Urnas-relicarios de plata de la Catedral-Magistral de ... · bordada, el báculo,... etc. recordarán las vestiduras sacerdotales preparadas para Aarón. Los reyes serán investidos

Urnas-relicarios de plata de la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares.

SS: XVII-XVIII1

Mª Evangelina MUÑOZ SANTOS Institución de Estudios Complutenses Alcalá de Henares

I. Introducción general de la plata.

II. Tradición de la platería complutense.

III. Características de la platería en el siglo XVII. 3.1. La platería en el S. XVIII.

IV. Alhajas en dependencias de la Catedral-Magistral urna de San Diego de Alcalá. (Capilla de San Diego) 1658.

V. Urna de los Santos Niños (cripta de los Santos Niños) 1702.

VI. Arca eucarística del Jueves Santo. Dependencia de la sacristía. 1785.

6.1. Llave del arca eucarística 1785.

VII. Urna o arqueta (dependencia de la sacristía). S. XVI. El Mundo de las Catedrales (España e Hispanoamérica) San Lorenzo del Escorial 2019, pp. 515-532. ISBN: 978-84-09-14193-7

1 El estudio está basado en textos de mi tesis doctoral: MUÑOZ SANTOS, Mª E., Las artes decorativas en Alcalá de Henares: La platería y rejería en la Capilla de San Ildefonso y Magistral. SS: XVI-XVII-XVIII. Quinientos años de la Universidad de Alcalá. Universidad de Alcalá, 2001.

I. INTRODUCCIÓN GENERAL DE LA PLATA

El oro y la plata, metales preciosos y suntuarios poseyeron siempre un gran valor económico, como soporte del valor material de las monedas más frecuentes, de los diferentes países, a lo largo de la historia. Estos metales estuvieron siempre asociados al culto y a la representatividad de las distintas instituciones, tanto religiosas como civiles. De ahí su reconocido valor simbólico, sentido religioso y artístico. La liturgia católica conlleva la especialización de los objetos sagrados.

Cada función requiere un número determinado de utensilios; algunos de

ellos de obligada realización en metales nobles: cálices, copones, custodia. Otras piezas como navetas, portapaces, incensarios, lámparas, atriles, urnas-relicarios, medallas, pueden ser de bronce sobredorado u otro metal.

Los Pontífices poseerán atributos que los signifiquen, por ello surgirán:

cetros, báculos, anillos, pectorales… La enjoyada tiara, la túnica ricamente bordada, el báculo,... etc. recordarán las vestiduras sacerdotales preparadas para Aarón. Los reyes serán investidos con: cetros, coronas, anillos, cruces de galas, collares simbólicos con atributos de su dignidad institucional.

Las parroquias, las órdenes religiosas, las cofradías y hermandades, poseerán:

cruces de guía, insignias con la iconográfica del santo/a del titular/es; estandartes, portada de los libros de los evangelios, estatutos, coronas para las imágenes, guiones, remates de cruces, cetros,… etc. Los Concejos, Chancillerías, Universidades, Magistraturas, todas estas entidades, tendrán sus atributos de autoridad y representación: mazas, cetros, varas, medallas, cruces simbólicas de su dignidad, insignias...

El orfebre, artífice de tanta belleza y dominador de la materia, será, a lo

largo de la historia, un personaje importante y valorado, sobre todo a partir del s. XVI. Siempre asociado su trabajo a los clientes citados. De legitimar la ley y peso de estos metales equiparándola al “marco patrón”, se encargarán los contrastes y marcadores, como respuesta a las distintas pragmáticas y leyes que, a lo largo de los siglos, los monarcas han ido dando destinadas tanto a la Casa de la Moneda como a las diferentes platerías nacionales.

URNAS-RELICARIOS DE PLATA DE LA CATEDRAL-MAGISTRAL…

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II. TRADICIÓN DE LA PLATERÍA COMPLUTENSE

La platería complutense de los ss: XV-XIX, estuvo formada por un centenar largo de orfebres, entre maestros y oficiales. La Calle mayor, corazón de la villa-ciudad, fue, año tras año, su lugar principal de ubicación, más alguna calle próxima. En el S.XV, la relación de plateros asciende a una decena, conviviendo la platería cristiana y judía: Juan Faraz, Diego López, Rodrigo de Loranca, junto a Isaque Gabán, Mose Açaban, Yuçaf y Simuel Gabay, serán algunos de ellos.

