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Revista LIFE en Español, 1955-1965: O de la poética del giro ecfrástico en América Latina
Luz Teresa Gómez de Mantilla
Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes Bogotá, Colombia
2017
Revista LIFE en Español, 1955-1965 O de la poética del giro ecfrástico en América Latina
Luz Teresa Gómez de Mantilla
Tesis de investigación presentada como requisito parcial para optar al título de: Doctora en Arte y Arquitectura
Directora: Arquitecta Beatriz García Moreno, PhD.
Línea de Investigación: Estética Crítica
Grupo de Investigación: Poéticas Intertextuales: Arte, Diseño y Ciudad
Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes Bogotá, Colombia
2017
Capítulo II
Los trazos del poder en la posguerra
Escenarios, libretos y actores
Hace una generación, sólo un país de primera importancia, los
Estados Unidos, emergió de la Segunda Guerra con la economía
intacta y floreciente; hoy, Europa Occidental y el Japón se nos han
unido como productores principales de productos manufacturados y
como centros financieros. El acuerdo de Bretton Woods instituyó un
sistema monetario internacional después de la Segunda Guerra
Mundial. Actualmente, la extraordinaria expansión del comercio
mundial y la dispersión del poder económico han hecho necesaria
una reestructuración radical de ese sistema.
Podemos estar, sí, seguros, de que la economía y la política estarán
estrechamente vinculadas, y que las decisiones y el liderazgo de los
Estados Unidos, para mejor o para peor, incidirán en la reacción de
las democracias industrializadas y, por ende, del resto del mundo.
Sin nosotros no puede haber progreso; si fracasamos, lo hacemos a
riesgo de la recesión, la confrontación y el caos.
Henry Kissinger, Afirmaciones públicas.
Contenido
Tesis ............................................................................................................................................... 11
Preludio .......................................................................................................................................... 15
1. Tecnologías ................................................................................................................................ 21
1.1. El objetivo nacional de los EE.UU. .................................................................................... 23
1.2. Guerra Fría y Cuba ............................................................................................................. 70
1.3. Alianza para el Progreso ................................................................................................... 117
1.4. Escena central: el diseño simbólico del orden bipolar ..................................................... 141
2. Sujetos anuentes ...................................................................................................................... 159
2.1. Los actores siguiendo el libreto ........................................................................................ 162
2.2. Escena central: Planes de los presidentes latinoamericanos ............................................. 178
3. Sujetos disidentes y resistentes ................................................................................................ 195
3.1. Las inercias del progreso .................................................................................................. 197
3.2. Escena central: una otredad intolerable ............................................................................ 229
4. Estética y estéticas ................................................................................................................... 243
4.1. Por el reconocimiento de una vecina otredad ................................................................... 248
4.2. Los Kennedy: glamour y sofisticación ............................................................................. 279
4.3. La imagen de los EE.UU. ................................................................................................. 306
4.4. Escena central: choque racial en las grandes urbes .......................................................... 329
Coda ............................................................................................................................................. 341
1. Estética de la amenaza: Las dilatadas fronteras de los EE.UU. .......................................... 345
2. Estética cortesana: Hacia la libertad y el orden ................................................................... 351
3. Estética del armisticio: Una efímera insurrección ............................................................... 357
4. Estética de la otredad: Cómo nos ven los otros ................................................................... 363
Bibliografía .................................................................................................................................. 367
1. Artículos y figuras de LIFE en Español .............................................................................. 367
2. Escenas actuales .................................................................................................................. 375
3. Referencias bibliográficas ................................................................................................... 375
11 Los trazos del poder en la posguerra Tesis
“Una sola esperanza, una sola
voluntad”, eso se expresa en el propósito
fundacional de los EE.UU., en el sentido de
que la grandeza de la nación depende de que
sus ciudadanos profesen y ejerzan una
condición colectiva. Así recoge LIFE en
Español uno de los elementos centrales del
objetivo nacional de los EE.UU. Este
pareciera encontrar su mejor expresión en la
doctrina Monroe: “América para los
americanos”. En la base de esta formulación
se entroncan los procesos significativos de
fortalecer la Organización de Estados
Americanos, desde 1948, y los programas de
la Alianza para el Progreso, a partir del
gobierno de John F. Kennedy. Sin embargo,
esta postura de unidad panamericana está
condicionada por la lógica del enfrentamiento
de poderes, resultante de la finalización de la
Segunda Guerra Mundial, lo cual se traduce
para los EE.UU. en una postura abierta de
lucha contra el comunismo en la Guerra Fría.
La revista LIFE en Español, que hacía parte
del engranaje del sistema de medios de
comunicación más importante del país
norteamericano, desempeñó un importante
papel como órgano difusor de dicha postura.
En ella destaca la propuesta de preservar la
libertad y la democracia, lo cual resulta
expreso en sus editoriales, artículos y
fotografías, y adicionalmente le brinda
materialización a través de la exaltación del
modelo de la libre empresa y la postulación
de la nación norteamericana como paradigma
para los países del continente. Su trabajo, en
últimas, reveló los trazos del poder en la
posguerra, junto con los escenarios en los que
tuvo lugar, los libretos ideológicos y los
actores que marcaron los extremos de esta
polarización política devenida en écfrasis.
No obstante, este ejercicio de
influencia hemisférica se topó con serias
dificultades en la implementación del modelo
norteamericano, pues, a pesar de la anuencia
mostrada por varios de los líderes
latinoamericanos, sectores sociales de
12 Revista LIFE en Español, 1955-1965
diversas condiciones ofrecen resistencia.
LIFE en Español efectúa constantemente
indicaciones de carácter político, tanto para el
presidente estadounidense como para los
mandatarios del sur. Sus argumentos son
explícitos en su sección editorial, pero a su
turno fluyen plásticamente como
insinuaciones sutiles y convincentes de un
nuevo estilo, tanto para la acción política
como para la vida cotidiana, a lo largo de tres
vertientes temáticas: la postura paradigmática
de la familia Kennedy, como modelo en lo
político y lo icónico; la reestructuración
estética de la vida social norteamericana y la
constitución, con la movilización masiva de
los negros, de una trasformación del concepto
de libertad; y la postura estética emanada de
América Latina, con su diversidad, su
expectación por el cambio social y su crítica.
15 Los trazos del poder en la posguerra Preludio
Hibrida y abigarrada, la situación de
América Latina hacia mediados del siglo XX
marcaba el contrapunto de lo que ocurría en
Estados Unidos y el resto del planeta. La
Segunda Guerra Mundial había culminado,
dejando tras de sí una estela de millones de
muertos y un continente europeo casi en
ruinas, a la vez que se perfilaba un orden
mundial bipolar por el control de la bomba de
fusión descubierta casi de manera simultánea
por los EE.UU. y la Unión Soviética (Pardo,
2014). La región latinoamericana oscilaba
entre, por una parte, la apuesta por una
economía libre de restricciones y el fomento
del enriquecimiento material individual
dentro de la senda capitalista, y la promesa de
un futuro más igualitario de manos del
socialismo, por la otra. ¿Qué decir de ella en
ese momento frente al contexto internacional
de enfrentamiento? ¿Era ella acaso un
segmento territorial ajeno a la situación por la
que atravesaba el resto del globo? ¿Tenía ella
la fuerza identitaria suficiente para
consolidarse como región independiente y
autónoma? ¿Afectó esta situación su
organización política, su economía y la vida
espiritual de sus habitantes? Son preguntas
que se espera responder en este capítulo, con
el cual se busca presentar las escenas y hacer
visible las tras-escenas de una década
definitoria en los planos político, social y
estético.
Hacia mediados del siglo XX Estados
Unidos había fincado sus esperanzas en la
estimulación del crecimiento económico por
vía del aumento del gasto público, y de hecho,
de acuerdo a lo señalado por Eric Hobsbawm
(1999), parecía que su mayor preocupación,
además de la competencia con la Unión
Soviética era la necesidad de impedir el
surgimiento de una nueva depresión
económica. El reparto del mundo ocurrido en
la Conferencia de Yalta y luego en Postdam
dio paso a un escenario en el que EE.UU. se
vio enfrentado a la Unión Soviética en el
16 Revista LIFE en Español, 1955-1965
orden económico, pero en especial en el orden
simbólico. El New Deal en lo interno, el Plan
Marshall para Europa y la injerencia en los
asuntos de otros Estados fueron, entre otros,
los componentes que integraron la actividad
político-económica norteamericana con
posterioridad a la Segunda Guerra Mundial
(en el marco de la denominada Guerra Fría),
dando lugar, por una parte, a la consolidación
de su papel como principal potencia mundial
y modelo a seguir (en la llamada por algunos
pax americana) y, por otra, sembrando las
bases de su creciente desangre
presupuestario, ligado estrechamente a sus
actividades bélicas oficiales y clandestinas
(como en Vietnam, Afganistán, Corea y los
países latinoamericanos (Hobsbawm, 1999,
p. 245)). Europa, por su parte, en los años 50
ya empezaba a repuntar —algo muy marcado
en el caso de la renaciente Alemania
Federal—, en lo que pareció corresponder a
una tendencia de crecimiento generalizada,
particularmente positiva para los países
capitalistas, y solo ligeramente menor en los
países de Europa del Este (Hobsbawm, 1999,
p. 264).
Estos eran, pues, algunos de los rasgos
del contexto mundial en el que América
Latina definía su posición. Allí el
surcontinente se empeñaba por participar
cada vez más en un entramado económico
internacional en el que debía producir más
para suplir la demanda extranjera, a la vez que
ineluctablemente, y como consecuencia de su
creciente especialización productiva —en
una especie de costo de oportunidad que
impuso a muchos países de la región la carga
de ser exclusivamente productores de
materias primas (Galeano, 2006)—, debía
importar en mayor medida todo aquello que
no estaba en condiciones de producir. Esta
“topologización” productiva de la región, y su
valoración como algo positivo, queda
recogida en LIFE en Español en los
siguientes términos:
17 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 1. Economías mundiales: gigante dormido que despierta (LIFE, 1962-01-22, pág. 151).
18 Revista LIFE en Español, 1955-1965
LIFE en Español construye una
cartografía de América Latina, muestra sus
riquezas, y lo llama el “gigante dormido que
despierta” (figura 1). Es claro que dentro de
la política exterior norteamericana la riqueza
natural de dicha región no podía pasar
desapercibida. Hay crisis políticas en la
mayoría de los países, como se comentará
más adelante; no obstante, la revista propende
por hacer palmaria la fuerza económica que
potencialmente alberga Latinoamérica.
Podría leerse detrás de esta imagen una
ontología de la naturaleza que se toma como
punto de partida, además del interés que LIFE
en Español erige en verdad con la rúbrica de
lo estadístico. La división política apenas se
insinúa; interesan aquí las condiciones del
subsuelo y las formas de producción, que dan
cuenta de miles de hectáreas dedicadas a la
agricultura. No se especifica el carácter de
estas formas productivas: si son grandes
plantaciones o economía campesina. Los
colores, en un degradé azul, tampoco
permiten diferenciar con facilidad el tipo de
uso dado a la tierra. Tal vez este no era el
objeto de la imagen, que más bien pareciera
ser la insinuación de un terreno virgen,
susceptible de ser transformado, proclive a
asumir el desarrollo, abierto a distintas
propuestas económicas —que en medio de la
Guerra Fría podrían orientarse a uno u otro
bando—. El discurso de LIFE en Español
recrea esta imagen (una écfrasis inversa) con
un adjetivo que no puede pasar
desapercibido: “infinita variedad de materias
primas y manufacturas”. Pero también
describe las condiciones limitadas de las
fuerzas productivas, dependientes en general
de uno o dos productos para la exportación,
carentes de condiciones para la
industrialización (con excepción de uno o dos
países) y unos altos índices demográficos que
agravan la situación del surcontinente.
Contrasta la gran riqueza con la
vulnerabilidad en que está inmersa gran parte
de su población, algo que podría ser superado
—según insinúa LIFE en Español— merced
a la intervención de los EE.UU. y su Alianza
19 Los trazos del poder en la posguerra para el Progreso. Esta es la percepción de
LIFE en Español, es el intento por describir el
ser de América Latina; la imagen da cuenta
también de los imaginarios y la
representación; hay en ellos una parte de
verdad: la que los datos consignan; pero
también fundan expresiones simbólicas. Un
mapa es una imagen analógica y descriptiva,
refleja una ilustración inmediata (Panofsky,
1972), aunque en cierto modo insuficiente
pues aún requiere del momento reflexivo, que
pasa por el discursivo esbozado. Hay una
condición iconográfica de la imagen, pero en
el cruce de estos dos momentos, en el traspaso
ecfrástico, es el papel dependiente de
América Latina el que queda insinuado, pues
a pesar de su enorme riqueza no logra
alcanzar autonomía ni identidad, y se aferra a
buscar, en algunos casos con cierta dificultad,
asociaciones de carácter económico. La
condición iconológica conduce entonces a
leer en el trasfondo la dependencia.
Hacia la década de los años 30 del siglo
XX la inversión en algunos países
latinoamericanos viró hacia la producción
fabril, con lo que a comienzos de los años 40
el aumento en la producción manufacturera
permitió propiciar la sustitución de
importaciones en algunos renglones
económicos, aumentar el ingreso nacional y
fomentar la formación de élites burguesas
regionales (Rama, 1982, p. 191). No era, en
todo caso, una situación de interdependencia
multilateral la que por entonces se observaba,
como sí la dependencia cada vez más intensa
de los países latinoamericanos frente al
mercado estadounidense. Se tiene, por
ejemplo, que el conjunto del comercio
exterior de América Latina frente a Estados
Unidos, de ser hacia 1910 equivalente al
23,5% del total de sus importaciones y al
34,46% en relación con las exportaciones,
trece años después ya alcanzaba
respectivamente el 36,06% y el 45,64% (p.
170). De hecho, para el mismo período el
comercio de los países suramericanos con
20 Revista LIFE en Español, 1955-1965
EE.UU. había aumentado en promedio un
165,6%, al tiempo que el de los países
centroamericanos y del Caribe había crecido
en un 120%1 (p. 184 a 185). América Latina
se sumía así en una creciente subordinación
económica frente a la nación norteamericana,
con serias implicaciones en los planos
político y social. La mirada de las potencias
sobre América Latina fue entonces
estratégica, pues el subcontinente, por su
riqueza y población, aparecía como territorio
central para consolidar el dominio del mundo.
1 Son por demás dicientes los casos de Uruguay, Venezuela, Colombia y Bolivia, que para él período analizado aumentaron respectivamente su comercio con Estados Unidos en 230%, 250%, 522,7% y 900% (LIFE, 1961-07-10, pág. 184).
Estética de la amenaza
1.2. Guerra Fría y Cuba
1.3. Alianza para el
Progreso
1.1. El objetivo
nacional de los EE.UU.
Escena central
1955-09-26
1956-01-30
1958-01-271960-09-19
1960-07-25
1965-03-01
1959-03-09
1959-08-24
1960-05-30
1961-03-20
1961-07-10
1962-03-05
1965-08-02
1961-03-06
1961-04-17
1962-04-16
1963-09-16
1965-08-16
1963-09-16
1963-10-28
1961-09-18
1965-04-26
Escena actual
1962-10-29
23 Los trazos del poder en la posguerra 1.1. El objetivo nacional de los
EE.UU.
Centre of equal daughters, equal sons, All, all alike endear’d, grown, ungrown, young or old, Strong, ample, fair, enduring, capable, rich, Perennial with the Earth, with Freedom, Law and Love, A grand, sane, towering, seated Mother, Chair’d in the adamant of Time.
Walt Whitman, America.2
Los mitos fundacionales de los
pueblos exaltan a los héroes, y EE.UU. no es
la excepción. Entre su pléyade de ciudadanos
ilustres suelen ser destacados John Adams,
Benjamín Franklin, John Hancock y Thomas
Jefferson, entre muchos otros muchos, cuyo
vital esfuerzo impulsó la transformación de
trece colonias de inmigrantes ubicadas en la
costa este norteamericana en la nación más
poderosa de la era actual. Su labor política,
sus ideas y su pragmatismo organizacional
resultaron acordes a su situación, pero quien
2 Traducción libre: De hijas e hijos iguales eres crisol, / Todos, todos por igual, grandes, pequeños, jóvenes o viejos, por ti queridos son / Fuerte, abundante, justa, sempiterna, poderosa y fértil, / A la Tierra eres devota, a la libertad, a la ley y al amor / Allí os encuentras, gran madre, vigorosa e imponente, / Navegando a través del adamantinado Tiempo.
sin duda contribuyó a estructurar el
andamiaje jurídico de la Unión fue el a veces
menos mencionado John Marshall, originario
de la Commonwealth de Virginia y líder del
partido federalista. Este jurista y estadista,
desde su cargo en el Tribunal Supremo, se
encargó de precisar el papel y el alcance de
los jueces y del derecho en relación con las
libertades civiles de los ciudadanos y el
accionar del Estado, y en cierto modo sentó
las bases del equilibrio de poderes recogido
en la Constitución.
LIFE en Español, en su sección
editorial “Carta de Norteamérica”, dedica en
1955 algunas palabras a este destacado
personaje de la historia estadounidense.
Indica que fue uno de los artífices del sentido
adoptado a posteriori por la institucionalidad
americana, fincando para el efecto una
postura contundente frente a presidentes y
políticos a la hora de defender el legado de los
24 Revista LIFE en Español, 1955-1965
fundadores de la nación. La revista sintetiza
el planteamiento de Marshall de esta forma:
“Estas ideas pueden enunciarse simplemente
en los siguientes términos: 1) hacer de los
EE.UU. una nación en lugar de una
confederación descentralizada de estados
con igual poderío; 2) dar potestad suprema a
la autoridad nacional” (LIFE, 1962-11-26,
pág. 24). Resulta ilustrativo que LIFE en
Español, a diez años de culminada la Segunda
Guerra Mundial, se incline por hacer énfasis
en tal indicación sobre la unidad de la nación,
algo que a renglón seguido vincula con el
homenaje que rindiera el presidente Dwight
Eisenhower a Marshall3. Pudiera parecer que
se trata del mero hecho de traer a cuento un
pintoresco dato histórico, pero lo cierto es que
la publicación propende por trascender lo
anecdótico, convirtiendo así el dato en forma
inspiradora, en insumo que redefine el
presente. Eisenhower planteó en un discurso
en Filadelfia cómo la justicia se convierte a la
3 John Marshall (1755-1835) fue un importante jurista norteamericano, con un rol destacado como miembro del Tribunal Supremo en la definición de la identidad del Estado, y particularmente en la fijación de las líneas de acción de los jueces en la consolidación del derecho.
larga en paz, y esta transmuta a su vez en
justicia, como John Marshall lo había
proclamado. La reflexión sobre las posturas
del renombrado jurista le da la oportunidad a
LIFE en Español para insistir en el objetivo
nacional de los EE.UU., temática que se
convertirá desde 1955 en su leitmotiv, y con
la que pone en un singular orden reflexivo la
competencia con la Unión Soviética:
Dijo el Presidente: “El espíritu de Ginebra, si es que ha de darnos un ambiente propicio para la consecución de la paz, si ha de ser genuino y no apócrifo, debe alentarnos a todos a corregir las injusticias, debe servir para respetar los derechos humanos y poner fin a la subversión organizada en escala internacional”. Lo que Eisenhower quiso decir en lenguaje llano y sencillo fue: (…) retirad a todos los provocadores y espías comunistas que hacen todo lo posible por derrocar los gobiernos libres en todo el mundo. Si esto hacéis, entonces sabremos que podemos llevarnos bien y que no habrá causa para una guerra. John Marshall habría aprobado, sin duda, esas palabras (LIFE, 1955-09-26, pág. 25).
25 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 2. Un nuevo sello honra la memoria de Marshall (LIFE, 1955-09-26, pág. 25).
LIFE en Español acompaña el
editorial con una pequeña ilustración de la
estampilla de 40 centavos que circula en los
correos de todo el país (figura 2), para dejar
sentada una y otra vez la imagen de un
antepasado ilustre. Es un hombre el que está
allí retratado, seguramente se diferencia de
los que aparecen en otras estampillas; pero él,
en singular, y todos en conjunto, están
representando a los padres fundadores de la
nación norteamericana: aquellos que
consolidaron las normas, aquellos que
lograron ponerlas en práctica. Este rostro es a
la vez un símbolo personal y colectivo; LIFE
en Español escoge como medio icónico una
estampilla que, en cuanto ícono, presenta a un
hombre docto, blanco, sereno; hay una
cualidad que esta imagen argumenta por sí
misma. Pero rápidamente la estampilla se
reposiciona, ya no simplemente ícono, sino
como índice. Es una visual flag (Peirce, 1987;
Berger, 2005) que dinamiza el relato y prueba
la dimensión argumentativa del lenguaje;
trocando en construcción simbólica, en visión
de mundo que engloba los descriptivo y lo
interpretativo. No solamente da cuenta de la
analogía y de los estados sensoriales, no es
solamente descripción e inteligibilidad
visual; se trata más bien de una constatación
que va más allá de la significación. Esta
imagen categoriza, generaliza, en ella están
recogidos todos los próceres
norteamericanos. Hay una argumentación que
la imagen refuerza, que no se queda en lo
evidente, sino que también abarca el diseño
de la nación estadounidense.
26 Revista LIFE en Español, 1955-1965
En la tras-escena las nociones de
unidad, justicia, paz, libertad, derechos e
independencia, derivadas de la construcción
institucional propiciada por John Marshall, y
en cierto modo relativas a los ideales
propugnados por los padres fundadores de la
nación norteamericana, adquieren una
significación adicional al ser
instrumentalizadas por LIFE en Español
como descriptores del contexto geopolítico
propio de 1955. Con la Guerra Fría como
telón de fondo, y con la Unión Soviética
como hipóstasis de los nuevos desafíos a la
autodeterminación, la revista presenta el
legado histórico norteamericano como fuente
de inspiración para esta lucha. Ya no es
solamente la supervivencia de los EE.UU. lo
que está en juego, sino la estabilidad de un
mundo mostrado como vulnerable frente al
terror totalitario de un comunismo visto como
amenaza directa a la libertad. Creer es el
primer paso para encarar la adversidad, y en
el pasado reside una gran fuente de
inspiración para ello.
El Estado, la ley y la religión
Un año más tarde, LIFE en Español
publicó un artículo llamado “El Estado, la ley
y la religión”, en donde a la reflexión
acumulada sobre tales principios
fundacionales agrega interesantes
indicaciones sobre el papel de lo religioso en
la conformación de la nación norteamericana.
Aquí ya no solo aparece la razón como
elemento fundacional; se trata también de la
tolerancia, del respeto por lo diverso, el
escape a las guerras religiosas que en su
momento consumían a Europa, el comienzo
en el Nuevo Mundo de una forma de
convivencia marcada por la libertad de cultos.
No es, pues, gratuito que en el artículo se
marque una profunda diferencia entre la
postura “deísta” de quienes lideraron la
revolución francesa y la de los colonos
norteamericanos, que además de variopinta,
introducía la necesidad de establecer nuevas
condiciones de habitabilidad colectiva que a
la vez dieron su particular orientación a la
27 Los trazos del poder en la posguerra Constitución de los Estados Unidos. En ese
sentido, se indica por parte de LIFE en
Español que:
La Constitución de los EE.UU. no hace referencia alguna a Dios y solamente tres a la religión, todas ellas negativas: prohíbe que se exijan requisitos de carácter religioso para ocupar cargos electivos o empleos en la administración federal; prohíbe que se dicten leyes sobre el establecimiento de una religión oficial y prohíbe que se restrinja “el libre ejercicio de cualquiera de ellas”. No tocar la religión es una de las más categóricas doctrinas de la Constitución de los EE.UU., doctrina hoy más consolidada que nunca. Sólo en 1949, la Corte Suprema confirmó finalmente su aplicación más allá de toda disputa, por encima de las leyes estatales que interfieren con la religión. El “muro de separación entre a Iglesia y el Estado”, como lo llamó Jefferson, se ha hecho más y más sólido, con el transcurso de los años (LIFE, 1956-01-30, pág. 56).
La cuestión, según se muestra en el
artículo, plantea ciertamente una relación
entre el Estado y la religión que brinda al
primero un carácter laico e independiente sin
suponer un menoscabo de la segunda, pero a
su turno deriva en la formulación de una serie
de preguntas acerca de la frontera que separa
a uno y otra: ¿el sistema político
norteamericano es agnóstico y su gobierno
laico?; ¿la opción religiosa es un asunto
eminentemente privado?; ¿cuál es el papel
que ha de desempeñar el Estado en la
regulación de aspectos tales como los duelos,
el divorcio, el control de natalidad, la
esclavitud, la producción de alcohol o la
educación pública, en principio regidos por el
devenir de la vida cotidiana, y permeados por
la moral religiosa de forma considerable y
pocas veces homogénea? Se trata ciertamente
de asuntos que convocan encarnados debates,
y que concretamente fueron fuente de
tensiones entre católicos, protestantes, judíos
y laicistas, pero que, de acuerdo a lo indicado
por LIFE en Español, en su momento
encontraron un principio de acuerdo en la
separación de poderes. Se alude así a la
historia, a cómo tales discusiones perfilaron
los contornos de tal tolerancia en el texto de
la Constitución. Para LIFE en Español es
claro que los padres fundadores de la nación
no buscaban legislar contra la religión
americana, sino garantizar que se ejercitara la
28 Revista LIFE en Español, 1955-1965
libertad religiosa. Hay que destacar que
quienes huyeron de las guerras religiosas en
Europa y fundaron las Trece Colonias
originarias buscaron establecer un orden que
respetara los distintos credos. Lo que importa
allí es entonces que Dios tenga un lugar, que
su imagen no desaparezca, y que las múltiples
interpretaciones, con sus contenidos y
rituales, puedan expresarse y coexistir. No
puede perderse de vista que en la lucha contra
el comunismo, que es por definición ateo,
garantizar la presencia de la religión es,
además de un objetivo político, un objetivo
estético cultural de la mayor trascendencia.
Así lo deja ver LIFE en Español.
Es así como los preceptos constitucionales de los EE.UU. no son declaraciones teológicas de ninguna clase. Constituyen, más bien, una muestra, sumamente eficaz y justa, de sabiduría jurídica y política concebida para una sociedad pluralista en materia religiosa. El reverendo padre John C. Murray ha llamado “Artículos de Paz” a aquellos preceptos. Hay, no cabe duda, un acento protestante en el concepto norteamericano de la libertad de culto. El sectarismo protestante hizo prudente ese concepto, y la consagración protestante de la conciencia individual
lo hizo popular. Protestantes y católicos pueden discutir sutilmente sobre lo que unos y otros entienden por libertad religiosa. Pero ni el católico ni el protestante ni el laicista, ni ningún otro punto de vista religioso relativo a la libertad religiosa quedó inscrito en la Constitución. Los “Artículos de Paz” son suficientemente amplios para incluir a todas las iglesias, inclusive a aquellas de tendencia autoritaria (LIFE, 1956-01-30, pág. 56).
Una Constitución que cobija a todos,
pero que a nadie alude de forma explícita:
pareciera que la fórmula de conformación de
la nación norteamericana tuviera un carácter
netamente negativo respecto a los distintos
cultos (un no hacer que reconoce y respeta).
Con todo, el editorial da un paso más allá al
recordar al francés Alexis de Toqueville y su
clásica obra La democracia en América,
particularmente al retomar la afirmación que
él hiciera sobre la religión de los
norteamericanos como la más importante de
sus instituciones políticas. Así las cosas, más
que una separación entre una y otra esfera de
la vida social norteamericana, lo que LIFE en
Español va perfilando es un vínculo de
interdependencia, convirtiéndolo de hecho en
29 Los trazos del poder en la posguerra un aspecto relevante a la hora de comprender
aquello que, junto con lo afirmado sobre la
estructura jurídica y los principios
fundacionales, ha de ir hilando la
significación del denominado objetivo
nacional de los EE.UU. Esta idea, devenida
en una búsqueda constante de libertad y
felicidad, no solo da cabida al contenido
religioso, sino que aparece como elemento
integrante de la ontología de la Unión. La
revista lo recuerda al citar la intervención de
Benjamín Franklin en la Convención
Constituyente de 1787, cuando propuso a
todos los delegados orar “al Padre de las
luces, para iluminar nuestro entendimiento”.
Añadió Franklin: “He vivido mucho tiempo, y cuanto más vivo más pruebas convincentes veo de esta verdad: Que Dios rige los asuntos de los hombres. Si una avecilla no puede caer al suelo sin su conocimiento ¿es probable que un imperio pueda levantarse sin su ayuda?” El presidente Washington estableció oficialmente el primer Día de Acción de Gracias en 1789, con estas razones: “Es deber de todas las naciones reconocer la providencia de Dios Todopoderoso, obedecer su voluntad, agradecer sus beneficios y humildemente implorar su protección
y favor.” Y desde que el presidente Lincoln revivió esta antigua práctica, pidiendo a sus conciudadanos que rezaran “con todo fervor y contrición”, el Día de Acción de Gracias ha sido una fiesta nacional norteamericana (LIFE, 1956-01-30, pág. 56).
En palabras de LIFE en Español, la
inspiración religiosa hace parte del
norteamericano promedio, siendo incluso
reconocida y proclamada tanto por creyentes
como por laicistas. No solamente es un asunto
de orientación privada del comportamiento,
sino a su vez de guía e imagen colectiva, de
definición de un anhelo de grandeza, de
asumirse a sí mismos, en cuanto pueblo
elegido, como legatarios de un gran plan. El
objetivo nacional de los EE.UU. parece deber
parte de sí a la inspiración religiosa, es en
cierto modo el mensaje que expresa LIFE en
Español al vincular ambos fenómenos a lo
largo de su devenir histórico:
La esperanza que entraña el experimento estadounidense fue bien expresada por John Adams quien la llamó “gran plan y designio de la Providencia” para la liberación de la humanidad. (…) Noventa y cuatro años más tarde, cuando gracias al darwinismo y al materialismo este
30 Revista LIFE en Español, 1955-1965
tipo de esperanza empezaba a pasar de moda, los obispos católicos de los EE.UU., entonces dirigidos por el cardenal Gibbons, declararon: “Creemos que los héroes de nuestra patria fueron instrumentos del Dios de las Naciones para establecer este hogar de la libertad”, y que EE.UU. es “obra de una Providencia especial, cuyos forjadores hicieron una obra más sabia de lo que ellos creían”. Los patriotas protestantes han sido también profundamente elocuentes sobre el mismo tema. Una ilustración de este hecho aparece en el Gran Sello de los billetes de un dólar, con el ojo de la Providencia y el lema annuit coeptis que significa: “Él ha favorecido nuestras empresas”. ¿Cuál es, entonces, la lógica que vincula la religión con el experimento norteamericano? Es la solución de esta paradoja: que cualquiera puede ser buen americano, pero que la máxima garantía de su libertad reside en el hecho de que EE.UU. es una nación religiosa (LIFE, 1956-01-30, pág. 57).
La revista LIFE en Español no
presenta la imagen del billete de un dólar,
pero lo trae a cuento como una representación
simbólica del poder económico de los
EE.UU. En esta imagen, que recorre el país y
el mundo, aparece, además de la
representación de la riqueza que enuncia, el
que todas las acciones económicas que
emprenda la nación estarán avaladas por
Dios; como sucedió con la independencia
estadounidense, al igual que debe ocurrir con
cada acción emprendida dentro y fuera de la
nación. La empresa norteamericana tiene un
cariz político incuestionable, pero también
una connotación económica de gran
trascendencia. LIFE en Español crea en el
lector la imagen de un sello que se mueve con
cada billete de dólar, es el sello de Dios
colocado en la esquina superior izquierda,
con el Annuit Coeptis. Al presentar el objetivo
nacional de los EE.UU., no puede dejarse
pasar esta significativa referencia: Dios
acompaña la acción del Estado, Dios
acompaña la acción de cada individuo que
porte este emblema. Allí, de lo que se trataría
es de encontrar el argumento visual, más allá
de la imagen demostrativa (que apenas sería
un indicio de la prueba). El argumento visual
debe ser persuasivo, y constituye un encuadre
de la argumentación. Así, el billete de dólar,
que de inmediato aparece en la mente del
lector de LIFE en Español, tiene un lenguaje
probatorio indicial (Berger, 2005). La
31 Los trazos del poder en la posguerra imagen del billete aparece como una premisa,
es un acto de habla (Groarke, 2002) que no
necesita más argumentos. Sin embargo, el
editorialista de la revista quiere reivindicar,
tanto en la historia de los EE.UU. como en el
presente, cómo el objetivo nacional, en el que
la consolidación económica es uno de sus
pilares fundamentales, es también un objetivo
moral colectivo.
En suma, si bien en un país como los
EE.UU. —donde se aspira constantemente a
limitar los poderes del Estado— a cada
ciudadano concierne una mayor
responsabilidad en el cuidado de su conducta
personal, lo religioso no solo aparece como
fuente de tal moral personal, sino que a su vez
es un instrumento de definición de un
horizonte de sentido, de una meta
inalcanzable que representa el proyecto de las
distintas generaciones cobijadas por esa idea
llamada EE.UU. En la tras-escena se dibuja
una conclusión casi mesiánica, sobre la
realización en la materialidad de los
principios de justicia abstracta que el
Creador, sin nombre y sin esencia única, dejó
impresos en la mente de sus criaturas, y que a
su vez, aterrizando en el texto de la
Constitución de esta naciente nación
civilizada, fungen como fuente de unidad,
orientación y realización. Por eso LIFE en
Español concluye:
Indudablemente, la mayor parte de los norteamericanos deberían ser más religiosos de lo que son. Por tanto, éstos tienen una grande y creciente deuda para con los que, junto a ellos, sienten hambre y sed de justicia y se humillan en la presencia de Dios. No lo hacen por el bien de los EE.UU., pero sin su contribución espiritual, EE.UU. sería muy poco más que una simple expresión geográfica (LIFE, 1956-01-30, pág. 57).
Las dilatadas fronteras de EE.UU.
Esta serie de indicaciones con ocasión
del objetivo nacional de los EE.UU., como
queda visto, son presentadas por LIFE en
Español como una idea que desborda el
territorio norteamericano, convirtiéndose así
y por contera en un principio de liberación de
las naciones oprimidas y atrasadas, en el
instrumento por el cual el mundo puede
32 Revista LIFE en Español, 1955-1965
alcanzar su magnificencia. Con todo, en la
Guerra Fría tal expansión ideológica,
manifiesta en fenómenos tales como la
vinculación transnacional de mercados, los
intercambios culturales, el envío de misiones
diplomáticas y de apoyo (económico, social,
político, etc.) y la égida de turistas
norteamericanos surcando cada región del
globo, entra a ser vista por ciertos sectores
como rampante imperialismo. Al respecto, en
1958 LIFE en Español alude en cambio a
fronteras dilatadas, resaltando de ese modo
las ventajas de una forma de cooperación que
califica como natural y carente de
secretismos. Así, pues, comenta:
De modo que si "imperio" es la palabra válida para el caso, habría que asignarle un nuevo significado. La definición sugerida en estas páginas nada tiene que ver con la de una hegemonía; se refiere más bien a los puestos de avanzada y a un gran trasplante del estilo de vivir que los americanos llevan o querrían llevar en su propio país. Numéricamente, la mayoría de esos americanos, en especial los de uniforme, cumplen misiones temporarias, no pocas veces a disgusto; el profesor Lerner los califica de "viajeros renuentes". Los demás son visitantes voluntarios que
se limitan a buscar la felicidad en el extranjero en ejercicio del mismo derecho que les dio Thomas Jefferson de buscarlo en su propio país. En el mundo abundan los norteamericanos que construyen y los que explotan, los que embellecen y los que afean, los que trabajan y los ociosos, tal como en los EE.UU. mismos (LIFE, 1958-01-27, pág. 18).
Para LIFE en Español no cabe hablar
de “imperio”; el hecho de que múltiples
norteamericanos transiten por el mundo
cumpliendo diversas tareas lo ve como un
signo de buena voluntad. Para la revista el
verdadero imperio es el que está ejerciendo el
comunismo, el cual —según señala en el
artículo— es alimentado por el trabajo de
cinco mil ciudadanos soviéticos en distintos
países, lo que no sería una cifra considerable
si no se considerara a los “millones” de
agentes extranjeros del Partido Comunista
que ejercen influencia en la política desde sus
propios países. LIFE en Español, en esa
medida, indica que el comunismo
internacional es el resultado de un ingente
trabajo coordinado por la Unión Soviética.
Detrás del ejercicio de estas organizaciones
33 Los trazos del poder en la posguerra políticas hay unas proyecciones
intencionadas y efectivas; en cambio, la labor
de los EE.UU. en el extranjero es tomada por
“incierta”, “involuntaria”, “ineficaz” y
“difusa”. No es entonces tan solo un escenario
de expansión de EE.UU. al resto del mundo,
sino la necesidad de contraponer sus
beneficios a la amenaza comunista, que
también se extiende, seduce y coopta. En el
sentir de los editores de LIFE en Español, la
situación tiene los ribetes de una competencia
entre los EE.UU., los “guardianes de la
civilización occidental”, y la Unión Soviética,
factor de desestabilización en Europa y el
resto del planeta. Pero ahora, más que un
asunto de ofrecer cándidamente la ayuda que
otros pueblos necesitan, se presenta como
imperativo para la nación norteamericana
asumir esta expansión como forma de
robustecer su seguridad, de contrarrestar la
amenaza comunista. Es, pues, un asunto de
supervivencia, es la conversión explícita del
ideal de libertad en carta de batalla.
El sentido de un propósito norteamericano bien definido comenzó a diluirse al ir perdiendo nuestras fronteras continentales su carácter agreste. Pero los sucesos del siglo XX en Europa han sido la prueba más dura. A medida que esos sucesos nos fueron convirtiendo en los principales guardianes de la civilización occidental, el sueño de reformar el mundo externo se fue haciendo algo así como un lujo innecesario, y la idea de un crecimiento natural de la libertad se transformó en algo real. Pues si rigiera una naturaleza benéfica ¿cómo es posible que en los últimos 12 años, 700 millones de personas hayan caído por la fuerza o la seducción en la esclavitud comunista? El inequívoco desafío de Rusia resultante de la Segunda Guerra Mundial, encontró a la mayoría de los norteamericanos sin preparación para hacerse cargo, solos, de la dirección del mundo que se vieron forzados a asumir. (…) Por lo menos, nuestra política nacional reveló generosidad y previsión en el Plan Marshall, valentía en Corea, paciencia en las muchas negociaciones inútiles con Rusia, iniciativa en el establecimiento de la O.T.A.N y otras alianzas. Pero la crisis de la conducción norteamericana, posterior al lanzamiento del Sputnik, es prueba de que esas loables reacciones no fueron todo lo bueno que era de desear. (LIFE, 1958-01-27, pág. 19)
Las tareas de los EE.UU. en el exterior
no han tenido como fin exclusivo la
consolidación de la seguridad interna.
Después de que los avances científico-
34 Revista LIFE en Español, 1955-1965
técnicos permitieron a la Unión Soviética
fabricar la bomba de hidrógeno, las
condiciones de igualdad de las dos potencias
se hicieron palmarias. Es claro que el ataque
japonés a Pearl Harbor mostró las
vulnerabilidades de los EE.UU., y ahora,
habiéndose alcanzado cierta equidad en
cuanto al uso de dispositivos nucleares, la
incertidumbre sobre el futuro también cuenta.
Pero LIFE en Español insiste en que la tarea
del país norteamericano en el exterior es la de
la buena voluntad y la búsqueda de la paz, y
esto podría ser admitido si no estuviera claro
que la revista está comprometida
institucionalmente y ha tomado partido
dentro de la tensión principal en la Guerra
Fría4. Para el emporio Time-Life, el ideal de
libertad y su meta de grandeza alcanzan
entonces una nueva conexión con la realidad
del resto del mundo. El desafío planteado por
un astuto comunismo, aunado a la percepción
4 En ese orden de ideas, señala Rafael Pardo Rueda (2014): ““How lose China?”, acuñada por Henry Luce, fundador de la influyente revista Time, medio que lideró un gran debate interno en los Estados Unidos, llevó a reforzar los temores sobre el comunismo y abrió (…) una controversia pública encabezada por el senador Joseph McCarthy (…) en lo que fue una auténtica cacería de brujas que fue conocida como el «macartismo»” (pág. 17).
sobre el momento en que se escribe como un
período crítico, es expuesto como la
necesidad del mundo de una nación
redentora, misionera, puede adquirir un
nuevo cariz en la confrontación contra los
flagelos de la humanidad. Para LIFE en
Español los EE.UU. tienen a su cargo este
papel inaplazable, emparentado directamente
con su sus principios fundacionales, que da un
sustento ético a lo dilatado de sus fronteras.
¿Cuál debe ser el objetivo económico de una nación próspera en un mundo de tantos países sin recursos? ¿Cuál debe ser el norte político de una nación que, habiéndose destacado en el arte de gobernarse a sí misma, acepta con displicencia en el concierto de naciones libres, a países recién llegados incompetentes en tan difícil arte? Con su claridad de objetivos, Rusia sabe muy bien cómo explotar la pobreza y la incompetencia de las flamantes naciones sin recursos del mundo. La falta de claridad en este terreno podría costar a los norteamericanos, en el peor de los casos, la riqueza y la independencia y, en el mejor, restarles influencia en la nueva conformación que tomará el mundo después de esta revolucionaria y caótica era.
35 Los trazos del poder en la posguerra
Tales son algunas de las dimensiones de nuestra crisis actual, desarrollada en la misma década en que millones de norteamericanos se han abierto paso en otras regiones del mundo. Pero los diversos objetivos personales que ellos se han fijado no pueden subsistir un claro propósito nacional para el cual debemos emplear toda la fuerza de nuestras posibilidades si el mundo en que vivimos ha de salvarse (LIFE, 1958-01-27, pág. 19).
La falta de libertad de millones de
personas tras la llamada cortina de hierro es
la nueva causa de los EE.UU. y su misión
histórica. No es algo que concierna
exclusivamente al gobierno, sino que es un
llamado dirigido a todos aquellos
norteamericanos que se consideren auténticos
ciudadanos. Para LIFE en Español no se trata
de una apuesta imperialista, como sí de una
5 Sobre el estilo de vida capitalista indica Max Weber (1998): “La cuestión acerca de las fuerzas impulsoras de [la expansión del moderno] capitalismo no versa principalmente sobre el origen de las disponibilidades dinerarias utilizables en la empresa, sino más bien sobre el desarrollo del espíritu capitalista. Cuando éste despierta y logra imponerse, él mismo crea las posibilidades dinerarias que le sirven de medio de acción, y no a la inversa. Pero este nuevo espíritu no se introdujo de modo pacífico. Una ola de desconfianza, de odio más bien, y de indignación moral, envolvió de ordinario a los primeros innovadores, y a menudo (conozco varios casos de ello) comenzó a formarse una leyenda en torno a las sombras misteriosas de la vida pasada. No es fácil encontrar quien reconozca sin prejuicios que un empresario de este "nuevo estilo" sólo podía mantener el dominio sobre sí mismo, y salvarse del naufragio moral y económico, mediante una extraordinaria firmeza de carácter; y que (aparte de su clara visión y su capacidad para la acción) fueron precisamente ciertas cualidades “éticas” claramente acusadas las que le hicieron ganar la confianza indispensable de la clientela y de los trabajadores, dándole además la fortaleza suficiente para vencer las innumerables resistencias con que hubo de chocar en todo momento; y, sobre todo, a esas cualidades debería la extraordinaria capacidad para el trabajo que se requiere en un empresario de esta naturaleza, y que es del todo incompatible con una vida reglada; en una palabra, el nuevo espíritu encarna cualidades éticas específicas, de distinta naturaleza que las que se adaptaban al tradicionalismo de los tiempos pasados” (pág. 106).
tarea apenas consecuente con su objetivo de
difundir, cual panacea civilizatoria, su
legado, su estilo de vida5, su excelso modelo
político-económico.
Con los argumentos de LIFE en
Español tal vez no podrían ponerse en duda
las intenciones magnánimas y generosas de la
presencia de los EE.UU. en diversos países.
Antes bien, el discurso de la revista crea una
imagen inmediata de soporte: los EE.UU. se
han destacado en el arte de gobernarse a sí
mismos como nación, y deben aceptar, tal vez
con displicencia, en la convocatoria del
consenso, a países recién llegados e
incompetentes que ni siquiera tienen
36 Revista LIFE en Español, 1955-1965
recursos. Se atiene LIFE en Español al grupo
de “los que piensan” para recuperar el sentido
misionero que reconstituya el objetivo
nacional. Las afirmaciones contenidas en este
artículo son contundentes. Esta es la
hegemonía de la nación del norte, una por
virtud de la cual difícilmente algún país del
sur podría ser tomado como par.
La imagen que podría acompañar el
artículo sería la de un Tío Sam grande,
generoso y protector, que como viajero se
desplaza por el mundo en misión de buena
voluntad. Pero no es esta la manera como
LIFE en Español presenta la imagen; recurre
a otros argumentos. Intertextualmente
flanquea el contenido discursivo con las
imágenes de ocho personajes (figura 3), cada
uno de los cuales parece propicio para
exponer diferentes facetas del objetivo
nacional de los EE.UU.; son algunas de las
personalidades que perfilan el horizonte de
oportunidades y amenazas que enriquece y
sustenta el carácter misional norteamericano:
Figura 3. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Squanto: indio norteamericano, viajó a Inglaterra, aprendió inglés y volvió a tiempo para ser intérprete de los peregrinos; Franklin: embajador, ganó amigos europeos y los persuadió que hicieran causa común con la Revolución Norteamericana; Decatur: gran defensor de la causa norteamericana, derrotó a los piratas de África del Norte y gestó la libertad de los mares; Fuller: escritora y periodista de gran renombre, en sus obras clasificó a sus compatriotas en tres categorías constantes; Wilson: creyó en el ejemplo democratizador de los EE.UU. y creó el lema “Hacer del mundo sitio seguro para la democracia”; Spaak: secretario general de la O.T.A.N., propugnó el Mercado Común Europeo, con vistas a una futura unidad de Europa; Mikoyan: viceprimer ministro ruso, usó el comercio para manejar la economía de Egipto y Siria y amenazar a otros países; Rhyne: presidente de la Asociación de Abogados, ha iniciado una campaña para establecer el imperio de la Ley en el mundo (LIFE, 1958-01-27, pág. 18 y 19).
Un eximio indio norteamericano, que
viajó a Inglaterra, y allí aprendió inglés para
servir de intérprete a los peregrinos; Franklin,
quien en su condición de embajador buscó
que amigos europeos apoyaran la Revolución
Norteamericana; un militar, que cumplió la
función de liberar los mares para los EE.UU.;
37 Los trazos del poder en la posguerra la única mujer que aparece es Margareth
Fuller, quien fuera escritora y periodista
destacada, además de activista en pro de los
derechos de las mujeres; un político,
presidente de los EE.UU., quien condensó su
política exterior en el lema “Hacer del mundo
un sitio seguro para la democracia”; un
europeo, funcionario de un organismo
internacional tan poderoso como la OTAN;
un abogado, Charles Rhyne, preocupado por
establecer el imperio de la ley a nivel
internacional. Estructura LIFE en Español
una particular tipología de los hombres
pensantes que han moldeado la nación. Estos
ilustres personajes han contribuido al diseño
del objetivo nacional de los EE.UU.,
incluidos el indio inteligente y la mujer. Con
excepción del primero, todos son blancos;
algunos han ayudado desde el extranjero,
como el secretario de la OTAN. Pero hay
otros que desde orillas enemigas también
cumplen un papel significativo. El
antagonista en estas imágenes es Mikoyan, de
quien se indica que manejó la economía para
dominar a Egipto y Siria y amenazar a otros
países.
Esta composición icónica privilegia
protagonistas reales, el discurso se refuerza
con sus recordadas acciones; las indicaciones
laudatorias y las peyorativas quedan
subsumidas dentro de esta tipología de
sujetos históricos, por un lado los anuentes,
que han construido la nación norteamericana,
por el otro los disidentes, que son colocados,
por decirlo de alguna manera, en el eje del
mal. Sería posible conformarse con lo dicho
en los pie de fotos a título de studium
(Barthes, 1989), pero el análisis de la tras-
escena permite arribar a conclusiones
adicionales. Y esto emotivo emerge con lo
heterogéneo de este grupo de personajes
históricos ilustrados en el artículo. En
principio entran en escena como
manifestación de la diversidad de lo
norteamericano, pero el mensaje conjunto
termina por exaltar que la riqueza de su arte
de autogobierno, estando soportado en la
38 Revista LIFE en Español, 1955-1965
libertad individual (a diferencia del
igualitarista comunismo), se postula como
ejemplo para el mundo. Ellos son, como
referentes del objetivo nacional, los que
otorgan autoridad moral a los EE.UU. para
salir al mundo en labor de voluntariado, y de
esta manera fungir como nación adalid de la
libertad internacional.
El gran debate sobre el objetivo nacional
Como ha podido verse, la exaltación
de la estructura constitucional
norteamericana, las apreciaciones sobre el
papel de la religión en la sociedad, la defensa
de la intervención en el territorio de otros
países, la invitación a proseguir la lucha por
construir la grandeza de los EE.UU. y el
traslado de la responsabilidad a la ciudadanía
configuran, en síntesis, la tendencia ecfrástica
construida por LIFE en Español en torno a ese
ideal denominado el objetivo nacional. De la
recuperación del legado hacia el aumento de
la confianza generalizada, y de esta última
hacia el declive moral en 1965, la revista se
encarga de perfilar los hitos de esa
significación que demarca el rumbo de la
nación norteamericana, pero sería a partir de
dos acontecimientos específicos que
condensaría el giro semántico otorgado a esta
definición del papel de los EE.UU. ante el
mundo, ante la Unión Soviética y ante sí
misma. El primero de ellos es un artículo
aparecido el 25 de julio de 1960, momento
crucial de las campañas republicana y
demócrata hacia la presidencia, y punto de
quiebre en el curso de la posguerra. Podría
decirse que fue un punto estratégico, en donde
la política de contención de Dwight
Eisenhower ya mostraba signos de
agotamiento, en tanto que la propuesta de
John F. Kennedy sobre la Nueva Frontera —
consistente entre otros en una revisión fiscal
con miras al aumento de las inversiones y el
consumo, acciones aunadas al incremento del
gasto público— se abría paso. Es en tal
coyuntura que LIFE en Español apela a las
apreciaciones de personajes prestantes,
candidatos a la presidencia, poetas,
39 Los trazos del poder en la posguerra periodistas, predicadores, industriales y
economistas, todos ellos convocados para
expresar su punto de vista sobre los orígenes
de la nación estadounidense y sobre cómo
retomar un rumbo que por momentos parece
extraviado. Esto tendría lugar en el año de
19606.
De entrada, esta preocupación por los
objetivos de la nación tiene un tono de
añoranza; más precisamente, es una forma de
reclamo por la aparente pérdida del ideal que
condujo a la Unión a convertirse en la
sociedad guía de Occidente en el siglo XX.
Este es el planteamiento del articulista John
K. Jessup, quien sondea en los documentos
6 Por entonces en el país norteamericano se respiraba un cierto aire de renovación, circunstancia que quedaba patente en el discurso de aceptación de Kennedy a la candidatura demócrata a la presidencia de los EE.UU. en julio de ese año: “En esta noche miro hacia el Oeste, hacia lo que fue la última frontera. Desde las tierras que se extienden a tres mil millas detrás de mí, los pioneros de antaño renunciaron a su seguridad, a su bienestar y, en ocasiones, a sus vidas para construir un mundo nuevo, aquí, en el Oeste. No quedaron atrapados en sus propias dudas o prisioneros del precio de sus etiquetas. Su lema no era «Sálvese quien pueda», sino «Todo por la causa común». Estaban decididos a construir un mundo nuevo, fuerte y libre, para superar sus peligros y sus dificultades, para vencer a los enemigos que les amenazaban, tanto los de fuera como los de dentro. Hoy en día algunos dirían que estas luchas han terminado, que todos los horizontes se han explorado, que todas las batallas se han ganado, que ya no hay una frontera americana. Pero confío en que nadie en esta gran asamblea esté de acuerdo con esos sentimientos. Los problemas no están todos resueltos, las batallas no están todas ganadas, hoy nos encontramos junto a una Nueva Frontera (New Frontier), la frontera de los años 1960. Una frontera con oportunidades, riesgos y peligros desconocidos. Una frontera llena de esperanzas incumplidas y amenazas. Woodrow Wilson con su New Liberty prometió a nuestra nación un nuevo marco político y económico. El New Deal de Franklin Roosevelt ofreció seguridad y socorro a los más necesitados. Sin embargo, la Nueva Frontera de la que os hablo no es un conjunto de promesas, es un conjunto de desafíos. En ella se resume todo lo que no tengo la intención de ofrecer al pueblo estadounidense, pero sí todo lo que voy a pedirle. Algo que apela a su orgullo, no a su cartera, propone ofrecer la promesa de más sacrificios en lugar de más seguridad. Pero yo os digo que la Nueva Frontera está aquí, tanto si la buscamos como si no” (El Cultural, 2013).
fundacionales de la nación norteamericana
para mostrar a los lectores de LIFE en
Español los objetivos estratégicos que con
posterioridad al triunfo en la Segunda Guerra
Mundial, y en medio de la holgura
económica, parecieran refundidos. Se trata,
pues, de una rememoración de las
orientaciones colectivas convertidas hace
más de un siglo en “una sola esperanza”,
manifestadas en la forma de “una sola
voluntad”.
Alude así el autor a los principios de
la democracia, la libertad individual, el
pluralismo y la moralidad, y recuerda cómo
los mismos empezaron a hacer carrera en la
40 Revista LIFE en Español, 1955-1965
sociedad norteamericana precisamente con su
reconocimiento en la Constitución de 1776, y
después con la ratificación de esta última en
1831, en Boston, a través de las declaraciones
plasmadas en The Libertor No. 17.
LIFE en Español ilustra este artículo
sobre el objetivo nacional con una fotografía
del Archivo de la Nación, que funge para el
efecto como representación de la memoria
colectiva del país del norte (figura 4). Tal
imagen tiene una triple connotación: en
primer lugar, en su carácter de figura (la
primeridad, apuntaría Peirce (1987)), como
inmediatez puesta de presente a través de la
écfrasis. En segundo lugar como detonante de
conexiones culturales, que conduce a ver que
si bien el estilo neoclásico hace al Archivo
similar a otros edificios públicos en
Washington, a la vez se hace diferente de
ellos en cuanto negación de lo general.
Finalmente, destaca su sentido simbólico,
referido en últimas a la compleja urdimbre de
7 Publicado el 1 de enero de ese mismo año por William Lloyd Garrison e Isaac Knapp.
relaciones de significado que, partiendo de la
inmediatez de la representación, hacen al
Archivo singular, y lo erigen así en el templo
concebido ex profeso para el resguardo de los
documentos sagrados de la nación. El
Archivo personifica, en esa vía, una realidad
histórica, y, en esa medida, es ofrecido por
LIFE en Español a sus lectores como signo
alusivo al mensaje identitario que ella ha
movilizado durante la década 1955-1965. La
reflexión de la revista sobre el objetivo
nacional plantea entonces, en esta imagen, un
sistema multinodal que articula lo icónico y
lo lingüístico; esto lingüístico torna en
imagen, obliga al lector a ver, a mirar, a
observar, a revelar, a develar, a revisar, a
visibilizar. No es el Archivo cualquier
edificio, sino la semblanza de la memoria; sus
formas sugieren una construcción social de lo
visual, y también una construcción visual de
lo social (Berger, 2005).
41 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 4. El templo de los documentos fundamentales. Todos los años más de medio millón de norteamericanos llegan hasta un templete flanqueado de columnas, en el Archivo Nacional de Washington, para leer las nobles y familiares palabras de los documentos fundamentales de la nación: “Cuando en el curso de los sucesos humanos”, y también “Nosotros, el pueblo” (Jessup, 1960-07-25, p. 22).
43 Los trazos del poder en la posguerra
Esta representación condensa un
mundo de significaciones sociales, así como
sucede con las muchas otras que están atadas
a cada detalle arquitectónico que engalana a
Washington. Hay un objetivo nacional
escondido detrás de cada columnata dórica,
jónica o corintia: preservar a Occidente. El
argumento discursivo deja entrever, por otra
parte, la conformación de otros estimulantes
simbolismos. Allí aspectos tales como la
lucha contra la esclavitud, el final de la
Guerra de Secesión y una Doctrina Monroe
con la que se apuntaba a “mantener las
autocracias europeas fuera de América
Latina” (Jessup, 1960-07-25, p. 35) aparecen
como derroteros que configuran el
significado de lo estadounidense, pero a su
turno son la justificación para dar el salto de
lo nacional a lo internacional. Para Jessup
esto no es otra cosa que el ideal delineado por
George Washington: “ofrecer a la humanidad
el noble y novísimo ejemplo de un pueblo
guiado siempre por una exaltada justicia y la
benevolencia que permitirá convertir la
democracia en sistema universal con el uso
justo de una fuerza superior”. Más aún, el
autor ve en ello a Woodrow Wilson y su
anhelo de un mundo convertido en terreno
fértil para el ejercicio de la democracia:
El mundo debe convertirse en sitio seguro para la democracia. La paz, apoyarse en los probados cimientos de la libertad política. La civilización misma parece estar en juego. Pero el derecho es algo más preciado que la paz, y nosotros lucharemos por las cosas que siempre hemos llevado más cerca del corazón: la democracia, el derecho de quienes se someten a la autoridad para tener una opinión en el gobierno propio, los derechos y las libertades de las naciones pequeñas, el imperio universal del derecho mediante un concierto tal de pueblos libres que lleva la paz y la seguridad a todas las naciones y haga al fin libre al mundo. Los EE.UU. tienen el privilegio de dar su sangre y su poderío por los principios que le dieron la vida (Jessup, 1960-07-25, p. 37).
Con todo, Jessup va un paso más allá,
y coloca en diálogo este objetivo nacional con
la lucha sostenida en contra del comunismo.
La cuestión sería, en ese orden de ideas, cómo
hacer honor a Abraham Lincoln y su
44 Revista LIFE en Español, 1955-1965
intención de incrementar la felicidad y el
valor de la vida de todos los seres, y a la vez
encarar sin vacilaciones el desafío de la
Guerra Fría, es decir, entender que en
adelante “Ningún estado existente es o puede
ya ser campo seguro para la democracia o la
libertad” (Jessup, 1960-07-25, p. 37). Los
principios están allí, pero da la sensación que,
como lo expresa el profesor Archibald
MacLeish (1960-08-08), “Nos sentimos como
perdidos en el bosque, como si no supiéramos
hacia dónde vamos, si es que vamos a alguna
parte” (p. 46). Por su parte, Adlai Stevenson
(1960-08-08), otra de las voces elocuentes
convocadas por LIFE en Español, hace un
contraste entre la opulencia económica de
EE.UU. y su escuálida vida política, alude
concretamente al desinterés por la vida
colectiva global, al poco atractivo político
que parecen tener los problemas del resto del
mundo, aun cuando resultan cruciales para
mantener la paz:
Porque no es principalmente en los EE.UU., o en la afortunada cuenca del
Atlántico Norte donde se encuentran las miserias del mundo. Al contrario, podemos pronosticar sin temor a equivocarnos que nuestro elevado nivel de vida se doblará o triplicará en el porvenir. Pero en África, en Asia y en la América Latina viven millones de seres que, en las actuales circunstancias no parecen tener semejantes perspectivas. La disparidad de niveles de vida entre el rico y el pobre es una amenaza tan grande para la paz como la carrera armamentista, y es tan imperativo acotar esa distancia como controlar los armamentos. Por tanto, nuestros programas de ayuda debieran concebirse no con el objeto primordial de combatir al comunismo —que también eso harán— sino de crear condiciones que estimulen el respeto y el autodesarrollo económico de los países que aún no han transpuesto el umbral de la modernización (Stevenson, 1960-08-08, p. 54).
El objetivo nacional no es
simplemente un eslogan o un asunto de
retórica; su reivindicación involucra pasar a
la práctica, intervenir, exigir resultados.
Dadas sus posturas ideológica y política, lo
seductor de sus propuestas económicas y el
imperio de sus legados mercantiles, los
EE.UU. tornaron en “destino manifiesto”
para la región. El país del norte pasó a ser el
anhelo de millones de latinoamericanos que
45 Los trazos del poder en la posguerra
durante décadas migraron a sus tierras, tal vez
en busca del tan trajinado sueño americano.8.
Además de la institucionalidad occidental
representada en lo anotado hasta este punto,
el artículo trae adosadas a su contenido las
imágenes de las efigies de doce próceres
norteamericanos. Habría sido del caso hacer
alusión a cualquiera de ellas, ello toda vez que
cada una está vinculada con la misma
significación: el ideal de nación hipostasiado
en los padres fundadores: Marshall, Paine,
Madison, John Adams, Hamilton,
Washington, Jefferson, Andrew Jackson,
Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson,
Franklin D. Roosevelt, John Hay (figura 5).
Ellos son los individuos, que habitan por los
demás cada una de las casas de los más
8 Al respecto indican Luis Guarnizo y Arturo Sánchez (1998): “¿Qué factores determinaron el abrupto crecimiento de la emigración a los Estados Unidos? Aparentemente, este cambio fue en parte el resultado de cambios tanto en los Estados Unidos como en Colombia y a la maduración del proceso migratorio mismo. En 1965, el Congreso norteamericano aprobó una reforma a la ley de inmigración, la cual eliminó las preferencias que desde comienzo de siglo favorecían exclusivamente la inmigración de europeos(as). Introdujo una cuota universal de 20.000 visas anuales para todos los países del mundo y aprobó la reunificación familiar como recurso legal para obtener visa de inmigrante. (…) Otro factor que coadyuvó al incremento de la emigración fue el deterioro de la situación interna de Colombia. Aparentemente, el llamado período de la “Violencia” que azotó al país durante los años cincuenta, influyó también sobre el aumento en la migración. (…) La influencia estadounidense en la vida nacional y el mito popular de que los Estados Unidos es un país de oportunidades ilimitadas para todo el mundo jugaron también un papel nada insignificante en la propulsión del éxodo” (p. 299).
recónditos pueblos de la gran nación
americana; pero al mismo tiempo representan
el sentido de lo colectivo, de lo trascendente.
Figura 5. Profeta de la soberanía popular. Thomas Jefferson, cuyo busto aparece aquí, en el peristilo de la Universidad de Virginia diseñado por él, redactó la Declaración de la Independencia y dio al país un credo democrático. Confiando en la capacidad de gobernarse del hombre común, fundó un nuevo partido político (llamado primeramente Republicano y más tarde Demócrata), que lo llevó a la presidencia de la nación en el año 1800 (Jessup, 1960-07-25, p. 37).
46 Revista LIFE en Español, 1955-1965
LIFE en Español enfoca y selecciona
estas imágenes, no solamente para precisar un
contexto reflexivo, sino para profundizar el
argumento. Estas imágenes ratifican el
conocimiento que pretende ser transmitido
por los editores de la revista; no son solo
íconos, son índices (Berger, 2005), pues
involucran la presentación de una particular
postura moral; comunican una forma de ser
del mundo; se constituyen en modelos de
imitación; impelen a hacer etnografía de la
nación con cada mirada. Cada ilustración, en
su condición inmediata, es el impulso a la
trascendencia simbólica que conecta en la
interpretación del lector de LIFE en Español
el objeto y el signo.
En 1960 el debate sobre el objetivo
nacional fue intenso, dado que involucraba
elementos políticos de la mayor relevancia.
No se buscaba tan solo hacer evidentes los
ideales comunes, sino indagar justamente por
la posibilidad de convertir el sueño americano
en un anhelo de libertad para todo el mundo.
En cierto modo se propendía por rescatar una
construcción histórica, fruto de la
acumulación del esfuerzo de sucesivas
generaciones, pero teniendo siempre en el
horizonte a los héroes, a sucesos particulares
que cambiaron el curso del devenir del pueblo
norteamericano, y que para el momento en
que escribe Jessup aparecen como ese legado
desconocido. El autor distingue en tales
sucesos, como declaraciones, documentos y
demás, la expresión de ideas eternas sobre la
naturaleza humana, y particularmente de la
creencia de un pueblo sobre sí mismo como
vanguardia del nuevo designio divino. Eran
los elegidos, el nuevo pueblo de Dios.
La Declaración convirtió una simple reyerta de la familia angloamericana en un reto a la tiranía en todo el orbe. (…) Poco sorprende, pues, que en los EE.UU. la Declaración se convirtiera en el núcleo de ese sentido de misión que muchos ciudadanos inspirados han identificado durante largo tiempo con su patria. Así como los puritanos se sintieron hermanados con los Israelíes, pueblo elegido por Dios para el “sacro experimento” de gobernar a conciencia la nueva tierra, así los contemporáneos de Washington se consideraron la vanguardia de un nuevo designio político. Fueron como
47 Los trazos del poder en la posguerra
un manantial en la historia, instrumentos de lo que John Adams llamó “un gran plan y designio de la Providencia para llevar la luz y la libertad a la parte esclavizada de la humanidad por toda la faz de la tierra” (Jessup, 1960-07-25, p. 26).
Jessup señala que ninguna de las
veintidós enmiendas constitucionales ha
introducido cambios en el preámbulo, de
manera tal que en su texto se preservan
vigentes los propósitos de: “[1] Formar una
unión más perfecta, [2] establecer la justicia,
[3] asegurar la tranquilidad nacional, [4]
atender a la defensa común, [5] fomentar el
bienestar general, y [6] asegurar los
beneficios de la libertad” (numeración fuera
del texto original) (Jessup, 1960-07-25, p.
26). Estos principios estaban consolidados a
finales del siglo XIX, según se indica en LIFE
en Español, en cuatro campos precisos e
igualmente significativos.
1) La Democracia. Bancroft la llamó “Cristianismo práctico” y dijo: “La tarea de los EE.UU. es asegurar la cultura y la felicidad de las masas despertando en ellas confianza en su capacidad.” (…)
2) La Libertad Individual. La sabiduría de los Fundadores de la Nación al hacer de la libertad individual la piedra fundamental de nuestras instituciones fue corroborada por los resultados. (…) El individuo fue el ejecutor de la victoria sobre la pobreza, vislumbrada en el país ya en época colonial. 3) El Pluralismo. Tal fue la palabra clásica para designar nuestra armonía dentro de la diversidad de razas, credos y circunstancias. El escritor y científico E.E. Slosson definió a los EE.UU. como el centro de “la más bella de las bellas artes, el arte de coexistir pacíficamente con hombres de todo tipo y condición”. (…) 4) La Moralidad. El Universo es moral y “la civilización depende de la moralidad”, decía Emerson. Se consideraba a nuestro sistema más estrechamente vinculado que cualquier otro con lo que Seward llamo “una ley más elevada que la Constitución”. (…) “Con nuestro país… cuando esté en la verdad, para mantenerlo en la verdad… cuando esté en el error, para llevarlo a la verdad” (Jessup, 1960-07-25, p. 35).
Si bien lo mostrado en LIFE en
Español revela para los EE.UU. la necesidad
de retomar su objetivo, y la coyuntura de la
Guerra Fría conmina a darle aplicación bajo
las nuevas condiciones propiciadas con el
cambio de las fronteras y la revolución
científico-técnica acontecida a lo largo del
48 Revista LIFE en Español, 1955-1965
siglo XX (Mesa Chica, 2010), allí se insinúa
algo más que la mera acción colectiva y
estatal. Subsiste el imperativo de preservar la
autonomía de gobierno, así como la
necesidad de contar con la inspiración de una
ley natural que guíe al pueblo con rectitud;
pero a su vez hace falta tener en cuenta los
“objetivos privados”. Jessup lo expone con
claridad al citar a Teodoro Roosevelt, quien
dijere en su momento: “El patriota ha de dar
lo mejor de sí mismo. Si lo hace en número
suficiente, también lo hará la nación”
(Jessup, 1960-07-25, p. 38).
***
El segundo de los acontecimientos
recoge las palabras de Archibald MacLeish,
premio Pulitzer y profesor en Harvard; Adlai
Stevenson, ex gobernador del estado de
Illinois y dos veces candidato a la presidencia
por el Partido Demócrata; y David Sarnoff,
presidente de la RCA. Tres versiones, tres
hombres, tres historias de vida sobre el
objetivo nacional. MacLeish sintetiza el
contexto de su época al mostrar que el
norteamericano lo tiene todo, más
electrodomésticos y cosas “que cuanto tenía
Luis XIV en todo Versalles” (MacLeish,
1960-08-08, p. 46). Ejerce dominio sobre las
enfermedades, cuenta con grandes ciudades,
goza de industrias fuertes y es en sí mismo el
resultado de un cambio radical en las
costumbres. Sin embargo, comenta que hay
algo que no les permite a los norteamericanos
sentirse a gusto, son conscientes de que algo
anda mal. Al igual que lo indicado por otros,
MacLeish encuentra que las discusiones
surtidas en relevantes sectores de la sociedad
estadounidense, entre ellos los partidos
Republicano y Demócrata, versan sobre la
posible pérdida del objetivo. No obstante, él
discrepa, siente que la situación tiene otro
cariz:
No solo tenemos un objetivo nacional: tenemos un objetivo de tales aspiraciones, de tal potencialidad, con tal poder de esperanza, que nos referimos a él —o solíamos hacerlo— llamándolo el Sueño Americano. Estuvimos consagrados desde nuestros comienzos a la idea de que
49 Los trazos del poder en la posguerra
existíamos no meramente por existir sino para ser libres, y esa consagración fue real a pesar de que nos costó tres generaciones y una sangrienta guerra poner en práctica nuestra prédica dentro de las propias fronteras. Fue real a pesar de que su práctica es todavía un engaño en muchos reductos de la hipocresía que hay en toda la nación (MacLeish, 1960-08-08, p. 48).
La Constitución de los EE.UU. indica
que “El hombre libre es el bien buscado”, un
horizonte que aparecía entonces como algo
asequible y que, de acuerdo a MacLeish, lo
sigue siendo. Según comenta, si se mira el
espacio que se dedica en los periódicos a la
defensa de los derechos constitucionales, así
como la vigencia que tiene en la práctica el
contenido de la Declaración de
Independencia, no es otra la conclusión a la
cual puede arribarse. No así, deja claro que
esta idea no es exclusiva de los
norteamericanos, sino que es el sueño que
individuos de diferentes latitudes concibieron
para sus compatriotas, y que ahora, revelado
en su evidente naturalidad, es el que concita
el debate.
El sueño que José Martí y Simón Bolívar opusieron al colonialismo español, el sueño que los hijos de los bandeirantes portugueses enviados a estudiar a Europa encontraron en las viejas universidades. Es el sueño de Thomas Jefferson, el que según él y sus contemporáneos, creían, llegaría a cambiar el mundo. Y lo está cambiando, y no más tarde de lo que podría esperarse. Doscientos años es poco tiempo en la historia de las instituciones. Si el Sueño Americano está hoy fuera de época, lo está sólo en los EE.UU. Sólo en los EE.UU. y en los países comunistas donde la policía política lo ha extinguido. Pero, ¿está realmente fuera de época en los EE.UU.? ¿Es realmente tan débil su poder de dirigirnos e inspirarnos como para que nos hayamos perdido, deslumbrados por nuestra propia prosperidad, y debamos recurrir a la ayuda de hombres eminentes para que nos digan dónde está el porvenir? Este, creo yo, es un punto por debatirse en estas discusiones (MacLeish, 1960-08-08, p. 48).
A lo largo de su exposición, MacLeish
insiste en la perennidad del sueño americano,
resaltando que la búsqueda de la libertad y la
emancipación del espíritu son tareas que
siguen encauzando el esfuerzo humano. Pero
para él no se trata de buscar un nuevo
objetivo, sino de llevar el original a la práctica
por su propio valor, y no con el exclusivo
50 Revista LIFE en Español, 1955-1965
propósito de servir como propaganda política
para paliar la expansión del enemigo
comunista. En esa medida, el apoyo
económico y la asistencia industrial a los
países en desarrollo pueden ser ejemplos
claros de campos de acción efectivos para
extender la democracia y la libertad, y no
simplemente formas de reaccionar frente a la
andanada soviética. En esa misma línea
pareciera escribir Adlai Stevenson. Para él el
problema no está en acogerse a unas posturas
políticas generales contenidas en los
documentos fundacionales de los EE.UU.,
sino en comprender el significado inherente a
los principios allí contenidos. Observa así que
la libertad es concomitante tanto a lo privado
como a lo público, por lo que, en su sentir,
sería en la no contradicción entre una y otra
esfera que residiría la posibilidad de dar curso
a un sano ejercicio de este principio.
La sociedad humana se ha hecho plástica y maleable bajo las llamas de la revolución social. Por eso jamás fue tanta la necesidad de estudiar y destacar el aspecto público de la libertad norteamericana como
principio orgánico de un gran orden social. Pero, ¿qué sucede? Nunca en toda mi vida, ni aún en los tiempos de Harding y de Coollidge, me ha parecido tan generalizado y tan complejo el culto de lo privado. La imagen que presentamos al mundo —sobre todo a través de los medios de publicidad en masa— es la del individuo o la familia como cliente consumidor, con un mínimo de responsabilidades sociales: un padre feliz bebiendo su cerveza favorita, la madre que acaricia embelesada las suaves prendas que acaba de lavar con un nuevo y maravilloso detergente; los niños sonrientes que piden una famosa salsa para el bistec. Sin duda en el mundo hay muchos pueblos que quieren más cosas materiales y están dispuestos a conseguirlas. Pero eso no es todo lo que buscan, y les cuesta trabajo descubrir en los EE.UU. miras más amplias que señalen otra cosa que el elevado índice de consumo privado como nuestra finalidad última de la vida, o como la cura que proponemos para todos los males y desdichas del hombre en esta hora de hondas transformaciones sociales (Stevenson, 1960-08-08, p. 53).
Del artículo llaman la atención una
ilustración, particularmente significativa, que
muestra una gran mano en cuyo puño de
camisa se dibuja la bandera de los EE.UU.
Esta mano sostiene a cinco hombrecitos,
quienes con su ademán parecieran demandar
del observador un gesto de compasión. Esta
51 Los trazos del poder en la posguerra
imagen de fondo blanco, de trazos fuertes, es
complementada con un pie de foto que reza
“La ayuda a los países pequeños”. En su
conjunto, este ícono-texto podría ser tomado
en un primer momento por la expresión por
excelencia de la solidaridad y del apoyo, de la
fraternidad de los EE.UU. con respecto a las
naciones más necesitadas (figura 6).
Figura 6. La ayuda a países pequeños no debería sólo servir para contener al comunismo, sino también para fortalecer la propia estimación de quienes la reciben (Stevenson, 1960-08-08, p. 54).
Empero, este gesto de pretendida
solidaridad no invita a estrechar las manos de
individuos o colectividades en condición de
igualdad; más bien es como si unos países
“pequeños”, románticamente desvalidos,
fueran apadrinados por unos omnipotentes
EE.UU., seguramente para ayudarlos a crecer
al ritmo de una receta de la abundancia
trazada por dicha potencia.
Estos pequeños países resultan
anónimos en la ilustración; bien podría
tratarse de una alegoría que concierne a
cualquier “país pequeño”, ya sea
latinoamericano, africano o del medio
oriente. Es allí, observando esta imagen a
trasluz del desequilibrio de poderes, que se
revela lo que habita tras bastidores. Es una
alegoría seductora, llamativa, implanta su
sentido, señala una verdad sobre
benevolencia e internacionalización del
objetivo nacional, pero que a contracara
expone un código valorativo sobre
minusvalía y paternalismo. El ícono-texto,
enriquecido por la semántica que engloba el
acontecimiento, deja ver el objetivo nacional
de los EE.UU. como una forma de
52 Revista LIFE en Español, 1955-1965
engrandecimiento simbólico y material de
dicho país, con la consecuente reducción de
los demás. El efecto es, pues, el de una
justificación del crecimiento hegemónico, su
naturalización. EE.UU. es el llamado a
dirigir; los demás deben depender, ser
transportados por la enorme mano
benefactora. Esa es una forma de verdad a la
que LIFE en Español se acoge, resemantiza y
expone ante sus lectoras y lectores como
fenómeno natural.
Ahora bien, para Stevenson es claro
que la sociedad norteamericana se encuentra
aquejada por problemas tales como la
delincuencia, la vergüenza de la
discriminación social, los elevados costos
para acceder a un servicio de salud de calidad
y la escualidez pública. Pero a pesar de ello,
intuye que un cambio de disposición, más
tendiente a la proactividad y a la asunción de
responsabilidades sociales, está por
afianzarse.
Podrá aducirse que tras los golpes y rigores de las décadas de 1930 y 1940
el país necesitaba un descanso, aunque debo señalar que los rusos y los chinos, castigados por golpes mucho mayores, no han tenido oportunidad de echarse a dormir. Pero sea como fuere ya hemos descansado, y presiento el renacer de una nueva vitalidad, tal vez el comienzo del tradicional vaivén del péndulo político, desde la preocupación por los intereses de carácter privado hacia el celo por miras nacionales más amplias. Estoy convencido de que hoy el que hable a los norteamericanos de sus responsabilidades sociales, tanto como de sus necesidades privadas, será escuchado con mayor atención. Creo que el antiguo concepto de los EE.UU. y de su gobierno como instrumentos eficaces para lograr el bien común empieza a cobrar nueva fuerza, después de todo el necio sarcasmo acerca de la “burocracia” y el “socialismo subrepticio”. Y si en verdad se está produciendo un cambio de sentir y actitud en favor de las necesidades es instituciones públicas, no cabe dudar mucho acerca de los sectores a que debe aplicarse sin tardanza este nuevo sentido de responsabilidad (1960-08-08, p. 54).
Arguye entonces Stevenson que para
ello es preciso intensificar la educación y la
formación en bellas artes. Parece descubrir
que más que una fuerza política programada,
lo que puede transformar la historia es la
experiencia estética, lo que en últimas supone
53 Los trazos del poder en la posguerra
la constitución de nuevas formas de respeto
de la cultura, la búsqueda de la verdad.
Y tras la búsqueda de la verdad incluiría una revalorización de nuestra vida urbana. Todos los años agregamos una ciudad del tamaño de Filadelfia a nuestra población. En torno a las grandes urbes brotan suburbios sin forma, sin belleza y sin centros de vida cívica. Si reconocemos el rápido crecimiento demográfico y el hecho de que la mayoría prefiere vivir en la ciudad, estaremos en condiciones de abordar en serio el problema de nuestras desordenadas y congestionadas metrópolis antiestéticas e incómodas. (…) Debemos, pues, movilizar la imaginación y el sentido de la dignidad personal, si queremos hacer obra, convencidos de que la indigencia total, las enfermedades curables, las indignidades raciales, la perturbación mental y los sufrimientos de la vejez, constituyen una vergüenza en medio del lujo, privilegios y molicie de una sociedad tan opulenta como la nuestra (Stevenson, 1960-08-08, p. 54).
El político insiste en la necesidad de
extender estos objetivos más allá de las
fronteras norteamericanas, en especial hacia
América Latina y África, apuntando así a
atacar la inequidad imperante en una y otra
una región, y a aminorar de tal suerte los
efectos de dicha amenaza sobre la paz
mundial. Stevenson culmina su artículo con
una exhortación a impulsar un verdadero
trabajo de desarme, con firmeza y energía,
invitando a que los EE.UU. reconozcan su
verdadera situación, y señalando así que si “la
libertad es verdaderamente el principio
orgánico de nuestra sociedad, no podemos
olvidar que no son las ilusiones, la
propaganda y los sedativos, sino la verdad,
sólo la verdad la que nos hace libres”
(Stevenson, 1960-08-08, p. 54). La meta, en
últimas, consiste en “volver al clima
reconfortante, vigorizador, de las altas
cumbres de la verdad misma” (Stevenson,
1960-08-08, p. 54), extrañado en una década
que ha deparado más incertidumbres que
certezas para el pueblo norteamericano.
La tercera postura, emblemática por
demás al ser el autor un inmigrante ruso y
presidente de una de las compañías
norteamericanas más importantes, se coloca
en la revista LIFE en Español como expresión
viviente de la efectividad del modelo
54 Revista LIFE en Español, 1955-1965
económico del país del norte. Se trata de
David Sarnoff, personaje para quien el legado
de antaño no está perdido. Para él de lo que se
trata es de comprender el sentido del objetivo
nacional, mucho más teniendo presente que el
comunismo no ha abandonado sus propios
ideales.
Los comunistas, cualquiera que haya sido su táctica en un período determinado, no se han apartado nunca de su objetivo. Ese objetivo ha sido abiertamente proclamado desde los tiempos de Lenin hasta los actuales, de Khrushchev y Mao Tse-tung. Es, según la revista oficial Komunist de Moscú, “la lucha implacable”, encaminada “al final inevitable del capitalismo y la victoria del comunismo”. Solo se puede hacer frente a tal reto con un objetivo de igual magnitud (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 55).
