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“Perforando la pirámide burocrática en el lenguaje más horizontal”,así, al decir de Francis Fukuyama, hube de construir con total desinterés personal y perseverancia, esta solitaria e inter- minable denuncia administrativa; en 23 expedientes que a lo largo de siete años conformaron un botón de mues- tra de su laxitud y falta de pasión para el bien común, tanto público, como privado. La denuncia penal probó que las Fiscalías han sido atacadas por el mismo virus. 15.000 documentos entregados en mano, con vistas adi- cionales a 35 personas físicas y jurídi- cas, para sentir que aun en soledad puede renovarse vivo el ánimo, que cada mañana en sutiles vigilias nos desvela. Argentina no será una segun- da Cuba, porque el espíritu de los cubanos, de tanto esfuerzo, mete mie- do. Pero váya que han dejado alelados a más de un pueblo. Sin embargo, a no dudar, aquí, entre nosotros, algún Espíritu Santo anda resuelto. Llamémosle Dios Kamikaze, Dios Viento, Dios de los Pueblos, dioses Lares, dioses del Hogar; llamémosle: ignorados “queridos Ancestros”; para imaginar o mejor sentir, que en nues- tro descalabro hay vigías que en silen- cio guían y con paciencia divina harán de nuestra vida en la Argentina, algo que merezca en un par de décadas, la pena de ser recordado. Si tan sólo esta denuncia me ha llevado ya siete años, cómo esperar que los tiempos fueran, con bondad, más breves. ¡No sea breve el sueño que persigo! Los expedientes del Valle de Santiago . . del Valle de Santiago Los expedientes

valle de Santiagovalledesantiago.com.ar/al valle de Santiago.pdf · que merezca en un par de décadas, la pena de ser ... vocación más profunda de amor a su familia, a su Patria

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“Perforando la pirámide burocráticaen el lenguaje más horizontal”,así, aldecir de Francis Fukuyama, hube deconstruir con total desinterés personaly perseverancia, esta solitaria e inter-minable denuncia administrativa; en23 expedientes que a lo largo de sieteaños conformaron un botón de mues-tra de su laxitud y falta de pasión parael bien común, tanto público, comoprivado. La denuncia penal probó quelas Fiscalías han sido atacadas por elmismo virus. 15.000 documentosentregados en mano, con vistas adi-cionales a 35 personas físicas y jurídi-cas, para sentir que aun en soledadpuede renovarse vivo el ánimo, quecada mañana en sutiles vigilias nosdesvela. Argentina no será una segun-da Cuba, porque el espíritu de loscubanos, de tanto esfuerzo, mete mie-do. Pero váya que han dejado aleladosa más de un pueblo. Sin embargo, a nodudar, aquí, entre nosotros, algúnEspíritu Santo anda resuelto.Llamémosle Dios Kamikaze, DiosViento, Dios de los Pueblos, diosesLares, dioses del Hogar; llamémosle:ignorados “queridos Ancestros”; paraimaginar o mejor sentir, que en nues-tro descalabro hay vigías que en silen-cio guían y con paciencia divina haránde nuestra vida en la Argentina, algoque merezca en un par de décadas, lapena de ser recordado. Si tan sólo estadenuncia me ha llevado ya siete años,cómo esperar que los tiempos fueran,con bondad, más breves.¡No sea breve el sueño que persigo! Lo

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Los expedientes

Los expedientesdel valle de Santiago

Francisco Javierde Eitzaga Amorrortu

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Hecho el depósito ley 11.723.

Prólogo

A Manuel de la Cruz, aquí ya en 1695

A Lorenzo López Camelo,quien cediera el 20/9/1810 sus tierrasa Eugenio Cruz; hoy las tierras de DelViso; mis tierras; y las de estos fondosde cañada, vecinas de antiguas suer-tes, hoy denunciadas.

A los que entran en pertenencia con ella

A la memoria de tantos agrimensoresque conocieron el suelo de la Patriamejor que a ellos mismos.

A la memoria del histórico mojón de laisla de Escobar; arranque de todas lasmensuras; desde 1581 hasta el sigloXX:. Antigua isla al NO de MaquinistaSavio, que desapareciera erosionadapor las fuertes crecientes de los arroyos

A los genealogistas e historiadores de lazona; a mi valioso amigo Aldo Beliera.

Y en particular a un hombre, de cuyocapital de gracias sin duda recojo lavocación más profunda de amor a sufamilia, a su Patria y a esta Tierra: el agrimensor Don Guillermo Fenoglio.

Por el país que atesoró René Favaloro.

A nuestro caro amigo Santiago HonorioPueyrredón para que recorra con su felizcreatividad estas praderas.

Para una poética de los objetos; de lospaisajes; de las lluvias y de los sueños.

Para cotejar en nuestras propias acti-tudes; en amor propio más profundo;

Tarea para estas largas intimidadesdel invierno, alcanzando jubileo anuestra vida.

Odell, obra mínima

Acerca de la lluvia

¿Por qué es la lluvia sensualmenteagradable para el hombre?Porque es un fenómeno tal que confinaa un segundo plano todas las presen-cias estables, todos los inmuebles delos paisajes.Los gratifica haciéndolos desaparecerun poco, con cierta modestia.

Todas las cosas son pacientes de la llu-via. Confinadas por ella al estadopaciente.

La lluvia no respeta nada; aunquetampoco suele alterar seriamentenada. Es un golpe del destino sin granimportancia, y sin embargo, bastantesaludable.

Bastante comparable al olvido; o a la memoria (en lo que ésta tiene deimperfecto).Les saca a las cosas toda ilusión; en resumidas cuentas, les enseña avivir...

Al hombre le parece, que la lluvia lovenga.Es que tiene la costumbre, de padecertantas otras rejas o pantallas.

Francis Ponge, 1927

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“Fanallar” monotipo de Blas Castagna

Proema-Proemio-Exordio

a esos que no tienen el don de la pala-bra, a esos quiero dársela.

Divina necesidad de imperfección,divina presencia de lo imperfecto,del vicio y de la muerte en los escritos,vengan también en mi ayuda.

del “Paseo por nuestro invernáculo”de Francis Ponge, 1919.

Alcancen estos textos, íntimos fueros.Alcancen estos valles su sueño.Alcancen nuestros comportamientossu íntegro consuelo.

Tierras de Highland Park y G. Fraga

No hube sino después de muchos añosde trabajo constante, perseverante, porun tiempo de olvidar.Ahora, en cambio, se me suscita opor-tuno comenzar a recordar. Tanto mate-rial acumulado no tiene prisa; pero sídeseo que algún día logre despertar yalumbrar en los valles que me hospe-daron con tan animosa disposición,para una tarea que jamás antes habíaimaginado; con los años llegó a ser untrabajo acabado en esfuerzo y en cohe-rencia; y por ello estimo cabe recordar.

No me referiré sólo a las lluvias. Sinoen particular, a los diluvios de necesi-dades, originarias de tantas divinasimperfecciones humanas; a las monta-ñas de papeles con que hube persegui-do esta ilusión de hacer algo por unsueño; que como todo sueño llama ynecesita construcción.

A todas las criaturas que hube en talesreiteradas circunstancias conocido,reconocido y finalmente denunciado,trataré de recordar con mi mayor consi-deración, comprensión y discreción.Para que tengan ellas siempre su opor-tunidad de corrección; si es que acasocorrespondiera oportuno, a los deseosdel espíritu en sus almas.

Del esfuerzo, aun tal vez para algunosinnecesario, se saca lección.Cuánto más fácil, del dolor innecesario,corrección.Luché y sufrí con esta construcción;pero para todo alcanzó mi ánimo.

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En la calma más sentida que dan losaños transcurridos, tal vez aflore unapercepción de cómo compartir con misvecinos, ya no con funcionarios yempresarios denunciados, esta com-prensión de un sueño, de una ilusión,de un nutrido criterio por décadas y cul-tura en numerosos Estados sostenido. Y así tomando por partido este año2002 de largas humedades que nosaugura el Niño, asistir a suscitar discer-nimiento en nuestras necesidades.Ésas que hasta los sueños pueden eninicio descubrir.

Cuántas ilusiones se han acumulado enestos bellos emprendimientos gestadosen los peores suelos, así ya considera-dos, por los que durante siglos nosantecedieron en estas vecindades.Basta inferir los comentarios que deestas tierras se harían en los repartosde “sobras” allá por el 1601. O las estimaciones más puntuales, quedurante los siguientes 150 años sehubieran referido a éstas y otras áreasribereñas; que nunca pertenecieron adominio privado alguno. Y no por faltade registros o criterios.O los más precisos y criteriosos recau-dos legales que desde 1961, establecenen nuestra Provincia de Buenos Aires,áreas de preservación en las riberas delos desagües naturales, en la forma derestricciones al dominio (ley 6253 ydecreto reglamentario 11368/61).Que ya en 1983 se verían completadospor la ley 10128, modificatoria de 13artículos de la 8912/77; y en cuyos

artículos 59 y 56 refieren de puntualescesiones gratuitas al Fisco.El artículo 59 dice puntualmente así:AAll ccrreeaarr oo aammpplliiaarr nnúúcclleeooss uurrbbaannoossque limiten con cursos o espejos deagua permanente, naturales o artifi-ciales, deberá delimitarse una franjaque se cederá gratuitamente al Fiscoprovincial arbolada y parquizada,mediante trabajos a cargo del propie-tario cedente si la creación o amplia-ción es propiciada por el mismo.Tendrá un ancho de cincuenta (50)metros, a contar de la línea de máxi-ma creciente en el caso de los cursos deagua...a fijar según art. 20 de la ley deaguas 12257/98.Y el art. 56: AAll ccrreeaarr oo aammpplliiaarr nnúúcclleeoossuurrbbaannooss,, áreas y zonas, los propieta-rios de los predios involucrados debe-rán ceder gratuitamente al Fisco...Ver páginas 39, 40 y 41.

Barrio cerrado Los Sauces; foto de por-tada del diario La Nación del 18/4/02

La ¡Lomada! del Pilar, km 45

Cuántas innecesarias decisiones por elsólo afán de amasar un poco más delucro, fueron tomadas sin importar lasantiguas, ni las nuevas prevenciones.Que hoy en los países europeos, cabentambién a las áreas rurales; y no sólo aaquellas que pierden su condición alpropiciarse transformaciones urbanas.Me gustaría verificar si en la intimidad,alguno de esos “desarrollistas”, estu-viera hoy feliz con las elecciones desuelos que se hicieron.Quienes hicieron adquisición de susloteos, no imagino quieran opinar enbien de ellos. Semanas y meses chapo-teando en sus jardines, con suelossaturados de agua permanente.Qué costo nada gratuito pasar por enci-ma de las prevenciones más elementa-les, esas que anticipan y marcan a fue-go las leyes.Qué riesgo permanente establecermorada en un valle de inundación, queconociera en nuestra inmediata cerca-nía, anegamientos de 800 hectáreas;200 de ellas bajo tres metros de agua. La paranoia que puede florecer en suconcientización, es bastante peor que laya advertida por pretender consolidarbunkers urbanísticos dando la espaldaal resto de la población y en adición,comiéndose las disposiciones de cesiónde calles perimetrales. Dejando a milhectáreas sin perspectivas de gestionarun día, sus tramas interurbanas.

Mucho más difícil aun, negociar laxitudcon la Naturaleza. No hay forma detransar con ella.

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El proyecto de la fiscalía del crimen deSan Isidro, “prevención delictual tole-rancia cero”, se puede volver comoboomerang a estos mismos fiscales, enuna sola jornada.Y ésto justamente, por haber aplicado elcriterio de la más laxa tolerancia dondecabían también sus miradas; entoncesdispuestas para la peor aplicación delas leyes.No hay forma de engañar al Espíritu.¡Y a qué este engaño! Transferir responsabilidades al Estado,a nuestro Padre común, ha sido siem-pre, escupir al cielo.Necesitamos del Estado como esencia,como del aire.Podemos decir que no apreciamos laentidad adquirida; que no queremos aestos políticos, ni a sus punteros comofuncionarios administrando nuestrasvidas. Pero nunca podremos sostenerque no queremos al Estado, comoesencia. Porque sin él, sería imposibleaun la más elemental convivencia.El Estado es nuestro Padre común. Y éste, aunque no el más viejo, ya esanciano. Tiene 180 años y todos loshuesos quebrados de tantos empujonesque le hemos dado.Aunque seamos “colonia”, necesita-mos Padre Estado. De nuestra respon-sabilidad, se amasará nuestra libertad;la de cada uno. Y ella será la alegría denuestro Padre, el Estado. Nuestrosdones, son así sus dones.Cuánto más díscolos, más necesaria ysufrida será su presencia; y más autori-dad reclamaremos a nuestro Padre.

Pero cómo habría nuestro Padre de tra-tar con más rigor a los desposeídos debuen ejemplo. Los más cultos tienenobligación de iniciativa. Si así no fuera, tendrán más tarde obli-gación de aportar a la creación y sosténde las ayudas, que nuestro Padrecomún necesitará para subsistir.Pasar por esta vida, y no hacer algo porel bien común en la inmediata cercaníade nuestro lugar de vida, es acumulardeudas en nuestra heredad. Heredad que nunca es sólo matérica.

Cualquiera de los que ésto pudieranestar leyendo, tiene espíritu sobradopara asumir, le puede caber en con-ciencia, al menos el deseo un día decontribuir a construir un pedacito de suNación, mejorando su comportamien-to. Que no es necesario nadie se lo diga.Pues tiene como toda criatura, sobradavoz interior. Por ésto siento puedo pre-guntarme después de haber trabajadocinco años en estas denuncias: ¿québeneficio han cosechado?

“Ojo interior”, Blas Castagna

Amén de haber embarrado la canchacon todo el diluvio de faltas administra-tivas, técnicas y legales, han transferi-do al pobre Padre Estado con su esque-leto partido y sus bolsillos agujereados,todas las responsabilidades hidráulicas,que pidiendo obras “contra Natura”,nunca podrán resolver, porque laNaturaleza de mil formas les ganará lapartida. Su costo-el de intentarlo-es infernal.Miles de millones de dólares se invirtie-ron durante años en el Reconquista,para terminar haciendo de sus riberas yentornos, un infierno nada gratuito. Aunque si, innecesario, si se hubieranrespetado prevenciones que por siglos,habitantes mucho más pobres que losactuales respetaron. Primero, la marginación, la industriali-zación y sus desechos marcaron losdestinos ribereños; cuando ya las leyeshablaban previniendo.Luego, eligieron dejar todo como esta-ba, invirtiendo en obras faraónicas, queváya a saber cuáles fueron dividendos.

No obstante, vuelven, ahora los queestimaríamos más responsables, acometer los mismos errores.Ya no son marginales, sino barrioscerrados elegantes, los que se sumer-gen en el barro; los que invaden lasriberas con obras permanentes; ¡comosi no hubiera espacios, otros muchomás aptos! Como si el destino de cientos de milesde vidas no mereciera mayor estima.Como si el florecer de los cinturones

extraurbanos, no fuera al mismo tiem-po una oportunidad y una responsabi-lidad mayúscula.¿Qué pericia; qué identidad; a qué loca-lización pertenecían; qué experienciaen suelos; qué cultura, qué arte urba-nístico habían aprendido quienes estosemprendimientos en tierras sin absor-ción, ni apropiados escurrimientos,decidieron.

¿Le echarán la culpa a los funcionariosde la Dirección de Hidráulica por emitircertificados de aptitud de suelos enmilenarios valles de inundación? Pero cómo hacerlo, si a todos estosempresarios en persona hube de adver-tir con infinitos documentos, muchoantes de que prosperaran sus prefacti-bilidades; en cartas documentos ydecenas de fotografías mostrando, jun-to a registros pluviométricos y planoscon altimetrías, sus escandalosos ane-gamientos. Si sus bolsillos ya movíanal engaño, llamando “lomada” a unfondo de cañada millonario en años.

Denuncias en todos los foros oficiales.En todos los colegios profesionales. Enlos tribunales del crimen. En la prensalocal. Durante cinco años, sin mira-mientos a esfuerzo. Porque cualquier esfuerzo cabía a estailusión de diseñar un entorno rico encuidados naturales, dado que las leyesy los antecedentes de otros pueblosjustificaban mejores sueños.

Nunca encontré en mi camino a una

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sóla persona que no estuviera capacita-da para entender mis esfuerzos.Por el contrario, mis propios denuncia-dos eran quienes me hicieron sentir elmayor aprecio. No obstante movieransus intereses en dirección opuesta.Hoy, más allá del Niño que casi a diarionos humecta, todos ellos reconocenenormes dificultades. Tan larga su lista,que quisieran no escuchar una solapalabra más, de las tantas con quedurante años se les advirtió.El default llegó por otros puertos.

Pero nunca estarán ciertos de que tan-tas demoras en conseguir que las cosassalgan bien, no fueran correlato a deci-siones demasiado poco poéticas; por asíllamarlas con extremada piedad.

Los Lagartos, Los Sauces y La Lomada

Aun así, y parafraseando al ancianoFrancis Ponge, siento que tan divinasimperfecciones, con sus vicios y susmuertes, vienen a mí para celebrar consincero aprecio, el reconocimiento asus no menos enormes humanosesfuerzos. Que aunque plenos depequeños y grandes defectos, sonalientos para cada día mejor emprenderlo que aun resta; al menos, de estossueños, de este Santiago, hoy y siem-pre: valle de inundación.

Si no hubiera advertido, con qué tem-ple, con que tozudez, resistían mi pro-pia tozudez y aliento; dejando y apu-rando huellas de sus propios sueños;tal vez no hubiera contemplado el valory el sentido de una pausa, para que elEspíritu de los terruños y los pueblospusiera algo de sí que mediara señales,sus propias señales, acompañando misya en extremo solitarios esfuerzos.No bien hube aceptado en fuero íntimoesta pausa, se largó este viento deses-tructurador que nos azota; que trassufrimientos, abrirá resurrección.

Hube de encontrar en estas tierras a untopógrafo y a un agrimensor, de cuyasvocaciones y amistades heredé miradasde atención al suelo, que no olvidaré. En estudios de altimetrías que regala-ron a mis suelos, comencé a prestaratención a esas largas tradiciones quedesde principios de siglo sembrarontopógrafos del ejército argentino enextensos documentos, que aun hoyasisten nuestras necesarias considera-ciones hidráulicas.De la mano del azar haciéndome tras-poner una puerta equivocada, accedí alArchivo Histórico de Geodesia, en elMinisterio de Obras y servicios públicosde nuestra Provincia. Fueron varias lasvisitas que me regalé a este maravillo-so archivo. Atesorador de los esfuerzosde pilotos y agrimensores que durantesiglos se dieron a atender reclamosjudiciales y extrajudiciales, originadoscon motivo del desconocimiento, porentonces, del corrimiento del eje mag-nético; y que en conciliación de errores,multiplicando sus tareas se prodigaban.Gracias a sus extensos informes cono-cemos a nuestros más antiguos veci-nos. Y hacia ellos fuimos, buscandotestamentos y sucesiones en el ArchivoGeneral de la Nación, que así nosremontaron hasta los inicios de la con-quista. En los antiguos Registros de escribanosde la Colonia aparecen estos documen-tos; y así, a poco, fuimos ganando laconfianza y el aprecio que nos conecta-ron con los estudiosos que duranteaños se han dado a estos esfuerzos.

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Genealogistas e historiadores que ensilencio van construyendo catedralesde memoria. Sin la cual, ningún cuida-do, ningún criterio habría de florecer.Pues de esos esfuerzos se generan capi-tales de gracia que aunque no seamosconcientes de ello nos conducen consuavidad a corresponder.Así he llegado a amasar tarea prolon-gadísima que no espera recibir escara-pela, pero sí, en descanso, sosiego.Que cuando me preguntan por quéhago estas tareas, a todos respondo:porque demasiadas barbaridades sinsalir de mi casa veo, y ellas me hantraído desvelo.

Ya en los primeros repartos de tierras de1580 y 1601 se advierten calificacio-nes del uso suelo.Durante los dos primeros siglos lasriberas de los arroyos aparecen sindominio privado alguno; sólo descu-briendo en ellas las pobres riquezas desus montes de talas. Esos que todavíahoy se advierten en las inmediacionesde la Facultad del Salvador sobre el ríoLuján, con la misma cerrazón que sin-tieron los conquistadores.Naturalezas silenciosas y entrañablesque conmueven después de cuatrosiglos; y que bien valdría la penacomenzar a descubrir y atesorar.Una etnografía tiene aquí mucho pordescubrir de las costumbres y mediosde vida de los antiguos pobladores.

Todos los extensos valles de inunda-ción que nos rodean, bien pudieran ser-

vir a calificar nuestra cultura y nuestrorespeto por ella. Que con ello califica-mos no sólo a nuestro suelo, sino tam-bién a nuestra vida.

Esta oportunidad de haber caído en tanenorme desestructuración personal ysocial, puede alcanzar a regalarnosaprecios de cosas más sutiles, quemañana ayudarán a poner en rumboactitudes más responsables.Ninguna mirada restauradora; ningunaresurrección desde cenizas, se vivenciasin pasar por estas invalorables peque-ñeces. Que a quien permanece treintaaños en un lugar, ya interesan y sostie-nen.

Los antiguos paisajes de las áreas ribe-reñas han quedado vapuleados por“limpiezas” de lechos, que urgidas alresguardo de asentamientos humanosen lugares imposibles, imaginan conello haber sus amenazas resuelto. No sólo se engañan, sino que dejanhuellas de apestosos maltratos a lospaisajes, que a partir de estas interven-ciones de la Dirección de Hidráulica,descalifican sus paisajes primigeniospor mucho tiempo.

Gracias al genealogista Aldo Beliera,que fotografiara hace cuarenta añosestas riberas del Pinazo, es que conser-vo certezas de las antiguas bellezasnaturales, que hoy aparecen olvidadasrespaldando basurales en malparidosalbardones o terraplenes.

Antigua fotografía gentileza A.Beliera

¡Qué paupérrimos juegos ingenierilesnos regaló esta empobrecida direcciónde Hidráulica!Qué ignorancia de sus más propiasleyes avalaron estos trabajos.Recordar que la ley provincial dePreservación de desagües naturales6253 y su decreto reglamentario11368/61, establece para este arroyoPinazo una restricción al dominio de100 metros inexcusables en ambasmárgenes; y que en esa zona no sólono se pueden establecer obras perma-nentes, salvo obras de accesiones(puentes), sino que en adición impidentodo movimiento de suelos (bastardaslimpiezas de lechos) que alteren lospaisajes naturales; cuya esencia, estaley está luchando por preservar.

Mucho menos aun, elevación de terra-plenes o rellenos que alteren el normalescurrimiento, colisionando con elCódigo Civil que ya previene entre veci-nos, posteriores entuertos.

