicos) de manera que su posición no puede evitar la inconsistencia.

A pesar de lo anterior, creemos :que sólo desde una perspectiva historicista4 podremos argumentar racionalmente en contra de las posturas escépticas y absolutistas. Para ello debelmi considerar al conocimiento como un proceso en infinito desarrollo, perfe4ible y acumulativo. Siguiendo’ a Adam Schaff creemos que “el historicism sólo desemboca en un relath-ism0 si se identifica el carácter absoluto de la v rdad (en el sentido de su totalidad) con su objetividad y, por tanto, se identifi a la tesis del carácter parcial de la verdad con la negación de su objetivida (...) esta identificación, empleada como premisa, falsea la valoración dkl valor teórico-cognoscitivo del historicismo”.s Sin embargo, creemos también que el rigor del análisis lógico conceptual no está peleado con nuestra hstura y que debe ser un requisito indispensable de nuestro trabajo.

La historia moderna de la filosofia en América Latina puede ser

i considerada como la continuacibn del ate histórico entre universalistas y pmticuluristas o regionalistas. como José Gaos o Francisco Romero, a s í como Frondi-zi o Luis Villoro se

i Idem., p. I98 í ‘ El historicismo ingenuo o iresentisfa comete el error d considerar que todo presente. es un conjunto de Wades absolutas particulares. Para un estudio pormenorikado del historicismo ver SHAFF. A. @.cit.

Idem.. p.237-238

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han docado en una o en ;otra corriente. La obra de Francisco Midó Quesadai sturas. Donde se recopozcan lasi

er los problemas. El presente trabajo: qm esta línea de pensamiento. ~

la propuesta filosófica de Mid Quesada,' : Despertar y proyecto di1 filosofar

ículo Historicismo tmfversalisrno: N ~ C O (192). EII eshs escritos, el autor propone implícitamente una m w l o g í a de análisis metafildfico. Es el objetivo principal hacer explícita -esa propuesta y mostrar los presupuestos cognoscitivos, de lo que podríamos llamar, una hermenéutica/ Para tales efectos dividiremos nuestro ;estudio en &es capítulos, donde anali@uemos por separado los dos trabajos arriba citados.

-En el primer ca&tulo haremos una exposición genetal de los antecedentes históricos 'y biográficos del filosofar de Mirói Quesada. Posteriormente, analizareinos los presupuestos cognoscitivos del filosofar del autor, expuestos en el artículo Historicism0 y unitwsalisnto J ~ / ~ S Ó ~ C O . su compromiso con la metodología analítica y su postura ante la diversidad filosófica. Finalmente daremos algunas conclusiones. En el segundo capítulo, haremos una reconstrucción general de la obra de I974 Despertar y proJ*ecto

filosofar Zatinoameri<;anu. Analizaremos el la hermenéutica implícita y trataremos una contrastación- con tres autores: Leopoldo Zea Luis Villoro y Emilio Uranga. En el cgpítulo tercero, abordaremos algunos conceptos y categorías hermenéuticaq propuestas por la obra analizada. como son$lasP

generación como medid de análisis histórico. Finalmente. dare&s nuestras conclusiones y analizare os el problema de la autenticidad en filosbfia.

El pasado fenome 1 ológico del autor, su compromiso ac4al con los "os analíticos en $losofia y su acercamiento e invitación a :la corriente historicists, hacen de la j postura de Miró Quesada una empresa filosófica novedosa, calificada pot ftlgunos como postura integrulista. q u i k ! ecléctica o relativista moderada. r id no aceptada tal calificativo y se autodettniría como un filósofo humanista.6 La importancia del estudio de,su obra radica en l a s posibilidades del uso y hplicación de su propuesta filosófica más allá del restringido campo de 1 analítica. Miró Quesada, creemos. puede darnos elementos suficientes la creación de una Herrnen&utica Latinoamericana.

coPrrpPenibn de caladurp, la recuperación anubásica y la 7 categoría de

4 l ..

' SaQ precipitado calificarlo de h t r i c o ortodoxo despues de su articulo "Filosofia de al Libzxción. Reajustede categorias" donde afunla: "... boy casi nadie se considerafikisofii Lcnulíricof ... ) En'reafih,! $t?v.w m macho sentido discutk st@- si uno es o no es jiósofo analítico. Pero si lo tiene y ntuL.no. ser ?@paso, en lu medido de lo posible. de acuerdo con los medios conceptuales j' fiv-rnakes: dispot?ib.c-*' en A&& Latina Historia y ktim. !Homenaje a Leopvldo Zeu UNAM, México 1992. p. 199 1

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a)Antece&ntes Histdricos y Biográficos

Francisco Mir6 Quesada Cmturias nacib en el @o de 19 18, en la ciudad de Lima, Perú. Curs6 l o s estudios primarios en Perú y Francia; los estudios medios y superiores los realiz6 en su país natal. Tiene títulos en Derecho, FilosoAa y Matemhticas. Hasta finales de los setentas, fh profesor titular en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, impartiendo las dtedras de Filosofia Contemporhea, Filosofia de las Matematicas y Filoso* Política. Hacia la d6cada de los ochentas fire docente titular de la Universidad Peruana !

Cayetana Heredia. Mir6 Quesada ha viajado .extensamente %era de su país, dictando

conferencias en l a s universidades miis importantes de Ambrica y Europa. Doctorado en filosofia y en matemfiticas por las universidades de Lima y de San Marcos, h e Ministro de Cultura en el Perú y actualmente el Dr. Francisco Mir6 Quesada es el presidente de la Federaci6n Internacional de Sociedades de Filosofia (1998).

Entre las obras principales del autor figurau: Sentido del movimiento fenomenológico (1 94 1); Lógica (1 946); Ensayos I: Ontologia (1 95 1); Problemas findmentales de Lógica juridica (1 956); Apuntes para una teorib de la Rmdn (1 963); Filoso@ de las Matemáticas (1 973); Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano (1974); Proyecto y realización del @losofar latinoamericano (1 98 I); Hombre, Sociedad y Polftica (1 992); y su Wimo libro Las SOLpercuerdas editado en 1992.'

De sus innumerables artículos, conferencias y colaboraciones destacan La historia de las ideas en Amdrica Latina y el problema de la objetividad del conocimiento histórico (1 97 1); La Declaración de Morelia: filosofra e independencia (1975) en colaboraci6n con Enrique Dussel, Arturo Roig, Abelmdo Villegas y Leopoldo Zea; La filosofi de lo americano, treinta afios después (1 977); On the concept of Reason (1 984); Tmth in the formal Systems (1985), Historicism0 y universalismo (1992) y Análisis (1993)'

Esta pequeíla muestra de la extensa produccibn de Miró Quesada es un reflejo de la evoluci6n progresiva de su pensamiento y de los temas constantes que lo atraen: la lbgica, las matahticas, la filosofia y la problemhtica en tomo al filosofar en Latinoambrica.

j

' Cfi. Bibliograffa al final del texto. * Idem

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Como tantos otros fil6sofos de su generacibn, comienza su trayectoria filos6fica desde una perspectiva fenomenol@gica, para luego cambiar de direccih intereshndose mhs por la Ibgica, la filosofia de las matematicas y la corriente analitica. La búsqueda de rigor y exactitud, así como su confi8tlz8 en la capacidad de la razbn como kte de conocimiento confiable, hani que al paso de los dos nuestro autor haga una fuerte crítica al mbtodo fenomenol6gico, al que se acerc6 en sus inicios.

"33s interesante observar que los fil6sofos de tendencias univdistas que ban sido influenciados por Husserl, y luego por Heidegger, no se dan cue- en un comienzo, de que la filowfia de Heidegger lleva en último &%mino, no S610 al relativismQ y al histoncismo, sino a la disolucibn de la propia f i i ~ ~ ~ f f a ~ ~ . ~

Hacia 1946 Mir6 Quesada se compromete definitivamente con la corriente analítica y esta a punto de salir su segundo libro, titulado Lbgicu. En ese mismo afIo conoce en Lima, por "ordenes" de su maestro Francisco Romero, al fil6sofo mexicano Leopoldo Zea, quien a su vez le da su libro Apogeo y decadencia delpositivismo en Mhico y le habla extensamente sobre su proyecto de historia de las ideas en Am&ica Latina. e1 le entrega a Zea los originales de su libro sobre lógica matemhtica.

"Desde ese momento comeflz6 una vigorosa pol6mica entre nosotros. Porque este primer contacto nos hizo tomar conciencia de que nuestra concepcibn de lo que debia ser la filosofia latinoamericana diferia de manera irreconciliable. Para 61 (Zea), la únjca manera de hacer filosofia aut6ntica en Am6rica Latina era meditar a fondo sobre nuestra propia realidad (. . .) Para mi (Mirb) la ímica manera (. . .) era meditar sobre los grandes &.mas de la filosoaa clhica y actual". 'O

Al parecer no había contacto posible. La relacibn entre Zea y Mir6 Quesada continu6 junto con la polhica. Dos &os despuds tienen una conversacibn en Mdxico, que 26 &os m& tarde Mir6 Quesada registrarh como "memorable":

"Un di4 caminando bajo el clbico cielo azul de M6xic0, nos dimos cuenta que, a pesar de la radical oposici6n de nuestras trayectorias fil&ficas, había un fondo de unidad tan esencial, que reduda las discrepancias a meras cuestiones de detalle. Porque a pesar de todas las divergencias había algo que nos interesaba apasionadamente a ambos y que colochbmos en el centro de nuestros afanes: la autenticidüdjiZosó$ca. Tanto Zea como yo queriamos hacerfilosofra autdntica. La manera de hacerla era, para cada uno de nosotros, diferente. Pero la meta era la misma: hacerfilosofia autkntica, es decir, hacer una filosofla

MIIRC) Q.,FCO. "Historicism0 y Univdismo en Filosofia" en DASCAL, M. (comp.) Relativim cuba1

MIR6 Q., FCO. Depnmypmpcfo derfirosofar &ti?mtmericano FCE, MMco 1974, p. 8 ydo'""jo17 UNAM, M6xico 1992, p.208

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. r e p e t i d a de filosofias importadas. sino expresión de un vivo, que emergiera desde nuestra ropia circunstancia

los medios intelectuales disponibles". P I

r%%&: -.*.;**v A & se va dando cuenta que toda una generación

estrba compbmetida, :de una manera u otra, en el mismo proyecto bukmental: ,

"pronto verificar, a trav6s de una retacih muy ampIia con pensadores hlirHarmtril.anos de Iss m8s diversas tendencias, que el proyecto de autenticidad anecqpondia a un plano muy profimdo de'nuestra condición filosófica y cultural, y que mi &kción, se qstinguía especialmente, porque además (Ya generación .forjudoru) se había ampamtido 4 fondo a su redizacbh. En esta realización se estaban siguiendo dos vías. la virde la refie& sobre los problemas filosóficos abstractos y la vía de la reflexión sobre l~ucstra propia c@ndiciÓn cultural y humana".'2

La discusión con Zea lo introdujo de lleno a la problemática del fiIosofar latinoamericano. Durante el decenio que va de 1950 a 1960, dicha pdbica fue iema obligado entre la comunidad filosófica de nuestros pueblos. Mir6 nos narra:

"Especiajlmente en los congresos y reuniones internacionales de filosotia. fuera de sesiones. se enfkntaron innumerables veces los "regionalistas" v los "universalistas" y ambos grupos comentaron y atacaron sus respectivas posiciones". 'I

Para e k s años, nuestro autor conoce de manera personal a los I principales e$ponentes de la filosofia en América Latina, desde el grupo de filósofos medicanos Hiprión, cuyo líder era Zea; hasta e l ' p p o Tucumán en Paú, i n t e e por discípulos de Francisco Romero.

"lZápida¡nente fui conociendo a las principales figuras filosóficas de mi generaci6n ctl los paises dk! Amdrica Latina: Chile. Colombia, Venezuela. Brasil. Uruguay. Anlérica &. En toda/s partes el mismo afán, en todos ellos la misma hambre de autenticidad. Era pucs indudable que el problema de nuestxa propia realidad era un problema constitutivo del -far latillOameric9n0, porque nuestro afán de autenticidad quería decir que dudábamos de mestras posibilidades creadoras y que asumíamos una actitud ante nuestro ser y frente al ser de los pensadores occidentales. Querer ser auténticos significaba haber ya formado un payecto sobre; la manera como debíamos ser nosotros mismos y este proyecto influía de I numen decisivir en todas l a s manifestaciones de nuestro filosofar''."

1 ' i

" &km. p.9 Las &ivas son del texto origioal. Wan. p. 1 1 Postakmncnte (cap. 3) a c l m o s la clasificaci6n generacional de \!ir15 Quesada. Idem.. p.12 :

uldcm pp.9-IO ~

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la década del 60 escribe una primera aproximación al problema: “El . h & t o de la metafisica en la ideología latinoamericana*’( 1962 ). En el arttcplrok~ escribe:

c . .. I - b”%a es conscierrte de su inautenticidad cultural, esto es del origen

impoft& de su cultura. Por esta misma r&n su mayor deseo es el de contribuir, em el pioceso d v o de una cultura que. siéndole propia le es.

extraila (...) Latimamérica va tratando de pasar de una cultura sxintrica, cuyo eje se encuentra inclinado hacia Europa, hacia una cultura concéntrica centrda en sí misma Estr: cambio de centro no significa en modo alguno el rechazo de Ia cultura oc&k&i, sino d o el deseo agudo de lograr una genuina integración. expresi6n de un anbelo por dejar la periferia y sumergirse en l a s profiurdidades del espíritu creador”. ’’

..

Notas sobre la cultura latinoamericana y su destino (1 967 ) es el borrador de un conjunto de ideas que se han ido esbozando y que desarrollará en log siguientes años hasta sus últimas consecuencias. Dos aiios más tarde e indudablemente influenciado por los movimientos políticos y sociales en Latinoame nca, por el contacto con los filósofos regionalistas y por su constante interés por la política, el derecho y la fílosofia, publica su libro Humanismo y Revolución (1969). América, su filosofía y su circunstancia se volvian una constante en el pensamiento de Miró Quesada.

La década del setenta inicia con el retorno a los problemas epistémico- teóricos del filosofar latinoamericano y a la polémica entre universalistas y regiadistas. Escribe el artículo “La Historia de las ideas en América Latina y el pro&ma de la objetividad del conocimiento histórico”“. en una clara alusión al proyecto de Zea. Tras insistir que la historia, como toda ciencia, es un esfbem por explicar las cosas o los hechos a través de hipótesis Crcplicotivas que puedan ser verificadas, Miró advierte que los dos principales problemas en la búsqueda de objetividad en la reconstrucción histórica son: el lenguaje que se emplea y la ideologización de la investigación. Al respecto del primer problema escribe:

..

&El tipo de lenguaje que tiene que emplear el historiador es uno. de los grandes problemap de la epistemología de la historia. Mientras el matedtico, el fisico. el biólogo. e incluso el economista y el sociologo, deben utilizar un lenguaje formalizado para evitar ambig-, el historiador tiene que utilizar. aveces (conste que no siempre) un lenguaje litemrio. La rBzi)n es obvia (aunque nada sencilla desde el punto de su justificación episbológica): para entender a fondo las motivaciones de un ser humano. hay que describir motivaciones con un lenguaje que permita describirlas adecuadamente. Las

Is M i Q* Fco.. “El impacto de la maafisica en la ideologia latinoamericana” en IDEAS ES TORVO DE LA7WOAMERlCA, vol. I, UNAM-UUAL Mexico 1986. p. I33 I‘ MLr6 Q. Fao.. “La Historia de las ideas en America latina y el problema de la objetividad del conocimiento histórico- en LATINO AMÉRICA .4mwrio. estudios latincumericanas (1974),FFyL-L5XM. Mixico. pp.9-37

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motivaciones humanas son tan complejas, sutiles e incluso ingenuas, que S610 un lenguaje tan rico y complejo como el natural (. ~. ) puede describirlas adecuadamente”. l7

La ambilgltedad semhtica y polidmica del lenguaje natural derivaría en el relativism0 interpretativo de la historia Desde luego, como una teoría tiene que explicar muchos hechos y debe someterse a muchas verificaciones, es posible, en principio, decidir en favor de una teoría en conbras de posibles rivales. Sin embargo, seflalata Mir6 Quesada, “en prim@io, lurdGI impide que dbs teorias diferentes permitan explicar un mismo conjunto de hechos y que de ellas se puedan derivar las mismas predicciones verficables. Esta pluralidad de pusibilidkiks explicativas es lo que permite al cient@co que consciente o inconscientemente quiere reforzar la posicidn del grupo social al que pertenece, elegir unas hrpdtesis en lugar de otras 9) . 18 Se hace entonces presente la ideología del investigador como posiblefiente de defomucidn en la investigacibn histhrica. Sobre este segundo problema Mir6 Quesada serti contundente en su postura:

“Hay que partir del hecho de que el historiador en general, y e l historiador de las ideas en particular, estan insertos en una circunstancia humana, que es la de ellos y con la cual querifindolo o sin querer est411 comprometidos. Es posible que mediante el esfueno consciente, logren despojarse de sus intereses de clase. Pero es prkticamente imposible que dejen de l a d o todo h t o r ideolbgico. Siempre habd elementos de su visi6n Wma del universo, de sus intereses “constitutivos”, que se filtren en la selecci6n de los hechos y sobre todo en la elaboracibn de hip6tesis expficativas”.’%d6s aún “si no se establece la hip6tesis de que una parte esencial de la trama de la historia se constituye mediante procesos de dominacibn y de liberacibn, si no se relacionan los procesos de dominacibn con los sistemas de ideas y las visiones del mundo que manejan los grupos dominantes y dominados, es imposible comprender los hechos hist6ricos”2° Y finalmente concluye “se da, asi, la paradoja, que podria llamarse laparadoja de la objetividad histdrica, de que el ideal subjetivo de la liberacidn humana que inspira al historiador cuando deslinda hechos y elabora hipbtesis, es la posicidn que conduce con mayor eficacia a la objetividad. La historia es una ciencia en que la objetividad del conocimiento coincide con la dignidad del hombre”.2*

No es sino hasta 1974, que nuestro autor escribe la primera síntesis de su pensamiento al respecto del filosofar latinoamericano:. Despertar y proyecto deljllosofír latinoamericano. Obra en la que tratani de explicar lo que ha vivido en came propia, c6mo surgi6 el proyecto en el que “siente” que

’’ Idem, p.24 ’* Idem, p.27 Las cuTsiv89 son nuestras. ‘9 Idem, p.36

Idam, p.37 21 Idem

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I s .

el que “siente” que su generación se encuentra comprometida y cómo es que ha evolucionado la polémica entre universalistas y dgionalistas.