Este industrial, activo militante de la
causa anticastrista, no duda en afirmar que
debe establecerse una contra estrategia
política, que efectivamente haga frente al
enemigo, correspondiente justamente con la
postura agresiva y vehemente mostrada por
los comunistas; se trataría por tanto de la
constitución de un objetivo nacional a la
medida de las condiciones fijadas por la
coyuntura. Así, verbigracia, Sarnoff se
expresa de la siguiente manera:
Dondequiera que [los EE.UU.] hayan ejercido poder efectivo en el mundo, sus ideales y convicciones morales han sido parte esencial de sus decisiones. Y, dondequiera que han tratado de actuar sin convicción moral o en contradicción con sus convicciones, se han encontrado cohibidos y, finalmente, han tenido que rectificar el rumbo… (…) La respuesta fácil —de que todo se debe a las armas modernas de terrible poder— apenas satisface. Basta con un examen cronológico para refutarlo: la retirada comenzó antes que se hubieran forjado esas armas, y se hizo aún más desordenada durante el período en que los EE.UU. tenían el monopolio de la bomba atómica. Fue precisamente en los años que precedieron a la fabricación de la bomba por Rusia, cuando el comunismo alcanzó sus mayores victorias, y las consiguió casi siempre por la deserción del mundo libre. Las ventajas que obtuvieron los soviéticos no fueron militares y tecnológicas, sino políticas y psicológicas (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 55).
Parece que EE.UU. ha callado, o por
lo menos que su voz no ha sido lo
suficientemente fuerte, por temor a herir
susceptibilidades. Pero la nación suplica y
transige, demanda algo más que la mera
supervivencia, y a su turno exige expandirse
allende las fronteras nacionales.
55 Los trazos del poder en la posguerra
En el debate sobre el objetivo nacional hay por lo menos un punto de acuerdo virtualmente unánime. Es la convicción de que la supervivencia, en el sentido físico elemental, no basta. El mundo se ha hecho demasiado pequeño para el aislacionismo físico, económico o político. La polarización de fuerzas que compiten por la supremacía mundial ha avanzado ya demasiado para permitir la existencia de una isla humanista en un océano de totalitarismo deshumanizado. Ninguna nación puede sobrevivir por sí sola, a menos que la civilización de que forma parte también sobreviva. Nuestra civilización tampoco puede permanecer aislada, confinada a una limitada zona de la tierra e indiferente a la humanidad que vive más allá de esos límites (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 56).
Figura 7. El mensaje de los EE.UU. debe llegar más a menudo tras la Cortina de Hierro, dice el general Sarnoff (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 56).
El discurso de Sarnoff es
complementado por LIFE en Español con una
segunda ilustración. En ella dos hombres
rusos, ataviados con sus tradicionales gorros
de invierno, escuchan un espiralado y
bermejo mensaje proveniente de una lejana
antena (figura 7), ubicada en los EE.UU., tal
vez en el centro de Washington, y
retransmitido ecfrásticamente por LIFE en
Español: Que sepan muy bien que esta es una
nación grande, libre, combativa, que no
olviden su tradición, que no intenten atacar
sus posturas religiosas, que escuchen muy
claro. Los hombres que escuchan no parecen
agresivos; se muestran en calma,
simplemente están atentos, absortos. Que
escuchen tras la Cortina de Hierro, indica
Sarnoff, el empresario, el ciudadano ruso
convertido al nuevo credo del objetivo
nacional; y a ello parecen acogerse sus
compatriotas del ícono-texto, que a diferencia
de muchos de los retratados por LIFE en
Español no denotan impulsividad. El
mensaje, con todo, no solo es para los
profesantes del comunismo, sino también
56 Revista LIFE en Español, 1955-1965
para los mismos norteamericanos. La
situación de inercia debe superarse. Si no es
así, no podrá ganarse la Guerra Fría. Además,
los comunistas prueban permanentemente la
capacidad de decisión de los EE.UU., que,
según lo indica Sarnoff, parece ir a la zaga de
la ofensiva soviética. El campo de batalla es
ahora el más grande conflicto ideológico del
que se tenga memoria, y para él los EE.UU.
están dotados de armas, herramientas e
ingenio; están en posibilidad de emprender la
lucha a favor de la libertad y en contra de la
tiranía. Indica así el articulista que solo hace
falta voluntad política.
No dudo que contamos con los valores necesarios para asegurar que será un orden de nuestro agrado. Los conceptos occidentales sobre sociedades libres, libertad bajo la ley, gobierno por consentimiento de los gobernados, y supremacía del individuo frente al Estado, están mucho más cerca de las aspiraciones naturales del hombre que el concepto de orden de hormiguero del comunismo. En cualquier competencia de propaganda será evidente e irresistible para la mayoría de la humanidad lo que esos conceptos occidentales han hecho por el bienestar humano. (…) Abraham Lincoln lo expresó mejor hace un
siglo: “Determínese que algo puede hacerse y será hecho, y entonces encontraremos la forma de hacerlo” (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 57).
El planteamiento de Sarnoff es hasta
cierto punto una crítica al gobierno de turno,
a su proceder blandengue y conciliador;
también es una crítica a las élites, que
deberían formular como colectivo una
propuesta más proactiva y beligerante; y
también al conjunto de los ciudadanos
norteamericanos, que no se han comportado
como verdaderos ciudadanos. En ese sentido,
para el autor ganar la Guerra Fría supone
cuando menos atender tres requisitos: hacer
visible el objetivo nacional y difundirlo; no
dejarlo solamente en los EE.UU., sino
proyectarlo al resto de la humanidad; y
además no escatimar esfuerzos. He aquí una
conclusión común a los planteamientos de
MacLeish, Stevenson y Sarnoff. Pero no es un
debate abierto exclusivamente a los expertos;
LIFE en Español abrió la posibilidad de
participar a todo aquel que considere
oportuno intervenir.
57 Los trazos del poder en la posguerra
El debate no puede restringirse a los dirigentes del país. Los norteamericanos han sido invitados a participar en él y LIFE en Español invita a su vez a sus lectores, amigos o críticos de los EE.UU., a expresar sus puntos de vista acerca de cuál es, y cuál debería ser, ese Objetivo Nacional. Porque el objetivo de los EE.UU. depende de la vida de todos, y no en un remoto porvenir, sino hoy y mañana (LIFE, 1960-07-25, pág. 23).
Se colige de todo lo anterior que los
discursos plasmados en LIFE en Español dan
cuenta de ideales muy específicos: la defensa
de la nación, el cuidado de la democracia, el
ataque al comunismo. El país ha vencido en
la guerra, en el nuevo período de tensa paz
propende por recobrar aquellos valores que
marcaron su nacimiento, y que, en apariencia
gozando del mismo potencial inspirador,
pueden resultar en sumo grado relevantes de
cara al diseño de su estrategia política para
9 ¿Cómo es que todos estos elementos entran a jugar en el giro que asume la dirección del Estado en un momento dado, particularmente en lo que atañe a su participación internacional? Al respecto Darío Mesa (2010), comentando algunos aspectos del planteamiento efectuado por Max Weber justamente sobre el Estado, señala con fino detalle lo siguiente: “En cuanto a la política exterior, podemos decir que es un esfuerzo por sintetizar todo los elementos políticos, económicos, religiosos geográficamente, para ver cómo determinan la fuerza de un Estado y cómo un Estado conducido con conciencia histórica por parte de sus dirigentes, es decir con percepción de las coyunturas geográficas, económicas, políticas, culturales, cómo ese Estado tiene ineluctablemente deberes que cumplir sobre todo si es un gran Estado. Es lo que él denomina “el deber miserable de una gran potencia” (p. 43).
hacer frente a la Unión Soviética, su afán
expansionista y su desarrollo de tecnologías
tales como la nuclear. Con todo, cabría
preguntar, más allá de lo que aparece
expresamente consignado en la revista, qué
otros intereses se mueven tras bambalinas. De
entrada, resulta claro que EE.UU. es una
potencia política, lo ha demostrado con la
fuerza; pero también lo es en los ámbitos
industrial y económico. La hegemonía
conquistada en ambos planos, el político y el
económico, debe mantenerse a través de
todos los medios posibles: con la propaganda,
el discurso y la acción9.
En ese orden de ideas, tratar de ver
más allá de la retórica política que
intelectuales, candidatos presidenciales,
asesores y funcionarios públicos han dejado
58 Revista LIFE en Español, 1955-1965
plasmada en LIFE en Español supone indagar
por el momento histórico, por los intereses
geopolíticos enraizados en el espacio-tiempo
de la Guerra Fría. ¿Se encuentran acaso los
EE.UU. únicamente interesados en la égida
de la democracia, o la situación tiene a su vez
que ver con la preservación de rutas
mercantiles y plazas económicas afines a sus
propósitos? Como lo recuerda Josetxo
Beriain (2007), este país se formó desde sus
inicios como una democracia constitucional,
residiendo por tanto su clave no tanto en la
estructura diseñada en su Constitución, sino
más bien en la articulación de los preceptos
contenidos en ella con la vida colectiva. El
país del norte surgió para ser él mismo la
discrepancia por antonomasia respecto de las
luchas religiosas y las demás formas de
discriminación legadas por Europa; en
10 Como lo recuerda Wolfgang Schluchter, las creencias religiosas tienen expresión práctica subjetiva, pero aparecen como resultado de la diferenciación funcional de la sociedad. Un politeísmo cultural, un re-ligare, se consolida por la creencia común en objetivos políticos, es una confirmación de las escatologías a través de las posturas colectivas. El discurso pronunciado por George W. Bush ante el Congreso de los EE.UU. del 29 de enero de 2002, luego de los ataques a las torres gemelas, es en buen grado un reflejo de esta circunstancia: “América dirigirá y liderará el proceso defendiendo la libertad y la justicia porque son correctas, verdaderas e incambiables para todo el mundo en todos los sitios. Ninguna nación puede de privada estas aspiraciones ni tampoco está exenta de ellas. No tenemos intención de
palabras de sus padres fundadores, no iba a
ser la tierra de los ancestros, sino la “nueva
frontera”, una Commonwealth que permitiera
a tradiciones distintas ser agrupadas por una
nueva forma de creencia: la religión civil. En
1960 este ideal compartido vuelve a sonar con
fuerza, LIFE en Español le da vida a través de
la “homilía” expuesta por ilustres políticos,
escritores, industriales y pensadores. Todos
creen en esta nueva religión, la cual coloca a
Dios lejos de la vida práctica; ella exalta los
derechos humanos como revelaciones en lo
terrenal de la voluntad divina, pero
encaminados a permitir que cada ciudadano
reconozca como autoridad primera la
derivada de ese orden ya eminentemente
humano. Así, a nadie se le puede juzgar por
su religión, pero sí directamente por no
cumplir la ley10.
59 Los trazos del poder en la posguerra
Una unidad que admite lo diverso
dentro de su seno, pero que marca nuevas
polarizaciones, esta vez entre Oriente y
Occidente, entre centro y periferia, entre el
eje del bien y el eje del mal. Así, en la tras-
escena se observa que con ocasión de la
Guerra Fría, LIFE en Español convierte tal
religión civil norteamericana en readaptación
del destino manifiesto. Por su ministerio
atribuye a la gran potencia estadounidense el
rol de guardiana internacional de la
independencia y del desarrollo y, asociado a
aquel, el mandato legítimo de triunfar en cada
nueva guerra, de vigilar al mundo, de
mantener bajo control al enemigo público
(por aquel entonces caracterizado por el
imponer nuestra cultura, pero América permanecerá firme siempre ante las demandas innegociables de la dignidad humana, el derecho, la propiedad privada, la justicia igualitaria y la tolerancia religiosa” (Beriain, 2007, pág. 25).
11 Al respecto indica Robert Bellah (2007) que esto sigue la forma de una religión civil, aquella que aparece en el contrato social rousseauniano, la misma enarbolada por distintos líderes norteamericanos; es, de igual modo, la que coloca a los EE.UU. como el nuevo pueblo elegido (un nuevo Israel), bendecido por la gracia de Dios. Resalta el autor que: “Respecto al papel de América en el mundo, los peligros de distorsión son aún mayores y las salvaguardas de tradición aún más difíciles. El tema del Israel americano fue usado, casi desde el principio, como justificación del vergonzoso tratamiento de los indios tan característico de nuestra historia. Esto es algo que se puede relacionar, explícita o implícitamente, con la idea del destino manifiesto a la que se ha recurrido para legitimar diversas aventuras de corte imperialista desde principios del siglo XIX. La cuestión no es tanto un tema de expansión imperialista, de que se nos acusa, como de la tendencia a asimilar todos los gobiernos o partidos del mundo que suscriben nuestras políticas más inmediatas, o que solicitan nuestra ayuda al invocar los conceptos de instituciones libre y valores democráticos” (p. 132).
comunismo y la Unión Soviética)11. El
objetivo nacional aparece entrelazado a la
situación de la Guerra Fría, y a posteriori será
punto de partida para dar paso a la Alianza
para el Progreso. Su exaltación simbólica
otorgará una determinada cadencia al papel
de la OEA y la ONU, y a su turno definirá un
nuevo alcance para los programas de
inteligencia adelantados por las agencias de
los EE.UU. El objetivo de construir una
nación para la libertad y la felicidad adapta
ahora sus intereses a las exigencias de la
contienda, la lucha contra el comunismo
encuentra el camino allanado para el
desarrollo de la consigna democrática. En la
60 Revista LIFE en Español, 1955-1965
revista queda claro que “Ganar la guerra fría”
es ahora el objetivo nacional de los EE.UU.
Debemos subir hasta la cima
Figura 8. El candidato presidencial demócrata, John Kennedy, posa aquí para LIFE (Kennedy, 1960-09-19, p. 25).
Si en un obscuro rincón del África se necesitan técnicos, si en algún punto crítico del Asia se requieren especialistas en lenguas, si una amenaza soviética en Berlín hace necesaria la paciencia y la determinación, si para la competencia en la explotación espacial se necesitan mejores escuelas, debemos y podemos demostrar que los denodados esfuerzos de los hombres libres pueden satisfacer tales necesidades mejor que los esfuerzos de la compulsión totalitaria. Todos los norteamericanos deben tomar en serio, mucho más en serio que durante
la década pasada, su obligación de forjar y conservar una sociedad democrática modelo, digna de simbolizar la libertad en todo el mundo. Debemos dedicarnos otra vez a alcanzar grandes fines. Debemos reanudar la búsqueda. Entonces seguramente nos aproximaremos a la visión de John Adams, de Massachusetts, quien en 1813 dijo a su amigo Thomas Jefferson que algún día nuestra república “traería la perfección del hombre” (Kennedy J. F., 1960-09-19, p. 27).
Así termina John F. Kennedy (figura
8), por entonces candidato a la presidencia de
los EE.UU., un texto que redactó
especialmente para la revista LIFE (después
editado para LIFE en Español) con ocasión de
la discusión sobre el objetivo nacional. Como
se observa, aquí resultan mucho más
explícitas las indicaciones sobre el papel del
país norteamericano como adalid de la
libertad y la democracia, sobre el momento
crítico por el que pasa el mundo ante el
totalitarismo soviético y, concretamente,
sobre la necesidad de constituirse como
modelo democrático de crecimiento. Empero,
el entonces candidato a la presidencia señala
a su vez que no basta con debatir sobre el
61 Los trazos del poder en la posguerra
significado de los EE.UU., siendo más bien
pertinente indagar sobre lo que significa ser
estadounidense. Alusión una vez más al
traslado de la responsabilidad desde lo
colectivo hacia lo individual, prolegómeno de
aquella famosa frase que pronunciara durante
su posesión en 1961: “No preguntes que
puede hacer tu país por ti, pregúntate qué
puedes hacer tú por tu país”. Es de alguna
manera la invitación a aceptar que no hay
lugar a simplemente congraciarse con lo
alcanzado.
No somos un pueblo presa del pánico. No hemos “pasado la cumbre” de la historia. Apenas empezamos a darnos cuenta, por fortuna, de que nos hemos descarrilado y que para encarrilarnos necesitamos un esfuerzo tenaz, dirección inspirada y sacrificios colectivos. (…) Porque éstos son tiempos difíciles y el futuro no será más blando. Nuestras responsabilidades no disminuirán. Nuestros enemigos no se debilitarán. Debemos demostrar que sabemos encarar nuestra responsabilidad como sociedad libre —que podemos, por medios voluntarios, conseguir lo mismo que otros obtienen mediante una explotación implacable de los recursos humanos, naturales y materiales— y que la libertad no sólo puede competir y sobrevivir, sino
también vencer y florecer (Kennedy J. F., 1960-09-19, p. 27).
En 1960, con la presencia de John F.
Kennedy, cambió el discurso político de los
EE.UU., haciendo evidente la
responsabilidad individual de cada
norteamericano de mantener la nación en la
forma pregonada por los padres fundadores.
Kennedy es un eximio representante de las
élites, carismático e inteligente, cuya retórica
se caracterizó por contener memorables
metáforas. En este acontecimiento
referenciado la imagen que se construye, en
la forma de una écfrasis a la inversa, no es la
de un pueblo asustadizo, o la de aquel que
puede disfrutar de las mieles del éxito porque
ha alcanzado todos sus objetivos. Es más bien
la de un pueblo que se ha descarrilado de su
objetivo nacional, que además no puede
recostarse en un “colchón relleno de
vaporosas ilusiones”; son tiempos difíciles,
dice el candidato presidencial, y los enemigos
están al acecho. Llama la atención en su
discurso la apelación a lugares comunes,
62 Revista LIFE en Español, 1955-1965
como el “tren descarrilado” y el “colchón”, y
a la par el empleo de floridas frases con las
que referencia las responsabilidades de las
sociedades libres. El lema “vencer y florecer”
podría ser su lacónica síntesis; la cuestión,
según deja ver, está más allá de competir y
sobrevivir.
Quien pronuncia este discurso es un
hombre seguro de sí mismo, que tiene razón
para hacerlo dado su papel de miembro de una
familia que ha gozado de lo mejor en la
política y la fortuna. Es también un católico
militante, que confía en la bondad como
estrategia para hacer a los hombres mejores.
Reconoce las dificultades, pero con su
optimismo sobrepasa todo cuestionamiento.
Alude al esfuerzo que es necesario hacer para
“subir hasta la cima”, para llevar a su nación
al triunfo, a la cabeza de todas los demás. Hay
una objetividad retratada en las imágenes que
caracteriza el escenario político; y a su vez se
vislumbra una postura subjetiva: la de
Kennedy, que se da la libertad de sugerir
cómo “subir hasta la cima”. LIFE en Español
fragua a partir de lo anterior un tercer
momento: el de lo comunicativo, transmitido
en palabras e imágenes por el ícono-texto.
Los candidatos presidenciales de ese
momento, Kennedy y Nixon, acudieron a la
revista para difundir sus programas políticos,
pero esta, devenida en intentio operis (Eco,
1992), se transformó en una significación
autónoma que dinamizó el relato histórico, lo
tejió y lo difundió con la cadencia de su
propia gramática. Se perfila así una
tecnología que, partiendo de la textualidad de
las propuestas de cada candidato, reedita la
historia, le da un sentido, la convierte en una
verdad que navega por canales inusuales, le
da impulso dentro de la fuerza estético
histórica. El énfasis de Kennedy sobre la
situación de América Latina fue una intentio
autoris referida a un deber fraterno: brindar
ayuda efectiva. LIFE en Español acompaña
sus palabras con una imagen tomada en los
EE.UU. en la que el candidato demócrata,
63 Los trazos del poder en la posguerra
sonriente, es saludado con entusiasmo por
algunos seguidores, seguramente contagiados
por su verbo y por su figura (figura 9). Su
gesto de hombre del pueblo y para el pueblo
derriba barreras, exaltando la grandeza a
través de lo común convierte a cada
ciudadano de a pie en parte del proyecto
colectivo norteamericano.
Figura 9. En un corredor del Congreso, durante el último período de sesiones, el senador Kennedy estrecha las manos de sus admiradores (Kennedy J. F., 1960-09-19, p. 27).
Contra dicha intentio estaba la
esbozada por Nixon, relativa a la necesidad de
actuar con mano dura contra los disidentes,
como aquellos que lo atacaron en su periplo
por Venezuela y Perú. De la mano de esa
necesidad de dar continuidad al objetivo
nacional como práctica y no como mero
recuerdo para la delectación estática,
Kennedy hace aún más explícita la necesidad
de convertir esa lucha por el florecimiento en
un proyecto internacional. A la expectativa
del papel de los EE.UU. se encuentran las
naciones “desposeídas” o “subdesarrolladas”,
prefigurando así lo que tiempo después será
la Alianza para el Progreso. El tono con que
escribe Kennedy, exultante y metafórico, da
idea de un anhelo de trasformación ante lo
que él y otros parecen concebir como
anquilosamiento.
El objetivo nacional empieza entonces
a dejar de ser un ideal para transformarse en
verbo, siendo a través del esfuerzo personal,
tal vez del sacrificio, que la nación
norteamericana y el mundo libre podrán
aspirar a efectuar un constante ejercicio de la
virtud. En la tras-escena queda insinuado de
singular manera el destino manifiesto de los
EE.UU., conminación a colocarse a la
vanguardia del conjunto de las naciones
libres, a ser promotores de la democracia
64 Revista LIFE en Español, 1955-1965
tanto en tiempos de paz como de guerra. En
LIFE en Español este discurso de confianza y
creencia fundada en el porvenir se transforma
para lectoras y lectores en renovación del
pacto de perfectibilidad en pos de la
magnificencia; allí la metáfora de una cima
que es preciso escalar, y que justamente titula
el artículo, revela una renovación de la fe en
la modernidad y el capitalismo.
La Gran Sociedad
Cinco años después estas reflexiones
sobre el objetivo nacional repercutirían en el
escenario político y social norteamericano.
Hedley Donovan, director de Time Inc. y
remplazante de Henry Luce en la edición de
LIFE, escribe en la revista Panorama (del
grupo Time) un artículo sobre el discurso
efectuado por Lyndon B. Johnson en su
segunda toma de posesión como presidente
de los EE.UU. (artículo que posteriormente
sería recogido en LIFE en Español). Donovan
se da a la tarea de describir el clima de
expectación que rezuma por entonces la
nación norteamericana, con el recuerdo aún
nítido de la muerte John F. Kennedy, y con
Johnson como agente del proyecto de una
“gran sociedad”. Según el editor, los EE.UU.
se mueven en ese momento entre tal
expectativa de cambio y la vigencia de las
instituciones norteamericanas, por lo que a su
juicio resulta oportuno tomar el pulso a la
nación y verificar cuál está siendo su papel
ante el resto del mundo.
Las transformaciones producidas dentro del país, tanto las recientes como las inminentes, ¿auguran algún cambio en la influencia de esta nación sobre el resto del mundo? El cambio podría manifestarse en dos planos: en la política exterior del gobierno, y en el “significado” general o “mensaje” de esta nación, tal como lo captan otros pueblos del mundo (Donovan, 1965-03-01, pág. 21).
Siguiendo de cerca la consigna
lanzada por Johnson en su posesión, Donovan
destaca que no es el “gran Estado” la
preocupación que acapara la atención del
pueblo norteamericano, y en cambio sí la
“Gran Sociedad”, es decir, la participación y
el reconocimiento que cada ciudadano debe
hacer sobre los aportes personales que está en
65 Los trazos del poder en la posguerra
posibilidad de realizar a su país y al mundo.
Esta continuación del legado de Kennedy
sigue siendo una oda a la libertad activa, un
esfuerzo inacabado que el editor plasma
mediante las palabras textuales empleadas
por Johnson en su discurso de posesión:
“La Gran Sociedad debe proporcionar a todo niño conocimientos para enriquecer su mente y expresar su talento. En el ámbito de esa Gran Sociedad el ocio constituye una grata oportunidad de construir y reflexionar, no una temible fuente de hastío e inquietud. En ella, la ciudad construida por el hombre no solo satisface las necesidades físicas y las exigencias del comercio, sino el anhelo de belleza y el deseo de pertenecer a una comunidad.” (…) Pero, sobre todo, la Gran Sociedad no es un puerto seguro, un sitio de reposo, un objetivo final, una labor concluida. Es más bien un reto, renovado sin cesar, que nos impulsa hacia un destino en que el sentido de la vida se equipara a los maravillosos frutos de nuestra labor” (Donovan, 1965-03-01, pág. 21).
No se puede dejar de hacer mención
de las imágenes suscitadas por el discurso de
Johnson. En primer lugar, aquella de que el
ocio constituye una gran oportunidad. Esta
figura del ciudadano ocioso será recreada en
varios números de la revista de manera
privilegiada, en tanto permite la condición del
disfrute de una sociedad que en esta década
ha alcanzado el esplendor del consumo y la
posibilidad de la buena vida. La Gran
Sociedad es la sociedad del tiempo libre,
aquella que no requiere tanto esfuerzo
productivo; también es la sociedad urbana,
que satisface necesidades físicas y es
escenario privilegiado del mercado; es la
sociedad del culto a la belleza, aquella que
además de libertad y democracia incentiva la
conversión de lo personal en territorio de
exhibición y cuidado, la que en definitiva
vuelca el ocio en la estética de lo corporal. En
apariencia, “Gran Sociedad” no es más que
una consigna, pero en ella Johnson
compendia algo más que un programa de
gobierno. Con ella el presidente
norteamericano presenta un panorama
comprensivo de la sociedad contemporánea:
urbana, ociosa, consumidora, estetizada
(Lipovetsky & Serroy, 2015), posicionada
66 Revista LIFE en Español, 1955-1965
como paradigma político dentro del conjunto
de las naciones occidentales.
Ecfrásticamente, el discurso alude a la
imagen de un “reto renovado”, lo cual sería
otra forma de expresar el “subir hasta la cima”
planteado tiempo atrás por Kennedy. Lyndon
B. Johnson asume las riendas de la potencia
del norte (figura 10), con el simbolismo que
engalana y refuerza su posesión afirma el
destino de su país.
Figura 10. Hora cero. Lyndon Johnson comienza su nuevo mandato al jurar el cargo ante el presidente de la Corte Suprema, Earl Warren, en presencia de la Primera Dama, que sostiene la Biblia (Donovan, 1965-03-01, pág. 20).
12 No menciona a Max Weber ni al espíritu del capitalismo, pero para algunos esta afirmación del articulista podría ser fiel reflejo de la visión de la acumulación como signo de recompensa divina.
Ese deber ser tiene una base material,
señala el articulista; no solamente es una
imagen que se busca, sino que es una realidad
que puede ser confirmada a través de los
datos. EE.UU. aparece como un país estable
y cauto en lo político; inquieto, amigo de los
experimentos y radical en el cambio; rico,
aunque tal vez menos materialista que otros
países occidentales; que paga muchos
impuestos, con una evasión de apenas el 3%,
y que contribuye a muchas causas
filantrópicas; altamente urbanizado, con una
profunda fe en la educación; con una fuerte y
rutilante libertad de cultos, la cual hace hablar
a Donovan de una ética protestante,
concretamente a retomar los efectos positivos
de lo religioso en la definición de un rumbo
colectivo12. Es también el país que cree en la
expansión cultural como manifestación por
excelencia de la civilización, así lo comenta
Donovan:
La educación es, por cierto, la empresa mayor de los EE.UU. Se
67 Los trazos del poder en la posguerra
calcula que la “industria del saber” —escuelas, colegios, y, en general todos los medios de información y comunicación— absorbió en 1964 más de 200 mil millones del producto bruto nacional. En parte dentro y en parte fuera de la “industria del saber” existe un subfenomeno conocido como “explosión cultural”. (Nos gusta jugar con el idioma heredado de Inglaterra, pero lo cierto es que las nuevas frases a menudo expresan bien una nueva realidad.) Millones de norteamericanos compran libros, escuchan buena música, colman los museos, y viajan por todas partes. Pujamos como nadie por las obras de arte, formamos, casi cada mes, nuevas compañías teatrales y orquestas sinfónicas, y financiamos “centros culturales” enteros. Nuestro país construye febrilmente salas de conciertos, bibliotecas universitarias, iglesias, viviendas, hospitales, fabricas, todo. Junto al dinamismo de las urbes norteamericanas, de su maravillosa capacidad para estimular el ingenio y crear riquezas, hay grandes incomodidades, suciedad, ruido, desperdicio, congestión, desgaste humano. (Donovan, 1965-03-01, pág. 22).
Paralelo a lo anterior, Donovan resalta
en el plano económico la estructura de
empresas equilibrada imperante en los
EE.UU., la cual, comenta, ha sido un
elemento clave en la conformación de una
fuerte clase media, y en ese sentido el signo
de una movilidad social de corte ascendente.
Sumando a tal tendencia la guerra declarada a
la pobreza, este aspecto entra a reforzar para
el editor la conversión del estilo de vida
norteamericano en referente para el mundo.
Pero las características que se dan cita en
1965, señala Donovan, exigen a su vez
reconocer que los EE.UU. son también una
sociedad aquejada por los altos índices de
criminalidad, por la falta de control frente a
determinadas enfermedades mortales, por el
creciente número de accidentes
automovilísticos y, de forma más
preocupante, por el problema de la
discriminación racial, además del drama
innegable de la guerra de Vietnam.
Nuestra macula más notoria es, por supuesto, la “cuestión racial” que de hecho abarca gran parte del “problema de la pobreza”. A pesar de recientes leyes federales y fallos judiciales, pasará tal vez otra generación antes de que el negro goce de sus derechos jurídicos y políticos básicos en Mississippi, Alabama y dos o tres Estados más del Sur. En los 50 Estados de la Unión Norteamericana quizás transcurra más de una generación antes de que el negro
68 Revista LIFE en Español, 1955-1965
tenga, en general, iguales oportunidades económicas que el blanco. Es verdad que el ingreso medio per cápita del negro norteamericano es superior al del holandés medio, por ejemplo. Pero una parte considerable de nuestra población negra continúa atrapada en un círculo vicioso de vivienda mala, instrucción inferior, prejuicios atizados por blancos, y desesperación e irresponsabilidad incubadas por los propios negros. (…) El problema más penoso y urgente que enfrenta Johnson es el de Vietnam. Parece inevitable que antes de terminar el invierno los EE.UU. tendrán que comprometerse a desarrollar un esfuerzo mayor en Vietnam, o bien entablar negociaciones con miras a salir de ese país. “Vencer o retirarse” es la disyuntiva que el vulgo se formula, y con la misma franqueza de vocabulario, la política seguida hasta hoy ha sido calificada de fiasco (Donovan, 1965-03-01, pág. 22).
El articulista de LIFE en Español se
ve impelido a justificar la guerra del Vietnam,
y por eso se pregunta “¿Por qué hemos
emprendido tal empresa?”, y da tres
explicaciones, tal vez no muy convincentes
para el lector, pero sí anejas a la idiosincrasia
norteamericana. La primera es que los
EE.UU. dieron su palabra de que
intervendrían cuando la democracia estuviera
en peligro; la segunda, porque el Vietnam del
Sur, sin la subversión, podría convertirse en
una nación democrática viable; y la tercera,
porque si el Vietnam del Sur sucumbiese,
peligraría la independencia de otras naciones
del Asia Suroriental. Los argumentos podrían
ser aplicados para cualquier otro país cercano
a la influencia comunista; Vietnam está muy
cerca de la China roja, pero está a 14.500
kilómetros de distancia de los EE.UU., y en
lo que va corrido de la guerra esas lejanas
selvas y arrozales inhóspitos —dice
Donovan— “parecen haberse convertido en
un segmento de nuestras propias fronteras”.
La perfecta “Gran Sociedad” descrita en la
primera parte del artículo, la de ciudades con
avenidas de seis carriles y universidades
exitosas, padece, no obstante, con los
problemas que afloran por entre los
intersticios del goce. Hay un underground
que pugna por ser reconocido; la
discriminación hacia los negros no puede ser
ocultada, la injusticia es flagrante y emerge
también en la revista.
69 Los trazos del poder en la posguerra
La “Gran Sociedad” tiene en sus
cimientos graves contradicciones que pueden
poner en entredicho los escudos y los
simbolismos, ¿cómo entender que esta, la
sociedad de la democracia y la libertad,
mantenga a una parte considerable de su
población bajo constantes vejámenes? Y por
otro lado, miles de jóvenes son reclutados
para ir a morir en los lejanos arrozales, en una
guerra que no fue decretada, sustentada en
razones falaces como las arriba expresadas.
Se ve así cómo Donovan, valiéndose de
eufemismos adosados a los principios que
guían a los EE.UU., argumenta en favor de
intervenir en los asuntos allende sus fronteras,
para, según comenta, garantizar para otras
naciones la libertad de autodeterminación y el
ejercicio democrático. A la expansión de los
principios ofrecen resistencia los distintos
problemas internacionales, muchos de ellos
achacados directamente a la Unión Soviética.
Se comenta así que esta lucha, en comienzo
siendo de carácter ideológico, exige la
adopción de medidas que contribuyan a
mantener el equilibrio de fuerzas. En palabras
de Donovan, se trata de una variación del
carácter de la Guerra Fría, que expone de esta
forma:
El mundo comunista también tiene sus conflictos, aunque no provienen de sus éxitos sino de sus fracasos: que el mundo Occidental no haya padecido la gran crisis vaticinada por Marx; que los sistemas económicos comunistas no hayan podido ofrecer una vida decente a sus pueblos, ni siquiera regular la producción de alimentos; que el marxismo haya sido incapaz de canalizar en polacos, rumanos, chinos, y en los mismos rusos, el sentimiento y el interés nacional. La guerra fría no ha concluido, pero su carácter ha cambiado. El buen comunista todavía espera enterrar al capitalismo algún día (…). ¿Hasta qué punto ansían los comunistas convertir al mundo; cuán pronto desean realizarlo, qué arriesgarían por conseguirlo; de qué medios disponen para lograrlo? La U.R.S.S. tiene el poderío necesario para destruir una gran parte de la población y de la riqueza del hemisferio septentrional, pero a costa de su propia extinción, lo cual no constituye una transacción muy atractiva para seres racionales. A fin de mantener tal ecuación, los EE.UU. gastan unos 50 mil millones de dólares en la defensa (Donovan, 1965-03-01, pág. 23).
70 Revista LIFE en Español, 1955-1965
La reflexión de Donovan pone de
manifiesto en la tras-escena un problema
adicional, complejo, impredecible y
preocupante, cuyo control empieza a escapar
a la voluntad norteamericana: en apenas un
lustro la confianza que se respiraba en los
años 60 ha quedado mitigada. El legado está
vigente, el objetivo nacional se mantiene
como principio de organización de la gestión
en los ámbitos local e internacional, pero
ahora depende del despliegue de acciones
efectivas que contribuyan a consolidar la
democracia y la libertad. En territorio propio
o en el de cualquier otra nación, los EE.UU.
deben estar prestos a intervenir y permanecer
vigilantes; ese es, pues, el estímulo que el
pueblo estadounidense, inmerso en el
hartazgo de la inacción, requiere para
revitalizar su creencia en las metas colectivas,
y para ello la evidencia de la acción del
Estado, no solo discursiva, resulta cuando
menos crucial.
1.2. Guerra Fría y Cuba
En un editorial de marzo de 1959,
LIFE en Español resalta la preocupación de
los serios y responsables dirigentes de los
EE.UU. por la manera en que su pueblo se ha
entregado al consumo y el hedonismo con
posterioridad a la Segunda Guerra Mundial.
Es esta la radiografía de “el propio
norteamericano. Con educación deficiente,
rodeado de un exceso de diversiones, y
viviendo sin sosiego en un ambiente de
refinada vulgaridad” (LIFE, 1959-03-09,
pág. 18). A tal actitud opone la revista la
“firme determinación roja”, que se expande
por el mundo, que pareciera obedecer a
convicciones más profundas y estar más
comprometida con sus ideales. De alguna
manera el argumento de la revista entra en
contradicción con su trayectoria editorial,
caracterizada por exaltar con profusión el
ascetismo del pueblo norteamericano, así
como su efecto en la consolidación de la
nación. Sin embargo, ahora algo se cuela
71 Los trazos del poder en la posguerra
entre los intersticios de tal elogio acumulado;
esta nueva mirada presenta una cruda crítica
al privilegio que han adquirido el consumo
exacerbado y el hedonismo, en una suerte de
compulsión por el disfrute que delata el
olvido de la vocación por el trabajo. LIFE en
Español es también un documento donde la
moral cotidiana se hace presente; detrás de
esta imagen textual se leen las posturas
correctivas que nacen de las propuestas
religiosas. Así, pues, se pregunta respecto del
pueblo norteamericano:
¿Será capaz de cumplir con los deberes morales para con su país y el mundo?” ¿Cuándo comprenderá que para que para mantener el ascendiente y la prosperidad de la sociedad norteamericana se necesita una mayor —no una menor— consagración por parte de los ciudadanos? (LIFE, 1959-03-09, pág. 18)
El problema no es ni más ni menos
que de supremacía, según lo señalan Richard
Nixon, el vicepresidente republicano, y el
senador demócrata Lyndon Johnson, entre
otros. LIFE en Español estimula al
norteamericano del común para detener el
colosal y resuelto asalto soviético contra la
civilización occidental, para el cual “Ningún
sacrificio es excesivo” si contribuye a
fortalecer en todo el mundo la unión y la
“confraternidad roja”. Se cita en ese sentido
a Adlai Stevenson, quien resalta que:
Todo lo hemos dicho y hecho —en el campo diplomático, el de la ayuda económica y el comercio—… ha sido, hasta un punto lamentable, puramente defensivo. Escudriñamos el cielo para observar los Sputniks de otros, y tenemos el oído atento al telégrafo para enterarnos de lo que otros hacen. Sin embargo, somos los hombres sin cadenas de este universo, los hijos de la libertad, los beneficiarios de una abundancia sin par, los herederos de la tradición política más elevada que ha conocido la humanidad. La actitud defensiva de los EE.UU. proviene de una “parálisis de la voluntad” que no tiene su origen en ninguna deficiencia tecnológica o de recursos materiales. El pueblo olvida con facilidad que la libertad política sólo se puede conservar mediante el esfuerzo constante de cada individuo. (…) Goethe, el gran poeta alemán, que hubo de pasar también por una crisis de la libertad, aconsejó a su generación: “Lo que habéis heredado de vuestros padres, volved a ganároslo o no será vuestro”. A nosotros nos cupo en suerte heredar la libertad. Y no parecemos advertir que el hombre debe volver a forjar, ganar nuevamente esa libertad, en cada
72 Revista LIFE en Español, 1955-1965
generación (LIFE, 1959-03-09, pág. 18).
En la tras-escena se hace explícito por
parte de la revista que la libertad no puede
significar molicie, tampoco un don fortuito.
Es preciso defenderla con mucho esfuerzo. La
reflexión plasmada en el editorial propende
por conmover a los ciudadanos
norteamericanos. Pero, ¿por qué entonces
difundirlo masivamente a los lectores de
América Latina? Porque se espera concitar a
las conciencias y a las acciones, también más
allá de los EE.UU., para detener las políticas
comunistas que se fortalecen por todo el
mundo, en tanto que la voluntad de los
EE.UU. pareciera paralizada ante un
“expansionismo inmoral de la Unión
Soviética que no se detiene”. Las tareas a
seguir abarcan una acción decidida en
diferentes frentes, tal y como este
acontecimiento lo expone: tareas educativas,
que demanden de los estudiantes su mayor
esfuerzo; tareas de las familias, para contener
los espíritus libertarios de los jóvenes; tareas
de las iglesias, para hacer en sus homilías
consistentes llamados a la preservación. Estas
tareas están claras para frenar al comunismo,
pero ¿será posible detener el consumismo?
Cuba coquetea con el caos
Frente a la Biblioteca Nacional de la
Habana una incontable multitud se agolpa.
Algunas pancartas evidencian las
características de las delegaciones asistentes
(figura 11). Al fondo la Habana vieja con sus
edificios bajos sirve de marco a la
multitudinaria manifestación. Se celebra en
ese momento el sexto aniversario de la
Revolución de Julio, el primero luego de la
revolución castrista. Han pasado solo siete
meses desde que la propia revista LIFE en
Español hiciera homenaje al movimiento
triunfante contra el régimen de Fulgencio
Batista, pero ahora, y con las palabras
Thomas Dozier (1959-08-24), subdirector de
la publicación, hace ver que “Lo que fue la
gloria y nobles principios se ha tornado en
caos y demagogia” (pág. 15).
73 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 11. Una imponente multitud rodea la Biblioteca Nacional de la Habana, bajo el signo del movimiento del 26 de julio —la paloma de la paz y las manos extendidas— para ovacionar a Fidel Castro (Dozier, 1959-08-24, pág. 14).
75 Los trazos del poder en la posguerra
La ocasión: el conflicto suscitado
entre el jefe de Estado, Miguel Urrutia, y
Fidel Castro, la renuncia de este a su cargo
luego de la dimisión de cinco miembros del
gabinete, y la posterior movilización masiva,
que expresó su apoyo Castro.
En ese sentido, LIFE en Español se
encarga de exponer los pormenores de esta
tensión coyuntural. Señala, por ejemplo, que
en la fotografía comentada aparecen 500 mil
campesinos, y de ellos afirma que fueron
conducidos por Castro hasta la Habana para
la celebración. En una terraza en la parte alta
de la biblioteca destaca un emblema de unas
manos que sostienen el número “veintiséis”,
relativo a la conmemoración del 26 de julio,
día festivo que los guerrilleros del país
caribeño llaman “victoria de las ideas”, y que
versa sobre el asalto al cuartel Moncada en
1953 (inicio simbólico de la revolución
cubana). Miles se congracian al unísono, la
imagen multitudinaria parece incluso
contradecir el título del artículo, que
sugestivamente reza: “Cuba coquetea con el
caos”.
Dozier (1959-08-24), el articulista,
señala que “Fidel Castro, deliberada o
inconscientemente, alienta a la causa
comunista más que cualquier otro líder
político latinoamericano” (Dozier, 1959-08-
24, pág. 15), y no duda en catalogar esta
manifestación como “exhibicionismo seudo-
democrático” (Dozier, 1959-08-24, pág. 15)
que oculta tras las banderas del populismo el
encarcelamiento de todo aquel sospechoso de
ser anticastrista. Para el autor el gobierno
cubano se ha convertido en dictadura, en tanto
que el país ha caído en el caos económico y
social. Con datos de la vida diaria de los
líderes, de las condiciones domésticas de su
improvisado gobierno y con fotografías de
campesinos, mujeres y universitarios
tomándose las calles del país, Dozier
argumenta en contra del otrora ensalzado
líder revolucionario. En su sentir, lo más
peligroso es el “carácter marxista” que están
76 Revista LIFE en Español, 1955-1965
tomando las reformas en Cuba, tanto en su
propuesta de reforma agraria como en la
reducción de las rentas. Llama la atención a
su vez sobre las limitaciones impuestas a la
inversión extranjera en la isla, la censura a la
prensa y el rampante militarismo. Para
Dozier, la popularidad de Fidel Castro es
propia de un demagogo, miedoso e inestable.
Figura 12. Con ademanes teatrales Castro denuncia a Urrutia en TV. Atacándolo de forma solapada dijo en tono declamatorio: “Lo que ha estado ocurriendo a mis espaldas tiene visos de traición” (Dozier, 1959-08-24, pág. 19).
Otra de las fotografías del
acontecimiento muestra al líder de la
revolución cubana interviniendo en una
locución por televisión para toda la isla
(figura 12). En ella, con cara de preocupación
y una de sus manos en alto, habla de acciones
a sus espaldas y de traición. Esta es una
imagen mediática, tanto para el país caribeño
como para el conjunto de América Latina, que
la observa a través de la revista. Pero es
preciso insistir en la caracterización que se
efectúa sobre el comandante revolucionario.
Castro, además de ser tildado de demagogo y
de recibir otros calificativos, es mostrado
como un corruptor de la voluntad popular;
pero no es solo él, sino particularmente su
ideario el que es puesto en la palestra de la
Guerra Fría, como ideología del enemigo,
como riesgo para la América Latina.
Los epítetos van y vienen. Tiempo
después, y habiendo pasado doce meses del
triunfo de la revolución cubana, LIFE en
Español tilda a Fidel Castro de dictador
asesino, de líder convertido en un tirano
similar a aquel que derrocó. La publicación
insiste con calificativos contundentes: tirano
de opereta, individuo sin capacidad
organizadora, aficionado a la perorata,
77 Los trazos del poder en la posguerra
demagogo e infantil. En sus diversas escenas
ecfrásticas presenta una interpretación
pesimista sobre algunas de las acciones
emprendidas por el nuevo gobierno, a la vez
que asiste con preocupación a la creación de
tribunales revolucionarios, a la postergación
de las elecciones y a que el control de la
prensa reciba el aval de varios sectores del
pueblo y, más aún, de otros grupos en
América Latina. En la tras-escena, para LIFE
en Español concibe como inadmisible esta
seguidilla de adhesiones al régimen castrista,
las cuales, a la postre, se antojan como el
síntoma de un cáncer que ha hecho
metástasis.
La Unión Soviética tiende la red en
América Latina
La descalificación, como quedó
comentado previamente, atiende en buena
medida al carácter marxista-comunista que
parece seguir el movimiento castrista en
Cuba. El líder cubano es presentado como
reflejo de un fenómeno mucho mayor: la
expansión de la influencia soviética en
Latinoamérica durante la Guerra Fría. Esta
preocupación queda nítidamente retratada en
un artículo de LIFE en Español del 30 de
mayo de 1960, escrito por Peter Deriabin —
ex funcionario de la policía de seguridad de la
URSS— y Frank Gibney, intitulado “La
Unión Soviética tiende la red en América
Latina”. En él se revela como primicia el
diseño del accionar soviético en relación con
la América Latina, del cual es responsable
Alejandro Panyushkin —director del servicio
exterior ruso—, y que fuere ventilado en un
conciliábulo celebrado en el otoño de 1953,
en medio del clima de contraespionaje que era
“el pan de cada día” durante la Guerra Fría.
Para el análisis no puede perderse de vista el
carácter de los articulistas, a los que LIFE en
Español les da todo el espacio para exponer
sus argumentos.
En aquella ocasión Panyushkin expuso a sus agentes secretos los lineamientos de un nuevo plan de
78 Revista LIFE en Español, 1955-1965
acción que él mismo resumió bajo un título explícito: “El próximo objetivo de la Policía de Seguridad del Estado es la América Latina. (…) En 1953 la Unión Soviética estaba lista para la Empresa, impelida tanto por sus debilidades como por su fortaleza. En Europa se hallaba en un callejón sin salida, y en Asia ya la eclipsaba su obstinada aliada, la China Roja. Pero en lo interno tenía cada vez más recursos y experiencia y menos temor de ser sitiada por el capitalismo. Una campaña roja en América Latina haría que ese temor se desplazara hacia EE.UU. (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, págs. 22-23)
Figura 13. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Conspirador, el guatemalteco Augusto Charnaud MacDonald, trama en Honduras la caída del régimen de su país. Sus hijos estudian en Rusia; Jefe de los rojos de Venezuela, Gustavo Machado procuró tomar parte en el gobierno de coalición, pero su partido fue excluido del gabinete; Agitador, José Manuel Fortuny, jefe de los rojos de Guatemala durante el régimen de Arbenz, fue detenido con un pasaporte argentino falso; Propagandista, el poeta chileno Pablo Neruda fomenta el comunismo con sus obras y durante sus andanzas por la América Latina (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 24 y 25).
No se privan de mencionar con
nombres propios a varios de los agentes
dedicados a esta tarea en el subcontinente
(figura 13), indicando detalles sobre sus hojas
de vida y las características de sus trabajos
(generalmente al servicio diplomático ruso),
circunstancia a partir de la cual pasan a hablar
acerca de la existencia de una red de espionaje
y sabotaje con agentes súper secretos, ligada
a las embajadas, y coordinada por
diplomáticos cultos del más alto rango. De
hecho, describen cómo varios de tales agentes
utilizan métodos “poco marxistas”, entre
ellos la afabilidad y el trabajo intelectual,
convirtiéndose en algunos casos en afamados
ídolos de la izquierda en los países que
visitan. De igual modo, elementos de tal
estrategia, según los articulistas, son las
masas populares y, en últimas, la creación de
regímenes comunistas o filocomunistas en la
región. Así, por ejemplo, aluden al caso de la
aparición de partidos comunistas en América
Latina, en especial en Argentina, México,
Uruguay y Brasil, como efecto de una
“campaña colonizadora”.
79 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 14. Estas cédulas de identidad fueron usadas por el agente Deriabin (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 23).
Para Deriabin y Gibney esto no solo
tiene lugar en las embajadas, sino que además
abarca la práctica propagandística y
desestabilizadora vinculada a las actividades
comerciales rusas en América Latina.
Deriabin aporta una prueba fehaciente: sus
propios documentos (figura 14), los cuales
serían una evidencia más de la capacidad rusa
para infiltrar a sus agentes en América Latina.
No debe perderse de vista que LIFE en
Español circulaba en el subcontinente, y que
desde su privilegiada posición prevenía con
sus argumentos a los incautos desinformados
para que no se vieran atrapados en la redes del
rampante comunismo.
La estrategia soviética es actualmente
efectiva, refiere LIFE en Español, pues
cuenta con el apoyo de latinoamericanos
expresamente dedicados a implantar el
comunismo en la región, algo que, por
ejemplo, y según insiste, resulta manifiesto en
la instauración de gobiernos como el Jacobo
Arbenz en Guatemala.
Esta labor de “colonización” tiene
diversas facetas, siendo entre ellas las más
destacadas la edición y distribución masiva
de libros y revistas de orientación marxista; el
otorgamiento de estímulos para cursar
estudios en países soviéticos; fijar precios
irrisorios para, por ejemplo, viajar a Praga
para asistir a los encuentros de la Federación
de Mujeres Demócratas; la transmisión por
onda corta de propaganda comunistas; la
realización de festivales de la juventud, como
el que tuvo lugar en Cuba; la organización del
80 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Congreso de Artistas e Intelectuales en
Buenos Aires; la conformación de cientos de
grupos de estudio juveniles en todos los
países; y la provocación de disturbios (figura
15).
Figura 15. En disturbios provocados por los rojos, arden unos autos en las calles de Buenos Aires (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 22).
Sin embargo, los autores comentan
que todo este esfuerzo no ha tenido el impacto
esperado, encontrándose así que “Al cabo de
siete años de labor tenaz los soviéticos del
partido comunista apenas tienen unos
250.000 afiliados en la América Latina. El
comercio soviético pese a su desarrollo, está
muy lejos de haber dominado la economía
latinoamericana” (Deriabin & Gibney, 1960-
05-30, pág. 28). ¿En qué puede derivar esta
empresa proselitista soviética? Los autores
responden:
Ahí se está entronizando un estado ideal según el criterio de Moscú: un régimen que impera sin el mandato popular expresado en elecciones y que envía a los camaradas revolucionarios a la cárcel o “al paredón” de fusilamiento cuando osan mostrarse decepcionados. Las cárceles están colmadas de disidentes y los presos sufren torturas típicas de la tradición policíaca rusa. Prensa, radio y televisión —con raras excepciones que tal vez no duren— dicen lo que se les ordena, “a la moscovita”. Prensa Latina, la agencia oficiosa cubana es la distribuidora latinoamericana de la propaganda de la Tass y la Agencia Noticiosa de la Nueva China. Se confiscan bienes sin compensación; el gobierno rige los sindicatos, ya despojados de su derecho de negociar con los patronos; y la reforma agraria ha degenerado en granjas colectivas donde los campesinos ganan menos que cuando los empleaban empresas privadas (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 28).
El comunismo internacional está
ahora “asomando la cabeza en Cuba,
disfrazado de barba y blandiendo un
machete”. ¿Esta es la imagen construida y
81 Los trazos del poder en la posguerra
confirmada que generará tanta insistencia
contra el comunismo en Latinoamérica? Al
respecto, algunos refuerzan sus criterios,
otros muestran resistencia; hay
imponderables e impredecibles. No todo
puede ser controlado por los imperios…
aunque las diversas formas de la Guerra Fría
hacen su mella. En la tras-escena, LIFE en
Español alimenta asiduamente la imagen de
una red soviética eficiente haciendo su
trabajo, a la cual achaca el avance irrefrenable
de facciones fanáticas en sitios clave como
México, Buenos Aires, Montevideo y, por
supuesto, la filocomunista isla caribeña. Los
“centros comunistas”, según LIFE en
Español, parecían proliferar sin inercias por
todo el continente; su extensión comprende
desde el reclutamiento de incautos y el
establecimiento de relaciones diplomáticas y
económicas con toda América Latina
(Crankshaw, 1957-08-12), hasta el acto de
rendir homenaje a los movimientos de
liberación en países como Brasil y Chile. En
la región la ideología roja tiñe y coopta, el
panorama para la revista dista por mucho de
ser halagüeño.
La conspiración roja en la América Latina
Figura 16. Manifestantes anticomunistas llenan la Plaza de la Independencia, en Montevideo, para exteriorizar la protesta de las fuerzas democráticas contra las actividades de rojos y fidelistas (Nardone, 1961-03-20, pág. 19).
A las manifestaciones izquierdistas en
América Latina se suman otras, pero de
tendencia política diferente. Ellas ponen a
circular otros símbolos, otras consignas
(figura 16). El comunismo se ha convertido
en un enemigo, en particular para las élites de
82 Revista LIFE en Español, 1955-1965
la región. No puede olvidarse que por esta
época la religión católica ejercía una fuerte
presión desde los púlpitos en contra de las
posturas de izquierda. Mirando en conjunto el
contexto político, es claro que estas tensiones
no eran menores. Planimétricamente
(Mannheim, 1964), esta imagen puede ser
dividida en tres franjas: una primera, de
manifestantes, en la que al lado de los jóvenes
son perceptibles las cabezas de algunos
hombres mayores; una segunda, en la que
aparece una pancarta, hecha aparentemente
en una imprenta, de fondo blanco y límites
precisados por el contraste de matices grises
de la multitud, que tiene escrito “Fuera los
agentes comunistas”; y una tercera, que
revela la prolongación de la movilización por
personas que a la distancia se hacen
indiferenciables, anónimas, como masa tras
una arenga común. Por su parte, la
perspectiva ofrece al análisis el hecho de que,
siendo una fotografía tomada desde una altura
superior a la de los manifestantes, centra
buena parte de la confluencia de líneas en la
pancarta. En lo que concierne a la
coreografía, se pueden hacer visibles algunos
elementos: 1) la imagen es un intento de
confirmación de la asistencia multitudinaria
al evento, que tuvo lugar en la ciudad de
Montevideo (Uruguay), donde curiosamente
las ideas de izquierda tienen considerable
acogida; 2) la composición de los
manifestantes, hombres en su mayoría, entre
los que hay un número visible de personas
mayores que usan corbata; 3) los gestos de los
jóvenes denotan el fervor de las arengas. Para
LIFE en Español es particularmente
importante esta imagen, pues es la síntesis de
lo que ella ha ido ratificando desde el
comienzo de la guerra fría. Esto es, pues, una
respuesta popular a aquello que Benito
Nardone, ex presidente del Consejo de
Gobierno de Uruguay, denomina la
“conspiración roja en la América Latina”.
Este personaje indica que no hay lugar
a dejar de exaltar la democracia como un
principio importante de las naciones libres,
83 Los trazos del poder en la posguerra
aunque comenta que ha sido justamente ella
una de las causas de despliegue de las ideas
comunistas por Latinoamérica, siendo para el
efecto Montevideo la ciudad desde la cual se
distribuye propaganda roja hacia el resto de la
región. Nardone considera que es su deber
mostrar a todo el continente el inminente
peligro que suponen las diecisiete misiones
diplomáticas dispersadas por la URSS por
varios países de los países de la América
Latina, con el auspicio de Cuba.
Figura 17. Comunista frustrado, uno de los que trataron de interrumpir la manifestación contra los rojos en Montevideo, es llevado de la Plaza de la Independencia por anticomunistas, con ayuda de la policía (Nardone, 1961-03-20, pág. 20).
En una imagen se ve a agentes de
policía arrastrar consigo a un infiltrado
castrista, lo cual pone de presente el rol del
Estado como garante del ejercicio de la
manifestación (figura 17). No puede perderse
de vista la relación ecfrástica que el discurso
de Nardone plantea al señalar que todos los
comunistas se han convertido en espías en
contra de la patria, dejando ver que, de hecho,
las acciones emprendidas en contra de este
tipo de “traidores” son algo que cabría esperar
como respuesta legítima a cualquier otro
individuo que participe en eventos
convocados por izquierdistas: frente a los que
militen en este tipo de organizaciones
conspirativas; frente a los que dentro de los
sindicatos se dejen influenciar por las
corrientes de origen ruso; así como frente a
los maestros y estudiantes que hagan otro
tanto. Esta imagen no es solamente el
correlato de la suerte de un comunista
uruguayo; su significación supone una
narración sobre lo que le puede ocurrir a
cualquier latinoamericano que opte por el
camino equivocado, que se convierta en
84 Revista LIFE en Español, 1955-1965
enemigo de la libertad. En cierto modo es una
advertencia, ahora ya se sabe a qué atenerse
si se elige la vinculación a este tipo de
organizaciones de izquierda. De igual modo
es un llamado de atención para los Estados de
la América Latina: señores presidentes,
señores agentes de seguridad, funcionarios en
general, están conminados a ejercer la
función correspondiente a sus respectivos
cargos, y en esa medida a garantizar el
cumplimiento de la ley y el respeto por la
democracia; he allí el punctum de esta
imagen. Se trata de acciones que Nardone
explica en los siguientes términos:
La acción de los comunistas sobre los niños y los jóvenes es uno de los puntos que más nos preocupan, porque buscan la deformación del criterio de las nuevas generaciones, para reclutar así los adeptos incondicionales que les sirvan en el futuro (…) Como parte de sus planes están tratando de dominar a los maestros, los profesores y los estudiantes a través de organizaciones gremiales que les responden incondicionalmente, y siguen directivas transmitidas desde el exterior (…) Así quedan convertidos en engranajes del aparato de espionaje y en traidores a su patria (Nardone, 1961-03-20, pág. 19).
Señala Nardone que detrás de las 163
huelgas y paros que ha enfrentado su
gobierno —además de atentados— está la
embajada comunista y títeres obedientes
como Fidel Castro. Por otra parte, el artículo
aparece complementado con el relato sobre la
aventura de cuatro estudiantes brasileros en
Checoslovaquia, quienes posan sonrientes en
uno de los puentes que surcan el río Sena en
París (figura 18).
Figura 18. De vuelta de Checoslovaquia, desilusionados, Pereira Rodrígues (izquierda), Matos, Moteiro y Guimaráes da Silva charlan en París (Nardone, 1961-03-20, pág. 22).
John Berger (2005) señala que debe
buscarse la coherencia de las imágenes, de
manera tal que se propenda por superar la
ambigüedad del ícono. Por ejemplo, en la
escena estos cuatro jóvenes, sanos y alegres,
departen en una hermosa ciudad europea,
85 Los trazos del poder en la posguerra
pero en su condensación ecfrástica pasan a ser
“jóvenes desilusionados”. La incoherencia se
hace evidente al notar que en la fotografía
ninguno de ellos muestra disgusto en sus
rostros, contrario a lo insinuado en el texto. El
artículo ha construido parte del argumento, y
enriquecido la tras-escena sobre el
comunismo en América Latina, con base en
sus historias, todas ellas negativas, y en cierto
modo aleccionadoras. Luego de cinco meses
en escuelas comunistas, ellos, un músico, un
geólogo, un cineasta y un economista, se
vieron precisados a aprender checo
conjuntamente con estudiantes provenientes
de América Latina y África (45 latinos, 70
africanos), atenerse a que su período de
estudio solo llegaba al 50% del inicialmente
establecido, y además soportar la propaganda
permanente y los constantes cierres de sus
escuelas. Engaño, proselitismo vacío,
mediocridad y promesas rotas: este es el
corolario que LIFE en Español teje para
describir la gesta comunista en el
surcontiente. Estos cuatro estudiantes lo
exponen nítidamente:
Antes de ir a Checoslovaquia creíamos que la mejor solución para los problemas de Brasil era el comunismo. Según se dice, es el régimen del proletariado, donde la propiedad privada es expropiada para el beneficio del pueblo. Pero lo que vimos fue un pueblo esclavo dirigido por un pequeño grupo de privilegiados: políticos, militares y científicos (Nardone, 1961-03-20, pág. 23).
Hay que ganar la Guerra Fría
Como puede observarse, LIFE en
Español construía artículo tras artículo los
contornos de una moral de la libertad, de una
reivindicación del estilo de vida occidental en
oposición al comunismo. A ese otro, que
finalizada la Segunda Guerra Mundial
resultaba en cierto modo difuso, contribuyó a
convertirlo en el enemigo que amenaza con
apoderarse del mundo entero, y de su mano
destruir los valores de la sociedad
norteamericana y del conjunto de Occidente.
Ya sabiendo qué es, cómo es y cómo actúa, a
dicho enemigo ahora es preciso vencerlo.
86 Revista LIFE en Español, 1955-1965
“Hay que ganar la Guerra Fría”, indica la
revista, 1961 es el punto culmen de un
rebosamiento de la paciencia. ¿Qué
significaría para los EE.UU. y para el mundo
libre salir victoriosos de esta competencia?
LIFE en Español responde:
Si los EE.UU. se consagran a la tarea de obtener la victoria en la guerra fría, ¿significaría ello la postergación de todos los sueños de impulsar hacia una mayor grandeza a la civilización norteamericana? ¿Es necesario que el norteamericano aminore su celo en la búsqueda de ese objetivo? LIFE cree que no. Hasta la fecha, la guerra fría probablemente ha estimulado el ansia de excelencia, tanto en el pensamiento como en la virtud, debería ser a la vez escudo y espada contra el infiel. Pero debemos hacer una advertencia. No podemos permitir que el mejoramiento de la sociedad norteamericana constituya una excusa para la flaqueza en la guerra fría, para eludir en forma peligrosa las cuestiones de vida o muerte. Para el desarrollo de una gran civilización norteamericana y aun mundial, necesitamos tiempo: décadas, siglos (LIFE, 1961-07-10, pág. 32).
De manera casi inmediata, la retórica
de la metáfora construye imágenes. Este
artículo es un corto editorial, que como tal no
necesita extenderse, solamente señalar
principios. Su argumento es simple: esgrimir
el escudo y la espada contra el infiel. No son
las armas nucleares, que también poseen los
EE.UU., sino las armas medievales usadas en
las cruzadas. De la narrativa emerge entonces
esta imagen contundente de una guerra del
Medievo, en la que las formas de ataque no
tienen control, pues se está ante una situación
“muy peligrosa” y “de vida o muerte” para la
civilización mundial. La tarea no es la
contención del comunismo, la tarea es la
victoria en la Guerra Fría; y la victoria supone
adiestramiento de los ejércitos, tácticas,
estrategias, todo aquello que efectivamente
garantice el alcance del objetivo último. LIFE
en Español ha cumplido el papel que le
correspondía como difusora de un tipo de
pensamiento, ha articulado las imágenes y los
discursos, los íconos y los índices, y se ha
asumido la labor de hacer explícita la postura
simbólica. No solamente describe las
cualidades, sino que precisa las
representaciones. Ha tenido la audacia de
estructurar los discursos y adosar las
imágenes adecuadas en el momento
87 Los trazos del poder en la posguerra
oportuno. Muchas de estas imágenes no son
meras analogías; lo que se constata en ellas es
una constelación de banderas colocadas a lo
largo de distintos relatos, que construyen una
argumentación significativa que permite a los
lectores inferir, casi de manera inmediata, la
propuesta. Son diez años de insistencia los
aquí analizados, hay una poética visual que,
sobre la base de imágenes de mundo
occidentales, ha ratificado una y otra vez la
defensa de la libertad, la democracia y la
moral. LIFE en Español ha contribuido, en las
postrimerías del tiempo del giro pictorial
(Mitchell, 2009) y el naciente giro ecfrástico,
a gestar una profunda construcción cultural
donde la experiencia icónico-textual,
reiterada tras cada número de la revista, ha
esculpido, ecfrásticamente, la estructura de
los símbolos y de las relaciones
intersubjetivas. No es posible afirmar, como
puede señalarlo W.J.T. Mitchell, que la sola
exposición a las imágenes se convierta de
inmediato en representación colectiva. Pero
es cierto que estas dan lugar a formas estéticas
y morales. Los hombres del siglo XX son
seres visuales, que con cada imagen se
construyen socialmente. De la constelación
icónica surgen meta-imágenes, y en su
encuentro dialéctico con lo textual crean el
simbolismo moderno del infiel, del comunista
descarriado, y de su mano concitan una y otra
vez la necesidad de enarbolar escudos y
espadas contra él.
El “enemigo” es “grande, inteligente,
implacable”, y por eso “la guerra debe doler”;
pero también debe ser penosa para los rojos,
se remarca en el editorial. Tras el
rimbombante tono de estas afirmaciones
parece camuflarse una labor de inculcación,
en la tras-escena la tarea ecfrástica convierte
las palabras en imágenes marcadas por la
convicción la grandeza de Occidente. Los
EE.UU., representación de la justicia y la
libertad, son mostrados impertérritos ante las
escaramuzas de una potencia soviética
totalitaria grande, fuerte y agresiva, casi que
88 Revista LIFE en Español, 1955-1965
con dotes de monstruo mitológico13. En
medio del giro ecfrástico las palabras hacen
emerger la imagen de la contienda titánica, y
de esta los renovados discursos fundantes de
la nación norteamericana. El comunismo
atenta contra esos principios de manera grave,
aunque en el fondo queda la sensación de que
tales principios conforman un credo que
convoca más bien una “democracia en la
codicia y no en la fraternidad” (Hofstadter,
1984, pág. 30). La política norteamericana
requiere del conflicto, el cual debe
permanecer constantemente en el primer
plano; en otros términos, más que solucionar
las contradicciones, el deber ser de la nación
norteamericana pareciera basarse en su
avivamiento.
13 Esa gesta de grandilocuencia de LIFE en Español, que pareciera ser el estímulo anímico para decidirse a ganar la Guerra Fría, es explicada por Richard Hofstadter (1984), avezado historiador estadounidense, quien pone de presente la cuestión del clima común de opinión: “La existencia de tal clima de opinión se ha oscurecido mucho por la tendencia a colocar el conflicto político en el primer término de la historia. Se ha reconocido generalmente que la política norteamericana ha abarcado, entre otras cosas, una serie de conflictos entre intereses especiales (…). La fiereza de las luchas políticas con frecuencia ha sido engañosa, porque la gama de visión que abarcan los principales contendientes de los principales partidos siempre ha estado militada por los horizontes de la prosperidad y de la empresa. Aunque estén en desacuerdo en puntos específicos, las principales tradiciones políticas han compartido una creencia en los derechos de propiedad, en la filosofía del individualismo económico y en el valor de la competencia; han aceptado las virtudes económicas de la cultura capitalista como cualidades necesarias del hombre” (pág. 29).
Qué debe hacerse para derrotar al
comunismo
Uno de los artículos más
significativos de LIFE en Español en la
década estudiada fue el titulado: “Qué debe
hacerse para derrotar al comunismo”, escrito
por John Jessup y publicado el 5 de marzo de
1962. En él que son interpretados los
resultados de la Cumbre Americana en Punta
del Este, considerada en últimas como el
“medidor” de la situación política del
continente una vez transcurridos los primeros
años de la revolución cubana. El artículo es
introducido con un fragmento de un discurso
proferido el 6 enero de 1961 por Nikita
Khrushchev ante los dirigentes del Partido
Comunista, con lo cual Jessup parece apuntar
89 Los trazos del poder en la posguerra
a visibilizar lo inminente de la amenaza roja
en la región:
(…) declaró que la América Latina, antes mero “apéndice de los EE.UU.”, se ha convertido en un “volcán activo” con una serie de levantamientos armados que son parte trascendental de la estrategia mundial del comunismo. “Todo el mundo ha oído el estallido de la heroica revolución cubana, dijo Khrushchev… Está haciéndose más amplia y profunda, marcando una nueva y más alta etapa de la lucha de liberación nacional… la solidaridad con la Cuba revolucionaria es un deber no sólo de los pueblos de la América Latina… [sino] del movimiento comunista entero” (Jessup, 1962-03-05, pág. 12).
Figura 19. En Punta del Este. Reunidos en la vasta sala de ruleta del hotel San Rafael, los cancilleres de los EE.UU. y la América Latina discuten la expulsión de Cuba de la O.E.A. (Jessup, 1962-03-05, pág. 12)
Como lo retrata Jessup, La
Conferencia de Punta del Este, convocada por
la Organización de Estados Americanos, hizo
evidente la amenaza del comunismo en el
hemisferio occidental, e hizo claras a su vez
las condiciones con que debía contar la
democracia para contrarrestar dicho peligro.
En la elegante estancia (figura 19), presidida
por las banderas de las naciones americanas,
y con los plenipotenciarios en formación
rectangular y espectadores por doquier, un
nuevo capítulo de la Guerra Fría se escribía.
Con la creciente incertidumbre que
despertaba la situación política de Cuba,
países como EE.UU., República Dominicana,
Haití, Colombia, Venezuela, Paraguay,
Uruguay y Perú pidieron cuarentena
diplomática y económica contra la nación
caribeña, mientras que Argentina, Brasil y
México abogaron en cambio por establecer
una coexistencia pacífica. Así, pues, sin que
en el encuentro se forjara una correlación de
fuerzas políticas paritaria, al menos sí se hizo
clara la dificultad para que se votara de
manera unánime el veto para Cuba solicitado
90 Revista LIFE en Español, 1955-1965
por el gobierno de los Estados Unidos. En ese
orden de ideas, John K. Jessup comenta lo
siguiente:
Podría pues decirse que el comunismo en cierto sentido resultó favorecido en la Conferencia de Punta del Este. Castro no sólo se libró de sanciones inmediatas que tengan algún significado, sino que tuvo la satisfacción de poner en evidencia y profundizar disensiones dentro del sistema interamericano. Este poder de dividir a sus adversarios es una de las armas más probadas y características del comunismo, que se nutre de la desunión de los demás y de la creciente sensación de impotencia que embarga a los que toman la amenaza muy en serio (Jessup, 1962-03-05, pág. 13).
Figura 20. Alemania Oriental. En 1953 los obreros se declararon en huelga en varias ciudades en protesta contra los salarios de hambre. En Berlín del Este el conflicto dio lugar a una batalla campal y los tanques rusos aplastaron a los huelguistas, cuya sola defensa eran palos y adoquines (Jessup, 1962-03-05, págs. 16-17)
A esta altura se hace más nítido el giro
argumental sufrido por LIFE en Español, que
luego de la elogiosa recepción que hiciera del
movimiento castrista, ahora lo asume como
una extensión del sistema soviético. El
comunismo parece salir triunfante, resalta el
autor; aplastando disidencias en su territorio
sale impune (figura 20), y creando y
evidenciando divisiones en el resto del
mundo gana tiempo, tal vez el suficiente para
continuar sin problemas su expansión. El
articulista deja escapar una exhalación de
impotencia y angustia, en cierto modo
exasperada por la “inoperancia” mostrada por
el conjunto de los países americanos.
Nadie se compromete, nadie tiene
respuestas, todo queda en discusiones que
nunca acaban. Pero ¿de quién es la
responsabilidad? Aquí John K. Jessup salta de
lo colectivo a lo individual, y desde esta
perspectiva asigna culpas o elogios en
función del grado de anuencia o adhesión en
relación con la causa anticomunista. Para el
efecto, alude simple y llanamente a
escapistas, ilusos y beligerantes: los primeros,
91 Los trazos del poder en la posguerra
que ven el problema como un asunto de
supervivencia; “¡prefieren ser rojos a ser
condenados!”. Los segundos, que creen en el
intercambio de ideas y la comunicación entre
Oriente y Occidente; “impulsarían
propagandas de democracia y orden mediante
la ayuda a las naciones subdesarrolladas y
darían apoyo total a las Naciones Unidas”.
Los terceros son los rescatados con encomio
por Jessup, ya que representan la opción
realista y efectiva. Para él hay que asumir una
actitud beligerante, e indica en tal sentido lo
siguiente:
El pueblo norteamericano ha sido siempre anticomunista, pero un número cada día mayor de personas se siente un tanto obligado a aceptar la posición de hostilidad total al comunismo adoptada desde hace tiempo por los comunistas contra el gobierno y las instalaciones de los EE.UU. Un indicio de ese sentimiento se reflejó en una encuesta realizada por el Instituto Gallup en los EE.UU., según la cual el 81% de los norteamericanos prefieren una guerra nuclear a vivir bajo el yugo comunista (...). Otra señal de la creciente beligerancia es el aumento espontáneo de sociedades anticomunistas y patrióticas en los EE.UU. Dichas sociedades suelen ser terreno propicio
para extremistas de la derecha, la gente histérica y la que no tiene escrúpulos. Algunos de ellos cometen el error de reducir a un problema interno lo que es principalmente un peligro externo, e identifican el comunismo con el socialismo democrático y hasta con el liberalismo. Los desacuerdos domésticos resultantes entre liberales partidarios del estado paternalista y conservadores y reaccionarios deben, por supuesto, continuar como disputas internas, pero alejadas del conflicto con el comunismo, en cuya solución todos los sectores de la opinión norteamericana pueden colaborar (Jessup, 1962-03-05, págs. 16-60).
Jessup habla del poder maquiavélico
comunista, de su táctica de división de sus
enemigos, en este caso los asentados en la
América Latina. ¿Qué hacer al respecto?, se
pregunta. El tono de esta pregunta no resulta
gratuito, con ella nuevamente aparece, con
notorio énfasis, el carácter político de LIFE
en Español, conforme al cual no tenía reparos
en compartir su análisis estratégico con
lectoras y lectores de forma comprensible,
casi cual si de sus aliados en la lucha se
tratase.
92 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 21. Hungría. Desafiante, un grupo de defensores de la libertad aparece fotografiado en 1956 con un carro blindado del que se apoderó durante la lucha. La rebelión húngara fue una acción nacional por la independencia. Los rusos tuvieron que usar tanques y tropas mongolas para aplastarla. Pero quedó probado que los rusos sólo pueden mantener cautivos a sus satélites por la fuerza (Jessup, 1962-03-05, pág. 17)
En esa medida, a través de la prosa de
Jessup, la revista alude a la situación de
Hungría y su lucha de liberación frente al
dominio soviético (figura 21), y a la vez hace
mención de toda una serie de acciones ya
emprendidas por los EE.UU. en tal vía, por
ejemplo: labores tales como la ayuda a Grecia
y sus “guerrilleros leales”; la gestación del
Plan Marshall, que comprende la entrega de
12 mil millones de dólares a Europa para su
reconstrucción; la creación de la OTAN,
cuyas tropas estuvieron presididas en sus
inicios por el entonces general Dwight
Eisenhower —secundado por el comandante
adjunto británico Bernard Montgomery—; y
la intervención humanitaria en endeble y
dividida Alemania. Sobre esto último LIFE
en Español presenta una interesante
fotografía en la cual, comentando el bloqueo
de Berlín propiciado por los soviéticos en
1948 (figura 22), pone de presente los
siguientes aspectos: por una parte, la acción
de salvamento emprendida por los EE.UU.
mediante el envío aéreo de víveres y demás a
la capital alemana, y que postula como signo
de su compromiso con la libertad en el
mundo; y, por otra, la capitulación de los
soviéticos frente al bloqueo once meses más
tarde, visibilizada soterradamente por la
publicación como un indicio de lo artificial de
las demandas rusas.
93 Los trazos del poder en la posguerra
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95 Los trazos del poder en la posguerra
Entre uno y otro aspecto LIFE en
Español pareciera posicionar lo retratado por
su lente: la población inerme que, expectante
en medio de las ruinas de la ciudad, aguarda
por una incierta salvación. Como si de la
tragedia del pueblo alemán fuera enteramente
responsable la Unión Soviética, pareciera
insinuarse que el comunismo no apareja nada
distinto a la inacción ante la miseria, o incluso
que en pos de alcanzar sus objetivos se
aventura a llevar la miseria a donde sea
menester. El hambre de millones de personas
no es óbice para que la Unión Soviética deje
de perseguir sus objetivos geopolíticos, por lo
que es allí donde la mano amiga de los
EE.UU., auto-calificada como redentora, ha
de intervenir para propiciar el
restablecimiento de la democracia y salvar al
mundo de las llamas de una tiranía que se
extiende sin freno por doquier.
14 Esto según análisis efectuado por Stefan T. Possony, especialista norteamericano en asuntos soviéticos, que es citado por Jessup.
La pregunta sigue abierta: ¿qué hacer
entonces? Jessup expone los escenarios
posibles que pueden resultar de esta disputa
entre Oriente y Occidente: 1) una guerra
nuclear; 2) una definición y aceptación de
límites políticos, con lo que se aspiraría a que
con el tiempo disminuyera la influencia
comunista y con ella la “amarga pugna”; y 3)
ganar la Guerra Fría. Por supuesto, la tercera
opción es catalogada por el articulista como
la preferible, y es sobre ella que se detiene
para abundar en detalles, recetas y
consideraciones en general.
Las tareas para alcanzar tal objetivo
—ahora devenido en objetivo nacional de los
EE.UU.— no son fáciles, máxime teniendo
en cuenta que un análisis del discurso del 6 de
enero del Premier soviético deja entrever los
siguientes puntos14:
x El objetivo tradicional del comunismo, la conquista del mundo entero, reafirmado con
96 Revista LIFE en Español, 1955-1965
mayor vigor y esperanza que en el pasado.
x La lucha armada es inevitable. x Una guerra mundial termonuclear
no es completamente inevitable. Si el mundo libre capitulara, dicha guerra se podría evitar.
x La Unión Soviética y el bloque soviético deben acrecentar su poderío militar a fin de combatir.
x Por el momento, tal conflicto tiene que evitarse. La hora decisiva de la historia llegará cuando la Unión Soviética alcance a los EE.UU., lo que ocurrirá entre los años 1965 y 1970.
x En la primera fase, la lucha armada adoptará principalmente la forma de guerras de liberación y levantamientos. En particular estos conflictos deben estimularse en la América Latina.
x La parálisis militar, política y psicológica del mundo libre es objetivo predominante de la estrategia soviética… ese objetivo puede conseguirse mediante…la propaganda pacifista, el condicionamiento “pavloviano” del hombre, la infiltración, la amenaza y la negociación diplomática (Jessup, 1962-03-05, pág. 14).
En agosto de 1962 se terminó de
levantar el muro de Berlín y, como lo señala
LIFE en Español, ningún país occidental se
pronunció en favor de la reunificación de la
15 Como lo confirma Richard Hofstadter (1984): “La cultura ha sido intensamente nacionalista (…) En una sociedad (…) consolidada que exige responsabilidad internacional, cohesión y centralización (…) en el terreno tradicional (…) Es imperativo en una época de crisis cultural obtener nuevas perspectivas del pasado” (pág. 3).
ciudad y tampoco nadie se fijó como objetivo
ganar la Guerra Fría. En el sentir de John K.
Jessup, el comercio internacional está
empeñado por los soviéticos; ellos han
conquistado el mercado mediante la lucha
armada, han propiciado que la guerra de
guerrillas se apodere de América Latina, y
todo parece indicar que están incluso
dispuestos a apelar a la guerra termonuclear.
En definitiva, el autor describe al bloque
soviético como confiado, agresivo y
triunfante en Cuba, Berlín y Laos, en tanto a
Occidente lo percibe “desunido y pasivo”,
atenido meramente a una pasiva estrategia de
contención. EE.UU. ya no puede seguir sin
proponerse ganar la Guerra Fría. Y es que una
talanquera adicional para los pueblos libres
es, a juicio de Jessup, el nacionalismo, a la
cual concibe como una estrategia tanto
psicológica como ideológica que ha frenado
la labor de los estadounidenses15.
97 Los trazos del poder en la posguerra
El argumento de Jessup termina por
desfilar en la tras-escena con la propuesta de
emprender una carrera armamentista que
brinde a los EE.UU. ventaja militar respecto
de la URSS. En segundo lugar, insinúa la
conformación de unión federal de
democracias en contra de la potencia
comunista. Finalmente, y como forma de
consolidar el final de la Guerra Fría, para el
autor sería del caso implementar una política
mercantil coordinada que constriña a los
remanentes comunistas a aceptar las
condiciones de la economía de mercado
capitalista; en últimas, es reservarse para sí el
control del arma económica. Allí debería ser
incluida América Latina, región a la espera de
un brazo amigo que la ayude a marchar hacia
la libertad. Señala Jessup (1962-03-05) que
“la solución debe hallarse, sobre todo, en la
América Latina. La forma en que este
Hemisferio encara el problema del
comunismo puede servir como modelo de lo
que debe hacerse en las naciones en
desarrollo de Asia y África” (Jessup, 1962-
03-05, pág. 62). En ese sentido, alude al
instante a la Alianza para el Progreso, y
entendiendo que debe ser algo más que una
mera repartición de dólares, puntualiza el
conjunto de parámetros que deben marcar su
estructuración:
1- Incrementar y dar mayor flexibilidad a la capacidad militar de los EE.UU., y en particular apoyar las operaciones de guerrillas autóctonas; lograr un mejor equilibrio de la O.T.A.N. y formular una nueva doctrina relativa al uso de la fuerza. 2- Crear nuevas instituciones que permitan a la Comunidad Atlántica, incluidos los países de la O.E.A., una acción unificada en la Guerra Fría. 3- Coordinar la estrategia de la propaganda de los aliados, especialmente en la Naciones Unidas. 4- Coordinar la política comercial de los aliados, tanto para la lucha económica contra el bloque soviético como para ampliar el libre comercio en el mundo no comunista. 5- Instituir una política de ayuda al exterior más eficaz, tanto para fines políticos como económicos. Por su parte, las naciones de la América Latina deberían poner en marcha un programa de intenso desarrollo económico social para alcanzar un nivel de mayor estabilidad y prosperidad, con lo cual demostrarían, a sus propios pueblos y a los de otras zonas subdesarrolladas, que la libertad política y el progreso
98 Revista LIFE en Español, 1955-1965
son compatibles (Jessup, 1962-03-05, pág. 63).