Hoy, unos vecinos litigan contra otrospor estas disposiciones de la Direcciónde Hidráulica, que al modificar perfiles,entorpecen el normal escurrimiento. Cómo es posible que Hidráulica ignoreestas elementalidades. Cómo asumearbitrios que no tiene. No olvidar quemis denuncias son bastante anterioresal Código de Aguas de su invención; ycuyas articulaciones no parecen estaren condiciones de cumplir, a pesar dehaber ellos mismos redactado sus exa-geradas regulaciones.A no ser, que intenten justificar la nece-sidad de más “juegos ingenieriles”,como en una oportunidad el propioDirector Técnico de Hidráulica, luegosólo él renunciante, frente a un gruesoerror compartido, terminó confesandopor escrito.Los bolsillos de nuestro Padre Estado,no están para bollos ingenieriles.Mucho menos cuando precisas leyesanticipan cómo actuar al respecto.Tampoco es posible dejar de señalar, lacorresponsabilidad que tienen en estosentuertos estos propietarios, de tierrasque durante siglos no valieron un cen-tavo; para acreditarlas hoy a los másexigentes usos y en forma irresponsa-ble transfiriendo sus responsabilidades.Cómo es posible que la Dirección deGeodesia haya modificado en los pla-nos de la última bendita década, laspuntuales restricciones de 100 metrosque figuraban en las mismas documen-taciones anteriores, para llevarlas aho-ra a 15, 30 o 50 metros. ¿Quién esGeodesia para comerse crudas las

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leyes?! ¿De dónde saca estos arbitrios?No puede argumentar que son disposi-ciones de Hidráulica, porque todossabemos que tampoco Hidráulica tieneestos arbitrios. Ambos fueron seduci-dos por alguien que conquistó susvoluntades.

Estos fondos de cañada, estos valles deinundación tienen merecidos destinos,que las leyes ya han acordado.La ley provincial 10.128/83, modifica-toria repito, de la 8912/77, referida alordenamiento territorial y uso del sue-lo, nos regala en estas áreas ribereñas,todo el territorio necesario para confor-mar los mejores espacios verdes comu-nitarios, que en el caso del partido dePilar reinan en ausencia.

Contemplar el formidable bunker urba-nístico que se viene gestando alrededorde este valle de inundación, tan sólo enlos 7 km que van desde las caballerizasdel Club Lagartos hasta los fondos de lagran parcela de Gregorio PérezCompanc por un lado y MaquinistaSavio por la otra ribera, descubre elinmenso valor que van a conferir estasáreas verdes en favor mismo de esteinmenso bunker de mezquinos guías. Que de lo contrario repetirán áreascomo Olivos o Vicente López, con abso-luta carencia de espacios verdes.

La mirada de cuidados urbanísticossiempre se adelanta al presente, almenos unos 60 años. Y no hay que seradivino para darse cuenta qué futuro

nos espera con estas organizacionesurbanísticas regidas por estos lobbiesdesarrollistas, desde cámaras y cole-gios profesionales advenedizos, presio-nando sobre toda la administración y lapropia justicia, para comerse crudas lasleyes, multiplicando la más estúpida yformidable carga de responsabilidadeshidráulicas sobre las espaldas de nues-tro pobre Padre Estado.Haber trabajado durante cinco años,anticipando y anticipado a toda conva-

lidación técnica en 26 expedientesadministrativos y penales, con el apor-te en mano de 15.000 documentos; yvistas a 35 personas físicas y jurídicas.Y a pesar de ello, esta montaña depapeles no alcanzó a prevenir el daño. Tanta torpeza necesita que la propianaturaleza les golpee, para ver en laportada de los grandes diarios, sus imá-genes de miseria, cual si fueran pobresbarrios.Cual si no hubieran transitado porinterminables trámites. Y en todos.labrando su más propia condena.

Pág.16 / La Nación jueves 18/4/02CCoouunnttrriieess iinnuunnddaaddooss:: el acceso por laruta Panamericana a la altura de DelViso estuvo interrumpido ayer por lainundación. En el Km 45, sectores dealgunos countries quedaron bajo elagua; como esta sede social del barriocerrado La Lomada del Pilar. (¡llaman“lomada” a un fondo de cañada!).

Enviciando funcionarios, que asistenun día incrédulos a la propia miseria desus necias disposiciones. Nadie, ninguno de estos empresariospuede decir que no fue advertido enpersona y con innumerables documen-tos fotográficos y cartas documentos,en forma fehaciente, de los adefesiosincalificables en necedad que estabanimprimiendo, para multiplicar dinero enlos peores suelos. Aprovechando lasinmensas reservas de parcelas ruralesribereñas que habían quedado congela-das, cuando hace un cuarto de siglo seconsiguieron frenar los atropellos de losantiguos martilleros, que haciendodibujitos en un papel, a gritos remata-ban estos suelos.Todas las defensas legales que se cons-truyeron para frenar estos abusos, fue-ron arrasadas por estos nuevos des-arrollistas. Alegando falta de legisla-ción, -¡qué frescura!- ahora se disponí-an a conseguir sus propias leyes.Menos mal, que esta peste que dejaronha quedado frenada por los descalabrosactuales. Porque el infierno de atrope-llos que estaban gestando estos lobbiesen el Congreso Nacional con su colec-ción de escribanos en primera fila, paralicuar todas sus faltas y seguir conellas, era incomparable.Los proyectos fueron presentados enambas Cámaras por un diputado,miembro del Jockey Club, y parientebien cercano del escribano del barriocerrado Los Sauces; en tierras queconocieron en 1985, tres ¡3! metros deagua de anegamiento. Hoy con 150

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escrituras registradas y cincuenta cons-trucciones sin poder obtener su final deobra. Las demás parcelas sin posibili-dad de inicio. A tal punto hemos lleva-do el envilecimiento de la política. En ésto no cabe señalar a un vapulea-do comunismo, sino al más conserva-dor de los partidos políticos. ¡Qué ejemplo orinar al cielo!

Cómo comenzar a buscar soluciones,sino reconociendo en el Código Civil, enla 6253/61 y en la 10128/83, los cuer-pos legales previniendo sin esquives,tan interminables desaciertos.Sus evidencias no dependen de misdenuncias, sino del dolor de las heridascausadas a las familias de sus clientes;y al Estado, al que siempre transfierenestas aristocracias de bolsillo sus irres-ponsabilidades.Que en este asunto no cabe necesidadde mi denuncia personal y bien privadade medios de consenso, otros que lasleyes. Pues el tema del sistema hídricoprovincial es competencia pública y noprivada. Como lo son también lascesiones debidas al Fisco. No es necesario que las Fiscalías deEstado y del Crimen se vean apuradaspor un particular. Ya debían haberinvestigado y denunciado hace añosestas aberraciones, Son de su más pal-pable competencia. Con mandar alarchivo no hacen más que calificar sumás propia irresponsabilidad. Bienenterado estaba el mismísimo fiscal decámara, que no puede después de tan-to aviso oficial de esfuerzo privado, fes-

tejar en el Sheraton con los principalesdenunciados, ya no la convocante into-lerancia, que frutos dió como aguacero.

Reproduzco mi apelación, con motivode la desestimación de mi denuncia.

Al Fiscal de la Cámara en lo criminal deS. Isidro, 2/7/01 Causa 64205- 2461 De mi mayor consideración:Del informe del Fiscal surge 1°) queninguna de las innumerables faltasadministrativas graves en que incurrie-ron más de 20 funcionarios provincia-les y municipales, denunciadas con lujode detalles fue investigada en absoluto.2) Que tampoco lo fueron las faltas téc-nicas gravísimas cometidas por nomenos de 10 de estos funcionarios ydenunciadas también con lujo de deta-lles. 3) Que la violación a la ley de pre-servación de desagües naturales6253/61 y a su dec. Regl. 11368/61 escompleta. No se conoce un sólo caso endonde se halla aplicado correctamente;modificando incluso antiguas restric-ciones correctamente establecidas has-ta hace 10 años por Geodesia. 4) Y quesólo una de las faltas legales elementa-les denunciadas: la aplicación del art59 de la ley 10128/83 fue atendida conextrema incoherencia por este fiscalpara su pronunciamiento después decasi 18 meses de realizadas estasdenuncias. Cuya entidad no pudo serfinalmente ignorada por la administra-ción provincial que debió reunir ennueve (9) oportunidades a tres secreta-rías de Estado y a 4 direcciones provin-

ciales después de cuatro años de silen-cio completo, para terminar elaborandoun dislate insostenible que deja a la vis-ta para su permanente descalificación,aquella grave ignorancia personal quesabe lo que pudiera o debiera saber.Aun así, sus meras respuestas fueronprueba de obligada atención a la enti-dad de estos reclamos, que siemprefueron de interés sólo público, afectan-do su patrimonio y el propio sistemahídrico. La administración municipalsuperó con creces a cualquiera de sushabituales comportamientos, al reco-nocer en una sóla de sus secretarías, la¡pérdida de más de 2000 expedientes!,entre ellos, los míos de 38 meses deantigüedad; sin haber siquiera iniciadosumario administrativo alguno; aun y apesar de que el titular de esta secretaría,fuera la primera persona denunciadapenalmente en esta causa; que tampo-co lo investigó. Un record de silencio.Pero aun así, las faltas administrativasfueron tan graves y evidentes que nun-ca podrán borrar sus huellas. ¿Cómopuede emitirse un certificado de factibi-lidad cuatro (4) meses antes de aprobarel municipio el plano de unificación,subdivisión y mensura? Nunca en 56meses se contestó una sóla línea a lainfinidad de faltas administrativasdenunciadas. Tampoco lo hizo el fiscala pesar de la caratulación de mi expe-diente. Vuelvo a repetir: las violacionesa los deberes de funcionario públicodesbordan con creces cualquier marcode interpretación legal. Todos los foliosfalsos y llenos de mentiras de la Jefa de

Fraccionamiento Hidráulico en los trá-mites del Barrio Los Sauces, enumera-dos por mí con lujo de comentarios ydetalles, han sido ignorados, para dar elfiscal su bendición a semejante funcio-naria. De todas las faltas administrati-vas denunciadas, repito, no se hainvestigado, ni considerado, absoluta-mente nada. A pesar de su gravedad.En las denuncias técnicas se llegaron aconsiderar respuestas de funcionariosde la consultora técnica adscripta aFiscalía de Estado, afirmando pudierael arroyo Pinazo ser ¡curso de aguaintermitente!; cuando 4 años atrás, esamisma oficina avalaba el informe técni-co de sus pares de la Dirección provin-cial de hidráulica, en sus direccionestécnica y de fraccionamiento, para elbarrio Los Sauces, donde no sólo afir-maban lo contrario, sino que para pro-bar que era incluso arroyo navegable,¡"dejaban una restricción de 15 metrospara el indispensable ¡¡camino de sir-ga"!!! Por supuesto comiéndose crudaen adición de vicios, a toda la ley depreservación de desagües naturalesque exige un mínimo de 100 metros.

Este mismo ingeniero que habla de laposibilidad de que el Pinazo alguna vezdesde la Conquista hubiera estado seco,se olvida de señalar las dos oportunida-des en que "se perdieron" todas misescandalosas fotografías mostrandoesas mismas áreas denunciadas ¡contres metros de altura agua en no menosde 200 hectáreas! La última vez des-aparecieron de su propia oficina. Este

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mismo señor se ahorra de decir, que ensu propia oficina tiene más de 10 m2 deestanterías cubiertas de expedientes dejuicios contra el Estado, provocados porestos genios entre los cuales él comotécnico se encuentra. La irresponsabili-dad de estos señores es tan grosera,que ellos solos, si se resolvieran esosjuicios, serían capaces de fundir alEstado. Si exagero consulte con el estu-dio O´Donell que tiene el 80 % de esascausas. ¿¡ Y el error confesado de "8veces" en el cálculo hidrológico delBarrio Los Sauces!? ¿¡ Y la DisposiciónMOSPBA 984 del 8/8/00 intimandocumplimiento del mismo art 59 queahora reniegan?! A estos señores y a sus comentarios"técnicos" ha dado el fiscal su bendi-ción, transfiriendo todas las futurasresponsabilidades hidráulicas, estúpi-das y por completo innecesarias, alEstado; sin dejar de comentar la"pobreza" de mi formación en estostemas, y regalándome un título deingeniero que nunca he de necesitarpara perseverar con honestidad en misdesvelos; los que ellos provocan.

Durante 400 años, estas tierras a lasque refiero en mis denuncias, han esta-do desocupadas de obras permanentesa menos de 300 metros de las riberasde sus arroyos. En Noviembre se cum-plirán seis años bregando por esta pre-vención. Ninguna prefactibilidad es nipor cerca ni por lejos anterior a misdenuncias; que amén hube de prevenircon buena documentación a los propios

empresarios involucrados. Hace 18meses empezaron a aparecer las prime-ras viviendas y hoy alcanzan a afectarcerca del 5% de las riberas de este doblefondo de cañadas de escape imposibleen caso de inundación. Las fotografíasdel departamento de aerofotogrametríadel MOSPBA y los planos que se elabo-ran de ellas con escalas de 1 en 5.000,prueban que este valle de inundaciónde no menos de 1200 metros de anchopor 7 kilómetros de largo, está despeja-do de obras permanentes y listo para suconservación, si Ud señor Fiscal deCámara se aplica a esta denuncia conrigor.

La propia planta de tratamiento deefluentes cloacales de la Sudamericanade Aguas, que corre paralela a estasriberas desde el km 50, a pesar de sus2.500 m2 de superficie ha sido elevadaa una cota de 3,30 m, después de reti-rarse 200 m de sus márgenes. Y estosseñores pretenden se aprueben fraccio-namientos a 30 m con cota de arranque“0”. Alguien está loco de remate. Y nocreo sea este ignorante vecino que sus-cribe la denuncia. Mi locura es otra. Nome cabe la menor duda que por losaños que llevo trabajando en estadenuncia conozco de estos criterios yde sus faltas, muchísimo más que ellosmismos. Por eso no he podido justificarmi silencio y ahorro de energía. Ni el propio más importante de losempresarios denunciados ha dejado deconocerme y hacerme sentir su aprecioy respeto por el sacrificio que va implí-

cito en este trabajo por completo desin-teresado.

Afectación de los valles de inundaciónpara asentamientos humanos imposi-bles, y transferencia de responsabilida-des a un Estado lamentable. "Acucianterealidad" la de mi denuncia, en palabrasdel propio Secretario de RecursosHídricos de la Nación (ver su informeen la respuesta al Sec. de Cultura deNación Exp. 1147/00 e intervencionesque procura el Concejo Federal deInversiones en este sentido).Destrucción de las previsiones de futu-ras tramas interurbanas, pues no hacensiquiera las cesiones de calles perime-trales a este fin. Proliferación de núcleos urbanos de losque no consta un sólo estudio obligadode medio ambiente; ni una sola confor-midad municipal al respecto. Y la únicade la secretaría provincial, es tan sólopara señalar, que “acuerda que serecuerda que se debiera presentar”;y aun así extiende una evaluaciónsobre un estudio que nunca existió. Semejante falta de entidad, ya no técni-ca sino matérica, fue ignorada por estefiscal desestimando en todo y en partealguna mis interminables denuncias,cuya entidad y criterio asfixian a losinteresados lobbies que andan atrás detodo ésto.Generalización que acaba cuando Udcomienza a ver la larga lista de denun-ciados que aparecen en mis declarato-rias. ¡Cómo puede un fiscal a pesar delos excesos de trabajo que interponga

como excusa, darse a desestimar seme-jantes denuncias! ¡Qué país quiere ayu-dar a construir! De qué sirve hacernegocios a cualquier precio, si al finalestos mismos empresarios beneficiadosbuscan marcharse del país. ¿Exageroen algo? ¿No merece nuestra Patria unpoco más de aprecio, sacrificio y crite-rio? ¿Con qué ejemplo educaremos anuestros hijos? ¿Con qué excusas nospresentaremos a nuestros difuntosabuelos? ¿Para qué tejieron vocaciónen nuestro destino? ¿A qué aplicare-mos su capital de gracias? ¿Cómo tribu-tar gracias a nuestra Patria y al suelo?¡Cree Ud que vale la pena comerse cru-das por completo las leyes de preserva-ción de desagües naturales y la decesiones de valles de inundación, argu-mentando media docena de funciona-rios, las mayores necedades. ¡Cómopuede ignorar este Fiscal un documen-to público de cesión al municipio ins-cripto en el Registro de la Propiedad,acusando los propios denunciados ¡diez(10) veces en él!, de estar dando cum-plimiento a la ley 8912 en su artículo56, por considerar sin esquive alguno,ser sus cedentes, propiciadores de lacreación de dos núcleos urbanos; y"tres folios después", comenzar estedislate de desestimación del art 59 dela 10128 que dice "justo" exactamentelo mismo que el 56 de la 8912! ¿Cómo se sostiene el informe delAsesor General de Gobierno? ¿A quéingenuidad apuntan este asesor y estefiscal que interpretan la aplicación de laley con tanta ligereza? ¡Si los mismos

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empresarios denunciados cumplen conel art 56, cómo habría él, de descalificarel 59 que habla puntual y exactamentedel mismo núcleo!

¡Cómo habría él, de acordarle a la jefade fraccionamiento hidráulico, que elartículo 59 no estuviera reglamentado,siendo el art 20 de la 12.257/98 sureglamentación, y dependiendo delsubsecretario de Obras Públicas su apli-cación, hoy en extremo deficitaria deldebido cumplimiento! Por qué son hoy

Firmas y texto final de la escritura571, del escribano Tissone, de cesióngratuita y transferencia al Fisco, quesegún art. 56, ley 8912/77 hicieranAyres del Pilar y Estancias del Pilarcomo ““nnúúcclleeooss uurrbbaannooss”” el 29/8/00.

en Europa "sagrados" los fondos decañada; y aquí se los bastardea imagi-nando inaplicable la ley. ¿¡Quiénes sonlos que no se aplican!? Burocracia inerte que suma huestes,para una red que asfixia la vida detodos. Empezando por los que escapan.Que sin cambiar comportamientosarrastran su propia inundación. Repito: decenas de funcionarios laxosdenunciados; decenas de emprendedo-

res y escribanos, que haciendo lobbyponen su carreta adelante de sus pro-pios bueyes; llevándose por delanteelementales criterios de cordial organi-zación urbana, en armonía no sólo conlas leyes sino con la propia Naturalezaque los rodea. La ley discierne entre rural y urbano entérminos tan contrastados que no cabehoy ninguna interpretación intermedia.O son rurales y por ende no superan las5 personas por hectárea; o son urba-nos. Y aquí termina la abstracción yempieza la atención de la ley, queapunta como toda ley, a detener losexcesos que la hicieron hace 24 añosnacer. Los argumentos que exhibe la Jefa deFraccionamiento de Hidráulica, respec-to de que las áreas complementarias deeducación y trabajo, al no estar insertasdentro del mismo predio del cerramien-to, sino en inmediata cercanía, le qui-tan al núcleo urbano su carácter nucle-ar, es de tal ligereza que apunta a des-dibujar por completo todas las tenden-cias conocidas del urbanismo. ¡Semejantes interpretaciones, que enadición no hacen a las preguntas a lasque ella por denunciada debiera res-ponder, están expuestas, y el fiscal lasexhibe con aprecio!

La "humilde recomendación" del fiscalpara modificar el sistema legal argenti-no en lo atinente a los nuevos derechosreales, prueba que está ocupándose encosas no reclamadas por estas denun-cias; y bien podría dedicarse a ellas una

vez que cumpla con la mejor atenciónde sus tareas.

Algún muro exhibirá estos esfuerzos detanta gente por construir licuados deidentidad. Nada pido que no haya conmi propia vida su valor advertido. Y nada pidiendo para mí, lo mismo condolor y cada vez mayor natural consi-deración, reafirmando esta denuncia ala Cámara y a Ud, sin ninguna dudasobre las entidades denunciadas, suconsideración cabal y plena pido. Va copia a la Procuración General.

Francisco Javier de Amorrortu

A esta apelación a la desestimacióncompleta del Fiscal, respondió el Fiscalde Cámara, enviando mis denuncias,tras lidiar solo cinco años al Archivo.

Continuar con ella, implicaba denun-ciar ante el Presidente de la CorteSuprema de la Provincia; que a su vezdebía reunir un tribunal especial con-formado por 18 miembros; entre ellos,tres del Senado y diez del ColegioProfesional.De ser rechazada la denuncia, debíapagar las costas de este juicio.

Ya he trabajado bastante, me dije.Que se ocupen los ángeles que cuidaneste lugar de hacer algo por ella, antesde continuar en tanta soledad.

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El valle de Santiago es el territorio asíbautizado por los pilotos, que Garayhabía encomendado para las primerasestimaciones de creación de suertes deestancias; que luego entre sus compa-ñeros de aventuras repartiría.Éstos llegaron a estas tierras regadaspor el Burgueño y el Pinazo, conflu-yentes en el arroyo Escobar, y le pusie-ron por nombre: “Valle de Santiago”.Antiguas perspectivas topográficasquedaron ocultas por la invasión deobras humanas. Aunque dables deadvertir en no tan antiguas fotografíasy en cartas de altimetrías.Allí, en sus fondos de cañada, los másbellos paisajes, que los sueños y traba-jos pueden un día descubrir y ayudar aconstruir; para un destino común quecalifique los entornos urbanísticos,armonizando con sus parques nuestrasvidas.Quiso la providencia hace treinta añosinstalarme en el más alto atalaya deeste valle: un paraje a 23 metros sobreel nivel del mar que aun lleva por nom-bre Loma Hermosa. Allí construí miprimera obra y alli viví por años. Laextensión de sus pendientes hasta elmismo fondo de las cañadas me resul-ta aun hoy inolvidable. Tan gratosesfuerzos en tan bellos paisajes sinduda condicionan también, a pesar detantos años, estos ánimos.

Qué sentido puede tener mudarse a 45km de la capital para concluir en unbarrio cerrado, que cuando esté todoocupado, descubrirá haber previsto

sólo 6 m2 de espacios verdes comuni-tarios por habitante.Hoy no se toma en cuenta esta pobrerelación, pues su entorno es verde.Las ciudades modernas descubren laconveniencia de no menos de 15metros cuadrados. Los clubes de cam-po cuentan con 150 m2 por habitante. ¿A qué?, estos barrios cerrados que tar-díos descubrirán mezquinos. ¿Y a qué?,sus peores elecciones de suelos.

