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8/8/2019 Vlez (2010) Hacia una ciudadana universitaria
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Hacia una ciudadana universitaria: Notas para la discusin1
Waldemiro Vlez Cardona, PhD2.
Introduccin
En este Seminario, abordaremos los diversos significados de lo que implica ser
ciudadano del Recinto de Ro Piedras. Pensando en el Recinto como ciudad,
comunidad y pas que nos alberga, con frecuencia incmodamente. Me parece que
sera adecuado que discutiramos las maneras como los diversos actores-ciudadanos
(particularmente los docentes), hacemos y rehacemos nuestra convivencia en dicho
espacio.
Como toda ciudadana, la universitaria se manifiesta a partir de diversas culturas. Es
decir, es en cierta forma intercultural y plural. Algunas de estas manifestaciones
culturales privilegia las acciones concertadas de manera ms visible, mientras que
otras tal vez procuren producir conocimientos que nos ayuden a replantearnos la propia
institucionalidad del saber y los mecanismos que lo cooptan o potencian, pero desde el
espacio privado. Otras, sin embargo, no promueven ni una ni otra. Me parece que
todas son referente importante para entender los intersticios de nuestra conducta
universitaria.
Tambin me gustara reflexionar, colectivamente, sobre la manera en que los espacios
institucionales de participacin ciudadana-universitaria (departamentos, facultades,
pasillos, cafeteras, merenderos, consejos, comits, senados, juntas, sindicatos,
1Escritoparapromoverladiscusinenel1erSeminariosobre CiudadanaUniversitaria:Perspectivasy
Reflexiones,auspiciadoporlaCtedraUNESCOdeEducacinSuperiordelaUPR.FacultaddeEducacin,18de
noviembrede2010.2CatedrticoenelDepartamentodeCienciasSocialesdelRecintodeRoPiedrasdelaUPR.
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asociaciones, etc.) promueven, imposibilitan o son indiferentes al ms pleno desarrollo
de la ciudadana universitaria.
Las presentes notas no pretenden ser exhaustivas, ni siquiera el punto de partida para
la discusin. Lo que representan es una reflexin que un colega universitario quiere
compartir con otros. Las discusiones que se generen necesariamente provendrn de
muy diversos puntos de vista, todos muy valiosos, precisamente por su diversidad. La
manera en que los abordemos ser un referente de cmo se hace ciudadana
universitaria en la prctica.
Qu estoy proponiendo por ciudadana?3
En la declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolucin
Francesa los derechos humanos son presentados como propiedades inherentes a una
naturaleza humana concebida como esencia universal y permanente compartida por
todos independientemente de las condiciones de vida de las personas. La naturaleza
humana es digna afirmaba Kant, el gran filosofo fe la Ilustracin porque es un valor
absoluto, a diferencia de las cosas que poseen un valor relativo porque son, en relacin
a otra cosa, y por lo mismo son bienes sustituibles, es decir, mercancas. Pero las
personas, en tanto que son fines en s mismas, poseen un valor absoluto porque valen
por s mismas y no por aquello con lo que estn en relacin. Son por ello
3 Aqu estoy tomadando prestadas las ideas de Fidel Tubino en sus escritos: De la ciudadania
homogeneaalaciudadaniadiferenciada; yNounasinomuchasciudadanias.UnareflexindesdeAmrica
Latina.Lasideassondelyloquehagosonunasmuylevesadaptaciones.
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insustituibles. El ser humano se deca- es digno por naturaleza y no por aquello en
que deviene.
El discurso ilustrado de los derechos humano se estructura en base a las dicotomas
ms clsicas de la metafsica: el devenir y lo permanente, lo particular y lo universal, lo
accidental y lo esencial. La naturaleza humana ocupa el lugar de lo permanente, lo
universal y lo esencial. Y las costumbres o culturas, el lugar de lo cambiante, lo
particular y lo accidental. El ser sujeto de derechos es concebido como un atributo
intrnseco a la universal naturaleza humana. La identidad ciudadana es parte de
nuestra identidad primaria, es anterior a sus manifestaciones particulares. Es algo as
como una identidad esencial, metafsica, universal y permanente, en la que todos
podemos y debemos reconocernos como iguales en el plano ontolgico a pesar de las
desigualdades realmente existentes.