En la centuria siguiente, S.XVI, se incrementa la nómina a una veintena

de maestros orfebres activos, como consecuencia de la fundación de la Universidad, la relevancia adquirida por la Colegiata-Magistral, y cómo no, por el Concejo. Entre ellos están artífices tan renombrados como, Los Faraces, Gaspar de Guzmán, Miguel Ruiz, Antonio del Castillo, Los Guillén etc. En el S.XVII, disminuirán algunos, pero aun así será notable en su primera mitad; destacando, Alonso Martínez, Los Ceballos, Cristóbal Méndez, Juan de Hena, Francisco de Almería...etc. Haciéndose realidad, en la segunda mitad, 1656, la frase de Juan de Ceballos: “Suplica a Vs, le haga el favor y merced de probar el dicho oficio en la persona que fuere servido, que como hemos quedado pocos plateros...”.

El siglo XVIII, que tan importante fue para otras platerías no lo será para

la alcalaína; confluyen factores negativos heredados: La decadencia de la Universidad, con su proyección tanto numérica de población, como de repercusión en el sector terciario de servicios. A ello sumamos la Guerra de Sucesión, más el descenso de la nobleza urbana, así como las crisis de subsistencia, fruto de las epidemias y plagas, favorecidas por climatologías adversas.

La nómina de los plateros en este siglo oscilará entre tres o cuatro: Se inicia

con los hermanos Pedro y Manuel Gómez Delgado, junto a Lucas Fernández. En 1736, se incorpora Matheo Pérez, procedente de Guadalajara, que fijará su domicilio en la C/ de Los Escritorios. En el Catastro de Ensenada de 1753, estarán: Pedro Gómez Delgado, Matheo Pérez y Jaime Yánez. Domingo del Gras, natural de Pisa, y su hijo Antolín, Antonio García y Antonio Álvarez, completarán la relación. En el S.XIX, sólo estarán Salvador Romero de Figueroa y José Romano.

Las piezas del estudio pertenecen a los siglos XVII-XVIII de artífices

foráneos.

Mª EVANGELINA MUÑOZ SANTOS

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III. CARACTERÍSTICAS DE LA PLATERÍA EN EL SIGLO XVII

Comienza a notarse la unidad del estilo Barroco en la estructura.

El pie de las piezas suele ser circular en cálices y copones; por el contrario en las custodias existe más variedad; el borde o pestaña es plano, posee perfil convexo, en triple escalonamiento, estando el cuerpo superior rehundido en su interior, generalmente.

El astil es troncocónico con molduras; el nudo puede variar: de jarrón, con

grueso baquetón superpuesto, ovoide o de pera invertida; el gollete cilíndrico, está moldurado en su parte superior e inferior; la copa es ligeramente acampanada y la subcopa bulbosa.

En el aspecto ornamental, unas veces irán desprovistos de decoración

buscando la belleza de las líneas, otras se enriquecerán con aplicaciones - óvalos, cuadrados, rombos, rectángulos, con esmaltes...; a veces las formas geométricas van finamente cinceladas incorporando ces, cartelas, imitando cueros avolutados, espejos opacos, motivos de lazos...

Hacia finales de siglo, las formas se complican y la decoración se naturaliza

con flores, frutas, pájaros, o querubines... Los focos artísticos cortesanos de Madrid y Valladolid imponen sus modelos durante la mayor parte del siglo.

3.1. La platería en el S. XVIII

Las características de los cálices de la primera mitad de siglo son: abandonan completamente las estructuras puristas. Las formas se vuelven más ágiles, más movidas y estilizadas. Se usa y abusa del torneado en la realización de los astiles, construidos a base de múltiples y suaves molduras. En la segunda mitad del S. XVIII, serán: ancho pie, suavemente moldurado y astil bien torneado con nudo periforme. A ello añaden, algunas piezas, decoración de telas, repujadas y cinceladas; otros poseerán molduras y llevarán listel en la copa, perviviendo la forma de pera invertida de la macolla.

El predominio de los focos artísticos cortesanos de Madrid y Valladolid,

ya vistos, siguen imponiéndose. En las piezas de mayor tamaño y riqueza ornamental, encontramos aplicaciones de esmaltes, reproducción de arquitecturas clásicas y reflejo de la simbólica imaginería mitológica o histórica. En esta época es muy frecuente la afluencia de las piezas americanas.

Hacia mediados de siglo, se inicia la tendencia Rococó. Las formas se

complican y se hacen asimétricas, la decoración se enriquece paulatinamente


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con predominio de las curvas, exaltación del encuadre, del marco, construido a base de rocalla, que es el motivo predominante. IV. ALHAJAS EN DEPENDENCIAS DE LA CATEDRAL-MAGISTRAL

URNA DE SAN DIEGO DE ALCALÁ. (CAPILLA DE SAN DIEGO) 1658

Datos históricos

San Diego de San Nicolás, de Alcalá, [San Nicolás del Puerto, Sevilla, hacia 1400 + en Alcalá de Henares el 13 de nov., de 1463], fue un hermano lego del convento franciscano de Santa María de Jesús, vulgo de San Diego. Su gran caridad y poder taumatúrgico, propició la admiración y devoción que suscitaba entre los alcalaínos y foráneos, como la familia real.