El primero de los barrios cerradosdenunciados, Los Sauces (ver fotoarriba), en el km 45 del acceso Nortea Pilar, fue construido en una pequeñaparcela de 18 hectáreas que conocieraen la lluvia del 31/5/85, holgados másde tres metros de altura de anegamien-to, en toda la extensión de su pequeñaparcela. ¿A qué conformar 175 lotesque un día tendrán el agua a la alturade sus techos?¿A qué, durante dos años ignorar elpropio Ministro de Obras Públicas, un¡escribano!, a quien se le dirigió expre-

samente la denuncia, acusando denecedad a la Dirección de Hidráulica, lacolección de fotos del día 6/11/96,tomadas en oportunidad de encontrar-se esta parcela anegada por completocon más de un metro y medio de agua.¿A qué?, el necio silencio de este minis-tro, que tres años después terminaríanreuniendo a tres secretarías de Estado yseis direcciones de Estado, todos jun-tos, para tratar en reiteradas oportuni-dades la misma crecida denuncia. ¿A qué, esta demora?¿A qué función atiende durante tantosaños, el hombre mayor, Fiscal deEstado provincial, que perteneciendo ala primera minoría política, aparece eldía 20/12/00, involucrado en fraude ala obra social IOMA, junto a sus dentis-tas, por 26.800 dólares en implantesbucales que nunca aparecieron en suboca antes de ser cobrados. Él cobró14.000, y ni siquiera aparece su solici-tud en el expediente administrativo.Cómo es posible que un señor Fiscal deEstado aparezca así denunciado en dosdiarios de su ciudad, La Plata y conti-núe en su cargo a la espera de juicio.¿A qué tanta distracción en el cuidadode su amor propio más profundo?¿Es del periodismo la impiedad alcomentarlo, o de sí mismo?Otra: cómo es posible que un ContadorGeneral del Estado Provincial aparezcaprófugo de la Justicia, ese mismo día,en esos mismos diarios.¿A qué tanta casualidad?Y que ambos, Fiscal y Contador deEstado, sean dos más de los tantos fun-

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cionarios, firmantes de los obligadoscertificados hidráulicos que se conce-dieron a este desafortunado y mal pari-do barrio.

Cómo es posible que no hayan todavíacontagiado sus vicios de inaptitud a susinmediatos vecinos. ¿Es que acasomedia alguna clase de accidente geo-gráfico en esta zona? Se entiende porqué, en la pág. 30 de este libro y en la16 del diario La Nación del 18/4/02,aparece la foto a un cuarto de página,de la vecina urbanización de La “loma-da” del Pilar, planchada en el mismofondo de la cañada, y construída susede social a sólo 30 metros de las ribe-ras. Y allí, rodeada de aguas; cuandoestá más claro que el agua, que secomió crudas dos leyes puntuales alrespecto. A pesar de múltiples reunio-nes, avisos y denuncias para anticipar-les este desastre, que ahora se quieredistraer con bellas publicidades.Y las 180 hectáreas que comprarongolosos los de Ayres del Pilar en el mis-mísimo medio entre los dos arroyos, aquién diablos inspiraron. Ya pueden irmudando sueños. ¿Se puede estar tanen la luna?

Cómo es posible que todas las fotogra-fías del expediente 2400-1906, quedesde el 14 de Noviembre de 1996esperó durante dos años respuesta delministro de Obras Públicas, hubierandesaparecido.Como es posible que las mismas foto-grafías luego desaparecieran por

segunda vez del expediente en manosde los viejos ingenieros hidráulicos, acargo de la consultora hidráulica ads-cripta a la Fiscalía de Estado.Qué tontería es ésta de dejar huellasapestosas, a pesar de tratarse de fun-cionarios de la mayor responsabilidad yedad. Qué podemos esperar de los másjóvenes, con estos ejemplos de susmayores.

Qué ganan con la supuesta ventaja detener ausencia completa de tribunalescontenciosos administrativos que juz-guen estas denuncias, si la mismaNaturaleza se ocupa un día de denun-ciarlos.Qué beneficio obtenido puede perdurarbeneficioso.Cómo es posible repito, que después detres años la Dirección de Hidráulicareconozca un error de al menos ¡8veces! en el cálculo hidrológico de LosSauces, por ellos aprobado; y aleguenexceso de trabajo para justificar estafalta. Cuánto menos valedero este alegato, sidiez días antes de firmar este aprobadodesconcierto, reciben en su propia ofici-na y en sus propias manos, mi expe-diente cargado de fotografías y adver-tencias extremadamente puntualessobre este mismo predio, calificándolosde “necios de toda necedad”Acaso se ofendieron y por darse de lle-no a su excesivo trabajo, tropezaron enlos cálculos.Qué cálculos pudieron ser éstos, si entodas las cartas de altimetrías de la

zona desde 1905, ya aparecen dibuja-dos en estos predios, “esteros”.Cuántas décadas de laxitud en sus res-ponsabilidades lleva acumulados estaDirección de Hidráulica de la Provincia. Qué precio tendrá repito, la pared com-pleta cargada de expedientes de juicioscontra el Estado, que se acumulan en laconsultora hidráulica adscripta aFiscalía de Estado, en el piso 13 delMOSPBA. ¿Qué protección especialregala esta Fiscalía a Hidráulica? De qué forma podría exagerar en susdescalificaciones.Cómo es posible que se advierta en tér-minos fotográficos que ya la lluvia de1996 estaba cruzando el puente de laautopista ¡un metro más arriba de lasmáximas estimaciones establecidaspara ese mismo puente por esta direc-ción de Estado!, y no confiesen esemismo más grueso error, como lo hicie-ran tardíos en el caso de Los Sauces.¿Sólo porque no hubo un testigo parti-cular que se los advirtiera?Y cuando se los advirtió, ¿qué advirtie-ron? Que no les gustaba lo que se lesadvertía.Y qué quieren, ¿cartas de amor?¡Si hasta cartas de amor, sin ningunaclase de ironías hube de escribir!, forza-do en mis desvelos, a la bendita Jefa deFraccionamiento Hidráulico, con copiaal ministro y a todos sus compañeros,para que no estimaran fueran simplesprivadas intenciones las mías.

¡Para qué hablar del secretario deAsuntos municipales e institucionales,

luego a cargo del Registro de laPropiedad, emitiendo sordos, contraviento y marea de dos gruesas cartasdocumento, denunciándole ¡en formaanticipada! sus propias faltas, las queestaba visiblemente dispuesto a come-ter antes de dejar su cargo, otorgandocertificados de factibilidad definitivos,sin siquiera contar con los planos demensura unificación y división de LaLomada del Pilar, aprobados por elmunicipio y por Geodesia! Este hombrey su segundo, (el redactor del decreto27/98), son ambos: fuera de serie.Prototipos del puntero político factotumde nuestra administración pública.

No imagino tramitación más perseve-rante, honesta y al mismo tiempo tandesopilante, ésta que hube de sostenerdurante cinco años en el no menosbendito ministerio de obras públicas,gobernado por estos desconsideradospunteros. En nada podría, exagerando,los costos de su ineptitud imaginar.

Dicen en la Justicia, no tener presu-puesto para poner en marcha los tribu-nales contenciosos administrativos,que desde hace cinco años demoran.Fueron establecidos por la propia nue-va constitución provincial reformadaen 1994, para entrar en vigencia antesdel 1/10/1997.¿Tienen idea cuánto cuesta al Estadoeste descalabrante funcionamientopolítico y administrativo? Sin duda temen el costo brutal que va atener para estos cancerosos políticos su

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limpieza en la administración pública.Es necesario que este mismo gobernan-te provincial sea ahora nuestro máximoejecutivo nacional, para así curarnospor espanto de tan supuesto bien inten-cionado político, como inepto funciona-rio administrativo.¿Es acaso un abismo el que media entreuna conciencia política y una concien-cia administrativa?¿Es abuso de ideología y falta de prag-matismo?O es en este país, una cuestión de laxi-tud generaliza que campea en todos losniveles de la población, de la adminis-tración, gobierno, legislatura y justiciaincluidos. Y éstos a su vez, correlato denuestros empresarios y profesionales.

Si así fuera, habrá que tener paciencia,hasta que pobreza y nobleza haganjuntas el esfuerzo de construir un nue-vo país, un nuevo germen de nación,con población más comprometida ahacer aportes personales, para mejorarsin tanta comicidad, las costumbreshoy demasiado laxadas en su propiavocación a formación de carácter.Sin duda, rostros más graves y progra-mas más que austeros, anticiparánoportunas, las cuestiones en que vanimplícitas estas transformaciones.

Aun agotadas todas las ideologías ysus respectivos pragmatismos, todavíaqueda la senda oculta, que descubrenasistiendo el presente, en cada amane-cer abriendo ánimos, los sacrificios máshonestos y perseverantes .

Jamás imaginemos que el ave fénixpudiera ser un “plan” inteligente. Sóloun Hombre nuevo, después de un plan-chazo tremendo en desestructuración,en cenizas de desfragmentación. Atesorando, después de pasada la tre-menda tormenta de viento, la pobrezade sus fuegos y dolor extremos.

Cimientos y savia sagrada de antiguasvidas; de sus más antiguos modelos desacrificio. Y así, en atención a estecapullo, renacer acariciando más cuida-da identidad.Hospedaje que en nuestro lugar en latierra, sólo al obrar nos armoniza y porello un día celebramos.

Los cuerpos legales que caben en laadministración pública, en relación aestos barrios cerrados, podemos divi-dirlos en dos áreas: unos referidos alordenamiento territorial y uso del sue-lo; amén de los catastrales; y otros rela-cionados con los temas hidráulicos.El primero de los temas fue ordenado yya lo hemos varias veces expresado, através de la ley provincial 8912 en1977; y su decreto reglamentario 1549en 1983; merced a las iniciativas delarq. Alberto Mendonca Paz; quienestuvo asistido por el Ing GarciaRavassi, el Agr. Alfredo Richi y el Dr.Edgardo Scotti, a cargo de su redacción.Un extenso grupo de colaboradores seocuparon adicionalmente de la prepa-ración de funcionarios municipales enlas áreas de planeamiento, para conso-lidar estas intenciones. Entre ellos: losarq. Susana Garay, García Nocetti,María Marta Vincet, Susana Rodriguez,Silvia Rossi, Almeida Curth, JulioAmbrosis, Stancatti y el Sr ValdezWybert, funcionario éste, de Geodesia.Recordemos que hasta entonces la tie-rra estaba en manos de rematadores desuelos, que habían subdividido y ven-dido todo tipo de parcelamientos sincriterio urbanístico alguno.De hecho, la demorada expansión aestos cinturones urbanos, necesitabade estos ordenamientos que asegura-ran calidad e igualdad de tratamientos,y así preservaran los entornos de estosdesarrollos.En el año 1983, se reglamenta la 8912y a través de la ley 10128, se modifi-

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can 13 artículos de esta ley. Entre ellosel artículo 59, alrededor del cual giró lamayor entidad de mi denuncia.En 1986 se incorporan a través deldecreto 9404, nuevas consideracionesreglamentarias en relación especial alos clubes de campo, cuyos desarrollosse observaban con atención.Durante casi veinte años, las cosasmarcharon por carriles de orden yseguimiento normales. Pero cuando se consolidó el sistemavial y financiero, el impulso fue brutal.Tanta la presión y la prisa que de pron-to ejercieron estos emprendedores, queolvidaron la figura del generoso club decampo, para emprenderla con el debarrio cerrado; en donde, como ya diji-mos, las relaciones de espacios verdescomunitarios caían de 150m2 por habi-tante, a sólo 6m2.Como todo estaba verde en el momen-to de la venta, nadie se daría cuenta deesta mezquina decisión de recortarnaturaleza, para hacer crecer un nego-cio, que se vendería a iguales o supe-riores precios que los de clubes de cam-po. Las expensas prometían ser meno-res. La Delfina, un barrio con cubículosde tierra pelados y mezquinos, se llegóa vender a US$140 el m2 En l985, La Rural compró a US$ 0,18la parcela que es hoy de Ayres del Pilar.Los primeros barrios cerrados se orga-nizaron por el sistema de propiedadhorizontal, y aquí ya los escribanos ydesarrollistas atropellaron con susvivezas para no someter sus proyectosa la 8912 y 10128, alegando que la ley

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Las complicaciones que ya en 1997encontraban los desarrollistas para susprisas, los movieron a dos objetivos: elprimero, conseguir argumentar la nece-sidad de una nueva ley para el tema delos barrios cerrados; cuando de hecho,la única novedad era el alambrado peri-metral y las calles privadas, en unatipología urbana harto convencional.Digamos como ejemplo: quiero alam-brar la zona de “La Horqueta”y pidouna ley.Tan pobre era el argumento para sacaruna ley adicional, que sólo les conce-dieron un decreto: el 27/98. Y tancalientes estaban con este sueño, quesólo la lectura de su preámbulo, es hoy,año 2002, una “joyita” que ha queda-do de estos desenfrenados entuertos.

Quien se ocupó de redactar este preám-bulo farandulesco de apremiados mer-caderes, y la normativa que siguió, fueun abogado con cargo de director en lasecretaría de asuntos municipales einstitucionales; secretaría que hastaentonces no cortaba ni pinchaba. La golosina que redactó este directorprovincial, quedó luego, en lo que haceal control y emisión del certificado defactibilidad, a cargo exclusivo de él.Ésto que hasta el decreto 2568/97,había sido tarea de los antiguos funcio-narios de ordenamiento urbano, (luegoárea colateral de tierras y urbanismo).Sus logros para pilotear las tramitacio-nes a su entero arbitrio, quedaron noobstante este decreto 27/98, sujetos alas leyes madre 8912 y 10128. De aquímis apreciaciones sobre la paupérrimay gomosa redacción de este decreto,buscando de hacer lugar a toda clase deatropellos urbanísticos. Tal el caso de lacesión de calles perimetrales, que consu arbitrio interpretativo, desdibujó losmás elementales criterios urbanísticos;para dejar en el tejido de tramas inte-rurbanas no tan futuras, un descalabrofenomenal..Aun más allá de ello, sus aires de con-quista le llevaron a cometer toda clasede atropellos, secundado por los altospunteros políticos que convalidaban asu vez, las “necesarias” excepcionesdesde la Secretaría de Tierras y urbanis-mo, dependiente del gobernador.

Las cartas documentos de fecha 11/11y 25/11/99 dirigidas al secretario de

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asuntos municipales y a este directorprovincial, ambos abogados, son prue-ba de la voracidad de estos funciona-rios, firmando factibilidades definitivas,con faltas administrativas, técnicas ylegales gravísimas, que ya en parterelatadas, no desearía en estos textostantas veces repetir. Faltas administra-tivas advertidas y anticipadas a ambos,mediante carta documento, que no fue-ron siquiera consideradas por la fiscalíadel crimen, en la larga lista de funcio-narios con gravísimas faltas cometidas.

Ayres del Pilar y Highland Park

Respecto del segundo de estos temas,el hidráulico, cabe advertir que aunquedos años posterior a mis denuncias, unnuevo documento legal aparece a finesde 1998 para embarrar la cancha yregular hasta el vuelo de los mosquitos.Todo ésto, preparado y enviado a laLegislatura por la paupérrima Direcciónde Hidráulica, sin dar intervención aAgricultura, que mucho tenía entreotros, para tallar en estas cuestiones.No hicieron tarea acumulada por déca-das; pero sí se dieron a elaborar unCódigo de Aguas; que así consagrara suimperio y asegurara la más extraordi-naria parálisis, ya cadavérica.Jamás cumplieron con la ley provincialde preservación de desagües naturales6253 y su decreto reglamentario11368/61. Mucho menos, con el artí-culo 59 de la 10128/83, previniendotransferencias de responsabilidadeshidráulicas al Estado, a través de lacesión de áreas ribereñas toda vez quese propiciara la creación o ampliaciónde núcleos urbanos. Para qué hablar,repito, de las infinitas violaciones quecometieron respecto de la docena deartículos del Código Civil, cuyas prue-bas están en esa pared de la consultorahidráulica adscripta a Fiscalía, en jui-cios que devorarán al Estado.Aun así, nuestros legisladores les apro-baron este engendro hiper reguladorque nunca funcionará. Si no pudieron con las anteriores pre-venciones legales mucho más simplesde advertir y de cumplir, cómo lo haránahora con tan increibles funcionarios.

Tierras de Highland Park y G. Fraga

De esta ley 12257/98 hube de escribiren Setiembre de l999 lo que sigue:

El yacer, el descansar, aun sobre uncódigo, no es historia.El ser de un código, no es historia.El estar, el sostener el presente, el resis-tir las desventuras del presente, el dar-le consistencia, el asistir el presente, elsostener y luchar por subsistir hasta elmismo final del desistir, eso es estar,darle entidad al ser; eso es historia.No sólo metafísico; escribo como hablo.También de lo real e inmediato relato,como si se tratara de una fantasmago-ría cósmica. Pues asi me enfrento a estecódigo: ley 12257; y al decreto 743 del6/4/99 del ORAB. Fantasmal y cósmi-co en sus poderes.

El formular una política del agua den-tro de los lineamientos definidos por lalegislación provincial y hacerla conocera la comunidad, me pone en esta vere-da. Por tanto, no es mi locura ajena avuestra invitación: art.2 par a).El art, 2, par h), dice: ...para la protec-ción del medioambiente y de los bienespúblicos y privados del impacto dañosodel agua.Con respeto al orden de los factores, mecabe sentir que el agua, aun la de llu-vias, es hermana del medioambiente. Yque tiene que haber un espacio de res-peto para que el agua, tanto como elmedio ambiente tengan, por lo menos,la misma libertad que tenemos nos-otros para afectar el medio ambiente.Siento que el medio ambiente estámucho más feliz de hospedar cada tan-to una inundación, que de hospedarnegocios inmobiliarios. Por tanto, caberesaltar el carácter dañoso de muchasobras de poéticas ingenieriles y mer-cantilescas acompasando sus estrofas,tanto o más que los de la Naturaleza.Esta visión no es universal; pero cadadía tiene mas adeptos.Hoy, algunos espacios son más impor-tantes que muchas obras. Y si las obrasno llenan con su encanto y utilidad elsuelo, alli quedará la marca que loshombres con el afán y omnipotenciapuestos en obras urgidas en entuertos,dejan en el mismo rostro de la Tierra. En estos quintos o sextos cordonessuburbanos, no necesitamos, ni quere-mos, conquistadores urbanos. En estemomento estamos invadidos por estos

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seres; verdaderos extraterrestres, quehace décadas dejaron de sentir el latidode la tierra. No queremos que un ente autárquicoponga la carreta en que viajan estosextraterrestres, adelante de tantos bue-yes, que durante siglos nacieron, pre-servaron y trabajaron en estas praderas

El art.5, dice: ...se elaborará y aplicarápara el mejoramiento INTEGRAL dezonas anegables, la defensa contrainundaciones y sequías para evitar...¿qué van a elaborar, o a aplicar? ¿Losfamosos terraplenes, fruto del imagina-rio ingenieril? ¿Ese será el mejora-miento INTEGRAL? ¿Como nos defen-deremos de la inundación de estos ima-ginarios? ¿Por qué no muestran algu-na obra donde reflejen justamente eso:LO INTEGRAL?¿Por qué no hicieron nada en materiade mediciones y recopilaciones en losúltimos 30 años y ahora suponen quelo van a hacer? ¿Quién les va a creer?

Art.6. La autoridad del Agua deberáconfeccionar cartas de riesgo hídrico...Mi denuncia del 6/11/96 no eran car-tas; eran fotos. Y no de riesgo. Sino dela misma inundación. No sólo durante15 meses no me contestaron nada,antes de desaparecer mi expediente;sino que sobre llovido e inundado, con-cedieron aptitudes provisorias paraavalar obras Contra Natura; y volverlasa avalar, previas reconsideraciones deestos adefesios (ver nota del 6/8/96 ylo que siguió de ese trámite); y hoy

tener en el radio de mi propia nariz, 4barrios cerrados pluviales en danza;que irán de rodillas a pedirles a estosingenieros, el favor de más obrasContra Natura, y a favor del bolsillo delos que serían nuestros mesías.Si estos mismos ingenieros que hoyaspiran a integrar y presidir este enteautárquico, fueron los mismos muyirresponsables de olvidar nuestrasleyes 8912, 10128, 6253; y los art.2574, 2579, 2642, 2647, 2651 y2653 del Código Civil. Si ellos fueron,repito, los que hicieron que estas leyesdurante años, no sólo no se cumplie-ran, sino que ellos mismos las violaran,¿cómo vamos a darles el bastón demando de este monumental código deregulaciones infinitas y gomosas, aptaspara cualquier desatino?

Tierras de Ayres del Pilar y Hghland

Me estoy refiriendo, repito, a mis pro-pias denuncias del 14/11/96, acusandoa la dirección de Hidráulica de lasmayores necedades. Estas denunciasson anteriores a cualquier código queme quieran anteponer y serán juzgadascon las claras, precisas leyes y CódigoCivil que cuentan para esas denuncias.Y el día que acabe esta historia veremosquién se lleva premio. Si el que buscópremios para aprobar tramitaciones; oel que nunca buscó ni esperó premioalguno; sólo cumplir con su conciencia.Me apremia que no les den premio. Yque algún día alguien con más pasión ycon menos códigos “nuevos”, se pongaa trabajar con los antiguos.Lo poquísimo que hicieron, al menosen el marco de los horizontes dondevivo, lo hicieron mal; lo permitieronhacer; y tampoco prohibieron lo queterceros jamás debían hacer.¿Qué acciones preventivas toman,cuando un embrollo provocado porellos mismos, ya tiene todas las ventas,obras y tramitaciones paradas? ¡¿Y allado mismo, surgen otras 3, en igualescondiciones?!Ahora tienen la fuerza del código, peroparecen necesitar la llegada del Mesías.¿Asi van a fiscalizar toda esta monu-mental tarea reguladora que describen?Cuando para hacer una simple inspec-ción ocular obligada, demoraban 6meses, y alegaban no tener presupues-to para ese viático. ¿No estaré soñandode leer este código?Todavía siguen usando las cartas delIGM originadas en 1905 en escala

1:25.000, con cotas diferenciadas de1,25m. Cuando cualquiera puedeadvertir que para enhebrar escurri-mientos superficiales en esta inmensallanura pampeana y hacer infinidad depequeña obra particularísima, antes dearribar a los grandes cauces de escurri-miento, naturales, o artificiales, senecesitan discernimientos del orden delos 15 centímetros; y no de 1,25m.Tareas, que a partir de una finísimainformación, en planos 10 veces másgrandes que los del IGM, debieran que-dar a cargo de los particulares, contro-lados por los municipios. Jamás unaHidráulica centralizada va a poder con-trolar, ayudar, dirimir conflictos, con elcelo que estas cuestiones requieren, enun territorio de la vastedad y tipo deproblemas que tiene esta provincia.Hidráulica desde su central, puede ydebe dar el ejemplo de preparación, cri-terio, confiabilidad, trayectoria; todasaquellas dimensiones del comporta-miento que multiplican la virtud de losejemplos. Hacer con la mayor noblezatrabajo ejemplar.Esta tarea, más allá de las personas,comienza por el suelo; aprendiendo sulenguaje y respetándolo, sin imposicio-nes. Este suelo es generoso; y amonto-narse es perder sus mejores frutos.Por el contrario, la dirección deHidráulica, de donde ya ha salido elpresidente del autárquico ente, siemprele exigió al suelo que se coma crudo susdiscernimientos y lenguajes; los deestos funcionarios. Por eso fracasaron.No sólo por falta de presupuesto. Por

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omnipotentes, terminaron no haciendonada. Las obras de arte más bellassiempre nacen de la mayor pobreza.Porque de esa forma se nos hace sutilesy sensibles. Este código refleja esamisma omnipotencia. Todo lleno dearbitrios concentrados en sus manos.Artículos pastosos y gomosos que seprestan a cualquier cosa. Y al mismotiempo, exigencias minuciosas queacabarán con él.El mucho más simple plan reguladorque exigía la 6253 a los municipios, ypara el cual contaría con la colabora-ción de Hidráulica, despues de 38 años,ni siquiera se comenzó.Este código es un grito contenido, des-esperado, de alguien que vió un mon-tón de cosas por hacer, nunca hizonada, se puso a enumerarlas... y ahoraque tengo el código secreto de mis sue-ños, aprobado a mi gusto por todo elmundo, ahora voy a mandar que secumpla; que otros bajo mi mando locumplan. Los delirios y las utopías son bien váli-das; pero hay que ponerse a trabajar.Uno mismo. No esperar que otros lohagan. Por eso, delirios y utopías sonobras personalísimas y siempre des-pues de haber trabajado y mucho, undía siempre lejano, la vida reconoce elvalor de esos sueños y sus empeños.Un gran desaliento llevó a este redactora proponer este código hiperregulador,hiperconcentrador, hiperafectador,hipervoluntarioso.Aun haciendo todo mal, ni Mandrakepodría ocuparse de él.

