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Vol. 13/No. 1/Enero-Marzo, 2002 59 Rev Biomed 2002; 13:59-68. Historia de la Medicina Este artículo está disponible en http://www.uady.mx/~biomedic/rb021319.pdf Solicitud de sobretiros: Revista Biomédica, Av. Itzáes No. 490 x 59, C.P. 97000, Mérida, Yucatán, México. Fax. (999) 923-61-20 Aceptado para publicación 12/Marzo/2002 Los recursos terapéuticos empleados en la medicina antigua de Yucatán*. Carlos Urzaiz-Jiménez. Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, México. RESUMEN. Considerar que los mayas con su desventaja evolutiva alcanzaron un grado mayor de desarrollo en el campo de la medicina, es proceder con algo de pasión. Lo que si podemos asegurar sin temor de parecer exagerados, es que la experiencia diaria puso en manos de los curanderos mayas numerosas substancias vegetales, animales y minerales de acción curativa. Pero es preciso aclarar que el uso de tales substancias no estaba reglamentado, que no se les atribuía acción definitiva ni tenían empleo especifico en determinada enfermedad. Por el contrario, se les utilizaba en forma algo irracional en la mitigación de los síntomas, cualquiera que fuese el origen de éstos, lo que de ninguna manera es inferior a lo que hacían sus contemporáneos europeos. El ejercicio de la medicina entre los mayas quedaba encomendado a tres personajes de distinto rango, el h-men que era sacerdote, el dza-dzac que era el que cura con hierbas y ha llegado hasta a nosotros con el nombre de "yerbatero" y el pul- yah que es brujo o hechicero. Los mayas también se aventuraron por los campos de la cirugía ni más ni menos en igual medida que lo hicieran otros pueblos contemporáneos suyos. Un gran interés reviste a nuestro juicio el síndrome de calor-frío entre los mayas, aunque probablemente no se trate de un concepto autóctono, sino de una aportación hecha por los conquistadores. Todo lo expuesto hasta ahora respecto a los recursos curativos de la medicina antigua de Yucatán resalta más que nada aspectos mágicos que poco difieren de los practicados por otros pueblos primitivos; en cambio, casi nada se ha expresado acerca del manejo empírico de las plantas medicinales que, según es fama, fue muy difundido. (Rev Biomed 2002; 13:59-68) Palabras clave: Historia de la medicina, medicina maya, medicina prehispánica. SUMMARY. Therapeutic resources used in ancient medicine * Publicación póstuma. Reproducido de "Revista de la Universidad de Yucatán 1981; 23 (123):90-105. www.medigraphic.org.mx

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Rev Biomed 2002; 13:59-68.

Historia de la Medicina

Este artículo está disponible en http://www.uady.mx/~biomedic/rb021319.pdf

Solicitud de sobretiros: Revista Biomédica, Av. Itzáes No. 490 x 59, C.P. 97000, Mérida, Yucatán, México. Fax. (999) 923-61-20 Aceptado para publicación 12/Marzo/2002

Los recursos terapéuticosempleados en la medicinaantigua de Yucatán*.

Carlos Urzaiz-Jiménez.

Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, México.

RESUMEN.Considerar que los mayas con su desventaja

evolutiva alcanzaron un grado mayor de desarrolloen el campo de la medicina, es proceder con algode pasión. Lo que si podemos asegurar sin temorde parecer exagerados, es que la experiencia diariapuso en manos de los curanderos mayas numerosassubstancias vegetales, animales y minerales deacción curativa. Pero es preciso aclarar que el usode tales substancias no estaba reglamentado, queno se les atribuía acción definitiva ni tenían empleoespecifico en determinada enfermedad. Por elcontrario, se les utilizaba en forma algo irracionalen la mitigación de los síntomas, cualquiera quefuese el origen de éstos, lo que de ninguna maneraes inferior a lo que hacían sus contemporáneoseuropeos.

El ejercicio de la medicina entre los mayasquedaba encomendado a tres personajes de distintorango, el h-men que era sacerdote, el dza-dzac queera el que cura con hierbas y ha llegado hasta anosotros con el nombre de "yerbatero" y el pul-

yah que es brujo o hechicero. Los mayas tambiénse aventuraron por los campos de la cirugía ni másni menos en igual medida que lo hicieran otrospueblos contemporáneos suyos.

Un gran interés reviste a nuestro juicio elsíndrome de calor-frío entre los mayas, aunqueprobablemente no se trate de un conceptoautóctono, sino de una aportación hecha por losconquistadores.

Todo lo expuesto hasta ahora respecto a losrecursos curativos de la medicina antigua deYucatán resalta más que nada aspectos mágicosque poco difieren de los practicados por otrospueblos primitivos; en cambio, casi nada se haexpresado acerca del manejo empírico de lasplantas medicinales que, según es fama, fue muydifundido. (Rev Biomed 2002; 13:59-68)

Palabras clave: Historia de la medicina, medicinamaya, medicina prehispánica.

SUMMARY.Therapeutic resources used in ancient medicine* Publicación póstuma. Reproducido de "Revista de la

Universidad de Yucatán 1981; 23 (123):90-105.