Revolución pacífica o violenta
Siguiendo con dicha polémica sobre el
papel de los EE.UU. frente a América Latina
y la influencia comunista, LIFE en Español
incluyó en su número del 16 de septiembre de
1963 un artículo del libro The Wine is Bitter,
de Milton Eisenhower16 —hermano del ex
presidente estadounidense Dwight
Eisenhower—, bajo el título La américa
Latina encara una histórica disyuntiva.
Revolución: ¿violenta o pacífica? El
comienzo del artículo no puede ser menos
llamativo: “No tengo absolutamente la menor
duda de que la revolución es inevitable en la
América Latina” (Eisenhower, 1963-09-16,
pág. 68). Más aún, Eisenhower señala lo
siguiente:
El pueblo está enfurecido. Lo atan al pasado lazos de ignorancia, injusticia y miseria, pero no acepta ya como universal o inevitable el opresivo orden prevaleciente, que ha llenado su vida de fatigas, indigencia y dolor.
16 Consejero presidencial en los gobiernos de su hermano, de John F. Kennedy y de Lyndon B. Johnson; presidente de prestantes universidades norteamericanas; y experto en Latinoamérica
Acaba de comprender que la terrible futilidad de su vida y la de sus padres no era necesaria, sino que ha sido el amargo fruto de un sistema pernicioso e injusto. Y de ahí que se sienta encolerizado y determinado a cambiar el futuro (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 68).
La pregunta, en ese sentido, se
desplaza de la posibilidad de cambio hacia las
características que este podría eventualmente
adoptar. Allí Eisenhower alude a dos
posturas: la de los “líderes e intelectuales
sensatos”, que buscan promover reformas
radicales que contrarresten la acción de los
oligarcas y de los políticos corruptos, y que
para el efecto podrían ser considerados como
los abanderados de una “revolución pacífica”;
y la de aquellos impulsados por el
resentimiento y el deseo de venganza, que
abarcaría a los comunistas y sus
simpatizantes, y que sería el impulso de la
“revolución violenta”. Esboza una serie de
señalamientos en contra del gobierno
revolucionario cubano, mostrando que
además de que al comienzo de su posesión
99 Los trazos del poder en la posguerra
solo tuvo en cuenta a EE.UU. para solicitarle
dinero, no siguió las recomendaciones
necesarias para recibir la ayuda
norteamericana. Allí pone de presente la
necesidad de realizar ingentes esfuerzos en
materia de educación, y por esa vía postula a
la propia Norteamérica y a México como
ejemplos de progreso por vía de la
cualificación del nivel intelectual de sus
pueblos.
Ya en lo que atañe a las relaciones
entre EE.UU. y los demás países del
continente, reconoce que aquel intervino en
asuntos internos de estos en un ejercicio
francamente imperialista. Con todo, comenta
que se trata de algo que tan solo hace parte del
pasado, y que de hecho queda en segundo
plano gracias a la necesaria interdependencia
del continente en su conjunto. Más allá de
esas tensiones, Eisenhower exalta la unidad y
la diversidad y deja patente su negación por
parte de la Unión Soviética. “Las naciones
comunistas de Oriente, al negar a Dios y
optar por el materialismo dialectico,
militante e imperialista, se encuentran en
violenta oposición a las naciones de
Occidente que tan profundamente creen en
los principios filosóficos judeo-cristianos”
(Eisenhower, 1963-09-16, pág. 70). La
diversidad de Occidente queda suprimida en
las posturas religiosas comunes. Eisenhower
expone algunos datos que lo invitan a ver que
la unidad en el hemisferio empieza a ser una
realidad. Las élites latinoamericanas ya no
envían a estudiar a sus hijos
mayoritariamente a Europa. El 85% de los
latinoamericanos que buscan estudiar en el
extranjero se dirige a los EE.UU., sucediendo
otro tanto con el turismo, mientras que el
inglés se ha ido convirtiendo en la segunda
lengua de la región. Pero advierte que habría
que sumar esfuerzos adicionales, ya que
quedan asuntos pendientes por ser resueltos
como la superación del atraso, el
analfabetismo, la ignorancia, las condiciones
de salud precaria y la falta de vivienda digna.
100 Revista LIFE en Español, 1955-1965
La propia interacción política en los
organismos internacionales exige esa
cooperación y respeto mutuos, y dentro de
cada uno de ellos la colaboración entre
gobierno y ciudadanía, no por coerción, sino
por convicción.
Figura 23. En 1953, durante su breve viaje a la Argentina, el autor asiste a un partido de fútbol (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 72).
En el artículo aparece una fotografía
muy diciente (figura 23). El articulista, en su
papel de embajador de buena voluntad para
América Latina, recibe en Argentina los
honores de un jefe de Estado en
representación de su hermano, el presidente
17 Téngase en cuenta que el libro fue editado en 1963, año en el que LIFE en Español publica esta nota. Apenas un año después fue traducido al castellano.
Dwight Eisenhower. A su lado aparece Juan
Domingo Perón. Los dos observan con
mucho detalle lo que sucede ante sus ojos.
Podría pensarse, dadas las características, que
se trata de una parada militar; sin embargo, el
pie de foto aclara la situación. Los dos están
en las tribunas de un estadio en Buenos Aires
asistiendo a un partido de fútbol. A lo largo
de su libro, el articulista se esfuerza por
mostrar cómo intento vincularse a la vida
cotidiana de los países que visitó: hacer una
especie de etnografía en cada uno de los sitios
e identificar las tendencias y los aspectos
comunes. Es curiosa la condición de
identidad de este embajador acucioso. La
imagen, al igual que el discurso, insiste en la
buena voluntad, en la cordialidad y en la
necesidad de fortalecer los lazos de amistad.
Pero tanto el artículo de LIFE en Español, que
es un muy buen resumen del libro17, como el
conjunto del documento, que se difunde
prontamente por América Latina, evidencian
101 Los trazos del poder en la posguerra
que además de una producción de hipótesis
sobre la realidad de la región, hay una
particular insistencia por identificar las
condiciones que propician allí el
fortalecimiento del comunismo. ¿Qué está
detrás de esta imagen de cordialidad y
diplomacia? Podría responderse con las
propias palabras de Milton Eisenhower
cuando hace referencia a su anfitrión:
El Times de Nueva York definió prácticamente a Castro; he ahí un joven mesías que puede crear la democracia ideal en Cuba, tal vez con una pequeña dosis de socialismo. Se trataba de “la figura más romántica y notable de la historia cubana desde José Martí, el héroe de las guerras de independencia”, escribió Herbert L. Matthews. “Tiene valor, dinamismo y capacidad de jefe”. (Es de anotar que Juan Perón tenía las mismas cualidades y era al mismo tiempo el tipo más atractivo y el más despiadado que he conocido) (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 292).
Eisenhower no se exime de criticar
fuertemente a John F. Kennedy y a Richard
18 Llaman especialmente la atención los nexos familiares entre algunos de los funcionarios de altos cargos en los EE.UU. durante el período 1955-1965: John Foster Dulles, secretario de Estado, es hermano de Allen Dulles, director de la CIA. El propio Milton Eisenhower, es hermano de Dwight Eisenhower. Robert Kennedy, fiscal general y hermano de John F. Kennedy. Henry Luce, director de Time-Life, es esposo de Clare Boothe Luce, editora y directora de la revista Fortune. Esta última destaca además por haber sido una influyente senadora republicana, por fungir como embajadora en Italia durante el mandato de Eisenhower y por liderar su campaña presidencial. Es posible entonces
Nixon durante su período como contrincantes
por la presidencia de los EE.UU., dado que
ambos, desde su punto de vista, se mostraron
blandos frente a Fidel Castro y no fueron
capaces de comprender el problema esencial
que se hacía evidente en América Latina. En
el fondo parece que está haciendo la defensa
de una postura radical, la de su hermano
cuando fue presidente y la suya propia (como
emisario del presidente en América Latina),
al tiempo que considera como fruto de la
irresponsabilidad y la ignorancia los
malentendidos que han entorpecido el
fortalecimiento de la alianza entre las
naciones latinoamericanas y los EE.UU.
Aparecen, verbigracia, indicaciones expresas
sobre las acciones diplomáticas emprendidas
en Latinoamérica, algunas de las cuales él fue
vocero, avaladas por el secretario de Estado
John Foster Dulles18, y entre las cuales llama
102 Revista LIFE en Español, 1955-1965
la atención el caso de Argentina, que es
postulado como un ejemplo de animadversión
hacia los EE.UU.
Queríamos estudiar tanto los métodos como la eficacia de esta campaña antiyanqui, y parecía sensato tratar de buscar la información en la misma fuente de las dificultades. Pero hubo otro factor todavía más importante: poco antes de emprender mi gira, Perón había dado orden de que se prohibiera la circulación en la Argentina de revista y periódicos norteamericanos, y avisó a la Prensa Unida, a la Prensa Asociada, y al Servicio Internacional de Noticias (INS), que no se les permitiría mandar despacho alguno desde la Argentina. Los periodistas norteamericanos tendrían que abandonar el país (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 72).
Eisenhower marca diferencia entre la
ayuda brindada a Europa con el Plan Marshall
y lo hecho frente a América Latina, resaltando
que mientras en el primer caso había que
rehacer una economía desde sus cimientos, en
el segundo se estaba partiendo de un
crecimiento de la región sin precedentes.
Adicionalmente, aclara que la precariedad
arraigada en ciertos renglones de la economía
identificar relaciones significativas entre el poder de los medios de comunicación y el ejercicio político estatal durante la época estudiada.
latinoamericana no se debe a una
malintencionada política de los EE.UU. en la
fijación de los precios a los productos
provenientes del subcontinente, sino a las
amplias fluctuaciones del mercado mundial,
con efectos negativos frente a las materias
primas, y con una tendencia al alza para las
manufacturas norteamericanas. Asimismo, en
varios apartados del artículo el autor hace
referencia a las difíciles condiciones en que
vive la mayoría de la población en América
Latina, pero arguye en contra dos elementos
para el análisis. En primer lugar, hace
referencia a las dificultades por las que
atravesaron los EE.UU. al momento de
constituirse como nación, indicando que “a
fuerza de trabajo, frugalidad, administración
inteligente, manejo económico e inversión de
los fondos sobrantes, además de empréstitos
prudentes, la economía nacional se expandió
paulatinamente y de pronto alcanzó madurez
y elevada productividad” (Eisenhower, 1963-
103 Los trazos del poder en la posguerra
09-16, pág. 75). No sería para el autor este el
caso de la Unión Soviética. Nótese su
insistencia sobre la situación de los Estados
comunistas:
Los rusos sostienen que la industrialización comenzó después de la revolución y que todos sus progresos se deben al comunismo. Pero lo cierto es que ya existían muchas industrias en la Rusia de los zares. El ritmo de expansión, a partir de entonces, no ha sido tan rápido como proclaman ellos. Las industrias rusas actuales todavía van rezagadas de 50 a 70 años en relación con las similares norteamericanas. La agricultura soviética es increíblemente primitiva. El trabajo de la mitad de la población es indispensable para suministrar al pueblo un magro régimen alimentico de patatas, pan, carne grasosa. Las frutas, verduras y carne de primera clase son lujos reservados a la nueva elite. En los EE.UU. el trabajo de mucho menos del 10% de la población da como fruto una gran superabundancia de alimentos y fibras textiles con qué nutrir y vestir al pueblo, y dedicar un considerable exceso a la exportación (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 75).
En segundo lugar, Eisenhower
describe con detalle las tensiones políticas
surtidas entre las élites latinoamericanas.
Luego de mostrar el crecimiento de los
partidos comunistas en la región, indica cuál
sería el papel que pueden desempeñar los
sectores liberales, tanto frente al comunismo
como ante la indolencia de las clases altas,
que se oponen al desarrollo y no hacen otra
cosa que mantener sociedades altamente
inequitativas.
La oposición de la mayoría de los oligarcas a las reformas propugnadas por los grupos del centro y a la Alianza para el Progreso es tan enconada como la de los comunistas. Pocos ejemplos ofrece la historia de grupos privilegiados que renunciaron voluntariamente a sus prebendas para promover el bienestar general (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 77).
No siendo entonces los EE.UU.
responsables del subdesarrollo
latinoamericano, ¿a qué se debe entonces?
¿Qué limitaciones reales debe sortear la
ayuda que la nación norteamericana está
brindando a los países del subcontinente a
través de la Alianza para el Progreso?
Eisenhower, desde su posición como experto
en el tema, se aventura a ofrecer una
respuesta:
104 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Quizás el principal obstáculo con que tropieza la Alianza para el Progreso sea la dificultad que encaran los dirigentes latinoamericanos para realizar una rápida reforma social. Los progresos que se hagan en ese sentido dependerán de la personalidad, valor y firmeza de esos dirigentes, así como del resultado, en cada país, de la lucha entre fuerzas reaccionarias, el liberalismo democrático y el imperialismo comunista. En algunas naciones, el ambiente político es inflamable. Los grupos reaccionarios no desean ningún cambio, y están dispuestos a recurrir a la violencia para impedirlo. Los comunistas no quieren reformas pacificas; buscan revoluciones violentas que entreguen el poder a dictadores implacables dispuestos a recibir órdenes de Moscú. Un estudio preparado por la Corporación de Investigación Económica e Industrial (C.E.I.R.) para el Comité de relaciones Exteriores del Senado norteamericano estima en unos 200.000 el número total de miembros del Partido Comunista en la América Latina. Pero esta cifra no revela la verdadera fuerza de la influencia roja (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 77).
Es preciso apoyar a los grupos
democráticos que buscan una “revolución
pacífica”, ellos son los llamados a suprimir
las causas del descontento antes que redunden
en una revolución violenta. El título del libro
de Eisenhower: “EE.UU. y América Latina.
Vino amargo” es ilustrativo sobre esta
situación: relaciones entre los dos
subcontinentes planeadas para el disfrute y la
cooperación recíproca, pero históricamente
“avinagradas” por las desavenencias de orden
político, social y económico que han marcado
al hemisferio.
Podemos ser amigos de la clase privilegiada de la América Latina —en general compuesta de gente encantadora, sociable, bien educada y dinámica— pero nuestra fe en el porvenir de esos países, si es que va a haber un porvenir que merezca nuestro apoyo y confianza, debe basarse en los grupos democráticos del centro, y de ahí que el norteamericano deba comprender que los Betancourt, y los Haya de la Torre, Figueres, Beltrán, Paz Estenssoro y otros dirigentes de la misma categoría, si bien intentan cambiar el orden establecido, con verdadero coraje y en ocasiones en forma radical, no son comunistas. Por el contrario, constituyen la mayor esperanza de esas naciones y de los EE.UU. de expulsar del Continente a la fuerza maligna del comunismo, y de lograr altos niveles de bienestar y libertad para las grandes masas populares, tal como se ha logrado en los EE.UU. La verdadera carrera es la que corremos contra el tiempo. ¿Podrán suprimirse las causas del descontento y de la revolución amenazadora antes de que se conviertan en pendón de la matanza organizada? (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 78)
105 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 24. “El pueblo está enfurecido”, indica el Dr. Eisenhower sobre la situación en la América Latina, y que está determinado a cambiar su futuro (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 68).
El ícono-texto postulado por la revista
como correlato de lo dicho por Eisenhower es
sin duda paradigmático (figura 24), y
básicamente goza de la capacidad de recoger
el sentido hilvanado en la tras-escena.
Jóvenes latinos, mestizos, arengando
enfurecidos, con los puños en alto en señal de
protesta, hartazgo y demanda colectiva. Hay
incandescencia en América Latina, hay una
realidad de crisis que resulta inocultable. En
un primer momento podría preguntarse por la
naturaleza, por la ontología de esta realidad,
por el objeto que simplemente describe la
imagen. Hay una especie de postura
desbordada y dionisiaca retratada en los
gritos y gestos. Ya en un segundo momento la
propia imagen pareciera clamar por lo
apolíneo, por la cordura, por la necesaria
mesura. Esta fotografía atrapa la mirada, pero
¿qué es lo que está detrás? ¿Para quién mira
la imagen? El observador queda suspendido
por las manos alzadas y los rostros jóvenes
vociferantes, queda atrapado por la imagen,
que es significante de algo real que es preciso
dilucidar. Se trata además de interrogar
ejerciendo la práctica simbólica, de buscar la
estética de la letra, para mostrar una forma de
verdad en esos signos irrepetibles que a la vez
aluden a la reiteración de prácticas en
América Latina, y de por sí con una
connotación simbólica: rechazo a la
inequidad, exigencia en el reconocimiento de
derechos, conciencia sobre las posibilidades
de la acción colectiva. Ni los analistas más
optimistas evaden la posibilidad
revolucionaria en América Latina. ¿Cuál es el
camino? Para LIFE en Español, el cambio
debe tener las características de una
revolución no violenta.
106 Revista LIFE en Español, 1955-1965
El comunismo en América Latina
En octubre de 1963, y esta misma
senda, Charles V. Murphy escribió un
detallado artículo en el que denunció las
“tácticas comunistas” desplegadas en
Latinoamérica, que, según indica, van de la
mano con la consolidación de Castro en Cuba.
En ese sentido, el articulista muestra que:
Incitado hasta cierto punto por sus asesores chinos, Castro trastocó esa estrategia. Dividió a la extrema izquierda —tanto a los comunistas como a los antiyanquis— y dio a los nuevos dirigentes un nuevo héroe, Fidel, un nuevo grito de batalla al fidelismo, y una nueva causa: “la liberación nacional del imperialismo yanqui”. Con armas, dinero, agentes, propaganda, y con el apoyo semidisimulado y semiaprensivo de Moscú, Castro ha creado una verdadera conmoción en gran parte del continente (Murphy, 1963-10-28, pág. 56).
Una imagen típico ideal lo dicho por
Murphy (figura 25). Tomada en México, ella
refleja a su vez lo que por entonces acontecía
en el resto de América Latina. Allí están los
mismos protagonistas: universitarios,
campesinos y obreros; sus herramientas de
expresión también son las pancartas, que
hacían recorrer los íconos de los “dioses”
revolucionarios por las calles, así como la
arenga pública. En un primer momento podría
apelarse para el análisis a la condición de
totalidad la imagen, pero su mayor potencial
reside en gestar para el observador, a la
manera de una afinidad temática, su
articulación con toda una serie de imágenes
solidarias (Bergson, 2006). Este “fantasma”
es un conjunto de muchas imágenes, pasadas
y futuras, que versan sobre inconformidad,
aglutinación, anhelos y reivindicación. El
“fantasma” se recrea y se hace materia, por su
intermedio se configura una particular
sincronía latinoamericana. Ese es el ideal que
se alimenta de la historia, del clamor de los
pueblos, de la tensión constante entre
sociedad civil, Estado y sistema económico.
La desazón se toma las calles, desfila entre la
validez de su reclamo y el desafío al orden. El
comunismo es el fantasma que irrumpe en la
escena, la amenaza que con la voz de ídolos
locales se convierte en parte del entorno
político americano.
107 Los trazos del poder en la posguerra
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109 Los trazos del poder en la posguerra
Murphy alude a la polarización
propiciada por la URSS, la cual, desde su
punto de vista, ha dejado por un lado a los
intelectuales, los trabajadores y los
campesinos, y por el otro a la oligarquía y los
militares. Señala que el “desastre” de la
intervención de EE.UU. en Bahía Cochinos le
ha dado la fuerza al comunismo para
continuar su ofensiva, algo que, por ejemplo,
resulta notorio en el creciente número de
extremistas anti yanquis. En esa línea hace
mención de México, Brasil y Venezuela
como claros ejemplos de ello, e incluso
califica a estos países como “tipos puros” de
la acción comunista en Latinoamérica. De
hecho, y a título ilustrativo, Murphy presenta
algunas indicaciones sobre la historia
mexicana desde de la revolución de 1910,
haciendo ver desde entonces han quedado
entre los mexicanos secuelas de hostilidad
contra EE.UU., representadas principalmente
por políticos e intelectuales procomunistas o
“marxistas-leninistas”. Más todavía, el
articulista alude al visible y creciente
intercambio material, cultural, científico y
educativo surtido entre la nación mexicana y
la Unión Soviética, así como a la elaboración
y distribución de propaganda a favor de esta
última. Aunque solo menciona a algunos
países latinoamericanos, para el autor es claro
que la tarea de los comunistas se ha extendido
por todo el subcontinente.
Según indica Murphy, políticos
prominentes también brindan apoyo a la
URSS, entre ellos el propio presidente de
México Lázaro Cárdenas —“eminencia gris”
de la izquierda revolucionaria, se indica en el
artículo—, importante a su vez para Fidel
Castro; o también Vicente Lombardo
Toledano, director del Partido Popular
Socialista (PPS), responsable de la
organización de la Confederación de
Trabajadores de México (CTM). Con todo, el
articulista indica que la táctica ha afectado
especialmente a profesores y estudiantes:
110 Revista LIFE en Español, 1955-1965
En el sistema escolar se han infiltrado multitud de maestros y administradores comunistas (según cálculos de los mismos mexicanos, más de la mitad de los maestros primarios y profesores secundarios están influidos por los comunistas). Y hasta hace poco, las actividades del profesorado y de las asociaciones estudiantiles de la Universidad Nacional estaban en su mayor parte dominadas por comunistas (Murphy, 1963-10-28, pág. 58).
En el caso del Brasil, el articulista
muestra que el radicalismo se viste de
diferentes colores. Su joven presidente Joao
Goulart —de cuarenta y cinco años—
representa al partido de los trabajadores
(PTB). Su base, comenta Murphy, está
constituida por los sindicatos obreros, a los
que describe como “infiltrados de
comunistas”.
Y un sorprendente número de los colegas de Goulart en el gobierno han tenido, en épocas pasadas, relaciones más o menos abiertas con los comunistas. La mayoría de estos colegas, sin embargo, forman ahora en las filas de la izquierda socialista, sector caracterizado por un furibundo nacionalismo, un enfermizo antiyanquismo, y un cierto goce travieso en hacer experimentos de “neutralismo” (Murphy, 1963-10-28, pág. 60).
El articulista hace un detallado
análisis sobre los colaboradores del gobierno
de Goulart. A Evandro Lins, quien fuera
ministro de relaciones exteriores, lo refiere
como un criminal; y a Paulo de Tarso,
ministro de educación, lo retrata como un
nacionalista antiyanqui partidario de Fidel
Castro. Las descripciones, vistas en su
conjunto, tienden a mostrar a Brasil como otra
Cuba, a la vez que propenden por poner de
manifiesto que allí la violencia es una
constante. Para el efecto, Murphy alude a
cierto sector del PCB (Partido Comunista do
Brasil) como responsable de algunos de los
escalamientos violentos, aunque reserva las
mayores prevenciones respecto del
campesinado, liderado Francisco Julião desde
el nordeste del país. Comenta así que su
situación en las fazendas azucareras es
extrema, por lo que sus líderes —en especial
Julião— han guardado odio contra los
Estados Unidos y las clases dirigentes de
Brasil, sentimiento que se ha extendido a las
favelas de Río de Janeiro y Sao Pablo.
111 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 26. Frente a una fazenda del Nordeste, el dirigente comunista brasileño Francisco Julião exhorta a un grupo de integrantes de sus ligas campesinas (Murphy, 1963-10-28, pág. 60).
Julião es retratado por LIFE en
Español como un líder de aspecto sencillo
(figura 26), con una casa rústica como fondo,
rodeado de un puñado de campesinos. Según
la revista, pidió en 1960 armas y dinero a
Fidel Castro para apoyar a los campesinos, y
al no recibir ayuda viajó a Peiping (China),
donde sí encontró apoyo. Con ayuda de
Clodomir de los Santos Morais, ayudó a las
ligas campesinas para formar campamentos.
Por otro lado, Celso Furtado, uno de los
principales asesores de Goulart en materia de
planeación (se llama a sí mismo “socialista”),
es mencionado por Murphy por proponer la
implementación de planes de distribución de
tierras en Brasil. Esbozado este escenario
político y social, el autor estima sobre Brasil
lo siguiente:
El verdadero problema para ese país está en la turbulenta y compleja izquierda: en la tendencia izquierdista dentro del mismo gobierno, en los socialistas y los que se llaman a sí mismos nacionalistas, y en los intelectuales de tendencias izquierdistas, todos los cuales se mueven en torno de Goulart. Al insistir ruidosamente en el nacionalismo económico y en una política exterior independiente, Goulart socava sutilmente los planes estadounidenses encaminados a lograr la acción conjunta del continente, ya que no hace sino repetir lo que ha dicho Khrushchev respecto de los países subdesarrollados (Murphy, 1963-10-28, pág. 62).
Para Murphy el ejército es definitivo
para frenar las tendencias izquierdistas que
carcomen la política brasilera. Sin embargo,
destaca que hay rumores de una infiltración
marxista en sus filas, en especial entre los
suboficiales, riesgo que parece acrecentarse
con la precaria remuneración que reciben. En
112 Revista LIFE en Español, 1955-1965
esa medida, insinúa una forma de cohesionar
la tropa en favor de la causa democrática:
aumentarles el sueldo. A todo esto se
aventuraba LIFE en Español. Tiene el valor y
la fuerza también para poner en evidencia a
los líderes izquierdistas, como Luis Carlos
Prestes, líder del PCB, a quien le seguía la
trayectoria. A ellos los contrapone con los
llamados a restaurar el orden, la libertad y la
democracia de las instituciones. Los
intelectuales pueden cumplir este papel,
como por ejemplo Ignacio Chávez, rector de
la Universidad Nacional de México, quien
desde el primer momento tomó medidas para
expulsar a los comunistas de las aulas y evitar
su retorno aplicando, entre otros, filtros de
selección mucho más estrictos (figura 27).
Figura 27. Izquierda: El nuevo rector de la Universidad Nacional, Dr. Ignacio Chávez, está haciendo limpieza de comunistas en ese centro docente; Derecha: Luis Carlos Prestes, Comunista Brasileño, está actualmente aliado con Khrushchev, aunque en su día fue un stalinista acérrimo (Murphy, 1963-10-28, pág. 59 y 61).
A Venezuela, por su parte, se la
muestra como un lugar en donde de manera
consuetudinaria reina la anarquía, y en el que
la economía puede verse afectada como
consecuencia de la agitación. Para Murphy,
tal panorama resulta propicio para los
comunistas.
Los objetivos de Fidel Castro en Venezuela son importantes. El petróleo sobre el cual flota el país produce ingresos medios de unos 100.000 dólares diarios, por contrato con las compañías productores, que garantizan al gobierno el 70% de las ganancias por sus explotaciones. El mineral de hierro del Orinoco aporta anualmente 50 millones de dólares en regalías. Existe en el país una pequeña pero dinámica industria, bastante diversificada, que incluye la nueva acería. “Nos adueñaremos de Venezuela —dijo no hace mucho un lugarteniente de Castro— y cuando tengamos su acero y su petróleo prenderemos fuego al resto de América Latina.” Estas codiciadas presas están, como quien dice, a la vuelta de la máquina de Cuba. Si no hubiera sido porque Betancourt le salió al paso a Castro, cuando éste creía que Venezuela lo iba a recibir con los brazos abiertos, el cálido viento que hoy sopla sobre la América Latina sería ya el vaho de un horno (Murphy, 1963-10-28, pág. 63).
Casi de manera inmediata al triunfo de
la revolución cubana, Castro viajó a Caracas
113 Los trazos del poder en la posguerra
y fue recibido por 80.000 personas.
Prontamente el presidente Betancourt lo
declaró como hombre peligroso, aunque con
mesura para no perder el apoyo de la
izquierda venezolana. El Partido Comunista
Venezolano (PCV), la Unión Republicana
Democrática y el partido Tribunal Popular
son retratados por Murphy en sus posturas y
sus fuerzas, y hace otro tanto con la
Confederación del Trabajo Venezolana, de la
que comenta que reúne al ochenta por ciento
de los trabajadores sindicalizados, siendo
para el efecto la base de la movilización
popular surtida desde 1960. En definitiva, lo
que plantea el autor es que la influencia de
Fidel Castro en Venezuela estuvo marcada
por la preparación de una crisis —
concretamente en 1962—, con el ánimo de
facilitar el cambio de régimen, incluyendo
desde el adoctrinamiento político y la
formación en combate de guerrillas hasta la
financiación directa. Resulta llamativa la
manera como Murphy se detiene a analizar el
papel desempeñado por la Universidad
Central de Venezuela en términos de
adoctrinamiento comunista.
Hubo, en todo caso, tres tentativas de alzamiento popular en los primeros meses del año pasado. En enero, elementos izquierdistas entre los estudiantes de la Universidad Central de Caracas, en conjunción con los agitadores comunistas de los sindicatos obreros, organizaron una violenta demostración contra los EE.UU. (Murphy, 1963-10-28, pág. 64)
Esta serie de actos terroristas, precisa
Murphy, tienen su origen en los movimientos
antiyanquis y comunistas coordinados por el
Frente de Liberación Nacional y su
organismo militar. Y como respuesta frente a
ello, el gobierno de Betancourt emprendió
acciones encaminadas a contrarrestar estos
sucesivos y diversos alzamientos, sucedidos
tanto en el campo como en la ciudad. Muestra
el articulista un comunismo que se fortalece
con los “cuadros” provenientes de la
Universidad Central; en Venezuela articula,
pues, la izquierda diferentes estrategias,
circunstancia que, según el autor, es uno de
114 Revista LIFE en Español, 1955-1965
los primeros pasos a seguir en pos de
consolidar un control comunista de la
América Latina.
Figura 28. Incendiado por los terroristas de las F.A.L.N., un importante oleoducto arde en las proximidades de Caracas, en Venezuela (Murphy, 1963-10-28, pág. 66).
LIFE en Español acompaña estas
reflexiones con una imagen de luces y de
sombras, para hacer visible la acción de un
grupo armado deriva del PCV (figura 28).
Una acción execrable que arrasa con un
oleoducto, y de paso destruye el medio
ambiente. Aunque, como toda imagen, esta
podría ser ambigua, la revista se encarga de
darle un sentido peculiar al remarcar la
cercanía entre el suceso y Caracas; es decir,
que en los propios entresijos de la vida
urbana, y hasta en las universidades, los
comunistas gestan acciones de esta índole.
Aquí no hay analogías ni metáforas, en la
tras-escena solo el hecho resulta relevante. Es
como si el ícono superara al logos, como si el
análisis visual fuera el argumento más
contundente. La plataforma simbólica emerge
con las volutas de humo y con el fuego que
consume el líquido negro. La écfrasis aquí no
es solo una representación textual de lo
visual; el camino que debe asumirse es el de
interpretación semiótica: incendiada puede
quedar América Latina si no detiene al dragón
que duerme en sus ciudades.
Cada diez segundos caía un hombre
La tensa relación entre EE.UU. y la
Unión Soviética derivó en una carrera
armamentista sin precedentes. El
enfrentamiento no se dio directamente, sino
que siguió la antedicha senda de
escalamientos en la confrontación simbólica,
y a su vez estuvo marcada por el apoyo y la
intervención —a veces de forma camuflada—
en los conflictos surtidos en los territorios de
los aliados periféricos de uno y otro bando. El
suceso paradigmático de esta situación se
115 Los trazos del poder en la posguerra
vivió en Vietnam, donde la polarización tuvo
tal vez los efectos bélicos más devastadores
desde que finalizare la Segunda Guerra
Mundial. EE.UU. apoyó directamente a
Vietnam del Sur, mientras que la URSS y
China se encargaron de suministrar
veladamente municiones a Vietnam del Norte
y al Vietcong.
La ayuda militar de los EE.UU. se
intensificó desde 1961 con la remisión de
armas y helicópteros, y quedaría
posteriormente en manos de Lyndon B.
Johnson la decisión de enviar a huestes de
jóvenes estadounidenses reclutados a las
malas. Llegaron ellos a una guerra que su
Estado nunca declaró, y que sin embargo les
fue endilgada, como a los demás ciudadanos
y ciudadanas de EE.UU., entre 1959 y 1975.
El trágico saldo de esta guerra —en la que
apelar a medidas de ataque indiscriminado
como el uso de napalm fue una constante
19 Por su parte, Richard Nixon (1986) señala en cambio, en el libro No más Vietnams, que se trató de una victoria de los EE.UU.
desde 1964— fue de más de un 1.000.000 de
muertos, miles de heridos, mutilados y con
graves secuelas mentales, además de los más
de 4.000 civiles muertos y los más de 2.400
soldados norteamericanos desaparecidos.
Se trató sin duda de una derrota militar
y moral para los EE.UU.19, que justamente,
buscando evitar la injerencia comunista china
en el Asia Suroriental, terminó dejando a los
pueblos de la zona derrotados y a la sociedad
norteamericana profundamente herida. La
vida humana queda reducida a despojos, la
competencia por la supremacía global se
ensaña en la periferia; sufrimiento y dolor se
naturalizan, muestran la peor cara de los
proyectos modernos y modernizantes. En
1965 LIFE en Español comenta sobre tal
suceso lo siguiente:
El asalto contra Dong Xoai, defendida por 400 hombres y atacada por cerca de 2.000 guerrilleros del Vietcong, comenzó poco después de la media noche. Al cabo de una hora la
116 Revista LIFE en Español, 1955-1965
población cayó en poder del enemigo. Horst Faas, fotógrafo de la Associated Press, voló hasta allí, al día siguiente, con una escuadrilla de helicópteros, la cual transportó tropas vietnamesas enviadas a reconquistar la población. La batalla rugió a su alrededor toda la tarde y la noche entera. “Cada 10 segundos caía un hombre…”, dijo Faas. (…) En los EE.UU. se agudizó el debate sobre Vietnam y la ayuda norteamericana. El secretario de Estado, Dean Rusk, advirtió (…) “Puede que nuestras bajas también aumenten” (LIFE, 1965-08-02, pág. 13)
Figura 29. Después del combate poco queda en Gong Xoai que no sea sufrimiento y dolor. Un soldado vietnamés arrastra el mutilado cadáver de un guerrillero desde una choza donde él y varios niños aldeanos murieron al ser alcanzados por las granadas (LIFE, 1965-08-02, pág. 14).
Las imágenes de la revista reflejan
parte de ese sufrimiento humano hecho
paroxismo, en el cual el final de cada jornada,
como se ve en la fotografía (figura 29), dejaba
tras de sí los cuerpos sin vida de combatientes
y de la población civil, casi cual si se tratase
de otros tantos de los restos de una tragedia
en blanco y negro devenida en cotidianidad.
La Guerra Fría cortó vidas de
soldados y civiles en un territorio de la
periferia. Las vorágines coloniales en
Indochina se vieron conmocionadas al final
de la Segunda Guerra Mundial, y la unión de
países dominados por el régimen colonial de
Francia (Cochinchina, Camboya, Annam,
Tokin, Laos) participaron intensamente en el
conflicto buscando su liberación. La guerra
del Vietnam hizo evidente que la política
estadounidense de la contención no era
suficiente; fue necesario tomar el “escudo” y
la “espada” contra los infieles, como indica
LIFE en Español en su editorial de julio de
1961. Pero las guerras siempre son riesgosas,
y esta tuvo como corolario el rechazo interno
por cuenta de los miles de jóvenes muertos,
por los millones de dólares gastados, por una
derrota militar para la gran potencia que
resultó incluso más estruendosa que la sufrida
en Corea una década atrás.
117 Los trazos del poder en la posguerra
Independientemente de lo que los líderes
norteamericanos dijeran posteriormente, el
blandir el escudo y la espada no fue una buena
estrategia. Ganar la Guerra Fría en el plano
militar se reveló palmariamente difícil,
particularmente desestabilizante. En la tras-
escena se produjo un quiebre entre el ideal
patrio y la realidad del voluntariado
estadounidense; algo dentro de la identidad
norteamericana se quebró tras lo sucedido en
Vietnam. Por primera vez desde el final de la
Guerra de Secesión, los ciudadanos
norteamericanos tuvieron ante sus ojos,
sintieron cercano y vívido el terror de la
guerra. Una vez más la conflagración no
ocurrió en su territorio, pero la pérdida de
vidas humanas y la desmoralización
resultante del sinsentido alcanzado bastaron
para marcar por siempre su historia colectiva.
1.3. Alianza para el Progreso
Habiendo apenas transcurrido dos
meses desde su posesión como presidente de
los EE.UU., John Fitzgerald Kennedy expone
en LIFE en Español su plan de acción para la
América Latina. Como elemento inspirador,
Kennedy recuerda que antes de que la
democracia se extendiera por Europa, ya
George Washington y Thomas Jefferson
habían luchado por implementarla en la
recién creada república americana, en tanto
que Simón Bolívar y José de San Martín se
habían encargado de hacer otro tanto en el sur
al derrotar al colonialismo. Según insinúa el
electo presidente, esto mostraría que existe un
ideal común al continente, el cual ahora,
merced a los desarrollos de la ciencia y la
técnica, puede renovarse y dar comienzo a la
superación de la degradación y la miseria que
imperan en el continente. Ya entrando en
detalles sobre el contenido de su propuesta,
Kennedy señala lo siguiente:
He prometido la vigorosa participación de los Estados Unidos en un esfuerzo común por realizar ese propósito, mediante la formación de una nueva “Alianza para el Progreso” entre todas las naciones del continente. Pero para triunfar, será
118 Revista LIFE en Español, 1955-1965
preciso aunar las energías y la imaginación de todos los pueblos de América. Debemos trabajar en el desarrollo de nuevos recursos, en la reforma de sistemas de distribución agraria, en organizar mercados comunes, establecer fábricas, diversificar la producción agrícola, construir carreteras, hospitales y sistemas de abastecimiento de aguas de los cuales depende la continuidad del progreso, y lograr que todos los ciudadanos —obreros, campesinos, empleados y profesionales— compartan por igual el adelanto de las Américas (Kennedy J. F., 1961-03-06, pág. 14).
El programa de la Alianza para el
Progreso recibió de parte de LIFE en Español
un extenso tratamiento en imagen y
comentarios; varios de sus articulistas se
pronunciaron al respecto durante los tres años
del mandato de Kennedy, a favor y en contra.
El mayor peso lo tuvo la presentación que este
presidente hizo de su propuesta. Reconoce
que desde el gobierno anterior un plan de
características similares estaba siendo
gestado, pero plantea con decisión que ha de
ser en su administración en donde se dará
curso efectivo a un ambicioso programa de
ayuda. Era el turno del continente americano,
la Doctrina Monroe cobraba nueva vida.
Figura 30. El Presidente de los Estados Unidos define la meta común de las Américas en los turbulentos años de esta época (Kennedy, 1961-03-06, pág. 15).
John F. Kennedy emerge en la escena
de un fondo oscuro (figura 30), su estampa es
la de un hombre joven, que mira a los ojos a
cada uno de los integrantes de su auditorio.
Habla simultáneamente con su gesto,
transmite seguridad, convicción y, podría
decirse también, satisfacción. Es como si con
la integralidad de su cuerpo expresara el
mensaje del pie de foto: “El Presidente de los
Estados Unidos define la meta común de las
Américas en los turbulentos años de esta
época”. Al lado derecho del presidente, sobre
su hombro, la bandera de barras y estrellas,
símbolo de su nación, lo respalda.
119 Los trazos del poder en la posguerra
Como pudiera indicarlo Erwin
Panofski (1972), cabría decir que lo pre-
iconográfico, lo reflejado por la imagen,
coincide con lo que se esperaría del
presidente norteamericano en tal
circunstancia: la exaltación de su
honorabilidad como líder de los EE.UU. En
segunda instancia, y merced al refuerzo de la
palabra, la semblanza de Kennedy se
convierte en mensaje de fraternidad
continental; pero es en su tránsito hacia lo
simbólico donde la estética del presidente
norteamericano se transforma en fenómeno
colectivo. Así, pues, se encuentra que,
rompiendo de alguna manera el decorado y el
hieratismo del poder, Kennedy se convierte
en un maestro que intenta convencer a los
demás de la validez de su argumento. Más
que decidir por los demás, parece invitarlos a
compartir su visión; su gesto es de cercanía,
sin pompa ni alejamiento. Tras el político
reverbera el hombre, y tal vez por ello
despertó tanto interés y empatía en América
Latina.
Dar curso a la Alianza supone
emprender una revolución pacífica que tenga
como instrumento la erradicación de toda
forma de despotismo nacional y de
dominación extranjera. Kennedy reclama a
los EE.UU. no ser negligentes ante las
necesidades de los vecinos, a la vez que
augura el alcance de todo objetivo que se
propongan si norte y sur trabajan
mancomunadamente. Su propuesta, palabras
más palabras menos, tiene como premisa
básica apoyar los gobiernos democráticos.
Esto significa en realidad, que las naciones latinoamericanas deberían quizás reconsiderar el principio de la no intervención a la luz de dictaduras como la de Fidel Castro en Cuba y la de Rafael L. Trujillo en la República Dominicana. Porque si a alguien ha ayudado la no intervención en estos últimos años, ha sido a los dictadores, y no a los partidarios de la democracia. Se sabe que en su informe secreto, Berle recomienda que EE.UU. apoye reformas sociales, y hasta la revolución, cuando lo justifiquen las circunstancias. Sugiere también que los EE.UU. amplíen sus
120 Revista LIFE en Español, 1955-1965
préstamos y donaciones con destino a fines sociales, reduzcan sus tarifas arancelarias con objeto de aumentar la importación de productos latinoamericanos, traten de comprender mejor a los gobiernos que no atienden por completo a la práctica de la libre empresa y promuevan el desarme de los países latinoamericanos, donde los Ejércitos representan una pesada carga para el erario público. Entre las primeras cosas que Kennedy se propone hacer es lograr que el Congreso de los EE.UU. provea realmente los 500 millones de dólares que originalmente autorizó a gastar en agosto último, a petición del presidente Eisenhower, para poner en práctica un nuevo plan de desarrollo en gran escala en la América Latina (LIFE, 1961-03-06, pág. 16).
Para Kennedy se trata de la apuesta
por un cambio estructural de América Latina,
pero en la tras-escena sus buenas intenciones
suenan a su vez a recordatorio directo con
destino a Nikita Khrushchev, Fidel Castro y
Mao Tse-tung: lo que se busca alcanzar es una
“transformación social elegida por los
pueblos interesados” (LIFE, 1961-03-06,
pág. 17). Para el presidente es claro que los
retos son muy grandes y los problemas
inmensos. Para los dirigentes y para buena
parte de la población de los países
latinoamericanos sus propuestas son de buen
recibo, pero también hay resistencias. Los
EE.UU., como quedó visto previamente, eran
mirados con desconfianza por algunos
sectores, los cuales cuestionaban la injerencia
norteamericana en sus asuntos. Eran ellos
sujetos disidentes: influenciados por la
revolución cubana, militantes de los partidos
comunistas, estudiantes universitarios. Una
franca minoría, pero que las páginas de LIFE
en Español no deja de ser registrada con
preocupación. La propuesta de Kennedy fue
recibida con una tónica distinta, su “puesta en
escena” gozaba de una estética nueva, la de
un poder agraciado, cercano, afable y sutil.
Progreso, sí; tiranía, no
En abril de 1961, John F. Kennedy se
reunió con los embajadores de las repúblicas
latinoamericanas para empezar a concretar el
programa que insinuó en su discurso de
posesión, y que denominare después “Alianza
para el Progreso”. LIFE en Español recoge
sus elementos esenciales, y lo llama
121 Los trazos del poder en la posguerra
“extraordinario programa”. Kennedy, con
dotes de orador, recurre en primera instancia
a Simón Bolívar., a su lucha por la unión
americana y a su indicación de que esta región
llegaría a ser “la más grande, menos por su
extensión y riquezas que por su libertad”
(Kennedy J. F., 1961-04-17).
Figura 31. Progreso, sí; tiranía, no (Kennedy, 1961-04-17, pág. 22 y 23).
Los sustantivos “alianza” y
“progreso” se unifican a la luz del imperativo
de la libertad, con su mixtura definen los
lineamientos de un plan de trabajo
mancomunado. Para LIFE en Español es
importante recalcar: “progreso, sí; tiranía,
no”, pues se trata de una apuesta política,
económica y social que, teniendo como telón
de la Guerra Fría, está orientada a frenar la
incidencia comunista en América Latina. El
mismo John F. Kennedy hace también
mención a este aspecto, particularmente en
este artículo, de carácter propositivo, en el
que expone el contenido detallado de la
propuesta. El argumento presentado es
complementado allí con cuatro imágenes que
la revista ha colocado a título de ilustración
de la propuesta presidencial (figura 31). Son
pequeños dibujos en blanco y negro, en los
cuales aparecen simbólicamente elementos
que el programa fomenta. En primer lugar, y
como correlato de la política del Buen
Vecino, dos hombres de mediana edad se
acercan a través de una cerca para estrecharse
la mano. Tal vez cada uno de ellos representa
al Norte y al Sur continentales, siendo su
encuentro un signo de apoyo y solidaridad
entre ambas regiones. En sus rostros se
dibujan amplias sonrisas. Son los hombres,
no las mujeres, quienes en 1961 deciden hacer
122 Revista LIFE en Español, 1955-1965
el trato. Sus esposas tal vez están dentro de la
casa, dedicadas a las labores cotidianas.
De otro lado, y teniendo presente que
la revolución educativa fue uno de los logros
más importantes en el país norteamericano, la
figura da cuenta de este intercambio de
saberes. La Alianza propone intercambios
educativos para que los jóvenes de los países
subdesarrollados se vinculen al mundo
académico, disfruten de él, conozcan las
artes, la cultura y las costumbres, como una
forma privilegiada de convertirse en sujetos
anuentes a la cultura estadounidense. Paralelo
a ello, es de destacar que la superación del
analfabetismo constituye una meta común a
los diferentes presidentes latinoamericanos.
En la tercera imagen, LIFE en
Español resalta los dones del desarrollo
científico, cultivado y acendrado en los
EE.UU. con posterioridad a la segunda guerra
mundial. Dos hombres conversan en un
laboratorio, aluden al contenido de un tubo de
ensayo. Uno, enfundado en bata blanca, está
tras el mesón de trabajo; el otro, con traje de
oficina, observa con curiosidad el producto
que sostiene en una de sus manos. ¿De qué
puede tratarse? Tal vez un aditivo para
motores, o de medicina, quizás un nuevo
sintético para almacenar alimentos. Sin
ciencia y tecnología tampoco puede haber
progreso. La revolución científico técnica ha
colocado a los EE.UU. en el primer lugar, y
el resultado de sus experimentos se vende en
América Latina.
La cuarta imagen recrea un puerto.
Allí una grúa transporta mercancías para ser
depositadas en el barco atracado unos metros
atrás. Se recuerda así que la esencia del
programa continental es el comercio, y que
mercancías de norte y sur viajarán en los
buques para hacer posible en la práctica el
apoyo hemisférico. Desde el sur se
embarcarán materias primas, y del norte
llegarán las maquinarias, los
electrodomésticos, los automóviles y, muy
probablemente, aditamentos militares. Hay
123 Los trazos del poder en la posguerra
una insinuación en la figura sobre la
conveniencia de los mercados comunes,
vistos como forma idónea de garantizar el
desarrollo. No así, queda tras bastidores una
inquietud sobre este intercambio, no ya
simplemente cualitativa, sino relativa a las
condiciones bajo las cuales cada quién
participará de esta situación, particularmente
de la forma como intervendrá en la
repartición de ganancias. No podía haber
alianza sin comercio, lo reconoce Kennedy;
tampoco podía haber comercio sin fábricas, y
la gran mayoría de ellas se encuentra en los
EE.UU.
Son estos cuatro aspectos la cara
visible de un sueño que ahora es posible, pero
que para su realización exige tener cuidado
con las “fuerzas extrañas que intentan
imponer una vez más los despotismos del
Viejo Mundo sobre los pueblos del Nuevo
Mundo”. Menciona así Kennedy a Benito
Juárez y su consigna “la democracia es el
destino de la humanidad futura”, y a José
Figueres: “los pueblos que una vez dormían
ahora luchan por abrirse paso camino del sol,
hacia una vida plena”. De la mano de estos
próceres, Kennedy va esculpiendo el
horizonte de su propuesta, e indica que si no
se activa prontamente una búsqueda del
progreso económico y la justicia social en las
Américas se desatará un monumental fracaso
de la sociedad libre. Formula así un programa
de diez puntos a diez años, para hacer de la
década de los 60 el decenio del progreso
democrático, tiempo para la revolución de
esperanza y progreso. Al final de ella, según
indica, “se habrá superado el hambre”, y la
“necesidad de ayuda exterior habrá
desaparecido”. Convoca al Consejo
Interamericano de Desarrollo Social para que
diseñe el programa y defina los planes de
largo aliento concebidos por cada país, los
cuales deberán ser articularlos a la CEPAL y
al Banco Interamericano de Desarrollo. Entre
los aspectos objeto de financiación (con 500
millones de dólares) están el combate al
124 Revista LIFE en Español, 1955-1965
analfabetismo, el mejoramiento del uso de la
tierra y la creación de oportunidades
educativas. Sin embargo, y como se anotaba,
la clave esencial de la propuesta es la
integración económica, con zonas de libre
comercio y mercados comunes. Kennedy
convoca a su turno a los científicos de
América Latina para apoyar el proceso.
Todos los habitantes del hemisferio deben aprovechar de las crecientes maravillas de la ciencia moderna… Invito a los hombres de ciencia latinoamericanos a que colaboren con nosotros en nuevos proyectos en el terreno de la medicina y la agricultura, la física y la astronomía; a que ayuden a esbozar programas para los laboratorios regionales de investigación en estos y otros aspectos; y a que intensifiquen la cooperación entre las universidades y los laboratorios del hemisferio.
Nos proponemos también a ampliar nuestros programas de adiestramiento de profesores de ciencias, incluyendo en ellos profesores latinoamericanos; ayudar a establecer tales programas en otros países americanos; traducir y difundir materiales de enseñanza radicalmente nuevos relativos a la física, la química, la biología y las matemáticas, en forma tal que la juventud de todas las naciones pueda contribuir con su talento al progreso científico (Kennedy J. F., 1961-04-17, pág. 23).
La coalición, de cualquier modo, no es
únicamente de carácter económico. Kennedy
promete a las naciones hermanas acudir en su
defensa cuando su independencia se vea
amenazada. Su defensa en últimas es de la
libertad y la democracia, e incluso comenta
que para tal fin “se podrá utilizar en forma
más constructiva una parte mayor de los
recursos que ahora destinamos a material de
guerra” (Kennedy J. F., 1961-04-17, pág.
23). Esto, claro está, supone reciprocidad en
la colaboración para sacar adelante la
Alianza, pero también es una invitación a los
latinoamericanos para que enriquezcan la
cultura norteamericana:
Necesitamos profesores versados en la literatura, historia y tradiciones latinoamericanas; necesitamos oportunidades para que nuestra juventud vaya a estudiar en las universidades latinoamericanas; necesitamos acceso a la música, el arte y el pensamiento de los grandes filósofos de la América Latina. Porque sabemos que tenemos mucho que aprender. De esta forma habrán de contribuir ustedes a enriquecer espiritual e intelectualmente la vida del pueblo de los EE.UU., y además a aumentar la comprensión y el respeto mutuo entre todas las naciones del
125 Los trazos del poder en la posguerra
hemisferio (Kennedy J. F., 1961-04-17, pág. 23).
Un discurso perfecto, pronunciado
con el énfasis y la convicción propia de un
joven presidente que recién inicia su
mandato. LIFE en Español transcribe el
mensaje, pero en el marco de la Guerra Fría
lo titula: “Progreso, sí; tiranía, no”. Así, la
Alianza, además de sus metas visibles, en la
tras-escena es conminada por la revista para
fungir como mecanismo idóneo contra el
comunismo. Recuerda, de hecho, que la única
protesta sobre este proyecto proviene —por
supuesto— de Cuba, y la mejor alabanza del
presidente colombiano Alberto Lleras
Camargo, quien manifestó: “He escuchado y
leído su discurso con vivo entusiasmo. Es una
demostración de que tiene usted un concepto
claro y profundo de las relaciones que deben
existir entre las naciones de este hemisferio”
(Kennedy J. F., 1961-04-17, pág. 25).
Seguramente los mensajes de los demás
presidentes de la región replican esta
sensación, pero en el fondo, desfilando por la
porosa franja que separa lo implícito de lo
explícito, se encuentra la amenaza del
comunismo. Esa que puede echar por la borda
las buenas intenciones y las posibilidades de
la Unión Panamericana —como podría
señalarlo Simón Bolívar—, impedir el
desarrollo de la democracia —como pedía
Juárez— o frustrar el avance por el camino
del sol —Figueres—. De cualquier manera,
no sería esta amenaza la que recortaría las
expectativas de la Alianza, como sí el
asesinato de Kennedy y la labor de sectores
retardatarios en el Congreso de los EE.UU.
Progreso de una Alianza
Celebrada en Punta del Este la
Conferencia Económica de la Alianza para el
Progreso, en 1961, el presidente Kennedy se
refería a ella como “la más importante en
toda la historia de las Américas” (LIFE,
1961-09-18, pág. 22). Reunidos los delegados
de los países americanos, se prometió por
parte del secretario del Tesoro de los EE.UU.
126 Revista LIFE en Español, 1955-1965
una ayuda económica por 20.000 millones de
dólares para el subcontinente
latinoamericano. Las distintas naciones, con
excepción de Cuba, firmaron la declaración y,
en aplicación del principio de
autodeterminación, se comprometieron a
perfeccionar y fortalecer las instituciones
democráticas. La Alianza ya no era, pues, una
propuesta de campaña presidencial; ahora era
una realidad de desarrollo y crecimiento.
Figura 32. Asamblea general. En el edificio de las Américas, casino de Punta del Este modificado para la ocasión, los delegados comienzan sus deliberaciones (LIFE, 1961-09-18, pág. 22).
La imagen que presenta LIFE en
Español con ocasión de la reunión de Punta
del Este es sobre la masiva asistencia de los
delegados de todo el continente (figura 32).
Las banderas de cada país penden al fondo,
los asistentes parecen escuchar atentamente;
es la escena típica de una asamblea general.
La reunión podría haberse realizado en las
instalaciones de algún organismo uruguayo, o
en los salones de convenciones de alguno de
los hoteles que bordean la playa, pero,
curiosamente se efectuó en un casino. Sin
duda, era mucho lo que allí estaba en juego.
Todos hicieron sus apuestas. Uno de los
delegados llevó una suma astronómica, y en
una sola jugada la puso toda sobre la mesa.
Todos pueden ganar si se acogen a las reglas,
se indica allí; uno de los participantes
sospecha, en su sentir se trata de una trama
imperialista.
Los EE.UU. proporcionarán fondos para escuelas, hospitales, viviendas y otras necesidades, y a cambio de ello pedirán de los países latinoamericanos reformas agrarias y de impuestos, así como la presentación, dentro de 18 meses, de planes detallados para el desarrollo a largo plazo. La conferencia fue todo un éxito, a pesar de los esfuerzos del zar marxista de la economía cubana, Ernesto Guevara, que caracterizó a la Alianza como una trama imperialista. Comentó Alfonso G. Reyes, de Bolivia: “Para los pueblos desesperanzados de la América Latina, que anhelan salir de la miseria y del atraso, la Alianza es la
127 Los trazos del poder en la posguerra
promesa de un milagro” (LIFE, 1961-09-18, pág. 22).
Para LIFE en Español el gran éxito de
la reunión consistió en el apoyo irrestricto de
las demás naciones a la propuesta
norteamericana. La revista señala con ironía
en uno de los subtítulos de su artículo que
“América no baila el cha cha cha del Che Che
Che”. De hecho, indica que Ernesto Guevara
se parecía a Cantinflas: hablando por dos
horas, gesticulando, sin usar corbata,
chupando de su cigarro, y la mayor parte de
tiempo ajeno a lo que pasaba en la
Conferencia, en contraste con la actitud de
personajes como C. Douglas, Dillon,
secretario del Tesoro de los EE.UU., quien se
muestra mesurado, sobrio y atento (figura
33). La revista reseña también los ataques de
cubanos refugiados en EE.UU. en contra de
este personaje. Parecieran así haberse
articulado los objetivos de la Alianza para el
Progreso, la política del presidente Kennedy
y el sentido de la OEA. De la conferencia
salieron los delegados muy contentos, señala
LIFE en Español, con excepción del Che, que
se fue muy preocupado pues la situación
económica de Cuba sin el comercio
norteamericano decae.
Figura 33. Izquierda: Todo oídos. El secretario del Tesoro de los EE.UU., C. Douglas Dillon, escucha atentamente la traducción del discurso de Guevara. Derecha: Todo oratoria. Guevara, en uniforme militar, sin corbata, gesticula mientras se larga un discurso de dos horas contra EE.UU. y la Alianza (LIFE, 1961-09-18, pág. 22 y 23).
Si se mira en la tras-escena, más allá
de las imágenes y los pies de foto, de la
ponderada actuación del secretario de Tesoro
de los EE.UU., C. Douglas Dillon, y del
irreverente Che de pie en uso desmedido de la
palabra, puede verse el contexto de la
reunión. Los 500 millones que Kennedy
ofreciera a título de ayuda en su discurso de
posesión, ahora se han convertido en 20.000
millones, apareciendo así como el milagro
económico auspiciado por los EE.UU.
128 Revista LIFE en Español, 1955-1965
¿Quién podría abstenerse de jugar? El dinero
no fue lo único puesto sobre la mesa, sino a
su vez la esperanza de pueblos enteros,
empeñada como autodeterminación y
convertida en moneda de cambio para
encarrilarse en la senda de progreso.
Mucha Alianza, poco progreso
En los años 50 del siglo XX la
América Latina empieza a ser vista con
nuevos ojos por los EE.UU., literalmente se
produce un redescubrimiento de su
importancia geoestratégica. En sus discursos
oficiales los políticos del norte hacen
reiteradas menciones al subcontinente; es por
entonces que la misma LIFE en Español
aparece en escena20; y es como un reflejo de
todo ello que empieza a diseñarse el programa
de la Alianza para el Progreso, el cual sería
puesto en marcha en 1961. Prosperidad y
libertad para todo el hemisferio es el objetivo
buscado con ella. Si con la ayuda de los
EE.UU. fue posible reconstruir Europa, ¿por
20 Recuérdese que LIFE en Español circuló desde 1952 hasta 1969.
qué no habría de ser posible hacer otro tanto
con el subcontinente, que después de todo
solo necesita un pequeño empujón para
encarrilarse en la senda del progreso? El plan
fue recibido con entusiasmo por los pueblos
latinoamericanos, a la vez que ratificado en
Punta del Este. Pero tiene tropiezos a un año
de su inicio. En un editorial de abril de 1962,
LIFE en Español analiza las causas de su
estancamiento bajo un título que recogería,
según la revista, el sentir de muchos
latinoamericanos: “Mucha Alianza, poco
Progreso”. Parte del problema parece estar en
las oficinas de Washington. Kennedy no tiene
claridad sobre las funciones de los
encargados del programa, es como si
improvisara con los nombramientos. Pero:
Las dificultades de la Alianza van mucho más allá de los cambios de funcionarios en Washington. El recelo o el temor de los hombres de negocios norteamericanos ha venido a restarle al programa un apoyo indispensable, tanto psicológico como financiero. Las inversiones privadas norteamericanas en la América Latina se redujeron de 540 millones de dólares en 1959 a 90 millones en
129 Los trazos del poder en la posguerra
1961, lo que representa una alarmante pérdida de potencialidad de desarrollo. Algunos hombres de negocios están recelosos porque la Alianza preconiza reformas, aun cuando éstas son obviamente necesarias cuando la situación se ha agravado hasta el punto que hoy se observa en la economía de varios países latinoamericanos. Los hombres de negocios latinoamericanos, a su vez, temerosos de que las reformas conduzcan a una paralizadora intervención del Estado, se preocupan por el posible alcance y la rapidez que se intenta darles (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).
El editorial de LIFE en Español
orienta la reflexión hacia un tema que le
parece de la mayor trascendencia, como lo es
la participación del capital privado de todo el
continente en el programa. Comenta así que
el gobierno Kennedy no ha sido lo
suficientemente claro respecto de cómo ha de
intervenir en tan enorme empresa, a la vez
que recuerda que sin su apoyo la iniciativa de
auxilio a Latinoamérica puede fracasar.
Preocupa a su vez al editorialista si la Alianza
será capaz de cumplir con su parte del trato,
en especial con los compromisos adquiridos
en Punta del Este, y critica al presidente por
su exceso de tacto. “Delicadeza quizás
excesiva”, señala, cuando el imperativo
consiste en exigir reformas contundentes que
activen el capital privado. Los contribuyentes
norteamericanos hacen esfuerzos ingentes, y
no pareciera que sucede lo mismo en América
Latina, por lo que declara:
Kennedy estará sufragando un progreso falso si continúa con su tendencia de actuar con promesas. Las reformas son indispensables para el progreso a que aspiran tanto los americanos del Norte como los del Sur. La Alianza dará resultados si las naciones de la América Latina la desean tanto como para hacer las reformas. Europa logró el éxito del Plan Marshall porque lo deseaba en medida suficiente para hacer los sacrificios que exigía. No hay progreso verdadero sin cambios dolorosos, pero los impuestos justos, la moneda estable y una justiciera distribución de la tierra cuestan menos penas —y contribuyen más al progreso— que una revolución violenta, que tal vez sea la única alternativa (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).
Tiene entonces responsabilidad el
presidente, y tienen aún más responsabilidad
los políticos y los hombres de negocios de los
países de América Latina, que no muestran
130 Revista LIFE en Español, 1955-1965
gran compromiso con el proceso. En la
celebración del primer aniversario del
programa, Kennedy señala que se han
planeado algunas reformas. No así, LIFE en
Español insiste en que “no bastará con
buenas intenciones” (LIFE, 1962-04-16, pág.
4). Para Kennedy, no obstante, ha habido un
cambio afortunado:
Acaso el éxito más impresionante, comentó, haya sido el dramático cambio de pensamiento y actitud que se ha producido en nuestro continente… Las campañas electorales ya se hacen en términos de la Alianza para el Progreso. Los gobiernos se comprometen a cumplir las disposiciones de la Carta de Punta del Este (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).
Se ha logrado un “dramático cambio
de pensamiento y actitud”, el cual tiene que
ver con la nueva política norteamericana. Con
todo, la Alianza para el Progreso se vio
minada desde dentro por las dificultades que
el programa tuvo en el Congreso de los
EE.UU., en donde el Partido Republicano
ofreció resistencia a la propuesta de Kennedy.
¿Cómo se benefició el capital privado
norteamericano a lo largo del proceso? ¿En
qué medida tuvo efecto la supuesta
“confusión administrativa” del presidente
Kennedy? En la tras-escena se ventila un
descontento soterrado, una crítica a la gestión
presidencial. No se deja de aludir a las
posibilidades que se abren con la Alianza,
aunque se deja abierta la duda acerca de si
“los gobiernos latinoamericanos cumplirán
las promesas hechas en la Declaración de
Punta del Este, de complementar los
préstamos del gobierno norteamericano con
reformas impositivas, administrativas y
sociales” (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).
La esperanza renace en las Américas
En otro editorial de LIFE en Español,
de septiembre de 1963, son referidos con tono
positivo algunos de los logros alcanzados por
ministerio de la Alianza para el Progreso. El
puertorriqueño Teodoro Moscoso,
coordinador norteamericano del programa,
invita a celebrar con moderación frente a la
puesta en marcha y avance paulatino de la
Alianza:
131 Los trazos del poder en la posguerra
“Tenemos motivos para conmemorar el aniversario este año, no con el júbilo que acompaña a un triunfo, sino con la satisfacción del constructor que ha terminado la excavación para un edificio y comienza a echar los cimientos… Con toda modestia, podemos decir que la Alianza ha logrado algunos éxitos de los que puede enorgullecerse. En la actualidad en muchas ciudades y pueblos de la América Latina y a los costados de las carreteras hay evidencias de las obras en marcha. Pero, más importante aún, los fines y principios dela Alianza ya comienzan a influir en el pensamiento de los pueblos… Como he dicho en otras ocasiones, ningún pueblo puede ser salvado por otros. Tiene que salvarse a sí mismo. No podemos, ni nos corresponde, realizar la tarea de los latinoamericanos. Nuestra ayuda será eficaz solo si va acompañada de un esfuerzo de su parte” (LIFE, 1963-09-16, pág. 4).
Las expresiones de aliento de la
revista parecieran un tanto prolijas en sus
intenciones, al menos si se tiene en cuenta que
“hay evidencia de obras en marcha”.
¿Cuántas? ¿En qué proporción? Esto no se
aclara. Allí lo resaltado, en sentido estricto, es
el hecho de que “se está influyendo en el
21 De forma transversal a esta temática, en varios de los artículos de la época estudiada LIFE en Español hace mención, como se indicó previamente, al libro Vino amargo (The Wine is Bitter), de Milton Eisenhower (1964). Una de sus reflexiones, en relación con la Alianza para el Progreso, da cuenta de lo siguiente: “Es imperativo que nos demos cuenta de que el éxito o el fracaso de la Alianza para el Progreso no dependen enteramente de nosotros. Si los conductores inteligentes de las otras repúblicas americanas no obran rápidamente para corregir injusticias y desigualdades históricas, y para realizar una revolución social por medios pacíficos, las revoluciones tipo castrista
pensamiento de los pueblos”. Como se puede
ver, mientras en el año anterior la revista se
mostraba escéptica frente a los avances del
programa, ahora reconoce que hay resultados
positivos que empiezan a derivarse de este,
razón por la cual afirma que “la esperanza
renace en las Américas”. Indica que con la
Alianza no se persigue una reconstrucción,
como ocurriere con el Plan Marshall, como sí
la creación de una nueva sociedad y una
nueva economía para Latinoamérica, algo
para lo cual se requiere que los países que la
integran pongan de su parte. En ese sentido,
el camino a seguir por parte de cada gobierno
nacional ha de comprender: 1) reformas
tributarias; 2) creación de escuelas y
destinación de recursos para libros; y 3)
cambio de la aristocracia latifundista por un
empresariado de ideas progresistas21. La
132 Revista LIFE en Español, 1955-1965
influencia de esto sobre el estilo político
queda retratada así:
(…) se especula menos sobre quien será el próximo dictador, y más acerca de quién triunfará en las elecciones. Por ejemplo, aunque el Brasil no ha corregido todavía los males de su administración, la Argentina, hasta hace poco ejemplo de caos político, parece iniciar lo que bien puede ser un periodo de seis años de prosperidad y estabilidad democrática (LIFE, 1963-09-16, pág. 4).
Una vez más el énfasis es puesto por
LIFE en Español en el capital privado,
resaltando para el efecto las halagüeñas
apreciaciones de David Rockefeller sobre el
crecimiento de la confianza inversionista
extranjera en América Latina. Indica así este
pueden conmover y destruir país tras país al sur de la frontera. El hemisferio está realmente al borde de violentos cataclismos, y las revoluciones sangrientas llevarán casi con certeza a dictaduras militares o comunistas. Este es el reto de las Américas; aunque ningún país aisladamente puede asegurar el éxito de la Alianza, todos podemos hacer lo que esté en nuestras posibilidades para hacerla realidad. No hay alternativa satisfactoria” (pág. 33). En ese sentido, el cumplimiento por parte de los países de la América Latina de los compromisos adquiridos con la Alianza resulta insoslayable, según se deja patente en la revista y en el argumento de Eisenhower, aunque rara vez una y otro se detienen a ver con detenimiento el cariz de la gestión estadounidense. Allí resulta oportuno apelar a las indicaciones de Juscelino Kubitschek (1964), ex presidente de Brasil, quien justamente hace la introducción del libro de Eisenhower en su versión castellana de 1964: “En su papel, el plan era alentador, indicando, por su actualidad, que una nueva era diplomática se abriría para el Panamericanismo. Mas, en la práctica, los resultados quedaron bien lejos de lo que se esperaba. En el primer año, los Estados Unidos invirtieron 1.000 millones de dólares. En el año siguiente, el Congreso aprobó una reducción del 40% en los fondos de la Alianza, quedando así el referido plan reducido a la modesta suma de 600 millones de dólares anuales. Como si tal amputación no bastase, en 1963 la Cámara de Representantes americana aprobó nuevo corte, ahora de 150 millones de dólares, lo que limitará la Alianza a una suma anual de 450 millones de dólares, en caso de que el Senado decida aprobarlo. Para tener una idea de las proporciones de esas reducciones, basta decir que solo Cuba recibe anualmente de Rusia la suma aproximada de 350 millones de dólares. De esa manera, para toda la América Latina, los Estados Unidos reservarían el insignificante total de 450 millones de dólares anuales, bajo el título de “la mayor empresa de auxilio externo hasta hoy visto en la América Latina”” (pág. 13).
personaje que se aspira a que el precio de las
mercancías producidas en la región repunte, a
la vez que recuerda que el comercio exterior
y las divisas extranjeras tienen para la
América Latina “cuatro o cinco veces la
importancia de la ayuda que se le ofrece en
la Alianza” (LIFE, 1963-09-16, pág. 4). Una
revolución en América Latina es inevitable,
hace ver LIFE en Español citando a Milton
Eisenhower. Tensiones entre los americanos
del norte y los del sur tienen lugar; los
primeros sospechan de los segundos, y los
primeros, como el mismo Eisenhower, se
muestran sorprendidos por la insistencia en
quejas que, a su juicio, ya deberían haber
133 Los trazos del poder en la posguerra
quedado desvirtuadas con el ánimo de
colaboración y apoyo mostrado a lo largo de
los últimos años. A malentendidos y
propagandistas insidiosos hacen responsables
del clima de confusión reinante,
particularmente de los retrocesos para el
conjunto del continente22.
En América Latina las propuestas
norteamericanas de ayuda despiertan
suspicacias, indica LIFE en Español. No
obstante, en su sentir ha sido la buena
voluntad la que ha llevado a los EE.UU. a
formular los distintos programas de ayuda, y
de igual forma no ve más que como “hierba
mala” la proliferación de la crítica y la
resistencia frente a dicha ayuda. ¿Quién
puede estar detrás de tales críticas y
resistencias? ¿Quién tiene la intención de
22 Indica a su vez Milton Eisenhower (1964): “Pero ahora lo anormal se ha convertido en lo normal, en momentos de tensión entre nuestros países, antes de que la razón y la comprensión tengan oportunidad de resolver problemas críticos, los propagandistas se mueven rápidamente para magnificar los malentendidos. Con insidiosa habilidad atribuyen motivos siniestros a los Estados Unidos; persuaden a los latinoamericanos de que nosotros tratamos de sacrificar sus intereses a los nuestros; convencen aun a los mejor informados (como un joven intelectual que me lo demostró un día en Costa Rica) de que “Estados Unidos deprimen las economías de América Latina para enriquecerse a sí mismo”. En una atmósfera de sospecha, duda y temor, la gran mentira florece como la mala hierba y ahoga la comprensión” (pág. 27).
desprestigiar a los EE.UU. durante la Guerra
Fría? En la tras-escena, LIFE en Español se
encarga de convertir a la Unión Soviética en
responsable de ello, a la cual no ve menos que
como un factor de desestabilización y de
enervamiento de la confianza continental. El
responsable de la difamación viste de rojo, he
allí la “mala hierba” que siembra cizaña entre
los pueblos hermanos y hace que entre ellos
“florezca la gran mentira”.
El porqué de las críticas a la OEA
En un extenso artículo Carlos M.
Castañeda, periodista cubano, hace un
cuidadoso análisis de la OEA. Comenta que
esta organización tuvo su antecedente más
lejano en una reunión realizada en EE.UU. en
abril de 1890, y muestra los tropiezos de su
trayectoria, señalando los encuentros y
134 Revista LIFE en Español, 1955-1965
desencuentros entre América Latina y los
EE.UU., las épocas de auge de la unión y la
crisis que parece afectarla a mediados de los
años sesenta del siglo XX. En ese orden de
ideas, comenta:
Los vientos de desconfianza en el “coloso del Norte” soplaban entonces por América. La doctrina del “destino manifiesto”, de rápido arraigo como expresión providencialista, parecía un revoloteo del águila imperial norteamericana. El secretario de Estado Richard Olney alegaba en 1895 que los “EE.UU. son prácticamente soberanos en este continente y sus órdenes son ley…” Esos fueron los días de la guerra hispanoamericana y de las intervenciones en Cuba, en que el impulsivo Teodoro Roosevelt, asistido de su política de garrote, proclamaba jubiloso: “Yo me apoderé de la zona del Canal”; y que Porfirio Díaz exclamaba abrumado y en tono amargo: “¡Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de los EE.UU.!” (Castañeda, 1965-04-26, pág. 31)
Figura 34. Los fundadores. La comunidad americana nación en una reunión, que tuvo lugar en los EE.UU., en abril de 1890, y la idea sirvió de simiente para las organizaciones internacionales que florecieron en el siglo XX (Castañeda, 1965-04-26, pág. 30).
Las alusiones de Castañeda a los
orígenes de la OEA quedan retratados en la
fotografía que LIFE en Español agrega al
artículo, justamente de la primera reunión de
delegados del continente (figura 34). Aunque
en esta escena no se hace posible distinguir a
los personajes, salta a la vista, con sus
sombreros y levitas, el reflejo de un estilo de
clase alta de finales del siglo XIX. Algunos
de los fotografiados, sentados en el primer
plano, parecieran gozar de cierta jerarquía
entre los demás, en tanto que otros se ven
impelidos a acomodarse como mejor pueden
para poder entrar en el recuadro de la cámara.
En el fondo se ve una casa en construcción,
en cierto modo una analogía de la incipiente
aparición de la unión panamericana. Ellos son
los fundadores, colocaron los primeros
ladrillos de una visión de asociación que, a
pesar de los tropiezos, décadas después
adquiriría forma con la OEA. La fotografía
supone una mediación simbólica entre la
génesis y 1965; muestra lo que está-siendo y
no simplemente lo que pudo ser. Aparece en
135 Los trazos del poder en la posguerra
el ícono-texto que recoge a estos fundadores
una visión de mundo que desde ese entonces,
y particularmente a mediados del siglo XX,
ya se mostraba necesaria: la
internacionalización y la puesta en marcha de
programas comunes al hemisferio. Entre los
antecedentes de esta unión continental el
articulista también menciona la política de
Teodoro Roosevelt, la cual fue sintetizada por
algunos bajo el principio africano que él
utilizare sin miramientos: “Habla suavemente
y lleva un gran garrote, así llegarás lejos”.
Este “big stick” fue parte de su particular
estilo en la política internacional.
“I took Panamá”: cómo no recordar la
frase prepotente que resume la postura
colonialista de los EE.UU. La necesidad de
expansión del territorio norteamericano se
había hecho visible al poco tiempo de su
fundación, y con el tiempo se centraría en el
Istmo de Panamá. Aprovechando la debilidad
del Estado colombiano y los alzamientos
surtidos en territorio panameño, los
norteamericanos aparecieron allí como
aliados del separatismo de este último, y a la
postre como constructores y dueños del
estratégico canal transoceánico.
Figura 35. Expansionista. Teodoro Roosevelt, aquí en una grúa en el Canal de Panamá, simboliza una época tensa en las relaciones americanas, que después se alivió con la política del “Buen Vecino”, de presidente Roosevelt (Castañeda, 1965-04-26, pág. 31).
Todo propiciaba la intervención. Este
era el gesto de “apoyo” de la naciente
potencia a su vecinos. Su estilo de hacer
política internacional quedaba retratado con
Woodrow Wilson, sentado a los controles de
una dragadora, ejerciendo desde allí el
dominio de la nueva tierra anexada (figura
35). Cual si estuviera en un trono, esta imagen
de alta iconicidad insinúa omnipresencia y
136 Revista LIFE en Español, 1955-1965
omnipotencia, es la representación perfecta
de los EE.UU. entrando al centro de América,
de tal manera que desde allí, y con el apoyo
de la economía y la fuerza bélica, ahora se
aventura a continuar su gesta expansionista
por el resto del continente23. La política de
unión panamericana empieza allí como
anexión, el gesto de Wilson se convierte en
símbolo dialéctico de dominación y
dependencia. Pero los tiempos cambian,
dando paso a posturas como la del
colombiano Alberto Lleras Camargo, la cual
consistió en establecer una relación de
colaboración y participación. Así lo comenta
Castañeda en LIFE en Español:
El ex presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, en un discurso memorable pronunciado ante la Décima Conferencia Interamericana, en Caracas (1954), destacó las virtudes del sistema en estos términos: “Su paciente labor de más de medio siglo de persuasión y vigilancia sobre
23 Decía al respecto el presidente Woodrow Wilson: “Si una nación demuestra que sabe actuar con razonable eficacia y decencia en asuntos sociales y políticos, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no necesita tener ninguna interferencia de los Estados Unidos. Una mala actuación crónica o una impotencia que traiga aparejada el aflojamiento general de las ataduras de una sociedad civilizada, pueden requerir, tanto en América como en cualquier otra parte, una intervención en última instancia por alguna nación civilizada y en el Hemisferio Occidental, la adherencia de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe podría forzar a los Estados Unidos, por mayor que fuera su desgano, en casos flagrantes de tal inconducta o impotencia, al ejercicio de un poder policial internacional” (Selser, 2001, pág. 114).
todos los peligros de la violencia, ha hecho más por la independencia de nuestras jóvenes nacionalidades que la tumultuosa algarada antiimperialista… Ha creado una conciencia en los pueblos fuertes de América sobre las necesarias limitaciones de su acción internacional, y, simultáneamente, en los débiles, sobre la formidable capacidad de las palabras justas para detener, con su frágil barrera, la arbitrariedad armada y la presión amenazante” (Castañeda, 1965-04-26, pág. 31).
Las tensiones en los diferentes países
pueden entonces justificar la acción armada,
incluso desde la propia OEA. Se ha tenido
que recurrir a la fuerza para garantizar la
acción colectiva, situación que tal vez
contradiga los propios principios
fundacionales de dicho organismo. Esto sería
en últimas el fracaso de la democracia, es
volver a tomar el escudo y la espada, pero
contra los propios vecinos. Aunado a esto, no
deja de sentirse un clima de decepción frente
137 Los trazos del poder en la posguerra
a la acción posible del organismo. Como lo
indica Castañeda: “Los estadistas en sus
discursos, y los diarios en sus editoriales, han
acuñado una frase repetida hasta el
cansancio: “la crisis de la O.E.A.””
(Castañeda, 1965-04-26, pág. 31). Tal crisis
se caracteriza por lo siguiente:
1. Aunque las naciones firmantes
reconocen los tratados, cada una los
interpreta a su manera;
2. Se han permitido excesos en varios
países sin que haya habido
intervención del organismo;
3. La burocracia corroe a la OEA, con un
presupuesto para sus 706 funcionarios
que alcanza los USD $14.980.000
(Castañeda, 1965-04-26, págs. 31-
32).
Bajo estas circunstancias, podría
preguntarse ¿para qué sirve la OEA? Algunos
de los representantes de los países miembros
insisten en que sus principios se mantienen,
siendo por tanto sus problemas un efecto de
la transición por la que atraviesa el
continente. Allí Castañeda agrega otras
causas de fondo. En primer lugar alude a la
desestimación por parte de EE.UU. de las
aspiraciones latinoamericanas de alcanzar
mejores condiciones para exportar sus
productos y para la obtención de ayuda
financiera, dejadas en un segundo plano por
la preeminencia que por entonces adquirió la
tarea de la reconstrucción europea. En
segundo lugar, alude a:
La guerra fría que vino a cernerse sobre las ruinas de Europa reafirmó la visión político-militar norteamericana. Los dictadores de uniforme, surgidos en la América Latina después de la guerra, fueron tolerados en los EE.UU. por considerarlos un síntoma de estabilidad política, conveniente en momentos en que el país estaba muy preocupado ante la amenaza comunista en Europa. Pero esta actitud provocó irritación en otros países. Las reiteradas demandas latinoamericanas, en la reunión de Bogotá y en la Conferencia de Comercio y Empleo de la Habana, cayeron en oídos sordos (Castañeda, 1965-04-26, pág. 32).
Y en tercer lugar estuvo el efecto
especulativo y la “sensación de bienestar
138 Revista LIFE en Español, 1955-1965
artificial” impulsados por la guerra de Corea,
al provocar un alza del precio de productos
como el café y los minerales, la cual sería
amilanada con la depresión económica
sufrida por EE.UU. en 1954. A ello se sumó,
según Castañeda, la dificultad para alcanzar
acuerdos con miras a establecer canales
institucionales de ayuda entre los países de la
región —como la creación de un banco
interamericano, por ejemplo—. La Alianza
para el Progreso apareció para dar respuesta a
tales problemas, y aunque al principio pareció
ir por buen camino, las esperanzas se
desvanecerían algunos años después con la
apatía imperante en el Congreso de los
EE.UU., y posteriormente con el asesinato de
John F. Kennedy (figura 36), según resalta el
articulista.
