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Revista de Arte y Literatura
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NÚMERO 3 AÑO 2 ABRIL 2012
"Los grandes poetas no necesitan un lector indulgente: agradan a cualquiera por difícil que sea de complacer."
OVIDIO
Año 2 Número 3
Ciclos
No era una niña, era un jardín; manchas coloridas sobre la tierra,
fragancia derramada en las esquinas, lozanos pétalos, cristales de luz,
campanas bamboleadas por el viento, cabellos de raíz.
No era un jardín, era una mujer;
delicada, perfumada y con forma. Plantada con sus hojas abiertas,
sus bulbos en ofrendas al sol. Cuando pasaba el aire cerca de ella
contenía su respiración.
No era una mujer, era una flor; un óleo, una estela, una caricia.
Inundaba el espacio su aromada presencia, el vástago sostenía su belleza sin pudor
arrancando exhalación, a su débil naturaleza.
No era una flor, era una espiga; una corola desprendiéndose en el tiempo, desgranando la esencia sobre una mesa, derramando el color, exprimiendo la vida,
olvidando su perfil.
No era una espiga, era una niña.
ANOUNA
Petición
Dame tu mano sostenme mientras estoy en la oscuridad mas cuando llegue la luz te pido... No me sueltes
ANOUNA
Desafinada composición
Este piano que se parte entre mis dedos, desafina el corazón de mis oídos,
con notas tan altas como bajas son las ramas del sauce, llorando con sonidos que parecen llagas.
Me quedo contemplando esta mañana,
como las notas se pierden bajo una puerta y la canción regresa tan vacía
trayendo eco de tu ventana cerrada.
¿Cómo entonaré la canción del amor olvido? que a más olvido (amor) me trae en estas teclas.
No desafine este piano en mis manos, ni clavicordio viejo se lleve tu recuerdo.
Me pierdo para encontrarte,
Sobre la música está tu boca compartida. ¿Cómo festejo a la vida que muere sin escucharse?
Silencio que entra por mis sentidos. Te llamo ¿Me oyes con mi voz entre tus dedos?
¿Escuchas la musicalidad de mis latidos? Repartidos como piano sin acordes que te hablan;
no me pidas que hoy componga una canción.
Mis dedos desafinan el piano, mi amor olvida las notas bajo la puerta
una música muda canta fuerte; tu nombre digo, mi nombre pierdes.
Un sauce de ramas rotas llora mi pena, mi piano muere. Tu cara olvido, un eco vuelve,
música suena, mi corazón desafina, nota muerta, sauce sin llanto.
ANOUNA: http://aunonapeka.blogspot.com/
Virgilio Piñera
(Cárdenas, 1912 - La Habana, 1979) Poeta, narrador y dramaturgo cubano
considerado uno de los autores más originales e independientes de la literatura de
la isla, a veces catalogado como integrante de la "literatura del absurdo".
Su vida estuvo marcada por numerosos viajes, sobre todo a Buenos Aires, donde
vivió una larga temporada, entre 1946 y 1958. En una primera etapa colaboró en
publicaciones cubanas como la revista Orígenes, de gran trascendencia en el
panorama literario insular, ya que en su entorno figuraron escritores como J. Lezama Lima y C. Vitier, con quien Piñera mantuvo más de una polémica.
Su relación con Argentina se inició en 1943, a través de una singular
correspondencia con el director de Papeles de Buenos Aires, A. de Obieta, hijo de
Macedonio Fernández, a quien solicitó colaborar en su revista, a partir de lo cual
se relacionó con el grupo de escritores argentinos liderados por Macedonio, que
incluía a J. L. Borges. De regreso a La Habana, en vísperas de la Revolución, asistió allí al estreno de algunas de sus obras teatrales y colaboró en La Gaceta de
Cuba.
Maestro en el arte de jugar con el absurdo, también como poeta se forjó un
merecido reconocimiento con obras como Las Furias (1941) o La isla en peso
(1943), cuya singularidad se hizo evidente en La vida entera (1968), el libro que
resume y antologa los temas constantes de su obra. Su lírica se hizo un lugar en
las letras hispanoamericanas como una exploración inédita del inconsciente y de sus posibilidades formales, búsqueda que mantuvo en los restantes géneros que
frecuentó.