El hecho fue que en el siglo XV, el rey Enrique IV de Castilla, de Trastámara,

recurrió al santo lego franciscano para ser curado de la parálisis de un brazo producida por una caída del caballo, experimentado la curación.

Pasado el tiempo, será el príncipe don Carlos el curado, después de muchos

intentos de lograrlo por los doctores del Rey prudente y, perdida toda esperanza, será llevada el arca sepulcral a la Corte y, se producirá la sanación de las gravísimas heridas originadas por la caída de las escaleras del Palacio arzobispal de Alcalá. Agradecido Felipe II, don Carlos y familia, visitaron a fray Diego, donde estaba sepultado y, fomentaron su reconocimiento tratando de conseguir su canonización, junto con las instituciones locales eclesiásticas y civiles.

El 2-7-1588 por Bula de SS. Sixto IV, fue canonizado San Diego [ya

fallecido don Carlos]; las fiestas celebradas el año siguiente en su honor, fueron muy solemnes y participativas de la familia real, más los vecinos complutenses y foráneos. Felipe IV, retomará la costumbre de llevar el arca sepulcral a la Corte, buscando la sanación del infante Felipe Próspero, pero no hubo éxito. El citado monarca construyó en su honor una suntuosa capilla y regaló el arca de plata realizada en 1658 por el platero Rafael González Sobera y contrastada por Pedrera, Esteban en Madrid, del que hablaremos.

Conocemos el continuo ir y venir a la Corte del arca con el cuerpo momificado

de San Diego, gran taumaturgo y “apóstol de la caridad” con objeto de conseguir la sanación del rey Carlos II. La última vez del regreso fue ya el día 6 de noviembre de 1700, una vez fallecido el rey desafortunado el día 1 del mismo mes.


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Don Diego del Castillo escribano de SM., público y mayor de su ayuntamiento, refiere el diligente, participativo y devoto proceso seguido por los alcalaínos para recibir al “Glorioso cuerpo de San Diego”2. De nuevo el arca con las reliquias de San Diego volvió a la Corte con motivo de la enfermedad del joven rey, Luis I. Estudio de la pieza

Plata sobredorada, repujada, cincelada, grabada. Vara y media de largo por media de ancho y media de altura. Marcas: Triple marcaje, R coronada, perteneciente al autor, RAFAEL GONZÁLEZ SOBERA, escudo de castillo coronado de Villa, Madrid, y PE/DRERA, ESTEBAN, como contraste. 1658.

Procedencia: Convento franciscano de Sta. María de Jesús, vulgo de San

Diego, que por virtud de la desamortización y posterior demolición, algunas imágenes y objetos de culto pasaron a la Magistral-Catedral, en una de su capilla de San Diego es titular, en la que se venera y custodia. (Fig. 1).

Descripción

Posee forma de paralelepípedo, sobre basamento rectangular de madera

revestida de plata, en cuya base o escalón, están grabadas las marcas citadas, a la altura de las placas centrales anterior y posterior. Por medio de doble molduras, escasamente salientes se eleva y empieza la caja propiamente dicha; finaliza con pestaña de perfil recto. Opuestamente con relación al basamento inicial, se dispone la tapa plana de la urna, con resalte aproximado.

El alma de madera de dicha urna, está totalmente revestida de placas

rectangulares, enmarcadas por doble molduras, una más gruesa que la otra, relevadas, superpuestas a otra plancha plana totalmente claveteada, con motivos de margarita de seis pétalos y botón central, que contornea toda la superficie y partes divisorias de las placas. El mismo motivo ornamental y de fijación está en la pestaña del basamento.

La parte superior de la tapa, presenta tres planchas: las dos laterales, están

ornamentadas con temática vegetal estilizada, con repujado muy relevado, en las que se aprecia gran movimiento en la disposición acaracolada de las ramas con hojas carnosas bien dibujadas; poseyendo motivos de ces dobles, roleos,

2 AHMAH, Libro de actas de plenos / 11015/001. MUÑOZ SANTOS, Mª E., El rey

Carlos II y Alcalá de H. San Diego de Alcalá. Muerte del rey, testamento y exequias. XV Enc. , de HH.V del H. Gua. 2016.


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racimos y otras variantes muy propias de la decoración del momento; el fondo está, en parte, resaltado con rayas diminutas cinceladas o grabadas.