La principal deficiencia de la teora ilustrada de las libertades civiles y de las libertades
polticas es la concepcin de la autonoma que subyace a ellas. La autonoma es
pensada como el acto de un sujeto desenraizado que no reconoce inter-sujetos en la
constitucin de su subjetividad. El sujeto de los derechos del que nos habla la
Ilustraciones es un sujeto sin sexo, sin gnero y sin cultura: es un sujeto abstracto. Un
sujeto sin singularidades, un sujeto que no existe. Ignorar la pertinencia a un thos es
la condicin de la ciudadana. Como si entre la pertinencia comunitaria y el ejercicio de
la ciudadana hubiera una insalvable contradiccin. Desde la interpretacin ilustrada de
los derechos humanos mientras menos conservemos el espritu comunitario de nuestra
cultura de pertenencia primaria, ms ciudadano seremos. La identidad ciudadana
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ilustrada es una identidad cosmopolita labrada desde las categoras del pensamiento
liberal del siglo XVIII. Presupone el desarraigo, es para individuos desvinculados,
indiferenciados. Es para entes abstractos, para identidades sin historia.
En sntesis, podemos afirmar que la concepcin ilustrada de la ciudadana posee dosproblemas:
1. Se basa en una metafsica dualista, pre-crtica, carente de concienciahistrica.
2. Se estructura para un sujeto descontextualizado, sin cultura, sin thos, singnero y sin historia singular.
La ciudadana no es una condicin a-histrica: depende de los contextos. Las leyes,
normas, reglamentos, certificaciones, no traen como consecuencia inmediata la
actuacin de los derechos. Generan espacios de lucha por el reconocimiento que
deben ser adecuadamente aprovechados. Para ello es muy importante generar
culturas ciudadanas de la participacin poltica enraizadas en los mundos vitales y en
las culturas propias de la gente. Generar valoraciones, hbitos colectivos, estilos de
argumentacin racional y saberes prcticos sin los cuales los espacios pblicos de
deliberacin social no son debidamente aprovechados.
Frente a la concepcin liberal clsica de la ciudadana indiferenciada, debemos
entender que entre ciudadana y diversidad no hay ruptura, que el ejercicio de la
ciudadana no involucra la renuncia a la pertenencia comunitaria y que, en este
sentido, los derechos comunitarios no introducen necesariamente limitaciones
injustificadas al ejercicio de los derechos individuales. Decir que la diferencia es
inherente a la ciudadana, o que la ciudadana es por esencia diferenciada, es decir
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que entre los derechos individuales y los derechos colectivos no hay exclusin. Muy
por el contrario, son derechos interconectados y complementarios.
Aunque la reflexin en la que me he basado se refiere a diversidades tnicas y hasta
nacionales desde las que debe construirse una ciudadana intercultural, soy de la
impresin de que dicha reflexin guarda alguna relacin con la diversidad cultural que
encontramos en la Universidad. Es decir, que convivimos con muy variadas culturas o
formas de entender y vivir la propia universidad. De ah que la ciudadana intercultural o
las diversas maneras de ser ciudadano que son necesarias en lugares como el Per (al
que se refiere Fidel Tubino), tambin son pertinentes a la hora de reflexionar sobre una
ciudadana universitaria en nuestra Institucin. sta ltima tambin debe ser plural e
intercultural
La Universidad: derechos y responsabilidades
Concibo a la Universidad como un espacio o terreno muy especial, el que debe ser
propicio para la re-evaluacin permanente de las normas, reglas o, tal vez mejor an,
de los entendidos que van a servir de base o fundamento para la convivencia
comunitaria en ella. Dichos entendidos deber ser, en todo momento, el producto de
profundos procesos de reflexin, deliberacin e implantacin de estrategias
participativas que utilicen y promuevan la convivencia democrtica. Es decir, el ms
pleno ejercicio de la ciudadana universitaria.
Este espacio o terreno tiene unas caractersticas y una idiosincrasia muy particulares,
es decir, una identidad propia. Como deca Nilita Vients Gastn, es el terreno de la
crtica y de la disidencia. Sobre todo, en lo que respecta a su propio funcionamiento,
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filosofa, responsabilidad, misin y razn de ser. Aqu coincidimos con Derrida cuando
afirma:
La universidad moderna debera ser sin condicin. Esta universidad pretende
y debera verse reconocer, en principio, adems de lo que se llama la libertad
acadmica, una libertad incondicional de interrogacin y de proposicin, e incluso, an
ms, el derecho de decir pblicamente todo lo que una investigacin, un saber y un
pensamiento de la verdad exigen. Por ms enigmtica que permanezca, la referencia
a la verdad sigue siendo bastante fundamental por sta encontrarse, con la luz (Lux),
sobre las insignias simblicas de ms de una universidad. La universidad hace de la
verdad su profesin. Declara y promete un compromiso sin lmite para con la verdad.
(Derrida, 2002, p. 17).