Virgilio Piñera
Natación
He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el
agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la
misma razón se está ahogando de antemano. También se evita que tengan
que pescarnos a la luz de un farol o en la claridad deslumbrante de un
hermoso día. Por último, la ausencia de agua evitará que nos hinchemos.
No voy a negar que nadar en seco tiene algo de agónico. A primera vista se
pensaría en los estertores de la muerte. Sin embargo, eso tiene de distinto
con ella: que al par que se agoniza uno está bien vivo, bien alerta,
escuchando la música que entra por la ventana y mirando el gusano que se
arrastra por el suelo.
Al principio mis amigos censuraron esta decisión. Se hurtaban a mis miradas
y sollozaban en los rincones. Felizmente, ya pasó la crisis. Ahora saben que
me siento cómodo nadando en seco. De vez en cuando hundo mis manos en
las losas de mármol y les entrego un pececillo que atrapo en las
profundidades submarinas.
Virgilio Piñera
EN EL INSOMNIO
EL hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es
lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco.
Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta.
Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo
le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome
una taza de tilo y apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a
levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el
hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de
los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es
una cosa muy persistente.
El INFIERNO
Cuando somos niños, el infierno es nada más que el nombre del diablo puesto en la boca
de nuestros padres. Después, esa noción se complica, y entonces nos revolcamos en el
lecho, en las interminables noches de la adolescencia, tratando de apagar las llamas que
nos queman - ¡las llamas de la imaginación! -. Más tarde, cuando ya no nos miramos en
los espejos porque nuestras caras empiezan a parecerse a la del diablo, la noción del
infierno se resuelve en un temor intelectual, de manera que para escapar a tanta angustia
nos ponemos a describirlo. Ya en la vejez, el infierno se encuentra tan a mano que lo
aceptamos como un mal necesario y hasta dejamos ver nuestra ansiedad por sufrirlo. Más
tarde aún (y ahora sí estamos en sus llamas), mientras nos quemamos, empezamos a
entrever que acaso podríamos aclimatarnos. Pasados mil años, un diablo nos pregunta con
cara de circunstancia si sufrimos todavía. Le contestamos que la parte de rutina es mucho
mayor que la parte de sufrimiento. Por fin llega el día en que podríamos abandonar el
infierno, pero enérgicamente rechazamos tal ofrecimiento, pues ¿quién renuncia a una
querida costumbre?
Virgilio Piñera
EL VIAJE
Tengo cuarenta años. A esta edad, cualquier resolución que se tome es válida. He
decidido viajar sin descanso hasta que la muerte me llame. No saldré del país, esto no
tendría objeto. Tenemos una buena carretera con varios cientos de kilómetros. El paisaje, a uno y otro lado del camino, es encantador. Como las distancias entre ciudades y pueblos
son relativamente cortas, no me veré precisado a pernoctar en el camino. Quiero aclarar
esto: el mío no va a ser un viaje precipitado. Yo quiero disponer todo de manera que pueda bajar en cierto punto del camino para comer y hacer las demás necesidades
naturales. Como tengo mucho dinero, todo marchará sobre ruedas...
A propósito de ruedas, voy a hacer este viaje en un cochecito de niños. Lo empujará una niñera. Calculando que una niñera pasea a su crío por el parque unas veinte cuadras sin
mostrar señales de agotamiento, he apostado en una carretera, que tiene mil kilómetros,
a mil niñeras, calculando que veinte cuadras, de cincuenta metros cada una, hacen un kilómetro. Cada una de estas niñeras, no vestidas de niñeras sino de choferes, empuja el
cochecito a una velocidad moderada. Cuando se cumplen sus mil metros, entrega el coche
a la niñera apostada en los próximos mil metros, me saluda con respeto y se aleja. Al principio, la gente se agolpaba en la carretera para verme pasar. He tenido que escuchar
toda clase de comentarios. Pero ahora (hace ya sus buenos cinco años que ruedo por el
camino) ya no se ocupan de mí; he acabado por ser, como el sol para los salvajes, un
fenómeno natural...