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in Yucatan.To consider that the mayans with their

evolutionary disadvantage reached a higher degreeof development in the field of medicine is to beover-zealous. What we can assure, without risk ofexaggerating is that everyday experience broughtseveral vegetable, animal and mineral substanceswith curing actions into the hands of the mayans.But it should be made clear that there no guidelinesto follow in the use of these substances and theywere not attributed as having any defnate actionnor any specific use in any determined disease.Quite the opposite, they were used in an irrationalway to alleviate the symptoms, irrespective of theirorigins, which is in no way inferior to know theireuropean contemporaries were working.

The practice of medicine among mayans wasthe responsability of three people of different ranks,the h-men who was a priest, the dza-dzac who wasthe one who used herbs and is nowadays knownas the "quack" and the pul-yah who was the witchdoctor or the medicine man. The mayans alsoventured into the fields of surgery in exactly thesame way as their contemporaries in other parts ofthe wold.

In our opinion, it is interesting to review thehot-cold syndrome among the mayans, even thoughwe are probably not atealing with an autochthonicconcept, but with a contribution from the spanishconqueors.

Until now all the research into the curativeresources of the mayans has concentrated on themagical aspects which differ very little from thosepracticed by other primitive people; however hardlyanything has been published about the empiricaluse of medicinal plants, which has the fame of beingwidely broadcast. (Rev Biomed 2002; 13:59-68)

Key words: History of medicine, mayan medicine,prehispanic medicine.

La farmacología, tal como hoy se entiende,es ciencia relativamente nueva y fue completamenteignorada por los pueblos primitivos de todo el

mundo; aunque es verdad que los más adelantadosdesarrollaron cierto conocimiento empírico acercade las propiedades curativas de diversassubstancias, principalmente las de origen vegetal.

Las primeras tribus sedentarias y agrícolas quese instalaron en la parte norte de la península deYucatán, datan por lo menos de mil quinientos añosantes de Jesucristo, de suerte que su existenciacoincide. con la de los pueblos más antiguos deEuropa. Poco se sabe con certeza de sus pasosiniciales, aunque es evidente que estuvieron eninferioridad de desarrollo ya que no manejaron larueda ni el arado y no domesticaron bestias decarga. Con todo, estos habitantes pertenecientesal pueblo maya por su origen, lograron muestrasde adelanto que aun hoy causan admiración en elterreno de las matemáticas, la astronomía, lamedición del tiempo, la arquitectura y un elevadoconcepto filosófico de la vida y hasta una aceptableorganización social. También cultivaron unaescritura puramente jeroglífica que por desgraciano ha sido bien descifrada. Sucesos diversos de suhistoria están contados de esta manera en losdiferentes códices que se conservan, la mayoría deellos en el extranjero.

Sin embargo, no todo aquel pasado grandiosopermanece en la sombra. Mucho se ha llegado asaber por otras fuentes. Entre éstas, destacan losfolios designados con el nombre de Chilam Balam,cada uno de los cuales completa su identidad conla mención del sitio en donde fue hallado. Estosmanuscritos, obra de escritores autóctonos queaprendieron el español y la escritura latina, seexpresan en lengua maya y si bien traducencostumbres arraigadas de aquella raza admirable,es prudente aceptar en algunos de ellos, ciertacontaminación.

De los primeros españoles que llegaron a lapenínsula hubo especialmente entre los frailesquienes se preocuparon por esclarecer hechospasados y entregarlos a la historia. Contamos asícon información escrita en castellano, de la que esparte muy estimable la "Relación de las cosas deYucatán", por Fray Diego de Landa (1), el religioso

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que en un momento de furor fanático llevó a caboel auto de fe de Maní, uno de los pecados capitalesde la conquista.

Otros importantísimos documentos son losvocabularios y diccionarios de los que se conservanalgunos que han ayudado también a la investigaciónactual. En su conocido trabajo "Las fuentes parael estudio de la medicina nativa de Yucatán”,nuestro ilustre conterráneo Dr. Don AlfredoBarrera Vásquez, hace una detallada mención delos mismos, de mucha utilidad para los estudiosos(2).

Con tales elementos a la mano no es del todoimposible reproducir un tratado erudito acerca deltema que ahora nos distrae. Desde luego no es esami intención. Yo sólo pretendo echar una ojeadareconocedora y superficial sobre aquellos datos,con miras de dar idea del asunto.

De antemano debo decir que si no somoscapaces de retroceder en el tiempo y situarnosexactamente en la época en que los hechossucedieron, no hallaremos en ellos nadaextraordinario; pero, hay que considerar que losperíodos de mayor esplendor en el pueblo maya,aquellos que se designan con los nombres de"clásico” y post-clásico”, coincidencronológicamente de manera aproximada con laEdad Media, cuando Europa, impulsada por elfervor religioso, se sumía en la penumbra y elestatismo, al menos en lo que a ciencia se refiere.En este tiempo, buena parte de los postuladoshipocráticos y galénicos, los más rea1istas yvaliosos, fueron olvidados. Prohibidas lasautopsias, en el cuerpo humano se mantuvo en elmisterio y los recursos terapéuticos se limitaron alconocimiento de unas pocas plantas tenidas pormilagrosas como la zarza, la peonía, la mandrágoray otras. Las sangrías constituían el gran remedio,la panacea sin limitaciones ni contraindicación y eltrabajo quirúrgico, encomendado a los barberos,tenía sus mejores manifestaciones en la sajadurade bubas y el drenaje de abscesos. Es probable sinembargo que la osteología se dejara ver en algunasmaniobras menores como corrección de luxaciones

