V Domingo de Pascua-homilía-

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  • 7/31/2019 V Domingo de Pascua-homila-

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    V DOMINGO DE PASCUA

    SUGERENCIAS PARA LA HOMILA

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    GLORIA IESU IN MARA!Estimados lectores del Rincn Litrgico:

    Ofrecemos a continuacin una seleccin de textos para ayudar a prepararla liturgia del domingo segn la forma extraordinaria del Rito Romano.

    La liturgia de este domingo V de Pascua nos sita ante la eminencia de laAscensin al cielo del Seor Resucitado donde se sentar para reinar parasiempre con el Padre y all interceder por nosotros.

    La Epstola (Santiago 1, 22-30). El apstol recuerda las obligacionesde la virtud de la religin. Entre ellas, el mantener la lengua a raya.

    El Evangelio (Jn 16, 23-30). El texto del Evangelio contina eldiscurso de despedida de Jess en la ltima cena que lemos eldomingo pasado. Habla de la oracin.

    Esperamos que el material ofrecido os sirva para la preparacin de lahomila; y tambin para vuestra meditacin y enriquecimiento espiritual.

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    TEXTOS DE LA SANTA MISA

    Introito. Is.48,20.- Con voz de jbiloanunciadlo, y que se oiga, aleluya, que lleguehasta el fin de la tierra: el Seor ha redimido a

    su pueblo, aleluya, aleluya. Sal. 65, 1-2. -Aclama al Seor, tierra entera, tocad en honorde su nombre, cantad himnos a sugloria.V/.Gloria al Padre.

    Oracin. - Oh Dios, fuente de todo bien,escucha sin cesar nuestras splicas:concdenos, inspirados por Ti, pensar lo que esrecto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestroSeor Jesucristo.

    Epstola.Sant.1, 22-27. - Queridos hermanos:Llevad a la prctica la Palabra. Y no os limitisa escucharla. Engandoos a vosotros mismos.Pues el que escucha la Palabra y no la pone enprctica, se parece a aquel que se miraba lacara en el espejo; y apenas se miraba, dabamedia vuelta, y se olvidaba de cmo era. Peroel que se concentra en el estudio de laLey perfecta (la que hace libres) y es constante,no como oyente olvidadizo: sino para ponerlapor obra, ste encontrar la felicidad en

    practicarla. Hay quien se cree hombre religiosoy no frena su lengua: pero se engaa a smismo; su religin no es autntica. La religinpura e intachable a los ojos de Dios Padre essta: visitar hurfanos y viudas en sustribulaciones y no mancharse las manos coneste mundo.

    Aleluya, aleluya. Jn. 16, 28. Cristo haresucitado, l nos ilumina, a nosotros, losredimidos con su sangre. Aleluya. Sal del

    Padre y he venido al mundo, otra vez dejo elmundo y me voy al Padre. Aleluya.

    Evangelio. Juan, 16, 23-30. - En aquel tiempodijo Jess a sus discpulos: Yo os aseguro: Sipeds algo al Padre, en mi nombre os lo dar.Hasta ahora no habis pedido nada en minombre: Pedid y recibiris, para que vuestraalegra sea completa. Os he hablado de esto encomparaciones: viene la hora en que ya nohablar en comparaciones, sino que os hablar

    del Padre claramente. Aquel da pediris en minombre y no os digo que yo rogar al Padre porvosotros, pues el Padre mismo os quiere,

    porque vosotros me queris y creis que yo salde Dios. Sal del Padre y he venido al mundo,otra vez dejo el mundo y me voy al Padre.Dicen sus discpulos: Ahora s que hablas claroy no usas comparaciones. Ahora vemos que losabes todo y no necesitas que te pregunten; porello creemos que saliste de Dios.

    Ofertorio. Sal. 65, 8-9 y 20. - Bendecid,pueblos, a nuestro Dios, haced resonar susalabanzas: porque l nos ha devuelto la vida, y

    no dej que tropezaran nuestros pies. Benditosea Dios, que no rechaz mi splica, ni meretir su favor, aleluya.

    Secreta. - Con estas ofrendas, Seor, recibelas splicas de tus hijos: para que esta liturgia,celebrada con amor, nos lleve a la gloria delcielo. Por nuestro Seor Jesucristo.

    Prefacio de Pascua.- En verdad es digno yjusto, equitativo y saludable, que en todo

    tiempo, Seor, te alabemos; pero con msgloria que nunca en este da (en este tiempo),en que se ha inmolado Cristo, nuestra Pascual.El cual es el verdadero Cordero que quit lospecados del mundo y que, muriendo, destruynuestra muerte, y, resucitando, repar nuestravida. Por eso, con los ngeles y los Arcngeles,con los Tronos y las Dominaciones, y con todala milicia del ejrcito celestial, cantamos unhimno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo.

    Comunin. Sal. 95, 2.- Cantad al Seor, -aleluya; cantadle, bendecid su nombre;proclamad da tras da su victoria, aleluya,aleluya.

    Comunin. - A quienes has saciado en tumesa santa, concdenos, Seor, desear loque es recto y conseguir lo que as hemosdeseado. Por Nuestro Seor Jesucristo.

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    TEXTO ICATENAE AURAE

    (almudi.org)

    Crisstomo, in Ioannem, hom. 78. -Otra vez manifiesta el Seor que conviene que se marche, cuandodice: "En aquel da no me pediris nada".

    San Agustn, in Ioannem, tract., 101.- La palabra rogar no slo significa pedir, sino tambin preguntar,y segn el Evangelio de los griegos, de donde est tomada, es un verbo que significa ambas cosas 1.

    Crisstomo, ut supra.- Dice, pues: "En aquel da (a saber, cuando resucitar) no me pediris nada". Esdecir, no me diris ( Jn 14,8): ensanos al Padre, ni a dnde vas? (v. 5) porque lo sabris por el

    Espritu Santo; o no me preguntaris, es decir, no necesitaris mediador para pedir, sino que bastar minombre con el que, invocado, lo recibiris todo. Por eso dice: "En verdad, en verdad os digo". Con esto,

    pues, manifest su poder, que sin ser visto, ni rogado, sino tan slo nombrado ante el Padre, obra

    maravillas. No creis, pues, que os abandono porque en adelante no estar con vosotros; pues minombre os dar mayor fortaleza. Por eso dice: "Hasta ahora nada habis pedido en mi nombre: pedid yrecibiris para que vuestro gozo sea completo".

    Teofilacto.- Vuestra alegra ser completa cuando se os diere cumplidamente lo que pidis.

    Crisstomo, ut supra.- Como eran encubiertas las cosas que les haba dicho, aadi: "Hasta ahora os hehablado en parbolas; pero ha llegado la hora en que ya no os hablar con ellas". Esto es, vendr el

    tiempo en que sabris manifiestamente todas las cosas (hablaba del tiempo de su resurreccin), y osmanifestar claramente las cosas de mi Padre. Y en verdad estuvo reunido con ellos por espacio de

    cuarenta das, hablndoles del reino de Dios. Y dice ahora: "Posedos de temor no os fijis en lo que se

    os dice; pero entonces, vindome resucitado, podris decirlo todo abiertamente".

    Teofilacto.- Todava alienta ms su confianza ofrecindoles el auxilio del cielo en las tentaciones, yaade: "En aquel da pediris al Padre en mi nombre"; y de tal modo os aseguro os favorecer mi Padre,

    que ni de mi mediacin necesitaris en adelante. Por esto contina: "Y no os digo que yo rogar alPadre", etc. Pero a fin de que no le abandonen, como si ya no le necesitaran, contina: "Porque vosotros

    me amasteis"; como si dijera: Por esto os ama el Padre, porque vosotros me amasteis, y si os apartarais

    de mi amor, al instante decaeris del de mi Padre.

    San Agustn, in Ioannem, tract., 102.- Acaso nos ama El porque nosotros le amamos, o ms bienporque El nos ama, nosotros le amamos? Dice el evangelista San Juan: "Amemos nosotros, porque El nos

    am primero" ( 1Jn 4,19). Nos ama, pues, el Padre, porque nosotros amamos al Hijo, habiendo recibidodel Padre y del Hijo la gracia de que amemos al Padre y al Hijo. Am El mismo lo que hizo, pero no

    hubiera hecho en nosotros lo que ama, si antes de hacerlo no nos amara.San Hilario, De Trin., 1, 6.- As, pues, es innecesaria la mediacin con el Padre cuando se tiene del Hijola perfecta creencia de que sali del Padre y se le ama; y merece ser odo y amado el que confiesa que el

    Hijo sali de Dios y fue enviado por El. Por esto dice: "Y cresteis que de Dios sal". Esto lo dice de su

    nacimiento y de su venida, y as aade: "Sal del Padre y vine al mundo". Lo uno se refiere a suencarnacin, y lo otro a su naturaleza divina. Porque el venir del Padre y salir del Padre no significa lo

    mismo, pues una cosa es salir de Dios en la substancia de su origen, y otra venir del Padre al mundo

    para consumar los misterios de nuestra redencin. Y como el salir de Dios es poseer la sustancia de su

    nacimiento, qu otro puede ser sino Dios?

    Crisstomo, in Ioannem, hom. 78.- Como les consolaba mucho la idea de la resurreccin y le oan

    repetidamente que haba salido del Padre y volva al Padre, por esta razn insisti: "Yo dejo al mundo y

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    vuelvo al Padre". Esto probaba que los discpulos crean perfectamente en El, por cuanto quedaban bajosu proteccin.

    San Agustn, ut supra.- Sali del Padre porque del Padre es, y vino al mundo para manifestar al mundosu humanidad tomada de la Virgen. El dej el mundo y subi al Padre llevando con El su humanidad,

    pero sin abandonar al mundo de su presencia y gobernacin; porque de tal modo vino al mundo al salir

    del Padre, que no se separ de su Padre. Pero leemos que nuestro Seor Jesucristo, despus queresucit, fue preguntado y rogado por sus discpulos al subirse al cielo, cundo restablecera el reino de

    Israel. Y subido al cielo le pidi San Esteban que recibiera su alma: y quin se atrever a decir que nodebe ser rogado siendo inmortal el que lo era siendo mortal? Parece que dice: En aquel da no me

    pediris nada. No debe referirse esto al tiempo que resucit, sino a aquel otro en que le veremos comoes, cuya visin no gozaremos en esta vida temporal, sino en la eterna ( 1Jn 3), en la que ya nadapediremos ni preguntaremos, porque nada nos quedar que desear ni que saber.

    Alcuino.- Por eso dice: Entonces no me pediris nada, pero si mientras permanecis en esta tristeperegrinacin pidiereis a mi Padre, os dar. "En verdad, en verdad os digo que cuanto pidiereis al Padre

    en mi nombre, os lo dar".

    San Agustn, ut supra.- La expresin "Si alguna cosa", no se entiende cualquier cosa, sino aquello quecon relacin a la vida eterna sirva de algo. Pues no debe pedirse en nombre del Salvador nada contrario

    a nuestra salvacin, y la expresin "en mi nombre" no se ha de entender simplemente como suenan lasletras o las slabas, sino en el recto y verdadero sentido; porque el que no piensa de Cristo como Hijo

    Unignito de Dios, no pide en su nombre, aunque pronuncie su nombre. Pues en su nombre pide quienle confiesa cuando pide y recibe lo que pide si no es contrario a su eterna salvacin. Recibir, pues,

    cuando deba recibir, porque hay cosas que no se niegan, pero se difieren hasta el tiempo oportuno. Asdeben entenderse estas palabras, "Os dar", aquellos beneficios que convienen propiamente a los que

    piden. Son odos por s mismos todos los santos;pero no para todos, porque no se ha dicho de una

    manera indeterminada "dar" sino "El os dar",

    cuando us de las siguientes palabras: "Hasta ahoranada habis pedido en mi nombre". Esto puedeentenderse de dos modos: o bien porque no

    pedisteis en mi nombre (porque no le conocais

    como se debe), o porque pedisteis cosa que encomparacin de lo que debisteis pedir, debe

    considerarse nada. Para que, pues, en su nombreno se pidan naderas, sino pleno gozo, aade:

    "Pedid y recibiris, para que vuestro gozo seacompleto". Esto que dice de "pleno gozo" no se

    refiere a lo temporal, sino a lo espiritual; y cuando tan grande fuere que ya no sea posible aadirsenada, entonces ser lleno.