Como me encanta el violín, he comprado otro cochecito en el que toma asiento el célebre
violinista X; me deleita con sus melodías sublimes. Cuando esto ocurre, escalono en la
carretera a diez niñeras encargadas de empujar el cochecito del violinista. Sólo diez
niñeras, pues no resisto más de diez kilómetros de música. Por lo demás, todo marcha
sobre ruedas. Es verdad que a veces la estabilidad de mi cochecito es amenazada por
enormes camiones que pasan como centellas y hasta en cierta ocasión a la niñera de
turno la dejó semidesnuda una corriente de aire. Pequeños incidentes que en nada alteran
la decisión de la marcha vitalicia. Este viaje ha demostrado cuán equivocado estaba yo al
esperar algo de la ida. Este viaje es una revelación. Al mismo tiempo me he enterado de
que no era yo el único a quien se revelaban tales cosas. Ayer, al pasar por uno de los
tantos puentes situados en la carretera, he visto al famoso banquero Pepe sentado sobre
una cazuela que giraba lentamente impulsada por una cocinera. En la próxima bajada me
han dicho que Pepe, a semejanza mía, ha decidido pasar el resto de sus días viajando
circularmente. Para ello ha contratado los servicios de cientos de cocineras, que se
relevan cada media hora, teniendo en cuenta que una cocinera puede revolver, sin
fatigarse, un guiso durante ese lapso. El azar ha querido que siempre, en el momento de
pasar yo en mi cochecito, Pepe, girando en su cazuela, me dé la cara, lo cual nos obliga a
un saludo ceremonioso. Nuestras caras reflejan una evidente felicidad.
Virgilio Piñera
La isla en peso (fragmento)
La maldita circunstancia del agua por todas partes
me obliga a sentarme en la mesa del café.
Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer
hubiera podido dormir a pierna suelta.
Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar
doce personas morían en un cuarto por compresión.
Cuando a la madrugada la pordiosera resbala en el agua
en el preciso momento en que se lava uno de sus pezones,
me acostumbro al hedor del puerto,
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche a noche, al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
Una taza de café no puede alejar mi idea fija,
en otro tiempo yo vivía adánicamente.
¿Qué trajo la metamorfosis?
Escritora invitada de Verbo (des) nudo
Ío
Poeta española residente en Cantabria, cursó estudios de
informática.
Su poesía aparece en diversas revistas y páginas web y ha sido
traducida al catalán, al rumano y al portugués.
En el 2011 prologó el primer libro del poeta almeriense Perfecto
Herrera Ramos, incluyéndose en dicho prólogo un soneto de la
autora.
Ío escribe en su blog:
http://lasendadelarosadormida.blogspot.com/
Yo sostenía un hacha
Yo sostenía un hacha
le inclinaba hacia lo estrecho
del agua quieta
era pronto para hacer señales de humo
fotografiar las gotas soñando en el mar
donde las cabezas no piensan
ni saben de nada y juegan a romperse
chocando contra una pared llena de moscas
en el filo de un jardín a oscuras
baila el tajo sobre la retentiva
de un paisaje de musgo y escarcha
el sereno blande una luz pegajosa
para distraer los ojos
de alma unicelular
porque la muerte está segura en la grieta
del grito en la espalda
en el del mineral adjudicado al mejor postor
aquel de manos invisibles
entintadas de estaciones sombrías
donde los huesos no suben al tren
ni se bajan de la Luna.
Ío
Ciegos hacia la luz
La mujer sin tierra tiene bajo sus uñas tierra de otras latitudes.
Por la mañana, con su pala a cuestas
abre un ojo en la roca para atravesar los iris
del sucedáneo de la noche.
Cava con ahínco, hiende el azul en la lluvia,
y cuando las pupilas se encarnan
se vencen los paralelismos en las sondas versales.
Un clavo ardiendo en el ojo que mira,
ojo que te ve desde su cristalino lunar.
Y habrá palomas blancas
entre las olas del mar de nieve,
ciegos que corren hacia la luz.
Ío
Índigo
Entro a la arena de los números, todo está como antes
y la canción me acompaña página tras página
desde el principio.