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”Fue así el proyecto de escribir el p r e s e ~ p z estudiar la obra de la ” t e r c e r a . generación” a travb del análisis inter&et&ivo que conduce a su fiormación y a su toma de conciencia, tratar de comprender/ por qu6 se produjo en ella la biptición que dividib. a sus miembros en un grupo que con$id& que la única s a l i d a de la fiiowfia latinoamericana era la meditación sobre nuestra /propia realidad y en otros que estaba convencido que debimos dedicamos a meditar wbre los grandes problemas universales, por qué cada grupo en un principio niega autenticidad filosófica al otro, porque se produjo a la larga un proceso de ósrnosis que indujo a numerosos pensadores ”universales” a meditar sobre nuestra propia realidad. .porcpe hoy día la polémica ya no ticne sentido y de que manera todo este proceso ha influido en la constitución de propiedades “caracteristicas” del pensamiento latinoamericano.”2

En 1975 un suceso lo ligará definitivamente al desarrollo y evolución del filosofar latinoamericano. En colaboración con Enrique Dussell, Leopoldo Zea, Arturo A. Roig y Abelardo Villegas elabora la “Declaración de Morelia: Filosofia e Independencia”, leída en el I Congresa Nacional de Filosofia, en Morelia Michoacán, México. Donde se declaraba que:

”A una filosofia que hace suponer el destino manifiesto de un conjunto de pueblos pera imponer su dominación al resto del mundo. deberá ofrecerse una filosofia que niegue tal destino y haga, por el contrario, expreso el derecho de todo pueblo a libertad como autodeterminación. A una filosofia que justifique. comb lo ha venido haciendo. la dependencia de unos pueblos en exclusivo beneficio de otros, deberá oponerse una filosofia que rechazando la relación vertical de dependencia haga exbresa una relación horizontal de

Filosofia de liberación, o independencia qÚe lejos dF negar el sentido liberador que para el mundo occidental tuvo la filosofia lo amplía y universaliza. (. . .)

Frente a ese discurso. que tiene su origen en el e& europeo y que se constituyó desde un principio en vultrnfud de poder. la filosofía surgida en el seno de los paises sometidos al imperio económico y cultural, contrapone un discurso liberador. cuya

epistemológica supone desde ya la superación; de la civilización occidental y anuncia el comienzo de una nueva ~ivilización“‘~. Con ello se consolidaba el movimiento filosófico denominado ahora como Fiksofia de la

solidaridad. (. . .) I I

I

, MIR6 Q., FCO. Desperrar y Proyecto ... FCE. .\i&ico 197-1. p. 12. 1

%IRÓ Q.. FCO. Et. AI. “DecIamci6n de Morelia” en LATINO AMÉIUCA ,4mrario. estudios htinoomericanos (1974). FFyL-CMAM, México. pp. 329-335 ’‘ C.6r.*(septiembre 1995) “Materiales para la historia de la filosofía 4 Latinoamtrica“ texto inedito. CCMro de documentacih em Filosofía Latiooamericana e Ibérica. UAM-lnapalapa.

1

I I2

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i

Hacia 1977, 'Quesad recuento y evaluación idel

t m b &os después". En el Í I

1 ' "La filosotia de lo organizado, se inicia en híekico

I

filosófico & Zea; "La filosofia de lo americbno

1

con h labor pionera de a toda América Latina,

("1

tiJoda de lo americano propiamenb dicha, y partiendo de esta etapa evolutiva, el mmhiento culmii c m la fiiosofia d 1 Tercer Mundo y con la filosofia de la Liberqcidn

Por ser un movimiento muy v&to no hay en 61 la marca de una escuela filosbfica -nada. En cada uno de nu&s países los pensadores que se dedican. o ! hpn dedicado alguna atenci6n a la filos~fia de lo americano. han utilizado concept& o categorías filosóficas según su propia .formacion y personal temperamento. .Así en Mdxico hay una declarada influencia de la esduela de Madrid y del existencialismo de Sartrq. en Vanrmela priva la filosofia de Hussetl, en Panamá se utilizan ideas de Schweizer. En la

se nota una gran influenciii de Hegel. En el Perú adquiere rasgos imprevistos: ise desarrolla dentro de marcos analíticos!( ...)

La filosofia de lo americano qoloca a la filosofia en su verdadera funcirin: es la expresión suprema de la razón humana, que es. a su vez, instrumento suprsmb de hibemción'' .25 ,

cwj&do en una de l a s expresiones mks sistematicas y originales de nuestro pensam&nto

La historia de l a s ideas genera i a filosofia de lo mexicano, esta evoluciona hacia la

C..) P ~

Para la década de los 80, lo que consideraba hace tan sólo siete años un '@oyecto" de filosofar, ahora es ya una realidad. Se publica Pro~-ecio y redbción del Jilosofar (1981). Considerado comq un sepxio momento del logrados en filosofia nueva generación son que para Miró 110 hay duda: "el Hoy' dia &ca fllosofia en América 1 Latina. (...) Por eso en lugar de dar a la publicidad un segundo tomo de h p r t a r y Proyecto( ...) hemos pensado: que es mejor completar dicho libro icon una segunda obra en la que se mukstre cómo la tercera generación ha realizado y sigue realizando su prq-ectb de ba~er filosofia auténtica ''. '-

Su acercamiento a la iente "historicista", así como su continuo estudio de la obra de y Gasset, lo motivan al estudio ponnmorizado de sus En 1983 escribe el articulo

3 Mini Q.. Feo. "La fílosofia de lo +encano treinta ailos después" en IDE.4.7 E.\. TOR.!O A

I

I

UT??V.-IMENCA, vol. 11. UNA" LrUAL, ?iiCxico 1986, p. 1 O3 1 - I O32

obfer0 de estudio en el capímlo 3 MiR.6 Q., FCO. Prqecm y recllizución &lfilosofar iatinorrmericano FCE, Mexico I98 I . Esta obra será

Idan. p.16 Las cursivas san del texto origiqal.

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“Ortega y el conocimiento absoluto”, y en 1986 otro sobre el mismo tema, “Razdn e Historia en Ortega y Gasset”, su evaluacidn final sersl positiva. Para Mir6 Quesada, la obra de Ortega es el mayor esfueno para superar la contraposicidn entre historicismo y universalismo, ademas de ser una postura visionaria en la fdosofla de la ciencia Todo ello sin dejar de ser crítico y de s&alar los errores y límites cognoscitivos del perspectivismo ortegwiano.

Su estudio de la Mgica y ‘las matembticas es constante. Desde su libro Lógica de 1946, su evolucidn intelectual en ‘ese campo es siempre de vanguardia. En 1984, 85 y 86 escribe tres importantes artículos que demuestran su alto nivel de anirlisis, su canocimiento de los avances m& recientes en 16gica y mtemhticas y su compromiso epistemol6gico con la comente analítica: “About Philip Kitcher, The nature of mathematical knowledge” (1984) un andisis crítico del entonces reciente libro de Kitcher y que no fbe publicado en espaflol hasta 1987 en la revista Critica de Mkxico; “On the concept of Reason” (1 985) y “Truth in formal system” (1 986).

En 1991 vuelve a la problemhtica del filosofar latinoamericaao y escribe el artículo “Sentido y proyeccibn de la fílosofia en Am&ica Latina”, en 61 seilala que la filosofia, con mucho mayor hfasis que las demb disciplinas cognoscitivas, reacciona siempre ante la realidad. Mir6 Quesada esta convencido de que la filosofia asume una actitud determinada ante la historia y los dinamismos sociales de su circunstancia. En congruencia con la filosofia de la liberacibn, evalúa el desanrollo fdos6fico en America Latina, dandose cuenta de la diversidad de posturas que tal movimiento filosbfico puede abarcar.

“Debido a las amplias dimensiones que ha adquirido el pensamiento latinoamericano, en ninguno de sus movimientos hay uniformidad total. La f i l o d a de la liberacibn no puede considerarse como un movimiento simple que obedece a un esquema te6rico único. Tiene hoy &a diversas manifestaciones, cada una de ellas con caracteres y metodologfas difmntes. Hay una tendencia existencialista, una tendencia hegeliana, una tendencia marxista, hasta una tendencia analítica. Desde nuestro p p i o punto de vista, hay algunas metdologias y determinados plantamientos te6ricos que nos parecen superiores a otros que, en sí, nos dan la impresi6n d e . catecer de rigor conceptual y de una fidamentaci6n suficientemente clara. Pero lo importante d e l movimiento es la coincidencia en los resultados de la critica social y en la meta propuesta. Mientras las estructuras sociales latinoamericanas sigan siendo como son, ser6 imposible vivir en una sociedad igualitaria, libre y justa. Por eso, dichas estructuras deben ser cambiadas y el cambio de ser, en caso de que sea imprescindible, revolucionario”.*’

28 Mir6 Q., Fco., “Sentido y proyaccibn de la filosofía en Am&ica Latina“ en DI&EA?E.S revista trimestral No.154, UNAM abril-junio, Mhrico 1991, p59

. .

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I

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I , ! i i

En 1.m se publica "Historicisbo y ism0 en ta fi~osOffianm, -o que una exhortacih a la +te analítica hacia lo^ temas el debate -fen,

storicismo y u ~ o l lograr p a r k m r o s de "Filmflá' de la

Liberación. Reajuste de categorías". : Donde Atera su pastura humanista radical, denuncia l o s abusos de cualquier totalitatismo de izquierda o derecha y pone como objetivo histcirico de la &loSofia de la liberación, la creación .de urm sociedad sin clases: "Lo primero 'que tenemos que hacer es examinar a folia0 el ideal constitutivo del humanismo: la sociedad sin clase. Este ideal es inc&movible, es 2.0 que confiere sehtido u la' historia de la civilizaci& &MaP?' El problema, como siehpre, es cómo llevar el objetivo a la .

m i c a . En el campo teórico Miró aclba un poco m& su postura.

"Desde antes de incorporarme como ' miembro no matriculado a la Filosofia de la Liberación, había llegado a la conclusión d& que meditar sobre la propia realidad era no S610 importante sino urgente. Por eso me lancé a luchar a brazo partido contra los anufíticos que la criticaban y rechazaban. Luché a fondo y sin ningún pudor intelectual, puesto que los &íticos me mnsi-an uno de los suyos. Y esgrimí. hace muchos &S, un argumento que aún hoy me parece válido( ...) Una filosofia completamente rigorizada ya no es fi1osofi4 es ciencia( ...y."

La filosofia de Latinoamérica 'se enfkenta al dilema constante de la propia definición, de su carácter 'y del/signo distintivo de sus manifestaciones. Miró Quesada ha sido testigo y actor i n dicho dilema. Su pensamiento ha sido siempre, en este sentido, un pensamidnto crítici. Es decir, una reflexión que examina con rigor todas las concepc+es que alimentan el debate en tomo a la filosofia latinoamericana y que va+ creando, 'conforme se desarrolla en el t ieap, nuestra cultura.

Las corrientes miversalista y rhgionalista del filosofar latinoamericano, con su variante historicista, han supeado muchas de l a s primeras etapas de su .

polémica inicial; ahora queda abiertd el panorama de esa práctica filosófica auténtica buscada Pero, ¿cómo podemos evaluar esa práctica?, ¿cuáles son los padmetros ante la pluralidad de tesis filosóficas?, ¿cómo podemos medir los avances y los proyectos de nuestro filosofar? Estas son algunas de las preguntas que creemos pueden encontrar respuestas desde el filosofar de Francisco Miró Queda. I

l

Mir6 Q.. Fco, "Hiaoticismo y relativism0 en plosofia" en DASCAL (comp.) Refurivismo cultural y

M e 0.. Fco.. "Filosofia de la Liberacih. Reajuste de categorías" en .4nPricu h i m Hisforjay Destino. fslabaofia. Perspecthas norteamericanay kninoamerkam. UNAM. Mexico 1992.

Homenaje (I LeopoIdo Zea UNAM, Mexico 1992, p.202 '' Idem. p. 198. I

15

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. , ,. . .

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racionalista y marxista de Mario Bunge y Elí de Gortari respectivamente;

2) explicaciones epistemolbgicas, que atribuyen el desacuerdo a diferentes criterios de aceptabilidad o estandares para evaluar buenas razones, Luis Villoro y su propuesta epistemolbgica;

3) explicaciones desarrollist~s,~~ que sostienen la legitimidad del desacuerdo por el rol del filbsofo en el entramado social y el desarrollo alcanzado a nivel regional. Como la propuesta de Salazar Bondy,” quien sugiere que la autenticidad fdos6fica s610 se darti cuando se alcance cierto progreso social;

4) explicaciones ajlrmacionista~,~~ que fundamentan el desacuerdo y la pluralidad en el “mundo de la vida” particular de cada filosofia, en la circunstancia de cada cultura como totalidad y su autoafbmaci6n: Zea y su proyecto filosbfico y;

5) explicaciones eliminativas, que descartan la disciplina entera por considerarla ilegítima, como un conjunto de seudo problemas, postura tipica del positivismo lbgico y de algunos postmodernos.

Sin embargo, siguiendo a Nicholas Rescher “. . . el fundamento último de la discordia filodfica debe buscarse en un nivel m& profundo: en la estructura de la indagaci6n filos6fica misma, en la naturaleza de los asuntos conceptuales con que la disciplina trata. (...) el desacuerdo es sim lemente una característica de la estructura lbgica del pensamiento Jilosó~co”. Esta es, en todo caso, la concepcibn a cuya defensa está dedicado el presente anidisis y con la cual, creemos, el filosofar de Mirb Quesada tiene Wdad. Lo que se busca, entonces, es la estructura lbgica de la investigacibn .filos6fica, no de esta o aquella filosofia sino de toda empresa filosbfica Se podría alegar que esto es un “reduccionismo logicista” y que la filosofia, mhs que por su estructura lbgica, se distingue por sus temas y problemas.

Se impone la necesidad de una explicaci6n de lo que entendemos aquí por “estructura lbgica del filosofar”: La caracterktica Cte la Jilosofia es

!?*

” Mir6 Q., Fco. “Filosofia y creaci6n intelectual” en G. CASANOVA, P. Cultura y m&& inte&ctd en A d r i c a Lutim Ed. Siglo Ma, p.269

37 Mir6 Q., Fco. “Filosofia y crcaci6n.. .” Op. Cit., p. 274 ” RESCHER,N. La lucha de los sk&mas. UNAM, 1 9 9 5 , p. 18

SALAZAR B., A mjh$%z Cde nuestra drica? Ed Siglo XlYI I969

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Se impone la necesidah de una explicación de lo que entendemos aquí -i '1) por "estructura lógica del fbosofiv": La característica de la filoJlofa es !

pregMtar 3, respvnder, de )tuner4 racional y disciplinada todas aquellas e&es acerca d&rnundo,lel ho* y su lugar dentro del estado de cosas; i h a c k d o uso en esie~esfberz~ de cualquier información que tenga a l ! ! mano para poder responder. La filbsofia no tiene un objeto de estudio diitintivo, I ;

pues todo es relevante pah sus preocupaciones, siendo su tarea la de proporcionar una suerte de ! cosmuvision p i a , una interpretación .clara y comprensible de la realidad como totalidad >* cómo particularidad.

Coincidimos con Luis Villoro cuando sefiala que "la filosofia no descubre nuevos hechos ni $-opone leyes que expliquen su comportamiento. La filosofia analiza, clarifica, sistematiza conceptos. Al hacerlo, 6one en cuestión las creencias recibidas, reordena nuestros saberes y puede rtformar nuestros marcos c~nceptualeS".~~ La filosotla no nos dota con nuevos hechos básicos; se esfuerza por sistematizar >* coordinar los viejos en estructuras coherentes mediante l a s cuares podemos signiticativamente abordar buestras ' preguntas más amplias. "El ,motor original para filosofar es la urgencia de adecuación sistémica; de traer consistencia. coherencia y orden racional al marco de lo que aceptamos. 1 Su trabajo es un asunto de tl'isciylittnmiento de nuestros compromisos cogniiivos para dotarlos en su totalidad de un (sentido. Y es a s í que las exigencias de consistencia racional pasan a primer plano ,,M

Tenemos entonces que, si bien es cierto que el objetivo de la filosofia es dar respuestas a los "grandes asuntos" del hombre, brindar una guía para la /. acción y una visión de cpnjunto de lo que pueda ser la reali;dad, su ,

característica elemental es cfmo se da respuesta a estas inquietudes: !esto es, i que se haga de manerq clara, slficiente y sin inconsister+cias o , /

contrudicciones.4' Esta es la lbase del razonamiento filosófico, y sobr4 la cual. hay que indagar su estructurq. J.. J

"( 1) iResponda a las preguntes! Diga lo suficiente para satisfacer su curiosidad acerca de las cosas. (2) ¡Mantenga consistentes sus compromisos! No diga tanto que algimas partes entren en conflicto con otras!

. .

I

Rescher la resume en dos los imperativos de la filosofia: ,

I

i 40 39 VILLORO, L., Creer sabery conocerjsiglo X X I , México 1982. p. 12

'I Por kr menos cuando se emplea una Ildgica "clbica". tradicional o de primer orden mientra5 no se den . mayores especificidades. D e hecho. existen sistemas lógicos. como el noneista que fuacionan'de manen rig- dejando de lado los principios Iogicos tradicionales como el de no contradiccidn. tercer4 excluido r idmtida& Sin embargo, su campo de aplicacion es restringido porque d o se cumple bajo determinadas condiciones que son rebasadas por la cipfinicion. arriba dada de lo que entendemos por filosofar. La 16gica mmekla ha sido creada por Routlq. 1980. '' RESCHER N op.cit.. p.34 I

RESCHESN. op. cit., p.35 ~

, 18 I

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¿Pero por qu6 &le tanta prioridad a la consistencia Ibgica? Desde el taoismo oriental hasta el irracionalismo cientifico de Feryerabend, pasando por Russeau y Nietzche se ha explorado la posibilidad de que la necesidad de consistencia no fkra un requisito imprescindible para su desarrollo. Tal enfoque desde nuestra perspectiva es muy problem&ico, ya que por ser asistbico, es cognoscitivamente poco claro.

La fuerza de la búsqueda de consistencia es que su contrario, la inconsistencia, cuando existe dentro de la formulacibn de una tesis fil&fica, la autodestx~ye~~ o m& claramente: la hace explicativamente inpante. "Responder 'si y no' es en efecto no ofkecer respuesta en lo absoluto".