e inmovilización de huesos largos fracturados. Loseuropeos habían salido en buena medida de la etapade la medicina mágica, en parte por el riesgo querepresentaba ante la inquisición desarrollarprácticas con olor a brujería. Ya sabemos lo fácilque era entonces ser acusado por este motivo yperecer en el potro o en la hoguera. Pero losmilagros y desgracias atribuidos antes a diosesbuenos y malos, a deidades protectoras y endriagosmalignos, se pusieron en manos de un solo Diosverdadero y un séquito de santos y santas. O sea,que de la brujería se pasó a la religiosidad. Y si alprincipio se buscó la salud por medio delexorcismo, apoyado en las invocaciones paganas,los sacrificios y las laceraciones de vergajo, más omenos lo mismo se intentó ahora mediante laoración y rezo, la penitencia y el cilicio y lasaspersiones con agua bendita.

Considerar que los mayas con su desventajaevolutiva alcanzaron un grado mayor de desarrolloen el campo de la medicina, es proceder con algode pasión; por ello, me desconcierta la señoraAndrews de Zapata (3), cuando citando alarqueólogo Román Piña Chan, se refiere a losmétodos que tuvieron para extraer alcohol yalgunos venenos y asegura en consecuencia queaquellos poseyeron “conocimientos racionales yfarmacéuticos muy bien fundados". Ya sabemosque este tipo de conocimientos que implican algúngrado de método científico, están bien lejos delhallazgo casual y no existían por entonces enninguno de los pueblos qué habitaban la tierra. Loque si podemos asegurar sin temor de parecerexagerados, es que la experiencia diaria puso enmanos de los curanderos mayas numerosassubstancias vegetales, animales y minerales deacción curativa. Pero es preciso aclarar que el usode tales substancias no estaba reglamentado, queno se les atribuía acción definitiva ni tenían empleoespecifico en determinada enfermedad; por elcontrario, se les utilizaba en forma algo irracionalen la mitigación de los síntomas, cualquiera quefuese el origen de éstos, lo que de ninguna maneraes inferior a lo que hacían sus contemporáneos

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europeos, quienes procedían exactamente con igualcriterio. En cuanto a las dosis y forma deadministración tampoco había acuerdo establecido;la dosificación sólo es posible con el aislamientode los principios activos y la medición o pesaje delos mismos, cosa que desde luego no obtuvieron.En cuanto al modo de empleo, es probable que conlos extractos totales o la materia prima llegasen apreparar jarabes, infusiones, tablillas, emplastos yotras formas liquidas o sólidas y que usaran suspreparaciones tal y como ocurre hasta, hoy conalgunos productos populares, tanto para aplicaciónexterna como en uso interior.

De que ciertas prácticas eran aceptables se-gún el saber de entonces y otras soberanas barba-ridades, tenemos testimonio en las declaraciones,de Landa, de quien, transcribimos a continuaciónalgunos párrafos.

En el capitulo XLVI relativo a las iguanas ylos lagartos, el buen, obispo nos dice: "El estiércolde éstas (las lagartijas) es admirable medicina paracurar, nubes de los ojos, puesto fresco en ellos”.En el capitulo que dedica a las serpientes y otrosanimales ponzoñosos, afirma en el párrafo final:“Hay un gusanito colorado del cual se hace un-güento muy bueno, amarillo, para hinchazones yllagas, con no más de batirlos y amasarlos juntos”.Al hablar de la flora los remedios recuperan algu-na dignidad; así se menciona la existencia de hier-bas medicinales (sin dar explicación) y luego sedice: "Hay mucha doradilla y culantrillo y una yer-ba con cuyas hojas cocidas y agua se quitan a ma-ravilla las hinchazones de los pies y piernas. Hayotra muy singular para curar llagas viejas que lla-man ixpalialché. Hay también otra que tiene el mis-mo sabor del hinojo y se come y es muy buenapara cocer agua y para curar llagas”. Finalmentese habla de un árbol fofo y feo aunque grande, quelleva “cierta fruta llena de tripas amarillas muy sa-brosas y cosquezuelos como cañamones y muymayores, los cuales son muy sanos para la orina”.

Como puede verse basta aquí y a través delos transcrito, no es dable deducir prácticasfarmacológicas avanzadas y ni siquiera

adquisiciones empíricas de algún valor. Pero seríaaplicar un rigor científico fuera de tono pretenderjuzgar tan sólo a través de estas descripcionespintorescas.

Antes que nada debemos recordar que enaquel entonces la medicina universal andaba enveremos y tenía como funciones primordialesaliviar de los síntomas, consolar en el sufrimientoy ayudar a bien morir. De las ventajas que tuvieranen este sentido la raíz de mandrágora y los rezospiadosos o las unciones con óleos sagrados sobrela caca de iguana y los aspavientos del brujo, no seha aclarado nada todavía.