La desaparición del presidente Kennedy estremeció a la América Latina. La personalidad magnética del joven mandatario inspiraba una sensación de entendimiento entre los pueblos continentales como no se había visto desde la época de Roosevelt. Pese a sus esfuerzos personales y al dinamismo adquirido por la Alianza para el Progreso, el
presidente Lyndon Johnson no ha conseguido borrar las suspicacias de sus vecinos. Las demoras de los EE.UU. en ratificar el Convenio Internacional del Café, la distribución de cuotas azucareras, las restricciones en el mercado de la carne, y la tardanza en equilibrar la balanza del intercambio comercial, han contribuido a renovar el aire de crisis que se respira en muchos sectores, dentro del sistema interamericano (Castañeda, 1965-04-26, pág. 33).
Figura 36. La Alianza. Kennedy, visto en México con Adolfo López Mateos, pudo comprobar la popularidad de su política fundamentada en la Alianza (Castañeda, 1965-04-26, pág. 33).
139 Los trazos del poder en la posguerra
En 1965 parece haberse alcanzado
mayor precisión sobre las aristas de los
problemas continentales frente a los cuales es
preciso emprender acciones conjuntas, pero
la desconfianza latinoamericana persiste. En
la tras-escena LIFE en Español construye
una significación encaminada a desarmar
todo conato de rechazo al acompañamiento
norteamericano, y por intermedio de
articulistas como Castañeda procura hacer
manipulables los quebrantos de una unión
que, con el correr de los años, sufre por los
desequilibrios que aglutina.
Mejores índices en la América Latina
En un artículo de 1965, LIFE en
Español resiente la manera como se ha
recibido el programa de la Alianza para el
Progreso en algunos sectores. Señala con
mofa que algunos han cambiado la palabra
“para” de preposición a verbo, de tal forma
que se leería algo así como “la Alianza
detiene el progreso”. Sin embargo, la revista
no se exime de reconocer las cifras
alentadoras de los índices de crecimiento.
Pero a los cuatro años de la Carta de Punta del Este, el progreso económico, lejos de detenerse, se ha acelerado. Un informe reciente dado para la América Latina (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas, indica que el producto interno bruto llegó al 5.5%, el más alto desde 1960, y, así mismo, superior al promedio de la década de 1950 – 59. A continuación agrega: “Ese mejoramiento parece todavía más acentuado si se juzga la evolución económica por el curso del consumo y la inversión. Sus cifras adicionadas en el concepto del ingreso real muestran una expansión del 6% aproximadamente. De esa manera, al tomar en cuenta la tasa de multiplicación de la población (2.9% entre 1963 y 1964) se obtiene que el nivel medio del producto interno y del ingreso por habitante ha aumentado en 2,5% y 3%, respectivamente, durante el último año” (LIFE, 1965-08-16, pág. 46).
El gigante latinoamericano parece
despertar, si bien la desigualdad y la
heterogeneidad del subcontinente dificultan
la consolidación de indicadores fiables. No
obstante, la CEPAL se esfuerza por sintetizar
los aspectos más significativos de tal
crecimiento, mostrando que la venta al
140 Revista LIFE en Español, 1955-1965
exterior de productos y servicios en
Latinoamérica aumentó en 4,5% para el año
1964, aunque con un estancamiento de los
niveles de exportación.
De igual modo alude a un aumento de
la inversión interna, privada y pública, del
10% (LIFE, 1965-08-16, pág. 46). Por otra
parte, esta comisión de las Naciones Unidas
da cuenta de la presencia de “factores
limitantes” que conminan a ser cautelosos,
entre los cuales alude a la rigidez de la
estructura social, la rampante desigualdad, la
falta de competencia y de mercados, el
estancamiento de la producción rural, la
incapacidad financiera del sector público y
sus desequilibrios financieros y monetarios.
Ante tales retos, la coordinación de la
cooperación continental a través de la Alianza
para el Progreso resulta más que oportuna,
según deja ver la revista, ello toda vez que
permite alcanzar acuerdos sobre los
problemas más importantes y las acciones
que deben ser emprendidas para su solución
efectiva. Se trae a cuento la postura del
Director de la Agencia Internacional de
Desarrollo, David Bell, quien se muestra
optimista al señalar que los gobiernos
americanos han comprendido la importancia
de la autoayuda, a la vez que están dispuestos
a cooperar con las actividades de la Alianza.
En la tras-escena se crea la sensación de un
ambiente saludable para los inversionistas
extranjeros, el cual puede aumentar si
disminuye la influencia del comunismo. Hay
que fomentar confianza en el mercado, esa
misma que en EE.UU. ha deparado un notorio
crecimiento del número de accionistas de
empresas en su territorio (figura 37). La
receta para el éxito está sobre la mesa, la
cuestión consiste simplemente en ejecutarla.
Figura 37. Accionistas de sociedades anónimas en EE.UU. (LIFE, 1965-08-16, pág. 47)
141 Los trazos del poder en la posguerra
1.4. Escena central: el diseño
simbólico del orden bipolar
LIFE en Español sugirió desde 1957
volver a los fundamentos simbólicos de los
EE.UU., algo que en momentos de crisis
aparece como la rememoración de su
“contrato social tácito”. Entre líneas sus
editoriales y artículos insisten en ello; la
nación debe ser fuerte para combatir su
antítesis: el comunismo, y sus ramificaciones
en el mundo. Esta combinación de momentos
de crisis, identidad nacional y lucha sin
cuartel quedó nítidamente retratada en un
editorial del 15 de octubre de 1962, en la cual
la preocupación por Cuba escala en
intensidad. “¿Qué hacer con Cuba, la nueva
base soviética?”, se pregunta la revista,
justamente con ocasión del envío de
armamento balístico a esa isla por parte de la
URSS. Allí se formula una acusación expresa
al presidente Kennedy: “La Casa Blanca está
envuelta al parecer en la indecisión, pese a
haber asegurado el presidente Kennedy que
los EE.UU. van a actuar con rapidez contra
Cuba si resulta necesario para la seguridad
de las Américas” (LIFE, 1962-10-15, pág. 4).
Las imágenes del brillante presidente
norteamericano que tomara posesión en 1961
han transmutado en LIFE en Español. Ahora
no es el líder convencido, ni el gallardo joven
que guía a la nación más importante del
mundo, sino más bien un hombre agobiado
por los problemas, indeciso y además traidor
a sus propios planteamientos. A falta de
imágenes, el editorial presenta en la escena a
un presidente Kennedy pusilánime que,
incluso, pareciera estar cohonestando con el
enemigo central de los EE.UU. en la Guerra
Fría. Sus modales conciliadores, otrora
alabados, son ahora criticados
descarnadamente.
Ya en marzo de ese año, el
escepticismo frente a la gestión de John F.
Kennedy había sido cultiva por LIFE en
142 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Español con un artículo de John Mulliken
titulado La metamorfosis de John Kennedy.
En él se hace un recuento de los programas
adelantados por el presidente, pero en
especial de lo que el autor llama “un año de
crisis”. El declive del presidente es la
comidilla en el argumento, que de la
expectativa que despertó al comienzo, tuvo
que lidiar con infaustos sucesos como el de
Bahía Cochinos.
Cuba fue, pues, una seria lección para el gobierno de los EE.UU. le enseñó a Kennedy, como nada hasta entonces, las brutales realidades del poderío mundial. Comprendió, por fin, que los viejos problemas no tenían una solución ni fácil ni rápida. Algunos de ellos, al parecer, eran insolubles, por muchos jóvenes estadistas inteligentes y brillantes que se dedicaran a estudiarlos (Mulliken, 1962-03-19, pág. 65).
De igual modo, al insigne gabinete de
John F. Kennedy, compuesto en palabras de
LIFE en Español por hombres brillantes,
valientes y portadores de nuevas ideas, se le
fue desdibujando en su prestigio con los
nuevos comentarios críticos ventilados en la
revista. De ser un equipo de trabajo de lujo,
aparecía ahora como un conjunto de
desconocedores de la realidad de la Guerra
Fría, ineptos para hacer frente a la crisis, e
incluso irresponsables a la hora de tomar
decisiones contundentes para liberar, por
ejemplo, a Cuba de la intervención soviética.
Las visitas de Estado no ayudaron mucho, y
solo parecían dejar indemne a Jacqueline
Kennedy. A cada movimiento del presidente
se seguían acciones que ponían en tela de
juicio sus capacidades. Su primer año de
gobierno estuvo marcado por la aparición de
una crisis tras otra. Y al entrar en el segundo,
John Kennedy —que ha madurado mucho
más de un año, indica LIFE en Español—
sabe por lo menos lo que espera poder hacer
en casi todas las etapas de crisis.
La tarea táctica inmediata es evidente: contener al comunismo y al mismo tiempo preservar la economía norteamericana y el proceso de desarrollo de su sociedad. Tras este objetivo inmediato viene otro: el desarrollo de una comunidad de naciones libres. No existe la menor intención de capitular ante el comunismo en ningún lugar del mundo que pueda ser defendido o
143 Los trazos del poder en la posguerra
incluso reconquistado (Mulliken, 1962-03-19, pág. 67).
Asimismo, Mullinken hace un
recuento detallado de los problemas que debe
afrontar Kennedy: Berlín, la bomba nuclear
descubierta por Rusia, Vietnam del Sur, Laos,
el desarrollo de la Alianza para el Progreso, la
ONU, la OTAN, pero en especial lo que
sucede dentro de su propio país con los
conservadores.
Este sector, que ha logrado considerable apoyo en los EE.UU., incluye desde los moderados hasta la extrema derecha representada por la Sociedad John Birch, y los llamados “Minutemen”, que se ocupan de la instrucción militar en preparación para el día en que el país se torne comunista. Estos conservadores de la extrema derecha están dispuestos a influir en las elecciones estatales y parlamentarias de este año. Su atractivo principal consiste en ofrecer soluciones que parecen fáciles a los que se sienten frustrados ante la situación mundial y no la entienden, o no comprenden la forma en que Kennedy está tratando de encararla (Mulliken, 1962-03-19, pág. 71).
Como puede derivarse de estos
planteamientos, el clima interno hacia
Kennedy era parcialmente de hostilidad. Siete
meses después la revista afirmó que es
preciso ser firme en la implementación de la
doctrina Monroe. “Pero para que la doctrina
tenga algún sentido para Khrushchev, habrá
que redefinirla de manera que los EE.UU.
estén dispuestos a luchar por ella. Kennedy le
debe al mundo esa aclaración” (LIFE, 1962-
10-15, pág. 4). Según señala LIFE en
Español, el presidente, al admitir que Cuba
recibió armas, y al precisar que se trataba de
“armas defensivas” y no “ofensivas”,
despertó una particular molestia. Dejaron
sentir los editores que ello era desconocer la
gravedad de la situación. Señalan que las
armas han transformado a Cuba en una
colonia “abyecta” de la URSS, “pese a la
inferencia del presidente Kennedy de que el
peligro no existe todavía” (LIFE, 1962-10-
15, pág. 4).
Kennedy ha emprendido acciones
tales como ayudar a las naciones del Caribe a
patrullar las costas, consultar con otros países
americanos para llevar el asunto ante la OEA
144 Revista LIFE en Español, 1955-1965
y proponer en la OTAN que se vigile este tipo
cargamentos en los barcos. Todo esto, sin
embargo, no es suficiente para LIFE en
Español. La revista actúa como estratega
militar y escribe su mandato:
Proponemos que el próximo paso sea ordenar a la Armada norteamericana —con toda la colaboración que nos puedan dar las naciones de la América Latina— que detenga y registre a los barcos, especialmente a los soviéticos, que entren en aguas cubanas y que se sospechen sean portadores de armas o personal soviético. El personal sería enviado de regreso a su patria, y las armas se arrojarían al mar (LIFE, 1962-10-15, pág. Ibíd.).
La revista ofrece las opciones y
consideraciones que circundan la reflexión en
medio de este momento de crisis. ¿Es un
bloqueo lo que Cuba necesita? ¿Es lo hecho
en su territorio un acto bélico? ¿Cómo
calificar la forma masiva en la que
Khrushchev envía armas a la isla? ¿Cuál debe
ser la postura norteamericana? Sea como
fuere, para LIFE en Español la estrategia que
adopten los EE.UU. debe implementar en lo
sucesivo una premisa inapelable: no perder de
vista a los aliados en América Latina.
Un bloqueo de armamentos —aunque pueda significar una guerra— no es necesariamente un acto bélico formal, especialmente si se considera que así lo requiere la Doctrina Monroe, promulgada hace 139 años. Al interpretar de esta manera la doctrina debemos, por supuesto, buscar el asentimiento de nuestros aliados de la América Latina, con quienes hemos compartido, cada vez más desde 1933, la responsabilidad de definirla. Pero eso no quiere decir que los EE.UU. hayan renunciado a esa responsabilidad. Los latinoamericanos tienen inclinación a eludirla y, en última instancia, el sistema de seguridad hemisférico depende del poderío de los EE.UU. El año pasado Kennedy declaró: “Si las naciones de este hemisferio no cumplen con sus obligaciones para evitar la penetración comunista. . . el gobierno de los EE.UU. no vacilará en hacer frente a sus obligaciones primordiales, que son a las de atender a su seguridad nacional” (LIFE, 1962-10-15, pág. 4).
Para la seguridad y los intereses de los
EE.UU., aparece entonces la importancia de
tener presente el carácter global de que goza
dicha potencia. Es así como el eslogan
“América para los americanos” puede ser
redefinido, ya no meramente como un acto de
defensa, sino como la acción preventiva que,
en territorio propio o en el de otras naciones,
salvaguarde la soberanía.
145 Los trazos del poder en la posguerra
Es cierto que los intereses y la seguridad de los EE.UU. revisten hoy un carácter mundial, y no se circunscriben sólo a este hemisferio. Kennedy mismo parece excesivamente impresionado con el argumento de Khrushchev de que si los EE.UU. sostienen las bases que la O.T.A.N. tiene cerca de la frontera ruso-turca, ¿por qué no puede Rusia tener bases en nuestra vecindad? Aunque los intereses de EE.UU. son de carácter global, tenemos una obligación previa y primordial con este hemisferio; y no hay ley alguna que nos impida resistir la agresión hasta tanto nuestro enemigo declarado adquiera posiciones globales equivalentes a las nuestras (LIFE, 1962-10-15, pág. 4).
El argumento de la revista, puesto en
pocas palabras, gira en torno de los siguientes
aspectos:
1. Recurrir a los principios
fundacionales de la nación, que
muestran en el origen, en la raíz,
el sentido del objetivo nacional,
recurriendo por ende a la doctrina
Monroe;
2. Mostrar la fuerza de un enemigo
declarado, de su estrategia de
sometimiento a Cuba y, en
especial, de la “abyecta” postura
de Castro;
3. El recordatorio de que “Ante todo,
haría saber a Khrushchev que
Kennedy —que una vez dijo
“nuestra moderación no es
inagotable”— no es víctima de
una indecisión permanente”
(LIFE, 1962-10-15, pág. 4).
Causa escalofrío pensar que una
revista como LIFE en Español, de apariencia
“light”, que anuncia alimentos, automóviles y
relojes de lujo, la abanderada de la moda
mundial, que muestra extraordinarias
fotografías del planeta, que presenta
detenidos estudios de diversa índole, funja
como emisora de este incontestable mensaje
al presidente John F. Kennedy: señor
presidente, deje su indecisión; proceda,
presione, ataque, muestre la fuerza que
tenemos, difunda que “América es para los
americanos”… no para los rusos. Señor
presidente, su postura lo muestra como un
146 Revista LIFE en Español, 1955-1965
pelele ante el mundo; no dude, proceda, usted
tiene, entre las prioridades que se fijó, el
deber de velar por la seguridad de los EE.UU.
y defender la democracia mundial. Señor
presidente, aclare su postura ante el mundo,
pase a la ofensiva.
La mirada política cautelosa de
Kennedy es vista como peligrosa. Resulta
desconcertante pensar que tres meses después
de la publicación de este artículo, el
mandatario norteamericano fuera asesinado
en la ciudad de Dallas, según se afirma por
algunos, no por parte de un solitario
francotirador, sino merced a un complot
orquestado desde los mismos EE.UU., en el
cual habrían participado importantes
miembros de la vida política nacional, así
como de la CIA. ¿Sería acaso el artículo bajo
estudio una advertencia al presidente? Si esto
fuera así, la revista tendría más que un interés
comercial y divulgativo, rayando de hecho en
lo propagandístico y político. Crear opinión
en contra de un presidente; construir una
opinión desfavorable respecto de su política
exterior; ir delineando una postura de crítica
generalizada a las miradas conciliadoras…
pronosticar un asesinato. El cubrimiento de lo
sucedido con Cuba, ciertamente, puso en
evidencia que el descontento del equipo
editorial con Kennedy lejos estaba de ser
meramente acontecimental.
Cuba, hay que tomar una decisión
En la construcción de opinión en torno
a la Guerra Fría, su anecdotario y sus
sucesivas tensiones, los medios de
comunicación desempeñaron un destacado
papel, ya fuere de manera expresa o
camuflada, a través de sugestivas fotografías
y propagandas de diversa índole. Así, por
ejemplo, en octubre de 1962, LIFE en
Español reprodujo una imagen que la revista
Verde Olivo. Apuntando al cielo, dos misiles
de fabricación rusa están listos para ser
disparados. La imagen es contundente, y está
acompañada por una angustiosa frase: “Hay
que tomar una decisión” (figura 38).
147 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 38. Clare Boothe Luce pide que no se oculte la verdad. Esta fotografía de cohetes antiaéreos soviéticos, publicada en Verde Olivo, revista del Ejército cubano, es índice de la potencia bélica que Rusia acumula en Cuba (Luce, 1962-10-29, pág. 13).
149 Los trazos del poder en la posguerra
Ernest Cassirer (2003) podría decir
que hay aquí una Darstellung, es decir, un
posicionamiento de la imagen como cuerpo
sensible, concreto, existente para el
observador; y qué más concreto que dos
misiles en el contexto de la Guerra Fría,
emplazados en Cuba, tal vez apuntando hacia
los EE.UU. Adicionalmente, ello da paso a la
generación de una figuración por parte del
lector, una Vorstellung, la cual, teniendo un
anclaje en lo subjetivo, permite a posteriori
emerger un significado; es una apuesta en lo
pensable, y por lo mismo puede tener una
condición de simulacro. Como real existe,
pero lo que se pone en juego en este segundo
momento, gracias a los síntomas que contiene
la forma, es lo imaginario y lo imaginado.
Esta imagen simbólica puede ser
reinterpretada, releída, de manera tal que a
partir de su objetivación formal devele la
ambigüedad del simulacro. Así, al aludirse a
estos misiles como los transportados a Cuba,
a 90 millas de Miami, no son ya simplemente
un material balístico, sino que pasan a ser la
manifestación material de la mayor amenaza
para los EE.UU. en lo corrido de su historia.
La representación abandona los terrenos de la
multivocidad, por vía del traspaso ecfrástico
se erige en el símbolo del paroxismo con la
alianza cubano-soviética, y con ello se
convierte en el fantasma de una tercera guerra
mundial iniciada en la isla caribeña, esta vez
ya no convencional, sino abiertamente
nuclear. El suceso convoca las imágenes
todavía recientes de la devastación en
Nagasaki e Hiroshima. Se teje una certeza de
destrucción, una vesania que invoca consigo
los horrores de millones de víctimas, las
ruinas de ciudades enteras, pero,
principalmente, la amenaza de la destrucción
de Occidente, del mismo mundo como se
conocía entonces.
La doctrina de la contención por parte
de ambas potencias era indispensable para
garantizar la paz. Pero estos misiles, que en
cierto modo eran la respuesta de la URSS a
150 Revista LIFE en Español, 1955-1965
aquellos otros instalados por los EE.UU. en
Turquía en 1957, eran la negación de la paz,
eran la negación de cualquier forma de
convivencia. Imponen una verdad metálica y
consistente, una forma y un contenido
enervantes en un espacio y un tiempo
precisos. La imagen se transforma en el
instrumento más efectivo para conmover al
conjunto de la población, y para conminar al
presidente a actuar.
Time-Life, como empresa de primer
orden, estuvo a la cabeza de este proceso, y su
director general, Henry Luce, tuvo sin duda
un papel de liderazgo con 13 millones de
ejemplares de sus publicaciones circulando
masivamente por el mundo, en inglés,
castellano, italiano y japonés, valiéndose,
24 Sobre Clare Luce señala Sylvia Jukes Morris (2015) lo siguiente: “Two dozen red roses and a contingent of Washington correspondents and photographers awaited the new Republican Congresswoman from Fairfield Country, Connecticut, at Union Station on Monday, January 4, 1943. Clare Boothe Luce was by the smartest, most famous, and most glamorous member of the House of Representatives —the last quality no much evident elsewhere in the wartime capital. (…) Aware that the thirty-nine-year-old Congresswoman had written four Broadway plays —three of them hits and made into movies— the UP reporter suspected she might have pulled off an old theatrical trick, the incognito step from the wings, melting into the crowd in the nondescript clothing. Also, as the wife of the publisher of Time, Life, and Fortune, Clare was media-savvy enough to know that the best way to attract press attention is to elude it” (pág. 12). Traducción libre: “Dos docenas de rosas rojas y un contingente de corresponsales y fotógrafos aguardan por la nueva Congresista Republicana del Condado de Fairfield, Connecticut, en Union State el lunes 4 de enero de 1943. Clare Boothe Luce era de las más elegantes, más famosas y más glamurosas miembros de la Cámara de Representantes —la última de las cualidades menos evidentes en la capital de la guerra. (…) Consciente de que la Congresista de treinta y nueve años había escrito cuatro obras para Broadway —tres de ellas exitosas y adaptadas como películas— el reportero de UP [United Press] sospechaba que ella podría sacar un viejo truco teatral, salir de incógnito por los
según dejan ver algunos de sus articulistas,
únicamente de “la fuerza de su intelecto”
(LIFE, 1964-05-28, pág. 3). No sería él solo
quien tejería el argumento crítico de LIFE en
Español sobre el orden bipolar y esta tensión,
sino que allí tendría también un papel
destacado su esposa: Clare Boothe Luce,
destacada en la política como dirigente del
Partido Republicano de los EE.UU., como
dramaturga consagrada y como embajadora
de ese país en Italia. Fue actriz en Broadway,
militante del movimiento sufragista en su
juventud y más adelante una activa crítica del
comunismo desde su triple condición de
miembro del ala más conservadora del
Partido Republicano, católica convertida y
articulista de la revista Life24. Haciendo gala
151 Los trazos del poder en la posguerra
de esta última, escribe el contundente artículo
para la edición del 29 de octubre de 1962:
Cuba: hay que tomar una decisión, en el cual,
con profusión de argumentos, comenta una
conferencia dada por John F. Kennedy sobre
cómo “poner en perspectiva el problema de
Cuba”. Señala Clare Luce que eso es
justamente lo que no ha logrado hacer luego
de fracasada la operación de Bahía Cochinos.
Figura 39. La autora de este artículo, Clare Boothe Luce, dramaturga, ex parlamentaria y diplomática (Luce, 1962-10-29, pág. 15).
flancos, disolverse entre la multitud con ropas indescriptibles. También, como la esposa del editor de Time, Life y Fortune, Clare era lo suficientemente experta en medios de comunicación como para saber que la mejor manera de atraer la atención de la prensa es evadirla”.
“Cuba es un hueso atravesado en la
garganta” que genera gran controversia
nacional e internacional, y que se constituye
en un grave peligro para los EE.UU., comenta
la articulista. Apoyándose en los discursos
que diera Kennedy cuando estaba en
campaña, intenta mostrar la autora los
cambios en el discurso del presidente, al cual
por demás juzga de blando. El artículo,
además de exhibir en sus fotografías lanchas
y armamento soviético, ofrece la estampa
dulce y sofisticada de Luce, adornada con sus
joyas (figura 39). Con las manos juntas a la
altura de su cuello, cual si de una beata en
oración se tratase, y dirigiendo a la cámara
una mirada que denota seguridad, Clare Luce
tiene la estampa de una mujer de clase alta,
madura, que ha conseguido todo cuanto ha
querido. Su candor y delicadez atrapan la
mirada, pero al instante se revelan como
gestos premeditados, como parte de la utilería
152 Revista LIFE en Español, 1955-1965
con la que apuntala su argumento. Quiere
distinguirse, pero ella, a decir verdad, no lo
necesita; desde la cuna ha sido distinguida,
con sus certeras afirmaciones rompe
homogeneidades:
Mr. Kennedy dice que sus esperanzas de lograr una solución pacífica para el problema de Castro residen principalmente en el deterioro de la situación política y económica de Cuba. Poniendo ante los ojos de EE.UU. la cómoda perspectiva de un colapso en Cuba, declara: “Castro [está] en dificultades… sus propios partidarios comienzan a ver que su revolución ha sido traicionada” (Luce, 1962-10-29, pág. 15).
Figura 40. Soldados castristas toman posiciones frente a la cerca de la base de EE.UU. en Guantánamo. Llevan armas automáticas M-19 y cascos checos y van en un camión militar de factura también checa. Frecuentemente estos miembros de las fuerzas armadas de Castro apuntan sus armas directamente a los infantes de marina norteamericanos que hacen guardia dentro de la base (Luce, 1962-10-29, pág. 16).
Pero a pesar de los cuestionamientos
del pueblo cubano, es improbable una
revolución contra Castro. Por un lado, no hay
que perder de vista el inmediato apoyo
soviético que lo respalda, lo cual incluye los
pertrechos y equipamiento remitidos desde
lugares como Checoslovaquia (figura 40); por
el otro, la propaganda que ha difundido en la
América Latina le ha granjeado popularidad.
Insiste la señora Luce:
Radio Cuba transmite las 24 horas del día a todas las naciones latinoamericanas. Les dice a las masas desvalidas de esos países que su libertad política y económica depende de que echen a puntapiés a todos los políticos pro norteamericanos y pongan en los altos cargos públicos a personas dispuestas a sumarse a las dinámicas filas de las repúblicas comunistas, de las cuales ahora, gracias a Castro, puede decirse verazmente que rodean el mundo. Los EE.UU., dice Radio Cuba, están prestando ayuda por valor de miles de millones de dólares a sus vecinos del Sur por una sola razón: el miedo a Khrushchev y a Castro. La ayuda norteamericana, advierte la misma emisora, se desvanecerá el día que Castro sea derrotado. Este argumento tiene mucha fuerza. Probablemente todos los gobiernos latinoamericanos ven a Castro y al comunismo, por lo menos parcialmente, como un pretexto para sacar dólares. Esto explicaría por qué, aun los dirigentes partidarios de EE.UU., se muestran reacios a tomar medidas contra Castro y contra los comunistas de su propio país (Luce, 1962-10-29, pág. 15).
Kennedy parece esperar a que el
régimen castrista se desarme por sí mismo,
153 Los trazos del poder en la posguerra
pero aunque la isla padece de un deterioro
económico, la ayuda del Kremlin no se hará
esperar, pues según señala Clare Luce: “se
está haciendo tarde en América Latina y se
está perdiendo la Guerra Fría allí”. Castro se
regodea por el triunfo (figura 41), y entre
tanto el movimiento comunista sigue su
franca marcha a lo largo de América Latina.
Figura 41. Vanagloriándose de su triunfo, Castro explica al público que lo ve por TV de qué manera su Ejército y sus milicias infligieron una aplastante derrota a los invasores auspiciados por EE.UU. (Luce, 1962-10-29, pág. 17)
Las fuerzas de la izquierda comunista de la América Latina, en rápido crecimiento (especialmente en Haití, Bolivia, la República Dominicana, México, Brasil y Venezuela), y la abrupta aparición de nuevas dictaduras militares en la Argentina y el Perú son pruebas trágicas de que no se ha aislado políticamente la influencia de Castro. Desde el fracaso de la invasión, se ha producido una huida en masa de capitales latinoamericanos hacia los países de Europa. Hoy, los empresarios latinoamericanos que de otro modo
invertirían en industrias nacionales, ponen su capital a buen recaudo en el extranjero, con el consiguiente debilitamiento de la economía latinoamericana y un mayor gasto de los fondos de la Alianza para el Progreso (Luce, 1962-10-29, pág. 16).
En el Congreso de EE.UU. se ha
aprobado una enmienda para dejar de
comerciar con quienes sostengan actividades
comerciales con países comunistas. La
Guerra Fría tiene entonces un importante
componente económico, pero el dominio
ideológico parece acentuarse a pesar de los
importantes recursos que los EE.UU. generan
a los países latinoamericanos. El fidelismo se
ha visto favorecido con la derrota de la
resistencia en Bahía Cochinos. Para Clare
Luce, esto obedece a un problema que reside
dentro de los propios EE.UU. Señala que:
Por eso poner el problema de Cuba en su verdadera perspectiva exigiría del Presidente una penosísima admisión: que el no haber consumado la invasión de Cuba en 1961 ha tenido ya consecuencias peligrosas, tal vez desastrosas, para la política global de los EE.UU. No es posible contar con que ninguna acción pacífica por parte de los EE.UU. ponga fin al fortalecimiento soviético en Cuba.
154 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Cualquier validez o utilidad que hubiera podido tener la doctrina Monroe antes de la invasión, parece haber sido destruida por el fracaso de ésta y los acontecimientos subsiguientes. La doctrina, proclamada por el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823, fue una advertencia a las potencias europeas de que “consideraremos todo intento… de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como un peligro para nuestra paz y seguridad” (Luce, 1962-10-29, pág. 17).
Figura 42. Visitando Moscú en julio de este año, Raúl Castro, ministro de Defensa en Cuba, pasa revista a la guardia de honor, con el mariscal Malinowsky, que desempeña análogo cargo en Rusia (Luce, 1962-10-29, pág. 19).
Comenta Luce que al aprobar primero
la invasión, sin apoyo de la OEA, y luego
retrasar el apoyo aéreo, Kennedy ha mostrado
lo que es su “doctrina”, la cual ha llevado a
los EE.UU. a una encrucijada.
Los EE.UU. encaran actualmente dos desoladoras alternativas: desafiar ahora el poderío ruso en nuestro
hemisferio, a riesgo de que estalle la guerra en otros frentes y (salvo que se hagan rápidas concesiones diplomáticas allí) verse gradualmente envueltos en la Tercera Guerra Mundial, o esperar sentados, mientras el poderío soviético se consolida en nuestro hemisferio con la muy real posibilidad de que el comunismo se apodere de extensas zonas de la América Latina. (…) Lo que está en juego en la decisión de intervenir o no intervenir en Cuba no es solamente el prestigio de los EE.UU., sino su supervivencia (Luce, 1962-10-29, pág. 19).
La crítica de Luce parece develar una
incoherencia en el proceder de Kennedy.
Durante su campaña presidencial parecía
tener las respuestas para una nación que
anhelaba cambios sustanciales, y ahora,
enfrentado a la realidad de la disidencia
cubana, con su entrañable vínculo con la
Unión Soviética (figura 42), su palmaria
indecisión condena al conjunto de América a
tener en su corazón un emplazamiento
soviético en propiedad. Atacar, descuidar
puestos de avanzada e inaugurar la Tercera
Guerra, o no hacer nada y dejar que el
comunismo afinque sus bases: el panorama se
muestra desalentador por donde se lo mire.
155 Los trazos del poder en la posguerra
Según Frances Stonor Saunders
(2013), tanto Clare Luce como Henry Luce
hacían parte del gabinete asesor de la
Fundación Rockefeller en 195725, cuya tarea
consistía en intentar definir la política
exterior estadounidense (Saunders, 2013,
pág. 173). Y por lo mismo no es de extrañar
que en los medios de comunicación de su
propiedad se insistiera de manera tan radical
en la necesidad de una postura, más que
firme, activa contra el comunismo. Allí se
hacían evidentes a su vez los intereses
religiosos de la familia Luce (Henry era
presbiteriano, Clare Boothe era católica
conversa y fanática)26.
Toda la campaña contra las posturas
proclives al comunismo y la blandura con
ellos, así fuera el presidente de los EE.UU.,
debían ser combatidas con la fuerza de una
25 Del comité también hacían parte Nelson Rockefeller, Henry Kissinger y Laurent Rockefeller, entre otros. 26 Indica el escritor John Kobler: “Ni el beneficio, ni la gloria personal mostraban tanto a Luce como su impulso misionero para mejorar a sus conciudadanos, y ejerció su poder en la creencia de que sabía lo que era bueno para ellos”… Para Luce la guerra fría era una guerra santa en la que Time Inc. estaba comprometida con su “bien y propósito esencial de derrotar al comunismo en todo el mundo” (Saunders, 2013, pág. 322).
guerra que para Luce tenía la justificación
constitucional, pues allí Dios estaba presente
(Saunders, 2013, pág. 322). Siguiendo las
posturas de los dueños de LIFE en Español,
pueden encontrarse coincidencias con lo dichi
por Dwight Eisenhower en una conferencia
de prensa: “Nuestro objetivo es más sutil y
pertinente, más completo. Estamos
intentando por medios pacíficos que el
mundo crea la verdad… A los medios que
vamos a emplear para extender la verdad se
le suele llamar “guerra psicológica””
(Saunders, 2013, pág. 177). El artículo de
Clare Luce es sin duda paradigmático por los
temas que aborda, entre ellos el de la
situación en América Latina.
Bastará un ejemplo del problema del comunismo en la América Latina: el Brasil, que representa la mitad de esa región geográfica, ha recibido desde la Segunda Guerra Mundial más de 1.000 millones de dólares en ayuda económica de los EE.UU. Sin
156 Revista LIFE en Español, 1955-1965
embargo, João Goulart, el actual Presidente del Brasil, es antinorteamericano y de tendencia izquierdista. En estos días está tratando de hacer elegir a su cuñado, Leonel Brizola, como miembro del Consejo (…). A falta de una acción enérgica de la O.E.A., ¿hay algo que los EE.UU. puedan hacer unilateralmente con eficacia, fuera de la invasión directa de Cuba? La acción que la mayoría de la gente recomienda como cosa urgente es un bloqueo naval “pacífico”. (Se afirma que el general Eisenhower dice haber oído recientemente el término “bloqueo pacífico”, pero que no sabe lo significa.) Un bloqueo naval, para que tenga éxito, debe ser mantenido continuamente y aplicado a barcos de todas las banderas. Los barcos de naciones aliadas y neutrales —no solo los buques “enemigos”— deben ser interceptados y sus cargamentos echados al mar o devueltos a sus puertos de origen. El Derecho Internacional define tal bloqueo como “un acto de guerra realizado por los barcos de un beligerante para evitar el acceso o la salida de una parte determinada de la costa enemiga” (Luce, 1962-10-29, pág. 17).
¿Podría decirse entonces que en la
gestación del bloqueo a Cuba, que se
prolongó por más de cinco décadas, LIFE en
Españo tuvo incidencia? Podría estar
justificándolo así Clare Luce. El retiro en el
último momento por parte de Kennedy en la
invasión a Cuba fue una interpretación
unilateral de la Doctrina Monroe. Podría
verse también en otras posturas de la revista
aquella que se preguntaba “¿en qué momento
perdimos América Latina?” Es ni más ni
menos que una Carta de Norteamérica de
1955, en donde se menciona a Lois J. Halle,
quien intervino en la elaboración de la
política de Estado que planteaba que las
relaciones entre EE.UU. y América Latina se
estaban deteriorando. Cabe preguntar, indica
LIFE en Español, si alguna vez la segunda fue
o puede llegar a ser propiedad de los
primeros.
A pesar de que la teoría de Halle da que pensar no puede dejarse de disentir, en primer término, por la amplitud del “deterioro” que según él existe en las relaciones del Hemisferio. Por ejemplo, titula su artículo: “¿Por qué estamos perdiendo a la América Latina?”, como si en verdad alguna vez fue o pueda ser propiedad nuestra. Habría que preguntar también si el cambio de 1947 es tan pronunciado como él cree. Ya en el siglo XIX, por ejemplo, los EE.UU. tenían una política intervencionista en Asia, estuviera o no de acuerdo con la Doctrina Monroe. Finalmente, habría que preguntarse si la América del Norte, la Central y del Sur, necesitan una estrategia militar común con respecto
157 Los trazos del poder en la posguerra
al resto del mundo. Los cañones y los aviones no constituyen el único medio para luchar por la paz, meta principal de todas las repúblicas americanas. Hay otro medio, quizás más importante a largo plazo, que consiste en fomentar el concepto de que la ley debe prevalecer en las relaciones internacionales, concepto al que no solo da aliento el ejemplo de la Organización de Estados Americanos, sino que también se encuentra presente siempre que las naciones americanas comparten la defensa del derecho en las Naciones Unidas (LIFE, 1955-06-06, pág. 24).
En 1965, luego de que los EE.UU.
enviaran masivamente tropas a Vietnam,
Eugene V. Rostow confirma con su postura
en el artículo La dura realidad del poder
obliga a los EE.UU. lo que tal vez buscaba
Clare Boothe Luce 2 años antes. Kennedy ya
está muerto, y Johnson está al mando.
La firme y mesurada acción del presidente Johnson en Vietnam constituye un paso importante hacia la estabilidad mundial y, en consecuencia hacia la paz universal. Johnson ha cortado las correas liliputienses que han maniatado a los aliados occidentales desde la conclusión de la guerra, impidiéndoles ejercer una influencia política en consonancia con su poderío. Ha realizado tal cosa, repudiando la doble norma que en el campo internacional, en lo general,
restringía nuestros actos, mas no los de nuestros opositores en la Guerra Fría. La esencia de su acción es el principio de que los ataques con guerrillas a otro país son actos de agresión tanto como la más estereotipada forma de invasión. Las viejas normas de la ley internacional sancionan el derecho de Vietnam del Sur a defenderse, ejerciendo represalias contra sus opresores, y el derecho legal y moral de los EE.UU. de ayudarlo en la empresa (Rostow E. V., 1965-08-02, pág. 18).
LIFE en Español, la revista que
promocionaba gelatina de colores y bebidas
azucaradas, la que era una enciclopedia de la
moda y la ciencia, como un documento de
alto contenido político hostiga al presidente y
le exige contundencia contra Cuba. Una
elegante y rica mujer republicana está detrás
del mensaje. Esposa de Henry Luce —que
manejaba buena parte del emporio mediático
norteamericano—, activa congresista
republicana, ella fue una de las abanderadas
de la ontología de LIFE en Español en el
plano político. Si se sigue el papel de estos
personajes en la vida cultural de los EE.UU.,
podrá confirmarse la definitiva injerencia que
tuvo la revista en la guerra psicológica,
158 Revista LIFE en Español, 1955-1965
religiosa y partidista que se enfrentó
entonces: una Guerra Fría caldeada y nada
proclive a la indecisión y la falta de cálculo.
Los actores siguiendo el
libreto
Estética cortesana
Escena central
Escena actual
1961-11-13
1955-10-24
1963-03-18 1960-05-02
1960-05-16
161 Los trazos del poder en la posguerra
LIFE en Español circulaba en
América Latina entre las clases altas y
medias, la compraban por suscripción. Los
vendedores se desplazaban por las oficinas
para ofrecer las publicaciones de la revista a
los jóvenes ejecutivos de empresas recién
creadas, a los banqueros y a los funcionarios
gubernamentales. A ellos llegaba de primera
mano la imagen de los exitosos ideales
norteamericanos. LIFE en Español había
logrado atraer la atención de estos
importantes sectores, los convirtió en su leal
público, y los mantuvo así por décadas,
expectantes por la llegada de cada edición
quincenal, cargada de información científica,
de datos sobre lo último de la moda, de
anuncios de electrodomésticos y automóviles.
Sociólogos destacados como Max
Weber, Georg Simmel y Norbert Elias
hicieron importantes reflexiones acerca del
papel de las élites en la conformación de
visiones de mundo. Mostraron que, además
de su papel en la fijación de formas de
distinción en la forma de rituales y
comportamientos, las élites terminan por
marcar las tendencias de los demás sectores
sociales, y en últimas transformando su
cotidianidad de consumo, disfrute y trabajo.
Las élites decantan sus propias creaciones e
imponen otras, sin preocuparse por
distinguirse, pues de suyo son distinguidas
(Bourdieu, 1991). Las clases medias,
buscando esa distinción, siguen el camino
trazado por las élites, aspirando con ello a
sentirse parte del grupo de los triunfadores.
Esta pirámide de imitación muestra en todos
los escalones a sujetos anuentes que aceptan
el modelo, lo asumen para sí, lo perpetúan y
lo transforman. En LIFE en Español el
modelo norteamericano de los años 50 del
siglo XX era expreso: juventud, belleza,
consumo y confort para la vida diaria,
características todas ellas adosadas a la lucha
política anticomunista, y presentadas como
derivaciones directas de la democracia y la
libertad.
162 Revista LIFE en Español, 1955-1965
2.1. Los actores siguiendo el libreto
LIFE en Español siguió de cerca la
dictadura de Juan Domingo Perón en
Argentina. Al momento de su derrocamiento,
un editorial de octubre de 1955 rindió
homenaje a un periodista argentino: Alberto
Gainza Paz, director de La Prensa, y quien
debiera salir exiliado hacia los EE.UU. por la
presión peronista. Allí se insiste en la
coincidencia entre las dos naciones
americanas:
Los pueblos norteamericano y argentino tienen grandes semejanzas y el desarrollo histórico de ambas naciones ha sido paralelo en muchos aspectos. Así como los españoles impidieron el progreso del gran centro comercial de Buenos Aires convirtiéndolo práctica en tributario de Perú, los ingleses trataron de detener el desarrollo del comercio de las Trece Colonias. Fuera del campo político, el espíritu del gaucho, hombre libre y de carácter indomable, era muy parecido al de los hombres que en los EE.UU. expandieron las fronteras del país hacia el oeste. La libertad floreció en ambos (…) y la nueva constitución de la República Argentina, de 1853, siguió el modelo de la de los EE.UU. Entre las garantías incluía la libertad de prensa, que figura también en el primer artículo de la Declaración de Derechos
norteamericana. Antes del comienzo de la Guerra de Independencia de los EE.UU., un humilde director de periódico, John Peter Zenger, se había atrevido a censurar la injusticia de decretos del representante de la Corona británica. Fue detenido, procesado por difamación y absuelto gracias a una brillante defensa. Desde entonces, los norteamericanos han advertido que la libertad de prensa es la primera y más importante garantía de las otras libertades humanas (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).
Figura 43. Gainza Paz y monseñor Tato, ambos perseguidos por Perón, se encuentran en la Catedral San Patricio, en Nueva York, donde el obispo celebró una misa en memoria de todas las víctimas de la dictadura, poco después de triunfar la revolución (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).
En su exaltación de la libertad de
prensa como sinónimo de la independencia de
la nación argentina, LIFE en Español ensalza
la brillante labor de Gainza Paz en el exilio.
En la única fotografía del artículo se observa
a este periodista y a monseñor Tato (figura
43), ambos ejerciendo oposición al gobierno
163 Los trazos del poder en la posguerra de Perón. Dos poderes esenciales dentro de la
democracia, según se señala, un
reconocimiento expreso de LIFE en Español
a la creencia inspiradora y a la libertad de
expresión.
Los periodistas de los EE.UU., siempre prevenidos contra los ataques a la libertad de prensa, apreciaron instintivamente a este destacado latinoamericano que frecuentaba tanto los círculos periodísticos norteamericanos que no se le consideraba en ellos como un extraño. Después de su llegada al Uruguay en 1951, el Inquirer de Filadelfia, y el News de Dallas, lo invitaron a incorporarse a sus redacciones, pero el Dr. Gainza declinó la invitación. Meses después se trasladó a Nueva York y voló a Chicago, donde siete organizaciones periodísticas le ofrecieron un banquete en el que dijo: “El interés y la preocupación de los periodistas norteamericanos… indica que comprenden claramente que la libertad ha de defenderse en todas partes”. Habló también en el forum de prensa de la Universidad de Northwestern, cerca de Chicago, institución que le otorgó el título honorario de doctor en periodismo (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).
Las palabras de Gainza Paz ante los
homenajes que recibió resonaron en la
propuesta editorial de LIFE en Español, que,
hallando en ellas una reverberación de los
principios que orientan su propia línea
política, las transcribió:
“los estados totalitarios se disfrazan hoy frecuentemente con el manto de la democracia y suprimen la libertad de prensa por medios tortuosos” (mencionó que Perón había creado nuevos periódicos para que repitieran, como cotorras, su propia propaganda). Agregó que las dictaduras nacidas a la vista del público no son más peligrosas que las que se desarrollan lentamente “alimentadas por los abusos de los que usufructúan el poder y por la indolencia, complicidad o estupidez de sus víctimas” (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).
Algunos de los reconocimientos
otorgados a Gainza Paz en los EE.UU. fueron
los siguientes: 1) la Universidad de Columbia
le dio grado en leyes; 2) la Sociedad
Americana de Propietarios de Periódicos le
entregó una placa en la que destaca su
valentía; 3) la Universidad de Minnesota le
otorgó un premio por servicios distinguidos al
periodismo; 4) fue elegido primer
vicepresidente de la Sociedad Interamericana
de Prensa, y luego presidente honorario de su
junta directiva. LIFE en Español sentencia:
“la resistencia a la dictadura es la verdadera
lucha” (LIFE, 1955-10-24, pág. 22), y con
164 Revista LIFE en Español, 1955-1965
ello defiende también una postura política.
Gainza señala que el levantamiento del
pueblo se produjo de manera masiva ante la
ignominia, así como que tanto la marina como
el ejército comprendieron cuál es su
verdadero papel ante la democracia, con lo
que se enorgullece de que ha sido posible
hallar una solución sin apelar a la
intervención extranjera. En el artículo llama
la atención el énfasis con que se aborda esta
cuestión:
En su primer discurso el presidente provisional argentino, general Eduardo Lonardi, prometió enfáticamente restablecer la libertad de prensa, y los norteamericanos recibieron esas palabras con satisfacción cuando dijo: “Nada sería para mí más triste que el espectáculo de una prensa uniformada en la adulación de mi gobierno. Nadie será molestado porque me critique. Pueden tener la seguridad los que sienten la vocación de luchar por el bien común desde la prensa periódica, que en ningún país del mundo ella gozará de más auténtica libertad” (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).
Exalta posteriormente el editorial el
respeto de los principios de la democracia y
la libertad para las publicaciones,
independientemente de cuáles sean sus
posturas ideológicas, y resalta los grandes
problemas que deja la dictadura en Argentina:
corrupción, abuso del poder, la propaganda
política en las escuelas, entre otros muchos
elementos que propiciaron la crisis. Insiste en
que “los norteamericanos esperan ansiosos a
que se prenda de nuevo la vieja farola de la
prensa”, como símbolo del regreso de Gainza
Paz y la democracia a este país. Sondeando en
la tras-escena, el hecho de que en el exilio
este personaje buscara refugio en los EE.UU.
no puede pasar desapercibido en la
interpretación. El editorial, de 1955, marca
también el rumbo de los 10 años siguientes.
Los sujetos anuentes se refieren al país del
norte, lo exaltan, se refugian en él durante las
crisis, y el Estado norteamericano los acoge,
los reconoce y los premia. Destacar a un
periodista es una forma de poner en el espejo
la propia imagen, aquella que propicia la
búsqueda en cada rincón del mundo de luchas
en pro de la libertad, que las exalta, que las
convierte en símbolo de la perennidad de los
principios que guían a la nación
165 Los trazos del poder en la posguerra norteamericana, y que en concreto son
materia de defensa por parte de LIFE en
Español.
Hacia la libertad y orden
Son varios los artículos en los que
LIFE en Español alude a Colombia: sus
clases altas jugando golf en clubes
exclusivos, la manera como en Bogotá se
combate la gripa, la visita de John F. Kennedy
a dicha ciudad, las menciones a Alberto
Lleras Camargo en cuanto secretario de la
OEA. En 1960 un artículo se hace referencia
a los cambios de orden social-institucional
surtidos en dicho país, concretamente al
reconocimiento del derecho al voto para la
mujer, y alude a su vez a la emergencia allí de
una más amplia clase media. Se trata del
análisis por entregas sobre la democracia, en
donde después de analizar los casos de
Dinamarca y Ghana, se hace una revisión de
lo acontecido en el país suramericano. De él
señala que:
Al independizarse, empero, Colombia sólo se asemejaba por sus ideales a las colonias norteamericanas. Estas llegaron a la independencia con décadas de experiencia en Gobierno propio, alto nivel de educación y una economía en pleno desarrollo. Bajo el dominio español los colombianos no habían tenido voz en sus propios asuntos. Aunque contaba con una pequeña clase dirigente muy ilustrada, en 1819 solo el 10% sabía leer y solo había una reducida clase intermedia entre los pocos y privilegiados terratenientes y los campesinos paupérrimos. Como muchos países que se organizaron políticamente como democracias después de la Segunda Guerra Mundial y terminaron en el caos, Colombia demostró que el mecanismo de gobierno democrático es difícil de manejar, y peligroso para un pueblo aun no preparado (LIFE, 1960-05-02, pág. 31).
Como introducción e imagen
representativa de esta reflexión, LIFE en
Español presenta a una mujer que exhibe el
documento que refrenda su ciudadanía, lo
cual, en cierto modo, constituye una
indicación sobre la universalización de la
democracia alcanzada en Colombia. Pero no
presenta a una dama de sombrero y guantes,
ni siquiera a una trabajadora citadina.
166 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 44. Su primer voto lo depositó Blanca Pérez en la elección colombiana de marzo. Aquí aparece con su hija, mostrando contenta su cédula de ciudadanía. Después del trámite del registro, nuevo para ella, comentó: “Es algo bueno y no mes costó nada”. En Colombia la mujer tiene el derecho al voto desde 1954, pero a causa de su timidez son muy raras las veces que lo ejercita (LIFE, 1960-05-02, pág. 30).
Quien está retratada, y presentada
como votante, es una campesina, con pañolón
y curtidas manos, que esboza para la cámara
una tímida sonrisa que sugiere emoción
27 El voto de la mujer en Colombia se estableció a través del acto legislativo No. 3 de 1954, de la Asamblea Nacional Constituyente.
(figura 44). Delante de ella se encuentra una
pequeña niña, tal vez su hija, que usa
atuendos ligeramente arrugados y dirige una
mirada ambigua al lector. Los rostros de una
y otra enmarcan el blanco tarjetón, y en cierta
medida recogen el mensaje que ahora
transmite la democracia colombiana: todos
pueden elegir27.
Colombia también es presentada por
LIFE en Español como una nación en caos,
con un Estado frágil y un pueblo que todavía
no está listo para la democracia. En esa
medida, se indica que si bien comparte ciertos
ideales con los EE.UU., estos quedan en un
segundo plano dado el retraso económico
colombiano. El país norteamericano tiene
como ventajas: 1) una clase ilustrada con
experiencia de gobierno; 2) niveles altos de
educación; y 3) expansión económica.
Colombia, por el contrario, se ha visto
inmersa en intensas luchas por el poder, al
tiempo que en ella la educación de las amplias
167 Los trazos del poder en la posguerra masas y la consolidación de una clase media
se han visto truncadas.
Sólo en los últimos años ha logrado Colombia cierta estabilidad, gracias a las condiciones de estadista del presidente Alberto Lleras Camargo, que pertenece al Partido Liberal, y a un programa muy pocas veces aceptado en la América Latina. Si bien el 80% de los ingresos de Colombia proceden aun del café, el país está industrializándose y el analfabetismo disminuye. Si tienen éxito los planes de Lleras Camargo, Colombia puede estar a punto de vivir en Libertad y Orden (LIFE, 1960-05-02, pág. 31).
Tal anhelo de libertad y orden,
convertido en realidad en los EE.UU., colinda
con los planteamientos expuestos por Henry
Luce en variados ámbitos, particularmente
con sus argumentos en materia de política
exterior. En la disertación se pone de
manifiesto, no metafórica sino
explícitamente, que dicha nación es el modelo
a seguir, no solamente porque sus elementos
fundacionales son avalados por muchos otros
países, sino porque su camino fue el que
condujo a las originarias Trece Colonias a
erigirse en la primera potencia mundial. Se
alude a las dificultades que vive Colombia,
entre ellas el ser mono cultivador y el
industrializarse muy lentamente, pero se
exalta su anhelo de libertad y orden.
Sumado a lo anterior, LIFE en
Español hace un recuento de las tensiones
surtidas entre los partidos tradicionales
colombianos Conservador y Liberal.
Nombres que salen allí a relucir son: por el
lado de los conservadores, los de Mariano
Ospina Pérez, Gilberto Alzate Avendaño y
Jorge Leyva; y por el de los liberales, Alberto
Lleras Camargo y el joven disidente Alfonso
López Michelsen. Pero más allá de tales
tensiones, sorprende el detalle con el cual
LIFE en Español sigue el acontecer político
latinoamericano y las distintas
confrontaciones partidistas. En plena época
de contienda electoral entre John F. Kennedy
y Richard Nixon por la presidencia de los
EE.UU., la comparación entre dicho país y
Colombia resulta, por decir lo menos,
llamativa.
168 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 45. Un gran acto patriótico para celebrar el aniversario de la independencia se realiza todos los años en la gran Plaza de Bolívar, en Bogotá. Miles de estudiantes, en grupos y con distintos uniformes, se reúnen frente a la centenaria catedral para escuchar al presidente de la nación, que habla desde la escalinata del Capitolio (extrema derecha), y cantar el Himno Nacional, cuyo coro, “En surcos de dolores el bien germina ya”, es tan significativo hoy para Colombia como cuando fue escrito (LIFE, 1960-05-02, págs. 38-39).
En el artículo una fotografía de dos
páginas presenta un desfile que tuvo lugar en
la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá
(figura 45). Individuos uniformados por
centenas rinden honores, en el fondo los
cerros tutelares de la ciudad dan sostén a esta
expresión de la institucionalidad colombiana.
Esta imagen, que bien podría pasar por
correlato icónico de la libertad y el orden, está
enmarcada por la fachada de la Catedral
Primada, en cuyo centro confluyen las líneas
de perspectiva; interesante recordatorio sobre
la primacía de que goza la Iglesia Católica en
el país suramericano. Junto a esta edificación
aparecen la Nunciatura Apostólica, la Capilla
del Sagrario, el Colegio de San Bartolomé,
refuerzo justamente de dicho poder del sector
eclesiástico. En la izquierda, apenas visible,
construcciones coloniales remiten al recuerdo
histórico del grito de independencia (en la
esquina está la conocida como “La casa del
Florero”). Ninguno de los edificios estatales
quedó recogido dentro del recuadro, aun a
pesar de que rodean la plaza. En la tras-
escena, tal vez LIFE en Español esté dejando
escapar su impresión sobre la situación
colombiana: una iglesia notoriamente
imponente, un legado histórico apenas
perceptible y un Estado por momentos
invisible.
Lleras exalta la unidad americana
Como se ha visto, los presidentes
latinoamericanos encontraron en el diseño
político e institucional norteamericano una
inspiración para aliviar los problemas de sus
pueblos y ofrecerles un mejor futuro. Se
dispusieron a articular la Alianza para el
169 Los trazos del poder en la posguerra Progreso con sus programas de gobierno, a la
vez que extendieron su compromiso por
llevar a cabo lo acordado en Bogotá y en
Punta del Este. Entre estos dirigentes uno
sobresale; es exaltado con honores, tanto por
el presidente estadounidense Dwight
Eisenhower como por el Congreso de dicho
país reunido en pleno: Alberto Lleras
Camargo, primer secretario de la OEA y dos
veces presidente de Colombia. El Congreso
de los EE.UU. reúne sus dos cámaras y
escucha el ponderado y estimulante discurso
de Lleras; el gobernador de Nueva York,
Nelson Rockefeller, lo agasaja en el
Knickerbocker Club; el cardenal Spelman lo
acompaña en la catedral de San Patricio, y el
alcalde de Nueva York, Robert Wagner, en
medio de un ambiente que denota fraternidad
y camaradería, le condecora con la medalla de
honor de la ciudad (figura 46).
Figura 46. De arriba a abajo: Con el gobernador de Nueva York, Nelson Rockefeller, habla Lleras en el Knickerbocker Club; Con el cardenal Spellman, Lleras y su esposa examinan la puerta de la catedral de San Patricio; Con el alcalde de Nueva York, Robert Wagner, sonríe al recibir la medalla de honor de la ciudad (LIFE, 1960-05-16, pág. 14).
Todos los momentos de los diversos
homenajes al presidente colombiano ponen
de presente que el Estado, la banca y la
iglesia, los poderes más importantes dentro de
170 Revista LIFE en Español, 1955-1965
la democracia norteamericana, honran al este
sujeto anuente. ¿Quién era él? Alberto Lleras
Camargo hizo estudios de derecho en su
juventud, pero los abandonaría para dedicarse
al periodismo. Trabajó como redactor en el
periódico La Nación, de Argentina, y el luego
en el periódico El Tiempo y la revista
Semana. Su carrera política arrancaría con su
designación como concejal, posteriormente
ingresaría al Congreso colombiano como
representante a la Cámara, y con su elección
como presidente daría por finalizadas cinco
décadas de hegemonía conservadora en el
país. A su vez fue embajador en EE.UU.,
ministro de relaciones exteriores, representó a
Colombia en importantes órganos
internacionales, en la reunión de Chapultepec
lideró la creación de la Unión Panamericana,
y en 1948 sería artífice de la firma de la Carta
de Bogotá y la creación de la OEA28. No es
entonces de extrañar que fuera su primer
secretario, cargo que ocuparía hasta 1954.
28 Jacqueline Kennedy (2011) se referiría a él en sus memorias como el estadista que más le había impactado.
Lleras Camargo fue un liberal, seducido por
la democracia norteamericana, y un político
comprometido con el Frente Nacional, en el
que se alternarían el poder en Colombia los
partidos liberal y conservador como forma de
mitigación de la violencia partidista. Como
presidente de la República, dio impulso a la
educación y a una tímida reforma agraria.
El ovacionado discurso de Lleras, que
es escuchado también por el presidente
Eisenhower, es referenciado con profusas
imágenes. LIFE en Español señala que Lleras
Camargo habló “con elocuencia de filósofo y
comprensión de historiador”, para ratificar el
papel que deben desempeñar los EE.UU. en
el desarrollo de América Latina:
En la América Latina se ha venido luchando, aun con métodos heterodoxos, como la inflación, para producir al menos la ilusión de un desenvolvimiento. Pero ellos crean problemas sociales gravísimos y desequilibrios monetarios que hacen todavía más difícil adquirir los bienes de capital que deben pagar en moneda dura. Necesitan esos pueblos y no de cualquier manera, sino con urgencia y amplitud, una ayuda exterior que
171 Los trazos del poder en la posguerra
debería tener específicamente la forma de crédito para la empresa inaplazable y remunerativa de su desarrollo económico. Sin ésta, la lentitud de nuestro desarrollo iría aumentando ominosamente hacia la parálisis. Pero no sin que antes esos millones de seres sin escuelas, sin hospitales, sin industrias bastantes para crear empleo, sin comida suficiente, sin tierra y, sobre todo, sin esperanza, renieguen de su clase dirigente democrática y den sucesivos saltos al vacío (LIFE, 1960-05-16, pág. 14).
LIFE en Español confirma con datos
la apremiante situación por la que atraviesa
América Latina, y justifica con ello la
necesidad de que los EE.UU. intervengan. Es
allí donde el artículo hace eco de la
exposición sintética pero contundente de
Lleras Camargo, quien alude justamente a la
realidad económica y social de la región,
insinuando con sutileza cuál debe ser al
respecto el papel de los EE.UU.
La admiración, el afecto y la gratitud que tengo hacia vuestro pueblo me obligan a presentar de la manera más abrupta y clara, tal como lo veo, el difícil caso de la América Latina. Pero os quiero decir, que no entiendo que vosotros tengáis obligación alguna de ayudar al desarrollo de cualquier zona o parte del mundo. Ni siquiera la más cercana a vuestras fronteras y a vuestros afectos. No nos
consideramos con derecho en la América Latina a reclamar que colaboréis a nuestro desarrollo económico, porque hayáis escogido ese camino para servir vuestra política internacional —y la nuestra— en otros sectores de grave peligro. Nuestro caso no es de obligaciones y derechos unilaterales. Pero ocurre que necesitamos comprar una parte decisiva de la civilización material de Occidente (…). No podemos pedir ni aceptar regalo sin compensación, ni apoyo sin recuperación por parte de los contribuyentes americanos, porque tal procedimiento, aun siendo posible, solo amargura, resentimiento, desconfianza e irritación crearía en las relaciones populares del Norte y el Sur (LIFE, 1960-05-16, pág. 14).
Lo que piden los pueblos
latinoamericanos es crédito para su desarrollo
económico, y Lleras plantea un elemento
simbólico. Deja ver que más allá de eso, lo
que se requiere es “confianza mutua”. En un
momento de dudas e incertidumbre,
transcurridos dos años desde que el
vicepresidente norteamericano Richard
Nixon fuera apedreado en su periplo por
Latinoamérica, la solicitud sonaba
contundente: “Confianza en el destino común
del continente”. El político colombiano urge
al Congreso de los EE.UU., pues el proyecto
172 Revista LIFE en Español, 1955-1965
debe iniciar de inmediato. No corresponde
esto a una obligación a cargo de este país, y
puede haber seguramente negocios mucho
más rentables. Pero el problema trasciende
aquí la cuestión de la ganancia monetaria. Se
está pagando el futuro del continente, y son
muchas las voces del pueblo que también se
pronuncian en ese sentido. Todas ellas
preguntas al presidente colombiano: ¿qué
podemos hacer por América Latina?
A todos les he dicho lo mismo y me han pedido que lo repita en la más alta tribuna de vuestra nación: ayudar a esos pueblos a salir de su atraso, prestándole los bienes y el capital necesarios para salir de la etapa final de su subdesarrollo, pero antes de que su atraso se convierta en una marcha atrás, en una desbandada, en un desastre histórico (LIFE, 1960-05-16, pág. 15).
Aludiendo a la historia de
colaboración entre Colombia y EE.UU., así
como a la vocación institucional y
democrática de ambos países (dice de la
nación suramericana que está guiada por
principios cuyo origen reside en Filadelfia),
señala Lleras que acude a “este inmaculado
foro de la libertad” a recibir el más grande de
los honores. Indica que jamás se ha sentido
tan responsable de cada palabra pronunciada
en presencia de la institución que “ha
decidido la historia de los EE.UU. y a veces
de la humanidad”. El valor de la ayuda
económica es significativo, pero en la tras-
escena lo es aún más por su origen: EE.UU.,
la potencia mundial, el gran aliado
hemisférico; y por quien la solicita: el ex
secretario general de la OEA, vocero del
incondicional compromiso de la nación
colombiana con dicha potencia, y, en cierto
modo, el representante del sentir de
Latinoamérica, la voz autorizada cuyo
trasfondo es la esencia de Occidente. Como
estadista, Lleras Camargo recurre a adjetivos
acuciantes que rayan en lo coloquial; es tal
vez una apelación a lo sentimental, pero que,
como en su pose de afectación junto a Dwight
Eisenhower (figura 47), logra poner de
presente la existencia de un principio de
unidad panamericana.
173 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 47. Descubiertos, los presidentes Lleras y Eisenhower oyen la ejecución de los himnos nacionales (LIFE, 1960-05-16, pág. 15).
175 Los trazos del poder en la posguerra Papel de la élite en América Latina
Luego de la Segunda Guerra Mundial
el diseño del “bien” y del “mal”, con su tono
moral y su sentido profundamente religioso,
quedó impreso en la revista con una plétora
de adjetivos que radicalizaban todavía más el
dualismo. Como representantes del primer
bando eran postulados los defensores de la
libertad, entre ellos los suscriptores de LIFE
en Español, y particularmente las élites y los
periodistas. ¿Quiénes son ellos? Pues bien, en
marzo de 1963, y a título de respuesta, la
revista reproduce un artículo de Julio Núñez,
cubano nacionalizado estadounidense, el cual
había sido presentado previamente en la
revista Fortune. Núñez, indica LIFE en
Español, se graduó en leyes en la Universidad
de Harvard, vive en Buenos Aires y es
vicepresidente ejecutivo de Deltec
Panamericana S.A., casa financiera
internacional de inversiones especializada en
América Latina.
LIFE en Español destaca que el
enfoque de Núñez es interesante, razón por la
cual reproduce sus palabras. El articulista
plantea que existe una continua expansión del
comunismo en América Latina, y que la causa
de que esta circunstancia no se haya podido
frenar reside en que se ha hecho por parte de
los analistas estadounidenses y
latinoamericanos un abordaje eminentemente
económico de la situación. Para él el
problema no es solamente liberar a los países
subdesarrollados de la pobreza, sino que a su
vez hay que preguntarse por el papel de las
élites. La tarea, además de económica, es,
pues, política e ideológica.
A pesar de magnificas frases como “revolución de las esperanzas crecientes” este enfoque económico no toca la causa fundamental de nuestra ineptitud para crear sociedades capaces de hacer frente a la embestida comunista. La batalla que hoy se desarrolla en el mundo no es la lucha del proletariado de Marx por establecer el gobierno de las masas, porque eso es simplemente un cebo leninista para engañar a la élite con conciencia social de todo el mundo. La verdadera batalla se libra entre dos elites: una batalla en la victoria y basada en un desdén ateo
176 Revista LIFE en Español, 1955-1965
hacia la dignidad del hombre, y la otra una vieja élite, confusa y cada vez más endeble, enraizada en divino suelo cristiano, pero hoy día en rápida decadencia. A fin de ver qué es preciso hacer para alcanzar la victoria, debe examinarse el estado y condición de esta élite occidental (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).
Pareciera entonces que las élites no
han desempeñado en la América Latina el
papel que les compete. ¿Quiénes hacen parte
de las élites? Son las personas que por ocupar
puestos de decisión influyen en los pueblos
con sus discursos y sus acciones. Según
Núñez, la élite está claramente dividida en
dos bandos: una élite ya cooptada por el
comunismo ateo, y otra pacata, pusilánime e
inane en el momento de asumir una lucha
contundente contra los enemigos. Lo
interesante del artículo es que muestra que la
Guerra Fría también tiene lugar entre los
grupos influyentes, algo de lo cual habla un
hombre autorizado para hacerlo, un doctor en
leyes, un cubano que dirige una empresa de la
banca internacional, justamente un miembro
de la élite en América Latina. El autor,
invitado por LIFE en Español, señala que es
la desintegración del grupo dirigente la que ha
propiciado el avance del comunismo. En su
sentir, la condición humana requiere de las
jerarquías, las cuales no pueden simplemente
vistas simplemente como una expresión de
individualidad. Las élites en la región deben
recobrar la confianza y atender su misión y el
destino que les corresponden. El mejor
ejemplo puede encontrarse en el país de
origen del articulista: Cuba, que es un
“trágico” ejemplo de lo que él narra. Existe
allí una élite dispersa por egoísmo,
circunstancia que aprovechó Castro:
Lejos de ser una revolución de masas, la tragedia cubana fue una revolución de la élite que había generado la abundancia material, pero decaído moral y espiritualmente. Y la victoria de Castro ha servido únicamente para imponer una nueva élite, mucho más pequeña y por tanto mejor vigilada que la antigua, que gobierna mediante el terror, despertando en las masas los bajos apetitos generalmente atemperados en una sociedad cristiana civilizada. Una vez instaurada la dictadura comunista impone un estricto régimen jerárquico y busca apoyo en el ansia humana de retener la posición social alcanzada, sea merecida o no. La chispa que tal vez
177 Los trazos del poder en la posguerra
pueda derrocar a esta dictadura no será la privación material del pueblo cubano, sino el indómito amor a la libertad y la decencia que posee ese pueblo (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).
Si el caso cubano es paradigmático,
hay dos evidencias que refrendarían la
explicación, y estas tal vez más graves: la
postura de la Iglesia Católica, y la del
gobierno de los EE.UU. Sobre la primera
Núñez indica que:
El enemigo hace constante hincapié en las diferencias de riqueza entre las clases, la pobreza y el hambre, y la falta de moral pública que ha abierto en todas partes profundas brechas en el pensamiento de los hombres de buena fe. Lo que es más, hasta las enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana moderna, sacadas de contexto por muchos católicos y mal comprendidas por otros, han servido para acrecentar la sensación de culpabilidad – que no encuentra redención – en los dirigentes de las sociedades occidentales. Mucha gente empieza a convencerse de que es inmoral e injusto formar parte de una élite, y de que ésta representa una fuerza inoperante y opresiva (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).
Cabe señalar que este tiempo es
precisamente el momento de desarrollo del II
Concilio Vaticano, encauzado en primer
término bajo la dirección de Juan XXIII, y
posteriormente por Pablo XI, y que supuso
una renovación, a pesar de los muchos
conflictos internos, de la Iglesia Católica, y
que gestó un nuevo papel para el clero. Fue
un intento de reconciliación de la Iglesia con
el mundo moderno, llevándola a preguntarse
con mayor detenimiento sobre la pobreza y el
subdesarrollo en el denominado tercer
mundo. Ella abogó por la paz; rechazó el
ateísmo, pero no se pronunció sobre el
comunismo ni sobre el suceso de la crisis de
los misiles de Cuba en 1962. Estos vientos de
renovación se sintieron con especial fuerza en
América Latina, y desembocaron en la
formulación de la teología de la liberación. En
esa misma línea, resulta bastante sugestiva
una crítica que Núñez efectúa al entonces
presidente John F. Kennedy.
Este sentimiento de culpa y reticencia es ahondado, por cierto, por los pronunciamientos de los gobiernos de las naciones occidentales desarrolladas, en particular los EE.UU., cuando se refieren al problema de la lucha contra el comunismo en los países subdesarrollados. Por ejemplo, en mayo de 1961, el presidente Kennedy,
178 Revista LIFE en Español, 1955-1965
en un discurso dirigido al Congreso, prometió el apoyo de los EE.UU. a la revolución de los “pueblos que surgen” y buscan “acabar con la injusticia, la tiranía y la explotación”. Declaró que se les daría tal apoyo “cualquiera que fuese el rumbo político o económico que tomasen hacia la libertad”. No es como para alentar a quienes intentan impulsar gobiernos sanos con poderes limitados, y economías libres en las regiones menos desarrolladas. Del mismo modo varias declaraciones del consejero especial del presidente, Chester Bowles, y de Teodoro Moscoso, coordinador de la Alianza para el Progreso, sustentan el punto de vista de que la América Latina consiste en masas famélicas, subyugadas por unos cuantos representantes de las clases privilegiadas (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).
Si las jerarquías eclesiásticas y
políticas más significativas de Occidente
asumen estas posturas, “se está al borde del
abismo”, y pareciera observarse en especial
en el caso de los EE.UU., en donde se ha
luchado incansablemente para constituir la
nación, todo merced a sus élites. Lo que
queda expuesto en la tras-escena es que en
América Latina la situación es todavía más
grave. Sus élites locales no buscan estar en
condiciones de transformar la realidad de sus
países, y en cambio, siendo atrofiadas,
retrógradas e irresponsables, resultan
incapaces de impedir la propagación del
comunismo. A juicio del autor, antes que
ayuda extranjera, deberían crearse bancos que
impulsen el desarrollo económico y hacer
tomar conciencia a las élites sobre su misión.
Estas son las apreciaciones efectuadas por un
sujeto anuente, tan así que se coloca más allá
de las propuestas gubernamentales, de la
iglesia, más allá de la Alianza para el
Progreso. Es un eximio militante de la Guerra
Fría que reclama corrección, consecuencia y
acción anticomunista, que culpa a las élites de
su fracaso en América Latina. Él, en cuanto
representante de la banca privada, cumple el
papel estratégico de la nueva élite en el ya
financiarizado mundo.
2.2. Escena central: Planes de los
presidentes latinoamericanos
“La tarea de los nuevos dirigentes
latinoamericanos es en realidad difícil”, así lo
señala James B. Canel, un uruguayo que fuera
179 Los trazos del poder en la posguerra gerente de la Sociedad Interamericana de
Prensa, y que, en el marco de la Alianza para
el Progreso, realizó visitas a Colombia,
Venezuela, Brasil, Argentina y México con el
fin de “tomar el pulso” al acontecer
latinoamericano durante la Guerra Fría. Lo
que encontró el articulista es la encarnada
tensión entre la izquierda y la derecha en la
región con ocasión de la formulación del plan.
La guerra fría tiene muchas caras. Una de ellas fue la decisión de la Unión Soviética, en 1953, de convertir a la América Latina en frente principal de agitación. Otra fue la traición, criminalmente ingenua, perpetrada contra Cuba. Pero estas son las caras visibles de la guerra fría. Y contra esto, hasta cierto punto, se pueden tomar medidas. Pero hay una manifestación encubierta de la guerra fría, una infección progresiva difícil de detener. Es el temor exagerado que desplaza a la cordura. Es la nueva y peligrosa cara que la guerra fría va tomando en la América Latina. Aunque el malestar varía en intensidad de país en país, existe una tendencia general al extremismo. La persona o agrupación moderadamente izquierdista es tildada de comunista; y al conservador se lo clasifica casi automáticamente de reaccionario o fascista (…). Los extremistas de la izquierda y de la derecha, según las palabras del presidente de una de las grandes
repúblicas, quieren destruirse unos a otros. Si cualesquiera de los dos bandos logra su cometido perjudicará profundamente a su país y al sistema interamericano. Las alternativas serán un retorno a las dictaduras corruptas de la antigua escuela o el sofocamiento de la libertad en el foso obscuro del comunismo (Canel, 1961-11-27, pág. 51).
Propone entonces Canel a los
presidentes no aplastar a unos y otros, sino
someterlos a la Constitución y las leyes. En
ese sentido, según comenta, hace falta
comprender las causas que están detrás de los
extremismos:
En primer término, el contagio de la tensión universal inducida por la guerra fría y la presión, por indirecta que sea, para que los países se definan en el conflicto ideológico mundial. En segundo término, el temor y hasta el pánico que han provocado en ciertos sectores el movimiento castrista y los agitadores comunistas. Paradójicamente, la Alianza para el Progreso, proclamada por el presidente Kennedy con el laudable fin de acelerar el progreso material del hemisferio, sin menoscabo de la libertad, ha acentuado las tendencias extremistas y los peligros consiguientes. Los demagogos de la izquierda vociferan que la Alianza tiene por fin asegurar para los EE.UU. el dominio económico de la América Latina o que, por lo menos, es una promesa baldía. Pero los demagogos de la derecha van hasta el otro extremo:
180 Revista LIFE en Español, 1955-1965
para ellos todo depende de los EE.UU.; ellos solucionarán todos los problemas de la América Latina. Es evidente que los dos extremos son falsos y peligrosos (Canel, 1961-11-27, pág. 51).
Figura 48. Obreros que trabajan en la construcción de una escuela en México observan el nivel. Para combatir el analfabetismo, el gobierno mexicano realiza una eficaz campaña de instalación de escuelas en las zonas rurales. La ayuda para obras como éstas, en beneficio del pueblo, es uno de los principales fines de la Alianza para el Progreso (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Por todo esto la Alianza debe producir
resultados en corto tiempo, de otra manera se
desencadenará una desmoralización o, más
grave, sucederá que “las misiones de la
Guerra Fría que han llegado a América
Latina” desemboquen en revoluciones
violentas. Así lo expresa Canel con
posterioridad al resultado de una encuesta
aplicada por la revista a los presidentes
latinoamericanos sobre la percepción que
tienen de la Alianza para el Progreso. Entre
las tareas prioritarias a seguir postula la
disminución del analfabetismo,
especialmente en zonas rurales, mediante la
construcción de escuelas, tal y como se
muestran en una de las imágenes del artículo
(figura 48).
LIFE en Español introduce la
reflexión señalando la agitación que la
Alianza para el Progreso ha despertado en
Washington. El secretario del Tesoro,
Douglas Dillon, atiende las órdenes del
presidente; con su dirección el programa se
convirtió en una realidad. Una fotografía a
este y a Kennedy muestra el momento en que
181 Los trazos del poder en la posguerra se presenta oficialmente el documento
contentivo del programa continental de
ayuda. La expresión del presidente es de
satisfacción, la del secretario denota alegría
(figura 49). El ícono-texto pasa a en la
figuración a ser testimonio de la articulación
entre el ideal concebido por el mandatario
norteamericano y su equipo de trabajo y el
optimismo que en ese momento ventilaba
LIFE en Español.
Figura 49. El secretario del Tesoro, Sr. Dillon, presenta aquí a Kennedy la carta de la Alianza (LIFE, 1961-11-27, págs. 46-47).
Aunque la Alianza no tenga local propio en Washington, lleva claramente trazas de transformarse en un vasto y vital programa de desarrollo social. Más aún, sus proyecciones financieras van más allá de los 20.000 millones de dólares ofrecidos por los EE.UU. ofrecidos en Punta del Este para el próximo decenio (…). Los propios países latinoamericanos se han
comprometido a aportar otros 80.000 millones de dólares para el desarrollo de su estructura social y económica en los próximos 10 años. Una de las razones por las cuales los EE.UU. estuvieron en condiciones de ofrecer de forma tan firme esos primeros 1.000 millones, y la razón principal de que los trámites ya estén en marcha en Washington, fue que tanto los fondos iniciales como el mecanismo de préstamo existían ya (Dozier, 1961-11-27, pág. 47).
La clave de los posibles problemas
que pueda tener el plan la da a conocer
justamente el secretario del tesoro:
“No podemos triunfar a solas. Los líderes del continente se dan perfecta cuenta de esto. Saben que más del 80% de los recursos necesarios para su desarrollo tendrán que salir de la misma América Latina. Y reconocen que la médula de la Alianza está en el concepto de ayudar a promover la ayuda propia.” (…) Lo que más preocupa a Washington es esta cuestión fundamental: ¿Estarán dispuestas las clases privilegiadas de la América Latina a perder algunas de sus prerrogativas a cambio de la razonable esperanza de que ésa sea la mejor manera de no perderlas más tarde por la fuerza? Se piensa quizás que realizar ahora esta reforma pacífica —inclusive el pago de impuestos elevados y una redistribución parcial de la tierra— es preferible a ver las haciendas confiscadas posteriormente por gobiernos de tipo castrista (Dozier, 1961-11-27, pág. 48).
182 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Las críticas en los EE.UU. también
dan cuenta de un posible despilfarro socialista
en la ayuda del gobierno norteamericano. Sin
embargo, buena parte de los presidentes
latinoamericanos, en cuanto sujetos anuentes,
se mostraron entusiasmados y dispuestos a
iniciar sus planes. Todos tienen, por ejemplo,
prioridades para invertir los recursos. En ese
sentido, LIFE en Español, a fin de conocer
dichas prioridades, preguntó a varios
mandatarios de la región por: 1) problemas a
corto plazo más urgentes que pueden ser
atendidos con los fondos de la Alianza; 2)
problemas a largo plazo más urgentes; 3)
disposiciones necesarias para que los recursos
de la Alianza beneficien al conjunto de cada
país; 4) ¿financiar obras ya iniciadas o
concentrar los recursos únicamente en obras
nuevas?; 5) reformas que deben ser
implementadas.
Los presidentes no respondieron de
igual manera, aunque todos coincidieron al
ver de forma positiva la Alianza. Adolfo
López Mateos, de México, comentó que el
esfuerzo debe ser hecho por los propios
mexicanos, así como que su país ya está
adelantando estos proyectos, siendo
consecuente con el hecho de haber sido la
primera nación en emprender cambios
sociales, concretamente en 1915, al poco
tiempo de iniciar la revolución mexicana. Se
nota en sus respuestas una exaltación de su
obra de gobierno. Agrega que lo más ingente
es la terminación de los proyectos iniciados,
dando cuenta de los programas de vivienda,
salud y educación. Indica que las escuelas
federales son ahora 3.171.678, y que la
repartición gratuita de libros y cuadernos fue
de 17 millones en 1960, y de 20 millones en
1961. También señala que se han repartido
500 mil hectáreas de tierra.
No creo que sea necesario programar nuevas leyes o dictar disposiciones especiales para que los créditos que México obtenga, de los fondos disponibles de la Alianza para el Progreso, lleguen hasta las masas y beneficien a todos los habitantes del país. Bastará que los programas que se elaboren con ese objeto sean de un
183 Los trazos del poder en la posguerra
claro beneficio colectivo (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Jorge Alessandri, de Chile, se alegra
al pensar que la Alianza significa un cambio
de mentalidad en el enfoque de los problemas
americanos. Su país está en condiciones de
acelerar su desarrollo económico y social. Se
siente satisfecho con la consolidación de las
instituciones democráticas. Sintetiza su
propuesta así:
Pienso, en conclusión, que una idea noble cual es la Alianza para el Progreso, debe mantener su contenido de grandeza a través de todo el proceso de aplicación práctica y tomar muy en cuenta la idiosincrasia de cada país y las condiciones reales de distinto orden que en él prevalecen. Normas de carácter general, y rígidas, resultarían decididamente contraproducentes, ya que su aplicación podrá traducirse en un retardo en el desarrollo económico y como consecuencia, en el bienestar social (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Otro ejemplo sobre la inversión de los
fondos de la Alianza tiene que ver con la
explotación de recursos naturales. Así, por
ejemplo, LIFE en Español muestra a obreros
protegidos con cascos que caminan sobre las
amplias redes que transportan el petróleo
venezolano, principal riqueza de exportación
de dicho país. Atrás tanques de reserva de
combustible dan cuenta de las reservas de
crudo acumuladas (figura 50). Esta imagen es
idónea para representar la abundancia de un
pueblo que, si bien impulsado por el anhelo
de cambio, aún refleja en las páginas de la
revista carencias y desigualdad.