    San Agustn, De Trin. 1, 2.- Es pleno gozo vuestro, que mayor no puede ser, gozar de Dios en laTrinidad, a cuya imagen hemos sido hechos.

    San Agustn, in Ioannem, tract., 102.- Todo el que pide, pues, lo que conduce a la consecucin de estegozo, ste pide en nombre de Cristo y no ha sido defraudado por la misericordia divina ninguno de sus

    santos que han perseverado en pedir este bien; el que otra cosa pide, nada pide, no porque sea nula la

    peticin, sino porque en asunto de tanta importancia es como nada.

    Sigue: "Esto os lo dije en parbolas, pero ha venido ya la hora de hablaros no parbolas", sino que

    claramente "os anunciar al Padre". Podra yo decir que esta hora de la que habla debe entendersecomo aquella en la que le veremos claramente, como ha dicho el Apstol, "cara a cara" ( 1Cor 12,12). O

    cuando dice "Esto os lo he dicho en parbolas" es lo que el Apstol ha dicho "Nosotros le vemos como

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    por enigma", como en un espejo, porque por el Hijo ser visto el Padre "y ninguno conoce al Hijo, sino elPadre; ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar" ( Mt 11,27).

    San Gregorio, Moralium 30, 8.- El afirma que anunciar estas verdades acerca de su Padremanifiestamente, porque entonces por su naturaleza y majestad mostrar cmo no naci inferior a

    Aquel que le engendr, y cmo el Espritu del uno y del otro procede coeternamente de ambos.

    San Agustn, ut supra.- Pero esta versin parece contraria a lo que sigue: "En aquel da vosotrospediris en mi nombre". Pues qu hemos de pedir en el siglo futuro, cuando veremos saciado nuestro

    deseo de todo bien? El pedir es prueba de indigencia; pero debemos entender que Jesucristo convirti asus discpulos, de carnales en espirituales. El hombre animal as juzga cuando oye hablar de la

    naturaleza de Dios, como si se tratase de cosa corporal, y he aqu por qu le parecen parbolas cuantodice la eterna sabidura de la sustancia inmutable y corprea, no porque crea tales parbolas, sino

    porque no las entiende. Pero cuando el hombre espiritual empieza a juzgar, aunque en esta vida veacomo por espejo y en parte, sin embargo, sin los sentidos corporales ni pensamientos imaginarios sino

    por una exactsima percepcin de su mente, comprende que Dios es Espritu. As, delante del Padre, es

    claramente anunciando por el Hijo que pertenece a su misma substancia y que ahora los que piden,

    piden en su nombre, porque las palabras que lo indican no son otra cosa que el nombre invocado. Estospueden pensar que Nuestro Seor Jesucristo, en cuanto hombre, ruega por nosotros al Padre, y que en

    cuanto Dios, nos oye con el Padre, lo que creo quiso significar cuando dijo: "Y no os digo que rogar porvosotros al Padre". As es como debe entenderse, considerndolo espiritualmente; que el Hijo no ruega

    al Padre sino que con el Padre oye a los que le suplican.

    Crisstomo, in Ioannem, hom. 78.- Como los discpulos se haban reanimado al or que eran amigosdel Padre, dijeron que entonces conocan que Jesucristo lo saba todo, y por esto sigue: "Dijeron susdiscpulos: Ahora hablas claramente y no dices ninguna parbola".

    San Agustn, in Ioannem, tract., 103.- Siendo as que tan slo les ha prometido que en aquella horafutura les hablar sin parbolas, por qu dicen esto, sino porque sabiendo el Seor que para los

    ignorantes son parbolas aquellas cosas que El sabe, y que de tal modo no las entienden, que ni aunellos mismos conocen que no las entienden?

    Crisstomo, ut supra.- Como el Seor responde a lo que ellos pensaban, exclaman: "Ahora conocemosque t sabes todas las cosas". Observad la imperfeccin en que se hallan, que aun despus de haberlesdicho tantas y tan grandes cosas, dicen: "Ahora conocemos (y esto lo dicen como si le dispensaran una

    gracia) y no hay necesidad de que nadie te pregunte"; esto es, antes que oigas, conociste las cosas quenos escandalizan, y nos tranquilizaste diciendo: "Porque el Padre os ama".

    San Agustn, ut supra.- Por qu los discpulos se creyeron en el deber de decir a Aquel que conocetodas las cosas: "No es menester que nadie te pregunte", cuando debieron decir: "No tienes necesidad

    de preguntar nada"? cuando ambas cosas sucedieron; que preguntara el Seor y que fuera preguntado.

    Pero esta dificultad se resuelve fcilmente, porque ms convena a ellos que al Seor el preguntar que elser preguntados; porque el Seor no tena necesidad de preguntarles para aprender nada de ellos, sino

    ms bien para ensearles, y a los que preguntaban les era ciertamente muy provechoso el aprender

    algunas cosas de Aquel que las conoca todas, pues el Seor no necesitaba ser preguntado por aquel quequisiera saber algo de El, por cuanto previamente saba la voluntad de los que preguntaban. No es gran

    cosa para Dios el prever los pensamientos de los hombres, pero s lo era para sus pequeuelos sbditosque dijeron: "En esto creemos que saliste de Dios".

    San Hilario, De Trin. 1, 6.- Creen que ha salido de Dios, porque hace aquello que es slo de Dios. ElSeor les haba dicho repetidas veces: "Yo de Dios sal y he venido al mundo desde el seno de mi Padre",

    y no se admiraron de lo que tantas veces haban odo; por lo que ahora no dicen: Viniste del Padre a estemundo, porque no saban que haba sido enviado por Dios, pues ignoraban que hubiese salido de Dios.

    Pero comprendiendo el inefable origen del Hijo por la virtud de su palabra, ellos empezaron a darsecuenta cuando El les confes que les hablaba sin parbolas. Y ciertamente es muy distinto que nazca un

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    hombre a que Dios sea engendrado, precisamente porque no se trata de un parto como el de loshombres, sino que hablamos de la generacin de Dios. Es, pues, uno de uno; no es porcin, no es

    apocamiento, no es disminucin, no es derivacin, no es extensin; ni sufrimiento, sino nacimiento deviviente de una naturaleza de viviente; no es una criatura elegida para recibir el nombre de Dios; no ha

    recibido su ser de la nada, sino que ha nacido de un ser permanente, porque la palabra salir significa un

    nacimiento, no un comienzo.

    TEXTO IILA ORACIN

    COMPENDIO DEL CATECISMO

    PRIMERA SECCIN.- LA ORACIN EN LA VIDA CRISTIANA

    534. Qu es la oracin? La oracin es la elevacindel alma a Dios o la peticin al Seor de bienesconformes a su voluntad. La oracin es siempre undon de Dios que sale al encuentro del hombre. Laoracin cristiana es relacin personal y viva de loshijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, consu Hijo Jesucristo y con el Espritu Santo, que habitaen sus corazones.

    CAPTULO PRIMERO.- LA REVELACIN DELA ORACIN

    535. Por qu existe una vocacin universal a laoracin? Existe una vocacin universal a la oracin,porque Dios, por medio de la creacin, llama a todoser desde la nada; e incluso despus de la cada, elhombre sigue siendo capaz de reconocer a suCreador, conservando el deseo de Aquel que le hallamado a la existencia. Todas las religiones y, demodo particular, toda la historia de la salvacin, dantestimonio de este deseo de Dios por parte delhombre; pero es Dios quien primero eincesantemente atrae a todos al encuentro misterioso

    de la oracin.LA REVELACIN DE LA ORACIN EN ELANTIGUO TESTAMENTO

    536. En qu sentido Abraham es un modelo deoracin? Abraham es un modelo de oracin porquecamina en la presencia de Dios, le escucha yobedece. Su oracin es un combate de la fe porque,an en los momentos de prueba, l contina creyendoque Dios es fiel. An ms, despus de recibir en supropia tienda la visita del Seor que le confa sus

    designios, Abraham se atreve a interceder con audazconfianza por los pecadores.

    537. Cmo oraba Moiss? La oracin de Moiss esmodelo de la oracin contemplativa: Dios, que llamaa Moiss desde la zarza ardiente, conversa frecuentey largamente con l cara a cara, como habla unhombre con su amigo (Ex 33, 11). De esta intimidadcon Dios, Moiss saca la fuerza para interceder contenacidad a favor del pueblo; su oracin prefigura asla intercesin del nico mediador, Cristo Jess.

    538. Qu relaciones tienen en el AntiguoTestamento el templo y el rey con la oracin? A lasombra de la morada de Dios el Arca de la Alianzay ms tarde el Templo se desarrolla la oracin delPueblo de Dios bajo la gua de sus pastores. Entreellos, David es el rey segn el corazn de Dios (cfHch 13, 22), el pastor que ora por su pueblo. Suoracin es un modelo para la oracin del pueblo,puesto que es adhesin a la promesa divina, yconfianza plena de amor, en Aqul que es el solo Reyy Seor.

    539. Qu papel desempea la oracin en la misin

    de los Profetas? Los Profetas sacan de la oracin luzy fuerza para exhortar al pueblo a la fe y a laconversin del corazn: entran en una gran intimidadcon Dios e interceden por los hermanos, a quienesanuncian cuanto han visto y odo del Seor. Elas esel padre de los Profetas, de aquellos que buscan elRostro de Dios. En el monte Carmelo, obtiene elretorno del pueblo a la fe gracias a la intervencin deDios, al que Elas suplic as: Respndeme, Seor,respndeme! (1R 18, 37).

    540. Cul es la importancia de los Salmos en la

    oracin? Los Salmos son el vrtice de la oracin enel Antiguo Testamento: la Palabra de Dios se

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    convierte en oracin del hombre. Indisociablementeindividual y comunitaria, esta oracin, inspirada porel Espritu Santo, canta las maravillas de Dios en lacreacin y en la historia de la salvacin. Cristo haorado con los Salmos y los ha llevado a sucumplimiento. Por esto, siguen siendo un elementoesencial y permanente de la oracin de la Iglesia, quese adaptan a los hombres de toda condicin y tiempo.

    LA ORACIN ES PLENAMENTE REVELADA YREALIZADA EN JESS

    541. De quin aprendi Jess aorar? Conforme a su corazn dehombre, Jess aprendi a orar desu madre y de la tradicin juda.Pero su oracin brota de unafuente ms secreta, puesto que esel Hijo de Dios que, en suhumanidad santa, dirige a suPadre la oracin filial perfecta.

    542. Cundo oraba Jess? ElEvangelio muestrafrecuentemente a Jess enoracin. Lo vemos retirarse ensoledad, con preferencia durantela noche; ora antes de losmomentos decisivos de su misin

    o de la misin de sus apstoles.De hecho toda la vida de Jess esoracin, pues est en constante comunin de amorcon el Padre.