Quizti no sea claro que de una inconsistencia lhgica, como violar el principio de identidad y no contradiccibn en un argumento filosbfico, se siga cualquier Lo que es evidente es que no se puede deducir que es lo que sí se sigue con necesidad.46 La capacidad explicativa de una tesis inconsistente se oscurece, ya que se esta impedido a saber, por ejemplo, cuales inferencias que implican P son correctas, cuando se acepta a P como verdadera y falsa al mismo tiempo dentro de un sistema. Su justificacibn racional se ve debilitada, pues sin distinciones que clarifiquen cuando P es verdadera o cuando es falsa, la adopcibn de una u otra parece un hecho arracional. Finalmente de no corregirse, cognoscitivamente se vuelve inútil, es decir, no brinda informacibn inteligible sobre el asunto que trata.

LOS par~~~~etros cognoscitivos o valores epistemicos4' hasta a q ~ f expuestos no son privativos de la corriente analítica. La claridad szstematzcidad y la consistencia son exigencias aceptadas como principios de

" Cfi. Nota 32 uIdrm.Quineco~~querespondea'siyno'esdecir'enciertocasosiyenciertocssono,paounavez adoptada una postura, para que m coposcitivamente W, no puede pamanecer en la ambigtkdad. Cfi. CJum Seis cdogmas &I empirimo, 1956.

Wmgenstein se pregumba "Lconvierte a nuestra lengua en menos utilizable el hecho de que en este caso, Cde mer& cm nuestras reglas dntwias, una proposici6n provoque su contraria y viceversa? La proposici6n en sí misma es inutilizable y sus m@re&us tambih; pero ~porqud no deberlan de hacerse? -¡por que es un acto carente de todo provecho!-" en WITTGENSTEIN, L. Observaciones sobre h-ih Cde las matemcfticas ed. Alianza, Espafta 1986, p.5 1

Ayer, en la misma l í n e a que Wittgenstein, proponía "separar las contradicciones del cuerpo principal del sistema y(. . .) usar provechosamente lo que ped9 en AYER,AJ. Wtgmstein, Ed. Cdtica, Espafla 1991, / /

p.87. Pero las implicaciones de UM contradicci6n muchas veces no son fgciles de prever, haciendo que ?o que queda' sea una proslnda ambigiredad en el sistema. Por ejemplo:[[(p+q) +r] -+ (a+)]+ cualquier cosa.

La propuesta de Ayer es eliminar (a+a) y continuar elaborando razonamientos vados con Io que queda. El problema es que no podríamos decidir, por ejemplo, si la implicaci6n r+a es falsa o verdadera, ya que de nuestro sistema, ambas posibilidades se pueden d a r . '' Los Valores epidmicm o cogmscitivos son una predilecci6n in t e l ec tua l . Es una predisposición a asignar peso probatorio a ciertas c u a l i d a d e s cognoscitivas de las tesis filosc5ficas como verosímjl ofümdó, simple o complejo, exucto o inexacto, sis&n&tiw o asistemítico. Los valores cognoscitivos no son pmpiedades que descubnunos que preexisten en las cosas que investigamos; son características que imputamos a l a s cosas a la l u z de nuestros intereses.

. . .

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por la mayoria de las cdrrientes fi(bs6ficas occidentales y son tres requisitos reconocibles en la propuesta !íntegralismo de Miró Quesada.

si hasta aquí estamos de bcuerdo cdn los parámetros de lo que mos por filosofar y tenemos tambijén claro los objetivos arriba

-0s de la filosofia, entoncesi ¿qué es lb que ha pasado?, ¿por qué no hemos llegado a puerto seguro en esta disciplina?, ¿por qué no hay consenso en la manera de dar respuesta a los problemas?

Miró Quesada presenta al "historicismo" como una postura escéptica'* ~cplt aporta luz sobre el problema y que debe ser considerada en todo análisis

busque la objetividad y la universalidad del conocimiento racionalmente bien fundado.

"Según el historicismo, cuando bdquirirnos conciencia histórica nos damos cuenta de h relatividad de los principios racionales que permiten fundamentar el conocimiento y llegamos. así, a la inevitable conclusión ;de que dichos principios no tienen la universalidad exigida por la razón. Pero es racionalmente inconcebihlu que un principio sdgu ciurnnte un lrlpso dererminudo de tiempo y Jgje de valer en el lapso siguiente. El historicismo por eso. significa la imposibilidad de la filosoha y la imposibilidad de la tilosofia significa la imposibilidad de la ciencia"."

Miró seiiala la ruptura con el principio, lógico de identidad y no contradicción. Al romperse la cksistencia lógica la totalidad de la empresa filosófica, como hemos visto, se tambalea. Y si negiramos valor cognoscitivo a la lógica tampoco podría tenerlp la ciencia. Sin embargo el señalamiento de Miró es poco exacto. La temporaiidad de cualquier verdad sólo pierde su valor epistdmico, como hemos dicho, cuando se equipara su aporte parcial con la totdidad del conocimiento posiqle al que tal verdad parcial se refiere."'Esto es, cuando no consideramos al cqnocimiento como un proceso acumulativo de desarrollo infinito.

La solución parecería evidente, consecuentemente con la definición aniba expuesta de lo que es fildsofar, bastaría con reajustamos a los nuevos &os o evidencias, hacer una; poda eliminatoria y limpieza de nuestros compromisos cognoscitivos y modificar nuestro sistema hasta que la consistehcia sea restaurada.

í I

u 'En último tdnnino. -dice Miro Quesada- el historicismo no es sino una forma muy elaborada y nloderna &I escepticismo. Tanto en su versi6n interpa como exqerna o etnologica. En su versión interna. según el binoricismo. los principios racionales son considerados válidos o dejan de ser considerados como tales. &ntm de los marcos de una misma civilizaci6n o cultura. En su versión etnologica estas variaciones se poducen en civilizaciones diferentes". MI@ Q., FCO., Historicisnzrr J. Li~ircrdismo... en D.ASC.L\L M.. Op. cit. p. 1 9 9

Idem, p. 196 Supra p. S. notas t . 3 y 4.

m S

30

I

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j I

i Aquí 'sur& la p nodal del . problema: La solución a las

m d w s casos, c m 0 grupos' aporéticos o antinórnicos, esto es,, como familias ake ~ i s f i r o s ó f i c ~ relevant& de tal t i p que:

irscwcsistencias d& las las que se trabaja enjlosofia se presentm, en

!

( 1 ) hkta donde *llegan los hechos conocidos, hay buenas razones para aceptarlas a todas; ,la evidencia asequible habla bien de

todas y cada una de ellas, pero

(2) tQmadas juntas, son mutuamente incompatibles; la familia ente& es inconsistente. No pueden todas ser correctas.

1

Su mismd inconsistencia elimina tal. posibilidad: pero son todas sosteniblesS'desde su perspectiva particular, todas aparentemente aceptables y hasta cierto punto atractivas. Veamos un ejemplo de Rescher, que pone sobre la mesa la presente defiberación:

(1 ) La redidad es cognoscible. La investigación racional puede, en .principio, retratar la realidad adecuadamente en un sistema coherente de proposiciones verdaderas. (El pensamiento puede caract&zar la realidad de un modo que logre adeqrratio ad rem ; no plenamente, claro, pero en cualquier caso en aspectos esenciales.)

(2) La realidad es consistente; constituye una "totalidad coherente" lógicajlente.

I I 1

(3) Nuestrp pensamiento acerca de la. realidad finalmente cae en la inconsistencia conforme desarrollamos sus ramificaciones más compl&mente.1v52

I

i

I

Enfrentado a un grupo aporético como el anterior, el filósofo debe I/ sacrificar alguno de los componentes para mantener la consistencia. Pero la . ; I '

razón abstracta y. la lógica nos dicen solamente que debemos resolver la f ;

inconsistencia y : no cómo hacerlo. Ni la racionalidad abstracta ni los datos I , empíricos nos pueden ayudar aquí, la elección es conflictiva.

Negar (3) es una opción problemática, pues es un "hecho.de la vida" con respecto a la situación de la filosofia a través de su historia. Sin embargo una

I 1

Entcndeiemos por smfenible: La solución consistente a un conjynto apoetico. RESCHER. N. op.citj., p. 65 52

31 I ) i :

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!

i postura bso/utista-universuIi~ista asume esta posición para resol\ ex- la j inconsist i cia e intenta desarrollarla.

Ne ar (2) también tiene sus problemas, pues apenas parece admisible 1 que "el p cipio de no contradicción" no se sostuviera con respecto al mundo. : Un rehtivismo axiomático o un escéptico moderado podría asumir esta solución. '

Nosotros adoptamos negar (1). "Debemos conceder que el pensamiento filosófico puede en el mejor de los casos, aproximarse burdamente a la adecuación, y que la realidad se rehusa a la domesticación cognoscitiva, de modo que nuestros mejores esfberzos cognoscitivos representan un intento

Independientemente de la preferencia filosófica ante el problema, cada opción es consistente e irreductible. La elección entre ellas es hecha por

1 intereses de carácter epistémico valorativos, preferencias intelectuales que elegimos para conocer el mundo. Lo importante hasta aquí es señalar que, si

: Rescher tiene razón, el filósofo está condenado. a la elección entre tesis filosbficas de grupos aporéricos, cuya solución admite consistentemente varias posibilidades. De ser así, la diversidad en filosofia >- la falta de

Lo, "grave" de la tesis historicista, como lo señala hliró Quesada, 25 que se funda en hechos bastante sólidos, que se resisten aún ante l a s pretensiones

i I

4n

i valiente pero nunca totalmente satisfactorio de cnpturwrlu bien"'-'

1

, consenso lejos de ser un "escándalo en la disciplina", es su condición natural.

, de validez de una pluralidad filosófica.

"Las di\-ersas filosofias han tratado siempre de llegar a verdades definitivas. pero la ; experiencia histórica ha mostrado hasta la saciedad que esto no es posible. Y asi a lado de i los grandes sistemas, siguihdole l o s pasos como sigue un ave depredadora a su presa los 1' sistemas eképticos han atacado todo lo construido.

: que existen principios universales y que el ser humano es capaz de llegar a \ etdades de 1 valor suprahistorico, o se renuncia a filosofar. Pero la razón humana no puede permanecer : atrapada en sus propias redes. Una y otra vez sigue haciendo esfuerzos para salir del ' marasmo. una y otra vez vuelve a ser envuelta en las redes de la historicidad"."

i Esta situación plantea a la filosofia un problema radical, definitivo: o se reconoce

Bajo nuestra propuesta, al enfrentar a. un grupo aporético de compromisos colectivamente incompatibles, el filósofo quiere naturalmente

~ eliminar la inconsistencia. La consistencia es ,la exigencia más elemental de la racionalidad filosófica, su ausencia pondría en cuestión el proyecto filosófico como empresa cognoscitivamente La solución racional a un conjunto.

Idem.. p. 66 j UMIRÓQ.. FCO" Historicistno! Chiwrsalismo ... en DASCAL M.. Op. cit. p.197 , Con l a s salvedades ya mencionadas. Cri. Nota 32

77 "

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@tito, puede ser el hilo conductor que nos saque del. laberintb del minotauro. Así tenemos que, de haber un progreso en filosofia este1 debe consistir en la solución racional de conjuntos aporéticos, en el planteadiento de los problemas filosóficos. I

En sus elementos esenciales la respuesta parecería simple. Un fiIpsofo siempre puede restaurar la consistencia entre compromisos incompdtibles ahdonartdo alguna creencia que engendre la dificultad. Pero, comd bien seilaia Rescher, la razón abstracta y la logica . nos dicen solament4 que debemos resolver la inconsistencia y no cómo hacerlo. Al.gunas de nuestras lealtades epistámicas deben ceder el paso a otras, pero ¿a cuales?

No queda más opción que preguntarnos ¿qué es lo que nos parece más importante?, ¿qué cosa vamos a considerar como aproblemático?, ¿.cuál es la parte central del problema?, ¿qué queremos rescatar de las tesis en conhicto? En pocas palabras, debemos jerarquizar nuestros valores coposcitivbs de acuerdo a nuestros intereses para poder responder al escéptico.

Si aceptamos que hay una variedad de intereses. aceptaremos que hay -varias formas de jerarquizar los valores epistémicos y por ello. de dar soJuciÓn a los conjuntos aporéticos. La tesis es que en filosofia, nadie abandona sus propuestas filosóficas sin una lucha racional por defenderlas. Aqui ''lucha racional" quiere decir mantener la consistencia intrasistémica ?' I=i :mejor "defensa" posible es por la vía de las distincior~es.'~ De esta forma se explicaría el progreso en ZasJilosofim o escuelas filosóficas.

Lo que tenernos como resultado es un desarrollo en paralelo de distintas posturas filosóficas, tantas como posibles soluciones haya a u n copjunto aporético de tesis filosóficas. Es así que en filosofia nos encontramds con "escuelas de pensamiento persistentes, tradiciones progresivas de comp miso doctrinal en un estado continuo de desarrollo interno y conflicto mutuo] P Tales escuelas están unidas por un acuerdo sobre algunos primeros principiad, pero continuamente se fragmentan en subescuelas a través de diferenciacibn por asuntos de detalle"s7 !

En líneas generales coincidimos con Rescher al señalar que el he¿ho de la diversidad filosófica -de tesis filosóficas irreductibles unas a otras- es en su centro un problema de elección de valores epistemológicos que varían itxluso de filósofo a filósofo. No hay ni puede haber una filosofia "neutral" cuyo punto de enunciación sea el Ojo de Dios. La primer elección a la ue se i I

1 distinciones. concepto que emplearemos con una connotación que tiene que ver con aclarar. r+odificar,

smpliar o complementar una tesis fiIos6fica y jerarquitar sus valores cognitivos. a fin de +atar sus pupuestos besicos y no desecharla. RESCHER N. Op.cit..p.lZt

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encuentra arrojado el filósofo en su actividad, es a 1 la elección de valores epistémicos que io guíen en la solución de conjuntos de tesis aporéticas.

Aceptamos el hecho de que el'tratamiento de lo6 problemas filosóficos, en innumerables ocasiones, termina por conducimos e un grupo aporético de tesis mutuamente excluyente, donde en aras de la c/onsísténcia lógica, nos vemos obligados a elegir entre valores cognoscitivos idreconciliables.

La discusión entre universalismo c historicismd es un claro ejemplo de esta elección. La elección de valores cognoscitivos &ta en estrecha relación cm nuestros intereses, en el. sentido más amplio. Existe una pluralidad de intereses, de ahí la diversidad. Sin embargo, parece dificil sostener que nuestra forma de conocer el mundo o la realidad. no condicione la forma en que creemos que este sea. Por lo menos esa es nuestra ibtuición. Contraria a la propuesta de Rescher, creemos que ciertos valores cognoscitivos van acompañados por ciertas tesis sustantivas.'' ,

Sin embargo. la objeción de la variación de la validez de los principios racionales persiste "y la conclusión a la que nos lleva el historicismo es la misma a la que nos lleva el escepticismo: no existe up conocimiento racional fundado que pueda considerarse verdaderamente. universal y necesario. En consecuencia no existe un conocimiento racional confiable".'" Las objeciones antiescépticas son obvias:

I

1) La afirmación de que no podemos establqcer ninguna verdad de valor universal es, para el escéptico. una ver4ad universal;

2) La afirmación de que todo es relativo, pretehe ser absoluta; 1 I

3 ) La afirmación de que toda verdad es relativb a un contexto histórico trasciende su propio contexto histórico; i

4) El escéptico al afirmar que no hay unb verdad absoluta está mostrando que conoce el concepto de vdrdad ideal, del tipo de vmdad que intenta fundamentar el racionalimo.

Miró es contundente al señalar que tales argum ntos:

"Lo Único que significan. en los tres primeros casos. e si , que todas nuestras creencias rehidas al conocimiento de l a s diferentes regiones objetivasj son falsas; y que existe una

f

I Entieado por mis sustantivus proposiciones a ~ ? v e r a ~ i ~ a s sobre cómo cdeemos que sen el mundo. En otm

Mirci 0.. Fco., Historicismo y Universalismo ... en DASCAL M.. Op. cit./ p. 1 9 9 . gdabms. oraciooes afirmativas con implicaciones ontologicas. Pero esta discusiivn serzi tema de otro trabajo.

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verdd que no se refiere a ninguna región; objetiva sino a las creencias que se refieren ai dicbm regiones. que es inconmovible. E$e hecho es cierto. pero no significa ninguna! garantía sobre la posibilidad de hdamenltar racioatafmente verdades universales que nos' weka propiedades objetivas".6o

I Es decir. este tipo de verdades bo tienen la menor utilidad.

I

"En cuanto a la cuarta objeción, buestra una idea c l , ~ de lo- que debe ser el conocimiento racionalmente fundado. Este hecho es. por cierto. extraordinario. pero no nos: oErcce ninguna metodología para lograr conocimiento racionalmente tindado""

En este punto es donde Miró @esada da a conocer su propuesta. Por su; importancia se transcriben integramente los párrafos que la contienen:

"Creemos que had una manera de proceder que permite descubrir una racionalidad en la variación del conocimiento racional a traves de la historia: analizar sistemáticxnenti los argumentos escCpticos. Si hacemos esto descubrimos. en el punto de partida. ;us e\ escepticismo es tan racional como el racionalismo. En efecto. todos los argumentc~s que presema en contra de la validez universal de los principios racionales derivan su \:alidez de la utilización de principios racionales.

La expresión "principios racionales" es vaga pues si se le quiere dar una significación precisa hay que disponer de un criterio que permita reconocer rudos los principios racionales. lo que es. obvihente. imposible. Pero se le puede dar una significación aceptable si se incluye entre los principios racionales los principios lógicos (se cual sea el t i p de lógica utilizada. con tal de que tenga aplicaciones zfectil as. thiticas 9 athétiias) y matematicos. entendiendo poi estos úitimos los que han sido fomlula Los ', en forma de axiomas (o, de manera equiva@nte. en forma de reglas operathas). También incluimos en la significación los procedi ientos que se aplican para la elaboracibb y Id verificación de las teorías científicas tanto naturales como sociales (principios epistanológicos). Entre &tos están inclui S, por cierto. principios lógicos y matemáticos! I

Pueden incluirse también los principios que se utilizan para comprender e interpretar., Coi estos cuatro tipos de principios, la expresión "principios racionales'' resulta pasablemente precisa aunque. como es obvio. tiene una ikeductible penumbra de vaguedad. Pero creerno$ que en relación ,con los planteamientos qGe hacemos en el presente texto dicha espresiói puede usarse sin mucho peligro de ambigiikdad".6' I

I I

Esta larga cita merece un análisis detallado. El primer párrafo: I

1 ) Propone que el análisis sistemático e historico de los argumentos ; escépticos, nos puede peditir descubrir una racionalidad en la$ variaciones del conocimiento racional a través de la historia;

I

! I

Idem. p.200 6' Idern. ? l b . p.201

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I - 7 5

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! I ,

2) Esboza la tesis central de que todos los argubentos x&pticos derivan su vklidez de la utilización de principios racionales.