Figura 50. Dos de los campos de acción de la Alianza para el Progreso son el abastecimiento de petróleo y el mejoramiento de la vivienda (LIFE, 1961-11-13, pág. 50).
Rómulo Betancourt, presidente de
dicho país, señala que ya se habían iniciado
184 Revista LIFE en Español, 1955-1965
proyectos con créditos externos de EE.UU. y
de la banca europea. Comenta que ninguno de
ellos es armamentístico, y en cambio tienen
que ver con actividades tales como la
instalación de servicios públicos en zonas
urbanas y rurales, el impulso a la educación,
el énfasis en las escuelas y técnicas
artesanales y en la construcción de vivienda
barata y habitable. Indica así que:
En los presupuestos del Gobierno Federal y de los Estados existen importantes partidas destinadas a esos mismos fines. El financiamiento externo permitirá acelerar esos programas y aumentar con prontitud mayor el nivel de producción y las condiciones de vida, realmente precarias en la actualidad, de un numeroso sector del país. El gobierno de Venezuela ha planteado sus puntos de vista con respecto al financiamiento para el sector público. Tiene razones serias el gobierno de Venezuela para considerar que se han recibido con receptividad esos planteamientos. La respuesta a los planes de subversión de neofascistas y comunistas, que encuentran su caldo de cultivo en la desesperación que engendran la incultura y la miseria, debe darse con apremio y eficacia en una lucha contra el reloj (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Arturo Frondizi, de Argentina, alude a
la posibilidad de alcanzar los anhelados
civilización y progreso mediante el
mejoramiento de los distintos sectores de la
economía nacional:
El afianzamiento de la democracia continental, como así también la preservación de las instituciones, dependen del pronto y eficaz cumplimiento de una serie de programas nacionales de desarrollo, cuya formulación detenida fue hecha durante la Conferencia de Punta del Este, en ocasión de considerarse la Alianza para el Progreso propuesta por el presidente Kennedy. Mi país, la Argentina, considera que puede y debe alcanzar el nivel de civilización y progreso característico de nuestro tiempo a través de la expansión de los sectores básicos de su economía y de la vinculación entre sí de todas sus regiones (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Importantes son allí los programas de
carne, acero, obras hidráulicas, ferrocarriles,
correos, aeródromos, vivienda, usina
termoeléctrica del Dock Sur, puertos y
dragado de ríos, industria de granja y
agrícola, hoteles, moteles y turismo, obras
hidroeléctricas, transporte fluvial y
equipamiento y estudios técnico-económicos.
Considera Frondizi que estos proyectos son
esenciales, y que su pueblo ha entrado en una
etapa ordenada y metódica, reflejo justamente
185 Los trazos del poder en la posguerra de una leal y franca cooperación internacional
para continuar “irradiando su presencia
moral en América” (LIFE, 1961-11-13, pág.
48).
Ramón Villeda Morales, de
Honduras, que trabajó en la CEPAL y elaboró
su programa de gobierno con base en dicha
experiencia, propone destinar los fondos
recibidos de la Alianza a los renglones de
salud pública, vivienda popular, educación,
reforma agraria y seguridad social. En ese
orden de ideas, señala que:
El total de los recursos de inversión y gastos para el financiamiento del programa se estima en 368 millones de dólares, de los cuales 124 se financiarían con ayuda externa, incluyendo préstamos y donaciones de fuentes públicas y privadas. El monto de la ayuda externa se ha determinado tomando por base los requerimientos totales de inversión para alcanzar las medidas previstas, la capacidad del país para absorber capitales y el déficit que se anticipa en la balanza de pagos, al final del período (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Surge de las palabras de Villeda una
imagen, una formación tríptica que articula
entre sí las diversas fuentes de financiación.
Sin embargo, su aspiración puede fracasar por
la fragilidad de sus pronósticos, que en
sentido estricto resultan etéreos y en extremo
dependientes de la ayuda externa. Tal vez ello
explique el hecho de que el presidente
hondureño, de acuerdo con los lineamientos
de Punta del Este, esté dispuesto a solicitar
recursos para apalancar proyectos de
emergencia.
En un sentido similar, Manuel
Ydigoras Fuentes, en Guatemala, plantea que:
Capital de la Alianza
Capital del erario
Desarrollo de
Honduras
Capital privado
186 Revista LIFE en Español, 1955-1965
En adición al plan económico previamente formulado para el período 1960-1964, y otros proyectos que actualmente se sostienen con fondos de otras fuentes, los planes de Guatemala para hacer el mejor empleo posible de los fondos de la Alianza para el Progreso, a fin de mejorar las instituciones democráticas existentes y eliminar los obstáculos principales para el progreso, incluyen los proyectos enumerados a continuación en forma esquemática. Para el desarrollo industrial: Construcción de un puerto en Livingston así como tres edificios para astilleros. Estudio geológico del país con miras al establecimiento de industrias basadas en los recursos disponibles (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Ydigoras proyecta vincular las zonas
de producción agrícola con los mercados
centrales, impulsar una reforma agraria,
erradicar el analfabetismo, aumentar la
longevidad e invertir en salud, por lo que ha
pedido ayuda durante los primeros 60 días
siguientes a la conferencia de Punta del Este.
La suscripción de los acuerdos establecidos
en dicho evento —que fungió como un factor
de cohesión en la región— fue en sentido
estricto una adhesión casi unánime (la
excepción fue de la delegación de Cuba) a los
principios que identificaban a Occidente en
su contienda con el comunismo. Participar de
los beneficios la Alianza para el Progreso era
aceptar el éxito del modelo norteamericano, y
en últimas asumir que democracia + libertad
+ solidaridad en contra del comunismo era
equivalente a desarrollo + estabilidad.
Por su parte, Roberto Chiari,
presidente de Panamá, propone un vasto plan
de vivienda, electrificación rural, comercios
vecinales, salud pública, educación,
redistribución de la tierra y reorganización de
las entidades oficiales.
Considerando que los obstáculos principales al progreso de Panamá se reducen a la insuficiencia de los medios económicos en el país, la actual administración se dedicó, desde su inicio, a elaborar y presentar a las diferentes instituciones de crédito internacional proyectos debidamente estudiados en cuanto a su factibilidad (…). Cabe señalar, también, que la nación panameña tiene fincadas sus esperanzas en una más justa distribución de los beneficios del Canal de Panamá, como uno de los medios para alcanzar un mejoramiento económico efectivo (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Eduardo Víctor Haedo, de Uruguay,
resalta las obras que se han ejecutado en sus
187 Los trazos del poder en la posguerra 2 años de gobierno con recursos nacionales,
en las que destacan las concernientes a salud
y educación, y comenta que se están
elaborando proyectos para una planificación
que permita actuar con prontitud en lo más
urgente.
El 17 de agosto de 1961 se firma la Carta de Punta del Este. Tenemos cabal conciencia de nuestra responsabilidad. En Uruguay seguiremos trabajando como hasta ahora, pero dentro de normas generales para Latino-América y con clara visión del futuro continental. Para el plan de largo plazo, tenemos organizado un equipo de técnicos nacionales que trabajara con los de las misiones de la O.E.A., B.I.D. y C.E.P.A.L. (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).
Haedo concluye diciendo que los
problemas no esperan, “desesperan”. En vez
de atacar sus libertades para construirlas, la
gran tarea es atacar y vencer las necesidades.
El presidente Alberto Lleras Camargo
señala que los esfuerzos del programa de la
Alianza deben enfocarse para que
prontamente pueda Colombia, con sus
propios esfuerzos y por la sustitución de
importaciones y la diversificación de
exportaciones, equilibrar su balanza de pagos
y hacer menos indispensable acudir al crédito
externo. Agrega que se están construyendo
escuelas primarias y se ha previsto erigir
220.000 viviendas, además de los acueductos
y alcantarillados cuya ejecución ya está en
marcha. Pero a la construcción de escuelas es
preciso agregar la preparación de maestros, y
a la construcción de acueductos el servicio de
agua potable y la construcción de centros de
salud. Comenta así que estos programas no
comienzan con la Alianza:
Hace muchos años que Colombia viene ejecutando reformas en su estructura social y económica, que se acomodan fundamentalmente a los prospectos de la Alianza para el Progreso. En el campo de la vivienda existe el Instituto de Crédito Territorial, que originalmente tenía por objeto modificar las condiciones de vivienda rural, y que en los últimos tres años ha estado realizando un programa intensivo de vivienda urbana, destinada en especial a eliminar los tugurios en las principales ciudades del país. Existe, en materia de educación, una disposición constitucional que obliga a invertir no menos del 10% del presupuesto nacional en gastos de educación, particularmente primaria y universitaria. Dicho porcentaje se ha superado en los últimos dos años (…).
188 Revista LIFE en Español, 1955-1965
La primera reforma agraria colombiana corresponde a la misma época de la reforma tributaria (LIFE, 1961-11-27, pág. 46).
Figura 51. Signos del progreso son ya la renovación de barrios pobres en Perú, escuelas en El Salvador y la cría de ovejas en Ecuador. La Alianza ha prestado ayuda para todo esto (LIFE, 1961-11-27, pág. 48 y 49).
Tres imágenes sobre la situación
latinoamericana son adosadas al artículo
(figura 51). En ellas la renovación urbana, la
construcción de escuelas y la labor campesina
son presentas como componentes financiados
por la Alianza para el Progreso,
concretamente como ejes que han de
potenciar sus resultados. En este caso la
écfrasis parece quedar a la zaga de lo
eminentemente visual, que en este caso
arrastra una insinuación de precariedad que
termina marcando el contenido de la
figuración sobre estos sujetos anuentes. El
mensaje pretende ser optimista mediante la
conjunción ícono-textual, pero en el fondo
termina presentando la Alianza como una
especie de placebo para los grandes
problemas que aquejan al conjunto de
América Latina. Al respecto, Lleras Camargo
advierte sobre la necesidad de que los
recursos del programa se empleen, ante todo,
en el mejoramiento de la estructura social.
Todas las reformas legales y la dirección de los programas colombianos coinciden con los términos de la Alianza para el Progreso, que fueron presentados por el gobierno colombiano, de tiempo atrás, a la consideración de los países americanos, incluyendo a los EE.UU. Se vienen ejecutando con fondos colombianos y la Alianza para el Progreso permitirá, con financiación adecuada, adelantarlos más
189 Los trazos del poder en la posguerra
rápidamente (LIFE, 1961-11-27, pág. 47).
El director cívico militar de El
Salvador indica que está a favor de la
integración económica de las repúblicas de
América. Se propone realizar varias reformas,
para ello revisará el sistema tributario, hará
inversiones públicas y redistribuirá la tierra
con base en deuda pública. Suministrará
vivienda urbana y rural. “El Estado asumirá,
en el curso del tiempo, cuantas funciones y
responsabilidades fueren necesarias para
garantizar el bienestar económico y social de
la mayoría, dentro del marco de sus
instituciones democráticas” (LIFE, 1961-11-
27, pág. 47).
Manuel Prado Ugarteche, de Perú,
señala que desde antes de la reunión de Punta
del Este se tenían programas de construcción
de viviendas, carreteras, fuentes de energía.
Indica también que es preciso trabajar en la
habilitación de nuevas tierras, requiriendo un
presupuesto especial para educación, que, en
últimas, repercute en la necesidad de hacer un
aumento de la tasa de tributación. En relación
con la Alianza para el Progreso comenta que:
Se han creado y están funcionando organismos integrados por técnicos y especialistas cuya misión es asegurar precisamente que todos los empeños, no solo el de la Alianza para el Progreso, sino del Estado en general, se dirijan a favorecer a la totalidad de los ciudadanos, y de preferencia a los que más necesitan, a los que requieren realmente que la acción mágica del progreso transforme su nivel de bienestar, porque estoy convencido, y así lo he proclamado reiteradamente, que la asechanza demagógica contra la democracia tiene como gran aliado a la miseria, y por eso debemos erradicarla definitivamente (LIFE, 1961-11-27, pág. 49).
Mario Echandi Jiménez, de Costa
Rica, indica que, más que la infraestructura,
es preciso rescatar en primer término la
identidad nacional:
En Costa Rica, en donde nos sentimos muy orgullosos de la vida democrática e institucional que tiene el país, no creemos que el simple progreso material que se logre sea suficiente para preservar para el futuro el concepto occidental democrático y cristiano que de la convivencia humana tienen los costarricenses. (…) La existencia desde hace más de un siglo de un gran número de escuelas públicas, ha hecho que en los mismos bancos se sienten los hijos de los presidentes, de los mecánicos, de los
190 Revista LIFE en Español, 1955-1965
comerciantes, de los sirvientes, etc. (LIFE, 1961-11-27, pág. 49)
Entre los programas se propone el
aumento de escuelas públicas y el estímulo a
los privados, que han cumplido un importante
papel. Para su realización se requiere la
inversión extranjera. Con todo, Echandi
destaca por poner el acento en un punto no
tenido en cuenta del todo por los demás
presidentes: el carácter ético de los
ciudadanos y el esfuerzo que debe
emprenderse en pos de su construcción.
Sabemos positivamente que el concepto que se tiene de la vida, de la política, de la libertad, etc., descansa básicamente sobre los valores éticos, morales y espirituales que sustentan los hombres que integran una sociedad. Una colectividad formada por sujetos depravados, con valores morales en quiebra, sin jerarquía espiritual, es una colectividad pervertida que está expuesta a ser víctima de la demagogia, de la agitación y del caos. Para fortalecer los valores éticos, morales y espirituales de la sociedad costarricense, se ha elaborado un plan combinado en las escuelas y de reforma penal y penitenciaria (LIFE, 1961-11-27, pág. 50).
Detrás del velo del control aparecen el
delito y la miseria, fluyendo a través del
discurso sincero de Echandi. Esta anomia, no
solo costarricense sino a su vez
latinoamericana, revela a lectoras y lectores
lo descarnado de una realidad social que no
da espera.
Por su parte, José María Velasco
Ibarra, de Ecuador, da cuenta de la tarea
cumplida, pues:
(…) cuando estuvo en Quito el Señor [Adlai] Stevenson quedó satisfecho —y así lo manifestó a los corresponsales de la prensa internacional— de los planes concretos de desarrollo presentados por el Ministerio de Fomento y más organismos técnicos ecuatorianos. El delegado del presidente Kennedy reconoció la capacidad del equipo gubernativo ecuatoriano (LIFE, 1961-11-27, pág. 50).
El presidente ecuatoriano propone la
construcción de carreteras, un plan agrícola y
pesquero, irrigación, construcción de silos de
almacenamiento de productos agrícolas, la
iniciación de una reforma agraria, desarrollo
industrial y de energía eléctrica, agua potable
y salubridad, vivienda y educación. A su vez,
indica que un Estado moderno necesita de una
prensa sana y responsable, y a su vez comenta
191 Los trazos del poder en la posguerra que debe velar por propagar la virtud.
Recuerda, en esa medida, que lo más
importante es lograr que en los ciudadanos
calen los ideales de “responsabilidad, de
honor, de humanidad, el hecho actual de la
presencia continua de las gentes en todos los
problemas modernos, puede conducir a la
huelga constante, a la subversión indefinida,
a la catástrofe” (LIFE, 1961-11-27, pág. 50).
Luis Somoza Debayle, en Nicaragua,
también se muestra complacido con el
programa de la Alianza.
Nicaragua aceptó con entusiasmo y decisión la cita en Punta del Este y el 1º de septiembre pasado, es decir, a solo 15 días de haberse firmado esta Alianza, el Poder Ejecutivo presentaba al Congreso un proyecto de reforma agraria que es una verdadera revolución socio-económica, ya que en dicho proyecto del Estado, sin afectar la actual economía agraria, asume la obligación de proporcionar al campesino, tierra, vivienda, créditos, educación, salubridad y mercado para sus productos. Este plan, vital para la economía de un país eminentemente agrícola como Nicaragua, no podía realizarse antes porque para afrontarlo se necesitaban fondos adicionales de que el país carecía, por lo cual, necesariamente, tenían que venir del exterior en condiciones muy flexibles
que no se conseguían y que ahora esperamos obtener, como se ha ofrecido (LIFE, 1961-11-27, pág. 51).
Somoza se alegra del tratado de libre
comercio celebrado con Costa Rica y
Panamá, dado que la Alianza dará trato
preferencial a quien suscriba este tipo de
convenios. Propone también repartir tierras
entre un sector de nicaragüenses que quedan
más allá del río Coco, y que, según el fallo de
la corte de la Haya, son territorios
pertenecientes a Honduras.
Entre imágenes positivas y negativas,
entre el aval a la interdependencia propiciada
con la Alianza y la reivindicación de la
autonomía nacional para definir el curso de su
implementación, se movieron los
mandatarios latinoamericanos, teniendo
como horizonte un escenario de ostensibles
limitaciones económicas y sociales. Algunos
apelaron a un cierto nacionalismo al señalar
que desde antes de la propuesta ya estaban
adelantando en sus países programas sociales
significativos, mientras que otros hicieron
énfasis en que las ayudas comprendidas
192 Revista LIFE en Español, 1955-1965
dentro del programa no son regalos sino
préstamos. No obstante, retratada queda allí
una suerte de coincidencia acerca de aquello
que debe hacerse para alcanzar el desarrollo
continental. En la planeación surgen las
ciudades latinoamericanas de estructura
homogénea, con sus cinturones de miseria,
con sus nuevas murallas de contención y
segregación, con una desigualdad todavía
rampante.
Las tensas relaciones entre EE.UU. y
América Latina por cuenta de los actos de
intervencionismo del primero daban ahora
paso a un nuevo clima de fraternidad
continental. Lo que había empezado con la
política del Buen Vecino, ahora era
continuado por John F. Kennedy, quien se fijó
como tarea salvar el continente. Todos los
programas estuvieron por entonces marcados
por la Guerra Fría y la lucha anticomunista,
algo que dio lugar a que acciones como la
construcción de represas, el levantamiento de
escuelas o la pavimentación de carreteras
estuvieran en el subcontinente etiquetadas
con los colores de la noción norteamericana
de democracia. Pero como señalaba el
senador norteamericano Jacob K. Javits en
1963, la Alianza para el Progreso no basta, y
el compromiso no puede ser solamente de los
EE.UU. y su erario.
Es hora de poner también en práctica la propuesta que los parlamentarios de la O.T.A.N. hicieron en noviembre último, y que representa un esfuerzo de ayuda oficial europea comparable a la Alianza para el Progreso. Para lograr esto, la América Latina debe crear un clima favorable para las inversiones privadas por medio de la estabilidad política y la responsabilidad de sus dirigentes. Por otra parte, los EE.UU. deben esforzarse por corregir la errónea impresión de los europeos de que la América Latina es una especie de coto privado de los norteamericanos. No me cabe duda de que los planes de ayuda ya existentes, aumentados e intensificados en la forma que cabo de indicar, serán eficaces si se les da tiempo de fructificar. Lo importante es saber si a estas alturas todavía disponemos del tiempo suficiente (Kavits, 1963-03-18).
El designio estaba trazado, la Alianza
era el diseño de un pronóstico efectuado
previamente desde perspectivas
desarrollistas. A la espera de convertirse en
193 Los trazos del poder en la posguerra sociedades del gran consumo, las naciones
latinoamericanas se acogieron, en formas
variopintas y a veces inestables, a la
esperanza pregonada con los colores y las
texturas del libre mercado. Sus líderes fueron
sujetos anuentes, creyeron en el modelo
norteamericano, y lo vendieron a los suyos
como la salvación frente a su misérrima
condición.
Las inercias del progreso Escena central
Escena actual
1964-05-11
1960-05-30
1963-03-18
1961-01-23
1961-09-04
1964-08-17
1961-08-07
1963-09-02
Estética del armisticio
197 Los trazos del poder en la posguerra
América Latina parecía respirar
nuevos aires merced a la renovación de sus
vínculos con los EE.UU., país que de a pocos
se convertía en un modelo a seguir en el
camino hacia una mejor condición de vida.
Pero no todos se vieron atraídos por tal
promesa de cambio. Con desconfianza
algunos, otros con vehemente rechazo, allí
estaban aquellos a quienes el espectáculo de
las bondades de la economía y la
institucionalidad norteamericanas no les
convencía del todo. En medio de un panorama
de rezago e inequidad rampante, y haciendo
visible el contenido de su visceral reclamo a
través de la movilización, su escepticismo
hizo ver que la miseria del continente tenía
calado estructural, y que la misma no podía
ser solucionada con rampantes y ciegos
plegamientos. En cada ocasión estos
disidentes entraron en discrepancia con los
anuentes, y sería el resultado de sus sucesivas
confrontaciones lo que proyectaría para la
posteridad la configuración de una
contradicción que lejos estaba de ser resuelta.
3.1. Las inercias del progreso
Figura 52. Los campesinos que apresaron al rebelde Castro León muestran sus viejas armas. Rechazaron na oferta de $300 a cada uno por soltarlo (LIFE, 1960-05-30, pág. 47).
En imágenes y textos, LIFE en
Español llega una vez más a Venezuela. En la
escena aparecen hombres del pueblo, tal vez
campesinos, armados con viejos fusiles y
escopetas, miran a la cámara con gesto
ambiguo (figura 52). Acaban de apresar a un
insurgente que se ha rendido: José María
Castro León, cuando quería cruzar la frontera
hacia Colombia. Él era el ministro de defensa
de Venezuela, había encauzado un golpe de
Estado contra el presidente Rómulo
Betancourt. El militar golpista buscó
subordinar a los soldados en San Cristóbal,
cerca de la frontera, pero estos no
198 Revista LIFE en Español, 1955-1965
respondieron. LIFE en Español recrea el
suceso:
Castro León asumió el mando de los 500 soldados que la guarnecían y exhortó a los generales de Venezuela a unírsele “para restaurar el prestigio de las Fuerzas Armadas”. Pero el resto del ejército no quiso sumársele. Y hasta en San Cristóbal, la milicia nacional permaneció leal al gobierno, los estudiantes recorrieron las calles lanzando mueras al general sedicioso, y campesinos armados impidieron que los amotinados ocuparan un aeródromo. Castro León no aclaró la orientación política de su alzamiento (aunque Trujillo, el dictador dominicano, probablemente financió el golpe). Cuando un periodista colombiano llamó por teléfono a San Cristóbal para preguntar a un oficial si el régimen de Castro León sería derechista o izquierdista, obtuvo esta respuesta: “Un minuto, voy a averiguarlo.” Poco después el informante regresó y dijo: “No tendrá color político. Será un régimen venezolano. El pueblo está con nosotros.” Pero el pueblo no lo estaba y ayudó a sofocar la rebelión dominada en pocas horas. Luego manifestó su apoyo a Betancourt (LIFE, 1960-05-30, pág. 47).
Haciendo una lectura transversal,
llama la atención cierta coincidencia entre el
suceso cubierto por la revista y un anuncio
publicitario de Marfak, un lubricante de
Texaco, que a la sazón aparece a un costado
del artículo en cuestión (figura 53).
Figura 53. Marfak es resistente – por eso usted puede disfrutar de comodidad absoluta en todo el trayecto (Texaco, 1960-05-30, pág. 47).
Hay una mano embadurnada con
dicho producto, del cual se indica que con él
199 Los trazos del poder en la posguerra se puede gozar de hasta de 1500 kilómetros
de una comodidad de la que, en cierto modo,
no parece gozar Castro León por entonces. El
conspirador tiene sus manos manchadas, y
con ellas ha osado tocar la institucionalidad
venezolana. El pueblo ha evitado entrar en
contacto con él, ser parte de esa suciedad que
corroe cuanto toca. En la tras-escena, LIFE
en Español construyó una trama simbólica
sobre las inconsistencias de la disidencia
política en la región, y a partir de ella
establece el perfil de este oficial, haciendo ver
que tal vez sus máculas tienes un trasfondo
comunista. El principal espaldarazo lo recibió
Betancourt del Congreso Interamericano por
la Democracia, reunido en Caracas, que
representando el clamor del pueblo en cada
nación latinoamericana, y buscando mantener
la impoluta dignidad de sus instituciones, se
pronuncia al unísono en contra de estas
tentativas. “Mano dura contra los golpistas”,
piden algunos; el movimiento de José María
Castro se mostró ineficaz en muy corto
tiempo, de allí que la revista se refiera a ello
como una “efímera insurrección”.
Una época de ira y anhelos frustrados
Era frecuente encontrar que LIFE en
Español hiciera eco de las crisis políticas de
América Latina. Más allá de la objetividad,
algunos de los títulos de sus artículos revelan
las apreciaciones personales de su equipo
editorial sobre lo visto en la región: “Tierra
adusta y atormentada” (1961-08-07);
“Prisioneros de la geografía” (1961-09-04);
“La zona más crítica del mundo” (1963-03-
18); “Un problema abrumador” (1961-09-
04). Cada cubrimiento de la revista insinuaba
por momentos más pesadumbre que
expectativas halagüeñas; ello fue algo que
quedó patente en enero de 1961 cuando, al
conmemorar el vigésimo quinto aniversario
de LIFE, publicó un artículo en el que
englobó el acontecer político
latinoamericano. En este acontecimiento el
equipo editorial cerca el margen de
interpretación al emplear como subtítulo
200 Revista LIFE en Español, 1955-1965
“Tumultos y tiranos en la América Latina”,
con lo que deja en el aire una visión sobre el
subcontinente como tierra inestable y
proclive a los levantamientos.
Hace allí una compilación de
sugestivas fotografías, con las cuales efectúa
un tránsito desde “El Bogotazo” (1948) hasta
los desencuentros entre la América Latina y
los EE.UU. Se trata de una exposición sobre
las presiones, las inconsistencias, los golpes
de Estado, los levantamientos y, en definitiva,
las secuelas que tan turbulenta época ha
dejado en el subcontinente. Como un desfile
de cientos de indignados que andan tras la
búsqueda infructuosa del sueño de libertad y
justicia, así deja ver LIFE en Español esta
secuencia de incontestables eventos que en
muchos casos ha derivado en muerte y
destrucción.
Como se indicaba, el punto de partida
de esta secuencia es el 9 de abril de 1948, en
Bogotá. Coincidiendo con la realización allí
de la Conferencia Interamericana, la ciudad
soportó una encarnizada rebelión suscitada
luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán,
candidato liberal a las elecciones
presidenciales. Con machetes y palos, la
turbamulta es retratada por la revista airada,
vociferante e incontenible, mientras de una
edificación en el fondo, de aparente estilo
republicano, emanan llamaradas y espesas
columnas de humo negro (figura 54).
201 Los trazos del poder en la posguerra
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203 Los trazos del poder en la posguerra
Cual si se tratara de una
representación idónea de la inconformidad
del pueblo colombiano, la revista señala que
este alzamiento ponía de presente el creciente
escepticismo respecto de la política del Buen
Vecino de Franklin D. Roosevelt. En ese
sentido, LIFE en Español hace algunas
indicaciones sobre la política externa de los
EE.UU. en términos de su esfuerzo por
mantener unido el continente en contra de la
Unión Soviética, y estima que para la
América Latina ello no parece ser suficiente.
Un mundo en cambio veloz encuentra a esta
región emergiendo como actor significativo
en la política internacional; se le observa con
expectación en medio de la Guerra Fría, hasta
las más pequeña protesta puede dar pistas
sobre el curso de su tendencia política.
Pasando por imágenes de los
presidentes Roosevelt (EE.UU.) y Ávila
Camacho (México) saludándose sonrientes
en Monterrey, de Fulgencio Batista, del
cadáver del presidente brasilero Getulio
Vargas y de Juan Domingo Perón en camino
al exilio, LIFE en Español arriba a un ícono-
texto que revela la mayor de las
preocupaciones de los EE.UU.: Jacobo
Arbenz, su pretendida cooptación por parte
del comunismo, y su caída como un triunfo
para la libertad de América Latina.
“Humillación de Arbenz”, califica la revista;
en la escena se lo ve en el aeropuerto obligado
a desnudarse por la policía de aduana antes de
exiliarse en México (figura 55).
Figura 55. Humillación de Arbenz. Cuando salía de Guatemala rumbo al exilio en México, el depuesto presidente Jacobo Arbenz tuvo que desnudarse en el aeropuerto para ser examinado por los agentes de la aduana, mientras sus compatriotas le gritaban “¡Asesino!”. Arbenz, cuyo gobierno fue el primero de este hemisferio dominado por los comunistas, cayó derrocado por una fuerza invasora anticomunista alentada por los EE.UU. (LIFE, 1961-01-23, pág. 71)
204 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Pero tal vez lo más diciente de las
fotografías que LIFE en Español presenta es
la agresión sufrida por Richard Nixon en
1958 en su gira por Latinoamérica,
concretamente en Lima y Caracas. Destaca
allí el odio con que se expresaron los
manifestantes, así como la conmoción que
estos acontecimientos ocasionaron en el
público norteamericano.
Figura 56. Histórico estallido de odio. Los rostros convulsionados por el odio, dos manifestantes venezolanos dan de puntapiés al auto en que pasa el vicepresidente Richard M. Nixon por las calles de Caracas, durante una gira que realizó por la América Latina en 1958. Las piedras arrojadas por otros manifestantes izquierdistas rompieron las ventanillas del auto. El fotógrafo de LIFE Paul Schutzer, que iba en un camión de periodistas delante del auto del vicepresidente, registró el violento ataque. El incidente de Caracas, y una pedrea de los estudiantes de la Universidad de San Marcos, en Lima, conmovieron profundamente al público norteamericano y llamaron la atención sobre el mal estado de las relaciones de los EE.UU. con la América Latina (LIFE, 1961-01-23, pág. 72).
El ícono-texto en cuestión deja ver a
dos individuos pateando el Cadillac en que se
movilizaba el político norteamericano por la
capital venezolana, uno de ellos de aspecto
joven, con atuendo oscuro y algunos libros
bajo el brzo, el otro aparentemente de algo
más de edad y andando en camisa (figura 56).
En el primer plano se encuentra el que parece
ser un policía, perfilado justamente en
dirección a los dos hombres, que sale del
vehículo de la caravana que antecede a aquel
en que se desplaza Nixon. El suceso fue
comentado en otras oportunidades por la
revista, haciéndolo ver como un ejemplo del
tenso equilibrio de las relaciones, no
meramente con Venezuela y Perú, sino con el
conjunto del hemisferio.
El artículo cierra con una fotografía
que, sin lugar a dudas, contribuye a condensar
en el plano estético los reparos que inspira
esta ola de disidencia en la América Latina.
Se trata del abrazo entre Nikita Khrushchev y
Fidel Castro en la Asamblea General de la
205 Los trazos del poder en la posguerra ONU de 1960 (figura 57). El pie de foto es
ilustrativo sobre la postura de LIFE en
Español.
Sonrientes como antiguos amigos, Nikita Khrushchev y Fidel Castro se abrazaron en Nueva York durante la Asamblea General de la O.N.U., en septiembre de 1960. El calvo y rudo jefe supremo del comunismo dio gran importancia a su encuentro con el hirsuto y rudo cubano, primer aliado del Kremlin en el Hemisferio Occidental. La pareja mantuvo dos largas conferencias en el curso de la Asamblea, en la que Castro pronunció un discurso cargado de odio contra EE.UU. Antes de irse a la Habana dijo: “Khrushchev es un buen amigo de Cuba…” (LIFE, 1961-01-23, pág. 75)
Figura 57. Encuentro de dictadores rojos (LIFE, 1961-01-23, pág. 75).
¿Qué puede deducirse de estas
fotografías sobre levantamientos, asesinatos,
dictadores y vejaciones? Lo que deja ver
LIFE en Español es el complejo clima social
y político que impera en América Latina, sus
oscilaciones entre la lucha por ser moderna,
la realidad de sus limitaciones y la
inestabilidad de sus regímenes políticos.
Llama la atención que la imagen del abrazo
entre Castro y Khrushchev sea la de mayor
formato en el artículo, casi como si se diera a
entender que entre los grandes problemas
retratados, este fuera el mayor de todos: para
América Latina, para los EE.UU. Como
pudiera señalarlo Georg Didi-Huberman
(1997), las imágenes también toman posición,
evidenciando con sus regímenes escópicos
posturas políticas y valorativas. LIFE en
Español contribuye a construir la imagen de
“gran enemigo” comunista, aquel al que hay
que vencer a como dé lugar.
Pero ya en agosto de 1957 LIFE en
Español había emprendido un ejercicio de
206 Revista LIFE en Español, 1955-1965
retrospectiva de tales características,
aludiendo para el efecto a lo que denominó
como una “hora de prueba en la América
Latina”. En esa ocasión centró sus análisis en
la revisión de tres importantes sucesos: el
asesinato del general Carlos Castillo Arias,
responsable del derrocamiento de Jacobo
Arbenz en Guatemala, a manos del que LIFE
en Español calificó como un “soldado
comunista”; las elecciones en Argentina, en
donde 9,7 millones de personas acudieron a
las urnas, dieron la victoria a la tendencia
política moderada y rechazaron al exiliado
Juan Domingo Perón; y el regreso a Perú de
Raúl Haya de la Torre, quien asistiera al
escenario en el cual fueron asesinados 6000
militantes apristas. La revista transcribe parte
del discurso de Raúl Haya:
Cuando llegué a Talara en 1931, después de ocho años de destierro, ustedes vivían en chozas sin agua y sin luz. Hoy viven en casas con jardín que le ha construido la International Petroleum y cuyo alquiler oscila entre seis y 10 soles, con luz y agua gratis. No hay casas para obreros mejores… en… el mundo. Dicen nuestros enemigos que ya no combatimos a la
International y al imperialismo porque hemos cambiado. Esto no es cierto. Lo que ha cambiado es la International Petroleum (LIFE, 1957-08-26, pág. 23).
Figura 58. Haya extiende el brazo derecho para subrayar un punto al dirigirse a la muchedumbre que le dio la bienvenida en la Plaza San Martín de la ciudad de Lima (LIFE, 1957-08-26, pág. 24).
En medio de la oscura noche, Haya
arenga ante una multitud insondable. Con el
brazo derecho en alto, el caudillo condensa el
júbilo de un pueblo que rechaza el terror de
las dictaduras (figura 58). LIFE en Español ve
su discurso desfasado y cargado de
contradictoria grandilocuencia:
En la capital, dirigiéndose a 70.000 personas reunidas en la Plaza San
207 Los trazos del poder en la posguerra
Martín, dijo: “Esta incomparable manifestación de amor me ha abierto en el corazón una dulce herida.” Si otro político dijera esto, la gente lo silbaría hasta hacerlo huir de la tribuna. Sin embargo, nadie se rio de él (LIFE, 1957-08-26, pág. 24).
En el caso de Guatemala, LIFE en
Español describe los últimos minutos de
Castillo Armas, antes de que Romeo Vásquez
Sánchez lo asesinara en presencia de su
esposa y luego se suicidara. Comenta la
revista:
En medio del duelo de la nación, el gobierno investigó los antecedentes de Vásquez. Joven melancólico, de 24 años, de oficios diversos, el asesino fue expulsado del Ejército en 1955 por sus tendencias comunistas. Se había carteado con un miembro del personal de la división latinoamericana de Radio Moscú, y en su diario íntimo se encontraron referencias a sus funestos designios, en los que estaban complicados también otros compañeros de la guardia presidencial. Así, los comunistas lograron vengarse del patriota guatemalteco que al frente del movimiento militar de 1954 derrocó al gobierno presidido por el coronel Jacobo Arbenz Guzmán y presidido por ellos (LIFE, 1957-08-26, pág. 26).
El féretro de Castillo Armas en
cámara ardiente recrea en LIFE en Español la
caída de un héroe (figura 59), aquel que puso
en evidencia una cadena de disidencia que
empieza con Arbenz, y que enlaza a
individuos como el “soldado comunista”.
Figura 59. Envuelto en la bandera, el féretro del presidente descansa en el Palacio Nacional. Cadetes de la Escuela Politécnica montan guardia de honor (LIFE, 1957-08-26, pág. 28).
208 Revista LIFE en Español, 1955-1965
¿Quiénes son estos sujetos que
emergen en la propia revista en posiciones de
rechazo? Jacobo Arbenz, quien indicó en su
último discurso que no tenía nada que ver con
el comunismo; los 200.000 votantes
argentinos que sí apoyaron a Perón; los
estudiantes peruanos que escuchan a alguien
que regresó del exilio. La revista los presenta
con desconfianza, desde la tras-escena hace
ver que desfilan peligrosamente por la línea
que separa a Occidente del expansivo
comunismo. La labor de contención del
enemigo empieza con el cuidado respecto de
los propios individuos, esos que,
envalentonados por lo misérrimo de su
entorno, se pliegan a los cantos de sirena de
una ideología que construye su fama con
aspavientos y engaña sin empachos.
Tierra adusta y atormentada
En Bolivia, un país alto y solitario, la
extracción minera es una de las pocas
actividades económicas. En 1961 LIFE en
Español lo caracterizó como un Estado
inestable y pobre, al cual los EE.UU. han
ayudado con 175 millones de dólares, sin que
a pesar de ello se haya podido evitar su
colapso político.
El propósito de los EE.UU. de colaborar con los bolivianos se ha convertido en un caso de prueba para otros pueblos progresistas de la América Latina. Para éstos, los EE.UU. están comprometidos a demostrar que tienen ideas suficientemente avanzadas como para ayudar a una revolución popular, y que son suficientemente fuertes como para contribuir a su triunfo definitivo. Cuando Víctor Paz Estenssoro asumió la presidencia de Bolivia, después de la revolución de 1952, puso en práctica una serie de medidas trascendentales. Se dieron tierras a los indígenas. Las minas de estaño fueron nacionalizadas. Todo parecía muy bien. Pero todavía no se han obtenido los resultados que se esperaban. Por el contrario, una situación de desorden general, sobre todo en las minas, parecía amenazar la estabilidad del país en los últimos meses (LIFE, 1961-08-07, pág. 50).
Un sujeto anuente como Víctor Paz
Estenssoro “Hizo detener a 70 dirigentes y
agitadores sindicales comunistas, inclusive a
Ireneo Pimentel, y aunque esto provocó una
huelga, el gobierno obtuvo una victoria
momentánea” (LIFE, 1961-08-07, pág. 50).
La situación es crítica, pues se viven las
209 Los trazos del poder en la posguerra consecuencias de la revolución de 1952. La
escena muestra a los mineros equipados, a un
destacamento militar saludando al pueblo
apilado en la calle y a un grupo de mujeres
que porta una enorme bandera y acude por
primera vez a las urnas. Parece darse a
entender que la inversión de los EE.UU. en
Bolivia hubiera sido en principio un fracaso.
Figura 60. Minero militante, Lucio Otálora muestra granadas de dinamita de fabricación casera, que almacena el sindicato de Catavi. Los mineros se ejercitaban lanzando granadas a los barrancos (LIFE, 1961-08-07, pág. 53).
Bolivia no sale de su atraso ni de su
ignorancia, hace ver LIFE en Español; en su
sentir, este país ha sido cooptado por intereses
extremistas. Allí alude a una “revolución de
luces y sombras”, justamente la del 9 de abril
de 1952, liderada por Víctor Paz, y que dejó
tras de sí muchos motines. Decisión,
inflexibilidad y rabia acumulada, eso se
refleja en los rostros de mineros militantes
como Lucio Otálora (figura 60), que cual si
fueran muñecos de exhibición son
presentados por la revista mientras portan
consigo explosivos, como símbolo de las
consecuencias del inconformismo en un país
de frágil institucionalidad. Con una casi
inexistente clase media que empezaba a
adquirir protagonismo político, con los
mineros ejerciendo el cogobierno de las
minas, y teniendo en el horizonte la influencia
de posturas trotskistas que permeaban a los
políticos que propendían por un país más
igualitario, la solución formulada por algunos
no podía ser otra que el cambio del sistema:
210 Revista LIFE en Español, 1955-1965
“Pese a todos los errores que hayamos podido cometer —dice Alfonso Gumucio, ministro de Economía y el más eficaz colaborador del presidente Paz Estenssoro— hemos hecho nuestra parte al destruir el antiguo sistema y al poner los cimientos de nuevo. Quizá no lleguemos a edificarlo. No faltará quien lo haga.” Para formular una hipótesis sobre el futuro de Bolivia e imaginar lo que podría ser el “nuevo sistema”, es indispensable comenzar por preguntarse cuál ha sido la suerte de aquellos conceptos fundamentales de la Revolución de 1952 (Montenegro, 1961-08-07, pág. 57).
Figura 61. Hay más maestros que antes para educar a las nuevas generaciones. Junto a un cebadal, una joven maestra juega con los niños durante el recreo (LIFE, 1961-08-07, págs. 54-55).
Estos principios estaban dados por la
recuperación de las minas para el Estado. En
un país de grandes posesiones de
terratenientes, la reforma agraria se empezó
a gestar con gran dificultad, entre otros
debido a que en su momento se vio afecta por
la influencia de corte anarquista que dificultó
las labores estatales. Con todo, en solo tres
meses se compraron 5 mil arados, como parte
de una promesa de modernización que,
alegóricamente, “cambió el burro por la
bicicleta”. De igual modo, un aumento del
número de maestros para la educación básica
hace ver que las decisiones correctas estaban
siendo adoptadas, entre ellas la protección de
una niñez que, como en la fotografía (figura
61), inocentemente juega y aprende en medio
de las limitaciones económicas y sociales. A
su turno, se comenta que la implementación
del sufragio universal ha vinculado a la vida
cívica a las masas indígenas. El articulista
Walter Montenegro sugiere que:
El golpe que derrocó en 1952 a una junta militar fue dado por el M.N.R., aliado con grupos sindicales (mineros y fabriles), en los que existían activos y eficaces focos de infiltración extremista de distintos matices, inclusive el trotskista. En su mayor parte dichos núcleos sindicales, estaban encabezados por Juan Lechín, actual vicepresidente de la Republica. La alianza revolucionaria creó compromisos inevitables. Para cumplirlos y no perder el apoyo del grupo sindical, durante su primer periodo de gobierno Paz Estenssoro hizo concesiones excesivas, de las que se valieron los agitadores para consolidar sus posiciones. Paz Estenssoro y Lechín creyeron posible desempeñar el doble papel de
211 Los trazos del poder en la posguerra
gobernantes y “líderes revolucionarios” en una época que ya no era revolucionaria sino que debió ser de reconstrucción. Como jinetes de circo, de pie sobre dos caballos, trataron de mantener el equilibrio ante los aplausos del público, hasta que uno de los caballos empezó a irse por su lado. Como resultado de esta demostración de acrobacia política, no solo los jinetes están en peligro de descoyuntarse, sino que el país ha llegado a su actual situación próxima al caos (Montenegro, 1961-08-07, pág. 57).
La metáfora es afortunada para lograr
que lectoras y lectores recreen mentalmente
los acontecimientos: los revolucionarios son
jinetes que ejecutan toda suerte de malabares
en el poder, en tanto el escenario queda
convertido en circo para la exhibición. No hay
alusión a condiciones épicas o caballerescas,
lo sucedido es mostrado de forma irónica,
como una burlona continuación de la
tragedia. La institucionalización de la nación
se hizo difícil, y la fuerza del sindicalismo
frenó la industrialización, haciendo que
varias empresas pequeñas cerraran. Muchos
intelectuales se marcharon al extranjero. El
articulista de LIFE en Español interpreta la
situación así.
Ahora bien, si los conceptos básicos de la revolución de 1952 son políticamente irrevocables ¿cómo puede salir Bolivia de su actual situación? Un recurso indispensable, desde luego, es la ayuda de los EE.UU. A este respecto LIFE ha dicho lo siguiente a sus lectores de la edición norteamericana: “La razón por la que la ayuda de los EE.UU. no ha sido decisiva para estabilizar la revolución social de Paz Estenssoro y su gobierno ha sido explicada en estos términos por un diplomático boliviano: ‘Vuestra ayuda nos mantuvo a flote, pero no fue nunca suficiente para sacarnos hasta la orilla…’ “Antes, Paz Estenssoro podía pedir sacrificios a su país explicando que su país era pobre y que sus medidas de reforma eran costosas. Ahora, sus enemigos izquierdistas le dicen: “¿Y por qué no aceptamos el dinero ruso? Los rusos pagarían todo…” El gobierno del presidente Eisenhower esperó más de un año antes de decidirse a ayudar al régimen revolucionario (Montenegro, 1961-08-07, pág. 57).
Sin embargo, se indica que ni la ayuda
de los EE.UU. ni la de la URSS que le fue
ofrecida después puede ser eficaz en tanto
Bolivia no instaure un “Estado moderno” y un
“régimen jurídico estable”, evitando así
otorgar demasiadas concesiones a los mineros
para a posteriori enviarlos a la cárcel al cabo
de sus huelgas.
212 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 62. Captores. Después de escuchar la arenga de Lechín, que ha negociado con el gobierno, los mineros votan por la liberación de los rehenes (LIFE, 1964-02-03, pág. 10).
En 1964 la revista hacía un nuevo
cubrimiento sobre las problemáticas de
Bolivia, apareciendo una vez más en la
escena el pueblo armado al borde de la
insubordinación total (figura 62). La fuerza
política sindical se ha alzado en armas, y con
ello han puesto en jaque al gobierno de Víctor
Paz Estenssoro, que ahora luce viejo y
cansado. Al respecto indica LIFE en Español:
La presencia de una gran masa obrera armada en las minas y las ciudades dramatiza aún más esa situación. Sacudida desde sus cimientos económicos y sociales por la revolución del 9 de abril de 1952, que encumbró a Paz Estenssoro, la nación boliviana parecía ingresar en un periodo de relativa tranquilidad y recuperación, con miras a utilizar en
una producción más diversificada su capital humano (actualmente concentrado en torno a la industria minera) y su gran potencial económico (págs. 12, 13 y 17). Pero la inestabilidad política que ha flagelado al país desde la fundación de la república, en 1825, asoma de nuevo amenazante (LIFE, 1964-02-03, pág. 9).
Bolivia y sus vecinos encaran,
ciertamente, un futuro incierto, pero, como lo
hace ver LIFE en Español, no basta con el
apoyo de los EE.UU. para que superen su
vulnerabilidad manifiesta. En la tras-escena
el mensaje consiste en que cada país de la
región debe emprender esfuerzos en pos de la
consolidación de la democracia dentro de sus
fronteras. Las veleidades del pueblo resultan
molestas e inoportunas, a todas luces el
imperativo para que la ayuda continental
encuentre terreno fértil es la sofisticación
administrativa que apareja la modernización.
Un problema abrumador
“Quizás Castro hizo su aparición
oportunamente”: esto afirma Robert
Coughlan, uno de los más prestigiosos
redactores de LIFE en Español, luego de
213 Los trazos del poder en la posguerra efectuar un viaje por América Latina al cual
lo envió la revista a fin de comprender los
problemas que aquejan a esta. El adjetivo que
le asigna a la situación es el de abrumadora, e
intensifica su pesimismo con una
caracterización detallada que pone en
evidencia lo complejo del panorama
latinoamericano. Señala que al verse también
envueltos los EE.UU. en estos problemas…
No sólo encierran peligro para la vida, la seguridad y hasta la cordura de quienes se ocupan de ellos. Para algunos quizás no hay solución. El crecimiento incontrolado de la población que agrava tanto algunos de los otros problemas, es teóricamente remediable, pero eso no pueden hacerlo los EE.UU. En cuanto a la pobreza y el analfabetismo de las masas, la superstición, el provincialismo, la pésima administración, los enconos raciales, nacionales y de clase, el frenético antagonismo político, la afición a la intriga política y a la violencia, la venalidad y el exhibicionismo, en ilógica mezcla con un deseo de auto justificación, y una propensión a lamentarse de sus propias desgracias y culpar de ellas a los demás, son cosas que no cambiarán de la noche a la mañana, ni en pocos años; y algunas de ellas no se modificarán en esta generación (Coughlan, 1961-09-04, p. 45).
Esta emancipación señala los
problemas más conocidos, si bien hay
diferencias en las 20 naciones observadas y
sus 200 millones de habitantes. Señala que
para los EE.UU. sería mejor irse para su casa
como se lo piden, a veces a gritos. Sin
embargo, los nexos contractuales no pueden
romperse, dado que el determinismo
geográfico los mantiene unidos, y a su vez
porque América Latina tiene productos
estratégicos que Norteamérica requiere:
cobre, estaño, zinc, petróleo, que resultan
esenciales para el desarrollo militar, y
adicionalmente porque “no podemos ser
indiferentes a la perspectiva de que grandes
zonas de nuestro hemisferio caigan bajo el
control de regímenes comunistas o
procomunistas” (Coughlan, 1961-09-04, p.
45). Se pregunta entonces el articulista si es
posible comprender las causas del
resentimiento. De su viaje pueden sacarse
algunas conclusiones, una de ellas es la
oportunidad que ofrece la aparición de Fidel
Castro —megalómano delirante, según
214 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Coughlan— para que los EE.UU., que
combatieron al comunismo en el medio
oriente, descubran que se les había colado por
el patio trasero. Y la causa es que hay un
descontento social masivo.
Uno oye lo mismo dicho de diferente manera, por gente muy diversa: un maduro diplomático brasileño, un imberbe líder estudiantil argentino de izquierda, un economista colombiano de la clase media, un abogado uruguayo radical, y hasta aquel “sabelotodo” proverbial, el chofer de taxi. Casi todos, excepto los izquierdistas (para quienes Castro es una bendición indiscutible), tienden a creer que el dictador cubano es cuando menos, una bendición a medias, encarnación del accidente histórico que despertó a la realidad actual al gobierno de los EE.UU. y también a muchos entre las clases gobernantes tradicionales de la América Latina (Coughlan, 1961-09-04, p. 45).
La causa histórica está en la
explotación, el hambre y la miseria extrema.
A comienzos de los años sesenta se hacen
evidentes las demandas sociales
impostergables, a la par que la lucha contra
los rezagos del colonialismo sigue allí. No
obstante, las clases medias han impulsado
propuestas nacionalistas. Es claro que
América Latina constituye un precioso
mercado para los países industrializados, con
sus proyectos de construcción de presas y
ferrocarriles, para invertir en títulos del
Estado, inmiscuirse en política, sobornar a los
gobernantes y maquinar con ellos, y a veces
enviar unidades navales a bombardear
puertos cuando dichos títulos no son pagados
o los gobernantes no cumplan sus
compromisos. Las afirmaciones son, por
decir lo menos, descarnadas.
A los latinoamericanos les causa profundo resentimiento que los extranjeros posean tanto de todo en sus países: las mejores minas, las más importantes compañías de transporte y embarque, los más grandes y mejores edificios de oficinas, y hasta algunos de los más grandes y mejores latifundios. Estos agraviados nacionalistas, entre los cuales hay muchos trabajadores corrientes, buscan la forma de impedir que el resto del mundo los siga considerando como gente más o menos atrasada, y a sus países como naciones de segunda categoría. Algunos de los países más grandes, especialmente el Brasil, empiezan a imbuirse de un sentido de “destino manifiesto”, casi comparable al de los EE.UU. en la década de 1840. Quieren adelantarse rápidamente, pero de acuerdo con sus propias ideas. Entretanto tienden a ser súper
215 Los trazos del poder en la posguerra
sensibles en lo relativo a su dignidad y derechos nacionales, intolerantes respecto de las objeciones, iracundos ante el fracaso y, en general, poco razonables (Coughlan, 1961-09-04, p. 46).
Los latinoamericanos son
presentados, pues, como resentidos, y a Fidel
Castro le es atribuido el papel de “malo” que
no solo desoye la política de los EE.UU. hacia
América Latina, sino que además constituye
una verdadera amenaza para esta última. Este
miedo a que seudo-revoluciones se apoderen
de las democracias latinoamericanas es una
de las permanentes preocupaciones de LIFE
en Español. Castro es, con su revolución, el
sujeto disidente por excelencia para la revista,
siendo su historia y su postura la comidilla
que alimenta la imagen elaborada por ella
sobre la expansión comunista en general.
Esto no significa que Castro, o que una revolución de tipo cubano, probablemente “se apodere de la América Latina” en ningún sentido literal. El orgullo nacional es demasiado fuerte en esos países para que ningún dirigente político vaya muy lejos apareciendo como simple discípulo o imitador de un extranjero… cualquier extranjero (…).
Lo que significa es que Castro ha hecho que esas revoluciones parezcan posibles, practicables. Él la ha realizado. Por tanto los otros pueden hacerla (…). Para el visitante que cree en las soluciones democráticas, es asombroso sentarse a charlar, por ejemplo, con los dirigentes estudiantiles de la Universidad de San Marcos en Lima, Perú —buenos y corteses muchachos cuando no están apedreando algún político prominente de los EE.UU. que visita el país— y oírles explicar, tranquilamente, con gran paciencia, convicción y naturalidad, que en el Perú hay que hacer una revolución. O hablar con Domingo Alberto Rangel, jefe del partido izquierdista venezolano M.I.R., y oírle explicar sus planes para un golpe de tipo castrista que incluye la colaboración temporal con izquierdistas moderados y liberales, los que serán liquidados después, “si se cruzan en el camino”, concepto que adquiere especial elocuencia cuando se observa la culata del revólver que asoma de uno de sus bolsillos (Coughlan, 1961-09-04, p. 46).
La imagen de estudiantes armados es
altamente significativa, al igual que el hecho
de hacer veladamente énfasis en la agresión
sufrida por Richard Nixon. LIFE en Español
reconoce los problemas económicos de
América Latina y los errores de los EE.UU.,
sin embargo insiste en no simplemente
quedarse en lo meramente reivindicativo,
sino en tratar de entender el efecto del choque
216 Revista LIFE en Español, 1955-1965
de distintas idiosincrasias en el continente.
Con tal propósito, Coughlan cita al
colombiano Alfonso López Michelsen.
Como dice Alfonso López Michelsen, jefe del Partido Liberal de Colombia, de tendencia izquierdista, “nuestra clase rica no sabe realmente lo que es el comunismo. Si una criada roba los cubiertos, los amos la acusan de comunista. Del mismo modo, el 90% de la gente en la América Latina no tiene ni la más vaga idea de lo que ustedes entienden por capitalismo, la clase de capitalismo que ustedes tienen en EE.UU. Para ellos, con su experiencia con sus propios capitalistas así como con algunos de los de ustedes, la palabra simplemente significa explotación” (Coughlan, 1961-09-04, p. 50).
Con una Iglesia Católica que empieza
a jugar un papel de crítica y de compromiso
con los pobres era probable que las tensiones
y disidencias aumentaran. Indica Coughlan:
“el gobierno norteamericano tendría que
aprender a convivir con gobiernos
latinoamericanos de criterio muy
independiente” (Coughlan, 1961-09-04, p.
52). La tras-escena recomienda resignación;
la rica idiosincrasia latinoamericana es algo
molesto, pero debe ser tolerada en aras de
honrar las imprescindibles metas de la
supremacía global y económica.
Saldo sangriento y aleccionador
Tal vez ninguna de las imágenes
presentadas por LIFE en Español entre 1955
y 1965 sea tan desgarradora, tan dramática,
como las que aparecen en su número del 18
de marzo de 1963. Sobre hechizas mesas de
madera, en un patio apenas aislado por una
hirsuta empalizada de guadua, yacen más de
diez cadáveres humanos, entre hombres y
mujeres, niños y niñas, algunos con el torso
denudo, otros más sin prenda alguna; buena
parte de ellos conserva los ojos abiertos, y,
como ejemplo del paroxismo de la matanza,
una de estas víctimas mortales es una mujer
que parece que se encontraba en estado de
embarazo (figura 63). Todos ellos son
víctimas de la Violencia en Colombia, en su
caso personas que nada tenían que ver con la
disputa partidista. En el campo la situación no
tenía límites, la aniquilación del otro era la
enseña de esta tragedia.
217 Los trazos del poder en la posguerra
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219 Los trazos del poder en la posguerra
James B. Canel, el articulista en este
caso, se da a la tarea de interpretar la situación
del país suramericano, valiéndose para el
efecto de los resultados de la investigación
emprendida desde la Universidad Nacional de
Colombia por Germán Guzmán, Orlando Fals
Borda y Eduardo Umaña Luna. Sobre el
trabajo de estos autores Canel comenta lo
siguiente:
El título del libro cuya portada aparece arriba se imprimió en rojo. Y en rojo, rojo de sangre, se escribió y se sigue escribiendo un trágico capítulo de la Historia de Colombia conocido por el casi eufemístico nombre de La Violencia. Eufemístico porque no refleja cabalmente el extravió inconcebible y brutal que es su principal característica. La obra La Violencia en Colombia, que ya llega a su tercera edición, describe por primera vez con todos sus espeluznantes detalles la realidad desnuda de la violencia que en 15 años ya ha causado más de 200.000 muertes, como las de las mujeres y niños que aparecen en la foto a la izquierda. Con premeditada intención, los autores han querido agitar a la opinión colombiana y conmover a los apáticos dando a la violencia todo su siniestro significado (Canel, 1963-03-18, pág. 25).
29 Una síntesis de dicho análisis puede ser encontrada en el siguiente fragmento:
Figura 64. Bandoleros. Grupos armados, en el que hay un niño, son actores de la violencia en Colombia (Canel, 1963-03-18, págs. 24-25).
En el artículo de Canel resulta
llamativa la imagen de un niño (figura 64), de
no más de doce años, que es presentado allí
como uno de los bandoleros, y quien, en
postura castrense y mirada fija en la nada,
refleja un hieratismo que choca de entrada
con cualquier insinuación de candor infantil.
Situaciones como esta, de acuerdo a lo
expuesto por el articulista, son puestas de
manifiesto con el análisis jurídico de Umaña
y sociológico de Fals Borda, que recae a su
vez sobre los datos recogidos por Germán
Guzmán mientras era párroco en Líbano-
Tolima29. Canel, por su parte, hace mención
220 Revista LIFE en Español, 1955-1965
de la polémica desatada con la publicación
del libro (figura 65).
Del relato se desprende que la acusación principal pesa sobre el partido Conservador. Altos dirigentes del Partido Liberal elogian la obra como un trabajo objetivo, valioso y valiente. El diario El Siglo, que refleja la opinión del sector laureanista del partido conservador, contesta: “Un libro sectario. Los fines partidistas de quienes escribieron La Violencia en Colombia, un sociólogo protestante, un abogado liberal y un cura párroco católico, le quitan toda respetabilidad a la obra.” Otros voceros conservadores lo han condenado en términos aún más fuertes. (…) El Ejército y la policía también se hallaban envueltos en la controversia. El documento acusa, especialmente a la policía de haber sido instrumento político del gobierno en la represión que provocó la violencia. Oscurece aún más el panorama un informe secreto —posteriormente publicado por el diario liberal El Espectador— del Coronel Álvaro Valencia Tobar, comandante de la Escuela de Infantería de Bogotá, y en el que dicho militar tácitamente acepta la acusación de que la policía y el
“Una equivocada estrategia política enfrentó ferozmente los partidos tradicionales al prospectar la campaña electoral de 1949 basándola en tres factores determinantes: a) Estabilización del grupo conservador en el poder, con exclusión violenta del contendor liberal. b) Utilización de la policía en una campaña de persecución, innegablemente pensada y planeada desde altas esferas de gobierno. c) Declaración de la resistencia civil por el partido liberal perseguido, la que pronto se tradujo en acción de grupos armados. Gestados así el conflicto, la afloración lógica, inevitable era el choque, la violencia. ¿El pueblo, en este caso el campesinado, inició la violencia? No pudo ser. ¿Gobierno y dirigentes se confabularon involuntariamente por un raro fenómeno de tangencia para victimar al pueblo? El morbo abarca todo el país que ve despavorido la comisión progresiva de delitos no solamente atroces sino inimaginables” (Guzmán Campos, Fals Borda, & Umaña Luna, 1980, pág. 43).
Ejército fueron empleados como arma política por los conservadores cuando ejercía el poder. La opinión del coronel Valencia Tobar ha causado un nuevo revuelo en círculos conservadores donde se inculpa al Ministro de Guerra, mayor general Alberto Ruiz Novoa, de permitir la infiltración política en el cuerpo de oficiales. Este lo ha negado (Canel, 1963-03-18, pág. 25).
Figura 65. Análisis. Portada de un libro que examina a fondo la causa y el efecto del drama colombiano (Canel, 1963-03-18, pág. 25).
221 Los trazos del poder en la posguerra
Canel alude a los casos de los
dirigentes campesinos en Colombia, algunos
de ellos mencionados con cierto detalle:
Dúmar Aljure, Jacinto Cruz (Sangre Negra) y
Chispas. En este punto el articulista presenta
el trasfondo de lo sucedido, en donde aspectos
tales como la el caudillismo, la inestabilidad
social y el inoportuno y a veces despótico
proceder del Estado dieron nuevo impulso a
la tragedia.
En 1953 el entonces endiosado general Gustavo Rojas Pinilla, que surgió como salvador de la patria para luego convertirse en tiranuelo, aprobó una amnistía en que miles de guerrilleros depusieron las armas, confiados en las promesas del gobierno, y la violencia quedó reducida a unos focos en el Tolima. Pero ya acostumbrados a la vida de guerrilleros, y desilusionados con el gobierno y sus promesas, los alzados necesitaron tan solo una chispa para volver a tomar las armas. La chispa fue la matanza de varios campesinos por miembros del Ejército en noviembre de 1954 que desató la segunda ola de violencia relatada por monseñor Guzmán (Canel, 1963-03-18, pág. 27).
Este frenesí de la lucha partidista,
muestra Canel citando a Guzmán, Fals Borda
y Umaña, no puede ser solucionado
simplemente suprimiendo al otro. Más aún,
allí se alude al honor, al sufrimiento y al
desarraigo como aspectos que en sentido
estricto alimentan el conflicto:
Más adelante escribe Monseñor Guzmán: “No faltará algún prócer de heroísmo retardado que de cómo solución salomónica matarlos [a los bandoleros]. ¡No! Lo humano, lo colombiano y lo cristiano no es tratar de regenerarlos… Al hacer una ponderación imparcial de los acontecimientos queda para el hombre honrado la certeza de que en la mayoría de los jefes guerrilleros y de pandilla obra casi siempre como causa determinante de su actuación y de su degeneración criminógena un impacto recibido, un golpe contra el honor de sus mujeres, sangre de los suyos derramada, incendio, robo. Su actitud se explica como una reacción feroz, como una brutal respuesta al crimen con el crimen” (Canel, 1963-03-18, pág. 27).
Pero hay algo que para Canel se
esconde detrás de esta violencia desastrosa,
una inquietud que no es del caso obviar:
Cabe la pregunta: Si sigue la violencia ¿no convertirá a Colombia en terreno fértil para el comunismo de tipo castrista? Si surge un dirigente con el carisma de que escribe el doctor Fals Borda ¿podrá unir a los bandoleros-guerrilleros en un movimiento francamente comunista? ¿No sería lógico pensar que los bandoleros armados aceptarían con entusiasmo la
222 Revista LIFE en Español, 1955-1965
oportunidad de poder disfrazar de legales a sus actividades criminales? (Canel, 1963-03-18, pág. 27)
E el sentir de Canel, la lucha
guerrillera y de bandoleros en Colombia es un
polvorín idóneo para el asentamiento del
comunismo. De hecho, no se exime de
comentar un suceso que parece apuntar en esa
dirección: “La influencia comunista ha ido
desapareciendo, pero cuando el Ejercito dio
muerte a Chispas hace pocas semanas, este
bandolero de los más temibles llevaba un
fusil, una pistola automática, dos granadas y
una fotografía de Ernesto Guevara (a)
“Che”” (Canel, 1963-03-18, pág. 27). El
análisis de este ecfrástico relato es
paradigmático. Canel y LIFE en Español le
otorgan notoria importancia; metidos en la
selva y la niebla, los reporteros registran las
acciones del ejército; “bandoleros”,
30 Al respecto comentaba monseñor Builes, citado en La violencia en Colombia: “¿Por ventura se registran estos hechos entre los salvajes? ¿O siquiera entre caníbales? ¿Qué deidad diabólica cierne sus negras alas sobre Colombia? ¿En qué país del hemisferio occidental o en el mundo entero se registran semejantes crueldades obedeciendo a una consigna infernal? En ninguna parte. Solo en Colombia están ocurriendo tan abominables hechos. Violaciones de las vírgenes y de las mujeres que caen en las garras de estos vampiros de la virtud; profanación y muerte de los sacerdotes; miembros mutilados, lenguas y ojos arrancados, extremidades cortadas por partículas, entrañas abiertas a barbera y machete, cabezas cortadas, pies y rostros desollados; hombres, mujeres y niños crucificados, bienes materiales robados y reducidos a pavesas; templos, imágenes, objetos sagrados sacrílegamente profanados. El infierno en la tierra, sin mano fuerte que contenga eficazmente la avalancha y vengue la justicia de tan horrenda manera violada” (Guzmán Campos, Fals Borda, & Umaña Luna, 1980, pág. 113).
“forajidos” y “guerrilleros” son acorralados
por ellos. Muchos cabecillas han sido dados
de baja, incluso los más temidos. Canel
encuentra una muestra de la violencia en las
palabras del líder Jorge Eliecer Gaitán,
reproducidas en La violencia en Colombia y
retomadas en el artículo.
Si avanzo, seguidme; si retrocedo, empujadme; si os traiciono, matadme; si muero, vengadme (Canel, 1963-03-
18, pág. 26).
En la tras-escena se construye una
imagen sobre los bandoleros que tomaron las
armas en Colombia como sujetos disidentes
frente a la democracia, y también frente a la
civilización30. El articulista y LIFE en
Español apelan a fuentes de actualidad.
También las posturas religiosas de los
articulistas (en este caso Canel) dan un cuadro
223 Los trazos del poder en la posguerra adicional a tal disidencia. El drama
colombiano es otra prueba de lo que puede
traer el comunismo, eso puede leerse detrás
del trabajo desplegado por LIFE en Español,
sus articulistas y fotógrafos, que a través de
premeditados ícono-textos documentaron
para el mundo lo sucedido casi que en tiempo
real. Es como si indicara, parafraseando a
Marx, que “un fantasma recorre América”.
La universidad: política o estudio
LIFE en Español hace una mirada
cuidadosa de lo que ocurre en América
Latina. Sus editoriales y artículos revelan una
multifacética descripción: partidos,
facciones, grupos, líderes. En la descripción
hay un interés especial en lo que ocurre con la
inteligencia. En septiembre de 1963 la revista
pareciera denunciar la “exagerada” acción
política que se da en las universidades
latinoamericanas. Envía al fotógrafo Joseph
Fabry a la Universidad Central de Venezuela
para captar el ambiente de agitación y de
infiltración política. El artículo muestra las
tendencias de izquierda y derecha en franca
oposición.
De allí pasa a caracterizar, con sus
respectivos nombres y apellidos, a ocho de los
más destacados dirigentes políticos de la
mencionada institución educativa. Los
presenta con sus propias palabras:
Freddy Muñoz: “de 30 años, alumno
de Ciencias Económicas, es hoy miembro del
Partido Comunista y acaba de ser elegido
Presidente de la F.C.U. Para Muñoz, “solo
los comunistas y en general las izquierdas,
ofrecen a la juventud y al pueblo un
programa de transformaciones…”” (LIFE,
1963-09-02, pág. 12).
Juvencio Pulgar: “Alumno de la
Facultad de Humanidades y delegado al
consejo universitario para el período 1963-
1964, Juvencio Pulgar dice que los
estudiantes se han revelado “contra las
violaciones de la Constitución, los atropellos
a la libertad de prensa, y las torturas en las
cárceles…”” (pág. Ibíd.).
224 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Adolfo Herrera: “El izquierdismo en
nuestra universidad, como en todas las del
país, y en general en Latinoamérica, es
producto de la toma de conciencia sobre los
problemas que aquejan a nuestro pueblo. La
mediatización económica… las injusticias
sociales, obligan a los universitarios a la
lucha por un futuro mejor…”” (pág. Ibíd.).
Julio Escalona: “Para Julio Escalona
“el movimiento estudiantil ha venido
constituyendo en las universidades un factor
importante de progreso.” Miembro del
Movimiento dela Izquierda Revolucionaria
(M.I.R.), Escalona expresa que una de las
características fundamentales de su grupo ha
sido “la de saber combinar las labores de
estudio e investigación con las luchas del
pueblo por la liberación de la opresión… del
imperialismo yanqui” (pág. Ibíd.).
Hilarión Cardozo: “Ex vicepresidente
de la F.C.U., Hilarión Cardozo, del Comité
Organización Político Electoral
Independiente (COPEI) refleja la posición de
ese grupo Demócrata Cristiano que se
propone reducir la política en la universidad.
“Nuestro lema, dice, es menos política en la
educación y más educación en la política””
(LIFE, 1963-09-02, pág. 13).
Aulio Padrón: “Hay en la universidad
una gran masa independiente de la que es
parte Aulio Padrón Schiaffino, estudiante de
medicina, quien afirma: “Mientras la
oposición de extrema izquierda está
aprovechando la autonomía y la pasividad …
de los estudiantes independientes para
combatir al gobierno … y asegurar un tipo de
universidad apta para respaldar un golpe de
estado fidelista … un frente cristiano …
aglutina a gran parte de la juventud … con la
finalidad de sembrar ideas sociales que
neutralizan pacíficamente a los marxistas …
El estudiantado independiente es la tercera
fuerza …”” (pág. Ibíd.).
Álvaro Páez Pumar: “Miembro
también del COPEI y vicepresidente electo de
la F.C.U., Álvaro Páez Pumar juzga a la
225 Los trazos del poder en la posguerra universidad “como una comunidad de…
profesores, estudiantes y egresados, intima e
indisolublemente unida a la realización de su
esencia: el saber.” Para Páez Pumar, “su
función más importante… es la búsqueda de
la verdad”” (pág. Ibíd.).
Ítalo Segnini: “La política debe existir
en el recinto universitario solo como una
ciencia, dice Ítalo Segnini también
independiente. La universidad solo admite la
discusión ideológica y principista de las
grandes cuestiones de la política, más no la
baja y vulgar activista proselitista” (pág.
Ibíd.).
¿Con qué objeto recoger estas
intervenciones de estudiantes de forma tan
precisa? ¿Funge acaso el artículo como una
denuncia? ¿Se busca acaso develar
ideologías, o quizás América Latina también
ha sucumbido ante el macartismo? Haciendo
una lectura transversal de varios artículos de
LIFE en Español sobre el tema del
nacionalismo en la región, y de su correlación
con el comunismo, queda patente cómo este
en particular desfila en la tras-escena como
legado de la desconfianza que alimenta la
revista, e inevitablemente cae en un
maniqueísmo insondable e impasible.
Mientras que por un lado LIFE en Español
exalta a los estudiantes que en su sentir son
auténticos demócratas, por el otro critica al
“revolucionario profesional”, que vive en las
universidades sin graduarse, y que, considera,
no entiende el papel de la educación como
formadora de hombres libres. La polarización
aquí no solo divide, sino que a su vez
homogeneiza la opinión y allana el camino
para la difusión de una heteronomía
simbólica con ropajes de democracia y
libertad.
Derrota roja en Los Andes
En 1964, LIFE en Español se ocupó
una vez más del tema de la Violencia en
Colombia, presentando en uno de sus
números del mes de agosto lo que llamó
“Derrota roja en los Andes”. Se refiere el
226 Revista LIFE en Español, 1955-1965
artículo a la operación militar con la que el
ejército colombiano abatió la llamada
“República Independiente”, liderada por el
entonces joven campesino Pedro Antonio
Marín, alias “Tiro Fijo”31.
Figura 66. Con su bandera, uno de los niños de la zona se apresura a subir al helicóptero. Como no cabían todos, se los dividió en tres grupos, y estaban tan entusiasmados que fue muy difícil hacer que permanecieran tranquilos (LIFE, 1964-08-17, pág. 32).
La información textual abarca apenas
un cuarto de página, ya que el resto del
artículo está compuesto por un amplio
31 Este personaje es descrito por Guzmán, Fals Borda y Umaña (1980) de la siguiente manera: “El 9 de abril de 1948, como ocurrió con los presos en muchas partes, se fuga de la Penitenciaría de Ibagué un elemento que cambia su nombre por el de “Tirofijo”, para despistar a la justicia y las tropas. El facineroso se ubica en las montañas del Castel, hacienda del Horizonte, municipio de Aipe (Huila), y con innegable habilidad seduce a José Leal (“Girardot”), Reinaldo Pérez (“Carasucia”) y Cicerón Murillo (“La Hipa”), campesinos de la región” (pág. 40).
número de imágenes. Entre ellas cabe hacer
mención de aquellas en que se ve a efectivos
del ejército tomando la zona e implantando la
bandera colombiana. Estas fotografías,
tomadas por Joseph Fabry, recogen a su vez
el momento en que el teniente coronel
Matallana rinde informe al mayor general
Rebeiz Pizarro sobre lo sucedido, y también
retratan a niños sonrientes subiendo a un
helicóptero (figura 66).
¿Por qué LIFE en Español da tanto
despliegue a esta operación, que podría
considerarse una acción interna sin mayor
interés para el pueblo latinoamericano? La
clave está en una de las imágenes. El material
de propaganda comunista abandonado por los
guerrilleros y que no sucumbió al incendio
provocado por ellos previo a la huida.
Elementos de origen chino y soviético semi
chamuscados aparecen en la fotografía como
227 Los trazos del poder en la posguerra prueba fehaciente del carácter comunista de
la guerrilla puesta en retirada (figura 67).
Según el texto:
Tiro Fijo incendió las chozas y huyó, y los expedicionarios izaron la bandera de Colombia (…). Acorralado en un cañón con 50 u 80 hombres, Tiro Fijo todavía causó seis bajas al Ejército, pero la fase de la operación —cuyo costo total se calcula en 30 millones de dólares— prácticamente había concluido. Seguirá la fase cívica y de emancipación económica de los campesinos (LIFE, 1964-08-17, pág. 26).
Figura 67. Este material de propaganda comunista fue abandonado por los fugitivos. Hay pruebas de que Fidel Castro dio dinero a Tiro Fijo para comprar armas, y su consejero Lister solía ir a la Habana en busca de instrucciones (LIFE, 1964-08-17, pág. 29).
Como lo relata LIFE en Español, la
acción fue contundente. Se invirtieron 3500
hombres y 30 millones de dólares para
combatir a la guerrilla. Así describe la revista
lo sucedido:
Marquetalia, reducto de Pedro Antonio Marín, de 34 años, más conocido como “Tiro Fijo”, y de su
asesor político, Isauro Yosa alias “Lister”, comunista colombiano vinculado con Fidel Castro. Tiro Fijo ingresó en una guerrilla en la década de 1950, y en 1960 formó una propia. Se apoderó de una hacienda ubicada al pie del Nevado del Huila y desde allí, a una hora de vuelo de Bogotá, empezó a ensanchar sus dominios hasta abarcar una zona de 3.600 Km2 con 6.000 habitantes. Inmediatamente creó células comunistas para adoctrinar a los campesinos, ocupó las haciendas cercanas e impuso tributos hasta del 30% de la producción agrícola. Marquetalia en cambio no pagaba impuestos al gobierno, y ni policías ni militares e atrevían a poner un pie en su territorio. Pero en diciembre, Tiro Fijo, a quien se le atribuyen más de doscientos asesinatos, mató a seis soldados. Esta fue la gota que colmó el vaso (LIFE, 1964-08-17, pág. 26).
Además de las chozas incendiadas, de
los soldados, de la población del sector y de
otras secuencias de la operación, es de
destacar un ícono-texto en el que se ve la
bandera nacional ondeando en un alto tronco
podado de sus ramas, junto con soldados que
la custodian. He allí el punto central de esta
representación ecfrástica: el Estado
retomando el control, haciendo valer su
ejercicio en el monopolio de la fuerza en un
territorio otrora dominado por la
228 Revista LIFE en Español, 1955-1965
insubordinación comunista (figura 68). Esto
fue, según deja ver LIFE en Español, una
acción espectacular, propia de las
producciones cinematográficas actuales.
Figura 68. Símbolo de la emancipación, la bandera colombiana ondea sobre el centro del terror rojo, cerca del Nevado del Huila. La enseña se izó oficialmente días después, en presencia de altos funcionarios. Tiro Fijo huyó hacia las montañas (LIFE, 1964-08-17, págs. 26-27).
El teniente coronel Matallana y
Gabriel Rebeiz Pizarro, este último
comandante de las fuerzas armadas,
dirigieron la operación. Guerrilla, armas,
apoyo extranjero, adoctrinamiento
comunista: la conflagración ya no es
simplemente nacional, sino un capítulo más
de la Guerra Fría.
Posteriormente, en febrero de 1965, la
revista publicó un documento histórico para
Colombia en sus Cartas a la redacción. Dos
protagonistas de lo sucedido en Marquetalia
dan por separado su versión de los hechos. Se
trata, nada más y nada menos, que de Manuel
Marulanda Vélez —designándose como
“Comandante de la resistencia”— y Alberto
Ruiz Novoa, Ministro de Guerra. El primero
comenta lo siguiente:
Señores: Su muy leída Revista, en su entrega del 17 de Agosto de 1964, dedica cinco páginas de sensacionalismo gráfico a nuestra imbatible Marquetalia. La información gráfica dice muy poco. En cambio los 80 lingotes de texto dicen mucho, o mejor, ponen de relieve la magnitud de la estafa que su
229 Los trazos del poder en la posguerra
corresponsal hace a la revista… Esta carta abierta no es una protesta por las publicaciones, por lo que quieran decir y escribir sus corresponsales y agentes, no. Es para reivindicar la tradición de decencia periodística que ha caracterizado a LIFE en Español, tradición menguada ahora con la sarta de mentiras y sensacionalismo amarillo bajo el título “Derrota Roja en los Andes”, que no ha sido derrota sino victoria. Con la “Operación Marquetalia” ha crecido el movimiento revolucionario colombiano. Por eso convendría titular esta carta así: “Otra Victoria Roja en los Andes” (negrilla fuera del texto original) (LIFE, 1965-02-01, pág. 3).
El segundo, por su parte, comenta:
Señores: La forma destacada y objetiva como se pone de relieve el éxito de los métodos de Acción Cívico-Militar empleados para el restablecimiento del orden y la legalidad en sectores seriamente afectados por la violencia, constituye un estímulo para continuar con la tarea en que se hallan empeñados el Gobierno y las Fuerzas Armadas, cual es la de devolver al país el sosiego y la paz que requiere la etapa de progreso que anhelan los colombianos, mediante el acercamiento y ayuda a las clases menos favorecidas (negrilla fuera del texto original) (LIFE, 1965-02-01, pág. 3).
Puede medirse con esto la importancia
que diversos sectores de América Latina
daban a LIFE en Español, tanto anuentes
como disidentes. Con todo, más que la mera
recolección de relatos sobre el suceso de
Marquetalia, en la tras-escena es de observar
la forma en que la revista teje ecfrásticamente
una historia sobre la derrota roja, que no
meramente absorbe dentro de sí los
cubrimientos previos sobre la situación
colombiana, sino que, antes bien, funda un
régimen discursivo que juega incluso con
bemoles, arpegios y contradicciones. La
historia de millones de muertos y medio siglo
de enfrentamientos empezaba aquí como
correlato de la Guerra Fría, pero en el fragor
del giro ecfrástico nunca se desmarcaría del
peso simbólico de los fenómenos de la
violencia bipartidista, el tercermundismo y la
condena geográfica.
3.2. Escena central: una otredad
intolerable
Con posterioridad a la desafortunada
visita que hiciera el vicepresidente
norteamericano Richard Nixon a América
Latina, LIFE en Español preparó una
230 Revista LIFE en Español, 1955-1965
encuesta en seis ciudades latinoamericanas a
fin de recoger la opinión de personas de
distintas condiciones sociales sobre los
EE.UU. ¿Qué gravedad tiene la yanquifobia?
¿Cuán profunda es la amistad? Son estas las
preguntas con las que la revista emprende el
estudio, a la par que publica imágenes de
iracundos manifestantes en Caracas y de
niños que enarbolan banderas de los EE.UU.
en Quito. La encuesta se realizó puerta a
puerta, y las respuestas fueron clasificadas
según la clase social de los encuestados y las
condiciones de sus viviendas.
LIFE en Español analizó las
respuestas de manera general, casi
transcribiendo los mismos resultados
cuantitativos, aunque arribó a una serie de
conclusiones que colindan con el fenómeno
de la Guerra Fría. Al preguntarse por los
sucesos que formaron la opinión sobre los
EE.UU., presenta una clasificación de los
mismos según momentos tipológicos,
reforzados con la revisión de eventos
concretos que han marcado las relaciones
entre EE.UU. y los países latinoamericanos:
1. La era de la “animosidad”, que
abarca desde el hundimiento del USS Maine
en la Bahía de la Habana en 1898, siguiendo
con la intervención contra las tropas
colombianas para apoderarse del Canal de
Panamá (1903-1904), pasando por el
desembarco de tropas en Nicaragua y México
y la bandera yanqui ondeando en Venezuela.
2. En segundo término, la época de la
Buena Vecindad, con Franklin Delano
Roosevelt, en la que se inscriben los pactos
comerciales con Brasil suscritos en 1935, la
Conferencia Interamericana de Paz en 1936 y
los envíos de tropas brasileras a Italia en 1944
o colombianas a Corea en 1953.