La placa central contrasta en el diseño, pulimento, y ausencia decorativa,

con las vistas. En el centro lleva el escudo de la Magistral, capelo con borlas sobre cruz arzobispal que en cartela de cuero recortado, con perfil acorazado, y avolutado en su parte superior, presenta grabadas las dobles coronas en posición superpuestas, cual si fuera un ocho, de las que surgen dos palmas de martirio; clara alusión a los Santos Niños complutenses Justo y Pastor. Lo que nos indica que ha sido cambiada, pues recordemos que procedía del convento de San Diego y, dado que en la parte plana de la chapa, una vez superada la zona claveteada, lleva la inscripción de ABBATE DOM DOROTHEO FERNÁNDEZ RUIZ, que regentó la Magistral de 1962-1975, por lo que la modificación se verificó en su periodo abacial, concretamente en 1963.

Presenta en los lados laterales e inferior inscripción de letras capitales,

bastantes grandes, que rezan: + SANCTA MAGISTRALIS + (tornapunta) ECCLESIA (tornapunta) + (tornapunta) COMPLUTENSIS (tornapunta) +. En la parte superior, a cada lado del capelo, hay la silueta grabada de dos motivos florales. En la pestaña recta posterior de la tapa superior lleva una placa rectangular en la que va la inscripción: “V CENTENARIO 1463-1963”.

El frente citado, posee también tres planchas rectangulares, las dos laterales,

iguales, la central con motivo alegórico femenino con cesto de frutas, entre ramos de flores repujados y cincelados de gran resalte; quizás represente la fecundidad de la Iglesia. Posee la bella y sonriente joven, herma femenina, un cuerpo híbrido, en el que la parte superior, de torso desnudo, rostro, melena y brazos son naturalistas, pero de cintura para abajo, por medio de una cartela de cuero avolutado, que ciñese su cintura, surgen diferentes ramas con hojas diversas, que se extienden cual falda ligera y con vuelo. La joven no posee piernas, hacen de tales, y rematan cual si pies calzados fuesen, dos aparentes capullos cerrados, o bellotas.

La posición de sus brazos es de acoger, abrazar, dos grandes palmas,

sacando las manos por entre las hojas carnosas que han surgido de una gran flor de seis pétalos en situación vuelta, convexos, encima de los cuales está la silueta de otra flor de cuyo botón sale una gran hoja muy relevada. Lleva sobre su cabeza, a manera de corona, un cesto de frutas, entre ellas una granada y otras de más difícil identificación, en relieve. Se adorna con un collar y enmarcando su juvenil cabellera hay hojas que finalizan en unas semejadas alas que se curvan para circunscribir al cesto con frutas. La composición es de un gran barroquismo por el diseño, tratamiento naturalista del cuerpo y de


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la exuberante y sensual belleza de la joven, carnosidad de las ramas y variadas flores. En resumen, un resultado muy efectista y grato, aunque sorprendente para el contenido de los restos del santo lego, que, como buen hijo de San Francisco, vivió sin pompas ni apego alguno de cosas terrenales.

El cambio de plancha central superior con su inscripción, y la referencia

grabada de su contenido, hace que se clarifique el motivo de la misma. Presenta repujados y cincelados todos sus frentes, de ahí que los laterales estén ornamentados con el mismo tratamiento citado pero con atributos parlantes, como el escudo real de los Austria, con corona y toisón de oro, que rodean y circunscriben el conjunto. El otro lateral lleva el abrazo de Cristo a San Francisco y motivos pasionales como, clavos, en la base del lignum, y corona de espinas que abarca y remata el crucero y brazo superior de la cruz. A ello hay que sumar el cordón franciscano en la mitad inferior del conjunto. Tanto a derecha e iz-quierda hay unas jóvenes aladas, semi de perfil, sin brazos y con el busto resaltado desnudo, con características semejantes a las citadas, salvando los detalles de llevar anudado a la cintura una rama con hojas carnosas, no poseer brazos y no llevar tocado en la cabeza, la cual queda enmarcada por la disposición envolvente de las alas.

Rodea el medallón ovalado contario de perlas, que le cierra por la mitad

inferior y el reducido espacio entre las alas de la parte superior. Queda rematada la composición por unas relevadas volutas de cuero vegetalizado. El fondo está rayado a buril. El resto de la superficie está muy recargada, con un verdadero «horror vacui»; posee vegetación de fuerte repujado, muy carnosa y sensual, conjugándose con otras de diseño y elaboración más fina y menuda. El resultado es abigarrado y barroquizante, propio del espacio arquitectónico para el que se construyó, y del retablo en cuyo centro iba a estar instalada, en la nueva capilla de San Diego.