Por otra parte, aunque el obispo Landa fuegente de fiar y acucioso en sus anotaciones, esprobable que no llegase a penetrar muchasintimidades que permanecen aún en secreto. Esnecesario recalcar, sin que se vea en esto intenciónde reducir o negar las aptitudes del pueblo mayaantiguo, que como todos los pueblos primitivosellos achacaban sus enfermedades al poder ocultode los elementos, de los dioses y de los demoniosy que sus sacerdotes y curanderos ejercieronbásicamente la medicina mágica tal y comocorrespondía a. la época en que vivieron y al gradode desarrollo que alcanzaron. Muchas de las suertesque en este terreno llevaron a cabo quedanfirmemente apuntadas en las observaciones deLanda, que constituyen una de las fuentes másveraces de la que han nutrido casi todos lostratadistas ulteriores. Vuelvo una vez más a estelibro fundamental en busca de apoyo. En elcapítulo XXVII se establecen ciertos conceptossobre la penitencia y demás prácticas entre losmayas de entonces, que si bien no difieren muchode otras idolatrías, revelan su modo de pensaracerca del origen de las enfermedades.

“Que los yucatanenses naturalmente conocíanque hacían mal y porque creían que por el mal ypecado les venían las muertes, enfermedades ytormentos, tenían por costumbre confesarse cuandoya estaban en ellos".

"No se casaban hasta un año después deviudos por no conocer hombre o mujer en aquel

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tiempo; y a los que esto no guardaban tenían porpoco templados y que por eso les vendría algúnmal".

"Los más idólatras eran los sacerdotes,chilanes, hechiceros y médicos, chaces y nacones.El oficio de los sacerdotes era tratar y enseñar suscreencias y declarar las necesidades y los remedios,predicar y echar las fiestas, hacer sacrificios yadministrar sus sacramentos. El oficio de loschilanes pueblo las respuestas de los demonios...Los hechiceros y médicos curaban con sangríashechas en la parte donde dolía al enfermo y echabansuertes para adivinar en los oficios cosas".

Lógicamente, si se piensa así respecto alorigen de las enfermedades, los recursos paracombatirlas tienen que ser de la misma índole.

Otras pruebas hay en el libro de Landa queponen en relieve las artes de brujería ya fuese confines curativos o preventivos. En el capitulo XXXIIleemos: "Para sus partos acudían a las hechiceras,las cuales les hacían creer sus mentiras y les poníandebajo de la cama un ídolo de un demonio Ixchel,que decían era la diosa de hacer criaturas". Y pocodespués refiere la costumbre de abstinencias yayunos en favor de los difuntos, de quienes decíanque se los había llevado el diablo, porque pensabanque de éste provenían todos los males y en especialla muerte.

El ejercicio de la medicina entre los mayas deYucatán quedaba a cargo de un miembro de la castasacerdotal como el ah-men, que era previamentepreparado mediante un aprendizaje que incluíaconocimientos generales sobre lectura, escritura,aritmética, historia, cronología aplicada al cicloagrícola, astrología y terapéutica, naturalmente (4).Por lo visto eran más cultos que los médicosactuales. Terminado el aprendizaje recibíanautorización para ejercer, en el curso de unaceremonia que se celebraba en casa de uno de lospasantes y a la cual concurrían los sacerdotes yotras personalidades. La ceremonia culminaba conplegarias e invocaciones a los dioses de la medicina.

En su "Farmacopea maya", el Dr. Don NarcizoSousa Novelo, destacado médico y botánico

yucateco, expresa que el ejercicio de la medicinaentre los mayas quedaba encomendado a trespersonajes de distinto rango, el h-men que erasacerdote, el dza-dzac que era el que cura conhierbas y ha llegado hasta a nosotros con el nombrede "yerbatero" y el pul-yah que es brujo ohechicero. Las funciones de cada uno de ellosestaban bien definidas y aunque se supone quetodos tenían capacidad para curar, sus métodoseran diferentes en lo fundamental (5).

Nos hemos ya referido bastante a losexorcismos y un poco nada más al :uso empíricode las plantas y otras substancias como recursosterapéuticos de la medicina antigua de Yucatán;pero estos medios no fueron los únicos, pues losmayas también se aventuraron por los campos dela cirugía ni más ni menos en igual medida que lohicieran otros pueblos contemporáneos suyos. Susconocimientos del cuerpo humano fueron parcos.La alusión que se hace de los sacrificios parajustificar una especie de aprendizaje de la anatomía(4), no está cuerdamente fundada, porque estosactos no iban animados por ninguna intención deestudio y no podían desviarse de su funciónprimordial bajo ningún pretexto. Sin embargo, hayque admitir que existen nombres mayas paradesignar a casi todas las vísceras del organismo,de donde se desprende que las conocieron siquierade manera superficial. Otra cosa sería lo relativoal funcionamiento; parece que por lo menossupieron de la respiración, el pulso y la funciónintestinal. Fueron buenos flebotomistas y ellosmismos se sajaban las venas. Esto, que comenzósiendo un rito de penitencia, acabó en remediocurativo como en todas partes, pues Landa asientaque solían sangrar las partes afectadas con la ideade curar. También se menciona el uso de ventosas,la reparación de huesos y luxaciones y elaserramiento de los dientes con fines cosméticos(4). El kax-bak de nuestros días es el representantede los viejos maestros especializados en ortopedia.