3. Por último, la “década difícil”,
relativa a eventos tales como la inserción del
comunismo en Guatemala, la imagen de los
venezolanos golpeando el vehículo en que se
desplazaba Richard Nixon durante su visita y
231 Los trazos del poder en la posguerra la agresividad mostrada por varios
estudiantes universitarios latinoamericanos.
En los comentarios de la revista se
trata de establecer un “índice de amistad”
entre EE.UU. y América Latina. Se concluye
que la mayoría de los encuestados considera
al país del norte como un “buen vecino”, que
el ataque a Nixon fue perpetrado por una
minoría, que la vista de él le hizo bien a las
relaciones entre los países del continente y
que la gran mayoría quiere que continúe la
inversión de las empresas norteamericanas en
la región. Con todo, para la revista hay un
motivo de especial preocupación, el cual tiene
que ver con la neutralidad mostrada en
términos generales por los entrevistados en lo
que atañe a la pugna entre Oriente y
Occidente.
En la encuesta realizada en seis capitales latinoamericanas por encargo de LIFE en Español, aparecen pruebas inequívocas de que esos pueblos aún consideran "buen vecino" a los EE.UU. Pero también se ven alarmantes indicios de que en las relaciones entre ésta y aquella república se han operado un cambio ominoso y fundamental: hay una
marcada tendencia de la América Latina hacia una actitud de neutralidad en la guerra fría entre las dictaduras comunistas y los aliados occidentales. Si esto es exacta de los EE.UU. deben admitir que el deterioro de sus relaciones con los pone latinoamericanas quizás tenga proporciones más grave de lo que el asunto Nixon pareció indicar. Si el espíritu de neutralidad prevaleciera en la ONU, donde la solidaridad continental ha constituido uno de los baluartes parlamentarios del mundo libre desde fines de la Segunda Guerra Mundial, o si se manifestarse en caso de una tercera contienda armada, crearía enormes dificultades al mundo no comunista (LIFE, 1958-07-28, pág. 14).
Figura 69. ¿Qué gravedad tiene la yanquifobia? (LIFE, 1958-07-28, pág. 12)
Que LIFE en Español emprenda la
costosa realización de una encuesta, puerta
por puerta, muestra su preocupación por la
opinión de los latinoamericanos. Irascibles
manifestantes gritan ante la cámara (figura
69), su descontento con los EE.UU. enciende
232 Revista LIFE en Español, 1955-1965
las alarmas; a la luz de este estado de tensión
continental, resulta claro el interés político de
la revista, en especial el relacionado con las
intenciones de aceptación o no del
comunismo. Esto se hace evidente en el
siguiente fragmento:
Alrededor del 70% de los caraqueños y mexicanos entrevistados no dieron razón para escoger entre la Rusia totalitaria la democrática nación norteamericana. Este sorprendente dato estadístico sólo tiene validez en esos dos centros cosmopolitas. Fuera de las capitales de Venezuela y México, la corriente a favor de la neutralidad tal vez sea todavía más fuerte. En cambio, en Lima sólo el 34% el apoyo mientras que el 54% se mostró partidario de occidente (…). Pero los limeños parecen ser amigos de tomar partido, pues el 8% (incluso el 11% perteneciente la clase media) simpatizan con oriente, lo cual revela un sentimiento favorable a los rojos que no tiene paralelo en ninguna otra ciudad. Excepto en Bogotá, la de neutralidad es la actitud prevaleciente entre las clases humildes. La amistad hacia el occidente es el sentimiento más generalizada de las clases altas, prósperas y cultas (LIFE, 1958-07-28, pág. 15).
No debe perderse de vista la expresión
“favorable a los rojos”, con la cual la revista
refiere las tendencias neutrales, a la vez que
saca a relucir lo concerniente al resentimiento
visto en los países que recientemente han
pasado por dictaduras: Venezuela y
Argentina, algo que a juicio de LIFE en
Español redunda en una caída de la imagen de
los EE.UU. Pero estas afirmaciones no se
sustentan en ninguna cifra o análisis, son
apenas conjeturas esbozadas en el artículo.
Se relata el hecho de que algunas
respuestas parecieran arrojar contradicciones,
observándose así que hubo quienes opinaron
que EE.UU. es un mal vecino pero al tiempo
reclamaron mayor inversión de su parte en la
región. De cualquier manera, preciso es
llamar la atención sobre la conclusión que
extrae LIFE en Español de este ejercicio.
Si los EE.UU. pretenden dominar la economía del América Latina para beneficio propio ¿por qué la mayoría de sus pueblos consideran buenos vecinos y desean más capital norteamericano? ¿El grado de neutralidad observada por los investigadores significa que los países de la América Latina se cruzarían de brazos y dirían "nada tenemos que ver con eso", en caso de una guerra entre occidente y el bloque comunista? El tono de los comentarios hechos en las seis capitales [México D.F., Caracas, Bogotá, Lima, Montevideo, Buenos Aires] parece revelar menos
233 Los trazos del poder en la posguerra
odio hacia los EE.UU. que descontento con las condiciones prevalecientes en América latina, y un deseo de ser tratadas en un plano nacional de igualdad de adquirir independencia económica. El consenso público parece ser que la ayuda económica de los EE.UU. es fluctuante y poco práctica; que el norteamericano se muestra a menudo ignorante de las costumbres del país, y no tiene en cuenta su dignidad; que aprecia más [l]a habilidad mercantil que la cultura, y que es dado a adoptar actitudes de condescendencia y superioridad. Por otro lado, los comentarios sugieren que muchos latinoamericanos no son menos intransigentes, orgullosos, vanos, idealistas y nacionalistas que sus vecinos del Norte (LIFE, 1958-07-28, pág. 18).
En cuanto a la metodología de la
encuesta, es de indicar que las preguntas
preparadas por LIFE en Español no muestran
en algunos casos objetividad, siendo más bien
una forma velada de sugerir las respuestas.
Así, por ejemplo, la pregunta “¿Consideran a
los EE.UU. como un buen vecino o como un
estado imperialista, ambicioso y
entrometido?”, amén de la polarización que
introduce, parece invitar al encuestado a
seleccionar la primera de las opciones. A su
vez, cuando se indaga “¿Se aliaría con los
EE.UU. contra Rusia?, la revista se sorprende
al encontrar que en México el 29%
respondiera “con nadie”, como insinuando
que no se trata de una alternativa válida.
Igualmente, cuando quiere saber “¿A quién
culpan de los ataques de que fue víctima
Nixon en Caracas y Lima?”, se manifiesta
sorpresa al ver que algunos respondan “a
nadie”. También es diciente el que muchos de
los entrevistados no supieran quién es
Richard Nixon, y que ello sea juzgado como
algo inverosímil. Queda, pues, la sensación
de que para LIFE en Español el estar
inmersos en la Guerra Fría excluye por
principio toda forma de neutralidad.
***
LIFE en Español se detiene a analizar
la pobreza latinoamericana. En un artículo de
1962 da cuenta de este problema como clave
para comprender la situación del
subcontinente. Se pregunta: “¿por qué existe
la pobreza?” En Este caso es John K.
Galbraith, diplomático humanitario que
234 Revista LIFE en Español, 1955-1965
aparece en las fotografías de tal artículo
metido en una quebrada saludando a un
habitante de una zona agraria deprimida
(figura 70), quien intenta dar una explicación.
En el horizonte hay tramos emprendidos por
el hombre en su búsqueda de otros mundos,
particularmente de la posibilidad de mejorar
las condiciones de habitabilidad de la tierra.
Figura 70. Descalzo y de pie en el barro, el hombre alto que saluda aquí a una trabajadora de los arrozales es el autor de este artículo, el embajador de los EE.UU. en la India, John Kenneth Galbraith, fotografiado con su hijo (centro), durante una visita a la región de Puri (Galbraith, 1962-08-20, pág. 56).
El problema de la pobreza se encara en forma más desaprensiva. Todos los profetas del lugar común están de acuerdo en que aliviarla es también empresa importante. Pero lo notable es que no nos hemos puesto de acuerdo, ni existe siquiera un verdadero consenso acerca de por qué
hay pobreza. En el curso de los dos últimos siglos se han analizado en términos cada vez más sutiles las fuerzas que influyen sobre el desarrollo económico, o sea el aumento per cápita de los ingresos y el bienestar. Sin excepción, ese debate – sobre los incentivos para el esfuerzo, los medios para estimular el ahorro y la formación de capital, los recursos para promover el adelanto tecnológico – se aplica a sociedades que están en proceso de desarrollo. Pero la característica fundamental de la comunidad minada por la pobreza es precisamente la ausencia de toda tendencia a mejorar. Existe en cambio un estancamiento de la productividad y los ingresos, y esa situación se perpetúa año tras año, de generación en generación (Galbraith, 1962-08-20, pág. 56).
¿Cuáles son las explicaciones
habituales? Una es que se es pobre porque el
pobre lo prefiere; otra es que el país se
mantiene pobre; una tercera, que la pobreza
se debe a la dominación colonial; otra dice
que la pobreza es una consecuencia de la
explotación de clases; también que puede
deberse a la insuficiencia del capital; también
que puede ser consecuencia del exceso de
población; que tiene que ver con la mala
política económica; y, finalmente, que guarda
relación directa con la ignorancia. Todas estas
235 Los trazos del poder en la posguerra explicaciones son refutadas por el autor, con
lo que concluye que la pobreza tiene muchas
causas, tal vez todas las enunciadas, por lo
que resulta irreductible a una sola de ellas.
De la diversidad de causas se deduce que es preciso adoptar un punto de vista ecléctico sobre los remedios. Especialmente, no debemos permitir que ningún dogma determine la receta. Una de nuestras ventajas, por lo menos potenciales, sobre la concepción soviética del desarrollo económico, consiste en que tenemos mayor libertad en lo doctrinario, y por consiguiente mayor capacidad para adaptar los remedios a la causa (Galbraith, 1962-08-20, pág. 59).
El autor recuerda que en Occidente no
puede haber progreso sin justicia social, algo
que supone acertadas políticas públicas,
disposición de los pueblos al progreso, lucha
contra el analfabetismo y la desesperanza.
Con todo, esta reflexión de Galbraith resulta
ser en LIFE en Español apenas un apéndice
de un estudio más profundo emprendido en
1964 por Gilberto Freyre, antropólogo
brasileño. “La lucha no es de clases”, se
intitula su artículo. Bajo este sugestivo título
dicho autor propone una explicación diferente
sobre las causas de la crisis y la pobreza en el
Brasil. Freyre no construye su argumento con
suposiciones, sino con hechos y una serie de
críticas agudas a la propia situación de los
EE.UU. Ante tanta tensión entre buenos y
malos, rojos y azules, refresca el verbo y la
dialéctica desde el sur.
Una crisis en el Brasil resulta, hoy, un acontecimiento de repercusión mundial, y por sus dramáticas manifestaciones es también un acontecimiento, además de importante, raro. No es como una pequeña revolución en un país también pequeño, o como un pronunciamiento cualquiera en una de las repúblicas americanas menores. Pues tales revoluciones y pronunciamientos, frecuentes y de dimensiones modestas, casi siempre caen en la categoría de lo que algunos europeos y norteamericanos consideran pintoresco y típicamente latinoamericano. Más desdeñoso de lo debido respecto a las crisis de adolescencia de los pueblos considerados hoy subdesarrollados, tanto de la América Latina como de otras regiones, esos europeos se olvidan a veces de crisis recientes ocurridas en algunos de sus países, como las originadas por el fascismo, con sus Mussolinis un tanto jocosos, o por el nazismo con sus Hitlers un tanto tragicómicos, y de las provocadas, incluso hoy, en sus vecindades y en países europeos, por el comunismo (Freyre, 1964-05-11, pág. 24).
236 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Este artículo lo escribe Freyre con
posterioridad al derrocamiento del presidente
brasilero João Goulart, del Partido
Trabalhista. Cuenta allí cómo después de la
polarización surtida en Brasil, del rechazo
cada vez mayor que suscitaba el comunismo,
y del escalamiento de una crisis que parecía
desembocar en una guerra civil, una coalición
de militares y de civiles de clase media logró
preservar el orden constitucional. Al cabo de
ello vino una fuerte ofensiva de la derecha,
con Humberto Castelo Branco a la cabeza,
que se caracterizó por la quema de libros y el
aliento constante a las masas para salir a las
calles a elevar pancartas y arengas en contra
del comunismo (figura 71).
La postura de Freyre parece tener un
cierto cariz nacionalista, a la vez que resulta
lejana a toda suerte de vinculaciones de la
pobreza latinoamericana con factores
ambientalistas o geográficos. De esta manera,
y apoyado en abundantes conocimientos
históricos, el experto critica las visiones
simplistas sobre el desarrollo, al tiempo que
se encarga de mostrar que, como en el caso de
Brasil, los análisis al respecto no pueden
perder de vista las tensiones e hibridaciones
que enmarcan el espectro de desarrollo. En
ese orden de ideas, la riqueza de un país como
Brasil residiría, según deja ver Freyre, en su
amalgama de razas, en su ímpetu, en su
desarrollo urbano moderno e innegable. Este
progreso no ocurre sin contradicciones y
agudos problemas.
Esa contradicción está más generalizada y es más profunda en el Brasil que en otros países, como característica sociológica y económica de un desarrollo nacional que no siempre se produce en forma armoniosa en todas sus regiones, en todas las actividades y en todos los niveles de la población. Y es una población que incluye tanto descendientes de hidalgos como de esclavos; tanto de cultísimos europeos como de salvajes amerindios y negros animistas. Dentro de este vasto país se tiene la impresión de que algunas poblaciones viven en épocas sociales muy distintas; que mientras algunas rivalizan con las poblaciones de los países desarrollados, otras se asemejan a los de los subdesarrollados; y que algunas se desarrollan, si no a costa de las otras, por lo menos omitiéndolas (Freyre, 1964-05-11, pág. 24).
237 Los trazos del poder en la posguerra
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6).
239 Los trazos del poder en la posguerra
América Latina es entonces una
región de contrastes, donde ciertas zonas se
asemejan a lo mejor de Europa, mientras que
otras están sumidas en el atraso. Según
Freyre, ya no existe en Brasil una aristocracia
territorial, como sí una creciente clase media.
En cuanto a la clase media o, más bien, al conjunto de las diversas clases medias que se han venido formando en el Brasil durante los últimos seis o siete decenios, no constituyó un elemento socioeconómico estático que pudiera tener interés en mantenerse rígidamente conservador de su posición, sino más bien una fuerza dinámica que estática, a la que se han ido sumando incesantemente numerosos elementos jóvenes de las clases obreras y campesinas. Esa ascensión social y económica la han logrado también no pocos hijos y nietos de inmigrantes llegados al Brasil como campesinos y obreros. Algunos en la primera generación, otros en la segunda, se transformaron en brasileños de la clase media, de la misma manera como va ingresando en esa clase un creciente número de jóvenes de los antiguos grupos humanos del Brasil: blancos, negros, amerindios y mestizos de varios tipos (Freyre, 1964-05-11, pág. 25).
En general, en el país la agricultura ha
sido tratada con desprecio, dada una
particular formación por la industrialización
y por los beneficios adquiridos por los
obreros en las ciudades, amén que los
campesinos eran utilizados para labores
extenuantes. La construcción de la
monumental Brasilia en menos de un lustro
determinó un crecimiento de la inflación y la
generación de condiciones de angustia para el
pueblo. El proceso es complejo en Brasil, y ha
tenido también baluarte importante en
términos de la sociología: la familia
patriarcal. Y a pesar de ello, ha permitido
procesos de modernización en la arquitectura,
o el surgimiento de expresiones artísticas de
repercusión internacional.
El Brasil no sólo se enorgullece de su arquitectura y de su arte culinario sino también de su tendencia a adoptar soluciones originales mediante la combinación de elementos opuestos y aparentemente inconciliables que vienen caracterizando otra de sus expresiones culturales: su política, su sociología, sus artes plásticas, su propio futbol, en el que la disciplina del juego anglosajón y brasileño algo se benefició con la dionisiaca danza afrobrasileña (Freyre, 1964-05-11, pág. 27).
Contraponer a las interpretaciones
liberales y simplistas elementos culturales de
la más variada raigambre pareciera ser algo
240 Revista LIFE en Español, 1955-1965
característico de una postura disidente, crítica
y resistente. No obstante, cabría preguntar por
qué una revista de marcado énfasis pro
norteamericano en la Guerra Fría se permite
estos apuntes, que bien podrían concitar
miradas distintas e incluso abiertamente
críticas respecto del modelo que defiende. En
el artículo se ha hilvanado la respuesta: la
abierta postura anticomunista de Freyre. Así,
verbigracia, se observa algo del siguiente
tenor:
Estos campesinos y obreros (…) se están incorporando a la clase media, convirtiéndose en líderes de nuevo tipo, más serios y conscientes de sus responsabilidades que algunos estudiantes hijos de padres ricos e importantes, que pasan por los cursos superiores como playboys, y que a veces, precisamente por serlo, se dejan seducir por agentes comunistas. Siendo así, difícilmente se puede hablar de una clase media brasileña que se oponga resueltamente a cambios sociales favorables a los elementos obreros y campesinos de la población, no pocos de los cuales se están incorporando también a la clase media dándole una especie de vigor sociológicamente híbrido, en el cual las cualidades características de los obreros y campesinos se unen a las de las clases medias (Freyre, 1964-05-11, p. 25).
Se hace mención tácita a los
universitarios de clase alta, que sin ningún
sufrimiento y con una postura más bien
romántica, optan por el cambio. Pero las
posturas de extrema izquierda también han
determinado problemas para el sector rural.
Con el aumento de la inmigración italiana, alemana, y de otros orígenes, y el trabajo libre, pasó a ser una sociedad más democrática, tanto en su estructura económica como en su configuración social, hasta que la agitación comunista llegó con extrema violencia a algunas de esas regiones, fenómeno que se acentuó en los últimos años. (…) Afectados por la agitación, algunos de los agricultores de clase media, abandonando la actividad agraria, afluyendo a las ciudades o dedicándose a la cría de ganado, dejaron de contribuir al equilibrio que se había conservado entre latifundio y agricultura media, entre monocultura y policultura, entre economía agraria y desarrollo urbano (Freyre, 1964-05-11, pág. 26).
En la industria también se hace sentir
el efecto de la contienda ideológica, en donde
la producción nacional, en palabras de Freyre,
se ve beneficiada a segunda banda con el
influjo comunista.
Obsérvese también que desde hacía años se iba estableciendo una alianza aparentemente paradójica entre
241 Los trazos del poder en la posguerra
algunos grandes industriales brasileños de las ciudades, y los líderes comunistas. Los unía el antagonismo, a ellos común, contra el “capital extranjero”, llamado sin distinciones, “capital colonizador” y “capital imperialista” por algunos de esos industriales y por agitadores comunistas, tanto brasileños como extranjeros, designados por sus organizaciones centrales para actuar en el Brasil (Freyre, 1964-05-11, pág. 26).
La grave situación económica
suscitada por la inflación fue aprovechada por
los agitadores castristas en diferentes sectores
del gobierno de Goulart, bajo una pretendida
postura nacionalista auspiciada por la
emergencia gubernamental, la corrupción e
incluso el clero católico. Esto se infiere del
argumento de Freyre.
El señor Helio Jaguaribe, publicista y autor de un interesante libro sobre la actualidad brasileña, pone os puntos sobre las íes al destacar en su obra que los conflictos sociales que agitan al Brasil no son las luchas de clases —de la tantas veces desacreditada sociología marxista— sino más bien luchas dentro de cada clase, entre sectores dinámicos y sectores estáticos, entre fuerzas productivas y fuerzas parasitas. Nada más exacto. Nada más exacto en vista de una historia como la del Brasil, en la que las reformas profundamente revolucionarias han tenido sus mayores campeones y ejecutores en
líderes y en sectores políticos, sociales e ideológicos aparentemente conservadores, los cuales, lógicamente, debieran haberse opuesto a cualquier reforma o cambio radical de la estructura social (Freyre, 1964-05-11, pág. 26).
Freyre, destacado intelectual, escribe
para LIFE en Español y explica de manera
detallada la realidad brasileña, que es en parte
la de América Latina. Sin embargo, su
análisis recibe de entrada en la revista la
credibilidad que le concierne en cuanto crítico
del comunismo. Su criterio nacionalista, ese
mismo visto en otros casos con desconfianza,
interviene en la figuración como rasero que
perfila los rasgos de la disidencia en la región;
sus palabras aglutinan la significación sobre
la discrepancia política, la cosifican, la
transforman en objetividad reductible a los
cálculos de inversión, rentabilidad, y
progreso. Su objetivo fue visibilizar al pobre
“Nordeste, Nordeste”; y para ello siguió el
rastro de la familia patriarcal y su disolución.
Pero sus reflexiones trascendieron en LIFE en
Español el ámbito brasilero; estas llegaron ser
la expresión de un develamiento de la patraña
242 Revista LIFE en Español, 1955-1965
comunista, que so pretexto de ahondar en las
raíces de la miseria humana capitalista,
termina empantanando el escenario con el
discurso sobre la lucha de clases, polarizando
al pueblo y siendo inútil a la hora de ofrecer
soluciones eficaces y realistas. La tozudez y
la vesania aparecen, en suma, como
descriptores de la disidencia latinoamericana.
Estética de la otredad
4.2. Los Kennedy: glamour y
sofisticación
4.3. La imagen de los EE.UU.
4.1. Por el re-conocimiento de una vecina
otredad
Escena central
1956-03-12
Escena actual
1956-09-24
1961-06-26
1962-11-12
1963-06-10
1963-08-19
1965-04-26
1960-10-17
1961-02-20
1961-04-17
1962-02-05
1963-05-27
1963-12-23
1958-01-27
1959-08-101959-11-301963-09-30
1964-02-17
1964-02-03
245 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 72. Mano en alto en un mitin en Harlem (LIFE, 1963-10-14, pág. portada).
247 Los trazos del poder en la posguerra
La mano de un hombre negro se
levanta en medio de manchas difusas, es
como si pidiera auxilio (figura 72). Esta
imagen aparece en la portada de LIFE en
Español del 14 de octubre de 1963; su
vitalidad gráfica insinúa de entrada angustia,
pero bajo una segunda mirada deja escapar un
cierto aire de convicción y empoderamiento.
Icónicamente, su soledad en el recuadro juega
a doble banda entre el desarraigo y la lucha
colectiva. Entre las sombras esta mano, al
igual que muchas otras de aquella época,
demanda en los EE.UU. igualdad, el suyo es
un gesto de afirmación identitaria y cultural,
y a su turno de combatividad política que
pone de relieve en la escena a los marginados
y oprimidos. Las poblaciones negras, alzadas
en señal de protesta, exigen igualdad y
respeto por sus derechos civiles, exigen en
últimas ser tratados como ciudadanos
norteamericanos.
LIFE en Español presenta los
pormenores de esta lucha de reivindicación
desde distintos ángulos, ofrece a su audiencia
miradas complementarias e indaga por las
apreciaciones sobre esta situación de
intelectuales, escritores y dirigentes. De esta
manera, cubre los graves disturbios y las
minucias del convulsionado ambiente, deja
ver cómo en los estados del Sur, masas
blancas atacan a las poblaciones de negros
que intentan ingresar a la universidad,
transitar en buses o ingresar a tiendas y
demás. También asiste a las largas marchas de
protesta que recorren el país, y las reseña a su
modo con imágenes y contextos. Deja ver a
los dirigentes y sus posturas, retrata a los
perseguidos y sus gestos de tristeza y de
enérgica lucha, todo lo cual, y a lo largo de la
década estudiada, esboza con cadencia
estética una fuerza de cambio que imbuye e
nuevo aire político y social en la posguerra.
Al cabo de décadas de engorroso silencio, las
limitaciones históricas de la democracia
norteamericana se hicieron inocultables;
igualdad y libertad tornaron en clamores que
desbordan su mera consagración normativa e
248 Revista LIFE en Español, 1955-1965
histórica, ahora desfilan hacia su conversión
en referentes para la cotidianidad.
4.1. Por el reconocimiento de una
vecina otredad
Figura 73. La figura central de los acontecimientos, Autherine Lucy, viste la bata que compró para llevar en el dormitorio de la universidad. Aquí aparece en casa de su hermana, en Birmingham, a 93 Km. de Tuscaloosa, trayecto que estaba dispuesta a recorrer todos los días en vista de que se le impedía vivir en la universidad (LIFE, 1956-03-12, pág. 25).
En 1956, una joven negra decidió
hacer efectivo el fallo de la Corte Suprema de
los EE.UU. en relación con la integración en
las escuelas. Se trata de Autherine Juanita
Lucy, quién a pesar de la oposición local e
institucional, consiguió ser admitida por la
Universidad de Alabama. Este hecho desató
la ira de los opositores blancos, que
decidieron impedir el ingreso de la joven y el
de todos los negros a la universidad. El clima
de tensa calma es retratado ecfrásticamente
por LIFE en Español, en cuyas páginas se
puede ver el resultado de la prolongada
confrontación entre la policía y las turbas
enfurecidas. Los profesores se reúnen para
hacer análisis sobre la discriminación, pero su
pronunciamiento no es contundente en
relación con la integración racial. A miss
Lucy se le ve en su habitación, aparentemente
resignada, con la compañía de algunos libros
(figura 73). Debe salir protegida a
dondequiera que va, y los automóviles que la
custodian son apedreados en los pueblos
vecinos.
Desde que la Corte Suprema de EE.UU. dispuso la integración racial en las escuelas de toda la nación (LIFE en Español, 21 de junio de 1954), el Sur había limitado su protesta a meros discursos y maniobras jurídicas. Pero he aquí que el mes pasado, en el corazón del Sur, donde predomina la población negra y es más fuerte el sentimiento de supremacía de los blancos, se produjo la primera explosión de violencia en masa. Fue teatro de los sucesos la Universidad de Alabama, en Tuscaloosa, y la figura central
249 Los trazos del poder en la posguerra
Autherine Juanita Lucy, joven negra de 26 años, estudiante de biblioteconomía. De la noche a la mañana, Miss Lucy pasó del anonimato a una peligrosa fama como símbolo de las aspiraciones de su raza y personificación de cuanto teme y rechaza el Sur “segregacionista” (LIFE, 1956-03-12, pág. 24).
Figura 74. Elementos hostiles —obreros y vecinos de Tuscalosa ajenos a la universidad— predominan en la multitud que espera a Autherine el día de su primera clase. La policía los contuvo cuando ella llegó, pero al salir la muchacha de otra clase, los manifestantes rompieron las ventanillas del auto que ocupaba. El presidente de la universidad culpó de estos actos a los obreros, pero el sindicato de una fábrica cercana exigió que se disculpara y retractara (LIFE, 1956-03-12, pág. 26).
Como hace ver LIFE en Español en la
escena, la preocupación que ronda entre
algunos no tiene tanto que ver con el hecho de
si se admite o no se admite a una negra en la
universidad, como sí con que se ha turbado el
orden. Los medios locales llaman la atención
sobre los desmanes y el ambiente de
problemática efervescencia; la muchedumbre
desafiante, renuente a este trascendental
cambio social, se agolpa para rechazar a la
advenediza y a todo aquel que quiera seguir
sus pasos (figura 74); las directivas
universitarias, de forma timorata, aluden al
deber de brindar educación a todos por igual.
Con todo, en medio de esta discusión entre la
conveniencia de las medidas y el trato
igualitario, el cubrimiento emprendido por la
revista deja ver en la tras-escena que, más
que algo acontecimental, lo sucedido con
Miss Lucy ha dado inicio a una nueva era en
los EE.UU. La joven resiste, las autoridades
federales la respaldan y la policía interviene:
un precedente sobre la estética democrática
de ese país se ha sentado, y con él las bases
para una contienda que, ante todo, destaca por
visibilizar aquello que hasta entonces nadie
quería ver.
Cómo llegó el negro esclavo a América
Abierto el debate sobre la igualdad
racial, y quedando en evidencia la gran brecha
que subsiste entre el texto de la carta
constitucional y la realidad social de los
EE.UU., LIFE en Español refleja su
preocupación por la situación de los negros en
250 Revista LIFE en Español, 1955-1965
los EE.UU., y buscando una respuesta indaga
por su origen.
Figura 75. En un barco negrero que va de la Costa de Oro a las Antillas, los cautivos hacen ejercicio en la cubierta, bajo látigo, para conservarse en buenas condiciones físicas, mientras los del piso inferior, de 1 m. de alto, esperan su turno. Se han tomado precauciones para que no se suiciden los esclavos. Pero algunos (…) logran arrojarse al mar por los agujeros de las redes. Otros se declaran en huelga de “boca cerrada”, pero la tripulación les pone brasas en los labios y “abrebocas” a manera de escoplos, para meterles con un embudo la comida consistente en fríjoles majados (Wallace, 1956-09-24, pág. 48).
En 1956 ello se hizo palmario en un
artículo Robert Wallace. Allí el autor se
pregunta por la llegada del negro al
continente americano, e indica que fue un
suceso que estuvo marcado por la búsqueda
de riquezas, especialmente de oro, al
principio en territorios senegaleses y
angoleños. Comenta que posteriormente se
descubrió que la fuerza de trabajo del negro
era una riqueza muy importante, siendo ese el
motivo que impulsó su tráfico transoceánico,
por lo general en condiciones denigrantes, y
sin tan siquiera poder contar con la opción del
suicidio (figura 75).
Cuando los primeros exploradores
europeos descendieron por la costa occidental
de África, durante los siglos XV y XVI,
encontraron que la esclavitud se hallaba
ampliamente arraigada en una vasta región
que sigue el litoral en una extensión de 6.400
Km., desde el río Senegal hasta los límites
meridionales de Angola. La esclavitud era
una condición normal de vida del aborigen.
Los traficantes, que avanzaron pisando las huellas de los exploradores, dedicáronse en principio a buscar oro y no tardaron en descubrir que con carne humana se podían amasar fortunas mayores. Los primeros europeos que se ocuparon de la trata de esclavos fueron los portugueses y los españoles, quienes desde 1517 acostumbraban a llevar esclavos a sus colonias del Caribe. A medida que se talaban las selvas y aparecían más plantaciones en el Nuevo Mundo, otras naciones se sumaron a este comercio. Ingleses, holandeses y franceses intervinieron
251 Los trazos del poder en la posguerra
en tal empresa, lo mismo en calidad de transportadores de esclavos que de intermediarios; e instalaron factorías por toda la costa occidental africana, para reunir a los esclavos procedentes del interior de África y venderlos a los capitanes de barcos negreros (Wallace, 1956-09-24, pág. 36).
De igual modo, la escena presenta
algunos episodios sobre la historia de los
esclavos en EE.UU. antes y después de la
Guerra de Secesión, y muestra con cierto
detalle el proceso de su liberación.
Casi desde que la trata de esclavos empezó a practicarse, se produjeron contra ella ciertas reacciones morales, tanto en Europa como en las colonias de América. Esas reacciones hubieran liquidado la esclavitud mucho antes, de no haber inventado Eli Whitney, en 1793, su máquina desmontadora de algodón (…). Gracias a la máquina de Whitney ya resultaba práctico cultivar el algodón en una escala gigantesca. Anteriormente, un esclavo necesitaba trabajar ocho horas para despepitar a mano medio kilo de algodón. Con la nueva invención, la misma tarea podía realizarse en unos cuantos minutos. Al ensancharse las plantaciones y convertirse el algodón en el artículo de exportación más importante de los estados del Sur, la demanda de esclavos aumentó. Whitney había ahorrado esfuerzos al desmontador pero, en cambio, había multiplicado los del labriego. La importación de esclavos debía haber terminado en 1807, de acuerdo con una ley del Congreso. Sin embargo, continuó hasta la guerra de
Secesión, en 1861 (Wallace, 1956-09-24, pág. 36).
Varios son los puntos que Wallace
deja sentados en su artículo: 1) quienes
impulsaron la esclavitud fueron portugueses
y españoles; 2) solo en EE.UU. hubo 2
millones de esclavos, en tanto que en
Suramérica la cifra llegó a ser de 12 millones;
3) hay criterios morales que deben ser tenidos
en cuenta al momento de abordar este
problema; 4) la esclavitud existía en África
antes de que llegaran los traficantes europeos,
y existía aún en 1956, con lo que parece
sugerir que se trata de un problema endémico
del continente africano; 5) los EE.UU. llevan
la carga de la esclavitud generada por los
propios reyes africanos que vendieron a sus
esclavos; 6) los africanos esclavizados
(término usado por el articulista) son tratados
por Wallace como “guerreros” vencidos en
combate, lo cual deja en el aire la sensación
de estar justificando su transformación en
esclavos; 7) la creación por parte de Eli
Whitney de la máquina desmontadora de
252 Revista LIFE en Español, 1955-1965
algodón, de una u otra forma, alivió la
situación de los esclavos; y 8) en el Brasil la
esclavitud existió hasta 1888, siendo los
EE.UU. los abanderados de la liberación.
En síntesis, el planteamiento de
Wallace parece conducir a concluir que el
problema de los negros en los EE.UU. fue
propiciado en otros tiempos, en otros lugares,
por reyes insensibles, por mercaderes sin
escrúpulos que exhibían, examinaban, ponían
a prueba e intercambiaban esclavos cual si de
cualquier mercancía de tratase (figura 76) .
De hecho, el subtítulo del artículo reza:
“Comprado a reyes africanos por tratantes
blancos, el negro enriqueció y perturbó a su
nueva patria”. Como si de un problema ajeno
se tratase, la situación histórica de los negros
en los EE.UU. queda recogida en dos
secciones por dicha mención, y por la misma
construcción simbólica que al respecto hace
LIFE en Español a lo largo de la década
estudiada: un pasado marcado por su
sufrimiento y el enriquecimiento que
propiciaron para sus explotadores, y un
presente de reivindicación y de disrupción del
orden establecido.
Así, y a pesar de las preces tributadas
en su favor, en la tras-escena los negros
siguen siendo vistos como algo distinto. No
son blancos, se presentan subrepticiamente
como algo problemático, extraño, que vino
del África y que asume prácticas singulares
prefiguradas durante la colonia. Se hace ver
que los EE.UU. han tenido que cargar con un
flagelo venido del extranjero que no les
compete. La belleza negra no es mencionada,
la riqueza de su cultura tampoco; la alegría de
su música y sus ancestrales rituales
desaparecen. Solo son negros, distintos
estética y simbólicamente; se les ve como una
fuerza de trabajo importante que ha
contribuido a la riqueza del país, pero, a fin
de cuentas, extraña, y que ahora se infiltra en
cada espacio otrora exclusivo para los
blancos.
253 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 76. La subasta de esclavos es reconstruida en este grabado, que se basa en las descripciones de las que solían celebrarse en Charleston, Carolina del Sur, allá por 1780 y tantos. Una joven negra está a punto de ser vendida por $1.000. Abajo, a la derecha, se inspecciona a un esclavo por si tiene cicatrices de latigazos (señal de rebeldía o de incorregibilidad). Al fondo, le miran la dentadura a un negro para ver lo viejo que es. A la izquierda, un comprador en potencia hace correr a un negro para probar su resistencia física. El esclavo se valoraba por sus aptitudes, inteligencia y fuerza muscular (en ese orden), con precio máximo de $2.500 por un obrero especializado (nacido en América), tal como un carpintero, herrero o albañil, y mínimo de $200 por un esclavo “verde” (acabado de importar) (Wallace, 1956-09-24, pág. 49).
255 Los trazos del poder en la posguerra El viaje en autobús que hace época
El movimiento por la conquista de los
derechos civiles para los negros en los
Estados Unidos tuvo durante la década de los
60 varios icónicos actos simbólicos. En 1961
se inició una serie de “viajes por la libertad”.
En ellos hombres y mujeres, blancos y
negros, iban a los sitios donde la
discriminación era mayor, ello con el ánimo
de elevar su voz de protesta, y a su vez para
acompañar a aquellos que seguían siendo
víctimas de la dominación y la violencia
racial; su cometido era, pues, difundir por el
territorio estadounidense, particularmente en
el Sur, el mensaje de igualdad. En algunos
casos la sola llegada de los buses daba lugar a
airados mítines.
Cuando en el pasado mes de mayo un grupo de viajeros blancos y negros partió en autobús para el Sur de los EE.UU., su propósito reconocido fue demostrar que en esa zona se violan todavía las leyes federales que prohíben la segregación racial en los vehículos y estaciones para pasajeros que hacen viajes interestatales. Deliberadamente y a sabiendas, los “viajeros de la libertad” —como ellos se llaman— se expusieron a la
violencia al ir al hacia el Sur. En Alabama la encontraron. Un autobús fue quemado en Anniston, y un grupo de matones armados de palos enfrentó a otros viajeros en Montgomery y sitió una iglesia para negros (…). La violencia, nacida de la resistencia del Sur a la integración, sirvió sólo para estimular la formación de nuevos grupos de “viajeros de la libertad”. Estos llevaron la campaña por la igualdad a Mississippi, donde viajaron protegidos por las bayonetas de la Guardia Nacional (LIFE, 1961-06-26, pág. 22).
Figura 77. Con bayonetas caladas, guardias de Alabama rodean el autobús parado junto a la frontera con Mississippi, donde debe relevarse la guardia. Dos autobuses llevan unos 27 viajeros (LIFE, 1961-06-26, pág. 23).
Se observa a militares que custodian
los “buses de la libertad”, listos a reaccionar
ante cualquier atisbo de altercado (figura 77).
Con acciones de este tipo se buscaba hacer
evidente que los EE.UU. eran una nación
democrática, de tal forma que, a pesar de que
grupos anti integración se levantaran en todas
256 Revista LIFE en Español, 1955-1965
partes y apedrearan los buses, el pacifismo
pudiera continuar propagándose y convertirse
en un importante mecanismo de
transformación social. Se hace así visible en
la tras-escena, más que la misma existencia
de negros y negras y su reivindicación de
igualdad, su importante poder político. Lo
que parecía mera perturbación del statu quo,
ahora tiene los ribetes de una lucha que gana
progresivamente legitimidad y adhesión
institucional.
En medio del alboroto la administración de Kennedy causó la ira de los funcionarios estatales al enviar policías federales a Alabama para proteger los derechos de los viajeros, ya que las policías locales desvergonzadamente habían simulado fracasar en su misión de protegerlos de las turbas de blancos. El gobierno estaba decidido a que los norteamericanos de toda raza y color puedan ejercer su pleno derecho de viajar libremente por cualquier parte del país (LIFE, 1961-06-26, pág. 22).
La batalla de Mississippi
En la posguerra se hizo patente la
contradicción, con el aumento de los
movimientos por la defensa de los derechos
civiles y de las protestas. LIFE en Español
buscó dejar retratados los esfuerzos en tal vía
emprendidos en los EE.UU., un país que se
place de ser democrático, y confirmar con
algunos nombres la posibilidad del ascenso
individual en una sociedad que planteó desde
su fundación como espacio para el desarrollo
de las múltiples posturas étnicas. La
contienda por la igualdad continuaría con
estruendo en 1962, año en el que Mississippi
acogería las airadas y desaforadas protestas
de las renuentes huestes blancas.
Mississippi, remanso aislado de la corriente de civilización de os EE.UU., es uno de los tres estados —en otro tiempo parte de la Confederación del Sur— que, desafiando a la Corte Suprema, todavía segregaba a los estudiantes blancos y negros en universidades separadas. Por orden del demagogo gobernador del estado Ross Barnett, esto fue rechazado. Una corte federal de apelación, compuesta completamente de magistrados sureños, ordenó a la universidad que recibiese a Meredith e impuso una multa de 10.000 dólares a Barnett para apresurar el cumplimiento de la disposición. Conminado por la corte y por el Presidente, Barnett cedió. Con la custodia de 300 alguaciles federales enviados por Kennedy, Meredith ingresó a la universidad (LIFE, 1962-11-12, pág. 12).
257 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 78. Epílogo. Fuera del edificio, piedras y fragmentos de botella cubren el ya silencioso campo de batalla (LIFE, 1962-11-12, pág. 19).
Una vez más el punto álgido se centra
en el acceso de los negros a una educación
igualitaria. James Meredith, infausto
protagonista de este acontecimiento, debió
librar una ardua batalla para poder ingresar a
la universidad, circunstancia que desató una
batalla campal entre los opositores y la policía
federal. Las imágenes muestran el campus de
la Universidad de Mississippi rodeado por la
policía, a varios heridos tras el avance de los
manifestantes, el uso gases lacrimógenos. Al
día siguiente el campus aparece desolado, allí
miles de piedras dan cuenta de este crítico
enfrentamiento (figura 78). La revista
presenta un minucioso registro sobre lo
acontecido, aunque recuerda que “el Sur de
los EE.UU. ha estado progresando en el
terreno de las relaciones interraciales”
(LIFE, 1962-11-12, pág. 13).
El relato pormenorizado de la batalla
es acompañado por una reflexión de Lillian
Smith, escritora nacida en el Sur de los
EE.UU. que afirma que muy tempranamente
tomó conciencia sobre la explotación y
vejación a que son sometidos los negros. Ella
se pronuncia en LIFE en Español para
exponer la necesidad de actuar efectivamente
en aras de superar tal problema, e indica que
los disturbios raciales difundidos por todo el
país no son algo que concierna a los
individuos, sino que más bien tienen que ver
con la esencia de lo humano. Dejando de lado
las explicaciones simplistas, Smith imprime a
su análisis un enfoque humanista, con lo cual,
y apoyándose a su vez en elementos de corte
religioso, posiciona de nueva forma el alegato
sobre la igualdad:
Con nuestros esfuerzos por deshumanizar al negro, ¿no habremos, nosotros los del Sur, logrado nada más que deshumanizarnos a nosotros mismos? Al prestar tanta atención a la forma externa de los seres, ¿no
258 Revista LIFE en Español, 1955-1965
habremos cerrado el camino de nuestra alma? Una región, una cultura, no son mejores que sus líderes y su pueblo. No son superiores a su modo de pensar, su código moral, su sentido de la justicia o su capacidad de compasión, ni valen más que su valor colectivo para enfrentar con madurez las pruebas. Sin pruebas, los seres humanos no pueden transformarse. Sin pruebas nunca se realizaría su crecimiento interior, la crisis es un fenómeno natural en el hombre; natural y doloroso. “El hombre se vuelve sabio contra su voluntad”, dijo Esquilo (Smith, 1962-11-12, p. 20).
Figura 79. Revoltosos. Esposados, estos jóvenes de Mississippi detenidos por su participación en el tumulto, comparecen ante la policía federal, en Oxford. La mayoría no eran estudiantes de la universidad, sino fanáticos segregacionistas que acudieron con el solo propósito de provocar desórdenes (Smith, 1962-11-12, pág. 21).
La suya es una postura ética, esto en
tanto su fundamentación expone críticamente
elementos de la moralidad de los
norteamericanos. Así, por ejemplo, señala
que mientras haya un hombre esclavizado en
los EE.UU., todos los demás también lo
estarán. La cuestión, desde su punto de vista,
no se reduce a los desmanes perpetrados por
los revoltosos blancos (figura 78), ni mucho
menos se queda en una comprobación
episódica de la discriminación en sí misma, y
que a la postre persiste en su país y en varias
partes del resto del mundo. A su juicio, lo
relevante es entender el daño que los
norteamericanos se hacen a sí mismos al
soportar, tolerar e incentivar tal condición de
inhumanidad. El tema de la discriminación no
es solamente histórico, sino que tiene que ver
con el desarrollo de lo que cabría denominar
sentido de alteridad. ¿Cómo reconocer al otro
en su existencia? Las indicaciones de la
autora al respecto caen por momentos en el
maniqueísmo bien versus mal, aunque no deja
de llamar la atención sobre las
responsabilidades individual y colectiva, y
sobre el papel de la democracia como punto
de encuentro pacífico de las posturas más
diversas.
259 Los trazos del poder en la posguerra
De cualquier modo, en la tras-escena
la postura de Smith goza a su vez de un
carácter estético. Sus alusiones al bien y al
mal, más que ser respectivamente un exordio
de la grandeza norteamericana y un anatema
por sus vicios, tienen en su argumento el
papel de referentes para la construcción de un
proyecto democrático que, en sentido estricto,
supere la brecha de desigualdad que aflige a
su pueblo. Lo sucedido en Mississippi, con
las huestes retardatarias y con los
combatientes que reivindican la igualdad para
todos, y en general el problema de la
integración racial en los EE.UU., entra en
escena como una pregunta por lo bello y lo
feo de la esencia humana, y sobre cómo lo
primero, más que algo eminentemente
natural, puede ser convertido en meta de
perfectibilidad colectiva.
Pugna racial en Alabama
También en Alabama los chorros de
agua golpearon a los manifestantes, pero esta
vez a manifestantes negros que reclamaban el
fin de la segregación. Con potentes chorros de
agua la policía los reprime (figura 80); sus
arengas, como se indica en el pie de foto, se
silencian momentáneamente, pero solo para
proseguir con más impulso y erigir, con más
fuerza, un clamor que rompe fronteras.
Figura 80. Arma policial. Con la manguera ajustada al máximo de potencia del chorro, la policía de Birmingham, Alabama, abate y dispersa a los que piden la integración racial. Poco después, los negros volvían a la carga (LIFE, 1963-06-10, pág. 24).
La campaña de Birmingham, dirigida por el reverendo Martin Luther King, se ha transformado en la causa célebre del movimiento negro en EE.UU. con repercusiones en todo el mundo. Ya anteriormente los negros habían probado con éxito las mismas tácticas —hacían manifestaciones callejeras, se sentaban y se arrodillaban en lugares públicos— para conseguir la integración, cuando menos parcial. En Little Rock, Arkansas, los sucesos giraron en torno de un colegio de segunda enseñanza y de ocho alumnos
260 Revista LIFE en Español, 1955-1965
negros. En Oxford, Mississippi, un solo negro se jugó la vida para matricularse en la Universidad del Estado. Pero en Birmingham el grueso de la población negra de la ciudad se alzó (LIFE, 1963-06-10, pág. 25).
Figura 81. Lágrimas y rezos. Arrodillada, cerca de la cárcel, y presa del miedo y del fervor religioso, una joven negra se pone a rezar (LIFE, 1963-06-10, pág. 25).
Las lágrimas y rezos de una joven, que
angustiada se arrodilla solicitando
misericordia, ponen de presente el
contrapunto de las enérgicas movilizaciones
(figura 81). A diferencia de lo acontecido
previamente, son miles los que han salido a
las calles a exigir la integración, y miles
también los que han sido encarcelados. Según
hace ver LIFE en Español, una mezcla de
inspiración religiosa y convicción política
funge como acicate para los negros
levantados en señal reivindicativa, pero hacia
el final la tras-escena ofrece para el análisis
un aspecto no considerado del todo. La
libertad es el lema de muchos, y ante la
pregunta sobre qué es lo que para ellos
significa ese “ideal”, una niña responde:
“Saber que puedo ir a cualquier tienda del
centro de la ciudad, a cualquier cine o
restaurante.” (…) “Si vencemos aquí —dijo
uno de sus líderes— venceremos en todas
partes”” (LIFE, 1963-06-10, pág. 25). De la
libertad formal, alcanzada con la abolición de
la esclavitud, ahora esperan dar el salto a una
libertad material, que efectivamente los haga
ciudadanos. Por ella combaten, rezan y
lloran; en el fragor de la contienda, y en la
puesta a prueba del poder estatal, los negros
261 Los trazos del poder en la posguerra construyen su identidad y la de un país sin
fronteras ni distinciones.
La revolución racial en EE.UU.
Figura 82. Triunfos en campaña. Los negros van conquistando nuevas e importantes posiciones en su lucha por la igualdad de oportunidades. Aquí, la estudiante negra Vivian Malone, que ingresó en la Universidad de Alabama sin mayor contratiempo, se dirige a sus clases acompañada de dos amigas blancas (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 19).
Un artículo de Jesse Birnbaum,
aparecido previamente en la revista Time,
presenta los avances del movimiento negro en
los EE.UU., y muestra a su vez las
condiciones de degradación padecidas por
esta población. Así, si bien destaca las
importantes conquistas que este grupo
poblacional ha alcanzado en diferentes
ámbitos sociales, entre ellos el de la
educación (figura 82), su preocupación se
centra en lo dramático que ha sido este
proceso de reivindicación e integración. Para
el efecto alude al caso de Medgar Evers,
trabajador por los derechos civiles de los
negros que terminó convirtiéndose en otro
más de los mártires en pos de dicha causa. Su
asesinato suscitó alzamientos de la población,
situación que el articulista pretende analizar,
no tanto como un evento individual, sino más
bien como un correlato de esa cadena
acontecimientos relativos a la búsqueda de
igualdad para los negros, y que se han
convertido en verdaderos combates.
Birnbaum esboza el problema citando las
palabras del presidente Kennedy:
El presidente Kennedy resumió la situación en estos términos: “Transcurrido todo un siglo desde la Proclamación de la Emancipación, los negros de los EE.UU. no son aún ‘completamente libres’. No han sido liberados todavía de las trabas de la injusticia; no han sido liberados de la opresión social y económica.” Están liberados sólo en principio. A pesar de los sentimientos de un gran número de ciudadanos sureños, gente moderada y
262 Revista LIFE en Español, 1955-1965
observadora de la ley, la actitud mantenida por los racistas fanáticos es de desprecio total de los principios legales y de igualdad de oportunidades para todos (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 14).
Figura 83. James Baldwin: la voz de la raza (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 16).
Hay algo que resulta llamativo en el
artículo, y es la manera como refiere lo hecho
por el blanco sureño respecto de los negros.
Concretamente, Birnbaum indica que el
blanco sureño mantuvo al negro “en su lugar”
por espacio de 100 años. ¿Qué significa “en
su lugar”? Lo mantuvo distante, lo segregó, le
dio lo que “se merecía”; no queda claro. El
articulista comenta que hay unas condiciones
ontológicas de los negros, asignadas a ellos
por condiciones históricas, pero que ahora lo
mantienen bajo dominación.
El negro era demasiado pobre e ignorante para protestar contra todas estas disminuciones; su condición social y económica proporcionaba a la estructura del poderío blanco, en el Sur, una irónica y postergada revancha por la derrota en la Guerra de Secesión (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 14).
Un siglo de protestas y violencia
después de la emancipación fue el fruto de
una implementación inexistente de la
igualdad racial. Esto supuso todo un desafío a
las autoridades y concitó la discusión en todos
los ámbitos. Para el articulista resulta
incomprensible que los actos de los negros, en
su gran mayoría, estén cargados de violencia,
y ciertamente considera oportuna una postura
pacifista como la de Martin Luther King. Del
lado de los radicales se hace mención de
James Baldwin (figura 83), de quien el
articulista recoge las siguientes palabras:
“No es que yo me crea mejor por ser negro, pero si usted me dice que Dios es blanco, ¿por qué no he de poder decir yo que es negro? Lo importante no es ser mejor o peor que los blancos, sino simplemente ser un ser humano.”
263 Los trazos del poder en la posguerra
“Es curioso que usted, como tantos blancos norteamericanos, pueda creer que yo quiera casarme con su hija; pero si ella y yo quisiéramos casarnos, tendríamos todo el derecho del mundo. Lo cierto es que yo no quiero casarme con su hija. Sólo que usted, como blanco, me deje vivir en paz” (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 16).
Un dios negro, ¿por qué no? ¿Qué tal
una diosa negra? Es allí, en ese plano donde
se funden lo simbólico y lo existencial, en
donde la revolución racial empieza a gestarse,
básicamente como un fenómeno estético y
ético. Actos simbólicos como las marchas
pacíficas y las “asentadas” han tenido efectos
positivos, lo mismo que las acciones del
gobierno federal para garantizar el ingreso de
los jóvenes negros a la universidad. Con todo,
el proceso es mucho más complejo que la
promulgación de una ley o la expedición de
un acto del ejecutivo para garantizar su
cumplimiento.
No obstante las victorias alcanzadas
en los centros de enseñanza, los avances más
importantes han sido resultado de las
protestas en masa. La estructura del poderío
blanco ya no puede permitirse el lujo de librar
largas y morosas batallas ante los tribunales
de justicia; tiene que vérselas con el negro en
las calles. El más dramático de los encuentros
de esta naturaleza se produjo el mes de mayo
en Birmingham, donde muchos niños negros
desfilaron por las calles con sus padres y
fueron conducidos a la cárcel. (“¡Apúrate,
Lucille —gritaba una chiquita a su amiga—;
si te atrasas no te arrestaran con nuestro
grupo!”) La policía de Birmingham, provista
de mangueras de alta presión y de perros
amaestrados, atacó a los negros, los maltrató
e hizo detenciones en masa, actuación ésta
que dejó atónito al país entero. Y, por
supuesto, desató la ola de protestas por parte
de los negros y de similares reacciones por
parte de las autoridades locales (Birnbaum,
1963-08-19, pág. 17).
Por otra parte, en un recuadro
integrado al artículo de Birnbaum, LIFE en
Español hace una caracterización de los
líderes negros, la cual constituye una
adaptación hecha desde la revista Time. Allí
264 Revista LIFE en Español, 1955-1965
son mencionados Wilkins, Young, Farmer,
King y Forman, a la vez que se describen sus
respectivos programas y las organizaciones a
las que pertenecen (figura 84).
Figura 84. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Wilkins, Young, Farmer. King y Forman (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 17).
Se indica que la mayoría de ellos
busca militantes que no sean "tiotomistas", es
decir: sumisos como el tío Tom. Se alude en
términos respetuosos a Martin Luther King y
su propuesta pacífica, y a su vez se critica a
Wilkins, quien —según se comenta— se hizo
apresar en una manifestación. Pero la
verdadera postura de LIFE en Español es la
señalada en el siguiente fragmento:
En el aspecto negativo, hay un sentimiento muy generalizado —aun entre los blancos que aceptan su culpabilidad por la situación deplorable del negro— de que los negros no están “preparados” para la igualdad. Gente muy consciente, entre los propios negros, sabe que, por su bajo nivel de educación y mala situación pecuniaria, muchos de los de su raza no están capacitados en la medida real para asumir responsabilidades civiles y sociales. Más de la mitad de las personas arrestadas en los EE.UU. por asesinato, robo y otros delitos, son negros aunque estos representan solamente el 10% de la población total; y la proporción de hijos naturales es mucho mayor entre los negros que entre los blancos. Una razón que se aduce para explicar estos fenómenos es que los negros no podrán fácilmente lograr la igualdad económica y social si no se les dan oportunidades para mejorar su situación; las deficiencias económicas y educativas corren parejas con la delincuencia y la inmoralidad, y la vida en un ghetto racial engendra la desesperación de la que nace el crimen (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 18).
265 Los trazos del poder en la posguerra
A lo largo de sus diferentes artículos,
LIFE en Español signa la imagen del negro:
primero mediante las estadísticas, y después
por intermedio de augurios que más bien
suenan a condena. Como puede verse, en el
fondo se creía que el negro no estaba
preparado para la libertad ni para el ejercicio
de sus derechos. Pero la situación de los
negros ha cambiado en 100 años, y en
EE.UU. algunos de sus integrantes se han
convertido en un ejemplo para otros países.
En ese sentido, observa Birnbaum que:
En lo positivo, es un hecho cierto que el negro norteamericano tiene una inolvidable hoja de servicios, a pesar de todas esas adversidades. Comparado con la situación en que se hallaba hace 10, 50 ó 100 años, el progreso del negro norteamericano es un ejemplo para otras naciones que también tienen problemas de minorías. En 1863, el año de la emancipación proclamada por Lincoln, nueve de cada 10 negros eran analfabetos; en 1960 la proporción fue solo de uno entre 20. El índice de analfabetismo entre los blancos es de 16 por mil. Actualmente, el 29% de los distritos escolares de los 17 estados del Sur han sido desagregados o están en el proceso de serlo; más de 200.000 niños negros asisten hoy a escuelas birraciales en esos estados; hace pocos años eso habría sido
inconcebible. Más de 2.000.000 de negros son miembros de los sindicatos obreros, en comparación con los 700.000 en 1938. Desde 1940, el ingreso medio anual de los varones no blancos ha subido el 568% (a 3.075 dólares), mientras que el del blanco ha subido un 362% (a 5.137 dólares). El número de empleados públicos negros se ha doblado en los últimos 20 años, y cada año hay más y más negros en las filas de los abogados, médicos, maestros y hombres de negocios (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 18).
La situación, hace ver Birnbaum,
debería dar paso a un cambio de actitud de los
blancos hacia los negros, y viceversa, de
manera tal que se adquiera un compromiso
más firme con la integración en los barrios y
en las escuelas. Cabe, pues, aspirar a una
transformación de la vida cotidiana, si bien,
como admite LIFE en Español en otros de sus
artículos, no es del caso obviar las
complicaciones que apareja, por ejemplo
auspiciar ese cambio en las escuelas. Sea
como fuere, en el artículo de Birnbaum
quedan en el aire las causas de la
discriminación. Para no ir muy lejos, oblitera
por completo las tensiones entre las clases
sociales, así como las formas distintas de ver
266 Revista LIFE en Español, 1955-1965
la vida que cada una de ellas comporta. Su
análisis parece conformarse con el análisis
coyuntural de la extensión de una “mancha
negra” por los EE.UU., que se hace visible
como “incontenible humanidad” por primera
vez en el siglo XX (figura 85), pero que
estuvo allí todo el tiempo. Hacía los trabajos
rudos, construía los subterráneos así como los
rascacielos, desarrollaba las labores de
limpieza, criaba a los niños blancos e incluso
los amamantaba. Al cabo de siglos toma
posición en la escena política y social, y de
forma ecfrástica su avance queda retratado
para la posteridad.
LIFE en Español llama a la mesura, su
cometido es propugnar por hacer desaparecer
el caos que ahora llena las ciudades del Sur.
El Norte se solidariza con lo sucedido en
Georgia, en Alabama, en Mississippi; el
problema negro ha sido visibilizado por los
medios de comunicación para el mundo
entero, y entre ellos la revista se preocupa de
que quienes vean estas noticias dejen de
confiar en la democracia norteamericana, de
que no comprendan las verdaderas causas del
problema, de que una interpretación “fuera de
lugar” pueda mancillar la imagen de nación
de libertades y oportunidades de los EE.UU.
Figura 85. Incontenible humanidad. El “nuevo” negro norteamericano, con letreros que advierten que se le está acabando la paciencia desfila pacíficamente en Detroit. Conmemora los sangrientos sucesos raciales de que fue testigo esa ciudad el año 1943 (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 12).
En la tras-escena, cabe observar cómo
al ideal de progreso pareciera adherírsele esa
“mancha negra”, en cuanto fenómeno estético
y ético que dinamiza el imaginario colectivo,
que irrumpe en el remanso blanco y le
267 Los trazos del poder en la posguerra enrostra sus limitaciones, y en últimas expone
lo sórdido de su poder y lo devela como freno
de la transformación del orden social. De
estar confinado en los guetos, avanza por las
ciudades como revolución racial; se expone
como realidad, devela en los EE.UU. vacíos
constitucionales, escandaliza con las
cicatrices de la discriminación y del
desencanto. Hay una marca difícil de medir,
es una impronta estético histórica que se sale
de los encuadres simbólicos de la sociedad
blanca, protestante o católica, que horada a la
sociedad civil norteamericana. Los negros
han sido su demiurgo, y a través de lo
ecfrástico se convierte en símbolo de la nueva
era.
La histórica marcha sobre Washington
En 1963 se produce la histórica
marcha sobre Washington. Doscientas mil
personas, según indica LIFE en Español,
asisten a ella, provenientes de todo el país32.
Salieron a las calles con la ilusión de acabar
32 Otras versiones señalan que fueron 300 mil.
con la segregación imperante en cada rincón
de los EE.UU., especialmente en el Sur.
Blancos y negros, unidos por la causa común
de la libertad; líderes de distintas
organizaciones, jóvenes y mayores, se
agolpan para oír los mensajes de aliento luego
de una larga caminata animada con cantos,
oraciones y consignas de pacifismo, y
también con acciones.
La multitud de más de 200.000 personas congregadas frente al Monumento de Abraham Lincoln en Washington, conmovió al país al entonar en coro himnos por la libertad. Cien años después de la Guerra Civil que puso fin a la esclavitud, esa multitud, pacífica y disciplinada, pero resuelta en su empresa, exigía que se cumpliera el ideal del Gran Emancipador (…). La marcha sobre Washington fue la mayor manifestación realizada en la capital norteamericana desde la fundación de la república. Participaron negros de todas partes del país, y junto a ellos, conciudadanos blancos para quienes la discriminación racial es un estigma que abochorna y denigra a ambas razas. Se organizó el histórico acto para pedir la aprobación de un proyecto de ley sobre derechos civiles, sometido al Congreso por el presidente Kennedy, pero tuvo proyecciones mucho mayores. Demostró a legisladores recalcitrantes y a ciudadanos con prejuicios del siglo
268 Revista LIFE en Español, 1955-1965
pasado, que arde de nuevo el ideal igualitario de los fundadores de la nación y que nada ni nadie detendrá a los que luchan y se sacrifican por ese ideal (LIFE, 1963-09-30, pág. 18).
Figura 86. Manifestantes. Los participantes portaban carteles en los que pedían libertad e igualdad de derechos, y mayores oportunidades (LIFE, 1963-09-30, pág. 21).
La revista registra el acontecimiento
mostrando la magnitud de la gente agolpada
alrededor del monumento a Washington. Se
ve el lago rectangular rodeado de miles de
personas, todas ellas unidas contra la
33 Un fragmento destacado de dicho discurso es el siguiente: “I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed: We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal. I have a dream that one day on the red hills of Georgia, the sons of former slaves and the sons of former slave owners will be able to sit down together at the table of brotherhood.” Traducción libre: “Sueño que un día esta nación crecerá ycomprenderá el verdadero significado de su convicción. Sostenemos estas verdades por ser autoevidentes, que todos los hombres son creados iguales. Sueño que un día sobre las rojas colinas de Georgia, los hijos de antiguos esclavos y los hijos de antiguos dueños de esclavos serán capaces de sentarse juntos a la mesa de la fraternidad.”
segregación (figura 87). También se observan
artistas blancos y negros ejecutando acciones
conjuntas, además de mujeres negras con
sombreros triangulares que han venido a
marchar desde Alabama, Mississippi y
Georgia, y también desde otros estados donde
el problema racial no es tan acentuado (figura
86). Este evento, preparado meses atrás,
constituye un acontecimiento trascendental
en la lucha por los derechos civiles.
Varios oradores pronunciaron allí
conmovedoras arengas, entre ellos Martin
Luther King, el interviniente central. Aunque
LIFE en Español no lo referencia, su discurso
resultó memorable, muy al punto que
marcaría época 33.
269 Los trazos del poder en la posguerra
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9).
271 Los trazos del poder en la posguerra
King hizo referencia a la condición
moral del país, justamente cuando se están
celebrando 100 años de la proclamación de la
libertad de los esclavos. Adicionalmente,
indicó que a lo largo y ancho del país los
negros no son libres todavía, y arguyó
metafóricamente que es como si la nación
hubiera generado una riqueza espiritual para
todos y la hubiera repartido en cheques,
cheques que a los negros les han salido falsos.
Hay estados en los que los propios
gobernadores han levantado su voz contra los
negros, y a su vez muchos de los que salieron
a marchar que fueron privados de la libertad
por exigir que se detenga la discriminación en
los buses, en los bares, en las escuelas. Luther
King solicita a todos los asistentes no
responder a la violencia con violencia, en su
sentir ello deslegitimaría el movimiento.
La situación no daba más esperar, el
tiempo de cumplir la promesa que Lincoln no
admitía más dilaciones. Ese año, 1963, es el
momento para la libertad de los negros que
traerá también mayor libertad a los blancos;
es el momento de alcanzar los objetivos que
se ha planteado la nación norteamericana
desde su fundación. Para Martin Luther King,
después de esta histórica marcha la nación
deberá ponerse de pie para hacer realidad el
significado del credo de libertad, justicia y
fraternidad. King tiene el sueño de que un día
no lejano niños y niñas blancos y negros
puedan darse la mano; llegará el día en que
sus cuatro hijos no sean juzgados por el color
de su piel, sino por su reputación; llegará el
día en que niños y niñas pueden asistir a las
mismas escuelas, en que los negros podrán
viajar en los buses sin ser discriminados, en
que podrán asistir a las universidades, en que
tendrán acceso al voto, no por el color de su
piel, sino por la profunda democratización de
su nación. “I have a dream” sería la frase que
de este ilustre personaje pasaría a la historia.
En la tras-escena, el cubrimiento
hecho por LIFE en Español sobre este suceso
consolida una nueva estética, ni blanca ni
272 Revista LIFE en Español, 1955-1965
negra, sino más bien la resultante de la
comunión de uno y otro bando. Se abrazan
para orar y cantar, su concentración tuvo los
rasgos de un acto religioso, pero con un
profundo contenido político (figura 88). Se
mezcla allí lo secular y lo sagrado, es esa
amalgama de formas y posturas el nuevo
sentido de los EE.UU. Las imágenes de lo
acontecido aparecen en diarios de todo el
mundo, se erige con ellas una forma de
conciencia que da cabida a la otredad. El
movimiento adquiere una fuerza histórica, de
cariz estético y ético, que marcará para
siempre a Norteamérica. Este reclamo
cambiará el paisaje, y cinco décadas después
permitiría mostrar a un presidente negro
dirigiendo los destinos de la nación, y a
cientos de miles de negros estudiando en las
universidades; a niños y niñas negras
asistiendo a colegios públicos y privados del
país. El mundo ha cambiado, pero 200 años
de segregación han dejado huellas que aún
hoy resultan indelebles.
Figura 88. Voces fervorosas. Terminados los discursos, negros y blancos, tomados de las manos, entonaron los himnos de la cruzada. El presidente Kennedy elogió su disciplina y cordura (LIFE, 1963-09-30, pág. 18).
Base del poder, integración, militancia,
libertad hoy
En 1964, Theodore White, articulista
de LIFE en Español, manifiesta su
preocupación por el contenido de algunas de
las consignas empleadas por los movimientos
negros. En su sentir, un desarrollo consistente
debería redundar en que el país ingrese en una
lógica civilizatoria, aunque ello depende
justamente de la manera como se afronten
crisis como las generadas por la separación
entre blancos y negros. Pero para ello,
comenta White entre líneas, no bastaría con
apelar al auxilio de la legalidad, sino que a su
vez es cuestión de fomentar la legitimidad. El
autor hace su propia lectura sobre la lucha por
273 Los trazos del poder en la posguerra los derechos civiles en los EE.UU., y lo hace
de tal forma que se dirige expresamente a las
futuras generaciones:
Desde luego, el futuro historiador juzgará con más claridad que nosotros la agitación y la transformación provocadas por los negros de las grandes urbes. Su crónica comenzará como debe empezar la nuestra, con una exposición de la secular injusticia del blanco para con el negro, del desmedro emocional que todo negro sufre día tras día al tratar de vivir en un mundo de blancos que en su mayoría prefieren desconocer su existencia. En retrospectiva, el historiador del mañana podrá separar objetivamente los hechos del ruido que los enmascara y determinar cuánto ganaron o perdieron los negros en la lucha que estamos presenciando. Pero los norteamericanos, tanto los blancos como los negros, que tratan de satisfacer las reivindicaciones de los negros en la presente década –hoy– viven ante la disyuntiva planteada por la falta de una comprensión cabal de sus problemas mutuos. Complica las cosas la aversión de muchos blancos bien intencionados a mirar de frente algunas realidades, ingratas pero ineludibles (White, 1964-02-17, pág. 50).
Ante lo concibe como una falta de
objetividad en el análisis de la problemática
racial, White propone analizar varios
términos utilizados por los movimientos
negros. Así, por ejemplo, trae a cuento las
palabras “venceremos” y “militante” (figura
89), relativas al hecho de luchar por los
derechos civiles, y que a juicio de este
articulista encierran una connotación
violenta, muy al estilo de aquellos que dicen
con orgullo “tenemos a los blancos en
desbandada”.
Figura 89. “¡Venceremos!” La juventud negra que participó en la marcha sobre Washington, en agosto, reflejaba en este grito su militancia en la campaña por la integración racial (White, 1964-02-17, pág. 51).
La palabra “militancia” entraña una carga explosiva tal —dice un dirigente negro— que uno no puede permitirse el lujo de no ser “militante”. Desde luego, esto tiene un efecto perjudicial en nuestra estrategia. Cuando es una reunión privada preguntamos si hay que seguir adelante sin detenerse en nada, ni siquiera en la insurrección, todos responden que no, que no
274 Revista LIFE en Español, 1955-1965
poseemos la fuerza para ello. Si tal es el caso, ¿no deberíamos tratar de progresar con ayuda de sectores blancos? Basta con que uno diga eso para que se interprete como que no quiere hacer nada sin el apoyo seguro de los blancos. Y si no lo consideran a uno “militante”, ¿qué puede hacer? (White, 1964-02-17, pág. 50)
Propone entonces White más
inteligencia, en especial a quienes han
alcanzado puestos de determinación en los
consejos, en las asambleas, e incluso en el
Senado de los EE.UU., para reivindicar con
formas más creativas la integración de las
razas. Otro término que analiza es el de
“libertad hoy”, el cual, a su juicio, es muestra
de pasiones exaltadas, posturas partidistas,
orientaciones ideológicas. “Libertad hoy” es
un dilema de potencia explosiva que puede
servir para motivar y arengar a las masas.
Ya aludiendo al término
“integración”, White pregunta por su sentido.
¿Qué significa la integración? ¿Empleos?;
¿igualdad económica?; ¿equiparación en las
aulas de clase? Al respecto, puntualiza que el
problema no es de definiciones, sino que tiene
que ver principalmente con la vida práctica,
por lo que será entonces la tarea recoger las
formulaciones efectuadas al respecto por
destacados negros y pensadores blancos. De
esta manera, aunque las marchas y las
acciones de protesta gocen en apariencia de
mayor efectividad, la clave reside en trasladar
las reivindicaciones al plano de la
cotidianidad y, concretamente, la convivencia
interracial. Recuerda White que, según un
dirigente de las organizaciones negras, el
85% de los negros no está no está de acuerdo
con la acción violenta, al tiempo que cita al
jefe de policía de Detroit para indicar que los
delincuentes negros, por lo general, no
tuvieron durante sus años de infancia un
adulto en el cual confiar. Así, pues, esa
transformación de la cotidianidad en terreno
de una adecuada integración (entiéndase “no
violenta) dependería, ante todo, de la
generación de vínculos de amor y seguridad,
situación que, en la forma que lo insinúa
White, se hace factible en la medida en que lo
secular se apoye sobre lo religioso y lo
sagrado.
275 Los trazos del poder en la posguerra
La comunidad negra tiene necesidades apremiantes como el hambre y duras como la roca, pero la palabrería del presente debate oculta la realidad. Por ejemplo, el país necesita evidentemente que los seres humanos, negros y blancos, eliminados de la industria por la automatización no sean arrojados a los arrabales de las ciudades como desechos animales. Esta es una necesidad apremiante, que puede expresarse de diversas maneras. Por ejemplo, con las palabras del periodista negro Louis Martin, quien dice: “Una vez que se apruebe la ley de derechos civiles, ¿qué viene después? Debemos ocuparnos del hombre sin trabajo, cuya cólera no le permite escuchar argumentos éticos. Este hombre expulsado por la automatización se encuentra, multiplicado por 250.000, en las grandes ciudades. Si se le deja sumido en la miseria mucho tiempo empieza a crearse otra cultura urbana, una cultura a la que no llegan las prédicas de la acción pacífica (…). Sostengo que debe darse a este hombre, básicamente analfabeto, la oportunidad de elegir otro camino que no sea el del delito o el de la asistencia social” (White, 1964-02-17, pág. 53).
Así las cosas, White vincula los
términos “militancia”, “libertad” e
“integración” con las posturas y discursos de
los apasionados militantes negros, siendo allí
donde adquirirían su connotación beligerante.
De hecho, cita a Whitney Young, dirigente de
la Liga Urbana Nacional, para afirmar:
“Ayudamos a los soldados después de la
guerra porque estuvieron alejados de la vida
nacional durante cuatro años. Los negros
están fuera de ella desde hace 300” (White,
1964-02-17, pág. 54). De otro lado, el
articulista apela a las indicaciones de Kenneth
B. Clark, psicólogo, que expresa su
preocupación al intuir que los blancos puedan
eventualmente contentarse con ofrecer
pequeñas prebendas en contraprestación a la
paz social y racial. El movimiento negro
puede conseguir —y de hecho ya lo ha
logrado— reivindicaciones importantes, pero
la inquietud es cómo hacer posible la
construcción de una nueva sociedad sin
discriminación. La crítica también es una
constante dentro de lo indicado por los líderes
negros. Allí aparecen Thomas Bradley, quien
alienta a aprovechar las nuevas oportunidades
de trabajo, dado que la discriminación ya no
vale como pretexto; Roy Wilkins, quien
expresa que habrá una respuesta responsable
de los líderes negros a las muestras de buena
disposición de los blancos; y, de forma
276 Revista LIFE en Español, 1955-1965
destacada, Martin Luther King (figura 90),
retratado en el artículo profiriendo un
discurso ante un nutrido auditorio, y que, para
el efecto, constituye el ejemplo de esta suerte
de integración pacífica que hará por fin de los
EE.UU., y de forma inaplazable, un bastión
de la democracia.
Figura 90. Líder del movimiento de resistencia pacífica de los negros en Birmingham, Alabama, el reverendo Martin Luther King, que aquí habla en un mitin de Detroit, es hoy una figura nacional (White, 1964-02-17, pág. 56).
Ningún otro régimen político basado en la libertad se ha encontrado hasta ahora con problemas espirituales y materiales tan complejos. La historia no ofrece otro precedente, excepto los
propios, que pueda guiar a los norteamericanos. En los EE.UU., los hijos y los nietos de las legiones de inmigrantes que no podían ser aceptados en el resto del mundo se unieron para transformar la tradición existente y crear una de las maravillas de la civilización occidental: la ciudad autónoma. Nunca se han narrado en forma apropiada los grandes sufrimientos de los inmigrantes que llegaban a una tierra extraña sin poder expresarse, ni los sufrimientos de la ciudad que los recibió en su seno. Pero sabemos que la aventura tuvo éxito. El inmigrante, reconociendo finalmente lo que debía aprender, aprendió a esforzarse para progresar, y la ciudad, respondiendo a ese esfuerzo, lo admitió finalmente en el recinto de la ciudadanía. El problema del negro con la ciudad, y el problema de la ciudad con el negro, son hoy mucho más arduos. Pero lo indudable es que el primer paso hacia la solución debe encontrarse en la tradición de la propia ciudad norteamericana (White, 1964-02-17, pág. 56).
Sea como fuere, en la tras-escena se
delata la existencia de una cierta ceguera a la
hora de identificar la raíz del problema racial,
y, de hecho, queda la sensación de que al
depositar toda la responsabilidad de la tensión
nacional en el choque racial, tan solo se está
desviando la atención respecto de asuntos
tales como las diferencias de clase. Para
identificar esta circunstancia, basta con
277 Los trazos del poder en la posguerra observar que en el artículo de White, por
ejemplo, brilla por su ausencia un análisis
sobre el contenido de las protestas de los
negros —más allá de su forma—, y que,
asimismo, resulta incomprensible que se
enfoque en el aparente fanatismo militante de
los negros, a cambio de dejar en el olvido
aquel orquestado por grupos como el Ku Klux
Klan. De esta manera, resulta viable afirmar
que la relación dialéctica estética-ética en
LIFE en Español no solamente perfila un
enriquecimiento del espectro ideológico
estadounidense, sino que también da paso a la
configuración de posturas de corte
homogeneizador, las cuales, como en este
caso, tienden a caricaturizar las posturas
divergentes en lo que concierne a sus
demandas. La revista tuvo a bien cubrir esta y
toda una serie de movilizaciones
reivindicativas de la igualdad ciudadana,
entre las que cabe hacer mención de la lucha
de la mujer y la de los latinoamericanos, y
presentarlas como fenómenos sociales de la
mayor importancia en el marco de la
democracia estadounidense. Sin embargo, su
argumento ecfrástico entremezcla esas
posturas diversas en el ideal de progreso,
haciéndolas ver; pues, como derivaciones
naturales de la gran nación norteamericana
proyectada por sus padres fundadores. En la
diferencia se construye la unidad ideológica;
con las tintas de la multiplicidad estética,
LIFE en Español y sus articulistas delinean
un sendero político a prueba de incómodas
desviaciones.
Selma: hora histórica para la libertad
Hombres y mujeres, negros y blancos,
desfilan por las calles, protestan en las plazas;
con su despliegue incesante la lucha por los
derechos civiles toma más fuerza. Más que
una adhesión cuantitativa de marchantes, su
efecto es de orden cualitativo, con
repercusiones de orden moral y político que
remesen el orden institucional. Tales marchas
fueron desembocando en un verdadero
movimiento colectivo y nacional, y entre ellas
la de Selma, de 1965, marcó un hito
278 Revista LIFE en Español, 1955-1965
definitivo. Fueron 25 mil personas
marchando durante cinco días, sin importar el
frío y la lluvia, guiadas por Martin Luther
King (figura 91); LIFE en Español construyó
en torno a ella una escena ecfrástica que
denota esperanza y a la vez nerviosismo. Los
marchantes llegaron a la meta, los esperaba la
policía; el reverendo King propuso a los
primeros que se pusieran todos de rodillas, la
tensión crecía a cada instante. El presidente
Lyndon B. Johnson se pronunció, la
situación, claramente, ya no era asunto de 25
mil ciudadanos, sino de toda la nación.
Nadie puntualizó mejor que el presidente Johnson el profundo significado del masivo movimiento popular en defensa de los derechos cívicos del negro. Apareció ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso para pedir una ley especial que garantice a la gente de color su derecho al voto. Con voz vibrante y dicción churchiliana, dijo: “Hablo esta noche en favor de la dignidad del hombre y del destino de la democracia… A veces la historia y el destino se encuentran en un solo tiempo y lugar para señalarle un nuevo rumbo al hombre en su eterna búsqueda de la libertad… Es lo que ocurrió… en Selma, Alabama.” Y Selma, una población de 29.500 habitantes, ha pasado a la historia.
Desde allí, después de incidentes violentos que indignaron a todo el país, comenzó la magna marcha en que unas 25.000 personas recorrieron a pie en cinco días los 80 Km. que hay hasta Montgomery, capital del estado. Protegidos por agentes federales y soldados, los manifestantes se congregaron frente al capitolio estatal para exigir que se respete su derecho al voto (LIFE, 1965-04-26, pág. 17).
Figura 91. En la marcha. El reverendo Martin Luther King, acompañado por su esposa, estuvo al frente de los manifestantes que marcharon de Selma a Montgomery. Participaron representantes de todas las clases y religiones (LIFE, 1965-04-26, pág. 19).
Las marchas fueron el significante
común para referir por entonces las
emociones de descontento, indignación y
279 Los trazos del poder en la posguerra resistencia. Por vía ecfrástica, los medios de
comunicación las convirtieron en símbolo de
un período de transformaciones sociales que
resultaba prometedor, pero que a día de hoy,
y a pesar de haber transcurrido algo más de
medio siglo de incansable lucha, no termina
de consolidarse.
De hecho, en el ámbito de la tras-
escena, esta contienda por la superación de la
discriminación racial inserta en la fuerza
estético histórica una duda insoslayable,
incómoda y reiterativa, que devela de
continuo las flaquezas del sueño americano, y
que por momentos extiende entre la opinión
pública un manto de incertidumbre acerca de
cuán sólida puede resultar toda esperanza
sobre una efectiva integración de las razas, a
la postre de las minorías y las mayorías. John
F. Kennedy parecía haber dado un paso
fundamental en la búsqueda de ese anhelo;
como lo reconocía James B. Canel, articulista
de LIFE en Español, sus esfuerzos en el
Congreso para impulsar un proyecto de ley en
tal vía mostraban algo más que un simple
ánimo de condescendencia: “Les pido que
examinen sus corazones, no en busca de la
caridad, porque el negro no quiere ni
necesita la condescendencia, sino para
reafirmar esa calidad sencilla, digna y
preciosa que nos une a todos como
americanos: el sentido de la justicia” (Canel,
1964-08-03, pág. 12). Pero la hora histórica
no llegó; el reverendo King fue asesinado, la
discriminación se perpetuó a través de
canales simbólicos, y aún hoy, con la misma
intensidad que a mediados del siglo XX, la
estela estética ofrece un panorama que no
pocas veces deprime a los más progresistas.
4.2. Los Kennedy: glamour y
sofisticación
En 1960, LIFE en Español cubrió la
reñida campaña presidencial en EE.UU.,
entre el vicepresidente Richard Nixon y el
joven candidato demócrata John F. Kennedy.