Constatamos la síntesis de todas las artes en la genuina Capilla, realizada

por primeras figuras del momento histórico-artístico. Desaparecida la tapa superior de la Urna de San Diego, se hizo una nueva con motivo del V Centenario de su muerte 1453-1953, en tiempos del Abad Don Doroteo Fernández Ruiz, como consta en la inscripción3.

3 MUÑOZ SANTOS, Mª E., Las artes decorativas…, o.c., pp.282-286.


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V. URNA DE LOS SANTOS NIÑOS (CRIPTA DE LOS SANTOS NIÑOS) 1702

Datos históricos

Sabido es como los Santos Niños Mártires Justo y Pastor, de 7 y 9 años, respectivamente, nacidos en Tielmes pero afincados en Complutum (campamento militar de la época de los romanos), testimoniaron, libremente, su fe en Cristo el día 6 de agosto del año 306, ante el pretor Daciano, en tiempos del emperador Diocleciano, en el llamado “Campo laudable”.

Correspondió a San Asturio, primer obispo de Complutum, localizar los

restos de los Santos Niños Mártires.

“… en el mismo lugar hizo la sepultura, en un arca de jaspe, que hoy está en el altar de la Santa capilla, y puso en ella los Santos cuerpos. Y también se cree que él levantó y puso con tanta veneración como está la bendita piedra sobre que fueron degollados. El arca es una muy pieza [de jaspe] con doce pies de largo, y quatro de ancho y tres de alto, y cavada dos pies en hondo, con más de medio de borde al derredor…”

Las vicisitudes históricas de la invasión musulmana motivaron que huyendo

de su profanación, fueran llevadas las reliquias hasta Huesca, en cuya parroquia de San Pedro el Viejo, estuvieron hasta su reversión en marzo de 15684. Las urnas de las reliquias, envueltas en sudarios fueron varias:

1ª. La cofradía de los Santos Niños Mártires Justo y Pastor, fundada en

agosto de 1561, regaló, para su traslado desde Huesca, una urna para guardar sus reliquias. (Ambrosio de Morales)

2ª. El Cabildo de la catedral primada de Toledo donó la urna que había

contenido las reliquias de Santa Leocadia mártir, para la que fuesen depositados

4 Con motivo de la reversión temporal de las reliquias de los Santos Niños Mártires Justo

y Pastor de San Pedro el Viejo de Huesca, se han celebrado actos muy singulares, que, de alguna manera, querían emular a los vividos gozosamente por los afortunados complutense de 1568, cuando recibieron parte de las reliquias de nuestros patronos. Recordar esa efeméride y celebrar con veneración y festivamente la presencia de las reliquias oscenses entre nosotros, es la motivación del artículo de estudio. MUÑOZ SANTOS, Mª E., “La reversión de las reliquias de los Santos Niños Mártires Justo y Pastor, 7-3-1658, y la presencia de las artes decorativas”. Congreso de Ávila, Sep. 2018.


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los restos mortales de los Santos Niños Justo y Pastor, procedentes de la parroquia de San Pedro el viejo de Huesca.

3ª. Perteneció a las reliquias de San Félix de Alcalá. En 1606, regresaron

de Córdoba, solemnemente recibidas, algunas de las reliquias del Santo “complutense”, siendo preciso acortar los lados de la misma para que cupieran en la

4ª y, definitiva del año de 1702, obra de Damián Zurreño, contrastada por

Matías Vallejo en Madrid, y objeto del estudio. Estudio de la urna de los Santos Niños Justo y Pastor

Plata en su color y aplicaciones sobredoradas. Fundida, cincelada, repujada, grabada. Base con asas: 110 cm.; anchura 0’75 y 0’87 de altura. Marcas: Varias y por diferentes lados; sin embargo la del autor “DAMIAN ZVREÑO FECI AÑO DE 702”, únicamente la hemos visto en una placa en la parte inferior moldurada encima del basamento inicial. La de Antonio (A.Tº), su hermano, en la parte delantera; la que más se repite es la del contraste, Matías Vallejo [VALLIGº], que está por diferentes lugares, así como la de Madrid. Madrid. Le faltan dos estatuillas de los Santos Niños perdidas en la Guerra civil de 1936/39.

