Varesi, Gastón. 2014. “La construcción de la hegemonía kirchnerista en Argentina, 2003-2007”, en Temas y Debates n°28, año 18, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    1/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    57

    La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina (2003-2007)

    The construction of kirchnerist hegemony in Argentina (2003-2007)

    Gastn Varesi

    Gastn Varesi es Doctor en Ciencias Sociales,

    Universidad Nacional de La Plata y becario posdocto-

    ral del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas

    y Tcnicas, Argentina.

    E-mail: [email protected]

    resumen

    El artculo se propone analizar la hegemonakirchnerista desde su proceso de conguracininicial, durante el gobierno de Nstor Kirchner(2003-2007), observando sus rasgos centralesy duraderos. Abordar esta construccin polti-ca implica indagar el proyecto que comenz adesplegarse a nivel nacional desde 2003, convo-cndonos a analizar la conformacin del kirch-

    nerismo como cultura poltica, en tanto ste seinstituye a partir de una reformulacin particulardel peronismo, en cuya tradicin se inscribe, de-niendo el carcter de la direccin ideolgico-cultural que traza junto a su estrategia de con-duccin poltica. Nos preguntamos entonces:cules son los factores principales en los quese funda la hegemona kirchnerista? Partimos,desde una perspectiva gramsciana, a realizar unacaracterizacin de la crisis de 2001, con el n deexhibir la relevancia que dicha crisis tuvo para elsurgimiento del kirchnerismo y dar cuenta de las

    diversas estrategias de sutura desplegadas porste, analizando su construccin identitaria en elcampo de antagonismo. En este trayecto, anali-zamos la matriz ideolgico-cultural del kirchne-rismo a partir del discurso presidencial, atrave-sando la delimitacin del adversario e indagandolos principales componentes del proyecto polti-co-econmico de gobierno, la conformacin dela fuerza poltica y su estrategia hegemnica.

    palabras clavekirchnerismo / hegemona / cultura poltica /

    proyecto de gobierno / fuerza poltica

    keywordskirchnerism / hegemony / political culture /government project / political force

    summary

    The article analyzes the kirchnerist hegemonyfrom its initial conguration process, duringthe government of Nstor Kirchner (2003-2007), noting its central and lasting features.Addressing this political construction meansexploring the project which started to unfold at anational level since 2003, implying to analyze theformation of Kirchnerism as a political culture,

    that is instituted from a particular reformulationof Peronism, in whose tradition it is inscribed,dening the character of the ideological andcultural lead as well as its political direction.Thus, we ask: what are the main factors inwhich kirchnerist hegemony is founded? Westart, from a Gramscian perspective, to performa characterization of the 2001 crisis, in orderto show the relevance that this crisis had in theemergence of Kirchnerism and to take accountfor the various suture strategies developed,analyzing the identity construction in the

    antagonism eld. In this way, we analyze thekirchnerist ideological-cultural matrix, exploring

    presidential discourse, through the denition ofthe adversary and the main components of the

    political and economic project of government,the formation of the political force and itshegemonic strategy.

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    2/24

    IntroduccinEl kirchnerismo ha establecido un punto de inexin en la poltica argentina, en

    tanto logr construir una hegemona que atraviesa ms de una dcada, redeniendo

    identidades, lgica polticas y matrices ideolgicas. El presente artculo se

    propone analizar la hegemona kirchnerista en su origen, durante el gobiernode Nstor Kirchner (2003-2007), en tanto este perodo de conguracin nos

    permite establecer un conjunto de rasgos duraderos que se mantuvieron, mayor omenormente alterados, en los aos posteriores. Abordar esta construccin polticaimplica indagar el proyecto que comenz a desplegarse a nivel nacional desde 2003,convocndonos a analizar la conformacin del kirchnerismo comocultura poltica,en tanto ste se instituye a partir de una reformulacin particular del peronismo,en cuya tradicin se inscribe, deniendo el carcter de la direccin ideolgico-

    cultural que se traza junto a su estrategia de conduccin poltica, cobrando forma

    en la dinmica del antagonismo. Nos preguntamos entonces: cules son losfactores principales en los que se funda la hegemona kirchnerista?Para abordar dicho interrogante, partiremos desde una delimitacin inicial del

    enfoque terico, basado en una perspectiva gramsciana. Luego realizaremos unasucinta caracterizacin de la crisis de 2001, desagregndola en sus distintas dimen-siones, con el n de exhibir la relevancia que dicha crisis tuvo para el surgimiento

    del kirchnerismo y dar cuenta de las diversas estrategias de sutura desplegadas porste, analizando su construccin identitaria en el campo de antagonismo. En estetrayecto, analizaremos la matriz ideolgico-cultural del kirchnerismo a partir del

    discurso presidencial, indagando los principales componentes del proyecto pol-tico-econmico de gobierno, la conformacin de la fuerza poltica y su estrategiahegemnica.

    Apuntes para el anlisis de la construccin hegemnicaEl concepto de hegemonaremite (ya en su antecedente leninista) a la direccin

    poltica, que en Gramsci es tambin direccin ideolgico-cultural de un gruposocial sobre otros. La hegemona es una relacin social que atraviesa distintasdimensiones: parte de una base material ligada a la posicin de las clases en laestructura, y se realiza en las superestructuras, a travs de una concepcin delmundoque encarna la visin general y expresa los intereses del grupo dirigente,al tiempo que se plasma de formas diversas en elsentido comn, en las prcticascotidianas y, en su momento ms desarrollado, funda un tipo particular de Estado(Gramsci, 2003; 2008). En los procesos de construccin hegemnica, El Estadoes concebido como organismo propio de un grupo, destinado a crear las condicio-nes favorables para la mxima expansin del mismo grupo; pero este desarrolloy esta expansin son concebidos y presentados como la fuerza motriz de una ex-

    pansin universal, de un desarrollo de todas las energas nacionales (Gramsci,2003: 58). La posibilidad de esta expansin universal, implica la predominanciade los componentes consensuales sobre los componentes coercitivos, involucra la

    participacin de los grupos dirigidos en la visin del mundo del grupo dirigente.Por ello, Gramsci otorga a la ideologa un valor gnoseolgico, siendo una va de

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    3/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    59

    acceso privilegiada para la comprensin de los procesos hegemnicos, en tantolos mismos contienen en su seno la formacin y expansin de una concepcin delmundo realizada en la conduccin poltico-econmica de una sociedad. Pero estono se limita slo al plano ideolgico, sino que:

    El grupo dominante es coordinado concretamente con los intere-ses generales de los grupos subordinados y la vida estatal es conce-

    bida como una formacin y una superacin continua de equilibriosinestables (), entre los intereses del grupo fundamental y los delos grupos subordinados; equilibrios en donde los intereses del gru-

    po dominante prevalecen pero hasta cierto punto, o sea, hasta elpunto en que chocan con el mezquino inters econmico-corporati-vo (Gramsci, 2003: 58).

    Poulantzas (1981) retoma esta perspectiva, planteando la autonoma relativaestatal para pensar los equilibrios inestables de compromisos que el Estado debeorganizar con el n de sostener la conduccin hegemnica de un grupo sobre

    otros.El origen de la teora gramsciana de la hegemona, se basa en la percepcin que

    Gramsci tuvo sobre el desarrollo de las sociedades y su complejizacin creciente,vinculada a las estrategias de transformacin adecuadas a stas. Gramsci observaque si bien el Estado contina siendo un mbito primordial de poder, el desarrollode la sociedad civil (que visualiza en los aos 20 y 30 en Europa y Estados Unidos)

    implica que el poder se ha disgregado en una multiplicidad de trincheras. Deeste modo, haciendo analoga con las estrategias militares de la Primera GuerraMundial, asimila la construccin de hegemona a laguerra de posiciones, la gue-rra de trincheras, la cual requiere que las fuerzas movilicen esfuerzos en todas lasdimensiones de lo social, en una batalla de largo aliento. Ya no alcanza el triunfomilitar, el xito econmico, ni la direccin del Estado, sino que tambin se debeexpandir la propia visin a los diversos mbitos donde se gestan consensos, parahacer de un particular, un universal, que logre conquistar la adhesin activa o pa-siva de los distintos grupos sociales.

    A su vez, Gramsci (2003, 2004) enfatiza una doble dimensin constitutiva dedichos procesos, que desarrolla en su enfoque del Prncipe moderno (la fuerza

    poltica) y en el rol de los intelectuales orgnicos, la cual que se juega en la con-formacin de una voluntad colectiva y en la direccin ideolgico-cultural. Estaltima remite a una reforma intelectual y moral, realizada en base a una tarea decrtica del orden social y la construccin y difusin de una concepcin de mundoalternativa, ligada a un programa de reforma econmica. La voluntad colectivaest vinculada a la articulacin de un pueblo disperso, superando la dimensineconmico-corporativa de los reclamos para alcanzar una dimensin poltica conel n de fundar un nuevo Estado: es la gestacin de un sujeto-pueblo.

    Es en este punto donde retomamos crticamente los aportes de Laclau (2005) ala teora de la hegemona, en tanto nos permite profundizar el anlisis de consti-tucin de los sujetos polticos en la conformacin de un campo de antagonismo.