Este código no es anticonstitucional. Esantisísmico. Fue hecho para que nadase le caiga de la espalda hercúlea de suvoluntarismo, desde antes de nacer yaparalizado. La cabeza de este ente bienpodría coronarse como la de un empe-rador que está siempre sentado en susilla esperando que su pueblo lo adore.Haciéndole creer a su pueblo que sudiscernimiento es sagrado, claroscuro yuniversal.Pues ya se ve que al menos alguienpretende imaginar que esta cosmovi-sión no sólo es impracticable sino adi-cionalmente funesta para la Tierra.

En el art.10 obliga a otros organismospúblicos a suministrar a este ente, lainformación que posean. No se los pideamablemente; LOS OBLIGA. Qué gra-cia tendrán que tener para reglamentaresta obligación, y esperar que alguiencon celo la cumpla. Pero aun asi, ¿paraqué todo esto? si de todas manerasFuerza Aérea, a través del ServicioMeteorológico, ofrece gratuita y diaria-mente, desde su biblioteca, en la calle25 de Mayo, toda la información queHidráulica jamás consideró; cuando pordar un ejemplo, en mi denuncia de loscálculos que presenta el Ing. Días, pre-sentando a Hidráulica el proyecto LosSauces de Manfein S.A., estima unrégimen de lluvias de 100 mm , cuan-do el 31/5/85, cayeron 300mm. ¡Claroellos usan cálculos con recurrenciasX,Y y Z!. Estos cálculos están avala-dos, porque Hidráulica, que siempretuvo la información de Fuerza Aérea,

parece nunca haberla necesitado; y esasi que se lavan las manos estimandorecurrencias anuales, bianuales, quin-quenales, pero nunca refiriéndose auna fecha concreta, como la de esospicos que Fuerza Aérea brinda.

El artículo 10 debiera decir por el con-trario, que se obliga al ente a escuchary considerar las informaciones quehasta un cualquiera como el que suscri-be, puede tener. Y no jugar a los algo-ritmos con abstracciones que apuntan alicuar gravísimas situaciones puntua-les.

El artículo 11 pido sea para mi y midescendencia. Desciendo de editores eimpresores desde 1892, y con esas edi-ciones ya podríamos vivir todos.Tendríamos trabajo para varias vidas.Pero podría haber trabajo para cientosde familias, si comenzáramos a produ-cir pruebas en contra. En realidad, laspruebas en contra, serían a favor.Quiero en este punto aclarar, que nosoy una persona que guste de ironías.Pero este código es la esencia misma deuna ironía. Por eso, aunque me produ-ce hilaridad, igual me espanta. En laesencia de una ironía, está el presentevelado y negado de lo mismo que pro-clama. En mi primera denuncia, llamé aesos funcionarios: “necios de todanecedad! Paradojalmente, el necio es el ignoran-te que sabe, lo que podía o debía saber.Y de su cosecha nace la ironía.Las garantías que dice ofrecer, son tan

exactas, que hasta Noe desestimaría deconstruir su arca, confiado en que estosingenieros y sus cómodas recurrenciasestadísticas, van a nivelar los Diluvios.

Art.15. Ahora sí. Por fin les llegó el tur-no a los escribanos. Que se ganen susrentas con un poco más de trabajo.Imagino la fiesta que se puede llegar aorganizar con estos certificados. Si tratando de referirme con amor aestas pocas leyes, encuentro a cadapaso que me preguntan: ¿Pero, paraqué hace Ud. ésto; si estamos enArgentina?!El voluntarismo de este código lo va acambiar todo. ...Ciertamente.El "además" con que finaliza este artí-culo creará en su órbita un nuevo regis-tro. Muy bien; otro registro más. Yopediría un registro para todas las tareasque no se hicieron en 30 años. Y otropara las que se hicieron mal; porque sinmemoria, de qué valen los registros.

El art.16 está a punto para trabar unabuena lucha con los aprovechadores.Por ejemplo, todos esos pequeños y notan pequeños barrios cerrados, que conplantas de tratamiento propias, aprove-chan las aguas de los ríos y arroyospara hacer sus enjuagues; ahora seráncontroladas por el ente autárquico.Al final del arroyo me gustaría poner yomismo, un pequeñísimo ente, paracontrolar lo que controla el gran enteautárquico.

El art.17 es el que va a conseguir que

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este código tenga mas agujeros que uncolador.El municipio de Gral. Sarmiento, quetuvo hace unos años el crecimientodemográfico más grande del país,tenía, para fiscalizar su territorio de250.000 hectáreas, tan solo 3 inspec-tores, abocados a la tarea de fiscaliza-ción de obras particulares. Por supues-to, la recaudación del impuesto munici-pal es más alta en proporción a la delterritorial. Si para controlar la entidadde una casa, con todo el volumen queésta implica, podían contar con tan sólo3 inspectores. ¿Cuántos inspectoresharán falta para controlar todos losagujeritos de 10 centímetros hechos enel suelo en el término de 2 horas?Ésta sería la pregunta del millón.Creo que si al Padre Eterno le pidieranfiscalizara ésta tan buena intención,saldría corriendo sin decir ¡agua va!En ésto, después de dar el ejemplo, sólopueden educar. Controlar es imposible.¿Van a controlar las bombitas de 1 HPigual que las de 200.Por supuesto, si viene SOCMA a pedirle autorice el riego de 20.000 hectáreasdonde plantar melones, con un consu-mo de 20.000.000 l/h, le voy a decirque lo tengo que estudiar. Para ésto nonecesito código.Lo primero que van a conseguir, es queaquellos miles de poceros, hoy sin tra-bajo, muy pobrecitos, que con sus cua-tro trastos hacen agujeros, se llenen detrabajo. Y el pobre acuífero sufra adi-cionales daños. Los profesionales ter-minarán ofreciendo "servicios especia-

les". No pueden controlar la provincia elcrecimiento de la delincuencia y su vio-lencia y van a controlar las pinchadu-ras en la piel de la Madre Tierra. ¡Y con-trolada nada menos que por aquellosque organizan tajos sin retorno en elrostro de la misma Madre!

Art.18 En esta zona, la crecida mediaordinaria promedio de los máximos delos últimos 5 años, está muy por deba-jo de la máxima del 85¿Por qué no dicen tan sólo: el promediode las dos peores inundaciones de losúltimos 25 años? Y evitan licuar refe-rencias graves.Con este criterio del art.18 van a poderautorizar barbaridades que luego justi-fiquen la famosa obra de los ingenieroshidráulicos haciendo cosas raras en lapiel de la Madre Tierra; que a todos consilencio y con memoria, nos hospeda.La última frase de este artículo es el ple-onasmo monumental de los adjetivos ylas buenas intenciones.

Tierras de Highland Park y G. Fraga

Un ingeniero de éstos redactando leyesno podrá jamás recibir una sana crítica,que no sea una topadora de sus pre-sunciones.

Art. 19 Ahora junto a la lectura diariade la Biblia, también la del BoletínOficial. ¿No será suficiente que estosingenieros, en lugar de dar órdenes,eduquen ellos mismos con el ejemplo;asi podemos confiar en ellos y nos aho-rramos otra lectura mas?

Art. 20 ¿Será suficiente, después dehaber repartido miles de fotocopias através de tantos expedientes, con tan-tos folios referidos a un lugar concretodel Valle de Santiago (hoy Cañada deEscobar), donde el Pinazo y elBurgueño corren casi unidos a lo largode 5 km, que me hagan saber por notacertificada o a través de un llamadotelefónico personal, la jornada en la querealizarán tan necesarias y esperadasdemarcaciones, y venir Uds. bien pro-vistos de referencias concretas, no sim-ples cálculos, que como los del art.18,fácilmente pueden eludir realidadesmucho más graves; y poner el esmeroen acercarse un poco a la realidad.

Art. 21 ¿Fue acto legítimo en las lim-piezas de lechos que Uds. hicieron,arrasar con los últimos vestigios quequedaban de la histórica "Isla deEscobar"; arranque de todas las mensu-ras desde 1581, de cuyos antiguos cau-ces con agua aun conservo fotografías?¿Quienes son Uds. que se arrogan el

derecho a borrar huellas que para otrospueden ser parte de su memoria.? ¿Quéfin lograron? ¿Acaso no está todomucho peor desde que Uds. llegaron?¿Quieren enterarse cómo era eso antesde vuestro arribo?

Art. 24 ¿Los vestigios cloacales?¿Por qué no llevan un registro como enlos países serios, del envenenamientogradual aguas abajo de estos cursos deaguas? Ese sería un registro muchomás dinámico y hablaría a las claras delas ganas que puedan tener de asumircompromisos vitales. ¡Pero que lasmuestras las tomen Uds. Y no pedirleseste trabajo a los envenenadores! ¡Quevengan a anotarse! ¡Váya la gracia!

Art. 25 En el aprovechamiento común,nada es gratuito.

Art.28 ¿ no serán demasiadas confor-midades para un ente que aparece sur-giendo de un plumazo? ¿Tantos arbi-trios en un ente, no acabarán con elente? A este ente la gente le va a tenermiedo, bronca?Un ente alcanza en interminable y pro-longada vocación de esfuerzo, su enti-dad. ¡Pero si este ente de Hidráulicaperdió hace décadas toda entidad! Pordecreto, ley o código alguno la va arecuperar.¿Quién le alcanzará cimiento de eleva-ción y esfuerzo? ¿Por qué no hicieronde fiscales de las bellas leyes que yatenemos? ¿Si no pudieron aportar suesfuerzo aquí, por qué habrían de

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lograrlo en este submundo de regula-ciones? Se necesita bastante más queuna carrera técnica para redactar uncódigo.

Art. 33 par.a) ¿Hacer terraplenes enlas riberas, ¡no se considera degradar!el suelo y el ambiente humano engeneral?¿Por qué un escultor con una pequeñaobra no se considera satisfecho, si elaporte de su obra no le acerca espíritual espacio que la rodea? ¿Por qué escultores como Henry Moorey Noguchi, le dan más importancia alespacio que rodea a las obras , que a lasobras mismas?¿Se podrá conocer quiénes fueron losredactores de este presuntuoso código?Conozco a los que redactaron la 8912 yno dejo de recordarlos.Par e) La norma jurídica de la 6253 lodispone expresamente.Prohíbese variar el uso de la tierra; Uds.deberán contribuir a la creación del pai-saje rural. Y la zona de conservación seextenderá no sólo hasta 50 metros,sino hasta el límite de las crecidasextraordinarias, (luego reglamentadaen 100m por el decreto 11368/61).Uds. mismos recuerdan en el art.181 lavalidez de esta ley. Por tanto son Uds.los que aprueban o favorecen modifica-ción. La ley 6253 no sólo pide se resti-tuya, antes exige, no se varíe; que secree paisaje rural, y que se corran losretiros hasta las líneas de máxima cre-ciente. Dos veces claro y simple. Sólofalta poner las cosas en su lugar.

Por tanto es necesario que Uds restitu-yan esos espantosos y conflictivosterraplenes que Uds. mismos como pro-yecto aprobaron para Los Sauces deManfein S.A.; y no dejen en el Limbo loque la ley dice clarito. De lo contrarioestá claro que Uds. quieren arbitriospara violar viejos códigos y leyes y poreso inventan este ente y este código.Restituyan Uds. No la ley. Uds. fueron los que aprobaron el pro-yecto de esa aberración.Par f) No sólo SI destruir, sino cargarcon las costas y multas que imponganlos juicios que les van a llover, por másrefugio que busquen en este código.Par, g) si no les sirvieron las 76 foto-grafías tomadas con teleobjetivo, meti-do en medio de la inundación, para quéquieren instrumental? ¿Acaso Uds vana juzgar lo que es definitivo y compro-mete? ¿O los van a juzgar a Uds?

Art. 34 Siguen las visaciones, permi-sos, revocaciones, extinciones, publi-caciones, cánones, garantías y al final:otorgamiento. Todo ésto en menos de13 líneas. Ni un emperador lo haríamás breve y resoluto. Al final será unEdén. Si aquel formidable colono quefue Pedro Luro, y que realizara hacecasi 150 años, obras hidráulicas a fuer-za de sangre aguas abajo del ríoColorado, escuchara toda esta perorata,les diría: sigan niños jugando a empe-radores. Vuelvo a repetir, la entidad delos entes no la dan los códigos, sino yen forma gradual, los hombres que lasostienen.

De la misma forma: las responsabilida-des son siempre individuales, nuncainstitucionales. ¡Qué entidad personal extraordinaria sereclama para hacer un código noble!

Art. 36 Otorgan permisos para quecualquier persona haga cualquier cosacomo las ya denunciadas. Algún díapodrían recibir un premio por ellas!

Art.37 Concesiones ¡ lo que nos espera!

Art. 40 ¿Cuándo empezarán a funcio-nar las consideraciones sobre impactoambiental? ¿Cuándo habrá un organis-mo competente?Todos nuestros cursos de agua apestan.

Art.42 par e) Aqui vienen no sólo lasindustriales; también las plantas de tra-tamiento de efluentes cloacales. ¿Quiénse ocupará de la enorme cantidad deplantas que ya apuntan a los arroyos?¿La autoridad del ente? Nunca se ocu-paron. En el municipio nadie parecesaber a quién pertenece esta preocupa-ción. ¿Qué clase de ser humano será elque luche en esta paquidérmica labor?¿Cómo, después de 30 años de aban-donos, van a dejar concentrada enestas mismas manos , tanta labor?¿Por qué no repartieron responsabilida-des, como la ley 6253 ya lo tenía bienprevisto? ¿ Para qué quiere Hidráulicameter cuchara en algo que está claro?¿Por qué lo quieren hacer oscuro?

Art 65 ¿Cuál sería el motivo para impe-

dir abrevar y bañar ganado? ¿No tienen otra cosa de qué ocuparse?Hasta ésto quieren controlar?

Art. 84 ¿Quién controlará éste "deberátenerse en cuenta" de la segunda línea,si no es a través de un proceso lento yperseverante de educación? ¿Controlar? ¡Imposible!Para las perforaciones existentes¿cómo harán el estudio hidrogeológi-co?, si el pozo ya está, como es obvio,encamisado. Una sola firma de plazavende anualmente, más de 10.000bombas sumergibles. Multipliquen éstopor 25 años y váya a saber por cuántasmás firmas, y tendrán Uds una idea deltrabajo que proponen. Antiguamente,en la capital, para hacer una sóla perfo-ración se efectuaban siete inspeccionesde personal de OSN. La escala de losacontecimientos hace imposible cual-quier comparación. Piensen en unacampaña de educación. Va a darmuchos más frutos. Por ejemplo, quecada bomba que se vende, vaya con unlibro de 250 páginas, lleno de informa-ción criteriosa. De hecho, lo poco queconozco de estos temas, fue a partir delencuentro con personas que trabajanen esta área y siempre me resultó inte-resantísimo.

Art 87 ¿Cómo harán para impedir queun pocero de cuarta categoría, que loshay por miles, haga en un par de horassu agujero en la tierra y dispare? ¿Quéhuellas deja de su identidad? ¿Cómodeterminarán si el agujerito es reciente

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o tiene mil años? ¿Le van a cortar elsuministro? ¿Le van a hacer juicio? Enun barrio elegante como el HighlandPark, que cuenta con distribución deagua para "consumo", todos los coope-rativistas tienen poderosas bombaspara sus jardines; 1000 perforacionesfueron hechas por los no peores poce-ros de la zona. Hace 25 años el aguaera deliciosa. 10 años después ya teníagusto a sapo. Los anticuerpos fueronocupando su lugar. Alli viven persona-jes de revista. Sus jardines rezumanhumedad en todo tiempo. El verde delos jardincitos de la revista Caras se ali-menta de esos excesos. Pero comenzara ordenar las cosas sin antes educar, lesprovocará un desgaste que les quitarálas ganas de hacer cualquier otra cosa.A menos de 10 cuadras está la escuela23, con más de 700 alumnos. Losbomberos llevan diariamente agua paralos baños de la escuela y la limpieza.Los maestros les piden a estos chicosmuy humildes, que lleven por favoruna botellita de agua al colegio. Aveces es mejor hacer lo posible, quecontrolar lo imposible. El consuelo eseducar.De los controles de Hidrogeología ysuelos tengo un recuerdo que no olvi-daré. Una ingeniera, que en esta áreade OSPBA hace 15 años me exigió otroanálisis del agua, pues no aceptaba elrealizado por OSN.Asi fue como tres meses despuésseguía esperando vinieran los técnicosde Punta Lara a tomar las muestras.Cansado reitero mi solicitud; y muy

entre sonrisas me dice, que tal vez, siplantaba un arbolito, para fin de añovinieran. Ya había, sin exagerar planta-do 2.500 arbolitos. Asi es, que fuídirectamente al Ing. Sorá, administra-dor general, y en el acto le redacté unadenuncia de 4 carillas; donde entreotras cosas le comentaba que mi veci-no, con 67 hectáreas, había iniciado sumismo trámite mucho tiempo despuésy ya lo tenía listo para la firma el sub-administrador, un agrimensor cuyonombre prefiero no recordar. No sóloésto. El análisis de mi vecino, conmuestras tomadas por dos geólogos dePunta Lara, había dado como resultadoque estas aguas fueran similares a lasdel Santuario de Lourdes en Francia; yque el índice 36 de mis nitratos, en elde ellos fuera casi nulo, a tan sólo 200metros de distancia. Por otra parte, laley 8912 exigía una perforación porcada 10 ha, y este vecino, no habíasiquiera realizado una. Las supuestasmuestras habrían sido tomadas de unantiguo pozo, del que ni Mandrake seanimaría a beber, sin los debidos anti-cuerpos. Pero allí estaba el agua, losanálisis, el expediente y mi bronca.¿Qué logré? Que el Ing. Sorá me aten-diera inmediatamente, más furioso queyo. Y alli desfilaran media docena defuncionarios muertos de verguenza.Este código no es comparable al deDalmacio. Aquel es una joyita del másextraordinario sentido común. No sécomo Uds llegaron a lograr la aproba-ción de esta ley. Pero más me interesasaber cómo van a resolver lo imposible

de mis denuncias del 14/11/96, foto-grafiadas en plena inundación.¿Haciendo obras hidráulicas? Les ase-guro que voy a luchar, para que empe-zando por Uds, respeten los espaciosnaturales como tales: bien naturales.Que la ley 6253 se respete a rajatablas.Que las líneas de retiro se formalicen enrelación a las máximas crecientes. Y siinsisten en hacer obras hidráulicas enestos arroyos, traspiren un poco antesde avanzar un sólo milímetro. Mi acti-tud busca sus conciencias. No el escán-dalo. Pero al escándalo se arriba consólo dar un empujón. Si quieren quejunte firmas, de que no queremos verobras de ingenieros en estas praderas;lo haré. Entonces será público.Trasmitan con el ejemplo valores deaprecio a los espacios naturales, en elinmediato entorno de nuestros hoga-res. No, a una hora de viaje.Dejen que los espacios rurales comotales, se entretejan con desarrollosextraurbanos, no demasiado amonto-nados. Estas cañadas servirán a ello.Exijan que parte del fenomenal negociodel suelo en Pilar, quede para el suelo;y no vaya todo a parar a los bolsillos.Asi la gallina de los huevos de oro per-manecerá entre nosotros.

Art. 93 ¿Uds creen que media docenade artículos del Código Civil se puedenolvidar de la noche a la mañana por laaparición de este código?

Art. 96 Sigo recordando los artículos2340; 2574; 2579; 2642; 2647;

2651; 2653 del Código Civil . Lo mis-mo me acontece con la 8912, 10128,6253 y 11368. Este código no lograque me olvide de ellos.

Art. 101 Está claro que un acueductono tiene la gracia de las cañadas natu-rales.

Art. 102 par b) La preservación queestablece la 6253, es anterior a cual-quier proyecto. Preservar no es proyec-tar. Es justo lo contrario. Es abstenerse.No puedo impedir repetirlo: los únicosabyectos a estos cuidados de lo naturalson los ingenieros; los empresarioshidráulicos; y los comerciantes de tie-rras. Se les van los ojos. Su cosmovi-sión los arroba.No es por maldad alguna. Es algo másfuerte que ellos mismos.Por eso, antes de proyectar, averiguar:quiénes van a hacer estos proyectos?Ingenieros, empresarios y comerciantesque no conocen y respetan las leyes,abstenerse. Los retiros piden retiros.Cualquier lucha que se plantee será afavor de la Naturaleza.

Art. 104 ¡Bravo! A ver cómo se ocu-pan. Con este sólo trabajo, 10 entescomo el creado tienen trabajo para 25 yhasta 50 años.

Art. 121 Peligro. Ingenieros a la vista.

Art 126 Aun un 10% de oposición,verán que dura puede ser.La soledad del hombre de la tierra no se

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deja convencer asi nomás con porcen-tajes.

Art. 138 Volvemos a los terraplenes! Y seguimos defendiendo la memoriadel suelo, de las reservas naturales, dela 6253, la 10128 y el Código Civil.Este código ganará su respeto con elpropio respeto al sentimiento general.Es mucho más fácil juntar firmas, quevender lotes o hacer terraplenes.

Art. 140 La ley 10128 exige muchomás de 10 metros. No veo el por quédel retroceso. Acaso en estos 16 añosperdimos deseos de prados en riberas.¿Quién está atrás de este interés?

Art. 143 Intenta copiar el art. 3 de la6253; pero el art 4 de esta misma6253, localiza en términos de "NECESI-DAD IMPRESCINDIBLE" y de "ALGUNLUGAR". NNoo, de afectar toda una ribe-ra. Por lo tanto, leer un poco más aba-jo ayuda a ser un poco más sinceros.El mismo art. 3 refiere del límite de reti-ro en las alturas de máximas crecien-tes. En estas cuencas del Pinazo y delBurgueño, muchísimo más de 50metros. En estas parcelas denunciadas,van desde un mínimo de 150 metroshasta un máximo de 800 metros. Poreso intentan meter los terraplenes. Haymucho negocio en el medio. Por eso tie-nen que comerse crudas tantas leyes einventar este código, con partes queson de goma.La brevedad de este artículo 143 es aside reveladora. Oscuras intenciones

pusieron a esta ley en este pequeñocajoncito. Ya intentaremos abrirlo.

