Ustedes, Docentes- Catequistas, con su estilo cercano y artesanal −persona a persona−, dan frutos

abundantes en el campo de la misión de la Iglesia.

Ella les confía a sus hijos, nacidos en las aguas del Bautismo, para que las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad maduren en un encuentro personal con Jesús

Anímense a despertar el compromiso

misionero en cada niño, en cada joven.

La Iglesia es una Madre que nos enseña a hablar el lenguaje de la fe (Lumen Fidei, 38), y ese arte se lo ha encargado a las familias y a ustedes, los catequistas.

El papa Francisco nos ha dicho que no les falte el amor a cada uno de ustedes, para que puedan vivir con alegría su misión en la Iglesia, sobre

todo, como testigos de Jesús Resucitado.