Todo un arsenal destinado a actividadesquirúrgicas ha sido rescatado en excavaciones yentierros. Si es cierto que los mayas no tenían

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metales que trabajar, sierras y cuchillos de diversotamaño se adquirían en transacciones comercialesy se completaban con instrumentos de pedernal yespinas de pescado.

En su libro “Esencia del folclore de Yucatán",Don Renán Irigoyen cronista de la ciudad deMérida, da noticia de numerosos procedimientosy recursos propios de la medicina nativa que hansido conservados por la tradición (6). Algunos deellos están, vigentes en las poblaciones pequeñasdel interior del Estado. Como todas las accioneshasta ahora mencionadas, con mezclas de brujeríay empirismo. El ejercicio de la adivinación era muypopular y lo hacían los h-menes ayudados por unpedazo de cristal llamado zaztún. Una de lasprincipales artes es el pedz, especie de presióndigital que se realiza sobre la parte o partesafectadas al tiempo que se pronuncia en lenguamaya una oración pagana como la que traducidaal español a la letra dice: "Vaya el microbio delinfierno al abismo. ¿Quién quita el microbio? yoquito el microbio porque tengo virtud para quitarlo.Vayan al abismo la muerte súbita, al resfriado, eldolor de costado, la lepra, la disnea, la retenciónde orina. ¡Vayan al abismo!".

Tan común y afamado como el pedz es elcocán el cual se aplica con rezos y ceremonialadecuados. Consiste en utilizar unos dientes deculebra a modo de estiletes para punzar las venasy hacer sangrías. Los dientes de culebra puedenser reemplazados por púas de puerco-espín o poralguna espina fuerte de origen vegetal. Igualmentecuriosas son otras medidas por demás ingenuasempleadas para bajar la fiebre y mitigar otrossíntomas; una de ellas, la mas sencilla de todas,consiste en darle nueve vueltas a una alpargata ydejarla boca. abajo en el suelo y una más que esfácil de realizar y se dice muy efectiva, pero queno deja de tener riesgos, es poner un pollo o unagallina en la cabeza del enfermo y al influjo de unensalmo, "pasa la enfermedad al animal”.

Entre las aplicaciones de las plantas hayformas que han llegado casi intactas a nuestros días;tal es la costumbre del baño con hierbas o con

hojas, que tenía como fin alejar a los malosespíritus. Si no con la misma intención, hace unoscuarenta años muchas parturientas de la ciudad deMérida solían bañarse a lo ocho días delalumbramiento con agua en la que se macerabanhojas de naranja o de guayaba.

Un gran interés reviste a nuestro Juicio elsíndrome de calor-frío que ha despertado a últimasfechas el entusiasmo de los investigadores y quede acuerdo con los doctores John y ChristineMcCullough "constituye un flexible grupo de ideasrelativas al estado termal y al equilibrio de lanaturaleza con énfasis especial en los sereshumanos y en los factores que más les conciernen"(7). Según dichos autores este concepto esconocido en diversas áreas tropicales ysubtropicales al parecer con distintos antecedentesculturales y biológicos. Por tanto, no es exclusivode Yucatán.

Aun cuando las referencias actuales acerca deeste síndrome enfocan sobre todo a la clase dealimentos y a la nutrición del yucateco de hoy yhan sido obtenidas con visión más antropológicaque médica, deben llamar nuestra atención y echarluz sobre aspectos no estudiados de la medicinavernácula. Los conceptos de frío y de calor decarácter termométrico son ajenos a la calidadintrínseca de calor o frío que puede formar partedel individuo, de su naturaleza o del ambiente quele rodea y las cosas que come o usa. Según esto,una persona caliente tendrá en su interior un puntode referencia caliente, la mano y la sangre calientestambién. Un individuo frío tiene idénticos puntosfríos. Hay además personas intermedias que sonmás o menos calientes o frías. Es decir, tibias.

Como antes dijimos, comida, objetos yelementos ambientales, tienen también su condicióntemperamental y afectan al organismo de acuerdocon esta peculiaridad. Es apenas probable que lasenfermedades entre los antiguos mayas fueransujetas a semejante clasificación; pero de serlo,estaríamos seguros aún en nuestros días, que susmedicinas se aplicarían contrapuestas a la calidadtermal fría o caliente del padecimiento. Pongamos

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de ejemplo al romero que en el "Libro del Judío"se cita con carácter caliente, seco y sudorífico y serecomienda para evitar frialdades.

Los McCu1lough presuponen que el síndromede calor-frío se basa en hechos científicos y estárelacionado con el equilibrio ácido-base. Esto esdifícil de creer aun suponiendo que el conceptoexpresado fuera uno de los muchos fenómenosbiológicos descubiertos en el terreno de los hechoscon ayuda de la casualidad y el empirismo.

De los autores mencionados transcribo integroun párrafo que me ha parecido sugestivo:

"Además, si el síndrome está basado en elmetabolismo electrolítico, el médico yucateco sípodría usar tal conocimiento en su diagnosis delas enfermedades, en la historia del paciente y enla explicación de métodos curativos a los pacientesrurales quienes son ahora los menos receptivos alas curaciones médicas científicas y los másconocedores del síndrome. Este vacío entremedicina científica y creencia popular,posiblemente se puede colmar a satisfacción deambos, paciente y médico. De aquí que nuestrosresultados sean de interés tanto para la antropologíamédica y aplicada, como para el médico yucatecorural”.