En una de las ilustraciones de la escena
aparece el segundo conversando con un
280 Revista LIFE en Español, 1955-1965
campesino, con un gesto que denota algo de
seriedad, mientras que al primero, subido en
un tractor, se le ve rodeado de granjeros, uno
de los cuales le eleva el brazo izquierdo en
señal de victoria (figura 92). El debate surtido
entre ambos, el primero en transmitirse por
televisión en la historia, cambió la forma de
hacer política en el mundo. Ya no solo se
gestaba en las plazas; ahora, de manera
tranquila, cada candidato daba cuenta de sus
puntos de vista, atacaba a su contrincante
desde una tribuna sin público presencial, pero
que los ponía en contacto simultáneo con
millones de personas. Los temas clave de esta
campaña fueron presentados por LIFE en
Español, haciendo especial mención de una
serie de pautas que a su juicio no deberían
estar ausentes en la discusión. A saber: 1) el
mejoramiento de la situación nacional; 2) no
descuidar la defensa nacional en medio de la
Guerra Fría; 3) los excedentes agrícolas; 4) la
política exterior; 5) derechos civiles; 6) el
tema religioso; 7) la educación; y 8) la
infraestructura vial.
Figura 92. Arriba: Visitando una granja, con ropa propia para la ciudad, Kennedy trata de sentirse como en su casa mientras conversa con Garland Kusel. Antes discutió el problema agrícola en Des Moines, Iowa, donde dijo: “No quiero irme sin visitar una granja.” Mrs. Kusel le obsequió las galletas hechas por ella. Abajo: Manejando un tractor, Richard Nixon recibe la felicitación de un granjero de Iowa después de participar en una competición de arados. Dada la importancia del voto rural, lo mismo Nixon que Kennedy dedican ahora mucha atención a los granjeros, cuyos ingresos han ido disminuyendo en época reciente (LIFE, 1960-10-17, pág. 16 y 17).
Las campañas de republicanos y
demócratas se caracterizaron por el elevado
uso de propaganda; las pancartas alusivas a
uno y otro candidato inundaron ciudades y
281 Los trazos del poder en la posguerra pueblos. Y es que si bien cada partido contaba
con sus enclaves fijos para obtener votos, era
claro dentro de los cálculos que la victoria
dependería del hecho de captar a las
poblaciones de negros y de latinoamericanos.
Cada quien buscó convencer a estos sectores
estratégicos, y en ese juego de seducción
hubo personajes que en sus respectivos
enclaves contribuyeron a marcar la
diferencia. Así, por ejemplo, LIFE en
Español comenta que:
Ambos partidos saben que el voto de los negros puede decidir las elecciones, y que los negros incidentes pueden decidir el voto. El político negro tal vez más poderoso que ha tenido el país es William Dawson (…), el representante del estado de Illinois ante el Congreso de los EE.UU., (…), en 1939 se pasó al Partido Demócrata y en 1942 fue elegido representante, cargo que desempeña desde entonces. Su base de operaciones políticas abarca seis barriadas del populoso corazón de Chicago (…). Además tiene influencia en la nación como presidente del comité parlamentario que investiga las operaciones gubernamentales, y dentro de su partido, como vicepresidente del Comité Nacional. Ha llegado a la cumbre política anteponiendo el partido a su raza. Esto se lo han censurado algunos negros. Pero su
prestigio nacional y sus convincentes razones han alentado a muchos negros del Sur a registrarse para ejercer el voto (LIFE, 1960-10-17, pág. 24).
La escena recrea variados detalles del
clima previo a las elecciones. La campaña
enfrenta a Nixon, el hijo de un tendero,
contra Kennedy, el hijo de un ex embajador
de los EE.UU. en Gran Bretaña. El primero se
hizo abogado después de sortear múltiples
dificultades, mientras el segundo se recibió
con honores en Princeton y en Harvard. Uno
y otro son fiel muestra de las posibilidades
que ofrecen los EE.UU. Mientras que la
semblanza de Nixon es un claro ejemplo de la
historia del hombre que “se hace a sí mismo”,
en el caso de Kennedy se destaca el que sus
padres, habiendo llegado a Norteamérica
huyendo del hambre que asolaba a Irlanda,
merced a su tesón lograron dejar atrás las
limitaciones económicas para vincularse al
mundo del comercio y las finanzas. Ambos
candidatos aparecen, pues, en LIFE en
Español como el resultado de un sistema
282 Revista LIFE en Español, 1955-1965
democrático que recompensa el esfuerzo
personal y la convicción.
La campaña torna muy pareja, los
partidos van a las elecciones sin garantía de
triunfo. Nixon, de alguna forma, supone la
continuación del legado de Dwight
Eisenhower, con sus aciertos y sus
fragilidades; Kennedy, en cambio, se muestra
en escena como el vocero de la innovación,
como el representante del discurso inteligente
y la confianza, aquel que no solo alude a los
EE.UU. como una potencia triunfante, sino
que a su vez cree y se compromete con la
tarea de hacer del mundo un lugar mejor. Con
imágenes y discursos los medios de
comunicación, particularmente LIFE en
Español, construyeron una écfrasis sobre
esperanza y renovación. De a pocos se iba
gestando un cambio en la forma de hacer
política. Frases cortas y contundentes,
retórica convincente, emotiva y soportada en
la técnica, especialmente la visual, que
moviliza a las masas y concita su entusiasmo,
que literalmente oferta a los sonrientes
candidatos cual si fueran otras más de las
marcas que saturan el mercado (figura 93):
Kennedy y Nixon se convirtieron así en los
modelos de una época que migraba de lo
discursivo a lo ecfrástico, en la cual el
escenario político, dinamizado por los
avances técnicos de la reproductibilidad,
lograba ahora más que nunca convertirse en
circunstancia cotidiana para millones de
votantes.
Figura 93. Gran entusiasmo ante la campaña electoral (LIFE, 1960-10-17, págs. 12-13).
Cada candidato buscó convencer,
ambos apelaron a expresiones muy
específicas y diferenciadas del objetivo
nacional de los EE.UU. Entre tanto, los
gobernados, expectantes por lo que pudiera
pasar con su futuro, atendieron a los
283 Los trazos del poder en la posguerra discursos, ojearon en los periódicos y revistas
las propuestas, e hicieron largas filas para
inscribirse como votantes (figura 94), para
renovar por cuatro años más sus esperanzas,
o al menos para ser cubiertos con los
beneficios que depara el ejercicio del deber
ciudadano. En la tras-escena la maquinaria
política ya no solo estaba aceitada, sino que
ahora contaba con el apoyo de los medios
audiovisuales y de las impresiones a gran
color. La lucha política se hizo estética, En
este terreno los políticos profesionales
(Weber, 2004), lejos de ser los diletantes que
prometen sin más, miden cada palabra, se
cercioran apelando a cifras precisas, se cuidan
de que sus cuerpos estén en consonancia con
la idea que pretenden difundir. Tal encuentro
entre movidas burocráticas, ingenio, estética
y emotividad perfiló la contienda, al tiempo
que sentó las bases para la trayectoria de los
nuevos políticos profesionales. Al final
Kennedy saldría victorioso, los resultados de
las elecciones confirmaron el cambio estético
que estaba teniendo lugar en los EE.UU. Este
no solamente fue un triunfo del Partido
Demócrata, sino de una renovada modernidad
que por fin empezaba a romper las cadenas
que la ataban al período entre guerras.
Figura 94. Una fila de puertorriqueños llena los formularios de la Junta Electoral de Nueva York. Unos tendrás que pasar el examen de alfabetismo; otros ya lo pasaron y pueden registrarse para votar. A. R. Colón, de 29 años, capataz de una fábrica, lo ayuda su hijo, de 7 años, alumno de una escuela norteamericana (LIFE, 1960-10-17, pág. 21).
Nueva mano, nuevo verbo, nuevo estro
En febrero de 1961, LIFE en Español
registró con profusión la toma de posesión del
presidente número 35 de los EE.UU.: John
Fitzgerald Kennedy. Una fotografía de doble
página abre el artículo, en ella se ve al joven
presidente, de semblante sonriente y
esperanzado, señalando al horizonte,
probablemente al futuro, así como a la bella
Jacqueline, su esposa, que lo observa con
284 Revista LIFE en Español, 1955-1965
cierto embeleso (figura 95). Cientos de
personas lo observan directamente, dos
hileras de uniformados exornan a la multitud
y crean una pasarela en el medio; al igual que
ellos, miles en el resto del mundo presencian
el evento. El argumento de Kennedy recibe
toda la atención, no se trata de las palabras de
un individuo solitario, sino de la proclama al
unísono de toda una generación que anhela un
cambio. El nuevo presidente, asumiendo el
control de la primera potencia mundial, mira
al futuro con convicción y esperanza. “Nueva
mano, nuevo verbo, nuevo estro”, titula LIFE
en Español a la escena, su cubrimiento
sugiere una transformación en la dirección
política del país. La paz ecuménica se
posiciona como el imperativo político, el
mundo, según se hace ver, clama nuevamente
la intervención norteamericana, y Kennedy,
el soñador, el hombre de las metáforas, el
visionario, ha sido el llamado para llevar a
cabo dicho propósito.
El nuevo mandatario, de 43 años, en un vibrante discurso inaugural delineó
la nación del futuro: una fuerza benévola pero indómita para el bien y la justicia en el mundo, consciente de sus nuevas obligaciones, pero fiel a su pasado revolucionario. La nueva era fue recibida con celebraciones caracterizadas, más que por la pompa, por el fervor de Kennedy (LIFE, 1961-02-20, pág. 11).
Las imágenes incluidas en el artículo
muestran el especial interés con que la
audiencia recibió el discurso del novel
presidente. Personas atentas a pesar del frío,
en su mayoría elegantemente ataviados con
sus mejores galas, con sombreros de copa y
considerablemente abrigados, escuchan
absortos. La multitud sigue cada gesto, cada
palabra, cada metáfora. Ese día no están
asistiendo a un evento más. Para ellos, como
para los que, sin estar presentes, ven también
renacer su esperanza, se trata del reencuentro
de los EE.UU. con su objetivo nacional, y en
últimas de un augurio de prosperidad
generalizada.
285 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 95. Nueva mano, nuevo verbo, nuevo estro (LIFE, 1961-02-20, págs. 10-11).
287 Los trazos del poder en la posguerra
Dos personajes llaman la atención de
LIFE en Español: un poeta y un prelado
(figura 96). El sol impedía que el poeta viera
su escrito, mientras que el sacerdote dirigía
sus palabras en medio del humo. Estas
circunstancias nimias a las que alude la
revista no le quitan trascendencia al
momento, y en cambio parece como si le
brindaran un aire acogedor.
Figura 96. Izquierda: En un emocionante episodio de la transmisión del poder, Robert Frost, de 86 años, el poeta patriarcal nativo de Nueva Inglaterra, despierta la simpatía general del distinguido auditorio. Derecha: El atril humeante lanza volutas hacia el cardenal Richard Cushing, amigo íntimo de la familia Kennedy (LIFE, 1961-02-20, pág. 14 y 15).
El poeta, Robert Frost, exaltó el
horizonte estético que se espera transformar
con la nueva generación. Ejecuta su
composición de memoria, es una alegoría al
programa de Kennedy. “No puedo ver en esta
luz”, dice, es como si su frase banal estuviera
describiendo un nuevo resplandor, distinto,
intenso, que mana de la generación que toma
el poder ese día. La revista transcribe un
fragmento del poema: “la agitación que reina
en torno de nosotros es algo que no podemos
menos de amar”. Esta composición laudatoria
es de alguna manera una bienvenida a la
revolución pacífica, temática que el discurso
del presidente reiterara continuamente. El
prelado, Richard Cushing, hizo un cierre
simbólico al invocar a Dios. Así, la ceremonia
tuvo su punto culmen con la anexión del arte
al ejercicio cotidiano del poder, como
aglutinante del devenir con la tradición, y
como revitalizador estímulo simbólico de la
alianza laica entre la institución religiosa y el
Estado norteamericano.
Por su parte, la nueva primera dama,
Jacqueline Kennedy, es retratada
reiteradamente, parece más una modelo, una
actriz que cumple con las exigencias del
libreto. Su éxito será el instaurar un nuevo
estilo; vestida elegantemente atrae las lentes
de las cámaras de todos los fotógrafos y las
288 Revista LIFE en Español, 1955-1965
miradas de los asistentes al evento, todos a la
expectativa de cada sonrisa suya, pendientes
por su glamour (figura 97). LIFE en Español
lo registra todo, con su écfrasis reiterada no
solo recrea los acontecimientos, sino que crea
significaciones, nuevas imágenes. De esta
manera, aparece la política como articulación
de ser y deber ser, como movimiento
dialéctico entre lo viejo y lo nuevo, la guerra
y la paz, los amigos y los enemigos, los ricos
y los pobres, el pasado y el futuro; pero sobre
todo entre realidad y utopía.
Figura 97. Una nota elegante ofrece Jackie, la primera dama, con su vestido blanco, bordado de plata. Aquí charla con su marido y con el vicepresidente Johnson. Poco después de medianoche se fue a casa (LIFE, 1961-02-20, pág. 19).
Este discurso, hecho plástico por la
revista, tiene una fuerza que insinúa
convicción religiosa, pero que sigue un ritmo
secular. Temas simbólicos como la libertad,
la revolución, el cambio y la nueva frontera
emergen allí, su retórica comporta metáforas
que aluden a iluminación y transformación.
La misma LIFE en Español reconoce que no
es común en la política encontrar este tipo de
giros, pletóricos de erudición e ímpetu.
A las hermanas repúblicas situadas al sur de nuestras fronteras les hacemos una promesa especial: trocar, mediante una nueva alianza en pro del progreso, nuestros buenos deseos en buenas obras; ayudar a los hombres y gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la miseria. Mas esta pacífica revolución de anhelos no debe convertirse en presa de potencias hostiles. Sepan todos nuestros vecinos que nos uniremos a ellos para combatir la agresión o la subversión en cualquier lugar de las Américas. Y que sepan todas las demás potencias que este hemisferio se propone seguir siendo el amo en su propia casa (Kennedy, 1961-02-20, pp. 16-17).
En el discurso del presidente también
hay lugar para la pedagogía y el uso de
analogías. Kennedy compara las enseñanzas
del profeta Isaías sobre opresores y oprimidos
289 Los trazos del poder en la posguerra con la situación de los países del sur.
Recuerda la actitud displicente de los EE.UU.
hacia ellos en el pasado, y se compromete a
aliviar sus problemas. Por su parte, a los
enemigos los trata de nueva manera,
convocándolos al trabajo común para la
preservación del planeta y la construcción
colectiva de un mundo más grato y humano.
La tras-escena ofrece para el análisis un
nuevo horizonte para el ejercicio de la
Libertad, en el cual se rescatan valores como
el trabajo individual, la reconstrucción de la
ética pública y la recuperación de la
solidaridad. Ya no se trata de empuñar las
armas (aunque estas eventualmente se
necesiten), la guerra debe ceder su lugar a la
lucha ideológica contra las representaciones
de la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la
misma guerra; la meta fijada es el mundo de
legalidad, que promete seguridad a los
débiles, entre ellos las naciones
latinoamericanas. Como écfrasis inversa, del
discurso emerge la representación de un
continente unido y fuerte, con un mercado
común y tareas culturales conjuntas. También
allí aparece la Guerra Fría, con el apremio
explícito para emprender acciones
improrrogables.
Kennedy lleva al poder a ‘los mejores’
En un extenso artículo, Robert
Coughlan, articulista de LIFE en Español,
presenta el gabinete de John F. Kennedy.
Señala que el presidente ha buscado crear un
equipo de trabajo brillante, activo y tenaz. La
tarea, según resalta, consiste en guiar al país
hacia la construcción de una Nueva frontera,
que depare la superación de la ignorancia, el
establecimiento de relaciones con los que
antes eran invisibilizados y la alianza con el
enemigo a fin de resolver los males
colectivos. Kennedy busca a los mejores
hombres para cada una de las carteras,
siguiendo así lo hecho por algunos de los
mejores presidentes. Lincoln, por ejemplo,
había planteado que necesitaba hombres más
inteligentes que el más, dispuestos, con más
capacidades.
290 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 98. El nuevo gabinete se reúne con el presidente en la Casa Blanca. En círculo, de izquierda a derecha: Bell, director de Presupuesto (de espaldas); Day, director general de Correos; el vicepresidente Johnson; McNamara, secretario de Defensa; Freeman, secretario de Agricultura; Goldberg, secretario del Trabajo (casi oculto); Hodges, secretario del Comercio; Robert Kennedy, fiscal general; Rusk, secretario de Estado; el presidente; Dillon, secretario del Tesoro; y Udall, secretario del Interior. Faltaron a la reunión Ribicoff, secretario de Salud, Educación y Previsión Social, y Stevenson, embajador en la en la ONU (Coughlan, 1961-04-17, pág. 58).
El gabinete presidencial se conforma
por hombres muy jóvenes, apenas 2 de ellos
mayores de 50 años (figura 98). Allí está
también el hermano del presidente como
fiscal general: Robert Kennedy, que cuenta
tan solo con 35 años de edad. LIFE en
Español los retrata, muestra sus
impresionantes hojas de vida y destaca sus
condiciones para cumplir una tarea exigente.
Cuentan con tenacidad, han probado su
diligencia y brillantez. La revista, a la par de
esta descripción, se permite augurar éxito
para la gestión de Kennedy.
Kennedy quizás tenga más éxito que Roosevelt en la lucha contra la monumental inercia de la burocracia.
No sólo es hombre dinámico y capaz, sino que además cuenta con todo un personal de gente pujante y eficaz, que ya ha hecho tantos prodigios por su jefe y héroe que uno titubea antes de decir que hay cosas que no podrán realizar. La mayoría de ellos ya trabajaba en su despacho senatorial cuando Kennedy inició hace 15 meses la asombrosa ascensión que lo llevó a la presidencia. Lucharon por él durante las elecciones primarias estatales bajo el mando de Robert Kennedy, y siguieron combatiendo durante la campaña electoral. Ahora se han trasladado en masa a la Casa Blanca, junto con algunos refuerzos reclutados por el camino. Como ayudantes del presidente, sin duda se los debe incluir en el grupo de hombres que lo ayudan a ejercer en la práctica el “control” del gobierno. Coordinan su actuación de maravilla, y por lo tanto, como parte del equipo, cada cual contempla y exalta la labor de los demás (Coughlan, 1961-04-17, pág. 63).
Todos ellos, hombres inteligentes,
pujantes y eficaces, son ejecutivos que han
probado su acierto en la dirección de los
asuntos privados, pero que además han
confirmado su dedicación. “Para merecer ese
orgullo y esa honra “los mejores hombres”
tendrán que dar o mejor de sí” (Coughlan,
1961-04-17, pág. 65), es lo que indica el
articulista. Se diseña allí un nuevo estilo de
funcionario público: formado en la
291 Los trazos del poder en la posguerra universidad, con experiencia en el sector
privado, con espíritu de liderazgo en su
campo de especialización. La semblanza de
cada integrante del gabinete es una
confirmación del lema: “los mejores deben
llegar a la cima”.
Este estilo de gobierno tiene su
soporte en la juventud, algo que constituye
uno de los principales ingredientes de la
nueva estética política diseminada desde los
EE.UU. hacia el resto del mundo, y que
destaca en LIFE en Español como correlato
de la fuerza estético histórica. En la tras-
escena, este es el signo de distinción de los
nuevos gobernantes: 1) universitarios; 2)
urbanos; 3) cinéticos; 4) dinámicos; 5)
modernos. En estos primeros días del
gobierno de Kennedy todo es entusiasmo,
revive una confianza después de la Segunda
Guerra Mundial. Pareciera que la amenaza
nuclear quedara suspendida por el discurso y
la motivación colectiva. Las
responsabilidades asignadas al equipo, el
trabajo propuesto para un nuevo tipo de
relaciones con América Latina y la
posibilidad de navegar el espacio sideral son
el culmen de una carrera que puso a los
EE.UU. en la cima de la política
internacional.
Kennedy: presidente trotamundos
El joven presidente Kennedy y su
atractiva esposa, en seguimiento de programa
de consolidación de alianzas globales, se
deciden a viajar por el mundo; los vecinos
Canadá y México son sus primeros destinos,
América Latina, Europa y Asia están en turno
de espera en el listado de su bitácora
internacional. Con ellos se dibuja un nuevo
estilo del poder: el de este hombre de aspecto
innovador, que lleva su mensaje sobre una
política moderna a todas partes; el de aquella
mujer sofisticada, que ameniza cada ocasión
con su presencia, que luce los mejores
atuendos y que invita a las demás, de su país
y del resto del mundo, a ser de igual modo
glamurosas, elegantes y distinguidas.
292 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 99. Arriba: Solemnes, el presidente Kennedy y su esposa aparecen aquí con el presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, en el aeropuerto de Bogotá. Medio millón de colombianos fue a recibirlos. Abajo: Alborozadas, las multitudes caraqueñas lanzan entusiastas gritos de bienvenida al paso de la caravana de Kennedy por la capital venezolana (LIFE, 1962-02-05, pp. 18-19).
34 Caroline Kennedy, hija de la joven pareja presidencial, indica lo siguiente: “Además de su pasión por la historia, mis padres compartían la convicción de que la civilización norteamericana había alcanzado la mayoría de edad. Hoy esto parece una propuesta nada notable, pero en aquel momento Estados Unidos empezaba a emerger como poder global y aún se tenía como referente de dirección y liderazgo a Europa. Mis padres creían que Estados Unidos debía liderar con sus ideales, no solo con el poder político y militar, y querían compartir con el mundo nuestros logros culturales y artísticos. Mi madre tuvo un papel decisivo en el desarrollo de lo que ahora se llama «diplomacia suave». Viajó con mi padre y sola, a menudo hablando los idiomas de los países que visitaba. Causaba sensación a nivel internacional” (Kennedy, 2011, pág. 21).
Cada visita de ellos constituye un
acontecimiento, en países como Colombia y
Venezuela el pueblo se desborda por
saludarlos (figura 99). La écfrasis
comunicativa funge como la herramienta
idónea para seguir a este matrimonio de
trotamundos que discute los problemas
políticos del mundo en Viena, en París o en
Bogotá, mientras se deleita con los
refinamientos de una diplomacia que disuade
y seduce. LIFE en Español sigue su
variopinto periplo, cubriendo las reuniones
que sostienen con de Charles de Gaulle en
París y con Nikita Khrushchev en Viena. Con
ellos la elegante diplomacia ahora impera a
sus anchas, el antes y el después de los
EE.UU. queda definido con los buenos
oficios de esta joven, sofisticada y mediática
pareja34.
293 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 100. Arriba: Cuando Kennedy se encontró con Khrushchev en Viena, se despidieron sin lograr resolver los problemas, a pesar de sus largas conversaciones. Abajo: En Versalles, con deslumbrante atavío, Jackie y el Presidente aparecen con de Gaulle y su esposa durante una función de ballet en el teatro Luis XV (LIFE, 1962-07-09, pp. 24-25).
Los fotógrafos de LIFE en Español
dejan ver que Jacqueline Kennedy se llevó la
palma (figura 100), encantando “al austero y
galante de Gaulle y al tosco y campechano
Khrushchev con su gracia y belleza” (LIFE,
1961-07-10, pág. 31). Su estilo inaugura una
nueva forma de realeza, de corte secular, que
con decoro y pleno cuidado de las reglas de
protocolo aboga por la defensa de la libertad
y de Occidente. Mientras adelanta la
discusión sobre temas estratégicos como el
armamento nuclear y la situación cubana,
asiste a banquetes, bailes y sitios exclusivos.
La revista consigna todo esto, al tiempo que
deja plasmado el entusiasmo suscitado por la
presencia de los Kennedy.
No basta con diseñar la política desde
el salón oval. Ahora, en vivo y en directo, la
pareja difunde por doquier su mensaje, siendo
la gracia y la condición políglota de la
primera dama argumentos por sí mismos
convincentes. Es tan así que, por ejemplo, en
Berlín el presidente se presenta como el
294 Revista LIFE en Español, 1955-1965
“acompañante” de la señora Kennedy. El
arma de la sofisticación marca diferencia, y
los trajes costosos de los modistos exclusivos
y los accesorios adecuados para cada ocasión
fundan un estilo que construye una imagen
benevolente y amiga de la nación
norteamericana. Es este el uso de armas con
cariz estético, son los hombres y mujeres de
la Nueva Frontera mortales comunes y
corrientes, pero que cuentan con un halo de
poder que los hace prácticamente
incuestionables. La forma y el color son sus
mejores aliados, han alcanzado la cima para
ser vistos y convencer. Esta nueva era es
condensada en una página doble en la que
aparecen los Kennedy desfilando con la
guardia inglesa, reuniéndose con Nikita
Khrushchev, inaugurando el baile con la
Reina Isabel, recibiendo honores en el
aeropuerto El Dorado de Bogotá, visitando al
papá Juan XXIII, caminando por las calles de
Caracas del brazo del presidente Rómulo
Betancourt, en Pakistán siendo conducidos en
un antiguo coche, y en la ópera rodeados de
la élite del mundo. El presidente trotamundos
hizo de la política una expresión mediática
por excelencia; fue el signo de un gobierno
cinético extendido y ejecutado a lo largo de
los periplos emprendidos hacia todo el
planeta.
Desde que Franklin D. Roosevelt iniciara su política del “Buen Vecino”, hace tres décadas, ningún otro presidente de los EE.UU. ha demostrado un interés tan directo por las relaciones del país y la América Latina, como John F. Kennedy. En enero de 1961, apenas dos semanas después de la asunción del mando, Mr. Kennedy aceptó la invitación de LIFE en Español para dar a conocer su política latinoamericana a los lectores de la revista. En esa declaración dio por primera vez amplia difusión la frase “Alianza para el Progreso”. Pocas semanas después, en marzo, durante una recepción ofrecida en la Casa Blanca al cuerpo diplomático latinoamericano, expuso su programa relativo a la Alianza con detalles explícitos. En diciembre pasado, acompañado de su esposa, hizo su primer viaje a la América del Sur para asistir a la inauguración de proyectos comprendidos en el programa de la Alianza, en Venezuela y Colombia. Así, desde el comienzo mismo de su gestión presidencial, hace 18 meses, Kennedy ha demostrado vivo interés en hacer cuanto pueda para mejorar las antiguas relaciones, en ocasiones difíciles, entre las Américas (LIFE, 1962-07-09, p. 24).
295 Los trazos del poder en la posguerra
Los presidentes norteamericanos
viajaban a las conferencias internacionales
para definir las condiciones de la guerra o
como repartir el mundo; ahora, y conforme se
vislumbra en la tras-escena, sus visitas
diplomáticas, tan trascendentes como las de
antaño, enarbolan la sofisticación y la sutileza
como valiosos instrumentos de negociación.
De esta égida estética Los Kennedy fueron
embajadores, oficiaron como demiurgos de
esa transformación arrastrada en el curso de
la fuerza estético histórica que, materializada
en los diarios y revistas de la época, convirtió
en afirmación de verdad el matrimonio entre
lo geopolítico y el glamour popularizado.
La primera dama rinde culto a la historia
en la Casa Blanca
En una imagen de página entera la
revista LIFE en Español presenta a una mujer
joven, de rostro sereno (figura 101). En su
boca se dibuja una breve sonrisa, denota
confianza. Sus grandes ojos miran al
espectador con insistencia, pero sin malicia;
es una mirada neutra, la de una mujer de clase
alta acostumbrada a la distinción y el
prestigio. Es la primera dama de los EE.UU.:
Jacqueline Bouvier Kennedy, la aristócrata
educada en Francia y devenida en símbolo de
clase para el mundo entero.
Figura 101. Jacqueline Kennedy (LIFE, 1961-01-23, pág. 44).
Esta fotografía sentó las bases del
ícono, dotándolo de encanto y sofisticación, y
haciéndolo digno de imitación para cada
mujer. Sus vestidos de un solo tono y paños
ligeros, sus collares de perlas, su cabello corto
296 Revista LIFE en Español, 1955-1965
y su cintura esbelta son definidos por la
revista como rasgos auténticos de su carácter,
al tiempo que destacan sus dotes a la hora de
emprender en la Casa Blanca una
remodelación que ha conducido a “devolver a
la antigua mansión su aspecto y ambiente
auténticos” y que “ha sacado a la luz los
olvidados tesoros descartados por sus
antecesores”.
LIFE en Español recorre a nombre del
mundo la Casa Blanca, revela el misterio de
sus amplios corredores, de sus alfombras
mullidas, de sus lámparas colgantes, de sus
pinturas de exquisitez premeditada, los
dinteles altos y flanqueados por detalles de
inspiración clásica. No es una anciana quien
guía a lo largo de tal recorrido; es una joven
que alcanza apenas los treinta años. Se mueve
allí con la solvencia que le infunden sus
estudios en arte y restauración, y con ello
rinde culto a la historia de la Casa Blanca.
Como comenta LIFE en Español, “El
Presidente le ha dado su estímulo, y por creer
que el proyecto concierne no sólo a su
familia, Mrs. Kennedy desea que todos se
enteren de lo que está haciendo y por qué lo
hace” (LIFE, 1961-10-16, pág. 62).
Figura 102. Empequeñecida por su gran danés, Jackie, de 7 años de edad, actúa con envidiable aplomo en un concurso canino celebrado en Nueva York (LIFE, 1963-05-27, pág. 43).
Pero no es solo la historia de la sede
de gobierno, sino a su vez la de su agraciada
protectora. Su infancia afortunada en las
estancias familiares (figura 102), su perro
297 Los trazos del poder en la posguerra gran danés, casi tan alto como ella, su
adolescencia sana y despreocupada que ya
insinuaba su hermosura en la adultez. El
mundo entero la mira, y ella, en cuanto
tributaria de esa admiración colectiva, a su
vez esculpe a ese mundo, que para ella, según
LIFE en Español, siempre ha sido “plácido y
risueño”. De niña con abrigo y sombrero, de
esposa con mantilla de encaje; vestido sin
mangas, zapatos blancos de tacón puntilla y
guantes que cubren la mayor parte del
antebrazo; sillones de estilo señorial que
perpetúan un legado. Es el buen gusto, que
ahora no proviene de Francia, sino del nuevo
canon de belleza: el norteamericano,
instaurado como legítimo y perenne.
El espíritu de la joven primera dama
se transforma así en figura simbólica. Pero no
es su cuerpo esbelto lo que debe exaltarse en
sí mismo, sino el ideal materializado en él.
Una ética del trabajo que se transforma en
puerta de entrada al disfrute terrenal de la
gracia, he allí una impronta que parece
deslizarse como mensaje para las
consumidoras del mundo. Jacqueline
Kennedy es a un tiempo ama de casa y mujer
pública, el ser la primera dama de la primera
potencia le brinda la capacidad para participar
activamente en la tarea de definición de los
contornos del buen gusto. Redecora la Casa
Blanca, establece qué es significativo y cómo
lo es, mueve con sus manos cada mueble y
cada lámpara hacia posiciones que intuye
apropiadas, sigue con cuidado el camino de la
autenticidad, y de paso perfila la estética de
una nación tejida con los jirones de una
pléyade de culturas.
Señala Georges Didi-Huberman
(1997) que el observador, sin saberlo,
también es mirado desde la aparente distancia
y neutralidad de la imagen. Jacqueline
Kennedy no es la estampa estática, como sí
esa fuerza plástica que, apoyada en la
significación de un mundo de distinción y
clase, devuelve la mirada y transforma al ya
no tan impertérrito observador. No atañe
298 Revista LIFE en Español, 1955-1965
únicamente al consumidor norteamericano,
sino a su vez al resto del planeta. Las
elaboraciones de Oleg Cassidi, diseñador
principal al servicio de Jacqueline Kennedy,
se reprodujeron. Las mujeres se cortaron los
cabellos y los embardunaron con viscosas
sustancias para ser como ella, su imagen fue
el símbolo a imitar en cada portada de revista
sobre belleza y estilo. Ella fue la
representación viviente de un cambio de
forma para las mujeres, su imagen dio curso a
la fuerza estético histórica.
La restauración de la Casa Blanca
permitió colocar en cada uno de sus espacios
obras donadas que la convirtieron en un gran
museo (figura 103). Pareciera que la icónica
Jacqueline Kennedy se hubiera preparado
para ello con sus clases en la Sorbona, con sus
35 Al respecto, Caroline Kennedy comenta sobre su madre: “También comprendió que la Casa Blanca en sí misma era un símbolo poderoso de nuestra democracia y quería asegurarse de que esta proyectara lo mejor de Norteamérica a los estudiantes y a las familias que la visitaban, así como a los jefes de Estado extranjeros que se recibían allí. Trabajó duro no para «redecorar» —palabra que odiaba— sino para restaurar la Casa Blanca de forma que el legado de John Adams, Thomas Jefferson, James Madison y Abraham Lincoln fuera visible. Transformó la biblioteca de la Casa Blanca para exhibir obras clásicas de la historia y la literatura norteamericanas. Creó un comité de bellas artes y una asociación de historia de la Casa Blanca para recopilar una colección permanente de pintores y artes decorativas norteamericanos que se convertiría en una de las más bellas del país. Convirtió la Casa Blanca en el mayor escenario del mundo e invitó a los artistas más importantes a actuar allí. Recibía con los brazos abiertos a jóvenes músicos, cantantes emergentes de ópera afroamericanos, músicos de jazz y bailarines modernos, todo para despertar y difundir la apreciación por las artes y la cultura norteamericanas” (Kennedy, 2011, pág. 21).
lecturas sobre Versalles a la luz de la mirada
del duque de Saint Simon, como fotógrafa del
Washington Times Herald35.
Figura 103. En el Salón Azul, Mrs. Kennedy ayuda a colocar en su sitio un candelabro perteneciente a la era de Monroe, formado por una cariátide dorada (LIFE, 1961-10-16, pág. 65).
299 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 104. Jacqueline piensa cómo usar su hallazgo, con la tapa de una sopera que fue de Andrew Jackson en la mano. En el suelo, otras tapas y un balde de plata (LIFE, 1961-10-16, pág. 69).
El símbolo político de la Casa Blanca
es el tesoro artístico que en ella se guarda.
Pero además la Casa Blanca se convirtió en
centro de encuentro de artistas notables.
Pablo Casals dio allí un famoso concierto, los
intelectuales asistieron con sus galas y sus
esposas a recibir el homenaje del presidente y
su esposa. Jacqueline Kennedy fue la
impulsora del Comité de Bellas Artes y de la
Asociación de Historia. Merced a sus oficios
la Mona Lisa de Leonardo da Vinci visitó los
EE.UU. Gracias a su cultivada intuición llegó
a concebir la Casa Blanca como un espacio
significativo para rendir tributo a la historia
de dicho país (figura 104).
En la tras-escena, LIFE en Español
deja ver cómo esta “esteta francófila” —como
la define Michael Bechloss— tuvo un
importante papel en el diseño de esta nueva
forma de hacer política, con sedas, encajes,
guantes, música clásica y letras francesas.
Antes de Jacqueline Kennedy ninguna
primera dama de los EE.UU. se había
caracterizado por haber cursado estudios
universitarios (se graduó de la George
Washington University y realizó estudios en
Francia); se encargó de convertir esa
formación en herramienta de conformación
de un particular estilo para la Casa Blanca, y
a su vez le brindó a la gestión de su esposo un
300 Revista LIFE en Español, 1955-1965
especial atractivo político. Además de sus
trajes perfectos, sus sombreros y su colección
de guantes, también imprimió un aire
cotidiano y ameno a la vida de la mansión
presidencial.
El asesinato del presidente Kennedy
Figura 105. Tras rosas y sonrisas una tragedia mundial (LIFE, 1963-12-23, pág. 9).
El 22 de noviembre de 1963 fue
asesinado John F. Kennedy. El presidente
había llegado a Dallas la mañana de ese día,
acompañado de su esposa, para proseguir su
campaña de reelección. Las imágenes que
aparecen en LIFE en Español un mes después
revelan la secuencia de su recorrido fatal a
bordo del Cadillac Lincoln, secuencia que
posteriormente sería analizada en la comisión
Warren. El suceso conmovió a millones de
personas, en América Latina, el deceso de
Kennedy fue llorado con amargura. Este era
el acontecimiento más dramático que podía
ocurrir a los ciudadanos de los Estados
Unidos, y también a buena parte del mundo,
que había creído en el cambio esperanzador
propiciado con el mensaje sobre la Nueva
Frontera. Se observa en las páginas de la
revista la imagen del vehículo presidencial
abandonado, con algunas flores
desperdigadas en su interior que, siendo
momentos antes portadas por Jacqueline
Kennedy, ahora resultaban ser el reflejo
incierto del impasse (figura 105).
¿Qué había pasado hasta ese
momento? Bastante reciente estaba en el
recuerdo de los norteamericanos el
descalabro de Bahía Cochinos y, más aún, la
asunción por parte de Kennedy de toda la
responsabilidad respecto de ello. El hallazgo,
meses atrás, de misiles soviéticos en Cuba era
otro de los eventos que enrarecía el ambiente
en una época de por sí crítica para los
301 Los trazos del poder en la posguerra EE.UU., algo que no cambió demasiado
después de que la URSS retirara de la isla
caribeña dichos dispositivos tácticos. Las
cosas no marchaban del todo bien para el
presidente, ese que no hace mucho llenara de
esperanza a millones de sus compatriotas, y
que ahora caía a tiros al lado de su esposa, en
medio de un acontecimiento que reserva a día
de hoy más dudas que certezas.
Figura 106. Jacqueline Kennedy aún compartiría una hora de vida rebosante de entusiasmo con el hombre que aparece a su lado (LIFE, 1963-12-23, pág. 8).
Llama la atención la actitud del
equipo editorial de LIFE en Español. ¿Cómo
explicar que en la versión de una revista que
ha dedicado tantas palabras para el
presidente, de alabaza primero y de crítica
después, se describan los hechos del asesinato
de Kennedy con tan corta extensión? Ante un
hecho tan dramático LIFE en Español
recurrió a imágenes y a descripciones cortas,
todo fundido en una síntesis de rosas y
sonrisas (figura 105).
Vibrante, seguro, con la risa brotándole por los ojos, John F. Kennedy mostró a su esposa a la multitud congregada en el aeropuerto Love Field de Dallas y saludó a la jubilosa muchedumbre con la mano y el corazón. Para él, esto era un acto de diversión y de política; y para su tímida esposa, aun herida por la reciente muerte de un hijito, otra oportunidad de demostrar un espíritu de ternura y valentía, virtudes que tendrían que sostenerla de nuevo. Luego se formó una caravana —en la cual iban las damas cargadas de rosas— mientras oculto en una ventana de Dallas un asesino esperaba la llegada del desfile. De pronto, a las 12:30 p.m., se escucharon disparos. “Está herido” gritó una mujer. El auto presidencial se separó de la caravana. Cinco minutos después llegó al hospital. A las 12:45 p.m., un padre entró en la sala de emergencia a dar la extremaunción a Kennedy. Al salir
302 Revista LIFE en Español, 1955-1965
dijo: “Está muerto.” Las rosas, olvidadas, como las que se ven abajo en el auto del vicepresidente Johnson, se marchitaron mucho tiempo antes de que la conmovida nación norteamericana advirtiera cuán profunda era su propia pena (LIFE, 1963-12-23, pág. 9).
Figura 107. Muerte. En la cárcel de Dallas, Jack Rubí (derecha) mata al supuesto asesino Lee Harvey Oswald (LIFE, 1963-12-23, pág. 15).
LIFE en Español presenta lo sucedido
sin hacer análisis. Se conforma con indicar
cómo fueron asesinados otros presidentes de
36 En su texto Teoría de la imagen, Mitchell (Mitchell, 2009) hace mención a la película JFK, de Oliver Stone, y alude concretamente a las otras versiones que se manejan en torno a la muerte de John F. Kennedy. Resulta cuando menos llamativa la indicación acerca de la posible implicación de la Central Intelligence Agency en la perpetración de este magnicidio. Asimismo, comenta Juan Gabriel Vásquez (2015): “La noticia hablaba de una película que acababa de
los EE.UU.: Lincoln, Garfield y Mac Kinley.
Es como si los argumentos hubieran
desaparecido, como si se propendiera por
distraer a lectoras y lectores con otras
imágenes para ocultar la del asesinato. Se
comenta cómo fue velado el presidente,
mostrando el duelo en la Casa Blanca con una
pequeña fotografía del sepelio. Más adelante
se retrata a Lee Harvey Oswald en el instante
en que está por ser ultimado por Jack Ruby
(figura 106), y de quien la revista afirma que
en efecto fue el asesino de Kennedy. El
artículo pasa a mostrar seguidamente la nueva
política del presidente Lyndon B. Johnson.
LIFE en Español, que tanto ha hablado sobre
Kennedy en los años anteriores, guarda
silencio. No hay palabras, no hay explicación;
no hay más causa para este nefasto
acontecimiento que la sangre fría y las
maquinaciones comunistas de un
desequilibrado y solitario36.
303 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 108. Jacqueline Kennedy. Historia de una mujer valiente (LIFE, 1964-01-06, pág. portada).
Días después, en su número del 6 de
enero de 1964, LIFE en Español hizo un
cubrimiento especial con ocasión del sepelio
de John F. Kennedy (figura 108). En sus
ser exhibida en Chicago y que llegaba a una conclusión irrefutable: al presidente Kennedy lo habían asesinado los disparos de «4 o tal vez 5 personas». La película, informaba la noticia, era obra de Robert Groden, un «fotógrafo y experto óptico de Nueva York»; un activista político de nombre Dick Gregory declaraba que la película «cambiaría el destino y la suerte del mundo». Eran dos nombres nuevos para mí, pero el resto de la noticia permitía deducir que la película en cuestión era la de Abraham Zapruder: la famosa filmación en ocho milímetros hecha por un aficionado el día del asesinato, esos veintisiete segundos que siguen siendo el testimonio más directo que tendremos jamás sobre lo ocurrido y la fuente de todas las teorías conspirativas que han nacido desde entonces. La película de Zapruder es parte de la conciencia popular del siglo XX (sus fotogramas viven en nuestras retinas y los identificamos de inmediato), pero en la fecha de la noticia no lo era todavía: seguí siendo más o menos secreta, o era sólo conocida por unos pocos, y por eso ni siquiera acertaba el redactor a darle el nombre con que ahora la conocemos; tal como estaba redactada la noticia, era posible incluyo que el redactor le atribuyera la autoría de la película al señor Groden, cuando lo cierto era que Groden —fotógrafo, experto óptico—había sido tan sólo el responsable de ampliarla, examinarla y denunciar con palabras firmes lo que veía en ella: es decir, el responsable de llegar a las espeluznantes conclusiones que iban a cambiar el destino y la suerte del mundo” (pág. 94).
páginas dio cuenta del cortejo fúnebre,
mostró a sus hermanos escoltando a
Jacqueline Kennedy, cubierta con un velo
negro y transida por el dolor. Se ven visitantes
de todo el mundo, la carroza fúnebre, los
niños acompañando a su madre, la bandera
norteamericana doblada con cuidado.
Jacqueline Kennedy buscó emular el funeral
de Abraham Lincoln hasta en los más
mínimos aspectos; llevando de la mano a sus
hijos se acercó al féretro y se puso de rodillas.
Cuidó cada detalle para que el recuerdo fuera
imperecedero, para que el pueblo, ojeando
una y otra vez esta secuencia, viera que no
solo había muerto un hombre, sino un
referente de la institucionalidad
304 Revista LIFE en Español, 1955-1965
norteamericana. Ella, como gestora de toda
una tradición estética en torno al poder en los
EE.UU., hizo otro tanto con el ritual
mortuorio (figura 109).
Figura 109. Recuerdo patriótico. Jacqueline recibe, ya doblada, la bandera que cubrió el féretro hasta el final (Hamblin, 1964-01-06, pág. 9).
En ese punto, la articulista de LIFE en
Español cuenta que Jacqueline Kennedy
estuvo visitando la tumba de su esposo por
varios días, hasta que regresó a pasar el día de
acción de gracias en Hannys Port con la
familia de este último. De igual modo, refiere
lo siguiente sobre la viuda:
Tras presenciar aquel acto de primitiva violencia, los espectadores pudieron ver a Mrs. Kennedy, vestida de luto y con mantilla negra de encaje, saliendo de la Casa Blanca, y luego subiendo los 36 escalones de mármol del Capitolio. Sin ninguna mano amiga en el hombro, sin velo que le tapara el rostro, y con una manecita en cada uno de sus enguantadas manos, clavó los ojos serenos en el féretro que subía lentamente por delante de ella. Mrs. Kennedy y los niños tomaron su lugar en la vasta rotonda. Caroline permaneció solemne y tranquila. John-John, como su padre solía llamarlo, observó con curiosidad a los soldados, examinó la bóveda, y empezó a saludar a los dignatarios con tanta amabilidad y en voz tan alta que fue preciso conducirlo al despacho del presidente de la Cámara baja (Hamblin, 1964-01-06, pág. 6).
Más adelante, LIFE en Español,
recogiendo un artículo publicado en Time,
reproduce lo concerniente al sepelio de Lee
Harvey Oswald y describe sus recorridos,
probados por los testigos.
Aunque Oswald no llegó a comparecer ante los tribunales, y aunque negó toda culpabilidad, difícilmente podía caber duda de que era el autor del crimen. Los agentes de la F.B.I. verificaron las características del arma, su número de serie, su procedencia de una casa de ventas por
305 Los trazos del poder en la posguerra
correo de Chicago, e incluso hallaron la hoja del pedido. Era una carabina militar de fabricación italiana, marca Carcano, de 6,5 mm., y había sido enviada a nombre de “A. Hindell” a una casilla postal de Dallas. Ese nombre y el número de la casilla se descubrieron después entre los efectos personales de Oswald. El número de serie era el mismo que el de la carabina encontrada en el depósito de libros. Las pruebas balísticas demostraron que el arma de Oswald fue la que disparó los tiros fatales; se encontraron impresiones de las palmas de sus manos en el cartón de las cajas de libros colocadas junto a la ventana, en el papel empleado para envolver las “cortinillas” y en la misma carabina. Pero, ¿por qué lo hizo? Tal vez por pura sugestión. Toda su vida Lee Oswald fue un hombre fanatismos y frustraciones demoniacos. Su ídolo parece haber sido Fidel Castro. En discursos recientes, transmitidos por radio, éste calificó a Kennedy de demagogo, cretino, hijo de oligarcas (LIFE, 1964-01-06, pág. 19).
En abril de ese mismo año, Don
Jackson, articulista de LIFE en Español,
afirmó lo siguiente:
Por todo el mundo, la comprensible incredulidad de mucha gente que encuentra difícil considerar el crimen como acto espontáneo de una mente desequilibrada, ha originado hipótesis de los más descabelladas sobre supuestas conjuras internacionales e intrigas políticas. La circunstancia de que el asesino, Lee Harvey Oswald, fuera a su vez muerto por Jack Ruby no ha hecho sino agravar las dudas y
los rumores. Sin embargo, hay pruebas convincentes de que Oswald, y sólo Oswald, planeó y ejecutó el sacrificio de Kennedy, y parece igualmente obvio que la muerte de Oswald fue, a su vez, obra exclusiva de otro desequilibrado, Jack Ruby (Jackson, 1964-04-13, pág. 3).
Asimismo, la revista acude a las
palabras de la misma Jacqueline Kennedy,
quien a través de metáforas deja sentir al
público de LIFE en Español lo vívido de los
ideales de su esposo. ¿Quién mejor que ella
para reafirmar la esperanza?
“Por las noches, antes de dormir, a Jack le gustaba tocar algunos discos, y su canción favorita venía al final de cierto disco. La letra que le encantaba escuchar era ésta: No permitas que se olvide que una vez existió, durante un breve pero fulgurante instante, un lugar llamado Camelot.” Deseosa de dejar las cosas bien claras, prosiguió: “Habrá otros grandes presidentes —y los Johnson son gente maravillosa; ¡se han portado tan bien conmigo! — pero no habrá otro Camelot (White, 1964-01-06, pág. 11).
En la tras-escena, y con un extraño
sinsabor, se llora a Kennedy y se asume su
partida como si responsabilidad de la oscura
e ingobernable fatalidad se tratase. Leyendo
mientras reposa sobre una mecedora (figura
306 Revista LIFE en Español, 1955-1965
110), el héroe recibe todos los honores.
Jacqueline Kennedy (1964-07-06) es
escogida para continuar este homenaje a su
esposo, para mostrar “Cómo era realmente”.
Así, entre la presentación de algunos objetos
personales del presidente, los dientes de
ballena que coleccionaba, su gusto por las
aves marinas y el regalo que le hizo Nikita
Khrushchev para su colección de barcos,
queda la sensación de que lo estético fue
instrumentalizado para encubrir el horror y
las causas reales de la tragedia. Para el
recuerdo quedarán las condolencias
extendidas, entre ellas la que remitiera el
propio Henry Luce el 22 de noviembre:
“Estimada señora Kennedy: En esta hora tan amarga para los EE.UU. los hombres rompen el silencio sólo para expresar su consternación y dolor. La pérdida tan íntima de usted lo es también para la humanidad. Hacemos votos porque encuentre consuelo en la confianza y seguridad absoluta de que el espíritu de John F. Kennedy sirvió de inspiración a los hombres de buena voluntad de todas partes, y que sus aspiraciones perdurarán en los esfuerzos que ellos realicen. En nombre de todos mis colegas de transmito a usted y los suyos el testimonio de nuestra más profunda
condolencia” (LIFE, 1963-12-23, pág. 1).
Figura 110. John Fitzgerald Kennedy. 1917-1963 (LIFE, 1963-12-23, pág. 7).
4.3. La imagen de los EE.UU.
En enero de 1958, Robert Coughlan
reflexionó en LIFE en Español sobre la
manera son vistos los americanos en varios
países europeos. De ser estereotipados como
hombres ricos, que siempre están deprisa y
que se mueven por el mundo con solvencia,
ahora llaman la atención por su carácter
despreocupado, su inclinación por la
ostentación y su aparente falta de prudencia
(figura 111).
307 Los trazos del poder en la posguerra
Figu
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157)
.
309 Los trazos del poder en la posguerra
Por tal motivo, en la escena ecfrástica
Coughlan se da a la tarea de coordinar una
entrevista a intelectuales, distinguidos
funcionarios públicos, choferes de taxi y
hasta mandaderos, todos ellos nativos
residentes en el extranjero. Las respuestas no
fueron en su conjunto positivas, por ejemplo:
En Gran Bretaña un periodista encargado de recoger material para este artículo en forma anónima comunicó: "Una joven refinada que vino a tomar el té el otro día levantó un ejemplar de LIFE que estaba sobre la mesa y lo arrojó con un estremecimiento diciendo: "Norteamericanos ¡Uf! ¡Gente ordinaria!" (Coughlan, 1958-01-27, pág. 156)
Esta, por supuesto, no es la única
postura sobre los norteamericanos, aunque
pareciera que molesta a Coughlan, pues de
manera inmediata se pregunta si es que estos
no muestran sus cualidades cuando se
mueven por el extranjero. Es como si
transformaran su identidad cuando están
alejados de casa, sin cargar con sus habituales
37 Como diría el cantante Piero: “Cuando son mayorcitos, se visten de turistas / Y salen por el mundo, los americanos / En viaje organizado, con romance incluido / A la larga pagado, por americanos / Si hay algo que se admira, donde quiera que vayan / Es la gran elegancia, de los americanos / Con típicos atuendos, se mezclan con la gente / Y nadie se da cuenta, que son americanos”.
estilo y su modo de vivir37. ¿Qué sucede con
aquellos que van en visita protocolaria de
representación de los EE.UU. en los distintos
consulados?
El yanqui enviado a otro país en misión oficial parece llegar siempre con espíritu evangelizador. "Los norteamericanos, observa un economista italiano, vienen a los congresos internacionales cargados de documentos gráficos y están siempre enseñando algo a los europeos con aire en misioneros que propagan el evangelio de la civilización." Aunque admire el "estilo de vida norteamericano", el extranjero encuentra tal actitud un poco desconcertante. Un contratista francés dice lo siguiente: "Se creen Dios padre. Yo los esquivo. ¿Cómo se puede tener trato humano con un juez?" (Coughlan, 1958-01-27, pág. 156)
Los norteamericanos parecen tener
respuesta a los grandes problemas, pero no en
la forma de indicaciones filosóficas y
complejas disertaciones, sino más bien de
tipo práctico. Son optimistas, como si no
tuvieran problemas. El articulista deja ver que
los extranjeros se resienten con la altanería de
310 Revista LIFE en Español, 1955-1965
los norteamericanos, amén que parece
particularmente invulnerable. Los hay
también que miran con recelo las misiones
militares que desarrollan en distintas partes
del mundo, pues al llegar escogen un lugar
construyen casas, diseñan su propio teatro y
su supermercado, erigen enclaves a la manera
americana, se visten con estilo desaliñado
(figura 112), y no establecen relaciones
profundas con el resto de la población.
Figura 112. Un criticado aspecto de la conducta del norteamericano en el extranjero muestra esta caricatura del británico Ronald Searle, que presenta a los turistas en una ciudad italiana. Los habitantes observan desde la escalera la indumentaria de un grupo de visitantes que acaban de llegar en un auto gigantesco y toman por asalto una fuente, mientras soldados yaquis piropean a una muchacha (Coughlan, 1958-01-27, pág. 158).
38 Es frecuente observar que cada vez que LIFE en Español alude a los EE.UU., lo hace valiéndose de la caricatura. Es como si a través de este medio pudiera ocultar el drama que pugna por salir de sus páginas.
Son distantes, y no se muestran
preocupados por fraguar amistad, aunque
resulta más preocupante la gran cantidad de
dinero que gastan en un solo día. ¿Cómo
interpreta Coughlan estas apreciaciones? Allí
alude a que tal vez se trate de envidia, aunque
reconoce que ha habido desaciertos de los
norteamericanos. La imagen, con todo,
resulta bastante detalla, pareciera construir un
“tipo ideal” sobre la identidad del
norteamericano a través de la caricatura38.
Entre otras cosas el norteamericano es vocinglero. En los lugares públicos su charla y su risa estrepitosa llaman la atención. Bebe con exceso y cuando lo hace aumenta su impertinencia. Una muchacha turca señala varios puntos delicados: "El turco admira mucho y anhela para sí la libertad de que se goza en los EE.UU. pero odia la forma en que los norteamericanos actúan, como si este país fuera un dominio de los EE.UU. La mayoría de ellos se portan como simarik çoctik o niños mal criados. En los lugares públicos parecen estar en su casa y pretenden acapararlos.” Muchos aspectos de la campechanía norteamericana resultan desconcertantes y hasta ofensivos. Su sencillez se interpreta a menudo como lamentable ignorancia o deliberada descortesía. En cualquier forma, se lo
311 Los trazos del poder en la posguerra
considera sans gène, sin tacto. Su falta de protocolo y de respeto por la casta hace que se lo tenga por presuntuoso. Cree que tiene derecho a ser recibido por funcionarios públicos o privados cuando a él le place y es insensible a las minucias del comportamiento de la gente del país. Los niños tampoco escapan a la crítica. A menudo se los tilde de bulliciosos, descorteses e indisciplinados. En Viena, cuna del psicoanálisis, la vecina una familia norteamericana con un niño de 5 años dice: "Si fuera mi hijo le daría una paliza cada vez que se portara mal, pensase lo que pensara Freud" (Coughlan, 1958-01-27, pág. 157).
Sin embargo, hay cualidades que son
reconocidas también en el extranjero. Una,
por ejemplo, es su generosidad, que ha
permitido con el Plan Marshall la
reconstrucción europea; otra es su
desprendimiento y el trato directo. El
extranjero siente admiración por el
norteamericano, las mujeres se sienten
sorprendidas de su amabilidad, pues les abren
y cierran las puertas de los autos y se ponen
de pie cuando ellas ingresan al salón. Se
creería que son gente honorable, y en
particular sorprende su profunda religiosidad.
Exponiendo algunas tipologías, habla
Coughlan en la escena del diplomático de
carrera, abarcando desde los altos
funcionarios hasta los que cumplen labores
secundarias, que vive obsesionado por
analizar los hechos antes de tomar una
decisión; de los legisladores, que visitan las
cortes de algún país y que se constituyen en
personajes públicos a los que se escucha por
su experiencia exitosa; a los técnicos, de los
que el país tiene importantes representantes,
y que son generalmente enviados por
compañías norteamericanas (despertando a
veces cierta resistencia en los lugares que
visitan por su exagerada especialización y por
las cuantiosas sumas de dinero que reciben a
cambio de la realización de pequeñas
actividades); los estudiantes, sobre todo los
que gozan de becas, son bien valorados por su
sentido de la responsabilidad y por la
dedicación a su trabajo; el comerciante, tal
vez quien más representa la imagen
prototípica de los EE.UU. en el exterior, que
lleva consigo grandes cantidades de dinero,
suele ser de modales algo vulgares y andar
312 Revista LIFE en Español, 1955-1965
con cautela antes de cerrar tratos; el turista,
tal vez más precavido que el comerciante,
creyendo que le cobran más solamente por el
hecho de su origen, pero que da a cambio
buenas propinas y por lo tanto es el cliente
favorito en los hoteles y en las compañías de
viajes; los soldados, tras la búsqueda de
diversión una vez abandonan los cuarteles,
suscitando en ocasiones disturbios y no
llegando a ser bien vistos.
Como los soldados andan en grupos se mezclan poco con la población local, se los considera como extranjeros que cumplen una condena y carecen de interés real en las cosas que los rodean. El viejo problema del varón solitario y las jóvenes libres existe también dondequiera que hay una base militar, y esto complica las cosas. Un reportero británico relata: "Aproximadamente las 3 de la mañana el jefe de una estación ferroviaria cercana a Londres fue despertado por una campana de alarma. Salió de la cama y encontró a seis jóvenes desnudas en la sala de espera de señoras. "Los yanquis", explicaron, las habían encerrado y tirado afuera de la ropa." Por supuesto, nadie ignora que las jóvenes que pasan esta clase apuros probablemente se los merecen. Pero aun así se critica la presencia de la tropa norteamericana y se la acusa de ser un elemento de corrupción (Coughlan, 1958-01-27, pág. 161).
Lo cierto es, indica Coughlan, que no
todos los soldados norteamericanos hacen
desmanes, por lo que resultaría preferible
juzgar a los individuos y no a los colectivos.
Para muchos, los EE.UU. son una nación
grande que, antes que ensalzada, debería ser
“desinflada”. Y es que si bien después de que
los soviéticos lanzaron el primer Sputnik
pareciera haber nacido en los
norteamericanos una suerte de humildad, ello
pareciera ser una forma de ver cómo el
aprecio hacia ellos oscila al ritmo de las
coyunturas de la Guerra Fría. Entre los
aspectos resaltados positivamente está el
interés de los estadounidenses por la
educación, su amor por la cultura, su interés
por aportar al desarrollo de la ciencia y la
tecnología. El artículo, en todo caso,
pareciera confirmar que en LIFE en Español
casi cualquier tema desemboca en una
pregunta por el comunismo, tal como si los
redactores utilizaran una plantilla, en donde
también es la constante la difusión del estilo
de vida norteamericano.
313 Los trazos del poder en la posguerra
Esa reserva es grande pese a todas las críticas. Entre las razones para ello figura, paradójicamente, el hecho de que la civilización mercantil de los EE.UU., tan denigrada en teoría, tiene gran aceptación en la vida práctica. Desde las grandes tiendas de tipo norteamericano de Estocolmo hasta las superestaciones de gasolina de Atenas, el "estilo norteamericano" gana terreno aunque no hace más aceptable nuestra política extranjera. Un corresponsal residente en el Líbano dice: "Una de las críticas más acerbas contra los EE.UU. la oí de un estudiante árabe de la Universidad Americana de Beirut que vestido con blues jeans saboreaba un milk shake (helado batido) en un café estudiantil llamado "Uncle sam". Pero lo que se llama "estilo americano" es muy popular (Coughlan, 1958-01-27, pág. 162).
A pesar de las críticas, la escena
concluye mostrando que el norteamericano es
el turista preferido. El más indeseado es el
británico; los franceses son tildados de
irresponsables y egoístas; los alemanes e
italianos son descritos como hipócritas. En
sentido general, los norteamericanos salen
bien librados del escrutinio de LIFE en
Español, aunque en la tras-escena la
interpretación que la revista hace parece más
bien una disculpa para dejar sentada su
impronta en el conjunto de los países a cuyas
tierras se dirige. Especial interés suscitan las
mujeres estadounidenses que se mueven por
el mundo acompañando a sus maridos,
despreocupadas de las labores domésticas e
imponiendo la moda descomplicada y costosa
y su estilo de vida a donde viajan. Refinar los
modales es entonces lo que queda entonces
por hacer, algo así como un ejercicio de
“limar asperezas” emprendido por décadas
mediante la televisión, el cine y las revistas
provenientes de ese país que circularon por el
mundo, en particular LIFE en Español. Tales
instrumentos comunicativos fueron difusores
privilegiados de una forma de ver el mundo,
de cómo vivir dentro de las casas, de cómo
comportarse fuera de ellas, de cómo ser un
buen turista, de cómo vestirse para una cena
o para un cóctel. Embajadora eficaz, esta
publicación moldeó instituciones, avenidas
edificio y apartamentos. Todos y todas la
miraban, y al final de devolvieron el reflejo
con mucho brillo y color. Al final no fueron
los norteamericanos quienes debieron
aprender modales y respetar las culturas de
314 Revista LIFE en Español, 1955-1965
los demás habitantes del mundo, sino el
mundo mismo el que debió acogerse a los
ritmos de un estilo de vida vendido como
designio.
¿Por qué no podemos comprendernos
mejor?
Siguiendo esa misma senda sobre la
reconstrucción de la imagen de los EE.UU.,
Gustave Weigel, un sacerdote jesuita, dibuja
de manera palmaria y pone en contraste las
características de los norteamericanos y de
los suramericanos. Es curioso que sea
precisamente un sacerdote quien asuma esta
tarea. De manera graciosa señala que la
pregunta es similar a la que se hace el
protagonista de la comedia My Fair Lady, en
el sentido de “por qué latinoamericanos y
norteamericanos son tan distintos”.
Habiéndose escrito en 1959, este artículo
tiene como antecedente la visita de Richard
Nixon a varios países del Sur y concretamente
el rechazo del que fue víctima en Venezuela
y Perú. Alude en ese sentido el articulista al
poco éxito de la política norteamericana en
los países del sur del continente, cuya realidad
social y cultural, a pesar de ser
minuciosamente observada, lejos está de
haber sido cabalmente comprendida. Esto
constituye para Weigel un interesante
pretexto para caracterizar al “yanqui”,
conocido, entre otros, por su ambición, por
fijar para sí las metas más difíciles y
alcanzarlas.
[E]l norteamericano es colectivamente escéptico respecto a las muchas limitaciones que se consideran inherentes a cada materia. No acepta como final el dictamen empírico de que "esto no puede hacerse". El resultado es que su ingenio ha logrado crear cosas previamente consideradas como imposibles. Sin embargo no aplica ese escepticismo a las reglas de acuerdo con las cuales actúan. Tiene completa fe en ellas y con frecuencia no advierte que tales reglas no son parte inseparable de la naturaleza sino simples convenciones adecuadas al temperamento norteamericano. A causa de esta fe ciega en ellas, el latinoamericano se le aparece como un enigma (Weigel, 1959-08-10, pág. 65).
315 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 113. “En términos generales el norteamericano considera que se vive para trabajar, con breves intervalos de descanso destinados a asegurar la eficiencia de la actividad futura. El latinoamericano piensa que se vive para el ocio, con lapsos ocasionales de trabajo… El norteamericano quiere producir; el latinoamericano, disfrutar de la vida” (Weigel, 1959-08-10, págs. 64-65).
De otro lado, el autor propende por
hacer una caracterización de los
latinoamericanos, representados a su juicio en
las peripecias y singularidades de un
“eximio” individuo: un obispo enviado a los
EE.UU., al cual se le exigió pagar los
impuestos de salida para su viaje. Dicho
personaje, según comenta Weigel, buscó por
todos los medios evadir tal emolumento,
hasta que finalmente, y sin más remedio, no
tuvo otra opción más que pagarlo.
Se indica, en ese sentido, que un
norteamericano consideraría de muy mal
gusto emprender tales zafaduras, pues
considera que los impuestos son obligatorios.
Adicionalmente se hace ver por parte de
Weigel que el norteamericano se atiene a la
ley, en tanto que los latinoamericanos, una
fusión entre los indígenas y españoles, en su
gran mayoría son propensos a evadir las
normas. Al norteamericano elegante y
trabajador, el articulista opone el
despreocupado latinoamericano, tendido
sobre una hamaca y en arrobado disfrute de la
música y la comodidad (figura 113).
En una palabra, el latinoamericano no ve la vida como nosotros. Ciertos valores importantes para los norteamericanos son, a veces, repelentes para el latinoamericano, cuyo interés por ende, no se pueda despertar con aquellos. En términos generales, el norteamericano considera que se vive para trabajar, con breves intervalos de descanso,
316 Revista LIFE en Español, 1955-1965
destinados a asegurar la eficiencia de la actividad futura. Por el contrario el latinoamericano piensa que se vive para el ocio, con lapsos ocasionales de trabajo, destinados a hacer posible la holganza. El norteamericano quiere producir; el latinoamericano, disfrutar de la vida. Por tanto, el norteamericano aspira a una producción mayor, el latinoamericano a un goce más intenso. Esta actitud general matiza toda la vida de América Latina, incluso en el plano religioso. La queja que muy a menudo formulan los estudiantes latinoamericanos en las universidades católicas de los EE.UU. es que los programas religiosos son banales y pedestres. Cuando un latinoamericano escucha un sermón, quiere disfrutar de él con profunda intensidad (Weigel, 1959-08-10, pág. 66).
Esa pasión, adosada a la profundidad
de su retórica y a su agudeza, apareja pros y
contras para el latinoamericano.
Gusta el dramático simbolismo de la liturgia, pero una liturgia ordenada lo atrae menos que el culto exaltado. He visto a jóvenes latinoamericanos casi en éxtasis después de recibir la comunión, aunque hubiesen faltado a las demás partes de la misa, excepción hecha de la comunión misma, extraño es que no los convertía por cierto en modelos de moral. En igual forma, un discurso o un poema deben despertar toda la pasión que duermen el fondo del hombre. Esa pasión es cualidad preponderante del ser humano, y justifica toda empresa. La supremacía de la pasión da características especiales al pensamiento de los latinoamericanos. Cada vez que se ha
vivido entre ellos se sabe que, en conjunto, son sumamente inteligentes, de percepción rápida, capaces de concepciones brillantes. Son también dialécticos, agudos y se destacan en la construcción lógica a pesar de lo cual su pensamiento, rutilante y todo, con frecuencia puede carecer de relación con el orden existencial de su vida (Weigel, 1959-08-10, pág. 66).
En suma, Weigel hace ver que el
pragmatismo norteamericano tiene sus
ventajas en tanto se atiene a la realidad e
intenta transformarla; el latinoamericano,
apasionado por sus causas, no parece ser tan
efectivo. Soñador y romántico, se parece al
Quijote; deseoso del disfrute y el goce,
termina siendo un Sancho Panza; tal vez por
eso resulte tan desconcertante para los
norteamericanos. La caracterización del
sacerdote sobre los habitantes del Sur es
bastante amplia en los planos de lo simbólico
y de la vida práctica.
En el plano de la existencia mundana tiende al sensualismo crudo y refinado. Necesita de lo material para la vida y, a menudo, no tiene excesivo escrúpulo sobre la forma de obtenerlo. Como el ocio, la especulación intelectual profunda y el éxtasis significan tanto para él, ve con indiferencia los procedimientos por los cuales se satisfacen las
317 Los trazos del poder en la posguerra
necesidades materiales de la vida. Si ello requiere la expoliación de una clase social diferente, se explota al semejante sin gran sensación de culpa. Si la riqueza material puede adquirirse mediante un negocio turbio, se lo hace con perfecta tranquilidad. El engaño mismo esperaba de inteligencia, y en la escala de valores latinoamericanos la inteligencia ocupa un lugar mucho más alto que la virtud. (Cualquier tonto para ser virtuoso, de acuerdo con su opinión y su teología de tipo pelagiano. En cambio, la inteligencia es el distintivo del hombre superior.) Si las necesidades materiales se pueden satisfacer sólo mediante el trabajo constante disciplinado, el latinoamericano prefiere prescindir de lo que no es absolutamente indispensable (Weigel, 1959-08-10, pág. 66).
El fragmento muestra una tras otra las
características de lo que concibe el autor
como “el latinoamericano”, procurando tal
vez ser lo más objetivo posible. No así, en la
tras-escena no puede menos que llamarse la
atención sobre el peculiar tono con que el
clérigo emprende la caracterización. Quizás
el énfasis más determinante sea que la
diferenciación que efectúa entre el
norteamericano como alguien dedicado al
trabajo y el latinoamericano como un
individuo inclinado al ocio. Más adelante
aborda una serie de preguntas sobre el
quehacer del latinoamericano, del cual afirma
que está motivado por ideas grandiosas,
románticas, seguramente también por el amor
y la amistad, y que si hay algo que puede
motivarlos enormemente es la fiebre de la
competencia. Por eso se convierte en un
valiente luchador contra sus adversarios, en
cualquiera de los campos de la industria, el
comercio, el arte o la diversión. Donde se
manifiestan más estas condiciones es en la
afición del latinoamericano por los deportes,
en donde lo que para este importa es ganar,
más allá de intervenga con elegancia o
destreza. Es con ocasión de ese sentido de la
amistad, convertido por momentos en puntal
del mejoramiento de las relaciones en el
continente.
Es esa capacidad para la amistad la que no ha sido aprovechada por los estadistas norteamericanos. Y para ello es preciso comprenderla. El latinoamericano no da su amistad sin discriminación. Generalmente es muy leal con sus parientes y allegados, a quienes el no escogió, sino que le fueron dados. Pero puede elegir a los amigos y lo hace con cuidado. La
318 Revista LIFE en Español, 1955-1965
camaradería en cambio no es amistad sino obstáculo para la capacidad de explotación del latinoamericano. Pero de la camaradería puede nacer la amistad. Puede engendrarla a la hora de la necesidad, cuando se requiere la ayuda del semejante. El amigo en ciernes vive sometido a perenne prueba, pero si pasa por ella con resultado satisfactorio, se convierte en un alter ego de su amigo. Por supuesto, la amistad de que se habla acá es la de plano de las relaciones individuales. No da igual de resultados cuando se trata de grupos (Weigel, 1959-08-10, pág. 68).
Figura 114. “Nada hay tan conmovedor como… la amistad de un latinoamericano. Ningún sacrificio es demasiado grande para un amigo…” (Weigel, 1959-08-10, pág. 67).
La política del Buen Vecino de
Roosevelt partía ciertamente del sentido de la
amistad, pero con límites frente al
latinoamericano, con interés calculado. En
cambio, el latinoamericano, a ojos de Weigel,
parece no tener límites en su entrega por los
amigos (figura 114). Por lo mismo concluye
el articulista de la siguiente manera:
De acuerdo con el principio de que tiene que ser realista, el estadista debe aceptar al latinoamericano tal cual es. Sería absurdo proceder en otra forma. No se puede tratar con él como si fuera norteamericano puesto que no lo es. Esto se aplica también a los estadistas latinoamericanos que tratan con los norteamericanos, pero en este momento son éstos quienes se empeñan en atraer a la América latina, no lo contrario. Debemos aceptar la incontrovertible verdad de que los EE.UU. necesitan de la América latina, aunque también es cierto que ésta no nos necesita. En muchos aspectos no es una necesidad mayor que la de ellos, aunque la suya sea más apremiante (Weigel, 1959-08-10, pág. 69).
Dado que los latinoamericanos son
sumamente sensibles y susceptibles, y que su
profunda convicción de grandeza surge
seguramente de su “evidente debilidad”, no
conviene recordarles su flaqueza porque
podría despertar indignación. Las
caracterizaciones efectuadas son en últimas
una forma trata de interpretar las reacciones
319 Los trazos del poder en la posguerra frente a las políticas de los EE.UU., por lo que
es interesante que el articulista trate de entrar
en contacto con la cotidianidad
latinoamericana para posteriormente sugerir
algunas tareas a los políticos
norteamericanos. ¿Cómo comprender a ese
Quijote que es al mismo tiempo Sancho
Panza? ¿Cómo poner de acuerdo esos dos
mundos que son uno solo? Por ejemplo,
Weigel pone de presente que un aspecto como
las relaciones económicas, antes que
meramente atado a los ritmos del mercado,
sigue de cerca los desencuentros entre
norteamericanos latinoamericanos. En
concreto, es resentimiento de los segundos
respecto de los primeros lo que el articulista
diagnostica. En ese sentido, concibe que la
solución no puede ser otra que comprender al
latinoamericano, e igualmente sugerir que
quienes viajen desde los EE.UU. hacia otros
lugares del mundo sean formados en algún
tipo de protocolo especial, ya que hay que
reconocer que en materia de etiqueta los
norteamericanos no son los más cuidadosos.
Para Weigel todo se puede solucionar; el
problema no es ni de política ni de amistad.
Ninguna preocupación menor está libre de la influencia de esta última razón por cuya razón existe. La teología tiene algo que ofrecer a los estadistas. No puede delinear planes. No puede inventar recursos. No puede ser "práctica". Pero para demostrar las dimensiones definitivas de los problemas inmediatos, aunque no fuera por otro motivo, una sugerencia de base teológica merece alguna intención, sobre todo cuando es evidente que las propuestas aceptadas han demostrado su ineficiencia para alcanzar los objetivos de la política exterior (Weigel, 1959-08-10, pág. 71).
¿Qué moraleja queda de todo lo
indicado a lo largo de este acontecimiento?
Respetar la realidad de los latinoamericanos,
conocer sus debilidades, tratarlos como
verdaderos amigos… que necesitan ayuda sin
cesar. Aunque la ayuda tiene sus límites, es
un imperativo para los EE.UU. correr el
riesgo. La diplomacia de la caridad de la que
habla Weigel así lo sugiere como principio de
moralidad, y la estrategia geopolítica se lo
impone como una tarea improrrogable.
320 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 115. En el confesionario, según esta caricatura de Coke, el autor escucha, como sacerdote, las opiniones del “Tío Sam” y “Miss Latinoamérica” (Weigel, 1959-08-10, pág. 71).
En la tras-escena, Gustave Weigel
funge de confesor a unos y otros
simultáneamente (figura 115). Cada uno le
comparte sus deseos y temores, mientras él
trata de tender puentes de entendimiento. Sus
grandes orejas sugieren el primer paso a
seguir: escuchar. Escuchar a cada parte, que
cada una de ellas preste atención a la otra. La
caricatura reduce la cuestión a una falta de
entendimiento, la intensa problemática social
continental queda, pues, caricaturizada.
La imagen confusa que presenta EE.UU.
Max Ways, ex redactor de Time, ex
jefe de la oficina de Time-Life en Londres y
miembro del consejo de redacción de
Fortune, expone en 1959 las que podrían ser
consideradas como las preocupaciones de
LIFE en Español acerca de la ambigua
imagen que EE.UU. proyecta al mundo
(figura 116). Se entrelaza allí lo que la propia
revista quisiera fuera la reflejada y las tareas
que le competen al pueblo norteamericano,
esto justamente con ocasión de la finalización
de la visita de Nikita Khrushchev al país del
norte. El articulista se pregunta sobre lo que
habrá aprendido el dirigente ruso de la
realidad norteamericana, pero en especial
sobre lo mostrado por dirigentes y
ciudadanos. Según Ways, ciertamente los
EE.UU. son incomprendidos, y de hecho no
son del todo apreciados, pero más importante
que ello sería mirar hacia adentro para
encontrar los entresijos de la nación, la
estructura que lo sustenta.
321 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 116. En busca de una personalidad que presentar al mundo, este personaje simboliza al pueblo de los EE.UU. perdido en medio de un laberinto de espejos. Cree que para orientar y apoyar a los gobernantes que ha elegido debe ser una mezcla de astronauta, técnico, diplomático, soldado y obrero (Ways, 1959-11-30, pág. 64).
323 Los trazos del poder en la posguerra
¿Qué es lo que está en juego con este
examen minucioso? Esta transparencia para
ver por dentro, como diría Didi-Huberman
(1997), es en últimas la tentativa por
encontrar el rumbo dentro de lo que se percibe
como una errática marcha. Ways parece haber
hallado un principio de respuesta.
En la escena, el articulista empieza
por extender un reconocimiento a John Foster
Dulles, ex secretario de Estado bajo el
gobierno de Dwight Eisenhower, quien en
materia de política exterior defendiera
precisamente el “deber de hacer que los
demás entiendan lo que esta nación es en
realidad" (Ways, 1959-11-30, pág. 65). El
conocimiento que otros tengan sobre los
EE.UU. depende de la propia afirmación
identitaria que tenga la nación, por ello en el
artículo se pregunta también si acaso ellos
mismos saben lo que quieren hacer. Una vez
más, la pregunta por el objetivo Nacional de
los EE.UU. entra en escena, esta vez desde la
perspectiva de la certeza sobre lo que ha de
representar la potencia norteamericana ante el
resto del mundo. Max Ways, en ese orden de
ideas, se inclina por hacer una revisión de lo
que ha pasado con este país después de las dos
guerras mundiales, ejercicio que lo lleva a
toparse con eventos críticos como Yalta,
Potsdam, el bloqueo de Berlín, la caída de
China, los episodios de Hungría, entre otros.
No obstante, la mirada no puede detenerse en
estos aspectos puntuales, el problema no son
estos elementos críticos aislados sino el
conjunto de la significación esencial de lo que
son los EE.UU. como nación. Buscando esa
suerte de idiosincrasia americana, el
articulista indaga por Occidente, dado que
entronca buena parte de los legados
fundamentales de dicha nación. Estos no son
otra cosa que los pilares del orden y la
libertad, acompañados a su vez por la
inspiración moral. He allí, en palabras de
Ways, la esencia de Occidente, el principio de
corrección de la actuación norteamericana,
una que va más allá de su imagen como
financiadora y explotadora del mundo, como
324 Revista LIFE en Español, 1955-1965
profesante asidua de un enriquecimiento que
se dibuja los rostros de sus representantes
(figura 117).
Figura 117. El viejo concepto sobre los EE.UU., caricaturizado aquí por la revista rusa Krokodil, perdura porque ese país no ha sabido contrarrestarla (Ways, 1959-11-30, pág. 66).
¿Quién tiene la culpa de que la
verdadera imagen de los EE.UU. no sea la
presentada al mundo? ¿Qué hacer para que
ello no siga sucediendo? En primer lugar,
comenta el articulista, preciso es entender que
esta triada conserva su vigencia. Allí, se
encontrará que uno de los problemas
reiterados es que no se ha establecido en la
práctica una relación directa entre la filosofía
de la nación, su expresión política y sus
asuntos de política exterior, lo cual ha
redundado en la producción de
incongruencias en su accionar. De igual
modo, se alude al desarrollo de la ciencia y la
tecnología como causa material del problema.
Esta insólita respuesta está sustentada en que
gracias a dicho desarrollo el pueblo ha
perdido su horizonte, dedicándose en cambio
a un disfrute de lo material en sí mismo, a la
satisfacción de intereses individuales, y
perdiendo por contera cualquier
preocupación por lo colectivo. Parece, pues,
que la culpa recae en el propio pueblo
norteamericano, el cual, según se insinúa
entre líneas, no ha sido lo suficientemente
consistente en sus demandas hacia los
políticos. Ahora bien, no puede perderse de
vista que se está un año de elecciones
presidenciales, por lo que en el artículo se
insiste en lo poco beneficioso de la actitud
ingenua del electorado. Ways alude a una
exaltación del nacionalismo, de una fidelidad
hacia las aspiraciones establecidas desde la
fundación de los EE.UU., resultando su
argumento transido una y otra vez no solo por
las menciones a la libertad y el orden, sino por
325 Los trazos del poder en la posguerra las alusiones a Dios y la inspiración que
puede brindar al pueblo.
Los EE.UU. no eran una potencia a principios del siglo XIX, pero marchaban a la vanguardia de las naciones que erigían instituciones democráticas, conforme al espíritu de la filosofía occidental. Guardián constante de tales instituciones, y creador de otras semejantes a través de un siglo y medio de progreso inigualado, este país ha permanecido fiel, en su carácter esencial, a la idea del gobierno limitado por la ley suprema. (…) La pugna fundamental no enfrenta a Occidente con una determinada doctrina de oriente, sino a varios conceptos occidentales sobre la relación entre lo cual e inmediato y el significado supremo de la vida. Esta disputa interna de Occidente llega hasta los rincones más remotos del mundo en alas de la tecnología. No olvidemos que el comunismo es una de las soluciones de Occidente a las incógnitas fundamentales. El hecho de que el consumismo se oponga a la filosofía tradicional de Occidente no significa que sea una doctrina oriental. Occidente ha gestado su propio enemigo (Ways, 1959-11-30, pág. 66).