El segndo b o I - ' propone parámetros a lo que llarniremos "prkncipios

racionales". Entre pllos Miró incluye: , .

a) principids lógicos y a') matemáticos, esto es, exigencias mínimas de consistencia y sistematicidad;

b) principids epistemológicos de elaboración y verificación de tesis; ,

c) principids hennenéuticos para comprender e interpretar las significaciones de l a s teorías. 1

Los cuatro "principios racionales" del filosofar de Miró Quesada o valores cognoscitivos, desde nuestra perspectiva, pueden ser resumidos en otorgar a la argumentación lógicamente consistente,, sistematicamente estructurada y ,con claros parámetros de verificación, superioridad cognoscitiva ante! tesis filosóficas que no cumplan con esjos requisitos. Esto es, hacen a l a s tesis filosóficas accesibles a la comprensión y más eficaces a la hora de explicar 3 solucionar problemas.

Ante los arigumentos historicism que niegan la existencia de autenticos principios lógico , porque hay muchos sistemas íncompaiibles de lógica, la

la ciencia de la lÓ$ica se evidencia en su pormenorizada extlicación: autoridad de Mir d Quesada como matemático y estudioso #e la vanguardia en

1 "En muchos !casos de lbgicas aparentemente rivales. como: sucede con la lógica

clásica y la lógica! intuicionista. no hay tal rivalidad. La discreljancia se debs a una concepcion diferente del conocimiento matemático. La logica cldsica es ontol3gica. la lógica intuicionista es epistémica y, cuando se trata de lógica epistémica. en el caso del intuicinismo, es racionalmente evidente que no puede ser bivalente [sin embargo. ambos sistemas (la lógica clásica e intuicionista) son válidas en relacion con .algrmoc sistemas algebraicos, lo que uiere decir que la deducción proposicional. ya sea de proposiciones fkticas o epistémic , tiene que cumplir (por lo menos en estos dosjsistemas en apariencia tan distintos entre S I ) condiciones necesarias en común]. No puede, :por eso. afirmarse con ligereza que la proliferacion de los sistemas de lógica constituye un argumento dstinitivo a favor del historicismo". ''

I

Idem. p.202 la cita Ha sido complementada con la nota del autor al pie de Mgina, insertada en nuestro escrito entre corchetes [:J.

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Sobre el concepto de sistematicidaa o reglas [operativas en el análisis Adfik, Miró escribió en 1993, algo. que da una clara muestra de su

i "Los trabajos de Church, de Gadel. de Tarski y de zotros. permiten encontrar un

dite& de suficiencia aplicable a cualquier conjunto C de proposiciones que cumpl'an l a s siguientes condiciones: 1) C tiene reglas de fomací6n para las fórmulas lícitas: 2) C tiene axiomas o reglas de inferencia o ambas cosas: 3 l a relación de deducción entre fórmulas es hamitiva; 4) las fórmulas de C pueden interpretarse: 5) l a s reglas de inferencia son bien encadenadas (...). Si se cumplen estas condiciones no cabe la menor duda de que es un sistema de Condiciones suficientes de operatividad.

Sobre el concepto de claridad. donde incluimos a los principios Hennenéuticos o interpretativos y a los principios epistemológicos, caven dos breves notas más. Sobre los primeros Miró asegura que van más allá de la lógica, pero que no pueden ser empleados/ sin ella.6' Con lo que se admite que la fonnalización y sistematicidad en el lenguaje del análisis filosófico, nunca agota por completo la polisemia de l d términos y proposiciones de una elucidación filosófica. Y sin embargo., su comprensión e interpretación atraviesa irremediablemente algún .entramado lógico. Desde esta perspectiva, la hermenéutica no es sino una invitación a la creatividad.

A cerca de los principios epistemolhgicos de elaboración y verificación, &tos varían en cada caso particular de teoría y para cada caso particular de groblerna. No están determinados por uba sola ley general? sino que cada ieoria propondrá sus propios parámetros.; La decisión de q u i parámetros son

claros o eficaces para verificar una tdoría, es una discusión que puede ser levada a cabo, rigurosa y racionalmente. +ajo los dos presupuestos anteriores. ; El análisis de la propuesta historici$ta, bajo estos supuestos, le llevan a W i Quesada a concluir que "el escepticismo, con su variante historicista y @tnologista, no puede constituirse sin la utilización de un vasto complejo de principios racionales. Y esto nos revela due es imposible negar la posibilidad

?

conocimiento racionallP

Pero además descubre otra vía: 1

1 ~

I

i

Mi16 Q.. FCO. "An~lisis"l993 en Archivos de /u soC.ic$ad Prnrunu tk FihsojLl I 'I/ 1989- 1996 Ed. SPF. Lha. Perú. 1996.. p.112 , c r f . I d c m .

iL6 MIRO Q., FCO., Historicismo?-. C'niver. w/L$rno ... en D.+SCAL M.. Op. cit. p. 205.

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I j i

"... hay otra perswtiva que d l i e g a ante nosotros la existencia de dinanlismos racionales básicos: la pmga evolución P de los sistemas racionales. Cuando se analiza esta evoluci6n se nos revela al& fúndamental: -que un cambio en la concepción de los principios que utiliza la razón (por ejemplo un cambio relación con sistemas lógicos o con axiomas matemáticos) se debe sieqre a razone4 detenninadas. Cuando se analizan estas razones se descubre que presuponen la validez de princi ios que son considerados de manera explícita o implícita de validez necesaria y univetsal". 6:

En sí, esta segunda perspectiva es la misma propuesta que la primera, sólo que complementada con el recorrido, que a través del tiempo, a seguido la discusión racional entre las diferentes escuelas, al interior de ellas tnismas y contra el escepticismo.

Historickmo y Universalismo en la firosofra latinoamericana Miró Quesada, j finalmente hace un breve recuento del desarrollo

filosófico latinoamericano y de la discusión implícita entre regionalistas y universalistas en nuestras tierras.

Desde el comienzo de la ttnormalización filosófica", con los patriarcas a principios del siglo XX, hasta la más reciente generación de filósofos, ,Miró no deja de señalar el absurdo de descalificar escuelas, parámetros y objetivos entre una y otra postura. Concluyo este análisis con la invitación obligada del autor a la integración: de un movimiento filosófico que retorne lo mejor de ambas posturas:

"Quienes se o c u ~ de temas universales utilizando una metodología rigurosa deberían tomar concienc'a de la importancia que tiene la meditación filosófica sobre nuestra propia realidad. b o $10 podrían, debido al rigor de sus planteamientos. hacer significativas contribuciupes sobre el problema de la identidad latinoamericana y la filosotia de la liberación, $in0 que deben hacerlo".68

e) Conclusiones del cgpítulo 1 Nuestro anklisis podría desglosarse de la siguiente manera:

1. Presumiblemente, si fueran posibles las demostraciones categóricamente obligatorias de doctrinas filosóficas, estaríamos en esta etapa & la historia de la materia en posición de dar algunos ejemplos s6lidos. Pero no es así. Los sistemas racionales wolucionan.

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! i i2. Dicho sarro110 surge en contextos aporéticos, y no está

~ dispun i" ble' ninguna solución libre de elección entre valores ~ episté&cos sobre fundamentos obligatorios de racionalidad '

i abstraqa. Esto toma inevitable el desacuerdo y la diversidad. 3. La cu&tión de qué constituyen buenas razones y demostraciones

udeczuldas (principios racionales) en la filosofia es ella misma una ' cuestión normativa inherentemente controversial que admite un

debate (perfectamente apropiado).

4. Tal debate tiene como resultado el desarrollo racional de las i distintas escuelas de pensamiento en f;loso$a, donde generalmente ~ se presuponen principios de validez universal. I

I Analicemos cada punto y tratemos de encontrar los principios de racionalidad implícitos en la misma propuesta.

1. Uno es, evidentemente. un dato obtenido de la investigación histórica. Al irivitar al historicismo, quizá Miró no sea mu? consciente de que aquí, éI otorga cierta relevancia cognoscitiva a la información precedente. Es c+cir, concede a la inducción cierta capacidad explicativa.

2. Podemos resumir diciendo que, para hacer filosofia requerimos mínimamente de los valores cognoscitivos tales como la sistematicidad, la consistencia y la inteligibilidad. Tales valores forzan a las tesis con las que dl filósofo , trabaja, hasta que finalmente, aparecen grupos aporéticQs ibconsistentes a posibles soluciones de un problema teórico. El. filósofo se ye obligado a elegir entre soluciones sostenibles, en base a sus intereses cognoscitivos. Existe una diversidad de intereses cognoscitivos, de ahí la diversidad.

I

3. Es un valor cognoscitivo o principio racional tornar zwu postura justij;cada ante un grupo aporético de soluciones a un problema filosófico. El idiferentismo no es una postura filosófica alguna, la discusión sobre que constituyen buenas razones y demostraciones adecuadas es parte intrínseca de la actividad filos6fica. Tal discusión conforma la historia tielfilosofar, la cual es por ello. racional e inteligible.

El estudio del desarrollo y evolución del filosofar de Miró Quesada, hasta aquí hecho, a s í como el análisis epistémico de uno de sus más recientes

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artículos, nos dan como resultado l a s siguientes conclusiones al respecto de! nuestra problemUca:

! 1 i I 1) L a pluralidad filosófica es aceptada como un "hecho de la vida"{

I perfectamente racional e inteligible; I

2) La pluralidad metodológica es evaluable bajo "principios dq I raciomIidad", valores cognoscitivos tales como -la consistencia, ld sistematicidad y la claridad. Conceptos que a su vez ya hemos desarrollado.

3) La unidad del movimiento filosófico latinoamericano esta en su objetivo: la transformación de la realidad latinoamericana a partir da su comprensión. 1

Estos son, a grandes rasgos, los elementos que admite el filosofar integracionista y los presupuestos cognoscitivos de Miró Quesada. Filósofii comprometido con su tiempo y con su disciplina. cuya trayectoria es muestra de disciplina y evolución.

En el siguiente capítulo, nos concentraremos el análisis de la obra del 1974 Despertar y pro,vecto del$Iosofar krtinoamerica~lo donde como hemos mencionado, se incluyen principio interpretativos y de verificación. Estos, aunados a los. principios de sistematicidad y consistencia, aquí expuestosb conformarán el cuerpo metodológico de la propuesta de hermenéutica de 19 que denominaremos integralismo filosófico. i

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CAPITULO 2

M b i s crítico de Despertar y proyecto delJirosofay

Ya hemos mencionado cómo surgió el proyecto & m n sus pretensiones 0riginales.6~ Baste con denominada "tercera generación" tratando de

i

irrterpretacr'dn generacional klfi/os*far LatinogmeriLno

i d e a s y explicando la razón y origen de sus proyectos filosóficos. Para efectos de nuestro análisis crítico, espondremos de manera

esquemática -las Secciones Primera y Segunda del libro en duestión, a s í como el capítulo VI11 de la Secc&h Tercera. La omisión de los capítulos V, VI y VI1 se justifica por el hecho de ser partes dedicadas al C ~ O 'específico del desarrollo filosófico en el Perú. ~

Cabe recordar que el interés del presente trabajo se centra en la propuesta hermenéutica de Miró Quesada, por lo que algunos temas también relevantes, como la historiografia de l a s ideas o el "complejo de inferibridad" intelectual en América Latina, quedarh subordinados o pendientes.

En un segundo momento del presente capítulo >- tras el análisis arriba planteado, abordaremos las categorías hermenéuticas que, la obra propone. Finalmente se darán las conclusiones. I

Primera Sección El problema de la Filosojia Latinoamericana I Anátisis del Proyecto

La gran Ruptura En este primera parte Miró expone su interpreta

desamllo filosófico en América Latina, la cual abarca dc siglo XVI .hasta finales del siglo XIX, donde propon1

ión his #tÓrica del sde mediados del

que se da una "bifurcación" en el proyecto latinoamericano del filosofar. Fara"ir6:

i

"( ...) nuestro filosofar nace por importación directa. viene de ccidente como llegan por barco l a s maquinarias. los 'vestidos y los perfumes. Nace dentro de l a s universidades. porque las universidades crecen y empiezan a ensefiar de todo. Yace 1 omo nace la química la matematica y la biología. Nace porque las facultades humanissicas crean cursos de tilosofia para se iguales a las facultades europeas I

1

I 69 sUpa~p.8-lZ~itas8.9.10.11.12~10 *) MRd U.. FCO. h p r t u r y proxecto. .. p. 27

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! La posición del autor, c n de la filosofia

es c h . la filosofIa es un producto CUI Su origen es eminentemente Occidental y eqmific proceso de

as universidades de y X V I I , heron tan

dilo la implantación de la tradición val: En los centros cuhnrales de la Nueva Espaira y n América Latina,

hubo rnk pensamiento que la c espaiiola. La

Es cierto que hubo aportes y ad ptaciones originales dentro de la "renovada" escolbtica espailola", pero po t regla g&eral, l a s Universidades de fa Colonia no tuvieron manifestaciones1 de vida filosófica auténtica. Los pfksores repetían textos caducos, *mezcla de tomismo y cartesianismo, que estaban lejos de ser verdaderas críticsis propositivas, liberadoras de la hegemonía cultural de la metnjpoli. Estudiar o enseñar filosofia en la época de la colonia era un lujo, una excentricidad d i una elite en decadencia.

Actualmente existe un movimient4 de rescate de la filosofia colonial. Aportes en la Lbica, en la Hermenéutica y en la Ética son redescubiertos o revalorados en nuestro ámbito intelecbal. Sin embargo, lo cierto del planteamiento de Miró es que, en el contexto histórico en el cual surgieron, formaban parte de un movimiento filosófico consemador y retrógrada como lo &e la Contrareforma.

Para Miró tal situación no mejoró sbstancialmente sino hasta finales del &lo pasado, cuando a la par de los des transformaciones sociales en .&#boa.nérica, se intensifican todas las actividades sociales.';? Es en este p h o donde nuestro autor propone el erdadero surgimiento del proyecto Latinoamericano de filosofk

permeó a toda la filosofia de la Coloda por & tres siglos.

T I I

"En sus primeras manifestaciones deben (lenominarse más bien una "intensificación .& la enseaanZa". En todos los paises latinoamedcanos a la par que crecen >- se intensifican todrrp l a s actividades econ6micas. sociales y espibtuales, crece y se intensifica la ensehnza .-@ria Crece y se intensifica la enseilanul de las ciencias. Crece y se intensifica la emdbma de la til~sofia(...) Pero cuando se trata de la intensificación de la filosofia se produre la paradoja. Por que no existía una c -a filos6fica. S610 existía repetición de tortos ineficientes, exposición m d c a de i& deslavadas. Y de repente. arrasuados por la CW)RIK marejada de un crecimiento nuev unos cuantos hombres empiezan a leer fisoaofia en serio, a interesarse verdade f ente en ella, intentan empezar a comprended a(...) Olvidandose de la simbiosis bultural, que. con mayor o menor fuerza.

"Cano ejemplos renemos a Fray Aloaso de la Veracw M jesuita Antonio Rubio o a Don Carlos Sigüenza > para un studio detallado de la filosofia coloni4 ver BEUCHOT, M. Lajil/)so* en la .;poc(l (/e L

cdmia UNAM, Mexico 1997. MIRó Q., FCO @.cit., p.29

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impera en todo cmttne&e, de ta tradicibn colonial, de! 'las ideas .revolucionarias plrslman la inicitcidn de la profesores empiezan a devoraq l a s nov de ta filosofiia ctiwpak Y bre siglos, separados de su o)igen y de qus

a enseh f i l o ~ l a a ~ . ~ ~

de manera sui generisT4

Es necesario a c l m aquí que, tal propuesta explicativa f i l d f i c a Latinoameriqano, a0 &lo es insuficiente sino parte, el desarrollo de 1s comente tomista hasta nuestros di m ruptura total con el ~nsamiento hegemónico en la col el estudio del desarrollb filos6fico de los siglos XVIII continuidad de algund de sus comentes, como la lib derecho, el anarquismd y algunos de sus aportes en e étiea y hermenéutica, desmienten contundentemente la S

de Miró.76 I

La vivencia del Desenfbque

finales d e l siglo XIX y brincipios del siglo XX, la situ de los principales paisa latinoameric denomin6 como, la "normalización"

Sin embargo, lo !rescatabie y cierto de la propue

posibilidad ente objetiva de una actividad , filosófica. Nadi

a principios del siglo XI caracteriz6 por convuls

tainbién es cie inttwluccib del positi 'ism0 comtiano y spenceri filosófica en nuestros'$,,es, provocó la pérdi

\ educativa de la Colonia, sobre todo en

"Por un positivism mal entendido se suprime 1 em los colegios. Y así el fu estudiante de filosofia pierde para siempre la o fonnarse humanisticament . Esto le impide comprender t

Idem, p.29-30 Cbr. Idem. p. 27 "

m. Idem, p.29 paa e~ndios especializados 1 0 s siglos XVfII y XIX y SUS aportes fi~osdficos ver BEUCHOT. M. op.

cit. y ROVtRA. C. .4prarimacioheJ a lafirosopa &I siglo XIA-y Xk-UNAM, Mexico 1997. Ccr. ROMERO. FCO. Filoso& de lupersona Col. Contemporsnea Ed. Losada. Bueno! Aires 1944.

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lo le impide comprmder a estos a los mismor fiI6sok su htwds. Por

los (...) Todos o casi todos i i en griego y en latin,

CsnoarnQpledencom ca,tierrrmqueleera

6n son totahen& incapaces de apreciar". I

1 Éste es el escenario histórico que la generación' de 1ds "pattiarcss", enfie&. Los m p t r i a r c a s " son aquellos pensadores que en nuestros rapectivos

reinician la intensificación de la ensebmt filosófica

- tercids de . s i g l o en le XX, comience a tr sfonnarse en una importante rnanifestaah de la cultura latinoamericana. ? ~e entre ellos se distinguen: Casoiy VasconCelos en México, Vaz Feneyra en Uruguay, Korn la Argentina, Mol¡@ en Chile, Destua en el Perú, Farías Brit0 en el Brasil.

. .*. pefses 5 . ' .. "u

Y cruk a que &a, después de qber. languidecido pot casi dos

a pero "IOS patriarcas no entendieron lo que en&atmn pop que no podían ca;ltender~o. por qLe twienw que leer 10 que leyeron en forma directa, at#upta, a boca de jarro. LO l e y q n sin pode conectarlo con los firndamentos históricos que les daban plenitud y sentidb. Y lo leyeron en esa forma porque no pudieron! leerlo de otra manera."&0

I

I ' No se trata, asegura Miró, una afirmación sobre la capacidad o

inteligencia de los patriarcas. Sino sobre las limitaciones concretas a las que se , en*taron. ~ i r 6 sefiala cinco en especifico: ~ I

i I l)l&a mayoría no dominaba los idiokas originales y tu- que

apoyarse en traducciones deficientes . .e I 2). Los pocos que sí dominaban el ma, no cbnocían los sistemas i

1 fitos6ficos imprescindibles para comprender lo que leían. I ~.. , I 3 ) pata conocerlos deberían haber cbnocido a fondo los sistemas t

1 medievales y helénicos.

i 5 ) Muy pocos conocían Europa y cuando lo hicieron, la visi- como turistas, con un bagaje cultural inadecuado, con una formación hwnm'stica incipiente y llena de lagwas.