    543. Cmo or Jess en su pasin? La oracin deJess durante su agona en el huerto de Getseman ysus ltimas palabras en la Cruz revelan laprofundidad de su oracin filial: Jess lleva acumplimiento el designio amoroso del Padre, y tomasobre s todas las angustias de la humanidad, todaslas splicas e intercesiones de la historia de la

    salvacin; las presenta al Padre, quien las acoge yescucha, ms all de toda esperanza, resucitndolo deentre los muertos.

    544. Cmo nos ensea Jess a orar? Jess nosensea a orar no slo con la oracin del Padrenuestro, sino tambin cuando l mismo ora. As,adems del contenido, nos ensea las disposicionesrequeridas por una verdadera oracin: la pureza delcorazn, que busca el Reino y perdona a losenemigos; la confianza audaz y filial, que va ms allde lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia,

    que protege al discpulo de la tentacin.

    545. Porqu es eficaz nuestra oracin? Nuestraoracin es eficaz porque est unida mediante la fe ala oracin de Jess. En l la oracin cristiana seconvierte en comunin de amor con el Padre;podemos presentar nuestras peticiones a Dios y serescuchados: Pedid y recibiris, para que vuestrogozo sea colmado (Jn 16, 24).

    546. Cmo oraba la Virgen Mara? La oracin deMara se caracteriza por su fe y por la ofrendagenerosa de todo su ser a Dios. La Madre de Jess es

    tambin la Nueva Eva, laMadre de los vivientes(cf Gn 3, 20): Ella ruega aJess, su Hijo, por lasnecesidades de loshombres.

    547. Existe en elEvangelio una oracin deMara? Adems de laintercesin de Mara enCan de Galilea, elEvangelio nos entrega elMagnificat (Lc 1, 46-55),que es el cntico de laMadre de Dios y el de laIglesia, la accin degracias gozosa, que sube

    desde el corazn de lospobres porque suesperanza se realiza en el cumplimiento de laspromesas divinas.

    LA ORACIN EN EL TIEMPO DE LAIGLESIA

    548. Cmo oraba la primera comunidad cristiana deJerusaln?Al comienzo del libro de los Hechos de losApstoles, se narra que en la primera comunidad de

    Jerusaln, educada por el Espritu Santo en la vida deoracin, los creyentes acudan asiduamente a lasenseanzas de los apstoles, a la comunin, a lafraccin del pan y a las oraciones (Hch 2, 42).

    549. Cmo interviene el Espritu Santo en la oracinde la Iglesia?El Espritu Santo, Maestro interior de la oracincristiana, educa a la Iglesia en la vida de oracin, y lehace entrar cada vez con mayor profundidad en lacontemplacin y en la unin con el insondablemisterio de Cristo. Las formas de oracin, tal comolas revelan los escritos apostlicos y cannicos,siguen siendo normativas para la oracin cristiana.

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    550. Cules son las formas esenciales de oracincristiana?Las formas esenciales de oracin cristiana son labendicin y la adoracin, la oracin de peticin y deintercesin, la accin de gracias y la alabanza. LaEucarista contiene y expresa todas las formas deoracin.

    551. Qu es la bendicin?La bendicin es la respuesta agradecida del hombre alos dones de Dios: nosotros bendecimos alTodopoderoso, quien primeramente nos bendice ycolma con sus dones.

    552. Cmo se puede definir la adoracin?La adoracin es la prosternacin del hombre, que se

    reconoce criatura ante su Creador tres veces santo.553. Cules son las diversas formas de la oracin depeticin?La oracin de peticin puede adoptar diversasformas: peticin de perdn o tambin splicahumilde y confiada por todas nuestras necesidadesespirituales y materiales; pero la primera realidad quedebemos desear es la llegada del Reino de Dios.

    554. En qu consiste la intercesin?La intercesin consiste en pedir en favor de otro. Esta

    oracin nos une y conforma con la oracin de Jess,que intercede ante el Padre por todos los hombres, enparticular por los pecadores. La intercesin debeextenderse tambin a los enemigos.

    555. Cundo se da gracias a Dios?La Iglesia da gracias a Dios incesantemente, sobretodo cuando celebra la Eucarista, en la cual Cristohace partcipe a la Iglesia de su accin de gracias alPadre. Todo acontecimiento se convierte para elcristiano en motivo de accin de gracias.

    556. Qu es la oracin de alabanza?La alabanza es la forma de oracin que, de manerams directa, reconoce que Dios es Dios; estotalmente desinteresada: canta a Dios por s mismoy le da gloria por lo que l es.

    CAPTULO SEGUNDO.- LA TRADICIN DELA ORACIN

    557. Cul es la importancia de la Tradicin respectoa la oracin? A travs de la Tradicin viva, es comoen la Iglesia el Espritu Santo ensea a orar a loshijos de Dios. En efecto, la oracin no se reduce a lamanifestacin espontnea de un impulso interior,

    sino que implica contemplacin, estudio ycomprensin de las realidades espirituales que seexperimentan.

    FUENTES DE LA ORACIN

    558. Cules son las fuentes de la oracin cristiana?Las fuentes de la oracin cristiana son: la Palabra deDios, que nos transmite la ciencia suprema deCristo (Flp 3, 8); la Liturgia de la Iglesia, queanuncia, actualiza y comunica el misterio de lasalvacin; las virtudes teologales; las situacionescotidianas, porque en ellas podemos encontrar aDios. Te amo, Seor, y la nica gracia que te pidoes amarte eternamente. Dios mo, si mi lengua no

    puede decir en todos los momentos que te amo,

    quiero que mi corazn te lo repita cada vez que

    respiro (San Juan Mara Vianney).EL CAMINO DE LA ORACIN

    559. Hay en la Iglesia diversos caminos de oracin?En la Iglesia hay diversos caminos de oracin, segnlos diversos contextos histricos, sociales yculturales. Corresponde al Magisterio discernir lafidelidad de estos caminos a la tradicin de la feapostlica, y compete a los pastores y catequistasexplicar su sentido, que se refiere siempre aJesucristo.

    560. Cul es el camino de nuestra oracin? Elcamino de nuestra oracin es Cristo, porque sta sedirige a Dios nuestro Padre pero llega a l slo si, almenos implcitamente, oramos en el Nombre deJess. Su humanidad es, pues, la nica va por la queel Espritu Santo nos ensea a orar a Dios nuestroPadre. Por esto las oraciones litrgicas concluyen conla frmula: Por Jesucristo nuestro Seor.

    561. Cul es el papel del Espritu Santo en laoracin? Puesto que el Espritu Santo es el Maestro

    interior de la oracin cristiana y nosotros nosabemos pedir como conviene (Rm 8, 26), la Iglesianos exhorta a invocarlo e implorarlo en toda ocasin:Ven, Espritu Santo!.

    562. En qu sentido es mariana la oracin cristiana?En virtud de la singular cooperacin de Mara con laaccin del Espritu Santo, la Iglesia ama rezar aMara y orar con Mara, la orante perfecta, paraalabar e invocar con Ella al Seor. Pues Mara, enefecto, nos muestra el camino que es su Hijo, elnico Mediador.

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    563. Cmo reza la Iglesia a Mara? La Iglesia reza aMara, ante todo, con el Ave Mara, oracin con laque la Iglesia pide la intercesin de la Virgen. Otrasoraciones marianas son el Rosario, el himnoActhistos, la Paraclisis, los himnos y cnticos de lasdiversas tradiciones cristianas.

    MAESTROS DE ORACIN

    564. De qu modo los santos son maestros de laoracin? Los santos son para los cristianos modelosde oracin, y a ellos les pedimos tambin queintercedan, ante la Santsima Trinidad, por nosotros ypor el mundo entero; su intercesin es el ms altoservicio que prestan al designio de Dios. En lacomunin de los santos, a lo largo de la historia de laIglesia, se han desarrollado diversos tipos de

    espiritualidad, que ensean a vivir y a practicar laoracin.

    565. Quin puede ensear a rezar? La familiacristiana constituye el primer mbito de educacin ala oracin. Hay que recomendar de manera particularla oracin cotidiana en familia, pues es el primertestimonio de vida de oracin de la Iglesia. Lacatequesis, los grupos de oracin, la direccinespiritual son una escuela y una ayuda para laoracin.

    566. Cules son los lugares favorables para laoracin?Se puede orar en cualquier sitio, pero elegirbien el lugar tiene importancia para la oracin. Eltemplo es el lugar propio de la oracin litrgica y dela adoracin eucarstica; tambin otros lugaresayudan a orar, como un rincn de oracin en lacasa familiar, un monasterio, un santuario.

    CAPTULO TERCERO.- LA VIDA DEORACIN

    567. Qu momentos son los ms indicados para la

    oracin? Todos los momentos son indicados para laoracin, pero la Iglesia propone a los fieles ritmosdestinados a alimentar la oracin continua: oracinde la maana y del atardecer, antes y despus de lascomidas, la Liturgia de la Horas, la Eucaristadominical, el Santo Rosario, las fiestas del aolitrgico. Es necesario acordarse de Dios ms amenudo que de respirar (San Gregorio

    Nacianceno).

    568. Cules son las expresiones de la vida deoracin? La tradicin cristiana ha conservado tresmodos principales de expresar y vivir la oracin: laoracin vocal, la meditacin y la oracin

    contemplativa. Su rasgo comn es el recogimientodel corazn.

    LAS EXPRESIONES DE LA ORACIN

    569. En qu se caracteriza la oracin vocal? Laoracin vocal asocia el cuerpo a la oracin interiordel corazn; incluso quien practica la ms interior delas oraciones no podra prescindir del todo en su vidacristiana de la oracin vocal. En cualquier caso, stadebe brotar siempre de una fe personal. Con el Padrenuestro, Jess nos ha enseado una frmula perfectade oracin vocal.

    570. Qu es la meditacin? La meditacin es unareflexin orante, que parte sobre todo de la Palabrade Dios en la Biblia; hace intervenir a la inteligencia,

    la imaginacin, la emocin, el deseo, paraprofundizar nuestra fe, convertir el corazn yfortalecer la voluntad de seguir a Cristo; es una etapapreliminar hacia la unin de amor con el Seor.

    571. Qu es la oracin contemplativa? La oracincontemplativa es una mirada sencilla a Dios en elsilencio y el amor. Es un don de Dios, un momentode fe pura, durante el cual el que ora busca a Cristo,se entrega a la voluntad amorosa del Padre y recogesu ser bajo la accin del Espritu. Santa Teresa deJess la define como una ntima relacin de amistad:

    estando muchas veces tratando a solas con quiensabemos que nos ama.

    EL COMBATE DE LA ORACIN

    572. Por qu la oracin es un combate?La oracines un don de la gracia, pero presupone siempre unarespuesta decidida por nuestra parte, pues el que oracombate contra s mismo, contra el ambiente y, sobretodo, contra el Tentador, que hace todo lo posiblepara apartarlo de la oracin. El combate de la oracines inseparable del progreso en la vida espiritual: se

    ora como se vive, porque se vive como se ora.

    573. Cules son las objeciones a la oracin?Adems de los conceptos errneos sobre la oracin,muchos piensan que no tienen tiempo para orar o quees intil orar. Quienes oran pueden desalentarsefrente a las dificultades o los aparentes fracasos. Paravencer estos obstculos son necesarias la humildad,la confianza y la perseverancia.