Persiste algo, me sujeto a ella,
y el silencio de la boca se desliza hasta el vientre
con el rayo en un nervio.
De la lengua y en la metáfora de un acento,
un posesivo para seguir la caída
hasta el raso de la noche originada en los ojos
después de perder el sentido en todas las direcciones.
Ve a amalgamar sueños
Ve a amalgamar sueños
con acero y oro
con el salitre del mar
que se incrusta en tus ojos.
Ve distinto
muriendo cada vez que la marea
genere reflujo en tu cuerpo virtual.
Si el agua penetra en tu deseo,
deslízate, desnudo, sobre mí.
Ío
Jorge Luis Borges
Nacido en Buenos Aires, Argentina, el 24 de agosto de 1899, aprendió a hablar
inglés antes que español, y decidió a los seis años de edad que se dedicaría a
escribir. En 1914 se traslada junto a su familia a Ginebra, donde reside un par de años y escribe sus primeras letras en francés. Cinco años después cambia su
residencia a España, donde permanece por dos años antes de volver a Buenos
Aires. Allí comienza a escribir poemas, donde muestra su genialidad literaria,
experimentando distintas escuelas, y desembocando en la narrativa fantástica. En
los años 70 produce mucha polémica el hecho de que no se le haya otorgado a
Borges el Premio Nobel de Literatura. Finalmente, muere en Ginebra el 14 de junio de 1986.
Siempre imaginé que el Paraíso
sería algún tipo de biblioteca
Jorge Luis Borges
El puñal
En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado;
Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo
Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.
Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace
mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que
la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.
Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales;
los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de
algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y
los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca
sangre.
En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente
sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando
lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto
al homicida para quien lo crearon los hombres.
A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible o inocente
soberbia, y los años pasan, inútiles.
Jorge Luis Borges
La trama
Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de la estatua por los
impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de
Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú
también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve
siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es
agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con
mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas):
¡Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.
LOS ENIGMAS
Yo que soy el que ahora está cantando
seré mañana el misterioso, el muerto,
el morador de un mágico y desierto
orbe sin antes ni después ni cuándo.
Así afirma la mística. Me creo
indigno del Infierno o de la Gloria,
pero nada predigo. Nuestra historia
cambia como las formas de Proteo.
¿Qué errante laberinto, qué blancura
ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte?
Quiero beber su cristalino Olvido,
ser para siempre; pero no haber sido.
JORGE LUIS BORGES
Eva Magallanes
Nutriente
Preciosa carnalidad la de tu cuerpo
alcoba sagrada que se consagra
a mi precioso afán:
tomar de tu piel el alimento.
Preciosa levedad la de tu alma
dejas tu carne y tu hueso
en la hendidura honda del vacío
Y en esa láctea estela que me entregas
vences mi anhelo y lo arrebatas
imagino las huellas del amor
en el tibio arenal de mi esperanza
Eva Magallanes
Renuncio
Si la fosa que cavo no llega a tu médula renuncio, a la poesía por inútil, por su ceño miserable,
por atreverse a decir -con tu voz replegada... eso me basta-.
Eva Magallanes
Tragedia
La poesía se escribe en papel calco
la misma transpiración
una sola mano
las mismas piedras, los mismos astros
nada más que aquel lenguaje a gajos
deshilachado a perpetuidad.