Por si alguien se ve en la necesidad de apelara ella con fines curativos o dietéticos, he aquí unalista de alimentos, ocho calientes y quince fríos,sacados de la misma fuente informativa; entre losprimeros tenemos: carne, hígado de res, huevoentero, almendra, chuleta de cerdo, cacahuatetostado, pavo y vino; como puede estimarse losmás de ellos son propios de una cena de Navidady están fuera del alcance de nuestros aborígenespasados, presentes y futuros; entre los alimentosfríos figuran: plátano, camote, limón, naranja dulce,leche de vaca, clara de huevo, jitomate, higo, piña,durazno, sandía, chile dulce, lechuga, frijol y pan,los que desde luego resultan más accesibles; aunquealgunos no satisfarían el gusto de los supuestosconsumidores.

Cabe hacer notar, cosa que también señalanlos McCullough, que el síndrome de calor-frío no

deja de tener relación con la teoría hipocrática delos humores y que los griegos atribuyeroncualidades termales a sus remedios terapéuticos.Por lo que probablemente no se trate de unconcepto autóctono sino de una aportación hechapor los conquistadores.

Todo lo expuesto hasta ahora respecto a losrecursos curativos de la medicina antigua deYucatán resalta más que nada aspectos mágicosque poco difieren de los practicados por otrospueblos primitivos; en cambio, casi nada se haexpresado acerca del manejo empírico de lasplantas medicinales que, según es fama, fue muydifundido. Así parece demostrarlo la tradición yen épocas recientes, el conocimiento se haenriquecido con lo qué añadieron a esa tradiciónlos estudiosos del tema, entre los que cabemencionar a muy reconocidos botánicos yucatecoscómo los señores Joaquín y Juan Dondé, padre ehijo, que hicieron estimable esfuerzo en este sentidoa fines del siglo pasado; el Dr. Benjamín Cuevas,contemporáneo de los anteriores y cuyo libro"Plantas medicinales de Yucatán y guía médicapráctica doméstica" vio la luz en 1919 (8); el Dr.Geo F., Gaumer, norteamericano que residió en:Izamal; el Dr. Román Sabas Flores, originario deCampeche, que escribió y publicó múltiplesartículos al respecto; el licenciado en farmacia DonEnrique Escalante Solís que patentó diferentespreparaciones vegetales; el Dr. Gaspar Lavadores,maestro de la Escuela de Medicina en variasmaterias y autor también de un libro sobre el mismoasunto (9); el Dr. Alejandro Cervera Andrade queinvestigó las propiedades curativas del maíz y suuso entre los aborígenes y el Dr. Narciso SousaNovelo que consagró su vida a estudios de estaclase y que amén de ensayos y escritos diversos,algunos de ellos inéditos, es autor del interesantefolleto "Farmacopea maya” que ya he mencionadoantes y de otro titulado "Plantas medicinales queviven en Yucatán" (10).

Prolija sería la relación de todas las plantasestudiadas a través de estos señores y sus tratados,por lo que remito a quienes se interesen, a las

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fuentes de origen, la mayoría de las cuales puedeser localizada. Pero sí quiero antes de terminarhacer mención del vehículo de enlace, el medio queperpetuó los rudimentarios estudios primitivos ydio pábulo a los actuales. Me refiero a los antiguosmanuscritos que genéricamente han recibido elnombre de "Libro del Judío”. Digo quegenéricamente porque tales manuscritos son variosque andan dispersos por el mundo sin que se sepa.exactamente cuál es el original, pero que se parecenbastante los unos a los otros al grado de que nodejan duda de que constituyen una cadena de copiascon omisiones y adiciones de mayor o menorimportancia. Son en lo básico recetarios popularesque nada tienen de científicos y ni siquiera se limitanal descubrimiento casual y al empirismo sino quese mezclan en gran medida con la brujería y lamagia. Anónimos y de obscuro origen, pretendenser legado ancestral de la medicina indígena. Noobstante, los conocedores, del asunto atribuyen elprimero de estos recetarios a la pluma de un médicovenido de Roma y radicado en Valladolid aprincipios del siglo XVIII, llamado él GiovaniFrancesco Mayoli. Conocido el tal señor con elsobrenombre de El Judío, deriva de allá ladesignación que siempre se ha hecho de losmanuscritos mencionados, los que por otra partese ostentan facsímiles del legendario original. Asípues, por "Libro del Judío" habremos de tomarcualquiera de los ejemplares por allá desperdigados.

De lo que haya de cierto en esta leyenda, nadase puede afirmar. Investigadores como el Dr. DonAlfredo Barrera Vásquez que es autoridad en lamateria, aseguran que si bien hubo un primerescrito atribuible al médico romano Mayoli el cualfirmó con el seudónimo de Ricardo Ossado, todoslos demás son reproducciones parciales eincompletas, entremezcladas y que poco tienen quever con el original, especialmente las escritas enparte o en su totalidad en maya, lengua que elmédico italiano no llegó a dominar (2).