. , . ,. l

I

4) N i u n o o casi ninguno conocía el griego o el latín.

I

78 MIRdQ., FCO., OeJPerraryprqecto. .. 0p.cit. p. 38

m!difteiI saber qui~n fue el c d o r de la dcnominacion: peio es. a todas luces, fmcisco hero qui& .onaiauy6 8 su difbsidn y acepcecidn general" MIRó Q.. FCb (1992) "Historicismo y URivaJalismo en f i b h a " en DACAL, U. (comp.) Relativismo cuhzrral y Jilasofi Perspectivas rtwtcPmericana y ldndmericnm UNAM. Mexico, p

Hi$6 Q.. FCO., Despertcvyprqvcro ... Op.cit. pp.30-3 I j I

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i t i i

-Mpulos los primeros críticbs del positivismo. Es la época de Bergsón, de la introducción de Croce, del beokantismo e incluso, de la introducción -con

de Nietzche. !

I i

La muperaci6n Anaw T La generacih "foj ora" o intermedia, como también la denomina Miró, vive la experiencia el desenfoque y se da cuenta que el problema radica en lo h m p l e t o de su formacidn. Que. para comprender a sus cmtempo~em europeos tiene que comprender a sus &tecesores inmediatos y para comprender a estos, comprender a los antmiores a ellos y así, hasta el origen. "El pensador latinoqunericano se ha visto prisionero en una cadena trmsitiva, sumido en una! lucha para conquistar la irreversibilidad del

i

tiempo".83

m., idmr, p.32 por la impommcia bamdutica de eta categoria la analizaremos m el siguiente capítub. kleao, p~. 35-36 Idem, p.37 !

I I 35

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' .

Pen, el 'objetivo estaba ya definido, claro: lograr la recuperación total de la tradición e b p e a y vernacular, y llenar los huecos técnicos y humanísticos en la formacikn, para entonces sí, comprender y competir de igual a igual con

Se da entonces el proceso que Miró denomina como "tecnificación- humanjstica". Proceso mediante el cual entrará a escena una nueva generación. El proyecto de una recuperación anabásica total desembocó en la necesidad de uaa formación filosófica especializada. Formación humanística que debe ser eitendida en su sentido más renacentista y que constituye, desde entonces, un elkmento integrante de la cultura europea. Formación filológica y formación cientifica sintetizan esta necesidad de especialización. Sólo a través de ella la ecuperación histórica llegará a feliz término, esa fue la consigna de la generación forjadora y el lazo que unió a la nueva generación o "generación jgven" con el proyecto original de los patriarcas: hacer filosofia.

! A s í , pera 1940 una gran cantidad de ensayos y trabajos de investigación ya reúnen algunas de las características técnicas. comparables a ciertas obras europeas de gran especialización filosófica. En hléxico, por ejemplo. Pcntonio &ma Robledo llega a dominar el griego perfectamente, Juan Adolfo Vgu3uez Argentina traduce a Platón, Alberto Wagner en Pení hace comentaríos a escritos directos de Aristóteles. En el aspecto científico: Fausto Torenzano escribe en Argentina una epistemología de las matemáticas, Garcia Wpez en Mexico publica el primer libro de lógica jurídica, utilizando la imbolo@ moderna, en Perú Miró Quesada publica su libro sobre lógica *rnática. Todas estas son obras de la generación joven, producto de la u c a c i ó n promovida por la generación forjadora, la cual los motivó, guió e

Para 1974, momento en el que se publica la obra que analizamos, la rll;'eneración joven esth en plena madurez y se encuentra dando lo mejor de si. ,Cm ellos el filosofar latinoamericano adquiere consistencia y dirección, cuya .mardfestación m& acabada será la Declaración de Morelia, en 1975. La nueva generación, continúa el movimiento de recuperación iniciado por la

. generación forjadora y llevan el proyecto hasta sus últimas consecuencias.

I ambtkica: I 1) La recuperación histórica de las ideas, con la formación humanística que ello implica, y

lo$ filósofos kmpeos.

l i inStlUyó. ; i

87

! Hasta aquí se distinguen dos momentos básicos de la recuperación I

I nSupa.P. I 37

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, 1 I

!

j 2) La adquisición de herramientas técnicas adecuadas para el an&s fihdfico: lógica, epistemología, filología, etc. i

i :: I : ,,A* : I ' L.'

Ambos momentos conforman el proceso de formacióni ;denomi i adÓ "tecnificación humanística". j

El proyecto latinoamericano de filosofar 1

Al asumirse el proyecto de recuperación anabásica y llevar a c a b el pmpm de tecaifbción humanística, la tercera generación empiew a Oomprender la filosofia occidental desde otra perspectiva. Empieza a en+ntar

, L pmducci6n intelectual 'europea no ya como algo acabado y homogéneo, sino como un proceso dinámico a su alcance.

El punto centra de esta torna de conciencia culmina con una pregunta sencilla, pero llena de profundo sentido para el filósofo latinoamericano; a la CUBS. llegaran rápidamente los filósofos de la generación joven: &existe la posl'biiidad de realizar un auténtico filosofar latinoamericano?, esto es ;existe h posibilidad de que el latinoamericano empiece a filosofar auténticamente?

I i

"La importancia del planteamiento es que en la pregunta está ya la respuesta.; Claro que existe esa posibilidad. Si no existiera no tendría sentido su tensión y su eshIerzd. Si la meta d e l movimiento recuperación no f k r a la posibilitación de un filosofar auténtiso. no d a la pena redizarlo. Mejor dicho, el movimiento recuperativo, que se inicia copno un impuíso espontáneo, como resultado inmediato de la vivencia del desenfoque es! ahora -visto como un phteadento consciente y reflexivo cuya finalidad es únicamsntq hacer

* Pero qué debemos emtender por filosofar "a~ténticamente"~~. 1 n el prhgo, Miró da un esbozo de lo que éI entiende por filqsofar auténticdente:

el swgmmto de ese filos~fir;r . .

,

"( ...) es decir, hacet una filosofia que no fuera copia mal repetida de f i l p s o f i a s importadas, sino que f k a expresión de un pensamiento filosófico vivo. que e e g i e r a

. . ~ f i o b t nuestra popia circunstar;lcia latinoamericana utilizando todos los medios intdcctuales di sposibles(...) de ser capaces de pensar y repensar los problemas p o r npsotros mismos y tratar de encontrar soluciones -en caso de ser posible- no impuestas por un d e m i c i s m o rutinario, sino.de acuerdo con nuestros

Es a s í que la tercera generación crea el proyecto y latinoamericana Como resultado de un largo esfbexzo de maduración; como

i I

m MIR6 Q, FCO. Despertory prqvcro ... Op. cit. p. 50 OP En el capitulo 3 hamnos un análisis puntual d e l concepto de arrtenticidaci. quede por el rnornento~ la propia c o n o e p c i 6 n de Mir6 Quesada que se expone en el libro analizado. ,

!

Idem, prblogo p. 9 I I

I I

38 I

1

I

I I

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i

una meta que debía ser alcanda en el funuo. La los patriarcas inicfb un pmceso de autoconciencia- La siguiente

. cm6 propio destino al proyectar la necesidad de la '"' "fa W b thica. La tercera generacih &bib

todosus serdependia de la manera en que asumiep

; * ~ . & e

"FilosoGrr aut&kamente significa en esta segunda etapa ser capaz de planteme l o s pmbkmas fíidfhos de la misma manera como han c capsccs de planteados

Im y avanzar a soluciones o ensayos de solwión,: de similar envergadura y m Este paso de la concepción esthtica d e l filosofar bntico a la concepcih d h b h realizada exclusivamente dentro del p e s o mi* de reeonstruccih d e l

latiaamnericamo de fílosofid"' I I

pglr#Bniento filos6fko elmp9 constituye el momento + que nace el proyecto

Filosofar para Miró, es un proceso dinámico !de asimilación. Hacer h f i a autdintica significaba, en esos momentos lle&at a pensar desde una paspoctiva propia los grandes temas de la filosofia &cidental. Desde un re- pnmr que trascienda el contenido de lo leído, que! signifique llegar a la creatividad a través de la asunción del pensamiento ajenoY2 Apropiación en circunstancia y adaptación a nuestros problemas. En 4ste sentido, filosofar es en gran medida, interpretar y adoptar, creativamente! la tradición filosófica occidental.

I

Ei OQllapkjo de inferioridad En es& sección el análisis de Miró es más lite 'o que riguroso. Para el

m, el proyecto latinoamericano de filosofar aut4 ticamente se vive a sí mirpno.como posibilidad fbtura, sin g m t i a de,reali ión. La conciencia de las insuficiencias en la formación de la generación oven, cuya decisión de lmdk filosofia auténtica es incuestionable, los lanza, 1 senderos intelectuales %&plados, donde ya no son epígonos de la cultu@ hegemónica Europea, S& buscadores conscientes de una identidad' filosdjfíca nueva. Nueva pero que en germen ya estaba ahí, forjándose a traves de siglos de asimilación de u& cultura que sin embargo ahora se apropia para sufwmla.

"No se trata de ir más allá. creando la región a la c se llega. Se trata de ir msS dl& por una región ya existente( ...) Descubrir lo que ya existe pero que aún nadie conocía, he aquí el sentido de su empresa. Y esto es lo que sucede i la trayectoria del filósofo latimamericano. La marcha recu rativa en todos sus jaspectos, es un constante dmnbrimiento de cosas existentes". !E?! i

I I

Uml, p.80

Man,p. 68

I

*t Lot. ck, idem, p.56 . I

!

I 39 ! i

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I

Lo más característico de este grupo, es que realiza un :viraje en relación al concepto de autenticidad, que constituía la meta ,del movinliento recuper$ivo, ridiculizando su postura hasta cuestionar que ésta -la autenticidad- se sitúe sólo en Europa > bajo parámetros europeos. Ser auténticbs. desde esta perspectiva. no pueck ser .imitar o repetir tie!n!Lw? el modelo europeo. además se parte de la pre!r?isa de que la situaciim historico

I cultural de Latinoamérica no permita llegar. ;t un tipo de creación semejante por enfrentar problemas y retos diferentes.

"La consecuencia es pues inevitable; la autenticidad para este grupo no puede consistir en filosofar a la europea. sino que debe hallarse en un tipo de tilosofar diferente , . I1 io0

La respuesta asuntiva Por otra parte, la otra postura que no es necesariamente opuesta a la

afirmativa, en tanto que tambiin opta por una solución positiva al problema del proyecto de filosofar auténticamente. SS denominada como la respuesta "asuntiva". Bajo sus premisas se agrupan los filósofos de la tercera generación que asumen radicalmente el proyecto recuperative >. consistentemente con él. reconocen como única forma de filosofía amintica la emanada de la tradición occidentai. X1 asumir tales valores, se hocan a reunir las condiciones necesarias para la creatividad buscada. An:e la pregunta expresa de si creen quo eg posible una filosotla latinoamericana autentica su rzspussia es ambigJa:. "Sí es posible, pero aim falta para ;que se den las condiciones necesaiias para su real.ización efectiva".

I

":El grupo de la tercera generación que adrpa l a actitud asuntiva se libera en esta fonna'dk sus dos más angustiosas preocupaciones: de la necesidad de llegar por fin a la creaciód y la necesidad de reconocer que las circunstancias aim no lo petmiten. Se sncuentia ante una inmensidad teórica revelada por la gineración anterior(, . . . Se des1 Lmbra ante la gigantesca masa de teorja que le ofrece Occidente y se lanza a conquistarla. Decide perderse en la teoría. Y en este perderse espera mcontrarsh a sí misma.. Por que s i cn su

- crm impulso de asirnilacibn te6rica lcya In tntnl <pmpenstraci6n. la plena vi\ encia de los problemas y la 1.erdadet-a comprension de las soluciones. seri entonces capaz de lie, oar a sus probias soluciones. Y existirá, como conclusion necesaria. una verdadera filosofia latinoamericana1*.'*'

Desde el surgimiento del conflicto en la tercera generación, ambas posturas, señala Miró, han tomado actitudes incomprensivas y antagonicas.

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Los del grupo "atirmati\.o" consideran que e1 mo\ imiento recuperatit.o a cumplido con sus objetivos y que continuarlo es permanecer en la clisica actitud colonial, en donde se reconoce como fuente de legitimidad y \,erdad a Europa. Los del grupo "asuntivo". por su parte no aceptan el cambio de temas y categorías conceptuales. Hacer filosofia. para ellos, es hacer tilosofía empea. Sostienen que apartarse de las temáticas clásicas es señal de carencia de taiento especulativo y que sólo conduce a producciones de inter& histórico o sociológico. pero no a hacer filosofia auténtica. Hacia 1974 la discusión sobre estos temas se vivía intensamente t' los pro>xxtos de in\-esticxibn filosófica. ubicaban a nuestros filósofos en uno u otro grupo.

-

III Moddacidn de la esencia

La actitud "afirmativa" y la filosofía mexicana bliro califica al grupo afirmativo como el mas compacto y unitariol pero

también el menos numeroso, en comparación con el grupo asunti\.o. Actsrnás lo considera como "un típico producto mexicano". Para explicarse. nuestro autor hace un rápido recuento histórico de nuestro pasado intelmud hasta 1910. Explica la formación nacional de los patriarcas y su función orientdora.

"El maestro Antonio Caso es. t a l vez. el que ha espresado esta actitud pcitrica frente a la fi lc~>t?a con mayor consciencia. En su funcion de patriarca es. antes yuc nada. un maestra y persigue la dititsihn del pensamiento tilos6tico europeo sn SLI propio p i s ¡ ... ) Reconoce que debemos imitar la tiiosofia europea. en caso de que no podamos h a x r otra cosa pero que al imitar debemos ladaptar. es decir. aplicarla a nuestra .realidad. Suestra reaiidad es para Caso la realidad mesicana, c o m ~ eltimento primero y prirnordiaI'-.''!'

En la generación sirguidnte, Miró menciona. a Samuel Ramos como el autor que al-anza en la búsqueda de relacionar. la producción filosotica. con realidad cultural. Ramos ejeyplitica el proyecto de la generacih forjadora con su libro EI per-I del hombre y la d m - u e17 M&ico. Miró señala en éI la influencia de Ortega y Gasset, su rescate y adaptación a la circunstancia mexicana.

MIRó Q.. FCO. Proyecto). rwlizucihm ... Op. cit. p. .W. Es de srilalar que Caso crecj un s i c t m a tilrwtico propio. desde una postura universalista y bajo los parámctros clásicos europeos. Su sistema. 3s inspirasicin beqgwniana. es un producto cultural original. producto dr una retlezi6n autonoma >' que s i t ' m p >iiL.t.ciO

coherencia con la vida del autor. por lo que debe ser catalogada como una rctlezion tilosofica ~t t t2~~ : i cLt . Sin embaeo no fur /,.ti nrotive de la obra \ida de Caso producir casistas o tmn corriente filosotica I;itinoiuncricana bajo su propuesta. S u preocupación principal fue colaborar en la educaci6n de SLI nacibn y en fmmtar la profesionalizacion de la actividad filosófica que, detinitivamente. solo creía posible siguiendo a Europa.

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"Ya el prnkiento de,Ortsga había influido decisivamente en In thra de Rmos. Porque si SS aceptan los principios del. psrsprctivismo. debe llegarse a la conclctsiih: .le que no ha]; esquemas de referencia pri\-ilegiados y que. en consecuencia. tuda ctlltur.: I todo país time tanto derecho como los demás a sus propios puntos de vista". Ir"'

Es por eso que al la llegada de un ..*forjador importado" -colno io fue José Gaos- ya existían las condiciones necesarias, intelectuales j . materiales, para el desarrollo del proyecto consciente de un filosofar auténtico. El mérito de Gaos. entre muchos otros. fue haber comprendido el mo\.imiento recuperativo 4: educador de los patriarcas y el haber sabido encaminar, sistematizar y promover al pro>.scto tilosófico del generación forjadora.

El puente del historicisrno Es en este punto qus el grupo afirmativo, de la tercera pesnx~ción,

irrumps arro-jado al proyecto de hacer filosofia auténtica, a partir áe s u propia circunstancia.:Pero el conocimiento de la propia circunstancia sólo p d e ser comprendido :a través de su historia. Toda actividad cultural sólo aicrlnza su radical comprensión en su historioidad, incluido en ello la pretension de un filosofar autentico. En otras palabras, la dificultad Consiste en clue para alcanzar el objetivo planteado habría que tener historia. una tr.ldición filosofica del' la cual partir o de la cual desarrollar tesis soluciones. El problema al que se enfrentb la tercera generación es que, aparentemsnte, la filosofia latinoamericana no tenía historia más allá de la misma tradición occidental. La tesis central del spupo afirmativo, fúe que precisanxnts tal atirmscion era falsa. Qu.e IiueStra acti\.idad filosófica sí tiene historia que hay que recuperar.

".bi como la segunda generación. partiendo de la vi\:sncia del dssmfoque y creando el ideal de la autenticidad. inicia el mo\.imiento recuperati\.o( ... ) as1 e1 grupo

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.... I "-.-

atirmati\k de la tercera generacibn inicia un nw\ i::;íznto "recupsrativo" T. CYJC~.. ' ; ;~. para instalarse en la historia de su propio pensamiento". '

. - ,.

La recuperación vernacular es iniciada sistemáticamente por Leopoldo Zea, bajo la dirección de José Gaos. y es llet\-ada a tal grado de realización que Miró no duda en afirmar que, es con Zea donde da comienzo, propiamente dicho. el movimiento afirmativo. Si bien es cierto que la historia de las ideas, en America Latina, es anterior a los trabajos de Zea y que >-a en 1842 !os trabajos de Alberdi esbozaban un proyectb tilosótico Iatinoarnericsno""'. es el

crear una filosofía autentica a partir del nlwinlienro anabásico \-ernsicu!;lr. lo que justifica llamar a la actitud del - g r ~ ~ ~ 7 afirmativo como "un producto mexicano" y el puente historicista entre generaciones.