Extática Persiste la lámpara el papel la silla el vaso coleccionadas cosas banales cosas autoretrat y terminan los tejidos riegan los jardines idean minutos los relojes y barren las veredas bailan los tilos en la plaza
hay un beso frente a la catedral
Entrevista al poeta Oscar Hahn
Por Carmen Troncoso
El Jueves 05 de Mayo de 2011, el poeta, Oscar Hahn, ensayista y crítico chileno, fue el ganador del
Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
Hahn es uno de los poetas más populares y mejor apreciados por la crítica en el continente: Es autor de
Arte de morir (1977), Versos robados (1996), Apariciones profanas (2001) En un abrir y cerrar de ojos (2006),
entre otras obras. Fue parte de la Generación de 1960, llamada Generación Trilce. Premio Alerce de la
Sociedad de Escritores de Chile, 1961, el Premio Municipal de Santiago y Premio Altazor, 2003. En el año 2006
se le concedió el VI Premio Casa de las Américas por su obra “En un abrir y cerrar de ojos”
El martes 10 de mayo, concurrí al GAM a la presentación de su último libro de poesía, “La Primera
Oscuridad”. Leyó ante un numeroso público, la mayoría de ellos muy jóvenes, varios de sus poemas más
famosos, y agradeció el merecido premio que le había sido otorgado. Al proponerle a Oscar Hahn, hacerle esta
entrevista, el acepto gentilmente. Yo tenía una idea bastante parcial y vaga de su persona, pero a medida que
fuimos conversando sobre distintos temas, apareció un maravilloso ser humano, sencillo, transparente, tranquilo
y muy jovial.
C.T. Este año ganaste un premio importante.
O.H. Sí, me dieron el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
C.T. La forma de relatar tu poesía como manifestación de la vida, la hace muy cercana a los lectores.
También tu obra ha sido traducida al alemán y al inglés, haciéndose muy conocida en otras
latitudes.
O.H. Parece que sí. He notado que mi poesía tiene una muy buena llegada entre los jóvenes. En estos
momentos todos mis libros están traducidos al inglés, uno por uno. Ahora mismo me acaba de llegar el
manuscrito de la traducción de mi último libro, que se llama La primera oscuridad. El próximo año va a
aparecer una antología mía en alemán.
Otra ya se publicó en Grecia. Poemas sueltos están traducidos a varios idiomas. Hay algunos poemas míos
traducidos al rumano. De hecho mi primer poema traducido a ese idioma la hizo mi querido y admirado
amigo Marin Sorescu. Es un poema que se llama “El Viviente”. La tuve alguna vez, pero ya no la tengo. A lo
mejor alguien la encuentra por ahí.
C.T. Has estado mucho tiempo afuera de Chile, al volver ¿te sentiste un poco desenraizado?
O.H. Totalmente. He estado casi cuarenta años fuera de Chile y es muchísimo tiempo para cualquiera
persona. Yo llego a Chile y me siento alienado. Mis amigos de antaño, excepto un puñado, ya no están aquí.
Conozco a muy poca gente. A veces me siento como un extranjero en mi patria, aunque reconozco que no lo
paso mal. Poco a poco me voy reencontrando con mis raíces. Lo positivo es que estoy empezando a ganar
nuevos amigos.
C.T. En 1973 te detuvieron. ¿Qué estabas haciendo cuando fue el Golpe Militar aquí en Chile?
O.H. Estaba haciendo clases en Arica, en una sede que la Universidad de Chile tenía allí. Ya llevaba diez
años en esa ciudad cuando fue el Golpe Militar de 1973. Yo tenía muchos amigos que eran de izquierda y
otros que eran poetas. Los militares nos acusaron de ser subversivos y tomaron presos a varios, yo entre
ellos. Estuve en la cárcel de Arica durante diez días, después intervinieron unos familiares influyentes y me
soltaron, pero me tuve que ir del país al año siguiente, porque para mí era peligroso seguir en Chile.
C.T. Un fuerte elemento de cambio, se produjo en 1973, donde todo el mundo iba en una dirección y
de repente dieron una vuelta y se fueron todos para otro lado.
O.H. En el último libro mío, que salió este año, que se llama La primera oscuridad, hay un poema que habla
de lo que ocurrió en el Golpe Militar del 73, como si fuera el apocalipsis. Se llama “Revelación”. Revelación
es uno de los nombres que tenía el Apocalipsis, en el sentido de revelar algo. Alude a la visión que
tuvo San Juan. Para los chilenos hubo un cambio brutal en septiembre de 1973. Miles de compatriotas
salieron al exilio, yo entre ellos. Muchos fueron encarcelados y asesinados por la dictadura del general
Pinochet y su Junta Militar.
C.T. Hay un libro tuyo que se llama Mal de Amor, que es muy lindo.
O.H. Ese fue el único libro de poemas que fue prohibido por la Junta Militar estando impreso y distribuido
en las librerías.