Como se ha podido observar a lo largo
de este capítulo, los EE.UU. se conciben a sí
mismo como portadores de una misión
histórica. Es su deber detener el comunismo,
pero no solamente como una medida de
contención. Al igual que la caricatura
presentada al comienzo del artículo (figura
25), Ways ve a este país asumiendo distintas
identidades, pero sin saber qué es realmente o
hacia dónde va. Es preciso dejar la
indefinición, lo cual comienza con una
fijación de exigencias claras a las naciones
que esperan su ayuda. Si la idea es restablecer
el orden mundial, no hay que olvidar que al
otro lado se encuentra la Unión Soviética, la
cual puede eventualmente ofrecer una imagen
más atractiva. El ánimo de competencia se
envalentona, pues, con el refuerzo de la
imagen:
Hasta las naciones recién emancipadas, poseídas por la obsesión de verse libres de frenos extraños, presienten que en la política existe algo más que la grandeza del poder. Y el comunista les dice que es ese "algo más": una armonía con las fuerzas más profundas de la historia, tal como le expuso Karl Marx. Millones de personas aceptan tal premisa. Otros millones más sienten la atracción necesaria para recurrir al comunismo en el momento en que se produce una intensa crisis política, o un grave disturbio, en sus respectivos países. La prolongada gestación de la crisis en China ilustra el proceso. La cultura china resultó gravemente
326 Revista LIFE en Español, 1955-1965
dañada al entrar en contacto con la tecnología. Los intelectuales dirigieron la mirada hacia Occidente en busca de una filosofía que remplazará a su cultura o que, por lo menos, le resolviera el problema inmediato de cómo orientar su política (Ways, 1959-11-30, pág. 67).
Los EE.UU. gozaron desde sus inicios
de una clara relación entre la filosofía,
política y acción en el exterior, algo que
parece haberse perdido al finalizar la década
de los 50 del siglo XX. Lo curioso es que sea
el propio desarrollo científico y tecnológico
el que haya propiciado molicie y
despreocupación respecto de lo colectivo
entre los ciudadanos. ¿Cuál es su papel en la
Guerra Fría? No es de ataque, se dice, sino de
resistir al comunismo, debería en ese sentido
mostrar que está frenando el avance
comunista, cosa que no sucede; si se dice que
se trabaja por la paz, resulta entonces
preocupante que se haya producido un
crecimiento del militarismo; si la cuestión es
proteger al conjunto de la población civil,
¿qué hacer frente a al hecho de que día tras
día vastos contingentes se sumen al
comunismo a título de militantes?; si la tarea
ha sido apoyar a las Naciones Unidas, ¿en qué
forma hacerlo? Lo que parece, según muestra
Ways, es que los EE.UU. se han dedicado a
sobrevivir en medio de un estado de cosas
mundial sumamente complejo, algo que los
deja inmersos en una abierta inestabilidad.
Cuando la vida está de por medio, cualquier cosa (especialmente la desaparición del enemigo) parece justificada. Pero el lema de la supervivencia es mala medicina para los esfuerzos supremos, para una labor constructiva. Y ya existen algunos, en nuestro propio medio, que están convirtiendo el estimulante en tranquilizador. Arguyen que como los comunistas son más poderosos ahora, y hemos venido diciendo que sólo anhelamos sobrevivir, el modo de lograr nuestro propósito es el de concederles lo que piden, esto es, el poder necesario para organizar el mundo (…). Al margen de estas inadecuadas y engañosas declaraciones de propósitos existen personas en los EE.UU. que rehúsan discutir el tema. Quieren que nos dediquemos a los medios, improvisándolos en cada crisis, y haciendo lo que en el momento preciso parezca ser lo más eficaz. Lo que importa, aseguran éstos, es el resultado, no los principios de los propósitos (Ways, 1959-11-30, pág. 69).
Se deja ver un país que ha olvidado
sus principios, carente de espíritu combativo
327 Los trazos del poder en la posguerra en su lucha con la URSS, que no está
cumpliendo su misión histórica. Estas
posturas son particularmente significativas
porque motivan a los lectores al compromiso
individual. Cuestionan a los políticos en
relación con los objetivos de sus propios
partidos, si bien es posible que a republicanos
y demócratas los hallara desprevenidos esta
circunstancia de indefinición ¿Qué puede
hacerse? ¿A quién atribuir la responsabilidad
de esta ambigüedad norteamericana?
¿Dispondremos en los próximos siete años de mejores hombres que los que han desempeñado los cargos civiles y militares más elevados de los EE.UU. durante un decenio y medio? Al parecer no se puede atribuir las fallas a los defectos de nuestros presidentes y secretarios de Estado. Entonces ¿en qué lugar de nuestra estructura política conviene buscar la causa de nuestras fallas? La burocracia militar y civil que asesora los principales funcionarios es, casi sin duda, la más experta y mejor informada que se ha visto en el mundo. El Congreso no puede ser acusado de ningún error demasiado grande en política exterior. ¿Quién queda? El pueblo. Existe una propensión cada vez mayor de culpar al pueblo de la indiferencia con que se enfrenta el peligro externo. A primera vista esto parece una tontería. El pueblo sabe que cada noche su vida
peligra y que día a día pagan diezmos para financiar las actividades norteamericanas en el mundo entero. Acepta el peligro y el sacrificio con lealtad y constancia. ¿Qué más se le puede pedir a un pueblo? (Ways, 1959-11-30, pág. 69)
Y el pueblo es en últimas en la
preocupación de los gobernantes. Sin
embargo, se trata de que estas políticas vayan
más allá de unas afirmaciones generales; se
trata de generar en las masas la suficiente
rectitud y postura moral para garantizar el
desarrollo de su civilidad, de tal forma que el
vínculo entre política y moral se consolide, y
en esa medida inste a los gobernantes a
asumir posturas correctas. ¿Cuál es el
leitmotiv de esta postura? Que la historia
muestra que estos principios y esta forma de
acción han dado resultados.
La historia de Occidente, en particular la de los EE.UU. y Gran Bretaña, prueba que quienes designaron al pueblo un papel político constructivo no fueron simples ilusos. (…) El juego político en la democracia consiste en comprender tales sugerencias para transformarlas en programas. La algarabía no puede pasar por debate, ni tampoco lo son los acuerdos de una era de "convenios"
328 Revista LIFE en Español, 1955-1965
internacionales como la presente. Los analistas sagaces de la política norteamericana desistieron, hace mucho tiempo, de inferir la opinión popular sobre temas mundiales de los resultados electorales. (Ways, 1959-11-30, pág. 70).
Comprende el pueblo de los EE.UU.
la misión que tiene su país en el mundo, pero,
¿sabe algo de lo que es la filosofía política y
su efecto en la cotidianidad? Pareciera que el
hombre del común está más bien inmerso en
el desarrollo tecnológico, el cual le ha
motivado a depositar su confianza en la
burocracia y en sus programas. Con todo, la
coyuntura le exige una mayor participación.
En tal vía, y volviendo al reconocimiento
hecho a Dulles, el articulista concluye la
escena aludiendo a lo siguiente:
Mucho antes de ser secretario de Estado, Dulles lo comprendió así. Sabía que el mundo cambiaba con tanta rapidez que con aferrarse a intereses y organismos políticos existentes no se obtendría ni siquiera un éxito pasadero. Pero asimismo comprendía que el dejarse arrastrar por una marea de cambios desatinados equivaldría a la anarquía. El orden flexible sólo podría establecerse en torno a principios coherentes, fincados, en última instancia, en consideraciones morales que estuvieran por encima del poder de los
gobiernos. La mayoría de los fundadores de los EE.UU. adoptaron una orientación similar al enfrentar problemas de la misma índole. Política y religión no persiguen los mismos fines, pero los EE.UU. continuarán divorciados de su naturaleza esencial hasta que vuelvan a descubrir la difícil, delicada, pero necesaria conexión entre la religión y el mecanismo político de una democracia (Ways, 1959-11-30, pág. 71).
Si de acuerdo con Ways, por cuenta de
los desarrollos tecnológicos se ha marchitado
la mentalidad política en la mayoría de los
ciudadanos norteamericanos, ¿cómo entender
entonces las luchas surtidas por entonces por
la libertad y la igualdad, o incluso cómo
apelar a la memoria de héroes como el general
Douglas MacArthur, apoyados justamente en
los desarrollos técnicos? Hay una imagen
confusa de los EE.UU., asociada a los
problemas que experimenta el país en el plano
internacional, pero lo que sí resulta claro en la
tras-escena es que el problema es achacado al
pueblo, que, de una u otra manera, olvidó de
dónde viene. Allí, como lo han indicado
algunos de los articulistas de la revista, la
tarea consiste en renovar el legado,
329 Los trazos del poder en la posguerra proyectarlo al futuro como meta de grandeza
y prosperidad nacional y ecuménica, de tal
forma que el pueblo, en medio de la confusión
internacional, sepa por fin hacia dónde
encumbrar su esfuerzo colectivo.
4.4. Escena central: choque racial en
las grandes urbes
Figura 118. Sórdidos callejones de la zona Sur de Chicago, que es el que conocen la mayoría de los negros en las grandes urbes (White T. , 1964-02-03, pág. 49).
Theodore White, articulista de LIFE
en Español, hace un recorrido por las
principales ciudades de los EE.UU.,
básicamente con el propósito de registrar con
detenimiento el crecimiento de la población
negra en las urbes y las condiciones en que las
habitan. Se encuentra con situaciones
lamentables, marcadas por la miseria y el
desarraigo (figura 118), ante las cuales afirma
que el problema no es de leyes, sino de
procesos muchísimo más complejos. Se
pregunta entonces si los derechos civiles de
los negros son efectivamente una
preocupación para las autoridades locales, y,
de hecho, aludiendo al caso de Chicago, deja
entrever que en las ciudades populosas del
Norte el estado de los negros no es mejor que
en el Sur. Los datos muestran que hay
avances, aunque indica el autor que falta
mucho camino por recorrer. En relación con
el tema de vivienda manifiesta que se
observan cambios significativos, algunos de
ellos relativos a la transformación de
tradicionales barrios de blancos en espacios
ahora habitados por la población negra.
330 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 119. La población negra de seis grandes ciudades de EE.UU. se muestra sobre sus siluetas aquí y en la página de enfrente. La línea superior indica el porcentaje de negros que tendrán en 1980 si su número aumenta como en 1940 a 1960. La cortada indica cálculos más moderados de los urbanistas (White T. , 1964-02-03, pág. 50).
En esa vía, uno de los temas de
preocupación para el articulista es el aumento
de este sector, el cual, según datos que anexa
a su escrito, podría alcanzar dentro del
conjunto poblacional de ciudades como
Nueva York, Filadelfia y Detroit, en un plazo
de veinte años (de 1960 a 1980), rangos
porcentuales de 22-28%, 40-48% y 50-65%,
respectivamente (figura 119).
La historia del negro que vive en las grandes ciudades es de una perplejidad informe: la perplejidad del negro ante la ciudad, y la de la ciudad ante el negro. Las promesas de la ciudad son amplias, tan amplias como la libertad misma, pero el cumplimiento de lo prometido… es otra cosa. (…) Hasta las preguntas que penetran el meollo de la cuestión tienen un dejo desagradable: ¿Por qué los blancos abandonan las grandes ciudades? ¿Las ocuparán los negros y, en caso afirmativo, cuándo? Si el centro de las ciudades es poblado por negros, y las zonas suburbanas se convierten en un anillo blanco, ¿qué clase de civilización metropolitana será ésta? ¿Quieren los negros que esto ocurra? ¿Pueden las ciudades satisfacer por sí solas las necesidades de los negros? ¿Qué piden los negros del Norte y cuáles son las responsabilidades que están ya en condiciones de asumir? Las elecciones del año 1964, ¿tendrán como punto básico el problema racial?
331 Los trazos del poder en la posguerra
Y de ser así: ¿servirán para esclarecer o para obscurecer todavía más la naturaleza de la crisis que aqueja a la civilización norteamericana? (White T. , 1964-02-03, pág. 51).
White deja ver las vicisitudes por las
que atraviesa el urbanita negro, a quien su
color de piel pareciera convertirlo en un
problema de cuidado. La combinación
ciudad-negro adquiere equivalencia con otras
más del estilo ciudad-ruido, ciudad-crisis y
ciudad-delito. En esa medida, se precisa que
la integración en las urbes es algo muchísimo
más grave de lo inicialmente presupuestado,
dado que ello está atravesado por un
problema de clase y, paralelo a ello, de
cosmovisión. Cuando los negros empiezan a
habitar en los barrios blancos, estos empiezan
a irse. Dice literalmente White que los
blancos están huyendo.
Algo tiene que ceder, y lo que cede es el carácter de las zonas urbanas en las grandes ciudades, a medida que los negros rebasan la capacidad de los barrios bajos superpoblados, huyen de los hedores, las ratas, los ruidos y rumores incesantes, y saltan de esas zonas como el agua bajo presión, para inundar los barrios vecinos. Calle tras calle y manzana tras manzana, los
negros ocupan las partes céntricas de nuestras ciudades. Recuerdo que en 1956 hice un estudio similar, y entonces la gente blanca de Chicago aún tenía la esperanza de “contenerlos” (a los negros), en algunas zonas ribereñas situadas al norte del río Chicago, lo que dividiría a la ciudad en dos grandes secciones, un Norte blanco y un Sur negro. Pero en el otoño pasado hallé que las cabezas de puente de los negros, al norte del río Chicago, se habían convertido ya en una invasión. La calle 96 debía ser la invisible valla protectora del “perfumado barrio” del este de Manhattan, la zona más distinguida y completamente blanca de la isla. Pero los negros han ido avanzando por ese barrio. En Boston, debían detenerse en el Franklin Park, pero ya han flanqueado éste en Dorchester y se han lanzado contra la Blue Hill Avenue. En los Angeles, en Filadelfia, en Cleveland, aparecen por doquier letreros de “Se Alquila” o “Se Vende” en jardines y casas, señales inequívocas del avance arrollador del negro (White T. , 1964-02-03, pág. 52).
Hay entonces mapas de expansión. La
mancha negra puede visualizarse también en
cifras, revelando que los blancos se están
convirtiendo en minorías en las grandes
ciudades, y que con su huida en desbandada
no están haciendo otra cosa que acrecentar la
formación de guetos, con los problemas que a
esta circunstancia resultan concomitantes.
332 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Figura 120. De las ciudades más grandes de los EE.UU. sólo Washington tiene ahora mayoría negra: 411.737 sobre una población de 763.956, en 1960. En contraste, Nueva York, con 1.087.931 negros, tenía sólo el 14%, Chicago con 812.637, el 22,9%, y Los Ángeles, con 334.916, el 13,5% de la población total (White T. , 1964-02-03, pág. 51).
Viendo otros ejemplos, se encuentra
que en Los Ángeles, Chicago y Washington,
en el mismo período de veinte años, la
población negra alcanzaría frente al total,
respectivamente, el 20-29%, el 40-52% y el
62-85% (figura 120). Así las cosas, cabe
observar el núcleo urbano, comenta el
articulista, es cada vez más negro, y que esto
genera circunstancias simbólicas que
involucran miedo y odio, las cuales colindan
más con el rechazo de la vecina alteridad.
Vestidos con sus uniformes escolares,
una niña y un niño negros avanzan por un
sendero franqueado por árboles y arbustos
(figura 121). Presumiblemente se dirigen a la
escuela. Su tranquilidad contrasta con la
situación de aquellos otros que habitan en los
oscuros rincones citadinos. La imagen
destaca por lo que en ella está ausente: niños
blancos. Cada quien por su lado, viviendo
“felizmente” en guetos, implícitamente
confirman que el sueño de libertad está
bastante lejos de ser una realidad estable.
333 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 121. El problema de las razas se agrava en el Norte de los EE.UU., donde el negro está invadiendo las ciudades (White T. , 1964-02-03, pág. 48).
335 Los trazos del poder en la posguerra
En suma, nadie parece estar preparado
para la integración, ni los negros ni los
blancos. En Chicago, en Filadelfia o en
Boston el mundo urbano de blancos se
estrecha, se aísla y se guarece tras murallas
simbólicas y físicas respecto de ese entorno
cada día más “negro”. ¿Cómo comprender lo
que sucede? Ciertamente hay normas
urbanísticas establecidas para evitar
problemas de ese tipo, pero la situación,
según se ve, desborda cualquier previsión. Se
encuentra así que las reflexiones expuestas en
este artículo resultan ser muy importantes,
dado que dejan observar, a partir de una
exposición estadística, que los vecindarios,
tanto los de los blancos como los de los
negros, se están aislando.
Cuándo los líderes negros califican de ghettos a sus barrios, quieren decir que se hallan presos en ellos, y por consiguiente para los negros sensibles, con ansia de superación, son verdaderas prisiones. La mayoría de esos líderes están convencidos de que si los negros gozaran de libertad para ir adonde les gustara, también ellos —como casi todos los otros grupos étnicos— preferirían vivir con los suyos y dividirse tan solo en
bullangueros y tranquilos, diligentes e inmutables. Pero los negros no tienen dónde ir. Las comunidades negras se amplían casi exclusivamente por simple presión numérica, siendo la resistencia exterior lo que determina el ritmo y dirección de esa expansión. Sucede generalmente que los negros invaden primero los barrios judíos, luego los italianos. Encuentran la oposición más vigorosa en los barrios polacos e irlandeses, por lo que la policía vigila los límites de las agrupaciones raciales negro-polacas, o negro-irlandesas, como posibles centros explosivos (White T. , 1964-02-03, pág. 52).
Esta mirada sobre la segregación pone
de presente dos aspectos que tienen que ver
particularmente con los procesos urbanos. A
saber:
1. La construcción de viviendas
separadas en las ciudades para blancos y
negros ha dado paso a una proliferación de
guetos, que por momentos parecen cárceles
para sus habitantes y que establecen una
momificación de sus costumbres. Unos
pueden ser más ruidosos, los de otros pueden
gozar de mayor distancia en las relaciones
personales. ¿Cómo convivir con miradas del
mundo tan distintas, pero sobre todo con
336 Revista LIFE en Español, 1955-1965
estilos de vida tan diversos? He aquí un reto
para la democracia. Los ritmos musicales
preferidos por cada quien son distintos, la
manera en que decoran sus casas varía
sustancialmente, y otro tanto ocurre con la
ropa que usan y los modelos que siguen. No
así, esto es lo propio de la gran ciudad, en
donde lo abiertamente heterogéneo, y
tendencialmente endogámico, guarda entre sí
relaciones de vecindad.
Así sucede que en las grandes ciudades se enfrentan dos impulsos primordiales: el del negro que quiere salir, que quiere más espacio para vivir y soñar; y el del trabajador blanco, que siente profunda necesidad emotiva, verdadera ansia de vivir confortablemente con sus semejantes. Para muchos obreros blancos su casa de dos familias representa el sueño dorado de toda su vida. Se propone vivir con los suyos en la planta baja, alquilar el piso de arriba y sumar ese alquiler a los haberes de su jubilación o pensión, llegando así al término de sus días, en modesta holgura, en compañía de sus amigos, viendo crecer a sus nietos. El vecino negro deshace, con su presencia, todos estos sueños. Cuando la atormentadora necesidad de vivienda que siente el negro choca con la atormentadora necesidad de las otras agrupaciones raciales norteamericanas, de vivir en compañía de los suyos, surgen las
dificultades (White T. , 1964-02-03, pág. 52).
El problema urbano, bajo la mirada de
lo colectivo, se ve transido por la propuesta
de integración. Se ha potenciado por las
nuevas formas del habitar y los choques de
cosmovisiones, por lo que es preciso entonces
que la norma urbana tenga cuenta de estos
cambios. ¿Cómo lograr que las grandes
metrópolis posibiliten la vida colectiva a
pesar de las diferencias raciales y de clase?
Preguntas como estas, abordadas cada día por
sociólogos y urbanistas, son respondidas así
por White.
En las grandes metrópolis del Norte los negros han hallado el éxito, y al mismo tiempo el desastre. Éxito es el poder político que significan las 30 magistraturas judiciales logradas en un año en la ciudad de Nueva York; éxito es Baldwin Hills, barrio de los Angeles, con sus modernas casas rodeadas de césped y palmeras; éxito es la pequeña y culta comunidad de ingenieros y científicos negros establecida en Pasadena. Éxito es el progreso alcanzado en el campo de la educación superior: en el año 1947 se matricularon en las universidades y escuelas profesionales de los EE.UU., 124.000 negros; en 1961 sumaban 233.000 (…). El éxito sonrió al negro en la gran ciudad y le permitió formar no sólo una sólida y educada clase
337 Los trazos del poder en la posguerra
media, sino también un grupo de dirigentes que han alcanzado brillantes triunfos en las artes, las letras, la política, los deportes y los asuntos públicos de su comunidad (White T. , 1964-02-03, pág. 53).
No obstante, la situación, como lo
deja ver White, ha sido de contrastes.
El negro que emigró a las grandes urbes del Norte trabajó principalmente en faenas pesadas: en acerías, frigoríficos, líneas de montaje. Durante los 10 últimos años, estos empleos han desaparecido a medida que la automatización condenaba a millares de negros de edad mediana, a la desocupación, y a miles de sus hijos a un futuro sin perspectivas (…). Sin causas basadas en prejuicios de raza o color, fueron eliminados los negros que emigraron en masa a dicha ciudad en la década del 50 (White T. , 1964-02-03, pág. 53).
2. El análisis sobre el plano personal
es el otro de los elementos que se puede
extractar del artículo. Concretamente, es la
situación de las parejas que deciden unirse
para llevar una vida juntos. Las estadísticas
aluden a los problemas familiares que
también afectan a las grandes urbes, y de los
cuales negros parecieran ser en mayor medida
responsables, tal vez debido a que están
menos adaptados a los parámetros de
conducta que en estas ciudades rigen la
convivencia en el hogar.
Lo que más preocupa a los planificadores del futuro de las grandes ciudades son las patéticas estadísticas de los nacimientos extra matrimoniales. En general, en todo el país, la población negra tiene 10 veces más hijos naturales que la blanca. Una quinta parte de todos los niños negros, en toda la nación, son ilegítimos. Pero en las grandes ciudades el porcentaje es mucho mayor: en Harlem más de una tercera parte (un 37,5%) de todos los niños nacen de padres no casados, y en Chicago la cifra llega a 27,3%. El municipio debe convertirse en guía y sostén de esos niños; y si una generación de hijos ilegítimos engendra a su vez otra, aún mayor, las perspectivas serán cada vez más ominosas (White T. , 1964-02-03, pág. 53).
Se alude a la legalidad como aspecto
relevante en la configuración de este
fenómeno, pero de la legitimidad no hay tan
siquiera menciones implícitas. En síntesis, en
el artículo Theodore White propende por
establecer un equilibrio entre lo positivo y lo
negativo de las ciudades norteamericanas. A
pesar de la discriminación la situación no
resulta igual para el conjunto de la población
negra, encontrándose así que mientras
algunos de ellos prosperan otros se ven
338 Revista LIFE en Español, 1955-1965
arrastrados hacia la delincuencia. En ese
sentido, las causas del desequilibrio son
trasladadas por el articulista desde las
explicaciones estructurales hacia las de corte
individualista. Al respecto, se cita lo dicho
por una asistente social, quien habla sobre una
joven negra de 16 años:
“’Tengo 16 años, soy bonita. ¿Por qué no puedo usar medias de nylon como otras chicas? Necesito una nueva polvera y otro vestido.’ Ve todas estas cosas, anunciadas por televisión, las quiere para sí, y está dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguirlas.” El profesor Ray Mack, de la Universidad del Noroeste, plantea así el problema: “Para el negro de clase media que vive en Chicago, no hay escape. La nueva generación no tiene adónde ir. No hay barrios como Beverly Hills, Scarsdale o Highland Park, dispuestos a recibirlos. El hijo del negro de la clase media es perseguido por el de clase inferior. Es esta clase la que sufre en el ghetto. Ha cumplido con las normas establecidas; fue a la escuela, consiguió un empleo fijo, pero no puede salir de su medio. Ganó el premio en la carrera… pero en la ventanilla no le pagan el billete.” Esta mezcla de capacidad en el negro educado, y de miseria en la clase trabajadora, es la que da al problema negro, en el Norte, su turbulencia, confusión y peligro. Pues así como el común de la gente necesita trabajar, un cierto número de personas de cada grupo social tiene el anhelo de dirigir. Es un ansia, un deseo de expresión,
como lo es el canto para el músico o la creación para el artista. Pero pese a sus progresos, en general el negro de la clase media ha sido, y es aún, excluido de los cargos directivos, así como el de la clase trabajadora lo es de los sindicatos de obreros especializados (White T. , 1964-02-03, pág. 54).
Los notorios avances en el campo de
la física, al igual que la creación de la bomba
atómica, se han convertido en una obsesión
por esta época en los EE.UU.
Así, el articulista se permite concluir con una
particular analogía, citando al doctor John A.
Morsell, de la Asociación Nacional para el
Adelanto de la Raza Negra, quien afirma:
Era sólo cuestión de tiempo. Cuando se enriquece suficientemente una masa de uranio, se llega a un punto en que se fisiona. Cuando hay un buen número de personas cultas en cualquier agrupación restringida, cuando surgen líderes suficientes, entonces se ha formado una masa fisionable y el fenómeno se produce por sí solo. Esto ocurrió en el año 1963 (White T. , 1964-02-03, pág. 54).
La metáfora hecha con términos
propios de la física es perfecta para sintetizar
el problema. Según las proyecciones de
White, para el año 1970 vivirán en las grandes
339 Los trazos del poder en la posguerra ciudades de los Estados Unidos 18 millones
de negros. Los conflictos entre los vecinos de
las distintas razas no podrán resolverse
exclusivamente con leyes; se trata de un
problema ético, que a su manera condensa el
carácter estético de la política
estadounidense. El país está herido, ya son
muchos los negros que han sido golpeados o
encarcelados, los enfrentamientos se han
saldado con la muerte de varias personas. La
responsabilidad, en suma, viene a ser del
conjunto de la sociedad civil, del Estado, de
sus instituciones. Pero, ¿dónde están las
causas profundas del problema? ¿Es
solamente una condición histórica, anclada a
la derrota de los negros y a la del Sur en la
Guerra de Secesión, o hay en la propia
estructura de la nación norteamericana
contradicciones más profundas? Las
tensiones de este campo tienen lugar en los
planos cultural y simbólico; el entrecruce de
fuerzas que allí tiene lugar, plasmado
ecfrásticamente en los medios de
comunicación, crea una figuración que
moldea estéticamente lo citadino, y a la
postre, en el curso de la fuerza estético
histórica, reverbera como premonición de los
conflictos de similar índole que hoy por hoy
tienen sede en los EE.UU.
341 Los trazos del poder en la posguerra Coda
La estrategia política no queda
circunscrita a los líderes, y no es a su vez una
especie de saber vedado a los no iniciados en
el arte del gobierno, la diplomacia y el cálculo
táctico. Antes bien, su andamiaje tiene las
características de un clima de opinión, el cual
a pesar de requerir del manejo de formas
codificadas de comunicación, resulta
impensable sin la “complicidad” del pueblo
gobernado. A lo largo del siglo XX, los
medios ecfrásticos tuvieron un rol destacado
en la constitución de tal significación que crea
alianzas sucesivas en pos del alcance de
metas colectivas, entre ellos LIFE en
Español, que a su vez apareció en escena
como forma de desplazamiento de esta
preocupación estratégica desde lo nacional
hacia lo continental.
En principio, la actividad difusora de
este medio impreso contó entre sus objetivos
el de crear una forma de conciencia en la
región en torno a los postulados del progreso
y la civilización, circunstancia que: por un
lado, supuso convertir a los EE.UU. en
referente que era preciso imitar, y al que
convenía mantener como aliado; y, por el
otro, hacía un llamado a la unidad continental,
tanto para buscar soluciones a los problemas
comunes de desigualdad y pobreza como para
hacer frente al desafío comunista. Y fue allí,
ante la realidad de un hemisferio socialmente
amorfo y de heterogénea raigambre cultural,
que LIFE en Español postuló un simbolismo
de fraternidad, surgido en los albores de la
independencia estadounidense, pero que
ahora aparecía como una luz de esperanza
para los americanos: el objetivo nacional.
La nación del destino manifiesto
buscó en su historia una fuente de inspiración
para encarar el reto de ser la principal
potencia del mundo. En esa vía, LIFE en
Español apeló a los padres fundadores, y así,
al ritmo de sus lecciones sobre la
emancipación del hombre del yugo
monárquico, concibió para sus lectoras y
342 Revista LIFE en Español, 1955-1965
lectores una significación con los ribetes de
una verdad autoevidente, incontestable y
perenne acerca de la grandeza a la que el
continente debía aspirar. Sin embargo, no fue
una añoranza del pasado lo que pasó a ser
tenido como el libreto de la posguerra, sino
más bien un simbolismo que tenía por base las
grafías de la democracia, la libertad y la
sofisticación en el ejercicio del poder, y que
asimismo, y a la manera de canal de
comunicación transnacional, fincaba sus
esperanzas en la economía de libre mercado.
De esta manera, a través de sucesivas escenas
ecfrásticas surgió este nuevo mito
fundacional para la región, asumido como
principio de unidad allende las fronteras y los
sentimientos nacionalistas, y en todo caso
devenido en la práctica en estrategia
geopolítica que dependía del pueblo, votante
y contribuyente, para lograr que sus
aspiraciones no se redujeran a demagogia.
La clave de este proceso en LIFE en
Español residió en una peculiar
instrumentalización del discurso
mediatizado, que por una parte
homogeneizaba las percepciones acerca de
las expectativas legítimas en materia de
progreso y civilización, y por otra movilizaba
la agenda de alianzas por intermedio de la
polarización de las posturas políticas. En ese
orden de ideas, su labor no se limitó a la
defensa y promoción del estilo de vida
norteamericano, sino que de hecho tuvo las
condiciones de un ajedrez político en el que
la estética, lejos de quedar tan solo como una
forma de deleite para el espíritu, fue su
principal aliada. Las ideas de civilización y
progreso fueron bandera común para luchar
por la unión, la superación de problemáticas
históricas y la generalización de las riquezas
generadas en la era dorada del capitalismo;
pero igualmente eran una legitimación para
proseguir en cuatro frentes una cruzada que a
día de hoy, y a pesar de los cambios surtidos
en el mapa de alianzas, conserva ´su vigencia
material e ideológica. A saber…
343 Los trazos del poder en la posguerra
Figura 122. Imagen de la Estatua de la Libertad desde el agua en la mañana del 11 de setiembre de 2001, con las torres del World Trade Center en el horizonte de Nueva York (National Park Service, 2002).
345 Los trazos del poder en la posguerra 1. Estética de la amenaza: Las
dilatadas fronteras de los EE.UU.
Misiles enfilados al cielo en la cercana
Cuba. Su aspecto intimidante parece
concebido ex profeso para disuadir a todo
aquel que ose poner en riesgo el régimen
comunista, particularmente a los EE.UU. Con
esta y otras fotografías, LIFE en Español
procuró hacer visible una renovada estética
del poder que recoge los contornos de una
inadmisible vulnerabilidad de la potencia
norteamericana. La defensa de la democracia
y la libertad es la rúbrica icónica de este
cubrimiento geoestratégico, que aparece
como simbolismo que alienta a superar los
temores e incertidumbres legados por la
Segunda Guerra Mundial, pero que a su vez
se alimenta con el borrado de las fronteras
entre la razón y la sinrazón que marcó a dicha
confrontación. En 1945, los vencedores
escribieron la historia, y allí los EE.UU.
posaron como nuevo adalid de la modernidad.
Entre 1955 y 1965 una nueva contienda,
ideológica, estratégica y soterrada, fue nuevo
terreno para una construcción ecfrástica de
verdades sociales, económicas y políticas,
cuyo referente de acción privilegiado era la
sensación de riesgo. La orientación
topológica del poder en el mundo a mediados
del siglo XX mostraba una nueva cara, los
cambios se surtieron con una velocidad otrora
impensada, y su sedimentación y proyección
a través de la fuerza estético histórica perfiló
a su turno variaciones constantes del mapa
global de alianzas y enemistades. Sobre el
papel la rivalidad tenía por base la necesidad
de determinar cuál modelo económico,
capitalista o comunista, era el mejor, aunque
el efecto de esto, más que escuetamente
estructural, se hizo visible en la configuración
de formas de cotidianidad.
En medio de esa atmósfera de riesgo
perenne y cotidianidad ideologizada, una
representación del enemigo de la democracia
y la libertad era tejida con trazos ecfrásticos.
Cual si estuviera oculto tras un velo férreo e
346 Revista LIFE en Español, 1955-1965
inexpugnable, se le veía operando a sus
anchas en el "mundo subdesarrollado",
esgrimiendo las banderas de la superación de
la inequidad, y engañando a pueblos enteros
con argucias de denodado ateísmo. Contra
ello el argumento postulado era la
prosperidad económica, la promesa de
desarrollo sin fronteras y la constatación del
poderío político capitalista y moderno,
recogido en la historia de los EE.UU., y
condensado en su Objetivo Nacional. La meta
ya no era únicamente la grandeza de la nación
norteamericana, y tampoco se circunscribía a
la salvaguardia del continente americano. El
mundo era la nueva arena para la
consolidación de los valores de Occidente, así
como para la disputa ideológica, y en ella el
signo de “lo norteamericano” apareció con un
tinte mesiánico que polarizó el orden
geopolítico. Su mito fundacional, convertido
en artefacto publicitario por LIFE en Español,
supuso un nuevo aliento simbólico para
afrontar la Guerra Fría, en la cual no solo
bastaba con construir una imagen del
enemigo con rasgos ciclópeos, sino que
especialmente era preciso que cada aliado así
lo viera también. Una nueva cruzada contra el
totalitarismo se vio en esto, la unión
democrática de Occidente era imprescindible,
y los EE.UU. oficiarían como el “sacerdote
secular" que marcaría la cadencia de este
ritual purificador. Reforzamiento militar,
estímulo a la investigación atómica y
consolidación de una economía de mercado
libre fueron las tareas que había que seguir,
proporcionales al desafío soviético, y
encaminadas a evitar cualquier sutileza
excesiva en medio de esta disputa entre
“fieles” y “apóstatas”.
Más allá del Plan Marshall y de la
Alianza para el Progreso, y de lo que en
materia de cooperación internacional
representaban ambas iniciativas, la seguridad
nacional de los EE.UU. tenía el privilegio.
Cada una de sus acciones, desde las benéficas
hasta las abiertamente lesivas de la soberanía
de otros pueblos, estaban mediadas por un
347 Los trazos del poder en la posguerra cálculo político que no solo quedaba recogido
en la estrategia geopolítica. A los lectores y
las lectoras, primero de Norteamérica y
posteriormente de Latinoamérica,
catalogados como las clases cultas de sus
respectivos lugares de procedencia, se les
convirtió en partícipes del tal argumento pro
democrático, y hasta cierto punto se les
transfirió buena parte de la responsabilidad
por lo que pudiera suceder. Líderes
comprometidos y decididos eran un requisito
para proseguir esta cruzada sin desfallecer,
ciertamente, pero ecfrásticamente, y bajo el
lema del Objetivo Nacional, era al pueblo, en
su historicidad y conciencia moderna, al que
se le impelía a actuar. De la política de
contención de Dwight Eisenhower, pasando
por el anhelo de John F. Kennedy de “llegar
hasta la cima”, hasta la “gran sociedad” de
Lyndon B. Johnson, los EE.UU. mostraron
que su mesianismo en el mundo lejos estaba
de ser pacifista y conciliador. Vietnam supuso
el paroxismo de esta ideología redentora
allende las fronteras nacionales, y dejó en
medio de ese optimismo difundido
estéticamente un sinsabor, ominoso y
fatídico, que hacía despertar a la gran
potencia de su sueño de plácido dominio.
En un sentido topológico, podría
decirse que esta serie de tras-escenas sobre el
clima político recreado por LIFE en Español,
no solamente quedaron recogidas como
figuración en la progresiva conversión de
Cuba en talón de Aquiles de América, sino
que especialmente transfiguraron hacia la
actualidad a través de los canales simbólicos
de la disputa contra el totalitarismo, la
amenaza interna, la zozobra constante y el
deber de salvar la libertad y la democracia en
cada región del orbe. Los misiles soviéticos
en Cuba trascendieron su condición de
amenaza comunista, y en el curso de la fuerza
estético histórica extendieron su función
objetual hacia la conversión de los EE.UU., y
en concreto sus símbolos económicos,
políticos y sociales, en destinatarios de esa
amenaza amorfa, ahora fundamentalista y
348 Revista LIFE en Español, 1955-1965
musulmana. La forma fálica ya no es afrenta
sino objetivo; de aquellos agresivos misiles
rusos ubicados a unas pocas millas de la
Florida, surge en el hilo histórico la imagen
de la icónica de Nueva York, capital del
mundo, imperio de la bolsa de valores más
importante, sede de las Naciones Unidas. El
11 de septiembre de 2001, y otra vez como
despertando de un embotamiento de
prosperidad, el terror volvió a Norteamérica,
esta vez ya no como advertencia, sino como
golpe certero en lo más profundo de su
autoestima. Aviones comerciales, nuevos
caballos de Troya, paralizaron al mundo, e
“hicieron que todo lo sólido se desvaneciera”
(figura 122). Y como cuatro décadas atrás, su
carácter escandalizador vino por su forma
inesperada, insospechada, sentida como
trapera. La ironía de la historia, que repite
para romper moldes, jugó en lo ecfrástico con
la desmoralización y el absurdo, y sobre su
base construyó, esta vez más frágilmente, la
legitimación para una nueva cruzada.
En medio siglo se tejió esta escena
fundante. El mundo cambió desde la crisis de
los misiles, y los fundamentos de la lucha
contra los regímenes afgano, iraquí y demás
de tiempo después fueron otros, pero el
simbolismo subyacente conservó una extraña
vigencia. El enemigo invisible, de marcha
acechante, carente de medida, sigue allí,
como imaginario, como fantasma-real que se
apodera de la realidad. Pero esa conexión
trans-histórica, más que un primado
ontológico real, debió su suerte a las
condiciones del giro ecfrástico. En su seno se
gestó tal estética de la amenaza, que fue el
punto de partida para legitimar nuevas
écfrasis, todas ellas corroídas por los nuevos
valores de Occidente: seguridad y defensa. El
terrorismo, el nuevo “ismo”, apareció para
hacer tabula rasa y asumir la crueldad
inexplicable y reducir Occidente y su
proceder secular a escombros. La libertad
quedó en pie, como testigo de lo
inconcebible, y en cierto modo, y una vez
más, como justificante de otra cruzada.
349 Los trazos del poder en la posguerra
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351 Los trazos del poder en la posguerra 2. Estética cortesana: Hacia la
libertad y el orden
Una preocupación por la
independencia de las colonias en el Nuevo
Mundo fue la oportunidad para bosquejar por
primera vez el ideal de la unión americana, y
a lo largo del siglo XX esa idea, devenida en
proyecto político transido por disputas
territoriales, injerencias y nacionalismos,
alcanzó un importante avance con la
conformación de la Organización de los
Estados Americanos. Su papel ha consistido
en fomentar el diálogo equilibrado entre los
países miembros, más allá de sus disparidades
económicas y sociales, así como en auspiciar
la unidad continental y la colaboración
recíproca. Tal pretensión de fraternidad
transfronteriza fue mostrada vez tras vez por
LIFE en Español, y de hecho fue uno de los
motivos que estuvieron detrás de la aparición
de dicha publicación. Se trataba, pues, de una
unidad concebida sobre los principios de la
democracia, la libertad y el respeto por la
soberanía nacional, singularmente puesta de
relieve con la formulación de la Alianza para
el Progreso y el constante acecho del
comunismo soviético. Desde sus inicios, la
premisa de esta unión ha sido la misma:
desligar a EE.UU. de su imagen de nueva
potencia absorbente de la riqueza de la región,
y presentarlo como aliado en la lucha contra
el subdesarrollo, la pobreza y la inequidad
imperantes en el conjunto del continente. El
país del norte se convirtió en el referente para
encauzar el crecimiento regional. La OEA
fincó su sede en Washington, y desde allí se
diseñó la política de colaboración
interamericana. Ante ello, solo bastaba con
que cada país siguiera la receta, que
auspiciara los principios asociados a la vida
política democrática y la economía de
mercado, cabiendo esperar que todo lo
demás, casi que inercialmente, avanzara por
cuenta del impulso dado por esta ayuda.
Pero tras los bastidores de esta
empresa de cooperación transnacional, y con
352 Revista LIFE en Español, 1955-1965
el auspicio estético de publicaciones como
LIFE en Español, la consolidación de una
especie de sociedad cortesana tuvo lugar.
Élites burguesas de modales aristocráticos y
convicción de progreso; ilustres líderes
políticos, dotados con la virtud de la mesura
ideológica; y el pueblo, al que, merced a su
paulatina inserción en el mercado, se le veía
esperanzadoramente dispuesto a superar su
desarraigo y sus resistencias al progreso: esta
era la triada sobre la que la unión americana
parecía soportar sus ilusiones, y a la que de
continuo la revista norteamericana ensalzó.
La idea no era simplemente pasar por alto las
diferencias económicas, sociales y políticas,
sino más bien convertirlas en estímulo para la
colaboración misma.
Al cabo de las proyecciones de rigor,
la celebración de tratados de cooperación y la
conformación de organismos internacionales
de veeduría y apoyo, la cotidianidad de
millones de personas en el continente pareció
estar en condiciones de insertarse en una red
económica y social internacional. Cual piezas
de un rompecabezas, los ciudadanos de esta
promesa de progreso fueron adheridos a esta
oda a la democracia, la soberanía, la libertad
y la cooperación. Con las obras de
infraestructura desarrolladas desde mediados
del siglo XX, y especialmente con la
financiación de sectores tales como
educación, salud y vivienda, quedaba la
sensación de que las poblaciones
latinoamericanas podían aspirar no solo a
mejorar su situación, sino a su vez a insertarse
en una cultura global que las llevara a ver más
allá de su realidad bucólica y pedestre, y en
cierto modo a intervenir de mejor manera en
el reparto de lo sensible.
Sea como fuera, esta unión entre lo
local y global en el ámbito americano no fue
mostrada por LIFE en Español, y en general
no tuvo repercusión en el curso de la fuerza
estético histórica, como algo que dependiera
del pueblo. Antes bien, la publicación dejó
como moraleja que tales iniciativas de
353 Los trazos del poder en la posguerra transformación dependen en todo momento
de “traductores”, que, formados en los
principios de la democracia y la libertad, y
poseedores de los medios para ser escuchados
(de producción y de comercio político), se
encargaran de llevar la buena nueva de
progreso al pueblo oprimido. Élites y
políticos profesionales, ellos eran, pues, los
llamados a crear un lenguaje común entre lo
local y lo global, y en últimas a gestar una
uniformización de los tiempos individuales
“desviados” dentro de esa peculiar candencia
de la posguerra que rompía con el pasado y
que, mientras para el primer mundo exaltaba
la posibilidad de disfrutar del día a día, para
los demás remarcaba la necesidad de empeñar
todos los esfuerzos en pos de un mejor futuro.
En el salto histórico de la
transfiguración, este simbolismo de unidad
americana conservó mucho de lo retratado
por LIFE en Español, especialmente en lo
concerniente al centro, en cuanto equilibrio
ideológico, que una vez más aparece en el
horizonte como referente teleológico de buen
gobierno y de entendimiento. La VI Cumbre
de las Américas, reunida en Cartagena de
Indias en abril de 2012 (figura 123),
ejemplifica esta continuidad en la fuerza
estético histórica de esta corrección política
que propende por el consenso, pero que a
doble banda camufla problemáticas sociales.
Distintas vertientes y modelos, todos
convergen en este nuevo episodio sobre los
planes de un continente que, a despecho de su
pretendida movilización hacia la izquierda,
parece que más bien baraja de nuevo y vuelve
a empezar como actor genérico, como pan-
Estado, que apunta a la moderación política y
el robustecimiento de su participación en la
economía global de mercado. Con poses de
alegría y hermandad, estos dieciocho líderes
y representantes políticos del hemisferio
posaron para la posteridad. Casi todos
saludan y sonríen, mientras con su
coreografía aparentemente desordenada
reflejan una estética del poder un tanto más
cálida, si se quiere más cercana al pueblo.
354 Revista LIFE en Español, 1955-1965
En la agenda de trabajo propuesta para
el evento destacan las discusiones sobre el
comercio de estupefacientes y el posible
reintegro de Cuba a la OEA, este último
impulsado por Argentina, Brasil, Bolivia,
Venezuela y Uruguay. El presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, parece con
su discurso en torno a la renovación ser el
anfitrión idóneo para esta variopinta reunión.
Logró reunir a muchos y distintos líderes,
pero su organización resiente las ausencias, y
en varios momentos resultó unilateral en su
organización temática. Las tensiones tras
bastidores dinamizan el encuentro. Por un
lado, la ausencia de los presidentes de
Ecuador, Venezuela y Nicaragua parece ser
una respuesta a la renuencia norteamericana a
abordar lo concerniente a Cuba; por el otro, la
presidenta de Argentina se retiró sin premuras
al ver cuán poco apoyo recibía su reclamo
sobre las islas Malvinas. Hacia el final la
discusión sobre la política antidrogas se
diluyó, y en definitiva no hubo avances. Para
muchos, la VI Cumbre de las Américas fue un
abierto fracaso. Sea como fuere, no es del
caso perder de vista que esta Cumbre tuvo
como proscenio paralelo el encuentro de estos
representantes con el importante sector
privado del continente. Falabella, Oxxo,
Odebrecht y la mexicana Femsa estuvieron
allí para mostrar que a la larga, y a pesar de
las diferencias ideológicas, preciso es sonreír
y saludar para que el mercado propicie una
unión por momentos idílica. La escena
fundante de LIFE en Español sobre la
“fraternidad” continental parece, pues, no
encontrar su correlato en la deslucida y
criticada OEA. El bastión de la integración
americana sería en cambio la posibilidad de
forjar alianzas comerciales; es este el lenguaje
común que practican todos estos
plenipotenciarios, tanto de izquierda como de
centro, y por el cual, amén de sus
discrepancias, posan en últimas como sujetos
anuentes. Libertad y orden, unión y
soberanía, en el tenso equilibrio de estos
simbolismos transcurre el devenir de su
realidad política.
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357 Los trazos del poder en la posguerra 3. Estética del armisticio: Una
efímera insurrección
Cincuenta y tres años después de la
crisis de los misiles, los presidentes de
EE.UU. y Cuba se estrecharon la mano
(figura 124). Su gesto sonriente mostró que, a
pesar de las diferencias y de décadas de
tensión, era posible restablecer las relaciones
diplomáticas y otras más entre ambas
naciones. Transcurrió medio siglo de
bloqueos, aislamientos, refugiados, balsas
que quedaban a la deriva y una estela
ecfrástica a propósito de las defensas
ideológicas de uno y otro bando, y por fin se
vislumbraba una luz de esperanza para
millones de personas que vivieron en carne
propia la tragedia de esta separación. Desde
el punto de algunos analistas, el encuentro
entre el carácter conciliador de Barack
Obama, por entonces el presidente
norteamericano, y la disposición al diálogo de
Raúl Castro, presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros de Cuba, y sucesor de
Fidel Castro, fue un aspecto clave de este
acercamiento. Con todo, puede que este
suceso diga mucho más si no se le aprecia
únicamente como una derivación natural del
carisma de estos líderes, y en cambio se le
analiza desde el punto de vista de su inserción
en la fuerza estético histórica.
La Guerra Fría marcó su declive con
la caída del muro de Berlín, especialmente
con la disolución de la URSS. No obstante,
varios de sus efectos no cesaron de producirse
al cabo de más de una década, tanto así que
hacían ver a fenómenos como la crisis en los
Balcanes, las divisiones en Medio Oriente y
la misma Cuba como reminiscencias de una
época que se negaba a morir. Pero la
topología de dicha tensión bipolar no
simplemente se proyectó hacia la actualidad a
través de dichas “inercias” históricas, y
tampoco asumió las condiciones de una mera
división simbólica del mundo entre fieles e
infieles. Esta continuidad histórica, hecha
cotidiana por vía de lo estético, se caracteriza
358 Revista LIFE en Español, 1955-1965
más bien por fincar en el imaginario colectivo
las bases de una singular estructuración,
constante y variable, de sucesivos sucesos
disidentes. La cuestión, pues, no reside en
esta escena fundante en el hecho de las
características de aquel contra quien se lucha,
sino en cómo en un momento dado ese
“aquel” terminó siendo la representación por
antonomasia del enemigo.
¿Era inevitable que Cuba y EE.UU.
restablecieran sus relaciones? ¿Qué es
concretamente aquello a lo que se pone fin
con ese apretón de manos entre los
presidentes Obama y Castro? En sentido
estricto, tales interrogantes, que han sido el
leitmotiv de las reflexiones habidas al
respecto, introducen una especie de ruptura
histórica no justificada. Lo que más bien
cabría observar es que tras el acercamiento de
estas dos naciones no hay tan solo un intento
de reconciliación, sino más bien una
exacerbación de dos fenómenos observados
previamente. 1) Ecfrásticamente se plasma en
momentos concretos una especie de mayor
conciencia sobre los efectos devastadores que
puede traer la racionalización del día a día,
entre ellos la guerra, ante lo cual se reacciona
con su denuncia —no pocas veces con
espectacularidad— y con clamores que
invitan a restaurar la barrera que separa “la
razón” de “la sinrazón”. 2) La unidad política
internacional, concebida como medio de
superación de problemática sociales
comunes, no desemboca en adhesiones
unilaterales al modelo económico social
estadounidense, y en cambio se caracteriza
por dar lugar a toda una pléyade de formas de
anuencia que, en ciertos momentos, resultan
a su vez objeto de sospecha.
Lo apreciado en LIFE en Español
sobre la conversión de Cuba en enemigo es un
ejemplo de ello. Pero lo cierto es que a lo
largo del giro ecfrástico esta situación
también se ha apreciado en relación con otras
organizaciones, que antaño fuesen o bien
toleradas o bien vistas como aliadas (por
359 Los trazos del poder en la posguerra ejemplo, las fuerzas rebeldes afganas, que de
ser homenajeadas durante la Guerra Fría,
posteriormente quedaron etiquetadas bajo el
mote de terroristas), y a su vez parece poder
producirse en un sentido inverso. Desde
luego, no es del caso restar importancia a las
nefastas consecuencias derivadas de la
confrontación ideológica bipolar ni a las
contiendas que tuvieron lugar después, ni
mucho menos resulta sensato desconocer que
detrás de la constitución de cada nuevo
“enemigo de la democracia y la libertad” se
movilizan importantes intereses geopolíticos
y económicos. Con todo, hay que ver que esa
constitución de realidades en torno a la
disidencia política va de la mano con el clima
de seguridades que acompaña a los
individuos, a las colectividades e incluso a las
sociedades, y que en escalas variables se
enlaza directamente con sus expectativas y
sus formas de valoración. No es tanto el
disidente lo que estéticamente escandaliza a
cada quien que, directa o indirectamente,
presta atención al devenir de eso que cabe
denominar como acontecer global, sino más
bien la sensación de que en cada relato diario
sobre disidencia y reconciliación se dibuja la
esencia misma de lo humano, una que se
anhela continúe escapando de esa
artificialidad del mundo que en los momentos
de crisis se antoja más nítida que nunca.
Enemigos surgen por doquier, pero a
su vez en la fuerza estético histórica quedan
retratadas las restauraciones, los consensos y
las nuevas esperanzas. Como si de renovados
tiempos se tratase, una especie de
redescubrimiento de la genericidad humana
extraviada surge con cada reconciliación. Las
diferencias se antojan ahora espurias e
improvisadas, en trazos ecfrásticos lo
irreconciliable queda emparentado, “América
para los americanos” cobra una nueva
significación. La semántica del poder abre su
espectro a la diferencia, en medio de las
discrepancias los contendientes sonríen, su
gesto parece una invitación al olvido de lo
sucedido. Variados medios de comunicación
360 Revista LIFE en Español, 1955-1965
hicieron eco de este acercamiento entre
Obama y Castro, e incluso para muchos
resulto ser un gesto de autenticidad en medio
de décadas de simulacros de guerra,
polarización e incertidumbre. La compleja
situación pareció quedar zanjada con una
sonrisa, la vecindad se hizo natural, mientras
la estética de la escrupulosa y timorata
política internacional cedió su lugar, al menos
ante las cámaras, a una que sin prevenciones
exalta la auto-evidencia de la hermandad. En
esos más de cincuenta años se fueron la vida
y las ilusiones de muchos de los afectados por
este aislamiento, pero con un apretón de
manos, y a la luz de la longeva vitalidad de la
reivindicada genericidad humana, todo se
antoja como una efímera insurrección.
En este trastoque anuencia y
disidencia, con todo, parece alimentar una
vez más el ya prototípico papel de cada parte
en esta relación de cooperación continental.
El liderazgo de los Estados Unidos en
Occidente se ratifica una vez más,
especialmente su condición de redentor frente
a los problemas que aquejan al conjunto de
América. Y Cuba, que resistió el trago
amargo de la Guerra Fría, ahora aparece como
zona que, merced al capital norteamericano,
puede por fin aspirar a mejorar su situación.
Pareciera como si la contagiosa "fiebre
comunista" se hubiera controlado, como si las
veleidades del desvarío revolucionario
hubieran dado pasó a la madurez. En el
discurso y en las imágenes queda la sensación
de que un “ismo” más ha caído en desuso, y
que ahora lo que resta es mancomunar
esfuerzos en pos de develar en su falsedad a
todos los demás. La difícil etapa de iras y
anhelos frustrados en América Latina no cesó
aquí, y en muchos aspectos sus tierras siguen
siendo adustas y atormentadas. Esto parece
más bien un acto de volver a barajar, de
relanzar la cooperación, y de llegar a concluir
que el proyecto modernizador constituye
todavía la tarea común de los países del
hemisferio. La disidencia no desaparece,
sencillamente cambia de ropaje.
361 Los trazos del poder en la posguerra
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363 Los trazos del poder en la posguerra 4. Estética de la otredad: Cómo nos
ven los otros
El periplo 1955-1965 significó para
los EE.UU. la posibilidad de consolidar su
poderío económico y militar ante el resto del
mundo, pero a su vez supuso un punto clave
para que sus profundas contradicciones, hasta
entonces sorteadas u obnubiladas por las
guerras mundiales, se hicieran evidentes. La
imagen de tierra de la libertad se tejió desde
sus inicios con los retazos de toda una plétora
de culturas. Inmigrantes de todas partes
hicieron de Norteamérica su casa; algunos
pudieron con el tiempo convertirse en
ciudadanos, otros, en cambio, debieron
continuar cargando con el estigma de la
discriminación. El movimiento negro es
representativo de esta última situación,
presentada por LIFE en Español como una
lucha por los derechos civiles y la igualdad.
Su fuerza tuvo las condiciones de una nueva
estética, que siempre había estado allí,
oprimida y sojuzgada, pero que a mediados
del siglo XX ya resultaba incontenible y
pletórica. Su reivindicación sigue siendo a día
de hoy una tarea pendiente, así como una
ventana para ver, con el entendimiento
ganado con el análisis de ese pasado, las
segregaciones del presente.
La discriminación y las tensiones
retratadas por LIFE en Español transfiguran
en la imagen de los nuevos inmigrantes
(figura 125), que procurando evitar la guerra
se lanzan desesperadamente al mar, casi sin
contar con mayor esperanza de encontrar
refugio. De Siria, Irak y otras zonas de Medio
Oriente, ellos son el fiel reflejo de ese extraño
y ponzoñoso legado de la Guerra Fría.
Devenidos para muchos en triste espectáculo
viviente, estos nuevos parias son vistos por
muchos con terror, desconfianza y rencor.
Son la nueva mancha, ya no negra, sino
musulmana y pretendidamente anti-
civilizatoria. Entre la desidia y la a veces
hostil actitud de los Estados receptores, miles
han muerto, mientras otros tantos ven cómo
364 Revista LIFE en Español, 1955-1965
terminan por ser sometidos a cuarentena
social. Los líderes políticos sostienen
intensos debates por su causa. Algunos apelan
a los principios occidentales de la igualdad, la
libertad y la fraternidad para tratar
dignamente a estos refugiados; otros, basados
en los mismos principios, exponen que ante
todo debe primar la seguridad, el orden y el
respeto por los ciudadanos de los países
receptores, y especialmente la salvaguardia
de Occidente de formas religiosas y sociales
que supongan una amenaza.
La polarización del discurso es la
constante, aunque en uno y otro caso se hace
ver a la cultura occidental como el referente
de una grandeza histórica que no solo debe
preservarse, sino a su vez extenderse como
mecanismo de pacificación hacia las zonas
afectadas por la guerra. Como correlato de
dicha circunstancia queda que las
confrontaciones en Medio Oriente, la
diáspora de refugiados y la inestabilidad
política en dicha región se convierten casi que
al instante en formas ajenas a Occidente, en
manifestaciones propias de una otredad que
se carcome a sí misma y de paso contagia al
resto del mundo. El avance trepidante de ese
otro, inaceptable y errático, queda por
principio visto como pretexto para la acción
militar y de cooperación; la retórica de los
derechos humanos entra en escena, pero ya no
como mera reivindicación de la posibilidad
de existencia y expresión autónomas de esa
otredad, sino como instrumento de una
estrategia de pacificación y restablecimiento
del orden que no pocas veces raya en la
agresión. Aquí, tal y como sucediere con la
visión sobre el comunismo esbozada por
LIFE en Español, a través de la écfrasis se
construye esa otredad, por una parte
acentuando ciertos rasgos inherentes a su
cultura, y, por otra, homogenizando a los
destinatarios de tal hermenéutica bajo la
etiqueta de musulmanes, fundamentalistas,
yihadistas y retrógrados. El resultado: que
todo inmigrante queda al instante
365 Los trazos del poder en la posguerra estereotipado como un potencial integrante de
grupos terroristas como Isis o Al Qaeda.
Entre 1955 y 1965, el movimiento
negro no simplemente fue una labor de
igualación, sino que fue específicamente una
estética que en un momento dado desbordó lo
previsible, dinamizó amplios sectores de la
cotidianidad, escandalizó a una moral que ya
empezaba a enmohecerse y reivindicó en los
EE.UU. el papel de la diferencia. El país del
norte pareció por momentos oscilar entre su
ánimo de grandeza y la inestabilidad de su
imagen como adalid de los derechos civiles y
de la pretendida genericidad de sus proyectos,
y fue en momentos como ese donde buscó en
su pasado la inspiración para recobrar su
rumbo. La integración de su pueblo parecía
ser una cuestión de retomar su objetivo
nacional, y de la mano de una renovación de
su clase política ello se hacía cada vez más
nítido en el horizonte de los más optimistas.
La familia Kennedy, como en la actualidad el
legado de los Obama, intervino como
estímulo a ese reconocimiento del otro, y en
particular como un nuevo comienzo. El
glamour y el rostro humano en el ejercicio del
poder hicieron presencia en el escenario.
En el sentir de muchos, y a igual que
pudiera pensarse que acontece hoy día, ello
no fue más que una reconciliación espontánea
y sin trascendencia, olvidada tiempo después
por la necesidad de volver a ejercer sin
sutilezas la estrategia geopolítica. No así, la
escena fundante que proyecta LIFE en
Español al respecto no alude simplemente a
cambios súbitos, tal vez irreversibles, en
cuanto a la imagen de “lo norteamericano” y
su papel frente a la alteridad se refiere. De
hecho, puede parecer que el giro ecfrástico se
caracteriza por simplemente plasmar las
oscilaciones emotivas de las multitudes en los
medios de comunicación, y que a partir de las
mismas crea un determinado ambiente para la
construcción cotidiana del relato histórico.
Sin embargo, a lo largo del siglo XX la
estética no apareció meramente como un
366 Revista LIFE en Español, 1955-1965
componente paralelo al poder y al ejercicio
político en general. Enriquecida por su
deslinde de la función representativa de la
realidad, ella tuvo la posibilidad de fungir
como algo más que una superestructura o un
reflejo ideológico, y en esa medida adquirir
una lógica de crecimiento que, aunque no
escindida de la secuencialidad del relato
histórico tradicional, sí que goza de
autonomía respecto de la diacronía
tendencialmente cíclica que a veces
caracteriza a este último. Así, pues, lo que
LIFE en Español y los demás medios
ecfrásticos pusieron de presente fue que la
estética rara vez es el cierre instrumental de
toda jugada política, y en cambio, desde la
perspectiva de lo cotidiano, constituye un
necesario comienzo de toda hermenéutica a
propósito del poder. La estética, potenciada
con su conversión en écfrasis en aras de su
masificación, no nace a la vida sin valoración,
ni mucho menos presume de ser neutra.
Desde que emerge, como creación, es
portadora de una valoración; ella es ética, y
de allí que en últimas sea una forma de poder.
La transfiguración que propicia LIFE
en Español en torno al poder parte, pues, de
esa cotidianidad que adopta los símbolos de
la política de la mesura, y en cierto modo
actúa como instancia de réplica de sus
rituales, pero a su vez exalta como una
preocupación de primer orden situaciones
tales como el poder transitar libremente por el
territorio, acceder a la educación sin
limitaciones de ningún tipo y, en últimas,
todo aquello que da cuenta de una adecuada
vivencia democrática-occidental. Y es que en
la fuerza estético histórica estas últimas,
individuales en su surgimiento y viscerales en
su disfrute, perfilan las bases para la
construcción de lo colectivo, y de alguna
manera se convierten en el lenguaje común
que permite a la América Latina entenderse
con los EE.UU. y con el conjunto de las
naciones del mundo que transitan por la orilla
ideológica capitalista.
367 Los trazos del poder en la posguerra Bibliografía
1. Artículos y figuras de LIFE en
Español (en orden de aparición)
Preludio
LIFE. (22 de enero de 1962). Economías
mundiales: gigante dormido que
despierta. LIFE en Español, XIX(1),
151.
Figura 1. Economías mundiales. ............... 17
Tecnologías
LIFE. (26 de noviembre de 1962). Hacia la
guerra o la paz. LIFE en Español,
XX(11), 6-16.
LIFE. (26 de septiembre de 1955). Vitalidad
del legado jurídico de John Marshall.
LIFE en Español, VI(7), 24-25.
Figura 2. Un nuevo sello. ................. 25
LIFE. (30 de enero de 1956). El Estado, la ley
y la religión. LIFE en Español, VII(2-
3), 56-57.
LIFE. (27 de enero de 1958). Las dilatadas
fronteras de EE.UU. LIFE en Español,
XI(1), 18-19.
Figura 3. Squanto, Franklin, Decatur,
Fuller, Wilson, Spaak, Mikoyan y
Rhyne. ............................................... 36
Jessup, J. K. (25 de julio de 1960). Un marco
magnífico para un gran debate. LIFE en
Español, XVI(2), 24-38.
Figura 4. El templo de los documentos
fundamentales. .................................. 41
Figura 5. Profeta de la soberanía
popular. ............................................. 45
MacLeish, A. (8 de agosto de 1960). Tenemos
un objetivo y lo conocemos. LIFE en
Español, XVI(3), 46-52.
Stevenson, A. (8 de agosto de 1960). 'Llevar
nuestro ideal a la humanidad'. LIFE en
Español, XVI(3), 47-54.
Figura 6. La ayuda a países
pequeños. .......................................... 51
Sarnoff, D. (8 de agosto de 1960). 'Cómo
ganar la guerra fría'. LIFE en Español,
XVI(3), 55-57.
Figura 7. El mensaje de los EE.UU. . 55
LIFE. (25 de julio de 1960). El objetivo
nacional de los EE.UU. LIFE en
Español, XVI(2), 22-23.
Kennedy, J. F. (19 de septiembre de 1960).
'Debemos subir hasta la cima'. LIFE en
Español, XVI(6), 24-27.
Figura 8. El candidato presidencial
demócrata, John Kennedy. ................ 60
Figura 9. En un corredor del Congreso,
durante el último período de sesiones,
el senador Kennedy estrecha las manos
de sus admiradores (Kennedy J. F.,
1960-09-19, p. 27). ........................... 63
368 Revista LIFE en Español, 1955-1965
Donovan, H. (1 de marzo de 1965). Johnson
pone en marcha la 'gran sociedad'. LIFE
en Español, XXV(5), 20-23.
Figura 10. Hora cero. ....................... 66
LIFE. (9 de marzo de 1959). ¿Parálisis de la
voluntad? LIFE en Español, XIII(4), 18.
Dozier, T. (24 de agosto de 1959). Cuba
coquetea con el caos. LIFE en Español,
XIV(4), 14-23.
Figura 11. Una imponente multitud. . 73
Figura 12. Con ademanes teatrales. . 76
Deriabin, P., & Gibney, F. (30 de mayo de
1960). La Unión Soviética tiende la red
en América Latina. LIFE en Español,
XV(10), 22-29.
Figura 13. Conspirador, Jefe, Agitador
y Propagandista. ............................... 78
Figura 14. Estas cédulas de
identidad. .......................................... 79
Figura 15. En disturbios provocados
por los rojos. ..................................... 80
Nardone, B. (20 de marzo de 1961). La
conspiración roja en la América Latina.
LIFE en Español, XVII(5), 18-23.
Figura 16. Manifestantes
anticomunistas. ................................. 81
Figura 17. Comunista frustrado........ 83
Figura 18. De vuelta de
Checoslovaquia. ............................... 84
Crankshaw, E. (12 de agosto de 1957).
Khrushchev triunfa, el marxismo
pierde. LIFE en Español, X(4), 28-31.
LIFE. (10 de julio de 1961). Hay que ganar la
guerra fría. LIFE en Español,
XVIII(10), 32.
Jessup, J. K. (5 de marzo de 1962). Qué debe
hacerse para derrotar al comunismo.
LIFE en Español, XIX(4), 12-63.
Figura 19. En Punta del Este ............ 89
Figura 20. Alemania Oriental ........... 90
Figura 21. Hungría ........................... 92
Figura 22. Puente aéreo de Berlín.... 93
Eisenhower, M. S. (16 de septiembre de
1963). La América Latina encara una
histórica disyuntiva. Revolución:
¿violenta o pacífica? LIFE en Español,
XXII(5), 68-78.
Figura 23. En 1953, durante su breve
viaje a la Argentina. ....................... 100
Figura 24. “El pueblo está enfurecido”.
........................................................ 105
Murphy, C. V. (28 de octubre de 1963). El
comunismo en América Latina. LIFE
en Español, XXII(8), 56-66.
Figura 25. En una manifestación
callejera .......................................... 107
Figura 26. Frente a una fazenda del
Nordeste. ........................................ 111
Figura 27. Dr. Ignacio Chávez y Luis
Carlos Prestes. ............................... 112
Figura 28. Incendiado por los
terroristas. ...................................... 114
369 Los trazos del poder en la posguerra LIFE. (2 de agosto de 1965). 'Cada diez
segundos caía un hombre...'. LIFE en
Español, XXVI(3), 13.
Figura 29. Después del combate. ... 116
Kennedy, J. F. (6 de marzo de 1961). Hacia la
'Alianza para el Progreso'. LIFE en
Español, XVII(4), 14-15.
Figura 30. El Presidente de los Estados
Unidos. ........................................... 118
LIFE. (6 de marzo de 1961). Un equipo para
pensar y planear. LIFE en Español,
XVII(4), 16-17.
Kennedy, J. F. (17 de abril de 1961).
'Progreso, sí; tiranía, no'. LIFE en
Español, XVII(7), 22-25.
Figura 31. Progreso, sí; tiranía, no
(Kennedy, 1961-04-17, pág. 22 y
23). ................................................. 121
LIFE. (18 de septiembre de 1961). Progreso
de una Alianza. LIFE en Español,
XVIII(6), 22-25.
Figura 32. Asamblea general. ........ 126
Figura 33. C. Douglas Dillon y
Guevara. ......................................... 127
LIFE. (16 de abril de 1962). 'Mucha Alianza,
poco Progreso'. LIFE en Español,
XIX(7), 4.
LIFE. (16 de septiembre de 1963). La
esperanza renace en las Américas. LIFE
en Español, XXII(5), 4.
Castañeda, C. M. (26 de abril de 1965). El
porqué de las críticas a la O.E.A. LIFE
en Español, XXV(8), 30-33.
Figura 34. Los fundadores. ............. 134
Figura 35. Expansionista. ............... 135
Figura 36. La Alianza. ..................... 138
LIFE. (16 de agosto de 1965). Mejores
índices en la América Latina. LIFE en
Español, XXVI(4), 46-47.
Figura 37. Accionistas de sociedades
anónimas en EE.UU. ...................... 140
LIFE. (15 de octubre de 1962). ¿Qué hacer
con Cuba, la nueva base soviética?
LIFE en Español, XX(8), 4.
Mulliken, J. (19 de marzo de 1962). La
metamorfosis de John Kennedy. LIFE
en Español, XIX(5), 64-71.
Luce, C. B. (29 de octubre de 1962). Cuba:
hay que tomar una decisión. LIFE en
Español, XX(9), 13-19.
Figura 38. Esta fotografía de cohetes
antiaéreos soviéticos. ...................... 147
Figura 39. Clare Boothe Luce. ........ 151
Figura 40. Soldados castristas. ....... 152
Figura 41. Vanagloriándose de su
triunfo .............................................. 153
Figura 42. Raúl Castro, ministro de
Defensa en Cuba. ............................ 154
LIFE. (28 de mayo de 1964). Henry R. Luce
y el 'diálogo'. LIFE en Español,
XXIII(10), 3.
370 Revista LIFE en Español, 1955-1965
LIFE. (6 de junio de 1955). El 'aislacionismo'
y la América Latina. LIFE en Español,
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Rostow, E. V. (2 de agosto de 1965). La dura
realdad del poder obliga a los EE.UU.
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Sujetos anuentes
LIFE. (24 de octubre de 1955). Gainza Paz y
la libertad de prensa. LIFE en Español,
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Figura 43. Gainza Paz y monseñor
Tato. ................................................ 162
LIFE. (2 de mayo de 1960). Hacia la libertad
y el orden. Parte III de una serie:
Colombia. LIFE en Español, XV(8), 30-
39.
Figura 44. Su primer voto. .............. 166
Figura 45. Un gran acto patriótico. 168
LIFE. (16 de mayo de 1960). Lleras exalta la
unidad americana. LIFE en Español,
XV(9), 14-15.
Figura 46. Con el gobernador de Nueva
York, Con el cardenal Spellman y Con
el alcalde de Nueva York. ............... 169
Figura 47. Los presidentes Lleras y
Eisenhower. .................................... 173
Núñez, J. E. (18 de marzo de 1963). Papel de
la 'élite' en América Latina. LIFE en
Español, XXI(5), 5-6.
Canel, J. B. (27 de noviembre de 1961). 'El
factor tiempo es importante'. LIFE en
Español, XVIII(11), 51.
LIFE. (13 de noviembre de 1961).
Presidentes de ocho países revelan sus
planes. LIFE en Español, XVIII(10), 48.
Figura 48. Obreros que trabajan. ... 180
LIFE. (27 de noviembre de 1961).
Presidentes de otros seis países
explican sus planes. LIFE en Español,
XVIII(11), 46-51.
Figura 49. El secretario del
Tesoro. ............................................ 181
Dozier, T. (27 de noviembre de 1961). Gran
actividad en Washington. Encuesta
sobre la Alianza para el Progreso: parte
II. LIFE en Español, XVIII(11), 46-51.
LIFE. (13 de noviembre de 1961).
Presidentes de ocho países revelan sus
planes. LIFE en Español, XVIII(10), 48.
Figura 50. Abastecimiento de petróleo y
el mejoramiento de la vivienda. ..... 183
LIFE. (27 de noviembre de 1961).
Presidentes de otros seis países
explican sus planes. LIFE en Español,
XVIII(11), 46-51.
Figura 51. Signos del progreso. ..... 188
Kavits, J. K. (18 de marzo de 1963). 'La
Alianza para el Progreso no basta'.
LIFE en Español, XXI(5), 28.
371 Los trazos del poder en la posguerra Sujetos disidentes y resistentes
LIFE. (30 de mayo de 1960). Una efímera
insurrección. Venezuela aplasta un
golpe militar. LIFE en Español,
XV(10), 47-49.
Figura 52. Los campesinos que
apresaron al rebelde. ..................... 197
Texaco. (30 de mayo de 1960). Marfak es
resistente. LIFE en Español, XV(10),
47.
Figura 53. Marfak es resistente. ..... 198
LIFE. (23 de enero de 1961). Una época de
ira y anhelos frustrados. LIFE en
Español, XVII(1), 68-76.
Figura 54. Machetes y llamas en el
Bogotazo. ........................................ 201
Figura 55. Humillación de Arbenz . 203
Figura 56. Histórico estallido de
odio. ................................................ 204
Figura 57. Encuentro de dictadores
rojos. .............................................. 205
LIFE. (26 de agosto de 1957). Hora de prueba
en la América Latina. LIFE en Español,
X(5), 18-28.
Figura 58. Haya extiende el brazo
derecho. .......................................... 206
Figura 59. Envuelto en la bandera. 207
LIFE. (7 de agosto de 1961). Tierra adusta y
atormentada. Bolivia: hora de prueba
para una revolución. LIFE en Español,
XVIII(3), 50-59.
Figura 60. Minero militante. ........... 209
Figura 61. Hay más maestros que antes.
........................................................ 210
Montenegro, W. (7 de agosto de 1961). Los
peligros de andar sobre dos caballos.
LIFE en Español, XVIII(3), 57-58.
LIFE. (3 de febrero de 1964). Bolivia encara
un futuro incierto. LIFE en Español,
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Figura 62. Captores. ....................... 212
Coughlan, R. (4 de septiembre de 1961). Un
problema abrumador. LIFE en Español,
XVIII(5), 45-53.
Canel, J. B. (18 de marzo de 1963). Saldo
sangriento y aleccionador de una
tragedia. LIFE en Español, XXI(5), 24-
27.
Figura 63. Víctimas. ........................ 217
Figura 64. Bandoleros. .................... 219
Figura 65. Análisis. ......................... 220
LIFE. (2 de septiembre de 1963). La
Universidad: política o estudio. LIFE
en Español, XXII(4), 8-19.
LIFE. (17 de agosto de 1964). Derrota roja en
los Andes. LIFE en Español, XXIV(4),
26-32.
Figura 66. Con su bandera. ............ 226
Figura 67. Material de propaganda
comunista. ....................................... 227
Figura 68. El símbolo de la
emancipación. ................................. 228
372 Revista LIFE en Español, 1955-1965
LIFE. (1 de febrero de 1965). Marquetalia.
Manuel Marulanda Vélez. Cartas a la
redacción. LIFE en Español, XXV(3), 3.
LIFE. (1 de febrero de 1965). Marquetalia.
Alberto Ruiz Novoa. Cartas a la
redacción. LIFE en Español, XXV(3), 3.
LIFE. (28 de julio de 1958-07-28). El
interamericanismo y la opinión pública.
LIFE en Español, XII(2), 12-19.
Figura 69. ¿Qué gravedad tiene la
yanquifobia? ................................... 231
Galbraith, J. K. (20 de agosto de 1962). ¿Por
qué existe la pobreza? LIFE en
Español, XX(4), 56-59.
Figura 70. Descalzo y de pie en el
barro. .............................................. 234
Freyre, G. (11 de mayo de 1964). La lucha no
es de clases. LIFE en Español,
XXIII(9), 24-27.
Figura 71. El sentimiento
anticomunista.................................. 237
Estética y estéticas
LIFE. (14 de octubre de 1963). El negro en
busca de la dignidad. LIFE en Español,
XXII(7), Portada.
Figura 72. Mano en alto. ................ 245
LIFE. (12 de marzo de 1956). Preocupa al Sur
el caso de miss Lucy. LIFE en Español,
VII(6), 24-28.
Figura 73. La figura central. .......... 248
Figura 74. Elementos hostiles. ........ 249
Wallace, R. (24 de septiembre de 1956).
Cómo llegó el negro esclavo a América.
LIFE en Español, VIII(7), 36.
Figura 75. En un barco negrero. .... 250
Figura 76. La subasta de esclavos. . 253
LIFE. (26 de junio de 1961). El viaje en
autobús que hace época. LIFE en
Español, XVII(12), 22-23.
Figura 77. Con bayonetas caladas. 255
LIFE. (12 de noviembre de 1962). La batalla
de Mississippi, 1962. LIFE en Español,
XX(10), 12-21.
Figura 78. Epílogo. ......................... 257
Smith, L. (12 de noviembre de 1962). 'Ahora,
la decisión de cada uno por el bien o por
el mal'. LIFE en Español, XX(10), 20.
Figura 78. Revoltosos. .................... 258
LIFE. (10 de junio de 1963). La pugna racial
en Alabama. LIFE en Español,
XXI(11), 24-25.
Figura 80. Arma policial. ............... 259
Figura 81. Lágrimas y rezos. .......... 260
Birnbaum, J. (19 de agosto de 1963). La
revolución racial en EE.UU. LIFE en
Español, XXII(3), 12-19.
Figura 82. Triunfos en campaña. ... 261
Figura 83. James Baldwin. ............. 262
Figura 84. Wilkins, Young, Farmer.
King y Forman. .............................. 264
Figura 85. Incontenible
humanidad. ..................................... 266
373 Los trazos del poder en la posguerra LIFE. (30 de septiembre de 1963). La
histórica marcha sobre Washington.
LIFE en Español, XXII(6), 18-21.
Figura 86. Manifestantes. ............... 268
Figura 87. Masa humana. .............. 269
Figura 88. Voces fervorosas. .......... 272
White, T. (17 de febrero de 1964). Base del
poder, integración, militancia, ¡libertad
hoy! LIFE en Español, XXIII(4), 50.
Figura 89. “¡Venceremos!” ........... 273
Figura 90. Líder del movimiento. ... 276
LIFE. (26 de abril de 1965). Selma: hora
histórica para la libertad. LIFE en
Español, XXV(8), 16-24.
Figura 91. En la marcha. ............... 278
Canel, J. B. (3 de agosto de 1964). La ley
contra la segregación en los EE.UU.
LIFE en Español, XXIV(3), 12-15.
LIFE. (17 de diciembre de 1960). Gran
entusiasmo en EE.UU. ante la campaña
electoral. LIFE en Español, XVI(8), 12-
34.
Figura 92. Visitando una granja y
manejando un tractor. .................... 280
Figura 93. Gran entusiasmo ante la
campaña electoral. ......................... 282
Figura 94. Una fila de puertorriqueños.
........................................................ 283
LIFE. (20 de febrero de 1961). Nueva mano,
nuevo verbo, nuevo estro. LIFE en
Español, XVII(3), 10-19.
Figura 95. Nueva mano, nuevo verbo,
nuevo estro. ..................................... 285
Figura 96. Robert Frost y Richard
Cushing. .......................................... 287
Figura 97. Una nota elegante. ........ 288
Coughlan, R. (17 de abril de 1961). Kennedy
lleva al poder a 'los mejores'. LIFE en
Español, XVII(7), 56-65.
Figura 98. El nuevo gabinete. ......... 290
LIFE. (5 de febrero de 1962). Un cálido ¡sí!
para los Kennedy. LIFE en Español,
XIX(2), 18-19.
Figura 99. Solemnes y
Alborozadas. ................................... 292
LIFE. (9 de septiembre de 1962). Los
Kennedy y la nueva era en la Casa
Blanca. LIFE en Español, XX(1), 24-
25.
Figura 100. Kennedy y Khrushchev y
Versalles. ......................................... 293
LIFE. (10 de julio de 1961). Kennedy:
presidente trotamundos. LIFE en
Español, XVIII(1), 28-31.
LIFE. (23 de enero de 1961). Y beldades al
por mayor. LIFE en Español, XVII(1),
36-44.
Figura 101. Jacqueline Kennedy (LIFE,
1961-01-23, pág. 44). ...................... 295
LIFE. (27 de mayo de 1963). Su mundo fue
plácido y risueño. LIFE en Español,
XXI(10), 42-46.
Figura 102. Empequeñecida. .......... 296
374 Revista LIFE en Español, 1955-1965
LIFE. (16 de octubre de 1961). La primera
dama rinde culto a la historia en la Casa
Blanca. LIFE en Español, XVIII(8), 62-
71.
Figura 103. En el Salón Azul. ......... 298
Figura 104. Jacqueline piensa cómo
usar su hallazgo. ............................. 299
LIFE. (23 de diciembre de 1963). El asesinato
del presidente Kennedy. LIFE en
Español, XXII(12), 8-22.
Figura 105. Tras rosas y sonrisas. .. 300
Figura 106. Jacqueline Kennedy. ... 301
Figura 107. Muerte. ........................ 302
LIFE. (6 de enero de 1964). Jacqueline
Kennedy. Historia de una mujer
valiente. LIFE en Español, XXIII(1),
Portada.
Figura 108. Historia de una mujer
valiente............................................ 303
Hamblin, D. J. (6 de enero de 1964). Sus
decisiones confirieron gran realce a las
solemnidades. LIFE en Español,
XXIII(1), 6-9.
Figura 109. Recuerdo patriótico. .... 304
LIFE. (6 de enero de 1964). El hombre que
mató a Kennedy: en busca de sus
móviles. LIFE en Español, XXIII(1),
18-19.
Jackson, D. (13 de abril de 1964). En busca
de la verdad sobre Lee Oswald. LIFE en
Español, XXIII(7), 3.
White, T. H. (6 de enero de 1964). Para el
presidente Kennedy un epílogo. LIFE
en Español, XXIII(1), 10-11.
Kennedy, J. (6 de julio de 1964). Cómo era
realmente. LIFE en Español, XXIV(1),
18-21.
LIFE. (23 de diciembre de 1963).
Latinoamérica pierde un gran amigo.
LIFE en Español, XXII(12), 1.
LIFE. (23 de diciembre de 1963). John
Fitzgerald Kennedy. LIFE en Español,
XXII(12), 7.
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