Art. 151 par a) Bueno para empezar aestudiar por dónde escapan los habi-tantes de Los Sauces. Los autos se per-derán, pero eso a quién le importa.Traten de no aparecer en los diarios concausas penales.Par b) Bueno para sincerar muchísi-mas cuestiones. Empiecen aquí.

Art. 152 Es difícil de creer de parte dequien en 3 años no respondió unadenuncia grave y se limitó a ver des-aparecer un expediente.

Art. 153 Por favor, olvídense de losfondos de cañadas productivos.Conocieron 3 metros de agua. Dejenque un pedazo del planeta haga huevo.Asi tenemos donde lucir los de la galli-na de los huevos de oro.

Art. 156 Apliquen el art. 3 de la 6253,y se ahorran de hacer este detalle "tangomoso".

Art. 161 Van a necesitar ayuda de losmunicipios y del Espíritu Santo, paracomenzar a madurar lo que está verdey limpiar lo que está...oscuro.

Art. 163 Cuándo el incumplimientosea por parte del ente ¿cómo se va a lla-mar? ¿O alguien cree que éste o cual-quier otro ente, va a poder armonizartantas pretensiones cruzadas de estecódigo?

Art. 164 Lástima que sea tan nuevo.Ya tendrían para sumariar a varios.Par d) ¡Qué bueno! Asi no van a des-aparecer expedientes.

Art. 173 Agua para la escuela 23 deDel Viso.

Art 174 Luz Roja ! para los abandonose instalaciones de miseria.

Art. 181 Mi abuelo diría que en estavieja ley está la madre del borrego.

La materia de este código no es flexible.Es de goma. Y eso puede hacerles cre-er, que son como dioses. Puede ir paracualquier lado que al ente se le ocurra.Espero que los espíritus de DalmacioVelez Sarfield y de los que redactaron la6253, 11368, 10128 y demás leyesque se entrecruzan en estos temas, seocupen de poner este código dondedebiera estar.

Hace 15 años, en oportunidad deredactar una memoria urbanística paraun club de campo, yo mismo, sin nin-gún código de aguas, había planteadola prohibición de dejar en manos departiculares, la perforación del suelo.Pero sí dejaba, en manos de “un” parti-cular, esta tarea. La criteriosa ley 8912,ya prevee esa primera concentración deestos cuidados en un promotor, queamén de ésta, ya asumía otras variasresponsabilidades. Esta ley, ya estimaque ese promotor, por una simple cues-tión de amor propio, tendrá que ins-

truirse y asesorarse para hacer unmontón de tareas, con criterio superioral habitual. De esa forma, la 8912 ledeja esta puerta abierta a la sociedad.Rescatar esa figura y aplicarla. Manumilitari, como lo plantea el código, esimposible. Tanta exasperación de darórdenes, que no pueden articularsepara ser cumplidas, provocará el infar-to del código.

En mi propia memoria urbanística deja-ba establecido el riego por administra-ción. Por tanto, comparto los criteriosde los que señalan esta preocupación,15 años después. Pero no me pareceapropiada la vía hiperconcentradora enque lo plantea. Esa misma actitud, va adestruir toda viabilidad. Donde necesi-to reiterar mis denuncias, es en losarbitrios que tienen los ingenieroshidráulicos y civiles, para imaginar quevan a hacer con este código tan perso-nal, lo que ya se les está ocurriendohacer en las riberas. Por eso no he teni-do una sola respuesta a mis denuncias;y por eso elevo la puntería hasta llegaradonde quiero llegar. Que no es a ellos.Eso, después del silencio que me rega-laron durante tres años, está claro.

Una vez mas repito: que los criterios dela 6253 y la 10128, modificando elart.59 de la 8912, son la piedra funda-mental de ese respeto.Que no deberá quedar en manos denadie. Ni de un código de Aguas; ni decolegio de Ingenieros; ni de escribanos;ni de un ente X.

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Sólo la Naturaleza; y junto a estasleyes, el cuidado del cedente propietarioribereño, hasta tanto la sociedad madu-ra, determine su gradual apertura.En esa comisión del ORAB debiera porlo menos figurar un paisajista de tradi-ción, que defienda esta pequeña cos-movisión de la Naturaleza en primerlugar y después el hombre. Durante siglos nuestro antropocentris-mo nos ha elevado a las cumbres de lapresunción.Para algunas situaciones, es buenodespués de tantos siglos sentir, que esapresunción, si bien sagrada, es tambiénuna enfermedad.Por tanto, poner a la Madre Tierra y sudebido respeto, en pequeñísimas pro-porciones del planeta, adelante nues-tro, puede abrir la puerta de grandeslecciones.Si se tratara de dar nombres, para esavisión tan particular de un paisajista,puedo proponer al menos el de unhombre, cuyas obras y preparación,amén de su larga tradición familiar,acreditan su mayor idoneidad. Por supuesto, no puedo acreditar queestuviere dispuesto a asumir esta res-ponsabilidad a tantos kilómetros de suhogar; porque el hombre que ama latierra, permanece cerca de su hogar. Pero esta misma dificultad puede servirpara darse cuenta, que el ORAB tendráque comenzar a multiplicarse local-mente, si quiere comenzar, ya no comoemperador, sino como ineludible enteconsejero, a actuar, rodeándose siem-pre de nuevos aliados.

Toda articulación, entre los descomu-nales arbitrios que han acaparado losingenieros, para hacer lo que se lesocurra en las riberas, barriendo con elCódigo Civil y estas leyes 8.912,6.253, 10.128 y decreto 11.368/61,y por el otro lado la Naturaleza, se haráúnicamente viable a través de un con-trapeso equivalente de hombres, quetengan la cosmovisión opuesta: prime-ro, los terruños; después, las obras.De lo contrario, a este código, ni lavacuna del Dr Salk, lo salvará de que-dar paralizado.La tarea de todas formas es infinita, yya debería comenzar por retocar algu-nos capítulos de este código, si quiereencontrar aliados.Hoy, este código, por sus mismas des-enfrenadas ambiciones, está frenado.Lo mejor que le puede pasar, es quealguien, aunque sea dándole palos,comience a movilizarlo, desestructurar-lo y de nuevo articularlo. Asi actúa lavida con lo que no marcha. No quieroser el desestrurador, pero insisto en querespondan la vieja denuncia fotográfi-ca. A ver como lo resuelven. Ahí severá ¿de qué estoy hablando?

Francisco Javier de Amorrortu

Luego de dirigir esta nota al goberna-dor, al ministro de Gobierno, al deObras Públicas, al fiscal de Estado, ya ambas cámaras del Congreso pro-vincial, me fue requerida por el Ing.Urdapilleta, por entonces a cargo de ladirección provincial de recursos natu-rales, para ser entregada al entoncesvicegobernador Felipe Solá, quienhabía solicitado un informe sobre estaley 12257/98. Ya habían comenzadolos problemas entre Agricultura eHidráulica, por esta ley y por el enteregulador ORAB , con más de unadocena de gerencias acaparadas porHidráulica En política vernácula, alparecer todo empieza y termina aquí yasí en mezquina responsabilidad.A pesar del fuerte tono de mis difícilesaprecios, quiso Urdapilleta apreciarestas denuncias. Como lo hiciera en suoportunidad el Subsecretario Pochatde Recursos Hídricos de la Nación, alcalificar de “acuciante realidad”, estaafectación de fondos de cañada, aasentamientos humanos imposibles.

Club House de La ¡Lomada! del Pilarconstruído a 30 metros del mismísimofondo de esta cañada. La lluvia del31/5/85 dejó a esta parcela III rural8a, anegada en más de un 50%.¿También ésto lo tiene que resolverPapá Estado? ¿Por qué no respetanlas leyes, y buscan un mejor lugarpara hacer negocios? Por la extrema cercanía con el agua,pudiera estar simbolizando la volun-tad de instalar una lavandería. ¿Por qué tan tozudos?¿Qué estarán aquí lavando?El desarrolista en persona, me dijohaber pagado US$26 el m2 por estelodazal. ¡Aun no lo puedo creer! ¡Pobre país!, con gente tan inteligentemarchando tan a prisa.La Naturaleza contagia otros tiempos.

Me viene a memoria Campoamorcuando decía: “el sabio, sus perlasmás preciadas, pesca en el mar dellodazal humano”.¿Perlas allí?

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Imaginando pueden aportar interéslas páginas que siguen, adjunto estostextos de un viejo expediente provin-cial y municipal de l996:

Apuntes para equipar el lugar

Días atrás un urbanista expresaba sunecesidad de diferenciar "espacio" y"lugar". Al primero le adjudicaba su condiciónconcreta y física. Al segundo, aunquetantas veces oculto, su condición afec-tiva, profundamente lúdica, donde tra-bajar o jugar con el mismo franco áni-mo de un niño.

No siempre encontramos el espaciopara estos sueños, pero el lugar oculto,el "u-topos", su utopía, ya está presen-te en ellos.Algún día puede aparecer el espacioconcreto. Y por supuesto lo que se hagaen él será pertenencia, no de la razón,más que de los afectos del corazón.

El lugar es así un espacio que la vidamisma va preparando, imperceptible.

Es por ello, que nos resulta difícil ale-jarnos de la misma discreción con quela vida actúa. Más allá de un presumible esbozo delas necesidades preliminares, todo

espacio por pequeño que sea, está lla-mado a llenar con su "humus", losreclamos íntimos que cada uno tiene deun lugar.Incorporar la expresión "humus", puedeno sólo comenzar a llenar desde ahorala desnuda condición de un espacio,sino revelarnos algo del respeto y lahumildad, con que ese espacio nos haesperado hasta descubrirlo. Y el velo deun espacio está años corriéndose,develándose.

Ningún proyecto, por complejo que sea,puede con sus líneas y palabras agotar-lo; sólo puede advertirlo, prevenirlo; ydesde su estanciada comunión, facili-tarnos perspectiva de la acción, que undía nos permitirá, ajustar y ejercitarnuestros instrumentos.

Todavía será necesario integrar nuestrasinceridad; verificar nuestro ánimopara la inversión: en el trabajo; en lasviejas y en las nuevas relaciones, a tra-vés de las cuales se nos asiste y se noshace sensibles para entrar en pertenen-cia, no ya de este "lugar" o aquel "espa-cio", sino de un "terruño", al que un díasentimos desde siempre nuestro.

Así podemos, respecto del equipamien-to común y comunitario darnos a sos-pechar: si hablamos de un "espacio"; siestamos en un "lugar"; o si sentimospertenecer a él como "terruño".

Y de ahí, de esa sospecha, pueden sur-gir distintos modos de acción.

Quien habla de un "espacio" comienzaa diseñarlo.

Quien habla de un "lugar" comienza asuspirar. No sabe aún cuánto esfuerzole demandará, pero ya descansa, y dealguna forma se comunica con él. Y alestar en aquel "espacio" calificado de un"lugar", ya trabaja e instaura.

Pero quien pertenece a un "terruño"hace todo eso y además, con su sólocomportamiento, espontáneamente"restaura".

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Algunos comentarios sobre la indiso-lubilidad y otras relaciones entre par-tes propias y comunes en el art. 64,parágrafo d, de la ley 8912/77.

Siento que la forma con que está plan-teado, tan lógica e incuestionable,podría enriquecerse a partir de la expe-riencia de todos estos años. Veamos un ejemplo práctico donde estaindisolubilidad está puesta en desuso;tal el caso del Highland Park, una ins-titución cooperativa anterior a la ley, demás de 50 años, con no menos de 150propietarios de parcelas dentro del perí-metro del club, que han sido discrimi-nados por razones religiosas o econó-micas, y desde hace 20 años permane-cen "normalmente" allí. E inclusivepagan el impuesto de alumbrado, barri-do y limpieza que les cobra la coopera-tiva de servicios que nuclea a losdemás, pero que a ellos excluye, conuna tasa varias veces superior a la quedebieran pagar si ese impuesto locobrara la municipalidad.

En el caso del Highland Park cuandome tocó hace15 años litigar con estacooperativa, ellos transferían a la cuen-ta de alumbrado, barrido y limpieza,más que una buena parte de los gastosde la cooperativa en rubros de los cua-les estos discriminados no eran benefi-ciarios. Sin embargo por algún motivoéstos no protestaban y así continuaronhasta hoy las cosas. Con ésto se advierte que más allá de la

injusticia, la gente aprecia prudente-mente evitar litigar con quien al fin y alcabo es su vecino y valora más estasituación de calma, que una disminu-ción en el pago de estos impuestos através de reclamos judiciales y mayoressentimientos de discriminación.Pero, que es posible hacer menos rígidoeste medular artículo, de hecho ésto loprueba.

Más allá de la indudable pobreza delejemplo, ¿cuál sería el beneficio y cuá-les las necesidades?Veamos: si uno se plantea la conve-niencia de un negocio inmobiliario derápida ejecución, no veo que ésto seaun problema para el promotor.Éste, inclusive, se preocupará de dejarhasta el último milímetro del suelocomprometido con alguna función paraque el desprevenido comprador creaque lo va a tener todo, y que todos losdetalles están previstos. Lo que no sabrá hasta después que lepese en el bolsillo, es que muchas deesas ofertas de servicios y recreaciónno le interesan para nada; y muchomenos tener que pagarlas al costo quesea. Por ej.: las famosas canchas de golf, delas que de hecho habrá que ver si 1 decada 10 personas hace uso, y sinembargo pagan todos.

El espacio comunitario de una canchade golf, no sólo por su costo de mante-nimiento, sino por su uso restringido,no resulta mejor que tener un bosque-

cillo agreste en la inmediata cercanía dela vivienda. El que imagina que lanaturaleza necesita de una cancha degolf para dar sus frutos, lo único queprueba es que no ha aprendido a conec-tarse con ella. Y esta experiencia nocuesta nada; es gratis; pero a veces lle-va años darse cuenta. Sobre todo si unoes bicho de ciudad, acostumbrado a"aprovechar" hasta el último cm2 deespacio urbano.

Lamentablemente quienes proyectanestos emprendimientos son bichos deciudad, y todo invita a proyectar, pro-yectar y proyectar absolutamente todo;y no estimar que la vida siempre traeconsigo nuevas vivencias. Sobre todocuando traslada el habitat de la ciudadal campo. Pero nada entimula la lentitud en estosemprendimientos. Por el contrario, todo obliga a hacerlomás rápido.Veamos qué pasaría si como promotorme propongo un lento desarrollo deestas tareas.

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En primer lugar: las cargas fiscalessobre las parcelas divididas y no vendi-das hacen imposible ir despacio.

En segundo lugar: suponiendo que lasubdivisión se vaya haciendo por frac-ciones, lentamente, la entidad de ges-tión comunitaria pasaría con un míni-mo de ventas a manos de esos pocoscompradores, y el proyecto aprobadopara el club de campo ya dejaría de serfruto de las tareas de un promotor fun-dador y se llenaría de socios, que serí-an los que finalmente "manejarían" lacuestión; a pesar que la responsabilidadcontinuaría en manos del primero.Ante esta perspectiva hoy por hoy nohay más remedio que proyectar, apro-bar, ejecutar y vender sin dilaciones. El tema es que ninguno de los que pro-yecta estos emprendimientos parecetener en cuenta los tiempos de la vidahumana y los de la naturaleza. Es como si de pronto nos ofrecierantener una familia y nos obligaran atenerla toda de un golpe y dejar de ladoel uno a uno lento y perdurable deaquellas tantas cosas que pesan real-mente en esta vida.

Romero Brest decía ya entrado enaños, que sin dudas el urbanismo erapara él, la más fascinante de todas lasartes. Porque exigía una mirada pro-longadísima, profundísima, que supe-raba con creces los tiempos psicológi-cos de nuestros actos cotidianos.

Y más aún advierto, que si este devenirtan natural que toda vida trae consigofuera planificable anticipadamente,fuera del contexto que hoy nos ocupa,que es la tierra virgen; desde ese otrocontexto donde estamos localizadosfuncional y psíquicamente, como lo esnuestro habitat en una megalópolis,cuna de todos los grandes proyectistas,promotores inmobiliarios, financistas ydemás especies interesadas en resolverlos problemas de la gente, hasta que seles paga y desaparecen; si este devenirfuera así planificado, como es el caso deesta avalancha de barrios cerradoscuya figura urbanística hoy se quiereanteponer a la misma ley con el senci-llo teorema de ejercer presiones; si este devenir repito fuera así, tan bien infor-mado, copiado y comprobado, ¡Diosnos libre y nos guarde!

¿Qué haremos dentro de 50 años cuan-do a 45 km de la Capital advirtamosque tenemos que hacer 1 km para irhasta la plaza pública; que a su vezésta representa el 0,4% de los espacioscomunitarios libres y no podamoshacer memoria porque nunca la hubo,"nunca" una memoria rural, que en1997 venderemos a no menos de $ 50el metro, la misma tierra que en 1985se vendió a $ 0,18 el metro ¡¡¡275veces más!!!

¿A alguien se le escapa que semejantevelocidad en las transformaciones de loque ha estado millones de años quieto,no puede quedar en manos de los másdesaforados? Y los que no son de esteforo son justamente los que planifican,subdividen, ejecutan y venden... y dis-paran. ¿Qué pasó estos últimos 20 años conlos clubes de campo? Supongo que másallá de las expensas excesivas paramuchos interesados y por ello la pro-puesta de barrios cerrados con menosgastos, tuvieron los primeros un des-arrollo apropiado; pero insuficiente atodas luces para los que tienen comoprincipal objetivo hacer negocios. Y aprovechando el interés de la gentepor esta nueva figura de barrios cerra-dos, ya determinan ellos la proporciónde espacios libres y verdes que quedapara el futuro.

No puede quedar en estas manos y suspresiones, el destino y las valoracionesde la tierra.

Pero volvamos al art. 64, par. d.Vimos que así como está planteado elcamino, malo o bueno, es uno sólo:hay que planificar todo; ejecutar todo; yvenderlo todo.

No hay lugar para términos medios. Amenos que se haga por copropiedadhorizontal a través de la 13.512, y elpromotor haciendo gala de abusos,demore una eternidad en hacer efecti-vos los derechos reales de tal copropie-dad.

¿Qué pasaría si advertimos, que en pri-mer lugar, el carácter de vivienda tran-sitoria con que está pensada esta figu-ra, al día de hoy debiera comenzar a serpensada también para algunas vivien-das permanentes, y en el lapso de 20años, con mayoría de ellas.

Ésto implicaría reconocer, que lastransformaciones que toda vida traeconsigo, tienen que tener un espacio dereserva, al menos en nuestras conside-raciones.

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Ya no basta con la pelotita, para vivir einyectarnos en la vida en cercanía denuestro habitat. Tampoco podríamos definir hoy esedevenir. ¿Qué hacer pues?

Defender a rajatablas las generosasproporciones de espacio verde y librecomunitario que hoy prevee la ley8912 para clubes de campo; y dejarimpreso en el art. 64, en el carácter másprofundo que siempre deberemos enri-quecer, la posibilidad de que con deter-minadas mayorías se puedan constituirderechos de uso para funciones quecontribuyan a las solicitudes que sólo eltiempo y la vida puedan descubrir. Ésto es: en lugar de tapizar con lotescomo se propone en barrios cerrados; ode tapizar con canchas de golf los espa-cios verdes, libres y comunes, dejarlosasí como son: libres, verdes y comunes. Y si alguien quiere hacer una cancha degolf, que se compute el 50% como

espacio comunitario, y el otro 50% seaconsiderado espacio propio de usoexclusivo a los jugadores. La primeramitad de libre acceso y bajo costo demantenimiento; pudiendo después de15 años comenzar lentamente a afec-tarlo a otros usos, dado que es espaciocomunitario. Pero eso de obligarse a mantener 100años una cancha de golf, para tenerfinalmente una zona comunitaria deuso restringido, es un lujo para pocos,que pagan muchos; bloqueando final-mente la habilitación de reservas ver-des libres y comunes para otros desti-nos que sólo el tiempo puede descubrir.No es lo mismo una cancha de tenis,que una cancha de golf.

Y si el art. 64 tuviera espacios abiertosa más serias consideraciones, ésto es, aacumular más ricas memorias urbanís-ticas y jurídicas; y a vivenciar la famo-sa indisolubilidad, no sólo en el territo-rio de lo propio y lo comunitario, sino

también a través de la incorporación aestos campos, de elementales memo-rias rurales, que vayan dejando huellasdel respeto con que se accede y se valo-ra ese terruño; y de su protegido erariodestinar paso a paso los espacios quelas transformaciones de toda vida,soñando, deseando, cada día, tambiénmañana, solicitan.Hoy quien compra tiene todo resuelto.¿Qué sería Bs. As., si todos los espaciosverdes fueran una enorme cancha degolf? Sería precioso. Pero no es mi sueño.Prefiero tener el verde libre de funcio-nes concretas.

Este sólo hecho no entra en la cabezade ningún promotor, ni martillero. Es como dejar 1/3 partes del negocio enel aire, sin poder decir nada importantey humano sobre ello.

¿Cómo va a dejar el hombre bien inten-cionado e inteligente, 1/3 parte de la

cosa en el tintero? ¡Ojalá fueran 2/3 partes!

Al querer asegurarlo todo, lo perdemos.Sean generosos; dejen algo para soñar,para delirar, para hacer huevo comodirían unos; para crear como dirían otros. La vida misma es así; está llena deespacios libres. Nadie sabe lo que va a pasar mañana. ¿Quién toleraría vivir 1 minuto si yatuviera todo asegurado? Nunca fue eso vivir.

La ley está para evitar abusos; no paraasegurar todo. El que una ley se reconozca por susredactores incompleta habla profunda-mente de la sensibilidad de éstos. La dinámica que genera ese reconoci-miento implica que se seguirá obser-vando su devenir. Así amamos la ley. Y evitando definir

todo, como si todo lo supiéramos, deja-

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mos que las reservas verdes mediennuestro futuro.

Repito, las personas que trabajaron poraños en esta ley: Mendonca Paz, GarcíaRavassi, Ricci, Scotti, Garay, GarcíaNocetti, Ambrosis, Almeida Curth,Vincet, Rodriguez, Valdez Wybert yotros; y también en su modificatoria10.128/83, y en sus dos reglamenta-ciones 1549/83 y 9404/86, pusieronen estas oportunidades lo mejor de sí.

Sólo espero que hayan sido valoradosen sus esfuerzos y en los resultados; ysean ellos mismos los que continúenenriqueciendo sus cuidados. No es fácil encontrar gente con tan pro-bada vocación. Y ésto pretende ser más que un voto deconfianza. Es también mi agradeci-miento por la prolongadísima tarea quetodavía hoy realizan para defender"valores" reales. No sólo "derechos rea-les".¿Cómo referirnos a ellos? Recordemos cuántas formas tenemospara acceder a un bien: para alcanzar un bien necesariamentedeberemos sentir que lo heredamos,aunque sea como un sueño que nospuso en el camino; que lo amamos ynos donamos todo en él; y que al usar-lo y permanecer somos aceptados. No basta con comprar y vender. En conjunto, estas cuatro formas: here-dad, donación, adquisición y “ususcapion”, reflejan las profundas y varia-das nutrientes de la vida.