Como quiera que fuese muy recientementesalió a la luz una edición impresa del citado libro,editado por la Sra. Dorothy Andrews de Zapata;

quien a más de comentarios de su cosecha,reproduce las advertencias halladas en las primeraspáginas del manuscrito y mantiene los giros delenguaje y modismos que adornan el ejemplar quetuvo o que tiene a su disposición (3).

Largo y con dejo de cosa añeja, reza el título:"El libro del Judío o Medicina Doméstica.Descripción de las virtudes de las yerbasmedicinales de Yucatán”, por el Dr. RicardoOssado, 1834. A continuación se reproduce enforma que supongo alterada, un encabezado oprologuillo que es como sigue: "Descripción de losnombres y virtudes de las yerbas indígenas deYucatán y las enfermedades a que se aplican. Copiafiel tomada del original manuscrito que dejó elfamoso médico romano Don Ricardo Ossado (a)El Judío, que vivió en el pueblo de Valladolid en elsiglo XVIII, encontrado en el archivo particularde Doña Petrona Carrillo viuda de Valladares, delpueblo de Ticul. Giovani Francesco Mayoli fue elverdadero nombre con que se le conoció enValladolid a este famoso botánico, quien fallecióen esta población el 27 de mayo de 1770. Por susprodigios en la medicina doméstica, la plegeignorante que al fin se le quedó (sic) no por serenemigo de la religión católica, sino porque elvulgo de aquella época así llamaba a los forasterosque llegaban a Yucatán y que entonces eran muyraros. Mérida de Yucatán. En la oficina delcopiador, año de 1834. Copia fiel hecha por DonFeliciano Buenfil dedicada a los pueblos quecarecen de facultativo”.

Hay en estas líneas descriptivas una parrafadaañadida atribuible sin duda a la editora que, en suafán de esclarecer el contenido, lo obscurece más.

Viene luego en el contexto de las páginassubsiguientes una serie de nominaciones de plantasy relación de recetas carentes de sentido común.No cabria esperar otra cosa toda vez que aúnescrito por el auténtico médico Mayoli, cosa quees de dudar, no le faltarían barbaridades si lojuzgamos a las luces del conocimiento actual. Elpropio Don Francesco, según la pequeña biografíaque del señor tuve a la mano (11), fue un poco

C Urzaiz-Jiménez.

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Vol. 13/No. 1/Enero-Marzo, 2002

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raro en sus artes, algo heterodoxo en su modo decurar y pitoniso o visionario al estilo de los viejosaedas a la hora de establecer pronóstico; aunqueasegura, eso sí, que era muy acertado en sustratamientos. En los manuscritos en cuestión, porlo menos en los que están disponibles, se sospechala intromisión de manos ajenas. Y es de creer quemuchas de las añadiduras han venido del vulgo.De allá que los recetarios resulten a vecesdisparatados y risibles. Es de hacerse notar quealgunas de las plantas que se mencionan tienen famade curativas en el presente y se emplean todavíaen las poblaciones del interior del Estado y erande uso común en la ciudad de Mérida hasta haceno mucho tiempo. De las que relaciona elmanuscrito, a veces se hace somera descripciónmacroscópica que ayuda a identificarlas; a las másse les cita por su nombre: popular y no se les sujetaa ninguna clasificación.

He aquí unas cuantas entre las másprestigiadas y conocidas en nuestros días:

La altaniza (artemisa) es como un filtro deamor, da ánimo, quita el cansancio y corrige lasreglas de las mujeres; la corteza del. pochote curaerupciones y granos; el toronjil y la manzanilla sonestomacales, el cocimiento de nabo cura latosferina; la claudiosa tiene hojas que molidas ensebo de res y aplicadas en untos, cura hinchazonesde vientre y sirve entre otras cosas para lavadosvaginales; pakal o naranja agria, su jugo mezcladocon sal se aplica sobre la parte afectada en golpesy magulladuras y evita postemas y tumoresinternos; en el recetario del Judío se recomiendanlas hojas del chile habanero en infusión para losflujos de sangre que padecen las mujeres; pero enel creer del vulgo, el fruto masticado e ingeridocura las almorranas; la infusión de hojas de balchécura las fiebres tercianas y cuartanas y sirve tambiénpara preparar una bebida embriagante; la infusiónde corteza de chucum alivia la picadura de animalesponzoñosos; el chile max también es recomendadoen las almorranas; el pepino cat es diurético; el kutzo tabaco tiene múltiples aplicaciones; el xcanlol esuna verdadera panacea: cura el asma, arranca la

flema, cura el derrame de bilis, los males del hígadoy del vaso (sic), alegra el corazón, da apetencia, eseficaz para los dolores de cabeza, oídos, muelas,mal olor de boca, el mal de ojos, aclara la vista,destruye las cataratas, da buen color al rostro,favorece la orina, disuelve la piedra y hace expulsarlos cálculos, es contra la mordedura de víboras ycura la diabetes; el xtabentún es diurético y sirvepara preparar un licor exquisito; el xtocabán tienevarias acciones pero destaca la antidiarreica cuandose le aplica en lavativas; el elemuy es diurético, laruda abortivo, el xput-balam bueno para los malesde la garganta, el llantén vermífugo y amebicida.Lugar aparte merece la závila de la cual se dice losiguiente: "Hay de dos clases, la del monte y la delos poblados, pero las dos tienen las mismaspropiedades curativas. Es fresca y suave para curarcalenturas con el cocimiento de sus hojas. Lababosidad se a las gallinas que tienen moquillo,mezclada con un poco de sebo de res y sanarápidamente. También es buen fortificante del cuerocabelludo lavándose la cabeza con agua frescamezclada con rebanadas de sus hojas".