Ms adelante en el mismo escrito Derrida encuentra necesario precisar que, ycito:
Esa universidad sin condicin no existe, de hecho, lo sabemos demasiado. Pero
debera, sin embargo, en principio y conforme a su vocacin declarada, a su esencia
profesada, seguir siendo un ltimo lugar de resistencia crtica y ms que crtica- a
todos los poderes de apropiacin dogmticos e injustos. Cuando digo ms que
crtica, sobre entiendo de-constructiva (porqu no decirlo directamente y sin perder
tiempo?). Me refiero al derecho a la de-construccin como derecho incondicional de
hacerle preguntas crticas no slo a la historia del concepto del hombre, sino a la
historia misma de la nocin de crtica, a la forma y a la autoridad de la pregunta, a la
forma interrogativa del pensamiento. (Derrida, 2002, p. 19).
A la propia nocin y razn de ser de la universidad, podramos aadir. As, tendramos
una Universidad auto-crtica y tal vez hasta de-constructiva. Muy pocas, o tal vez
ninguna otra institucin social comparte esta particularidad. De ah que la convivencia
en ella implica tambin el ejercicio de unos derechos, no concedidos por otros (o por lo
menos no principalmente), sino consensuados y en permanente re-construccin; as
como la manera en que asumimos nuestras responsabilidades, individuales y
colectivas.
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La participacin ciudadana y el gobierno democrtico que sta podra hacer posible
requieren de una cultura poltica intercultural y una tica de la responsabilidad
compartida que es preciso construir en el da a da, de la convivencia universitaria.
Para que los canales institucionalizados de participacin y deliberacin pblica
funcionen adecuadamente se requiere desarrollar hbitos sociales de participacin
ciudadana. Se requiere la formacin de una cultura poltica pblica que sea
transcultural, es decir, que incorpore y no censure las diversas maneras culturalmente
diferenciadas de entender lo que es y lo que debe ser la propia Universidad.. (Tubino,
2006, pp. 4-5)
La Universidad debe convertirse en laboratorio de participacin ciudadana, en un lugar
en el que sea algo cotidiano el aprendizaje de los hbitos definitorios de esa idea de
tomar parte en la vida de la comunidad. El construir espacios dialgicos y
democrticos en los salones, los pasillos, los anfiteatros, las cafeteras, las reuniones
(donde quiera que ellas se efecten) es un imperativo fundamental de la ciudadana
universitaria.
Debemos procurar que en todos los espacios universitarios los miembros de nuestra
comunidad convivan (y no slo estn), compartan (y no slo recelen), cooperen (y no
slo compitan), disientan (y no slo consientan), discrepen (y no slo callen), discutan
(y no slo escuchen), confronten (y no slo comparen), negocien (y no slo acepten),
consensen (y no slo impongan). De esa forma podremos ir aprendiendo a negociar y
a decidir juntos, y no slo a asumir individualmente las decisiones tomadas por otros.
(Martn, s/f, p.9).
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Si logramos que las diferencias (de todo tipo) puedan expresarse sin que se diluyan ni
impliquen aislamiento u oposicin, estaramos desarrollando nuevas formas de
construir las identidades que no se fundan en lo que diferencia a un grupo de otro, sino
tambin en la hibridacin, la pertenencia simultanea a mundos diversos como puntos
de encuentro de las relaciones interculturales. (Fuller, s/f, p. 4). La Universidad debe
estar comprometida en todo momento con democratizar los espacios pblicos,
descolonizndolos de las leyes del mercado, hacindolos inclusivos de la diversidad
cultural. Debemos alejarnos de las concepciones de ciudadana excluyentes y
homogeneizadoras, abriendo el camino para una ciudadana intercultural y
democrtica.
Hacia una universidad de ciudadanos
Soy de la impresin de que para que la Universidad pueda asumir plenamente su
funcin social debe fortalecer una educacin que a la vez que nos pone en contacto
con los procesos histricos de produccin de conocimientos y nos interesa por el
acervo cultural de la humanidad; nos presenta las limitaciones y consecuencias de
estos procesos y se ubica en el plano del pensamiento complejo y la
transdisciplinariedad. Esto implica una reorganizacin y reorientacin en las
estructuras organizacionales que necesariamente va a romper con los espacios en
cierta medida tribales en que hemos convertido a los departamentos y las facultades.
Es decir, se precisa de un cambio cultural profundo en la manera en que nos ubicamos
en la Universidad, en los espacios de convivencia tradicionales.
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Teniendo presente que la educacin universitaria se propone potenciar nuestras
capacidades de innovacin e invencin a la hora de atender situaciones concretas o
hipotticas, debemos buscar nuevas maneras de abordar las problemticas actuales y
sobre todo futuras del pas y del mundo. Nunca nos debemos conformar con
acoplarnos a lo que hay. Todo lo contrario, la universidad debe propiciar que se
despierten las utopas y ayudarnos a ser capaces de soar un pas mejor en un mundo
mejor. En ese sentido, no tendramos problemas con re-inventar nuestros espacios de
convivencia (departamentos, facultades, etc.), para que ayuden a potenciar el
desarrollo del intelecto sin ataduras cannicas u organizaciones convencionales del
saber (disciplinas) y las estructuras que las cobijan y encuadran (departamentos).