    574. Cules son las dificultades para la oracin? Ladificultad habitual para la oracin es la distraccin,

    que separa de la atencin a Dios, y puede inclusodescubrir aquello a lo que realmente estamos

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    apegados. Nuestro corazn debe entonces volverse aDios con humildad. A menudo la oracin se vedificultada por la sequedad, cuya superacin permiteadherirse en la fe al Seor incluso sin consuelosensible. La aceda es una forma de pereza espiritual,debida al relajamiento de la vigilancia y al descuidode la custodia del corazn.

    575. Cmo fortalecer nuestraconfianza filial? La confianza filial sepone a prueba cuando pensamos queno somos escuchados. Debemospreguntarnos, entonces, si Dios espara nosotros un Padre cuya voluntaddeseamos cumplir, o ms bien unsimple medio para obtener lo quequeremos. Si nuestra oracin se une a

    la de Jess, sabemos que l nosconcede mucho ms que este o aqueldon, pues recibimos al Espritu Santo,que transforma nuestro corazn.

    576. Es posible orar en todo momento? Orar essiempre posible, pues el tiempo del cristiano es eltiempo de Cristo resucitado, que est con nosotrostodos los das (Mt 28, 20). Oracin y vida cristianason, por ello, inseparables. Es posible, incluso en elmercado o en un paseo solitario, hacer una frecuente

    y fervorosa oracin. Sentados en vuestra tienda,

    comprando o vendiendo, o incluso

    haciendo la cocina (San Juan

    Crisstomo).

    577. Cul es la oracin de la Horade Jess? Se llama la oracin de laHora de Jess a la oracin sacerdotalde ste en la ltima Cena. Jess,Sumo Sacerdote de la Nueva

    Alianza, dirige su oracin al Padrecuando llega la Hora de su paso aDios, la Hora de su sacrificio.

    TEXTO IIIESCUCHAR

    -Tenedlo presente, hermanos queridos, que cada uno sea pronto para escuchar y tardo para hablar.Pronto para escuchar...Una cierta disponibilidad activa, una atencin alertada, siempre pronta a la escucha del otro.Santiago nos presenta aqu un ideal de hombre muy simptico, decididamente vuelto hacia los otros.Tardo para hablar...Una cierta reserva, signo de interiorldad, manifestacin tambin de nuestro respeto de la personalidadde los dems. Dejarles el mayor espacio posible. No aplastarlos.-Tardo para la ira, porque la ira del hombre no realiza la justicia de Dios.La dulzura, signo de Dios.Dios es paciente, dulce, benigno, discreto.La ira, la violencia, el exceso... nada de esto es Dios!-Recibid humildemente la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvaros.La Palabra no es slo una doctrina, una enseanza, es una cierta Presencia de Dios para los que deveras la escuchan.

    Acoger la Palabra!Dios no se impone, tampoco aqu. Habla, a menudo, susurra tan bajito que creemos que se calla.Slo oyen los que buscan a Dios, los sencillos, los humildes. La arrogancia del orgulloso tiene el temiblepoder de cerrar el corazn y los odos.Quien no se pone a la escucha de Dios, modesta y humildemente, no le oir jams.La Palabra es una simiente, Jess haba dicho esto tambin.Escuchar a Dios es hacer germinar la vida... es introducir en nosotros una vitalidad nueva, divina.-Poned por obra la palabra y no os contentis slo con orla, engandoos a vosotros mismos. Enefecto, si alguno se contenta con oir la Palabra sin ponerla por obra, se se parece al que contemplasu imagen en un espejo, se mira, pero en yndose se olvida de como es.La fe no puede ser tan solo una adhesin abstracta e intelectual a unas doctrinas. Es necesario quecambie las relaciones sociales, que transforme las relaciones entre ricos y pobres.

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    La Palabra de Dios es un espejo. Hace que nos conozcamos mejor a nosotros mismos, pone demanifiesto las manchas y arrugas de nuestro rostro. Tiene pues que suscitar una revisin de nuestravida. Nunca deberamos salir de una misa o de una oracin igual a lo que ramos al entrar.En -cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y la pone por obra, ser feliz.Alegra, felicidad, libertad.-La religin pura e intachable ante Dios Padre es sta: ayudar a los hurfanos y a las viudas en sutribulacin y conservarse incontaminado en medio del mundo.He ah una prctica religiosa al alcance de todo el mundo y que ni siquiera requiere desplazarse a laiglesia... sino que se realiza en medio del mundo. No es de hoy el insistir de la Iglesia sobre esteaspecto primario de la prctica religiosa: cumplir con su deber, amar... La vida tiene prelacin sobreel culto.

    NOEL QUESSONPALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 4

    EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pg. 72 s.

    TEXTO IV

    Comentario a la EpstolaEl fragmento de la carta que leemos hoy tiene como tema lapalabra, que constituye su eje. La palabra viene a ser unespejo en el que se ve reflejado el hombre. El espejo de lapalabra, ms que reflejar, hace ver cmo es el hombre o, quizmejor, cmo tendra que ser. El hombre "contempla en ella surostro" (v 23); se ve como un hombre que vive en la leyperfecta, la de la libertad (25) y no con el rostro del esclavobajo una ley que lo agobia y lo sujeta. Antes se ha hablado yade la palabra plantada en vosotros, que es capaz de salvaros

    (21). Esto quiere decir que la palabra no es slo la que se lee oescucha, sino que hunde sus races en el interior y en la vidadel oyente, hasta el punto de mostrar desde dentro -como unasemilla- su fuerza capaz de salvarlo.En la palabra oda o leda, el hombre contempla quin esrealmente por razn de la palabra. Pero algunos, tras mirarseen el espejo de la palabra, se olvidan de cmo eran (24), no laponen en prctica (23) ni perseveran en ella (25); para stos, lapalabra es tan vana e intil como si no la hubieran odo.

    Porque el objetivo de la palabra no es ofrecer al hombre la satisfaccin momentnea decontemplarse en ella: es preciso practicarla y, por tanto, recordarla. La palabra quiere hacerse

    realidad en la conducta; parece decir al hombre: Vive como yo te he mostrado que eres y comodebes vivir! Quien no lo hace as se cierra el camino de la felicidad, pues quien la pone por obra,se encontrar la felicidad en practicarla (25). De ah la recomendacin de Santiago: "Sea cada cualpronto para escuchar, lento para hablar" (19).Se trata, al menos, de una invitacin al silencio y a la reflexin. Porque en el fondo importa ms loque dice la palabra que todo lo que el hombre pueda decir de s mismo, pues la palabra ensea enqu radica la justicia de Dios. De ah tambin la exhortacin a ser lento para la ira, que incita alhombre a imponer su propia justicia y lleva consigo el olvido de la justicia justa, la que proviene deDios. A la vez, la palabra muestra quin es el hombre piadoso, pues ensea cul es la religin puray sin tacha a los ojos de Dios Padre (26-27).

    M. GALLART, LA BIBLIA DIA A DIA

    Comentario exegtico a las lecturas de la Liturgia de las HorasEdiciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pg. 530 s.

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    TEXTO VComentario a la Epstola (2)

    Sant. 1, 19-27. Quien no sabe poner freno a su lengua, l mismo se engaa y su religin no sirve de nada.Por eso no seamos ligeros para emitir juicios. A nosotros slo nos corresponde amar; dejemos el juicio aDios. No juzguemos y no seremos juzgados; no condenemos y no seremos condenados. Y cuandoalguien nos insulte, no devolvamos mal por mal, sino que sepamos perdonar de corazn conforme alejemplo que Dios nos da, pues l hace salir el sol sobre buenos y malos y manda su lluvia sobre justos ypecadores. Que la Palabra de Dios no se pronuncie intilmente sobre nosotros. Si Dios nos ha dicho quehemos sido convertidos en Amor y que estamos destinados a manifestar a todos el amor de Dios, noescuchemos estas palabras para despus olvidarlas e ir tras nuestros egosmos. Slo en Dios encuentra elhombre su plenitud. Si estamos con Dios contemplmonos en l y decidmonos a ser como l, amando,perdonando y dando nuestra vida por nuestro prjimo como el Seor lo hizo por nosotros. Que no seanlos criterios de este mundo corrompido los que guen nuestras acciones, sino el Evangelio, que no slo

    hemos de escuchar sino hacer vida en nosotros para que podamos vivir, de un modo puro eirreprochable, a los ojos de Dios Padre mediante nuestro culto; y ante los dems, mediante nuestraayuda a los ms desprotegidos.

    TEXTO VI

    Comentario a la Epstola (3)

    LA PALABRA Y LAS OBRAS 1,19-27

    Sigue un nuevo grupo de ideas, que muestra otro rasgo fundamental del cristianismoautntico: la fe reconocida y profesada urge por su esencia para que se pase a la accin, si en

    realidad es verdadera fe. Por eso el pensamiento central de este grupo de versculos es que nobasta oir, sino que hay que realizar. Hay que ser realizador de la palabra (1,22.23) y realizadorde la obra (1,25). Una fe que slo repercute en el pensamiento es una forma piadosa deengaarse a s mismo. Por eso Santiago, al final, pone algunos ejemplos de fe realizada: lasolicitud desinteresada por los indigentes (1,27: viudas, hurfanos) y la lucha para vivir de unmodo agradable a Dios.

    1. MANERA DE COMPORTARSE CON LA PALABRA (1,19-21).a) Disposicin para escuchar (1,19-20).19 Sabedlo, hermanos mos queridos: Que todo hombre sea pronto para escuchar, tardo para

    hablar, tardo para la ira. 20 Pues la ira del hombre no realiza la justicia de Dios.PALABRA/ESCUCHA: La interpelacin solemne, precedida de la palabra sabed indica la

    responsabilidad del hombre ante la palabra y muestra, en una sentencia sapiencial trimembre,la manera conveniente de comportarse. El hombre debe estar abierto y bien dispuesto aescuchar la palabra ajena; debe escucharla con amor y con paciencia. Escuchando se pone encontacto con el t de su prjimo y con el t de Dios; sa es la razn de que deba estar siempreabierto, con respeto, a las interpelaciones de Dios o de su prjimo. Slo quien sabe escucharsabe entender; slo quien escucha con espritu abierto y respetuoso puede responder conconocimiento de causa, con amor y con verdad. Este principio tiene validez sobre todo cuando esDios quien se dirige a nosotros: El que tenga odos para oir, que oiga (Mc 4,9). Para Santiagotiene especial importancia esta apertura, sobre todo cuando se trata de escuchar la palabra deDios, particularmente en la predicacin y en el culto. Lo demuestran los versculos siguientes,que comentan esta norma de carcter general. Todo hombre debe tener una postura adecuadaante la palabra, debe dominar el arte de escuchar, para ser as capaz de recibir la palabra deDios como conviene.