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    4/24

    Su categora depopulismoes pensada como una lgica hegemnica vinculada a laarticulacin de demandas que, en tanto representacin de faltas, permiten confor-mar una cadena de equivalencias e implica el establecimiento de una frontera, de-limitando un adversario, en un proceso de conguracin identitaria y emergencia

    de sujetos. Estas dinmicas se vinculan con lapromesa de plenitudque encarnanlos sujetos y constituye un factor clave de la construccin de hegemona que sevincula con los proyectos de gobierno como va de realizacin de dicha promesa,conteniendo la potencia del mito y avanzando, como el Prncipe moderno, a for-mar la voluntad colectiva. Tambin recuperamos una segunda vertiente de anlisisdel populismo a partir de la idea depacto populista (Rajland, 2008), que contieneuna perspectiva de anlisis histrico de clases, en clave latinoamericanista. Esteenfoque nos permite vislumbrar la construccin de consensos y la armonizacinde los equilibrios inestables entre fracciones dominantes y subalternas, dirigidas

    desde el Estado.En este trayecto rescatamos la relevancia cognitiva del concepto de cultura pol-tica, en tanto ligazn explicativa de vnculos que atraviesan y articulan los planosde la disputa ideolgica y el orden de la reproduccin material. La cultura polticaarticula un conjunto de representaciones codicadas al interior de una fuerza pol-tica (evocando a Sirinelli, 1993), al tiempo que recuperamos algunos de los facto-res que identica Berstein (1998) relacionados a la forma que cobra una identidad

    y los distintos componentes que contiene una visin del mundo, atravesado tantopor el subsuelo doctrinal, el discurso como por una lectura comn del pasado y de

    la sociedad a construir. En este camino, nos permite ver la matriz ideolgica quecompone todo proyecto poltico-econmico de gobierno. Este proyecto delinealos pasos para restituir y avanzar hacia la concrecin de la promesa de plenitud,enunciando la unidad de nes polticos y econmicos (Gramsci), al tiempo que

    sirve de sustrato para la generacin de polticas pblicas.

    Preludio: la crisis de 2001Gramsci seala que las ideologas que adquieren potencia hegemnica y aspiran

    a fundar un Estado deben ser observadas en su gestacin, planteando todas lascuestiones en torno a las cuales hierve la lucha (2003: 58). As, el kirchnerismoemerge de cara a la crisis de 2001, afronta las distintas dimensiones involucradasen esta crisis y se plantea a s mismo como momento de sutura y superacin. Estacrisis expres distintos componentes que Gramsci (2003) observa como caracte-rsticos de las crisis orgnicas, implicando un genuino sacudimiento del bloquehistrico, categora de totalidad que funda la unidad dialctica entre los fenme-nos estructurales y superestructurales. Este sacudimiento implica la erosin de losconsensos y la legitimidad de un orden social, afectando todas sus dimensiones.

    Para el ao 2001, en Argentina se observaba una crisis a nivelideolgico-cul-tural, insinuada en la deslegitimacin de algunos aspectos de la concepcin delmundo neoliberal, principalmente en relacin al rol del Estado y al individualismoy sus prcticas desmovilizadoras. En este sentido, se expres una crisis de la ideadeEstado mnimo1, alzando demandas de mayor presencia estatal y de cambio en

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    5/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    61

    sus funciones, junto a la proliferacin de distintas experiencias de participacinpopular. Incluy una crisis poltica, en dos dimensiones, por un lado, como cri-sis de la poltica, en su componente institucional de representacin, y por otrolado, en su componente social, como crisis de autoridad relacionada al incremento

    de la conictividad. Referimos a lapolticacomo el terreno de intercambiosentre partidos polticos, de actividades legislativas y gubernamentales de elec-ciones y representacin territorial y, en general, del tipo de actividades, prcticasy procedimientos que se desarrollan en el entramado institucional del sistema orgimen poltico (Arditi, 1995: 342-343). En este sentido, la crisis de la polti-ca se produjo a partir del desgaste de legitimidad de los partidos como canales derepresentacin, y como crisis del bipartidismo en tanto frmula de gestin de lagobernabilidad post-dictadura, expresando un elemento clave que Gramsci (2003)identica en los perodos de crisis orgnica: una situacin de contraste maniesto

    entre representados y representantes. Por otro lado, se arm una crisis de auto-ridad (Gramsci), ligada al impacto social producido por las reformas neoliberalesque motiv una serie de reclamos que acarrearon un alto grado de movilizacin,expresando la articulacin de una cadena de demandas que no pudieron ser divi-didas y procesadas por el orden vigente, pasando de democrticas a populares(en sentido de Laclau, 2005). Este proceso, incluso llev a crisis las dimensiones

    poltico-jurdicas propias del momento de la coercin, frustrando los intentos delgobierno de reprimir la protesta social, que deriv en la rebelin popular de di-ciembre, con auge de participacin del movimiento de desocupados (piquetero),

    obrero, estudiantil y sectores medios (caceroleros). Tambin expres una crisiseconmica, debido a que el visible agotamiento del modelo de la convertibilidad(1989-2001), con cada general de la tasa de ganancia y cuatro aos de recesin,evidenci las dicultades de las clases dominantes de hacer avanzar a la economa

    afectando la estructura, expresndose por arriba en una fractura de interesesentre distintas fracciones del capital que buscaban mejorar sus posiciones en basea diferentes propuestas de salida a aquel modelo. Adems, el deterioro de los indi-cadores socio-econmicos, con incrementos incesantes en materia de desempleo,

    pobreza e indigencia, constituy la base material que habilit el creciente malestarde las clases subalternas.

    Sin embargo, el campo de antagonismo no termin de consolidarse en su com-pletitud, debido a la ausencia de conformacin de un sujeto estable articuladodesde la subalternidad, de una voluntad colectiva con capacidad de proyectar laformacin de un nuevo Estado desde los oprimidos: por eso caracterizamos este

    perodo como unprincipiode crisis orgnica, ya que no lleg a revestir su esta-do acabado. No alcanzaron a producirse sujetos enteramente denidos a ambos

    lados, pero el espacio estaba efectivamente fracturado y permiti la delimitacinprovisoria de un adversario, que apareca enfrentado en la demanda que se vayantodos, que empez a cobrar carcter de signicante vaco, con capacidad agluti-nadora y un contenido en disputa, que iba desde una crtica a la corrupcin hastauna demanda anti-capitalista. Se haba articulado una amplia cadena de demandasque movilizaba diversos actores pero sin cristalizar en un sujeto-pueblo. Si bien

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    6/24

    en el gobierno de Duhalde (2002-2003) comenzaron a sentarse algunas estrategiaspara enfrentar la crisis, que dejaran su marca duradera, stas no tuvieron capa-cidad de construir una nueva hegemona y el componente fuertemente represivoque ejerci sobre la protesta social (culminando en la masacre de Avellaneda)

    deriv en el adelantamiento de las elecciones presidenciales. Entendemos que esrecin con el kirchnerismo que se conforma y estabiliza una cadena, se singula-riza en el lder y se comienza gradualmente a construir una voluntad colectiva a

    partir de la recuperacin de varias demandas candentes de 2001, pero este procesose hace centralmente desde el Estado. As se va a transcurrir de un nosotrosfragmentario que posea un fuerte componente de organizaciones de izquierda ymovimientos sociales heterogneos, a un nosotros nacional-popular en que elkirchnerismo reformula la tradicin peronista. Ahora bien, como las identidadesno son estables, tambin la identidad del kirchnerismo mismo fue mutando al rit-

    mo de tensiones y antagonismos.

    La matriz ideolgico-cultural del kirchnerismoEl discurso presidencial nos provee un plano privilegiado para captar el vnculo

    entre el kirchnerismo y la crisis de 2001, en tanto ste la asume como desafo y sepropone como momento resolutorio de la misma. El gobierno de Nstor Kirchnerconfront los avatares de la crisis ideolgico-cultural, incorporando a su discursouna parte considerable de las demandas expresadas y se propuso como momentode sutura y superacin, dando respuesta (en distintos grados) a dichas demandas,

    en un doble movimiento que procuraba comenzar a saldar tambin aspectos dela crisis poltica.La construccin del adversario, es un primer factor clave paraentender este proceso. El campo de antagonismo de 2001 haba demarcado a unamplio y vago espectro de guras ligadas al neoliberalismo como responsables

    de la crisis a ser enfrentados. La construccin de la otredad en la estrategia kir-chnerista, que se gesta desde el Estado, estuvo entonces delimitada por diversoscomponentes de aquel pasado impugnado en 2001; es a travs de su confrontacindonde se encuentra el cimiento para delinear la promesa de plenitud que invocasu proyecto de gobierno, ligada a su propia conformacin identitaria en la cualrecupera y reformula a la tradicin peronista.

    Entre los aos 40 y 70, las luchas sociales y las condiciones de acumulacin anivel local y global haban dado origen a unEstado como mediacin. Como seala

    Novaro, desde los primeros gobiernos de Pern los sectores populares vivieronincorporados mayoritariamente a una cultura poltica que tena por motivo centralcohesionante y por actor principal al Estado (Novaro, 1997: 4). El Estado comomediacin se encuentra entonces vinculado a las transformaciones de su rol, yaque la incorporacin de la subalternidad al rgimen poltico implicaba la amplia-cin de la autonoma relativa estatal y su interlocucin mediadora y articuladoracon las corporaciones sindicales y patronales. En contraposicin, el neoliberalis-mo, que comenz a instaurarse desde la dictadura de 1976 y cobr forma hegem-nica en los aos 90, se present discursivamente como la capacidad de abolir lascolectividades supuestamente opresivas de ese antiguo rgimen, para liberar y

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    7/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    63

    devolver la iniciativa al individuo; aunque con el ms claro objetivo de desarticu-lar colectivos con capacidad de resistencia, fragmentar a las clases subalternas ydejar a sus individuos librados a la ofensiva del gran capital. El hecho de que fueraun lder del peronismo, como Menem (1989-1999), quien impulsara de forma ms

    acabada las polticas neoliberales, no poda dejar de tener efectos profundos endicha cultura poltica. Segn Novaro,La orientacin pro mercado de las reformas iniciadas en 1989

    aprovech, y en parte estimul, una redenicin muy profunda de

    ciertos patrones culturales tradicionales: la suerte de cada indivi-duo o familia se estaba convirtiendo en un asunto de orden privado,dejaba de estar vinculada a un proyecto inclusivo e integrador y auna responsabilidad pblica. () Lo que logr Menem fue abrirla cultura peronista a su inuencia, y desactivar, de este modo, no

    pocas de las reivindicaciones tradicionales de los sectores popularesidenticados con el peronismo (1997:10).