Justamente es en las meras adquisicio-nes donde más cuesta dejar una huellade identidad. Si la balanza tiene estos 4 platillos y enlos 4 ponemos nuestra carga, sóloentonces accedemos al bien deseado.Ésto no es una metáfora poética. Ésto es lo que desde siempre fue, aúnantes que las leyes existiesen. La ley debería observar al que no ope-ra espontánea y simultáneamente enestos 4 platillos.

La economía ha puesto toda su miradaen el ámbito de las adquisiciones y lasnaturales ambiciones que las mueven. Los elementos de lenguaje y de imagenque ha desarrollado para nutrir códi-gos, son estimulantes para seguir consus desconsiderados y poco evocadoresconciertos. Nunca podrá sin embargo, reemplazaren términos de calidad humana, a losfrutos y sentimientos que derivan delvalor de la heredad, la donación y losusos que cada criatura hospeda y apor-

ta. Sentimientos que acompañanmuchas veces austeros y con cordialesfuerzo con largueza nuestros actos.Hoy la tierra y lo que ésta hospedamotiva todas estas líneas. Y no es lirismo. La misma brevedad con que el códigocivil refiere de las parcelas rurales hablaa las claras, que tal valoración fue rela-tiva a tiempos donde la Nación noconocía la voracidad crítica de lasmegalópolis. Es justamente en la cercanía de estos"bellos" e imparables monstruos dondeluce con más alto contraste, la tierra.Donde más ilumina con su presencia. Sin contrastes no hay aprecio de la cali-dad de nuestras vivencias.

El valor de la preservación de las par-celas rurales en la inmediata cercaníade las urbes, no sólo es un privilegiopara quien lo posee; sino que su sólalocalización en el entorno urbano oextraurbano, actúa en el imaginariocomún; facilita la integración de sussueños y los acerca.

El hombre de ciudad parece haber olvi-dado las vivencias que devienen delcontacto con la naturaleza.

Urge por tanto redefinir los valores, nosólo materiales, que en nuestros códi-gos tienen estas parcelas rurales. Y a pesar de los muchos olvidos sobrantestimonios y sentimientos. Es fácil, sise quiere "progresar", llegar a ellos.

La primera ley de la energía también seaplica a las cosas del alma.

Por eso, como tantos, decía Borges: quelos paraísos eran siempre, paraísos per-didos.

Tristísimo resulta ese intento de restau-rar los paraísos perdidos, las tierrasprometidas, las vidas familiares, tansólo en un pedazo de papel.

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“La Catedral”

El presente trabajo apunta a inscribir laNaturaleza en la más inmediata cerca-nía de las poblaciones agrupadas; favo-reciendo el sostén de las semiagrupa-das y premiando a las dispersas; enaras de volver a depositar y rescatar delos suelos, los erarios de identidad quesiempre tuvieron. Considerando paraello, puntos de apoyo en las leyes deordenamiento territorial y uso del sue-lo, cual es el caso de los decretos leyes8912/77 y 10128/83, ordenados pordecreto 3389/87 en la Prov. de BuenosAires; nuestra legislación más modernaen este tenor.

De su preámbulo:

Son objetivos fundamentales del orde-namiento territorial asegurar la pre-servación y mejoramiento del medioambiente; prescribiendo las accionesque lo degradan; creando condicionesfísicas y espaciales, que con el menorcosto económico y social den satisfac-ción a toda la comunidad; preservan-do los sitios de interés natural, paisa-jístico, histórico y turístico; implan-tando mecanismos que eliminen losexcesos especulativos; salvaguardan-do los intereses generales de la comu-nidad; posibilitando su más orgánicaparticipación en estos procesos, y asípropiciando estímulos para la genera-ción de la más clara conciencia; en lanecesidad vital de preservar y recupe-rar el valor de nuestros ambientes.

Esta ley rige la organización: de loscriterios generales, la clasificación delterritorio, la delimitación, dimensiona-do de las áreas, y los procesos de ocu-pación del territorio provincial; regla-mentando los usos, intensidad de ocu-pación, subdivisión, infraestructura,servicios y equipamiento comunitarios.Implementando los procesos de organi-zación territorial; los organismos quedesde el Estado contribuyen a esta ges-tión; los instrumentos técnicos y jurídi-cos de los gobiernos provincial y muni-cipales; las responsabilidades y sancio-nes; y la aplicación de esta ley.

Son principios que atentos a la no inte-rrupción de los fenómenos y episodiosque teje la riqueza de nuestro instintogregario, estiman objetivos que alien-ten la población de tan extenso suelo,demorando la aceleración de los amon-tonamientos y los excesos de las obrasque encierran al hombre, escindiéndolode la naturaleza.Considerando para las agrupacionesembrionarias la más lenta y naturalgestión del hombre cimentando los ras-gos de un terruño, que en las más anti-guas culturas de la tierra son basearmonizadora, esencia de la identidad,factor de reunión perdurable y sosténde valores.Los espacios naturales actúan en elimaginario colectivo aunque no seanpúblicos; y hasta tanto los Estados nopuedan ocuparse de sus sostenes,merece de ellos el aprecio de los soste-nes privados.

Por ello las áreas de población quemedian entre las dispersas y las semia-grupadas, siendo más estimadas y pro-tegidas, no entrarán en el actual inevi-table vértigo de los mercados, afectan-do para sus mejores negocios los peoressuelos; los que nunca perderán sus ras-gos naturales de fondos de cañadas.Estas tierras de cesión obligada al Fiscotoda vez que se propicie la creación oampliación de núcleos urbanos, bienpueden quedar en manos de los ceden-tes ribereños por mucho tiempo, si cui-dan de arbolarlas y parquizarlas, eimpiden la construcción de obras per-manentes como marcan las leyes (art59, ley 10128/83), evitando la trans-ferencia de responsabilidades hidráuli-cas al Estado. La licuación de faltasgravísimas en este sentido, que se rei-teran y aun propician, merece con vivocarácter afirmar los valores que la tierraaporta a los núcleos urbanos en su másinmediata cercanía; y no permitir que eleje de los negocios se construya sobreellas.

Favorece a los Estados apreciar losaportes que cada embrión gregario, quecada núcleo urbano embrionario, apor-ta con su esfuerzo a la Nación;y controlar los abusos que se comien-zan a gestar en poblaciones de más de20 habitantes por hectárea. Así la cla-sificación tan contrastada de áreas:rural y urbana, queda enriquecida en lafigura del gradiente urbano embriona-rio, que abre mayores consideracionesa vivencias gregarias nacientes.

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Resaltando esta figura urbana embrio-naria que podría hospedar hasta 20hab. por ha.; e introduciendo pequeñascorrecciones en el Título III, Cap 5, refe-rido a los clubes de campo. La ley, al referirse a ellos, señala pro-porciones de espacios verdes comuni-tarios que rondan los 150 m2 por habi-tante. Adicionalmente pone como con-dición, que las viviendas sean de usotransitorio. Esta última cláusula haquedado superada por la realidad.Como compensación las parcelas nodeberían ser menores a los 1000 m2;con lo cual la población tope no podríasuperar los 20 hab. por hectárea; dadoque las enormes proporciones de espa-cios verdes libres comunitarios y loscaminos interiores, aportan el resto a larelación superficie bruta-población.La figura de los barrios cerrados que seordena alrededor del decreto 27/98siguiendo los criterios y parámetros dela 8912, brindando mejor infraestruc-tura y servicios para fortalecer su auto-nomía funcional y poder establecerseen áreas rurales, apunta a balancearseen los 30 hab. por hectárea, pero sólocuentan con la exigencia de 6 m2 deespacios verdes comunitarios por habi-tante.Es en este pasaje de 20 a 30 habitantespor hectárea donde los núcleos urbanosdan prueba de la mayor conciencia desus complejidades; y donde advierten,cómo se gesta el adiós a la Naturalezade un núcleo urbano ya bien nacidopara tal calificación.

En los más pequeños embriones nucle-ares se dirimen las últimas vivencias deel hombre y su privacidad en la natura-leza; donde la memoria genéticaencuentra aun, un soporte entrañable.Escisión de la memoria de suelo tangeneroso, que nuestra cosmovisiónfederal descubre tan mezquina, comograndes nuestras ciudades.La amplitud de estos comentarios sedisuelve en el poder que siente asegu-rado el hombre de la ciudad en la aglu-tinada reunión de sus obras; que sólolas crisis catapultan de nuevo al reen-cuentro con la naturaleza; fuente dearmonización de toda existencia.Por ello, la mirada a las agrupacionesde 1 a 5 habitantes por hectárea; de 5 a20; y de 20 a 30, merece estos capítu-los discernidores ya planteados por

nuestras leyes de uso del suelo y orde-namiento territorial en el capítulo dedi-cado a clubes de campo y en el decreto27/98.Cabe considerarlos introductorios ypreservadores de los valores que seagotan en las grandes ciudades. Por ello, su importancia no es menor alde éstas; pues son su eterno embrión yfuente de conciencia de la más inson-dable identidad y salud humana. De su calidad se inspiran y contrastanlas que siguen.En los llamados "barrios cerrados" seadvierten las más calificadas inversio-nes en infraestructura y servicios, quepor ello aspiran, a atesorar controlescomparables a los que el Estado ejercesobre ellos. Por ésto, la solicitud delproyecto de ley 7062/00 de diputados,y 1607/98 de senadores, que aspira adisponer de mayores arbitrios discrimi-natorios en los órganos de gestióninterna, no debe ir acompañada delrelajamiento de las obligaciones urba-nísticas elementales, establecidas conprobado criterio por nuestras leyes. El proyecto presentado al Congreso,con la velada intención, por un lado dedisminuir la entidad de los criteriosurbanísticos y licuar las faltas de trami-tación que impiden la escrituración deinfinidad de parcelas (ver art. 2, 3, 4, 5,6, 7, 8, 50, 53, 55 del proyecto De laRosa y Allende); y por el otro lado,multiplicar los arbitrios discriminatoriosde bolilla negra, que hoy impiden nor-malizar las relaciones funcionales yjurídicas entre las partes propias y

comunes de los emprendimientos ante-riores a la ley provincial 8912/77, art64, par d; y barrios cerrados posterio-res, tramitados por la 13512, esqui-vando con artilugios semánticos prima-rios los mas elementales criterios de la8912. (ver art. 43, 46, 47, 48, 49, 50,51del proyecto De la Rosa y Allende).Arbitrios feudales que a la ya declaradaesquizofrenia externa de estos barrioscerrados, regalará la más formidableesquizofrenia interna.Ésto no es un proyecto de "urbaniza-cion especial", sino, repito, un meroinstrumento de licuación de faltasadministrativas, técnicas y legales, teji-do alrededor de una bomba nucleardisociadora, que pretende discriminaren el siglo XXI, lo que ninguna socie-dad ayer toleraría.Proyectar una "LEY" de urbanizacionesespeciales reclama precisar, clasificar,delimitar, dimensionar áreas. Seanéstas las que fueren. Y por ello, en estaoportunidad localizo "lo especial" en "loembrionario", Y a ello clasifico y dimen-siono lo ya conocido y que se pretendedisociar en el lenguaje: un área rural de hasta 5 habitantes porhectárea, con presión fiscal disminuída,para ralentar sus mutaciones y favore-cer los más entrañables cimientos deun terruño, en esfuerzos concretos queennoblezcan con su arte a la Nación. La palabra "arte" aquí califica valoresque desde una etnografía a una estéti-ca de la naturaleza y la obra humana,puedan con aprecio los pueblos y susgobiernos, destacar y preservar.

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Un área urbana semiagrupada de hasta20 habitantes por hectárea con espa-cios verdes libres comunitarios nomenores a 150 m2 por habitante; par-celas no menores a los 1000m2; y lasexigencias urbanísticas que plantea la8912/77 y 10128/83 en su Título III,capítulo 5. Haciendo entonces excep-ción de la exigencia de ser destino deviviendas transitorias.Y una segunda área urbana semiagru-pada de hasta 30 habitantes por hectá-rea, con la infraestructura y serviciosque plantea el dec 27/98; pero con unmínimo de espacios verdes librescomunitarios de 30 m2 por habitante; e “inexcusable” cesión de áreas ribere-ñas, tal cual lo exige el art 59 de la ley10128/83, y calles perimetrales segúnart 65, par 3, de la 8912/77.Cumplimiento del art 20 de la ley12257/98, y delimitación en los planesmaestros de las áreas verdes comunita-rias del futuro.Las áreas cedidas pudieran quedar pormucho tiempo en manos de los ceden-tes, abriendo gradualmente su comuni-cación a vecinos inmediatos en formasemipública y compensada para su sos-tén; libres de toda obra permanente.Definitivo cumplimiento en amboscasos del art 64, par d, de la 8912/77,sin excepciones, ni arbitrios feudales,ni esquives. Su entidad es tan simple,como medular y equilibrada. La disposición 1914, del 8/9/97, de laDirección Provincial de CatastroTerritorial dejó en evidencia, repito, elatolladero de faltas al que arribaron por

sus propios atropellos y esquives, losescribanos. Faltas que hoy quierenborrar con su nuevo proyecto de ley, Dela Rosa y Allende.

Así como es política de Estado atenderel flujo de los bienes comerciables, tam-bién lo es recalar hondo en el aprecio deaquellos caracteres que se foguean enel seno irguiéndose armoniosos en lagenerosidad de los suelos. Atesorable es el silencio de los escasostemplos naturales que en cercanía anuestros hogares aun contienen y sos-tienen nuestro temple activo, pleno deánimos.

Francisco Javier de Amorrortu

La afirmación de algunas secretarías ydirecciones del Estado provincial, queamén de denunciadas han tomado par-tido en su declaración de NO considerara los barrios cerrados como núcleosurbanos, implica, que imaginan fueranemplazamientos de usos relacionadoscon la producción agropecuaria exten-siva, forestal, minera y otros. Pues nohay en la ley otro lugar donde recalar.Todos los otros emplazamientos, aunlas localizaciones de muy baja densi-dad, como las "colonias rurales", con-forman sin escapatoria, "centros depoblación, núcleos urbanos" o comoquieran llamarlo. Algunos códigosestablecían para las colonias rurales untope de 11 habitantes por hectárea, sinaclarar si ésta fuera densidad bruta oneta. En el art 34 de la 8912/77, seestablece que la densidad poblacionalbruta de las áreas de población semia-grupada, podrá fluctuar entre 5 y 30habitantes por hectárea. Pero en nin-gún caso deja abierta la posibilidad deconsiderar estos asentamientos perma-nentes fuera de la figura de "centros depoblación o núcleos urbanos". Noimporta si grandes o pequeños.Núcleos al fin. De hecho, la formidablered de servicios e infraestructura decualquier barrio cerrado, supera concreces los instrumentos de apropiacióncomunitaria de la mayoría de los "cen-tros de población o núcleos urbanos",del resto de los asentamientos huma-nos de nuestro país; y habla a las cla-ras de una propuesta más que rica paraviviendas permanentes.

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La única figura que quedaba expresa-mente afuera de este concepto de "cen-tro de población o núcleo urbano", erala figura del "club de campo".Supeditado a la condición que fueransus viviendas "transitorias". y que ase-guraran ENORMES espacios comunita-rios para las prácticas deportivas, cultu-rales y sociales, en abierto contacto conla naturaleza; y dejando muy firme-mente establecida, la indisoluble rela-ción funcional y jurídica entre las par-tes propias y comunes. Estos ENOR-MES espacios afectan el 40% delemprendimiento, si la parcela en cues-tión fuera menor a las 40 hectáreas; y30% si fuera mayor. Por tanto, para darun ejemplo, si se trataba de una parce-la de 200 hectáreas: 60 eran verdes; un20 a 25% eran de circulación, ésto es45 hect; y restaban 95 hect que eranafectadas a las viviendas privadas. Siestimamos lotes de aprox 950 m2, ten-dríamos 1000 lotes. A 4 personas porlote, tendríamos 4000 personas; que aldividirse las 60 hect. descubrían unarelación de 150 m2 por habitantes deespacios verdes. Y como si fuera poco,sus viviendas eran de uso transitorio.En el urbanismo moderno se estimapara las grandes urbes, 15 m2 de ver-de por habitante.Repito, la ley 8912 establece exigen-cias mínimas para las figuras másgenerosas de asentamientos urbanos,centros de población o núcleos huma-nos, o como quiera llamárselos, de 6m2 por habitante dentro del predio encuestión. Sobre estos parámetros están

diseñados la mayoría de los barrioscerrados conocidos, con la excepción,cabe destacar, de Ayres del Pilar. Lamezquindad de los espacios comunita-rios de estos barrios cerrados, raya conlo más avaro de un urbanismo gestán-dose en medio de vastas praderas; quepara calificar más toda su mezquindad,intentan eludir las cesiones obligadasde áreas ribereñas, imposibles paraasentamiento humano alguno; hacien-do de ello, la parte más brillante y oscu-ra de su negocio. La comparación conun club de campo es así descarada. Si almenos cedieran las áreas ribereñas ylas conservaran para su uso, sin afec-tarlas a obras permanentes, no sólobalancearían mejor los términos de supropuesta, sino que dejarían de transfe-rir futuras responsabilidades hidráuli-cas al Estado.Como la diferencia entre un club decampo y un barrio cerrado es abismal,bien cabe comenzar a reflexionar QUÉPASA ? en esta franja que va de 5 a 30habitantes por hectárea. Para advertir,cómo en medio de esta franja, se gestael adiós "urbano" a la naturaleza, a lapivacidad y a las vivencias de un terru-ño. Todos los que viven hoy en unbarrio cerrado, ya lo han advertido.Buscando la naturaleza, han llegadohasta donde han podido. Y a ellos, aquien más interesaría contar con lasgrandes áreas ribereñas en inmediatacercanía a sus ilusiones. Pero no tan cerca incautos, para ver undía por el agua sus viviendas invadi-das.

La intención de esas secretarías y direc-ciones de Estado, de imaginar a unbarrio cerrado, no como un núcleourbano, sino como un "fenómeno"especial "indefinido", habla con crecesde la ilusión y el enorme valor que en elimaginario humano, cada día más, tie-nen y tendrán, las ilusiones rurales; el llamado misterioso de la tierra y suregalo silenciado tantas veces, aunsilencioso de armonías. Lo que no cura el hombre, lo armonizala naturaleza; lo hospeda; lo contiene. Y aun pobre, lo acompaña hasta el díaque lo duerme para siempre en su seno.Nuestra mirada, dada la riqueza denuestro territorio, es paupérrima.Nuestros avasallamientos poblaciona-les, plagados de faltas de identidad enlas obras que alzan sus conquistadores.Nuestros domicilios incapaces de ateso-rar erarios de identidad perdurables. La naturaleza esperando ser devoradapor seres, que como si fueran hijitosajenos, ya no se duermen más en suseno. (Jarcha mozárabe siglo X)

Francisco Javier de Amorrortu

Vayamos adelante y veamos qué restaconsiderar para los propietarios ruralesribereños, metidos en el medio de estasdos cañadas, en situación sin escapehumano, con nula absorción y pobreescurrimiento cuando se rellenan susriberas. Tal vez alguno de estos propietarios,gozando de estos prados solitarios, ensu cabalgata dominical proyecta elhorizonte de sus sueños. Imagino quecasi todos sueñan con lo mismo: elfamoso papel pintado. Esperan que altiempo que se consolidan estos des-arrollos de los geniales"developers", susembrollos se resuelvan, y así estar cier-tos, de qué hacer y cómo hacerlo. Ninguno ha aprovechado estos tiempospara corregir y fertilizar suelos; paraforestar y así lentamente ir amasandoheredad.Hoy en Europa, estos fondos de caña-da son sagrados. Aquí todavía se pue-de soñar con transformarlos para elesparcimiento semipúblico de dominioprivado, en medio de los más valiososdesarrollos urbanos. Que amontonadosalrededor de este valle de inundacióncon dos arroyos (Pinazo y Burgueño)reclama ya, un gran Parque Central ensus inmediaciones. Las áreas que conserven su categoríarural, nada tienen que ceder al Fisco. Y el Estado bien puede considerar elvalor de estas aristocracias "naturales",ayudándolos a desarrollar proyectosque enriquezcan los criterios que en elpreámbulo de la 8912 ya refieren delvalor de nuestros paisajes. Sin duda

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pueden aportar mucho a la cultura, alturismo, y a las formas más ricas deleros creador; única gran salida que nosespera a la mayoría de los habitantesde este planeta. El fin de fiestas de los martilleros, no esel fin del mundo. Es sólo el comienzode uno nuevo.Un precioso hostal del lago, o mejordicho de la cañada, o del valle deSantiago; una fabriquita de dulce deleche y muzzarella pequeñita, a cota dearranque apropiada, que reproduzcacon mirada de etnógrafo culto y voca-do, las costumbres de nuestros abuelos.Una de helados artesanales de algunaprimorosa vecina. Una capillita en unalomita. Un pequeño lago; una casita deté, un picadero, un salón de baile ves-pertino con decibeles controlados, noserán la envidia del Fisco. Serán la ayu-da, y el ejemplo para todos; pues éstohabrá de realizarse con esfuerzo. Ynunca será negocio por mucho tiempo,Pero siempre descubrirá la aristocraciade las almas que se ocuparon de ello. Y todos contentos. Incluídos los famo-sos martilleros. Muchísima es la tarea a cumplir.Empezando por poner en caja las tre-mendas ausencias de planes maestrosde los municipios. Y su apreciación pornuestros institutos universitarios apli-cados al urbanismo; que como en elcaso de Escobar ya solicitaron, peroaun no han terminado de pagar, y portanto no pueden publicar. ¿¡Tan pobre Escobar!?, o lleno de inte-reses que bloquean los criterios de cos-

movisión muchísimo más rica. El trabajo allí realizado es lo mínimoque cualquiera de estos municipios ten-dría que haber solicitado hace 20 años. Sus beneficios son infinitos.El respeto a estas miradas de trabajadocriterio, descubrirá en estos valles deinundación, su calificación y destinosapropiados. Trabajando con paciencia y esfuerzo,heredarán la pertenencia profunda aestas tierras, que aunque no lo sospe-chen, atesoran riquísimo patrimonio dememoria y capital de gracias de muyantiguos esfuerzos.

Entrar en pertenecia no es lo mismoque adquirir. De esto hablaba el "salva-je"Seattle, cuyas tierras hoy aprecia elhombre más rico del planeta; y no pormercedes de mercader alguno.Bill Gates ya está enterado que sonmercedes de este indio que no se cansade llamarse “salvaje” y que no tuvoempacho en escribirle su "flor de delirio"al propio presidente de los EEUU. También allí alcanzan utopías su desti-no. Tan bien ganado y mejor heredado.

Un soplo de vientoUna memoria rural

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a Julieta Luro Pueyrredón

Francisco Javier de AmorrortuCir. III - Sec. A - Parc. rural 4, Pilar

a las mujeres aliento de

Amador Baez de AlpoínSiglo XVI

Miguel de RiglosSiglo XVII

Manuel de la CruzSiglo XVIII

Eugenio CruzSiglo XIX

León Felipe Hilario LunaSiglo XX

Realmente es bueno relatar, como tam-bién acotar que en términos primige-nios la historia no es el relato, sino todolo que el hombre con sus esfuerzos"eleva".