C.T. Curioso. ¿Por qué lo prohibieron?
O.H. No se sabe. Nunca lo revelaron. Es incomprensible, porque sólo eran poemas de amor. Cuando el
editor fue al Ministerio del Interior a preguntar por qué lo habían prohibido, le dijeron algo que no se me
olvidó nunca: “Nosotros no damos explicaciones, damos órdenes”.
C.T. ¿Cómo ves en Chile, en este minuto a las generaciones que están creando, los colectivos poéticos
por ejemplo?
O.H. Bueno, hay de todo, hay gente muy valiosa y muy esforzada en los colectivos y hay otros que andan
más preocupados de la figuración,
de los premios y de la vida social en torno a la literatura, en vez de preocuparse de la creación, que es lo
que deberían hacer.
C.T. ¿Cuál es, en tu perspectiva, la relación entre la creación poética y los problemas de la sociedad?
O.H. Los problemas de la sociedad deben ser denunciados por los movimientos sociales y resueltos por los
políticos. Los poetas, en cuanto ciudadanos, tienen las mismas obligaciones que los demás. Ahora, si les
nace desde adentro, pueden hacerse eco de esos problemas en sus poemas, pero no tienen que sentirse
obligados a hacerlo. La protesta contra la guerra es una temática permanente en mi poesía. La realizo
porque surge de una necesidad interior y no porque alguien me la imponga. Se origina en una conciencia
ética y no está relacionada con ninguna posición política en particular.
CT. ¿Encuentras que hoy hay más facilidades para los poetas?
O.H. Sin duda. Ahí están todas las herramientas y páginas que proporciona Internet. Los poetas jóvenes y
no tan jóvenes pueden hacer llegar sus poemas a miles de personas. Antes esa difusión era imposible. Si tú
no te conseguías una editorial que te apoyara o si no pagabas por la publicación, no llegabas a ninguna
parte. A lo más podías hacer copias a roneo para unas cincuenta personas, pero ahora el poeta se arma
una página o un blog y entra en contacto con muchos blogueros no sólo de su país, sino también del
extranjero.
C.T. Si tuvieras que seleccionar algún poema, de esta última época, ¿Cuál sería tu favorito?
Uno de mis preferidos está en La primera oscuridad. En ese libro hay un poema que a mí me llama la
atención y que se llama “Cosas que se escuchan”. Tiene algo inquietante y fantasmal.
C.T. Desde tu punto de vista ¿Cuál es la orientación estética de tu poesía?
OH. He descrito mi poesía como “pluralista”, en el sentido de que en ella converge una pluralidad de
estéticas. Tomo un poco de diversas tendencias, por muy contradictorias que sean entre ellas, por ejemplo,
en un mismo libro mío se pueden encontrar poemas de cuño medieval junto con otros que son barrocos, y
también poemas que usan el lenguaje coloquial junto a textos que emplean una dicción más literaria. No
me matriculo con ninguna ars poética en particular.
COSAS QUE SE ESCUCHAN
Qué extraño es sentir el sonido de la lluvia cuando no está lloviendo mirar por la ventana las calles secas y sentir el sonido incesante de la lluvia Ahora escucho el crujido de una silla mecedora Alguien teje alguien se para alguien entra con unas tazas de té alguien hace ruido con la vajilla Qué extraño es sentir el quejido de una silla mecedora cuando nadie se está moviendo el tintinear de la vajilla cuando nadie está poniendo la mesa la algarabía de los invitados cuando las sillas están vacías y el sonido de la lluvia el persistente sonido de la lluvia cuando no está lloviendo
Oscar Hahn
CAMPAMENTO DE VERANO
Se fue desnudando pétalo a pétalo hasta quedar vestida sólo de hermosura Escuchó el susurro del ansioso abejorro entrando al campamento montando en su moto Entonces en el saco de dormir la corola mojada la descarga del polen el sabor a miel
¿Por qué escribe usted?