    Elperonismo clsico, con su ampliacin de la ciudadana y la conquista de nu-merosos derechos sociales y polticos para las clases subalternas, haba logrado

    performar la promesa de plenitud (con distintos grados de materializacin), yaque, aunque sin romper las relaciones de explotacin capitalista, el peronismotransform mediante reformas progresivas su vida material, al tiempo que promo-vi un acervo simblico con el que se identicaran masivamente: el peronismo

    como cultura poltica. En un contexto mundial y local profundamente distinto, esel kirchnerismo el que procura cumplir la funcin de restituir la promesa, fractu-rada durante el auge neoliberal.

    Kirchner se consagr presidente luego de que Menem, habiendo obtenido elprimer lugar, desistiera de enfrentarlo en el ballotage. Este enfrentamiento inicialy la debilidad de origen de su presidencia (siendo el presidente menos votado de lahistoria argentina) son factores relevantes en la construccin de su cultura poltica.As, aparece un primer elemento clave: Kirchner construye en su discurso un ad-versario, un ellos, que reere al neoliberalismo, en trminos amplios, abarcando

    un conjunto de actores y polticas que tuvieron su punto lgido en los aos 90.Opuso en su discurso la recta gestin frente a la corrupcin y la impunidad, ambasrelacionadas con dichos actores y polticas. Tambin seal que, en aquellos aos,el xito de las polticas pareca medido por las ganancias del capital concentra-do sin importar la consolidacin de la pobreza y la exclusin social (Kirchner,25/5/2003).

    No puede ser el norte de ninguna sociedad la convivencia con lamiseria, la marginalidad, la exclusin y la inequidad a que ha dadolugar la aplicacin del pensamiento nico y el seoreo del pensa-miento neoliberal que caracteriz la economa mundial y la propiaen el ltimo decenio (Kirchner, 11/12/2003).

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    8/24

    As, Kirchner propuso a su proyecto como momento de ruptura frente al neoli-beralismo, y en su discurso recopil las diversas aristas que caracterizaron aquelprincipio de crisis orgnica. El 2001 es concebido como un estallido cvico ()un reclamo ciudadano que le demand a la democracia un proyecto de pas

    (Kirchner, 10/7/2003), y el kirchnerismo aparece como la fuerza elegida para tra-zar e impulsar dicho proyecto. De modo sinttico, Kirchner plantea: Queremos

    suturarlas terribles heridas que produjeron las polticas erradas aplicadas en elpasado (Kirchner, 1/3/2005).

    Ejemplo de esto es, entre otros, el discurso dado en la Cumbre de las Amricasen Mar del Plata (2005) donde se enterr el proyecto del ALCA y dio una muestraclara de priorizar el proceso de integracin latinoamericana por sobre las relacio-nes carnales que haban caracterizado la sumisin del Estado argentino frente alos intereses norteamericanos. En aquel discurso Kirchner sostuvo que la crisis de

    2001, entendida como la peor crisis econmica y social de la historia argentina,ejemplicaba el fracaso del neoliberalismo y la conveniencia de seguir un caminopropio, ajeno a las recetas de los organismos internacionales, vistos como co-responsables de la debacle, diciendo con respecto al Consenso de Washington:

    Nos hacemos cargo como pas de haber adoptado esas polti-cas, pero reclamamos que aquellos organismos internacionales,que al imponerlas, contribuyeron, alentaron y favorecieron el cre-cimiento de la deuda, tambin asuman su cuota de responsabilidad(Kirchner, 4/11/2005).

    Usufructuando todo lo que signicaba la derrota de su rival, Menem, uno de los

    principales smbolos encarnados del paradigma neoliberal, desaaba los planes

    geopolticos de la principal potencia mundial y denunciaba el rol de los organis-mos nancieros internacionales. As, ya en el discurso de asuncin de Kirchner a

    la presidencia, presentaba a su gobierno como lo nuevo que permite la clausuray superacin de lo viejo:

    El 27 de abril, las ciudadanas y los ciudadanos de nuestra patria,en ejercicio de la soberana popular, se decidieron por el avance

    decidido hacia lo nuevo, dar vuelta una pgina de la historia (...) Pormandato popular, por comprensin histrica y por decisin polti-ca, sta es la oportunidad de la transformacin, del cambio cultu-ral y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro(Kirchner, 25/5/2003).

    En tanto Kirchner se plantea a s mismo como lo nuevo, convoca la gura del

    outsider, invoca el modelo de la llegada,desarrollado por Sigal y Vern (2004),posibilitado tambin por el desconocimiento relativo en otras partes del pas desus gestiones en la provincia de Santa Cruz. Lo nuevo emerga desde la exigenciade cambio: se evidencia una fuerte vocacin fundacional en la proclama de darvuelta una pgina de la historia al reclamo de 2001. Esta dinmica se profundiz a

    partir de la identicacin del origen de lo viejo con el golpe de Estado de 1976,

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    9/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    65

    lo cual otorg componentes novedosos a la identidad kirchnerista ligados a la rei-vindicacin de la juventud setentista, de la cual los Kirchner fueron parte, y quese plasmara en una potente poltica de Derechos Humanos contra los crmenes dela dictadura.

    Adems Kirchner aadi otro elemento del discurso peronista clsico, sealan-do que vena a trabajar por los argentinos, diciendo en la jura del gabinete: Yo yquienes me acompaan seremos sus servidores, trabajaremos con mucho esfuerzoy, para terminar, les quiero decir qu es lo que sentimos que somos: hombres co-munes con responsabilidades muy importantes (Kirchner, 25/5/2003). Kirchnerse presenta entonces como lo nuevo opuesto a las viejas prcticas corruptas y a las

    polticas neoliberales que devastaron el nivel de vida del pueblo resquebrajandola promesa de plenitud, y esto nuevo responde a la llamada del pueblo perju-dicado para encarnar una tarea reparadora a partir de una vocacin de servicio

    desinteresada. Esta estrategia discursiva contiene dos consecuencias: por un lado,un reencuadramiento de la impugnacin del que se vayan todos y, por el otro,la rearticulacin de varias demandas establecidas en la cadena de 2001 y su com-

    plementacin con otras que dan lugar a la identidad kirchnerista, avanzando en laconstruccin hegemnica de sujeto.

    Estado y proyecto poltico-econmico de gobiernoEstos elementos del discurso fueron generando un desdoblamiento del conteni-

    do del que se vayan todos, de modo de apartar al gobierno de la negacin gene-

    ralizada. Muoz y Retamozo (2008) destacan, en este sentido, una serie de opera-ciones discursivas que parten del reconocimiento de la crisis, la identicacin delpueblo como entidad daada, pero al mismo tiempo como fuente de soberana dela que emerge el presidente y su gobierno como parte de ese sujeto e intrpretes desus intereses. Al tiempo que se construye al Estado como instancia reparadora del

    pueblo daado, retomando smbolos del primer peronismo, se identica al enemigo

    con los actores del neoliberalismo y se desata as su asociacin con el conjunto dela clase poltica, mientras que simultneamente se apropia del enemigo construido

    por los distintos movimientos sociales. Se expresa as la funcin delEstado comomediacin, una mediacin reparadora: Es el Estado el que debe actuar como elgran reparador de las desigualdades sociales (Kirchner, 25/05/2003).

    Si la ideologa neoliberal propona liberar al individuo de las mediaciones yvea al mercado como mbito de realizacin de su libertad, en contraposicin,el kirchnerismo emerge como un grito por la restitucin de las mediaciones vulne-radas: la vuelta del Estado (o mejor dicho, de algunos de sus roles perdidos) tieneuna presencia destacada en su discurso:

    Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progresosocial, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres,sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo. Para eso es preciso

    promover polticas activas que permitan el desarrollo y el crecimien-to econmico del pas, la generacin de nuevos puestos de trabajo yla mejor y ms justa distribucin del ingreso. Como se comprender

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    10/24

    elEstado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o laausencia del Estado constituye toda una actitud poltica (Kirchner,25/5/2003 el subrayado es nuestro).

    Pero si el Estado constituye la mediacin fundamental, tambin est acompaa-do por la relegitimacin de otras colectividades mediadoras como los sindicatosy las corporaciones patronales, vistas como entidades vlidas de representaciny negociacin sectorial. Esta recuperacin de elementos propios del peronismoclsico tuvo su correlato en polticas tales como el impulso masivo a los conve-nios colectivos de trabajo y la convocatoria al Consejo Nacional del Empleo, laProductividad y el Salario Mnimo Vital y Mvil.