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    Santiago muestra tambin la responsabilidad por las propias palabras: tardo para hablar. Elhombre es responsable de cada palabra que pronuncia. Santiago tratar despus ms despaciode este poder casi diablico del hombre. Aqu slo intenta dar la norma suprema que hemos deseguir en nuestras palabras y nuestras acciones: lo que es justo ante Dios. Con la expresinjusticia de Dios quiere designar aquel don, aquella capacidad que ha recibido y tiene quien

    procura realizar en su vida la voluntad de Dios.En la lucha por la justicia tiene importancia decisiva saber administrar como conviene lapropia palabra. No basta evitar conversaciones ligeras o palabras y juicios inconsiderados. Loimportante, en ltimo trmino, es de qu sentimientos procede la propia palabra: si procede deun amor a la verdad que sea sincero, respetuoso, realista y circunspecto, o de un instintoegocntrico, vano, vido de gloria, quisquilloso, vengativo, indmito, de un instinto propio delespritu de este mundo (cf. 3,13-4,12). Las horribles burlas y blasfemias de los enemigos deJess al pie de la cruz (Mt 27,39-44) muestran qu poder diablico llega a tener la palabra delhombre cuando el odio, la clera, la indignacin y el orgullo se aduean de ella. La palabrairreflexiva, que no procede de la verdad y del amor, slo puede destruir, incluso a quien lapronuncia, porque Dios, un da, nos pedir; cuenta a todos de cada palabra pronunciada (Mt12,36).

    b) Mansedumbre (1,21).21 Por lo cual, despojndoos de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con

    mansedumbre la palabra plantada en vosotros que puede salvaros.Pero no slo los pecados de palabra y los pecados que guardan relacin con la palabra, sino

    toda maldad y malicia ha de ser depuesta y enmendada. Tambin aqu, probablemente, se hacealusin al bautismo, que quit toda mancha y toda maldad y revisti al bautizado con lasantidad de su Seor 14. Esta liberacin del pecado y de la imperfeccin, que se ha dado ya engermen, hay que llevarla a la vida y precisamente oponindose a todo gnero de maldad y depecado, que amenazan constantemente la nueva vida. Con la palabra plantada se refiereSantiago a la palabra de la predicacin y tambin a la de la profesin de fe, que se hace en elbautismo. Esta palabra plantada en los fieles y abonada continuamente por la predicacin de la

    Iglesia debe producir fruto abundante en la vida de cada uno de los bautizados. Pero estafecundidad no slo depende del poder operativo de la palabra de Dios, sino tambin de lacolaboracin del creyente. El hombre debe colaborar, venciendo su ira con mansedumbre y conuna disposicin amistosa, dulce, humilde y confiada.

    Ante nosotros est el ejemplo de Cristo. Debemos imitar su actitud frente a la voluntad delPadre y frente a los hombres necesitados de salvacin; hemos de sacar fuerza para ello de lasalabanzas que prodiga a los mansos (Mt 5,4). La herencia del reino de Cristo ha sido prometidaa quienes no esperan nada de s mismos, a quienes lo esperan todo de Dios y aceptan conperseverancia alegre y confiada la oferta de salvacin que Dios les hace. Santiago contina lapredicacin de Jess. Se dirige a la misma gente sencilla, humilde, pobre, necesitada, a quienesse diriga el mensaje de Jess durante los aos de su vida pblica. Todos los aspectos de la

    mansedumbre: pobreza, humildad, perseverancia, suavidad y alegra, se encuentran en la cartade Santiago15. Tambin aqu recoge la herencia de Cristo y la anuncia de nuevo con autoridadapostlica. Hay que advertir que Santiago insiste en que se acepte el mensaje de la fe y secumplan sus exigencias: Recibid la palabra plantada en vosotros. Ocupaos constantemente deella, vivid desplegando la fuerza de esa nueva semilla, de ese principio vital; haced fermentarvuestro pensamiento y vuestra voluntad con esa activa levadura; reformad y perfeccionad conella vuestra vida. Es un requisito muy importante, que slo puede cumplirse como es debidomediante un constante contacto con la palabra de Dios, que hemos de oir tal como nos laensean y anuncian. Vivir de la palabra pertenece a la esencia del cristianismo, tanto antescomo ahora. La palabra es poderosa; puede salvarnos.

    ..................14. Cf. Ga 3,27; Ef 4,24; 5,26; Hb 10,22; 1P 3,21.

    15. 1,9; 2,5; 4,6.10; 1,3s.12; 5,7.11; 3,13.17s; 1,2.13...................

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    2. REALIZACIN DE LA PALABRA (1,22-25).a) Prctica de la palabra (1,22-24).22 Llevad a la prctica la palabra y no os limitis a escucharla, engandoos a vosotros

    mismos. 23 Porque quien escucha la palabra y no la pone en prctica se parece a un hombreque se mira la cara en un espejo; 24 se mir y se fue, y en seguida se olvid de cmo era.

    Ahora enuncia Santiago el objetivo a que tendan sus palabras: sed realizadores de lapalabra. Vivid lo que creis. Quien reconoce como verdadero el mensaje de la fe y lo acepta,quien procura con todas sus fuerzas penetrar el sentido espiritual de la revelacin, pero noajusta su vida a la voluntad de Dios, se engaa. Una fe de ese estilo no basta para salvarse. Alcontrario: ese saber ha de servir para su ruina, porque un da su vida ser juzgada segn esasnormas. Tanto Jess 16 como Pablo 17 han insistido con tenacidad en que se realice y se tomeen serio lo que se ha reconocido como verdad y voluntad de Dios. Santiago contina lapredicacin de Jess y la resume de forma tajante porque, segn parece, tiene que poner enguardia a sus lectores contra una concepcin falsa y arrogante de la eleccin, fundada en lajustificacin de s mismo. Pero sus palabras sirven tambin para todos nosotros. Nada mserrneo que pensar que el peligro de que aqu se trata est ya pasado de moda, que era unpeligro tpicamente judo o judeocristiano. Este pensamiento habra crecido de la misma razque Santiago quiere desarraigar. No podemos salvarnos solamente con un cristianismo denombre.

    Santiago refuerza con una comparacin el precepto que acaba de dar. Quien por medio de lafe ha penetrado en la verdad, pero sigue viviendo como si la fe no le hubiera dado una visinfundamental y nueva de su conducta y de su vida, es como un hombre que contempla su rostroen un espejo y olvida inmediatamente lo que el espejo le mostr. Un mero conocimientosuperficial de la fe no sirve para nada.

    ...............16. Mt 7,24-27; Lc 6,46-49; 8,21; 10,37; 12,47s; Jn 13,17.17. Cf. Rom 2,13ss................

    b) Los que practiquen la palabra se salvarn (1,25).

    25 Pero quien fija su atencin en la ley perfecta, la de la libertad, y es constante, no comooyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, ser bienaventurado al practicarla.

    He aqu un nuevo cuadro. Creer es inclinarse para mirar con atencin en el tesoro de la fe; esfijar la atencin en las instrucciones de Dios, troquelarlas en la propia voluntad y vivirajustndose a ellas. Santiago nos exige que seamos constantes. Con ello subraya cun necesarioes para la debida consumacin de la fe ocuparse siempre de la voluntad de Dios. Solamente escapaz de configurar toda su vida segn la palabra divina quien va ajustando siempre su vida ala voluntad revelada de Dios, ocupndose ntima y constantemente de su palabra.

    Esta clase de vida, slo es una piedad externa y legalista, que nada tiene que ver con lasalvacin? Santiago habla de la ley de la nueva vida con una admirable expresin: la leyperfecta, la de la libertad. Esta ley procede de la voIuntad salvadora de Dios, tiende a

    conseguir la perfeccin del hombre redimido y se despliega en la ley regia del amordesinteresado al prjimo (2,8; cf. 4,11s). Esta ley, pues, es un brote de la libertad del hombreque ha sido redimido del pecado, del egosmo y del espritu de este mundo; conserva al hombreen la libertad y la desarrolla plenamente 18. Slo como hijo de Dios y primicias de su mundoredimido es el hombre realmente libre para vivir segn lo que es. Por eso la salvacin sepromete al que pone la ley por obra. No se trata slo de la salvacin futura, porque la salvacinest ya actuando en la vida de los redimidos, que toman en serio la nueva realidad de la graciaque les ha sido concedida. La salvacin futura no ser sino la consumacin plena de la realidadya presente de la gracia salvadora. Esta promesa la hizo Jess con sus propios labios a todos losque no slo le confiesan con la boca sino que realizan su palabra y su voluntad (Mt 7,21-27).Cuando el cristiano realiza la voluntad de Dios que, segn la doctrina de Jess, est resumida

    en el mandamiento fundamental del amor, la salvacin se hace realidad presente en su vida...................18. Cf. Mt 11,28ss; 12,7; 17,25s; Rm 8,2; 6,7ss; Jn 8,31ss.

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    3. CARACTERSTICAS DE LA VERDADERA RELIGIN (1,26-27).a) La verdadera religin no consiste en palabras (1,26).26 Si alguno cree ser realmente religioso y no refrena su lengua, sino que se engaa a s

    mismo, su religin no es autntica.Otro defecto que hay que evitar en la vida cristiana es la falta de dominio de las palabras.

    Santiago volver a tratar despus ms extensamente de este peligroso defecto (3,1-18), que porlo visto era frecuente entre los judeocristianos de vida piadosa. Se trata de algo que motiva unengao de s mismo. Probablemente se alude, ante todo, al afn de emitir juicio, de criticar, demurmurar, afn que entre la gente piadosa de todos los tiempos y lugares es con frecuenciadespiadado. Este afn nace de la envidia, la rivalidad y ia presuncin (4,11s). A menudo se

    enmascara incluso bajo la capa de celo por lascosas de Dios y la santidad de su pueblo. Estaforma de servir a Dios -pues eso es lo quesignifican propiamente las palabras que aqu sehan traducido por religin y religioso- no valenada, ya que no sirve a Dios ni al prjimo, sino a

    la presuncin de la propia justicia y, por tanto, alos intereses del prncipe de este mundo (3,15).Cristo ha dejado al descubierto de una vez parasiempre la hipocresa de este celo religioso 19. Noson las palabras impregnadas de religiosidad nilos discursos llenos de celo los que aprovechanante Dios, sino la accin responsable que, en estecaso, consiste en reprimir la lengua y en convertirel corazn, que confa en su propia justicia.

    ................19. Cf. Mt 5,21s.; 7,1-5; 9,12s.; 23,27s................

    b) La verdadera religin se demuestra con obras(1,27).

    27 La religin pura y sin mancha delante deDios y Padre, es sta: visitar hurfanos y viudasen su tribulacin, y conservarse limpio de contagiodel mundo.

    La verdadera religin se manifiesta en una vida laboriosa al servicio del amor fraterno y enla pureza de costumbres. No es la observancia puritana de prescripciones rituales, ni elcumplimiento meticuloso y literal de prcticas externas de piedad, sino el amor misericordioso yactivo con el indigente y el necesitado, lo que convierte la religin en verdadero servicio a Dios.Los hurfanos y las viudas representan tradicionalmente a todos los necesitados 20, Adems,

    hay que esforzarse sinceramente por santificarse ante los ojos del Padre, que est en los cielos,segn la medida de su propia perfeccin. Este es el espritu de Jess y del Evangelio. Contratoda clase de religiosidad puramente externa, que se limita a los ritos de culto, el Seor dacomo signo de la autntica religiosidad el corazn puro y las obras de misericordia 21. Nuestraaspiracin hacia la perfeccin de Dios y nuestro deseo de ayudar al prjimo necesitado debenformar una unidad, si queremos que Dios se complazca en el servicio que le prestamos en estemundo y en el culto. Ni la propia santificacin sin amor al prjimo, ni el amor al prjimo sin lapropia santificacin bastan para agradar a Dios. Es fundamental comprender la necesidad deunir estos dos elementos, porque muchos cristianos estn tentados a cuidar de uno de ellos,descuidando el otro. A veces, incluso, presumen de ello.

    ...................20. Cf. Ex 22,22s; Dt 27,19; Eclo 4,10; Sal 68,6; 146,9; Is 1,17; Ez 22,7.

    21. Cf. Mc 7; Mt 23; 9,12-13; 25,31-46.

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    TEXTO VIIComentario al Evangelio (1)

    -S, en verdad os digo...

    Frmula solemne de Jess cuando va a decir algo importante.-Cuanto pidiereis al Padre, os lo dar en mi nombre. Hasta ahora no habis pedido nada en mi nombre.

    Ver su plegaria acogida...

    Rogar "en nombre de Jess"...