Por otro lado, el ejercicio de la ciudadana universitaria que propongo requiere romper
con la dicotoma adentro/afuera que unas veces implica atrincheramientos y otras
veces subordinacin. La Universidad est dentro de la sociedad y como tal debe
comportarse. No podemos olvidar que los estudiantes y docentes de adentro vivimos,
sentimos y padecemos afuera. Es decir, no podemos posicionarnos exclusivamente
en ninguna de las dos coordenadas. La ciudana universitaria no reconoce tal dicotoma
pues apela ms bien a la re-vinculacin holstica de todo con lo que nos relacionamos,
siempre reconociendo su complejidad. De lo que se trata es de develar puentes,
establecer redes y re-potenciar la solidaridad, tanto como prctica pedaggica, como
valor social cada vez ms necesario para la convivencia democrtica y pacfica. Es
decir, para una reconstruccin y re-humanizacin de la sociedad partiendo de un ser
humano comprometido consigo mismo y con su entorno. O sea, un ciudadano integral
y pleno que con su prctica y su teora va haciendo camino al andar. Eso no quiere
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decir que no reconozcamos las particularidades de cada espacio. Lo que debemos
tener presente es que no hay fronteras impermeables, sino ms bien lmites porosos y
siempre en re-construccin.
Conclusin
Debemos profundizar en la nocin de Universidad como un lugar privilegiado desde el
que se suea con una nueva Universidad en un nuevo Pas, en un nuevo Planeta;
desde el que se debate permanentemente la Universidad, el pas y el mundo que
queremos versus la Universidad, el pas y el mundo que hay, De ah que el ejerci
pleno de la ciudadana universitaria nos convoca a propiciar un debate permanente que
problematice y cuestione la institucionalizacin y mercantilizacin de los saberes en la
Universidad y en la sociedad; y que proponga visiones diversas y alternativas en torno
al pas, la regin y el mundo. El nuevo currculum debe ayudar a cristalizar la idea de
que la universidad no es un mero reflejo de su entorno, sino que es un dnamo que
genera propuestas para la transformacin continua de la sociedad.
Como ya haba adelantado, la universidad es para mi un terreno o espacio particular
desde el que miramos la sociedad y, por tanto, desde el que nos miramos a nosotros
mismos. Es esa instancia de desarrollo humano que nos puede ayudar, a profesores,
estudiantes y otros funcionarios, a ubicarnos como actores sociales en todo el teatro de
la vida. Esto, en tensin y lucha abierta o encubierta, con un aparato publicitario que
continuamente nos obliga a ser espectadores de nuestra propia vida.
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La Universidad debe tambin propiciar, adems del encuentro y cuestionamiento de
unos saberes disciplinados, un reencuentro con nuestro entorno, con la naturaleza
(Collett & Karakashian, 1996). Debe ayudarnos a reconocer que junto al logos (razn)
est el Eros (vida y pasin), el patos (afectividad y sensibilidad) y el daimon (la voz
interior de la naturaleza) (Boff, 1996, p. 26). La Educacin universitaria debe servir
para tender puentes (integracin del conocimiento) entre todas las formas de vida y
debe servirnos para identificar un lugar o punto de partida (especialidad?) desde el
que miremos hacia todos lados y que nos ayude a adentrarnos en lo que creemos ver,
dudando siempre de su existencia. Pero adems, debe ayudarnos a entender la
relacin problemtica que existe entre ese lugar (la parte) y todo lo que nos rodea (el
todo), y que la relacin que establecemos es un ir y venir, a especie de bucles
recursivos, como ha dicho Morin.
La ciudadana universitaria es ante todo una ciudadana del intelecto. Como tal,
participa activamente de la continua reconstruccin del lugar ms propicio para
potenciar nuestras capacidades intelectuales, afectivas, estticas. Para dicha
reconstruccin se precisa de una continuada evaluacin crtica colectiva de las
instancias y estructuras universitarias que se supone respalda tal potenciamiento (el
mbito administrativo, la planta fsica, etc.), pero que en la prctica lo que parecen
hacer es sabotearlo. A partir de ese entendimiento nos proponemos transformarlos,
ms que ocuparlos, sin obviar que tal vez sea necesario ocuparlos para transformarlos,
siempre asumiendo que estos espacios tambin constituyen una especie de fuerza
gravitacional que empuja hacia abajo y que ha dejado atrapados a muchos que se
ubicaron en ellos pretendiendo cambiarlos. Tal vez no lo lograron por falta del
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concurso de las voluntades que se requieren para lograr transformaciones. Es decir,
por falta de una ciudadana universitaria ms madura y por tanto ms activa.