Porque el fantasma porque ayer porque hoy:
porque mañana porque sí porque no Porque el principio porque la bestia porque el fin:
porque la bomba porque el medio porque el jardín
Porque Góngora porque la tierra porque el sol: porque San Juan porque la luna porque Rimbaud Porque el claro porque la sangre porque el papel:
porque la carne porque la tinta porque la piel
Porque la noche porque me odio porque la luz: porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed
porque el amor porque el grito porque no sé Porque la muerte porque apenas porque más porque algún día porque todos porque quizás
ROCÍO L’AMAR.
Concepción, Chile.
Poeta,narradora, guionista,gestora, difusora y
productora cultural en la Región del Bío Bío,
miembro de la Sociedad de Escritores de Chile.
Ha creado los concursos literarios "Dolores Pincheira" y "Alfonso Alcalde". Obtiene la Primera beca
para Escritores Nacionales en 1994, en la región del Bío Bío. El FONDART Nacional la premia en 1997
con la obra poética bilingüe en mapudungún y español “Yo te saludo Mapu”.
Tiene publicados entre otros los libros:
SONATA INCONCLUSA EN NOVILUNIO/ POESÍA/ 1992
YO TE SALUDO MAPU/ POESÍA/ 1999
Su poesía la pueden encontrar en su blog:
http://misspubis64.blogspot.com
MUTISMO
y de mí nadie dice nada si elijo echarme como un pez a lo largo del bermellón más oscuro ensalivada por mis propias fieras rezongando enronqueciendo porque suceda alguna cosa s o y un abrazo que se desangra en el poema viajo hacia usted como una hoja elíptica presto humedad al sonsonete de los labios sin embargo la tarde flaquea otra vez en acertijos expatriada a espaldas del tragaluz sujeta a lo que ni siquiera ato entre insostenibles mutismos y discreción nadie dice nada.
ROCÍO L’AMAR
DEDOS
en un principio fue la urgencia que oprimió el estómago un dedo pulgar en un espacio cierto como viejo camarada otro hurga pero otra cosa es el magma de una herida abierta en derrame perpetuo la noche es un animal que calla como si fuera común tan común la palabra cortada en dos para que el hombre se coma la noche para que la noche se coma los hijos de la muerte para que la muerte escriba con dedos violáceos permíteme decir que faltaron palabras en mi boca
Una pregunta
es un poema que le haces al destino
ROCÍO L’AMAR
Z O O M
libélula liberta libo el ajetreo de la vida que éntrame en hiladísimas cenizas desbordándose toda bajo la cejuela el que salí a buscar me aventaja mientras sigo y sigo mordisqueando una insufrible ansiedad y ya no queda más que un último zoom herrumbroso por cierto pobre niña mía es una salvaje calva de pestañas y cuello huesudo exageradamente atroz como la distancia seguro dejaron de oírse el juego de sombras en mi cráneo cada una fantasea con mi blanquinoso cadáver o acaso soy y o
ROCÍO L’AMAR
Soy aquella palabra
Como árbol incrustado en tierra
o musgo adherido a la piedra,
resisto las distancias, los puentes sin destino.
Soy la palabra entrampada entre vientos y mareas.
Soy el mensaje en busca de un destino.
Mas las voces, murmullos y sonidos
quiebran mi propósito, abandono la batalla.
Derrotada, me refugio en el silencio.
Mafalda Migliaro
En Sepia
Desvela el alma -dicen-
intercepta la mirada y el rictus de la boca
donde una vez se posara una sonrisa.
Un flash acaricia las huellas del tiempo
y captura el momento,
se queda.
Te miro en el recuerdo,
en aquel marco vacío,
imagen en sepia,
luego, cierro suavemente la puerta.
Mafalda Migliaro
Verbo (des) nudo
Año 2. Número 3
Santiago de Chile
Abril 2012
© Todos los derechos reservados.
ISSN 0719-1626
Coordinación: Mafalda Migliaro
Edición y dirección: Fidel Ginoris
©Editorial Verbodesnudo
Email: [email protected]
De los diversos instrumentos inventados por el
hombre, el más asombroso es el libro; todos los
demás son extensiones de su cuerpo…. Sólo el libro
es una extensión de la imaginación y la memoria.
Que otros se jacten de las páginas que han
escrito; a mí me enorgullecen las que he leído.
Jorge Luis Borges