    La dimensin ideolgico-cultural de la crisis que Kirchner buscaba conjurar,contena la negacin de la idea de movilidad social ascendente, que se haba ido

    arraigando desde el primer peronismo y que luego haba comenzado a ser puestaen jaque a partir de 1976. El menemismo haba terminado de ahogar la msticaesperanzadora del peronismo clsico y haba dado fuerza a una ideologa indi-vidualista y consumista; un consumismo que ante el deterioro social crecientese fue convirtiendo en una aspiracin inalcanzable para las mayoras populares,ampliando la brecha entre el orden de reproduccin ideal y material, al punto deeliminar la funcin hegemnica de la promesa de plenitud. El kirchnerismo reduceesta brecha a travs de sus polticas sociales, de ingresos y empleo, recomponien-do condiciones para restablecer la promesa de plenitud en el horizonte. Es en este

    sentido que toda promesa de plenitud se encuentra ligada a unproyecto poltico-econmico de gobierno, en tanto conforma una matriz ideolgica que consigna lastareas que permitiran transitar del momento de crisis a la sutura. Y a su vez, el

    proyecto se encuentra enmarcado en una cultura poltica singular que se expresaen el discurso como subsuelo doctrinal, realizando una particular lectura del pasa-do y un delineamiento del futuro a construir.

    As, en el discurso en el Congreso el da de su asuncin presidencial, Kirchnerdeni el camino que llevara al crecimiento con inclusin social: En nuestro

    proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo na-cionalque genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad socialascendente (Kirchner, 25/5/2003, el subrayado es nuestro). Para esto, sostuvoque se deban implementar polticas activas para el crecimiento econmico, lageneracin de puestos de trabajo y una ms justa distribucin de la riqueza,recuperando el Estado un rol central. Podemos observar un discurso que captavarios aspectos de la crisis de hegemona: propone dar n a la crisis econmicaa travs del proyecto de capitalismo nacional, atendiendo a las consecuenciasde dicha crisis en materia de desempleo y pobreza, abordando as demandasinabsorbibles en el orden previo que dieron origen a la crisis poltica, resolvin-dolas e incorporndolas a la propia cadena equivalencial; adems plantea unarespuesta a la crisis ideolgico-cultural, rechazando la idea de Estado mnimo afavor de la exigencia de ms Estado, atendiendo a la necesidad de cambiar laforma de intervencin estatal, y que luego se fue convirtiendo en una revalori-

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    11/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    67

    zacin de la poltica como va privilegiada de cambio de las sociedades, alejadade la perspectiva tecnocrtica de la poltica de cuo neoliberal. La visin que sele imprime al Estado se vincula directamente con la ampliacin de la autonomarelativa:

    necesitamos un Estado inteligente que establezca los lmites pre-cisos dentro de los cuales se desenvuelva la economa. All dondeel mercado no es capaz de guardar equilibrio el Estado debe estar

    presente ()El Estado en representacin del bien comn debe serquien arbitre en las relaciones sociales y econmicas() Un Esta-do que no se instituya para favorecer a uno u otro sector de nuestra

    economa, pues de ese modo se tergiversa y corrompe (Kirchner,10/7/2003, el subrayado es nuestro).

    El kirchnerismo plantea la recuperacin de la capacidad mediadora y reguladoradel Estado en el marco de un capitalismo nacional, expresndose como la vapara la expansin de todas las energas nacionales (en el sentido de Gramsci)y la concrecin del bien comn. Siempre identicando al neoliberalismo como

    adversario, Kirchner deline un proyecto que atendiera a reparar los desequi-librios por ste generados: debemos hacer que el Estado ponga igualdad alldonde el mercado excluye y abandona (Kirchner, 25/5/2003).

    La accin reparadora del Estado se liga a su vez con la alianza de clases quepromueve el proyecto poltico-econmico de gobierno. Este proyecto de capi-

    talismo nacional contina los andamios discursivos esbozado por el gobiernoDuhalde, quien haba enunciado la necesidad de un cambio de alianza estratgicaque abandonara la centralidad del capital nanciero con el n de basarse en la

    articulacin de empresarios productivos y trabajadores. En este sentido se expresaKirchner, justamente en un aniversario de la Bolsa de Comercio, sosteniendo quese orientar a jar los pilares de un nuevo pas en que los valores de la produccin

    y el trabajo destierren para siempre los vicios del oportunismo y la especulacin(Kirchner, 10/7/2003). Pero en trminos de las clases que componen la alianza aconsolidarse en el proyecto kirchnerista, cambian los nfasis en relacin al discur-so de Duhalde, tanto respecto del capital productivo como de los trabajadores. Semantiene la centralidad de la burguesa nacional aunque se la ve como un actorque no est plenamente constituido sino que debe ser apuntalado desde el Estado:necesitamos recrear un empresariado con decisin nacional, comprometido conla realidad social y econmica de nuestra patria y absolutamente decidido a acep-tar el desafo de la competencia (Kirchner, 10/7/2003). Es este acto de recreacin,que Cristina Fernndez de Kirchner identicaba como caracterstico del peronis-mo clsico, cuando ante la ausencia de un gran empresariado nacional, de unagran burguesa nacional, el Estado fue a sustituir esa carencia, esa ausencia para elmodelo de acumulacin de aquellos aos (Fernndez, 30/5/2007). El Estado yano deba sustituir la ausencia de este actor, sino orientarlo desde las polticas en-tendiendo que, para superar la crisis de 2001, era necesario apuntar a un modelode produccin en denitiva y no a un modelo de servicios como se haba venido

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    12/24

    dando en el pas (Fernndez, 30/5/2007). As, el componente de polticas del mo-delo de acumulacin se enmarca en el proyecto poltico-econmico de gobiernoque le sirve de matriz y exhibe un factor central en la ampliacin de la autonomarelativa, explicitado en el discurso de Kirchner: Quiero dejar absolutamente claro

    tambin que no dejaremos que sean los sectores de inters quienes jen nuestraagenda o el supuesto proyecto econmico que ellos desean arreglado a la solasolucin de sus problemas (Kirchner, 10/7/2003).

    Asimismo, comienza a cobrar mayor peso el lugar de los trabajadores. Kirchnerseala que en 2001 se expres un reclamo por un proyecto de pas que terminecon el abuso, la concentracin y la pobreza, que ponga en marcha la producciny recupere el trabajo como nica forma de desarrollo digno en la sociedad mo-derna (Kirchner, 10/7/2003). En este camino, el Estado debe proteger a los msvulnerables: a los trabajadores. As, en un encuentro con la militancia, arm:

    tenemos que construir la Argentina donde el obrero vuelva a ser el respeto centralde nuestras acciones (Kirchner, 11/3/2004). La proteccin de los trabajadoresse ubica en el rol reparador del Estado respecto del pueblo como sujeto daado,frente a la unilateralidad del poder establecida en tiempos de neoliberalismo: Sa-

    bemos que discutimos intereses econmicos y sabemos de qu lado estamos. Estavez, el pueblo argentino tendr en el gobierno el primer defensor de sus intereses(Kirchner, 1/3/2005). En este camino, el proyecto kirchnerista impulsara un nuevomodelo de acumulacin, denido como un modelo argentino con crecimiento e

    inclusin, a partir de la creacin de trabajo digno, un modelo en que el pueblo

    argentino resulte el principal actor y beneciario (Kirchner, 1/3/2007). De estemodo, sostiene la necesidad de proteger a trabajadores, industrias y productores,integrantes de la nueva alianza policlasista, con polticas activas, en una estrategiadonde el Estado cumple un rol central que, en algunos aspectos, iba a contramanode la concepcin del mundo neoliberal: el Estado se incorporar urgentementecomo sujeto econmico activo (Kirchner, 25/5/2003).

    As se fue gestando un doble movimiento que parte de la identicacin del ad-versario enmarcado en los actores y polticas del neoliberalismo y que, como todaconstruccin identitaria emergida en un campo de antagonismo, provee claves paraexpresar el proyecto del nosotros en construccin. Es un nosotros llamado asuturar las grietas producidas por la anti-comunidad, en tanto se provee los ras-gos de la nueva comunidad enmarcada en la cultura poltica que va congurando

    la propia fuerza en ascenso hegemnico: ya vimos adnde lleg la Argentina conla ortodoxia, el fundamentalismo de mercado y el discurso uniforme. Debemossalir del pensamiento nico para consolidar la marcha hacia la construccin de un

    proyecto estratgico (Kirchner, 10/7/2003).En este camino, elproyecto poltico-econmico de gobiernocomenz a ser de-

    nido por algunos rasgos bsicos explicitados en el discurso del lder:El objetivo bsico de la poltica econmica ser el de asegurar

    un crecimiento estable, que permita una expansin de la actividady del empleo constante. () El resultado debe ser la duplicacin dela riqueza cada quince aos, y una distribucin tal que asegure una

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    13/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    69

    mayor distribucin del ingreso y, muy especialmente, que fortalezcanuestra clase media y que saque de la pobreza extrema a todos loscompatriotas (Kirchner, 25/5/2003).

    Estos componentes comenzaron a delinear el proyecto de capitalismo nacionalcentrado en la produccin y el empleo que promueve una restitucin de la promesade plenitud en tanto apunta a confrontar las consecuencias ms dramticas de lacrisis. Para lograrlo aparece, ya desde el discurso de asuncin, la percepcin delos dos pilares de estabilidad que tendra el modelo de acumulacin, el supervitscal y el supervit comercial:

    Con equilibrio scal, la ausencia de rigidez cambiaria, el man-tenimiento de un sistema de otacin con poltica macroeconmica

    de largo plazo determinada en funcin del ciclo de crecimiento, el

    mantenimiento del supervit primario y la continuidad del super-vit externo nos harn crecer en funcin directa de la recuperacindel consumo, de la inversin y de las exportaciones (Kirchner,25/5/2003).