    Qu quiere decir esto? Imagino que esta acogida, no puede ser reconocida ms que en la Fe; pues bien

    sabemos que a menudo, nada parece cambiar despus de una plegaria.Pero, es seguro que nada cambia? Si yo tuviera ms Fe, vera tambin esta acogida de la que T, Seor,nos hablas. Dentro de unos instantes Jess anonadado al pie de un olivo, har tambin una oracin

    aparentemente no acogida: "Padre, si es posible, aparta de m este cliz". Pero, no ha sido acogido?

    Cmo?

    -Pedid y recibiris, a fin de que vuestro gozo sea completo.

    La oracin, fuente de gozo... fuente de expansin... fuente de equilibrio. El mundo occidental, nodebera retornar a esta fuente? Orar. Pasar tiempo en la contemplacin, en el reposo en Dios: quin sabesi no veremos volver esto desde las planicies del Ganges, o las arenas del desierto... o quiz tambin del

    hasto de nuestras vidas occidentales materializadas y encerradas en el "cerco de hierro" de una

    humanidad, a la que se le ha hecho creer que no hay nada ms, que no tiene salida, que el hombre est

    encerrado en s mismo...Pero no! Hay una abertura: hay un mundo divino, prximo, cercano a ti, que te envuelve por doquier... y

    en el que la oracin puede introducirte. Imposible experimentarlo en lugar de los dems. Hay quepenetrar uno mismo en ello.

    Orad a fin de que vuestro gozo sea completo.

    -Llega la hora en que ya no os hablar ms en parbolas, sino que os hablar claramente del Padre. Aquel

    da pediris en mi nombre, y no os digo que Yo rogar al Padre por vosotros, pues el mismo Padre os

    ama, porque vosotros me habis amado y credo que Yo he salido de Dios.

    Qu significan estas palabras? La abolicin de las distancias. Entre Dios y los creyentes, hay unacomunicacin directa... que viene, por parte de Dios, de una actitud de amor -el Padre mismo os ama-... y

    por parte del hombre, de una actitud de fe y de amor -porque me habis amado y habis credo en m.Entre el universo invisible y el universo visible, no hay muros.

    De la tierra, suben sin cesar plegarias, de amor y de fe.

    Del cielo, descienden sin cesar gracias y palabras divinas, de amor.

    -Sal del Padre y vine al mundo; de nuevo dejo el mundo y me voy al Padre.S, en verdad Jesucristo es "la comunicacin" entre estos dos mundos, que no estn cerrados el uno al

    otro.

    El ha venido de ese mundo invisible, divino, celeste; que nos envuelve por todas partes.

    El nos lo ha revelado. Ha desvelado lo que estaba escondido en Dios: todo se resume en una sola

    palabra... Dios ama... Dios es Padre... Dios es amor...

    Ha vuelto a ese mundo invisible, divino, celeste, a ese mundo donde el amor es rey, a ese mundo dondeel amor hace dichoso, a ese mundo donde las relaciones entre las Personas son totalmente satisfactorias,

    logradas, y perfectas! Vamos nosotros a beber, de vez en cuando, a esta fuente?NOEL QUESSON, PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 1

    EVANG. DE ADVIENTO A PENTECOSTES

    EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pg. 248 s.

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    TEXTO VIIIComentario al Evangelio (2)

    a) En el evangelio, Jess sigue profundizando tanto en su relacin con el Padre como en lasconsecuencias que esta unin tiene para sus seguidores: esta vez respecto a su oracin.

    Ahora que Jess vuelve al Padre, que es el que le envi al mundo, les promete a sus discpulos quela oracin que dirijan al Padre en nombre de Jess ser eficaz. El Padre y Cristo estn ntimamenteunidos. Los seguidores de Jess, al estar unidos a l, tambin lo estn con el Padre. El Padre mismoles ama, porque han aceptado a Cristo. Y por eso su oracin no puede no ser escuchada, para quevuestra alegra sea completa.b) La eficacia de nuestra oracin por Cristo se explica porque los que creemos en l quedamosincardinados en su viaje de vuelta al Padre: nuestra unin con Jess, el Mediador, es en definitivaunin con el Padre. Dentro de esa unin misteriosa -y no en una clave de magia- es como tienesentido nuestra oracin de cristianos y de hijos.Cuando oramos, asi como cuando celebramos los sacramentos, nos unimos a Cristo Jess y nuestrasacciones son tambin sus acciones. Cuando alabamos a Dios, nuestra voz se une a la de Cristo, queest siempre en actitud de alabanza. Cuando pedimos por nosotros mismos o intercedemos por losdems, nuestra peticin no va al Padre sola, sino avalada, unida a la de Cristo, que est tambinsiempre en actitud de intercesin por el bien de la humanidad y de cada uno de nosotros. La clavepara la oracin del cristiano est en la consigna que Jess nos ha dado: permaneced en m y yo envosotros, permaneced en mi amor.Por eso el Padre escucha siempre nuestra oracin. No se trata tanto de que l responda a lo que lepedimos. Somos nosotros los que en este momento respondemos a lo que l quera ya antes. Orar escomo entrar en la esfera de Dios. De un Dios que quiere nuestra salvacin, porque ya nos ama antesde que nosotros nos dirijamos a l. Como cuando salimos a tomar el sol, que ya estaba brillando.Como cuando entramos a baarnos en el agua de un ro o del mar, que ya estaba all antes de que

    nosotros pensramos en ella. Al entrar en sintona con Dios, por medio de Cristo y su Espritu,nuestra oracin coincide con la voluntad salvadora de Dios, y en ese momento ya es eficaz.Aunque no sepamos en qu direccin se va a notar la eficacia de nuestra oracin, se nos haasegurado que ya es eficaz. Nos lo ha dicho Jess: todo cuanto pidis en la oracin, creed que ya lohabis recibido (Mc 11,24). Sobre todo porque pedimos en el nombre de Jess, el Hijo en quiensomos hermanos, y por tanto tambin nosotros somos hijos de un Padre que nos ama.Si peds algo al Padre en mi nombre os lo dar (evangelio)

    J. ALDAZABAL, ENSAME TUS CAMINOS 3El Tiempo Pascual da tras da, Barcelona 1997. Pgs. 138-140

    TEXTO IXComentario al Evangelio (3)

    v. 23b: S, os lo aseguro: Si le peds algo al Padre en unin conmigo, os lo dar. Declaracin solemne: Losdiscpulos tienen pleno acceso al Padre, cuya paternidad los abraza a ellos. El acceso existe en unin conJess. No es Jess un mediador que distancie del Padre; al contrario, lleva a los discpulos hasta l. Jesssubraya la eficacia de la peti-cin (si le peds algo... os lo dar). Al poner como nica condicin que sea hechaen unin con l, su objeto ha de estar incluido en el mbito de la obra de Jess (10,10: yo he venido para quetengan vida y les rebose). Todo lo que contribuye a la vida individual o comunitaria, o a la comunicacin devida a otros, puede ser objeto de peticin.v. 24-26: Hasta el presente no habis pedido nada en unin conmigo; pedid y recibiris, as estariscolmados de alegra. 25Hasta aqu os he hablado en comparaciones. Se acerca la hora en que ya no os

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    hablar en comparaciones, sino que os informar sobre el Padre claramente. 26Ese da pediris en uninconmigo; y no os digo que yo rogar al Padre por vosotros, Jess exhorta a pedir con la seguridad derecibir. La experiencia del Padre asequible y generoso llena de alegra. Se refiere a la hora de su vuelta. Suinformacin sobre el Padre no sern explicaciones de palabra, sino la que procura la experiencia delEspritu. ste har superflua toda comparacin, el conocimiento del Padre les ser connatural.

    vv. 27: porque el Padre mismo os quiere, ya que vosotros me queris de verdad y creis firmemente queyo sal de Dios. No existe un Dios severo y un Jess mediador (el Padre mismo os quiere), sino un Dios Padreque ama a los hombres Y que hace pre-sente su amor en Jess. El amor del Padre a los discpulos tiene porfundamento la adhesin de stos a Jess, su cario a l como amigos y su fe en su procedencia. Como Jess(15,15), tambin el Padre quiere a los discpulos como a amigos (querer, no "amar"). Ni uno ni otrodominan al hombre; estn a su favor y se ponen a su servicio (6,11; 13, 4ss). De hecho, Dios ofrece su amoral mundo entero (3,16), pero el amor no es completo mientras no sea mutuo. Su amor, dador de vida, esayuda eficaz, pero slo adquiere realidad cuando encuentra respuesta. No se impone, se ofrece como dongratuito.v 28: Sal del Padre y he venido al mundo; ahora dejo el mundo y voy con el Padre. Jess resume su

    itinerario: desde el Padre hasta el Padre (cf. 13,3). Salir del Padre significa no slo ser enviado por l(5,36.38), sino ser Jess la realizacin del proyecto que Dios tena desde el principio (1,1.14).

    TEXTO XComentario al Evangelio (4)

    Fuente: Catholic.netAutor: Fernando Pascual

    Para qu rezar, si no conseguimos nada?

    Para qu rezar, si a veces sentimos unmuro de soledad a nuestro alrededor?Puede ser que no recemos con fe, o que nopidamos lo que nos conviene.

    Santa Teresa del Nio Jess escriba losiguiente: "Para m, la oracin es unimpulso del corazn, una sencilla miradalanzada hacia el cielo, un grito dereconocimiento y de amor tanto desdedentro de la prueba como desde dentro dela alegra" (Santa Teresa del Nio Jess,ms. autob. C 25r).

    Entonces s vale la pena rezar, pues slo seve la luz en medio de la oscuridad cuandomiramos hacia delante, cuando

    descubrimos que Cristo pas antes que nosotros por la prueba de la cruz, y ahora est con DiosPadre, y nos espera, y nos prepara un lugar.

    Tambin el cristiano puede ganar mucho si sabe orar en el nombre de Cristo, si no se dejaaplastar por el dolor o el fracaso.

    Toca a Dios decidir si nos concede eso que pedimos desde lo ms profundo del corazn. Peroincluso cuando no llega el regalo que pedimos, no nos faltar el consuelo de saber que estamosen sus manos. No es eso ya vivir en oracin, el mejor regalo que podemos recibir de nuestroPadre de los cielos?