El relato es sólo una contracara demuchos olvidos.

Está claro, al menos para mí, que elhombre eleva gracias a sus invisiblesafectos ancestrales, para sus visiblesafectos familiares y amicales. Si Dios es amor, en estos territoriosamasa y pone a prueba el núcleo denuestra identidad.

Después de un par de sentidas décadasen cercanía de Del Viso me acerco contodo respeto y mucho de amistad a losduendes que habitaron estas tierras.

Habito una parcela en lo que serían lasLomas de Del Viso, parcela que perte-neciera a Don León Felipe Hilario Lunay a su esposa Dª Filomena Cruz, quienla había recibido de su padre en 1846.

Movida mi curiosidad por el afecto cre-ciente por este lugar, sus árboles cente-narios, sus aves celebradoras de auro-ras y crepúsculos siempre maravillo-sos; la salud que me regalaron en estelugar para mi trabajo y la confianzapersistente de tantas ilusiones, de apoco me hicieron sentir identificado yano sólo con cada centímetro de esta tie-rra, sino con ellos.

Y a merced de hallazgos fortuitos, sien-to que hoy puedo relatar y acercar losolvidos de Del Viso a los tiempos degestación de la Nación.Un hito para localizarnos en la cercaníadel relato que sigue, es la ley 817 del19/10/1876: la ley de inmigración.

Cien años después en el monumentoque en el Puerto de Bs. As. celebra alinmigrante, leemos: "Al honrar con su trabajo a la Nación,se honró a sí mismo".

Siento hora de recordar a aquél que dostercios de siglo antes de esta ley, tam-bién nos honró con su trabajo: DonEugenio Cruz.

El 2 de mayo de 1877, el agrimensorDon Adolfo Sourdeaux recibe la comi-sión del juez Doctor Don EugenioCasares, para medir los terrenos de losherederos de Don Eugenio Cruz.

Comienza su informe por un extractode títulos:

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1810 - Setiembre 20 - Ante el escriba-no Don Mariano García de Echaburu,Don Lorenzo López vende a DonEugenio Cruz, un terreno situado en elPartido de Pilar, con mil doscientasnoventa y seis y media varas de frentea la Cañada de Escobar (actual arro-yo Pinazo), y legua y media de fondo.

Recordemos que Lorenzo López fue elprimer alcalde del pueblo de Pilar;quien salva la vida a Juan Martín dePueyrredón en la batalla de Perdriel,luchando contra los ingleses.

1808 - Octubre 18 - Don LorenzoLópez poseía estas tierras por compraque en mayor porción hizo a Dª JuanaMaría Pinazo.

1846 - Julio 11 - De los autos testa-mentarios que tuve que consultar en laescribanía secretaría de Carballo, en ellegajo Nº 5, se halla la cuenta de par-

tición y adjudicación levantada en lafecha indicada por Don FranciscoJavier Echagüe, por la que resulta…

y luego nombra a seis hijos de DonEugenio: Juana Ventura, Félix,Filomena, Rufina, Diego y Juana Cruz,con hijuelas (parcelas), todas ellas, de220 varas por legua y media de fondo. El informe sigue. En total son 10 foliosde 30 líneas cada uno, con letra peque-ña y sumamente prolija. Hace también aporte de un plano conescala 1/20.000.

Y así es, que estas tierras que pertene-cieran en el siglo XVIII en mayor por-ción a Dª Juana María Pinazo, pasandesde el 20/9/1810 a las manos y altrabajo de Don Eugenio Cruz, cuyosdescendientes, al menos en el caso demi parcela, conservan hasta 1936;cuando Nicolás Luna, nieto de DonEugenio, entrega su heredad. "¡126 años!"

No es poca cosa. Tampoco lo sería fes-tejar ese 20 de setiembre de 1810,como la semilla que hoy sigue dandofrutos.

La palabra polis que en tiempos clási-cos y hasta hoy significó "ciudad", enlos tiempos primigenios de la lenguagriega signifcaba "vigía". De ahí polis, vigilante, policía.

El "vigía" era el padre de la criatura, quedespués se llamaría "ciudad". De su "capital de gracias", de su ale-gría, de sus deseos, de sus sueños, desus afanes, de sus esfuerzos se nutrie-ron cada día nuestros días.El amanecer que él vió hace casi 200años, ha sido lanzado para siempre afavor de nuestra ventura.

El antiguo vigía aún ama a los quequieren y ponen su respeto, empeño ysueños en esta tierra. Reunirse alrededor del vigía consolida. Quizás hubiera sido mejor conteneremoción, dirán unos. Pero con ello sóloganaría apariencia de cordura, cuandocon sinceridad, bien me valgo tambiénde mi locura; y en esta tierra ha dado frutos.

El día que de la cordura se escuchen loslatidos, otro será el devenir de la razón.

Pero volviendo ahora a los seis hijosdel vigía mencionados de una u otraforma por el agrimensor:nos relata el texto, que Juana VenturaCruz le vende en 1855 a un pariente desu marido, el terreno de su hijuela (desu heredad).

Luego éste la vuelve a vender en 1866a un hermano de Juana Ventura: Félix. Pareciera que son Jacinta, hija de Félix,junto con Rufina, Filomena y Diego,sus tíos, los que conservan por mástiempo su heredad.

Diego y Filomena Cruz fallecen ambosen 1907. Diego en sucesivas compras a sus fami-liares había llegado a acumular lamayor cantidad de tierras en distintasparcelas del mismo fundo original. Una de ellas es la que compra la Sra. deIrigoin en este siglo.

Las tierras de Villa Virginia, a cuatro

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cuadras de la estación hacia el NNO,eran originalmente de Jacinta, la hija deFélix; hacia el ENE, a 200 mts. de la estación,pasaba la parcela Villa Luna, del espo-so de Filomena Cruz.

Mi parcela a unos 2.500 mts. de laestación hacia el NNO, también se lla-maba Villa Luna; y en planos del IGMde 1950, buena porción de Del Visoaún figura como Villa Luna.Es la sangre del antiguo "vigía".

Los herederos de Diego, cuyos relatosno he seguido porque son intermina-bles a pesar de estos prolijísimos docu-mentos que Geodesia conserva por másde 150 años, no tenían en muchoscasos ninguna documentación de susmuchos dispersos dominios alrededorde Del Viso; aunque señalaban: "que estaban allí desde tiempos inme-moriales".

Estos relatos surgen sin ninguna ima-ginación, aunque sí con emoción, de ladocumentación depositada en el archi-vo histórico de Geodesia, en el ministe-rio de Obras y Servicios Públicos de LaPlata. La atención es magnífica, y está abier-to al más simple interesado sin ningúncargo, desde las 8 hasta las 15 hs.Uno de sus "vigías", José María Prado,cumplió ya cien años de vida; y trabajó allí durante 66 años.Es inevitable señalar que hay gentemaravillosa. Otros le antecedieron.

Los planos de Geodesia aportan sólodatos de mensura y titularidad dedominios. Los informes de los agrimen-sores hablan de éstos con generosidad.

Los planos del Instituto GeográficoMilitar por su parte, si bien más recien-tes, aportan información sin ningunaduda también maravillosa; en ciertosaspectos, aún más rica que la deGeodesia.

Algún día se puede volver a despertarvuestra paciencia y curiosidad, y conti-nuar este relato.

Luego de unos meses en calma hube devolver a mis andadas.

Me quedó zumbando el deseo de volvera encontrarme con aquellos maravillo-sos fantasmas que permanecen olvida-dos en los archivos de Geodesia.Gracias a cuidados muy afortunadosallí están esperando para asaltarnos, almenos, a quien se hace amigo de susemociones.

Lo que estimaba y deseaba: alcanzar acubrir otros 100 años del pasado, mefue regalado de un salto.

Información abundantísima; llena deentretejidos familiares que no hacensino fortalecer la presencia activa y per-durable "¡224 años!" del linaje de lafamilia "de la Cruz" en estas tierras.

Relatar así, desde el presente hacia elpasado, puede parecer desordenado,falto de método, heterodoxo; y váyauno a saber, cuántas más calificacio-nes… pero soy absolutamente sincero. Con toda ingenuidad me metí en esearchivo y así me sucedió. Fue como leer un libro desde el final,pero… cuya profundidad, la de sus tra-mas, sólo se develaba remontándoseasí, desde el presente hacia el pasado;con esa cuota de ansiedad, de deseo,que ellos mismos fueron sembrando.

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Es la primera vez que hago ésto derecorrer el pasado de esta tierra. No poseo técnicas que aseguren resul-tados. Por cierto que me siento depender másde ellos, de estos maravillosos fantas-mas, cargados de identidad, que de mí. Seres, cuya esencia preservada en esecapital de gracias que fuera su propiotrabajo y su apropiadora afectividad,pueden iluminar una brevísima sospe-cha que nos permite con sorpresa y lamayor confianza, reconocerlos. Ellos mismos van repiqueteando, aler-tando nuestra conciencia.

Esta descripción lo único que asiste, esa suscitar lo indecible; lo que difícil-mente pueda elevarse desde el "umbral"de lo cierto, si no fuera porque de algu-na forma, y cada uno descubrirá cuálfuera, alcanzamos a relacionarlo conuna nota de afecto, con nuestro propiotrabajo con ellos; y no ciertamente el trabajo de relatar.

El relato es el reflejo mínimo, fugaz, deun aliciente que haciendo aportes deidentidad, localiza nuestro propio pre-sente. Como si alguien desde el pasado nosdijera: "Yo también te veo a tí; continúa contus esfuerzos amorosos".

Por ésto, no me preocupa el hecho deleer el libro al revés. Ello me permite relacionarme con lo

más próximo; y si soy suficientementeinocente a juicio de ellos, ellos mismosme abrirán las puertas de mi sinceridady de su pasado, para animarme; nadamás; que no es poca cosa; en mi propiotrabajo.

Ninguna seguridad; sólo sinceridad,trabajo y más sinceridad. Pero interior;porque la otra tampoco necesita de suayuda.

De todos modos siempre hay regalos,añadiduras que llegan al exterior; yéste pudiera ser al menos para mí, unode ellos.

Cuando hablamos de LA PATRIA, tam-bién decimos LA MADRE PATRIA; ytambién por una simple cuestión deautoestima podríamos decir: EL PADREMATRIA, EL PADRE MARTIR o ELPADRE MARTIRIZA, y tántas cosasmás por el estilo, que naturalmente pormás que parezca y sea el juego indiso-luble del hombre y su mujer, descubrenen la palabra PATRIA, el clamor detodos los clamores, el anhelo de todoslos anhelos, de todos los tiempos ygéneros sentidos.

Es un núcleo de afectividad, de identi-dad tan formidable, que si no fueranatural, innato, difícilmente podría esoque llamamos a veces limitadamente"cultura", nutrirlo en situaciones defici-tarias.Paradojal, el sentimiento PATRIO,como todos los más profundos senti-mientos, se agiganta en las condicionesmás deficitarias.

Esto señala que adentro nuestro está laraíz PATRIA; y que esa raíz está vivasuscitando nuestras elecciones, nuestrasinceridad, nuestra prudencia, nuestrasvaloraciones, nuestros esfuerzos, y sinduda nuestra permanencia.

La permanencia no es mera tozudez.La permanencia es aquella instanciaque más facilita la identificación denuestros afectos; y es freno a "ismos" e ideologías, quepor cierto también movilizan, perosiempre a lejanías.

Existir implica lejanía; tanto como per-sistir, resistir, consistir, insistir, asistir,"cercanía"; y en todos ellos el hombre yla mujer sus esfuerzos elevan; y esaelevación, eso sí es "historia".

De éstos que permanecieron conversa-ré por una simple cuestión: estabaemocionalmente comprometido con lafamilia "de la Cruz", y estos 100 añosque adicionalmente me regalan, confir-man su presencia y sentimientos poreste lugar.Como siempre, son los agrimensoreslos que traen la información.

Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, serealizaron repetidos trabajos de mensu-ra en la zona; judiciales y extrajudicia-les, que más allá de los compromisos aque arribaban, dejaron en claro quealgo se estaba complicando.

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En 1863, el agrimensor D. Pedro Vicorelata: "…de modo que con la mensura quehizo Juan Fuentes para Cordero ySilva, son 5 las mensuras en el siglopasado (XVII), por lo que no puededecirse que estos terrenos no han sidonunca medidos, ni entregados, parahacerlo hoy sin respeto a los “monu-mentos” que por tantos años hanguardado las propiedades a que perte-necen. Viéneme a bien citar aquí lo dicho porel joven agrimensor Doctor Don JuanFernández en su tesis por recibir estegrado: 'La declinación de la barra magnéticacon la cual se establecen los rumbos,no es uniforme, varía según los tiem-pos y lugares… ¿por qué decir pues,que el rumbo establecido antes pornuestras mensuras “es malo y el dehoy es bueno”- Pues esto es lo que sepretende hacer transformando a todoun vecindario y pretendiendo tambiénque deban moverse quizás más de 50poblaciones de un campo a otro en sutotalidad…".

Hasta ese entonces el desplazamientodel polo magnético no había sido con-siderado, y menudos llegaron a ser losproblemas, sobre todo considerandoparcelas de 500 mts. de frente, por 18km. de largo.

Con el transcurso de los siglos sólo labuena voluntad permitió sobrellevarestas limitaciones. Pero es gracias a las reiteradas presen-cias de los agrimensores en la zonacitando a testigos que ayudaran a con-ciliar la tarea, que conocemos a nues-tros vecinos.¡Qué lindo sería citar a todos ellos!

Aunque siento que citar a aquellos queno logro identificar con otros, acrecien-ta los riesgos de que todos queden dis-persos. Multiplicar la atención en aquellos quehe podido identificar me deja más quesatisfecho y agradecido.

En el siglo XVII el dueño de todas estastierras, al menos desde el Pinazo hastalas suertes del Reconquista era el bienconocido Gral. Miguel de Riglos.

Riglos era propietario también de lastierras del otro lado del arroyo. Pero helimitado por el momento mi búsqueda ymi relato, a esta tierra y su entornoinmediato.

Un informe de 1828 señala, que hasta1712 Riglos había vendido 3.000varas de frente sobre la Cañada de

Escobar, hoy Pinazo, por unos 18 kmde largo hasta alcanzar las suertes delReconquista, antiguamente río de lasConchas:1.000 vs. a Catalina Velazco, a partirdel deslinde de las tierras que en 1699fueran de Francisco Pereira y Clara deMelo y Córdoba (éstas: 2.500 vs. defrente a la cañada de Escobar hacia elNE).

Este deslinde tenía un mojón referen-cial en la llamada Isla de Escobar, a laaltura de Maquinista Savio. Luego otras 2.000 varas hacia el SO a

Diego Gonzalez, Ramón Vallejo y JuanP. Torres. Tanto las de C. Velasco comolas de D. González, pasarán luego amanos de Ramón Beliera (en total1.361 varas), siempre con fondos quellegaban hasta las suertes delReconquista.

Antes de Beliera fueron los hermanos

Mateo, Bernardo y José López, bisnie-tos de Daniel González.

El 11/8/1712 Miguel de Riglos dona alGral. Manuel de la Cruz (Registro 2 deEscribanos fs. 171, AGN), 2.000 vs.de frente a la Cañada de Escobar confondos hasta las suertes del río de lasConchas.

Luego en 1757 su hijo Diego de laCruz, antecesor de aquel Diego Cruzque volvemos a encontrar 100 añosdespués, vende parte de su heredad;ésto es: las tierras de cavezadas, haciael SE, a Florencia Melo.

Aclaro ésto de suertes, cavezadas ysobras de un río. La primera legua y media desde lasmárgenes de un río se llamaban suer-tes. La segunda legua y media, caveza-das; y si aún hubiera alguna distanciaentre dos cavezadas de dos ríos, a estafracción intermedia se la denominaba"sobras".

Pero los Cruz permanecen en las suer-tes de esa misma fracción originaldonada por Riglos; y en el informe delagrimensor José de la Villa, de princi-pios del siglo XIX, aparecen BrígidaCruz y sus hijos Patricio y PedroHernández como sus titulares.

Estas son las tierras que hoy ocupa elHighland Park y parte de mis vecinas,que fueran de la Sociedad Rural.

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A la muerte de Riglos el capitán Fermínde Pessoa compra a la testamentaria deRiglos y continúa las ventas al SO delas tierras contiguas donadas a Manuelde la Cruz.

Y es así que el 30/10/1746 PedroCordero y Domingo Silva compran aPessoa 400 vs. de frente al Pinazo porlegua y media de fondo (suertes).Tierras que luego pasarían a losHernandez, sus vecinos, hijos deBrígida Cruz.

Éstas son la otra parte de las tierras quehasta hace pocos meses pertenecierona la Sociedad Rural; hoy Ayres del Pilar

Otro tanto, repetimos, provenía de laparcela original donada por Riglos aManuel de la Cruz.

Fallece Pessoa y compra las tierrassobrantes al SO de Cordero, ManuelPinazo.

En 1765 vende Pinazo a SilverioRoldán, 1.400 vs. de frente a la Cañadade Escobar, con fondos hasta las suer-tes del río Las Conchas.

Éste es el terreno que en 1806 compróManuel Antonio González, luego dePaula Estrada de Piñero.

Posteriormente, en 1808 compra a laviuda de Pinazo, Lorenzo LópezCamelo, quien fuera primer alcalde dePilar, las suertes de 1.296 vs. de frentepor legua y media de fondo que media-ban entre los Cordero y González.

Éstas son las tierras que el 20/9/1810compra Eugenio Cruz, en las que hoyse localiza Del Viso; y también hacia elNO, el lugar donde con ésta y otrasmemorias habito.

Al SO de Paula Estrada de Piñeroseguían las tierras que aún conserva-ban los Pinazo.

En los planos del Agr. Pedro Pico apa-recen ubicadas 17 viviendas de des-cendientes de Manuel de la Cruz, a dis-tancias no inferiores a 1.000 mts. entresí y no superiores a los 6,5 Km; en tie-rras que rondaban los 40 km2. Parte desu heredad, que al menos en el caso demis parcelas, conservaron hasta 1936.

Ésto es: ¡224 años!

Experiencia de permanencia, que cier-tamente en los tiempos que corren, noformarán jamás parte de nuestrasvivencias.

Pero aun así y tal vez por eso mismo,por lo extraordinario, rescato. Sospecho que ésto puede representaralgo más que un relato.

Intentaré averiguar el motivo de ladonación que Riglos hiciera a Manuelde la Cruz con tan buenas consecuen-cias; y si encuentro respuestas conti-nuaré este relato.

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Y así, la búsqueda de la escritura de esadonación me acerca al Archivo Generalde la Nación.Es indudable que la categoría de estearchivo y sus antiquísmimas documen-taciones sorprenden a cualquiera. Un lugar venerable que me superó. Ni mis ojos, ni mi tiempo parecieronestar en condiciones de enfrentar la lec-tura de caligrafías tan entrañables.Pero alguien ayudó.

Liliana Crespi, una de sus encargadas,me puso en comunicación telefónicacon un joven investigador que conocíala historia de Riglos y mucho más allá,casi de memoria. En veinte minutos me remontó hasta1598, ésto es, a sólo 18 años de la fun-dación por Garay de Buenos Aires. Prometió más adelante, una vez finali-zada su tesis, concederme un encuen-tro donde extender algún tema quepudiera interesarme.

A este joven, Carlos Birocco, le debe-mos la información que sigue. El motivo de la donación fue al parecer,una forma de agradecimiento por losservicios en la cobranza de arrenda-mientos en tierras de Riglos; tan vas-tas, que sólo en esta zona tomaban 12mil varas sobre el Río Luján hasta lassuertes del Reconquista. El mismo Manuel de la Cruz era arren-datario de Riglos. Riglos provenía de Tudela, Navarra. Yesta gran heredad le venía de su prime-ra mujer.

Él la incrementó; y luego de fallecidaésta, tras dos posteriores matrimonios,en 1713 en alguna medida comenzó aperderla. Un desafortunado giro en las relacionescomerciales de España no sólo le impi-dieron proseguir sus negocios conInglaterra, sino que adicionalmente lopusieron en desgracia.Escapando de sus acreedores, quienhabía sido el ciudadano más rico deestas latitudes, termina en 1713 refu-giándose en la Compañía de Jesús;falleciendo allí en 1719.

Habíase casado en segundas nupciascon Leocadia Torres de Gaete, con laque tiene una hija, Leocadia. Y luego,en terceras nupcias, con Josefa Rosa deAlvarado, con quien tiene dos hijos,Miguel José y Marcos José.Su primera esposa, Gregoria SilveiraGoubea, a los 40 años esposa al jovenRiglos de tan sólo 24. Gregoria era hijade Isabel Cabral de Alpoín y de AntonioSilveira Goubea. Y a su vez ésta, hija deAmador Báez de Alpoín.

Este hombre, descendiente de portu-gueses afincados en las Azores, llega aestas tierras en 1598 en la comitiva deDiego Valdéz de La Banda.Por sus servicios a la corona en la luchacontra los charrúas, en la hoy provinciade Entre Ríos, recibe merced en tierras,que luego acrecentadas por sus hijos yyernos, son éstas de las que hoy habla-mos.

De Manuel de la Cruz, a quien Rigloshiciera en 1712 su donación, ya tene-mos noticias en 1695 participando unadonación para el altar de San Martín deTours en la Catedral de Nuestra Señorade los Buenos Aires.

Algo de su descendencia ya hemoshablado. Y por el mismo Birocco nosenteramos, que otra lugareña vincula-da a este mismo tronco, Doña EugeniaTapia de Cruz, fue fundadora de Belénde Escobar.

¡Cuántas huellas comunes llenas dedonación en esta larguísima tradiciónfamiliar! Profunda fortuna a lo largo de casi cua-tro siglos.

Siglos que doblan a los de nuestra pro-pia nación. Y sin duda la fundan.

¿Y cuántas operaciones de compra-venta? Al menos en la estrecha porciónde mi parcela, muy pocas.

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¡Y cuántas donaciones, cuántas here-dades, cuántos usos sostenidos, cuántamemoria atesorada!

¿Dónde está la entidad de este tesoro?¿Es acaso metálico?

¿Cómo traducirlo en algo concreto, queimpida alojarlo en un olvido o en unbolsillo más?

Estos fantasmas aún hoy aportanmucho de su identidad a la nuestra; y bien me parece que nos damos pocacuenta.

¿Alguien se acordará dentro de cienaños con afecto de nosotros, por la for-ma en que vivimos nuestro presentemás inmediato?

Ellos lo lograron.

Un libro sobre los valles entrañables,en particular aquellos que están olvida-dos, puede aflorar un día en inunda-ción, cubriéndonos de lágrimas. Ellas ylos tonos de su denuncia, siempre pare-cen apurados por un epos, antes quetransportados suave como un lirio. No obstante, en el atardecer de los tra-bajos del hombre, llegan preciadas lasmiradas doradas de los hombres lirios;que sosteniendo las esperanzas y lossueños, dan así lugar a la percepcióndemorada del espíritu junto a nos.