El artífice de la urna fue Damián Zurreño (+1716), quien se inspiró en la

realizada por el platero genovés, Juan Bautista Rizi. Corresponde a Antonio, su hermano, el medallón ovalado con temática del martirio de los niños Justo y Pastor del frente del arca. Ambos son hijos de Gregorio Zurreño, también platero. Descripción

Consta en el acta que se realizó con motivo de introducir los restos de los santos mártires, que procedentes del arca de Santa Leocadia había sido donada por el Cabildo catedralicio de Toledo, una vez que Francisco Merino realizó la urna de plata para custodiar los restos de la santa mártir toledana, cuyas características eran:

“...la traslación que se había de hacer del arca antigua de madera aforrada de terciopelo carmesí y guarnecida con chapería grande de plata, y por pies unas garras de águila, todo de plata, a el arca nueva de plata, que a expensas de la devoción había prevenido para colocar en ellas las Reliquias sagradas de los esclarecidos Mártires, S. Justo y S. Pastor, sus Patronos tutelares y Vecinos de esta Ciudad, «cuya forma de


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la dicha arca es ochavada, cubierta toda con planchas de plata de relieve en medio de la dicha arca, por la parte principal anterior, una lámina de plata bruta, gravado en ella en cincel el martirio de nuestros Santos Niños en forma ovalada, y guarnecida de follage de plata sobredorado, con tres llaves, la una en la parte posterior y las otras dos, en los lados del arca, con mascarones dorados; y sobre la cúpula un remate con una corona dorada sobre serafines, y a los lados dos hechuras de los Santos Mártires de plata maciza, con sus castillos y palmas doradas”.

En su estructura podemos distinguir varias partes: la superior se compone

de la tapa, que en su parte inferior lleva una gran pestaña volada de gallones, sobre la que por medio de molduras, escalonadamente, se dispone una cúpula abombada de base rectangular, muy recargada en la decoración con roleos, ces, y otros motivos propios del momento artístico; en la parte alta de la misma, está un pódium con querubines, sobre el que estaba situada una corona real, perdida; a su lado columnillas con bolas escurialenses, y en plano inferior estaban situadas las dos estatuas de los santos mártires, con palmas y tablillas en las manos, piezas de fundición muy bien elaboradas, ya perdidas.

El cuerpo propiamente dicho del arca es un prisma octogonal de lados iguales

dos a dos, siendo el anterior y posterior de mayores dimensiones, e iguales los otros dos de los restantes lados. Todo él está muy ornamentado y repujado. En el frontal anterior va un medallón ovalado, relevado de grandes hojas vegetales, ces, roleos, etc., que tiene el tema de la decapitación de los santos mártires. Este óvalo está enmarcado por fuerte moldura vegetalizada que lleva en los extremos de los ejes horizontal y vertical sendos querubines, que poseen la particularidad de sacar sus alas por el espacio comprendido entre dos ces vegetalizadas, dando la impresión de brazos que salen por ellas.

Encontramos en la evocación del cruento martirio, dramatismo por el hecho

consumado de la decapitación de uno de los infantes y unción en el recogimiento del otro ante el fiero y amenazante centurión que sujeta su cabeza; por otra parte apreciamos teatralidad en la composición, cual si estuviera hecha para ser observada, más que la descripción del suceso en sí mismo.

Sorprende la pose del soldado que tocado con gorro frigio y atuendo propio

de su condición, armado con escudo y bengala, cual si tuviera que defenderse de un enemigo, está de pie en una actitud desproporcionada para el hecho que está contemplando. Por la derecha se acercan jinetes como para reforzar el hecho, mientras que en el lado opuesto un anciano togado, posiblemente el gobernador encargado de la plaza, contempla el atroz suceso; otros soldados están en un plano secundario. El tema está resuelto con gran plasticidad.


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Posee el cuadro un juego de masas dividido en dos partes, en el medio el ara sacrificial con el pequeño, al fondo una ciudad y arriba entre nubes dos ángeles con sendas coronas y palmas de martirio. El conjunto resulta efectista, aunque como dirá Serrano Fatigati, entre otras apreciaciones en las que no disimula su desacuerdo achacándolo al mal gusto de los orfebres del momento:

“fatiga la atención el extraordinario abuso de los adornos entrecruzados y confundidos hasta dejar un simple espacio libre en que descanse la vista; un marco lleno de pequeñas curvas limita el relieve, y todas las formas posibles de ramajes estilizados se extienden por las demás superficies”.

Con todo, después de disentir en cuanto a la composición y demás, concluye diciendo: “No puede decirse que ésta carezca de en absoluto de belleza, ni que sea de las peores producciones del período”.

Este cuerpo prismático octogonal, está apoyado en una suntuosa plataforma, cual si de una “gran taza con asas” se tratara, realizada por un bocelón con grandes gallones que la recorren totalmente. Sobrepuestas y abrazándole, cual grapas de trazado sinuoso, grandes costillas-contrafuertes, de perfil de tornapunta, tienen en su parte frontal una cadena de ovas escalonadas; finalizan por un querubín como remate.