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    TEXTO XIEL PADRE OS AMA

    Mensaje de la XIV jornada mundial de la Juventud

    Juan Pablo II

    Os invito, junto con toda la Iglesia, a dirigiros hacia Dios Padre y a escuchar con gratitud y admiracin lasorprendente revelacin de Jess: El Padre os ama (cf.Jn 16, 27). stas son las palabras que ospropongo como tema de la XIV Jornada mundial de la juventud. Queridos jvenes, Dios os ha amadoprimero (cf. 1Jn 4, 19), acoged su amor. Permaneced firmes en esta certeza, la nica capaz de darsentido, fuerza y alegra a la vida: su amor nunca se apartar de vosotros y su alianza de paz nuncafallar (cf. Is 54, 10). Ha tatuado vuestro nombre en las palmas de sus manos (cf.Is 49, 16).2. Aunque no sea siempre consciente y clara, en el corazn del hombre existe una profunda nostalgia deDios, que san Ignacio de Antioqua expres elocuentemente con estas palabras: Un agua viva murmuraen m y me dice interiormente: Ve al Padre! (Ad Rom 7). Djame ver, por favor, tu gloria (Ex 33,18), pide Moiss al Seor en el monte.A Dios nadie lo ha visto jams: el Hijo nico, que est en el seno del Padre, lo ha revelado (Jn 1, 18).Por tanto, basta conocer al Hijo para conocer al Padre? Felipe no se deja convencer fcilmente, y pide:Seor, mustranos al Padre. Su insistencia obtiene una respuesta que supera nuestras expectativas:Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a m, ha visto alPadre (Jn 14, 8-11).Despus de la Encarnacin, hay un rostro de hombre en el que es posible ver a Dios: Creedme: yo estoyen el Padre y el Padre est en m, dice Jess no slo a Felipe, sino tambin a todos los que creern (cf.Jn 14, 11). Desde entonces, el que acoge al Hijo de Dios acoge a Aquel que lo envi (cf.Jn 13, 20). Por elcontrario, el que me odia, odia tambin a mi Padre (Jn 15, 23). Desde entonces es posible una nuevarelacin entre el Creador y la criatura, es decir, la relacin del hijo con su Padre: a los discpulos quequieren conocer los secretos de Dios y piden aprender a rezar para encontrar apoyo en el camino, Jessles responde ensendoles el Padre nuestro, sntesis de todo el Evangelio (Tertuliano, De oratione, 1),en el que se confirma nuestra condicin de hijos (cf. Lc 11, 1-4). Por una parte, en efecto, por laspalabras de esta oracin el Hijo nico nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf.Jn 17, 7): l es elMaestro de nuestra oracin. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazn de hombrelas necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el modelo de nuestraoracin (Catecismo de la Iglesia catlica, n. 2765).El evangelio de san Juan, al transmitirnos el testimonio directo de la vida del Hijo de Dios, nos indica elcamino que hay que seguir para conocer al Padre. La invocacin Padre es el secreto, el aliento, la vidade Jess. No es l el Hijo nico, el primognito, el amado al que todo se orienta, el que est al lado delPadre desde antes que el mundo existiese y participa de su misma gloria? (cf. Jn 17, 5). Jess recibe delPadre el poder sobre todas las cosas (cf. Jn 17, 2), el mensaje que ha de anunciar (cf. Jn 12, 49), y la obraque debe realizar (cf. Jn 14, 31). Ni siquiera sus discpulos le pertenecen: es el Padre quien se los ha dado(cf. Jn 17, 9), confindole la misin de protegerlos del mal, para que ninguno se pierda (cf. Jn 18, 9).A la hora de pasar de este mundo al Padre, la oracin sacerdotal muestra el estado de nimo del Hijo:Padre, glorifcame t, junto a ti, con la gloria que tena a tu lado antes que el mundo existiese (Jn 17,5). En calidad de sumo y eterno Sacerdote, Cristo encabeza el inmenso cortejo de los redimidos. Al serprimognito de una multitud de hermanos, vuelve a conducir al nico redil las ovejas del rebaodisperso, para que haya un solo rebao y un solo pastor (Jn 10, 16).Gracias a su obra, la misma relacin amorosa que existe en el seno de la Trinidad se repite en la relacindel Padre con la humanidad redimida: El Padre os ama. Cmo podra comprenderse este misterio deamor sin la accin del Espritu, derramado por el Padre sobre los discpulos gracias a la oracin de

    Jess? (cf. Jn 14, 16). La encarnacin del Verbo eterno en el tiempo y el nacimiento para la eternidad de

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    cuantos se incorporan a l mediante el bautismo no podran concebirse sin la accin vivificante de esemismo Espritu.

    3. Tanto am Dios al mundo que le dio a su Hijonico, para que todo el que crea en l no perezca,sino que tenga la vida eterna (Jn 3, 16). Dios ama

    al mundo. Y a pesar de todos sus rechazos, seguiramndolo hasta el fin. El Padre os ama desdesiempre y para siempre: sta es la novedadinaudita, el simplicsimo y sorprendente anunciodel que la Iglesia es deudora respecto del hombre(Christifideles laici, 34). Aunque el Hijo noshubiera dicho nicamente estas palabras, noshabra bastado. Qu gran amor nos ha tenido elPadre para llamarnos hijos de Dios! Y lo somos(1Jn 3, 1). No somos hurfanos; el amor es posible.Porque, como sabis muy bien, nadie puede amar

    si no se siente amado.Pero cmo anunciar esta buena nueva? Jessindica el camino que se ha de seguir: ponernos a la escucha del Padre, para que nos ensee (cf. Jn 6, 45),y guardar sus mandamientos (cf. Jn 14, 23). Adems, este conocimiento del Padre debe ir creciendo: Yoles he dado a conocer tu nombre y se lo seguir dando a conocer (Jn 17, 26), y ser obra del EsprituSanto, que gua hasta la verdad completa (cf. Jn 16, 13).En nuestra poca, la Iglesia y el mundo necesitan ms que nunca misioneros que sepan proclamar conla palabra y el ejemplo esta certeza fundamental y consoladora. Vosotros, jvenes de hoy y adultos delnuevo milenio, conscientes de ello, dejaos formar en la escuela de Jess. Sed testigos crebles delamor del Padre, tanto en la Iglesia como en los diversos ambientes donde se desarrolla vuestraexistencia diaria. Manifestadlo en vuestras opciones y actitudes, en vuestro modo de acoger a las

    personas y de poneros a su servicio, y en vuestro respeto fiel a la voluntad de Dios y a susmandamientos.El Padre os ama. Este anuncio asombroso se deposita en el corazn de todo creyente que, como eldiscpulo amado por Jess, reclina su cabeza en el pecho del Maestro y recoge sus confidencias: El queme ama ser amado por mi Padre; y yo lo amar y me manifestar a l (Jn 14, 21), porque sta es lavida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y al que t has enviado, Jesucristo (Jn 17, 3).Las diversas formas de paternidad que encontris en vuestro camino son un reflejo del amor del Padre.Pienso, en particular, en vuestros padres, colaboradores de Dios al transmitiros la vida y al educaros:honradlos (cf. Ex 20, 12) y demostradles vuestra gratitud. Pienso en los sacerdotes y en las demspersonas consagradas al Seor, que son para vosotros amigos, testigos y maestros de vida, paraprogreso y gozo de vuestra fe (Flp 1, 25). Pienso en los educadores autnticos, que con su humanidad,

    su sabidura y su fe contribuyen de modo significativo a vuestro crecimiento cristiano y, por tanto,plenamente humano. Dad gracias siempre al Seor por cada una de estas personas, que os acompaana lo largo de las sendas de la vida.4. El Padre os ama. La conciencia de esta predileccin que Dios os tiene no puede menos de impulsar alos creyentes a emprender, en la adhesin a Cristo, redentor del hombre, un camino de autnticaconversin. (...) Es ste el contexto adecuado para el redescubrimiento y la intensa celebracin delsacramento de la penitencia en su significado ms profundo (Tertio Millennio Adveniente, 50).El pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas creadas para que puedan amarlo yamarse mutuamente (Catecismo de la Iglesia catlica, n. 387); es no querer vivir la vida de Dios recibidaen el bautismo y no dejarse amar por el verdadero Amor, pues el hombre tiene el terrible poder deimpedir la voluntad de Dios de dar todos los bienes. El pecado, cuyo origen se encuentra en la voluntadlibre de la persona (cf. Mc 7, 20), es una transgresin del amor verdadero; hiere la naturaleza delhombre y destruye la solidaridad humana, manifestndose en actitudes, palabras y acciones

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    impregnadas de egosmo (cf. Catecismo de la Iglesia catlica, n. 1849-1850). En lo ms ntimo delhombre es donde la libertad se abre y se cierra al amor. ste es el drama constante del hombre, que amenudo elige la esclavitud, sometindose a miedos, caprichos y costumbres equivocados, crendosedolos que lo dominan e ideologas que envilecen su humanidad. Leemos en el evangelio de san Juan:Todo el que comete pecado es un esclavo del pecado (Jn 8, 34).

    Jess dice a todos: Convertos y creed en la buena nueva (Mc 1, 15). En el origen de toda conversinautntica est la mirada de Dios al pecador. Es una mirada que se traduce en bsqueda plena de amor,en pasin hasta la cruz, en voluntad de perdn que, manifestando al culpable la estima y el amor de quesigue siendo objeto, le revela por contraste el desorden en que est sumergido, invitndolo a cambiarde vida. ste es el caso de Lev (cf. Mc 2, 13-17), de Zaqueo (cf. Lc 19, 1-10), de la adltera (cf. Jn 8, 1-11), delladrn (cf. Lc 23, 39-43), y de la samaritana (cf. Jn 4, 1-30): El hombre no puede vivir sin amor.Permanece para s mismo un ser incomprensible; su vida carece de sentido si no se le revela el amor, sino se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en l vivamente(Redemptor Hominis, 10). Una vez que ha descubierto y experimentado al Dios de la misericordia y delperdn, el ser humano ya no puede vivir de otro modo que no sea el de una continua conversin a l (cf.Dives in Misericordia, 13).

    Vete, y en adelante no peques ms (Jn 8, 11): el perdn se da gratuitamente, pero el hombre estinvitado a corresponder con un serio compromiso de vida renovada. Dios conoce muy bien a suscriaturas. No ignora que la manifestacin cada vez mayor de su amor terminar por suscitar en elpecador el disgusto por el pecado. Por eso, el amor de Dios se realiza con el ofrecimiento continuo deperdn.Qu elocuente es la parbola del hijo prdigo! Desde que se aleja de casa, su padre vive preocupado:aguarda, espera su regreso, escruta el horizonte. Respeta la libertad de su hijo, pero sufre. Y cuando suhijo se decide a volver, lo ve desde lejos y sale a su encuentro, lo abraza con fuerza y, rebosante dealegra, ordena: Traed aprisa el mejor vestido y vestidle smbolo de la vida nueva ; ponedle un anilloen su mano smbolo de la alianza ; y unas sandalias en los pies smbolo de la dignidad recuperada .(...) Y celebremos una fiesta, porque este hijo mo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y

    ha sido hallado (cf. Lc 15, 11-32).5. Antes de subir al Padre, Jess confi a su Iglesia el ministerio de la reconciliacin (cf. Jn 20, 23). Portanto, no basta slo el arrepentimiento interior para obtener el perdn de Dios. La reconciliacin con lse obtiene mediante la reconciliacin con la comunidad eclesial. Por eso, el reconocimiento de la culpapasa a travs de un gesto sacramental concreto: el arrepentimiento y la confesin de los pecados, conel propsito de vivir una vida nueva, ante el ministro de la Iglesia.Por desgracia, el hombre contemporneo, cuanto ms pierde el sentido del pecado, tanto menosrecurre al perdn de Dios: de esto dependen muchos de los problemas y las dificultades de nuestrotiempo. Durante este ao, os invito a redescubrir la belleza y la riqueza de gracia del sacramento de lapenitencia, releyendo atentamente la parbola del hijo prdigo, en la que no se subraya tanto el pecadocuanto la ternura de Dios y su misericordia. Al escuchar la Palabra en actitud de oracin, de

    contemplacin, de admiracin y de certeza, decid a Dios: Te necesito, cuento contigo para existir yvivir. T eres ms fuerte que mi pecado. Creo en tu poder sobre mi vida, creo en tu capacidad desalvarme, tal como soy ahora. Acurdate de m. Perdname.Mirad dentro de vosotros. Ms que contra una ley o una norma moral, el pecado es contra Dios (cf.Sal 50, 6), contra vuestros hermanos y contra vosotros mismos. Poneos en presencia de Cristo, Hijonico del Padre y modelo de todos los hermanos. l es el nico que nos revela cmo debe ser nuestrarelacin con el Padre, con nuestro prjimo y con la sociedad, para estar en paz con nosotros mismos.Nos lo revela mediante el Evangelio, que es una sola cosa con Jesucristo. La fidelidad a uno es la medidade la fidelidad al otro.Acudid con confianza al sacramento de la reconciliacin: con la confesin de vuestras culpas mostrarisque queris reconocer vuestra infidelidad y ponerle fin; testimoniaris vuestra necesidad de conversiny reconciliacin, para recuperar la condicin pacificadora y fecunda de hijos de Dios en Cristo Jess; y

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    expresaris vuestra solidaridad con vuestros hermanos, que tambin estn probados por el pecado (cf.Catecismo de la Iglesia catlica, n. 1445).Por ltimo, recibid con gratitud la absolucin del sacerdote: es el momento en que el Padre pronunciasobre el pecador arrepentido las palabras que devuelven la vida: Este hijo mo ha vuelto a la vida. LaFuente del amor regenera y permite superar el egosmo y volver a amar con mayor intensidad.