    El proyecto de gobierno tambin contiene otros elementos claves tales como laintegracin latinoamericana, priorizando la insercin comercial en el MERCOSURal tiempo que buscaba ampliar su composicin. A contraposicin de la dcada pre-via, se propone terminar con las polticas de ajuste e impulsar la recuperacin de

    los ingresos de los trabajadores para aumentar el consumo y as dinamizar el cre-cimiento; retomar la obra pblica como poltica de Estado; resolver el defaultde ladeuda pblica y modicar la estructura impositiva. Tambin refuerza la necesidad

    de mejorar la inversin, la recaudacin y el empleo, as como el descenso de latasa de inters para permitir una reconversin productiva, renegociar los contratosde las empresas de servicios pblicos privatizadas y procurar un cambio profundoen las estructuras nancieras y productivas (Kirchner, 10/7/2003), evidenciando

    la estrategia estatal de sostener los cambios en las relaciones de fuerzas entre frac-ciones de clases emergidos con la cada del modelo de la convertibilidad. As, el

    proyecto de gobierno delimita en un conjunto de puntos que conforman la matrizideolgica que orienta las polticas econmicas: son el camino a seguir para laconquista del bienestar comn, de la promesa mtica de plenitud a travs delcual una fuerza poltica procura generar consensos, al tiempo que incide en su

    propia conguracin identitaria, y atraviesa desde las deniciones estratgicas ge-nerales (como capitalismo nacional), el tipo de alianza de clases, hasta inspirarlas polticas especcas a desarrollar.

    Debemos recordar, junto a Muoz y Retamozo, que para generar el consen-timiento de la poblacin, los gobiernos deben traer al presente pequeos retazosde la promesa futura (2008: 143). En este camino, y como parte de la estrategiahegemnica, el gobierno de Kirchner logr recuperar y rearticular algunas deman-das de las clases subalternas que haban cobrado fuerza hacia 2001, y dar caucea distintos niveles de resolucin, incorporndolas resignicadas en una nueva ca-

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    14/24

    dena que comenz a ser constitutiva de su propia identidad. Algunas accionesdestacadas reeren a su poltica de Derechos Humanos, el descabezamiento de la

    cpula militar, los cambios en la Corte Suprema de Justicia, el n del acuerdo con

    el FMI, las estatizaciones, la regulacin de los servicios pblicos, las polticas de

    ingresos y empleo y su acercamiento a gobiernos populares de Amrica latina. Es-tas medidas, entre otras, produjeron amplias adhesiones y comenzaron a constituir

    puntos de sutura de la crisis.

    La doble lectura del populismo y el carcter nacional-popular delproyecto

    Pensamos al kirchnerismo desde una doble lectura del populismo: a) como l-gica poltica, es un populismo que conforma un otro-poder, identicando a su

    adversario en torno al neoliberalismo, pero cuyo centro de accin parte, a su vez

    del Estado mismo, porque dicho Estado es constituido como emanacin de la vo-luntad popular para reparar al propio pueblo daado; y b) como pacto populista,en una vasta estrategia de conciliacin de clases a travs de la ampliacin de laautonoma relativa estatal, gestando una nueva alianza estratgica tripartita entreel Estado, los trabajadores y la burguesa nacional.

    En este punto es interesante recuperar el anlisis de ODonnell (1978) que abor-da las mediacionesdesde un ngulo distinto, no ya en la presuncin de un Estadomediando entre las partes de la comunidad en pugna, sino en el reengarce del Es-tado mismo con la sociedad, vnculo fracturado por las relaciones de dominacin

    y explotacin que la atraviesan, y que busca ser rearticulado ignorando los clivajesde clase, borrando as el papel de garante y organizador de la sociedad en tantocapitalista que efecta el Estado. Estas mediaciones remiten tanto al referente dela accin estatal como a su fundamento, y son instancias aglomeradoras, puestassobre el fraccionamiento de la sociedad. Es la restitucin de lo nacional-popular,donde podemos ver las claves perennes del perodo: la nacines el arco de solida-ridades que une a un nosotros denido por la comn pertenencia a un territorio

    estatal, es un referente homogeneizante y general; el pueblo o lo popularemergeporque la postulacin indiferenciada del inters general de la nacin no alcanza

    a tapar las evidencias de desigualdad en la sociedad burguesa. Frente al estallidode desigualdad y el deterioro de las condiciones de vida de las clases subalternasque trajo aparejado el neoliberalismo, el kirchnerismo postula un Estado que debeactuar en un sentido equiparador, mientras que la recuperacin de lo nacional-

    popular como referente y fundamento de la accin estatal habilita la vinculacinde esta accin reparadora con un proyecto que expresa (en trminos gramscianos)una unidad de nes polticos y econmicos que impulsaran al mximo desarrollo

    al conjunto de las energas nacionales.El carcter nacional-popular se vincula, a su vez, a la resignicacin del pero -

    nismo que el kirchnerismo realiza en su conguracin identitaria, en tanto con-fronta con las guras deslegitimadas del neoliberalismo que haba sido llevado a

    su esplendor con el liderazgo del propio Partido Justicialista (PJ) en los tiemposde Menem. Tambin posee la productividad poltica de interpelar un imaginario

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    15/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    71

    arraigado en una parte de los movimientos sociales movilizados en 2001: la ideadel regreso a la Argentina peronista. Ambos aspectos facilitaron la articulacinde demandas y el restablecimiento mtico de la promesa de plenitud. Esta accin

    performa una caracterstica clave que Gramsci (2003) ve en el Prncipe moderno:

    la capacidad de volver a narrar la historia nacional de la construccin de la vo-luntad colectiva incorporando los intentos pasados (tanto el mito del regreso a laArgentina peronista como el del kirchnerismo en tanto recuperacin de la juven-tud setentista diezmada por la dictadura neoliberal) e inscribir el surgimiento delnosotros kirchnerista como legtimo heredero que viene a terminar de construirde forma novedosa ese legado, restituyendo y avanzando hacia la realizacin dela promesa.

    Esta estrategia se liga con la posibilidad de superar la crisis de hegemona abier-ta. Si Duhalde haba cumplido un rol de segmentacin de las demandas y sus por-

    tadores, del sujeto popular inacabado de 2001, mediante una lgica de contencin/represin; el kirchnerismo vino a rearticular y resignicar varias de las demandasen la construccin de una nueva cadena que se singulariza en el lder. Para estoapel a un doble movimiento: a) de incorporacin de demandas y portadores a lafuerza ocialista, que culminara, como observa Retamozo, en la inscripcin a la

    fuerza kirchnerista de movimientos sociales que, en su mayora, son capaces deaccin colectiva pero no asumen la lgica de la protesta y sus movilizaciones seenmarcan bajo las directrices del gobierno nacional (2011: 261); y b) de margi-nacin de los movimientos opositores, que por izquierda procuraban radicalizar

    los elementos impugnadores al orden global evidenciados en 2001 y enfrentabaneste proceso de recomposicin de la gobernabilidad.Adems de sumar a los principales actores del movimiento de Derechos Hu-

    manos, a travs de polticas activas, fue aumentando la incidencia de la estrategiaocial sobre el movimiento obrero. El Movimiento de Trabajadores Argentinos

    (MTA), constituido desde el ao 2000 en CGT Rebelde, fue avanzando con elapoyo del gobierno nacional hasta la reunicacin y conquista de la CGT en su

    conjunto en 2004. Adems, comenz a realizar acercamientos a sectores de la Cen-tral de Trabajadores de la Argentina (CTA). Otro tanto ocurri con las organiza-ciones de raigambre nacional-popular en el movimiento piquetero (Federacin deTierra, Vivienda y Hbitat (FTV), Movimiento Evita, entre otros). Este trayecto segest tambin en la tctica de divisin del movimiento entre piqueteros duros yblandos, procurando deslegitimar a los primeros y abriendo espacios de dilogo,otorgando recursos estatales e incluso espacios de gobierno a los segundos. A suvez, el incremento sustancial del empleo fue socavando las bases materiales de sus-tento del movimiento de desocupados, a travs de la resolucin creciente de dichademanda, al tiempo que reforz al movimiento obrero. Asimismo, la gradual reso-lucin de la demanda por los depsitos bancarios termin de desactivar el nfasisconictivo de lo que quedaba del movimiento cacerolero, que haba comenzado

    a ser desarticulado durante el gobierno de Duhalde. stos conformaron un conjuntode pasos certeros de la fuerza ocialista para desactivar los componentes impug-nadores de la dimensin poltica de la crisis. Asimismo, si durante el gobierno de

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    16/24

    Duhalde el elemento coercitivo se impuso ampliamente por sobre los mecanismosconsensuales, la administracin Kirchner instal el principio de no represin a la

    protesta social como poltica de Estado, contrastando tambin con los aos neoli-berales. Esto evidenci la fuerte apuesta de incorporacin de demandas a la cadena

    equivalencial que iba nutriendo de legitimidad a la fuerza en formacin.