Un cuello corto, cóncavo, y frente decorado por ces y tornapuntas, da paso al zócalo, que posee planta octogonal con perfil recto muy ornamentado, que confiere a la pieza una gran solidez, acentuada por su horizontalidad y líneas rectas. Se inserta la obra en el pleno barroco español, por tipología, estructura, ornamentación y cronología.

Esta bella obra está inspirada, como dijimos, en la ejecutada por el platero real Juan Bautista Rizi (+ septiembre de 1671), quien la realizó conforme a las trazas hechas por Sebastián Herrera Barnuevo (maestro mayor de las obras reales), encargado de la culminación del altar para el monumento de Semana Santa de la Capilla Real del Alcázar de Madrid, en cuyo interior debía estar instalada la urna eucarística, complementada con el tabernáculo labrado por Pedro de la Torre.

Se da el caso curioso que entre los plateros tasadores del arca estará en segunda instancia, al no ser aceptado lo valorado por los plateros iniciales, Rafael González, quien será el seleccionado para llevar a efecto la urna que contiene los restos de San Diego de Alcalá. (Fig. 2).

Desaparecieron Los Santos Niños Justo y Pastor, estatuillas de plata con atributos sobre la tapa de la urna de los mismos 17025.

5 MUÑOZ SANTOS, Mª E., Las artes decorativas…, o.c., pp. 290-293.


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VI. ARCA EUCARÍSTICA DEL JUEVES SANTO. DEPENDENCIA DE LA SACRISTÍA. 1785

Anterior a la alhaja de estudio hubo otra arca, en forma de copa geométrica

con tapa del siglo XVI, desaparecida. Estudio de la pieza

Plata en su color. Fundida, torneada, cincelada, grabada. Base: 31 x 14 cm.; tapa: 41 x 23’5 cm.; altura: 32 cm. Marcas: MA/GRO. Antonio Magro (1754-1800). Escudo de Villa/85 y de Corte/85. Madrid. Estilo: Neoclásico. Antonio Magro, uno de los mejores plateros madrileños (1754-hacia 1800), realiza la singular urna con una concepción muy personal del modo de hacer neoclásico. Descripción

Se estructura con caja de planta rectangular que forma un tronco de pirámide invertida de suaves lados trapezoidales, encima del cual una moldurada franja saliente remata con greca decorativa, de la que salen las espigas que sirven de encaje a la tapa; que presenta una plataforma rectangular sobre la que se eleva un cuerpo troncocónico convexo, a manera de cúpula.

Encima del mismo hay una copa ajarronada, de la que en su mitad salen

guirnaldas que van a unirse con la base de cuatro jarrones menores situados en las esquinas, y rematados, al igual que el central, por un florón. Toda la pieza está revestida de abundante decoración, mezcla de elementos barrocos y clásicos; así encontramos: ces enfrentadas, ovas con perlas en sus centros, espejos rectangulares en el friso superior de la caja, rosetas hechas con hojas de palma, como arranque de guirnaldas que recorren todo el contorno superior del arca, y de cuyas intersecciones cuelgan hojas anudadas.

La decoración clásica está presente en la greca de ondas, cual fino sogueado

con perlas entre los cruces que recorre toda la cornisa de la parte superior de la caja. Igualmente está, de una manera más vegetalizada, en la plataforma rectangular de la tapa y en los remates de las esquinas del arca, junto con las guirnaldas tanto de arriba como de los lados.

Se apoya sobre cuatro patas de tornapuntas vegetalizadas con gran prestancia

y potencia. Los escasos vacíos están recorridos por bandas. Las cantoneras de las equinas, muy decoradas, poseen un tratamiento a base de cees encontradas de efecto trebolado. En la parte superior de las mismas hay rosetas de las que salen ramas. La greca superior, citada, lleva en su frente central rosetas muy


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bien elaboradas y otras de hojas de palmas, origen de las guirnaldas, junto con espejos rectangulares aovados.

Tanto en la cara anterior como posterior, entre palmas y guirnaldas, adaptadas

al marco semicircular de las ces encontradas, está en su interior el escudo de la Magistral: capelo con borlas que cubre dos palmas verticales anudadas doblemen-te, como si simbolizara el par de coronas de los Santos Mártires.

Por la parte posterior lleva el mismo motivo pero sin empresa. Los frentes

laterales presentan la misma decoración de ovas en un recuadro sobre el que incide una guirnalda y en su parte baja una gran hoja de palma. A los lados fina greca vertical cual cadena de eslabones acorazonados realizada con tornapuntas unidas. En su parte superior la misma greca ya vista de frente, y en la tapa el motivo de las ces encontradas, repujadas, resalta sobre la greca vegetalizada con frutos redondos.