    6. Amars al Seor, tu Dios, con todo tu corazn, con toda tu alma y con toda tu mente. ste es elmayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a ste: Amars a tu prjimo como a ti mismo.De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los profetas (Mt 22, 37-40). Jess no dice que elsegundo mandamiento es idntico al primero, sino que es semejante. Por consiguiente, los dosmandamientos no son intercambiables, como si se pudiera cumplir automticamente el mandamientodel amor a Dios guardando el del amor al prjimo, o viceversa. Tienen consistencia propia, y ambosdeben cumplirse. Pero Jess los une para mostrar a todos que estn ntimamente relacionados: esimposible cumplir uno sin poner en prctica el otro. De su unidad inseparable da testimonio Jess consus palabras y su vida: su misin culmina en la cruz que redime, signo de su amor indivisible al Padre y ala humanidad (Veritatis Splendor,14).Para saber si amamos verdaderamente a Dios, debemos comprobar si amamos en serio a nuestro

    prjimo. Y si queremos conocer la calidad de nuestro amor al prjimo, debemos preguntarnos siamamos verdaderamente a Dios, porque quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar aDios, a quien no ve (1Jn 4, 20), y en esto conocemos que amamos alos hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos(1Jn 5, 2).En la carta apostlica Tertio Millennio Adveniente exhort a loscristianos a subrayar ms decididamente la opcin preferencial de laIglesia por los pobres y los marginados (n. 51). Se trata de una opcinpreferencial, no exclusiva. Jess nos invita a amar a los pobres,porque hay que dedicarles una atencin particular, precisamente acausa de su vulnerabilidad. Es sabido que son cada vez ms

    numerosos, incluso en los pases denominados ricos, a pesar de quelos bienes de esta tierra estn destinados a todos. Cualquier situacinde pobreza interpela la caridad cristiana de cada uno. Pero tambindebe llegar a ser un compromiso social y poltico, porque el problema de la pobreza en el mundodepende de condiciones concretas que deben ser transformadas por los hombres y las mujeres debuena voluntad, constructores de la civilizacin del amor. Se trata de estructuras de pecado, que slose vencen con la colaboracin de todos, si estn dispuestos a perderse por el otro en lugar deexplotarlo, y a servirlo en lugar de oprimirlo (cf. Sollicitudo Rei Socialis,38).Queridos jvenes, os invito de modo particular a vosotros a emprender iniciativas concretas desolidaridad y comuninjunto a y con los ms pobres. Participad con generosidad en alguno de losproyectos que en los diversos pases han puesto en marcha otros jvenes con gestos de fraternidad y

    solidaridad: ser un modo de restituir al Seor, en la persona de los pobres, por lo menos algo detodo lo que os ha dado a vosotros, ms afortunados. Y podr ser tambin la expresin inmediatamentevisible de una opcin profunda: la de orientar decididamente vuestra vida hacia Dios y hacia vuestroshermanos.7. Mara resume en su persona todo el misterio de la Iglesia; es la hija predilecta del Padre (TertioMillennio Adveniente,54), que acogi libremente y respondi con disponibilidad al don de Dios. Siendohija del Padre, mereci convertirse en la Madre de su Hijo: Hgase en m segn tu palabra (Lc 1, 38).Es Madre de Dios, porque es perfectamente hija del Padre.En su corazn no hay otro deseo que el de sostener el compromiso de los cristianos de vivir como hijosde Dios. Como Madre tiernsima, los gua incesantemente hacia Jess, para que, siguindolo, aprendana cultivar su relacin con el Padre celestial. Como en las bodas de Can, los invita a hacer todo lo que elHijo les diga (cf. Jn 2, 5), sabiendo que ste es el camino para llegar a la casa del Padre misericordioso(cf.2Co 1, 3).

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    TEXTO XIIME VOY AL PADRE,

    nos recuerda que nuestra patria es el cieloMemoria e identidad. Juan Pablo II

    En efecto, en el Evangelio aparece el trmino Padre en labiosde Cristo como palabra fundamental. De hecho, es el apelativoque usa con ms frecuencia. Todo me lo ha entregado miPadre (Mt 11, 27; cf. Lc 10, 22); El Padre ama al Hijo y lemuestra todo lo que l hace, y le mostrar obras mayores questa (Jn 5, 20; cf. 5, 21 etc.). Las enseanzas de Cristo contienenen s los elementos ms profundos de una visin teolgica, tantode la patria como de la cultura. Cristo, como el Hijo que viene anosotros enviado por el Padre, entra en la humanidad con unpatrimonio especial. San Pablo habla de esto en la Carta a los

    Glatas: Cuando se cumpli el tiempo, envi Dios a su Hijo,nacido de una mujer [...], para que recibiramos el ser hijos poradopcin [...]. As que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo,eres tambin heredero por voluntad de Dios (Ga 4, 4-7).Cristo dice: Sal del Padre y he venido al mundo (Jn 16, 28).Esta venida tuvo lugar por medio de una Mujer, la Madre. Laherencia del eterno Padre ha pasado en un sentido muy real atravs del corazn de Mara, y se ha enriquecido as con todo loque el extraordinario genio femenino de la Madre poda aportaral patrimonio de Cristo. Este patrimonio es el cristianismo en sudimensin universal y, en l, la contribucin de la Madre es muysignificativa. Por eso se llama madre a la Iglesia: mater Ecclesia.

    Cuando hablamos as, nos referimos implcitamente alpatrimonio divino, del cual participamos gracias a la venida de Cristo.El Evangelio, pues, ha dado un significado nuevo al concepto de patria. En su acepcin original, la patriasignifica lo que hemos heredado de nuestros padres y madres en la tierra. Lo que nos viene de Cristoorienta todo lo que forma parte del patrimonio de las patrias y culturas humanas hacia la patria eterna.Cristo dice: Sal del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre (Jn 16, 28).Este retorno al Padre inaugura una nueva Patria en la historia de todas las patrias y de todos loshombres. A veces se habla de Patria celestial, la Patria eterna. Son expresiones que indicanprecisamente lo ocurrido en la historia del hombre y de las naciones tras la venida de Cristo al mundo ysu retorno de este mundo al Padre.La partida de Cristo ha abierto el concepto de patria a la dimensin de la escatologa y la eternidad, pero

    nada ha quitado a su contenido temporal. Sabemos por experiencia, basndonos en la historia polaca,cunto ha favorecido la idea de la patria eterna a la disponibilidad para servir a la patria temporal,preparando a los ciudadanos para afrontar todo tipo de sacrificios por ella, y sacrificios muchas vecesheroicos. Lo demuestran elocuentemente los Santos que la Iglesia, a lo largo de la historia, yespecialmente en los ltimos siglos, ha elevado al honor de los altares.La patria, como herencia del padre, proviene de Dios, pero en cierta medida procede tambin delmundo. Cristo vino al mundo para confirmar las leyes eternas de Dios, del Creador. Pero ha iniciado almismo tiempo una cultura totalmente nueva. Cultura significa cultivo. Cristo, con sus enseanzas, consu vida, muerte y resurreccin, ha vuelto a cultivar en cierto sentido este mundo creado por el Padre.Los hombres mismos se han convertido en el campo de Dios, como escribe san Pablo (1Co 3, 9). Deeste modo, el patrimonio divino ha tomado la forma de la cultura cristiana. sta no existesolamente en las sociedades y naciones cristianas, sino que se ha hecho presente de alguna manera en

    toda cultura de la humanidad. En cierta medida, ha transformado toda la cultura.

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    TEXTO XIIILA ORACIN EN EL MAGISTERIO DE BENEDICTO XVI

    Germn Snchez Griese | Fuente: Catholic.net

    IntroduccinLa oracin ha sido siempre a lo largo de la historia de la humanidad un tema fascinante, envuelto

    en el misterio. De las religiones politestas a los cultos monotestas, desde los tiempos que se pierdenen los inicios del hombre hasta nuestros das, la oracin tiene un lugar privilegiado en el corazn delhombre. La sola idea de poder relacionarse con Dios, de entablar un dilogo con el creador, con lamateria viviente, con el origen de la vida o con los dioses que rigen el destino del universo hadespertado en el hombre una incgnita que lo ha llevado a erigir altares, establecer cultos y ritualesen forma tal que le permitieran esta comunicacin o al menos los deseos de comunicarse con lasdeidades.

    No es sino con la Revelacin cuando el hombre logra captar lo que Dios quiere de l y la formaen que puede relacionarse con l, la forma en que puede hablar con l. Es Dios mismo quien se

    comunica con el hombre y quien comunica al hombre sus deseos, lo que espera de su criaturapreferida. Ya Jesucristo nos revelar las particularidades de esta relacin, no slo con su palabrasino con su misma vida.

    A partir de entonces surgirn hombres y mujeres en la historia del cristianismo que mediante sutestimonio personal y su palabra irn ilustrando el misterio que significa la oracin cristiana. Unmisterio que no puede ser abarcado en unas pocas palabras, precisamente porque es misterio. Quienhabla o escribe sobre la oracin lo hace siempre desde su experiencia personal, desde aquello queDios le ha permitido vivir. Si bien el sujeto que experimenta la oracin es nico y cada hombre omujer que ora lo hace con sus propias cualidades y no puede hablar sino de lo que ha experimentadoen primera persona, sabemos que el objeto de la oracin, este encuentro personal con Dios es undato objetivo 1 , porque es el mismo Dios que se encuentra con el hombre, si bien respetando laspeculiaridades de cada hombre.

    Confiados en esta objetividad de la Revelacin y guiados por el Magisterio de la Iglesia podemosafirmar, como nos dice el Catecismo de la Iglesia catlica que la oracin no es sino es la elevacindel alma hacia Dios o la peticin a Dios de bienes convenientes" (San Juan Damasceno, f. o. 3, 24) . 2Muchos otros maestros de oracin han dado otras definiciones que enriquecen el concepto deoracin y nos hacen partcipes de las experiencias de dichos maestros. La oracin es unaconversacin y un coloquio con Dios (san Gregorio Nacianceno); es hablar con Dios (San JuanCrisstomo); es el pensar en Dios con piedad y afecto humilde (San Agustn); es el piadoso afectode la mente que piensa en Dios (san Buenaventura); es la elevacin de la mente a Dios paraalabarlo y pedirle las cosas convenientes para la salvacin eterna (Santo Toms , sintetizando elpensamiento de Sal Juan Damasceno. 3

    Establecemos entonces como un dato objetivo que es el encuentro del alma con Dios en la oracin

    viene a ser vivido por un sujeto dentro de la obediencia a lo que Dios quiere, por tanto, dentro deunos datos que pueden ser verificables de acuerdo a la Revelacin y no slo dejndose guiar por elslo subjetivismo. Es el sujeto quien en el encuentro con Dios en la oracin