    El armado de la fuerza polticaEl kirchnerismo, marcado por su debilidad de origen y con el n de saldar la

    crisis de la poltica, procur construir su fuerza propia: el Frente para la Vic-toria que, jugando desde dentro y desde fuera del Partido Justicialista, realiz undespliegue que articulaba la construccin de la transversalidad, abriendo espaciosa sectores progresistas y de izquierda, mientras buscaba acumular fuerzas para la

    progresiva conquista de las lealtades y la estructura del PJ. Esta contienda tuvo en

    la disputa con Duhalde, quien originalmente lo haba apadrinado para las eleccio-nes presidenciales, un momento fundamental. El kirchnerismo termin imponin-dose, en el marco de las elecciones del 2005 con el triunfo de Cristina Fernndez deKirchner sobre Hilda Gonzlez de Duhalde por el senado en la provincia de BuenosAires, quedando con mayora en las dos cmaras legislativas y con legitimidadsuciente como para cambiar al ministro de economa Lavagna que representaba

    el principal legado de Duhalde en su gobierno, armando la propia comandancia

    presidencial sobre las polticas econmicas. El PJ estaba intervenido judicialmentepor la virtual acefala en que haba quedado por el enfrentamiento entre kirchne-

    ristas y anti-kirchneristas, proceso que culmin con el triunfo de Kirchner comopresidente de dicho partido, resuelto judicialmente en 2008, en un trayecto dondela acumulacin incluy la incorporacin de polticos conservadores (provenientesde la UCD) y una alianza con los barones del conurbano bonaerense.

    Hacia el arco de la transversalidad, el gobierno de Kirchner haba inauguradouna tctica de acercamiento a distintos actores del campo popular con polticasactivas, incorporando sus demandas a la nueva cadena equivalencial por ste cons-tituida. Su nivel de xito se expres en la incorporacin a la gestin ocial de orga-nizaciones populares y de izquierda, con distinto grado de posicionamiento crticoal Gobierno, y la creciente marginacin de las organizaciones de similar perl

    poltico que quedaron en la oposicin. De este modo, el Gobierno logr mitigar elimpacto de la crisis poltica, dotando con elementos novedosos al proceso de cons-truccin hegemnica en marcha. Avanzada la conquista del PJ, comenz a cobrarforma una nueva tctica de armado poltico: la concertacin, a travs de la cual se

    buscaba incorporar a la fuerza kirchnerista a sectores de otros partidos tradicio-nales, principalmente del radicalismo y el socialismo que mostraban un crecienteacercamiento al proyecto ocial (la cual cristalizara en la frmula presidencial

    Cristina Fernndez-Julio Cobos en 2007). Este recorrido fue teniendo impactos enel escenario poltico nacional, recongurando el erosionado bipartidismo en dos

    nuevos polos, de centro-izquierda y centro-derecha. As, el ocialismo procur

    encarnar el primer polo, en una coalicin donde el PJ fue adquiriendo centralidad,junto a las tcticas de transversalidad y concertacin, confrontando con una nueva

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    17/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    73

    derecha electoral que tena en Macri (PRO) a su principal referente y una variantems heterognea que se nucleaba en torno a Carri (ARI).

    De este modo, el gobierno asumi plenamente el desafo abierto en materia decrisis de la poltica, buscando recomponer el vnculo entre representados y

    representantes, construyendo su fuerza poltica, dando lugar a un esquema querearticulaba fuerzas y actores de manera singular.

    Guerra de posiciones: entre la normalizacin y el confictoEs necesario indagar, por la particularidad misma de esta fuerza ligada a la doble

    lectura del populismo que realizamos (como lgica poltica y como pacto populis-ta), cmo se articulan los elementos normalizadores y conictivos en este proceso

    deguerra de posiciones. En relacin con la hegemona kirchnerista, destacamosuna tensin central que se dio, como sealan tanto Cremonte (2007) como Rinesi

    y Vommaro (2007), entre el orden y el conicto: entre las demandas propias dela conictividad que marc al 2001, y la demanda de normalizacin que termin

    primando hacia nes de 2002, y su conjugacin en las acciones desplegadas por el

    Gobierno. Esta armacin nos habilita a pensar al kirchnerismo como una cons-truccin ambivalente: como proyecto de normalizacin poltica y econmica, peroque cobra forma conictivamente articulndose con un discurso que constituye

    sus propios antagonistas y abre juego a componentes populares y rupturistas.Al inicio del gobierno de Kirchner persistan los contenidos centrales de la crisis

    hegemnica. Ya en 2002, con la solucin de la movilidad de fondos afectados por

    el corralito (en diciembre) y con la masiva ofensiva meditica de estigmatiza-cin sobre el movimiento piquetero y la feroz represin desatada por el gobiernode Duhalde, la articulacin de piquetes y cacerolas se fue desmembrando y bue-na parte de los sectores medios se fueron retirando del conicto para sumarse al

    reclamo por orden. As podemos ubicar la demanda de orden, demanda quepareciera paradjica contrastada con la evolucin de los indicadores sociales: dehecho, en 2002 el salario real alcanz un piso histrico, con altsimos niveles de

    pobreza, indigencia y desocupacin. Pero resulta difcil tambin pensar que laclase media podra haber constituido sola, en s misma, el sujeto que expresabael reclamo de orden. Si as era presentado a nivel de los medios masivos de co-municacin, debemos tener en cuenta que las polticas fundacionales del modelode acumulacin post-convertibilidad, instituidas principalmente a partir de laLeyde Emergencia Pblica y Reforma del Rgimen CambiarioN 25561 de enerode 2002 bajo el gobierno de Duhalde, ya haban dado el paso fundamental parael establecimiento del orden. Dichas polticas haban comenzado a congurar un

    nuevo modelo vinculado a cambios en las relaciones de fuerzas en el interior dela clase dominante, derivando en el fortalecimiento de los agentes productivo-exportadores del capital concentrado (Varesi, 2011). Es en este contexto dondere-emerge el Estado como un actor clave en la gestin del excedente econmico atravs de la constitucin de un complejo sistema de transferencia de recursos ten-diente a compensar a las distintas fracciones de clase al tiempo que se las confron-ta para la aceptacin del nuevo modelo. El gobierno de Kirchner profundiz esta

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    18/24

    dinmica, dando lugar a una nueva armona inestable e imprimindole un sesgoms progresivo, en tanto asumi al Estado como mediacin reparadora, al tiempoque le permiti incrementar los niveles de autonoma relativa.2

    Pero es en este mismo proceso de armonizacin en base a la constitucin de un

    sistema de transferencia de recursos donde se encarna tambin la dimensin delconicto, ya que se afecta a distintos agentes para redistribuir hacia otros. El Es-tado, lejos de constituirse en un actor pasivo que libra el desarrollo del proceso deacumulacin de capital a la mera iniciativa privada, aparece como un actor clavede este proceso de normalizacin. Y adems, la dimensin del conicto est pre-sente en el modo mismo en que son desplegadas las polticas que constituyen este

    proceso. El kirchnerismo recuper, al igual que el peronismo clsico, las callesy plazas como mbito de disputa para estrategias gubernamentales, movilizandotoda su fuerza en cada batalla, evocando tambin al espritu combativo de los aos

    70, incorporando varios dirigentes sociales protagonistas del conicto de 2001 yplanteando desafos a sus adversarios que denunciaba pblicamente. Se agitan aslas connotaciones herticas (James, 2006) que el peronismo haba sabido poseeren tiempos pasados; incluso sus sectores ms radicalizados impulsan la identica-cin del gobierno como parte de un movimiento emancipatorio latinoamericano,teniendo como hito el No al ALCA de 2005.

    Acercndose en esto al estilo de conduccin poltica del lder originario delperonismo, la tensin entre orden y conicto se articula, segn Cremonte, en un

    sentido particular: el conicto, en Kirchner, funciona como productor de orden

    (2007: 400). Pero habra que aadir que nos encontramos frente a un orden trans-formado, en tanto el Estado acta en un sentido reparador. As, es en la combi-nacin de la recuperacin de varios de los reclamos de 2001 y de las demandasde orden de 2002, imbricados complejamente en el discurso y en las polticas, endonde busca operarse la sutura de la crisis de hegemona.

    El kirchnerismo, sin procurar una transformacin del orden que subvirtiera la es-tructura de clase (como s se haba planteado en los aos 70), avanz a recomponerla promesa de plenitud en tanto fueron reconstituidas las condiciones bsicas devida para millones de argentinos que recuperaron el empleo y vieron mejorados,en distinta medida, sus ingresos. Si bien, su componente normalizador se expresaen la bsqueda de encorsetar su espritu rupturista en un proyecto de capitalismoserio o nacional, ambos se encuentran dinmicamente en tensin, inuidos

    por el escenario de lucha a nivel nacional y latinoamericano.

    Conclusiones y tensiones: revolucin pasiva, sujetos y populismoEl anlisis de la construccin de hegemona kirchnerista nos permite destacar

    tres elementos fundamentales de este proceso: 1) La construccin del neolibe-ralismo como adversario en el discurso; 2) La recuperacin del Estado comomediacin, con un rol destacado en el proceso de armonizacin de intereses con-duciendo la conformacin del pacto populista; 3) La restitucin de la promesade plenituda partir de la recomposicin de las condiciones de vida de las clasessubalternas. Estos tres elementos atraviesan las distintas dimensiones de la crisis

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    19/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    75

    de 2001 y expresan la relacin entre la cultura polticay elproyecto poltico-eco-nmico de gobierno: estos ejes, que hacen a la construccin identitaria, poseenun bagaje histrico que habilit la construccin de una nueva hegemona, impli-cando la reformulacin del peronismo en la cultura poltica kirchnerista, la cual

    se va conformando de cara al antagonismo desatado en 2001, en tanto plantea adicha fuerza poltica emergente y a su proyecto de gobierno como momentos desutura.

    Pensamos al kirchnerismo desde una doble lectura del populismo, como l-gica hegemnica y como pacto populista, viendo la articulacin inestable entreun proyecto que en su raigambre peronista encarna tanto una salida hegemnica

    para el capitalismo argentino (James, 2006) como al hecho maldito del pas bur-gus (evocando a Cooke, 2010), en tanto la cadena est imantada de la lgica delconicto que la vio nacer. A su vez, este punto que nos permite acercarnos a un

    interrogante propuesto por Godio (2006), quien analiza al kirchnerismo en clavede revolucin desde arriba y plantea si este proyecto puede convertirse en unarevolucin desde abajo. Esto nos convoca a concluir en torno a tres cuestiones:la construccin de sujeto, la articulacin inestable de componentes sistmicos yrupturistas en el kirchnerismo y el debate en torno a la aplicacin del concepto derevolucin pasiva.