La recuperación histórica de nuestro pasado tilos6fico de\,ino, irremediablemente, en una serie de problemas que había que justiticar: ;.cómo filosofamos los latinoamericanos? y ;para qu6 filosofamos? L a respuesta del sentido del filosofar en -4mérica Latina ''ha consistido en ser aplicada como instrumento para la comprensión >. la justificaci6n de la xdidacl. Para que nuestra frlosofia sea, por eso. \w-daderxlente autkttica. &!e SST i o yuc siempre ha sido: debe ser una filosofia quz responda a las e\ige;;cias de una situacibn historica real."'"'

La filosofía como responsabilidad Hacer filosofía en América Latina se devela para el grupo atirmativo,

entonces, como un qué hacer filosófico en búsqueda y comprometido con su I circunstancia. La crítica más radical del grupo afirmativo al grupo asuntiyo, es

la falta de compromiso con la realidad social que 'determina a toda acti1;idad cultural.

c grado de conciencia del proyecto recuperati\-o y los of?jrti\.os explicitus de

"Por eso. el filósofo dedicado únicamenre a la esyeculacibn .de ideas abstractas e importadas. por más hábil que sea. no pasar5 de ser una Eltiguntc flor tie irt~.c.l.ltcr~ic.r-o. un producto artificioso y cercado de su natural ambients. Será un ser que rehuye su responsabilidad . 11 108

Miró concluye en este capítulo, que el desarrollo filosófico mexicano, con su clara bifurcación en la tercera generacih y su compromiso con la

1 ir? Idem. p. 97 '%Ck. ALBERDI. J.B Idem p w u presidir d Irr con#&-~G;; .L .' ::m(> Filtuofio ~ ' / ) / ~ I ~ , ~ ~ ~ , ~ ~ ~ / . ' ; I ~ ~ , ~ ; ;); c! Coltyio dc Hunrmlidades. :Won~evideo. I.P-l.en GARCI.4 E.. J. y JXLSIC. 4 "Filosofla t identidad cultural en America Latina" De. Monte Avila. Venezuela 1980. p?. i?- i 86 I o-

10% Idem. p.99 Idem. p. 105

4s

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autenticidad, puede extrapolarse a casi toda Latinoamirica. Ya que M CKKO " * no es, desde su perspectiva, sino un aspecto parcial .del. complejo latinoamericano. 'O9

El renunciamiento ambiguo, ascesis y la filosofia como vocación desinteresada

Regresando al análisis del grupo asuntivo. Miró aborda con detenimiento la postura de este gupo y sus consecuencias. Llama "\.i\.encia de renunciamiento", la actitud que asume el srupo asuntiL-o ante el problema de la creatividad filosófica auténtica. El grupo asunti\-o, al radicalizar el movimiento anabásico como su elección postura tilosófica, posterga la creatividad filosófica para un futuro. Pero su renunciarxisnto es an:!-iguo. 1.a que no precisa cuándo terminaría el proceso recuperati;-o y más a i ~ n . si sería en esa generación o no, donde se ilegaría a la conclusibn del proceso > a la constitución de las condiciones ot?jeti\.as para la realizxión de una tilosotla auténtica.

i

"Hz q u i la gran diferencia con la generacibn anterior. que decide d 2 un;\ \ ez por todas poner el timino del proyecto en otras manos. Pzro al dejar 511 destino en suspctnso. la tercera genemci6n renuncia únicamente a la crcxi6n ilunedizn. .Aplazu el r t j n n i n o del proyecto. >- al hacerlo en forma indefinida. deja abierta la posibiiidsd de que sea ella Inisma la que. desputs de una adecuada maduracion. pueda realizarlo". 1 .

Para librarse de esta posición que oscila entre 13 fe y la duda 5- sobre todo, para librarse de la presión que le acompaiia, el grupo asunti& decide olvidarse de sí mismo y opta -dice Miró con un poco de sal- emborr&harse de teoría.'" El renunciamiento a la creación inmediata >- el ''emborrachamiento de teoría. como formas de evasión y defensa del grupo asuntic-o, provocan que entre sus miembros se lleve hasta los límites las exigencias de fikunación técnica y humanística.

"Su lema universalmente aceptado es que no st: p u d e llegar a la tilosofia auténtica( ... ) sino a través de un largo y doloroso proceso de formaci6n. La ¡tilosofin es esfuerzo. constancia. renunciamiento. olvido de si mismo. La tilosotia es crscwi.i ".I1:

i

t

'O9 Crf.. idem. p. 1 O6 l'" Idem. 106

Idem. 10' Idem. p. 1 i i 11:

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Miró critica tal actitud. por consideraria ajena :a la ~erdadera funciOn dsi filósofo y de Io que se ha llamado su "responsabilidad" ante su circunst¿xlcia. A d e k advierte de los peligros de una tecnificacibn humanística demasiado ortodoxa, descontextualizada en su aplicación. !

!

"Es posible que. incluso una imitaci6n demasiado mQvdem litrcrrrc pueda aiqiarnos del cmplimiento de nuestra propia autenticidad. L'na insistencia demasiado gande en la formaci6n filológica o en la formación científico-naairal .podría orientarse hacia concepciones demasiado abstractas y hacernos abordar problemas pertenecientes 3 nuestra propia ratidad con categorias prestadas que producirim un inevitable desenfoque".

. . - : .

. Para el grupo asuntiL.0. en cambio. la filosotia aut2ntics- es la smmada de la tradición clásica europea. Tal filosoija deberá! ser universal !. SIYO tendrá corno temas de estudio los problemas clásicos de la filosotia europea. Estos temas tienen una importancia teórica inmanente. dcsligada de la circunstancia que los produjo y su efecto en la realidad s610 tiene una importancia secundaria. Por lo que su empresa cognosciti\.a cmtral. es la de encotltrx un saber absoluto, para todo tiempo y para toda circunstancia.

Las pretensiones de uni\.ersalismo-absolutista chocan ccw el historicismo irremediablemente. El desinterks por el estudio de las particularidades sociales >. culturales, por parte del grupo asunti\.o ahondm la esta división. Sin embargo, Miró ha seiialado desde e1 principio que tal desinteres es sólo teórico. que en general. los miembros del grupo asuntivo tienen "un agudo sentimiento de responsabiiidad frente a su propia circuktancia, y encuentran que el tratamiento dt+ los problemas humanos y sociales correspondientes puede hacerse especidlmente efkaz a tra\-tss de aplicaciones de ideas filosóficas pertenecientes a cierto tipo de teoría .

AI considerar los problemas filosóficos confio suprahistóricos. así corno a sus soluciones, el grupo ssuntivo. rechaza la pdrticularidad C 0 1 m obieto de estudio filosófico. L o que niegan al grupo ? imat i tu \. a su postura historicista, es admitir como "filosofia" el estudio explicit0 de la circunstancia, como punto central de la retlexión filosófica. Podemos decir que.. contrapuesto a una concepción acumulativa y perfectible del conocimiento. .el grupo asuntivo considera al conocimiento como un actq de asimilación de Xxrdades absolutas y no como un proceso en infinito desarrpllo.

Como mencionamos anteriormente. la Fritica central al pro\.ecto historicista, es a su vertiente relatilrista. que squipara una w"ad parcial con la

I t It4

I

, I = Ibrm. p.1 I2 Aunque el tema de la autenticidad jeri tratado a profundidad er, el siguiente capítulo. en 13 prrsmte cita se esboza un adelanto de la postura dcl m e r : Autononlía a la hora de elegir y resoher los problemas >' coherencia entre esa elección y la propia sirstm~:mcia. 'LZ I h . p.1 17

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totalidad del conocimiento. Y a ' la cuál elimina por inconsistente. 'Pero es evidente que a- la postura más irogresista del historicismo. la cual admite avances graduales hacia u conocimiento verdadero siempre perfectible, no lo elimina. Aunque habrá ciertas objeciones que analizaremos más adelante.

Leupoldo Zea y el grupo Hiperión En esta última parte del libro, Miró hace un análisis de tres autores

mexicanos. pertenecientes' a la, tercera Seneracibrt >. al grupo afirmativo: Leopoldo Zea, Emilio Uranga y Luis Villoro. No es dt nuestro interés repetir el trabajo de análisis sobre los autores aludidos. Como la sección lo indica. el intento primordial de Miro es i-eriticar que las hen-mientas conceptuales propuestas en su obra, efecti\.amente sean útiles para hwpretar 1 comprs.nder a otros autores. En este sentido es que analizaremos la reconsrrucción, que Miró ha hecho de los autores arribe mencionados.

La vicr de Ir historia: ln recrrperación nrtnbhsictr vernacrrlnr Miró considera a Leopoldo Zea como el hombre de la tercera

generación. que ejemplifica la actitud de la respuesta afirmatiiTa al serialar la importancia de la propia circunstancia como. centro del estudio tyloscjfico 1. como un producto eminentemente histbrico. Zea representa la radical posici6r-t afirmativa que asume el mo\ir$iento anabásico bajo una nueva perspectiva: hacía lo propio. hacia el desarrollo histórico intelectual de Latinoamirica' y no ya hacia Europa. Su proyecto esi entonces, historicista en un sentido amplio"'. y su obra entera se encamina enlese sentido:

I -

1

"El hecho de empezar con el ;studio. 3s la historia de la,; ideas en Misico indica que ya lea. en tmto se consideraba a sí gismo fihsofo de la tercera generación. habia asumido una actitud afirmativa. consistente en el inter& por su propia realidad. Ira e11 esta etapa ha llegado a la plena y clara conciencia de su meta. Por eso culmina en la siguiente con estudios e imssrigaciones sobre aspectos vertebrales de la rez!idad mexicana >- americana. Desfilicgue del panorama histcirico.! descubrimiento lis la a~renricidad. m el;lciiln de la entraña atnericana: he aquí las tres ethpas de su obra"!'"

112 El historicirmo de Zea está influenciado,por el pcrspectivismo de Orteg3 1 Gasset > por el e\istencialismo de Jean Paul Sarte. Es un "presentismo" +m ser un tipo de historicijmo que acepta la histolicidad del conocimiento. pero que otorga valor de vetdad a cads momento histórico "presente" de n1anera absoluta. o por lo menos no brinda elementos coposchivos de dicerniminrtxs ni de Jsamollo. Bajo <stf: perpocti\ a cada cultura tiene zuz verdades > sus fornias de kdidación >' progreso. 11'. Idem. p.: 1:;

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La torna:de conciencia del proceso histórico de 23imilación >. dswi"~i:o b de las ideas filbsóficas, hacen del movimiento anabasico un proyecto propio v

original. cuyo tin ya no está en Europa. Tal situaci6n da como consscuencia un cuestionamiento profirndo por el sentido del tiiosothr en Latinoamirica y de la recupetación anabásica vernacular. Su resultado será predscible: filosofamos para entender y transformar nuestra realidad. nuesira circunstancia.

Pero la circunstancia mexicana no está i s lada del resto de Latinoamérica, "En el tercer y último libro de su ya clhsica trilogia sobre 21 positivismo. Leopoldo Zea estudia el nacimiento la e\.olucibn del positivismo en los restantes países de América Latinz" ' . La respus2 de Zea es que el proceso de asimilación y desarrollo en nuestros países sigue pautas 'en común y- que la toma de conciencia de esas pautas es el comino hacia la autenticidad, pues es en tal proceso que se evidenciar5 el '(ser" o essncia latinoamericana.

Las tres etapas mencionadas por Miró, se despliegan en la obra ds Zea más allá 1974 -año en que Miró hace este primer andisis-. como u n d=w-rollo coherente entre su actitud afirmativa y su búsqueda por la autenticida; ; rartir de nuestra circunstancia particular, hasta alcanzar lo c4\-ersal.

De la ti'losofia de lo mexicano, pasando por l a filosot~a de Id x;:sricano y hasta hablar de una filosofia de la liberación. la consolidaci6n del prqscto de Zea ha mostrado que el análisis de Miró no se etqui\ oc-aba.

. . -

La vía ontoldlgica: Emilio Urnnga Miernbtro del grupo Hiperión y por ello de la miixna generacion J. grupo

que Zea, Lkanga es autor de un libro que en particulai es analizado por Jliró: Análisis de/ 'ser .del mexicano (1952). De dicho edtudio cabe dewcar el explícito rechazo de Clranga a tal obra. a la qus calificó dz "t lh~ad de juventud". A,lo cual hliró seiiala:

"t.. .) sea cual sea la opinibn que un autor tiene de su F'Gpia obra. una L sz p r o d x i d a adquiere estatus propio y no puede librarse de representar dstemiinadas tendexias 1.' de pertenecer a un grupo. al cud el autor por evasión posterior no pertenece y . SSLI cual se cual la culmin+ión de la actual trayectoria de Uranga. el hecho SS que su libro sobre el ser del mexicano ks un producto típico de la posición afirmariu-a de la tercera gsneración latinoamericana. Y como tal es que lo incluimos en esta esposicicin . -- I18

I I -

I IS Idem. pp. 2 162 17 Idan. p . 2 3

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Con ello Miró es consecuente al considerar fa obra, como todo producto cultural. como un producto históricamente determinado. cuyos aportes y errores, una vez publicada, escapan al autor.

i Miró ve en el libro de Uranga, la realización radical de la actitud afirmativa, al colocar a la cultura mexicana y al ser del mexicano, en el centro de la investigación tilosótic.~. Esto sin demirito de la metodología empleada por el autor.

A través de la aceptación de los presupuestos copnoscitivos heideggerianos Uranga, acepta Miró, lleva hasta sus últimas consecuencias el análisis ontológico del ser del mexicano. Enfrenta la objeción. teórica que argumenta, que el estudio de la ontología es general' 4; por ende no puede haber una ontología particular.

Partiendo de la metodolocja de Ser. J. Tiempo. Uransa llega a la conclusión de que es posible la transmutación del "ser nwsicmo". COMO

"accidente del ser" a "creador de ser", de una ontología nuel-a. originaria 1. universal. Donde toda 13 humanidad sea revalorada. a partir del reconocimiento de la particularidad ontológica del mexicano.

" ( . . . nuestra accidentalidad subraya aquello de auténticamenrs humano que hay en todo hombre. aquello de frágil >- quebradizo que lo caracteriza. Esa condici6n ontolcigica es mis primitiva. más originaria que la del hombre con10 sustancia. La sustancialida3 es. en el fondo. el estado de derivad(>. y significa una dssviacicin de la mtintica condici6n humana. Estas consideraciones IX'S llet\-an a la importante tonclusi6n 3s que. por 11s ntismt) que la ontología del mexicano. descubre en su particularidad el ntt>do caraac"ristic',J !

1 original del ser del hombre. abre un ssplendido panorama en qus tiei::11 cabiJtl :(dx Itls i hombres. No se trata pues de una nsgacion de lo mexicano. sino una posibiiiclad de I entender más generosa y justamente el ser de: los demáss". ' '' I

Desde esta perspectiva, la consiitución del mexicano, como ser creador ' de ontología, requiere el reconocimiento de las partes constitutivas de su ser.

Tal reconocimiento devela la verdadera constitución originaria del hombre, "ser hombre del algún lado". Finalmente, reconocer esto nos el-idencia la necesidad de la tolerancia cultural. Bajo el análisis de >íirÓ, el trabajo de Uranga se revela no sólo como la propuesta de una nuel-a ontología. sino

I como la propuesta de un nuevo humanismo que. al igual que el proJecto de : Zea, rebasa los límites regionales, asumiéndose como reflexión filosófica sin

1

I más.

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IL-""." - ".

I

i

~a vía ética: Luis vi&ro En este tercer daso, y al igual que con Emilio L'ranga. Alir6 analiza una

solo obra del pasado intelectual del autor: Los grandes I m n w t ? t o . s dt4 indigenism0 en iW.~ico. Ubica IS obra dentro del gran movimiento anabásico vernacular, promovido por Zea y del la bilsqueda de identidad, a cu>-o objetivo se encaminó el grupa Hiperión.

Con un lenguaje más cercano al literario e impregnado de referencias a la teoría marxista, Villoro -aprecia Miró- recorre históricamente. desde la conquista hasta la moderna sociedad del siglo XX, la concepción que en México hemos tenido del indígena y de lo indígena.

Villoro divide' en tres grandes momentos. los cambios radicales en la forma de ver esa parte integrante de nuestro ser. Primero, el indio que debe ser conquistado y sometido, convertido (occidentalizado) en lo que los europeos creían era el Hombre. Es la época de la conquista y primeros años de colonia: después, el indígena que es visto como inferior. pero benevolentemente es considerado con iguales derechos y que ahora aspira a ser primero criollo, y luego, mestizo. Es la ipoca de la colonia, de Bartolomé >. Clal*ijero, pero también la visión de Manuel Orozco y Barreda -según l'illoro- en el siglo XIX: finalmente. el tercer momento donde el indio no s6lo no es inferior a nadie. sino que en su reconocimiento pleno. puede incluso ser modch a la humanidad. Un reconocimiento que incorpore lo mejor del mundo indígena > que zanje el abismo entre el "ellos" los indígenas y el resto de los mexicanos J. nuestra cultura mestiza. Para Villoro, este momento se da en los albores del siglo XX, en el Mexico posrevolucionario. con la obra de >fanuel Gamio y Othón de MendizaGal.

"La solución a'esta ruptura es la monizacibn de las dos culturas. SS trata de una incopncibn. pero de una incorporacibn funcional. que involucre lo valioso de 10 indígena. Tanto Gamio como Othtjn de Mendizabal propugnaban esta solucicin. St. ha iniciado el verdadero camino a la liberación. Y en este intento de incorpr;tci6n f o g m por fin la última victoria.' Comprenden que para incorporar realmente al indio. para lograr d pleno reconocimiento de su ser. hay que dejar de considerarlo como indio. El irdio. aunque es 10 nuestro. es siempre "el otro". Por eso la lucha a fax-or del indio debe transformarse en una lucha a favor del oprimido. Si el m a y nilmero de oprimidos esti entre 10s indios c=]h .W debe a circunstancias históricas. Pero ya no se trata de rescatar a una raza diferente. puesto que el indio forma parte integrante y esencial de lo mexicano".""

El problema de razas Villoro lo desplaza. integrándolo al problema de estratos sociales y econbmicos. La integración se lograri al desaparecer 13s clases sociales. ya que en una comunidad sin desigualdades ya no habría ni

I N Idem. p. 137

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indios, ni blanc&, ni mestizos. sino hombres que se reconocen reciprocalnentz en SU libertad. Pero al perderse como raza lo indígena abre un nuevo momento en la Historia que ahora sí es digna de ser llamada L'niversal. "Su primera enmda en la Historia fue en la Historia de Occidente. Su nueva entrada es en la Historia L'niversal. en la que merecen participar por igual con todos los hombres .