Los pocos espacios lisos, que contrastan con el resto, producen sosiego y

dan luminosidad a la pieza. Las esquinas potenciadas, con la decoración citada, están reforzadas y dan sensación de solidez. En resumen, una pieza recargada en la ornamentación, pero con un uso y tratamiento peculiar de los motivos decorativos neoclásicos. (Fig.3). 6.1. Llave del arca eucarística 1785 Plata sobredorada. Fundida, torneada y cincelada. Descripción

La llave posee un singular diseño decorativo unido a la presencia de los Santos Niños cogidos por los hombros y con palmas en sus manos derechas, símbolo del martirio sufrido, entre el copete triangular de arabescos calados.

La cadena, que une el copete superior de la llave por medio de unos enlaces a

manera de corchetes gruesos con el lazo, está realizada por dos ces opuestas, e incorpora un lazo de filigrana semejando pétalos de una flor, cuyo botón floral es circular con contario de bolas muy pequeñas en la zona meridiana; posee perfil convexo muy relevado en el centro y un cabujón superpuesto con piedra azul en disposición romboidal.


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Del remate central del lazo salen trazados de temática vegetal de los que arranca el cordón, realizado por cuadrifolios unidos, que componen un cilindro calado, finaliza por botón circular relevado.

La llave de bastante peso y robustez, está rematada por una bola superior,

un tanto achatada, que continua por molduras relevadas que acotan e inician el cuerpo cilíndrico moldurado en el tercio superior y acanaladamente progresivo, en el espacio comprendido entre la zona moldurada. Curiosa obra artística de fina realización, digna del arca para la que se construyó. VII. URNA O ARQUETA (DEPENDENCIA DE LA SACRISTÍA). S. XVI

Desconozco la procedencia de esta urna en la Magistral-catedral; pues no estaba cuando en los años 1990-1995, preparaba y defendía mi tesis doctoral sobre la platería de la Magistral. Dudo de que haya contenido los restos mortales de los Santos Niños Mártires, aunque no consta que estuvieran, hasta la nueva urna de estudio, recogidas en la urna regalada por el Cabildo de la catedral de Toledo, ya citada. Estudio de la pieza

Plata en su color, repujada y fundida. Armazón o alma de madera de peral pintada de negro. 18 cm., de altura, 59 x 32 cm., de base. Último tercio del Siglo XVI. Sin marcas. Descripción

Urna de forma de paralelepípedo, con ligera elevación rectangular en la tapa con borde alabeado, patas de bolas aplastadas. Grecas con relieves ornamentales de espejos en diferentes posiciones, perfilados por arcos a manera de pétalos y ces, entre motivos geométricos son frecuentes. Sendos rectángulos, enmarcados por la misma madera negra, están en los frentes, en los espacios figurados los temas son mitológicos. Tres óvalos de plata moldurada están superpuestos en el lugar de las llaves en el frente principal.

La superficie de los recuadros rectangulares se decora con tarjetas de bordes

de volutas entre ces y en su interior sendas parejas de mujer y hombre desnudos que sostienen en las manos caracolas, espigas y frutos; los hombres apoyan sobre grandes vasijas de las que se derrama líquido, posible alusión a los ríos, productores de agua que regarán la vegetación próxima a sus orillas y darán los frutos citados. Las cenefas intermedias se decoran con espejos que alternan en su colocación


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y en los marcos que los rodean. En la tapa aparece otra escena figurada en el recuadro central y en la cenefa están grandes espejos entre motivos geométricos.

Esta arqueta según su tarjeta museística contuvo las reliquias de los Santos

Niños Mártires, una vez que se sacaron de la urna de madera recubierta de terciopelo carmesí y chapeada con motivos de plata, regalo del Cabildo catedralicio de Toledo y, que fue la urna que había contenido las reliquias de Santa Leocadia, antes de ser trasladadas a la nueva urna de plata realizada por el platero Francisco Merino6. (Foto nº 4).

1. Frente de la urna-relicario de San Diego de Alcalá. 1658. R coronada. Rafael González [PEDRERA]. Madrid. MEMS.

6 M.T.C.Y., Arqueta. Alcalá una ciudad en la historia. Real Academia de BB.AA., de San

Fernando. CAM. 2008, p. 184.


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2. Urna- relicario de los Santos Niños Justo y Pastor, de antes de la guerra civil de 1936-1939, con corona e imagen de los mismos con sus atributos encima de la tapa, desaparecidas. (Archivo de la autora).

3. Arca Eucarística. (1785). MAGRO, Antonio Magro. Madrid. MEMS.


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3.bis. Llave del Arca Eucarística precedente. S. XVIII. Foto. MEMS.

4. Anónima. Arca de madera de peral repujada de plata en su color, con tema mitológico. Último tercio del S. XVI.

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