Lo impresionante es que a últimas fechas lazávila ha recuperado en grande su antiguo prestigioy es muy estimada por sus propiedadesregeneradoras del cabello, lo que pone de relieveel optimismo y la buena fe de los calvos.

Mucha y muy curiosas son en fin lasrecomendaciones que se hacen en el Libro del Judíosobre el uso de las plantas de la región. En total,entre remedios de propiedades varias y recetasespecíficas contra determinados males, el libro trae526 pequeños apartados.

En está relación muy incompleta sólo hequerido dar noticia de las plantas más usadas; perono debo pasar por alto algunos de los malesespecíficos que se pretende curar de acuerdo aciertas recomendaciones; ello nos dará una idea dela patología mejor conocida en el medio y quemayor preocupación causó. En el manuscrito haycomplejas recetas contra tuberculosis pulmonar,lepra, epilepsia, reumatismo, paludismo, dolor decorazón (?), desmayos, catarros comunes,

Terapeútica en la medicina antigua de Yucatán.

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Revista Biomédica

inapetencia, aire maligno, sirro (?), mal de piedra,cálculos y arenillas, lobanillos, asma, hidropesia,llagas de la boca, escorbuto, úlceras internas, bailede San Vito, hemorroides, incordios y fístulas, malgálico, calvicie, impotencia y una muy curiosa quese dice capaz de curar a maridos engañados yofendidos.

Como puede apreciarse en estas notas finales,el Libro del Judío abarca los campos más insólitosde la patología orgánica y funcional, e invade elterritorio de lo social dada la frecuencia de algunosde los males que combaten sus recetas,especialmente los tres que se nombraron en últimotérmino, el recetarlo no debería faltar en ningúnrincón del mundo con médico o sin el.

Al llegar al término de esta revisión apoyadoen mi escasa experiencia personal y la bibliografíaque tuve a la mano, quedo convencido de que losrecursos curativos en la medicina antigua deYucatán fueron innumerables y variados; peroalguna duda me dejan acerca de su eficacia y nocreo que hayan aportado gran cosa a la medicinamoderna; influyeron, sí, antes de ser arrollados porel poderío de la industria farmacéutica sobre losmédicos que ejercieron en la península en tiempospasados y que desarrollaron una experiencia muyrespetable. Aún hoy es posible encontrar enpoblados del interior, representantes y defensoresde este empirismo. Y sería injusto pasar por altosus virtudes, pues los remedios que emplean sonbaratos, inocuos y muy útiles en los padecimientospsicosomáticos que suelen ser los más frecuentesen todos los grupos humanos y en todas las épocas.Cabe decir entonces que la “farmacopea maya” encierta forma llenó su cometido. Además, fuera delos 25 ó 30 medicamentos específicos y realmenteeficientes con que cuenta la farmacopea moderna,todos los demás, tantos tal vez como los refiere elJudío en su libro, están en el mismo predicamentoque aquellos; con la desventaja de que siendo muyactivos son más peligrosos y que necesariamenteson mucho más caros.

C Urzaiz-Jiménez.

REFERENCIAS.1.- de Landa Diego. Relación de las cosas de Yucatán.México: Editorial Porrua S.A.; 1959.

2.- Barrera-Vásquez A. Las fuentes para el estudio de lamedicina nativa de Yucatán. Rev Biomed 1999; 10:253-61.

3.- El libro del Judío Aumentado con fuentes deinformación por la Dra. Dorothy Andrews Heath de Zapata.Mérida: Edición de la Dra. Dorothy Andrews. 1979.

4.- Guerra F. Maya Medicine. Medical History. VII: i; 1964.

5.- Souza-Novelo N. Farmacopea maya. Mérida: Edicióndel Instituto Agrícola Técnico Henequenero; 1940.

6.- Irigoyen R. Esencia del folklore de Yucatán. Mérida:Ediciones Gotero; 1968.

7.- McCullough JM, Christine S. Las creencias delsíndrome de calor-frío en Yucatán y su importancia parala antropología aplicada. Anales de Antropología. (México)1974; vol. 11.

8.- Cuevas B. Plantas medicinales de Yucatán y guía médicapráctica doméstica. Mérida: Imprenta de la Lotería delEstado; 1919.

9.- Lavadores G. Las 119 plantas medicinales másconocidas en Yucatán, México. Mérida: Edición del autor.1969.

10.- Souza-Novelo N. Plantas medicinales que viven enYucatán. Publicación del Instituto Técnico AgrícolaHenequenero. México: Dirección General de Agricultura;1946.

11.- Diccionario Universal de Historia y de Geografía.Mayoli (signore Giovani Francesco). México, D.F. 1854.