    La construccin de la voluntad colectiva en el kirchnerismo es atravesada porlas tensiones propias de la ambivalencia pregurada en su proyecto poltico-eco-nmico y su cultura poltica. La construccin del puebloaparece tensionada en

    una doble acepcin. Por un lado, la voluntad colectiva en construccin remite ala acepcin depopulus, ya que sobrepasa tanto a la plebsde los agredidos comoa los anclajes de clase de la subalternidad y se entrelaza con sectores de la clasedominante, en tanto ciudadanos claves del orden a consolidar. Es justamente laresultante del populismo como pacto entre trabajadores y burguesa nacional,dirigida desde el Estado, que convierte al pueblo en populus, ya que toma a losciudadanos ms all de la clase a la que pertenezcan: empresarios y trabajadoresson igualmente parte de ese pueblo en construccin, limitando la potencia herticay subversiva de laplebs. En el discurso kirchnerista laplebsconvoca al Estadocomo mediacin reparadora, pero limitada a la construccin de un pueblo como

    populusy la nacin como referente generalizante de la accin estatal. As, lo na-cional-popular implica una tensin generalizante en la nacin que procura ampliaral pueblo a un espectro ms amplio, a un populus, compatible con un proyecto

    basado en el pacto populista.Esto vuelve a plantear la recurrente pregunta por la burguesa nacional. sta

    es pensada tericamente por Poulantzas como una fraccin autctona de la bur-guesa que, a partir de determinado tipo y grado de contradicciones con el capitalimperialista extranjero, ocupa, en la estructura ideolgica y poltica, un lugarrelativamente autnomo, y presenta as una unidad propia (1981: 67). En lahistoria argentina, la burguesa nacional fue una fraccin clave del rgimen deacumulacin basado en la industrializacin por sustitucin de importaciones ycomprenda a agentes del capital productivo abarcando, segn Basualdo (2010),

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    20/24

    un amplio espectro de pequeas y medianas industrias junto a grandes empresaslocales independientes. Lo que haca clave a esta fraccin era la posicin estruc-tural que ocupaba, ya que en un rgimen de acumulacin cuyo eje central estabaen la produccin industrial orientada al mercado interno, el desarrollo de esta

    burguesa era compatible con una alta participacin en el ingreso por parte delos trabajadores y con el pleno empleo, ya que el salario era un componente fun-damental, como consumo en el mercado interno, para la realizacin del capital.Aqu hallamos el anclaje estructural que habilitaba la potencia poltica de los pro-yectos nacionales y populares, como el peronismo, en tanto procuraban articulardesde el Estado una alianza de clases basada en la burguesa nacional y la clasetrabajadora. Entendemos que las transformaciones globales y locales del procesode acumulacin de las ltimas dcadas erosionaron las bases materiales para laemergencia de este sujeto: esto se debe a los altsimos niveles de extranjerizacin

    econmica en Argentina, visible en la composicin de la cpula empresaria, cuyapersistencia tensiona el carcter nacional del proyecto en desarrollo; y el altsimogrado de concentracin y centralizacin econmica actual, que pone en tensinsu carcter popular, limitando la capacidad reguladora y reparadora del Estadoy la participacin asalariada en el ingreso. Adems, la fraccin predominante enla post-convertibilidad, compuesta por agentes productivo-exportadores, tiendea realizar un segmento importante de sus ganancias en el exterior, por lo queel salario no es percibido como un componente clave para la realizacin de laganancia, sino como un mero costo. Entendemos que la creencia de la dirigencia

    kirchnerista en la mtica (e inexistente) burguesa nacional marca una de susprincipales limitaciones.Sin embargo, la construccin de la cadena equivalencial que promueve en su

    conduccin poltica y cultural nos lleva a una revalorizacin de su aspecto rup-turista, abriendo la discusin en torno al concepto de revolucin pasiva. SegnCampione (2007), Gramsci concibe dos vas alternativas para las transformacio-nes radicales: la revolucin en sentido clsico, impulsada fundamentalmente des-de abajo, y la revolucin pasiva, orientada desde arriba. Si bien ambos procesos

    presentan cambios profundos, la revolucin pasiva se liga a la dialctica entre lonuevo y lo viejo, que Gramsci retoma de Marx en cuanto seala que un sistemasocial no termina de caer hasta que se hayan desarrollado en su interior todas sus

    posibilidades y que puede subsistir introduciendo un conjunto de novedades enlas que las clases dominantes impulsan transformaciones expropiando la iniciativaa las clases subalternas.

    En este sentido podemos leer la conclusin a la que arriban Bergel y Fornillo, se-alando que luego de la crisis de 2001: la iniciativa ha pasado de los movimientossociales a una nueva elite poltica gobernante comandada por el presidente NstorKirchner (2006: 1). Claro que este planteo involucra la pregunta por la relacinque adoptan los intelectuales orgnicos en procesos de ampliacin de la autonomarelativa del Estado; aqu encontramos una clave del anlisis de Gramsci sobre el

    proceso de reunicacin italiana que nos sirve para pensar nuestro problema: no

    es que un grupo social sea el dirigente de otros grupos, sino que el Estado () sea

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    21/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    77

    el dirigente del grupo que debera ser dirigente (Gramsci citado en Campione,2007: 93). Esto nos permite comprender algunos rasgos duraderos del kirchneris-mo, relacionados con los agentes en la estructura de clase: la percepcin de una

    burguesa nacional incompleta o desviada de sus tareas nacionales que requiere

    de la orientacin del Estado para performar su papel en el pacto populista. Otracaracterstica de la revolucin pasiva que vemos presente es la ausencia de unainiciativa popular unitaria: el sujeto-pueblo inconcluso de 2001.

    Sin embargo, hay elementos de la revolucin pasiva que deben ser puestos encuestin para el anlisis de nuestro caso. Como seala Kohan, mediante la re-volucin pasiva los segmentos polticamente ms lcidos de la clase dominantey dirigente intentan meterse en el bolsillo (la expresin es de Gramsci) a susadversarios y opositores polticos incorporando parte de sus reclamos, pero des-

    pojados de toda radicalidad y todo peligro revolucionario (2006: 1). Si bien efec-

    tivamente la estrategia kirchnerista incorpora parte de las demandas subalternas ydespoja su sentido impugnador del orden, la idea de meterse en el bolsillo a losadversarios se liga a la idea de cooptacin, en la que un actor pierde su autonomaa cambio de recursos econmicos o polticos. Ahora bien, entendemos que el kir-chnerismo no puede ser reducido a una maniobra. Ciertamente hay incorporacinde reclamos, desactivando el perl anti-sistmico involucrado en muchas de las

    demandas de 2001 as como en parte de sus portadores. Sin embargo, es la propiarearticulacin en los tres planos de la ideologa, la poltica y la economa que nos

    permiten observar la gestacin de un proyecto poltico-econmico de gobierno de

    ms largo aliento que posee capacidad de interpelacin a los actores involucradosy viabiliza la articulacin de demandas en una nueva cadena de equivalencias quedesdobla el que se vayan todos, apartando de ste al gobierno. El problema de laidea de cooptacin es que desubjetiviza, niega la capacidad de decisin de los ac-tores, impidiendo ver la lgica y motivos de su adhesin. Es a travs del abordajedelproyecto poltico-econmico de gobiernoy de la cultura polticasingular que

    pudimos alumbrar algunos aspectos claves de esta dinmica: tanto la interpelacinal imaginario nacional-popular presente en amplios sectores de las clases subalter-nas, como las polticas sociales y de ingreso orientadas hacia dichas clases permi-ten pensar la incorporacin de distintas organizaciones populares al kirchnerismosin necesidad de visualizarlo como mera cooptacin. Estamos entonces ante unavoluntad poltica de un conjunto de organizaciones populares que se sumaron alkirchnerismo por ver en ste un carcter transformador y un espacio potable parala proliferacin de las demandas subalternas.

    Esto nos deja en pie un segundo planteo crtico sobre la posibilidad de aprehen-der totalmente el proceso que analizamos desde el concepto de revolucin pasiva.Gramsci seala que slo la tesis desarrolla todas sus posibilidades de lucha, hastaacaparar a los llamados representantes de la anttesis: justamente en ello consistela revolucin pasiva o revolucin-restauracin (Gramsci, 2003: 86). Hay un in-terrogante que subyace a la caracterizacin de la crisis de hegemona de 2001 quese relaciona directamente con esta armacin gramsciana qu es lo que estaba

    en juego en 2001? era la sociedad capitalista en s y la posibilidad de abrir paso

    pp.