Hace ya un tiempo, el 28/10/00, elnecesario para advertir su tierno y pro-fundo carácter premonitorio, el diarioLa Nación publicaba un hermosísimodiálogo entre Analía Testa y el entraña-ble Santiago Kovadloff. Titulaba así: ““LLaa mmuueerrttee iinneexxoorraabbllee ddee llooss ppuueebbllooss””;la necesidad de una redención social ypolítica.

Cualquiera que atraviese la soledad delmapa rural y se torne permeable desdeel silencio, descubrirá que allí la tradi-ción se anquilosa, se torna imagen oxi-dada del pasado. Las telarañas que cubren la campanade la estación ferroviaria o la humedadque trepa las paredes de un almacén deramos generales son símbolos de untiempo que se extingue.¿Sólo la metáfora conservará la vitali-dad de los pueblos del interior?La inquietud enciende al escritorSantiago Kovadloff, que ensaya res-puestas de consistencia lírica.

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“Hay otro rescate posible. La reden-ción social y política. La metáfora leda a ese pasado un destino simbólico.La transformación política le da unporvenir. Creo que ambas cosas sonindispensables.

-¿Qué piensa Ud. que pasará?-Estamos en un momento tan críticoque sólo vislumbro la claridad denuestro pasado. Tengo la impresión deque nos falta una conciencia más pro-funda del valor del tiermpo como ins-trumento del cambio.

-En el “Libro del desasosiego”,Fernando Pessoa cita a Caeiro, quienobserva que más grande que la ciudades la aldea, porque desde allí se puedever el mundo.¿Qué le sugiere?-Hay en la aldea una dimensión desentidos muy rica. Somos aldeanos deluniverso. De algún modo habitamosuna dimensión de lo indescifrable, queconvierte a la tierra, si supiéramosverla, en una aldea. Sólo la vanidad o

la enajenación en que vivimos puedenimpulsarnos a creer que estamos en elcentro de algo.Una aldea difiere deuna ciudad, pero no sólo en términosde desventajas, también en términosde intimidad, La intimidad de unaaldea es infinitamente mayor; no sóloen aquel sentido en que GuillermoMartinez lo decía en su libro, “Pueblochico, infierno grande”, sino tambiénen aquel otro sentido en el que lavivencia del tiempo, en un lugar don-de los rostros son familiares y loshábitos previsibles, arrastra a sucum-bir en la monotonía del día tras día opermite alcanzar una interioridadaltísima..

-¿Por qué dejamos olvidados a esospueblos, si es allí donde espacio y tiem-po abisman?. Hector Tizón cuenta en“Tierra de frontera” que el alma se nosescapa.-Tal vez por eso mismo. Me parece quelas ciudades ayudan a olvidar nuestrapertenencia a la naturaleza. En cam-bio, en los pueblos, la frontera entre lonatural y lo urbano es muy tenue. Enverdad se entrelazan de una maneraque vuelve inseparable una cosa de laotra. En esos pequeños pueblos toda-vía es posible advertir que el hombrees capaz de dialogar con lo que no esél mismo. Hay allí una íntima bellezay un sentido de la religiosidad muyalto. Perderlo es un crimen, no un sig-no de progreso.Kovadloff reconoce que hemos estable-cido “una relación prostibularia con la

naturaleza; por eso se rebela”. Comocontrapartida de la contaminación, nosenferma y “exige la consideración deun semejante”.

-¿Entonces, ¿qué sentido tiene hoy elprogreso?-El progreso que no reconcilia al hom-bre con su pertenencia al tiempo, alhombre con su pertenencia al enigma,al hombre con si íntima imponderabi-lidad de habitar el universo, no es pro-greso, es fuga.El hombre busca en el progreso, enaje-nadamente entendido, un amparo conrespecto a los enigmas que lo acosan. Tengo la impresión de que nos hemos

empobrecido al limitar el progreso a lanoción de eficacia en el dominio delmundo que nos rodea y en la compren-sión de nosotros mismos como objetode dominio. En consecuencia, reen-contrar la naturaleza es, de algunamanera, reencontrar el centro de nues-tro dilema fundamental: qué hacemoscon lo que no somos nosotros y cómohacemos para descubrir que somostambién lo que no somos nosotros.

-¿Qué pasa con nuestra identidad cul-tural? ¿Se disgrega en lugar de acercar-se a la unidad?Estamos viviendo un momento detransición muy profunda, de la subje-tividad entendida como pura raciona-lidad a una subjetividad que empiezaa advertir que la verdadera razón esparental y vincular, abierta a ladimensión que yo llamaría “el espíritude comunión”.Hasta tanto esa razón alcance mayorprotagonismo vamos a atravesar unlargo viaje, una gira por el desiertopara aprender que hemos venido aesta vida a convivir con todo lo que nosomos y parte de lo que desconocemos.

-¿Qué busca cuando va a la pulperíacercana a La Rica?-En esos pueblos, en ciertos rinconesde la ciudad de Azul, o en Laboulaye,donde viví en una época, sobrevivenvestigios de un silencio, de una placi-dez en la que no hay nada de paradi-síaco pero sí de profundamente equili-brado. Quizás ese equilibrio es lo que

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busco. En esos sitios, la sombra y lossonidos, tienen el poder de una invita-ción hospitalaria a la intimidad, asentirse quizá, parte de algo que nostrasciende.

-¿Qué observa en los personajes quepor allí pasan?-En general, son hombres y mujeresmarginados. No me refiero a los pro-pietarios del campo, sino a los que hanquedado recluídos en una ciudad queya no es, en un pueblo que ya no tienela vitalidad de otra hora, son sobrevi-vientes. Pero lo que uno ve en ellos esque los efectos de las transformacionessociales, que son tan notorios en laciudad, a ellos no los han tocado.Están inscriptos en un repertorio de

gestos limitados. Se les nota en elsemblante que nada esperan. No pare-cen alentar ninguna esperanza de por-venir. Hay algo que en ellos, comoargentinos, parecería haberse consu-mado.

-Después de recorrer esos lugares,¿cómo vive la despedida, cómo atravie-sa “la frontera”?-Trato de neutralizar la sensación deintrusión recordando que yo fuí, a mimanera, un chico de campo. Esta gen-te me llena de respeto. Me gusta lopoco que hablan. Son callados, comodice Tizón. Las palabras caen comogotas de una canilla cerrada.Paff...paff... estallan allí. Son pala-bras que acompañan al silencio, novienen a contradecirlo o a quebrarlo,se deslizan. Ellos tienen poco quedecir, no son locuaces y yo aprendo ano serlo con ellos.

-Nosotros los condenamos a un “desti-no de frontera” o ellos mismos seabandonan a esa suerte?-El problema es estructural, laArgentina no ha sabido integrarse,está mucho más cerca del conglomera-do que de la idea de nación. No hemossabido darle a la vida del interior lavitalidad indispensable para que no setransforme en un polo de disolución dela identidad.No tuvimos sentido de integraciónregional, lo que hubiera garantizadola subsistencia de la mayor parte deesas ciudades que estaban llamadas a

darle a la distribución poblacional uncarácter no patológico. Esos pueblosatestiguan, no el fracaso de ellos mis-mos, sino el fracaso de la idea denación.

-¿Las historias desaparecerán con losviejos o se perderán en la memoria delos que quedan?-Es un riesgo. La reversión de estasituación exigiría una redefinición delproyecto de país: devolverle al campoel papel cultural que debe tener en laidentidad nacional.. Esto no implicapotenciar el papel del folklore sinocomprender en qué sentido puede con-tribuir a nuestra identidad la com-prensión de las relaciones entre elhombre y la tierra.

-Desde el interior asumen nuestra indi-ferencia con naturalidad, como si asi-metría de valores fuera distancia lógica.-El que decide quedarse donde el por-venir no parece posible, si no esmelancólico, se queda porque hay algode la vida que late ahí para él.Nadie se queda abrazado a la muerte,sino a algo amado. Me parece que hayuna denuncia en el hombre que se que-da, sobre todo en esta época en la cuallas fronteras parecen ser tan irrele-vantes. Pero el hombre es esencial-mente de un sitio, es de la tierra; qui-zás algún día la tierra esté llamada acorrer el mismo destino que el de lospueblos fantasmas. Los amores esce-nográficos se tejen en la infancia. Unopertenece a un barrio, a una cuadra, a

ciertas imágenes a las que ama toda lavida y aunque cambie de sitio sigueestando allí de algún modo. Tambiénhabría que preguntarse si los hombresque están allí conservan fidelidades delas que nosotros ya no somos capaces.

AAnnaallííaa TTeessttaa yy SSaannttiiaaggoo KKoovvaaddllooffff

¡Tanta materia prima en tan pocolugar, que mil relecturas no alcanzarí-an agotar!Mil por mil gracias a ambos.

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La esperanza: el gran lapsus de laagonía.

La adversidad por más que hoy pre-tenda paralizarnos y nos dañe, no tie-ne ni tendrá la última palabra.

La esperanza nace de la laceración dela existencia, vivida y padecida sinvelos; creando una irreprimible necesi-dad de rescate.

A tal punto íntima con el padecimien-to y la frustración, que el hombreauténticamente esperanzado no essino el mismo que conoce el sinsaborde la derrota y no el espíritu virginalque confía en eludirla.

Lejos de inmunizar contra los desenla-ces desgraciados, la esperanza senutre, más bien, del fruto áspero deestos desenlaces y se templa metaboli-zando lo ingrato y la desdicha a travésde una alquimia prodigiosa que extraejugo de donde no parece haberlo yconvierte al vencido nuevamente enluchador.

El hombre esperanzado no es fruto deuna ocasión propicia en la que el dolorha quedado atrás, sino el creador desu oportunidad en medio del dolor.

Ese hombre no cree en el futuro comosalvación, sino en el tiempo comoofrenda que nos estimula a obrar.

Santiago Kovadloff

Obrar en ese tiempo tan particular quesólo la Naturaleza nos puede regalar. Allí se asiste a la más maravillosaalquimia entre dolor, ánimo y obrar.

Así y allí se establece el renacer.

Ayer fueron estigmas;y hoy emblemas por obrar.

Fuera de contención tan natural, laexistencia lacerada, deviene treme-bunda, aun en urbanizada urbanidad.

Francisco Javier de Amorrortu

La declaración quizás más profunda yhermosa que jamás se haya hechosobre las tierras entrañables, y todasdepositando nuestra vida lo son, fuehecha hace 141 años para servir hoyde preámbulo a nuestras memoriasrurales.

Este hombre entrañable, que no dudarepetidamente en llamarse "salvaje", esel jefe "Seattle" de la tribu Swamish, deaquellos territorios al N.O. de losEstados Unidos, que ahora conformanel Estado de Washington. El no logró torcer el rumbo de nuestroscultos, pero sí logró que sus tierras pre-ciadas sean las más preservadas entretodos los Estados de aquella Nación.Se trata de una carta que Seattle envióen 1855 al presidente Franklin Pierceen respuesta a su oferta de compra delas tierras de los Swamish:

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"El Gran Jefe de Washington manda adecir que desea comprar nuestras tie-rras.

El Gran Jefe también nos envía pala-bras de amistad y buena voluntad.

Apreciamos esta gentileza porquesabemos que poca falta le hace, encambio, nuestra amistad.

Vamos a considerar su oferta, puessabemos que, de no hacerlo, el hombreblanco podrá venir con sus armas defuego y tomarse nuestras tierras.

El Gran Jefe de Washington podrá con-fiar en lo que dice el jefe Seattle con lamisma certeza con que nuestros her-manos blancos podrán confiar en lavuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como lasestrellas.

¿Cómo podéis comprar o vender el cie-lo, el calor de la tierra? Esta idea nosparece extraña. No somos dueños de la frescura delaire, ni del centelleo del agua. ¿Cómopodríais comprarlos a nosotros?

Lo decimos oportunamente. Habéis de saber que cada partícula deesta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playaarenosa, cada neblina en el oscurobosque, cada claro y cada insecto consu zumbido son sagrados en la memo-ria y la experiencia de mi pueblo.

La savia que circula en los árbolesporta las memorias del hombre de pielroja.Los muertos del hombre blanco se olvi-dan de su tierra natal cuando se van acaminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan estahermosa tierra, porque ella es lamadre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es partede nosotros.

Las fragantes flores son nuestras her-manas; el venado, el caballo, el águilamajestuosa son nuestros hermanos. Las crestas rocosas, las savias de laspraderas, el calor corporal del potrilloy el hombre, todos pertenecen a lamisma familia.

Por eso cuando el Gran Jefe deWashington manda a decir que deseacomprar nuestras tierras, es mucho loque pide.

El Gran Jefe manda a decir que nosreservará un lugar para que podamosvivir cómodamente entre nosotros.

El será nuestro padre y nosotros sere-mos sus hijos. Por eso consideraremos su oferta decomprar nuestras tierras. Mas ello no será fácil porque estas tie-rras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por loríos y esteros no es meramente agua,sino la sangre de nuestros antepasa-dos.

Si os vendemos estas tierras, tendréisque recordar que ellas son sagradas ydeberéis enseñar a vuestros hijos quelo son, y que cada reflejo fantasmal enlas aguas claras de los lagos habla deacontecimientos y recuerdos de la vidade mi pueblo.

El murmullo del agua es la voz delpadre de mi padre,

Los ríos son nuestros hermanos, elloscalman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y ali-mentan a nuestros hijos.

Si os vendemos nuestras tierras debe-réis recordar y enseñar a vuestroshijos que los ríos son nuestros herma-nos y hermanos de vosotros; deberéisen adelante dar a los ríos el trato bon-dadoso que daríais a cualquier herma-no.

Sabemos que el hombre blanco nocomprende nuestra manera de ser. Leda lo mismo un pedazo de tierra queotro, porque él es un extraño que llegaen la noche a sacar de la tierra lo quenecesita.

La tierra no es su hermano sino suenemigo. Cuando la ha conquistado la abando-na y sigue su camino.

Deja atrás de él las sepulturas de suspadres sin que le importe.

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Despoja de la tierra a sus hijos sin quele importe.

Olvida la sepultura de su padre y losderechos de sus hijos.

Trata a su madre la tierra, y a su her-mano el cielo, como si fuesen cosasque se pueden comprar, saquear y ven-der; como si fuesen corderos y cuentasde vidrio. Su insaciable apetito devorará la tie-rra y dejará tras sí sólo un desierto. No lo comprendo. Nuestra manera deser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hacedoler los ojos al hombre de piel roja.

Pero quizás sea así porque el hombrede piel roja es un salvaje y no com-prende las cosas.

No hay ningún lugar tranquilo en lasciudades del hombre blanco, ningúnlugar donde pueda escucharse el des-plegarse de las hojas en primavera o elrozar de las alas de un insecto.

Pero quizás sea así porque soy un sal-vaje y no puedo comprender las cosas.

El ruido de la ciudad parece insultarlos oídos.¿Y qué clase de vida es cuando elhombre no es capaz de escuchar elsolitario grito de la garza o la discu-sión nocturna de las ranas alrededorde la laguna?

Soy un hombre de piel roja y no locomprendo. Los indios preferimos el suave sonidodel viento que acaricia la cala del lagoy el olor del mismo viento purificadopor la lluvia del mediodía, o perfuma-do por la fragancia de los pinos.

El aire es algo precioso para el hombrede piel roja porque todas las cosascomparten el mismo aliento: el ani-mal, el árbol y el hombre.

El hombre blanco parece no sentir elaire que respira. Al igual que un hombre muchos díasagonizante, se ha vuelto insensible alhedor.

Más, si os vendemos nuestras tierras,deberéis recordar que el aire es precio-so para nosotros, que el aire compartesu espíritu con toda la vida que sus-tenta.

Y si os vendemos nuestras tierras,debéis dejarlas aparte y mantenerlassagradas como un lugar al cual podrállegar incluso el hombre blanco asaborear el viento dulcificado por lasflores de la pradera.

Consideraremos vuestra oferta decomprar nuestras tierras.

Si decidimos aceptarla, pondré unacondición: que el hombre blanco debe-rá tratar a los animales de estas tie-rras como hermanos.

Soy un salvaje y no comprendo otromodo de conducta.

He visto miles de búfalos pudriéndosesobre las praderas, abandonados allípor el hombre blanco que les disparódesde un tren en marcha. Soy un sal-vaje y no comprendo como el humean-te caballo de vapor puede ser másimportante que el búfalo al que sólomatamos para poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen des-aparecido, el hombre moriría de unagran soledad de espíritu.

Porque todo lo que ocurre a los anima-les pronto habrá de ocurrir también alhombre. Todas las cosas están relacionadasentre sí.

Vosotros debéis enseñar a vuestroshijos que el suelo bajo sus pies es laceniza de sus abuelos.

Para que respeten la tierra debéis decira vuestros hijos, que la tierra está ple-na de la vida de nuestros antepasa-dos.

Debéis enseñar a vuestros hijos lo quenosotros hemos enseñado a los nues-tros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta alos hijos de la tierra.

Cuando los hombres escupen en el sue-lo se escupen a sí mismos.

Ésto lo sabemos: la tierra no pertene-ce al hombre sino que el hombre perte-nece a la tierra.

El hombre no ha tejido la red de lavida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará así mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a loshijos de la tierra. Lo sabemos. Todaslas cosas están relacionadas como lasangre que une a una familia.

Aún el hombre blanco cuyo dios sepasea con él y conversa con él de ami-go a amigo, no puede estar exento deldestino común. Quizás seamos hermanos después detodo. Lo veremos.

Sabemos algo que el hombre blancodescubre algún día: que nuestro dioses su mismo dios.

Ahora pensáis quizás que sois dueñosde nuestra tierra; pero no podréis ser-lo.

El es el dios de la humanidad y sucompasión es igual para el hombre depiel roja que para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para Él y elcausarle daño significa mostrar des-precio hacia su Creador.

Los hombres blancos también pasa-rán; tal vez antes que las demás tri-bus.

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Si contamináis vuestra cama, moriréisalguna noche sofocados por vuestrospropios desperdicios.

Pero aún en vuestra hora final os sen-tiréis iluminados por la idea de quedios os trajo a estas tierras y os dió eldominio sobre ellas y sobre el hombrede piel roja con algún propósito espe-cial.

Tal destino es un misterio para nos-otros porque no comprendemos lo queserá cuando los búfalos hayan sidoexterminados, cuando los caballossalvajes hayan sido domados, cuandolos recónditos rincones de los bosquesexhalen el olor a muchos hombres ycuando la vista hacia las verdes coli-nas esté cerrada por un enjambre dealambres parlantes.

¿Dónde está el espeso bosque?Desapareció.

¿Dónde está el águila? Desapareció.

Así termina la vida y comienza elsobrevivir.

Seattle, 1855

Un Hombre, en especial renaciendocomo Niño, puede alcanzar a sentir,respetar y valorar, los arquetipos pro-pios y comunes de un lugar, ...y actuar en consecuencia.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu

Antes de agotar su más propio presen-te, por la elevación que sostienen yapuraron sus esfuerzos, estos expe-dientes fueron catalogados por elDirector del Archivo Histórico deGeodesia, e incorporados junto a losregistros de los antiguos pilotos y agri-mensores de nuestra Nación, bajo ladenominación: Carpeta N° 24 de Pilar. Acompañado por ellos y acompañán-dolos en inestimable aprecio, con suauxilio insondable persevera.

Desestructuración nuclear ésta quevivimos en la Argentina, en la que nohay que ser brujo, ni adivino, paraestimar que la re-conversión va a serfenomenal. Este redoblamiento califi-ca el transitar por lugares donde nues-tros abuelos ya pasaron. Tránsito queaun sin mirar atrás, será no obstante,paso obligado. La pobreza todo loalcanza. Su piedad y compasión, asis-tidas desde el más allá, infinitas.

La Vida, en su naturaleza divina y porende, también humana, atesora pro-fundidad suficiente para juzgarnos,dejando incluso a un lado el pasado, ytomando tan sólo en consideración, anuestro presente.Susciten estos textos, estímulo al amorpropio, a la integridad, que a cada unoapura, para asistir ese presente.

Las formas precisas y oportunas deeste consuelo me fueron regaladas porJosé Massoni, el Fiscal de la República.

Sin excepciones, todas las ilustracio-nes de este libro han sido aquí captu-radas, con el ojo dulce y la miradarepentina del niño que en veintidósaños casi no salió de este lugar.En ellas, Del Viso prueba ser un lugarmaravilloso, para siempre atesorar.

En el vecino Valle de Santiago que seextiende a lo largo de 7 km. desde LosLagartos hasta Maquinista Savio, hevisto en sueños reflejada la más her-mosa fuente regalando armonías altemple activo de muchísimos vecinosY una única Naturaleza, que con tra-bajo animoso quisiera alcanzar un díaen aprecios, la misma dimensión queen esta zona aun conservan, variosantiguos terruños entrañables.De sus erarios he hospedado estos áni-mos, que sostenidos cinco años, insis-ten en construir este valle de ensueño.

Han sido en soledad estas denuncias,sólo limosnas, ni siquiera las primerasde las tantas más que solicitará suconstrucción.

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A William Caxton, antiguo impresorde incunables del siglo XV, acredita-mos los caracteres tipográficos de estaeremítica edición.

Corresponde alEjemplar N° 31

Impreso el 30/6/2003

Un día antes de ser invitado al vueloen helicóptero donde hube de tomartan oportunas como inesperadas foto-grafías del Valle de Santiago en suaveinundación, desperté deseando agru-par en un breve librito algunos recuer-dos de este largo y solitario trabajo. La lluvia me encontró ese 16 de Abrilescribiendo durante toda la jornada.

El 10 de Mayo del 2002, en éste mipequeño hogar, dí acabamiento a laimpresión y encuadernación del pri-mer ejemplar, siguiendo antiguas tra-diciones que mi abuelo Sebastiánhace 110 años con afecto, y aun hoycon su ejemplo me legara.

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Highland Park

En este plano del Valle deSantiago se han marcado congris las áreas anegadas en laslluvias del 31/5/85 que alcan-zaron los 300 mm.Otras lluvias severas:19/12/69 en sólo 1 h 82mm23/3/87 en sólo 1 h 72mm26/1/85 130mm6/11/96 en sólo 6hs 120mm

En las lluvias del 31/5/85 seahogaron dos niños en lacolectora de Lagartos, Km45

La lluvia del 16/4/02, foto-grafiada en este libro, dacuenta de desbordes que enalgunas áreas superan el kiló-metro de ancho. El año pasa-do habían concluído las famo-sas limpiezas de lechos.Todo Los Sauces quedó bajo elagua. En 1985 esa parcelaquedó cubierta con no menosde tres metros de agua.Los perfiles ribereños de LaLomada y Ayres del Pilar en lamargen Sudeste del Pinazo,fueron, violando la ley 6253 ysu decreto regl. 11368/61,rellenados, alterando los escu-rrimientos; y a pesar de ello,ya aparecen anegados en estalluvia que fue menos de lamitad de la de 1985. De las 800 hectáreas anega-das y señaladas con gris, almenos 200 ha. fueron enton-ces cubiertas con 3 m. de agua