De nuet\.o el proyecto filosótico concluye con el dosbordanIir,I - 1 to del análisis particular y en la propuesta ktico-filosótica de un nuevo hunmtismo. Esto prueba que varias tesis filosóficas pueden llegar a la misma conclusión des. de distintas perspectivas. Así, podríamos ,concluir que el proyecto afirmativo, devino propositivamente en un "humanismo" universalista a partir de estudios particulares. Donde el reconocimiento del "otro" en su particularidad. sea lo mexicano, americano o indigena, conlleva la refonnulacibn de lo Humano en su generalidad,

.. 111

Conc1rrsionc.s Capítulo I1 Resultados de la Verftcución

De manera general. podemos decir que las categorías de Miró funcionan a la hora de interpretar. tanto obras completas (Zea) como de escritos especiticos ( CTranga y Villoro 1. En el capítulo siguiente profundizaremos sobre las categorías hermenéuticas como "generación". "comprensión de caladura". movimiento "anabásico" y otras. Por el momento nos interesa seiialar las características generales que se obsen.an en la veriticaci6n.

1 ) El esfuerzo interpretativo o hennendutico: Iliró no sofoca Is lectura de los autores que analiza, sxigikndoles una nwtodología determinada o una homogeneidad en los textos. Partiendo de los presupuestos cognoscitivos de cada autor. se esfuerza por encontrar la lógica interna de cada discurso: de descubrir las bases epistemológicas de las que parten y comprender las conclusiones a

I

. las que llegan.

2) Realiza una búsqueda constante de sistematicidad. consistencia y claridad en la lectura y en su propia exposición. Cada postura es x-ista como perteneciente a una tradición. a una postura filosófica anterior en desarrollo. Así es que Zea se le menciona como intluenciado por Ortega y Sartre. Uranga por Heidegger y 1,'iIloro por el marxismo.

121 Idem. p . l l S

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, I

3 ) Finalmente, Miró otorga una comprensión de cmjunto. brin& t: análisis metafilosófico, que sin ambigüedad y tomando postu-:\ Fbr su propia propuesta tilosótica da cabida a la tolerancia J. a ,¡a creatividad tilosótica. Sefialando los aciertos, ante la \ srieciad de posturas tilosót-icas, y remitiendo siempre a 13 posit.ilid,~ci de complementariedad.

Sobre In consisten& del integmlisnto fdosófco La posición del intc!gralismo tilosófico es como sigue: Dif?:-=~::;.-

soluciones a problemas filos6ficos y diferentes posiciones doctrinales c m posibles en principio. Cuál podamos razonablemente adoptar, dtpsndcri de nuestra particular orientación episternológica donde talnbisn ha!- dif?:.t.::i;tj opciones disponibles. QuP posición considera cada tilbsofo cor:*erfm o aceptable depende así de la particular elección de \,alores epistiulixs o cognoscitivos que adopte. Pero no hay una elección "válida de n ; d o il:?ico**. Cuál nos parece válida o razonable es una funcibn del curso de :-.::s::a experiencia. Es asi que una \-ariedad de posiciones tilos6ticas 2s sicc-.trs .sostenihlr. Aunque nosotros mismos. tomemos a la propia eleccion p2r:i;;.AJr

como la correcta. La objeción parece obvia: al reconocer que existen posiciones ; . l ~ ~ ~ ! ~ j

sostenibles ;no se está obligado a reconocer la \.erdad de estas en detrin&o de la propia elección? En los ejemplos de \-erificación de Miro. 12s t s i s filosóficas coinciden ya que los tilósofos analizados pertenecían al i11i~i~lo grupo afirmativo. Pero podríamos ejemplificar el conflicto que surge. si dqtin miembro del grupo asuntil-o. CUJ-os valores cognoscitil-os s t m de! r f ~ o objetivistas-absolutistas hiciera la sipiente objeción:

''Segiln el integralismo fiIosOtico mi posicibn es ~ o s r m i l ? / ~ - . pew &e mi punto de vista el propio integralismo filosófico es inaceptable. por etndi tal posición es inconsistente y la tolerancia propuesta es inaceptable". -4 detall?:

. .

. .

Sea X:C donde bajo la posición filosófica determinada X. uno tie;;? racionalmente el derecho de sostsner la tesis filos6fica C. Simplemente X permite C.

Tal afirmación no pretende ser una tesis sustantiva. es una proposi:ibn que como tal es llanamente Lwdadera o falsa. El argumento absolkitistn sc'rk:

(1) x:c Suposición acerca de S

1 i: "

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/ ~ Lb l..

(2) C es sostenible -+ (Vp) (C: p+p) Suposición acerca de C

(4) C: -X .es sostenible Suposición acerca de C (5) X: -X es sostenible D e 3 y 4

1 . I

(3) x: W Q ) (C: p'p) 5 Dely:!

Pero ¿,qué dice en realidad este argumento'? (1) Dice que X admite que C es una postura filosófica disponible. (2) Que de ser cierta C, entonces sus afirmaciones filosóficas son correctas. (3) Dice que X admite tales afirmaciones corno verdaderas. (4) Declara que C tiene como una de sus afirmaciones a la negación de X. (5) Concluye que X es inconsistente pues admite X y -X.

Pero este argumento falla. L a premisa ( 3 es tomada incorrectamente. Aseverar que C es sosrenihle no es conceder la verdad de aquello que asevera C, sino sólo que se puede afirmar ~0~7.s i~re~~trr~zt?t~te . Y esto es así. porque de otro modo no sería una tesis filosótica. Sobre este argumento no obrendriamos (2) sino: (2') C es sostenible +D (Vpj (C: p ~ p ) es sostenible Suposición

acerca de C Con -lo cual cambia (3) a: (3') X: (Vp) (C: p+p) es sostenible De 1 y 2

Es decir. desde el integralismo. la afirmación: del absolutislnc? en tilosotia es una postura autoconsistents 4 dispinibk. A s í s~~ncjue efectivamente se de: I

1

(4) C: -X es sostenible Suposición acerca de C

X no es inconsistente, ya que a lo mucho se obtiene: 1

I

(5) X:( -X es sostenible) es sostenible D e 3 y 4

Y este resultado es inofensivo, ya que sólo afirmfi que X admite corno disponible posturas filosóficas consistentes que la niegari. (P.e) el absolutismo. ;Es este argumento definitivo en contra del absolutismo? Desde luego que no, si hese una refutación absoluta, el integralism0 tilosofico seria infiel a si mismo. Si pudieran darse ese tipo de refutaciones, el iptegralismo fiIosófico sería incorrecto. Por el contrario, se admite que el absolvtismo es una doctrina

i

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perfectamente inteligible y también auto(oncistente, pero no se acepta c m o correcta.

Pero cabría preguntar cporquk no se acepta'? Si tis inteligible J

consistente LquC es lo que habla mal en contra de ella? Las consideraciones que hablan con más fuerza en contra del absolutismo son:

1. Si fueran posibles las demostraciones categóricanlente obligatorias en filosofia, estm'amos en una etapa de la historia de la disciplina donde podríamos dar algunos ejemplos indubitables. Pero no es así.

2. La cuestión de que constituyen buenas razones !- dernostracior2s adecuadas, en filosot?a, es una westión inherentemente contro\,ersial que admite un debate perfectanlente racional con varias salidas posibles.

3. KO existe una solución a dicho'debate. que esté libre de la eleccibn entre valores o parámetros cagnoscitivos di\-ergentes. Esto torna inevitable el desacuerdo 4; la diversidad.

Analicernos cada punto y tratemos de' encontrar nuestros propios i.nic7-25

cognoscitit-os:

1.

2.

* 3.

Es e\.identemente un dato obtenido de la in\.estigación histbrica de la aceptación del conocimiendo como un proceso históricamente condicionado, en infinito desarrbllo.

Es un hecho que es lógicamente posible de probar. .4lgunos de 10s valores cognoscitivos del integalismo filosófico son: la consistenci;?,. la sistematicidad, la claridad >. ,el historicisrno en el sentido drssc!-ito en el punto número 1. I

i

Es un principio de tolerancia que debe ser sumado a los anteriorss. Una tesis filosófica es sosrenibl hasta que demuestre lo contrario. f

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"Recuperación anahdsica porque para lograr em recuperacibn. el latinomericano se \-e obligado a remontar la comente de la historia a ir contra la fluencia natural del tiempo. El &m natural de la historia es del origen a la deszmbocadw. de la antigüedad a la nxxbxnidad. El decurso que ha seguido el filmofar larinoamerican& ha sido precisamente la direcci6n contraria. Para comprender a los tilC.st~f~v europeos contemporantx.;. se ha vito obligkio a comprender a sus antecesores inmdinos. ,J . para compren&r a suc antecesores innlrtdiattos ha tenido que buscar la comprei1siOn de los antecssorss. E' x 1 hasta el Ori_r&. I "

Si profundizamos un poco en este "movimiento recuperativo anabkico", nos encontramos con que es una condición generalizada por la que pasa todo filósofo latinoamericano en su formación. Miró señala ésta situación colno anómala"* y radicalmente diferente a la condición del filósofo europeo quien, "sumido en una cultura sin rupturas. se instala en la plcnitud de la corriente histórica y la sigue con naturalidad sin apuros"."'

Generalmente en nuestros países. la preparación educatiL.3 !wmanístic~. 1- filosófica en específico, sigue siendo tan pPhre, como hasta fines del siglo MS. Un joven promedio, que aspire 3 ser filósofo, no tendrá acceso a una preparación humanística sólida y lo poco que le sea enseñado. será producto de manuales explicativos poco profesionales. Todo bachiller crse saber que Sócrates dijo que sólo sabía que no sabia nada. pero muy pocos ubican sin titubeos a Grecia en un mapa, saben escribir alguna palabra en griego o en latin o siquiera conocen la epoca y los coetáneos del tal filOsofo. >.a no digajnos, los debates en torno a si realmen?e fue hecha tal atirlnaci6n por Sócrates y que importancia pueda tener.

I Quien aspira a estudiar filosofia no endará en contacto con su \.erdadera 'preparación sino hasta que inicie sus cstudibs universitarios. Y al empezar, inmediatamente experimentará la vi\-zncia, del desenfoque entre lo que entendía por filosofia en la preparatoria o el bachiller y lo que actualmente 2s. Así, se encontrará irremediablemente arrojadb a su actualizacih en el penoso >- paulatino proceso de recuperación anabásico. ' I30

Requperación anabásica vernacular j Pero la recuperación de la tradición filosófica, a 500 años de distancia

de introducida en América, ya no es sólo Europea. Si aceptamos que la

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1

que, por ejemplo. 10s patriarcas no interpretaran los testlos t'ilos6tjcos 1

adaptando su lectura & acuerdo a su propia circunstancia. Lo que se prerende t : enfatizar es que. en tab interpretación, parte de las significaciones sinticricas a I l a s que se tiene accesu y no de las significaciones semánticas qae motivarpn y I enriquecen la lectura de un texto. En otras palabras, se desconace la trcdición a la que pertenece un discurso filosófico dado. Toda persona que pueda leir en inglés y no haya estudiado filosofia podrá errtender lo que dice un testo de Kant @.e.), e incluso, tener una adaptación de la obra a su circunstancia. Lo que dificilmente comprendera es, con qué tradición filosófica discute liant. de I dónde provienen los problemas y cuales han sido los avances en to1710 3 estos. t

La comprensión estructural tiene como consecuenci,a m a !sctura ingenua de los textos. No porque quien la realice sea crédulo o 'retardado. sino porque ,ignora el soporte intelectual para pre\-er errores interpretativos. como repeticiones o incon,sistencias además de carecer de los elementos que pudieran enriquecer la interpretación. La vi\-encia de desensoque. se da al tener dos lecturas contrapuestas de los mismos textos. uno que choca con el curso natural de la tradición interpretativa y otro, que exige la recuperación de tal tradición para su cabal comprensión.

Ocasionalmente, una co~npr-ensión t'strlrctzrml puede ser hsnte ds una interpretación propositiva y novedosa. Pero si aceptarnos que incluso tal comprensión es sólo producto de las herramientas intelectuales con q ~ t s se cuenta, se puede decir que como regla, una comprensión estructural tenderá a una interpretación "pobre" en contenido, ingenua en sus, argumentos y limitada en sus aplicbciones. Por el contrario. la co/nprension:de ca/adwu es aquella que se alcaiza al asimilar el origen y desarrollo be la tradición interpretativa de un texto. "Llegar al fondo'' de un asunto, "c$ar un te?ao" es conocer y comprenddr la tradición en la que se instala. lo cual es s d o posible a través del estudio histórico de las ideas y de una concepción abierta dc la historia y del conocirpiento como procesos en desarrollo infinito.

Las ventajas :de una comprensión de caladura se :manifiestan en interpretaciones mejor sustentadas y posibilidades de aportes sig~zrJimtivos a la tradición. Pero ¿a, que hemos de llamar tradición? y ¿,cómo se conforma estapmw I I? I

i

b) Recuperación A4abisica: La búsqueda de la tradición La vivencia del desenfoque y la búsqueda por alcanzar' la comprensión

de caladura, llevó a la generación forjadora a tomar al movimiento recuperativo anabásico como su proyecto filosófico generacional.""

I26 supra. p. 35

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Ortega sino hasta 1933, año en que expone sisterniticamente su propuesta en su cátedra universitaria bajo el Título “En torno a Galileo” y de la cual están tomada la cita anterior. Analicemos, entonces. cada una de sus partes.

Tener la misma edad Para Ortega, la vida del hombre se puede dilidir en cinco pzriodos de

tiempo quince años cada uno: niñez, juventud. iniciación, predominio > \.ejez, de los cuales. “el trozo verdaderamente histórico es el de las dos edades maduras: la iniciación y el predominio. Yo diría. pues. que una generación histórica vi1.e quince años de gestación y quince de gestión

El sustento para tal división no es de tipo normativo. Baste con observar la constitución de las sociedades modernas para legitimar tal periodización propuesta. Por supuesto que no es definitiva y estará sujeta a los cambios que se den en nuestras diversas culturas. Pero de forma general. nuestra sociedad está hepernónicamente dominada. en casi todas las áreas. por hombres y mujeres con edades que osilan entre los treinrtr a sesenta años.

L‘n argumento en contra de la propuesta generacional COIXO medida histórica puede ser que. desde la perspecti\*a indiL’idua1. un hombre no puede estar seguro de si en su fecha de nacimiento comienza o termina una generación. o bien, si es 61 centro de una. La pregunta concreta se la hizo el propio Ortega, “;cómo distribuimos en grupos de quince años los años del tiempo histórico?“”’ En su curso “En torn0.a Galileo’? ( 1933). dio el siguiente procedimiento:

).I;-¡

1’) Tomar un mom<nto histórico dentro del cual se halla producido un cambio en el; vivir humano que sea radical. e\-idente e incuestionable. 1

2) Buscar una figura intelectual que con mayor evidencia represente las caracteres sustaritivos de su periodo.

3) Tomar la fecha bn que tal figura cumple treinta años como centro en el análisis histórico generacional.

4) Contar quince años a cada extremo de tal fecha y considerar epónima a tal generación.””

¿Qué tan rigurosamente se debe llevar el sistema generacional? Ortega advierte que reducir el método a un simple cálculo matemático seria un error. Que una serie precisa de fechas nos debe servir tan sólo como una reticula.

l j l Idm. p.50 ’” Idem. p. 50

Idem. pp. 50-52 Nota: Epónimai que da nombre a una ciudad o época. I Ih

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con la que nos aceqquemos a la realidad de los hechos históricos ). "ier si estos toleran el ser'ordenados y ajustados en aquella imagen . COTI ello. ,

"tener la misma edad", ser coetitneo de alguien, no es haber nacido el mismo día ni el rtnismo mes o año. La edad generacional, debe ser entendida como un conjunto de años, ya que no se es joven sólo un aiio. ni es joven sdo el de veinte pero no el de veinticinco. Lo niismo ocurre con los demás periodos en la vida humana.

,* 1.;-

El contacto vital Pero no basta haber nacido en una misma zona de fxh,:,s para

pertenecer a una misma generación. Alojados en L I I ~ mismo tiempo esterno y cronológico, conviven tiempos históricos distintos. El "contacto \.itA". como segunda condición de pertenencia generacional. representa la deiinicion filosóiica de Ortega: el perspectivismo vitalista. Bajo esta filosotia. la \.ida intransferible de cada hombre se vi\.e arrojada, en todo momenic. en un mundo ya dado, en un mundo de convicciones, la mayor parte de 1-15 c~lalez. son creentias comunes a todos los demis hombres que viven en su i w c a : el espíritu del tiempo, diría Ortega.13'

Arirojado al mundo. la experiencia lita1 del hombre es. desde .;..e nac?. un continuo proceso de asimilación de las convicciones de su tisnpo. El hombre be va encontrando "con" y "en" el mundo vigente. El cual es solo posible como realidad colectiva, conocimiento intersubjetivo y coni-iccibn generacibnal. No importa si se está de acuerdo o en contra del mundo \$gente. lo radic$l es su aceptación ontológica..

NQ es aquí el lugar de un estudio pormenorizado de la obrs ds C?!-tega. baste recordar el profundo interés mostrado por Miró en ?!¡a" >. los lineamientos generales aquí expuestos. El contacto, en el sentido ~ L X nos interesa retoinar a Ortega, es mucho más que coexistir en un tiempo sspacio, es más bien. coincidir en convicciones acerca de lo que es el mundo. compartir creencias vigentes -ya sea para criticarlas o legitimarlas-. pero aceptándolas como creencias existentes que conforman nuestra circunstancia vital.

13'

I ;Y L .:.,

1411

Idem, p.52 Idem. p. 4 1 Las cursivas son nuestras Cfr.. Idsm. p. 43 Recordemos el que Llirb fue un asiduo lector de Ortega y que realiz6 barios trabajos e: 11 -- .: st1 ob:.-

Cfr. Bibliogratia al final del presente trabajo.

6 1

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De Ortega a Miró Ortega en su curso "en torno a Galileo" trató de analizar. a tra-is del

método generacional, el periodo histórico entre 1550 y 1650, donde ubicaba el cambio de época denominado comúnmente como "el renacimiento". Tomando como base la obra de Galileo, Ortega puso a prueba su propuesta metodológica y pudo incluir bajo su esquema, las obras de Descartes. k p ! ~ J.

Bacon. contrastando positivamente su metodo. Illiró nunca contrastó su propuesta de manera rigurosa y en múitipfes

ocasiones señaló que las fronteras generacionales no se delineaban con rigor.'4' Sin embargo, si el método generacional ha de ser retomado en a!gún sentido. hemos de contrastar algún. otro caso positivo que lo avale.

1) Tomemos, entonces. un periodo histórico de cambio y para dar aún mayor especificidad, tomemos a México como punto geopolítico de referexia. Sea pues, el periodo de la Revolución Mexicana (19 1 O- 192 1 ) un psril2do histórico. incuestionable, del tipo buscado.