    57-8

    0

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    22/24

    a un proceso emancipador? o era la crisis de un rgimen capitalista particular: elneoliberalismo? Porque depende de cmo respondamos estas preguntas, el modoen que podremos identicar la tesis y la anttesis. Si lo que estaba en juego era

    la sociedad burguesa en tanto tal, entonces podramos caracterizar al kirchnerismo

    sin ms como revolucin pasiva. Pero para esto deberamos haber dado cuenta dela existencia de un sujeto-pueblo constituido en la lucha con proyecto anti-capita-lista y, si bien haba actores portadores de proyectos con dicho carcter, la conclu-sin a la que llegamos fue la no existencia de un nosotros consolidado desde lasubalternidad y por eso denimos el proceso comoprincipiode crisis orgnica sinalcanzar su plenitud. Por ende, tampoco haba un empate hegemnico, del cualel kirchnerismo pudiera dar cabida a lecturas en torno al bonapartismo o cesaris-mo. Pero adems, si lo que estaba en juego era el rgimen neoliberal, no podemosdejar de notar que el proyecto que encarna el kirchnerismo contiene en su funda-

    cin misma algunos elementos de negacin del neoliberalismo, si bien lima efec-tivamente las aristas anti-sistmicas ms inmediatas recuperando la demanda deorden, la incorporacin de las demandas emergidas de la crisis de 2001 integranelementos inestables en tanto comprenden reivindicaciones de largo arraigo popu-lar que no puede sino imprimir ese tono popular, hertico, a la cadena misma.

    Por otra parte, el componente hertico del kirchnerismo se hace presente tantoen la lgica del conicto a travs del cual se abren paso las polticas pblicas, en el

    escenario nacional, como en la propia poltica exterior, caracterizada como sea-lan Moreira y Barbosa, por sumarse a la ola de gobiernos de una nueva izquierda

    que cubra el continente (2010: 196), ubicndose como parte de un movimientolatinoamericano contra el neoliberalismo. Por eso no puede hablarse de coopta-cin ni de revolucin pasiva en todo su esplendor, en un escenario internacionalde crisis del neoliberalismo (y por esto, antittico) y de transformacin progresivaa nivel latinoamericano. Nos situamos en un contexto en el que un conjunto deformaciones sociales son conducidas por bloques populares que adelantan proyec-ciones hacia un horizonte socialista, que puede visualizarse en experiencias comola de Venezuela, Bolivia, y luego Ecuador (junto a Cuba) y de las cuales Argentina,

    junto con otros pases (como Brasil y Uruguay) representan versiones ms mode-radas (en trminos de la relacin capital/trabajo). Es el conjunto de gobiernos quecomponen este abanico de experiencias que fueron impulsores de este proceso deintegracin que contuvo un primer desafo antiimperialista en el No al ALCA,al que se le fueron posteriormente sumando otros hitos, como la incorporacin deVenezuela al Mercosur, la formacin de la UNASUR y la CELAC.

    El kirchnerismo gest desde el Estado una recuperacin y primaca de la pol-tica que contrasta con la subordinacin al imperio directo del gran capital y a losmandatos de los organismos nancieros internacionales. Esta reivindicacin de

    la poltica es un factor clave en la ampliacin de la autonoma relativa del Estadoy, al mismo tiempo, constituye un elemento de la cultura poltica que, enlazadocon la recuperacin del pasado setentista, reaviva su componente hertico. Sinembargo, la funcin del conicto como productor de orden y la limitacin de ste

    a un horizonte sistmico en el proyecto de capitalismo nacional imprime una

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    23/24

    tema

    sydebates28/ao18/julio-d

    iciembre

    2014/

    79

    tensin perdurable entre estos dos componentes que marcan la cultura poltica deesta fuerza fundada en el pacto populista: el componente sistmico y el hertico

    permanecen en un tire y aoje, articulndose e imponindose alternativamente,

    motivando en este movimiento la pregunta sobre la posibilidad de que la revolu-

    cin desde arriba (parcial e incompleta) pueda devenir en una revolucin desdeabajo. Slo de este modo la cultura poltica emanada de la fuerza-Prncipe podraromper los lmites sistmicos y normalizadores; proceso que dependera en ltimainstancia de mayores mrgenes de autonoma de las clases subalternas en la for-macin de la voluntad colectiva, constituyendo un sujeto-pueblo que sobrepase el

    pacto populista en su supresin superadora.

    Referencias1. Esta idea sostiene que el mercado es consustancial a la libertad del individuo y la accin del Estado

    perturba su buen funcionamiento. Que el individuo usa los recursos mejor que el gobierno y el Estadodebe interferir lo mnimo y slo para garantizar condiciones de competencia. As el desarrollo econ-mico y social llegara inevitablemente con la economa de mercado (Matus, 2007).2. El aumento de autonoma relativa no fue total, ya que, como seala Castellani (2010) se observancontinuidades en la relacin Estado-empresarios a partir de la conformacin de nuevos mbitos privile-giados de acumulacin ligados a los planes de obra pblica, las promociones industriales, los subsidios,entre otros.

    BibliografaB. ARDITI (1995), Rastreando lo poltico, enRevista de Estudios Polticos, Madrid, N 87.

    E. BASUALDO (2010),Estudios de historia econmica argentina: desde mediados del siglo XX a laactualidad, Buenos Aires, Siglo XXI-FLACSO.M. BERGEL Y B. FORNILLO (2006), Los siete puntos para un balance de la rebelin popularargentina del 2001, enEl Rodaballo, Buenos Aires, N 16.S. BERSTEIN (1998), La cultura poltica en J. P. RIOUX Y J. F. SIRINELLI (ed.),Para una historiacultural, Mxico, Taurus.D. CAMPIONE (2007),Para leer a Gramsci, Buenos Aires, Ediciones del CCC.A. CASTELLANI (2010), Estado y grandes empresarios en la Argentina de la post-convertibilidad,en Cuestiones de Sociologa. Revista de Estudios Sociales, La Plata, FAHCE-UNLP, N5/6.J. W. COOKE (2010) [1971],Peronismo y revolucin. El peronismo y el golpe de estado informe a lasbases,Buenos Aires, Biblioteca Popular.

    J. P. CREMONTE (2007), El estilo de actuacin poltica de Nstor Kirchner, en E. RINESI, G.NARDACCHIONE Y G. VOMMARO (eds.),Los lentes de Vctor Hugo. Transformaciones polticasy desafos tericos en la Argentina reciente, Buenos Aires, Prometeo-Universidad de GeneralSarmiento.J. GODIO (2006),El tiempo de Kirchner. El devenir de una revolucin desde arriba,Buenos Aires,Ediciones Letra Grifa.A. GRAMSCI (2003),Notas sobre Maquiavelo, sobre la poltica y sobre el Estado moderno,BuenosAires, Nueva Visin.A. GRAMSCI (2004),Los intelectuales y la organizacin de la cultura, Buenos Aires, Nueva Visin.A. GRAMSCI (2008), El materialismo histrico y la losofa de Benedetto Croce, Buenos Aires,

    Nueva Visin.

    D. JAMES (2006), Resistencia e integracin. El peronismo y la clase trabajadora argentina, 1946-1976, Buenos Aires, Siglo XXI Editores.

    N. KOHAN (2006), La gobernabilidad del capitalismo perifrico y los desafos de la izquierdarevolucionaria. Crisis orgnica y revolucin pasiva: el enemigo toma la iniciativa. Disponible en:

    pp.

    57-8

    0

    e

  • 7/21/2019 Varesi, Gastn. 2014. La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina, 2003-2007, en Temas y Debat

    24/24

    . Consultado: 10/2006.E. LACLAU (2005),La razn populista, Buenos Aires, FCE.C. MATUS (2007), Los tres cinturones del gobierno, Buenos Aires, Ediciones Universidad de laMatanza, CiGob, Fundacin Altadir.C. MOREIRA y S. BARBOSA (2010), El kirchnerismo en Argentina: origen, apogeo y crisis, su

    construccin de poder y su forma de gobernar, en Sociedade e cultura, Brasil, Universidade Federalde Gois, Vol. 13, N2.M. A. MUOZ y M. RETAMOZO (2008), Hegemona y Discurso en la Argentina contempornea.Efectos polticos de los usos de pueblo en la retrica de Nstor Kirchner, en Revista Perles

    Latinoamericanos, Mxico, N 31.M. NOVARO (1997), El liberalismo poltica y la cultura poltica popular, en Nueva Sociedad,Buenos Aires, N 149.G. O'DONNELL (1978), Apuntes para una teora del Estado, en Revista Mexicana de Sociologa,Mxico, Vol. 40, N 4.

    N. POULANTZAS (1981),Las clases sociales en el capitalismo actual, Mxico, Siglo XXI Editores.B. RAJLAND (2008), El pacto populista en la Argentina (1945-1955). Proyeccin terico-poltica

    hacia la actualidad, Buenos Aires, Ediciones del CCC.M. RETAMOZO (2011), Movimientos sociales, poltica y hegemona en Argentina, enPolis, Revistade la Universidad Bolivariana, Venezuela, Vol. 10, N 28.E. RINESI y G. VOMMARO (2007), Notas sobre la democracia, la representacin y algunos

    problemas conexos, en E. RINESI, G. NARDACCHIONE Y G. VOMMARO (eds.), Los lentes deVctor Hugo. Transformaciones polticas y desafos tericos en la Argentina reciente, Buenos Aires,Prometeo-Universidad de General Sarmiento.S. SIGAL y E. VERN (2004),Pern o muerte. Los fundamentos discursivos del fenmeno peronista,Buenos Aires, Eudeba.J. F. SIRINELLI (1993), El retorno de lo poltico, enHistoria Contempornea, Bilbao, Universidaddel Pas Vasco, N9.

    G. A. VARESI (2011), Argentina 2002-2011: Neo-desarrollismo y radicalizacin progresista, enRealidad Econmica, Buenos Aires, IADE, N 264.

    Recibido: 17/03/2014. Aceptado: 02/06/2014.

    Gastn Varesi, La construccin de la hegemona kirchnerista en Argentina (2003-2007). Revista

    Temas y Debates. ISSN 1666-0714, ao 18, nmero 28, julio-diciembre 2014, pp. 57-80.