2) Tomemos, ahora, a José Vasconcelos (1831-19593, como urx t!-:ura representati\,a, en el ámbito intelectual mesicano. de dicho periodo.

3 ) Consideremos la fecha de 191 1. año en que cumple los trtinta Vasconcelos, como centro y eje para el análisis histórico generacional.

4) Restemos y sumemos quince años a cada extramo de dicha f e c h y obtengamos la "zona de fechas" de la generación de Vasconcelos: de 896 a 1926

-

Resultados: La generación anterior estaría ubicada en la zona de fechas de: 1 S66 a

1896. Pertenecen a ella: .Gabin0 Barreda (1 830-1 88 1) y Justo Sierra ( i 818- 191 2). por nombrar a los más importantes.

Son coetáneos de iniciación, esto es. tienen alrededor de treinte años :x la zona de fechas de 1896 a 1926: Antonio Caso (1883- 1946). Alfonso Rzyes (1 887-1959), y Pedro Enriquez Ureiia ( 1884- 1940), entre otros. Cont'omarían la generación epocal.

La siguiente generación a la de Vasconcelos. según el sistema p1ar~:do. sería ubicado en la zona de fechas que va: de 1926 a 1956, con a1rsdedc.r de treint años. Tal es el caso de: Samuel Ramos ( 1897- 1959) J . Francisco L a ~ o l l o (1908-1981).

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Por &üno, tenemos la tercera generación de 1956 a 1971. ten ella son c m h s : Leopo\do Zea (1912), Luis \ l lo ro ( 1922) y Eniilio Uranga ( 19¿?).'42

Lo que podemos comprobar es que el entramado generacional, partiendo de los presupuestos metodolbgicos ortegianos. se ajusta sin problemas para describir lo que -Miró ha denominado "generación de patriarcas", "forjadora" y ''joven o tercera". La relación vital es obvia, Barreda representa la vieja guardia positivista, Justo Sierra. en su últirnb periodo, la primer crítica. Este último, fue maestro de Caso 1. Vasconcelos. Estos a su vez, tuvieron de discípulos a Ramos y a Larrollo. Gam llega en 1939, recupera la obra de Ramos e inicia a su vez un mo\.imiento intelectual de revaloración de la filosot?a en México; descubre y guía a Leopoldo Zea. quien a su vez forma el grupo Hiperión con Villoro, Uranga J- otros.. .

lndudablelnente habrá filósofos que no se ajusten al sistema. incluso, movimientos intelectuales enteros. que llewn otro ritmo \,ita1 y giren alrededor de otras figuras (pienso en otras áreas como el alte o la literatura, pero tambitin en otras corrientes filosóficas. como la marxista o analítica) pero es obvio que como una trama o reticula metodológica, para el anilisis histórico. esta fhnciona y puede ser adaptada. en principio, para otras circunstancias, corrientes o posturas filosót?cas.

Horacio Cerutti, parece advertir qus el tipo de anakisis historico L generacional. sólo oculta una ideología burguesa que niega, el \,erdadero sustento del desarrollo hi.stórico, la lucha de 'clases.'" Pero s i somos consistentes en nuestra propuesta integralista, el conocimientq histórico no debería estar cerrado al perfeccionamiento de sus herramientas ide andisis. Si el conocimiento es un proceso en infinito desarrollo. no existe.~ontraposición -por lo menos lógica- entre lucha de clases y la existencia.1 de hecho, de generaciones. Indudablemente, acontecirnientos como la desaparición de la M S . >. la caída del muro de Berlin serin acontecimientos que trastocariin la forma de ver el mundo, el sistema de convicciones. de 10s cont$mporaneos de dichos acontecimientos, y que de ellos habra diferentes lecturas y diferentes experiencias vitales, que serán reflejadas en las generaciones venideras.

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d) Conclusiones En el primer capítulo. definimos la actividad filosófica ba-jo tres

"principios racionales"'": consistencia, sistehaticidrad y claridad. Partiendo del requerimiento de ''rigor" de Miró Quesadq producto de su acercamiento a la corriente filosófica analítica, se consideró: al principio de identidad !. no contradicción como un requisito indispensablq en la argumentacibn tiloscifica, y a la sistematicidad, colno una consecuencia natural de esa hilsqueda de consistencia. La claridad en la exposición de cualquier sistema, nos 1let.ó a su vez a aceptar que. ante un mismo problema ~ filosófico, existen en principio varias soluciones sostenibles. siendo inevitable, la elección entre propuestas y parámetros cognoscitivos divergentes. Ante e¡ problema del conocimiento. lo consideramos como un proceso en desarrollo, infinito 4' por tanto. histbrico y perfectible. Finalmente, concluimos qué, partiendo de la aceptación de la diversidad de parámetros cognoscitivos y siendo consistentes con nuestra idea sobre el conocimiento. es posible explicar el desarrollo de las di\-srsas corrientes en filosofia. Ante el fimdamentalismo absoluto. justitic'mvx la pluralidad filosótica.

En el segundo capítulo, analizamos las propuestas m&odol&jcas de Miró para el estudio y comprensión del desarrollo filosófico en Latinoamérica. En correspondencia con el capítulo anterior, se acepto la diversidad filosófica en nuestro propio filosofar y se dividió en tres generaciones los principales aportes del siglo XX. Se advirtió una bifuicación epistimica en la tercera generación, que derivó a su vez en dos graqdes corrientes que afirmaban la posibilidad de un filosofar latinoamericano; El grupo asuntivo y el grupo afirmativo. El primero. con parámetros racionales que postergaban la creatividad para otro momento histórico $ el' segundo, que postulaba la existencia, sin más, de tal actividad creadora ttn filosofia.

Desarrollamos, entonces, una contrastkión con tres autores del ,grupo afirmativo: Zea, Villoro y Uranga. Las conclllsiones nos llevaron a un análisis de posibles contra argumentos absolutistas esckpticos. Si aceptábamos la pluralidad filosófica, ¿qué impedía aceptar racionalmente, al absolutista radical? ;Aceptarlo no haría inconsistente nuestra propuesta? Obsenmnos que no podemos dar una refutación definitivb y absoluta sin caer en una contradicción. Las posturas universalistas-(bsolutistas. e incluso .escPpticas son, en principio, sostenibles. La elección dc parámetros cognosciti\,os responde a distintos intereses. Lo Único que podemos decir es que. existen ciertos hechos que hablan en contra de un supuesto conocimiento absoluto -

. ,

14.4 Supm p.26

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como es el hecho de no p der dar ningún ejemplo concreto de esk tipo de I

conocimiento- a s í como en contra de la 'nula posibilidad de cualquier ripo de conocimiento, siempre y cuando aceptemos la historicidad del conocimiento - , v su desarrollo infinito.

Finalmente, en el cqpítulo tres, hemos analizado cuatro herptnientas hermenkuticas, propuestas! por >fire: la conzprensitn ~ s ~ T u L - ~ z M ' L ~ ~ ~ J. de caladura; la recuperacióri anabcísica: y el método de análisis' histórico generacional. Todo ello dentro del principio racional de claridad, aplicado exegéticamente al propio sistema de Miró.

En congruencia cori lo que hemos aceptado por conocimiento, la titosofia no sólo es el "rigid' propuesto por la corriente analítica e inrqrado en los principios de consi&encia y sistematicidad. La filosofia tambiin es la comprensión. más allá de lo meramente formal, de la tradicibn discursil. :I en lo que se insertan las interpretaciones tilosóficas. sus argumentos. posturas >.

problemas. Una comprensikjn a fondo. de caladura, de la tradición filosofica. la cual no es más que el desarrollo constante de las corrientes filosóficss y de l a s razones que esgrimen para validar su postura como conocimiento. Pero tal comprensión de caladura, exige conocer esa tradicibn desde su origen. lo que justifica el proceso recupefativo nr~ahcisico de tal tradición. Pero a quinientos años de introducida la actividad filosófica en nuestras tierras, l a tradición interpretativa se ha visto enriquecida por la propia tradición vemxular. haciéndose igual de urgente >. necesaria. Nuestra tradición. asi ct.mo la tradición europea, tiene su$ tiempos y sus autores repartidos en él. Fue así que llegamos a la necesidad de una medida histórica, una reticula que nos a?.ude a comprender y explicar ei devenir. Retomado de Ortega, Miró formula el método generacional y lo/ aplica esitosamente en nuestros autore;. Hacer la, propia recuperación anabábica en Miró. nos condujo a la necesidad ;de releer a Ortega y a constatar la utilidad de su metodología generacional..

AI llegar hasta &te punto de nuestro trabajo. nos vemos o$ligL.dos a preguntarnos ¿qué hemos iogrado'? ¿.Es esto un filosofar auténtico? A caso ;he aquí una creación original y noL-edosa? ;Cuáles son los logros y 1ín:ites del integralismo?

Sobre autenticidad y crebtividad en filosofía Creemos que lo hhsta aquí alcanzado es tan sólo el inicio de una

sistematización más colnileta con miras a lograr una hermenéutica. esto es, una forma de interpretar :y comprender a los discursos y en espkcial. a los discursos tilosóficos. Lo ,que tenemos es una metafilosfia que nbs permite tener parámetros de evaluación. como lo son los principios racionales >.

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hemenéudcos, para distinguir y comprender aportes sigiticati\.os dentro de las distinds posturas filosóticas.

;Es esto un filosofar auténtico? La cuestión sobre la autenticidad de la reflexión dilosófika en Latinoamérica, tiene una larga tradición. vernacular. En 1842, Ju& Bautista Alberdi se plantea ya el problema de la existencia o no de

filos&a propia de Latinoamérica'" y sugiere que la adaptación de la tradición kuropea, a los problemas concretos de ntiestros países, puede ser el origen de 'una filosofia propia. Samuel Ramos, Josi Gms. Francisco Romero. Andrés Roig, Leopoldo Zea, Risieri Frondizi, Salazar Bond\"'6 son algunos de los más ¡tiportantes autores de esta tradición en el presente siglo. Luis 'Villoro y el propio Miró Quesada son otros dos autores. de la corriente analítica. que también han escrito esclarecedores artículos al En todos estos autores, la exigencia de una reflexión autónoma y a prohndidad, así como una moti\.acián genuina por los problemas que se aborden, son requisitos indispensables para lograr una filosotia auténtica. El problema las divergenc.ias empiezan en los detalles. En cómo se debe entender la autonomía y cuáles sbn los problemas relevantes.

Uno de los especialistas en el tema. con?$laCx y estudiow de los anteriores autores, es el Maestro Gabriel \:areas Lozano, quien por años a seguido y- estudiado el devenir de ésta polemica. L-QO de sus trabajos. Filuzoficr y autenticidad en la cultzrra latinoamericana de JIOJ. . es un ensayo breve pero sustancioso que pone en claro las distintas posiciones en torno a la autenticidad en nuestra retlexión tilosófica y prqpone a su L'ez. parámetros reconciliadores entre posturas divergentes. Entre la franca postura aJinnaciOni~ta'.'~ de Zea y la postura desarroilisto ' 'O de Salazar Bondy, Vargas Uozano afirma que ''existen, más allá de las diferencias. profundas coincidedcias. Por ejemplo, Salazar Bondy clonsidera que la filosotia latinoam@ricana debe ser conciencia lúcida de una comunidad para develar su

- - i

I" Cfr. Albetdi. J. "Ideas para presidir a la confección del curso de Fiihot?a Contemporánea en el Colegio de Humanidades de Montevideo" 1843. en GRACIA. E. Y JAKSIC. 1. "F::osofirr 2 idtwtid~~ci L - h t : d CII

.-lmt!rica Lafino"Ed. Monte Ávila. Venezuela 1980. pp. 53-65 ''O Sobre cada autor. ver bibliografia complementaria al final del texto

En es ial. hacemos referencia a dos artículos. Luis Villoro "Sobre el problenla de l a iilosofia latinoameri ? na" en Prometeo. Revista L~rtinoun~eric.~7na de ,filoscL:Td FFL4.G. y CCyDEL-Uh,A\I. =7. México. 19$6. Y Miró 0.. Fco. "La filosofía y la creación intelecn.pl" er. G. CASAWV.4. P. C:i.!:ur~ J. crLuckjn irttkiccmd ed. Siglo XXI. MCsico 1984.

\-aru,as 6. . G. "Filosofia y autenticidad en la cultura 1atinoarneri;:na cir ho? .' en C . M K ~ ~ , A . I ~ ~ ~ ~ . ~ ~ J ~ Z O S

. \ - u " u Epoca ffJ6 julio-ugusto 1994. 1.bi. 4. L32 ,VI .\ lG..ric-o. El termino es derivativo de "afirmativo" y hace referencia al g.po atknativo de la tercera gentrxion.

Miróemplea el thnino derivativo en el artículo arriba citado "Culturs > crexion ...". L'argas Lozano también hace rncncibn de el en su articulo.

Es un C ~ S O similar al anterior. Miró denomina "desarroIlismo".a 1s ?ostura que posterga 13 creación autintica hasta que nuestros pueblos alcancen un supuesto progreso cJitural > económico.

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p r o W o significado y contribuir a la supenación del subdesarrollo. Y por su lado, Zea acepta lo anterior. pera considera'que se trata de la construccidn de un verdadero humanismo universal que emerja del reconocimiento del "otro",

i y que se puede hacer filosofia auténtica, y se ha hecho filosotia autknlica, al reflexionar sobre nuestros problemas . Donde encuentra una mayor dificultad es en la polémica Zea-Villoro"', én ella. las exigencias de 'brigor" y autonomía, por parte de los parametros cognoscitivos de Villoro. parecerían descalificar el esfuerzo historicista y regionalista de Zea. Vargas acepta que un filosofar, para ser auténtico, debe ser autónomo en su reflexión en el sentido de pensar por sí mismo los problemas, y que debe ser también. coherente con los intereses y necesidades reales del fil6sofo su circunstancia. Incluso Zea y Villoro estarían de acuerdo en tal postura.

7 7 \Sil

"El punto fundamental de discrepancia entre las posiciones de Zea ! V i l l o r ~ ~ radica en una concepción distinta que tienen ambos tilOsofos de la disciplina. y un:i forms diferente de entender sus relaciones con la sociedad (en este caso. la realidad latinoamericana). Se trata. como hemos dicho de una confrontacion entre dos concepciones que tienen una gran tradición en la: filosofia: el historicisnlo y el positil-ismo. Para el historicismo (al menos en una de l a s muchas acepciones del término). la filosof~a surge de un proceso histórico y fomla parte constituyente de él. Pan el posititismo (tsmbi6n en una de sus acepciones') la filosofía sería un tipo de retlesicin independiente de las codiciones sociales t . . . )

El problema de fondo que se encuentra aqui es yus para 1-illoro la fiiosofia na es ni ciencia ni ideologia sino un saber autonomo. Siguiendo Is tmdicih de Descartes. Hasser1 >.

Kant. considera a la filosotia como e l más alto tibunal de la razón y csta razón dehe tener un fundamento objetivo >- univer~aiizable".'"~

Vargas Lozano ha señalado reiteradas veces que el uso del término ideología, sólo es tomado de mdnera negativa bajo tal postura. El considera, por el contrario. que puede tener un uso positivo "y no sólo en su dimensión política, sino también religiosa, 'filosófica, cultural o científica; que la fiilosofia puede ser disolvente de las idecjlogías pero también formadora de ellas. > que existe una compleja relación entre filosofia e ideología".'" Desde su perspectiva, es un error desligar la actividad teórico-práctica de la tilosofia de sus efectos y responsabilidades sociales. La filosofia no existe aislada de su circunstancia ya que es producto de ella. este sería el legado de un

15-1 '

I 5 l vargas L.. G. Op.cit., p . 1 ~ Expuesta en el articulo de Villoro citado,en la nota 141 "Sobre el problema ..." y en el libro de ZEA. L Ltr

filosofia Latinoumuricanu conlo.fjlost#iu sin m& Ed. Siglo XXl. MC\iso 1976. Vargs L.. G. @.cit.. pp.166. 167-168 Los paréntesis son del rest@ original

'" Cfr. Vargas L.. G. "Relacion entre tilosofia e ideología f. Consideraciones sobre la poltmica elire .Adolfo Sánchsz Vazqutrz 1 Luis Villoro)" en Signo? I Y W . Revista de HumaciJades del la 1-'.4Ll-I. 4iln \ i I ;.

I S2

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I5? V w p s L.. G. "Filosotia > autenticidad m la cultura ..." Op.cit.. p. 170

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histoticismo que rectificado o asumido convenientemente puede seguir ayudando al análisis de-li relación entre tilosofria y sociedad dependiente. integralismo filosófico sigue esta línea de pensamiento.

Coincidimos con el Vargas Lozano, en que se podría distingir entre filósofos interesados en el núcleo ontológico-gnoseológico-lógoco y otros en la reflexión de la relación etico-político-histórico-cultural con 'la filosofía. sin que ello les quite un en nada su carácter de filósofos. Con éI tarnbiin decimos que se hace filosofia' en Latinoamérica cuando la problemática de las sociedades latinoamericanas no forma parte de la reflexión, y se hace tilosotia de Latinoamérica cuando se abordan problemas específicos de nuestra circ~nstancia.'~' Todo ello es consistente con la postura integralista. l a cual no postula un objeto predeterminado de interés filosófico, ni una corriente filosófica ortodoxamente llevada. Pero ,no nos arroja esto a un eclectisismo o a un sincretismo filosófico? LNO ahoga a la creatkidad y a la originalidad filosófica la propuesta integralista?

Miró tocó el tema de la creatividad'" requiriendo tres condiciones: temporalidad., novedad signrficntividad. La temporalidad y la no\.edad se dan de manera simultánea, lo novedoso aparece o se crea en el tiempo, corno una modificación en el mundo que irrumpe sin un existir previo - que no es lo mismo que sin antecedentes. La significatividad, es la importancia que pueda tener dicha creación y por ello implica valoración.

El presente trabajo es producto de sus antecedentes, de l a tradición vernacular en la que se inserta. Se ha intentado tener una postura original y lograr pensar: los problemas de manera autónoma, a pesar de ser un trabajo expositivo ddl pensamiento de otro autor. La significatividad del producto final no podrh ser dada por el autor de estas líneas, sino por el uso, crítica y aporte que delé€ hagan mi generación y las generaciones siguientes.

1:' El

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IS? Loc. Cit.. Idem. Idem. p. I7 I

'" Y kliró 0.. FCO. "La filosofia 4 la creación intelectual" en G. C.ASANOVA. P. C 'u j/m[ J . T-xwn intefccrzrul ed. Sido X X I . México 1984.

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pp.105-122. !

*Obras consultadas para la realización del presente trabajo. Aunque no todas cqin citadas. su lectura me brindó un panorama general del pensamiento y evolucihn de1 autm

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